164-Manuscrito de Libro-694-1-10-20191223 [PDF]

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Zitiervorschau

La ética en Dewócrito

SERIE CLÁSICOS SANMARQUINOS

L A ÉTICA EN DEMÓCRITO

UNIVERSIDAD

NACIONAL

MAYOR D E SAN MARCOS Universidad del Perú, DECANA DE AMÉRICA

Dr. L u i s Izquierdo V á s q u e z Rector Dr. Víctor P e ñ a R o d r í g u e z Vicerrector Académico Dra. Aurora Marrou Roldan Viccrrectora de Investigación

Esta edición ha sido posible gracias al apoyo del Vicerreclorado A c a d é m i c o de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos

• 3 0 . co

José Antonio Russo Delgado

La ética en Demócrito Editor académico: Dante Dávila Morey

Vicerrectorado Académico / Fondo Editorial Universidad Nacional Mayor de San Marcos

ISBN: 9972-46-355-6 Hecho el Depósito Legal: 2007-07108

Primera e d i c i ó n L i m a , julio de 2007. Tiraje: 1000 ejemplares

1

Herederos de José Antonio Russo Delgado. © Vicerrectorado A c a d é m i c o U N M S M © Fondo Editorial de l a U N M S M

C E N T R O DE P R O D U C C I Ó N F O N D O E D I T O R I A L U N I V E R S I D A D N A C I O N A L M A Y O R DE S A N M A R C O S

Calle G e r m á n A m é z a g a s / n P a b e l l ó n de la Biblioteca Central ta

4. piso - C i u d a d Universitaria, L i m a - P e r ú Correo electrónico: [email protected] P á g i n a web: h t t p : / / w w w . u n m s m . e d u . p e / f o n d o e d i t o r i a l /

La universidad es lo que publica Director / José Carlos Bailón Vargas

—PRODUCCIÓN—

Editor I O d i n R. D e l Pozo O. Diagrawador / G i n o Becerra Flores

- V E N T A S Y DISTRIBUCIÓN-

Adolfo Franklin W i n k e l r i e d Salazar 619-7000 (anexo 7530)

—ADMINISTRACIÓN —

Erminia Pérez Vásquez Telefax: 619-7000 (anexo 7529)

— DIFUSIÓN—

M i r i a m Castro C a s t a ñ e d a 619-7000 (anexo 7529)

B ,R a Contenido

Presentación

13

Sobre la edición

15 CAPÍTULO I PRELIMINARES

1. Cuestiones

19

2. Fuentes

19

3. L a noticia de Clemente

21

4. Hecateo y D e m ó c r i t o

21 CAPÍTULO LT E L CONCEPTO CENTRAL

DE LA ÉTICA EN DEMÓCRITO ( I )

L a cuestión de los sinónimos

25

1. Eú0u|iícc, buen á n i m o

25

2.

EOeOTG),

estar bien

3. ' A p | i o v í a , a r m o n í a

28 30

4. Euu-u-eipia

30

5. ' A x a p a ^ í a

31

6. ' AQa\i$ía,

impavidez

31

7. E ü 6 a i [ i o v í a , felicidad, buena fortuna

33

•mes/n

^Y¿¡ DI m mm XiXlA CHWrRAL

CAPÍTULO I I I E L CONCEPTO CENTRAL DE L A ÉTICA E N DEMÓCRITO (II)

1. 'Ao((>áAeia, seguridad

37

2. §>\Xa\Xr\kía., afección recíproca

37

3. A i ó ú c , respeto

38

4. M a v í n , furor

38

5. Qúaiq, naturaleza

39

CAPÍTULO

IV

CARACTERES DE L A MORAL

1. Eudemonismo

43

2. Hedonismo

47

3. L a sabiduría

.

52

4. L a interioridad

55

5. L a acción

58

6. L a verdad y la veracidad

61

7. L a moral social

63

CAPÍTULO

V

POLÍTICA, DERECHO Y EDUCACIÓN

1. Valoración de la vida pública

71

2. Nomos o physis

72

3. L a vida política

73

4. Democracia y aristocracia

74

5. Derecho Penal

74

6. L a e d u c a c i ó n

75 CAPÍTULO

VI

L A UNIDAD D E L A ÉTICA

1. Ética y física

81

2. Ética y gnoseología

87

3. Ética y filosofía de la religión

87

4. ¿ H a y una o varias éticas?

88

5. Balance

91

10

APÉNDICE I CULTURA, LENGUAJE Y RELIGIÓN

1. Orígenes de la civilización y Filosofía de la historia 2. E l lenguaje 3. Filosofía de la religión

93 97 104

APÉNDICE I I LÓGICA Y MATEMÁTICAS

1. L a lógica 2. Matemáticas

113 122

Bibliografía

125

11

Presentación

En la incipiente tradición de estudios clásicos en nuestro país, la obra de José Russo Delgado ocupa un lugar singular. De su interés y dedicación al estudio de la filosofía griega, es notable el proyecto intelectual que concibió de publicar sus trabajos sobre los filósofos presocráticos en seis volúmenes. De éstos, hasta ahora, sólo han aparecido tres: El principio. Los milesios, Pitágoras y ¡enófanes (1988); Lo que es. Los eleatas, Partnénides, Xenón, Melisa (1992); y El logos. Heráclito (2000). Todos ellos, trabajos minuciosos, escritos con asombrosa erudición, gran conocimiento de los temas y de los autores y con la profundidad y el estilo personal que el autor supo dar a todo lo que publicaba. L a presente publicación, La ética en Demócrito, siguiendo las meritorias características de los estudios mencionados, continúa con el proyecto intelectual del autor y se viene a sumar al escaso grupo de trabajos sobre filosofía griega entre nosotros. Es un análisis minucioso e informado sobre uno de los aspectos más sugerentes de la filosofía de Demócrito. L a Antigüedad atribuyó a Leucipo y Demócrito el mérito de haber postulado la concepción atomista de la realidad para superar el problema que se había suscitado con el eleatismo. Demócrito tenía la fama de poseer un saber enciclopédico y probablemente haya sido uno de los autores más prolíficos de la Antigüedad. E l gramático y académico romano Trasilo (siglo i d. C ) ordenó sus escritos por tetralogías y le asignó trece, que comprenden cincuenta y dos escritos: las dos primeras tetralogías son sobre temas éticos. De los cerca de 300 fragmentos supuestamente auténticos, cuatro quintas partes se ocupan de temas éticos: de éstos, la mayoría ha sido conservada por el antologista Juan Estobeo (siglo v d. C.) y alrededor de ochenta han llegado a nosotros bajo el nombre de «Demócrates». A partir de aquí se pueden entender los problemas textuales y temáticos que se

[13]

presentan cuando se estudia la ética en Demócrito; así t a m b i é n se puede entender la a r t i c u l a c i ó n del presente estudio. La ética en Demócrito de José Russo discute en s u primer capítulo el problema de las fuentes. Los capítulos n y m estudian el problema de si hay u n claro hilo conductor o u n tema central que articule la doctrina ética: son capítulos de análisis minucioso de los significados y alcances de algunos t é r m i n o s griegos, posibles conceptos fundamentales de la doctrina ética. A partir de esta discusión, en el capítulo iv estudia los caracteres de la moral en D e m ó c r i t o . E l capítulo v analiza el v í n c u l o entre la doctrina ética y algunos temas de política, derecho y educación. Y el capítulo vi se concentra en el controvertido problema de la unidad de la ética en Demócrito: discute en primer lugar la tesis de que la ética se basa en su física atomista y las objeciones que ha suscitado esta tesis; estudia luego los vínculos de la ética con la gnoseoIogía y con la religión; y se concentra finalmente en el problema de si hay una o varias éticas. Luego de u n análisis y discusión de varias posiciones, el autor formula u n balance y postula que en Demócrito «[...] m á s que un logro o u n p r o p ó s i t o deliberado de unidad hay, m á s bien, una dirección hacia ella. Nos hallaríamos, pues, ante u n a g n ó m i c a que apunta a ser una m o r a l » . Dos valiosos apéndices completan el texto: uno sobre cultura, lenguaje y filosofía de la religión, y otro, sobre lógica y m a t e m á t i c a s . *

*

*

José Russo Delgado n a c i ó en 1917 y m u r i ó en 1997. Este libro constituye u n a doble c o n m e m o r a c i ó n : por los noventa años de su nacimiento y por los diez a ñ o s de s u d e s a p a r i c i ó n física. Con esta p u blicación, la Universidad N a c i o n a l Mayor de San Marcos rinde homenaje a uno de sus m á s destacados estudiosos e ilustres profesores que se d e d i c ó a forjar nuestro p a í s con la silenciosa labor del pensamiento. Dante Dávila Morey

14

Sobre la edición

La presente edición ha sido hecha sobre la base de un texto mecanografiado que el mismo autor revisó, corrigió y al cual hizo importantes añadidos a mano. Para la versión final que aquí presentamos se han hecho correcciones de estilo y ajustes de puntuación, se han verificado las citas y las fuentes, se han confrontado las expresiones en griego y se ha confeccionado una bibliografía final: todo ello sin variar en lo más mínimo el contenido del texto. Quisiera expresar mi agradecimiento al profesor Gabriel Icochea Rodríguez por su valiosa ayuda con la corrección de estilo y al profesor Carlos Castro Morales por su valiosa ayuda con el texto griego. Dante Dávila Editor

[151

Morey

académico

Capítulo I

Preliminares

1. Cuestiones Dentro de los diversos problemas que suscita el estudio de la ética de Demócrito, se debe señalar, en primer lugar, el de sus fuentes. Luego h a b r í a que considerar el de su unidad en general. A su vez, dentro del asunto de la unidad, se p o d r í a n distinguir hasta tres problemas específicos: primero, el de si hay en D e m ó c r i t o una visión unitaria constante de la vida moral, esto es, una moral y no una mera colección de preceptos; segundo, el de si hay un conjunto de principios y una f u n d a m e n t a c i ó n suficiente que permitan hablar con rigor de una doctrina ética; y por ú l t i m o , el de la inserción de la misma dentro de su filosofía atomística. 2. Fuentes Bailey ( 1 9 6 4 : 1 8 6 ) contrasta la doctrina ética de Demócrito (que hay que estudiar sobre todo en sus fragmentos) con sus d e m á s doctrinas (para las que nos sirven sobre todo los testimonios). Sin embargo, cabe tener presente que, con respecto a su gnoseología, existe una contraposición entre estos dos grupos de fuentes: los fragmentos y los testimonios. M u y poco traen otros autores como explicación crítica de la doctrina ética de nuestro filósofo. Existen, en cambio, dos valiosas colecciones de sentencias: una se le atribuye a Estobeo, la cual consta de unos 1 3 0 aforismos ( D K 6 8 B 169-297), extraídos de diversas partes de la Antología o Florilegio de este autor; y la otra es la de Las sentencias doradas de Demócrates, el filósofo ( D K 6 8 B 35-115; cf. WELLMANN 1 9 0 3 : 1 5 3 - 1 5 4 ) .

[19]

a) L a mayor parte de las autoridades, entre ellos Diels, ha preferido pensar que lo que se atribuye a D e m ó c r a t e s no es sino una composición de Demócrito y que, por tanto, las mencionadas sentencias deben atribuirse a éste. No obstante, cuando en sus volúmenes Diels a d m i t i ó las sentencias de D e m ó c r a t e s como obra auténtica de Demócrito, lo hizo con marcada reserva. Por ello, la investigación del contenido de la colección de D e m ó c r a t e s impide tanto el tenerla toda por genuina como el considerarla inauténtica. Debe mencionarse el artículo «Demokrits ' T7io0fj teca» de Friedlánder (1913), donde se incluye una buena parte de estas m á x i m a s bajo este título de 'TitoOfjKOl, que aparecía como tal y a en el propio Demócrito ( D K 68 B 119), y que no debía referirse n i al Cuerno de Amaltea (Tetralogía I I , 2), contra lo que sostuvo Lortzing, ni a la Tritogenia (Tetralogía 1,4), contra lo que creyó Natorp. b) Contra la tesis de Friedlánder, Laue (1921,1923,1924) sostuvo que la colección pertenecía a una obra compuesta entre el 350 y 330 a. C . por Demócrates de A f i d n a , la cual había sido incluida entre las obras de Demócrito y traducida a l jónico o, m á s precisamente, al seudojónico, a causa de la semejanza del nombre. Entre los pocos seguidores de Laue, cabe señalar a Biehlohlawek (1940: 53) y a Freeman (1966:325); pero, como escribe Capizzi (ZELLER y MONDOLFO 1969: 283 n.), estos autores no proponen nuevos argumentos. c) Fue Philippson quien en una serie de artículos (1924,1929a, 1929b) e s t u d i ó en especial los fragmentos B 157, B 218 y B 281. Allí sostuvo, contra la tesis de Laue, que las ' YnoOfjKcu constituían una colección de dichos de Demócrito preparada por su escuela. Dentro de los muchos seguidores de Philippson, cabe citar a Langerbeck (1935) y a Alfieri (1953: 219, n. 566). d) U n a opinión reciente, m á s matizada, que ofrecería una salida es la de Stewart (1958: 179). E l autor expresa la dificultad de explicar aquellos setecientos años durante los cuales sobrevivieron estos fragmentos y, a d e m á s , el que n i Platón n i Aristóteles supieran nada de una ética de Demócrito. Entiende Stewart que Demetrio el Cínico, pensador del siglo i d. C , poseía abundante material no declarado de Demócrito. De ese modo, p o d r í a explicarse el origen de estos fragmentos: no habría que buscarlo en a l g ú n tratado del propio Demócrito, sino en las compilaciones de sus escritos de que habla Diógenes Laercio (IX, 49; D K 68 A 33 in fine). Según Stewart, estas sentencias de Demócrito —al haber pasado por una fuente cínica — sufrieron modificaciones, de modo que su relación con las obras de Demócrito se puede comparar a la que existe entre la

20

d o x o g r a f í a y los poemas de P a r m é n i d e s o de E m p é d o c l e s (cf. Guthrie 1965: n, 489, n. 3). Stewart nos propone comparar las doctrinas contenidas en los fragmentos en cuestión con las que son indudablemente cínicas, y negar que sean de Demócrito las que resulten semejantes para, en cambio, considerar como suyas las que nada tengan que ver con dicha doctrina, e) Guthrie (1965: II, 491) —luego de citar la reserva de Diels y la posición de Stewart, de señalar la banalidad de algunas sentencias de Demócrates así como algunas inconsecuencias en el D K con respecto a la s e p a r a c i ó n de los f r a g m e n t o s a u t é n t i c o s de los inauténticos, y luego de hablar de un veredicto «sorprendentemente generoso» de la crítica—, termina diciendo que j a m á s habrá manera de saber hasta q u é punto cabe considerar a Demócrito autor de esos fragmentos. Por tal motivo, nos insta a guardar una actitud de reserva crítica ante ellos. A ú n así, pese a la actitud crítica frente al carácter democríteo de los fragmentos, cabe señalar en el propio Guthrie una cierta contradicción entre sus conclusiones en el orden teórico y su r e c o m e n d a c i ó n en el orden práctico: nos pide cautela al emplearlos, pero no nos pide que renunciemos a toda utilización de ellos. A c e n t ú a , como hemos visto, las reservas y a tan fuertes de Diels, pero no llega tampoco a una atétesis completa. Se inserta así, u n poco a pesar de sí mismo, en la corriente que hemos s e ñ a l a d o como la actualmente predominante, la cual promueve utilizar también los fragmentos de Demócrates para el estudio de la ética de Demócrito. 3. La noticia de Clemente E n lo tocante a fuentes para la ética hay que señalar la noticia de Clemente (Strom. I 15, 69; D K 68 B 299), s e g ú n la cual, D e m ó c r i t o habría publicado como suyo o traducido un libro con las m á x i m a s del asirio A k i k a r O Akikaros. Aunque la i n f o r m a c i ó n de Clemente ha sido considerada verdadera por varios orientalistas, fue colocada en el D K entre los fragmentos inauténticos por razones lingüísticas y de otro tipo. 4. Hecateo y Demócrito Hay pasajes de Diodoro (17,1 y 18,7; D K 68 B 5) que Diels a c o m p a ñ a de r e s ú m e n e s de Juan Catrario y de Tzetzes ( D K 68 B 5). Estos pasajes, a pesar de ser presentados como doctrina de Hecateo, correspon-

2!

den en realidad, según Reinhardt (1912), al Pequeño sistema del mundo de Demócrito. A pesar de ser considerados inauténticos por Dahlmann (De philosophorum graecorum, 1928), la mayoría de las autoridades los ha aceptado: contienen algunas concepciones de sociología política y filosofía de la historia de gran valor para una cabal comprensión de la ética de Demócrito.

22

Capítulo I I

E l concepto central de la ética en Demócrito (I)

L a c u e s t i ó n de los s i n ó n i m o s Las fuentes mencionadas —sobre todo Estobeo y Demócrates— son u n conjunto de preceptos, muchos de los cuales nos recuerdan los de los siete sabios, y ello explica el que haya surgido la tesis (que examinaremos m á s adelante) de que no hay en rigor una moral propiamente dicha, unitaria, sino sólo una gnómica, es decir, un conjunto de preceptos sin mayor vinculación entre sí. Pero es evidente que este problema depende en cierta medida de si hay una virtud o sentimiento principal, s e g ú n Demócrito. Sin tratar de pronunciarnos t o d a v í a sobre el fondo de esta cuestión, vamos a considerar lo que las fuentes nos dicen respecto de algunos t é r m i n o s que pueden representar esta virtud o sentimiento primordial. 1. Eú6uu,ícc, buen á n i m o S e g ú n testimonio de D i ó g e n e s Laercio ( I X 45; D K 68 A 1) dice Demócrito: [...] el fin (supremo) es el buen ánimo (eúSu^ícc), que no es la misma cosa que el placer (r|6vií), como lo han pensado algunos que lo malentendieron, sino aquel estado mediante el cual el alma se mantiene calma (yaXr\vQ)C,) y estable (cvazaddq), imperturbada por el temor, la superstición o por cualquier otra pasión. También 3o llama el estar bien (eúeoTtó) y le da muchos otros nombres. Luego de recordar que Clemente (Strom. I I , 130; 68 B 4) establece idéntica sinonimia, a ñ a d a m o s que aunque la cuestión de si el buen á n i m o (eüOu|iícc) constituye en verdad el f i n d e m o c r í t e o que debemos perseguir, es necesario establecer que el testimonio de Diógenes

[25]

Laercio ha sido bastante cuestionado, a pesar de haber sido reiterado por Clemente (Strom. II, 130; D K 68 B 4) y por Epifanio (Adv. haer. I l l 2, 9; D K 68 A 166). E n todo caso, no cabe negar la importancia que D e m ó c r i t o le concede a este sentimiento (Diog. I X , 46, D K 68 A 33; y D K 68 B 2c). Esto se refleja en que así titula a una de sus obras éticas (la tercera de la tetralogía I I ) considerada entre las m á s valiosas. Los diccionarios traducen eú8uu.íci como buen ánimo, confianza, alegría, tranquilidad de ánimo, contentamiento. E l t é r m i n o proviene de eú0i>[ióxrí, el alma del aliento, estaba el Ouu-óc., el alma del humo, que recibía su nombre del vapor de la sangre recién derramada y todavía caliente. A d e m á s resulta evidente que lo que ocurre con 0uu.óc; y su etimología, s e g ú n Boisacq —quien lo asocia con el castellano humo — , guarda correspondencia con el conocido significado inicial de JJ/UXTÍ como soplo y aire, y con la vinculación entre espíritu y respiración. Había, en todos estos casos, primero u n significado físico que quizá revelaba una concepción psicológica muy primitiva. No obstante, para Rohde (1948: 31), ODU-ÓC,, nombre no derivado de ninguna parte del cuerpo, designa y a una f u n c i ó n espiritual permanente. Todo esto no resulta tan contradictorio si se tiene en cuenta la inexistencia entonces del dualismo espíritu-materia. M á s adelante, Rohde llama al 8u[ióc;: «[...] potencia espiritual del cuerpo vivo» (1948: 303, n. 14). De esta breve incursión en el t é r m i n o QV\IÓQ, llegamos a su significado vital, no desmentido por su v i n c u l a c i ó n h o m é r i c a con el diafragma (que t a m b i é n destaca Rohde) y luego, con el corazón: v i n culaciones que corren parejas con los sentidos de agitación del á n i -

26

m o , p a s i ó n y c o r a j e q u e s u b r a y a el B o i s a c q . E n e l t é r m i n o e ü 0 ü ( i í a , e l p r e f i j o e ü - p a r e c e h a b e r d i s m i n u i d o e l s i g n i f i c a d o v i t a l de l a r a í z y h a b r í a s u a v i z a d o e n ésta la idea de í m p e t u del coraje propio de la e x u l t a c i ó n : de este m o d o e l t é r m i n o s e r í a m á s c o m p a t i b l e c o n l a i d e a de t r a n q u i l i d a d q u e t i e n e n l a a l e g r í a y e l contento, m o d a l i d a d e s de l a eÜ6ü|iCa. E n D e m ó c r i t o , l a c ú 8 u [ x í a se d a a c o m p a ñ a d a d e l a c a l m a y de u n á n i m o estable, y no resulta afectada n i por la s u p e r s t i c i ó n n i por el temor n i , en general, por n i n g u n a p a s i ó n . E s t o b e o e n u n v a l i o s o f r a g m e n t o de c i e r t a e x t e n s i ó n (Flor. I l l 1, 210; D K 68 B 1 9 1 ) n o s s u m i n i s t r a l a m e j o r e x p l i c a c i ó n d e l a e ü 6 u | i í a en D e m ó c r i t o ( b a s a d o e n l a t r a d u c c i ó n de G a r c í a B a c c a ) : E l buen á n i m o (EvQv\iía) Ies llega a los hombres mediante la mesura (\LEXpiQ-CT\zi) en el goce y el comedimiento ( o v \ í \ i e x p í r \ i ) en la vida. Por el contrario, los excesos y las deficiencias suelen trastornar (p-exaTiÍTiTEiv) el alma y producir gran agitación en ella. Asimismo, la vacilación del alma entre extremos demasiado separados no trae calma n i buen á n i m o . R e s u m i m o s lo q u e s i g u e d e este f r a g m e n t o p a r a e n t e n d e r c ó m o a l c a n z a r l a m e s u r a y e l c o m e d i m i e n t o : d e b e m o s estar contentos c o n lo q u e tenemos y se h a l l a a n u e s t r o alcance, y n o c o m p a r a r n o s c o n los que d i s f r u t a n d e m á s r i q u e z a s y honores que nosotros, l o c u a l p u e d e l l e v a r n o s i n c l u s o a c o m e t e r delitos e n e l e m p e ñ o p o r i g u a l a r l o s ; debem o s c o m p a r a m o s , m á s b i e n , c o n los que p o s e e n m e n o s , p a r a c a l m a r a s í n u e s t r o s d e s e o s y s e n t i m o s m e j o r . D e a c u e r d o c o n este p a s a j e , D e m ó c r i t o c o n t r a p o n e el contentamiento

(eú0uu,ícc) c o n el deseo

( é i r i 6 u | i í r | ) ( D K , I I , p . 1 8 5 , 1 ) . E l deseo se e x c i t a c u a n d o l a m e n t e e s t á o c u p a d a c o n a q u e l l o s b i e n e s q u e poseen los a f o r t u n a d o s ; e n c a m b i o , ¡Acontentarse

( G a r c í a B a c c a t r a d u c e Ei)0up,éea8ai por contentarse

debiten

ánimo, lo c u a l no es n e c e s a r i o p o r q u e a s í es el contento p r o p i a m e n t e d i c h o ) , se e s t á t r a n q u i l o c o n las pocas posesiones q u e y a se tienen, s i te c o m p a r a s c o n los d e s a f o r t u n a d o s . E l f r a g m e n t o t e r m i n a : « V i v i r á s d e m e j o r á n i m o [ e ü S u f i ó x e p o v ] y e u r n i n a r á s d e t u v i d a n o pocas d e s g r a cias [KÍjpacJ: e n v i d i a , celos, m a l e v o l e n c i a ( ó u a p . e v í n v ) » . K q p , t é r m i n o de contenido m u y r i c o s e g ú n C h a n t r a i n e (1968-80: n, 526), p a r t i c i p a a l a v e z de las n o c i o n e s d e destino, muerte y demonio personal

E n Homero

y e n los g r a n d e s poetas t r á g i c o s s i g n i f i c a muerte

y

C l a r o q u e no es n e c e s a r i o t r a d u c i r p o r Fhichgeister ( I I , p . 1 8 5 ) , n i por espíritus

furiosos

violenta

desgracia.

c o m o lo h a c e D K

c o m o lo hace G a r c í a B a c c a .

A p a r t e de otro p a s a j e d e E s t o b e o (TV 2 , 1 6 ; D K 68 B 258) d o n d e t a m b i é n f i g u r a eú6up.ír] y en e l que el D K consigna u n a e l e c c i ó n d u -

27

dosa de Wakefield, preferida no obstante por Kranz a la de los manuscritos y a otra del propio Dieis, cabe mencionar un testimonio de Epifanio (Adv. haer. III, 2 9; D K 68 A166) donde luego de considerar la EÜ6up.ía como el fin de todo, se la caracteriza como Kpáxiaxov, lo más potente, luego de lo cual se añade que los dolores son el límite del mal. E l adjetivo EÜ0uu.oc,, aparece (sin contar el D K 68 B191) en otro pasaje citado por Estobeo (Eel. II 9, 3; D K 68 B 174): El animoso (eü0uu.oópa)v Kcd t ú v áounúoei que se le atribuye. E n el mismo sentido, se pronuncia Víctor L i Carrillo (1959: 46-47): La imagen lleva implícita la identificación con la cosa. Este mismo valor material se revela en la fórmula con la que Demócrito califica los nombres de los dioses: estatuas sagradas dotadas de voz (aydXpa-ca (\>(úvr\£vxa). De la participación objetiva deriva entonces, el carácter privilegiado del nombre y su valor material. E n la misma dirección, pero en forma extrema, Philippson (1929b: 923-27) llega a atribuir a D e m ó c r i t o la doctrina de la justeza natural del lenguaje, la cual es sostenida por Cratilo en el diálogo que lleva s u nombre, a l equiparar los aycUu-aia con los jiip.fip.ata platónicos. Pero hemos visto que esta doctrina ha sido expresamente distinguida por Proclo de la d e m o c r í t e a que registra B 142.

99

Por su parte, para Steinthal, quien t e n d r í a a su favor el pasaje D K 82 B 11,18 del Encomio de Helena de Gorgias y la mencionada distinción de Isócrates ( I X , 57), áyáX\iaxa sólo serían los nombres de los dioses, pero no los nombres en general. E n cambio para F r a n k (1923: 170), quien ha puesto de relieve la importancia del KCCÍ desp u é s de «imágenes parlantes» en la cita de Olimpiodoro, los áyáX\iaxa son los nombres en general y éstos deben entenderse como convencionales y subjetivos. Este autor subraya la significación del pasaje aristotélico (Met. I , 4, 985b4 ss.; D K 67 A 6) donde se comparan los á t o m o s con las letras del alfabeto, lo cual resultaría una prueba del carácter convencional de los nombres, necesariamente convencional porque los á t o m o s en cuanto individuos son impredicables: s e g ú n Calogero (1967: 452 n 7) esta a p r e c i a c i ó n resulta u n anacronismo. Para Enriques y Mazziotti (1948: 259) el pasaje de Proclo en que la posición de D e m ó c r i t o es referida a la del H e r m ó g e n e s del Cratilo, significa en buena cuenta que P l a t ó n (quien como es sabido no menciona nunca al abderita) expone por boca de dicho personaje concepciones democríteas: Demócrito resulta ser así, no sólo convencionalista sino el representante por antonomasia del convencionalismo (cf. Z E L L E R y MONDOLFO 1969: 281). Momigliano (1929-30: 98) v e en el c a r á c t e r convencional del lenguaje u n producto de la civilización antes que una f u n c i ó n esencial del hombre, y sostiene que D e m ó c r i t o es precursor de la investigación que han de efectuar los sofistas sobre la corrección de los nombres. Por otro lado, Calogero (1967: 437) estima que D e m ó c r i t o , a d i ferencia de Aristóteles, reacciona en mayor medida contra l a primitiva unidad de lo real, lo pensado y lo dicho. A d e m á s , llega a interpretar el «misterioso empleo» que hace Demócrito de la palabra Tritogenia (razonar bien, hablar bien, obrar bien) para designar la (bpóvnaic, como señal de que el abderita c a p t ó la precisa distinción entre los tres reinos (pensamientos, palabras y hechos), distinción que la mentalidad p r i m i t i v a no llegó a establecer. L a e x p r e s i ó n ayáX\iat:a 4>(ovñevTcc aplicada por D e m ó c r i t o a los dioses, debía tener, por decirlo así, no y a un sentido religioso, sino iconoclasta: el terror por los nombres divinos a l igual que la reverencia ante los dioses, eran dos actitudes ante productos de la actividad humana. Para Guthrie (1965: 476), los nombres de los dioses resultan i m á g e n e s de i m á g e n e s : los dioses son y a i m á g e n e s , lo mismo que los objetos de la experiencia sensible, y se encuentran así doblemente alejados de la realidad constituida por á t o m o s y vacío. Contra Momigliano, Calogero (1967:437¬ 38) encuentra, a p r o p ó s i t o de B 283, no una b ú s q u e d a de corrección

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de nombres (de los n o m b r e s Ttevín y

TTXOGTOC,

y s u s u s t i t u c i ó n por

évóeicc y KÓpoc,), b ú s q u e d a p r e c u r s o r a de la que h a n d e aconsejar y e m p r e n d e r los sofistas sino, como e n S ó c r a t e s , u n a a t e n c i ó n a l sentido de las palabras p a r a captar los problemas d e e l e c c i ó n m o r a l a que ellas nos remiten. E n dicho fragmento, no i n t e r e s a r í a a D e m ó c r i t o la c o r r e c c i ó n por sí m i s m a d e los nombres mencionados, sino e l problem a de d ó n d e e s t á n l a v e r d a d e r a pobreza y la v e r d a d e r a r i q u e z a . Por nuestra parte, estimamos que e l pasaje de D i o d o r o ( a s í sea glosa de u n a glosa) y el pasaje de Proclo ( a s í sea t a r d í o ) permiten, no obstante, ubicar a D e m ó c r i t o dentro de los representantes d e l c a r á c ter convencional y no n a t u r a l del lenguaje. Dichos pasajes deben c o m plementarse con el d e O l i m p i o d o r o —no i m p o r t a s u c a r á c t e r a ú n m á s t a r d í o (siglo vi d. C . ) — e l cual, como dice G u t h r i e (1965:476 n 3), se limita a f o r m u l a r u n a o b s e r v a c i ó n ocasional c o n la mente e n otra cosa. L a c é l e b r e c a r a c t e r i z a c i ó n de &yáX\iaza

(fKovrjevxo: p u e d e ser-

v i r n o s para precisar el c a r á c t e r d e c o n v e n c i ó n que es el del lenguaje s e g ú n D e m ó c r i t o : lejos de ser, como otras veces, s i n ó n i m o de arbitrar i e d a d y p u r a s u b j e t i v i d a d , la c o n v e n c i ó n e n v u e l v e

evidentemente

u n a cierta correspondencia palabra-cosa, a s í no sea la de la justeza o c o r r e c c i ó n natural. P l u t a r c o (De puer. ett. 14 p. 9f; D K 68 B 145), confirmado

por D i ó g e n e s (IX, 37; D K 68 A 1, v o l , I I , p. 8 2 , 1 4 ) , p u e d e

contribuir a esclarecer este punto: «La p a l a b r a es u n a s o m b r a de u n hecho ( e p y o u ) » . L a s o m b r a es u n a i m a g e n y g u a r d a cierta c o r r e s p o n d e n c i a —aunque no llegue a ser la de u n a estatua o i m a g e n y a fija— c o n el c u e r p o u objeto a que a c o m p a ñ a . Vlastos (1946: 60) interpreta la sentencia en el sentido de que el lenguaje es s ó l o u n a sombra. C o n t r a é l , G u t h r i e tiene s o b r a d a r a z ó n al destacar que Plutarco n o lo e n t e n d í a así, sino que s u b r a y a b a la c o n e x i ó n entre ambos, la p a l a b r a y el hecho, por lo c u a l d e b í a evitarse el m a l uso del lenguaje. E l lenguaje es una imagen fluida y cambiante como la s o m b r a , con u n a j u s t e z a o c o r r e c c i ó n fluida y flexible, en m o d o alguno invariable: pero justeza presente e n el b u e n u s o q u e se hace de él. Por ello la complacencia casi h e r a c l í t e a , casi a n t i d e m o c r í t e a de D e m ó c r i t o e n las e t i m o l o g í a s , patente en varios fragmentos que figuran — la m a y o r í a de ellos— e n el Ehjmologicum

Genuinum,

la m á s antigua de las obras de s u tipo (68

B 120, B 121, B 1 2 2 , B 122a, B 123). E n B 122a, por ejemplo, D e m ó c r i t o d e r i v a y\)vr\ (mujer)

de yovf\

(simiente).

E l que i n d i c a m o s h a sido, a l parecer, el sentido de esta frase tan controvertida, sentido que por lo d e m á s n o e x c l u y e v i n c u l a ciones que a s u v e z t a m p o c o se e x c l u y e n entre s í , como las que

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Momigliano y Calogero establecen al respecto con los sofistas y Sócrates respectivamente. c) Poética E n Sobre el ritmo y la armonía, Demócrito atribuye a Museo la invención del hexámetro dactilico que Critias considera, en cambio, obra de Orfeo ( D K B 15c; y Mallius Theodor, De metr. V I 589, 20 Keü, D K B 16). E l juicio de D e m ó c r i t o parece revelar mayor consideración que el de Critias, el cual estaba encaminado sobre todo a subrayar el carácter divino de dicho verso. E n Sobre la poesía el abderita sienta una «estética de la inspiración divina» del poeta, para emplear una expresión de Delatte {1934: 43). Cicerón en dos pasajes (De orat. II46,194 y De divin. I 38, 80; D K B 17) emparenta a Demócrito con Platón, al negar que se pueda ser u n buen poeta (De orat.) sin una especie de hálito de locura (adflatu quasi furoris), y que se pueda ser u n gran poeta (De divin.) sin locura (sine furore); Horacio (Ars poet. 295) extrema la nota al decirnos que Demócrito excluye del Helicón a los poetas sensatos (sanos). N o obstante, Delatte (1934: 39) h a puesto de relieve que el abderita no usa t é r m i n o s como ¡aaíveoOcci o ixapa^póvciv, y ha afirmado que el sexto sentido que el poeta tiene en c o m ú n con el profeta y el sabio propiamente dicho, no está alejado en absoluto del conocimiento racional: la diferencia entre esta locura superior del poeta y la irracionalidad aparecería indirectamente en u n pasaje de Clemente (Strom. V I 1 6 8 ; D K 68 B 1 8 ) : Cuanto un poeta escriba con entusiasmo e inspiración divina (íepoü 7rveú|iciTO