Nueva Figuración Latinoamericana [PDF]

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Zitiervorschau

Universidad de Chile Facultad de Artes Departamento de Teoría de las Artes

Nueva Figuración Latinoamericana: Una oportunidad critica. Cátedra: Arte Latinoamericano Profesor/a: Guadalupe Álvarez

Estudiante: Pablo Hauyon Fecha de entrega: 6 de enero del 2018.

Introducción.

El siguiente trabajo tiene como objetivo realizar un análisis acotado sobre la Nueva Figuración desarrollada dentro del contexto artístico Latinoamericano del siglo XX. En primer lugar, para realizar lo recién enunciado, se abordarán los diferentes aspectos que definen a la Nueva Figuración, en tanto categorización estética; para luego reconocer los diferentes aspectos pictóricos y teóricos dentro del desarrollo continental y a la vez las expresiones locales; entendiendo las diferentes particularidades que poseen las expresiones de la Nueva Figuración en cada país en donde fue desarrollada.

Para profundizar en mayor medida los alcances que tuvo esta categorización es que se revisaran en específico algunos de los conceptos planteados por la crítica latinoamericana en relación a la producción artística del continente. En este sentido, se referirán algunas de las concepciones teóricas desarrolladas por Marta Traba en relación al arte latinoamericano, complementando con ciertos matices de una crítica más contemporánea.

Todo esto nos permitirá abordar posteriormente una selección de ejemplos de la Nueva Figuración Latinoamericana. Situando cada uno de estos dentro del panorama artístico desarrollado en el continente.

Nueva Figuración Latinoamericana.

Este concepto hace referencia a una categorización estética en torno a un conjunto de obras cuya producción está vinculada a la reconfiguración de las lógicas figurativas dentro de las artes; contrastando así con los movimientos abstraccionistas. Esta recuperación de lo figurativo se diferencia de la figuración tradicional ya que está mediada e influenciada por las corrientes expresionistas e informalistas, recogiendo de ellas una serie de recursos pictóricos, con el objetivo de producir una imagen figurativa que expanda las posibilidades en torno a la interpretación y reconocimientos identitario,

como también, el configurar una visualidad que no responda a la perspectiva renacentista y tradicional.

En el contexto latinoamericano podemos encontrar tres focos (Armato, 2015) desde donde podemos rastrear a aquellos artistas y sus trabajos que se vinculan con esta corriente. Por un lado están los colombianos Alejandro Obregón (1920), Fernando Botero (1932); en Argentina nos encontramos con el

Grupo Nueva Figuración,

compuesto por : Luis Felipe Noé (1933), Ernesto Deira (1928), Rómulo Macció (1931) y Jorge de la Vega (1930) y en México al grupo denominado los “Interioristas” encabezado por Arnold Belkin (1930)

Francisco Icaza (1930) y José Luis Cuevas

(1934).

Estos artistas no pertenecían a una corriente única latinoamericana en relación a la Nueva Figuración, sino que más bien, esta tendencia se desarrolló en los diferentes contextos nacionales, donde se matizaron diferencias dentro de esta categorización; es así como en la obra de Obregón podemos hallar ciertos recursos que nos recuerdan al cubismo, en Botero a ciertos elementos de la pintura de De Kooning y en la Otra Figuración argentina, como alguno de ellos mismo señalan (Armato, 2015), se vieron influenciados por el Grupo COBRA, vinculado al surrealismo y al expresionismo de Munch.

La Nueva figuración en Colombia encarnada en las obras de Obregón y Botero, junto con otros artistas, no se constituyó como un grupo formal desde el cual se proyectara esta tendencia; no obstante el llamado Grupo de Barranquilla, fue un espacio donde diferentes intelectuales de distintos ámbitos sociales, se agruparon en torno a la discusión y conversación de diferentes temas culturales, siendo este espacio un lugar de encuentro de los artista recién mencionados. Al no configurarse un grupo establecido en torno a la Nueva Figuración en Colombia, sería necesario una descripción en particular de estos, cuestión que este trabajo abordará más adelante y en específico con la obra de Obregón.

En Argentina, como ya se dijo, la Nueva Figuración se vio encarnada en la producción de los artistas pertenecientes al grupo Otra Figuración. Este movimiento tenía como objetivo, hacer una síntesis entre los aspectos figurativos y abstractos de la pintura y a través de estos recursos poder plantear una problemática existencialista sobre la angustia por la alienación del sujeto contemporáneo. El primer acto que realizó este grupo fue el de generar una exposición el año 1959. Así es, como pronto empezaron a consolidar su movimiento hasta el punto que hoy estos cuatro artistas son ampliamente reconocidos dentro de los circuitos del arte argentino

En México la nueva figuración se encarnó grupalmente en el grupo denominado “Interioristas”, cuyos planteamientos eran bastante similares a los de la Otra Figuración argentina. Se buscaba establecer un lenguaje pictórico que lograra desasociarse tanto del realismo social y del contenido puramente abstracto del formalismo neo expresionista. Prontamente este grupo se vio fragmentado debido principalmente a las diferencias politicas que tenían los principales integrantes del grupo. Por un lado estaba aquellos que se consideraban más fuertemente ligados al pensamiento de izquierda militante y por otro lado aquellos que no comulgaban con la idea de otorgarle al arte una postura ideológica clara. Su principal medio de difusión fue una revista de tres números, denominada Nueva Presencia.

La crítica de Marta Traba.

Lo primero que abordaremos en esta sección son los contenidos críticos realizados por Marta Traba, quien fuese una importante y reconocida crítica del arte latinoamericano del siglo XX, de origen argentino y nacionalizada colombiana. Su obra influenció fuertemente a diversos desarrollos artísticos y estéticos del arte, sobre todo a partir de la década de 1950. Uno de los más claro ejemplos es la influencia que tuvo en el ambiente colombiano, donde su opinión fue una de los elementos más importantes al momento de producirse el quiebre en torno a aquellas corrientes “nacionalistas” y la generación siguiente de artistas.(Armato, 2013) Su biografía no está exenta de contradicciones, ya que por un lado profesa un fuerte compromiso con ciertas posturas

anti colonialistas en Latinoamérica y sus alcances en el mundo de las artes; pero a la vez, estuvo apoyada y fue difusora de las posturas emanadas por ciertas instituciones vinculadas al sistema imperialista actual, como son la OEA y otras instituciones derivadas de esta. (Armato, 2013)

Su crítica se configura desde una postura ideológica personal, la cual fue inteligentemente fundada, lo que, junto a su capacidad argumentativa, la posicionaron como una figura bastante polémica dentro del contexto latinoamericano, generando tanto detractores como simpatizante. Hoy su obra es constantemente revisada debido a la profundidad teórica que alcanzó, proponiendo de esta forma ciertos parámetros evaluativos que hasta el día de hoy continúan vigentes.

Uno de sus mayores aportes a la crítica del arte del siglo XX fue la conceptualización en torno a la idea de “la resistencia” en la producción estética latinoamericana. La cual se enmarca en primer lugar dentro de una distinción geopolítica que realiza la autora en relación a la posición relativa en la que se encuentran ciertos países dentro del contexto mundial; por un lado distingue a aquellas áreas abiertas, que debido a diversos factores como la emigración, el desarrollo económico y su posición geográfica generaron una producción más influenciada por las tendencias de moda emanadas desde Europa y Estados Unidos, por otro lado, las zonas cerradas serían aquellos países que no se encuentran dentro de las lógicas globalizantes y que por lo tanto su producción en cierta medida, estaría menos influenciada por las configuraciones económicas preponderantes.

Así mismo, la conceptualización de “la resistencia”

profesaba generar una distinción crítica entre los artistas latinoamericanos, en relación a la capacidad que tenían sus obras para configurar una posición de “resistencia” frente a los designios estéticos extranjeros, cuestión más visible dentro de las áreas cerradas.

Lo que Marta Traba buscaba en los artistas, que ella reconocía, era un posicionamiento estético que rechazara:

“La modernización refleja como una forma de impostura, pero se sirvieran de los materiales lingüísticos modernos que se conocieron a través de ella. Sortearan asimismo la degradación cultural, pero exploraran a conciencia esa zona, considerándola una rica cantera de elementos aprovechables. Las mejores obras de las artes plásticas continentales funcionaron en este orden subversivo espontáneo, no programado por ningún grupo de poder”. (Traba, 1984).

Lo que significó además el rechazo de aquellos artistas que responden a la demanda de la modernización refleja y entran en la vía de las modas (Traba, 1984) en contraste a “quienes rechazan esta tendencia, tratando de reacomodarse en cada caso dentro de áreas locales” (Traba, 1984).. Estos últimos, fueron los favorecidos por la crítica de Traba.

Otro elemento importante dentro de la crítica de Traba es su ferviente rechazo a la herencia pictórica e ideológica proveniente del muralismo mexicano y posteriormente al llamado “americanismo”. Esto debido a que consideraba que el compromiso explícito del arte hacia la ideología y su supuesta consecuencia en torno a una delimitación formal era una de las mayores causas de la incapacidad de poder configurar una identidad latinoamericana propia y que se hiciera cargo de los planteamientos que la modernidad del arte había hecho.

Artistas de la Nueva Figuración

Esta sección tiene como objetivo abordar a un par artistas que nos servirán para contrastar los planteamientos teóricos recién expuestos. Por este motivo, es que se seleccionó en primer lugar a Alejandro Obregón, cuyo trabajo estuvo acompañado de la crítica favorable de Marta Traba, quien lo consideraba uno de los artistas cuya obra estaba dentro de lo que ella denominaba de “la resistencia”. El segundo artista que se abordará es Luis Felipe Noé, el seleccionarlo tiene sentido ya que por un lado su trabajo recibió una crítica desfavorable de Marta Traba, quien en su obra sobre el arte

latinoamericano solo llega a anunciarlo, sin desarrollar ningún comentario sobre su él o su obra; pero más importante que esto, Noé cobra relevancia debido a su amplio repertorio teórico sobre su propia obra, siendo un interesante registro que hasta el día de hoy sigue generando comentarios.

Como ya se planteó, en primer lugar, se abordará la obra del artista Colombo-español Alejandro Obregón, nacido el año 1920. La importancia dentro del arte colombiano radica en el uso de ciertos elementos identitarios de este país con el objetivo de dotar a su pintura con una carga local, sin que esto necesariamente determine su obra con un afán nacionalista. Su trabajo fue valorado por Traba, quien le reconoce a este artista “la transposición de la geografía colombiana a la pintura” lo que Traba ve en este artista es la capacidad de generar las formas paradigmáticas que componen el territorio colombiano desde una mitificación de estos elementos. En su obra se logra esto en la medida que la composición realizada en ellas relaciona ciertos elementos que aparecen “concentrados en núcleos de colores trabajados como nudos o prismas de formas” que entran en juego con un vacío que permite que la tensión de aquellos núcleos sea diversamente liberada; esto último con se ve potenciado por el uso del color como principal elemento pictórico tensional en la obra. (Traba, 1994)

Así mismo la obra Obregón posee una gran capacidad de configurar los elementos geográficos en fábulas que posteriormente permitan el uso de estos dentro de una futura mitificación. Es así como además, vincula la obra de este artista con la literatura de Gabriel García Márquez, a quien ve como otra figura mistificante de la realidad atemporal de los elementos que conforman geográficamente un territorio; ambos en cierta medida siempre recurren a un mismo relato por lo que su profundización generaría una cierta capacidad reveladora.(Traba, 1994)

El segundo ejemplo que se abordará es a Luis Felipe Noé. Cuya participación dentro de la Nueva Figuración Latinoamericana radica en haber sido miembro fundador del movimiento argentino llamado Otra Figuración. La producción artística de Noé, se halla en un contexto de experimentación de los lenguajes artísticos dentro de la escena

artística argentina, es así que en el mismo año que Noé realizó su primera exposición, también lo hicieron el grupo de “Arte destructivo” y Rubén Santantonín con su exposición llamada “Cosas”; estas exposiciones, dentro de sus parámetros, buscaban abandonar las convenciones en relación a los límites que definen a las disciplinas convencionales del arte como la pintura y la escultura. Junto a esto, Noé plantea en relación a su producción, una cuestión que ya empieza a chocar con las ideas de Marta Traba, por ejemplo, él consideraba que “La única manera de ser de vanguardia es siendo nacionalista, y la única manera de ser nacionalista es ser de vanguardia” (Noé, 1965) cuestión que lo llevó desde un principio a referirse dentro de sus obras a aspectos políticos y sociales explícitamente. Como es el caso de una de sus más reconocidas obras, “Introducción a la esperanza” en la cual podemos ver claramente la escena de una manifestación política en clave Neo Figurativa, esta obra además hace referencia explícita a “Manifestación” de Antonio Berni.

Este último comentario sobre Noé abre dos elementos que el mismo artista manifestará dentro de sus escritos y que problematizaran su postura frente a la producción estética y su compromiso con su entorno.

Por un lado, Noé el año 1965 escribe una texto de origen un tanto ambiguo entre el ensayo, la crítica de arte y la teoría titulado “Antiestética”. Este texto surge como una consolidación artística de la obra de Noé, luego de ya ser reconocido tanto nacional como internacionalmente, en específico, es lanzado durante la inauguración de la exposición “Noé+experiencias colectivas” en la Galería van Riel de Buenos Aires el año 1965. En Antiestética Noé plantea algunos de los elementos más importantes en lo que respecta a su comprensión del arte; es así como la “asunción del caos”, actitud en respuesta/reflejo a la constitución de la sociedad humana actual, y la “visión quebrada”, que es en palabras simples el cuestionamiento en relación a la unidad de una obra, se mezclan con la radical postura sobre “la preponderancia absoluta, al interior de las dinámicas del mundo del arte, del proceso creativo por encima de los procesos de

recepción de la obra”1(Noé, 1965). Cuestiones que eventualmente lo llevaron a él mismo a abandonar la pintura por un lapsus de 10 años, en los cuales se dedicó a producir obras cuyo corpus ahora se encontraba en las instalaciones.

El segundo elemento que Noé le dedicará ciertas palabras es sobre el compromiso político explícito, que tiene este artista, con una visión revolucionaria en torno a la construcción de una sociedad Latinoamericana Independiente. Es en “La función del artista en América Latina” donde expone su postura Anti-colonial y su opinión sobre el rol que debieran jugar los artistas en este ámbito: “A un artista en la actualidad, si no quiere ser ni un colonial ni un angustiado (o sea uno que registra la situación que lo ata y de la cual está disconforme, que la vive en su propia piel y en su propia paralizante nostalgia, por todo lo cual convierte en referencia permanente a otros centros culturales), sólo le cabe ser un militante de la revolución cultural contra la conciencia colonial.”

Conclusión personal.

La búsqueda de los aspectos que le otorgarían una singularización la elaboración estética latinoamericana frente al panorama global es un cuestión que ha inquietado a múltiples actores del mundo de la producción cultural. En específico en este trabajo fueron expuestas un par de visiones que apuntan desde el reconocimiento continental, a la descolonización cultural de los regímenes de dominación imperialista vigentes hasta hoy en día. Ambas posturas comparten la idea de que el artista jugaría un rol fundamental frente a la construcción de una oportunidad que tuviera como resultado la emancipación continental. Justamente es este aspecto al cual me gustaría referirme

1

Cuestión que se refleja en el mismo catálogo de aquella exposición. En este catálogo, Noé se desprende de cualquier responsabilidad en relación a la explicación de las obras expuestas demostrando así su desinterés en aquellos aspectos artísticos que vayan más allá de la mera creación.(Noé, 1965)

con la idea de generar una opinión frente a las distintas posibilidades que el pensamiento anticolonial abre.

Una visión Latinoamericana, sobre su emancipación, difícilmente se hallará en los circuitos culturales cuya aventura histórica sea la de configurar una vanguardia cultural. Hoy la dominación imperialista, en su carácter neoliberal, se ha agudizado en relación a los momentos en que fueron formuladas las ideas anticolonialistas tanto de Traba como de

Noé;

los

distintos

medios

masivos

de

comunicación

y redes

sociales

constantemente devoran la capacidad visual de todos los sujetos, arrastrándolos hacia una incapacidad de lectura, cada vez más definida según los parámetros establecidos desde el régimen hegemónico. Frente a esto, considero legítima la incredulidad en la creencia de que el arte de vanguardia, pasado o actual, posean aún alguna autonomía frente a los designios de las instituciones cada vez más sofisticadas de dominación cultural.

Considero que si el interés de construir un cultura subversiva aún existe dentro del mundo de las artes, esta debiese estar enfocada justamente hacia quienes desde la toma de conciencia harán con sus manos la anhelada revolución.

Bibliografía. 

Armato, Alessandro (2015). “Monstruos desde el sur. La construcción de la neofiguración como tendencia artística en Latinoamérica”, TAREA, 2 (2), pp. 188-199.



Alessandro, Alessandro. (2013). Marta Traba: la construcción de un poder. Presentation, Buenos Aires.



Noé, Luís Felipe. (1965) Antiestética. Buenos Aires: Ediciones La Flor



Noé, Luis Felipe. (1965) Carta dirigida al espectador", Noé+experiencias colectivas.



Noé, Luis Felipe. (1973) “La función del artista en América Latina”. Publicado con

el título “El arte de América Latina es la Revolución” en Cuadernos de

Arte Latinoamericano, Santiago 

de Chile, Editorial Andrés Bello.

Traba, Marta. (1994). Arte de América Latina, 1900-1980. [Washington, D.C.]: Bando de Desarrollo Interamericano.



Traba, Marta.(1984). “La Resistencia”. en" Dos décadas vulnerables en las artes plásticas latinoamericanas 1950/ 1970." In Marta Traba, 322- 325. Bogotá, Colombia: Colombiana Editorial S.A.,



Traba, Marta. (1973) “La cultura de la resistencia” tomada de "Literatura y Praxis en América Latina ". Varios autores. Monte Avila Editores.

Bibliografía de Apoyo. 

Marambio, M. (2019). CAMPO INTELECTUAL Y ARTES VISUALES: MARTA TRABA Y LA FORMACIÓN DE UNA CRÍTICA ARTÍSTICA LATINOAMERICANA. Universidad de Chile.



Lee, Juan. (2015) “Antiestética y la función social del caos en los años sesenta: Luis Felipe Noé como escritor y pintor”. Cuadernos de Música, Artes Visuales y Artes Escénicas, 10 (1), 165-185. http://dx.doi.org/10.11144/Javeriana.mavae101.afsc