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UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL FACULTAD DE FILOSOFIA, LETRAS Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN CARRERA DE EDUCACIÓN PRIMARIA
BATALLA DE TARQUI
La batalla de Tarqui se libró el 27 de febrero de 1829 en el llamado Portete de Tarqui, a pocos kilómetros de Cuenca (actual Ecuador), entre tropas de la Gran Colombia, comandadas por Antonio José de Sucre y Juan José Flores, y tropas peruanas comandadas por José de La Mar. ANTESCEDENTES Tras la independencia definitiva del Perú, el país estaba en buena parte sometido al protectorado de Simón Bolívar, que controlaba estrechamente sus asuntos. Además, todavía estaba acantonada en Lima la 3.ª División del ejército colombiano que había colaborado en la independencia. Bolívar hubo de abandonar Lima en 1826, para intentar solucionar los graves problemas que se planteaban en la Gran Colombia. Este hecho fue aprovechado por destacados miembros del gobierno y el ejército peruano para eliminar la influencia colombiana, y volver a incluir dentro del territorio nacional a la nueva República de Bolivia (el antiguo Alto Perú), separado por Bolívar, así como defender el territorio peruano frente a las ambiciones de Bolívar. Dejar a la ciudad de Guayaquil para que libremente se exprese por su destino, sin la coacción colombiana. En junio de 1827 las elecciones legislativas proclamaron presidente del Perú al general José de La Mar que, residiendo inicialmente en Guayaquil, tenía fuertes intereses comerciales. La Mar organizó dos ejércitos, uno acantonado en el sur del país (5.000 hombres al mando de Agustín Gamarra)[8] y otro en el norte (otros 5.000 soldados).[2] Las negociaciones diplomáticas con Bolívar fracasaron, y en julio de 1828 comenzó oficialmente la guerra. El 28 de noviembre de 1828 La Mar penetró en Jefferson Paúl Cauja Leones Página 1 de 8 Estudiantes Tercero “N”
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territorio grancolombiano y ocupó Loja y prácticamente todo el departamento de Azuay gracias al aporte de 3.700 refuerzos traídos por Gamarra;[2] posteriormente, La Mar ocupó también Guayaquil tras haber sido rechazadas sus tropas en primera instancia por el general grancolombiano Juan Illingworth Hunt el 23 de diciembre de 1828, el cual decide evacuar la ciudad visto que se encontraba en inferioridad numérica a más del hostigamiento por parte de los cañones de los barcos de guerra que bloqueaban Guayaquil, a la espera de refuerzos. El 19 de enero de 1829 se firma la capitulación de la ciudad de Guayaquil siendo está ocupada por tropas peruanas. Ante la situación, Antonio José de Sucre, entonces ya de vuelta a Quito tras renunciar a la presidencia boliviana, y Juan José Flores, gobernador del departamento del Ecuador, concentraron el ejército del Sur de Colombia cerca de Cuenca para presionar a las tropas peruanas, que el 10 de febrero habían ocupado Cuenca. El 4 de febrero fueron atacadas por primera vez la vanguardia del ejército peruano por tropas a cargo del general Luis Urdaneta, comisionado por Juan José Flores para atacar los puntos de avanzada del enemigo en Paquichapa siendo estos perseguidos hasta Saraguro, donde la vanguardia grancolombiana compuesta por Granaderos del Cauca, llegados de Guayaquil y 20 hombres del Yaguachi apoyados por la recién arribada compañía "Caracas" derrotó y dispersó a un destacamento peruano compuesto por 1.300 soldados que había quedado de guarnición, siendo confiscada gran cantidad de armamento. Posteriormente el pueblo de Saraguro fue tomado e incendiado por Urdaneta en represalia por colaborar con el ejército invasor. PREPARATIVOS PARA LA BATALLA El día 27 de febrero el ejército peruano pasó a Yunguilla. El cuartel general lo establecieron en Surupali. El 15 continuó avanzando hasta la localidad de Lentag a 4 leguas (20 km) de Girón y el 16 se arribaba a San Fernando. Sucre mientras tanto se movió hacia la explanada de Tarqui, ubicando a la infantería en Narancay y a la caballería en Guagua-Tarqui a donde llegó el 18 manteniéndose en esa posición hasta el 26 de febrero. En esos días, Raulet retornó de su incursión en Cuenca y llegaron 700 de los dispersos de Saraguro. Con eso, las pérdidas en efectivos de esa acción, quedaron reducidos a una suma sin mayor significación.
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El día 22 se dispuso que incursionara sobre Girón y a continuación se ordenó que la División Norte al mando del general argentino José María Plaza hiciera lo mismo. Tanto Plaza como el general argentino Mariano Necochea al frente de los Húsares de Junín, se opusieron a esta orden, porque ponía a los 900 hombres más cerca de Sucre que del resto de los peruanos. Se le ofreció a Plaza que de inmediato le seguiría el resto del ejército. El general al partir dijo: “si no se tratase de mi honor, pediría licencia.“ [cita requerida] El ejército sólo llegó a Girón el 26, dos días más tarde, y se dio a Plaza una nueva orden de avanzar hasta el ejército peruano. Todo el ejército colombiano estaba en la planicie norte, muy cerca de Plaza. El general Plaza consciente de la imprudencia de esta acción, protestó, pero sintiéndose comprometido en su honor, obedeció como buen militar. Al llegar de noche al sitio de su destino, distribuyó como mejor pudo a su tropa. Ya entrada la noche llegó Raulet con un contingente. Sería el gran sacrificado.[cita requerida] El 24, Sucre se enteró que una columna con dos batallones se encontraban en o cerca de Girón, pero pensando que sería solo un escuadrón de reconocimiento no avanzó sobre el grupo peruano. Sin embargo, ya el 25 junto con el general Flores, se entera que el grupo seguía en Girón separado del resto de sus efectivos en San Fernando, por lo que el día 26 decide atacarlos. Las tropas de Sucre se pusieron en marcha a las tres de la tarde con tres mil seiscientos hombres de combate. Al comenzar la marcha, sobrevino una fuerte lluvia, que apenas permitió llegar a las tropas a Tarqui a las 7 de la noche. Ya en el lugar, se enteró que el general Plaza estaba en el Portete de Tarqui, a tres leguas (15 km), y que el resto del ejército peruano llegaría aquella tarde a Girón.
El inicio de la batalla La mañana del día 27 de febrero, y después de una larga marcha que duró toda la noche anterior, el mariscal Antonio José de Sucre consiguió situar la 1.ª División colombiana de 1500 hombres de infantería y 100 caballos compuesta por tres batallones y un escuadrón al norte de la llanura de Tarqui en posición ventajosa, mientras esperaba la llegada de la 2.ª División.[4]
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Mientras tanto en cumplimiento de las órdenes de La Mar la vanguardia peruana formada por la División del general José María Plaza compuesta por 900 infantes avanzaba sobre el Portete, siendo esta completamente derrotada por los hombres a la cabeza del Mariscal Sucre, atacando sucesivamente al grueso del ejército peruano que acudió en ayuda al mando de La Mar y Gamarra.[4] En su parte, Sucre relata que "El 24 supe que una columna con dos batallones y un escuadrón enemigo al mando del general Plaza estaban en Girón. Juzgué que sería un fuerte reconocimiento, porque no me persuadí de que se avanzara sola esta división, pero el 25 hallándome con el general Flores, examinando por Tarqui la verdad, me informaron nuestros espías, que aún permanecía aquella en Girón y su ejército en San Fernando. El 26 resolví atacarla, y nuestros cuerpos, todos se pusieron en marcha a las tres de la tarde con tres mil seiscientos hombres de combate. Al comenzar nuestro movimiento, sobrevino una fuerte lluvia, que apenas nos permitió llegar a Tarqui a las 7 de la noche. Dando un descanso a la tropa, tuve partes que la división del general Plaza estaba en el Portete de Tarqui, a tres leguas de nosotros y que el resto del ejército peruano llegaría aquella tarde a Girón. Determiné dar una acción general".
La batalla dio inicio cuando una avanzada peruana de reconocimiento al mando del capitán Uria tropezó con una grancolombiana al mando del capitán Piedrahita trabándose un sangriento combate que comprometió al escuadrón de caballería Cedeño, comandado por el coronel venezolano José María Camacaro y al resto de la División peruana de Plaza. Los batallones Rifles, Yaguachi y Caracas avanzaron en apoyo del "Cedeño" y se encontraron con el batallón Quito. El desorden inicial de la batalla y la falta de visibilidad hizo que estos batallones se enfrentaran entre ellos. El general Flores, mientras tanto, consiguió superar los bosques que le separaban del enemigo, y organizar un ataque conjunto de los diversos batallones. Viéndose superado en número y con las municiones agotadas el general Plaza ordenó el repliegue en busca del grueso del ejército peruano encargando proteger la retirada al Coronel Quiroz siendo en todo momento acosado por la infantería y caballería grancolombiana. Jefferson Paúl Cauja Leones Página 4 de 8 Estudiantes Tercero “N”
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Cuando a las 7 de la mañana el resto del ejército peruano comandado por La Mar arribó al campo ya la División de Plaza había sido casi batida y el ejército grancolombiano ocupaba su posición. Viendo que el Portete de Tarqui ya había sido tomado por el ejército grancolombiano el general La Mar dispuso el repliegue estratégico del ejército hacia Girón. Mientras tanto la caballería grancolombiana, bajo el mando del coronel Daniel Florencio O'Leary, intentaba cortar el repliegue de la infantería peruana, el general argentino Mariano Necochea al frente de los Húsares de Junín comandó una carga de caballería que consiguió desbaratar al escuadrón "Cedeño " y detener el avance de la infantería de la Gran Colombia, compuesta por unas compañías de cazadores, protegiendo el repliegue de la infantería peruana. Fue en esta batalla cuando se produjo el célebre duelo a lanza entre el teniente coronel del Ejército peruano Domingo Nieto jefe del primer escuadrón de Húsares de Junín y el coronel venezolano José María Camacaro 1.ª Lanza de la caballería de la Gran Colombia al mando del escuadrón "Cedeño". Camacaro envió un parlamentario con señal blanca para que, a su nombre, haga un desafío, a fin de '"que ahorrasen la sangre de sus regimientos y que él se batiría con cualquiera que le conteste el duelo y el que ganara se quedaba con la victoria"'. Triunfó Nieto, Camacaro fue muerto de un lanzazo y las armas peruanas se quedaron con la victoria. Al ver a su jefe muerto los soldados grancolombianos no aceptaron la afrenta y atacaron a los "Húsares de Junín", pero éstos lograron detenerlos y acuchillaron a casi todo el escuadrón "Cedeño" reduciéndolo a 6 ó 7 hombres aproximadamente, consiguiendo los "Húsares de Junín", con su acción, impedir que las armas de la Gran Colombia obtengan una victoria total sobre las armas peruanas. El ejército grancolombiano consideró prudente conservar su posición mientras que el peruano logró replegarse en orden y formar sus divisiones en la llanura con su caballería y artillería a la salida del desfiladero, en espera de un nuevo enfrentamiento con el ejército de la Gran Colombia. El fracaso de esta última ofensiva, por parte del ejército de la Gran Colombia, y el repliegue estratégico peruano sellaron el resultado de la batalla. Sucre no satisfecho con este resultado envía a un oficial de Estado Mayor, con el objeto de negociar con La Mar siendo esto Jefferson Paúl Cauja Leones Página 5 de 8 Estudiantes Tercero “N”
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aceptado y el 1 de marzo en el campo de Girón se firma el Convenio de Girón que es ratificado por los generales Flores y O' Leary, por parte de la Gran Colombia y Gamarra y Orbegoso, por parte del Perú.[4] La reducida victoria grancolombiana sobre la División peruana del general Plaza (compuesta por los Batallones de Infantería "Ayacucho" y "Callao") se debió en buena parte a la estrechez del lugar, a lo ventajoso de la posición que las tropas de Sucre ocupaban, lo precipitado del combate que presentó a las divisiones peruanas la dificultad de desplegarse en orden de batalla y al enfrentamiento por separado contra la vanguardia del ejército peruano. Las bajas fueron considerables, el ejército grancolombiano confesó 400 bajas en combate mientras que el peruano perdió (según la Gran Colombia), 2,500 hombres entre muertos, heridos y 300 prisioneros, cifra considerada actualmente como exagerada; sin embargo el ejército peruano sostiene que las bajas en el ejército grancolombiano fueron 800 mientras que en el ejército peruano llegaron a cerca de 1,200 entre muertos y heridos.[7] Según la Gran Colombia, de la supuesta cifra 8,400 soldados peruanos que ingresaron al sur de la Gran Colombia, 2,500 regresaron al Perú tras el arresto de La Mar en Piura por parte del mariscal Gamarra. El 10 de julio de 1829 se firmó el armisticio de Piura, el cual fue ratificado por Simón Bolívar. El 15 las tropas peruanas procedieron a evacuar Guayaquil.[4] El mariscal Sucre ordenó la construcción, en el sitio del Portete de Tarqui, de un obelisco conmemorativo del fracaso de la invasión peruana, con la siguiente inscripción: "El ejército peruano de ocho mil soldados, que invadió la tierra de sus libertadores, fue derrotado por cuatro mil bravos de Colombia, el 27 de febrero de 1829." El obelisco fue construido años después por el gobierno del Ecuador, y durante la guerra peruano-ecuatoriana la aviación peruana intentó bombardearlo. El 27 de febrero es el Día del Ejército ecuatoriano, en recuerdo de la victoria del Mariscal Sucre y el Ejército de la Gran Colombia en Tarqui.
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Así mismo, el batallón de honor que custodia el Palacio de Carondelet sede del Gobierno del Ecuador en Quito, es conocido como los "Granaderos de Tarqui" y usa un uniforme de época azul y blanco, inspirado en los uniformes grancolombianos.
Como resultado de la batalla se firma el Convenio de Girón.
Las fuerzas peruanas se habrían de retirar de la provincia del Azuay y abandonar todas las plazas ocupadas. Si bien las fuerzas peruanas se retiraron La Mar se negó a entregar Guayaquil y, de hecho, se preparaba para iniciar una nueva ofensiva.
Durante cinco meses la guerra se estabilizó pues la Marina de Guerra del Perú aún continuaba dueña del mar y el ejército grancolombiano no se hallaba en condiciones de intentar recuperar Guayaquil. Finalmente el mismo Bolívar se había desplazado hacia el sur para dirigir la campaña para recuperar el puerto.
La guerra acabó inesperadamente con un golpe de estado por parte de Agustín Gamarra y otros jefes peruanos en Lima que derrocó a La Mar.
El nuevo gobierno de Agustín Gamarra cesó las hostilidades y entregó Guayaquil el 20 de julio. El 22 de septiembre de 1829 se firmó un tratado de paz en Guayaquil y se preparó una comisión mixta para fijar definitivamente los límites entre ambos países.
No obstante la disolución de la Gran Colombia pocos meses después dejó unas conclusiones poco claras, en gran parte gracias a un desacuerdo sobre la cédula real de 1802, que señalaba los obispados de Mainas y Quijos como parte del Virreinato del Perú, en lugar de la Real Audiencia de Quito, a quienes habían pertenecido hasta entonces. Este es el origen del largo conflicto fronterizo entre Ecuador y Perú (véase Conflicto Perú-Ecuador).
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