Los Bailes Cantados en El Caribe Colombiano [PDF]

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Zitiervorschau

Conferencia ilustrada LOS BAILES CANTADOS EN EL CARIBE COLOMBIANO. -Breve aproximaciónPor Manuel Antonio Rodríguez A. OBJETIVO Socializar de una manera teórico-práctica el resultado de una experiencia investigativa inscrita en el contexto regional del Caribe colombiano. METODOLOGÌA 1. La conferencia ilustrada se estructura a partir de la exposición teórico-práctica de los contenidos temáticos citados. 2. Para la articulación y apropiación de estos contenidos, se cuentan con apoyos prácticos, como ilustración sonora en vivo por parte del expositor, así como también con el apoyo de material audiovisual. 3. Al final de la exposición habrá un espacio de 15 minutos aproximados para la intervención de los participantes. (Preguntas, aclaraciones, ilustraciones, etc.)

TABLA DE CONTENIDOS 1. EL CARIBE COLOMBIANO. 1.1. BREVE DESCRIPCIÓN GEOGRÁFICA, HISTÓRICA Y SOCIO-CULTURAL. 2. LOS BAILES CANTADOS. DESCRIPCIÓN GENERAL. 2.1. REGIONES Y SUB-REGIONES. 2.2. ORGANOLOGÍA 2.3. CARACTERÍSTICAS. 3. REFERENTES BIBLIOGRÁFICOS. 3.1. SUMARIO DE TERMINOLOGÍA EN LAS PRÁCTICAS POPULARES. 4. BAILES CANTADOS. GÉNEROS, ESTRUCTURAS E ILUSTRACIONES.

5. CONCLUSIONES. 6. PROPUESTAS.

1. EL CARIBE COLOMBIANO. 1.1. BREVE DESCRIPCIÓN GEOGRÁFICA, HISTÓRICA Y SOCIO-CULTURAL. ÀREA Y UBICACIÒN GEOGRÀFICA Se extiende desde el golfo de Urabá (serranía de las Palomas) hasta la península de la Guajira, y desde las estribaciones de las cordilleras andinas hasta la línea costera del mar Caribe. Tiene una extensión de 132.288km2 que corresponden a 11,6% de la superficie total del país, repartidos en un área continental de 132.218 km2 y otra insular de 70 km2. Está constituido territorial, política y administrativamente por ocho departamentos: Magdalena, Bolívar, Atlántico, Sucre, Córdoba, Guajira, Cesar y el territorio insular de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Por razones políticas, naturales, sociales y económicas incluye zonas costeras de los departamentos de Antioquia y Chocó. La población “costeña” proviene fundamentalmente de tres grandes vertientes: las culturas amerindias, residentes desde siglos anteriores, chibchas (coguis, sankás, ijkas y emberás), arwaks (catíos y zenúes) y caribes (guajiros), la cultura hispánica, ya de por sí un híbrido de moros, gitanos y pueblos íberos y la cultura africana traída como población esclava provenientes de diferentes familias étnicas (congos, ararás, minas, carabalíes, lucumíes, biafras, mandingas, etc.). Desde el siglo XVI, tanto los sectores sociales y los diversos grupos étnicos han estado en constante proceso de aculturación. A lo largo del siglo XX se incrementó la inmigración de población árabe, norteamericana, alemana, italiana, francesa e inglesa, lo que ha dado como resultado una confluencia multicultural y étnica. Conforme a la constitución política colombiana promulgada en 1991, la región Caribe colombiana es también un territorio multicultural, pluriétnico y multilingüe, lo cual evidencia una clara diversidad y heterogeneidad. La población actual mayoritaria se encuentra en estado de pobreza, inequidad y de exclusión, no obstante algunos avances de la calidad de vida, cobertura en educación, vías de comunicación y desarrollo socio económico.

Con relación a las referencias históricas, siguen siendo escasas las fuentes de consulta antes de la industria fonográfica y la radiodifusión.

2. LOS BAILES CANTADOS. DESCRIPCIÓN GENERAL.

Son un gran complejo artístico, étnico, social y cultural de prácticas dancísticas y sonoras que se cultivan desde tiempos inmemorables en distintas poblaciones a lo largo y ancho de la geografía Caribe colombiana. Lo que hoy se entiende como “bailes cantaos”, se conocían desde 1735 con la denominación genérica de “fandangos de lenguas”, “Bundes” o “bailes del pueblo” y su función era de carácter ceremonial y ritual. En la provincia de Cartagena en el período colonial, fueron prohibidos y estigmatizados, además de ser considerados vulgares y obscenos por estamentos civiles, las clases dominantes y el poder eclesiástico, debido a las supuestas formas inmorales de la danza y el desconocimiento e incomprensión cultural. En tiempos pasados, estas prácticas colectivas se realizaban con distintos motivos, bien fuesen por festividades de tipo religioso, profano, patronal, cívico y patriótico. Por ejemplo, las fiestas de San Juan y San Pedro (durante el mes de junio), el día de Santa Catalina (25 de noviembre), el día de la Inmaculada concepción de Maria (8 de Diciembre), la fiesta de la pascua (25 de diciembre), las fiestas de la Virgen de la Candelaria (2 de febrero), las fiestas de los reyes Magos (6 de enero), las fiesta de San Sebastián (20 de enero), fiestas carnestolendas, la Semana Santa (abril), sábado de Gloria, así como también las confirmaciones, matrimonios, bautizos, bailes de cuota, velorios de Santo entre otras, las cuales, resaltan hechos de la vida cotidiana y creencias religiosas al reencuentro de las comunidades. No obstante presentar rasgos en común, son distintos los formatos y las formas musicales que regularmente se ejecutan en distintas regiones. Los bailes, de acuerdo con la región y el acompañamiento musical varían. Por lo general, en las poblaciones con asentamientos indígenas predomina el baile de forma circular, sereno y pausado. Mientras en los poblados con arraigo afro son característicos los movimientos irregulares y las flexibilidades de los danzantes. Las tradiciones musicales dieron origen al sincretismo entre grupos de tambores de amarre o conjuntos de bailes cantados con los llamados conjuntos de cañamilleros y de gaiteros.

Estas manifestaciones espontáneas expresan saberes, convivencia, lúdica e identidad cultural y han venido recibiendo influencias externas, asumiendo en su devenir préstamos, pérdidas y ganancias debido a los cambios sociales y con ello, las transformaciones generacionales.

2.1. REGIONES Y SUB-REGIONES.

a. Las zonas costeras del Litoral Atlántico medio y sur de los departamentos de Bolívar, Sucre, Córdoba y Antioquia, (Arboletes, Necoclí, San Juan de Urabá, Apartadó, Turbo, Cristo Rey, Mulatos, Moñitos, Chigorodó, Puerto Escondido, Uré, (Córdoba), (Pasacaballos, Barú, La Boquilla, Bocachica, la bahía de Cartagena, etc.), donde predomina la población mayoritaria de afro descendientes, el patrón cultural es el “Bullerengue”.

b. La subregión del Canal del Dique al norte del departamento de Bolívar y sur del Atlántico (Calamar, Mahates, Malagana, Evitar, Soplaviento, Manatí, Arenal, Luruaco, Santa Lucía, Arroyohondo, Gambote, San Cristóbal, San Pablo, Gamero, etc.), “El Son de Negro” es el patrimonio cultural más importante de esta región.

c. En las estribaciones bajas de los Montes de María en los departamentos de Bolívar y Córdoba, (Malagana, Evitar, San Cristóbal, San Pablo, San Cayetano, San Antonio, Palo Alto, Mahates, María la Baja, San Onofre, el Palenque de San Basilio, etc.), cuya población en su mayoría pertenece a la etnia negra, los estilos más representativas son los “Fandangos de lengua”, el “Bullerengue”, la “Chalupa”, los “Cantos de Lumbalú”. d. La subregión de la Depresión Momposina y el brazo de loba en los departamentos de Bolívar, Cesar y Magdalena, (Santa Cruz de Mompox , Talaigua Viejo, Talaigua Nuevo, San Sebastián de Buenavista, Santa Bárbara de Pinto, Margarita, El Banco, Guamal, Quitasol, Altos del Rosario, Barranco de Loba, San Martín de Loba, Hatillo de Loba, Magangué, Morales, San Pablo, Simití, Cantagallo, El Peñón, Tamalameque, Chimichagua, El Paso, Chiriguaná, Gamarra, etc.), el Chandé y las Tamboras constituyen los complejos culturales más predominantes. 2.2. ORGANOLOGÍA Cada región y cada agrupación a su vez, presenta características particulares. 

En los conjuntos de “bullerengue” se distingue un tambor llamado alegre o quita hambre, tambor hembra o repicador, un tambor pequeño conocido como llamador o “bambuquito”, media calabaza con vidrios o semillas, batimiento de las palmas de la mano o en su defecto tablitas (gallitos o palmetas), alternancia solista (cantador o cantadora) y coro o estribillo (canto responsorial).



Los conjuntos de Tamboras lo conforman la Tambora o bombo, (tambor de forma cilíndrica de doble membrana), ejecutada con dos golpeadores o baquetas y tocada en forma horizontal en el suelo, uno o dos tambores grandes llamados “currulao”, guache o guacho, especie de sonajero tubular lleno de semillas construido de lata batir de palmas o tablas a tempo y una cantadora o un cantador solista y un coro mixto responsorial.



Los conjuntos de son de negro lo integran un tambor alegre, una guacharaca larga, (especie de rallador o raspa), la cual se toca pasando un 'trinche' o “tenedor” por el cuerpo del instrumento, tablitas o claves, versos libres repentinos y coro responsorial.



En los conjuntos de sextetos intervienen una marímbula (especie de cajón de madera con láminas de hierro que cumple la función de bajo armónico,

bongoes, claves, maracas, guira, una tumbadora o tambor alegre, versos libres de inspiración repentina y coro responsorial.

2.2. CARACTERÍSTICAS. Existe una gran diversidad genérica y dancística, con características particulares en cada región.  

 



Danza y música conforman una relación intrínseca, las cuales cumplen el rol de integración social (velorios, festejos patronales, aniversarios, etc.) Los cantos se estructuran en forma responsorial y son acompañados por instrumentos de percusión y onomatopeyas (tambores, maracas, tablitas, guacharaca, palmas de la mano, etc.) Los bailes se caracterizan por su disposición en pareja, hasta lograr colectivos mayores. Uso diversificado de terminología para enunciar diferentes tipos de estilos de acuerdo con el tempo de ejecución (“sentao”, “corrido”, “chalupiao”, “puyao”, “jalao”, etc.) Se observan problemas de nominaciones (Semejanza de estructuras con diferentes denominaciones).

3. REFERENTES BIBLIOGRÁFICOS. Carlos Arturo Franco Medina publicó en la Nueva Revista Colombiana de Folclor. Vol. 1, No. 2, 1987 el artículo: “Bailes cantados de la Costa Atlántica” y los clasificó de la siguiente manera: Lumbalú, Bullerengue, Chalupa, Chuana, Tuna, Fandango Cantao (Fandanguito), Pajarito, Baile negro, Congo, Tambora, Chandé, Berroche, Zambapalo, guacherna, mapalé, son corrido. Garabato. Por su parte, el investigador Enrique Luís Muñoz Vélez propone 16 variantes rítmicas de los fandangos de lengua, a saber: Bullerengue, lumbalú, chalupa, zambapalo, rosario cantao (chuana), tuna, fandanguito, (fandango cantao), pajarito, son de negro, congo (brincao), tambora, chandé, berroche, guacherna, mapalé (modalidad diferente al mapalé tradicional, lo que supone el toque de currulao que hablara el General Joaquín Posada Gutiérrez) y son corrido.

3.1. SUMARIO DE TERMINOLOGÍA EN LAS PRÁCTICAS POPULARES. Es frecuente y usual en este tipo de prácticas tradicionales-populares la utilización de términos tales como: Músicas folclóricas Locales Regionales

Raizales Étnicas Campesinas Mulatas Esotéricas Mágicas Mestizas Populares Anfibias Nacionales Tradicionales 4. BAILES CANTADOS. GÉNEROS, ESTRUCTURAS E ILUSTRACIONES. 4.1. LUMBALÚ Conocido también como “baile de muerto”, es un ritual fúnebre que se lleva a cabo durante nueve noches con motivo del fallecimiento de un miembro de la comunidad “Kuagro”, en el cual se baila y se canta alrededor del cadáver antes del sepelio con el propósito de ayudar al espíritu a dejar este mundo. En el palenque de San Basilio (Bolívar), anteriormente este ritual se hacía con toques de tambores llamados “pechiche” y “yamaró” y la utilización de africanismos conocidos como lengua palenquera. En la actualidad, dado la confluencia e intercambio cultural con poblaciones circunvecinas, se realiza con la intervención de grupos musicales de distintos formatos instrumentales y su función ritual en algunos casos ha pasado a convertirse en manifestaciones profanas. 4.2. BULLERENGUE Baile y canto por la vida. Danza que simboliza la fecundidad femenina, de clara ascendencia africana. El término hace alusión a bullicio, algarabía, jolgorio, alegría bulliciosa. En cuanto al género musical, se conocen dos modalidades, bullerengue asentao y bullerengue alegre o “chalupiao”. El tambor alegre generalmente define el estilo con los “repiques” o “revuelos” y la ejecución de los “canteos” en el borde del tambor con la yema de los dedos, jugando un rol muy importante con la voz principal. Tradicionalmente se interpretan las tablitas y totumas y no se ejecuta con tambora. La temática gira en torno a lo cotidiano, los quehaceres, la muerte, el nacimiento, los dolores, las alegrías, el entorno social, etc. En el canto es frecuente el uso del llamado “lereo”, especie de canto onomatopéyico para recrear la interpretación en las improvisaciones.

Generoso Jaspe en el Boletín Historial No. 22 de 1917, página 407 cita el género musical: bullerengue y lo señala como una de las expresiones musicales que se escuchan en las celebraciones de las fiesta de La Virgen de la Candelaria de La Popa en Cartagena de Indias. 4.3. CHALUPA Como género musical, se caracteriza por los golpes “quemados” del tambor alegre. El tiempo de ejecución es un poco alegre y su conformación instrumental es parecida al estilo “bullerengue”. En los últimos años se ha incluido la tambora para su interpretación y se ha ejecutado en tempo demasiado rápido. 4.4. SON DE TUNA Como género musical se conoce como “son de tuna” y como formato instrumental se le denomina “La Tuna”. En esencia, son bailes y rondas callejeras que se realizan de casa en casa haciendo visitas o “asaltos” de reclamo a las personas que no se atrevan a participar del baile. Por tal razón, se les exige el “pago” o multa por donación de bebidas alcohólicas. 4.5. FANDANGO DE LENGUA Tiene varias connotaciones. Significa baile callejero, lugar de reunión, congregación y género musical. 4.6. MAPALÉ Danza que representa los movimientos de un pez fuera del agua. Las parejas bailan sin tocarse de manera convulsiva con movimientos ondulantes y rápidos en concordancia con los golpes frenéticos del tambor alegre. Actualmente, debido a su impacto, vistosidad y difusión tanto Nacional como internacionalmente, su representación tiene una connotación comercial de tipo erótico, exótico y sensual. En 1826, el General Joaquín Posada Gutiérrez menciona el término “Mapalé”. El escritor antioqueño Tomás Carrasquilla hace referencia del la danza del “mapalé” en la novela “La Marquesa de Yolombó”. La obra más representativa de este estilo y adoptada por los conjuntos típicos sigue siendo “Prende La Vela”, letra de Ramón de Zubiría y música del maestro “Lucho” Bermúdez. El canta autor soledeño Efraín Mejía grabó con el conjunto “La Cumbia Soledeña” la obra “El Mapalé”, la cual, según la crítica musical no representa fidelidad con la tradición. Usualmente intervienen dos o más tamboreros en alternancia, debido a lo exigente de la interpretación. Los conjuntos típicos se conforman de tambores alegres, palmas a tiempo, voz y coro. 4.7. SON DE NEGRO

Complejo socio-cultural referente a la cultura ancestral de los llamados cabildos afro situados en la provincia de Cartagena desde el período colonial. Surgió como respuesta al yugo opresor dominante en los núcleos de negros cimarrones. En la región del Canal del Dique en el departamento de Bolívar, consiste en un árbol genealógico que incluye estilos diversos como el “llamado de son de negro”, “son de negro sentao”, “son de negro congolés”, “ritmo de negrito”, “son de negro por debajero”, “porro negro”, “sones de sexteto”, “ritmo de Bulgaria” y “puya de son de negro”. Las estructuras rítmicas percutivas están en compás de 6/8. La Obra representativa más tradicional de este complejo se conoce con el nombre de “La Rama del Tamarindo” en esta región. El formato típico presenta un tambor alegre, guacharaca larga, tablas, palmas, versos y coros. En cuanto a la parafernalia, los hombres se pintan de negro con aceite de cocina, carbón molido o polvo mineral, usan abarcas “Tres puntás”, sombrero de junco, palmas o papeles. Utilizan lanzas, garabatos, sables, cabuyas y collares. En la danza se observan movimientos convulsivos, morisquetas o mofas tanto con la boca como por los ojos y coplas satíricas. 4.8. CONGO Danza cuyos orígenes se remontan a los cabildos de la Cartagena colonial. Pertenece al complejo del los “bailes de negros”. Este baile callejero se realiza en forma de cuadrillas, las cuales toman nombres particulares ( La Burra Mocha, Toro Negro, Torito Ribereño, etc.), y se hacen filas de dos en dos desarrollando círculos y “culebreos” y cruce de filas.

Actualmente, es el símbolo del Carnaval de Barranquilla. En su vistosa vestimenta, los hombres usan gafas oscuras, turbante, Camisa de manga larga, pechera, capa y un machete de madera. El conjunto acompañante lo conforma un tamborero, un guacharaquero, un verseador y el coro con las palmas.

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4.9. GARABATO

Danza que representa la vida y la muerte, la lucha entre el bien y el mal. En las danzas representativas del carnaval de Barranquilla, la “muerte” como actor principal, utiliza un traje enterizo de color negro con pintas blancas alusivas a un esqueleto, va derrotando a cada danzante con su guadaña, hasta que al final resulta ella misma eliminada. Los hombres utilizan camisa de color amarillo con mangas largas, pantalón negro, medias blancas, capa, sombrero blanco y el garabato. Las mujeres utilizan blusa, zapatos negros y falda.

La estructura rítmica deriva del complejo de los bailes de negros. En la música popular colombiana se presenta frecuentemente confusión en cuanto a la denominación de los términos “chandé” y “garabato”. La obra insigne “Te Olvidé” del maestro Antonio Maria Peñalosa es un referente de este estilo. Tradicionalmente, los conjuntos típicos los conforman un tambor alegre, guacharaca, palmas, versos improvisados y coros. El “garabato” es una especie de gancho de madera que utilizan los campesinos para cortar la maleza.

4.10. CHANDÉ Significa también fiesta, parranda, reunión, jolgorio y música. En tiempos anteriores, con motivo de la fiesta de Santa Catalina (25 de noviembre), las comunidades iniciaban sus festejos nocturnos en forma circular, de tempo lento en la ejecución percutida y dancística. Se distingues algunas modalidades de acuerdo con la región. En San Sebastián (Magdalena) se cultiva un estilo conocido como “brincao”, el cual hace referencia a la forma de baile en forma de “vuelo de ave”. En municipios como Talaigua Nuevo, se practica un estilo llamado “corrido”. 4.11. TAMBORAS Modalidad de baile, canto y toques que se cultivan en la región de la depresión momposina y el brazo de Loba. La tambora como instrumento, define el estilo. En los últimos años han surgido nuevas modalidades como la “Tambora-Tambora”, el “Berroche o Pereque”, y la “Guacherna”. El baile y los festejos se hacen en forma circular, con la participación de asistentes quienes también animan el festín con gritos y “guapirreos”. 4.12. BERROCHE Variante de la tambora. Significa juego, pereque, desorden, goce, alegría. El instrumento tambora, define la estructura rítmica. 4.13. GUACHERNA Variante de la tambora. Significa juego, pereque, desorden, goce, alegría. 4.14. ZAMBAPALO

Variante de la tambora. El nombre proviene de un baile español en los siglos XVI y XVII, que se realizaba en las obras de teatro. Es de carácter festivo y alegre. 4.15. SON DE PAJARITO Canto y danza que hace alusión a la fauna campestre. El género lo determina en algunos casos la temática, es decir, tanto el verso como el estribillo anuncian la palabra “pajarito”. 4.16. SONES DE SEXTETO. Como género musical, se refiere a los estilos híbridos de la música popular cubana (changüí, nengón, son montuno, guaracha, guajira, etc.) con elementos tradicionales palenqueros (bullerengue, chalupa, lumbalú) surgidos desde la segunda década del siglo XX en la región del canal del Dique por el intercambio cultural de manos trabajadoras cubanas en los ingenios azucareros y los habitantes de dicha región. Los sones se interpretan con un tempo lento al principio y luego se van acelerando. Como formato instrumental, se conoce como “sexteto”, nombre tomado de los sextetos cubanos. El número de integrantes supera los 6 músicos.

5. CONCLUSIONES. 1. Pérdida de rasgos característicos en las prácticas dancísticas y musicales tradicionales, debido a la influencia masiva de los medios de comunicación (Uso del fonógrafo o Pick up, músicas y bailes foráneos, llegada de la industria discográfica y la incidencia de la radio comercial, equipos de sonido, pistas, Internet, etc.), y las migraciones del campo a la ciudad. 2. Carencia de materiales de apoyo investigativo y bibliográfico tales como: Recopilaciones monográficas, registros gráfico-sonoros y materiales audiovisuales, tesis de grado, etc. 3. A pesar de la afluencia de nuevas manifestaciones estéticas la relación MúsicaDanza, conservan sus formas tradicionales a pesar de los embates de la globalización.

6. PROPUESTAS. 1. 1. Incluir dentro de los programas académicos formales el estudio de los saberes de la música tradicional y popular del Caribe colombiano, de una manera sistemática. 2. Proponer la creación de empresas culturales como apoyo a la publicación de investigaciones etnomusicológicas. 3. Crear en el medio universitario el sentido de pertenencia, incluido los valores, el respeto por la diversidad étnica y la toma de conciencia de nuestra identidad cultural.

LOS BAILES CANTADOS EN EL CARIBE COLOMBIANO

En distintas poblaciones a lo largo y ancho de la geografía Caribe colombiana se cultivan desde tiempos inmemorables un sin número de prácticas danzarias y sonoras conocidas como el complejo de los BAILES CANTADOS, que en su esencia no son más que representaciones espontáneas de cantos, toques y bailes, en cuya organología musical intervienen instrumentos de percusión, palmas o tablas, guacharaca y maracas en algunas ocasiones, coro o canto responsorial y versos libres. Dichas prácticas son el resultado de largos procesos de hibridaciones culturales, sociales, políticas, religiosas, económicas y de otros factores.

La música y la danza constituyen un patrimonio artístico y cultural inherente a la población del Caribe colombiano. Así, las celebraciones, conmemoraciones y festividades de tipo religioso, profano, patronal, cívico, patriótico y demás han estado acompañadas de canto espontáneo, toques de tambor, baile colectivo y en muchos casos el consumo de bebidas alcohólicas. Así, las Fiestas de San Juan y San Pedro (durante el mes de junio), Día de Santa Catalina (25 de noviembre), fiesta de la pascua (25 de diciembre), fiesta de los reyes Magos (6 de enero), fiesta de San Sebastián (20 de enero) entre otras, han sido un motivo para las congregaciones masivas en muchas poblaciones ribereñas. Los bailes de acuerdo con la región y el acompañamiento musical varían. Por lo general, en las poblaciones con asentamientos indígenas predomina el baile de forma circular, sereno y pausado. Mientras en los poblados con arraigo afro son característicos los movimientos exóticos y las flexibilidades de los danzantes. Estas manifestaciones repentinas dinámicas reciben influencias externas, formas de adaptaciones, asimilaciones, evoluciones y transformaciones (pérdidas y ganancias), debido a los cambios sociales y los desarrollos de cada época y de cada generación. Una de las características principales de las músicas regionales, es que han sido transmitidas por medio oral de generación en generación, es decir, no han sido objeto de estudios académicos de tipo musicológico sino por el aprendizaje empírico. Ellas son expresiones generadoras de valores intrínsecos, pues permiten a las comunidades reconocerse histórica y locativamente, además, fomentan el espíritu de convivencia y respeto en los procesos de diversidad multicultural e identidad. No obstante presentar rasgos en común, la cultura musical Caribe colombiana carece de homogeneidad total, es decir, la riqueza y la cantidad de especies y patrones artísticos varían de una comunidad a otra. Son distintos los formatos y las formas musicales que regularmente se ejecutan en distintas regiones. Cada zona tiene a su vez estructuras y esquemas rítmicos muy particulares, golpes peculiares, cantos y tonadas propias, versos natos, y lo más complicado, calificativos caprichosos, arbitrarios y especulativos en cuanto a la designación de los estilos musicales vernáculos. En algunos casos se toman como referencias nombres de géneros populares europeos como “fandango”, “zambapalo”, “tuna”, etc., otros por extensión los asocian al plano organológico como la “tambora”, “chuana”, “gaita” (estos dos últimos para los conjuntos de gaiteros), igualmente se relaciona la fauna, la flora y el entorno ambiental e histórico para denominar aires como “pajarito”, “mapalé”, “garabato”, “bullerengue”, “chalupa”, etc.

En el lenguaje popular es frecuente escuchar los términos “ritmo de”, o “Aire de” para designar lo que en teoría musical técnica se conoce como “género” o “forma” musical, lo cual consiste en escuchar y discriminar auditivamente las semejanzas y diferencias estructurales de las formas musicales. Una clasificación taxonómica de los distintos géneros musicales y modalidades de baile en esta región es tarea muy complicada puesto que existen diferencias en cuanto a terminología se refiere de una población a otra, es decir, la forma como se determinan los estilos musicales difiere mucho en cada región. En consecuencia, se hace necesario un análisis musicológico en aras de comprender cada forma, cada modalidad de baile, cada muestra de versos y coros, en fin, es un reto y tarea obligada para investigadores, musicólogos y demás estudiosos del quehacer musical Caribe. Una constante en la música tradicional del Caribe colombiano consiste en acentuar el cuarto tiempo en los compases binarios y el tercer tiempo en los compases con subdivisión ternaria. Las músicas de tradición oral de esta región son ricas en el aspecto rítmico percusivo, muestran riqueza en la complejidad e irregularidad métrica lo que las hace atractivas e interesantes tanto para bailadores como para melómanos.

Sigue habiendo confusión en cuanto a las variadas denominaciones genéricas con respecto a estas expresiones, tales como músicas folclóricas, locales, regionales, raizales, étnicas, campesinas, mulatas, esotéricas, mágicas, mestizas, populares, nacionales, tradicionales, etc. Una vista panorámica aproximada del acervo tradicional musical nos podría ubicar geográficamente en cuatro subregiones donde mayormente se cultivan todas estas especies artísticas que se conocen genéricamente como los “Bailes Cantados”, en cuya organología musical no intervienen en su ejecución instrumentos melódicos (pitos atravesados o pitos cabeza de cera), sino por el contrario, se destacan los instrumentos de percusión (tambores de amarre), cantos y bailes. La subregión de la Depresión Momposina en el departamento de Bolívar la cual comparte límites con los departamentos del Cesar y Magdalena, hace parte del ecosistema estratégico constituido por la confluencia de los ríos Grande de la Magdalena, Cauca y San Jorge. Su territorio cubre tanto unidades de paisaje de colinas o sabanas como llanuras de inundación. Allí a su vez, se forma una red de brazos, como los de Loba, Mompós, Morales, Simití y Quitasol. Los primeros pobladores de estas regiones fueron aborígenes de las tribus chimilas y malibúes. Con la llegada de los conquistadores españoles y la incorporación de negros esclavos a las jornadas laborales de la región, dio como resultado un proceso transcultural de hibridación multicultural. Los estilos musicales predominantes en esta región son dos complejos con múltiples variantes, el Chandé y la Tambora.

En distintas poblaciones ribereñas en la región de Loba y algunos municipios del sur del Cesar como Altos del Rosario, Barranco de Loba, San Martín de Loba, Hatillo de

Loba, Magangué, Morales, San Pablo, Simití, Cantagallo, El Peñón, Tamalameque, Chimichagua, El Paso, Chiriguaná, Gamarra entre otras, la Tambora como género musical se convierte en la principal manifestación cultural de la región. Con este nombre se conoce una modalidad de baile, canto y toques donde intervienen una tambora o bombo (tambor de forma cilíndrica de doble membrana), ejecutada con dos golpeadores o baquetas, cuya posible procedencia apunta a ser una réplica del tambor militar europeo, un tambor de forma cónica llamado “Currulao”, palmas o tablitas (gallitos) ejecutados a tiempo, versos de inspiración repentina y coro responsorial. En los últimos años han surgido nuevas modalidades como la “Tambora-Tambora”, el “Berroche o Pereque”, y la “Guacherna”. (Escúchese se encojó mi caballito). Entre tanto en municipios, corregimientos y caseríos aledaños a Santa Cruz de Mompox como Talaigua Viejo, Talaigua Nuevo, San Sebastián de Buenavista, Santa Bárbara de Pinto, Margarita, El Banco, Guamal entre otros, el Chandé se considera alma y expresión de los acontecimientos colectivos. El término “Chandé” igualmente significa jolgorio, festín, parranda, reunión. Existen variantes métricas, es así como en la región de Talaigua se interpreta en compás de seis octavos (escúchese los pozos brillantes), mientras en la región de San Sebastián se cultiva un estilo conocido como “brincao”. (Escúchese pajarito volá). Es preciso resaltar que lo que se conoce como “Chandé pascuero” en esta subregión momposina es totalmente distinto a lo que en el Caribe y en muchas partes del país denominan Chandé, el cual se refiere a un aire de “Garabato” o “Pajarito”, muy relacionado con la obra insigne del maestro Antonio María Peñaloza rotulada “Te Olvidé”, grabada en el año 1953 para el sello “Curro” de Cartagena. La subregión del Canal del Dique al norte del departamento de Bolívar y sur del Atlántico en el Bajo Magdalena comprende un extenso caño artificial con 117 kilómetros de longitud, donde ciénagas, esteros, ríos, canales y territorio rural se funden para comunicar el municipio de Calamar hasta el poblado de Pasacaballos en la Bahía de Cartagena de Indias. En pueblos como Calamar, Mahates, Malagana, Evitar, Sopla viento, Manatí, Arenal, Luruaco, Santa Lucía, Arroyohondo, Gambote, San Cristóbal, San Pablo, Gomero entre muchos, “El Son de Negro” es el patrimonio cultural más importante de esta región. Consiste en un árbol genealógico donde estilos como “son de pajarito”, “bulgaria”, “chalupa”, “maestranza”, “congo”, “cabildos”, “sones de sextetos”, “mapalé”, “garabato”, “puya”, etc., hacen parte este gran complejo cultural. El formato típico presenta un tambor alegre, guacharaca larga, tablas, palmas, versos y coros. (Escúchese la rama de tamarindo). En las estribaciones bajas de los Montes de María cuya población en su mayoría pertenece a la etnia negra, las tonadas bases más representativas son los “Fandangos de lengua”, el “Bullerengue”, la “Chalupa”, los “Cantos de Lumbalú” y los “rosarios cantaos”. En sitios como Malagana, Evitar, San Cristóbal, San Pablo, Gamero, San Cayetano, San Antonio, Palo Alto, María la Baja, San Onofre, el Palenque de San Basilio entre otros, sus moradores practican un baile comunal donde resaltan hechos de la vida cotidiana y creencias religiosas. El bullerengue se ejecuta con un tambor mayor alegre, conocido también como tambor hembra o quitahambre, un tambor llamador y palmas, tradicionalmente no se interpreta con tambora. El Lumbalú o baile de muerto es un ritual fúnebre acompañado con tambor llamador y un tambor pechiche, usualmente durante nueve noches.

Las zonas costeras del Litoral Atlántico medio y sur en los departamentos de Bolívar, Córdoba, sucre y áreas circunvecinas de Antioquia donde predomina la población mayoritaria de afro descendientes, el patrón cultural es el “Bullerengue”. En lugares como Arbolete, Necoclí, Uré, San Juan de Urabá, Apartadó, Turbo, Puerto Escondido, Cristo Rey, Mulatos, Moñitos, Chigorodó, Pasacaballos, Barú, La Boquilla, Bocachica entre otros, la congregación gira en torno a un grupo de cantadoras y cantadores (regularmente personas de mayor edad), los cuales con un tambor alegre el golpe de “canteo”, un golpe a contratiempo (segundo y cuarto) tocados en el tambor llamador o bambuquito con baquetas, la bulla y la algarabía hacen un encuentro fraterno que ayuda al reencuentro de las comunidades. Durante mucho tiempo, estas costumbres fueron estigmatizadas por sectores de la alta sociedad y algunos miembros de la iglesia católica como “Ritos diabólicos” o “prácticas satánicas”, lo cual ha sido un craso error al no comprender y respetar que desde una perspectiva sociológica y antropológica el legado musical ribereño ha contribuido al engrandecimiento de la cultura popular Caribe colombiana. A pesar de las transformaciones sociales de las últimas décadas, la influencia de los medios masivos de comunicación ha sido determinante en la divulgación de las costumbres rurales. Las pocas grabaciones en acetato que se realizaron anteriormente no reflejan una muestra cercana de las tradiciones, la llegada del picó contribuyó al decaimiento de las costumbres rurales y marginales, las difíciles condiciones de comunicación, el poco despliegue periodístico e investigativo se sumó durante un tiempo al poco conocimiento de esta cultura anfibia. Pero gracias a los festivales, encuentros, concursos, conferencias, talleres, nuevas grabaciones fonográficas, documentales audiovisuales y escritos literarios entre muchos, estas tradiciones se mantienen vigentes y paulatinamente van tomando posiciones relevantes en el contexto regional y nacional. Este bagaje constituye un banco potencial de recursos sonoros inagotable, tanto que con el auge a comienzos de la década de los años noventas del movimiento llamado “World Music” se ha despertado en el país un gran interés en las propuestas musicales urbanas por incluir elementos de las tradiciones afro-colombianas, debido a que la tendencia de las agrupaciones modernas de vanguardia (rock, jazz, pop, crossover, orquestas y conjuntos tropicales, etc.) con nuevas fórmulas de “fusión”, pretenden encontrar un sonido que los identifique con “Identidad Colombiana”.

Por: Manuel Antonio Rodríguez A. www.musicalafrolatino.com