The Ritual - Shantel Tessier [PDF]

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Zitiervorschau

Esta traducción fue realizada sin fines de lucro por lo cual no tiene costo alguno. Es una traducción hecha por fans y para fans. Si el libro logra llegar a tu país, te animamos a adquirirlo. No olvides que también puedes apoyar a la autora siguiéndola en sus redes sociales, recomendándola a tus amigos, promocionando sus libros e incluso haciendo una reseña en tu blog o foro. Disfruta de la lectura.

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Staff MODERADORA Liobooks

TRADUCCIÓN Danielle OnlyNess

CORRECCIÓN Kote Ravest LeyRoja Mar.ca.sim Sand

REVISIÓN Danielle OnlyNess

LECTURA FINAL Yami

DISEÑO Bruja_Luna_

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Playlist “Make Hate to Me” by Citizen Soldier Needles” Seether “Like Lovers Do” Hey Violet “Numb” 8 Graves “Killing Me Slowly” Bad Wolves “Guest Room” Echos “I Don’t Give a Fuck” MISSIO, Zeale “Everybody Gets High” MISSIO “Taste of You” Rezz, Dove Cameron “Sick Like Me” In This Moment “Bad Intentions” Niykee Heaton “Mirrors” Natalia Kills, Migos, OG Parker “If You Want Love” NF “Broken” Lifehouse “Honesty” Halsey “Oh Lord” In This Moment “All The Time” Jeremih, Lil Wayne, Natasha Mosley

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Nota de la autora The Ritual puede contener disparadores para algunos. Como lectora, encuentro que las advertencias desencadenantes son spoilers, pero como autora, entiendo que a veces son necesarias. Aunque no voy a enumerar cada uno (hay muchos), no dude en enviarme un correo electrónico a [email protected] con su(s) advertencia(s) desencadenante(s) específica(s) y yo o uno de mis asistentes le avisaremos si eso está en el libro. Para aquellos de ustedes que desean ir a ciegas; Por favor, recuerda que este es un romance oscuro es una obra de ficción, y NO apruebo ninguna situación o acción que tenga lugar entre estos personajes.

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Índice Staff

3

Capítulo 20

140

Playlist

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Capítulo 21

146

Nota del autor

5

Capítulo 22

157

Índice

6

Capítulo 23

164

Sinopsis

8

Capítulo 24

174

Prólogo

9

Capítulo 25

180

Capítulo 1

10

Capítulo 26

182

Capítulo 2

14

Capítulo 27

190

Capítulo 3

16

Capítulo 28

195

Capítulo 4

19

Capítulo 29

199

Capítulo 5

21

Capítulo 30

212

Capítulo 6

33

Capítulo 31

220

Capítulo 7

36

Capítulo 32

229

Capítulo 8

48

Capítulo 33

238

Capítulo 9

54

Capítulo 34

244

Capítulo 10

59

Capítulo 35

252

Capítulo 11

70

Capítulo 36

257

Capítulo 12

76

Capítulo 37

260

Capítulo 13

83

Capítulo 38

270

Capítulo 14

90

Capítulo 39

280

Capítulo 15

105

Capítulo 40

293

Capítulo 16

112

Capítulo 41

302

Capítulo 17

119

Capítulo 42

314

Capítulo 18

124

Capítulo 43

323

Capítulo 19

134

Capítulo 44

330

6

Capítulo 45

339

Capítulo 55

408

Capítulo 46

347

Capítulo 56

418

Capítulo 47

354

Capítulo 57

433

Capítulo 48

361

Capítulo 58

440

Capítulo 49

368

Capítulo 59

454

Capítulo 50

374

Capítulo 60

460

Capítulo 51

384

Capítulo 61

473

Capítulo 52

392

Epílogo

476

Capítulo 53

398

Epílogo 2

485

Capítulo 54

403

Sobre la autora

493

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Sinopsis LA ELEGIDA Yo juro. Tú juras. Nosotros juramos. La Universidad de Barrington es el hogar de los Lords, una sociedad secreta que exige su sangre como pago. Son, sobre todo, los hombres más poderosos del mundo. Dedican su vida a la violencia a cambio de poder. Y durante su último año, se les ofrece una elegida. La gente cree que crecer con dinero es liberador, pero te prometo que no lo es. Toda mi vida ha sido planeada para mí. Nunca tuve la oportunidad de hacer lo que quería hasta que llegó Ryat Alexander Archer y me dio una opción para una vida mejor. Me ofreció lo que nadie más me había ofrecido: libertad. Elegí ser suya. Me hizo creer eso de todas formas, pero era solo otra mentira. Una forma en que los Lords te manipulan para que hagas lo que ellos quieren. Después de ser absorbida por el oscuro y retorcido mundo de los Lords, abracé mi nuevo papel y permití que Ryat me hiciera desfilar como el trofeo que era para él. Pero como todas las cosas, lo que comenzó como un juego pronto se convirtió en una lucha por la supervivencia. Y la única salida era la muerte.

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Prólogo L.O.R.D. Traducido por Danielle Corregido por Leyroja

Un LORD se toma en serio su juramento. Solo la sangre solidifica su compromiso de servir a quienes exigen su completa devoción. Es un Líder, cree en el Orden, sabe cuándo Reinar y es una Deidad. Un Lord debe ser iniciado para convertirse en miembro, pero puede ser retirado en cualquier momento por cualquier motivo. Si supera las tres pruebas de iniciación, conocerá para siempre el poder y la riqueza. Pero no todos los Lords están hechos de la misma manera. Algunos son más fuertes, más inteligentes y más hambrientos que otros. Se les desafía para ver hasta dónde llega su lealtad. Se les empuja hasta sus límites para demostrar su devoción. Están dispuestos a demostrar su compromiso. Nada, excepto su vida, será suficiente. Los límites se pondrán a prueba y la moral se olvidará. Un Lord puede ser juez, jurado y verdugo. Posee un poder que no tiene parangón con nadie, salvo con su hermano. Si consiguen completar todas las pruebas de iniciación, se le concederá una recompensa: una elegida. Ella es su regalo por su servidumbre.

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Capítulo 1 INICIACIÓN RYAT Traducido por Danielle Corregido por Leyroja

LEALTAD PRIMER AÑO EN LA UNIVERSIDAD DE BARRINGTON Me arrodillo en medio de la sala oscura junto con otros veinte hombres. Tengo las manos fuertemente sujetas a la espalda con un par de esposas. Mi camisa está rota y de mis labios rotos gotea sangre. Estoy jadeando, intentando todavía recuperar el aliento mientras mi corazón late como un tambor en mi pecho. Me cuesta escuchar con la sangre que corre por mis oídos y sudo a mares. Nos sacaron de la cama en mitad de la noche para servir. Nuestras clases de primer año en la Universidad de Barrington comienzan en dos semanas, pero ya tenemos que demostrar nuestra lealtad a los Lords. Siempre tendrás que probarte a ti mismo me dijo mi padre una vez. —A cada uno se le asignó una tarea —dice el hombre mientras camina frente a nosotros. Sus botas negras de combate golpean el suelo de hormigón a cada paso, y el sonido resuena en las paredes—. Matar o morir. ¿Cuántos de ustedes pueden cumplirlo? —Yo puedo —digo, levantando la cabeza inclinando la barbilla hacia el aire caliente y pegajoso. El sudor cubre mi frente después de la pelea. Está amañado. Se supone que debes perder. El objetivo es desgastarte. Ver cuánto tienes que dar. Hasta dónde puedes llegar. Me aseguré de ganar el mío. Sin importar lo que costara. Me sonríe como si estuviera bromeando. —Ryat. Pareces tan seguro de ti mismo.

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—Sé lo que soy capaz de hacer —digo apretando los dientes. No me gusta que me cuestionen. Cada uno de nosotros fue criado para esto, para ser un Lord. La riqueza nos trajo hasta aquí. Sin embargo, nuestra determinación nos separará cuando se acabe. El hombre mira al tipo de mi izquierda y asiente. El tipo camina detrás de mí y tira de la parte posterior de la camisa para ponerme de pie. Desabrocha las esposas, y rasgo el material triturado hacia arriba y sobre mi cabeza antes de dejar caer mis manos a los lados cuando lo que realmente quiero hacer es frotar mis muñecas doloridas. Nunca muestres debilidad. Un Lord no siente. Es una máquina. El hombre se acerca a mí con un cuchillo en la mano. Me lo tiende con el mango por delante, sus ojos negros casi brillan de emoción. —Muéstranos lo que puedes hacer. Lo agarro y me acerco a la silla atornillada al suelo. Retiro la sábana ensangrentada de la silla para revelar a un hombre atado a ella. Tiene las manos esposadas a la espalda y los pies abiertos y sujetos a las patas de la silla. No me sorprende conocerlo: es un Lord. O lo era. El hecho de que esté atado me dice que ya no lo es. Pero eso no cambia mis órdenes. Matar sin preguntas. ¿Quieres ser poderoso? Entonces te das cuenta de que eres una amenaza para los que quieren tu posición. Para tener éxito, no hay que ser más fuerte, solo más letal. El hombre sacude la cabeza, sus ojos marrones me suplican que le perdone la vida. Tapan su boca con varias capas de cinta adhesiva: los que suelten secretos serán silenciados. Se revuelve en la silla. Caminando detrás de él, miro sus muñecas esposadas. Lleva un anillo en la mano derecha; es un círculo con tres líneas horizontales en el centro. Representa el poder. No cualquiera sabría lo que significa, pero yo sí. Porque uso el mismo. Todos los presentes lo llevan. Pero que te den uno no significa que lo conserves.

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Me agacho y agarro su mano. Empieza a gritar detrás de la cinta mientras intenta luchar contra mí, pero le quito el anillo con facilidad y vuelvo a dar la vuelta para pararme frente a él. —No te lo mereces —digo, guardándolo en mi bolsillo—. Nos has traicionado, a tus hermanos, a ti mismo. El pago por eso es la muerte. Cuando echa la cabeza hacia atrás y grita dentro de la cinta, presiono el cuchillo en su cuello, justo debajo de la mandíbula. Su respiración llena la habitación, y su cuerpo se tensa, esperando el primer corte. Un Lord no muestra misericordia. Sangre y lágrimas es lo que exigimos a los que nos traicionan. Presionó la punta del cuchillo en su cuello, perforando su piel lo suficiente como para que una fina línea de sangre gotee de la herida. Comienza a llorar, las lágrimas corren por su rostro ya ensangrentado. —Cumplo con mi deber. Porque soy un Lord. No conozco límites cuando se trata de mi servidumbre. Obedeceré, serviré y dominaré —recito nuestro juramento—. Por mi hermano, soy un amigo. Daré mi vida por ti o la tomaré —clavo el cuchillo en su muslo derecho, forzando un grito ahogado de sus labios encintados antes de sacarlo, dejando que la sangre empape sus pantalones mientras gotea del extremo del cuchillo al suelo de cemento—. Porque somos lo que otros desean ser —rodeándolo, paso la punta por su antebrazo, cortando la piel como hice con el cuello—. Seremos responsables de nuestras acciones —apuñalo su muslo izquierdo y retito el cuchillo mientras sus sollozos continúan—. Porque representan lo que realmente somos. Tirando del cuello de su camisa, la rasgo por la mitad para dejar al descubierto su pecho y su estómago. El mismo escudo que hay en nuestros anillos está grabado en su pecho. Es lo que se nos da una vez que superamos las pruebas. Agarrando la piel, tiro de ella todo lo que puedo con la mano derecha, y luego deslizo la hoja a través de ella con la izquierda, separándola de su cuerpo. Solloza, los mocos salen por su nariz mientras la sangre sale a borbotones del agujero abierto en su piel. Su cuerpo empieza a temblar mientras cierra sus manos en puños y se retuerce en su silla. Arrojo la piel al suelo, frente a sus pies. Un recuerdo para después. Camino detrás de él. El único sonido de la habitación son sus gritos amortiguados por la cinta adhesiva. Agarro su cabello, tirando de su cabeza

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hacia atrás, obligo a sus caderas a levantarse de la silla. Su nuez de Adán se mueve cuando traga. Miro hacia abajo a sus ojos llenos de lágrimas. —Y tú, hermano mío... eres un traidor. —Entonces, deslizo la hoja a través de su cuello, abriéndoselo de par en par. Su cuerpo se afloja en la silla mientras la sangre brota de la herida abierta como una cascada, empapando su ropa al instante. —Impresionante. —El hombre que me entregó el cuchillo empieza a aplaudir mientras el silencio llena la sala. Me acerco a él y lanzo el cuchillo ensangrentado al aire, lo atrapo por la punta de la hoja y se lo entrego. Se detiene y me dedica una sonrisa torcida. —Sabía que serías una persona a la que había que vigilar —Agarra el cuchillo, se da la vuelta y se marcha. Me ¿quedo de pie, respirando con dificultad, ahora cubierto no solo de mi sangre, sino de la de un hermano. Levanto la cabeza y miro al espejo de dos caras del balcón del segundo piso, sabiendo que me están observando y que acabo de pasar mi primera prueba con éxito.

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Capítulo 2 INICIACIÓN RYAT Traducido por Danielle Corregido por Leyroja

DEVOCIÓN SEGUNDO AÑO EN LA UNIVERSIDAD DE BARRINGTON La lluvia cae del cielo, empapando mi ropa y haciendo que se pegue a mi piel. Me arrodillo en medio del ring. El agua mezclada con mi sangre se arremolina en el suelo a mí alrededor. Me tomo un segundo para recuperar el aliento y un poco de fuerza, porque la lluvia dificulta la conexión. Mi oponente está de pie frente a mí con las manos en alto, cubriendo su rostro mientras rebota de un pie a otro como si fuera un boxeador al que le pagan millones para lucirse ante el mundo en un combate televisado pago. Supongo que, en cierto modo, es un espectáculo. Solo que no es televisado. Y no hay pago. Tu recompensa es que puedes seguir respirando. —¡Levántate! —grita—. ¡Levántate, Ryat! Sonriendo, me pongo en pie y dejo caer las manos a los lados, dejándole creer que me tiene. Como si fuera tan jodidamente débil como para no defenderse. Me ataca, y yo doy un paso a mi izquierda en el último segundo mientras él baja el hombro. Extiendo mi pierna hacia afuera, haciéndolo tropezar. Cae de frente, resbalando en el charco de agua, y la multitud grita. —Dime, Jacob. ¿Cuántas ganas tienes de morir? —pregunto y escucho a los demás reírse de mi pregunta.

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El público siempre es necesario. Tus hermanos deben ser testigos de tu devoción. De lo contrario, no existe. Se pone en pie y gira para mirarme. Gruñendo, me muestra los dientes antes de volver a abalanzarse hacia mí. Esta vez, no me aparto. En vez de eso, me enfrento a él con mi puño. El golpe lo hace retroceder y la sangre sale volando de su boca. Mis nudillos se agrietan por la fuerza. Levantando la mano a mi boca, lamo la sangre y la lluvia en ellos. —Sabe a victoria —me burlo. Limpiando la sangre de su rostro destrozado, se tambalea, sus ojos parpadean rápidamente. Le he dado un buen golpe. —Tú... —se ahoga—. Tú... —Ryat —le recuerdo mi nombre, ya que parece haberlo olvidado. Vuelve a cargar contra mí, esta vez mucho más lentamente que la anterior. Lo esquivo, levanto el brazo y dejo que se estrelle contra él. Mi antebrazo golpea su nuez de Adán, derribándolo y haciendo que caiga de espaldas. Se pone de lado, tose y agarra su garganta. Aprovecho la oportunidad y pateo su rostro, la sangre brota de su nariz, ahora rota. Caigo de rodillas, a horcajadas sobre él. Mis manos rodean su garganta, cortándole el aire. Sus manos golpean mis brazos, sus pies patalean y sus caderas se agitan debajo de mí, pero no tiene ninguna posibilidad. Cuando mi agarre se intensifica, sus ojos se agrandan —No me vencerás —gruño. Cuando un Lord lucha, lo hace hasta el final. Solo puede haber un ganador. Solo uno quedará en pie. Y me niego a ser cualquier cosa menos eso.

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Capítulo 3 INICIACIÓN RYAT Traducido por Danielle Corregido por Leyroja

COMPROMISO TERCER AÑO EN LA UNIVERSIDAD DE BARRINGTON Entré en la casa tan silenciosamente como un ratón de iglesia. El encargo era sencillo. Me dieron una ubicación en Chicago, un nombre (Nathaniel Myers) y una foto. Elimínalo. Me dirijo al pasillo y subo la escalera de caracol hasta el segundo piso. Giro a la derecha y me detengo frente a una puerta cerrada. Alcanzo la puerta y presiono un dedo en mis labios para decirle a Matt que se mantenga en silencio. Es como un puto toro en una cacharrería. Nos dieron un compañero para esta tarea para ver cómo trabajamos con los demás, pero prefiero estar solo. No solo tengo que vigilar mi espalda, sino que ahora también tengo que vigilar la suya. Matt asiente una vez, pasando una mano por su rostro antes de agarrar el arma, sujetándola a su lado. Matt y yo somos amigos desde hace tres años. Desde que nos mudamos a la casa de los Lords y empezamos la Universidad de Barrington en Pensilvania. Pero eso no significa que quiera trabajar a su lado. Simplemente me va mejor por mi cuenta. Al abrir la puerta, entro en la habitación y veo a un hombre y una mujer acostados en una cama con las sábanas hasta la cintura. Ella está desnuda, con sus grandes tetas pagadas a la vista. Hay un tatuaje de una rosa debajo de la derecha. El tipo está acostado boca abajo, con las manos metidas debajo de la almohada. Estoy seguro de que hay una pistola ahí en todo momento. Probablemente duerme con el dedo en el gatillo.

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Me acerco a un lado de la cama, coloco el cañón de mi silenciador en su cabeza y aprieto el gatillo para acabar con él. Podría desenfundar, pero ¿para qué arriesgarme? Demasiadas cosas pueden salir mal. Y no es que te den puntos por creatividad. La mujer se mueve y Matt se acerca a su lado de la cama, apartando aún más las mantas. Está completamente desnuda. —Matt —siseo—. Vamos. Saca la navaja del bolsillo trasero y la abre. —Ella... —No está en la lista —susurro—. No nos desviemos de nuestras órdenes. Extiende la mano y agarra uno de sus pechos, haciéndola moverse y soltar un gemido. Camino alrededor de la cama, acercándome a él por detrás, y apunto a su cabeza con el extremo de mi silenciador. —Lárgate de aquí. Ahora mismo —exijo. Se ríe y levanta las manos en señal de rendición. —Solo me estoy divirtiendo un poco, Ryat. —Se da la vuelta y me mira, pero mantengo mi arma apuntando entre sus ojos azules—. ¿No estás cansado de hacer lo que dicen los Lords? ¿No quieres un poco de coño? Mis dientes rechinan. —Hay reglas por una razón —no digo que tengan sentido, pero he llegado demasiado lejos como para romperlas ahora. —Que se jodan las reglas —dice, haciendo que ella se ponga de lado. Él se agacha y desabrocha los botones de sus pantalones, luego baja la cremallera—. Me la voy a follar. Puedes hacer lo que quieras con tu polla. — Arranca el cinturón de sus pantalones y se gira para mirarla. Un grito agudo nos hace saltar a los dos. Ella se arrastra sobre su marido muerto y sale corriendo de la habitación. —Hija de puta —grita Matt, persiguiéndola. Pongo los ojos en blanco. Por eso prefiero trabajar solo. Los sigo hasta el pasillo y encuentro a Matt de pie junto a la barandilla. Me acerco a él, colocando mi arma a mi lado con una mano mientras con la otra agarro la barandilla. Mirando hacia abajo, veo a la mujer boca abajo en el primer piso,

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con sangre acumulándose lentamente a su alrededor en el suelo de mármol blanco. Me giro para mirarlo y le pregunto: —¿Se cayó o la tiraste has tú? —Ella jodidamente se cayó —dice, poniéndose inmediatamente a la defensiva. Niego con la cabeza, rechinando los dientes. —Vamos. Salgamos de aquí y llamemos para que limpien.

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Capítulo 4 INICIACIÓN RYAT Traducido por Danielle Corregido por Leyroja

UNO DE ELLOS ÚLTIMO AÑO EN LA UNIVERSIDAD DE BARRINGTON Golpean la parte posterior de mis rodillas y me derriban, haciéndome caer sobre ellas. Rechino los dientes para no hacer ruido cuando impactan contra el hormigón. La sangre se agolpa en mis oídos y mi corazón late desenfrenadamente en mi pecho. ¡Esto es por lo que vivo! El subidón de adrenalina no se parece a nada que haya conocido: es una adicción. Algo que no se puede comprar en la calle ni beber de una botella. Arrancan la capucha de mi cabeza y parpadeo, mirando a mi alrededor para ajustar la vista. Estoy en el centro de una sala. Asientos llenos de hombres vestidos con trajes de miles de dólares rodean el gran espacio. No sabrías que son todos asesinos si los vieras en la calle. La sala está llena de poder. Algunos son senadores, mientras que otros son directores generales de empresas multimillonarias. Un Lord está hecho para alimentarse de otro. Es como cualquier otra cosa: alguien tiene que estar en la cima y otro tiene que sostener la base. Pero, aun así, es poderoso. Después de la graduación, cada uno de nosotros somos ubicados estratégicamente donde encajamos mejor en el mundo. Mis ojos se posan en lo que parece ser un bebedero de pájaros en el centro con un pequeño fuego encendido, y mi respiración se acelera. —Sujétenlo —grita alguien.

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Me empujan de cara al suelo. Tiran mis brazos hacia mi espalda y me esposan. Gruño cuando tiran de mí para quedar arrodillado. Colocan un cinturón alrededor de mi cuello y tiran de él desde atrás mientras una bota presiona mi espalda justo entre los omóplatos. Muestro los dientes, intentando respirar con el poco aire que tengo. —Ryat Alexander Archer, has completado todas las pruebas de la iniciación. ¿Deseas continuar? —Sí, Lord —consigo gruñir. Él asiente, poniendo las manos en su espalda. —Quítale la camisa. Otro hombre se acerca a mí y me corta el cuello de mi camisa, luego la rasga por el centro. La deja colgando de mis hombros y se aleja. El instinto me hace luchar contra las ataduras, y el hombre que está detrás de mí tira más fuerte del cinturón, presionando su bota con más fuerza sobre mi espalda, cortándome el aire en el proceso. Aprieto las manos esposadas y veo cómo el hombre coloca un hierro caliente en el fuego. —Un Lord debe estar dispuesto a ir más allá por su título. Debe mostrar fuerza y tener lo que se necesita. —Saca el hierro caliente de las llamas y se gira hacia mí, con la punta roja—. Si fallas en tu posición como Lord, te quitaremos lo que te has ganado. —Mira a su derecha y añade—: Siléncienlo. Una mano agarra mi cabello, inclinando mi cabeza hacia atrás para mirar el techo negro. Si pudiera respirar, le gruñiría al hijo de puta que me está tocando. Meten un pequeño paño en mi boca y lo muerdo, sabiendo lo que viene. —Ryat Alexander Archer, bienvenido a los Lords. Porque cosecharás los beneficios de tu sacrificio. —Entonces, el hierro caliente se presiona contra mi pecho, marcando el escudo en mi cuerpo.

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Capítulo 5 RYAT Traducido por Danielle Corregido por Leyroja

Entro en la oficina vacía, mirando a través de las ventanas del suelo al techo detrás de un conjunto de sofás. Las luces de la ciudad iluminan la noche. Es la una de la madrugada y es la primera vez que estoy aquí. Avanzo por el pasillo y llamo a la última puerta. —Pase —dice un hombre. Entro y cierro la puerta. Un hombre está sentado detrás de un escritorio frente a las ventanas del suelo al techo. Una sola lámpara brilla en la esquina de su escritorio, y me pregunto si es para que las personas no sepan que está en su oficina a estas horas de la noche. —¿Quería verme, señor? —Siéntate, Ryat —me indica la silla de enfrente. Haciendo lo que me dice, cruzo los brazos sobre mi pecho. Mi ceremonia de Lord fue hace tres semanas. Las clases en la Universidad de Barrington empiezan en dos. Durante tres largos años, me he probado a mí mismo ante los Lords. Y ahora soy uno de ellos. Pero esta mañana, recibí una llamada para que me reuniera con un compañero Lord. No es raro, pero definitivamente me dio curiosidad por saber qué diablos quiere. Saca una foto del bolsillo de su chaqueta de su traje Armani y la desliza por la superficie negra. —Aquí tienes tu primera tarea. La tomó y la miro, pero rápidamente vuelvo a mirar hacia él. —¿Qué pasa con ella? —pregunto confundido. —Ella será tuya.

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Mi regalo: una elegida. En el primer año, todos hicimos un juramento, sabiendo que no todos podríamos lograrlo. Durante nuestro último año, somos recompensados por nuestra servidumbre con sexo. Se nos permite tomar más de una elegida. Podemos compartirla con los otros Lords si queremos. Sucede a menudo. No sé cuántas malditas orgías he visto en los últimos tres años. No hay reglas para nosotros una vez que tomamos una elegida. Solo en lo que se refiere a las mujeres. Si aceptan, ellas tienen que prestar juramento voluntariamente de pertenecernos, entonces son nuestras. Si un amigo la quiere para una noche, tenemos el poder de decir sí o no. Pero si se las atrapa saliendo, son castigadas. La humillación es la clave. Resoplo ante su respuesta y arrojo la foto al suelo. —No, en serio. Sus ojos marrones claros me miran fijamente, con la mandíbula marcada en una línea dura. El hombre parece demasiado joven para estar en el puesto que ocupa. No tiene muchas arrugas y está en buena forma, con una cabeza llena de cabello oscuro que mantiene peinado hacia atrás. Pero eso es un Lord para ti. Nos esforzamos mucho durante los tres primeros años de universidad. Una vez que nos graduamos en Barrington, gobernamos. Desvío la mirada, pasando una mano por mi cabello, y elijo mis palabras de manera diferente. —Ella no me pertenece. —Sí te pertenece... por ahora. —El hombre asiente una vez. Es una estudiante de primer año en Barrington. La conozco, pero nunca hablé con ella. No hay razón para hacerlo. Como dije, no me pertenece. Soltando un suspiro ante su silencio, recojo la foto. Ella está parada en medio de un estacionamiento junto a su Audi R8 blanco. Mirando fijamente su teléfono, no se da cuenta de que alguien la está observando, haciéndole fotos. Lleva unos pantalones de corte bajo y una camiseta blanca. Su cabello oscuro está suelto y el viento sopla en su rostro. —Esto tiene que estar mal —insisto, sacudiendo la cabeza—. Ella es... —¿Estás negando una orden directa? —pregunta, inclinando la cabeza hacia un lado. Aprieto los dientes. —No. Es solo que...

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—Bien. —Se pone de pie, arrancando la foto de mis manos—. Haz lo que se debe hacer y haz que suceda. Asintiendo, me levanto también. —Sí, señor. —Luego me doy la vuelta y salgo de su despacho, sabiendo que haré lo que sea necesario. ¡Blakely Anderson será mía!

BLAKELY Prácticamente estoy corriendo por el pasillo tratando de encontrar mi primera clase. Tengo los libros en una mano y el horario en la otra. Mi bolso se ha caído de mi hombro y está en el hueco de mi brazo. Al llegar a donde creo que se supone que debo estar, me detengo en la puerta y mis hombros. Salón 125 Se supone que debo ir al salón 152. —Ugh. —Echo la cabeza hacia atrás— Hijo de puta. Este es mi primer año en la Universidad de Barrington, así que se podría pensar que ya conozco la universidad, pero no es así. Este lugar tiene el tamaño de una gran ciudad, abarcando más de tres mil acres. Más de veinte edificios albergan las clases, además de apartamentos y casas porque aquí no tienen dormitorios. Eso no es aceptable para los ricos. Me doy la vuelta para ir en otra dirección, pero choco con una pared de ladrillos. El impacto me arroja sobre mi trasero. Los libros salen volando junto con mi horario y mi bolso. —¡Mira por dónde vas, joder! Levanto la vista del suelo y veo a un hombre de pie frente a mí. Unos ojos esmeraldas tan oscuros que casi dan miedo me miran. Su cabello castaño oscuro está recortado a los lados, y los mechones más largos de la parte superior están despeinados, dándole ese aspecto desordenado de “acabo de salir de la cama”. Tiene la nariz recta y un tic en su cincelada y suave mandíbula. Va vestido con unos pantalones oscuros de jeans que se ajustan a sus muslos, una camiseta negra que deja ver sus anchos hombros y sus musculosos brazos, y unas zapatillas. Ryat Archer está allí de pie, luciendo tan enojado como lo está cada segundo de cada día.

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—Lo siento —murmuro, empujando las gafas por el puente de mi nariz. Esta mañana se me hizo demasiado tarde como para tomarme el tiempo de jugar con mis lentes de contacto. Me odian. Extiendo la mano y espero a que la tome y me ayude a levantarme. Él descruza los brazos y mete las manos en los bolsillos delanteros de sus pantalones, haciéndome saber que estoy sola. Sus ojos se dirigen a mi pecho, e inclina la cabeza hacia un lado mientras siguen bajando por mi estómago y mis piernas descubiertas. Lentamente, observa mi camiseta y mis pantalones cortos de jeans. Mi respiración se acelera y el miedo se arrastra a lo largo de mi espalda como una araña que se arrastra por mi piel. Me mira como si fuera un problema del que tiene que ocuparse. Algo que se interpone en su camino hacia la conquista del mundo. El vello de mi nuca se eriza y mis pezones se endurecen cuando su mirada se posa entre mis piernas. Todo en mí me dice que corra (cualquier otra mujer lo haría) pero me quedo tirada en el suelo como una idiota. El aire se vuelve más denso, dificultando mi respiración, lo que hace que mis tetas reboten cuando consigo respirar profundamente. mío.

Da un paso hacia adelante, la punta de su calzado golpea la suela del

—Hay animales que deambulan por estos pasillos. Si no tienes cuidado, uno te atrapará. —Esos ojos amenazantes llegan a los míos una vez más, y me sonríe. No es más amigable que su mirada. En vez de eso, tengo la sensación de que quiere desgarrar mi garganta con sus dientes perfectamente blancos: me viene a la mente una sonrisa de un millón de dólares. Trago nerviosamente, con la boca repentinamente seca. —Yo... —¿Blakely? Dios, ¿Blakely? —esucho una voz familiar—. ¿Por qué estás en el suelo? —Matt se acerca por detrás de mí. Inclinándose, coloca sus brazos debajo de los míos y me levanta—. ¿Qué pasó? No respondo. Matt está recogiendo mis libros, mi bolso y mi horario mientras yo me quedo mirando a Ryat como un ciervo ante la luz de unos faros. Sus ojos no se han apartado de los míos desde que lanzó la amenaza. Lo entendí perfectamente. Esto es lo que se espera de cualquiera que asista a Barrington. Cruel.

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Malvado. Complejo de Dios. Esto es lo que pasa cuando los niños crecen consiguiendo todo lo que quieren. Y no estoy hablando de un oso de peluche de la tienda. No, estoy hablando de ese auto único de dos millones de dólares antes de que tengan una licencia. —¿Está todo bien aquí? —pregunta Matt. Miro hacia abajo y veo que ha dejado mis libros apilados en el suelo junto a nuestros pies. Mis ojos se dirigen a Matt, y él tiene toda su atención puesta en Ryat. No son amigos. Al menos, ya no lo son. Lo fueron una vez, pero algo pasó el año pasado y digamos que ahora se odian. —¿Blakely? —dice Matt, haciéndome saltar. En lugar de responderle, mis ojos se dirigen de nuevo a Ryat. Ryat levanta una ceja oscura, sus ojos verdes siguen clavados en los míos. Ahora son menos amenazantes y más juguetones. Esto es un juego para él. ¿Está todo bien aquí? —Sí —le respondo a Matt. No conozco muy bien a Ryat, pero soy consciente de su reputación. No quieres estar en su lista negra. Ryat parpadea, rompiendo el contacto, y mira a Matt. Borrando la sonrisa de su rostro, Ryat se acerca a él. Contengo la respiración mientras Matt se acobarda. —Mantén a tu perra con correa. —Luego me mira, sus ojos vuelven a recorrer mi cuerpo con rapidez, haciendo que mi respiración se acelere—. De lo contrario, se podría suponer que es una perra callejera. — Vuelve a centrar su atención en Matt—. Y bueno, digamos que tú más que nadie deberías saber que alguien puede decidir quitártela. Con eso, se acerca y empuja a Matt contra la pared, luego pasa junto a nosotros para continuar con su día. —¿Qué mierda? —sisea Matt, apartándose de la pared y viendo cómo Ryat se aleja sin molestarse en darnos una segunda mirada—. ¿Blakely? — Pone sus manos sobre mis hombros—. ¿Él te arrojo al suelo? —Sus manos recorren mis brazos. —No... no exactamente. —Sigo observando a Ryat. El pasillo no está abarrotado de ninguna manera, pero incluso si lo estuviera, aún podrías

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verlo. Mide alrededor de un metro noventa metros y pesa unos 110 kilos de puro músculo. Camina con tranquilidad, como si tuviera todo el día para llegar a su destino. —¿Él te tocó? —gruñe Matt. Ryat saca el celular de su bolsillo y empieza a enviar mensajes de texto antes de girar a la derecha por otro pasillo. Desapareciendo de la vista. —¿Blakely? —¿Qué? —digo, girándome a mirar a Matt ahora que Ryat se ha ido por completo. —¿Qué diablos pasó? —pregunta—. ¿Estabas hablando con Ryat? — Sus ojos se entrecierran hacia mí en señal de sospecha. Por supuesto. Ahora Matt está enfadado conmigo. Otro hombre amenaza su relación conmigo, y es mi culpa. Siempre lo es. —Nada. —Lo empujo—. ¿Qué pasó entre ustedes dos? —exijo, cruzando los brazos sobre mi pecho. Viven en la misma casa, la casa de los Lords. Ambos son miembros de L.O.R.D. (Líder, Orden, Reinar y Deidad) una sociedad secreta creada hace siglos por los hombres para alimentar sus actitudes misóginas y egoístas. Solo sé lo poco que me ha contado Matt en los últimos tres años, que es prácticamente nada. Su juramento le impide hablar de eso. —¿Cómo diablos voy a saberlo? —Se encoge de hombros. Lo miro con escepticismo. —¿Dices que no tienes ni idea de por qué te odia? —Me cuesta creerlo. —Ryat es un imbécil —añade como si yo no lo supiera ya. Sí, pero ha evitado por completo mi pregunta. —Lo que sea. Llego tarde a clase. Lo dejo ahí parado para seguir con mi día y consigo encontrar el salón de clases correcto. Subiendo las escaleras hasta la fila superior del del auditorio, me siento en el extremo junto a mi mejor amiga desde el jardín de infantes y froto mi codo. Me duele después de haberme caído sobre él. —¿Dónde estabas? —pregunta. Asiento con la cabeza. —Poniéndome al día.

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Pone los ojos en blanco. —Déjame adivinar, ¿Matt? —Algo así. —Oye, mira lo que encontré. —Mete la mano en su bolso y saca un papel. Lo despliega y lo deja sobre mi escritorio. —¿Qué es? —Nuestra primera fiesta universitaria oficial del primer año —chilla. Lo tomo y lo leo por encima. Es un papel negro con El Ritual escrito en la parte superior con letras blancas. Por lo que sé, los Lords esto todos los años. Escuché a las chicas hablando de eso aquí y allá, pero siempre que le pregunto a Matt sobre eso, me calla y dice que han jurado guardar el secreto. «No sería una sociedad secreta, Blakely, si le contáramos a todo el mundo lo que pasa, por dentro» me dijo una vez, y puse los ojos en blanco. Empiezo a leer por encima. Yo juro. Tú juras. Nosotros juramos. El ritual es lo que una debe hacer para convertirse en una elegida. Una elegida debe estar dispuesta a entregarse en todo lo que hace. La miro y levanto una ceja. —¿Esta mierda es real? —¿Sabe siquiera lo que significa? Nunca había visto un folleto al respecto con reglas enumeradas. Solo pensé que era un estúpido rumor que algunas chicas comenzaron para sentirse deseadas. Algunas harían cualquier cosa para conseguir una polla. Ella asiente. —Eso espero. Poniendo los ojos en blanco, vuelvo a mirar el papel. Una elegida está protegida por el ritual. Todos y todos deben tratarlas como tales.

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—No. —Doblo el papel y se lo devuelvo—. Eso es una estupidez. O jodido. De cualquier manera, sabes que no puedo ir Matt me mataría si me presentara en la casa de los Lords. —Matt no puede decirte lo que puedes o no puedes hacer, Blakely — argumenta. Ignoro eso y centro mi atención en el profesor que está al frente de salón. Empiezo a pensar en lo que dijo Ryat en el pasillo. Me llamó callejera. Dijo que alguien podría optar por llevarme. Lo cual es estúpido porque sabe que estoy con Matt. —Espera —digo en voz demasiado alta y me hundo en mi asiento cuando el chico de la izquierda me hace callar—. Devuélveme eso —susurro. Pasando la mano por encima, intento alisar las arrugas lo mejor que puedo en mi escritorio. —¿Quién elige? —pregunto, mientras mis ojos escudriñan el papel. —No estoy segura. —Ella se encoge de hombros, se inclina y lo mira también La chica que está delante de nosotros se da la vuelta y nos mira. —Lo siento —susurro. Sus ojos se posan en el papel y luego se da la vuelta, arrojando su cabello rubio sobre su hombro. Saco mi celular y le envío a Matt un mensaje rápido. Sé que no tiene clase a esta hora. Iba a pasar un rato en la biblioteca esta mañana. Yo: ¿Qué significa que un Lord elija a alguien?

Salimos de la clase y vuelvo a sacar mi celular para ver si Matt ha respondido. Lo leyó de inmediato, pero aún no ha respondido. Suspiro, guardándolo en mi bolsillo trasero. Sarah empieza a colgarse de mi brazo. —Vamos. Vamos —se queja—. Se nos acaba el tiempo para divertirnos de verdad. Es el primer año. Hemos pasado todo el verano en casa. Juramos

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que este año sería diferente. Que realmente vendríamos y haríamos cosas. Solo es una fiesta. ¿Qué daño puede hacer? No es que ya tengamos planes. —Yo... —¿Están hablando del ritual? —pregunta la chica que estaba sentada delante de mí. —Sí —responde Sarah. —Bueno, yo no iría si fuera tú. —Aprieta los libros contra su pecho— . Es malvado. Vil. Demente. Solo unos tipos que se creen superiores a los demás y que les gusta follar a las mujeres. —¿Cómo es eso? —pregunto, interesada. Algo de lo que Ryat le ha dicho a Matt despertó mi curiosidad. No puedes tomar algo que no te pertenece. —Tyson Crawford. —dice el nombre como si tuviéramos que saber quién es. No lo sabemos. —¿Quién es? —Era un estudiante de último año en Barrington hace unos años. Eligió a Whitney Minson como suya. Bueno, una vez que realizó la ceremonia de los votos... —hace una pausa, sus ojos van de un lado a otro para ver si alguien la está escuchando. Cuando está convencida de que nadie está prestando atención, se acerca a nosotras—. La ató boca abajo en su cama, desnuda, amordazada y con los ojos vendados. La dejó allí todo el día mientras él iba a sus clases. Tenía cámaras por toda su habitación con una transmisión en directo en su teléfono. Luego, una vez que se fue a casa, la folló, lo que también grabó y envió a su novio, el novio al que ella engañaba después de que hiciera el juramento de ser de Tyson. —Maldita sea. Salvaje. Me gusta —Sarah se ríe. Los ojos de la chica se entrecierram sobre ella. —Fue asqueroso —espeta. —¿Entonces qué? —pregunto. Siento que hay algo más en esa historia. —Bueno, ella le pertenecía. Era su elegida —dice, poniendo los ojos en blanco.

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—¿Qué significa? —insisto, sin entender todavía esa mierda de la elegida—. Alguien no puede decidir tenerte sin más —digo lo obvio—. Las mujeres no son una maldita propiedad. Bajando la voz a un susurro, dice: —Los Lords pueden hacer lo que les dé la gana. Su juramento les promete eso. —¿Cómo sabes todo esto? ¿Eres una elegida? —pregunto. —Joder, no. —Ella resopla como si estuviera ofendida de que pudiera pensar eso. Entonces se da la vuelta y prácticamente sale corriendo como si fuera un pecado ser vista con nosotras. —Oh, iremos —dice Sarah con naturalidad. —¿Ritual? ¿Una ceremonia de votos? Suena como una mierda. — Niego con la cabeza. —Matt es miembro. ¿Qué tan malo puede ser? —Se ríe—. Es un cobarde. No lo discuto. Cuando levanto la vista, Ryat pasa con otros dos tipos que conozco como Gunner y Prickett. Compañeros miembros de los Lords. Un miembro Lord siempre es fácil de reconocer porque llevan un anillo, un escudo. Sin embargo, nadie que no sea un Lord sabe lo que realmente significa. En este momento, los tres son ajenos a todos los que los rodean, sumidos en su propia conversación. Imagino que siempre son así. Creyendo que son intocables. Mis manos se cierran en puños, arrugando el papel una vez más. Las palabras que le dijo a Matt... lo que la chica acaba de decirnos. Sabía que habían hecho un juramento, uno estúpido, pero no sé a qué viene toda esta mierda de las elegidas. Supongo que nunca he prestado mucha atención a lo que sucede detrás de las puertas en la casa de los Lords. Los miembros están obligados a vivir todos juntos, y no está cerca del campus. Tomando una decisión, salgo corriendo por el pasillo. Paso de largo, luego me doy la vuelta y me detengo frente a ellos, haciendo que los tres se detengan. —Bueno, hola sexy —Gunner, el de la derecha, me sonríe y sus ojos azules se posan en mis piernas descubiertas. —Perra, ¿te acuerdas? —le pregunto a Ryat, que está de pie en el medio con los brazos cruzados sobre su pecho. Se había referido a mí como la perra de Matt, pero sabe mi maldito nombre.

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Las comisuras de sus labios se levantan y sonríe, con un aspecto más juguetón que antes. —Veo que tu patético noviecito aún no te ha puesto la correa. —Sus deslumbrantes ojos verdes se posan en mi cuello y niega con la cabeza mientras emite un chasquido—. No puedo decir que no se lo advertí. El calor recorre mi cuerpo y mi rostro se pone rojo de vergüenza. ¿Por qué siento eso como otra amenaza? ¿Y por qué mi corazón comienza a acelerarse ante la idea de ser su presa? —¿Juego gratis? —pregunta Prickett, el del extremo izquierdo. Mis ojos se dirigen a los suyos. —¿Disculpa? —gruño. Estoy bastante segura de que es la primera vez que lo escucho hablar. No hablo ni me relaciono con ningún otro Lord. Matt es el único que conozco a nivel personal. Siempre me ha mantenido lo más lejos posible de ellos, y eso nunca me importó. —Siempre lo son —responde Ryat. —Bueno, ¿a quién tenemos aquí? —pregunta Sarah, deslizándose a mi lado. —Sarah. —Gunner levanta la mano para frotar su barbilla mientras sus ojos la devoran—. Me alegro de volver a verte. —Parece que sí. —Sus ojos se dirigen a su entrepierna, y yo pongo los míos en blanco. —¿Qué quisiste decir con que otra persona podría elegirme? —le pregunto a Ryat, inclinando mi cadera hacia un lado. Los tres hombres se ponen rígidos y sus ojos se entornan hacia mí. Él da un paso adelante invadiendo mi espacio. Respiro entrecortadamente cuando extiende la mano, tomando un mechón de cabello y colocándolo detrás de mi oreja. Sus dedos rozan suavemente mi piel y el contacto me hace estremecer. Se inclina y sus ojos verdes devoran los míos cuando susurra: —¿Por qué no le preguntas a Matt por qué no puede elegirte? Me alejo, dando un paso atrás, y frunzo el ceño. —Él es mi novio. —¿Qué quiere decir con que Matt no puede elegirme? ¿Y por qué demonios me elegiría?

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—Sigue diciendo eso como si significara algo —comenta Ryat, haciendo reír a los demás. Aparto a Sarah de ellos, sin estar muy segura de lo que pensaba conseguir con eso. Pero seguro que hablaré con Matt de esto. Mientras caminamos por el pasillo, ella mira por encima de su hombro hacia atrás. —Ryat está mirando tu trasero como si quisiera comérselo —se ríe. —Sí... bueno, eso no sucederá.

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Capítulo 6 RYAT Traducido por Danielle Corregido por Leyroja

Veo cómo la morena se abre paso por el pasillo, alejándose lo más posible de mí. Blakely es exactamente lo que esperaba que fuera. Cabello largo y oscuro y grandes ojos azules escondido detrás de sus gafas de montura negra. Parece tan inocente, con su rostro de muñeca Barbie y su piel bronceada. Un maldito buen cuerpo. Tetas grandes, teniendo en cuenta lo pequeña que es en todo lo demás, con un culo de burbuja. No puede medir más de un metro sesenta y cinco sin tacones de prostituta. Sé quién es. También sé que no importa que esté prometida a Matt. Él hizo enfadar a los Lords y ha perdido la oportunidad de que ella sea su elegida. Prickett piensa que ella es un juego gratis, pero eso está muy lejos de la verdad. Ella es mía. No fue coincidencia que ella se encontrara conmigo esta mañana. Me puse en su camino y esperé a que levantara la vista y se fijara en mí. La he estado siguiendo desde que me dijeron que la eligiera hace dos semanas. Aprendiendo su horario y los lugares a los que va. Lleva una vida muy aburrida, eso es seguro. Sin embargo, me sorprendió que me gustara su aspecto, mirándome fijamente desde el piso. Vulnerable. Presa fácil. —¿Esa es la chica de Matt? ¿Siguen juntos? —preguntó Gunner, sacando el celular de su bolsillo. —Él parece pensar que sí. —No lo será por mucho tiempo. —Tenía el folleto en la mano —afirma Prickett.

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—Lo vi. —Por la forma en que estaba arrugado en su mano, creo que es seguro asumir que no asistirá. Mi comentario sobre las perras callejeras y las elegidas debe haber despertado su interés. Bien. Quiero que pregunte y descubra quién soy. Definitivamente soy más hombre que Matt. Todo lo que tiene que hacer es preguntarle a él. —Amigo, ella debe ser virgen. —Gunner se ríe—. ¿Seguro que quieres meterte en esto? ¿Tomar a alguien sin experiencia? —Lo dudo —murmuro. Sé que ella y Matt nunca han tenido sexo, pero eso no significa que no haya follado con otra persona. Pero eso sería la cereza del pastel, ¿no? Si tomara a su mujer y la follara antes de que él tuviera la oportunidad. Además, eso la hace diez veces más interesante. Y mi polla está aún más desesperada por ella. —Ella está en la lista —añade Gunner, desplazándose por los nombres en su celular. Ya sabía que estaba en la lista. Blakely Rae Anderson va a ser elegida. Solo que no por el tipo que ella espera, pero definitivamente la mejor opción.

BLAKELY —¿Matt? —digo, cuando lo veo en la biblioteca sentado en una mesa. ¿Qué es lo que sabe? Está escribiendo en su teléfono—. Será mejor que me respondas. —Shh —Me hace callar, poniéndose de pie mientras guarda su celular—. No hagas ruido. —Agarra mi brazo y me empuja hacia un pasillo donde estamos solos—. ¿Qué estás haciendo? ¿No tienes clase ahora mismo? —¿Por qué me ignoras? —digo. —Estoy ocupado, Blakely —gruñe, alejándose de mí. —No demasiado aparentemente —siseo.

ocupado

para

hablar

con

otra

persona,

—No voy a hacer esto ahora. —Pasa las manos por su cabello oscuro— . No tengo tiempo...

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Agarro su brazo, pero él simplemente me empuja. —¿Por qué no puedes elegirme? Me mira fijamente, con la mandíbula tensa, y se acerca a mí, presionando mi espalda contra las estanterías. —¿Qué acabas de preguntar? Trago saliva y pongo las manos en su pecho, intentando que retroceda un paso. Matt es un tipo grande. Vive haciendo ejercicios. Su aspecto físico es muy importante para él. Jugó al fútbol durante todo el instituto. Soy demasiado débil y pequeña para siquiera hacer que se mueva. —¿Por qué no puedes elegirme a mí? —pregunto, suavizando la voz— . ¿Qué significa eso? —Solo lo diré una vez —gruñe, acercándose aún más. Coloca las dos manos en la estantería que hay detrás de mí, enjaulándome—. Deja eso. Ahora mismo. No te concierne. ¿Por qué está evitando esto? ¿Qué tan malo puede ser? —Pero Ryat... —Me importa una mierda lo que diga ese pedazo de imbécil, Blakely. Aléjate de él. Aléjate de la casa de los Lords. —Empuja la estantería, dando un paso atrás—. Y vete a tu maldita clase.

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Capítulo 7 RYAT Traducido por Danielle Corregido por Leyroja

PRIMER AÑO EN LA UNIVERSIDAD DE BARRINGTON Me siento en la silla con Matt a mi derecha. No nos hemos dirigido una sola palabra desde la última noche en Chicago. Nos dieron un objetivo y terminamos matando también a su esposa. La puerta se abre y me siento más erguido. —¿Qué diablos pasó? —exige Lincoln. —El trabajo se completó —espeta Matt, poniéndose inmediatamente a la defensiva como hizo conmigo en la casa la noche anterior. En el momento en que avisamos de que habíamos terminado el trabajo, nos montaron en un jet privado y nos llevaron de regreso a Pensilvania, a la casa de los Lords, y nos escoltaron hasta esta sala donde nos hicieron esperar. Lo cual nunca es bueno. He visto a hombres entrar aquí y nunca salir. —Tú mataste a su esposa —argumenta Lincoln—. Ella debía seguir viva. No sé cómo ves eso como un trabajo terminado. Matt gruñe. —Ella se interpuso. —¿Eso es cierto, Ryat? —Me mira—. ¿Ella fue un problema, interponiéndose en tu camino para completar tu misión y tuvieron que eliminarla también? —Arqueando una ceja, espera mi respuesta. Lo miró fijamente, cruzando los brazos sobre mi pecho. No soy una maldita rata, pero tampoco voy a mentir por Matt. Se ha pasado de la raya. Tenemos reglas que debemos cumplir. Si no, ¿qué mierda estamos haciendo aquí? No mato por deporte. Hago lo que hay que hacer. Punto.

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Lincoln suspira, pasando una mano por su rostro. Evidentemente está estresado. —Estás en período de prueba, Matt. —¿Qué? —Se pone en pie de un salto—. ¿Qué diablos, Linc? Sabes que eso es una mierda. —¡Sé que mataste a una perra muy importante! —arremete Lincoln, poniéndose frente a él—. ¡Y ahora tengo que limpiar tu desastre! —¿Quién mierda era ella? —exige Matt. —¡Eso no es de tu incumbencia! —le grita Lincoln en la cara. —Acabas de decir que era importante —argumenta. —¡Lárgate de mi oficina, Matt, antes de que te despoje de tu título de Lord! —grita, señalando la puerta. Matt se da la vuelta y empuja la silla antes de salir dando un portazo. Me levanto y me giro para salir también. —Espera, Ryat —gruñe Lincoln. Doy la vuelta para mirarlo, y él se deja caer detrás de su escritorio. —Necesito saber lo que pasó —entrelaza sus dedos sobre la superficie. No digo nada. algo.

—Maldita sea —sisea, recostándose en su asiento—. Tienes que darme —Hice lo que se me pidió. Está muerto —digo simplemente. Asiente una vez. —Entonces, Matt mató a la mujer.

Aparto la mirada de él y rechino los dientes. Ya sospechaban que había sido Matt, pero yo lo acabo de confirmar. Esta es la razón por la que jodidamente no hablo. —No estoy seguro de qué hacer, Ryat —afirma. Le devuelvo la mirada y él inclina la cabeza de un lado a otro, contemplando su próximo movimiento. —También podría ponerte en un período de prueba.

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Aprieto las manos, no muy sorprendido. Me imaginaba que me castigarían para hacerme hablar. Entonces se acerca y pulsa un botón en teléfono de su oficina. —Hazlo pasar. La puerta se abre detrás de mí y veo entrar a un hombre. No lo conozco personalmente, pero he oído hablar de él. Su lista de cadáveres es kilométrica. Un sádico hijo de puta. Mató a tres de sus hermanos en su último año. Todos en la casa de los Lords le temían. Es una leyenda, realmente. —¿Ryat Archer? —Extiende su mano derecha hacia mí. —Sí, señor. —Hago lo mismo y la estrecho. Me hace un gesto para que vuelva a sentarme y así lo hago. —¿De qué se trata? —pregunto, mirando de un lado a otro entre los dos hombres. —Bueno, hijo... —Se sienta en el sofá de cuero y desabrocha la chaqueta de su traje negro—. Me gustaría que me hicieras un favor. Me inclino hacia delante, apoyando los codos en mis muslos. ¿Así es como me harán hablar? ¿Amenazando con ponerme en período de prueba y luego pidiéndome un favor? A cambio, pido no estar más en período de prueba. —¿Y qué obtendré a cambio? Él echa la cabeza hacia atrás, riendo, haciendo temblar su cuerpo. Luego mira a Lincoln. —Me gusta este chico. —Te lo dije —dice Lincoln crípticamente. —Los Lords son muy complacientes con sus hermanos que están dispuestos a ir más allá —se recuesta en el sofá, poniéndose cómodo—. Entonces, Ryat... la verdadera pregunta es, ¿qué es lo que quieres? Permanezco sentado en mi W Motors Lykan Hypersport negro, escondido en el estacionamiento del complejo de apartamentos de Blake. Se encuentra justo al lado del campus. Lo primero que te enseñan cuando te conviertes en un Lord es que haces tú inteligencia. Piensas en cualquier escenario que te dé ventaja para ganar.

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La luz se enciende en su dormitorio y me siento más erguido cuando ella pasa junto a su ventana y finalmente llega a casa. Se detiene en una esquina, se agacha y desliza la camisa por encima de su cabeza. Mi polla se pone dura al instante al ver cómo el movimiento hace que su cabello caiga sobre su espalda. No importa que solo pueda ver su sombra. Es suficiente. Por ahora. Perdiéndose de vista, veo que se enciende otra luz en una habitación contigua, su baño. La he observado lo suficiente como para conocer la distribución de su apartamento. Es aún más difícil ver a través del vidrio, sin embargo, es suficiente para distinguir la vista lateral de sus grandes pechos. La curva de los mismos y su vientre plano seguido de su gran trasero. —Joder —Bajo la cremallera de mis pantalones y agarro mi polla. Escupiendo en mi mano, empiezo a acariciarla lentamente, imaginando que tengo una mano en su cabello y que está metiendo mi polla en su boca. Ella entra en lo que sé que es su ducha, y veo agua salpicando su cuerpo. Cerrando los ojos, acelero el movimiento de mi mano y la imagino de rodillas dentro de la ducha. Mirándome con sus ojos azules mientras sus labios entreabiertos piden ser follados. —Lo que mi chica quiera —jadeo, mis caderas se agitan en el asiento del conductor. Enredo mis manos en su húmedo y oscuro cabello y deslizo mi polla dentro de su caliente y húmeda boca y comienzo a follarla. —Blake. —Gimo, mi mano acelera el ritmo mientras imagino sus bonitos ojos azules llorando mientras me follo ese bonito rostro. Mis pelotas se tensan y mi respiración se acelera segundos antes de venirme en mi mano. —¡Joder! —siseo, levantando la mano, me quito la camiseta y la uso para limpiar mi desastre. Mirando hacia su ventana, veo que la luz del baño se apaga y luego la de su dormitorio. Respirando profundamente, apoyo la cabeza en el respaldo, tratando de calmar mi corazón acelerado. —Pronto, Blake. Pronto. —No tendré que usar mi mano o mi imaginación.

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Tendré su boca, su coño y su culo para usarlos. Seré su maldito dueño.

PRIMER AÑO Salgo de la habitación y empiezo a caminar por el pasillo hacia mi dormitorio. Abro la puerta de un empujón y la cierro de golpe para encontrar a Matt sentado a un lado de mi cama. —Vete a la mierda. —Paso junto a él y me dirijo al baño contiguo. Se pone en pie de un salto. —¿Qué mierda le has dicho a Lincoln? Me doy la vuelta y lo empujo. —¡No dije una mierda! Se tambalea hacia atrás y luego sacude la cabeza, soltando una risa áspera. —Deberías cubrirme las espaldas. —¡Y tú deberías haber sabido que no debías jodidamente tocarla! — respondo. —Si me hubieras dejado follarla... —¿Quieres decir violarla? —corrijo—. ¡Joder, Matt! ¿En qué demonios estabas pensando? —La abstinencia es parte de nuestro juramento, hasta nuestro último año, cuando se nos concede una elegida. Si le hubiera dicho a Lincoln que iba a violar a la mujer, seguramente sería despojado de su título de Lord. Matt pasa las manos por su cabello, dejando escapar un suspiro frustrado. —No lo sé. Blakely y yo hemos estado discutiendo... Resoplo, interrumpiéndolo. —Has estado peleando con tu novia, ¿y decides desobedecer una orden con los Lords? ¡Te echarán!

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—¡Estoy bien! —Hace un gesto, restándole importancia—. ¿Qué te dijo Lincoln después de que me fuera? Solo menciona a Lincoln, lo que significa que no sabe que trajeron a otro hombre para hablar conmigo. —No te delaté. —Evito su pregunta. —Bueno, ¿qué mierda dijiste? —espeta Matt. —Eso no es de tu incumbencia. —Me doy la vuelta, poniéndole fin a la conversación. Agarra mi camisa y me saca del baño llevándome de regreso a mi habitación. Me balanceo, mi cuerpo se retuerce, y mi puño conecta con su mandíbula. —¡No me empujes, Matt! —gruño, abriendo y cerrando la mano, sintiendo que ya empieza a hincharse por el golpe. Frotando su mandíbula, se acerca a mí, pecho contra pecho, y yo inclino el mío, dispuesto a golpear su trasero en cuanto hable. —Si descubro que me has jodido, acabaré contigo, Ryat. Sonrío ante eso. —Me gustaría verte intentarlo. Con eso, gira y sale de mi habitación, dando un portazo al salir.

BLAKELY Es viernes por la noche, y estoy acostada en mi cama viendo una película de terror en Netflix mientras me desplazo por mi página de redes sociales. Al no ver nada interesante, cierro la aplicación y subo el volumen de la televisión, pensando en el tiempo que llevo aquí en la Universidad de Barrington desde que empezaron las clases hace dos semanas. Ya no me he topado con cierto imbécil. Pero Matt ha estado actuando de forma extraña desde que irrumpí en la biblioteca exigiendo respuestas. Que no me dio. Siempre menciona a Ryat. Todos los días me pregunta si lo he visto o he hablado con él. Cuando le digo que no, dice que está bien, pero puedo ver en sus ojos que no me cree. Y eso empieza a molestarme. Nunca

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lo he engañado antes, ni siquiera he coqueteado con otro chico, así que el hecho de que tenga que cuestionar mi lealtad me molesta. He sido yo quien le ha rogado por sexo y él es quien me rechaza. Siempre me dice que les prometió a mis padres que esperaríamos a nuestra noche de bodas. Eso es una mierda. ¿Quién diablos espera hoy en día? Hemos tonteado, pero él siempre lo detiene antes de que vaya demasiado lejos, dejando mi cuerpo rogando por más. —Nos vamos —afirma Sarah, entrando en mi dormitorio y dejándose caer en el extremo de mi cama. —Pero... —Sin peros. —Ella niega con la cabeza—. No hemos hecho más que quedarnos en casa, y no me fui de Texas para quedarme en casa todo el maldito tiempo. Además, Matt está fuera de la ciudad. —Me guiña un ojo. Se fue a casa por el fin de semana. Quería preguntarle por qué no me había invitado, pero tampoco quería ver a mis padres, así que mantuve la boca cerrada. —¿Qué tiene que ver esto? —Puedes relajarte y divertirte sin que te acuse de querer follar con Ryat. —Ella ha escuchado varias de nuestras discusiones en las últimas dos semanas. Las paredes de nuestro apartamento son demasiado finas. O tal vez solo peleamos demasiado fuerte. —Por favor. —Recurre a la súplica cuando permanezco en la cama mirándola fijamente—. Solo esta vez… Es solo una fiesta. Hace tiempo que no tengo una noche de chicas con ella. Matt nunca ha sido un gran admirador de Sarah. Él dice que ella es demasiado coqueta con todo el mundo. Ha sido muy elocuente sobre su odio hacia ella durante años. Cuando estamos en casa, en Texas, siempre se presenta o hace planes para nosotros con sus padres, así que tengo que cancelar los míos con ella. Ella nunca pareció enfadarse conmigo por eso. Es curioso cómo recién ahora me doy cuenta de que él haría eso. —Bien… —gruño, tirando las mantas. Quiero salir y divertirme un poco—. Averiguaremos qué significa esta mierda de ser elegida —añado. —¡Sí!… —Se pone en pie de un salto—. Iré a vestirme. —Saliendo a toda prisa de mi habitación, grita por encima de su hombro—: Ponte algo de zorra. Me río, entrando en mi vestidor.

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Una hora más tarde, nos detenemos frente a una puerta abierta en la casa de los Lords. Está a unos quince minutos del campus de Barrington, en una carretera de dos carriles. Era un hotel el día que les fue cedido. Todos los miembros deben vivir en la casa durante su estancia en la universidad. Matt se mudó en su primer año. No es bienvenido aquí a menos que estén dando una fiesta. De lo contrario, la puerta está cerrada y la propiedad está prohibida para los forasteros. Dos hombres se sitúan a ambos lados de la puerta, vestidos con capas negras y máscaras blancas, que se asemejan a esqueletos. Un edificio aparece al final de un largo camino lleno de curvas. El hotel renovado tiene cinco pisos y grandes ventanales. Su ladrillo blanco con contraventanas negras hace que parezca diseñado para los ricos. Seis columnas están decoradas con guirnaldas negras envueltas alrededor de ellas de arriba a abajo. Los focos están colocados estratégicamente en el suelo para iluminar el lugar de la fiesta. Tiene una gran rotonda con un estanque en el centro con una fuente a cada lado y una pasarela arqueada blanca que cruza el centro. Hombres y mujeres se sitúan alrededor con sus bebidas, algunos fumando cigarros. Después de estacionar en un lugar a la izquierda, salimos del auto. —¿Segura que estamos invitadas? —pregunto. —Por supuesto. —Me hace un gesto restándole importancia—. Todo el mundo lo está. —Pero Matt nunca me ha dejado venir aquí. —Ni siquiera durante las fiestas. Decía que, aunque yo estaba fuera de los límites, no me quería cerca de los miembros. Nunca supe a qué se refería, y cuando le preguntaba, se enfadaba, estallaba conmigo y luego me evitaba durante unos días. Se puede escuchar “Make Hate to Me” de Citizen Soldier a todo volumen desde el interior de la casa. Ambas puertas de vidrio están abiertas de par en par y entramos. Los suelos de mármol, la costosa decoración y los artefactos me dejan con la boca abierta. He crecido rodeada de dinero. Mi padre es dueño de un negocio multimillonario. Mi madre no es tan rica como mi padre, pero es conocida en todo el mundo por sus publicaciones en traje de baño. Así es como se conocieron. Él vio su foto una vez y voló al otro lado del mundo solo para comprarle un café. Tres meses después, se casaron. Yo nací seis meses después. Estoy segura de que mi madre se quedó embarazada esa primera noche a propósito, para atrapar al hombre rico. Luego, después de tenerme,

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terminaron. Siempre rogué por un hermano. No es como si les hubiera quitado tiempo a sus días. Fui criada por niñeras y tutoras. Pero esto está en otro nivel. Todo es blanco como la nieve y pulido a la perfección. Las paredes están pintadas de blanco con cuadros en blanco y negro. El que está en la pared de mi izquierda es un gran cuadro de la Torre Eiffel. He estado allí varias veces y nunca la he visto más bonita que en esta foto. Más adelante hay una gran escalera cubierta con una alfombra negra con una barandilla a juego. En el segundo piso, la plataforma se abre, dando la opción de ir a la izquierda o a la derecha. El nivel superior también está abierto en el centro, lo que permite mirar el alto techo pintado de negro del que cuelgan lámparas de araña hasta el primer piso. Veo varias puertas que conducen a algunas de las habitaciones. Un ascensor situado en la esquina izquierda debe llevar al tercer y cuarto piso. —Este lugar es increíble —susurra asombrada. —Teléfonos, llaves e identificación. Ambas nos giramos a la derecha para ver a un hombre de pie detrás de un mostrador de conserjería. Lleva una máscara negra con X en los ojos y puntos de sutura en los labios, además de una capa negra. —Teléfonos, llaves e identificación —repite en voz alta por encima de la música, y nos tiende dos bolsas. Me acerco a él y las tomo. —¿Por qué? —pregunta Sarah. —Porque esas son las reglas. O dejas tu mierda en la bolsa o te vas a la mierda —gruñe, entregándole una bolsa al chico que está a nuestro lado. Él no lo piensa dos veces antes de sacar sus pertenencias de sus bolsillos y colocarlas en la bolsa. Cierra la cremallera antes de devolvérsela. El chico de la máscara escribe en ella y luego la coloca en un cubículo detrás de él en la pared. —Vamos. —Ella parpadea, mirándome—. ¿Qué daño podría causar? Será divertido. —Entonces empieza a colocar sus cosas dentro de su bolsa. —¡¿En serio?! —¿Qué daño podría causar? Esto es lo que quería hacer. Salir y obtener algunas respuestas. Al entregarle las bolsas, nos da dos papeles.

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—Escribe tu nombre en la etiqueta y colócala en tu camisa. —Luego hace click con el bolígrafo y me lo entrega. Agachándome, escribo mi nombre y luego se lo doy a ella para que haga lo mismo con su etiqueta. —Esto es una locura. Nunca he estado en una fiesta como ésta. — Agarra mi brazo y empieza a dar saltos de alegría—. ¿Esto es para un premio? —pregunta. Él echa la cabeza hacia atrás, riendo. No podemos ver su rostro, pero el ángulo nos da una clara visión de su manzana de Adán moviéndose por su risa. —Este es el comienzo del ritual —afirma una vez que se ha calmado. —¿Qué significa eso exactamente? —pregunto porque aún no he obtenido una respuesta directa. —No te preocupes demasiado. Dudo que tengan algo de lo que preocuparse —responde crípticamente y luego nos despide, pasando al siguiente grupo de chicas que acaba de entrar. —Vamos a buscar algo de alcohol. —Me arrastra por un pasillo hasta la cocina. La habitación es grande, con electrodomésticos de acero inoxidable de tamaño industrial. A la derecha hay una zona de bar donde la gente se agrupa actualmente. Se parece a cualquier otra fiesta universitaria. La única diferencia es que algunos están vestidos como el tipo que está al frente: máscaras y capas. —¿Quiénes son estas personas? —grito en su oreja por encima de “Needles” de Seether. Se encoge de hombros. —Si tuviera mi teléfono, lo buscaría en Google. Algo me dice que Google no va a saber una mierda sobre la situación en la que nos encontramos. ¿Ritual? Me suena a iglesia que implica sangre y un sacrificio. Me pregunto si son Lords los que están vestidos de manera diferente. Hasta donde yo sé, no es ningún secreto en Barrington quiénes son los miembros. No se oye hablar mucho de ellos, pero todo lo que sé es lo que me ha contado Matt, que no es mucho. Siempre supuse que eran como una fraternidad. Me acerco a la isla, veo pequeños cuencos de cristal alineados uno al lado del otro. Cada uno contiene pastillas de varios colores y formas.

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Reconozco algunas como Xanax, Percocet y Adderall. Cosas que mi madre toma a veces cuando está estresada o le duele la cabeza. —¿Qué quieres? —pregunta Sarah, mirando las bebidas alineadas. —Quiero un ron con Coca-Cola, por favor. Asiente y empieza a servirme una bebida. Una vez hecho esto, se sirve ella misma una. Nos damos unos golpecitos en forma de aplauso. Tomando un trago, toso. —Dios mío. —siseo con un suspiro—. ¿Intentas matarme? Ella se ríe. —No. Pero un buen coma etílico suena bien. Estuvo en rehabilitación dos veces mientras estaba en la escuela secundaria. Su madre llegó a casa durante nuestro primer año y la encontró desmayada en el suelo sobre su propio vómito. Tomó algo de oxicodona. No es una persona suicida, pero quería que la vieran. Cuando eso no funcionó, se fue a una fiesta, se emborrachó, y envolvió el auto único de su padre alrededor de un árbol. Ella ni siquiera tenía su licencia todavía. Obviamente, la rehabilitación no fue de ayuda. Creo que sus padres se alegraron de que se fuera a la universidad después de su último año. Ella era el problema de otra persona. —Vamos. Vamos a ver de qué se trata este lugar. —Agarra mi brazo y me saca de la cocina, atravesando el pasillo. Entramos en una habitación abierta. Supongo que antes era un salón de baile con altos techos de catedral. Las paredes varían en tonos entre el blanco y el gris. El suelo de granito negro tiene enredaderas blancas que lo atraviesan. Es precioso, como todo lo que he visto hasta ahora. Aquí la música está más fuerte. Un DJ está instalado en una esquina al frente de la sala, y también lleva una máscara negra y una capa a juego. Hay una larga mesa con capacidad para veinticuatro personas, pero solo un lado está ocupado. Doce personas están sentadas una al lado de la otra, todas con las mismas máscaras negras y capas que dominan la sala. —¿Qué diablos? —le susurro al oído por encima de “Like Lovers Do” de Hey Violet. —Me gusta. —Sarah asiente rápidamente, tomando un trago—. Misterioso.

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No puede ser tan malo, ¿verdad? No si Matt está involucrado. Él es un tipo de polo y mocasines mientras juega al golf. No un tipo misterioso de: te perseguiré en un callejón y te mataré. —Es como una secta —digo entre dientes—. Si intentan marcar nuestros traseros, saldremos corriendo. —A la mierda las llaves, el celular y la identificación. Puedo conseguir nuevos. Ella se ríe como si estuviera bromeando.

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Capítulo 8 BLAKELY Traducido por Danielle Corregido por Leyroja

Dos horas y tres tragos después, estoy jodidamente borracha. Sarah está casi ida. Nos reímos y bailamos al ritmo de “Mad Hatter” de Melanie Martinez. Tengo una sensación escalofriante y dejo de bailar. Miro rápidamente a mi alrededor, pero no puedo concentrarme en nada. Mi cabello golpea mi rostro y lo coloco detrás de mi oreja lo mejor que puedo. Solo para que vuelva a caer. —¿Qué? —Ella se da cuenta y deja de bailar—. ¿Te vas a enfermar? —No. Yo... —Mis ojos se detienen en la mesa al frente del salón de baile. Está situada en lo alto de una plataforma, dando a los que están sentados allí una vista clara de la multitud. Dos de ellos ahora están de pie detrás de la mesa, uno frente al otro. Los movimientos de sus manos me hacen saber que están inmersos en una conversación. El que está en el extremo está escribiendo en un teléfono, lo que me hace preguntarme por qué tuvimos que dejar el nuestro. El que está en el medio. Es un hombre. Puedo decirlo por la forma en que está sentado. Está recostado en su asiento con la mano derecha levantada, apoyada en el lateral de su máscara. Esto hace que la manga de su capa se deslice hacia abajo, y puedo ver el reloj negro y plateado en su muñeca. Las luces parpadeantes lo golpean, casi cegándome. El que está sentado a su lado se inclina y debe decir algo porque la máscara del tipo se mueve de arriba abajo como si estuviera de acuerdo. Esa sensación regresa, haciendo que mi respiración se acelere mientras lo miró fijamente. Levantando la bebida a mis labios, estoy a punto de dar un sorbo, pero me golpean por detrás, me empujan hacia delante, haciendo que se me derrame por mi rostro y camisa. —¿Qué mierda? —Me doy la vuelta.

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—Lo siento... ¿Blakely? Parpadeo observando a otro tipo vestido con una capa negra y una máscara. —¿Cómo sabes...? Se quita la máscara y miro fijamente unos ojos azules muy abiertos. Al instante se entornan sobre mí mientras parpadeo. —¿Blakely? —gruñe—. ¿Qué estás... qué estás haciendo aquí? No puedo hablar. En su lugar, mis ojos se dirigen a la rubia blanquecina que todavía sostiene. Se aferra a él como la típica chica borracha que no puede mantenerse en pie por sí misma. —¿Qué mierda es esto? —exige Sarah, dando un paso adelante—. ¿Quién diablos es esta perra? —Siempre ha sido una borracha furiosa. En su último año de secundaria, se emborrachó y le dio un puñetazo en el rostro a su ex novio por no tener chicle. Llamaron a la policía, los padres aparecieron. Fue una pesadilla. —Oye —se queja la chica y luego se ríe—. Soy su novia. —¡No! —gruñe Sarah, tirando de mi brazo y empujándome hacia delante. Más alcohol rueda sobre el borde de mi copa y sobre mi ropa—. Esta es su maldita novia. Ella frunce el ceño y lo mira. —¿Eh? Cariño, ¿qué es lo que...? —Hipo—. ¿De qué habla? —De nada —dice Matt. Sarah se ríe, pero es sin humor. Sus palabras me sacan de mi trance. Empezamos a salir en mi primer año, cuando me mudé a Pensilvania desde Texas para ir a la universidad. Nos conocimos en la escuela secundaria, crecimos en la misma ciudad, pero entonces no se me permitía salir con nadie. No hasta que estés en la universidad, Blakely. Es entonces cuando tienes la edad suficiente para entender una relación, había dicho mi madre. He permanecido virgen para él. Le he rogado que me folle, y cada maldita vez, me ha rechazado. Aquí estoy, con veinte años, y lo único que he follado es un consolador que ni siquiera estoy segura de saber cómo usar y un vibrador que mantengo enchufado a la pared cuando tengo ganas de gritar para liberarme. Él se folló a Gabby Simmons en su segundo año de

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secundaria. Su número siguió subiendo después de eso. Y parece que no se detuvo. Da un paso adelante. —Blakely... Le quito la bebida a Sarah de la mano y la lanzo a su rostro. Por suerte, tenía más que la mía. Jadea, y su novia tapa su boca, suavizando su risa. —Joder —gruñe, pasando la mano por su rostro, limpiando el exceso de alcohol antes de volver a ponerse la maldita máscara como si tuviera más para arrojarle. —Esto se acabó —digo. —Blakely… —Disfrútalo —digo, interrumpiéndolo con una gran sonrisa de vete a la mierda y alejándome. Me dirijo a la cocina y me detengo en la isla. Colocando las dos manos en el borde, inclino la cabeza. Mi cabello sudoroso y enmarañado cae hasta cubrir mi rostro, y resoplo, tratando de calmar mi respiración. No voy a llorar aquí. Esta no será la última vez que lo vea. Estoy atrapada aquí hasta que se gradúe a finales de este año. —Toma. —Sarah empuja mi cabello hacia atrás con su mano libre, y veo que tiene una nueva bebida para mí en la otra. Esta vez huele a vodka. La agarro y la bebo, sin importarme la cantidad que cae sobre mi camisa ya mojada—. Él es una mierda de todos modos, chica. Que se vaya a la mierda. Bueno, no literalmente. Pero ya sabes... ¿Qué dirán mis padres cuando vuelva a casa por las vacaciones y me pregunten por qué no está conmigo? ¿Cómo voy a explicar esto? Es prácticamente un matrimonio arreglado sin el anillo y el contrato firmado. Tal vez por eso me está engañando. Porque sabe que, pase lo que pase, tengo que terminar con él. Dos familias formando una. —¿Crees que es por eso que nunca me dejó venir aquí? —pregunto— . ¿Porque ha estado con ella todo el tiempo? Ella mira hacia otro lado y suspira, pensando lo mismo que yo. ¿Es por esto que me ha estado interrogando sobre Ryat? Dicen que el que te acusa de ser infiel suele ser el bastardo que lo es. ¿Cuánto tiempo lleva con ella? ¿Semanas, meses, años? Podría ser cualquiera de esas respuestas.

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No me resultaba familiar. Pero Barrington es enorme. Puede que ella ni siquiera asista aquí. ¿La ha convertido en su novia? Ni siquiera me reconoció cuando Sarah le corrigió que era su novia. ¿Ni siquiera he estado ahi? —¡Que se joda! —siseo. —¡Sí! —Me regala una sonrisa de borracha—. Volvamos a salir y bailemos un poco más. ¿De acuerdo? Enséñale a ese pedazo de mierda lo que perderá. —De acuerdo. —Bebo un poco más de mi bebida y luego dejo el vaso, no beberé más.

RYAT Me reclino en mi asiento y observo a Blakely a través de los dos agujeros de mi máscara mientras se dirige de nuevo a la pista de baile. La silla hace vibrar mi culo debido a que los parlantes están justo detrás de nosotros mientras suena “Numb” de 8 Graves. Mi rodilla derecha rebota con anticipación. ¡Te elijo a ti! Supongo que, dado que le arrojó la bebida en el rostro a su novio de mierda mientras otra chica estaba colgada de él, significa que él ya no estará en mi camino. Eso me facilita un poco las cosas. No es que vaya a dejar que ese hijo de puta detenga lo que planeo hacer. Su cagada es mi ganancia. Ella me permitirá voluntariamente tomarla como mía. Nunca subestimes a una mujer empeñada en vengarse. Ella hará cualquier cosa para hacer que un ex se arrepienta de lo que no apreció. No pensé que ella aparecería, pero no podría haber salido mejor si lo hubiera planeado. Ella está aquí mientras Matt está con Ashley. Nunca dejaría que Blakely viniera a nuestra casa. No quería que ella viera lo que sucede. Cómo operan los Lords. La mantuvo lo más lejos posible de los miembros. Él sabía que ella no era su garantía. No hasta después de la graduación de todos modos. Se casará con ella porque es lo que su padre le dijo que hiciera, y ella lo odiará porque él es una mierda. Una base sólida para un matrimonio, si me preguntas.

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Blakely levanta las manos y mueve las caderas al ritmo de la música, lo que hace que su camiseta mojada se levante. Mis ojos se posan en su ombligo perforado y bajan por su piel expuesta hasta donde sus jeans se asientan bajos en sus caderas. Paso la lengua por mis dientes, deseando que fueran su cuerpo. —Trescientos veinticinco hasta ahora —dice Lance en mi oreja. Asiento, pero no digo nada. Es increíble lo que hacen los aburridos niños ricos por un poco de emoción. Como estudiantes de último año en Barrington este año, estamos manteniendo una tradición centenaria haciendo esta fiesta para dar inicio al año escolar. El ritual es un juego que inventaron los Lords para pasar el maldito tiempo. Imagina tener más dinero del que podrías gastar. Más de lo que tus nietos podrían gastar. Más de lo que tus bisnietos... bueno, entiendes el punto. En algún lugar, algo tiene que ceder. Después de la graduación, comienzas tu nuevo papel en el mundo como un Lord y te estableces con alguna perra que se follará al chico de la piscina cada vez que pueda. Ella hará que las niñeras críen a tus ingratos hijos mientras tú estás volando por el mundo trabajando, follando con un ligue de una noche que conociste en un bar y no te molestarás en recordar su nombre. Sí, soy cínico. El amor no existe. La conveniencia sí. La mayoría de nosotros ya estamos preparados para casarnos con esa persona que hará de nuestra vida un infierno. Hay una razón por la que los ricos siguen siendo ricos: los acuerdos se establecen incluso antes de nacer. Los imperios se combinan para permanecer indestructibles. Se firman contratos, se hacen promesas y se establecen alianzas para asegurar nuestro futuro. Mis ojos vuelven a encontrarla justo cuando se da la vuelta y sale del salón de baile. —Vigila el salón —digo, poniéndome en pie. —Entendido. —Chance me hace un gesto para que me vaya. Bajo de la plataforma y me abro paso entre la multitud. La encuentro en el pasillo y la veo empujar una puerta y entrar a trompicones. Sale inmediatamente. Mi chica está completamente borracha. La he estado observando desde que la vi entrar en la pista de baile. En un momento dado, supe que sintió mi mirada. Me pregunto qué pensaría si supiera lo que pienso hacer con ella.

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Abre otra puerta y mira rápidamente hacia otro lado, murmurando Lo siento, a quien sea que acaba de atrapar follando dentro por la forma en que sus mejillas se enrojecen. Sonrío. Tropezando, coloca la mano en la pared para no caer. Mirando hacia la habitación contigua, entra y yo hago lo mismo. ¿Cuáles son las probabilidades? Es mi habitación. Cierro la puerta detrás de mí y enciendo la luz.

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Capítulo 9 BLAKELY Traducido por Danielle Corregido por Leyroja

—Sarah... —Me doy la vuelta, esperando que me haya seguido, pero me congelo cuando veo a uno de esos hombres con máscara de pie en la habitación conmigo—. Oh, uh... —Mis ojos se dirigen a la puerta mientras doy un paso atrás, tropezando con la cama. Él se acerca a mí y contengo la respiración cuando levanta las manos para empujar mi cabello hacia atrás. Observo con los ojos muy abiertos y medio paralizada mientras baja su mano por encima de mi camisa, presionando el material suavemente contra mi pecho. Llega hasta mis pechos e inclina la cabeza hacia un lado. La presión del sujetador rozando mi pezón hace que se endurezca. Jadeo cuando arranca la etiqueta con mi nombre. La arruga en su mano y la tira al suelo, cayendo a nuestros pies. —¿Matt...? —Trago saliva, mi lengua se sienta pesada. La figura niega con la cabeza y gimo. ¿Por qué creo que no es él? ¿Y por qué no me importa? —Lo siento... —Humedezco mis labios entumecidos—. No debí hacerlo... Me iré. —Tropiezo con mis palabras mientras camino a su alrededor. Pero extiende su mano y rodeando mi cintura, presiona mi espalda contra su pecho. El aire escapa de mis pulmones. —Preferiría que no lo hicieras —susurra bruscamente en mi oreja. Intento pensar si he escuchado su voz antes, pero la canción “Killing Me Slowly” de Bad Wolves está demasiado alta, y mi mente está nublada. Un escalofrío recorre mi espalda, haciéndome temblar. Sin permiso, su mano libre levanta mi camisa y luego su cálida mano se posa en mi

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estómago. Mi corazón se acelera cuando su mano comienza a subir por mi caja torácica hasta llegar a mi sujetador. Trago saliva con nerviosismo y mis muslos se tensan cuando desliza su mano por debajo de la tela y sube por mis sensibles pechos. Debería estar avergonzada por dos razones. Una, es un desconocido, y dos, mi pecho está mojado por el alcohol derramado sobre él. Pero ese no es el caso. Mientras apoyo mi cabeza sobre su pecho, un gemido escapa de mis labios entumecidos. Los lamo por si acaso estoy babeando. He imaginado cómo se sentiría ser tocada. Saber lo que es ser deseada sexualmente durante tanto tiempo. Desearía no estar tan borracha, así podría realmente asimilarlo. —Te estaba mirando antes —admite descaradamente en mi oreja—. Él te superó. Dejame ayudarte a superarlo. Sus palabras me dicen una vez más que no es Matt. ¿Pero nos vio? ¿Fue por eso que sentí que me estaban observando antes de encontrar a Matt con esa chica? ¿Era él? —Yo... —Shh. —Su mano alrededor de mi cintura baja hasta mis pantalones. Sus dedos recorren suavemente la parte superior del material, haciendo que mi piel de erice—. ¿Dejarás que te ayude? Mi cabeza da vueltas, la habitación se inclina. Mi corazón se acelera y mi cuerpo está en llamas. De repente, todo se siente caliente. Desnudarme suena como una idea increíble. Asiento y musito: —Sí —¿Por qué no? Ahora estoy soltera. Matt tiene a alguien. ¿Por qué yo no puedo? No es como si lo amara. Es el hecho de que me estaba engañando cuando ni siquiera me follaba. —Quédate donde estás —ordena—. ¿Entiendes? Tragando el persistente sabor a vodka de ese último trago, respondo. —Sí. Me suelta, lo observo alejarse detrás de mí y dirigirse a la puerta. La cierra con llave y se gira para mirarme. Lo miro. Tiene puesta una máscara completamente blanca. Tiene líneas negras en varios lugares para que parezca que está agrietada. Los ojos tienen círculos negros alrededor, y los labios están rellenos del mismo color. Por alguna razón, no es tan aterrador como debería ser. Tal vez sea el alcohol el que habla. Nunca había hecho algo tan atrevido. Tan imprudente. Algo que es cien por ciento mi decisión.

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Mi madre se pondría furiosa si supiera que estoy borracha en esta fiesta, encerrada en una habitación con un desconocido que no me ha mostrado su rostro. Se acerca a mí, levanta su mano derecha y vuelve a pasarla por mi rostro y mi cuello, deteniéndose en mi pulso. Está acelerado. Mi respiración es irregular. Siento que podría desmayarme pronto. Bajando su mano, vuelve a caminar detrás de mí y escucho un cajón abrirse y cerrarse. Entonces la oscuridad se apodera de mis ojos. Levanto las manos para quitarlo. —¿Qué...? El material cae a mis pies, agarra mis brazos y lo coloca detrás de mi espalda. Luego estoy inclinada sobre el borde de la cama. Gritaría, pero mi respiración queda atascada en mi garganta. Sostiene mis muñecas cruzadas con una mano mientras oigo el sonido del metal antes de que algo frío me apriete alrededor de cada muñeca. —Quédate —gruñe antes de que sienta la pérdida de su cuerpo. Jadeo, mi cuerpo tiembla mientras espero aquí como una mascota obediente, tirando de lo que solo puedo pensar que son unas esposas. Segundos después, ese material se vuelve a estar sobre mis ojos, privándome de la vista. Lo sujeta con un nudo, asegurándolo en su lugar. Agarra mi cabello, tirando de mí para ponerme en pie, y grito, sorprendida de que no me haya arrancado la venda de mis ojos. —Puedes quitártela cuando haya terminado contigo. —Su voz es más áspera que hace un segundo. Casi enfadada. Hace que mis piernas se tensen y mi coño palpite. Gimo en señal de aceptación de lo que el desconocido quiera hacer conmigo. Mi cuerpo lleva años gritando en silencio que alguien lo toque. Para conseguir lo que quiera. No puedo satisfacerlo. No como anhelo. Imagina tener que rascar un picor que no puedes alcanzar por mucho que lo intentes. O intentar gritar debajo del agua pidiendo ayuda, sabiendo que nadie puede escucharte. Matt me rechazó innumerables veces. Una vez intenté seducirlo en el campo de golf y me gritó cuando volvimos a casa de sus padres, diciéndome que era vergonzoso cómo frotaba mi trasero contra él mientras sus amigos estaban a pocos metros. Nadie nos prestaba atención, y no es que estuviera desnuda. Llevaba una falda. Todo lo que tenía que hacer era levantarla y tocarme.

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El hombre azota mi trasero, haciéndome saltar y gritar. —Contéstame —exige en mí oído. ¿Me hizo una pregunta? Intento estrujar mi cerebro borracho, pero no se me ocurre nada, así que solo digo: —Sí. Sus manos se acercan a la parte delantera de mis pantalones y baja la cremallera. —Sí —repito de nuevo en caso de que no me haya escuchado la primera vez, mientras la canción cambia a “Guest Room” de Echos. Sé que voy a acceder a cualquier cosa que este desconocido quiera de mí. Espero que me enseñe para qué está hecho mi cuerpo, porque siento que me he estado perdiendo algo.

RYAT La arrojo sobre la cama, acostada boca arriba. Grita cuando cae sobre sus muñecas atadas. Me quito la máscara y la tiro al suelo, luego le quito los tacones antes de deslizar los jeans por sus piernas. —Sí. —gime, arqueando la espalda. También quito su ropa interior y la guardo en mi bolsillo. No las recuperará. Arrastrándome sobre la cama, separo sus piernas mientras paso mis manos por sus muslos. Tiemblan y ella jadea. La imagino así con Matt, y mis dedos se clavan en su piel. Espero que el bastardo me haya visto seguirla fuera de la pista de baile. Gimiendo, atrae mi atención y la suelto. Separando más sus piernas, me inclino y miro su coño. Está bien depilado y brillante, lo que hace que se me haga agua la boca al instante. Pasando el pulgar por encima, la abro y desciendo mi rostro, lamiendo su bonito coño. Sus caderas saltan y las mantengo en su lugar. —Oh, Dios... —Se queda sin palabras. Está mojada, así que deslizo un dedo dentro de ella con facilidad. Está caliente y tan jodidamente apretada. Hago una pausa cuando me vienen a la mente las palabras de Gunner del otro día.

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—Blakely —digo, metiendo un segundo dedo dentro de ella, haciéndola respirar de forma sibilante. Ella arquea el cuello, con los labios separados, y gime. —¿Sí? —Está demasiado borracha como para darse cuenta de que la he llamado por su nombre. —¿Te han follado alguna vez? —pregunto, sacando mis dedos y empujándolos dentro de ella de nuevo mientras los retuerzo hasta que giran dentro de ella y se elevan lentamente. Me tomo mi tiempo porque no quiero hacerle daño a la pobre chica. Todavía no. Pero una vez que sea mi elegida, todas las apuestas están canceladas. Para eso es el juramento: moderación. Se trata de pensar las cosas y sobrevivir a nuestro oponente. Desgastarlos. No mostrar piedad. Somos más fuertes que ellos. —No. —Ella mueve sus caderas. —¡Joder! —Gruño antes de hundir mis dientes en su muslo y hacer que se estremezca con un suave grito. Mi polla está tan jodidamente dura que presiona dolorosamente contra el interior de mis jeans. Durante tres años, he hecho lo que me pedían. Ahora no puedo romper ese juramento. Solo tengo que esperar un poco más. Retiro los dedos, los sustituyo por mi lengua y lamo su húmedo coño, haciéndola gemir. Lo vuelvo a hacer y paso sus piernas por encima de mis hombros para sujetar mejor su cuerpo que se retuerce mientras demuestro por qué soy la mejor opción para ella. Matt me va a odiar porque me voy a follar a su futura esposa. Ella será mi elegida, y la utilizaré de más formas de las que nunca pensó posible. Dejaré cicatrices que tendrá que mirar todos los días, sabiendo que una vez fui su maldito dueño.

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Capítulo 10 BLAKELY Traducido por Danielle Corregido por Leyroja

—¿Realmente no te acuerdas? —pregunta Sarah mientras camina por el pasillo de Barrington el lunes por la mañana. —No —respondo. Ella frunce el ceño, inclinando la cabeza hacia un lado, pensativa. Después de una larga pausa, habla. —Bueno, eso apesta. —¿En serio? ¿Y tú? Ella niega con la cabeza. —Lo habremos pasado muy bien. Me rio mientras ella sonríe. Dejé que un desconocido vendara mis ojos y esposara mis muñecas detrás de mi espalda, y ni siquiera estoy segura de que hayamos tenido sexo. Sin embargo, recuerdo que me lanzó a la cama y me lamió. Grité, o al menos lo hice en mi cabeza mientras me venía en su rostro. Luego creo que me desmayé. Me desperté a la mañana siguiente en mi cama, Sarah en la suya y mi auto en el estacionamiento de nuestro complejo de apartamentos. Nuestros teléfonos celulares, identificaciones y las llaves de mi auto estaban sobre la encimera de la cocina sin siquiera saber cómo llegaron allí. Sin embargo, faltaba mi ropa interior, pero por lo demás, estaba vestida con la ropa que llevaba puesta. No hicimos nada más que acostarnos en el sofá, envueltas en mantas, comiendo hamburguesas grasientas con queso para intentar quitarnos la resaca. Ella estuvo enferma casi todo el día, y yo me sentí como si estuviera muriendo. Afortunadamente, hoy nos sentimos mucho mejor.

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—¿Sabes algo de Matt? —pregunta. —Otro no —gruño. Sin embargo, me acuerdo de ese hijo de puta y de su novia. Él es la principal razón por la que incluso dejé que el desconocido me tocara. Estoy más molesta con Matt que con el hecho de haber perdido la virginidad y no poder recordarlo. Cuando me desperté en mi cama el sábado por la mañana, estaba bastante dolorida entre las piernas con marcas de mordiscos en la parte interior de mi muslo. —¿Ni siquiera ha llamado para intentar explicarse? ¿Pedir perdón? Niego con la cabeza. —Qué pedazo de mierda —espeta y suaviza su voz—. Lo siento. —No pasa nada. —Ya sabes lo que dicen: mejor enterarse ahora que cinco años después y con tres hijos. Suena el celular en mi bolsillo trasero y lo saco para ver que es mi madre. —Nos vemos en clase. —Alejándome, respondo—: ¿Hola? —Buenos días, querida. ¿Cómo va todo? Me pregunto si llama porque la madre de Matt le ha informado de nuestra ruptura. Son mejores amigas. —Bien —respondo, tanteando el terreno. —¿Nada nuevo que contarme? —pregunta con esa voz que me dice que ya sabe algo. —No —miento. Ella suspira con fuerza. —Bueno, acabo de hablar con Kimberly y me dijo que escuchó que Matt y tú se pelearon el fin de semana pasado. —¿Una pelea? —resoplo; el imbécil le mintió a su madre—. Me estaba engañando, mamá. Terminamos. —¿Por qué debería tener que ocultar quién es él realmente? Además, decírselo ahora es mejor que hacerlo en persona. Ella puede perseguirme de habitación en habitación, y nuestra casa es grande. Ahora puedo decirle lo que siento, luego colgar y seguir con mi día. —Sabes que ninguna relación es perfecta, ¿verdad? creo.

Me quedo con la boca abierta. Sé que no está insinuando lo que yo

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—¿No puedes hablar en serio? —Por supuesto que sí. Creo que tu padre y yo te hemos dado una falsa representación de lo que es el matrimonio. —Entonces, ¿crees que debo soportar que alguien me sea infiel? — espeto. —Creo que en un matrimonio se hacen sacrificios... —Bueno, por suerte, no me he casado con él —la interrumpo, con la sangre hirviendo. No sé por qué me enfado, porque sabía que ella sería así. Por eso tenía miedo de contarle lo que había pasado. —La boda sigue en pie, Blakely —afirma. Ella quiere que sea el próximo verano, después de que se gradúe. Ella y Kimberly lo han estado planeando durante años. —Mamá... —Tienes mucho tiempo para resolver las cosas. Esta es una oportunidad para ti Parpadeo. ¿Una oportunidad? —¿Para qué? —pregunto. —Ya lo verás. —Cuelga. Aparto el teléfono de mi oreja y lo miró fijamente. ¿A qué demonios se refiere? ¿Una oportunidad para qué? ¿Para ver hasta dónde llegará para compensarme? El bastardo ni siquiera se ha acercado a mí. El silencio habla más fuerte que cualquier regalo que un hombre pueda darte. Si él quisiera, lo haría y toda esa mierda. Si una mujer prestara atención, un hombre le dirá todo lo que necesita saber sin que él diga una maldita palabra. Mi madre una vez estuvo dos semanas sin siquiera mirar a mi padre. Él le compró una casa de vacaciones (una finca frente al mar en South Hampton) después de eso. Ella lo perdonó más rápido que una pila de cartas cayendo por la brisa. Ahora lo entiendo. Una oportunidad para ver qué puedo sacar de él. Lástima que no haya nada que ese idiota pueda darme que me haga perdonar su trasero infiel. Pongo en silencio mi teléfono antes de volver a guardarlo en el bolsillo y vuelvo a tener esa sensación arrastrándose por mi espalda. Como si alguien me estuviera observando.

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Mirando hacia arriba, encuentro un par de ojos esmeraldas. Ryat está apoyado en la pared del fondo. Una chica de cabello corto y rubio teñido está frente a él y le habla, pero él me mira a mí. No parece importarle que lo haya sorprendido mirándome fijamente. Luego, como si nunca me hubiera visto parada aquí, mira a la chica que continúa su conversación. Asiente un par de veces y luego sus labios empiezan a moverse, pero no puedo escuchar de qué están hablando. Un tipo golpea mi hombro, empujándome hacia un lado, sin molestarse siquiera en pedir perdón. Me doy la vuelta, mirando todas los rostros que llenan el pasillo. Mi respiración se acelera, pensando en el fin de semana en la casa de los Lords. Podría ser literalmente cualquiera. No pensé en eso esa noche, pero ahora que estoy sobria, me hace pensar. ¿Y si fue Matt? Le pregunté y me dijo que no, pero eso no significa que estuviera diciendo la verdad. Joder, ya me ha estado mintiendo. ¿Qué es una mentira más? Intento recordar cómo sonaba su voz, pero no puedo. Recuerdo que dijo que Matt me había superado. Que me había estado observando. Pero tal vez esa era su manera de decirme que había terminado conmigo. No le gustó que lo atrapara y lo dejara. Quería ese poder. O lo estoy pensando demasiado, y es otra persona. Podría haber sido alguien que ni siquiera asiste a Barrington. Es una ciudad universitaria escondida en las montañas de Pensilvania, pero eso no significa que las personas no vengan aquí de vacaciones. Hay cabañas en estas montañas que cuestan millones, y estamos a solo una hora de una gran ciudad. Las personas vienen aquí todo el tiempo para escaparse el fin de semana. ¿Pero por qué las capas y las máscaras? Esa parte no tiene sentido. ¿Los Lords estaban vestidos de esa manera, o era algo más? La respuesta razonable tiene que ser Matt. Él sabía que yo estaba allí. Sabía que estaba enojado con él, y esa fue su manera de vengarse. Se folla a alguien y luego me hace creer que me he follado con otra persona. Sin rencores. Es un truco que me hizo. —Hey Me doy la vuelta para ver a Matt parado frente a mí como si lo hubiera invocado. —¿Hey? —Me río maníacamente. Estoy bastante segura de que estoy teniendo un maldito colapso mental, y lo primero que decide decirme después de que lo descubro engañándome es ¿hey? —Tenemos que hablar. —Sus ojos se entrecierran con acusación.

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¿Hablar? ¿Qué hay que decir? Pienso en lo que me dijo mi madre y decido aprovechar esta oportunidad. Solo que no del tipo que ella quiso decir. —Creo que ya dijimos suficiente en la fiesta. —Cruzo los brazos sobre mi pecho. Él pasa una mano por su cabello. —Quería hablar contigo... —Hace una pausa y mira por encima de mi hombro, cuadrando los suyos. Sus ojos vuelven a los míos—. Ashley se enfermó y tuvimos que irnos antes de que pudiera encontrarte de nuevo. —¿Espera? —Levanto la mano—. Entonces, ¿no nos volvimos a ver? —Ni siquiera me sorprende que se haya ido con ella. Frunce el ceño. —No. Así que no fue por él por quien abrí mis piernas. Por alguna razón, eso me hace sentir mejor. Prefiero que sea un completo desconocido, cualquiera menos él. —¿Por qué? —pregunta. —Por nada. —Lo ignoro y estoy a punto de alejarme, pero agarra mi brazo y me jala para que me detenga. mío.

—¿Qué diablos significa eso, Blakely? —gruñe, acercando su rostro al Humedezco mis labios y le dedico una dulce sonrisa. Jódete, Matt.

—Acabo de darme cuenta de que no eras el tipo con el que me acosté esa noche. —De acuerdo, no estoy cien por cien segura de haber tenido sexo, pero quiero que piense que sí. No solo me engañó, sino que me mintió porque me dijo que iba a volver a Texas el fin de semana. Pensó que estaría seguro en la casa de los Lords, sabiendo que yo no estaría allí. Joder, ¿y si no hubiera ido? ¿Cuánto tiempo me habría ocultado esto? ¿Seguiríamos fingiendo ser una pareja? —¿Qué? —grita, apretando su mano en la parte superior de mi brazo—. ¿Tú qué? —Me estás haciendo daño. —Intento apartarme, pero me acerca a él. Bajando aún más su rostro sobre el mío, espeta. —Será mejor que estés bromeando, Blakely. Lo juro por Dios…

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—¿Problema? Miro hacia arriba y veo que Ryat se ha unido a la conversación, ahora de pie junto a nosotros. Matt le gruñe. —Vete. —No estaba hablando contigo. —Sus ojos verdes se encuentran con los míos mientras cruza los brazos sobre su pecho—. ¿Este hombre te está molestando? —El tono de su voz no parece preocupado en lo más mínimo. Una total contradicción con su pregunta. Matt resopla. —Soy su novio. Ya lo sabes. Ahora vete a la mierda, Ryat. —No, no lo eres. Y sí, lo hace —respondo. Por fin soy capaz de liberar mi brazo del agarre de Matt, frotando la sensible piel. —Acabas de admitir que me has engañado, ¿y dices que yo soy el problema? —Grita Matt, llamando la atención de todos. —Me estabas engañando. —clavo mi dedo en su duro pecho—. Y por eso dejé tu mentiroso trasero. Pasa las manos por su cabello y respira profundamente. Su cuerpo está tenso, y parece que está a punto de golpear algo. —Sabía que solo serías otra maldita puta. Te has estado arrojando sobre mí durante años. Quiero sentirme avergonzada por el hecho de haya acabado de decir que le suplico por sexo, pero no puedo. Estoy demasiado sorprendida de que esté enojado porque lo engañé cuando fue él quien realmente me estaba engañando. Rompí con él y luego me enrollé con un desconocido. No al revés. Ryat vuelve a mirar a Matt y ladea la cabeza. —Parece que alguien eligió a tu perra. —Se encoge de hombros despreocupadamente—. Te dije que eso sucedería. —Hijo de... —¿Matt? ¿Qué mierda? Su novia también se une a nuestra conversación. ¿Asiste a Barrington? Si es así, ¿en qué año está?

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—¿Qué está pasando? —pregunta ella, acercándose a nosotros, escudriñando nuestros rostros. Matt frunce los labios. Espero que la aleje, que me explique todo esto. Dijo que teníamos que hablar, así que esta es su mejor oportunidad. Puede ponerla al corriente de lo nuestro, y yo puedo averiguar cuánto tiempo lleva follando con ella. En vez de eso, toma su mano y la arrastra por el pasillo. Ella me lanza una mirada de preocupación por encima del hombro y siento un segundo de lástima por la chica. Apuesto a que ni siquiera sabía de mi existencia. —Increíble —murmuro para mí misma, y se me escapa una carcajada. Sin embargo ¿qué esperaba realmente de Matt? Ya me ha demostrado la clase de hombre que es. Solo que nunca le presté mucha atención. Ahora tengo los ojos muy abiertos. Veo a Ryat acercar sus labios a mi oreja por el rabillo de mi ojo. Mi risa se detiene y contengo la respiración cuando susurra: —Te dije que te había superado. Inhalo bruscamente cuando se aleja. Extiende la mano y la pasa por mi cabello mientras sus ojos examinan los míos. La sangre se precipita en mis oídos, mi corazón late con fuerza en mi pecho. Estoy sin palabras. ¡No! no puede ser ¿Puede? ¿Fue Ryat? Si es así, ¿él lo planeó? ¿Fue por su odio hacia Matt? Inclinando su cabeza hacia un lado, baja su marida hacia mis labios. —Has preguntado por la elegida. —Sus ojos vuelven a los míos—. Todo lo que necesitas saber es esto... —Se acerca a mí y levanta suavemente mi cabeza tirando se mi cabello, obligándome a mirarlo. Trago saliva con nerviosismo—. Significa que lo que te hice fue solo el comienzo. —Bajando sus labios a mi oreja, añade—: Me perteneces, Blake. —Acorta mi nombre, levanta su mano libre y desliza un dedo por mi cuello y sobre mi pulso acelerado, haciendo que mi piel se erice—. Y creo que eso es exactamente lo que quieres. —Con eso, da un paso atrás, dejándome ver cómo se aleja, mi coño ahora húmedo y estoy sorprendida de que haya sido él.

RYAT

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Ha pasado una semana desde la fiesta en la casa de los Lords, y ella ha estado en mi mente cada segundo de cada día. La veo aquí y allá, pero no me acerco a ella. No tengo que hacerlo. La forma en que me evita me dice exactamente lo que necesito saber: ella piensa en mí. Dudo que recuerde mucho de esa noche. Estaba borracha y, en cierto modo, me aproveché de ella en más de un sentido. Ni siquiera estoy arrepentido. Subiendo las escaleras hasta el tercer piso, entro en la biblioteca de Barrington. Son más de las diez de la noche de un viernes, y ella está aquí estudiando como la buena chica que es. Mirando a mi alrededor, escudriño las filas de mesas y sillas vacías. Los estudiantes se están emborrachando y follando. Aquí nadie tiene que estudiar. Los padres pagan para que sus hijos asistan a esta universidad, sabiendo que les garantiza calificaciones perfectas. Pero Blakely... sé que está aquí... sé dónde está todo el tiempo. Si no la estoy siguiendo, la estoy vigilando. Metiendo las manos en los bolsillos delanteros de mis jeans, empiezo a caminar más allá las hileras de estanterías, mirando a ambos lados, buscándola. Al pasar por la penúltima, me detengo y doy un paso atrás. Ella está de pie al final, con un libro abierto en sus manos, mirándolo fijamente, perdida en su pequeño mundo. Qué movimiento tan estúpido. Cualquiera podría arrastrarla fuera de aquí pateando y gritando, y nadie se enteraría. Simplemente desaparecería. Puf. Como por arte de magia. Afortunadamente para ella, no voy a hacer eso. En vez de eso, saco mi celular y tomo una foto. Luego se la envío. Escuché su conversación con Matt en el pasillo el lunes. Ella pensó que él era el tipo al que permitió follarla con la lengua en la fiesta. ¡Quería que supiera que era yo! Yo le hice eso. Fue solo el comienzo de lo que puedo hacer. Le di la poca información que necesitaba para querer más. Ella ya es curiosa, pero ahora la quiero necesitada. Suplicando por lo que Matt no ha sido capaz de darle. No la escucho irse, pero ella reajusta el libro en una mano para sostenerlo mientras agarra su teléfono con la otra. Lo abre y su cuerpo se pone rígido al ver el mensaje de imagen que llega. Observo la forma en que sus tetas comienzan a rebotar cuando inhala y lamo mis labios. Levanta la cabeza y sus ojos azules se encuentran con los míos.

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—¿Ryat? —pregunta con nerviosismo, con la mirada puesta en mí. Me sitúo al final del pasillo, atrapándola entre las estanterías y la pared detrás de ella. No tiene escapatoria—. ¿Qué estás haciendo aquí? Tengo que abstenerme de sonreír. A ella no le importa que haya tomado su número esa noche. En cambio, su preocupación es por qué estoy aquí. Acechándola. No respondo, pero empiezo a caminar hacia ella. Se gira para mirarme de frente y retrocede unos pasos. Gran error. Eso solo la coloca de espaldas a la pared, dándome una ventaja aún mayor para mantenerla aquí. Arranco el libro de sus manos y lo dejo caer al suelo junto a nuestros pies. Ella me mira, sus bonitos ojos azules buscan los míos. Esta noche lleva las gafas puestas y me parecen muy sexys. Me acerco a ella, levanto la mano y acaricio su rostro, mi mano libre se desliza por su espalda para atraerla hacia mí. Me inclino y arrastro mis labios a lo largo de su oreja, y ella se derrite en mis brazos. Su cuerpo, suave pero firme, se presiona contra mí y susurro. —Todavía puedo saborearte. Inhala con fuerza al escuchar mis palabras y sus manos agarran mi camisa. —Sabías a maldita miel —gruño, y mi mano se adentra en su largo y espeso cabello—. Tan jodidamente dulce. —gime—. Tan jodidamente adictivo. —Mi polla está dura, tirando contra mis jeans. Quiero follarme su bonita boca aquí mismo. No sé cómo Matt fue capaz de negárselo. —Espera —musita. Sus manos empiezan a apartarme y doy un paso atrás. Necesito que me acepte por ahora. Después de la ceremonia de votos, podré obligarla a hacer lo que yo quiera. Dejo caer las manos a los lados, pero no hablo. En lugar de eso, la miro fijamente. Observo cómo sus mejillas se ruborizan y sus labios se separan mientras su respiración se acelera. La imagino haciendo eso mientras la inmovilizo, con sus piernas envueltas alrededor de mis caderas. Mi polla follando ese estrecho coño y ella gritando mi nombre mientras salgo y me vengo en su bonito rostro. Inclina la cabeza y empuja su cabello detrás de su oreja. Está nerviosa. Es bonito verla así cerca de mí. Sobre todo, porque ya metí mi lengua en su coño. —Quiero saber lo que quisiste decir. —Levantando sus ojos, me mira a través de sus pestañas oscuras, ajustando sus gafas sobre su nariz.

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Me hago el tonto. —¿Sobre? —La elegida. —Lamiendo sus labios, cruza los brazos sobre su pecho—. ¿Qué significa? No entiendo... —No tienes que hacerlo —interrumpo. Sus labios se afinan y mira hacia otro lado, resoplando. —¿Por qué alguien se entregaría voluntariamente a algo de lo que no sabe nada? ¿Por eso está aquí? ¿Está tratando de encontrar un libro sobre los Lords? Aunque puedo entender su preocupación, no significa que simpatice lo suficiente como para darle lo que quiere. Como Lord, no sabemos todo lo que va a pasar. Otro Lord no puede compartir secretos con alguien que no es miembro. Así que, incluso mi padre no pudo decirme mucho al respecto. Era algo que tenía que hacer. Al igual que ella, es una orden directa que tengo que seguir. No perderé mi título de Lord por ella. He trabajado duro y me he sacrificado demasiado como para dejarla escapar. Entonces, le doy algo en lo que pensar. Eligiendo mi pregunta con cuidado, pregunto: —¿Nunca has querido hacer algo por ti misma? Ella pone los ojos en blanco. —Por supuesto. Sé que cuando termine con ella, será la esposa de Matt. No importará si lo odia o no. Ella pasará el resto de su vida sirviéndole. Pero antes de eso, me servirá a mí. —He intentado buscarlo en Internet... Me río, y sus ojos me fulminan. —No encontrarás nada sobre los Lord o una elegida en Internet. Gruñendo, pisa fuerte. —¿Entonces dónde? Vuelvo a acercarme a ella y coloco mis manos contra la pared a ambos lados de su cabeza. Se pone rígida y respira con dificultad. —No encontrarás nada sobre nosotros en ningún sitio. Porque los Lords no hablan de sus vidas con extraños —digo simplemente.

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La punta de su lengua se asoma antes de que succione su labio inferior y lo mordisquee. —Si yo... —Hace una pausa—. Elijo ser tu elegida. —Bajando la voz, susurra—: ¿Me harás daño? Sonrío y respondo con sinceridad. —Sí. Ella gime y sus ojos se cierran. —Pero... también haré que te guste. Sus ojos se abren y me mira fijamente. Puedo verlo. Es tan jodidamente curiosa. Blakely Anderson está hambrienta de algo que no cualquier hombre puede darle. Pero yo puedo. Le mostraré lo que Matt se negó a hacer. —Matt no te quería, Blake —digo. Apartando mi mano de la pared, la paso por su cuello, sintiendo su pulso acelerado—. Pero yo sí. —No es una mentira total. Puede que nunca la hubiera mirado dos veces si no fuera por la orden de convertirla en mi elegida. Pero ahora la veo. Y ella es exactamente lo que necesito. Un juguete para usar. Un cuerpo para follar. Y una jodida y dulce venganza. —Solo me quieres por Matt —afirma, sacando la barbilla como si pudiera leer mi mente. Sonrío, pero no la corrijo. Blakely es una mujer inteligente. En cambio, digo: —Y esa es exactamente la razón por la que elegirás ser mía. —Con eso, me separo de la pared, dándole la espalda, y la dejo allí de pie para que piense en nuestra conversación.

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Capítulo 11 BLAKELY Traducido por Danielle Corregido por Leyroja

Lunes por la tarde, entro en el apartamento y me dirijo a mi dormitorio. Ha sido un día largo. Estoy agotada y lo único que quiero acostarme en la cama y dormir. No he dormido en todo el fin de semana. En lugar de eso, me quedé en la cama pensando en lo que Ryat me dijo en la biblioteca el viernes por la noche. Tiene razón en varias cosas. Pero se equivocó al decir que solo quería ser suya por Matt. He dejado que él dicte mi vida durante demasiado tiempo. ¿Para qué? ¿Una relación fingida? La idea de ser la elegida de Ryat es solo eso: ser suya. Me quito la sudadera con capucha y estoy a punto de tirarla sobre la cama, pero me detengo cuando veo una pequeña caja negra sobre ella. —¿Sarah? —llamo. Por lo que sé, todavía está en clase. No estaba allí cuando me fui esta mañana. Me acerco a la caja, la abro y veo una nota que dice bébeme junto a un pequeño frasco de líquido transparente. Nunca había visto nada parecido. Tomé pastillas durante la escuela secundaria con Sarah, pero nunca había tomado nada líquido que no fuera alcohol. Algo me dice que esto no es vodka. También hay una pequeña foto debajo. La tomo y le doy la vuelta. Es una foto mía en la biblioteca, la misma que me envió Ryat antes de que lo encontrara de pie en la biblioteca. Levanto la cabeza bruscamente y echo un vistazo a mi habitación. Mi corazón se acelera y vuelvo a mirar lo que tengo en mi mano. —¿Hola? —vuelvo a gritar—. ¿Hay alguien aquí? Sin respuesta.

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—¿Ryat? —digo, tragando saliva con nerviosismo. Él tomó esa foto, así que tuvo que haber dejado esta caja. ¿Cómo entró? ¿Le pidió a Sarah que lo ayudara? Me sobresalto cuando suena mi celular. Dejo caer el frasco y la foto sobre la cama, tomo el teléfono y pulso el botón responder. —¿Hola? —digo, tratando de calmar mi corazón acelerado. —¿Lo has avergonzado? —dice mi madre al otro lado de la línea. —¿Qué? —pregunto, echando otro vistazo rápido a mi habitación. Me dirijo a mi armario y miro dentro de él, pero está todo despejado. —Matt —gruñe—. Kimberly dice que lo avergonzaste delante de sus compañeros el viernes. sola.

—No voy a hablar de esto, mamá —digo, entrando en mi baño. Sigo

—No sé qué demonios está pasando ahí, pero debes saber esto, Blakely Rae. No arruinarás esto para la familia. Te casarás con Matt. Sigue así y será mucho antes de lo esperado. —Ella cuelga. Vuelvo a mi habitación y me siento en el borde de mi cama. El frasco está a mi lado y mis ojos se llenan de lágrimas. No puedo detenerlo. No puedo controlarlo. Mi vida nunca ha sido mía. ¿Por qué pensé que lo sería ahora? Seré la señora Blakely Winston haga lo que haga. El pensamiento es paralizante, saber que viviré una mentira en un matrimonio sin amor. Tenía sentimientos por Matt. Me costó un tiempo, pero estaba de acuerdo con pasar toda la vida con él. ¿Y ahora? Lo desprecio. Nunca lo respetaré, y nunca me casaré voluntariamente con él. Mi madre tendrá que arrastrarme al altar si ese es el caso. ¿Ryat? ¿Creo que su repentino interés en mí tiene que ver con Matt? Por supuesto. ¿Me importa? No. En lo que a mí respecta, Matt puede besar mi trasero. Si él puede hacer lo que quiera, yo también. Y eso incluye dejar que Ryat se salga con la suya. Tomando una decisión, destapo el frasco y arrojo el líquido incoloro y con sabor a jabón a través de mi garganta, bebiéndolo como decía la nota. ¡Que se joda!

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RYAT Entro en su apartamento, sabiendo que está sola en casa. Me aseguré de eso. Empujando la puerta de su habitación, la encuentro acostada en la cama. Está boca arriba, con las manos junto a su cabeza. Con los ojos cerrados y respirando profundamente. Desmayada. Tomó el GHB. 1 Supuse que lo haría. Las personas en nuestro mundo siempre buscan una manera de escapar de la realidad. Necesitaba probarla otra vez, y hay reglas por una razón. Me acerco al costado de la cama y quito las sábanas para descubrir que se pusó una camiseta de gran tamaño antes de que le hiciera efecto. Aprieto el material en mis manos, pensando que pertenece a su ex infiel. Al levantarla, veo que lleva un par de bragas negras de encaje. Soltando la camiseta, coloco la mano en su vientre plano y deslizo las puntas de mis dedos en la tela. Estoy provocándome a mí mismo. Mi polla está dura, tirando contra mi cremallera. Tengo muchas ganas de follarla. Desde que la vi tirada en el suelo, he querido agarrar su cabello oscuro con mis manos y empujar mi polla por su garganta y hacer llorar sus bonitos ojos azules. Las reglas del ritual son simples. La elegida debe ofrecerse. Ella me ha demostrado su interés al presentarse en la fiesta. Si había alguna duda de lo que estaba haciendo allí, mi habitación demostró que quería algo. Incluso si era solo una venganza contra Matt. Tomaré eso. Es algo que puedo usar. Típicamente, la elegida y el Lord se conocen. Han sido amigos, o han salido juntos. Pocos casos son como el de Blakely y yo, cuando el Lord se ve obligado a elegir a una determinada elegida. Hay mujeres en Barrington que matarían por ser una elegida. Servir a un Lord es un honor para ellas. Matt la ha mantenido en la oscuridad por una razón. No quería que ella supiera lo que estaba pasando. Pensó que no importaba, y que ella era algo seguro

1 Gamma hidroxibutirato, droga que se fabrica específicamente con el objetivo de que a sus consumidores les den “subidones” de euforia. También se lo conoce como éxtasis líquido.

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para él. Ahora eso ya no es una posibilidad. Así que sus razones para mantenerla en la oscuridad han cambiado. No diría que ella hubiera sido mi primera opción porque nunca pensé en ella así. ¿Está buena? Sí. Pero sabía que ella estaba fuera de los límites. Incluso después de que me dieran la orden, tenía reservas. Eso fue hasta que comencé a plantarme en su vida. La he estado siguiendo durante varias semanas. Después de la pequeña probada que me dio, he estado salivando, queriendo más. Si me hubiera revelado ante ella en mi habitación esa noche, no me habría permitido tocarla. Si la elegida acepta, es tuya hasta que ya no la necesites. No recordará el nombre de ese hijo de puta después de que consiga lo que quiero. Lentamente, engancho mis dedos en su ropa interior y la bajo por sus piernas bronceadas, dejando que mis nudillos rocen su suave piel. Agarrando sus muslos, los separo y me arrastro sobre la cama para arrodillarme entre ellos. Observo su coño depilado y acerco la tela a mi rostro. Inhalo y mi polla se agita en mis pantalones. Joder, necesito estar dentro de ella, pero eso no puede ocurrir esta noche. Todavía no. Las reglas son claras, pero no dicen nada sobre jugar con ella. Nos permiten lo justo para pasar el rato. Los Lords siempre nos ponen a prueba. Tiro la ropa interior al suelo y deslizo mis manos por el interior de sus muslos hasta su coño. Muerdo mi labio, separando sus pliegues para mí. —Maldita sea —susurro, deslizando un dedo dentro de ella. No está mojada, pero no esperaba que lo estuviera. Levanto el dedo a mi boca, lo chupo hasta el nudillo y lo vuelvo a introducir, probando suavemente mientras mis ojos se dirigen a su rostro. Su cabeza está inclinada hacia la izquierda, su cabello oscuro cubre la almohada, y su respiración permanece imperturbable. Levanto la mano que tengo libre y subo su camiseta para dejar su pecho expuesto. Sonrío al ver que no lleva sujetador. Sus pechos son jodidamente increíbles. Redondos y firmes, encajan perfectamente en mi mano con bonitos pezones rosados y pequeñas areolas. Vuelvo a mirar su coño, cada vez más húmedo. Retiro mi dedo y añado otro. Ella sigue sin moverse. Mi chica ha demostrado que soy su dueño, y no puedo esperar a mostrarle lo que eso significa.

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Empiezo a ser cada vez más agresivo. Su cabeza se mueve hacia el otro lado y un gemido escapa de sus labios. No le di mucho GHB debido a su pequeño tamaño. No quería que experimentara demasiados efectos secundarios. Solo necesitaba que estuviera somnolienta e incapacitada hasta el punto de poder jugar con ella. Además, puede aumentar la necesidad de tener sexo. Ella arquea la espalda para mí, sus labios se separan, y observo cómo sus pezones se endurecen mientras su coño se aprieta alrededor de mis dedos. Me acomodo en la cama y coloco mi mano izquierda junto a su cabeza. Apoyo todo mi peso en ella mientras introduzco un tercer dedo en su apretado coño. Mi polla se contrae ante la expectativa de estar dentro de ella. Ser el primero en estar allí. Poseerla. Su respiración se acelera y beso suavemente la comisura de sus labios. —Hermoso. —Ryat —gime. —Sí, Blake. Soy yo —digo, y ella gime. Incluso drogada y solo media consciente, sabe que soy yo quien la toca. Empiezo a penetrarla con los dedos mientras mi pulgar juega con su clítoris. Su cuerpo se balancea hacia adelante y atrás, haciendo que sus tetas reboten y la cama rechine. Suelta un grito mientras su coño se contrae y se viene sobre mis dedos. Hay algo sobre tenerla así, en tener control total sobre su cuerpo, que es muy poderoso. Saber que ha tomado voluntariamente algo que le he dado sin saber lo que era. ¡Ella anhela ser poseída, ser dominada, ser mía! Me detengo y sus ojos permanecen cerrados. Llevo mis dedos a su boca y los froto sobre sus labios entreabiertos, untando sus fluidos en ellos como si fuera un glaseado. —Pronto, pequeña —digo antes de meterlos en mi boca, lamiéndolos hasta dejarlos limpios. Saboreando esa jodida miel que se me ha antojado después de que se entregara a mí en mi habitación. Levantándome de la cama, me siento entre sus piernas temblorosas. Me agacho y agarro el cuello de la camiseta de gran tamaño y la rasgo por la mitad.

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—Voy a quemar esto —afirmo, sacando sus brazos de ella, sabiendo que estoy un paso más cerca de poseerla y de borrar cualquier rastro de Matt. Meto la mano en mi bolsillo trasero, saco la tarjeta y la coloco en su mesita de noche. Ahora a esperar.

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Capítulo 12 BLAKELY Traducido por Danielle Corregido por Leyroja

ELEGIDA Leo la tarjeta blanca que tengo en mi mano y que me dejaron en la mesita el lunes por la noche después de que él me visitara. Levantando la mirada hacia la catedral, hundo los dientes en mi labio inferior para mordisquearlo nerviosamente. Es lo que uno se imagina: grande y de aspecto medieval, con los altos muros y los pináculos en la parte superior. Se encuentra en medio de la nada, lejos de la carretera de dos carriles. Me recuerda a algo que verías en una película de terror en la que unos niños llegan a un edificio embrujado para explorar. Solo que todos terminan muertos en varias habitaciones debido a un traumatismo por objeto contundente, y el villano esparce su sangre a lo largo de las paredes. De acuerdo, quizás he visto demasiadas películas de terror últimamente. Una vieja cruz blanca se encuentra sobre la entrada principal. Por la decoloración, se puede ver dónde estuvo erguida, pero en algún momento se cayó. El viento la mueve ligeramente de un lado a otro, haciendo un sonido chirriante que aumenta el factor de desagrado. No podría ser más aterrador si estuviera hecho para un set de filmación. Esta noche hace frío. Mi cuerpo tiembla y mis dientes castañetean mientras permanezco de pie aquí, con un minivestido negro escotado que apenas cubre mi trasero y unos tacones rojos Gucci. Tengo todo mi peso en las puntas de los pies. De lo contrario, se hundirían en el suelo blando. Hice mi maquillaje intenso, con ojos ahumados, delineador grueso y lápiz labial rojo. Probablemente luzco como una prostituta barata caminando por las calles para encontrar un John. Pero no me pagarán por lo que estoy a punto de hacer. No. Voy a regalarlo libremente. Entregarlo a un hombre que sé que lo usará. Abusará de eso.

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Volviendo a mirar la tarjeta, le doy la vuelta para ver La Ceremonia de Voto Ritual escrita junto con la dirección que tuve que buscar en Google. Estaba exactamente a treinta minutos del campus, escondido en medio de la nada. Debajo de eso, se lee: una vez que la elegida acepta su deber, está obligada a servir. Voy a formar parte de un “ritual” de los Lords. Sé que parece tan espeluznante como suena, pero necesito algo nuevo en mi vida. Me ha faltado algo desde que tengo uso de razón. Y Ryat me hizo darme cuenta de lo que es. «¿Nunca has querido hacer algo por ti misma?» Su pregunta en la biblioteca me hizo pensar. Desde muy joven, he tenido sueños de lo que quería para el futuro, pero mis padres los han derribado uno por uno. Quería ir a Stanford, pero no era una opción. «Barrington es donde irás.» dijo madre cuando tenía doce años. Sin discusión. Me gusta Barrington, no me malinterpreten, pero no era mi primera opción. Quería ser normal por una vez. Fui a una escuela privada toda mi vida, así que Barrington no es diferente. Está aislado en medio de Pensilvania. Es para niños ricos, la élite. Los que tienen antecedentes penales de un kilómetro de largo que los papás han pagado y los jueces han escondido debajo de la alfombra. ¿Qué podría salir mal cuando los pones a todos en un solo lugar? Son los hombres y mujeres nacidos y criados para hacerse cargo de los negocios de su familia algún día. Los títulos son formalidades. Necesitan los galardones en papel, aunque les entreguen ese imperio de mil millones de dólares una vez que se gradúen. Supongo que ese es otro de los factores que me trajeron hasta aquí, a esta catedral, estoy extremadamente aburrida. Cada día de mi vida entera ha sido planeado para mí. Los deportes que podía practicar, las notas que debía sacar. El hombre con el que me casaré. Ha sido dolorosamente agotador. ¿Alguna vez has querido apagar todo? ¿No tener que pensar en el siguiente segundo de tu vida? ¿Hacer un viaje por carretera no planificado? ¿Tener una aventura de una noche con el chico guapo que has visto en tu timeline? Las redes sociales te hacen creer que tienes toda esa libertad, pero no es así. En realidad, no. Estás atrapada detrás de un dispositivo viendo a otros vivir sus sueños. Publicas selfies con sonrisas falsas y ropa costosa, esperando que alguien te envidie. Que te asegure lo bien que lo tienes. Todo eso mientras odias tu vida. “Sonríe, querida, nunca sabes quién te está mirando” es lo que siempre dice mi madre.

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La desesperación nunca es bonita. Ryat es mi salida. Ser una elegida es mi escape. Bueno, al menos por ahora. ¿Quién sabe cuánto durará? Tal vez todo sea para fingir, pero es algo que quiero hacer. Respirando profundamente, empiezo a subir las escaleras del edificio. Empujando las pesadas puertas, chirrían, informando a quienquiera que esté aquí de mi llegada. Mi corazón martillea en mi pecho mientras camino por el pasillo central. Figuras ocupan los grandes bancos a ambos lados. Todas están vestidas con capas negras y máscaras blancas. No me han educado en la religión, así que nunca he ido a una iglesia. Siempre esperé que lugares como éste fueran del color del oro, brillantes y caros, para dar una sensación abrumadora de calma. Eso no podría estar más lejos de la realidad. Es antiguo. Los altos techos son del mismo color que una noche oscura. Se puede ver que una vez hubo pinturas en ellos, pero con el tiempo se han desvanecido hasta volverse irreconocibles. El suelo está cubierto de hojas y ramas. Hace tanto frío que fuera y los viejos vitrales silban por los fuertes vientos. Delante de mí parece haber un gran escenario y un altar. A ambos lados hay largas escaleras que suben a un altillo con vistas a la congregación. En el centro del desván hay una bañera para el bautismo hundida en el suelo contra la cornisa. El lado que da a nosotros es todo de cristal para que las personas que están en la iglesia sean testigos. Tres escalones a cada lado bajan al agua, que debe tener un metro y medio de profundidad. Me dirijo con piernas temblorosas hacia el frente, las hojas y ramas que cubren parte del suelo podrido crujen bajo mis tacones. Viejo, anticuado y de aspecto muy abandonado, este lugar no se parece en nada al hotel donde viven. Me hace preguntarme por qué lo usarían para algo. Al detenerme en la parte delantera, observo que, en las dos primeras filas, sentadas junto a los que van vestidos con capa y máscara, hay mujeres. Ninguna de ellas está cubierta. Están como yo. Todas llevan vestidos y tacones. La chica del otro extremo llama mi atención. Es Sarah. Estoy a punto de caminar hacia ella, pero me detengo cuando veo a la mujer que está a su lado. Es la rubia de la fiesta en la casa de los Lords. La novia de Matt.

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¿Él está aquí? Si es así, lleva una capa y una máscara. El vello de mi nuca se eriza cuando pienso que me está observando, pero me doy cuenta de que no puedes ver las manos ni los brazos de las mujeres. Al mirar más de cerca, me doy cuenta de que deben estar a sus espaldas. Mi corazón late con fuerza y la sangre se precipita en mis oídos ante el inquietante silencio que reina en un edificio tan grande. Es ensordecedor. Salto cuando una mano se posa en mi hombro desde atrás. Intento darme la vuelta, pero me lo impide. En lugar de eso, pasa sus manos por mis brazos lentamente, y sé que puede sentir cómo tiemblo. Cuando llega a mis muñecas, las coloca suavemente detrás de mi espalda. Cierro los ojos, sabiendo que voy a aceptar lo que viene. Pase lo que pase aquí esta noche, será porque me arriesgué. Elegí estar aquí. Elijo ser suya durante el tiempo que él decida que me quiere. Agarra mis dos muñecas con una de sus manos, luego escucho el sonido del metal. Mi pecho sube y baja con cada inhalación errática. Miro a Sarah, y ella tiene la cabeza gacha, mirando al suelo. Un vistazo rápido a la primera fila muestra que todos lo están en la misma posición. El frío metal se envuelve alrededor de mi muñeca y asegura las esposas una a la vez hasta el punto de que pellizcan mi piel, haciéndome gemir. —¿Están demasiado apretadas? —Reconozco la voz de Ryat, mientras aparta el cabello de mi hombro. —Sí —respondo en voz baja. —Bien. —Entonces los aprieta un clic más, y siseo un jadeo. —¿Me harás daño? —Sí. Espero que haya dolor involucrado, y una parte de mí está excitada por eso. Agarrando mi brazo, tira de mí hacia atrás.

RYAT La conduzco escaleras arriba con mi mano en la parte superior de su brazo, mis dedos se clavan en su suave piel. Llevo demasiado tiempo esperando este día. Parece una eternidad desde que me dijeron que la

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tomara como mi elegida. Pero por fin ha llegado. Nos dirigimos a la plataforma, la llevo a la pequeña estructura similar a una piscina que se agregó para que realicemos el ritual. Los Lords recibieron este edificio hace mucho tiempo. Lo primero que hicieron fue destripar el interior. No es una catedral normal. Se han añadido cosas para acomodar nuestras tradiciones. Se detiene torpemente en el borde y escucho su respiración acelerada. Estoy a punto de decirle que se meta en el agua, pero ella misma da el primer paso. Muerdo una sonrisa. Mi chica quiere entregarse a mí y no veo la hora de hacerla mía. Normalmente, esto se hace con la elegida desnuda, pero ella se dejará la ropa puesta. No quiero que nadie vea su cuerpo. El objetivo del ritual es limpiarlas de sus anteriores parejas sexuales, pero soy extremadamente territorial sobre lo que es mío. He visto a las mujeres en Barrington durante los últimos tres años lanzarse a esperar el día para ser una elegida. Da la casualidad de que ella nunca ha tenido relaciones sexuales. Pero la ceremonia de votos debe realizarse, no obstante, para solidificar el ritual. Todavía la besó, la abrazó y la tocó, estoy seguro. Quiero limpiar cualquier parte de él que quede en su cuerpo. Como parte del ritual, tenemos que mostrar que nos pertenece. O follas su boca, coño o culo. No es para complacerlas. Es para reclamarlas. Así que, como soy egoísta y me niego a mostrar lo que tengo, su boca servirá. Una vez que hayamos terminado aquí, la llevaré atrás y follaré ese apretado coño en el bosque, en el suelo o contra un árbol. No importa. Todo el mundo verá que es mía por las marcas de mordiscos en sus piernas y los chupetones en su cuello. Blakely será propiedad de un Lord. Me aseguraré de que todos lo sepan. Da el último paso, el agua caliente llega hasta su pecho mientras me paro a su lado. Soltando su brazo, extiendo la mano y aparto el cabello oscuro de su rostro, humedeciéndolo con mis dedos. Está tan hermosa ahora mismo con el maquillaje hecho y el cabello arreglado. Me estoy preparando para arruinarlo. —Recita tu voto —ordeno. Sus ojos se agrandan durante un breve segundo y lame sus labios con nerviosismo. Entonces respira profundamente. —Yo juro.

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Buena chica. Estaba prestando atención al folleto que tenía enrollado en la mano. —Tú juras —reconozco y asiento hacia ella para que diga la última parte conmigo. —Nosotros juramos —decimos al unísono. Entonces levanto la mano, agarro su cabello mientras pateo sus pies debajo de ella y la sumerjo en el agua. La mantengo allí. Comienza a luchar inmediatamente. Con tanta fuerza, que el agua salpica por encima del cristal, cayendo al primer piso. Levantándola, empieza a ahogarse en cuanto su rostro sale a la superficie. La arrastro hacia las escaleras de mi derecha y me siento en la de arriba, soltándola por un segundo para desabrochar mi cinturón y luego mis pantalones. Ella jadea mientras tose agua al mismo tiempo. Es el único sonido en la catedral. Todos los que están abajo permanecen en silencio, esperando pacientemente a que reclame a mi elegida. Matt incluido. Espero que el maldito vea lo mucho que ella desea esto. A mí. Está encorvada lo mejor que puede sin que su rostro esté en el agua, la mayor parte de su cabello, ahora mojado, la cubre. No puede hacer nada al respecto ya que sus manos siguen esposadas en su espalda. Saco mi polla dura y la acaricio un par de veces, permitiéndole un segundo más para recuperar el aliento, sabiendo que estoy a punto de empeorar la situación. Entonces extiendo la mano, apartando suavemente el cabello de su rostro con las yemas de mis dedos para poder verla. Los charcos negros se acumulan debajo de sus ojos antes de correr por sus mejillas. Sus pestañas mojadas están pegadas y sus labios separados tiemblan mientras el agua corre por su barbilla. Sus bonitos ojos azules están rojos y llenos de aprensión. Ya es demasiado tarde, pequeña. Me perteneces. Deslizo la mano por el agua, recogiendo todo su largo y húmedo cabello en la parte posterior de su cuello. Una vez que lo tengo todo, la agarro y tiro de ella hacia mí. —Arrodíllate —ordeno, y sus rodillas caen sobre el tercer escalón, debajo de mí, haciéndola gemir—. Abre la boca. Sus ojos muy abiertos miran mi polla, y sonrío ante la expresión de terror que tiene. Ella respira profundamente por última vez y lame sus labios

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antes de abrir su bonita boca pintada para mí. Agarrando la base de mi polla, la deslizo en su boca. No soy gentil. Sus arcadas llenan el espacio de la catedral y el agua vuelve a caer por los lados mientras controlo su cabeza. Arriba y abajo, rebota sobre mi polla. Trata de luchar contra mí y apartarse, pero no la suelto. En vez de eso, agarro su cabello con más fuerza, introduciendo mi polla más profundamente en su garganta. Ella cierra los ojos con fuerza, y su rostro se frunce cuando golpeo la parte trasera, haciendo que se atragante de nuevo. —Mírame —exijo. Sus ojos se abren, y puedo ver las lágrimas corriendo por sus mejillas a través del agua que ya cubre su rostro. —Relájate y ábrete para mí —susurro, ralentizando mi ritmo, dándole un segundo para recuperar el aliento. Parpadea y nuevas lágrimas recorren su rostro. Me desplazo hacia delante con mi trasero colgando del borde del escalón, para colocarme en una mejor posición. Salgo y ella succiona un grito ahoagdo. —Ábrete bien para mí —digo en voz baja, limpiando las lágrimas de su rostro con mi mano libre, untando el delineador de ojos negro y el rímel— . Saca la lengua y respira por la nariz. Tragando, abre la boca tanto como puede y saca la lengua. Bajo su cabeza y su boca vuelve a acogerme. Inclino la cabeza hacia atrás y cierro los ojos, sin preocuparme de mirar, solo queriendo venirme. Golpeo la parte posterior de su garganta, y su cuerpo lucha contra mí mientras vuelven las arcadas. Esta vez, no aflojo. Mis pelotas se tensan y mi respiración se acelera. Empujo su cabeza hacia abajo una última vez y la mantengo allí mientras me vengo, obligándola a tragar.

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Capítulo 13 BLAKELY Traducido por Danielle Corregido por Leyroja

Jadeo para respirar mientras su semen, el agua y la saliva corren por mi barbilla. Mi cuerpo tiembla incontrolablemente, mis rodillas están en carne viva por los escalones. Me duele todo por la tensión y las manos se me han entumecido por las esposas. Sigo arrodillada cuando me suelta y se levanta. Lo miro a través de las lágrimas que todavía caen y veo cómo mete su polla semidura dentro de sus pantalones mojados antes de subir la cremallera. Es grande, tanto en longitud como en grosor. Mi mandíbula duele la de tanto mantenerla abierta y mi garganta también por lo rudo que fue. Se inclina, agarra mi brazo y me pone de pie. Ni siquiera estoy segura de poder caminar; mis piernas tiemblan mucho. Me saca del agua y me lleva a las escaleras. Dejo caer la cabeza para mirar mis tacones mojados mientras el agua corre por nuestras ropas empapadas. Suelta mi brazo y agarra mi cabello, tirando de mi cabeza hacia arriba, y gimo. —No te avergüences, Blake —susurra en mí oreja—. Eres mi elegida. Siéntete orgullosa. Sé que lo estoy. Me guía por las escaleras, vamos a la izquierda al final, y permanezco en silencio mientras me lleva por un pasillo hasta una puerta. Damos un paso afuera. Mirando a mi alrededor, no puedo ver mucho. Está oscuro y solo hay una luz en el edificio de arriba que ilumina la zona. La catedral está rodeada de bosques y entrecierro los ojos tratando de ver entre los árboles. El viento se levanta y me estremezco. Mi vestido empapado se pega a mi cuerpo y el agua sigue corriendo por mis piernas. —¿Qué estamos...?

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Se gira hacia mí, agarra mis hombros y me da la vuelta, presionando mi espalda contra el edificio. Grito mientras aplasta mis brazos inmovilizados entre la catedral y yo. Da un paso hacia mí y me silencia, colocando su mano sobre mi boca. Se inclina hacia mi oreja, toma mi lóbulo en su boca y lo chupa, haciendo que un escalofrío se deslice por mi espalda. Se aparta y me susurra con voz ronca. —Voy a follarte aquí y ahora. Esa boca es mía. Ese culo es mío. Ese coño es mío. ¡Eres jodidamente mía! Gimo mientras mi coño empieza a palpitar ante sus palabras. No puedo imaginar lo duro que será con mi cuerpo después de lo que acaba de hacer con mi boca. Todavía no estoy segura de si ya hemos tenido sexo desde que me desmayé la primera vez y me drogué la segunda. Sus ojos esmeraldas arden. Hace que mi estómago se revuelva por lo mucho que quiere de mí. Y lo mucho que yo quiero darle. —Ahora me perteneces, Blake. Y voy a tomar lo que es mío. Retira su mano de mi boca y tomo una bocanada de aire. Da un paso atrás, y me desplomo contra el edificio. No estoy segura de que mis piernas puedan seguir sosteniéndome. Agarrando el dobladillo de mi vestido, tira de él para amontonarlo en mi cintura. Mi respiración se entrecorta cuando clava sus dedos en la parte superior de mi tanga y la baja por mis piernas temblorosas, y tiene que ayudarme a quitármela. —Por favor... —ruego, apartándome de la pared de la catedral para aliviar mis brazos. Me duelen mucho las muñecas y las rodillas comienzan a ceder, haciéndome arrastrar los tacones—. Desata las esposas... Coloca las bragas en mi boca y presiona su mano sobre ella, sujetando mi cabeza contra el edificio. Mi boca se llena de agua y me atraganto con ella, haciendo que mi cuerpo convulsione contra el suyo antes de poder tragarla. Parpadeo y él ve nuevas lágrimas caer de mis ojos por el acto. Vuelve a acercar sus labios a mi oreja mientras su mano libre se desliza entre nuestros cuerpos y encuentra mi coño. —Todavía no sabes lo que significa pertenecerme. Pero estoy a punto de enseñarte, pequeña. —Arrastra sus labios por el costado de mi cuello e inclino la cabeza hacia un lado para permitirle el acceso—. Nadie me escuchará follarte, y nadie me verá follarte.

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Respiro con fuerza por la nariz mientras trago más agua de mi ropa interior empapada. —Pero todos sabrán que me perteneces. —Sus dedos masajean suavemente mi clítoris y gimo—. Presumiré de mi trofeo cubierto de moretones hechos por mis manos. —Separa los pliegues de mi coño y desliza un dedo dentro de mí, obligándome a ponerme de puntillas—. Marcas de mis dientes. —Muerde mi cuello y mi piel se eriza mientras grito detrás de mi mordaza—. Ahora vives para mí. —Lame el costado de mi cuello hasta mi oreja—. Y yo para ti. —Introduce un segundo dedo y respiro profundamente por la nariz, cerrando mis ojos llorosos. —Me sirves y me obedeces. Te protejo y te poseo. Mis piernas tiemblan, me duelen los pies y los brazos por estar inmovilizada, pero mi coño está empapado. Y no es porque haya estado en el agua hace unos minutos. Nunca me habían tratado así. Tan dominada. Mi cuerpo está temblando de anticipación por lo que le va a hacer. Esto es lo que anhela. Lo que he imaginado que sería. Puede que nunca me haya acostado con Matt, pero he jugado conmigo misma lo suficiente (con mis dedos y juguetes) como para estar jodidamente preparada para él. —Ahora... abre tus piernas y dejame follar tu coño.

RYAT Su pequeño cuerpo tiembla contra el mío, pero hace lo que le digo. Separa sus pies lo mejor que puede, y sonrío contra su piel húmeda. Mía. Va a ser la elegida perfecta. Tan ansiosa por aprender. Tan dispuesta a someterse. Saco mis dedos de su coño, y ella deja escapar un gemido. —No escupas esto —ordeno, retirando mi mano de su boca. Ella asiente una vez. Si tuviera cinta adhesiva, la añadiría, pero no la tengo. Además, esto será una prueba de qué tan bien asumirá la responsabilidad de ser una elegida. Me agacho, desabrocho mis pantalones y descubro la polla. Ha estado dura todo este tiempo. ¿Le duelen los brazos y las muñecas? Ella debería sentir lo que siente un hombre. A veces te pones tan duro que es insoportable. Puede hacerte caer de rodillas si no tienes cuidado.

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Doy un paso hacia atrás, agarro su muslo derecho y levanto su tacón del suelo. Sosteniéndolo contra mi cadera, miro hacia abajo y veo cómo la cabeza de mi polla se abre paso en su jodido y dulce coño. ¡Mía! Soy el primero en estar allí. Su grito entrecortado me hace sonreír mientras me abro paso dentro de ella. Está tan jodidamente apretada. Bueno, haré lo mejor que puedo en esta posición. Preferiría que su culo estuviera en el aire para poder profundizar, pero lo haré cuando la lleve de regreso a mi casa. No estaba bromeando cuando le dije que todo el mundo sabrá que me pertenece. Tengo toda la noche para tenerla como quiera. Para marcar mi territorio. Y no puedo esperar a ver el rostro de Matt cuando la lleve a la casa de los Lords. Debería haber tomado mi advertencia como la amenaza que era. No cometeré el mismo error que él. Le pondré una correa tan jodidamente corta que no podrá respirar sin mi permiso. Bajando mi rostro a su cuello, beso su piel mojada, mechones de su cabello se pegan a mis labios mientras tiro de mis caderas hacia atrás y las empujo hacia delante, forzando más sonido incoherentes de su boca amordazada. —Joder, Blake. —Su ya apretado coño se contrae alrededor de mi polla, y mi respiración se acelera. Mi mano libre cae sobre su otro muslo y lo levanto también, usando mi cuerpo para presionarla contra el edificio. Empiezo a follarla con fuerza, con embestidas rápidas y sin protección. Nunca utilizaré condón con ella. No hay razón para hacerlo. Estoy limpio, y sé que ella también lo está. No he tenido relaciones sexuales en más de tres años, desde que hice el juramento el verano anterior a mi primer año. Por eso se inició la tradición. Nos muestra cómo es saborear el poder. Poseerla es solo una pequeña fracción de lo que haré una vez que me gradúe de Barrington. Los Lords no quieren que pasemos nuestros años universitarios dejando que los coños se interpongan en nuestro camino. Tenemos que demostrar que nuestra lealtad a los Lords es más importante que nuestras pollas. Olvidé lo bien que se siente un coño. Lo cálido, suave y flexible, cómo se estira para adaptarse a mi tamaño. Y está tan mojada, pero todavía hay suficiente resistencia como para que tenga que forzarla. Me deja sin aliento. Mi mano ya no es suficiente.

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Mis pelotas se tensan por sí solas, y rechino los dientes, sin querer que esto termine. Pero traerla aquí no fue la mejor idea. Siempre existe la posibilidad de que alguien regrese aquí y la vea, pero los Lords aún están adentro realizando el ritual. Quería ser el primero esta noche porque no iba a esperar más. Sabiendo que no puedo evitarlo, dejo caer sus piernas y me retiro porque voy a venirme en cualquier momento. Me alejo de ella, agarro su vestido y tiro de ella hacia adelante, obligándola a arrodillarse. Introduzco la mano en su boca, saco su ropa interior y agarro su cabello por la coronilla con esa mano, inclinando su cabeza hacia atrás. —Abre la boca —digo con los dientes apretados. Separa sus labios y me mira fijamente, con lágrimas corriendo por su rostro manchado de maquillaje. ¡Jodidamente hermosa! Como sabía que sería. Agarro mi polla húmeda con la mano libre justo a tiempo para acariciarla una vez antes de venirme en su rostro con un gemido. La fuerza que se desprende de eso casi me hace caer de rodillas. Inclinándome hacia delante, tengo que soltar su cabello para colocar mi mano en el edificio detrás de ella y mantenerme erguido. Que me jodan. Valió la pena. Para estar con ella. Saber qué puedo hacer eso todo lo que quiera cuando quiera. Es un momento para subir el ego, sin duda. El poder de eso por sí solo es casi un subidón, como estar dentro de ella. Apartándome de la pared, intento calmar mi respiración mientras miro mi polla. No hay sangre que pueda ver. Pero he follado con suficientes mujeres antes de la universidad para saber que no todas sangran. Supuse que las probabilidades de que lo hiciera eran pequeñas. Cuando la dejé en su apartamento después de la fiesta, busqué en sus cajones y encontré todos los juguetes que supongo usa para sí misma. Cualquier cosa así podría haber estirado su himen a lo largo de los años. Además, no sangró cuando la penetré con los dedos. Meto mi pene dentro de mis pantalones y subo la cremallera. Me agacho a su altura, extiendo la mano y paso mi dedo por el semen esparcido en su mejilla. —Saca la lengua —ordeno.

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Ella traga antes de separar los labios y hacerlo. —Buena chica —la elogio, y ella gime, su cuerpo se estremece. Pasando mi dedo por su lengua, la limpio. Luego paso tres dedos por su barbilla, recogiendo más y los meto en su boca, presionando en la parte posterior de su garganta y forzando su cabeza hacia atrás. Tiene arcadas, sus ojos parpadean con lágrimas frescas, pero no intenta apartar la cabeza—. Cierra. Sus labios se cierran alrededor de mis dedos lo mejor que pueden, y su lengua los envuelve, haciéndome gemir cuando chupa, deseando que sea mi polla la que esté dentro de su boca de nuevo. Cuando se hace bien, una boca puede sentirse mejor que un coño. Lentamente, los saco, dejando que los chupe para limpiarlos una vez más. Satisfecho con su obediencia, especialmente con su falta de experiencia, me pongo de pie y busco en mi bolsillo trasero la llave de las esposas. Ella baja la cabeza y deja escapar un suave sollozo sabiendo que está siendo liberada del implacable metal que ata sus muñecas. Camino detrás de ella y agarro su brazo, tirando de ella para que se ponga en pie. Grita y tambalea hacia adelante con sus tacones, pero la sujeto. Inspecciono sus muñecas y manos antes de desatarlas. Hay un poco de sangre corriendo por sus manos debido a los cortes en su piel, y están azules por la falta de circulación. Esto es obra suya. Pregunté si le apretaban demasiado delante de los Lords. Era para mostrar. Cuando ella dijo que sí, no podía mostrar ninguna debilidad, así que las apreté. Pero con toda honestidad, la estaba para el fracaso. Si ella hubiera dicho que no, las habría apretado también. El ritual es muy claro sobre cómo tratamos a nuestra elegida durante la ceremonia de votos. Lo que haga con ella a puerta cerrada es otra historia. Pero no seré suave con ella. Eso no es lo que soy. Fui entrenado por un compañero del Lord, y Ty me enseñó lo que se esperaba. Estamos entrenando a estas mujeres para un poder superior. Ni siquiera yo puedo salvarla de su futuro. Todo lo que puedo hacer es prepararla. Ella conocerá el infierno, pero por ahora, yo seré su demonio.

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Quito las esposas y deja escapar un suave grito antes de llevar sus manos hacia delante. Vuelvo a poner el vestido en su lugar, me agacho para tomar su ropa interior y meterla en mi bolsillo. —Vamos —digo y agarro su brazo, guiándola por el edificio hasta su auto estacionado al frente.

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Capítulo 14 BLAKELY Traducido por Danielle Corregido por Leyroja

Me coloca en el asiento del pasajero y se sube al asiento del conductor. Había dejado las llaves en el auto, junto con mi bolso y el teléfono; lo pone en marcha y nos aleja del edificio. Estaba en medio de la nada, así que no me preocupaba que alguien se llevara nada. Permanezco en silencio, frotándome las manos. Cosquillean cuando finalmente recupero la sensibilidad en mis dedos. Mis muñecas están en carne viva y ensangrentadas. Todavía tengo semen en mi rostro, mi cabello y en mi pecho. No estoy segura si puedo limpiarlo. Tengo mucho frío, estoy sentada con mi vestido mojado, y mi ropa interior está en su bolsillo. Mis muslos arden y mi vagina esta dolorida. No fue tan doloroso como pensé que sería, y eso me hace preguntarme aún más si ya he tenido sexo con él. Después de todo lo que ha pasado desde que empezaron las clases, no me arrepiento de mi decisión de vivir mi vida como quiero. Sí, algunos argumentarían que el hecho de haber aceptado ser su elegida me quita cualquier derecho a decidir sobre mi cuerpo, pero yo lo veo de otra manera. Veo libertad en saber que le pertenezco. Alguien que me quiere físicamente. Una persona no puede soportar tanto rechazo antes de empezar a preguntarse ¿por qué? ¿Qué está mal conmigo? —¿A dónde vamos? —susurro, mordiendo mi labio inferior con nerviosismo, preguntándome qué pasará ahora. Me mira durante un segundo antes de volver a centrar la vista en la carretera. —A la casa de los Lords —responde antes de que “I Don't Give A ...” de MISSIO y Zeala empiece a invadir el auto.

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Atravesamos la entrada del hotel, y él estaciona mi auto antes de abrirme la puerta. Al ingresar en el lugar, es extraño estar aquí sin que esté abarrotado de personas. No hay luces intermitentes ni música a todo volumen. Solo silencio. —Todos están todavía en la ceremonia de votos —afirma, sabiendo lo que estoy pensando. Toma mi mano y me guía hasta el dormitorio donde una vez encontré a mi desconocido con una máscara. Entra por otra puerta y es su baño privado. Un largo espejo y un mostrador con doble lavabo están frente a nosotros. Una puerta a la derecha es donde debe estar el retrete. A la izquierda hay una ducha que ocupa toda la longitud del baño. Hay un vidrio que permite ver el interior con tres cabezales de ducha. Una en cada extremo y la tercera en el centro. El suelo es blanco, las paredes gris oscuro. La encimera es negra. Es extraño ver que no hay nada que lo desordene como todas las cosas que dejo en el mío. Suelta mi mano, se da la vuelta y sus ojos esmeraldas se encuentran con los míos. Se me corta la respiración al ver su mirada. Está hambriento. Me dicen todo lo que me estaba preguntando. Sé que lo que hicimos en el bosque fue solo una muestra de lo que quiere de mí. —Dúchate. —Sus ojos miran mi rostro cubierto de semen y manchado de maquillaje y luego bajan por mi cuerpo—. Límpiate. —Luego sale, dejándome encerrada. No me dijo que me diera prisa, así que me tomo mi tiempo. Las heridas en mis muñecas arden con el agua, pero no es insoportable. Me coloco debajo del rociador central y disfruto del agua caliente antes de lavar mi cabello con su shampoo. Luego uso su gel de baño y me pregunto si es por eso que me trajo aquí. Una forma más de reclamarme. Es difícil negar a un hombre si te bañas en su aroma. Cierro el grifo, salgo de la ducha y me seco con una toalla blanca que he encontrado colgada en un gancho, teniendo cuidado con las muñecas. Mirando a mi alrededor, me doy cuenta de que no tengo nada que ponerme, pero tengo la sensación de que es a propósito.

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Abro el armario que hay debajo de uno de los lavabos y encuentro un enjuague bucal. Desenroscando la tapa, echo un poco en mi boca. Lo agito antes de escupirlo en el lavabo. He tragado agua sin saber qué contenía y me vine. Varias veces. Me gustaría lavarme los dientes, pero el enjuague bucal servirá por ahora. Respirando profundamente, abro la puerta y salgo a su dormitorio. Es lo que me imagino que tendría un tipo como Ryat: las paredes oscuras están despejadas y la cama está cubierta con sábanas negras, un edredón negro y dos almohadas con fundas a juego. Hay una cómoda alta y otra larga de color gris oscuro. No hay televisión ni espejo colgados. La última vez que estuve aquí no presté atención. Estaba demasiado borracha y también tenía los ojos vendados. Él está junto a la cómoda larga de espaldas a mí. Todavía lleva la ropa mojada y veo cómo la camisa se adhiere a su espalda y brazos. Se puede ver el contorno de cada músculo. Se tensan cuando se mueve, buscando algo. Me aclaro la garganta y él empuja el cajón para cerrarlo. Se da la vuelta, saca la lengua y lame sus labios mientras sus ojos verdes me observan. —Suelta la toalla —ordena, y mi corazón se acelera. Levanto la mano, la desprendo de mis axilas y la dejo caer a mis pies. Ya sé que me ha visto por completo. Bebí ese líquido, me cambié de ropa, me metí en la cama y desperté desnuda horas después. Él me había desnudado. Se acerca, con los ojos fijos en mis pechos. Se detiene, extiende la mano y toma el derecho, gimo cuando lo aprieta. No es nada suave, pero me encanta. Cada vez que Matt y yo jugábamos, él era suave. Siempre sentí que quería más. Ryat lo suelta y le da una palmada en el costado. Haciendo que la piel escueza y el sonido rebote en las paredes de la habitación. Salto hacia atrás, jadeando cuando una descarga eléctrica corre directamente a mi coño, haciéndolo palpitar y levanto mis manos para cubrirlos. Una sonrisa cruel se extiende por su rostro, sabiendo exactamente lo que me hizo. Extendiendo la mano hacia atrás, saca las esposas de su bolsillo trasero, y gimo al verlas. Los cortes que dejaron en mis muñecas empiezan a palpitar de nuevo. —Pon tus manos a los lados, o irán a tu espalda.

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Una elección. De buena gana o por la fuerza. ¿Por qué quiero que me obligue? Arquea una ceja ante mi vacilación y se acerca a mí, pero en el último segundo, decido bajarlas a mis costados. —Eres una chica tan buena —susurra con cariño mientras arroja las esposas sobre la cama. Una extraña sensación de decepción me invade por haberme acobardado. Dijo que me haría daño, y eso es lo que quiero. Si no hay dolor, ¿cómo sabes que estás vivo? —¿No lo eres? —pregunta. Levantando la mano, roza con sus nudillos la parte superior de mis pechos y me obliga a pensar en otra cosa. Mis pezones se endurecen a medida que sus manos viajan más abajo sobre ellos. Quiero ser su chica buena, pero en el mal sentido. —Sí —musito. Mi cuerpo nunca se ha sentido tan vivo. Tan necesitado de algo que ya ha tenido. No me he liberado cuando me folló. Pero tengo la sensación de que ese era el objetivo. Era una demostración de posesión, aunque nadie estuviera mirando. Sus ojos se dirigen a mi cuello. —¿De quién eres chica buena? —Tuya —respondo suavemente. —Mía —asiente. Vuelve a darme una palmada en mi pecho y grito. No ha sido tan fuerte como la primera vez, pero me atrapa desprevenida. Mis manos suben, pero las vuelvo a bajar a mis costados. Las comisuras de sus labios se levantan lentamente antes de mostrarme su preciosa sonrisa. Solo eso hace que la humedad se acumule entre mis piernas. El hombre sabe exactamente lo que hace. Lo hace de nuevo, esta vez con más fuerza, y echo la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos y soltando un grito. Pero no es porque duela. Se siente muy bien. Lo vuelve a hacer, y esta vez gimo, mi cuerpo se sacude ligeramente, empezando a adaptarse al escozor. —Te gusta eso, ¿verdad, Blake? —Su voz está llena de diversión— Tanto potencial para mi elegida.

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No estoy segura de lo que significa eso, y no estoy dispuesta a preguntar. —Mírame —ordena, sin humor ahora. Abro los ojos y bajo la cabeza para mirarlo fijamente. Su mirada se dirige a mis pechos. Extiende la mano y toma mis dos pezones duros entre sus dedos y los pellizca. Con fuerza. Me pongo de puntillas, gritando, y tira de mí para acercarme más a él. Jadeo mientras me sujeta. Cierro las manos en puños a mis costados, tomando una profunda respiración. Suelta mis pezones, gimo de nuevo por la sensación que me produce. Se siente bien. Muy bien. —Agarra tus tacones. —Señala con la cabeza la puerta del baño que hay detrás de mí y luego se gira, volviendo a la cómoda. Entro en el baño y los encuentro tirados en el suelo, donde me los había quitado para ducharme. Todavía están mojados, vierto el poco agua que queda dentro en el lavabo y vuelvo al dormitorio. —Póntelos —ordena, sin siquiera molestarse en mirarme. Utilizando la pared como soporte, deslizo mis pies dentro de los Gucci de 15 centímetros. Están fríos por el agua, y mis pies ya están muy adoloridos por usarlos antes. Pero no le diré eso. Me gusta el dolor. Se da la vuelta y veo que tiene algo en la mano. Lo lanza sobre la cama. Mis ojos se mueven hacia el objeto, pero él extiende la mano y me agarra, tirando de mí hacia él. Tropiezo con mis tacones y caigo sobre él, me atrapa. Llevándome al pie de la cama, me hace girar hasta que estoy de espaldas a él y golpea suavemente mi trasero. —Abre las piernas. Todo lo que puedas. Veo que ha tirado mi ropa interior de antes en la cama. Golpea mi trasero de nuevo, llamando mi atención. Y coloco las manos en el estribo negro para apoyarme y separarlas tanto como sea posible. Se agacha junto a mi tobillo izquierdo y veo cómo mete la mano por debajo y saca una cadena. Es corta, está unida a un brazalete de cuero negro y el otro extremo está sujeto al poste. Envuelve el brazalete alrededor de mi tobillo, asegurando la hebilla. Tiro de ella para ver qué holgura tiene. No hay ninguna. Luego va hacia el otro tobillo, tira aún más hacia el otro poste de la esquina y hace lo mismo.

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De pie detrás de mí, coloca su mano en mi espalda y me empuja para inclinarme sobre el estribo. Está un poco más alto que mis caderas, así que tengo que ponerme de puntillas para que no se clave en mi estómago. En el momento en que mi rostro toca la cama, siento que los músculos de mis piernas se tensan por la posición. Respiro, tratando de reajustarme, pero no va a importar. No creo que deba sentirse cómodo. Se acerca al lado izquierdo y se agacha, agarrando otra cadena de debajo de la cama. —Mano derecha. Deslizo la izquierdo hacia él y se queda mirándome. —¿Mano derecha...? —hago una pausa repitiendo lo que dijo, pero él está en el lado izquierdo de la cama. Inclinándose, agarra mi mano derecha y la empuja hacia él a través de la cama. Envuelve el brazalete de cuero en mi muñeca, asegurándolo, y casi sonrío al sentirlo. No están tan mal como las esposas. Luego vuelve a caminar por detrás de mí y hacia la derecha. Esta vez, ni siquiera dice nada. Toma mi mano izquierda, la cruza por encima de la derecha y asegura esa muñeca también. Todo mi cuerpo está tenso, la parte superior de mi cuerpo está retorcido como un pretzel. Mi cuello y mi barbilla están apoyados en la parte superior de mis brazos, lo que dificulta mi respiración. Abre el cajón superior de la mesita de noche y saca un pequeño rollo de cinta adhesiva. Mi respiración se acelera. Desaparece detrás de mí y trato de mirar por encima de mis hombros, pero no puedo. Mis brazos cruzados restringen el movimiento de mi cabeza. Sus pantalones mojados rozan mis muslos antes de inclinarse sobre mi espalda, presionando mis caderas contra el estribo. El borde de la madera, clavándose en mi piel, me hace gemir. Extendiendo la mano, agarra la ropa interior. Con su mano libre, agarra mi barbilla y la levanta de mis brazos, obligando a mi cuello a arquearse hacia atrás en un ángulo doloroso. Sin decir una palabra, mete la ropa interior en mi boca, y luego escucho que arranca un trozo de cinta. La presiona sobre mis labios, asegurando la ropa interior en mi boca como antes. Al menos esta vez no están empapadas de agua, pero todavía siguen estando húmedas.

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Recoge todo mi cabello y lo sostiene en la base de mi cuello, todavía tirando de mi cabeza hacia atrás. —Una elegida debe comprender la palabra paciencia. Trato de acomodar mí ya dolorido cuerpo, pero no puedo moverme, ni un centímetro. —Debe comprender la palabra obediencia. —Su mano libre se acerca y agarra mi cuello, sus dedos se clavan en la piel mientras restringe el aire. Mi cuerpo se sacude, tratando de luchar por sí mismo, haciendo que las cadenas traqueteen y la cama tiemble. —Y debe entender que su cuerpo ya no es suyo. —Besa la mejilla y suelta mi garganta. Mi rostro vuelve a estar apoyado sobre mis brazos y respiro profundamente por la nariz. Sus manos tocan el interior de mis muslos y doy un respingo. —Cada caricia, cada beso, cada gramo de placer que reciba tu cuerpo será proporcionado por mí. —Desliza sus manos suavemente hacia arriba, y su pulgar se introduce en mi coño aún dolorido. Gimo, empujando contra él, mi cuerpo vibra. Mi corazón late con fuerza y puedo sentir mi pulso acelerado. —Ni siquiera te tocarás. —Saca el pulgar y lo sustituye por dos dedos, metiéndolos hasta los nudillos, y duele mucho. Gimo y las lágrimas comienzan a arder en mis ojos—. Si desobedeces, serás castigada, pequeña. Intento mover las caderas mientras sus dedos entran y salen lentamente. Sé que está provocándome, haciéndome sentir mojada y necesitada. Retira sus dedos y lo escucho caer de rodillas. Y entonces su cálida y húmeda lengua recorre mi palpitante coño. Gimo cuando lo lame. Sus manos suben a mi culo y agarran mis nalgas, separándolas. Me tenso mientras su lengua continúa moviéndose lentamente hacia arriba. Empiezo a intentar decirle que se detenga, pero no hago más que murmurar cosas sin sentido mientras tiro de mis ataduras tan fuerte como puedo sin éxito. Sus dedos se clavan aún más en mi piel mientras su lengua se desliza por mi orificio fruncido. Luego, con la misma rapidez, desaparece. Presiona suavemente sus labios en mis nalgas antes de soltarlas. Pero no me relajo. Estoy más tensa que antes.

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No, no, no, niego con la cabeza. Matt y yo nunca hicimos nada allí. Nunca lo intentó, pero de todos modos yo no se lo habría permitido. Ryat se ríe ante mi malestar. —No hay necesidad de luchar contra eso, Blake. —Con una palmada en mi trasero de forma juguetona, añade—: También me voy a apropiar de eso.

RYAT Entro en la catedral, mirando mi reloj. Quizá les quede una hora. Observando un banco en el fondo, me deslizo y me siento, moviendo mis brazos a lo largo del respaldo. Una regla de los Lords es que veas a tus hermanos aceptar a sus elegidas. De lo contrario, no habría necesidad de estar presente. No puedes mostrar posesión a una sala vacía. Además, hace que los miembros más jóvenes tengan hambre. Les recuerda por qué tienen que abstenerse de mojar su polla durante tres años. Miro hacia el desván y veo a uno de mis hermanos en el agua. Tiene una capucha negra sobre la cabeza de su elegida mientras la folla por detrás. Está completamente desnuda, sus tetas falsas presionadas contra el costado de vidrio de la bañera cuadrada y sus manos también están esposadas a la espalda. Me hace pensar en Blakely. La dejé atada y amordazada a mi cama para volver aquí. Se viene y la saca de la piscina de un tirón. Sin ellos, puedo ver lo bajo que está el nivel del agua ahora. Ni siquiera llega a la cintura. Follar en un recipiente hará eso. El agua tiene que ir a alguna parte. —¿Dónde está tu chica? —pregunta Gunner, sentándose en el banco frente a mí. Se gira en su asiento para mirarme. —Aquí no —afirmo. No es de su incumbencia dónde está ella. Me aseguré de cerrar la puerta de mi habitación para que nadie pueda llegar a ella. Y la amordacé por esa misma razón. No quiero que alguien la escuche allí. Los Lords pueden estar aquí, pero todavía hay personal allí. Ahora que los mayores pueden usar sus pollas, no habrá más que malditas orgías. Pasarán a sus elegidas de habitación en habitación mientras otras mujeres

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se unen a ellas. —¿Dónde está la tuya? —contesto. Eligió a su mejor amiga, Sarah. —Está desmayada en mi maletero. —Sonríe. —¿Cuántas más hay? —pregunto, mirando alrededor de la sala. Todos los de primer, segundo y tercer año siguen sentados con sus máscaras y capas. —Dos —responde, mirando su reloj. Justo en ese momento, escucho a una mujer decir. —Lo juro. —Mientras se pone de pie en el agua. —Tú juras —anuncia Prickett—. Nosotros juramos —dicen al unísono, entonces él la empuja debajo del agua, colocando su pie en su espalda, manteniendo su rostro en el fondo. Vuelvo a mirar a Gunner, y está comprobando su reloj de nuevo. —¿Tienes que ir a algún lugar? —Sarah se despertará en unos treinta minutos —responde. Asiento. La drogó y pronto se le pasará el efecto. Escucho a la chica jadear cuando Prickett la saca del agua, e inmediatamente, la folla por el culo. He visto a suficientes Lords tomar a sus elegidas durante los últimos tres años que podría pasar sin verlos más. No podría importarme menos a quién y cómo follan. Ahora que elegí a la mía, podría prescindir de todo lo demás. Quiero vivir en mi habitación con ella. A la mierda, quiero mudarme de la casa de los Lords e ir a algún lugar remoto con ella. Solo nosotros, sin nadie alrededor en kilómetros. Entonces no tendría que amordazarla y podría escucharla gritar mi nombre durante horas. Prickett y su chica terminan, y él la saca del agua mientras ella solloza. Le hacemos creer a estas mujeres que tienen la opción de ser elegidas. Pero no todas lo son. Nos dan una lista de nombres que deben ser elegidas incluso antes de que comience el último año. La manipulación no es difícil. Si alguien te dice repetidamente lo bueno que es algo, eventualmente querrás probarlo. Una más. Sacando mi teléfono, abro la transmisión en vivo en mi aplicación. Blake sigue en el mismo lugar donde la dejé. Justo como pensé que estaría,

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pero aun así no duele mirar. Tengo diez cámaras instaladas en mi habitación, así que puedo verla desde cualquier ángulo. Además, dos en mi baño. La casa está llena de ellas. Cada Lord tiene la misma aplicación y la oportunidad de ver a su elegida. Ella no está luchando. No me sorprendería que se desmayara. Ha sido un largo día, y estoy a punto de hacer que sea una noche muy larga para ella. —Lo juro. Cierro la aplicación, dejo caer el teléfono sobre mi regazo y miro hacia el desván. Matt está de pie en el agua con Ashley. —Tú juras —gruñe. Sonrío. Lo siento, maldito bastardo. —Nosotros juramos —dicen, y él agarra la parte posterior de su cuello, empujándola debajo del agua boca abajo. Ella lucha, el agua salpica alrededor. Él tiene las manos de la chica atadas detrás de su espalda con bridas, y los tobillos también están atados. No hay ninguna regla sobre cómo sujetar a tu elegida. Siempre y cuando se haga. Ser sujetado debajo del agua hará que cualquiera luche, así que las ataduras ayudan a evitar que arranquen nuestras mascaras. Además, es otra forma de dominarlas. Está desnuda y él ya le ha puesto un collar. Me siento más erguido cuando sigue sujetándola debajo del agua. Está mostrando los dientes como si estuviera enfadado con ella. Como si fuera culpa de ella que la haya cagado y haya perdido su juguete. Ella ralentiza sus movimientos, su cuerpo se afloja por completo. ¿Qué diablos...? Me pongo en pie de un salto. —¡Matt! —Grito en advertencia. Todos en la catedral se giran para mirarme. No puedo ver sus rostros debido a sus máscaras, pero estoy seguro de que tienen los ojos muy abiertos. Un Lord nunca le dice a otro miembro cómo debe tratar a su elegida. Matt me lanza una mirada de “vete al infierno” y luego la levanta del agua por el cabello. Su cabeza cuelga hacia atrás y se queda completamente quieta durante un segundo antes de escupir agua por la boca. Aspirando aire, procede a toser. Ser un Lord no se trata de lastimar a nuestras elegidas. Son una recompensa. Si la rompes o la matas, no podrás reemplazarla por otra. Él lo sabe.

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No voy a decir que nunca ha sucedido porque ocurrió. Más de una vez desde que me incorporé. Estas mujeres figuran como personas desaparecidas y nunca son buscadas. Cuando el público ni siquiera sabe que tu organización existe, nadie sospecha que se cometió un crimen. Me doy la vuelta y salgo de la catedral, regresando a la casa para jugar con Blakely. Mi teléfono suena cuando me siento en mi auto. —¿Hola? —respondo, dejando que el bluetooth lo tomé mientras arranco por el camino de grava. —¿Con quién terminaste? —pregunta mi padre a modo de saludo. Es un Lord. La mayoría de los miembros llegaron aquí por su linaje. Mi hijo o mis hijos serán Lords algún día y así sucesivamente. Es algo que no fue una elección, sino que se me exigió. Pero yo estaba más que preparado y dispuesto a aceptar. —Blakely —respondo, saliendo a la carretera. —Buen trabajo, hijo —dice con un fuerte suspiro. —¿Alguna vez dudaste de mí? —pregunto en broma. Se ríe. —No. Solo asegúrate de hacer lo que hay que hacer. —Siempre. —Nos vemos este fin de semana. —Cuelga, satisfecho con nuestra charla, y “Everybody Gets High” de MISSIO llena inmediatamente mi auto. Matt no se acercará a ella. No hasta que la entregue físicamente después de la graduación. Y no quedará nada de ella para que él se lleve.

Desbloqueando la puerta de mi dormitorio, entro y la encuentro todavía desnuda, inclinada sobre mi estribo atada, amordazada y con los ojos cerrados. Decidiendo dejarla dormir unos minutos más, entro en el cuarto de baño y me despojo de mi ropa aún húmeda. Necesito una ducha. Entro, cierro la puerta y miro mi polla dura. Pongo un poco de jabón en mi palma

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y la acerco a mi polla. Envuelvo la mano alrededor de la base y la acaricio, mi mano se aprieta tan dolorosamente que me deja sin aliento. —¿Qué...? —Me detengo y la suelto, apoyando ambas manos en la pared, me paro debajo del rociador. Llevo tanto tiempo haciéndolo que ya es una costumbre. La cantidad de porno que he visto en los últimos años es suficiente para hacer sonrojar a una prostituta. Eso sin mencionar lo que he visto suceder aquí en la casa de los Lords. Sabíamos al entrar en nuestro primer año cuáles iban a ser nuestros requisitos. Perdí mi virginidad cuando tenía quince años con la hija de nuestro vecino. Ella tenía la misma edad que yo. No fue como si hubiéramos salido. Los dos queríamos follar y la decisión fue fácil. Después de eso, follé durante toda la escuela secundaria. El verano antes de venir a Barrington, follé con todas las que pude, sabiendo que sería la última oportunidad que tendría durante un tiempo. No sirvió de nada. En el momento en que llegué y supe que tendría que masturbarme fue cuando empecé a desearlo. Dile a alguien que no puede tener algo y míralo hacer todo lo que esté a su alcance para lograrlo. Especialmente si ya lo han experimentado antes y saben lo bien que se siente. Nos hacemos responsables. Muchos hombres han sido expulsados, despojados de sus títulos y rechazados por eso. Los Lords no bromean. Es una organización de tolerancia cero. No hay tres strikes y estás fuera. Pueden decidir en cualquier momento decirte que recojas tus cosas y te vayas a la mierda durante toda tu estancia en la universidad. Si aceptas y te conviertes en un Lord y luego la cagas. Bueno, digamos que te persiguen y te matan. Terminando con la ducha, me seco y salgo al dormitorio, decidiendo que es hora de despertarla. Abro mi mesita de noche y saco primero el lubricante. Luego me dirijo al extremo de la cama. Dejo caer la toalla a mis pies, la alejo de una patada y paso los dedos por su coño. No está tan mojada, pero no esperaba que lo estuviera. Aplico un poco de lubricante en mis dedos y lo froto suavemente sobre su coño y sobre su culo. Se asustó cuando la toqué ahí antes de irme para terminar de ver la ceremonia de votos, pero aprenderá que eso también me pertenece, y lo tendré. Incluso si eso significa que no me deja otra opción que tomarlo por la fuerza. Introduzco un dedo en su coño, observando si reacciona. Cuando no lo hace, añado un segundo, y su cabeza se mueve un poco. —Despierta, Blake. Retiro los dedos, agarro mi polla y me deslizo dentro de ella, sin esperar. Ella se sacude, tirando de sus ataduras, tratando de darse la vuelta. Dando una palmada en su trasero, ecucho su gemido entre dientes.

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Mirando hacia abajo, veo cómo mi polla entra y sale de ella. Ahora puedo entrar más profundamente que antes, y puedo hacerlo con más fuerza. Agarrando el estribo a cada lado de sus caderas, lo hago. No pierdo el tiempo. Sé que está dolorida, pero ir despacio no le hará ningún bien. Además, yo no soy así. No voy a darle ninguna falsa esperanza de que esto será algo más de lo que es. Soy su dueño. Su coño se aferra a mí, y yo empujo dentro de ella, el cabecero golpea la pared con cada embestida. Inclinándome sobre su cuerpo, agarro su cabello y levanto su cabeza de sus brazos. Envuelvo mi brazo libre alrededor de su cuello y sujeto su cabeza. Sus brazos cruzados delante de ella se tensan y sus manos se cierran en puños. —¿Sientes eso? —pregunto, haciéndola gemir— ¿Lo jodidamente húmeda que estás? —Me retiro y empujo mis caderas hacia delante—. Me encanta —digo, y ella se contrae a mi alrededor. Gruñendo en su oreja, golpeo mis caderas contra ella, su respiración se acelera y su cuerpo se tensa. Un grito entrecortado llena mi habitación cuando se viene. Reduzco el ritmo y suelto su cabello y cuello. Su cabeza cae sobre sus brazos cuando me retiro por completo y se deja caer sobre la cama. Introduzco mi pulgar en su húmedo coño un par de veces antes de volver a sustituirlo por mi polla. Cuando deslizo mi pulgar hasta su culo, empieza a resistirse, pero no tiene ninguna oportunidad. Presiono mi pulgar sobre su orificio cubierto de lubricante, aplicando un poco de presión. —Relájate —digo, golpeando el costado de su pierna con mi mano libre—. Dolerá menos. —Gimiendo, deja de forcejear. Saco mi polla de su coño y la penetro lentamente mientras mi pulgar empieza a rodear su culo, aplicando suavemente más presión— Buena chica —digo, repitiendo ambas cosas—. Solo respira. Ella jadea, su cuerpo tiembla. Veo cómo los músculos de su espalda se tensan mientras lucha contra las ataduras. Cuando meto mi pulgar en su culo, un grito ahogado sale de sus labios encintados. —Qué culo tan apretado —digo rechinando los dientes. Se sentirá increíble cuando lo folle. —Voy a follarlo, Blake —digo—. Mi semen llenará este culo tan estrecho como lo hará tu coño. Dejo mi pulgar dentro de ella mientras mis caderas vuelven a acelerar el ritmo, mi polla folla su coño. Estoy cerca.

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Mi respiración se acelera, llenando la habitación mientras la cabecera golpea la pared. Intento contenerme, pero ya ha pasado demasiado tiempo. Me recuerdo a mí mismo que tengo mañana y el día siguiente y el siguiente. Ella me pertenece hasta la graduación. Puedo hacer esto tanto como quiera. Sintiendo que mis pelotas se tensan, la penetro profundamente por última vez. Mis músculos se tensan y mi polla palpita dentro de su dulce coño mientras me vengo. Primero saco el pulgar y su cuerpo se hunde en la cama mientras saco mi polla. Dejándola así durante un minuto, me agacho y tomo la toalla que había tirado y la paso sobre ella, limpiándola. Una vez hecho esto, me inclino sobre su espalda. Arranco la cinta de su boca y saco la ropa interior. Luego me pongo a trabajar para liberar sus brazos y piernas antes de entrar en mi cuarto de baño para buscar unas pastillas para ella. Al salir, la veo sentada en el borde de la cama, con la cabeza gacha y las manos sobre su regazo, frotando sus muñecas. —Aquí. Toma esto. —Extiendo la mano. Me mira y sus ojos cansados se agrandan por la emoción. Interesante. —Es Advil para ayudar con el dolor. —Oh —dice y sus hombros se hunden con decepción cuando abro la mano para mostrárselas. —Pensabas que te iba a drogar otra vez —comento. Sus mejillas se enrojecen, pero me las quita. Sus ojos caen al suelo, incapaces de encontrarse con los míos. Me acerco a ella, tomo suavemente su barbilla y la levanto para que tenga que mirarme. —Dime. —Ella tiene algo en mente. Y Blake necesita saber que no hay nada de lo que no pueda hablar conmigo. No soy el tipo de persona que corre hacia sus amigos y les cuenta lo que hicimos. Si hay algo sobre mí, es que puedo guardar un secreto. De hecho, seré enterrado con muchos. Lo que haga con ella se sumará a los demás. —¿Tuvimos sexo esa noche? —susurra—. Esa noche me diste de beber. Inclino la cabeza hacia un lado ante su pregunta. ¿No creía que esta noche era su primera vez?

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Ella suspira ante mi silencio. —Yo, eh... es que al día siguiente estaba muy dolorida... —No —respondo. Claro que estaba dolorida. Fui duro con ella. Odio tener que decírselo, pero a partir de ahora siempre estará dolorida. —Oh. —Una vez más, parece decepcionada por esa respuesta. —Me dijiste que eras virgen aquí la noche de la fiesta. —No voy a decirle que no me la folle por eso. Porque honestamente, no me habría detenido. Es el camino que elegí. Los Lords pueden echarte, despojarte de tu título y poder. Y por mucho que quisiera, hacerla mía durante mi último año es jodidamente mejor que solo una vez. Sus ojos se agrandan y sus mejillas se enrojecen al pensar que me ha contado esa información. —Matt nunca se acostaría conmigo —susurra. Odio que mencione su nombre, pero entiendo fue una parte importante de su vida. Voy a borrar cualquier pensamiento sobre él de su memoria. Ni siquiera sabrá quién es cuando se la devuelva. —No tienes que avergonzarte —digo—. Me gusta haber sido el primero en follarte. —Suelto su barbilla y paso mi pulgar por sus labios. Su respiración se acelera mientras pregunta: —¿Qué hiciste... esa noche en mi apartamento? —Puedo enseñarte. —Me encantaría que me viera jugar con ella mientras estaba drogada. Ver si la excita. Tengo la sensación de que se excitaría con eso. —¿En serio? —Sus ojos se agrandan y sus pezones se endurecen ante esa idea. —Sí, pero no esta noche. —Retiro las sábanas y ella se mete debajo desnuda. Me deslizo junto a ella y se acurruca a mi lado. Estoy a punto de apartarla de mí, pero no lo hago. En vez de eso, la acerco más, sabiendo que esta casa está llena de casi cien hombres, y que cualquiera de ellos con gusto me la quitaría.

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Capítulo 15 BLAKELY Traducido por OnlyNess Corregido por Leyroja

A la mañana siguiente, caminamos por el pasillo de mi complejo de apartamentos y llegamos a mi puerta. Hay dos cajas afuera. Ryat se agacha para recogerlas, me quita las llaves de la mano y abre la puerta de un empujón. —¿Qué hay en esas cajas? —pregunto, entrando. —Cortinas —responde, bloqueando la cerradura de la puerta después de cerrarla. —¿Cortinas? —cuestiono—. ¿Por qué haces que envíen cosas a mi apartamento? —Porque son para tus ventanas. Lo sigo a la cocina, él abre el cajón superior, saca las tijeras y corta la parte superior la caja, abriéndola de golpe. —¿Cómo sabías dónde estaban esas tijeras? —pregunto, pero me ignora, repitiendo el proceso con la segunda caja—. ¿Para qué las necesito? —continúo. —Tienes una hora —me despide. De pie, lo miro, preguntándome qué demonios está haciendo cuando me hace girar y me da una palmada en el trasero de forma juguetona, ordenando: —Ve a prepararte. —No me llevará tanto tiempo —digo, tratando de entender qué demonios está haciendo. —Deberías hacer la maleta.

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No tenía nada en su casa, así que tuvimos que pasar por aquí esta mañana antes de mi clase de las diez. Comienzo a caminar hacia mi habitación, pero me detengo y me giro para mirarlo. —¿Podemos quedarnos aquí? Deja las malditas cortinas a un lado y me mira. Frunce las cejas. —¿Aquí? —repite. Asiento. —Sí, la casa está llena de gente. —Y Matt está allí—. ¿Podemos quedarnos aquí? ¿Al menos algunas veces? ¿O eso va en contra de una regla? —No tengo ni idea de lo que tienen o no tienen permitido hacer. ¡Matt nunca me decía una mierda! Pensé que era porque intentaba protegerme, pero ahora creo que es porque me ocultaba cosas. —No. No va en contra de ninguna regla —responde, y sonrío por su sinceridad, pero me doy cuenta de que no responde a mi primera pregunta— . Ve a prepararte. —Vuelve a prestar atención a mis nuevas cortinas, lo que me hace poner los ojos en blanco. Me pongo un poco de maquillaje: base, rímel y rubor. Luego cepillo mi cabello antes de pasar una plancha por las puntas para intentar alisarlo rápidamente, ya que anoche me quedé dormida con el cabello mojado, luego me pongo una camiseta negra de tirantes y una falda. Se asemeja a una falda de tenis con cinturilla ancha y pliegues. La tela es suave y liviana. Me inclino sobre la encimera y me pinto los labios de rojo y lo doy por bueno. Entro en mi habitación y lo encuentro de pie frente a mi ventana, admirando las cortinas negras que ahora cuelgan de mi ventana. Debe haberlas colgado mientras yo estaba en el baño. —Estoy lista. Me mira por encima del hombro y luego gira todo su cuerpo, colocando las manos en las caderas. Sus ojos de deslizan a mi pecho y bajan lentamente hasta mis talones, endureciéndose a un verde más oscuro. —Cámbiate —me ordena. Me río y me dirijo a la cocina. —Voy a tomar una bebida muy rápido, luego podemos irnos. —Me inclino hacia la nevera y tomo una botella de agua. Al enderezarme, me giro y la cierro—. De acuerdo… —grito, pero él está parado ahí mismo, haciéndome saltar—. Jesús, Ryat…

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Agarra mi cabello y me tira hacia adelante. Grito, dejando caer el agua. Empujándome hacia abajo, me dobla por la cintura y me arrastra de regreso al dormitorio, arrojándome sobre la cama boca abajo. Estoy por levantarme, pero agarra las manos y las coloca en mi espalda. —Ryat… —Jadeo su nombre cuando se sienta sobre mis muslos, inmovilizándome, sabiendo exactamente a dónde va esto. Pone mis brazos en paralelo contra mi espalda, sujetándolos con una mano, sus dedos se clavan en mi piel. Entonces escucho cómo quita su cinturón con la mano libre. Lo envuelve alrededor de mis antebrazos y luego lo abrocha, asegurándolos en su sitio. Mi rostro está apoyado contra el edredón, manchando el poco maquillaje que me acabo de aplicar. Se levanta de mis muslos y les da una palmada. —Pon mi culo en el aire —me ordena. Cierro los ojos, con el corazón martilleando todavía por haberme arrastrado hasta aquí. Moviéndome lo mejor que puedo, me pongo de rodillas y las separo todo lo que puedo, sabiendo lo que quiere. Me duele todo el cuerpo desde la noche anterior. Mis pantorrillas arden por la posición en la que estaba cuando me dejó allí. Me duelen los hombros de tanto tirar de mi cuerpo. Me duele la espalda por haber sido estirada sobre su estribo. Tengo moretones en las caderas. Y en mis pies por los tacones. ¿Pero mi coño? Está palpitando, suplicando que lo toquen. Que lo follen. Duele de la mejor manera y espero que siga así. Un recordatorio de lo que él me hace. Me estremezco cuando sus manos tocan mis muslos. Las desliza hasta mi trasero, por debajo de la falda, antes de levantar el suave material y colocarlo en mi espalda. Engancha sus dedos en mi ropa interior y se toma su tiempo, subiendo y bajando lentamente por el interior del material, rozando con sus nudillos mi coño. Respiro entrecortadamente cuando tira hacia un lado la tela, exponiéndome a él. —Estás tan mojada —elogia, y entierro mi rostro en el edredón para que no pueda escuchar mi patético gemido. Siempre supe que me excitaría ser dominada—. ¿Ves lo fácil que fue esto? —prosigue—. ¿Quieres vestirte así para que alguien vea lo que tengo y lo tome? —Entonces escucho su cremallera.

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No me da ninguna oportunidad de prepararme para su polla. Sin dedos. Ni lengua. Empuja su dura polla dentro de mí, estirándome con su gran tamaño y haciéndome gritar. Duele. Igual que la noche anterior. Estoy dolorida y sensible, pero quiero venirme. Quiero escucharlo gemir mi nombre. Me encanta que no pueda evitarlo. Que tenga esa necesidad primitiva de hacerme suya. Una y otra vez. Separa más las piernas con las suyas, y el nuevo ángulo hace que mi trasero baje un poco. Se inclina sobre mi espalda, agarra mi cabello y tira hacia atrás, follándome con dureza hasta que ambos nos venimos y las lágrimas corren por mi rostro.

RYAT Una vez hecho, me retiro y ella se hunde en la cama. Arranco su falda y desabrocho el cinturón. Se estira y sorbe. La ayudo a sentarse y me dirijo a su tocador, abro el tercer cajón y saco un par de jeans. —Ponte estos. —Los arrojo sobre la cama—. Déjate la ropa interior puesta. —Quiero que esté vestida con su ropa interior cubierta de semen todo el día. Me aseguraré de metérselas en la boca más tarde. Para recordarle lo que le hice cuando desobedeció. Estoy por salir de su habitación, pero ella me detiene. —¿Cómo sabías dónde estaban? Me doy la vuelta y la miro fijamente. Arruiné su maquillaje, y su cabello ahora es un desastre por haberlo enredado en mis manos. Prácticamente ella arruinó todo lo que se hizo durante los veinte minutos que duró nuestro polvo. Me apoyo en el marco de la puerta y cruzo los brazos sobre mi pecho. Sus ojos caen sobre su falda en mi mano. —¿Ryat? —gruñe mi nombre—. Sabías dónde estaban las tijeras. Y ahora mis jeans. —Sube la voz. Sonrío. Ella es hermosa cuando se enfada. Lo recordaré. —¿Has... has revisado mi habitación cuando no estaba aquí?

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Dejo su cuerpo inconsciente en su cama. De pie junto a ella, la veo dormir. Se desmayó en el momento en que se vino sobre mi rostro, en mi cama, durante la fiesta en la casa de los Lords. La vestí, la metí en su auto y la traje de vuelta a su apartamento mientras Gunner me seguía en su auto con una Sarah borracha y desmayada también. Blakely no recordará mucho mañana. Demasiado alcohol le hará eso. —¿Listo? —Gunner entra en su habitación para ver si estoy listo para lo que hemos venido a hacer. —Dame un minuto —respondo. Entrando en su baño, abro sus cajones, buscando algo que será muy importante una vez que la elija como mía. Agachándome, abro los gabinetes inferiores debajo del lavabo y veo productos para el cabello y rizadores. De pie, abro el cajón que está junto al lavabo. —Ajá. —Saco el recipiente color rosa claro. Al abrirlo, veo el método anticonceptivo y me aseguro de que esté en el día correcto. Que lo tenga no significa que lo use. Y así es. Justo lo que quería saber. Ahora que sé que es virgen, quiero asegurarme de no tener que usar un condón. Lo último que necesito es dejarla embarazada. Lo vuelvo a dejar donde lo encontré, salgo de su habitación y me dirijo a la sala de estar. Saco su celular, sus llaves y su identificación de mi bolsillo trasero y lo dejo en la encimera de la cocina. —Estoy listo. —Le tiendo la mano a Gunner mientras él quita las cosas de Sarah de las suyas. —No —le digo con sinceridad—. Lo revisé cuando te traje a casa de la fiesta de los Lords. —Hice algo más que revisar sus cosas. Sus ojos caen al suelo y sus cejas se fruncen. —Anoche… anoche dijiste que me mostrarías lo que me hiciste cuando bebí esas cosas. —Sus ojos vuelven a dirigirse a los míos—. ¿También pusiste cámaras aquí esa noche? —Sí. —Ella nunca las encontrará. Gunner y yo estábamos preparados para hacer nuestra tarea esa noche. Estuvimos aquí más de dos horas. —¿Cuántas? —exige ella, poniéndose en pie, pero se tambalea, sus piernas están temblorosas por haber tenido mi polla en su coño. Así que se quita los tacones para tener más estabilidad.

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—Suficiente. —Ryat. —Se abalanza hacia mí—. ¡No tenías derecho! Extiendo la mano, agarro su cuello y la estampo contra la pared junto a la puerta. Pongo mi rostro en el suyo y nuestras narices prácticamente se tocan. Ella deja escapar un suspiro tembloroso. —Por mucho que me guste tu actitud. —Sus bonitos ojos azules se entrecierran hasta convertirse en rendijas sobre los míos—. Tenemos que ir a un lugar. Vístete, arréglate y vámonos. La suelto y me dirijo a la cocina, dejando que se prepare. Abro el cajón junto al fregadero, agarro un encendedor y lo acerco a la falda, encendiéndola y dejándola caer en el fregadero. Era muy corta y de fácil acceso. Ella pensó que estaba bromeando cuando le dije que se cambiara. No lo estaba. Aprenderá muy rápido que no bromeo sobre la mierda, y no tengo ningún problema en demostrárselo. Al igual que las cortinas. Las conseguí porque una vez me senté en mi auto y me masturbé con ella caminando desnuda por su habitación y tomando una ducha. No voy a permitir que otro hombre haga lo mismo. Así que tuve que añadir algo de protección para ella. Ella está abanicando el humo mientras entra en la zona abierta de la sala de estar/cocina. Ahora está vestida con los jeans que elegí. Arregló su maquillaje, pero se ha recogido el cabello en un moño desordenado en lugar de tomarse el tiempo para hacer algo con él. —¿Qué estás quemando? —pregunta. Cuando no respondo, mira a su alrededor y sus ojos se dirigen al fregadero. —¿Es mi falda? —gruñe. —Era tu falda —la corrijo, y ella aprieta los puños a los lados—. Tengo que irme de la ciudad este fin de semana —le digo, cambiando de tema. Probablemente no será la última prenda suya de la que me deshaga. Ella inclina la cabeza hacia un lado, dejando escapar un suspiro exasperado. —¿Por qué? —Su tono me dice que no le importa. Solo se siente obligada a preguntar. —No vayas a la casa de los Lords. —Entonces, ignoro su pregunta. Sus labios se inclinan un poco hacia abajo ante su confusión.

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—¿Qué? ¿Por qué iba a… —No vayas allí —la interrumpo. —Claro, sí. —Ella asiente como si yo creyera en esa mentira de mierda que acaba de decir. —Eso no es suficiente, Blake —digo. Ella resopla. —Bueno, Sarah está allí. ¿Por qué no puedo ir a verla? Estarás fuera de la ciudad. ¿Qué más tengo que hacer? Eso es lo que me temía. Las fiestas en casa de los Lords cada maldito fin de semana después de la ceremonia de votos. Sin capas, sin máscaras. Solo malditas orgías. Cualquiera y todo el mundo aparecerá. No confío en Matt cerca de ella. Y no confío en que ella no se emborrache con Sarah. Demonios, la última vez que lo hizo, dejó que un tipo la atara y se la chupara. Así que soy muy consciente de lo que está dispuesta a hacer. Ella ha estado hambrienta de atención física por más tiempo que yo. Sabía que no podía tenerla; simplemente fue rechazada. No la culpo por quererlo ahora, pero tengo miedo de que se haga demasiado amiga de alguien. O que alguien vea una mujer borracha desmayada como una oportunidad. Podría hacer que Prickett y Gunner la cuiden, pero ella no es su responsabilidad. Es mía. Me acerco a ella y se pone rígida, esperando que la arroje al suelo o la ate y la folle. En vez de eso, le digo: —Habrá muchas fiestas a las que podremos asistir allí. Solo prométeme que no irás a la casa de los Lords sin mí. Nunca. —A menos que entre por las puertas principales conmigo de la mano, no tiene que estar allí. Punto. Sus ojos azules buscan los míos antes de lamerse los labios y asentir, suavizando su voz. —Lo prometo. —Suena mucho más creíble. Acariciando su mejilla, me inclino y beso su frente mientras susurro: —Buena chica —escucho un gemido saliendo de ella. Me enseñaron a castigar y humillar cuando era necesario. Pero también me enseñaron la importancia de los elogios. Blakely aprenderá a anhelar eso de mí tanto como lo otro.

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Capítulo 16 BLAKELY Traducido por OnlyNess Corregido @mar.ca.sim

Me siento en silencio en el asiento del copiloto mientras él nos lleva a Barrington. Mi apartamento no está en el campus, pero definitivamente está lo suficientemente cerca como para poder ir caminando si fuera necesario. —¿Vas a mostrarme lo que hicimos esa noche en mi apartamento? — pregunto, rompiendo el incómodo silencio. Permanece callado, conduciendo por uno de los muchos estacionamientos, buscando un espacio. Cruzo los brazos sobre mi pecho y suelto un resoplido. Cuando encuentra un sitio, entra en él. Me acerco a la puerta cuando me tiende su teléfono. Suelto la manija de la puerta y lo miro. Me hace un gesto para que lo tome. play.

Agarrándolo de su mano, veo que hay un video en pausa. Presiono

En el video aparezco yo en mi habitación. Estoy acostada de espaldas, con las manos junto a mi cabeza y desmayada. Ryat entra en la habitación y se acerca al lado de la cama. Levantando mi camiseta, coloca su mano sobre mi estómago y la desliza hacia abajo hasta llegar a mi ropa interior. Mis pezones se endurecen mientras veo cómo la empuja por mis piernas antes de separarlas. Luego se sube a la cama y se sienta entre ellas. Comienza a introducir los dedos y mi respiración se acelera mientras mi cuerpo reacciona al vídeo. Observo cómo sus dedos hacen que me retuerza sobre la cama, mi cuerpo cobra vida para él por sí solo. Él se pone rígido, mi cuerpo se balancea hacia adelante y hacia atrás, obligándome a venirme. Retira los dedos y los frota por mis labios antes de chuparlos. Estoy jadeando mientras veo esto. Es el único sonido que se escucha dentro del auto mientras aprieto los muslos. Por suerte, el video no tiene audio.

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Entonces me arranca la camiseta y sale del encuadre. El vídeo se detiene. Sin mediar palabra, arrojo su teléfono sobre su regazo, abro la puerta y salgo. Prácticamente corro por el estacionamiento hasta el edificio, necesitando alejarme de él. Eso no debería haberme excitado tanto como lo hizo. Pero el hecho de que no fuera consciente de que estaba allí hace que mi cuerpo sude. La forma en que sabía lo que necesitaba, lo que me gustaba. Me dirijo a mi primera clase del día y me siento junto a Sarah. Tiene una gran sonrisa en su rostro. —¿Cómo pasaste la noche? Me sonrojo y miro hacia mi escritorio. Por supuesto, ella sabe que nunca me acosté con Matt, pero lo había intentado. —Bien. ¿Y tú? Apoya el codo en su escritorio y la barbilla en la mano. —Increíble. La chica que está frente a mí se da vuelta, mirando fijamente. —Por favor, dime que ustedes dos no… —Métete en tus asuntos —le dice Sarah. —Tal vez si no hablaras tan alto —suelta, y luego se da la vuelta, echándose el cabello por encima de su hombro como la última vez. Salimos de la clase y veo a Ryat al otro lado del pasillo. Igual que antes, está de pie con Gunner y esa rubia. —¿Almuerzo? —le pregunto a Sarah antes de que se aleje. —Claro —lanza por encima de su hombro. Intento acercarme a ellos sin que parezca que estoy espiando. Me apresuro hacia el pasillo lateral y me asomo por la esquina. Ella está de pie frente a ellos, con ambas manos en sus caderas. Su corto y rubio cabello está recogido en una coleta, y está vestida con unos pantalones cortos, una camiseta y unos tacones negros. Está de espaldas a mí, así que no puedo ver su rostro. Gunner está sonriendo, y Ryat parece aburrido mientras la mira fijamente. —Cindy Williams. —Escucho una voz familiar.

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Salto y miro a mi alrededor, encuentro a Matt mirándome. ¡Mierda! Atrapada. ¿Por él de entre toda la gente? —¿Quién? —pregunto, cruzando los brazos sobre mi pecho, sin esperar respuesta. Él sonríe con una sonrisa fría y serena. Como si este fuera su plan para conseguir que hable con él. —Su hermano mayor… es cinco años mayor que yo. Será presidente de los Estados Unidos algún día. —Sí, claro. —Me río de eso y de esta extraña conversación que estamos teniendo. Es la primera vez que me habla desde que nos peleamos aquí en el pasillo. —Y Ryat… —Me pongo rígido cuando dice su nombre—. Ryat Archer será el juez más despiadado y reconocido de Nueva York. Bueno, posiblemente de los Estados Unidos. Frunzo el ceño, mirándolo. —¿Por qué me cuentas esto? —¿Por qué me está hablando? ¿No estuvo en la ceremonia de votos con esa chica con la que estaba en la casa de los Lords? ¿No sabe que le pertenezco a Ryat? Él resopla. —Cindy Williams será la señora Cindy Archer. Mi pulso se acelera ante sus palabras. Ahora entiendo por qué me habla. Cree que puede lastimarme. Él piensa que soy una perra tan necesitada y solitaria que ya me he enamorado de Ryat después de una maldita noche. ¿En serio? Entonces, porque un tipo finalmente me folló, ¿se supone que debo amarlo? Él camina hacia mí, haciéndome retroceder hasta que mi espalda choca contra la pared. —Matt… —le advierto. Inclinándose hacia mi oreja, susurra: —Ella será su esposa. Tendrá sus hijos. Y ella será la que esté atada a su cama para que se la folle. Una sensación de frialdad recorre mi espalda. No por sus palabras, sino por cómo las dice. El tono oscuro de su voz envía escalofríos de advertencia por mi columna vertebral.

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Se aleja y me sonríe. —Al igual que tú serás esas tres cosas para mí. —Extiende la mano y juega con un mechón de cabello que se ha caído de mi moño desordenado— . Diviértete mientras puedas, Blakely. Puede que él te esté follando por ahora, pero seré yo quien te tenga por el resto de tu miserable y jodida vida. Y nunca dejaré que veas la luz del día. —Inclinándose hacia delante, lame un lado de mi rostro, haciéndome sentir el sabor del vómito. —Y pagarás por lo que me has hecho. Recuerda que ahora está jugando contigo, pero seré tu dueño. Hasta que la muerte nos separe. Y eso no llegará lo suficientemente rápido para ti. —Sus ojos se dirigen a los chupones que Ryat dejó en mi cuello, y luego a los moretones en mis brazos y muñecas. — Puedes ser su puta, pero serás mi despreciable puta—. Luego se marcha.

RYAT —¿Por qué no me elegiste a mí? —pregunta Cindy, con las manos en las caderas—. Sé que mi nombre estaba en esa lista —espeta. No digo nada. No todas las chicas son elegidas. Este año tenemos quince alumnas de último año y cientos de nombres de mujeres en la lista. Por eso algunos Lords eligen a más de una. La lista de mujeres dispuestas a ser una elegida es kilométrica. Gunner se ríe de sus palabras. —¿Por qué mierda te elegiría como su elegida? Estará atrapado follando contigo todos los días después de su graduación hasta que muera. ¿Por qué iba a añadir un año a esa sentencia de prisión? Mostrando los dientes, ella suelta un gruñido y se da la vuelta, pisando fuerte por el pasillo. —Hombre, vas a odiar ser su marido. Ella va a ser una perra miserable—. Me da una palmada en el hombro, mirándola balancear su trasero por el pasillo. —La mantendría amordazada las veinticuatro horas del día, atada a una tabla en el sótano. —Ese es el único plan que tengo—. Mis padres arreglaron mi matrimonio con Cindy Williams hace años. Yo estaba en el último año de la escuela secundaria, y ella en el primer año. Vivíamos en Nueva York; su familia vivía en California. Nos fuimos de vacaciones a los Alpes con ellos. Nuestros padres son Lords. Y sus dos hermanos mayores también. Su padre

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la quería con un compañero Lord, y cuando mi padre le dijo que yo iba a tener mi iniciación en el primer año del siguiente año escolar, comenzaron a sonar las campanas de boda. Pasamos dos semanas en los Alpes. La primera noche allí, ella encontró el camino hacia mi habitación y me despertó con mi polla en su boca. Pasé más tiempo en la cama follando con ella que esquiando. Ella está bien cuando su boca está llena, pero cuando no lo está, todo lo que hace es abrir la boca. Sin escalas. —Entonces, ¿qué vas a hacer? —pregunta Gunner, llamando mi atención. Lo miro. —¿Sobre qué? —La reina del hielo. Probablemente ya esté hablando por teléfono con papá, delatándote por haber elegido a Blakely en lugar de a ella. Le hago un gesto, restándole importancia. —Déjala. No pueden hacer nada al respecto—. Mi padre sabía que me habían dicho que eligiera a Blakely. Él comprende que no tuve elección, y también sabe que lo que él y mi madre han arreglado con los Williams no va a ninguna parte. Ahora mismo, mi objetivo es joder a Matt y su patética vida. —Tengo a la chica adecuada. Gunner me da una palmada en el pecho. —Hablando de tu chica—. Señala al final del pasillo. Veo a Blakely caminando en dirección opuesta con la cabeza gacha, sosteniendo una pila de libros en sus manos contra su pecho. —Nos vemos en la casa de los Lords —le digo y me alejo por el pasillo. —¿Blake? —grito, pero ella sigue caminando. —¡Blakely! —grito su nombre completo cuando decide ignorarme. Al alcanzarla, agarro su hombro y la hago girar. Me mira con los ojos llenos de lágrimas. Frunzo el ceño. Acabo de dejarla hace una hora y me ha evitado por completo. Sabía que ver cómo la hice venirse la pondría nerviosa. —¿Qué pasa? Mira hacia atrás, hacia donde yo estaba parado, y luego hacia mí. Sin responder, comienza a caminar de nuevo.

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—¿Blake? —gruñí agarrando su brazo. Ella trata de alejarse de mí, así que la agarro con fuerza y la arrastro a un salón de clases cercano que está vacío. —¡No me toques! —grita, dejando caer todos sus libros al suelo mientras cierro la puerta detrás de nosotros. —¿Qué mierda te pasa? —exijo, acercando mi rostro al suyo. Sus ojos se entrecierran justo antes de abofetearme. —¡Vete a la mierda! —grita. Está por abofetearme de nuevo, pero agarro sus muñecas, haciéndola girar y envuelvo mi mano libre alrededor de su pecho. La inmovilizo apretando ambos brazos contra su pecho, con su espalda presionada contra mi pecho. —Váyanse a la mierda todos. —Ella sorbe su nariz, luego su cuerpo se ablanda contra el mío y comienza a llorar. —Oye. —La suelto y la hago girar para que me mire, sabiendo que algo está muy mal. Ella baja la cabeza y levanto su barbilla, obligándola a mirarme—. Será mejor que me digas ahora mismo lo que te pasa. Sus ojos inyectados en sangre buscan los míos y luego niega con la cabeza, con las fosas nasales dilatadas. —Hice un juramento para dejar que me follaras, Ryat. No tengo que darte nada más. Mis dientes rechinan. —No funciona de esa manera… —¿Quién lo dice? —Ella resopla, apartándose de mí—. ¿Tú? —Sus ojos se dirigen a mis zapatos y se deslizan por mis jeans y camiseta. Cuando llegan a mis ojos, los suyos están llenos de desprecio. Luego recoge rápidamente sus libros antes de pasar junto a mí hacia la puerta. Me pongo frente a la puerta y la golpeo con la palma de mi mano, bloqueando su salida. —Blake… Me mira, sus ojos azules ahora arden con fuego. Ocurrió algo que la hizo enfadar, y no me gusta que no me diga qué es. —A menos que planees arrancarme la ropa e inclinarme sobre un escritorio, hemos terminado aquí —afirma, arqueando una ceja. Esta perra me está desafiando.

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Mi polla ya está dura por su pequeña actitud, pero también estoy sin palabras. ¿Quién iba a saber que Blakely era un petardo? Yo no lo sabía. Matt siempre la hacía parecer una florecilla que tenía que proteger de la más suave brisa. Suelto la puerta, levantando las manos en señal de rendición y alejándome. Dejaré que se vaya ahora mismo porque tengo una idea mejor de cómo recordarle a qué atenerse conmigo. No soy Matt. No voy a aguantar esta mierda. Ella abre la puerta de un tirón y sale corriendo, sus tacones repiquetean contra el suelo mientras la puerta se cierra, dejándome encerrado en el salón de clases.

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Capítulo 17 BLAKELY Traducido por OnlyNess Corregido @mar.ca.sim

Me siento en la barra de la cocina de nuestro apartamento bebiendo un ron con coca-cola. Es mi tercero. Hoy me salté el resto de mis clases. Me importaba una mierda estar allí. Lo que dijo Matt me afectó. Él tenía razón. No importa con quien folle hoy, mañana o la próxima semana. El final será el mismo. Seré suya. Y ahora lo he enfadado. Prácticamente me dijo que me mantendría enjaulada en la oscuridad como su esclava sexual. ¿Qué diablos le hice? ¡Él me estaba engañando! Ni siquiera me habló del ritual. ¿Cómo iba a jurar ser suya si no lo sabía? Ryat me eligió, pero Matt no mostró ningún interés en mí. Solo por nuestro futuro como marido y mujer. No olvidemos a la chica con la que ha estado durante Dios sabe cuánto tiempo. Bebo otro trago, el sorbete hace un ruido cuando me doy cuenta de que he llegado al fondo. Luego, está Ryat y su prepotencia. No le voy a decir una mierda sobre Matt y yo. Ya es posesivo y controlador. Si supiera lo que me dijo Matt, probablemente se desquitaría con mi trasero, y no voy a permitirlo. No hice nada malo. Poniéndome en pie, me dirijo a la cocina para servirme otra copa, pero me doy cuenta de que la botella está vacía. Genial. La arrojo al fregadero y se rompe, algunos de los trozos caen al suelo. Retrocedo, sin querer cortarme, y me acerco a la barra, tomando el celular para llamar a Sarah. —Hola, chica. —Ella contesta al segundo timbre. —¿Quieres salir? —le pregunto a modo de saludo. O quiere o no quiere. No tengo tiempo para andar con rodeos. —Sí —responde emocionada—. Gunner y yo…

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—Solo tú y yo —la interrumpo—. Necesito una noche de chicas. Y, por favor, no le digas a Gunner a dónde vamos. Estoy evitando a Ryat ahora mismo. —Por supuesto —dice sin dudar—. ¿Estás en el apartamento? —Sí. —Asiento. —Estaré allí en veinte. —Finaliza la llamada. Dejo mi celular sobre la encimera y me dirijo a mi habitación y a mi armario, dejando el desorden de vidrios rotos en la cocina. Comienzo a rebuscar en mi ropa, buscando lo más revelador que tengo. El hijo de puta ha quemado mi falda. Que se joda. Sonriendo, saco el vestido del perchero. —Perfecto. Me desvisto y me pongo la falda, subiéndola hasta la cintura. Luego levanto las dos piezas de tela hacia arriba y alrededor de mi cuello. Dándome la vuelta, me miro en el espejo y en el vestido con escote halter entrecruzado. Muestra mi estómago, pecho y toda mi espalda. El material entrecruzado apenas cubre mis senos. Mirando hacia abajo, tiro del cordón en mi muslo derecho, lo que hace que la falda se frunza aún más. Veinte minutos después, entramos en Blackout. Es un club de cuatro pisos en las afueras de la ciudad. —¿Has estado aquí antes? —le pregunto mientras registramos nuestras cosas en la entrada. De ninguna manera voy a cargar con todo mientras bailo y bebo. Además, yo borracha con un teléfono no es inteligente en este momento. No quiero enviarle un mensaje de texto borracho a Ryat cuando esté cachonda a las dos de la mañana. O hacer algo peor como enviarle fotos de mi coño mientras estoy en el baño. —No. Janice me lo contó el otro día. Asiento. Por supuesto, nuestra vecina lo hizo. El año pasado, Sarah y yo nos despertamos a las tres de la mañana porque la policía estaba golpeando su puerta. Encontraron drogas en su casa y pasó tres semanas en la cárcel. Tuvimos que alimentar a su gato y regar las plantas por ella. Nos abrimos paso entre la multitud y me agarro a la barra para estabilizarme. Tendría que haberme puesto zapatos planos. Ya he bebido mucho; voy a salir arrastrándome de aquí después del cierre. Un camarero se acerca a nosotros. —¿Qué será? —nos grita.

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Estoy por entregarle mi tarjeta bancaria para iniciar una cuenta cuando un tipo a mi lado desliza un billete de cien por la barra. —Pagaré sus bebidas, Benny. Al levantar la vista, veo un par de ojos oscuros que me miran fijamente. Una sonrisa de satisfacción cubre su rostro sin afeitar, y sus ojos se posan en mis pechos. —No, gracias. — Lo despido, dejando mi tarjeta encima de la barra. Él resopla. —Vamos, deja que te paguemos las bebidas de la noche. —¿Paguemos? —pregunta Sarah. —Me llamo Nathan —se presenta un chico a su derecha, apoyando el antebrazo en la barra—. Y este de aquí es mi amigo Mitch. —Señala al que está a mi lado. —Bueno, gracias por la oferta, Nathan y Mitch, pero estamos bien. — Miro al camarero—. Ron y Coca-Cola. Dos, por favor. —Oh, vamos. —El que está a mi lado recoge mi tarjeta y su mano libre agarra mi antebrazo—. Deberías agradecer que nos ofrezcamos a cuidar de ti por esta noche. — Esa sonrisa vuelve a su rostro —. Ya nos pagarás más tarde. Sus palabras me enfurecen. Espera que nos pongamos de rodillas y besemos sus putos zapatos porque se ofrece a pagar ¿qué? ¿Tal vez un par de cientos de dólares en bebidas para nosotras esta noche? —No, gracias —repito y aparto mi brazo de un tirón mientras tomo mi tarjeta del otro. —Oye… —No fue una maldita indirecta, imbécil. —Sarah arremete, interrumpiéndolo—. La respuesta es no. Elige dos chicas diferentes. —Ella agarra mi mano y me aparta de la barra—. Vamos —gruñe—. Hay otras barras para tomar copas dentro de este club. Mirándolos por encima de mi hombro, veo que otro tipo se une a ellos, pero está de espaldas a mí, así que no puedo ver su rostro. Pero veo un tatuaje en la parte de atrás de su cuello que parece una araña saliendo de debajo del cuello de su camisa. Mis ojos se dirigen al que se presentó como Mitch, y ya me está fulminando con la mirada. Dándole la espalda, arrojo mi cabello por encima de mi hombro.

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Que se joda.

RYAT Odio los clubes. No soy muy fiestero. Incluso durante la escuela secundaria, no fui a muchos. Odio a las personas en general. Luego mezclas el alcohol y las drogas, y simplemente no puedo lidiar con ellos. La casa de los Lords organiza fiestas todo el tiempo, y aunque las tolero, no bebo en ellas. Hay demasiadas oportunidades para que la mierda salga mal. Prefiero ser sensato y tener el control. De esa manera, si algo sale mal, puedo manejarlo. Así que el hecho de que Gunner y yo estemos en Blackout no ayuda a mí ya amargo estado de ánimo. Dejé a Blakely sola desde que tuvo su pequeño ataque hoy en Barrington, pero entonces Gunner me llamó y dijo que teníamos una situación. No estoy contento por eso. El hecho de que esté de pie en uno de los balcones del segundo piso mirando hacia el primero y viendo a otro hombre tocar lo que es mío me hace ver jodidamente todo rojo. Apartándome de la barandilla, me precipito por el pasillo y veo a dos hombres de pie junto a la barandilla. Ambos tienen fundas en sus cinturones con armas cargadas. —Ryat. —Uno asiente hacia mí. Caminando hacia el borde, señalo a Blakely y a Sarah en el primer piso. Están bebiendo unos tragos en la barra del fondo. —Vigila a esas dos chicas. ¿Una con un vestido blanco y la otra con uno negro? —Sí. ¿Qué pasa con ellas? —Nadie las toca. ¿Entendido? Él asiente. —Sí, señor. Satisfecho de que harán lo que sea necesario si ocurre algo, termino de caminar por el pasillo hasta el final y llego a una puerta. Presiono la llave para entrar y la empujo para abrirla.

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Ty está follando con una mesera. Sus ojos marrones se agrandan cuando nos ve a Gunner y a mí entrar en la habitación. Chillando, ella presiona las palmas de sus manos contra el escritorio sobre el que él la tiene inclinada y trata de impulsarse. Agarrándola por la nuca, presiona su cabeza contra el escritorio y continúa follándola por detrás. —Deja que miren —le dice. —Ty… Inclinándose sobre su espalda, se acerca a ella y .abre su boca, metiendo los dedos dentro, dos a cada lado, para que no pueda seguir discutiendo con él. —Cállate —gruñe. El rostro de la chica se frunce y cierra los ojos avergonzada. Así es Ty. Siempre se le dio bien la humillación. El hombre me enseñó todo lo que sé. Él bombea dentro de ella, sus caderas golpean el escritorio, haciéndolo vibrar. Ella gime, incapaz de contenerse, y sus dedos se enroscan en el borde del escritorio, aferrándose a él. Está luchando contra lo inevitable. La saliva empieza a correr por sus labios pintados de oscuro hasta llegar al escritorio. El cabello cubre parte de su rostro y la habitación se llena con sonidos ininteligibles que él le obliga a emitir. Entonces, sus ojos se ponen en blanco en el momento en que él penetra por última vez y ambos se vienen. Saliendo de ella, se quita el condón, lo tira a la papelera junto a su escritorio y se sienta. —Ahora lárgate de una maldita vez —le ordena, y ella obedece gustosa, corriendo lo más rápido que puede para pasar por delante de nosotros, pero saliendo a trompicones por la puerta— .¿Qué puedo hacer por ustedes? —El sótano. —Voy al grano— ¿Podemos usarlo? Nos sonríe. —Por supuesto. Nunca hay que preguntar. —Sentado, coloca sus antebrazos sobre el escritorio—. Solo tienes que señalarlos y haré que te los entreguen.

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Capítulo 18 BLAKELY Traducido por OnlyNess Corregido @mar.ca.sim

Llevamos tres horas en el club. Hemos bebido, tomado chupitos y bailado como locas. —¿Quieres hablar de eso? —me pregunta mientras nos acercamos a la barra para volver a llenar nuestros vasos. No estoy segura de si es el alcohol o las luces parpadeantes, pero me está costando ver. —No. —Mis problemas no son de ella. Y todavía no estoy segura de esta mierda de ritual. ¿Tiene que decirle a Gunner si él le pregunta? ¿Se lo diría de buena gana sin que él tenga que preguntar? Quiero a mi amiga, pero voy a guardarme esto para mí. No es algo que ella pueda solucionar de todos modos. —Está bien —dice, sin preocuparse de que le esté ocultando algo—. Solo quiero que sepas que estoy aquí si me necesitas. —Aquí tienen, señoras. Cortesía de los dos caballeros del final de la barra. —El camarero pone dos chupitos delante de nosotras. Miro a mi derecha, mi cabello revolotea por mi rostro mientras espero ver a ese imbécil de nuevo. Por suerte, los chicos no nos han molestado desde que Sarah los mandó a la mierda. Pero, en vez de eso, me sorprende ver un par de ojos esmeraldas que me miran fijamente. Él está de pie, sosteniendo un vaso de whisky. Gunner está a su lado, bebiendo una cerveza. Una risa brota de mi pecho, haciendo que sus ojos se entrecierren. Es curioso. Ni siquiera estoy enojada o sorprendida de que el idiota me haya encontrado. —Te juro que no se lo dije —me asegura Sarah, palmeando mi hombro. —Está bien. —Asiento y recojo mi bebida. Miro fijamente el vaso durante un segundo antes de beberlo. Un poco de líquido escapa de mi boca

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y la frialdad recorre mis pechos, ya que están en plena exhibición esta noche. —Que se jodan, B. Hemos venido a divertirnos. Tú y yo. Vamos a bailar —ofrece cuando dejo el vaso vacío. —Lidera el camino —bromeo a medias. Estoy jodida y me siento muy bien. Él no puede arruinarme la noche. Diablos, ni siquiera Matt puede hacerme enojar en este momento. Ella toma mi mano y me lleva a la pista de baile. Nos abrimos paso entre la gente, chocando con ellos hasta que estamos en el centro. Levanto las manos por encima de mi cabeza y comienzo a mover las caderas al ritmo de Taste of You de Rezz y Dove Cameron. Las luces parpadean, lo que hace difícil que pueda concentrarme en algo. Así que cierro los ojos y dejo caer las manos, pasándolas por mis caderas y moviendo la cabeza de un lado a otro, dejando que el cabello golpee mi rostro. Siento los golpes bajos retumbando en mi cuerpo. Las luces brillantes calientan mi piel. Alguien se acerca por detrás de mí y una tela de jeans áspera presiona contra la parte posterior de mis muslos. Luego, un par de manos agarran mi cintura antes de caer sobre mis caderas. En lugar de apartarlas, las sostengo y tiro de ellas hacia mi frente, sabiendo exactamente de quién es. Ryat no sabe cómo mantenerse alejado. Me recuesto sobre él, apoyando la cabeza en su pecho, con los ojos aún cerrados. Su mano se extiende por mi vientre expuesto y la otra sube por mi cuerpo. La envuelve alrededor de mi cuello y gimo. Mi trasero presiona contra su dura polla en sus jeans. Inclinándose, mordisquea mi oreja y gimo. —Joder, sí. Mi pulso se acelera y mi cabeza me da vueltas. Ya he bebido mucho antes de que llegáramos aquí. Solo quiero dejarme llevar, sentir la música, las vibraciones y el sudor que cubre mi cuerpo. Todo esto es demasiado. Su mano aprieta mi cuello, quitándome el aire durante un rápido segundo, y mi ropa interior se moja. Mis labios se separan, incapaz de respirar. Tal vez me deje inconsciente. Cuando afloja su mano, siento una abrumadora decepción. Levantando un poco su mano, la desliza desde mi cuello hasta mi barbilla. Su otra mano se sumerge cada vez más por debajo de mi vestido.

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—Sí. —gimo—. Por favor… —Estás en tantos problemas —gruñe en mi oreja, haciéndome temblar. —Castígame —le digo, subo mis manos y las extiendo detrás de mí para agarrar su cabello. Sisea en mi oreja cuando lo jalo. A estas alturas ni siquiera me importa. Matt no puede hacer una mierda ahora mismo. Ryat lo ha dejado muy claro: nadie me tocará. Nadie me escuchará. Él es mi dueño por ahora. Y voy a deleitarme con eso. —Ten cuidado con lo que pides, pequeña. —Besa mi cuello y luego lo muerde. Jadeo, mis caderas empujan hacia delante, sintiendo sus dedos muy cerca de mi coño. Estoy tan mojada que mi tanga está empapada. La canción cambia a Sick Like Me de In This Moment, y él me hace girar, con sus manos en mis caderas impidiendo que me gire demasiado. Moviendo su mano para agarrar mi rostro, aparta el cabello de mis ojos y frota su pulgar sobre mis labios entreabiertos mientras nuestras caderas se mueven. Saco la lengua y la envuelvo alrededor de su dedo, introduciéndolo en mi boca. Sus ojos se oscurecen bajo las luces fluorescentes parpadeantes y siento un gruñido en su pecho que hace vibrar el mío. Cierro los ojos y chupo su dedo mientras su otra mano se dirige a la parte posterior de mi cuello. Agarrando mi cabello, tira mi cabeza hacia atrás y su pulgar se libera de mis labios. Baja sus labios hasta mi cuello y besa mi piel. —Ryat… —jadeo, clavando mis uñas en su camisa. ¿Es este mi castigo? ¿Bailar? ¿Provocarme?—. Te deseo. —Gimo, frotando mi bajo vientre contra su dura polla—. Joder. —Mis manos se dirigen a su cinturón, pero él se aparta y agarra mis muñecas para detenerme. Mira por encima de mi hombro y asiente una vez. Supongo que para hacerle una señal a Gunner. Entonces toma mi mano y me arrastra fuera de la pista de baile. Mis piernas borrachas no pueden seguirle el ritmo con mis tacones de quince centímetros. Me lleva al guardarropa de la entrada y retira mi bolso, las llaves y el teléfono. Supongo que, después de todo, no tuve que enviarle una foto desde el baño. Tomando mi mano una vez más, me guía a la parte de atrás y nos dirigimos a su auto. Tropiezo, mi visión está borrosa. Parpadeo, pero no sirve de nada.

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—¿Me… me drogaste? —pregunto mientras me lleva a la puerta del copiloto. Él y Gunner nos habían comprado bebidas. No me extrañaría que hubieran metido algo en ellas. Presiona mi espalda contra la puerta y se para entre mis piernas. Agarra mi barbilla y me obliga a mirarlo. —No —responde, sus ojos verdes examinan mi rostro. Cuando encuentran mis ojos, me brinda una sonrisa maliciosa que ilumina su hermoso rostro incluso en la penumbra del estacionamiento—. Quiero que estés despierta y que recuerdes cada cosa que te haga esta noche. Gimo y mis muslos se tensan. —A partir de ahora. —Me hace girar colocándome de frente contra la puerta del auto, presionando mi estómago contra el frío metal, haciéndome temblar. Coloca mis manos detrás de mi espalda, mis oídos aún zumban por el volumen de la música en el interior, así que no escucho las esposas antes de que se envuelvan alrededor de cada muñeca. Y, al igual que antes, las asegura con más fuerza. Se inclina, abre la puerta y me ayuda a sentarme. Cierra de golpe la puerta y yo grito mientras mis brazos quedan aplastados detrás de mí.

RYAT Me meto en el lado del conductor y enciendo el auto. Sabíamos que Sarah había conducido hasta aquí, así que traje a Gunner para que cada uno pueda llevarlas de regreso. Inclinándome hacia ella, abrocho su cinturón de seguridad. —Son treinta minutos de viaje —se queja, tratando de acomodar los brazos detrás de su espalda. —Deberías haber pensado en eso. —No estaba tan enojado hasta que vi lo que llevaba puesto. Un maldito traje de baño cubriría más. Y sé que se vistió de esta manera debido a nuestra pelea anterior. Me acerco y tiro de los tirantes a ambos lados, dejando expuestas sus tetas. Agarro la izquierda y aprieto. Echa la cabeza hacia atrás, jadeando. Me inclino sobre la consola central y succiono su pezón en mi boca, endureciéndolo. Levanta las caderas lo mejor que puede con el cinturón de seguridad puesto.

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Alejándome, le doy una palmada, haciéndola gritar de nuevo. Si el auto fuera lo suficientemente grande, totalmente podría follármela dentro porque las ventanas están oscurecidas. Pero necesito más espacio para trabajar. Seguramente estará desmayada para cuando lleguemos al apartamento. Levanto la falda y empujo su ropa interior a un lado. —¿Qué tan mojada estás, Blake? —pregunto, pasando mis dedos por su coño. —Muy mojada —gime. Introduzco un dedo y no miente. —¿Para quién? —cuestiono. —Para ti. —Mueve los hombros, tratando de aliviar la presión en las manos atadas a su espalda. —¿De quién eres? —pregunto, introduciendo otro. Ella jadea, sus tetas rebotan con el movimiento mientras separa más sus piernas para mí. —Tuya. —Mía —le recuerdo mientras comienzo a follarla con los dedos, sentada en el asiento del copiloto de mi auto. Ella grita, sus piernas se mueven sobre el asiento, sus caderas se agitan y su cabeza se golpea en el reposacabezas. No la amordazo. Me gusta cómo suena cuando grita mi nombre. Mis dedos entran y salen mientras pellizco sus pezones con mi mano libre. Ella arquea su espalda y su coño aprieta mis dedos mientras se viene. Los saco y ella se desploma contra el asiento. Con los labios entreabiertos, intenta recuperar el aliento. Aparto los mechones de cabello que cubren su rostro y meto los dedos en su boca. —Límpialos —ordeno. Sus mejillas se ahuecan mientras chupa su orgasmo, los saco con un chasquido. Agarrando su rostro, la obligo a mirarme. —No vuelvas a hacer eso. ¿Me entiendes? Tiene los ojos vidriosos, el pecho agitado y cuerpo tembloroso. Quiero arrastrarla por el auto y meter mi polla en su boca hasta llegar a la garganta.

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Quiero ser duro con ella. Recordarle quién mierda soy y que me pertenece, pero no lo hago. Se lame los labios entumecidos y asiente. —Sí. Después de soltarla, me acomodo en el asiento del conductor y desempaño las ventanas mientras pongo el auto en marcha y salgo.

Cuando estaciono en su apartamento, ella está desmayada como esperaba que estuviera. Desabrocho el cinturón de seguridad, la levanto sacándola del auto y la llevo al interior con las manos todavía esposadas en su espalda. Abro la puerta y me dirijo a su habitación, pero me detengo al pasar por la cocina. Algo en el suelo me llama la atención: vidrios. Hay trozos rotos esparcidos por el suelo y frunzo el ceño. ¿Qué mierda pasó? Sabía que estaba en casa porque la había visto por las cámaras, pero luego me llamaron a la casa de los Lords para una reunión. Una vez terminada, Gunner me notificó que las chicas iban a salir. Para cuando la revisé ella ya estaba de camino al club. Me dirijo a su habitación y la acuesto en la cama boca abajo. No emite ningún sonido. Le quito los tacones y la pongo de lado para desatar las correas de su cuello. Deslizo el vestido por su estómago y sus piernas antes de tirarlo al suelo. Eso también se quemará. Paso las manos por su trasero, dándole una pequeña palmada. Ella entierra su rostro en la almohada, dejando escapar un gemido mientras se mueve. Deslizando mi mano hacia su rostro, empujo el cabello hacia un lado. —Buenas noches, pequeña —le digo y me giro hacia el baño. —¿Ryat? —Gime mi nombre. Miro por encima de mi hombro. —¿Sí?

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—¿Mis muñecas? —pregunta, lamiendo sus labios secos con los ojos aún cerrados. —Se quedan —le informo. a ella.

Gime y vuelve a enterrar su rostro en la almohada. Vuelvo a acercarme —¿Pensaste que tu castigo sería un orgasmo? —Duelen. —Ignora mi pregunta.

—Bien —pronuncio y luego hago una pausa, teniendo una idea—. Puedo quitártelas. Si… me cuentas lo que ha pasó hoy. Gira la cabeza para mirar hacia otro lado y murmura: —Buenas noches. Mis cejas se elevan. ¿Qué diablos pasó que no quiere que sepa? —¿Qué pasó en la cocina? —Lo intento de otra manera. Nada. —De acuerdo. —Bajo mis manos y desabrocho mi cinturón. No me ha dado otra opción. Doblando el cuero entre mis manos, golpeo la parte superior de sus muslos. Ella grita y su cuerpo se tensa. Haciéndolo de nuevo, ordeno: —Culo al aire. Entierra su rostro en la almohada, gimiendo, pero se levanta sobre las rodillas, arqueando su espalda. Dejo caer el cinturón junto a ella en la cama, extiendo las manos y las froto sobre las marcas rojas que ha dejado. Ella menea su trasero, agarro su ropa interior y la rasgo por la mitad. Mi mano recorre su culo hasta llegar a su coño. —Última oportunidad. Cuéntame lo que pasó hoy —le digo, introduciendo dos dedos en su ya húmedo coño. Ella gime y sus caderas se balancean contra mi mano. —Nada… Retiro los dedos y le doy una palmada en su coño.

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Ella grita, su cuerpo se sacude y hace un movimiento para juntar sus rodillas. —No te atrevas —le advierto, y ella se detiene, empujándolas lentamente hacia donde estaban—. Me estás mintiendo, Blake. —Suspiro, golpeando su coño en señal de advertencia, y ella se estremece. Mi mano izquierda alcanza la cadena que conecta las esposas y la agarro con la mano, tirando de ella hacia su trasero. Su cabeza se levanta de la cama. —Ryat. —Ella jadea—. Por favor… Vuelvo a golpear su coño antes de introducir dos dedos. —Tú tienes el control aquí —expreso. La manipulación es importante—. Todo lo que tienes que hacer es decírmelo y te las quitaré. Ella permanece en silencio y eso me hace enojar. Introduzco un tercer dedo en su coño, lo deslizo adentro y afuera mientras rodeo su clítoris. Mueve su cuerpo de un lado a otro, gimiendo por lo que está haciendo mi mano. Me vuelvo más enérgico, tirando con más fuerza de las esposas. Ella jadea, su cuerpo se balancea hacia adelante y atrás, tratando de follar mis dedos como si fuera mi polla. Su coño se contrae y los saco. Su cuerpo se hunde y gime. Golpeo otra vez su coño y vuelvo a meter los dedos. —Puedo hacer esto toda la noche, pequeña —digo con una sonrisa. Ella está a punto de llegar al orgasmo otra vez, así que me detengo. Ella grita, hundiendo la cabeza en la almohada, irritándose. Vuelvo a golpear su coño y comienzo de nuevo. Justo cuando está a punto de venirse, me detengo. —Está bien, está bien —se apresura a decir—. Por favor… déjame… —Se detiene y yo continúo, y esta vez le permito venirse. Saco los dedos y los llevo a mis labios cuando ella musita—: Matt. Hago una pausa. —¿Perdón? —¿Acaba de llamarme con el nombre de su ex? Estira las piernas, apoyando su cuerpo en la cama, y susurra: —Me amenazó.

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—¿Matt te amenazó? —gruño—. ¿Cuándo? ¿Qué mierda dijo? —No importa. —Ella suspira—. Nunca importa. Saco la llave de las esposas de mi bolsillo trasero y las abro. Antes de que pueda siquiera moverse, la coloco sobre su espalda y me siento a su lado. Aparto el cabello de su rostro. —Dime lo que dijo. —Ella está jodidamente borracha, y ni siquiera estoy seguro de cuánto recordará de esta noche cuando se despierte. Así que tengo que aprovechar esta oportunidad para averiguarlo todo antes de que se le pase la borrachera y vuelva a ser una pared de ladrillos como lo fue hoy. Tiene los ojos cerrados y respira con dificultad. Está a punto de desmayarse de nuevo pronto. —¿Blake? —gruño, y ella abre sus pesados ojos. —Hoy. Más temprano. —Lame sus labios, estira los brazos y pasa las manos por su cabello. —Te vi hablando con tu esposa. Frunzo el ceño. —Bueno, él me atrapó mientras te veía hablar con tu futura esposa. —Se ríe—. Creo que pensó que estaba celosa. Como si pensara que ya te amo. —Siguen más risas, como si eso no fuera a pasar nunca—. Y me dijo que es posible que me tengas ahora, pero una vez que hayas terminado conmigo, me quedaré con él hasta que muera. Y él hará de mi vida un infierno. —Ella bosteza y murmura—: Algo sobre no ver la luz del día. Tu puta, su puta… —Se detiene. —Blake… —Me empujó contra la pared y lamió mi rostro. —Ella se estremece— . Pensé que iba a vomitar. —¿Él qué? —espeté, mi cuerpo comienza a temblar mientras mi presión arterial se eleva ante ese pensamiento. Pero ella ignora mi arrebato—. ¿Por qué diablos no me lo dijiste cuando te lo pregunté antes? Me mira. Sus bonitos ojos azules parecen desenfocados y cansados. —No sé qué pasó entre ustedes dos, pero sé que Matt es la razón por la que me elegiste. Suspiro. No está muy lejos de la verdad.

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—Blake… —No voy a ser castigada por algo que él hizo, Ryat —dice suavemente—. Puedes follarme, pero me prometí a mí misma que Matt no dictará mi vida, nunca más. Paso una mano por mi cabello ante su confesión. Ella no se equivoca. Matt es la razón por la que tuve que elegirla. Pero no habría sucedido sin ella. —¿Por qué dejaste que te eligiera? —pregunto. Ella me regala una débil sonrisa. —Porque me hiciste sentir deseada. Matt es un tonto y un hombre muerto. —Odio a todo el mundo —continúa, con los ojos cerrados una vez más—. A mi madre por obligarme a casarme con él. A Matt por culparme de que lo odies. Y a ti… —Su voz se desvanece y luego susurra—: Me escaparé cuando hayas terminado conmigo. Me quedo mirándola fijamente, con las manos cerradas en puño. ¿Por qué mierda él estaba hablando con ella en primer lugar? ¿Le dijo que me voy a casar con Cindy? Puede que sea cierto, pero no hablamos de esa mierda. ¿Cómo podría saber eso? Cuando ella comienza a roncar suavemente, coloco las esposas en su mesita de noche y luego la cubro con su edredón, dándole un beso de buenas noches en la frente.

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Capítulo 19 BLAKELY Traducido por OnlyNess Corregido @mar.ca.sim

Es un hermoso día de otoño aquí en Texas. Bad Intentions de Niykee Heaton está sonando en mis oídos mientras corro por el viejo sendero detrás de la casa de mis padres. He crecido aquí. He vivido en la misma casa toda mi vida. La oficina de mi padre está en el centro de Dallas, pero vivimos bastante lejos de allí en veinte acres. Él se traslada, pero la mayor parte del tiempo ni siquiera está en el estado. Tiene que viajar mucho por trabajo. Los vellos de mi nuca se erizan y me detengo. Respirando con dificultad, quito los auriculares de mis orejas. —¿Hola? —pregunto, mirando a mi alrededor. A mi izquierda hay un pequeño estanque. Aparte de eso, aquí solo hay árboles—. Estás siendo paranoica, Blakely. —Matt me regaña todo el tiempo por correr por este sendero. Dice que no es seguro. Me pongo los auriculares de nuevo y empiezo a correr nuevamente. Llevo casi treinta minutos. Ya casi estoy en mi punto de inflexión. La canción cambia a Mirrors de Natalia Kills cuando el camino gira a la derecha, y veo algo por el rabillo del ojo. —¿Qué…? —Me detengo y me quito los auriculares, dándome la vuelta para regresar—. ¿Hola? —Esta vez grito—. ¿Hay alguien ahí? —Hay avistamientos de linces por aquí, así que quizá sea algún tipo de animal. Cuando vuelvo a estar convencida de que estoy perdiendo la cabeza porque no hay nada, vuelvo a ponerme los auriculares y me doy la vuelta para continuar. Me sobresalto cuando veo a alguien parado frente a mí en medio del sendero. El corazón martillea en mi pecho. Es un hombre vestido con jeans negros y una camiseta negra de manga corta, con una postura amplia y los brazos caídos a los lados. Debe medir más de dos metros y lleva botas de combate.

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Mis muslos se tensan, y me pregunto cuánto tiempo lleva siguiéndome. Los auriculares siguen sonando en mis oídos, y levanto la mano para quitármelos por si me está hablando. Lleva una máscara blanca, así que no puedo ver su rostro, pero hay algo que me resulta familiar. Da un paso hacia mí y yo retrocedo. Se detiene y trago el nudo que se forma en mi garganta mientras mis pezones se endurecen. No. No. No. Otra vez no. Puedo sentir su mirada en mis piernas. Decidí correr en pantalones cortos esta mañana. Mi pulso y mi respiración se aceleran, haciendo que mis pechos reboten en mi sujetador deportivo. —Te he estado observando. —Mi coño palpita ante su confesión y las lágrimas arden en mis ojos. Incluso su voz me resulta familiar. ¿Dónde la he escuchado antes?— Corres por aquí todos los días. —Ladea su cabeza enmascarada. —Por favor… —Gimo, levantando las manos hacia él—. Solo quiero terminar mi carrera —digo, dando lentamente un paso atrás mientras mi calor corporal aumenta al pensar que estamos aquí completamente solos. —Bueno —se ríe detrás de su máscara—, no sé si tú terminarás, pero yo sí. —El hombre se abalanza hacia mí. Me doy la vuelta para correr, pero se lanza contra mi espalda y me tira al suelo. Intento luchar contra él, pero está sobre mi espalda. Agarra mis manos y envuelve algo áspero alrededor de mis muñecas, asegurándolas detrás de mí, y siento que la humedad se acumula entre mis piernas. Dios, no. Agarra mi cabello y me pone de pie de un tirón, sacándome del camino. Luego me empuja hacia el interior del bosque. Tropiezo y caigo al suelo. Las ramitas y las ramas se clavan en mis piernas desnudas. Intento levantarme, pero su puño golpea en mi espalda, derribándome de nuevo. —¡Quédate en el suelo, perra! —me ordena, empujando mi rostro contra el suelo áspero. Las lágrimas corren por mi rostro mientras él arranca mis pantalones cortos y los desliza por mis piernas junto con mi ropa interior. Luego separa mis piernas bruscamente. Grito cuando su mano toca mi coño. —Ahh, estás mojada —dice sorprendido.

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Sollozo, mi cuerpo tiembla. —Te gusta que te follen, ¿verdad, pequeña perra? —Tira de mi cabello y se inclina—. No te preocupes, parece que vas a poder terminar después de todo.

Me siento erguida, jadeando en busca de aire en la oscuridad. Extiendo la mano y tiro algunas cosas al suelo mientras trato de encontrar una luz. Cuando pulso un botón, la habitación se ilumina y veo que estoy en mi casa, en mi apartamento, desnuda en mi cama. Sola. —No otra vez. —Respiro. Inclinándome hacia delante, pongo mi rostro entre mis manos e intento calmar mi respiración. Miro mi celular y dice que son poco más de las tres de la mañana. ¿Cómo llegué a casa? El club… bebiendo con Sarah… Ryat. Apareció. Debe haberme traído a casa y dejado. Acostándome sobre mi espalda, miro al techo. Tengo la boca seca y sabe a alcohol persistente. Aparto las sábanas, salgo de la cama con piernas temblorosas y abro la puerta de mi habitación. Al salir, me detengo cuando veo a Ryat sentado en mi sofá, con su celular en las manos y mirándome fijamente. —¿Ryat? —Chillo, dando un paso atrás—. Tú… ¿qué haces aquí? — Tropiezo con mis palabras, aun tratando de recuperar el aliento. Sus ojos se posan en mis pezones rígidos, y cruzo los brazos sobre mi pecho. Bajan hasta mis piernas, y las cruzo también, apoyándome en el marco de la puerta de mi habitación como soporte. —¿Qué estabas haciendo? —replica, arqueando una ceja. —Nada. —Me encojo de hombros despreocupadamente, pero sus ojos siguen recorriendo mi cuerpo y, por su mirada, él sabe que estoy mintiendo. Muerdo mi labio para no gemir. Otra vez no. Esto no puede volver a suceder. —Estabas haciendo algo. —Se levanta, guardando su teléfono en el bolsillo, y se acerca a mí. Trago el nudo en mi garganta. —Durmiendo. —No es una total mentira. Literalmente, acabo de despertarme así. Se detiene frente a mí y ordena: —Separa las piernas.

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Si algo sé de Ryat, es que conseguirá lo que quiere. No importa qué. Me aparto de la pared y descruzo mis piernas temblorosas para él mientras la humillación me invade.

RYAT Prácticamente, salió corriendo de su habitación, con la respiración agitada, los pezones duros y las piernas temblorosas. Luciendo como si se hubiera masturbado. Y se sorprendió al ver que yo todavía estaba aquí. Ella sabe que no tiene permitido hacer eso. Bajando la cabeza, cierra los ojos y respira profundamente. Parece casi avergonzada. Pongo mi mano en el interior de su muslo. Ella se estremece, pero no se aparta. Subo la mano entre sus piernas y acaricio su coño, deslizando el dedo medio entre sus pliegues. Está jodidamente empapada. —¿Te has tocado? —le pregunto. Me encantaría ver cómo se masturba. Niega con la cabeza, con los ojos todavía en el suelo. —Estás durmiendo.

terriblemente

mojada

para

alguien

que

solo

estaba

Permanece en silencio. —Dime —exijo, abriendo su coño y metiendo un dedo dentro de ella, viendo lo excitada que está. —Tuve un sueño —susurra. —¿Y? —Y nada. Fue solo un sueño —responde vagamente. —Fue algo. —Deslizo un segundo dedo dentro de ella y gime—. Cuéntame. Juego suavemente con su clítoris, solo tratando de relajarla. La mujer ya está excitada. No es necesario ningún juego previo en este momento. —Estaba corriendo por el bosque. —Ella traga saliva—. Bueno, corriendo por un sendero. Y alguien me estaba siguiendo.

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—¿Sí? —Retiro los dedos y deslizo la mano por su estómago y su pecho, manchando su piel. Separo los brazos que están sobre su pecho y empiezo a jugar con su pezón. —Él… —Gimiendo, se detiene. —¿Qué pasa con él? —pregunto, diciéndome a mí mismo que no debo ponerme celoso. Era solo un sueño—. ¿Qué hacía? Permanece en silencio durante un largo segundo antes de susurrar: —Me tiró al suelo, ató mis manos a mi espalda y me arrastró fuera del camino. — Haciendo una nueva pausa, respira entrecortadamente—. Y… —¿Y qué? —Me inclino y beso su cuello, saboreando la sal de su sudor. Me aparto y lamo mis labios para probarla otra vez. —Y me folla —susurra. —Quieres decir que te viola —la corrijo. Ella gime y cubre su rostro son las manos. —Oye. —Agarro sus brazos y aparto sus manos. Negando con la cabeza, inclina su rostro para mirar al suelo. Sujeto su barbilla y la obligo a mirarme—. No te avergüences, Blake. —Nunca he sido de los que se avergüenzan. A todos nos gusta algo diferente. A algunos nos cuesta un poco más excitarnos. Algunos tenemos mejor imaginación que otros cuando se trata de fantasías. Ella sorbió. —No es la primera vez que tengo ese sueño. —¿Cuándo fue la última vez que lo tuviste? —Durante el verano. Matt y yo estábamos en casa, y él se quedaría a dormir. —Ella traga saliva—. Me desperté mojada y excitada. Lo desperté para contárselo. Quería hacer algo. Se fue y no me habló durante dos semanas. —La primera lágrima se desliza por su rostro—. Dijo que había algo malo en mí. Que estaba jodida. —Cubre su rostro con las manos y comienza a llorar. No hay nada malo en que una chica tenga fantasías de sexo forzado. Matt es solo un marica de mierda. Cuanto más veo cómo era y es con ella, creo que la estaba entrenando. Pensé que tenía verdaderos sentimientos por ella, pero creo que había otras razones por lo que estaba con ella. Y voy a descubrir cuáles son.

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La atraigo hacia mí, abrazándola. —Buena chica. —La elogio por habérmelo dicho, y su cuerpo se estremece contra el mío. Me agacho, paso el brazo por detrás de sus piernas y la levanto, llevándola a su habitación. El texto que estaba escribiendo puede esperar.

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Capítulo 20 BLAKELY Traducido por OnlyNess Corregido @mar.ca.sim

—¿Matt? —Le doy un golpe en el hombro. —¿Qué? —murmura, con los ojos aún cerrados. —Levántate, cariño. —Beso su pecho—. Quiero jugar. —Blakely… —Abre los ojos y revisa su celular en el tocador junto a mi cama—. Es más de medianoche. —Lo sé. —Me levanto y me pongo a horcajadas sobre sus caderas. Levantando sus manos, las coloco sobre mis pechos—. Acabo de tener un sueño. —¿Ah, sí? —Se ríe, sus manos aprietan mis pechos por su cuenta—. Debe haber sido bueno. ¿Qué hacíamos? —Bueno, estaba trotando… —¿En ese sendero del que te digo que te mantengas jodidamente alejada? —Me interrumpe. Pongo los ojos en blanco. —Sí, sí. Estaba corriendo y un hombre me estaba siguiendo. Dijo que me había estado observando. —Presiono mi coño contra su polla. Puedo sentir lo dura que está a través de sus boxers. No me follará, pero podemos hacemos otras cosas. Mi cuerpo tiene ganas de sexo. Tantas ganas. No sé cuánto tiempo más puedo esperar—. De todos modos, cuando intenté huir, él me persiguió y ató mis manos en mi espalda, y me arrastró hacia los árboles… Sus manos abandonan mis pechos. —¿Qué? Ignoro su tono de preocupación.

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—Lo deseaba. Había algo al respecto. Estaba… —¿Soñaste que te violaban? —espeta. Muerdo mi labio inferior con nerviosismo. Mi corazón se acelera y mis hombros se hunden. —Jesús, Blakely. ¿Tienes idea de cómo me hace sentir eso? —Me fulmina con la mirada. —¿A ti? —pregunto, mirándolo a través de mis pestañas. —Sí. A mí. —Me empuja y se levanta de la cama—. Si un tipo decide que quiere violarte, vas a permitir que lo haga. Y te excita esa mierda. He tenido este sueño desde que tenía quince años. Y al principio, estaba asqueada de mí misma. ¿Por qué alguien sueña y se excita con algo así cuando la gente ha experimentado eso como algo muy traumático en la vida real? —Muchas mujeres tienen fantasías de sexo forzado —argumenté. Después de la quinta vez que tuve este sueño, comencé a investigar y descubrí que no era la única. Lo llaman fantasía de sexo forzado porque la violación implica violencia. Y para las mujeres que fantasean con esto, es el hecho de que alguien las desea tanto que no pueden evitarlo. No pueden aceptar un no por respuesta. Es más bien un aspecto de la dominación. Él resopla subiendo sus jeans. —Por favor. Nadie pide ser violada, Blakely. Me estremezco. —El hecho de que tenga una fantasía no significa que quiera que ocurra en la vida real. A mí. A cualquiera, en realidad. —Los estudios que encontré decían que quienes fantasean con eso son los más abiertos y aventureros eróticamente. Yo no soy ninguna de esas cosas porque todavía soy virgen. Creo que tengo este sueño porque quiero que me tome. Quiero que me domine, pero él me rechaza siempre. Creo que sueño con que ocurre en ese sendero porque él me ha advertido de que no es seguro. Y de alguna manera, he relacionado ambas cosas. Desliza la camiseta por encima de su cabeza y me mira. Sus labios estás tensos y niega con la cabeza con una expresión de disgusto.

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—Eso es jodidamente enfermizo, Blakely. Estás jodida. —Y con eso, sale de mi habitación, cerrando la puerta.

Ryat me acuesta en la cama, y yo me alejo rodando, incapaz de enfrentarme a él en este momento. Lo escucho quitarse los jeans y la camiseta antes de meterse detrás de mí. La cama se hunde cuando se acuesta. —Blake. —Él coloca su mano en mi hombro y me hace rodar hacia él—. No hay nada malo en ti —dice, pasando las yemas de sus dedos por mi mejilla para apartar el cabello de mi rostro bañado de lágrimas. Trago saliva y trato de calmar mi respiración. —Está mal —susurro. Después de eso, me dije a mí misma que no volvería a tener ese sueño, y que si lo tuviera, lucharía, gritaría, mordería y correría más rápido. Pero esta vez no hice nada de eso. Dejé que me atrapara, y lo hubiese disfrutado si no me hubiera despertado demasiado pronto. —No, no está mal —argumenta—. Es solo una fantasía. Todo el mundo las tiene. Y es normal. —No es la violencia lo que anhelo —le digo con sinceridad—. Aunque me gusta lo rudo, creo que es más bien la idea de que un hombre se sienta tan superado por el deseo hacia mí que no pueda contenerse. Y el hecho de que yo no tenga nada que decir sobre lo que hace. La sensación de no tener control me hace sentir en control. Dejo que me atrape, aunque trato de huir. Dejo que lo haga, aunque lucho contra él —divago, tratando de sacarlo todo. Matt no quería escuchar lo que sentía, y nunca volvió a mencionarlo. Los ojos de Ryat examinan los míos, y yo desvío la mirada, nuevamente sintiendo vergüenza. —Lo sé, suena estúpido —susurro. —No, no es así. —Es que es difícil de explicar. —Relamo mis labios húmedos. —Creo que tiene mucho sentido. Mordiendo mi labio inferior, añado: —Creo que el hombre eras tú. Se coloca de lado y apoya la cabeza en su mano.

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—¿Por qué? —Porque hasta ahora, nunca había tenido un rostro. —Siempre ha sido un borrón. O simplemente nunca lo recordaba al despertar. —¿Y me viste esta vez? —pregunta, escudriñando con sus ojos verdes mi rostro. No parece disgustado en lo más mínimo con lo que le acabo de contar. —No. Llevaba una máscara. La misma que tienes tú —respondo en voz baja. Solo he visto a Ryat con la máscara aquella noche en la fiesta en la casa de los Lords, y en ese momento ni siquiera sabía que era él. Suspira, su mano libre recorre perezosamente mi brazo: —Bueno, después de lo que hicimos en la fiesta de la casa de los Lords, cuando tenía la máscara puesta… luego estabas inconsciente cuando te toqué aquí en tu apartamento… Puedo verlo. Tiene sentido que me pongas en el lugar de este tipo. Te he dominado. Y eso es lo que te gusta. Mis mejillas se sonrojan, y él toma mi rostro. —Está bien, Blake. Estás bien. Y estoy más que dispuesto a darte lo que quieres. Mi corazón se acelera ante sus palabras y mis ojos se agrandan. —¿Qué quieres decir? —Dime lo que quieres, junto con tus límites, y lo haré. Con lo que te sientas cómoda. —¿Te refieres a mi fantasía? —pregunto lentamente. Él asiente. Mis muslos se tensan al pensar en eso. Tantas posibilidades. Escenarios. Yo solo he tenido el mismo una y otra vez. —Lo pensaré —le digo, todavía un poco incómoda al hablar de eso. No sé si me sentiré bien diciéndole lo que quiero. O lo que creo que quiero. Ni siquiera estoy segura de qué es exactamente.

RYAT

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Beso su frente y atraigo su cuerpo hacia el mío. No voy a mentirle, pero su fantasía me excita. Tenía la sensación de que le gustaría ser dominada, pero esta es una fantasía a un nivel completamente nuevo. Una que estoy más que feliz de cumplir para ella. Matt es patético y no sabe nada cuando se trata de sexo. ¿Tres años sin él y el bastardo no hizo ninguna investigación? ¿Nunca pensó que tal vez su novia estuviera deseando algo que él debería investigar? Ninguna mujer pide ser violada, es una fantasía de sumisión. Ella quiere ser dominada de una manera que sabe que disfrutará. Es el acto de la coacción. No estoy seguro de cuándo comenzaron los sueños y no soy un terapeuta sexual, pero tal vez fue el hecho de que Matt la rechazara tantas veces que tuvo que obligarse a sí misma a disfrutar de lo que su cuerpo anhelaba. Me encantó cuando bebió el éxtasis líquido y se entregó a mí, sin saber lo que le iba a hacer. Diablos, ella incluso pensó que yo había tomado su virginidad en ese momento. Para ella, esa era una forma de entregarse a algo que sabía que no sería capaz de controlar. Pero seguía siendo su elección. Matt trató de violar a nuestra esposa asignada, pero ¿menospreció a Blake por fantasear con eso? Eso no tiene ningún sentido. Aunque una cosa no tiene nada que ver con la otra. ¿Él le dijo que estaba jodida? Conozco a Lords que prefieren ver a otros hombres follar con sus elegidas. Nunca permitiría eso, pero eso no significa que esté mal. Joder, tal vez significa que soy inseguro, y eso está completamente bien. Ese es mi problema, y de nadie más. ¿A quién mierda le importa? Mientras todas las partes estén de acuerdo, entonces haz lo que quieras. Apartando mi pecho de su rostro, miro hacia abajo y veo que tiene los ojos cerrados y los labios entreabiertos, de nuevo está dormida. Pasando mi mano por su suave cabello, me pregunto qué estará soñando ahora mismo. ¿Conmigo y con ella? ¿De vuelta a ese sendero en el bosque? Quiero que me vea sin la máscara y que sepa que soy yo quien le da exactamente lo que quiere. Si ella quiere hacer un juego de roles, entonces le seguiré el juego. Ella puede darme tanto o tan poco. No importa, tengo imaginación y me aseguraré de que le guste lo que se me ocurra. Vuelvo a acurrucarla contra mí y cierro los ojos, pensando que un pequeño sueño de fantasía de sexo forzado suena jodidamente bien ahora mismo.

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Capítulo 21 BLAKELY Traducido por OnlyNess Corregido @mar.ca.sim

Estoy en mi baño preparándome cuando Ryat entra ya vestido con la misma ropa de anoche. —Hoy no tienes clase —le digo. Los viernes no tiene ninguna. Ahora que lo pienso, nunca le veo ir a ninguna clase ni hablar de las tareas escolares. Puede que esté en el campus, pero nunca hace nada en realidad. Me pregunto si los Lords realmente tienen que asistir. —Tengo que ir a un sitio antes de que mi avión despegue esta mañana —dice crípticamente, acercándose a mí. Me da una palmada en el trasero mientras lo mira. Todavía estoy desnuda y tengo el cabello mojado. Acabo de salir de la ducha—. Joder, ese culo… —Tú escoges —lo interrumpo. Se coloca detrás de mí, extendiendo su mano. Aparta suavemente el cabello de mi pecho y de mi hombro para colocarlo sobre mi espalda y se inclina para besar mi cuello, mientras sus ojos encuentran los míos en el espejo. —¿Escoger qué? —Vuelve a besar mi cuello. —La fantasía —susurro nerviosa. Su mano libre sube y se envuelve alrededor de mi cuello mientras la otra rodea y masajea mi pecho. —¿Qué pasa con eso? —Anoche me dijiste que te dijera lo que quería para representar mi fantasía. —Algo de nuestra conversación de anoche me quitó un peso de encima. Me desperté sintiéndome más ligera, más segura de mí misma y de lo que quiero.

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—Lo hice —asiente, hundiendo dientes en mi piel. Trago un gemido y me concentro en lo que estoy tratando de decir antes de perder la cabeza. —Te lo digo ahora, quiero que elijas. —¿Cómo lo actúo? —confirma. Asiento. —Sí. Sonriendo, se encuentra con mis ojos en el espejo. —Última oportunidad. Frunzo el ceño. —¿Para qué? —Para que te lo replantees. —Voy a preguntar a qué se refiere cuando continúa—: Porque quizá no quieras darme ese tipo de poder. Trago saliva con nerviosismo, pero asiento. —Estoy segura. —No voy a dar marcha atrás. Mi mente distingue el bien del mal, pero mi cuerpo anhela el mal. Y por poco que sepa de Ryat, sé que puedo confiar en él. Mi cuerpo reacciona a su tacto, a sus labios, a su comportamiento dominante. Todo lo que siempre quise es que Matt tomara el control. Sería estúpido no utilizar a Ryat cuando me está ofreciendo esa misma oportunidad. —¿Límites? —pregunta—. ¿Algo fuera de la mesa? Mordiendo mi labio, pienso en una cosa. —Nada de anal. —Está claro que le gustan los culos. Me gustaría relajarme para eso. —De acuerdo, entonces. —Besa mi cuello una vez más y se separa de mí—. Nos vemos el domingo. —Me da una palmada en el trasero y se gira, saliendo del baño. —Espera. ¿Cuándo lo haremos? —le pregunto. Se detiene y se gira para mirarme, inclinando la cabeza hacia un lado pensando en eso. —¿Quieres saberlo? ¿O preferirías que te atrape desprevenida?

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La idea de no saberlo hace que mi corazón se acelere y mi piel se erice. Simplemente quita otra opción que no sabía que quería que él tuviera. —Sorpréndeme. Asiente y se gira para marcharse.

RYAT Detengo mi auto en el estacionamiento de los Lords. Al entrar por las puertas dobles, miro la hora en mi reloj. Tengo dos horas antes de que el jet de mi padre despegue hacia Nueva York. Odio llegar tarde, pero no voy a posponer esto. —Oye, ¿dónde has estado? —pregunta Prickett cuando me ve entrar. Él tiene una manzana en una mano y su celular en la otra. Está claro que Gunner no lo ha puesto al corriente de lo que hicimos anoche en Blackout. Pero no esperaba que lo hiciera. No estaba relacionado con los Lords. Solo dos hombres demasiado celosos que harían cualquier cosa para demostrar un punto. —¿Está Matt? —le pregunto a Prickett, evitando su pregunta. En realidad, prefiero quedarme en el apartamento de Blake. No está tan aislado como me gustaría, pero es mejor que este lugar lleno de malditos hombres cachondos. —Sí, está en el gimnasio. —Él y Gunner intercambian una mirada. Subo corriendo por la escalera, girando a la derecha en el segundo piso. Luego, me precipito por el pasillo hasta las puertas dobles del final. Las abro de un empujón y me doy cuenta de que Gunner y Prickett están detrás de mí. El gimnasio es grande, con todo lo que se pueda imaginar, con un montón de estaciones individuales para que todos podamos ejercitarnos al mismo tiempo cómodamente. Cuando le dices a casi un centenar de hombres que no pueden follar, descubres que muchos de ellos se ejercitan para olvidarse de lo que realmente quieren. Afortunadamente a esta hora, la mayoría de ellos ya están en clases o aún duermen. Matt es el único que está aquí en este momento. Lo veo en la esquina, haciendo ejercicio con las pesas. Sonríe cuando sus ojos se cruzan con los míos a través de los espejos del suelo al techo.

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—Estoy seguro de que estas pesas son demasiado pesadas para ti — bromea. Me acerco a él, tomo una mancuerna de nueve kilos de un banco que está a su lado y la balanceo, golpeando el costado de su cabeza. Se tambalea y deja caer las pesas que sostenía. —Mierda… —gime, coloca su mano sobre un corte que ahora sangra por un lado de su cabeza. Espero que esté viendo malditas estrellas ahora mismo. Los ojos de Gunner se agrandan mientras Prickett deja caer su manzana al suelo. Ignorando a ambos, agarro a Matt por el cabello y lo arrastro hasta el banco de levantamiento de pesas. Lo arrojo sobre él boca abajo. —Cárgalo —le ordeno a Prickett y Gunner. Bien podría ponerlos a trabajar si voy a darles un espectáculo. Matt todavía está bastante aturdido por el golpe en la cabeza, así que aún no entiende del todo lo que está pasando. Su cuerpo se volvió pesado y lento como para levantarse. Su cabeza cuelga del extremo, y sus brazos de los lados, tocando el suelo. Prickett y Gunner ponen veintitrés kilos en cada extremo y luego levantan la barra. Presionándola contra su espalda, lo inmovilizan, pero la mantienen firme en ambos lados haciendo que Matt gima por el peso. Me agacho frente a su rostro que cuelga del extremo del banco. —Te vi hablando con mi chica ayer. —Está claro que Blake no recuerda nuestra conversación antes de que se desmayara anoche porque no lo ha mencionado esta mañana. Y no voy a recordárselo, pero tampoco voy a delatarla. Matt tiene que pensar que lo vi, no que ella me dijo lo que él dijo e hizo. Porque sé que, si no la hubiera obligado, nunca me lo habría contado. Y eso no me gusta. Gunner y Prickett presionan su peso sobre cada extremo de la barra, empujándola aún más hacia su espalda, haciéndole mostrar los dientes ante su silencio. Tose y su rostro se pone rojo, pero es plenamente consciente de lo que está pasando ahora. —Ella no es tuya. —Matt consigue decir con los dientes apretados—. ¡No importa lo que jodidamente hagas! Será mía. No puedo discutir eso porque es la verdad. Pero eso no significa que me guste.

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—Esta es la cuestión, Matt. Me importa una mierda eso. Ella es mía ahora mismo. Y jodidamente no comparto. Así que como recordatorio… — Me pongo de pie y tiro de su cabello sudado. Levantando su cabeza, le doy un rodillazo en el rostro, escuchando un chasquido, y él grita. Su cuerpo se sacude y los chicos tienen que sujetar la barra con más fuerza para mantenerla en su sitio. Manteniendo mi mano en su cabello, me agacho de nuevo a su lado esta vez y susurro en su oreja: —Eso fue por poner tu jodida lengua en su rostro. Hazlo de nuevo y cortaré esa maldita cosa. —Lo suelto, y su rostro ensangrentado cae sobre el banco. »Aléjate de ella, Matt. Esta será tu única advertencia. Ya te la quité una vez, y puedo hacerlo de nuevo. —Con eso, los chicos sueltan los extremos y la barra se desliza hacia la derecha de su espalda. El peso atrapa su cuerpo y lo empuja al suelo con él. Me doy la vuelta y camino hacia las puertas dobles para salir del gimnasio cuando lo escucho gritar: —¡Ella no te pertenece! Será mi esposa. —Grita mientras las puertas se cierran tras mi salida. Bajando las escaleras hasta el primer piso, me dirijo a mi habitación para empacar mi bolso para mi viaje a casa. —¿Qué diablos fue eso? —Prickett entra en mi habitación con Gunner detrás. —Nada —miento. No estoy de humor para pasar por esto con ellos. Todo mi cuerpo vibra ahora mismo porque estoy muy enojado con Matt. Con Blakely. Sé que no es su culpa, pero el hecho de que quizá nunca me haya enterado no me sienta bien. Y ni siquiera puedo jodidamente decírselo, porque entonces sabrá que me lo dijo anoche. ¡Joder! —¿Qué mierda, Ryat? Eso no fue nada. —espeta Gunner. Tiro el bolso sobre mi cama y me giro para mirarlos. —No necesitaba tu ayuda. Así que la próxima vez no me sigan ni se metan. Gunner resopla y Prickett pasa las manos por su cabello. —Escucha… —Prickett se acerca a mí—. Las cosas no han sido iguales desde que tú y Matt regresaron de Chicago el año pasado. Todos lo sabemos. Todos lo hemos visto. No sé qué diablos pasó allí, pero necesitas

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arreglar tu mierda. ¿Pelearse entre Lords por una elegida? —Él niega con la cabeza—. Eso es lo último que quieres que te vean haciendo. Me acerco a él, no estoy dispuesto a retroceder. Quiero a Prickett como hermano, pero eso no impide que pueda romper su maldita mandíbula. mío.

—Entonces él tiene que mantener sus putas manos lejos de lo que es

—Jesús, Ryat. ¿Te estás enamorando de ella? —pregunta Gunner, con los ojos muy abiertos. —Joder, no. —Siseo ante su estúpida pregunta—. Se trata de Matt y de que esté poniendo sus manos sobre algo que no le pertenece —grito—. No le di permiso… —Voy a detenerte ahí mismo. —Prickett me interrumpe, pone las manos en alto y retrocede, dándome algo de espacio—. ¿Se la folló? —No. —Habría matado a ese desgraciado hijo de puta allí mismo, en la sala de pesas, y habría colgado su cuerpo para que todos lo vieran, solo para hacer un punto. —Entonces no puedes ir tras él, Ryat. A menos que haya hecho algo con tus elegidas sin tu permiso, los Lords no verán justificada tu rabieta. —¿Rabieta? —Suelto una carcajada áspera. —¿De qué otra manera lo llamarías? —Gunner se encoge de hombros. Mis dientes rechinan, porque podría explicárselo de un millón de maneras diferentes y no lo entenderían. Alguien llama a la puerta de mi habitación y grito: —¿Qué? La puerta se abre y Sarah asoma la cabeza. Sus ojos van de mí a Prickett y luego a Gunner. —Me voy a clase —le dice. Él la mira y luego a mí. Después de un largo segundo, suspira. —Te acompañaré. —Luego me deja a solas con Prickett. —Yo… —Vete, Prickett. —Ya he terminado esta conversación. Él agacha la cabeza y frota su nuca.

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—Solo espero que sepas lo que estás haciendo, Ryat. No me gustaría que llegaras tan lejos y lo perdieras todo por un pedazo de culo. —Entonces él también se da la vuelta y se va, dejándome enojado. Una hora más tarde, estoy abordando el jet privado de mi padre cuando el celular suena en mi bolsillo. Tomando asiento en el sillón de cuero blanco, veo que es un número que no está guardado y no muestra ningún nombre. No es raro. —¿Hola? —respondo. —Hola, Ryat. Reconozco su voz de inmediato y me siento más erguido en la silla. No he hablado con él desde que lo conocí en medio de la noche en su oficina cuando me dijo que eligiera a Blakely. —Señor… —Escuché que hubo un problema esta mañana en la casa de los Lords. Mis dientes rechinan. ¿Cómo diablos lo sabe? Puede que Prickett y Gunner no entiendan lo que hice, pero no son ratas. No había nadie más en el gimnasio. Y sé que Sarah no sabe lo que pasó. Eso solo deja una posibilidad. ¡Matt! Ya habló con su padre. Tal vez piense que, si logra despojarme de los Lords, conseguirá antes a Blakely. Quizás ese fue su plan desde el principio. Ir por Blake, amenazarla, pensando que ella correría hacia mí, y lo atacaría. Joder, si ese era su plan, caí en él y le di exactamente lo que quería. —Sí, señor. No volverá a suceder —miento. Matt tiene que aprender la lección. Si tengo que volver a hacerlo, que así sea. Afrontaré las consecuencias, cuando llegue el momento. —No es necesario —dice con desdén. Frunzo el ceño y repito. —¿No es necesario? —Sí. No conozco los detalles, y tampoco me importa. Pero para que nos entendamos. —Hace una pausa y aclara su garganta—. Harás lo que sea necesario para mantenerlo alejado de ella. Y yo me aseguraré de que nunca se escuchen esos molestos rumores. Una sonrisa se extiende por mi rostro. ¿Qué mierda ha hecho Matt para hacer enojar a este hombre?

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—¿Queda claro? —pregunta ante mi silencio. —Sí, señor. Click. Permanezco sentado mientras los motores del avión cobran vida, y esa sonrisa crece aún más, haciendo que me duelan las mejillas. Este juego se ha vuelto mucho más divertido.

El auto se detiene frente a la mansión victoriana en el norte del estado de Nueva York donde crecí. Me bajo, tomo mi bolso y subo los escalones. Antes de que pueda llegar al último, la puerta se abre de par en par. Mi madre chilla, colocando las manos sobre su boca antes de correr hacia mí. —¡Ryat! —grita demasiado fuerte en mi oreja mientras me abraza con fuerza. Dejo caer mi bolso para devolverle el abrazo. —Hola, mamá. —Dios mío, me alegro tanto de que estés en casa. —Se separa y toma mi rostro con ambas manos—. Eres un hombre tan adulto. —Veo que las lágrimas empiezan a acumularse en sus suaves ojos azules. Nunca regreso a casa. No es por ella ni por mi padre. Simplemente elijo estar en otro lugar. —Solo estaré aquí por el fin de semana —le recuerdo. Ella me sonríe. —Lo sé. Pero pronto volverás a vivir aquí. No respondo a eso. —Hijo —me llama mi padre desde el interior de la casa. —Te ha estado esperando —dice mi madre en voz baja. Beso su mejilla, me agacho y tomo mi bolso antes de entrar.

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—Yo lo llevaré. —Ella me lo quita de las manos. Cuando intento recuperarlo, añade—: Lo pondré en tu habitación —Luego se da la vuelta y sube las escaleras prácticamente corriendo. Respirando profundamente, camino por el pasillo y entro en su estudio a la derecha. Él está sentado detrás de su escritorio, tecleando en su ordenador. —Me alegro de que hayas podido llegar a casa, hijo —dice, levantando la vista hacia mí y volviendo a su pantalla. Me dejo caer en el sofá de cuero marrón. —Dijiste que era importante. Suena su celular y se levanta. —Dame un segundo. —Saliendo de la habitación, lo contesta. Saco el mío e introduzco el código de acceso antes de abrir la aplicación que me muestra el interior del apartamento de Blake. Ella está acostada en su cama. Debe haber regresado para tomar una siesta después de su primera clase. Sé que está cansada. Después de su estado de embriaguez de la noche anterior, más el despertar después de su sueño, no durmió mucho. Está sobre su lado derecho, de frente a una de las cámaras. Las sábanas están amontonadas a los pies de la cama. Solo lleva su tanga. Su ropa está en el suelo junto a la cama. —Perdona por eso —anuncia mi padre al entrar, y bloqueo mi celular antes de que pueda ver lo que estoy mirando. —No pasa nada. —Meto el teléfono en mi bolsillo y pienso en cualquier cosa menos en ella para ignorar mi dura polla. Se sienta de nuevo detrás de su escritorio, desabrochando el botón de la chaqueta de su traje Armani, sus ojos verdes se encuentran con los míos. —El señor Williams me ha llamado. Pongo los ojos en blanco. —No puedo decir que me sorprenda. Estoy seguro de que yo también sé lo que quería. Asiente. —Cindy le dijo a quién habías elegido y él quería saber por qué.

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—¿Le dijiste que no es de su incumbencia? —gruño. Dios, esa familia es molesta. El hecho de tener que casarme con ella me produce migraña. Y siguen pasando por alto el hecho de que nadie la eligió. Esa debería ser la primera pista. He visto a los Lords ir a la guerra por querer la misma elegida, mientras se niegan a compartirla con los demás. —Bueno, ella será tu esposa… —No por elección —lo interrumpo, poniéndome en pie. Él suspira con fuerza. Ryat.

—Los matrimonios concertados no son raros en nuestro círculo social,

Me acerco a la ventana y miro los terrenos. Desde aquí se ven los establos de los caballos. A mi madre le encantan los caballos. Lleva montando desde que era una niña. El único tipo de caballo que le gusta a mi padre son los que le hacen ganar dinero en el hipódromo. —Sí, bueno, siempre y cuando el acuerdo prenupcial no mencione nada sobre ser fiel. —Le dirijo una mirada mordaz—. Para cualquiera de nosotros. —Ella puede follar con quien quiera, y yo con quien quiera. No quiero que me atrapen con los pantalones alrededor de mis tobillos y que ella intente quitarme todo lo que tengo. Él pasa una mano por su rostro. —Los Williams no son el problema ahora mismo. —¿Entonces qué es? —pregunto, volviendo a mirar por la ventana. —Matt. Mi cuerpo se tensa. ¿Mi padre sabe lo que hice esta mañana? ¿Que Blakely está causando problemas? Él sabe que tuve que elegirla, pero ¿sabe por qué? Decido que la mejor manera de averiguar lo que sabe es hacerme el tonto con lo que le hice a Matt en el gimnasio esta mañana. Resoplo. —Él siempre es un problema. —Hablo en serio, Ryat. Se está preocupando. Se ha ofrecido a pagar. Lo miro y gruño. —¿Cuánto? —Entonces, ¿mi rodilla en su rostro lo ha desesperado? Cree que tengo la oportunidad de quitarle a Blakely.

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—Cincuenta de los grandes. Pongo los ojos en blanco. —Los Winstons siempre han sido jodidamente tacaños. —¿Estás diciendo que quieres ofrecer más? Volviendo al sofá, me siento y arqueo una ceja. —¿Desde cuándo es eso una opción? —Tiene que estar bromeando, pero veré por dónde me lleva. Se encoge de hombros. —No se trata de ti. Se trata de Matt. —Inclinándose hacia delante, coloca los antebrazos sobre su escritorio—. Entonces, te pregunto… ¿Cuánto más vamos a ofrecer? —Voy a casarme con Cindy —argumento—. ¿Por qué iba a hacer una oferta por una mujer a la que tengo que arrojar a un lado después? —Su lógica no tiene ningún sentido. —No puedo decirte eso —responde simplemente. Pongo los ojos en blanco. —Por supuesto que no. ¿Cómo sabes siquiera que quiere comprarla ahora? —Él está intentando garantizar el futuro que amenacé con quitarle. Nunca la quiso. Matt se casará con Blakely porque su padre le dijo que eso es lo que hará. No hay ninguna otra razón detrás. Ahora tengo al maldito hijo de puta asustado. Tomé su juguete, y sabe que no estará limpio e inocente cuando termine con él. No, estará sucio y manchado. Usado de todas las formas imaginables. Cuando ella chupe su polla de una manera que haga que su cabeza dé vueltas, su primer pensamiento será: ¿Ryat le enseñó eso? ¡Claro que sí, hijo de puta! —He recibido una llamada —responde vagamente. Y no hago más preguntas porque sé que no obtendré ninguna respuesta. —Entonces, voy a preguntarte una vez más. —Habla, me detengo y lo miro—. ¿Cuánto vale ella para ti?

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Capítulo 22 BLAKELY Traducido por OnlyNess Corregido @mar.ca.sim

Me acuesto en mi cama vestida con una camiseta y un par de pantalones cortos grises, viendo una película de Halloween y comiendo palomitas de maíz mientras tomo una copa de vino. Bueno, técnicamente, lo estoy bebiendo de la botella. Simplemente no sonaba bien. Sarah está en casa de los Lords, y yo estoy sola en casa porque Ryat está fuera de la ciudad durante el fin de semana. Solo es viernes por la noche, y ya me estoy volviendo loca de aburrimiento sin nada que hacer. Siempre he sido una persona hogareña, pero me siento muy sola sin Sarah aquí conmigo. Siempre hemos sido hogareñas juntas. Y he pasado todos los días con Ryat desde la ceremonia de votos. Es raro estar aquí sola. El lugar parece tan silencioso. Suena mi celular y lo levanto para ver que es Ryat. —¿Hola? —respondo antes de dar un trago de la botella. No estoy ni cerca de estar ebria. Todavía me queda más de la mitad. —Hola, pequeña —dice a modo de saludo—. ¿Qué estás haciendo? —Acostada en la cama. —Soy una auténtica fiestera. —Ah, ¿sí? —Sí. Aburrida como la mierda. No me dejarás salir. —Secretamente me gusta lo controlador y posesivo que es. Es como si estuviera alimentando un antojo. Pero es cruel que me diga esto y me deje aquí sola. Si tengo que hacer un arresto domiciliario, prefiero que sea con él. Se ríe. —Bueno, no te aburrirías si yo estuviera allí. Mi respiración se acelera y bebo otro trago.

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—¿Qué harías para mantenerme ocupada? —pregunto. —Bueno, para empezar, te arrancaría esa camiseta junto con tu ropa interior. Y te quitaría esa botella de vino. Miro hacia arriba, olvidando que en este lugar hay cámaras. Todavía no tengo ni idea de dónde están en el apartamento. Pero tengo la sensación de que están en más lugares que solo en mi dormitorio. Algo sobre saber que me observa me excita. Me hundo más en la cama, poniéndome cómoda. —¿Y? —Esposaría tus manos a la espalda y luego te daría la vuelta, inmovilizándolas debajo de ti. —Gimo ante la imagen que me da—. Luego te arrastraría por la cama hasta que tu cabeza colgara de un lado. Te ordenaría que abrieras la boca para poder follarla. —Ryat —gimo su nombre mientras relamo mis labios, imaginándolo en mi boca. Solo lo tuve en mi boca esa noche durante la ceremonia de votos. —Tendrías las piernas bien abiertas para mí mientras yo utilizaría un vibrador en tu coño mojado. Te vendrías con mi polla en tu garganta. Es tan vulgar con lo que quiere y cómo lo quiere. Me gusta eso de él. Ojalá fuera tan abierta como él. Me cuesta mucho decirle lo que quiero. Creo que eso se debe a tanto rechazo de Matt. Siempre me hizo sentir sucia. No solo sobre mis fantasías, sino cada vez que le mostraba cualquier tipo de deseo sexual. Creo que por eso me gusta la forma en que Ryat toma el control sin que yo tenga que pedirlo. Levantando la mano, agarro mi pecho por encima de la camiseta, sabiendo que mis pezones están duros. —Blake —me advierte—. No te toques. Golpeo la cabeza contra el cabecero. —No es justo. Me estás excitando a propósito. ¿A qué hora volverás el domingo? —Cambio de tema. —No hasta el lunes por la noche —responde. —¿Qué? Dijiste el domingo. —Solo es viernes. Se fue a primera hora de la mañana, pero no me dio una hora de regreso para el domingo. Esperaba que fuera por la mañana temprano. —Ha surgido algo —dice vagamente. Eso parece suceder a menudo en su vida.

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—Bueno, entonces supongo que te veré el lunes. —Intento no sonar triste o desesperada. Estuve veinte años sin sexo. Puedo aguantar tres días. Nos despedimos y me acuesto, poniéndome cómoda y subiendo el volumen de la película.

RYAT Abro la puerta y entro. Un rápido vistazo a mi reloj me dice que es casi la una de la madrugada. Entro en el dormitorio y la encuentro acostada sobre su lado izquierdo, profundamente dormida. Las palomitas de maíz siguen en la cama junto a ella, con el televisor en la pantalla de inicio de Netflix y la botella de vino vacía en la mesita de noche. Dejo caer la bolsa junto a ella y la abro. Introduzco la mano y saco todo lo que voy a necesitar. Luego me acerco al cajón de su cómoda y saco una tanga transparente. Caminando hacia ella, agarro las sábanas y las arranco. Ella se revuelve y se pone boca abajo. Perfecto. Subo a la cama y agarro sus brazos, jalándolos suavemente detrás de su espalda y cruzando sus muñecas. Ella gime y mueve la cabeza. Agarro la brida y la envuelvo alrededor de ellas, asegurándola con fuerza. —¿Qué...? —murmura somnolienta. Entonces levanto el brazo, agarro un puñado de su cabello y quito la almohada de su rostro. Grita, ya totalmente despierta. Sentado a horcajadas sobre su espalda, meto la tanga en su boca e inmediatamente tomo la cinta adhesiva. Corto un trozo con los dientes y lo coloco sobre su boca, asegurándolo, mientras ella patalea y murmura en la mordaza. Empujo su rostro en la almohada mientras mi mano libre agarra una bolsa negra con cordón. Levanto su cabeza para que pueda tomar aire por la nariz y coloco la bolsa sobre la cabeza y tiro del cordón, atándolo en la nuca para mantenerlo en su lugar, pero lo suficientemente suelto para que pueda respirar aire fresco por la parte inferior. Me levanto de su espalda, ella se revuelve tratando de liberarse cuando agarro sus piernas y coloco otra brida alrededor de sus tobillos. Luego la arrojo sobre mi hombro y la llevo fuera del apartamento. La saco por la salida lateral, donde ya tengo estacionado el todoterreno. Abriendo la parte trasera, la coloco boca abajo. Tomo la cuerda que ya tenía guardada aquí y la

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deslizo rápidamente entre sus muñecas atadas y luego la deslizo también entre sus tobillos atados, tirando de ella con fuerza, atándola como a un cerdo. Me alejo y la veo luchar contra las ataduras, hasta quedar agotada. Murmura cosas sin sentido a través de la mordaza y su cuerpo tiembla. No puede verme a través de la bolsa que cubre su cabeza. Le he quitado todo, excepto la audición. E incluso eso debe estar limitado por el torrente de adrenalina y la sangre que corre por sus oídos. Colocando mi mano sobre su hombro, la empujo hacia un lado y levanto su camiseta para dejar sus pechos expuestos para mí. Extiendo mi brazo, envolviendo una mano alrededor de su garganta mientras la otra aprieta su pecho. Me inclino y susurro: —Grita todo lo que quieras, pequeña. Ahora eres mía. Luego cierro la puerta de golpe.

Treinta minutos después, salgo de la carretera hacia un camino de grava y llego a la casa. Salgo y camino hasta la parte trasera del todoterreno. Ella sigue de lado, luchando. Metiendo la mano en mi bolsillo saco una navaja, corto la cuerda, pero dejo las bridas. Sus pies caen al suelo y la saco de la parte trasera tomándola del brazo antes de volver a lanzarla sobre mi hombro y llevarla a la casa. Avanzando por el pasillo, le doy una palmada en el culo y ella gime. Abro la puerta del dormitorio de una patada y la arrojo sobre la cama. He estado aquí antes y la he preparado quitando el edredón y la sábana superior, dejando solo los artículos que iba a necesitar. La pongo boca abajo y corto las bridas que sujeta sus brazos, luego la empujo sobre su espalda y me pongo a horcajadas sobre su pecho. Grita detrás de la mordaza y sus brazos me golpean. Pero agarro fácilmente su mano izquierda y la introduzco en el nudo corredizo que hice con la cuerda que está sujeta al marco de la cama. Luego hago lo mismo con la derecha. Al bajarme de la cama, ella patalea con sus pies atados con la brida, girando su cuerpo hacia la izquierda y derecha. Me dirijo al extremo de la cama y corto también esa atadura. Luego aseguro cada tobillo a un poste de la cama con una cuerda, bien separados, haciendo que se extienda como un águila. Entonces me coloco a los pies de la cama y la miro. Su camiseta se

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ha levantado en su lucha dejando su ombligo perforado expuesto. Mis ojos bajan hasta sus pantalones cortos grises. Hay una mancha húmeda. Sabía que la habría. Esta era una fantasía suya. Que se joda Matt por hacerla sentir avergonzada por lo que quiere. Me acerco al lado izquierdo de la cama, tomo un cuchillo y lo coloco en la parte interior de su pierna. Se queda quieta, ya no grita. Sus fuertes jadeos llenan la habitación. Muevo la hoja hacia arriba, con cuidado de no cortar la piel, hasta llegar a su ropa interior. La deslizo entre el material y su piel, cortándola. Ella gime, su cuerpo tiembla. Coloco mi mano entre sus piernas y acaricio su coño mojado. Ella arquea la espalda y suelta un grito ahogado. Presiono la palma de mi mano contra su hueso pélvico y agarro su coño. Introduzco tres dedos dentro de ella, los saco rápidamente y le doy una palmada en el coño. Su cuerpo se levanta de la cama mientras suelta un grito ahogado. La abofeteo de nuevo, y ella se retuerce y gira, intentando cerrar las piernas. Eso no va a pasar, pequeña. Me arrastro hasta la cama y me siento a su lado. Empujo la bolsa un poco hacia arriba para dejar su cuello al descubierto y envuelvo mi mano izquierda a su alrededor, sujetándola al colchón, pero sin cortarle el suministro de aire. Dejo caer el cuchillo a mi lado y vuelvo a tocar su coño con la mano derecha, y esta vez meto un dedo. Su cuerpo se balancea hacia adelante y hacia atrás mientras murmura palabras incoherentes detrás de su mordaza. No pasa mucho tiempo antes de que su coño se contraiga y se venga. Retirando mis dedos, los lamo para limpiarlos uno a la vez mientras salen de mi boca. Saboreando esa dulce jodida miel. Luego corto la cuerda que sujeta sus piernas. Las cierra rápidamente y levanta las rodillas. Sonrío, las separo con mis manos y me siento entre ellas. Bajo la cremallera de mis pantalones y saco mi polla. Ha estado muy dura desde que la llamé antes desde el avión en mi camino de regreso. No me quedé mucho tiempo en Nueva York. Después de la conversación con mi padre, quería salir de allí y volver aquí con ella. Sabiendo que esta era una oportunidad que no quería perder. Ella me dio luz verde esta mañana en su baño para representar su fantasía como quisiera. Que ella pensara que yo estaba fuera de la ciudad todo el fin de semana era la mejor oportunidad.

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Mientras la miro atada y amordazada con una bolsa sobre la cabeza, sabiendo que me estoy aprovechando de ella, me excito tanto como a ella. Agarro mi polla y me deslizo dentro de ella. Ella me succiona y muerdo mi lengua para no gemir de placer. ¡Mierda! Llevo el cuchillo a su cuello y se pone rígida una vez más. Corto el cordón y arranco la bolsa de la cabeza. Parpadea rápidamente a causa de la intensa luz del dormitorio. —Hola, pequeña —digo, sonriendo mientras mi polla se sacude dentro de ella. Vuelve a parpadear, con su bonito rostro cubierto de lágrimas. Levanto la mano y aparto suavemente el cabello de su rostro, pero no quito la cinta adhesiva de su boca. Tengo mucho tiempo para escucharla gritar mi nombre durante el fin de semana mientras estamos aquí. —Tan hermosa —le digo. Ella gime. Vuelvo a colocar la punta del cuchillo en su cuello, y ella se arquea, jadeando por la nariz. Lo paso por su camiseta, rasgándola por la mitad. Luego la arrojo al suelo. Ella envuelve sus piernas alrededor de mis caderas y me inclino hacia delante. Agarro su barbilla y giro su cabeza hacia un lado. Lamo las lágrimas de su mejilla y mis caderas comienzan a moverse. —Buena chica por venirte por mí —le digo—. Sabía que lo harías. Retrocedo y me impulso hacia delante. Ella tira de la cuerda que sostiene sus brazos. Sus manos se están poniendo azules por lo mucho que ha conseguido apretarlas. Decidí hacer nudos corredizos para deslizarlos y facilitar el acceso porque no quería drogarla. La necesitaba despierta y consciente de lo que estaba pasando. Así que tuve que hacer las cosas lo más fácil posible para contenerla mientras luchaba contra mí. Ella los ha hecho más apretados tirando de ellos durante su lucha inútil. Me inclino y meto un pezón en mi boca. Lo chupo mientras la follo. La cama golpea contra la pared con tanta fuerza que podríamos romperla. Su coño empapado me aprieta de nuevo y ella se viene. —Esa es mi chica —digo, lamiendo mi camino desde su pecho hasta su cuello. Beso su pulso acelerado y deslizo mi mano libre debajo de su

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cabeza. Agarro su cabello, manteniéndola en su sitio mientras hundo mis dientes en su cuello, succionando su piel salada en mi boca, sabiendo que dejaré un gran chupetón allí. Liberándola, beso su barbilla y la cinta adhesiva, así que estoy sobre sus labios. Los beso antes de alejarme. Sus ojos azules acuosos se encuentran con los míos antes de cerrarlos. —Mírame —ordeno en voz baja. Vuelve a abrirlos y la sujeto por detrás de las rodillas, separando más sus piernas, pero mis ojos se mueven hacia abajo para ver cómo entra y sale mi polla, cubierta con su excitación. Muerdo mi labio y la embisto, haciendo que sus tetas reboten y sus ojos se cierren. Ella se viene una vez más junto conmigo.

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Capítulo 23 BLAKELY Traducido por OnlyNess Corregido @mar.ca.sim

Quita la cinta adhesiva de mi rostro, el escozor me hace estremecer, luego quita la ropa interior de mi boca. Inmediatamente comienzo a sollozar. Desata mis brazos y atrae mi cuerpo tembloroso hacia el suyo. Sabía que era Ryat incluso antes de que me hablara. Tengo la sensación de sus manos indiscutiblemente. Conozco el tacto de sus labios. Y sé cómo folla. Mi cuerpo nunca ha estado tan vivo. Nunca me he venido tan fuerte en mi vida. Supongo que eso no dice mucho ya que es el único tipo con el que me he acostado. Pero incluso cuando fantaseaba con eso en el pasado, nunca me había venido así. —Shh —me tranquiliza mientras me acuesto de lado, con mi rostro presionado en su camisa en este dormitorio desconocido—. Estás bien — dice, frotando mi espalda desnuda. Entrecierro los ojos y trato de recuperar el aliento, dejando que me abrace como si le importara. —Me siento culpable —admito en voz baja. Me separa de él y pasa una mano por mi rostro, limpiando las lágrimas. —No lo hagas. No te hagas eso, Blake. —Me he liberado. —Trago el nudo en mi garganta—. Me gustó. —La vergüenza se apodera de mí como una pesada ola. —Está bien —me dice—. Era una fantasía, Blake. Quería que lo disfrutaras. Una pequeña parte de mí se siente aliviada de haberlo disfrutado, pero la mayor parte se avergüenza de eso. El hecho de que me quitara la visión, la voz y me retuviera hizo que mi cuerpo gritara de alegría. Me acosté en la

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parte trasera del vehículo llorando y respirando en esa capucha, tan excitada. Seguía escuchando la voz de Matt, diciendo lo jodida que estoy. Lo equivocado que estaba mi cuerpo al disfrutar de eso. Él se aleja, alcanzando la mesita de noche. Entonces me da una botella de agua. —Toma, bebe esto. Me siento y bebo un trago, mis manos tiemblan tanto que fallo al llevarla a mi boca y un poco de líquido corre por mi pecho expuesto. Tomo otro sorbo, se la devuelvo y froto mi rostro lleno de lágrimas. Me acuesto de nuevo, sorbo mi nariz, y él se acomoda de nuevo a mi lado, acercándome una vez más y abrazándome. —Lo siento —susurro, sin saber muy bien por qué lo siento exactamente. Pero me parece que es lo mejor que puedo decir en este momento. —No lo sientas. —Suspira—. No hay razón para lamentarse. Las fantasías no le hacen daño a nadie, Blake. —Sintiendo sus labios en mi cabello, lo besa suavemente. Cierro los ojos y dejo que me abrace mientras intento calmar mi respiración y dejar de llorar. Se sienten como horas, pero mi cuerpo comienza a relajarse. Todo duele. Mi cuerpo está exhausto. Me separo de él, me acuesto de espaldas y miro al techo. —¿Estás bien? —pregunta, estirando la mano y frotando mi estómago. Asiento. —¿Dónde estamos? —En mi casa. Lo miro y sus ojos esmeraldas me miran intensamente. —¿Tuya? —Sí. La compré hace un par de años, pero nunca puedo quedarme aquí. Siempre estoy en Casa de los Lords. Pensé en traerte aquí porque no quería actuar en tu apartamento. Quería sacarte de allí y darte un nuevo ambiente. Dijiste que en tu sueño él te arrastraba al bosque. Quería que usaras tu imaginación para ver a dónde te llevaría. Que te diera el control de a dónde creías que ibas. Me siento, coloco mi mano en su camisa y me doy cuenta de que todavía está vestido con su ropa.

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—Gracias —le digo. Él hizo algo que Matt se negaba a hacer. Ryat se limitó a escucharme. No me juzgó. Me preguntó qué quería y me dio exactamente eso. Lleva mi mano a sus labios y besa mis nudillos. —¿Cómo te sientes? —Mejor —le digo con sinceridad. —Háblame de eso —me insta—. ¿Hay algo que no te haya gustado? Me sonrojo, deseando que apague las luces para que no pueda ver mi rostro. —No. —¿Es algo que quieres hacer de nuevo? Asiento, mordiendo mi labio inferior con nerviosismo. Extiende la mano, lo libera de mis dientes y pasa la yema del pulgar por él. Sus ojos siguen el movimiento antes de volver a encontrarse con mis ojos de nuevo. —¿Qué te gustaría que se hiciera de manera diferente? —No lo sé. —Blake. —Suspira—. Estoy más que dispuesto a hacer lo que quieras, pero tienes que decirme qué. Apartando la mirada de él, siento que las lágrimas comienzan a arder en mis ojos de nuevo por la vergüenza. —Yo… —Ese bulto vuelve a aparecer y parece que no puedo tragarlo. Agarra mi barbilla con suavidad y me obliga a mirarlo. —¿Qué? —Es que no quiero la opción —susurro. A mi cuerpo le gusta ser dominado. Sin embargo, cómo él quiera hacerlo está bien. Es aterrador, pero también excitante. Para mí, darle el poder sobre mí me da poder. Es liberador. No tiene ningún maldito sentido para mí, pero es lo que mejor se siente. Pensé que me iba a gustar el factor sorpresa, pero terminó siendo lo más excitante. Él asiente.

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—De acuerdo. —Se inclina y besa mi frente con ternura antes de volver a acercar mi cuerpo al suyo—. ¿Te gustó que te hablara? Quería asegurarme de que sabías que era yo sin arruinártelo. —Sabía que eras tú incluso antes de que hablaras —le digo. —¿Sí? —Arquea una ceja—. Bueno, lo tomaré como un cumplido. Me río y trato de cambiar de tema. —¿Por qué has vuelto? —Regresé antes por ti —responde a través de un bostezo. Mis cejas se elevan. —Ni siquiera has estado fuera por veinticuatro horas. —Odio Nueva York —afirma. No menciono que Matt me dijo que Ryat será algún día juez allí. Dudo que lo sepa todo. Seguramente estaba mintiendo de todos modos para poner pensamientos en mi cabeza. —¿Tienes hambre? —pregunta. —No. —Bostezo y estiro mis pesadas extremidades. —Descansa un poco. Debes estar cansada —comenta, alejándose de mí. Una insinuación de que no vendrá a la cama conmigo. —¿Qué hora es? —pregunto, sintiéndome de repente agotada. Él mira su celular. —Casi las dos y media. —Entonces se inclina y toma la sábana de arriba. La coloca sobre la cama y luego hace lo mismo con el edredón que está doblado en una esquina. Cierro los ojos y vuelvo a bostezar. Estoy a punto de desmayarme cuando abro los ojos y lo veo caminando hacia la puerta. —Oye, ¿Ryat? Se gira para mirarme. —¿Sí? —Gracias —vuelvo a decir. —No tienes que agradecerme, pequeña —dice, apagando la luz y saliendo de la habitación.

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Me doy la vuelta, subo las sábanas hasta mi cuello y cierro los ojos, escuchando cómo cierra la puerta al salir, sin que me importe una mierda tomar una ducha en este momento.

RYAT Es domingo por la noche, estoy de pie en el cuarto de baño, junto al lavabo, cepillándome los dientes. Escupiendo la pasta de dientes, me doy la vuelta y veo a Blakely en la bañera. Está relajada con la cabeza sobre una almohada blanca y los ojos cerrados. Su cabello está recogido en un moño desordenado. Algunos mechones han caído alrededor de su rostro y están mojados. Su rodilla izquierda está doblada, saliendo de las burbujas que llenan el jacuzzi. Camino hacia un lado y me siento en el borde. Coloco mi mano en su rodilla y la deslizo hasta el interior de su muslo, sumergiendo mi mano en el agua caliente. Ella se sobresalta, y sus ojos se abren ante contacto. —¿Estabas durmiendo? —le pregunto. —No —responde entre bostezos. Me río de esa mentira. —Vamos. —Le doy un golpecito en el muslo—. No quiero que te duermas aquí y te ahogues. —Aww, te preocupas por mí. —Ella sonríe. —No se puede follar con una chica muerta —bromeo. Bueno, sí se puede, pero no es una afición que me guste. Me lanza unas burbujas que caen sobre mi camisa. Me pongo de pie y ella agarra mi mano para detenerme. —¿Podemos quedarnos aquí esta noche? Podemos levantarnos más temprano por la mañana para regresar. —Claro. —De todos modos, no estaba planeando irme tan tarde. Sé que ella está cansada y, francamente, yo también. Saliendo del baño, entro en la suite principal. Me acuesto en la cama cuando suena mi celular en la mesita de noche. Lo tomo y veo que es un mensaje de Prickett. Enciende la televisión.

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Frunciendo el ceño, tomo el mando a distancia junto al teléfono y apunto a la pantalla plana que cuelga de la pared. Se enciende y ni siquiera tengo que cambiar de canal. Un equipo de noticias se encuentra fuera de una casa aquí en Pensilvania. Autos de policía, ambulancias y una furgoneta del forense están reunidos en el gran camino de entrada de la mansión de ladrillo blanco de tres plantas. —¿Qué está pasando? —pregunta Blake, saliendo del baño. La miro vestida con nada más que una toalla corta, y mi primer pensamiento es arrojarla a la cama y follarla. Pero lo descarto y vuelvo a poner los ojos en la televisión. —No estoy seguro —respondo con sinceridad. Una morena se acerca a la cámara con un micrófono en frente a su rostro. —Se ha iniciado una persecución —anuncia—. Detrás de mí, verán que la policía y el FBI están en la casa de la familia Mallory… —Oh, mierda —susurro, sentándome más erguido. —¿Quién es? —pregunta Blake—. ¿Los conoces? Asiento como respuesta. —Todo lo que sabemos ahora mismo es que hubo una entrada forzosa con una víctima mortal… —¡Mierda! —Siseo, llevándome las manos a la cabeza. —¿Qué? —exige Blake—. ¿Qué pasa? Si es quien creo que es, van a rodar cabezas. Gregory Mallory es un Lord muy importante aquí en Pensilvania. Con una lista kilométrica de gente que lo quiere muerto. Su posición tiene enemigos alineados queriendo su cabeza. —¿Ryat…? —espeta Blake, intentando llamar mi atención para que responda a su pregunta, pero la ignoro. Tres agentes del FBI salen por la puerta principal de la casa y se acercan al reportero. —Corten esto. —Se escucha a uno exigirle a la mujer. —Soy Jane, de News One. Se nos permite estar…

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Él la interrumpe quitándole el micrófono mientras el otro tira la cámara al suelo. La imagen se vuelve borrosa y vuelven a cortar la transmisión. Apago. —Ryat, ¿qué está pasando? —exige Blake. El sonido de mi teléfono evita que tenga que contestarle. Contesto cuando veo que es mi padre. —¿Hola? —pregunto, levantándome de la cama y caminando hacia la sala de estar. —¿Has visto esa mierda? —gruñe. —Sí. ¿Qué diablos pasó? —exijo, encontrando a Blake ahora de pie en la sala de estar, al final del pasillo, con los brazos cruzados sobre su pecho, mirándome. —Hubo un atentado contra Gregory. Pero él no estaba en casa… —Espera —lo interrumpo—. Dijeron que había una víctima mortal. ¿A quién demonios han matado? —A Remy —responde. Me dejo caer en el sofá y cubro mi rostro con una mano. —¡Joder! —Suspiro. Es peor de lo que pensaba. —Sí —asiente mi padre. Aparto el celular de la oreja para mirar la pantalla cuando vibra. Es un mensaje de texto. Casa de los Lords. Ya. —Tengo que irme —le digo a mi padre, sin molestarme en esperar una respuesta. De pie, la miro—. Vístete. Nos vamos. Ella extiende los brazos y la toalla cae a sus pies. —¿Con qué? No tengo nada que ponerme. Has destrozado mi camiseta y ropa interior. —Arqueando una ceja, coloca las manos sobre sus estrechas caderas. Mis ojos se toman un segundo para recorrer los moretones que cubren su cuerpo en varios lugares junto con las marcas de mis dientes. Tiene dos chupetones: uno en el cuello y otro en la cara interna del muslo. Hemos

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pasado todo el fin de semana aquí, en mi cabaña, sin hacer otra cosa que follar, y todavía estoy duro. —Tengo ropa que puedes ponerte. —Señalo el dormitorio, ignorando mi polla. Ahora no es el momento. Tenemos que irnos—. Toma una camiseta y un pantalón de deporte de mi armario. Nos vamos en cinco minutos. Afortunadamente, no discute más conmigo y va a vestirse. —¿Vas a contarme lo que pasa? —me pregunta en el momento en que estamos en mi todoterreno acelerando por la carretera para regresar a la casa de los Lords. —No puedo —le digo con sinceridad. —¿No puedes o no quieres? —suelta, irritándose. Me muevo en mi asiento. —No puedo. Hice un juramento… Ella resopla. —Matt solía decir siempre esa mierda. Entonces también era mentira. Le doy una rápida mirada para ver que está mirando por la ventana del pasajero. El hecho de que lo haya mencionado me enfada. —Mira, aunque pudiera decírtelo, no lo haría porque no es de tu incumbencia —espeto. —¡Claro! —Ella me mira—. ¡A veces necesito un recordatorio que la única razón por la que me estás follando es para hacer enojar a Matt! Mis manos se tensan sobre el volante. —Blake… —Así que, gracias por eso, Ryat —añade mordazmente. —¡Blake! —le advierto con un chasquido. Ella resopla, cruza los brazos sobre su pecho y se inclina hacia atrás en el asiento. Pongo "If You Want Love" de NF para ahogar mis pensamientos y cualquier otra cosa que ella tenga que decir.

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Estamos entrando en la casa de los Lords cuando nos encontramos con Sarah y Gunner. Ella me mira con recelo y me pregunto si en la casa se ha difundido algún rumor sobre Matt y yo durante mi ausencia. —¿Dónde han estado ustedes dos? —pregunta Sarah, mirando a Blakely—. Han estado desaparecidos todo el fin de semana. —Nos hemos estado quedado en el apartamento —le responde ella. —Ayer mismo estuvimos allí. —Sarah mira a Gunner—. La verdad es que estaba preocupada. Tu habitación estaba destrozada. Las cosas fueron derribadas. Parecía como si hubiera habido algún tipo de lucha. Las mejillas de Blake se enrojecen al mismo tiempo que Matt da vuelta a la esquina. No se me escapa el ojo morado que tiene por mi rodilla conectándose con su rostro la última vez que lo vi. —Nos fuimos a mi cabaña a pasar el fin de semana —respondo a la pregunta anterior de Sarah, sin apartar mis ojos de Matt hasta que desaparece por otro pasillo antes de que Blake pueda verlo. —Salimos apurados —bromea Blake. —Bueno, me alegro de que hayan regresado. —Sarah le sonríe. —En realidad, solo venimos a recoger algunas cosas y luego volvemos al apartamento —les informo. —Oh. —Su rostro decae—. Te he estado enviando mensajes de texto y llamándote todo el fin de semana, y nunca has contestado —ella dice. Blake frunce el ceño y yo miro a Gunner. Él finge que no está escuchando y mira hacia la gran escalera. —Hmm —añade Blake—. No tenía nada tuyo en mi teléfono. Tal vez no tenía recepción. Estábamos bastante lejos. Agarro la mano de Blake, poniendo fin a esta conversación y tiro de ella hacia el pasillo hasta mi habitación. Después de cerrar la puerta, me giro hacia ella. —Tengo que asistir a una reunión —le informo.

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Me mira fijamente, con sus bonitos ojos azules todavía encendidos por lo de antes. No me ha hablado directamente desde que le grité de camino aquí. —Quédate aquí. Volveré cuando haya terminado. —Con eso, me doy la vuelta y salgo de la habitación para ver a Gunner y Sarah en el pasillo. —Sarah va a pasar el rato con Blakely mientras estamos ocupados — me dice él. Asiento y le abro la puerta de mi habitación. Sarah ni siquiera me mira al entrar, y la cierro de un tirón con más fuerza de la que pretendía. Gunner se ríe. —¿Ya hay problemas en el paraíso? —Acabemos con esto. —Lo ignoro y paso junto a él.

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Capítulo 24 RYAT Traducido por OnlyNess Corregido @mar.ca.sim

Al salir del ascensor, Gunner y yo entramos en el sótano. El búnker fue añadido después de que el hotel fuera entregado a los Lords. Aquí abajo hay una armería. Más pistolas, municiones y armas que podríamos necesitar. También es donde celebramos todas nuestras reuniones importantes. Las paredes son de color negro mate con estantes de armas colgando en la pared del fondo. La pared de la derecha tiene cuchillos de varios tamaños y colores. Hay una mesa negra en el centro de la habitación. Hay suficientes asientos como para cincuenta personas. Me doy cuenta de que solo están presentes los mayores. Me siento junto a Prickett, ignorando a Matt, que está sentado frente a mí. Gunner ocupa el asiento a mi derecha. Lincoln entra en la sala y no pierde el tiempo. Dando una palmada, comienza. —Supongo que todos ya han visto las noticias y están al tanto de lo que sucedió. —Sí —dicen todos al unísono. Toma la silla de la cabecera de la mesa. —Necesito dos voluntarios para una tarea. No puedo darles más detalles, aparte de que el trabajo podría tomar un día o tres semanas. Todo depende de cuánto tiempo tarden en hacerlo. Estoy a punto de ofrecerme cuando escucho hablar a Matt. —Ryat y yo nos encargaremos.

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Los ojos de Gunner se disparan hacia los míos mientras Prickett pasa una mano por su rostro. —¿Ryat? —Lincoln me mira, relajándose en su silla, esperando la confirmación. No puedo decir que no. Si lo hago, demostraré a todos los presentes que tengo un problema con Matt. —Me parece bien, señor —digo y luego aprieto la mano sobre mi regazo. ¡Hijo de puta! —Perfecto. Pueden retirarse todos. —Lincoln se levanta y sale a toda prisa. Me aseguraré de ponerme al día con lo que sea que esté a punto de hacer. —¿Hablas en serio? —Prickett suelta un chasquido en mi rostro en el momento en que salimos de la habitación y saltamos al ascensor. Afortunadamente, solo somos él, Gunner y yo. Los demás se quedaron atrás. —¿Qué se supone que debía decir? —gruño. —No. Que te niegas a trabajar con él. Resoplo ante eso. —Es evidente que te está tendiendo una trampa. —continúa. —Déjalo. —Me encojo de hombros. —Ryat… —Me importa una mierda él ahora mismo. —le digo bruscamente a Prickett y pongo mi atención en Gunner—. Necesito que me hagas un favor. —Lo tengo cubierto. —Asiente con la cabeza, sabiendo ya lo que le iba a pedir. —Gracias, hombre. —El ascensor suena y se detiene en el primer piso. Salimos y Lincoln está parado allí. —¿Me permites un momento? —me pregunta. —Sí —le digo mientras Gunner y Prickett se alejan por el pasillo, dejándonos solos—. ¿Qué ocurre? —¿Seguro que quieres hacer esto? —él pregunta. —¿Dudas de mí? —Arqueo una ceja. Se ríe.

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—Nunca. —Su rostro se pone serio y mira su reloj—. Todo lo que sé es que tienes cinco horas. Así que yo que tú, me aseguraría de que tu chica esté en casa y en la cama dormida antes de que te vayas.

BLAKELY —¿Está todo bien? —me pregunta Sarah mientras nos sentamos en la cama de Ryat. —Sí. —¿Por qué siento que me estás mintiendo? —Ella se ríe suavemente. Suspiro, tirando del lazo casi suelto de mi cabello. El moño desordenado se estaba cayendo de todos modos. —¿Te ha contado Gunner algo sobre los Lords? —No. —Ella niega con la cabeza—. Y estoy totalmente de acuerdo con eso. Prefiero no saberlo. —Me vuelve loca —admito—. ¿Qué diablos podrían estar haciendo que sean tan secreto? —Escucha, Blakely… —Ella toma mis manos entre las suyas—. Lo que sea que estés pensando, déjalo ir. ¿De acuerdo? Escuché algunas mierdas mientras me estuve quedando aquí, y es mucho mejor que no lo sepas. —¿Cómo qué? —insto. Soltando mis manos, coloca un mechón de cabello detrás de su oreja. —Ellos… La puerta se abre, y ella salta mientras miro hacia arriba para ver a Ryat y Gunner entrar en la habitación. —Oye, nena. Vamos. —Gunner está de pie en la puerta, sosteniendo la puerta abierta, obviamente alejándola de mí. Ella me mira, dedicándome una suave sonrisa. —Te veré mañana en clase.

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Asiento, enojada porque interrumpieron lo que sea que estaba a punto de decirme, pero supongo que esperar hasta mañana no es tan malo. Ryat entra en su cuarto de baño y me levanto, siguiéndolo. Enciende el grifo del lavabo y se inclina, arrojando agua en su rostro. —¿Nos quedaremos aquí esta noche? —pregunto. —No —contesta de forma cortante antes de sacar una toalla de mano de un gancho y pasarla por su rostro. Luego la tira sobre la encimera—. Nos vamos a tu apartamento. —Luego pasa junto a mí y regresa a su dormitorio. —¿Cuánto tiempo vamos a hacer esto? —cuestiono, siguiéndolo. —No lo hagas, Blake —espeta—. No estoy de humor en este momento. —¡Quizá no estoy de humor para aguantar tu mierda! —presiono. Se da la vuelta, su mano va a mi garganta y me empuja contra la pared. Tan fuerte que saca todo el aire de mis pulmones. Su rostro baja hasta el mío, nuestros labios casi se tocan, y sus ojos verdes son rendijas sobre los míos con un tic en su afilada mandíbula. Casi había olvidado lo aterrador que podía ser. Ha sido amable, incluso comprensivo. Pero esto me recuerda que es solo un acuerdo, y que no soy nada para él. Como dije en el auto, solo estoy aquí para que él pueda enfadar a Matt. —Dije que no voy a hacer esto ahora. Y lo dije en serio. Así que, a menos que quieras verme realmente enojado, te sugiero que retrocedas de una maldita vez. —Su voz es baja, sus palabras controladas, pero su mano alrededor de mi garganta tiembla, revelando sus verdaderos sentimientos en este momento. Me pregunto si soy yo o algo más. Levanto la barbilla y mis labios se afinan. —Lo entiendo. Él suelta mi cuello y se aleja. —Vamos. Salimos de su habitación y miro al otro lado del pasillo para ver a Matt saliendo de una habitación. Sus ojos se encuentran con los míos y me sonríe. Eso hace que los vellos de mi nuca se ericen. Sus ojos azules se dirigen a Ryat, y noto el ojo morado que tiene. ¿Qué demonios le pasó? ¿Ryat hizo eso? ¿Están peleando? ¿Es por eso que Ryat está nervioso? ¿Matt

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le dijo algo sobre mí? No es que Matt sepa ningún secreto sobre mí. Nunca tuve la oportunidad de hacer ninguna locura. —Nos vemos pronto —dice Matt, asintiendo con la cabeza a Ryat con esa sonrisa todavía en su rostro. Ryat toma mi mano y tira de mí por el pasillo. Lo miro por encima de mi hombro justo cuando la rubia decolorada sale de la habitación de Matt, tirando de él hacia dentro y cerrando la puerta detrás de ellos.

Entramos en mi apartamento, y estoy nerviosa. No me gusta no saber qué está pasando. Especialmente cuando podría verme involucrada. —¿Qué quiso decir Matt? —le pregunto a Ryat mientras entramos en mi dormitorio—. ¿Por qué te verá pronto? —Ahora no. —Suspira pesadamente, rascando su nuca. —Ryat… —¡Blake! —me dice bruscamente, clavando su mirada en mí. Soltando un suspiro, se acerca lentamente a mí. No me muevo. Acercándose a mí, desliza su mano por mi cabello y lame sus labios. —¿Podemos irnos a la cama? Ha sido un fin de semana largo y un día aún más largo. Podemos hablar de eso mañana. Mis ojos buscan los suyos y odio no poder saber si está mintiendo o no. Conocía a Matt lo suficientemente bien como para saber si estaba tratando de evitar una conversación o simplemente a mí en general. Ryat es más difícil de leer. Asintiendo, digo: —Claro. Inclinándose, presiona un suave beso en mi frente. —Te traeré agua. —Se aparta y va a la cocina mientras yo me quito la camiseta y el pantalón de chándal antes de meterme en mis frías sábanas.

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Estoy cansada. Creía que me iba a desmayar en su cabaña, pero luego de los acontecimientos que siguieron me despertaron muy rápido. —Aquí tienes —dice Ryat, entrando en la habitación con un vaso de agua para mí. —Gracias. —Lo tomo y me bebo más de la mitad, sin darme cuenta de la sed que tenía. Él toma el vaso y lo deja en mi mesita de noche antes de meterse en la cama a mi lado. —Dulces sueños, Blake. —Besa mi frente de nuevo, y tira de mí, presionando mi espalda contra su pecho. Mi último pensamiento es que no tendremos esa conversación por la mañana.

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Capítulo 25 RYAT Traducido por OnlyNess Corregido @mar.ca.sim

En cuestión de minutos, la escucho roncar suavemente. La droga está haciendo efecto rápidamente. No ha comido en horas. Puse un somnífero en el agua mientras estaba en la cocina. La necesitaba fuera para poder irme sin que hiciera preguntas. Estaba cansado de no poder responderlas. No solo por el juramento que hice, sino porque no tengo ni una maldita idea de lo que voy a hacer. No confiaba en dejarla en casa de los Lords, así que tuve que traerla de vuelta aquí y hacer que se durmiera lo antes posible. Al quitar mi brazo de debajo de ella, ni siquiera se mueve. Estará enfadada conmigo cuando se despierte por la mañana, pero ya me encargaré de eso cuando termine mi tarea. Me levanto de la cama y salgo de su habitación justo cuando Gunner y Sarah entran por la puerta principal. —Danos un segundo —le dice él, y ella se dirige a su habitación en el otro extremo del apartamento. —Ella está fuera. Lo estará toda la noche —le digo. Él asiente una vez. —Te haré saber lo que está pasando tan pronto como pueda. —Él comprendió que quería que él y Sarah se quedaran aquí con ella mientras yo no estuviera. Es posible que no sea capaz de controlar lo que hace o a dónde va mientras estoy trabajando. Sigo sin quererla en la casa de los Lords aunque Matt esté fuera, así que necesitaba darle una razón para que se mantuviera alejada. Que Sarah esté aquí es lo mejor que se me ocurrió en tan poco tiempo. —Por supuesto. Solo ten cuidado. —Sus ojos se dirigen a la puerta cerrada de su habitación—. Y no te preocupes por ella. Me aseguraré de que no le pase nada mientras no estés. Mi celular vibra en mi bolsillo y es un mensaje de un número bloqueado.

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Al abrirlo, veo que es la dirección de la catedral. Sin decir nada más, salgo y me dirijo a la calle.

Treinta minutos después, entro por las puertas dobles de la catedral, escondida en el bosque. Miro a mi alrededor y veo que estoy solo. Pero esa victoria dura poco cuando las puertas se abren con un chirrido detrás de mí y entra Matt. —Será como en los viejos tiempos. —Me dedica una jodida sonrisa cuando me giro para mirarlo. —Trata de no matar a un inocente esta vez. —lo provoco. Pero en lugar de ofenderse, se ríe. Las puertas se abren y ambos nos giramos para mirar a los tres hombres que entran. Los tres llevan capas negras y máscaras blancas sobre sus rostros para ocultar su verdadera identidad. Mi pulso se acelera y mi corazón comienza a latir más fuerte por la adrenalina que corre por mis venas. Había olvidado lo mucho que extraño esto. La acción. Esta es la parte de los Lords que me encanta. No voy a fingir que no me gusta la violencia. Me encanta. —Caballeros —habla el de la extrema derecha. Matt da un paso hacia ellos. Los tres levantan las armas hacia nosotros. —Manos arriba —ordena uno. Levanto mis manos y Matt también. —Dense la vuelta. Acuéstense boca abajo con las manos a la espalda —exige el del medio. Haciendo lo que me dicen, sonrío para mí mismo. Que empiece el juego.

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Capítulo 26 RYAT Traducido por OnlyNess Corregido @mar.ca.sim

Me detuvieron de un tirón y me empujaron a una silla donde tiraron de cada muñeca hacia los lados y me esposaron a una pata trasera. También esposaron mis tobillos a las patas delanteras. Arrancan la capucha que cubría mi rostro y aspiro una bocanada de aire fresco mientras parpadeo y miro a mi alrededor. Estamos en una especie de almacén. Un rápido vistazo me dice que está bajo tierra. No hay ventanas ni puertas. Solo un ascensor en el otro extremo del gran espacio. Los pisos y paredes son de hormigón. Intento balancear la silla de un lado a otro para ver cuánto me costará romperla, pero es inútil. La perra está cementada al maldito suelo. Frente a mí hay una mesa de acero que apuesto a que también está cementada. —Un poco exagerado —digo, probando las esposas, pero son auténticas y están bien ajustadas. Sé que a Blake secretamente le gustan estas malditas cosas, y no sé por qué. —¿Son necesarias? —gruñe Matt, amarrado a la silla junto a mí. Las cadenas de sus ataduras tintinean cuando él también intenta liberarse. Después de que nos esposaron y nos pusieron la capucha en la cabeza, nos sacaron a rastras de la catedral y nos metieron en algún tipo de vehículo. El agente que está a mi derecha con las manos en el cinturón no dice nada. Otra rápida mirada a mi alrededor me dice que los tres tipos que nos recogieron no están por ningún lado. Eran repartidores y nada más. El ascensor suena, llamando nuestra atención segundos antes de que se abra. El propio Gregory Mallory sale de él. Nunca lo había visto antes. Es un despiadado y poderoso hijo de puta que tiene una diana en la espalda. El lamentable bastardo que intentó su tiro y falló. Supongo que por eso

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estamos aquí. Lo siguen otros dos hombres. Parecen trabajar para el FBI: trajes negros de tres piezas, gafas de sol y auriculares. Pero ninguno de ellos se parece a los hombres que vi en la televisión. Saca la única otra silla del otro lado de la mesa y se sienta. Me fijo en sus movimientos. Saca una foto del bolsillo de su chaqueta Tom Ford Windsor, la baja de golpe y la desliza hasta el centro de la mesa frente a nosotros. —Erik Bates. Recuerda el nombre, graba su jodido rostro en tu maldita memoria —ordena. Miro la fotografía. El tipo tiene cabello negro azabache, piel pálida y el tatuaje de una maldita estrella china en la mejilla. Difícil de olvidar. —Entendido —digo. —¡No juegues, muchacho! —Se levanta de la silla y la derriba mientras su mano me da una bofetada con tanta fuerza que, si la silla a la que estoy encadenado no estuviera cementada, estaría en el suelo sobre mi culo. Respirando profundamente, lo miro fijamente. —Dije que, jodidamente lo entendí. —¡Quiero su cabeza! —Apunta la foto con el dedo—. ¡Quiero sus putas pelotas! Lo quiero en pedazos. —Golpea la mesa con sus puños, haciéndola sonar. —¿Algo más? —pregunta Matt con sarcasmo. Gregory le muestra los dientes a Matt. —Si no lo hacen, me aseguraré de que se pudran en una prisión de máxima seguridad durante el resto de sus malditas vidas —advierte. Matt se ríe. —Me gusta el sexo anal. ¿Y a ti, Ryat? —Siempre que yo sea el lanzador —digo, siguiéndole el juego a Matt. —Por supuesto —añade. Luego levanta la vista hacia él—. Estoy seguro de que podemos encontrar a alguien que esté dispuesto a ser nuestra perra. Gregory se inclina por encima de la mesa, agarra su camisa e intenta acercarlo a él, pero Matt no llega muy lejos. Cuando se da cuenta de que Matt está esposado a la maldita silla, golpea el costado de su rostro contra la mesa.

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—Tendré sus malditas cabezas… El agente se aclara la garganta, interrumpiéndolo. Gregory lo suelta y lo empuja hacia atrás. Matt gira su cuello muy lentamente. Luego se inclina y escupe un poco de sangre en el suelo de cemento. —¡Acaben con esto! —Con eso, se da la vuelta y se dirige al ascensor, con sus dos alegres hombres una vez más sobre su trasero. El agente saca las llaves de las esposas de su bolsillo y suelta primero mis muñecas y luego los tobillos. Me pongo de pie y me estiro mientras él va a liberar a Matt. —No te pongas demasiado cómodo. —El hombre habla por fin y añade, informándonos—: Ellos pueden volver a ponérselas enseguida.

BLAKELY Me despierto y gimo, dándome la vuelta. Me duele mucho el cuerpo. Siento mi coño hinchado y sensible. Creo que fue porque Ryat lo abofeteó. Pero, joder, se sintió increíble en ese momento. Agarrando mi teléfono, veo que son poco más de las diez de la mañana. Había dormido siete horas y media más después de que me despertó en mi habitación y me secuestró. Salgo de la cama y me dirijo al baño. Nunca me limpié después de que tuvimos sexo la noche anterior. En ese momento, simplemente no me importó. Después de usar el baño y tomar una buena ducha caliente, salgo del dormitorio para buscar a Ryat. —¿Hola? —grito, caminando por un largo pasillo. Jadeo, rodeando mi cuerpo desnudo con los brazos cuando salgo a una habitación abierta. Es la sala de estar. Nada más que techos altos con enormes ventanas. La idea de que alguien me vea me hace retroceder con un salto, usando el pasillo para proteger mi cuerpo. Pero al ver mejor el exterior, veo que no hay más que bosque. —¿Ryat? —pregunto, pero solo se hace el silencio. Vuelvo a entrar en el dormitorio, agarro la sábana que han colocado al final de la cama y me envuelvo con ella. Me acerco a las cortinas grises

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oscuras que cuelgan del techo y las retiro para encontrar más bosques al otro lado a través de las ventanas del piso al techo. Esto es precioso. Tiene dos puertas de vidrios que dan paso a un porche trasero. Mi mano se envuelve alrededor de la manija de la puerta, pero me detengo, ya que necesito ir a buscarlo primero. Vuelvo a recorrer el pasillo y miro las paredes desnudas. Los muebles son de cuero negro. No hay alfombras, cuadros ni obras de arte en la casa. Si no supiera que Ryat es el dueño, diría que está vacía. La cocina es lo que cualquier chef llamaría un sueño: todos los electrodomésticos de acero inoxidable, tres hornos, dos neveras y un gran congelador. Solo la despensa es tan grande como el dormitorio de mi apartamento. Comienzo a subir las escaleras, pero me detengo al darme cuenta de que no tengo mi celular. Vuelvo al dormitorio, lo tomo y lo llamo. —¿Hola? —responde al primer timbre. —¿Dónde estás? —pregunto, mirando alrededor del dormitorio como si fuera a aparecer. —Tuve que correr a Barrington. No quise despertarte. Oh. —¿Qué tan lejos está eso de aquí? —Treinta minutos. Debería estar de regreso en un par de horas. —De acuerdo. Te veré luego. —Finalizamos la llamada, voy a la cocina y me preparo un poco de café. Lo voy a necesitar. Me vendría muy bien volver a dormir ahora mismo. Una vez hecho, abro la puerta corrediza de vidrio, salgo al patio trasero y me siento en una silla. Mirando a mi alrededor, veo que rodea toda la parte trasera de la casa. Seguro que también rodea la parte delantera. Miro a la izquierda y desde donde puedo ver un camino de grava. Mi corazón se acelera cuando veo el todoterreno de Ryat estacionado a plena vista. ¡Él está aquí! En ese vehículo me trajo hasta aquí. No era su auto ni el mío porque me puso en la parte de atrás. Me di cuenta por la cantidad de espacio que tenía.

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Mi respiración se vuelve pesada cuando suena mi celular, y miro hacia abajo para ver que he recibido un mensaje de imagen. Lo abro, y es una foto mía, tomada hace un segundo mientras estaba sentada en el porche con mi café. Fue tomada desde la línea de árboles, pero es de un número privado. Dejo el café sobre la mesa. —¿Hola? —grito. El único sonido que escucho son los pájaros. Mi celular vuelve a sonar y leo el mensaje. Ven a buscarme. Dejo el teléfono junto al café y bajo las escaleras. Mis pies descalzos sienten la suavidad de la hierba. Avanzando por el camino, me acerco a la línea de árboles. Miro desde donde parece que se tomó la foto, pero no hay nadie. —¿Hola? —pregunto, dándome la vuelta para mirar la casa—. ¿Ryat? Sé que estás aquí. —Sonrío, dándome cuenta de por qué me trajo aquí. Vamos a vivir mi fantasía varias veces este fin de semana. Alguien está de pie en el porche trasero vestido con jeans oscuros y una camiseta negra, con una máscara blanca cubriendo su rostro. Mi ritmo cardíaco se acelera cuando da el primer paso. Mi mente me dice que es Ryat, pero mi piel comienza a hormiguear porque no puedo estar cien por ciento segura. Segundo paso, tercer paso. Lentamente, desciende por ellos. Cuando sus botas tocan la hierba, se detiene. Los vellos de mi nuca se erizan al sentir su mirada. Agarro la sábana con más fuerza, sabiendo que estoy desnuda debajo de ella al aire libre. ¿Y si alguien nos ve? Ese pensamiento hace que mi coño se contraiga. Él da el primer paso hacia mí y yo me giro, huyendo de él hacia los árboles. Vuelvo a mirar por encima de mi hombro y ya no está. Me detengo, jadeando y con el corazón palpitando con fuerza por la corta carrera. Al girar la cabeza, siento que mi cabello golpea en mi rostro. Levanto la mano y lo quito de mi rostro cuando alguien lo agarra por detrás. Grito, mi cuero cabelludo hormiguea por la acción. Me arrastra hacia atrás y mis manos suben para agarrar mi cabello, lo que hace que la sábana caiga por completo, dejando mi cuerpo expuesto.

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Me detiene y me arroja al suelo. Consigo rodar sobre mi espalda mientras él cae de rodillas, a horcajadas sobre mí. Sus manos se envuelven alrededor de mi cuello y aprieta, quitándome el aire antes de que pueda gritar pidiendo ayuda. Mis manos se clavan en el suelo mientras mis caderas se levantan y arqueo la espalda. Mi coño palpita cuando separa mis piernas para él. Mis pies descalzos patean la tierra suelta y las ramas de los árboles mientras lucho por respirar. Mi rostro palpita y la sangre llega a mis oídos, pero mi coño está húmedo y mis pezones rígidos. Los puntos empiezan a bailar alrededor, nublando mi visión. Me suelta y empiezo a toser mientras respiro con dificultad mientras él desabrocha sus jeans y saca su dura polla. Agarra mis piernas y me arrastra hacia él, mi espalda raspa el suelo irregular, y me penetra sin ningún tipo de juego previo. Grito antes de que sus manos vuelvan a rodear mi garganta, quitándome el aire. Permanezco acostada en medio del bosque mientras me folla con ambas manos alrededor de mi garganta. El tacto de las ramas y las rocas debajo de mí, arañan mi cuerpo desnudo. Me vengo, incapaz de hacer un solo ruido. Esta vez, los puntos se hacen más grandes, mi cabeza late con más fuerza, y justo cuando mis ojos empiezan a rodar hacia la parte posterior de mi cabeza, él deja escapar un gruñido salvaje, poniéndose rígido mientras se viene dentro de mí. Se retira justo cuando mis ojos se cierran. Incapaz de abrirlos, y mucho menos de respirar ahora, siento que me levanta en sus brazos y lleva mi cuerpo inerte de regreso a la casa, sabiendo que ahora necesito una nueva ducha.

Mis ojos se abren de golpe y me siento en la cama. Parpadeo un par de veces, esperando a que mis ojos se adapten a la habitación oscura. Estoy de vuelta en mi apartamento. Una suave luz se filtra por debajo de las cortinas negras que Ryat ha colgado en la ventana. Me levanto y me dirijo al baño. Después de usar el baño, abro el grifo del lavabo y salpico mi rostro. El sueño de lo que hicimos en su cabaña tiene mi cuerpo completamente despierto. No hicimos más que follar durante todo el sábado y la mayor parte del domingo. Diablos, incluso me despertó dos veces. Nunca había estado tan dolorida en mi vida. Estoy bastante segura de que tengo una infección

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urinaria, teniendo en cuenta que me arde cuando voy a orinar. Por supuesto, eso podría deberse al hecho de que me folló en medio del bosque. Ya sabes, las ramas de los árboles, la suciedad y todo eso probablemente no fue la mejor idea. Cierro el grifo, seco mi rostro y salgo del baño. Estoy a punto de apagar la luz, pero me detengo. Ayuda a iluminar mi dormitorio y veo que estaba sola en mi cama. Eso es extraño, pero no es raro. Debe estar en mi sala de estar o en la cocina. Juro que el hombre nunca duerme. Me folla hasta el punto de que me desmayo, y siempre que me despierto, él ya está despierto. Me acerco a mi cama, tomo una camiseta y me la pongo antes de abrir la puerta de mi habitación. Suelto un grito cuando veo a Gunner de pie en mi cocina. Mis manos se dirigen inmediatamente a mi pecho, olvidando que estoy usando solo una camiseta. —¿Qué pasa? —pregunta Sarah, saliendo a toda prisa del pasillo. —La asusté —afirma Gunner, sonriendo. Disfrutando. Resoplo y le doy la razón. —Fue inesperado. —Luego, dando un vistazo rápido a mi alrededor, frunzo el ceño al no ver a quien esperaba—. ¿Dónde está Ryat? —pregunto. —Está en una misión —responde Gunner.Frunzo el ceño. —¿Qué quieres decir con una misión? —Quiero decir que se fue. —¿Se acaba de ir? —pregunto, tratando de entender lo que quiere decir. Mi mente está un poco lenta esta mañana. Él asiente. —Sí. Volverá cuando haya terminado. —Con eso, sale de la cocina. —Bueno, ¿cuándo será eso? —cuestiono. Se encoge de hombros. —No lo sé. Pero no intentes contactar con él. No contestará. ¿Qué diablos? ¿Simplemente se levantó y se fue? ¿Sin despedirse? ¿Nada de oye, te veo luego? ¡Nada!

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Entro en la cocina, voy por una bebida porque mi lengua se siente como papel de lija y veo un frasco de pastillas en la encimera. Las tomo y leo por encima. Son pastillas para dormir. Mi madre las toma. —¿Acaso él…? —Mi voz se desvanece cuando recuerdo que anoche me dio agua. Siempre me da una botella, pero había sido en un vaso. Ni siquiera lo cuestioné. He depositado demasiada confianza en él. —¿Gunner? —espeto bruscamente. —¿Sí? —Reaparece de nuevo en la cocina. Levanto el frasco. —¿Sabía Ryat anoche que se iba a una misión? Mira de mí a Sarah, que cruza los brazos sobre el pecho y arquea una ceja hacia él. Pasando una mano por su cabello, parece inquieto, respondiendo en silencio a mi pregunta. —Maldita sea —gruño, arrojando el frasco hacia el otro lado de la habitación. Chocan contra la pared y se rompen. ¡Que se joda!

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Capítulo 27 RYAT Traducido por OnlyNess Corregido @mar.ca.sim

Me sentaron en una silla con las manos esposadas en mi espalda y las piernas encadenadas. El oficial me mira con desprecio y sonríe. —Buena suerte, chico bonito. —Riendo, sale de la habitación. Me trajeron aquí hace tres horas. Tardaron todo ese tiempo en registrarme, desnudarme y ponerme mi nuevo mono naranja. Después de nuestro encuentro con Gregory, Matt y yo fuimos esposados y metidos en autos patrulla. Oficialmente hemos sido arrestados por delitos falsos y fichados con nombres falsos. Resultó que nuestro objetivo está en la cárcel. Qué suerte la nuestra. La puerta se abre y entra Gregory. Mis ojos se dirigen a la esquina superior derecha para ver cómo se apaga la luz roja parpadeante de la cámara. Se sienta frente a mí. —Dos veces en la misma noche —digo, preguntándome por qué lo veo de nuevo. ¿No dijo todo lo que tenía que decir antes en el almacén? Si no, ¿por qué no vino a hablarnos aquí en vez de hacerlo antes? —Escuche que eres el mejor, Ryat —dice, recostándose en el asiento. —Yo no creería todo lo que escuchas —replico. Él resopla. —La mayoría de los mejores son los más engreídos en su campo. —¿Qué quieres? —pregunto, yendo al grano. —Quiero asegurarme de que entiendes la situación.

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Inclino la cabeza hacia un lado, pasando la lengua por la parte delantera de mis dientes superiores. —Tengo entendido que quieres vengarte de ese lamentable pedazo de mierda por haber matado a tu hijo. —No lo culpo. El bastardo que iba a acabar con él mató a su hijo de seis años, Remy, en su lugar. No puedo ni imaginar lo que este hombre siente ahora mismo. Yo soy el tipo de hombre que nunca confiaría mi venganza en manos de otra persona. Los eliminaría yo mismo. Querría ver cómo se les escapa la vida de los ojos mientras se ahogan con su propia sangre de mis manos. Levanta la vista y comprueba que la luz también está apagada antes de inclinarse hacia delante. —Di la orden de matarlo. Pero los policías que encontraron al hijo de puta lo arrestaron y lo ficharon en vez de eso. Frunzo el ceño. A Matt y a mí no nos dieron ningún detalle, así que ¿por qué me cuenta esto ahora? Sobre todo, porque Matt no está presente. Lo colocaron en una habitación separada de la mía cuando terminaron de ficharnos. —¿Crees que están en su nómina? Suspira. —No estoy seguro de qué mierda pensar. —¿Por qué me dices esto? —Me han informado de que está en régimen de aislamiento. —¿Por qué harían eso? —Gregory ha puesto a la mayoría de estos hombres en sus celdas. Entonces, ¿por qué esconderían al asesino de su hijo? La mayoría de estos hombres lo elogiarían. Esconderlo no tiene mucho sentido. Especialmente si fueron en contra de la demanda de Gregory y lo arrestaron cuando se suponía que debían disparar a matar. Sin hacer preguntas. Un hombre muerto no puede defenderse. —No estoy seguro. Lo mejor que se me ocurre es que saben que enviaría a alguien para terminar el trabajo que no pudieron hacer. Asiento en señal de comprensión. —Entendido. Se levanta, obteniendo lo que quería de mí.

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—Una vez que esté hecho, serás liberado. Tienes mi palabra. Nadie sabrá que alguna vez sucedió. —Al salir de la habitación, entra un oficial de policía y me ayuda a levantarme. Me guía por un pasillo y me lleva a una zona abierta. Tiene dos pisos y un puesto de guardia en el centro. Alguien silba y veo a un tipo apoyado en los barrotes de su celda. Me lanza un beso. Sonrío mientras el oficial me detiene. Abre la celda y entro, me quita las esposas y me encierra dentro. —Ya era hora. Dándome la vuelta, veo a Matt sentado en la litera superior. Se baja de un salto. —¿Dónde has estado? Lo ignoro. —¿Este era tu plan? ¿Encerrarte conmigo en una pequeña celda? — Él no sabía más que yo lo que implicaría la misión, pero me gusta lanzarle mierda. Se encoge de hombros. —Si estás aquí, no estás allí. Dando un paso adelante, digo. —Puede que no me la esté follando ahora mismo, pero lo haré en cuanto salgamos de aquí. —Hijo de… Agarro su cabeza y la golpeo contra la pared de ladrillos blancos a mi izquierda. La sangre sale al instante de su nariz, cubriendo la pared. Lo hago de nuevo. Y otra vez. Escucho a los guardias gritar desde su puesto, y los reclusos empiezan a alzar la voz mientras yo empujo a Matt al suelo y pateo su rostro, tirándolo hacia atrás y haciendo volar la sangre. La celda se abre y me tiran al suelo, donde me esposan de nuevo. Sonrío cuando me sacan de allí y me llevan a la celda de aislamiento. No estoy aquí para jugar a los compañeros de piso con Matt. Estoy aquí para hacer un trabajo y volver con Blake.

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BLAKELY Ryat lleva tres días desaparecido. Y cada día que pasa sin saber nada de él me hace enojar aún más. ¿Esto es lo que las personas quieren decir cuando dicen que fueron fantasma? Quiero decir, nadie desaparece así sin más. Pero es como un puf, desapareció. Casi como si el hijo de puta nunca hubiera existido. No duermo por la noche. No puedo concentrarme en las clases. No es porque lo extrañe. Es porque estoy jodidamente enojada. Paso cada segundo del día pensando en lo que le diré si lo vuelvo a ver. Y ninguna de esas cosas son buenas. —¿Hola? —Sarah entra en mi habitación. La miro desde la cama. Estoy viendo un documental de asesinos en serie. Me está dando ideas sobre qué hacer con él mientras duerme si alguna vez regresa. —Hola. —No le he hablado mucho. Ella y Gunner se quedan aquí, pero no los veo a menudo. Están demasiado ocupados follando la mayor parte del tiempo en su habitación. Lo sé porque puedo escucharlos. —Vamos a salir a cenar. ¿Quieres venir con nosotros? —pregunta. —No, gracias. —No tengo ganas de comer nada. Ella suspira. —Gunner dice que esto es solo parte de ser un Lord. —Tomo nota. —La despido, mirando mi televisor. —Blakely… —No quiero ser grosera, pero quiero que me dejen tranquila —la interrumpo. Asintiendo, se da la vuelta y cierra mi puerta haciendo lo que le pido. Hundiéndome más en la cama, levanto el celular que está a mi lado. Busco su contacto y paso el dedo por encima del número. La batalla interna de querer decir vete a la mierda y por favor, habla conmigo están a la par en mi mente ahora mismo. Y por supuesto, como la perra tonta que soy, pulso el botón de llamar. Se ha comunicado con Ryat… Finalizo la llamada y arrojo mi celular al otro

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lado de la habitación en el momento en que su buzón de voz contesta, soltando un grito. Obviamente, no tiene intención de tener ningún contacto con el mundo exterior, incluida yo. Me acuesto boca abajo, presiono mi cabeza en la almohada y vuelvo a gritar, esta vez tan fuerte como puedo. Odio que me ignoren. Es lo que más me molesta y lo que Matt haría en el momento en que le hiciera una pregunta que no quisiera responder.

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Capítulo 28 RYAT Traducido por OnlyNess Corregido @mar.ca.sim

Nunca me he preocupado realmente por las personas, así que el hecho de que haya estado en confinamiento solitario, también conocido como segregación administrativa, durante cinco días ya no me molesta. Pero lo que sí me molesta, es que estoy lejos de Blake. Ni siquiera puedo mentirme a mí mismo. Me he acostumbrado a estar con ella todo el tiempo. Y el sexo, joder, anhelo su aroma, su tacto y su maldito dulce cuerpo. Estoy en un bloque de hormigón de seis por nueve sin ventana durante veintitrés horas al día. Ni siquiera tengo barrotes en la puerta. Es de acero con una ranura por la que me dan la comida. Esta es la única vez en mi vida que desearía ser el tipo de persona que necesita dormir mucho, para poder al menos dormir toda la noche. Pero no, estoy despierto la mayor parte del tiempo. Una vez me dijeron que cuando los hombres se encuentran en situaciones como la mía, escriben novelas en su cabeza. O resuelven problemas matemáticos o cantan canciones para mantenerse ocupados y ayudar a pasar el tiempo. Los que están retenidos aquí durante largos periodos de tiempo pueden comenzar a alucinar. ¿Yo? Paso cada segundo de cada día recordando mi fin de semana en la cabaña con Blake. —¡Smith! —Me incorporo y veo cómo se abre la puerta. Entra el guardia que conozco con el nombre de Henry. Unos grilletes cuelgan de sus puños—. Hora de la ducha. —Me sonríe.

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BLAKELY Estoy acostada en la cama, algo que parece que hago sin parar. Si no estoy en una clase, aquí es donde estoy, viendo la televisión sola. Gunner y Sarah están en una fiesta esta noche en la casa de los Lords. Ella me invitó, pero le dije que no gracias. Prefiero emborracharme sola en mi cama, sin más ropa que una camiseta. En lugar de tener que maquillarme y fingir que me gustan las personas en este momento. Ryat hace que odie el mundo. Ya han pasado seis días desde que se fue. Y todavía no hay ningún maldito contacto. Pero da igual, me digo a mí misma que lo he superado. Con el tiempo, comenzaré a creerlo. Escucho un sonido procedente del otro lado de la puerta de mi habitación y silencio la televisión. —¿Sarah? —llamo. Un rápido vistazo a mi celular me indica que aún no es medianoche. Es imposible que hayan vuelto. Me encojo de hombros y vuelvo a poner el sonido cuando se abre la puerta. Miro fijamente un par de ojos esmeraldas que no he visto en casi una semana. Ryat está allí, vestido con la misma ropa que llevaba la última vez que lo vi. Tiene un corte sobre el ojo, cubierto de sangre seca. El labio inferior roto y los nudillos agrietados. Mis ojos se entrecierran cuando mi corazón comienza a acelerarse. Odio que me importe su aspecto. El hecho de que haya estado en una pelea me da ganas de hacerle un millón de preguntas, pero sé que no va a responder ninguna. Entra en mi habitación y cierra la puerta detrás de él. —Me voy a duchar —anuncia y entra en mi cuarto de baño. —¿Qué…? —Me quedo sin palabras y me levanto de un salto de mi cama para entrar en el baño. Está inclinado dentro de mi ducha, abriendo el grifo. —Lárgate de mi apartamento —ordeno.

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En vez de hacer lo que le digo, se endereza y se quita la camiseta dejando su pecho al descubierto. Mis ojos se posan en el hematoma que tiene sobre las costillas. Parece una maldita bota. Jesús, ¿qué diablos ha estado haciendo? Dándome la espalda, desabrocha sus jeans y los desliza por sus piernas junto con sus bóxers. Tiene más hematomas en sus piernas y espalda. Trago saliva con nerviosismo y estoy por dar un paso hacia él, pero vuelve a abrir la puerta de la ducha y entra. Colocándose debajo del rociador, apoya las manos en la pared y baja la cabeza. Veo cómo su estómago se hunde mientras respira profundamente, haciendo que sus costillas sean más prominentes. Parece estar sufriendo. Tomando una decisión, sabiendo que probablemente me arrepentiré más tarde, me quito la camiseta, la ropa interior y entro. Coloco mis manos en su espalda y se pone rígido bajo mi toque. —¿Estás bien? —le pregunto en voz baja, sabiendo que es una pregunta estúpida, pero necesito que me asegure que lo está. En lugar de eso, se da la vuelta para mirarme y tropieza conmigo. Lo atrapo, pero sus rodillas ceden y no soy lo suficientemente fuerte para sujetarlo. Caigo al suelo de la ducha con él, apoya la cabeza en la pared, cerrando los ojos. —Estoy muy cansado —murmura. El agua del cabezal de la ducha de arriba nos golpea, haciéndome parpadear rápidamente. —¿Qué te pasó? —pregunto, quitando el cabello mojado de mi rostro y apartando la cabeza para no estar directamente debajo del agua. Su cabeza cae hacia la derecha, abre sus pesados ojos, encontrándose con los míos. —No es nada. Solo necesito dormir. Mis dientes rechinan ante su mentira. Es obvio que le han dado una paliza. Lleva casi una semana fuera. ¿Incluso durmió algo? —¿Ryat…? —Estoy bien, Blake. —Da una palmadita en mi muslo—. Solo quiero asearme e irme a la cama. Dejando escapar un profundo suspiro, asiento.

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—De acuerdo.

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Capítulo 29 RYAT Traducido por OnlyNess Corregido @mar.ca.sim

Algo duro golpea mi espalda, dejándome sin aliento. Me empujan y caigo de rodillas mientras sujetan mi rostro contra el suelo mojado de la ducha. Con la cabeza hacia un lado, miro fijamente un par de ojos marrones sin vida. El tatuaje de la estrella china en su rostro. Erik Bates. ¡Te tengo! ¡Maté al hijo de puta! Me costó varios días de aislamiento, pero solo necesitaba una inyección, y la tomé. No soy estúpido. Alguien preparó esto y se aseguró de que yo estuviera aquí al mismo tiempo que él. Ni siquiera tuve la oportunidad de desvestirme. En el momento en que lo vi, aproveché la oportunidad. Me levantan de un tirón y me arrastran fuera de las duchas, por el pasillo, y de vuelta a mi celda. Quitan el grillete de mi cintura, pero dejan mis manos esposadas delante de mí. Abren la puerta y me empujan hacia adentro. La puerta se cierra detrás de mí y se bloquea. Al levantar la vista, veo a un hombre sentado en mi cama al que no reconozco. Arqueando una ceja, pregunto: —¿Desde cuándo asignan compañeros de habitación durante el aislamiento? Él mete la mano debajo de mi almohada y saca un cuchillo corto que no estaba allí antes. —Es increíble lo que nos permiten hacer cuando necesitan que nos encarguemos de algo.

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No se me escapa el hecho de que los guardias me hayan arrojado aquí todavía esposado. Esto es una trampa. Igual que aquella en la que maté a cara de mierda. —¿Quién te envió? —pregunto. No fue Gregory. Hice lo que firmé. Si se volvía contra mí, sería despedido. El hombre sonríe, mostrando sus feos dientes marrones. Lleva un tiempo en la cárcel. Seguramente un condenado a perpetua. —Digamos que un amigo quiere que te envíe un mensaje. —¿Amigo? Se levanta, y yo doy un paso atrás, pero no hay ningún sitio al que pueda ir en esta caja de hormigón. —No sé qué hiciste, pero quiere que sufras. ¡Maldito Matt! Tiene que ser él. Lo golpeé y lo dejé en nuestra celda. Obviamente ha estado haciendo amigos mientras yo he estado aquí solo. Bien por él. La comisura de mis labios se levanta con una sonrisa cuando confieso. —Me follé a su chica. Se ríe suavemente. —Con eso basta. —Levantando el cuchillo y lo mira. Estoy seguro de que, si me corta con él, necesitaré una vacuna contra el tétanos después por lo descolorido que está. Definitivamente no soy la primera persona con la que se va a usar—. ¿Valió la pena el coño? —Sus ojos se encuentran con los míos. —¡Absolutamente! Arremete contra mí, golpeando mi espalda contra la puerta de acero. Baja el cuchillo hacia mi costado y consigo esquivarlo, pero su mano libre golpea mis costillas dejándome sin aliento. Da un paso atrás, y yo me doblo. —Parece que debería probarlo. —Se ríe mientras toso—. Me ha ofrecido un trozo cuando acabe contigo. —Lo fulmino con la mirada—. ¿Morena? ¿Ojos azules? No entendí su nombre. Eso no es importante de todos modos. Ella será mi perra… Corro hacia él, encorvado, y mi hombro golpea su abdomen, empujando su espalda contra la pared opuesta. El pequeño espacio no me permitió tanto impulso, pero es todo lo que tengo. El cuchillo resuena en el suelo y voy a golpearlo, pero las esposas lo dificultan. Voy a tener que llevarlo al suelo.

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Su puño conecta con mi pecho y mis rodillas se doblan, tirándome al suelo. Intentando recuperar las fuerzas, lo escucho reír mientras se coloca encima de mí. —Dijo que también tiene unas buenas tetas. Veo el cuchillo a mi lado. Agarrándolo, lo clavo en la parte superior de su pie. —Las tiene. Él echa la cabeza hacia atrás, gritando, me pongo de pie, dándole un rodillazo en el estómago. Se dobla y lo empujo al suelo. Boca abajo. Me pongo a horcajadas sobre su espalda y rodeo su cuello con las manos esposadas, tirando hacia atrás, cortando su suministro de aire. El sonido de su gorgoteo mientras forcejea conmigo llena mi celda. Pero no cederé. No hasta que este hijo de puta esté muerto, porque estoy seguro de que no dejaré que nadie se acerque a ella. Ella es mía. Tendré que recordárselo a Matt. Su cuerpo se debilita y no tarda en desplomarse contra el suelo. Sigo tirando como si mi vida dependiera de eso, las apretadas esposas pellizcan mi piel, cuando escucho el chirrido de la puerta al abrirse. Al levantar la vista, veo a Gregory entrar en mi celda. —¿Qué diablos? —pregunta, con los ojos muy abiertos puestos en el tipo sobre el que estoy sentado. —¿Está muerto? —gruño. Se arrodilla junto a él y presiona los dedos en su cuello. —Sí —responde. Lo suelto y ruedo sobre él hacia mi costado, dejando escapar un largo suspiro. —¿Quién es el siguiente? —pregunto en broma, pero él no se ríe. Entonces mis pesados ojos se cierran.

Al despertar, mis ojos tardan un segundo en enfocar a Blakely, que duerme a mi lado. Extiendo mi mano y la paso por su cabello oscuro extendido sobre la almohada. El maldito Matt intentó matarme mientras estábamos encerrados. Eso no puede quedar impune. Hay muchas cosas que puedo pasar por alto, pero

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eso seguro que no es una de ellas. Pagará por eso. Y conozco la mejor venganza. Ella está acostada frente a mí. Empujo las mantas hacia abajo, descubriendo su espalda, al ver que está desnuda. Tenía muchas ganas de follar con ella en cuanto volví, pero mi cuerpo no lo permitía. Apenas podía ducharme, y mucho menos dominarla, pero ahora me siento mejor. Recargado. La luz que se filtra en su habitación me dice que es temprano en la mañana. También es domingo, lo que significa que tengo todo el día con ella. Paso la mano por su espalda y la deslizo por su trasero antes de darle una pequeña palmada. Ella se mueve, soltando un gemido. Me acerco a ella y deslizo mi mano entre sus piernas para encontrar su coño. Ella intenta rodar sobre su espalda, pero uso mi mano libre, para presionar su estómago contra la cama. —¿Ryat? —susurra. Apoyando mis labios en su espalda, beso suavemente su suave piel mientras separo los pliegues de su coño con la otra mano. Introduzco un dedo dentro de ella, y ni siquiera está cerca de donde quiero que esté. Beso mi camino hasta su cuello, donde muerdo su piel, haciéndola temblar. —¿Ryat? —habla, sonando mucho más alerta. —Despierta, pequeña —susurro, introduciendo mi dedo dentro de ella de nuevo. —¿Qué? —Intenta darse la vuelta, pero la empujo hacia su estómago—. ¡Ryat! — grita, haciéndome sonreír—. Estoy muy enojada contigo. —Bien. —Retiro mis manos de sus piernas y me siento entre ellas, separándolas con mis rodillas. Ella se levanta sobre sus manos, y las sujeto con una mano colocándolas sobre su espalda. Le doy una palmada en el trasero con la otra mientras su rostro cae sobre la almohada. —Qué te den, Ryat —sisea, su cuerpo lucha debajo del mío. Me río entre dientes. —Voy a hacerlo. —Mi mano vuelve a meterse entre sus piernas, y sonrío al ver que se está poniendo más húmeda—. Me has extrañado.

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—Te odio —gruñe. —Puedo vivir con eso. —Introduzco un segundo dedo, y ella emite un sonido entre gruñido y gemido, su cuerpo se balancea hacia adelante y hacia atrás—. Eso es, Blake. Monta mis dedos como una buena putita. Muéstrame lo mucho que quieres que te follen. Su espalda se arquea más ante mis palabras, y su coño se humedece aún más. Pensar en el tipo de mi celda me hace enfadar. El hecho de que Matt se la haya ofrecido a ese hombre a cambio de deshacerse de mí, me hace perder la cabeza. ¿A cuántos enviará tras de mí para llegar hasta ella? Que alguien siquiera intente follar lo que es mío. Mi polla es la única que ha estado aquí. Y va a seguir siendo así. Quitando mis dedos, ella se hunde sobre la cama. Agarro mi polla y la empujo dentro de ella, sin más juegos. ¡Quiero follar! —¡Este coño es mío! —le digo. —Ajá. —Ella gime y acepta—. Tuyo. Salgo de ella y la embisto con fuerza, forzando un grito de sus labios. —Recuerda eso, Blake. —Lo hago de nuevo—. No olvides nunca quién es tu dueño. —Nunca. —Ella llora. Por suerte, tengo mucho tiempo para recordárselo en caso de que se olvide de eso.

Me encuentro en la cocina comiendo un yogurt sin más ropa que una toalla envuelta alrededor de mis caderas. —Tenemos una ceremonia el próximo fin de semana —digo en voz alta para que Blakely pueda escucharme desde su habitación. Ella asoma la cabeza por la puerta abierta. Me doy cuenta de que sigue enfadada conmigo, pero al mismo tiempo siente curiosidad. —¿Ceremonia? ¿Otra? —Arquea una ceja—. ¿En la catedral? —No. —Niego con la cabeza—. Esta es en la casa de los Lords.

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Saliendo de su habitación, ajusta la toalla debajo de sus axilas, dándome un vistazo rápido de sus tetas. Me vine en ellas hace una hora, antes de que nos ducháramos por tercera vez desde que regresé anoche. —¿Para qué es? —Es para exhibirte —le digo con sinceridad. Ella muerde su labio inferior con nerviosismo, dejando caer los ojos para mirar sus pies descalzos. —¿Tengo que… hacer algo? Se refiere a lo sexual. —Solo sé mía —digo simplemente. Asintiendo, se da la vuelta y regresa a su habitación. Tomo otro bocado de yogurt mientras escucho una llave en la puerta principal de su apartamento. Se abre segundos después. Espero que sean Sarah y Gunner, pero en su lugar entra una mujer muy rubia. Sus ojos verdes me encuentran al instante. Se dirigen a la toalla envuelta en mis caderas, que no dejan mucho a la imaginación. Suben lentamente por mi V, deteniéndose en mis abdominales y subiendo hasta mi pecho. Cuando se encuentran con mis ojos nuevamente, los suyos se entrecierran como si yo estuviera fuera de lugar aquí. —¿Quién diablos eres tú? —ella exige. Tomo otro bocado de mi yogurt. —¿Quién diablos eres tú? —pregunto, aunque ya lo sé. —¿Qué debo llevar…? —Blakely se queda sin palabras mientras sale de su habitación. Sus ojos, muy abiertos, se dirigen a la mujer—. ¿Mamá? —grita—. ¿Qué estás haciendo aquí? —Blakely —sisea la mujer cuando sus ojos se dirigen a su hija. Se detienen en las marcas de mordiscos y chupetones que salpican su cuello y descienden por sus brazos. Luego bajan a sus piernas. He dejado marcas por todo el cuerpo de mi chica—. ¿Qué diablos está pasando aquí? Blakley me mira, con la boca abierta y los ojos todavía del tamaño de una moneda. Termino el yogurt y tiro el pote a la basura. Paso junto a su madre y me acerco a Blake. Acariciando su rostro, me inclino y beso suavemente su frente.

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—No tardes mucho. —Luego entro en el dormitorio y cierro la puerta detrás de mí.

BLAKELY —Mamá —jadeo—. ¿Qué estás haciendo aquí? —pregunto, parpadeando. El hecho de que Ryat besara mi frente me sacó de mi trance. —¡Parece que he llegado justo a tiempo! —espeta, poniendo las manos en sus caderas—. ¿Quién mierda era ese, y qué has estado haciendo con él? Pongo los ojos en blanco. —Eso no es de tu incumbencia… Su risa áspera me interrumpe. —Yo pago este apartamento y esta universidad, jovencita. Todo lo que haces es asunto mío. Y te he estado llamando. ¿Es por eso que no has contestado? ¿Porque has estado con él? Frunzo el ceño. —No he recibido ninguna llamada tuya. —Como si me creyera eso. —Ella resopla—. ¿Dónde diablos está Matt? —Sus ojos verdes buscan en el apartamento como si lo tuviera escondido en alguna parte. Que si hubiera estado metida en este apartamento follando con él y Ryat. Aprieto mis manos en puños. —Ya no estamos juntos. Te dije que lo dejé. Me estaba engañando. — Mi voz se eleva. —¡Y yo te dije que igual te casarías con él! —grita. Levanto las manos. —Sabes qué, no voy a hacer esto. —Después de que Ryat desapareciera y volviera a aparecer casi muerto a golpes y actuando como si nada hubiera pasado. Aunque me haya despertado y follado toda la mañana, todavía estoy enojada. Con él, con ella, y conmigo misma por permitir que todo esto sucediera—. No puedes obligarme a estar con él. No lo haré. —Solo necesito llegar a la graduación. Entonces huiré. Para

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entonces puedo ahorrar suficiente dinero para escapar sin que ellos lo sepan. Sacaré un poco de dinero cada día, así no me veré obligada a usar mi tarjeta y dejar un rastro. —¿Qué? ¿Crees que ese tipo de ahí es mejor que Matt? —exige, señalando la puerta cerrada de mi habitación—. Él no te quiere. Me estremezco ante sus palabras. Aunque sé que son ciertas, odio que actúe como si nadie pudiera hacerlo. Hace que parezca que Matt es mi mejor opción y que debería conformarme con eso. —No te preocupes, mamá. No lo llevaré a casa para las vacaciones. Es solo sexo. Ella abofetea mi rostro, haciéndome jadear en estado de shock. —Pequeña zorra desagradecida… Escucho que la puerta del dormitorio se abre detrás de mí, y mi madre da un paso atrás cuando Ryat sale furioso. Él envuelve la mano alrededor de su garganta, golpeándola contra la pared. —¡No vuelvas a tocarla! —La separa de la pared y la vuelve a empujar contra ella, haciendo que una foto donde estamos Sarah y yo caiga de la pared a su lado y que el vidrio se rompa en el piso junto a ellos. Acerca su rostro al de ella y le pregunta—: ¿Lo entiendes? Ella asiente lo mejor que puede, agarrando con las manos su antebrazo con los ojos muy abiertos. Él le corta el suministro de aire. —Blake no responderá tus llamadas ni devolverá los mensajes. Así que deja de intentarlo. —La suelta—. Ahora lárgate —le ordena mientras ella frota su cuello. —No acepto órdenes… Él agarra su cabello y ella grita mientras la arrastra por la habitación hasta la puerta principal. Abriéndola, la empuja hacia el pasillo. —Hijo de… —¡Jodidamente no vuelvas! —Luego le cierra la puerta en la cara y procede a cerrarla—. Haré que cambien las cerraduras hoy. Me quedo donde estoy, con la mano sobre mi mejilla palpitante y mis ojos llenos de lágrimas. Él se gira para acercarse de nuevo a mí. —¿Estás bien? —pregunta, tomando mi barbilla y obligándome a levantar la vista.

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—Sí —miento, avergonzada por lo que ella hizo. Mi madre nunca me había golpeado. Ojalá supiera cuál es su obsesión con Matt. —¿Estás segura? —Sus ojos esmeraldas examinan los míos antes de bajar a mi rostro enrojecido. Asiento, apartando la mirada de él, y susurro: —Gracias. Se acerca a mí y me obliga suavemente a levantar la vista una vez más. No puedo verlo a través de las lágrimas que me niego a dejar caer, pero parece preocupado. —No la necesitas, Blake. No cuando me tienes a mí. —Luego, inclinándose hacia delante, besa mi frente antes de tirar de mí hacia el dormitorio para comenzar la cuarta ronda. Odio pensarlo, pero es obvio que regresó justo a tiempo.

207 Estoy caminando por el pasillo en Barrington con Sarah el lunes por la mañana cuando le pregunto: —¿Me has enviado mensajes últimamente? Ella frunce el ceño. —No desde el otro fin de semana. ¿Por qué? No he recibido ninguno de ella, pero también se ha quedado en el apartamento. Excepto el sábado por la noche. Ella y Gunner no volvieron después de irse a la fiesta en casa de los Lords. Algo me dice que Gunner sabía que Ryat había vuelto y quiso dejarnos solos—. Bueno, mi madre se presentó en nuestro apartamento ayer por la mañana… —¿Ella qué? —grita—. ¿Qué quería? —Bueno, esa es la cuestión. Dijo que me había estado llamando y enviando mensajes de texto, pero no he recibido ninguno. Y sé que dijiste que me estabas enviando un mensaje de texto cuando Ryat y yo estábamos en la cabaña, y no respondí. Ella asiente.

—Estallé tu teléfono y nada. Acomodo los libros en mi mano. —Eso es raro… ¿verdad? Ella se encoge de hombros. —Yo lo llamo una bendición. Bueno, no el hecho de que mis llamadas no te llegaran, pero definitivamente sí con respecto a las de tu madre. —¿Pero no debería haber llegado tu mensaje una vez que tuve servicio? — cuestiono, pensando en voz alta. —Puede ser. Supongo que depende del tiempo que hayas estado sin él. Estuviste fuera todo el fin de semana. —Pero… —Sí funcionaba. Hablé con Ryat mientras estaba allí. Lo había llamado y luego recibí ese mensaje de su parte. ¿Estaba sin batería cuando lo enchufé esa noche? No puedo recordar. Cuando estoy con Ryat, exige toda mi atención—. ¿Podrías llamarme ahora? —pregunto. —Claro. —Nos detenemos y ella saca su celular del bolsillo trasero. Va a sus llamadas recientes y pulsa llamar a mi número. El mío comienza a sonar inmediatamente. —Hmm. —Rechazo la llamada. —Ves, como dije. Es una bendición que te pierdas sus llamadas — bromea. —Supongo que sí —añado con escepticismo. Me parece extraño. —Entonces, ¿qué más tenía que decir ella? —continúa. —Mucho. Nos encontró a Ryat y a mí envueltos en toallas recién salidos de la ducha. Echa la cabeza hacia atrás, riendo. —Eso jodidamente es oro. Ojalá hubiera estado allí para verlo. ¿Qué es lo que tenía que decir sobre eso? —Se fue contra mí. Dijo que todavía me casaría con Matt… —No quiero decirle que mi madre me abofeteó. Ya fue bastante vergonzoso que Ryat estuviera allí. —Dios, es una perra. —Suspira. Se gira para mirarme de frente y sonríe suavemente—. Me alegro de que tengas a Ryat. No importa la situación que tengas con él, es mucho mejor para ti que el cara de mierda.

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Quiero decir —continúa—, el tipo apenas te ha dejado sola desde la ceremonia de votos. A no ser que los Lords reclamen su atención. Sabes con certeza que ese tipo no está por ahí follando con cualquiera, y eso es más de lo que Matt ha hecho por ti. No se equivoca en cuanto a que no me ignora como lo hizo Matt en el pasado, pero eso no significa que Ryat no se esté follando a otras mujeres, ¿verdad? ¿Puedo incluso llamarlo engaño si lo hizo? Quiero decir, esto no es una relación en sí. Es más bien un entendimiento. Yo soy suya y él es… ¿mío? Entonces tengo un nuevo pensamiento. ¿Qué pasaría si los Lords lo hicieran vivir con alguien más para su asignación? Ha pasado cada segundo conmigo, así que no sería descabellado pensar que le hicieran hacer lo mismo con otra persona, ¿verdad? Los celos se deslizan por mi espalda y hacen que mi sangre comience a hervir. Aunque no tengo derecho a llamarlo mío, la idea de que toque a otra persona me enfurece. Trago la bilis que quiere surgir ante ese pensamiento. —¿Cómo están Gunner y tú? —pregunto, cambiando de tema. Intento decirme a mí misma que no importa. No lo quiero, y nunca me dirá nada respecto a los Lords. —Dios, chica… —Lame sus labios, y empezamos a caminar de nuevo—. Tan jodidamente bien. Me río. —El sexo es tan bueno, ¿eh? —Tuve que escucharlos follar como conejos mientras se quedaron en el apartamento la semana pasada cuando Ryat no estaba. —Absolutamente. El hombre sabe lo que hace. —Nos acercamos a la puerta para nuestra clase y nos detenemos—. Anoche, literalmente me asfixió. Mis ojos se agrandan. —¿Como durante el sexo? —Eso es lo que prácticamente me hizo Ryat cuando estábamos en el bosque. Ella asiente. —Tiene esta obsesión con el juego de la respiración. ¿Juego de la respiración? ¿Es algún tipo de perversión?

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—Cien por cien caliente como la mierda. Me vine tan fuerte antes de desmayarme. —Con eso, ella abre la puerta para entrar a clase. —¿Blake? —Escucho que me llaman por mi nombre. Sin tener que mirar, sé quién es. —Ahora mismo regreso —le informo a Sarah. Dándome la vuelta, veo que Ryat se acerca a mí, guardando su celular en el bolsillo. Va vestido con unos jeans, una camiseta blanca lisa y una gorra de béisbol al revés. Ningún hombre debería verse tan bien vestido de manera tan informal. Odio estar enojada con él y querer follarlo al mismo tiempo. —¿Qué pasa? —pregunto, cruzando los brazos sobre mi pecho. ¿Y si todo esto es un gran juego que estoy jugando con ellos? Sé que me eligió por Matt, pero ¿y si Matt le dijo que me eligiera a mí? ¿Y si esta es su manera de joderme? Ryat ha sido demasiado comprensivo con lo que quiero. En su momento, pensé que realmente parecía importarle, pero ¿y si no es así? Entonces se levanta y me deja sin ninguna explicación. Y vuelve como si nunca hubiera sucedido. —Me iré esta noche. Todos los pensamientos que acababa de tener sobre que no había follado con otra persona se hicieron añicos con esas cuatro palabras. ¿Realmente pensé que era la única? Es un maldito Lord. Me dijeron que pueden hacer lo que quieran; su juramento les dice eso. —Por supuesto. —Resoplo, haciéndole fruncir el ceño—. Déjame adivinar, ¿los Lords? —No. Es personal. De acuerdo, morderé y seré una perra entrometida. —¿A dónde vas? —Ha surgido algo —responde vagamente. ¿Cómo no he visto esto? ¿Cuántas veces ha ignorado mis preguntas? ¿O surge algo misteriosamente? Apuesto a que es otra mujer. Menos mal que no lo amo. No seré esa perra tonta que se cree todo lo que un chico me dice porque quiero que sea alguien que no es. Odio lo mucho que mi madre tenía razón. —De acuerdo. —Extiendo mi mano para abrir la puerta, pero él se para delante de mí, bloqueándola—. Ryat…

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—¿Qué pasa? —me interrumpe, escudriñando mi rostro. —Nada —miento. Suspira con fuerza. —No dejes que tu madre te afecte, Blake. Me abstengo de resoplar. Por supuesto, él cree que está relacionado con ella. Puede que mi madre sea una perra, pero nunca me hizo pensar que fuera otra persona. Él es la broma. El mentiroso. Y yo soy la tonta que nunca lo ha cuestionado. En lugar de corregirlo, asiento con la cabeza. —Lo superaré. Se aparta de mi camino y abre la puerta para mí. —Te veré por la mañana. Sin responder a eso, entro a clase y me dirijo a mi asiento junto a Sarah. Ella está escribiendo en su celular. Saco el mío del bolsillo, abro el navegador y busco juegos de respiración. Investigando un poco, espero que eso me ayude a quitar la mierda de mi mente.

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Capítulo 30 RYAT Traducido por OnlyNess Corregido @mar.ca.sim

Entro a la oficina en el centro de Dallas con mi abogado detrás de mí y miro alrededor del espacio abandonado. No hay nadie a estas horas. Es pasada la medianoche. Se trata de una reunión extraoficial, como cuando estuve aquí la última vez. Caminando por el largo pasillo, escucho risas procedentes de la última oficina. Empujo la puerta para abrirla, entro y encuentro a mi padre y a otro hombre que conozco bien. —Ryat. —Él se pone de pie—. Me alegro de que puedas unirte a nosotros… —Se interrumpe al ver al hombre que entra detrás de mí. —Garrett —dice mi padre, poniéndose de pie y reconociendo a nuestro abogado. —Señor Archer. —Asiente con la cabeza, sosteniendo su maletín en la mano. Me dejo caer en una silla de respaldo alto junto a mi padre. —Soy yo quien ha convocado esta reunión. —Es hora de limar asperezas. Asegurarme de que las personas entiendan que lo que quiero lo conseguiré. Phil se sienta en su silla y suspira. Mi padre arquea una ceja hacia mí. —¿Por qué estamos aquí, Ryat? —Luego mira al abogado de la familia que tenemos desde antes de que yo naciera. Ya había tomado una decisión después de que Matt me jodiera mientras estábamos en la cárcel. Pero la maniobra de la madre de Blake solidificó mis pensamientos sobre lo que había hacer.

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—Supongo que es por mi esposa. Ella tuvo mucho que decir sobre ti hoy. —Phil Anderson se relaja en su asiento—. Dijo que le pusiste las manos encima, que la estrangulaste y la echaste del apartamento. —Lo hice. Después de que ella abofeteara a tu hija. Su mandíbula se tensa y golpea el escritorio con la mano. —Ella no mencionó esa parte. —¿Por qué no me sorprende? —Gruño. Esa perra no volverá a tocar a Blake—. Estoy aquí para hacer una oferta —digo, yendo al grano, levantando la mano hacia Garrett. El silencio cae sobre la habitación. La última vez que estuve en Nueva York, mi padre me preguntó cuánto pagaría por vencer a Matt. Nunca le di una respuesta definitiva porque no estaba muy seguro. Ahora lo estoy. Garrett coloca el maletín sobre el escritorio de Phil y lo abre, sacando una serie de papeles. El señor Anderson se coloca las gafas y lee por encima. —No entiendo… —Quinientos mil. —Lo interrumpo para que no tenga que buscarlo. Se aclara la garganta, se quita las gafas y me mira. —Los Winston… —Que se jodan los Winston —espeto. No hay ningún contrato firmado que establezca que Blake tiene que casarse con Matt. Lo sé, hice mis deberes para asegurarme—. La quiero a ella. —Ya me la entregó una vez, ordenando que la convirtiera en mi elegida. No creí que esto fuera a ser difícil, pero vine preparado por si acaso. Inclina la cabeza hacia un lado. —¿Por cuánto tiempo exactamente? —Garrett —ordeno, y él saca otro conjunto de papeles y los deja sobre el escritorio del hombre. Volviendo a colocarse las gafas, el señor Anderson los recoge y comienza a leerlos por encima también. —Matrimonio —digo simplemente. Mi padre no interviene, lo que significa que ha reflexionado y no va a discutir conmigo. Pero no creo que entienda lo que significa. No es un arreglo

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temporal. Me casaré con Blake, y ella será mi esposa para siempre. No me casaré con Cindy Phil me mira a través de sus oscuras pestañas. —Y el acuerdo con… —¿Firmaste un acuerdo con los Winston? —pregunto, sabiendo ya la respuesta. —Por supuesto que no. —Resopla—. Eso fue cosa de mi mujer. Exactamente. —Fue solo un acuerdo verbal. —Me encojo de hombros—. No es como si pudiera demandarte por eso. Y si fuera tan importante para ti, no me habrías obligado a elegirla como mi elegida en primer lugar. Aparta la vista de mí y mira la foto de Blakely que está sobre su escritorio. La toma y respira profundamente. Me siento más erguido, apoyando los codos en mis rodillas. —El imperio de los Winston se está desmoronando. Kimberly, la madre de Matt, acudió a tu mujer para intentar llegar a un acuerdo. —Pero ninguno de nosotros sabe cuál era el acuerdo exactamente—. Acudieron a los Anderson con la esperanza de forjar tu legado con el suyo. Para salvarlo. No al revés. —El padre de Matt quiere volar a lomo de la familia de Blakely. Casándose con ella, puede ayudar a dirigir el negocio. Un día su padre se jubilará, y Matt se hará cargo del cien por cien, asegurándose de mantener a los Winston como parte del uno por ciento—. No quiero tu empresa — añado—. Lo que decidas dejarle cuando estés muerto será de ella. Solo quiero a Blakely. —No estoy seguro de qué haría ella con la empresa de su padre. Es hija única, así que supongo que la vendería. Por lo que sé, ella nunca ha trabajado para él. —¿Un acuerdo prenupcial? —pregunta, queriendo asegurarse de que todo esté por escrito. Me río. —No habrá acuerdo prenupcial. —Eso implicaría que nuestro matrimonio fracasaría y eso no va a suceder—. Pero tengo un contrato… — Chasqueo los dedos a Garrett y él también lo saca de su maletín—. En estos papeles consta eso. —También me aseguré de dejar fuera la parte en la que puede follar con quien quiera como le dije a mi padre que añadiera a mi contrato con Cindy. Blakely solo follará y chupará mi polla.

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—Le llevó mucho tiempo aceptar su matrimonio con Matt. ¿Cómo la convencerías para que se case contigo? —pregunta su padre. —Ella lo aceptará. No tengo ninguna duda. —Me pongo de pie, listo para terminar con esto. Blakely no tiene ni idea de que he tenido que hacer un viaje rápido a Texas. Tuve que volar hoy a Nueva York para reunirme con Garrett y poner todo en orden, redactar los papeles, y luego tuvimos que volar hasta aquí para esta reunión. Quería acercarme a su padre, no al revés. Había revisado las cámaras de su apartamento de camino aquí, y estaba desmayada en su cama. —Ya tengo todo preparado, como puedes ver. —Garrett saca un bolígrafo de la chaqueta de su traje—. Todo lo que tienes que hacer es firmar. Si estás de acuerdo, por supuesto. Si no, podemos discutir sobre cualquier duda que tengas al respecto. —Soy directo en los contratos con lo que quiero y cómo lo quiero… solo ella—. Una vez que los firmes, transferiré el dinero a tu cuenta. Asiente, aceptando el destino de su única hija. Ella será mi esposa. Arruinaré a cualquiera que se interponga en mi camino. —¿Para cuándo quieres la boda? —Tan pronto como sea posible —respondo con sinceridad. —Pero los dos están en la universidad… —¿Por qué es eso un problema? —pregunto, inclinando la cabeza hacia un lado. Muchas personas se casan antes y durante la universidad. Ella no necesita asistir a Barrington después de que me gradúe este año. No necesita el título, y estoy jodidamente seguro de que no trabajará. Seré el único proveedor de nuestra familia. Blakely dependerá de mí para todo, y yo le daré a la mujer todo lo que quiera. —Simplemente me parece rápido. —Se encoge de hombros. —Bueno, estoy seguro de que, si tu mujer se saliera con la suya, Blakely ya estaría casada con Matt —gruño. Él suspira con fuerza, como si también lo creyera. El señor Anderson comienza a leer los contratos una vez más mientras mi padre habla. —Si esto es lo que quieres… —Lo es —digo con firmeza. Su padre se pone de pie y ajusta la chaqueta de su traje.

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—¿La amas? —pregunta. He pensado en esto un millón de veces desde que me encontré en una celda de la cárcel solo con mis pensamientos. Y todas las veces he llegado a la misma respuesta. ¡No! Dicen que el amor es paciente y amable. Yo no soy ninguna de esas cosas cuando se trata de Blakely. Soy controlador, posesivo, y locamente celoso. Lo que solo puede significar una cosa: ¡estoy obsesionado con ella! Hasta el punto de que quiero ocultarla del mundo. No quiero que otro hombre la mire, y mucho menos que hable con ella. Matt me ayudó a darme cuenta de eso. Así que, en lugar de mentirle a mi futuro suegro, le pregunto: —¿Amabas a Valerie cuando te casaste con ella? Coloca las manos en sus caderas y deja escapar un suspiro. Sé que tuvo un matrimonio concertado. Blakely no lo sabe, pero yo sí. —Aprendí a amarla con el tiempo —responde finalmente. Me acerco a su escritorio, pongo las palmas de las manos sobre él y me inclino. —Le prometo, señor Anderson, que Blakely estará en buenas manos. No necesito amarla para prometerle que la protegeré. Y eso es más de lo que haría Matt. Asiente para sí mismo un par de veces. —Tienes razón. Pero… —Hace una pausa—. No quiero el dinero. Firmaré todo. Ella será tuya. Pero no tomaré un centavo de ti por ella. Si ella decide casarse contigo, entonces es tuya. Sonrío. Oh, ella me elegirá sin duda. —Muy noble de tu parte. —No seré como Valerie. —Él niega con la cabeza. Extendiendo su mano derecha hacia mí, añade—: Bienvenido a la familia, hijo.

BLAKELY

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Estoy parada en mi cuarto de baño, pintando mis labios, cuando veo que la puerta se abre y entra Ryat. No le digo nada y vuelvo a mirarme en el espejo. Ya llego tarde. Me quedé dormida incluso con las alarmas. Mi cuerpo estaba tan exhausto que me las arreglé para dormir a pesar de mi enojo con él. Iba a saltarme la ducha, pero me di cuenta de que tenía que lavarme el cabello, así que me retrasé veinte minutos más. Se acerca por detrás de mí y sus ojos se posan en la toalla que envuelve mi cuerpo. Extiende la mano y me la quita. —No tengo tiempo —le informo, apartándome—. Llego tarde. —¿Y entonces? haciéndome saltar.

—Arquea

una

ceja,

golpeando

mi

trasero

y

—Entonces, ¡no puedo faltar a las clases! —Mi madre ya está enojada porque no me acuesto con Matt. Se volverá loca si se entera de que me estoy saltando las clases por culpa de Ryat. —Que se joda Barrington. —Agarra mis caderas y las aparta del mostrador. —Ryat… —Levanta una mano y agarra un puñado de mi cabello, haciéndome soltar un suspiro. Sus ojos se encuentran con los míos en el espejo, y su voz se convierte en un gruñido profundo. — Inclínate y separa tus malditas piernas, Blake. Mi corazón se acelera y la temperatura de mi cuerpo aumenta. Quiero decirle que se vaya al infierno. O que vuelva con quienquiera que haya pasado la noche. Pero por la forma en que brillan sus ojos esmeraldas, no lo hago. Tal vez estoy pensando demasiado en las cosas. Tal vez no estuvo con otra persona anoche. Si fuera así, ¿por qué iba a seguir deseándome? No es que solo salte sobre mí cuando Matt está cerca. De hecho, nunca lo vemos. —Blake —advierte, sacándome de mis propios pensamientos. Suelta mi cabello y me inclino sobre el mostrador, abriendo las piernas como me ordenó. La fría superficie del mostrador me hace temblar mientras él pasa su mano entre mis piernas. Cuando introduce un dedo en mí, me pongo de puntillas, gimiendo. Luego lo saca y escucho cómo desabrocha su cinturón y luego baja la

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cremallera. Es su forma de inspeccionar, para saber que estoy lo suficientemente mojada. Entonces la cabeza de su polla se abre paso dentro de mí. Estoy jadeando. Las palmas de mis manos están sobre el mostrador, junto a mi cabeza, mientras mis caderas se inclinan hacia un lado. No pierde ni un segundo. El sonido de mi pesada respiración llena la habitación mientras me folla. Aparto el cabello de mi rostro lo mejor que puedo, sabiendo que tendré que volver a maquillarme cuando agarra mi cabello y tira para enderezarme. Grito, mirándolo en el espejo mientras él baja sus labios hasta mi oreja, con sus ojos clavados en los míos. —Cásate conmigo. Quiero reírme, pero su polla está golpeando el lugar correcto, así que, en lugar de eso, me limito a mirarlo con ojos pesados mientras respiro agitadamente. Pasa su nariz por mi cuello y muerde mi clavícula mientras su mano libre recorre mi cuerpo, quemando mi piel. Masajea mi pecho y luego desliza su mano por mi cuello. Trago nerviosamente. Los pensamientos sobre lo que he encontrado mientras buscaba juegos de respiración entran en mi mente. Lamo mis labios, preguntándome cómo sería si me quitara la respiración. Como si pudiera leer mi mente, levanta la mano y la coloca sobre mi boca. Gimo, mi coño se aprieta a su alrededor. Respiro profundamente por la nariz, deseando que me quite eso también. ¿Por qué? ¿Por qué quiero que me traten como si fuera nada? Ojalá pudiera explicar lo mucho que mi cuerpo anhela ser dominado. Cuánto sueña mi mente con eso. —Cásate conmigo, Blake —dice de nuevo y luego tapa mi nariz. Mis ojos vuelven a encontrar los suyos en el espejo mientras mis oídos estallan y mi cuerpo se convulsiona. Succiono su mano mientras intento respirar por la boca. Acelera su ritmo, golpeando la parte delantera de mi cuerpo contra el mostrador, sabiendo que me lastimaría. Mis rodillas chocan contra los armarios. Levanto mis manos para agarrar su antebrazo, pero él no se mueve. Mis pulmones arden y mis ojos lloran. Sigue follándome, con sus ojos clavados en los míos a través del espejo, mientras comienzo a entrar en

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modo de pánico, pero mi cuerpo reacciona a medida que la sensación aumenta. Intento apartar su mano de mi rostro, pero él suelta mi cabello y desliza su mano libre entre el hueco de mis brazos y los coloca en mi espalda, inmovilizándolos mientras susurra: —Podrás respirar después de venirte para mí. Mi corazón se acelera y las lágrimas caen de mis ojos, pero la ola se acerca. Me va a arrastrar tan profundamente que no podré salir a la superficie. La habitación da vueltas y mis ojos se cierran justo cuando la presa se rompe y la ola me hunde. Tal y como sabía que sucedería.

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Capítulo 31 RYAT Traducido por OnlyNess Corregido @mar.ca.sim

Quito mi mano de su boca y su nariz justo cuando sus ojos se cierran. Ella toma una respiración entrecortada cuando salgo de su interior, levanto su cuerpo tembloroso y la llevo al dormitorio. La acuesto y me siento entre sus piernas separadas. Tiene los ojos abiertos, pero mira a su alrededor sin rumbo, tratando de orientarse. Tres años teniendo que abstenerte del sexo mientras ves a otros tenerlo jode tu mente. He leído sobre todas las perversiones y fetiches que se te puedan ocurrir. Además, cuanto más tiempo de abstinencia tengas, más sucia tendrá que ser tu imaginación para poder excitarte. La asfixia erótica puede ser muy peligrosa. Algunos prefieren desmayarse por completo. A otros les gusta que les corten el suministro de aire durante unos segundos. Y a algunos les gusta el aspecto físico de la asfixia. La sumisión total es lo que los excita. —Eres tan hermosa, Blake. —Me inclino y beso su mejilla, saboreando sus lágrimas. Volviendo a sentarme, introduzco mi dura polla en su empapado coño, haciendo que su tembloroso cuerpo se estremezca. La observo mientras mis caderas marcan un ritmo lento y constante, dándole la oportunidad de recuperar el aliento. Esos ojos azules comienzan a enfocarse un poco más cuando se posan en los míos. Ella se incorpora, envolviendo sus brazos alrededor de mi cuello para atraer mi cuerpo hacia el suyo. Inclinando su cabeza hacia un lado, beso su resbaladizo cuello. —¿Preparada? —le pregunto. —Sí —responde sin aliento. —Respira profundo —ordeno. Hace lo que le digo y vuelvo a colocar mi mano sobre su boca. No puedo tapar su nariz pellizcándola con mis dedos

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debido a la posición de mi mano, pero me aseguro de que mi palma la cubra también. Mis caderas aceleran el ritmo. Nuestros cuerpos colisionan mientras sus uñas se clavan en mi espalda, haciéndome soltar un siseo cuando siento que cortan mi piel. Ella arquea su espalda y cuello mientras mi cuerpo sigue inmovilizándola. Siento el calor de su respiración cuando intenta soltarla mientras su estrecho coño se aprieta sobre mí una vez más. Quitando la mano de su boca, me siento y sujeto su rostro con ambas manos. Está jadeando. —Mírame —le ordeno. Sus ojos vuelven a estar desenfocados y las lágrimas caen libremente hacia sus sienes. —¿Qué dices, pequeña? —pregunto, secándolas. Parpadea y sus bonitos ojos encuentran los míos. —¿Quieres ser su puta por el resto de tu vida, o quieres ser mi buena chica? —Esta es su única oportunidad de elegirme. No tengo ningún problema en engañarla u obligarla a ser mi esposa. Pero que ella elija estar conmigo antes que con él lo hace aún mejor. —Tuya —musita ella. —Mía —coincido. Me alejo de ella y sus brazos caen a los lados. Está débil, su cuerpo aún intenta bajar de su euforia. La coloco boca abajo y levanto sus caderas, abriendo sus piernas con las mías. Vuelvo a deslizarme dentro de su coño empapado y elevo su cuerpo hasta que está sentada horcajadas sobre mí. Agarro sus pechos con una mano, haciéndola gemir. Su cabeza cae sobre mi pecho mientras mi otra mano sube y cubre su boca una vez más, mis dedos pellizcan su nariz, y la follo, haciendo que la cama choque con la pared. Esta vez no demora mucho en comenzar a desvanecerse, su cuerpo ya está exhausto. Solo necesito unas cuantas embestidas más, y entonces me vengo dentro de ella. Retiro mi mano de su rostro y ella aspira profundamente, con su cuerpo aún flácido contra el mío. La acuesto con suavidad y la acomodo sobre su espalda, apoyando su cabeza en la almohada antes de levantarme. Me acerco a mi mochila y saco la caja. La abro y extraigo el anillo de

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compromiso de seis quilates de corte princesa que compré ayer en Nueva York, y lo coloco en su dedo. —Aquí tienes, para ser mía para siempre, Blake —le digo, observándola dormir.

BLAKELY Abro mis pesados ojos y veo que mi habitación está oscura. Gimiendo, me estiro y siento el dolor en mi cuerpo. Me quedo acostada, mirando al techo, y escucho el sonido de la lluvia golpeando la ventana. Es difícil de explicar, pero casi me siento como una persona nueva. Nunca me había venido con tanta intensidad en mi vida. Me sentía como si estuviera flotando. Los puntos salpicaban mi visión, y justo cuando creía que iba a desmayarme, él me soltaba y todo volvía a colapsar. Cada centímetro de mi cuerpo cosquilleaba. Era como el mejor estado de euforia que se podía alcanzar sin estar realmente drogado. Incluso ahora, mi cuerpo sigue sintiendo un ligero cosquilleo. Como si un fuego que no se puede apagar aún persistiera. Decidiendo que necesito levantarme, aparto las mantas y camino con piernas temblorosas hacia la puerta. Al abrirla, encuentro a Ryat sentado en el sofá, con el celular pegado a su oreja. Sus ojos esmeraldas me ven inmediatamente. —Ya te llamaré. —Finaliza la llamada, sin molestarse en esperar a que la persona al otro lado se despida. Se levanta y camina hacia mí mientras yo permanezco en la puerta, insegura de que mis piernas puedan sostenerme como para caminar hasta él. Se acerca a mí y besa mi frente. —¿Qué hora es? —le pregunto. Mi teléfono no estaba en la mesita de noche. —Un poco después de las dos de la tarde. Frunzo el ceño. —Falté a clases. —¿Ese fue su plan desde el principio? Asiente.

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—Necesitabas descansar. —Ryat —gruño. Mis manos lo empujan, pero él no se mueve. No estoy segura de si es porque mi cuerpo está muy débil o porque él es así de fuerte—. Mi madre me matará. —Dándome la vuelta, atravieso mi habitación y me dirijo al baño. Me mareo un poco y tengo que usar la encimera como apoyo. Es algo parecido a cuando sales rápidamente de un baño caliente y te mareas al ver puntos. —Está bien —argumenta él, entrando detrás de mí. —Es fácil para ti decirlo —digo, recogiendo mi ropa interior que quedó sobre la encimera. Estoy a punto de ponérmela, pero me las quita de la mano. —¡Ryat! —grito, tratando de alcanzarla, pero él las lanza al otro lado del baño. Suspiro. —Muy maduro. —Agarra mi brazo y me hace girar cuando intento recogerlas, presionando mi espalda contra la pared—. Ryat… —Cálmate —dice suavemente, sus ojos examinan mi rostro—. Te estás alterando por nada. —Mi madre… —Que se joda tu madre —me interrumpe con un gruñido. Me siento como una niña con ganas de pisotear fuerte. —No lo entiendes. —Lo entiendo todo. Tu madre cree que puede controlarte. —Lo hace —digo con los dientes apretados odiando admitirlo—. Ella paga este apartamento. —Múdate. Continúo como si no acabara de sugerir algo tan idiota. —Ella paga por Barrington. —Déjalo. —¿Estás loco? —Exijo, y él solo se ríe—. No soy un Lord, Ryat —digo, y se pone rígido contra mí—. No puedo hacer lo que me plazca.

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Agarra mi barbilla, inclinando mi cabeza hacia atrás contra la pared para que lo mire mientras se acerca. —Eres mía, Blake. Y eso tiene mucho poder. Soltando mi cuello desliza sus manos por mis brazos, haciendo que mi piel se erice. Toma mi mano izquierda y la acerca a sus labios, besando mis nudillos. —No es tan sencillo… —Mi voz se desvanece cuando veo el anillo en mi dedo, mi corazón empieza a martillear en mi pecho—. Ryat. —musito — . ¿Qué? Los recuerdos de esta mañana regresan como un huracán azotando una pequeña ciudad. «Cásate conmigo, Blake.» «¿Quieres ser su puta por el resto de tu vida, o quieres ser mi buena chica?» «Tuya.» «Mía.» —Esto —besa de nuevo—, es la respuesta a todos tus problemas, Blake. Todo lo que necesitas es a mí. Yo cuidaré de ti. —Pero… estabas bromeando —logro decir, aunque me cuesta respirar. Bien podría volver a cubrirme la boca y la nariz con la mano. Las manchas vuelven a aparecer y trato de apartarlas con un parpadeo. —¿Por qué iba a bromear con eso? —pregunta, inclinando la cabeza hacia un lado. —Porque tú… estás viendo a otras mujeres. —Es la única razón que se me ocurre. —¿Quién mierda te dijo eso? —espeta, haciéndome saltar. ¿Me equivoqué? —Tú. Tu comportamiento. Sigues desapareciendo… —Me precipito, sin tener realmente nada más que decir. Se aparta de mí y mi cuerpo se hunde contra la pared sin su apoyo. Dejo que mis temblorosas rodillas cedan y me deslizo para sentarme en el frío suelo de baldosas mientras él comienza a caminar de un lado a otro en mi cuarto de baño.

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—Cada vez que te pregunto adónde vas, no me respondes. —Continúo ante su silencio porque, sinceramente, estoy empezando a cuestionarme. Quiero decir, ¿realmente me pidió que me casara con él? ¡El aspecto de la piedra en mi dedo está gritando que sí! —Solo estás conmigo por Matt. —Ni siquiera ofrece una mentira para eso. —Eres un Lord. —Matt es un Lord, y tú ibas a casarte con él —argumenta, todavía caminando. —No. No iba a hacerlo. —Niego con la cabeza. —Oh, se me olvidaba. Ibas a huir. —Resopla—. Me gustaría ver cómo intentas huir de mí… —Cierra las manos en puños—. No llegarías muy lejos, Blake. —Espera. —Pasó las manos por mi rostro— ¿Cómo supiste…? — Encontrando fuerzas en mi nueva ira, me pongo en pie—. ¿Cómo supiste lo que iba a hacer? —Ni siquiera se lo he dicho a Sarah. Tenía demasiado miedo de que le dijera algo a Gunner. Se detiene y se gira para mirarme. No sé por qué, pero odio que esté completamente vestido y yo desnuda. Me hace sentir vulnerable. Lo cual es estúpido. El hombre me ha atado, amordazado, vendado y me ha quitado el aire. No sé por qué la ropa importa de repente. —Tú me lo dijiste. —No, no lo hice. —Sí, lo hiciste. Esa noche estabas completamente borracha y te traje a casa desde Blackout. —Su voz se eleva. —¿Qué más te dije? —exijo. —Suficiente —espeta, y luego se acerca a mí, presionando mi espalda contra la pared una vez más. Levanta las manos, acuna mi rostro y me mira fijamente. Respiro entrecortadamente—. Quiero que sepas esto, Blake. Si intentas huir de mí, te encontraré. Y cuando lo haga, te arrepentirás del día en que me dejaste. —Suavizando su mirada, me ofrece una sonrisa amenazante—. Fuiste mía ayer, hoy y mañana. —Él besa suavemente mi frente. La ternura contradice sus palabras amenazantes—. Y seguirás siendo mía para siempre. Debería estar aterrorizada, pero no lo estoy. Ryat Archer es posesivo, controlador y extremadamente celoso. Es jodidamente tóxico. Pero no puedo echarle toda la culpa a él. Tal vez yo soy la causa de su toxicidad. Tal vez

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son mis malos hábitos los que sacan lo peor de él. Diablos, tal vez estoy equivocada, y esas sean sus mejores cualidades. Quiero sus manos alrededor de mi garganta. Quiero su cuerpo inmovilizando el mío, y quiero que me anhele de la misma manera que yo lo necesito a él. Entonces, ¿quién es el verdadero tóxico aquí? —No me iré a ninguna parte —le digo, pero incluso yo sé que es una mentira. Eventualmente, él terminará conmigo, y yo le perteneceré a Matt. Haré todo lo que esté a mi alcance para impedirlo. Él suelta mi rostro, sus nudillos recorren la línea de mi mandíbula hasta mi cuello. —Creo que estás mintiendo. —Hay una pizca de placer en su voz, y eso me hace temblar. Trago saliva con nerviosismo. —No… —Creo que quieres huir, Blake. —Sus ojos examinan mi rostro, la comisura de sus labios se eleva—. Solo para que te atrape. Mi corazón martillea en mi pecho y mis muslos se tensan. ¿Por qué eso suena divertido? ¿Por qué me excita pensar en él persiguiéndome? ¿Saber que una vez que me encuentre, me va a castigar? —¿Eso es lo que quieres, Blake? ¿Quieres que te persiga? —Sí. —Digo la palabra antes de que pueda siquiera pensar en ella. Sus ojos posan a mi pecho mientras sus nudillos recorren mis senos y mis rígidos pezones. —Podemos jugar ese juego. Solo tienes que saber —sus ojos vuelven a encontrarse con los míos—, que una vez que te atrape, haré lo que quiera contigo. —Mi estómago da un vuelco de excitación ante su amenaza—. Y después de arrastrarte hasta aquí… —Levantando mis manos, entrelaza nuestros dedos y los empuja por encima de mi cabeza, clavándolos en la pared—. Serás mi esposa. Lamo mis labios entreabiertos y respiro profundamente, tratando de calmar mi respiración. —Primero tendrás que encontrarme. Inclinándose, besa mi mejilla.

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—Me gustan mis probabilidades. —Entonces me suelta y se aleja de mí. Mis brazos caen a los lados como si pesaran cuatro kilos—. Te veré pronto. —Con una última mirada a mi cuerpo desnudo, sale del baño. Levanto las manos y las paso por mi rostro dejando escapar un suspiro. El anillo llama mi atención. Miro fijamente el gran diamante cuadrado rodeado de más diamantes. Es un poco llamativo para mi gusto, pero es precioso. Paso la punta de mi dedo sobre él. ¿Qué pasó con su futura esposa? ¿Por qué de repente me quiere a mí? Mis padres nunca me dejarán estar con otra persona que no sea Matt. Bueno, mi padre puede que sí. Mi madre es la que está obsesionada con él. ¿Pero si me entrego a Ryat antes de tener que casarme con Matt? Esa sería mi salida. Mi madre odia la idea del divorcio tanto como la idea de Ryat y yo juntos. Así que, si elijo casarme con Ryat primero, entonces ella no tendría más remedio que aceptarlo. Odiaría que su hija se divorciara en cuestión de semanas después de casarse. Eso la haría quedar mal. Sonriendo, me acerco al mostrador y me miro en el espejo. Por ahora huiré de Ryat, pero cuando me atrape, me casaré con él. Tal y como dijo. Aunque solo sea para hacer enfadar a mi madre. Entrando en mi habitación, comienzo a tirar de las sábanas en busca de mi celular. Lo encuentro en el suelo. Llamo a mi padre y me siento a un lado de la cama, esperando que responda. —Hola, cariño. —Hola, papá —digo, sonriendo—. ¿Cómo están las cosas por allí? —Bien. ¿Y tú? —pregunta lentamente. No he hablado mucho con él desde que empezaron las clases este año. Pero no es raro pasar semanas sin hablar con él. Siempre ha sido un hombre ocupado. —Lo mismo —digo, sujetando el celular con mi hombro y la oreja a un lado de mi cabeza—. Necesito un favor. Permanece en silencio durante un largo segundo. —De acuerdo. ¿De qué se trata? —Necesito el jet —respondo, mordiendo mi labio inferior. No sería la primera vez que lo uso. bien?

—Eh… ¿a dónde vas? —pregunta, sonando preocupado—. ¿Está todo

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—Sí. Sí. Sarah y yo haremos una escapada. Ya sabes, para tener un viaje de chicas. — Miento con facilidad. —¿Y las clases? —pregunta. ¡Mierda! —Son solo un par de días. Ya lo hemos arreglado con nuestros profesores. —De acuerdo. —Se aclara la garganta—. ¿Seguro que todo está bien? —Sí —respondo. —Puedo tenerlo listo para mañana por la noche. Eso no va a funcionar. —¿Puede ser para esta noche? —Se queda en silencio—. Es que ya hemos hecho las maletas, y me gustaría estar en la playa a primera hora de la mañana… —Claro, cariño. Haré que lo llenen de combustible y te lo envíen. Dejo caer los hombros y suelto un suspiro. —Gracias, papá. —Finalizo la llamada y ni siquiera me molesto en buscar las cámaras. En vez de eso, ignoro a Ryat por completo. Sé que me está observando, pero no puede escucharme. Que yo sepa, no tiene audio. E incluso si lo tuviera, eso no le dirá a dónde.

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Capítulo 32 RYAT Traducido por Danielle Corregido Kote Ravest

Me siento en mi auto, observándola a través del parabrisas. Es como en los viejos tiempos. Cuando la seguí durante esas dos semanas. Antes de que ella siquiera supiera que iba a ser mía. Sale del auto, con un vestido blanco de tirantes, tacones morados y un paraguas negro para protegerse de la lluvia constante, mientras el hombre saca sus tres maletas del maletero. Interesante. Blakely cree que no la encontraré. Podría haberle ahorrado el tiempo y la molestia de empacarlas porque no usará nada mientras estemos fuera. Bueno, aparte de las esposas y tal vez una venda en los ojos. Sube las escaleras para abordar el jet privado de su padre, y yo agarro mi bolso del asiento del copiloto antes de salir del auto. Lanzándolo sobre mi hombro, me dirijo al avión, sacudiéndome la lluvia que cae sobre mí, mirando a mi alrededor. Su padre tiene un jet privado jumbo de dos pisos con capacidad para cincuenta personas. Tiene alfombras blanca con asientos de cuero blanco junto con madera marrón y adornos dorados: se ve cada uno de los millones de dólares que le costó. —Oh, hola, señor. —Una azafata rubia que no puede tener más de veintiún años me saluda con una sonrisa. Sus ojos marrones me miran de arriba abajo—. No sabía que teníamos otro invitado. ¿Quiere una toalla para secarse? —¿Dónde está? —pregunto, ignorándola y yendo al grano. —En la suite de atrás, señor —responde, y sus ojos se dirigen a mi pene flácido dentro de mis jeans. —Pregúntale si quiere un poco de champán —ordeno.

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Ella asiente y se dirige a la parte trasera del avión, abriendo una puerta. Escucho a la rubia preguntar: —¿Le gustaría una bebida antes del vuelo, señora? Tenemos champán. —Sí, por favor. —Escucho la dulce voz de Blake. Casi como una canción. Está muy orgullosa de sí misma. No puedo esperar a ver la expresión en su rostro cuando me vea. —Por supuesto. —Cierra la puerta y se acerca a mí. Abro una botella de champán y la sirvo en una copa. Luego saco el frasco transparente de mi bolsillo y vierto todo el contenido en la bebida. Tomo un cuchillo, lo revuelvo y luego lo limpio en mis jeans ya mojados. Levantando la copa, se la tiendo a la rubia para que la tome. Ella me mira con los ojos muy abiertos. Baja la mirada a la copa y traga saliva con nerviosismo, pasando las manos por su ajustada falda lápiz negra. —¿Problemas? —pregunto. —No. —Mueve la cabeza—. No, señor. —Extiende la mano, me la quita y vuelve al dormitorio. Dejando la puerta abierta, escucho su intercambio. —Aquí tiene, señorita Anderson. —Gracias. —Es un placer. —Cierra la puerta y vuelve a acercarse a mí, acomodando nerviosamente un mechón de cabello imaginario detrás de su oreja. —Estás despedida —digo. —¿Qué? —Sus ojos, muy abiertos, se encuentran con los míos—. Pero... —Recoge tus cosas y sal de este maldito avión. —Me inclino hacia ella y la escucho inhalar bruscamente—. O te arrojaré a doce mil metros de altura. Alejándose, toma un bolso y sale corriendo del avión antes de que se cierre la puerta. Saco mi celular de mi bolsillo trasero y le envío un mensaje a Phil. Yo: Acabo de despedir a tu azafata. Contrataré a otra que sea más capaz de hacer su trabajo. Y por cierto, aquí están las nuevas

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coordenadas para que se las des a tu piloto. Gunner y yo vamos a arruinar el viaje de las chicas. Luego lo apago antes de guardarlo en el bolsillo una vez más. La barbie rubia no tiene ni puta idea de quién soy, pero me ha visto drogar la bebida de Blake y luego servírsela a ella. Por lo que sabe, la llevaré a otro país y la venderé como esclava sexual por un puto dólar o un millón de dólares. Esa fue una prueba, y ella falló. Una de las cosas que aprendí como Lord es que si le das a alguien suficiente cuerda siempre se ahorca. Camino hacia el fondo, directo a la suite. Girando la perilla, abro la puerta lentamente para asegurarme de que no me vea de inmediato. Blakely está de pie en el extremo de la cama que está contra la pared derecha. A la izquierda hay un escritorio y al lado otra puerta que da al baño privado. Está de espaldas a mí mientras rebusca en un bolso Dior blanco y negro. Mis ojos se dirigen a la copa de champán vacía que hay sobre el escritorio. —Necesitamos tener una discusión sobre aceptar bebidas de extraños. Da un salto y se da la vuelta, lo que hace que su vestido se levante, mostrándome su trasero en el proceso. Colocando su mano sobre su pecho, jadea. —¡Jesús, Ryat! ¿Qué diablos estás haciendo aquí? —Sus ojos azules escudriñan el gran espacio como si no hubiera venido solo—. ¿Cómo me encontraste? Entrando en la habitación, cierro la puerta detrás de mí y me apoyo en ella, bloqueando su única salida. A pesar de que estará inconsciente en cuestión de minutos. —Sabes, me ofende el poco crédito que me das. Ella resopla. —Por favor... —Avanzando, tropieza, pero se endereza antes de caer, recuperando el equilibrio. Sus ojos se dirigen a los míos. —¿Te sientes bien? —pregunto, sin parecer preocupado. Coloca una mano en su cabeza y mis ojos se dirigen a sus piernas desnudas.

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—Supongo que te pusiste ese vestido para mí. Ya que nunca te dejaría salir de casa con él puesto. —El vestido tiene un escote profundo, mostrando sus malditas tetas redondas y perfectas. Solo quiero tirar de él hacia abajo y chuparlas. Marcarlas con las huellas de mis manos. Le encanta cuando las abofeteo. La pone muy húmeda. Otra razón por la que ese vestido necesita ser quemado. —Ryat... —Parpadea, tratando de enfocar sus ojos—. ¿Me... drogaste? —Lo hice. Da un paso hacia mí, tropezando de nuevo, y la atrapo. —Ten cuidado. No te lastimes. —Haciéndonos girar, la empujo hacia la puerta cerrada y la inmovilizo contra ella con mi cuerpo, sosteniéndola— . Ese es mi trabajo. Ella gime y sus pesados ojos parpadean. —¿Qué? ¿Qué vas a hacer? —Lame sus labios. Su boca se seca. —Lo que yo quiera —le recuerdo nuestro acuerdo. —Me has engañado —susurra—. De alguna manera... —Estoy ganando —la corrijo—. Y tú, Blake... —Me acerco y paso mi mano por su cabello—. Tú eres mi premio. Sus largas pestañas negras se agitan y sus ojos se cierran. Esta vez, no se vuelven a abrir. Su cuerpo se afloja contra el mío y la levanto antes de colocarla en la cama. La hago rodar sobre su estómago y levanto el vestido hasta su cintura, dejando al descubierto una tanga de algodón rosa claro. Las deslizo por sus piernas y la guardo en mi bolsillo antes de quitarle los tacones. Luego agarro uno de los cojines blancos de la cama y lo pongo debajo de sus caderas, levantando su culo. Me acerco a la única bolsa que traje y saco el tapón anal de silicona negro antes de subirme a la cama y sentarme entre sus piernas separadas. Paso mis manos por la parte posterior de sus suaves muslos, clavando mis dedos en su piel y masajeándolos. No puedo tener suficiente de ella. Quiero follarla cada segundo de cada día. Y lo poco que duermo, sueño con ella. Se ha convertido en mi nueva obsesión. Me dirijo a su coño e introduzco un dedo para ver lo mojada que está. No lo suficiente.

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Me pongo de rodillas y bajo la cremallera de mis jeans, sacando mi polla. Está tan jodidamente dura. Lo ha estado desde que me dijo que quería que la persiguiera. A mi chica le gusta jugar. Escupo en mi mano derecha y la envuelvo alrededor de la base de mi polla mientras meto el otro pulgar en mi boca para mojarlo. Acomodándome entre sus piernas, las separo más, su culo y su coño están al aire para que jugar con ellos. Comienzo a acariciar mi dura polla mientras mi mano libre se dirige a su culo. Froto mi pulgar sobre su agujero fruncido antes de introducirlo suavemente. Gimo por lo apretado que está. Por lo jodidamente bien se sentirá cuando lo folle más tarde. Mi respiración se acelera, al igual que el ritmo de la mano en mi polla. Mi mano se tensa hasta el punto de ser casi doloroso, y siseo en una respiración. Quitando el pulgar, me inclino y escupo en su culo para poder sustituirlo por un dedo. Lo meto y lo saco hasta que decido añadir otro. Mirar su cuerpo tendido ante mí hace que mis pelotas se tensen. Me encanta que me deje jugar con ella como quiera. Saco los dedos y los vuelvo a introducir en ella. Mis ojos se clavan en su culo, que cede para permitirme la entrada. Gimo, pensando en lo bien que se sentirá. Mis pelotas se tensan y mi cuerpo se pone rígido mientras acaricio mi polla un par de veces, saco los dedos rápidamente y me vengo sobre su culo y coño. Jadeando, acerco al tapón y lo paso arriba y abajo entre sus piernas, cubriendo la silicona negra con mi semen. Luego lo presiono en el orificio de su culo y lo introduzco suavemente. —Todo lo que quiera —digo en voz alta, como si ella pudiera escucharme. Sentándome erguido, la miro. Su bonito coño depilado y el diamante negro que asoma por su culo. Todo eso es mío. —Hermosa. —Su cuerpo está tan relajado como nunca lo estará en este momento. Este es el momento perfecto para prepararla para lo que voy a tomar después. Me aseguraré de que esté despierta para eso. Una parte enferma de mí quiere que sienta dolor, y sé que a una parte de ella le gustará.

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Así es mi chica. Retiro la almohada de debajo de sus caderas, la acomodo en la cama y me acuesto a su lado. Apartando el cabello de su rostro, froto mis nudillos contra su mejilla, pensando en el rostro de Matt cuando la vea en la ceremonia con mi anillo en el dedo, sabiendo que será mía para siempre. Se dará cuenta de que no soy una persona con la que se pueda jugar, porque siempre gano.

BLAKELY Gimo, presionando mi rostro contra una suave almohada que huele a lavanda. Rodando sobre mi espalda, abro mis pesados ojos y miro hacia arriba para ver un desconocido techo negro opaco. —¿Qué? —Mis ojos tardan un segundo en enfocarse. En la pared opuesta hay una chimenea transparente con un televisor colgado encima. A la derecha hay una puerta corrediza de vidrio. Entrecerrando los ojos, no veo más que árboles y lo que parece ser nieve al otro lado. —¿Qué pasó? —pregunto, levantando la mano hasta mi cabeza. Todo está muy borroso y todo me duele. Como si me hubiera emborrachado mucho y hubiera caído por las escaleras. No sería la primera vez que lo hago. Puedo ser torpe. —Te encontré. Mirando hacia la puerta abierta del dormitorio, veo a Ryat apoyado en el marco. Tiene los brazos cruzados sobre su pecho y está vestido con un par de jeans y una sudadera blanca con capucha con las mangas levantadas para mostrar sus tonificados antebrazos. El color hace que su piel parezca aún más bronceada de lo que ya está. Sus ojos esmeraldas brillan, y sus labios se mueven como si quisiera sonreír, pero se niega a permitirse ese simple gesto para hacerme saber que se está divirtiendo. —Hiciste trampa —digo, y sus ojos se posan en mi pecho. Mirando hacia abajo, me doy cuenta de que estoy desnuda—. ¿Dónde está mi vestido? —pregunto, pasando las manos por mi estómago. Ni siquiera voy a preguntar por mi ropa interior. Estoy segura de que la rompió. —Lo quemé —responde sin remordimientos.

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—Ryat —gruño, viendo cómo se aparta de la puerta y se acerca a la cama. Sus ojos recorren lentamente mi cuerpo expuesto y su lengua sale para lamer sus labios—. No puedes seguir quemando mi ropa. —Intento sonar como si importara que haya quemado un vestido caro, pero por la forma en que sus ojos calientan mi cuerpo, realmente me importa una mierda lo que le haya hecho. Cuando me incorporo, la habitación da vueltas, pero me congelo cuando siento algo. —¿Qué...? —Me detengo cuando esa sonrisa que estaba conteniendo aparece en su rostro. Arquea una ceja. —¿Pasa algo? —¿Qué hiciste? —pregunto, el terror atenazando mi pecho al sentir mi trasero. Hay algo ahí. Levanta la mano, frotando su mandíbula recién afeitada. —Es lo que voy a hacer. Apartándolo de mi camino, tanteo para salir de la cama, pero mis rodillas ceden, lanzando mi cuerpo contra el suyo. Estirándose, agarra mi cabello y tira de mi cabeza hacia atrás, sosteniéndome en mi lugar. Siseo un respiro, su fuerza me hace tropezar con las piernas temblorosas, pero su mano libre se envuelve alrededor de mi cintura, atrayéndome hacia él para sostenerme. Bajando sus labios a mi cuello, susurra: —Tienes que tomártelo con calma, pequeña. Todavía estás bajo los efecto de los sedantes. Cuando me suelta, me dirijo al baño. Hay un largo mostrador con dos lavabos, uno en cada extremo. Debajo de la encimera no hay más que cajones pintados de negro mate. Hay tres hileras que se extienden hacia abajo y cuatro a lo ancho. La encimera es de mármol blanco, a juego con el suelo. Las luces se alinean en la parte superior del espejo alto, haciéndome parpadear mis ojos sensibles. Encendiendo el grifo del lavabo más lejano a la derecha, me inclino, pero me detengo. Mis ojos se disparan hacia los suyos en el espejo cuando se coloca detrás de mí, mi corazón se acelera. —¿Ryat? —Mi voz tiembla con nerviosismo.

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Extiendo una mano hacia él justo cuando da un paso detrás de mí. Agarra mis muñecas y presiona su cuerpo contra el mío, empujándome hacia abajo sobre mostrador de mármol blanco. Suelto un suspiro tembloroso, el movimiento hizo que mi cabello roce la superficie lisa. —¿Ryat? —pregunto, con mi corazón acelerado. —Shh —musita contra el costado de mi cabeza. Soltando mis muñecas, se endereza, pero coloca su mano en mi espalda para mantenerme inclinada. Su mano libre se mete entre mis piernas aplicando presión en mi trasero, y siento algo... ¿Dentro de mí? Me pongo tensa. —¿Te hice algo que no hayas disfrutado? —reflexiona. —No. —Mi corazón late con fuerza y mi mente intenta pensar en qué mierda pasó mientras estuve inconsciente. —¿Confías en mí? —pregunta, y siento presión donde nunca la ante la había sentido. —Sí —gimo, ahora jadeando. Confío en Ryat más que en cualquier otra persona, e incluso yo entiendo lo triste que es eso. —Mientras estabas inconsciente, puse un tapón anal. —¿Tú qué? —Chillo e intento levantarme, pero su mano en mi espalda lo impide. —Cálmate. —Me da una palmada en el muslo y grito—. Voy a follar tu culo, Blake. Ya es hora de que consiga lo que es mío. Agarrando mi cabello, tira de mí para enderezarme, presionando mi espalda contra su pecho. Su mano libre se envuelve alrededor de mi garganta desde atrás, obligándome a levantar la barbilla. La nueva posición me hace sentir el tapón. Gimo por la forma en que presiona. Es algo tan desconocido, pero a la vez tan bueno. Lo siento no solo en mi culo, sino también en mi coño. La idea de que esté ahí me hace sentir aún más sumisa ante él. —Al contrario de lo que crees, no quiero hacerte daño, Blake —dice, con sus ojos clavados en los míos en el espejo—. Tuve que estirar ese culo apretado para prepararlo para mi polla. Trago contra su mano. Mi culo se tensa por sí solo, apretándolo para ver si realmente está ahí. Y por qué ese pensamiento me excita. Ya me siento tan llena que no puedo imaginar cómo se sentirá dentro de mí.

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—Te prometo que se sentirá bien. —Besa mi mejilla como si leyera mi mente. Las lágrimas empiezan a arder en mis ojos, pero entiendo lo que está diciendo. Y una parte de mí quiere dárselo. Quiere que lo tome. Es la parte jodida de la que Matt se avergonzaba. —Confío en ti —consigo susurrar. —Esa es mi chica buena. —Arrastra sus labios por mi rostro hasta mi oreja, donde la mordisquea, haciéndome gemir. Se aparta y vuelve a mirar mis ojos a través del espejo—. Quédate aquí. —Entonces se da la vuelta y sale del baño. Me inclino un poco, apretando mi culo una vez más y sintiendo el tapón por dentro. Se siente bien, pero también incómodo al mismo tiempo. Tengo ganas de sacarlo, pero no lo hago. En vez de eso, coloco mis manos en el borde de la encimera y trato de calmar mi respiración. Regresa segundos después con una cuerda colgando de sus manos. La sangre se precipita en mis oídos cuando coloca su mano en mi espalda y empuja mi pecho contra la encimera. Luego agarra mis caderas alejándolas un poco del borde, dejando un espacio libre. —Abre las piernas —ordena, golpeando mi trasero. El sudor comienza a acumularse en mi frente. Tragando saliva, las separo lo mejor que puedo, sabiendo que está a punto de hacer lo que quiera con mi culo, y que va a hacer que me guste.

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Capítulo 33 RYAT Traducido por Danielle Corregido Kote Ravest

Tomo una de las cuerdas y la doblo, deslizándola por la manija plateada del cajón inferior derecho y la envuelvo alrededor de su tobillo antes de hacer un nudo, fijándola al cajón. Me dirijo al otro tobillo y hago lo mismo, separando bien las piernas. De pie detrás de ella, agarro sus muñeca, tirando de su brazo fuera del mostrador y hacia la derecha. Su antebrazo cuelga del borde. Hago lo mismo con su muñeca, asegurándola a un cajón superior. Luego hago lo mismo con la izquierda. La miro atada y abierta para mí, con el tapón negro en su culo, y empiezo a salivar. Llevo soñando con esto desde que la vi en el piso sobre su culo en el pasillo de Barrington. Nuestro vuelo duró más de cuatro horas. Me dio la oportunidad de cambiar el tapón dos veces. Necesitaba prepararla para mí. Por mucho que quisiera simplemente introducir mi polla, quiero que ella lo disfrute. Pasando la palma de mi mano por su muslo, le doy una fuerte palmada en su nalga izquierda. Ella salta, gimiendo. Hago lo mismo con la otra. Su respiración se acelera, llenando la gran habitación. Deslizo mi mano hasta su coño e introduzco un dedo, ella mueve su culo para mí. —Ya estás muy mojada para mí —digo y luego lo saco, abofeteando su coño también. Ella grita. Agarrando un puñado de su cabello, separo su rostro de la encimera y la miro en el espejo. —¿Sabes por qué te até aquí en vez de en la cama?

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—No —susurra. Sus ojos llenos de lágrimas son tan bonitos ahora mismo. Sabía que no lo haría. —Es porque quiero que veas cómo te vienes con mi polla en tu culo. Ella aspira una respiración irregular. —Te vendrás, Blake —prometo. Metiendo la mano en el bolsillo delantero de mis jeans, saco el vibrador de goma rosa Lovense Lush 2. Lo compré para ella la semana pasada, pero aún no he tenido la oportunidad de usarlo. Ahora es el mejor momento. Saco mi celular del otro bolsillo y abro la aplicación. Enciendo el vibrador y lo froto contra su clítoris mientras coloco el teléfono sobre la encimera junto a su cabeza. Se retuerce, su cuerpo tira de sus ataduras. Lo froto suavemente en círculos, solo para provocarla. Lo tengo al mínimo en este momento, aún no estoy listo para que ella se venga. Cuando introduzco dos dedos dentro de ella, se pone de puntillas y un grito ahogado sale de sus labios separados mientras los meto y los saco, mojándola aún más. Aumento el ritmo, haciéndolo con más fuerza. Cuando creo que está preparada, los quito y su cuerpo se hunde sobre la encimera. Tomo el vibrador y lo froto sobre su coño mojado, lubricándolo antes de introducirlo en su interior. Jadea, con el rostro apoyado en la encimera y los ojos cerrados. —Ryat... —gime levantando la cabeza, y unos ojos azules muy abiertos se encuentran con los míos en el espejo. Sé que ha usado vibradores antes. Los he visto en la mesita de noche de su apartamento. Pero usarlo uno mismo y que alguien lo use en ti son dos sensaciones muy diferentes. Ella no tiene el control. Yo lo tengo. Desabrocho mi cinturón y bajo la cremallera de mis jeans, sacando mi polla. Luego tomo el lubricante y lo extiendo por toda mi longitud, asegurándome de cubrir cada centímetro de mí hasta que gotea. Extiendo la mano, tomo el diamante y lo hago girar lentamente en el sentido de las agujas del reloj. Ella respira y su cuerpo se tensa. —Relájate —advierto, abofeteando su trasero—. Concéntrate en el vibrador. Tiro suavemente el tapón y ella gime. Antes de que pueda salir del todo, lo vuelvo a introducir suavemente en su interior, y ella gime.

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—Ya está —digo y lo vuelvo a hacer. Su respiración se acelera aún más y tira de las cuerdas que la mantienen abierta para mí. Esta vez, lo saco por completo y lo arrojo al lavabo que aún tiene agua corriendo desde que ella encendió el grifo, lo reemplazo por mis dos dedos que aún están cubiertos de lubricante por haberlo aplicado en mi polla. —Respira profundamente un par de veces. Sus ojos llorosos se encuentran con los míos en el espejo y frunce los labios, aspirando una profunda bocanada de aire, y luego se relaja al dejarla salir mientras meto un tercer dedo. Llora y los saco. —Otra vez —digo. La primera lágrima corre por su mejilla, pero hace lo que le digo. Esta vez repito el proceso con solo dos dedos, sabiendo que está preparada. Soltándola, tiro de mi sudadera por encima de mi cabeza y la arrojo al suelo. No quiero que me estorbe. Tomando mi polla en la mano, me acerco a ella y deslizo la cabeza de mi polla a lo largo de su culo, moviéndola lentamente hacia arriba y abajo, untando el lubricante. —Una más —digo, recordándome que debo ir despacio. Si la desgarro, tendré que esperar para volver a tenerla. Cuando aspira, introduzco la cabeza, abriendo su apretado culo. Grita y muerdo mi labio inferior cuando se abre para mí. Me retiro y vuelvo a empujar, solo la cabeza. Dejando que se acostumbre. —Ryat —gime suavemente, su cuerpo ya se estremece debajo del mío. Extiendo la mano entre su cuerpo y la encimera (por eso he dejado espacio) y empiezo a jugar con su clítoris. Su cabeza vuelve a caer sobre la encimera y me retiro, empujando de nuevo dentro de ella, esta vez más profundo. Tirando de la cuerda, gime. —Maldita sea —gimo, sin poder contenerme. Me retiro y vuelvo a empujar un poco más profundo. Ella jadea y yo intento no venirme en este momento. Apretando los dientes, salgo y veo cómo su culo se abre para mí mientras vuelvo a entrar en ella con más fuerza esta vez, enterrándome más profundamente.

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—Estoy a mitad de camino —digo, más a mí mismo que para ella. Los cajones traquetean por las cuerdas a las que la he atado mientras sus rodillas chocan contra ellos. —Lo estás haciendo muy bien —digo, haciéndola gemir—. Muy bien, Blake. —Me retiro y vuelvo a empujar dentro de ella, con mis dedos tirando del vibrador para recordarle que está ahí por si acaso está demasiado concentrada en su culo. La forma en que empuja contra mí me dice que la pequeña distracción ha funcionado. Lo hago de nuevo, esta vez empujando hasta el fondo. Suelto el vibrador, me acerco a mi teléfono y subo el nivel del vibrador al máximo y luego me apoyo en su espalda. Enredando mis manos en su largo y oscuro cabello, levanto su rostro del mármol para que me mire a través del espejo. Está mojado con lágrimas. —Joder, eres increíble, Blake —digo, besando el lateral de su rostro y saboreando su salinidad—. Mi buena chica. Sus labios se incontrolablemente.

separan

y

jadea.

Su

cuerpo

ya

tiembla

—Voy a follar tu culo ahora —advierto, y antes de que pueda decir nada, empiezo a moverme.

BLAKELY Duele, pero también se siente bien. No puedo recuperar el aliento. Entre su polla en mi culo y el vibrador en mi coño, me cuesta concentrarme. Al principio, sentía que necesitaba ir al baño. Mi cuerpo quería que me opusiera, que lo rechazara. Pero entonces empezó a moverse y joder si no se sentía bien. Odio que tenga razón. —¿Sientes lo profundo que estoy en tu culo, Blake? —gruñe en mi oreja. Sus ojos verdes se fijan en los míos acuosos en el espejo—. ¿Qué tan apretado está? Mis caderas se estrellan contra el lateral del mostrador, mi espalda se arquea en un ángulo extraño y mis extremidades están sujetas a los cajones. Mis tetas están aplastadas debajo de mí, lo que ya me dificulta respirar.

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—Joder —gruñe, agarrando con sus manos mi cabello, haciendo que mi cuero cabelludo cosquillee—. Tu culo se siente tan jodidamente bien envuelto en mi polla. —Consigo respirar profundamente—. Sabía que así sería. Mi rostro está a escasos centímetros del espejo, y cada vez que respiro, una niebla lo cubre antes de desaparecer. Su mano en mi cabello es lo único que impide que mi rostro golpee el espejo con cada embestida. Todo es tan intenso. Se siente diez veces más grande que cuando está en mi coño. El sudor cubre mi espalda y pecho, y mi cuerpo empieza a resbalar sobre el mostrador de mármol. Tengo las manos entumecidas por las cuerdas envueltas alrededor de mis muñecas, pero no puedo evitarlo. Mi cuerpo reacciona a la polla de Ryat en mi culo y al vibrador en mi coño. Mis labios se abren con un gemido y mis ojos se cierran. El sonido de su cuerpo golpeando el mío llena la habitación, al igual que sus gruñidos. Me excitan aún más. El hecho de que esté disfrutando me pone aún más húmeda. Mi coño aprieta el juguete dentro de mí, y estoy segura de que estoy babeando, incapaz de cerrar la boca. Es primitivo. Como si no pudiera controlarse. Necesitaba tomarlo. Tal como le dije que imaginé cuando soñé con mi fantasía de sexo forzado. Se siente como una entrega total. Le estoy dando lo último de mí que tengo para ofrecer. Suelta mi cabello y envuelve su mano alrededor de mi cuello. —Abre los ojos —exige con un gruñido—. ¡Jodidamente vas a mirar! Abro mis pesados ojos y nuevas lágrimas brotan de ellos. Ni siquiera sé por qué estoy llorando. No me duele tanto como pensaba. Mi cuerpo se tensa involuntariamente y una sensación desconocida comienza a formarse entre mis piernas. Mi coño y mi culo empiezan a palpitar con contracciones. Se arrastran por todo mi cuerpo como un millón de arañas, una explosión que empieza a gestarse. Me abraza con más fuerza y la habitación parece desvanecerse, mi visión se oscurece, aunque mis ojos están abiertos. Siento que doy vueltas y mi cuerpo se estremece. —Ya está, Blake —Escucho su voz áspera en mi oreja y hago exactamente lo que dijo que haría, y me vengo, un sonido tan irreal brota de mis labios. Una ola tan pesada y caliente se precipita sobre mí, quitándome el poco aire que tenía.

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Mi cuerpo se afloja mientras él embiste una vez más contra mi trasero. Su polla palpita dentro de mí mientras también se viene. Saliendo de mí, gimo. Entonces quita el vibrador y lo arroja al suelo. Continúa encendido mientras toma una toalla que está colocada sobre una barra de plateada y limpia entre mis piernas temblorosas. Luego desata las cuerdas. Ni siquiera tengo fuerzas para levantarme del mostrador. Mi rostro está apoyado sobre el mármol empapado por mis lágrimas y sudor. Agarra mis hombros, tira de mí hasta enderezarme justo a tiempo para levantarme antes de que pueda desplomarme en el suelo y me lleva al dormitorio. Se sienta con la espalda apoyada en la cabecera de la cama y me acomoda sobre su regazo. Mi cuerpo está temblando tanto que siento como si estuviera convulsionando. No controlo en absoluto mis habilidades motrices. Me doy cuenta de que sigo llorando cuando humedezco mis labios y saboreo las lágrimas. —Shh. —Me mece de un lado a otro con suavidad. Un brazo rodea mi cuerpo, el otro recorre el lado de mi cabeza—. Lo has hecho muy bien, Blake. —besa mi cabello—. Qué buena chica. Agarro la camiseta que aún lleva y entierro mi rostro en ella, cerrando los ojos con fuerza, incapaz de controlar mis emociones.

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Capítulo 34 RYAT Traducido por Danielle Corregido Kote Ravest

Ha dejado de llorar, su cuerpo se ha relajado y puedo escuchar su respiración. Se ha vuelto a desmayar. La primera vez no estuvo el tiempo suficiente. Estaba claro que las drogas seguían en su organismo cuando se despertó. Escucho mi celular sonar en el baño. La acuesto suavemente en la cama y la tapo antes de ir al baño. Cierro el grifo, tomo el vibrador, lo apago y agarro mi celular de la encimera. Papá aparece en mi pantalla. —¿Hola? —respondo. —Hijo —saluda—. Acabo de hablar con Phil. Me ha dicho que tú y Blakely se han ido de viaje. No tuve que mirar las cámaras de su apartamento para saber que llamaría a su papá. Ella necesitaba un escape rápido, y su jet sería su única opción. Solo que no íbamos a donde ella había planeado, los Hamptons. Le dije que informara al piloto de nuestro nuevo destino y de que Gunner y yo estábamos secuestrando el viaje de las chicas. Ni siquiera lo cuestionó. —Lo hicimos —respondí. —Bueno... —No nos escapamos para fugarnos, si es lo que te estás preguntando. —No es como si fuera a ser invitado a la boda de todos modos. Suspira, haciéndome saber que tiene algo en mente. —Sabes que te apoyaré al cien por cien. Solo quiero asegurarme de que esto es lo que quieres. —El contrato está firmado. El trato está hecho. —Ella será mi esposa.

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—Pero los Lords —Él hace una pausa—. Tiene que ser iniciada como tu esposa. ¿Seguro que quieres hacerle pasar por eso? —Ella lo habría hecho cuando se casara con Matt. —Me encojo de hombros, sin ver el problema. O la diferencia en el asunto. Aparte de que su apellido será Archer. —Matt no tendrá el título que te otorgarán, Ryat —gruñe. Una esposa de un Lord es muy diferente a una elegida. Como mi esposa, será intocable. Invencible. Porque le daré todo el poder que quiera. Matt iba a convertirla en su puta. Probablemente dejaría que cualquiera que quisiera un pedazo de ella, la tuviera. Planeaba usarla para conseguir lo que su título no le permitiera. Ninguna persona la tocará, excepto yo. —Ella puede manejarlo —digo. —Ambos sabemos que si Matt no se casa con Blakely, no llegará a ningún lado. Su padre necesita el apellido Anderson para seguir vivo. —¿Tu punto? —espeto, irritándome. Está hablando como si no le hubiera preguntado a su padre y obtenido su permiso. Como si fuera a despertarme y tirarla a un lado. Ese era el plan original, pero no ahora. No después de lo que Matt me hizo mientras estábamos en la cárcel trabajando para Gregory. Matt.

—Mi punto es que darle tu apellido no es lo mismo que tomar el de —¿Llamaste por alguna otra razón, o solo para molestarme? —gruño. Él deja escapar un resoplido.

—Solo... solo quiero asegurarme de que sabes lo que estás haciendo. Que un Lord se case no es como tomar una elegida. No puedes tirar a Blakely a un lado cuando hayas terminado de jugar con ella. —No te importó que ofreciera dinero por ella cuando estuve en la casa de Nueva York —Le recuerdo. Me preguntó dos veces lo que pagaría por ella mientras estaba allí. —Eso tenía que ver con Matt. No contigo —argumenta. Me agacho, recojo la sudadera y me acerco a la puerta, apoyándome en ella. Mis ojos se posan en ella durmiendo en la cama. Una sensación abrumadora de celos me invade al pensar en los labios de alguien más besando su cuerpo. Sus manos recorriendo su suave piel y su húmedo coño.

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Follándola como yo lo he hecho. Ella gimiendo su nombre. O suplicándoles por su polla. ¡Ella es mía! Es así de simple. Soy adicto a su sonrisa, a la forma en que me toca. Al sonido de su voz. Cómo dice mi nombre. La forma en que su aroma se queda en mi ropa cuando no estoy con ella. Todo en ella alimenta un hambre que nunca puede ser satisfecha. Yo lo sé, y ella lo sabe. No es cuestión de si la amo. La cuestión es si puedo entregársela a Matt después de la graduación. ¡Jodidamente, no! Llámame egoísta, pero no se la voy a entregar a nadie. —Entiendo la diferencia, padre. Gracias por tu preocupación, pero Blakely Anderson será mi esposa. —Cuelgo antes de que pueda decir algo más sobre mi decisión de casarme con ella. Volviendo a la cama, paso los nudillos por su mejilla. —¿Ryat? —susurra, poniéndose de espaldas. —¿Sí, pequeña? —pregunto, pasando mis dedos por su cuello, deteniéndome para sentir el fuerte ritmo de su pulso. Sus pesadas pestañas se levantan durante un breve segundo y sus suaves ojos azules se encuentran con los míos antes de volver a cerrarse. —Duerme la siesta conmigo. —Lo que mi chica quiera —digo, quitándome la ropa y subiendo a la cama junto a ella. Ella se revuelve, dándome la espalda, y me acurruco contra su cálido cuerpo, atrayéndola hacia mí. En cuestión de segundos, vuelve a dormirse.

BLAKELY Esperaba que estar casada me hiciera sentir diferente. Siempre tuve esa nube oscura sobre mi cabeza que esperaba que se abriera y me ahogara una vez que me casara con Matt. Eso ni siquiera se acerca a lo que se siente estar casada con Ryat. Es una sensación de liberación que no puedo ni empezar a explicar. Lo único con lo que puedo compararlo es cuando estás nadando y sales a tomar aire. Esa sensación de ardor en los pulmones, esa opresión en el

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pecho. Cuando sales a la superficie y consigues esa primera respiración y si entes el sol en tu rostro. Eso es lo que es Ryat para mí. Mi sol. Mi aire. Pasamos dos días juntos sin hacer nada más que tener sexo mientras jugábamos al gato y al ratón. Literalmente podríamos haberlo hecho en mi apartamento o en su cabaña en el bosque. En lugar de eso, hizo que el piloto de mi padre nos trajera a una de las casas de vacaciones de sus padres en medio de la nada. Hacía frío, estaba húmedo y empezó a nevar. Pasamos cada segundo en el interior follando por toda la casa. Incluso nos unimos al club de la milla en el camino de regreso. Fueron de lejos las mejores vacaciones que he tenido. Y ni una línea de bronceado para demostrarlo. Lo he estado haciendo mal todos estos años, sentándome en las playas con Sarah. En cuanto aterrizamos en Pensilvania, fuimos a solicitar nuestra licencia de matrimonio. Tres días después estábamos en el ayuntamiento casándonos. Miro el anillo en mi dedo y paso el pulgar sobre él. Todavía es difícil de comprender. Es como un sueño. Uno que nunca podría haber imaginado. Supongo que ese fin de semana que pasamos fuera se podría decir que fue nuestra luna de miel, porque no tuvimos tiempo de salir de la ciudad después de darnos el sí quiero. Estoy en el baño de Ryat en la casa de los Lords, mirándome en su espejo. Mi cabello está recogido con una trenza francesa, mi maquillaje está hecho con sombra de ojos plateada y negra, con un grueso delineado negro en la parte superior e inferior, con máscara de pestañas volumen extra y labios rojos mate. Pasando las manos por el vestido de satén blanco, respiro profundamente. Esta noche es la ceremonia. Decir que estoy nerviosa es quedarse corto. No estoy segura de lo que me espera. Pero una cosa es segura, ya no soy Blakely Anderson. Ahora soy Blakely Archer No es difícil de decir o comprender. Entiendo lo que hicimos. También entiendo que nunca lo dejaré. Le debo eso a Ryat. Mi compromiso. Mi cuerpo. ¿Mi corazón? ¿Tengo que amarlo también? ¿O el resto es suficiente? El hecho de que incluso estuviera dispuesto a salvarme de Matt es suficiente para mí. —Blake, ¿Estás lista? —Escucho a Ryat gritar, entrando en su habitación.

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—Sí —digo, dándome la vuelta para situarme en la puerta del baño justo cuando él entra. Se detiene; sus ojos esmeraldas se posan en mi vestido y recorren lentamente el material ajustado que me abraza como un guante. Tengo una abertura en mi pierna derecha, tan alta que ni siquiera he podido ponerme ropa interior porque llega más allá de mi cadera. El material satinado cubre mi pecho, sube alto en el frente, hasta donde se envuelve alrededor de mi cuello, dos piezas de seda se atan en la espalda en un gran lazo dejando que el satén sobrante caiga sobre mi espalda descubierta. Cada vez que me muevo, siento el suave y fresco material deslizarse por mi piel, haciéndome temblar. Toda mi espalda está expuesta, hasta la parte superior de mi trasero. No usé un vestido para ir al ayuntamiento. En vez de eso, elegí un traje blanco. Pero esta noche, quería vestirme para él. Una vez me dijo que estaba orgulloso de llamarme su elegida después de la ceremonia de votos. Quería que se sintiera así esta noche, sabiendo que ahora soy su esposa. Mi corazón y mi respiración comienzan a acelerarse al ver cómo me mira. Sus ojos esmeraldas suben y bajan lentamente varias veces. Levantando la mano, tira de su pajarita y se aclara la garganta. Da un paso hacia mí, yo retrocedo uno y él se detiene. —¿Vas a quemarlo? —pregunto nerviosa. Es revelador, deja a la vista mi espalda, pierna y cadera junto con una pequeña parte lateral de mis pechos. Pero de alguna manera, incluso con las partes de mi cuerpo cubiertas, todavía me siento expuesta. Comienza a caminar hacia mí de nuevo, y esta vez no retrocedo. Se acerca a mí, agarra mi rostro y sus ojos examinan los míos. —No —susurra, sus ojos bajan a mi pecho cubierto—. Blake... estás impresionante. Me sonrojo, dejando escapar un largo suspiro, y bajo la cabeza, incapaz de evitar la sonrisa que se extiende por mi rostro. Llaman a la puerta justo antes de que se abra. —¿Ryat? Levanto la vista y él responde: —¿Qué?

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—Te necesitan, hombre —le informa Gunner y luego me mira. Guiñando un ojo, me da un pulgar hacia arriba—. Esposa caliente. Mis mejillas arden. Todavía no puedo creer que hayamos hecho eso. —Gunner... —comienza Ryat. —No me iré. —Él entra en la habitación y cruza los brazos sobre su pecho con una sonrisa juguetona en su rostro. Ryat gruñe profundamente en su pecho y se gira para mirarme. —Nos vemos afuera. —Besa mi mejilla y se da la vuelta, saliendo. Me tomo un segundo para mí, cierro los ojos e inhalo profundamente, tratando de reducir la velocidad de mi acelerado corazón. Salgo de la habitación y me aseguro de cerrar la puerta de su habitación detrás de mí antes de guardar la llave en mi bolso, donde apenas cabe mi teléfono. Me dirijo al salón de baile y busco a Ryat y a Sarah, pero no los veo por ninguna parte. El lugar está lleno. Está decorado con luces blancas parpadeantes y una suave música de piano. Tan diferente a la primera vez que estuve aquí. —¿Le gustaría una copa de champán, señorita? Voy a decirle que no, asustada por mi última experiencia. Ahora no es el momento de emborracharme o drogarme. Pero ella descorcha y sirve una copa. —Sí, por favor. Me la entrega, le doy las gracias y bebo un sorbo. Las luces se atenúan un poco, la música se detiene y también las conversaciones. —Buenas noches, damas y caballeros. Me giro hacia el escenario y veo a Ryat de pie en el centro con un micrófono en la mano. —Quiero darles las gracias a todos por asistir a la ceremonia anual de la casa de los Lords. Tomo otro sorbo. —Han sido cuatro largos años —dice, pasando la mano por su barbilla como si estuviera pensando. Frunzo el ceño, preguntándome qué quiere decir con eso.

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—Como Lord, se nos enseña a nunca aceptar la derrota. Nunca renunciar a lo que queremos. Sus ojos miran más allá de mí, por encima de mi hombro. Me giro para ver lo que está mirando y me arrepiento en el momento en que lo hago. Es Matt. Está parado allí, vestido con traje y corbata como los demás, y su novia lleva un vestido negro de lentejuelas con un escote pronunciado para mostrar sus activos. Dándoles la espalda, me giro para mirar de nuevo al escenario. —Algunos de nosotros nunca conoceremos la derrota. Otros nunca conocerán la victoria —continúa Ryat—. Pero lo que puedo decirles es que los que no lo intentan nunca sabrán de lo que son capaces. Tomo un sorbo de champán. —Blakely —dice mi nombre. Y resoplo en mi bebida. Luego limpio rápidamente mi barbilla, rezando para que no se me derrame en mi vestido. ¡Otra vez no! La última vez, salí de una fiesta cubierta de alcohol. Lo miro con los ojos muy abiertos. Está allí de pie, luciendo como un hombre poderoso vestido con un costoso esmoquin, con el cabello peinado hacia atrás y bien afeitado. Él es tan hermoso. —Para los que no lo sepan, Blakely es mi elegida. ¿Qué está haciendo? Mi mano que sostiene la copa comienza a temblar. —A veces, tienes suerte en la vida. Y puedo decir que soy el hombre más afortunado de esta sala. Oh, Dios. No. no. no. —Solo mírenla. —Me hace un gesto con la mano izquierda y mis ojos se dirigen directamente a su anillo de bodas. La idea de que sea mío llena mi estómago de mariposas—. Es increíble, impresionante, de buen corazón y cien por ciento mía. No lo hagas... —Desde ayer, puedo decir que es mi esposa. Jadeos audibles llenan la gran sala, y contengo la respiración.

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—Para todo el mundo, la impresionante señora Blakely Rae Archer. — Me presenta a cientos de personas. Les doy una sonrisa temblorosa a las personas que nos brindan aplausos a continuación, deseando que el suelo jodidamente me trague. Ryat baja las escaleras y se acerca a mí, las personas se apartan de su camino. —¿Qué estás haciendo? —siseo en voz baja. Toma la bebida de mis manos y se la pasa a un camarero que pasa por allí. Me hace girar y me atrae hacia su cuerpo, sin responderme.

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Capítulo 35 RYAT Traducido por Danielle Corregido Kote Ravest

¡Que se jodan todos y cada uno de ellos! —Ryat —susurra. Sus ojos recorren la habitación. Empiezo a bailar con ella. Con una mano en su espalda desnuda y la otra acercándose a su rostro mientras “Broken” de Lifehouse empieza a sonar en los altavoces del salón. Muerde su labio inferior con nerviosismo y sus ojos continúan mirando alrededor de la habitación, mirando a todos mientras nos observan. Me detengo y paso los nudillos por su mejilla y su mandíbula antes de acercar su rostro al mío. Ella lame sus labios, humedeciendo el labial rojo mate. Paso mi pulgar sobre él, bajando mi rostro hacia el suyo. Sus bonitos ojos azules me miran fijamente, y es como si todos los demás en la habitación se desvanecieran. Solo tiene ojos para mí, pero todos la miran a ella. Mi esposa. Realmente nunca pensé mucho en mi matrimonio. Eso fue porque nunca me importó realmente. Lo veía más como un contrato. Y aunque esto es exactamente lo que era, se siente como algo más. Ella lame sus labios pintados y me inclino, presionando los míos contra los suyos. La beso. La primera vez que la besé fue ayer, de pie en el ayuntamiento, jurando mi vida por ella. La idea nunca se me había pasado por la cabeza. ¿Y ahora? Ahora no puedo tener suficiente. No importa lo que hayamos hecho, esto se siente más íntimo que cualquier otra cosa. Su lengua se encuentra con la mía y pruebo el champán. Es tan dulce como ella. Me besa con tanta pasión, tan necesitada. Es como si ella estuviera respirando por mí.

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Hace unas semanas ella estaba en este mismo lugar, y todo lo que podía pensar era que iba a arrebatársela a un hombre que odiaba. Ahora, solo puedo pensar en pasar el resto de mi vida con ella. Levanto mis manos hasta su cuello, asegurándome de que todos los que me observan puedan ver mi anillo, inclino la cabeza hacia un lado de su rostro y abro los ojos. Se posan en Matt, que está de pie detrás de ella, tal y como sabía que estaría. Espero que digan todo lo que estoy pensando. ¡Jodidamente gané! Por la forma en que sus ojos se entrecierran sobre mí y aprieta los puños, entiende el mensaje. Agarra a Ashley y se da la vuelta, huyendo con ella. Ralentizando el beso, me alejo. Sus pesados ojos se abren lentamente para mirarme. —Le debía un baile, señora Archer. —Finalmente respondo a su pregunta, y su cuerpo se funde con el mío. Una mirada de pura admiración se dibuja en su rostro de muñeca Barbie, y me hace sonreír. Quiero ver eso muchas veces más. No puede hacer daño que tu esposa se enamore de ti, ¿Verdad? Siento que no hace falta mucho.

BLAKELY Me dirijo por el pasillo hasta la habitación de Ryat. Tres copas de champán más tarde e innumerables apretones de manos con felicitaciones me han dado ganas de orinar. Desbloqueo la puerta y la cierro detrás de mí. Me estoy lavando las manos cuando escucho abrirse y cerrarse la puerta de su habitación. —¿Has visto a Sarah esta noche? —pregunto, cerrando el grifo y agarrando una toalla para secar mis manos. Me doy la vuelta y estoy a punto de dar un paso para entrar en el dormitorio, pero alguien se pone delante de mí, bloqueando mi camino. Intento gritar cuando me empujan hacia el baño, pero colocan una mano sobre mi boca presionándome contra la pared. Miro unos ojos azules claros. Empiezo a gritar detrás de su mano.

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—Shh, Blakely. Solo quiero hablar. —Retira la mano y levanta ambas frente a él. Respiro profundamente —¿Qué estás haciendo, Matt? —digo bruscamente. Si Ryat lo encuentra aquí, pateará su trasero. —Necesito hablar contigo. Empujo su pecho, pero no se mueve. —No hay nada que decir. —Cerrando el puño, golpeo contra su pecho. Suspira y retrocede, dejándome espacio para salir del baño. Me apresuro a atravesar el dormitorio y mi mano llega a la manija de la puerta cuando él habla. —Le pagó a tu padre quinientos mil para casarse contigo. Me detengo y me giro para mirarlo. Una carcajada burbujea en mi pecho, pero la obligo a bajar. —Estás mintiendo —Los hombres no pagan por sus esposas. Ese es el tipo de mierda que se ve en las películas. Él continúa. —Tu teléfono. Te rastrea con él. Mi pulso se acelera ante sus palabras. —No... —Tus llamadas y mensajes entrantes. Los bloquea —gruñe. Mis rodillas empiezan a doblarse ante el golpe en el pecho que me producen sus palabras, pero consigo mantenerme en pie. Pero argumento: —Él no podría... —Piénsalo. Tu madre me ha dicho que no puede localizarte. He intentado llamarte y enviarte mensajes de texto. —Da un paso hacia mí y me quedo congelada en mi lugar—. Ese fin de semana que se fue a Nueva York pero volvió a casa antes, bloqueó el número de Sarah para que no pudiera llamarte para venir a la fiesta aquí sin él. Las lágrimas empiezan a arder en mis ojos por el sentido que tienen sus palabras, pero no quiero creerlo. —No. ¿Cómo podría…?

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—Aquella primera noche aquí en la fiesta... ¿Cuándo me atrapó con Ashley? Recuperó tu teléfono, tus llaves y tu identificación del registro antes de llevarte a casa. Descargó una aplicación en tu teléfono para tener acceso a todo. Incluso las cosas que buscas en Google. Puede escuchar cada llamada, leer cada texto. Te rastrea. Las lágrimas caen de mis ojos mientras sacudo la cabeza, negándome a creer lo que sé que es verdad. Tiene que ser. Tiene demasiado sentido. Él suspira. —Sé que ya no hay esperanza para nosotros. Pero pensé que deberías saber con quién te has casado. —Sus ojos se posan en mi anillo. —¿Cómo...? —Me aclaro la garganta—. ¿Cómo sabes todo esto? —Porque se lo hice a Ashley —responde simplemente—. Todos los Lords se lo hacen a sus elegidas. ¿Por qué crees que hacemos que todos entreguen sus celulares en cada fiesta? Es para darnos acceso a ellos cuando todos los demás están demasiado ocupados con la fiesta. Trago el nudo que se atasca en mi garganta. Tiene que ser verdad, ¿no? Explica muchas cosas. Por qué mi madre no pudo localizarme. Por qué las llamadas de Sarah no entraron cuando se suponía que él estaba afuera, pero mágicamente lo hicieron cuando regresamos de nuestro fin de semana en la cabaña. Cómo me encontró en el jet privado de mi padre. Y el hecho de que pusiera su mano sobre mi boca y mi nariz el día después de que buscara en Google juego de respiración. —¿Cómo sabes que le dio dinero a mi padre? —pregunto, mis hombros tiemblan. Levanta la mano, rascando su nuca —Lo sé porque... —Hace una pausa, dejando caer el brazo a su lado, suspirando—. Porque ofrecí cincuenta por ti. Levantando la mano, tapo mi boca para ocultar mi sollozo. Sabía que no me amaba, ¿Pero esto? Todo era un juego para él. Yo no era más que una prostituta bien pagada. Mi padre me vendió al mejor postor. —Blakely... —Se acerca a mí, y yo doy un paso atrás, golpeando la puerta del dormitorio. Se detiene—. Estoy tan... —¡Fuera! —grito. Más que avergonzada. Avergonzada de haber pensado que estaba haciendo algo bien cuando en realidad era la cosa más estúpida.

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—Blakely... él.

—¡FUERA! —grito, apartándome del camino y abriendo la puerta para Él camina hacia ella, deteniéndose una vez que llega a la puerta.

—Ryat tenía razón en una cosa. Estás realmente impresionante. — Entonces sale de la habitación, y cierro la puerta de golpe, echando el cerrojo. Caigo sobre mi trasero y abrazo las rodillas contra mi pecho, tapando mi boca con una mano para silenciar los sollozos. Todas las personas me han vendido. Cada uno de ellos. Nadie estaba de mi lado. Nunca me preguntaron qué quería. Alejando la mano de mi boca, miro mi anillo y comienzo a tirar de él. Se desprende y sale volando por la habitación. Me arrastro con mi vestido costoso y lo recojo. Luego me acerco a su cama y lo coloco en el centro. Entrando en el baño, me miro en el espejo. El maquillaje está manchando mi rostro. Esperaba tener este aspecto esta noche por una razón diferente. Sin molestarme en limpiarlo, tomo mi bolso de mano que tiene mi teléfono, sabiendo que tengo una única oportunidad de escapar. Porque si todo lo que ha dijo Matt es cierto, Ryat me encontrará en pocos minutos.

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Capítulo 36 RYAT Traducido por Danielle Corregido Kote Ravest

—Felicidades por las nupcias, Ryat. —Gregory se acerca a mí, estrechando mi mano. —Gracias, señor. —Tomo un sorbo de mi champán. —Recuerda lo que dije. —Asiente con la cabeza—. Si necesitas algo. Házmelo saber. Te lo debo. Le hago un gesto con la cabeza y saco mi celular de mi bolsillo. Me doy cuenta de que Blake hace rato que no está. Lo guardo y miro a la multitud. Veo a Sarah y a Gunner en la esquina más alejada de la barra. Me acerco a ellos y tomo otro trago. —Oigan ¿han visto a Blake? —pregunto. —No. —Sarah frunce el ceño—. Le mandé dos mensajes de texto y no obtuve respuesta. Gunner niega con la cabeza. —Pero por cierto... suave, hombre. —Señala el escenario y el pequeño espectáculo que monté. Sonrío, pero mi sonrisa se desvanece cuando veo a Matt al otro lado del salón. Está de espaldas a la pared con una copa en la mano. La sonrisa que me dedica es la que eriza mi piel. Las alarmas se disparan cuando él se queda ahí parado mirándome. Mi celular suena, y lo saco, despidiéndolo. Veo que es un número bloqueado, así que me giro y abro la puerta corrediza de vidrio, saliendo. Me sitúo en la terraza trasera, mirando por encima de la piscina olímpica iluminada con luces blancas flotantes y presiono responder. —¿Hola?

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Hay un largo tramo de silencio que me saluda. —¿Diga? —Vuelvo a preguntar, y nada—. ¿Quién es? —Exijo. —Tu esposa. El tono frío utilizado para esas dos palabras envió un escalofrío por mi espalda, inmovilizándome. —¿Blake? —¿Cómo pudiste? —Sus palabras salen temblorosas, diciéndome que está enfadada. —¿Cómo pude qué? —Miro hacia arriba y hacia el cuidado jardín—. ¿Dónde estás? Ella suelta una carcajada áspera. —¿Quieres asegurarte de obtener lo que has pagado? Mi cabeza se levanta, y también mi pulso. —Blake .... —¿Cómo pudiste? —espeta—. Sabes, nunca esperé que me amaras. Pero fui lo suficientemente tonta como para pensar que al menos me respetabas. —¿Dónde estás? —gruño con los dientes apretados. Me doy la vuelta, abro la puerta de un tirón y entro en el salón de baile. —Hace tiempo que me fui, Ryat. —¿Dónde? —exijo, corriendo por el salón de baile y por el pasillo. —¿Quieres jugar, Ryat? Puedo jugar. Puedo jugar todo el día. Llego a mi habitación y abro la puerta de golpe. Al mirar a mi alrededor, no la veo. —Será mejor que... Ryat.

—¿Qué? —interrumpe—. ¿Regresar e inclinarme ante ti? Ni hablar,

Veo algo en la cama. Me acerco y veo que es su anillo de bodas, su bolso y su teléfono. ¡Hija de puta! Está huyendo. —Te encontraré —digo—. Ya te lo dije una vez... y Blake. —Respiro profundamente, con manos temblorosas—. Cuando lo haga, te arrastraré de

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vuelta por el cabello, pateando y gritando. —Haré lo que sea jodidamente necesario—. No me obligues a hacerte daño. Ella suelta una suave risa, como si no creyera una maldita palabra de lo que acabo de decir. El sonido se arrastra sobre mí como lava ardiente, quemando mi piel, haciéndome enfadar aún más. —No puedes encontrar lo que no puedes rastrear, Ryat. Oh, pero lo haré. —La veré pronto, señora Archer. —No. No lo harás. —Click. —¡Maldita sea! —grito, lanzando mi celular hacia el otro lado de la habitación, golpea contra la pared y la pantalla se rompe en un millón de pedazos. Mi pecho está agitado, y mis manos se levantan para tirar de mi cabello. No importa cómo haya conseguido ese anillo; ella me pertenece. Esto no cambia nada. La traeré de vuelta, pero no le gustará cómo lo haré.

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Capítulo 37 RYAT Traducido por Danielle Corregido Kote Ravest

Me siento en el sofá de cuero negro, inclinándome hacia adelante con los codos en mis rodillas. Mi mano derecha gira distraídamente mi anillo de bodas Hasta que la muerte nos separe está grabado en el interior de la alianza, idéntico al de mi esposa. Hace dos días que se fue. Ni una sola palabra, ni una pista de adónde fue. Y ni puta idea de por dónde empezar a buscar. Desapareció puf, como un fantasma. Cuando la encuentre, y lo haré, voy a necesitar toda mi fuerza de voluntad para no matarla. Así de enfadado estoy. Mi nuevo teléfono vibra en mi bolsillo y lo saco para ver que es un mensaje de un número desconocido. Negativo. Volviendo a guardarlo, rechino los dientes. Bueno, esto es interesante. Pero algo a lo que no tengo tiempo de dedicar mi vida ahora mismo. Un problema a la vez. —¿Qué sabemos? —pregunta mi suegro, sentado detrás de su escritorio en su oficina con vistas al centro de Dallas. Una vez más, en medio de la noche. —Nada —responde Prickett, sentado a mi derecha. No he hablado mucho desde que me enteré de que había decidido presentarse. Parece inútil porque no hay mucho que decir.

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—Ella no regresó a su apartamento, su auto todavía está en el mismo lugar que antes y dejó su celular en la casa de los Lords, junto con su anillo de boda —informa Gunner, sentado a mi izquierda. Mi padre suspira mientras está de pie junto a la ventana del suelo al techo. —Ella simplemente desapareció. —La gente no desaparece sin más. —Su padre golpea sus manos sobre su escritorio. Estoy seguro de que Phil también quiere estrangularla—. Necesita dinero para sobrevivir. —Ella puede conseguir un trabajo —ofrece Prickett. —Ella nunca ha tenido uno en su vida. ¿Qué habilidades tiene? — gruñe—. Pero si ella consigue uno, entonces habrá un registro de ella en algún lugar por ahí. —No si está ganando dinero, cobrando por debajo de la mesa —afirma Gunner, sentándose en el sofá—. Se me vienen a la mente Las Vegas y las strippers. Mis manos se aprietan ante sus palabras, y quiero darle un puñetazo por siquiera pensar eso. —Matt hizo su jugada —afirma mi padre, dándose la vuelta para mirar a la habitación—. Se dio cuenta de que su oportunidad con ella se había esfumado, así que optó por sabotear su matrimonio con Ryat. —Sus ojos se encuentran con los míos—. Probablemente planeaba que ella hiciera una gran escena delante de todos, pero se le concedió algo mejor cuando ella huyó. Habíamos visto el vídeo de Matt y mi esposa en mi habitación cuando llegamos hace treinta minutos, lo he visto más veces de las que puedo contar ahora. Uno pensaría que me daría cuenta de que no hay evidencia que me diga a dónde fue ella. Pero el vídeo no me hizo cambiar de opinión sobre la situación en la que nos ha dejado. Me importa una mierda lo molesta que esté conmigo; igual va a pagar por esto. También lo hará Matt, pero él vendrá después. Ahora mismo, ella es mi principal prioridad. Phil pasa las manos por su rostro, dejando escapar un profundo suspiro. —Encuéntrala. —Sus ojos se encuentran con los míos—. Encuéntrala y tráela de vuelta. Por la fuerza que consideres necesaria.

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Asiento una vez. Lo había planeado de todos modos, pero gracias por el permiso. —Sus mayores amenazas son los que quieren hacerle daño a Ryat — continúa—. La esposa de un Lord es alguien que puede ser utilizado contra nosotros. Y acaba de anunciarse al maldito mundo. Los matrimonios dentro de los Lords son siempre para crear poder. Las esposas han sido secuestradas para pedir rescate. Algunas han sido violadas, otras asesinadas. Cualquiera de nuestros enemigos puede ver lo que tenemos y tomarlo. No importa si la pareja se ama o no. Todavía impacta nuestro mundo. Una esposa es nuestro juguete y también nuestra debilidad. —Ella es vulnerable estando sola. —Se pone de pie y empuja la computadora tirándola del escritorio. Se estrella contra el suelo—. ¡MIERDA! —Colocando las manos sobre la superficie, respira con dificultad—. No podemos ir a la prensa con esto. No podemos hacer nada para que el público sepa que está desaparecida. Nos traerá una maldita guerra. Alguien podría verla y atraparla antes de que la encontremos. —Sus ojos me retan a discutir. No lo hago. Para cuando encontremos su cuerpo, será demasiado tarde. Él tiene razón. No podemos confiar en nadie fuera de esta habitación. —Voy a encontrarla —digo con calma, rompiendo por fin mí silencio. Pero lo que nadie sabe es que yo soy la mayor amenaza que tiene ahora mismo.

BLAKELY —Puedes besar a tu novia. De todo lo que he hecho desde que me encontré con Ryat en el pasillo de Barrington, esas son las palabras más aterradoras que he escuchado. ¿Besar? El pensamiento me golpeó como un ladrillo en la cabeza. El golpe casi me hace perder el equilibrio. No nos hemos besado en los labios ni una sola vez. Honestamente, ni siquiera pensé en eso. Que esto tenía que pasar. Da un paso hacia mí, su mano derecha acaricia mi mejilla, sus ojos se posan en mis labios separados y respiro profundamente cuando su pecho se presiona contra el mío.

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Levanto la cabeza para mirarlo. Mi corazón late con fuerza y gotas de sudor se forman en mi nuca. ¿Por qué estoy tan nerviosa? Ya he besado a un chico antes. Diablos, incluso he besado a Sarah antes. ¿Pero a Ryat? Besar a mi ahora esposo suena demasiado íntimo, prohibido. Pero no puedo evitarlo. Hay que hacerlo, es una tradición para bendecir el matrimonio. Presionando sus labios contra los míos, mis ojos se cierran justo cuando mis labios se separan. Su tacto es tierno, sus labios casi necesitados. Me abro a él, dándole lo último que tengo para ofrecerle, y mi cuerpo se amolda al suyo cuando su brazo libre se envuelve alrededor de mi cintura, abrazándome con fuerza. Su lengua entra en mi boca, encontrándose suavemente con la mía, y gimo en su boca, queriendo más. Necesitando esa agresividad que él siempre tiene. Mis manos se deslizan por su espalda, agarrando su camisa abotonada, y me aferro a él. Lo necesito más cerca. Pero se aparta y abro mis pesados ojos, decepcionada por no haberlo hecho eso antes. Sus ojos ya están en los míos y lame sus labios como si necesitara probarme una vez más. Su mano que ahueca mi rostro se mueve para pasar sus nudillos por mi mejilla mientras susurra: — Ahora eres mía para siempre, señora Archer. —¿Señorita? —¿Qué? —Parpadeo, intentando quitarme de la cabeza el recuerdo del día de nuestra boda. Ha estado en repetición desde que lo dejé. —¿Me puede dar una Bud Light? —dice el hombre, levantando la mano hacia mí desde su mesa. Asiento. —Por supuesto. ¿Algo más? —¡Contrólate, Blakely! Por algo lo dejaste. Me regala una suave sonrisa, sus ojos color ámbar caen sobre mis pantalones ajustados. —Una foto tuya. ¡Qué bonito! Después de ofrecerle una risa falsa como si su broma fuera divertida, me giro y me dirijo a la barra para tomar su pedido.

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—Acabas de conseguir una nueva mesa —asiente detrás de mí Janett, la camarera y propietaria. Mirando por encima de mi hombro, veo a tres hombres sentados. —Necesito una Bud Light —digo, y ella me abre una. La coloco en mi bandeja, se la doy al hombre y me dirijo a mi nueva mesa—. ¿Qué puedo ofrecerles? —pregunto, sosteniendo la bandeja redonda contra mi cadera derecha. Esta es mi vida ahora. Una camarera en un bar de mala muerte en medio de la maldita nada. He estado fuera durante tres semanas. Sin teléfono, sin auto, sin acceso al mundo exterior más allá de lo que veo aquí, que es exactamente como lo quiero. No sé hasta dónde llega el alcance de los Lords cuando se trata de la policía o los federales. Pero Ryat sigue viviendo en mi cabeza, y lo odio. Dejé todo cuando salí corriendo de la casa de los Lords. Sabía que no volvería. Para escapar, necesito una nueva vida. Tenía algo de dinero ahorrado, pero no podía volver corriendo a mi apartamento y agarrarlo, así que hasta que pudiera ahorrar algo de nuevo, necesitaba un trabajo que pasara desapercibido. Me presenté y Janett me contrató en el acto. Creo que supo, por mi vestido de satén blanco y mi maquillaje embadurnado, que estaba huyendo de alguien. Y, por supuesto, el hecho de que no tuviera número de contacto ni identificación. Ella me ayudó. Se lo debo. —Quiero una Corona —dice uno de los chicos por encima de la música. El segundo asiente—. Sí, suena bien. Que sean dos. —El tercero deja el menú y me mira. Sus ojos azul oscuro se fijan en mi camiseta blanca. Me queda muy ajustada, tirando del sujetador negro que llevo debajo, con clase, lo sé. Teñí mi cabello de negro con una caja barata de la tienda de un dólar que está al final de la calle. Intentaba pensar en un millón de cosas que podría hacer para cambiar mi aspecto en caso de que mi foto o mi nombre salieran en las noticias. Pero, para mi sorpresa, eso no ha ocurrido. Cada día que salgo, me siento más nerviosa. Como si mi tiempo se estuviera acabando. No pienso quedarme aquí mucho más tiempo. Sé que tengo que seguir moviéndome para evitar mi pasado. Ya me siento como si me estuvieran vigilando. Pero sigo diciéndome que es una locura. Si Ryat estuviera aquí y supiera dónde estoy, se daría a conocer. No tiene suficiente paciencia para esconderse en las sombras y observarme.

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—¿Cómo te llamas? —pregunta, apoyando sus antebrazos en la mesa e inclinándose hacia mí. —Rae —digo mi segundo nombre. Sigo queriendo ser cuidadosa. De todos modos, así es como me llama todo el mundo aquí. —Rae. —Pasa la lengua por sus blancos dientes—. Bueno, ¿Qué sugieres, Rae? —Depende de lo que te guste. —Me encojo de hombros. Aquí no somos tan experimentales con las bebidas. La clientela suele preferir lo normal. No voy a repasar toda la lista cuando está justo frente a él. —Me gusta. —Se recuesta en su asiento, sus ojos se posan en mis pantalones cortos como el último chico, y tengo que abstenerme de poner los ojos en blanco. Así es como hago mis propinas. —Detente, hombre. —Su amigo le da una palmada en el brazo, riéndose—. Seguro que tiene novio. Esposo, en realidad. Si tengo suerte, me ha dado la anulación, pero lo dudo mucho. Ryat es más bien del tipo que hace redactar papeles falsos sobre una muerte atroz en mi nombre. Es lo menos que ese hijo de puta podría hacer por mí. —¿Entonces? —El tipo se ríe de su amigo—. ¿Qué dices, sexy? ¿Sales conmigo después de tu turno? ¿Sexy? ¿Realmente funciona eso para los hombres? —No salgo hasta las tres —informo. El hecho de que piense que engañaría a mi novio imaginario es suficiente insulto. Está claro que solo quiere follar. Nadie tiene una cita a las tres de la mañana. No voy a decir que no lo haya pensado. Pasar de tanto sexo como Ryat y yo teníamos a no follar nada es una mierda. Esta mañana, tuve que acostarme en la bañera y abrir las piernas para que el maldito grifo diera en el clavo mientras estaba a tope. No tengo nada para masturbarme, y no consigo hacerlo con mis dedos. Es frustrante, como mínimo. —Está bien. —Junta sus manos y las coloca detrás de su cabeza, sonriendo hacia mí—. Esperaré hasta que te vengas. Entonces nos vendremos juntos. —¿Qué quiere beber, señor? —pregunto, conteniendo un suspiro. La risa de su amigo aumenta.

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—Amigo, pide tu maldita bebida y déjala en paz. —Sorpréndeme —dice finalmente. Dándoles la espalda, me dirijo a la barra. —Tres Coronas, por favor. Ella asiente y se gira para traerme las cervezas, y él inunda mis recuerdos como siempre. —¡Ryat! —Chillo cuando se agacha y me levanta, acunándome en sus brazos en medio del camino de entrada—. ¿Qué estás...? —Es tradición llevar a tu mujer al otro lado del umbral —informa, entrando en la cabaña. Sonrío. —Nunca pensé que fueras el tipo de persona que se preocupa por la tradición. Entrando en el dormitorio, me arroja sobre la cama y, antes de que pueda levantarme, se coloca a horcajadas sobre mis caderas con una mano a cada lado de mi cabeza, inmovilizándome. —Creo que descubrirás que estoy lleno de sorpresas, señora Archer. —Aquí tienes. —Coloca las bebidas en mi bandeja, devolviéndome una vez más al presente. —Gracias —murmuro. —¿Estás bien? —pregunta, deteniéndome antes de que pueda alejarme. —Sí —miento, y sus escepticismo—. Estaré bien.

ojos

marrones

claros

me

miran

con

—Mira. —Se inclina, apoyando los antebrazos en la barra—. No conozco la historia, y no necesito saberla, pero te prometo que estarás mejor.

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—No puedo salir —dice Janett en su teléfono, de pie detrás de la barra. Hemos cerrado hace una hora cerrados y casi hemos terminado de limpiar— . No —dice ella—. Tengo algunas cosas más que hacer... —Puedes irte si lo necesitas —digo. Me mira, y espero que no esté enfadada conmigo por haber escuchado su conversación. Somos las únicas que quedamos aquí, y la música está apagada, así que hay silencio en este momento. —Sí, de acuerdo —dice después de una larga pausa—. Ahora mismo voy. —Guarda su teléfono y me mira—. ¿Estás segura? —Sí —digo asintiendo—. No te preocupes. Cerraré. —Gracias, Rae. Eres increíble. Nos vemos mañana. —Agarra su bolso de debajo de la barra, coloca las llaves encima para mí y sale corriendo por la puerta principal. Agarro las llaves y me dirijo a cerrar las puertas delanteras detrás de ella desde dentro. Luego me acerco a las bolsas de basura alineadas frente al bar. No tengo prisa por volver a mi habitación de hotel. El lugar es una mierda, pero es barato. De nuevo, bajo el radar. Acepta dinero en efectivo. La señora de al lado siempre tiene visitas, y estoy bastante segura de que por la forma en que su cama golpea la pared, le pagan por su tiempo. Levantando dos de las bolsas, las llevo torpemente por la puerta trasera hacia el callejón, hasta el contenedor. Las dejo en el suelo, abro la tapa y las arrojo una a la vez. Lo cierro de golpe, doy una palmada para quitar la suciedad y me doy la vuelta encontrando una figura frente a mí. Saltando hacia atrás, grito. —Oye, Rae —dice el chico de antes, de pie frente a la puerta, bloqueando mi única entrada. —Me asustaste —musito, con la mano sobre mi corazón acelerado—. ¿Qué... qué estás haciendo aquí? —Te he estado esperando. Me alejo un paso de él, mi espalda golpea el contenedor de basura que huele mal. Hemos cerrado hace más de una hora. ¿Me ha esperado todo este tiempo? —Tienes que irte —digo y trato de esquivarlo, pero se mueve hacia un lado, bloqueándome. —Vamos. —Sonríe—. ¿De verdad crees que no sé quién eres?

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Mi estómago da un vuelco, pero intento disimularlo. —No sé... —Eres Blakely Rae Archer. Se me corta la respiración porque él sabe mi nombre completo. Mis ojos se dirigen a su mano derecha, pero no veo el anillo que sé que lleva Ryat con el escudo de los Lord. ¿Este tipo es miembro? —¿Te envió Ryat? —pregunto, con voz temblorosa. Su sonrisa se hace más grande. Si esto es una prueba, siento que acabo de fallar. —Solo dile que no me encontraste. Por favor... Agarra mis hombros y me hace girar, presionando mi espalda contra la puerta trasera del bar acercando su rostro al mío. —¿Por qué iba a hacer eso? —Por favor —ruego. No puedo volver. Lo he pensado, pero ya ha pasado demasiado tiempo. Ryat me mataría. No tengo ninguna duda de que he sobrepasado una línea que no se puede deshacer. Y supe en el momento en que decidí huir que estaría huyendo el resto de mi vida. Pero eso era mejor que la alternativa. Ryat, mi madre, mi padre, Matt, todos me convirtieron en una mujer tonta. Una estúpida, una idiota que pensó que podría valer algo. —¿Qué harás por mí? —pregunta. Trago el nudo en mi garganta. —Tengo algo de dinero... Él echa la cabeza hacia atrás, riendo. —No quiero tu dinero, perra —espeta en mi rostro, haciéndome gemir—. No, quiero lo que tiene Ryat. —Dando un paso hacia atrás, me da el espacio suficiente para levantar mi rodilla, haciendo contacto con sus testículos. —Mieeeeeeeerda. —Doblándose, se agarra a sí mismo. Me empujo de la pared para correr por el callejón. Pero una mano agarra mi cabello y me tira al suelo. —¡Suéltame! —grito, pateando, pero él cae y se pone a horcajadas sobre mí, su peso me inmoviliza en el suelo desigual y frío. Llovió más

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temprano esta noche, así que el agua empapa la poca ropa que llevo y mi cabello. —No hasta que consiga lo que me debe —gruñe, envolviendo ambas manos alrededor de mi cuello y apretando. Arqueo mi espalda, mis manos agarran sus antebrazos y mis labios se abren, intentando respirar, pero él me está restringiendo el aire. Mis zapatos golpean el hormigón y mi rostro late como un tambor. Mis ojos se llenan de lágrimas, haciendo que su figura se vuelva borrosa. —Voy a devolverte a él en malditos pedazos —gruñe, sacudiéndome. Los puntos se apoderan de mi visión, mi pecho se agita en busca de una bocanada de aire mientras mi cuerpo empieza a abandonar la lucha. Mis manos caen sobre el hormigón a mi lado y mis ojos se vuelven pesados. Justo cuando creo que estoy a punto de morir, alguien tira de su cabeza hacia atrás y veo un cuchillo deslizarse por su garganta. La sangre sale a chorros de la herida abierta, rociándome, y sus manos se aflojan lo suficiente como para liberarme. Tosiendo, me arrastro hacia atrás antes de que su cuerpo caiga al suelo donde yo estaba acostada. Tratando de recuperar el aliento, ahora mojada y cubierta de sangre, miro al hombre que está de pie detrás de él, y mi estómago se revuelve. Es mucho más aterrador que el hombre que acaba de intentar matarme. Ryat Alexander Archer me ha encontrado.

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Capítulo 38 RYAT Traducido por Danielle Corregido Kote Ravest

Miro hacia abajo, observando esos bonitos ojos azules que me miran desde su trasero con absoluto asombro. Está tan hermosa como la recuerdo. Su cabello es más oscuro, pero aparte de eso, se parece a la mujer de ojos azules y rostro de muñeca Barbie con la que me obsesioné. La sangre ahora cubre su camiseta blanca, su cuello y parte de su rostro. Me gusta cómo se ve, realmente resalta sus ojos y sus labios pintados de rojo. Está sentada en el suelo, y sus grandes tetas rebotan mientras jadea, intentando recuperar la respiración después de que el hijo de puta la asfixiara hasta casi matarla. Si alguien la mata, seré yo. Tengo ese privilegio. Ella es mi esposa. Yo decido cuándo termino con ella, y mi polla metida dentro de mis pantalones me recuerda que aún no he llegado a ese punto. Levanto el cuchillo en mi mano y paso la hoja por mis jeans, limpiando su sangre de ambos lados en mi muslo. Ella retrocede un poco más, poniéndose de pie. Se da la vuelta para correr, pero Prickett y Gunner se sitúan al final del callejón, bloqueando su salida. Me mira y luego se precipita dentro del bar por la puerta trasera. —Gunner, ocúpate de las cámaras de seguridad —digo, y él asiente— . Prickett, tú vienes conmigo. Abro la puerta trasera y paso al interior, sabiendo que no hay ningún lugar para que ella pueda escapar de aquí. Ya cerramos con cadenas las puertas delanteras desde fuera. El sonido del traqueteo me hace sonreír. Al menos entiende la gravedad de sus actos. Nos mira por encima del hombro, su cabello golpea su rostro. Y comienza a correr, pero Prickett la agarra y la arroja encima de una mesa, donde rueda de lado al suelo, llevándose un par de sillas.

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Acostada boca abajo, deja escapar un gemido mientras intenta levantarse lentamente sobre sus manos y rodillas. Pero Prickett la levanta de un tirón, inclinándola sobre el costado de la mesa y tirando de sus brazos detrás de su espalda con una mano. Mete la otra mano en su bolsillo trasero para sacar las esposas. Ella empieza a recuperar algo de fuerza y comienza a gritar mientras lucha contra él, pero él las asegura y las aprieta con fuerza para hacerla gritar. Camino hacia la mesa y recojo una de las sillas que se cayó. Girándola, me pongo a horcajadas sobre ella, colocándome justo en frente de donde su cabeza cuelga del borde. Prickett sigue de pie detrás de ella, con el antebrazo en su espalda, presionándola contra la superficie de madera. Levantando el cuchillo, lo presiono suavemente contra su frente, y su cuerpo se pone rígido. Lentamente lo paso por un lado de su rostro, apartando el cabello para poder mirarla a los ojos. Los cuales me miran fijamente. —Hola, Blake —digo cariñosamente. —Solo jodidamente mátame —suelta entre dientes apretados. Inclino la cabeza hacia un lado, pasando el cuchillo por debajo de la punta de su barbilla, y presiono la piel, obligándola a inclinar más la cabeza para no cortarse. —¿Por qué iba a hacer eso? Te amo. Ella resopla ante la mentira, la acción hace que los mechones de cabello suelto se arremolinen alrededor de su rostro. Quitando el cuchillo de debajo de su barbilla, lo bajo un poco, y rebusco en mi bolsillo para recuperar su anillo de bodas. —Pensé que querrías recuperar esto. —Lo pongo delante de su rostro. —Lo único que quiero es el divorcio. —Muestra sus bonitos dientes blancos. La mesa traquetea cuando comienza a luchar contra el agarre de Prickett. Había olvidado lo mucho que disfrutaba de esta faceta de Blakely. Las cosas se estaban poniendo demasiado cómodas entre nosotros antes de que se fuera. Ya sabes, aceptando esos sentimientos y todo porque se veía impresionante en un vestido. Menos mal que estamos de vuelta en el camino ahora.

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—Hasta que la muerte nos separe, Blake. Y no estoy listo para matarte todavía. Ella empieza a luchar con más fuerza, pero él la mantiene inmovilizada. Quita el antebrazo de su espalda y se coloca sobre ella, agarrando su cabello con las manos y tirando de su cabeza hacia arriba. La acción la obliga a gritar y yo aprovecho para sacar las dos pastillas de mi bolsillo y meterlas dentro de su boca antes de taparla con mi mano. Su cuerpo se agita y me levanto de la silla, pateándola fuera de mi camino. Me agacho frente a ella y coloco la otra mano alrededor de su delgado cuello, sujetándola, pero sin restringirle el aire. Mi rostro está a centímetros del suyo, y veo cómo sus ojos comienzan a llenarse de lágrimas mientras intenta sacudir la cabeza. —No importa si las tragas o se disuelven, Blake. El resultado es el mismo. Parpadea, lo que hace que las lágrimas se derramen por sus mejillas hasta mi mano, manchadas con la sangre del tipo que maté en el callejón. Sus fosas nasales se ensanchan antes de tragarlas con mi mano alrededor de su cuello. —Esa es mi buena chica —alabo, y ella gime. Retiro ambas manos y le hago un gesto a Prickett. Él también suelta su cabello y se aparta de ella, alejándose para ir a ayudar a Gunner, ya que nos iremos pronto. Enderezándome, la hago rodar sobre su espalda, sujetando sus brazos esposados debajo de ella. Aparto el cabello de su rostro ensangrentado y lleno de lágrimas. Parpadea y sus ojos se vuelven pesados. —Te odio —susurra. —Lo sé —digo, pasando mis dedos por su cuello, luego por su pecho hasta su vientre expuesto. Ha perdido algo de peso. Me hace preguntarme cuánto ha renunciado para evitar esta situación—. Pero tampoco me importa. Gimiendo, aparta la vista de mí para mirar al techo, parpadeando lentamente mientras nuevas lágrimas se deslizan por un lado de su rostro. —¿Cómo? —sorbe la nariz antes de lamer sus labios. Sonrío, mis nudillos rozan sus lágrimas.

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—Te lo dije... no puedes huir de mí. —Me inclino y beso su mejilla, saboreándola. Joder, la he extrañado. No he dormido mucho desde que se fue, pensando en lo que le haría una vez que la volviera a ver. Ahora que la tengo, quiero atarla a mi cama y recordarle cuánto le encanta que la posea— . Siempre te encontraré. Cuando cierra sus pesados ojos esta vez, no se abren. Su cuerpo se relaja y su respiración se estabiliza. Tiene marcas en el cuello del bastardo que intentó matarla. La poca ropa que lleva está mojada con salpicaduras de sangre. Se la arrancaré y la quemaré. Coloco mis brazos debajo de ella, levantando su cuerpo inerte de la mesa justo cuando Prickett y Gunner salen por la parte de atrás. —Vamos —ordeno.

BLAKELY Me incorporo, jadeando. Coloco la mano sobre mi pecho y me doy cuenta de que ya no llevo el uniforme, sino una camiseta de gran tamaño. Mis ojos se mueven sin rumbo, viendo que estoy en una cama. Una que conozco demasiado bien. El olor de su colonia que persiste en la habitación es como una nube de humo que me asfixia. ¡Él me trajo de vuelta! El pensamiento es paralizante. Fracasé. Aunque hice todo bien, me las arreglé para que me atraparan. —Buenos días, señora Archer. Mi cabeza se inclina hacia la izquierda y veo a Ryat de pie en la puerta de su baño contiguo dentro de su habitación en la casa de los Lords. Aparto las sábanas y salgo de la cama. Mis piernas temblorosas me hacen caer sobre su cómoda, haciéndola sonar. —Aléjate de mí —advierto, con voz rasposa por el hombre misterioso que me asfixio y por lo que Ryat me obligó a tragar. Mi mente todavía está un poco confusa, pero entiendo que estoy en peligro. Se ríe y se mete las manos en los bolsillos delanteros de sus jeans, luciendo un poco fresco y sereno mientras se apoya contra el marco de la puerta. —Eso será difícil ya que estamos casados, Blake.

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—Te dije que quiero el divorcio —gruño. Se aparta del marco de la puerta y yo corro hacia la puerta del dormitorio, pero él es más rápido, mi cuerpo aún está débil, lo que le da ventaja para ponerse delante de mí. Levanta su mano e inclino la cabeza, gimiendo, con manos temblorosas. —Shh —dice, tocando suavemente mi rostro, obligándome a mirar hacia él—. No voy a hacerte daño, Blake. —Sí, lo harás. —Respiro con dificultad. Al principio me prometió que lo haría. Resulta que tenía razón, y me gustó. —¿Eso es lo que quieres? —pregunta, sus ojos examinan los míos y trago nerviosamente. Había olvidado lo intensos que pueden ser—. ¿Quieres que te castigue? —No —susurro, pero mi corazón se acelera al pensarlo. Mi cuerpo sabe de lo que es capaz, y jodidamente lo ha extrañado. —¿Estás segura? —Su mano abandona mi mejilla, bajando por el centro de mi pecho por encima de la camiseta—. Mi polla te ha extrañado, pequeña. —Se inclina, besando tiernamente mi frente, y contengo la respiración—. ¿Me ha extrañado mi coño? —No —miento, mis muslos se tensan al pensar en él entre mis piernas. Incluso cuando estaba aterrorizada de que me encontrara, todavía soñaba con él. Veía su rostro, escuchaba su voz y sentía su cuerpo sobre el mío. Lo imaginé encontrándome, secuestrándome y follándome, tal como lo hicimos con mi fantasía de sexo forzado, pero nunca se lo diré. Frunce el ceño. —Es una pena. —Las yemas de sus dedos rodean mi pezón, haciendo que se endurezca al tocarlo a través de la camiseta, y me doy cuenta de que me ha quitado el sujetador. Una vez satisfecho con la respuesta de mi cuerpo, toma un puñado de mi cabello y tira lentamente de mi cabeza hacia atrás—. Pero para que lo sepas... —Se inclina acercando sus labios a mi oreja y susurra—: Te pondrás de rodillas y abrirás la boca. Abrirás esas piernas suaves y sexys para mí. Y yo tomaré ese culo. —Se aparta, y sus ojos verdes se oscurecen mientras se clavan en los míos, haciendo que mi pulso se acelere—. Me follaré a mi esposa. Cuando y como quiera. Trago el nudo en mi garganta ante su amenaza mientras mi coño palpita. ¡Estoy jodida!

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Se aparta. —Y por mucho que quiera recordártelo ahora mismo, llegamos tarde. Tenemos una reunión. —Agarrando mi mano, me saca de la habitación y por el pasillo. Entramos en un ascensor y pulsa la letra B para ir al sótano. Aparto mi mano de la suya cuando se cierran las puertas. Me sorprende que permanezca en silencio. Supuse que me arrinconaría aquí, pero tal vez ya dijo todo lo que quería decir. —¿Dónde está el uniforme que llevaba? —pregunto. —Lo quemé —responde, sin molestarse en mirarme. Hijo de puta... La puerta se abre, entramos en un pasillo y nos dirigimos hacia una puerta cerrada. Abre la puerta y se hace a un lado para permitirme entrar. Al entrar, me detengo. Mis piernas no pueden llevarme más lejos. Mi padre está sentado en una silla con un hombre que no conozco a su lado. —Blakely —gruñe mi nombre y se pone en pie. Me doy la vuelta para salir, pero Ryat me empuja hacia el interior de la habitación, cerrando la puerta detrás de él y encerrándome. —¿Tienes idea de lo que has hecho? —grita mi padre, caminando alrededor de la larga mesa. —¿Yo? —jadeo, señalando con un dedo mi pecho—. Me vendiste. Él resopla. —No acepté ni un centavo por ti. Frunzo el ceño. —Pero Matt... —Matt estaba enfadado porque Ryat anunció tu matrimonio. Habría dicho cualquier cosa para que te fueras —añade el hombre que permanece sentado. Parece mucho más tranquilo que mi padre, lo que me hace preguntar quién es y por qué está aquí. No. Matt no solo fue convincente, las cosas que dijo tenían sentido. Como piezas de un rompecabezas que encajaron. Pero para asegurarme, me doy la vuelta para mirar a Ryat. —¿Así que no ofreciste dinero por mí?

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Se apoya en la puerta cerrada como para bloquearla en caso de que intente huir. Cruzando los brazos sobre su pecho, responde: —No. Lo hice. Me quedo con la boca abierta. Mierda, lo sabía. —No soy una puta, Ryat. No dice nada, pero mi padre no ha terminado. —Siempre supe que Matt era un lamentable pedazo de mierda. Es por eso que obligué a Ryat a elegirte como su elegida. Parpadeo. No acaba de decir lo que yo creía. —¿Tú qué...? —Vuelvo a mirar a Ryat y, una vez más, no dice nada. Solo me mira fijamente como cuando estaba tirada en el pasillo después de chocar con él. Amenazante e indiferente al mismo tiempo. Ese Ryat juguetón y despreocupado de nuestra noche de bodas ya no existe. De vuelta a los negocios. Para él solo soy una maldita orden. —Pero él eligió casarse contigo —escucho que añade mi padre. —¿Qué? —Doy un paso atrás, para poder verlos a los dos al mismo tiempo. Me duele la nuca, probablemente porque Prickett me inmovilizó sobre la mesa. Estoy cansada de mirar a mi padre y a mi esposo—. Haces que parezca que debería estar agradecida —le digo a mi padre. ¿Qué espera que haga? ¿Qué me ponga de rodillas y dé las gracias a Ryat por casarse conmigo para no tener que pasar mi vida con Matt? Ahora mismo, estoy intentando ver cómo Ryat es mejor. ¿Por qué tenía que ser uno o el otro? —Deberías —exige, acercándose a mí. Una mano agarra la parte superior de mi brazo, soy empujada hacia un lado y golpeo un cuerpo duro antes de que Ryat ponga su brazo alrededor de mis hombros. Mi padre deja escapar un largo suspiro. —No voy a ponerle las manos encima como hizo mi eposa. Parpadeo, tratando de seguir el cambio de tema. —¿Cómo sabes eso? —Ryat tuvo que haberle informado de lo sucedido. Es la única otra persona que lo sabe. Mi padre agita una mano, restándole importancia.

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—Ahora que has vuelto, tenemos mierda de la que ocuparnos — afirma. —¿Cómo qué? —pregunto, con el pulso acelerado. ¿Qué es lo que hay que hacer? —Hay que iniciarte. Esa palabra hace que se forme un nudo en mi estómago. —¿Qué quieres decir? —pregunto lentamente, alejándome de Ryat. Afortunadamente, me suelta. —Quiero decir que Ryat va a ser poderoso... —Sí, sí, un juez de renombre en Nueva York —interrumpo—. ¿Pero qué tiene que ver eso conmigo? El otro hombre se levanta de su asiento. —¿Quién te dijo eso? —exige, con los ojos clavados en los de Ryat por encima de mi hombro. —Matt —respondo. El silencio cubre la habitación, haciendo que mi respiración se acelere. ¿Se supone que no debía saberlo? Si es así, qué harán ahora que saben que lo sé. —No se lo dije a nadie —añado rápidamente—. Ryat ni siquiera sabía que yo lo sabía. —¿Eso es cierto? —le exige el hombre a Ryat. —Sí —gruñe. ¡Mierda! ¿Ahora está aún más enfadado conmigo? ¿Se suponía que tenía que decirle lo que sabía? —¿Por qué... por qué es un secreto? —pregunto. El hombre toma asiento, mirándome ahora. —De todos modos, las Ladies tienen diferentes escalafones, al igual que los Lords —continúa, ignorando totalmente mi pregunta—. Tú estarás lo más alto posible. Una Lady siempre está a la altura de su Lord. Levanto mis manos y froto mis sienes, cerrando los ojos durante un breve segundo.

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—Estoy jodidamente cansada, y un poco lenta por estar drogada. — Mis ojos se abren—. Entonces, ¿Alguien puede explicarme qué está pasando en lugar de hablar con acertijos? —espeto. ¿Qué mierda es una Lady? ¿Y qué tiene que ver con que Ryat sea un Lord? —Recibirás un mensaje de texto en el que se te dará un nombre, un lugar y una hora —comienza mi padre—. Estas serán las órdenes de tu iniciación. Resoplo. —¡No me uniré a esta sociedad secreta! —Han perdido la maldita cabeza—. No quiero tener nada que ver con los Lords. El otro hombre se pone en pie de un salto. —Harás lo que te digamos... —Déjenos solos —interrumpe Ryat al hombre. El tipo sale furioso, pero mi padre se toma su tiempo. Se acerca a nosotros y pone la mano en el hombro de Ryat. —Espero que sepas lo que estás haciendo. —Luego se marcha. —¿Qué está pasando, Ryat? —exijo en el momento en que la puerta se cierra detrás de ellos—. Y no me mientas. Aparta una de las sillas de cuero negro de la mesa y me hace un gesto para que me siente. Poniendo los ojos en blanco, me siento en ella. Ryat retira la que está a mi lado y la gira para que estemos de frente. Se inclina hacia delante y apoya los codos en las rodillas. —Ya estamos casados, Blake —me recuerda—. Si no te inicias, te destituyen como Lady. Mis ojos se agrandan. —¿Podemos divorciarnos? —Quizá haya esperanza después de todo. —¡No! —espeta, haciéndome saltar. Baja la cabeza y pasa las manos por su cabello. Una clara señal de que se está enfadando conmigo. Me tomo un segundo para mirarlo bien y veo lo cansados que parecen sus ojos verdes. Me pregunto si habrá perdido el sueño como yo. Me pregunto si habrá pensado en mí como yo en él. —No lo entiendo. —Suavizo mi voz—. Acabas de decir... —O matas o te matan —gruñe, interrumpiéndome.

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Me río, pero me detengo cuando me mira fijamente. —Esto tiene que ser una broma, ¿no? —¡No hay manera de evitarlo! —grita, poniéndose en pie de un salto. No puede hablar en serio. Todavía debo estar bajo los efectos de la droga. Tal vez estoy teniendo una pesadilla. O posiblemente esté alucinando. —No puedo... —Sí, puedes. —Asiente con la cabeza—. Sabía lo que tendrías que hacer al entrar en esto. —¿Cómo pudiste? —susurro, sintiendo un nudo en la garganta. Fui un encargo que él trató de comprar. ¿Y ahora soy una Lady que tiene que matar a alguien? —Todos hacemos sacrificios para conseguir lo que queremos —afirma. Me pongo de pie con las piernas temblorosas y mis manos cerradas en puños a mis costados. Al acercarme a él, me mira, sus ojos verdes son lo más fríos que he visto nunca. Me hace darme cuenta de lo buen actor que fue y de lo estúpida que soy. —¡Lo que pareces no entender es que ya no quiero ser tu esposa, Ryat! Y no quiero unirme a tu estúpida sociedad secreta. Así que no, no quiero sacrificar nada por ti porque no quiero estar contigo. —Mi corazón martillea en mi pecho mientras la sangre se precipita en mis oídos ante la mentira. No puedo dejar que vea lo mucho que lo he extrañado. Sentí algo por él la noche de la ceremonia, pero luego Matt lo jodió todo con lo que me dijo. Yo también lo odio. Quizá Sarah tenía razón: era mejor estar en la oscuridad. Tomando mi rostro entre sus manos, suspira pesadamente. —Nada de eso importa, Blake.

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Capítulo 39 RYAT Traducido por Danielle Corregido Kote Ravest

No me ha dicho ni una palabra desde que le dije que lo que quiere ya no importa. Fue cruel, pero era la verdad. Estoy cansado de ocultarle cosas. Ella necesita saber lo que pasa dentro del mundo de los Lords. Puede que no le guste, pero aprenderá a vivir con eso. Mi vida está hecha de sangre, muerte y secretos. La suya será igual. Rápidamente la miro en el asiento del pasajero de mi W Motors Lykan Hypersport. Tiene la cabeza inclinada hacia un lado y los ojos cerrados. Se quedó dormida en el momento en que salimos de la casa de los Lords. No le di una dosis muy alta cuando la encontré anoche en el bar de mala muerte. Estaba enfadado con ella y sabía que se resistiría a cada paso, así que drogarla era mi mejor opción para movilizarla sin herirla. Eran solo un par de pastillas para dormir. En una persona normal, no habrían funcionado tan bien, pero confiaba en que ella ya estaría exhausta. Conozco a mi esposa bastante bien ahora. No estaba durmiendo mucho, sabiendo que estaba huyendo. Me detengo en el camino de entrada, apago mi auto y ella se mueve. —Estamos en casa —digo. Abriendo sus pesados ojos, parpadea. —¿Por qué estamos aquí? —pregunta, mirando alrededor de la zona boscosa. —Aquí es donde vivimos. —No... mi apartamento... Salgo y rodeo la parte delantera del auto, abriéndole la puerta.

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—Ya no lo tienes —digo, agarrando su mano y tirando de ella—. He trasladado todas tus cosas a la cabaña. —Después de que ella se fue, destruí su apartamento. No fue mi mejor momento, pero estaba buscando la más mínima pista de dónde podría haber ido. Una vez que logré sentarme y ver lo que había hecho, dije a la mierda y contraté una compañía de mudanzas para empacar todas sus cosas y trasladarlas. Sabía que no volvería allí una vez que la encontrara. No dice nada cuando entramos en la casa. La arrastro por el pasillo hasta la suite principal porque ambos necesitamos una ducha. Entro al baño, abro la ducha y luego me paro frente a ella. —Levanta los brazos —ordeno. Ella hace lo que le digo y los coloca por encima de su cabeza. Retiro la camiseta con la que la he vestí y luego empujo la ropa interior y los pantalones de chándal por sus piernas—. Entra. Voy por unas toallas. Me acerco al armario, tomo lo que necesitamos y lo pongo junto a la ducha, luego me desvisto rápidamente y me uno a ella. Ella está de pie con la espalda apoyada en la pared, los brazos cruzados sobre su pecho y la cabeza gacha. Su cabello, ahora mojado, se pega a su cuello y pechos. Sorbe la nariz mientras la sangre corre por su cuerpo y desaparece en el desagüe. No la limpié cuando volvimos a la casa de los Lords. Arranqué el uniforme, lo quemé y la metí en mi cama, donde la vestí con algunas de mis prendas y esperé a que se despertara. —Blake —digo en voz baja, y ella me mira, las lágrimas corren por su rostro. —Lo mataste—susurra, con labios temblorosos. Me preguntaba cuándo la golpearía esto. Cuando tuviera un segundo para detenerse y pensar en lo que hice en el callejón detrás del bar. En aquel momento, me temía y estaba demasiado preocupada por salvarse a sí misma. Ahora que hemos bajado el ritmo y las drogas ya no persisten, lo que hice vuelve con fuerza. —Lo hice. Sorbe de nuevo. —Cortaste su garganta. —Sus hombros tiemblan y sus ojos se agrandan mientras sus manos empiezan a limpiar frenéticamente la sangre en su cuello y pechos magullados—. Es su sangre...

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—Shh. —Acuno su rostro y hago que me mire, apartando su atención de lo que queda del hombre—. Tuve que hacerlo. —Niega con la cabeza, pero la sostengo con mis manos a ambos lados—. Sí. —Presionando mi cuerpo contra el suyo, añado—: Te puso las manos encima. Y eso es inaceptable. — Mataré a cualquier hijo de puta que toque a mi esposa. Es así de simple. En ese momento, estaba molesto con ella, pero también aliviado de que hubiéramos llegado justo a tiempo. ¿Y si no la hubiera encontrado cuando lo hice? Estaría muerta ahora mismo. Un segundo más tarde y habría encontrado su cuerpo en ese callejón. Eso me hizo enojarme aún más con ella. El hecho de que huyera y pusiera su vida en peligro. Deja escapar un sollozo y la aparto de la pared, abrazándola. Con un brazo la mantengo pegada a mi cuerpo, mi mano libre acaricia su cabello mojado mientras llora en mi pecho. —Estás a salvo, Blake —digo—. Lo prometo. —Lo siento —llora. Suspiro, sintiendo cómo se desvanece cada gramo de ira que tenía hacia ella. Es tanto mi culpa como la de Matt. La utilicé y luego se lo eché en cara, así que me atacó de la única forma que sabía: yendo hacia ella. Es un juego que hemos estado jugando desde que ella se convirtió en mi asignación. Pero nuestro matrimonio subió la apuesta. Tengo demasiado que perder ahora, y él lo sabe. Como dijo mi padre, ella es importante para los Lords ahora. Matt no puede tocarla, pero puede hacer que alguien más vaya tras ella. Esa es la parte que más me asusta. Hice demasiados enemigos a lo largo de los años. Demasiados miembros de los Lords no pasaron la iniciación desde que empecé hace cuatro años. ¿A cuántos de ellos se les negó la entrada porque yo les gané? —¿Ryat? —susurra, apartando su cabeza de mi pecho y mirándome. —¿Sí? —pregunto, con mi mano enredada en su cabello. —Gracias por salvarme —susurra, sus ojos me dan esa misma mirada de admiración que me dio la noche de la fiesta de la casa de los Lords. Antes de que todo se fuera a la mierda. —No me agradezcas, Blake —digo, mis ojos se posan en las marcas en su cuello. Iría a la guerra por mi esposa. Un hombre no era nada—. Siempre apareceré por ti.

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Nuevas lágrimas se derraman sobre sus pestañas inferiores y casi me inclino para besarla, pero me detengo. En lugar de eso, me retiro y tomo el jabón de la repisa para ayudar a limpiarla. Permanece en silencio mientras los dos terminamos de ducharnos. Me aseguro de frotar cada centímetro de su cuerpo. Incluso lavo su cabello antes de ocuparme de mí. Una vez que termina, cierro el grifo y la ayudo a secarse. Es como si estuviera en piloto automático, pero no realmente. —Estoy cansada —dice en voz baja y luego bosteza. Y por una vez, yo también lo estoy. Estoy exhausto por la falta de sueño, el estrés y la sensación de lo desconocido. Salgo del cuarto de baño y vuelvo a poner las sábanas en mi cama. Ella se arrastra, desnuda y con el cabello mojado. Me acuesto a su lado sobre mi espalda. Acurrucándose a mi lado, me rodea con sus brazos y suelto un suspiro, cerrando los ojos. La extrañé muchísimo. No me había dado cuenta hasta ahora. Es decir, me pasaba cada segundo de cada día buscándola, pero fue por el hecho de que huyera de mí. No porque la quisiera. Era más bien una cosa de tú me perteneces y te encontraré. Ahora me doy cuenta de que siempre fue más que eso. Mi teléfono suena y me estiro, recogiéndolo de la mesita de noche. es un mensaje de texto Lo abro, lo leo y mis dientes rechinan. ¡Mierda! Decido ignorarlo, bloqueo la pantalla y vuelvo a acomodarla en la posición en la que estaba antes de atraerla hacia mí y cerrar los ojos.

BLAKELY Despierto y estiro mis pesadas extremidades. Mi cuerpo todavía está exhausto, pero mi cabeza está despejada. La falta de luz en la habitación me dice que aún no es de día. Pero, sinceramente, ya no tengo sentido del tiempo. Podría haber estado inconsciente durante tres días, por lo que sé. Me levanto de la cama y llamo a Ryat, pero me encuentro con el silencio. Decidiendo ir a buscarlo, camino hacia la sala de estar y enciendo la luz. Está sentado en el centro del sofá, vestido con una camiseta y unos jeans. Tiene los brazos extendidos sobre el respaldo de los cojines y en la mano derecha sostiene un vaso de whisky. Frunzo el ceño. Nunca lo había

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visto beber, aparte de aquella vez que Gunner y él nos siguieron a Sarah y a mí a Blackout. Tiene el cabello seco peinado a la perfección como suele llevarlo. Recuerdo haberme acostado con él después de nuestra ducha, pero parece que lleva horas despierto. —¿Ryat? Mis ojos se dirigen a la mesa de café que se encuentra frente a él. En ella están mi celular, mi anillo de bodas y mi bolso, las tres cosas que dejé en su cama cuando escapé. Un sobre manila se encuentra en el extremo. Mi corazón late más rápido al verlos. En la ducha le di las gracias por salvarme, y lo dije en serio. Si no me hubiera encontrado cuando lo hizo, estaría muerta. —¿Qué estás haciendo? —susurro—. Vuelve a la cama conmigo. Levanta su mano derecha hasta sus labios y bebe su bebida. Sus ojos se encuentran con los míos y me fulmina con la mirada. —¿Estás bien? —pregunto, dando un paso tímido hacia él, sabiendo ya que algo está mal. A Ryat no se le da bien ocultar sus emociones. Suelta una carcajada, el sonido hace que los vellos de mi nuca se ericen en señal de advertencia. —Tres semanas, Blake. Tres malditas semanas. —Se inclina hacia delante, mirando el vaso ahora vacío en su mano. Trago saliva, sabiendo que no será tan fácil. Él no me perdonará. —Matt... —Matt quería que me dejaras. No me digas que no sabías lo que él estaba haciendo. —me interrumpe—. Ambos sabemos que no eres estúpida. Y en lugar de acudir a mí, huiste. Cruzo los brazos sobre mi pecho expuesto. —Me mentiste. ¿Por qué iba a acudir a ti...? Se levanta y lanza el vaso hacia la chimenea encendida, interrumpiéndome. El sonido del vidrio rompiéndose me hace sobresaltar. —No te enfades conmigo por una situación que tú mismo provocaste —grito, descruzando los brazos—. Tuviste cien oportunidades para sincerarte. Para decirme qué demonios estaba pasando. Tomaste una decisión y ahora no te gustan las consecuencias. —Dándome la vuelta, le doy la espalda y regreso a la habitación.

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—Tienes razón. —Suspira con fuerza. Sus palabras me detienen. Nunca en mi vida habría pensado que Ryat Archer sería el tipo de hombre que admitiría que alguien tiene razón, aparte de él mismo. Lentamente, me doy la vuelta para mirarlo, y él vuelve a caer sobre el sofá. —¿Quieres saber qué pasó? —Vuelve a colocar los brazos sobre el respaldo, con las piernas separadas. Su postura y sus ojos entrecerrados me dicen que está todo menos arrepentido—. Empezó como un encargo. Intenté rechazarlo. Dije que no me pertenecías. Pero eso no era una opción. No le dices que no a los Lords. —Inclina la cabeza hacia un lado, sus ojos recorren mi pecho desnudo—. Así que te seguí. Aprendí tu rutina. —Se ríe suavemente—. O la falta de ella. Luego hice mi jugada. Mis cejas se juntan. —¿Qué quieres decir...? —¿Realmente pensaste que te habías topado conmigo por accidente? —Niega con la cabeza—. Me puse en tu camino, Blake. Era mi forma de entrar en tu vida. Era el momento de que me vieras. De desearme. Mis manos se cierran en puños ante su confesión. —Tú... —Gunner se aseguró de que Sarah encontrara ese folleto. Lo hicimos solo para ustedes dos, por cierto. No me extraña que nunca hubiera visto uno antes. —Te di la información suficiente para despertar tu curiosidad. Las lágrimas comienzan a arder en mis ojos por lo estúpida que fui. Ni una maldita cosa fue por casualidad. Todo era un maldito juego. Pieza por pieza, jugó conmigo. Sonríe. —Estabas muriendo de hambre, Blake. —Mi corazón se hunde ante sus palabras—. Matt te rechazó durante tanto tiempo que no tuve que darte mucho para que siguieras rogando por más. La primera lágrima corre por mi mejilla y él la observa. Luego aparta la mirada, frunciendo los labios con disgusto. —No eres la única estúpida aquí, Blake —añade—. Empecé a sentir algo por ti. —Resopla ante esa confesión—. Porque te veías bien en un

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maldito vestido. Pensé, ¿Qué tiene de malo que tu esposa te quiera? Que tal vez tendríamos una oportunidad después de todo. Odio que mi pulso se acelere ante ese pensamiento. Que él podría realmente amarme. Eso es todo lo que siempre he querido. Que alguien me ame por mí. Que me acepte. Pensé que lo había hecho, pero era parte de su juego. —Entonces huiste… y eso me recordó lo que realmente era esto. Un trabajo. Mi ira superó todo lo que había sentido durante unos breves segundos. Tragando el nudo en mi garganta, doy un paso hacia el sofá de nuevo. —¿Ryat...? —Antes, en la ducha, me he dado cuenta de que me he vuelto jodidamente blando contigo, Blake. ¿Sabes por qué? —No me deja responder—. Porque lloraste. Porque otro hombre intentó hacerte daño. De eso es de lo que estoy tratando de protegerte. Yo debería ser tu mayor amenaza. Pero en lugar de eso, me estoy enamorando de ti. Mi corazón late con fuerza y la sangre se agolpa en mis oídos. No quiero que sus palabras me perturben, pero lo hacen. —Ryat… —Me han enseñado desde joven que la obediencia es importante. — Continúa como si no acabara de admitir que me ama—. Que el poder y la humillación van de la mano. He visto a los Lords romper a sus elegidas o a sus Ladies para mantenerlas a raya. ¿Y tú? Lloras unas cuantas lágrimas y yo jodidamente me ablando. —Lo siento —digo a través del nudo en mi garganta. —¡Lo siento no es suficiente! —Se pone en pie de un salto, gritando. —Castígame —ofrezco, dando otro paso adelante. Me mira fijamente con una mirada despreocupada en sus bonitos ojos. Se ha ido. He perdido el poco terreno que ganamos anoche. Y odio que mi pecho duela. Que incluso jodidamente me importe. Acaba de admitir que era un juego. —Lindo. —Resopla.

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—Lo digo en serio. —Doy otro paso, desesperada por aferrarme a aquello de lo que he pasado las últimas tres semanas huyendo. Sí, ha cometido errores, pero yo también. No somos perfectos. Pero tenía razón. Sentí esos mismos sentimientos en la fiesta antes de que Matt llegara y arruinara todo. Antes de que tomar la decisión de huir en vez de intentar entender lo que Matt estaba haciendo. Sus ojos se posan en mis piernas desnudas y recorren mi cuerpo, deteniéndose en mi pecho antes de llegar a mi rostro. —Ya no me interesa. El pánico se apodera de mi pecho ante su confesión. —¿Qué quieres, Ryat? ¿Quieres que te ruegue? ¿Quieres darme una lección? —No, Blake. Ya no quiero nada de ti. —Se inclina hacia delante, agarra el sobre de manila y se levanta. Se acerca a mí y lo pone en mis manos, con sus fríos ojos clavados en los míos—. Considera esto como tu regalo de bodas. —Con eso, agarra su chaqueta de cuero del sillón y sale, el portazo de la puerta principal me hace saltar. Me dejo caer en el sofá y lo abro con manos temblorosas. Sacando los papeles, siento lágrimas frescas en mis ojos. Son los papeles del divorcio. Mi corazón duele cuando reviso las hojas y veo que ya los ha firmado. Cuando los dejo en la mesa de café, veo mi anillo de bodas y lo recojo. Leo el grabado del interior del anillo: “Hasta que la muerte nos separe.” Lo deslizo en mi dedo mientras mi estomago se revuelve. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Esto es lo que quería, excepto que ahora no lo es. Sí, empezamos con una mentira. Pero no soy inocente. Solo me convertí en su elegida por culpa de Matt. Ryat tenía razón. Escapé cuando debería haber acudido a él después de que Matt me acorralara en la habitación de Ryat. No importa cuán enojada o confundida me sintiera, huir de mis problemas no era la respuesta. Incluso yo sabía que eventualmente me alcanzarían. Inclinándome hacia delante, coloco los codos sobre mis muslos, y mi rostro entre las manos, tragando el nudo alojado en mi garganta. ¿Por qué me importa que quiera marcharse? ¿Es el hecho de que haya fracasado? Sentí lo que hizo aquella noche en la fiesta de la casa de los Lords, y por eso me dolió tanto lo que dijo Matt. Porque pensé que finalmente estaba obteniendo lo que toda chica quiere: amor y aceptación.

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Me persiguió. Mató a un hombre por mí. Me salvó. Eso es más de lo que nadie ha hecho nunca. Ryat me prometió en la ducha que estaría a salvo con él. Que me protegería. ¿Y luego esto? Me niego a dejarlo libre tan fácilmente. Que se joda, él y estos papeles. Me levanto, los agarro y camino hacia la chimenea. Los lanzo al fuego y veo arder mi único plan de escape. Hasta que la muerte nos separe, dijo una vez. Y estoy a punto de hacer que se coma esas palabras. Vuelvo a nuestro dormitorio, entro en el armario y miro la ropa que trajo de mi apartamento. Tomo una camiseta y unos pantalones cortos blancos de algodón. Después de vestirme, cepillo mis dientes. Estoy enjuagando mi boca cuando escucho que se abre la puerta principal. Vuelvo a la sala de estar y pongo las manos en mis caderas, preparándome para una pelea, esperando que sea Ryat. Ha vuelto. Él también ha cambiado de opinión. No tengo ningún problema en discutirlo con él. —¿Ryat? —Escucho una voz femenina gritar su nombre cuando se cierra la puerta principal. Entonces la última persona que esperaba ver entra en la sala. Se detiene y sus ojos muy abiertos se encuentran con los míos—. ¿Blakely? —Jadea, tragando saliva con nerviosismo. Mis ojos bajan hasta sus tacones y recorren la gabardina negra que lleva puesto, sabiendo ya que probablemente esté desnuda debajo. De su mano derecha cuelga un bolso negro de cuero de diseñador. —¿Qué haces aquí? —Exijo, mi piel hormiguea mientras los celos se apoderan de mí. Mi mente se apresura a sacar conclusiones tan rápidas como los latidos de mi corazón. —Estoy aquí para ver a Ryat. —Sonríe. Ya no tiene esa expresión de sorpresa en su rostro perfectamente maquillado—. ¿Qué haces aquí? —Vivo aquí —digo, levantando la barbilla. Se ríe. —Bueno, no has estado aquí en las últimas tres semanas en las que he estado aquí. ¡No! No creo ni una maldita palabra que sale de su boca. Ryat es muchas cosas, pero un tramposo no es una de ellas. No se parece en nada

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a Matt. Y me niego a dejar que esta perra me afecte. No volveré a cometer ese error. —Estás mintiendo. —Oh, vamos, Blakely. —Se ríe, dando un paso hacia mí—. Seguramente no pensaste que se mantendría fiel después de que lo dejaras, ¿verdad? Me quedo donde estoy, permitiendo que se acerque a mí. —Un hombre como Ryat tiene necesidades. —Pasa la lengua por sus dientes superiores blanqueados—. Necesidades que tú no estabas aquí para satisfacer. —Se detiene, inclinando su cadera derecha hacia un lado—. Alguien tenía que mantenerlo satisfecho. —Supongo que debería darte las gracias entonces, ¿no? —pregunto, arqueando una ceja. —Yo debería darte las gracias. —Toca la punta de mi nariz con su dedo índice y me cuesta mucho no morderlo—. Si no hubieras escapado como la niña asustada que eres, Ryat quizá nunca me hubiera llamado. Miro hacia abajo, con mi mano derecha giro el anillo de bodas en mi mano izquierda, y entonces abofeteo su rostro con todas mis fuerzas. Necesito una liberación. Una pelea de perras parece ser justo lo que necesito. Jadeando, coloca la mano en su rostro mientras deja caer a sus pies lo que supongo que es su bolsa de viaje. Aparta la mano y mira la sangre del corte que mi anillo hizo en su mejilla. —¡Puta! —sisea. —Lo siento, ¿Te cortó mi anillo de bodas? —pregunto, dedicándole una sonrisa de disculpa. —Maldita perra... —acusa.

Me siento en el sofá, vestida con la gabardina de Cindy. Después de que terminé con ella, me maquillé y me peiné, luego me senté, esperando que mi esposo regresara a casa desde Dios sabe dónde. Siento que esta será

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mi vida muchas veces: siempre esperando por él. Sin saber qué está haciendo o dónde está. Escuchar la puerta principal abrirse y cerrarse me hace reprimir una sonrisa. Segundos después, entra en la sala de estar, vestido con la misma ropa con la que se fue, y se detiene. —¿Qué haces todavía aquí? —exige, con los ojos fijos en mí. Veo cómo se calientan de una forma que me dice que, aunque esté enfadado, todavía me follaría. Suficientemente bueno. —Te preparé una bebida. —Ignoro su pregunta y me inclino hacia delante, agarrando el vaso de whisky de la mesa de café. Me mira fijamente, sin moverse. Estoy segura de que piensa que he encontrado su alijo de drogas y que estoy intentando drogarlo o envenenarlo. —De acuerdo, entonces. —Me encojo de hombros y bebo el líquido ardiente. Un poco se derrama por mi barbilla hasta llegar a mi pecho—. Uy —digo, separando más la parte superior de la gabardina para que se vea mejor—. ¿Quieres lamerlo? —pregunto. —¿Qué estás haciendo aquí, Blake? —espeta—. Te di lo que querías. Recoge tu mierda y vete. Sonrío, negándome a dejar que sus palabras me afecten. Ryat me ha desafiado en todo momento, y ahora voy a hacer lo mismo con él. —¿Y si quiero algo más? Buscando detrás de él, saca su billetera y agarra un billete de cien dólares. —¿Necesitas dinero para huir esta vez? —lo lanza sobre mi regazo. Lo arrojo al suelo como si fuera un pequeño mosquito molesto e ignoro el insulto de que cien dólares me llevarían lejos. Poniéndome de pie, digo: —No me iré, Ryat. Él pasa una mano por su cabello con agresividad. —Blake... —¿Qué pasaría si te dijera que me follé a un chico mientras estuve afuera?

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Rechina los dientes y sus hombros se ponen rígidos. Exactamente la respuesta que estaba esperando. —No lo hiciste —argumenta. —¿Y si te dijera que me he follado a dos? —Levanto la mano derecha, mostrándole mi dedo índice y dedo medio. —Blake. —Gruñe mi nombre, haciendo que mi corazón se acelere. No entiende que me está dando exactamente lo que quiero—. Más vale que estés mintiendo. —¿Y si no lo estoy haciendo? —pregunto, arqueando una ceja. Lo estoy provocando. Extiende la mano y me atrae hacia él. —Entonces te haré daño. No puedo evitar la sonrisa que se extiende por mi rostro. No parece ser un hombre que quiera divorciarse. A un hombre que ha terminado con su esposa no le importa una mierda lo que ella hace, y mucho menos la polla que ha estado montando. —Es justo, cariño. Tú consigues un coño y yo una polla. Su ceño se frunce, la confusión marca su hermoso rostro. —¿Qué? Me alejo de él y camino hacia el cuarto de lavado. Abro la puerta y meto la mano, agarro a la rubia que até y metí allí hace dos horas. Gracias a Dios que llevaba algo debajo de la gabardina, o habría tenido que vestirla también. —Aquí. —La empujo hacia él. Ella tropieza y él la agarra antes de que se caiga de bruces. Lástima. —¿Qué diablos, Blake? —espeta, sujetando a una Cindy que llora y balbucea. Por suerte, la cinta adhesiva sobre su boca la mantiene algo callada. —Considéralo tu regalo de bodas. —Repito sus palabras y cruzo los brazos sobre mi pecho. —¿Qué mierda hiciste? —exige, arrancando la cinta de su boca.

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—Ryat... Ryat, por favor —suplica, grandes lágrimas de cocodrilo corren por su rostro arruinando su maquillaje una vez impecable y la sangre seca de mi anillo en su mejilla—. Ayúdame. Está loca… —Cindy apareció para conseguir su polvo nocturno, ya sabes, el que ha estado recibiendo durante las últimas tres semanas mientras yo estaba fuera y se sorprendió al verme aquí —interrumpo su divagación. Me mira, con sus ojos verdes muy abiertos por la incredulidad. No puedo ni comenzar a explicar la sensación de alivio que me invade, porque está confirmando lo que ya sabía. Él no la tocó. —¿Hablas en serio? ¿De verdad crees que me la estoy follando? Me encojo de hombros. —Es lo que es. Llámalo nivelar el campo de juego. —¡Estás jodidamente loca! —grita ella, luchando en su agarre—. Maldita perra... Él golpea el costado de su cabeza contra la pared, dejándola inconsciente, y yo reprimo una sonrisa de satisfacción. Soltándola, cae al suelo y él pasa por encima de ella mientras camina hacia mí. Me quedo inmóvil en mi lugar, sin miedo. Ya no. Mi esposo es poderoso, pero si voy a ser una Lady, tengo que ponerme a su altura. Empezaré por enfrentarme a él. —No he tenido una aventura —gruñe, poniéndose frente a mí. —Ella demuestra lo contrario. —Señalo a la mujer inconsciente. —Entonces, ¿Vas a creerle igual que hiciste con Matt? Digo las únicas palabras que sé que lo empujarán aún más. —Bueno, Matt no estaba equivocado —él dijo que Ryat le pagó a mi padre quinientos mil, pero eso no era cierto. Sin embargo, Ryat ofreció esa cantidad por mí. Así que, es bastante cierto si me preguntas. El rastreador en mi celular, controlando con quién hablo, todo eso era cierto. Se acerca a mí, nariz con nariz. Hazlo. Estoy de acuerdo. No tiré los papeles del divorcio al fuego por nada. ¿Ryat quiere una Lady? Le daré una maldita Lady.

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Capítulo 40 RYAT Traducido por Danielle Corregido Kote Ravest

Intentando comprender lo que ha pasado, niego con la cabeza. —No me la he follado en más de tres años. —Antes de hacer mi juramento. Blake es la única mujer con la que he estado desde que me uní a los Lords en mi primer año en Barrington. —Por supuesto. Y yo no me follé a nadie mientras estuve fuera. — Guiña un ojo, mordiendo su labio inferior juguetonamente. ¿Qué mierda? Me da la espalda y está a punto de marcharse, pero la alcanzo, tomo su brazo y la hago girar. Envuelvo mi mano libre alrededor de su cuello. —Será mejor que estés mintiendo, Blake. —Perseguiré y desmembraré a cualquier hombre que ella haya tocado. Luego le daré una paliza a ese hermoso trasero hasta que recuerde a quien pertenece. —¿Eso es lo que quieres, Ryat? —continúa—. ¿Quieres que seamos abiertos? —Absolutamente no... —Tú follas con quien quieres. —Inclina la cabeza hacia un lado, sus ojos caen sobre mi camiseta y la sonrisa más sexy que nunca he visto atraviesa su rostro—. Yo me follo a quien quiero. Mis manos tiemblan. Me hierve la sangre. —Podemos compartir... Quizá quieras ver a otro hombre follarme. Nos hago girar, golpeando su espalda contra la pared. Sus ojos se cierran y sus labios se separan, forzando un gemido.

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—Creo que esas tres semanas fuera te han hecho olvidar quién soy, Blake. Deja que te lo recuerde. —Levantándola, la arrojo sobre mi hombro y la llevo al dormitorio, donde la tiro sobre nuestra cama, boca abajo. Se ríe, y eso hace que mi polla se retuerza con anticipación. Ni siquiera puedo pensar en el hecho de que estoy entrando en su juego ahora mismo. Blakely sabe lo que tiene que hacer para que me enfade, y lo hizo. Abriendo mi mesita de noche, agarro las esposas. Colocando sus manos detrás de su espalda, las aprieto alrededor de sus muñecas tan fuerte como puedo y escucho el pequeño gemido que intenta ocultar. Me hace sonreír. Me inclino sobre su espalda y susurro en su oreja: —Querías ser castigada. Recuérdalo. Luego me pongo de pie y la giro sobre su espaldas, inmovilizándola por debajo y forzando un grito en sus labios. Eso hace que mi dura polla se retuerza. Esos tres años que tuve que abstenerme del sexo no fueron nada comparados con las tres semanas sin ella. Fue una maldita tortura. Desabrochando mis pantalones, saco mi dura polla y luego desabrocho la faja que mantiene cerrada su gabardina. La abro para exponer su cuerpo ante mí, ella arquea su espalda, moviendo los brazos debajo de su espalda para intentar aliviar el dolor. No sirve de nada. Arrastrándome sobre la cama, separo sus piernas con mis rodillas y deslizo mi mano en su coño. Está mojada. Sabía que lo estaría. Ya estaba excitada, pidiendo que la follaran. Me deslizo dentro de ella, sin juegos previos. Una parte de mí quiere hacerle daño. Después de terminar con ella, quiero que me sienta entre sus piernas. Pongo mi cuerpo sobre el suyo, inmovilizándola aún más, haciendo que sus ojos se llenen de lágrimas. —Te extrañé, Blake —digo con sinceridad, mientras mis labios recorren la línea de su mandíbula—. Y voy a mostrarte cuánto. Mis caderas comienzan a moverse, fuerte y rápido. Nuestros cuerpos chocan entre sí. Arquea la espalda y un grito sale de sus labios separados. Me siento, envuelvo mis manos alrededor de su cuello y aprieto, quitándole el aire mientras embisto su coño empapado. Veo cómo sus ojos se vuelven pesados y sus labios se vuelven azules. Justo cuando sus ojos se cierran, la suelto, y ella aspira una respiración entrecortada, tosiendo.

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Disminuyo mi ritmo, sintiendo cada centímetro de ella envuelto en mi longitud. —Mírame —exijo, agarrando su barbilla para mantener su rostro hacia mí. Sus ojos llorosos se encuentran con los míos. —Si otro hombre alguna vez te toca, lo mataré, Blake. —Bajando mis labios a su mejilla, lamo sus lágrimas, saboreando su salinidad—. Dolorosamente... lentamente. —Beso la comisura de sus labios separados— . No importa si querías que lo hiciera o no —informo—. Y entonces te recordaré que me perteneces. —La penetro con fuerza, obligándola a soltar un gemido—. ¿Me entiendes? Sentándome una vez más, veo mi polla deslizarse dentro y fuera de su coño depilado. Mi mirada se desplaza a la suya, esperando una respuesta, pero sus ojos están cerrados. Palmeo el costado de su pecho, haciendo que su coño se apriete alrededor de mi polla. —Contéstame —exijo, golpeando el otro. —Sí. —Gime—. Lo entiendo. —¿A quién perteneces? —Gruño, mis caderas aceleran el ritmo una vez más. —A ti. —¡Jodidamente mía, Blake! —agarro sus piernas, mis dedos se clavan en sus muslos y los separo completamente para mí, permitiéndome penetrar más profundamente. La embisto una y otra vez hasta que se contrae a mi alrededor y se viene sobre mi polla. No me detengo. La cama se golpea contra la pared, la habitación se llena de sus gritos, su cuerpo ahora resbala contra el mío. Mientras acelero el ritmo, mis pelotas se tensan. —Ryat... —Jadea—. Ryat, yo no... Me inclino y coloco mi mano sobre su boca. La silencio, sabiendo exactamente lo que está a punto a decir, pero me importa una mierda. Empujando una vez más, me vengo dentro de ella. Espero un segundo mientras ella permanece debajo de mí, con su cuerpo tembloroso y tratando de recuperar el aliento. Salgo de ella y caigo en la cama a su lado, esperando que me grite, pero no lo hace.

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Suena el timbre y me incorporo, giro su cuerpo sobre su estómago para desabrochar las esposas. —Vístete —le ordeno, palmeando su trasero y luego salgo del dormitorio, sabiendo que aún tenemos cosas que hacer. Nuestra pelea puede esperar hasta más tarde.

BLAKELY Vuelvo a vestirme con la camiseta y los pantalones cortos de algodón antes de salir del dormitorio y caminar por el pasillo para encontrar a Ryat sentado en el sofá, a mi padre en un sillón reclinable y a ese hombre de la casa de los Lords en el de enfrente. Mirando a Ryat, me acerco al sofá, pero elijo sentarme en el otro extremo. Mi enfado por él vuelve a ser de diez. —¿Problemas ya? —pregunta el hombre, con diversión en su voz. —¿Quién diablos eres tú? —exijo, cruzando los brazos sobre mi pecho. Estoy enfadada por haber perdido la batalla contra Ryat. Lo desafié, pensando que podía ganar, y aun así el bastardo me ganó. —Blakely… —No, está muy bien —interrumpe mi padre—. Una Lady necesita tener algo de fuego en ella para tener éxito. —Sus ojos se deslizan hacia Ryat. Trago saliva con nerviosismo ante esas palabras. Olvidé que tengo que demostrar mi valía ante los Lords no solo ante mi esposo. Tengo la sensación de que van a ser mucho más difíciles de convencer que el hombre al que me folle. —Me llamo Abad Archer —anuncia con orgullo, y mi estómago se hunde. Mieeeeerdaaa. —Y soy tu suegro. —Se levanta del sillón y camina hacia mí. Lo miro a través de mis pestañas, se acerca y toma mi mano izquierda. Contengo la respiración cuando pasa su pulgar por mi anillo de bodas—. Supongo que no firmaste los papeles.

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—¿Qué? —Mis ojos se agrandan—. ¿Cómo...? —Los arrojó a la chimenea —responde Ryat, interrumpiéndome. Mi cabeza se gira hacia él, sentado en el otro extremo del sofá, pero está escribiendo algo en su celular. —Bien —elogia Abad. Vuelvo a mirar hacia él. —No entiendo... —Has pasado tu primera prueba de iniciación. —Mi suegro asiente una vez, soltando mi mano, da una palmada en mi muslo desnudo. ¿Primera prueba de iniciación? ¿Pensé que iba a recibir un mensaje de texto con un nombre, hora y dirección? Nadie dijo que me harían varias pruebas. ¿Cuántas pruebas habrá? Ryat dijo que los arrojé al fuego. Lo hice, pero él ya se había ido. —¿Cómo...? —Me detengo, tratando de reconstruir todo lo que había sucedido en las últimas veinticuatro horas. Pensé que mi mente estaba despejada, pero obviamente estaba equivocada. Miro alrededor de la gran sala de estar y por las ventanas del suelo al techo que muestran la noche oscura. Debe tener cámaras aquí. Por supuesto que las tiene. Debería haberlo sabido. Matt dijo que siempre están vigilando. Inventó esos papeles y se peleó conmigo. Necesitaba una estrategia de salida y una vez que se fue, se sentó en algún lugar y me observó. —Me tendiste una trampa —le digo a Ryat, girando mi cuerpo en el sofá para enfrentarlo. Sigue escribiendo en su teléfono. Acercándome, se lo arrebato de las manos y lo arrojo al otro lado de la habitación. El sonido que hace al golpear el vidrio llena la habitación, y espero secretamente haber roto el maldito aparato. Sus ojos se entrecierran sobre los míos. —Blake... —Estoy jodidamente hablando contigo. ¡Lo menos que puedes hacer es fingir que escuchas! —espeto. —Oh, me gusta ella. —Escucho al señor Archer susurrarle a mi padre. Me pongo de pie, mirando a Ryat. —Entonces, todo lo que me dijiste antes en la habitación era mentira —¿Cómo se supone que voy a saber lo que es verdad?

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Su mandíbula se tensa y sus fosas nasales se ensanchan. —Me engañaste. Me hiciste creer que querías el divorcio. ¿Y si los hubiera firmado? —¿Entonces qué? Eso habría sido considerado un fracaso. ¿Habría llegado a casa y me habrían matado en ese momento? —No lo habrías hecho. —Resopla, como si fuera imposible para mí alejarme de él. Supongo que el hecho de que los haya quemado le da la razón. —¿Y si lo hubiera hecho, Ryat? ¿Entonces qué? —grito. Él da los dos pasos, acortando la distancia. Extiende la mano, coloca sus dedos debajo de mi barbilla y pasa su pulgar suavemente por mis labios entreabiertos. —Si pensaste por un segundo que dejaría que te alejaras de mí, entonces tengo que recordarte quién soy... otra vez. —Una sonrisa tira de la comisura de sus labios. Mi respiración se acelera y me alejo. El tacto y las palabras se sienten demasiado íntimos para nuestra audiencia. Sobre todo, porque son nuestros padres. —Pero tú los firmaste —argumento. —Tuve que hacerlo —gruñe, dándome la espalda—. Fue una orden de los Lords... —¿Los Lords? —suelto una carcajada áspera—. ¿Hasta cuándo van a controlar nuestra vida, Ryat? —digo bruscamente, y se gira para mirarme— . ¿Eh? ¿Qué harás cuando te digan que me dejes? —No lo harán. —Niega con la cabeza. —¿Cómo lo sabes? —¡Porque no lo harán! —grita. —¡No lo creo! —grito—. Y tu lealtad está con ellos. No conmigo. —Blake. —Suspira, pasando una mano por su cabello—. No sabes de lo que estás hablando. —Ponme a prueba —digo, extendiendo mis manos ampliamente. Acabemos con esto ahora mismo. Puede hacerme una prueba de los Lords, y cuando la apruebe, todo esto habrá terminado. —No puedo —gruñe con los dientes apretados—. No de esa manera.

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—¿Hablas en serio? —digo con brusquedad—. Todo ha sido una puta prueba desde el momento en que me encontré contigo en el pasillo de Barrington, y de repente, no puedes. Eso no tiene ningún maldito sentido, Ryat. —Las cosas han cambiado. —¿Qué diablos ha cambiado? Porque todo parece ser el mismo jodido juego. —La habitación se queda en silencio después de mi arrebato. Me dejo caer de nuevo en el sofá. Apoyando los codos en mis rodillas, entierro mi rostro entre las manos y respiro profundamente—. ¿Cómo se supone que voy a probarte mi lealtad si no me confías tus secretos? —Levanto la vista y ahora está de pie frente a las ventanas. Agachándose, toma su celular y luego mete sus manos en los bolsillos de sus jeans. —Hay un... —¡No! —interrumpe su padre, dándose la vuelta. —¿Qué pasa? —Me pongo en pie. —No es nada —espeta Ryat. —Estás mintiendo. Y una vez más me ocultas algo. —¡No voy a arriesgar tu vida! —grita, su rostro se pone rojo. Respirando profundamente, me acerco a él. —Lo haces por los Lords. ¿Por qué debería aceptarlo yo y tú no? —Porque yo elegí esta vida, Blake —gruñe. —Y luego yo te elegí a ti cuando quemé los papeles del divorcio. Así que estoy en el medio... —Ya no —me interrumpe—. Harás tu última iniciación porque yo estaré allí para asegurarme de que todo transcurra sin problemas, luego habrás terminado. Serás una Lady y mi esposa. Eso es todo. Ese no es el final. Ni siquiera cerca. Está en esto de por vida, y me asusta saber que tienen tanto control sobre él. —Pero los Lords aún te llamarán para que hagas trabajos para ellos. —Para eso me inscribí —acepta. Eso me pone aún más nerviosa por nuestro futuro. —¿Y qué pasa con lo que yo quiero?

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—Te lo dije antes, y te lo diré de nuevo, eso no importa. —Esta vez, sus ojos parecen suaves, casi arrepentidos, como si le doliera decirme eso. Me doy la vuelta y miro a mi padre, con la esperanza de que pueda ayudarme de alguna manera. —Papá... Levanta la mano, deteniéndome, y mis hombros se hunden. —Me temo que tiene razón, princesa. No te pondré en peligro más de lo que ya has estado. Todo esto comenzó por mi culpa, y terminará por mi culpa. Mi respiración se acelera. —¿Qué significa eso? Mira a Ryat. —¿Puedo hablar contigo en privado? —No —respondo por él—. No puedes. —Claro. —Ryat me ignora y abre la puerta corrediza de vidrio—. Salgamos. Estoy a punto de correr detrás de él, pero el señor Archer me detiene. —Debo decir que tenía mis dudas sobre ti. Me doy la vuelta para verlo relajado en el sillón reclinable. Su tobillo derecho está apoyado en su rodilla izquierda. —Nunca fui un admirador de Cindy. —Se encoge de hombros—. Por eso no discutí cuando dijo que te quería a ti. Ante la mención de su nombre, miro alrededor de la habitación para ver que ya no está aquí. ¿Dónde está ella? ¿Se despertó y logró liberarse mientras Ryat y yo teníamos sexo en el dormitorio? Eso me lleva a otro pensamiento. ¿Por qué Ryat parecía tan sorprendido de verla aquí cuando regresó si obviamente me había visto quemar los papeles del divorcio? —¿Dónde buscándola.

está

ella?

—pregunto,

dando

vueltas

en

círculo,

—¿Quién? —pregunta, ladeando la cabeza, pensativo. —Cindy. —¿Cómo voy a saberlo? —pregunta, encogiéndose de hombros.

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—¿Es otra prueba? —Trago saliva con nerviosismo. Se levanta del sillón y se endereza la chaqueta de su traje. —Creo que necesitas descansar, Blakely. Han pasado muchas cosas últimamente.

—No. —Niego con la cabeza. No estoy perdiendo la cabeza; he perdido a una persona. Ella estaba justo aquí. Había atado sus muñecas. Puse cinta adhesiva en su boca que Ryat quitó y luego golpeó su cabeza contra la pared, dejándola inconsciente—. Ella estaba... El sonido de la puerta corrediza abriéndose detrás de mí me interrumpe. —Abad, salgamos de aquí. Deja a estos dos tortolitos en paz —dice mi padre, entrando en la casa. Se acerca a mí, pone las manos sobre mis hombros y besa mi cabello. —Te llamaré mañana. Descansa un poco. Luego, sin otra palabra, ambos salen de la casa. Me doy la vuelta lentamente y veo a Ryat apoyado en la puerta corrediza ahora cerrada. Con los brazos cruzados sobre su pecho, me mira fijamente. —No estoy perdiendo la cabeza —digo como si me acusara de hacerlo. No me reconoce de ninguna manera. Ni siquiera parpadea. —Ella estaba justo aquí. —Me acerco a la pared donde ella yacía en el suelo—. La dejaste inconsciente. Luego me llevaste al dormitorio. De nuevo, sin respuesta. —¿A dónde fue, Ryat? —pregunto. —No te preocupes por ella —finalmente habla, alejándose de la puerta. —Ryat... ella. —Blake. —Se acerca a mí y acaricia mi rostro—. No te preocupes.

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Capítulo 41 RYAT Traducido por Danielle Corregido Kote Ravest

Odié tener que forzarla con los papeles del divorcio. Nunca se lo diría, pero una parte de mí pensaba que los firmaría. Estaba enfadada conmigo, y los Lords lo sabían. Querían ponerla a prueba, y no podía decirles que no. Ella tiene que demostrarme su lealtad al igual que yo tuve que demostrárselo a ellos. Así que, dije las únicas cosas que me hicieron pensar que ella querría pelear conmigo. Necesitaba hacerla enojar. A Blakely le gusta la lucha. Necesitaba que ella encontrara su valentía y se enfrentara a mí. Después de salir furioso de la casa, conduje un kilómetro por la carretera y me detuve, observándola en mi celular por las cámaras en la sala de estar. No puedo explicar lo orgulloso que me sentí de ella cuando la vi arrojar esos papeles al fuego con determinación. Fue más un “Haré que me ames” en vez de un “Te amo”, pero lo aceptaré. Honestamente, no estoy seguro de lo que habría hecho si ella los hubiera firmado. Pero estaba le diciendo la verdad cuando dije que nunca la dejaría ir. Probablemente los habría tirado al fuego, quemando cualquier evidencia de su firma. Después de presenciar cómo les prendía fuego, dejé de mirar y me dirigí a Blackout. Tenía que reunirme con Ty. Ese es un nuevo tema que tengo que tratar. —Ryat —susurra nerviosa. —Dime. Sus manos se acercan a mi camisa y agarra el material. —No tienes ningún problema en obligarme a demostrar mi valía ante los Lords, pero no me permites demostrártelo a ti.  —Ya lo has hecho —digo, pasando mi mano por su largo y oscuro cabello, sintiendo lo suave que es.

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Su rostro se decae y mira el suelo. Me alejo de ella y me doy la vuelta para tomar una ducha cuando sus palabras me detienen. —Sabía que no te habías acostado con ella.  Me giro y la miro. —¿Cómo lo sabes? Ella respira entrecortadamente. —Porque no te pareces en nada a Matt.  —Tienes razón —gruño—. No lo soy.  Se acerca a mí y envuelve sus brazos alrededor de mi cuello, atrayéndome hacia ella. mí.

—Ahora es tu oportunidad, Ryat. De demostrarme cuánto confías en

Aparto la vista de ella y la dirijo a los grandes ventanales que dan al patio trasero y al bosque, sabiendo que esconden mis secretos. —¿Y si no puedes soportarlo? —pregunto, mis ojos vuelven a los de ella—. No puedes decidir marcharte si ves algo que no te gusta —digo con sinceridad. No lo permitiré. —¿Quién dijo que me iré? —pregunta, ladeando la cabeza—. ¿No preferirías tener una esposa que sepa quién eres realmente y decida quedarse que una que finja que eres otra persona? Dejando escapar un largo suspiro, pienso en sus palabras. Tiene razón. Prefiero que sepa quién soy. Un Lord es poderoso, pero también está solo en un mundo lleno de hombres. Las elegidas solo conocen el sexo y las fiestas. Las Ladies conocen más, pero todavía muy poco. Sin embargo, la mayoría prefiere estar en la oscuridad. Mi padre nunca le ha ocultado a mi madre quién es, pero la he visto salir de la habitación, negándose a escuchar una conversación que él mantenía con otra persona. No la culpo por eso. A algunos simplemente no les interesa saber qué clase de maldad camina por la tierra. A Cindy le habría pasado lo mismo, quería estar en la oscuridad. Lo único que le habría importado era el poder y el estilo de vida que mi fortuna podría habernos proporcionado. Por eso no la quería. ¿Pero Blake? Me gusta que quiera formar parte de mi mundo. Aunque nunca permitiré que se acerque demasiado. No puedo arriesgar su vida, pero puedo compartir la mía con ella.

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Decidido, asiento. —De acuerdo.  Su rostro se ilumina y muerde su labio inferior para no sonreír, pero no lo consigue. —Pero... —añado—. Si en algún momento creo que no puedes soportarlo, te haré retroceder.  —Eso es... —Un trato. —La interrumpo antes de que pueda terminar el argumento. Poniendo los ojos en blanco, dice: —Bien. Es un trato. —Vamos —digo, tirando de ella hacia la puerta corrediza de vidrio y bajando los escalones. —Ryat, está muy oscuro ahí fuera —susurra como si alguien fuera a escucharnos. El vecino más cercano está a cinco kilómetros. —No pasa nada. Sé a dónde vamos. —Permanece en silencio mientras nos adentramos en el bosque, recorriendo el camino que he hecho durante años. Tomando mi teléfono del bolsillo, uso la linterna una vez que las luces del porche trasero están demasiado lejos para encontrar la puerta que se encuentra en la ladera de una colina delante de nosotros. Me acerco a ella, tecleo el código y la abro. —Cuida tus pasos —digo, permitiéndole entrar primero, pero sosteniendo su mano. Cuando la puerta se cierra detrás de mí, la detengo y enciendo la luz. La luz ilumina la escalera que lleva al búnker. Esta vez, me coloco delante de ella y bajo las escaleras con ella detrás de mí. Una vez que llegamos al rellano, suelto su mano y enciendo la otra luz para iluminar la habitación y me giro para mirarla. Ella se detiene y su pequeño grito llena el gran espacio. Sus ojos, muy abiertos, observan la pared del fondo: cadenas, cuchillos y pistolas cuelgan de ganchos y están en estanterías. Hay una jaula a la derecha que actualmente está vacía. Pero la silla en el centro de la habitación es lo que llama su atención. Cindy está atada a ella con una capucha negra sobre su cabeza. Ella lucha con las ataduras, y sus palabras murmuradas detrás de la mordaza que tienen poco sentido.

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Me apoyo en la mesa, cruzando los brazos sobre mi pecho, y observo a mi esposa con atención. Sus ojos están enfocados en Cindy. —¿Cómo...? —Tu padre me ayudó a traerla aquí mientras te cambiabas —informo. Ella tiene que entender que no soy el único que la protegerá. Lo dejó muy claro cuando me habló en el porche trasero antes de que él y mi padre se fueran. Eliminar cualquier amenaza para su hija. No tuve ningún problema en aceptar eso. Se gira lentamente y sus ojos finalmente se encuentran con los míos. —¿Todo esto es porque ella mintió sobre acostarse contigo? Me abstengo de sonreír ante su inocencia. Esa era una de las razones por las que no quería mostrarle esto. A veces, me gusta lo inocente que fue cuando se encontró conmigo por primera vez. —Esa fue su excusa para aparecer, Blake.  —Sabía que estaba mintiendo... pero no lo entiendo. —Lame sus labios. Me aparto de la mesa y me doy la vuelta para mirarla. Tomando el bolso de diseñador negro, lo volteo boca abajo, vaciando el contenido. —Esto es lo que ella trajo a nuestra casa.  Blake se acerca a mí y mira todo. Agarra una jeringa llena de líquido transparente. —Pero... ella dijo que estaba allí para verte a ti.  —Estaba allí para lastimarte. Mirándome, frunce el ceño. —¿Qué quieres decir? —Compré esa casa hace dos años, Blake. Nunca he invitado a Cindy. Ella quería hacerte creer que había estado allí varias veces conmigo, pero era mentira. Su única intención era hacerte daño mientras yo no estaba.  Su ceño se frunce más y deja la jeringa. —¿Entonces cómo supo dónde estaba? Sonrío.

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—Esa es una buena pregunta. Vamos a preguntárselo. —Me acerco a la mujer, sentada en la silla, y quito la capucha de su cabeza. Inmediatamente empieza a retorcerse. Tiene las manos atadas a cada reposabrazos con una cuerda, y sus piernas están bien separadas, aseguradas a cada pata con bridas. Arranco la cinta adhesiva de su boca. Echando la cabeza hacia atrás, grita, haciendo que mis oídos zumben. —Nadie puede escucharte —le digo. Se inclina hacia delante lo mejor que puede para mirar a Blakely. —Ayúdame. Por favor —suplica—. Él está jodidamente loco.  Blake la ignora y agarra el rollo de cinta adhesiva que estaba en el bolso de Cindy. —¿Qué ibas a hacer con esto? —pregunta. —¿Me escuchaste? —grita Cindy—. Me va a matar. —Las lágrimas corren por sus mejillas mientras tira desesperadamente de la cuerda. Dejando la cinta, Blake toma la jeringa. —¿Qué hay en esto? —Maldita perra —sisea Cindy—. ¡Escúchame! —Vamos a ver. —Blake se acerca y Cindy empieza a sollozar. Blake se detiene y me mira—. ¿Importa dónde se la clave? Me encojo de hombros. —Lo dudo. —Probablemente sea un sedante de algún tipo. No veo que Cindy tenga las habilidades de una enfermera para pinchar una vena. Especialmente si Blake iba a estar luchando en ese momento. —De acuerdo. —Blake clava la jeringa en la parte superior del brazo de Cindy y su pulgar se cierne sobre el émbolo. —Espera. Espera. Espera. Te lo diré —se apresura a decir—. Pero no lo hagas. Por favor. Te lo diré. Cualquier cosa que quieras saber —dice a través de las lágrimas que corren por su rostro.  —Te escucho —dice Blake, pero no retira la aguja del brazo de Cindy. —Matt me dijo dónde vives —grita ella.

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—¿Cómo lo supo? —exijo—. Nadie ha estado aquí. —Blake fue la primera persona que traje aquí, aparte de mi padre. Bueno, y ahora el señor Anderson. Ella sorbe su nariz. —No me lo dijo. Solo sabía que la trajiste aquí cuando se suponía que debías estar en Nueva York. —¿Cómo diablos supo que no me quedé en Nueva York? —grito, haciendo que se estremezca. —No lo sé —gime ella—. Por favor, sácala. Blake retira la aguja y Cindy se hunde en la silla, llorando suavemente. Empiezo a caminar. ¿Cómo mierda supo que no me había ido? ¿Estaba...? —Me estaba vigilando —dice Blake. Me detengo. —¿Qué quieres decir? ¿Qué te hace pensar eso? Pone el tapón en la aguja. —Aquella noche en la fiesta de la casa de los Lords, en tu habitación me dijo que el fin de semana que volviste a casa antes de tiempo cuando se suponía que estabas en Nueva York, habías bloqueado mis llamadas y mensajes de texto entrantes de Sarah para que no fuera a la casa de los Lords. —Sus ojos se encuentran con los míos—. ¿Qué pasa si él me estaba vigilando y te vio regresar y traerme aquí? Mis manos se cierran en puños al pensar en él vigilándola. Llegué a casa para sorprenderla con su fantasía, pero ¿Y si no hubiera regresado? ¿Qué habría hecho él? —Tuvimos sexo afuera. En el bosque —anuncia Blake con nerviosismo—. Me enviaste un mensaje de texto para que fuera a buscarte y… —¿De qué estás hablando? —la interrumpo. a mí. 

Mira a Cindy, que sigue llorando en silencio, y luego vuelve a mirarme —Cuando te llamé. Mentiste y dijiste que tenías que ir a Barrington.  —La parte de que te envié un mensaje de texto —digo.

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Tragando, repite. —Me enviaste un mensaje de texto después de la llamada. Me dijiste que viniera a buscarte.  —Blake. —Me acerco a ella—. No, no lo hice.  —¡Sí, lo hiciste! —argumenta ella. —Muéstrame —espeto. Suspirando, señala las escaleras. —Mi teléfono está en el dormitorio.

BLAKELY ¿Cómo podría olvidar ese mensaje? —Vamos a buscarlo —gruñe, agarra mi mano y me conduce hacia las escaleras. —Fui yo —grita la suave voz de Cindy. —¿Qué? —musita Ryat, haciéndola estremecerse. Nos mira a través de sus pestañas acuosas. —Fui yo. Matt estaba usando mi teléfono. Te envió un mensaje de texto. Me dijo que Ryat había bloqueado su número en el de Blakely. Sus llamadas y mensajes no eran recibidos, así que me pidió usar mi teléfono. No sabía en ese momento lo que te iba a decir. —No. —Sacudo la cabeza, negándome a creerlo—. Era Ryat.  —¿Cuál era el número? —exige, girándose hacia mí. —Era... —Mi corazón martillea en mi pecho cuando me detengo. —¿Qué era, Blake? —espeta. Agarra mis hombros y me mira fijamente. —Era un número bloqueado —susurro. —¡Hijo de puta! —grita, alejándose de mí—. ¿Por qué diablos pensarías que era yo?

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—¿Quién más podría haber sido? —pregunto, lamiendo mis labios—. Me habías enviado esa foto mía en la biblioteca antes. —Encogiéndome de hombros, añado—: Dijiste que te habías ido, pero vi tu camioneta en el camino de entrada. Luego, cuando fui a buscarte al bosque, vi que estabas parado en el porche. —Sé que fue Ryat. Él fue quien me folló y me llevó dentro de la casa. Se había quitado la máscara y nos duchamos. ¿Por qué habría cuestionado el texto? —Pensé que estabas jugando.  —¡Hijo de puta! —grita y se gira hacia Cindy. Ella se encoge en su silla, bajando la mirada. Él agarra su barbilla y la obliga a inclinar la cabeza hacia atrás, haciéndola gemir. —Sabías que él estaba aquí... —No —grita ella, con lágrimas corriendo por su rostro—. Me pidió usar mi teléfono en la fiesta de la casa de los Lords esa noche. Le pregunté si podía ir con él, y me dijo que no, que estaría fuera hasta tarde pero que me devolvería el teléfono por la mañana. Su agarre se aprieta, y ella sorbe la nariz. —Cuando me lo devolvió, miré y vi a quién le había mandado mensajes. También había un vídeo... —¿Qué diablos había en el vídeo, Cindy? —exige Ryat.  Con la cabeza inclinada hacia atrás en un ángulo extraño, se las arregla para tratar de mirarme, y él grita en su rostro.  —¡Respóndeme! —Un vídeo... de ustedes dos teniendo sexo en el bosque —solloza. Aparta su rostro de un empujón y camina hacia la mesa, donde coloca ambas manos sobre ella e inclina la cabeza. Su camiseta blanca se ciñe sobre sus anchos hombros y su espalda, mostrándome sus músculos tensos. Me quedo congelada donde estoy, tratando de entender lo que dice. Matt nos vio tener sexo aquella noche en el bosque, pero ¿Y si vio algo más? ¿Estaba sentado en el estacionamiento de mi complejo de apartamentos cuando Ryat apareció y me secuestró? Tuvo que estar, ¿no? Si no, ¿Cómo sabría dónde está la cabaña? Si es así, ¿Tiene un video de eso? —No lo entiendo —susurro por encima de sus sollozos—. ¿Por qué me diría que viniera a buscarlo, sabiendo que estabas aquí conmigo?

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Nadie responde. En vez de eso, Ryat tira todas las cosas que están sobre la mesa, y éstas rebotan en el suelo de cemento, haciéndola estremecerse. El silencio se apodera de la habitación, y estoy bastante segura de que ella está conteniendo la respiración en este momento. Se da la vuelta lentamente, apoyándose de nuevo en la mesa. Cruzando los brazos sobre su pecho, entrecierra sus ojos verdes hacia ella. —Una oportunidad. ¿Cómo supiste que ella estaba aquí esta noche? Ella agacha la cabeza, con sus hombros caídos en señal de derrota. —Matt me llamó y me dijo que ella había regresado a la ciudad. Él sabía que ustedes dos estaban en la casa de los Lords, y si iba a tener alguna oportunidad contigo, ésta era. —¿Qué significa eso? —él gruñe. Ella levanta la cabeza, sus ojos llorosos le suplican que se apiade de ella, pero incluso yo sé que no lo conseguirá.  —Quiero decir que iba a tener que deshacerme de ella. Pero no... Él se aparta de la mesa y se acerca a ella. —No, Ryat... —grita ella, su cuerpo se agita en la silla—. Por favor, tienes que entender... Él la silencia cuando camina detrás de la silla y envuelve la correa de su bolso alrededor de su cuello. Tira de ella con fuerza, haciéndola luchar en la silla, sus manos se cierran y abren. Sus caderas se levantan mientras intenta luchar contra la correa que no le permite respirar. Él se inclina, sus labios se acercan a su oreja mientras sus ojos verdes se clavan en los míos. Mi respiración se acelera cuando él le susurra: —Mira a mi esposa, Cindy. Quiero que ella sea lo último que veas.  Odio estar excitada en este momento. Que la parte más pequeña de mí entienda que está dispuesto a derribar a cualquiera que quiera hacerme daño. Debería sentirme mal por ella, pero no lo hago. Ella sabía que yo estaba en su camino para conseguir lo que quería. Y ella iba a hacer lo que fuera necesario para conseguirlo. Una parte de mí no puede culparla. Yo haría lo mismo. Su lucha se debilita, su rostro pierde el color y sus labios se vuelven azules. Veo cómo sus ojos se ponen en blanco y su cuerpo se hunde

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mientras él mantiene la correa en su lugar, quitándole la vida. La segunda que sepa, por mí. Quiero preguntar cuántos tienen que morir para que yo viva, pero si Ryat me hiciera esa pregunta, diría que todos los que sean necesarios. Quita la correa de su cuello y su cuerpo sin vida se desploma en la silla. Caminando hacia la mesa, arroja el bolso sobre ella. —Ve a la casa. Estaré allí en un minuto —ordena, de espaldas a mí. —Me niego a seguir recibiendo órdenes tuyas, Ryat. —Consigo decir, cuadrando los hombros. Mi esposo acaba de mostrarme quién es realmente. Tengo que mostrarle quién soy yo. Deja escapar un gruñido y se gira.  —Blake... Me apresuro a acercarme a él, mis manos se dirigen a su rostro y me inclino sobre las puntas de los pies, pegando mis labios a los suyos, cortando cualquier tontería que estuviera a punto de decirme. No importa. Hay situaciones donde las palabras tienen más impacto en alguien, y esta no es una de ellas. No duda. Sus manos agarran mis muslos y me levanta. Me hace girar y deposita mi trasero sobre la mesa. Alejándome, echo mi cabeza hacia atrás, y deja un rastro de besos por mi cuello, mientras sus dientes se hunden en mi piel sensible, haciéndome temblar. —Ryat —murmuró. —Joder, Blake —gime, rasgando mi camiseta, exponiendo mis pechos para él—. Joder, eres perfecta. —Su mano agarra mi pecho izquierdo y lo aprieta, haciéndome gemir—. Acuéstate —ordena, dándome una palmada en el muslo, y esa es una orden que no me importa seguir. Me acuesto de espaldas sobre la fría mesa de metal y me estremezco cuando desliza mis pantalones cortos y ropa interior por mis piernas y lanza las prendas por encima de su hombro. Separando mis piernas con las suyas, da un paso hacia mí y baja la cremallera de sus jeans. Cuando saca su polla, ya está dura, y mi mente se pregunta si es por Cindy o por mí. ¿Lo que le hizo a ella lo excitó? ¿O es el hecho de que estoy excitada por lo que él hizo? —¡Tú, Blake! —gruñe Ryat—. Esto siempre se trata de ti. —Añade como si leyera mi mente antes de empujar dentro de mí, abriendo mi ya

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sensible coño para adaptarse a su tamaño, y grito. Su mano sube y se envuelve alrededor de mi garganta, pero no me corta el aire. —Todavía estás mojada por mi semen cuando te he follado antes — afirma, mientras sus caderas chocan contra mí. Mis manos caen sobre la mesa y las extiendo para agarrar el borde a cada lado para mantenernos en nuestros lugares. —Voy a llenarte de semen otra vez, Blake. Cada maldita vez tu coño goteará, mojando tu ropa interior. Un recordatorio de que estuve allí y que me perteneces.  Entiendo su necesidad de dominarme después de lo que Cindy le dijo sobre que Matt me vigilaba. Diablos, por eso quería que hiciera lo que le hizo a ella. Para recordarle que soy su esposa. Que no importa cuánto lo desee, él me pertenece a mí. Pero no estoy en control de natalidad. No los llevé conmigo cuando huí. Y me fui por tres semanas. Intenté recordárselo antes en el dormitorio, pero no me dejó hablar. —Ryat, yo no... —Su mano se aprieta alrededor de mi garganta, sus dedos se clavan a ambos lados de mi cuello, esta vez cortando de nuevo mis palabras y mi aire. Él me mira, con una sonrisa en sus labios. —Lo sé, Blake, y no me importa una mierda.  Gemiría si fuera capaz de hacerlo, pero su mano alrededor de mi garganta lo impide. Acelera el ritmo y mis manos sueltan los bordes de la mesa y mis ojos se vuelven pesados por la falta de oxígeno. Me dejo llevar, dejándolo hacer lo que quiera conmigo. Le confío mi vida. Empuja con tanta fuerza que mi cabeza cae por el borde y veo una imagen invertida del cuerpo de Cindy desplomado en la silla. Su rostro mojado por las lágrimas, y su cabello enredado. Su cuerpo comienza a volverse borroso a medida que el mareo se apodera de mí. Mis ojos se cierran y la sangre se agolpa en mis oídos, bloqueando el sonido de sus gruñidos. Mi cuerpo flota, se eleva como un globo. Cada vez más alto hacia el cielo. El dolor lo hace aún más placentero y la elección de darle libremente el control. Es adictivo, como imagino que sería una droga. Me siento mareada, casi drogada. Mi coño se contrae a su alrededor, y él sisea cuando mi cuerpo reacciona y me vengo sobre su polla. Esa ola de calor me invade y él suelta mi garganta.

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Tomando aire, comienzo a toser, pero eso no lo detiene. Siento un torrente de sangre y la pérdida del poco enfoque que me quedaba. Me penetra una vez más, y lo siento palpitar. Se viene dentro de mí, tal y como dijo que iba a hacer.

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Capítulo 42 RYAT Traducido por Danielle Corregido Kote Ravest

Miro hacia abajo y veo cómo mi polla semidura se desliza fuera de ella mientras el semen gotea de su coño mojada. Paso mis dedos a través de sus pliegues y luego los empujo dentro de ella, haciéndola gemir. —Tengo que asegurarme de que recibas hasta la última gota —digo, y ella mueve sus caderas hacia delante y atrás sobre mis dedos. Es una zorra tan necesitada de mí. —Ryat —tose mi nombre, aun tratando de recuperar el aliento mientras su cuerpo tiembla incontroladamente. —Shh —digo, sacándolos. Inclinándome, beso su vientre plano. Ella enreda sus dedos en mi cabello y vuelvo a besar su suave piel, bajando hasta su coño—. No puedo esperar a verte embarazada, Blake —susurro contra su piel, lamiendo su coño, saboreándolo. Gime ante mis palabras. Nunca había pensado en tener hijos. Quiero decir, claro, sabía que algún día los tendría. Pero desde que ella regresó, es lo único en lo que pienso. Su vientre hinchado y sus tetas más grandes. Quiero a Blakely Rae Archer embarazada de mi hijo, y voy a conseguirlo. Arrojando sus piernas temblorosas sobre mis hombros, me arrodillo en el suelo de cemento al borde de la mesa y meto mi lengua. Manteniendo los ojos abiertos, la veo retorcerse ante mí. Sus manos agarran sus pechos y pellizca sus duros pezones. A mi chica le gusta un poco de dolor. Eso es lo que la excita. No me detengo. Podría ver cómo se viene una y otra vez y no me cansaría de eso. Podría decir que es una cosa de control, pero es más que eso. Es el hecho de que soy el único que la ha visto así. Tan vulnerable e incapaz de controlar sus antojos.

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Ella se ha convertido en mi obsesión, pero sé que yo también me he convertido en la suya. Su cuerpo se retuerce sobre la mesa, y deslizo mis manos por sus piernas, mi pulgar juega con su clítoris mientras sus caderas cabalgan sobre mi rostro. Ella arquea la espalda, su respiración se acelera de nuevo, y sus muslos se aprietan alrededor de mi rostro, manteniéndola en su lugar, se viene por segunda vez. Chupo su coño como si fuera mi propia ventosa con sabor a miel, llenando mi boca con su dulce sabor. Su cuerpo se hunde en la mesa y sus piernas caen de mis hombros. Alejándome, me inclino sobre la mesa, de pie sobre su cuerpo, y agarro su rostro. Me mira con ojos pesados. Todavía están desenfocados por mi mano alrededor de su garganta, restringiendo su aire. Apretando sus mejillas, entiende lo que quiero y la punta de su lengua rosada sale, recorriendo lentamente sus labios antes de separarlos para mí, abriéndolos de par en par. Me inclino y escupo en su boca. —Pruébate —ordeno, viendo cómo sus fluidos se deslizan por su lengua hasta el fondo de su garganta. Cierra los labios y traga, y presiono mis labios contra los suyos, deseando probarla otra vez. Gime y su lengua se encuentra con la mía para un beso rápido, luego me separo de ella para que pueda tomar aire. Levanto la mano, agarro la parte trasera de mi camiseta y la deslizo por encima de mi cabeza. —Toma, tienes que ponerte algo mientras te llevo a la casa.  Me permite ayudarla a sentarse y le pongo la camiseta pasándola por encima de su cabeza. Ahora que sé que Matt sabe dónde vivimos, tengo que asegurarme de que nunca esté desnuda, sin importar la hora del día o de la noche. Esto también significa que necesito cortinas opacas para todas las ventanas de la sala de estar. Hay demasiadas oportunidades para que él la observe. Podría estar sentado afuera ahora mismo porque sabía que Cindy estaba aquí. —¡Mierda! —siseo. Me había olvidado de ella. —¿Qué? —pregunta Blake y su cuerpo se tensa. —Me encargaré de eso —digo, tirando la camiseta hacia abajo para cubrirla.

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—¿De qué? —pregunta, y entonces sus ojos se posan en la chica muerta de la habitación—. Quiero ayudarte. —Blake... —Ryat, déjame ayudarte.  Dejando escapar un suspiro, asiento. No puedo dejarla aquí sola de todos modos. Tengo que ocuparme de un par de cosas esta noche. Ella no lo sabe, pero estoy a punto de ponerla a prueba otra vez. La única diferencia es que esta vez no la culparé si no aprueba. —Bien. Primero tenemos que buscar mi camioneta. 

Conduzco por la carretera de dos carriles, los faros iluminan lo que hay delante, cuando mi celular suena y lo agarro para revisarlo rápidamente. ¡Listo! Exactamente lo que quería ver. Hice una llamada telefónica mientras le pedí a Blake que preparara una maleta para nosotros. No vamos a volver a la cabaña esta noche, posiblemente no por un tiempo. Salgo del texto de Gunner y dejo el celular sobre mi regazo. Saliendo de la carretera principal, giro hacia la puerta abierta. —¿Qué estamos haciendo aquí? —pregunta Blake, sentándose más erguida. —Ocupándome de un asunto—digo vagamente. Pronto lo descubrirá. La catedral está a la vista y me detengo en un lugar del estacionamiento. Somos los únicos aquí en este momento—. Vamos. —Apago la camioneta. Salimos, vamos a la parte trasera del vehículo y abro la puerta de parte trasera. —Toma esto. —Le entrego a Blake una pala. Luego tomo el cuerpo envuelto en plástico y me lo lanzo sobre mi hombro—. ¿Estás bien? — Mirando hacia ella, me aseguro de que no quiera salir corriendo o quedarse aquí en lugar de seguirme. Asiente en respuesta.

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Acomodando el peso sobre mi hombro, empiezo a caminar lejos de la camioneta y hacia el costado del edificio. Blake me sigue en silencio hasta la parte de atrás. Pasamos por el lugar donde me la follé por primera vez después de la ceremonia de votos y seguimos avanzando. Cuanto más nos alejamos de la catedral, más oscuro está. —Ya casi llegamos —le digo. Al llegar a un viejo portón de hierro forjado, me detengo. —Abre eso, por favor —Le pido. Se apresura a pasar junto a mí, retira el candado roto y lo empuja para abrirlo, el sonido chirriante hace que se estremezca, y rápidamente mira a su alrededor como si alguien fuera a escucharlo. Entramos en el cementerio y me dirijo a la derecha, donde sé que hay un lugar. Dejo caer el cuerpo al suelo y busco la pala. Blake me la entrega, sin decir nada, y empiezo a cavar.

BLAKELY Ryat gruñe, empujando el extremo de la pala en el suelo y luego la pisa, cavando una tumba. Solo tardé un segundo en darme cuenta de por qué estamos aquí. Mirando el cementerio, veo que la mayoría de las lápidas son iguales, pequeñas, con nada más que un nombre y un apellido y las fechas de nacimiento y muerte. Ningún amado padre, ni madre cariñosa... no se menciona nada más como se suele ser. Algunas están completamente en blanco. —¿Qué es este lugar? —pregunto. —Un antiguo cementerio —responde, metiendo de nuevo la punta antes de tirar el exceso de tierra a un lado. —¿Por qué la estamos enterrando aquí? —pregunto—. ¿No tienes miedo de que alguien la encuentre? —Utilizan la catedral para la ceremonia de votos, pero podría ser para más cosas por lo que sé. —Lords, elegidas y ladies son enterrados aquí... Bueno, esa no es toda la verdad. Es más complicado que eso. —Deja de cavar y me mira. Sus ojos

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parecen de un tono verde más oscuro solo con la luz de la luna. O tal vez solo los veo así por lo que acabo de presenciar que le hizo a Cindy—. En su mayoría son miembros que traicionan su juramento, y si un miembro tiene que matar a alguien, también es enterrado aquí. Si un miembro muere por causas naturales, entonces se lo entierra donde quiera. —Se encoge de hombros despreocupadamente, volviendo a cavar—. O se los incinera. Tienen el privilegio de elegir antes de morir.  Muerdo mi labio inferior. —¿Cuántos han enterrado aquí? Deteniéndose de nuevo, hunde la punta en la tierra y coloca el antebrazo sobre ella, utilizándolo como apoyo. Puedo ver un pequeño brillo en su frente donde ha empezado a sudar por el trabajo. —Siete. Trago saliva y asiento. —¿Cuántos de ellos eran Lords?  —Casi la mitad.  ¿Por qué mataría a alguien que no es un Lord? ¿Le ordenaban matarlos? Sé que el tipo que intentó matarme no era un Lord, y le cortó la garganta. Entonces, ese es al menos uno que yo sepa. Si trajeron a ese tipo lo enterraron aquí. —¿Cuántos de ellos eran mujeres? —pregunto. —Esta es la primera. ¿Alguna pregunta más? —cuestiona, arqueando una ceja oscura, y niego con la cabeza. Entiendo que esté cansado. Estoy jodidamente exhausta. Ha sido una larga noche, y después de lo que me hizo en ese búnker subterráneo, quiero irme a la cama. Pero no quería quedarme sola en la cabaña, no después de lo que nos dijo Cindy. Incluso ahora, siento que alguien nos observa. Pero no se lo diré a Ryat. No quiero que se preocupe o, peor aún, que piense que no puedo manejar esta vida. Al terminar, tira la pala a un lado y hace rodar el cuerpo envuelto en la tumba. Luego vuelve a tomar la pala y la cubre. Permanezco en silencio, meciéndome de un lado a otro, con los brazos cruzados sobre mi pecho, tratando de mantener el calor. Antes de salir, me puse unos pantalones de yoga, una zapatillas de deportivas y una de sus sudaderas con capucha.

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Una vez que termina, arroja la pala sobre su hombro y, en silencio, empezamos a caminar de regreso a la catedral y hacia su camioneta. Pero me sorprende cuando abre la puerta trasera del edificio y me arrastra al interior. Caminamos por un pasillo hasta una puerta que él abre de un empujón. Es una especie de oficina. Tira la pala sucia al suelo y se gira para mirarme. —¿Qué estamos...? La puerta que se abre detrás de mí me hace dar un salto, mi corazón empieza a latir con fuerza en mi pecho y chillo cuando veo a Gunner asomar la cabeza. —Estamos listos —dice alegremente. Ryat asiente. —Gracias.  Gunner entra, coloca una caja en el suelo y se queda ahí, mirándome. Mis ojos muy abiertos se dirigen a Ryat. —¿Qué está pasando? —pregunto. Se acerca a mí, toma mi rostro con sus manos cubiertas de suciedad y lame sus labios. —¿Confías en mí? —Sí —digo sin dudar, aunque mi cuerpo tiembla con nerviosismo. ¿Esta es otra prueba? ¿Qué pasa si fallo? Sus ojos examinan los míos. —Necesito que vayas con Gunner.  —¿Qué? —grito—. No, Ryat... —Confía en mí, Blake. —Él asiente hacia mí—. Necesito que vayas con Gunner.  Se me forma un nudo en el estómago, y mi mente corre a cien kilómetros por hora con todos estos escenarios diferentes de lo que está a punto de suceder. ¿Por qué quiere deshacerse de mí? ¿No he demostrado que puedo soportar lo que él hace? ¿Qué debe hacer una Lady? —Está bien —susurro, sabiendo que no se puede luchar con él. Y no mentí. Confío en él. Si quiere que vaya con Gunner, entonces es lo que haré.

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Se inclina y me besa tiernamente mi frente, luego da un paso atrás. Sus manos caen a los lados y yo me giro, dándole la espalda, y sigo a Gunner fuera de la habitación. Permanezco en silencio mientras lo sigo por el pasillo hasta una nueva puerta. Esta catedral es grande, pero ya he recorrido este pasillo antes. La última vez, estaba empapada y tenía las manos esposadas en mi espalda. Gunner se detiene y abre una puerta. —Las Ladies primero. —Me hace un gesto para que vaya. Ingresando en la sala, mi cuerpo se pone rígido al ver los bancos llenos de Lords. Todos están vestidos con capas y máscaras, sentados en silencio. Deben haber llegado mientras nosotros estábamos en el cementerio, porque cuando llegamos, el estacionamiento estaba vacío. Ryat tardó una buena hora en enterrarla. Tal vez incluso más que eso. Lo único que sé es que me alegro de que haga más calor aquí que fuera. Gunner agarra mi mano y obliga a mis pesadas piernas a caminar hacia el primer banco. Ya hay un asiento vacío en el extremo, el más cercano al pasillo. Me siento allí y lo miro, esperando que me diga algo que me ayude a saber lo que está pasando, pero en vez de eso, me da la espalda y vuelve a salir por la puerta lateral, dejándome sola. Mis piernas empiezan a rebotar y jugueteo nerviosamente con mi anillo de bodas cuando escucho un ruido en el balcón del segundo piso. Miro hacia arriba y veo a dos hombres vestidos con capas y máscaras que arrastran a una mujer hacia el centro, donde veo una silla ya ubicada justo en el borde de la piscina de bautismo. Solo lleva una camiseta y un par de bragas negras con una capucha sobre la cabeza. Ella lucha contra los dos Lords, y eso hace que su ya corta camiseta muestre su estómago. La empujan hacia la silla, donde proceden a atarle las muñecas a los reposabrazos de madera, y luego hacen lo mismo rápidamente con los tobillos. Trago saliva con nerviosismo y miro a los Lords que están sentados en los bancos para ver una reacción a lo que está sucediendo. Pero, por lo que sé, podrían estar todos durmiendo, ya que no puedo ver sus rostros. ¿Es otra ceremonia? Si es así, ¿Seré la siguiente? ¿Qué vamos a jurar? Los dos Lords se alejan de ella, y el de la izquierda le quita la capucha. Mis manos se mueven hacia mi rostro para cubrir mi boca antes de que el grito ahogado pueda escapar. Es la novia de Matt, Ashley. 

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Mis ojos recorren el escenario, observando cómo ambos hombres retroceden varios pasos más y cruzan los brazos sobre sus pechos. El sonido de una puerta crujiendo se apodera de la sala y miro a mi derecha. Mi estómago da un vuelco cuando veo que es Ryat. No lleva capa ni máscara. Está vestido con un jeans, camiseta y botas de combate. Está sucio, cubierto de tierra, y su camiseta está mojada por el sudor mientras cavaba en la parte de atrás. Lentamente, sube las escaleras hasta el segundo piso, tomándose su tiempo como lo ha hecho toda la noche. Ashley lo ve y se retuerce en la silla. Ryat se detiene junto a ella, y me tenso. ¿Qué está haciendo? ¿Por qué la lastimaría? Ella no debería ser responsable de las acciones de Matt. Dándose la vuelta, se acerca a una mesa en la esquina y toma un cuchillo. Estoy a punto a decirle que se detenga, pero tapo mi boca con ambas manos antes de que pueda pronunciar las palabras. Me dijo que confiara en él. Tal vez solo vaya a asustarla. —Ashley —dice su nombre, y ella gime, tirando de sus ataduras. La cinta adhesiva sobre su boca le impide hablar—. Supongo que sabes por qué estás aquí. Ella niega con la cabeza y las lágrimas corren por su rostro.  Él se pone a su lado y le quita la cinta. —¡Lo lamentaras hijo de puta! —grita ella—. ¡Matt te va a matar! — Mueve la cabeza de un lado a otro, haciendo que su cabello rubio blanquecino golpee su rostro. —Es curioso que creas que le importas una mierda —dice Ryat, y todos los Lords se ríen de eso. Ella le muestra los dientes. —Me ama más de lo que jamás amará a esa perra. Quito las manos de mi boca. Tiene que estar hablando de mí. —Debe ser por eso que la desea tanto. —Él asiente—. Para demostrarte que te quiere más. —Extendiendo la mano, pone la punta del cuchillo en su mejilla, y ella trata de apartar la cabeza tanto como pueda— . Vamos a jugar a un juego —dice Ryat—. Se llama confesionario. Apropiado,

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¿no? Voy a hacerte una pregunta, y cada vez que te niegues a contestar o mientas, te haré un corte. —¡No te diré una mierda! —grita. —Eso es lo que todos dicen. —Pasa la punta de la hoja del cuchillo por su cuello, por debajo de su oreja, y la sangre brota al instante de la herida mientras los altos techos abovedados se llenan con su grito ensordecedor.  —Comenzaremos con algo fácil —anuncia Ryat—. ¿Sabías que Matt y Blakely estaban juntos cuando la conociste en la fiesta en la Casa de los Lords? —Sí —espeta ella. mí?

Me siento más erguida. ¿Sabía quién era yo? ¿Él le había hablado de

—¿Y aun así aceptaste ser su elegida antes de esa noche? — pregunta Ryat, inclinando la cabeza hacia un lado. —Me contó todo sobre ella. La perra estaba obsesionada con él.  Mis dientes rechinan ante sus palabras, pero no estoy segura de por qué estoy sorprendida. Los hombres como Matt siempre hacen parecer que todas las mujeres los desean. Lo hice porque es lo que se me permitió querer. Si hubiera tenido opciones, seguro que habría elegido a otra persona para salir. —Estaba desesperada. Una maldita puta hambrienta que no podía entender una indirecta —grita—. Deberías saberlo, se casó con el primer tipo con el que se acostó.  Creo que ella intentaba que eso fuera como un insulto para Ryat, pero él se limita a sonreírle, orgulloso del hecho de haberme quitado la virginidad. Mis manos se cierran en puños. En realidad, sentía pena por ella, pensé que tal vez no sabía qué clase de hombre era, pero sabía que estábamos juntos. Sabía que yo era virgen. ¿Cuánto más le dijo Matt? Recostándome en el banco, cruzo los brazos sobre mi pecho, lista para escuchar lo que él le va a hacer confesar.

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Capítulo 43 RYAT Traducido por Danielle Corregido Kote Ravest

Sonriendo, muevo el cuchillo hacia su cuello, y ella inclina la cabeza hacia atrás, su pecho sube y baja rápidamente con cada respiración. Por mucho que esta perra intente hacerse la dura, está aterrorizada. —Cambiando de tema —digo— ¿Sabías dónde estaba Blake cuando escapó? —No voy a desperdiciar mucho de nuestro tiempo. Gunner y Prickett trajeron a los Lords aquí para un espectáculo, así que les daré uno. —No —gruñe. Bajo el cuchillo, cortando un trozo de piel en la parte superior de su hombro. —Eso es mentira.  Ella grita, la sangre fluye por su brazo y por la silla mientras el trozo de piel cae en el suelo junto a mis pies. Si Matt sabía que ella había regresado y envió a Cindy para quitar a Blake de su camino, entonces Matt tenía que haber sabido dónde estaba todo el tiempo, lo cual tiene sentido. Son solo más piezas del rompecabezas que necesitaba. Como ahora tengo el teléfono de Cindy, tengo acceso a muchos de sus secretos. Todos los que involucran a mi esposa huyendo de mí. —Otra vez. ¿Sabías dónde estaba Blake cuando escapó? —Sí —consigue decir entre un sollozo, dejando caer la cabeza hacia delante. Ahora estamos llegando a algo. —¿Cómo lo supiste?

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Sorbiendo y lamiendo los mocos y las lágrimas que cubren su labio superior, responde: —Matt me dijo que iba a hablar con ella en tu habitación. Y que ella saldría corriendo después... me dijo que la siguiera y le dijera a dónde iba.  Odio lo mucho que Matt me engañó. Sabía que le había dicho esas cosas a Blake para que huyera, pero él sabía exactamente lo que ella haría y quería tenerla vigilada. Pensé que era solo el hecho de que me dejara, pero él quería saber dónde estaba cuando sabía que yo no podía localizarla. —¿No te pareció extraño? —Agito el cuchillo ensangrentado en el aire—. ¿Que tu Lord quisiera que siguieras a su ex? —Él... me dijo que solo quería asegurarse de que ella no regresara. — Ella tira de las ataduras, y observo que la sangre empieza a correr por sus muñecas debido a la tensión de las bridas. Sus manos se están volviendo azules. No deja de abrirlas y cerrarlas. —Pero regresó —añado—. Porque la encontré y la traje de vuelta.  —No. —Ella niega con la cabeza rápidamente, sacudiendo su cabello— . Volvió por Matt. Frunzo el ceño. —¿Qué te hace pensar eso? Suelta un suave sollozo. —Él me lo dijo. Dijo que ella volvió por él. Que quería divorciarse de ti... —No es una completa mentira, ella me lo dijo cuando la arrastré de regreso—. Y que tenía que ayudarlo a cuidarla. Matt le dijo a Cindy que Blake estaba en la casa de los Lords, lo cual era cierto, y que si ella me quería, tenía que quitar a Blake de en medio. El hombre está poniendo a todas las perras que conoce sobre mi esposa, esperando que alguien la elimine. ¡Sobre mi cadáver! —Eso no es lo que me dijo Cindy Levanta la cabeza y sus ojos grandes y llorosos se encuentran con los míos. Ella no sabe que ya he jugado a este juego con su mejor amiga. —Cindy... no... grita.

Arrastro la punta del cuchillo por su brazo, cortando la piel, y ella —Inténtalo de nuevo. 

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—Detente —solloza—. Por favor... no lo entiendes.  Eso también es lo que dijo Cindy. —Explícamelo de la forma más sencilla. La saliva vuela de su boca cuando habla. —Blake había estado explotando el teléfono de Matt cuando escapó. —Otra mentira... —Agarro un puñado de su cabello y empujo su cabeza hacia delante, pasando la cuchilla por su nuca, asegurándome de cortar solo la piel y no cortar demasiado profundo y llegar a su médula espinal—. ¡Di la verdad! —Grito, ya cansado. Ella solloza. —No sé... Corto a lo largo en la parte superior de su muslo descubierto. No la apuñalaré porque no quiero que muera. Todavía. Solo quiero que sienta el aguijón lo suficiente como para sangrar. Mis botas negras de combate pisan los charcos de sangre en el suelo mientras la rodeo, dejando huellas ensangrentadas alrededor de la silla. Ignorando sus gritos, me acerco a la mesa y agarro el teléfono que Gunner puso allí. Abriendo un chat, lo leo en voz alta. —Sabes que Ryat volverá a buscarla, Cindy le dice a Matt —leo, saltando a la mitad de su conversación. No es necesario repetir todo el asunto. Después de todo, ella formó parte de eso, así que debería recordarlo. »Sí, cuenta con eso. Esta vez, no tendrá tanta suerte. Lo único que verá de ella serán los vídeos que yo decida enviarle. Por cierto, ese era tu novio. —Le aclaro a Ashley, que solo permanece sentada allí sangrando y llorando—. Ahora es cuando la cosa se pone interesante. —Me desplazo un poco hacia abajo—. Te uniste a la conversación, Ashley.  »Puedo conseguirte un sedante para darle. De esa manera, no tienes que pelear con ella. Socochelo un pinchazo, y ella estará fuera. Lo enviaste con un emoji durmiendo.  »No le des demasiado. Podrías matarla. La quiero inconsciente, no muerta, Matt le responde a Cindy sobre tu encantadora idea. »Pero, ¿Cómo voy a ser capaz de llevarla hacia ti? Cindy le preguntó a tu novio.

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Matt. 

»Estaré cerca. Solo mándame un mensaje cuando esté hecho, respondió Bajando el celular de Cindy, la miro. —¿Tengo que continuar?

Sus ojos se entornan hacia mí, y sus labios se contraen, mostrando los dientes. —¡Jodidamente lo arruinaste! —gruñe Ashley. He tocado un nervio. Bien. Por fin estamos llegando a algo—. Su oportunidad de ser un gran Lord. ¿Entonces eliges a su novia? Ambos se merecen lo que van a recibir.  —¿Y tú estabas más que dispuesta a ayudarlo? —pregunto, ladeando la cabeza. —Por supuesto —espeta—. Una Lady está al lado de su Lord.  —Aw. —Asiento—. Ahora lo entiendo. Te prometió no solo retribución sino también el estatus de Lady. —Lo que tiene que ser una mentira porque todavía estaba planeando casarse con Blake. Los Lords son muchas cosas, pero todavía solo se les permite tener una esposa. Ahora pueden follar con todas las mujeres que quieran fuera de su matrimonio, pero legalmente, en el papel tienen una sola esposa. —Se suponía que ella no regresaría. La vigilé durante tres malditas semanas por él. Día tras día mientras ella trabajaba en ese bar de mierda y se quedaba en ese motel de mala muerte. —Resopla—. Le dije que había terminado y que iba a regresar, entonces él envió a Derek a vigilarla. —Me dedica una sonrisa escalofriante—. Él quería cobrarle un favor, y ella era el mejor pago que Matt podía darle.  Respirando profundamente, levanta su barbilla mientras paso el cuchillo ensangrentado por mi muslo, manchando mis jeans con su sangre. —¡Así que, jódete, Ryat! —espeta, y entonces sus ojos miran hacia el nivel inferior—. Él les hará la vida imposible y se asegurará de que tú lo veas. —Sus ojos inyectados en sangre me miran. —Esto ha sido informativo. Gracias por jugar —digo, sabiendo todo lo que necesitaba saber. En realidad, ya sabía todo esto, pero necesitaba su confesión para matarla delante de los Lords. Agarro al respaldo de la silla— . Tu premio es la muerte.  —No... espera. Matt...

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La empujo hacia delante, tirándola a la piscina de bautismo aún atada a la silla. Su voz resuena por toda la catedral antes de que su cabeza se sumerja. Su sangre tiñe instantáneamente el agua de rojo, haciéndola parecer vino tinto, y ella lucha en la silla mientras toca el fondo. Estoy siendo un poco teatral en este momento. Más de lo habitual, pero pensé que sería poético matarla como casi lo hace Matt cuando estaba en el agua con ella para la ceremonia de votos. Nunca debí pararme y detenerlo. Esa fue una lección que aprendí por las malas.

BLAKELY Me siento entumecida.  Ni siquiera me entristece que Ryat haya torturado a la mujer o el hecho de que parecía que lo disfrutaba. Sentada aquí, me doy cuenta de que todo ha sido una mentira. Es decir, una parte de mí ya lo sabía, pero pensarlo y confirmarlo son dos cosas muy diferentes. Ahora solo parezco una estúpida. Todo el tiempo que estuve con Matt, él tenía a alguien más. Y ella sabía de mí. Ella estaba en todo, fingiendo que no sabía quién era yo. Ayudándolo cuando escapé. Me vigilaba como mi más grande admiradora. Todos los Lords se levantan y salen de la catedral uno por uno, y yo me quedo plantada en mi asiento, incapaz de moverme. En vez de eso, mis ojos están fijos en el vidrio que muestra el interior de la piscina de bautismo. El cadáver de Ashley está en el fondo, todavía atado a la silla en el agua roja. Cada momento de mi vida en los últimos dos meses ha sido rastreado o forzado de alguna manera. La única decisión real que tomé fue la de seguir siendo la esposa de Ryat. Él fue obligado a elegirme como su elegida. Me sentí obligada a casarme con él para salvarme de Matt. Ryat dijo que no estaba prestando atención si pensaba que quería divorciarse de mí, pero elegí no firmar esos papeles. Quería luchar por él. Por nosotros. En un mundo lleno de humo y espejos, él es algo real. Llegamos aquí por casualidad, pero seguimos juntos por elección.

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No puedo agradecerle lo suficiente por encontrarme cuando escapé. Pensé que Ryat me estaba vigilando mientras yo estaba fuera, pero resulta que era Matt. Tenía los ojos puestos en mí, y cuando se dio cuenta de que Ryat se estaba acercando, le pagó a un pedazo de mierda llamado Derek para que me matara. —¿Blake? Parpadeo, bajando la mirada y veo un par de ojos verdes mirándome. Ryat está arrodillado frente a mí. No digo nada. Mis labios no funcionan. Él suspira con fuerza. Extiende la mano y pasa su pulgar por mi mejilla, luego lo limpia en sus jeans ya ensangrentados. ¿Estoy llorando? No estoy segura de por qué estaría llorando. No siento nada por esa perra que acaba de matar. —Vamos. —Toma mi mano y tira de mí para ponerme en pie, pero mis piernas ceden, así que me levanta, acunándome en sus brazos. Mi cabeza cuelga del lado de su antebrazo, y miro hacia arriba para ver a Gunner y Prickett sacando el cuerpo sin vida de Ashley del agua. Siguen vestidos con sus capas, pero sus máscaras están en el suelo. Observo cómo cortan las bridas y su cuerpo cae al suelo con un ruido sordo, luego Ryat camina hasta la puerta y ya no puedo verla. Una parte de mí quiere ver cómo la entierran. Fue satisfactorio saber que Cindy estaba bajo tierra en un cementerio donde nadie miraría. Quiero esa misma satisfacción con Ashley también. Ryat me coloca en el asiento del copiloto de su camioneta, abrocha mi cinturón de seguridad y cierra la puerta. Apoyo la cabeza en la fría ventanilla mientras nos lleva quién sabe dónde. Ni siquiera presto atención a dónde vamos. Su teléfono suena dos veces y habla con alguien por el bluetooth, pero, de nuevo, no le prestó atención. ¿Ya no importa nada? ¿La vida? Matt me quiere muerta. Especialmente ahora. ¿Qué pasa si tiene éxito? Quiero pasar más tiempo con Ryat. Quiero que tengamos hijos. ¿Debería conseguir eso? ¿Lo merezco? No. No soy diferente de los que intentan matarme. Pero todos los demás también están haciendo todo lo posible para conseguir lo que quieren. Voy a hacer lo mismo.

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«O matas o te matan» me había dicho Ryat una vez. No entendía qué tan cierto era eso, pero ahora lo entiendo. Es solo un juego, y quién sabe quién seguirá vivo cuando termine.

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Capítulo 44 RYAT Traducido por Danielle Corregido Kote Ravest

Me detengo en el estacionamiento trasero abarrotado de Blackout y salgo. No dijo ni una sola palabra y, sinceramente, me tiene preocupado. Agarro la bolsa de la parte de atrás y la tiro sobre mi hombro antes de ir a su puerta y levantarla en mis brazos. Cierro la puerta del pasajero y la puerta trasera de Blakout se abre de golpe mientras atravieso el estacionamiento. Ty la mantiene abierta para mí y la mira. —¿Ella está bien? —Sí —miento, tratando de convencerme a mí mismo más que a él. Sigo diciéndome a mí mismo que solo ha sido una larga noche. Entre nuestra pelea, un falso divorcio, el sexo en mi búnker y dos asesinatos, solo necesita descansar. El club está en pleno apogeo, pero el sonido de "Honesty" de Halsey a todo volumen no parece inmutarla. La llevo por las escaleras y luego en el ascensor hasta el cuarto piso, por un largo pasillo donde Ty abre una puerta para mí. —Aquí tienes. —Mete la llave en mi bolsillo trasero, ya que tengo las manos ocupadas. —Gracias, hombre.  —Cuando quieras. Eres bienvenido a quedarte todo el tiempo que necesites. —Él cierra la puerta detrás de mí, dejándonos solos, y camino hacia la suite principal trasera, y directamente al baño. Necesito una ducha. Estoy cubierto no solo de sangre, sino también de suciedad por haber cavado una tumba.

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La coloco sobre la encimera de mármol negro y empiezo a desvestirla, pero ella permanece en silencio. Sus ojos están vidriosos, me mira pero no ve nada. —Necesitamos una ducha —le digo, y ella asiente lentamente. Me escucha, así que aún no la he perdido por completo. Dejándola en la encimera, entro en la ducha romana y abro el grifo. Después de desvestirme, la levanto y la llevo a la ducha. La pongo de pie, pero utilizo mi cuerpo para sostenerla contra la pared de azulejos blancos, dejando que el agua caliente nos bañe, que lave otra noche de cadáveres. Parpadea y sus ojos se centran en los míos. —Ahí está mi chica. —Exhalo aliviado, paso mi mano por su cabello mojado y sonrío. —¿Crees en el cielo y el infierno? —pregunta con voz suave mientras veo que sus ojos azules se llenan de lágrimas—. Realmente nunca había pensado en eso —Lame sus labios—. Pero tiene que haber algo mejor que esto, ¿no? Tanto odio. Tanto engaño. ¿Cómo se puede saber lo que es real o falso? —No —respondo su pregunta con honestidad—. No creo en la vida después de la muerte. —Sus ojos estudian los míos y, por una vez, odio lo vulnerable que parece, casi rota. Quiero que se recupere. Ese es mi trabajo como su esposo. Ella me pertenece, y Matt sigue controlando sus emociones haciéndola cuestionar todo. —Los Lords me han mostrado que la oscuridad existe. Que no hay que morir para arder. Y entonces apareciste tú... —Coloco ambas manos en su rostro húmedo y ella parpadea, permitiendo que la primera lágrima ruede por su mejilla—. Puedo verte, tocarte y besarte. —La limpio con mi pulgar—. Puedo amarte. —Mis ojos se posan en sus labios carnosos y el inferior tiembla—. Tú, Blakely Rae Archer, eres mi cielo. — Soltando su rostro, tomo su mano izquierda y levanto sus nudillos a mis labios, besando su anillo de bodas—. Hice un voto para protegerte Blake, y le enseñaré a cualquiera que intente hacerte daño mi versión del infierno.  Incendiaría el mundo, incluso a mí mismo, si eso significara salvarla.

BLAKELY ¡Esto es real!

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Esto es lo que quería. Todo el tiempo. Aceptación, amor, comprensión. ¿Y si tiene razón, y esto es todo lo que tenemos? Y cuando mueres, simplemente... te vas. Eventualmente ni siquiera serás un recuerdo para nadie. Puedo vivir con eso porque lo tengo a él. Envolviendo mis brazos alrededor de su cuello, acerco su rostro al mío. Sus manos golpean la pared, dejando el más mínimo espacio entre nuestros labios. Mis ojos observan su afilada mandíbula, la curvatura de sus labios y sus ojos verdes, se ven diferentes ahora que sé quién es realmente, más sexy de una manera que hace que mi sangre bombee. Sé quién eres, Ryat Alexander Archer. No me asusta lo que veo, ni me avergüenza. Su cabello oscuro está mojado, y algunos de los mechones más largos caen sobre su rostro hasta sus ojos cuando el agua nos golpea. Inclinándose hacia adelante, está a punto de presionar sus labios contra los míos, pero me alejo lo suficiente para mirarlo a los ojos nuevamente y susurrar: — Te amo, Ryat.  Sus labios capturan los míos y me abro a él, dejándole tomar el control. Es apasionado y necesitado al mismo tiempo. El agua que cae sobre nosotros hace que nuestros labios se vuelvan resbaladizos, el beso desordenado. Sus dientes chocan con los míos y gimo, deseando que muerdan mi piel, que marquen una maldita cicatriz para que siempre tenga un recuerdo de esta noche. Pensé que sabía cómo sería el amor casándome con Matt. No es lo que soñé, pero sería tolerable. Ryat me ha demostrado que hay más ahí fuera. Ya no me conformo con algo; lo estoy aceptando. Una de sus manos se enreda en mi cabello mojado y levanto la pierna izquierda para rodear su cadera. —Joder, Blake —gruñe, apartando su rostro del mío. Sus labios se posan en mi cuello e inclino la cabeza hacia un lado—. Te amo jodidamente tanto. Respiro entrecortadamente. —Te amo... Sus labios vuelven a capturar los míos y su mano cae entre nuestros cuerpos. Luego desliza su dura polla dentro de mí. Golpeando la parte posterior de mi cabeza contra la pared, jadeo cuando me penetra

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profundamente. Todavía estoy sensible, pero no voy a rechazarlo. Ahora no. Ni nunca. Ryat Archer es un asesino, y todo lo que puedo pensar es que desearía poder demostrar mi amor por él de la misma manera que él lo ha hecho por mí. Él se merece eso. Sangre por sangre. Ha derramado tanto por mí. No tengo miedo de sangrar por él. Jadeo, mis manos se clavan en su piel, siento sus músculos tensos mientras sus dedos se clavan en mi trasero, y me levanta. —Sí — jadeo mientras él se retira y empuja su pene dentro de mí y mi espalda golpea la pared—. Oh, Dios. —Mis ojos se cierran y él acelera su ritmo, follándome como me gusta. El agua de los rociadores se desliza entre mis labios separados y la trago, tratando de recuperar el aliento. Si esto es lo que se siente al ahogarse, no quiero estar por encima del agua. El baño se llena con sus gruñidos y el sonido de nuestros cuerpos colisionando. Mis piernas se tensan alrededor de sus caderas y bloqueo mis tobillos, aferrándome a su piel resbaladiza. No puedo acercarlo ni profundizarlo lo suficiente. Quiero que este hombre me consuma. Que tome los pequeños trozos que quedan de mí y los haga suyos. No soy el tipo de mujer que necesita saber quién soy. Todo lo que necesito saber es quién soy con él. Y sé exactamente quién es él. Nada más importa. Me embiste y su polla golpea ese punto que siempre hace que mi cuerpo arda de adentro hacia afuera. Mis gemidos se hacen más fuertes, mi respiración más pesada. Me separa de la pared, solo para estrellarme contra otra, forzando un grito en mis labios. —Eso es lo que quería escuchar —gruñe. Su boca se acerca a mi cuello y siento que succiona mi piel. —¡Ryat! —grito su nombre, mi corazón ya acelerado, el fuego comienza. Embiste con más fuerza, más rápido, sabiendo que estoy ahí. Cierro los ojos y dejo que la ola me invada, sabiendo que ya me estoy ahogando. ¿Por qué no dejar que me arrastre?

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Me acuesto en la cama, escuchando la música que suena debajo de nosotros. No es tan malo, pero definitivamente se nota. —Tengo que volver a la cabaña —digo. —No vas a volver allí —afirma, entrando en el dormitorio con una toalla envuelta alrededor de sus caderas. El agua sigue cayendo sobre su esculpido pecho y sus abdominales. Tiene los brazos enrojecidos por mis uñas clavándose en ellos en la ducha. —Tengo que recoger mis libros para las clases de mañana. —Es lunes y tengo que volver a Barrington. Joder, voy a estar muy atrasada. A estas alturas, estoy reprobando todo. He perdido tanto trabajo, solo para que no haya valido la pena. En ese momento, no me importaba volver, pero era entonces cuando iba a vivir mi vida huyendo. Ese ya no es el caso. Está a punto de secar el agua de su cabello, pero se detiene. Una sonrisa se dibuja en sus labios, y entonces comienza a reírse. —¿Qué es tan gracioso? —Me incorporo. —Ya terminaste la escuela, Blake —anuncia. —¿Perdón? —argumento. —Te fuiste. ¿Crees que las personas no se iban a dar cuenta de que no estabas allí? Para ser sincera, nunca lo había pensado. Cuando corres por tu vida, tus clases universitarias ya no importan. —Entonces, ¿Qué? Simplemente no puedo no volver. Ryat, necesito un título. Y mis padres me matarán. Tal vez esa es otra razón por la que mi padre estaba tan enojado conmigo por haberme ido de la ciudad. —No te preocupes, lo he cubierto —anuncia Arqueando una ceja, repito lentamente sus palabras. —¿Lo has cubierto? —Asiente—. ¿Qué demonios significa eso? —Voy a necesitar que me aclare exactamente lo que ha hecho. —Le dije a todos que nos habíamos tomado una semana libre para nuestra luna de miel. —Se encoge de hombros—. Éramos recién casados. Tenía sentido. 

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—¿Qué? —Me quedo boquiabierta—. ¿Y las otras dos semanas? —Le pagué a alguien para que te sustituya. Te cubrirán el resto del año —explica con indiferencia. Como si no fuera gran cosa que otra persona vaya a la escuela por mí. —Ryat ...  —gruño su nombre, pero hago una pausa, pensando en lo que dijo antes. ¿Dijo nosotros? —. ¿También te saltaste la primera semana? —Me he saltado todos los días.  Jadeo. —¡Ryat! ¿Por qué diablos harías eso? —¿Esperabas que siguiera con mi vida? ¿Sentarme en las putas clases mientras tú estabas huyendo y en peligro? —pregunta con una risa áspera. Resoplo. —Estaba bien.  Sus ojos se agrandan ante la mentira, cualquier sentido de alegría ha desaparecido. —¿Hablas jodidamente en serio en este momento? En lugar de contestarle, cruzo los brazos sobre mi pecho expuesto. —Ese hombre iba a matarte —gruñe. —Por tu culpa —espeto. Se pone rígido y sus ojos se oscurecen. —¿Perdón? ¿Cómo se atreve a tomar una decisión tan importante por mí? Pero no sé por qué me sorprende. Quiero decir, mira cómo hemos llegado hasta aquí. —Me dijo que estabas en deuda con él. Que iba a enviarme de vuelta a ti en pedazos. Así que, yo estuve en peligro solo por tu culpa. —Esto no es nuevo para él. Ryat acaba de hacer que Ashley confiese que un hombre llamado Derek, supongo que ese es el tipo, fue enviado para vigilarme. Pero no le había dicho lo que el tipo me dijo. —Él te dijo esa mierda, ¿y ahora me lo estás diciendo? —grita, con el rostro enrojecido. Me encojo de hombros despreocupadamente.

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—Nunca preguntaste. Estabas demasiado ocupado drogándome y arrastrándome. Ah, y luego tuve que hacer la prueba. Porque, ya sabes, los Lords dijeron que era hora de poner aún más tensión en nuestro matrimonio… Se acerca y agarra una lámpara, lanzándola al otro lado de la habitación. Se hace añicos, golpeando una pared, interrumpiéndome. El silencio desciende sobre nosotros; el único sonido es el tenue bajo de la música del club debajo de nosotros, y mis hombros caen mientras me siento en la cama desnuda. Dándose la vuelta, coloca sus manos sobre la cómoda y se inclina sobre ella. Observo la forma en que se ondulan los músculos de su espalda cubiertos de marcas de arañazos mientras trata de calmar su respiración. —Sé que no fue tu culpa —digo en voz baja. Fue de Matt. Todo empezó por él—. Tú me salvaste... —Sin embargo, lo fue —interrumpe y se da la vuelta—. ¿Cómo crees que te encontré? Frunzo el ceño. —Yo... no lo sé.  Pasa una mano por su rostro y se apoya en la cómoda. — ¿Recuerdas esa noche que Gunner y yo las encontramos a ti y a Sarah aquí en Blackout? Asiento con la cabeza, frunciendo el ceño. —Sí, pero ¿Qué tiene que ver eso con todo esto? —Un par de tipos se insinuaron con ustedes en el bar —añade. Me siento más erguida. —¿Cómo te enteraste de eso? —Nunca se lo dije. Tal vez Sarah le contó a Gunner sobre nuestra noche. —Estábamos aquí arriba, observándolas y los vimos acercarse a ustedes —admite. —¿Cómo hiciste...? —Asiento para mí—. Mi celular. Nos rastreaste hasta aquí. Me preguntaba cómo nos habías encontrado. —Joder, debería haberlo sabido. Si hubiera abierto los ojos, probablemente podría haberlo deducido.

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—Resumiendo, Gunner y yo los matamos —confiesa como si no fuera gran cosa. —¿Qué? —jadeo—. Ryat... —Llevaban drogas, Blake. Una mierda que comprobó que iban a hacer algo más que invitarles unas copas —suelta, y luego deja salir un fuerte suspiro. —¿Lo descubriste antes o después de matarlos? —exijo. —Después.  —Jesús, Ryat. —Paso una mano por mi cabello aún húmedo. Entiendo que podrían habernos lastimado, pero él los mató antes—. No puedes seguir matando personas al azar.  —Mataré a quien toque lo que es mío, Blake —afirma con naturalidad. Bajando la voz, continúa—: Estaban aquí con un amigo, un tercer tipo. Vio lo que pasó y supo que nos ocupamos de ellos. Obviamente, no sabía en ese momento que Ashley te había seguido cuando huiste, pero Ty escuchó hablar en Blackout de que el tipo sabía dónde estabas. Lo seguimos. Me hizo pensar que Matt se lo había dicho, y nos llevó directamente a ti. —No... —Hago una pausa, intentando que mi cerebro encaje todas las piezas. Tuvo que ser el tipo del tatuaje en la nuca. Nunca vi su rostro aquella noche aquí en el bar con Sarah, pero tiene sentido. Asiente, estando de acuerdo conmigo. —Matt lo envió cuando Ashley se cansó de vigilarte. Sabía dónde estabas. Tal vez no le importaba ir a buscarte en ese momento. Él quería sentarse y ver lo que yo hacía cuando te fuiste. En ese momento se trataba más de mí que de ti.  —Pero... nos acabamos de enterar... — Me detengo ante la mirada en su rostro inexpresivo. Él ya sabía todo esto, pero quería que Ashley confesara delante de los Lords, dándole la razón que necesitaba para matarla—. No puedo creer esto.  —¿Qué parte exactamente? —Todo —digo, mirándolo a través de mis pestañas—. Dios, Ryat, ¿Cuántos secretos me estás ocultando? míos.

—No llevo la cuenta —afirma, con sus ojos verdes clavados en los

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—¿Esto es una broma para ti? —exijo, arrojando las sábanas sobre mi cuerpo y levantándome de la cama. —No. Todo lo que tenga que ver contigo me lo tomo jodidamente en serio —responde, apartándose de la cómoda. Me acerco a él y lo miró fijamente. —¿Qué más tienes que decirme en este momento? —Nada.  —Me estás mintiendo.  dice:

Baja su rostro hacia el mío, con una sonrisa tirando de sus labios, y —Demuéstralo. 

Estoy a punto de abofetearlo, pero toma mi muñeca con una mano y envuelve la otra alrededor de mi garganta, empujando mi espalda contra la pared más cercana. —¿Quieres volver a intentarlo, Blake? —Que te jodan, Ryat —gruño. Cuando suelta mi muñeca, mi brazo cae a mi lado mientras él se acerca a mí, rozando con su nariz la punta de la mía. —No importa lo que haga... —Sus manos se deslizan por mis caderas desnudas hasta mis costillas—. Nunca tendré suficiente de ti—gruñe, con voz áspera. Mi corazón empieza a latir más rápido ante sus palabras, pero todavía estoy enfadada con él, así que le digo: — Bien. Porque estarás atrapado conmigo hasta que mueras. Inclinando un poco la cabeza, besa ligeramente la punta de la nariz. —Eso es todo lo que quiero.  —¿No eres tú el romántico? —digo, tratando de mantener mi respiración nivelada. No quiero mostrarle que mis muslos se tensan mientras hablamos. Lo único que nos separa es su toalla. Yo ya estoy desnuda. —Blake, seré lo que necesites. 

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Capítulo 45 RYAT Traducido por Danielle Corregido Kote Ravest

Gunner y yo bajamos al sótano de Blackout. Ty nos dio luz verde para usarlo y Gunner señaló a los dos hombres que estaban coqueteando con nuestras chicas. Ahora yacían en el suelo de hormigón, con narices ensangrentadas y todo. —Gracias, caballeros. —Asiento hacia los dos guardias de seguridad que llevan camisetas de Blackout—. Nosotros nos encargamos desde aquí. Ambos asienten y salen de la habitación, subiendo las escaleras y dejándonos solos. —¿Qué diablos? —pregunta uno de los tipos, poniéndose de rodillas. Levanta la mano, esparciendo la sangre en su rostro. —Mieeeeerda —gime el otro, rodando sobre su espalda. —¿Te gusta tocar cosas que no te pertenecen? —pregunto, levantando una ceja. —¿De qué estás hablando? —El que está de rodillas se pone de pie. — Las dos mujeres con las que coqueteabas en el bar. —Les refresco la memoria, ya que sé que los porteros los golpearon un poco antes de traerlos aquí—. Aquellas de las que no aceptaban un no por respuesta. El tipo resopla. —A la mierda esas putas... Mi puño conecta con su rostro, haciendo retroceder su cabeza. Tropieza con el otro tipo acostado, haciéndolo caer de nuevo al suelo. —Esas putas nos pertenecen —afirma Gunner, apoyándose en la pared despreocupadamente—. Y no, no las vamos a compartir contigo.

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No estoy de humor para ensuciarme con sangre esta noche. Sobre todo, porque Blake se dará cuenta cuando haga acto de presencia. Así que me dirijo a la pared del fondo y quito la cadena del gancho. Camino hacia el tipo al que le di un puñetazo, la envuelvo alrededor de su cuello unas cuantas veces y luego lo arrastro hacia la pared, tirando de él para que se ponga de pie. —¿Qué mierda? —El otro tipo que está en el suelo gruñe, poniéndose en pie, mirando a su amigo luchar mientras enrosco la cadena en un gancho en la pared. Le doy un tirón y levanto sus pies del suelo—. ¿Qué diablos estás haciendo? —El tipo está a punto de abalanzarse hacia mí, pero Gunner se aparta de la pared y lo vuelve a tirar al suelo. —¿Dónde está tu amigo? —pregunta Gunner. —¿Quién? —espeta—. Eres un maldito... Gunner patea su rostro, la sangre sale volando de su boca. —Había tres de ustedes en el bar. —Jódete.... Gunner pisa su mano, haciéndolo gritar. Una vez que tengo a mi hombre asegurado donde quiero, envuelvo la cadena alrededor del gancho en el suelo. Observando al tipo colgado, busco en su bolsillo, sacando las llaves del auto, la billetera y el celular. —¿Qué es esto? —pregunto, sacando un frasco de pastillas. La prescripción está tachada. Pero no es difícil averiguar qué son las pastillas blancas: rohipnol—. Ibas a drogarlas. —Declaro. Por eso se empeñaron en comprarles bebidas. —Pásame una de esas. —Gunner señala otra cadena. Se la lanzo y él hace lo mismo con su chico. También retirando sus pertenencias. Salimos del sótano y subimos las escaleras para encontrar a los dos guardias de seguridad de pie, asegurándose de que nadie nos molestara. —Dales una hora —digo y ellos asienten—. Deja que los bastardos permanezcan allí colgados. —Sí, señor —dicen al unísono y asienten. Blake y yo llevamos tres días en el apartamento de arriba de Blackout, y lo odio. No soy de los que se esconden, pero ha sido nuestra única opción. Hice instalar nuevas cámaras en la cabaña y en toda la propiedad. Quiero

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revisarlas durante otra semana para ver si Matt deambula por allí. Hasta ahora, nada. Pero no ha estado en la casa de los Lords. Lo que significa que el maldito también está escondido. No lo estará por mucho tiempo, así que mi pregunta es, ¿Qué está esperando? ¿Cuál es la oportunidad que necesita para hacer su movimiento? ¿Y qué mierda será eso? ¿Me la quitará? ¿O simplemente la matará y la dejará donde caiga su cuerpo para que yo la encuentre? Cualquiera de las dos es una opción que está considerando. Odio no saberlo, y Blake está empezando a volverse loca. Quiere salir de este maldito club y volver a la cabaña. ¿No entiende que prefiero que estemos solos en medio de la nada que aquí? Solo sigo diciéndome un poco más. Matt se pondrá inquieto y, cuando lo haga, estaré allí para cortar su maldita cabeza. Estoy en el balcón del segundo piso de Blackout y veo a las chicas bailar abajo. Gunner trajo a Sarah esta noche. Pensé que unas bebidas relajarían a Blake y le recordarían que no es una prisionera aquí. No trajimos mucho con nosotros, así que Sarah le trajo un vestido y un par de tacones. Por supuesto, no lo aprobé, pero no tenía otra cosa que ponerse. En el momento en que se lo arranque más tarde, se lo devolveré a Sarah. Me sorprende que Gunner no lo haya quemado ya. Mi celular vibra en mi bolsillo trasero y lo saco para leer el mensaje. Mañana por la noche; Blackout. ¡Mierda! Mis ojos vuelven a mirar a mi esposa, que sonríe con una copa en una mano y su celular en la otra. La obligué a llevárselo. Deja de dar saltos y bebe un trago antes de levantar el teléfono. Lee el texto y su cuerpo se pone rígido. Luego se gira y me mira. Apoyando los antebrazos en la barandilla, me inclino sobre ella y la miro fijamente, intentando parecer imperturbable por lo que acabo de recibir. Honestamente, está preparada. Mi chica ha demostrado que es capaz de asumir más de lo que pensaba. Las luces negras rebotan en sus bonitos ojos azules, y puedo decir desde aquí lo grandes que están en este momento. Sarah toca su hombro, pero ella la ignora. Un segundo después deja su bebida y se dirige hacia las escaleras. Me aparto de la barandilla y voy a su encuentro.

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—Recibí mi mensaje —dice, ahora jadeando por haber subido las escaleras con tacones. —Lo sé. Yo también tengo uno. —El suyo sería diferente al mío, pero significan lo mismo. Es el momento de su iniciación. Ella lame sus labios. —Ryat, ¿Y si...? —Vas a estar bien. —Coloco mis manos sobre sus hombros—. No me verás, pero estaré aquí, ¿De acuerdo? —Ella asiente rápidamente—. Entonces nos encontraremos en la catedral —le recuerdo, y vuelve a asentir—. Oye. —La atraigo hacia mí—. No es hasta mañana por la noche, así que vuelve allí abajo y diviértete con Sarah. —No puedo creer que haya dicho eso. Prefiero que estemos en la cama a que sacuda su culo en una pista de baile para que otros hombres la vean. Sin embargo, la gran roca en su mano no duele. Quería algo que dijera vete a la mierda (estoy casada y mi esposo te va a destripar) desde muy lejos. Creo que tomé la decisión correcta. —De acuerdo. —Se pone de puntillas y presiona sus labios contra los míos—. Te amo. Paso las manos por su cabello enmarañado y sudoroso. —También te amo, pequeña. —Luego se da la vuelta y vuelve a bajar las escaleras, mucho más despacio que cuando subió corriendo. Apoyando de nuevo los antebrazos en la barandilla, la veo abrirse paso entre la multitud y volver con Sarah. Blake asiente un par de veces, y luego piden nuevas bebidas. —¿No son ustedes la pareja más linda? Miro a mi derecha y veo que Ty se ha unido a mí. —Ella tiene iniciación mañana por la noche. Aquí. —¿Qué necesitas que haga? —pregunta sin dudar. —Vigilarla. Asiente. —Por supuesto. Solo envíame un mensaje cuando esté bajando, y me aseguraré de tener todos los ojos sobre ella en todo momento. Apartándome de la barandilla, extiendo mi mano derecha.

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—Gracias, hombre. —De nada. —Tira de mí para darme un abrazo de hombre con una palmada en mi espalda—. Pásate por mi oficina antes de irte a dormir. Estoy esperando una llamada telefónica que podría tener una respuesta a tu problema con Matt. —Antes de que pueda responder a eso, vuelve a caminar hacia su oficina. Y empiezo a sentir pena por Ty. Por lo que tuvo y perdió. No puedo imaginar por lo que pasó. Vi su rabia. Su ira lo controló durante mucho tiempo hasta que se dio cuenta de que podía vengarse. Y lo hará... pronto. Siempre lo hacemos. Para eso estamos entrenados.

BLAKELY Gunner nos encontró en la pista de baile y me arrebató a mi amiga, así que tomé eso como una pista de que yo también había terminado. Me dirijo a la parte superior de las escaleras para ver a Ryat todavía parado en el mismo lugar que ha estado durante las últimas tres horas. Simplemente observándome. Y espero que no mate a esos dos hombres que vinieron a hablar con Sarah y conmigo. Fueron realmente amables y solo entablaron una conversación. Nunca habían estado aquí y necesitaban indicaciones para llegar al hotel más cercano después de salir de Blackout. —Vamos. —Agarra mi mano. —¿A dónde vamos? —pregunto cuando no se dirige al apartamento que actualmente llamamos hogar. —Tengo que hablar con Ty —responde vagamente. Al llegar a un extremo del pasillo, marca un código en el teclado con la mano libre y empuja la puerta, ahora desbloqueada, para abrirla. Ryat entra y me arrastra al interior. Me quedo inmóvil cuando veo a una mujer desplomada en un sofá. Un hombre se sienta a horcajadas sobre sus rodillas, con su polla en su boca, mientras sus manos sujetan las de ella a la parte superior del cojín con una de las suyas mientras que la otra agarra el cabello de su coronilla. Sus ojos se encuentran con los míos y empieza a murmurar mierdas alrededor de su pene perforado. Desvío la mirada, girando mi cuerpo hacia Ryat, que permanece a mi lado imperturbable como yo.

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¿Qué diablos? ¿Por qué Ryat no llamó a la puerta? El hombre acelera el ritmo y escucho cómo ella comienza a tener arcadas. Giro mi cabeza, miro por encima de mi hombro y veo cómo folla su boca hasta que se la mete hasta el fondo de su garganta y gruñe cuando se viene. Alejándose rápidamente, coloca una mano en su boca y le ordena: —Traga. —Ella lo mira, parpadeando rápidamente mientras las lágrimas corren por su rostro, manchando su maquillaje. Intenta negar con la cabeza, pero él se lo impide y añade—: Si no lo haces, lo lamerás. Vuelvo a apartar la mirada, mi rostro se calienta con sus palabras. Joder, estoy borracha y cachonda. ¿Por qué estamos aquí? —Buena chica —lo escucho elogiarla, y ella gime. Lo sé, chica. Lo entiendo. ¿Por qué anhelamos eso? Ser elogiada por algo que otros encontrarían degradante. Haría alguna mierda enfermiza y retorcida por Ryat si supiera que me elogiaría por eso. Quiero complacer a Ryat todo el tiempo. Y cuando me dice “buena chica”, es como si todo lo que hice significara algo para él. —Ahora, vuelve al trabajo —exige el hombre, y escucho cómo sube la cremallera de los pantalones. La chica pasa corriendo por delante de mí y sale por la puerta. —Ryat —saluda el hombre con entusiasmo—. Es la segunda vez que me atrapas con los pantalones bajo últimamente. —Se ríe. ¿La segunda vez? Dios mío, pensé que estaba mal que no llamara a la puerta esta vez. ¿Cuándo aprenderá la lección? —Supongo que debería empezar a llamar —bromea, y me abstengo de poner los ojos en blanco. —Bueno, ya sabes que me encanta una audiencia. Eso tiene sentido. Me doy la vuelta y enderezo los hombros, el tipo está detrás de su escritorio ahora. Sus botas negras están apoyadas en la superficie, y sus brazos están detrás de su cabeza, con los dedos entrelazados, con una expresión relajada y despreocupada en su rostro. Tiene vello facial, pero no es exagerado, más bien es una barba incipiente que sigue la curva de su afilada mandíbula. Su cabello negro, espeso y despeinado, parece que no ha sido cortado en mucho tiempo. Me pregunto

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si lo tiene así a propósito o si simplemente no le importa. Sus ojos azules claros se clavan en los míos, y no parece en lo más mínimo avergonzado de que yo esté avergonzada por lo que hemos visto. —Blake, finalmente nos conocemos —anuncia, dedicándome una sonrisa. ¿Debería conocer a este hombre? Quiero decir, escuché a Ryat mencionarlo. Sé que es el dueño de Blackout y que nos prestó el apartamento encima del club, pero eso es todo lo que sé sobre él. Prácticamente me he quedado encerrada en el apartamento estos últimos días. —Blake, este es Tyson Crawford. Ty, esta es mi esposa, Blake. Mi corazón se acelera inmediatamente al escuchar su nombre. Miro a Ryat con los ojos muy abiertos y él frunce el ceño. —Uh... —Me aclaro la garganta—. Es un placer conocerte por fin — digo, recordando mis modales—. Gracias por permitirnos quedarnos aquí. ¡Oh, Dios mío! ¿Sabe Sarah que es el dueño de Blackout? —Por supuesto, cualquier cosa por Ryat y su esposa —dice, levantándose de su silla y caminando alrededor de ella. Apoyándose en el borde, cruza los tobillos uno sobre otro y los brazos sobre el pecho. Sus ojos se desvían de mí y se dirigen a mi esposo—. Ya está todo listo. Tengo a todos los que están en el turno de mañana al tanto de la situación. Frunzo el ceño. ¿De qué está hablando? —Gracias. Debería ir sin problemas, pero por si acaso... —Lo entiendo —él interrumpe a Ryat—. Nunca se es demasiado cuidadoso con la persona que amas. —Sí —dice Ryat con los dientes apretados—. ¿Algo sobre Matt? Mis oídos se agudizan al escuchar eso. Este tipo es un Lord, así que tiene que conocer a Matt. —No. —Su respuesta es cortante—. Pero ya se ha corrido la voz, dos de mis guardias han escuchado a unos tipos hablar de que has eliminado a su elegida. ¿Alguna vez sientes el cambio de aire? ¿Puedes decir el momento en que el ambiente cambia en la habitación? Porque puedo hacerlo en este mismo instante. El aire se vuelve más denso, la temperatura se incrementa a medida que el estado de ánimo del hombre cambia con la mención de lo

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que hizo Ryat. O tal vez solo sea yo. Temo lo que le sucederá a mi esposo cuando Matt decida darse a conocer. Ryat sonríe y levanta un poco la barbilla. Está orgulloso de sí mismo. Y una parte enferma y retorcida de mí también está orgullosa de él. Este hombre hará lo que sea no solo para protegerme, sino también para amarme. —Él no puede esconderse para siempre —añade. —Sí, bueno, Matt es un pedazo de mierda y se merece que lo cuelguen en medio de la catedral donde todos los Lords puedan ver cómo se desangra lentamente hasta morir —afirma Tyson, la oscuridad en su voz hace que los vellos de mi nuca se ericen. Tanto es así que levanto mi mano y froto mi piel como si fuera a ayudar. —Oh, voy a darle una lección —acepta Ryat, con la misma voz amenazante. —Quiero estar allí cuando lo hagas. —asiente Tyson, la comisura de sus labios se retrae en una sonrisa sádica. —Por supuesto —concuerda Ryat. —Avísame si necesitas algo más, hermano. —Tyson extiende su mano derecha y Ryat la estrecha. Tyson lo atrae para darle un apretón de manos y un abrazo varonil mientras le da una palmada en la espalda con la mano libre—. Duerman un poco esta noche. Mañana tienen un día muy ocupado.

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Capítulo 46 RYAT Traducido por Danielle Corregido Kote Ravest

Abro la puerta del apartamento. Haciéndome a un lado, le permito entrar antes que yo, y cierro la puerta, cerrándola detrás de mí. —¿Estás bien? —le pregunto. Ha sido una noche larga y ella ha bebido bastante. Asintiendo, se dirige al dormitorio principal. —Oye —la sigo—. Háblame. —Me doy cuenta de que tiene algo en mente. —¿Tyson? —pregunta sobre él, sorprendiéndome. De todas las cosas que sucedieron esta semana y las que sucederá mañana por la noche, dudaba que el hombre al que encontramos follando con una mujer fuera lo último que cuestionara. —¿Qué pasa con él? —pregunto. —¿Es un Lord? Bueno, eso llama mi atención. Él no usa su anillo. Ya no. La mayoría no lo hace en público después de la graduación. Solo cuando tenemos ocasiones especiales en la casa de los Lords. De lo contrario, preferimos mezclarnos con la multitud en la que estemos. —Sí. —¿Así es cómo lo conoces? —pregunta lentamente. Asiento. —¿Por qué es el dueño de este club? Siento aún más curiosidad por saber a dónde quiere llegar. —¿Por qué importa que sea el dueño de Blackout?

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—Pensé que ser un Lord tenía todo que ver con el poder. Esto es solo un club. Asiento. —Lo es. Pero no todos los Lords prefieren sentarse en una oficina a gran altura con vistas a una gran ciudad. Un Lord puede estar en cualquier sitio. Ty eligió pasar a la clandestinidad y trabajar en el lado más sucio de las cosas. —Siempre le gustó ensuciarse. Era despiadado. Lo mejor de su año. Podría haber elegido cualquier profesión, y Blackout era donde quería estar—. Ser dueño de Blackout tiene sus ventajas para los Lords —le aseguro. Ella lame sus labios con nerviosismo. —Escuché sobre él... en Barrington. Frunzo el ceño. —¿Qué escuchaste? —No es raro que los demás hablen de los Lords. Todos los hombres que asisten a Barrington quieren ser miembros. No por el estatus que obtienes mientras estás en la universidad, sino por lo que consigues una vez que te gradúas y sales al mundo real. Y a los que no lo consiguen les gusta hablar sobre cosas que creen saber. Es por eso que los Lords hacen que matemos, es su póliza de seguro. Si te expulsan antes de la graduación, no hablaras de eso cuando ellos tienen la influencia para enterrarte. Los he visto hacerlo antes, y esos lamentables bastardos fueron literalmente enterrados vivos detrás de la catedral. —Que su elegida engañó a su novio para ser la elegida de Tyson… —No creas todo lo que escuchas, Blake —interrumpo, levantando la mano y quitándome la camiseta. Me doy la vuelta y la tiro al suelo, sin que me importe una mierda ahora mismo. Agarra mi brazo y me jala hacia ella para que la mire. Paso una mano por mi rostro mientras ella me mira fijamente. —¿Sabes lo que pasó? Por supuesto que lo sé. Pero digo: —No importa lo que haya pasado. —Ryat —gruñe mi nombre—. Cuéntame. Cuando me dejaste con Gunner y Sarah, buscamos a su elegida, y no existe. No hay páginas en las redes sociales. Ningún registro de haber asistido alguna vez a Barrington. Es como si se la hubieran inventado.

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Suspiro. —Ella lo hizo, Blake. —Los Lords pueden hacer que cualquiera deje de existir. Si quieren. Y querían deshacerse de su existencia muy rápido. Sinceramente, les fallaron a Ty y a ella. Nos garantizan protección mientras seamos fieles a nuestro juramento. Ese no fue el caso de Ty. Pero entonces, ¿Se puede garantizar una vida? No lo creo. No con el tipo de vida que vivimos. —¿Lo hizo? —pregunta con los ojos muy abiertos. Asiento. —Sí, nunca engañó a su novio con Tyson. Porque nunca tuvo uno. Era un acosador. Parpadea y sus labios se separan. —¿Un acosador? Asiento. —Sí. —¿Qué... qué le pasó ella? —tartamudea y humedece sus labios, que sé que probablemente están empezando a entumecerse por la bebida. No puedo entrar en detalles sobre lo que le hicieron. Ya fue bastante duro presenciar lo que le hicieron a Ty, y mucho más volver a contarlo. Acariciando su rostro, solo digo: —Él se vengará. Frunciendo el ceño, pregunta: —¿Qué quieres decir? ¿Del acosador? Niego con la cabeza. —A veces, la mejor venganza es ir tras algo que aman tanto como tú amabas. —No lo entiendo. —Frunce su ceño. Besando su frente, la atraigo hacia mí. Es exactamente lo que haría si me pusieran en la misma situación que Ty. Solo que yo nunca esperaría tanto tiempo. Ser un Lord te enseña a tener paciencia, pero ni siquiera yo tendría ese tipo de fuerza. —Vamos a la cama —digo, dando por terminada la conversación.

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BLAKELY Me despierto con el sonido de un teléfono sonando. —¿Ryat? —murmuro, extendiendo la mano para despertarlo y que responda. Tiene que ser el suyo. Nadie me llama. Estoy bastante segura de que es porque tiene a la mayoría de las personas bloqueadas. —¡Ryat! — gruño cuando sigue sonando en la silenciosa habitación. Mis manos se extienden por la cama y no siento nada. Luego hasta la funda de la almohada todavía nada. —¿Qué...? Sentándome, me giro para encender la luz de la mesita de noche y veo que es mi celular el que está sonando. Sosteniéndolo frente a mi rostro, cierro los ojos porque la pantalla es muy brillante. —¿Hola? —pregunto entre bostezos. Cuando nadie responde, lo aparto de mi oreja y entrecierro los ojos para mirar la pantalla. Dice MÍO, y pongo los ojos en blanco al ver que Ryat ha guardado su número mientras yo no estaba. —Ryat, ¿Qué estás haciendo? —Me acuesto—. Ven a la cama conmigo. —Tiene que ser tarde o muy temprano. No nos acostamos hasta después de la una, y todavía puedo saborear el alcohol persistente en mi lengua. —¿Quieres ser mi chica buena? —pregunta con esa voz sexy y profunda que hace palpitar mi coño. Cerrando los ojos, estiro las piernas hacia su lado de la cama, casi gimiendo. Algo en esas palabras hace que mis piernas tiemblen. Menos mal que estoy acostada. —Siempre. —Sabes lo que es ser una buena chica ¿verdad? —continúa. —¿Por qué no me lo recuerdas? —De acuerdo. —Escucho la sonrisa en su voz, siguiéndome el juego— . Es cuando puedo hacer lo que quiera contigo, y tú lo aceptas.

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—Aceptarlo ¿eh? —Me acuesto de espaldas y miro fijamente hacia la oscuridad, mi mano libre gira algunos mechones de mi cabello alrededor de mis dedos—. ¿Tienes ganas de hacerme daño? —Bromeo. —Sí. La sola palabra envía un escalofrío por mi espalda, mis pezones se endurecen y mis piernas se abren solas. Respirando profundamente, digo: —Grandes palabras para un hombre que ni siquiera está aquí. Se ríe suavemente. —Oh, estoy aquí, Blake. —¿Dónde...? —Pero —me interrumpe—, antes de empezar, dímelo. ¿Decirle qué? Mi cabeza todavía está un poco lenta, y mis labios todavía un poco entumecidos. Bebí bastante esta noche antes de desmayarme, y ni siquiera pude dormir. Con mi mano libre, aparto el cabello de mi rostro. —¿Qué, exactamente? —pregunto. —Que puedo hacer lo que quiera contigo—responde simplemente. Sí, por favor. —Haz lo que quieras conmigo —digo sin dudar, sabiendo que está a punto de follarme. Y de repente ya no estoy tan cansada. Por supuesto, él no es específico. Ryat quiere mantenerme en la oscuridad, como cuando me secuestró y tuvimos mi fantasía de sexo forzado. —Levántate, Blake. Y trae tu culo aquí abajo. Ahora —ordena, con su tono juguetón, antes de colgar. Dejo caer mi teléfono en la cama, me levanto de un salto con piernas temblorosas y me apresuro a ir al baño. Cepillo rápidamente mis dientes y enjuago mi boca para tratar de eliminar el sabor persistente del ron y CocaCola. Luego me pongo una de sus camisetas y un par de bragas, no queriendo bajar desnuda. Obviamente estamos solos, pero prefiero tener algo puesto en lugar de pasearme por el club desnuda. Además, ni siquiera sé dónde está. Voy a tener que encontrarlo. Abriendo la puerta del apartamento, cierro suavemente la puerta sin dejar que se bloqueé porque él tiene llave, pero yo no. Me dirijo por el único pasillo hasta el ascensor del final y entro cuando éste se abre

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inmediatamente para mí. Pulso la planta inferior y espero en silencio a que se abra. Retuerzo mis manos en la camiseta. Están sudando. Estoy nerviosa porque nunca se sabe lo que va a querer Ryat. Sobre todo, aquí. ¿Está planeando follarme en la pista de baile? ¿Doblada sobre la barra? ¿O en el escenario donde actúan las bandas para eventos especiales? El ascensor se detiene y la puerta se abre. “Oh Lord” de In This Moment comienza a reproducirse. Escuchar la letra, saber que estoy a punto de darle a mi Lord lo que quiera, hace que la letra sea aún más sexy. Algo me dice que ha elegido esta canción como advertencia. Las luces de neón intermitentes están encendidas como si el club estuviera abierto, pero es diferente estar aquí cuando no hay nadie más. Caminando por la pista de baile, miro la barra vacía y las sillas que rodean las mesas. —¿Ryat? —grito por encima de la música. Está más fuerte de lo normal, al menos eso creo. Tal vez solo sea el comienzo de la resaca que se avecina. Pasando las manos por mi camiseta, me doy cuenta de que dejé mi celular arriba, en la cama. —Bueno, mierda —siseo. Cuando levanto la vista y lanzo mi cabello por encima de mi hombro, mi pulso se acelera al verlo sentado en una mesa en la esquina. Está más oscuro, las luces no llegan a ese lugar, pero aún puedo distinguir el cuerpo que está sentado allí. Está vestido con una capa negra, y mis muslos se tensan cuando veo su rostro blanco, lleva la máscara puesta. Él quiere jodidamente jugar. La idea hace que la sangre se agolpe en mis oídos con anticipación. La canción se detiene y cambia a “All The Time” de Jeremih y Lil Wayne, lo veo levantarse de la mesa lentamente y bajar a la pista de baile. Doy un paso atrás y él se queda de pie, inclinando la cabeza hacia un lado. Extiende la mano derecha y agarra algo de la mesa. Su mano cae a su costado y las luces rebotan en las esposas de metal. ¡Mierda! Mi cuerpo comienza a vibrar, a pesar de que ahora tengo problemas para recuperar el aliento. Al notar algo más en su mano, parece

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un cinturón de cuero negro de algún tipo. No, no puede ser eso. Es demasiado difícil de ver con las luces parpadeando constantemente. Sigo intentando parpadear, para tratar de concentrarme, pero en el siguiente segundo, me doy cuenta de que ha estado caminando hacia mí todo este tiempo, y se está acercando. Da un paso atrás y se detiene. Es un baile. ¿Quién se moverá primero? Mi corazón se acelera y las palmas de mis manos están sudorosas. Quiero que me persiga. Eso es lo que me gusta, y él lo sabe. Y a él le gusta arrastrarme hacia él. Así que nos doy lo que ambos queremos. Me doy la vuelta y corro a toda velocidad, sabiendo que me va a atrapar.

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Capítulo 47 RYAT Traducido por OnlyNess Corregido Kote Ravest

Corriendo detrás de ella, extiendo la mano y agarro un puñado de cabello, tirando de ella para que se detenga. Su voz resuena a través del club vacío por encima de la música. —No lo suficientemente rápido —gruño en su oreja y la empujo contra el lateral de la barra. Sus manos golpean la parte superior y las agarro, tirando de ellas detrás de su espalda y esposándolas en su sitio, asegurándome de que están bien apretadas, tal y como le gustan a mi chica. Luego tiro de ella, la hago girar y la arrojo sobre mi hombro. Se queja por la posición y empiezo a llevarla hacia la puerta al final del pasillo. Sabía exactamente qué decirle a mi esposa para que viniera aquí. He observado sus reacciones, he prestado atención a cómo responde su cuerpo a mí y a las cosas que le hago. Mi chica tiene una manía por los elogios. Ya lo había notado antes, pero hoy sentí la forma en que su cuerpo se derritió contra el mío cuando estábamos en la oficina de Ty, y él elogió a la mujer por tragar. Sé que está nerviosa por su iniciación más tarde esta noche, y quería hacer algo por ella para tratar de distraer su mente. Nada es más efectivo que una buena follada. Así que voy a hacer lo que quiera con ella y luego la elogiaré por permitirlo. Al abrir la puerta, siento su cuerpo rebotando sobre mi hombro mientras la llevo al sótano. Ty me había dado el código para apagar todas las cámaras aquí en Blackout, así que me aseguré de hacerlo antes de llamarla y hacerla bajar. Las exteriores siguen encendidas, pero no iba a permitir que nadie entrara mientras estuviéramos despiertos o hasta que volviera y revisara mañana.

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Ya estuve aquí abajo antes, después de que ella se quedara dormida, y preparé todo lo que quería para ella. Estoy a punto de mostrarle el lado más oscuro de lo que nos gusta a ambos. La dejo sobre sus pies y respira profundamente. Estoy seguro de que mi hombro en su abdomen hacía que fuera difícil respirar en ese ángulo. Me mira, con los ojos llenos de deseo. Está preparada para lo que sea que haya planeado, o eso cree. Puede que después se sienta diferente. Saco la navaja de mi bolsillo y la abro. —Ryat —musita y está a punto de dar un paso atrás, pero extiendo la mano y agarro su camiseta, atrayéndola hacia mí. —No te muevas —le ordeno y rasgo el material, cortándolo por la mitad y luego las dos mangas para poder quitársela por completo. Mis ojos se posan en sus bonitos pezones rosados y veo que están duros. ¡No son lo único! —Separa las piernas —exijo, y ella separa los pies. Tiro de su ropa interior y paso un dedo por su coño—. Eso es lo que me gusta sentir. — Lo empujo dentro de ella con facilidad, sintiendo lo mojada que está ya. Estará goteando semen cuando termine con ella. Ella jadea cuando añado otro dedo, simplemente tanteando. Jugando con ella. Bajando sus bragas, deslizo lentamente el material por sus piernas, donde ella se las quita. Está desnuda frente a mí, con las manos esposadas en su espalda, y sonrío. —Tan hermosa. —La elogio, y sus ojos se vuelven pesados—. Pero te quiero sucia. Cuando abre la boca para preguntar qué quiero decir con eso, extiendo la mano, agarro su cabello y tiro de ella hacia el centro de la habitación, haciéndola gritar. Obligándola a arrodillarse, gime y me arrodillo detrás de ella. Tomo la cadena corta atornillada al piso y sujeto el extremo opuesto a la cadena que une las esposas, asegurándola al piso de concreto. Incorporándome, camino y me coloco frente a ella para mirarla. Sus hombros están echados hacia atrás, empujando sus ya grandes tetas hacia fuera, éstas rebotan con cada inhalación.

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—Ryat —gime mi nombre, mirándome fijamente y moviéndose sobre sus rodillas. —Shh —le digo, arrodillándome. Extiendo la mano y paso los dedos por sus labios separados—. Voy a hacer que se sienta bien —le prometo. Respira entrecortadamente y retiro mi mano de su rostro para sacar lo que necesito de mi bolsillo. —Abre la boca —le ordeno. Sus ojos se agrandan cuando ve lo que tengo en la mano, pero obedece sin dudarlo. Coloco la mordaza en su boca, teniendo que forzarla para abrirla un poco más, asegurándome de que la junta tórica encaje detrás de sus dientes. Luego me inclino y ajusto la hebilla detrás de su cabeza, para que no pueda sacarla por sí sola. Sentado sobre mis talones, la miro. Me gusta amordazarla. Por lo general, meto ropa interior en su boca y la pego con cinta, pero quería que esta vez fuera diferente. Quiero poder usar su boca y al mismo tiempo limitar su voz. Esta mordaza en particular es una mordaza de boca abierta que obliga a su boca a permanecer abierta para facilitar su uso. No voy a decir que es cómodo, pero el aro de metal está envuelto en cuero y también las correas para que no duela. Su lengua se mueve en el interior de su boca, miro por encima de sus perfectos y blancos dientes y ya puedo ver saliva en el fondo de su garganta. Intenta tragarla lo mejor que puede y gime cuando se da cuenta de lo difícil que va a ser para ella. Extendiendo la mano, paso mis nudillos por su mejilla y sobre la correa de cuero. Cierra los ojos y su cuerpo intenta luchar contra las esposas fijas al suelo. Dejando caer mi mano, la meto en el otro bolsillo y saco un rotulador. Abriendo los ojos, lo ve y empieza a luchar con más fuerza contra la restricción, tratando de hablar, pero solo suena como un gruñido. Saco la tapa y agarro su pecho izquierdo en mi mano. Apretando hasta que suelta lo que parece un grito, dibujo un corazón alrededor de su duro pezón. Luego lo repito con el otro. Luego pongo mis manos en sus rodillas y las separo. De nuevo, de su boca abierta salen ruidos ininteligibles. Escribo MÍO encima de su coño, sobre su hueso pélvico. —Mejor —digo, y su cuerpo se estremece.

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Lanzo el rotulador al otro lado de la habitación, ya que he acabado con él, y paso las manos por su coño, ya que sus piernas están separadas para mí. —Aw —digo y mis ojos se dirigen a los suyos—. Ahora estás empapada, Blake. Su cabeza cae hacia atrás, y mira al techo con sus ojos llorosos, tratando de evitar mirarme como si estuviera demasiado avergonzada para hacer contacto visual. Eso no sirve. Extiendo la mano que tengo libre, coloco mi pulgar debajo de su barbilla y dos dedos dentro de la boca, obligándola a bajar la cabeza. —¡Mírame! Ella toma una bocanada de aire con su cuerpo tembloroso. Su lengua está asegurada debajo de mis dedos y trata de moverlos, pero es inútil. Me dijo lo que yo quisiera, y lo que quiero esta noche es hacer de mi esposa mi pequeña puta. ¡Para jodidamente usarla! Mi mano entre sus piernas introduce completamente dos dedos, y su cuerpo se sacude. Meto un tercer dedo, y sus fuertes jadeos llenan la habitación. Comienzo a penetrarla con los dedos y sus caderas se mueven hacia adelante y hacia atrás al ritmo de mis movimientos, sin poder evitarlo. Sus rodillas luchan por cerrarse, pero cambio de posición y me arrodillo frente a ella, utilizando mis rodillas para abrir las suyas todo lo que puedo. Está completamente inmóvil, sin voz y sin otra opción que permanecer arrodillada y disfrutar. Su cuerpo se pone rígido, su coño aprieta mis dedos y se viene. Retiro mis dedos de su coño y de su boca mientras ella se hunde sobre sus rodillas. Levanto mi mano, ahora empapada, y la miro. Me dan ganas de lamerla, pero no lo hago. Ese orgasmo no era para mí. Me pongo de pie y la miro. Tiene algo de baba en su barbilla, pero no la suficiente. —Quiero que esa boca babee tanto como ese coño —digo, y ella gime. Sus ojos azules llenos de lágrimas brillan hacia mí. Mi mano derecha agarra la parte superior de su cabello para mantener su cabeza inclinada hacia arriba, meto dos dedos con sus fluidos en su boca. Los deslizo lentamente por el interior de su mejilla antes de pasar a la otra.

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—Saca la lengua para mí —ordeno en voz baja. La desliza a través del aro y paso los dedos por encima, empujándolos hasta el fondo de su garganta, haciendo que tenga arcadas y que su cuerpo se estremezca. Lo vuelvo a hacer y los mantengo ahí. Su cuerpo se resiste, las cadenas tintinean mientras tira de ellas. —Respira por la nariz —digo. No tiene mucha experiencia en el departamento de chupar pollas. Solo he tenido mi polla en su boca una vez durante la ceremonia de los votos. Las mujeres necesitan entrenamiento para chupar una polla. Algunas, pero no la mayoría con las que he estado, pueden hacerlo desde el principio. Es como si practicaran con consoladores en casa, solas, antes de tener novio para dominar el arte. Su garganta mueve mientras intenta tragar, y paso mis dedos arriba y abajo por su lengua antes de presionarla hacia atrás, repitiendo el movimiento. Vuelve a tener arcadas y veo lágrimas nuevas correr por su rostro cuando parpadea. Al retirar mi mano por completo, se ahoga y la saliva sale disparada de su boca. Se desliza por su barbilla, cubren sus perfectos pechos y su vientre plano mientras aspira una respiración tras otra. —Eso está mejor. Su cabeza cuelga hacia delante lo mejor que puede, una línea de saliva escapa de su boca abierta y llega al suelo, y observo su cuerpo tembloroso con satisfacción. Mi chica. Mi esposa. Mi pequeña puta sucia. Me quito la máscara, tirándola al suelo antes de quitarme la capa, poniéndome más cómodo.

BLAKELY No puedo sentir mis manos ni mis piernas. Están entumecidas. Mi cuerpo está cubierto de sudor y saliva, y mi mandíbula duele.

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Abriendo mis pesados ojos, lo veo ampliar su postura frente a mi cuerpo arrodillado y sé lo que se avecina. El sonido de su cremallera no hace más que confirmarlo. Su mano agarra el cabello en la parte superior de mi cabeza y la levanta, empujándola hacia atrás. Lo miro con ojos llorosos mientras él me mira con lo que solo puedo explicar cómo dominio absoluto. ¡Me encanta! Esto es lo que mi cuerpo quiere. Lo que necesita. Ser suya. Puedes ser la esposa de alguien y aun así querer que te usen. Ryat nunca me hace sentir avergonzada por eso. Intento tragar el exceso de saliva que se acumula en la parte posterior de mi garganta, pero no lo consigo. Mordiendo su labio inferior, él acaricia su dura polla un par de veces antes de introducirla en mi boca. Se desliza dentro y el exceso de saliva sale por los lados de mis labios abiertos y corre por mi piel hasta aterrizar en mis tetas. Todo mi cuerpo está mojado, si no es por sudor, entonces es por saliva o por la humedad que tengo entre mis piernas. Su polla se desliza por el interior de mi boca y trato de chuparla lo mejor que puedo, pero es imposible ya que mis labios no pueden cerrarse a su alrededor. —Joder, Blake —gruñe. Soltando la parte superior de mi cabeza, flexiona sus rodillas, bajando, y extiende su gran mano por la parte posterior de mi cabeza, sujetándola mientras folla lentamente mi boca, sabiendo que no permanecerá así mucho tiempo. Empuja hasta el fondo de mi garganta provocando arcadas, mi cuerpo lucha por no vomitar mientras intenta respirar al mismo tiempo. Parpadeo, con nuevas lágrimas corriendo por un lado de mi rostro, él me mira, con sus ojos verdes entrecerrados y necesitados. Pasa la lengua por su labio inferior antes de tirar de él entre los dientes y morderlo. Mi coño empapado se contrae, deseando que lo folle. Cuando sale por completo de mi boca, la saliva vuelve a caer sobre mis pechos, vuelve a introducir su polla, empujándola al fondo de mi garganta con más fuerza esta vez. Justo cuando tengo una arcada, la saca. Respiro rápidamente antes de que empuje sus caderas hacia delante. Su mano en la parte posterior de mi cabeza impide que me mueva. No hay forma de que luche contra eso.

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No. Soy suya para que me use como quiera. Y tiene mis pezones duros y mi coño rogando por ser follado. Su buena chica. Mi nariz gotea tanto como mis ojos lloran. Solo puedo imaginar lo horrible que debo lucir, pero él me mira como si fuera la cosa más hermosa que ha visto. Saliendo, vuelve a entrar a la fuerza, y cuando sus ojos se cierran, sé que está a punto de follar mi boca como si fuera mi coño cuando gime: —Maldita sea. Separo mis rodillas, esposada y amordazada para que me use, luchando contra las ganas de vomitar y tratando de respirar cada vez que puedo. Sus dedos agarran mi cabello y mis ojos comienzan a ponerse en blanco por la falta de oxígeno cuando sale de mi boca y un gruñido salvaje recorre la habitación justo antes de que su semen se derrame en mi boca, rostro y cuerpo. Me desplomo en el suelo, intentando respirar, mientras lo escucho subir la cremallera de sus jeans. Abro mis pesados ojos y lo miro a través de mis pestañas llorosas. Se arrodilla frente a mí, respirando con dificultad. Extiende la mano y la envuelve alrededor de mi garganta, pero no restringe el aire. Gracias a Dios, porque todavía estoy intentando respirar. —Buena chica, Blake. Buena chica. Mis ojos se cierran y un gemido ininteligible sale de mi boca abierta ante sus elogios. ¡Ha valido la pena!

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Capítulo 48 RYAT Traducido por OnlyNess Corregido Sand

Camino detrás de ella y suelto la cadena conectada a sus esposas. Su cuerpo se relaja como si pensara que voy a liberarla, pero no es así. Apoyando mi mano en su espalda, le ordeno: —Tu rostro en el suelo. —Sé que le resulta difícil mover su cuerpo dolorido, así que agarro su hombro y la ayudo. Apoya su rostro sobre el semen y la saliva, separa bien las piernas para mí, mostrándome ese coño reluciente. Me arrodillo detrás de ella, con las manos en sus nalgas, y las mueve para mí. Meto dos dedos en su coño y ella se pone de rodillas. Sé que el suelo de cemento es frío e implacable, pero de eso se trata. A mi esposa le gusta un poco de dolor con su placer. Empujo un tercer dedo y de su boca, aún amordazada, salen gritos ahogados. Inclinándome hacia ella, escupo en su culo y muevo mis dedos desde su coño hacia arriba. Se mueve de nuevo y coloco mi mano en su espalda. —¡No te muevas, Blake! —advierto. A pesar de que acabo de venirme, todavía estoy duro. Siempre estoy preparado para ella. No importa lo que pase. Desabrochando de nuevo la cremallera de mis jeans, saco mi polla aún húmeda y separo más sus piernas con las mías, obligándola a arquear más la espalda. Me deslizo dentro de su húmedo coño y estiro la mano para agarrar la cadena que conecta sus esposas, manteniéndolas en su lugar mientras mi otra mano se extiende por la parte baja de su espalda y mi pulgar se desliza en su culo. Ella se mueve aún con la mordaza de boca abierta, ruidos ininteligibles invaden la habitación y sonrío. No le doy ningún aviso ni la

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oportunidad de recuperarse de lo que ya le he hecho. En vez de eso, tomo a mi esposa como si estuviera pagando por usarla: duro y rápido. Mi cuerpo golpea el suyo. Me duelen las rodillas por el suelo de cemento, así que sé que a ella le duele todo el cuerpo. Pero eso no le impide llegar al orgasmo, esta vez sobre mi polla. No demoro mucho más en seguirla. Retirándome, me pongo de pie y ella estira su cuerpo, acostándose. Saco la llave de mi bolsillo y le quito las esposas, seguido de la hebilla de la mordaza. Grita cuando se la quito de la boca. —Date la vuelta —le pido en voz baja. Su cuerpo se mueve lentamente, pero hace lo que le digo mientras me mira con sus ojos pesados. Me agacho, pasando mis brazos por debajo de su cuerpo tembloroso y la levanto, sacándola del sótano y llevándola al apartamento.

362 La ayudo a salir de la bañera después de lavar su cabello y enjabonar su cuerpo. La envuelvo con la toalla antes de levantarla en mis brazos. Está a punto de quedarse dormida. Nuestra pequeña sesión en el sótano tomó lo poco que le quedaba para dar. La coloco en el borde de la cama, la seco un poco más y luego se acuesta, acurrucándose en las sábanas. —Toma. —Le entrego dos analgésicos, sabiendo que su mandíbula tiene que estar dolorida junto con todo lo demás. No quería tenerla ahí abajo por mucho tiempo, teniendo en cuenta la posición en la que la tenía. Se los toma y me entrega su botella de agua. La coloco en la mesita de noche y me arrastro junto a ella. —Acuéstate boca abajo —le ordeno. Me siento a horcajadas sobre su espalda y froto mis manos rápidamente, calentándolas antes de colocarlas sobre su piel. Gime cuando comienzo a masajear. Tal vez pase un minuto antes de que la escuche comenzar a roncar suavemente, pero sigo frotando su espalda, brazos y piernas, con la esperanza de que eso la ayude a el dolor cuando se despierte por la mañana.

Una vez que termino, me acuesto y la atraigo hacia mí. Beso su cabello mojado y le susurro: —Te amo. —Espero que pueda escucharme antes de cerrar los ojos. Los abro de golpe cuando escucho sonar mi celular. Gimiendo, me acerco a la mesita de noche y lo agarro. Reunión obligatoria en la Casa de los Lords.

Lo bloqueo y suspiro. Es más tarde esta noche. Por suerte, es lo suficientemente temprano como para poder ir a la reunión y regresar a Blackout antes de que Blake tenga que hacer su iniciación.

BLAKELY Estoy un poco ebria. Probablemente he bebido más de lo debido, pero necesitaba el coraje líquido para hacer lo que hay que hacer esta noche. No es el hecho de que tenga que fingir que coqueteo con un hombre. Es el hecho de que sé lo que mi marido le va a hacer después. ¿Por qué este tipo merece morir? ¿Y por qué fue elegido para mi iniciación? ¿Estas personas son elegidas al azar? Llevo puesto otro vestido de Sarah, y Ryat literalmente gruñó cuando me vio con él, pero no dijo nada. Tomo otro trago antes de dejar la copa. Echo un vistazo rápido a mi alrededor y trato de encontrar a Ryat entre la multitud, pero hay demasiada gente y él esta noche no está en el balcón del segundo piso. Tampoco puedo sentirlo como siempre. Me pregunto si es porque estoy nerviosa. El festival de sexo que tuvimos anoche en el sótano me dejó exhausta y dormí hasta el mediodía de hoy. Me desperté muy dolorida y necesité otro baño caliente para relajar mis músculos tensos. Funcionó lo suficiente. Pero incluso ahora, estos tacones me están matando. Sin mencionar que todavía tengo corazones en las tetas y MÍO escrito entre mis piernas. Me pregunto cuánto dura el rotulador en la piel. —Boo. Me sobresalto cuando oigo a alguien en mi oído. Me doy la vuelta y veo a Sarah parada frente a mí.

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—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunto, con los ojos muy abiertos, tirando de ella para darle un abrazo. —Traje tu auto. —¿En serio? —Ella asiente y digo—: Gracias. —La extrañé mucho. No he podido verla mucho desde que empezaron las clases este año. Entre los Lords, mi huida y que alguien intentara matarme, nos hemos separado. Más ahora que cuando salía con Matt. —Por supuesto. Supongo que los Lords tienen una reunión en la casa… Frunzo el ceño. No lo sabía. —Ryat llamó a Gunner esta mañana y le dio la dirección de la cabaña y nos pidió que trajéramos tu auto hasta aquí. Así que Gunner me trajo y dijo que vendría hasta aquí con Ryat cuando terminaran en la casa. Prometió que estaría aquí. —¿Cuándo terminarán? —le pregunto. —Debería ser en cualquier momento. —Ella mira su celular—. Pero quería venir a ayudar a mi chica. —Me guiña un ojo. ¿Sabe ella lo que estoy haciendo? ¿Sabe lo que hizo Gunner para convertirse en Lord? Ni siquiera sé lo está haciendo Ryat en este momento. Y probablemente nunca lo sabré. Mi celular vibra en mi bolso y lo saco. Abro el mensaje de texto y respiro profundamente, pensando que dirá que el tipo está aquí, pero es de Ryat. Tenía una reunión en casa de los Lords. En camino. Bien. Nos vemos pronto.

—Mientras esperamos, voy a ir hasta mi auto muy rápido. —Voy a tomar un par de zapatos bajos que tengo en mi maletero para ponérmelos tan pronto como esto termine. He odiado vivir con la pequeña maleta que trajimos. Si hubiera sabido que no íbamos a regresar después de enterrar a Cindy, habría hecho varias maletas. —Iré contigo. Nos reímos cuando me cuenta algo que Gunner hizo la semana pasada mientras salía por la parte trasera de Blackout hacia mi auto. Fue muy amable por parte de Sarah traerlo hasta aquí por mí. Por alguna razón, se

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siente como si me hubieran devuelto un poco de libertad. No he tenido la oportunidad de conducir mi auto en casi un mes. Lo dejé atrás mientras huía, y luego hemos estado escondidos aquí durante cuatro días. Tengo una gran sonrisa en mi rostro. Al desbloquearlo, suena un pitido y Sarah se detiene. —Maldita sea. —¿Qué? —le pregunto. —Creo que dejé mi celular en la barra. —Palpa su vestido, sabiendo muy bien que no tiene bolsillos. Abre de un tirón su bolso y empieza a buscar en él. Me dejo caer en el asiento del conductor. —Sube. Te llevaré hasta la puerta trasera. Así no tienes que caminar. —Además, cuanto antes llegue allí, mejor. No quiero que alguien se lleve tu celular. Ella entra y conduzco a través del estacionamiento ya que estaba en la última fila (el club está lleno esta noche) y me detengo en paralelo a la puerta. —Estaré aquí —le digo mientras ella sale con un salto. Cierra la puerta, tomo mi celular del portavasos y comienzo a llamar a Ryat, pero me detengo. No quiero ser esa mujer que no puede pasar un segundo sin llamar a su hombre. Lo veré pronto de todos modos. La puerta de mi auto se abre y la veo caer en el asiento del copiloto. —Eso fue rápido… Una mano agarra mi cabello y mi rostro se estrella contra el volante. El dolor estalla detrás de mis ojos, y al instante siento el sabor de la sangre. Luego inclinan mi cabeza hacia atrás y ni siquiera consigo gritar antes de que una mano tape mi boca, silenciándome. —Has estado muy ocupada, Blakely. — Escucho una voz masculina gruñir en mi oído. Tengo los ojos llorosos por el impacto que acaba de recibir mi rostro, así que cuando intento mirarlo, lo único que veo es una figura borrosa, pero sé de quién se trata. Sacudiendo la cabeza, intento gritar, pero él solo aprieta su agarre en mi cabello, agujas pinchan mi cuero cabelludo.

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—No te preocupes, no voy a matarte. Todavía. Esto es solo una advertencia. —Quita su mano de mi boca y vuelve a golpear mi rostro contra el volante. Esta vez, mi visión se vuelve negra, y más sangre llena mi boca. Comienzo a ahogarme con ella, haciendo que salga volando de mi boca hacia el salpicadero y el parabrisas. Su mano sigue sujetando mi cabello y su otra mano se envuelve alrededor de mi garganta y aprieta, quitándome el poco aire que tenía. —Sabes… —Se inclina y la humedad de su lengua se desliza por mi mejilla palpitante mientras lame mis lágrimas—. Debería haber aceptado esa fantasía de violación tuya. —Mi corazón, ya acelerado, se salta un latido y trato de alcanzar la manija de la puerta, mis pulmones arden por la falta de oxígeno mientras puntos cubren mí ya borrosa visión. Retira la mano justo antes de que mis ojos se cierren, y tomo una bocanada de aire con dificultad antes de volver a escupir sangre por la boca. —Ryat va a… matarte —murmuro. Se ríe, el sonido invade el pequeño auto. —Dile a tu esposo que lo estaré esperando. —Luego golpea mi rostro contra el volante por última vez. Cuando me suelta, mi cuerpo se desploma en el asiento del conductor y lo único que puedo escuchar es el torrente de sangre en mis oídos. Siento como si mi corazón estuviera palpitando en mi rostro, y no puedo tragar. La saliva y la sangre salen por las comisuras de mi boca. No puedo ver nada, pero ni siquiera estoy segura de que mis ojos estén abiertos. —¡Blakely! —Escucho que gritan mi nombre—. ¡Oh, Dios mío! Me estremezco ante el sonido. Solo… solo quiero dormir. chica.

—¡Ayúdame! —La voz vuelve a gritar—. Vas a estar bien —grita la ¿Qué pasa? No estoy segura de lo que está diciendo. —¿Qué mierda? —grita alguien más.

Unas manos agarran mis hombros y me arrastran bruscamente fuera del auto. Ni siquiera puedo luchar si Matt ha cambiado de opinión y ha decidido volver por mí. En este punto, soy suya siempre y cuando me deje dormir.

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—Entra al auto. Llévanos —ordena la voz, levantándome. Siento que la oscuridad se cierra sobre mí, permitiéndome por fin algo de paz y tranquilidad.

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Capítulo 49 RYAT Traducido por OnlyNess Corregido Sand

Estoy conduciendo por la autopista, mis ojos van constantemente al reloj en mi tablero. La reunión en la casa ha durado más de lo necesario. Ahora tengo que llevar mi trasero a Blackout, asegurándome de llegar antes de que Blake reciba el mensaje sobre su iniciación. Ty.

El sonido de mi teléfono suena a través de los altavoces. Veo que es —¿Hola? —respondo.

—Ryat —grita mi nombre, y al instante mi corazón se acelera—. No sé qué pasó. Hombre, fue solo un segundo… —Déjame hablar con Blake —lo interrumpo. —No puedo. —Suspira con fuerza—. Ryat, ella… —¿Qué mierda pasó, Tyson? —grito, y Gunner ya está sacando su celular del bolsillo, probablemente para llamar a Sarah. —Estamos en el hospital. Reúnete con nosotros aquí. Me tengo que ir. —Cuelga. —No contesta —gruñe Gunner, apartando el teléfono de su oreja. —Agárrate. —Piso el freno abruptamente para tomar la salida que ya casi había pasado para dar la vuelta y tomar la dirección contraria. Menos de veinte minutos después, detengo mi camioneta frente a las puertas de la sala de emergencias. Gunner y yo salimos de un salto. Al entrar, me encuentro con el mostrador de la enfermera. —Blakely Rae Archer. —Grito su nombre, golpeando con mi mano la superficie—. ¡Ella es mi esposa!

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—¿Ryat? —Escucho que gritan mi nombre desde el fondo del pasillo. —No importa —le digo a la inútil enfermera y me voy. —Señor, usted no puede… La ignoro y corro hacia Tyson. Está de pie en el centro del pasillo. —¿Qué diablos está pasando? —espeto, pero mis ojos se posan en la sangre en su camisa, y parpadeo, tratando de comprender lo que estoy viendo. Eso no puede ser de mi esposa. He visto estas cosas durante toda mi vida, pero ahora mismo, siento que voy a enfermar. La idea de que le pase algo cuando debería haber estado allí con ella. Él levanta las manos. —No sé qué pasó. Salí y Sarah… estaba pidiendo ayuda a los gritos. Blake… estaba sangrando… —¿Dónde está ella? —exijo, a punto de golpear su maldito rostro ya que tiene problemas para pronunciar una oración entera. —Allí. —Señala la puerta ante la que estamos—. Gavin está de guardia y ya la ha visto. La abro de un empujón y me apresuro a entrar en la habitación para encontrar a mi esposa acostada en una cama de hospital con Sarah sentada en una silla junto a ella, sujetando la mano de Blake. Su rostro está hinchado y magullado y tiene puntos de sutura en varios lugares. —Sarah —digo su nombre en voz baja. Su maquillaje está corrido, su rostro rojo y manchado. —Oh, Ryat. —Soltando la mano de Blake, se precipita hacia mí y lanza sus brazos alrededor de mi cuello, casi haciéndome retroceder. Le doy unas palmaditas en la espalda, aturdido mientras miro el cuerpo inconsciente de mi esposa. Se ve tan pequeña y vulnerable en esa cama. No la han limpiado, por lo que tiene sangre seca por todo su rostro y cuello. Incluso tiene salpicaduras en sus brazos y manos. La puerta detrás de mí se abre y Sarah se aparta. —Gunner. —Ella corre hacia él, me acerco a la silla ahora vacía, y me dejo caer en ella. Tomo la cálida mano de Blake y la aprieto entre las mías. algo.

—¿Qué pasó? —Vuelvo a preguntar, esperando que alguien me diga

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—Ella quería tomar algo de su auto… salimos, pero olvidé mi teléfono. —Ella comienza, alejándose de Gunner—. Me dejó en la parte trasera del edificio. —Se abraza a sí misma—. Solo me fui por unos minutos. Cuando volví, ella estaba sentada en el asiento del conductor… así. Comencé a… gritar. —Sarah sacude la cabeza—. Para que alguien la ayude. Estaba allí sentada, cubierta de sangre. —Mira a Blake y nuevas lágrimas corren por su rostro—. Fue entonces cuando ese tipo se acercó a nosotras… —¿Quién? —Gunner la interrumpe. Ella señala la puerta. —El tipo que está en el pasillo. Ni siquiera sé quién es. La sacó del auto y corrió hacia otro. Me dijo que subiera y me hizo conducir mientras él se sentaba con ella en la parte de atrás. —Vuelve a sollozar y Gunner la atrae hacia él, abrazándola con fuerza. La puerta se abre de nuevo, y espero que sea Ty, abro la boca para decirle que se vaya a la mierda, pero es otro Lord. —Ryat. Gunner. —Nos saluda a los dos con un asentimiento. —Doctor Gavin —digo, soltando su mano y dejándola sobre la cama. —Tengo algunas radiografías que me gustaría revisar contigo, si tienes un segundo. —Sostiene la placa en sus manos. —Por supuesto. —Asiento, entumecido. —Volveremos —nos dice Gunner y luego saca a una sollozante Sarah de la habitación, excusándose.

BLAKELY Escucho voces, pero suenan muy lejanas. Como si estuviera parada en el extremo de un túnel y ellas al otro lado, resonando dentro de mi cabeza. La cual está palpitando como si alguien la estuviera usando como batería. —Te dije que esto pasaría… Las voces empiezan a sonar más claras. —Les dije que deberíamos haberla evaluado de manera diferente. — Otra voz consigue atravesar el tamborileo detrás de mis ojos.

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—¡La iniciación no le hizo esto! —arremete una voz conocida. —¡No! ¡Fue ese pedazo de mierda con el que ibas a permitir que se casara! —argumenta otra voz, y la reconozco. Es la de Ryat. —¡Nunca iba a permitir eso! —el segundo grita de nuevo. —¿Por qué crees que te obligué a elegirla? —Es mi padre—. ¿Eh? Seguro que no fue para mierdas y risitas. —Bueno, no es que me hayas dado una respuesta cuando te pregunté. Abro mis pesados ojos, parpadeando un par de veces antes de que la habitación se enfoque. Estoy en una cama de hospital. Ryat está de pie a la derecha, apoyado en el alféizar de la ventana, vestido con una camiseta blanca, unos jeans con una gorra de béisbol negra al revés y zapatillas. Mi padre está sentado en un sofá a su lado, vestido con un traje color carbón y con el celular en la mano. Mirando a mi izquierda, veo a mi suegro caminando por la gran habitación, también vestido como si acabara de llegar de una reunión de la junta directiva. —No vamos a conseguir nada si estamos discutiendo —afirma, respirando profundamente. —Sí —consigo graznar y me estremezco—. Está empeorando… mi dolor de cabeza. —¡Blake! —Ryat se aparta del alféizar de la ventana y se acerca a mí— . ¿Cómo te sientes? —Antes de que pueda intentar responderle, mira a su padre—. Llama a la enfermera. —Él se da la vuelta y sale corriendo de la habitación. —Hola, princesa —dice mi padre con suavidad, acercándose al otro lado de mi cama. —Yo… —mis ojos se cierran, la luz los lastima. —Apaga la luz —ordena Ryat, luego de escuchar el click del interruptor, abro los ojos lentamente mirando una habitación más tenuemente iluminada con la luz principal ahora apagada—. ¿Estás mejor? —me pregunta, su mano toma la mía y la aprieta suavemente. Asiento. —Sí. La puerta se abre y entra Abbot con una enfermera detrás. —Buenas noches, Blakely. ¿Cómo te sientes?

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Gimo. Ella está demasiado animada con su gran sonrisa, su cabello rubio blanquecino está recogido en un bonito moño y noto como sus ojos marrones escudriñan rápidamente a mi esposo antes de volver a los míos. —Dice que le duele la cabeza —responde Ryat cuando se da cuenta de que voy a ignorarla. —Puedo darte unos analgésicos. —Ella asiente con entusiasmo. Y luego lo mira de nuevo—. Volveré enseguida con ellos. Cuando nos deja solos, cierro mis pesados ojos. —¿Qué pasó? —Te atacaron —responde Abbot. Ryat vuelve a apretar mi mano. —¿No lo recuerdas? —No —respondo, abriendo los ojos y mirándolo. Parece agotado. Sus bonitos ojos verdes no están tan brillantes como los recuerdo. Tiene una barba incipiente en su mandíbula y sé que no ha lavado su cabello porque lleva puesto la gorra. —¿Cuánto tiempo llevo aquí? —pregunto, lamiendo mis labios agrietados. —Tres días —responde mi padre. —Toma, te traje algunos de estos cuando perseguí a la enfermera. — Abbot pone un vaso con hielo en la mano libre de Ryat. Suelta mi mano y me da unos cuantos trozos de hielo con una cuchara. Dejo que se derritan en mi boca, pues me apetece más el agua que masticar hielo. Tengo mucha sed. Después de tragar, deslizo la lengua por mis dientes superiores e inferiores, asegurándome de que están todos. Me siento un poco mejor cuando verifico que están todos. —¿Quieres más? —pregunta Ryat, y asiento. La enfermera vuelve con una jeringa y esa estúpida sonrisa en su rostro. —Esto te dará sueño. Seguramente despertarás y volverás a dormirte… —No —digo, interrumpiéndola. ¿Ya he estado inconsciente durante tres días? Es demasiado tiempo—. No quiero…

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—Está bien, Blake —me dice Ryat y luego la mira, asintiendo. Sus ojos vuelven a los míos—. Estaremos aquí cuando te despiertes. — Inclinándose, presiona un suave beso en mis nudillos mientras mis ojos se vuelven pesados.

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Capítulo 50 RYAT Traducido por OnlyNess Corregido Sand

Salgo de su habitación y camino por el pasillo. Necesito una maldita bebida energética. Demonios, necesito que me conecten a una vía intravenosa de cafeína pura. Es como cuando ella volvió a huir, pero esta vez, sé que está justo delante de mí, no desaparecida. Podría haberlo estado, sin embargo. Matt podría habérsela llevado fácilmente. Y estoy más que confundido en cuanto a por qué no lo hizo. Quiero decir, gracias a Dios que no es el caso, pero ¿por qué? ¿Qué diablos está haciendo? ¿Es su manera de jugar con su comida antes de comerla? Una forma de alargar su tortura. Asesiné a sus dos únicos aliados, y él simplemente la dejó cuando tuvo la oportunidad de llevársela y hacerle pagar por mis pecados. Me acerco a una máquina expendedora, meto un billete de cinco dólares y aprieto la bebida energética que sé que no me va a hacer una mierda. No estoy seguro de qué diablos está tramando, pero no me gusta para nada. Nada sobre el hecho que ella esté en una cama de hospital me sienta bien. —Vamos. —Golpeo el costado de la máquina cuando veo que no me dio mi bebida—. ¡Hijo de puta! —Le doy una patada. —Le di veinte antes y no me dio nada. Miro a Ty, que está a mi lado, y suspiro con fuerza. —¿Qué estás haciendo aquí? —Me prometió que la cuidaría. Fui yo quien le falló al esperar que alguien más la mantuviera a salvo.

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Mete las manos en los bolsillos delanteros de sus jeans y se balancea sobre los talones, bajando la cabeza. —No puedo irme sabiendo que sigues aquí. Pongo los ojos en blanco y me alejo. A la mierda los cinco dólares, pero sus palabras me detienen. —Tú estuviste aquí conmigo… —Sacando su mano del bolsillo, la pasa por su cabello revuelto, y mis ojos recorren su camisa, dándome cuenta de que sigue vestido con la misma ropa que llevaba cuando trajo a mi esposa. Lo sé porque todavía tiene su sangre. No he dejado este lugar, pero por suerte, Gunner me trajo ropa nueva—. Solo pensé que no deberías estar solo en caso de que… —Se detiene. Mis manos se cierran en puños. —¿En caso de que ella muera? —finalizo por él. Estoy siendo dramático. Hablé con Gavin, y me dijo que todo parecía estar bien en cuanto a que no hay heridas graves. No hay hemorragia. Tiene la nariz rota, algunos cortes y moretones, pero no deja de ser un hecho que podría haber sido mucho peor. Sus hombros caen. —No sabía… —¿Qué, Ty? —Levanto la voz—. ¿Que Matt estaba allí? Porque él sabía que ella estaba allí. —Nos habíamos quedado allí toda la semana. No es como si hubiera sido difícil para él averiguarlo. La noche anterior la dejé bailar con Sarah, queriendo que se divirtiera. Debería haber huido con ella. —No es tu culpa —dice en voz baja, y suelto una risa áspera. —Gracias por la opinión que no he pedido. —Me doy la vuelta, dándole la espalda. —Los lords solo se preocupan por sí mismos, Ryat —dice. Deteniéndome de nuevo, rechino los dientes y me giro para mirarlo, pero no digo nada. —¿Quieres salvarla? —Él camina hacia mí—. La única manera de hacerlo es dejándola ir, porque incluso si murieras mañana, ellos serían sus dueños. —Mi espalda se endereza ante sus palabras—. Su padre no podrá salvarla. Tu padre no podrá salvarla. Toman prisioneros, Ryat. Lo fulmino con la mirada.

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—Entonces, ¿por qué sigues siendo miembro, Ty?. —Arqueando una ceja, continúo—: Traiciona tu juramento y ellos tomarán esa decisión por ti. Sonríe, y apoya su mano izquierda en mi hombro. —¿Por qué crees que preferí el infierno que elegí? —Con eso, me da dos palmadas en el hombro y se va. Miro fijamente la bebida energética que nunca recibí, pero por la que pagué, y rechino los dientes. Él estaba hablando de Blackout. Los Lords le han puesto ese club. Compraron el terreno, construyeron el edificio y se lo entregaron todo gratis. Ahora me pregunto qué tiene que hacer para conservarlo. Sacudiendo la cabeza, me digo a mí mismo que no debo preocuparme por sus problemas. Lo hice una vez. Incluso me senté aquí en la sala de espera con él, pero sé cómo terminó aquello. Mucho peor que mi experiencia aquí. Sé que Blakely volverá a casa, y sé que no la dejaré ir. He visto lo peor de los Lords, pero también he visto cómo cuidan de sus miembros, como si fueran la maldita realeza. Haré lo que haya que hacer y me aseguraré de que Blakely y nuestros futuros hijos estén muy bien cuidados y puedan esconderse si algo me sucediera. Es lo mejor que puedo hacer por ellos. Camino de regreso hacia la máquina, me inclino y apoyo mi frente en el vidrio frío y suspiro con fuerza. —¡A la mierda! —Entonces me enderezo, levanto la mano y agarro la parte trasera de mi camiseta. La subo de un tirón, pasándola por encima de mi cabeza, tirando mi gorra al suelo en el proceso. —Oh, Dios mío. —La enfermera de Blake de antes se acerca—. ¿Qué… qué está haciendo, señor Archer? —pregunta, nerviosa. Sus ojos se posan en mis abdominales que se flexionan por mi respiración pesada. Ignorándola, envuelvo la camiseta en mi mano derecha, cierro el puño y lo golpeo contra el vidrio. Ella chilla y salta hacia atrás. —¡Ryat! Retiro mi brazo a través del vidrio, ella me mira con los ojos muy abiertos mientras desenvuelvo la camiseta de mi puño, sacudo los restos de vidrio y me la vuelvo a poner, junto con mi gorra.

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Volviendo a meter la mano, tomo dos bebidas energéticas. —Tu mano. —Ella da un paso hacia mí—. Estás sangrando. Tengo sangre corriendo por mi brazo desde donde el vidrio me cortó una vez que lo atravesé. No es gran cosa. —Necesitas puntos de sutura… —Estoy bien —le digo. Me he jodido más en una pelea. —Pero… —ella extiende su mano, agarrándome—. Puede que tengas un vidrio clavado. —Entonces lo sacaré. —Quito mi mano de su agarre—. Ve a hacer el trabajo por lo que te pagan y ayuda a quienes lo necesitan. Ella jadea como si lo que dije la hubiera ofendido, lo cual no hice. Es literalmente su trabajo. Dejándola allí con la boca abierta, me dirijo por el pasillo a la sala de espera para ver a Ty todavía aquí. Suspiro, me siento a su lado y, sin decir una palabra, le paso una de las bebidas que saqué de la máquina rota. Se ríe, pero extiende la mano y la toma. Es lo más parecido a una disculpa que va a recibir. Mi esposa es la única persona que escuchará mis disculpas. Pero entiendo que no fue su culpa. Era la mía. Y cuando finalmente ella pueda regresar a casa, me daré la oportunidad de idear cómo voy a matar a Matt por ponerle las manos encima. —Hice que Sarah nos trajera aquí en mi auto —habla—. Así puedes revisar el de Blakely donde se encuentra. Ver si él dejó algo. Trago saliva, sabiendo que no me va a gustar lo que vea en el interior del auto después de lo que le hizo. Pero tiene razón, tengo que revisar y ver si dejó alguna pista para encontrarlo antes de que tenga la oportunidad de volver a tocarla. —Gracias.

BLAKELY —Ryat —gruño—. Puedo hacerlo.

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—Sé que puedes, Blake —miente. Si él pensara que puedo, entonces realmente me dejaría hacerlo. Apartando su brazo de mí, me rindo cuando no cede y le permito que me ayude a caminar de regreso a la cama. Tengo la nariz rota, no una pierna. Me levanta en sus brazos y me mete en la cama mientras suspiro. —¿Cuándo podré irme? —le pregunto. Siento que cinco días (estuve inconsciente los tres primeros) es mucho tiempo para una nariz rota. Me siguen mandando a hacer todas esas pruebas que siempre salen bien. —Dijeron que en algún momento de mañana. —¿Por qué no hoy? Estoy bien —digo, empujando mi labio inferior partido hacia fuera, esperando que eso me haga ganar algo de simpatía. No lo hace. —Si el médico pensara que puedes irte hoy, te dejaría —dice con naturalidad. —Esto es como la cárcel —digo, hundiendo la cabeza en la almohada y haciendo reír a Ryat—. ¿Qué es tan gracioso? nada.

—Viniendo de alguien que ha estado en la cárcel, esto no se parece en

Abro la boca para preguntar cuándo diablos fue arrestado, pero se abre la puerta y entran nuestros padres. Ahora son como los mejores amigos, supongo. Siempre juntos. Siempre aquí. Quizá siempre lo han sido y simplemente yo no lo sabía. No he hablado con mi madre. Estoy bastante segura de que mi padre le dijo que se mantuviera alejada de mí después de que Ryat le informara que me había abofeteado. Ha sido agradable, en realidad, y un poco triste que ni siquiera la haya extrañado. —De acuerdo, todo parece estar bien en la cabaña —le dice mi padre a Ryat. —¿Qué quieres decir? —pregunto. —Hice instalar todas las cámaras nuevas. Por dentro y por fuera — responde Ryat—. Los envié allí para que las revisen y para asegurarme de que estuvieran funcionando correctamente. —¿Por qué dudas de que lo hagan? —pregunto, metiendo en mi boca una patata frita que me trajo Abbot.

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—Llevo más de una semana revisándolas y no he visto ninguna actividad —afirma, sentándose en el sofá. —¿No es eso algo bueno? —Nunca se puede ser demasiado cauteloso —responde vagamente. Meto otra patata frita en mi boca, cierro los ojos y gimo. Es tan jodidamente bueno. Al abrir los ojos, me doy cuenta de que todos me miran. —¿Qué? —pregunto nerviosa. Mi padre pasa la mano por su cabello. —Creo que es el momento… —Phil… —Abbot se aclara la garganta—. Acordamos… —He cambiado de opinión —lo interrumpe. Mis ojos se dirigen a Ryat, y él se encoge de hombros como si tampoco tuviera idea de lo que están hablando. —De acuerdo. —Me siento más erguida en la cama—. ¿Qué pasa? —Bueno… —Mi padre traga saliva—. Tengo que decirte algo. —Entonces dímelo. —Estoy tan cansada de todos los secretos. Solo hay que sacarlo todo aquí, a la luz. Él toma una respiración profunda y extiende su mano para quitarse la corbata. Oh, él habla en serio. Desabrochando el botón superior de su camisa de vestir, dice: —Salí con una mujer en Barrington. LeAnne Mayes. Ella era mi elegida. No me tomó mucho darme cuenta de que mi padre es un Lord. El hecho de que estuviera en la casa de los Lords después de que Ryat me arrastrara fue mi mayor pista. Sin embargo, me resulta extraño nunca haber prestado mucha atención a su vida. O que nunca me lo contara. Todos los viajes que él y mi madre tenían que hacer por sus negocios. Cada vez que tuvo que perderse un cumpleaños o una fiesta, ¿era porque los Lords lo llamaban para trabajar? Frunzo el ceño ante el nombre, sin reconocerlo y preguntándome por qué, de repente, es importante. Miro a Ryat, y él está mirando al suelo, con el ceño fruncido como si intentara decidir si sabe quién es o no. —¿Debería conocerla? —pregunto.

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—No. —Mi padre niega con la cabeza, pero sus ojos se dirigen a Ryat antes de volver a los míos. —¿Por qué es tan importante? —pregunto, mirando alrededor de la habitación, mi esposo sigue atascado en el nombre con profunda concentración. —Porque la amaba —anuncia, y sus anchos hombros se hunden como si eso fuera un gran peso que había estado cargando. De acuerdo. Nunca esperé que mi padre no tuviera a nadie antes de conocer a mi madre. Nunca escuché a ninguno de ellos hablar de relaciones pasadas, pero eso no significa que no hayan existido. Así que no estoy segura de por qué esto es una noticia. —¿Lo sabía mamá? —pregunto. Su rostro palidece un poco y desabrocha otro botón. —Ella ya estaba prometida a otra persona… LeAnne —afirma, ignorando mi pregunta. De nuevo, como si esto debiera significar algo para mí. O para cualquiera de nosotros—. Pero tu madre… ¿sabes que nos casamos poco después de comenzar la relación? —Sí —respondo lentamente. —Bueno… —Rasca su nuca—. Tuvimos un matrimonio concertado. —No, no lo tenían —argumento como si estuviera allí y me rio por eso Él suspira. —Lo teníamos. Te mentimos. —¿Por qué...? Espera. —Me incorporo aún más—. ¿Por qué mentirías sobre tu matrimonio? —Él baja la mirada y miro a Ryat en el sofá. Esta vez me está mirando fijamente, y tiene una mirada de lástima en sus ojos—. ¿Tú sabías que me habían mentido? —Sí —responde sin dudar. Mi rostro se contrae con confusión. —¿Por qué inventaste eso? Mi padre se encoge de hombros. —Bueno, tu madre le contaba esa historia a todo el mundo y, a medida que crecías, se convirtió en la norma.

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Vuelvo a mirar a Ryat, que me observa atentamente. Me hace pensar en cuando tengamos hijos. ¿Les contaré cómo nos conocimos? ¿Sobre el ritual? ¿La ceremonia de los votos? ¿La casa de los Lords? Por supuesto que no. —Entiendo que lo ocultaras cuando era niña, pero podrías habérmelo contado en algún momento de los últimos años. Especialmente cuando intentabas que yo hiciera lo mismo. Mi padre suspira. —Nunca quise que te casaras con Matt. Eso fue cosa de tu madre. —Podrías haberle dicho que no —argumento—. Ya sabes lo que pensaba de un matrimonio concertado. Y lo mucho que no quería eso. Desabrocha otro botón de su camisa. —No pude. Ella me amenazó… —Permanezco en silencio y miro de él a mi suegro, que está de espalda a nosotros mirando por la ventana con las manos en los bolsillos de los pantalones. —¿Te amenazó con qué? —Exijo mientras el silencio se prolonga—. ¿Qué cosa tan mala te hicieron hacer los Lords como para que no puedas defenderme? —Mi madre prácticamente lo chantajeó. No me sorprende. Es una perra vengativa. —Bueno… —Traga saliva con nerviosismo, y veo gotas de sudor a lo largo de su frente—. Mi elegida… fue hace tanto tiempo. Y… —Nunca había escuchado a mi padre vacilar tanto con sus palabras. —¡Hijo de puta! —sisea Ryat y se pone de pie. —¿Qué? —pregunto, observando cómo empieza a caminar. Me ignora y pasa ambas manos por su cabello de forma agresiva. ¿Qué me perdí? —Jodidamente no puedo creerlo —murmura Ryat para sí mismo—. Mayes… —Ahora entiendes por qué queríamos que les contaras a los Lords lo que pasó —le espeta mi padre. Aprovechando la oportunidad para evitar mi pregunta anterior, él obviamente entiende lo que Ryat capta y yo me pierdo— . Pero esta es tu oportunidad. Cuéntanos a tu padre y a mí lo que pasó ahora mismo.

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Ryat se detiene y se gira hacia él. En realidad, no habla, pero su cuerpo tenso dice lo suficiente. Está enojado. —Sabemos que no lo hiciste —le dice el señor Archer, dándose la vuelta para mirar a su hijo—. Solo necesitamos saberlo. —¡No soy una maldita rata! —grita Ryat. ¡Vaya! ¿Qué diablos me estoy perdiendo? Siento que ahora son varias cosas. —Papá —digo, intentando calmarlos a ambos, pero él me ignora. —¿Una rata? —Mi padre se burla de Ryat—. ¿Hablas en serio? Ya no es un Lord. Está huyendo, ha sido despojado de su título. Esto ya ha pasado. Matt ha puesto a tu esposa, mi hija, en el hospital. ¿Por qué crees que te obligué a elegirla en primer lugar? ¿Eh? —exige—. No la quería cerca de él. —Y él pagará por eso —gruñe Ryat con los dientes apretados. —O por qué no acepté el dinero cuando me ofreciste comprar su mano en matrimonio. Entrecierro los ojos hacia Ryat por eso, todavía un poco amargada. —Fue un honor entregarte a Blakely —añade, suavizando el tono. Joder, actúan como si yo no estuviera aquí. —Lo supiste todo este tiempo. —Ryat sacude la cabeza con disgusto mirando a su padre, que no niega sus palabras. —Hay que acabar con Matt. Y aún tienes la oportunidad de hacerlo. —Mi padre suspira—. Todo lo que tienes que hacer es decirnos… —¡No trabajé tan malditamente duro, ni dediqué mi vida a los malditos Lords para perder mi credibilidad por culpa de Matt! —grita Ryat, interrumpiéndolo. —Entonces, ¿arriesgarás a tu esposa? —Mi padre grita en su rostro. El pecho de Ryat se eleva mientras respira profundamente. —No. —Niega con la cabeza, bajando la voz, y mi padre sonríe, satisfecho con su respuesta—. No seré como tú. —Sus palabras hacen que la sonrisa se desvanezca del rostro de papá—. Fuiste tú quien eligió guardarle secretos a Blake. Fuiste tú quien eligió arriesgar su vida permitiendo que Valerie siguiera con el matrimonio concertado. —Lo mira de arriba a abajo con los labios apretados—. ¡Esa mujer la trató como una

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mierda! ¡Y tú no pudiste ser un maldito hombre y defender a tu hija! —Ryat resopla—. ¿Y te llamas a ti mismo un Lord? —¡Escucha aquí! —Se pone en el rostro de Ryat, pero mi esposo no retrocede—. ¡No sabes lo que hice por mi familia! —No tengo por qué saberlo. —Ryat da un paso atrás y me señala, mientras permanezco sentada en la cama—. Sé lo que no hiciste. —Sus ojos verdes encuentran los míos—. Lo siento, Blake. —Mi pulso se acelera ante la sinceridad en su voz. Ryat nunca se disculpa—. Pero tu padre te ha estado mintiendo toda tu vida. Valerie no es tu madre. —¿Qué? —pregunto, mis ojos van de un lado a otro entre mi esposo y mi padre—. ¿Ryat? —susurro—. ¿Por qué… por qué dices eso? —La habitación se queda en silencio y el señor Archer pasa una mano por su rostro—. ¿Papá? —Mis ojos se dirigen hacia los suyos—. Dile que está equivocado. —Mi pecho se oprime mientras el silencio se prolonga. Por mucho que odie a mi madre la mayoría de los días, no mentirían sobre eso. ¿Lo harían?

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Capítulo 51 RYAT Traducido por OnlyNess Corregido Sand

¡Jodidamente debería haberlo sabido! Debería haber exigido saber más. Los malditos Lords me impidieron obtener toda la información. No puedes cuestionarlos. ¡Sé que mataste a una perra importante! es lo que Lincoln le había gritado a Matt antes de ponerlo en libertad condicional y echarlo de su oficina. LeAnne era importante porque Phil Anderson la hizo importante. El señor Mayes no estaba tan arriba en la escala de los Lords. Por eso nunca cuestioné por qué necesitaba morir. Traicionó su juramento. Así de simple. —¿Por qué dices eso? —me pregunta Blake, con su labio inferior tembloroso—. Yo… no entiendo. Paso una mano por mi rostro sin afeitar. —Cuando eché a Valerie de tu apartamento, le arranqué un trozo de cabello y lo hice analizar con el tuyo. —Recibí los resultados mientras estaba sentado en la oficina de su padre en el centro de Dallas después de que ella huyera de mí. No tuve tiempo ni interés en investigar quién es su madre biológica. Sus ojos, muy abiertos, me miran fijamente, sin pestañear. —No… —susurra. —Sabía lo del matrimonio concertado. Es parte del curso de ser un Lord —agrego rápidamente—. Tuve una corazonada. —Sorpresa, sorpresa, no eran compatibles, pero no tenía ni idea de que su madre biológica era LeAnne hasta ahora. Después de que Phil dijera su nombre, mi mente tardó un par de minutos en atar cabos. —Blake. —Me acerco a su cama y ella levanta las rodillas hasta su pecho, con los ojos ahora fijos en su padre, suplicándole que le explique todo. ¡Jodidamente lo haré! —¿Blake? —Me siento en el borde de su cama y

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tiro de sus brazos, desenvolviéndolos de sus rodillas para tomar sus manos en las mías. Lentamente, sus ojos llorosos encuentran los míos—. En primer año, Matt y yo fuimos compañeros para una tarea. Era nuestra iniciación. Nos dieron un nombre y una ubicación. Para acabar con un Lord que había traicionado su juramento. —Yo no… —susurra, tragando—. ¿Qué tiene que ver esto con… mi madre, LeAnne? —Algo… —No voy a darles el beneficio de escucharme decir lo que pasó exactamente— salió mal y su esposa también fue asesinada. Sus ojos se dirigen a su padre, pero él es demasiado cobarde para enfrentarse a ella. En su lugar, está mirando al suelo, frotando su cuello. —Cuando volvimos de la misión, Matt fue puesto en libertad condicional. Luego, al año siguiente, dos semanas antes de que empezaran las clases, cuando acababa de hacer mi juramento, tu padre me llamó para que me reuniera con él y me dijo que tenía que elegirte a ti. —Intentaba salvarte de Matt. —La voz de su padre se quiebra al hablar—. Sabíamos que había matado a LeAnne. —Hace una pausa—. Y necesitaba tiempo para demostrarlo. Puedo sentir sus ojos perforando agujeros en la parte posterior de mi cabeza mientras me siento frente a mi esposa. Creyeron que podrían convencerme, obligarme a que lo entregara, pero eso no iba a suceder. Ni entonces ni ahora. Para eso está la confesión. Cuando cuelgue a Matt como sugirió Tyson en la catedral, Matt no solo derramará sangre, sino todos sus secretos a una sala llena de Lords. Será él quien cuente a todos lo que hizo aquella noche. —Entonces —sus cejas se fruncen—, ¿Matt mató a la esposa del Lord? —Sí —gruñe su padre—. Ella era mí elegida… y tu madre. La amaba. —Su voz baja a un susurro—. Todavía la amo. Casi siento pena por el bastardo. El silencio vuelve a caer sobre la habitación, y la primera lágrima rueda por su mejilla magullada. Escucho a su padre suspirar. —Blakely, tienes que entender… —Por favor, vete —susurra ella, interrumpiéndolo. Él se acerca al lado opuesto de ella. —Sé que estás molesta…

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—Por favor. —Ella lo ignora, sus bonitos ojos azules se encuentran con los míos—. Por favor, haz que se vayan. Suelto su mano y me pongo de pie, de frente a su padre. —¿Tengo que mostrarte la salida? —Arqueo una ceja hacia él. Endereza los hombros, toma la chaqueta de su traje, la corbata del respaldo de la silla y sale furioso. Mi padre lo acompaña. Inclinándome, beso su frente. —Vuelvo enseguida. Corriendo por el pasillo, llego al puesto de las enfermeras y veo que me descubren. Su padre suspira. —Ryat, cuando seas padre, lo entenderás. Me acerco a él, mi pecho choca con el suyo. —Tienes que entender que la próxima vez que tenga una reunión contigo en el centro de Dallas a las dos de la madrugada, te dejaré inconsciente. —Ryat —sisea mi padre. Como si me importara una mierda lo que tiene que decir. No me importa. Sabía todo este tiempo por qué el señor Anderson quería que eligiera a su hija. Mi padre nunca lo cuestionó. Incluso me llamó después de la ceremonia para asegurarse de que fuera Blake. Cuando en Nueva York, me preguntó cuánto ofrecería por ella… y apostaría mi vida a que por eso no me obligó a casarme con Cindy. Este era su plan. Mis manos se cierran en puños y pienso en hacerlo ahora mismo. ¿Por qué mierda esperar hasta Dios sabe cuándo? Pero veo a la señorita rubia platinada detrás del puesto de enfermeras con el teléfono en la oreja y los ojos muy abiertos fijos en mí. Probablemente ya tiene a los de seguridad en marcación rápida. La muy perra me ha estado vigilando desde que rompí la máquina expendedora hace un par de días. Así que, en lugar de hacer cualquier cosa, me alejo. —Quiero que estos hombres sean eliminados de la lista de visitantes de la habitación de mi esposa. Ya no están permitidos. —Ryat —gruñe su padre—. No puedes alejarme de ella.

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—Mírame. —Entonces me doy la vuelta y vuelvo a su habitación. Al entrar, la encuentro de lado en posición fetal de espaldas a mí, llorando. Apago la luz principal y me acerco a su cama. Cuando me acuesto detrás de ella, se da la vuelta y se acurruca contra mí, llorando más fuerte. —Shh. —Intento calmarla frotando su espalda. Sabiendo que, si llora demasiado, se va a provocar otro dolor de cabeza.

BLAKELY Entrar en la cabaña se siente… diferente. Hay cortinas negras que cuelgan del techo y cubren todas las ventanas del suelo al techo que dan al bosque. Hace que el lugar parezca más oscuro. Me recuerda a Blackout. —¿Cuándo pusiste esto? —pregunto. Coloca el bolso que Sarah llevó al hospital sobre la mesa de centro. club.

—Hice que Gunner y Prickett lo hicieran mientras estábamos en el —¿Por qué?

—Porque pensé que tal vez Matt andaba por aquí y no quería que viera el interior de la casa. Asiento en señal de comprensión. Suspirando, se acerca a mí y besa mi cabello. —No estarán para siempre —promete como si se diera cuenta de que las odio. Entra en la cocina y yo me dirijo al baño, con ganas de darme un baño caliente. Estoy mental y físicamente agotada. Me desvisto, me quito la camiseta y luego empujo mis pantalones cortos por mis piernas junto con mi ropa interior. Me doy la vuelta y me paro delante del espejo. No me vi en uno desde que Matt golpeó mi rostro contra el volante. No quería tener que ver lo que ya sabía: me dejó fea. Este era su objetivo. Hacer que Ryat me viera como algo repulsivo. Matt quiere que Ryat me rechace. Ya no es que Matt me quiera. No. No pudo vencer a Ryat, así que ahora va a ponerlo en mi contra. Es el único ángulo que le queda por jugar.

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Ryat entra en el cuarto de baño y agacho la cabeza, incapaz de encontrar sus ojos en el espejo. —Oye. —Sintiendo las puntas de sus dedos en mi cuello, aparta el cabello de mi rostro con una mano mientras con la otra me aparta de la encimera para colocarme frente a él—. Blake, mírame. Sintiéndome derrotada, levanto la cabeza. —¿Te duele? —pregunta, preocupado en el momento en que me ve luchando contra las lágrimas. —No —susurro. Me dedica una sonrisa de disculpa. —Siento lo de tu padre. Aparto la mirada de él, mirando el techo blanco y negándome a dejar caer esas lágrimas. Están tan cerca del límite. —Blake —exige mi atención—. Háblame. Tragando el nudo en mi garganta, dejo de luchar contra él. —Él quiere que me dejes —susurro. —¿Qué quieres decir con que te abandone? —Su ceño se frunce ante la pregunta—. ¿De quién estás hablando? —De Matt. Quiere hacerme fea, para que me dejes. —Blake… —Suspira con fuerza—. ¿Es eso lo que piensas? —Es lo que sé. Se acerca a mí, desliza ambas manos en mi cabello y mantiene mi cabeza firme. —Te amo —dice, haciéndome sorber—. Eres la única mujer a la que le he dicho eso. Y seguirá siendo así hasta el día de mi muerte. Tu rostro se curará, tus cicatrices se desvanecerán, pero mi amor por ti no va a cambiar. Así que, sea lo que sea que te haya dicho, o te haya hecho sentir, no dejes que te afecte. Eso es lo que él quiere. ¿Entiendes? Sus palabras hacen lo que traté de evitar, y las lágrimas se derraman sobre mis pestañas inferiores, solo que por una razón diferente. Aquella noche todavía está bastante borrosa. Sé que fue Matt, pero no recuerdo realmente ninguna conversación que hayamos tenido, si es que la tuvimos.

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Solo sé que éste tiene que ser su plan. Quiere que me aleje de Ryat, y sabe que nunca lo dejaría. Se inclina y presiona un suave beso en mis labios, sabiendo que puede saborear mis lágrimas. Cuando se aleja, me agarro a su camisa, sin dejar que se aleje demasiado. —¿Quieres bañarte conmigo? —Por supuesto.

Entonces responde: —Te dije que así lo hice. —¿Tienes alguna pregunta para mí? —cuestiona, sentándose frente a mí en la enorme bañera de hidromasaje. La llené en exceso con una tonelada de burbujas. Toma mi pie y empieza a frotarlo mientras lo coloca sobre su muslo bajo el agua. —¿Sobre qué? —Sobre la noche en que Matt y yo tuvimos nuestra misión. —Dijiste que no lo delatarías. No estoy segura de querer saberlo. Ni siquiera sabía que LeAnne existía, ¿y ahora se supone que debo escuchar cómo mi ex la mató? Incluso eso es demasiado jodido para mí. —Te diré cualquier cosa —responde Ryat. —¿Cualquier cosa? —Arqueo una ceja y él se ríe, con una sonrisa juguetona en sus labios. —Esa fue probablemente la respuesta incorrecta. —su sonrisa se hace más grande. —Tú lo has dicho. Asiente. —Está bien. Cualquier cosa.

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—Háblame de cuando estuviste en la cárcel. —Desde que hizo ese comentario, no puedo quitarme la imagen de él esposado de mi cabeza. Estoy segura de que se habrá visto tan sexy como lo imagino. —Captaste eso, ¿eh? —Suelta mi pie por un segundo y extiende su mano pasándola por su cabello mojándolo y poniéndolo de punta—. ¿Recuerdas esa vez que puse droga en tu agua y te acosté en tu apartamento antes de desaparecer? —Su mano se hunde en el agua y vuelve a frotar mi pie. —Sí… —¿Qué tiene eso que ver?— Espera… ¿fuiste arrestado? ¿Ahí es donde estuviste? —Prickett me dijo que estaba en una misión y que no lo llamara ni le enviara mensajes de texto porque no respondería. —Bueno, técnicamente no fui arrestado. Fue una misión para la que Matt me ofreció como voluntario. Frunzo el ceño. —¿Por qué haría eso? ¿Otro de sus locos planes? —Exactamente —dice, confundiéndome aún más—. ¿Recuerdas cuando estuvimos aquí, antes de regresar a tu casa, y tenía la televisión encendida? ¿Hubo un tiroteo? —Asiento—. Era la casa de un juez. Un Lord. Hubo un atentado contra él. Alguien entró, pero él no estaba en casa en ese momento. En su lugar, mataron a su hijo de seis años. Jadeo, colocando la mano sobre mi boca. —¿Por eso fuiste tan malo conmigo? —pregunto recordando lo que me dijo en la casa de los Lords después de su reunión. «Dije que no voy a hacer esto ahora. Y lo dije en serio. Así que, a menos que quieras verme realmente enojado, te sugiero que retrocedas de una maldita vez. —Su voz es baja, sus palabras controladas, pero su mano alrededor de mi garganta tiembla, revelando sus verdaderos sentimientos en este momento.» Asiente. —Tuvimos una reunión de emergencia en la casa de los Lords. Necesitaban dos voluntarios. Iba a ofrecerme cuando Matt se me adelantó, ofreciéndonos a los dos. Los chicos no estaban en buenos términos entonces, así que ¿por qué haría eso? —¿Qué hiciste?

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—Dije que sí. —Se encoge de hombros. —¿Entonces qué pasó? —Tuve cinco horas para poner mis cosas en orden, y una de esas cosas eras tú. Te drogué con el agua, necesitaba que estuvieras dormida mientras me iba. Matt y yo nos encontramos en la catedral y nos secuestraron donde el juez se encontró con nosotros y… Me siento y dejo que me cuente toda su experiencia en la cárcel con Matt mientras frota mis pies bajo el agua caliente. Cada palabra hace que mi corazón martillee. ¿Cómo puede hacer esto todos los días? ¿Simplemente ir a ciegas a una tarea que no tiene ni idea de qué es? ¿O de por qué tiene que hacerlo? —Espera. —Lo detengo—. Volviste a mi apartamento casi sin poder permanecer de pie. ¿Acababas de salir? —Lo hice. —Asiente—. Matt intentó matarme mientras estaba allí. Me ofreció la misión para alejarme de ti, pero cuando se dio cuenta de que volvería contigo en poco tiempo, tuvo que idear un nuevo plan. Dejo escapar un largo suspiro mientras los puntos comienzan a conectarse. —Increíble. —Niego con la cabeza. —¿Qué? —Por eso te casaste conmigo —digo con conocimiento de causa—. Porque intentó matarte. Así que necesitabas nueva munición para restregárselo en la cara. —Él solo me mira mientras continúo—. ¿Y qué mejor lugar para anunciarlo que la fiesta anual en casa de los Lords frente a todos? —Todo estaba planeado. Ni siquiera puedo estar enojada en este momento. Estaba muy bien pensado. —Así es. —Asiente. Extendiendo la mano hacia delante, agarra mis manos y me atrae hacia él, nuestros rostros casi se tocan, nuestros cuerpos estallan las burbujas—. Siempre he sido una persona egoísta, Blake. Dispuesto a hacer lo que sea necesario para llegar a donde quiero. Y de todas las cosas que he hecho, tú eres por mucho la mayor recompensa a mi egoísmo.

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Capítulo 52 RYAT Traducido por OnlyNess Corregido Sand

Me acuesto de espaldas en nuestro dormitorio. Debe ser más de medianoche y está completamente oscuro. Se escucha el sonido del ventilador del techo junto con los truenos de fuera. Blake está acurrucada a mi lado izquierdo, tengo un brazo debajo de mi cabeza, apoyándolo mientras el otro sostiene mi celular. Miro las cámaras que rodean la casa por dentro y por fuera a través de mi aplicación. Las cámaras muestran la lluvia que corre por las canaletas y las partes del suelo que ya se están inundando. Y de vez en cuando cae un rayo. —Ryat —susurra—. ¿No estás cansado? —No —digo, mis ojos se centran en una parte del patio delantero que parece sospechosa. Como si algo o alguien estuviera parado al final del camino de entrada. Mirando hacia la otra cámara que me da una mejor vista, suspiro cuando veo que es el bote de basura que Gunner puso allí para mí. Entonces arrebatan el celular de mi mano. —Blake… —Escucho cómo cae al suelo. Ella retira las sábanas y se pone a horcajadas sobre mis caderas. —Si estás despierto, préstame atención. —Pasando sus manos por mi pecho lentamente, arrastra las puntas de sus uñas suavemente sobre mi piel, haciéndome estremecer. Coloco mis manos en sus caderas desnudas y las aprieto. Siempre dormimos desnudos. Prefiero que se vista como si hubiera veinte grados bajo cero fuera de esta casa, pero adentro, nada.

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Se inclina hacia delante y presiona sus labios contra mi cuello. Un rayo cae fuera de la ventana, iluminando la habitación a través de las cortinas. —Blake —le advierto, y mis manos se dirigen a sus costados, palpando sus costillas. —¿Qué? —pregunta inocentemente. estoy.

—No podemos —le digo, odiando que ya pueda sentir lo duro que

—¿Por qué? —susurra, besando el lóbulo de mi oreja, y mis manos suben por su espalda y se enredan en su cabello. —Porque acabas de salir del hospital. —Cuando las palabras salen de mis labios, ella empieza a mover sus caderas sobre mí. ¡Joder! —¿Te estás volviendo suave conmigo? —Su cálido aliento cae sobre mi piel cuando susurra, y sé que estoy a punto de romperme. —No —digo y me doy la vuelta, arrastrándola conmigo. Ella chilla sorprendida y la inmovilizo debajo de mí. —Bien. Los rayos vuelven a iluminar la habitación y veo la sonrisa en su rostro. —No quiero hacerte daño —digo, inclinándome para presionar mis labios contra su cuello. Mientras sea yo quien esté encima, puedo controlar lo que hacemos y cómo lo hacemos. —¿Desde cuándo? Suelto una carcajada ronca. Mi esposa intenta presionarme. —Eso no va a funcionar, Blake. —Quiero ser tu buena chica. Gimo al escuchar su voz, tan ansiosa por complacerme. —Lo eres —le digo. —Entonces pídeme que te folle —dice suavemente.

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—Blakely —gruño su nombre completo, esperando que entienda que hablo en serio. —Ryat —replica ella, pasando sus dedos por mi cabello y tirando ligeramente de él—. Fóllame. —Ordena desesperadamente, levantando sus caderas para encontrarse con las mías. Y siento cómo se rompe la poca contención que me quedaba. Introduzco mi mano entre nuestros cuerpos, agarro mi polla y me deslizo dentro de su húmedo coño. Ella ya estaba preparada para mí, como yo para ella. Arqueando la espalda, ella deja escapar un sonido que solo puede ser identificado como victoria mientras me prometo a mí mismo ir despacio y tener cuidado con ella. Puedo hacer el amor con mi esposa.

BLAKELY Han pasado tres semanas desde mi estadía en el hospital. La vida finalmente parece estar volviendo a la normalidad. Bueno, todo lo normal que puede ser. Nada ha sido realmente lo mismo desde que me escapé. Es raro no ir a Barrington ahora. Ryat se niega a permitir que eso ocurra. Jura que la persona que contrató para sustituirme tiene sobresalientes. Cuando le pregunté cómo espera graduarse si se salta todas las clases, su respuesta fue: Soy un Lord. No tenemos que presentarnos. Pase lo que pase, nos graduamos. Supongo que tenía sentido. Tienen que hacer asignaciones (mantener la lealtad a su juramento) y algunas los mantienen alejados durante días, incluso semanas. Barrington está en la nómina de los Lords. Siempre supe que la Universidad era corrupta. Solo que tuve que convertirme en Lady para descubrir cuánto. Ryat tenía razón: mi rostro finalmente se ha curado, y ni siquiera se nota. Sigo teniendo dolores de cabeza a menudo, y Ryat me llevó a ver a Gavin a principios de esta semana para que me hiciera más pruebas, pero me dio el visto bueno. Dijo que con suerte, con el tiempo, serán cada vez menos. —Ya casi término —anuncia Sarah mientras miro el techo del baño de Ryat en la casa de los Lords en tanto ella trabaja en mi cuello.

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Es Halloween y están organizando una gran fiesta. El hotel está situado en varios cientos de acres y han montado una casa encantada, un paseo en carruaje por el bosque y un laberinto de espejos. En realidad, es genial. Tuve que rogarle a Ryat para que viniéramos. Lo juro, lo veo volviéndose loco mientras se sienta en la cabaña mirando las cámaras. Nadie ha visto ni escuchado de Matt, desde la última vez que lo vi en mi auto en el Blackout. Es como si hubiera desaparecido de la faz de la tierra. —Listo. —Sarah se aleja de mí. Bajando la cabeza para mirarla, me doy la vuelta para mirarme en el espejo. —Bonito. —Me sonrío a mí misma. Soy un sacrificio. Es más jodido de lo que podría pensar. Halloween está destinado a ser aterrador. No quería hacer lo de mírame, soy un lindo abejorro. Iba por el camino contrario. Ahora, no me malinterpreten, sigo vestida como una puta. Quiero que mi esposo se ponga tan nervioso que, cuando por fin estemos a solas, arranque esta cosa de mi cuerpo porque está cansado de que otros me vean con ella. Me encanta ser su chica buena, pero también disfruto siendo castigada. He llegado a un punto en el que necesitamos algo de emoción. Él necesita que le quite de la cabeza a Matt y yo sé cómo hacerlo. Sé lo que Ryat siente por los Lords: ha dedicado su vida a ellos. Quería mostrarle que yo también puedo hacerlo. Ha sacrificado mucho para llegar a donde está, y tendrá que seguir haciéndolo. Incluso después de Barrington. Así que me estoy sacrificando por él. Matt arruinó mi iniciación, y Ryat me dijo la semana pasada que los Lords no van a dejar que la recupere. Una parte de mí estaba decepcionada. Quería demostrarle que podía ser lo que un Lord necesita. Otra parte de mí se preguntaba si el plan de Matt era ése: impedir que hiciera mi iniciación con la esperanza de que los Lords me exiliaran. De cualquier manera, él había perdido. —Ya terminaron —dice Sarah, leyendo un mensaje en su celular. Los Lords estaban en una reunión en el sótano cuando llegamos. Eso nos dio tiempo a prepararnos. —De acuerdo. Vamos a reunirnos con ellos ahí fuera. —Si Ryat me encuentra vestida y con este aspecto en su habitación, no saldremos de ella esta noche.

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Agarrando mi celular de la encimera, apago la luz y salto de un pie a otro metiendo mis pies en los tacones mientras camino por su habitación hasta la puerta. —Le envié un mensaje a Gunner diciendo que nos encontraremos con ellos en el salón de baile —me informa mientras cierro la puerta detrás de nosotras. —De acuerdo. —Nos abrimos paso por el hotel. Se han esforzado mucho con la decoración. Las paredes del pasillo están cubiertas de lo que parecen telarañas. Algunas caen del techo y hay que agacharse. Tienen máquinas de humo en el suelo para reducir la visibilidad. —Tomemos una copa primero —grita por encima de la música, y asiento. Sí, por favor. Ryat y yo no hemos usado preservativo, y ya no tomo anticonceptivos, pero no ha habido señales de estar embarazada. En el hospital me informaron de que era el procedimiento habitual hacerme la prueba, y resultó negativo. Además, acabo de salir de mi ciclo la semana pasada. Sinceramente, estoy sorprendida por eso. Pero no estoy preocupada. Al menos me gustaría graduarme en la universidad primero, y para eso falta un año. Entrando en la cocina, Sarah nos sirve una bebida mixta que parece un ponche de frutas de algún tipo de caldero de bruja. Una vez hecho esto, volvemos a atravesar el hotel y nos dirigimos al salón de baile. Aquí tienen al DJ, como aquella primera noche, en el rincón de la cabecera de la sala. Veo a algunos de los Lords (no mayores) caminando con bandejas, sirviendo bebidas y aperitivos. Esta noche no están vestidos con sus capas y máscaras. En vez de eso, están vestidos de negro y con la mitad del rostro pintado como un esqueleto. Yo pinté el rostro de Ryat antes de salir de la cabaña. Tuve que mentir y decir que necesitaba que Sarah hiciera el mío una vez que llegáramos. Podría haberlo hecho yo misma, pero no sabía lo que iba a ser. Llevando el sorbete a mis labios, doy un trago, con la esperanza de que no me quite el lápiz labial. Cuando siento que entra en la habitación, sonrío para mí misma. Una mano golpea mi trasero, haciendo que escueza. —¿Quieres que folle este culo para recordarte quién es el dueño? — gruñe en mi oreja.

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Ese pensamiento me hace succionar más fuerte mi sorbete. Me doy la vuelta y lo miro.

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Capítulo 53 RYAT Traducido por OnlyNess Corregido Sand

¡Que me jodan! Se maquilló más de lo habitual. Sombra de ojos negra con pestañas postizas gruesas y largas. Se ven como telarañas en la parte superior hechas con un delineador negro. Hace que sus ojos azules se destaquen aún más. Sus labios están pintados de un rojo intenso. Mis ojos se dirigen a su cuello. También tiene maquillaje. Ha hecho que parezca que su cuello ha sido cortado de un lado a otro. La sangre falsa sale de la herida y se derrama sobre sus pechos, expuestos por su vestido escotado. En el centro de su pecho hay una cruz invertida, como la que hay sobre la entrada principal de la catedral. Extiendo la mano, paso mis nudillos por él y la deslizo dentro del vestido, sintiendo lo que ya sabía: no lleva sujetador. Arqueando una ceja, le digo. —Realmente te lo estás buscando, ¿verdad? —Tal vez. —Coloca el sorbete entre sus labios y succiona. —Te faltan algunos accesorios. Deja de succionar su bebida y me mira con el ceño fruncido. —¿Cómo qué? Me inclino hacia ella y acerco mis labios a su oreja. —Esa mordaza de boca abierta con tu cuerpo cubierto de tu propia saliva y mi semen. —Me retiro, la miro y ella traga.

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¡Mierda, se vería increíble! Ese vestido hecho jirones en el suelo, su cuerpo atado, desnudo y amordazado en el búnker, listo para que yo lo use, suena perfecto. Preferiría pasar la noche con ella así que aquí. Sus ojos se dirigen a mis jeans negros, y el contorno de mi dura polla queda a la vista. —Sí —le digo, y ella me mira—. Mi polla está tan dura como tu coño mojado. —Estoy seguro. —Ryat. —Empujando mi pecho, se ríe, pensando que estoy bromeando. Agarro su mano y tiro de ella hacia mí, su cuerpo choca contra el mío. Levantando la mano, acaricio su mejilla, pasando suavemente mi pulgar por sus labios pintados. —Sé lo que estás haciendo. —¿Y? —susurra, separando sus labios. Su lengua se desliza entre ellos, succionando mi dedo en su boca. —Está funcionando. —Gruño. Retrocediendo, saco mi pulgar de su boca y ella sonríe. —Puedes probarlo más tarde. —Luego se gira, dándome la espalda para hablar con Sarah.

BLAKELY Camino por el patio, mis tacones se hunden en el suelo blando. Hace frío aquí fuera, pero necesitaba un segundo para recuperar el aliento. Dentro de la casa hacía calor y estaba llena de gente. Llevamos más de una hora aquí y la música está demasiado alta. Ryat estaba hablando con Gunner y Prickett, así que me tomé un segundo para alejarme. Mirando a mi izquierda, veo el camión y el remolque que transportan personas al bosque para el aterrador paseo en carruaje. Delante de mí, en la parte trasera de la propiedad, es donde han instalado una casa encantada con espejos. Planeo hacer que Ryat me lleve a todos ellos en algún momento de esta noche.

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Levantando mi nueva bebida que Ryat preparó, tomo un sorbo y me detengo cuando escucho risas a mi derecha. —Tyson. —Una chica chilla. Entrecerrando los ojos, lo veo levantando a una mujer y arrojándola sobre su hombro. La lleva hacia la línea de árboles y me encuentro siguiéndolos. Me detengo cuando ellos lo hacen, asegurándome de mantenerme lo suficientemente lejos como para que no puedan verme a través de la zona densamente arbolada. Él la deja caer sobre sus pies y ella arroja su cabello rubio sobre su hombro, mirándolo. Él bebe su bebida antes de dejar caer la copa ahora vacía al suelo. —De rodillas. —Tyson le ordena—. Piernas metidas debajo de ti. Mis labios se fruncen, succionando mi sorbete, poniéndome más cómoda y apoyándome en un árbol. Ella hace lo que se le dice, quitándose primero los tacones y luego dejándose caer de rodillas con su mini vestido, apoyado su trasero en los talones de sus pies. Tiene orejas de gato en la parte superior de la cabeza; la punta de su nariz está pintada de color rosa y tiene bigotes negros en las mejillas con su sombra de ojos negra y su grueso delineado, completando el aspecto felino. Tyson se agacha y desabrocha el cinturón, lo arranca de las presillas, y bebo otro trago, mirando como un voyeur. Arrodillándose frente a ella, desliza el cinturón de cuero por debajo de sus espinillas y el suelo, colocándolo alrededor de sus piernas por encima de sus muslos, tirando de él con fuerza, haciéndola gemir. Puedo ver su piel tirante desde aquí. Presionando sobre sus hombros la empuja de nuevo contra el flaco árbol ante el que la tiene arrodillada. Se levanta y saca un par de esposas de su bolsillo trasero. Succiono un poco más el sorbete, el ardor ya no me molesta. He perdido la cuenta de cuántas copas he tomado desde que llegamos. —Brazo izquierdo. —Exige y ella lo levanta sin vacilar. Envuelve el brazalete alrededor de su muñeca apretándolo hasta el punto de hacerla gritar. Su pecho sube y baja rápidamente. Sosteniéndolo en alto, él camina por detrás de ella, extendiendo su brazo hasta colocarlo detrás del flaco árbol—. El otro —chasquea los dedos, y ella lo levanta también detrás de sí misma. Tyson sujeta ese, esposándola por encima de su cabeza y detrás del

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árbol. La posición mantiene su cuerpo tenso, sus pechos empujados hacia afuera, su pesada respiración se puede escuchar desde donde estoy. Vuelve a caminar por delante de ella y se arrodilla, pasando los nudillos por su rostro. Ella se inclina hacia él, separa sus labios y saca la lengua antes de que él introduzca dos dedos en su boca. Ella se atraganta y su pecho se agita, el quita los dedos y abofetea su rostro, haciéndola gemir. Mi coño palpita y bebo otro trago. Debería ir… —Abre. —Le ordena y ella vuelve a separar los labios para él—. Buena chica. —La elogia y trago saliva, mis muslos se tensan. Metiendo de nuevo dos dedos en su boca, los pasa lentamente por la lengua que ella saca para él. Tomando otro trago, hago un sonido de sorbido y me quedo inmóvil, esperando que no hayan escuchado eso. Por la forma en que él está metiendo los dedos en su boca y ella tiene arcadas; yo diría que no han escuchado nada. —Mantén la boca abierta. —Ordena, sacándolos y poniéndose de pie. Baja la cremallera de sus jeans ¡Nop! Me doy la vuelta para correr hacia el interior, pero choco con una pared, haciéndome chillar. —Shh —una mano se acerca a mi cabello y tira suavemente de mi cabeza para que pueda mirar unos ojos verdes. Es Ryat. ¡Mierda! —Yo… —Shh —susurra, sus ojos miran hacia arriba y por encima de mi cabeza y sé que puede ver lo que yo estaba mirando—. ¿Quieres verlos? — pregunta, bajando sus ojos de nuevo a los míos. Niego con la cabeza, pero no me atrevo a decir la palabra. Mis labios entumecidos se niegan a mentir en este momento. Se aleja de mí y me hace girar con las manos sobre mis hombros. Veo a la chica todavía arrodillada y esposada con Tyson de pie frente a ella, con una bota de combate negra a cada lado de sus piernas inmovilizadas. Tiene una mano en su cabello, obligando a que las orejas cuelguen de un lado, mientras que la otra agarra la base de su polla que está en su boca abierta. —Ryat… —susurro.

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—No pasa nada. —Me asegura con su profunda voz antes de sentir sus labios en mi oreja. —No me importa si los miras. Me importa que alguien me vea follar contigo. Tragando saliva, siento su mano deslizándose por mi cuerpo y levantando lentamente mi vestido. Sus dedos se meten entre mis piernas, tirando de mi ropa interior hacia un lado. —Míralo follar su boca, Blake mientras yo juego con tu coño.

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Capítulo 54 RYAT Traducido por OnlyNess Corregido Sand

Me preguntaba dónde mierda se había ido mi esposa. No me llevó mucho tiempo encontrarla afuera. La vi seguir a Tyson y Nicki hasta el bosque. Blake siempre ha sido curiosa cuando se trata de sexo. Tiene una mente muy abierta y está dispuesta a probar cualquier cosa. Y aunque, nunca la compartiría, ni siquiera dejaría que alguien me viera follar con ella, le gusta mirar a los demás. Lo noté la primera vez cuando encontramos a Tyson y su camarera en el Blackout. Estaba casi avergonzada de que eso la excitara. Está lo suficientemente oscuro aquí afuera y estamos en la línea de árboles como para que nadie pueda vernos. Bueno, Tyson podría si mirara hacia arriba, pero está demasiado ocupado como para que le importe. Además, le gusta tener audiencia. —Estás mojada —digo y ella gime, su cuerpo tiembla. Separo sus pliegues lo mejor que puedo en esta posición y deslizo un dedo en su dulce coño, haciéndola aspirar una bocanada de aire. —Ryat… yo… Mi mano libre sube y se envuelve alrededor de su garganta desde atrás también, cortando sus palabras. Ella no necesita darme explicaciones. —Solo míralos —le ordeno, sintiendo que traga contra mi mano. No voy a cortarle el aire todavía. Tyson sale de boca de Nicki, su polla perforada está húmeda y la saliva corre por su pecho mientras ella mantiene su boca abierta, mirándolo lo mejor que puede. Su espalda y su cabeza están presionadas contra el árbol debido a que él tiene sus muñecas esposadas detrás de él.

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Muevo mi dedo dentro y fuera de Blake antes de introducir otro, haciendo que su respiración se acelere. Las luces detrás de nosotros en el exterior de la casa nos dan la suficiente iluminación para verlos a través de los árboles. Tyson se arrodilla y vuelve a meter los dedos en su boca, empujando su cabeza hacia atrás en un ángulo extraño, y el coño de Blake se aprieta alrededor de mis dedos. Nicki tiene arcadas, su pecho se agita. Los saca y abofetea su rostro. —¿Por favor? —Ella suplica, su cuerpo lucha contra las ataduras. —¿Por favor qué? —le pregunta, antes de poner su mano cubierta de saliva entre sus piernas atadas—. ¿Quieres venirte? —¡Sí! —Ella asiente con la cabeza rápidamente—. Dios, sí. —Un grito brota de ella cuando él encuentra lo que estaba buscando. Blake gime, sus caderas se balancean hacia adelante y atrás contra mi mano. Su mano libre sube y se envuelve alrededor del cuello de Nicki, sosteniendo la parte posterior de su cabeza contra el árbol. —¿Qué harías por eso? —pregunta Tyson. Los músculos de su antebrazo se flexionan mientras mete los dedos en su coño. —Cualquier cosa. —Ella lame sus labios húmedos. Introduzco un tercer dedo en Blake y, antes de que pueda emitir algún sonido, muevo mi mano desde su cuello hasta su boca, silenciándola. —Shh —susurro en su oreja—. No queremos interrumpirlos —digo. Blake niega con la cabeza y aspira una bocanada de aire por la nariz. Tyson retira la mano de entre sus piernas y Nicki se hunde decepcionada. —Cuando me vengo, tú te vienes. —Le informa. Ella abre la boca para él, entendiendo lo que quiere. Él agarra sus mejillas, se inclina hacia ella y escupe en su boca. —No tragues hasta que yo te lo diga, ¿entiendes? —le ordena. Ella no puede responder porque eso requeriría que cierre la boca, así que Nicki asiente lo mejor que puede con la mano de él sujetando su rostro lleno de lágrimas.

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—Quiero que mi polla se ahogue con tu saliva. —Añade. Parpadeando, nuevas lágrimas ruedan por sus mejillas y él suelta su rostro para ponerse de pie. Agarrando el cabello en la parte superior de su cabeza, empuja su polla dentro de su boca abierta y no parece ser indulgente con ella. La respiración de Blake se acelera, su cuerpo se balancea de nuevo contra el mío mientras la follo con los dedos con la misma fuerza que Tyson folla la boca de Nicki. Mis dedos están empapados en la ropa interior de Blake y su coño se aprieta alrededor de mis dedos mientras su cuerpo se pone rígido. Su coño palpita mientras siento que se viene en mi mano segundos después. Quitando mi mano de su boca, saco mis dedos de ella y los llevo a su boca. —Límpialos —le ordeno con brusquedad. Mi polla está jodidamente dura, y desearía que estuviera cubierta con su excitación para que ella pudiera limpiarla en su lugar. Tyson suelta un gruñido y también se viene en la boca de Nicki. —Traga —le ordena cuando siento que las piernas de Blake ceden. Deslizo una mano detrás de sus rodillas y la levanto, llevándola de regreso a la casa. Creo que ya hemos tenido suficiente con esta fiesta de Halloween. Es hora de llevar a mi esposa a casa para poder venirme.

BLAKELY Ryat y yo estamos acostados en el suelo de la sala de estar de la cabaña. La chimenea está encendida, las llamas calientan la habitación. Estoy cubierta con una manta, aunque estoy sudada. Ni siquiera llegamos al dormitorio. En cuanto entramos en la casa, me abalancé sobre él. Odié incluso tener que esperar tanto tiempo. Si por mí fuera, habríamos tenido sexo en su auto en el estacionamiento de la casa de los Lords. Él se acuesta boca arriba, con una mano detrás de su cabeza, y con la otra acaricia distraídamente mi cabello mientras mi cabeza está sobre su pecho desnudo. Mis dedos recorren el emblema de los Lords. —¿Cuándo obtuviste esto? —le pregunto.

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—Un par de semanas antes de que empezaran las clases —responde. —¿Este año? —Sí. Me siento y su mano cae de mi cabello a mi espalda desnuda. Mirando hacia abajo, le pregunto. —¿Dolió? Se ríe suavemente. —Bueno, no se sintió bien. —¿Tendré que obtener uno? Se sienta y toma mi rostro entre sus manos. Sus ojos verdes examinan los míos. —¿Por qué piensas eso? Me encojo de hombros. —Si los Lords tienen que tener una marca de algún tipo, me imagino que una Lady también. —No… —¿Y si quiero una? —preguntó en voz baja. El silencio se apodera de nosotros y desvío mi vista de su mirada. Mis ojos caen sobre su marca. —Blake —extiende su mano y la desliza por mi cabello, obligándome a encontrarme de nuevo con sus ojos—. ¿Por qué quieres una? Lamiendo mis labios, respondo con sinceridad. El alcohol de antes me ayuda. —Quiero algo para demostrar mi devoción. Para demostrar que lo entiendo todo. —Lo haces. —Él frunce el ceño, su mano libre va a mi mano izquierda y la levanta para besar mi anillo de boda. —Eso es para ti —suspiro. —Eso es suficiente para mí. —Afirma. Me separo de él, me pongo de pie, envolviendo la manta con más fuerza a mí alrededor y estoy a punto de salir de la sala de estar para

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dirigirme hacia nuestro dormitorio, cuando él se levanta de un salto y agarra mi brazo, deteniéndome. —¿Oye? —dice suavemente—: No necesito que me demuestres nada. ¿Lo entiendes? —Lo necesitaste antes —le recuerdo. —Eso fue entonces. —Me suelta y pasa una mano por su cabello—. Esto es ahora. —¿Y? —Mis ojos se posan de nuevo en el emblema. El círculo redondo con tres líneas que lo atraviesan. Sé que representa poder. Algo que una Lady no tiene demasiado. —Y sé lo que sientes por mí. Mis ojos se encuentran con los suyos. Me siento estúpida por haberlo pensado. Por supuesto, una Lady no tiene la misma marca de un Lord. Estamos por debajo de ellos, ¿no? La mayoría de los Lords tienen matrimonios arreglados. Somos desechables. —Fue una estupidez —digo, sintiéndome tonta—. Solo pensé… quería demostrarte que te amo por completo. Incluso la parte que te aleja de mí. — Ante su silencio, relamo mis labios con nerviosismo y añado—. Una vez dijiste que habías elegido esta vida. Quería demostrarte que yo también la elijo. Estoy por alejarme, pero él envuelve un brazo a mí alrededor por detrás, ahora mi espalda está presionada contra su pecho. Aparta el cabello de mi hombro y lo mueve hacia mi espalda, sus labios besan suavemente mi cuello, justo detrás de mi oreja. —Acuéstate en el suelo. —Es su orden. Mi corazón palpita con fuerza, mi respiración se acelera al escuchar su voz. Sin dudarlo, me alejo y hago lo que me dice. Se acerca a la chimenea, agarra las pinzas del gancho y se quita el anillo de los Lords de la mano derecha. Mi corazón comienza a latir con fuerza en mi pecho cuando lo veo colocarlo en la punta y sobre el fuego, calentándolo.

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Capítulo 55 RYAT Traducido por OnlyNess Corregido Sand

Traté de convencerme de no hacerlo. El hecho de que ella quiera el emblema de los Lords en su cuerpo me enorgullece. Es solo otra forma de reclamarla. Otra forma de mostrar que es mía. Una que no se desvanecerá con el tiempo ni se borrará en la ducha con agua y jabón como aquel rotulador que había usado en el sótano de Blackout. Está acostada junto a la chimenea, con la manta enrollada alrededor de su pecho y agarrando el material con sus manos. Por mucho que desee esto, sigue estando nerviosa. Lo cual es comprensible. —Quita la manta. La abre, mostrándome su cuerpo desnudo y me abstengo de gruñir al ver a mi esposa desnuda. Todavía lleva su maquillaje de Halloween, aún tiene la sangre falsa en su cuello y la cruz al revés entre sus pechos. Retiro mi anillo del fuego, me acerco a ella y me arrodillo a su lado. Luego me acerco y recojo su tanga de antes. —Pon esto en tu boca. Muerde el material —ordeno. Ella toma la prenda de mi mano y hace lo que le digo. Coloco mi mano izquierda sobre su pecho y la mantengo presionada. —Entrelaza los dedos detrás de tu cabeza y respira profundamente. Ella levanta la cabeza con las manos y mis ojos se posan en su cuerpo, observando cómo su pecho se expande y no le doy ninguna advertencia, presiono mi anillo en su piel, justo debajo de su pecho izquierdo en su caja torácica. Ella arquea la espalda, gritando a través de su mordaza. Su cuerpo comienza a temblar mientras lo mantengo allí durante unos segundos antes de retirarlo.

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Tiro las pinzas y el anillo a un lado y retiro la mano que la sujetaba. Tirando de su cuerpo, la levanto y la abrazo, quitando la ropa interior de su boca. Tiene los ojos cerrados con fuerza y las lágrimas corren por su rostro. —Lo hiciste bien, Blake —le digo. Sus largas pestañas oscuras se abren y sus ojos llorosos se encuentran con los míos. Presiono mis labios contra los suyos y saboreo sus lágrimas. Ella se abre para mí y profundizo el beso, reacomodándonos a ambos en el suelo. Me coloco entre sus piernas, separándolas ampliamente, ahora ella está debajo de mí. —Tan jodidamente bien. —La elogio y ella gime, sus manos van a mi cabello, y sus uñas rozan mi cuero cabelludo haciéndome gemir. Extiendo la mano libre entre nuestros cuerpos, y deslizo mi polla dentro de ella, haciéndola sisear con un suspiro. Mis labios encuentran los suyos y no lo suelto. Los mantengo cautivos mientras mis caderas se mueven dentro y fuera de ella, poseyéndola. Quiero que sepa que no se entregó a mí por nada. Tomaré todo de ella, pero también le daré todo lo que tengo. Por mucho que la posea, jodidamente la necesito. —Te amo. —Aparto mis labios de los suyos el tiempo suficiente para hablar y luego vuelven a estar en los suyos, dejándola sin aliento.

BLAKELY Han pasado seis semanas desde la noche de Halloween. Fue lleno de acontecimientos por decir lo menos. Vi a Tyson follar con una mujer en el bosque. Mi esposo me marcó como si fuera una pieza de ganado de su propiedad. Pero no me arrepiento. Quería que entendiera hasta dónde llegaba mi amor por él. Las cosas han ido muy bien. Hemos caído en una rutina que casi me hace sentir que somos normales. Ir al cine, salir a cenar. Es como si fuéramos una pareja real que no vive en una sociedad secreta. Lo cual es una locura, ya que en realidad somos esposo y esposa. A veces tengo que recordarme a mí misma que es mi esposo porque parece demasiado bueno para ser verdad.

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Ryat abre la puerta principal de la cabaña. Entro en el vestíbulo, pero me detengo cuando veo a Matt sentado en medio del sofá de cuero marrón de la sala de estar. Inclinado hacia atrás, parece relajado, con los brazos abiertos sobre los cojines. —Tenemos una cena mañana por la noche con Ty —me recuerda Ryat al entrar detrás de mí—. No dejes que me olvide de conseguir esa botella de whisky que le gusta. Si no estuviera tan aterrada, me sonrojaría por el hecho de que tengamos planes con un hombre al que he visto abiertamente tener sexo. En lugar de eso, trago saliva. —¿Ryat? —Consigo decir su nombre a través del nudo en mi garganta, mirando por encima de mi hombro hacia él mientras está cerrando la puerta principal. —Es una fiesta. —Escucho decir a Matt alegremente. Ryat levanta la vista, deteniéndose también a mi lado. Sus ojos se fijan en Matt. —¿Qué mierda estás haciendo aquí? —exige Ryat. ¿Cómo consiguió pasar las cámaras? Matt se inclina hacia delante, apoyando los codos en sus rodillas. —Vine a buscar lo que es mío. —Sus ojos se dirigen a mí. Niego con la cabeza, mi mano es incapaz de sostener mi bolso y cae a mis pies. —No. —La única palabra se quiebra mientras se desliza por mis labios. Ryat coloca su brazo sobre mi pecho para colocarme detrás de él, pero Matt se pone en pie de un salto, sacando una pistola de la cintura de sus jeans, y me apunta con ella. —No te muevas o le dispararé —advierte. —Matt —Ryat gruñe su nombre, levantando las manos frente a él—. Déjala ir. Esto es entre nosotros. Soy yo con quien estás enojado. Es a mí a quien quieres. —No… por favor… —Tiene razón, Blakely. Te quería a ti. ¡Pero jodidamente te casaste con él! — grita, con la pistola temblando en su mano—. Y por mucho que

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eso me disguste… —Mi cuerpo tiembla, pero no puedo moverme. No importa lo fuerte que grite mi mente. No puedo dejar a Ryat—. Si yo no puedo tenerte, entonces nadie puede. Siento como si hubiera sido golpeada por un camión Mack. La fuerza me hace retroceder hasta la puerta principal. Mi cuerpo tiembla como un terremoto mientras se escuchan fuertes golpes en la distancia. No puedo respirar. Mi cuerpo está siendo aplastado. Al levantar los brazos, siento un material blando. Abro los ojos y veo un borrón blanco frente a mí. Mirando hacia arriba, me encuentro con unos ojos verdes. —Ryat… ¿qué? Me doy cuenta de que es Ryat quien me aplasta contra la puerta. Su cuerpo me inmoviliza contra ella. Siento humedad contra mi pecho. —¿Qué? —Miro hacia abajo y mi camiseta está empapada de sangre. —Estás bien —asegura, aspirando una respiración entrecortada—. Estás bien —repite como si intentara convencernos a los dos. Miro su camisa blanca y veo la sangre que la cubre. —Oh, Dios. —Jadeo—. Ryat. —Él le disparó. —Blake. —Se levanta y agarra mi rostro, sus manos se sienten frías y húmedas—. Lo siento… Las lágrimas arden en mis ojos mientras intento recuperar el aliento. —No… No hagas esto. —Te amo, Blake. —Susurra. —No. No. No. ¡No lo hagas! —Grito, agarrando su camisa manchada de sangre—. ¿Por qué? —¿Por qué nos haría esto? ¿A mí? —¿Crees que mataría por ti, pero no moriría por ti? —Niega suavemente con la cabeza—. Niña tonta. —Sus palabras son cada vez más suaves. Apenas puedo escucharlas por encima de la sangre que corre por mis oídos. —Ryat… —sollozo. —Te merecías algo mejor —susurra. Las lágrimas caen por mis mejillas y lamo mis labios húmedos. —Siento no haber sido mejor.

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—¿Ryat? —Lloro—. Por favor. No me dejes. —La sangre comienza a salir por su nariz—. Por favor… —le ruego que se detenga, mi voz se quiebra. Sollozando, veo cómo el color empieza a desaparecer de su apuesto rostro. Se tambalea y coloca su frente contra la mía. Lo abrazo para intentar sostenerlo, pero sus rodillas ceden y caigo al suelo con él. Al inclinarme sobre su cuerpo, veo que la sangre empieza a acumularse en la baldosa a nuestro alrededor. Él acaricia mi rostro. —¿Por qué hiciste eso? —pregunto, apretando con mis manos su camisa. —Porque… te amo —dice tosiendo, y entonces su mano cae al suelo a su lado. —¿Ryat? —grito. Mis manos golpean su pecho—. ¿Ry- at? —mi voz se quiebra cuando un sollozo sacude mi cuerpo. —¡Levántate! —Matt agarra mi cabello y comienza a alejarme de mi esposo. —¡No! ¡No lo dejaré! —grito, retorciéndome en su agarre. —¡Levanta el culo del suelo! —demanda, inclinándose y envolviendo un brazo alrededor de mi cuello. Tira de mí hacia atrás y mis manos pierden el agarre de la camisa de Ryat. Me levanta del suelo, asfixiándome, pataleo. Grito en silencio mientras miro el cuerpo de Ryat que yace en el suelo. Sus ojos están ahora cerrados y su cabeza está inclinada hacia un lado, mirando hacia mí. Matt se inclina hacia mi oreja. —Él te entregó voluntariamente a mí, Blakely. Dar su vida por ti fue jodidamente inútil. Al menos para él. Para mí, lo fue todo. —Entonces me arrastra fuera de la casa. Mis dedos se clavan en su antebrazo que me asfixia. Mis pies levantan tierra y piedras, formando una tormenta de polvo a nuestro alrededor. Se sube a un auto, arrastrándome con él. Otra persona cierra la puerta mientras él suelta mi cuello. Respiro entrecortadamente mientras él presiona mi espalda sobre el asiento. Luego coloca su rodilla en mi pecho, aplastándome. Intento gritar, pero no sale nada. Saca una jeringa de su bolsillo y quita la tapa con los dientes. Lloro en silencio cuando agarra mi rostro empujándolo hacia un lado. Entonces siento el pinchazo en mi cuello. Mi

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cuerpo se entumece al instante, mis brazos y piernas caen como un peso muerto. Retira su rodilla de mi pecho y respiro entrecortadamente. Sosteniendo con su mano mi rostro, lo mueve hasta que tengo que mirar hacia arriba, hacia él, que se cierne sobre mí. Me sonríe. —Siempre gano, Blakely. Y se suponía que tú siempre serías mía. — Soltándome, pasa sus nudillos por un lado de mi rostro. —¿Está inconsciente? —Escucho una voz a lo lejos. Parpadeo, utilizando cada gramo de fuerza que tengo para abrirlos de nuevo. —Casi —responde. —Te tomó mucho tiempo —espeta la voz. Y trato de estrujar mi nublado cerebro para ubicarla. Me resulta tan familiar… —Ya tengo el trabajo hecho —gruñe él. Esta vez, cuando mis ojos se cierran, no vuelven a abrirse.

Me despierto, rodando sobre mi costado. Coloco una mano en mi cabeza y la otra en mi estómago, me siento enferma. Tengo náuseas. Abriendo mis pesados ojos, veo que estoy sobre una cama en una habitación desconocida. Es grande, con una decoración blanca y morada. Salgo de la cama y me dirijo a la habitación contigua. Gracias a Dios, es un baño. Me dejo caer frente al retrete y me abrazo a él mientras vómito, escuchando cómo se abre la puerta de la habitación. Me siento sobre mi trasero, limpiando el vómito de mi boca con una mano. —Bueno, bueno, bueno, la puta está despierta. Vuelvo a tener arcadas y vomito de nuevo. Cuando creo que he terminado. Vuelvo a caer sobre mi trasero, golpeando mi espalda con el lateral de la bañera de hidromasaje, y miro hacia arriba para ver a Matt de pie en el baño. Y la persona que está a su lado es mi madre. —Tú… —gruño—. ¿Lo ayudaste a hacer esto? —Sabía que la voz me resultaba familiar. ¿Era mi maldita madre?

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—Le diste demasiado —ella le dice a él, ignorándome. —Le di menos de lo sugerido —él argumenta—. Necesita comer algo. —Saliendo del baño, vuelve segundos después con una bandeja que ya debía estar en el dormitorio. En el plato hay una tostada con huevos revueltos. Todo parece viejo. ¿Cuánto tiempo llevo aquí? ¿Y Ryat? Oh, Dios, Ryat. El recuerdo me golpea como un puñetazo en el rostro. ¡Ellos lo mataron! Puede que mi madre no haya apretado el gatillo, pero estaba allí para ayudar a Matt. Las lágrimas arden en mis ojos y se me hace un nudo en la garganta. Matt coloca el plato en la encimera y me lanza la tostada. Cae al suelo delante de mí. —Come eso —me ordena. Lentamente, lo miro a través de mis pestañas acuosas, deseando poder prender fuego su trasero. —¡Jódete! —gruño entre dientes apretados. Él sonríe. —Oh, ya llegaremos a eso. Pero primero, come. —¡No! —grito. Ryat está muerto. Mi madre ayudó a Matt a matarlo y a secuestrarme. ¿Por qué haría una maldita cosa de lo que me dice? Deja escapar un resoplido. Mi madre suspira. —Tienes que comer… —¡Vete a la mierda! —grito, interrumpiéndola. Mi garganta arde y me pitan los oídos. —Ya fue suficiente. —Matt se abalanza hacia mí y recoge la tostada del suelo. Agarra mi cabello con una mano, inclina mi cabeza hacia atrás y mete la tostada en mi boca, empujándola hacia mi garganta. Me atraganto con ella y los trozos salen disparados de mis labios. —No hagas eso —sisea mi madre, apartándolo de mí. Vuelvo al retrete justo a tiempo para vomitar de nuevo. —Necesita un médico. —Escucho a Matt gruñir.

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—Sé lo que le pasa —afirma mi madre. —Sí, lleva dos días inconscientes. Necesita comer. —No —dice mi madre en desacuerdo. Vuelvo a sentarme sobre mi trasero y limpio la saliva de mi barbilla. —Está embarazada. No lo he confirmado oficialmente. Quería esperar unos días más antes de hacerme la prueba porque ya me he retrasado antes. Incluso cuando tomaba anticonceptivos, y no quería hacerme ilusiones. Miro hacia el suelo. —¡Hijo de puta! —sisea Matt—. ¡Dejaste que te embarazara, perra estúpida! —me grita—. ¡Maldita sea, ese maldito bastardo! —Patea los armarios. Lo miro a través de mis pestañas acuosas, vomité tan fuerte que eso me hizo llorar. —¡Él es mi esposo! —le grito. Luego, una sonrisa tira de mis labios mientras agrego—: Él puede hacer lo que quiera conmigo. Su rostro se pone rojo por la ira. —Él está jodidamente muerto, Blakely. Justo como ese bebé está a punto de estarlo. —Comienza a remangarse. Luego cierra sus manos en puños, caminando hacia mí. Mi madre coloca una mano sobre su pecho, deteniéndolo. —¿Qué demonios crees que estás haciendo? —Deshacerme de él —responde con un resoplido. Me alejo del retrete, presionando mi espalda contra el lateral de la bañera una vez más, llevando mis rodillas al pecho. Los observo con los ojos muy abiertos enfrentándose el uno al otro. Puede que Ryat esté muerto, pero no dejaré que toquen a nuestro bebé. Encontraré una forma de salir de aquí. Ganaré algo de tiempo. —No la tocaras. —Ella levanta la barbilla. —No puedes estar hablando en serio. —Me señala—. Está jodidamente embarazada. No quiero su hijo. No me digas que quieres un maldito bebé Archer.

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—Por supuesto que sí. —Cruza los brazos sobre su pecho—. Me dará una segunda oportunidad. Para hacer las cosas bien esta vez. —Me mira y frunce los labios con disgusto. —No. —Él niega con la cabeza. —Sí —ella sisea—. Todavía no se le nota, así que no puede estar tan avanzada. Has pasado veintiún años sin ella. Puedes estar siete meses más. Él resopla. —Esto trae más complicaciones. —Me encargaré de eso. Traeré un chef para una dieta especial. Un médico, necesita vitaminas prenatales, un ultrasonido. Estará bien… —Has perdido la maldita cabeza si crees que te voy a entregar a mi bebé —digo entre dientes apretados. ¿Es por eso que Ryat se puso delante de mí? ¿Porque sabía que estábamos esperando? Quizá yo emitía señales que yo no veía, pero él sí—. Sobre todo, porque ni siquiera eres mi madre biológica. Esperaba que eso la hiciera enfadar, pero ella solo me sonríe mientras Matt resopla. —Bendito sea tu corazón, cariño —dice condescendientemente—. Te sacaré ese bebé yo misma y luego dejaré lo que queda de ti para Matt. Sus palabras hacen que mi estómago se revuelva. Mis ojos llorosos recorren el cuarto de baño para ver si hay algo que pueda utilizar en su contra. Tengo que revisar el dormitorio. Han tenido que pasar por alto algo que pueda utilizar para escapar. —Bien. —Matt pone los ojos en blanco—. Puedes quedártelo, pero cuando nazca, Blakely y yo nos iremos. Ella asiente. —Trato. Ambos se dan la vuelta y salen del baño. Escucho cómo se cierra la puerta de la habitación, seguida del sonido de varias cerraduras, lo que me hace saber que, estemos donde estemos, estoy encerrada en estas dos habitaciones. Comienzo a llorar, pensando en Ryat. ¿Cómo pudo hacerme esto? Morir voluntariamente para dejarme sola. ¿Es por eso que lo hizo? ¿Porque sabía que estaba embarazada? ¿Cómo espera que viva sin él? La bilis

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comienza a subir de nuevo, y me encuentro luchando para regresar al retrete.

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Capítulo 56 RYAT Traducido por OnlyNess Corregido Sand

BEEP… BEEP… BEEP… Gimo, mis manos se acercan a mi cabeza y la presionan, tratando de detener el dolor de cabeza que late detrás de mis ojos. Beep… beep… beep… —¿Puede alguien apagar ese maldito sonido? —pregunto con voz áspera, mi garganta se siente como si hubiera tragado papel de lija. —¿Ryat? —Una voz jadea. —Sí. —Abro los ojos para ver una figura borrosa frente a mí—. ¿Blake? —Extiendo la mano hacia ella, pero mi mano no toca nada más que el aire. Beep… beep… beep… —¡Apágalo! —Espeto, el sonido de mi propia voz me hace estremecerse mientras resuena en mi cabeza. —No podemos. Es lo único que nos dice que estás vivo —reconozco la voz de Gunner. —Estoy hablando, ¿no? —gruño. —No has hablado en una semana —afirma. Apoyando las palmas de las manos en mis ojos, los froto una vez más. Ahora están un poco más enfocados. Veo a Gunner en un sofá, a Prickett de pie junto a una ventana y luego a Sarah sentada a un lado de mi cama. —¿Dónde está Blake? —pregunto, mirando a mi alrededor. La habitación se queda en silencio. Beep… beep… beep…

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El sonido de la máquina retoma su ritmo cuando no la veo. —¿Dónde diablos está? Sarah aparta la mirada de mí y la escucho sorber la nariz. Está a punto de ponerse de pie, pero agarro su antebrazo y tiro de ella hacia mi cama de hospital. —¿Dónde diablos esta ella? —grito. —Ella se ha ido. —¡Sarah! —Gunner le grita. Ella cubre su rostro con las manos y comienza a sollozar. —¿Qué diablos quieres decir con que se ha ido? ¿A dónde fue? —Matt… —Sarah llora—. Se la llevó. Beep. Beep. Beep. La suelto y ella sale corriendo de la habitación llorando. Me siento e ignoro el mareo y mi visión borrosa. Empiezo a arrancar los cables de mi cuerpo y brazos. —Ryat —comienza Gunner—. No puedes irte. Te dispararon cuatro veces… —Estoy bien. —No, no lo estás —argumenta Prickett—. Necesitas descansar. Tu cuerpo necesita recuperarse. —¡Necesito a Blake! —grito—. ¿Dónde está? Gunner suspira mientras Prickett pasa las manos por su cabello. —¿Dónde está? —El pánico se apodera de mi pecho apretándolo como si fuera una prensa. Esto no puede estar pasando. ¿Ha dicho que llevo una semana aquí? —No lo sabemos. —dice Prickett en voz baja—. Llegamos a la cabaña justo cuando otro vehículo se marchaba… entramos y te encontramos muerto en el vestíbulo. Gunner te hizo la reanimación cardiopulmonar mientras Sarah llamaba al 911 y yo iba detrás del vehículo. Pero para entonces, era demasiado tarde. Había desaparecido. Después de buscar en la casa, nos dimos cuenta de que ella tenía que haber estado en el auto. Por la mancha de su sangre en el suelo, supusimos que se la llevaron a rastras.

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Balanceando mis dos piernas hacia el lado de mi cama, intento ponerme de pie, pero mis rodillas ceden. Caigo, sujetándome al borde de la cama. —Ryat… —Gunner corre hacia mí y agarra mis brazos para ayudarme a levantarme. Lo empujo. Bueno, lo intento, pero no se mueve. —Necesito mi teléfono. Tengo que ir a buscarlo… —No. —Sí. No puedo estar aquí. —No mientras ella esté ahí fuera. En algún lugar sola. Perdida. Aterrorizada. Debería estar con ella. Debería estar protegiéndola—. Mi teléfono… —¡Ryat! —grita Gunner mientras Prickett sale corriendo de la habitación. Arranco la vía intravenosa de mi brazo y la sangre cae sobre la cama. —¡Ryat, vuelve a la cama! —exige Gunner. —No. Necesito mi maldito teléfono. —¿Por qué no me escuchan?— Estaba en mis jeans… La puerta se abre de golpe, golpeando la pared interior, y Prickett entra con un par de enfermeras. Ni siquiera me dan la oportunidad de explicarme. Prickett clava su codo en mi espalda y me obliga a inclinarme hacia el lado de la cama cuando siento un pinchazo en mi cadera. Entonces mis ojos se cierran con su nombre en mis labios.

—¿Qué…? —Mi cabeza está nublada una vez más. La luz me ciega. Parpadeo, inclinando la cabeza hacia un lado. Quiero frotar mis ojos, pero me doy cuenta de que tengo las muñecas atadas a la cama del hospital. Suspirando, murmuro: —Tienes que estar bromeando. —Me temo que es la única opción que les dejaste.

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Al abrir los ojos, veo a mi padre de pie junto a la cama. —Necesito irme —digo, sintiendo que mi lengua se pega al paladar. —Necesitas recuperarte —argumenta él. —¿Por qué todo el mundo sigue diciendo eso? Blakely… —La encontraremos. Desvío la mirada de él y veo a mi suegro entrando en mi habitación con dos tazas de café. Es la última persona a la que quiero ver, pero puede que sea el único que quiera encontrarla tanto como yo. —Sé dónde está —gruño—. Si alguien me dejara tomar mi maldito teléfono. —Yo lo tengo. —Mi padre lo saca de su bolsillo trasero—. Después de que te sedaran, Gunner volvió corriendo a la cabaña y lo sacó de tus jeans. Supongo que cuando los paramédicos llegaron, tuvieron que cortarlos. Todavía estaba en tu bolsillo. Intento tomarlo, pero las malditas ataduras me impiden actuar. Presiono mi cabeza contra la almohada plana y rechino los dientes para no gritar. No quiero que me seden de nuevo. —Ábrelo —gruño—. Tengo una aplicación que la rastrea. Mi padre mira hacia el otro lado de la cama a mi suegro, que está de pie a mi izquierda. —Uh —comienza mi padre—. Ryat, su móvil estaba en la cabaña. No puedes rastrearlo. Cierro los ojos, odiando tener que explicar lo que he hice, pero también contento por haberlo hecho. Gavin suspira. —Tengo que preguntarte Ryat. ¿Estas heridas fueron hechas por ti? —No —digo bruscamente. Soy duro con Blake durante el sexo, pero nunca la he golpeado físicamente. Matt golpeó su rostro contra el volante, no yo. Él arquea una ceja. —¿Por qué mentiría sobre eso? —No es que me meta en problemas si lo hiciera. Los Lords colocan específicamente a sus miembros en el sistema legal.

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Desafortunadamente, golpear a tu esposa no es un delito. No quieren a un Lord en prisión por casos de agresión o violencia doméstica cuando se lo necesita para una misión. —Durante mi examen inicial —continúa ante mi silencio—. Me di cuenta de los escritos en su cuerpo, con un rotulador. Pensé que tal vez las cosas se habían salido de control. Ni siquiera me enfada el hecho de que piense que yo lo hice, pero la idea de que la vea desnuda hace que mis manos se cierren en puños. —No —repito—. No golpeé a mi esposa. —Ya sabes cómo son los Lords y sus elegidas —añade—. He visto mi parte justa aquí en los últimos veinte años desde que me gradué en Barrington. —Entonces coloca sus radiografías en la pared y acciona el interruptor de la luz que hay detrás, iluminando la película. Puedo ver todos sus huesos desde el pecho hacia arriba. Y Gavin toma el extremo de un bolígrafo y señala el punto entre su hombro derecho y su cuello—. ¿Esto es lo que creo que es? —Sí. —gruño y añado—: Déjalo ahí. Él asiente una vez. —Solo quería que supieras también que hicimos una prueba de embarazo. Ha dado negativo. No esperaba que ocurriera tan rápido, pero definitivamente voy a seguir intentándolo. —Es el procedimiento habitual —añade. —Cuando la recuperé después de que huyera, implanté un rastreador entre el cuello y el hombro. —Miro a su padre—. Así que, a menos que Matt lo descubra y lo quite, seguirá ahí. —Nadie lo sabía. Phil pasa una mano por su cabello y asiente para sí mismo. Probablemente lucha contra el hecho de haber hecho algo tan moralmente incorrecto, pero también, es lo único que podría salvar su vida ahora. No iba a dejarla escapar de nuevo. —De acuerdo. Sí, de acuerdo —finalmente acepta—. Vamos a rastrearla, y yo iré a buscarla. —Diablos, no —me siento, tirando de las ataduras—. Iré contigo.

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—No saldrás de este hospital hasta que te den el alta —espeta mi padre. —¡Él no irá sin mí! —Argumento. Quiero abrazarla, tomarla en mis brazos y hacerle saber en ese momento que está a salvo. No quiero que me llamen para decirme que la encontraron y tener que hablar con ella por teléfono. O peor, ¿y si encuentran su cuerpo? No. No pensaré eso. Ella no está muerta. Está viva, y me aseguraré de eso con mis propios ojos. »¡Estás perdiendo el tiempo! Quítame esto y vámonos. —¿Quién sabe lo que Matt le está haciendo? Pero tengo cientos de ideas de lo que le haré a él. No le gustará ninguna de ellas. Mi padre pone una mano en mi hombro. —No hasta que tu cuerpo esté curado. —Ella está embarazada —afirmo. El silencio llena de la habitación. —¿Ella te lo ha dijo? —pregunta mi padre. —No. —Entonces no estás seguro… —¡Jodidamente lo sé! —espeto. Me di cuenta por primera vez hace un par de semanas. Creo que ocurrió la noche de Halloween. Tuvimos sexo tres veces esa noche para cuando finalmente nos fuimos a dormir. Ha habido señales. Ni siquiera estoy seguro de que ella las haya visto, pero han estado ahí. Conozco el cuerpo de mi esposa mejor que ella misma. Mi padre suspira y pasa una mano por su rostro. —¿Has manipulado sus anticonceptivos? Mi esposa se sienta a horcajadas sobre mí mientras estoy acostado de espaldas en nuestra suite principal en la cabaña, con las manos detrás de mi cabeza. Ella pasa su dedo por el emblema de los Lords que está grabado a fuego en mi pecho, trazándolo ligeramente. —Deberíamos divorciarnos en seis meses. Mi madre enloquecería. Resoplo ante ese pensamiento. —Eso no sucederá.

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Su dedo se detiene y sus ojos recorren mi pecho y mi rostro para encontrarse con los míos. —Entiendo por qué hicimos esto, Ryat. —¿Ah, sí? Ilumíname. —Quiero escuchar sus pensamientos sobre por qué la hice mía para siempre. —Tú no me amas. —Se encoge de hombros—. Yo no te amo. Querías casarte conmigo para restregárselo en la cara a Matt. Dije que sí porque no lo quería a él y además, para molestar a mi madre. Entiendo que ninguno de los dos quiso decir para siempre en el ayuntamiento hoy. —Bostezando, apoya su cabeza en mi pecho desnudo. Todavía estoy duro. Podría follarla toda la noche, pero la dejaré descansar. Después de todo, tengo el resto de mi vida para follar con mi esposa. Porque no importa lo que ella piense, cuando hice mi voto hoy, fue para siempre. Después de varios minutos de silencio, sus manos se apartan de mi cuerpo y su respiración se nivela. Se durmió. Separando mis dedos detrás de mi cabeza, los paso por su cabello rizado varias veces. Luego, con cuidado, me doy la vuelta y la coloco a mi lado. Me levanto de la cama y me dirijo al baño. Saco sus píldoras anticonceptivas y luego el paquete que tengo guardado en mi bolso en el fondo del armario. Marco las fechas que ya ha utilizado y vuelvo a colocar los placebos en su cajón. Blakely no irá a ninguna parte. Si tengo que mantenerla embarazada todos los días de nuestras vidas, lo haré. —Sí-no —gruño. Suspirando, añado—: Ella huyó y no se los llevó. — Esa misma noche fue la ceremonia en casa de los Lords donde me dejó. Cuando la traje de vuelta, ni siquiera me molesté en darle la mierda falsa. Mi esposa no iba a soportarlo más. El señor Anderson coloca su taza de café en una bandeja junto a mi cama y desata mi muñeca izquierda. —¿Qué estás haciendo? —gruñe mi padre cuando desata la otra. —¿No lo escuchaste? Mi hija está embarazada. Tenemos que encontrarla ahora. El dispositivo de rastreo nos llevará hasta ella. —Él necesita atención médica —argumenta mi padre. —Contrataré a un médico. Gavin. Pagaré para que viaje con nosotros.

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¡Por fin! ¡Alguien lo entiende! —Pásame mi celular —le ordeno a mi padre mientras mi suegro sale de la habitación, dejándonos solos. Él se aleja. —Ryat… —¡No me vengas con tonterías! —grito y me estremezco. Mi mano libre presiona en mi costado para intentar aliviar la presión ardiente que siento. No funciona. —¿Cómo mierda vas a salvarla? —exige—. Ryat, estás herido. Sé que la amas, pero arriesgar tu vida para salvar la suya solo los pone a ambos en peligro. Otra vez. Mostrando los dientes, lo fulmino con la mirada. —Pásame mi maldito teléfono. La puerta se abre y mi suegro regresa con Gavin. —Debo aconsejarte que no… —Jodidamente iré —interrumpo al médico. Mi pesada respiración llena la habitación y muerdo el interior de mi mejilla para no gemir por el dolor en mi costado. Joder, no puedo respirar. —Te enviaré con pastillas para el dolor, pero Ryat… no puedo ir contigo —me informa Gavin. —Eso está… bien. —Me las arreglo para levantarme, las ingeriré como si fueran caramelos. Suficientes drogas pueden hacerte sentir invencible. Mi padre pasa la mano por su cabello de forma agresiva y sisea una maldición. —Maldita sea, Ryat. ¡Ni siquiera sabes si está viva! Ahí está. La razón por la que no quiere que arriesgue mi vida por la de ella: porque cree que no valdrá la pena. —He arriesgado mi vida por los Lords una y otra vez —digo, respirando profundamente—. No haré menos por mi esposa. Ella se lo merece. —Todo esto es por mi culpa. Yo la puse en esta vida, en esta situación. Yo seré quien la salve. Después de un largo segundo, me entrega mi celular y lo tomo. Soltando un largo suspiro, rezo para que Matt no haya encontrado el

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rastreador. No es común que los Lords los usen. En mi opinión, debería ser obligatorio. Pero, de nuevo, en realidad amo a mi esposa. Entonces, sin decir nada más, se aparta de la cama, recoge su chaqueta del sofá y sale de la habitación. —Ryat… cede.

—Dame cien —interrumpo a Gavin. Después de un largo segundo, —Necesitaré una hora.

—¡Tienes veinte minutos! —respondo bruscamente. Me vuelvo a acostar en la cama, y él también se da la vuelta y sale furioso de la habitación, y mi suegro le sigue. Desbloqueo mi teléfono y voy a la aplicación. —Por favor, por favor, por favor —repito. Cuando veo el punto rojo, mis ojos comienzan a arder y suelto un suspiro que no sabía que estaba conteniendo. Apoyando la cabeza en la almohada, suspiro—. Te tengo, Blake. Ya voy. —Entonces busco un nombre en mi lista de contactos y presiono llamar.

BLAKELY Sentada en el medio de la cama, me balanceo hacia adelante y atrás. Estoy bastante segura de que estoy empezando a volverme loca. Lloré hasta que mi estómago se revolvió. Varias veces. Recuerdo a Ryat saltando delante de mí y golpeándome contra la puerta para ser un escudo humano. Ahora estoy enfadada con él. Tan jodidamente enfadada porque permitió que Matt ganara y me dejó sola. Levantándome de la cama, me dirijo al cuarto contiguo para usar el baño. Esta es mi vida. Soledad y el aburrimiento. Me hace preguntarme si esto es lo que sintió Ryat aquellos días que estuvo en prisión. Pero solo que él sabía que sería liberado cuando terminara su trabajo. ¿Yo? Estaré así de por vida. Y mi madre planea arrancar a mi bebé no solo de mis brazos sino de mi propio cuerpo. No puedo permitir eso. No lo

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permitiré. Tengo un plan, pero no estoy segura de cómo voy a ejecutarlo. ¿Y si lo intento y fracaso? ¿Qué me harán entonces? Terminando de usar el baño, voy al lavabo y lavo mis manos. Después de secarlas, me doy la vuelta para volver al dormitorio para pasar otra larga tarde mirando la pared. Ni siquiera tengo televisión. Supongo que es para no tener ni idea de lo que pasa en el mundo exterior. Al salir del baño, grito cuando veo a Matt de pie junto a la cama, inspeccionando mi desayuno. Tuve que obligarme a comer. No tengo hambre, pero no voy a matar de hambre a mi hijo. Se gira para mirarme y doy un paso atrás hacia el baño. Riendo, camina hacia la puerta, bloqueando mi única salida con su enorme cuerpo. ¡Genial, Blake! Muy inteligente. —¿Qué quieres? —espeto. Sus ojos azules se dirigen a mis piernas descubiertas y recorren mis muslos hasta llegar a la parte inferior de mis pantalones cortos. Luego sobre mi camisa. —Creo que sabes exactamente lo que quiero. Niego con la cabeza. —Mi madre… Extiende su brazo y envuelve su mano alrededor de mi cuello, empujando mi espalda hacia la pared de la derecha. Su cuerpo se presiona contra el mío, y el hecho de que pueda sentir su pene duro dentro de sus jeans me hace querer vomitar de nuevo. —¡Tu madre no está jodidamente aquí! —Me sonríe—. Además, puedo venirme dentro de ti y no tener que preocuparme por dejarte embarazada. Gimo, mis manos intentan apartar las suyas que están envueltas alrededor de mi cuello, pero no funciona. Inclinándose, pasa la lengua húmeda a lo largo de mi rostro, y eso me provoca arcadas mientras las lágrimas arden en mis ojos. —Sabes. Fingí sentir repulsión por tu fijación de ser violada. —Se llama fantasía de sexo forzado… —Rechino los dientes—. Imbécil. —No. —Niega con la cabeza una vez—. Estoy hablando de violación, Blakely. Porque te haré llorar. —Sus ojos se entrecierran sobre los míos—. No vas a disfrutar ni a excitarte con eso. No como lo hiciste cuando te vi

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hacerlo con Ryat en tu apartamento y luego otra vez en el bosque. — Resopla—. Voy a hacerte daño, a golpearte y a jodidamente humillarte. Mi estómago se hunde al pensar en lo que me hará si tiene la oportunidad. Y cómo lo que ha planeado podría dañar a mi bebé. —Pero te daré una ventaja. —Suelta mi cuello y da un paso atrás. Me desplomo contra la pared, aspirando una bocanada de aire mientras froto mi garganta. —Solo porque sé lo mucho que te gusta la persecución. —Sus ojos caen sobre mi pecho. —No voy a… —Diez minutos —afirma, levantando el brazo y mirando su reloj. —¡Matt! —grito—. No voy a… Abofetea mi rostro, lanzando mi cabeza hacia un lado. Jadeo y coloco las manos sobre la pared para no chocar con ella. Agarra mi cabello y tira de mí hacia el mostrador, presionando mis caderas contra el mueble. Grito pidiendo ayuda, aunque sé que no hay nadie aquí. vez.

Sujetándome en el lugar, levanta su mano libre y agarra mi cuello otra

—¿Por qué, Blakely? —Suspira como si estuviera decepcionado—. Dejas que Ryat juegue contigo. —Tiemblo, tratando de alejarme de él—. Pero supongo que… —Inclina mi cabeza hacia un lado y empieza a besar mi mejilla—. Si no quieres jugar, entonces te follaré aquí y ahora. —No. No. No. —Me apresuro a decir a través de un jadeo—. Jugaré. —Intento asentir, con mis ojos llorosos suplicando que me dé otra oportunidad en el espejo—. Jugaré. —Bien. —Retrocede y me lleva hacia al dormitorio tirando de mi cabello—. Vamos. El reloj está corriendo. Salgo corriendo del dormitorio y cierro la puerta detrás de mí. Que él tenga que abrirla puede darme un segundo más. Lo voy a necesitar. No tengo ni idea de dónde estamos, pero decido bajar las escaleras hasta el nivel inferior, con la esperanza de poder salir. Cuando llego al rellano, tropiezo con el borde de una alfombra y caigo de bruces. Me levanto rápidamente y corro hacia las puertas delanteras e intento abrirlas.

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¡Maldita sea! Están cerradas con llave. Giro el cerrojo y lo vuelvo a intentar. Nada. ¿Qué diablos? Mirando hacia arriba veo otra cerradura que está demasiado alto para mí. —Por cierto. Todas las puertas tienen candados añadidos. Y solo yo tengo la llave. Me doy la vuelta y mi cabello golpea mi rostro. Al mirar hacia arriba, lo veo inclinado sobre el balcón, con un cuchillo en la mano, y lentamente pasa la hoja por un lado de su rostro como si se estuviera afeitando. —Y todas las ventanas son a prueba de balas. —Me dedica una sonrisa escalofriante—. He tenido tiempo de preparar tu regreso a casa, cariño. Me alejo de la puerta y corro hacia el interior de la casa. El sonido de su malvada risa rebota en las paredes y se propaga por toda la casa. Veo otro juego de escaleras y decido que tal vez debería subir ya que él cree que estoy aquí abajo. Me agarro a la barandilla de madera para detener mi impulso y giro para subir cuando me topo con él. El golpe me derriba. Grito cuando mi costado golpea el implacable suelo y ruedo sobre mi estómago para arrastrarme lejos de él. —¿No es esto divertido? —Se ríe. Sus manos agarran mis tobillos y empieza a arrastrarme hacia atrás por las baldosas. Grito, intentando agarrarme a cualquier cosa que pueda encontrar, pero lo único que consigo es arrastrar una alfombra conmigo y una mesa que estaba contra la pared. Suelta mis piernas y trato de levantarme, pero sus manos agarran mi cabello y me levanta de un tirón antes de estamparme de frente contra la pared. Su enorme cuerpo me presiona contra ella desde atrás. —Matt —sollozo—, por favor… —Shh, Blakely —dice tranquilamente en mi oreja—. Está bien, nena. Es solo un juego. Los dos vamos a ganar aquí. Intento negar con la cabeza, pero él tira de mi cabello con más fuerza, obligándome a mirar hacia el alto techo. Mis puños golpean la pared, tratando de alejarme de ella y darme algo de espacio. —Tu madre planea hacer lo que sea necesario para sacarte ese bebé. —Presiona la punta del cuchillo en un lado de mi estómago, y me pongo rígida, mi respiración se detiene—. Así que, mientras ella no está, vamos a

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jugar. De esta manera, sigo teniendo lo que quiero. Y ella consigue lo que quiere. —Valerie no es mi madre. Tú mataste a mi madre —gruño, odiando lo jodidamente indefensa que estoy. Odiando a Ryat por hacerme esto. ¡A nosotros! Prometió protegerme. Matt se ríe en mi oreja, haciendo que ese sabor a vómito surja una vez más, y lo trago. —Solo quería probarla. Me iba a follar a su hija para el resto de su vida. Ella estaba allí, desnuda y esperando. Suplicando ser follada. ¿Qué hombre dejaría pasar la oportunidad de tener a ambas? —Mi esposo lo haría. —gruño. Su risa se hace más fuerte. —Él no tenía ni idea de quién era ella. Pero si lo hubiera sabido, apuesto a que habría cambiado de opinión. —¡Estás enfermo! —grito—. ¡Maldito bastardo! —Me aparta de la pared y me empuja hacia delante con tanta fuerza que tropiezo y caigo de rodillas. Entonces siento sus manos sobre mí. Me arroja sobre mi espalda y se sienta a horcajadas sobre mí. Sube mi camiseta para dejar al descubierto el sujetador y le doy una bofetada en el rostro. Agarra mis muñecas y me las inmoviliza a los lados. —Sabes que tus padres tuvieron que inscribirte para ser una elegida, ¿verdad? —No —me ahogo. —No cualquier mujer puede entregarse a un Lord. Solo podemos elegir entre las que están en la lista. —Sus manos aprietan su agarre, y gimo—. Incluso ellos han reconocido la puta que eres. Arqueo la espalda y grito pidiendo ayuda, pero se convierte en un sollozo. —No llores, cariño. Esta es tu fantasía. Esto es lo que quieres. —No —sollozo, mi cabello se pega a mi rostro mojado. —Sí. Vi a Ryat. Vi cómo te llevaba atada y amordazada y cómo te metía en la parte de atrás de su camioneta, donde luego te ató. Incluso levantó tu camiseta y jugó con tu teta. Luego el bosque… eso sí que fue interesante.

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Quería que vinieras a buscarme, pero fue a él a quien encontraste. Así que lo vi tomar lo que se suponía que era mío. Lo vi follarte en el bosque — susurra—. ¿Y sabes lo que hice? Me masturbé viendo cómo te excitabas mientras él te follaba y estrangulaba. Te encantó cada segundo de ser tratada como la puta que eres. Te subestimé, nena. Pero está bien. Puedo admitir mis errores. Gimo. —Voy a alinearlos para ti. —Lame mi rostro e intento girar la cabeza, pero no puedo porque me tiene inmovilizada—. Pondré a mi Lady a trabajar para los Lords. Serás la comidilla del… —¡Tú no eres un maldito Lord! —grito por encima de él. Escuché a alguien decir que fue despojado de su título. En la huida después de que Ryat matara a Cindy y Ashley. Su rostro se pone rojo de rabia y se inclina hacia a mi tan cerca que su frente se apoya en mí mientras grita: —YO SOY UN LORD… Muevo mi cabeza lo suficiente para hundir mis dientes en su nariz. Tan fuerte como puedo, sintiendo cómo se desgarra la piel y se rompen los huesos. Su sangre llena mi boca cuando él se echa hacia atrás, liberándola de mis dientes, le arranco la piel en el proceso. Luego se la escupo. Sentado sobre sus rodillas, toca su rostro con manos temblorosas, gritando de dolor. —¡Vete a la mierda! —Me pongo de lado para hacer palanca, me apoyo en mi brazo izquierdo y golpeo su rostro con mi pie, haciéndolo retroceder aún más—. ¡Hijo de puta! Echa la cabeza hacia atrás, con los brazos extendidos a los lados, mientras la sangre brota de su rostro, gritando tan fuerte que mis oídos zumban. Me pongo en pie, me doy la vuelta y salgo corriendo del pasillo solo para llegar a otro. Tiene una puerta tras otra. Las pruebo todas, necesitando un lugar donde esconderme. Para recomponerme. Lavarme. Ahora estoy cubierta de su sangre. Gotea de mi barbilla al suelo. Él podrá rastrearme. Además, tengo ganas de vomitar. Una puerta finalmente se abre y hay unas escaleras. La cierro detrás de mí y bajo corriendo, saltándome los tres últimos escalones. Caigo de pie y tropiezo, pero esta vez consigo mantenerme en pie. Veo una puerta a mi

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derecha y la abro. La cierro detrás de mí, y me escucho a mí misma inhalando aire una y otra vez. La oscuridad es total. Mi mano se desliza por la pared junto a la puerta, buscando el interruptor de la luz, pero cuando lo encuentro, me detengo. Podría ver la luz del pasillo por debajo de la puerta. Así que la mantengo apagada, sin querer delatarme. —¡BLAKELY! —lo escucho gritar mi nombre. Cubro mi boca con las manos, intentando silenciar mi sollozo mientras camino hacia atrás desde la puerta en la oscuridad. —¡Maldita perra! —continúa—. ¡Suplicarás de rodillas! ¡Jodidamente de rodillas, PUTA! Al dar otro paso atrás, golpeo con algo duro y, por suerte, mi mano amortigua el grito que emito. Es una pared. El pánico se apodera de mi pecho y me doy la vuelta para mirarla. Mis manos se extienden frenéticamente, esperando encontrar el pomo de alguna puerta o cualquier forma de salida. Pero la idea de cualquier escape se desvanece cuando la puerta de la habitación se abre de golpe. Me doy la vuelta y veo a un Matt cubierto de sangre entrar en la oscura habitación. La luz del pasillo que hay detrás de él solo deja ver su silueta. —Te encontré, pequeña perra. Intento recuperar el aliento, pero no puedo. Siento pesadez en mi pecho y me duele el costado de tanto correr. —Sabía que te gustaba la pelea. —Camina dentro de la habitación, saca dos pares de esposas de su bolsillo trasero y se me hace un nudo en la garganta. Él sonríe—. Veremos lo mucho que luchas una vez que las tengas puestas.

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Capítulo 57 RYAT Traducido por OnlyNess Corregido Sand

—¿Escuchas eso? —me pregunta Phil, levantando la mano para escuchar. Es débil, pero lo escucho: ¡BLAKELY! —Es Matt —confirmo lo que ya esperábamos. —Sí. —Y suena enojado—. Sigamos avanzando. La rastreamos hasta un lugar cerca de Niágara, en el lago de Ontario. Está a unas cuatro horas en auto. El jet privado de Phil llegó aquí en una. No tenemos idea de por qué eligió este lugar, pero mi suposición es que planea trasladarla a Canadá en algún momento. Gracias a otro Lord, pudimos conseguir los planos y vimos los túneles que pasaban por debajo de la estructura. Afortunadamente, pudimos entrar desde el exterior. Los planos no mostraban la construcción completa. Sostengo el arma en mi mano derecha apoyada en mi muslo cuando llegamos a una curva a la derecha. Apoyando mi espalda en la pared, levanto un dedo para indicarle que haga silencio. Justo antes de mirar por la esquina, él agarra mi brazo y susurra: —Viene alguien. Me detengo y efectivamente, se escuchan pasos. Y… ¿chasquean? El sonido se hace más fuerte, los pasos se acercan. Parecen tacones altos. Miro a mi suegro y él se encoge de hombros. ¿Quién diablos estaría aquí con ellos? ¿Especialmente mujer? Se acercan cada vez más. Cierro mi ojo izquierdo y levanto mi arma. No le voy a disparar a quien sea, pero quiero que piense que lo haré. Escucho el último paso antes de ver a la persona aparecer.

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—Te volaré la cabeza… La persona se da la vuelta y mis brazos caen inmediatamente a los lados, bajando el arma. Unos amplios ojos verdes se encuentran con los míos. —Valerie —susurra Phil, mirando a su esposa en completo estado de shock. ¡Mierda! Ella da un paso atrás y él se adelanta. La veo abrir la boca para gritar, justo cuando él extiende la mano y la arrastra hacia él, haciéndola girar para que quede de espaldas a él. —Toma la jeringa —ordena, girándola hacia mí. Rebusco en el bolso y saco la droga, quitando la tapa de la jeringa con los dientes. El señor Anderson mueve su cuello hacia un lado con la mano cubriendo su rostro mientras ella grita. Clavo la aguja en su cuello y le administro las drogas. Su cuerpo cae al instante en sus brazos y él la deja caer al suelo. —¡Joder! —sisea, pasando las manos por su cabello—. ¡HIJA DE PUTA! —¡Baja la voz! —siseo—. Si podemos escuchar a Matt, entonces él puede escucharnos a nosotros. Camina con las manos en su cabello. —Tenemos que seguir moviéndonos —gruño—. No es que tengamos mucho tiempo. Llévala de regreso… —No —me interrumpe, sus ojos se dirigen a los míos. —Llévala de regreso al auto —exijo, no estoy de humor para pelearme con mi suegro, pero lo haré si es necesario—. Iré a buscar a Matt. —Necesito… Un grito agudo interrumpe lo que iba a decir y cierro las manos con un puño. —Estamos perdiendo el maldito tiempo —digo bruscamente—. Lleva a la perra al maldito auto y espéranos. —Con eso, le doy la espalda sin molestarme en ver si cumple.

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BLAKELY Matt tiene su mano en mi cabello mientras me arrastra por las escaleras hacia la parte principal de la casa. Una vez que me hace pasar por la puerta, me empuja hacia delante y me desplomo en el suelo. —¡Joder! No sabía que podías ser tan divertida, Blakely. —Se ríe detrás de mí. Me levanto sobre mis manos y rodillas y comienzo a arrastrarme, pero agarra mi tobillo, tirando de mí hacia atrás. Sollozo, mis manos tratan de aferrarse a cualquier cosa, pero no consiguen nada mientras mi cuerpo se desliza contra la fría baldosa. Finalmente nos detenemos, agarra mi cabello de nuevo, me levanta y me lleva a la sala de estar. Veo algo sentado en la silla de respaldo alto, pero mi cabello cubre casi todo mi rostro y me impide ver. Me empuja sobre el respaldo del sofá y coloca mis manos en mi espalda antes de esposarlas, y toda esperanza que creía tener desaparece. Sollozo y él me levanta de un tirón, con su mano rodeando mi cuello desde atrás. —Shh, Blakely. No pasa nada. Es solo una polla. Ya has follado antes. llorar.

Cerrando los ojos, muerdo el interior de mi mejilla para no darle la satisfacción de Se inclina y susurra en mi oreja: —He visto a Ryat follarte, nena. No ha sido suave de ninguna manera. —¡Eso es lo que ella prefiere!

alegría.

Levanto la mirada y ahora puedo ver un rostro familiar en la silla, y casi lloro de —Tyson… Matt interrumpe mis palabras, cubriendo mi boca con su mano desde atrás.

—Deberías haber visto lo que él le hizo en el sótano de Blackout. —Sus ojos se dirigen a mis piernas. Mi pecho se oprime. Ryat dejó que nos observara. Me prometió… —¿Qué mierda estás haciendo aquí? —Matt le dice a Tyson con un gruñido.

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Extiende las manos para mostrar que están libres de armas antes de cruzar los brazos sobre su pecho. —Solo vine a recoger a Blakely. Matt me arroja sobre el sofá. —¿Cómo has…? —resopla—. Él le puso un maldito rastreador. Mis ojos se agrandan. —No, yo lo hice. —Tyson esboza una sonrisa cruel, haciendo que su apuesto rostro parezca malvado. Matt resopla. —¿Por qué diablos le pondrías un rastreador a la esposa de Ryat? —Porque ella es un regalo. Niego con la cabeza, sin creer eso ni un poco. Ryat nunca… —¿Un regalo? ¿Esperas que me crea que Ryat te la regalaría? Lords.

—Oh, Dios. No. —Echa la cabeza hacia atrás, riendo—. Ella es un regalo de los

Matt se pone rígido contra mí, y trato de calmar mi respiración para poder escuchar por encima de la sangre que corre por mis oídos. —Ya lo sabes… —Mira alrededor de la habitación—. Ya que me deben una esposa y todo eso. —Se encoge de hombros, sus ojos me miran de arriba abajo mientras tensa sus labios—. Ella no es mi primera opción, pero… —Tyson se encoge de hombros, despreocupado—. Ya sabes cómo funciona. Una vez que una Lady enviuda, la vuelven a regalar a otro Lord. Esto no puede ser cierto. Me niego a creerlo. ojos.

Matt suelta una maldición en voz baja, y unas nuevas lágrimas se forman en mis

—Sabía que eventualmente te encargarías de Ryat. Solo tenía que sentarme y esperar. Sabes que soy un hombre paciente. —Extiende su mano y la pasa por su rostro sin afeitar—. Además, me lo debes. —Tyson mira fijamente a Matt, poniéndose de pie— . Por ese truco que hiciste fuera de Blackout. Matt se ríe. —Sabía que te gustaría eso.

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¿Espera? ¿Tyson ha estado en esto todo el tiempo? —Una vez más, sabía que aparecerías esa noche. —Tyson continúa—. Ryat estaba demasiado cegado por Blakely como para pensar con claridad. No ibas a permitir que ella pasara por la iniciación para convertirse en una Lady. A ningún hombre le gusta que una mujer tenga más poder que él. Matt se ríe de eso, pero no lo niega. —Sin embargo, ¿por qué no te la llevaste? Ese fue el único fallo en tu plan. Tuviste una oportunidad perfecta y la dejaste pasar. —Tyson inclina la cabeza hacia un lado. —Quería que él supiera que estuve allí, frente a él, todo el maldito tiempo. Y que, si yo quisiera, podría tenerla —responde. —Bueno, ahora está muerto. Así que no tienes nada más que demostrar. Al menos no a él. Entrégala. —Ordena Tyson, acercándose a nosotros. —Esto podría ser divertido. —Las palabras de Matt sellan mi destino y se siente como un puñetazo en mi pecho que me deja sin aire—. Nosotros dos y ella. Intento liberar mi cabeza de la mano de Matt, pero él solo aprieta su agarre. —Cuéntale, Blakely —me insta—. Cuéntale tu fantasía de ser violada. Sollozo ante sus palabras, avergonzada y aterrorizada. —Será aún mejor con nosotros dos. —Continúa mientras Tyson se limita a mirarme fijamente—. Ah, y le encanta el juego de la respiración. —Pellizca mi nariz, quitándome el aire—. Podemos asfixiarla. Parpadeo, haciendo que unas nuevas lágrimas caigan por mis mejillas, y veo que Tyson pone los ojos en blanco. —Follar con una chica inconsciente no es divertido. Pero no espero que lo entiendas. Siempre has sido un perezoso. Matt simplemente se ríe del insulto. —Esto será divertido. Follaré su coño. Y tú, bueno... siempre has sido un hombre de mamadas. Tyson se inclina y mete la mano en un bolso que no había visto hasta ahora y saca un rollo de cinta adhesiva. Gimo, mis rodillas ceden, pero Matt me mantiene sujeta mientras los puntos empiezan a nublar mi visión, mi pecho arde mientras trato de llevar aire a mis pulmones. —Supongo que tengo algo de tiempo. —Tyson asiente.

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No puedo luchar contra uno de ellos, y mucho menos contra los dos. —Me gusta jugar con mis juguetes —anuncia Tyson, arrancando con los dientes un trozo de cinta adhesiva del rollo—. ¿Y tú, Matt? —Coloca la punta de ese trozo en su brazo, y luego arranca otro. Luego otro. Hasta que tiene cuatro trozos en total. Empiezo a retorcerme en sus manos, mi grito queda atascado en mi garganta, y puedo sentir lo duro que está Matt. Van a matarme, pero no antes de violarme. —Esa es la mejor parte —asiente Matt—. ¿Qué tienes pensado? —Matt me empuja hacia delante, y consigo soltar un rápido grito antes de chocar con Tyson, su mano se envuelve alrededor de mi garganta, cortándome el aire. Sus ojos azules, alguna vez bonitos, se clavan en los míos. Su mano aprieta mi cuello dolorosamente y levantándome los pies, me arroja sobre la gran mesa de café, inmovilizando mis brazos debajo de mí una vez más. Pataleo y me contoneo, pero, como siempre, no sirve de nada. Tyson extiende su brazo derecho con los cuatro trozos de cinta adhesiva. —¡Cállate! —ordena a Matt. Arranca un trozo de cinta y la coloca en mi boca, cada una se siente como un puñetazo en el estómago. Sabiendo que no podré quitármela. Cuando la última está puesta, Tyson suelta mi cuello y aspiro profundamente por la nariz. Tyson retrocede, y ruedo sobre mi lado, mi cuerpo convulsiona sobre la mesa de café antes de caer al suelo. —Joder, me alegro de que te hayas unido a nosotros. —Matt se ríe y le da una palmada en la espalda. pie.

Tyson lo ignora y agarra un puñado de mi cabello, tirando de mí para ponerme de —Tienes cinco minutos. —Luego me empuja lejos de ellos.

La risa de Matt se hace más fuerte y sé que he perdido. Se acabó. Mi peor pesadilla acaba de duplicarse. Tyson estuvo jugando con Ryat todo el tiempo. Solo otra mentira. Otra parte que nunca vi venir. Me doy la vuelta, mi cabello azota mi rostro lleno de lágrimas, y salgo corriendo de la sala de estar, sabiendo que no tengo a dónde ir, pero que tengo que intentarlo. Estoy corriendo por un pasillo cuando siento que una mano agarra la parte de atrás de mi camisa y me jala hacia una habitación a oscuras.

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Grito detrás de la cinta adhesiva mientras mi espalda es empujada contra una pared y un cuerpo duro se presiona contra el mío. —Shh, Blake. Soy yo.

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Capítulo 58 RYAT Traducido por OnlyNess Corregido Sand

Ella se pone rígida, sus gritos cesan, pero respira con dificultad. —Soy yo, Blake —vuelvo a decir. Entonces extiendo la mano y enciendo la luz. Parpadea varias veces antes de que sus bonitos ojos azules se encuentren con los míos. Paso la mano por el costado de su rostro ensangrentado y cubierto con cinta adhesiva. —Voy a quitar esto, ¿de acuerdo? Pero tienes que permanecer en silencio. Ella asiente, parpadeando, y las lágrimas corren por su rostro. Arranco las cuatro capas tan rápido como puedo. —¡Oh Dios mío! Ryat, ¿qué… cómo…? Cubro su boca con mi mano. —Tenemos que permanecer en silencio —le digo. Ella asiente una vez más y retiro mi mano. Aspira profundamente, pero hace lo que le digo. —Esa es mi chica buena. Gime y la separo de la pared. Metiendo la mano en el bolsillo delantero de sus pantalones cortos, saco una llave de esposas y la hago girar, abriéndolas. —Ryat… —Solloza suavemente, sus manos temblorosas cubren su boca para tratar de mantenerse en silencio—. Yo no… —Te lo explicaré más tarde, ¿de acuerdo? —Antes de que pueda explicarlo, beso su frente. Sus manos suben y se clavan en el material de mi

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camiseta—. Joder, te extrañé Blake —susurro y la atraigo hacia mí, abrazándola con fuerza. —Te amo —solloza ella, presionando su rostro contra mi pecho. —Yo también te amo. —Me separo, agarrando su rostro lleno de lágrimas—. Necesito que te quedes aquí. —¿Qué? No. —Sus ojos se agrandan mientras el pánico se apodera de sus rasgos—. Ryat… no. —Necesito que te quedes aquí. En la oscuridad. Volveré, ¿de acuerdo? —Por favor. —Se ahoga y sus rodillas ceden. Antes de que caiga, la atrapo, apretando los dientes por el dolor que siento en mi costado, mientras la ayudo a llegar al suelo. He tomado varias pastillas para el dolor durante el viaje en avión, pero no han servido de nada. —Te lo prometo, Blake. Mírame. —Le ordeno, agarrando bruscamente su rostro. Espero a que sus ojos se enfoquen en los míos—. Te prometo que nos iremos a casa pronto. Pero tengo que buscar a Matt. —Pero Tyson… —Él vino conmigo, Blake. Está aquí para ayudarnos. Me acuesto en la cama del hospital esperando a que Phil regrese con mis pastillas para el dolor para que podamos salir de aquí, mientras acerco el celular a mi oreja. —¿Hola? —Hola Ty, yo… —¡Joder, Ryat! Es bueno escuchar tu voz. —Necesito un favor —digo yendo directamente al punto de esta llamada. No tengo el lujo del tiempo ahora mismo. —Dilo —comenta sin dudar. He sido injusto con él. Nada de lo que le pasó a Blake aquella noche en el Blackout fue culpa suya. Además, fue él quien me dio la idea del rastreador después de que ella huyera de mí. Esperemos no encontrar lo que él encontró cuando llegue a ella. Ella sorbe su nariz y asiente rápidamente. Apago la luz y cierro la puerta detrás de mí, con llave para que Matt no pueda entrar sin derribar la maldita cosa a patadas.

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—Allí vamos. Lista o no. —Escucho a Matt gritar emocionado. Saco la Glock de la parte de atrás de mi cintura y la sujeto con fuerza con las dos manos. Voy a tener que esforzarme mucho para no meter una bala entre sus malditos ojos, teniendo en cuenta lo que ha hecho con Blake. Casi quiero decir a la mierda con el confesionario y deshacerme de él aquí y ahora. Pero eso sería la salida fácil para él. —¿Oye Ty? —La voz de Matt llega por el pasillo. —¿Sí? —pregunta. —¿Cómo entraste? —pregunta Matt y rechino los dientes. ¡Mierda! Pensé que tendríamos más tiempo. Pensábamos que Matt estaría más pendiente de la persecución que de preguntarse cómo entró Tyson en la casa. —Túneles. —llega su respuesta entrecortada. Llego al final del pasillo y veo que Matt sigue de pie en la sala de estar, con las manos en las caderas. —¿Cuándo tuviste la oportunidad de estar a solas con Blakely que fuiste capaz de ponerle un rastreador, sin que ella lo supiera? —él pregunta. —¿En serio, Matt? —gruñe Ty, parado detrás del sofá, sacando un collar y una correa de su bolso—. ¿Vamos a jugar a las cien preguntas o vamos a jugar con la perra? Mis dientes rechinan cuando Ty menciona que va a tocar a mi mujer, pero entendí que esto sería necesario. Aunque eso no significa que me guste. —Oh, jugaremos. —Matt le asegura—. Pero tú no la tocarás. ¿Qué mierda? Mis ojos se abren de par en par cuando veo que alguien entra en la habitación detrás de Tyson. Corriendo hacia la sala de estar, levanto mi pistola y apunto al hombre. —Jodidamente no te muevas. Matt se da la vuelta para mirarme, la sorpresa cubre sus rasgos. —Ryat. —gruñe. —Jodidamente, retrocede. —Le ordeno al hombre que sostiene un arma en la parte posterior de la cabeza de Ty. —¡Jesús! —El hombre sisea, pero se queda dónde está—. No puedes hacer un maldito trabajo, Matt.

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La mandíbula de Matt se tensa. —Estaba muerto cuando lo dejé, papá. —¿Papá? —Ty se ríe y su cuerpo se relaja, ya no encuentra al hombre detrás de él como una amenaza—. ¿Tú también estabas en esto? —Por supuesto, lo estaba. —Matt resopla—. Ella iba a matarlo. Mis ceño se frunce. —¿Qué significa eso? —espeto—¿Por qué Blake… —Su iniciación. —Ty me interrumpe, girándose para mirar a Jake Winston—. Tú eras el que se suponía que estaba en Blackout. Tú eres la razón por la que Matt estuvo allí en primer lugar. Él presiona la pistola en el pecho de Ty y lo empuja hacia atrás contra el sofá. —Esa perra se ha convertido en un problema mayor de lo que debería ser un coño—gruñe Jake. Blake solo había recibido su primer mensaje la noche anterior a la iniciación. Había revisado su celular en el hospital y nunca vi que recibiera otro con los detalles de su asignación la noche del ataque. Ahora sé por qué. Por eso Matt no la mató, ni se la llevó, fue una distracción. Solo intentaba salvar a su padre. —¿Por qué los Lord te querrían muerto, Jake? —Exijo—. ¿Qué has hecho? Me dedica una sonrisa escalofriante. —Es lo que voy a hacer. —Levantando su arma, la coloca entre los ojos de Ty. Aprieto el gatillo, el sonido de mi arma disparando resuena en la habitación, la bala se incrusta en su mano. Jake grita, el arma cae de sus manos y Ty le da un puñetazo en el rostro. Matt se gira y se abalanza hacia mí. Vuelvo a apretar el gatillo, pero él ya está sobre mí y el arma dispara hacia el techo mientras levanta mis pies del suelo. Golpea mi espalda contra la mesa de café y me deja sin aliento. El dolor sube por mi costado y lo sigue una sensación de ardor que me hace ver puntos flotando. ¡Jooodeeeerrr!

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—No te preocupes, Ryat. —Se ríe en mi rostro—. Voy a hacer de tu esposa mi puta. ¡No! —Sobre mi cadáver —espeto. Riendo, me ignora y añade. —No seré tacaño como tú. Me aseguraré de que todos los demás también la prueben. —Levantándome, empiezo a toser, respirando entrecortadamente. Siento la humedad en mi espalda y sé que el impacto le ha hecho algo a mi cuerpo ya herido. Me estoy desangrando. Probablemente abrió los puntos de sutura. Puede que muera aquí y ahora, pero me llevaré a Matt conmigo. Apretando los dientes, le doy un puñetazo en el rostro y lo derribo, sabiendo que me estoy quedando sin tiempo para hacer lo que vine a hacer.

BLAKELY Salgo de la habitación al escuchar los disparos. Ryat me dijo que me quedara aquí pero no puedo. Él está vivo. Vino por mí. Tengo que ayudarlo. De cualquier forma que pueda. Corriendo por el pasillo, escucho personas forcejeando, hombres gruñendo. Al detenerme, veo a Tyson pateando a un hombre acurrucado en el suelo de la sala de estar, junto al sofá. Se detiene y el hombre rueda sobre su espalda, gimiendo de dolor, con la cara cubierta de sangre y sosteniendo una mano ensangrentada contra su pecho. Tyson se inclina, recuperando una pistola del suelo y se endereza, apuntando a quien ahora reconozco, el señor Winston, padre de Matt. —Si los Lords te quieren muerto, entonces ya lo estás. —Tyson aprieta el gatillo del arma y le dispara a Jake en el rostro. Grito, saltando hacia atrás, con un pitido en mis oídos. —¡PAPÁ! —grita Matt, corriendo hacia él. Tyson da un paso atrás, con el arma colgando a su lado.

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Matt se arrodilla y golpea con los puños el pecho de su padre. Su respiración agitada llena la habitación cuando limpia su rostro ensangrentado con el dorso de la mano. Sonrío, la escena me resulta demasiado familiar. Yo estaba haciendo lo mismo con Ryat cuando Matt le disparó. Pero solo que yo sé que Ryat no está muerto realmente. Jake está muerto. El hecho de que la mitad de su rostro haya desaparecido, lo dice todo. —El karma es una perra —digo, pero no creo que nadie me escuche. Matt se levanta de un salto. Está a punto de abalanzarse hacia Tyson, pero éste vuelve a levantar el arma, apuntando hacia el pecho de Matt. Se detiene, con las fosas nasales ensanchadas y el pecho agitado. —¡Hijo de puta! ¡Jodidamente seré tu dueño! —grita Matt. —Siempre fuiste un Lord sin valor. —Tyson inclina la cabeza hacia un lado—. Deberían haberte matado hace años. El rostro de Matt se pone rojo y sus ojos azules se entrecierran hasta convertirse en rendijas ante sus palabras. —¡Hazlo! —Él golpea su pecho como un gorila—. ¡Mátame, hijo de puta! —grita Matt. —A su tiempo —dice Tyson con calma. —¡No tienes las malditas pelotas! —Lo incita a seguir adelante y se acerca al cañón. Tyson toma el arma y golpea el rostro de Matt con ella. Tan fuerte que lo hace caer de rodillas —Tú más que nadie deberías saber que los Lords no nos permiten la salida fácil. —Tyson se pone en cuclillas frente a él—. Nos hacen sufrir más que a nadie. —Luego levanta la vista y veo que Ryat se pone detrás de Matt. Agarra un puñado de cabello de Matt y tira de su cabeza hacia atrás, antes de clavar una aguja en su cuello. El cuerpo de Matt cae al suelo junto a su padre muerto. —¡Ryat! —jadeo, corriendo hacia él. —Blake —murmura mi nombre cuando mi cuerpo se encuentra con el suyo. Envuelvo mis brazos a su alrededor y él se tambalea hacia atrás. Sus manos van a mi cabello, pero no me abraza tan fuerte como yo a él.

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—¡Whoa! —Tyson agarra mis brazos y me separa de Ryat. —¿Qué pasa? —pregunto, limpiando las lágrimas que corren por mi rostro. No me había dado cuenta de que estaba llorando hasta ahora. —Tenemos que llevarlos al avión —espeta, ayudando a un Ryat con rostro pálido a acercarse al sofá. Lo sienta y veo que está sangrando. —Dios mío. ¿Se va a poner bien? —pregunto, el pánico se apodera de mi pecho. ¿Qué sucedió? ¿Matt le disparó otra vez? —Estoy bien —Ryat tose. Y la mirada que me lanza Tyson dice lo contrario. —Ty… Él coloca sus manos sobre mis hombros, dándome una pequeña sacudida. —Necesito tu ayuda, ¿de acuerdo?

446 —Voy a llevar a Matt al avión y asegurarlo, y luego regresaré por Ryat —me informa Tyson. —De acuerdo. —Asiento, pasando mi mano por el cabello oscuro de Ryat mientras su cabeza descansa sobre mi regazo en el asiento trasero—. No puedo creerlo —digo enfadada. Ni siquiera debería haber venido. No estaba preparado para salir del hospital. —Estabas en problemas —logra decir con un jadeo. —Tienes razón. Tú estás en problemas —digo bruscamente—. Poniendo tu vida en peligro. Otra vez. Tose. —Tú también lo hiciste… —Apartándose de mis piernas, se levanta. —¡Ryat! Se supone que debes esperar… —Puedo caminar, Blake. —Empuja la puerta del auto y sale.

—¡Mierda! —Salgo de mi lado y corro alrededor de la parte trasera justo a tiempo para ver sus rodillas doblarse—. Te tengo. —Agarro su brazo y lo envuelvo alrededor de mis hombros, sosteniéndolo. —¡Te dije que esperaras! —Tyson me gruñe, bajando las escaleras del jet privado de mi padre. niña.

—¡Fue su idea! —gruño, delatando a mi esposo como si fuera una

Acercándose a nosotros, Tyson agarra su brazo y toma mi posición. Lo ayudo lo mejor que puedo a subir las escaleras y a entrar en el avión, pero siento que es más bien uno de esos trabajos para una sola persona. —Abre la puerta de la habitación. —Tyson hace un gesto con la barbilla hacia la parte trasera del avión. Me adelanto a ellos y la abro de un empujón, sujetándola mientras él ayuda a Ryat a entrar. Lo coloca en el borde de la cama. —Quédate aquí. —Luego me mira a mí—. No dejes que se acueste. Mantenlo sentado. —Entonces rebusca en su bolsillo, entregándome una navaja—. Corta su camiseta. Asiento, aceptándola. —De acuerdo. —Blake —susurra Ryat cuando me quedo inmóvil. —Lo sé —resoplo y tanteo intentando abrir la maldita cosa. Se me cae al suelo—. Mierda. —La recojo. Él se acerca, colocando sus manos ensangrentadas sobre las mías temblorosas. Mis ojos se encuentran con los suyos, parece exhausto. —Lo siento. Frunce el ceño. Mi garganta se cierra. —Por esto… por ti. Hice esto… —Sorbiendo, mi labio inferior comienza a temblar. —No. No lo hiciste, Blake. —Niega con la cabeza una vez. Una lágrima corre por mi mejilla. —Gracias por salvarme. —Todavía me cuesta creer que esté vivo frente a mí. He visto la imagen de él muerto en el suelo de la cabaña demasiadas

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veces para aceptar ahora que esto es real. Que tengo otra oportunidad de estar con él. —Te lo dije. —Me da esa esa sonrisa tan de Ryat—. Siempre te encontraré. La puerta de la habitación se abre y Tyson entra una vez más con una botella de whisky escocés en la mano y pastillas en la otra. —Toma estas. —Las pone en la mano de Ryat y luego abre la botella antes de entregársela también. Entonces sus duros ojos azules me miran— . ¡Necesito que le quites esa camiseta! Con cuidado, corto la parte delantera, asegurándome de no cortar a Ryat por accidente. Una vez que he terminado, Tyson la arranca hasta el final y la tira al suelo. —Párate frente a él. Voy a necesitar que lo mantengas en su lugar. —¿Qué quieres decir con en su lugar? —me apresuro a decir. Pero me ignora y se sube a la cama y se sienta detrás de él. —Ryat, tío, tengo que cerrar esto. —Lo sé —reconoce antes de tomar otro trago al licor. Tyson abre una especie de maletín y mis ojos se agrandan al ver lo que contiene. Pero no sé por qué. Debería haber esperado este tipo de cosas en el jet privado de mi padre, ya que es un Lord. Estoy segura de que esta situación se da a menudo cuando van de viaje. —Tengo una aguja e hilo, pero eso llevará demasiado tiempo. Mi otra opción son las grapas… —Quémalo —gruñe Ryat, interrumpiéndolo—. Cauterizar será la forma más rápida. —¿Qué? —pregunto, el pánico oprime mi pecho—. No. Tiene que haber algo… —¿Quieres que se desangre? —grita Tyson, y trago saliva, negando con la cabeza. —Oye. —Ryat toma mis manos temblorosas entre las suyas y me atrae hacia él, mirándome. Y todo lo que puedo pensar es que esas pastillas para el dolor no van a hacer efecto lo suficientemente rápido. Va a sentir esto.

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—¿Tenemos alguna droga? —pregunto, lamiendo mis labios húmedos. Necesitamos lo que Ryat me dio cuando huí. Me dejó inconsciente casi al instante. Tyson niega con la cabeza sin siquiera mirarme. —Todo estará bien. Lo prometo —me asegura Ryat cuando ve la forma en que mis hombros se tensan. —Pásame el whisky —exige Tyson, señalándolo en la pequeña repisa junto a la cama. Hago lo que me dice—. Ponle esto en la boca. —Me pasa una toallita. Antes de que pueda hacer nada, Ryat me la arrebata de la mano y se la mete en la boca, y luego envuelve sus brazos alrededor de mi cintura, mientras estoy de pie entre sus piernas separadas. Dejando escapar un suspiro tembloroso, lo abrazo, sujetando el lado de su cabeza contra mi pecho. Tyson toma un encendedor y lo pasa por la hoja del cuchillo, calentando el metal que va a utilizar para detener la hemorragia. Parpadeo, permitiendo que las nuevas lágrimas caigan para poder ver mejor. Colocando el mango del cuchillo entre los dientes, toma el whisky y lo vierte sobre la espalda de mi esposo. Ryat se tensa y un sonido apagado sale de su boca amordazada. Gimo, y los ojos azules de Tyson me miran como si estuviera empeorando las cosas. Rasco suavemente la cabeza a Ryat, abrazándolo a mí, y sé que puede sentirme temblar. Entonces Tyson calienta el cuchillo una vez más antes de presionarlo, con la hoja plana, a lo largo del corte en la espalda de mi esposo, que se aferra a mí con más fuerza. El olor a carne quemada es suficiente para que me den ganas de vomitar. Luego, saber que es la piel de mi esposo me provoca literalmente arcadas. Pero me las arreglo para controlarme. Una vez hecho esto, Tyson deja caer el cuchillo a su lado antes de tomar algo del maletín y pegarlo con cinta adhesiva. Miro hacia el techo, tratando de evitar que las lágrimas caigan antes de tener que volver a mirar a Ryat a los ojos. No quiero que me vea alterada. —Eso será lo suficientemente bueno hasta que podamos llevarlo al hospital. Le haré saber al piloto que estamos listos. Asegúrate de que se acueste boca abajo. —Y con eso, nos deja solos.

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Salgo del dormitorio, dejando la puerta abierta para poder escuchar si me necesita. Camino por el pasillo y me acerco al frente donde está sentado Tyson escribiendo en su celular. Me siento frente a él, pensando que sería incómodo si eligiera otro lugar ya que somos los únicos despiertos. mí.

—Está dormido —le informo, él asiente pero no levanta la vista hacia —No te observé a ti y a Ryat en el sótano —dice de la nada. Frunciendo el ceño, replico. —Pero le dijiste a Matt…

—Le di a Ryat los códigos para apagar las cámaras de seguridad. Sabía que ustedes dos iban a pasar algún tiempo en el sótano esa noche cuando las apagó junto con las demás dentro del club. Dejé escapar un suspiro solitario ante sus palabras. Ryat tenía razón: él estaba cien por ciento de nuestro lado. Otro silencio incómodo cae sobre nosotros, en realidad no tenemos nada que decir sobre eso. Ahora me siento estúpida por haberle creído. Pero en mi defensa, fue muy convincente. —Yo… gracias. —Le tiendo la navaja. Finalmente levanta la vista, pero no hace ningún movimiento para quitármela. —Da mala suerte cerrar una navaja que abrió otra persona. Suspirando, la cierro y se la tiendo de nuevo. Esta vez la acepta. Termina de escribir en su celular y lo guarda, volviendo a sentarse en su sitio, y toma un vaso de whisky que hay en la mesa entre nosotros. Me doy cuenta de que hay otro. —Te preparé una bebida. Me quedo mirando la copa, haciéndolo reír y añadir: —No puse drogas. —Ya me gustaría. Me vendría bien una buena siesta ahora mismo. — Entonces mis ojos se deslizan por el avión vacío—. ¿Dónde está Matt?

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—Donde debe estar: con el equipaje. Vuelvo a mirar la bebida y casi bebo un sorbo, pero entonces recuerdo la posibilidad de estar embarazada. Sin embargo, dudo que lo sepa. Me pregunto si sabe que yo sé lo que le pasó. ¿O los rumores sobre su elegida? —¿Puedo darte un consejo? —pregunta. Le miro a través de mis pestañas. —Sí. —Sinceramente, me estoy ahogando. En medio del océano con las manos atadas a mi espalda. Mi esposo está desmayado en una habitación detrás de mí después de que su amigo clavara un cuchillo caliente en su piel para detener la hemorragia de una herida de bala que le hizo mi ex intentando matarme. Joder, sí. Dame todos los consejos que tengas. —No lo hagas elegir nunca. Frunzo el ceño. —Yo no… —Entre tú y los Lords. ¿Por qué pensaría que haría que Ryat eligiera? Entiendo que hizo un juramento por ellos. Y si traicionan eso, la pena es la muerte. —Yo nunca… —Lo harás. Puede que no sea tu intención, pero pelearás. Todas las parejas lo hacen. —Toma un sorbo de su bebida—. Y cuando te enfades, él te gritará y dirá alguna mierda hiriente y entonces lo llamarán para una misión. Y cuando debería estar trabajando, revisará su teléfono para ver si respondiste a sus cinco mensajes de disculpa. —Mira hacia la ventana, con el vaso de whisky apoyado en su rodilla—. No digo que él vaya a elegir a los Lords antes que a ti si lo pones en esa situación. —Sus ojos vuelven a los míos—. Te estoy diciendo que te elegirá a ti. Y eso es lo que hará que lo maten. Sé que es egoísta. Decirte que te olvides de tus sentimientos y pongas siempre los suyos primero. —¿No es eso lo que haces cuando amas a alguien? —pregunto suavemente. Se lleva la bebida a los labios y resopla antes de beber un poco. —No hay dos personas que amen de la misma manera. Y cada uno tiene una opinión diferente sobre lo que es realmente el amor.

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Suspiro. Ryat y yo peleamos. Mucho. ¿Será siempre así? Una vez que todo salga a la luz y no haya más secretos, ¿seguiremos peleando entre nosotros? No puedo responder a esas preguntas, pero entiendo que Tyson no está equivocado. Ryat se volvería loco si tuviera que irse y yo estuviera enfadada e ignorara sus mensajes. —¿Con qué frecuencia me lo quitarán? —No hay fechas fijas. Pero Ryat es uno de los mejores, y los Lords lo saben. Podrían ser tres veces en un año o podrían ser veinte. —Se encoge de hombros despreocupadamente—. Podrían llamarlo después del desayuno y volver antes de la cena. O podría perderse las Navidades, los aniversarios y el nacimiento de todos los hijos que decidan tener. —Levantando la bebida, se la termina. Deja la copa sobre la mesa, pasa una mano por sus labios y rostro sin afeitar—. Un Lord sirve cuando es llamado. Somos máquinas criadas para la guerra. Y alguien, en algún lugar, siempre intenta librar una. Su respuesta no me hace sentir mejor. Pero me hace preguntarme cómo lo sabe. ¿Es por experiencia? Sé que algo le pasó a su elegida, pero tampoco lleva alianza. Lo que me hace sentir curiosidad por saber por qué nunca siguió adelante. —¿Puedo preguntarte algo? —Claro. —Me sorprende que ni siquiera haya dudado. —Eres mayor. Una sonrisa maliciosa se extiende por su rostro, haciendo que sus ojos azules brillen más. —Eso no es una pregunta. Trago saliva con nerviosismo. —Tres años mayor que Ryat. ¿Por qué no estás casado con una Lady? —Se queda mirándome fijamente, esa sonrisa ahora ha desaparecido y siento que necesito explicarle. Moviéndome en mi asiento, coloco un mechón de cabello detrás de mí oreja—. Pensé que sabías que casi todos los Lords están dispuestos a casarse con alguien antes de graduarse en Barrington. Él asiente. —Así es. Los Lords creen que un hombre es más respetado con una esposa. Los hace parecer fiables y dignos de confianza para el mundo exterior.

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—¿Así que nunca tuvieron un matrimonio arreglado? —No estoy segura de sí su elegida era solo por diversión o si era ella con quien planeaba casarse, pero no voy a preguntárselo. —Había. —Se relaja en el cuero de su asiento—. Pero las circunstancias cambian. Y yo vi una oportunidad. Los Lords necesitaban a alguien que hiciera su trabajo sucio. —¿Blackout? —Me aseguro de estar siguiéndolo. Asiente. —Se suponía que debía usar traje y corbata, administrar un negocio multimillonario, tener una hermosa esposa con un perro y dos hijos. —Agita la mano en el aire—. Toda esa mierda. Lo que, en un momento dado, pensé que quería. Pero, como cualquier otra persona, cambié de opinión y presenté una oferta a los Lords. Elegí tomar Blackout por una razón. —¿Cuál es? —cuestiono lentamente, preguntándome si estoy indagando demasiado, pero él me está dando información de buena gana. Ryat nunca me hablaría de Tyson, y respeto eso de él. Pero eso no significa que no quiera saberlo. —Aceptaron dejarme elegir con quién me caso. Cuando llegue el momento. —Una lenta y maliciosa sonrisa se extiende por su rostro, mostrando sus dientes perfectamente blancos. Mi ceño se frunce. —¿Deseabas tanto la libertad de elegir con quién casarte que renunciaste a tu título superior de Lord? Esa sonrisa se amplía hasta convertirse en algo siniestro. —Soy el tipo de hombre que se arrastrará por el suelo y lamerá la suciedad de sus zapatos como un campesino que le ruega a un rey por algunas sobras. Solo para hacerles creer que soy débil. Entonces, cuando miren hacia otro lado, podré cortarles la garganta.

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Capítulo 59 RYAT Traducido por OnlyNess Corregido Sand

Abro mis ojos pesados y huelo la habitación esterilizada antes de ver las paredes blancas y me doy cuenta de que estoy en una cama de hospital. Estoy a punto de levantar mi brazo derecho y no se mueve. —Otra vez no… —Mis ojos caen para mirarlo, medio esperando que esté esposado a la barandilla, pero en vez de eso, hay una morena acurrucada a mi lado, durmiendo sobre mi brazo. ¡Blake! Gracias a Dios. Inclinándome, beso su frente, dejando que mis labios se detengan para sentir el tacto de su piel en mis labios. Sus ojos se abren y le toma un segundo enfocarse en mí. —¿Ryat? —Jadea—. Estás despierto. —Está a punto de levantarse, pero la mantengo en su lugar. —No, Blake… —Pero el doctor Gavin… —No. Por favor. —La atraigo hacia mí—. Quédate aquí. —Aspiro el aroma de su cabello, ese familiar olor a fresa que me hace sonreír—. Quédate aquí conmigo. Solo un poco más. —De acuerdo, Ryat. —Me mira y besa suavemente mi mejilla. —Dios, te extrañé —digo, y sus ojos se llenan de lágrimas. —No vuelvas a hacer eso nunca más —gruñe—. Para que lo sepas, patearé tu trasero cuando regreses a casa. Me río y beso su frente. —¿Estás bien? —Sí.

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En el momento en que responde, veo el moretón en su ojo. —¿Te golpeó? —Estoy bien… —Ella se aparta. —Blake —gruño—. Dime qué te hizo. —Voy a hacer que confiese sus pecados con LeAnne a los Lords en el confesionario, pero no lo que le hizo a ella. No quiero que todos sepan por lo que pasó mi mujer. Suspirando, pasa la mano por su cabello. —Me dijo que corriera. Frunzo el ceño, recordando algo sobre un juego. —¿Por qué iba a…? —Él quería representar mi fantasía —susurra nerviosa—. Me dijo que corriera. Quería atraparme y violarme. Aprieto los dientes, mis músculos se endurecen, empeorando mí ya dolorido cuerpo. —Al principio pude mantenerlo alejado. Luego me atrapó, y Tyson estaba allí… —Necesitábamos que Matt creyera que Tyson estaba allí por ti —le informo. Matt iba a sospechar independientemente de cómo fuera, pero sabíamos que no dejaría pasar la oportunidad de tener la ayuda extra para utilizarla—. Tenía que interpretar un papel. Ella resopla. —Lo interpretó bien. Tyson me hizo pensar que estuvo involucrado en el ataque en Blackout. Incluso me arrojó sobre la mesa de café… —Tenía que acercarse a ti —digo, aunque odio el hecho de que la haya tocado. No me molesta que haya sido brusco con ella, sino que le haya puesto las manos encima de cualquier manera. O el hecho de que Matt pensara sinceramente que él y Tyson iban a violar a mi esposa—. Sabíamos que te tendría atada de alguna manera. Con cuerda, bridas o esposas. Ella frunce el ceño, juntando sus cejas. —¿Por eso la llave estaba en mi bolsillo? —Asiento—. Tyson la puso allí mientras yo estaba acostada sobre la mesa de café. En el momento en que Tyson vio que estaba esposada, tuvo que acercarse a ella.

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—Lo siento, Blake. —Estoy bien. —Ella agarra mi mano. Dándome una suave sonrisa, añade—: Matt nunca me tocó. Está mintiendo. La marca en su rostro demuestra que él sí le puso las manos encima antes de que yo pudiera llegar. —Me salvaste. Otra vez. Acariciando su suave mejilla, paso el pulgar por su cálida piel. No sé qué haría si nunca volviera a verla. —Te amo, Blake. —Yo también te amo. —Se inclina hacia delante y presiona suavemente sus labios contra los míos. Cuando se separa, miro alrededor de la habitación, pero todavía estamos los dos solos. —¿Dónde está Matt? Por favor, dime que no se escapó de nuevo. —No. Tyson lo tiene en el sótano de Blackout. Me dijo que te dijera que cuando estuvieras listo, te lo entregará en la catedral. Empiezo a impulsarme hacia arriba. —Podemos hacerlo esta noche. Ella pone sus manos en mi pecho y me empuja de nuevo hacia abajo. —No. —Blake… —Necesito que vuelvas a ser tú mismo. Y Ryat, eso no va a suceder hasta que sanes. —Blake —gruño. No ella también. —Te necesitamos. —No tenemos tiempo… —Hago una pausa—. ¿Necesitamos? Una sonrisa aparece en su rostro y asiente. —Nosotros, Ryat. —Extendiendo su mano toma una foto en blanco y negro y me la muestra—. Vamos a tener gemelos. Y vamos a necesitarte… —¿Gemelos? —pregunto para asegurarme de haberla escuchado bien.

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Ella asiente con una hermosa sonrisa en su perfecto rostro. Nunca había visto sus ojos tan brillantes. —Dos bebés. Me acerco a ella, agarro su cara y la atraigo hacia mí. Esta vez, la beso profunda y apasionadamente. Terminé yendo tras ella, pero fue ella quien me trajo de vuelta. Esta mujer es increíble. Y soy el hombre más afortunado por llamarla mía.

BLAKELY Ryat ha estado en el hospital durante tres semanas. Terminó necesitando cirugía de nuevo debido a una hemorragia interna. Se excedió y necesitó mucho reposo. Me he asegurado de que lo reciba. De hecho, me sorprende que haya sido tan obediente. Debe haberlo necesitado de verdad, teniendo en cuenta lo terco que es. Pero puedo igualarlo. Como Lady, entiendo lo que mi Lord debe hacer. También entiendo que incluso él tiene límites. Y antes de que pase mucho tiempo, habrá dos personas más que cuidar. Necesito que se recupere al cien por cien. He pasado cada momento aquí en esta habitación con él. Pero sé que una vez que le den el alta hoy, estará fuera de mi control. Ha estado ansioso. Quiere vengarse, y yo también. Escupo la pasta de dientes y limpio mi boca, salgo de su baño privado y entro en su habitación. Está de pie junto a la cama del hospital, tirando de sus jeans sobre sus piernas aún sin camiseta. Me apoyo en la puerta y lo observo. Ha perdido algo de peso, incluso con toda la comida que Gunner y Prickett nos han estado trayendo del exterior. Aunque no le hacía falta. Ryat Alexander Archer está en excelente forma. Desde sus cincelados abdominales hasta su amplio pecho y sus musculosos brazos, el hombre está delicioso. Y se me ha antojado. Levanta la vista y sonríe al ver que lo estoy mirando. Entonces mete la mano en el bolso que tiene sobre la cama y saca un vestido. —Ponte esto —me ordena. Me río como si estuviera bromeando. Luego miro por la ventana para ver la nieve que cubre el suelo y el edificio.

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—Ryat, ayer nevó. Me congelaré hasta morir. Él camina hacia mí. —Yo te mantendré caliente. —Lo digo en serio. —Yo también. —Arquea una ceja, retándome a discutir. Resoplo. —¿Cómo llegó eso allí de todos modos? —Me sorprende que no lo haya quemado. —Le dije a Sarah que te empacara algo sexy. —Es un poco revelador, ¿no crees? —Quizá quiera ver lo que es mío —replica. Suspiro, sabiendo que Ryat ha vuelto a ser cien por cien él mismo y que mi historial apesta cuando se trata de ganar estas batallas con él. Poniendo los ojos en blanco, me agacho y me quito el jersey, dejándolo caer al suelo, luego desabrocho mis jeans y los deslizo por mis piernas, pateándolos lejos. —Levanta los brazos —ordena, y los levanto por encima de mi cabeza, permitiéndole deslizarlo sobre mi cuerpo. El material fresco se siente suave contra mi piel caliente—. Perfecto —elogia, pasando las puntas de sus dedos por mis pechos que el diseño con escote en V deja ver, y me sonrojo. Coloca su mano entre mis muslos y la sube para acariciar mi coño. Gimo, deseando sentirlo allí. Sentirlo sobre mí. No sé si es el embarazo o qué, pero siempre estoy cachonda. Más de lo habitual. Tal vez solo sea el hecho de no haber podido tenerlo mientras se recuperaba. —Ven aquí. —Toma mi mano y me acerca a la cama. Extendiendo la mano, empuja el bolso y lo coloca al otro lado sobre el suelo—. ¡Inclínate y separa las piernas! —gruñe en mi oreja. No discuto. En vez de eso, doy gracias a Dios. Inclinándome hacia la cama, sube mi vestido de un tirón y da una palmada en mi trasero. Entierro mi rostro en la cama, para que nadie nos escuche aquí dentro si pasan por su habitación. Desliza sus dedos en mi tanga y pasa sus nudillos arriba y abajo sobre mi coño empapado. Empujo mis caderas hacia atrás.

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—Alguien está ansiosa —reflexiona. —Por favor —suplico, sabiendo que, por mucho que intente ir despacio, tiene las mismas ganas de follar. No responde, pero el sonido de su cremallera bajando es todo lo que necesito saber. Segundos después, la cabeza de su polla se abre paso dentro de mí, y gimo al sentir cómo me separa para adaptarme a su tamaño. La sensación me hace poner los ojos en blanco. Ha pasado mucho tiempo. Empuja hasta el fondo y se me corta la respiración. Entonces se inclina sobre mi espalda y envuelve su mano alrededor de mi garganta con la mano, apretando, pero no lo suficiente como para quitarme el aire. —Joder, Blake —gruñe antes de que sus labios se posen en mi cuello, succionando mi piel mientras sus caderas aceleran el ritmo, follándome contra el costado de la cama. Cubro mi boca con una mano para silenciar los ruidos ininteligibles que me obliga a emitir. Sus dientes se hunden en mi piel y entonces se pone rígido y se viene dentro de mí. Se retira y me desplomo contra la cama. —No es justo —gimo. Riendo, me da una palmada en el muslo, haciendo que escueza. —No has terminado. —Se arrodilla detrás de mí. —¿Qué estás…? —¡Quédate así! —Abofetea mi coño y grito, antes de volver a enterrar mi rostro en la cama. Sus dedos separan mis pliegues, y respiro profundamente cuando siento que introduce algo frío y de goma. —Ryat ¿qué…? —Solo un poco de diversión. —Se levanta y agarra mi mano, ayudándome a levantarme también.

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Capítulo 60 RYAT Traducido por OnlyNess Corregido Sand

—¿Tienes hambre? —pregunta, mirando por la ventanilla del auto que le pedí a Gunner me dejara en el hospital esta mañana. —De ti —respondo, mientras mis ojos recorren sus piernas suaves y definidas. Mi polla se endurece al saber que mi semen está saliendo de su coño ahora mismo. Ella pone los ojos en blanco. —De comida de verdad. Tengo que parar en la tienda de camino a casa. ¿Qué te gustaría para cenar? —Podría vivir de tu coño, Blake. —Extiendo la mano y la deslizo entre sus muslos. —Ryat —protesta, apartando mi mano—. Estás conduciendo. — Mirando de nuevo a su alrededor, pregunta—: ¿A dónde vamos? —Su cabeza gira al ver que acabo de pasar nuestra salida. —Tengo que ver a alguien antes de ir a casa —respondo vagamente. Sabiendo que está a punto de discutir conmigo, tomo mi celular de mi regazo y enciendo la aplicación. —¡Ryat! —chilla segundos después cuando se enciende el vibrador dentro de su coño. —Tenemos treinta minutos de viaje, Blake —le informo, sonriendo ante su incomodidad—. ¿Cuántas veces puedes venirte en ese tiempo? —No puedes estar hablando en serio. —Ella gime, lanzando su cabeza contra el reposacabezas mientras yo acelero por la autopista. —Por supuesto que sí. —Dejo el teléfono sobre mi regazo, manteniéndolo encendido.

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—Mierda —gime, apretando con sus manos el dobladillo de su bonito vestido de verano. Se lo arrancaré y lo quemaré en el momento que lleve a mi esposa a casa. Ella tenía razón. Es demasiado revelador, pero sirve para algo. Sin poder evitarlo, vuelvo a extender la mano y la deslizo en la parte superior del vestido y aprieto sus pechos. —Ryat, por favor. No puedo… —Puedes y lo harás —digo, pellizcando su duro pezón antes de retirar la mano—. Quiero tu ropa interior empapada con mi semen y con tus fluidos. Jodidamente empapada, Blake. Sus manos se aferran a sus muslos mientras mueve sus caderas hacia adelante y atrás. No la permití venirse cuando la follé en la habitación del hospital. La hice esperar a propósito, sabiendo que se moría por liberarse. Echa la cabeza hacia atrás, arqueando la espalda, y un sonido de pura tortura y alivio invade el auto antes de que se hunda contra el asiento. —Esa es la primera. —Cuento, e inmediatamente, comienza a adaptarse una vez más.

Entro al estacionamiento trasero de Blackout y apago el auto. Ella se hunde en el asiento cuando apago la aplicación, completamente agotada. Inclinándome, deslizo mi mano entre sus piernas. —Perfecto. —La elogio, mientras mis dedos recorren su tanga. Está empapada como yo quería. Le doy una palmada en su muslo y le ordeno—: Separa las piernas. Bien abiertas. Cierra los ojos, traga saliva y hace lo que le digo. Tiro de su ropa interior a un lado y agarro el vibrador, sacándolo lentamente. Ella gime por la pérdida. Incapaz de contenerme, lo llevo a mi boca y lamo un lado, saboreando esa dulce miel que me encanta. Entonces lo suelto y salgo de auto. Me acerco a su puerta, la abro para ella y la saco.

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La lanzo sobre mi hombro y ella chilla. Golpeo con la palma de mi mano su trasero expuesto y la llevo a través del estacionamiento para que no moje sus tacones. El suelo está cubierto de nieve y charcos de agua. Al entrar por la puerta lateral, la dejo sobre sus pies y presiono mi cuerpo contra el suyo contra la pared pintada de negro. —¿Quién eres tú? —Exijo, recorriendo con mis ojos su bonito rostro. Ella sigue intentando recuperar el aliento. —Tu buena chica —responde suavemente. —Tienes toda la razón, lo eres. —Agarro su rostro y la beso, permitiéndole saborear lo que acabo de hacer en el auto. Ella se abre para mí, y profundizo el beso antes de separarme rápidamente. Luego la llevo por las escaleras, entrando en el sótano. Tyson está de pie en el centro de la habitación con las piernas separadas y una manguera de agua en la mano mientras rocía a un Matt encadenado. —Tienes que estar lo mejor posible para tu sociedad —le dice Ty. —¡Vete a la mierda! —grita Matt, escupiendo agua por la boca. Está atado a una silla en el centro de la habitación. Los desagües están situados a lo largo del suelo de hormigón precisamente por estas razones. —Veo que nada ha cambiado —anuncio nuestra presencia—. Quería pasarme a ver cómo estás. Ya sabes, antes de destriparte. Matt se retuerce en la silla. Había hablado con Tyson esta mañana antes de que Blake se despertara. Quería pasar por aquí y darle a Matt un pequeño regalo antes de matarlo. —Pero primero… quería pasar por aquí y darte una cosita. —Tyson y yo nos giramos para mirar a mi esposa, que está apoyada en la pared del fondo, con los brazos cruzados sobre su pecho y pareciendo un poco insegura de por qué estamos aquí—. Quítate la ropa interior. —le ordeno. Sus ojos muy abiertos se encuentran con los míos y traga saliva. Pero solo duda un segundo antes de utilizar la pared como apoyo y deslizar su tanga por sus piernas aún temblorosas. Me acerco a ella y me la entrega, con las mejillas rojas. Me giro hacia Matt.

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—Querías probarla. —Tomó algo de tiempo, pero eso era todo lo que Blakely y yo teníamos en la habitación del hospital. Conseguí que me contara cada pequeño detalle de lo que ocurrió mientras él la tenía—. Pensé en complacerte. Considera esto como tu última comida. —Meto la ropa interior cubierta de semen en su boca, luego coloco mi mano encima mientras Tyson arranca un poco de cinta adhesiva del rollo y coloca varios trozos sobre su boca cuando retiro la mano. El cuerpo de Matt empieza a convulsionar como si estuviera luchando por no vomitar y ahogarse con su propio vómito. Agarro su rostro y lo obligo a mirarme. —Me follé ese dulce coño hace treinta minutos y me vine dentro de él. —Le dedico una sonrisa escalofriante al ver el horror en sus ojos desorbitados—. Por si te preguntas por qué está tan mojada. Su rostro se pone rojo de rabia mientras me mira. Le dije a mi esposa que nadie me escucharía ni vería follar con ella, y lo dije en serio. Pero nunca le prometí que otro hombre no probaría mi semen saliendo de su coño, embadurnado en su ropa interior. Por eso mordí su cuello y le di una palmada en el muslo en el auto. Quería mostrársela a él. Mostrar lo que tengo que él nunca tendrá. No importa lo que haga. Necesitaba recordarle que él me pertenece tanto como él desearía que le perteneciera a ella. Podría haber eyaculado en una copa y obligarlo a tragarlo, pero esto era más dulce. Pensar que se la llevaría con él, pero no sin mí: mi mujer y yo somos un equipo. Un Lord y una Lady. Le doy una palmada a un lado de su rostro, haciendo que se estremezca. —Te veré pronto. Con eso me doy la vuelta, agarro la mano de Blake y salgo de la habitación con Tyson detrás de nosotros. —¿Cuándo quieres que te lo entreguen? —pregunta, después de cerrar la puerta. Miro a mi esposa y veo sus mejillas sonrojadas y los ojos en el suelo, sabiendo que tengo algo de tiempo para reconciliarme con ella. —Lo haré para el domingo por la noche. —Es jueves, así que eso me da el resto de la semana y todo el fin de semana para pasar en casa a solas con mi esposa, recordándole que me pertenece. Hasta que la muerte nos separe.

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BLAKELY Es domingo por la noche, estoy sentada en el sofá dentro de la oficina en la catedral. Ryat está sentado en silencio en el escritorio cuando se escucha un suave golpe en la puerta. —Entra —dice Ryat. Levanto la vista del sofá para ver entrar a Tyson. No sé por qué esperaba que estuviera vestido con su capa y su máscara, pero no lo está. En vez de eso, lleva unos jeans y una camiseta de color negro de cuello en V. Su cabello oscuro está tan desarreglado como de costumbre. —Él está listo. Ryat asiente. —Gracias. Ahora mismo voy. Tyson me mira, y tengo la sensación de que me está desafiando. Esta es una de las veces que voy a tener que dejar de lado mis sentimientos por mi esposo. Al salir, cierra la puerta detrás de él. El silencio persiste entre nosotros, y miro mi anillo de boda cuando Ryat habla. —Blake, no tienes que… —Me quedaré —lo interrumpo, encontrándome con su mirada. Sus labios se afinan, pero asiente una vez. —Solo necesito un minuto. —Vuelve a escribir en su teléfono. Hay otro golpe en la puerta y Ryat suelta su celular con un suspiro. —¿Qué? —espeta. La puerta se abre y mi padre entra, cerrándola detrás de él. Me pongo de pie. —Debería ir… —¡Espera! —Extiende las manos en señal de rendición. Me detengo, mirando el suelo. No he hablado con él desde que estaba en el hospital. Ni siquiera ha intentado llamarme o enviarme un mensaje de

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texto. No estoy segura de si eso es por su parte o si Ryat lo bloqueó en mi celular. A estas alturas, ni siquiera me importa preguntar. —Prefiero no hacerlo —digo y paso junto a él. Pero justo cuando agarro la manija de la puerta, me detengo y me doy la vuelta. Mi esposo está sentado en el escritorio, con los dedos entrelazados detrás de su cabeza, descansando en su silla, con sus ojos fijos en los míos. Mi padre, sin embargo, parece un cachorro herido, mirando al suelo—. Necesito saber algo. —Cualquier cosa. —Sus ojos se encuentran con los míos y da un paso hacia mí. —Matt me dijo que un Lord no puede elegir a cualquier mujer. Que tienen que estar en una lista. Traga saliva con nerviosismo, pero asiente una vez y susurra: —Es cierto. Suelto una carcajada áspera que lo hace estremecerse. —¿Me estabas prostituyendo? —exclamo, pensando que Matt me había mentido. Pero no. ¡Era la maldita verdad!— Eso es lo que es una elegida, padre: ¡una puta! — Entonces no lo entendía. Demonios, todavía no lo entiendo al cien por cien, pero es obvio que estos padres prestan a estas mujeres a los Lords para que les sirvan por su devoción. Somos un premio. Una oferta de servidumbre. ¿Y si tengo hijas? ¡Nunca permitiré que les pase esto! ¿O hijos? Estoy segura de que no querría que nuestros hijos tuvieran que tomar una elegida. Joder, ni siquiera sé qué pasó con la de Tyson, pero sé que ella no fue la primera en morir. —No. —Mi padre niega con la cabeza rápidamente, dando otro pasó hacia mí—. No fue así. —¿Entonces cómo fue? —exijo. Ryat deja caer sus manos de detrás de la cabeza y se levanta. —Blake… —No. Yo me encargo de esto. —Mi padre levanta la mano hacia mi marido. Cruzo los brazos sobre mi pecho y empujo la cadera hacia un lado, esperando impacientemente—. Tu madre…Valerie. —Se corrige—. Te anotó porque quería que estuvieras con Matt. Ese era su plan y de Kimberly. Cuando me enteré, tuvimos una discusión. No quería que fueras una elegida, pero ya era demasiado tarde. No pude evitarlo. Mi única opción era intervenir. Así que le di a Ryat el encargo que le hice, sabiendo que su lealtad

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estaba con los Lords, y que no lo rechazaría. —Da otro paso hacia mí, y yo uno para atrás, mi espalda choca con la puerta, y su rostro decae—. Nunca pensé que esto llegaría tan lejos. Por favor, Blakely. Tienes que creerme. Solo intentaba salvarte de Matt. Miro a Ryat, que está parado detrás de su escritorio, con las manos metidas en los bolsillos de sus jeans. Sus ojos color esmeralda no revelan nada. ¿Se arrepiente? Ese es mi mayor temor. Sé que no hemos llegado aquí por casualidad. Fue forzado. Pero aun así me enamoré de él. ¿Y si esto es solo su compromiso con los Lords? ¿Y si solo soy un juego que se niega a perder? Un juego que él seguirá jugando cueste lo que cueste. —Danos un momento —le dice Ryat a mi padre. Él suelta un suspiro y deja caer sus hombros, dirigiéndose a la puerta y me aparto de la puerta para que pueda salir. En silencio, miro mi alianza cuando Ryat se acerca a mí y sujeta suavemente mi rostro son sus manos, obligándome a mirarlo. —Detente —ordena. Estoy a punto de apartar la mirada, pero sus manos me lo impiden. —Veo esa mirada en tu rostro, Blake. Quiero que sepas esto… lo que sea que se diga ahí fuera, o lo que haga… solo tienes que saber que te amo. Asiento y las lágrimas arden en mis ojos. —Lo digo en serio. —Atrayéndome hacia él, presiona un tierno beso en mi frente—. Puede que haya comenzado como un encargo, pero ahora eres mi vida. —Deja caer sus manos sobre mi vientre y lo frota suavemente— . Ustedes tres son mi vida. Y ustedes siempre serán lo primero. ¿Me entiendes? Sus palabras hacen que mi corazón se acelere y trago con nerviosismo. —Te amo —susurro. Dándome esta vez un tierno beso en los labios, empuja la puerta y entramos en la catedral. Todos los Lords están presentes, sentados en los bancos vestidos con capas y máscaras. Ryat me lleva a la primera fila, y me siento en el mismo lugar que ocupé la última vez que lo vi torturar a alguien que intentó destruir mi vida con él.

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Ryat sube las escaleras y camina hacia una sábana negra que cuelga del techo. Alcanza la sábana y tira hacia abajo, dejando al descubierto lo que hay detrás: Matt. Tiene los brazos atados por encima de su cabeza con una cuerda sujeta al techo. Tiene los pies separados, encadenados al suelo, y solo lleva puestos sus calzoncillos. Está cubierto de sangre, y me pregunto qué habrá estado haciendo Tyson para torturarlo durante el último mes mientras Ryat se recuperaba. No fue suficiente para matarlo, pero definitivamente lo suficiente para joderlo por los moretones y la sangre seca en su cuerpo. Ryat se coloca detrás de la piscina de bautismo y se enfrenta a la congregación. —Lords, me parece que este es un momento de enseñanza para todos ustedes. — Comienza—. Este de aquí es un compañero Lord que decidió traicionar su juramento y ser desleal con nosotros. Matt levanta la cabeza y mira la parte posterior de la cabeza de Ryat. —¿Cuál es su castigo? —pregunta Ryat. —¡La muerte! —Responden todos al mismo tiempo, haciéndome saltar. —Adelante —gruñe Matt—. ¡No diré una mierda! Una sonrisa se extiende por el rostro de Ryat. —No tienes que hacerlo… pero ella lo hará. El sonido de una puerta abriéndose y cerrándose en el segundo piso llena el gran espacio, y entonces veo a mi padre arrastrando a Valerie hacia el escenario. Me siento más erguida y mis ojos se dirigen a Ryat. Sus ojos ya están sobre los míos. Él trató de decirme que no tenía que quedarme aquí esta noche. ¿Es por esto? Pensé que intentaba salvarme de lo que iba a hacerle a Matt, pero quizá era para protegerme de la mujer con la que crecí pensando que era mi madre. Mi padre la detiene y la obliga a arrodillarse. Ella gime detrás de su mordaza. Acercándose a ella, se la quita y ella llora más fuerte. Agarra su cabello y tira de su cabeza hacia atrás. —Tienes una oportunidad para explicarte —dice con calma. Sabía que mi padre era un Lord desde que Ryat me trajo de vuelta, pero nunca esperé verlo en acción. ¿De esto quería hablarme en la oficina?

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¿Prepararme para lo que había planeado hacer? Tal vez él tampoco quería que yo estuviera aquí. Ella solloza y su cuerpo tiembla. —Él la mató. —¡Valerie! —espeta Matt—. ¡Cállate, perra estúpida! Ryat se acerca a él y saca algo de su bolsillo trasero. Es una mordaza de bola negra. Mete la bola de goma en su boca y la ata detrás de su cabeza. —Ya tendrás tu turno —le asegura. —Está bien —mi padre pasa las manos por su cabello y su cuerpo se estremece de miedo ante el simple contacto—. Sigue adelante. Ella sorbe la nariz. —Yo… encontré el lugar donde habías estado hablando con LeAnne. Querían contarle a Blakely sobre ella… —Sus ojos llenos de lágrimas se encuentran con los míos—. No podía dejar que eso sucediera. No podía… Mirando hacia el suelo, la ignoro. Honestamente, toda mi vida pensé que ella era mi madre, y aunque la amaba, no puedo dejar de pensar en que quería llevarse a mis bebés. Que pensara que le había fallado tanto, que quería una segunda oportunidad. —Continúa. —Mi padre la insta. Su mano sigue en su cabello con cariño, pero ella tiembla como una hoja de árbol. —Se suponía que solo debía asustarla. Pero Matt lo llevó demasiado lejos. —Ella llora—. Y la mató… —Tienes razón. —Mi padre da un paso atrás y ella se relaja aliviada. Pensando que la va a recompensar por decir la verdad—. Matt sí lo llevó demasiado lejos. —Está de acuerdo, asintiendo una vez—. Pero LeAnne todavía está muy viva. Mis ojos se disparan hacia Ryat y él está mirando a mi padre, con una expresión de confusión en su rostro, informándome de que desconocía este hecho tanto como yo. —No. —Ella niega con la cabeza—. Él la mató… El sonido de las puertas dobles abriéndose detrás de mí, chirrían. Todos los que están en los bancos se giran para mirar a quienquiera que haya entrado, pero yo no puedo. Estoy inmóvil en mi lugar. Mirando

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fijamente a mi esposo en el desván. Su ya afilada mandíbula se tensa, su cuerpo se pone rígido y sus ojos se oscurecen. El sonido de un par de tacones altos sobre el suelo de cemento es todo lo que se escucha mientras alguien, no, alguna mujer camina por él. Envuelvo mis brazos alrededor de mi creciente estómago de manera protectora, sin saber qué esperar mientras mis ojos se llenan de lágrimas. —No te detengas por mí. —La voz de una mujer anuncia a la congregación, haciendo que mi pecho se contraiga dolorosamente. No. No. No. No lo creo. —LeAnne. —Mi padre dice el nombre y sonríe—. Pensé que querrías unirte a la diversión. Parpadeando, las lágrimas ruedan por mi rostro. Matt se agita en sus ataduras mientras Valerie solloza de rodillas. Veo por el rabillo del ojo una figura que comienza a subir las escaleras de la izquierda. No puedo evitar mirarla. Cabello largo y oscuro cae por su espalda en grandes ondas. Va vestida como si fuera a un funeral. Un gran sombrero negro con un velo de encaje negro cubre la mitad de su rostro. Un vestido negro ajustado con una larga cola. Al llegar al desván, se gira para mirar a la congregación y escucho a los miembros Lords sentados en los bancos jadear ante su belleza. La mujer grita poder e irradia riqueza. Es impresionante, con una piel bronceada y grandes ojos azules. Tiene unos labios que parecen hechos, pero no demasiado grandes, pintados de rojo fuego. Me parezco a ella. —No lo entiendo. —Ryat es el primero en hablar—. Te vi morir. —No. Me viste tirada en el suelo. Nunca comprobaste si estaba muerta. —LeAnne lo corrige. Él rasca su nuca, dando un paso atrás. El hecho de que esté realmente molesto por esto me pone aún más nerviosa. Ella se coloca frente a Valerie, con las manos en sus delgadas caderas. —Me has golpeado. —Se escucha el sonido de una bofetada—. Porque no querías que Blakely supiera la verdad. —Se ríe, agarrando su rostro y empujando su cabeza hacia atrás obligando a Valerie a mirarla—. Si no fuera por mí, nunca habrías tenido la oportunidad de ser madre. No es mi culpa que hayas fracasado. —LeAnne la aparta de un empujón.

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Valerie solloza y su cabeza cae hacia adelante. —Y tú —se acerca a Matt, que sigue agitándose—. Quisiste violarme. Los hombres siempre creen que su polla les da poder. —Ella estira la mano y lo agarra entre las piernas, haciéndole echar la cabeza hacia atrás y gritar dentro de su mordaza—. Esto te hace débil. —Chasquea los dedos y mi padre se acerca a ella con un cuchillo en la mano. Se lo tiende y ella suelta a Matt justo a tiempo para apuñalarlo entre sus piernas abiertas. Todos los Lords gimen cuando ella se lo quita y la sangre se derrama por las piernas de Matt hasta el suelo, mientras él grita dentro de su mordaza—. Y dejémoslo en claro: tú me empujaste. Mis ojos vuelan hacia Ryat, que parece haberse recompuesto. Sus manos cerradas en puños y su respiración agitada muestran su enfado por el giro de los acontecimientos. —¿Cómo…? —Sabía que vendrías. —Interrumpe a mi esposo y mira a mi padre—. Él me dio el aviso. —Se ríe suavemente—. Yo ordené el ataque a Nathaniel. Yo lo pedí. —Presiona una uña negra y puntiaguda en el pecho de mi esposo y mis dientes rechinan ante el contacto—. Entonces Phil me informó de que tenías un compañero. Supe inmediatamente sus razones para acompañarte. Todo por culpa de tu esposa. Ryat se pone rígido, pero aparta la mano de su cuerpo mientras me enderezo cuando sus ojos se posan en los míos. —Súbela. Dos hombres agarran mis brazos y me levantan de un tirón de mi asiento. —¡No me toquen! —grito, intentando liberar mis brazos, pero me arrastran sin esfuerzo hacia las escaleras. —¿Qué mierda? —espeta Ryat, corriendo hacia mí una vez que llegamos al rellano. Me libera de los dos hombres. —No pasa nada. —dice LeAnne, haciéndome un gesto y Ryat me coloca detrás de él, protegiéndonos a mí y a los bebés—. No estoy aquí para hacerle daño. —Entonces no dejes que tus putos perros la toquen —él gruñe. —Todo lo contrario, en realidad. —Sostiene el cuchillo que aún está cubierto con la sangre de Matt, entregándomelo por el mango—. Estoy aquí para darle lo que ella quiere. Venganza.

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Mi corazón late con fuerza, mi adrenalina se dispara. Tragando saliva salgo de detrás de Ryat y la miro. Extiendo una mano temblorosa y le quito el cuchillo. —¿Esto es… es una iniciación? —pregunto con voz temblorosa. ¿Me están poniendo a prueba? Si es así, ¿por qué Ryat no está al tanto de esto? Parece confundido y enfadado. —No. —Ella da un paso atrás—. Esto es por diversión, cariño. Mamá te vendió a los Winston para mantener en secreto su plan de enviar a Matt para matarme. Mis ojos se agrandan y miro a Valerie. Ella sigue sollozando, meciéndose de un lado a otro sobre sus rodillas. —¿Por eso estabas tan obsesionada con que me casara con Matt? — exijo—. ¿Ibas a entregarme a él de buena gana porque papá seguía hablando con mi madre biológica? Ella levanta la cabeza, mocos y lágrimas corren por su rostro. —¡Yo soy tu madre! Pequeña perra desagradecida. —Sus ojos se dirigen a LeAnne, quien coloca su mano ensangrentada en la cadera, luciendo aburrida—. ¡Todo lo que tenías que hacer era casarte con él! —¡Él no me quería! —grito. Sorbiendo la nariz, lame sus labios —¿Crees que quería a tu maldito padre? Haces sacrificios por los Lords. Mi mano tiembla mientras sostengo el cuchillo y mi agarre se tensa. —Ibas a llevarte a mi bebé. —No quiero que nadie sepa que voy a tener dos. Eso solo lo sabremos mi esposo y yo. —¿Ella qué? —exige Ryat, colocándose a mi lado. Él cree que le conté todo lo que pasó durante esos días que estuve encerrada con Valerie y Matt, pero no lo hice. Lo ignoro y me acerco a ella: —Dijiste que tú misma me quitarías el bebé y dejarías lo que queda de mí para Matt. —Lágrimas de ira llenan mis ojos—. Una madre nunca le diría eso a su hija. Gruñendo, levanta la barbilla. —Menos mal que no soy tu madre. —Sus ojos se dirigen a Ryat, que está a mi izquierda—. ¡Él jodidamente no te quiere! Eres un juego, Blakely.

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Para Matt. Para él. Iba a hacerte un maldito favor. —Sus ojos verdes se mueven hacia mi estómago—. ¡Merezco ese bebé! Merezco mi oportunidad. Y voy a tenerla… Interrumpiéndola, me coloco de rodillas y clavo el cuchillo en su estómago, horizontalmente. La boca de Valerie se abre, y un solo suspiro sale de sus labios separados antes de tirar del mango, atravesando su abdomen, abriendo su maldito vientre, como ella había planeado hacer conmigo. Arrodillada frente a ella, siento la sangre en mi piel y empapa mis jeans. Observo, incapaz de apartar la mirada, cómo la vida está escurriendo de sus ojos verdes, y espero que Ryat se haya equivocado al decir que no hay cielo ni infierno. Porque espero que ella esté ardiendo. Cuando llegue mi día y tenga que enfrentarme a mi Dios, con gusto iré al infierno por la vida que tomé, porque salvó a otras dos. Mis hijos merecen la oportunidad de tener la vida que quieren. No una que esta perra iba a dictar.

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Capítulo 61 RYAT Traducido por Danielle Corregido Sand

—Maravilloso. —La perra loca aplaude, girándose hacia la congregación—. Pueden retirarse, Lords —anuncia LeAnne—. Esto es un asunto familiar. Fuera. —Agita sus manos en el aire. Ignorándola, me arrodillo junto a mi esposa. Sigue de rodillas, temblando y sujetando con su mano el mango del cuchillo que está dentro de una Valerie muerta. —¿Blake? —digo en voz baja, apartando el cabello de su hombro, moviéndolo hacia la espalda para poder ver mejor su perfil—. ¿Blakely? —Está bien, cariño. —LeAnne se ríe como si fuera una broma. La miro, entrecerrando mis ojos. —Tú también puedes irte. Abre la boca, pero Phil se acerca a ella. —Vamos. Démosles un poco de espacio. —Pero... —Tienes mucho tiempo para hablar con ella. —Él le asegura a LeAnne y lo único que puedo pensar es ¡sobre mi cadáver! Esa zorra no se acercará a mi esposa. No confío en ella. —De acuerdo. —Asiente y mira a un Matt ensangrentado, pero muy vivo, colgando de sus ataduras—. ¿Pero qué pasa con...? —¡Me encargaré de eso! —Me pongo de pie—. ¡Vete a la mierda! Su rostro se endurece y se acerca a mí.

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—Escucha, chico. —Apunta con un dedo mi rostro—. Todo lo que tienes es gracias a mí. Puedo quitártelo así de fácil... —Chasquea sus dedos y cierro mis manos en puños para no romper su maldito cuello. —Ya, ya, ya. Ha sido un largo día. —Phil agarra sus hombros y la aparta de mí—. Nos vamos. —Asiente con la cabeza y luego toma su mano, tirando de ella hacia las escaleras. —¿Blake? —Gruñó con un poco más de fuerza de lo que pretendía. No se inmuta. Permanece de rodillas, con su ropa ahora empapada de sangre y sorbiendo la nariz. —Vamos. —Me inclino, sujetándola por debajo de sus brazos, tiro de ella para ponerla de pie. —Yo... la maté... yo... La hago girar para que me mire y tomo su rostro con ambas manos. —Mírame. Las lágrimas corren por sus mejillas, manchando el maquillaje que antes era bonito. —Ella iba a llevarse a nuestros bebés... —Se apresura a decir. —Oye —digo suavemente. —No podía... no la dejaría hacer eso. —Ella lame sus labios húmedos. —No tienes que dar explicaciones, Blake. Está bien. —Y Matt —sus ojos acuosos se dirigen a su cuerpo ensangrentado—. Él iba a permitir que ella lo haga. —No pueden tocarte, Blake. Nunca más. —La tranquilizo cuando veo algo por el rabillo del ojo. Echando un vistazo rápido, espero que sea LeAnne pero es Ty quien se une a nosotros. —Lo prometo —comienza a llorar—. Prometo protegerlos... —Deja caer el cuchillo a nuestros pies, y cubre su vientre con sus brazos. Mi corazón se rompe por ella. Lo insegura que debe sentirse ahora. Todas las mentiras que le han dicho a lo largo de su vida. Diablos, ni siquiera yo esperaba que LeAnne estuviera viva. Eso sí que fue algo inesperado.

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—Lo sé. —respondo. Sabiendo que cualquier otra cosa no llegará a ella en este momento—. Lo hiciste bien, Blake —digo pasando mi mano por su largo cabello oscuro—. Eres mi chica buena. Sus manos ensangrentadas agarran mi camisa y entierra su rostro en ella. Envolviendo mis brazos alrededor de su cuerpo tembloroso, la acerco a mí. Miro a Tyson, que está de pie junto a Matt, y le hago un gesto con la cabeza. Esta noche no salió como lo había planeado, pero en este momento solo quiero que termine. Quiero llevar a mi esposa embarazada a casa, darle un baño y seguir adelante con nuestra vida juntos. Ty agarra una cuerda de la mesa y camina detrás de Matt. La envuelve alrededor de su cuello varias veces y luego lo lanza para que cuelgue sobre las vigas. Saca una navaja de su bolsillo, se inclina y corta las dos que tiene enrolladas en los tobillos. Luego, Ty tira de la nueva cuerda alrededor de su cuello, levantando sus pies descalzos del suelo. Deslizo un brazo por detrás de las rodillas de Blake y el otro alrededor de su espalda, levantándola y camino con ella hacia las escaleras mientras escucho a Matt luchar antes de que el silencio caiga sobre la catedral.

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Epílogo RYAT Traducido por Danielle Corregido Sand

DIEZ SEMANAS DESPUÉS Entro a la cabaña. —¿Blake? —Llamo, pero me encuentro con el silencio—. ¿Blake? — digo un poco más alto, pero de nuevo no obtengo respuesta. Cuando corro a nuestro dormitorio, la puerta golpea la pared interior por mi fuerza—. ¿Blakely? —digo su nombre completo. Todavía nada. Entrando al baño, suelto un suspiro cuando veo que sale vapor de la ducha. Empiezo a quitarme los zapatos y desabrocho mis jeans, seguidos de mi camiseta. Al abrir la puerta de vidrio, la encuentro de pie, de espaldas a mí y con la cabeza debajo del agua. Extiendo la mano, envuelvo mi brazo a su alrededor y la levanto, haciéndola chillar. —¡Ryat! La giro hacia mí doy y la inmovilizo contra la pared, ahuecando su rostro, y ella se ríe. —Me asustaste. —Lo siento. —Sonrío, y hace un gesto que dice que sabe que no lo siento en absoluto—. ¿Cuánto me amas? —Mis manos caen sobre su creciente vientre. La semana pasada nos enteramos de que vamos a tener gemelos. No podría estar más extasiado, pero una parte de mí siente pena por mi esposa. El hecho de que vaya a vivir en una casa conmigo y con dos niños como yo. Menos mal que es terca y cabezota. Su rostro decae, y se pone rígida contra mí.

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—¿Qué hiciste? —Mentí —admito. —¿Sobre qué? —gruñe. Le había dicho que tenía una reunión temprano en la casa de los Lords, pero no es ahí donde estuve las últimas dos horas. —Tenía una reunión, pero no era con los Lords. Frunce el ceño. —¿Por qué mentirías sobre eso? ¿No me he probado a mí misma, Ryat? Que puedo manejar esto. —Por supuesto que sí. —No quería darle esperanzas por si no funcionaba, pero lo hizo. Y ahora muero por decírselo—. Tuve una reunión con Gregory Mallory. Su ceño se frunce, inclinando la cabeza hacia un lado. —Yo... espera, ¿no es el juez por el que fuiste a la cárcel? Asiento. —Me debía un favor. —¿Qué clase de favor? —pregunta escépticamente. —¿Recuerdas que dijiste que, si pudieras elegir, elegirías quedarte viviendo aquí en la cabaña, en Pensilvania? —Sí —responde lentamente. —Bueno, acabo de cobrar mi favor. —No lo entiendo. —Humedece sus labios. —Él se va a jubilar y cuando eso ocurra, voy a ocupar su puesto. — Ser un Lord es una vía rápida para tu carrera. Pero aún faltan unos diez años para que sea juez. Mientras tanto, seré un abogado de alto precio para conseguir el tiempo necesario en la sala del tribunal. Si empiezo desde el principio, se plantearán demasiadas preguntas. Jadea y coloca sus las manos sobre su boca. —¿Hablas en serio? Asiento. —Sí.

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—¿Nos quedaremos aquí? —Sus manos golpean mi pecho con entusiasmo—. ¿No tenemos que ir a Nueva York? —No. —Niego con la cabeza. Ella salta arriba y abajo antes de presionar sus labios contra los míos. Mis manos se dirigen a su cabello mojado. Nunca quise ir a Nueva York. La negativa de mi mujer me lo ha confirmado. Puedo ser poderoso dondequiera que vaya. Los Lords quieren que sea juez, así que eso es lo que seré, pero nunca dijeron dónde tenía que vivir. Todos esperaban que volviera a casa, pero las cosas han cambiado. Esta mujer se ha convertido en mi hogar. Va a tener a mis hijos. Y más hijos míos después de eso. Quiero una casa llena de ellos. Voy a mantenerla embarazada. Se merece que le dé la vida que quiere. Y eso es aquí, en esta cabaña, conmigo y con nuestra creciente familia. No puedo garantizar que vaya a envejecer con ella, pero pasaré cada segundo de cada día que esté vivo demostrándole que es lo primero pase lo que pase.

BLAKELY Entro en la casa en la que crecí en Texas. Cierro la puerta detrás de mí y camino por el pasillo hasta la oficina de mi padre. Giro la manija de la puerta, hago una pausa y golpeo en su lugar. —Entra. —La voz grita. Respirando profundamente, entro. LeAnne está sentada detrás de su escritorio, luciendo como la reina sentada en su trono, vestida con un vestido negro sin hombros con sus tetas falsas asomando por la parte superior. Su cabello oscuro recogido en un apretado moño. Odio lo mucho que me parezco a ella. Es un recordatorio de lo estúpida que fui todos esos años en los que creí las mentiras que me contaron sobre mi madre. —¿Sabe Ryat que estás aquí? —Es su primera pregunta. —Por supuesto. —Mentira—. No tengo secretos con mi esposo. —De ninguna manera me dejaría ir a verla sin él. ¡Él la odia! No confía en ella. Yo siento lo mismo, pero una parte de mí no podía rechazar su petición de verla hoy. Anoche llamaron a Ryat para una misión y siento que no fue una

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coincidencia. Algo me dice que esta mujer tiene mucha influencia con los Lords. Solo rezo para que esté demasiado ocupado como para revisar el rastreador que me colocó después de huir. Una parte de mí quiere arrancarlo. La otra parte me recuerda que me salvó la vida y que ser una Lady significa que nunca estoy realmente a salvo. Sonríe, señalando la silla frente al escritorio. —Aprenderás que incluso en un matrimonio, a veces la única persona en la que puedes confiar es en ti misma. —Viniendo de la mujer que abandonó a su familia. —espeto. Me siento mal por mi padre también, no fui a la única a la que dejó atrás. Pero ella lo tiene engañado. Teniendo en cuenta que todavía parece amarla. Abre un cajón del escritorio y me entrega un papel. —¿Qué es? —pregunto, manteniendo las manos en mi regazo. —Échale un vistazo. Extiendo la mano, lo tomo y leo lo que está escrito. Es una licencia de matrimonio con su nombre y el de mi padre. —No lo entiendo. —Tu padre y yo nos casamos en su último año en Barrington. Frunzo el ceño. —¿Qué tiene que ver esto conmigo? —Arrojo el papel sobre el escritorio y me vuelvo a sentar en la silla—. Solo demuestra aún más mi punto de que no solo dejaste a tu hija, sino también a tu esposo. —La bigamia es ilegal en todos los estados —responde. Mis ojos se dirigen a su dedo anular y veo un enorme diamante en él. —Entonces ¿te divorciaste y te casaste con otro? —Ella asiente—. No estoy segura de por qué eso era tan importante. —Recuerdo que Tyson y Matt hablaban de que una vez que un Lord muere, su Lady es entregada a un nuevo Lord. Me pregunto si ella pidió a mi padre ya que Ryat mató a su esposo el año pasado, ahora que Valerie también está muerta. —Solo he estado casada con un hombre, Blakely. —Abre otro cajón y saca una foto, colocándola en el escritorio frente a mí. Al levantarla, veo que es una versión más joven de ella, pero se parece a mí. El tipo que está junto a ella es mi padre.

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—Yo... no. —La alejo—. Estabas casada con el hombre que mató Ryat. —No recuerdo su nombre. No estoy segura de que alguien me haya dicho nunca esa información. Ella inclina la cabeza hacia un lado. —El matrimonio de tu padre con Valerie fue una mentira. Nunca fue legal porque ya estábamos casados. Paso una mano por mi cabello. —¿Por qué importa esto? —Porque quiero que sepas la verdad. Resoplo. —Nada es verdad. Todo lo que me cuentan son mentiras. —Crees que te dejé por tu padre. Te dejé porque los Lords me llamaron. Y nunca, nunca les dices que no. —¿Por qué te dirían que lo dejaras? —resoplo. Sé que los Lords tienen que obedecer su juramento, pero nunca me han dicho que una Lady tenga que ver con eso. —Porque Nathaniel Myers era mi asignación. Mi columna vertebral se pone rígida ante su respuesta. —Un encargo que acabó durando mucho más de lo que debía. Por eso hice que le dieran el golpe. Estaba acabado y necesitaba que terminara. Tragando, me muevo en mi asiento. —Todavía no sé qué tiene que ver esto conmigo. —Los hombres van y vienen, Blakely. ¿Pero tus hijos? Ahí es donde te atrapan. Estos Lords prefieren los matrimonios arreglados porque se niegan a enamorarse de sus esposas porque eso mostraría debilidad —ella resopla—. Los hombres pueden conseguir coños en cualquier parte. Las mujeres pueden conseguir pollas en cualquier parte. Son los hijos los que nos convierten en salvajes. Ya lo has demostrado con la forma en que manejaste a Valerie en el confesionario. Tomaste su amenaza de llevarse a tu hijo como algo personal. Admito que entré en pánico después de lo que hice. Pero si tuviera la oportunidad de rehacerlo, ¿lo haría? Absolutamente. Sin dudarlo.

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—¿Es eso lo que piensas hacer? ¿Obligarme a hacer lo que quieres o llevarte a mi hijo? —Por supuesto que no —resopla como si eso fuera absurdo—. Solo quiero que entiendas que hice lo que tenía que hacer... por ti. Golpeo mis manos sobre el escritorio. —¡Deja de mentirme! —Poniéndome en pie me inclino hacia ella—. ¡No has estado aquí durante veinte años! Nada de lo que hiciste fue por mí. Se echa hacia atrás en su asiento cruzando una pierna sobre la otra, sin inmutarse por mi arrebato. —Ryat. El nombre de mi esposo en sus labios pintados de rojo hace que mi corazón lata más rápido. —¿Qué pasa con él? —Esa fui yo. —Inclina la cabeza hacia un lado. —No. —Me niego a creerlo—. Papá... —Valerie te inscribió como elegida para pagar su deuda con Matt por matarme. ¿Pero cómo crees que terminaste con Ryat? Me dejo caer en mi asiento. —Papá lo hizo elegir... —Yo tomé esa decisión. No. No puede ser. Mi padre me dijo que sabía que Ryat era la mejor opción. Me estaba salvando de Matt. Pero mi padre me ha mentido más de una vez. Esta mujer que dice ser mi madre biológica no tiene motivos para mentirme, ¿verdad? —¿Por qué? —susurro —Vi cómo estaba esa noche. Entró, hizo el trabajo y no le dijo a nadie lo que hizo Matt. O trató de hacer. Ese es un gran Lord. Pongo los ojos en blanco. —Estoy tan cansada de los malditos Lords. —¿Y Janett? —Se ríe—. ¿De verdad creías que esa mujer te iba a contratar? No tenías experiencia. Sin identificación, sin dinero. Nada. Por

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no mencionar que eras menor de edad. —Extiende las manos—. Me aseguré de que te contratara. —No —susurro. Mi padre se enfadó cuando regresé—. Nadie sabía dónde estaba. —Si ella sabía dónde estaba, entonces mi padre lo habría sabido. Nunca me habría dejado estar fuera tanto tiempo como ellos. —Oh, sí lo sabía. Por supuesto, lo guardé para mí. —Sonríe—. Quería ver hasta dónde llegaría Ryat para encontrarte. No me decepcionó. Entonces supe que había tomado la decisión correcta. Permanezco inmóvil, escuchándola. Cómo esta perra planeo todo. Fue como un juego para ella. —¿Y el hecho de que papá y el señor Archer quisieran que Ryat confesara lo que Matt había planeado hacerte? —pregunto. No tiene sentido. Cuando estaba en el hospital, papá quería que Ryat confesara. Si sabían que LeAnne estaba viva, entonces ya sabían la verdad sobre lo que hizo Matt aquella noche. Echa la cabeza hacia atrás riéndose como si yo fuera demasiado estúpida para captar algo que debería ser fácil de comprender. —Lo estaban poniendo a prueba. Verás, los Lords siempre hacen que los Lords se pongan a prueba. Y bueno, el hecho de que no fuera un soplón le salvó la vida. —Entonces, ¿su padre lo estaba probando, sabiendo que, si fallaba, lo matarían? —Eso es lo que le hacen a un Lord que va en contra de su juramento. Agita una mano bien cuidada en el aire como si no fuera gran cosa. Vivir o morir e ella no le importaba lo que podría pasarle a mi esposo. —No tenía elección. Es lo mismo que me dijo Ryat cuando le pregunté por los papeles del divorcio. Los Lords se lo habían ordenado y eso fue todo. LeAnne extiende la mano y agarra un cigarro. Lo acerca a sus labios y está a punto de encenderlo, pero se lo arrebato de la mano, dejándolo sobre la superficie del escritorio. —Estoy jodidamente embarazada —le recuerdo —Oh, sí. —Sonríe—. De mis nietos. Me recuesto lentamente y la expresión en mi rostro la hace reír.

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—Lo sé todo —dice con naturalidad. —¿Qué es lo quieres? —Pregunto, con lágrimas en mis ojos—. Estoy cansada de juegos. Solo dime por qué querías que me reuniera contigo hoy. Pasa su lengua por la parte superior de sus dientes y luego me dedica una suave sonrisa. —Solo quería verte. Mis cejas se juntan. —Quería decirte, frente a frente, que estoy orgullosa de ti. Odio la forma en que mi corazón se acelera con esas palabras. No conozco a esta mujer y no quiero conocerla. —No necesito tu validación. —Lo sé, pero eso no significa que no pueda decírtelo. —Se encoge de hombros. —Increíble. —Me levanto de la silla y me dirijo a la puerta. —Un Lord no es nada sin su Lady. —dice, haciendo que me detenga. Me doy la vuelta para mirarla—. Ryat, sin ti, no es más que otro hombre común. —Se levanta, rodea el escritorio y se acerca a mí—. Tú lo conviertes en un Lord, Blakely. —Ella extiende la mano, respiro profundamente cuando sus dedos agarran un mechón de mi cabello—. No te arrodilles nunca pensando que tienes que servirle. Arrodíllate porque quieres servirle. — Trago con nerviosismo—. Tienes el poder de hacerlo escuchar, ver y creer lo que quieras. Tenlo en cuenta cuando te diga que te ama. Apartando su mano de mí, resoplo. —No me parezco en nada a ti, madre. No abandonaré a mi familia ni manipularé a mi esposo. —Tal vez no en este momento. —Está de acuerdo, y sus ojos se dirigen a mi creciente estómago—. Pero para cuando ellos estén listos para comenzar la iniciación, lo harás. Le doy una bofetada, el sonido rebota en las paredes de la oficina de mi padre. Me acerco a ella y presiono mi pecho contra el suyo, con la sangre hirviendo ante su elección de palabras. —Te mantendrás jodidamente alejada de mí, de mi esposo y de mis hijos. ¿Me entiendes? —Blakely —ella frota su mejilla, riendo suavemente—. Es inevitable.

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—No. —Me niego a creerlo—. Mis hijos no serán un Lord, o una Lady. Me niego... —El único problema con eso, cariño. Es que no es tu decisión. —Mi pecho se contrae—. ¿Por qué crees que tu padre y yo no queríamos que supieras de nuestra vida? —Arquea una ceja—. ¿Nuestra verdadera historia? —Sacudiendo la cabeza, sus ojos se suavizan—. No puedes evitarlo, por mucho que lo intentes. Es mejor que lo aceptes ahora. La primera lágrima se derrama sobre mis pestañas inferiores porque tiene razón. Lo sé. No hay manera de que Ryat pueda salir de los Lords y no hay manera de que yo pueda mantenerlo fuera de nuestro futuro. —Haré lo que sea necesario —digo finalmente. Una sonrisa, que la hace parecer el gato de Cheshire aparece en su rostro. —Y eso mismo es lo que te convierte en mí, te guste o no.

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Epílogo 2 RYAT Traducido por Danielle Corregido Sand

DIECIOCHO AÑOS DESPUÉS Estoy de pie en nuestra cocina, vestido con mi traje, una taza de café en una mano y papeles en la otra. Esta tarde tengo un juicio. El segundo día de un juicio que ya sé que durará meses. Es un Lord que la ha cagado. Pero para el mundo, es otro multimillonario corporativo que merece pudrirse en el infierno. Ya sé el resultado, pero tenemos que darle al mundo el espectáculo que quiere. Una vez que sea sentenciado y olvidado, será eliminado. Como todos los Lords antes que él que traicionaron su juramento. Al levantar la vista veo entrar a Reign, vestido con un par de pantalones cortos de baloncesto y nada más, luciendo como si no hubiera dormido en días. —¿Quieres decirme por qué he recibido una notificación de que la alarma se desactivó a las tres de la mañana? —pregunto, dejando mi taza sobre la encimera. Él sonríe. —Creo que preferirías no saberlo. —Abre la nevera, agarra una jarra de leche y la bebe sin usar un vaso. Sabe que su madre odia que haga eso. jarra.

—Sea quien sea, será mejor que se vaya. —Le informo cuando baja la

Vuelve a sonreír. La mirada en sus ojos verdes me dice que ella definitivamente sigue en esta casa. —Tienes diez minutos —advierto. —Solo necesita dos. —Royal, su hermano gemelo; entra en la cocina sin verse mejor. Su cabello es un desastre. Es difícil no ver los arañazos en

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su espalda desnuda y las marcas de mordiscos en su cuello. Solo lleva un pantalón de deporte. —Tu madre llegará a casa en cualquier momento con tu hermana, y no voy a cubrirlos. —Niego con la cabeza. Los dos resoplan, tratando de actuar sin inmutarse. Se elevan por encima de su metro sesenta y cinco, pero la he visto nivelarlos con una sola mirada. —Oye, yo solo tengo una chica en mi habitación, el imbécil de aquí tiene dos. —Reign señala a Royal. Blake y yo siempre hemos sido abiertos con los chicos sobre el sexo. Entendimos que iba a suceder. Están en el último año de la escuela secundaria a punto de graduarse, pero eso no significa que lo permita abiertamente bajo nuestro techo. —Roy... —Ya se fueron —asegura. —Entonces, papá... —Reign se apoya en la esquina opuesta de la encimera, mirándome y ya sé lo que viene—. Nosotros tenemos que hablar contigo. Royal niega con la cabeza, su cabello rebelde cae sobre sus ojos. —No hay ningún nosotros. Esta es una conversación de ustedes. Reign pone los ojos en blanco hacia su gemelo antes de que se encuentren con los míos de nuevo. —Se acerca la graduación. Solo tres semanas más. Entonces la iniciación en Barrington comienza este verano… —Deberíamos tener esta conversación cuando llegue tu madre —lo interrumpo. —Sabemos lo que piensa de los Lords —suspira—: Pero queremos unirnos. —No. —Royal empuja su hombro juguetonamente—. Tú quieres ser un Lord. ¿Por qué mierda querría abstenerme del sexo solo para demostrar que soy un hombre? —Resoplando añade—. Me gustan demasiado los coños para esa mierda. Paso una mano por mi rostro afeitado. —Chicos...

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—Tal vez si dejaras de follar durante cinco segundos, serías capaz de ver el panorama general aquí. —Reign le dice a Royal—. Ser un Lord... —Está sobrevalorado. —Royal me mira—. No te ofendas, papá. Me encojo de hombros. —No me ofendo. —Una parte de mí está orgullosa de que Reign quiera unirse, pero una parte más grande quiere que sea él mismo. Tardé mucho tiempo en darme cuenta de hasta qué punto los Lords controlaban mi vida. Les dediqué todo a ellos mucho antes de que empezara la iniciación. Pero pase lo que pase, nunca podré arrepentirme de mi decisión de unirme porque eso me llevó a Blake. —Yo... El sonido de la puerta principal abriéndose y cerrándose interrumpe a Reign y sus labios se afinan al ver que su madre está en casa. Ella ha dejado muy claro lo que piensa acerca de que se unan a los Lords: no va a suceder. Hemos hablado con ellos sobre el tema a lo largo de los años. Por supuesto, hubo algunos detalles personales que no les contamos, pero queríamos que vieran la clase de maldad que se vive ahí fuera. Que el diablo, de hecho, viene a ti en la forma más seductora —Buenos días —Mi esposa entra en la cocina con nuestra hija detrás. Su larga melena oscura suelta y en grandes rizos, vestida con un traje color carbón y tacones negros. Sigue siendo tan impresionante como cuando me la encontré en Barrington. —Buenos días —agarro su mano y la atraigo hacia mí, acunando su rostro—. Te extrañé. —Solo estuvo fuera por dos días, pero se sintió como una eternidad. —También te extrañé —Se inclina sobre sus tacones y besa suavemente mis labios antes de separarse. —¿Cómo estuvo Stanford? —pregunto, mirando a nuestra hija. Ryann se parece a su madre, pero no me preocupo mucho porque Royal y Reign no dejan que los chicos se acerquen a ella. La protegen como yo protejo a su madre. Es bueno tener un respaldo. Este año cursa su último año de secundaria. Y me recuerda a Blake: no puede esperar para largarse de aquí. Cuando conocí a Blake, ella anhelaba una vida diferente a la que sus padres le permitían tener. Y hemos hecho todo lo posible para asegurarnos de que nuestra hija tenga la oportunidad de conseguir lo que quiera. —¡Asombroso! —Ella sonríe.

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—¿No pueden hablar en serio sobre dejarla ir a Stanford? —Exige Reign—. Pensé que era una broma. —No todo el mundo quiere quedarse en casa con papá y mamá. — Ryann coloca las manos en sus caderas—. Algunos tenemos sueños. Reign resopla. —Está como a treinta horas de distancia… —Prueba con cuarenta —corrige Royal. —Existen esas cosas llamadas aviones —dice Ryann con sarcasmo— . Tenemos uno. Puedes ir a visitarme cuando quieras. —Mira a Royal—. Hay muchas chicas sexys allí. Piensa en clima cálido, playa y trajes de baño. —¿En serio? —Levanta una ceja oscura con interés. —Hablando de chicas. Parece que has perdido una pelea con un árbol. —Blake observa a Royal, sus ojos miran por encima de sus arañazos con desaprobación. Reign empieza a reírse, Ryann afina sus labios y Royal se limita a negar con la cabeza. —Algo así. —Espero que uses protección —afirma Ryann. —¿Qué diablos, Ry? Tú no deberías saber de esas cosas —dice Reign. —¿Condones? —pregunta ella inclinando la cabeza hacia un lado. —Sexo —responde Reign. —Tengo diecisiete años, no diez. —Lanza su largo cabello oscuro sobre su hombro y sale de la cocina. —¿Papá...? —Los ojos de Reign van de los míos a los de su madre, cuando asiente con la cabeza. —Lo discutiremos más tarde —digo mientras Blake sale de la cocina. La sigo por el pasillo hasta nuestra habitación principal. —¿Esta conversación que tendremos más tarde tiene algo que ver con las dos chicas conduciendo por nuestro camino de entrada a las siete de la mañana, o con la que vi escabullirse por la puerta corrediza de vidrio? Sonrío, ella lo ve todo. —No. Quiere unirse a los Lords.

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Su cuerpo se pone rígido. —No. —Niega con la cabeza. —Blake... —¡La respuesta es no, Ryat! Ya sabes lo que pienso al respecto. —Se quita la chaqueta del traje y la tira sobre la cama. —Todos lo sabemos, pero él quiere unirse a ellos tanto como tú querías ir a Stanford. —Mi esposa nunca quiso asistir a Barrington, pero de nuevo, no se le dio esa opción. Durante los últimos dos meses, ella y Ryann han estado visitando universidades para ver cuál es su opción favorita después de su graduación de la escuela secundaria el próximo año. Hasta ahora parece que Stanford está ganando. —Eso no es justo. —Coloca las manos en sus caderas y me mira fijamente. —Lo sé. —No, quiero decir que no es justo para mí. Una opción es educación, la otra puede hacer que lo maten —espeta. —Siempre les dijimos a los chicos que escucharíamos lo que quisieran —Le recuerdo. —Excepto esto. —Se aparta de mí y me da la espalda. —Estás siendo irrazonable. Deteniéndose, se gira, con la boca abierta. —Y tú pareces olvidar todo lo que pasaste por culpa de ellos. Caminando hacia ella, agarro sus caderas manteniéndola en su lugar. —Él no necesita nuestro permiso. Su labio inferior comienza a temblar, —Lo sé. —susurra—. Simplemente no quería que ella tuviera razón. —¿Quién? —Frunzo el ceño. —No importa. —Evita responder. Alguien llama a la puerta antes de que nuestra hija entre. —Oye, mi auto está en E... —¡Otra vez! —grita Royal desde el pasillo.

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—Así que voy a ir con los chicos a la escuela. —Nos informa. —De acuerdo —asiente Blake—. ¿Seguro que has dormido lo suficiente en el avión? —Sí. —Sonríe—. Los amo. Nos vemos después de la escuela. —Te amo —decimos al unísono Ella se gira quedando de espaldas a mí y la escucho sorber su nariz. Suspiro. —Blake... —Nos vamos. —Reign asoma la cabeza. —¡Espera! —ella grita, levantando la mano y limpiando su rostro antes de darse la vuelta para mirarlo—. Tu padre dijo que querías hablar sobre los Lords. Él me mira fijamente y luego le devuelve la mirada a ella. Respondiendo, cuadra los hombros. —Sí, eso quiero. Ella coloca una mano en su cadera y la otra en su cabello, y asiente más para sí misma que para él. —De acuerdo. Hablaremos cuando llegues a casa. —¿En serio? —pregunta él y su rostro se ilumina. —En serio—responde ella. —Gracias, mamá. Los amo —Se va y los dos nos quedamos en silencio, escuchando cómo se cierran las puertas, y discuten. Entonces escuchamos el auto de Royal arrancar antes de que se vayan. Dejándonos en silencio una vez más. Me acerco a ella y me mira con los ojos llenos de lágrimas. —No quiero que me odie. —Se lamenta. Tirando de ella hacia mí, la abrazo con fuerza besando su cabello. —Él nunca podría odiarte, Blake. Se separa.

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—Odié a mi padre y a Valerie durante mucho tiempo porque no entendía lo que realmente pasaba. Pensé que ser sincera con ellos era lo correcto. —Lo es. —¿Cómo? —Señala la puerta—. Él cree que es un juego. —No. No lo cree. —Reign entiende más de los Lords que yo a su edad. Me lancé de cabeza sin saber qué esperar. He intentado darle toda la información que pudiera necesitar, sabiendo que este día llegaría—. Todo lo que tenemos que hacer es escuchar. Todavía tenemos unos meses antes de que comience la iniciación. Asintiendo, pasa una mano por su cabello. —Supongo —dice en voz baja—. Solo siento que mis manos están atadas. —Están a punto de estarlo. —Mis ojos se fijan en la forma en que su blusa de seda abotonada se ajusta a su pecho. —Ryat... —Empuja mi hombro y agarro sus muñecas, atrayéndola hacia mí. Su cuerpo choca contra el mío, interrumpiéndola. Usando solo una mano para agarrar sus muñecas, deslizo la otra por su largo y oscuro cabello y tiro de los suaves mechones, obligándola a levantar la barbilla, de modo que tiene que mirarme. —Tenemos la casa para nosotros, y tengo unas horas antes de tener que irme. —Mi esposa lleva dos días fuera y pienso recuperar el tiempo perdido. Traga saliva y sus bonitos ojos azules estudian los míos. —¿Qué hacemos? Sonrío, bajando mis labios a su cuello. —Sé varias cosas que puedo hacer. —Lo primero es arrancarle esta maldita ropa. Después de que ella matara a Valerie y se encargaran de Matt, todo se calmó. Nuestra vida se volvió algo normal, tanto como puede serlo siendo un Lord y una Lady. Me ofrecí a darle una gran boda, una adecuada, con amigos y familia. Quería que mi esposa tuviera la oportunidad de que el mundo me viera profesarle mi amor eterno. Después de todo, ser un Lord me ha enseñado que si no hay un público que lo presencie, no existe.

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Ella se negó. Mi esposa entiende lo mucho que la amo y no necesitaba una audiencia. En su lugar, tomó fotos. Todo el tiempo. De mí y de ella. De nuestros gemelos y de nuestra hija. Quería que tuviéramos una familia numerosa, pero las complicaciones durante el embarazo de Ryann provocaron una cesárea de urgencia y una histerectomía 2. Y aunque me imaginaba que tendríamos más, no podría estar más contento con la familia que ella me dio. Compré esta cabaña en medio de la nada para estar solos. Para alejarme de todo. Mi esposa la convirtió en un hogar. La casa, que antes estaba vacía, ahora está llena de fotos de los años que hemos pasado juntos, de vacaciones, de salidas nocturnas, del éxito de nuestros hijos en la escuela y en los deportes. Cuenta la historia de nuestra vida. Por supuesto, no siempre ha sido bonita. No esperaba que lo fuera. Blake puede ser tan terca como yo. Nos peleamos por los Lords, por mi carrera, por los niños. Una vez me preguntó si creía en la vida después de la muerte. Si había algo mejor que esto. Casi veinte años después y mi respuesta no ha cambiado. Me vi obligado a elegirla como mi elegida, pero ella sigue eligiéndome cada día. Y eso es lo que yo llamo cielo. Porque la vida sin ella sería un infierno.

FIN

2

Operación para extraer el útero de una mujer.

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Sobre la autora

Shantel es una de las autoras más vendidas de USA Today y Wall Street Journal. Vive en Oklahoma con su novio del instituto, que es un esposo maravilloso y comprensivo, y sus dos hijas. Le encanta pasar tiempo acurrucada en el sofá con un buen libro. Aunque le apasiona escribir, su familia es lo más importante para ella.

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