Cuentos y Leyendas de Los Garifuna [PDF]

  • 0 0 0
  • Gefällt Ihnen dieses papier und der download? Sie können Ihre eigene PDF-Datei in wenigen Minuten kostenlos online veröffentlichen! Anmelden
Datei wird geladen, bitte warten...
Zitiervorschau

Cuentos y leyendas de los Garifuna Eulalia "Lala" Castillo: Uruga (cuentista garífuna) Cómo me hice una uruga Yo conocía a muchas urugas (cuentistas) porque yo era una zipota bien curiosa. Yo miraba a mis abuelos y mis bisabuelos que contaban historias así en el velorio, o cuando ya se estaban rezando en los velorios de nueve días. Todas las noches ibamos a las casas a contar historias para que uno se hallara. Yo era muy zipota en aquellos días. Solamente tenía once años. Iba con mi mamá y me sentaba a escuchar. Es que los viejos eran los que mayormente contaban historias. Yo me sentaba a escuchar, y quizás me iba grabando aquello. Yo escuchaba, reía, y lo gozaba. Me decía, "Que bonito cuenta ese viejo historias. Uno se halla." Me iba entrando un poco de eso. Tenía eso en la cabeza desde chiquita. Una tradición bajo asedio Ya no hay quien cuenta esas historias acá en mi comunidad, Triunfo de la Cruz. Yo no cuento porque no soy una persona que va al velorio. Lo único que hago en el velorio es cantar punta. No tengo tiempo para contar historias, sino que bailar punta toda la noche. Me gusta más bailar punta. Pero, de repente, cuento porque la gente de aquí no sabe que cuento historias.

2.

Destacan asimismo, la leyenda del pescador fantasma que todas las noches del día de San Juan (24 de junio), aparece frente a las costas de la Bahía de Amatique, y pesca peces radiantes de oro. Los limpia y los vuelve a tirar al mar. A quien tiene la dicha de verlo, le da fortuna, mujeres, "guaro" y le quita la mala suerte. Cuentan los habitantes de Livingston, que en la aldea Fronteras y en El Castillo de San Felipe, en las noches del Jueves de Corpus de cada año, se ilumina la boca del Río Dulce "con un gran fogarón". Cerca de la media noche se oye un ataque de piratas al castillo. Algunas personas de la aldea La Francesa narran que han escuchado el tronar de los cañones del castillo, pero cuando salen a ver no hay nada, únicamente la luna llena. En la aldea Colorado se habla que la Tatuana, la bruja que vuela, tiene su casa en una de la bartolinas del castillo. Algunos dicen que la han visto volar en su barquito a través de los barrotes de la cárcel.

Leyendas del pueblo Xinca LA APUESTA ESPAÑOLA XINKA. Dentro de los hermosos relatos del pueblo xinka, se encuentra el de la apuesta de un español con el Tekuan Mayor “Mokesϋ’ mϋ” en el momento de la colonización.

Hagamos una apuesta dijo el español si te gano me das todas la riqueza de tu pueblo y si me ganas no le quito nada, expreso el occidental, ¡esta bueno! Respondió humildemente mokete aceptando el reto, y corrió por su mente decirle a quien probaba su sabiduría que él era un sabio y que no trataba de probarlo porque iba a perder la apuesta, pero el sucio corazón y la intensión de su enemigo era dejarlo mal ante sus propios compañeros y compañeras y someterlo a la servidumbre y esclavitud de la enseñoreaban los invasores, es este caso a partir de la posible ignorancia de Mokesϋ’ mϋ. Detenidamente y pensado un poco en la astucia del extraño ¡Que queres! que haga dijo Mokesϋ’ mϋ hagamos una apuesta dijo el otro, ¡ya te dije que esta bueno! Miremos que comen ustedes y que comemos nosotros añadió el castellano “veras que ustedes comen gusanos” dijo sonriendo el gran Tekuan de estas tierras, ¿Cómo va a ser replico el europeo, si nosotros comemos carne de la mejor? Ustedes sólo comen cosas que no son buenas, montes y otras cosas dijo, no creas expreso el líder Xinka, te apuesto que comen gusanos, sentencio, no, dijo el invasor.

Bueno enterremos nuestras comidas por tres días y al tercer día veremos que comen ustedes y nosotros comento el Tekuán de este pueblo; el occidental acepto y en un terreno cercano enterraron sus comidas en una jícara del morro de la costa, cada uno enterró la propia el español la carne que él decía era muy fina y el Xinka su comida, tal como habían convenido, al tercer día fueron acompañados de sus ejércitos y ¡primero destapo yo! Expuso el invasor, está bien replico el Tekuan, ya el español pensaba en todas las riquezas que ganaría o mejor dicho despojaría a los indígenas de la región.

El occidental destapo su comida y al verla cual fue su sorpresa, en el bukul (jícara) habían cientos de gusanos y con olor apestable, los demás asombrados, esperaban que el gran Mokte le sucediera lo mismo, pero él era sabio, desenterró lo suyo y al destaparla esta estaba como la habían colocado limpia y sin gusanos, pues él comía solo miel, y en la tierra no se descompone o se pierde, sino sabe a mejor sabor.

Enojado el oxidental tiro el ejército encima de los Xinkas, hasta casi exterminarlos, el gran mokte salió junto a los suyos en alma cristalina a refugiarse a su casa en el volcán de los Tekuanes o del Tecuamburro.

Juan de la Espada Entre las leyendas de Santa Rosa, destaca la del Puente de los Esclavos, sobre el río del mismo nombre, en el municipio de Cuilapa, en donde se afirma que el diablo construyó el puente de una patada. En Barberena se dice que en ese puente hay dos lápidas para que todo el mundo las pueda ver, una la puso la Virgen y la otra los esclavos con la ayuda del diablo. Las leyendas de espantos, aparecidos y ánimas en pena son abundantes en Santa Rosa. La Llorona aparece en Cuilapa, el Sisimite en Oratorio y Chiquimulilla, el Cadejo en San Juan Tecuaco y Guazacapán y en Taxisco las del Sombrerón y el Duende. Estas leyendas están difundidas en toda la región. También existen leyendas religiosas como las del Señor de los Portentos en Cuilapa. Se asegura que una familia del pueblo tenía un Cristo que sudaba sangre. La señora cuando lo vio se asustó y fue a llamar al comisario. Cuando éste llegó se enojó y se llevó el Cristo a la cárcel ya que dijo que en la comisaría no se atrevería a sudar sangre. Cuando se lo llevó , la mano del comisario "se quedó tiesa", en castigo a su falta de respeto. Por eso es que el Señor de los Portentos suda sangre los días jueves y viernes, y está en su camerino en la Iglesia de Cuilapa. En los barrios de la población dicen que el primero que vio sudar al Cristo de los Portentos fue don Felipe González, en tiempos antiguos. Algunas leyendas xincas se han conservado entre los pobladores de Cuilapa, Guazacapán y Chiquimulilla. Una de las más bellas aparecen en Guazacapán, dicen que en los primeros tiempos el sol fue un hombre que caminaba en la tierra. Entonces, encontró un árbol frondoso y se subió a él para descansar, pero se quedó dormido y le entró la noche. Bajo el árbol apareció mucha gente que se puso a comer y beber. El hombre que estaba en la copa del árbol, se despertó con mucha hambre. Cuando se durmieron las personas, bajó a buscar comida, abrió los cofres que llevaban, encontró uno hecho con madera de ceiba y al abrirlo vio un vestido luminoso; el hombre se lo puso y comenzó a bailar y danzando, subió al cielo hasta convertirse en el sol que hoy ilumina a los xincas. También en Chiquimulilla narran que el maíz fue una mujer que hizo el grano amasando tierra, sudor y agua sagrada del río Sinancantán. Pero en Guazacapán aseguran que el agua bendita es la del río de Los Esclavos.

Leyendass Mayas 3. Sac-Nicté y Canek Sac-Nicté significa Blanca Flor. Nació de Mayapán: el poderío de tres territorios que convivían en paz: Mayab, Uxmal y Chichen Itzá. Canek significa serpiente negra, un príncipe valeroso y tenaz de corazón. Cuanto tuvo 21 años fue levantado rey de Chichen Itzá y ese mismo día vio a la princesa Sac-Nicté, de 15. Ambos se enamoraron. Sin embargo, Sac Nicté estaba destinada para el joven Ulil, príncipe heredero de Uxmal. Pasó el tiempo y el joven Canek fue invitado a la fiesta de bodas de Sac-Nicté. Cuenta la leyenda que un pequeño consejero le dijo que Sac-Nicté lo estaría esperando entre flores verdes: que sería necesario luchar por ella, antes de que el destino actuara en su contra. El día de la boda, y mientras todos los invitados danzaban alegres, Canek llegó con sesenta de sus guerreros principales y subió al altar donde ardía el incienso y cantaban los sacerdotes. Llegó Canek con el signo Itzá sobre el pecho: ¡Itzalán!, ¡Itzalán! gritaban como en campo de combate, y en el instante, arrebató a la princesa de los testigos. Ulil enfurecido se levantó en armas. La guerra se había desatado: Mayapán y Uxmal contra el Itzá. Aunque el reinado de Mayapán había terminado, Los itzaes dejaron sus casas y templos de Chichen Iztá, abandonando la ciudad llorando. Delante de los hijos de Itzá iba el rey Canek, caminando por los senderos a lado de Sac-Nicté. Aunque se salvaron los itzaes, los ejércitos de Uxmal y Mayapán encontraron ecos en los palacios y templos vacíos. Chichen Itzá quedó muerta, pues su pueblo había sido abandonado.

El pájaro reloj Cuentan los antiguos señores, que no había pasado mucho tiempo después de la creación de los animales, cuando Dios recordó que no le había dado nombre a ninguno. Por esta razón, anunció que haría una fiesta en la cual habría una carrera. Todos los animales correrían y conforme fueran llegando les iría dando su nombre. Correrían juntos aves y animales de la tierra. El Señor Dios lo comunicó al lider de los animales y fue así como quedó concretada la carrera. Entre todos los animales que hay en este mundo existe un pequeño pájaro muy hermoso, debido a su plumaje multicolor y a su larga cola. A distancia se veía como un animal perfecto. Y así como cuando vemos a una persona hermosa pero de corazón muy feo o malo, este pajarillo se veía muy hermoso pero le encantaba dormir demasiado, se pasaba de dormilón. El día que se anunció la carrera a todos los animales y también los festejos; este hermoso pájaro se durmió. Del pico de otras aves lo supo. - Huum, si así vas a dormir el día de la carrera, no podrás ganar tu nombre, te encanta dormir. Le dolió tanto este comentario, que empezó a pensar en la manera de participar y poder ganar su nombre. Esto era lo que pensaba: - Es verdad lo que dice mi compañero, me encanta dormir ¿Qué haré entonces? De otra manera no podré tener mi nombre. Pasaron dos días en los cuales solo esto pensaba. Entonces decidió dormirse en medio del camino, pues así, cuando oyera el ruido de todos los animales, el solamente se levantaría e iría atrás de sus compañeros. Así como lo pensó, así lo hizo. No había salido aún el sol cuando fue a terminar de dormir en medio del camino. Cuando amaneció, todos los animales participaron en la carrera, sin embargo, este pequeño pájaro no los oyó pasar, no sucedió lo que había pensado. Mientras todos los animales estaban felices de haber recibido su nombre de la boca de Dios, esta ave apenas despertaba. Contento estaba cuando despertó y no encontró a nadie sobre el camino y comenzó a correr. Sin embrago, mas contento se puso cuando sentía que al batir las alas con la fuerza acostumbrada volaba mas rápido, sentía que no pesaba. Sin saber porqué, viró la cabeza para ver si venía algún animal corriendo, cuando reventó en llanto. Se hallaba asustado. Buscaba su hermosa cola, pero no quedaba mas que una delgada pluma. al mirar el sol y ver que se encontraba en medio del cielo, comenzó a comprender porqué no había ningún animal; todos habían pasado sobre su cola, la habían pisoteado. Estaba llorando cuando llegó hasta la meta. El señor Dios, al ver a este pajarito se aguantaba las ganas de reír por el aspecto que tenía su cola. El Señor le dijo así: - ¿Ves lo que te pasa por dormilón? En este día te pongo el nombre de Recto, porque así

quedó tu cola. Recto, no te la voy a componer, para que se acuerden tú y tus descendientes cuál es la razón por la que no debemos dormir demasiado. Cuentos de la cultura ladina Cuento sobre los berrinches de los niños Finalmente llegó el día en que el niño no perdió la calma ni una sola vez y se lo dijo a su padre que no tenía que clavar ni un clavo en la cerca. Él había conseguido, por fin, controlar su mal temperamento. Su padre, muy contento y satisfecho, sugirió entonces a su hijo que por cada día que controlase su carácter, que sacase un clavo de la cerca.

Los días se pasaron y el niño pudo finalmente decir a su padre que ya había sacado todos los clavos de la cerca. Entonces el padre llevó a su hijo, de la mano, hasta la cerca de detrás de la casa y le dijo: - Mira, hijo, has trabajo duro para clavar y quitar los clavos de esta cerca, pero fíjate en todos los agujeros que quedaron en la cerca. Jamás será la misma. Lo que quiero decir es que cuando dices o haces cosas con mal genio, enfado y mal carácter, dejas una cicatriz, como estos agujeros en la cerca. Ya no importa tanto que pidas perdón. La herida estará siempre allí. Y una herida física es igual que una herida verbal. Los amigos, así como los padres y toda la familia, son verdaderas joyas a quienes hay que valorar. Ellos te sonríen y te animan a mejorar. Te escuchan, comparten una palabra de aliento y siempre tienen su corazón abierto para recibirte. Las palabras de su padre, así como la experiencia vivida con los clavos, hicieron con que el niño reflexionase sobre las consecuencias de su carácter. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Leyenda

de

la

Llorona

también llego a la Villa de la Asunción de las Aguas Calientes. Este personaje de leyenda, cuya presencia atemoriza no solamente a los niños, sino también a las persona mayores, es conocido de Sonora a Yucatán. En nuestra tierra, la

fábula cuenta que una mujer de sociedad, joven y bella, caso con un hombre mayor, bueno, responsable y cariñoso, que la consentía como una niña, su único defecto... que no tenia fortuna. Pero el sabiendo que su joven mujer le gustaba alternar en la sociedad y " escalar alturas ", trabajaba sin descanso para poder satisfacer las necesidades económicas de su esposa, la que sintiéndose consentida despilfarraba todo lo que le daba su marido y exigiéndole cada día mas, para poder estar a la altura de sus amigas, las que dedicaba tiempo a fiestas y constantes paseos. Marisa López de Figueroa, tuvo varios hijos estos eran educados por la servidumbre mientras que la madre se dedicaba a cosas triviales. Así pasaron varios años, el matrimonio Figueroa López, tuvo cuatro hijos y una vida difícil, por la señora de la casa, que repulsaba el hogar y nunca se ocupo de los hijos. Pasaron los años y el marido enfermó gravemente, al poco tiempo murió, llevándose " la llave de la despensa ", la viuda se quedó sin un centavo, y al frente de sus hijos que le pedían que comer. Por un tiempo la señora de Figueroa comenzó a vender sus muebles. Sus alhajas con lo que la fue pasando. Pocos eran los recursos que ya le quedaban, y al sentirse inútil para trabajar, y sin un centavo para mantener a sus hijos, lo pensó mucho, pero un día los reunió diciéndoles que los iba a llevar de paseo al río de los pirules. Los chamacos saltaban de alegría, ya que era la primera vez que su madre los levaba de paseo al campo. Los subió al carruaje y salió de su casa alas voladas, como si trajera gran pisa por llegar. Llegó al río, que entonces era caudaloso, los bajo del carro, que ella misma guiaba y fue aventando uno a uno a los pequeños, que con las manitas le hacían señas de que se estaban ahogando. Pero ella, tendenciosa y fría , veía como se los iba llevando la corriente, haciendo gorgoritos el agua, hasta quedarse quieta. A sus hijos se los llevo la corriente, en ese momento ya estarían muertos . Como autómata se retiro de el lugar, tomo el carruaje, salió como "alma que lleva el diablo ", pero los remordimientos la hicieron regresar al lugar del crimen. Era inútil las criaturas habían pasado a mejor vida. Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, se tiro ella también al río y pronto se pudieron ver cuatro cadáveres de niños y el de una mujer que flotaban en el río. Dice la leyenda que a partir de esa fecha, a las doce de la noche, la señora Marisa venia de ultratumba a llorar su desgracia: salía del cementerio (en donde les dieron cristiana sepultura) y cruzaba la ciudad en un carruaje, dando alaridos y gritando ¡ Aaaaay mis hijos ¡ ¡ Donde estarán mis hijos ¡ y así hasta llegar al río de los pirules en donde desaparecía. Todas las personas que la veían pasar a medianoche por las calles se santiguaban con reverencia al escuchar sus gemidos y gritos. Juraban que con la luz de la luna veían su carruaje que conducía una dama de negro que con alaridos buscaba a sus hijos.