La Evolución Histórica de Los Presupuestos de La Psicología Conductista [PDF]

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Zitiervorschau

Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. La evolución histórica de los presupuestos de la psicología conductista

José G. Ardila Sánchez, Camilo Hurtado-Parrado y Wilson López-López

Autores: José G. Ardila Sánchez, Departamento de Psicología, Universidad de Nevada, Reno; Camilo Hurtado-Parrado, Facultad de Psicología, Fundación Universitaria Konrad Lorenz, Colombia y Departmento de Psicología, Troy University, US. Wilson López-López, Departamento de Psicología, Pontificia Universidad Javeriana, Colombia.

Introducción La psicología desde una perspectiva conductista consiste en el estudio de la conducta de los organismos en interacción con el ambiente (Kantor, 1969). El conductismo es el marco conceptual que subyace a una ciencia de la conducta – es decir, Análisis de la Conducta (Moore, 2008). Desde sus inicios, a partir de la década de 1910, el conductismo se ha formulado como una respuesta, o mejor aún, una revuelta contra las falencias epistemológicas e investigativas de la psicología mentalista que había dominado la gran mayoría del pensamiento científico hasta ese momento. Hoy en día la fuerza del conductismo se puede observar principalmente en Estados Unidos, en donde existe una organización internacional para el análisis de conducta (ABAI, por sus siglas en inglés), una certificación para los profesionales en análisis de conducta (BCBA®, por sus siglas en inglés), así como revistas científicas avaladas por pares en líneas experimental,

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. aplicada, teoría y filosofía1. También existe una gran comunidad de conductistas en México, Brasil, y España2 que cuentan con formación de posgrado en análisis de la conducta, así como con revistas científicas avalada por pares de orientación conductista, tales como la Revista Mexicana de Análisis de la Conducta y Conductual. Es de común conocimiento que la consolidación del conductismo a lo largo de los años ha venido acompañada de críticas por reconocidos académicos (p.ej., Chomsky, 1959; Koch, 1964). Sin embargo, se desconoce en la mayoría de las ocasiones las respuestas que los conductistas han dado a estas críticas tal como (a) una lectura superficial del conductismo en general (Czubaroff, 1988), y (b) una compresión incompleta del análisis de conducta verbal de Skinner en particular (McCorquodale, 1969). La utilidad del planteamiento conductista en la psicología se puede evidenciar al mencionar solo algunos de sus aportes al bienestar humano a lo largo del último siglo. En el primer cuarto del siglo XX, Watson promovió un enfoque a los problemas sociales adoptando un determinismo ambiental, que confrontaba de forma radical el movimiento eugenista que tenía gran acogida en Estado Unidos en ese momento (Rakos, 2013). En la década de los 70s, cuando los reportes de abusos durante la institucionalización de pacientes en hospitales mentales eran cada vez más frecuentes, Israel Goldiamond (1974/2002) propuso una escuela conductista que se oponía a las prácticas institucionales centradas en la eliminación de conducta, proponiendo reemplazar aquellas por intervenciones para la construcción de repertorios conductuales que ayudasen al

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Journal of Experimental Analysis of Behavior (JEAB), Journal of Applied Behavior Analysis (JABA), y Perspectives on Behavior Science (PoBS), son algunas de las revistas científicas que publican artículos de análisis de conducta (JABA IF= 2.108; JEAB IF= 2.146; PoBS IF=2.463). 2 En cada uno de estos países, se han desarrollado diferentes enfoques e intereses investigativos. En México, Emilio Ribes desarrolló la Teoría de la Conducta, basada en la propuesta interconductista de J. R. Kantor; en Brasil, João C. Todorov, Emmanuel Z. Tourinho y María A. Andery son algunos de los investigadores que han desarrollado experimentos para el estudio de la selección cultural desde la perspectiva del conductismo radical, principalmente basada en la propuesta de metacontingencia de Sigrid Glenn; mientras que en España se le ha dado un enfoque a la aplicación de los principios de la conducta para el tratamiento de discapacidades cognitivas o sociales, tales como el autismo.

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. paciente a ser eventualmente desinstitucionalizado. A partir de los 90s, se fundan escuelas conductistas de corte ecológico (p.ej., Lutzker, Begelow, Doctor, Gershater, y Greene, 1998) que producen métodos de intervención comunitaria (Mattaini, 2013). A pesar los varios avances teóricos y aplicados en cuanto a la comprensión de procesos psicológicos que ha generado el conductismo, sus detractores perpetúan una historia en donde se asume que el conductismo es reemplazado por la escuela cognitivo-conductual3 a mediados de 1960 demostrando su supuesta derrota epistemológica y ontológica frente a la teoría de la mente. Por ello, consideramos que un recuento histórico del conductismo tiene la importante tarea de explicar lo que esta filosofía de la ciencia es (y no es) así como dar cuenta de lo que ha devenido de esta escuela psicológica luego de más de un siglo de desarrollos tecnológicos y teóricos a partir de la investigación sistemática de la conducta de los organismos. Es importante aclarar que el “ismo” en conductismo representa un conjunto de presupuestos, valores y supuestos que guían un gran número de escuelas conductistas cada una con una forma particular de hacer ciencia (Zuriff, 1985). La semblanza familiar que comparten los conductismos se da en relación con tres componentes: una comprensión de la ciencia, de la conducta y de la mente4. A partir de estos tres pilares del pensamiento conductista, encontramos diversas aproximaciones teóricas cada una con una compresión particular de su objeto de estudio. Para trazar una línea evolutiva del conductismo es entonces esencial mencionar aquellas características comunes a todas las escuelas conductistas, y se deja como tarea secundaria el

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El enfoque cognitivo-conductual surgió a partir de las criticas de N. Chomsky (1959) en contra del tratado de conducta verbal de Skinner. Este enfoque acepta el método introspectivo como fuente de datos validos para el estudio de la conducta verbal de carácter “privado”. 4 Existen múltiples aproximaciones del conductismo que no se estudiarán en este capitulo pero que deben ser mencionadas. En su libro, Handbook of Behaviorism, O’Donohue y Kitchener (1999) hacen un recuento de al menos 15 conductismos dentro de los cuales se pueden encontrar aproximaciones psicológicas (p. ej., Watson, Kantor, Skinner, Hull, Spence, Kuo, y Tolman), así como aproximaciones filosóficas (p. ej., Carnap, Quine, Wittgenstein, y Ryle). Acá haremos énfasis en los autores que estudiaron la conducta psicológica.

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. examinar aquellas figuras que, por razones culturales o idiosincráticas, tuvieron mayor influencia en el desarrollo de esta ciencia psicológica. Ya que el conductismo radical que ha tenido mayor crecimiento científico e impacto social, revisaremos los fundamentos de esta escuela así como algunos datos históricos de su fundador, Burrhus Frederic Skinner. Semblanza Familiar entre los Conductismos5 Existen conductismos y no un conductismo, por lo que es erróneo considerar una sucesión de ideas dentro de esta perspectiva (Chiesa, 1994). En la mayoría de los libros de introducción a la psicología se narran los experimentos de Iván Pavlov en la conducta respondiente como precursores del trabajo de Watson, entendiendo éste a su vez como fundador de la corriente conductista, y que finalmente culmina en la obra de B. F. Skinner. Aunque esta sucesión es cronológicamente correcta, los presupuestos teóricos de cada uno de estos autores no se suceden entre sí. Los inicios del conductismo se pueden ubicar con mayor precisión en los cambios epistemológicos en el pensamiento científico que ocurren a finales del siglo diecinueve e inicios del siglo veinte, principalmente en la Unión Soviética y Estados Unidos. A continuación, revisaremos el desarrollo científico de la psicología que tiene lugar en estos dos países casi de forma simultánea. La ciencia Los inicios del conductismo están ligados al establecimiento de la psicología como una ciencia. Kantor (1963) establece tres etapas durante la evolución de la psicología científica: precientífica, protocientífica y científica auténtica. La última etapa tiene sus raíces en la Grecia

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En su libro, Behaviorism; A conceptual reconstruction, Zuriff (1985) toma prestada la noción de Ludwig Wittgenstein, Familienähnlichkeit (la cual traduciremos como "semblanza familiar"), para indicar un tipo de similitud entre los conductismos: existen componentes comunes a todas las aproximaciones conductistas y que tienen que ver con una forma de usar el lenguaje para describir y explicar la ciencia, la conducta y el constructo de la mente. Adoptaremos la idea de Zuriff frente al uso del lenguaje conductista para la organización de este capítulo.

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. de cuarto siglo A.D., principalmente encontramos estudios naturalistas psicológicos en De Anima de Aristóteles. Sin embargo, la civilización greco-romana desintegra las nociones naturalistas de la antigua Grecia en el trascendentalismo judeocristiano, y a partir de estos fundamentos teológicos se construyen explicaciones de las acciones del organismo desligadas de la observación y fundamentadas más que todo en constructos verbales. La psicología científica readquiere su carácter empírico y objetivo a partir de los estudios de la conducta animal (psicología comparada) que tuvieron lugar a principios del siglo veinte en Estados Unidos y la Unión Soviética. En estos dos países podemos encontrar las condiciones culturales que propiciaron en la psicología el eventual abandono de lo mental como objeto de estudio y la exclusión de métodos para la obtención de datos de corte subjetivo tal como la introspección, el antropomorfismo y las interpretaciones psicoanalíticas (Zuriff, 1985). Principalmente, se encuentran dos condiciones culturales influyentes en la comprensión de ciencia conductista: (a) la propagación del materialismo en Estados Unidos como lógica de pensamiento de la ciencia, y (b) la expansión del modelo darwinista para el estudio del desarrollo de las acciones de los organismos en las ciencias naturales. Estas circunstancias permiten la elaboración de explicaciones del evento psicológico en términos exclusivamente conductuales. Tal como afirmó Kantor (1969), en una cultura dominada por las ciencias era inevitable que las actividades de los organismos fuesen estudiadas bajo el método científico6. En las primeras escuelas conductistas encontramos explicaciones mecánicas de la conducta, influenciadas por el materialismo alemán. Esta filosofía de la ciencia, engendrada en Alemania durante el siglo diecinueve, hace parte de las raíces del conductismo y la vemos

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No hay que olvidar que el recuento de la historia occidental, tal como Kantor (1963) señala, cuenta el desarrollo de una psicología y, por ende, se deja a un lado otras circunstancias históricas igualmente importantes, tal como las raíces del pensamiento científico que se encuentran en India y China.

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. presente en el ímpetu de las actividades investigativas de pioneros como Loeb (1918) y Watson (1914). Jaques Loeb (1859-1921) introduce en Estados Unidos la biología mecánica con la cual inicia investigaciones que buscan explicaciones de la conducta de los organismos basadas en estructuras fisicoquímicas. Por su parte, Watson declara por primera vez en su manifiesto conductista de 1913: “La psicología, como la ve el conductista, es una rama experimental puramente objetiva de las ciencias naturales” (pág.158). Al materialismo también lo encontramos en la posición monista que confronta las antiguas ontologías psicológicas y da paso para la construcción de una psicología científica. Una ciencia monista encuentra valor únicamente en el conocimiento práctico, es decir en productos científicos que benefician el progreso de la ciencia, descartando el conocimiento subjetivo y metafísico ––posiciones espiritistas en la psicología que históricamente no han resultado en avances tecnológicos. Skinner (1963) discutiendo el concepto de conciencia afirma: “ninguna entidad o proceso que tenga utilidad explicativa debe ser rechazada por ser subjetiva o mental” (pág. 958), dejando claro que el rechazo de constructos mentales se fundamenta en su falta de utilidad práctica y no se trata de una refutación de su existencia en términos ontológicos. Es así como a partir de los estudios biológicos de Loeb y de psicología comparada de Watson, los conductismos se fundan como ciencia monista y pragmática que tiene como objetivo la construcción de conocimiento que ayude al avance de la ciencia mas no para la corroboración de la “existencia” de entidades mentales. Durante el mismo periodo histórico, es decir, las primeras tres décadas del siglo veinte, en la Unión Soviética, a partir de las técnicas para el condicionamiento animal que desarrolla el fisiólogo Iván Pavlov (1849-1936) y sus colegas se logra construir explicaciones de relaciones organismo-objeto o estímulo-respuesta sin la necesidad de aludir a los conceptos de

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. espontaneidad o volición (Chiesa, 1994). Con los fundamentos metodológicos de Loeb, Watson y Pavlov que toman fuerza principalmente en Estados Unidos, crece una posición molecular conductista caracterizada por el abandono de postulados mentales como parte del evento psicológico, anteponiendo procesos neuronales y motores como explicaciones de la conducta. Las explicaciones moleculares de la conducta, aunque representan un avance hacia a una ciencia psicológica, no logran integrar el conocimiento de otras ciencias de una forma coherente y sin reducir su objeto de estudio al de otra disciplina. En respuesta a las falencias de este tipo de conductismos, luego denominados tipo S→R, se fundan escuelas conductistas que hacen énfasis en la actividad total del organismo (y no en procesos intra-organísmicos) y que ofrecen explicaciones molares de la conducta7. Para los conductismos molares tales como los de Kuo, Skinner y Tolman los procesos fisiológicos y biológicos son necesarios mas no suficientes para la explicación del desarrollo de la conducta. Estas nuevas escuelas se proponen la construcción de sistemas de postulados para lograr explicaciones completas del objeto de estudio. Aunque para estos conductismos es clara la insuficiencia de un lenguaje exclusivamente físico para la construcción de una ciencia, no existe un consenso en cuanto al uso de conceptos y teoría para la explicación de la conducta. Así encontramos dos formas prominentes de hacer teoría: en un extremo el modelo matemático-deductivo del aprendizaje de Hull y en el otro el sistema descriptivo de Skinner. La formulación de explicaciones científicas de la conducta se da en el milieu cultural estadounidense de finales del siglo diecinueve y principios del veinte, en donde encontramos un

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La noción “molecular” también ha sido utilizada para diferenciar entre escuelas conductistas enteramente mecanicistas que explican la conducta en términos de antecedentes y consecuencias inmediatas a la conducta (p.ej., la contingencia de tres términos del conductismo radical), versus aproximaciones “molares” que conciben la conducta determinada por una serie de eventos prolongados en el tiempo (p.ej., las causas finales del conductismo teleológico – Rachlin, 2013).

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. desarrollo científico de la psicología que ocurre paralelamente al de otras ciencias naturales, influyendo la preferencia por el uso de modelos causales análogos entre las ciencias, tal como la perspectiva seleccionista de la biología8. La teoría de la evolución de Darwin y Wallace con su énfasis en el desarrollo gradual de todas las especies justifica la pertinencia de los estudios comparados que analizan las características estructurales y conductuales de las especies. La psicología comparada es el inicio de una ciencia psicológica que avanza hacia una aproximación seleccionista del desarrollo de la conducta humana. Skinner, por ejemplo, ofrece una explicación ontogenética de la conducta (p.ej., Ferster y Skinner, 1957) que es fuertemente influenciada por la teoría darwinista. El uso de conceptos para el conductismo radical se justifica solo si estos hacen referencia a operaciones para la manipulación de variables independientes mientras que la teoría se considera innecesaria para el avance científico de la psicología. Como veremos más adelante, Skinner propone el análisis experimental de la conducta como alternativa a una teoría psicológica. Con relación a la definición de ciencia, se dice que esta tiene como único objetivo la predicción y control de la conducta y, por lo tanto, la utilidad de cualquier teoría solo se puede evaluar en términos de su efectividad para alcanzar estos objetivos. También encontraremos a principios de siglo veinte escuelas conductistas que le otorgan mayor valor al desarrollo teórico. Por ejemplo, Weiss (1925) propone el primer conjunto de postulados conductistas con el fin de guiar las investigaciones sobre la conducta; por su lado, Hull (1884-1952) establece que el objetivo de la ciencia psicológica es la construcción de teoremas que resuman y expliquen las observaciones de la conducta.

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El conductismo se puede estudiar como una subdisciplina de la biología, entendiendo la selección por las consecuencias como un proceso causal análogo a la evolución de las especies mediante la selección natural (p. ej., Pierce y Cheney, 2017)

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. En resumen, la comprensión de ciencia desde el conductismo se forma con la elaboración de presupuestos y objetivos analíticos. A principios del siglo veinte, los conductistas entienden el trabajo científico principalmente a partir de dos corolarios: empirismo y objetividad. Sin embargo, las escuelas conductistas de mediados de siglo veinte concluyen que una ciencia fundamentada únicamente en estos dos corolarios genera un lenguaje físico que reduce la comprensión de la conducta de los organismos a procesos fisiológicos. Finalmente, encontramos la integración de metas pragmáticas (p. ej., predicción y control) con un objeto de estudio conceptualmente refinado que hace referencia a relaciones funcionales y no topografías. A continuación, revisaremos el desarrollo conceptual de dicho objeto de estudio. La conducta El uso de afirmaciones empíricas que describen la relación entre el organismo y el ambiente es común a todas las escuelas conductistas. La conducta, sin embargo, es un concepto que tiene múltiples desarrollos a partir de diferentes interpretaciones que se le han dado al modelo de psicología tipo S→R (estas siglas provienen de los términos anglosajones stimulus y response). Uno de los logros más importantes del modelo S→R fue el reemplazar la noción de espontaneidad por relaciones funcionales entre respuesta y estímulo. La tesis del modelo S→R sustentada con el concepto de reflejo de Pavlov concibe una relación invariable entre estímulo y respuesta en el sentido que se asume un estímulo genera la misma respuesta en todas las ocasiones que se presenta esta relación. Este modelo fue adoptado por Watson y extendido por escuelas conductistas que le prosiguen al incorporar principios del aprendizaje, así como las nociones de integración y coordinación motora en un intento por solucionar la simpleza de la formula S→R. A partir de los planteamientos de las escuelas conductistas de mediados de siglo veinte, la conducta comienza a ser entendida como el resultado de múltiples factores. Algunas de

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. estas extensiones resultan en proposiciones cognitivas tales como el modelo de Tolman y Bandura que, aunque se interesan por la predicción de la conducta, introducen constructos hipotéticos en sus explicaciones. Tolman (1948) refuta de la formula S→R la suposición de que la respuesta se da como una simple reacción a una secuencia de estímulos, y sustenta que el aprendizaje consiste en la adquisición de información sobre relaciones entre estímulos. Bandura (1977) considera que el aprendizaje puede ocurrir en la ausencia de la emisión de una respuesta, por medio de la observación. El modelo de observación de Bandura concibe que la conducta es aprendida de forma simbólica por medio del procesamiento de información. Tanto la propuesta de Tolman como la de Bandura se construyen como respuestas al modelo S→R reduccionista de la conducta, sin embargo, a ambos se les objeta la falta de conexión entre conceptos y observaciones, es decir en la propuesta de Tolman no se puede corroborar que los organismos generan un “mapa” cognitivo del ambiente, mientras que en Bandura no se puede establecer con objetividad si en realidad los organismos codifican información o cómo ésta supuestamente “guía” la conducta (Zuriff, 1985). Una vez las escuelas conductistas adoptan una perspectiva funcional, se construyen definiciones del objeto de estudio lo suficientemente robustas para explicar la conducta humana y no humana. Para estas escuelas los conceptos de estímulo y respuesta serán útiles siempre y cuando se entiendan holísticamente. Puntualmente, las definiciones funcionales de la conducta provienen de tres escuelas: el conductismo radical de Skinner, el interconductismo de Kantor, y el conductismo epigenético de Kuo. Skinner y Kantor compartieron circunstancias sociológicas similares (es decir, una misma nación, círculo académico, e incluso llegan a compartir la misma universidad durante un corto periodo de tiempo9) que les dio una posición privilegiada en la

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En 1945, inmediatamente después del fin de la guerra, Kantor contacta a Skinner y lo convence de trabajar para el Departamento de Psicología de la Universidad de Indiana, el cual ya es para ese entonces uno de los programas en

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. academia en la medida que pueden dedicar tiempo y recursos durante gran parte de sus vidas al desarrollo de sistemas comprehensivos psicológicos. Mientras Skinner opta por la construcción de un sistema experimental para el análisis de la conducta, Kantor se dedica a la construcción sistemática de una teoría naturalista de la psicología. Por su lado, Zing-Yang Kuo (1898-1970) fue un psicólogo de nacionalidad China, que ingresa a la universidad de California en Berkeley para realizar sus estudios de pregrado y doctorado entre 1918 y 1923. Kuo realizó múltiples experimentos que demostraban la continuidad del desarrollo de la conducta desde un estado embrionario hasta el posterior desarrollo locomotor del organismo. Desafortunadamente, el trabajo de Kuo no recibió suficiente atención durante su vida, en parte debido a la gran turbulencia política que se vivía en China a principios y mediados del siglo veinte y que no le permiten realizar investigación o publicar sus resultados de forma rigurosa10. En cada una de estas escuelas conductistas se desarrollan conceptos de conducta que influenciarán, de una forma u otra, desarrollos conceptuales que ocurren a partir de la década de los 80s. Skinner aborda el problema de definir una unidad de análisis por primera vez en un artículo, en 1935, titulado La naturaleza genérica de los conceptos de estímulo y respuesta en donde señala el problema de definir la respuesta únicamente en términos topográficos, sin embargo, solo hasta tres años después propone el concepto de la operante en su libro La conducta de los organismos (1938). Contrario a la noción de respuesta del modelo S→R, en

psicología conductista más influyentes del país. Durante su estadía en Indiana, Skinner entabla varias conversaciones con Kantor sobre diversos aspectos conceptuales de sus teorías e incluso llegan a dictar conjuntamente un seminario sobre construcción de teoría psicológica en el otoño de 1946. Para 1948, Skinner abandona Indiana para regresar a su alma mater, la universidad de Harvard. De su corta estadía en Indiana (19451948), Skinner atribuye una gran influencia del pensamiento de Kantor en su teoría, en especial en su decisión de abandonar el concepto de motivación o impulso que hasta ese entonces había tenido un rol en sus escritos teóricos (Lichtenstein, 1973). 10 En palabras de Kuo (1976): “A menudo sentí que, si hubiese tenido la misma estabilidad académica que mis colegas estadounidenses, podría haber logrado mucho más en ciencias que lo poco que he hecho. Sin embargo, incluso el conductista más radical, como me han llamado, no puede alterar su propio destino”. (pág. xxxix)

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. donde se dice que una respuesta es provocada (elicitada) por estímulos antecedentes, la operante se emite en la medida que un estímulo antecedente no es una condición suficiente para la emisión de una respuesta particular, además no siempre se pueden identificar antecedentes inmediatos (es decir, estos pueden ser estados fisiológicos, así como eventos históricos). Aunque se asume que existen antecedentes a cualquier actividad del organismo, la operante hace mayor énfasis en la relación entre la conducta operando en el ambiente, en donde se pretende identificar las consecuencias que mantienen dicha relación. En palabras de Skinner (1938): “Por conducta, entonces, hago referencia al movimiento de un organismo o alguna de sus partes en un marco de referencia provisto por el organismo mismo o por varios objetos externos o campos de fuerzas. Es conveniente hablar de [conducta] como la acción del organismo sobre el mundo externo, así como es deseable en la mayoría de los casos lidiar con los efectos en vez de los movimientos del organismo” (pág. 6). Al hacer énfasis en la emisión de la conducta, Skinner concibe la operante como un acto y no como un mero movimiento del organismo, en donde el resultado del acto queda explicado en una relación funcional, lo que permite explicar una gran variedad de conducta humana que comúnmente se la estudiaría bajo la etiqueta de “intencionalidad” o “propositiva”. A partir de la década de los 50s, Skinner y sus colegas elaborarán diversas técnicas para el análisis experimental de la conducta las cuales permitirán importantes hallazgos durante la siguiente mitad del siglo veinte relacionados con la predicción de relaciones entre operantes y consecuencias ambientales (p.ej., ley de la igualación, ver Herrnstein, 1961, 1970, 1974). Kantor (1924) propuso una explicación de la conducta fundamentada en el concepto de evento o campo psicológico. Un campo psicológico comprende factores interdependientes

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. (medios de contacto, objetos de estímulo, sistemas reactivos del organismo, historia interconductual, condiciones del organismo, estímulos y respuestas) situados en un marco espaciotemporal (Ribes, 1999). Kantor (1959) precisa entonces que el estudio del evento psicológico implica la identificación de todos estos factores en donde se asume que todos ellos participan en la misma medida en el evento psicológico. Mientras que para el análisis experimental de la conducta el objeto estimular se considera una variable independiente y la conducta se concibe dependiente de eventos ambientales, el interconductismo señala que la “causa” de un evento se encuentra presente tanto en la respuesta como en el estímulo, ya que ninguno de estos términos puede ser explicados sin considerar la acción del otro (Kantor, 1959) y, por lo tanto, la conducta se constituye como la interdependencia entre funciones estímulorespuesta. Así, la interconducta no es un movimiento del organismo, sino un episodio constituido de funciones simétricas y recíprocas entre factores que interactúan entre sí. Kuo, por otro lado, propone una escuela conductista que se fundamenta en la perspectiva ontogenética del desarrollo de la conducta animal que vimos en Watson y Loeb. Según el autor, el conductismo epigenético intenta reemplazar dos tipos explicaciones de la conducta: la lógica causal lineal de las escuelas conductistas post-Watsonianas (es decir, Tolman, Hull, y Skinner), y los conceptos conductuales de la etiología (p.ej., “instinto”). El término conducta se reemplaza por epigénesis conductual, definida como: “Un proceso de desarrollo continuo desde la fertilización pasando por el nacimiento hasta la muerte, que implica la proliferación, diversificación y modificación de los patrones de conducta tanto en el espacio como en el tiempo, como resultado del continuo intercambio dinámico de energía entre el

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. organismo en desarrollo y su ambiente, endógeno y exógeno” (Kuo, 1976, pág. 11). La conducta es entonces un concepto que se encuentra en todas las escuelas conductistas, aunque en cada una de ellas se le da un uso particular, cabe resaltar que en todos los casos la conducta es entendida como un concepto y no un simple movimiento del organismo. Durante el desarrollo de este concepto, encontramos dos tendencias: una perspectiva mecánica y una perspectiva funcional. En su versión mecanicista, la conducta se explica exclusivamente por medio de relaciones estímulo-respuesta como respuesta a los conceptos de volición y espontaneidad. En su versión funcional, veremos definiciones de conducta que hace énfasis en el continuo desarrollo del individuo en relación con el ambiente (p.ej., Kuo), el mantenimiento de ciertos patrones de conducta por medio de sus consecuencias (p.ej., Skinner), y la identificación de funciones psicológicas en la interdependencia entre las actividades del organismo y los objetos estimulares (p.ej., Kantor). La mente Si se concede que las acciones de los organismos están determinadas por ocurrencias ambientales y que, en su relación, podemos describir relaciones funcionales las nociones de agencia ya sea un “ego” “yo” o “sí mismo” no tienen cabida en el pensamiento conductista. Skinner (1947) señaló de forma puntual que: “Una teoría que es apropiada debe ser capaz de representar la multiplicidad de los sistemas de respuestas. Debe hacer una cosa más: ella debe abolir la concepción del individuo como aquél que hace, como un originador de la acción. Esta es una tarea difícil. El simple hecho es que los psicólogos jamás renunciaron totalmente a la noción del hombre interno” (pág. 40).

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. Kantor (1963) señaló que en el tercer siglo A.D. la psicología da una transición del estudio de los organismos hacia un interés por la supuesta naturaleza trascendental del ser humano. Puntualmente, la visión trascendentalista surge a partir del establecimiento de la civilización judeocristiana y se desarrolla posteriormente en el trabajo de Plotino el cual es responsable de reemplazar la noción de abstracciones Platónicas por un mundo místico. Así, llega a Europa Occidental una psicología que hereda concepciones de la antigua Grecia en una versión transformada y, a partir del siglo trece, veremos el establecimiento del dualismo que prevalece por gran parte de la historia de la psicología hasta entrado el siglo veinte con la revolución conductista (Kantor, 1963). Bajo la perspectiva mentalista de la psicología se asume que las acciones psicológicas corresponden a sensación, volición, razonamiento, entre otros. La imposición de constructos sobre los eventos ha resultado en la dicotomía del ser humano (llámese mente/cuerpo, consciente/inconsciente, objetivo/subjetivo) y debido a ello se ha ubicado al objeto de estudio de la psicología en un lugar metafórico que no está determinado por leyes naturales. Al usar el concepto de la mente como mecanismo causal de la conducta se confunden constructos con eventos y esto conlleva a argumentaciones circulares que no proveen explicaciones. El rechazo de un agente como el iniciador de la conducta no implica el rechazo del análisis de aquellos eventos psicológicos que se pretenden estudiar con nociones tales como conciencia, pensamiento, memoria, entre otros (Hurtado-Parrado, 2009; Skinner, 1977; ViruesOrtega y Pear, 2014). Por el contrario, al rechazar la explicación dualista, se propone interpretaciones conductuales (es decir, una epistemología) de estos eventos psicológicos. El pragmatismo estadounidense de Pierce y James es una de las alternativas epistemológicas que adoptan algunas escuelas conductistas para reemplazar las versiones trascendentalistas de la

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. conducta con una perspectiva del conocimiento con relación a su función. El conocimiento científico se entiende como la acción que es útil para alcanzar las metas de predicción y control. Afirmaciones de este tipo no reflejan o revelan una “realidad” sino es simplemente conducta verbal que es útil o no en el contexto de una comunidad científica verbal que establece los criterios de utilidad, por ello el conocimiento es provisorio y no ontológico. Preguntas sobre conciencia o cualquier otro constructo que ha sido amparado bajo la doctrina mentalista se han de resolver con la aclaración de la epistemología desde donde se construye el conocimiento mas no con una ontología particular. Apuntes Históricos y Precisiones Conceptuales del Conductismo Radical El conductismo radical es filosofía e ideología (Zuriff, 1985) en tanto se asume que un conjunto de valores guía la practica científica en relación con objetivos sociales que se han de lograr por medio de la aplicación de los principios de la conducta. Skinner fundó una ciencia de la conducta que permitiese eventualmente la construcción de una tecnología para la intervención cultural en beneficio del bienestar humano, un sueño sobre el cual escribió su novela utópica Walden Dos (1948) y en uno de sus libros más vendidos, Más allá de la libertad y la dignidad (1971). El conductismo radical encuentra necesario establecer explícitamente una relación entre el quehacer científico y la epistemología del conocimiento, es decir entender tanto el análisis como el trabajo del analista bajo los mismos criterios. Lo “radical” de esta escuela tiene que ver entonces con la convicción de que la adquisición de conocimiento no puede explicarse bajo concepciones metafísicas de nociones como conciencia, por ello se considera que la conducta verbal del científico también puede (y debe) ser sometida a este análisis (Schneider y Morris, 1987). En otras palabras, el término radical entendido desde su acepción etimológica ‘de la raíz o relacionado con ella’, es indicativo de que en fundamento toda conducta (verbal o no verbal,

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. privada o no) que hace parte del quehacer científico ha de ser analizada bajo los métodos del análisis experimental de la conducta, incluyendo las actividades del científico. Para comprender el trabajo científico de Skinner es entonces relevante tener en cuenta algunas de las circunstancias culturales e idiosincráticas durante su vida que propician el desarrollo de esta escuela conductista. Luego de estudiar literatura durante su pregrado e intentar dedicarse a la escritura, encontraremos a un joven Skinner desilusionado con su vocación para el arte, y con un interés renovado por la conducta humana pero esta vez desde una perspectiva científica (Smith, 1986); Skinner comienza sus estudios de posgrado en psicología en Harvard en 1928, sin haber tomado si quiera un curso en psicología, y tras haber leído tres libros que servirán como influencias a lo largo de su carrera: Filosofía de B. Russell (1927) le permite a Skinner apreciar el vínculo entre epistemología y el conductismo; Conductismo de J. Watson (1924) influencia el quehacer psicológico en tanto sus características empíricas y objetivas; y Reflejos condicionales de I. Pavlov (1927) con el que aprende sobre la rigurosidad experimental necesaria para investigar la conducta animal. Una de las mayores influencias de Skinner la encontraremos durante sus estudios de posgrado en Harvard. En aquél entonces Skinner lee La ciencia de la mecánica (1983) del filósofo alemán Ernst Mach, el cual influencia directamente su comprensión de ciencia, en sus aspectos epistemológicos y filosóficos. Aunque al conductismo radical se le atribuye una fuerte influencia positivista, en la mayoría de los casos se desconoce que esta influencia viene principalmente de Mach y no del positivismo lógico que nace en el círculo de Viena. La figura de Ernst Mach antecede a la formación del círculo de Viena, e incluso se lo considera como la mayor influencia de este movimiento –cuyos miembros incluso se autodenominaron “Verein Ernst Mach” (Smith, 1986). Por ello, la única relación que se puede encontrar entre el

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. positivismo lógico y la propuesta de Skinner es el operacionalismo de Bridgman, sin embargo, Skinner no encuentra uso en los planteamientos de los filósofos del positivismo lógico para construir su teoría de la conducta operante (aunque llega a conocer personalmente a Quine y Carnap ambos positivistas lógicos que, junto con Skinner, fueron miembros de la Harvard Society of Fellows). La influencia de Mach en el pensamiento de Skinner la veremos entonces en su manera particular de construir teoría: se reemplaza la búsqueda de leyes causa-efecto de la psicología tipo S→R por la descripción de relaciones funcionales entre clases de eventos. Es así como se formula la triple relación de contingencia como unidad de análisis de la conducta (SD : R → Sr)11. Los tres elementos de la contingencia, estímulo discriminativo (SD), la respuesta operante (R), y el estímulo consecuente/reforzador (Sr), son los conceptos fundamentales para el análisis de la conducta, los cuales se definen en términos de relaciones interdependientes entre la conducta del organismo y eventos ambientales. Las relaciones de contingencia (reforzamiento positivo, negativo, castigo positivo y negativo) constituyen leyes de la conducta que luego de ser estudiadas extensivamente en el laboratorio fueron usadas para fundamentar el área aplicada de la ciencia de la conducta ––es decir, el Análisis Aplicado de la Conducta (ABA por sus siglas en inglés, Baer, Wolf y Risley, 1968). A continuación, revisaremos algunos desarrollos conceptuales y empíricos representativos derivados de las contribuciones empíricas y conceptuales de Skinner. Métodos de investigación: intrasujeto o de caso único Los métodos de investigación usados en el análisis contemporáneo de la conducta, tanto a nivel experimental (básico) como aplicado, reflejan los supuestos epistemológicos del

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Mechner (1959) popularizó este sistema de notación que se emplea para simbolizar la secuencia de eventos en un programa de reforzamiento. Así, SD o discriminative stimulus, es un evento que señala reforzamiento; R o response, incluye las respuestas que pertenecen a la clase operante; Sr o reinforcer, es un estímulo que incrementa la probabilidad de ocurrencia de la respuesta en circunstancias similares.

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. conductismo radical: los determinantes de la conducta han de ser encontrados en las interacciones del individuo con su ambiente. Este supuesto llevó a que la investigación conductual basada en el pensamiento Skinneriano enfatizara el análisis de las relaciones funcionales entre aspectos del ambiente y las acciones de organismos individuales. Esta aproximación desde un inicio se opuso a la tradición investigativa de las ciencias sociales, incluyendo la Psicologia, basada en el estudio de datos agregados de grupos de sujetos y el uso de la estadística inferencial. Para Skinner, el análisis de la conducta se formuló como la ciencia de la conducta del individuo (Skinner, 1956) y, por lo tanto, el estudio de la conducta de grupos de individuos analizados en forma agregada representaba una serie de limitaciones conceptuales y aplicadas (p.ej., al analista de conducta le interesa predecir y controlar la conducta del individuo, no el promedio, muchas veces no correspondiente a un sujeto en particular, proveniente de los datos agregados de un grupo de sujetos). A partir de los desarrollos experimentales de Skinner, la metodología de dicha ciencia se ha formalizado en lo que ahora se conoce como Métodos de Investigación Intrasujeto o de Caso Único (Lattal, 2013). Los orígenes de estos métodos (Hurtado-Parrado y López-López, 2015; Johnston y Pennypacker, 1993a,b, 2009) se pueden rastrear en la actitud experimental de las ciencias naturales del siglo XIX (p.ej., estudios en fisiología de Bernard, 1927) y las primeras décadas de la psicología experimental (p.ej., métodos implementados por G. Fechner, W. Wundt, H. Ebbinghaus, I. Pavlov, y E. L. Thorndike a finales del siglo XIX y comienzos del XX). Las características más sobresalientes de los métodos se caso único incluyen (a) que cada individuo (participante, sujeto) se expone a las condiciones de control (línea de base) y de tratamiento (variable independiente), (b) la ejecución del individuo es evaluada frecuente y continuamente y bajo manipulaciones sistemáticas de varias condiciones experimentales, (c) la

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. estrategia de detectar estabilidad en la conducta del individuo (estrategia de estado estable; Sidman, 1960) permite a los investigadores hacer predicciones acerca de los efectos de la variable independiente (tratamiento-intervención), (d) la agregación de datos de varios individuos (promediar la ejecución de grupos de participantes) es típicamente rechazada, y (e) se proclama continuamente el interés legítimo por entender la conducta de organismos individuales – los investigadores están poco inclinados a describir efectos grupales. Una consecuencia de estos fundamentos de investigación es que los métodos de caso único no requieren el uso de grandes grupos de individuos y métodos estadísticos inferenciales (pruebas de significancia de hipótesis nula; véase Hurtado-Parrado y López-López, 2015) para establecer comparaciones conducentes a establecer relaciones funcionales entre la conducta del individuo y eventos del ambiente. Sin embargo, una práctica común en el análisis de la conducta es la replicación sistemática entre sujetos y condiciones y a lo largo de diferentes parámetros experimentales como estrategia para probar la generalidad de los hallazgos (Johnston, 1979; Sidman, 1960). Los diseños experimentales originalmente implementados y reportados por Skinner fueron luego expandidos y sistematizados por investigadores que siguieron su aproximación experimental, los que en el análisis de la conducta contemporáneo incluyen diseños de reversión, multielemento, de cambio de criterio, línea de base múltiple, entre otros (Johnston y Pennypacker, 2009). Sin embargo, la lógica en todos ellos es la misma: comparar sistemáticamente condiciones de control contra variaciones de condiciones de tratamiento para con ello demostrar control experimental y en última instancia establecer relaciones funcionales. Reforzamiento La conducta operante se define con base en su efecto sobre el ambiente y el resultado reciproco sobre la probabilidad de dicha conducta en el futuro (es decir, el principio de

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. reforzamiento). Mientras que la respuesta puede variar en sus propiedades, tales como topografía, duración o intensidad, todas aquellas posibles respuestas se consideran miembros de una misma clase operante cuando producen el mismo efecto en el ambiente. La operante se entiende entonces como una colección o clase de respuestas que producen un efecto invariante en el ambiente, el cual a su vez refuerza dicha clase. La función de reforzador de un estímulo no es definida a priori, sino que se establece funcionalmente, es decir, si la presentación contingente de ese estímulo a una conducta específica, aumenta la probabilidad de ocurrencia de dicha operante que la produce. Así, el estímulo reforzante se identifica en términos del efecto que tiene en la conducta. Finalmente, el término antecedente de la contingencia es el estímulo discriminativo, el cual se define como la presentación de un estímulo en cuya presencia una operante puede ser reforzada. En otras palabras, el estímulo discriminativo es la ocasión para el reforzamiento por eso no se puede decir que evoca una respuesta. El arreglo experimental que establece cómo y cuándo un estímulo discriminativo y un estímulo consecuente han de ser presentados se conoce como un programa de reforzamiento. Los programas de reforzamiento fueron descritos de forma comprensiva por primera vez por Ferster y Skinner (1957). Cuando el organismo interactúa con un programa de refuerzo, se puede observar el desarrollo de patrones de respuesta. Considerando dicha relación contingencial, el análisis experimental de la conducta incluye como variable dependiente la conducta del organismo mientras que la variable independiente es el programa de refuerzo. Nociones derivadas del concepto general de reforzamiento que se convirtieron centrales al análisis de la conducta incluyen (a) la distinción entre reforzamiento positivo y negativo (escape y evitación) y castigo positivo y negativo; (b) la distinción entre reforzamiento primario

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. o incondicionado y reforzamiento condicionado; (c) el moldeamiento de conducta (reforzamiento diferencial de aproximaciones sucesivas a una conducta objetivo); (d) la extinción de la conducta; (e) las operaciones motivacionales (establecimiento y abolición); y (f) la distinción entre discriminación y generalización operante. Skinner estudió extensivamente la conducta operante en palomas y ratas, sin embargo en diferentes momentos hizo explicito su cuestionamiento respecto a la posibilidad de que la conducta humana compartiera absolutamente todas las propiedades observadas en dichas especies, o si al menos existía una mínima continuidad para construir leyes generales de la conducta de los organismos. Para él se trataba de un asunto empírico, que requería un análisis experimental. En su libro La conducta de los organismos (1938), el autor comenta: “No se puede decidir en este momento si se justifica o no la extrapolación. Es posible que existan propiedades de la conducta humana que requieran de una clase distinta de tratamiento. Esto solo puede asegurarse aproximándose al problema de manera ordenada y siguiendo los procedimientos acostumbrados en una ciencia experimental. No podemos afirmar ni negar la discontinuidad entre los campos humano y subhumano en tanto sepamos tan poco acerca de ellos. No obstante, si se espera que el autor de un libro como este se atreva a hacer una conjetura públicamente, puedo decir que las únicas diferencias que espero ver reveladas entre la conducta de la rata y la del hombre (aparte de las enormes diferencias en su complejidad) se han de encontrar en el campo de la conducta verbal.” (pág. 442) Diferentes tradiciones derivadas de los trabajos seminales de Skinner han sintetizado e integrado los hallazgos empíricos de los análisis del reforzamiento de la conducta operante.

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. Siguiendo la tradición de pensamiento Skinneriana, todas han iniciado con un nivel descriptivo y varias han avanzado a análisis cuantitativos y de extrapolación a modelos (Lattal, 2013). El objetivo de estas tradiciones ha sido el dar cuenta de la mayor cantidad de aspectos de los fenómenos del reforzamiento, pero ninguna ha alcanzado aceptación universal; en cambio, actualmente conviven en una matriz interrelacionada de hallazgos empíricos que han contribuido a una comprensión general de como el reforzamiento afecta la conducta. Niveles de análisis molecular y molar. Skinner frecuentemente identificó la relación temporal entre la conducta y el reforzador (es decir, contigüidad) como uno de los aspectos fundamentales para dar cuenta los efectos del reforzamiento (p.ej., Fester y Skinner, 1957; Skinner, 1948). Los desarrollos posteriores han desembocado en lo que se ha llamado los niveles de análisis molecular y molar. Los análisis moleculares probablemente han mantenido una postura más cercana a las ideas Skinnerianas, y se han centrado en la descripción de instancias o grupos de respuestas y su relación con el reforzamiento, enfatizando el rol de los eventos que ocurren en el momento del reforzamiento (p.ej., Peele, Casey, y Silberberg, 1984). Por su parte, los análisis molares se han centrado en descripciones de respuestas agrupadas a lo largo de tiempo y los patrones de distribución temporal de las actividades desplegadas por los individuos (Baum, 1989). Autores afines a ambas tradiciones en diferentes momentos han reclamado la preponderancia de un nivel sobre el otro para dar cuenta de los efectos del reforzamiento, sin embargo, no ha habido consenso al respecto en el análisis de la conducta contemporáneo. Vale aclarar que esta discusión respecto a niveles de análisis no es única de la ciencia de la conducta, pues como lo ha identificado Lattal (2013), debates análogos han aparecido en otras ciencias, como la biología (p.ej., evolución continua versus equilibrio puntual) y la física (teoría de luz centrara en ondas o partículas). Desde una visión Skinneriana, pareciese que más que encontrar

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. una solución absoluta al debate, se ha buscado más bien identificar qué nivel es más apropiado para predecir y controlar la conducta dependiendo de los propósitos específicos de investigación (Lattal, 2013). Elección y la ley de la igualación Uno de los desarrollos del análisis de la conducta quizás con mayor impacto dentro y fuera de la disciplina ha sido la ley de la igualación (Herrnstein, 1961, 1970). La ley de la igualación se constituyó en una síntesis de una serie de hallazgos empíricos de los efectos del reforzamiento y una matriz para continuar e integrar la investigación en una variedad de áreas que han trascendido la investigación centrada en programas de reforzamiento simples y complejos a entender fenómenos de forrajeo y cambio de conductas socialmente relevantes en el contexto del análisis conductual aplicado (Jacobs, Borrero, y Volmer, 2013). La propuesta original de Herrnstein (1961) fue un postulado cuantitativo que expresaba que la tasa relativa de respuesta es distribuida proporcionalmente entre las alternativas concurrentemente disponibles en función de las proporciones de reforzamiento asociadas a cada una de dichas alternativas. El trabajo de Herrnstein fue luego extendido por otros para dar lugar a la forma generalizada de la ley de la igualación, expresada por Baum (1974) como 𝑅1 𝑟1 𝑎 = 𝑏( ) 𝑅2 𝑟2 donde R1 y R2 son tasas de respuesta en dos alternativas concurrentes, y r 1 y r2 son las tasas de reforzamiento asociadas a cada una de dichas alternativas. Los parámetros a y b son índices de sensibilidad (discriminabilidad de las alternativas) y sesgo (p.ej., preferencia por uno de las alternativas previa al entrenamiento), respectivamente. Cuando se expresan logarítmicamente, a y b describen la pendiente y el intercepto de una línea recta ajustada a la distribución de las tasas en una gráfica. Un hallazgo frecuente es la subigualación, la cual consiste en una preferencia 24

Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. menor a la predicha por la opción que proporciona una mayor tasa de reforzamiento, esto cuando se compara con la tasa esperada con base en una proporcionalidad estricta entre las tasas de respuesta y reforzamiento. La subigualación y sobreigualación (una preferencia mayor a la predicha por la alternativa con menor tasa de reforzamiento) dieron lugar una importante tradición de investigación en esta área de gran alcance, la cual conceptualmente propone que toda la conducta puede ser entendida desde una perspectiva de elección. Por ejemplo, cuando se plantea que el individuo elige entre dos alternativas (R1 vs R2), se asume que el individuo está eligiendo entre una opción y desplegar cualquier otra conducta (Re) que contactaría otras fuentes de reforzamiento (re). Economía conductual, autocontrol, y descuento temporal. Skinner (1953) identificó tempranamente la importancia de los fenómenos de la conducta para entender las nociones de bienes, dinero, precios, salarios, y otras nociones de la economía. El resultado de ese análisis ha sido el desarrollo de programas de investigación que han buscado comprender el consumo de bienes y servicios en función de variables ambientales, es decir extendiendo la noción del reforzamiento (Madden, 2000; Hursh et al., 2013). Algunos de los hallazgos en esta área han mostrado el importante papel del contexto en el control de las relaciones funcionales entre la conducta de los individuos y los reforzadores (p.ej., comparando economías cerradas y abiertas y sus efectos en la relación entre tasas de respuesta y reforzadores; Lattal, 2013; Hursh et al., 2013). Otro aspecto importante reportado en esta tradición de investigación es que reforzadores cualitativamente diferentes varían en su capacidad para mantener conducta dependiendo de diferentes requerimientos ambientales, los cuales se pueden entender como “costos” desde una perspectiva económica. Algunos reforzadores pueden seguir manteniendo conducta a pesar de

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. que el costo se eleve (p.ej., número de respuestas requeridas por unidad de reforzamiento), mientras que otros reforzadores pierden dicha función. Esta variación a lo largo de diferentes costos permite distinguir entre reforzadores inelásticos (soporte fijo de reforzamiento a pesar de cambios en costo) y elásticos (soporte de reforzamiento varía dependiendo del costo). Otra manera en que se ha manipulado el costo es incrementando la demora entre la conducta y el reforzador que ésta produce y/o manipulando la probabilidad del reforzador contingente a la respuesta (Madden, 2000). Estas dos estrategias de manipulación del costo se han estudiado en profundidad y en combinación, dando lugar a un área de alta relevancia y producción, la cual inicialmente fue conocida como autocontrol e impulsividad (Rachlin y Green, 1972), pero más recientemente más reconocida con descuento temporal (Green y Myerson, 2004; Mazur, 1984; Rachlin, 2006). En esta tradición de investigación, se manipula la elección entre dos alternativas asociadas con un reforzador de diferente magnitud (o diferente probabilidad), los cuales pueden ser entregados contingentemente a la conducta inmediatamente o luego de una demora. En un primer momento, ambos reforzadores (menor y mayor magnitud o probabilidad) son entregados inmediatamente luego de la elección. Como es de esperar, el individuo consistentemente prefiere responder en el operando que produce el reforzador de mayor magnitud. Luego, una demora es impuesta entre la respuesta y la entrega del reforzador de mayor magnitud (o la probabilidad del reforzador de mayor magnitud es disminuida), y la magnitud del reforzador más pequeño es variada sistemáticamente hasta que se logra identificar el punto de indiferencia, en el cual el individuo escoge con igual probabilidad ambas opciones. Usando este procedimiento de descuento temporal o de probabilidad es posible generar una función que relaciona puntos de indiferencia con cambios sistemáticos de costo (p.ej., hiperbólica). Extensiones de este tipo de investigación aplicadas o translacionales han mostrado

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. que el descuento acelerado de reforzadores demorados correlaciona con conductas socialmente relevantes, como es el caso de abuso de sustancias o juego patológico (Dube, 2013; Hursh et al., 2013). Tres niveles de selección: Biológica, Conductual, y Cultural. Skinner propuso una taxonomía de niveles de selección que ha ofrecido una integración coherente de la ciencia de la conducta con otras disciplinas - biológicas, culturales y sociales bajo el principio fundamental de la selección por consecuencias (Skinner, 1981; Skinner, 1987). Dicho principio fue delineado por Skinner como una forma general de causación diferente de la mecánica Newtoniana que operaría en tres niveles: filogenia, ontogenia y cultura (Catania, 2013). Evolución y selección natural. En el primer nivel (filogenia), la selección por consecuencias involucra el proceso de reproducción diferencial (es decir, la selección natural) y cambios en el material genético de las especies (es decir, la evolución). Desde una perspectiva conductual, este proceso implica contingencias de supervivencia o filogenéticas (Skinner, 1984), en las que el ambiente presenta requerimientos para la supervivencia de los miembros de la especie, las cuales pueden permanecer estables por largos periodos de tiempo o pueden cambiar gradual o súbitamente. Aquellos individuos que muestran rasgos, incluyendo conductas (p.ej., reflejos o patrones de acción modal), que resultan efectivos para esas contingencias, sobreviven y se reproducen (Pierce y Cheney, 2017). Selección conductual. Este segundo nivel de selección da cuenta del moldeamiento y mantenimiento de la conducta del individuo (es decir, ontogenia de la conducta) e implica contingencias operantes (reforzamiento y castigo). Skinner (1981) propuso que el condicionamiento operante debió haber evolucionado de forma paralela con otros dos rasgos:

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. susceptibilidad al reforzamiento por ciertas consecuencias y variabilidad en el grado con el cual la conducta puede ser controlada por estímulos evocadores. Aquellos organismos que heredaron mayor disposición al condicionamiento operante mejoraron su ajuste a las situaciones complejas y cambiantes del ambiente con base en las consecuencias de su conducta. La adaptación a ambientes sociales complejos, incluyendo el desarrollo de repertorios de conducta verbal (conducta que opera en el ambiente a través de otro individuo, quien media el reforzamiento para dicha conducta– Skinner, 1957) parece ser un caso especial de este proceso (Glenn, 2004). Selección cultural. Un tercer nivel de selección aplica a las culturas (es decir, selección cultural), las cuales según Glenn (2004) pueden ser entendidas como patrones de conducta aprendida transmitidas socialmente, y los productos de dichos patrones (p.ej., objetos, tecnologías, organizaciones, etc). La selección cultural da cuenta de cómo consecuencias a gran escala seleccionan variaciones específicas de prácticas culturales de grupos de individuos en términos de su eficiencia, costos y/o valor de supervivencia (Skinner, 1981). En esta matriz conceptual, el término “práctica cultural” se refiere a patrones de conducta recurrentes desplegados por grupos de individuos (comportándose individualmente y/o en relación a la conducta de otros individuos) que tienen consecuencias en el ambiente. Además, el término “macroconducta” describe clases de conducta supraorganísmicas que constituyen una práctica cultural específica (Glenn, 2004). Las prácticas culturales involucran contingencias conductuales interconectadas (interlocking behavioral contingencies – IBC – en inglés; Glenn, 1988; 2004) en las cuales dos o más individuos producen estímulos discriminativos y reforzantes para la conducta de los mismos – p.ej., para retirar un automóvil atorado en el fango o la nieve, el conductor acelera y dirige el vehículo mientras dos o más individuos empujan desde la parte trasera del automóvil (Pierce y

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. Cheney, 2017). Esta perspectiva asume que las prácticas culturales en el nivel de grupos de individuos funcionan de forma análoga a las operantes en el nivel individual – es decir, prácticas culturales y operantes son seleccionadas por las consecuencias – sin embargo, para el caso de las prácticas culturales, la noción de metacontingencia reemplazaría la de contingencia operante. Esta noción refiere relaciones interdependientes entre prácticas culturales que involucran IBCs (p.ej., las respuestas coordinadas de los individuos intentando liberar el automóvil atrapado en el fango) y consecuencias/productos dependientes de esas prácticas (p.ej., el automóvil liberado del fango; Glenn, 1988; 2004). Clasificaciones adicionales de las metacontingencias incluyen la distinción entre tecnológicas y ceremoniales; las primeras se ejemplifican en esfuerzos colaborativos (IBCs) del tipo caza o siembra que producen alimento para un grupo de individuos, y las segundas en patrones coordinados de conducta del tipo festividades, matrimonios, y celebraciones de cumpleaños que resultan en consecuencias específicas dependientes de dichas IBCs (Pear, 2016). Desde esta perspectiva analítico conductual de los fenómenos sociales y culturales inicialmente propuesta por Skinner, las culturas humanas podrían ser entendidas como conjuntos de prácticas culturales asociadas con el funcionamiento de diferentes aspectos de la sociedad (p.ej., cortejo y apareamiento, crianza, religión, arte y ciencia; Pear, 2016). La evolución de una alta predisposición al condicionamiento operante, la tendencia a permanecer en cercanía a otros individuos de la misma especie (es decir, sociabilidad; Glenn, 2004), y un complejo control de la musculatura vocal (en general, conducta verbal) parecen haber favorecido la evolución de las culturas humanas (Glenn, 2004; Skinner, 1981). Análisis conductual aplicado (ABA)

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. A partir de la década de 1960 y hasta el presente, los principios que se establecieron sistemáticamente en laboratorios de análisis experimental de la conducta (p.ej., reforzamiento, castigo, discriminación, y generalización) se han venido usando ampliamente para desarrollar técnicas de intervención en diversas conductas socialmente relevantes, tales como habilidades sociales en niños y adultos, tratamiento conductual de niños con trastornos del espectro autista, desempeño escolar, abuso de substancias adictivas, e incluso prácticas culturales. A esta área de investigación y práctica profesional directamente influenciada por los supuestos del conductismo radical se le denominó Análisis Conductual Aplicado (ABA por sus siglas en inglés - Baer et al., 1968). Las siete dimensiones características de esta disciplina, como fueron inicialmente planteadas por Baer et al. (1968), incluyen su énfasis aplicado, conductual, analítico, tecnológico, y sistemático conceptualmente, y la preponderancia de la demostración de hallazgos e intervenciones efectivas y de amplia generalidad. ABA difiere de forma importante de otras áreas aplicadas de la psicología en varios aspectos. Primero, no se trata de una disciplina ecléctica. En cambio, está directamente guiada por la teoría y métodos del análisis de la conducta. Segundo, mientras que otras áreas de la psicología aplicada están primordialmente definidas por una población, contexto y/o problemática, ABA se define por sus principios y métodos. ABA aborda cualquier aspecto socialmente relevante de la conducta humana y a veces, no humana, independientemente de la población y contexto, intersectando frecuentemente áreas tradicionalmente independientes como lo son la psicología clínica, educativa y/o organizacional. Así, el objeto de investigación e intervención de ABA no está ligado a un área específica de aplicación o categoría diagnóstica (Lerman et al., 2013).

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Este capítulo proviene de un libro en progreso, su uso es exclusivo para las clases del profesor Wilson, está prohibida cualquier distribución no autorizada. Las tecnologías ABA han producido sistemáticamente importantes cambios sociales en diferentes poblaciones (p.ej., personas que abusan sustancias, estudiantes en diferentes niveles de escolaridad, atletas y deportistas, adultos mayores, empleados en industria y organizaciones, personas con discapacidad intelectual), en diferentes conductas objetivo (p.ej., lectoescritura, tabaquismo, desordenes del sueño, agresión, autolesión, conducta vial), y en una amplia variedad de contextos (p.ej., negocios e industria, escuelas y universidades, hospitales, y en el hogar). La investigación en ABA ha ido más allá de la simple demostración de la aplicación de principios de la conducta y el aprendizaje, llegando a generar conocimiento respecto a los procesos conductuales que subyacen a varios problemas sociales desde una perspectiva más naturalista (Lerman et al., 2013).

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