TAREA #9hecha [PDF]

  • 0 0 0
  • Gefällt Ihnen dieses papier und der download? Sie können Ihre eigene PDF-Datei in wenigen Minuten kostenlos online veröffentlichen! Anmelden
Datei wird geladen, bitte warten...
Zitiervorschau

TAREA N° 09 BELLAS PINTURAS

EL PRESENTE TRABAJO DEBERÁS PRESENTARLO O SUBIRLO EN FORMATO PDF Y EN HOJAS A4, HASTA DOMINGO 09 MAYO 2021 20 HORAS. I.

DETALLA SOBRE EL DIBUJO “LA MONA LISA”. SUS DESCRIPCIONES ESPECIALES (3-4 Pág.). AGREGA LA IMAGEN.

Cuadro Mona Lisa o La Gioconda de Leonardo da Vinci La Mona Lisa, también conocida como La Gioconda, es una obra del Renacimiento pintada por artista multifacético Leonardo da Vinci. El cuadro fue pintado entre los años 1503 y 1506 y, hoy por hoy, es uno de los más importantes símbolos de la cultura occidental. Se encuentra actualmente en el Museo del Louvre en París, Francia.

Leonardo da Vinci: Mona Lisa o Gioconda. Óleo sobre tabla. Medidas: 77 x 53 cm. 1503-1506.

La Mona Lisa es considerada la pintura más famosa del mundo. Pocas obras han pasado por tanto escrutinio y estudio. Algunas de las razones que la hacen tan famosa son: •

El realismo extremo de Leonardo da Vinci al usar métodos matemáticos para medir las proporciones humanas,



La técnica única del sfumato que también transmite un realismo muy avanzado para la época,



La revolución que generó en las dimensiones y en las formas de retratar, considerada la base de todos los retratos occidentales,



La suma de los misterios de la pintura; desde la identidad de la modelo hasta el porqué Leonardo da Vinci nunca entregó el encargo.

Análisis de la Mona Lisa La Mona Lisa es una obra que pertenece al género del retrato pictórico. Este género fue impulsado en el Renacimiento y puede considerarse una verdadera revolución, pues expresa abiertamente el interés antropocéntrico de ese período. Ahora bien, ¿cuáles son las características de composición del famoso cuadro? Descripción y características Desde el punto de vista de la composición, la Mona Lisa es un retrato de medio cuerpo, o de tres cuartos, sobre un paisaje que se divide en dos atmósferas, una más fría (la superior) y otra más cálida con colores terrosos (la inferior). La postura de la mujer deriva de la “pirámide” usada para representar a las madonnas sentadas, es decir, que se trata de una geometrización triangular.

1. Composición triangular. 2. Detalle de las manos. 3. Detalle del velo sobre el rostro y paisaje al fondo.

Sus manos cruzadas forman la base de la forma piramidal. La luz aplicada al pecho y al cuello es la misma aplicada en las manos. El centro del cuadro es el pecho de la mujer y está alineado con el ojo izquierdo y los dedos de la mano derecha. Esto acentúa la presencia del personaje en la composición. Su brazo izquierdo está cómodamente apoyado en el brazo del sillón y está cruzado por el brazo derecho. La posición de los brazos junto con el del sillón transmiten una distancia entre ella y el espectador. La cabeza está cubierta por un velo que simboliza la castidad, frecuente en los retratos de esposa. También se atribuye el uso de este tipo de velo a las mujeres embarazadas o en período post-parto. No presenta joyas ni signos particulares de ostentación económica o de poder. La postura de la Mona Lisa indica serenidad y, junto con la mirada de soslayo, pero directa hacia el espectador, muestra el dominio de los sentimientos, cosa que normalmente no se atribuía a una mujer en aquel entonces. El rostro no tiene cejas. La expresión de la mujer en el cuadro es enigmática o ambigua. Esto se debe a que la mirada, el cuerpo y las manos están dirigidas a ángulos sutilmente diferentes, sumado a la ilusión que crea la técnica del sfumato. En el borde izquierdo de la pintura se ve la base de una columna insinuando que la mujer está sentada en una galería. El paisaje en segundo plano está pintado con una perspectiva aérea. El azul humoso y la perspectiva poco clara y difusa da a la composición una mayor profundidad. El paisaje de fondo muestra un cierto desequilibrio, ya que crea la ilusión de un paisaje que se divide en dos. Sin embargo, no existe una continuidad entre ambos. Pareciera que no hubiera correspondencia en términos de alturas y líneas. Técnica El cuadro La Gioconda está realizado en pintura al óleo sobre madera. Leonardo da Vinci aplicó en él la técnica del sfumato. Este consiste en superponer varias capas de pintura delicadas para suavizar o diluir los contornos de la figura y lograr la sensación de naturalidad y volumen, lo que permite percibir que las figuras se integran al resto de la composición. Gracias al sfumato, Leonardo consiguió perfeccionar la percepción de tridimensionalidad. Leonardo usa la técnica del sfumato para mostrar cómo la luz rebota de las superficies curvas, especialmente de la piel, dejándola lisa, suave y natural. La explicación sobre el misterio de la sonrisa y la mirada de la Mona Lisa deriva precisamente de la técnica del sfumato y la naturaleza de la visión humana.

En efecto, la visión directa del ser humano se enfoca en los detalles pero no en las sombras, en cambio, la visión periférica distingue más las sombras que los detalles. Al mirar a la Mona Lisa desde diferentes perspectivas, las capas finas y difuminadas de la técnica del sfumato hacen que de frente se vea una sonrisa casi inadvertida en comparación con la misteriosa sonrisa que aparece cuando se la ve de lado. Esto sucede porque de lado se proyecta más volumen a causa de las sombras creadas por las finas capas.

Significado de la Mona Lisa La expresión "Mona Lisa" significa 'señora Lisa'. Mona es un diminutivo del italiano madonna, y Lisa sería el nombre de la modelo identificada por Giorgio Vasari, pintor, arquitecto y escritor del renacimiento que publicó el libro Vida de los mejores arquitectos, pintores y escultores italianos, donde dio testimonio del cuadro. La identidad de la modelo Existen varias discusiones sobre la identidad de la modelo. En efecto, la teoría más aceptada es la del historiador Vasari del siglo XVI, quien dice que la mujer representada se trataría de Lisa Gherardini. ¿Y quién era Lisa Gherardini? Era la esposa de un mercader de sedas llamado Francesco del Giocondo. De hecho, el nombre alternativo La Gioconda, que significa "alegre" en español, hace referencia a su famosa sonrisa y al nombre de su esposo. Otra tesis plantean que la mujer retratada sería una "cierta dama florentina", según palabras de Leonardo, y que la pieza habría sido encargada por Juliano de Medicis. En ese caso, podría tratarse de una dama de renombre social. Sin embargo, de ser así, no se comprendería la duda sobre su identidad, ya que estaría plenamente identificada. La cosa se complica si tomamos en cuenta que los documentos contemporáneos que describen el cuadro pudieron referirse a versiones diferentes de La Gioconda. Es justamente la existencia de tales versiones uno de los factores que confiere a la pieza un contexto misterioso.

Las versiones de La Gioconda

Taller de Leonardo: Mona Lisa o Gioconda. 1503-1519. Óleo sobre tabla. 76,3 × 57 cm. Museo del Prado, Madrid.

La teoría más aceptada, por ser recogida en la obra de Vasari, refiere que el cuadro de La Gioconda habría sido encargado por el mercader Francesco del Giocondo. Leonardo lo habría comenzado a pintar hacia el año 1503. Sin embargo, cuando Vasari describe la obra apunta dos datos importantísimos: refiere la existencia de cejas e indica que el cuadro se encontraba inacabado. De la época de Leonardo existen dos versiones más del cuadro, llamadas Mona Lisa de Ilseworth y Mona Lisa del Museo del Prado. De esta última, se sabe que es una copia elaborada en el taller de Leonardo por uno de sus discípulos, probablemente Andrea Salai. Fue elaborada entre 1503 y 1519 aplicando la misma técnica y condiciones materiales: óleo sobre tabla de madera (de nogal), con unas medidas de 76,3 x 57 cm. Son visibles algunas diferencias de calidad, como la dificultad del sfumato. En cuanto a la Mona Lisa de Ilseworth, por mucho tiempo se creyó que se trataba de una falsificación, entre otras cosas porque está hecha sobre lienzo, a diferencia de la del Louvre y la del Prado. Sin embargo, estudios científicos recientes revelan que los pigmentos y materiales son de la misma época. ¿Será una versión del propio Leonardo? De hecho, ¿será la primera versión del cuadro?

. Atribuido a Leonardo: Mona Lisa de Ilseworth. 1503-1516. Óleo sobre lienzo. 84,5 cm × 64,5 cm. Colección privada, Suiza.

Las diferencias más evidentes con la clásica Gioconda son tres: •

la mujer, cuyo rostro tiene cejas más definidas, luce más joven;



se encuentra claramente enmarcada entre dos columnas y



el paisaje de fondo está inconcluso.

En caso de que haya sido hecha por Leonardo, podría tener sentido que fuera una primera versión, si consideramos la juventud de la modelo en comparación con la Gioconda del Louvre y en relación a los años que le tomó a Leonardo desarrollar el cuadro. La modelo parece ser la misma. Ante este último dato, surge la duda: ¿es posible que este cuadro haya sido una primera versión del retrato? ¿Podrá Leonardo haber hecho ambos retratos al mismo tiempo? Ya que Vasari habla de una Gioconda inconclusa con cejas, ¿habrá podido referirse a este o al que custodia el Louvre? Si Vasari se refería al del Louvre, ¿será, acaso, que las cejas de la Gioconda original fueron borradas accidentalmente durante algún proceso de mantenimiento o restauración? Estas preguntas aún sin respuesta satisfactoria son parte de los misterios en torno a la obra que han llamado la atención del mundo, pero... ¿son suficientes para explicar el extraordinario fenómeno de difusión del cuadro?

Historia del cuadro de la Mona Lisa La Gioconda fue elaborada por Leonardo entre 1503 y 1519. La tesis más aceptada sugiere que se trata de un encargo del mercader de telas Francesco del Giocondo. Como era común en el pintor renacentista, Leonardo nunca dio por concluido el cuadro, de manera que se negó a entregarlo y estuvo en su posesión hasta el final de sus días. Solo después de su muerte, o quizá poco antes de morir, el cuadro fue adquirido por el rey Francisco I de Francia en pleno siglo XVI, quien llegó a pagar doce mil francos por ella. Tras la muerte de Francisco I, la obra fue destinada a Fontainebleau, luego a París y, por último, a Versalles. Después de la Revolución francesa, al considerarla parte del tesoro del Estado francés, fue entregada a la custodia del Museo del Louvre en 1797. Ha permanecido en el museo del Louvre hasta hoy, excepto por tres interrupciones. La primera, cuando Napoleón la llevó a su alcoba (desde el año 1800 hasta 1804). La segunda, cuando fue robada del museo por Vicenzo Peruggia (desde 1911 hasta su devolución en 1914). Y la tercera, cuando se puso a resguardo en el castillo de Amboise durante la Segunda Guerra Mundia y, luego, en la abadía de Loc-Dieu.

Importancia de la Gioconda y su influencia en el arte El género del retrato pictórico de personalidades, tal como lo conocemos, tuvo lugar en el temprano Renacimiento, hacia el siglo XIV. Quiere decir que para el momento en que Leonardo pintó La Gioconda ya existía una tradición retratista más o menos consolidada y adecuada a unas ciertas convenciones. El modelo más común antes de la Mona Lisa centraba su atención en la representación del personaje hasta la mitad del torso, de manera que el rostro, la cabeza y los hombros, abarcaran toda la composición.

.

Sandro Botticelli: Retrato póstumo de Simonetta Vespucci. Óleo sobre tela. c. 1476-80.

El cuadro de la Mona Lisa pertenece al género del retrato renacentista, pero la forma en que Leonardo da Vinci lo pintó difiere en algunos aspectos de la tradición en que eran pintados los retratos de mujeres en esa época. La mujer mira directamente al espectador y le sonríe con seguridad, dos actitudes atribuidas a los hombres aristocráticos más que de las mujeres. En el retrato Mona Lisa no solo se muestra la cara, la cabeza y los hombros, sino también el torso hasta debajo de la cintura, lo que deja al descubierto brazos y manos y, con ello, mayores posibilidades expresivas. De esta manera, Leonardo revela mucho del personaje, cosa que no hubiera logrado de seguir el modelo anterior.

Rafael: Estudio de la Mona Lisa de Leonardo. 1504.

Sin embargo, este no fue el único retrato elaborado por Leonardo y, además, si tomamos en cuenta el hecho de que Leonardo lo conservó hasta el final de sus días, su influencia en aquellos días fue solo limitada al pequeño círculo de personas que lograron verlo. De cualquier modo, no podemos negar que el impacto en ese círculo fue importante, al punto de que dejaron testimonio escrito. Por ello, el pintor Rafael la estudió y tomó como referencia para elaborar el retrato de Maddalena Doni.

Rafael: Retrato de Maddalena Doni o Maddalena Strozzi. 1506. Óleo sobre tabla. 65 × 45,8 cm. Palacio Pitti, Florencia.

En el retrato original de la Mona Lisa podemos ver los signos de perfección que Leonardo alcanzó en el desarrollo de la técnica del sfumato, y de hecho, se cree que, al final, este cuadro fue trabajado por Leonardo mientras pintaba el famoso cuadro de Juan Bautista, donde se revela como un verdadero maestro del claroscuro. Esto significa que la técnica de Leonardo habría alcanzado su perfección en estas dos obras. ¿Pero su importancia actual deriva solamente de su excelencia técnica? Impacto del robo de La Gioconda Parece que la popularidad de la Mona Lisa es de atribución relativamente reciente, y fue catapultada por el robo que cometió el italiano Vincenzo Peruggia, antiguo empleado del Museo del Louvre, el 21 de agosto de 1911. De hecho, el robo solo fue notado 24 horas después, lo cual quiere decir que la pieza no recibía una atención especial de seguridad en aquel entonces.

El robo de la Mona Lisa fue verdaderamente escandaloso, tanto por lo sorpresivo del hurto como por el tratamiento de la investigación, que puso bajo sospecha a dos grandes figuras públicas del momento: los jóvenes Guillaume Apollinaire y Pablo Picasso. Apollinaire, de hecho, estuvo detenido una semana por averiguaciones. Tras dos años de investigaciones, las autoridades dieron con el paradero de Peruggia, quien había tratado de venderlo a Alfredo Geri, entonces director de la Galería Uffizi de Florencia.

Marcel Duchamp: L.H.O.O.Q. 1919. Ready made. 19.7 x 12.4 cm. Philadelphia Museum of Art, Philadelphia, PA, EE.UU.

El robo de la Mona Lisa no solo puso a la pieza en la mira del mundo. También influyó en la valoración de las otras versiones del retrato, elaboradas por Leonardo o en en el taller de Leonardo. Nos referimos puntualmente a la ya mencionada Mona Lisa de Ilseworth, cuya existencia solo se descubrió después del hurto. La tardía aparición de esta pieza en lienzo sembró sospechas sobre su procedencia, ya que muchos pensaron que podía haber sido una falsificación realizada durante el tiempo en que la obra del Louvre estuvo en manos de Peruggia. Pocos años después del regreso de la pieza, ahora tomada en cuenta por el gran público como un tesoro, el dadaísta Marcel Duchamp y el surrealista Salvador Dalí darían el golpe definitivo para consagrar su fama al hacer cada uno de ellos una versión irreverente. En resumen, todas estas cuestiones son parte del contexto que ha influido en la extraordinaria difusión de la obra al nivel mundial: •

la existencia de varias versiones del mismo motivo;



la resistencia de Leonardo a entregar la obra;



la significativa inversión económica del rey Francisco I de Francia para adquirirla;



el deseo de Napoleón por verla en sus aposentos;



el robo perpetrado por Peruggia y...



las irreverentes parodias de Duchamp y Dalí.

Todo ello no hace más que comprobar su vigencia como un verdadero símbolo de la cultura occidental.

II.

DETALLA SOBRE EL DIBUJO “LA ÚLTIMA CENA”. SUS DESCRIPCIONES ESPECIALES (3-4 Pág.). AGREGA LA IMAGEN.

La última cena de Leonardo da Vinci La última cena (Il cenacolo) es una pintura mural realizada entre los años 1495 y 1498 por el multifacético Leonardo da Vinci (1452-1519). Fue encargada por Ludovico Sforza para el refectorio del Convento de Santa Maria delle Grazie en Milán, Italia. Leonardo no cobró por ella. La escena recrea la última cena de Pascua entre Jesús y sus apóstoles, a partir del relato descrito en el evangelio de Juan, capítulo 13.

Leonardo da Vinci: La última cena. 1498 . Témpera y óleo en yeso, brea y masilla. 4,6 x 8,8 mts. Refectorio del Convento Santa Maria delle Grazie, Milán, Italia.

Análisis del fresco La última cena de Leonardo da Vinci Dice Ernst Gombrich que en esta obra Leonardo no temió hacer la correcciones de dibujo necesarias para dotarla de total naturalismo y verosimilitud, cosa poco vista en la pintura mural precedente, caracterizada por sacrificar deliberadamente la corrección del

dibujo en función de otros elementos. Fue justamente esa la intención de Leonardo al mezclar la pintura al temple y el óleo para esta obra. En su versión de la última cena, Leonardo quiso mostrar el momento exacto de la reacción de los discípulos cuando Jesús anuncia la traición de uno de los presentes (Jn 13, 21-31). La conmoción se hace notar en la pintura gracias al dinamismo de los personajes que, en lugar de permanecer inertes, reaccionan enérgicamente ante el anuncio. Leonardo introduce por primera vez en el arte de este tipo un gran dramatismo y tensión entre los personajes, cosa nada habitual. Eso no le impide lograr que la composición goce de gran armonía, serenidad y equilibrio, con lo que preserva los valores estéticos del Renacimiento. Los personajes de La última cena En Los cuadernos de Leonardo da Vinci se identifican los personajes, que aparecen agrupados en tríos a excepción de Jesús. De izquierda a derecha son: •

Primer grupo: Bartolomeo, Santiago el Menor y Andrés.



Segundo grupo: Judas Iscariote, Pedro y Juan, llamado "el imberbe".



Personaje central: Jesús.



Tercer grupo: Tomás, Santiago el Mayor indignado y Felipe.



Cuarto grupo: Mateo, Judas Tadeo y Simón.

Detalle del primer grupo: Bartolomé, Santiago el Menor y Andrés.

Destaca el hecho de que Judas, a diferencia de la tradición iconográfica, no es separado del grupo, sino que está integrado entre los comensales, en el mismo grupo que Pedro y

Juan. Con ello, Leonardo introduce una innovación en el fresco que lo pone en el centro de las referencias artísticas de su tiempo.

Detalle del segundo grupo: Judas (sostiene un caso de monedas), Pedro (sostiene un cuchillo) y Juan.

Además, Leonardo logra dar un tratamiento realmente diferenciado a cada uno de los personajes en escena. Así, no generaliza la representación de ellos en un solo tipo, sino que cada uno está dotado de rasgos físicos y psicológicos propios. Sorprende también el hecho de que Leonardo pone en manos de Pedro un cuchillo, en alusión a lo que ocurrirá poco después en el prendimiento de Cristo. Con esto, Leonardo logra ahondar en la psicología del personaje de Pedro, sin duda uno de los apóstoles más radicales. Perspectiva de La última cena Leonardo usa la perspectiva en punto de fuga o perspectiva lineal, característica propia del arte del Renacimiento. El foco principal de su perspectiva será Jesús, centro de referencia de la composición. A pesar de que todos los puntos convergen en Jesús, su posición abierta y expansiva con los brazos extendidos y mirada tranquila contrasta y equilibra la obra. El particular uso de la perspectiva en punto de fuga que hace Leonardo, combinado con la representación de un espacio arquitectónico de tipo clásico, crean la ilusión de que el espacio del refectorio se amplía para incluir a tan importantes comensales. Es parte del efecto ilusionista logrado gracias al principio de verosimilitud.

La iluminación

Detalle: Jesucristo con ventana al fondo.

Uno de los elementos propios del Renacimiento fue el uso de sistema de ventanas, al que Leonardo recurrió mucho. Estas permitían introducir, por un lado, una fuente de luz natural, y por el otro, profundidad espacial. Pierre Francastel se refería a estas ventanas como una anticipación de lo que será en los siglos venideros la "veduta", es decir, la vista del paisaje. La iluminación del fresco La Última Cena proviene de las tres ventanas que se encuentran al fondo. Detrás de Jesús, una ventana más amplia abre el espacio, demarcando también la importancia del personaje protagónico de la escena. De esa manera, Leonardo evita también el uso del halo de santidad que normalmente se disponía en torno a la cabeza de Jesús o de los santos.

El enfoque filosófico

Detalle del cuarto grupo: probablemente Ficino, Leonardo y Platón como Mateo, Judas Tadeo y Simón Zelote.

Leonardo da Vinci entendía a la pintura como una ciencia, pues que implicaba la construcción de conocimiento: filosofía, geometría, anatomía y más eran disciplinas que Leonardo aplicaba en la pintura. El artista no se limitaba apenas a imitar la realidad o a construir un principio de verosimilitud por puro formalismo. Por el contrario, detrás de cada obra de Leonardo había un planteamiento más riguroso.

Detalle del tercer grupo: Tomás, Santiago el Mayor y Felipe.

De acuerdo con algunos investigadores, Leonardo habría reflejado en el fresco de La Última Cena su concepción filosófica sobre la llamada triada platónica, muy valorada en aquellos años. La triada platónica estaría conformada por los valores de la Verdad, la Bondad y la Belleza, siguiendo la línea de la Academia Platónica Florentina, de Ficino y Mirandola. Dicha escuela de pensamiento defendía el neoplatonismo en oposición al aristotelismo, y pretendía hallar una conciliación de la doctrina cristiana con la filosofía de Platón. La triada platónica está representada de algún modo en tres de los cuatro grupos de personajes, ya que el grupo donde está Judas sería una ruptura. Se presume, por lo tanto, que el grupo situado al extremo derecho del fresco podría ser la representación de Platón, Ficino y el mismo Leonardo autorretratado, quienes mantienen una discusión sobre la verdad de Cristo. El tercer grupo, en cambio, sería interpretado por algunos estudiosos como una evocación del amor platónico que busca la belleza. Este grupo podría representar a la vez a la Santísima Trinidad debido a los gestos de los apóstoles. Tomás señala al Altísimo, Santiago el Mayor extiende sus brazos como evocando el cuerpo de Cristo en la cruz y, finalmente, Felipe lleva las manos al pecho, como señal de la presencia interior del Espíritu Santo. Estado de conservación La obra La Última Cena se ha ido deteriorando a lo largo de los años. De hecho, el deterioro comenzó pocos meses después de haber sido terminada. Esto es consecuencia de los materiales utilizados por Leonardo. El artista se tomaba su tiempo para trabajar, y la técnica del fresco no le convenía pues requería rapidez y no admitía repintes, ya que la superficie de yeso se secaba muy pronto. Por ello, a fin de no sacrificar la maestría de la ejecución, Leonardo ideó mezclar óleo con temple.

Sin embargo, debido a que el yeso no absorbe adecuadamente la pintura al óleo, muy pronto comenzó el proceso de deterioro del fresco, lo que ha dado pie a numerosos intentos de restauración. A la fecha, gran parte de la superficie se ha perdido.

Giampetrino: La última cena. Copia. 1515. Óleo sobre lienzo. Aprox. 8 x 3 mts. Magdalen College de Oxford.

Numerosas han sido las copias que se han hecho de La última cena de Leonardo, lo que habla por sí solo de la influencia de esta pieza en el arte occidental. La más antigua y reconocida pertenece a Giampetrino, quien fue discípulo de Leonardo. Se cree que esta obra reconstruye en mayor medida el aspecto original, ya que fue hecha muy cerca de la fecha de conclusión, antes de que el daño fuera evidente. La obra estuvo bajo la custodia de la Real Academia de las Artes de Londres, y fue entregada al Magdalen College de Oxford, donde se encuentra actualmente.

Atribuida a Andrea di Bartoli Solari: La última cena. Copia. Siglo XVI. Óleo sobre lienzo. 418 x 794 cm. Abadía de Tongerlo, Bélgica.

Esta copia se suma a las ya conocidas, como la versión atribuida a Marco d'Oggiono, expuesta en el Museo Renacentista del Castillo de Ecouen; la de la Abadía de Tongerlo (Bélgica) o la de la iglesia de Ponte Capriasca (Italia), entre muchísimas otras.

Marco d'Oggiono (atribuido a): La última cena. Copia. Museo Renacentista del Castillo de Ecouen.

En los últimos años se ha encontrado también una nueva copia en el Monasterio de Saracena, un edificio religioso al que solo se puede llegar caminando. Fue fundado en 1588 y fue cerrado en 1915, luego de lo cual se usó temporalmente como prisión. El descubrimiento no es tan reciente en realidad, pero sí su difusión en el mercado del turismo cultural.

La última cena. Copia encontrada en el monasterio capuchino de Saracena. Fresco.

La última cena de Leonardo da Vinci en la literatura de ficción La última cena es una de las obras más famosas del Renacimiento y, sin duda, junto a la Mona Lisa es la obra más conocida de Leonardo, figura alrededor de la cual no cesan las especulaciones. Por ello, con el tiempo a la obra de Leonardo se le ha atribuido un carácter secreto y misterioso. El interés por los supuestos misterios del fresco fue en aumento después de la publicación del libro El código Da Vinci en el año 2003 y el estreno de la película homónima en el año 2006. En esta novela Dan Brown revela, supuestamente, varios mensajes secretos que Leonardo habría plasmado en el fresco. Sin embargo, los expertos señalan que la novela está plagada de errores históricos y artísticos. La novela de Brown se basa en la hipótesis de que Jesús y Magdalena habrían procreado descendencia, argumento no original, y su descendiente en la actualidad sería el verdadero Santo Grial al que habría que proteger del poder eclesiástico que querría ocultarle. Brown se fundamenta en la lectura de El enigma sagrado o The Holy Bible and the Holy Grail, donde se sostiene que San Gréal significaría ‘sangre real’, y se referiría a un linaje real y no a un objeto. Para justificar el argumento, Brown recurre al fresco de Leonardo sobre la última cena, en el que abundan vasos con vino pero no hay un cáliz propiamente, de modo que pretende encontrar en ello un misterio: ¿por qué no habría un cáliz como en todas las demás pinturas sobre el tema? Eso lo lleva a analizar los demás elementos del fresco en busca de un "código". Es así como el personaje protagónico de la novela concluye que Juan es, en realidad, María