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FAUSTO REINAGA OBRAS COMPLETAS TOMO I / VOL. II
TOMO I / VOL. II Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia Jach´a Marrka Sullka Irpataña Utt´a Taqi Markana Kamachi Wakichana Tamtachawi Utt´a Ñawra Kawsaypura suyuta sullk´a Kamana Rimanakuy u-mallina suyu kamana Tëtat guasu juvicha ja┼kuerigua jembiapoa Tëtaguasuiñomboat juvicha jembiapoa Depósito legal: 4-1-399-14 P.O. ISBN: 978-99974-825-7-0 Impreso por el Instituto Internacional de Integración del Convenio Andrés Bello (III-CAB) Av. Sánchez Lima Nº 2146 Casilla 7796/Tel (591) (2) 2410401 - (591) (2) 2411041/Fax (591) 2411741 La Paz - Bolivia Noviembre de 2014 Se autoriza la libre difusión de esta obra siempre y cuando se cite la fuente y el nombre del autor. Se prohibe utilizarla para fines comerciales.
Indice General TOMO I
Volumen I Mitayos y Yanaconas Víctor Paz Estenssoro Nacionalismo Boliviano Tierra y Libertad Volumen II Belzu Franz Tamayo Revolución, Cultura y Crítica Volumen III El Sentimiento Mesiánico del Pueblo Ruso Alcides Arguedas España
TOMO II
Volumen IV El Indio y El Cholaje Boliviano La “Intelligentsia” del Cholaje Boliviano El Indio y los Escritores de América Volumen V La Revolución India El Manifiesto del Partido Indio de Bolivia Tesis India Volumen VI América India y Occidente La Razón y El Indio El Pensamiento Amáutico
TOMO III
Volumen VII Indianidad ¿Qué Hacer? El Hombre Volumen VIII La Revolución Amáutica Bolivia y La Revolución de las FF.AA. La Era de Einstein La Podredumbre Criminal del Pensamiento Europeo Volumen IX Sócrates y Yo Europa Prostituta Asesina América 500 Años de Esclavitud Hambre y Masacre Crimen Socrates, Cristo, Marx, Churchill, Roosevelt, Stalin, Hitler, Reagan, Gorbachov El Pensamiento Indio
TOMO IV
Mi Vida
Indice BELZU
Biografía relámpago................................................................... 13
Prólogo......................................................................................... 17
Capítulo I | Belzu...................................................................................... 21
Los primeros pasos de la República .............................. 21
Santa Cruz y Ballivián...................................................... 21
Capítulo II | Belzu, niñez y juventud Juana Manuela Gorriti el amor y la acción política Belzu, su moral y su cultura... 33 Capítulo III | Belzu y la monarquía en Bolivia una calumnia histórica................................................................................ 51 Capítulo IV | Belzu, bandera de la lucha de clases uno de los precursores de la Commune de París............................... 61 Capítulo V | Belzu, Linares, Melgarejo y el indio Belzu y la prensa rosco-gamonal de nuestro tiempo........................ 71 Capítulo VI | Belzu y Melgarejo................................................................ 99 Capítulo VII | Un siglo después de Belzu................................................ 111 FRANZ TAMAYO Prólogo....................................................................................... 129 Introducción.............................................................................. 131
Capítulo I | El ideólogo y el filósofo..................................................... 139
Capítulo II | El poeta............................................................................... 165 Capítulo III | El político........................................................................... 179 Capítulo IV | El maestro........................................................................... 195
La fundación de la Unión Latinoamericana................ 206
Capítulo V | Tamayo y el Ejército.......................................................... 229 Capítulo VI | Tamayo y el indio.............................................................. 247
Primer Congreso Indigenal en el viejo Collasuyo, hoy Bolivia ..................................................................... 269
Cabeza de la rebelión india........................................... 270
Capítulo VII | Tamayo y la clase obrera................................................... 279 REVOLUCIÓN, CULTURA Y CRÍTICA
Crítica a la “crítica”................................................................... 307
Crítica burguesa o contrarrevolucionaria.................... 308
Revolución y cultura................................................................ 311
Belzu, precursor de la Revolución Nacional, y el señor Juan Quirós............................................................................... 315
Dos posiciones.......................................................................... 349
La función de la cultura dentro de la revolución tiene una meta: crear una ideología de la Revolución Nacional.. 353
La traición histórica de la “Autonomía Universitaria”......... 359
¿Qué hacer por el devenir de la ideología nacional?........... 365
BELZU
Biografía relámpago Belzu, este quinto libro mío es un pedazo vivo de mi vida; pedazo tan vital que lleva en sí todo mi ser. Manuel Isidoro Belzu, el héroe, a través de estas páginas se destaca como el personaje más subyugante de la historia de Bolivia, tanto por su mística clase, como por sus grandes sueños y esperanzas de libertad para las masas cholas e indias… Comencé a escribir en las más adversas vicisitudes de la lucha revolucionaria, y lo concluí en el fragor más regio de la Revolución Nacional; exactamente, en los sintomáticos anuncios del parto doloroso de la Reforma Agraria; por ello su advenimiento coincide con la revolución agraria de Bolivia. La H. Alcaldía Municipal, a principios del mes de mayo, año en curso, convocó a los escritores del país a un concurso: …de ensayo biográfico sobre Manuel Isidoro Belzu, sujeto a las siguientes bases: Belzu. El belcismo y su influencia en la historia boliviana. Analogía de la insurgencia multitudinaria del siglo XIX, con la Revolución Nacional de nuestros días. El plazo de presentación de los trabajos, que serán entregados o remitidos en la Oficialía mayor de la Municipalidad, es hasta el 10 de julio de 1953. Se establecen dos categorías de premios: Primer premio, Bs. 50.000; y segundo premio, Bs. 25.000.-, los mismos que serán entregados en solemne acto cultural en las fiestas julias del presente año. La Paz, 10 de mayo de 1953.
A la sazón, el presente ensayo ya se hallaba en pleno trabajo editorial. Tuve que recoger los originales de la imprenta, borroneados, remendados, rasgados, etc., insacule en un sobre y… así llegó al concurso… por este
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Fausto Reinaga tiempo me sentí en el deber, en la obligación de trabajar en la Comisión de Reforma Agraria…, donde puse mi granito de arena. Cuando se tenía que promulgar el pertinente decreto, un imperativo vital, una indomeñable fuerza interior revolucionaria me arrojó para el gran día domingo, 2 de agosto, 1953, a Ucureña… yo que desde mi infancia había luchado y sufrido todos los vejámenes y dolores, calumnias y persecuciones, torturas y cárceles, confinamientos y destierros, llevaba una pesada carga de agonía unamunesca. La angustia revolucionaria colmó toda mi vida; quemé una existencia humana entera a mi ideal: ¡la liberación del indio!... entonces, en el día más grande y feliz de mi vida, el domingo 2 de agosto de 1953, no podía, no me era dado faltar en Ucureña! Con varios compañeros fabriles de la Central Obrera Departamental paceña me embarqué en el tren del 31 de julio…; amanecí en Oruro… El destino quiso poner ante mis ojos un inolvidable y soberbio espectáculo en proceso de la Revolución Nacional: día sábado; el tren avanzaba; más de una docena de coches abiertos estaban repletos de trabajadores mineros que lucían orgullosamente sus cascos, sus ametralladoras y sus dinamitas…; detrás de los mineros encaramados sobre la cubierta de los furgones, miles y miles de campesinos-indios marchaban, radiantes de alegría, a los campos ucureños… a cada instante tronaban los dinamitazos… rasgaba la paz valluna el milenario pututu de la raza, y tras su mugido ululante, dialogaban el tamborileo de las ametralladoras proletarias y campesinas… aquí en este tren se veía objetiva y tangible a la clase obrera respecto del campesinado, en función de vanguardia de la Revolución Nacional… En el cenit del día domingo, 2 de agosto, 1953, de pie, verticales, dos millones de campesinos conquistaron: ¡Tierra y Libertad! Y los 200.000 indios presentes en Ucureña escucharon la voz libertaria de la revolución en quechua, aymara y castellano; y conforme avanza la lectura del D.S., aquella masa lloraba a raudales, parece que con sus lágrimas lavaba sus heridas de cuatro siglos de esclavitud… se sentía, se veía, como el alma de la raza ya sin cadenas, se desperezaba, se incorporaba y recibía, no de rodillas, sino de pie el fuego de Prometeo: ¡la libertad! En aquel infinito vértigo de felicidad, la raza se estremecía al sentir la caricia de la pachamama… el indio, este domingo, 2 de agosto de 1953, lloró, cantó bailó… y, ¿Cómo no había de llorar, cantar, bailar, si había conquistado después de cuatro siglos de rapiña y opresión su Tierra y Libertad?... yo, indio de carne y alma en medio de sollozos entrecortados, a la conclusión de la lectura del decreto fui el primero en gritar: ¡Viva la liberacion del indio! ¡Viva la Reforma Agraria! Océanos de emoción: recuerdos y rosadas esperanzas cruzaron por la mente y el corazón… con un puñado de tierra en la mano y una aureola
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Belzu de libertad en la frente, seguían –cuando yo abandonaba Ucureña bailando mis hermanos indios… De regreso a esta ciudad de La Paz, encontré el fallo del jurado calificador, que a letra dice: Acta del Jurado Calificador.- En la ciudad de La Paz, a los doce días del mes de agosto de 1953 años, reunidos los miembros del jury calificador de los trabajos presentados en el concurso convocado por la H. Alcaldía Municipal sobre “Belzu y la insurgencia multitudinaria del siglo XIX”, procedimos al estudio de la obra Belzu, precursor de la Revolución Nacional. Constatamos, en primer término, que se trata de un ensayo original. Plantea, en forma audaz, la revisión de la historia de cien años, en que emerge la vigorosa personalidad de un caudillo extraordinario. En el movimiento belcista, el autor a través de un enjuiciamiento agudo, descubre una revolución social de envergadura. Las masas indias y cholas se percatan de la situación social y buscan su liberación. Belzu se perfila evidentemente como el precursor de la Revolución Nacional, que se opuso y luchó contra las clases reaccionarias… En mérito a estas consideraciones, el aludido trabajo es acreedor al primer premio. El voto escrito del jurado Augusto Céspedes ha sido disidente. Abierto el sobre respectivo, se verificó que el pseudónimo Chuyma Ninani corresponde al señor Fausto Reinaga. Para los efectos de la entrega del premio, se resolvió poner la presente acta en manos del H. Alcalde Municipal Señor Juan Luis Gutiérrez Granier. (Firmado) Carlos Ponce Sanjinés. (Firmado) Carlos Morales Ávila.
Y ahora Belzu ingresa en el mundo de las ideas políticas. El tiempo se encargará de afirmar o negar su derecho al triunfo…
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Prólogo En el siglo XIX, los exfuncionarios de la corona de España, han gobernado Bolivia, con sujeción a normas jurídicas y éticas del colonialismo, extinto solo en el papel, pero de vigorosa vigencia en la realidad objetiva (economía) y subjetiva (pensamiento) del país. Y en el siglo que va de Belzu a nuestros días, el pensamiento boliviano ha sido elaborado, primero por el gamonalismo, después por la rosca. Uno y otro han amasado en levadura de los más crudos intereses de clase. Todas las estafas y falsificaciones de la intelectualidad gamonal del ochocientos, han sido recogidas, reeditadas y aumentadas por los intelectuales asalariados de la rosca, en la primera mitad del siglo presente. La rosca intelectual, mañosa y sistemáticamente ha instalado “su” pensamiento al pueblo. Desde la escuela hasta la universidad, desde la radio, el periódico, la revista, el libro, hasta la tertulia del café o la cantina, el pensamiento rosco- gamonal ha presionado el cerebro boliviano como un casco de hierro. De ahí que afirmar: “la rosca ha implantado una dictadura totalitaria en el reino del espíritu”1, es expresar una verdad de piedra de toque.
En este estado de cosas, en esta noche de ignominia del pensamiento, encender la llamarada de la verdad histórica es cumplir un deber revolucionario. Por consiguiente: Belzu es no sólo una audacia de pensamiento, una osadía de espíritu; sobre todo, es una réplica al pensamiento gamonal de un siglo. Belzu se propone dar en tierra cien años de historia falsificada. Cien años de dogma suministrado en el cerebro y el corazón del pueblo, del dogma que dice: Belzu fue un mandón, plebeyo e ignorante; y el belcismo fue reynado de la chusma exaltada 2.
1 Véase nuestro Nacionalismo boliviano (bajo pseudónimo Ruy Ripaj) p. 12, 13 y 14; y Rumbo Sindical, 1°noviembre 1952, p. 4. 2 “El caudillo ilustrado como Belzu, Melgarejo y Daza…”. Fernando Diez de Medina, Franz Tamayo, p. 277. Buenos Aires, 1942.
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Fausto Reinaga Oponer la verdad al dogma, ha sido siempre, en todo tiempo y lugar, tarea de gigantes y apóstoles. Nosotros, guardando las implícitas y explicitas relatividades y distancias, también hallamos en el caso de Sócrates, Cristo, Galileo, Servet, Lenin, Gandhi, Tomás Katari. Tupaj Amaru, Tupaj Katari, Murillo, Villarroel, etc.; todos ellos, como sabido es, pagaron con sus vidas la osadía de hablar la verdad, en un mundo encanallecido por la mentira, la hipocresía y la rapiña. El dogma intelectual, político o religioso desde los tiempos de la culta Grecia, hasta nuestros días, ha perseguido y crucificado a los heraldos de la verdad… Aquí no es posible resistir la tentación de exhibir, un trozo de aquella vida: …un decreto, instigado por el adivino Dispeithes, exigió al pueblo que denunciara a todos los que no reconocían las cosas divinas o enseñaban teorías heterodoxas sobre las cosas celestes: y unos detrás de otros empezaron a caer los inculpados. Desde Anaxágoras, acusado de impiedad (año 433), y desde Diágoras, cuya cabeza fue puesta a precio (año 415), hasta Protágoras, desterrado, y Sócrates condenado a la cicuta (año 399). La persecución no se realizaba únicamente contra las personas; una pesquisa minuciosa se practicaba también sobre los libros. Todos los que habían comprado, por ejemplo, los libros de Pitágoras, recibieron orden, por boca del heraldo, de depositar sus ejemplares sobre el ágora, y una vez formado un buen montón, el fuego dio cuenta de ellos. Así la “luminosa” Atenas castigaba con un auto de fe a los que habían osado pensar fuera de las normas consagradas (Ponce, Aníbal. Educación y lucha de clases p. 77, 78, Buenos Aires, 1946).
En las páginas del presente libro, apasionado, pero sincero y veraz, los elementos formales y esenciales del dogma sobre Belzu y el belcismo, han sido reducidos a escoria… Hemos destripado la soez mentira, la canalla falsificación. La estafa de la verdad ha sido denunciada y probada. Hemos arrojado toda la inmundicia dogmatica y hemos desenterrado la verdad histórica. Hemos ido en esta labor tras de Nietzsche y Aníbal Ponce3 y otros espíritus, que hicieron cosa
“…En los tiempos de Belzu y Corrales, es la fuerza desenfrenada de todos los apetitos…”. Discurso de Franz Tamayo, en la 8a Sesión extraordinaria reservada del 26 de diciembre de 1931. Redactor de la Cámara de Diputados. P. 183. 3 “La Grecia de Schiller y Renán, de Ruskin y de Taine continúa seduciendo a los espíritus con sus mejores engaños. En vano Nietszche mostró violentamente los aspectos sombríos de la vida griega; en vano Deonna, Picard, Schuhl siguen mostrando en nuestros días lo que hay de falso y de grotesco en los pretendidos dogmas sobre “la perfección” y la “serenidad” de la vida ateniense. El “milagro” de que habló Renán sigue fascinando
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Belzu semejante, por ejemplo, con los dogmas de la cultura griega y la moral hipócrita y usuraria del austero, del “virtuoso” catón, el censor de Roma4. En cuanto a la forma y estilo, hemos empleado el vigor expositivo que exigía el tema. Porque creemos con Lenin, que toda persona de convicciones firmes que piensa que da algo nuevo, escribe con ardor y brío, y escribe de manera que destaca con fuerza sus puntos de vista. Sólo quienes están acostumbrados a nadar entre dos aguas carecen de todo brío (Lenin ¿Qué hacer?, p.82). * * * Manuel Isidoro Belzu, el “Mahoma boliviano”, el “apóstol de los indios”, hace un siglo justo, movilizó a las masas indias del agro y a las masas cholas urbanas; éstas al estentóreo estampido de ¡Viva Belzu! destrozaron los ejércitos condotieros, y aquellas, al ronco mugido cósmico de un volcán en erupción de ¡Tata Belzu!, se enfrentaron al poderío gamonal… cholos e indios, rojas antorchas revolucionarias, hace cien años, anunciaron la aurora nacionalista en contraposición al colonialismo supérstite… Bajo el influjo y conducción de Belzu, el genial caudillo, el servaje indio y la clase explotada urbana sintieron y vivieron el milagro del advenimiento de una nueva conciencia social, que tuvo la virtud de fundir los prejuicios de casta, los hábitos feudales y la servidumbre material y espiritual. Esta conciencia social revolucionaria derritió, por otra parte, la inmunda grasa religiosa con que el híbrido catolicismo boliviano había embadurnado el corazón y el alma de los hijos del sol, en estos ámbitos del viejo Collasuyo. Subrayamos el hecho, porque en un periodo revolucionario vale más, mucho más, el advenimiento y la madurez de la conciencia social revolucionaria (en sí y para desde lejos con la calma y la luz que le atribuye. Tengamos el valor de apartar los mitos literarios y de reconocer al propietario de esclavos y al usurero calculador en esos pretendidos semidioses que discurrían siempre con palabras armoniosas bajo los pórticos de mármol blanco” Aníbal Ponce, Educación y lucha de clases, p. 53. 4 “Catón, el austero Catón, resumen y prototipo de las virtudes romanas –aquél que removió un día a Manlio, del Senado, porque besó de día a su esposa a la vista de su hija– se pasó la vida vociferando contra el lujo y hablando de la necesidad de crear nuevos impuestos en proporción a los esclavos que tenía cada noble. Pero así como el ideal de la belleza no era incompatible en Atenas con la usura; así también las virtudes del Vir Bonnus no eran en Roma incompatibles, no ya digo con la usura, sino ni siquiera con esos menesteres que entre nosotros están reservados con los caftens (alcahuetes)… Catón no sólo martirizaba a los esclavos, no sólo los instruía en determinadas artes para venderlos después a mejor precio; no sólo abandonaba a los esclavos inservibles como a “hierro viejo”, sino que cobraba, además, una tarifa a los que quisieran holgar con sus esclavas…”. Plutarco, Vidas paralelas, T. IV, p. 37.
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Fausto Reinaga sí), que el asalto y la posesión precaria de los bienes raíces y privilegios de la clase dominante. Belzu hizo una gran revolución social de su tiempo. El gigantesco desfile indio del 9 de abril, 1953 (primer aniversario de la Revolución Nacional), que se ha realizado en la ciudad de La Paz, es una repetición, al tenor y estilo contemporáneos, de los grandes desfiles indios de la época belcista… Belzu, por haber movilizado a las masas urbanas y campesinas, con elevada conciencia revolucionaria y sentido de clase, y haberlas enfrentado a la casta de terratenientes gamonales de su tiempo, viene a ser el más auténtico Precursor de la revolución nacional de nuestros días… La Paz- Bolivia- julio, 1953
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Capítulo I
Belzu Los primeros pasos de la República Santa Cruz y Ballivián Belzu, hijo de la entraña popular, cumplió su misión histórica sirviendo a su clase. Inició en Bolivia la etapa multitudinaria. Exaltado al poder por la masa, ha sido sostenido y garantizado por ella. Caudillo de las masas, Belzu, vive en el corazón del pueblo explotado de la patria. Gabriel René Moreno, dice: …fama de especie particular, circundaba el nombre de Belzu en el exterior. Un libro aparecido años atrás en París –consignaba– lo que sigue: “Belzu fue uno de aquellos tipos curiosos de la historia americana que merecen un estudio especial. Como ninguno, ha tenido el talento de fanatizar con su persona las masas, hasta el punto de merecer el nombre, que con justicia se le ha aplicado más de una vez de Mahoma boliviano. El pueblo y la indiada, que en ese país es muy numerosa, lo adoraban de manera extraña. Si ha habido un nombre popular en el sentido genuino de esta palabra, en algún país, ese nombre es el de Belzu en Bolivia, no hay quién no lo sepa. Aun hoy en día, los indios de las altas mesetas de la cordillera vierten lágrimas a su recuerdo. Belzu es hoy un tipo más que un personaje histórico…”5.
Y, Juana Manuela Gorriti, notable escritora argentina, que fue la esposa de Belzu, pero que vivió separada de él, escribe sobre la popularidad mesiánica, diciendo:
5 Moreno, G. René. Matanzas de Yáñez, p. 288, 289.
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Fausto Reinaga …Aquel hombre que pudo gloriarse de haber fanatizado y hecho eterno el más inconstante de los sentimientos humanos, el amor popular… la pobre obrera, el artesano, el mendigo, guardan entre los relicarios venerados de su piedad, el retrato de Belzu. Penetrad en el interior de las punas y veréis que en las chozas de los miserables indios, arden devotas lámparas ante su imagen…
Mariano Baptista, el príncipe de la oratoria de la Bolivia gamonal, testigo presencial de la Commune de París, el que le acompañó hasta su lecho de muerte a Linares, el más grande jefe de la reacción conservadora del país, dice: …Hombre que podía incorporarse en las pasiones que lo rodeaban, atento al ruido sordo de las masas y conocedor de los instintos, magnánimo en ocasiones, violento en otras, caudillo en su actitud y en sus arranques, Belzu representó el poder de las multitudes. Tata le llama la indiada y el ¡viva Belzu! repercute todavía, a través de largos años, lanzado por la estentórea voz de la cholada…6. Las clases cultas, vale decir, las clases poseedoras, tienen nombres representativos, guías expertos y buenos servidores en un número suficiente y, por otra parte, no vacilan en tomarlos de entre la clase obrera si le son precisos. …Las clases pobres son pobres en hombres y éste es uno de los factores más trágicos de su destino...7.
Si tomamos en cuenta la infancia de la república y en ella la proto-historia de la organización de la clase obrera, aun más, la segunda gran acción (después de 1780-81) de la indiada nacional, cobran carácter e importancia singulares las palabras de Serge… Pues, ante la muchedumbre de doctores y generales de que disponía la casta gamonal; tan paupérrima, tan pobrísima era la clase explotada, que tuvo, que dispuso de un solo hombre: Belzu. La fuerza política belcista, por eso triunfa en el tiempo y en el espacio. Sus mismos detractores contemporáneos y de hogaño reconocen en él al líder prístino de la democracia social; el primer presidente genuinamente boliviano. Lo que equivale que sus predecesores no fueron tan bolivianamente bolivianos. Esto es, bolivianos de carne, corazón ni de espíritu, aunque hayan nacido, igual que Belzu, bajo el mismo cielo.
6 Baptista, Mariano.. Don Daniel Calvo, p. 1, La Paz, tipografía religiosa, 1881. 7 Serge, Victor. De Lenin a Stalin, p. 10. Ed. Imán.
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Belzu * * * La guerra de la independencia en el Alto Perú, la hicieron los cholos alto peruanos y los indios. Todos los historiadores, en los 128 años de vida republicana, se han empeñado en tergiversar u ocultar tal hecho. Los criollos, hijos de españolas o en indias americanas, formaron en las filas de los ejércitos realistas. Andrés de Santa Cruz, José Ballivián, Pedro Blanco, Ollanta, Urcullo y cien más, lucharon con tenacidad y ferocidad por la causa del rey; esto es, contra la libertad del Alto Perú8. Y cuando la revolución, crepitaba anunciando su próxima victoria, unos se separaron a la causa de la libertad, y otros se cruzaron de brazos… En esto, sobrevino la defección de Tumusla… Los guerrilleros, hechos estrategas y soldados indomables, lucharon solos y sin dar reposo a las huestes enemigas por el lapso de 15 años. Ni los ejércitos auxiliares argentinos, que fracasaron; ni el ejercito libertador, a la cabeza del cual marchaba el vencedor de Ayacucho, pueden arrogarse y ostentar la gloria de haber dado libertad al Alto Perú. Cuando se produjo la capitulación de Ayacucho y fue ya una realidad la libertad del Bajo Perú, nuestros padres aún seguían en pleno fragor de combate. Hasta que en la batalla de Tumusla (2 de abril de 1825) cae derrotado y muerto el general Pedro Antonio Olañeta, jefe del ejército realista…los postreros cañonazos de Tumusla no fueron más que una salva de homenaje al ejército libertador, el que sin disparar un tiro, hizo su desfile triunfal hasta Chuquisaca9.
La masa combatiente de cholos indios, en los quince años de fragorosa como heroica lucha, había perdido la mayor parte de sus caudillos. Los Murillo, Arze, Padilla, Camargo, Warnes, Zárate, Nogales, Chinchaya, Mercado, etc., habían ofrendado sus vidas en el holocausto de la patria. Sólo nueve de los 102 guerrilleros pudieron recibir el beso de la aurora del año 1825, entre ellos Juana Azurduy, José Miguel Lanza y Eustaquio Méndez. Sobre la tumba de los que se sacrificaron por la posesión de esta “tierra inocente y hermosa”, con desvergüenza y cinismo chapetonescos, tomaron las riendas del gobierno de la república, precisamente, los señores chapetones, los españoles, los exrealistas; aquellos que habían luchado contra la causa de Murillo, Warnes, Arze, Padilla. La casta terrateniente feudal había
8 “A los Santa Cruz, los Ballivián, los Linares –Juana Azurduy de Padilla– los consideraba como realistas disfrazados de republicanos…” Gantier, J. Doña Juana Azurduy de Padilla, p. 249. 9 Fausto Reinaga. Villarroel,
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Fausto Reinaga salido intacta de la contienda revolucionaria. Sus fuerzas materiales no sufrieron daño ni menoscabo. …La emancipación no significó reparto alguno de despojos, ya que no expropió bienes de ninguna clase a realistas, criollos ni peninsulares; todo lo contrario, si algún cuidado tuvieron los libertadores fue el respetar la propiedad, aunque haya sido enemiga, e incluso reconocieron la deuda española, al revés de otros países recién independizados. A la proclamación de la república no hubo confiscación de tierras ni cosa que se le parezca en el agro boliviano; lo único que se repartieron los doctores y los militares fueron los empleos y los honores10.
Ninguno de ellos (los exrealistas) había alzado un fusil, una pica, una tranca frente a los europeos usurpadores. Ahora recibían con discursos rendidos y locas aclamaciones a los “vencedores de los vencedores de Napoleón. La Constituyente de Chuquisaca contó entre sus miembros a los grandes hacendados, mineros, comerciantes, doctores y antiguos funcionarios de la corona. Dos de estos reinan sobre la Asamblea en clase de puros y apasionados repúblicos: Olañeta y Urcullo. Ollañeta, “el hombre de alma de fuego” –según Urcullo–; y Urcullo, “docto apóstol de la ley” –según Olañeta–. Gabriel René Moreno, con menos lirismo, pero con más precisión, los califica de este modo: Urcullo y Olañeta habían sido compadres enérgicos en el servicio del Rey durante la guerra de la independencia. De la noche a la mañana –Junín y Ayacucho–, se hicieron compadrísimos en el servicio misterioso de la patria. Anduvieron después a las veces en bandos opuestos al servicio de la república, más fieles a aquellos compadrajes que les habían constituido en ínclitos padres de la Patria en el país altperuano. La Creación de Bolivia (continua el autor a quien estamos citando) de Sabino Pinilla, contiene este otro dato suplementario acerca de ambos personajes: “habiendo marchado el Dr. Casimiro Olañeta a Montevideo, en busca de fusiles, D. Manuel María Urcullo le sucedió en la plaza de secretario general realista. Los fusiles, tanto como los secretarios, contraíanse a la misión de defender la monarquía aplastando la revolución libertaria”11.
Esta casta estafadora de los derechos ganados en quince años de cruenta guerra, cuando percibe la idea de que el libertador Bolívar intentaba orga 10 Vásquez – Machicado. “Un libro sobre el dictador Linares”, La Razón, p. 2, suplemento literario, 14 Nov 1948. 11 Montenegro, C. Nacionalismo y coloniaje, p. 51.
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Belzu nizar el sistema rentístico y tributario de la nación, en actitud desafiante, enarbolando “la soberanía y la independencia de la República”, rechazó toda intervención en la conducción de la riqueza nacional. Porque esto era un derecho privativo, propio de la clase dominante, vale decir, de la clase feudal erigida en clase gobernante a la republicana. Tal clima de aversión gamonal contra los libertadores, llegó, en 18 de abril de 1827, a herir, nada menos, el brazo que había empuñado la espada de la libertad en Ayacucho. Sucre cayó herido. Olañeta besaba los pies de Sucre, al mismo tiempo que atizaba la revuelta contra el glorioso Mariscal de Ayacucho. Olañeta era la fiel y típica expresión intelectual y moral de los terratenientes feudales que se instalaban en el gobierno de la nación. * * * Santa Cruz y Ballivián, en su calidad de presidentes, afianzaron y, en cierto modo, consolidaron las bases de la nacionalidad. Caudillos militares, hicieron tal cosa a base del soldado; de espaldas al pueblo. El primero, puso fin a la anarquía gamonal secante, que amenazaba dar en tierra con el armazón de la nacionalidad… y luchó tenaz por la Confederación Perú–Boliviana. Y, el segundo venció al general Gamarra en los campos de Ingavi. Santa Cruz tomó las riendas del gobierno en las repúblicas de Perú y Bolivia, desde el mes de julio de 1833, hasta el 19 de febrero de 1839. Este Mariscal de Zepita, indio por el color de su carne, el latido de su corazón, como por la acción de su voluntad, resucitó en el siglo XIX, como resucitaron 58 años atrás (1781), Tomás Katari, Tupaj Amaru y Tupaj Katari, resucitó –repetimos– por el espacio de seis años el gran Imperio del Tawantinsuyo. Por la boca de este Mariscal indio, habló el pueblo milenario de los incas, con la voz del destino histórico. Santa Cruz comprendió y sintió que la conjunción Perú-Boliviana, era una necesidad eterna y que respondía al imperativo biológico de la geografía y la historia; de la tierra y el hombre… pues, la unidad geográfica y económica de los Andes es indestructible… así como la urgencia de la lucha por la unidad política es una necesidad imperativa. La sangre incaica que corre por las venas de Bolivia, el Perú y el norte argentino es demasiado evidente. Por ello, la historia, cumpliendo sus designios, tarde o temprano, anulará este fraccionamiento caprichoso y absurdo y restablecerá la unidad natural Perú–Boliviana, como una región, dentro de la gran nación de América Latina. La confederación fue el principio de la ejecución o la cristalización del ideal bolivariano en la tierra de los hijos del sol; lo cual, para la casta gamonal, era una pesadilla. Al hombre feudal, le infunde miedo la patria grande.
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Fausto Reinaga De ahí que a Santa Cruz, no le llamaba sino: “el indio jetón”, “el alzado contra sus señores, a quienes (hereje y osado, FR) impuso la autoridad y la ley republicanas (casi) como un caudillo de la clase adversaria…”. Dentro las luchas de los sectores gamonales entre sí, aconteció igual cosa con Ballivián. La oligarquía terrateniente, en sus capas más reaccionarias, nunca se le aproximó lealmente. Los anatemas y los insultos que a diario arrojaba dicha capa, eran un zumbido perenne en los oídos de Ballivián. “César de barro, lodo y podre”, lo llamó Mariano Serrano, Presidente de la Convención de 1825. “El bárbaro que nos insulta”, repitió Linares. La Asamblea Nacional de oligarcas, dispuso: “que quien entregue muerto o vivo al rebelde José Ballivián sería declarado patriota en grado eminente”. Lo acusaron de “metido en la infernal escuela del prófugo de Yungay”, al verle continuador de la política crucista. * * * El siglo XIX llega a su cenit y aparece Belzu. Bolivia, a la aparición del caudillo, geográficamente era un inmenso territorio, que se extendía desde la costa del Pacífico, por el interminable altiplano hasta los llanos del oriente, que se dilataban desde la cuenca platense hasta el Amazonas. Tenía una extensión de tres millones de kilómetros cuadrados; y un litoral sobre el Pacífico de cuatro grados geográficos. El territorio contenía un conglomerado social, aparentemente amorfo y complejo; pero a la luz de la verdad, no había más que la casta gamonal y el indio, hecho minero o yanacona. Y entre sus estratos se podía registrar o ver, el selvícola, viviendo en pleno estadio de barbarie. El indio comunario, depositario de la civilización y sistema incaicos, y la gleba feudal, con su martirologio de padecimientos, que le predisponía ser un bruto destinado a la inhumana explotación. En el otro extremo, aparece el aristócrata de la cursi criollería feudal. Cuyos hechos lindaban en lo ridículo o se sumergían en lo absurdo. Como aquello, de que el presidente Daza deseaba hacer de Bolivia una factoría francesa; pues, dijo, en un banquete: en vez de llamarnos latinoamericanos, deberíamos llamarnos francoamericanos. El bastión del gamonalismo, Chuquisaca, ha de ofrecernos no sólo la grotesca imitación de las corrientes literarias junto a las modas de trajes femeninos y masculinos, sino ha de pujar por presentarnos une petite París, con su Arco del Triunfo y su Torre Eiffel de ocho metros de alto… Para la casta gamonal afrancesada del siglo XIX, no había conciencia nacional, alma nacional, pasión nacional; vivía ausente de la verdadera patria; afanada y sumergida en las actividades, preocupaciones y estilos a la francesa…
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Belzu Entre tanto, precisamente, en el indio y el mestizo se encarnaba la patria; en sus corazones y sus conciencias bullía potente, virgen y regio el sentimiento de la nacionalidad, si se quiere, conciencia nacionalista. Según el grado de cultura y sufrimiento, quizá escurridiza aún, tal vez en estado de larva, pero al fin sentimiento y conciencia, que más tarde, a los veinte años, a un siglo habrá de manifestarse en milagros de epopeya. La conciencia de la patria, con los cholos y los indios de Belzu, se transforma en conciencia definitiva para la patria. Y serán los indios y cholos, al través de un siglo, con el sudor de su frente, la sangre de sus venas o el sacrificio de sus vidas, quienes han de guardar y defender la sacra heredad, la patria.
Los ex-realistas, nietos y biznietos de la colonia que, a nombre de la Patria feudal, se habían apoderado de las arcas nacionales y conservado intangible la riqueza del suelo y del subsuelo; los exmedradores de la Corona de España continuaron en posesión de los altos cargos públicos, así como de las tierras y de las minas. Digamos de paso, que la revolución de la independencia, por obra y gracia de estos chapetones, no llegó a vulnerar absolutamente la infraestructura social; el sistema económico, como dicho queda, de la colonia persistió intangible desde el advenimiento de la república. Todos los presidentes, hechos a imagen y semejanza de la casta dominante, no hicieron otra cosa que servir solícitos los intereses de su clase. La patria para ellos no era más que una pelea desenfrenada en torno al poder, por el poder y por la “libertad” de explotación a las grandes masas indias y mineras. El obrero, el minero, el indio en su concepto, antes como ahora, tenía un solo destino en la vida: trabajar y nada más que trabajar. No tenían ningún derecho, ni podían, por ende, participar de actividad alguna en la suprema tarea de la estructuración nacional. El obrero minero, como el indio, eran considerados, apreciados y valorados por el grado de sumisión y obediencia. Mayor valor a mayor sumisión y ciega obediencia. La masa estaba aherrojada, atrincada por el hambre y la ignorancia que eran tenazas de acero de un complejo de inferioridad aplastante. Su espíritu, espíritu de siervo, le separaba por un abismo insalvable de la casta gamonal. Queda, pues, establecido, el hecho de que los doctores, ricos mineros, poderosos terratenientes, los ex funcionarios de la Corona de España, tomaron, al llegar a la república, las riendas del poder.
En consecuencia, y muy a pesar de la “Libertad, fraternidad, igualdad” republicanas, permanecía intacto el sistema económico colonial. Los doctores, mineros y los comerciantes ricos eran los amos y señores en las ciudades. Y en el campo, seguían intocados el latifundio y el siervo. Bolivia era una república sólo en el papel, porque en el hecho seguía inalterable
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Fausto Reinaga material y espiritualmente la colonia. Ni Santa Cruz ni Ballivián alteraron lo mínimo este estado de cosas, hombres e ideas. Ellos mismos eran dueños de latifundios y de siervos. Sintieron y pensaron como cosas naturales la existencia y la presencia de la casta gamonal como del servaje glebal. En ambos, subsiste recio y perenne el sentimiento peninsular. La conciencia de clase estalla en todos los actos de gobernantes. En el fondo de estos “entorchados” presidentes, se halla viva el alma del encomendero español. Santa Cruz es dueño de enormes latifundios: Guacuyo –cerca de Copacabana–, una hacienda en los Yungas y Tuhuapalca, en Río Abajo y millares de siervos indios son de su propiedad. Así, como en el altiplano Chúa y Cantapa, y en Río Abajo, Cebollullo y también millares de siervos indios colonos son de la propiedad del latifundista gamonal, general José Ballivián. Es preciso definir la forma, la esencia y la acción del gamonalismo, y nadie como Mariátegui, ha desentrañado esta realidad social; que desde 1800 hasta nuestros días, 1953, en puridad de verdad, sigue en nuestro país en situación de mando y dominio. El término “gamonalismo” no designa sólo una categoría social económica: la de los latifundios o grandes propietarios agrarios. Designa todo un fenómeno. El gamonalismo no está representado sólo por los gamonales propiamente dichos. Comprende una larga jerarquía de funcionarios, intermediarios, agentes, parásitos, etc. El indio alfabeto se transforma en un explotador de su propia raza, porque se pone al servicio del gamonalismo. El factor central del fenómeno es la hegemonía de la gran propiedad semifeudal en la política y el mecanismo del Estado. Por consiguiente, es sobre este factor sobre el que se debe actuar si se quiere atacar en su raíz un mal del cual algunos se empeñan en no contemplar, sino las expresiones episódicas o subsidiaras. El gamonalismo invalida inevitablemente toda ley u ordenanza de protección indígena. El hacendado, el latifundista, es un señor feudal. Contra su autoridad, sufragada por el ambiente y el hábito, es impotente la ley escrita. El trabajo gratuito está prohibido por la ley y, sin embargo, el trabajo gratuito, y aun el trabajo forzado sobreviven en el latifundio. (La Constitución Política de Bolivia, en su artículo 5º, dispone: “No se reconoce ningún género de servidumbre y nadie podrá ser obligado a prestar trabajos personales sin la justa retribución y sin su pleno consentimiento”; y, sin embargo, dos millones de indios se hallan sometidos a los trabajos gratuitos y también forzados en los latifundios de Bolivia, FR). El juez, el subprefecto, el corregidor, el cura, el
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Belzu comisario, el maestro, el recaudador, están enfeudados a la gran propiedad. La ley no puede prevalecer contra los gamonales. El funcionario que se obstinase en imponerla, sería abandonado y sacrificado por el poder central, cerca del cual son siempre omnipotentes las influencias del gamonalismo, que actúan directamente o a través del parlamento, por una y otra vía con la misma eficacia. El régimen de propiedad de la tierra determina el régimen político y administrativo de toda nación. El problema agrario –que la república no ha podido hasta ahora resolver–, domina todos los problemas (con excepción del Superestado minero, FR) de la nuestra. Sobre una economía semi-feudal no pueden prosperar ni funcionar instituciones democráticas y liberales12.
Un ejemplo. San Pedro de Buena Vista, capital de la Provincia Charcas, del Departamento de Potosí, es un risueño y vistoso pueblecito que cuenta con unas dos mil almas. Las que no saben, incluyendo a ancianos y niños, de ningún trabajo productivo. El 100 por ciento de la población se pasa el año bebiendo chicha. En el periodo de las cosechas, se vacía literalmente aquella población. Como moscas a la miel, se ha volcado toda integra, hacia el fruto del trabajo de los indios… a cambio de coca, chicha, aguardiente, espejitos, pañuelitos y demás chucherías por el estilo, recolecta cada familia cientos de quintales de papas, chuño, maíz, trigo, ocas., etc., además de varias docenas de cabezas de ganado vacuno, lanar, porcino, etc., y gallinas, huevos… los que no pudieron llevar consigo chucherías, alquilan su fuerza de trabajo al indio, el cual remunera en especies de los frutos que cosecha. El caso es que con trabajar, con casa, cama y comida puestas, de a cinco horas diarias, en un mes, ya tiene para encargar el traslado, a los mismos indios, de centenares de cargas; quiere decir, que tiene asegurada la despensa para el año; ya puede dedicarse tranquilamente a la borrachera cotidiana todo el año… En las faenas del cultivo, la siembra, el cuidado en el crecimiento de las cementeras, ningún pueblerino se asoma por allí. El indio suda el trabajo hasta la cosecha. Aquí se presenta, alegre y cantarín, el zángano. Kayna huatamanta, Chayka chayamuni, Akhja pokoscachu, Kallarij jamuni…
Del año pasado aquí ya he llegado, ¿madura está la chicha? a comenzar he venido…
Aquí sí, a las duras no están, a las maduras nadie falta… 12 Mariátegui, José Carlos. Siete ensayos…, p. 26, 36.
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Fausto Reinaga La opinión publica sampedrina, ha invertido la reputación, la dignidad, el honor y el valor del trabajo personal. Ha puesto al revés el verdadero concepto del trabajo, que es producción. El individuo, cuanto más rapaz y cruel déspota es con el indio, merece y goza de la más alta reputación; su conducta sirve de ejemplo social; se le exorna de un bello calificativo público, se le nombra: “un hombre trabajador”. Cuanto más ensancha y agranda sus tierras, desde su origen, producto de la rapiña, a costa de las tierras de la comunidad, tanto más mirado y admirado es, como digno de venerable respeto. De él se dice, que es un hombre de empresa, de singular talento y valentía a prueba… para las festividades religiosas católicas de San Pedro y Vela Cruz, toda la población elabora chicha, sin excluir de esta empresa a los sacerdotes católicos y pastores protestantes, abogados, jueces, maestros de escuela, sub-prefecto, intendente, corregidor, etc.… cuando los indios ingresan al pueblo, los vecinos los atrapan y les hacen beber y emborrachar por un par de días. Da asco la degeneración cínica de los letrados e iletrados cholos; aquellos anotan en papel, a ojo de buen cubero, el nombre del indio y los miles de pesos que se adeuda por el consumo de la chicha. Los analfabetos anotan mentalmente, a capricho; pero unos y otros, le largan a cada indio con la cosecha embargada de antemano. Suceden casos, que el indio ha bebido toda su cosecha, y la levanta para entregársela al dueño de la chicha… Cuando han concentrado y almacenado en el pueblo, en su casa el producto de la estafa, comienza la sucesión de fiestas. Canta esta frasecita en la boca popular: “ha terminado fulano su cosecha y tal día es su convite…” y así de uno en uno, lucen no sólo sus platos aderezados y su chicha elaborada de acuerdo a su rango y calidad de asaltante, que es para ellos signo de poder y de riqueza, sino que exhiben como escuela de la vida sus “heroísmos” de atraco y asalto de propiedades, hasta los programas impunes que consuman con la vida de los indios… el tinterillaje es una especie de instinto popular. Mujeres analfabetas riñen, condimentando sus ataques y amenazas, con la recitación de artículos íntegros del código penal.
En síntesis, el indio mantiene a toda la población chola, ociosa y borracha de San Pedro.
Y el de San Pedro no es un hecho aislado en el país; al contrario es un hecho generalizado, común. De las ciudades, de las minas, la gente acude a las cosechas de los indios. Se pertrecha una gran parte del año… y no vuelve a acordarse para nada del indio labrador, hasta que vuelve a llegar la otra cosecha… Esta configuración de la costumbre, que es más fuerte que la ley, arranca su raíz de la colonia. Los ex-realistas, criollos y cholos, en los primeros
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Belzu pasos de la República, no la atacaron, muy al contrario la defendieron y la consolidaron. Sobre las espaldas del indio caía toda la explotación gamonal 13. Belzu, reaccionando contra este estado de cosas, será el revolucionario más grande del siglo XIX. La grandiosidad de Belzu, surge aquí: en haber arrancado a la masa y conjugado con ella dentro la excelsa tarea de hacer patria; en haber descubierto la potencia creadora de la masa en función de clase; en haber deslindado posiciones categóricas entre las masas indias y cholas y la casta oligárquica gamonal, dentro de la dinámica de la ineluctable lucha de clases, y por fin, en haber actuado y haberse identificado con las aspiraciones y los intereses de las mayorías explotadas. En suma, en haber sido impulsor, conductor y redentor de ellas.
13 Reinaga, Fausto. Tierra y libertad, p. 43, 44, 48.
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Capítulo II
Belzu, niñez y juventud Juana Manuela Gorriti el amor y la acción política Belzu, su moral y su cultura En la niñez y la adolescencia de Domingo Faustino Sarmiento, intervienen dos frailes, el Obispo de Cuyo, José Eufronio de Quiroga Sarmiento y el presbítero José de Oro; en las de Aniceto Arce, el franciscano Fray Baltazar Arce y en las de Belzu, los padres franciscanos. Manuel Isidoro estuvo seis años de pupilo en el convento de San Francisco de La Paz. Manuel Isidoro, que sentía crepitar en sus venas junto a la sangre india, el fuego de la sangre árabe; sensible, alucinante; sangre soñadora, hizo que el pequeño Isidoro, en los amplios corredores del convento, en el Altar Mayor del Templo, viese en su imaginación nada más que batallas; y oyese en vez de la música sagrada del coro, timbales y cornetas que anunciaban la victoria de la libertad…De noche, devorado por la fiebre cerebral, despierto soñaba con Bolívar, Sucre, San Martín, Güemes, O’Higgins… Ya se sentía jefe de un bravo escuadrón de caballería que, blandiendo una espada toledana con un puño de oro…, se precipitaba sobre el enemigo; o bien, ya se veía presidente de todos los compañeros de escuela; chiquillos desnutridos, descalzos y andrajosos, que merced al saber y el corazón de él, cambiaban de suerte y se convertían en gentes de consideración y respeto. San Francisco de Asís, cuya vida la sabía de memoria, el bienhechor de los pobres, de los enfermos; el hermano de las aves y las fieras, había por otra parte inyectado grandes dosis de su misticismo humanista. Manuel Isidoro; igual que el hermano Cessco, estaba grávido de amor y de bondad por los que sufren de hambre, sed, injusticias y explotación… Belzu tiene su ambiente
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Fausto Reinaga hogareño en la vida de una chola “pajuelera” de la plaza de San Francisco de La Paz, y en la de un humilde minero del pueblo de Poopó. Los padres franciscanos y los niños de arrabal que acuden a sus escuelas, han tejido su clima espiritual. El pequeño Manuel Isidoro, en su casa y la escuela, se arrebuja y acaricia una conciencia de clase dominada. Sufre y padece las angustias económicas de su madre. Le hieren profundamente las alternativas, los azares de la vida minera de su padrastro. Contempla largas horas, en el rostro de sus compañeros de aula, las huellas de miseria y dolor. Por haber venido al mundo en una época convulsionada de guerras revolucionarias, por haber nacido de un hogar proletario, y por haberse nutrido espiritualmente en las aulas populares de una escuela franciscana, Manuel Isidoro, nació pues revolucionario. Por eso, tanto la herencia del sentimiento, como la herencia del pensamiento hablaron y actuaron revolucionariamente en Belzu.
Belzu nació en La Paz, el 4 de abril de 1808. Su madre, doña Manuela Humérez, paceña de cepa, trabajadora, de gran capacidad intelectual y afectiva, es la popularísima “pajuelera” de San francisco. Su padrastro, don Gaspar Belzu, es un modestísimo minero de Poopó. Cuando Manuel Isidoro era un niño, lo llevaba cariñosamente en brazos para que escuchara los comentarios que hacían las gentes del bajo pueblo, sobre los episodios de la guerra de la independencia del Alto Perú. Un día, ¡un glorioso día!, lo vistió de fiesta para que fuera a ver la entrada de Bolívar en La Paz, y presenciar el episodio de la llave, con el que la patricia Eguino, su protectora, culminaría sus luchas por la libertad. La algazara de la población paceña al recibir al héroe y los honores que le tributaron, hicieron nacer en el espíritu del adolecente, extrañas emociones. Nunca se apartó de la imaginación de Belzu, el desfile de Bolívar por las estrechas calles de La Paz, encabezando los gloriosos batallones de la segunda división de Colombia que pasan cubiertos de flores que les arroja el vecindario. Iba montado el héroe en hermoso caballo blanco, y lo acompañaban, a su derecha, el Mariscal Sucre, a su izquierda, el general José María Córdova, joven jefe colombiano de legendarias hazañas, y el famoso guerrillero de la independencia del Alto Perú, José Miguel Lanza. Cuatro héroes encabezaban aquel desfile… Lo educaron en la escuela de San Francisco de La Paz, donde sus condiscípulos lo llamaban indistintamente el “árabe” o el “pajuelero”, lo último por el apodo de su madre. Su padre adoptivo quiere hacerlo padre franciscano, al observar su aspecto nocturno y casi místico, y lo tiene siete años de pupilo
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Belzu en el convento; pero su madre lo alienta ocultamente para que sea militar. Ella comprende mejor su espíritu. Una noche, Manuel Isidoro, fuga a escondidas y se une a un destacamento de soldados que se dirige a Perú, a incorporarse al ejercicio de la confederación. Su madre lo espera en El Alto de La Paz, con el morral lleno, y lo anima cariñosamente para que vaya a “hacer una patria grande”. La gloria y las ideas del general de Santa Cruz, la han alucinado, y se declara francamente “crucista”. Fue penosa la marcha del recluta por la altiplanicie andina. En las noches, cuando le vence la fatiga y descansa en el vivac, sueña que el ejército de su patria desfila frente a él. El pasa revista, montado en brioso caballo. El árabe obra en el subconsciente. Se ve empuñar la espada, curva y afilada como un alfanje, y vestido de uniforme rojo con galones dorados que brillan bajo el sol luminoso. (En sus meditaciones, siente que de su ser nace el caudillo conductor del pueblo; FR). Le duele la miserable existencia de los indios, el atraso de los cholos... Sus ansias –son incontenibles– para mejorar su condición social. Ha leído mucho –se ha familiarizado con Proudhon, Engels, Marx, que entonces apenas se conocen, y alguien lo designa con el calificativo de “comunista”, empleando por primera vez en Bolivia este término, según Sotomayor Valdez14.
* * * Juana Manuela Gorriti nace el 15 de junio de 1818, en la Hacienda de Los Horcones, Provincia Salta, República Argentina. Sus padres son el general Don José Ignacio Gorriti (universitario casi para doctorarse en la universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca); y su madre, doña Feliciana Zubiria. El canónigo, Juan Ignacio, hermano de su padre, literato e historiador, toma a su cargo la educación de la niña, la cual a sus trece años tiene que abandonar los Horcones para exiliarse en compañía de su padre, su tío, el canónigo y su madre, en la ciudad del Guadalquivir, Tarija de Bolivia. La joven Gorriti, por su talento singular, el temperamento artístico, su exquisita sensibilidad y su delicada pluma, pronto se convirtió en una especie de hada irradiadora de cultura, belleza e inspiración para la intelectualidad y clase culta del valle chapaco… A la sazón, el capitán Manuel Isidoro Belzu, marcha para Tarija como jefe del Batallón 3º que está de guarnición…Comienza el romance entre el apuesto gallardo capitán boliviano y la precoz escritora argentina, la deli 14 Sanjinés, Alfredo. El Quijote mestizo, p. 39-41.
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Fausto Reinaga ciosa Gorriti… Llegan al matrimonio; en el que tienen dos hijas. Mercedes la poetisa que será la esposa de José Vicente Dorado y Edelmira que llegará a ser cónyuge del presidente Jorge Córdova. El hogar de Belzu fue feliz. Fue un nido de pensamientos altos, sentimientos nobles y excelsa moralidad… Belzu era el hombre más culto de su época. Estuvo compenetrado del movimiento filosófico y literario occidental de su tiempo. Alcanzó una asimilación asombrosa inclusive del socialismo científico de Marx y Engels… Eximio orador y estilista de primer orden, aconsejaba, indicaba y corregía temas, producción y estilo de su esposa; la cual no sabía si rendir devota admiración a su talento oratorio, al pulcro estilista o a su genio guerrero. El hecho es, que la Gorriti se sintió siempre un satélite de este astro gigante. Tal era la ascendencia, la autoridad intelectual de Manuel Isidoro sobre la escritora salteña, que ésta nunca y en ningún lugar dejó de dar testimonio de esta realidad veraz. * * * El amor y la acción política. El sentimiento del amor se manifiesta de modo distinto en las diferentes clases sociales. La burguesía lo ha arrojado al mercado; para ella, el amor es una mercancía, un objeto susceptible de ser comprado y vendido al mejor postor. El amor, para la casta gamonal, tiene todas las características de un medio o instrumento de negocio y combinaciones de intereses económicos y políticos. El matrimonio gamonal tiene por fin el mayor acaparamiento de tierras y de siervos. Dentro de él, la fidelidad no cuenta para nada; es una utopía. Lo que impera en la realidad es la pernada para el varón y el pongo “consolador” para la mujer… Sólo la clase trabajadora conserva el alto sentido moral en el sentimiento y las prácticas del amor. Hay dos razones para ello: son explotados marido y mujer. El sufrimiento y las angustias han logrado una unidad económica y espiritual, inexpugnable a la infidelidad conyugal. Es en esta clase en que se va cristalizando el ideal de la monogamia absoluta. El “donjuanismo”, el raptor y corruptor de las santas reclusas, el estuprador de las doncellas, el burlador de las casadas es una modalidad típica, y una aspiración, un ideal del medioevo. Corresponde a una sociedad dividida en casas retrogradas y corruptas. No puede reputarse como una virtud ni como una acción heroica. Porque lo virtuoso y lo heroico entrañan siempre una emoción, una aspiración humanística y jamás un goce egoísta, acaso zoológico… El don Juan, es una lacra social, es libertino que ha hecho culto fálico por encima de los más sublimes valores de la cultura humana. Es el tipo sexua-
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Belzu lizado que vive para sus excitaciones y purulencias carnales y espirituales… La España feudal, entre otras cosas, trajo para las gentes de América el donjuanismo, que como planta dañina, prendió a maravilla en la carne y el alma de la casta gamonal… Fuera de este radio, en el otro polo, se halla el macho ennoblecido por la cultura y la ciencia, que sometiéndose a las leyes de la naturaleza, ejerce la función sexual en justos límites de necesidad y deberes humanos. Necesidad, como función fisiológica; y deber, como fuerza imperativa de la perpetuación de la especie. José Ballivián, el gamonal, que por propio derecho desfloraba en sus correrías de caza en Cebollullo a todas las zagalas. Que cuando subió al poder, “…puso en duda el honor de las casadas…”15”…que después de la batalla de Ingavi, circundado de un halo mágico, hizo a discreción uso de las esposas e hijas de sus ministros, los jefes militares y de sus amigos… Y que el elemento femenino aquel, estrecho, pacato, hipócrita como era, tomó, ansió o buscó los “favores” del vencedor de Ingavi, como cosa de distinción especial, como un honor. El hecho es que las mujeres de entonces, fueron atacadas de una fiebre colectiva sexual. Así como hay una locura colectiva, pues, hay una locura sexual. La historia registra casos, como los de Rasputín y de Hitler. Rasputín (que en ruso quiere decir, disoluto y libertino) funda una secta, cuyos ritos terminan en cópulas carnales colectivas; sucediendo casos que han tenido acceso carnal el padre con la hija; o el hijo con la madre. Por otra parte, es conocido el caso del Füherer, que al calor de su elocuencia histérica provocaba el espasmo en millares de mujeres, las cuales corrían despavoridas en busca de un genitor… pues se sentían en la ineludible necesidad de dar hijos al Estado Ballivián no tenía ni sentía pena ni remordimiento de sus víctimas amorosas. Para su espíritu inculto, tales hechos no eran más que un don de gentes o un derecho gamonal. Juana Manuela Gorriti no estuvo tallada en granito como Belzu; era al fin una mujer y era extraordinariamente sensible, de ahí que cayó fácil, como cualquier hembra común en la vulgar aventura donjuanesca de José Ballivián. Hay escritores de la casta gamonal que pretenden justificar la infidelidad conyugal de Gorriti, como una instintiva represalia a la condición social de Belzu, que gracias a su adulterio, reingresó en su elevado ambiente. Apre 15 Arguedas, A.. Historia de Bolivia, p. 143, 144.
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Fausto Reinaga ciación tonta, si se tienen casos como el de Jenny de Westfalia, “muchacha de extraordinaria belleza… hija de un alto funcionario de elevada posición social, dotada de un talento y un carácter también extraordinarios…, supo ser digna, con su indomable valor de heroína, en medio de las torturas y los sufrimientos más atroces, del hombre a quien había elegido”16 –Marx–.
Manuel Isidoro Belzu, ser superior, visionario, apóstol. Talento nutrido con la cultura y los más recientes descubrimientos de la ciencia de su tiempo; discípulo de Marx y de Engels alcanzó a forjar el ideal de la monogamia, en oposición al libertinaje sexual que imperaba en la soldadesca y la casta gamonal. La poligamia que, por encima y por debajo del matrimonio religioso, se hallaba a la orden del día, contra este estado de cosas. Como todo apóstol, tuvo que predicar el ideal con el ejemplo de su vida. Y es entonces que se irguió el marido ejemplar, el esposo monógamo por excelencia; para convertirse, después de la infidelidad de su esposa, en el asceta apóstol de su causa, en el filósofo más puro de su doctrina. Belzu encarnó la virtud viviente de Jenócrates. Igual que este asceta heleno, Belzu sufrió el asedio de la hembra, como el de su propia esposa infiel, pero se mantuvo inalterable e inaccesible.17
Belzu, no se arredró ni torció su derrotero histórico, con la nefanda acción de Ballivián; tenía una misión que la llenó excelsamente. Los hechos son más fuertes que toda la maledicencia y canalla literatura que ha forjado la casta gamonal, en el lapso del siglo que se prolonga desde su muerte hasta nuestros días. Los intelectuales asalariados de la rosca y el gamonalismo encuentran un placer al copiarse y repetirse la farisea creencia de que: Belzu acudió a la plebe para vengarse de la ofensa de Ballivián; que el leitmotiv, la causa motriz de la política belcista fue su concentrado odio personal contra Ballivián. Tratando de disminuir en magnitud y contenido la 16 Mehring, Carlos. Carlos Marx, p. 13. 17 “Lais, cortesana célebre, que tuvo relaciones con hombres de la categoría de Demóstenes, y que tenía imperio sobre los filósofos Arístipo y Diógenes. Llegó a creer que no habría en el mundo, hombre que pudiera resistírsele. Y cerró, entonces, una apuesta para dar en tierra con la virtud de Jenócrates. En efecto, una noche se envuelve medio desnuda en un velo y va a llamar a la puerta de Jenócrates… Lais, supuso ir perseguida por ladrones, lo cual creyó el filósofo, viendo brillar las riquísimas joyas de que iba adornada la supuesta fugitiva y consintió darle asilo hasta el día. Indicóle, luego un banco para que se acostara y él se volvió a su modesto lecho. Pero no bien se había acostado, cuando la divina Lais se presenta con todo el esplendor de su tentadora belleza; se llega al filósofo, lo toca, lo abraza, lo besa y… el filósofo permanece indiferente. Lais llora de rabia y redobla sus halagos y caricias. El filósofo no se mueve, tan indiferente y frío como antes. Lais se acuesta en su mismo lecho y no hace ya escrúpulos de provocación ninguna. El filósofo parecía de piedra… entonces Lais abandona el lecho y la casa, no sin llenar de ultrajes a Jenócrates, por el agravio hecho a la misma Venus Afrodita”. Sorel, Julian. Cortesanas célebres. p. 41, 42.
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Belzu acción y trascendencia de la revolución Belcista, reducen, estúpidamente, la lucha de la clase explotada de cholos e indios contra la casta gamonal a una lucha de dos personas, Belzu y Ballivián. O no se dan cuenta o mienten este hecho: que en la insurgencia del servaje y del cholaje de 1848 estalla, en Bolivia, la violencia de la lucha de clases, que es precisamente, el motor y el rector de la historia humana. Belzu, fue el gran revolucionario, no el resentido sexual, el mezquino vengador de faldas femeninas. No, era el revolucionario que había sacudido hasta desvencijar la estructura feudal de su tiempo. El orden y la forma gamonales sufrieron profundas mellas, puesto que gracias a Belzu, insurgió la multitud de cholos y de indios, la clase explotada. El espíritu del siervo indio y del cholo humilde, dejó de estar de rodillas, se puso de pie…, vertical, para enfrentarse cara a cara al espíritu del gamonal y retarle a la batalla de clase… Belzu, que si no llegó a una radical revolución económica, hizo una gran revolución social–espiritual de su tiempo, tan grande fue la revolución de Belzu, que prolongándose a lo largo del siglo, percute hoy con renovada y vigorosa actualidad la doctrina belcista: que no es otra cosa que la nacionalización de las empresas foráneas financieras y la revolución agraria. Los generales y los caudillos de los tiempos de Belzu, como en toda época postguerrera, gustaban de tener y mantener serrallos. Velasco, por ejemplo, por sus habilidades de alcahuete del libertador Bolívar, no más llegó a situaciones elevadas, que le permitieron disfrutar, inclusive, de las fruiciones del poder. Con el matrimonio o sin él, con la Gorriti o sin ella, con o sin traición del general Ballivián, Belzu, por sobre todas las cosas, tenía que llenar la misión histórica. Ni bebedor ni mujeriego, se condujo en el lodo de su tiempo, pero sin salpicarse material ni espiritualmente. Ni la fetidez ni la inmundicia de los pantanos alcanzan a los cóndores… Belzu y la moral. La moral no es concepto abstracto del mundo metafísico. Es un concepto concreto sobre hechos reales del mundo humano. No existen en ninguna parte ni en ninguna época el bien y el mal, trascendentalmente, fuera del hombre. El bien y el mal no son más que conceptos que corresponden a los actos humanos; de ahí que tanto lo uno como lo otro, no son en suma, más que valores humanos. Las cosas en sí no son ni buenas ni malas; son los seres humanos que dan, que hacen de ellas, cosas buenas o cosas malas. Los actos del hombre no salen de la moral; sucede al revés, es la moral la que sale de los actos del hombre. Y, como el hombre es hijo de su tierra, de su tiempo y de su clase, hay una moral de la tierra, de un tiempo y, sobre todo, de una clase. La moral es de
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Fausto Reinaga forma y de fondo clasista. Frente a ella el imperativo categórico de Kant “es de forma sin contenido”. “Las normas universalmente válidas” de la moral se cargan, en realidad, con un contenido de clase; es decir, antagónico. La norma moral se vuelve tanto más categórica cuanto menos “universal” es. La solidaridad obrera, sobre todo durante las huelgas o tras las barricadas, es infinitamente más categórica que la solidaridad humana en general. La burguesía, que sobrepasa en mucho al proletariado por lo acabado y lo intransigente de su conciencia de clase, tiene un interés vital en imponer su moral a las masas explotadas. Precisamente por eso, las normas concretas del catecismo burgués se cubren con abstracciones morales que se colocan bajo la égida de la religión, de la filosofía o de esa cosa híbrida que se llama “sentido común”. El invocar las normas abstractas no es un error filosófico desinteresado, sino un elemento necesario en la mecánica de la engañifa de clase18.
La moral de un hombre “deriva en el fondo de los intereses de clase, y trata de imponer a la antagónica por todos los medios”. Esta es la ley suprema de la lucha de clases. ¿Acaso, José Ballivián no hace esto? Disculpa, disimula o perdona a sus enemigos políticos de su propia casta; aunque le traten de “César de barro, lodo y podre”, como Serrano o como Linares le llamen, el bárbaro que nos insulta o le digan a voz en cuello: “monstruoso asesino, descuartizador de su propio hijo…”, etc. Todas estas cosas, carecen casi de valor para Ballivián por que las gentes que tales cosas dicen, son como él, terratenientes y dueños de siervos. Con quienes está acostumbrado a practicar la enmohecida moral gamonal. Común explotación de la tierra y del indio; común uso y posesión de las mujeres gamonales. Las cuales, a su vez casadas, viudas o solteras, son como sus hombres; que si estos viven en desvergonzada poligamia, ellas practican con igual desembozo una descarada poliandria. Contra esta moral se rebela Belzu. Que no es libidinoso, polígamo, ni terrateniente, ni dueño de indios siervos. Al contrario, es un revolucionario de altos quilates; esto es, un hombre perfecto, moralmente hablando. Una verdadera moral es la que contiene: la devoción por su causa, el desinterés, el valor, el desprecio por lo falso y vano –¡las mejores cualidades de la naturaleza humana¡– y una intransigencia revolucionaria puesta al servicio de los oprimidos. Y ésta es la moral de Belzu. Y es a este Belzu, que los gamonales le dicen, el inmoral. Pero veamos. ¿Quién es el inmoral? ¿El general Ballivián que explota a miles de siervos, que destroza hogares, que arrebata (de maridos e hijas) dignas esposas y madres; que creyendo 18 Trotski, León. Su moral y la nuestra. p. 23, 24, ed. Clave, México.
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Belzu producto adulterino, mata a su propio hijo; Ballivián que roba, que miente, que mata con fines exclusivos de libertinaje. O bien es el inmoral, Belzu, el asceta, el abstemio; Belzu que lucha por la causa de los oprimidos; Belzu el apóstol, que predica con su ejemplo personal, el ideal de una sociedad sin explotados ni explotadores?... Belzu, el que no roba, el que no miente, el que no mata, el que se desvive por el bienestar de las clases desheredadas y oprimidas; Belzu que, a diferencia de Ballivián, cuida y educa a sus hijas (alcanzando hacer de ellas un par de distinguidas mujeres, honradas y morales hasta la muerte)19, Belzu, que a diferencia de Ballivián no ha convertido el palacio “quemado” en lecho de mancebas adúlteras… Belzu, el valiente, jamás ha dejado de afrontar su pecho en enlaces de carácter personal; en tanto que Ballivián, el cobarde libertino huye en paños menores, sobre un caballo en pelo hasta la ceja de El Alto. Al final, Belzu, como Presidente de la República, no ha hecho renuncia de su cargo, por temor a una revolución, tal como lo hace Ballivián. Si al hombre hay que conocerlo por sus obras, sus hechos, como al árbol porsus frutos, tenemos en Belzu un espíritu superior y un corazón digno y noble; mientras en Ballivián se anida un espíritu vulgar y un corazón podrido en la lascivia. En suma, Ballivián es el simio rijoso y Belzu el asceta revolucionario. La disolución pecaminosa, el cinismo sibarita, la salvaje desvergüenza de la casta gamonal han canalizado y han implantado una moral de cafres en la sociedad. A tal extremo han invertido los valores, que el vicio es una virtud, el delito, el crimen si no es una ocurrencia, es una aventura: El vicio es una mácula elegante, Cuando ostenta una flor y una sonrisa; El vicio es el galán que va de guante, La virtud es la vieja que va a misa. Nicolás Ortíz Pacheco.
En tanto, para los seres que se hallan fuera de la casta, el vicio es vicio, el delito y el crimen son crímenes; sus autores son castigados rígida y drásticamente. La moral es tolerante, generosa, innocua para la casta; y para la clase oprimida es mayestática, invulnerable y fatal. 19 “…Belzu, que no fue jamás mercader con los dineros públicos, y que siguiendo el natural instinto, veneró, como cualquier otro padre, la virtud y el pudor de sus hijas”. Moreno, G. R. Matanzas de Yáñez, p. 117. “La esposa de Dorado era, por otra parte, una nobilísima matrona, acaso la más distinguida de su tiempo. Era la poetisa y literata Mercedes Belzu de Dorado”. Moreno, G. R. Ob. cit., p. 366.
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Fausto Reinaga Si Ballivián y Belzu tuvieran que disputarse, como Demóstenes y Esquines, una corona de oro que la patria ofreciera a su más grande hijo… en la gran batalla de la elocuencia helena, fue la moral, la que en última estancia inclinó el fiel de la justicia a favor de Demóstenes. Porque éste, no contento con haber enrostrado sus debilidades a Esquines, fue más allá, atacó la moral de su misma madre. ¿Citaré –dice– a tu madre, cambiando de marido cada día, y educándote entre vicios y liviandades para cómico de la lengua? Todo el mundo sabe esto sin que yo lo diga. ¿Recordaré que un músico, Formión, el esclavo de Dion de Frearres, la sacó de tan honesta vida? ¡Por Júpiter! ¡Por todos los inmortales! Temo que estos detalles, dignos de tu persona, puedan manchar mis labios. Los abandono, pues, para comenzar tu historia… Cambiaste magníficamente el nombre de tu madre llamándola Glaucotea. Todos saben que se la conocía por el Duende, evidentemente a causa de su lubricidad activa e incansable…20.
En la escala de los valores, la historia, como el Consejo de los Quinientos de Atenas, exige un paralelo entre Ballivián y Belzu. Ballivián, abrumado por el peso de sus liviandades, ante el rival baja la cabeza. Mientras la frente de Belzu se aureola de verdad. Con el espíritu acrisolado de excelsa virtud y suprema justicia, le dice a su adversario: No inicié mi carrera militar en las filas del ejército enemigo, como tú. Fui un soldado disciplinado de la patria, tú un traidor a la causa realista… jefe pundonoroso, en las campañas de la Confederación Perú-Boliviana, merecí ser puesto al servicio de la Mariscala de Zepita, en quien jamás miré a una mujer, sino un espíritu amigo y la digna esposa de un camarada; mientras tanto, tú ponías en duda la fidelidad de las esposas de todos tus oficiales. En los campos de Ingavi, deslumbrada por mi valor, la patria me llamó “el bravo entre los bravos”; mientras tú desde la zaga, a cubierto de peligros, recogías la cosecha de honores y glorias. Yo me hallaba al servicio de la república en la frontera del Perú, mientras tú, en la ciudad, sibarita y rijoso seducías a una ilustre y noble dama y clavabas la traición a un esposo ejemplar, un militar heroico, ¡tu camarada! Cuando en lance personal, Belzu, te abate, le degradas a “último soldado”, y en la creencia de que cumple su sanción, te pones a festejar el triunfo de tu felonía en la casa de Gobierno, convertida en inmundo lupanar; cuando Belzu llega a tu inenarrable alcoba, donde yaces con una casada, no defiendes a tu dama, cual corresponde hacer a un caballero, huyes cobarde sobre caballo en pelo y paños menores… Cuando pensando fruto de trai 20 Demóstenes y Esquines. Discurso de la corona. p.144.
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Belzu ción despedazas vivo el hijo de tu propia sangre, yo educo y formo mujeres de bien a mis hijas. Mientras tú, consagrado en alma y cuerpo, quemas tu vida en hembras y alcohol, yo estudio filosofía; mi vida de asceta no tiene manchas libidinosas. No fui inconsecuente; y tú has hablado una cosa y has hecho la contraria; dueño de latifundios y siervos indios, has gobernado la patria contra el derecho de la justicia; yo he tenido consecuencia y unidad armónica entre mis ideas y actos, entre mis palabras y hechos; enemigo del latifundio no he tenido un palmo de tierra; amigo del siervo colono, no he tenido jamás un indio, un pongo a mi servicio. Al final, tú has puesto tu gloria y tu espada de la justicia al servicio de los poderosos; en tanto yo he puesto todo mi valor y mi talento, mi verbo y mi pasión, mi cuerpo y mi alma, en una palabra, mi vida, al servicio de los humildes, al servicio de los desamparados, al servicio de los pobres… Tú, mal hombre, estás cubierto de lacras, errores y traiciones. Eres la personificación, la encarnación de la casta gamonal; yo ni borracho ni mujeriego; con un alma, que enfrente a la lobreguez de la tuya, fulge como el sol. Así como te diste íntegro al vicio, a la injusticia, al error y al crimen, yo he ofrendado mi vida bruñida de virtudes al servicio de la justicia y la verdad. Ahora la historia ya sabe si es tu frente o la mía, la digna para ceñirse una “corona de oro”… * * * Belzu y la cultura. La rosca y el gamonalismo han tejido un prejuicio trágico sobre el concepto y el valor de la cultura. Han hecho de ella una entidad espiritual desprendida de las cosas del trabajo manual. Una especie de privilegio divino, que sólo se cierne sobre las cabezas de la gente de riqueza y nobleza de sangre (sic). Han cavado abismos insalvables entre la clase trabajadora, proletaria y la cultura. Han embutido el alma del pueblo de este prejuicio: los obreros manuales son brutos de natural, son cabezas de piedra; la ciencia, el saber (la cultura) requiere inteligencias despiertas. Sin seso no hay cultura. La estupidez de la clase dominante ha esparcido el cuento de que es suficiente tener seso para tener cultura. No se ha fijado que las condiciones de riqueza o de pobreza son los factores que abren o cierran las puertas de la cultura. Esto nos dirá con más claridad la vida y hechos del gran Belzu. Bolivia es el país más semicolonial de Latinoamérica. La prepotencia dictatorial: económica, política y cultural de tres millonarios: Patiño, Hochschild y Aramayo, domina el país y dispone de la suerte del Estado Boliviano al tenor de sus intereses.
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Fausto Reinaga La situación de isla de Bolivia (no tiene salida al mar) ha determinado que el indio, el 90 por ciento de la población nacional, se haya conservado casi incólume dentro de los moldes y emoción de la civilización incaica. Los blancoides hacen cultura robando lo indio del indio: su carne, su alma. El mestizo y el criollo han robado del indio no sólo sus tierras, su fuerza de trabajo, sus ideas, sus dioses (Pachacuti); su música, su pintura, le han robado hasta el nombre de sus héroes, ejemplo: Tupaj Katari. La realidad inocultable, materializada: es un País de minas y de indios. Todo lo humano es indio en Bolivia. Indios broncíneos, indios blancos e indios rubios. Indios de poncho y ojota e indios de cuello y corbata. En Bolivia, todo es indio por fuera y por dentro; más por dentro que por fuera. Lo absoluto: que Bolivia es una Patria India21.
En Bolivia, la pasión, la voluntad, la más profunda entraña del pensamiento, son algo así como una fuerza telúrica; una vibración de rocas, conmoción de montañas; algo así como un plasma vital cósmico de la raza. De la raza que amamantó el parasitismo de la conquista, el sibaritismo de la colonia y la farsa de la república. Tanto el blanco conquistador, el criollaje de la colonia, como el mestizo acholado de la era republicana tuvieron que recibir e impregnarse de la milenaria cultura del indio. Pues el indio fue quien, con la catarata y la riqueza de su sangre, con el espíritu de su raza, debía –al elemento europeo– de indianizarlo, americanizarlo. El europeo, elemento demológico gastado, anémico, tuvo sin remedio que ser indianizado, americanizado. ¿Se quiere más? En Bolivia, no sólo que se siente en aymara o quechua, sino que se piensa en quechua o aymara. El castellano es un mero instrumento de traducción; esto es, una lengua extranjera que se usa para expresar sea los sentimientos o los pensamientos nativos. Las lenguas madres de la raza hierven en la sangre y el espíritu de todo elemento culturizado del país. De ahí que la esencia, el contenido, el fondo y la forma del pensamiento se volcase, como el color de la forma, originariamente en aymara o quechua22. Id a nuestros parlamentos, a nuestras universidades, a nuestros cuarteles y examinad las pocas cabezas que realmente dan o prometen dar algún positivo y no simulado esfuerzo biótico; 21 Reinaga, Fausto. Víctor Paz Estenssoro, p. 35, 1949. 22 “Durante las tardes tibias, antes de tomar nuestra siesta, Meeta (la niñera) nos decía cuentos y nos entonaba canciones indias que hasta ahora no he podido olvidar… Yo hablaba el inglés entrecortadamente, “traduciéndolo del idioma nativo en que pensaba y soñaba…”. Kipling, Rudyard. Autobiografía, p. 11. Edit. Ercilla.
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Belzu examinad su color, sus rasgos fisonómicos: es la sangre india que estalla en la mirada y en la palabra; es la sangre india que es realidad escasa y promesa óptima; y es como la resurrección del genio de la raza, encaminándose lenta y seguramente al porvenir…23. El indio, sea que lo encontréis haraposo, descuidado e inculto, en los campos, o en las selvas; sea que lo encontréis en mangas de camisa, en los talleres de la ciudad, bajo el nombre del artesano, sea que lo admiréis en el bufete del abogado, en el escritorio del banquero, en el mostrador del comerciante, en los bancos del departamento, o en las oficinas de la alta administración, es el mismo que formó la más rica, la más noble, la más expresiva, la más portentosa lengua, el Aymara24. (Igual que la lengua quechua, FR).
Los que han cruzado el océano o los aires de los continentes, han visto y mirado la vida de otros pueblos. Digamos del pueblo ruso, el chino o el yanqui; un paso menos, y digamos, saliendo de Bolivia a nada más que a Buenos Aires o Montevideo, puestos de avanzada de la lenta irrupción de la gente y la cultura, si se quiere, de la civilización europea; han mirado desde allá a Bolivia y la han visto con meridiana claridad, típicamente tallada en un horizonte social perenne, profundo y cimero; única y siempre idéntica a sí misma; han visto y han contemplado con asombro, rubor, indignación o placer, que Bolivia es un pueblo indio. Indio a largo de su tradición e historia; indio a lo ancho y lo hondo de su porvenir… Expliquémonos. La historia que arranca su raíz de la tradición milenaria; de las grandes guerras civiles de Tomás Katari, Tupaj Amaru, Tupaj Katari; la guerra de la independencia; los golpes de Estado; las guerras caudillistas y civiles; asesinatos y colgamientos de presidentes, masacres de mineros; ametrallamientos de indios… inicua explotación nacional por la rosca y gamonalismo… todo esto ha sucedido en el mismo ambiente social; todo ha fluido de la entraña profunda del universo indio. Imagine el lector el mar. Tal cual es; de horizontes infinitos, de profundidades misteriosas. El mar, esa masa movediza, soberanamente gigantesca. El mar, cuyo ser es la presencia del perpetuo movimiento; la expresión visible de la inestabilidad; la imagen más cabal de la mutabilidad perenne de la vida… de la inmensidad de este cielo móvil de las aguas, de entre el tejido y la marejada del choque de olas marinas; de este cielo móvil líquido surge allá… un puntito negro y… cuando se aproxima, vemos que se 23 Franz Tamayo. Creación de la pedagogía nacional. p. 132, Ed. Biblioteca Boliviana, vol. 5, Buenos Aires, 1944. 24 Thajmara (Isaac Tamayo). Habla Melgarejo, Ed. Gonzales Medina, La Paz, 1914.
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Fausto Reinaga trata de un gigantesco buque transatlántico… El aparato tiene vibración de acero; camina veloz dejando tras de sí una estela espumante como fugaz… El mar, eterno, grandioso, insensible a la vibración del acero, deja al buque surcar sobre su lomo… pero algunas veces, suele engullírselo en un santiamén… Contemplando a Bolivia desde cualquier latitud cultural del orbe; Europa, Asia, Estados Unidos de Norte América, hasta los puestos de avance de la cultura europea occidental, clavados en Latinoamérica, como son Buenos Aires o Montevideo, no se la percibe, sino como un singular, gigantesco, grandioso mar humano… Pero este mar humano lo constituyen, lo forman los hombres que son los legítimos hijos de la tierra. Las raíces de estos hombres se hunden en la tradición y la historia de milenios y milenios de tiempo, a semejanza de las raíces de la paja brava de las cumbres, o del molle que con sus raíces nudosas raja las rocas de los contrafuertes andinos. Este mar humano, es un mar indio; y la cultura europea occidental, viene a ser el puntito negro de la gran embarcación; el buque transatlántico que surca las aguas del inmenso mar indio… ¿Es atrevida la comparación? Para el narcisismo occidental y sus turiferarios quizá; pero la sensibilidad revolucionaria india es adecuada y exacta. El indio que en Bolivia es el cosmos: tierra, aire, cielo, paisaje, carne, sangre y alma; vale decir, que es la fuente inagotable de la energía nacional. El indio, vitalidad histórica, antes y ahora, lo ha golpeado, lo ha aplastado, lo ha absorbido al europeo. Éste deja de ser tal (a diferencia de Buenos Aires o Montevideo) en Bolivia; el indio, como una fatalidad ciega, acaba por indianizarlo. Y, ¿pero el color de la piel?, dirán algunos; respondemos: ello no interesa, pues los blancos o los rubios son los indios blancos o son los indios rubios; puesto que todos son iguales “bajo la piel”… Un periodista peruano, Ernesto More, publicó en Lima un artículo, que En Marcha de 29 de agosto de 1952, ha transcrito, en el que afirma que Bolivia tiene tal unidad y uniformidad de color y fisonomía, que sorprende la presencia persistente de lo indio… “Impresionaba mucho la homogeneidad racial. Todos eran de una raza de bronce. Pómulos salientes, bocas fuertes…”. A su turno, Carlos Alonso del Real, dirá, en La Nación de La Paz de 12 de octubre de 1952: “… por un toque de mestizaje el español, el europeo (en Bolivia, en América, FR) se tiñe de indio…” …No obstante, que en Bolivia, gentes de color de bronce, blanco o rubio son iguales “bajo la piel”, es preciso subrayar que: La fuerza personal de su sangre (del indio, FR) es tal que, sea con quien se cruce, sus caracteres físicos persisten de tal manera que sólo a la tercera o cuarta generación comienza a verse
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Belzu una seria desviación del tipo primitivo. La primera generación de blanco e indio acusa la más perfecta derrota del blanco. Este primer mestizo es casi totalmente un indio, por lo que toca a sus caracteres físicos. Un cincuenta por ciento de estos caracteres, que deberían acusar su origen blanco, desaparecen ahogados y vencidos por los rasgos indios. Talla, color, facciones, proporciones, todo es indio, y el blanco que concurrió de mitad a esta generación, no está más o por lo menos no se le descubre. Esta es la fuerza de persistencia de la raza; y bajo el punto de vista biológico, éste es también un signo seguro de las razas destinadas a reinar en el mundo sobre las más débiles. Naturalmente, nuestros cretinos de piel blanca o semiblanca, no han soñado todavía con esto, y ni saben aun la formidable mina de energía que existe en Bolivia25.
Estamos hablando de la cultura, y si ésta es como la proclama Nietzsche: “A la vez una manera de vivir, de pensar y de obrar. Es un sentimiento de la vida incorporado a una comunidad humana. Implica una relación del hombre consigo mismo y con el mundo”26 …No podemos dejar de hablar de la manera real de vivir, de pensar y de obrar que existió y existe en Bolivia. Del sentimiento incorporado –e impregnado– en la comunidad humana. Y de la relación del hombre consigo mismo y con el mundo, del único hombre, hermano de El Ande, que se yergue en la cumbre más alta de América. Tal hombre es el indio. El indio es la realidad de Bolivia. Sin indio no existiría, no habría Bolivia. Sería nada más que un concepto vacío: una abstracción. Belzu es la síntesis cultural más alta que dio el indio en el siglo XIX. Belzu cerebro privilegiado; insomne e incansable estudioso; cultísimo autodidacta. (“Todo gran hombre es autodidacto”, Franz Tamayo, ob. Cit. p. 89). Belzu conoció y asimiló la filosofía, ciencia, política y literatura en general –europea y americana– de su tiempo. No se quedó, como los intelectuales gamonales de antaño, con tal bagaje en la vacua e indigesta erudición. Los intelectuales de su tiempo, y también del nuestro, que se dan tufos y tonos de sabihondez, al ignorar o disimular, o callar una realidad social, una realidad cultural, devienen, pues, en ignorantes intelectuales. Su “erudición –si es que tienen– es una ignorancia complicada”… Cuando toda la gama de intelectuales, afirma con Humberto Vásquez Machicado, que: “Belzu no era un hombre de cultura”, se refieren, en el mejor de los casos, que Belzu, no tenía el título de “doctor” conferido por la Universidad gamonal de su tiempo. Aquí si las palabras de Hitler, le vienen a Belzu a flor de lengua; y ahora es Belzu quien dice: 25 Tamayo, Franz.. Creación de la Pedagogía Nacional, p. 193. 26 Lefevre, Henri. Nietzsche. p. 142. Ed. Cultura Económica, México.
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Fausto Reinaga Yo no he sido de padres pudientes, ni he recibido instrucción universitaria, sino que cursé la escuela más dura de la vida, pasando por miserias y penurias. El mundo superficial nunca pregunta lo que uno aprendió y menos lo que verdaderamente sabe, sino que, por desgracia, sólo se interesa por lo que uno puede demostrar exhibiendo certificados. Jamás se ha tenido en consideración que yo he aprendido más que decenas de millares de intelectuales, y sólo se ha parado mientes en que carecía de certificados27.
Hitler lanza su amarga queja con referencia a las universidades de Europa, que dan, sin duda, cultura; en cambio, es preciso subrayar, que las universidades de Bolivia vegetan en una desoladora orfandad; desde las montañas silenciosas y desnudas, otean con pavor el mar y la cultura occidental. Careciendo de alma propia, no irradian cultura propia… Las universidades rosco–gamonales no han podido dar más que una falsa erudición. Han doctorado a ignorantes. Han distribuido títulos “certificados” de “docta ignorancia”. La auténtica cultura es asimilación de las ciencias y artes (informativas, formativas y de investigación) en función vital de una realidad histórica. La viciosa erudición universitaria se “concreta a crear especialidades antagónicas, siempre en cruda competencia de estimular polémicas, estériles y egoístas; enseña hacer uso de los recursos comunes en la lucha por la vida: astucia, oportunismo, simulación, mendacidad, egolatría”28. La cultura no persigue, nada tiene que hacer con “la vanidosa ignorancia erudita”, insípido fruto de las universidades gamonales. La auténtica cultura se dirige hacia superiores fines humanos: la verdad, la belleza y la justicia. La cultura, como obra humana, tiene fines humanistas. Pero en el presente proceso y estado de la humanidad, la cultura aún es de clase; y en tal virtud tiene que servir a los intereses de quien la detenta. En el caso nuestro, la rosco-gamonalería, con grosera desfachatez ha usado la cultura de clase, para servir los intereses de casta. Ha impuesto, oficialmente, desde la universidad hasta la escuela, la enseñanza obligatoria de la simulación y la mendacidad. Es contra esta cultura hueca, simulada, deletérea, imbecilizante, tóxica, de opresión y de injusticia que Belzu se rebeló. “La existencia del hombre de la plebe es extraordinaria… Visiones de la luz, dominio de las altas cumbres del pensamiento, hermosos vuelos que impulsan las nobles emociones de su corazón”29. 27 Heiden, Konrad. Historia del nazismo, p. 38. Ed. Claridad, Buenos Aires 1938. 28 Rivera, Ángel. Paradojas sobre la farsa intelectual, p. 79. Ed. Emece, Buenos Aires. 29 Sanjinés, A. El quijote mestizo, p. 20.
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Belzu Belzu, pisó y pasó la “falsa erudición”, la “docta ignorancia” para llegar y lo mejor, comprender el núcleo vital de una realidad social: una casta minoritaria de ex–monarquistas, dentro los cánones coloniales, explotaba con sujeción a sus egoístas intereses, las riquezas y los hombres de la patria boliviana. Los cholos y los indios vivían de rodillas en tanto, los gamonales se daban vida de fastuosos virreyes. Belzu, frente a esta injusticia, se puso a servir superior y honestamente los intereses de la mayoría oprimida y desheredada. Opuso su saber y su valor militar contra la ignorancia orgullosa de una casta social decrépita y corrompida… Belzu, cuando pensaba era filósofo; cuando hablaba era un artista; la poesía, la pintura, la música, se condensaban divinamente en aquel talento oratorio. Belzu, como orador, electrizaba, apasionaba, arrastraba a las multitudes con la fuerza de un huracán o de una catarata. Y cuando libraba batallas bélicas, era un genio guerrero, ni un punto menos, al contrario, quizá más, que los más grandes capitanes de su siglo… Belzu, el hombre culto, el humanista; el que vivió luchando contra la injusticia y la inmoralidad; el que puso su cerebro y su brazo al servicio de los humildes; el que murió en plena batalla por la causa de los oprimidos, de los desheredados de la riqueza, que a su vez, soportaban una esclavitud mental, para la majadera intelectualidad gamonalista, “Belzu, no era un hombre de cultura”30.
30 Vásquez Machicado, H. Para una psicología del gobierno de Belzu.
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Capítulo III
Belzu y la monarquía en Bolivia una calumnia histórica La casta intelectual del gamonalismo ha deslizado contra Belzu (entre otras cosas denigratorias) la inculpación de un delito de lesa-patria. Se afirma que Belzu, pidió una monarquía para Bolivia. La monarquía en Bolivia es un cargo histórico dirigido contra el Mahoma boliviano, para desprestigiar por antítesis las ideas socialistas, de las que era auténtico abanderado y precursor… desde el hampesco gandul, el lumpemproletariat, que se ha puesto al servicio de la rosca y el gamonalismo, bajo el nombre de Rodolfo Salamanca Lafuente; … que de Belzu dice, esto: “…un demagogo que exaltaba sentimientos subalternos del populacho para combatir a los aristócratas de entonces, mientras por otro lado llamaba un príncipe de la casa borbónica para coronarlo rey de Bolivia…”31; desde el anotado gandul hasta Humberto Vásquez Machicado, repiten la calumnia. Éste, a su turno, dice: “nada mejor se le ocurrió (a Belzu) que la monarquía”. Y bien. Para destruir esta calumnia, es preciso exponer previamente las raíces y los fundamentos que sirven para sustentar semejante cargo. El gobierno del General Belzu nombró al Mariscal Andrés de Santa Cruz, su Ministro Plenipotenciario ante cuatro cortes principales de Europa. En torno a Santa Cruz, que llevaba una vida fastuosa, se agruparon el Barón de Scholey, Cónsul General de Bolivia en Londres; el Monseñor Maguee, de quien se presume que hubiera estado en Bolivia; el Príncipe Castel Ciccala, Ministro Plenipotenciario napolitano ante el reino de Inglaterra y sobre todo, el “refugiado Español” José Mascareñas, personaje popular por sus aventuras e intrigas. 31 Rey, Esrteban. En Bolivia la Revolución empieza ahora, p. 104. Ed. La Vanguardia, Buenos Aires 1947.
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Fausto Reinaga Juan José Flores, político ecuatoriano en exilio, amigo personal (en el Ecuador) de Santa Cruz, vivía en España (generalmente Madrid), gestionando una intervención armada para su patria. Estos antecedentes, con o sin razón, pero el hecho es que sirvieron para atribuir a Santa Cruz ideas y actividades monárquicas tendientes a ser efectivas en América. El dictador, Juan Manuel Rosas, en especial, le combatió con saña. Llegando en este afán a amenazar al mismo gobierno boliviano, caso de seguir manteniendo al Mariscal de Zepita, en el rango diplomático ante las Cortes de Europa. Mascareñas, se presume (que) “era comisionado por el Cónsul General de Bolivia en Londres, Barón de Scholey”, quien le hizo portador de una nota destinada al Cardenal Antonelli, el cual debía facilitar su misión para ante el Sumo Pontífice Pio IX, que a la sazón residía precariamente (1851) en Nápoles, como oficialmente Fernando II. Se llegó a indicar el nombre de Luis Carlos María, hermano de Fernando II, conde de Aquila, para el futuro Rey de Bolivia. Planteada así la cuestión, es Humberto Vásquez Machicado quien sostiene ser “Absolutamente evidente que (Mascareñas), recibió misión confidencial para obtener de la casa de Borbón reinante en Nápoles, la venida de un príncipe quien debía coronarse rey de Bolivia” (La Razón, 27 de mayo, 1951, Suplemento literario, p. 11 y siguientes). Se impone, pues, el análisis crítico de esta evidencia Vásquez –machicadente.
Los gobiernos de América Latina se alzaron, casi unánimemente contra Santa Cruz, plenipotenciario de Bolivia en Europa. El Restaurador Rosas, por intermedio de su Canciller, Felipe Arana, en 18 de septiembre de 1850, llama la atención del gobierno boliviano sobre los actos de su representante diplomático Santa Cruz: “…no puede admitir que la conducta del traidor Santa Cruz, pueda prestar a los intereses americanos toda la protección que le permite el carácter público que representa”, etc., puesto que “aunque abjurase Santa Cruz de sus ominosos procedentes y se diesen sólidas garantías. ¿Podría S. E. variar la opinión que tiene formada de sus vicios y crímenes, como la tienen los demás pueblos y Gobiernos americanos?”. Manifiesta su extrañeza sobre la defensa de Baldivieso que ampliando hace de Santa Cruz, “se presenta nuevas apologías de ese desnaturalizado americano en la memoria de V. E. a las cámaras legislativas de Bolivia en el presente año, a la vez que inmerecidamente se reprochan las leales, francas y fraternales manifestaciones del Gobierno Argentino hechas en su mensaje del año último a la Honorable Representación de esta Provincia, sobre el inexplicable paso del Gobierno Boliviano de nombrar al traidor Santa Cruz su Ministro Plenipotenciario cerca de cuatro Cortes Principales de Europa”.
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Belzu Al manifestar el desagrado argentino, por tal medida dice que “ese desagrado no ha podido menos de ser públicamente consignado para evitar en lo futuro complicaciones y desavenencias, de fatales resultados entre Repúblicas hermanas. Para la Argentina todo realce político del traidor Santa Cruz, toda posición que lo ponga en aptitud de asumir un rol en asuntos de este continente, o que cruce su política, es una ofensa que se cree con derecho a reivindicar”. Añade: “La independencia del suelo americano y su propia dignidad, reclaman fuertemente que hombres funestos como los traidores Santa Cruz y Flores sean alejados para siempre de los destinos públicos y que sus emponzoñados pensamientos no tengan influencia alguna en ellos”. Refiriéndose en seguida a la actitud asumida por Chile contra Santa Cruz y el acuerdo diplomático tripartito que resolvió de sus destinos y que con su actual plenipotencia “se le coloca en mejor aptitud de desenvolver sus intrigas y planes criminales, reagravándolas con las muy delicadas circunstancias de que lejos de habérsele visto coadyuvar al sostén de la política americana de su gobierno contra las intervenciones europeas, se ha presentado ligado siempre a todas las maniobras de todos los instigadores de la intervención Anglo-francesa en las repúblicas del Plata y a los actos de traición del cabecilla Juan José Flores, para invadir la tierra americana con huestes extranjeras pretendiendo monarquizarla”. Insiste sobre el tratado que envió a Europa a Santa Cruz a quien llama “criminal famoso” y “perpetuo perturbador de la paz de América de Sur”. Después de calificarle de “famoso traidor”, ha pretendido intervenir en los negocios domésticos de Bolivia, como lo quiere decir el texto de la memoria de ese año y concluye pidiendo el alejamiento del cargo diplomático que inviste “un traidor notorio y contumaz” ya que el gobierno argentino se halla decidido a “no admitir que figure más en destinos elevados que le den aptitud para comprometer el orden, la seguridad y la independencia nacional de que ha sido y es acérrimo atentador”32. A renglón seguido de Santa Cruz, viene José Mascareñas, sobre quien apunta, Humberto Vázquez Machicado, esto: ”El personaje principal de este asunto es don José Mascareñas, quien para Manuel Moreno, diplomático Argentino en Londres, es barón de Mascareñas…; con todo se gastaba muy buenas relaciones y era bien recibido en todas partes. Viajaba continuamente y en misiones ante diversas cortes, lo cual indica que o poseía mucho dinero propio, sin embargo es muy poco probable, o se lo remuneraba generosamente por esos sus trabajos. Cualquiera que sea la moralidad 32 “Suplemento literario”. La Razón 13 May 1951; p. 5.
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Fausto Reinaga y el valor que tenga Mascareñas, es indudable que llevó una misión cerca de la corte de Nápoles y de la Santa Sede. Aquí no se trata de mentiras ni jactancias alrededor de una mesa de café y a las cuales parecía tan inclinado según testimonio del plenipotenciario argentino en Londres; se trata de hechos ciertos y efectivos, de gestiones desenvueltas, todo bien documentado y sin lugar a duda alguna. Que era comisionado por parte del Cónsul General de Bolivia en Londres, Barón de Scholey lo prueba la nota que por encargo suyo entregó a Antonelli y de la cual exigía recibo en su última comunicación. Que se le encomendó obtener el reconocimiento de Bolivia por parte de Baviera, Bélgica, los Países Bajos y Nápoles también es cierto, pues adjunta el documento probatorio a su nota del 17 de septiembre. Por otra parte, el propio diplomático argentino en Londres acredita haber recibido en Baviera y obtenido de su rey un título nobiliario. En su primera nota al Cardenal Antonelli le recuerda Mascareñas de haber merecido sus atenciones y favores anteriormente, lo que demuestra que no era la primera vez que se acercaba al solio pontificio. Del texto de sus comunicaciones, resulta asimismo que fue recibido por el Santo Padre, quien prometióle interés en el asunto de su comisión y que con Antonelli se entrevistó varias veces… Antecedentes estos, si bien no quitan a Mascareñas su papel de integrante sospechoso, lo convierten en todo un personaje de valía, a pesar del charlatanismo que se le atribuye y sus mentiras y locuras. Es por ello que con estas pruebas, preciso es aceptar que la misión Mascareñas era real y efectiva. En su nota de 13 de septiembre dice textualmente: “Su majestad fue instruido por el príncipe Ciccala y yo di al Rey todas las cartas del Presidente”33. Dados estos antecedentes –prosigue Vásquez Machicado–, es de Imaginarse que Monseñor Maguee se reunía con frecuencia en Londres con el barón de Scholey, Cónsul General de Bolivia, con el General Santa Cruz y con Mascareñas, y que allí en sus largos conciliábulos bajo la gris bruma londinense, gestaron este plan que se allanó con la voluntad de Belzu, ya que sin autorización expresa de éste ni se hubiera atrevido a la menor gestión como tampoco nadie les hubiera creído sus proposiciones. Puede también que en estos conciliábulos haya participado alguna vez el Príncipe Ciccala, ministro napolitano, quien comunicó tal proyecto a su rey34.
No nos es dable pasar adelante sin anotar, que el mismo autor, a quien estamos haciendo la crítica, afirma sobre Santa Cruz: 33 La Razón, “Suplemento literario”. p. 5, 20 May 1951; 5. 34 Ob. cit p. 11. 20 de mayo, 1951.
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Belzu La sindicación de monarquismo a Santa Cruz es antigua como su gobierno, ya que durante él se decían esas cosas públicamente en Bolivia y así se lo comunica su compadre y vicepresidente en carta fechada en Chuquisaca el 12 de julio de 1837 (el compadre a quien se hace alusión es Mariano Enrique Calvo, FR). Pocos años después, con motivo de la expedición Flores al Ecuador, fue nuevamente sindicado y lo era otra vez, pero como partidario de un príncipe bávaro en 1849. Si bien es cierto que cuando algunos mexicanos llamaron al infeliz Maximiliano para coronarlo Emperador, Santa Cruz les calificó de “degenerados”, en carta al Canciller Bustillo35.
Ahora sobre Mascareñas, tenemos tres juicios. Alfredo Sanjinés, le trata de “aventurero José Mascareñas”36. En seguida el mismo Humberto Vásquez Machicado, dice: … parece no tener oficio conocido y quizá haya vivido de subsidios que en casos semejantes les daba el gobierno británico o las asociaciones libres españolas… Todo esto y la fama de loco embustero, así como el doble papel que hacia cuando el pretendiente don Carlos se hallaba en Londres, predisponen muy poco en su favor y más bien lo hacen sospechoso… De lejos se perfila su figura como uno de los tantos intrigantes que merodeaban por Europa…37.
Luego el tercer juicio es de Manuel Moreno, plenipotenciario argentino ante el Rey de Inglaterra: En oficio de 16 de febrero del año próximo pasado, Nº 473, contestando a nota de V. E. fecha de 21 de octubre que acompañaba copia de la comunicación del Ministro de Relaciones Exteriores del Ecuador, en que, por informes de su agente en París, revelaba ciertas intrigas y conspiración monárquica seguidas por agentes de Bolivia en Baviera; tuve ocasión de hablar con un Dn. José Mascareñas refugiado español, muy conocido en Londres, que había acompañado en su viaje a Baviera al Cónsul de Bolivia Acosta, durante la administración Ballivián y después a Santa Cruz a la misma Corte. Dije a V. E. que Mascareñas, alias barón de Montesacro, título conferido por el viejo rey de Baviera, según pretende, iba frecuentemente a París a ver a Santa Cruz, a cuya mesa era recibido y donde encontraba a Pacheco Obes y Ellaury. Antes de la misión de Santa Cruz, se hacía pasar por agente privado de Bolivia, después se ha anunciado siem 35 Ob. cit. p. 8. 27 de mayo, 1951. 36 Ob. cit. El Quijote mestizo, p. 21. 37 “Suplemento literario” La Razón. .20 May 1951; p. 5.,
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Fausto Reinaga pre en servicio de Santa Cruz, y de toda su confianza. Cuando estuvo en Londres don Carlos eran observadas las visitas de Mascareñas a casa de Don Carlos, y de allí a la Legación de España, a relatar a aquel lo que había podido oír en la Legación y a la Legación lo que había oído en casa de Don Carlos; lo que alguna vez produjo incidentes que excitaron la risa.
Todo el mundo estaba acostumbrado a ver desaparecer por tiempos a este agente y verlo reaparecer de vuelta de Alemania, Roma, Nápoles, París, y qué sé yo de otras partes; los viajes y negociado universal de Mascareñas a nadie causaban sorpresa, con especialidad en Londres donde es mirado como un personaje ridículo, inofensivo en cierto modo por su charlatanismo. Pero esta última vez su viaje fue al Janeiro en el vapor de enero, a procurar el consentimiento del gobierno del Brasil para establecer una Compañía inglesa o mixta que proyectan dos individuos de Londres llamados “White” para la navegación del Amazonas (Marañón); estuvo allí un mes, y volvió a Inglaterra hace dos paquetes. En cartas suyas del Janeiro y conversaciones que han llegado a mis noticias afirma haber conseguido las condiciones y favores que fue a solicitar para el proyecto, sin la menor dificultad; dice que el gobierno de Brasil está decidido a hacer la guerra a la República Argentina, y pronto la declarará; que le ha conferido una cruz del Imperio, y le ha dado una comisión especial en la Corte de Nápoles para recabar el reconocimiento de la Independencia del Paraguay. En efecto, a su título equívoco de barón de Mascareñas agrega ya el de Caballero de una Orden Brasilera, y a esta fecha deberá estar en Nápoles, para donde partió hace algunos días, a ejecutar la procuración del reconocimiento paraguayo, que oficiosamente le ha encargado el Brasil, valiéndose indignamente del influjo que allí puede tener, como en Viena y París, por sus relaciones de familia. El comisario Mascareñas estaba todavía en Londres cuando vino a verme el príncipe Castel Ciccala, Ministro de Nápoles, sobre el asunto análogo en Viena que he referido a V. E. en comunicación de 24 de mayo, Nº 592 del paquete anterior. No dejé pasar la ocasión de señalarle la impropiedad e inconveniente que envolvía el reconocimiento por la Corte de Nápoles que se pretendía, ofreciéndole pasar documentos que darían luz a su gobierno sobre el Paraguay, como lo hice después, etc., etc38. 38 “Suplemento literario” La Razón. 13 May 1951; p.5. Archivo del Ministerio de Relaciones de Bolivia. Legación de Bolivia en la Argentina; 1850-1852; folios 20 y siguientes. Citado por Vásquez Machicado, en su artículo “La Monarquía en Bolivia”.
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Belzu Vásquez Machicado concluye su extenso artículo sobre la Monarquía en Bolivia, consignando estas palabras: “y aquí termina (se refiere a la precedente cita. FR) el asunto de las tentativas monárquicas… no existiendo más documentación monárquica en los archivos Bolivianos”39.
Es impropio de la seriedad de la crítica, de la investigación, como del método dialéctico atribuir a conclusiones de supuestos, categoría de verdades históricas. Pues, ni a Santa Cruz se le puede imputar sin una documentación fehaciente “inclinaciones monárquicas”. En el terreno de los hechos, el Mariscal de Zepita estuvo en condiciones y posibilidades de coronar a alguien o coronarse él Rey de Bolivia y del Perú. Consecuente con su convicción republicana, no lo hizo; al contrario, con ocasión del llamado, por algunos mexicanos, a Maximiliano, para ceñirle la corona al Emperador, Santa Cruz, airada e indignamente, les calificó de “degenerados”. Mascareñas, el “intrigante sospechoso”, es el eje, en quien gira toda la sindicación monárquica contra Belzu. Pero, ¿dónde están (como dice Vásquez Machicado) los “hechos ciertos y efectivos de gestiones desenvueltas, todo bien documentado y sin lugar a duda alguna?” ¿Dónde? ¿La nota de Mascareñas, al Rey? (de 12 de septiembre de 1815). “Su majestad fue instruido por el Príncipe Castel Ciccala y yo di al Rey todas las cartas del Presidente”; ¿de quién o de qué presidente?
Y yo sigo preguntando con el mismo Vásquez Machicado, “¿qué cartas serían éstas? ¿Cuál su contenido? ¿En sus líneas estaría el llamado a la casa Borbón pidiendo un príncipe para regir los destinos de la monarquía boliviana bajo los auspicios del propio Presidente Belzu?”40 … Ah! con que “¿no es posible que todo sea mentira y que Mascareñas se haya inventado tan complicada como delicada misión?”41. La historia diplomática del mundo, especialmente de Bolivia, está salpicada de mentiras, de chantajes, de latrocinios. En nuestro mundo diplomático nunca han faltado los bandoleros de todo jaez; así nacionales como extranjeros han abundado en todo tiempo y lugar. Yo he tenido oportunidad y ocasión de conocer en la embajada de Bolivia en Estados Unidos de Norteamérica a truhanes avezados y contumaces que pasaban y se daban buena vida. Gente irresponsable que gozando de influencias tenían predicamento en los círculos diplomáticos y financieros. Tales bi 39 Ídem. p.5. 13 de mayo de 1951. 40 Ob. cit. 20 May 1951; p.5. 41 Vásquez Machicado, art. cit.
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Fausto Reinaga chos, como en Washington, no faltan ni faltaron nunca en ninguna capital y de ningún país, con que tiene relaciones el nuestro. Para no ir lejos, en el régimen de Urriolagoitia un Cano o un Ovidio Pozo resultaron actuando sobre los destinos internacionales de Bolivia. Roberto Hinojosa, en México, era conocido y pasaba como ex-presidente de Bolivia. A petición e influencias de José Antonio Arze, el congreso del sexenio rosco-piroide, dispuso que los gruesos volúmenes del juicio de responsabilidades contra los dignatarios del régimen de Villarroel, sobre los “asesinatos de Chuspipata, Challacollo. etc.”, fuesen remitidos a las bibliotecas de las universidades de Bolivia, el museo Británico de Londres y a la Biblioteca del Congreso de Washington. Estos tomos que contienen la acusación y la prueba subrepticiamente urdida, con el correr del tiempo, llegarán a la categoría de documentos históricos. Y porque alguien, ha de leer en Washington o en Londres, como han leído las diecinueve palabras de Mascareñas en el vaticano, un día querrán también sostener la especie mendaz, de que fue evidente la acusación contra el régimen de Villarroel; siendo, como es en puridad de verdad, un proceso tejido a base de encono y rencor políticos. En la diplomacia boliviana, han habido chantajes como el de la explotación de la goma, la venta de pasaportes a los “agricultores judíos”, que hoy en vez de hacer agricultura exprimen al pueblo en las tiendas de comercio, hoteles, monopolios de importación, prostíbulos, garitos de juego, etc., etc. En fin de cuentas, el caso se puede concretar, sustancialmente en los siguientes puntos: 1. El barón Scholey, Cónsul General de Bolivia en Londres, era de profesión comerciante. La moral suprema del comerciante es la ganancia; y si aquél es un inglés, todavía peor se dijo. Por otra parte, es en Inglaterra donde se ha recluido, se ha condensado todo el dinero. Inclusive el tiempo ha sido aprisionado y encarnado en el dinero; el “the time is money”, el tiempo es oro, es pues la ética máxima, el generador e impulsor de todos los actos del comerciante. El becerro de oro es el supremo Dios y el rector de la filosofía anglosajona. El famoso pragmatismo “racionalista” anglosajón, no es en el fondo otra cosa, que una mística del “don dinero”. Con la Biblia en la mano, en estas sociedades se practica una repugnante plutolatría. Es en Inglaterra de los siglos pasados, donde inclusive el “jurar en falso” era una profesión. Habían en Londres y demás ciudades, entre las placas que anuncian las profesiones, unas que llevaban esta leyenda: “se jura en falso”.
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Belzu 2. José Mascareñas “que o poseía mucho dinero propio, lo cual es muy poco probable, o se le remuneraba generosamente por sus trabajos”42. De tal modo que, entre las actividades del barón Scholey y las de Mascareñas había una concreta y común finalidad: el dinero. En consecuencia, si el uno volcaba sus influencias de Cónsul, el otro negociaba sus influencias de “intrigante” para obtener exitosamente la indicada finalidad común: el dinero. En este tren, que si llegaban a coronar Rey de Bolivia, hubiera sido natural que dispusieran de las arcas nacionales como de su propia bolsa. 3. Cuando se conoció el atentado contra la vida de Belzu en el Prado de Sucre, es posible que para Mascareñas, haya sido el momento inicial del desarrollo de sus “intrigas” y aventuras; ya que para ello contaba, en primer lugar con el comerciante barón de Scholey y la amistad del conde de Ciccala y otras personalidades. Porque, Belzu reina en Bolivia el prestigio, la autoridad, la aureola no sólo de un rey. Sino de un ser providencial. Se le llamaba “Tata” (“Dios”)… Entonces, a su muerte, no era pues empresa difícil coronar un Rey. Este factor psicológico ha debido hurgar intensamente el meollo de Mascareñas. 4. ¿Qué carta de Belzu podía haber tenido y exhibido el señor Mascareñas, si nunca estuvo en Bolivia, ni lo vio jamás al Mahoma boliviano? 5. Belzu, el gran psicólogo, el que penetraba las personas y las poseía a primer golpe de vista, el político genial, era incapaz material y espiritualmente para dar cartas confidenciales a gentes extrañas al país. Máxime si no las había visto jamás. Es imposible concebir idea tan descabellada. Cuando niño, Belzu vivió embebido de una admiración sobrenatural hacia las hazañas de Bolívar, Sucre, Güemes, etc. En segundo término, absorto en un profundo éxtasis, llegó a contemplar en cuerpo presente al libertador y su cortejo, para luego ofrecer su vida en holocausto a la libertad, que es el reverso de la monarquía. En tercer lugar, la sociología de clase ha sentado el principio de: que la fuerza de la clase social de donde uno emerge, infunde contenido concreto al ser y la existencia del hombre. El cual sufre desgarramientos dolorosos, cada vez que tiene que afrontar situaciones y problemas de desclasamiento. En el caso de Belzu, como ser y como una existencia, no hubo problema de desclasamiento. Belzu era de la clase explotada, del pueblo; gobernó con y para el pueblo y ofrendó su vida en aras de los derechos e intereses del pueblo: en aras de la “plebe”, como llama el gamonalismo de antaño y hogaño. 42 Vásquez Machicado. Art. cit.
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Fausto Reinaga 6. En tanto no sea encontrada, en tanto no sea exhibida la famosa carta confidencial, auténtica, con firma y rúbrica de Belzu dirigida a Mascareñas, hay derecho para calificar a este Mascareñas de aventurero, “intrigante sospechoso”, que levantó el nombre del Presidente de Bolivia con fines nefandos; esto es, con objeto de consumar chantajes, estafas materiales y políticas. 7. Belzu, de la sindicación monárquica, no sólo que será absuelto, sino que el juicio histórico le declarará inocente de toda intensión monárquica; salvo, que se exhibiera –repetimos– la auténtica carta confidencial, que según se presume existe en el archivo del Vaticano… 8. Belzu, que confió en la posteridad y para ella siempre habló con profunda y religiosa veracidad. Sobre la vitanda sindicación monárquica, tenemos el Decreto Supremo de 1º de mayo de 1851, en que declara: “defender y sostener la soberanía e independencia de la república”. Y cuando tiene que dar una respuesta al Restaurador Argentino, por intermedio de su Canciller Tomás Baldivieso, a Rosas que le dice estar apañando, al conservar a Santa Cruz su plenipotenciaría en Europa, los proyectos y actividades monárquicas de este “criminal famoso”, “perpetuo perturbador de la paz de la América del sur”, en la tal respuesta es tan rotundo, tan integro, tan patriota, que indignadamente negó la canallesca sindicación contra su persona y su gobierno. “Esta respuesta del canciller Baldivieso, lleva el cuño de la personalidad de Belzu, quien además hizo anular el primitivo proyecto de contestación por ser suaves sus términos y lo reemplazó por aquel otro ya conocido”43 . 9. “La Monarquía en Bolivia”, atribuida al General Belzu, es una invención de la intelectualidad gamonal de nuestros días, con el ex profeso fin de denigrar al caudillo y desprestigiar las ideas socialistas y nacionalistas que encarnara. Las que en la hora de ahora han enraizado, tan vigorosamente, en la conciencia y la voluntad de las masas explotadas del país. Las ideas y las pasiones de las multitudes cholas e indias belcistas, han devenido, son hoy día las ideas y las pasiones del proletariado de las minas, las fábricas y de las masas indias del agro boliviano. La calumnia histórica no tiene otro objeto que atacar, desviar la revolución nacional de las masas que está en marcha.
43 Vásquez Machicado. Suplemento de La Razón, 27 May 1951; p. 8...
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Capítulo IV
Belzu, bandera de la lucha de clases uno de los precursores de la Commune de París Bolivia, desde su creación (1825) hasta la época de Belzu (17 de diciembre de 1848 - 5 de agosto de 1855), era un campo o caldo propicio para las revueltas y revoltijos; teatro de tragicomedias mil. Tenemos el 18 de abril de 1828, el pecado original de la casta gamonal. La que ingrata y hiena hiere el brazo derecho del Mariscal José Antonio de Sucre. Luego, al general Pedro Blanco, Presidente por cuatro días de la república lo reduce a prisión en el Convento de la Recoleta de Chuquisaca y lo asesina el primero de enero de 1829. Sigue el torbellino de revueltas. El general José Miguel de Velasco sube y baja por cuatro veces del poder a fuerza de “golpes de Estado”. La marea de las “revoluciones” nubla todo, amenaza con todo. El mariscal Andrés de Santa Cruz, tras la derrota de Yungay, deja el poder, siempre por las “revoluciones” que se encienden a lo largo del territorio de la república. El general José Ballivián asciende al poder por una revolución y abandona por temor de otra revolución (1841-1847)… Condotieros y hordas militares, en perenne actitud de acecho y de asalto, dominaban el país. Mientras el gamonalismo, ofrecía apoyo ya a uno u otro de los jefes bandoleros. Las masas trabajadoras y populares estaban relegadas al olvido o al desprecio. Nadie las tomaba en cuenta y para nada, que no fuese el trabajo en exclusivo beneficio de los exmonarquistas que se guerreaban. Las masas populares, las levaduras más eficientes de la nacionalidad, esclavizadas, desarmadas y azoradas contemplaban la locura del caciquismo militar. Es entonces cuando llega al escenario de la vida pública don Manuel Isidoro Belzu, hijo del arroyo, brote genial de la entraña de la masa. Y llega
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Fausto Reinaga antes y primero que cualquier caudillo del mundo para hacer un gobierno de la masa y para la masa. Un gobierno, ¿por qué no decirlo?, de clase. El belcismo no era, y no es ahora la aureola de un prestigio personal, una vulgar doctrina política, no es la cristalización de ambiciones domésticas de cacique, no es el caudillismo egoísta e intrascendente, como el linarismo, ballivianismo o el crucismo, que murieron y desaparecieron con sus héroes; ¡no! El belcismo, habiéndose adentrado en la carne morena de las masas mestizas e indias, llegó al alma y el corazón de ellas; por eso es que Belzu vive íntegro en el recuerdo y veneración popular; late en la conciencia del pueblo, y es clarinada de cada rebelión de la multitud. El belcismo es el anhelo eterno de redención de las masas explotadas de Bolivia. Es la mística nacionalista proletaria. Es el sentimiento de liberación de los que padecen hambre, ignorancia e injusticias mil. La desorejada crónica de la casta gamonal latifundista de todos los tiempos, que ha venido en llamarse “Historia de Belzu” o “La dictadura de la plebe”, por su incapacidad total, supina ignorancia del dialectisismo-marxista, no ha podido entender la esencia del belcismo. Con términos como la “tiranía del populacho”, “el reinado de la plebe” confiesa su equívoca concepción e interpretación del belcismo. El belcismo, no sólo alcanza a ser un sistema político, una teoría política, sino fue algo más, fue filosofía y religión para las masas, y haber sido tal cosa, ya es mucha gloria nacional y mundial también, como veremos luego. La masa concibe y explica el universo, la existencia y su misión en la vida “belcistamente”. De acuerdo con Arístipo, fundador de la escuela filosófica cirenaica, le hace Dios en vida; y después de su muerte, con mayor razón, por gratitud. Por tanto, el belcismo, como motivo de meditación y como aspiración religiosa, sobrevivió al héroe y se transmitió de generación en generación hasta nuestros días. La masa, cuando vuelve la mirada a la noche de los tiempos, con devoto recogimiento, a lo largo de un siglo, escucha siempre el trueno de un: “Tata Belzu” de la indiada, o un: “¡Viva Belzu!” de la cholada. Trueno que llenando el cielo de la Patria toda, tiene clarinadas de fe para el porvenir. * * * ¡La Commune de París! Si a Belzu se le hubiere dado Europa por teatro de su vida, habría sido, posiblemente, uno de los redactores del “Manifiesto Comunista” de Marx (que vio la luz en febrero de 1847). Algo más, habría sido uno de los más destacados dirigentes, acaso el más grande de la Comuna
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Belzu de París (que aconteció el 18 de marzo de 1871). ¡La Comuna!, de la que dijo Marx, en mayo de 1871: Los trabajadores de París, con su Commune, serán siempre considerados como los gloriosos precursores de una nueva sociedad. La memoria de sus mártires será cuidadosamente conservada en el gran corazón de la clase trabajadora. La historia ha clavado ya a sus exterminadores en esa eterna picota, de la que no conseguirán arrancarlos todas las oraciones de sus sacerdotes.
Y Lenin, cuarenta años después de Marx (abril 1911), repetía: La memoria de los combatientes de la Comuna no es solamente venerada por los obreros franceses, lo es también por el proletariado de todos los países. Y es que la Comuna no combatía por una causa local ni estrechamente nacional cualquiera, sino por la emancipación de toda la humanidad laboriosa, de todos los desheredados y de todos los ofendidos. Combatiente avanzado de la Revolución Social, la Comuna goza de las simpatías en todas partes en donde el proletario sufre y lucha. El cuadro de su vida y de su muerte, la imagen del gobierno obrero que toma y conserva durante más de dos meses la capital del mundo, el espectáculo de la lucha heroica del proletariado y de sus sufrimientos después de la derrota –todo esto ha elevado la moral de millones de obreros, despertando sus esperanzas y ganando sus simpatías al socialismo–. El tronar de los cañones de París ha sacado de su profundo sueño a las capas sociales más atrasadas del proletariado y ha dado en todas partes una impulsión nueva al desenvolvimiento de la propaganda revolucionaria socialista. He aquí porque la obra de la Comuna es la de la Revolución Social, la de la emancipación integral, política y económica de los trabajadores; la del proletariado universal. En este sentido, es inmortal.
Sin embargo, el plebeyismo intelectual, los “pongos baptistinos” (usando la frase de Franz Tamayo), los palurdos gamonales pensantes, incluyendo en este rebaño al propio Mariano Baptista, no le entendieron pizca a la Comuna de París. Mariano Baptista fue testigo presencial y ocular de la grandiosa revolución proletaria. Vivía en París. La Comuna, en la que los obreros echaron abajo todos los amuletos de la cínica democracia burguesa e implantaron un gobierno obrero, el primero en su tipo en el mundo y en la historia. La Comuna fue madre de la revolución rusa de 1905 y de 1917. La sociedad socialista de los soviets no le debe poco a la Comuna de París. Y es de esta Comuna, de la que “el príncipe de los oradores bolivianos” Baptista decía: “La Comuna, no tenía más que horrores…”44. Sí horrores, nada 44 La Razón,16 Jul 1932; p. 7.
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Fausto Reinaga más que horrores para los políticos con anteojeras que no veían en el yermo altiplánico, sino militares entorchados, caciques feudales, imponiendo ponerse de rodillas a montoneras de mestizos e indios. Y el gran Belzu, en el cuadrante de la historia mundial –no es de ningún modo, un atrevimiento esta afirmación– es nada menos que uno de los precursores de la Comúna de París. Veamos: Belzu, en el lapso de 1848-1855, soliviantaba a las masas a la violencia, y en la violencia las organizaba, las educaba. Las capacitaba clasistamente mediante fervorosas arengas y sus profusos órganos periodísticos de propaganda. Entre estos órganos citaremos: El cholo, El patriota, La voz del pueblo, El látigo, El anatema nacional, El artesano de La Paz, El minero, El condor45, El amigo del pueblo, etc. Que se editaron en Chuquisaca, Oruro, Santa Cruz, La Paz, Cochabamba, Tarija y Potosí. La masa se capacitaba para la función de gobierno, para el ejercicio del poder. Lo dijo Belzu, desnudamente, claramente, al terminar el brindis en un banquete popular “…levanto la copa porque mi sucesor en el mando sea un hombre de poncho y chaqueta”. La masa, con bastante conciencia de sí misma, casi organizada, dio en tierra con el trajinado, usado y abusado principio de Borodine: “la revolución es pagar al Ejército”. Durante el periodo de Belzu, fueron los artesanos, obreros e indios quienes con fiera violencia ahogaron en sangre todo movimiento caciquista o militar. Las embravecidas “revoluciones” antibelcistas fueron apagadas por los cholos de Oruro (9 de Marzo de 1849), de Cochabamba (11 de marzo de 1849), de La Paz, Potosí, los chapacos de Tarija. Fuerza es consignar aquí, las hazañas del Moto Méndez, Eustaquio Méndez, el guerrillero insofrenable de la guerra de la independencia, rumiaba su decepción y amargura en las tierras del Guadalquivir; porque de la patria, por la que había hecho y luchado tanto, porque de la patria, obra de su creación, los ex-monarquistas, esta vez con el membrete de repúblicos, volvieron a apoderarse para explotarla, igual que en la colonia, como una finca o un feudo. Cuando olió a Belzu, saltó de su aislamiento. Se puso a la cabeza de las masas chapacas y se convirtió en Tarija en la columna fuerte e inconmovible del belcismo. Luchó y consiguió en gran parte la distribución de tierras 45 “El año 1850, vino a Tarija la primera imprenta obsequiada al vecindario por el General Manuel Isidoro Belzu, en la que se editó el periódico “El Cóndor de Bolivia”, a cargo de los doctores Mariano Donato Muñoz y Manuel Othón Jofré, siendo éstos los primeros escritores que rasgaron en Tarija el silencio”. Bernardo Trigo. Las tejas de mi techo, citado por Misael Pacheco Loma, en su Resumen de la Historia de Bolivia. p. 476.
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Belzu entre los que fecundan con la fuerza de su trabajo y el sudor de su frente. Las multitudes campesinas chapacas le debían gratitud y creían en él hasta el sacrificio; y las castas feudales le odiaron hasta asesinarlo por la espalda… fue amigo y compañero leal de Belzu… fue actor y héroe durante la guerra de la independencia en las acciones de Cotagaita, Suipacha, Guaqui, Tucumán, Salta, Tarija, La Tablada hasta Iruya y Montenegro. En casi todas Méndez fue admirado por su arrojo. En informe a Güemos, Uriondo decía: “Méndez es el terror de los enemigos”. La Serna y sus tropas en Tarija no recibían víveres de los campos circunvecinos, pues caminos y sendas estaban anegados por las tropas del Moto. Pensando atraerlo a su causa. La Serna le hizo llegar a Méndez el ofrecimiento de una pensión vitalicia y el grado de Teniente Coronel del ejército realista. El héroe dio esta admirable e indignada respuesta: “¡A Méndez no se lo compra con dinero! Si La Serna quiere víveres, tiene que abolir el odioso tributo que pagan los moradores de mi tierra”. Y el tributo fue anulado. Méndez fue ascendido por Belgrano a Teniente Coronel en 1815 y por Bolívar a Coronel en 1825. Actuó en las jornadas de 7 de junio, 26 de agosto y 7 de septiembre de 1826, en las que Tarija, “que prefería desaparecer del mapa antes que dejar de ser boliviana”, se reincorporó definitivamente a su verdadera patria a la que le unían los indestructibles lazos de la tradición, del afecto, del sacrificio y del triunfo. Cuando el General Velasco se levantó en armas para derrocar al gobierno de Belzu, Méndez, que era admirador del presidente, enfrentó a los revolucionarios que comandaba el Coronel Rosendi. ”El héroe fue herido por la espalda, en el lugar denominado Las Barrancas, a tres kilómetros de la ciudad de Tarija, donde falleció el 4 de mayo de 1848. Es digna de recuerdo la parte final de su testamento”46. La reacción oligárquica no le dio descanso ni paz a Belzu. En un territorio extenso de 3.000.000 de km2, sin ferrocarriles, sin caminos ni telégrafos tuvo que debelar, según Sanjinés, 113 revoluciones47. 46 Alberto Rodo Pantoja. “Nacimiento del “Moto” Mendez.” La Razón.21 Sep 1947. 47 Con el permiso del lector, tenemos que enumerar algunas, de esta ola de fuego de las revoluciones: “1. Motín del Batallón Omasuyos en La Paz, 7 de febrero de 1849; 2.- Conspiración Ballivianista en Potosí, 29 de febrero de 1849; 3. Revolución de Oruro por Ballivián, 9 de marzo de 1849; 4. Revolución de Ballivián en Cochabamba, 11 de marzo de 1849; 5. Revolución en La Paz, por Ballivián, 12 de marzo de 1849; 6. Revolución en Potosí por Ballivián, 12 de marzo de 1849; 7. Revolución en Tarija por Velasco, 19 de marzo de 1849; 8. Conspiración ballivianista por el Coronel francés Carlos Wincendon, 16 de abril de
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Fausto Reinaga Y aquí viene el juicio de Nicanor Aranzáes, sobre esta tromba revolucionaria que le asedió a todo instante al Mahoma boliviano: “Tras la victoria de Yamparaez” (diciembre 5 de 1848), “Belzu se ha echado encima una carga pesada, teniendo que combatir a los ballivianistas, velasquistas y linaristas, que no dejaron un momento de sosiego durante su gobierno, teniendo que mantenerse a caballo, debelando revoluciones, aquí, allá y acullá”48. Fueron las masas explotadas, al grito de ¡Viva Belzu!, las que escarmentaron los motines militares y caciquistas. Las masas cuando luchan por sus derechos e intereses son invencibles y su terror no tiene cotejo. La lucha de clases era implacable, marcharon al cadalso, el exilio, la proscripción,
1849; 9. Conspiración de Ballivián en Cobija (Chile), 21 de mayo de 1849; 10. Revolución en Tupiza por Velasco, 26 de mayo de 1849; 11. Revolución en la Provincia Chichas de Velasco y Linares 1849, en una batalla trabada en Santa Bárbara perdió la partida el Coronel Moto Méndez, y Rosendi le asesinó a mansalva, de un tiro de pistola por la espalda; 12. Revolución en la Provincia de Mizque, 1849; 13. Revolución en Potosí, ataque de Ágreda, 29 de abril de 1849, a la Casa de la Moneda; 14. Combate de Guayabos, 6 de mayo de 1849; 15. Derrota de los revolucionarios en Tarija 1° de julio de 1849; tras la derrota de esta batalla huyeron a la Argentina Velasco y Linares; 16. Revolución en Santa Cruz por Velasco, 6 de Julio de 1849; 17. Sublevación en Cobija por Linares, 7 de junio de 1849 (Dpto. de Litoral); 18. Revolución en Cochabamba por Ballivián, 27 de octubre de 1849; 19. Revolución en el Beni por Linares, 3 de noviembre de 1849; 20. Revolución en Omasuyos por Ballivián, 30 de noviembre de 1849; 21. Tentativa de asesinato de Belzu en Sucre, 8 de septiembre de 1850. A cuya consecuencia el Representante Nacional Laguna, Presidente del Senado fue reducido a prisión, sentenciado a muerte y ejecutado; otro Diputado Lucas Mendoza de la Tapia, Presidente también de la Cámara de Diputados, fue sentenciado a muerte por el Consejo de Ministros de Estado, Rafael Bustillo, José Gabriel Téllez, Tomás Valdivieso y Agustín Tapia, y salvó la vida “por una humilde intercesión de la Cámara baja”; 22. Revolución en Antofagasta, 30 de septiembre de 1850, por el binomio fatídico Ballivián-Linares; 23. Revolución en el Beni, 14 de octubre de 1850; 24. Revolución en Omasuyos, 1850; 25. Conspiración en Potosí por Linares, 1° de mayo de 1851; 26. Intentona subversiva en Sipesipe por Linares, 12 de mayo de 1851; 27. Conspiración en La Paz, 6 de enero de 1853; 28. Conspiración en La Paz, por el General Gregorio Pérez, marzo 21 de 1853; 29. Revolución en Cobija, por Linares, junio 22 de 1853; 30. Revolución por Linares , en Santa Cruz, julio 10 de 1853; 31. Revolución en Chayanta, julio 26 de 1853; 32. Revolución por Linares en Santa Cruz, diciembre 7 de 1853; 33. Intentona revolucionaria en La Paz, por Linares, diciembre 8 de 1853; 34. Revolución de Linares en Omasuyos, enero 2 de 1854; 35. Revolución por Linares en el Beni, diciembre 12 de 1854; 36. Conspiración en la frontera, victimación de José María Guerra. Los indios de Bolivia que idolatraban a Belzu, jugaron un papel inapreciable en estas revoluciones. Así en la frontera del Perú, tomaron a José María Guerra por José Ballivián, lo victiman y enarbolando banderas rojas, en masa llevaron la cabeza de la víctima ante el Presidente de la República a la ciudad de La Paz, 11 de marzo de 1854; 37. Revolución en Santa Cruz contra Belzu, abril 6 de 1854; 38. Revolución de Achá, noviembre 4 de 1854; 39.- Revolución en Cochabamba por Achá, noviembre 21 de 1854; 40. Revolución en Chorolque por Linares, 8 ó 9 de diciembre de 1855; 41. Motín en La Paz, enero 14 de 1855; 42. Motín en La Paz, por Linares, febrero 3 de 1855”. N. Aranzáes, ob. cit.. 48 Nicanor Aranzáes. Las Revoluciones de Bolivia, p. 105.
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Belzu muchos petimetres y “caballeros” de las casta gamonal, muchos sacerdotes y muchas “damas” también; y Belzu, señero, con la mirada clavada en el porvenir, ¡qué firme se sostuvo! En aquella época, el año 1848, sale en Londres un documento de fama mundial: El Manifiesto Comunista, que en sus líneas iniciales anunciaba: Un espectro se cierne sobre Europa; el espectro del comunismo. Todas las viejas naciones se han unido en santa alianza para acosarlo: el papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales de Francia y los polizontes de Alemania… La moderna sociedad burguesa que se alza sobre las ruinas de la sociedad feudal, no ha abolido los antagonismos de clase. Lo que ha hecho es crear nuevas clases, nuevas condiciones de opresión…
Dos años después que Marx hubo escrito esto, Belzu luchaba en Bolivia por la supresión radical de aquellos antagonismos de clase, por la supresión de “las nuevas condiciones de opresión”. Naturalmente, dentro las limitaciones que imponía un pueblo atrasado, feudal. La revolución de las masas populares de La Paz, Oruro, Cochabamba, Potosí, Tarija, etc., contra la explotación y la escandalosa derrota que infligieron a la soldadesca motinera un cuarto de siglo antes de la Comuna de París, hacen sin duda, una otra Commune en las breñas y las pampas yermas de Bolivia. Y la diferencia, si cabe, entre la Comuna de París, digamos, y la Comuna de Bolivia, radica en que en Bolivia, veintitrés años antes (de la Comuna de París) las masas no fueron derrotadas, no cayeron bajo la metralla de la burguesía nacional “cien mil obreros y de los mejores”. La suerte de las masas de Bolivia fue distinta: cantaron la victoria e hicieron sudar sangre y morder polvo a los revoltosos opresores de la maldita casta gamonal oligárquica. Muchos de ellos pagaron con sus vidas y bienes la aventura de domeñar y explotar de nuevo las masas laboriosas. La Comuna de Francia y de Bolivia, son grandiosos movimientos proletarios del siglo XIX. Si “París ha sacado de su profundo sueño a las capas más atrasadas del proletariado y ha dado en todas partes una impulsión nueva al desenvolvimiento de la lucha de clases” (Lenin), Bolivia con sus masas –repetimos, un cuarto de siglo antes– hizo ni más ni menos, pero salvando la circunsatancia de que las masas bolivianas no mascujaron derrota como las parisinas. Belzu, en 1849, veintiun años antes que naciera Lenin a orillas del Volga Azul, (10 de abril de 1870), en la esquina de las calles Yanacocha y Comercio de La Paz, ante una muchedumbre embanderada de pendones rojos, delirante de victoria, pronunció este discurso socialista, típicamente bolchevique: Camaradas: Una turba insensata de aristócratas ha venido ha ser árbitro de nuestras riquezas y de vuestros destinos; os explotan
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Fausto Reinaga sin cesar y no echáis de ver; os trasquilan día y noche, y no sentís; montruosas fortunas acumulan con vuestro sudor y sangre, y no advertís. Se reparten tierras, los honores, los empleos, las dignidades, dejándoos tan sólo la miseria, la ignominia, el trabajo, y guardáis silencio. ¿Hasta cuándo dormiréis así? Despertad de una vez; ha sonado ya la hora en que debéis pedir a los aristócratas sus títulos y a la propiedad privada sus fundamentos.
¿No sois iguales a los demás bolivianos? Esta igualdad, ¿no es el forzoso resultado de la igualdad del género humano? ¿Por qué solamente a ellos les suministra las condiciones de desarrollo material, intelectual y moral, y no a vosotros?
Compañeros: La propiedad privada es la fuente principal de la mayor parte de los delitos y crímenes en Bolivia; es la causa de la lucha permanente entre los bolivianos, es el principio del actual egoísmo dominante, de aquel egoísmo eternamente condenado por la moral universal. ¡No más propiedad, no más propietarios, no más herencias! ¡Abajo los aristócratas! La tierra para todos; basta de la explotación del hombre –por el hombre F.R.–. ¿Qué razón hay para que los ballivianistas nomás ocupen elevadas posiciones sociales? ¿No sois también vosotros bolivianos? ¿No habéis nacido igual que ellos en este suelo privilegiado? Amigos: En expresión de un gran filosofo, la propiedad privada es la explotación del débil por el fuerte; la comunidad de bienes la del fuerte por el débil. La propiedad tiene por base fundamental, el acaso; la comunidad, la razón. Haceos justicia con vuestras propias manos, ya que la justicia de los hombres y de los tiempos os lo niega49.
Lenin, cuarenta y nueve años, medio siglo después de Belzu (1898) hablaba de profesías que habían sido ya realidades en Bolivia, y decía: Tenemos que tomar esta fortaleza y la tomaremos si sabemos unir en un sólo partido todas las fuerzas del proletariado, que ya ha abierto los ojos, y todas las fuerzas revolucionarias rusas. Sólo entonces se cumplirá la gran profecía del revolucionario obrero Piotr Alexeiev: se levantará el brazo vigoroso de los millones de hombres obreros, y el yugo del despotismo, defendido por las bayonetas de los soldados, saltará hecho añicos.
En Bolivia, como hemos dicho, medio siglo antes, las masas proletarias de Belzu habían levantado ya “el brazo vigoroso de los millones de hombres obreros” y habían hecho saltar en añicos el yugo opresor del gamonalismo feudal, el vaticinio de Lenin se cumplió, medio siglo antes en Bolivia. Fue un vaticinio hacia atrás. 49 San Román, Victoriano. Practicante. Bolivia; Lima 1855, p. 3.
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Belzu Belzu que contó con una fresca y nutrida literatura política europea, fue pues, el primer hombre de Bolivia que tuvo la suerte de conocer el Manifiesto Comunista” de Marx y Engels. En el discurso que hemos transcrito más arriba, habla de la abolición de la propiedad privada por ser ella el fruto del asco, y anhela o propugna una propiedad de la comunidad, porque ella tiene por fundamento la razón. Condena acremente a la propiedad privada como la “fuente principal de delitos y crímenes”. En seguida, se refiere a la moral universal que execra la propiedad privada y el egoísmo de sus poseedores. Luego destaca la lucha de las clases en el trabajo, en la detentación de riquezas, honores, dignidades y el poder. Y termina con esta” sacrílega” y maravillosa imprecación: “no más propiedad, no más propietarios, no más herencias“. “La tierra para todos; basta de la explotación del hombre por el hombre”, y para la consecución de este fin predica sin ambages la impulsión de la violencia de clase, y dice “haceos justicia con vuestras propias manos…”. Todos estos conceptos claros, precisos y rotundos; el lenguaje sencillo, incisivo y chispeante, no cabe duda que son destellos de inspiración arrancados del genial documento, el Manifiesto Comunista. Por eso, y no en vano, toda la casta gamonal, todas las clases dominantes le atacan desde el auge de su poder, su muerte y, hasta nuestros días, sin descanso, con saña de chacales. No le han perdonado ni le perdonarán al mesías, al Mahoma de las clases explotadas. Conforme se aclare, suba y tome cuerpo la conciencia revolucionaria de las masas, Belzu se actualizará cada día más y más…
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Capítulo V
Belzu, Linares, Melgarejo y el indio Belzu y la prensa rosco-gamonal de nuestro tiempo Linares nace de la más bruñida entraña del gamonalismo feudal. Lacta de ubres indias. La leche de su mitani le nutre en su primera infancia. En el latifundio condal de Ticala, sus padres, José Linares y Josefa Lizarazu, son los reyes absolutos; dueños de vidas y haciendas de los vasallos indios. “Y el mínimo varón, José María, se entrena en la facultad del mando; observa a su alrededor seres sumisos y conformes con su suerte: él, José María, es, no hay que dudarlo, el señor de todos esos… dispensa gracia…, administra justicia…”50. Muerto el padre, doña Josefa, queda como “una viuda opulenta”. Sus rentas que tienen por base la explotación de los indios siervos, le permiten el costeo de la educación de José María. Dejan entonces Ticala. Se establecen primero en Potosí. Luego peregrinan a Chuquisaca, la ciudad universitaria; que a la sazón vive las libertarias convulsiones intelectuales. En esta época se habla todavía del 25 de mayo y del 16 de julio de 1809… el hecho es, que José María va pasando de la adolescencia a la juventud en un verdadero caldero de ebullición revolucionaria. Su origen, el clima social, las inquietudes intelectuales y los impulsos propios de la juventud, le predisponían y lo empujaban a tomar partido en la gran contienda. Y, como todos los jóvenes españoles, aunque nacidos en tierras de América, José María deseaba con fervor la victoria de las armas realistas. Su cauteloso silencio, es una elocuencia convincente y persuasiva. ¿Cómo había de querer una república, José María, si en ella, si con ella, ipso-facto perdería el derecho a sus títulos de nobleza a sus latifundios y sobre todo, a sus vasallos cholos e indios de Ticala? 50 Frontaura. Linares, p. 8.
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Fausto Reinaga No es posible admitir que José María hubiera sido revolucionario desde su juventud, esto es, antes del advenimiento de Bolivia. Linares, igual que los doctores Olañeta, Serrano, Frías y cientos más, en pensamiento y acción, fue un partidario de la corona de España. La causa de la Independencia tuvo un adversario más en él. Su condición social y económica tenía tan fuerte raigambre en su espíritu que fue ajeno a los románticos impulsos, que de allá en cuando, estremecían algún rincón perdido del corazón de las juventudes criollas. Antes del arribo del Libertador y del Mariscal de Ayacucho a Chuquisaca, era Linares un feudal en cuerpo y alma, y como tal –repetimos–, enemigo declarado de la causa libertaria.
Poco después del 6 de agosto de 1825, como tantos otros feudales de la tierra alto peruana, y por la fuerza de las circunstancias, llegó a ser una de las cabezas de la república naciente. En buen romance, Linares, día antes enemigo de la Libertad, amanece con la aurora de aquel 6 de agosto, un fanático republicano. En este 6 de agosto es cuando quema lo que antes adoraba y adora lo que antes quemaba; recién “es un republicano consciente; (recién) olvida (sic) sus títulos nobiliarios, es y será, nada más ni nada menos, que el ciudadano José María Linares a secas”51.
Se retira de Chuquisaca a Potosí. Asume el rectorado del colegio Pichincha. Gobierna a profesores y alumnos, igual que a sus colonos de Ticala. Cree y piensa que será lo mismo el gobierno de la república… Ya es un utópico que vive lejos de la realidad de la naturaleza humana. En 1831, llega al Congreso, representando a Potosí. Entre sus obras, se cuenta la mala traducción al español del Código Civil Francés. De ferviente crucista, se torna en un enconado odiador del Protector de la Confederación Perú–boliviana. En la asamblea Constituyente de 1839, en su calidad de diputado por Potosí, elige Presidente Constitucional a Velasco, el mediocre, el campechano, el “hombre comodín”, el proveedor de doncellas para el apetito sexual de Bolívar. Y es Linares, el de los tufos de Catón y Savonarola, quien elige presidente a este muñeco. No queda ahí la cosa. Linares, trama una revolución contra Santa Cruz, y en momentos en que éste se apresta para su última batalla. Tras la derrota de Yungay, Ballivián se levanta en el norte, Velasco en el sur y Linares en el centro. Triunfante la revolución anticrucista, Linares ciñe la banda prefectural de Potosí. A poco tiempo, se declara enemigo de Ballivián; de cuyo gobierno (1842) huye a Cobija, para refugiarse después en Valparaíso. Traicionando, esta vez a Velasco, acepta de Ballivián el cargo de Ministro Plenipotenciario de 51 Frontaura. Ob. cit., p. 18.
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Belzu Bolivia en Madrid (en tal carácter firma el tratado de 21 de julio de 1842). Las maravillosas enseñanzas de Bolívar y de Sucre, a Linares de nada le han servido. De manos del primero, tuvo la suerte de recibir una medalla y una cátedra en la universidad; y al Mariscal de Ayacucho, le sirvió de secretario, y viole manar sangre de su brazo roto… Sea por haber mamado ubre india, sea por haber vivido su infancia entre los indios del Ticala, sea por la indómita fuerza telúrica que condimenta la vida de cualquier aborigen, el hecho es que Linares ante la Corte de España se sintió, se vio tan indio, como sus propios colonos del latifundio Ticala… para que nada faltase al autóctono americano, el indio estallaba por la cara morena de Linares. Para el noble indianizado, el subyugado por la fuerza y la superioridad de la raza, España no era ambiente social, intelectual ni sentimental. Linares estuvo incomodo, era un extraño, un advenedizo en la tierra ibérica; razón porque presuroso tornó al antiguo Alto Perú. Cuando llega a La Paz, Ballivián ya no es presidente. El nuevo amo es un ser excepcional. Es el “bravo entre los bravos” de la batalla de Ingavi; es el orador que provoca tempestades de admiración e indignación en las masas; es el filósofo que de Ballivián dice: “no había podido penetrar en su lóbrega alma, uno solo de los destellos de la filosofía y la civilización moderna”52; es el profeta que anuncia un nuevo evangelio social; es, en fin, el político que ha descubierto una fuerza social invencible: la masa; el que ahora gobierna Bolivia es Belzu. Contra quien, Linares, hará “34 revoluciones”53, ya con Velasco, ya con Ballivián –sus adversarios de ayer– o ya solo, hará estallar revolución tras revolución y día a día, durante nueve años, sin conseguir éxito material ni mellar la doctrina del régimen imperante. Linares, en el afán de abatir a Belzu, expuso, inútilmente, “sosiego, fortuna, familia, salud” (Frontaura). Todos sus empeños ante la reciedumbre del Mahoma boliviano, resultaron débiles y estériles. Belzu, se alejó del poder y del país, no en las condiciones de José Ballivián, por ejemplo54; al contrario, lo hizo por propia decisión y voluntad… Linares, 52 Frontaura. Ob. cit., p. 30. 53 Frontaura. Ob. cit. p., 61. 54 Ballivián, desde Potosí, le hizo llamar con el teniente coronel Bartolomé Mitre al general Guilarte, que le preparaba en La Paz una revolución, para entregarle el poder. Ínterin Belzu cruza la frontera peruana, pero fue derrotado por las fuerzas leales en Huarina. En esta situación, Ballivián se resiste renunciar a la Presidencia y entregar el poder a Guilarte. Pero la presión fue tanta que al fin resolvió, no sin antes poner estas condiciones; ser jefe del ejército, hasta el momento de partir a Cobija; se le adjudique gratuitamente la hacienda de Macamaca a su familia; desde Macha pide por intermedio de Tomás Frías la
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Fausto Reinaga que se hallaba con las fauces secas por el poder;55 que se sentía devorado por una apetencia zoológica, no obstante esto, tuvo que caminar buen trecho todavía y esperar el desgaste político del sucesor de Belzu, general Córdova; el cual gobierna de 11 de agosto de 1855 a septiembre de 1857. En Linares, apenas llegado el poder se yergue el auténtico latifundista. Despectivo y orgulloso arroja la careta republicana; se desnuda tal cual es; feudal en carne y hueso. Si para imponer obediencia y sumisión a los colonos–siervos de Ticala, por “derecho” y costumbre, enarbola el látigo, que lacera las carnes indias, en forma idéntica y por encima de todos los poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), aparece el “supremo dictador”. Lo que fue en Ticala con respecto a sus pongos, propendió ser en la república con respecto a los ciudadanos y los habitantes y estantes del territorio nacional. Su ascetismo, su moral catoniana, como en todos los gamonales, no fue una convicción ni ética virtud; vale decir, una cualidad intrínseca; no; fue una pose para imponer su voluntad y su autoridad sea a sus pongos o a los bolivianos. La moral en Linares es una hipocresía y una impostura. Tolstoy, era latifundista; un noble terrateniente. Padeció la angustia de entregar la tierra a sus siervos; y ser de este modo, consecuente con las ideas que profesaba y predicaba. Pero su mujer y sus hijos se irguieron, como los más feroces enemigos de su doctrina. Cuantas veces intenta la entrega de la tierra, tantas veces fracasó por la interferencia de los suyos… Pero aquel día que oye susurrar a un viejo mujik: “¿Qué clase de hombre es ese que predica una cosa y hace otra?”… Y obedeciendo una voz interior que le dice: “Levántate; toma la capa y el cayado de peregrino”56. Tolstoy asqueado de sus tierras, palacios, deja su casa y familia. Emprende la fuga. Hasta que en la estación solitaria de Astapovo, cae rendido…Tras sus últimas palabras: “Los campesinos, como mueren los campesinos”, se abraza definitivamente a la inmortalidad. En Linares, no hay un átomo de Tolstoy; una pisca de preocupación por la suerte negra y encanallecida del siervo de Ticala; del colonaje indio de representación diplomática en Chile. Guilarte salió de Sucre el 26 de diciembre y el 28 se hallaba en Pocoata y el 29 lo despidió; despedida “en que corrieron lágrimas sentimentales”. Pero un día antes de su partida, el 28 de diciembre de 1847, Belzu, jefe militar de la revolución triunfante en La Paz, “habíale declarado –a Ballivián- traidor a la Patria y puesto fuera de la ley. Con el definitivo triunfo de Velasco, tal decreto quedó firme”. H. Vázquez Machicado. “Postrimerías del Gobierno de Ballivián”. La Razón, 18 de enero de 1948, 2a Sección. 55 “Al principio ninguno de los suyos lo conoció… Había perdido la barba y las cejas entre los hielos de las montañas, su cutis estaba tan tostado que parecía negro completamente, sus labios hechos pedazos”. Frontaura A., ob. cit., p. 36). 56 Tolstoy, Stefan. p. 178.
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Belzu Bolivia… Linares es enemigo del ejército y amigo del latifundista feudal. Defiende al indio contra el ejército, aparentemente, y condena al indio a la explotación de sus congéneres; los cuales, igual que Linares, gozan y ejercen el derecho sobre la vida y hacienda indias. En el hecho, los “hermanos indios” no se salvan ni del ejército y menos de la casta gamonal. El “redentor en función presidencial” habla a los vientos; lo que escribe en el papel es letra muerta. Como toda obra de fariseo, ni siquiera huella la cruda realidad. Y, Frontaura dice ditirambos, prende hipérboles; cursa expedientes propios del mundo utópico, si no falsos, en rededor de Linares. Quien, como ya dijimos, de la cuna al sepulcro. No es más que un gamonal; un señor feudal hecho y derecho. Lo que piensa y hace “a favor” del indio, son fruslerías intrascendentes o cebo para tontos. ¡Que hablen los hechos! El belcismo que había penetrado en la entraña india, vivía incandescente en el alma y corazón de los hijos del sol… Los indios tentaron levantarse contra las hipocresías del feudal Linares. “Una expedición enviada contra ellos castigó duramente a los indios de los alrededores del Lago Titicaca”57. Su reforma del ejército, no pasa, en el fondo de dar de baja a los jefes y oficiales que no le inspiran confianza. Era nada más que un pretexto la depuración de la “beodez, la degradación y el envilecimiento”; ya que al mismo tiempo quería y trabajaba para formar un otro ejército y con tal objeto “solicitaba para oficiales a jóvenes bien educados…”. Esto es a los jóvenes gamonales, puesto que la única casta se hallaba en condiciones y posibilidades de educar a sus hijos… La reforma del clero se redujo, al restablecimiento del Seminario de La Paz, cuya economía, esto es medios de subsistencia, la carga al Tesoro de Instrucción Pública; en segundo lugar, al establecimiento de notaría y alguaciles para los arzobispados, obispados, etc.; providencias de carácter meramente administrativo, que todas tienden a una protección descocada de la religión católica. Termina su “reforma” religiosa con el (religioso) fusilamiento del Fraile Pórcel; reforma ridícula, que no infiere un rasguño ni a la economía ni a la ideología de la corrompida y latifundista casta clerical. Con sus amenazas, que jamás pasan de palabra o de papel, sólo consigue hacerse de un enemigo feroz, como es la gente de cogulla y sotana. La cuál, al verse privada de algunas prebendas, y en previsión de otras medidas semejantes, sale al campo de la oposición política. Que en el fusilamiento del fraile Pórcel tiene un mártir y una bandera… El fusilamiento del Fraile Pórcel, aunque explicado y hasta justificado por Frontaura, se nota que es pasado como sobre 57 Finot, E. Historia de Bolivia. Imprenta López, Bs, Aires. 1946; p. 252..
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Fausto Reinaga ascuas; hubiera sido interesante, para tener una idea del ambiente que sucedió a tal hecho, la lectura de la Carta Pastoral del obispo Fernández de Córdova que intervino en la degradación y las intrigas emergentes, a tanto que dieron origen a una sextilla anónima que circuló clandestinamente en ese entonces: Vengativo dictador,
Fraile y proceso verbal, Chismografía clerical, Y obispo degradador,
Bailan con cera y tambor,
La farsa de un carnaval58.
Su obra de dictador se complementa con que: ha declarado vacantes todos los puestos de la instrucción pública, para confirmar a los buenos maestros y sustituir a los que detentaron el cargo por mero servilismo. Llama a concurso de oposición para proveer las cátedras de enseñanza superior y secundaria…; pone en todos los colegios un profesor de religión…; quiere aumentar el número de sacerdotes virtuosos e ilustrados…; concede grados gratuitos de bachiller, licenciado o Doctor…59.
Para que responda, sobre este particular al panegirista, cedemos la palabra, al biógrafo de Eliodoro Camacho, J. Lemoine. Entre aquellas medidas inconsultas se ve la organización de las guardias cívicas entregadas a letrados y comerciantes; la de un Consejo de Estado que es numeroso como un parlamento; la de hacienda pública, sin plan general, sin tener a la moderna un sistema de impuestos, con ideas económicas tan atrasadas… Vése también la provisión de las cátedras sujetas a concurso de oposición totalmente inadecuado que no hubo un solo opositor; la fundación de seminarios para la moralización del clero, que fue con razón imposible implantar; y mil dictámenes por el estilo; buenos para bullir en el cerebro de un ideólogo; pero no para cimentar la edificación de un orden social en el que no habiendo hecho, todo estaba por hacerse. Linares acometía reformas con más teoría que práctica, con más violencia que tino, con más empirismo que ciencia60. 58 Vasquez Machicado, H. “Un libro sobre al dictador Linares”, La Razón, 14 Nov 1948, suplemento Literario, p. 2.. 59 Frontaura, ob. cit. p. 131, 132.. 60 Lemoine, Joaquin. Eliodoro Camacho. Ed. Jacobo Peuser. Buenos Aires. p. 49, 50.
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Belzu Linares, el dictador, así como nada aprendió del Libertador Bolívar ni del Mariscal de Ayacucho, tampoco trajo de Europa cosa que valga, como no sea el odio al indio y el desprecio para los bolivianos. En la oposición y el gobierno, se halla intacto el gamonal Linares; es la cabal encarnación de la “infatuación clasista”. Las meras medidas administrativas, perfectamente, pudo haberlas hecho, llevado a cabo sin declararse “dictador”; como un regular y presidente común de la República. …resolvió declararse dictador, en el propósito de disponer de los medios discrecionales que le permitieran completar su obra. Error fundamental del que tuvo que arrepentirse, porque en Bolivia todos los presidentes han sido más o menos dictadores, sin necesidad de declararlo… Las famosas “facultades extraordinarias” de que otros presidentes fueron investidos y los congresos que se reunían esporádicamente para otorgarlas, abolían en el hecho la ley fundamental del estado. Pero la proclamación lisa y llana de la dictadura… no fue admitida en 1858, sino por el pequeño círculo de hombres que rodeaba a Linares61.
A este paso, la sombría dictadura de Linares ha resultado innocua, inútil, ridícula, simiesca, dañina y perniciosa62. 61 Finot, E. Nueva Historia de Bolivia, p. 249. 62 Porque la mala simiente prenderá en el devenir. Servirá de antecedente, para que uno y otro gamonal se declare “dictador” con objeto de oprimir a la ciudadanía y exprimir mejor a la masa servil-india. “Hemos visto más tarde con cuanta facilidad cayó el país en los mismos vicios que él había querido extirpar. Y a su muerte dejó un legado político muy discutible, pues otros mandatarios, validos de su ejemplo, tomaron al pie de la letra lo que de aborrecible tuvo su gobierno, esto es , lo autocrático y dictatorial… Su obra fue, la obra de un utópico”. Bustillo, Ignacio Prudencio. La vida y obra de Aniceto Arce. Segunda edición. p. 59, 60. Las personas que han creído en el juicio o la justicia suprema, y en una vida del “más allá”, ante la muerte, casi siempre han sido justas y han hablado la verdad. Quizá habría que creerle a Olañeta sus palabras postreras, máxime si ellas han sido la expresión de una realidad inocultable e inobjetable, tal cual hemos demostrado al través del presente ensayo. Pues, le escribió una carta en francés y en parte de ella decía: “Incompleta sería la misión que sobre la tierra desempeñé, si en este postrer momento no advirtiera sus errores al dominador de la patria, que yo creé y serví… pues bien, la voz del patriota que se despide de la tierra, os pregunta señor Linares ¿dónde está la realización de las esperanzas que mi infortunada Patria puso en vos? ¿Qué habéis hecho de la aureola popular que en septiembre del 57 brilló sobre vuestra frente. Yo veo eclipsado su esplendor divino, veo cada día, caer una por una amarillentas y secas las hojas de su guirnalda con que os coronara la hija de Bolívar… Pero aún es tiempo de que evitéis que vuestro nombre, en otro tiempo esclarecido, pase a la posteridad entre carcajadas de risa y maldiciones de desprecio…”. Al final la carta decía: “Por lo demás, esta carta privada como el silencio de la tumba que me aguarda y a cuyos bordes escribo, sólo debe ser leída por vos. Quiera el cielo iluminar vuestra mente, quiera el genio de la libertad salvaros de las fuertes penas con que Dios y la historia castigan a los tiranos.
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Fausto Reinaga Al lado de la obra de Linares, la de Belzu tiene profundidad y aliento histórico, imperativo de justicia63. Belzu, no pasa su tiempo en “moralizar”. El sabe que la moral absoluta es una ficción. Que detrás o mejor que la moral es el resultado de una cruel lucha de intereses de clase. De ahí que Belzu ni reta ni tolera las luchas domésticas con el ejército, el clero o el magisterio educacional. A pesar de que tuvo que dominar 113 revoluciones, dictó medidas de régimen aduanero, “cuya finalidad era favorecer el tránsito de importación por el puerto de Cobija”64. Por intermedio de su representante diplomático en Europa, Mariscal de Santa Cruz, trajo al país “100 familias de agricultores, así como máquinas y útiles para el fomento agrícola”65, “… era fácil la vida (para las masas F.R.) por la abundancia y la increíble baratura de los artículos de primera necesidad…”66.
Linares sufrirá humillaciones del general Castilla, Presidente del Perú; su plenipotenciario Ruperto Fernández, será obligado en Lima, “a durísimo trance de antesala” para retornar al país con las manos vacías, “fracasado”. Pero Belzu, el nacionalista, no tolera la más leve provocación. Declara la interdicción comercial, expulsa a los diplomáticos del Rímac, y moviliza su ejército hasta la frontera peruana. … convino en nombrar otro plenipotenciario; pero la situación no mejoró en forma alguna. Al contrario, se agravó, mediante la mayor acuñación de moneda feble, la prohibición de exportar productos bolivianos por el Perú, el rechazo de la patente del Cónsul peruano en Cobija y otra movilización aparatosa del ejército boliviano a la frontera peruana.
Al recibir esta carta, no tendréis ya a quien contestar. Adiós para siempre”. “Documentos para la historia, publicados en el Centenario de Linares”, 1908. 63 Belzu, antes de alcanzar el Poder, tuvo presente que la Heroína de la independencia, Doña Juana Azurduy viuda de Padilla, existía; a la cual la casta gamonal había echado a algo menos que el olvido… Belzu, con las riendas del poder en sus manos, “por intermedio del jefe de su cuerpo de edecanes, el Coronel Belisario Diez Canseco, le pasa a Doña Juana una pensión. Las penurias en la casa de la guerrillera se aminoran y la familia se hace partidaria acérrima de Belzu… Doña Juana está entusiasmada con el gobierno del caudillo popular”. Joaquin Gantier. Doña Juana Azurduy de Padilla, p. 241. Linares por su odio de cafre a Belzu y al belcismo, consumó la iniquidad de atentar contra la pensión que el “Mahoma boliviano” había fijado para la guerrillera en la suma de $ 30.000 anuales; Linares la rebajó a $ 18.000. “Cuando Doña Juana fue a recoger su pensión, no se la dieron, ofreciéndole pagársela más tarde, y esta oferta se repitió en las penurias consiguientes para toda su familia, hasta que lograba recoger unas cuantas monedas, que no alcanzaban ni para la comida de ocho días”. J. Gantier, ob. cit. p. 252, 253. 64 Finot, ob. cit. p. 241. 65 Gómez Cornejo, Carlos. Figuras ejemplares, p. 65 y 71. 66 Arguedas, A. Historia de Bolivia, p. 164.
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Belzu El nuevo Ministro del Perú reclamó por tan graves hechos y Belzu, desaprensiva y ominosamente, expulsó del territorio al plenipotenciario reclamante67.
Con una visión económica y social, conociendo el fondo reaccionario de los crudos gamonales del sur, mediante un D.S., declara a La Paz, capital de la república. Al cabo de 51 años su pensamiento y sus actos iniciales, serán una realidad. Sucre perderá la capitalía68. Dicta y promulga la constitución, la más avanzada de su tiempo, que suprime toda esclavitud. Belzu, psicólogo genial, sabe de la ciencia y el arte de gobernar; al pueblo no le falta ni pan ni circo. Le nutre y le da espectáculos de emociones fuertes: corridas de toros, peleas de gallos… No cae en la taumaturgia del viejo Casimiro Olañeta, el bandido, el pícaro que estuvo acostumbrado a “gobernar a los que gobiernan”; el que a todos los presidentes se los puso al bolsillo; pero con Belzu, el político, aunque intenta muchas veces, nada consigue ni puede. Inútilmente halaga y provoca a todos los enemigos y amigos del caudillo69. Olañeta el invencible, es vencido por Belzu. Las actividades culturales y educacionales, tienen para Belzu, tanta importancia, como las mismas necesidades materiales. Impulsa la alfabeti 67 d’Avis S, Julio Alberto. El Estado boliviano y la unidad peruana, p. 365. 68 I. Belzu fue el creador de nuestra Bandera Nacional: “En 1851, en el tercer año de su presidencia, Belzu viajaba de La Paz a Oruro, ya en las pampas de Pasto Grande, pudo admirar con su comitiva un resplandeciente arco iris. Y frenando a su caballo blanco, delante de un caballero que montaba un alazán chapoteaba en los charos rojizos del camino, le dijo: -Doctor Unzueta, esos colores dominantes en el arco iris, deben ser de la futura bandera boliviana, tienen una gran tradición. -Evidentemente, Excelencia, y hay algo más que viene a reforzar nuestro anhelo, es el dato de Deán Cisneros, de que en Kollana, la gente de esa comunidad veneran a unas hermosísimas flores de tres matices. -Es cierto, son las kantutas. -Para el 30 de octubre, a más tardar, enviaré a la convención a reunirse en Oruro, un amplio memorial que justifique el cambio del lábaro. Tengo el pálpito que se aprobará este proyecto del Ejecutivo. Y el 5 de septiembre de 1851, se promulgó y sancionó la ley que fijaba los colores del tercer pabellón nacional: rojo, amarillo y verde…”. Luis Bullaín. Instrucción Cívica. Citado por Misael Pacheco Loma, en su Resumen de la historia de bolivia. p. 398. 69 Olañeta no tuvo escrúpulos en escribir una larga carta al yerno mismo de Belzu, el joven General Córdova, incitándole a rebelarse contra su padre político con la promesa de un porvenir lleno de risueñas perspectivas… “Decídase usted, Coronel, a proclamar en Potosí la soberanía del pueblo y usted será glorificado en Bolivia”. “Prefiero a usted como caudillo porque es hijo de Belzu. Al hijo que ama a su madre, a sus hermanas y familia, le toca amarrar al padre loco, como está Belzu haciéndole a él un bien y a todos…”. Arguedas, A. Historia de Bolivia, p. 161.
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Fausto Reinaga zación de cholos e indios. Funda colegios para obreros en las ciudades. Durante su periodo se llevaron a cabo los primeros “juegos florales” de la república. Belzu, el espíritu exquisito, tiene la suerte de leer la octava premiada, para el epitafio del Libertador Bolívar, cuyo autor es José Ricardo Bustamente. De América al gigante veis dormido… Dios y la libertad guardan su lecho… Del vencedor del tiempo y del olvido Grande es la gloria y el sepulcro estrecho: Del vasto mundo hasta el postrer latido, Si hay fibra ardiente en el humano pecho, Se inclinarán los hombres ante el Hombre Que diome vida y me legó su nombre.
A esta altura es preciso ya lanzar una verdad: la grandeza de Belzu no hay que buscarla en sus actos administrativos; no, la grandeza de Belzu hay que encontrarla en el hombre mismo; en el caudillo. Los actos administrativos son propios de la burocracia y la mediocridad contumaz; la burocracia es una casta infecta que no entra ni cuenta en la dinámica de las revoluciones conducidas por hombres, como Belzu. Los grandes espíritus no buscan la buena administración del estado social vigente de cosas, ideas y personas, buscan y trabajan la nueva estructuración de la sociedad. Belzu, al haberse alzado contra un régimen supérstite de la colonia, contra una feroz casta gamonal que se había adueñado del poder para explotar a los bolivianos, que no eran otros, que los cholos de las ciudades y los indios siervos de los latifundios; Belzu al proponerse libertad a la clase oprimida del país, advino como el más auténtico continuador de la obra de Bolívar, y el más prístino precursor de ¡la Revolución Nacional de nuestros días!
Ya pusimos en boca de Belzu, lo que dijo Hitler sobre la falta de “certificados universitarios”. Muchos hombres como Hitler, Sarmiento, Pancho Villa, Pablo Iglesias, Stalin, Belzu, etc. … sin tener certificados universitarios que exhibir, han influido profundamente en la historia de los pueblos y en la evolución de la humanidad. Desde muy antiguo, el hombre aprovecha la posesión de conocimientos superiores como instrumento de dominio colectivo y ello perturba artificiosamente sus especulaciones mentales. La privilegiada casta sacerdotal del remoto Egipto, después de consultar las fluctuaciones registradas en los niveles de sus templos, podía predecir solemnemente al público los ansiados
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Belzu desbordamientos del Nilo. Mas, preocupada por su ascendiente popular, infundía sentido esotérico a este saber empírico, ocultando tan celosamente a los ojos profanos sus nilómetros como los canales que llevaban las aguas sagradas hasta ellos70.
El título de doctor en una sociedad de clases, siempre ha sido un instrumento de la clase dominante. La clase culta que detenta las riquezas, doctora a sus mejores cerebros, para afianzar aun más la explotación material e intelectual de la clase ignorante y subyugada. Cuando aparece un caudillo en el seno de los oprimidos, no sólo se le exige certificados o títulos de doctor, sino que se le excomulga del templo de las letras y las artes. Y se le hace caer sobre el excomulgado infamias, calumnias, delitos, sacrilegios, herejías, etc.…
A Linares, todos los ensayistas e historiadores de la fauna gamonal, le tratan con admiración y respeto. Todos se prosternan ante su cuna noble y su título de doctor. En tanto a Belzu, nadie la afloja de “resentido”, “demagogo”, plebeyo, en fin, cholo despreciable. Desgraciada y desaprensivamente, hombres como Ignacio Prudencio Bustillo, Augusto Guzmán, Humberto Vásquez Machicado, hasta Manuel Frontaura Argandoña, el conspícuo miembro del MNR, tienen para Belzu el mismo tono, el mismo gesto de la “policía intelectual” del gamonalismo, que ha logrado paralogizar o domeñar a tantos cerebros, como para que no pudieran comprender o descubrir, esta realidad: Linares, como Ballivián, es el caudillo de la casta gamonal; Belzu es el caudillo de las masas explotadas; Belzu es el caudillo del pueblo boliviano, como Linares de una casta colonial y anacrónica. El rasgo más genial y característico de aquel gobernante (Belzu) hostigado y confundido por las revueltas y conjuraciones, consistió en oponer a las clases altas de la sociedad el peso del bajo pueblo, a quien no teniendo tiempo de educarlo, se ganó por el halago y la seducción… Belzu creía, de buena fe, haber levantado el terreno de la dignidad del ciudadano, de las masas populares y dado con ellas un inmenso empuje a la democracia71.
…las ideas de Saint Simón tuvieron otra más importante –repercusión FR– aún en el plano político: fueron propagadas entre el pueblo durante el gobierno del General Manuel Isidoro Belzu, el presidente más popular que tuvo Bolivia. Hacia mediados del siglo se produjo la caída del patriciado boliviano que, constituido bajo el régimen de la colonia espa 70 Rivera, Angel. Pardojas sobre la farsa intelectual, p. 34 y 35. 71 Sotomayor Valdés, R. Estudio histórico de Bolivia. Santiago, Chile. 1847.
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Fausto Reinaga ñola, había continuado dirigiendo casi exclusivamente la vida pública del país. Sobrevino entonces la irrupción de las masas populares… Belzu fue un demagogo y consiguió la adoración de las masas. Y para ponerlas de su lado les predicó doctrinas aprendidas de los escritores saintsimonianos. Las imprentas oficiales llegaron a editar folletos socialistas… –que trataban FR– de llevar a su riguroso cumplimiento la abolición de la esclavitud…72.
Desaprensivamente, irresponsablemente los intelectuales del gamonalismo, dicen, que Belzu se echó en brazos de la plebe al verse despreciado por los personajes del régimen caído; los cuales se negaron a colaborar su gobierno. Pero pronto caen en una contradicción con el panegírico Frontaura, quien afirma: “amó al pueblo por inclinación natural de su ser”73. Esto es Belzu, cerebro y voluntad; verbo y espada, espíritu clarividente, corazón recto y justo, se puso al servicio desinteresado de la clase desheredada de cuya entraña había salido él. Bastan para demostrar el genio de Belzu, la grandeza y el poder del caudillo, dos testimonios: de Rafael Bustillo, abuelo materno de Ignacio Prudencio Bustillo, uno de los detractores plebeyizantes del caudillo, y del general Jorge Córdova, su yerno. Es preciso decir algo sobre el primer personaje. En febrero de 1919, Ignacio Prudencio Bustillo publica La misión Bustillo, que es la biografía de Rafael Bustillo, su abuelo. Y lo presenta de este modo: Era un hombre cultísimo, de palabra fácil y elegante, de espíritu sutil y observador, reuniendo de este modo, en su persona, cualidades de psicólogo, de hombre de mundo y de erudito… Potosino, como Linares, como Frías, y contemporáneo de estos eminentes patricios (nació en 1813), Bustillo hizo sus primeros estudios en el colegio Pichincha de su ciudad natal; adolescente aún regentó la cátedra de filosofía en el mismo establecimiento; en 1832, el progresista gobierno de Santa Cruz lo envió a Europa. De 1833 a 1838, en París, siguió los cursos de la Escuela Real de Minas y, al margen de estos estudios, se inició en los secretos de la economía política y no fue ajeno al movimiento literario de la época… de vuelta a Bolivia… estudió leyes y obtuvo el título de abogado, blasón que debía ostentar el que en Bolivia quería abrirse campo en la política74. (sic. FR)
Y este gran personaje, Rafael Bustillo, es quien dice de Belzu y del belcismo esto: “… los próceres del Estado con los de la Iglesia, el clero, el pue 72 Francovich, Guillermo. La filosofía en Bolivia. Buenos Aires 1945. p. 80, 81. 73 Ob. cit., p. 42. 74 Bustillo, Ignacio Prudencio. La misión Bustillo. Sucre 1919. p.3, 12, 13.
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Belzu blo y el ejército, celebrarán acordes el triunfo de la virtud sobre el crimen, del orden social sobre la anarquía, de la religión sobre la impiedad, dando unidos en voluntad y pensamiento las más reverentes gracias al Todopoderoso por la paz, el orden y la prosperidad de la república”75. Ahora es el nieto, tildado de escritor ecuánime, el que escribe tras evocar con orgullo narcisista al abuelo, pero sin reparar pisa sus ideas y sus hechos; que unas y otros lidiaban en un fanatismo belcista… nieto tan orgulloso de su abuelo es quien escribe esta irreverencia pedestre: Linares: “no combatía a Belzu, sino al belcismo, esto es al sistema de gobierno autoritario, dilapidador,76 plebeyo, implantado por aquel” (Belzu) 77. El 6 de septiembre de 1850, Belzu fue agredido en el prado de Sucre por Agustín Morales y otros. Le dispararon a quemarropa varios balazos y le dejaron por muerto. El estado de Belzu no daba esperanzas de salvación. Tenía varias heridas en el cuerpo y una en la cabeza, si bien se comprobó más tarde que la bala no había hendido el duro cráneo del caudillo”.78 A consecuencia de este “escape realmente milagroso”, Rafael Bustillo exaltó hasta la deificación a Belzu; el cual, a juicio de don Rafael, era la encarnacion de la paz, del orden y la prosperidad de la república. Ahora viene el testimonio del general Córdova. En el solemne acto de su asunción al poder dirigiéndose a Belzu, concluye su discurso: “Sabed que la divina providencia ha mandado tejer dos guirnaldas para la eternidad: la una adorna las sienes del gran Washington, y la otra la reserva para un boliviano, ese boliviano, ese hombre grande sois vos, Señor“. Epiloga la ceremonia, el impenitente opositor, Cleto Mercelino Galdo, quien se yergue y se acerca al caudillo, para pronunciar una rendida alocución que termina así: “Vuestro admirable desprendimiento hace palpitar de gozo todos los corazones republicanos y a nombre de ellos os doy este abrazo…”. “La multitud aplaude frenéticamente al popular caudillo de las plebes, Manuel Isidoro Belzu”79. Pero ya es hora de estudiar al caudillo. Un siglo separa a nuestro tiempo de aquella época. El “Mahoma boliviano”, el “Titán de América”·, el “Tata Belzu”, en fin, el “Dios”, Manuel Isidoro Belzu, emerge en escenario histórico, como uno de los grandes genios de Bolivia, de América y de la 75 Frontaura A. ob. cit. p. 45. 76 “…Belzu, que no fue jamás mercader con los dineros públicos…” Gabriel René Moreno, Matanzas de Yáñez, p. 117. 77 Bustillo, Ignacio Prudencio. La vida y obra de Aniceto Arce. p. 58. 78 Bustillo, Ignacio Prudencio. ob. cit. p. 52. 79 Guzmán, Augusto. Baptista, p. 34.
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Fausto Reinaga Humanidad. Belzu, hace un siglo pensó y actuó revolucionariamente, hizo revolución. Y al cabo de un siglo, Bolivia recoge su pensamiento y reanuda la marcha de la revolución belcista. Pensar tan hondo, adelantándose cien años y actuar con tan profunda huella, no es cosa de hombres comunes y vulgares, es tarea de gigantes. De Ballivián, de Linares nada sobrevive; nada vital ni útil puede recoger la Patria en su angustia de liberación nacional. De Ballivián queda Ingavi. Acción de armas, sobre la que el juicio histórico continental, día a día con insistencia va sosteniendo tesis, como la de que Gamarra fue muerto por un soldado peruano, por la espalda, (Gonzales Prada H.), que en el ejército peruano hubo defección. Que Gamarra pagó con ella lo que hizo a su jefe, Mariscal La Mar, “durante la guerra con la gran Colombia, en la batalla de Tarqui” –182980–. Siendo dicho popular el aforismo que alude a Gamarra: “Quien siembra Tarquis, cosecha Ingavis”. En Ballivián, no hubo ni idea ni acto revolucionario; porque él era la reacción en carne y hueso. Es el caudillo torpe, tenebroso del gamonalismo que se asienta sobre la gleba y la pernada. En los días de su renuncia, Ballivián, pidió la adjudicación gratuita de la hacienda (latifundio) Macamaca, cuyo valor de entonces ascendía a cien mil pesos. (general Eusebio Guillarte, relación de los días 20 al 28 de diciembre de 1847). De Linares, patrón de Ticala, al igual que del patrón de Cebollullo, Ballivián, nada sobrevive81. Todo se ha perdido en el polvo de la vida. Ni doctrina ni pensamiento ni acto; ninguna obra linarista ha resistido a la acción del tiempo. Todos los que le han imitado declarándose “dictadores” han sucumbido a semejanza de él. Más de uno ha caído cubierto por sus buenas intenciones como Busch. Linares que sabía que hasta el “infierno está empedrado de buenas intenciones”, no tiene derecho a pedir justificación para su innocua como sombría dictadura82; porque las intenciones siendo como son procesos psicológicos introspectivos, no hacen cosa, agente ni masa de la historia… Linares ha debido vivir entre las gentes de su tiempo, 80 Perú en cifras, p. 640. 81 El linarismo, el setembrismo, “fue sepultado al mismo tiempo de Linares, en octubre, junto con las víctimas belcistas del 23. “Noche –dijo Yáñez– memorable y de eterno recuerdo el los fastos de la gloriosa causa de septiembre”. Moreno, G. R. ob. cit. p. 446, 447. 82 Linares… “que conspiró nueve años, derribó a Córdova con la Constitución de 1851, y fundó en reemplazo una tiranía, tiranía perfectamente estéril, para el reposo público y para el régimen legal”. Moreno, G. R. ob. cit. p. 289. “…la causa (setembrista FR) que lleva su nombre en Bolivia, fracasó con su equipo de laudables intenciones, fracasó en su empeño de ralizarlas por los medios rutinarios del militarismo, que son los extrañamientos por precaución, la mordaza de la prensa, la cárcel por sospechas, los fusilamientos por delitos políticos, el despotismo desmañado y bronco por sistema… el setembrismo era romanesco, despechado y violento…”. Moreno, G. R. ob. cit. p. 443, 444 y 447.
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Belzu como gota en el mar, porque así le acusa su verbo, “verbo de doctor”: … que una pandilla inmoral ha sofocado el clamor de los pueblos… excitando las pasiones con su atrasada y criminal política (belcismo). (D.S. 9 septiembre, 1857). He ahí el verbo condenatorio del gamonal contra la insurgencia multitudinaria belcista. “Belzu es el agente de la naturaleza americana”83. Es el hombre americano que reclama su derecho en la cultura y la civilización de la humanidad, concentradas, entonces como ahora, en el occidente europeo. Belzu, caudillo de los cholos e indios, que constituyen: flor y nata, esencia y carne de la americanidad, es resistido y combatido por el Restaurador tirano Rosas; pero también, cosa rara, por Alberdi, desterrado en Chile por el mismo Rosas. ¿Por qué? Porque es demasiado grande en sus ideas y acción; porque amenaza dar en tierra con el sistema económico e ideológico gamonal; sistemática prolongación de la colonia. En Belzu, hay el caudillo que dispone de sustancia bien nutrida de cultura. Cerebro disciplinado; enorme corazón en que hierven las pasiones más nobles y justas; voluntad de granito que ha acabado por imponer en su vida privada y pública, el ascetismo de un santo; en fin, una inagotable inspiración de apóstol; una chispa que brota de su más profunda entraña; una misión que irradia de su vida integra, de su ser total… es el espíritu macho que horada carne y alma de un pueblo, enseñando el camino de su redención… Belzu tuvo el privilegio de reunir en su persona condiciones tan excelsas, como las que quiere un perfecto talento oratorio. En él se fundieron el poeta que canta lo trágico y lo sublime; el pintor que matiza los paisajes y los horizontes; el científico que analiza las cosas y sintetiza principios; el sociólogo que sorprende las leyes profundas de la dinámica humana; el militar que cierra su estrategia y colma de vitalidad y ciencia su táctica; el filósofo que abstrayendo la verdad, la belleza y la justicia satura de valor y de espíritu la vida…Y sobre todo, la inspiración divina, la llama de la predestinación, la cruz del martirio de profeta, de santo, de apóstol o de Dios, que todo lo subordinó a una misión; misión de redimir a las clases que tenían hambre de pan y sed de justicia. Los pueblos no se equivocan en encajar nombres a sus héroes. A Belzu, primero le llamaron: “el Mahoma boliviano”; el profeta… y luego, le dieron categoría de Dios. Pues, en realidad fue un profeta del evangelio social que liberará a la sufrida humanidad un día –próximo o lejano– del yugo del capital, del yugo de la propiedad privada: “la tierra para todos ¡basta de la explotación del hombre! La propiedad privada es la fuente principal de los delitos 83 Frontaura, ob, cit, pág. 49.
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Fausto Reinaga y crímenes; del egoísmo eternamente condenado por la moral universal… La propiedad privada tiene por fundamento el acaso; la comunidad, la razón. Haceos justicia con vuestras propias manos, ya que la justicia de los hombres os lo niega…”. (Discurso Pronunciado en la esquina de las calles Comercio y Yanacocha, por Belzu. Publicado por Victoriano San Román). He ahí la doctrina belcista; he ahí el belcismo ¿Dónde está la diferencia con el socialismo contemporáneo? Lenin no confió por entero en la acción directa de las masas ¿la esencia de la revolución social, no está precisamente en la supresión de la propiedad privada? ¿Qué hombre de América, hace un siglo, habló con tanta ciencia y con tanta elocuencia? Un caudillo que no tiene evangelio que predicar, ni elocuencia con que encender a las masas o a los pueblos, no es caudillo. El caudillo nace, como el poeta. Su oratoria no es académica, es mística; es la elocuencia mística la que inflama, la que incendia los corazones; que descarga tempestades de fuerza en los puños; que transporta toda la claridad cenital a las pupilas del pueblo… Belzu, aureola la frente, con el mismo sol, en majestuosa y sublime ignición lumínica, perfora con la mirada porvenir… el caudillo, apóstol, siendo hombre, es un espíritu que se ha vestido con la carne de la verdad, carne de verdad, vitalizada, encendida es un espíritu que sabe a Dios! Porque Dios, en esencia es la fe y la esperanza en la justicia. Belzu, puro y santo, tiene un solo parecido, un parecido tan íntimo y tan intenso con Mahatma Gandi; el gran revolucionario de espíritus; asceta conductor de las multitudes; revolucionario de la liberación nacional; ideólogo de la justicia social; apóstol de la esperanza, igual que Belzu… Belzu enfrente a las masas, cuando suena el timbre de su voz, cuando sus pupilas lanzan lampos de luz; cuando su garganta vomita, como el cráter de un volcán, el fuego de unas verdades… la masa de rodillas se entrega y recibe, como el surco caliente, la semilla de la revolución… Belzu ha debido tener tanta autoridad, tanta como la de Lenin; tanta roja elocuencia como la de Trotsky; tanto poder taumatúrgico como el de Tomás Katari y tanta mística terrígena como la de Tupaj Katari… ese algo inferior, que Sócrates llamaba “mi diablo”, ha debido estar tan fuerte en Belzu, que cruzó en el campo gamonal en derechura, línea recta; y entregó su vida a la muerte, como Villarroel, en aras de la revolución nacional; que, a fin de cuentas, es una revolución social. La gran revolución india Katari-amarista de 1780-1781, tuvo la virtud de sacudir tremendamente la estructura colonial. Belzu, al cabo de 67 años, recogió la experiencia de la epopeya de Tomás Katari, Tupaj Amaru y Tupaj Katari, y reanudó la marcha de la insurrección indigenal.
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Belzu El belcismo en el lapso de la sombría e inocua dictadura de Linares se vitalizó y se fortificó material y espiritualmente. Bajo el régimen de Achá creció aquella fuerza política, en tal forma, que el gamonalismo tuvo que buscar el brazo fuerte de un bárbaro. La clase social opuesta, el antípoda del indio es la casta gamonal. Linares, Acha, Melgarejo emergieron de esta casta y sirvieron sus intereses celosa y sanguinariamente. Es preciso exaltar y no perder de vista, que durante el régimen de Belzu, los terratenientes se comportaron sumisos; llevaron una vida de humildad resignada enfrente al indio envalentonado; briosamente rebelde contra los ballivianistas; esto es, contra los pseudo aristócratas de la casta gamonal. En la práctica, los colonos suprimieron todos los servicios gratuitos para con el patrón. El servaje, en todas sus modalidades, fue materialmente abolido. Los latifundistas no pisaron sus fundos, sus haciendas. Los colonos ante el abandono físico, a la desaparición de los gamonales resultaron, de hecho, dueños de las tierras gamonales; ellos las fecundaban con su esfuerzo y sudor. Cumpliéndose de tal manera, aquel principio sabio, que dice: “la tierra para el que la trabaje”… No se explica de otro modo la prepotencia, el todopoderío, si se quiere la arrogancia despótica del indio, sin la derrota material y moral de la gente de “finca y pongo”; vale decir, la derrota de la casta gamonal. “Las tierras laborales –dice Finot– estaban en su mayor parte en manos de los llamados originarios”84. La tierra libre, con el siervo libre, comenzó a rendir sus óptimos frutos. Los artículos de primera necesidad eran increíblemente baratos y abundantes. Los indios, por la adoración religiosa, por la mística devoción a Belzu, cultivaban la tierra con verdadera pasión, intensa y extensivamente. Tal que, en el régimen belcista, las masas no conocieron hambre ni crujieron entre las garras de la miseria, tal cual padecieron bajo los regímenes gamonales. De este hecho: la libertad económica, la virtual desparición del latifundio y del absentismo total del patrón gamonal; y a la otra orilla la liberación del siervo colono, de este hecho, repetimos, hay que arrancar, como la rama de la flor, la gran revolución espiritual que se operó en el país al impulso y dirección del “Mahoma boliviano”. Durante este periodo presidencial de Belzu, el indio se pensó y se sintió libre. Y como hombre libre apabulló a su secular explotador: el terrateniente; el cual alicaído, en silencio soportó su adversa suerte. El ponguito, el mitani, con su lloro de sangre, su crujir de dientes, su mortal dolor, en fin, el martirologio de gleba, desaparecieron bajo la protección tutelar de Belzu… Los pututus, las fogatas de las cumbres que agujerean el negror de la noche, las banderas rojas que pasean por los campos, dicen bien claro, que el indio tuvo una parte 84 Finot, ob. cit., p. 245.
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Fausto Reinaga del poder en sus manos. De ahí, que el “Tata Belzu”, fue una tempestad permanente en Los Andes.
En suma, Belzu no tocó ni con el pensamiento a la comunidad indígena; no se apropió de tierras ni se hizo gamonal; menos fomentó el latifundio a base del despojo de las tierras de “origen”. Muy al contrario, hizo que el latifundista abandonara sus predios, para que los siervos-colonos se sintieran libres y se hicieran dueños de las tierras gamonales. A fin de cuentas, la tierra pertenecía al que trabajaba; era del que fecundaba con amor y sudor.
Linares, con respecto al indio, en lo íntimo y sobre el mismo terreno de Ticala, a lo ancho y a lo largo, hacia afuera y hacia adentro, es nada más ni nada menos que el patrón que no perdona a ningún colono-siervo las obligaciones de inhumana extorsión y explotación de feudales. Igual que todos los gamonales, exige el cumplimiento de todas las costumbres, de todos los servicios personales gratuitos. En Ticala, Linares jamás ha perdonado el pongueaje, el mitanaje, el cacha, el mukeo, el yerbaje, el diezmo ni la pernada… En Ticala, antes de la dictadura y después de ella, no se ha vivido otra vida que la feudal, heredada y transmitida por Linares a la posteridad… En el halo de la popularidad que le rodeó cuando su asunción al poder, no participó el indio, emocional ni intencionalmente. Ya que por entonces, el indio era un místico, un fanático Belcista. Razón porque recibió con una insípida sonrisa las disposiciones leguyelescas y demagógicas de Linares. Su panegirista, Frontaura, en el capítulo “Catón en los Andes”, de su obra Linares, p. 107, cita esto: “que ningún individuo del ejército, sea de la clase que fuere, puede ocupar a la fuerza indígenas miserables en servicio particular, ocasionando con su violencia reclamaciones sensibles, mucho más con esa desgraciada clase, que por tanto tiempo no ha reconocido sus derechos y garantías. La contravención será severamente castigada con arreglo a las leyes y S. E. no podrá guardar consideración alguna con los que ultrajen a sus hermanos”. Ahora de su cosecha, anota: “he ahí a un redentor en función presidencial”.
¡Qué concepción tan simplista, ésta del paneginista! Linares, enemigo declarado del ejército condotiero, le pone piedras en su camino regular, en sus hábitos de latrocinio. La soldadesca y la rabonera, sabido es que en todo tiempo y en todo lugar, han vivido del indio. Y será ingenuo creer que ante una simple circular, aquella soldadesca y sus concubinas, obedeciendo al dictador se hayan inhibido de cometer actos depredatorios y extorsiones en los bienes y las personas de la indiada. Como suele ocurrir en semejantes casos, es posible más bien, que han debido redoblar la violencia contra el indio… Y esto, nada menos que ha vista y paciencia del dictador, diremos en las barbas del “redentor en función presidencial”.
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Belzu La única manera de redimir al indio (antes, así como ahora), es liquidar el latifundio y liberar al colono-siervo. Quiere decir, dar tierra libre al hombre-indio libre. Redentor, es aquel que destrozando la casta gamonal, subleva las masas indias, para que en función revolucionaria “expropien la tierra a sus expropiadores”, al latifundista del Ticala, al redentor narcisista, lírico, semejante tarea, acción, pensamiento o ideal, no asomó ni entre sueños a sus células cerebrales ni jamás turbó la más recóndita fibra de su corazón. * * * “Melgarejo, fue un neurótico en cuyo espíritu aparecen confusiones de luz y de sombra”85; espíritu tenebroso nacido y educado en un ambiente de explotación del indio por el cholaje tarateño. Tuvo al cuartel por segundo ciclo de su educación. El cuartel, “antro de perversión moral” y material, que se servía del indio, igual que de una mula de posta; y de la india, como de un objeto destinado para aplacar los arrebatos lúbricos. Estos antecedentes perfilan a Melgarejo, como al más feroz administrador de los intereses gamonales; por tanto, como el más torvo y crudelísimo enemigo de los indios. Cuando su ejército camina por los ámbitos del territorio nacional, arrasa a su paso con todo cuanto tiene el indio: cosechas, ganados, chasquis, etc... todo estuvo a disposición de la soldadesca. Aquí se halla la causa primera del odio de la raza autóctona dirigido contra Melgarejo. Los postillones, los Alcaldes de campo, llenan sus funciones con hosca prevención o muda protesta… pero, cuando Melgarejo dispone la venta de las tierras de comunidad, aquel odio subió al rojo vivo y no conoció límites86. Ya nos hemos referido al hecho de que el Congreso de 1871 anuló los actos de la administración melgajerista; pero se cuidó de tocar en esencia la venta de las tierras indias; al contrario dio facultad al indio de vender… circunstancia de que se aprovechó el gamonalismo para apoderarse de las tierras comunarias: “según la ley de 1871, el indio vendió directamente sus tie 85 Sanjinés, A. El Quijote mestizo, p. 231. 86 En el término de 60 días, cada comunario debería perfeccionar sus títulos de propiedad. El término transcurrió sin que la mayor parte de los indios se hubiera siquiera percatado. “Pero sólo sirvió para que a su sombra se cometieran depredaciones y abusos de toda especie y para que las tierras, bajo pretexto de quitarlas de las “manos muertas” de los indios, se repartieran entre los amigos y allegados del tirano…; se la ejecutó arrebatando el derecho secular de la raza autóctona y tuvo los caracteres de un despojo. “El derecho obligaba a los comunarios a consolidar sus derechos de propiedad, pagando una contribución al fisco, en concepto de tramitación de título. A falta de ese requisito el suelo debía pasar al dominio del Estado, que podría rematarlo al mejor postor”. E. Finot, ob. cit. pp. 276 y 277.
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Fausto Reinaga rras, pero las vendió por alcohol o por vitualla despreciable”87 …y gracias a Melgarejo, gran parte de las tierras comunarias de Bolivia, se convirtieron en latifundios de propiedad de gente gamonal; y millones de indios originarios se transformaron, advinieron en siervo-colonos, esclavos de algún flamante señor latifundista. Gracias a Melgarejo, el gamonalismo acrecentó enormemente sus propiedades, aumentó su gleba con centenares y miles de indios. El ejercicio del Poder del Estado era un privilegio, un derecho propio, exclusivo de la casta gamonal. Las peleas caseras de Palacio, la riña de los terratenientes entre sí, no afectaba en lo mínimo al sistema social y económico vigente. La casta gamonal, primero, la rosca minera después, hicieron ludibrío de los sentimientos e intereses de patria. El capital es internacional nunca ha tenido patria. El gamonalismo, de aquel entonces y de ahora, tampoco la tuvo ni tiene; le significa una brizna la república. Lo que le interesa son los latifundios y los siervos; no el régimen del país; a la casta gamonal le da lo mismo un reino, imperio, dictadura o democracia, ¿qué más da?, con tal de que no se altere la explotación feudal de la tierra. Melgarejo firma tratados internacionales con Chile y Brasil en mengua de los derechos e intereses nacionales. Porque el tratado con Chile, 1866, será el “origen de la guerra del Pacífico”. “El país recibió esos tratados con disgusto y franca protesta”88. Para vergüenza de la república y mayor gloria de Melgarejo, el Congreso gamonal de 1868, ratifica ambos tratados internacionales. “Aprueba todos los actos de la dictadura y otorga servilmente a Melgarejo los más altos honores”89 … El gamonalismo, decía: “Que Brasil se lleve los kilómetros de territorio que guste y Chile explote las huaneras que desee, a fin de que nosotros no seamos turbados en la posesión de nuestros latifundios”. Pero la pauta inequívoca se halla en la actitud que adopta la raza india con respecto a Belzu y Melgarejo. El indio, en el lapso 1848 y 1871, ingresa en las turbulentas luchas económicas y sociales. Sólo en las epopeyas de Katari, Amaru y Apaza –1780-1781– las dos grandes ramas del pueblo incaico: quechuas y aymaras, lograron una unidad formidable; unidad bélica y política. Luego, gracias a Belzu, volvió a realizarse aquella unidad en el viejo Kollasuyo. En efecto, Belzu era y actuaba como un ser sobrenatural en aquel mundo cerrado por la injusticia; actuaba como un dios, por igual para quechuas y aymaras. Unos y otros le creían y le seguían. Todo el pue 87 Thajmara. Habla Melgarejo, p. 56. 88 Finot, ob. cit. p. 274, 275. 89 Finot, ob. cit. p. 275.
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Belzu blo indio, sin distinción de quechuas y aymaras, se volcó al campo de las luchas sociales y políticas, envuelto en los pliegues de la bandera revolucionaria de Belzu. En el intervalo de la dictadura Linarista, el indio enmudece; se retrae hierático y agresivo; es que comprendió el sarcasmo del sombrío dictador. El cual intenta hacer demagogia con la desgracia del ser más desgraciado. Ya que con circulares oficiales, no se puede contener la rapiña feroz de la soldadesca y rabonería, que se descarga por derecho consuetudinario sobre el indio.
Con Melgarejo, la agresividad psicológica de los tiempos de Linares, se extravierte a los puños armados. Cuando los gamonales cansados de los servicios de Melgarejo, le han abandonado, y han vuelto la mirada a otro caudillo (Morales), pero que ante la presencia del terrífico “Mesías de Bolivia”… ya están por retroceder y declararse vencidos, llega al campo de batalla el indio… Ahora quien vacila y retrocede es Melgarejo. Es Melgarejo, quien ante el indio cae vencido… El verdadero vencedor de Melgarejo no es Morales, es el indio… El indio que le persigue hasta la mismísima frontera peruana.
Y, así, el verdadero amigo de Belzu es el indio, y del indio Belzu;… el indio quechua que le recoge semi-muerto del Prado de Sucre; y el indio aymara que se vuelca del altiplano con sus víveres y sus vidas, para ofrecerle a su “Tata Belzu”… que desde Europa llegaba al poder. Es el indio de Bolivia que llora de corazón en el entierro del “Mahoma boliviano” y el que por un siglo de tiempo, le prende velas a “su alma” de dios. Es el indio, en última instancia, que ha esperado y espera la resurrección belziana… * * * El capital financiero, el capital de la rapiña imperialista, cuando llega a los países semi-coloniales, como Bolivia, lo primero que hace es buscar la amistad de la prensa grande y venal. Y en ocasiones la crea y la fomenta. Es sabido que si no dispusiera de esta prensa, no tendría a su favor, no contaría con la sumisión del pueblo trabajador ni con la pródiga complacencia de los gobiernos de casta. Por otra parte, sin la prensa grande, ni los gobiernos sirvientes del capital extranjero, ni los propios capitalistas, ni sus proxenetas periodistas podrían producir técnicamente la “opinión pública”, sin este poderoso instrumento de propaganda, no sería tan fácil ni rendiría tan fantásticos beneficios. La prensa que sirve los intereses de la explotación y la dominación de los pueblos por el capital, constituye una verdadera muralla, muralla, como se ve, no es sólo de papel. Pues ella se encarga de obscurecer, de empañar la conciencia de lucha de clases
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Fausto Reinaga oprimidas, de defender el error y la injusticia, de sembrar el confusionismo estimulando los resquemores, los odios entre los dirigentes del pueblo trabajador; se encarga de alentar y atizar en nombre del “orden público” a que las autoridades gubernamentales se pongan de parte de los intereses de la explotación, contra los intereses de las clases productoras y de la independencia misma de la nación. La grande prensa es la que amasa la idea que dice: “los países pobres necesitan de capitales extranjeros para progresar”; y llaman progresar vestir al pueblo de andrajos, acorralar en el hambre y negra ignorancia; y fomentar y aplaudir la fuga de la riqueza del país de origen… y cuando el pueblo se levanta pidiendo un trato humano, un poco más de pan o el arraigo, la radicatoria de la riqueza en el propio suelo y para el pueblo que con su sudor la extrae, entonces dicha prensa vil y asalariada se enardece indignada y azuza a los guardianes del “orden público” y, cuando el índice airado que impone silencio no silencia al pueblo hambreado, tal prensa, grita, chilla se desgañita induciendo a hacer uso de la “libertad de ametrallar”. Esta prensa es la que ha hecho masacrar a las masas obreras, indefensas en Catavi. Potosí, Villa Victoria, Huanuni, etc. En Bolivia, país mediterráneo, acorralado por los Andes, esta prensa de alquiler hace gestos y ademanes suigeneris. Ella les dice a las masas, lo que Taylor a los obreros: “Nadie exige pensar, hay otros aquí que son pagados para ello. Un obrero no debe ocuparse más que en su trabajo. ¿Una cultura para el pueblo? Con la condición de que se haga obreros calificados y dóciles. Se declara obligatoria la enseñanza cuando el empleo de una mano de obra iletrada se juzga desventajosa”. Allí donde bastan los indios y mineros brutos, no es –subraya– necesario el alfabeto. Esta prensa es la que aleja a las masas de la cultura de sus amos; su ideal es mantener brazos sin cerebros… Esta prensa, impune y todopoderosa es la que consagra y sostiene los valores intelectuales. O bien, inmisericorde los liquida, los reduce a polvo a los rebeldes, a los que se resisten prestar su frente al yugo del capital. Periódicos de asignación y de consigna, como llaman en México, no tienen más divisa que la de “¿Quién da más?”. En Bolivia, esta prensa con garbos de grandes periódicos, antes de la Revolución Nacional de 9 de abril de 1952, se llamaban La Razón, El Diario, Última Hora (en La Paz); La Patria, Noticias (de Oruro); Los Tiempos, El País (de Cochabamba), etc. Prensa que ha observado toda su vida una conducta invariable. Ha sido gestora y demiurgo del clima de la opinión pública; ha engendrado y dirigido bajo consigna de la grande minería y de los terratenientes. Ha hecho presidentes de la república, a personas extraídas del nido de los intereses de empresas mineras. A los presidentes rebeldes o indóciles les ha hecho asesinar. Levanta y tumba gabinetes. Amasa y di-
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Belzu suelve parlamentos. Erige y desploma al Poder Judicial. Ha dirigido toda la vida institucional del país. La política interna como la internacional se han movido bajo sus inspiraciones y un severo control.
Cuando se estudia la historia de esta prensa, pronto se comprende la razón por la que nunca estuvo disconforme con los gobiernos rosqueros, fuesen del partido que fuesen, pues, ello no tenía ningún valor. Conservadores, rojos, constitucionales, liberales, radicales, republicanos o socialistas de salón, subían y bajaban del poder, gobiernos gobernados por la prensa oligárquica, enyugados a los cánones de la plutocracia cesarista… La desvergüenza del capital financiero en Bolivia, no tuvo escrúpulos. Los grandes barones del estaño se distribuyeron en calidad de propiedad privada los periódicos del país. El rey del estaño, Simón I. Patiño, resultó dueño de El Diario; Víctor Aramayo, advino dueño de La Razón; Hochschild de Última Hora…; cada magnate tenía su órgano de defensa y ataque; cada magnate disponía no sólo de la técnica de dominación económica y sí también de la técnica de la dominación y esclavizamiento del espíritu nacional… Inocultable e inobjetable era este fenómeno social, que desde la revolución nacional del 20 de diciembre de 1943, el pueblo por antonomasia, en vez de llamar por su propio nombre, por ejemplo a El Diario, dice “La prensa de Patiño; a La Razón, la prensa de Aramayo; a Última Hora, la prensa de Hochschild. De ahí que aquella prensa, suprema directora y controladora de la economía y la cultura de la nación, tras el estallido de la revolución de Villarroel, como una fiera herida, clavó su dentellada en el corazón de los intereses revolucionarios. Le abrió fuego sin cuartel en el interior y exterior de la república. No vaciló en utilizar arma alguna, por vil y canalla que ella fuese. Esta experiencia será aprovechada lo bastante, pero no lo suficiente por la Revolución Nacional del 9 de abril de 1952.
Pero, ¿por qué extrañarse? Siempre ha sido así esta prensa; era su camino trillado de todos los tiempos. Así sucedió con todos los gobiernos verazmente bolivianos… Sucedió con Manuel Isidoro Belzu, Agustín Morales, Germán Busch, Villarroel, etc. “Las Razones”, “Los Diarios”, “Últimas Horas” de todos los tiempos decían atrocidades, denuestos nefandos para envenenar a las masas con la prédica cotidiana de la mentira, la maldad, el error, el crimen… Con qué actividad solícita fabricaban su opinión pública para horadar los cimientos y preparar el derrumbe de las masas mineras e indias.
Y volvamos a Belzu. La oligarquía colonial, como tenemos dicho, no le dio descanso; le atacó por todos los frentes. Pero tan hondo había de ser el surco que, desaparecido el héroe, quedó la obra. Sus enseñanzas no cayeron en el vacío. Las masas asimilaron las intenciones y los propósitos; al calor y el aliento de aquella obra, convirtieron el belcismo en una religión;
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Fausto Reinaga cayeron en Belzu y esperaron su resurrección. Por ello es que la prensa rosquera de todos los tiempos, ataca la fe belcista y ataca la resurrección del caudillo querido y venerado. Ahora mismo, a cien años, aquella prensa combate a Belzu, con idéntica furia de hace un siglo. Villarroel, como homenaje al gran caudillo de cholos e indios, dispuso que sus restos descansaran en el Panteón de los Célebres, con tal motivo la oligarquía rosco-gamonal se levantó con airada indignación. Los periódicos gamonales registraron y registran largas columnas de difamación… En Bolivia, el odio va más allá de la muerte; por eso la memoria de Belzu sigue recibiendo las dentelladas del enemigo rufián antinacional. Si hubiera tenido estatua, la rosca y el gamonalismo, como la oligarquía argentina a la estatua de Sarmiento, también le hubiese escupido… uno de sus detractores póstumos (Alfonso Crespo), garbosamente escribe en La Razón (diciembre 1946) de la Paz, bajo el título de “Historia de dos Presidentes”, un paralelo entre Belzu y Linares. En este estudio ditirambo tras ditirambo agiganta la sombra “vacía” de Linares, y libelo tras libelo, mentirijilla tras mentirijilla, calumnia tras calumnia, trata de empequeñecer, de menoscabar la jocundia, la “vitalidad exhuberante” y eterna del gran Belzu. Dice –de José María Linares– “blasones castellanos. Padres desconocidos en Belzu. Fortuna, viajes, universidades para el primero; grises horas de miseria, cuartelazos y tristezas para el segundo… Linares es el último Virrey… Por su educación, por su ancestro es casi un español… Belzu (que soberbia confesión FR) es el primer Presidente genuinamente boliviano. Es la antítesis de Linares… Es la mayoría mestiza del país la que le sostiene, porque –Belzu el plebeyo– la presenta y simboliza”. El ataque persiste al través del siglo. Los resabios de la francofilia en la casta gamonal no han cambiado ni se han desvirtuado. Su actitud y lenguaje tiene el mismo tono y matiz. En un ambiente telúrico y humano, extraño a la Francia feudal se sigue usando sus términos propios, como: aristocracia y plebeyo. Hablar de aristocracia; de castas nobles y plebeyas en un país donde el 99 por ciento de la población la componen indios y mestizos, si no es cretinismo, es un “nazismo exótico” (sea dicho de paso que, históricamente, el nazismo en todas partes se condensa dentro las fuerzas reaccionarias. El sinarquismo mexicano, el frente democrático antifascista (PIR y la rosca) de Bolivia, son o eran esencialmente nazis, porque propugnan el imperio incontrolado del capital financiero y lucharon y luchan por la perpetuación de la explotación feroz de las masas populares). Una sonrisa asoma al labio, cuando la casta gamonal de ayer y de hoy habla de noblezas ¿Quién será noble, fuera de la nobleza indígena, en América?
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Belzu En los imperios o las monarquías occidentales del medioevo, decíase, plebeyo, al hombre de trabajo; al hombre que no tenía feudos, dignidades o títulos nobiliarios; es decir, a la masa del pueblo que sustentaba con su fuerza de trabajo: el poder y el boato del Monarca. Y en un país de indios broncíneos o indios rubios, no pasa de ser una irrisión buscar noblezas a la europea… El mismo autor que comentamos (Crespo), en son panegirista evoca en Linares: “el último Virrey”, “el español”. En puridad de verdad, quiere decir, el misántropo, el hipocondríaco, el asceta del odio, el inquisidor cruel que, el 30 de agosto hizo fusilar a un fraile y el 12 de septiembre de 1860 a varias personas más (A. Arguedas). Las masas productoras han sido en todo tiempo y lugar el cuerpo y el corazón de la patria; Linares el detractor de ellas, cierto es que fue el último Virrey, el español90, en suma, el virtual odiador de Bolivia, de la Bolivia india, la aunténtica. Linares, tenebroso cultor del narcisismo, el ególatra emponzoñado, el megalómano paranoico, pensándose dechado de talento, paradigma de coraje y espejo de las más prístinas virtudes; creyéndose el eje de la vida y del destino de la patria, pretende transformarla por reflejo a su imagen y semejanza. Espera que la patria, como a un dios del Olimpo, le siga, le imite; y ante todo esclava de su voluntad de dictador, sumisa e indefensa le lama la planta de los pies. Dictador de un pueblo que no era suyo. Virrey de un país que ya no era España, Linares, el ridículo Zaratrusta, que rumiando sus melancolías y sus neurastenias en “su” caverna, a la que Crespo llama “Tibia reserva del gabinete silencioso”, no podía resolver la contradicción que le comía el alma; convertida en teatro de una lucha cruel, entre el “colonialismo agónico” y el liberalismo jacobino. El superhombre, sombrío y ridículo, pensando del hombre de la masa, como del mono, que es “una irrisión o una dolorosa vergüenza”. Increpando a sus mismos áulicos, sus hombres de confianza, sus “hermanos de logia”91 90 “El doctor José María Linares era el tipo de la clase aristocrática o “decente” engreído, hosco, reconcentrado…, altivo…”. Gantier, J, ob. cit. p. 252, 253. 91 “Lo que aconteció el 14 de enero de 1861 con el dictador Linares, a quien derribó del Poder absoluto no la intriga ni la ingratitud política de Ruperto Fernández, se debe al enojo de la logia política que fundara el mismo Linares, a causa de haberse levantado el omnipotente gobernante contra las inspiraciones de la orden, o desoído los consejos de los hermanos”. “Cuando el eminente tribuno Baptista amontonaba todas sus iras sobre Fernández, cargándole con todas las ignominias de la traición; cuando le dedicaba en su folleto “El 14 de enero en Bolivia”, las más injuriosas frases; no era sino la ira que desbordaba en el corazón del amigo del dictador, o el sentimiento de noble protesta con la vileza cometida por quien parecía obligado a guardar miramientos a su bienhechor; pero no estaba en la verdad de los hechos, o como diríamos en el lenguaje de la ciencia, Baptista no conocía la psicología del suceso. La caída del dictador estuvo decretada en las sesiones de la logia número tantos, logia política creada por el mismo Linares para servirse de ella como escabel y que obró energúmena en el momento en que su jefe quiso disociar la corporación secreta, cuando se negó a dar cuenta de sus desvíos y de sus infidelidades; entonces explosionó la cólera comprimida; las válvulas de la venganza
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Fausto Reinaga con befa y desprecio de “locos, truhanes, taimados” (a Fernández, Achá y Sánchez).
En fin, Linares, un político tonto y alocado, pese a su mentada inteligencia, severa y disciplinada… Lenin, el político sin par, sobre el gobierno de los pueblos, hablaba así: “Es preciso reflexionar que, para gobernar con éxito, necesitamos poseer la ciencia de convencer, la ciencia de vencer y la ciencia de organizar”… Linares, sociólogo de aldea, turbio dictador, que desconoce las leyes de gobierno de las multitudes o los pueblos: no sabe convencer. Hipocondríaco por sistema, su tétrica y permanente tristeza, le hace olvidar las reglas más elementales de la psicología social y política; le hace olvidar el conocimiento y trato de sus hombres, y ni que se diga del pueblo, al cual no le llamaba ni se refería con otro nombre, que el de la canalla. No sabe, pues, luchar y menos vencer al enemigo. Por eso, la masa, la canalla con sentimiento seguro, visión clara y tesonera voluntad, un día le bajará del poder…; y al grito de ¡Viva Belzu! Se olvidará al instante del dictador momia. El sublimado narcisista, que con tremenda ignorancia de los elementos internos y externos, de la geo-economía, de la psicología del país, se había autoproclamado dictador, monarca absoluto de Bolivia. El megalómano enmohecido, el insípido ultra individualista, que había hecho para llegar a la dictadura nada menos que cuarenta y dos motines… y cuando la consiguió hizo brotar desde su alma un rictus amargo, una amarga sonrisa de satisfacción, mejor, sonrisa de crueldad y perversión.
Durante su administración y teniendo todo el poder concentrado en su puño de hierro, no hizo o no pudo hacer nada útil, provechoso ni duradero para la patria. Mi misión es moralizar, exclamaba el dictador. Bien, la moral es la forma y el orden de un sistema social. Cuando no se cambia la economía de la sociedad, las relaciones de propiedad, de producción y distribución, la moral no cambia; no se puede moralizar; es imposible moralizar. En efecto, Linares con imperdonable ignorancia de la íntima conexión que existe entre la economía y la moral, quiso moralizar al país. En un sistema económico de tipo feudal, quiso lucir el gorro frigio de la libertad demoburguesa.
se abrieron desmesuradas. El Ministro revolucionario no habló en nombre propio: se constituyó apenas en instrumento de la orden. Este relato que lo escuché en labios del Coronel Federico Tardío, miembro de esa logia, lo trasmito a quienes se interesen por escribir la biografía de Linares”. Iturricha, Agustin. Historia de Bolivia, bajo la administración del Mariscal Andrés de Santa Cruz, Sucre 1920. p 775 y 776. El biógrafo, más panegirista que biógrafo, de Linares, Frontaura Argandeña, pasó sordo y ciego, el consejo de Iturricha; nada ha dicho ni siquiera aludido a la logia política creada por el patrón gamonal de Ticala, para servirse de ella como de un cómodo escabel…; y al final, tuvo que sufrir las consecuencias de su deslealtad…
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Belzu Sus panegiristas dicen que hizo mucho; pero no hizo más que muchos desaciertos. Porque aquello de… reducción de haberes, disminución de la fuerza armada, persecusión hipócrita a la religión; la ostentación y realce de las ceremonias públicas, a base de su peculio, que tanto ponderan los señoritingos indioides, acusan de que no fue buen administrador de su bolsa, y menos podía ser buen administrador de la Hacienda Pública; y menos el creador y mucho menos el fomentador de las riquezas de la nación… No tuvo, pues, ni cualidades ni capacidad de organizador práctico; no era estadista. ¡Linares!, el dictador no sabe ni la ciencia de convencer, de vencer ni la ciencia de organizar prácticamente un gobierno, o una sociedad en estado revolucionario. No sabe nada. Por eso cae ignominiosamente de la dictadura, y abandona el poder para ir a morir en Valparaíso devorado por la misantropía, el aislamiento torturante y la más negra miseria… Si la nobleza es la rectitud de juicio, el valor para aceptar y enseñar la verdad en las ideas y los hechos; una moral elevada sin excesos de vicio o de virtud pacata, una moral humana; es decir, una moral del hombre para la virtud del hombre; y si es un conductor: el conocimiento de las realidades internas y externas de un pueblo. En fin, si la nobleza es servir con certitud y acierto, esto es, con la verdad y el corazón a la clase explotada de un pueblo, Belzu, es el noble por excelencia y Linares el más solemne plebeyo…
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Capítulo VI
Belzu y Melgarejo Melgarejo vino al mundo el 13 de abril de 1820, en Tarata, pintoresco pueblecito boliviano del departamento de Cochabamba. Creció en una campiña abierta, de clima agradable, cruzada por ríos, alegrada por manantiales, sombreada por árboles frutales y algarrobos frondosos… El cura don Manuel Torrico ha hecho constar en un documento, que Manuel Mariano era niño nacido ese mismo día e hijo natural de don Lorenzo Valencia y de doña Ignacia Melgarejo, vecinos ambos de Tarata… El mismo día en que fue bautizado Melgarejo, lo llevaron a la casa de su abuelo materno, sin duda para ocultar su nacimiento… Cuando jovenzuelo se llenó la cabeza con novelas románticas y de aventuras… Formó así un espíritu aventurero. A esa influencia, se enroló en el ejército del Mariscal Santa Cruz, cuando las campañas de la Confederación Perú-boliviana… En el cuartel fue ascendido a los pocos años a sargento, grado en el que acompañó a Isidoro Belzu en calidad de ordenanza. Le tenía gran afecto al “pajuelero” y no se desprendía de su lado;… al regresar a Bolivia, después de la derrota de Yungay, encabezó en calidad de sargento, el primer motín de su batallón contra el Presidente Velasco… siempre fue desordenado y vicioso por el licor, especialmente la cerveza. Vivió en una eterna penumbra espiritual, en lucha abierta con su familia y la sociedad92.
Belzu, el primer presidente que hizo transmisión legal del poder, viaja a Europa. Tras la ausencia del caudillo, vuelve la anarquía al país fomentada y ejecutada por el gamonalismo. Córdova cae por una revolución. A su turno Linares, deja el poder por una de esas tragicomedias que suelen consumar los palaciegos. Achá, en plena luna de miel, también tiene que desprenderse de las funciones gubernamentales… Aparece Melgarejo, es 92 Sanjinés, Alfredo. El Quijote mestizo, p. 234 y siguientes
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Fausto Reinaga pécimen acuñado por la casta gamonal. La cual vio y escogió para oponer y destruir el belcismo. Melgarejo asalta al poder el 28 de diciembre de 1864. Y Belzu, a los 3 meses es dueño del pueblo y del poder; 22 de marzo de 1865. Los historiadores de la Bolivia gamonal, toman a Melgarejo como un bólido vomitado del averno. Alcides Arguedas, Enrique Finot, Casto Rojas, etc. Se complacen en desnudar al “sargento de Tarata”, exhibirlo tan enmohecido de lacras morales, como para que no inspire otro sentimiento que el terror, odio o maldición. Es la conducta corriente de la casta terrateniente, como del capitalismo foráneo de nuestros días. A los hombres que han dejado de serles útiles, los arrojan a la vindicta pública, abrumados de todos los pecados, vicios y delitos. Melgarejo, “El Capitán del Siglo”, “El Quijote Mestizo”, “El salvador de la patria”, “El Pacificador de la República”, “El Mesías de Bolivia”, “El bravo de los Andes”, es presentado por Arguedas como una causa o agente aislado, único de la tiranía. Se extraña que los hechos del tirano fueran encubiertos o cínicamente tolerados por la clase dominante. “Tantos crímenes apañados por los mismos representantes de la Iglesia, tan grandes iniquidades consumadas con la mayor impunidad… nadie tenía el coraje de protestar y levantarse...”93. No sólo la iglesia, el ejército, la prensa, sino que las más grandes personalidades de la intelligentsia echaron flores a su paso, cantaron loas a su genio y con una devota sumisión le sirvieron de ministros, diputados, diplomáticos, generales y de proxenetas. Es preciso a esta altura ceder la palabra a Isaac Tamayo, Avelino Aramayo, contemporáneos de Melgarejo; y luego a Roberto Prudencio, el cual atisba débilmente la realidad en que actuaron el gamonalismo y el tirano. Los dos primeros enjuician a Melgarejo, como un producto genuino de la casta gamonal. Tamayo, en Habla Melgarejo no defiende al tirano ni justifica sus actos; no tiene por qué hacerlo. Sino que procesa con valor y la verdad a una casta social degenerada, podrida. Es la casta gamonal que aparece pintada y diseccionada por un bisturí. Las líneas que vamos a transcribir, son palabras que salen por la boca del mismo Melgarejo. Es una confesión histórica del tirano: Yo he sido el engendro de los vicios, de los prevaricatos, de las prostituciones, de las malas pasiones, de una política desleal y fementida, que desde hacia medio siglo venía corrompiendo y destruyendo las fuerzas vivas de la organización social de un pueblo nuevo… Yo he sido la úlcera sangrienta por donde se mostraba el veneno que, desde mucho antes, venía corroyendo, activo, aunque latente, el organismo social; ninguno 93 Arguedas, A. Historia de Bolivia, p. 286.
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Belzu ha dicho que yo era el fruto de la sembrada ponzoña, el lodo de tantas polvaredas, el punzón aguzado a la fragua de tantas malas pasiones… Prescindiendo del obrero han inventado la fábula del destino para atribuirme la ingrata tarea de haberme forjado cuchillo.
El obrero y el indio de la época no eran otra cosa que la masa y el espíritu, el cuerpo y la voluntad belcista. Era la parte más sana y el elemento constructor del progreso de la atria. Por ello, el mismo tirano, cuidadosamente, marginaba al obrero de la corruptela gamonal. ¿No os acordáis? Meses antes del 28 de diciembre día en que derroque al presidente Achá, ¿ no me invitaba D. Adolfo Ballivián a hacer un pronunciamiento en su favor?.. no me consideréis como un bólido caído de las nubes, cuando no he sido más que el engendro de vuestras propias entrañas… ¿Por qué me tolerasteis?..¿Por qué me aclamasteis?... ¿Por qué la adulación quemó todos los inciensos, por qué la bajeza agachó tantas frentes, por qué las ciudades iluminaban sus torres, los balcones se empavesaban, por qué las flores regaban mi camino y las esencias exhalaban sus más delicados perfumes a mi paso?.. ¿Creéis que el Melgarejo del sexenio hubiera sido lo que ha sido si no hubiera tenido ministros complacientes, prefectos dóciles y obedientes, ejército fiel y adicto, y sin todas aquellas adhesiones que llenaban salones y corredores, en lugar de hacer el vacío a su alrededor, en vez de hacerle sentir la reprobación general y el desprecio de todos los buenos?94.
Melgarejo, no sólo que permitió y toleró la más sañuda y sanguinaria explotación del indio por el gamonal, del obrero minero por el patrón, sino, que él en persona distribuyó, regaló las tierras de los indios a sus generales, a sus ministros, a sus allegados y adictos; en una palabra, a la casta gamonal. La casta terrateniente de doctores, generales, curas, monjas; la gente de la finca y de pongo, bendijo a Melgarejo; vio en el tirano “la mano de la providencia”. Y esto sencillamente, porque a su sombra podía seguir enriqueciéndose; el déspota era para la casta una lotería; una bendición del cielo; un enviado de Dios. Avelino Aramayo, boliviano de altos quilates, descubre a su vez el verdadero resorte que afianzaba a Melgarejo en el mundo. No era el de las armas tan solo. Su fuerza –dice– es hija de la barbarie sostenida por los especuladores, que hacen ostentación de su poder; por todos esos egoístas sin pudor… que últimamente se han dedicado a comprar los bienes nacionales
94 Thajmara. Habla Melgarejo, p. 6 y siguientes.
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Fausto Reinaga y los de la comunidad, a la manera de los mercachifles del siglo XV, que cambiaban un pedazo de oro por un botón de peltre… La degradante avaricia de los hombres miserables de nuestro país, que han sacrificado al oro los derechos de su patria y la integridad de su territorio… Por esto es –agrega–, que a primer golpe de vista, se nota entre nosotros, la miseria más espantosa en los pueblos que trabajan y la más repugnante opulencia en unos cuantos individuos que miran a sus víctimas con aire de protección95.
Bolivia hasta ahora no ha contado con otra clase de gente que escriba historia, que son los historiadores gamonales, los cuales han callado estas revelaciones. Se han concretado a desfigurar la realidad, demostrando y execrando únicamente a la persona de Melgarejo. Que si don Mariano se hubiera propuesto cortar las uñas de la rapiña gamonal, ese habría sido el momento del fin de la tiranía; pues la feroz y sanguinaria casta le habría dado a él su pasaporte para el otro mundo. O, sino digan los hechos que acontecieron con Agustín Morales, el “vencedor de Melgarejo”. Hechos de los que ni alusión hace la historia escrita. En Las revoluciones de Bolivia por Nicanor Aranzáes se encuentra este caso: Melgarejo había colocado de subprefecto de Chayanta a Don Matías Arteche, rico minero, dándole el grado de Coronel por un préstamo de 40.000 pesos. La firma Arteche que explotaba los minerales de Aullagas, había durante años, defraudado al fisco eludiendo pagar patentes e impuestos instituidos por ley. La suma, así sustraída a las rentas nacionales, era enorme para aquel tiempo. Pasaba ella con mucho de los 250.000 pesos. Jurisconsultos ilustres defendieron a la empresa contra el gobierno, cuando éste demandó coactivamente el pago de lo malversado. Invocaban los legistas, en amparo del fraude, las doctrinas liberales traídas a Europa. El aforismo d’argensoniano del “dejar hacer, dejar pasar” –expuesto preferentemente en francés–, confería inmunidad e impunidad a la empresa, en sentir de los doctos96.
Morales, en un ímpetu de valor civil, moral y sinceridad patriótica cobra coactivamente a Arteche la deuda fiscal. Junto con la orden de solvendo dispone el embargo de los minerales de Aullagas. La empresa minera consciente de su poder hace frente al Estado. Arteche se niega pagar al Fisco. Se alza con todo el poder de la opinión fraguada. Su periodismo (los empre 95 Aramayo, Avelino. Apuntes sobre el Estudio industrial, económico y político de Bolivia, citado por Carlos Montenegro en su Nacionalismo y coloniaje, p. 137 y siguientes. 96 Montenegro, Carlos, Ob. cit. p.144.
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Belzu sarios mineros y los terratenientes siempre tuvieron periodismo) levanta el grito al cielo, defendiendo el “negocio inicuo en el que, las opiniones matan la verdad” (Lacordaire). Caldeando el ambiente, la empresa recurre al Congreso, donde tiene gentes de talla de Mariano Baptista. Pero a Morales le acompaña lúcida esta idea: los doctores que apoyaron, condujeron y justificaron los hechos de Melgarejo; los doctores que eran la flor y nata del gamonalismo-minero; por ende enemigos de la patria, estaban de congresales en 1872. Que si la cuestión Arteche iba al Congreso, decretada estaba la derrota del Estado; razón porque Morales se empeñaba en la clausura de aquel Congreso, antes de que tomara conocimiento de la demanda. Pero ahí estaba el verbo Baptista; el cual logra prolongar las sesiones congresales con el exclusivo objeto de la cuestión Arteche. En efecto, el informe de la comisión de constitución es una antena contra Morales… “La comisión de constitución opina que el gobierno ha infringido la Constitución, atentando contra el derecho, la libertad de industria y las garantías individuales”97. Presentóse Morales al día siguiente en el local de la Asamblea, resuelto a destruirla. Habíase dispersado ella después de emitir el dictamen favorable a Arteche… conocido el voto que amparaba a los defraudadores, decidióse al último paso, con la certeza de que defendía la autoridad y los interesas públicos vulnerados por los legisladores. Desde la testera presidencial declaró disuelto el Congreso en cuya sala había un solitario diputado, “Pueblo! –dijo en esa ocasión Morales hablando para el público de las tribunas y galerías–, vengo a clausurar esta asamblea cuyos bancos hoy desiertos, han sido ocupados por una partija de hombres que han abusado de su poder y de su autoridad para perturbar y entorpecer la acción del gobierno pretendiendo hacerme infractor de las leyes… ¿Sabéis que se me ha acusado de ladrón?... El primer magistrado es pobre como el pueblo y no ha sido un Baltazar: tiene apenas con qué vivir miserablemente. Todo esto se dice por la cuestión Aullagas, cuestión de tribunales, que estas partijas de vendidos han querido resolver. Que esas riquezas, si pertenecen a la nación sean declaradas por los Tribunales; eso es lo que quiere el Gobierno.98
La minería artechista sienta el precedente de una lección de fuego, que la rosca y el gamonalismo del siglo XX pondrán en práctica con los mismos resultados que obtuviera Arteche hace 80 años. 97 Augusto Guzmán en su libro Baptista p. 109 y 110, al referir la presencia del Presidente Morales en la Cámara, no dice una letra sobre el artechismo, Arteche y Baptista, ¿por qué? ¿Es que la influencia de la intelectualidad gamonal ha alcanzado también a Guzmán? 98 Montenegro, C, Ob. cit. pp. 146 y 147.
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Fausto Reinaga La casta gamonal-minera, ante la voluntad insofrenable e irrenunciable de Morales, compra jefes y oficiales del ejército. Hasta las consecuencias palaciegas se rinden ante el oro del patrón de Aullagas. El golpe de Estado contra Morales se pone en marcha. La exitación del Presidente no conoce límites. La traición se ha colado hasta en las personas de su confianza. Y, es el Teniente Coronel Federico Lafaye, su sobrino, sin escuchar la voz del patriota: “¿tú también Federico?”, lo victima por la espalda con tiros de pistola… La vida, pasión y muerte de Morales, se han de repetir en el martirio y el sacrificio de Busch y Villarroel. Muerto Morales, el artechismo sube al poder. “Al día siguiente, 28 de noviembre, por consejo mismo de los palaciegos, el Dr. Frías reunió en el palacio Legislativo a los cuarenta y dos diputados que aún quedaban en la ciudad, los cuales nombraron un Consejo de Estado compuesto de nueve miembros, y cuyos directores fueron elegidos los doctores Frías y Baptista siendo proclamado el primero Presidente de la República”99. Este gabinete terrateniente, pro-minero, justificó su victoria asentada en la traición y el crimen, con esta filosofía: “…se había comprendido que Morales amenazaba al país con una segunda tiranía”100. Filosofía semejante ha de ser esgrimida 64 años después por los rosco-piristas, colgadores de Villarroel. Esta vez adjetivarán de nazifascista a la tiranía. En este país de minas y de indios, los más grandes crímenes de la clase dominante, tienen etiqueta de heroísmo y virtud. Morales, fue en aquel fasto, el más alto exponente de los intereses nacionales, que pagó con su vida tan grande atrevimiento. Porque el gamonalismo, heredero del sistema colonial era totalitario y todopoderoso, y castigaba con la pena capital al audaz que tratara de poner en tela de juicio los fundamentos de su poder. Belzu, Morales, Busch y Villarroel, todos ajenos a la entraña gamonal, hijos del pueblo, cada cual a su turno será el cordero de sacrificio en el altar de la liberación económica de la patria. Prosigamos con Melgarejo. “Melgarejo en efecto, es –dice R. Prudencio– el producto genuino de nuestro siglo XIX. Es el cholo en su momento de máxima tensión”; es el típico representante, la encarnación del gamonal terrateniente. Sería incomprensible en otro plano sociológico, sería absurdo en otra nación, pero en la nuestra y en el ambiente en el que le cupó vivir es perfectamente natural y explicable, Melgarejo no es, pues, un monstruo ni un personaje exótico en nuestra 99 Arguedas, A. Historia general de Bolivia, p. 328. 100 Finot. Nueva historia de Bolivia, p. 282.
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Belzu historia, es por el contrario el producto natural de nuestra vida republicana. Este caudillo sería ciertamente inexplicable sin Bolivia y tal vez Bolivia también sería inexplicable sin él101.
Porque Bolivia, el antiguo Alto Perú, durante la dominación española fue nada más que las minas de plata y la explotación feudal de la tierra. Esta situación en la república, no sufrió percance ni quebranto. Los ricos mineros y los grandes terratenientes se adueñaron del poder y administraron la república bajo el índice de sus intereses de clase. La realidad presencial del país, se la expresaba así: la mayoría de la población nacional se hallaba sujeta a la esclavitud, al servaje de la gleba. La suerte del indio no había cambiado absolutamente con el establecimiento de la república. Pues, permanecía en las minas tan mitayo y en los campos tan yanacona, vale decir, igual que en el coloniaje. La casta gamonal que sufriera con Belzu los efectos de una gran revolución espiritual y política, y como este caudillo estuvo en Europa donde pudo ver de cerca el progreso de sus ideales al choque con la realidad; y como afianzara aún más sus convicciones socialistas, y que su popularidad y prestigio en su ausencia de 10 años (1855 agosto hasta marzo de 1865), habían arraigado tan hondamente en las masas; el peligro del retorno de Belzu, determinó la exaltación de Melgarejo; …era su ocasión. Como la rosca-gamonalería de nuestros días, largo tiempo amamantó al gabinete de Hugo Ballivián; para usarlo, igual que a Melgarejo, en su ocasión. Ya es hora para que una severa investigación histórica, destruyendo todas las leyendas, establezca la verdad sobre la muerte de Belzu. Belzu supo desde Europa, que no había “arado en el mar”, que el belcismo era un sistema político de gran porvenir, porque iba en dirección del imperativo histórico de la humanidad: el socialismo. Sabía que a su llegada el pueblo ungiría al Tata Belzu en la Presidencia. Pero, igual que el caudillo, sabía también de la casta gamonal, que otra vez en Bolivia, Belzu retornarían los tiempos del cholaje y la indiada. Esta vez, no había que dudarlo, llegaría la revolución a los dominios de la economía. Los indios “expropiarían la tierra a sus expropiadores” latifundistas. Y se cumpliría el vaticinio, el deseo de Belzu: “Mi sucesor sea un hombre de poncho y chaqueta…”. A la aproximación del terror belcista, Melgarejo es buscado, encontrado y ungido, en el día de inocentes, Presidente de Bolivia. Es el hombre fuerte que necesita la casta gamonal enfrente de Belzu… Belzu, sabe las secretas intenciones, como las determinaciones categóricas del gamonalismo; y conoce a Melgarejo, ya que éste anduvo sirviéndole de ordenanza en las campañas de la Confederación; porque en una ocasión le perdonó la vida en Cochabamba, con esta profecía: que se harían pesar las damas que han 101 Prudencio, Roberto. Revista Collasuyo, Nº 53, p. 82.
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Fausto Reinaga intercedido por su vida; dicho y hecho de madre del poeta Galindo, tuvo que lamentar su intervención, cuando vio caer a su hijo asesinado por el tirano102. Belzu, sopesa y mide al personaje que le ha enfrentado la clase dominante. Mas el Mahoma boliviano, que sabe que la historia es lucha de clases y que la clase explotada nacional, la mayoría, de que es jefe, está históricamente destinada a vencer; no le teme a Melgarejo el bárbaro instrumento de la reacción. Con Belzu va el cuerpo y alma del pueblo boliviano; con Melgarejo va una ignominiosa casta minoritaria, que domina contra los designios de la historia de todo un pueblo, colmado de vitalidad para marchar por el camino del progreso. Belzu, partió de Arica después de haber tenido una entrevista con Narciso Campero, el Coronel servil, el inepto, y el oportunista sin par. El cual, tan muy educado en Europa, por consejo de Adolfo Ballivián, puso su espada y su cultura a disposición y voluntad de Melgarejo. ¿Razón? Una sencilla. Campero, que en Europa no alcanzó a despercudirse, Campero, el gamonal, sabía dónde estaba su puesto. Belzu, ingresó en la ciudad de La Paz el 22 de marzo de 1865. Los cholos, los indios y los amigos le recibieron en la forma acostumbrada, apoteósica. Apenas se instalara en el Palacio quemado, se dio la tarea de preparar la defensa de la ciudad; ya que Melgarejo, desde Oruro, furioso contramarchaba… Penosa era la contramarcha para Don Mariano. Campero que le dio alcance en Paria caminaba a su lado103. 102 Melgarejo, por haberse alzado contra Belzu, fue apresado y condenado a muerte. “Inmediatamente los jóvenes de la alta sociedad organizaron un mitín al que se dieron prisa en concurrir todas las gentes de posición y nombre, no siendo las menos diligente y empeñosas varias damas de alto rango, distinguiéndose por su celo y actividad Dña. Francisca P. de Villa, Dña. Mercedes de Moyano y Dña. Antonia A. de Galindo, madre del joven poeta, quienes llevando la representación de su pueblo, se presentaron ante las autoridades locales y, con discursos sentidos y entre raudales de lágrimas, pudieron obtener que se suspenda la ejecución de la sentencia mientras se consulte la resolución final del Gobierno”. Arguedas, A. Ob. cit. “No contento el vecindario de Cochabamba con haberle salvado por el momento, puso en ejecución el filantrópico de enviar a La Paz… una comisión que representando todas las clases sociales, solicitase la conmutación de la pena capital… El Presidente Belzu en la audiencia acordada a los comisionados, les dijo con acento profético, que llegaría un día, en que Cochabamba se arrepentiría de su ardorosa mediación en favor de un hombre peligroso”. Guzmán, L. G. Historia de Bolivia. 103 Melgarejo, como Pancho Villa estaba dotado de una fuerza brutal. Pero Villa es sabio y santo al lado del bárbaro. Campero le sirve al Atila boliviano. Por el hecho de haber recibido su educación militar en la Escuela Saint Cyr y “tomado parte en la guerra de Crimen”, Campero se asemeja a Felipe Ángeles, el talentoso militar que después de haber conluído brillantemente sus estudios en una de las mejores escuelas militares de Europa, tornaba para enrolarse como uno de los más ilustres jefes en el ejército de Porfirio Díaz. Pero Ángeles, pronto supo distinguir la podredumbre porfirista de la justicia que asistía
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Belzu El ejército del sargento borracho no encontró nada esta vez en su viaje por el Altiplano. “la ruta estaba despoblada, pues los indios habían trasladado sus comestibles a la ciudad para ofrecerlos al jefe revolucionario” (Belzu)104. “No había mesa, ni asientos, ni siquiera un poyo para que le hicieran la cama. La mandó, pues, tender en el suelo y a su lado la del Secretario general. Allí nos acomodamos como pudimos, incluso el General en Jefe, a tomar un pedazo de pan con queso y unos trozos de carne fría, que la calentamos en el estómago con unos tragos de licor. Ni forraje, ni víveres, nada en fin había, porque los indios de toda la comarca se habían alzado a la noticia de la llegada de Belzu…105.
Los indios de la altipampa toda, al son de sus pututus y el tremolar de sus banderas rojas; con sus vítores de multitud embravecida y heroica, llevaron al Tata Belzu, no sólo los comestibles, sino que fueron a ofrendar sus propias vidas en aras del caudillo… El 27 de marzo de 1865, los cholos y los indios de La Paz, la esencia y la fuerza del belcismo, codo a codo con los estratos sociales del pueblo, se afrontaron y ofrecieron el pecho al ejército de Melgarejo… La batalla fue dura, reñida, sangrienta, feroz. Las fuerzas de Melgarejo, caen derrotadas… el Mahoma boliviano festeja el triunfo en el Palacio Quemado… pero, la casta gamonal, no se queda ni se conforma con la derrota. A Melgarejo y a sus seis coraceros, simulándolos prisioneros, les abren el paso y hacen ingresar en el palacio; donde la insólita presencia de Melgarejo, produjo una confusión, que es maravillosamente aprovechada por la casta gamonal, para asesinar por la espalda a Manuel Isidoro Belzu…
Campero, truhán y proxeneta; servil y mendaz, ha inventado leyendas, que después de él, todos los intelectuales del gamonalismo han venido repitiendo de generación en generación. Fue el mismo Campero, que encontró a Belzu en la cubierta de un vapor en Islay –Arica– hablando “en correcto francés e inglés sobre filosofía,
a la Revolución Mexicana; y además, entre los jefes de la Revolución, no tardó en identificar como al más grande en Pancho Villa. Y, sin parpadear, derechamente fue a ponerse a las órdenes del ex-peón Doroteo Arango… Villa se asemeja tanto, que casi se identifica no con Melgarejo sino con Belzu, por la justeza de su causa y la entrañable popularidad que le dispensa y le ofrenda su pueblo. Si en Bolivia dijeron “Viva Belzu”, en la México revolucionaria, la gente delira con “Viva Villa”. Le llaman “el Libertador”, “El Poderoso General”, “El Padre de la República India”; como a Belzu en Bolivia, “El Tata Belzu”, “El Mahoma Boliviano”, “El Mártir de la democracia”, “El Dios”… Ángeles, el culto militar termina un discurso de homenaje a Villa: “El Ejército os adora; nosotros lo seguiremos a donde quiera que usted nos guíe…”. Pinchon, Edgeumb, Viva Villa. Ed. Peuser Buenos. Aires. 1947. p.315. 104 Arguedas, A. Historia de Bolivia, p. 256. 105 Narciso Campero. Recuerdos del regreso de Europa a Bolivia, p. 52.
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Fausto Reinaga literatura, ciencia”; en todo esto, Campero que “fue de admiración en sorpresa”… este admirador, cuando Belzu habló de la política boliviana, cuyo fondo no podía percibirse “sin los pobres artesanos, los indios sufridos que no pueden trabajar para sí y para el progreso de la patria, desde que los extranjeros se han apoderado de todo en las ciudades, y en los campos los gamonales terratenientes”. Aquí, en el admirador Campero, en el gamonal, rechinaron los dientes de odio a Belzu… y apresuradamente, tomó contacto con el joven Adolfo Ballivián… para luego volar a integrarse en el comando del ejército de Melgarejo… Campero, porque era un espíritu chato, enredado en los intereses mezquinos de una casta, fue ante la altura de los acontecimientos un miope, para no ver la justicia social que abanderaba Belzu, igual que a su turno lo hizo Pancho Villa en México, que contó en su comando con Felipe Ángeles, el cual, a diferencia de Campero, tuvo talento superior y espíritu superlativamente justo y generoso. Aquí una reflexión. La muchedumbre belcista estaba en la Plaza de armas en delirio de victoria. El Viva Belzu era un trueno ininterumpido, un huracán desatado. Si Melgarejo, pasando por encima del cadáver, hubiera gritado desde los balcones: “Belzu ha muerto, ¿quién vive ahora?” la muchedumbre le hubiera despedazado a él y a sus coraceros; todo su regimiento hubiera sido convertido en polvo. La afirmación de Alcides Arguedas y sus congéneres, está contradicha por la ciencia, está contra las leyes que rigen la psicología de las multitudes…cayó Belzu. Melgarejo, instintivo como un animal, olió, vio el peligro: la multitud exaltada, ebria, delirante. Entonces “apartó –dice Sanjinés– la vista de esta escena dando media vuelta, salió apresuradamente de la habitación, y se dirigió hacia el corredor, y siguió bajando rápidamente por la escalera, diciendo entre dientes, pero en forma que le oyeron: “Y ahora, quién vive; y ahora quién vive…”. Esto decía Melgarejo, como quien contradiciendo, responde al grito multitudinario: Viva Belzu… “y ahora quien vive”. Apagada frase, que “escuchó el coracero que lo seguía pisándole los talones, y algunas personas más que acudieron al corredor al sentir el sonido de la detonación del rifle. Melgarejo al terminar el descenso de la escalera, tomó su caballo de las riendas, y cabalgando deprisa, salió con Campero hacia la Plaza”106. Melgarejo huía de la multitud,
106 Sanjinés. El Quijote mestizo, p. 178. Alcides Arguedas el macabro falsificador de la historia boliviana, ha hecho escuela entre la intelectualidad gamonal, con cosas arrancadas de su propio magín, de su tenebrosa imaginación indioide. Melgarejo no avanzó hacia la ventana que da a la Plaza Murillo; esto de que “saliendo al balcón se dirige a la engrosada muchedumbre que continuaba vitoreando al caudillo vencedor: –“!Belzu ha muerto¡ ¿Quién vive ahora?”–. Arguedas, A. p. 259. Esto, es una grosera y burda mentira que ha destilado la pluma, sospechosa siempre, del gamonal Arguedas.
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Belzu antes de que ésta se percatara de la muerte de su caudillo. Tenía un miedo cerval que supiera en el instante. De ahí que “cabalgando de prisa” salió a la escapada. Sólo sobre la base de esta premisa; sólo sobre este hecho, lógicamente, razonablemente, se explica la solemnidad “fanática del entierro”. El entierro fue solemne y nunca se vio tanta concurrencia acompañando los despojos de un caudillo. En el cementerio se pronunciaron infinidad de discursos en que audazmente, se condenaron los actos del usurpador; se maldijo de su valiente hazaña y se exaltó en tono desmesurado las virtudes del muerto. Culminó en delirio el duelo de la muchedumbre en el gesto de un fanático que oprimiendo la mano del cadáver bendijo con ella a la turba entre la que no faltaban convencidos que creían, ciegamente, que Belzu, cual Cristo, habría de resucitar en breve…107.
A Belzu no lo victimó Melgarejo, sino la casta gamonal. Melgarejo fue un instrumento del gamonalismo; porque al fragor de sus vicios, el hozar de sus lascivias, en el ímpetu de sus aventuras, la casta tenía que hincharse de riqueza y de poder sobre los millones de indios siervos y de cholos embrutecidos y desnutridos… Y aunque se aceptara la tesis, de que fue Melgarejo el victimario de Belzu, tras un análisis sociológico se llega indefectiblemente a la conclusión de que si el tirano mató al caudillo del pueblo, lo hizo como un asesino a paga. La casta gamonal, la auténtica mano asesina, largo tiempo se ocultaría en tal caso, bajo la sombra del terrífico valluno de Tarata. Tarde o temprano las cosas y los hechos de la historia lucen su verdad. La casta gamonal, como la rosca de nuestros días, tejía leyendas, amasaba mitos, urdía fantasías que hacían tragar al pueblo por realidades. De Campero, con ser felón y mendaz se vio desarmado ante tantos testigos de visu, para falsear la verdad sobre el hecho que estamos tratando. Y afirmar en su libro recuerdos, p. 71, “…tan pronto como cayó Belzu, Melgarejo se dio media vuelta, dejó apresurado el lugar de la escena, y le seguí yo…”; evidentemente lo siguió… y en la Plaza, instantes después, de que le agarró las manos a Belzu, reduciéndolo a la total indefensión frente a Melgarejo; el cual (con esta criminal ayuda del Coronel Campero) a mansalva y sobre seguro pudo asesinar “al infatigable y terrible agitador de la chusma. ¡Qué espectáculo!”. (N. Campero, ob. cit. p. 60)… instantes después, Melgarejo le pagó sus servicios a Campero: que, apenas salido del Palacio, recibió su ascenso de General. El bibliófilo León M. Loza, verbalmente me ha confirmado la verdad del relato anterior. Algo más, que el victimario de Belzu, fue –nos dice– Melgarejo; el cual llevaba un revólver. Cuando el Presidente Villarroel dispuso el traslado de sus restos al Panteón de los Célebres, en 1945, la bala que se encontró en el cráneo de Belzu, era de revólver, no era de fusil. Falta a la verdad Campero; lo peor, lo hace conciente y maliciosamente, por ganarse el grado de General; ¡una sucia acción!... El sargento Nicanor Vega, alias el “Jacha Lago” es inocente de la victimación de Belzu; sobre él pesa una calumnia redonda, que nos sentimos en el deber de levantarla. 107 Arguedas, Ob. cit. p. 259.
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Fausto Reinaga Melgarejo decía: “…tan bravo, tan valiente es, que las balas le respetan…”. Bueno. Melgarejo, exiliado en las tierras extranjeras, con infinita amargura de hombre sencillote y hueco, ha asistido a la desinflación de todo su ser; ha visto desvanecerse de su vida toda la aureola chafalona que había exornado su frente la gamonalería reptil… Y el héroe de cien batallas, a quien le “respetan las balas”, cae el 23 de noviembre de 1871, perforado por pequeños proyectiles de una pistola de mercachifle, cuando se asomaba a una puerta en demanda de su viejo amor: “la Juanacha”. La historia ha concedido a los hombres dos categorías de muerte. Las gentes comunes mueren en su lecho; los héroes en plena lucha. La humana vulgaridad, muere sin pena ni gloria; los seres superiores, dan su último aliento al pie de su cruz… Melgarejo, ente vulgar, muere al pie de una hembra; Belzu, el héroe cae en plena lucha por su ideal, y desciende a la tumba señalando con el índice el camino de “la independencia económica de Bolivia”... su Ideal…
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Capítulo VII
Un siglo después de Belzu Belzu, diez años anduvo por el viejo continente europeo. Vivió en los más grandes centros de civilización y la cultura occidentales. En París, Londres, Berlín, Roma y cien ciudades más; oyó, vio y admiró la producción material e intelectual. Con tensa atención seguía las grandes polémicas de los grandes maestros del socialismo científico. Con el corazón colmado de este socialismo, se hundió en la ebriedad de las manifestaciones proletarias. Tal que a su regreso de Europa, trajo consigo tanta ciencia y tanta experiencia, igual suerte jamás tuvo boliviano alguno. Si no hubiera caído sobre Belzu la mano asesina del gamonalismo, la república, a estas horas, otra situación, destino distinto hubiera tenido. “Hay horas en que los pueblos sólo precisan un hombre y algunos hombres… Pero si la sociedad no tiene estos elementos de cristalización, nada se hará, la revolución se frustrará, durante largo tiempo se ha de marcar el paso en el mismo lugar, se derramará, en vano mucha sangre”108. De las palabras de Serge, se levanta una verdad viva y actual para el pueblo de Bolivia. Belzu, que volvía de Europa nutrido de ciencia y experiencia, Belzu, el nato revolucionario socialista, con lo que vio y aprendió en los pueblos occidentales, sin duda, en su segunda presidencia, no se hubiera quedado con los brazos cruzados, frente al secante sistema económico vigente. Es absurdo pensar que Belzu, esta vez, no tocaría al sistema económico y jurídico del feudalismo supérstite. De su conocimiento, su espíritu, su voluntad y su experiencia adquirida en Europa, se desprende que, Belzu, hace cien años habría liquidado el latifundio, liberado al esclavo-siervo indio. Y como consecuencia, se hubiera tecnificado la agricultura, asegurándose de este modo a lo largo de la historia, el “pan nuestro de cada día” del pueblo de Bolivia. 108 Serge, Victor. De Lenin a Stalin. ed. Imán. p.11.
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Fausto Reinaga La Guerra del Pacífico, no hizo un rasguño en el sistema gamonal. Apenas pudo ser una de las causas del auge de la plutocracia minera, de la plutocracia argentífera. La guerra civil de 1899, inauguró la concatenación, el ensamblamiento de la economía nacional con el capitalismo europeo; pero en cuanto se refiere al sistema de la propiedad de la tierra, no tocó; dejó intacto el gamonalismo en la vida social del país… Arteche o la minería de la plata del siglo XIX (que en 27 de noviembre de 1872, dentro del Palacio Quemado, hizo una macabra escena con la vida del Presidente Morales) sentó un nefasto precedente, que la rosca de la primera mitad del siglo XX, aprovecharía con creces. El súperestado minero de nuestro tiempo que arranca sus raíces de la lejana oligarquía ochocentista, durante la primera guerra mundial vaciará las riquezas del subsuelo al amparo del principio liberal de “dejad hacer, dejad pasar”. El librecambio que era una acción revolucionaria frente al proteccionismo local del feudalismo, en nuestro país por la tremenda ignorancia e irresponsabilidad de los gobiernos, se convirtió en fuerza operante de rapiña y estafa de las riquezas y los intereses fiscales de la nación. En efecto, la rosca y el gamonalismo dejaron pasar al interior del país a cuanto agente capitalista pretendía, al mismo tiempo que dejaron sacar cuanta riqueza nacional se le antojara.
La rosca clamaba sin cesar: “El progreso de la patria exige una rigurosa observación del sabio principio: dejad hacer, dejad pasar”; en tanto las clases mineras e indias y el pueblo todo se hundían cada día más y más en el hambre y la miseria material y espiritual.
Tras la Guerra del Chaco, adviene en Bolivia, una nueva conciencia. El pueblo ha despertado y se apresta a defender sus riquezas y sus intereses nacionales. Pero, pronto la rosca repite en Busch la hazaña que hizo la oligarquía gamonal contra Morales. Si el Presidente Morales, por haber intentado cobrar los impuestos devengados de la Empresa Minera Arteche de Aullagas, murió acribillado de balas; a los 67 años Busch, por haber pretendido hacer cosa semejante contra la rosca estañera, le seguía (a Morales) en el sacrificio por la redención nacional. Busch, en 7 de junio de 1939, lanzó el decreto supremo de control del 100 por ciento de Divisas, y el 23 de agosto, a nada más que a dos meses y dieciséis días, de la promulgación del referido D.S., la rosca, igual que a Morales, le acribillaba también a balazos. Durante la segunda Guerra Mundial, con amuletos acuñados y fetiches fundidos en las oficinas del Superestado en New York, por boca de los gobiernos, sus más decididos agentes, la rosca impuso al proletariado minero y al pueblo: el imperativo de trabajar para la defensa de la democracia y la libertad contra los intentos de la dominación del mundo por el nazismo de
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Belzu Hitler y el fascismo de Mussolini. Los mineros trabajaron sin descanso ni beneficio por la causa de la libertad contra el totalitarismo. La rosca satisfecha engullía las grandes ganancias que dejaba el estado de guerra. Cuando los trabajadores mineros pidieron aumento de salarios, la rosca estañera inculpó a los mineros de nazis y consumó la masacre de 21 de diciembre de 1942. Mr. Kyne de la Misión Magruder, dice: “A las 10 a.m. los soldados abrieron fuego sobre la multitud con ametralladoras, un mortero de campaña y rifles. Los trabajadores, estaban en La Pampa (hoy campo María Barzola, FR), sin refugio. El fuego continuó hasta las tres de la tarde”. Esto es que la masacre duró cinco horas…
Villarroel, toma el poder en 20 de diciembre de 1943, para morir colgado por la misma rosca en 21 de julio de 1946. Retoma el poder el PIR… ahora comienzan las masacres de obreros mineros, fabriles e indios. A la masacre de Potosí, 27 de enero de 1947, le sucede la segunda masacre de Catavi, 28 de mayo de 1949; luego viene la masacre de siglo XX, Catavi, Llallagua de agosto 1949; la de Villa Victoria, 18 de mayo de 1950, hasta la de Villa Victoria (La Paz), media un lapso de treinta y tres años, tiempo de horrendo martirologio minero; treinta y tres años de bestial explotación y trágicos asesinatos en masa109.
Ahora vamos con el indio. Después de Belzu, ha padecido un infierno de sufrimientos. Como ser humano ha sido sometido a una doble explotación: del latifundio y las minas. Las tierras comunarias, después de Belzu, han sido despedazadas y absorbidas por la casta gamonal. Melgarejo comenzó el despojo legalizado. Tras el tirano terrífico, si algunos presidentes, personalmente no hicieron (a base de despojos) para sí y para los suyos latifundios; pero todos y cada uno de los sucesores de Don Mariano, fomentaron 109 “… La Charlatanería de los imperialistas que bajo el artificio de sus abstracciones prentenden y logran afianzar sus vidas y sus derechos, aunque demuestren e imponen el más irritante desprecio por la vida y los derechos ajenos… ¡La vida y los derechos de unos cuantos privilegiados, a costa de la vida y los derechos de la humanidad trabajadora! La vida… con un cuarto de hora de seguridad y tres cuartos de enfermedad, de accidente o de muerte; los derechos humanos en pocilgas. En pocilgas para mineros, porque los cobertizos para cerdos en la granja (Pairumani) de Patiño son mejores que las viviendas de millares de jornaleros de la minas. Disponiendo de agua corriente y de agua potable, los paquidermos de Patiño son más afortunados que los obreros bolivianos...En la mayor parte de los casos en que la mina arroja sus despojos, tres años han sido suficiente para aniquilar a los hombres y, de modo general, precisamente a quienes entraron a los socavones en plenitud de su vigor físico. Quiere decir, también que las cuatro quintas partes de estos trabajadores retornan enfermos a sus hogares. Peste blanca, mal de minas, en los pulmones; peste blanca, mal de minas en las almas para los hombres, para las mujeres, para los niños…”. Ricardo Anaya. Nacionalización de las Minas de Bolivia. p. 109 y 115.
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Fausto Reinaga y ampararon salvajes rapiñas de tierras comunarias; y como si esto fuera poco, consumaron masacres, verdaderas carnicerías indias a lo largo de cien años que nos separan de Belzu.
La ley de 5 de octubre de 1847, explicada y ampliada por la del 1º del mismo mes de 1880, volvió a declarar a los indios propietarios de sus sayañas, en términos que no se prestan a la duda; empero, los indios continúan creyendo que son simples poseedores, y que sus terrenos pertenecen al Estado, que les impone tributo, y en esa virtud abandonan su propiedad cuando les place, traspasan a otro para que abone el impuesto o venden por precios viles, dando lugar a que se cometan los mayores fraudes con ellos. Las autoridades encargadas de impedir que abusen con los naturales, omiten cumplir sus deberes, dejándolos abandonados a la rapacidad de especuladores sin conciencia. De esta suerte, comunidades íntegras han pasado a poder de mestizos y blancos, sin haberse llenado las formalidades estatuídas por la ley, o cumpliéndose en apariencia con esos requisitos favorecidos por la ignorancia y desvalidez del indio… en los Yungas de Inquisivi, todas las sayañas se encuentran poseídas por blancos; en los demás pueblos también han adquirido propiedades los mestizos; sobre todo, en la región de Mohoza y Caluyo, han llegado a apropiarse de terrenos, sin omitir ningún medio vedado. Se puede asegurar que al indio se le envuelve en algún ardid para quitarle su propiedad, se le arrebata con violencia, expulsándolo de su casa e inventándole algún supuesto delito, para seguirle juicio criminal y tenerlo siempre prófugo.110 Los grandes propietarios de tierras se hacen en el palacio y son resultado de la adulación, el motín y de la intriga. El presidente regala tierras o se apropia de ellas mediante Decreto. Los indios son considerados como esclavos, y se justiprecia la tierra por el número de brazos. Tanto per cápita. Tierra sin colonos es tierra pobre. Mejor si está próxima a la ciudad. A los presidentes de la primera época caudillista y militar se les ha calificado de tiranos con legítima razón. Sus actos han sido arbitrarios, manumilitari, sin contemplaciones de equidad. Cuando los diarios actuales hablan de Melgarejo, de Daza o de Morales, no dejan de horrorizarse de sus actos contra toda ley y justicia. Pero no porque hayan pasado los tiempos de Morales y Melgarejo, los procedimientos de apropiación de la tierra indigenal han pasado a la Historia. El general Montes que ocupó la presidencia el año 1906 y se hizo reelegir por segunda vez
110 Paredes, Rigoberto. Provincia de Inquisivi, p. 202-204.
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Belzu en 1914, valiéndose de iguales métodos, y todavía más arbitrarios, cuando despojó a los indios de Taraco de sus tierras. Esas grandes y hermosas propiedades, y que hoy día pertenecen a las familias ilustres de Bolivia, han sido anteriormente comunidades, como consta en los títulos. Si alguien hace la historia de la propiedad boliviana encontrará seguramente, muchas lágrimas, mucha sangre e inequidad. ¡Está por hacerse esa historia! Los indios de Taraco, por ejemplo, fueron traídos a la Cárcel de La Paz. Acusados de insurrección. Se les siguió proceso y se ejecutó a algunos cabecillas. ¿pero por qué se insurreccionaron? Porque se les arrebataba sus tierras; y ellos, de padres e hijos, no habían conocido otro hogar que su comunidad. Es público y notorio que, en la cárcel de La Paz, se les hizo firmar a los caciques principales documentos públicos de venta y se les despojó de lo que fue siempre suyo, con el apoyo y la complicidad de la justicia. No hay por qué admirarse. Si antes el general Melgarejo, por medio de un decreto, hacia propietarios de grandes latifundios a sus parciales y sus queridas, en 1908, otro Presidente se servía de procedimientos más modernos. ¡Es la terrible y lógica historia de la propiedad! Y no está agotado el capítulo de iniquidades. Es muy frecuente, hoy día y la práctica viene de muy lejos, que expendedores y comerciantes de alcohol al por menor se sitúen en la vecindad de una comunidad indígena, y al cabo de cierto tiempo aparezcan propietarios de ella (podrían darse muchos nombres ilustres y aureolados que figuran en la sociedad). Estos tienen a su disposición el juez, el notario y, finalmente, el gobierno, que tolera todos sus latrocinios, con tal de que sostengan su política y gocen de influencias. Esos grandes hombres públicos que descansan en las ciudades bolivianas en medio de la molicie, dedicados con inusitado afán a la política, a la poesía y a la alquimia, tienen la conciencia de su situación privilegiada después de haberse convertido en poderosos latifundistas, usando los procedimientos más conocidos, desde la posesión brutal hasta la escritura dolosa y fraudulenta. El indio jamás ha sido defendido ni atendido por nadie. Cuando ha ido a la ciudad en busca de justicia y a proclamar sus derechos de la tierra que trabaja, ha tropezado con el abogado ladino, que le esquilma sus últimos recursos; con el juez de piedra, sordo a sus clamores, y el gobierno, dispuesto a tolerar cualquier exacción. Entonces las sublevaciones son justificadas. Pero ese mismo gobierno –unido en un todo a los grandes propietarios, siempre cada vez más estrecho–, dispone en seguida
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Fausto Reinaga la defensa del orden. Y no es un delito en Bolivia matar indios y exterminarlos. Y ésta es la historia eterna de las sublevaciones y de las luchas indígenas111. …Conocemos el siguiente hecho, fidedigno: que la hoy llamada “finca de Sicaya”, situada en el cantón de este mismo nombre, provincia de Capinota, del departamento de Cochabamba, fue hace algunas décadas una comunidad perteneciente a los indígenas del cantón Toledo (provincia Poopó, departamento de Oruro). Según testimonio de personas que aún viven allí, se trasladaban, periódicamente, aquellos habitantes de la puna, para proveerse de productos del valle y buscar, al mismo tiempo, una saludable compensación a su ruda existencia altiplánica. Mas, corriendo el tiempo, acontece que los legítimos propietarios se ven envueltos en un intríngulis jurídico, a cuya consecuencia y aun antes de que finalizara la controversia judicial suscitada, aparecen erigiéndose en dueños absolutos unos señores Vargas, acaudalados e influyentes, consumándose así el despojo iniciado por una serie de anteriores usurpadores112. El Latifundio de Esquena y la Comunidad de Chusequeri.- La finca o el latifundio de Esquena se halla en la jurisdicción del cantón de Pocoata, y la comunidad de Chusequeri pertenecía a la del cantón Macha. En la gran Revolución india, iniciada en Macha hacia el año de 1780, por el caudillo Tomás Katari, cuyos hermanos, Dámaso y Nicolás fueron traicionados, vendidos y entregados, en Chuquisaca, a las autoridades de la audiencia de Charcas, por los indios de Pocoata, los cuales, recibieron como precio de su traición, 300 $. Desde aquellas épocas los indios y los cholos de Macha guardan recónditos odios contra sus iguales de Pocaota. Esta circunstancia, fue maravillosamente aprovechada por el patrón de Esquena, quien en el primer cuarto del presente siglo, lanzó a los cholos y a los indios de Pocoata y Macha, en contienda armada. Sirvió de pretexto para ello una fantasía: avance de límites de Chusequeri hacia la finca de Esquena. El clásico pututo anuncia la guerra. Las gentes se precipitan en la hoguera bélica. Todas las autoridades y la fuerza policiaria de Colquechaca, bajaron, se alojaron en la casa de Hacienda, como era y es natural (sic) se pusieron a favor del gamonal. Pero la justicia del pueblo indio, la justicia histórica estuvo de parte de los indios de Macha; la misma que determinó la derrota de la indiada de Pocoata y de la Policía de Colquechaca. Ante este 111 Marof, Tristan. La Tragedia del Altiplano, p. 39-41. 112 Urquidi Morales, Arturo. La comunidad Indígena, p. 123.
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Belzu hecho, Pedro Gutiérrez, pocoateño de origen, vinculado al gamonal de Esquena, que a la sazón era Ministro de Estado, dispuso que un Regimiento de Challapata marchase a Esquena… Y así fue. El regimiento llegó a Esquena, masacró hasta su total exterminio a los comunarios de Chusequeri; prendió fuego a sus casas; y las cosechas y el ganado eran el botín de la “tropa vencedora”. Los granos de maíz, trigo, si no consumían los caballos del Regimiento, por la acción del fuego, se reducían a ceniza. Al final, el señor patrón, tomó posesión de “derecho” y de hecho; desaparecido el ayllu de Chusequeri, las tierras de la comunidad, irrigadas y fecundas pasaron a engrosar el latifundio poderoso de Esquena… Con el correr del tiempo, llegó a diputado el curita Julio Tujmiri Xahuira, hijo de uno de los colonos-siervos que sufrió laceración física y espiritual, latrocinio y despojo, en fin, padeció la explotación sanguinaria del gamonal… Un buen día, nuestro curita, fue arrastrado a la Casa de Hacienda, fue desvestido y azotado en cueros… Él, todo un diputado y cura de yapa, con este motivo, en el parlamento no dijo: “esta boca es mía”… Y, mucho menos profirió una sola palabra sobre el servaje indio nacional, de cuya entraña había venido a la vida113.
Continuamos después de estas cuatro citas. Para muestra basta un botón. Cuando se escriba, algún día, la historia de la propiedad rural, se llegará ha establecer, que ella, en suma, ha sido en su totalidad producto de la voraz rapiña de la casta gamonal. * * * Entre los más feroces presidentes masacradores del indio, están Linares que consumó un genocidio en las orillas del Titicaca; Melgarejo, que permitió el exterminio de los indios que no se resignaban a ceder sus tierras y a quedar convertidos en colonos-siervos; Alonso y Pando, que no obstante de hallarse en guerra civil, viendo que el océano indio despertaba y se movía, sin escrúpulo alguno, se dieron la mano por encima de la contienda armada, y de común acuerdo, ambos bandos (y a vencerse) ejecutaron horrorosas masacres indias. Luego, Montes, despoja Taraco; somete a servaje a sus auténticos propietarios; los caciques purgan su insumisión en la cárcel, para terminar fusilados con la ley gamonal en mano… Así como el sexenio pursista, Hertzog, Urriolagoitia, Ballivián, exterminaron comuni 113 Reinaga, Fausto Tierra y Libertad, p.41.
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Fausto Reinaga dades íntegras con la metralla y la aviación militar; y a los sobrevivientes transportaron a los campos de concentración, como Ichilo. (El Mayor de los Carabineros Prado, al poco tiempo de haber subido al poder el general Ballivián, se vio complicado en coimas y agios; y para recomendarse a las nuevas autoridades, marchó a la cabeza de un piquete con dirección a Achacachi. Y allá masacró a toda una parcialidad india. Exterminó literalmente a todos los seres de una aldea. Para decir en el respectivo parte: “la sublevación ha sido extinguida desde su raíz; ha habido un muerto…”). Y, ahí tenemos que cada uno de los presidentes de Bolivia, con excepción de Belzu en el siglo XIX y Villarroel en el siglo XX, fomentaron directa o indirectamente, pero todos ampararon y legalizaron el latrocinio de las tierras y el asesinato en masa. Tras las masacres indias de Jesús de Machaca, Caquiaviri, Tacanoca, Italaque, Curahuara de Carangas, Cacachacas, Ayopayas, Chusequeris, Tarabucos, Las Canchas, etc., etc., el gamonalismo ha seguido juicios criminales; existen en los juzgados de Bolivia montañas de expedientes criminales contra los indios. Tal ha sido la suerte del indio, después de la muerte de “su” ¡Tata Belzu! * * * El destino de la cultura no ha sido mejor que la de la economía. La cultura ha seguido un derrotero tan de casta, tan de clase, tan extraño al alma del pueblo. La explotación económica se ha reproducido en el plano de la cultura; ésta ha sido fiel reflejo de la iniquidad y de la explotación… a no haber muerto Belzu, tan tempranamente, de seguro que la cultura hubiera ido de frente, en busca de la inspiración, de motivación y de investigación a la entraña misma de la madre tierra y al corazón puro, generoso y grande de las masas obreras indias. El indio y el cholo con su cerebro potente y virgen hubieran hecho la cultura nacional… Entonces, las universidades de casta de antaño y hogaño hubieran tenido espíritu, sabor y matiz de la tierra y del pueblo, ¡hijo de ella! En las Universidades en vez de espíritu gamonal, hubiera palpitado la carne y el alma del indio; esto es, la carne y el alma de Bolivia… Aquí todo el mundo me clavará la pregunta que si los Serrano, Urcullo, Olañeta, Manuel José Cortés y otros hombres de pluma que vivieron y especularon antes del advenimiento belcista; y los escritores de la “generación del 79”, los Aspiazu, Vaca Guzmán, Omiste, Lucas Jaimes, Julio Méndez, Ochoa y otros, “que rozaron la historia”; otros más, Antonio Quijarro, Reyes Cardona, la Zamudio, Nataniel Aguirre, Benjamín Caballero, Gabriel René Moreno, Monseñor Taborga, Agustín Iturricha, Ricardo Mujía, Alcides Arguedas, Ricardo Jaimes Freyre, Bautista Saave-
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Belzu dra, Gregorio Reynolds, Claudio Peñaranda, Jaime Mendoza, Casto Rojas, Demetrio Canelas, etc.,etc.; y los demás de reciente data, Ignacio Prudencio Bustillo, Guillermo Francovich, Roberto Prudencio, Murillo Vacarreza, Carlos Medinacelli, Enrique Finot, Tristán Marof, Rafael Reyeros, Manuel Frontaura Argandoña, Augusto Guzmán, Humberto Vásquez Machicado, etc., etc., me clavarán –repito– la pregunta, de que si los nombrados señores son también de la casta anti-boliviana… Aclaremos, son, pues, bolivianos de nacimiento, pero del pensamiento han sido y son una colonia europea o yanqui… (A Isaac y Franz Tamayo, a Arturo Urquidi Morales, como a Jesús Lara es de Justicia ponerlos dentro de una excepción honrosa por sus libros: Habla Melgarejo, Creación de la pedagogía nacional, La comunidad indígena y Yanacuna). La intelectualidad boliviana, como cerebro pensante de la casta gamonal, antes y después de Belzu, ha venido a parar, mejor, ha constituido también –igual que la economía– una colonia extranjera o extranjerizante. Muchos, pero muchos intelectuales, vivieron mirando y pensando cosas de Francia o cosas de Rusia… y sólo Belzu, como Mariátegui en nuestros días, asimiló la cultura occidental, pero en función, voluntad y perspectiva del sentimiento y pensamiento puro y genuinamente bolivianos, vale decir, pensamiento y sentimiento indios. Porque la Bolivia de Belzu y la nuestra es presencial, espiritual e históricamente india. En la “revolución social”114 de Belzu, estaba implícita la “revolución intelectual”; 114 Para los analfabetos en cultura política que, con tufos de sapiencia sarnosa suelen exclamar: “La Revolución de bolivia es una revolución nacional; no es una revolución social” para estos entes, acudimos a la palabra de Marx, Lenin y Stalin, los ortodoxos de la revolución social. Marx, en 1848 escribe el Neue Rheinische Zeitung: “El miedo de la revolución popular, una revolución social y republicana, paraliza a los demócratas burgueses alemanes”. II. Lefebvre. Nietzsche y su época, p. 7, 8. “La revolución social no es un acto único, no es una batalla única sobre un único frente, sino que es toda una época de intensificados conflictos de clase, una larga serie de batallas sobre todos los frentes, esto es, batallas sobre todos los problemas de la economía y de la política que pueden culminar tan solo con la expropiación de la burguesía. La revolución social, puede estallar no sólo como consecuencia de una gran huelga, una demostración callejera, un tumulto provocado por el hambre, un motín en las fuerzas armadas… Pues pensar que la revolución social es concebible sin levantamientos de pequeñas naciones en las colonias o semicolonias, sin explosiones revolucionarias de una pequeña parte de la burguesía, con todos sus prejuicios, sin movimientos de masas proletarias y semiproletarias no concientes contra la opresión de los propietarios de las naciones extranjeras, etc. …, pensar así, es renegar de la revolución social. Sólo aquellos que imaginan que en un lugar se alineará un ejército y dirá: “nosotros estamos por el socialismo” y en otro lugar otro ejército dirá: “nosotros estamos por el imperialismo”, y que eso será la revolución social, sólo aquellos que sostienen una opinión tan pedante y ridícula han podido insultar la rebelión irlandesa llamándola putsch… Aquel que espera una revolución social “pura” no la verá llegar jamás. “Es un revolucionario de palabra, que no comprende lo que es la revolución” (Lenin). “Pienso que toda revolución popular, si es realmente una revolución popular, es creadora, porque quiebra el antiguo orden de cosas y funda y crea uno nuevo…; una revo-
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Fausto Reinaga ésta era como la línea y la forma del fondo, la expresión del movimiento económico y social en el cenit del siglo XIX. A la distancia de cien años, se le ve a Belzu soñando con la creación y organización de la cultura nacional. Soñaba ver a los indios y cholos auténticos colmando las Universidades, los colegios secundarios, los institutos, las escuelas, indios y cholos escribiendo libros; cultivando la ciencia, y… al final, ellos mismos filosofando. ¡Belzu, era también el precursor de la nacionalización de la cultura!
Belzu, entregó el poder el 15 de agosto de 1855; (dos escasos años faltan para que sea un siglo). Desde el día siguiente de haber dejado el mando, se convirtió en el ídolo deificado por las multitudes; a la par que un fantasma raptor de la paz y turbador del sueño de todos los presidentes. Durante los diez años que mediaron entre 1855 y 1865 (27 de marzo de 1865, murió), ocupó, colmó material y espiritualmente (no obstante su ausencia) el escenario de la vida naciona115. El Tata Belzu invocaba la indiada; ¡Viva Belzu! Tronaba la oposición política… en tanto los gamonales, dueños del poder, descubrían aquí, allá, acullá complots, conatos, conspiraciones, revoluciones belcistas. “¿Qué es eso de Belzu, Belzu y Belzu…?” (diciendo angustiosamente) se mesaban de los propios pelos los caciques instalados en el palacio de gobierno. Las multitudes belcistas, en pleno rostro del presidente Achá, gritaban: “Achá venderá a Bolivia, sí; y no será extraño, porque quien supo vender alevemente a su padre con el mayor descaro, puede vender a su madre patria…”. “¿Cuál es el hombre, cuál es ese héroe llamalución popular que levanta a las clases oprimidas contra las clases opresoras, es una revolución social. Tal revolución ha de ser forzosamente creadora. Marx y Lenin eran precisamente partidarios de tal revolución y solamente de tal revolución…” (Stalin). Hemos ex-profeso traído a cuento, a los más grandes teóricos, líderes y constructores de la revolución social, para sentar este principio: “la revolución nacional de Bolivia es tan grande y tan honda, que también es al mismo tiempo una revolución social nacionalista”. Las masas proletarias y campesinas-indias en sus constantes ascensos revolucionarios, marchan por un derrotero justo e inequívoco hacia la conquista de su misión histórica… La marejada de la revolución social nacionalista de Bolivia es la más heróica vanguardia revolucionaria de los países que se extienden desde el Río Bravo hasta la Patagonia. Hay que estar seguro, que se halla pendiente de la suerte de nuestra revolución, el destino de la revolución nacional de América Latina íntegra. ¡Un año de experiencia, es una picada abierta hacia la liberación nacional de toda Indoamérica! Reinaga, Fausto, Rumbo Sindical, N° 5, 9 de abril de 1953, p. 9. 115 “…La palabra Belzu, en boca de los setembristas (lease Linaristas, FR), tiene la virtud satánica de poner en actividad, dentro de sus cerebros, las células orgánicas del miedo y en sus corazones las fibras impulsoras del mal. Aciago y mágico vocablo: en las cifras de sus dos breves articulaciones, encierra la fórmula algebraica de un valor equivalente a la más alta potencia de protervia y de avilantez, de que antes y ahora fuera capaz aquel sañudo bando perseguidor. Porque es cosa tan usada como vista que, en profiriendo ellos las dos sílabas fatales, al punto como por ensalmo se revuelcan en sus antros, y se alzan afuera enceguecidas las furias todas de la perversidad setembrista…”. Moreno, G. R. Matanzas de Yáñez, p. 288.
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Belzu do para regenerar a Bolivia y sostener a la república? El misterioso fénix de la libertad, el deseado de los pueblos, el llamado por la patria, el atleta de la democracia, el valiente de la República, es el capitán general don Manuel Isidoro Belzu”116.
Líneas arriba de este mismo capítulo, hemos enunciado, que el latifundio y la casta gamonal, enfrente a la comunidad y los ayllus indios, fue un problema planteado hace 100 años por Belzu. En seguida, las palabras que llegó a expresarle el general Belzu a Campero en Arica: “Esos pobres artesanos de Bolivia no pueden trabajar desde que los extranjeros se han apoderado de todo…”, según Alfredo Sanjinés, estas palabras contenían, encerraban: “las furiosas ideas nacionalistas… que chocaban al criterio conservador de Campero”117. Tenemos, pues, entonces, que Belzu había planteado: a) la liquidación del latifundio y la liberación del siervo; y b) que había iniciado la lucha contra los extranjeros que se apoderaban de todas las riquezas nacionales. En otras palabras, en la terminología de nuestros días: defensa de las riquezas de la nación para los nacionales; extirpación del gamonalismo y liberación del esclavo-siervo y la consiguiente tecnificación del agro. He ahí, que los objetivos sustanciales de la Revolución Nacional de nuestros días, estaban planteados, hace un siglo exactamente, por Manuel Isidoro Belzu.
El prestigio de su pensamiento, el prestigio hipnótico de su verbo y de la fuerza y tenacidad de su brazo, hace un siglo también que ha sido maliciosamente ocultado por la intelectualidad gamonal. Sólo al calor de la experiencia de los grandes movimientos sociales como la caída y la persecución de Melgarejo por la indiada, la guerra civil de 1899 que trajo la derrota del gamonalismo Chuquisaqueño y la venganza ejecutiva de la raza en Ayo Ayo y Mohoza: las grandes sublevaciones que se desataron al tiempo de triunfar Pando sobre Alonso; movimiento indio que volvió a la superficie después de medio siglo, con el advenimiento de Villarroel; sólo estos movimientos –repetimos– pusieron renovadamente en el estandarte de la lucha a Belzu y su doctrina. En cada uno de estos movimientos el ¡Viva Belzu! ha salido por la garganta de las multitudes obreras e indias. En la época de Villarroel, igual que un siglo atrás, Belzu fue idolatrado por las fuerzas revolucionarias, como difamado (igual que un siglo atrás) por la tenebrosa rosca y su contubernia la casta gamonal. El hecho no significa una mera casualidad. Es que Villarroel vio nítidamente en Belzu, al auténtico precursor de la Revolución Nacional; y como un homenaje histórico al gran caudillo, dispuso el traslado de sus restos al Panteón de los Notables. Lo que equivale en buen romance: desenterrar al caudillo y actualizar su doctrina. 116 Arguedas, A. ob. cit. p. 239. 117 Sanjinés. El Quijote mestizo, p. 135.
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Fausto Reinaga Belzu, tuvo la misión profética del destino nacional, “al cual dedicó todo su pensamiento”, “se adelantó a su tiempo, dominó a los hombres y las circunstancias”, desbarató y venció ciento 113 revoluciones118. Belzu, que fue echo Dios en vida por la gratitud de las multitudes cholas e indias, bastaba su presencia “para levantar los ánimos a las alturas del sacrificio”. Su palabra ardiente, sabia, convertía a las masas en aparato destructor de los ejércitos gamonales. Belzu, el “hombre del pensamiento”, humilla hoy a quienes por todo un siglo pasaron por alto, sin parar las mientes, ante una montaña, que era su inteligencia y su capacidad de observación y estudio, “frente al panorama de la época en que le tocó medir su alma con las eventualidades del mundo” y de la patria. El poder para Belzu, jamás fue: “satisfacer una ambicion personal”, sino un medio para la realización de un ideal: la liberación de las mayorías explotadas de Bolivia… Aunque se peque de redundancia, pues, nunca será ni estará demás subrayar el hecho de que si Belzu no hubiera caído asesinado, que si Belzu a su vuelta de Europa, hubiera tenido oportunidad de gobernar el país, estad seguros que el gamonalismo no se hubiera salido con la suya, de entronizarlo por seis largos años en el poder a Melgarejo. Por tanto, las atrocidades antinacionales del tirano no se hubieran consumado. Muy especialmente, el Tratado de 1866 con Chile, causa y origen de la Guerra del Pacífico no se habría firmado. En consecuencia, para Bolivia no habría habido la infausta Guerra del Pacífico, y menos se habría expuesto el Litoral boliviano. Si Belzu, el nacionalista no caía, Bolivia, a estas horas, habría conservado íntegramente su costa sobre el Pacífico… En segundo término, Belzu nos habría dejado organizada y planificada la economía nacional, de tal manera y en tal sentido, no habrían existido ni clima ni ambiente propicio; ni condiciones ni materia para el advenimiento y arraigo del superestado estañero; “los cincuenta años de minería del estaño, que han retrasado la producción agropecuaria y han impedido la creación de la industria liviana”119, que si Belzu no caía, tal cosa, pues, no nos habría sucedido… En suma, Bolivia, con su litoral, sin latifundios ni indios-siervos y sin la tenebrosa rosca, sin duda, hubiera sido uno de los países más adelantados y progresistas del continente, y su pueblo, el pueblo de los Hijos del Sol, uno de los más felices del orbe… 118 Sanjinés, Ob. cit. p. 123. 119 Anaya, R. Ob. cit. p. 135.
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Belzu Quiero terminar este capítulo final, con las mismas palabras postreras de mi folleto “Viva Belzu”, que comencé a publicar en folletín en el matutino La Calle de La Paz en su Nº 2465 (domingo, enero 6 de 1946, p. 8); al iniciar decía aquel periódico: “comenzamos a publicar hoy, en folletín, el estudio escrito por el diputado Don Fausto Reinaga sobre la personalidad del gran Presidente de las masas populares”.
“Un siglo después de Belzu”: la revolución nacional de fines de 1943, libra una batalla desigual en el campo de la dirección del pensamiento social. A las arremetidas de la prensa rosquera, los pequeños órganos del pueblo revolucionario, oponen hechos y verdades. Así La Razón (de 21 de diciembre de 1945) que editorializa un extenso artículo con el título de “Un siglo después de Belzu”, refutando a otro artículo aparecido en La calle (20 de Diciembre de 1945), bajo el epígrafe: “Belzu, caudillo de indios y de cholos oprimidos”.
El citado editorial sostiene la siguiente tesis: “El gobierno es un hecho personal, único y propio. Querer revivir e imitar el mandón que no alcanzó a ser gobernante, es dar un salto cien años atrás. No es posible concebir un gobierno semejante al de hace un siglo…” ¡Que maravillosa sabiduría! Y veamos. Primero: El gobierno no es un hecho personal. La persona del gobernante no cae como un aerolito del vacío a la tierra. Es como una planta que emerge de la tierra, en tal clima o altura; lleva el colorido del paisaje histórico y social. El gobernante sale de una clase social para defender y servir, consciente o inconscientemente, a ella, a su clase. Filosofa, sueña, cree y ejecuta con el pensamiento, la pasión y la voluntad de su clase. El gobernante, en carne y alma, no es más que un apoderado, un mandatario de clase. El gobernante es la síntesis cristalizada de una clase. Luego, el gobierno jamás es un hecho personal; es un hecho de clase; de la clase dominante para oprimir a la contraria. Segundo: No se pretende revivir ni imitar a ningún mandón. Belzu, no fue mandón; fue más que Emiliano Zapata, más que el gran Pancho Villa, guardando, respetando la distancia de tiempo y espacio e historia, teniendo en cuenta el teatro y las relatividades de cada persona, fue casi como un Lenin: un caudillo y personero de las masas oprimidas. Belzu, fue el más grande, de entre todos los Presidentes de Bolivia; porque ninguno, nadie contó –como él- con el amor del pueblo, ni jamás tuvo la fuerza popular perenne, arrolladora, como la que acompañó a Belzu en el poder y fuera del poder. Durante su ausencia de la patria, diez años el pueblo trabajador, obreros e indios vivieron soñando con Belzu, esperando a Belzu. A favor de las masas, Belzu hizo una gran revolución política espiritual, una revo-
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Fausto Reinaga lución social. Invirtió los valores exaltando al pueblo mayoritario, y sobajando a la ridícula minoría gamonal, clase privilegiada. Baptista mismo, adversario suyo, era –dice– “un caudillo en su actitud y en sus arranques; representó el poder de las multitudes”120. Tercero: ¿Que, no es posible concebir semejante gobierno ahora?; ¿que, los hombres y la sociedad son diferentes? ¡Mentira! No sólo que es posible concebirlo, sino que hace falta, y por imperativo socio-histórico tiene que hacerse un gobierno no sólo semejante, sino más, mucho más radical. No han cambiado ni los hombres ni la sociedad en Bolivia, desde los tiempos de Belzu; lo que ha ocurrido es, que por el enclaustramiento, por el arrullamiento del territorio, el aislamiento del pueblo del resto del mundo, ante todo por la perpetuación feudal, la clase gamonal por una parte y la clase explotada por otra parte, de padres e hijos, de generación en generación han ido vaciándose en los mismos moldes. Un mismo troquel ha ido acuñando la misma moneda humana. Los mismos prejuicios, las mismas supersticiones, la misma concepción del universo, la historia y la sociedad; la misma ignorancia y el mismo egoísmo en la casta gamonal; y en las clases productoras, el mismo esfuerzo, la misma lucha, el mismo anhelo, el mismo ideal de reivindicación social. Lo único que ha cambiado son los procedimientos de lucha de los oprimidos, y los medios de explotación y corrupción de la conciencia y el civismo de los opresores. Los explotadores se han enriquecido mucho, pero mucho más, a costa de la riqueza de la patria, el sudor, la miseria, la ignorancia y la masacre de las masas mestizas e indias. Pero el panorama general es el mismo. Los explotados siguen luchando por la supresión de la explotación. Luchando por una vida mejor, por la liquidación del analfabetismo, por la redención del indio; por la independencia económica de Bolivia. Y los explotadores, la rosca, igual también, que en los tiempos de Belzu, haciendo revoluciones golpistas en todo lugar y cada hora, asesinando presidentes o colgando sus cadáveres. El presidente Miguel de Velasco, en aquellos tiempos, felicitó a Chile por su victoria de Yungay, es decir, por la derrota del Mariscal Santa Cruz, asimismo pidió intervención y ayuda del tirano argentino Juan Manuel Rosas; hoy día (se refiere a los años 1945 y 1946) los gamonales del interior y exterior del país, no sólo felicitan a los malquerientes de Bolivia y de la Revolución Nacional, claman también intervenciones para liquidar su independencia política, su soberanía. ¡Ved que el belcismo, como teoría y práctica políticas, como doctrina de las clases oprimidas no ha pasado de moda, no está fuera de tiempo ni 120 Baptista, M. Calvo, p. 1.
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Belzu lugar! En Bolivia, el belcismo tiene la excepción de la actualidad perenne y vital. Si Bolivia, dentro de uno, dos o más siglos no resuelve la cuestión social que palpita en su entraña, carne y alma, Belzu, seguirá siendo la bandera de las reivindicaciones sociales y políticas de las clases oprimidas. Y un ¡Viva Belzu! seguirá siendo sinónimo de la Revolución Nacional, si se quiere de la ¡revolución social!
“Belzu: confió en la posteridad”: Manuel Isidoro Belzu, creyó, tuvo fe en su obra y confió en la justicia de la posteridad. Pero, el hombre redentor que llevaba dentro, truncado, fracasado, porque no pudo llenar su misión, fue esa la razón para que, cuando dejaba el poder, lanzara este amargo quejido: “No he alcanzado a realizar cuanto mi corazón ardiente deseaba…”. Voltaire y Marx, exhalaron la misma desoladora queja. El primero, dijo: “¡La Revolución! No tendré la alegría de asistir. Los hombres jóvenes son más felices; verán cosas hermosas”. Marx, no quería resignarse a no ver la revolución social que con tanto ardor la había fundado. Belzu, desde la excelsitud de la gloria, por encima del espacio y del tiempo, valoró, enjuició su obra, es decir, el espíritu de su revolución. Con los ojos anegados en llanto que era una mezcla de decepción y de optimismo, exclamó: más justa que mis adversarios, la posteridad apreciará en su verdadero valor las altas tendencias revolucionarias, que a través de tantas dificultades ha desarrollado mi administración, de acuerdo con el espíritu nivelador y democrático del siglo…. Se refería a la democracia social, que ya había hecho carne en las masas productoras de Europa, la democracia social que insurgía vigorosa y plena de esperanza en todos los campos de la actividad del viejo mundo.
Belzu es así para mí; así es mi Belzu. Yo también meto toda mi sangre en mis ideas. Mis juicios se nutren de mis ideales, de mis pasiones. La fuerza eterna de Belzu radica en la fuerza eterna de la tierra y de las masas explotadas de Bolivia; por eso Belzu, el gran nacionalista revolucionario, el gran visionario socialista, el precursor profético de la Revolucion Nacional de nuestros días, vive en mí; y como soy boliviano y marxista, lo que es ser más boliviano y más nacionalista todavía121. Mi Belzu, es lo que yo soy, sin duda. ¡He ahí una profesión de fe belziana! 121 “El pensamiento revolucionario, y aun el reformista no puede ser ya liberal sino socialista… no es posible ser efectivamente nacionalista y revolucionario sin ser socialista…” “En 1928, Mariátegui, dijo esto: “En la China, por razones obvias, ha tenido una función todavía más activa en la formación de una nueva conciencia nacional. Los estudiantes chinos componen la vanguardia del movimiento nacionalista revolucionario que, dando a la inmensa nación asiática una nueva alma y una nueva organización, le asignan una influencia considerable en los destinos del mundo…”. José Carlos Mariátegui. Siete ensayos, p. 27 y 93.
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FRANZ TAMAYO
Prólogo Por viviente pedazo telúrico, hijo del Ande, esto es, por indio, yo era un idólatra de Franz Tamayo. Le rendía culto. Pero el pensador al enfrentarse con la Revolución me dio un zarpazo. Sufrí mucho. El desmoronamiento del ídolo devino en serpiente que se enroscaba y mordía mi conciencia. La lucha interior tornóse en una cruel hoguera. Mi Tamayo moría y revivía, para volver a morir y revivir en toda mi alma y carne. La impávida ubicación de Franz Tamayo como su ostensible acción desde la trinchera enemiga (1952 – 1953) indujéronme a limpiar de mi “yo” todo aquello que había sido en mi héroe limo imperialista y feudal. Me abracé con todo el valor de que fui capaz a la voluntad de reconquista de mi libertad interior. Tomé una resolución perentoria: o me liberaba del pensamiento reaccionario de Tamayo o cometía una traición a la revolución. Porque Tamayo reina como un zar en la conciencia, no sólo de la intelligentsia de la derecha (Únzaga de la Vega) o el centro (Guillermo Franchovich, Martín Cárdenas), sino que domina la conciencia de las mismas viejas eminencias “marxistas” de Bolivia. Hubo comprobación objetiva. Cuando La Razón de La Paz al comenzar el 2° cincuentenario del presente siglo, pidió la opinión a los cerebros cimeros del país, sobre quién era el hombre más grande de Bolivia en el primer medio siglo transcurrido, José Antonio Arze, Arturo Urquidi, Josermo Murillo Vacareza, etc., al unísono con la derecha y el centro, dijeron: “Tamayo es y seguirá siendo el más grande hombre del primer medio siglo XX” (La Razón, de La Paz, enero–febrero, 1950). He ahí el Leitmotiv del presente ensayo; que es, sobre todo, un examen de conciencia: de la mía, pero también del pensamiento nacional.
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Fausto Reinaga * * * Este libro no ataca a Franz Tamayo que vivía en la calle Loayza N° 84 de la ciudad de La Paz–Bolivia. No señor. Qué esperanza. Cara a cara don Franz era una persona luminosa, subyugante, irresistible. Tuvimos ocasión –durante el congreso Constituyente de 1944– de oír su palabra, su chiste, su risa, y… también vimos su llanto… Tratamos y explicamos al Tamayo trascendental. A Tamayo “cuerpo de muerte”, “hombre carnal”, “cosa humana”, no tocamos. Nos interesa aquél “que vive en los demás, en la historia”. Discutimos no al hombre fisiológico, limitado entre la cuna y el sepulcro, sino al “hombre histórico”. El que después de su muerte tiene que vivir en sus obras y sus ideas. La Paz- Bolivia - 1956 Fausto Reinaga
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Introducción “En todo hombre, grande o pequeño, hay siempre estiércol y fuego;… y los muy grandes son los que queman aquel elemento innoble para avivar aun más la llama”1.
La intelligentsia gamonal de 1910, en función de su cultura era europea, imperialista; no había en Bolivia, más que “extranjerismo ideológico”. La superestructura de los terratenientes y los dueños de las minas, compartían el odio colonizador, el desprecio gringo hacia el obrero y hacia el indio. La prensa, la revista, el libro, la escuela, la universidad, tenían una única misión: realizar la total “colonización pedagógica”. Se debía enseñar, mejor educar al pueblo a pensar, a sentir, a hacer una servidumbre consciente ante los amos de la cultura imperialista y los posesores de la tierra y las minas nacionales. La “colonización pedagógica” implicaba el esclavizamiento espiritual y material del país, a la par que liquidaba la idea y la voluntad de luchar por la independencia económica e intelectual. Gracias a la “colonización pedagógica” el imperialismo logró hacer de Bolivia un pueblo inerme. En estas circunstancias, Tamayo se enfrenta a aquel “extanjerismo ideológico”. Ante el propósito de “importar la pedagogía” europea o yanqui, enarbola la bandera de la Creación de la pedagogía nacional. Al rostro del régimen y el imperio de la “pedagogía extranjerizada y estranjerizante” arroja la réplica histórica de la “nacionalización de la pedagogía”. En suma, frente a la “colonización pedagógica” se rebela e insurge enhiesto proclamando la “independencia pedagógica”. Creación de la pedagogía nacional es un reto libertario de las colonias económicas e intelectuales de Indoamérica. Es un pregón de desafío a las fuerzas brutales del imperialismo. Y una voluntad plena de triunfo… el nombre
1 Papini, G. El Dante vivo. p.13.
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Fausto Reinaga con que ha bautizado su genial obra no es casual, es causal; porque tiene su profunda razón y causa. El espíritu de la Pedagogía de Tamayo aflora en este sencillo apotegma: en vez de importar pedagogía de las naciones de allende los mares, hay que crear una pedagogía en la nación; ¿importadores?, no; creadores, sí. En vez de ser colonia de este o aquel imperialismo, hay que ser una nación libre. La raíz de la revolución nacional de Bolivia se halla sustantiva y vitalmente en la creación de la pedagogía nacional. Por eso, cuando Tamayo luchaba a la cabeza de las huestes de Villarroel ¡su mayor gloria política! Viósele claro: Don Franz había retomado, reanudado, reencontrado su grandioso derrotero de 1910. * * * Entonces ¿existe una herencia cultural de Tamayo para la revolución? Existe. Su pedagogía. Esa extraordinaria mina de pensamiento y de voluntad. “Debemos comenzar por ver cuánto hay de dignidad humana por nosotros ultrajada en el indio; cuánto desconocimiento de sus verdaderas facultades y fuerzas; qué abyección por nosotros creada, y qué ruina de los primitivos señores de la tierra que hoy poseemos…Lo que hay que darle al indio es sobre todo justicia…”. Esta confesión es digna de un Tolstoi. El indio gime, solloza como una bestia, el indio muere devorado por piojos, o comiendo de hambre sus propios piojos, porque otros –ahora, 1910– poseen su tierra… “Debemos comprender que toda esta injusticia la infligimos nosotros” (subraya Tamayo). Desde el 1 de septiembre de 1910, hasta el presente, 1956, durante cuarentaiseis años ha estado taladrando la conciencia boliviana la voz de Tamayo, pidiendo justicia para el indio. Y en tanto con el indio no se haga la justicia plena, tendrá vigencia la voz de Tamayo. Si el imperativo histórico de la Revolución Nacional de nuestros días, se condensa en “tierra y libertad” para el indio; devendrá el mismo imperativo mañana, en libertad e independencia para las nacionalidades indias. En tanto no se cumpla este petitorio vital de la historia, la voz de Tamayo seguirá pidiendo justicia para el indio. No hubo voz más grande, más fuerte ni más veraz que la de Tamayo a favor del indio. El indio es la tierra hecha conciencia, tierra humanizada. Y la tierra es la raza; o bien la raza tiene la fuerza y la perpetuidad de la tierra. Aquí la palabra de Tamayo resplandece con insospechada profundidad.
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Franz Tamayo “El español lleva una sombría pasión destructora de la vida, y que era ceguera de inteligencia para concebir un interés superior y altamente humano… España no encarna ningún ideal; y si lo encarna, tal vez, es uno negativo, el de crear el sufrimiento y tender a destruir la vida… El espíritu de aventura: no es por saber ni gozar de lo nuevo y lo ignoto; es simple sed de oro, y que no es jamás un alto ideal humano2. …Se quiere poner los fundamentos de la confraternidad, de la mancomunidad de España y de América. Pero se edifica mal cuando se pone fundamentos de arena y se va por mal camino cuando no se comienza de la verdad y para la verdad. Eso me parece que está sucediendo con este hispanoamericanismo de artificio. Apearnos de las tribunas de la fiesta de la raza. ¿De qué raza? ¿De la india, de la mestiza o de la blanca? ¿De la india que todavía sigue esclava en manos del heredero español en América? ¿De la india que es una casi totalidad en países como México, el gran Perú y el Paraguay? ¿De la mestiza que es casi todo el resto de nuestra América? ¿O de la blanca inmigrada ayer o desembarcada hoy y que atiborra los grandes centros costeros como Buenos Aires?…¿Se imagina la mueca de profundo desprecio que el español castizo arrancaría de su alma si le llamáramos a confraternizar de veras, a mancomunarse de alma y de cuerpo (eso es raza) a hacerse uno y él mismo con los cien millones de indios y de mestizos americanos que en verdad significa la población de nuestra América? Y si llamásemos a aquel indio a hacer lo mismo, ¿no saltaría de nuevo, a través de cuatrocientos años de derrota y embrutecimiento, aquella palabra condenatoria y repulsora del emperador Atahuallpa por el Pizarro que pocos días después debía ser su asesino, cuando viera que éste no sabía leer como sabían sus propios soldados? Cuatrocientos años parecen poca cosa; pero es probable que la sustancia substancial de las almas y de las razas no varíe gran cosa en cuatro mil años. “Dubist was du bist” decía el profundo Mefisto goethiano. Entonces ¿qué enorme fraudulencia literaria internacional estamos haciendo en nuestra fiesta de raza? Porque la materia de toda esta algarabía es literatura pura. Y la epopeya española, y la donación de la lengua, y la herencia de la religión, (esos dones involuntarios y a fortiori). En cuanto a la gloria de un pasado que jamás será nuestro, pero que fue logrado a sangre y costa nuestra, ya es preciso ver las cosas no desde un punto de vista neciamente americano o interesadamente español. Ya es preciso verlas desde una distancia neutral y útil como quien dice, mirar
2 Tamayo, Franz. Creación de la pedagogía nacional. 2ª ed. p. 164- 66.
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Fausto Reinaga los títeres, siquiera una vez, por detrás del titiritero. Y así, por ejemplo, toda esa grandeza épica de la conquista y la colonización de América, verla desde alguna eminencia ajena, pero cultísima (Sorbona, Oxford, etc.), y ver bien cómo se juzga y se siente por allá de aquellas famosas Españas conquistadoras y triunfadoras para saber finalmente cuál ha sido el aporte que esas hazañas seculares han traído a la penosa causa de la civilización de la humanidad y del mundo… ¿Que los libertadores nos quitaron el yugo español? Materialmente sí, idealmente no. Todavía el indio americano está entregando el oro puro de su ingenuidad a cambio de baratijas y avalorios transatlánticos; y la fiesta de la raza significa uno de esos cambalaches bobos. La verdadera independencia de América temo yo que aún no ha hecho la mitad de su camino. Todavía están por nacer los Bolívares y Sucres de la América inmaterial y definitiva, digo la verdadera. ¿Que todas estas cosas que digo pueden considerarse para algunos como desagradables e inamistosas? Puede ser; no lo niego; pero sólo a ese título irreverente y libertario se crea la personalidad y la dignidad del individuo o de las naciones. Para ser alguien hay que dejar de hacer la servidumbre material o inmaterial, económica o intelectual, cualquiera que fuese3.
Esto es revolución de los más altos quilates ¿quién lo duda? ¿El nativo de alma y corazón de Indoamérica, de Bolivia, puede no sentirse en su íntimo yo, llamado a la lucha por la independencia definitiva de América? Pero señores bovarystas, ya seáis pedagogos o legisladores ¿habéis soñado por un momento lo que significaría civilizar al indio? Si tan espléndido ideal fuera realizable de inmediato ¿Sabéis lo que daría ponerle en estado de aprovecharse directamente de todos los medios de vida de la civilización europea, de todo género de conocimientos e instrumentos? ¡Eso sería vuestra ruina irremediable e incontenible! ¡Eso sería habilitar al verdadero poseedor de la fuerza y de la energía, a sacudirse de todo parasitismo, a sacudirse de vosotros, como la grey fortalecida y ruborizada se sacude de la piojera epidémica! ¡Adiós todo parasitismo gubernativo y legislativo! Sería el despertar de la raza y la reposición de las cosas. Porque es preciso saber que Bolivia no está enferma de otra cosa que de ilogismo y de absurdo, de conceder la fuerza y la superioridad a quien no la posee, y de denegar los eternos derechos de la fuerza a sus legítimos representantes.
3 La Revista Amauta de Mariátegui publicó en 1926 este artículo; y lo reprodujo Última Hora de La Paz en agosto de 1949. En: “Cuadernos Literarios”. p. 12.
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Franz Tamayo Tupaj Amaru, Tomás Katari, Tupaj Katari, hablaron el mismo lenguaje; dijeron el mismo verbo de admonición y combate. La verdad de Tamayo, esta vez ha salido de la más profunda entraña de la Tierra, de la Pachamama; y ha ascendido a las más altas cumbres del Ande, donde flamea como bandera de fuego y luz, como bandera que anuncia: la revancha histórica, pues, tarde o temprano ¡el indio tornará a ser dueño de los destinos de América! La Pedagogía de Tamayo penetra históricamente de tal manera y con tal vitalidad la conciencia india, razón porque está destinada a ser, mañana más que hoy, bandera de la revolución india en Indoamérica, y especialmente en Bolivia. La Pedagogía es una antorcha roja que lenta o súbitamente provocará el incendio en el océano indio del continente. Las grandes nacionalidades indias: quechua y aymara4 que hoy adormecidas subyacen aún bajo las capas de cholos, criollos o del pernicioso liderato sindical campesino, cobrarán, mejor recuperarán al calor del pensamiento de Pedagogía, su conciencia nacional, su voluntad nacional, y se pondrán de pie en demanda imperativa de su independencia nacional… alcanzada la victoria de la independencia nacional de las naciones quechua y aymara, recién podremos decir que en Bolivia existe la auténtica y real independencia nacional; recién podremos decir que la Revolución Nacional ha llegado a sus últimas consecuencias… Aquí es necesario concretar, redondear el concepto, las nacionalidades indias conquistarán o alcanzarán su independencia… alguna vez, sólo al impulso, cada vez más ascendente y clarificador de la Revolución Nacional, acaudillada, jefaturizada única y exclusivamente por la clase obrera. En suma, el indio logrará su plenitud, como persona y nación, sólo bajo la conducción y acción revolucionaria del proletariado en esencia y esencialmente nacionalista. La Pedagogía es la herencia cultural más grande que Tamayo deja a la revolución.
¿Y, su producción artística? Permítasenos una osadía: que si una guerra atómica no destruye la vida de la faz de la tierra, y si la humanidad sigue su evolución revolucionaria, dialéctico-histórica, llegando y pasando la sociedad socialista, hasta lograr una sociedad comunista; entonces sí, claro, cuando “el autogobierno del hombre alcance las alturas a que puede
4 Los quechuas y aymaras poseen lengua propia, territorio propio, tradición milenaria, estructura social históricamente rezagada; luego son naciones sometidas que alguna vez tienen que pensar en su independencia. ¿Que el mestizaje, la cruza pueda absorber totalmente a estas modalidades? ¿Que las naciones quechua y aymara puedan diluirse por la cruza con otras razas, y en consecuencia aparecer Bolivia como una sola nación mestizada? Quizá. El nuevo indio anticipado en Pedagogía de Tamayo y redondeado por J. Uriel García, acaso sería una realidad.
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Fausto Reinaga llegar su técnica”; cuando “las formas de vida lleguen a ser dinámicamente dramáticas”; cuando “el promedio del tipo humano alcance las alturas de un Aristóteles, de un Goethe o de un Marx; y sobre estas eminencias nuevas prominencias surjan”; entonces, decimos, la poesía de Tamayo se comprenderá en toda su letra y esencia; y se leerá en el pueblo con gusto y placer. La producción artística de Tamayo, hoy, está destinada a reducidísimas élites de superhombres. Por tanto, esta parte de la producción tamayana no puede beneficiar nunca a la clase obrera. Y si decimos que puede ser lectura popular en una sociedad comunista, donde el “promedio del tipo humano” estaría compuesto por hombres de la calidad de los genios de nuestra civilización greco-latina, es porque, para entonces la clase obrera, como clase, habrá desaparecido del escenario de la vida y la historia. * * * Algo más. Bolivia es un pueblo sitiado. A Bolivia, desde la Guerra del Pacífico, 1879, le quema la angustia del Mar. En Bolivia, el mar es “insomnio de cada noche y dolor de cada día”. En Bolivia hay hambre y sed de mar. El mar en Bolivia es un clamor universal y eterno, grito perentorio de libertad; es el primer vagido del niño que nace y el postrer suspiro del hombre que muere… el Mar es el supremo ideal del pueblo todo de Bolivia… Los bolivianos desde que nos cerraron “nuestra salida al mar”… mitigamos nuestro dolor… con las olas del Lago Titicaca, con cuyas aguas –durante el régimen del general Hugo Ballivián– se quiso regar tierra chilena. Tamayo, artista genial, recoge y refleja en su tensión máxima esta angustia nacional. …Estamos al borde de nuestro lago llamado sagrado. Una miserable oveja boliviana va a beber una gota de agua de su lago natural y propio. Ahí está el gendarme chileno que dice: “esta oveja miserable (por oveja y por boliviana) está robando las aguas de este lago que son legitima propiedad chilena”. “Intervención armada”. Más allá, un labriego miserable y boliviano también, toma un poco de agua de su lago para regar su minúsculo terrazgo. Y el gendarme: “¡Robo! Este labriego ladrón está robando las aguas de legítima propiedad chilena”… “Intervención armada”. Dirá el lector que este cuadro es puramente lírico y por consiguiente falso. No. Es una realidad histórica ya.
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Franz Tamayo ¿Acaso la gota de agua de la oveja y labriego bolivianos no se llamaba hace setentaiún años “diez centavos de impuesto al salitre”? Esta gota de agua (diez centavos) fue suficiente para justificar el mayor crimen cometido el siglo diez y nueve… …tengo un pensamiento triste. Si se tratase de Bolivia, temo que ni una sola gota de la sangre de un ratón yankee se derramaría por nosotros. No he olvidado el sainete del Lackawanna. La riqueza hidrográfica de un país hace parte sustancial de la riqueza, igual que la sangre y pretender que no se toca al cuerpo es querer cubrir un crimen con una estupidez.
Así creemos haber desentrañado lo más substancial de la herencia cultural que Tamayo deja a la Bolivia nueva.
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Capítulo I
El ideólogo y el filósofo “Los filósofos no han hecho hasta hoy más que dar diversas interpretaciones del mundo: lo que importa es transformarlo”. Marx.
La desintegración, la fisión del átomo es la desintegración de Dios. O bien ahora el poder de Dios se manifiesta, se ha transmutado en el poder del átomo… En efecto sabido es que Sodoma y Gomorra perecieron en las llamas del fuego celeste, como ahora Nagasaki e Hiroshima han sido reducidas a ceniza por el fuego atómico. (¿Y por qué no también celeste?) Jehová vive en lo vacío del cielo. Tal que a ciencia cierta nadie sabe nada sobre él. En tanto que a los demiurgos de la energía atómica, ojos humanos han visto nacer, vivir y morir. El homo sapiens del siglo XX ha penetrado en los arcanos de la materia, hasta lograr la fisión del átomo, cosa reservada según la Biblia, exclusivamente al Dios todopoderoso… Luego, y los hechos así los demuestran, el hombre va ganando terreno sobre las prerrogativas de Dios. Los tiempos que vivimos son testigos de la angustia del principio de la era atómica. El poder del átomo en manos del sistema capitalista implica una tragedia para el alma humana. De ahí que el hombre, quizá no tanto como un rebelde, que como un poseso en deseseperación mortal, está desmitificando a Dios. Verdad que el camino para llegar a esta altura, en este valle de lágrimas, ha sido duro. Mucha sangre y dolor ha costado al hombre el poder que hoy estupefacto y orgulloso ostenta: el poder de la energía atómica. Los grandes genios en esta conquista (del poder del hombre sobre la naturaleza) sufrieron castigos de pena capital; esto es que murieron ajusticiados por el mismo Dios. Puesto que fue él, quien mediante sus verdugos (sacerdotes paganos y no paganos) dio de beber la cicuta a Sócrates, izó la cruz para Cristo y quemó en el fuego de la Santa Inquisición a miles de santos laicos.
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Fausto Reinaga El Dios deshumanizado se va desvaneciendo del alma humana; y en su lugar está sazonando en la conciencia del hombre: la humanización de Dios… el hombre va camino de ser su propio Dios, ¿Hambre de Dios todavía tiene la Humanidad? Pues, sea un Dios humano. Con estas palabras ingresamos a la gran batalla del pensamiento: la lucha entre el materialismo y el idealismo. * * * El hombre, ente individual o social, deviene en tal lugar de la tierra y en tal grado de evolución. Espacio y tiempo amasan la sustancia humana. La sociedad es un productor natural. Luego, también el hombre. El pensamiento es fruto de la evolución social. Vive en el cerebro o en el papel. Sale del cerebro y no al revés. (No es el cerebro que sale del pensamiento). La masa encefálica funciona por la irrigación de la sangre. La circulación de la sangre pone en relación todas y cada una de las partes de la economía humana. El cerebro es materia en su más excelso grado de organización. El pensamiento es la función sublime de la materia cerebral. El pensador para producir pensamiento tiene que comer. Si no come, muere. Un cerebro muerto no piensa5. Asimismo, la conciencia se aloja en el cerebro. La conciencia es la más alta facultad de discernimiento que tiene el hombre. El juicio, la razón, en el fondo y en esencia son manifestaciones concienciales… La conciencia se manifiesta de acuerdo a la situación que el hombre ocupa en el proceso de la producción en: conciencia individual y conciencia de clase. La conciencia de clase puede ser, conciencia de clase explotadora o explotada. Dos palabras sobre la conciencia de clase: La conciencia de clase es ahora un hecho tan real como la conciencia individual, una vez que ha surgido, puede dominar la vida entera y el pensamiento de un individuo. La persona se identifica con su clase en sus triunfos y en sus derrotas, sus avances y sus retrocesos. Su vida personal está sumergida en la de su clase. Hay algunos trabajadores para quienes esta conciencia de clase desempeña un papel fundamental en la vida del individuo, precisamente porque las verdaderas condiciones de la producción moderna tienden a inculcar constante
5 “El hombre es lo que come”. “Esto quiere decir que el cuerpo es considerado la base del hombre”: “el hambre y la sed no destruyen en él solamente la fuerza física, sino también la moral e intelectual, lo privan de la humanidad, de la razón, de la conciencia”. Mondolfo, Rodolfo. Feuerbach. Buenos Aires: Claridad. p. 21.
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Franz Tamayo mente un sentimiento clasista en la persona del trabajador. Él construye los puentes y hace correr los trenes; él hace los automóviles, barcos y aeroplanos; trabaja en las minas de carbón y maneja las líneas eléctricas. Estas cosas le dan un sentido de poder. Y por el hecho de ser todas colectivas, le dan un sentido agudo de la solidaridad. De esta manera, el capitalismo, al ser el autor de estas grandes concentraciones de masas organizadas en sus empresas industriales, al unir estas empresas... en tal forma que el trastorno de una puede ser el de todas, ha venido a destruir precisamente las bases de individualismo. Una gran planta de factoría automovilística viene a ser un maestro magnífico de sociabilidad clasista; un maestro más eficiente que toda la prédica de altruismo que se lleva a cabo en todos los púlpitos del mundo6.
En el sistema social esclavista y feudal, las clases dominantes se apoderaron de todos los bienes materiales y culturales. Riqueza e ideas pasaron al dominio de la propiedad privada. El señor propietario de esclavos y siervos, por ende, propietario también de la cultura, tenía el derecho de usar, gozar y abusar de su propiedad. La industria religiosa se desplegó siempre de consuno, o mejor, bajo la tutela del poder político. La religión nunca estuvo sinceramente del lado de los oprimidos. Hizo demagogia espiritual. Contuvo al pueblo en los moldes de la explotación. El poder político absoluto de la tierra inventó el poder absoluto del cielo: Dios. A cuyo nombre el señor de la tierra usaba el terror religioso, la amenaza de la eterna condenación. La ética oficial mandaba vivir con sujeción a la volunta de Dios que habitaba en los cielos, y del rey que era su representante sobre la tierra. Es esta la teoría de la vida, la filosofía que polemiza con sangre y hierro en el Renacimiento y cae vencida en la Revolución Francesa.
La burguesía, clase revolucionaria en su origen, había nacido a principios del siglo XV, en 500 años de tiempo alcanzó una maravillosa sazón, este fruto tan dulce al comienzo y tan insípido después. El sistema burgués en cinco siglos, dispuso de tiempo para conquistar y apoderarse no sólo de las riquezas materiales desarrolladas por la técnica a un ritmo sin precedentes, sino también de la cultura. La burguesía, posesora del poder político, se adueñó de todo el volumen y profundidad del pensamiento. La filosofía y la ciencia, la religión y el arte, la moral y el derecho, en fin, a la producción intelectual íntegra la penetró de su espíritu, la saturó de su alma. La cultura se trasforma en cultura burguesa. Resultado que todo, pero todo estaba medido en el saco del interés privado. La plutolatría, el culto del dinero, se irguió como la razón suprema de la vida. La igualdad, fraternidad y liber
6 Selsam. H. Socialismo y ética. p. 185.
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Fausto Reinaga tad, triada excelsa de la aspiración humana, se transformó en sus manos en igualdad, fraternidad y libertad burguesas. El proletariado contempló o sintió la triada sólo ante la ley. Y la ley fue fabricada al tenor y sabor de los intereses burgueses7. En consecuencia, el proletariado quedó detrás de la muralla. Desterrado del banquete de la riqueza y la cultura. La diosa razón implantó el racionamiento para el estómago y el cerebro de la clase obrera. La capitulación por el pan, la ley de bronce de Lassalle, el mandato de Tylor (“nadie os exige pensar, que hay otros aquí que son pagados para ello”), etc., son testimonios irrecusables de aquel racionamiento. La burguesía con el advenimiento de su materialismo, el materialismo mecanicista del siglo XVIII, llegó a la cúspide de su producción intelectual. En una titánica lucha ideológica había logrado arrinconar a la filosofía idealista de la Edad Media. Mas el materialismo burgués, hijo de la Enciclopedia, no alcanzó a plantearse otro punto de vista, otra meta que la sociedad burguesa. En el proceso y los avatares de la lucha contemporánea, tendremos oportunidad de evidenciar, de constatar la oxigenación, la vitalización de filósofías momificadas, idealistas, que servirán para contener los impulsos del despertar de las masas. Ariel, domesticado como un perro por la burguesía, luchará empleando increíbles argucias y sutilezas contra Calibán… Mas el monstruo armado de una filosofía propia parece que ahora, a pasos gigantescos se aproxima a la victoria final. En efecto, la ideología proletaria niega a la filosofía burguesa, como ésta hace cinco siglos negaba a la filosofía feudal. Ha llegado el momento histórico de que la filosofía burguesa debe ser negada por la filosofía proletaria… En esta cenital tarea, es posible que ni las armas nucleares, ni las bombas atómicas con las que se amenaza a la Humanidad, sean capaces de contener la negación de la negación de nuestro tiempo. No se puede pasar una digresión que araña el alma. ¿En qué es superior la filosofía proletaria a la filosofía burguesa? ¿Cómo y de qué ideales nutre el espíritu humano? ¿Cómo justifica la vida tan breve y tan sufrida del hombre sobre la tierra? ¿Y si ha desaparecido de la mente humana la idea (fe, esperanza) en la otra vida, en el Paraíso eterno, que la filosofía burguesa siguió instilando en el alma y el corazón de los hombres, repetimos, qué sucedáneos propone la filosofía proletaria en vez de aquellas ilusiones que tanto tiempo amamantaron la mente humana? ¿Si no hay un Dios justo ni recompensa a las penas de esta vida, qué objeto tiene ella? ¿Para qué se vive?
7 La Asamblea Constituyente de Francia promulgó una ley prohibiendo la sindicalización de los obreros. La cual declara (1791) que: toda coalición obrera era ¡un atentado a la libertad y a la Declaración de los Derechos del Hombre, punible de quinientas libras de multa y la pérdida por un año de los derechos de ciudadanía activa. De ahí que las huelgas proletarias fueron casi imposibles bajo el nuevo régimen burgués.
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Franz Tamayo Para responder a estas cuestiones angulares del pensamiento y de la vida, no podemos hacer otra cosa que extraer los conceptos filosóficos sustanciales de la doctrina marxista. El drama del intelectual ante el vacío desgarrador de la cultura burguesa, “encuentra”, como dice André Bretón, vano alzarse contra las leyes del materialismo histórico y declara falsa “toda empresa de explicación social distinta de la de Marx”. La filosofía de nuestros días, “es el estudio de las características más fundamentales, tanto del mundo como del hombre, y que está íntimamente ligada a los movimientos sociales de todos los tiempos”. El “triste y equívoco honor para casi toda la filosofía del pasado, el hecho de que la frase ‘tomar una cosa filosóficamente’ haya venido a significar tomarla tal cual es, sin protestas, aceptando cuanto pueda sobrevenir como algo inevitable”; en consecuencia, “tomar filosóficamente” el hambre o la desocupación o el fascismo equivale a aceptarlos con resignación”. Esta filosofía era (o es) la justificadora de “una resignación abyecta”. En tanto, la filosofía revolucionaria, la proletaria ha conquistado el derecho de “analizar los propósitos humanos, su viabilidad y los medios necesarios para realizarlos”. Ambos puntos de vista, el de la abyecta resignación como el del análisis se han identificado siempre en la vida práctica con las ideas y la conducta de las clases en pugna. La filosofía ha sido siempre la teoría de nuestra acción. En efecto, la filosofía de la resignación abyecta ha tenido por objeto: “proporcionar una justificación del orden social” vigente, como inmutable; y la otra filosofía ha tenido y tiene por objeto estudiar y comprobar la permanente mutabilidad del orden social, el cambio de todas las instituciones sociales; la transformación de las costumbres de pensar y de hacer; en suma, la mutabilidad de la naturaleza humana; lo que en sustancia no es más que un “complejo de necesidades y deseos”. En esta superior etapa del capitalismo, el imperialismo, la filosofía de las masas productoras, ha llegado a su madurez; testimonios irrecusables de hechos han sufragado su vigencia. Marx, el genio que las dotó de un conjunto teórico: el materialismo histórico, puede sentirse satisfecho, porque la vida le ha dado la razón. Ya que en menos de un siglo, como queda dicho, venció la dura prueba de los hechos. En menos de 100 años, al calor de esta filosofía se ha implantado en más de la mitad del globo terrestre una nueva sociedad que la humanidad espera sea más justa, más humana, por tanto, superior a la sociedad burguesa. Y dentro del sistema capitalista del mundo, y hablando con pesimismo, la mitad más uno de los hombres, piensa o siente en marxista, o mejor espera, desea, clava todas sus ansias en el advenimiento de la sociedad pensada y soñada por Marx… es una majadería infantil del gran socialista místico, del socialista espiritualista
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Fausto Reinaga que es Nehru decir “la teoría de Marx es vieja y anticuada”, y “no encaja en el mundo moderno”. Entre los rasgos más pronunciados y más fundamentales de la filosofía marxista, podemos enunciar: el de haber llegado a la evidencia de que: desde su alumbramiento, la filosofía se halla al servicio de la clase social dominante; su función específica es el despliegue del terror ideológico contra las clases dominadas, por ende, la filosofía nunca estuvo por encima de los intereses sociales controvertidos; la filosofía siempre fue clasista. La señora filosofía moraba en el pináculo de la sociedad. El filósofo vivía cerca del cielo, encerrado como en un ataúd en torres de marfil… El pueblo veía sólo pálidos reflejos de los olimpos filosóficos. En todos los sistemas sociales, incluyendo el burgués, la filosofía era manjar de las élites. Desde muy antiguo el hombre aprovecha la posesión de conocimientos superiores, como instrumento de dominio colectivo y ello perturba artificiosamente sus especulaciones mentales. La privilegiada casta sacerdotal del remoto Egipto, después de consultar las fluctuaciones registradas en los niveles de sus templos, podían predecir solemnemente al público los ansiados desbordamientos del Nilo. Mas, preocupada por su ascendiente popular, infundía sentido esotérico a este saber empírico, ocultando tan celosamente a los ojos profanos sus nilómetros como sus canales que llevaban las aguas sagradas hasta ellos… dichos sacerdotes empleaban un lenguaje cuando escribían y otro muy distinto cuando hablaban a fanáticos…8. El pensador en América debe usar dos lenguajes, uno infantil, casi pueril para hablar a sus conterráneos, y otro viril y completo para hablar a sus demás coetáneos9.
El marxismo ha puesto aquel manjar de los superhombres al alcance de la clase obrera, del pueblo. Marx ha vitalizado realísticamente el divino y genial sueño griego de La Libertad. Marx ha sido el Prometheo de carne y hueso que, como el mito heleno, vivió haciéndose devorar las entrañas por el buitre de una y mil necesidades, persecuciones, incomprensiones, “conspiraciones del silencio”, hambre e injusticias de los hombres de su tiempo. La filosofía proletaria propone a la humanidad, no una sociedad burguesa, una sociedad de clases; sino una sociedad socialista, luego, comunista. Y en vez de que el hombre busque en el cielo su consuelo y su redención, enseña a luchar y conquistar su redención económica y social en la tierra; en vez de que se consuele con ilusiones y sueños, le da la oportunidad
8 Rivera, Ángel. Paradojas sobre la farsa intelectual. p. 34-35. 9 Tamayo, Franz. Proverbios. p. 102.
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Franz Tamayo de consolarse y gozar con la ciencia y el arte, aquí en la tierra. En suma, en lugar de un estatismo fatalista o un conformismo abyecto, enseña la lucha, la lucha por una permanente superación, superación evolutiva o por saltos, con preferencia la superación por la Revolución (saltos) que por la evolución. Como meta final de nuestra era, como aspiración universal ofrece: una sociedad humana sin clases. Y como ideal de la humanidad: ¡La Libertad! A esta altura de la evolución social queda establecido, por lo menos para la parte más progresista de la sociedad, lo que a continuación –en líneas generales y en apretada síntesis– resumimos: a) La filosofía es un producto social. b) Tiene por objeto el estudio del porqué, cómo y para qué de la sociedad, del mundo y de la vida. c) Enseña la unidad del pensamiento y la acción; unidad entre la teoría y la praxis; la objetividad del pensamiento en fución a una realidad concreta. d) Enseña el estudio del mundo y del hombre dentro del metabolismo social e histórico; ha dividido el pensamiento filosófico en dos gigantescos campos: el idealismo y el materialismo. Aquél es la filosofía de la permanencia y éste del cambio. El idealismo ha devenido en voz de orden, de mando de las clases retrógradas y misoneístas, en tanto que el materialismo ha sido –y es– el ariete ideológico de las clases oprimidas, esto es, filosofía revolucionaria. La simplificación de esos enunciados se resume en el cuadro sinóptico que a continuación trazamos:
Idealismo
Materialismo
1. Dios, “potencia”, idea, lo absoluto, 1. Hombre, ciencia, arte, verdad, espíritu universal, etc. justicia, Libertad.
2. Permanencia, quietud, inmutabilidad, 2.Cambio permanente, movimiento total y perenne. naturaleza humana. 3. Teología, la señora delmundo, 3. El materialismo histórico:filosofía mientras que la filosofía y las de la Revolución Social, ha enterrado el señorío de la teología ciencias, sirvientas de la Teología. 4. Por la satisfacción de sus 4. La historia es la ralización de un PLAN trazado de antemano por un Ser necesidades, sus pasiones y aspiración a la Libertad, el hombre va forjando su propia historia.
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Fausto Reinaga Desde Platón hasta Spengler, el idealismo ha suministrado a la mente humana ideas y conceptos, sobre todo las órdenes, valores y categorías de todas las cosas con que guarda relación la vida del hombre. Ha producido, ordenado e instalado ideas sobre el bien y el mal, la verdad y el error, la justicia y el castigo, la opresión y la libertad. El idealismo se ha esforzado en todo tiempo y lugar de subvertir el valor de la vida. Ha enseñado el desprecio de la vida terrenal. Ha vedado y coartado el análisis de las raíces del dolor humano; y, ahora resucitando teorías momificadas (Ormuz, Arimán) se empeña en justificar como cosa natural el dolor de la humanidad proletaria… En fin, ha mistificado y justificado las más crueles injusticias que a diario se descargan sobre la clase trabajadora. Cuando en 1934, destruyó el incendio una casa de vecindad de Nueva York, donde perecieron muchas familias, un Ministro de Estado, contemplando los escombres y los féretros, exclamó: “Sólo el todopoderoso podría explicar por qué han perecido estos infelices consumidos por las llamas”, “¿Dónde está, Señor, tu misericordia? Sólo tú que estás en el Cielo conoces los secretos de la vida”, “¡Quién puede sondear, oh Dios! tus inescrutables designios”. “Sin embargo, la casa de vecindad fue destruida, porque allá no había instalaciones contra los incendios, ni hubo servicio de bomberos”. En 1937, Samuel Shoemarkerm en un discurso que pronunció con motivo de la huelga automotriz, dijo: “¿Por qué John L. Lewis y Alen Sloan –dirigentes sindicales FR– no escuchan a Dios? El sabe cómo puede solucionarse la huelga… Dios ha hecho ya un plan para la industria de automóviles de los EEUU… Él se lo revelará a los hombres obedientes”… Esto no necesita comentarios para demostrar la patraña que encubre… la divina providencia, la voluntad de Alá. (Tan convincente es aquel hecho de que el labrador musulmán, hoy día, se opone al moderno sistema de rociar los árboles frutales con sustancias químicas para proteger de los insectos, se opone aferrado en las ideas: “de que si Alá así lo quiere el fruto resultará bueno, y en caso contrario, será malo”10. Lo absoluto, dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, los mansos heredarán la tierra, bienaventurados los que tienen hambre… porque ellos serán hartados. (Pero no aquí en la tierra, sino allá en el cielo; no con pan de trigo, sino con pan espiritual). En suma, el idealista en uno u otro tono religioso, “busca en la voluntad de un Dios” o en el eterno orden de un Espíritu Universal, la explicación de la variable fortuna de los hombres… ¿Que el idealismo nos ofrece una vida eterna? Quién no quisiera vivir eternamente, pero aquí en la tierra, con su propio color y sus propios pensamientos y sentimientos…con su propio cuerpo y su propia alma… Pero, uno ve con sus propios ojos, cada día, que el hom 10 Selsam, H. ¿Qué es la filosofía? p. 154.
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Franz Tamayo bre, como el árbol o el caballo, vuelve a ser tierra… La felicidad, la justicia, la verdad, la libertad, el hombre debe buscar, no en el cielo que no existe, sino en la tierra… de donde es planta natural. El idealismo ha desgarrado al hombre. Ha cercenado su cerebro para que piense no en la tierra, sino en un fantástico y utópico cielo. Le ha dado como remedio la ilusión del cielo a este ser sufrido de la tierra11. El punto de vista materialista es el reverso de la medalla. Pues, desde que hubo sociedad humana con clases sociales, hubo también opresión y explotación del hombre por el hombre. Aquí no cuenta la naturaleza y sus fenómenos que, muchas veces azotaron y asolaron pueblos enteros, razas enteras. El hombre no vivió de rodillas solamente ante las potencias invisibles que gobernaban el alma, sino tuvo que sudar sangre para los hombres poderosos que gobernaban su cuerpo. Dios y los ricos se unieron en una maligna alianza defensiva y ofensiva para oprimir y explotar a los pobres de la sociedad. El materialismo ha sentado el principio de que el hombre es fruto de la evolución milenaria. “Quien dice: ’el hombre’, dice el mundo del hombre: Estado, Sociedad”. El hombre abstracto, libre, perfecto, en estado de Naturaleza es una ilusión insípida del siglo XVIII. El hombre es un ser de carne y hueso; vive en la sociedad como el pez en el agua. El destino del hombre no está en el cielo, está en la tierra. Polvo es y a polvo tornará. El objeto de la vida no se debe buscar fuera de la existencia terrenal. Sólo la verdad del aquí, y no del allá tiene sentido y contenido. El dolor vivo del hombre es el que se debe remediar. El corazón yerto, el alma pétrea ya no requieren de la fantasía del paraíso celestial. La vida eterna en el más allá es una satánica invención de tortura humana. Se debe hacer del hombre de la tierra un hombre total, pero aquí en la tierra; no en el cielo. A la fórmula de 11 “La religión es la realización fantástica del ser humano, porque el ser humano no tiene una verdadera realidad. La miseria religiosa es a un tiempo la expresión de la miseria real y la protesta contra ella. La religión es el sollozo de la criatura oprimida, es el significado real de un mundo sin corazón, así como es el espíritu de una época privada de espíritu. Es el opio del pueblo… La eliminación de la religión como ilusoria felicidad del pueblo, es la condición para su felicidad real… La crítica de la religión, por lo tanto, significa en germen la crítica del valle de lágrimas del cual la religión es el reflejo sagrado… El deber de la filosofía que está al servicio de la historia es el de desenmascarar la aniquilación de la persona humana en su aspecto profano, luego de haber sido desenmascarada la forma sagrada de la negación de la persona humana. La crítica del cielo se cambia así en la crítica de la tierra, la crítica de la religión en la crítica del derecho, la crítica de la teología en la crítica de la política… La crítica de la religión culmina con la doctrina de que el hombre sea lo más alto para el hombre, en consecuencia, el imperativo categórico de subvertir todas las relaciones en las cuales el hombre es un ser envilecido, humillado, abandonado, despreciado, relaciones que no se pueden delinear mejor que con la exclamación de un francés a propósito de un proyecto de impuestos sobre los perros: “¡Pobres perros! ¡Os quieren tratar como hombres!..La emancipación teórica tiene una importancia específica práctica… En el cerebro del filósofo se inicia la revolucion…”. Marx, C. Para la crítica de la filosofía del derecho de Hegel. Buenos Aires. Claridad.
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Fausto Reinaga Nietszche: “el hombre debe ser superado”, respondemos: “el hombre es lo que supera”. El hombre debe luchar, luchar hasta vencer su esclavitud económica y espiritual. El hombre debe seguir su derrotero hasta conquistar su libertad plena en esta tierra, que es su cuna, al propio tiempo su tumba. Luchar para remediar el dolor humano, “¡hasta ahora la tierra no ha creado mayor felicidad que la de trabajar por los hombres y morir por ellos..!” * * * Ahora veamos dentro de este panorama el lugar que ocupa la filosofía de Tamayo. Don Franz Tamayo invitado a exponer su filosofía personal en un progama mundial de radio: El Dr. Franz Tamayo ha recibido la siguiente carta del Editor norteamericano Raymond Swing: “Estimado Dr. Tamayo: En marzo último su secretario me escribió manifestando que Ud. no podía aceptar nuestra invitación para participar en los programas de radio llamados “esto es lo que yo creo” dirigidos por el señor Edward R. Murrow. Sinceramente, yo deseo que ahora su salud esté restablecida. En la actualidad nosotros trabajamos permanentemente en un proyecto internacional, para presentar en forma de libro la filosofía personal de los líderes del pensamiento en varias partes del mundo. Ahora le pido que Ud. se digne dar consideración a nuestra invitación original y contribuir con su filosofía personal. Entre las grandes personalidades que han aceptado a participar en dicho programa están el Dr. Albert Einstein, Pablo Casais, Mme. Pandit, doctor H. U. Shih y el doctor Max Huber. Hacemos votos que Ud. podrá participar también. Esta edición internacional, creemos nosotros, servirá al propósito de demostrar que el pensamiento de los hombres tiene una raíz común y que el hacer conocer ese pensamiento remueve el sentido de la hermandad de la familia humana, lo que no podría hacerse en otra forma. Yo deseo destacar el hecho de que los programas de radio y del libro no tienen finalidad comercial (sic. FR), es decir, no es para hacer utilidades. Concretamente deseamos que Ud. escriba una declaración en inglés de más o menos 500 palabras en que esté condesada su propia filosofía. Luego, deseo que Ud. haga grabar su declaración en castellano y si lo quiere en inglés, para lo cual nos encargaremos de hacer los arreglos a su conveniencia personal y así ofrecemos una audición radial en “la Voz de América”…12.p 12 El Diario, La Paz, 4 de diciembre de 1954.
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Franz Tamayo El mismo órgano de prensa de 16 de junio de 1955, publica la convocatoria de “El Centro Boliviano-Americano” (léase: Embajada yanqui) y el Centro Cultural Boliviano (léase intelligenxsia rosco-gamonal) a un concurso en prosa y verso sobre la vida y obra de Franz Tamayo… Luego La Nación de 30 de abril de 1955, publica una carta de Fernando Diez de Medina, en que se pide la “Solemne coronación del poeta” y la publicación en edición de lujo de sus obras por el Estado; además, en su edición de 28 de mayo, 1955, dicho órgano, solicita por boca del Hombre de la Calle, la creación de una cátedra en todos lo ciclos de enseñanza de Bolivia, sobre Tamayo13.
Deviene Tamayo a esta hora en el ídolo del imperialismo yanqui y, en escudo de la lucha de la más tenebrosa reacción nacional… La intelectualidad yanqui está habituada a aparejar patanes con genios, cuando así conviene y exige el imperativo del lucro. El hecho de que Tamayo haya sido puesto en la categoría de Einstein, significa conducir, empujar a la opinión pública al despeñadero del más craso de los errores, de la más burda paralogización de los valores humanos. Porque Tamayo, sacándole su precursurazgo indigenista, no es ni ha sido un agente de progreso o ideólogo de la libertad y de la justicia; en este orden es nada menos que la antítesis de Einstein… Vamos y con cosas recientes. El 16 de mayo de 1953, el gobierno de EE.UU. de Norteamérica, sometió a todos los hombres de espíritu, de cultura, a los educadores, a una inquisición del Congreso, donde debían declarar por fuerza su fe religiosa y su credo político; procedimiento por el que se consumó una purga de todos los librepensadores, ateos, comunistas, etc.; Einstein en tal oportunidad lanzó un vibrante manifiesto, acusando a los políticos reaccionarios de “proceder a la supresión de la libertad de enseñanza, y de despojar de sus puestos a todos aquellos que no se sometían…”. Decía una parte de aquel famoso documento: “es vergonzoso que un ciudadano inocente se someta a tal inquisición… Todo intelectual que sea llamado ante una de las comisiones debe negarse a declarar –en pocas palabras– que debe estar preparado para sufrir la cárcel y la ruina económica, sacrificando su bienestar personal en bien del bienestar cultural… Si no lo hacen, los intelectuales de este país, no merecen mejor suerte que la esclavitud que se pretende imponerles”. 13 El 29 de julio –domingo, horas 23:45– de 1956, dejó de existir Franz TAMAÑO en La Paz –Bolivia-, su muerte produjo una sensación nacional y también internacional. La “inteligencia” reaccionaria del país y del exterior levantó verdaderas columnas de incienso, columnas tan altas y largas que posiblemente llegaron a los lindes del Olimpo. Desde entonces toda la gama intelectual de la feudal-burguesía se ha empeñado a elevar cada ella una oración a la grandeza y la gloria de Tamayo. Juan Quirós, anuncia en el primer número de su revista signo, que dedicará el número dos de dicha revista a Tamayo, Franchovich publicará un libro… hay firme propósito de convertir la producción de Tamayo en el pensamiento rector de la república en revolución.
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Fausto Reinaga Tamayo que orgánicamente es adverso a la libertad y a la causa de la justicia moderna, y enemigo enselvado del comunismo, estaba conscientemente de acuerdo con aquella inquisición del Congreso de los EE.UU. Así lo prueba su silencio astuto. Einstein luchó contra Hitler. Su poderosa autoridad y su pluma se enfrentaron al nazismo. Hitler hizo arrasar su casa en Caputh, “aduciendo que en ella se encontró un almacén para conspirar contra el Führer. Tamayo no abrió la boca cuando las fuerzas apocalípticas de Hitler desolaban Europa y amenazaban el mundo. En 12 de enero –1953–, cuando iban a ser ejecutados los esposos Rosemberg, por inculpación de espías atómicos - comunistas, Einstein protestó furibundamente oponiéndose a que fuesen llevados a la silla eléctrica. Pidió al Presidente Truman la conmutación de la pena capital. Y Tamayo, cuando se electrocutaba dicha pareja quedaba en silencio como en un ataúd de piedra tiahuanacota. Al final, no es posible enmudecer la opinión del Dr. Phillip Frank, sobre el genio gigante que ha sido Einstein: “El mundo alrededor de Einstein cambió mucho desde que publicó sus primeros descubrimientos, pero la actitud del mundo alrededor de él no ha cambiado”. El mundo de Bolivia alrededor de Tamayo desde Busch, Villarroel, y en especial desde el 9 de abril –1952– ha cambiado, pero la actitud de Tamayo no sólo que no ha cambiado, sino que se ha tornado ferozmente agresiva, de violencia abierta contra el nuevo mundo boliviano… en suma, Tamayo, no puede ser llevado ni puesto, bajo ningún punto de vista, al lado de Alberto Einstein, porque Einstein ha cambiado el mundo y es el más grande benefactor de la humanidad. Mientras que Tamayo no ha cambiado una brizna de materia o de idea; y es el más enconado detractor de la nueva humanidad de Bolivia. Si Einstein es el más grande revolucionario de la ciencia, ¡Tamayo es el más grande reaccionario que se opone a la liberación de su raza y de su pueblo! Ahora entremos a la filosofía de Tamayo. Lo que pienso de los asuntos que hoy embargan la esperanza y temor de los más de los hombres, es lo siguiente: Condenso todo cuando puedo. La colisión de intereses y pasiones (grupos, pueblos, hombres de Estado), sólo aparece en el plano inferior de las realidades accesibles y comprensibles para todos. Los más de los hombres sólo entienden y aceptan esas realidades visibles, y no más. Ahogan su inteligencia, y por consiguiente su acción, en un mar de síntomas y detalles, en el fondo
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Franz Tamayo secundarios, pero por otra parte indispensables para la polémica conducción de la vida. Pocos se abstienen del vértigo de la lucha, porque abstenerse del todo, es también imposible (el Apekhou griego). Pocos tienen la fuerza de alcanzar un plano superior al plano superficial en que todos vivimos y luchamos, y alcanzar un plano superior de mejor verdad y mayor realidad. (Una cosa triste: hasta en la verdad hay gradaciones). ¿Y qué se ve en ese plano superior? En esas alturas de la vida de los hombres, contienden fuerzas y potencias del bien y del mal. Se traducen en las luchas entre pueblos y en diversas formas. No hay historia humana desvinculada de esas potencias.
* * * En el ajedrez humano de alfiles y caballos beligerantes, lo importante sería conocer la voluntad y razón de los ajedrecistas verdaderos y ocultos. Que el alfil Churchill o el caballo Stalin hagan jaque o den mate, es menos importante que el entender la razón y voluntad de las potencias que juegan esas fichas humanas.
* * * Aunque la historia no ha guardado ni un milésimo de las guerras humanas, en todas se reproduce el mismo ajedrez señalado. Algunos videntes que pasan por locos o por poetas han procurado entrever el fondo de las realidades aparentes, kurus y pandavas, griegos y troyanos han tenido tales videntes. Ciertas fábulas punibles y aun ridículas en apariencia, son tal vez… símbolos sublimes. Cuando los dioses del Olimpo descienden parcializados a luchar entre los hombres, se entrevé que el vidente alcanzó planos velados al hombre de la masa. (Homero, passim). Una cosa que siempre me ha sorprendido en Homero: tanta puerilidad de un lado, tan suprema belleza de otro.
* * * Los videntes no son iguales; unos tienen más sombra en los ojos, otros, más luz. San Juan entre las primeras. Para emplear una mala palabra moderna: San Juan es un pesimista. Véase el en to ponero Keital I Epístola 5. 19. En este punto el sublime pensador está errado. Mejor acierta el Rishi vedantino cuando después de comprobar la paridad de las fuerzas de bien y mal
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Fausto Reinaga en el mundo, atribuye a las primeras un quantum mínimo de superioridad, que a la postre las hace siempre victoriosas. Por ese quantum sigue viviendo el mundo. Es imponderable la influencia de los pensadores en la historia viva y activa. Mas los pensadores mueren siempre, pero el pensamiento no muere jamás.
Amenaza de guerra III
* * *
Antecedente. Hace diez años en el Congreso de mi país, dije lo siguiente: quien gana la segunda guerra no son los cañones angloamericanos, sino el espíritu cristiano con que están fundidos. Mutátis mutandis, las cosas se reponen hoy día. No creo en la posibilidad de la guerra, por dos razones muy serias. Los comunistas jamás harán la guerra directamente y a aponte sua, y no la harán sencillamente porque saben que la perderán. El Occidente tampoco hará la guerra, aunque sabe que la ganará ciertamente; pero no la hará porque es cristiano y aquí está la Pierre d´achappment que puede convertirse en piedra de escándalo. El espíritu cristiano es cosa muy seria y tan trascendental, que de ella, los mismos cristianos no se dan suficiente cuenta. Aun sin feligreses ni catacúmenos, el Espíritu cristiano reina en la historia humana, diría yo, casi como una fuerza cósmica. Espíritu cristiano había antes de Jesucristo, pues ya lo dijo él mismo: “Yo era antes Abraham”. Espíritu cristiano… Cuidado. La Paz de Bolivia, 13 de diciembre de 1954. Tamayo “Tamayo no discute. Tamayo enseña“. Así ruge Franz Tamayo. Veamos lo que enseña.
El filósofo Tamayo enuncia que hay dos mundos. Dos realidades. A poquísimos hombres es dado el privilegio de conocer la realidad superior. Las masas, el pueblo “ahogan su inteligencia, su acción en un mar de síntomas y detalles secundarios”. Hay una mejor verdad y una mayor realidad. La mejor verdad, la mayor realidad son accesibles, asequibles y disfrutables sólo para los privilegiados, para los fuertes; para los que disponen de la fuerza económica e ideológica. Tamayo, grita con orgullo de Zaratustra: “pocos tienen la fuerza de alcanzar ‘aquella mejor verdad y aquella mayor realidad’”. A tono con otro filósofo poeta exclama: “Dejemos que el perro infeliz aúlle sus desgracias… sólo la divinidad concede la fortuna…” Y, ¿qué es lo que ven, los
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Franz Tamayo posesores de la fuerza en el cielo de Tamayo? El mismo contesta. “En estas alturas contienden fuerzas y potencias invisibles; potencias de bien y de mal (que engendran, FR) las luchas entre pueblos y en diversas formas. No hay historia humana desvinculada de esas potencias superiores”. El proletariado, los pueblos oprimidos no deben luchar, no tienen que luchar, porque no pueden, no les es dado conocer ni la “mejor verdad ni la mayor realidad”. No pueden hollar el espacio donde moran las potencias que hacen “la historia humana”. La necesidad y la libertad, el hambre y la revolución, la pasión y la ambición, la lucha de clases, en fin, el ideal, el ideal de que los hombres alguna vez no vivan como lobos, sino amándose los unos a los otros, el ideal de la humanidad, todo esto no es ni carne ni levadura de la historia. En suma, la historia humana no es humana: porque no la hacen los hombres. Fíjese el lector, que esto es una versión de la antigua religión persa: Ormuz, el dios del bien, Arimán, el dios del mal, se hallan con sus ejércitos de genios en lucha; la que durará hasta el fin de los tiempos. Tamayo en su calidad de superhombre, de semidiós insinúa haber “comprobado la paridad de las fuerzas del bien y del mal en el mundo”. Las primeras poseen, dice “un quantum mínimo de superioridad” que a la postre las hace siempre victoriosas. Por ese quantum mínimo sigue viviendo el mundo. Ahora oigamos lo que afirma la religión persa: “La lucha entre los ejércitos del bien y del mal durará hasta el fin de los tiempos, y se terminará por el triunfo de Ormuz, el dios del bien, merced al cual persiste el mundo todavía…”. El maniqueísmo que se presentó como un terrible rival del cristianismo en el siglo VI de nuestra era, reedita la lucha ancestral y cósmica entre las potencias del bien y del mal. San Agustín al principio era maniqueo. Pero aportó a la concepción persa de la historia la idea de la lucha humana, del esfuerzo fecundo para mejorar la vida, Tamayo está lejos, muy atrás de San Agustín, porque no reconoce ni lucha ni esfuerzo propio y libre en el hombre. Para Tamayo el hombre es una ficha de ajedrez, movido de aquí para allá por “potencias invisibles”, quiera o no quiera, el hombre debe servir el mal o el bien, al tenor y gusto, según sea la gana de la potencia que lo maneja. Esta filosofía no conduce a otra parte que a la total inacción, a una pasividad musulmana… amputando todo querer del alma, la condena, a una rutina pétrea, a un conformismo zoológico, a un estatismo suicida… El hambre, la miseria, la explotación del hombre por el hombre, no cuentan, no son nada. El mundo es así y para siempre. Las masas no deben siquiera soñar en luchar por sus reivindicaciones, por la justicia social, por la revolución social, porque estas cosas –pongamos por caso– no son del agrado
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Fausto Reinaga de las potencias que manejan el cerebro y la voluntad, el corazón y los brazos de las masas. Las masas hambrientas deben morir con los brazos cruzados; y si no se dejan morir, entonces las potencias determinarán, decretarán su masacre. La clase privilegiada debe hacer hambrear a las masas. El ¡hambre! para someterlas y sujetarlas en la servidumbre y el trabajo, en la esclavitud y la explotación… Tamayo grita estentóreamente: “el hambre, maestra de obediencia y sumisión”14. ¿Se escuchó alguna vez, filosofía más reaccionaria que la filosofía de Tamayo?
“En el ajedrez humano, –prosigue Tamayo– los ajedrecistas verdaderos y ocultos son las potencias. Que el alfil Churchill o el caballo Stalin hagan jaque o den mate es menos importante que el entender la razón y voluntad de las potencias que juegan esas fichas humanas…”. Los hombres, las clases sociales y los pueblos son meras “fichas de ajedrez”. El hombre, es menos que humo al viento. ¿La vida? no tiene ningún valor: “el sólo querer es riesgoso, el sólo saber insuficiente. La sola voluntad no entiende, la sola inteligencia no consuma cosa; y son dos deficiencias que deben aliarse para hacer posible la vida”. “¿Ganas un mundo? Ni rías ni llores, Nada es ¿Pierdes un mundo? Ni rías ni llores, Nada es. ¿Que son goce o dolor? Cosas del mundo, Nada es”, (Tamayo, Franz.. Proverbios. p. 45).
Este camino, no sólo conduce al pesimismo más negro y desolador, a un estoicismo asnal (el estoicismo, cuyos máximos exponentes en la antigua Roma, fueron Epícteto, esclavo y Marco Antonio, emperador)15, conduce a lo peor, a un nihilismo descarnado, a un quietismo absoluto. 14 Tamayo, Franz. Ob. cit. p. 111. 15 Séneca, un filósofo estoico, hombre rico, transcribe la filosofía de la vida a su amigo Lucilius: “¿Qué cosa puede tentarte, aparte de la muerte? Has probado todos los goces que podrían hacerte vacilar; ninguno te es extraño, te has saciado de todos los placeres. Conoces el gusto del vino y de la miel ¿no te es indiferente que pasen un ciento o un millar más de botellas por tu garganta? También has gustado ostras y cangrejos. Gracias a tu espléndida vida, nada ha quedado sin que lo pruebes en los años transcurridos. Nada te reserva el futuro por conocer. ¿No puedes apartarte de tales cosas? ¿Qué puede quedarte por lamentar? ¿Los amigos? ¿El hogar? ¿Los tienes acaso en tan alto precio que te sacrificarías por ellos hasta el punto de aplazar tu hora suprema? Oh, si estuviera en tu poder, extinguirías el Sol porque no has realizado nada, que merezca ser expuesto a su luz. Confiésalo: vacilas en decidirte a morir, no porque te apene la Curia, el Foro o las bellezas de la naturaleza. Sólo te entristece dejar para siempre de comer y de fornicar: a pesar de que tú has gustado ya de todos los placeres del sexo y del estómago; del mercado de la carne y de todas sus delicias”. Séneca: Carta a Licilius, por N. Vassilief: la Cuestión de la decadencia del Imperio Romano. Anales de la Universalidad de Kazán. vol. 31. A su vez tomamos la referida cita de El materialismo histórico de Nicolás Bujarin. Ediciones española y chilena.
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Franz Tamayo Como la historia la hacen las potencias, la experiencia histórica, la experiencia humana es igual a cero, a la nada. “La historia no ha guardado ni un milésimo de las guerras humanas…”. En esto. Tamayo hace intervenir a los locos, a los poetas, a los videntes, que con sus fábulas pueriles y aun ridículas –han hecho o dicho– “símbolos sublimes”, los cuales (símbolos) están velados por siempre a los ojos de la masa. La masa no los ve, no puede verlos, sentirlos y menos entenderlos. Los esclavos, los siervos, los proletarios, esto es, la masa, nació para vivir y morir masa; para vivir y morir canalla. Tamayo, apostrofa: “guardaos de la canalla: sus miserias afectan y sus alegrías rebajan”16. El lúgubre hechicero afirma: “es imponderable la influencia de los pensadores en la Historia viva y activa”. Los héroes de Carlyle, ni la fuerza de las masas, “partera de sociedades” según Marx, tienen valor en la filosofía de Tamayo. Ni los conductores ideólogos ni las masas tienen peso alguno (no son ponderables) en la historia. De aquí se concluye: si el hombre no hace la Historia, pues, no existe la historia humana. El Eclesiastés, dice: “No hay nada nuevo bajo el sol”; la iglesia cristiana, repite: “Siempre habrá pobres en el mundo”, y Henry Ford a su turno apostrofa: “La historia es pura hojarasca”. La voz del Eclesiastés, de la Iglesia, y del imperialismo yanqui, esto es, la trilogía más cruda de la reacción de todos los tiempos, entonan primaverales aleluyas en el alma de Tamayo. Ahora se entiende claro por qué el imperialismo yanqui llama a concursos sobre Tamayo. Tamayo anuncia: “… el pensamiento no muere jamás… ”. Es inmortal, eterno. Lo eterno no tiene principio ni fin, es infinito. Lo eterno no cambia. Es lo que es en todo tiempo y lugar. El pensamiento es la actividad más sutil del hombre. “Es una forma de acción humana”17. La sociedad es la convivencia de hombres y mujeres en actividad material e intelectual. Luego la sociedad presente, la sociedad burguesa, según Tamayo, es eterna e inmutable. Consciente y sabedor de su enorme autoridad intelectual, de su casi todopoderoso poder intelectual, porque Tamayo no ignora que él es un Illimani del pensamiento. El Illimani: soberbia altura, soberbia grandeza, soberbia belleza; Illimani sin par, que enseña al hombre el camino de la aspiración, el amor del ideal, de la gloria… El Illimani… que los bolivianos, doctos e ignorantes, pobres y ricos, contemplan sobrecogidos de honda devoción religiosa, y besan con el alma sus albas cumbres como la imagen de la justicia y de la Libertad. El Illimani está en la conciencia del pueblo y de la 16 Tamayo, Franz. ob. cit. p. 38. 17 Tamayo, Franz.. ob. cit. p. 64.
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Fausto Reinaga historia de Bolivia, como el depositario de la verdad y la justicia, que algún día reinará sobre la tierra y sobre los hombres del viejo Kollasuyo. Dudar del Illimani es una blasfemia, no creer, un pecado mortal; criticar al Illimani, un crimen. Tamayo, el Illimani humano, con el embrujo de la montaña blanca, resoplando incontrastable poder de hechizo, se plantó igual que la montaña de roca y nieve sobre la conciencia nacional. El laica, el brujo, el hechicero, una vez en posesión del alma nacional, del corazón nacional, dando la espalda a las leyes de la historia, viva y activa, creyéndose la personificación misma de la sociedad boliviana (“La sociedad boliviana soy yo”), ha logrado embotar la conciencia de Bolivia, a adormecer igual que la coca la voluntad nacional, ¿con qué objeto? pues, para que la república se mantenga eternamente en los moldes del feudalismo económico y el colonialismo intelectual. Tamayo que ha adquirido las dimensiones de un gran mito, deviene en la fuerza y la conciencia de la antihistoria. Porque con su afirmación “el pensamiento es inmortal”, no pretende otra cosa que: la sociedad que personaliza, la sociedad de la que es él el símbolo, o mejor, la expresión más cabal, también es inmortal. Si el pensamiento no muere, la sociedad gobernada por el pensamiento tampoco muere. Como si todo lo dicho fuera poco, habla Tamayo, de una justicia universal. Se propone con ello apretar dentro de un puño de hierro el alma de Bolivia; ¡alma heroica que lucha por la justicia! Nos anuncia que existe una “justicia universal”. “Un pensamiento sublime hecho de fe y de sabiduría me mantuvieron siempre fiel a ese ideal de justicia universal, que significa equilibrio eterno, así en lo material, como en lo inmaterial. El hombre posee en lo íntimo fuerzas (que son dependientes de las potencias invisibles, FR) que pueden más que los puñales asesinos o las metrallas ideológicas. De esas fuerzas está eternamente hecho el eterno gobierno del mundo”18. Esta filosofía predicada, en todos los tonos de voz y matices demagógicos por 60 años, tuvo la maligna virtud de adormecer el alma de los explotados de Bolivia. Los millones de indios esclavos que servían de rodillas a los señores terratenientes, ¿para qué iban a pensar o soñar siquiera en su liberación? Si su esclavitud, si su condición de siervo era la misma “justicia universal”; si su suerte de miserable andrajo humano estaba dispuesta por toda la eternidad y justificada por el “gobierno eterno del mundo”?… Y así de grado en grado, aquella filosofía mendaz, sube y baja todas las escalas sociales, amonestando de: que es inútil, que es para nada, pensar en la libertad o levantar un dedo siquiera por la justicia. Ya que ella es el 18 Tamayo, Franz. Discurso-programa. La Paz: Universal; 1 Oct 1934.
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Franz Tamayo actual “equilibrio eterno, gobierno eterno del mundo”. De cierto que no se podía arrojar mejor caución ideológica, no se podía haber dado garantía más granítica del sistema social vigente. La clase obrera, según los cánones de la justicia universal, podía no sólo ser explotada, hambreada, cercenada por mil necesidades insatisfechas, torturada por crueles injusticias; sino que podía ser impunemente asesinada en masa; todo ello en provecho del “orden social” establecido… La justicia universal que es el equilibrio en el cosmos, en la sociedad, en el hombre y el alma del hombre, prohibía al explotado rebelarse; prohibían leyes divinas y humanas, y hasta leyes cósmicas levantar el rabillo del ojo frente a la omnipotencia del amo. En esta vida, por la fatalidad de los designios de un Hado, había de haber siempre ricos y pobres, poderosos y humildes, doctos e ignorantes, fuertes y débiles, latifundistas-gamonales y siervos-pongos… Sesenta años de semejante estupefaciente ha penetrado totalmente el alma de Bolivia; en particular el alma de la oligarquía, razón porque ésta toma a la Revolución boliviana como contraria al cosmos, a las leyes divinas y humanas. Tamayo enseña además, una servidumbre, la servidumbre de la ley… … La necesidad de hacer reinar la ley, hoy, mañana y siempre. La única servidumbre que no empaña la frente del ciudadano, del hombre, es la servidumbre de la ley. Somos esclavos de nuestra tierra, de nuestra sangre y de nuestra historia. (Divinización de la Historia, FR) Dalence y Frías, dos esclavos de la ley; he citado esos nombres y la pluralidad de la libertad, de justicia y de verdad fulge en los labios de quien menta aquellos nombres. La servidumbre de la ley es un punto programático para nosotros. No hay más camino que el camino de la ley… En este instante toda Bolivia dispersa en nuestro inmenso y hermoso territorio, está espectando con los ojos del alma la eclosión de este acto, profundamente republicano y democrático: la inauguración de la gran Convención de 1944. Seguramente que la conciencia, dormida o despierta, de millares de ciudadanos no se concreta mucho en los problemas precisos o definidos, económicos, políticos, internacionales, o lo que sean. El pueblo no piensa mucho, pero sí, en cualquier forma que sea, está pensando y está diciendo: “Mis representantes, ¿qué harán, en primero y en último término también?Cultivarán la ley, respetarán la ley, defenderán la ley y la ley es el paladium que me hace vivir”, dirá Bolivia toda. Este es el pensamiento que interpreto yo de toda la república. Está pensando en sus instituciones. Y ¿qué son sus instituciones? La expresión más típica y más concreta del derecho y de la justicia, tal como nos legaron nuestros mayores… Entonces, señores diputados, yo pido disculpas de tomar un hecho, en acto tan noble (su exal-
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Fausto Reinaga tación por aclamación a la Presidencia de la Constituyente, FR) y me permito filosofar un instante por esto que considero yo el alma y la sustancia misma de toda vida republicana y de toda vida democrática la ley… la ley… siempre la ley19.
La ley es la más alta expresión del espíritu de un sistema social. La ley es el principio sagrado que regula, que gobierna todas y cada una de las partes de la actividad social. Y a quien la infringe, castiga… hasta con la muerte. La ley, desde las más altas cumbres de la filosofía y de la religión, desciende hasta los más bajos y negros tugurios del alma humana. La simbolización no podía, por cínica, ser más cabal. La representa una mujer que tienen los ojos vendados. A través de sus vendas esa mujer mira, y mira muy bien. Esta mujer tiene la conciencia horadada por la infamia y la venalidad. Es astuta y lúbrica; es una pobre. ¿Pruebas? Los ricos calumnian, infaman, perjuran, adulteran, roban, matan; la ley no castiga. Se hace a un lado; se hace de la vista gorda. Pero si los pobres delinquen, ¡ah! el rigor de la ley les hace polvo. Los burgueses, los rosqueros y gamonales, codician y se apoderan de la mujer del prójimo, dan falso testimonio a troche y moche, asaltan, matan con la ley en la mano. Todo esto, para ellos es cosa natural. Pero al pobre, al obrero, al indio: la escuela, el juez, la prensa, la radio, la iglesia, la policía, la cárcel, el patíbulo, le gritan de día y de noche: “no codiciarás la mujer de tu prójimo, no jurarás en falso, no robarás, no matarás…”. La ley, en una sociedad de clases, es una prostituta que se merca y se entrega al mejor postor. La ley es “menos que el orín de Perros” (León Felipe)… Y, Tamayo enseña la servidumbre a esta ley. Y, ¡basta! Prosigamos. “Amenaza de guerra III. Antecedente. Hace diez años (1945), en el Congreso de mi país, dije lo siguiente: Quien gana la segunda guerra, no son los cañones angloamericanos, sino el espíritu cristiano con que están fundidos. Mutis mutandis, las cosas se reponen hoy día”… Aquí el hechicero hace de profeta. Pero su profecía carece de epidermis histórica. Sólo expresa deseos personales. La guerra que venga, si es que viene, tiene otras finalidades. El espíritu cristiano no canta ni baila en una guerra como la que puede sobrevenir. En la segunda guerra mundial. Los cañones de Stalin, que hicieron polvo a Hitler, no estuvieron fundidos con el “espíritu cristiano”, sino que fueron fundidos de un espíritu profano, profundamente humano, esto es, de espíritu socialista… Prosigue Tamayo. “No creo en la posibilidad de la guerra, por dos ra 19 Discurso pronunciado el día 1º de agosto de 1944, en el Parlamento de Bolivia. Redactor de H. Convención Nacional, T. 1.
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Franz Tamayo zones muy serias. Los comunistas jamás harán la guerra directamente y aponte sua, y no la harán porque sencillamente saben que la perderán. El occidente tampoco hará la guerra aunque sabe que la ganará ciertamente; pero no la hará porque es cristiano y aquí está la Pierre d´Achoppement, que puede convertirse en piedra de escándalo. El espíritu cristiano, es cosa muy seria y tan trascendental que de ella, los mismos cristianos de hoy, no se dan suficiente cuenta. Aun sin feligreses ni catecúmenos, el espíritu cristiano reina en la historia humana, diría yo, casi como una fuerza cósmica. Espíritu Cristiano había antes de Jesucristo, pues ya lo dijo el mismo: ¡“Yo era antes de Abraham”… Espíritu cristiano… cuidado! Nadie se atrevió a equiparar el espíritu cristiano con la fuerza cósmica. Una sequía, el granizo, o las heladas cargan con las cosechas; flagelo de langostas, o movimientos sísmicos destruyen bosques y ciudades; y Tamayo enseña a ver tras de estos siniestros al espíritu cristiano actuando. Los principios sociales del cristianismo predican la cobardía, el desprecio de sí, la humillación, la sumisión y la humildad… pero el proletariado, que no quiere permitir que se le trate como una canalla, juzga su propia fuerza de ánimo, su confianza en sí mismo, su independencia y su sentido de la dignidad personal, como más necesario que el pan cotidiano… Los principios sociales del cristianismo son en extremo suaves, los del proletariado son revolucionarios.20.
Tamayo, conduce el alma humana al servilismo más abyecto. Enseña al hombre a vivir de rodillas con una resignación quizá peor que la musulmana. Forzando relatividades, dimensiones y distancia de categoría y valor, enfrentamos a Tamayo con Marx, el cual enseña a luchar de pie, cara al sol, contra males que pueden remediarse. Enseña el desprecio por los filisteos, los usureros tan adictos a los intereses de este mundo y tan llenos de temor por los riesgos, semejantes a aquellos religiosos que sólo se preocupan de lo que no es de este mundo, y tan olvidadizos de la más preciosas virtudes: “la inteligencia y la fuerza de ánimo”; Marx, enseña a luchar con toda su inteligencia y con toda su fuerza al hombre, luchar hasta morir por sus ideales. Y él, Marx, con su vida, pasión y muerte, dio el ejemplo más alto de su doctrina, un ejemplo arquetípico. “La vida de Marx con sus ostracismos, su aplastante miseria, su repugnancia a comprometer la verdad y el honor revolucionario, constituye la mejor ilustración de sus valores éticos. Estaba más seguro de que hay cosas que un hombre debe ejecutar, que el que estas cosas le acarreasen placer en vez de penas”21. 20 Sirokov. Tratado de la filosofía. La dialéctica materialista – Sindy Hiik, p. 374. 21 Sirocov. ob. cit. p. 374.
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Fausto Reinaga Tamayo, el niño de Casa Grande, el hombre que no supo jamás lo que es ganar el pan nuestro con el sudor de tu frente, no puede ni imaginar un heroísmo, si se quiere, una santidad como la de la vida de Marx, Tamayo no sufrió lo que se llama un rasguño. Su persona no supo de una persecución, detención, asilo, exilio ni ostracismo. Nada supo de las amargas privaciones; no conoció ni sintió hambre ni sed; ningún hijo suyo murió por falta de pan. En Tamayo toda la epopeya o tragedia de dolores que se descargaron sobre los grandes pensadores revolucionarios, alcanza apenas una ficción poética: “El pan amargo en que muerdo, Hecho está de tu recuerdo. Claribel”.
Para concluir, no podemos dejar de anotar, que la filosofía de casi la total producción intelectual de Tamayo, no sale un ápice del fondo y el contorno de la ideología burguesa. Lo peor, en un porcentaje elevado se inclina hacia atrás, muy atrás de la misma cultura burguesa, del humanismo burgués; se hunde en la niebla del primer estadio del positivismo, esto es, que respira mitología, fetichismo. Tamayo es un creador corajudo de tabúes y tótems. En suma, un acabado líder de una irreconciliable dualidad humana; espíritu y cuerpo, pensadores semidioses y masas, superhombre y canalla, “el équite… y la suburra” son para este Illimani del pensamiento los elementos eternos con que se constituye toda sociedad. La burguesía revolucionaria, dentro del campo de su materialismo, tuvo un punto de vista, un principio y una finalidad, una razón y un objeto: la sociedad, ¿La sociedad humana? No. La sociedad burguesa. (Aquella sociedad que en 1894, cuando Tamayo tenía 19 años –y que según su padre, Isaac Tamayo, ya era un sabio–, ya había ingresado en un proceso de descomposición mortal. Oigamos al respecto, la atribulada confesión de Emilio Zola: “La burguesía no sabe ya a qué Santo encomendarse. Yo, que he combatido por el positivismo me doy cuenta, después de treinta años de lucha, que mis convicciones vacilan. La fe religiosa hubiera impedido que dichas teorías se propagaran, ¿es que ésta no ha desaparecido hoy casi completamente? ¿Quién nos dará un nuevo ideal?” A lo que contestaba Plejanov: “Señores míos, no hay ningún ideal para unos cadáveres ambulantes como vosotros. Lo probaréis todo, os haréis budistas, druidas, magos, caldeos, cabalistas, isistas o anarquistas… el ideal de la burguesía ha perecido”22. El viejo materialismo, doctrina de justificación de la explotación del proletariado por la burguesía, no sólo que no quiso, sino que no puede negarse a sí mismo, negarse para superarse. Sus filósofos, sus ideólogos, pensaron en función de la sociedad burguesa, de la humanidad burguesa. Este ma 22 Plejanov. Anarquismo y socialismo. 1894, p. 170.
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Franz Tamayo terialismo mecanicista, tenía que ser negado y, por consiguiente, superado por el materialismo dialéctico; su punto de vista, objeto y razón, ya no es una sociedad mezquina, egoísta, sin entrañas, la sociedad burguesa, sino una sociedad humana. La meta es la humanidad toda fraternalmente organizada; una sociedad de trabajadores, donde cada uno rinda según su capacidad y reciba según su necesidad; una sociedad humana sin clase explotadora ni explotada; mejor formada de una sola clase, la clase corriente: la clase productora; en fin, la sociedad socialista y, después comunista del porvenir. Una sociedad sobre la que Trotsky ha hecho esta profecía: ”Es difícil predecir la extensión del autogobierno que el hombre del futuro podrá alcanzar o las alturas a que podrá llegar con su técnica… Las formas de vida llegarán a ser dinámicamente dramáticas. El promedio del tipo humano alcanzará las alturas de un Aristóteles, de un Goethe o de un Marx. Y sobre estas montañas, nuevas prominencias surgirán…”. Si los filósofos hasta hoy no han hecho más que interpretar el mundo, lo que importa, lo que hay hacer, ahora, es transformar el mundo. En vez del superhombre de la sociedad burguesa, lo que se debe hacer es el hombre pleno de la sociedad humana. Y Tamayo, con toda su enorme inteligencia y la integridad de todo su ser, se opone a la tarea de la transformación del mundo. El quiere que el mundo siga como está el Occidente, esto es, el mundo capitalista; quiere que sea eterna e inmutable la sociedad burguesa. Tamayo no quiere otra vida para el porvenir que la presente, que la actual sociedad del mundo del Occidente, una sociedad de ricos y pobres, doctos e ignorantes, en una palabra con explotadores y explotados. De ahí que toda la fuerza de su pensamiento no sea en sí más que una ciega defensa del pasado. Tamayo, deviene a esta altura de los acontecimientos como un inequívoco ideólogo de la reacción, un adversario de la perenne mutabilidad de la vida. Tamayo es un sacerdote lúgubre que mira hacia atrás. Paul Valery, en 1919, usando el lenguaje bíblico, decía; “Y éste fue Kant que engendró a Hegel, el cual engendró a Marx, el cual engendró a…”. Más tarde, en 1925, C. Achelín reemplazó los puntos suspensivos por el nombre de Lenin23. Marx y Lenin, geniales ideólogos-realizadores; los primeros en la historia humana que predicaron con el ejemplo: la unidad del pensamiento con la acción, de la teoría con la praxis, de la filosofía con el hecho viviente…, Marx, no es una estatua de piedra que mira hacia atrás, menos un sacerdote lúgubre del mal, todo lo contrario, es aquel espíritu filosófico que Shaw describió de esta manera “Marx nunca condesciende en echar una ojeada de inútil nostalgia al pasado, su grito en el presente es siempre: ¡adelante!, ¡esperamos el futuro! Ni le parece el futuro misterioso, 23 Mariategui. Defensa del marxismo. p. 22. Sirokov. Tratado de filosofía. p. 358.
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Fausto Reinaga incierto o soñador. No se oye una palabra de temor, ni de apelación a la suerte, ni a la Providencia, ni inútiles quejas contra la naturaleza… ni ningún otro signo propio del vértigo que se apodera de los hombres cuando ascienden a alturas que dominan un panorama del pasado, del presente y del futuro de la sociedad humana. Marx, como un dios, no pierde la cabeza. Ha descubierto la ley del desarrollo social, y sabe lo que tiene que venir. El hilo de la historia está en sus manos”24. Hemos visto que Tamayo filosóficamente no enseña nada para el porvenir, nada para el porvenir de la patria y menos para el porvenir de la humanidad. ¡Ah! no señor, sí que enseña. Enseña a vivir mirando el pasado. Vivir de rodillas ante las potencias invisibles que gobiernan desde la eternidad el todo por el todo de este valle de lágrimas. Parece ya innecesario indicar la actitud y la posición de Tamayo frente a la revolución boliviana. La revolución ha nacionalizado las minas del superestado estañero, ha dado tierra y libertad a dos millones y medio de siervos indios. En otras palabras, se ha hecho en Bolivia una revolución anti-imperialista y anti-feudal. En tanto, que la Bolivia de Tamayo implica una Bolivia de la rosca y los feroces latifundistas pongueros. Tamayo, quiere y ama una Bolivia bajo el tacón del imperialismo y el látigo del feudalismo… Demetrio Canelas, compañero gamonal de Tamayo y republicano genuino como él, el 9 de marzo de 1955, decía a El Mercurio de Santiago de Chile: “La nacionalización de minas es un fracaso”; la reforma agraria: “la destrucción de la burguesía territorial forjadora de la historia y guardiana de las tradiciones”. Con qué sangre fría mienten estos pro-hombres de la oligarquía destronada. Toman la casta feudal por una burguesía territorial, inexistente. Burguesía implica trabajo asalariado con máquinas y lo que hubo en Bolivia es latifundismo y servidumbre, gamonales y pongos. En cuanto a la historia, tenemos que Canelas se refiere a la historia del cercenamiento territorial y las masacres de indios y mineros. Y, respecto las tradiciones, no guardaron ellos otras que las trasmitidas por los colonizadores de España. A la cual, después de la Independencia, la canonizaron como Madre Patria… La divinización del pasado, la divinización de la historia es la substancia de la filosofía, de la ideología inequívoca de gentes reaccionarias, oscurantistas, y ha servido siempre de derrotero al advenimiento de dictaduras de tono y fondo nazi-fascistas. Si el hombre, en esencia, no es más que su pensamiento y su acción, Tamayo, es a las claras, un enemigo sin entrañas de la justicia y de la libertad. Apóstol lúgubre de las “potencias del mal”, “hechicero de mala agorería”. 24 Sirokov, ob. cit. p. 30.
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Franz Tamayo Tamayo, enseña a vivir en el hambre y la esclavitud, sin abrir la boca ni levantar los puños. Tamayo, el más grande hombre de Bolivia, enseña a los bolivianos a “recibir su fardo de penas arrodillándose como hacen el camello y los cristianos”.
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Capítulo II
El poeta “Los poetas de Latinoamérica que se ocupan de lo mágico, lo delirante o lo Metafísico, están a mil leguas de rehacer en sí mismos los procesos de iconoclastia, enfermedad y locura que dotaron el arte Europeo de artistas en estado salvaje. Nuestros poetas (o nuestros intelectuales) traducen pasiones ajenas: desarraigadas, sin atmósfera –sombras de una decadencia o de una sabiduría que otros vivieron–… Su misma existencia se encuentra entrelazada con el folklore europeo o sus mitos nacionales (Caso Tamayo, Ricardo Jaimes Freyre, Gregorio Reynolds, etc., en Bolivia, FR). Podría observarse que esos mitos se producen ya como formas de una decadencia, como todo lo precioso, lo singular, lo raro, mientras que nuestras creencias aún no han nacido o son tan antiguas que se las ha olvidado”25.
La poesía en cualquier latitud de la tierra y de la historia ha nacido del corazón popular, del alma colectiva, de la esperanza de un pueblo o de una clase oprimida. En todo poeta duerme un aeda. El poeta es la quintaesencia, la síntesis de la más alta exaltación emocional; es la voz de la epopeya, la tragedia, el amor. El poeta produce la poesía en un estado de ánimo sublime, altruista. Los pueblos han calibrado a sus poetas por la intensidad con que estos han cantado ante el ara de los grandes ideales humanos: la libertad, la justicia, la verdad, la belleza. El poeta, en última instancia, nutre su inspiración con la sal de la clase social a que pertenece. La grandeza del poeta hay que buscarla en la fuerza histórica que ha inyectado al espíritu de una nación. De una clase, de un pueblo o de una raza para un vital empuje colectivo… hacia adelante. La belleza por la belleza misma es un concepto abstracto, metafísico. No existe una belleza deshumanizada. Sólo ojos humanos pueden saber, sentir, deleitarse ante el fulgor de una rosa; como sólo un corazón que sabe de 25 Ramos, Jorge Abelardo. Crisis y resurrección de la literatura argentina. p. 22- 30.
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Fausto Reinaga las heridas vivas puede latir ante el sollozo de un ser o de un pueblo que gime de hambre o de libertad… Homero se mezcló en las pasiones de los dioses y los hombres de todas las clases sociales de su pueblo. Homero fue en substancia un poeta social. Los conceptos anteriores son premisas para el estudio del poeta Franz Tamayo. Nosotros no podemos analizar a Tamayo, sino desde el ángulo revolucionario. Vale decir que haremos el estudio en función y relación con el pueblo boliviano, y específicamente, en función y relación con la clase obrera, vanguardia de la Revolución Nacional. Tamayo, como poeta no es boliviano es griego. Respira bajo las cenizas de la Hélade clásica. La musa helenizante de Tamayo, resulta ser un fenómeno de aristocracia intelectual y admirable individualización artística… En el terreno aparentemente agotado de las capas mitológicas, su estilo bajo forma del pincel y cincel, sabe infundir gérmenes de fecundidad y hálito de vida nueva. El campo universalmente abandonado producirá una gloria de plantas y flores que extasiará la sensibilidad artística del alma…26. Tamayo no es un poeta popular no es el suyo un arte que toque a la conciencia de las mayorías. No sólo por el contenido de sus poemas, consagrados a los tormentos de almas egregias, a las hazañas de héroes o semidioses o a las creaciones de hombres émulos de la divinidad, sino también por su forma suntuosa, por su léxico extraño, por su paganismo erudito, el arte de Tamayo es un arte refinado de minorías selectas, de grupos meditativos y excepcionalmente cultos y que, por lo mismo, no ha podido tener la difusión que otros poetas latinoamericanos, más próximos a las corrientes preocupaciones humanas, consiguieron. Tamayo se mantiene en el campo de las letras nacionales como si nada tuviera de común como ellas. Las ignora o las desdeña27. ...Sólo los iniciados en el helenismo pueden entender completamente la musa de Tamayo en cuyos dramas líricos al soplo del amor y del dolor, surge el encanto del arte en una atmósfera primaveral de luz y armonía. Sólo los iniciados pueden saborear el ideario moderno del vate, ideario transubstanciado en sorprendentes moldes de aticismo28. 26 Marius. El Diario. 9-1-49. 27 Francovich, G.. El Diario. 25-12-54. 28 Marius. El Diario. cit.
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Franz Tamayo De lo más alto del insigne pedestal la efigie de Tamayo domina el horizonte poético ibero-americano, el Ande domina el azul de los dos océanos…29.. ¿Con qué clase y calidad de carne viste Tamayo su poesía? Tiene invencible preferencia por todo lo grandioso, por todo lo que asciende, por todo lo que vuela. Alas, cóndores regios, mecer de alciones, volar de azores, flechas, dardos, gerifaltes, pupilas que desafían al sol, son las imágenes que predominan en su poética… El cosmos de Tamayo es cosmos de océanos y de cumbres…30. Tamayo, poeta colla, en sus obras el motivo vernáculo está ausente…Su poesía es universal y no sabe de nacionalismos, menos de tiempos y épocas. Hay en él un verdadero poeta helénico vaciado en la arcilla de un terrígena aymara… …Tamayo es inédito para el público boliviano. Su obra poética no se la conoce. Por su depurada esencia clásica, su forma artificiosa, y su pensamiento totalmente foráneo no ha llegado al alma nacional… Y, sin embargo, hay una opinión general, un consenso, en atribuirle las más altas calidades de poeta31. Causa sorpresa cómo este hombre de un acusado y arrogante abolengo mestizo, refugiado en el corazón de la montaña, alejado físicamente del mundo, ha podido acendrar una expresión poética tan alquitarada como la que luce en sus libros32.
Acabamos de transcribir las opiniones más autorizadas de la crítica burguesa de nuestro tiempo. Ahora ingresamos a lo nuestro, esto es, a verlo y medirlo a Tamayo con el criterio poético revolucionario de nuestra clase social. Desde luego, con la más elevada honestidad intelectual declaramos que: la producción poética de Tamayo es en nuestro medio, gigantesca. Ha publicado en 1917 La Prometheida, en 1928, Nuevos Rubayat, en 1932 Sherzos, en 1939 Scopas y en 1946 Epigramas griegos. Se impone un brevísimo comentario de cada una de estas obras. La Prometheida es una tragedia lírica cuyo fondo revive el suplicio de Prometeo, el protagonista de la obra ya no es el semidios robador del fuego del cielo, sino es Psiquis, la más excelsa y más bella de las Oceánides. La Prometheida “es toda fluidez, musicalidad, facilidad que ha veces llega al deliquio ver 29 Marius. El Diario. cit. 30 Francovich, G. El Diario. cit. 31 Ballivián, Rafael. La Razón. 1 enero 1949. 32 Sánchez, Luis Alberto. Historia de la literatura americana.
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Fausto Reinaga bal. El fondo es la ascensión inútil. Psiquis es el ansia de la altura y se pierde en la nada. El poema está transido de un sentimiento de frustración…”. A todos tienta la ascensión sagrada, Y en la cima del monte eterno moran La mayor gloria y el dolor más grande; Sobre el divino Cáucaso no llegan Sino Águilas y dioses. Allí un día Dejó un titán su sombra prisionera. Pálida ninfa que tus rosas todas De juventud, de gracia y de belleza Sembraste en el sendero de la altura, ¡Y eran gotas de sangre de tus plantas Que regaron raudales de tus ojos! Es ésta, oh Psiquis, la montaña ingente; De aquí se mira la llanura inmensa, Horizontes que siguen a horizontes, ¡Lontananzas detrás de lontananzas! ¡Serenidad! ¡Sublimidad silente! Cumplida está la voluntad de Zeus. Tras el volante carro hyperionida ¡Vuela también el inmortal arquero! ¡Adiós, montaña en que el dolor es éxtasis! Se desvanece el apolíneo soplo Cuando ha circuído el séptuple periplo El canto sube en cielo y espirales. Preludia el mar, donde la tierra acaba, Y el aire canta lo que calla el piélago Sobre la ninfa dolorosa y lírica Cierne la noche su tiniebla arcana ¡Velo inconsútil del abismo azul!... Soy una flor errante Envenenada en sueños, Nocturno aroma erótico De los túrgidos nardos, Fragante y embriagante Licor de los nectarios, Hálito de asfodelos, Pudor de las mimosas… ¡Yo soy la flor errante Que envenenara un sueño!
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Franz Tamayo Soledad, soledad, ¡la muerte viva! Nadie sabe el terror de las alturas Que esmaltan sordas las eternas nieves. Sólo un amor enloquecido de grandeza, de gloria: una autoadoración de Dios; una egolatría olímpica le ha contenido a Tamayo, para que no se hunda y se pierda en el pantano de un negro pesimismo. Él ha ascendido y ha hollado: “… la cumbre de la atroz montaña”. La cumbre tamayana está tamizada de “irrealidades que envuelven el mundo en la integridad de sus manifestaciones”. Y “el hombre es el sueño de una sombra”… Verdad que este sueño de Tamayo es un sueño “suntuoso y magnifico”. Pero irrealidad, sombra, utopía, imaginación fantástica. Vida de mitos no de hombres. Y ni siquiera mitos de su tierra. El sentimiento inspirador de la obra es de derrota, de frustración, de sed espiritual insatisfecha. Pura abstracción, pura metafísica. Invita a sumergirse en un deliquio, invita al desfallecimiento integral del hombre. Es un orto venenoso para el pueblo de Bolivia en revolución, y especialmente para la clase obrera que está empeñada en una lid tenaz por la libertad y justicia de su pueblo. Nuevos Rubayat, conjunto marmóreo de cuartetos endecasílabos. “En Nuevos Rubayat el verso tiene la dureza de los cristales rebeldes a la talla, y la melancolía de Omar Khayyam toma resonancia de pesimismo filosófico”. Pero este pesimismo de Tamayo es un pesimismo filosófico negativo. Comprueba que así son las cosas… y se queda mirando el cielo vacío o soñando en la nada bajo la acción ígnea del generoso vino: Lo que hierve en la alcántara colmada Como líquido sol y luz cuajada Es el genio divino de la viña, Bebe, nada hay como ese jugo, nada!
El pesimismo filosófico de los Nuevos Rubayat es un pesimismo estoico, decepcionante, desmoralizador, casi vegetativo. No alcanza la vitalidad refulgente del meliorismo. Esto es, el pesimismo positivo que enseña, que predica la insatisfacción, el descontento de lo que somos o de lo que nos rodea, no para acurrucarnos y dormirnos en un ataúd conformista; no señor. El meliorismo (si se quiere pesimismo revolucionario) enseña a conocer, a analizar las irregularidades, defectos, errores, injusticias, para remediar, para superar. En una palabra, el meliorismo, el pesimismo positivo, no se contenta con decir “así son las cosas”, sino que afirma “hay que mejorar las cosas”. Todo pesimista vital, revolucionario, en el fondo es un meliorista… y los Nuevos Rubayat de Tamayo no alcanzan a ser carne ni espíritu del meliorismo admonitor que tanto necesita la angustia de nuestro tiempo,
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Fausto Reinaga y especialmente la angustia proletaria de nuestra patria: corazón y brasa crepitante de la revolución nacional de Indoamérica. ¡Para siempre! Es el canto de la vida. Y todo son es son de despedida. Brota un adiós de cada boca abierta. ¡Y es toda boca en flor boca de herida! Al agua digo, al viento, ayer como hoy; ¡Pasais como un alúd que fuese un sueño! Mas yo ¿de dónde vine y dónde estoy? ¿Como agua vine y como viento voy? Toda vida es un pájaro perdido En un desierto océano de olvido Si al soñar nadie dice “estoy soñando”, ¡Nadie al vivir recuerda haber vivido! Todo así es vano y cuanto vive fuye, Todo, suicida triste, se destruye La vida es polvo y el destino viento, Y ni la muerte al fin nada concluye! De tan secreto afán ya dio la clave Bailando al aire, ebria de luz, un ave: ¡Amar, cantar, volar! ¡Y el resto es nada! ¡Alma que sabe más pues nada sabe! Afán de eternidad sueño de roble, Sed de durar, ¡anhelo necio y noble! ¡Pasar, pasar! Es la lección ubicua Que todos rezan hasta el monte innoble. De los Nuevos Rubayat rezuma gotas de luz, pero tan amargas que bebiéndolas el espíritu humano opta por una posición de inactividad tal que de pocas no se identifica con la misma muerte. “Los Scherzos son 673 seguidillas de rimas raras, verdaderos aforismos líricos. Tremenda concentración idiomática que violenta no sólo la sintaxis como quería Horacio, sino la estructura misma de las palabras, llegando a proezas de sintaxis como éstas:” Desdeña, artista curíndico, …la fácil obra. Sólo en viril zozobra Se ara el val píndico!
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Franz Tamayo Cinge a su talla Regla y rigor como una Cota de malla. La cabeza viril, triunfal y dulce Precipite en locura como un bólido! Frenético tambor, cascabel hórrido Batiendo estragos y sonando ruinas! ¿Qué sabe el hombre de esa alquimia olímpica? ¿Qué triste augur de las álgebras súperas? Sofías mútilas, túrbidas mánticas De Hermes sin norte y astrólogos ciegos… Fernando Diez de Medina, cree que la raíz de la poesía de Scherzos es la raíz boliviana, que es “el sentimiento estético del Ande”. Vamos lo que del Ande dicen las estrofas siguientes: Fatum A humanizar la piedra Fue el hombre nuevo. El neomundo es un huevo Que al diablo arredra. Allí en misterio Lo imposible es posible Mágico imperio. Imperium Bajo este cielo mismo Floreció un cetro: Soplo un destino tetro, ¡Y fue el abismo! Fénix sin serlo La misma cruz celeste ¡Volverá a verlo! Pachamama Lo que cifra y clarece El mito aymara Fue alta ciencia tan rara Que se esvanece. Un son, un signo, ¡Y aun ausente el espíritu Es fidedigno!
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Fausto Reinaga Willca Es el sol, dios y padre A él se rinde Bajo el azul sin linde La tierra madre. Como a su centro ¡Va a él la raza porque Lo lleva dentro! Las kantutas Regia flor escarlata Del ande innata Su tinte en que el sol brinca Consagra al inca Toda doncella De fiera sangre india Renace en ella! “En Scopas, tragedia lírica, cuyo protagonista es el vigoroso escultor griego, Tamayo canta la magia de la creación estética y la perennidad de su deleite”. Este juicio de Francovich es exacto en cuanto se refiere a la luminosa como aromada sucesión de versos. Scopas Tú eres la rosa viva en mis jardines, Y Aglaé el lirio palpitante y cándido. Si Aglaé calla, su silencio extático Dice de ansias etéreas y distantes Como promesas de una dicha intáctil. Mas Doris, tú, carne divina y trémula Eres la abierta rosa del deseo. ¡Qué extraño sino signa vuestras frentes! Nacidas para amar, Aglaé y Doris, Como hermanas gemelas sois distintas, Cual la mujer celeste y la terrena. El zafiro lumíneo de unos ojos Contrasta el azabache en brasas de otros. Cada una tiene un propio dejo de alma. Dos páteras de amor labró el destino. En una el néctar de los sueños hierve, Cuaja en otra la vida su ambrosía Sólo el artista se harta de ambas páteras. ¡Todo profano moriría en ellas!
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Franz Tamayo Y amor es realidad como el sol mismo, Quizá el único sol de lo invisible. Tan sólo obra de amor es para siempre. Amor es dádiva flagrante y fiera, No promesa falaz, hambre y mentira. Para esperar la eternidad sin límite Busca no el tálamo sino la tumba. ¡La obra de belleza es para siempre! En gota de rocío el sol esplande, Y el cosmos todo en la pupila breve. “En Epigramas griegos la tendencia hacia el hermetismo poético llega a su máxima expresión desembocando en las oquedades del enigma”. Como los trechos del mundo traducen sitios del alma ¡Que lejanías sin fin! ¡Que intimidades de amor! Tristes lloraron distancias y ausencias, montes y mares; ¡Y alguien dilecto del dios vive de sí junto a sí! Dan conticinios de alma: los lutos de ojos extintos, Todo añorar, todo adiós, la ingratitud, la maldad. ¡Son conticinios de alma! Y en esos cielos profundos Vive un silencio tumbal bajo un dosel ¡sol a sol! Llegan viajeros y pasan guiñando, nuncios arcanos, Lampo de luz provisor, rayo d´estrella natal! Río cantor de recuerdos, aroma de horas difuntas! Amartelado sentir, cuita, sollozo, mudez! Nuncio y conviva, el instante que vuela trae un mensaje Múltiple verbo doquier suspirando al pasar. Túrbine, vértigo, vórtice, indemnes pasan los días. Fue sueño o es realidad, nadie lo pudo saber. Aunque hay demonio en la sorda balumba, fiél pensamiento Vela por siempre jamás como broncíneo dragón! Prístina cáligo noche plutonia, por sacudirla. Para nacer cada dios quiso una carne inmortal Mármol Apolo, Iris luz, y basalto Palas Athene; Sílice Zeus real: duerme al relámpago en él. Quiso afrodita a su cuerpo celeste pulpa de rosas, Y uvas y frutos de sol Eros triunfal maceró. ¡Mas duerme el dios en la noche prímeva desconocido! ¡Tiene en Atenas altar; cuerpo ni forma jamás!
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Fausto Reinaga Saltan tobillos que ágata labra garbo femíneo. Cada sandalia veloz pasa encantado joyel. Pies como ariscas palomas sedeñas trenzan la danza. Y hay como un sueño de escultor tras la caricia fugaz. Frente a esta maravilla de Epigramas Griegos, uno no sabe si admirar la concentración del pensamiento clásico, sabio, o bien, ante tanta exultante belleza de la forma, quedarse embebido hasta la embriaguez total. La luz, el sol, la rosa, como si tuvieran alma propia, vibran sublimes y humanos; que el espíritu se difunde humanizando las cosas; y las cosas todas, a su turno, respiran intensa humanidad…; y unos y otros como un río íntimo, un río de almas y de vidas corre en cauce que conduce a no se sabe qué destinos de hados desentrañables… Epigramas griegos, son una síntesis de luz, mejor una copa de sol cenital, que rezuma generoso vino ¡de carne mortal! * * * Es imposible buscar un lugar para la producción poética de Tamayo en esta o aquella escuela literaria. Porque la calidad genial de su arte transvasa los límites del romanticismo, el modernismo, el parnasianismo, etc. Pero es indudable que Tamayo en la carne y el alma, la forma y la íntima esencia de su poesía es un cultor narcisista “del arte por el arte”; El goce de crear que al dios me iguala… No sabes, Doris lo que dices triste. ¿Conoces la agonía del artista Al instante fatal que inspira y crea? Fluye su genio como sangre vivída De vientre maternal que alumbra a gritos. No hay dolor igual. De las tinieblas Se arrancan formas cual girones mútilos De alma. Y esas tinieblas desgarradas Son el artista mismo. A sus criaturas Si da un contorno, de su carne talla, Y si un gesto, es la mueca de su pena Transfigurada en luz. Cada sonrisa Que en barro admira el vulgo cuesta lágrimas Ocultas, y si es Níobe estupefacta La desesperación en Paros fúlgido, ¡El creador desesperó al crearla! Aceptada, que la inspiración sale del artista, de su sangre, su carne, su alma; pero el artista no es un bólido inerte que cruza el espacio sideral; él
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Franz Tamayo es un hombre que vive en sociedad; no existe un ser humano extrasocial. No hay hombre sin sociedad ni sociedad sin hombres. La vida del hombre es la vida social. La sociedad engendra en él todas sus necesidades, sus pasiones, sus ilusiones, en fin, sus aspiraciones y esperanzas. Cuando se dice hombre se dice siempre una sociedad. Y como el artista es un hombre, no es admisible, pues, que salga de la nada su inspiración, ni la carne de luz con que viste dicha inspiración… “La poesía es un arte de formas”, anuncia Tamayo. Pero las formas son percibidas o esculpidas por un corazón humano, por un cerebro humano, por un espíritu humano. Y lo humano lleva implícito una sociedad; vale decir una realidad. Y desde Goethe se sabe que un artista no engendra la realidad, sino a la inversa. El arte para Tamayo es un tejido sutil. “un juego divino”, pero sin ninguna utilidad social. Su poesía es un deliquio sublime, para selectas y cultísimas minorías. Tamayo sabe que su producción es accesible solamente a las élites. “Con la poesía como con la música: las mayores obras son las menos entendidas, y el vulgo-legión sólo admira de oídas”33. Si la poesía es pura forma, musicalización de formas para iniciados, bajo este concepto Tamayo le niega capacidad de compresión al propio Fernando Diez de Medina, su rendido y devoto biógrafo. …el cretino no comprendió jamás una vírgula de mi obra artística: lo afirmo como soy Tamayo. Es demasiado bruto e ignorante para ello, y es así cómo se explica cómo el chantajista me pedía mi propia opinión sobre mis obras para vestirse después con plumas de crítico ajenas… No negaré que sienta y guste algo de mi poesía: pero los fisiólogos enseñan que las mismas víboras y arañas gustan de la música, sin que por ello pretendan a críticos y expertos, ni dejen de ser víboras y tarántulas34.
Frente al individualismo endiosado de Tamayo se yergue la concepción marxista, henchida de porvenir y de vitalidad radiante. “El arte –dice– debe contribuir al desarrollo de la conciencia humana, al mejoramiento del orden social”. Tamayo rechaza el principio de que “no es la sociedad quien sirve al artista, sino el artista a la sociedad”, y sostiene: que es la sociedad quien tiene que darle todo, pero el artista nada debe a la sociedad. De ahí que nuestro poeta sea el vate de la dorada élite antinacional, exclusivamente. Los privilegiados del dinero y del talento deben vivir de los desheredados y los incultos con todo derecho. Por ello, el poeta Tamayo no para las mientes ni los impulsos de su númen ante y para los desheredados; canta los hechos míticos del Olimpo. Dando la espalda al dolor y al amor de las 33 Tamayo, Franz. ob. cit. p. 65. 34 Tamayo, Franz. Para siempre, Kollasuyo. Nº 42. p. 61.
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Fausto Reinaga gentes de su pueblo, eleva hosannas al dolor y el amor divinizados… sus versos envuelven como madejas de sol en sus grandes pasiones y exaltaciones a la población sagrada del Olimpo. En su pueblo, de tres millones de habitantes, dos millones y medio son indios pongos, la canalla; y la canalla no canta ni baila en el arte tamayano. Tamayo piensa (su poesía) en griego, siente en griego, y escribe en castellano. En la poesía de Tamayo el númen es heleno, la forma castellana… “El arte –según el marxismo– se propone, sin duda transformar el alma humana extirpando al capitalismo en la conciencia de los hombres, y preparando un porvenir capaz de hacer efectiva la sociedad sin clases”35 … “El arte –revolucionario– expresa la aspiración del hombre a esa vida armoniosa y completa que la sociedad dividida en clases le niega”. De ese modo, una obra creadora implica una protesta, consciente o no. El arte no puede hallar la fecundidad en sí mismo, porque depende de una sociedad que no puede ser salvada sino por la revolución: “La lucha por las ideas revolucionarias en el arte, comienza con la lucha por la verdad artística, concebida no como obediencia a tal o cual escuela, sino como inflexible fidelidad del artista a su yo interior. ¡Nunca mientas! He ahí la fórmula salvadora”. Para que no haya aparecido y florecido la poesía social y revolucionaria durante medio siglo en Bolivia, sin duda el culpable en gran parte es Tamayo. “Porque las fuerzas destructivas que él ha sabido poner al servicio de su arte y que ha encarnado en su obra, han destruido el arte de los otros y hasta les ha prohibido realizar una obra”. La vida nacional se vació, transcurrió dentro de un cauce de irritante injusticia. La rosca y la oligarquía feudal, minoría concentradísima, por una parte; el proletariado de las minas, las fábricas y dos millones y medio de indios siervos, por otra parte, encarnaron y animaron la marcha de la patria. Y por culpa de Tamayo no hubo, no pudo hacerse el vate cantor de esta realidad trágica; vate cantor que recogiendo el dolor del pueblo transfigurara en lampos de luz y de rayo tonante para agitar las fibras más íntimas de la sed de libertad, vale decir, la Revolución… Ahora mismo, a cuatro años de la Revolución no hay todavía una poesía social y menos revolucionaria… Los vates que pasan por tales son apenas fetos de poetas revolucionarios… Tamayo, en este campo de la producción ha implantado un imperdonable “terrorismo poético”. Los poetas pequeños o grandes se han resignado a desempeñar y de rodillas el papel de sacristanes de este terrible sacerdote neo-pagano… Tamayo, con un egoísmo, asaz zoológico, ha absorbido por estos lares todo el jugo vital de la cultura, de tal manera que, para los nativos intelectuales no había otro destino, que vivir de las migajas, sumidos ineluctablemente 35 Ponce, Aníbal. De Erasmo a Romain Rolland. p. 188.
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Franz Tamayo a una servidumbre… Los poetas de todas las escuelas literarias estaban condenados a arrastrar un infamante “pongueaje poético”. La clase obrera explotada, hambrienta, cuasi analfabeta, no estaba ni está ahora para la poesía calibre Tamayo. En el campo proletario, la poesía de Tamayo, así como nada hizo en el pasado, nada tiene que hacer en el porvenir. Tamayo, como poeta pertenece a la cúspide del campo burgués… si su producción poética, por un milagro demoníaco penetrara en el alma obrera, sería fatal para la suerte de la revolución. Porque la clase obrera no recibiría otra cosa que una concentrada dosis de soporífero letal, que determinaría su enervamiento, su languidecimiento. Su conciencia y su voluntad de lucha se derrumbarían; lucha en pro de la liberación nacional y la de su propia clase. Para el pueblo indio, para las adormecidas nacionalidades indias quechua y aymara, Tamayo como poeta no existe. Correlativamente ni el indio existe como motivo u objeto de inspiración. Los indios de Bolivia no saben que Tamayo era poeta. Los ex-siervos de sus ex-latifundios sí que recuerdan que Tamayo hasta el 2 de agosto de 1953, fue latifundista, terrateniente y gamonal…
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Capítulo III
El político “Es preciso reflexionar que, para gobernar con éxito, necesitamos poseer la ciencia de vencer y la ciencia de organizar prácticamente a las masas”. Lenin.
Tamayo, no es como Prometheo la aurora de las almas; es el calor de un sol que no arde; no es el dios piedra, es un hombre de carne y hueso; no es el verbo de la Revolución, es el búho de la agorería de la reacción. Tamayo no es el cerebro más grande y más culto de la Patria, es el cerebro más grande y más culto de la casta gamonal y la rosca; por eso devino en el enemigo más peligroso de la Revolución Nacional en marcha. Tamayo, como poeta e ideólogo, como pensador y político, como escritor y libelista ha producido y actuado siempre dentro de cánones e intereses del gamonalismo –latifundista– terrateniente y del imperialismo más crudo y secante. La vida y el pensamiento político de Tamayo han sido y son la expresión de la vida y el pensamienton político de la casta gamonal y la feudal - burguesía. Tamayo no fue la personificación de la patria: al contrario fue la personificación de los enemigos y explotadores de la patria en revolución. La patria en revolución es el grandioso movimiento del pueblo boliviano por la conquista de su libertad económica; por la ruptura de la opresión imperialista y de la esclavitud gamonal; es la marcha de Bolivia hacia adelante; es la marcha triunfal de los obreros, campesinos-indios y gentes de la clase media. Tamayo no canta ni baila en la Revolución Nacional, sino como enemigo convicto y confeso de ella. Luego es un imperativo revolucionario destruir el mito tamayano. Hay que limpiar de la conciencia nacionalista todo vestigio reaccionario de El Hechicero del Ande. Hay que desmitificar a Tamayo. La patria del mañana no requiere de engañifas de ningún pitoniso; ella necesita de filosofía máscula; de pensamiento y acción arrancados de la ciencia y la experiencia, que no solamente se proyecte, sino que se haga la justicia social. La Revolu-
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Fausto Reinaga ción Nacional, quiere que ni en la tierra ni en el cielo de Bolivia impere la explotación del hombre por el hombre. La ciencia hace rato ha establecido este principio; el hombre es hijo de su sociedad y de su tiempo; sobre todo de su clase. Que la herencia del pensamiento y del sentimiento es una evidencia en él. Sólo los genios, zafando de la órbita fatal, suelen como Marx, Engels, Ghandi, etc., ponerse a la cabeza de la humanidad, y a costa del sacrificio de sus propias vidas, guiar, impulsar el curso de la evolución social… Pero los grandes gamonales, como Tamayo, no poseen ni cuentan con la suficiente fuerza para romper el muro de hierro de su clase; y mal que les pese viven y mueren dentro su clase, como la tortuga en su concha, y lo peor (para la humanidad) luchando en defensa y perpetuación de los abyectos intereses de la clase dominante, minoritaria, privilegiada, como injusta y retrograda. * * * Franz Tamayo comienza su vida política como liberal hecho y derecho, bajo la presidencia de Heliodoro Villazón: tan liberal como Ramírez el pico de oro, Salamanca, Escallier Saavedra. Después de ingresar al parlamento por el voto de los liberales, el diputado Tamayo, funda el Partido Radical; “pomposa denominación que jamás pasará del círculo de amigos y de un órgano de prensa (El Fígaro) para defender la doctrina”. En 1913, Montes lanza por segunda vez su candidatura para la presidencia. El jefe radical Franz Tamayo se suma al movimiento político montista. Ofrécele un banquete al caudillo; en el que termina su elocuente discurso: “¡He aquí el más poderoso profesor de energía nacional! ¡Es la flor de la raza!” El Presidente debe reorganizar el gabinete. Los periódicos endilgan a Franz Tamayo y Tomás Manuel Elío, jefes radicales, como posibles ministros36. Tamayo, impaciente se presenta en el despacho del presidente Montes y a boca de jarro le espeta: “Como periodista, como diputado nacional y como jefe de partido, tengo derecho a saber, cómo organizará el nuevo gabinete…”. Montes, le responde al honorable Tamayo: “De acuerdo con la Constitución me reservo el derecho de nombrar y anunciarlo cuando viese por conveniente…”. Tamayo, se ha convertido no sólo en adversario político, sino en enemigo personal de por vida del caudillo liberal. El Partido Radical no era más que un liberalismo dogmático; pero sobre 36 Franz Tamayo escribe contra Tomás Manuel Elío, Crónica de los tiempos de maricastaña. Un panfleto que no respeta la vida íntima y privada de Elío ni la de su madre… “Usted castrado intelectual y más castrado de conciencia todavía. Apareció en tal gaceta como lo que era el vacío de ideas y la plétora de las infamias…”.
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Franz Tamayo todo era la expresión de la ambición política incontenible y dionisíaca de Tamayo. Es esta la razón para que atacase con furor desconocido la obra de Montes. Los ataques tamayanos de entonces no perdonan al ejército. Es preciso tomar nota de ese asunto. En su enceguecido odio. Tamayo no mira la viga en su propio ojo; pues dice: “El indio está desnutrido, pero hay grandes latifundios que producen para un solo explotador”. Es clara la alusión a Taraco. Ante la noticia el gamonal Montes sonríe y barbota estas palabras: “¿Taraco..? Y ¿el honorable Tamayo no tiene fincas más extensas?” En el ocaso del régimen liberal, Tamayo desde la columnas de El Hombre Libre y la curul de diputado, arrecia el ataque con tal intensidad, que ayudó lo bastante para el derrumbe del edificio. El 12 de julio de 1920 llega el republicanismo al poder. ¿Quiénes son estos republicanos? Son los mismos caudillos de la casta gamonal: Pando, Saavedra, Salamanca, Ramírez, Tamayo; todos son ex-liberales cismáticos por pura demagogia. Tamayo como cómplice intelectual del golpe del 12 de julio, automáticamente ejerce funciones diplomáticas, y por tanto, comparte las responsabilidades del gobierno. Marcha a Ginebra, como delegado de Bolivia, ante la Sociedad de las Naciones. Allá plantea la reivindicación marítima del Litoral boliviano. Declama viejos e innocuos conceptos sobre la justicia, el derecho; palabras, palabras huecas, letanía intrascendente. En el hecho, los bolivianos no tenemos mar. A su retorno admira al presidente Saavedra. Saavedra, para Tamayo, es un estadista, un político medular. El caudillo del quinquenio retribuye el elogio con una fina amistad que no franquea la intimidad… Tamayo llega otra vez al Parlamento e interviene oportuna y discretamente. Rivaliza en las sesiones con el diputado Ricardo Jaimes Freyre, su amigo. “Los diarios al hablar de la renovación del Gabinete señalan a Jaimes y a Tamayo como presuntos ministros”. Tamayo no es ministro, mientras que Jaimes es canciller… Entonces, a las pocas horas de que prestó el juramento de ley, el diputado Tamayo interpela al Ministro de Relaciones Exteriores (Jaimes en su carácter de diputado y en sesión reservada había vertido una opinión contraria sobre la reivindicación integral boliviana en el Pacífico; Tamayo tuvo demagógicamente el caballo de batalla de la reivindicación marítima). Diez y seis días duró la interpelación olímpica tamayana. Una batalla espectacular de elocuencia de dos gamonales. Y grandes poetas euro-bolivianos. Tamayo en el curso de la interpelación, compromete al presidente Saavedra, cuando afirma, que se hallaba enfrente de su ministro interpelado; Jaimes lo enrostra de falsedad; aquel brama “Tamayo no miente”; pero el presidente Saavedra deja mal parado al honorable diputado por La Paz, ya que el Gobierno ampara a su Canciller… Tras su renuncia de la asesoría
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Fausto Reinaga del Ministerio de Relaciones, Tamayo sella su enconada enemistad con el presidente Saavedra. Ahora empieza el ataque de Franz Tamayo contra la “tarea nefasta del nuevo destructor de la democracia”. Y todo esto por que ni Montes ni Saavedra le hacen ministro. Tamayo se convierte en la personificación de un odio recalcitrante. El odio a los rivales afortunados salió un día en lenguaje del Apocalipsis por la garganta del diputado Tamayo; “¡Quiera el cielo que no haya más presidentes paceños: Pando, Montes, Saavedra, todos bandidos!”.
Con el presidente Siles, seguirá la misma conducta. Tamayo un buen día felicitaba al mandatario por tal acto de gobierno. Pero porque un deseo suyo no ha sido colmado a su medida, no concurre a Palacio donde fue especialmente invitado… En las postrimerías del régimen, camino trillado por él, ataca con su consabida fobia. No le concede ni reconoce virtud alguna, según el terrible gamonal, Siles no es más que “otro bandido instalado en el Palacio quemado. Tamayo, otra vez es el fautor y cómplice intelectual de la revolución de 1930. La Junta Militar presidida por el general Blanco Galindo, no le debe poco, todo lo contrario37.
Por esta época, como es sabido, llega a la vida nacional el Referéndum, que propugna: la descentralización administrativa, autonomía educacional, creación de un Consejo Supremo de Economía, tecnificación de cargos públicos, recurso de habeas corpus, mayores garantías al Parlamento, etc.
Todos los rosqueros y gamonales, liberales y republicanos, incluyendo a Salamanca, están de acuerdo con el Referéndum. Pero Tamayo no; cree él que su hora política cenital ha llegado. Candidato a diputado por La Paz propone a sus electores la “ley capital”, para terminar con las tiranías. En el continente –dice y escribe el candidato– donde flaquea tanto la democracia, los solos destructores de la democracia son los gobiernos: Sus salvadores son los pueblos mismos y sus juventudes. La república debe tener instituciones de tal naturaleza, que una espada incontrastable esté siempre en manos del pueblo para caer en un solo golpe sobre la del gobernante pérjuro y traidor. Mientras institucionalmente la fuerza no se ponga al servicio del derecho, jamás habrá democracia. ¡El tiranicidio es una necesidad social!
Con esta bandera ingresa otra vez al Parlamento. No para conseguir la sanción de su proyecto de ley capital, sino para combatir el Referéndum con saña descomunal. Y lo peor que no ataca ni se opone al espíritu de 37 Tamayo le lanzó al general este adjetivazo: “… la riqueza de la sangre boliviana, capaz de producir hombres como el general Blanco Galindo…”. Redactor de la Cámara de Diputados. 1931.
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Franz Tamayo las leyes referendarias, sino solamente a la forma en que se las somete a la ciudadanía… El “Maestro de la Juventud” (sic) no ha sentido, menos entendido, el avatar de la Reforma que partía de Córdoba (Argentina) en 1918; aquel grandioso impulso que agitó tremendamente la ideología y la economía colonialista superstite, que se habían petrificado en los claustros universitarios. A Tamayo le interesa el Estado centralista gamonal; el claustro monacal y dogmático; la explotación del indio por los gamonales, los señores terratenientes; de ahí es que, tantas veces, dejando la presidencia de la Cámara, salta a la arena de la lucha, para esgrimir todas las armas de que es poseedor; elocuencia, erudición, exhibición de los trapos sucios de sus honorables colegas, denuncia, calumnia, mendacidad, contradicciones, errores a granel… Pero, por un sino fatal el gamonal Tamayo siempre ha sido derrotado por sus ex-correligionarios liberales y republicanos, todos gamonales. Salamanca, el viejo taumaturgo, con treinta años de prédica demagógica, Salamanca que con su ingénito sadismo abacial y cinismo refinado, unidos a una usura contumaz, extorsionaba a los indios siervos en sus latifundios de Cochabamba, llega al poder. Con tremenda torpeza o una supina ignorancia de la realidad nacional desata la guerra del Chaco. Es el mayor crimen del siglo XX que se consuma contra Bolivia. Y en este crimen no podía estar ausente Tamayo. “El Presidente Salamanca –dice Tamayo– en sus frecuentísimas visitas a la calle Loayza (su Casa) ha tomado la dulce costumbre de apoyarse en el niño Ruy Gonzalo Tamayo para subir la ruinosa escalera…”38. En el período salamanquista realiza al fin su viejo sueño: es ministro de Estado. El diputado Tamayo es Canciller de Bolivia… Ahora huele, con instinto de felino, la sucesión presidencial; he ahí el quid, de la razón, por la que se haya sometido a la voluntad del sombrío, del taciturno vegete que arreaba por millares a obreros, indios y gentes de la clase media al matadero del Chaco. Salamanca y Tamayo, enemigos de la clase proletaria y campesina-india, con satánica satisfacción destruían en las arenas chaqueñas la “hidra comunista”… Tamayo que ya gobierna con Salamanca, alterna funciones legislativas y ejecutivas; de diputado pasa a Canciller; y de Canciller a Presidente de la Cámara de Diputados y viceversa… La guerra no va bien. Hay un ambiente propicio para terminarla; se habla de compensaciones económicas. Pero Tamayo allá se yergue como la encarnación de la deidad guerrera; era el Marte en persona. ¡El Marte insaciable de vidas humanas..! 38 Revista Kollasuyo. (42): p. 49.
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Fausto Reinaga El gamonal valluno Salamanca que padecía del “complejo de la revolución Social” y que conocía la antigua ambición de Tamayo (mandar), frotándose las manos le ofrece la sucesión presidencial: “Señor, las cosas andan mal. Terminada la guerra vendrá la anarquía. No hay otra mano que la suya para reprimirla…” A espaldas de la ciudadanía que se desangra en el Chaco; dos gamonales, Salamanca y Tamayo acuerdan y resuelven el destino del Estado boliviano… Y Tamayo tras un sainete eleccionario es proclamado presidente electo de Bolivia. La guerra no ha terminado; va de mal en peor; pero Tamayo ruge: “¡La guerra la ganaremos! A talegazos no; a cañonazos ¡sí!..”. El futuro gobernante amenaza con el exterminio a los obreros y estudiantes. Grita a los cuatro vientos: “¡Mano fuerte contra el nihilismo suriano-mongol..!” …Salamanca y Tamayo ostentan una sordera de piedra y una ceguera de topo; ni oyen ni ven la realidad nacional que hierve en el Chaco. Creen y convienen ambos que el pueblo de Bolivia no ha cambiado; que sigue siendo el mismo; esto es, mineros tullidos y pongos-siervos. Tan cierto es esto que a espaldas del presidente electo Tamayo, el 27 de noviembre, 1934, los militares cercan en Villa Montes a Salamanca y le obligan su dimisión. Con ello, Salamanca y Tamayo, los grandes gamonales caen para siempre del poder.
En la guerra del Chaco termina un período de ignominia y explotación de las masas por la oligarquía gamonal y el Superestado minero; ya que a partir de esta guerra uno y otro tendrán tremendos sobresaltos en su poderío totalitario sobre el pueblo y el dominio de las riquezas de la nación… Tamayo , al lado de su casta, de consuno con ella cierra también un capítulo de su vida política. Y al cerrar este capítulo es imposible omitir la síntesis de la olímpica política tamayana; síntesis elaborada por su rendido biógrafo, Fernando diez de Medina: “Tamayo llamó a Montes ‘flor de la raza’ y luego ‘déspota’; a Saavedra ‘político medular’ y en seguida ‘tirano del quinquenio’; a Siles, ‘jurisconsulto constructivo’ y después ‘el bandido que ciñó la medalla de Sucre’… Es un tránsfuga de todos los partidos; traidor a todos sus amigos y a todas las doctrinas políticas del individualismo liberal”.
Si así cierra o termina una etapa de su vida política Tamayo, respecto a sus hermanos de casta, los gamonales y terratenientes, es de esperar la actitud tamayana con sus enemigos de clase: el proletariado y el campesinado-indio. Pero antes de explicar a Tamayo enfrente a las masas productoras, debemos estudiar su vida política dentro del régimen de Villarroel y dentro del régimen de Monje Gutiérrez, Hertzog, Urriolagoitia y Ballivián. En 1944 –julio–, yo era un “hombre –dice– especie de momia política enterrada ya en un olvido de diez años”39. Evidentemente, de 27 de noviem 39 Tamayo rinde cuenta. p. 13.
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Franz Tamayo bre de 1934 a julio de 1944, media un tiempo de diez años. Lapso en que como un león enjaulado rumiaba su odio de clase a la par que sus resentimientos y sus grandes ambiciones frustradas… El 20 de diciembre de 1943, la revolución ejecutada por Villarroel, por la juventud militar nacionalista y el Movimiento Nacionalista Revolucionario, le depara a Tamayo una milagrosa ocasión y oportunidad feliz para su resurrección política. La juventud civil nacionalista, grávida de la más alta y noble intención, pensando, creyendo ver, encontrar en Tamayo el genio de la raza india, la esencia de Bolivia, por tanto, el núcleo central de pensamiento nacionalista, lo buscó. En razón a su sangre y a su carne indias –repetimos– la juventud nacionalista volvió su mirada hacia Tamayo. Error repetido por unos y otros, hasta la reciente proclamación de “Maestro de Generaciones” por el universitariado nacionalista de La Paz. Porque Tamayo, como todos o muchos de su casta y clase, con todo lo indio que es, seguía siendo un gamonal crudo e impermeable; seguía siendo señor feudal; un terrateniente dueño de extensos latifundios y miles de siervos-indios…
Razón porque Tamayo a su vez pensó y creyó que la revolución del 20 de diciembre de 1934, “era un golpe militar más en la historia de Bolivia”40; envuelto en dicha creencia se procuró un sitio en el nuevo régimen. Activo, libérrimo, dejando de lado su hosquedad y misantropía, distribuyó sociabilidad a troche y moche… El nuevo gobierno puso el nombre de “Franz Tamayo” a una plaza de la ciudad de La Paz y a una escuela de Copacabana, reeditó su Creación de la pedagogía nacional; el señor Tamayo a quien “los honores no le aumentan…” agradeció todo esto con infinita emoción privada y públicamente. Por ejemplo, ahí está el mensaje a los maestros y niños de la escuela mencionada… Por consigna salió diputado electo por La Paz a la constituyente revolucionaria; en seguida, también por consigna, se hizo aclamar su presidente… El gran y sutil tartufo que hay en Tamayo opera activamente; hasta el punto de que la juventud nacionalista de la convención le cree su mentor. El viejo amauta que actúa en campo contrario a los intereses de su raza, despliega actitudes y gestos sabios y paternales. Se siente y casi se le siente un Sócrates; un Sócrates con Platones y Alcibíades de alcornoque. Por encima de la montaña de negaciones, mentiras, abjuraciones de Franz Tamayo, en el hecho el presidente de la convención de 1944, no sólo que colaboró con Villarroel, sino que en actos y pensamientos, de adulación en adulación llegó a identificarse con el régimen; y como alto dignatario del Estado cantó epinicios, quemó incienso y rindió pleitesía de rodillas al Jefe de la Nación, Gualberto Villarroel, el mártir de la Revolución Nacional. 40 ob. cit. p. 13.
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Fausto Reinaga ¿Pruebas? Helas aquí: Tamayo, ungido presidente de la constituyente revolucionaria, el día 6 de agosto de 1944, escucha con unción religiosa enfervorecida el mensaje (el mensaje de Villarroel); documentos en que explica amplia y detalladamente los móviles y fines de la Revolución Nacional del 20 de diciembre de 1943… El jefe del poder legislativo, Tamayo, no sólo que aplaude a romperse manos, sino que le engarza un adjetivo magistral, dice “este precioso documento”41. Después de su discurso, pieza oratoria que expresa unidad de idea y acción con el régimen, radiante de gloria, Franz Tamayo en persona, a nombre de la soberana asamblea nacional, le proclama a Villarroel Presidente Constitucional de la República y con sus propias manos, ebrias de emoción, coloca la medalla del Libertador Bolívar y la banda tricolor en el pecho del más ínclito ciudadano de la patria. En resumen, aquí tenemos, al soberbio Tamayo en función de traidor a su clase, por ende, en el papel de revolucionario nacionalista. La Convención revolucionaria del año 1944, bajo la presidencia de Tamayo, golpea dura y sistemáticamente la montaña de intereses económicos y políticos de la rosca. Verdad que sólo en forma leve rozó los intereses de la casta gamonal. Y esto quizá, por la presencia en la testera de la Convención del más grade y genuino gamonal, Tamayo. Pero ello por ahora no viene a cuento. De lo que se trata es de estudiar la moral de Tamayo dentro del régimen Villarroel. Franz Tamayo, actuó en el legislativo como un soldado disciplinado de las huestes nacionalistas. Bajo su mirada complaciente y sonrisa complacida, los jóvenes convencionales revolucionarios sobajaron y destrozaron a los más grandes prestigios del sector rosco-gamonal: Urriolagoitia, Hertzog, Zilveti, Arce, Luis Calvo, Félix Capriles, Eduardo Montes y Montes, Pablo Guillén, Crisanto Valverde, Luis Ponce Lozada, etc., etc., fueron arrugados y derrotados en el campo parlamentario; fueron vencidos vergonzosa y tremendamente. Los que no pudieron sostener la crítica parlamentaria, echaron mano a la crítica de las armas; estalla la contrarrevolución del 20 de noviembre de 1944, el gobierno toma las medidas que la gravedad del caso impone. Viejos generales oligarcas, estadistas consumados, parlamentarios sesudos y canosos son sorprendidos en delito infraganti, mejor dicho, caen en poder de las autoridades con las manos en la masa. El gobierno, por encima de consideraciones domésticas y en servicio vital de los más altos y supremos intereses de la Revolución Nacional, sanciona a los jefes de la contrarrevolución. La lucha de clases ascendió a su máxima tensión. Los obreros, 41 “Acabáis de escuchar el mensaje-cuenta que el Jefe del Estado, siguiendo nuestra tradición constitucional, acaba de haceros. La asamblea, su sabiduría sabrá valorar y juzgar este precioso documento…” (Redactor de la Convención Nacional. 1044; tomo I. p. 156)
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Franz Tamayo los campesinos-indios que habían padecido explotación inhumana y que habían sufrido masacres en las minas, las fábricas y los campos del agro, cobraban la deuda a sus masacradores; si se quiere tomaban la revancha, porque, en esencia, Villarroel era el presidente de obreros e indios. Y aquí una verdad eterna, Villarroel no se tiñó las manos con sangre obrera ni sangre india; Villlarroel era amigo de los pobres; amigo del obrero y del indio. * * * Oración a Villarroel: Las clases explotadas de Bolivia, de turbio y de claro en claro: al anochecer y al Amanecer, todos los días han vivido y viven Hoy, elevando hacia los cielos esta plegaria:
Villarroel, por tu origen humilde, tu desolada orfandad, igual que la de la clase proletaria e india, la clase explotada de Bolivia: por tu enorme corazón y tu preclaro talento, sin duda, el mejor fruto de la tierra de las minas y los bosques virgíneos infinitos: ¡Bendito seas! Por tu espíritu nacionalista y visionario, brasa crepitante, síntesis telúrica y anímica de los Katari, Murillo; de los Warnes y las Heroínas de la Coronilla y los millares de mártires obreros e indios de la Revolución Nacional: ¡Bendito seas! Muerto tú, fuimos los mineros, fabriles e indios, los únicos llamados por la realidad política del mundo, del Contienente americano y de la Patria boliviana, fuimos nosotros y no nadie en dar el primer paso, hacia adelante en el proceso de la Revolución Nacional; y… forjamos la epopeya proletaria de abril de 1952. Sólo los imbéciles y los faltos de todo sentimiento cristianamente humano, pueden mirar sin un recogimiento religioso tu vida, pasión y muerte. Presidente Villarroel. Y sólo los grandes malvados, los lacayos de la rosca; los truhanes y “pongos” de la casta gamonal, que esgrimen una filosofía simplista, mendaz, calumniosa y colmada de mala fe, pueden atribuirte e inculparte, Padre nuestro Villarroel, hechos y crímenes. Tú eres un santo. La historia despejando sombras, desenmarañado equívocos ya en el mármol y el bronce, está materializando tu gloria y tu inmortalidad. Nosotros recogemos, con fervorosa mística, la experiencia política que nos has dejado; pero también recogemos toda la infamia, todo el oprobio, todo el sarcasmo lanzado contra ti; y, junto a las lecciones de la Revolución Nacional, que tú inicias-
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Fausto Reinaga te, como símbolo de lucha te hemos plantado en el corazón de la clase sufrida, Martirizada y masacrada de Bolivia: ¡la clase proletaria! Villarroel, nosotros que te supimos ni nazi, ni fascista, ni comunoide oportunista; eso sí, un gran patriota; un valeroso nacionalista boliviano; que anhelaste místicamente, con todo tu ser: entregar las riquezas de Bolivia a los hijos de Bolivia; y por esto, el Superestado estañero, la casta gamonal y el pirismo comunoide, estos enemigos mortales de la Patria, te asesinaron y colgaron tu cadáver, con bárbara profanación de un farol de la Plaza de armas de La Paz. Ya sabemos, que en el reino de la muerte diez voces te recibieron con un furioso grito de: Asesino; pero también sabemos, que de este lado, el reino de la vida, millones y millones de siervos indios y tullidos mineros; millones de seres que padecen hambre y frío, porque te supieron “más amigo de los pobres”; millones de hombres y mujeres, ancianos y niños que no conocen más música que el sollozo ni más caricia que el látigo de la explotación, te despidieron y te bendicen hoy con una sola, inmensa, universal voz de: ¡Redentor. Villarroel, redentor, héroe, mártir, eres la bandera señera que sustenta la fe y la esperanza; la voluntad y el deber; ¡la justicia y el derecho de la Revolución Nacional! Villarroel, padre nuestro que estás en la gloria, ¡Bendito seas!
* * * No es que el “Presidente de la República –como dice Tamayo–, quien le guardaba infinito respeto; el hecho es al revés: fue Tamayo quien le profesaba infinita admiración y respeto, “adoración fanática y extática” al Presidente de la República. En este tren de admiración y adulonería, Tamayo, una y cien veces, en privado y en público le halagaba a Villarroel con esta conocida y vulgarizada frase suya: “joven y sabio presidente”. Prosigamos. Al día siguiente de la ejecución de Luis Calvo, Salinas Aramayo, Capriles, General Ramos, etc., al coro de protestas nacionalistas, protestas de juramento y adhesión y apoyo al gobierno de Villarroel, Tamayo, sin inmutarse, como un genuino miembro del régimen vigente, como jefe del Poder Legislativo. Levantó su indignada condenación contra los contrarrevolucionarios de Oruro y Beni. La voz de Tamayo se unimismó, se confundió, como la gota en el mar, en el coro nacionalista. Tamayo no censuró al gobierno por la ejecución: fue a los conspiradores a quienes censuró y condenó. Mejor oigámosle al mismo Tamayo:
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Franz Tamayo … voy a dar mi opinión franca y leal sobre la revolución de Oruro, es uno de los mayores crímenes que se ha intentado contra Bolivia. ¿Os imagináis que después de cuarenta y cinco años de tragedia, se hubiese repetido una guerra como aquella de la revolución federal? ¿Os imagináis los miles y miles de conscriptos, cholos, indios y no indios, lo mejor de Bolivia, cayendo segados por la metralla en los campos de batalla? ¡Era la guerra civil! Y a este horror los malos ciudadanos y compañeros nuestros han abierto las puertas de la república que representamos…
Entonces, el señor Tamayo, falta a la verdad cuando afirma: “yo no ofrecí colaboración ni cosa semejante” a Villarroel42. ¿Que se retiró asqueado después del 20 de noviembre, 1944, de “la tiranía hitleriana?”43; que se alejó totalmente de Villarroel, tronando como Júpiter tonante contra el “asesinato en condiciones crueles en el Calama, en Chuspipata…”44, que dice que dijo: ”no se puede asesinar impunemente a los más grandes ciudadanos de la República45... ¡Que abandonó todo!…Presidencia y diputación,46 ¿para no volver jamás a la asamblea?”47 … Pero en el discurso que hemos transcrito, no aparece que Tamayo haya hecho ninguna protesta condenatoria por los fusilamientos de noviembre; no hizo, pues, nada, que fuese disgusto siquiera contra el presidente Villarroel. Al contrario, calificó como acabamos de ver, de “… uno de los mayores crímenes que se ha intentado contra Bolivia”. Algo más. A los cinco meses justos, el 23 de abril, 1945, en el congreso de los presidentes de los tres poderes el Estado, pronunció Tamayo, esta rendida admiración y adhesión al presidente Villarroel y a su régimen. Poco o nada tengo que agregar a la claridad y precisión con que el Excmo. Señor Presidente de la República acaba de mostrar, en toda su extensión, el feliz pensamiento patriótico que ha tenido para convocar a los dos jefes que representan los poderes legislativo y judicial a esta conferencia llamada a coronar una aspiración nacional, con éxito feliz, al que contribuiremos con un trabajo, leal y activo, en cuanto nuestras facultades lo permitan. El señor Presidente de la República ha puntualizado su criterio histórico y además, su juicio personal sobre el presente de la Patria que está gobernando y no creo que hay una sola opinión, entre los señores representantes, concurrentes a esta actuación, 42 Tamayo, Franz. Tamayo rinde cuenta. p. 25. 43 Ob.cit. p. 20. 44 Ob.cit. p. 19. 45 Ob.cit. p. 19. 46 Menos sus dietas que cobró en Julio de 1945. 47 Ob.cit. p. 29.
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Fausto Reinaga que se aparte de este enjuiciamiento histórico y de su trascendencia en la conducción de los negocios del país. Todos estamos de perfecto acuerdo Excmo. Señor Presidente, con vuestros juicios y con el señalamiento que hacéis de nuestras necesidades. Desde luego, me adelanto a manifestar en nombre del Poder que presido; la H. Convención Nacional, mi complacencia por el fino cuidado que ponéis en el estudio de nuestros asuntos y, además, en la búsqueda de remedios y otros elementos suficientes para mejorar nuestras instituciones públicas. No deseo dejar la palabra en este momento, sin antes señalar, aquello que creo es de elemental actualidad o de trascendencia futura, o sea, el estudio de nuestros asuntos íntimos y domésticos; me refiero a nuestra tierra, la República Boliviana. El Excmo. Señor Presidente, cuyos sentimientos no tienen pragmática académica, pone en servicio de la Nación su joven sabiduría de gobernante que alcanza un concepto concreto y casi diría técnico, en cuanto se refiere a los problemas de carácter jurídico y social que le están encomendados como a Jefe del Estado. Quiero concretar un poco más mi observación sobre lo expuesto por el Excmo. Señor Presidente de la República que como joven mandatario, ha encontrado la única obra digna de aplauso sobre la necesidad de traducir en hechos el espíritu y la letra de nuestra ley constitucional: aquellos que se refieren a la coordinación que debe existir entre los tres poderes fundamentales del Estado. Ciertamente, legistas pasados y del presente, han encontrado y encuentran el espíritu constitucional; pero pocos gobernantes y gobernados han sabido sacar el provecho que es susceptible de ofrecer la Carta Fundamental. El Excmo. Señor presidente Villarroel, por primera vez, está dando la nota justa, prevista por la misma Carta que nos rige, y éste es un motivo de satisfacción íntima. Aquí deseo entrar en un campo un poco más difícil y quizá amargo que se refiere al juicio retrospectivo de nuestros hombres e instituciones públicas. Los gobernantes del pasado, sea como miembros del Poder Ejecutivo o Legislativo, siempre dejaron de lado este aspecto recientemente descubierto por el Presidente de la República, o sea la necesidad de encontrar una coordinación y colaboración entre los poderes del Estado… … cooperación y colaboración entre los poderes del Estado, tal como lo está invocando el señor Presidente de la República, como una arquitectura jurídica planteada por grandes cabezas del Viejo Mundo… Excmo. Señor Presidente vuestra tésis no es más que la coronación de aquel principio, altamente sabio,
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Franz Tamayo esto es, la colaboración humana entre todos, como hijos de la misma estirpe… con estas palabras, señor Presidente, saludo a Vuestra Excelencia, y me permito expresarle en nombre de la H. Convención Nacional, mi felicitación por el intenso trabajo que ponéis en servicio de la Patria…
Después de esta laudatoria, después de esta oración panegírica de Tamayo; después de esta excelsa demostración expresa, concreta o irrefutable de cooperación y colaboración de Tamayo a Villarroel y a la Revolución Nacional, no puede haber mente humana equilibrada, que tenga valor para negar tal colaboración. Tendría que ser un espíritu canalla, aquel que sostuviera que Tamayo no colaboró con Villarroel. Bueno. Tras el farol de Villarroel, la rosca con Monje Gutiérrez, Hertzog, Urriolagoitia y Ballivián se entroniza en el poder. Franz Tamayo, como gamonal de carne y alma, se siente atingido, obligado, exterior y conciencialmente, a rendir cuenta de sus actos dentro del régimen de Villarroel a los gamonales que de nuevo se hallaban en el poder. Entonces Tamayo, como Pedro, niega su adhesión, su identidad y su colaboración al mártir de la Revolución Nacional. Profanando su memoria la canallada va más allá de la tumba… Como un activo pero culto inspirador del siniestro 21 de julio (1946) ahora Tamayo, predica como un hecho necesario el colgamiento de Villarroel. “Ha sido necesario que la revolución de julio se consumara plenamente y que los archivos de la tiranía se abriesen como un Sésamo dantesco”48. Ya hemos transcrito y repetido la declaración de Tamayo, sobre los fusilamientos del 20 de noviembre –según Tamayo– era nada menos que “uno de los mayores crímenes contra Bolivia…”. Y, en enero de 1947, este mismo Tamayo, sobre los mismos fusilamientos dice: Así obró Hitler. Así debía hacer Villarroel. Así comenzó a obrar y practicar su logia militar. Así tenía la plenitud de medios para cumplir el enorme plan. Así comenzó a ejecutarlo fusilando de una vez a doce ciudadanos. Y como los sesenta políticos condenados constituyen la élite pensante y dirigente de la política boliviana, su fusilamiento radical en la semana del 23 de noviembre, significaba la decapitación de Bolivia, como pasó en Alemania49.
La tiranía de 1944… era una tiranía hitleriana50.p 48 Tamayo, Franz. Tamayo rinde cuenta. p. 9. 49 ob. cit. p. 11- 12. 50 ob. cit. p. 20.
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Fausto Reinaga Ved que Tamayo, igual que Monje Gutiérrez, totalmente identificado con el régimen de colgadores, identificado en acción y pensamiento, dice: “… Salir de la ley y recurrir francamente a la fuerza pura. Eso es –exclama–justamente lo que hizo el pueblo el 21 de julio…” Prosigue el señor Tamayo repitiendo el mismo lenguaje, conjugando el mismo verbo de los colgadores; califica, oigámosle, al más feroz régimen policíaco que se inauguró tras el farol de Villarroel de “régimen democrático que nos gobierna…”51. Tamayo rinde cuenta, en sus breves treinta y dos páginas, es una difamación a la memoria de Villarroel y una sentencia condenatoria al régimen nacionalista que presidiera. Sobre seguro, con alevosía, Tamayo todo ufanado, dice: “…alguien debe quedarse siendo el paradigma de la legalidad y de la justicia… Alguien debe llevar a la tumba las manos limpias de sangre boliviana y demagógica… Ese alguien fue y seguirá siendo Tamayo”52. Esta egolatría olímpica e hipócrita, posiblemente vamos a repetir cuando estudiemos al señor Tamayo enfrente a los obreros e indios de Bolivia. Por el momento o por lo pronto, nos concretaremos a apuntar lo que sigue: la vida misma, se halla en relación directa: cuando más grande y poderosa ella (la inteligencia), más grande y delicada su responsabilidad. Tamayo, la más grande inteligencia de Bolivia (sic), viejo político, con más de siete lustros de experiencia política, en el lapso que comprende el régimen pursista, tuvo que hacer algo, como ahora, régimen nacionalista. Ese algo hoy, es algo tremendo, tremendo por venir de quien viene, tremendo contra la Revolución Nacional. Tamayo por aquel entonces, comenzó a justificar el régimen purista, y lo hizo con un adjetivo consagratorio: “bajo el régimen democrático que nos gobernó…”53. Para Tamayo, régimen democrático era la sangrienta mano de los Hertozg, Urriolagoitia, Ballivián que apuñalaban el corazón de la patria boliviana… Los trabajadores de la minas, las fábricas y del agro nacional sufrían cárceles, confinamientos, destierros, transplantes a campos de concentración (como Ichilo); eran asesinados en masa… Urriolagoitia, el más celoso administrador de los intereses antinacionales, tuvo que llamar, para seguir la mascarada democrática, elecciones para la renovación de los poderes públicos… El pueblo, pasa por encima de toda presión y descarado cohecho y pronuncia soberana y solemnemente su veredicto en la liza electoral; por encima de la metralla y del dinero corruptor de conciencias expresa su voluntad, que en las prácticas democráticas tiene categoría de ley suprema. La mayoría ciudadana vota para la candidatura del Movimiento Nacionalista Revolucionario. Paz Estenssoro y Siles Zua 51 Ob. Cit p. 27. 52 Ob. cit. p. 17. 53 Ob. cit. p. 27.
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Franz Tamayo zo, son ungidos por el voto popular presidente y vicepresidente electos de Bolivia. Pero Urriolagoitia, con los generalotes Ballivián y compañía, despojan violentamente el poder, Tamayo “el paradigma de la legalidad y la justicia” se queda callado, se queda con los brazos cruzados; “quien calla otorga”. ¿Cómo no había de otorgar, consentir el gamonal Tamayo, si en el poder se instalaban los galonados gamonales? Aquello de “paradigma de la legalidad y de la justicia” era nada más que un humorismo literario, una pose teatral, esto es, si no un cinismo refinado. Al final, para terminar esta parte, debemos destruir un sarcasmo demasiado torpe e injusto. Entre los epígonos de la política nacionalista de 1944, el cerebro recto de la Revolución Nacional, lo constituían fuera de Villarroel, el “sabio y joven presidente” (según Tamayo), Paz Estenssoro estadista y político; Rafael Otazo, orador vehemente; Siles Zuazo, idealista-dialéctico; Carlos Montenegro, periodista de acerada garra; Augusto Céspedes, novelista y escritor; Augusto Guzmán, escritor y pensador; Manuel Frontaura Argandoña, literato; Roberto Prudencio, filósofo y ensayista; Franklin Antezana Paz, profesor y financista egresado de la Sorbona de París; Roberto Hinojosa, escritor, panfletario invencido e invencible; Eduardo Arze Quiroga, Carlos Salamanca Figueroa, Carlos Beltrán Morales, pedagogo y escritor: Enrique Baldivieso, orador político; José Tamayo, político y literato; Víctor Andrade, diplomático; Gustavo Chacón, orador y político, etc. En esta balanza se hallaba, indudablemente, lo más selecto del pensamiento nacional, la más alta esperanza de la nueva generación: si los señores José Antonio Arze, Ricardo Anaya, Arturo Urquidi Morales, Josermo Murillo Vacarreza hubiesen integrado la pléyade anterior, materialmente no quedaba ningún valor en Bolivia… En cuanto a los militares, asimismo estaban en redor de Villarroel: Inofuentes, Quinteros, Pacheco, Pinto, Ponce, Eguino, Escóbar Toledo, etc. Y es al pensamiento de este brillante equipo, lo mejor que tuvo entonces la patria boliviana, Tamayo difamatoriamente ha llamado en su famosa obra citada: “el pensamiento de los topos que dirigían… la Revolución…”54. ¿Se quiere más claridad y mayor elocuencia? En Tamayo no obra el subconsciente solamente; actúa una muy bien despierta y quizá genial conciencia gamonal. Tamayo en carne y alma, en pensamiento y acción es nada más que un gamonal redondo; por tanto, es un rezumadero de odio contra la Revolución Nacional. Cerebro y corazón destilan odio contra la memoria de Villarroel; memoria santificada por el pueblo de Bolivia… 54 Ob. cit. p. 13.
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Capítulo IV
El maestro “Todas las grandes ideas tienen su Nazareno”. “Queremos en vez de una indoamérica limitada de los hombres, una indoamérica sin límites de los niños… una América inoxidable por los siglos y para los siglos”. “… Rey tiene el hombre, Rey amarillo, Mal van los hombres con su dominio! Mas si amar piensas El amarillo Rey de los hombres, ¡muere conmigo! ¿Vivir impuro? ¡No vivas hijo! Martí
La Bolivia rosco-gamonal y la Bolivia nueva también, le han creído y sentido siempre un faro a Tamayo, y Tamayo se ha creído siempre un pastor de inteligencias: un Maestro de Maestros, igual que Sócrates, igual que Jesús, igual que… “El Maestro ha elegido…”. “Le ha tocado al Maestro, el papel que tuvo Sócrates en la antigua Grecia: todos requieren del pensador su palabra y una respuesta satisfactoria a las preguntas que le formulan. Estudiantes, obreros, dirigentes políticos, militares, han acudido a él, como quien busca en Tamayo la Verdad, tan necesaria y tan difícil de alcanzarla en los instantes de duda”55. “Cristo el Maestro por excelencia…”56. Por estas tierras indias también se domeña el espíritu humano a nombre de Sócrates y a nombre de Jesús. Ante tanta impostura, nos vemos obligados a decir dos palabras sobre Sócrates y Cristo que, para unos –muy pocos– será una perogrullada, pero para muchos una novedad. Sócrates, el más prístino y perfecto arquetipo del Maestro. Desde su nombre (que quiere decir virtud) hasta sus cosas de la rutina hogare 55 Ultima Hora. 19- 20 May 1953. 56 Tamayo Franz, Tamayo rinde cuenta. p. 29.
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Fausto Reinaga ña, desde su pensamiento genial, olímpico hasta su pasión y muerte es un modelo viviente, carnal y espiritual de la unidad más absoluta del hombre, unidad consigo mismo y unidad histórica. De Sócrates parten todas las escuelas filosóficas, mejor, el pensamiento griego arranca de él todo su esplendor y fecundidad. Sobre la originalidad de Platón día a día se acentúa una espinosa duda. Se dice que Platón es nada más que un amanuense y de una sola faceta del pensamiento de Sócrates. Sócrates filosofa con el pueblo en calles y plazas de Atenas. Toma la esencia de su filosofía de la entraña misma del pueblo. La juventud se abraza y lo proclama su mentor. Es el Mesías pagano. Su mesiazgo generó dos hechos: a) una revolución espiritual en la juventud y en la conciencia popular; b) y una violenta reacción misoneísta en los mercaderes de esclavos. Esta reacción por boca de Anito y Melito acusó a Sócrates de corromper a la juventud y de herejizar al pueblo no creyendo en los dioses de la religión oficial. La clase dominante y la Iglesia esa, “falaz y soberbia meretriz”, esa “cueva de ladrones y pecadores” (Savonarola), lo juzgaron a Sócrates y le dieron la cicuta. Sócrates sufrió la pena capital por la causa de la libertad del pensamiento. Cuatro siglos después otro Maestro, aquel que buscó sus discípulos entre humildes pescadores, que perdonó a la adúltera y la salvó de una lapidación, aquel que curó la lepra y dio pan a los hambrientos; aquel que con los brazos abiertos se entregó a las multitudes hampescas… en fin, aquel de cuyos labios salió el humanismo más sublime: “No hagas a otro lo que no quieres que se te haga”, “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Aquel cuyo verbo fulminó a las clases explotadoras: “generación de víboras; sepulcros blanqueados; antes pasará un camello por el ojo de una aguja que un rico entre en el Cielo; yo traigo la salvación por el amor y espada de fuego para castigo de los pecadores”. Aquel sabio, genio, Dios, que por su demasiado amor a la humanidad depositó en las almas de los niños la causa de la paz y la justicia: “Dejad a los niños que vengan a mí, por que ellos alcanzarán el reino de Dios”. Jesús, el Mesías, el Redentor, el Maestro, fue acusado, igual que Sócrates, de corromper a la juventud y al pueblo y de no creer en los dioses de la iglesia oficial. Y por su causa, la causa de su Evangelio, murió en la cruz pidiendo perdón para sus asesinos: “perdónalos Señor porque no saben los que hacen”. La humanidad entera sigue a Sócrates y a Jesús. Sócrates y Jesús guían a la humanidad como cimas del pensamiento y del corazón, de la verdad y la justicia.
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Franz Tamayo * * * En este punto creemos útil una referencia relámpago a algunos hombres de espíritu de Indoamérica que, por lo mucho o por lo poco que lucharon y sufrieron por su Verdad, alcanzaron aquel nombre escrito con estrellas: Maestro…, para ver si la aureola también fulge sobre la frente de Tamayo. Los pueblos de la tierra, grandes o pequeños, han marchado en pos de sus conductores terrígenas. Cada pueblo tiene su tradición e historia, sus santos y héroes, sus sabios y pioneros, sus genios y maestros. El Maestro dentro de la acepción histórica, quiere decir, la suprema síntesis de las más excelsas y sublimes calidades y cualidades del espíritu humano; Maestro es la cristalización de una unidad del sabio y poeta, del santo y guerrero, del conductor y mártir… La historia humana en gran parte es la historia de los grandes hombres, es decir, de los Maestros. En Indoamérica, desde el advenimiento de la independencia hasta nuestros días, ha habido pocos hombres dignos de llamarse Maestros. Si el hombre es la medida de las cosas, en esta tierra y en estos pueblos los pretensos y auténticos Maestros han sido la medida de sus respectivos pueblos. En Bolivia, la intelligentzia gamonal y rosquera ha instruido, obligado a veces, a las juventudes estudiosas consagrar maestros a repugnantes peleles. (Víctor Aramayo hizo proclamar maestro de la juventud boliviana a un señor Salmón, para lanzarlo a la candidatura de la vicepresidencia de la República junto al tunantillo Willy Gutiérrez, candidato a la presidencia; elecciones 1951). Otros pueblos han tenido hombres de conducta vertical, espíritu de sacrificio y talento rayano en la genialidad, los cuales han tomado sobre sus hombros la cruz del calvario para conducir a sus pueblos hacia el reino de la libertad… No es posible eludir a ciertos personajes que vivieron y actuaron en sus lares respectivos, más o menos coetáneamente que Franz Tamayo en el suyo. El prestigio de algunos personajes traspuso las fronteras del país; ascendió la altipampa, resistiendo y venciendo el apunamiento, vibró en el corazón y el cerebro de mucha gente de este pueblo encuevado. Gonzáles Prada (1844), José Martí (1853), Enrique Rodó (1872). Entre los más recientes están Palacios (1876). Ingenieros (1877), Manuel Ugarte (1878), Mariátegui (1895), Haya de la Torre (1897), que hicieron chispa y fueron llamarada en los espíritus. Gonzáles Prada, fue la substancia viviente de un verbo iconoclasta, la afirmación abierta de la rebelión del pueblo contra el colonialismo anacrónico, extendido y consubstanciado en la economía y la ideología del Perú. González Prada, bramaba: “El Perú es una montaña coronada por un cementerio”. “El Perú es un organismo enfermo: se aplica el dedo brota el pus”. En el más íntimo fondo de Páginas libres se halla viviente ya “el germen del nuevo espíritu nacional”: “No forman el
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Fausto Reinaga verdadero Perú, las agrupaciones de criollos y extranjeros que habitan la faja de tierra situada entre el Pacífico y los Andes; la nación está formada por las muchedumbres de indios diseminados en la banda oriental de la cordillera”. “Acabemos ya el viaje milenario por regiones de idealismo sin consistencia y regresemos al seno de la realidad, recordando que fuera de la naturaleza no hay más que simbolismos ilusorios, fantasías mitológicas, desvanecimientos metafísicos. A fuerza de ascender a cumbres enrarecidas, nos estamos volviendo vaporosos, aeriformes: solidifiquémonos. Más vale ser hierro que nube”. Los mitos del siglo XIX : la ciencia, la razón, el progreso, hicieron de González Prada un espíritu nacionalista y positivista. Algo más, su liberalismo y su enciclopedismo lo llevaron hasta los campos del anarquismo. González Prada es la voluntad ígnea, el racionalismo apasionado, el abanderado del dogma positivista. “Su Razón es Revolución. El positivismo, el historicismo del siglo XIX representan un racionalismo domesticado. Traducen el humor y el interés de una burguesía a la que la asunción del poder ha tornado conservadora. El racionalismo, el cientificismo de González Prada no se contentan con las mediocres y pávidas conclusiones de una razón y una ciencia burguesa”. “En el fondo de este parnasiano, hay un romántico que no desespera nunca del poder del espíritu”… “González Prada, murió el 22 de julio de 1918. Acompañaron el féretro prócer más trabajadores manuales que intelectuales. El que habló, por primera vez en el Perú, de ‘el intelectual’ y de ‘el obrero’, el que buscó como escenario de sus conferencias, locales nada pomposos y huyó sistemáticamente de los proscenios: el hombre que no claudicó jamás en su vida y supo arrostrar, por igual, la persecución de Piérola, el odio de Cáceres y al calumnia del civilismo, Manuel González Prada había muerto”57. Manuel González Prada, según Mariátegui, “parnasiano, marmóreo, pagano es histórica y espiritualmente mucho más peruano que todos, absolutamente todos los rapsodistas de la literatura española anteriores a él” en el proceso del pensamiento peruano, González Prada, el panfletario, el iconoclasta acusador del pasado, es el primer paso lúcido de la “conciencia del Perú”. Es el precursor del “Perú integral”. En suma, es la conciencia y el verbo de la insurgencia, o bien, de la esencia misma de la nacionalidad peruana. González Prada es un espíritu de la libertad. Raúl Haya de la Torre, José Carlos Mariátegui, Eudocio Ravines (antes de ser el renegado) se acunaron bajo las anchas alas ideológicas del Maestro. La herencia gonzalezpradista 57 L. A. Sánchez, Haya de la Torre o El Político, p. 56.
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Franz Tamayo ha recogido apristas y comunistas del Perú. Ella consiste en lo más duradero de su obra: su espíritu. Los unos y los otros (apristas y comunistas) admiran, estiman e imitan el “austero ejemplo moral, la honradez intelectual, la noble y fuerte rebeldía”. De González Prada debe decirse lo que él, en Páginas libres, dice de Vigil: “Pocas vidas tan puras, tan llenas, tan dignas de ser imitadas. Puede atacarse la forma y el fondo de sus escritos, puede tacharse hoy sus libros de anticuados e insuficientes, puede, en fin, derribarse todo el edificio levantado por su inteligencia; pero una cosa permanecerá invulnerable y de pie, el hombre”. González Prada fue un Maestro. Maestro en el pensamiento y Maestro en la acción. * * * José Martí nace el 28 de enero de 1853. Martí según su propio autodefinición, es un “alma que ama el sacrificio”. Adolescente, casi niño aun, escribe “La Patria Libre”. El gobierno de la metrópoli (España) lo procesa y lo condena a sufrir la pena de muerte; la que fue conmutada en consideración a su condición de niño por seis años de presidio. “Martí cae bajo la fusta bárbara. Ya el grillete le ha marcado para siempre, en la carne delicada. Una llaga que nunca ha de cerrarse, le morderá la vida con periódicas y dolorosas florescencias!” “Allí está Nicolás del Castillo, purulento por el castigo diario, desgarrado por los baños de canteras que médicos indignos le recetan. Ahí está el noble anciano, erguido aún, seguro de la Historia inapelable. Ahí están los que aman a la Patria, madre y novia. Ahí están… Y Martí está entre ellos. No escatima sufrimiento o trabajo. Ayuda, cada vez que halla un decaimiento, a llevar el madero. Cristo es ahora cirineo… De allí; le brotará la oración magnífica: Todas las grandes ideas tienen su gran Nazareno”. Sale de la cárcel, “Sardá le gestiona y obtiene su deportación para salvarle de la muerte y emprende el camino del destierro a los 17 años”. Es el “Cristo de Cuba”, “Llega a España en los días turbulentos de la primera república. Escribe un folleto sobre la barbarie que reina en su país: El presidio político en Cuba. Después publica La república española ante la revolución cubana. Los republicanos de allá y conquistadores de América, tejen una gran “conspiración del silencio” en torno a esta obra. Martí se dice… “que algún día se le iba a oír entre repiques de fusilería”. Lucha y estudia. Se
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Fausto Reinaga doctora en letras y filosofía en Zaragoza. Emprende viaje por Europa. Es políglota. Poseedor del pensamiento universal. Torna a América. Pasa por las aguas cubanas, diríamos rozando Cuba. Llega a México donde abre de par en par su cerebro y corazón. Conquista alto sitial dentro de la intelectualidad azteca. Bajo el nombre de Julián Pérez llega de incógnito a la Habana. No encuentra clima revolucionario. Entonces, abandona y va a Guatemala. Aquí recibe el alto título conferido por el pueblo “El Doctor Torrente”. Es un gran poeta, pero más un orador; un señor orador (tiene veinticinco años). Enseña. Ocupa una cátedra en la Escuela Normal. Allá dirá “embellecer la vida es darle objeto”. Va de nuevo a México donde publica un folleto Guatemala, que es una exaltación indoamericanista, orgullo y pasión aborigen, un mensaje continental. He aquí su invocación: “Juntarse es la voz de orden”. Incursiona de nuevo sobre Cuba para calmar la mordiente nostalgia de patria; para mitigar el hambre de revolución y de libertad. Cuba es colonia… Martí escribe “el hijo de un pueblo esclavo vive por él, calla y muere”. Le viene nueva deportación a Europa, España, Francia, etc., ven comprimirse aquel corazón, y oyen musitar: Nuestra América. Trabaja intensamente en servicio de los pueblos de América. Uruguay, Argentina, Paraguay, le hacen cónsul en Nueva York, cargo que acepta diciendo: “El deber de un hombre está allí donde es más útil...”. Su pluma llevó a todos los confines del continente aquel verbo sabio, fecundo y libertario. Como poeta sembró la belleza en el corazón del pueblo; es él quién dijo: “un grano de poesía puede sazonar un siglo”. Como Jesús de Nazaret lanza para los niños de América las páginas de la revista La Edad de Oro. Los persas tienen Un rey sombrío; Los hunos foscos Un rey altivo; Un rey ameno Tienen los íberos; Rey tiene el hombre, Rey amarrillo Mal van los hombres ¡Con su dominio! Mas si amar piensas El amarillo
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Franz Tamayo Rey de los hombres, ¡muere conmigo! ¿Vivir impuro? ¡No vivas hijo! * * * Cultivo una rosa blanca, En julio como en enero Para el amigo sincero Que me da su mano franca. Y para el cruel que me arranca El corazón con que vivo, Cardo ni ortiga cultivo, Cultivo una rosa blanca. Y sueña y predica en vez de una “América limitada de los hombres, una América sin límites de los niños… una América inoxidable por los siglos y para los siglos”. A fines de 1881 llega a Venezuela. Su primer acto en Caracas es rendir culto a la estatua de Bolívar. Funda la Revista Venezolana. Sus páginas caen como buena simiente en el corazón de la juventud. La casta reaccionaria se incomoda y se prepara para expulsarlo. Él se adelanta y leva anclas, se despide de este modo: Cuando se tienen los ojos fijos en lo alto, ni zarzas ni guijarros distraen al viajero en su camino: los ideales enérgicos y las consagraciones fervientes no se merman en su ánimo sincero por las contrariedades de la vida. De América soy hijo: a ella me debo. Y de la América, a cuya revelación, sacudimiento y fundación urgente me consagro, ésta es la cuna, ni hay para los labios dulces copa amarga, ni el áspid muerde en pechos varoniles; ni de la cuna reniegan hijos fieles. Déme Venezuela en qué servirla: ella tiene en mí un hijo.
En 1884 los planes revolucionarios de Masó y de Gómez no le convencen. No cree que sea el momento. Siente profundamente al pueblo y sabe medir las fuerzas adversas. En un míting conoce a Rubén Darío: el cual, en su bello trabajo sobre Martí, dirá: “¡Cuba no tiene tierra bastante para sepulcro del Maestro, de ese Himalaya de la cordillera Mental…”.
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Fausto Reinaga En 1891, Martí “es el vértice de la marcha colectiva”. Va a Santa Domingo a buscar al viejo Máximo Gómez, con cuyo hijo Panchito organiza un estado mayor del Partido Revolucionario Cubano, que marcha tras de él. Un feo temporal de pocas no engulle al frutero alemán “Norstrand” en que seis hombres con Martí a la cabeza llevan la libertad a Cuba… Antes de entrar al combate definitivo la Revolución le hace Mayor General del Ejército Libertador. “Quien nació para vestirse de música calza espuelas de guerrero”. Amanecer de un día feliz. Han encontrado a Maceo. Le sigue una tropa enardecida, más de tres mil hombres. En honor de Martí se celebra una revista, y crece la fe en Cuba. Los vítores no cesan. El Maestro se electriza. Habla con clama volcánica.
Oyen, de pronto, unos tiros. El mediodía calcina, como el jadear de un fuelle cósmico. Unas avanzadas regresan al galope. Vienen las tropas españolas. A Martí, que se yergue magníficamente, Gómez le exige, con la imposición del cariño: “Martí, retírese: éste no es su lugar”.
Ah, él sabía que sí que aquél era su lugar y aquella su hora. De un salto monta a caballo. A Ángel de la Guardia, que pasa a la carrera por su lado, ordena: “Joven ¡vamos a la carga!” Martí empuña el revólver. Como si fuera un índice. Espolea al caballo, que es un corcel de condiciones. Avanzan…
Tiros, otros tiros. Martí se desploma. La muerte debe ser instantánea. Su andante apenas puede verle, entre la niebla de pólvora, y va avisar a Gómez que han herido al presidente…
Allí está, en tierra cubana, el hombre más grande que naciera de ella. Es en el campo de Dos Ríos. Es el 19 de mayo de 1895 ha muerto José Martí.
Martí es el faro del más alto ideal de Cuba y de la América India: ¡Martí es el grito y la voluntad de la Revolución! ¡Y Revolución en Cuba y América sigue siendo una revolución por la Libertad! Desde entonces por la garganta del pueblo cubano sale para Martí, una oración todos los días del año: “Padre nuestro que estás en la Gloria”.
* * * Manuel Ugarte nació en 1878. Durante cuarenta años vivió silenciado y difamado por los procónsules del capital extranjero. Vástago de una familia de
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Franz Tamayo terratenientes de la provincia de Buenos Aires, las letras hubieran podido constituir su vocación decisiva, como la de tantos otros jóvenes ricos de su tiempo, si un tema, apenas un tema, no se hubiera apoderado de su vida y no la hubiera hasta cierto punto condicionado y subyugado. Su lucha contra el imperialismo y por la unidad de América Latina configuró su destino ulterior y dominó completamente su existencia… La formación espiritual primera de Ugarte fue predominantemente francesa. Sus amigos fueron Rubén Darío y Leopoldo Lugones, José Ingenieros y José Santos Chocano, Delmira Agustini y Alfonsina Storni, Florencio Sánchez, Amado Nervo, José María Vargas Vila. Por la trascendencia política de su obra. Ugarte representó enteramente a aquella generación hundida en la indiferencia, la pobreza y el descrédito…
Ingresa al Partido Socialista Argentino el año 1904; en diciembre de 1910, firma el prólogo de su libro El porvenir de la América Latina en París. Y lo publica en la editorial F. Sempere y Cía. de la ciudad de Valencia. Después de una vigorosa polémica dentro del Partido Socialista, en que el punto de vista de Ugarte es socialista, como el de sus contendores “socialistas golondrinas” anti-sociales, fue expulsado por el “ala europea” de dicho partido. Al desencadenarse la primera guerra mundial. Ugarte apóstol antiimperialista, optó por una actitud equidistante entre los imperialismos en guerra; su objetivo era: la soberanía de los pueblos de Indoamérica. Ugarte, anduvo por todos los pueblos del viejo y del nuevo mundo predicando este evangelio de la “patria única”58.
En una campaña de conferencias que duró varios años y cuyos discursos reunió luego en su libro Mi campaña iberoamericana, agitó, alertó la concien 58 Los latinoamericanos no pueden menos que decirse: “Al Norte, en comarcas inmensas otra raza domina en todo el esplendor de su genio. Su fuerza se ensancha por minutos;: su ambición no tiene límite. Es un mar que va ensanchada por minutos; en ambiciones no tiene límite. Es un mar que va cubriendo los llanos. México ha perdido varias provincias. Cuba se ahoga bajo un protectorado doloroso. Las aduanas de Santo Domingo coexisten. El canal absorbe a la América Central. El dinero estrangula a las repúblicas más pequeñas. Y nadie sabe ante qué río o ante qué montaña se detendrá el avance del país cuya población creciente exige una expansión indefinida. Ya ha dejado sospechar el yanqui lo que puede hacer. Nada le impedirá disminuirnos si su felicidad lo exige. Lo que nos ha perjudicado hasta ahora ha sido la noción que tenemos de la nacionalidad. Las fronteras están más lejos de lo que suponen los que sólo atienden a mantener dominaciones efímeras, sin comprender que por sobre los intereses del grupo están los de la patria y por sobre los de la patria los de la confederación que forman los latinos dentro del continente”. El porvenir de la América Latina. P. 187, primera edición. Valencia 1910.
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Fausto Reinaga cia de los pobladores de los pueblos de Indoamérica, hecho que le valió el “concentrado odio de la oligarquía y del imperialismo hacia su altiva figura”. A tal punto llegó el odio que de los cuarenta y más volúmenes de que es autor no pudo publicar en su patria ni un solo volumen… Concentró la opinión pública del nuevo mundo con su vigorosa pluma en defensa de Colombia. En 1903, como es sabido, una “Revolución” palaciega fabricada por el Departamento de Estado en Washington, arrebató a Colombia su provincia norteña, inventando la “soberanía” de la “República” de Panamá. Como el más prístino precursor de la lucha antiimperialista y de la unidad de Indoamérica, Ugarte, llegó a Moscú, cuando se celebraba el X aniversario de la Revolución de Octubre de 1917. En aquella oportunidad conoció a varios personajes, como Diego de Rivera, Scott Nearing (autor de “La Diplomacia del dólar”). Es allí donde fue invitado a presidir el concejo de dirección del semanario Monde juntamente con Henry Barbusse, Máximo Gorki, Upton Sinclair y Miguel de Unamuno. Hacia el año 1932, Ugarte se hallaba entre “Niza y París, triste y solo, lejos del país que lo desconocía y del continente que lo había aclamado en sus giras triunfales. Por aquel año un grupo de célebres escritores dirigió al presidente de la Argentina, general Agustín P. Justo, solicitando, para Ugarte el gran premio nacional de literatura argentina”. Firmaban aquel documento Gabriela Mistral, Ramón Pérez de Ayala, José Vasconcelos, Francis de Miomandre, Rufino Blanco Fombona, María de Maeztu, Jean Cassou, Enrique Diez-Canedo, Alberto Insúa, Manuel Machado, Eduardo Santos y otros. El presidente argentino, digno representante de la oligarquía ganadera, “se abstuvo de contestar el mensaje”. Es entonces que Ugarte lanzó esta amarga queja: “Las memorias que se publicarán después de mi muerte, ayudarán a comprender la confabulación que desde que abordé el problema continental no me ha permitido ocupar una modesta cátedra de literatura ni obtener siquiera una jubilación como periodista”. Al final Ugarte, solo, olvidado, concluyó su amarga y larga queja con estas palabras: Hablo de lo que he visto y vivido durante cuarenta años de actividad literaria… La resistencia tenía que agravarse en mi caso con la hostilidad provocada por los libros contra el imperialismo y las giras de mis conferencias alrededor de Iberoamérica… atacando la prepotencia norteamericana, lastimaba, no cabe duda, los poderosos intereses que regulan la vida de Ibe-
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Franz Tamayo roamérica. El imperialismo estaba en su papel al tratar de ahogarme. Pero desconcierta que algunos gobernantes de nuestras repúblicas se aviniesen a secundarlos buscando pretextos para esconder la abdicación. Yo no había hecho más que defender a mi patria, en momentos en que desembarcaban tropas extranjeras en Cuba, en Nicaragua, en Santo Domingo, en Panamá fue absolutamente desinteresada. Agoté en el curso de ella mi peculio. No hay por otra parte a lo largo de mi existencia una sola mancha que se me pueda reprochar. Sin embargo, el ostracismo anuló bruscamente toda posibilidad de acción, la calumnia me restó autoridad y se acumularon los factores que crean el clima irrespirable.
Ugarte, ha dedicado quizá como ninguno, toda la pujanza y virilidad de una larga vida al apostolado de la libertad de Iberoamérica. Y no cabe duda que “fue el mejor representante de las masas trabajadoras argentinas en esta etapa (1945) de su revolución. Por socialista genuino, por antiimperialista resuelto y por precursor de la bandera del proletariado le rendimos (nosotros también) hoy nuestro homenaje y lo redescubrimos para la nueva generación del continente”59. * * * José Ingenieros nació en Buenos Aires el año 1877, un año antes de Ugarte y otro después de Alfredo L. Palacios. Los tres forjaron un maravilloso trío de ideólogos-luchadores. Ugarte, en su libro Escritores Iberoamericanos del 1900, evoca la personalidad de Ingenieros de este modo: En la era de los generales, nuestra América alentó por lo menos patriotismo; en la era de los “doctores” no cultivó más que ambiciones individuales. La vida pública al subalternizarse, tuvo por eje la intriga de comité. Y los únicos intelectuales tolerados por los políticos resultaron aquellos que presentaban plenas garantías de nulidad o un pasado de sometimiento que los ponía al servicio de intereses menores. Huelga añadir en este caso también los últimos días de Ingenieros inseguros. No le perdonaron nunca las bravas verdades que dijo en El hombre mediocre. En vano dio un salto a México. Inútilmente volvió a Europa. No encontró grieta que le permitiese abrirse paso para cumplir su destino. No hubo cuartel para su independencia. Había 59 Ramos, Jorge Abelardo. Redescubrimiento de Ugarte. Estudio preliminar a la 2ª edición de El Porvenir de América latina. Buenos Aires: Indomérica; 1953.
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Fausto Reinaga practicado lo que más duramente se castiga: la sinceridad. Teniendo voz continental, no disfrutó de la más vaga influencia en un villorio argentino.
La simulación cultural organizada por la oligarquía, ha amortiguado la grandiosa como irresistible personalidad de José Ingenieros. “Poseído por el demonio de la curiosidad intelectual, Ingenieros indagó todos los rincones del conocimiento, y ninguna manifestación del espíritu pudo dejarle indiferente”60. Su influencia en la juventud americana ha sido profunda. Sobre su obra de investigación científica se ha puesto una especie de losa mortuoria. Nunca aspiró Ingenieros “el incienso de la popularidad” por sus trabajos científicos. Ignacio Prudencio Bustillo, que fue un fanático admirador, escribe: “El sabio autor de Patología del leguaje musical, Simulación de la locura, etc., no ha podido substraerse, a pesar de sus espléndidas dotes de escritor galano, a la suerte que el gran público les depara a los sabios, la indiferencia”. (Rev. Cit). El esqueleto de su prestigio continental fue su lucha antiimperilista y su defensa de la unidad indoamericana. En sus sermones morales nunca se apartó de esta facilidad trascendental: Fuerzas morales, El hombre mediocre, Una moral sin dogmas, son brasas ardientes que caen en el espíritu de la juventud, para provocar llamaradas de insurgencia idealista: por la libertad, por la justicia y por la verdad de Latino América. Ingenieros, fue amigo personal de Felipe Carrillo, caudillo agrarista mexicano. El diario El Popular de Mérida publicó una extensa carta suya a Carrillo, de consejo, adhesión y aplauso a la política agrarista revolucionaria que desarrollaba el caudillo azteca. Ingenieros, en la Reforma Universitaria, fue un adalid, la Reforma “que llevaría a través del continente las ideas expuestas por Manuel Ugarte varios años antes y que cristalizaría, por ejemplo en el Perú en la fundación del APRA”. La esencia de la Reforma Universitaria consistía en: 1° Luchar por los principios de la revolución democrática y por la unificación de América Latina; 2° Democratizar la vieja universidad, extirpando sus resabios feudales a fin de preparar los técnicos que construirían la gran nueva nación.
Mas ocurrió en la Argentina, como en Bolivia y en otras partes, “inaugurada en una lucha continental contra el imperialismo, concluyó a su servicio”.
La fundación de la Unión Latinoamericana “El 21 de marzo de 1925 se fundaba la Unión Latinoamericana, cuya acta inaugural era firmada por José Ingenieros, Alfredo L. Palacios”, y otros personajes de parecidas dimensiones. 60 Ing. Bustillo, Prudencio. Revista Claridad. 1948; Sept. 11.
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Franz Tamayo Aquel acta decía: La Unión Latinoamericana ha sido establecida para mantener y realizar estos propósitos fundamentales: coordinar la acción de los escritores, intelectuales y maestros de América Latina, como medio de alcanzar una progresiva compenetración política, económica y moral en la armonía por los ideales nuevos de la humanidad. Orientar las naciones de la América Latina hacia una confederación que garantice la independencia y la libertad contra el imperialismo de los países capitalistas extranjeros, uniformando los principios fundamentales del derecho público y privado y proponiendo la creación sucesiva de entidades jurídicas, económicas e intelectuales de carácter continental. La Unión Latinoamericana afirma su adhesión a las normas que a continuación se expresan: solidaridad política de los pueblos latinoamericanos y acción conjunta en todas las posiciones de interés mundial, repudiación del panamericanismo oficial y supresión de la diplomacia secreta. Oposición a toda política financiera que comprometa la soberanía nacional y en particular a la contratación de empréstitos que consientan o justifiquen la intervención coercitiva de estados capitalistas extranjeros. Refirmación de los postulados democráticos en consonancia con los avances recientes de la ciencia política, nacionalización de las fuentes de riqueza y abolición del privilegio.
El 29 de junio, 1925, en París en rue Danton, más de dos mil estudiantes latinoamericanos hicieron una gran manifestación, para refirmar la lucha antiimperialista y de unidad latinoamericana. Por aclamación, Ingenieros presidió el acto. Hablaron Miguel de Unamuno, Manuel Ugarte, Eduardo Ortega y Gasset, Víctor Raúl Haya de la Torre, Carlos Quijano (uruguayo) y el poeta guatemalteco Miguel Ángel Asturias.
En aquella oportunidad salieron de la garganta de Ingenieros, llamaradas de incendio socialista, si se quiere bolchevista. Dijo: “Yo soy discípulo de mis discípulos”. “Ellos caminan hacia los ideales que arden en el Oriente, y yo no tengo derecho a quedarme cristalizado…”: “sólo un ser cristalizado persiste en sus formas primitivas”. Se dice que Ingenieros comenzó dentro del dogma individualista, hasta llegar a hacer un “paralelo ominoso entre Jesús y Nietzsche, para terminar como el teorizante bolchevique” más intransigente61. Ingenieros, llegó a ser el Maestro más cabal de las juventudes de su tiempo. Fue exaltado a tan alto sitial, porque él no acostumbraba usar las medias tintas; jamás se quedó en el término medio, que para Aristóteles, era 61 Ig. Prudencio Bustillo, art. cit.
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Fausto Reinaga el signo de la virtud. Ingenieros jamás se tragó su pensamiento, lo expresó siempre íntegramente, en su lenguaje rotundo, sin reparar en las consecuencias. “Su probidad intelectual y su temperamento le llevaron en todo tiempo y lugar a patentizar los cambios de opinión que otros saben disimular” o negociar a oro contante y sonante.
Con el correr del tiempo, las oligarquías pro-imperialistas de los estados de Indoamérica, organizaron una campaña de silenciamiento de la verdadera obra del Maestro: su lucha antiimperialista y su fervorosa adhesión a la revolución rusa. Las fuerzas tenebrosas que dominan todavía no han permitido más que “una gloria póstuma tejida de malentendidos”. Ingenieros era un enemigo insofrenable de los diablos predicadores. Pues, más que en la eficacia de su palabra, creía en la eficacia de su ejemplo, igual que Sócrates y Jesús. * * * Alfredo L. Palacios, nació en 1876. Es el mayor líder de la Reforma Universitaria en América Latina. Su elocuencia admonitoria produjo incendios de rebeldía en el espíritu y la voluntad de las juventudes indoamericanas. Ha sido uno de los primeros diputados socialistas que llegó al Parlamento, desde cuya curul ha hablado para estudiantes y masas obreras del continente. Todas sus obras que pasan de veinte volúmenes, se refieren a la Reforma Universitaria, al socialismo y a la lucha antiimperialista. Miembro del partido Socialista fue exaltado a las cumbres de la popularidad. Conspícuo orador, titán de la palabra se adueñó de las masas porteñas de Buenos Aires, las que le llevaron casi ininterrumpidamente a la diputación o la senaturía del Parlamento argentino. Tuvo como Ugarte discrepancias con el ala europea del Partido Socialista. Pero que al final volvió al seno de él y es hasta nuestros días el conductor espiritual más autorizado de aquella entidad política; la misma que hoy lo ha arrojado al lodo: Palacios es embajador del tirano Aramburo. “…La infamia imperialista ha logrado que Alfredo Palacios deba jugar un papel que su pasado le prohíbía terminantemente”62. * * * Creación de la Pedagogía Nacional de Franz Tamayo y El porvenir de América Latina de Manuel Ugarte, aparecen en 1910. Tamayo y Ugarte publican a los 35 y 32 años respectivamente. La Pedagogía de Tamayo es el libro máximo. 62 Lucha Obrera, N° 2, Buenos Aires.
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Franz Tamayo Antes de él nadie se había atrevido usar verbo tan admonitor a favor del indio. Para el alma de la oligarquía terrateniente el indio: era algo menos que un perro; era una cosa infame, para menesteres infames: el pongueaje, mitanaje, la pernada… Sobre este océano petrificado por la costumbre y la ley, Tamayo lanzó su volcánico libro… Tuvo razón cuando nos dijo “soy el precursor de Mariátegui, Haya de la Torre, Valcárcel, Uriel García y otros indigenistas del continente…”. Con la testa erguida y el índice perforando el porvenir, Tamayo estuvo entonces en su hora auroral. Pudo haberse convertido en el Maestro (quizá más grande) de Indoamérica, “De Cuba, del Perú, de México llegaban voces pidiendo consejos” y Tamayo escribía los espléndidos mensajes… Sobre el “Meridiano intelectual de América” se produce una pugna entre los intelectuales españoles y argentinos; aquellos quieren situarlo en Madrid, y estos en Buenos Aires. La intervención de Tamayo discrepando de ambos bandos, señala para tal “meridiano” México, Bolivia o el Perú; vale decir, lo más indio de los pueblos de Indoamérica… El nombre de Tamayo cruza el continente con la intensidad lumínica de un relámpago. “¡Fugaz ilusión! El pensador americano es flor de un día”63. Tamayo pensaba alto, pero tenía los pies en el lodo de la explotación feudal. No dio importancia, no quiso acordarse de aquella conseja vieja: si no va acompañada del ejemplo la palabra es estéril… Dando un escupitajo a la doctrina socialista, a plena conciencia tornó no sólo al fondo mismo de la clase social dominante, de donde había salido y contra la que había escrito su formidable Pedagogía, sino que se alistó en las filas del partido político oficial que gobernaba el país, el Partido Liberal. El conductor de las juventudes, el ideólogo, el maestro que había en Tamayo se desvaneció. Dejando el cayado del idealista a la vera del camino, se envolvió en la bandera de un partido político, cuyos jefes y militantes eran como él dueños de fincas y pongos. La Pedagogía que fue una arremetida contra el régimen feudal de la sociedad, quedó con la filiación y lucha política de su autor como obra de nadie, flotando en el polvo de anémicas bibliotecas particulares. Al advenimiento del socialismo científico se produjo la caída de la “apolillada armazón del positivismo” comtiano; la pedagogía, que lleva bastante esencia positivista, necesitaba despercudirse para enfrentarse a la corriente del nuevo ritmo al que había ingresado el pensamiento filosófico: el marxismo. Pero Tamayo ya se había abanderizado en el campo antimarxista; entonces la Pedagogía quedó donde al principio estaba. Interesa la ubicación de Franz Tamayo en el espíritu de la juventud de Bolivia, de eso y no de otra cosa se trata. La vida de Tamayo, sumergida 63 de Medina, F. D. El Hechicero del Ande. p. 202.
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Fausto Reinaga en la marejada política del país… y en la producción de su obra artística, transcurre sin mayor trascendencia porvenirista dentro de las montañas del Ande. Si hoy es diputado, mañana jefe del Partido Radical y director de El Figaro, o bien Ministro de Estado; y… fuga entre fuga de la actividad política… incuba en su torre de marfil: Horacio y el arte lírico, Prometheida, Sherzos, Scopas, Nuevos Rubayat, etc., salen uno tras otro como mariposas rosas o ruiseñores ebúrneos. La juventud universitaria de los tiempos del centenario de Bolivia (1925), después de la primera guerra mundial y al influjo de la Revolución Rusa, sentía el avatar de nuevos ideales. Y no tuvo maestros, ya que ni Gonzáles Prada, ni Martí, ni Rodó, ni Palacios, ni Ingenieros, ni Ugarte, ni Haya de la Torre, Mariátegui, ni… nadie llegó hasta las breñas de los Andes, donde se acurrucaba un pueblo indio. Todos sirvieron y sirven de antena a la marcha de las juventudes y de las masas obreras de sus países de origen y pueblos con extensos litorales. Todos tácita o expresamente, pero todos de conciencia y corazón, fueron socialistas… el hecho es que la juventud y la clase obrera de Bolivia, quedaron libradas a su propia suerte. Se olvidaron aquellos maestros que en el viejo Kollasuyo también había almas hambrientas de verdad y de justicia… Ante este desolador desamparo y al ver que los grandes hombres de otros pueblos se ponían a la cabeza de las fuerzas mozas, la juventud del centenario resolvió tocar las puertas de Franz Tamayo. -“Don Franz, venimos a rogarle que sea usted Rector de la Universidad”… - ¡…ni una palabra más! ¡Señores míos! Tamayo no quiere discípulos… -Pero señor… (Los visitantes sorprendidos, insisten) pero señor, usted es el Maestro de la juventud… -¿Cómo?…¿Maestro de la juventud? Está desprestigiado el título… Los jóvenes salen desconcertados…”64.
Sócrates, Jesús, fueron Maestros. Tuvieron y tienen discípulos. Unamuno era rector y profesor. González Prada, Martí, Ingenieros, Palacios65… 64 de Medina, F. D. Ob. cit., p. 210. 65 Don Miguel, el sabio y bravío rector de la universidad de Salamanca, afrontó a las hordas falangistas de Primo de Rivera…: al grito salvaje de: “Abajo la cultura”, supo responder con su inmortal: “Gobernaréis pero no convenceréis…” Entre don Miguel y Tamayo existe una similitud, pero más formal que vital. Así por ejemplo, toda su vida Unamuno lidió por una “España deseuropeizada”. Tamayo en su Pedagogía, sostiene la tésis: Bolivia deseuropeizada. Don Miguel era poseedor –como nadie de su tiempo y de su raza–
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Franz Tamayo Todos los espíritus-atalaya del Nuevo y Viejo Mundo tuvieron discípulos, y quizá ellos mismos buscaron… y fueron muchas veces “discípulos de sus discípulos”. Pero el Zaratustra de la calle Loayza de La Paz-Bolivia no quiso ser Maestro, porque el título se hallaba desacreditado. Esto revela la medida de su orgullo cultural europeo, pero también la medida en que fue reabsorbido por el medio social de la clase dominante feudal. Evidentemente en Bolivia, a cualquier polichinela se lo proclamaba “Maestro de la Juventud”. Tantos maestros tuvo la juventud que… al final no alcanzó a tener uno solo66. Esta sombría orfandad de maestros la indujo de lenguas vivas y muertas; Tamayo también hablaba muchas lenguas vivas y muertas. Don Miguel fue poeta-filósofo. Tamayo fue también filósofo-poeta. Además don Miguel fue ensayista, novelista, dramaturgo, etc., un espíritu genial… Al final Unamuno fue un gran conductor de la juventud: fue su rector. Su profesor, su amigo. A causa de su lucha conoció el ostracismo… en este lugar Tamayo es el antípoda de don Miguel… Aquella carta fechada en 4 de enero de 1918 en Salamanca que dirigió Unamuno a Joaquín Maurin, ha dado vueltas por el mundo. Porque se trata del pensamiento vivo de Unamuno, la reproducimos: “Desde esa Lérida donde en septiembre del 16 pasé unas horas me llega su voz, amigo mío (creo ya tener derecho de llamarle así), y voz de aliento, ¡gracias! Mas yo quisiera que todos los que estimen ustedes de algún valor mi obra se pusieran a ella, porque es obra común pública, no propia y privada mía… Hay que encender el culto a la sinceridad y hasta a la indiscreción. Libertad es conciencia. Es libre el pueblo que conoce las razones de la ley porque se rige. El enemigo mayor de la libertad es, pues, el secreto, peor que la violencia. El despotismo –régimen de violencia–, mejor ser hombre que conoce la injusticia de la violencia que se le hace, que animal doméstico que ignora por qué se le ceba y se lo cuida con esmero. El peor esclavo es el contento con su esclavitud. Desdíquense, pues, ustedes los jóvenes a romper secretos, a ser indiscretos. Democracia es publicidad. Y no sé si los tontos cuyo número es, según las Escrituras, infinito, llamarán también a esto paradojas. Porque paradoja es para ellos todo lo que sus mentes dispépticas no pueden digerir… Con todo agradecimiento y simpatía te saluda.–Miguel de Unamuno. Comos se ve, la carta, célebre mensaje de Libertad, lo retrata a don Miguel de pies a cabeza. La carta es un Evangelio de sinceridad, rebeldía y libertad. Tamayo, nunca dijo algo parecido a la juventud de alguna parte… 66 ¿Y Jaime Mendoza? A Jaime Mendoza, de un tiempo a esta parte, varios intelectuales, en una y otra forma, lo van sublimando. Con ello no hacen un servicio a la memoria de Mendoza. La historia para ser tal tiene que vestirse de verdades, no de hipérboles. Como maestro de juventud de continuo se lo compara con Ingenieros, González Prada Martí… Lo que es un craso error o una supina ignorancia. Puesto que ni Ingenieros, ni González Prada, ni Martí tienen un lejano parecido con Jaime Mendoza. Dicen dichos intelectuales: “Mendoza es el más grande ideólogo boliviano”… “Mendoza no defraudó nunca a la juventud” (La Nación,12 Jun 1955). Posiblemente no se sintió defraudado el grupículo provinciano o aldeano que visitaba la casa del doctor Jaime Mendoza. Más la verdad es que la juventud de Bolivia no llegó a conocerlo a Mendoza ni Mendoza compartió jamás los ideales de la juventud: quiere decir que no se trabó relación ni hubo influencia mutua. La juventud universitaria de Sucre no lo siguió a Mendoza; porque Mendoza no se sintió jamás socialista. ¿Que fue un gran espíritu sincero y valiente? Nadie pone
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Fausto Reinaga a buscar su mentor en Tamayo… Pero Tamayo dio con las puertas en las narices; arguyendo lo desacreditado del título… Como si el título hiciera al maestro de verdad… Tamayo nunca abrió el cofre de su espíritu al alma sedienta de ideales de la juventud67. El verbo de Tamayo fue siempre en duda. Y a fuerza de sincero es que declaró en una conferencia pública: “Yo no soy socialista, no conozco la doctrina del materialismo histórico de que hablan los jóvenes universitarios…”. La juventud ardía dentro los ideales de redención social, dentro los principios del socialismo: y si el pretenso maestro ignoraba la ciencia que trataba de aquella materia, es, pues, absurdo concluir que la juventud siguiera a un espíritu ajeno a sus ideales. Porque entre maestro y discípulo debe existir no sólo: unidad de ideales sino identidad de espíritu de lucha. Además, con mucha frecuencia se lo llama el Gorki boliviano. “Su primer libro, En las tierras del Potosí publicado en Europa le valió el título de Gorki boliviano que desde hace cuarenta años se repite sin cesar como eco entre las montañas del tiempo, porque se lo dio Rubén Darío: “Yo he tenido oportunidad de conocer al doctor Jaime Mendoza en quien se revela en nuestro continente un nuevo y distinguido Gorki…” (Guzmán, A.. La novela en Bolivia. p. 69)… Darío, el tiempo se ha encargado de probar, emitió un juicio precipitado quizá etílico sobre el novelista Mendoza. Porque no es ni pudo ser un Gorki. Desde luego, Alejo Pechkov, a diferencia de Mendoza, cuyos progenitores gozaron de finca y pongo, vive en el seno de las clases explotadas; no llevaba certificado de doctor. Porque tuvo los ojos y los oídos abiertos sobre la vida, aprendió tanto que a los “treinta años poseía ya la fortuna y la gloria… Era el ídolo de la juventud rusa. Sobre todo de los humildes y oprimidos”, “Gorki, no fue solamente un escritor. Fue también un luchador infatigable. Miembro del Partido Socialista Demócrata, actuó en la Revolución de 1905. Después de la derrota fue encarcelado. Emigró a Italia donde fundó y mantuvo con sus dineros una escuela socialista. En 1917 tomó parte activa en el Congreso del Partido Social Demócrata Ruso celebrado en Londres. Fue él quien pagó todos los gastos de la asamblea que se elevaron a unos 20.00 rublos…”. La Revolución Rusa de 1917 le contó entre sus combatientes. Sus famosas obras Tomás Gordeef, La Madre, En los bajos fondos, etc., etc., no guardan, no tienen relación de belleza, de calidad ni finalidad con En las tierras del Potosí, novela que Mendoza no ha superado ni con Páginas bárbaras, Los malos pensamientos, Memorias de un estudiante, ni Los héroes anónimos… Sobre la producción literaria de Mendoza, el juicio de C. Medinacelli es justo, quizá más generoso que justo: “derrochó toda su energía en pintar el ambiente donde tenían que actuar los protagonistas, pero cuando llegó el momento en que propiamente iba a comenzar la novela, profundizando el análisis psicológico, le faltaron fuerzas y concluyó precipitadamente”. Sobre la forma que empleó el escritor Mendoza, otro crítico (A. Guzmán) Dice: “El lenguaje no es muy esmerado”. En cambio, el genial Gorki era un genial artista en la pintura de los paisajes del alma social. Si se quiere un genial humanista proletario. Su nombre y su gloria alcanzaron dimensiones universales. Por eso la humanidad lo ha colocado en el cielo de la gloria y de la inmortalidad. Es un insulto a Jaime Mendoza compararlo con Gorki. 67 Amante de una extrema misantropía; enfundado en una hurañez felina, acaso huyendo de sí mismo busca la reserva más absoluta. Si su vida pública fue tan huidiza, su vida privada era terra incógnita; su intimidad un misterio. Nadie la conoció. Nadie sabía cómo pensaba, cómo recitaba, cómo hablaba, cómo trataba a “sus” gentes… En fin, si vivía como un hermita o un Zaratustra, el cual por lo menos tenía a sus animales: “su águila”, “su víbora”, “su burro”… Contrastando con la vida de Tamayo, otros, los auténticos conductores de la juventud, no sólo que han vivido en “una casa de cristal”; sino como Sócrates y Jesús, han dormido en un solo lecho y comido de un mismo plato… Pues, ahí
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Franz Tamayo para la juventud un verbo que esplende y resplandece épocas muertas, o bien inflama emociones y coraje con el ejemplo de los pueblos de “Fieras rubias”68. El verbo faústico de Tamayo verdad que ardía, pero en las cumbres nevadas de los Andes, de aquella región metafísica no podía descender a la humanidad india, que se movía como pedazos de piedra o paja brava en la más desesperante orfandad de ideales tanto en la altipampa como en las cuencas arrugadas de la sierra boliviana. Tamayo jamás se puso a la cabeza de una legión de héroes que ofrecía sacrificarse para conquistar la libertad ciudadana por ejemplo. Tamayo, como el dios de la alturas, sordo, y ciego al gemido y el dolor de las gentes, clamaba, proclamaba, divinizaba la Ley; aunque ella hubiérase extinguido bajo la bota bárbara de algún salvaje dictador: “Yo que nunca conspiré”… “El hombre que no conspiró jamás”… “Alguien debía quedarse siendo el paradigma de la legalidad y de la justicia democrática”… “Alguien debe confirmar con los actos la prédica de respeto a las instituciones, el honor y la paz… Ese alguien fue y seguirá siendo Tamayo”69. Claro, alguien debía pasar a la posteridad como el apóstol de la ley y de la democracia gamonal. La juventud boliviana sufría el rigor no sólo de la naturaleza, sino también la criminal ignorancia e injusticia de los políticos y militares oligarcas que dirigían la guerra del Chaco. Entre el lodo, las ratas, los piojos;… Millares de jóvenes morían con la esperanza de que Bolivia tenía un Tamayo, para vencer y resurgir. Millares de jóvenes vivían la “vida de las trincheras”, con la esperanza de que al concluir el fuego del Chaco, Tamayo los conduciría, los guiaría a la realización de los nuevos ideales que golpeaban está Alejandro Korn, J. C. Mariátegui, R. Haya de la Torre y... ahí está Ingenieros de quien Ravines, antes de ser el renegado, refiere el siguiente episodio: “Cuando arribamos a su casa, el Maestro tomaba y una ducha. Desde el baño daba voces diciendo: Che gallego, acomódalos… siéntense: qué cosa bárbara… qué calor fenómeno amigos, acomódense… Nos hacinamos, porque los asientos no alcanzaban para todos. A poco apareció Ingenieros con su figura opulenta. - ¡Qué tal muchachos, qué calor bárbaro! ¡Qué fenómeno..! Hombre adiposo, de blancura ebúrnea, con vello escasamente distribuido sobre la piel apareció ante nosotros totalmente desnudo. Se cubría los hombros con una toalla; no dio la mano porque las ocupaba para enjugarse… el maestro en esta forma introducía de golpe una familiaridad plenaria en la entrevista…”. Ravines, La gran estafa, p. 87. 68 “Para su libro apostólico, los muchachos de “Gesta Bárbara” me piden una palabra que no tengo. En mi indigencia, la tomo prestada a Goethe, que desde su tumba dice a nuestros muchachos: “¡Valor y coraje! Valor perdido, todo perdido ¡Más valiera no haber nacido! Tamayo”. 69 Tamayo, Franz. Tamayo rinde cuenta. p. 17.
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Fausto Reinaga los corazones y tensaban las voluntades… En ese mismo momento, con desprecio olímpico a la angustia infinita y la muerte de los combatientes del Chaco, Tamayo se enfrentaba a la juventud. Respeto a la libertad de los bolivianos. Mano fuerte con el nihilismo turanio-mongol que sopla del Este de Europa, que amenaza destruir una civilización milenaria, obra del genio grecolatino y del espíritu occidental, y que acaba dando al mundo el estupendo espectáculo de ciento treinta millones de seres humanos encorvados y agonizantes bajo el knut de la barbarie. Frutos podridos antes de madurar, nacieron seguramente en razas rezagadas y de ideologías que palpitan latentes en los profundos de toda humanidad, y que periódicamente a través no de siglos, sino de milenios, aparecen en la superficie de la historia como gérmenes de mal, corrientes regresivas hacia una animalidad primitiva, y que a los ojos del pensador altísimo hasta llegaría a justificarse como la presencia de un contrapeso o de un reactivo necesario para despertar nuevos impulsos humanos hacia las cumbres del ideal…70.
¡Éste es Tamayo! Un oligarca-gamonal de alma estañada. ¿Vida, libertad, propiedad de los bolivianos? ¿De todos los bolivianos? ¡No! De los terratenientes-gamonales bolivianos, nada más. De la oligarquía boliviana nada más. Porque la vida noble del pueblo se quemaba en los arenales del Chaco. La libertad era un privilegio divino que gozaban los señores de talento y de riqueza, en suma, los señores “de finca y pongo”; el pueblo que era esclavo, nunca recibió ni sintió esta gracia divina. En cuanto a propiedad, basta decir que el pueblo no tenía: casa ni tierra; no era propietario ni de su propia vida, ya que se la quitaban impunemente bajo la metralla manejada por los enemigos externos e internos de la patria. Cuando Tamayo alega “despertar nuevos impulsos humanos hacia las cumbres del ideal”, se refiere concretamente a su ideal, a aquel en que el pueblo, siga conforme con su hambre y esclavitud. Porque Tamayo, a decir verdad, en la realidad de los hechos, nunca tuvo otro ideal. * * * Llegan los días de infinita angustia de la Revolución Nacional. Sobre montañas de cadáveres y ríos de sangre se levanta la victoria de abril de 1952. Ante la realidad revolucionaria todas las teorías importadas, remendadas y cosidas como trapo de pobre con el hilo de intereses bastardos del mo 70 Discurso programa de Franz Tamayo. Candidato radical-genuino a la Presidencia. 1 Oct 1834.
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Franz Tamayo mento; teorías dogmáticas y sincréticas; ideas inflexibles y eclécticas de todo jaez se hicieron añicos… Desde los balcones del Palacio Quemado se hablaba a tal hora sólo de reformas, y a la hora siguiente se predicaba a voz en cuello la revolución… Las masas empujaban y con todo derecho. Pues ella había ganado la batalla; y gracias a su lucha heroica y su sacrificio no existía, por ejemplo, la infame institución del ejército nacional, instrumento de opresión y masacre. La revolución en Bolivia era universal. Se trataba nada menos, que de la liberación del indio: las cuatro quintas partes de la población boliviana. Un sector de la juventud universitaria del MNR, juventud sin ideales, que sintió caer del cielo la fruta madura en sus manos, juventud que había padecido un crónico ayuno ideológico… Al verse en posesión del poder, al darse de narices con las tareas de la conducción revolucionaria… Abrió la boca de sorpresa y los ojos empañados y preñados de signos de interrogación, se dijo: -¿De dónde nos ha caído esta revolución? -¿Qué haremos con ella? -¡Pues, preguntaremos a Tamayo! -Pero, para que no nos dé con las puertas como en 1925, lo halagaremos primero. -¿Cómo? Si él ha dicho “ni los honores me aumentan ni las injurias me disminuyen”. -No importa! Lo declararemos solemnemente en el aula magna “Maestro de Generaciones” como aconseja su biógrafo Diez de Medina. -¡Listo “compañeros” del Paraíso Terrenal! Se lleva a cabo un acto solemne en la Universidad… Se lo declara a Tamayo “Maestro de Generaciones”. Pero Tamayo no sale de su misteriosa “cueva de superhombre”, no quiere dar dos pasos. Tamayo, brilla por su ausencia en el acto solemne. Y se hace proclamar simbólicamente. Tamayo es maestro simbólico. ¡Oh! Juventud plena de riqueza y poder ¡Oh juventud proclamadora del maestro de generaciones, os habéis equivocado! “La auténtica plenitud no consiste en la satisfacción, en el logro, en la arribada. Ya decía Cervantes que el camino es siempre mejor que la posada”71. Una digresión útil. En la guerra civil de 1949 pude ver la clase obrera de Bolivia, al meollo y al elemento masivo de aquel sector de la juventud, uni 71 J. O. y Gasset. La rebelión de las masas.
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Fausto Reinaga formarse y marchar de leva voluntaria en busca de los campos de batalla, por la causa de la “democracia” de Mamerto Urriolagoitia. Esa juventud estuvo saturada nada más que de apetitos. De ahí que se hizo embozalar bajo el pendón de la feudal-burguesía. Material y espiritualmente defendía el régimen de la rosca y el gamonalismo. Luchaba contra la Revolución Nacional. La misma juventud, ya dentro del proceso de la Revolución Nacional, por una ironía de la historia, se mantuvo inalterable en cuanto se refiere a su utilitarismo contante y sonante. Pues, bajo la careta revolucionaria con precocidad y coleridad extraordinarias se zambulló en el hartazgo sanchopancista más descocado. Puede que se nos diga; ¿Y el primer congreso de la juventud nacionalista de noviembre de 1955, y su manifiesto? Respondemos. Aquello es ya un fruto de la Revolución; y no un producto de almas cancerosas que llevan el estómago en vez del cerebro y el sexo encanallecido en lugar del corazón… Corazón, que en otras juventudes ha latido y late como un nido de grandes ideales. ¡Juventud que no sangra por sus ideales, no es un divino tesoro, es una bestia dorada! Los jóvenes del colegio Ayacucho, tocados de un halo de ingenuidad sublime, pensándolo a Tamayo varón veraz y sincero, se dirigen mediante una emocionada nota, que es casi unción religiosa: “Maestro: tú que con cincel de fuego tallaste el pensamiento de la Pedagogía; maestro: di tu palabra sobre la liberación del indio…”. Tamayo, el agresivo Zaratustra, como hace veintinueve años a los universitarios del centenario, les dice a los ayacuchenses palabras torpes, y carentes de verdad y sobre todo de sinceridad: Hoy la juventud boliviana comienza a agitar los mismos problemas bolivianos seculares ya, que en gran parte fueron también señalados en la Pedagogía. Y mi sentimiento es que la juventud boliviana, después de tanto tiempo, no ha aprovechado las enseñanzas de ayer…En una voz que recuerda la voz de nuestro padre y libertador Bolivar, hoy nuestra juventud habla de la liberación económica del indio; pero aplicando los criterios de la Pedagogía, veamos lo que hay en el asunto. De los seis billones de papel inconvertible e inflado de que hoy goza Bolivia, el ochenta por ciento o más está en manos de los indios… La casi totalidad de la riqueza móvil boliviana, está pues en poder de los indios; a punto que a ciertas horas y en ciertos centros comerciales, llega a escasear incómodamente
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Franz Tamayo el circulante. ¿Lo sabe la juventud libertadora de indios? No. Porque ni siquiera se ha planteado el caso, como lo estoy planteando hoy. La riqueza movil boliviana está en poder de los indios. Para probarlo, deseo poner en la mesa de debate, no palabras sino realidades. Los paceños estamos contentos del crecimiento rápido y firme de nuestra ciudad. Del antiguo poblacho de cincuenta mil habitantes, hoy La Paz es urbe de 350.000 o más. Así han crecido las grandes ciudades antiguas y modernas también. Pero para no hacer ciencia de similar, hay que estudiar el caso paceño y no yankee o europeo. La Villa Victoria y otras muchas villas de que ha crecido La Paz, sólo están hechas y formadas por familias indias que abandonando el trabajo rústico del agro (como hoy se dice con evidencia latina), abandonando el agro, han venido plenamente ricas, a hacerse propietarias y regnícolas urbanas (perdón la palabreja). Liberación económica del indio… He traído no palabras sino realidades bolivianas a este debate. Espero que la juventud que con toda audacia pide responsabilidades concienciales al viejo pensador, responda con la misma integridad y honradez con que respondo yo72.
* * * La Central Obrera Boliviana y las centrales obreras departamentales se enfrentaron a las clases medias. La lucha se arrecia sobre si “se hace o no”, el ejército de la revolución… el señor ministro de Defensa, también como los muchachos del Ayacucho, se acuerda del taumaturgo de la calle Loayza de La Paz. Y, con el espíritu postrado de rodillas, le pregun 72 Tamayo, Franz. Última Hora. 23 Abril, 1953. En pleno proceso de la Revolución Nacional, se llevan a cabo, dos hechos intelectuales de transcendencia quizá no sólo indoamericana: el Primer Congreso Boliviano de Sociología -1954-, y el III Congreso Indigenista Interamericano -1954-. Tamayo fue invitado y “rogado” como excatedrático de sociología a integrar el Consejo de Honor… A la atenta nota que pasara el “Comité Promotor del Congreso” respondió con un “Tamayo no se mete en esas cosas…”. El III Congreso Indigenista Interamericano, a su turno, le “rogó” a Tamayo se dignara aceptar la invitación del Congreso… para recibir –sobre todo–un homenaje de los congresales del continente americano y de otras partes del mundo, entre los que se contaba el vice-presidente de la India. Tamayo cerró la boca. Y que se sepa, no dijo palabra.
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Fausto Reinaga ta: “Maestro, di tu palabra. ¿Debemos o no reabrir el Colegio Militar? ¿Debemos o no reorganizar el Ejército Nuevo? Tamayo, sacude su testa illimanesca y le dice: Bolivia ama a sus instituciones”, “ellas constituyen la esencia y la substancia del Estado Boliviano… La institución militar (el Ejército Nacional) hace parte integrante de ese conjunto de instituciones jurídicas y sabias que nos legaron los libertadores”. “La institución militar está profundamente arraigada en el corazón de los bolivianos, que el pueblo jamás renunciará a ella, como tampoco renunciará a sus demás instituciones, el conjunto de verdades de derecho sobre el que la república está edificada…
Tamayo, el super/hombre, en vez de consejos, da orden imperativa: No tocar ninguna institución; vale decir, no hacer la revolución. El mandato es: conservar todas las instituciones; no tocarlas... Conservarlas intangibles es un deber y una obligación. En una palabra, Tamayo ordena no tocar la organización de la rosca y de los terratenientes feudales… Y concretamente reorganizar cualitativa y cuantitativamente al ejército viejo que había sido la encarnación de la ignominia y del asesinato. De José Ingenieros, Sergio Bagú, escribe evocando las sugerencias del Maestro argentino a Felipe Carrillo, caudillo agrarista mejicano: A la distancia Ingenieros fue su consejero y en aquellas iniciativas radicales que llevó a cabo coincidió en un todo las palabras del pensador con las medidas del estadista. (Ingenieros) Le dijo que aun manteniendo la más completa solidaridad moral con la Revolución Rusa, no convenía adherir a la III Internacional ni ligarse al Partido Comunista, aunque descartando toda vinculación con la II Internacional y con los socialistas reformistas que servían los intereses de las potencias esencialmente reaccionarias en esa época. También le expuso la necesidad de adaptar la acción de su partido al medio en que actuaba, recordándole que la fuerza más grande de los revolucionarios rusos se debió al profundo sentido nacionalista de su obra. El diario “El Popular” de Mérida, al reproducir la extensa carta en que le habla de esta política, interpretaba su criterio con este título: “Un gobierno socialista resulta el más leal y sincero defensor de los intereses nacionales”. No le ocultó la ventaja de dar un carácter latinoamericano al movimiento, por considerar que nuestros países están en la situación de estados proletarios frente al capitalismo imperialista de Estados Unidos y que representa el único peligro común para la independencia de nuestros pueblos.
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Franz Tamayo Ingenieros dice: “haced la revolución”; revolución a la medida de la realidad viviente. El apotegma de Ingenieros es la antítesis del pensamiento de Tamayo. Si Ingenieros fue la verdad en su vida y en su doctrina, Tamayo es en su vida y sus ideas la egolatría encajada a los intereses egoístas y reaccionarios, sus intereses. * * * Cuando se preparaba la Reforma Agraria, el movimiento de las masas obreras había ensanchado su radio de acción; pues comprendió a las masas campesinas. Tamayo, con un odio negro de clase saltó a la arena. Tal que si hubiera podido disponer de una bomba atómica, hay que estar seguro, que la hubiese arrojado contra la Revolución… Hubiera destruido la humanidad, antes que permitir la liberación del indio. En su pasión de impedir la Reforma Agraria y contener –ya que no podía destruir– la marcha de la Revolución Nacional, Tamayo se bate como un héroe de las Termópilas… Hoy lanza un manifiesto al colegio Ayacucho, mañana al ejército, pasado mañana a los universitarios, al día siguiente mensaje a los obreros… Y, si no hubiera sido demasiado conocido como terrateniente-ponguero, hubiera hablado en su lengua de sangre y leche, en aymara, a los siervos que ahora levantaban ya los puños crispados en demanda de tierra y libertad… Y ¿qué decía, qué pedía, qué aconsejaba, qué mandaba Tamayo en sus mensajes y manifiestos? Una sola cosa; no hacer revolución. Detener la marcha de la Revolución. El Júpiter Tonante arrojaba rayos desde su Olimpo, decía: ¡no toquéis las instituciones! De lo contrario seréis unos comunistas desalmados… Toda la prensa de Bolivia y del continente (incluyendo La Nación de La Paz) recogía y difundía la palabra de Tamayo. (Una honrosa excepción para nuestro órgano periodístico, Rumbo Sindical) ¿Recogía y difundía y nada más? No señores. Haciendo coro y echando incienso, tal como si fueran los mismos mandamientos que llegasen del Sinaí, la amplificaba de esta manera: El maestro expresa su pensamiento ante el país. Lo de ayer se refiere a un planteamiento originado por la petición que fue formulada por parte del señor Ministro de Defensa sobre asuntos atingentes a la institución armada, es decir a nuestro ejército. Tamayo, ésta vez como otras sale por los fueros de la Verdad, que es la esencia de todo pensamiento filosófico, de toda doctrina y de toda actitud humana que busca la armonía, el orden y la justicia. Todavía le queda a Bolivia Franz Tamayo –no para gobernar que para él sería tarea de poca monta–, sino para orientar, que
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Fausto Reinaga es como decir: todavía le queda pensamientos y voz. Sin hipérbole alguna, encontramos en Tamayo, cada día, con más hondura, la expresión genuina de la nacionalidad, tal como es, como debiera ser: firme, recta, profunda, aguda, y dura si se quiere; pero vigorosa en toda su trascendencia cívica. En Tamayo existe lo que difícilmente se encuentra en otros pensadores contemporáneos… La profundidad vertical, tanto para la ascensión como para penetrar en lo hondo del surco nacional. Tamayo ha tocado, en la carta al señor Ministro de Defensa, aspectos importantes… Es por ello que, ahora someramente nos referiremos al pensamiento de Tamayo expuesto ayer, y que no debe ser olvidado… Constituye lo permanente, para el país, para la patria, en una palabra, para el porvenir y la estabilidad de sus instituciones. Dice Tamayo que la pluralidad de naciones civilizadas no tiene más base de vida y estabilidad que el conjunto de instituciones jurídicas, alcanzado después de milenios de experiencia y sacrificio. Ante esta verdad cabe reflexionar en que los occidentales somos herederos de tres grandes formas del pensamiento humano, venido de la más próxima antigüedad: el arte y la filosofía helénicos; el Derecho de Roma, y el Cristianismo, nacido también en la ciudad Eterna. Y cabe preguntarnos: ¿podríamos, nosotros, los hispanoamericanos, y, también llamémonos latinoamericanos, podríamos, decimos, abjurar de estas tres formas grandiosas del espíritu del hombre de occidente? ¿Y podríamos, por ejemplo, prosternarnos en las gradas del Kremlin en actitud obsecuente ante los jerarcas de una nación casi asiática donde una doctrina económica, de origen occidental (el marxismo), ha sido convertida en una bandera política bajo cuyos pliegues se pretende crear un mundo alejado de las grandes concepciones de Grecia y Roma? Sólo cabría en mentes atenaceadas por inquietudes demagógicas la posibilidad de admitir la renuncia de un acervo tan grandioso como el que hemos recibido de los filósofos griegos y de los jurisconsultos romanos; pero nunca en el espíritu de los hombres donde la lumbre de una civilización de tres mil años ha contribuido a formar la estructura de las actuales instituciones de los pueblos occidentales. A esta conclusión llegamos al leer el pensamiento de Tamayo. ¿Qué es el comunismo bolchevique para quienes lo difunden y lo defienden fuera de Rusia? Es una plataforma desde la cual se ofrecen los abalorios de una politiquería que intenta realizar lo que Tamayo dice con tanta verdad: “ciertos pensadores, no pudiendo levantar y elevar las masas de retardada cultura moral e intelectual hasta el nivel de las clases naturalmente desenvueltas y superantes, no han visto mejor
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Franz Tamayo remedio que rebajar a los hombres cultos y superiores al nivel de los incultos e inferiores para establecer un siniestro nivel de igualdad suicida”. “Entre los dos extremos, entre el ángel y la bestia, no pudiendo sublimar a los unos, hay que bestializar a todos”, termina diciendo el pensador boliviano aludiendo al lenguaje simbólico de Pascal. Tamayo defiende las instituciones, el Ejército, el Parlamento y todas cuantas forman, como él dice: “la esencia y la substancia del Estado boliviano”. Más nacionalista que Tamayo, en este sentido, no será posible encontrar: es el asceta del patriotismo, inquieto permanente por las desgracias del país. Donde se abre una grieta allí está él para advertir el peligro. Aparece en el instante, el reflejo puro del patricio romano; del Creador de las leyes; del defensor del Derecho, Bonaparte está –creemos nosotros– más en la gloria y en la inmortalidad, por haber reunido una asamblea constituyente la cual sancionó el Código Civil llamado de Napoleón, como expresión auténtica de que París del siglo XVIII, bajo la égida del Emperador, reunía el “Consejo de los Quinientos” para elaborar las bases de la democracia sobre los firmes cimientos de las Pandectas y del Código del Emperador Justiniano. De esta jerarquía de grandeza, está hecho el mundo occidental y así es la herencia que hoy defienden los hombres que no pueden doblar su rodilla ante la fragilidad de ídolos falsos, nacidos al grito ensordecedor que provocan las actitudes de violencia. Tamayo, en lo institucional, está defendiendo no solamente a Bolivia como nación civilizada, sino a todo el mundo occidental. Está defendiendo una cultura, la que no puede ser destruida por las hordas de ninguna parte del globo.73 Le ha tocado al maestro –en el último tiempo– el papel que tuvo Sócrates en la antigua Grecia: todos requieren del pensador boliviano su palabra y una respuesta satisfactoria a las preguntas que le formulan. Estudiantes, obreros, dirigentes políticos, militares, han acudido a él. Como quien busca en Tamayo la Verdad, tan necesaria y tan difícil de alcanzarla en los instantes de duda. También nos recuerda Franz Tamayo, requerido por los desorientados, al héroe legendario que en “El Precursor” exalta Jalil Gibran Jalil, el poeta libanés, muerto a la misma edad en que Jesús cumplió el mandato de su Padre. Las gentes con la 73 Ultima Hora. 19 May 1953.
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Fausto Reinaga fe perdida acudían a él en demanda de la sabiduría de su palabra. Y también a Próspero, en Ariel, cuando el viejo maestro colmaba el ansia de sus discípulos, “mientras afuera sobre el surco tenebroso de la tierra, las estrellas parecían las manos de un sembrador”. Tamayo recuerda que los padres y creadores de Bolivia nos legaron y entregaron una patria libre, y lo que es más –agrega–, una patria organizada y viva; organizada sobre instituciones libres también, “No sabría decir yo –añade el pensador–, si el don de la libertad política fue entonces mayor o menor que el don de las instituciones jurídicas. Probablemente –aclara–, todas se identifican e incorporan unas en otras de manera inseparable, pues la libertad política es la mayor institución jurídica de un pueblo civilizado”. Y termina de este modo el pensamiento: “Venimos, pues, a que las instituciones públicas de que hemos gozado por más de un siglo, mal grado errores políticos y pasionales de toda suerte –prosigue–, la institución militar boliviana hace parte integrante de ese conjunto de instituciones jurídicas y sabias que nos legaron los Libertadores”. El espíritu cívico no puede dejar de recoger estas puras expresiones de un patriotismo sin pliegues y sin mácula. Tamayo está hablando de la Nación, con la mano puesta sobre el libro sagrado que es el código de la vida institucional boliviana. El Ejército, como institución integrante del Estado boliviano, no puede quedar marginado en la vida nacional ni tampoco expuesto a que de él se haga una entidad política o un conglomerado partidista. El Ejército no puede ser una fracción dirigida por designios políticos… Tamayo dice: “La institución militar está tan profundamente arraigada en el corazón de los bolivianos, que creo que el pueblo jamás renunciará a ella, como tampoco renunciará a sus demás instituciones, tales como la institución del sufragio y la institución parlamentaria; en suma, el conjunto de verdades de derecho sobre que la república está edificada”. Así es: no se puede renunciar a lo que representa la nacionalidad misma, en su más alta y dignificante expresión. No puede haber un Estado sin verdadero Ejército, como tampoco podría subsistir sin las instituciones públicas que hacen las leyes, y las que las aplican y mandan cumplirlas. La institución armada, es, ante todo, la abanderada de la Nación y la encargada de velar porque la Ley de las leyes sea respetada y nunca conculcada. Este es el Ejército por el que hay que luchar y no por ningún otro, y así entendemos a Tamayo cuando dice: “Bolivia
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Franz Tamayo ama sus instituciones. A punto es que en más de un siglo de vida azarosa y desgraciada, siempre ha logrado salvarlas… Y añade esto que es tremendamente patético dentro de lo histórico: “Bolivia ha salido siempre de la tragedia y de debajo de la tormenta, como una pobre madre, desnuda y flagelada, con el pequeño tesoro de sus instituciones bajo el brazo…”. La institución armada se hace, y adquiere honor y prestigio, en los institutos militares y, sobre todo, en el Colegio Militar. No hay –ni puede haber– otra clase de Ejército que no sea aquél que sale de las aulas, después de un severo estudio científico y de una rigurosa disciplina moral. Y si hemos de seguir la trayectoria del pensamiento de Tamayo cuando dice al señor Ministro de Defensa que pronto los muchachos de veinte años se agruparán en torno de él, calificando como Jefe legal, aludiendo a las reorganización del Ejército y comprendiendo que se refiere a los cadetes del Colegio Militar, deberemos esperar a que, evidentemente, Bolivia salve, una vez más, sus instituciones, como salva la madre, desnuda y flagelada, al hijo de sus entrañas, en la tragedia y en la tormenta. Y para ello, Tamayo, con la venia del Ministro de Defensa, exhorta a los jóvenes que “mañana habrán de reconstruir la más alta institución nacional, el Ejército, la principal defensa orgánica de la nación”. Franz Tamayo está poniendo la proa de este barco, que es la patria, en línea recta hacia la ruta de las grandes conquistas que debe emprender un pueblo precisamente en su hora crepuscular, cuando hay el peligro de que las sombras confundan a todos. Esta es la hora estelar: cuando está en el cenit el pensamiento de los grandes conductores. Si no se les escucha sobrevendrá la noche y sorprenderá a los hombre en el camino perdido, o en el Aceldama, del que tan elocuentemente habló el maestro74.
¿Se puede ofrecer mejor exégesis del pensamiento de Tamayo a favor de la rosca imperialista y el gamonalismo feudal? Al propio tiempo ¿se puede hacer mejor divulgación popular de la fuerza de este demiurgo del pensamiento anti-nacional? * * * El Estado boliviano de la revolución fue acusado por la oligarquía rosquera destronada de Estado comunista. Tamayo naturalmente se hallaba a la 74 Última Hora. 20 May 53.
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Fausto Reinaga cabeza de los acusadores. Clarín –6 de junio, 1953– órgano del Partido Liberal, en su concentrado odio contrarrevolucionario, levanta el pensamiento de Tamayo. Al unísono todos los periódicos de Falange Socialista Boliviana, enarbolan como pregón de combate político e ideológico el pensamiento de Tamayo. Unzaga de la Vega que, se siente a través del “pensamiento mesiánico” de Tamayo: un predestinado para hundir la Revolución Boliviana, dice: Don Franz Tamayo ha llamado, refiriéndose a nuestro partido, que estamos: “En el servicio incondicional de la patria”75. Julián Montellano, el “sapo Iscariote” y lacayo de la oligarquía, pone en la portada de su libro: Terror y angustia en el corazón de América, el pensamiento de Tamayo: “Cuando los muchachos vean en el viejo o en el nuevo mundo doctrinas y hombres que sistemáticamente destruyen las instituciones de los pueblos, allí deben reconocer al comunismo auténtico, aunque se niegue o reniegue audazmente. Los hombres deben ser juzgados por los hechos y no por las palabras”. Ahora que ha pasado el tiempo, ¿se puede dudar de que era Tamayo el jefe intelectual de las conspiraciones rosco-gamonal-falangístas? Es posible pensar a esta altura de que Franz Tamayo –durante el proceso revolucionario– ¿no era el consejero antipatriota? * * * Para lograr la persuasión, en el pueblo sobre su vitanda causa, Tamayo echa mano a un recurso supremo. Argumenta a nombre del Ideal; mejor con el ideal en la mano.
“Se alcanza lo que se es capaz de alcanzar y no se captura la posesión del Ideal por limosna. Un pueblo consciente y superior llega a las cumbres del Ideal por su fuerza y por su genio, no porque a puntapiés lo arréen hacia la cumbre”76. ¿De qué ideal habla ahora Tamayo, si ese Ideal era, según él un embuste?
¡El Ideal! Toda juventud es idealista. Una juventud sin ideales es una piara de cerdos; un rebaño de perros castrados, que no muerde ni siquiera ladra… Nos sentimos en esta parte en el deber de aclarar un equívoco: ¿el marxista, es idealista? Ya se sabe que la filosofía en la que se asienta la doctrina de Marx es materialista y dialéctica. La matería en movimiento llena el cosmos e impone sus leyes a la vida en general. Luego el marxista por convicción filosófica es materialista; es un ma 75 Manifiesto a la nación. 1953. 76 Última Hora. 14 Abr 53.
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Franz Tamayo terialista convicto y confeso en el plano teórico. Porque sostiene que el mundo y sus cosas han salido de la materia. En tanto, que el idealismo filosófico, el idealismo teórico, desde Platón cree que el mundo y sus cosas no han salido de la materia, sino de la Idea. Los hombres no son más que meras sombras de la Idea del Hombre. La idea es la realidad arquetípica que existe en alguna parte… El ideal de que hablamos en el caso de Tamayo y nuestro, es cosa diferente a las escuelas filosóficas o criterios teóricos. Nosotros hablamos de la lealtad, la fidelidad y el sacrificio que exige una meta, un objetivo, una superación en la vida. “Un comunista que sacrifique su vida es una idealista y, sin embargo, es un materialista de cuerpo entero”77.
El Ideal es un sueño sublime, que quema las sienes del hombre mil veces despierto. El Ideal es un sueño en vigilia que acaricia con los ojos resplandecientes del alma: la belleza, la verdad, la justicia, la libertad… Lenin, ha dicho: “Ningún marxista (revolucionario) es completo si no sabe soñar”. “La persona que sueña crea sinceramente en su sueño, considere atentamente la vida, compare sus observaciones y su castillo en el aire, y trabaje conscientemente en la realización de su fantasía, de su ideal”. Y Anibal Ponce, añade: “Formar soñadores de ese tipo era –en opinión de Lenin– una exigencia de la Revolución”. José Ingenieros, en la primera página de su obra El hombre mediocre habla de “la emoción del ideal” de esta manera: Cuando pones la proa visionaria hacia una estrella y tiendes el ala hacia tal excelsitud inasible, afanosa de perfección, rebelde a la mediocridad, llevas en ti el resorte misterioso de un Ideal. Es ascua sagrada, capaz de templarte para grandes acciones; si la dejas apagar no se reenciende jamás. Y si ella muere en ti, quedas inerte; fría bazofia humana. Sólo lo vives por esa partícula de ensueño que te sobrepone a lo real. Ella es el lis de tu blasón, el penacho de tu temperamento. Innumerables signos lo revelan; –cuando se te anuda la garganta al recordar la cicuta impuesta a Sócrates, la cruz izada para Cristo o la hoguera encendida a Bruno: –cuando te abstraes en lo infinito leyendo un diálogo de Platón, un ensayo de Montaigne o un discurso de Helvecio; –cuando el corazón se te estremece pensando en la desigual fortuna de esas pasiones en que fuiste, alternativamente, el Romeo de tal Julieta y el Werther de tal Carlota; – cuando tus sienes se hielan de emoción al declamar una estrofa de Musset que rima acorde con tu sentir; –y cuando, en suma, admiras la mente preclara de los genios, la sublime virtud de
77 Bujarín. Materialismo histórico. Ed. Ercilla. p. 71.
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Fausto Reinaga los santos, la magna gesta de los héroes, inclinándote con igual veneración ante los creadores de la Verdad o de Belleza. Todos no se extasían, como tú, ante un crepúsculo, no sueñan frente a una aurora, o cimbran en una tempestad; ni gustan de pasear con Dante, reir con Moliere, temblar con Shakespeare, crujir como Wagner; ni enmudecer ante el David, la Cena o el Partenón. Es de pocos esa inquietud de perseguir ávidamente alguna quimera, venerando a filósofos, artistas o pensadores que fundieron en síntesis supremas sus visiones del ser y de la eternidad, volando más allá de lo Real. Los seres de tu estirpe, cuya imaginación se puebla de ideales y cuyo sentimiento polariza hacia ellos la personalidad entera, forman raza aparte en la humanidad: son idealistas. Definiendo, se podría decir: el Ideal es un gesto del espíritu hacia alguna perfección78. El perfeccionamiento humano se efectúa con ritmo diverso en las sociedades y en los individuos. Los más poseen una experiencia sumisa al pasado: rutinas, prejuicios, domesticidades. Pocos elegidos varían, avanzando sobre el porvenir; al revés de Anteo, que tocando el suelo cobraba alientos nuevos, los toman clavando sus pupilas en constelaciones lejanas y de apariencia inaccesible. Esos hombres, predispuestos a emanciparse de su rebaño, buscando alguna perfección más allá de lo actual, son los “idealistas”. La unidad del género no depende del contenido intrínseco de sus ideales, sino de su temperamento: se es idealista persiguiendo las quimeras más contradictorias, siempre que ellas impliquen un sincero afán de enaltecimiento. Cualquiera. Los espíritus afiebrados por algún ideal son adversarios de la mediocridad: soñadores contra los utilitarios, entusiastas contra los apáticos, generosos contra los calculistas, indisciplinados contra los dogmáticos. Son alguien o algo contra los que no son nadie ni nada. Todo idealista es un hombre cualitativo: posee un sentido de las diferencias que le permite distinguir entre lo malo que observa y lo mejor que imagina. Los hombres sin ideales son cuantitativos: pueden apreciar el más y el menos, pero nunca distinguen lo mejor de lo peor… Sólo de los imaginativos espera la ciencia sus hipótesis, el arte su vuelo, la moral sus ejemplos, la historia sus páginas luminosas. Son la parte viva y dinámica de la humanidad… Y no quiere esto decir que la imaginación excluya la experiencia: ésta es útil, pero sin aquella es estéril. Los idealistas aspiran a conjugar en su mente la inspiración y la sabiduría, por eso, con 78 J. Ingenieros. El hombre mediocre. 5ª ed. p. 11.
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Franz Tamayo frecuencia, viven trabados por su espíritu crítico… La humanidad no llega hasta donde quieren los idealistas en cada perfección particular; pero siempre llega más allá de donde habría ido sin su esfuerzo. Un objetivo que huye ante ellos conviértese en estímulo para perseguir nueva quimeras. Lo poco que pueden todos, depende de lo mucho que algunos anhelan. La humanidad no poseería sus bienes presentes si algunos idealistas no los hubieran conquistado viviendo con la obsesiva aspiración de otros mejores… Nada cabe esperar de los hombres que entran a la vida sin afiebrarse por algún ideal; a los que nunca fueron jóvenes, paréceles descarriado todo ensueño. Y no se nace joven: hay que adquirir la juventud. Y sin un ideal no se adquiere… Por eso todo idealista es una viviente afirmación de individualismo, aunque persiga una quimera social: ¡puede vivir para los demás, nunca de los demás!79.
¡El Ideal de la Humanidad!, que hoy los más grandes sabios, los más grandes espíritus, las más grandes almas, los más grandes hombres ante la muerte de la Humanidad, muerte que puede llegar si se desencadena la guerra atómica… ¡El Ideal de la Humanidad! Claman los hombres excelsos y sublimes:
“Hacemos un llamamiento, como seres humanos a los seres humanos. Acuérdense de la humanidad y olvídense del resto. Si ustedes, lo hacen así, el camino está abierto a un nuevo Paraíso; si no ante ustedes se abre una muerte universal”. Londres, 9 de julio, 1955. (Firman: Einstein, Russell; el profesor P. W. Bridgman, de la Universidad de Harvard y Premio Nóbel de Física; el profesor L. Infled, de la Universidad de Varsovia, coautor de Einstein de la evolución de la física y del problema del movimiento; el profesor H. J. Muller, actualmente profesor de Indiana, Premio Nóbel de Fisiología y Medicina; profesor C. F. Powell, de la Universidad de Bristol, Premio Nóbel de Física; el profesor J. Rotblat, de la Universidad de Londres y el profesor Hideki Yukawa, de la Universidad de Kyoto, Premio Nobel de Física). Y, pensar que fue el mismísimo Tamayo que echa ahora mano –con fines egoístas– de este recurso divino del Ideal, pensar que dijo esta negra blasfemia contra la única cosa santa que existe en la vida: el Ideal: …Ideal de la Humanidad que no ha existido jamás ni se ha alcanzado en ninguna parte. Se preguntaría: ¿Quién ha definido ese famoso ideal? ¿La Biblia? ¿Cuál de nuestras infinitas filosofías? En el terreno de la realidad. ¿cuál de las naciones?, ¿cuál de las razas? ¿Es tal vez el sensualismo estético y espléndido del Renacimiento italiano? ¿O el egoísmo sabio, triste y purita-
79 Ingenieros, José. Ob. cit. p. 21-24.
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Fausto Reinaga no de Inglaterra? ¿O el imperialismo brutal, erudito, minucioso y hambriento de Alemania? ¿O el pompadourismo afeminado y refinado del siglo dieciocho francés? ¿En cuál de estas formas humanas se encuentra ese famoso ideal de la humanidad? El ideal de la humanidad es un embuste…80.
Tamayo ha ofendido a la única arcilla en que florece el ideal: la juventud… Entonces, ¿de dónde arranca la justificación de su amarga queja? En 1930. Los estudiantes (universitarios) bolivianos dan voto de desconocimiento y oprobio contra Tamayo. Se comunica el voto a todas las universidades del continente… 1945. Los estudiantes bolivianos reunidos en la capital de la república (Sucre) decretan infamia y oprobio para Tamayo. Es la muerte civil81.
Por todo lo que queda dicho, la juventud de Bolivia, igual que aquel nigromante de Federico Nietzsche, está en su derecho al decirle a Franz Tamayo del presente y del porvenir; “Yo busco alguien que sea sincero, recto, sencillo, ajeno al fingimiento, un hombre de toda probidad, un vaso de sabiduría, un santo de conocimiento, un gran hombre. ¿Acaso no lo sabes Zaratustra? ¡Busco a Zaratustra!” ¡Y tú, don Franz, no eres Zaratustra! * * * Según y conforme reza un pensamiento acuñado por el cerebro mismo del mismo Tamayo: “Valen los hechos y no palabras”. Los hechos, sus hechos, lo condenan sin apelación a Tamayo como un ser indigno de ostentar el título de Maestro de la Juventud. Aquí el ergo fatal: En la frente de Tamayo no fulge aquel nombre de estrellas: ¡Maestro!
80 Tamayo, Franz. Pedagogía. 2ª ed. p. 52. 81 Tamayo, Franz. Tamayo rinde cuenta. p. 31.
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Capítulo V
Tamayo y el Ejército “La incapacidad militar nos ha llevado al desastre”. “El militarismo no ha sido capaz de rechazar al enemigo extranjero. –Sólo ha sabido– imponer su dominación en Bolivia”. “Les he dado dinero, soldados, armas, honores… Todo, todo les he dado… (A los militares del Chaco)… lo único que no he podido darles es cerebro”. Salamanca. “… El ejército de Bolivia no estaba exento de culpas y a lo largo de su historia tenía la tremenda responsabilidad de los cuartelazos, que habían encumbrado en el poder a caudillos militares –algunos de ellos “caudillos bárbaros, como Melgarejo, Morales– y habían contribuido al atraso y al desprestigio de Bolivia”82.
En Bolivia, desde el advenimiento de la rosca y su entronque o contubernio con la oligarquía terrateniente, el Ejército nunca fue una institución de garantía de la soberanía nacional. Sino una fuerza particular del superestado minero-feudal. Los altos jefes del Ejército eran también altos jefes del capital financiero y grandes terratenientes–pongueros. En el ejército de Bolivia, como en ningún otro país del mundo contemporáneo, no sólo que hay dos clases, sino también dos razas. Los jefes y oficiales por herencia, por el tamaño y peso de la bolsa y por el color de la piel, pertenecen a la clase dominante, son miembros de la casta feudal y ostentan en un noventa y nueve por ciento piel de la raza blanca. El cambio, la tropa, los soldados, pertenecen en su totalidad a la clase explotada, a los estratos sociales pobres, pero en especial a la raza auténticamente india. Los señores oficiales del ejército de Bolivia no sólo que fueron gentes de finca y pongos, sino que lucen –ahora mismo– y con extremado orgullo su piel blanca que por estas tierras de dios, es signo de superioridad… La persona que no ha tenido la suerte de llevar pigmento blanco, está condenada de por vida a una inferioridad social y moral… El pigmento, en Bolivia, juega un rol tan 82 Ostria Gutiérrez, Alberto. Un pueblo en la cruz. Chile; 1956. p. 190.
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Fausto Reinaga grande, que su papel es decisivo en todo orden de cosas. Un ejemplo. El amor. El hombre teñido de pigmento indio para merecer una mujer blanca o rubia, no debe o no tiene que buscar la equivalencia social solamente, y menos la recíproca apetencia efectiva; sino que debe, ¡vaya de una vez la palabra! Comprar caro, muy caro el pigmento blanco; debe comprar a la mujer blanca a alto precio de oro contante y sonante… Luego, si llega el caso, resignarse a llevar una vida de marido-pongo. Esto es, que cuando la señora esposa –digamos– tiene visitas o reuniones sociales, dentro o fuera de casa, el marido no debe hacerse presente ante las amistades rubias. Y, si la esposa tiene un amigo joven, rubio y elegante, el marido de pigmento indio, no debe importunar bajo ningún pretexto la libertad de su digna consorte. Es decir, que debe vivir dentro de la jerarquía del cornudaje de que habla tan elocuente Fourier. Los jefes y oficiales del Ejército fueron extraídos en todo tiempo de entre la gente de finca y pongo y pigmento blanco ¿Y la tropa? Naturalmente, con un rigor fatalista que sorprende, entre la clase explotada: obreros y servaje indígena. En los desfiles se pone de manifiesto esta escandalosa selección racial. Los oficiales militares que presiden los desfiles son gente de pigmento blanco, y la tropa es una tropa india, auténticamente india. Los oficiales de todas las armas son gente decente y blanca; y los soldados de línea y de todas las unidades son indios al cien por ciento… Los que mandan son gente económica y socialmente hablando de la clase dominante, por tanto, gozan de la gracia de llevar la inteligencia cultivada, nutrida de cultura occidental, lo que naturalmente implica la posesión del poder económico, uno y otro se reputan derechos adquiridos por la superioridad que da el color de la piel. Las gentes menos avisadas, pero ajenas al país se percatan al instante de esta dominación no sólo de una clase por otra, sino de una raza por otra. A ojos vista se evidencia que la masa de la tropa, los soldados rasos, son tan indios, como blancos o blancoides sus jefes u oficiales. Sin exagerar, el ejército de Bolivia parece un ejército colonial de Indochina o de algún punto del Sahara, donde mandaban o gobiernan aún las fieras rubias de Francia, España o Inglaterra. Esto es que la leva es negra, morena o india y los jefes y oficiales gente de la metrópoli, rubia… Más claro no puede ser, en Bolivia impera la pedagogía imperialista yanqui en la institución más ejecutiva; el Ejército. Ojalá que el Ejercito de la Revolución Nacional enmiende, repare esta injusticia histórica. Y los Colegios Militares Busch y Villarroel logren en el porvenir promociones de gente uniformada con acerada conciencia nacionalista, esto es, una orgullosa conciencia india, porque no es otra la conciencia auténtica de Bolivia.
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Franz Tamayo * * * Después de la victoria de la Revolución Nacional, se habló y se habla todavía del “Ejército Nuevo”. Pero no es la primera vez que se habla de tal cosa. Después de la rebelión del 21 de julio, 1948, dirigida y maravillosamente aprovechada por la rosca y la oligarquía, también se peroró mucho. Pero, cuando este asunto, llegó al colmo del cinismo, fue cuando el ejército de la rosca consumó masacres horrendas en 1949 y 1950. Se dijo de él “¡ejército nuevo!” Y, vale la pena insertar aquí la opinión de un pensador cumbre de la oligarquía: En el ejército sí existe típicamente el alma colectiva como un fenómeno psíquico permanente. Su creación se debe a un ideal superior de patria. Su perfeccionamiento constante y creciente está constituido por una rígida disciplina espiritual y material a la vez. Su función orgánica se halla regulada por un mecanismo jerárquico de voluntades reciamente eslabonadas en una perfecta unidad de mando bajo el signo de una autoridad moral e intelectual, suprema e indiscutible. De modo que patria, disciplina y jerarquía de mando, forman esa maravillosa creación del alma del ejército. Esta trilogía se halla expresada entre nosotros en el tradicional grito de guerra de nuestras viejas milicias ¡Subordinación y constancia, viva Bolivia! Después de una de las grandes maniobras que realizaba el ejército y especialmente al concluirse una de ellas que se verificó bajo el implacable rigor de las nevadas que entonces asolaron el altiplano, la concentración de las fuerzas combatientes en Viacha dio lugar a grandes demostraciones de aplauso y entusiasmo de parte del pueblo. Un diplomático extranjero, poeta celebrado a la vez, tradujo la emoción colectiva de esos días en un bello soneto del cual recordamos estos versos: En la mirada del soldado aymara Brilla un rojo relámpago de gloria… El alma de de ese ejército admirable tuvo después, por desgracia, un complejo de desorganización, que, en un proceso largo y fatal, culminó más tarde en una dictadura funesta que la civilidad de la ciudad de La Paz, tuvo que abatir en un 21 de julio. Pero el alma del Ejército como el ave fénix vuelve a renacer de sus propias cenizas. Hoy tenemos un nuevo Ejército, animado por un espíritu claro, provisto de alma noble creada por un ideal de patria y sustentado por un concepto de deber, de sacrificio y de disciplina.
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Fausto Reinaga Ha sido recientemente movilizado no para defender intereses, pasiones o ambiciones personales, sino en servicio de un ideal de patria, en defensa de sus instituciones, en resguardo del orden público y de la paz en que anhelan vivir las familias bolivianas. Y a completar sus cuadros han acudido voluntarios, jóvenes conscriptos de todas clases, universitarios en su mayor parte, imbuidos de nobles aspiraciones de defender la democracia y la libertad de su pueblo. Han cumplido su deber con aplauso unánime. Justo es que el país premie gesto tan gallardo que lo enaltece dentro y fuera de nuestras fronteras. De esta manera, el nuevo Ejército, ha demostrado su eficiencia y se ha conquistado el cariño del pueblo, probando que hay un nuevo espíritu en la institución armada, es decir, un alma de ejército… (Castro Rojas).
He ahí, un ejército nuevo. * * * La gesta del 9 de abril de 1952 tuvo tal esplendor por haber derrotado y destrozado a aquel “ejército nuevo” de la rosca… Obreros fabriles y mineros de La Paz y Oruro en tres largos días de combate encarnizado, se impusieron sobre las fuerzas técnicas de aquel feroz instrumento represor, con que contaban los señores militares oligarcas, que sin ley ni moral – por centena vez–, habían instalado un lupanar en el Palacio de Gobierno. Los obreros vencedores del ejército, no largaron ni han largado el fusil. Y ante la inminencia de una contrarrevolución, primero demagógicamente, después con bastante realismo se organizaron. Apareció tanto en la masa proletaria como en la masa india regimiento tras regimiento. Cuando estas organizaciones, estas milicias obrero-campesinas tomaban no sólo cuerpo, sino espíritu de disciplina a la par que robusta conciencia política, un vendaval de miedo desmoronó tan bello propósito. Toda la clase media de la Revolución, gritó a voz en cuello: “¿Milicias de obreros y campesinos? ¡No!” ¡Ejercito Nuevo! ¡Ejército!...” Y aquí salta Tamayo, el titán del pensamiento, el conductor del “pueblo”, el guardián de las instituciones, en fin, el repúblico en quien se funden y se identifican contadas las virtudes de Demóstenes y Sócrates… Como quien se dirige al Ministro de Defensa, descarga iracundos golpes contra la Revolución Nacional; llama a la lucha contrarrevolucionaria a toda la Bolivia rosquera y gamonal: Señor Ministro: Al confirmar mi carta de 2 de mayo corriente, someto a su alta autoridad las opiniones que se ha servido pedirme. Todo sea en mayor y mejor servicio de la patria.
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Franz Tamayo “La pluralidad de naciones civilizadas y cristianas que tenemos la dicha de integrar en el mundo, no tiene más base de vida y estabilidad que el conjunto de instituciones jurídicas que después de milenios de experiencia y sacrificio han alcanzado los hombres. Desde las tribus primitivas que aún existen en América, como nuestros tobas y otras, hasta el florecimiento cultural y jurídico de las repúblicas organizadas, el camino practicado es largo, larguísimo y penoso. Los padres y creadores de Bolivia, Simón Bolívar y Sucre, después de cruenta lucha contra el poder colonial, nos legaron y entregaron una patria libre, y lo que es más, una patria organizada y viva; organizada sobre instituciones libres también, el máximo progreso teorético y doctrinal alcanzado por las naciones. No sabría decir yo si el don de la libertad política fue entonces mayor o menor que el don de las instituciones jurídicas. Probablemente todas se identifican e incorporan unas en otras de manera inseparable, pues la libertad política es la mayor institución jurídica de un pueblo civilizado. Venimos pues a que las instituciones públicas de que hemos gozado por más de un siglo, mal grado errores políticos y pasionales de toda suerte, constituyen la esencia y substancia del Estado Boliviano. Ahora bien, la institución militar boliviana hace parte integrante de ese conjunto de instituciones jurídicas y sabias que nos legaron los Libertadores. Aquí permítame el señor Ministro felicitarle con honda emoción patriótica, por su voluntad francamente manifiesta de poner el poder público que tiene al servicio del instituto militar y su reorganización. Espero que la historia se lo reconozca un día. El punto al que deseo llegar es el siguiente: la institución militar está tan profundamente arraigada en el corazón de los bolivianos, que creo que el pueblo jamás renunciará a ella, como tampoco renunciará jamás a sus demás instituciones tales como la institución del sufragio, la institución parlamentaria, en suma el conjunto de verdades de derecho sobre las que la República está edificada. No hay que olvidar que esas mismas verdades fundamentan a todos los Estados civilizados que conocemos. Bolivia ama sus instituciones. A punto es que en más un siglo de vida azarosa y desgraciada, siempre ha logrado salvarlas. Ni las guerras extranjeras en que hemos perdido la mitad del territorio, ni la ascensión de los más siniestros caudillos del pasado, unos más ignorantes o más audaces que otros (lo que en retrospección histórica señalé hace años como el banditismo gubernativo endémico en Bolivia), nada ha podido romper su voluntad de pueblo cristiano y libre; y así, Bolivia ha salido
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Fausto Reinaga siempre de la tragedia y de bajo la tormenta, como una pobre madre desnuda y flagelada, con el pequeño tesoro de sus instituciones bajo el brazo. Le han matado a sus hijos en guerras de robo y audacia; le han despojado de sus riquezas minerales y otras; le han mutilado en sus territorios, le han quitado todo cuanto se pude quitar a un pueblo noble y débil, pero nadie hasta hoy se ha atrevido a quitarle sus instituciones. Pensando en los muchos militares y más aún en los muchachos de veinte años que pronto se agruparán alrededor de su jefe legal que es usted, señor Ministro, le ruego que me permita o me perdone añadir algunas reflexiones que aún pretenden ser enseñanza para la juventud. En la vida de la cultura, la edad de veinte años es siempre crítica y llena de riesgos. A esa edad, los muchachos ya saben muchas cosas, pero ignoran muchas más. Es la hora de las dubitaciones, de las audacias breves y de las cobardías intelectuales. Como la cultura es cosa de años y los muchachos no los tienen, la crisis se agrava por la aparición de doctrinas nuevas y ajenas que necesariamente tienen que llegar y es bueno que lleguen. Por esas rutas crepusculares hemos pasado todos. En todo tiempo hubo tales crisis, pero nunca tan típica y agudamente como en este siglo en que aparece el comunismo característicamente ruso, triunfante desde la primera guerra, pero propagado desde mucho tiempo antes. El estudio de estas materias que constituyen la cultura del hombre y concretamente de la juventud, es cosa de tiempo y de trabajo. Lectura metódica de libros, enseñanza oral de maestros desde la escuela hasta la universidad, ¡qué sé yo! La propaganda es premiosa y el tiempo corto. Los mejores de nuestros muchachos se sienten como obligados a adoptar resoluciones de pensamiento y de conducta que, a veces, comprometen todas sus vidas. Yo no puedo ni el señor Ministro me lo permitiría poner aquí aún exégesis del debate comunista y anticomunista. Como yo siempre he considerado, el comunismo como el más terrible retroceso y vuelta hacia la primitiva animalidad humana, quiero dejar aquí con la venia del señor General, algunas enseñanzas para los muchachos que mañana habrán de reconstituir la más alta institución nacional, el Ejército, la principal defensa orgánica de la nación. No diga que las defensas orgánicas de Bolivia se están debilitando; peor aún, que se están destruyendo, como señaló un conocido publicista contemporáneo. Mi esperanza es que nuestros muchachos, bajo la dirección de usted, sabrán desmentir toda desesperanza y todo pesimismo.
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Franz Tamayo Procuraré ser breve y apodíctico, cual corresponde. Cuando los muchachos vean en el viejo o en el nuevo mundo doctrinas y hombres que sistemáticamente destruyen las instituciones de los pueblos, allí deben reconocer al comunismo más auténtico, aunque se le niegue y reniegue audazmente. Los hombres deben ser juzgados por los hechos y no por las palabras. Ciertos pensadores no pudiendo levantar y elevar las masas de retardada cultura moral e intelectual hasta el nivel de las clases naturalmente desenvueltas y superantes, no han visto mejor remedio que rebajar a los hombres cultos y superiores al nivel de los incultos e inferiores para establecer un siniestro nivel de igualdad suicida. Y es así como la masa que los ingleses llaman Mob y los griegos llamaban Oklos, debe gobernar y someter a aquellos que por sí solos pueden crear la ciencia, la riqueza y toda superación humana. Empleando el lenguaje simbólico de Pascal, entre los dos extremos humanos, el ángel y la bestia, no pudiendo sublimar a los unos, hay que bestializar a todos. La destrucción de las instituciones humanas como se lo ha visto ya en el viejo mundo, no deja en el inmenso Aceldama de los pueblos desolados más que una institución, si tal cabe, y es la bestia central entre cuyas patas se abisman todas las libertades y aspiraciones, todas las vidas agonizantes de doscientos millones de mujiks euro-asiáticos. Tal el caso típico del caudillo mongol que acaba de morir. Para hacérselo posible se inventó la cortina de humo de palabras para embaucar imbéciles, y la cortina de humo de palabras para encubrir y defender el lupus colectivo de que hablé otra vez. Porque el comunista nato tiene vergüenza de mostrar la cara (cortina de humo), y tiene miedo de mostrar su crimen (cortina de hierro). Los muchachos son de su natural insolentes y atrevidos. Esa es su ufanía juvenil en todo tiempo y en todas partes. Si tales me preguntan más, nada tengo que decirles, a no ser que sea el ensueño triste y misterioso de cierto pensador místico. “…porque el salario del pecado es la muerte…”. Con el más profundo respeto. Tamayo83.
Este verbo sacudió cual huracán las conciencias encobardecidas de las fuerzas explotadoras del país. Al conjuro del taumaturgo todas las instituciones viejas se reanimaron y se dispusieron a la lucha. La prensa reaccionaria, la prensa semi-revolucionaria style La Nación, las universidades 83 Última Hora. 18 mayo 1953.
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Fausto Reinaga autónomas, en fin, toda la opinión pública retrógrada hizo coro a Tamayo. Porque a decir verdad logró abrir una brecha en el campo revolucionario. La voz de Tamayo se convirtió en clarinada de conspiración permanente. La Revolución Nacional contaba con órganos periodísticos pobres y de escasa circulación. Tenemos a la mano tres de éstos, cuyos juicios sobre el mensaje de Tamayo y la función de este otro “nuevo”, “ejército nuevo” merecen ser transcritos: Don Franz Tamayo, que de pensador auténtico y filósofo se ha constituido súbitamente en oráculo de la reacción, ha sido consultado la semana pasada por el señor Ministro de Defensa del gobierno revolucionario.
El tema de la consulta: si se debe reorganizar el Ejército. La respuesta: naturalmente que sí, puesto que se trata de una institución no solamente vinculada estrechamente con la historia del país, sino amada por el pueblo. (El señor Tamayo no hizo excepción ni del triunfo del candidato Otazo en 1940, por la votación más alta registrada en La Paz hasta aquel entonces, por el solo hecho de haber atacado al Ejército en un manifiesto; ni del 21 de julio de 1946 en que la rosca para poner al pueblo de su lado no hizo sino invocar el odio al Ejército; ni del 9 de abril de 1952 en que todo el pueblo manifestó con unanimidad jamás vista en ningún país del mundo su decisión de terminar con su idolatrado Ejército). Casi simultáneamente se publicó en El Diario un alegato familiar en defensa de los prestigios, capacidad, honradez, etc., etc., del ex-general David Terrazas, reproducción de otro certificado de una buena conducta, extendido también por un familiar para el ex–general Ríos Rosel. Ambos resultaban en dichos “documentos” unos ejemplares y altivos combatientes “pundonorosos” de capacidad casi napoleónica con la diferencia de que Bonaparte, en su tiempo, tuvo fama de ladrón y nuevo rico, entretanto que estos jefes del Ejército de la oligarquía ni siquiera echaron mano de otros fondos que no fueran sus sueldos. Por eso no hicieron siquiera algunas adquisiciones de fincas, casas, automóviles, ni tienen depósitos en el exterior. Y trabajan a pura competencia, obsequiando su ciencia a otros países que los aprecian en todo lo que valen como estrategas. Entonces, si el señor Tamayo, oráculo, cree que la institución militar es amada por el pueblo, y, por otra parte, los altos jefes son unos modelos de eficiencia técnica, honradez capacidad reconocidas aun en el extranjero ¿por qué no se les entrega el gobierno?
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Franz Tamayo Reorganizar solamente el Ejército sería poco. Hay que aprovechar esa bendición que la providencia derramó sobre este país y que el pueblo ingrato e ignorante no quiere reconocer desde hace veinte años, o sea desde que en la guerra del Chaco, la “sagrada institución” dio ante el continente las pruebas de su capacidad y valentía para actuar tanto en la guerra como en la paz, en el Chaco como en el Palacio “Quemado”84. El misántropo de la calle Loayza ha abierto la ventana de su casa y por ella ha lanzado una carta que atenta contra la seguridad del pueblo, planteando la reorganización de la casta militar. Esta vez Tamayo quiere que el pueblo boliviano sienta el flagelo de las masacres, para las cuales siempre ha servido el ejército oligárquico; y, mostrándose más papista que el mismo Papa, hace una defensa confesional de las instituciones. Cree que la historia de Bolivia se dignifica y se dignificará por la existencia de ella. Hoy los ejércitos y las instituciones políticas en general están cambiando y no son los clubs de gamonales y latifundistas los que han de retomar su posición privilegiada. El institucionalismo predicado hoy por Tamayo, dista mucho de lo que él pensaba hace algún tiempo. Así, el 7 de julio de 1935, Tamayo escribió una carta a propósito de un acontecimiento provocado por la institución militar. Fueron los militares quienes le arrebataron el mando presidencial… Hoy Tamayo cambia, y cree que el ejército es la institución más alta y más honrada, más digna y más valiosa. Tamayo siempre opina lo que le conviene y, ésta vez, la conveniencia de Tamayo es manifiesta: se aprovecha del ejército para hacer política antidemocrática y antipopular. No entremos en detalles de consideraciones sobre sus reflexiones abstrusas en torno al comunismo. Tamayo jamás ha estado a el servicio de lo que él llama patria. Si en 1935 los militares, eran los destructores de la organización de las instituciones, como es la Constitución Política, hoy son los alabados, los zahumados con el incienso de la palabra vieja. Este gran salto que da Tamayo cuando enjuicia al Ejército, tiene una sola explicación: por entonces le robaron un feudo político, la Presidencia. Hoy tiene la amenaza de la Reforma Agraria, vislumbra de modo especial que el flujo social ha de arrasar con los colonialistas y los latifundistas; y para una emergencia, 84 Qué pasó. La Paz. 30 May 1953. p. 3.
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Fausto Reinaga piensa que la bota militar, ha de ser la garante para que pervivan sus privilegios feudales. Otra vez Tamayo asoma en el escenario político y está jugando el papel de maestro de orquesta; está de pleno acuerdo con las finalidades del falangismo que ve en la reorganización del ejército, la única posibilidad para el éxito de su conspiración85. Ahora vamos con el Ejército. El Ejército es una institución estructurada dentro los cánones rígidos de un sistema. El Presidente General Montes, implantó el servicio militar obligatorio, bajo la estrategia táctica y filosofía militar alemana. Uno de los actuales altos jefes, golpista del 6 de enero, tuvo la “gloria” (para él) de estrechar la mano del Führer, de Hitler. Más de uno también de los actuales jefes del llamado “nuevo Ejército” vivió en Italia y Japón, cuando en estos países brillaba el sol del totalitarismo nazi-fascista. Tales señores militares, han sido, son y persistirán en dogmáticos, fanáticos discípulos de Hitler y Mussolini. El mayor Elías Belmonte, ha escrito y publicado un libro voluminoso y lujoso: “Los justificativos de nuestra rebelión”. Aunque los jefes civiles de la Revolución Nacional ignoren o traten de ignorar, aquella obra es algo así como el breviario del sacerdote católico o la Biblia del protestante, para el elemento militar del “nuevo Ejército”. ¿Y qué enseña Belmonte en su obra? …Entre la seguridad de una dictadura irresponsable y de una anárquica democracia; o la de una probable totalitaria y responsable, hay que preferir la última. A la licencia democrática hay que anteponer el ordenado totalitarismo… los hechos del Ejército deben ser –e imponerse al pueblo– como inapelables mandatos de la Nación86. Ahí está que la doctrina de Belmonte es una doctrina nazi al cien por ciento. Y desgraciadamente es ésta la filosofía que vive y se acuna en el espíritu de todos y cada uno de los oficiales y jefes de la fuerzas armadas, antes y después de la Revolución del 9 de abril de 1952. Nosotros tuvimos la oportunidad de convivir en la desgracia, el exilio, con varios actuales jefes del Ejército Nacional, y ello nos da el derecho de sostener y afianzar nuestra tesis, que es la siguiente: El Ejército desde los umbrales del colegio militar de Irpavi hasta los palacios de los galonados generales, Quiroga, Ballivián, etc., es una sola y misma cosa. Vale decir, desde el cadete hasta el general es una sola carne y un solo espíritu. Incubados en una misma escuela. Pertrechados ideológicamente de 85 El Pueblo. La Paz. 23 May 1953. p. 7. 86 Ob. cit. p. 167.
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Franz Tamayo una misma doctrina, han sido tallados intususceptivamente, han sido hechos a imagen y semejanza de la clase dominante: la rosca y la casta gamonal. Por lo tanto, no pueden servir otros intereses que los propios y genuinos de sus incubadores, sus hechores. De ahí que en Bolivia, son todos generales: millonarios, diviseros, grandes mineros, latifundistas; en suma, rosqueros y gamonales de carne y hueso. El Ejército “nuevo y viejo”, armado o desarmado, con o sin uniforme, es en sustancia y forma enemigo de la Revolución Nacional; y en grado de certeza, enemigo natural de la clase obrera e india. Como la Revolución de abril ha destrozado a esta institución armada, los vencedores, los obreros y el pueblo pobre y oprimido, están en su derecho de hacer su ejército; un ejército de obreros e indios politizados; en dos palabras: un Ejército de la Revolución Nacional. Ejército antípoda del viejo masacrador. Tal cosa conviene de modo particular a la vida y régimen del gobierno y a los fueros de la Revolución Nacional… Antes de pensar en un ejército caminero, hay que pensar primero en un ejército (propio y genuino) de la Revolución Nacional. No es aún hora de hacer un ejército productor, sino es más bien la hora imperativa de hacer un ejército defensor de la Revolución Nacional. Las masas tienen siempre hechos e iniciativa geniales. Los campesinos-indios de Calamarca, han dado cuenta por sí mismos ante la Revolución: organizando el Regimiento Villarroel de 1.200 plazas entre los ex-combatientes del Chaco y los reservistas87; y los campesinos-indios de Cochabamba a su turno han organizado el regimiento Carlos Montenegro de 30.000 plazas. Pero como de la noche a la mañana no se puede crear, estructurar, el ejército de obreros e indios politizados, ejército con ciencia y arte necesarios, con todos los progresos técnicos de nuestros días; sabedores de que ello es cuestión de tiempo, exigimos, entonces la inmediata intervención política en el Ejército Nacional. Esto es, que el Capitán General, el Presidente de la República, el Jefe del Estado, nombre interventores políticos en cada unidad de línea. Las lecciones amargas de Linares, Frías, Salamanca y las tragedias de Busch y Villarroel son elocuentes e irrebatibles, convincentes y persuasivas… Todos los nombrados cayeron víctimas de la más ladina traición militar. (¿Dónde puede haber diferencia ante los militares Cataldi, Tovar Villa, etc., y José María de Achá, Daza, Peñaranda, los “hermanos” que perpetraron el macabro hecho con Busch, y 87 Última Hora. 18 Mar 1953.
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Fausto Reinaga los “hermanos” Pinto, Ponce, Calero, etc., que le apuñalaron por la espalda a Villarroel?)88. En nuestra ediciones correspondiente a los números 4 y 5 de Rumbo Sindical, escribimos entre otras cosas, respecto al Ejército oligarca, rosquero y gamonal que desde Franz Tamayo hasta los birlochos de toda laya que se agrupan en organizaciones nazifascistas, bajo distintos rubros de ex-combatientes, defienden como una institución cuasi de origen divino, por ello, lejano e intangible para los mortales que viven en este mundo en desgarradora lucha de clases. Pero la verdad es que dentro la enconada pugna de intereses sociales, por una especie de fatalidad histórica, la clase dominante siempre ha hecho “su ejército”. El superestado estañero con beneplácito y colaboración de la casta gamonal, ha estructurado, pues, su “ejército”, aquel de los generales: Quiroga, Ballivián, Torres Ortiz, Belmonte, Loayza Villegas; aquel ejército que ha masacrado por treinta años a las masas mineras, fabriles e indias de Bolivia (masacre de Uncía –4 de junio de 1923– hasta la del 9 de abril de 1952). Por la fuerza de la antítesis dialéctica, ahora que los obreros, campesinos y clase media se hallan en el Poder tienen que hacer su propio ejército. El Presidente de la República, desde los balcones del Palacio “quemado” en la grandiosa manifestación obrero-campesina del día 26 de junio próximo pasado, arrancando conceptos de la carne viva de la experiencia ha dicho: “Los militares que fueron conservados por nosotros en el Ejército de la Revolución Nacional y que aparecen complicados en el complot, prueban que hay militares incorregibles, y que esos militares no han de asimilar jamás lo que es la Revolución Nacional. Ellos nos plantean la necesidad de tomar dos medidas urgentes: la primera hacer una nueva purga en el Ejército; y la segunda reabrir el Colegio Militar para los hijos de los obreros, estos deben hacer un curso preparatorio que les sirva de base para seguir los estudios normales; además el nuevo colegio militar tendrá un curso rápido para que los hombres de la Revolución Nacional que hubiesen prestado su servicio y tengan conocimientos de instrucción secundaria, puedan egresar como oficiales al cabo de un año de estudios… Ahora bien. Habrá un ejército de la Revolución Nacional; pero su creación, su estructuración necesita tiempo, a estar con la palabra del Presidente de la República, por lo menos un año. Porque no se trata de reunir jóvenes obreros, o jóvenes de la 88 Rumbo Sindical. 9 Abr 1953. p. 13.
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Franz Tamayo Revolución Nacional y uniformarlos de cadetes-obreros simplemente; no; se trata nada menos de hacer un nuevo espíritu, de ocupar el cerebro de los futuros oficiales con una nueva ideología; en una palabra de meter en la carne de la nueva oficialidad toda una nueva filosofía de la vida. Esta tarea no es fácil; no es como cambiar el uniforme azul por otro blanco por ejemplo. Aquí viene lo esencial de la cuestión: la selección cuidadosa de profesores y programas. No deberá ingresar al cuerpo decente ningún individuo civil o militar, sin un estudio y calificación exhaustiva. A cada miembro del cuerpo docente se le debe exigir como condiciones: a) la extracción social de la clase obrera o media empobrecida; b) sus antecedentes de lucha revolucionaria; c) su convicción filosófica y credo político, etc. el equipo de profesores del futuro colegio militar, no puede tener ni ostentar otra filosofía que la auténtica y verdadera de la Revolución Nacional; cuya esencia es el motor ideológico de transformación de la sociedad feudal en una moderna, civilizada en que reine la justicia social y la libertad sea un bien para toda la humanidad boliviana. En resumen, el futuro Ejército de la Revolución Nacional no puede ser otro que un ejército de obreros, campesinos y hombres de la clase media empobrecida. Y mientras la patria en Revolución no cuente, no tenga y disponga de un Ejército de la forma y naturaleza que hemos delineado, serán también los obreros y campesinos-indios, quienes estructuren y fortifiquen las milicias y los destacamentos armados, cuya misión primera ha de ser la garantía de la revolución: luego la ejecución, la materialización de todas las disposiciones legales emanadas del Supremo Gobierno revolucionario. En consecuencia, entre las milicias obreras y campesinas y el Ejército de la Revolución a crearse, no hay contradicción ni usurpación de funciones, todo lo contrario, hay una mutua cooperación de funciones y una misma finalidad; la garantía de la Revolución en marcha. ¡Compañeros obreros y campesinos-indios, hay que hacer un Ejército nuestro, porque será el eje en que descanse la duración y perfección de la obra de la Revolución Nacional!!”89.
Es fácil darse cuenta del candente estado de la conciencia social de aquellos momentos. Se enfrentaban, en tensión máxima, dos grandes intereses: la Revolución y la contrarrevolución, cada quien y cada cual de los habitantes y estantes de Bolivia debía y tenía que tomar partido. Había que ser o frío o caliente; no existía sitio para los tibios. Cara a cara se ponían dos 89 Rumbo sindical. 1981; Jul; (6). p. 4.
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Fausto Reinaga mundos: el mundo de la ignominia, la rapacidad y el crimen, no quería ceder paso al mundo naciente, a una sociedad de soberanía, justicia y libertad. Obreros, campesinos-indios y clase media, esto es, la Revolución, se hallaban empeñados en la lucha por una causa noble, profundamente humana: la justicia y la libertad. En tanto que los Patiño, Hochschild, Aramayo y los terratenientes-pongueros, defendían una causa infame e inhumana: la dominación de la patria y las masacres mineras por los barones del estaño y la bestial explotación del indio por los feroces gamonaleslatifundistas. Tamayo, con su olímpico mensaje al Ejército, quedaba plantado en el campo de la rosca y de los feudales, esto es, ¡en el campo de la injusticia y la esclavitud! * * * Como oligarca de cepa, Tamayo junto a Salamanca no vacilaron en arrear a la juventud obrera, india y universitaria hacia los inhóspitos campos del Chaco. Los Moloch tenían sed de sacrificio humano. Los pilas, seres nacidos en tal tierra y tal clima, se sentían en su pleno ambiente natural; nada sospechaban del angustioso proceso de la forzada aclimatación del indio aymara y del indio quechua… Aprovechándose de esa circunstancia, y del conductor nativo, indígena. (No gringo, teutón como Hans Kundt, el jefe del Estado Mayor Boliviano). Gran patriota y militar con atisbos de un cerebro de Napoleón: Félix Estigarribia, los pilas arreaban a carrera despavorida a los bolis… Momentos estos tan álgidos que invitaban a la reflexión serena; momentos que aconsejaban una tregua o una paz diplomática condicional; eso es, salvar al ejército boliviano en guerra de la total aniquilación, por tanto, contener al enemigo en su marcha hacia la posesión de los yacimientos petrolíferos… Cuando en la retaguardia y en el frente se comenzó a hablar de una propuesta para la terminación de la guerra; propuesta que se insinuaba se llevaría sobre compensaciones territoriales o económicas para que Bolivia lograse un puerto sobre el río Paraguay… Tamayo, que quería aniquilar el comunismo de los soldados del Chaco, rugió como un volcán en erupción: “Perder el Chaco ¿a cañonazos? Sí, ¿a talegazos? ¡No!” Este Marte de carne y alma, después de haber condenado a todos los combatientes a perecer, a morir inexorablemente, salta de un extremo a otro; salta de la guerra a la paz; y cual arrullo de una paloma blanca musicaliza una filosofía, quizá digna de los labios del Manso Cordero de Getsemaní: “Mi profundo amor a la paz, por doctrina y por temperamento…”. Pero, como la paz es una utopía, una ilusión, en una sociedad establecida sobre la base de la explotación del hombre por el hombre; sobre la base del
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Franz Tamayo trabajo de unos y de la apropiación del fruto de tal trabajo por otros; Tamayo, que nada supo del trabajo productivo, y que vivió como un príncipe, pisando el lomo de sus colonos; súbitamente se arrepintió de haber musitado palabras como la paz… Tomó la armadura de Vulcano, se apoderó del carcaj fulmíneo de Marte, y a breves segundos de tiempo de haber hablado de la paz gritó, desencajado el gesto, saliéndole el alma por los nervios y los ojos: “¡Conciudadanos republicanos! Deseo cerrar mi discurso con una palabra de oro: ¡Viva el Ejército Nacional!” * * * El ejército de Bolivia, desde la fundación de la República hasta nuestros días, ha sido una fuerza de la vergüenza nacional y de la derrota internacional; de la explotación imperialista-feudal y de la masacre de obreros e indios… Busch, Villarroel, Escóbar, Eguino y otros jefes constituyen en este pantano de la ignominia una sublime excepción. El militar, fue quien le rompió el brazo a Sucre; el militar hizo la traición a Santa Cruz, a Linares, a Frías, a Salamanca, a Tejada Sorzano, a Tamayo, etc… Fue el general Melgarejo quien asaltó y despedazó a mano armada la comunidad indígena; cercenó y regaló el territorio nacional; hizo correr sangre fraterna a raudales… El ejército de Bolivia se batió heroicamente y se coronó en todas las guerras internacionales de gloriosas derrotas. En gran parte, por obra y gracia del ejército gamonal-rosquero, Bolivia no tiene su Litoral sobre el Océano Pacífico, ni su territorio del Acre, ni su Chaco. Los ejércitos de Chile, del Brasil y del Paraguay enseñaron al ejército boliviano duras lecciones… Pero ni así los jefes militares de esta tierra inocente y hermosa aprovecharon… De cuarenta y nueve presidentes de Bolivia veintitrés han sido militares… Estos militares bolivianos fueron gente sui generis. Pues estaban convencidos de que el uniforme, sólo el uniforme daba cultura90 y valor; por tanto, no leían ni cultivaban el altruismo que es la esencia del valor. Sanguinarios y déspotas frente al obrero y el indio, se convirtieron siempre en detestables gallinas ante el enemigo internacional. 90 En Washington –mayo de 1946–, el jefe de la adquisición de armamentos de la Embajada de Bolivia nos hizo este festivo relato: “Cuando estuve de Ministro de Gobierno de Villarroel, casi me lanzo a una revolución… Me venía todos los días gente de toda naturaleza, condición y profesión… Así militares, así civiles; y unos y otros a competencia, a puja abierta me echaban flores de todo matiz…: en esta carrera de adjetivos no escasearon gentes que llegaron a decirme: “Mi coronel, es usted un Bolívar de nuestro siglo, anímese a dar el golpe; tiene usted el poder en sus manos desde hace rato...” Y, yo talvez creido...casi doy el golpe”. He aquí una típica expresión del grado de cultura de los señores jefes y oficiales del Ejército de Bolivia.
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Fausto Reinaga El espíritu de la tesis boliviana ante la asamblea de 1955 de las Naciones Unidas, es sencillamente magnífico. Propone la supresión de las fuerzas armadas en los países económicamente atrasados. El presupuesto militar se convierta en presupuesto de fomento industrial. Vale decir, que en vez de fusiles se compre o se produzca pan, pan y más pan. Tamayo ha sido testigo presencial de las más tenebrosas iniquidades consumadas por el ejército. El mismo ha sido víctima. Los militares prendieron fuego a su casa de hacienda y cometieron “los mayores atentados contra sus colonos”. Los militares destrozaron su fervientemente anhelado título de Presidente de Bolivia; título por el cual con angustia infinita había luchado toda su vida… y ahora, es a esta fuerza del mal, a la que defendía Tamayo, diciendo que es una “institución amada por el pueblo”. Insincero y falaz; movido por su tremendo odio a la Revolución Nacional gritaba “la institución militar está tan profundamente arraigada en el corazón de los bolivianos… que el pueblo jamás renunciará!”. Sabio y poeta; filósofo y estadista; pero sobre todo oligarca se oponía con todo su poder a la creación de un ejército de la Revolución Nacional. Un ejército nacional de obreros e indios; Tamayo calumniaba esto de comunismo. Él tenía necesidad de un ejército gamonal; aunque le hayan azotado manos ecuestres, pues debía resguardar al ejército oligarca, porque así resguardaba sus fincas y pongos. He ahí el leit motiv mezquino, el meollo de la cuestión. Salamanca fulge en su máxima excelsitud el valor civil, cuando en Villa Montes les escupe en pleno rostro a los militares que le hacen el cerco: “Es el único cerco que les ha resultado”… “Les he dado dinero, soldados, armas, honores… Todo, todo les he dado…; lo único que no he podio darles es ¡cerebro!!”91. 91 “Conviene hacer constar estos hechos: 1.El presidente, en vista de la incapacidad del comando militar que nos llevaba al desastre, quiso cambiar el comando con otro personal, más disciplinado y más capacitado para dirigir la guerra. 2. Ese cambio de comando fue la causa de la rebelión de antemano preparada. El objeto de la rebelión fue conservar a la cabeza del Ejército, ese comando incapaz y así lo consiguió. Las derrotas se han precipitado unas tras otras. 3. Se comprometieron en esta infamia consumada en presencia del enemigo, todos los altos jefes del Ejército del sudeste. Hasta los militares que ejercían funciones pasivas en Villa Montes, tales como el general Tejada Fariñas y el coronel Bilbao Rioja que llegó a Villamontes poco después del asalto, no quiso asistir a las reuniones de los militares rebeldes y volvió a La Paz. Dícese que el único voto discrepante en estas reuniones fue el del teniente coronel Moscoso. Siquiera eso. Él planteó las premisas de esta rebelión. Tiempo atrás, en Samaihuata, durante el penúltimo viaje del Presidente. 4. El gobierno liberal ha sido la consecuencia de esta rebelión militar y no es más que una hechura del comando rebelde. Tiene que hacer su pongueaje hasta el momento en que le echen con el pie. El militarismo que no ha sido capaz de rechazar al enemigo extranjero ha impuesto ya su dominación en Bolivia. El autor de este relato es el propio Salamanca”. Díaz
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Franz Tamayo En tanto, Tamayo, el paradigma de la legalidad, el más grande apóstol de la Constitución, saludaba, precisamente a sus destructores, a los destructores de la Constitución, con estas palabras de oro: “¡Viva el Ejército Nacional!”
Machicao, Porfirio. Historia de Bolivia. “Salamanca –La guerra del Chaco– Tejada Sorzano”. Gisbert y Cia. 1955. p. 238-39.
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Capítulo VI
Tamayo y el indio “Los Ruskin, los Shopenhauer, los Poincaré, tratándose de una superior moralidad humana, pasarían reverentes y conmovidos ante el aymara (y ante el quechua FR.) de todos los tiempos, mientras escupirían su desprecio, como lo escupen actualmente, sobre la frente del blanco americano…” Franz Tamayo.
Hemos andado mucho en busca de un Precursor de la insurgencia indigenista. Y no hallamos ni en el Perú ni en México. Hemos tropezado con valiosas obras sobre la materia. También hemos hablado con hombres del calibre de Raúl Haya de la Torre, Jesús Lara, Valcárcel, Luis Alberto Sánchez, Tristán Marof, etc. En homenaje a la verdad, a nadie en el continente americano le viene, el glorioso título del precursurazgo que no sea a Franz Tamayo. El más grande precursor del pensamiento insurgente indio de América, y concretamente de Bolivia, es Tamayo. En este terreno no tiene cotejo. Porque antes de él nadie se atrevió a hablar con espíritu y verbos geniales. ¿Que su enfoque del problema indio no rebasaba el ángulo ético y pedagógico? ¿Que se cuidó de abordar la cuestión en su raíz misma: la entrega de la tierra al indio? ¿Que su espíritu genial, en “su hora revolucionaria” fue apabullado y eclipsado por la usura doméstica del terrateniente Tamayo? Vamos por partes. Desde luego existe una evidencia que con el correr del tiempo tomará contornos de certeza. Y es que Tamayo, en América en cuanto a indigenismo se refiere, hizo escuela. La maravillosa y fecunda aparición de la pléyade de luchadores y escritores indigenistas del Perú, tácitamente tuvo en Tamayo el genitor vital de su pensamiento. Mariátegui, Haya de la Torre, Luis E. Valcárcel, J. Uriel García, Ciro Alegría y cientos más, tienen deberes que cumplir con Tamayo. Pero también es una verdad, al tenor de la enseñanza de Gorgias92, discípulos hubo que en buena lid 92 En lecho de muerte, Gorgias, rodeado de sus discípulos que, protestaban bajo juramento: conservar en su integridad, defender a toda costa la heredad filosófica… Ante la pa-
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Fausto Reinaga superaron al Maestro; discípulos que dieron un paso más adelante que el precursor Tamayo. Creación de la pedagogía nacional es sobre todo, el grito de una raza oprimida. Quizá un instintivo y angustioso alarido de dolor de las nacionalidades indias sometidas… y aflora a la superficie como una gran rebelión de la sangre india; mas como toda rebelión, no llega a la revolución que es conciencia y programa de libertad. Tamayo, en su Pedagogía, ruge contra los europeizantes imperialistas, contra los bobárycos de su tiempo; les grita: “La verdad no está allende los mares, sino que ella está en la tierra donde nacemos”. Tamayo en la Pedagogía descubre la herida, mete el dedo en la llaga, pero… no alcanza a proponer un remedio justo para curar la llaga. La Pedagogía es una incisiva crítica comtiana, una mordaz crítica positivista de la realidad nacional, no alcanza a ser una critica revolucionaria. La crítica tamayista no es la crítica mariateguiana. Mariátegui sí que alcanzó a predicar la liberación del indio, liberación por la revolución… en tanto que el indio de la Pedagogía no debe pensar jamás en la conquista de la tierra ni en la conquista de su libertad revolucionariamente. La Pedagogía, desde el punto de vista revolucionario de nuestro tiempo, que pone toda la fuerza de la ciencia y la cultura al servicio de la conquista de la liberación económica, social y política del hombre, ha sido superada. La perennidad y la vigencia vigorosa de la Pedagogía se halla en el volumen y la raíz de la nacionalidad esencial. Este aspecto de la obra es una cantera tan rica, que la Revolución Nacional no puede asentarse ni edificar nada, si se aparta de dicha cantera: el indio. La revolución boliviana, para lograr sus auténticos fines, tiene que llegar a ser una revolución ¡auténticamente india! Por otra parte, los acontecimientos mundiales y nacionales, por encima de problemas rácicos y pedagógicos –pilares en que descansa la obra sión ortodoxa de secta, Gorgias, se incorpora y habla de este modo: “Yo, dice, que era un niño hermoso. Mi madre, porque me conservase niño por toda mi vida, buscó el consejo de los sabios y sacerdotes, de los augures y las pitonisas… En esto, fue la pitonisa délfica, quien le dijo: “¡Buena mujer! Para que su hijo se mantenga niño inalterablemente, sube al monte de Himeto y al rayar el alba, toma un íride (lirio silvestre) y luego una paloma aún pura y blanca… Cuando tu hijo duerma, revienta el cuello de la palomilla y que su sangre rocíe el corazón y arroja los pétalos del íride sobre la frente del niño dormido… Y habrás conseguido tu objetivo… Mi madre ejecuta el mandato de la pitonisa… Mi madre maravillada… Despierta de su sueño… Corre en mi busca y… En vez del niño hermoso que hechizaba su sueño me halla un viejo con profundas arrugas en la frente y la mirada angustiosamente clavada en horizontes lejanos e infinitos… Vosotros, discípulos míos al proponeros conservar la forma y fondo inalterables de las enseñanzas de mi doctrina, pensáis y camináis en dirección opuesta al proceso y curso de la evolución natural de las cosas y los seres… Yo bebo esta última copa de mi vida, por aquel discípulo mío o no, que después de mi muerte dé el primer paso hacia adelante, superando mis doctrinas y ¡superándome..!”.
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Franz Tamayo de Tamayo– han puesto y en primer término los problemas económicos, sociales y políticos. Quienes desde puntos de vista socialistas estudiamos y definimos el problema del indio, empezamos por declarar absolutamente superados los puntos de vista humanitarios y filantrópicos… Insurgimos primeramente, contra la tendencia instintiva –y defensiva– del criollo o misti, a reducirlo a un problema exclusivamente administrativo, pedagógico, étnico o moral, para escapar a toda costa del plano de la economía. Por esto, el más absurdo de los reproches que se nos puede dirigir es el del lirismo o literaturismo. Colocando en primer plano el problema económico social, asumimos la actitud menos lírica y menos literaria posible. No nos contentamos con reivindicar el derecho del indio a la educación, a la cultura, al progreso, al amor y al cielo. Comenzamos por reivindicar, categóricamente, su derecho a la tierra.
Todas las tesis sobre el problema indígena, que ignoran o eluden a éste como problema económico-social, son otros tantos estériles ejercicios teoréticos, y a veces sólo verbales; condenados a un absoluto descrédito. No las salva a algunas su buena fe. Prácticamente, todas no han servido sino para ocultar o desfigurar la realidad del problema. La crítica socialista lo descubre y esclarece, porque busca su causa en la economía del país y no en su mecanismo administrativo, jurídico o eclesiástico, ni en dualidad o pluralidad de razas, ni en sus condiciones culturales y morales. La cuestión indígena arranca de nuestra economía. Tiene sus raíces en el régimen de propiedad de la tierra. Cualquier intento de resolverla con medidas de administración o policía, con métodos de enseñanza o con obras de vialidad, constituye un trabajo superficial o adjetivo, mientras subsista la feudalidad de los “gamonales”… La fe en el resurgimiento indígena no proviene de un proceso de “occidentalización” material de la tierra quechua. No es la civilización, no es el alfabeto del blanco, lo que levanta el alma del indio. Es el mito, es la idea de la revolución socialista. La esperanza indígena es absolutamente revolucionaria. El mismo mito, la misma idea, son agentes decisivos del despertar de otros viejos pueblos, de otras viejas razas en colapso; hindúes, chinos, etc. La historia universal tiende hoy como nunca a regirse por el mismo cuadrante. ¿Por qué ha de ser el pueblo incaico, que construyó el más desarrollado y armónico sistema comunista, el único insensible a la emoción mundial? La consanguinidad del movimiento indigenista con las corrientes revolucionarias mundiales es demasiado evidente para que
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Fausto Reinaga precise documentarla. Yo he dicho ya que he llegado al entendimiento y a la valorización justa de lo indígena por la vía del socialismo. El caso de Valcárcel demuestra lo exacto de mi experiencia personal. Hombre de diversa formación intelectual, influido por sus gustos tradicionalistas, orientado por distinto género de sugestiones y estudios, Valcárcel resuelve políticamente su indigenismo en socialismo. En este libro, nos dice, entre otras cosas, que “el proletariado indígena espera su Lenin”. No sería diferente el lenguaje de un marxista. La reivindicación indígena carece de concreción histórica mientras se mantiene en un plano filosófico o cultural. Para adquirirla –esto es para adquirir realidad, corporeidad– necesita convertirse en reivindicación económica y política. El socialismo nos ha enseñado a plantear el problema indígena en nuevos términos. Hemos dejado de considerarlo abstractamente como problema étnico o moral para reconocerlo concretamente como problema social, económico y político. Y entonces lo hemos sentido por primera vez, esclarecido y demarcado93.
Esta brillante tesis de Mariátegui penetró hondo en la conciencia revolucionaria de Indoamérica, lo que no le impidió a Mirohesvsky, revolucionario soviético, especialista en historia de América Latina, miembro de la Academia de Ciencias de la URSS., en su extenso artículo “Populismo en el Perú”94 ubicarlo en líneas generales como a “un intelectual pequeño-burgués en un país campesino, atrasado”,… pero rectificó diciendo: “Mariátegui, al final de su vida reconoció la debilidad de su posición pequeña-burguesa y venciendo la ideología ‘populista’entró en el camino de la lucha por la hegemonía del proletario en la revolución democrático-burguesa, antiimperialista y antifeudal”. En el mes de julio de 1953, esto es, días antes de la Reforma Agraria, en nuestro periódico Rumbo Sindical, página 5, Nº 6, escribimos sobre Mariátegui lo que sigue: José Carlos Mariátegui es más nuestro… y su herencia ideológica vibra en la conciencia de la vanguardia obrero-campesina nacionalista. Cierta casta de “comunistas criollos”, enfrentándose al gran teórico-indio que fue Mariátegui, negaron el colectivismo comunista incaico; y sostuvieron la tesis de que el gobierno de 93 Mariátegui. Siete ensayos. 1ª ed. p. 32, 25, 26. 94 Publicado en: “Historia de los países coloniales y dependientes” y transcrito en la revista Dialéctica. La Habana. (1) May - Jun 1942.
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Franz Tamayo los Incas, era un totalitarismo redondo, que tenía al pueblo en la más cerrada de las esclavitudes. Frente a este criterio que amputaba la savia de la tradición de nuestra historia, los teóricos del nacionalismo sostuvimos y defendimos la tradición milenaria del incanato: esto es, vitalizando la verdad que dice: que el comunismo incaico era una evidencia; era un comunismo agrario, distinto del de Marx, Sorel, Lenin, etc., que es industrial; y nos pusimos de lado del indio, para arrojar a pleno rostro de los comunistas europeizantes, este puñado de verdades y esperanzas: en el indio es en quien reside la energía nacional que permitirá superar la ignominiosa etapa feudal del país; en el indio vive la potencia virginal de la raza que transformará la ética, el derecho y la filosofía de la vida; en suma, igual que el gran José Carlos, planteamos el dilema: la Revolución Nacional tiene que optar por el gamonal o por el indio. No existe un tercer camino. Planteado este sistema, todas las cuestiones de arquitectura del régimen pasan a segundo término. Lo que importa a los hombres nuevos es que Bolivia se pronuncie contra el gamonal, por el indio. “La Revolución Nacional quiere que Bolivia repose sobre sus naturales cimientos biológicos”. La redención, la salvación del indio, he aquí el programa y la meta de la revolución boliviana. Y fue Mariátegui, en 1928, quien pronunció por primera vez en las tierras de Indoamérica, el nombre del Partido que actualmente acaudilla la Revolución Nacional de Bolivia. Hablando de la China, dijo el Movimiento Nacionalista Revolucionario, está formando una nueva conciencia, que “tendrá influencia considerable en los destinos del mundo”. Mariátegui, si estuviera vivo hoy, hay que estar seguro, que habría estado a la cabeza de la revolución boliviana…
Mariátegui, que como Voltaire, Marx, murió sin ver su revolución, por la que había trabajado día y noche; a la que había hecho el sacrifico de su propia vida, vida joven, vida ejemplar, llena de ciencia y sabiduría, de sinceridad y de fe revolucionaria; este indio sublime, este Amauta genial que el 17 de abril de 1930, murió a los 35 años; apenas hubiera contado 57 al advenimiento de la gran revolución boliviana… Es de imaginar lo que Mariátegui hubiera hecho por esta revolución que sanguínea y espiritualmente es suya. Su regia pluma, con la autoridad de su prestigio hubiera llenado toda Indoamérica de la verdad y la justicia de que está inspirada y vestida la revolución. Su verbo tribunicio hubiera resonado en todos los ámbitos del continente –y quizá del mundo– con los más fúlgidos resplendores de una causa profundamente humana como es la causa de la libertad del in-
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Fausto Reinaga dio. Mariátegui hubiera sido gran soldado y gran capitán en la trinchera ideológica de la revolución.
Al ver a Franz Tamayo, empeñado en llevar agua al molino de la contrarrevolución; al ver en el precursor de la insurgencia indigenista, no sólo a un renegado de sus doctrinas, sino a un adversario de hecho, ostensible y consciente, igual que aquel coronel galonado95 le hubiera –en el mejor de los casos para Tamayo– lanzado una mirada con “sus ojos penetrantes altos y fijos” y a la luz de aquella poderosa fuerza, Dios sabe, cómo Tamayo, con qué estrépito hubiera bajado la mirada… Si Mariátegui hubiera estado vivo quizá en el espíritu de Tamayo, desde la recóndita y misteriosa profundidad de las sangre, hubiera resplandecido, aquella su excelsa obra revolucionaria de 1910; quizá no se hubiera abrazado grotescamente a los intereses gamonales; quizá no hubiera vivido a horcajadas sobre lomo del indio hecho pongo y mitani; y quizá como aquel nuevo y sublime Quijote Romain Rolland hubiera marchado a la cabeza de las multitudes indias, envuelto en una bandera roja y flotando la melena encanecida al viento, marchando al ritmo de ¡Viva la Revolución! ¡Tierra y libertad para el indio!…Y es posible si tal cosa sucediera habría dado otro derrotero, otro color, otro contenido a sus mensajes contrarrevolucionarios de la pre-reforma agraria. Creación de la pedagogía nacional
El Elogio de la locura, ese grito de guerra del humanismo burgués;… En casa de su amigo Tomás Moro, lo compuso –Erasmo– en siete días; casi de un solo aliento, entre broma y broma. Una circunstancia feliz vino en su auxilio. Por las dificultades de la época en cuestiones de transporte, Erasmo y su biblioteca no pudieron llegar a Inglaterra al mismo tiempo. Y a ese retraso, para él incómodo –porque un humanista nada podía escribir sin ver primero a través de los antiguos–, debe la literatura uni-
95 “Una vez en la prisión tuvo lugar una escena que no dejó de impresionar profundamente a todos lo que tuvieron la suerte de presenciarla; una escena que puso en evidencia hasta qué punto puede llegar a veces el poderío del espíritu sobre la fuerza bruta y elemental. Uno de esos militares, sabuesos del régimen, que estaba acostumbrado a maltratar de palabra y obra a todas las personas que caen detenidas en la intendencia de Lima, ya fueran simples gentes del hampa, ya fueran gentes respetables acusadas de cualquier delito político, quiso demostrar sus notables condiciones de ferocidad ante los cincuenta detenidos que debían permanecer sentados en unos bancos, como los escolares. Comenzó lanzando interjecciones banales y llegaba ya a los insultos soeces. Mariátegui, entonces, se puso de pie y dijo con un acento de firmeza impresionante: ‘Usted no tiene ningún derecho para tratarnos de esa manera, coronel’. El hombrón galoneado se lanzó hacia la figurilla enhiesta que encendía en sus ojos penetrantes, altos y fijos una luz de poderosa fuerza. El coronel, al sentirla sobre sus ojos se quedó paralizado y no acertó más que a gritar: ‘Siéntese’-. Y volvió la cara mientras Mariátegui seguía de pié, inmóvil, hasta cuando quiso sentarse”. (Bazan. Mariátegui. p. 98- 99).
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Franz Tamayo versal su panfleto prodigioso: esbelto y alegre como un muchacho, extravagante y elástico como un acróbata96.
La Creación de la pedagogía nacional, “Es una edición de los editoriales publicados en El Diario sobre la Pedagogía Nacional”. “Los cincuenta y cinco presentes artículos –dice Tamayo– no me han ocupado más de 55 horas para componerlos”. Esto es que la escribió en un tiempo equivalente a dos días y siete horas… La literatura indoamericana, y concretamente la literatura boliviana, gracias también a esta feliz circunstancia –la polémica sobre la Pedagogía– cuenta con un obra tan prodigiosa como la de Erasmo. 1910 es un año fecundo en obras de gran aliento. Manuel Ugarte publica El porvenir de América Latina, Alcides Arguedas, Pueblo Enfermo. Un año antes 1909, sale a luz La restauración nacionalista de Ricardo Rojas, el mismo año Motivos de Proteo de José Enrique Rodó… todas estas obras, menos la de Arguedas, se inspiran y van en pos del más noble de los ideales: la educación de los pueblos de América como pueblos de América. Más la Pedagogía de Tamayo ha alcanzado por sobre sus coetáneas un raro destino: el de la perenne actualidad. La perennidad actuante es el espíritu singular que anima la obra. ¿La Razón? Es que ella está ligada a la esencia misma de la nacionalidad boliviana: el indio. 1910. La República, por cuanto que es nada más ni nada menos, la propiedad de una oligarquía extranjerizante, vive de espaldas a las grandes mayorías: el indigenado, el proletariado de la minas y el artesanado de las ciudades. Estos elementos son, para la casta oligárquica, entes, simples máquinas humanas de trabajo. Los señoritingos indioides liberales retozan sobre el cuerpo y el alma de la nación, tal como si fuera un latifundio feudal. En 1910, el pensamiento genuinamente boliviano no existe. Los que piensan y escriben constituyen una auténtica colonia intelectual europea. Quizá totalmente francesa. Un presidente de Bolivia se propuso inclusive bautizarnos con el nombre de francoamericanos. El bastión del gamonalismo, Chuquisaca (Sucre), ofrece no sólo la grotesca imitación de las corrientes literarias junto a las moda de trajes femeninos y masculinos, sino puja por presentarnos une petite Paris, con un Arco de Triunfo y su torre Eiffel de ocho metros de alto… Para la casta gamonal extranjerizante de 1910, no había conciencia nacional, alma nacional, pasión nacional ni carácter nacional; vivía ausente de la verdadera patria; afanada y sumergida en las actividades, preocupación y estilo a la francesa. El ideal de la gente bien, muy en especial, de la juventud dorada del liberalismo es París. Vivir en París es el colmo de la dicha. Vivir en Bolivia, como 96 Ponce, A. De Erasmo a Romain Rolland. p. 53
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Fausto Reinaga gente de finca y pongo pero a la parisiense, es la felicidad máxima. Aunque tal felicidad fuese sólo en traje de casa. La gente culta, la intelligentsia, habla en francés, recita en francés, ama… en francés, y … hasta quizá cree que digiere en francés… Es en este oasis parisino, donde la Pedagogía de Tamayo cayó como un huracán de herejía, como una blasfemia infernal. Tuvo el efecto no sólo de un escupitajo, sino de un puñetazo indio en pleno rostro de los señores gamonales que respiraban orgullo y dignidad a la europea… La Creación de la pedagogía nacional fue un cañonazo revolucionario que hizo impacto en el corazón mismo de la criollería simia y mojigata. Un mensaje incendiario que tuvo la virtud de despertar, de sacudir a la nación adormecida. Un manifiesto revolucionario que conminó a ponerse de pie a la raza depositaria de la fuerza, de la energía y del destino histórico del pueblo de Bolivia. Veamos: Cuando el gran Goethe, el maestro de maestros, emprendía también en su país la misma campaña que hoy emprendemos en el nuestro, y osaba demoler y decir la verdad, y desenmascarar simuladores, y osaba hablar en nombre de la energía a todos los encobardecidos y desconfiando de las bibliotecas siempre estériles, se entregaba a la naturaleza siempre fecunda; cuando sobre esas ruinas de prejuicios y absurdas creencias y sobre los retos de todos los profetas falsos, la élite de espíritus preguntó a Goethe: ¿en qué creer entonces? Goethe respondió: ¡Glaube an dem Lebem! Que en buen tudesco quiere decir: “¡Cree en la vida!” y lo que debe ser el evangelio de todo hombre y de toda nación dignos de ser y quedar nación y hombre. …la cuestión central, para nosotros queda siempre: despertar la ciencia nacional, que equivale a despertar las energías de la raza; hacer que el boliviano sepa lo que quiere y quiera lo que sepa. Hablad de altruismo en Inglaterra, el país de la conquista sabia, y en Estados Unidos, el país de los monopolios ¡devoradores! El nuevo oráculo délfico que habrá de grabar sobre la portada de nuestra escuelas, no será el de haceos sabios si no el de haceos fuertes.
He ahí el programa para hacer o salvar la nación. Los hitos angulares ya están puestos; ahora viene el majestuoso contenido, el estuario incandescente de grandes verdades.
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Franz Tamayo * * * ¿Qué hace el indio por el Estado? Todo
¿Qué hace el Estado por el indio? Nada
Considerar un poco sus condiciones generales. Comenzad por estudiar lo que el indio significa para el indio. El indio se basta. El indio vive por sí. La existencia individual o colectiva demanda una suma permanente de cálculo y de acción: el indio la da de sí. Tiene, aunque en un grado primitivo e ingenuo, todo el esfuerzo combinado que demanda la vida social organizada y constante: el indio es constructor de vida social organizada y constante: el indio es constructor de su casa, labrador de su campo, tejedor de su estofa y cortador de su propio traje; fabrica sus propios utensilios, es mercader, industrial y viajero a la vez; concibe lo que ejecuta; realiza lo que combina, y, en el gran sentido shakesperiano, es todo un hombre. Que el indio apacente o pesque, sirva o gobierne, encontráis siempre la gran cualidad de la raza: la suficiencia de sí mismo, la suficiencia que en medio mismo de su depresión histórica, de su indignidad social, de su pobreza, de su asilamiento, en medio del olvido de los indiferentes, de la hostilidad del blanco, del desprecio de los imbéciles; la propia suficiencia que lo hace autodidacto, autónomo y fuerte. Porque es preciso aceptar que en las actuales condiciones de la nación, el indio es el verdadero depositario de la energía nacional; el indio es el único que, en medio de esta chacota universal que llamamos república, toma a lo serio la tarea humana por excelencia: producir, producir incesantemente en cualquier forma, ya sea labor agrícola o minera, ya sea trabajo rústico o servicio manual dentro de la economía urbana. Y ésta es la segunda faz de nuestro estudio: lo que el indio significa para los demás, para el Estado, para la sociedad, para todos. Hay que aceptar: el indio es el depositario del noventa por ciento de la energía nacional. Ya se trate de rechazar una posible invasión extranjera; ya se trate de derrocar a Melgarejo o a Alonso; en todas las grandes actitudes nacionales, en todos lo momentos en que la república entra en crisis y siente su estabilidad amenazada, el indio se hace factor de primer orden y decide de todo. Queda, pues, establecido que en la paz como en la guerra, la república vive del indio, o muy poco menos. ¡Y es en esta raza que el cretinismo pedagógico, que los imbéciles constituidos en orientadores de la pedagogía nacional, no ven otra cosa que vicio, alcoholismo, egoísmo y el resto!
Se habla de civilizar al indio… y éste es otro de los lugares comunes que se repiten por los bovarystas que saben de todo menos de la realidad y de la verdad, y que se repite sin saberse cómo y por qué.
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Fausto Reinaga Pero señores bovarystas, ya seáis pedagogos o legisladores, ¿habéis soñado por un momento lo que significaría civilizar al indio, si tan espléndido ideal fuera realizable de inmediato? ¿Sabéis lo que daría ponerle en estado de aprovecharse directamente de todos los medios de vida de la civilización europea, de todo género de conocimientos e instrumentos? Eso sería vuestra ruina irremediable e incontenible. ¡Eso sería habilitar al verdadero poseedor de la fuerza y de la energía, a sacudirse de todo parasitismo, a sacudirse de vosotros, como la grey refortalecida y ruborizada se sacude la piojera epidémica! ¡Adiós todo bovarysmo pedagógico! ¡Adiós parasitismo gubernativo y legislativo! Sería el despertar de la raza y la reposición de las cosas. Porque es preciso saber que Bolivia no está enferma de otra cosa que de ilogismo y de absurdo, de conceder la fuerza y la superioridad a quien no las posee, y de denegar los eternos derechos de la fuerza a sus legítimos representantes. Nos hemos instituido en profesores de energía nacional, y la primera condición para ello es decir la verdad, pese a quien pese y duela a quien duela. Y una de las formas y de las causas de la inferioridad boliviana es que vivimos de mentiras y de irrealidad. El trabajo, la justicia, la gloria, todo miente, todo se miente en Bolivia; todos mienten menos aquel que no habla, aquel que obra y calla: el indio. El Estado existe para el indio sólo en las formas más odiosas y más duras. Son impuestos legales que no se acuerdan con la dignidad personal; es la exigencia de servicios especiales y generales, sin tasa y sin orden; es la imposición de precios inequitativos, cuando el Estado merca con el indio; es el confinamiento absoluto de la raza a cierto género de trabajos que se consideran inferiores, aunque no lo sean, pero que deviene en tales, por la fuerza de la opinión; es su exclusión de toda participación de las funciones de la cosa pública, exclusión justificada aparentemente por la notoria impreparación en que se mantiene al indio; es por fin (y esto es lo más grave y es el mal central), la atmósfera ingrata de odio real y de ficto desprecio en que el colono español y el blanco republicano han envuelto y envuelven a la raza. Y aquí se presenta un punto de altísima fisiología y psicología raciales. Hay dos fuerzas que la historia ha puesto en América una enfrente de otra: el blanco puro y el indio puro. Han chocado las dos sangres, y entonces se ha visto el fenómeno más extraño que registra la historia de las razas. La superioridad del blanco se hizo patente en seguida; pero era una superioridad entendida y convencional. Lo que sobre todo habilitaba al blanco era una herencia secular de cálculo y de experiencia humana. El blanco sabía más por viejo que por sabio, y prevalía más por astuto que por fuerte.
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Franz Tamayo En tanto el indio poseía, como posee, la fuerza primitiva, material y estofa de toda cultura posible; y entonces como ahora la ecuación se concreta: el indio, por su parte, poseyendo y conservando la fuerza real y fundial de la historia; el blanco, de su lado, armado y sirviéndose de expedientes históricos y tradicionales que le dan una inmensa superioridad y que le convierten de invasor en conquistador.
Pero en este punto se manifiesta la crisis. Una raza no pude vivir indefinidamente de medios y de expedientes; se vive de real energía. Y en la lucha por la vida, cuando la propia no basta, la ajena acaba siempre por prevalecer. Este es nuestro caso. El hecho es que, históricamente hablando, el blanco no se basta en nuestro continente. De raza a raza la lucha es demasiado desigual. La energía no está de su lado; la verdadera fuerza creadora de vida no está con él, y entonces la historia le ofrece un dilema sin salida: para continuar evoluyendo étnicamente y para continuar guardando algo de su primitiva hegemonía racial –en América– le es fuerza renunciar a su personalidad de raza y aceptar en sus venas la energía extraña, ausente de ellas. Para el blanco, cruzarse o perecer: tal es el dilema. Estas son las revanchas –subterráneas, diríase– de la historia. El blanco inconscientemente, desde Pizarro y Balboa hasta nuestros días, se da cuenta de estas condiciones fatales de la vida. Se da cuenta de su momentánea superioridad y de su irremediable declinación futura. A la segunda generación no siente más en su sangre la grande energía creadora, y al revés siente que ella está intacta en el autóctono oprimido y deprimido. Atiéndase a que hablamos del blanco que pretende establecer y se establece, en el nuevo mundo, y pretende evoluir como raza y predominar como tal.
Ahora bien; es de este contraste histórico, de esta lucha de sangres que ha nacido el actual estado de cosas en América ¿Cómo explicar el odio real y el desprecio aparente del blanco por el indio? Es el rencor previo de quien se sabe condenado a claudicar y plegar un día ante el vencido de ayer; y éste es sentimiento malsano que se ha traducido en inhumanas leyes coloniales y, lo que es peor, en absurdas costumbres privadas y públicas; y es él que ha creado, tratándose concretamente de Bolivia, este incomprensible estado, de una nación que vive de algo y de alguien y que a la vez pone un empeño sensible en destruir y aniquilar ese algo y ese alguien. Diríase el rencor suicida.
La cuestión de la instrucción primaria en Bolivia es una cuestion social y ética; es un problema que estudiado a fondo cambia de lugar y de dirección. Según nosotros se trata nada menos que de la reeducación de aquella parte de la nación que tiene en sus manos la dirección de toda cosa pública, ya sea en el orden estatal, ya sea en el sentido social. Se trata de reeducar a
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Fausto Reinaga todos los que por la ley, por la sangre, por la educación, por las costumbres y a veces por la sola casualidad, están por encima del indio autóctono. Se trata de destruir un prejuicio secular que ha abierto un abismo entre todo lo que es indio y lo que no lo es. Se trata de modificar una manera de concebir absurda, según nosotros, en aquella parte de la nación que se dice y es en realidad más inteligente y más cultivada. Se trata de destruir la barrera insensata e injustificada que divorcia a la nación de sí misma, que la divide y la subdivide, y al hacerlo destruye la unidad de fuerzas nacionales indispensables para la grande lucha por la vida. Se trata de crear nuevos criterios sociales y éticos para rehacer una nación que no es tal, y crear una escala de nuevos valores, como diría Nietzsche, más humanos, más razonables, más comprensivos y –digámoslo sin escrúpulo– más sabiamente egoísta, bajo el punto de vista de la nacionalidad. Y este trabajo, grande si lo hubo, y que significa la reeducación nacional, la refección de la historia y la comprensión superior y verdadera de las leyes de existencia, no está llamado a hacerse, sino en aquella parte que en Bolivia se llama dirección, cultura, educación, gobierno, etc. Y, ¿quién hará este trabajo? ¡La revolución! La historia y la vida van afirmando y confirmando: el, indio, sólo el indio mediante la revolución terminará educándose y educando a todas las clases sociales que hoy descansan sobre él. Sólo cuando el indio tenga o cuando alcance el poder político, sólo entonces, habrá en Bolivia una nación real y verdadera. A esto y no a ninguna parte conduce la sustancia de la Pedagogía de Tamayo. Lo que hay que profesar en las escuelas bolivianas es la energía nacional. Es verdad que hemos aceptado que, en principio, cuando ella no existe, la energía no se enseña, si se aprende, ni se imita ni se improvisa. Pero si por profesión y enseñanza de energía se entiende: 1° la aceptación de la existencia de esa energía, a priori, en la raza, energía latente y dormida; 2° que la escuela es uno de los mejores medios para despertarla y sacarla a luz, educándola; entonces podemos decir, usando de un tropo comprensivo y justo: profesemos en nuestras escuelas la energía nacional, e instituyamos en doctrina la fuerza de la raza y la plenaria manifestación del carácter nacional.
Con esto invita Tamayo a todo y a todos a tornar, a volverse indios; a hincar la conciencia en la esencia íntima de la naturaleza humana boliviana; hincar la conciencia como el felino hinca los dientes en la presa que devora.
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Franz Tamayo Hay que enseñar el orgullo personal y señoril, que más tarde se traducirá en orgullo nacional; hay que enseñar el dominio de sí mismo, e instituir el culto de la fuerza en todas sus formas; hay que enseñar el gusto de vencerse, el desprecio de los peligros, desdén de la muerte, y de todo lucro de vida que sea enervador de la misma; hay que enseñar el amor de la acción en todas sus formas y combatir la pereza de la raza, secular y tradicional… Necesitamos crear el culto de la acción innúmera, incondicional, ilimitada. Es la grande acción organizada la que ha hecho las Romas y las Britanias. Hay que enseñar que es vano esperar cosa alguna de otro que de nosotros mismos, y que somos nuestra propia fuente y debemos ser nuestra propia brújula. Hay que enseñar a reaccionar de la histórica depresión en que vivimos. La raza está deprimida, encobardecida y estupefacta. Nuestras faltas y las ajenas han envenenado nuestra historia… Hay que enseñar que no hay interés que esté por encima del de la vida; que hay que sacrificar la misma vida en pro de un interés superior y más trascendente de la vida. Hay que enseñar que sobre el mundo de las cosas más graves y más fútiles, todo existe nada más que para servir la causa de la vida, y que las filosofías, las religiones, el arte, la ciencia y todo, son nada más que sus obreros y sus servidores. Hay que enseñar la audacia sabia y la osadía inteligente, que son como una fecunda irreverencia de todo. Las cosas quieren ser dominadas y la naturaleza quiere ser vencida… Hay que osar, hay que perseverar, y el atrevimiento es cosa que hay que comenzar a enseñar en las escuelas. Hay que enseñar a decir a decirse la verdad. El último mal no es el mal mismo, cuando existe: es conocerlo y ocultarlo, es verlo y callarlo. Hay que hacerlo respirar al grande como al pequeño, al fuerte como al débil, al pobre como al rico, y su acción no puede menos que ser depurada y fecundante. Fijáos bien: es otro mal que viene del encobardecimiento nacional: no se gusta de la verdad; se prefiere bogar en una corriente de mentiras convencionales en las que nadan admirablemente bien todas las medianías interesadas o las inepcias astutas. Lo hemos dicho ya: vivimos de mentira y todo miente en Bolivia.
Si la energía fluye, sale del indio, y si la energía es la vida, la causa de la vida en Bolivia es el indio… ¿Que “todo miente en Bolivia”? Sí, menos el indio. La verdad es la causa del indio. La verdad es la revolución india. “No basta decir la verdad, hay que defenderla: y, hay que clavarla a martíllazos en las cabezas rebeldes”, enseña Tamayo. ¡Qué maravillosa prédica salió esta vez de su garganta. Sin saberlo, predicaba como un marxista, predicaba la violencia revolucionaria.
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Fausto Reinaga Dos solos hechos de diferente orden, uno histórico y otro prehistórico, os darán la medida. La organización política, social y religiosa del imperio incásico, el cual en punto a una ética trascendente y a una final eudemonía humana, deja a las repúblicas de Platón y de Roosevelt tan atrás y tan lejos, que la una se queda como un ensueño genial de niños y la otra como un violento y sufrido esfuerzo de hombre. El otro hecho revela una total potencia arquitectónica, conceptora y constructora, que literalmente desborda y sale de los límites de la inteligencia europea: he nombrado Tiahuanaco. ¡Esto es el indio y esto ha podido su inteligencia creadora y organizadora un día; y es en esto, asombro de los viajeros y pensadores más eminentes, que el cretinismo de todo tiempo no ha visto sino una estupidez de acémila! ¡Triples cretinos!... El mestizo que en nuestra América constituye numérica y cualitativamente el elemento superior y válido de la raza, ese mestizo siente en sus venas la sangre india invencida e invencible, a pesar de todas las apariencias históricas. Lo hemos dicho ya: son las revanchas como subterráneas de la historia. Id a nuestros parlamentos, a nuestras universidades, a nuestros cuarteles, y examinad las pocas cabezas que realmente dan o prometen dar algún positivo y no simulado esfuerzo biótico; examinad su color, sus rasgos fisonómicos: es la sangre india que estalla en la mirada y en la palabra… El punto inicial y la estofa prima y primordial: son el indio puro, el aymara y el quechua aboriginales, que de hecho son actualmente los grandes depositarios de la energía nacional. No es el indio que debe aprender nada del blanco, en ciertas materias, las más importantes y vitales, como son las de moralidad pública y privada; es el blanco quien debe ir a aprender del indio una ética superior y práctica, el respeto de los hijos a los padres, el de los padres a los hijos, la fidelidad conyugal, el trabajo constante hasta la más extrema vejez, la sobriedad en las comidas, la mesura en el discurso, la paciencia, paciencia secular y heroica, la seriedad en los tratos y contratos, el respeto de la propia palabra, la obediencia a la ley, la reverencia de la tradición, la tradición que es la grande fuerza centrípeta y conservadora de la vida, sobretodo cuando de nacionalidades se trata, y, en fin, todo el catálogo de virtudes indias que se contraponen al catálogo de vicios blancos, en el instante histórico en que vivimos. Bien sabéis que los Ruskin, los Schopenhauer, los Poincaré, tratándose de una superior moralidad humana, pasarían re-
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Franz Tamayo verentes y conmovidos ante el aymara de todos los tiempos, mientras escupirían su desprecio, como lo escupen actualmente, sobre la frente del blanco americano, que es lo único que de nuestra América conocen, por haberle visto arrastrando en sus bulevares y squares no otra cosa que sus vicios, su sed insaciable de placeres y su insignificancia en todo sentido altamente humano. Porque es también preciso preguntarse, lo que nadie osa preguntarse públicamente, el sentimiento despectivo y la razón de ese desprecio, de parte de los europeos de Europa para nosotros. Esto existe, esto es real; y lo peor de todo, esto es justificado. La grande evolución social que perseguimos no tendrá seguramente por única base la letra dura del indio. Otro y más vasto es el trabajo necesario para ella: y este trabajo hay que ejecutarlo no en el indio mismo letrándolo, sino en las clases socialmente superiores y que hoy tienen por la fuerza de las cosas, el destino del indio entre sus manos. Necesitamos provocar un grande y nuevo movimiento en esas clases. Necesitamos comenzar a hacer lo que hace trescientos años no hacemos y debíamos hacer. Se trata de una acción colectiva, sabia, consciente y razonada, a más de altamente justificada. Se trata de rectificar una manera de concebir torcida y mal interesada respecto al indio y su significación dentro de la nacionalidad boliviana. Estamos plagados de prejuicios anticientíficos y, en el fondo, altamente inmorales y disociadores de todo espíritu de nacionalidad. La verdadera bestialidad está en concebir al indio como una bestia, deconociendo sus calidades raciales superiores, en muchos sentidos, a las de las clases dominantes… Estamos vociferando nuestra independencia y manumisión del yugo español; pero fijáos bien, el yugo existe aun sobre nuestras frentes y consiste justamente en que aún no podemos sacudir la carga de prejuicios absurdos que nos han impuesto y de la que no podemos liberarnos todavía. ¡Y esos prejuicios fueron su ruina y serán la nuestra! ¿La conquista salvaje y la colonia insensata han desaparecido en América? Ostensiblemente sí; pero se han quedado en nuestras venas, y de allí no las han sacado todavía los Murillo y los Sucre. Allí están palpitantes con todos sus vicios e inferioridades. Es esto lo que hay que rehacer. Tenemos que librar aún la última campaña de la independencia, y destruir definitivamente el espectro español que aún domina nuestra historia. Es entonces que comenzaremos a poseer una verdadera personalidad que no existe aún en nuestra América. Fijáos bien; si el marcar una personalidad y un carácter definidos es prueba de una superio-
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Fausto Reinaga ridad étnica y biótica, ella no existe en el americano predominante actualmente; pero existen en nuestro autóctono indio, y de la manera más vigorosa y típica. ¿Y no es la más famosa locura cerrar los ojos ante las verdaderas fuentes de la energía, y aun más, negarlas, renegarlas y peor aún, tratar de destruirlas, como ha hecho el español imbécil? Es esa energía que comienza a circular en nuestras venas… ¿Y quién ha de ejecutar este movimiento, esta acción que no hesitamos en llamar la refección nacional? No es el indio directamente; somos los pensadores, los directores, los gobernantes, quienes empezamos a tomar conciencia cabal de nuestra vida integral y de nuestra verdadera historia natural. Debemos comenzar por ver cuánto hay de dignidad humana por nosotros ultrajada en el indio; cuánto desconocimiento de sus verdaderas facultades y fuerzas; qué abyección por nosotros creada, y qué ruina de los primitivos señores de la tierra que hoy poseemos. Debemos comprender entonces que toda esta injusticia acaba de volverse contra nosotros; y que si aparentemente la víctima es el indio, final y trascendentalmente lo somos nosotros que en realidad destruimos las únicas fuentes de la vida y de energía que nos ofrece la naturaleza. Y entonces, lo que hay que dar al indio, al darle la letra dura, es sobre todo, respeto, justicia, dignidad, nuestra consideración y nuestro amor, pensando que en muchos sentidos “su miseria es nuestra obra, y que su resurrección es nuestro salvamento”. Y el medio es la tierra, para usar de un término menos áridamente científico. La tierra hace al hombre, y en este sentido la tierra no sólo es el polvo que se huella, sino el aire que se respira y el círculo físico en que se vive. La tierra tiene un genio propio que anima al árbol que germina y al hombre que sobre ella genera. El alma de las razas está hecha del polvo de las patrias; y en este sentido el hombre no está menos arraigado al suelo, que el árbol, su hermano. Es sobre todo en este espíritu que hay que traducir el pensamiento aristotélico: el hombre es un árbol con las raíces arriba. Y es en este sentido también que se puede decir que la historia, humana hace parte de la historia natural. Es la insuficiencia de las ciencias físicas que hace hasta hoy la imposibilidad de una verdadera ciencia histórica. La tierra hace al hombre; y es en la tierra que hay que buscar la última razón de su pensamiento, de su obra, de su moralidad. Cuando se dice tierra patria no solamente hay en ello un símbolo paternal, sino que realmente existe una relación generativa
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Franz Tamayo entre el suelo y el hombre. Físicamente, el hombre está hecho de las sales del suelo en que vive y genera. La poética ficción de que cada uno lleva un retazo de cielo patrio al fondo del alma es una realidad. Humus, homo. En este punto nada hay más flagrante que el ejemplo de los Estados Unidos. El yankee nativo aparentemente es un europeo boreal generado en América. Los caracteres físicos se conservan, aunque aquí mismo quizá ya se pueden entrever variaciones finísimas. Pero donde el genio de la tierra se revela irremediablemente es en el carácter. En el yankee nativo, a pesar de todas las apariencias, resucita el piel roja. La audacia, la temeridad yankee no son inglesas: Lynch tampoco. La Europa tradicional no ofrece nada semejante: el piel roja sí; y en este caso, no existiendo el genio de la especie, existe el genio del lugar: genius loci. Si tuviésemos una psicología íntima de las razas primitivas de la América del Norte, es probable que pudiéramos establecer un paralelo exacto con sus nuevos habitantes. Tan grande y tan permanente es la fuerza de la tierra.
Esto significa el medio, y esto también debemos buscar en nuestra tierra y en nuestras razas, nativas o nuevas. El blanco nativo ya de nuestra América, por puro que se hubiese conservado, comienza al cabo de algunas generaciones a revelar y reflejar en sí esta influencia del medio. En este punto nada hay más sugestivo que la convivencia de blancos, mestizos e indios en nuestro país. Nuestros blancos que siguen viviendo una apariencia de vida europea, y como radicalmente divorciados de los indios, no se aperciben de que toda su vida a la europea tiene, en el fondo, un sabor tan aymara (tan indio FR), que es como un matiz del todo indio en que se esfuma toda la actividad nacional. Música, literatura, arquitectura, maneras, política, costumbres, lo íntimo de lo íntimo, en nuestro blanco acusa ya la fuerza de la tierra y el genio del lugar. Y en medio del proceso degenerativo que antes hemos señalado para nuestro blanco, justamente resulta que éste ni siquiera ha tenido, empobrecido como está, la fuerza de asimilar las virtudes propias de las nuevas tierras; sino que, lo que al cabo de nuevas generaciones revela, son los vicios y deficiencias de la razas autóctonas a cuyo lado ha convivido. El primitivo español que no se ha mezclado ha ido perdiendo gradualmente las fuerzas de su propia sangre, y tampoco ha adquirido las calidades que las nuevas tierras prodigan a sus propias razas. Típica es en este punto nuestra literatura de blancos. Buscad la académica o la fiscal, y veréis que en formas raquíticamente españolas, la intención y la manera son aymara; y como el pensamiento parece haber sido y ser el lado más pobre de aymara, resulta que nuestra literatura de blancos
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Fausto Reinaga es la más famosa absurdidad que se puede dar tratándose del arte de escribir; pues los dos genios que se manifiestan en la literatura del blanco, parecen no haber llevado a ella más que las deficiencias del uno y los vicios del otro. Verdad es que el blanco americano es el terreno más desfavorecido en que han chocado y luchado las dos influencias y los genios –europeo y americano– históricamente contrapuestos y opuestos en América. Y quizás ésta es la principal razón de la degeneración del blanco entre nosotros; pues su presencia en el nuevo mundo no significa otra cosa que la lucha de una sangre extranjera con un poderoso medio ambiente que impone a todo trance sus leyes y sus elementos de vida con seguro menoscabo de todo lo que no se le sujeta y adapta directamente. Y esto confirma nuestra primera idea: la personalidad del blanco está condenada a perecer en América: o se descasta cruzándose para adquirir nuevos elementos de vida, o degenera sin cruzarse. Descastamiento o degeneración: Tal es el dilema; y esto es lo que puede el medio ambiente, es decir, la tierra. La sangre autóctona, como hemos visto, es la verdadera posesora de la energía nacional, en sus diversas manifestaciones, venimos a qué: la raza posee caracteres físicos suficientemente distintos y marcados para constituir personalidad aparte. La raza posee una tal fuerza de persistencia física, a través de la historia y de los mestizajes, que es probable que ninguna otra raza la posea en grado superior. El indio no solamente ha persistido como grupo étnico, a pesar de cuatro siglos de historia hostil y destructora para él, sino que ha salido también victorioso de la más terrible de las pruebas que se puede imponer a una sangre: el mestizaje, el cruzamiento. La fuerza personal de su sangre es tal que, sea con quien se cruce, sus caracteres físicos persisten de tal manera que sólo a la tercera o cuarta generación comienza a verse una seria desviación del tipo primitivo. La primera generación del blanco e indio acusa la más perfecta derrota del blanco. Este primer mestizo es casi totalmente un indio, por lo que toca a sus caracteres físicos. Un cincuenta por ciento de estos caracteres, que deberían acusar su origen blanco, desaparecen ahogados y vencidos por los rasgos indios. Talla, color, facciones, proporciones, todo es indio, y el blanco que concurrió con la mitad a esta generación, no está más o por lo menos no se le descubre. Esta es la fuerza de persistencia de la raza: y bajo el punto de vista biológico, este es también un signo seguro de las razas destinadas a reinar en el mundo sobre las más débiles. Naturalmente nuestros cretinos de piel blanca o semiblanca, no han
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Franz Tamayo soñado todavía con esto, y no saben aun la formidable mina de energía que existe en Bolivia. Si por libertad e independencia se entiende el ser en la mayor medida y proporción dueño y señor de sí mismo, en medio de nuestra democracia grotesca, el indio es el que mayor suma de libertad posee, en el sentido subjetivo, que es el más alto97. Y esta es la última palabra y también la última razón de la vida. Cuando se trata del problema educativo u otro, la primera cosa: querer; la segunda poder. Lo demás viene solo y 97 Tamayo le confiere al indo una libertad subjetiva “libertad aristocrática, libertad del estoico o del cristiano, libertad del individuo en la sociedad burguesa”. (Guterman, N; Lefebvre, H. Qué es la dialéctica. p. 95). Este concepto ha sido quebrado; porque en tanto el hombre no tenga dominio sobre las cosas, sobre sus obras y sobre el mismo, no será libre. La libertad, como la verdad, es concreta; es una realidad visible y tangible. La organización social burguesa es obra humana; está basada en una explotación injusta del hombre por el hombre: por tanto, el obrero, (en el caso nuestro el “indio”, como un ser explotado, y sin poder ni dominio sobre las fuerzas económicas y las fuerzas del pensamiento no puede ser libre; la libertad para la clase explotada es un mito. La teoría de la libertad tiene íntima relación con la estructura económica y la soberanía de la conciencia; con la praxis y el espíritu humano. Cuando el hombre haya alcanzado a gobernar la naturaleza, –en cuanto ello sea posible– a gobernar las leyes de la sociedad y del individuo; en suma, cuando el hombre tenga poder sobre las cosas externas y sobre sí mismo, sólo entonces habrá dado el “salto” del reino de la necesidad al reino de la libertad”, “La libertad es una autodeterminación; pero dialéctica e histórica”. El concepto marxista sobre la liberad, entraña “una filosofía humanista libertada de la metafísica”. (Guterman, N; Lefebvre, H. Ob, cit. p. 96). El hombre cuanto más hambriento y más ignorante es más susceptible de caer en la esclavitud, por ende, hay abismos entre sus necesidades y la libertad. No es, pues concesible la libertad del indio; del indio-pongo, del indio-colono, del indio sin tierra… el más grande ideal del indio, del indio del coloniaje y de la república, del indio de ayer y de hoy, es: “tierra y libertad”. ¿Acaso, Tamayo, le confiere aquella libertad subjetiva, al indio histórico, al conceptor y constructor de los grandes imperios americanos? “La libertad individual es un aspecto del complejo fenómeno liberal. Una crítica realista puede definirla como la base jurídica de la civilización capitalista. Una crítica idealista pude definirla como una adquisición del espíritu humano en la edad moderna. En ningún caso, esta libertad cabía en la vida incaica. El hombre del Tawantinsuyo no sentía absolutamente ninguna necesidad de la libertad individual”. “La vida y el espíritu del indio no estaban atormentados (dentro del incanato) por el afán de especulación y de creación intelectuales. No estaban tampoco subordinados a la necesidad de comerciar, de contratar, de traficar. ¿Para qué podría servirle, por consiguente, esta libertad inventada por nuestra civilización? Si el espíritu de libertad se reveló al indio quechua, o aymara fue sin duda en una fórmula o más bien, en una emoción diferente de la fórmula liberal, jacobina e individualista de la libertad. La revelación de la libertad, como la revelación de Dios, varía con las edades, los pueblos y los climas. Consubstanciar la idea abstracta de la libertad con las imágenes concretas de una libertad con gorro frigio –hija del protestantismo y del renacimiento y de la Revolución Francesa– es dejarse coger por una ilusión que depende tal vez de un mero, aunque no desinteresado, astigmatismo filosófico de la burguesía y de su democracia”. Mariátegui. Ob. cit. p. 56.
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Fausto Reinaga por sí. Esta voluntad es la fuente de toda sabiduría y de toda realidad. Hemos vuelto de muchos sueños; el viento se ha llevado miles de credos; la misma ciencia nos ha mostrado sus fundamentos de arena. Sólo queda la voluntad, indiscutible e indiscutida, alma de los imperios, resorte maestro de toda la Historia y como la llama que mantiene el calor del mundo. Y está voluntad hay que despertar en la raza y sacarla al sol. Se pretende que tenemos riquezas fabulosas en las entrañas de nuestros montes y en nuestras llanuras y valles: pero no se habla de la verdadera riqueza, que es más que oro y que todo, que es la fuerza de nuestra sangre y la voluntad de nuestra alma. ¿Por qué para crear la educación nacional sólo contamos con nuestras abscónditas riquezas minerales y otras, y no comenzamos contando con la energía nacional? Ese miraje lejano de las riquezas externas por venir sólo sirve para adormecer la voluntad y paralizar la energía, y mientras esperamos la verdadera fortuna, el Hado y el Dios vive en nosotros y es la Voluntad señora del mundo… … hay que despertar la voluntad adormecida y la energía latente; hay que azuzar la personalidad como a un felino hipnotizado y agonizante ya. …. Hacéos fuertes de cuerpo y de alma. ¡No hay más!
Ahí tenemos la maravillosa Pedagogía de Tamayo. Un gigantesco roble, cuyo tronco está amasado del granito de los Andes y el follaje vestido con la albura de las nieves eternas del Illampu. El pensamiento íntimo de esta obra es tan fuerte como la roca y tan puro y elevado como un cimero vellón de nieve que se empina hacia una estrella… Y esto lo ve y lo sabe Tamayo. Oigámosle: La base de esta incursión patriótica de los estudiantes del Ayacucho, parece ser mi libro Pedagogía. La responsabilidad histórica de ese libro me alcanzará más allá de la tumba, y ello es justo. Los hombres sólo deben ser juzgados por sus obras, no por las ajenas… Los libros, en el curso de los años y de la tentativa científica, tienen el derecho de modificarse, cambiarse y aun transformarse. Tal es el caso de Kant, el padre del pensamiento moderno. La segunda edición de su obra comportó tales cambios, por no decir contradicciones, que originó, el mayor escándalo y debate en la alta erudición metafísica alemana. Ello no pudo impedir que un rey salvaje le impusiese mordaza. La Pedagogía podría invocar el mismo derecho. Este libro después de cuarenta y tres años de publicado y más aún, de pensado, podría invocar el derecho de modificarse y aun contra-
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Franz Tamayo decirse en gracia a los muchos años y al natural progreso de la ciencia y de la vida. Pero ese libro nació bajo un hado tutelar que sigue protegiéndolo, sospecho yo que por razones profundas que sólo yo me sé. Mi primera declaración a los estudiantes será: después de medio siglo, la Pedagogía sigue siendo la expresión de la verdad de una conciencia y del trabajo de un intelecto honrado. En 1953, ni una palabra, ni una tilde del flagelado libro será cambiado por su autor.
Una de las grandes enseñanzas de la Pedagogía es que los bolivianos debemos estudiar los problemas bolivianos en Bolivia y para Bolivia, de suerte que no suceda lo denunciado en mi libro, que las verdades europeas, por el sólo hecho de atravesar el Atlántico, se convierten en mentiras bolivianas98.
Lo que hay de fundamental en la Pedagogía es el ímpetu americano arrancado del fondo de nuestras razas indias, razas extensas desde la Osa hasta la Cruz del Sur. (Sea dicho de paso, nuestros hermanos Yanquis creen como en sueños la pureza absoluta de su origen ario europeo; pero ignoran que entre ellos y los antiguos pieles rojas hay mucha menos distancia que entre ellos y las sangres del viejo mundo originario. Esa es la ley del medio, otra de las enseñanzas de la Pedagogía, enseñanza aparentemente plagiada diez años después por Spengler y otros europeos. No creo en el plagio, pero sí en las coincidencias no infrecuentes en la historia del intelecto humano99. Ese ímpetu y ese grito de la Pedagogía consisten en la admonición de volver a la fuente propia, al espíritu propio a la tradición propia, en cuanto sea compatible con la fatalidad del progreso contemporáneo. Porque el arado de palo es lo tradicional, no podemos renunciar al arado mecánico moderno, etc., etc.
El genio creador de la raza está en ese fondo de alma que no es occidental, ni modernista ni mítico. Ese fondo, que es voluntad característica, originalidad suprema, repudia todo maridaje de ideas ajenas, todo conturbernio de pasiones heterogéneas, de formas distantes, buenas tal vez para otros hombres (y aquí mismo ello es discutible), y cuyo repudio en América consiste en la evidente incomprensión e inadaptación de parte de la masa. Ese grito admonitorio está disperso en todas y cada una de las páginas de la Pedagogía. Es la obsesión de ese libro, su luz 98 Carta citada en: Para el Ayacucho. 99 Véase Spengler. II Tomo. p. 140.
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Fausto Reinaga redentora, su nervio vital, creo yo, vivo mientras haya raza y sangre americana.
Hoy llamo yo a esa fuerza y a esa idea informadora de mi libro Authencia Americana. Esa palabra griega que introduzco en la lengua, quiere decir demonio propio, acción propia y forma propia del alma y de la historia propia100.
El pueblo incaico vivió “libre del temor y la miseria”, satisfechas las necesidades materiales y espirituales, “disfrutó –a su manera y al tenor de su capacidad física y psíquica– de la libertad de palabra y de la libertad de creencias”, no conoció las hambrunas que desolaron en la misma época a los pueblos europeos; tampoco conoció la pobreza y la pereza, la ambición y la miseria; en una palabra, la sociedad aquella no estuvo asentada en la “explotación del hombre por el hombre”.
Un país de treinta y tres grados geográficos y quince millones de habitantes, con un régimen de gobierno justo, amén de una maravillosa organización económica y social, un país así, jamás puede equipararse a los pueblos del “estadio medio de la barbarie”.
La conquista española dio un golpe mortal a todas las instituciones incaicas: cortó el númen de su progreso; despojando violentamente riquezas suntuarias y propiedades de todo género, sometió un pueblo que existía para el trabajo y el bien, a una trágica esclavitud material y mental… Pizarro, el espécimen más cabal del conquistador, trazó la clásica raya, no tan simbólica como objetiva y real: “Por aquí se va al Perú a ser ricos”. “Pizarro, de origen oscuro, analfabeto, pastor de cerdos en su infancia, obtuvo el título de marqués en premio a su hazaña de Cajamarca.
Muerto Atahuallpa en el Perú y Moctezuma en México, se inaugura la era de la ignominia para el hombre autóctono. La mina y el latifundio, los obrajes y las gabelas, pusieron de rodillas el cuerpo y el alma del indio. La mina se engulló millones de mitayos, el latifundio exterminó millones de yanaconas. Para España la sangre india fue un estigma. En tres siglos de dominación consumó impunemente los excesos y crímenes más monstruosos. Vino la república, y la situación del indio empeoró. Las instituciones republicanas se cuidaron de tocar el régimen de la propiedad colonial. Los señores repúblicos nacidos de españoles y de indias, mantuvieron el servaje glebal, el que de hecho implicaba la prolongación colonial de la esclavitud del indio. Por eso es que el indio con sus grandes rebeliones del siglo XVIII dio el primer paso hacia el movimiento emancipatorio del siglo XIX. Como sol 100 Tamayo, Franz. Última Hora. 14 Abr 1953.
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Franz Tamayo dado y guerrillero de la independencia luchó durante quince años, pero al llegar la república no pudo reconquistar ni su tierra ni su libertad. La nueva sociedad constituida sobre los postulados de la Revolución Francesa, resultó nada más que la continuación de la sociedad colonial, con su tejido de intereses y pasiones. España abominada y acusada de excesos y genocidios salvajes durante su dominación, al terminar ella fue consagrada por los mismos acusadores de Madre Patria101.
Esta apretada síntesis, por sincera y verdadera, es un testimonio viviente de la vida, condición y estado del indio. Pero los pueblos injustamente oprimidos no perecen; por su fe en la justicia y la libertad acaban siempre por conquistar la victoria. Las grandes rebeliones indias de los siglos XVIII, XIX y XX constituyen prueba irrefutable de cómo luchan las razas y los pueblos que están llamados, por la vitalidad de su sangre, a llenar en la vida un histórica misión. Vemos y contemplamos que el indio bajo la aparente quietud de tumba, se mantuvo bravío, indomable, rebelde. Y de medio siglo en medio siglo, con una fatalidad ineluctable, surgen y estallan huracanes sobre el adormecido océano indio. A los movimientos libertarios de los Katari y Amaru, siguieron los de Belzu, y a estos los de Villca, en la guerra civil de Alonso y Pando. Villarroel, después de medio siglo, retomó la chispa revolucionaria, y con ella produjo una enorme llamarada roja en la conciencia de la raza madre…
Primer Congreso Indigenal en el viejo Collasuyo, hoy Bolivia Se reunieron los indios en Congreso Nacional por primera vez desde la caída del imperio de los incas. El Congreso Nacional indio fue un gran acontecimiento histórico-social de un confín a otro del territorio de Bolivia, los dos millones y medio de indios abandonaron su adormecimiento zoológico, y quizá vegetal. La masa, esa superficie de océano humano petrificado, despertó, y de una manera tal vital, con una rapidez casi inexplicable puso en actividad su cerebro y corazón, su alma y sus puños al servicio de su libertad… Como todo movimiento social de envergadura honda, magnitud histórica, adquirió características múltiples. No faltaron los líderes ni la enconada lucha ideológica. Ahí está, por ejemplo, Ramos Quevedo, hombre de confusa ideología social-católica, que logró, por algún tiempo, contar con el apoyo de Villarroel. Quiso dar al movimiento indio y a su congreso en preparación un cariz y fondo católicos, y sin saberlo, acaso, quiliástico, en el sentido de esperar una especie de resurrección del imperio Incaico. Proclamó como la patrona del Congreso a la Virgen de Copacabana. 101 Revista Abril. “Un mensaje al III congreso Indigenista Interamericano de Fausto Reinaga”. p. 18-19.
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Fausto Reinaga Chipana Ramos, que presidiera el Congreso, se esforzó en menoscabar la calidad y la cantidad del movimiento, para encajarlo a una trivial aspiración pequeño-burguesa, que satisfaría las exigencias domésticas de la burocracia de un Ministerio.
Inauguróse el día jueves 10 de mayo de 1945. El presidente Gualberto Villarroel, ante cinco mil almas indias, pronunció un discurso en las tres lenguas más usuales en Bolivia: castellano, quechua y aymara: “Les hablo tan límpidamente como la claridad del agua y de corazón a corazón. Todos somos bolivianos y la justicia es para todos los hombres de esta patria… Como seres humanos y trabajadores del campo, tenéis intereses en la Revolución Nacional, porque ella os dará libertad económica y libertad de espíritu…”. El cacique Dionisio Miranda, orador en quechua, como Francisco Chipana Ramos, orador en aymara, dijeron elocuentes discursos en sus respectivas lenguas nativas. Cada cual en su estilo y modo peculiar rugieron por romper las cadenas de la esclavitud… Cinco mil jefes indios hablaron cara a cara con Villarroel, sobre sus necesidades mediatas e inmediatas, en suma, sobre el destino de la mayoría nacional, que es el propio destino de la Revolución Nacional. Chapacos, yamparáez, tapacaris, chayantas, sicasicas, italaques, ayoayos, chulupis, cambas, chunchos, etc., etc., pasearon por las calles y plazas de la capital sus típicas vestimentas y llenaron los aires de La Paz con sus gritos de revolución; y las notas de su música honda y virgen vibraron sobre la epidermis y el corazón de la Bolivia civilizada e insensibilizada para el indio. En el seno de este Congreso, los personeros de millones de seres salidos de las matrices de las grandes razas: aymara, quechua, aureolados de la suprema dignidad de hombres hablaron, ya no de rodillas, sino de pie, verticales… Fueron testigos de este día glorioso: Estados Unidos de Norte América, México, la vieja Roma católica, pues allá en el Congreso estuvieron también de pie y cara a cara con el indio milenario, los embajadores de los países citados y del Nuncio apostólico.
El indio, rotas sus cadenas, se puso de pie con la dignidad de un hombre libre… Villarroel, al suprimir la servidumbre glebal, obligó al gamonalismo a tener relaciones con el ex-colono, ex-siervo, relaciones idénticas a las que tiene una empresa industrial con la clase asalariada. A partir de este Congreso, no había más indio esclavo en el país. El Congreso tuvo un valor intrínseco: el indio adquirió fuerza imperativa y realidad de urgencia…
Cabeza de la rebelión india Desde el período de la propaganda, como después del Congreso, los indios de Bolivia acordaron y determinaron la residencia de sus mejores hombres
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Franz Tamayo en la sede del Gobierno. Una especie de Estado Mayor indio residía en La Paz. Los cabecillas de los aymaras, quechuas, chapacos, cambas sentían, vivían intensamente el proceso de la Revolución. Embebiéndose primero de los móviles y fines del movimiento revolucionario; luego sobre la marcha, concretaron sus intereses peculiares, consiguientemente sus reivindicaciones. Como la lucha entre la rosca y el pueblo se libraba dentro los muros del Parlamento, creídos los indios de que la Convención Constituyente cristalizaba los ideales de Villarroel, se adueñaron de la barra del hemiciclo parlamentario. Con una persistencia innata en el indio, esperaron dos largos años el planteamiento y la consideración de sus problemas en el seno de la Constituyente… Varios representantes nacionales, unos por convicción, otros por pasión, algunos por demagogia, exigieron, forzaron la discusión, la sanción de los proyectos pertinentes. Dos de ellos eran nuestros102. 102 “Art. Las tierras, las aguas, los bosques, las minas pertenecen originariamente a la Nación. Art. Los latifundios o propiedades establecidas en base de comunidades indígenas se revierten a sus primitivos poseedores, o se distribuyen entre los campesinos que necesitan tierras… Sala de sesiones. La Paz, 4 de septiembre de 1944”. “Exposición de motivos: Los DD. SS. que se han dictado, como emergentes del Congreso indigenal, del 10 de mayo último, con referencia al problema del indio de Bolivia, tienen carácter transitorio, porque han tocado tal problema sólo adjetivamente. Pues lo sustancial del problema indio, es el problema tierra. El indio constituye las cuatro quintas partes de la población boliviana: el indio es la auténtica mayoría; lleva en su sangre el espíritu de la tierra, cuerpo y fundamento de la nacionalidad; su vínculo con ella es milenario e indestructible: la actividad agrícola significa la suprema razón de su existencia. Frente al latifundio y en lucha secular, está la comunidad; la que se ha mantenido en su convivencia socialista inalterable, tanto en la Colonia como en la República y no obstante el enfeudamiento de la mejor parte de la tierra cultivable, con su secuela de métodos de servaje y embrutecimiento, la comunidad ha permanecido con sus modalidades propias; razón porque deviene ahora susceptible de adaptación y conversión a una cooperativa agrícola de tipo integral. Siendo una de las tareas fundamentales de la Revolución, la liquidación de la supervivencia de la feudalidad de la tierra, con la radical extirpación del latifundio; tengo a bien prohijar, la tercera conclusión de la conferencia de los tres Presidentes de los tres poderes, reponiendo mi proyecto de forma constitucional N° 124, con el aditamento del articulado que sigue: Art. El Estado intervendrá en la propiedad privada del agro, cuando compruebe improductividad por culpa del propietario, absentismo gamonal o explotación feudal. Art. …La propiedad intervenida será entregada a quienes soliciten con probada capacidad de producción, Art… Las comunidades indígenas son sujetos de derecho. El estado tenderá a transformarlas en cooperativas agrícolas de tipo integral, detetándolas para el efecto de elementos técnicos de producción, como son ingenieros, máquinas, semillas, sementales, abonos, etc., fuera del subsidio económico. Art. … Los latifundios establecidos en base de comunidades indígenas se revertirán a sus primitivos poseedores, o se distribuirán entre los indios que necesitan tierra, etc.… Sala de sesiones. 11 de agosto de el 1946…”. No es una casualidad que escritores de la revolución y de la rosca hayan encontrado en nuestro pensamiento y en nuestra labor parlamentaria, la simiente y el espíritu vivo de la Reforma Agraria de Bolivia. Abraham Maldonado en su Derecho agrario, pag.314. La Paz, Bolivia. 1956, dice: “… el más radical (Proyecto N° 124, de 4 de septiembre de 1941) es el presentado por Fausto Reinaga, que proponía que las tierras, las aguas, los bosques
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Fausto Reinaga …La insensibilidad parlamentaria, reveló, puso de relieve que había habido tremendo sedimento gamonal en el espíritu de la constituyente. Las argucias de la siniestra democracia no permitieron siquiera el planteamiento de la cuestión del indio.
Con un sarcasmo propio de los hijos y nietos de los porqueros y presidiarios españoles que vinieron a colonizar América, las mesas directivas de las convenciones de 1944-1945, relegaron siempre, tan vasto y hondo problema, siempre para la última sesión. Triple sarcasmo.
El despertar de la conciencia, si se quiere del instinto revolucionario del indio trajo consigo una terrible conmoción; un desquiciamiento en la economía agraria de Bolivia. Por primera vez, los indios en las siembras y cosechas se declararon y se lanzaron a la huelga de brazos caídos. Los patrones gamonales, intimándolos y forzándolos al trabajo cometieron hechos de sangre con una ferocidad refinada y sádica. A seres vivos les arrancaron los ojos; les cortaron la lengua; les cercenaron los órganos genitales; les mutilaron las cuatro extremidades; violaron en presencia de sus padres a niñas de pocos años edad; a vista de sus maridos aherrojados en los cepos, violaron a sus mujeres y madres… Los indios, a su turno, naturalmente no se comportaron como santos; a los golpes de la clase terrateniente, no ofrecieron con resignación y humilde mansedumbre la otra mejilla; muy al contrario, la casta gamonal, la orgullosas dueña de tierras e indios, tuvo que sufrir, tuvo que padecer, a su vez de manos indias y en todo su rigor de la ley del talión: “ojo por ojo, y diente por diente”. En la contrarrevolución del 21 de julio de 1946, murió de pie la vanguardia india que residía en La Paz: de los trescientos caciques, sólo quedaron veinte; doscientos ochenta murieron luchando en defensa de Villarroel… Muerto el Libertador Mártir torna para el indio la más negra y dura existencia. El gamonal se estrelló contra él con una furia troglodítica. El presidente Enrique Hertzog, presidente de la rosca, el gamonalismo y el Partido de la Izquierda Revolucionaria (PIR), por primera vez en la historia de Bolivia, como una réplica a la obra de Villarroel, creó una Policía Campesina que la puso en manos de los feroces latifundistas103. Franz Tamayo, armónico y
y las minas pertenezcan originariamente a la Nación; y que los latifundios y propiedades bien establecidas en bases de comunidades, se reviertan a sus primitivos poseedores o se distribuyan entre los campesinos sin tierra”. Y Alberto Ostrla Gutiérrez en su libro Un Pueblo en la Cruz, pag. 266, Stgo. –Chile– 1956, escribe: “…obtener el apoyo de las masas campesinas… La reforma agraria. – explicaba Fausto Reinaga uno de los expositores del MNR– es un procedimiento reaccionario, gamonal; de ahí que la clase obrera y el servaje indio exigen la revolución agraria”. 103 Enrique Hetzog G. Presidente Constitucional de la República. Consideramos: Que se ha hecho necesario crear un organismo que colabore de manera eficaz a la Brigadas
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Franz Tamayo consecuente con su casta y su clave vio en este régimen de terror de sangre un régimen democrático. En 1947, escribe textualmente: “Bajo el régimen democrático que nos gobierna…”104. Este régimen democrático no sólo que hizo acallar todo vestigio de libertad, sino que consumó horrendas masacres de obreros mineros, fabriles e indios. Hizo gemir al país por largos e interminables seis años de dolor y muerte… ¿Será todavía necesario narrar el martírologio indio en está noche sexenia?..Sólo el advenimiento de la victoria nacional de abril de 1952, sólo cuando los indios lograron, al amparo del vital impulso de la Revolución, organizarse, sólo entonces salió de la garganta de la raza el grito de justicia… De la cumbre al llano y de la cuenca a la altipampa, de la nieve a la verde floresta y de la quebrada valluna a la faz del altiplano, cruzó relampagueante y restallante el grito de la revolución india: ¡Tierra y Libertad! Se movían multitudes acá y multitudes allá, a todas horas y todos los días. Nacía de este movimiento multitudinario ¡oh milagro! la organización sindical campesina. El indio se organizaba, y sólo a través de su organización podía pedir y alcanzar la justicia. El sindicato apareció ante los ojos del indio como el órgano de garantía real y también como el órgano capaz de conquistar tierra y libertad… Sólo en estas condiciones los colonos de Franz Tamayo pudieron abrir la boca. * * * “Los hombres deben ser juzgados por los hechos y no por las palabras”. “Un gran espíritu no solamente es clarividente sino benefactor”. Tamayo. ¡Qué palabras sublimes! Al tenor literal de su mandato veamos lo que hizo Franz Tamayo como propietario latifundista. Echemos mano a tres testimonios. Procede uno de ellos de la época pre-reforma agraria y los otros dos de post-reforma. Carta abierta al tata Franz Tamayo. Tata Franz Tamayo: Hay patrones en el campo, dueños de haciendas, en las que nunca trabajaron, y que gracias a los dineros que consiguieron explotando a los campesinos, tuvieron tiempo y recursos para estudiar Departamentales de Policías en el mantenimiento del orden y la tranquilidad de las poblaciones rurales. Con el dictamen afirmativo del Concejo de Ministros Decreta: Artículo 1°– Crease la Policía Rural Móvil con trescientas plazas, de acuerdo al plan elaborado por la Dirección General de Policías, Art. 2°– El pago se imputará al Capítulo de Obligaciones del Estado. El señor Ministro de Estado en su Despacho de Gobierno. Justicia e Inmigración, queda encargado de la ejecución y cumplimiento del presente Decreto. Es dado en el Palacio de Gobierno de la ciudad de La Paz, a los veintidós días del mes de julio de mil novecientos cuarenta y siete años. 104 Tamayo, Franz. Tamayo rinde cuenta, p. 27.
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Fausto Reinaga en libros tramposos que les dieron la certidumbre que el indio es un ser inferior, y por tanto indigno de los respetos que se debe a todo ser humano. Así fue como procedieron a tratar a los hermanos del campo con la fuerza de los pies, con la ternura del látigo y con el afecto de las represalias que abarcan desde quemar los ranchos de los labriegos hasta quitarles sus miserables cosechas. Nos indigna este proceder de seres que se dicen cultos, que tratan a los hermanos indígenas con la misma desaprensión humana que aquellos que dicen que nosotros, nuestra raza, es inferior. Imagínese usted, tata, hasta dónde subirá de tono nuestra indignación, cuando hemos llegado a comprobar que usted, adalid de la reivindicación de la “raza aherrojada”, “maestro de generaciones”, enemigo de los que “difaman la raza”, está, desde hace tiempo, procediendo contra nuestros hermanos campesinos con la misma vergonzosa falta de sentimientos humanos que proceden los otros. “Aquellos que no comprenden el carácter de la raza”. No vamos a referirnos al conocido trato que profesa usted a sus cuatro pongos semanales, uno por cada una de sus cuatro haciendas, y a los que, como en los tiempos del mayor esclavizamiento, obliga usted a que le sirvan en su casa de esta ciudad. No vamos a referirnos a las crudas sospechas que nos agitan, acerca de la sinceridad de escritor cuando pensamos en que, a la vista del espectáculo deprimente de sus hombres sirviendo a otro, en virtud de la injusta imposición que, por la violencia de leyes criminales o de costumbres bárbaras, este hombre les hace sin el menor asomo de arrepentimientos, y que pueda este hombre, en el que se supone sensibilidad, escribir –escribir en presunto tono alto– de la “injusticia que se comete contra la raza india manteniéndola en el servilismo”… No vamos a referirnos a todo ello y más aún, que se quede por ahora a la espera de más oído y oportunidad. Hoy sólo nos referiremos a un hecho concreto. Recordará que la mañana del 13 de diciembre del año que recién terminó, en su casa de esta ciudad, el campesino Mariano Kari, que trabajaba en la hacienda “Warisuyo” de propiedad de usted doctor Franz Tamayo, se presentó diciéndole: “Buenos días, “tata”. Vengo a prestar mi servicio de pongo por esta semana…”. Cumplida esa semana, nuestro compañero, Mariano Kari se trasladó a la hacienda. Allí, apenas llegado, el mayordomo Ma-
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Franz Tamayo nuel García le ordenó que durante una semana prestara servicio de mulero. Nuestro compañero se negó, pues viniendo de prestar servicio de pongo en la casa del “tata” en La Paz, tenía necesidad de algún tiempo para trabajar su pedacito de tierra. La respuesta del mayordomo fue una larga serie de fuetazos. Mariano se trasladó a la ciudad a pedir ayuda, compresión del “tata” grande, doctor Franz Tamayo. Y fue usted, usted –“reivindicador de nuestra raza”– el que le ordenó volver a la hacienda, a donde, con un papel, dio orden para que le destecharan el rancho de Mariano Kari y lo echaran al camino después de golpearlo. El mayordomo Manuel García, ha cumplido su orden, “tata“ Franz Tamayo. Es ahora cuando nosotros, los personeros de la Federación Agraria Departamental, organización de campesinos formada en 1946, nos preguntamos, preguntamos a usted, preguntamos a las conciencias honradas. ¿Hasta cuándo, tata, nosotros sus “hermanos de raza”, tenemos que sufrir el maltrato, la expoliación, de que somos víctima por todos los patrones que no sólo gastan, sino que derrochan nuestro sudor, nuestro amargo sudor amasado con lágrimas milenarias? ¿Hasta cuando “tata”, nosotros sus “hermanos de raza”, hemos de padecer la ignominia de vernos maltratados, despreciados también por aquellos que en todos los tonos se han dicho, se siguen diciendo, “defensores de nuestros derechos”?... Mariano Kari es en este momento el símbolo de un estado de cosas insoportable que es causado por los patrones y todos sus cómplices, llámense como se llamen, aun por aquellos que disfrazados con la piel de cordero de “defensores de nuestra raza” esconden un lobo explotador, en el orden económico, dominador en lo espiritual, y abusivo y maltratador en el lado simple del mínimo respeto humano que se puede, se debe tener a todo campesino, aunque éste sea “un indio”. Mariano Kari, de su hacienda “Warisuyo”, es el que durante años ha venido trabajando y produciéndole riqueza para usted, tata Tamayo. Durante años, cada semana al mes, ha venido “sirviéndole” bajo un doble maltrato a usted tata “defensor de los indios”. Hoy, Mariano Kari, porque ha pedido –llegará el tiempo en que no sufriremos la vileza de arrastrarnos pidiendo– que se le dispense de un abuso de su mayordomo, ha sido condenado, por una orden suya tata Tamayo, a ser apaleado, destechado su rancho y luego a ser arrojado al camino como un perro.
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Fausto Reinaga Hoy Mariano Kari, hermano nuestro arrojado de su hacienda “Warisuyo”, que él trabajó con su sudor, que le hizo dar sus frutos con su trabajo de años, por orden de usted tata, tiene que andar por los caminos, desorientado, triste y preguntándose con duda, con ira con indignación y con amenaza: ¿Hasta cuándo, tata?, ¿Hasta cuándo?... Por la Federación Agraria Departamental.– Salustio Soto, Secretario General.– Sebastian Choque, Secretario de Relaciones.– La Paz 9 de enero de 1953–105.
Y, Rebelión, órgano de la Central Obrera Boliviana, de 3 de febrero de 1955, publica una denuncia del Sindicato Agrario de Yaurichambi, en estos términos. Visitaron la redacción del semanario de la Central Obrera Boliviana, varios dirigentes del Sindicato Agrario de la Hacienda Yaurichambi, del cantón Peñas, Provincia Los Andes. Los dirigentes de esa agrupación campesina nos informaron sobre la situación de todos ellos en la mencionada finca. Según lo que indican nuestros visitantes, esa hacienda pertenece a don Franz Tamayo y, en la misma los administradores Moisés Sosa, Simón Quinteros y Alberto Urquizo, cometen una serie de atropellos y robos contra los campesinos que trabajan en la finca. Primeramente, ya se ha hecho costumbre el robarles las ovejas a los trabajadores. Por otra parte, continuamente los sindicados administradores ejercitan contra los campesinos atropellos, malos tratos, etc. También los dirigentes del Sindicato Agrario de la misma aseguran que estos desmanes, de los que conducen la hacienda, son de conocimiento de su propietario, el doctor Franz Tamayo, sin que en momento alguno se haya opuesto a que los abusos continúen. Los dirigentes del sindicato referido formalmente han elevado su queja a la Secretaría de Conflictos de la Central Obrera Boliviana para la inmediata atención de sus problemas. En la correspondiente documentación, que sirve de conducto para sus quejas, los integrantes del sindicato agrario en esa finca, plantean que les sea entregada la hacienda de don Franz Tamayo, para lo que están dispuestos a cancelar la suma que represente el valor de la misma. Arguyen, con toda razón, que ellos necesitan trabajar y contribuir, así a los propósitos revolucionarios de elevar la producción agrícola. Ya que su propietario poco o nada se interesa porque rinda lo suficiente su finca. 105 El pueblo. La Paz. 10 Ene 1953. p. 2.
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Franz Tamayo Es realmente inconcebible que en plena época de aplicación de Reforma Agraria, existan propietarios que conservan una mentalidad y métodos caducos. Los alcances del histórico decreto no fueron hechos para excluir a ninguna persona que, socialmente, se desempeña como latifundista retrógrado. La ley no admite excepciones. Aunque la “excepción” sea referida –nada menos– que a un célebre personaje. Por esto, las justas demandas y quejas de los componentes del Sindicato Agrario de Yaurichambi deben ser pronta y eficazmente atendidas. Tienen la palabra los llamados a proceder106.
Tamayo, antes de morir volvió a abrir la boca contra el indio. Como quien instruye a su abogado Remy Redas Eguino, dijo: Ruego se puntualice en memoria pertinente y ante la autoridad agraria, las siguientes declaraciones que hago en mi calidad de propietario conminado a firmar contratos excesivos. Pero la cuestión ahora es distinta.
Contrabando de ganado: Toda la prensa local constante y uniformemente, denuncia el contrabando de granos y de ganados hacia los países vecinos. Ese contrabando está hecho por los campesinos indios, y a base de robos que hacen de ganados de las haciendas que la ley les ha atribuido. Ahora bien, ese contrabando sistemático e incontenible es uno de los mayores atentados contra el pueblo. Un hecho irrebatible confirma las denuncias de la prensa; desde hace tiempo no hay un adarme de carne en los mercados de la cuidad. Todo ha fugado al Perú. Es posible que en un año más no quede ni una cabeza de ganado vivo en el extenso altiplano. Y sobre contratos con tales campesinos, dice el apotegma: “No hay trato ni contrato lícito con el crimen”, pena de ser señalado como cómplice, autor o encubridor del crimen de contrabando.
Su Hacienda: Ante las exigencias de salarios leoninos, declaro: pueden los campesinos pagarse con la totalidad del rendimiento del fundo afectado, sin reclamo mío (Fdo.) Tamayo107. Tamayo que predicó la “servidumbre de la ley” se alzó, en la última etapa de su vida, contra la ley. El gamonal Tamayo con trapacerías retórico-jurídicas calumnió al indio de la revolución108.
Y… ¡basta! 106 Rebelión. 3 Feb 1955. 107 El Diario. 14 Ene 1956. 108 Le acusó, le hizo caer toda la culpabilidad de la crisis que confronta aún el país (¿Ignorancia o mala fe?) Y en puridad de verdad el contrabando del Perú no lo hacen las masas indias, sino los cholos enriquecidos y los corrompidos dirigentes sindicales indios, vale decir, la famosa “burguesía progresista” de la revolución.
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Capítulo VII
Tamayo y la clase obrera “Sabemos lo que queremos y sabemos también cómo luchar y defender lo que queremos”… “La lucha de clases, ahora en Bolivia, es una lucha de clases obrera, campesina y media contra la pequeña burguesía, enriquecida después de la victoria de abril, que aspira crear una burguesía nacional dentro de un programa de orden burgués, neo-liberal”. “El 1º de mayo –1956– ha adquirido un significado diferente en nuestra tierra. Ya no desfilan –los obreros– por las calles con el temor en los rostros y las señas frescas del látigo gamonal en las espaldas. Hoy, por virtud de la acción directa de las masas, la COB es co-gobierno en Bolivia”. Lechin
Los acontecimientos revolucionarios que han acaecido en Bolivia, desde el 9 de abril de 1952 hasta el presente, han demostrado y probado que: el porvenir revolucionario se halla en manos de la clase obrera. Sólo el proletariado será en lo sucesivo el motor y conductor de la revolución… la clase obrera de Bolivia, como la de todos los países del mundo, a esta altura de la evolución social, siente, en el mejor de los casos, tiene conciencia, de que el futuro depende del grado de su organización, de la madurez de su conciencia revolucionaria; en una palabra, de su capacidad para llegar al poder y sostenerse en él. El proletariado mundial de nuestros días, respecto su antecesor del siglo pasado y del primer cuarto del presente, tiene mejores condiciones de lucha y cuenta con mayores posibilidades de alcanzar el triunfo final. La clase obrera contemporánea gracias al genio de Marx, más los descubrimientos científicos modernos, como la fisión del átomo, ostenta un cuerpo de doctrina y una experiencia histórica tan grande que la humanidad jamás tuvo ni vio cosa semejante. Franz Tamayo, cerebro genial, nutrido de una cultura burguesa sin paralelo en estas tierras, a conciencia viva, con el alma despierta, a convicción
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Fausto Reinaga científica, ha sido el más grande enemigo y detractor de la clase obrera de Bolivia. Tamayo que exprimió la cultura occidental y se la ingirió con guía sibarítica, no fue consecuente en seguir el proceso dialéctico del pensamiento humano. Se empacó obstinadamente en Manuel Kant; no quiso llegar ni al materialismo de Feurbach y mucho menos al de Marx… Nace Franz Tamayo cuando el Manifiesto comunista tenía apenas veintiocho años. Y cuando camina a Europa por primera vez, aquel documento, base de la doctrina, ya había sostenido una batalla de cincuenta y tres años. El marxismo en todos los alvéolos intelectuales de la Europa burguesa había librado combates de tal magnitud, que es imposible pensar que Tamayo no haya tenido noticia de este acontecimiento, que perturbaba la digestión y el sueño de las clases explotadoras del mundo entero. Escuchemos a Lenin:
Durante el primer medio siglo de su existencia (desde fines de la primera mitad de siglo XIX), el marxismo luchó contra teorías que eran, en el fondo, enemigas suyas. En la primera mitad de la década del 40, Marx y Engels ajustaron cuentas con los neohegelianos radicales, que se situaban en el punto de vista del idealismo filosófico. A fines de este periodo, pasa a primer plano la lucha, en el campo de las doctrinas económicas, contra el proudhonismo. Esta lucha llega a su etapa final en la década del 50: crítica de los partidos y de las doctrinas que se habían revelado en el turbulento año 1848. En los años 1860 y siguientes, la lucha se desplazó de la teoría general al campo más cercano del movimiento obrero inmediato: expulsión del bakuninismo de la Internacional. A comienzos de la década del 70, se destaca en Alemania por breve tiempo el proudhonista Mühlberger: a fines de este período, el positivista Dühring. Pero la influencia de uno y otro sobre el proletariado ya era completamente nula. El marxismo triunfa ya incondicionalmente sobre todas las demás ideologías del movimiento obrero109. … Y el segundo medio siglo de existencia del marxismo (década del 90 del siglo pasado) comenzó con la lucha de la corriente hostil al marxismo en el seno de éste. El antiguo marxista ortodoxo Bernstein dio nombre a esta corriente, actuando con el mayor ruido y dando la expresión más completa a las enmiendas aportadas a Marx, a la revisión de Marx, al revisionismo… cuya esencia filosófica (era FR.) “de vuelta a Kant”… “el revisionismo se arrastraba detrás del neokantismo”… “trataban a Hegel como a un perro muerto”.
109 Lenin. Obras escogidas. I. p. 20.
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Franz Tamayo Esta lucha larga, pero fecunda, engendró en el campo marxista obras inmortales. A la doctrina liberal-burguesa, Marx le arrojó su Das Kapital. A La filosofía de la miseria de Proudhon, aplastó con su La miseria de la filosofía. Al positivismo comtiano encarnado en Dühring, el ídolo de la juventud radical alemana, lo aniquiló Engels con su gigantesca enciclopedia marxista Anti-Dühring… Luego llegó al combate el fundador del marxismo ruso, Jorge Plejanov. Ahí están sus libros, como grandes monumentos históricos de esta epopeya del pensamiento humano: Las cuestiones fundamentales del marxismo, El materialismo militante, Anarquismo y socialismo, El arte y la vida social, El papel del individuo en la historia, etc.… En sucesión cronológica se presenta en la arena Lenin, el cual escribió Materialismo y empiriocriticismo, Crítica aplastante de Bogdánov y otros revisionistas, así como de sus maestros filosóficos, Avenarius y Mach. La obra de Lenin constituye la defensa de las bases teóricas del marxismo, el materialismo dialéctico y el materialismo histórico; es una síntesis materialista de todas las conquistas de la ciencia y, ante todo, de las ciencias naturales, abarcando el periodo desde la muerte de Engels hasta la aparición de esta obra, siendo a la vez la preparación teórica del Partido Bolchevique110. Y es Lenin, la mayor autoridad del mundo, quien en forma sistemática nos hace la reseña sobre las vicisitudes y los éxitos de la doctrina marxista: Lo fundamental en la doctrina de Marx es el esclarecimiento del papel histórico-universal del proletariado como creador de la sociedad socialista. ¿Es que el curso de los acontecimientos productivos en el mundo entero no ha confirmado esta doctrina, después de haber sido expuesta por Marx? Marx la destacó por vez primera en 1844, el Manifiesto comunista, publicado en 1847, contiene ya una exposición completa, sistemática, todavía no superada hasta hoy, de esta doctrina. Desde aquel entonces, la historia universal se dividió claramente en tres períodos: 1) Desde la revolución de 1848 hasta la comuna de París (1871). 2) Desde al comuna de París hasta la revolución rusa (1905). 3) Desde la revolución rusa hasta hoy. (Esto escribió Lenin en marzo de 1913; cuatro años antes de la revolución bolchevique, 1917, FR). La revolución de 1848 asestó un golpe mortal a todas las formas ruidosas, abigarradas, chillonas del socialismo premarxista. La revolución presenta en acción a las distintas clases de la 110 Ob. cit. Nota de redacción. p. 22.
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Fausto Reinaga sociedad en todos los países. La matanza de los obreros por la burguesía republicana en París, en las jornadas de junio de 1848, determina de un modo definitivo el carácter socialista del proletariado únicamente. La burguesía liberal teme cien veces más a la independencia de esta clase que a cualquiera reacción, sea la que fuere. El cobarde liberalismo se arrastra a sus pies. Los campesinos se contentan con la abolición de los restos del feudalismo y se pasan al lado del orden, y sólo aquí y allá oscilan entre la democracia obrera y el liberalismo burgués. Toda doctrina sobre un socialismo no de clase y sobre una política no de clase se acredita como un simple absurdo. La Comuna de París (1871) puso fin a este desarrollo de reformas burguesas, sólo al heroísmo del proletariado debe su afianzamiento la república; es decir aquella forma de organización del Estado en que las relaciones de clase se manifiestan en la forma más descarada. En todos los otros países europeos, en desarrollo más confuso y menos acabado conduce también a la formación de la sociedad burguesa. Al terminar el primer período (1848-1871), periodo de tormentas y revoluciones, el socialismo premarxista muere. Nacen los partidos proletarios independientes: la Primera Internacional (1848-1872) y la social democracia alemana. El segundo periodo (1872-1904) se distingue del primero por su carácter “pacífico”, por la ausencia de revoluciones. En el occidente, las revoluciones burguesas han terminado. El oriente no está aún maduro para ellas. El occidente entra en la etapa de preparación “pacífica” para la época de las futuras transformaciones… La doctrina de Marx obtiene un triunfo completo y se va extendiendo… La dialéctica de la historia hace que el triunfo teórico del marxismo obligue a sus enemigos a revestirse con el manto marxista. El liberalismo, interiormente podrido, intenta revivir bajo la forma de oportunismo socialista. Ingresamos al tercer período. Aun no han tenido tiempo los oportunistas de jactarse lo suficiente de la “paz social”, cuando se abrió en Asia una nueva fuente de formidables tormentas mundiales. A la Revolución Rusa de (1905) siguieron la revolución turca, la persa y china. Hoy vivimos (año 1913, FR) precisamente en la época de esas tormentas y de su “repercusión” en Europa. Cualquier que sea la suerte de la gran república china a la vista de la cual afilan hoy los dientes las distintas hienas “civilizadas”, no habrá en el mundo fuerza capaz de restaurar en Asia la vieja servidumbre de la gleba, de barrer de la faz de
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Franz Tamayo la tierra el heroico democratismo de las masas populares de los países asiáticos y semiasiáticos…
Tras Asia, ha comenzado a removerse también –aunque no al modo asiático– Europa. El periodo pacífico ha pasado irrevocablemente a la historia. La carestía y la opresión de los trust provocan una agudización sin precedentes de la lucha económica, arrojando de sus puestos hasta a los obreros ingleses más corrompidos por el liberalismo. A nuestros ojos madura la crisis política hasta en el más “pétreo” país de los burgueses y los jukers de Alemania. La rabiosa carrera armamentista y la política del imperialismo envuelven a la Europa actual en una “paz social” que se parece más bien a un barril de pólvora. Pero la descomposición de todos los partidos burgueses y el proceso de madurez del proletariado siguen su curso incontenible. Desde la aparición del marxismo, cada una de las tres grandes épocas de la historia universal ha venido a comprobarlo de nuevo y le ha dado nuevos triunfos. Pero aún es mayor el triunfo que aportará al marxismo, como doctrina del proletariado, la época histórica que se avecina111.
Esta profecía de Lenin había de cumplirse. Ahí están la URSS, la China roja, y las repúblicas populares de Europa, Asia se conmueve desde sus más recónditas raíces, y se halla en condiciones de emprender la marcha hacia la conquista de su liberación económica, social y política, por las vías del marxismo. África, despierta revolucionariamente, y también se halla dispuesta a seguir por el camino de la libertad, envuelta en los pliegues de la gloriosa bandera de Marx. La nacionalización del canal de Suez, es el escándalo mayúsculo para el mundo capitalista. Lo mismo en el continente indoamericano, los países despiertan y se yerguen al influjo del movimiento mundial. Ahí está el viejo Kollasuyo de los incas, que vive una grandiosa revolución. Su clase obrera lucha denodada y heroicamente alternando el fusil con la dialéctica marxista. Esto es inobjetable y no se puede ocultar. Tamayo muchas veces vio en Europa y América, con sus propios ojos, luchas sociales de gran magnitud; muchas veces escuchó con sus propios oídos, en el Parlamento francés, a los diputados socialistas, entonar con fervor místico “La Internacional”. Tamayo muchas veces saboreó los sublimes instantes de la divina inspiración prometeica, al escuchar el nuevo “Sermón de la Montaña” en la elocuencia libertaria de Jean Jaurés. Presenció el ingreso de los espíritus más esclarecidos de Indoamérica y Europa al campo marxista… y no obstante se mantuvo terco y cerrado como un monolito tiahuanacota, se mantuvo insensible e invencible ante la marejada marxista 111 Lenin. Ob. cit. p. 13-17.
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Fausto Reinaga que azotaba toda la estructura y cultura de la sociedad burguesa… Para Tamayo, como para Linares, Frías, Baptista, Salamanca, Urriolagoitia, etc., la clase obrera es la canalla: ”Guardáos de la canalla: sus miserias afectan y sus alegrías rebajan”. “El hambre, maestra de obediencia y sumisión”112.
El marxismo, el socialismo científico, producto de la síntesis de la cultura que había alcanzado la humanidad en el siglo XIX: la filosofía alemana, el socialismo francés y la economía inglesa; el socialismo doctrina del proletariado, “doctrina de la canalla” para Tamayo, no es más que tifus, pestilencia, piojera… La grandiosa lucha ideológica entre el materialismo dialéctico y el idealismo kantiano, entre el liberalismo y el socialismo, en fin, entre el humanismo burgués y el humanismo proletario que ha llevado ya todo un siglo, Tamayo, esta lucha, no ha contemplado desde un balcón, ni en forma imparcial, todo lo contrario, se ha sectorizado. De acuerdo a su condición de clase social y económica, en Europa o América (Bolivia) ha tomado parte activísima en la tremenda lucha de clases que se libra en los ámbitos de toda la humanidad de nuestro tiempo. Tamayo se ha abrazado devota e íntimamente a los tres grandes filósofos idealistas del mundo: Platón, Kant y Nietzsche113. * * * Corría el año 1929. El pueblo soportaba una crisis mundial. La producción estañifera fue arrollada por aquella crisis. Las masas mineras fueron arrojadas a las calle. La desocupación cundió como una epidemia. Grupos hambrientos por acá y por allá pululaban en todos los centros poblados del territorio. En Oruro, Potosí, La Paz, etc. se instituyó la “Olla del Pobre”. Colas interminables de gente hambrienta se apretujaban en redor de la “olla del pobre”; que era una pócima inmunda, indigna acaso hasta para los perros; una cuchara de lagua de harina de maíz, quinua amarga o chuño de la peor calidad… Los gamonales del Partido Republicano Genuino que detentaban el poder no pudieron ni llegaron a ver en las masas hambrientas otras cosa que Comunismo… y que pronto encontraron un modus operandi expeditivo para extirparlo del seno de las masas. Sin pestañear, llevaron un proyecto de ley al Parlamento, proyecto que les facultaba ma 112 Tamayo, Franz. Proverbios. p. 111. 113 Nietzsche, el gran soñador del superhombre: la sublimación hiperbólica del régimen burgués. Tamayo, el superhombre del Kollasuyo, con tufo Nietzschano ruge: “… que dónde estuve, siempre estuve en mi sociedad”. La sociedad de Tamayo en todo tiempo y lugar no ha sido otra que la sociedad burguesa tajante, redonda y concreta. Por tanto, como cerebro y espíritu cimero de la feudal-burguesía. Tamayo en su pensamiento escrito o hablado y en toda su acción política y doméstica nunca ha pensado ni obrado, sino como un adversario y enemigo de la clase obrera de Bolivia.
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Franz Tamayo sacrar a la luz del día, impunemente. Una ley semejante ni antes ni después holló el Parlamento boliviano: “Ley de Defensa Social”, la más tiránica y bárbara que hubiese podido inventar gobierno alguno. Las policías intimarían dispersión a las multitudes y, al no ser oídas, podrían disparar metralla… Este es el espíritu de tal ley”114.
El Partido Socialista de Bautista Saavedra que a la sazón estaba en la oposición se enfrentó al genuinismo, y sostuvo una batalla digna de gratitud por parte de las masas obreras y campesinas… Aquel proyecto de ley fue incubado en el cerebro del mismo presidente Salamanca, y su ministro de Gobierno, Luis Calvo, debía llevar a nombre del Poder Ejecutivo al Parlamento, en noviembre de 1931. El espíritu y la letra del célebre proyecto se condensaban en cinco artículos breves: Art. 4° Quedan vedadas en las manifestaciones públicas, todas las incitaciones a la rebelión, el ataque de las personas o de los derechos, y todo propósito de subversión del orden social. Art. 5° Tratándose de manifestaciones populares tumultuosas y contrarias al orden público, se procederá en la siguiente forma: a) El comando de la fuerza pública, hará las intimaciones establecidas por el Art. 199 del Código Penal, para la inmediata disolución y dispersión de la multitud. Si ella no obedeciere a la tercera intimación, el comandante mandará cargar contra los amotinados o alborotadores hasta dispersarlos, sin prejuicios de aprehender a los cabecillas, promotores e incitadores del tumulto, para su juzgamiento criminal. b) Si la multitud hiciera resistencia armada, atacando a la fuerza pública, el comandante mandará romper fuego, cargando con la fuerza sobre la multitud hasta dispersarla y restablecer el orden. El comandante y sus fuerzas, no serán responsables de las consecuencias en ninguno de los dos casos anteriormente previstos115.
Los padres de la patria discutieron en once sesiones reservadas, durante un mes ¿Por qué sesiones reservadas? Porque aquel gobierno, que quería asesinar al pueblo con una ley en la mano, tenía miedo a la publicidad, por eso buscaba la tiniebla y el silencio… Las sesiones las presidía con ostensible parcialidad Franz Tamayo; el cual, en la octava sesión, del día 26 de 114 Díaz Machicado, Porfirio. Historia de Bolivia. Salamanca, la guerra del Chaco, Tejada Sorzano. p. 60. 115 Redactor de H. Cámara de Diputados. (Sesiones Reservadas). Congreso Extraordinario de 1931.
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Fausto Reinaga diciembre de 1931, dejó la presidencia de las Cámaras para intervenir en las discusiones… y, pues oigámosle: H. Tamayo.— No debo insistir en la importancia que tiene este proyecto de ley para todo el país, sería superfluo agregar más razones a las expuestas por los distintos oradores. Como el tiempo pasa y el debate no avanza he de dejar de lado una serie de consideraciones y acortar mi argumentación… El Ejecutivo, al proponer medidas contra la tendencia comunista, no sólo que está ejercitando un derecho constitucional, sino cumpliendo un deber constitucional. Si el Estado no vigilara la enseñanza comunista sería responsable de graves cargos, porque el comunismo en el fondo pretende la destrucción de toda sociedad razonable y humana. El deber del Estado es vigilar que se enseñe la moralidad y evitar la propaganda de toda doctrina inmoral, vengo a un ejemplo, mañana el Estado por medio de sus agentes sorprende que un nacional o extranjero está propagando la pederastía, enseñando a los niños la sodomía, ¿Qué ha de hacer el Estado? Cumplir lo que le impone el artículo 4°, impedir esa enseñanza inmoral. Ahora bien, sabemos que el comunismo es una doctrina inmoral, destructora de todo principio jurídico, es una pestilencia humana que no puede ser tolerada su propaganda, grave falta sería de los poderes públicos el permitirla… El gobierno de Salamanca no desea ejercer plenamente sus atribuciones, prefiere dirigirse al Parlamento cuando las prescripciones legales no son tan claras. En realidad, a mi entender, es una nueva ley de régimen policiario la que se trata de dictar, de carácter profiláctico para evitar la destrucción social y política de la nación, como en Rusia, donde se ha entronizado la más feroz y sangrienta de las tiranías. Si dentro de un procedimiento imparcial fuésemos a pesar las desventajas del sovietismo y del zarismo, encontraríamos que la balanza se inclina a favor del primero, en el que hay más tiranía, más hambre y más miseria que en el segundo… Ahora bien, a la luz de la realidad de las cosas, estamos de acuerdo todos que las prácticas del comunismo son pestíferas, detestables, vemos cómo los hombres sagaces de todas las naciones, especialmente en Inglaterra y en el Japón, han dictado leyes tan severas, que van más lejos del proyecto que discutimos, y cuya existencia no tiene mayor trascendencia política, porque no se trata sino de leyes absolutamente constitucionales. No soy fascista porque es doctrina irracional, tampoco soy soviético por la misma razón; en ambos encuentro falta de razón humana. He aquí pues, cómo el radical se mantiene en el fiel de la balanza donde se pesan las doctrinas contemporáneas; yo
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Franz Tamayo no condeno a los comunistas o fascistas por el sólo hecho de ser extremistas, sino porque han fracasado sus líderes con Trostski y Mussolini.
… ¿quién es el Estado? Los tres poderes públicos; ahora bien, si el día de mañana un gendarme en servicio sorprende a un individuo, nacional o extranjero, que está corrompiendo a un niño enseñándole la manera de robar, ¿qué hace el gendarme? Apartar a este hombre del lugar donde está por cometer el delito lo arresta; esto es lo primero que hace y después lo pone a disposición de las autoridades, las que le darán un castigo por haber hecho esa enseñanza o propaganda; lo mismo habrá de hacer tratándose de un comunista… … Se ha dicho que no es posible confundir la enseñanza de cátedra con la propaganda. Yo sostengo que ambas actividades son la misma cosa, tan es así que sustancialmente toda acción de propaganda no es otra cosa que enseñanza metódica; en realidad los comunistas de ahora y los cristianos primitivos divulgan sus ideas abusando de la libertad de pensamiento.
… pero no se ha dicho que el saavedrismo tiene un programa compuesto con fragmentos tomados de muchas doctrinas, principalmente del socialismo, sea lo que fuere, pero tiene un programa de carácter obrero, popular, de reivindicaciones de derechos, en fin promete la futura Jauja, este último punto no lo dice, pero da a entender con su promesa de bienestar social. A la sombra de tan fascinador programa han votado dos mil obreros a favor de los municipes personalistas de La Paz, derrotando a dos partidos; la masa es masa… … decía que el partido saavedristas pide la publicidad para vociferar de que ha defendido los derechos obreros y llamar a su órgano de prensa periódico popular.
Se ha dicho que había muchas cosas ocultas, las hay señor Presidente. Bien se sabe que en la democracia la fuerza para ir al gobierno es la masa, se sabe también como la masa en Bolivia, por la natural incultura, por condiciones raciales y por un sinnúmero de razones es el mismo peligro que era en los tiempos de Belzu y Corrales, es la fuerza desenfrenada de todos los apetitos, unida por las pasiones naturales sigue el mismo camino de antes… ... he de ir un poco más lejos, así sea en Francia, Inglaterra o Bolivia, la condición de la masa popular es tal que es más o menos semejante. Cien años hemos vivido con este problema, don Adolfo Ballivián y otros políticos denominados rojos han luchado contra
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Fausto Reinaga los mismos obstáculos y seguimos luchando contra lo que aterroriza al país… (Redactor, cit.).
Tamayo, el superhombre de la oligarquía boliviana, en toda su vida tuvo siempre el mismo gesto, el mismo ademán, la misma actitud antiobrera. Tamayo tomó siempre arrogancia de un semidios frente a la canalla, frente al proletariado de todos los tiempos. Dijimos que no se puede admitir ni siquiera suponer que Tamayo ignorase la doctrina marxista. De ahí que se halla comprometida su honestidad intelectual, puesto que de buenas a primeras acusa al socialismo de doctrina irracional e inmoral. Su comparación con los vicios o desviaciones sexuales: pederastia, sodomía, precisamente condenados por la doctrina socialista, lo compromete a tal grado, que Tamayo se presenta como vulgar sofista; un maestro de la falacia y de la mendacidad. La razón humana, la conciencia humana de que habla Tamayo, no es más que la razón burguesa, la conciencia burguesa: valor limitado y acuñado por el molde frío de los intereses bastardos y egoístas de la burguesía. Es la razón socialista, la conciencia socialista, la que histórica y dialécticamente lleva en su entraña la plenitud de la razón humana, de la conciencia humana. Puesto que sólo el marxismo promete a la humanidad el desarrollo completo del hombre; sólo el marxismo levanta el ideal del hombre total, del “hombre pleno”, “El comunismo es una doctrina inmoral… una pestilencia humana…”, esto es una majadería indigna en labios del superhombre colla… ¿Qué es la moral? Para Tamayo “es la forma y el orden de la vida social burguesa”. Es el orden social establecido de acuerdo a la razón burguesa, que él denomina “razón humana”. La moral es el robo del producto de la fuerza de trabajo de los obreros; la moral es el enriquecimiento con la explotación de las masas; la moral es torcer, sofisticar, hacer fraude de los más altos conceptos que la humanidad ha elaborado sobre la justicia, la verdad y la libertad. La moral de Tamayo es una moral de “sepulcro blanqueado”… En tanto, que la moral socialista, hay que declararlo honestamente, ni siquiera sostiene a ciegas aquel principio que dice: “El fin justifica los medios”. ¿Se reprocha a los marxistas revolucionarios haber adoptado la divisa de que el fin justifica los medios, como lo hicieron en el siglo XVI los jesuitas, en campo de la ética cristiana?. Eso es calumniar simultáneamente a los jesuitas y a los bolcheviques. El revolucionario “reconoce la interdependencia dialéctica entre el fin y los medios”. El medio no puede justificarse sino por el fin; pero éste a su vez necesita de justificación. Desde el punto de vista marxista, que expresa los intereses históricos del proletariado, el fin está justificado sino conduce a un aumento del
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Franz Tamayo poder del hombre sobre la naturaleza y a la abolición del poder del hombre sobre el hombre. Todo lo que efectivamente lleve a la liberación de la humanidad está permitido. Como ese fin no puede alcanzarse sino revolucionariamente, la moral liberadora del proletariado tiene por fuerza un carácter revolucionario… “Los medios derivan del movimiento histórico. Están orgánicamente subordinados al fin”.
¿El socialismo es una pestilencia? Bueno. Tamayo ha lanzado este epíteto con absoluta mala fe, cuesta trabajo creer y constatar tanta maldad en la conciencia cultísima de un grande hombre; tanto odio en el corazón de un alma luminosa y sabia… Tamayo, ha debido ver sangrantes tragedias en la taifa de los subhombres que eran sus pongos, sus colonos, sus esclavos, los indios de sus fincas. Cuántas veces la peste ha debido cebarse y diezmar a aquellos andrajos humanos… La pestilencia ha debido hacer estragos apocalípticos… Como la piojera en el ganado lanar… Y decir que el socialismo es una pestilencia, una piojera, es mear fuera de tiesto. Es una indignidad delincuente, ¡un delito de lesa civilización y de lesa cultura! * * * El 21 de julio de 1946, elementos del PIR se apoderaron de los archivos reservados del Ministerio de Gobierno. En 1949, en manos de Mario Cornejo, tuvimos oportunidad de ver un voluminoso legajo, donde se registraba la biografía política de todos los obreros y estudiantes izquierdistas y revolucionarios del país. Nuestro nombre estuvo allá… El autor de este registro de la delincuencia política fue Luis Calvo, Ministro de Gobierno de Daniel Salamanca; aquel mismo personaje que presentó en el parlamento la “ley de defensa social”. El tiempo fluye con fatalidad ineluctable. En las corrientes subterráneas del alma humana, del alma colectiva, aun más del alma de clase, lentamente fermenta la voz de la justicia; justicia que al cumplirse toma colorido de revancha, la que muchas veces duplica sus caracteres de sangrienta explosión de odio. Villarroel, el que “no era enemigo de los ricos, pero que era más amigo de los pobres”, gobernaba el país, con la ilusión de que llegara y reinara en él la justicia social; en lugar de la ignominia, esclavitud y hambre, hubiera pan, cultura y libertad para el pueblo… Paso a paso, conducía a las masas hacia la liberación. El despertar del pueblo boliviano implicaba la expulsión del poder económico de la rosca y del gamonalismo-terrateniente. Entonces fue que Luis Calvo y Félix Capriles, senadores rosqueros, escudados en sus inmunidades, organizaron la contrarrevolución del 20 de noviembre de 1944… La revolución que vibraba en el sentimiento y la conciencia de las
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Fausto Reinaga masas, apenas que tomó entre manos el hecho de la contrarrevolución, lo procesó y lo juzgó revolucionariamente; hizo con él una justicia revolucionaria. Franz Tamayo, que oficiaba como presidente de la Constituyente revolucionaria, dijo en aquella oportunidad un discurso, cuyo contenido claro y elocuente era una desembozada condenación y censura contra los senadores Calvo y Capriles; pero Tamayo había pronunciado aquel discurso no tanto para condenar a los contrarrevolucionarios, como para detener y obstruir, en defensa de dichos contrarrevolucionarios, la justicia revolucionaria. Es ésta la explicación que ha dado después de la caída de Villarroel: Entonces, el hombre de Estado honrado y libre que soy yo, ¿qué podría hacer sino sacar el mejor partido posible en bien de la colectividad? (de la colectividad compuesta por gente de la rosca y del patronaje latifundista, FR). Lo que sucedía en 1944 ¿acaso no lo había previsto yo? ¿Estaba en posibilidad de desmentir mi propia experiencia y mi propia ciencia? En trance supremo de tragedia boliviana, sólo alcancé a romper el brazo fusilador de sesenta ciudadanos bolivianos. Balance final: desde el 23 de noviembre no hubo más fusilamientos clandestinos. Aquí un rasgo de legítimo orgullo patrio: interpelar, protestar, renunciar, es hazaña al alcance de cualquiera de nuestros políticos; pero salvar sesenta vidas y el resto, no es proeza reservada a ningún monigote político ni a todos lo monigotes juntos y coaligados… …después del gran discurso cristiano de noviembre, los círculos opositores se sintieron con la vida segura ya…116.
Tamayo, el salvador de “sesenta vidas y el resto”, tuvo una conducta de duplicidad flagrante. En nombre de la Revolución Nacional condenaba a la contrarrevolución; y en nombre de la contrarrevolución salvaba y aseguraba la vida de los opositores contrarrevolucionarios. En buen romance, Tamayo limpiaba la vía y garantizaba la acción contrarrevolucionaria, y de este modo, daba su valiosísimo apoyo al desenlace del 21 de julio de 1946, en que la rosca y el gamonalismo agitando la bandera del “20 de noviembre” colgaron a Villarroel y a su Revolución Nacional. Tamayo, el gran salvador de vidas, el sacador del mayor partido posible en “bien de la colectividad”, cuando la rosca masacra obreros en las minas, obreros en Villa Victoria117. Tamayo, no dice nada; no rompe el brazo fusilador, no saca “el mejor partido posible en bien de la colectividad” obrera. 116 Tamayo, Franz. Tamayo rinde cuenta. p. 21. 117 Digamos que Tamayo no presenció las masacres mineras de 1949, pero ¿la de 1950 en Villa Victoria? A Tamayo no le mueve un pelo esta mortandad obrera de Villa Victoria de La Paz.
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Franz Tamayo Cuando la gente obrera piensa en Tamayo, el hombre de la más alta cultura en Bolivia, cree que Tamayo es la encarnación de la verdad y de la libertad. La clase obrera piensa y cree que toda grandeza humana es la abanderada de la razón y la justicia. Las clases explotadas, en todo tiempo y lugar creyeron en Tamayo como en un dios: supremo hacedor del bien. La clase obrera, nunca supo que Tamayo era una suprema cultura, un espíritu genial al servicio de la clase explotadora. Nunca supo la clase obrera que en Tamayo tenía a un enemigo suyo. Un enemigo que se movía en el alma de las masas, como el pez en el agua, inermizándola, desarmándola, castrándola dicha alma, para que ellas, las masas, no tuvieran nunca voluntad de lucha por sus derechos, y menos por alcanzar el poder… Tamayo es un lobo que ha caminado con piel de cordero, devorando implacablemente la Revolución en la conciencia proletaria. * * * Ya dijimos que si Tamayo hubiera tenido una bomba atómica en la mano, sin parpadear la hubiera lanzado contra la Revolución Nacional de abril de 1952. Hubiera lanzado para impedir la Reforma Agraria. Desde principios del año de 1953, Tamayo, comenzó a golpear el cerebro y la voluntad de la clase obrera, tan inmisericordemente que si ésta no hubiera estado escudada en su conciencia revolucionaria, conciencia bruñida en mil experiencias de sangre, Tamayo posiblemente habría llegado a desarmar, a destruir la conciencia de dicha clase. Que si a la clase obrera se lograba, en aquellos momentos, desarmarla psíquicamente, hay que tener la seguridad, que sus fusiles hubieran sido puestos al servicio de los gamonales-pongueros y de los grandes mineros. La rosca y la oligarquía terrateniente hubieran dispuesto de las armas bélicas y de las vidas de los obreros en la destrucción de la revolución, esto es, en la recaptura del poder. Los mensajes de Tamayo, a las fuerzas armadas, a los obreros, fueron verdaderos cañonazos de ideas contrarrevolucionarias que llegaron y agitaron desde su raíz a la conciencia nacional. Todas las clases sociales sintieron escalofrío ante el verbo admonitor de Tamayo. La misma comisión de la Reforma Agraria más de una vez encobardecida se arrugó ante aquella palabra preñada de desdichas patrias. El hechicero, desde la cúspide del pensamiento boliviano, lanzaba rayos, cual Júpiter del Olimpo, para contener o destruir la reforma Agraria. Y, como sabía y veía que la fuerza vital e implacable de la Revolución estaba en la clase obrera, pues, no tardó en cargar y reglar su puntería contra dichas clases. Ese es el espíritu vivo de su “Mensaje a los Obreros” de 27 de abril de 1953, que a la letra dice:
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Fausto Reinaga Dije ayer, obreros de la patria y no obreros de Bolivia, ex profeso. Estos son trabajadores de un área geográfica tal; los obreros de la patria, son los constructores de la patria material e inmaterial también, el hogar solariego que gracias a Dios, tenemos todavía los bolivianos. A estos hombres de la patria se dirigen las presentes líneas. A la manera de las plagas que aparecen periódicamente (tal la peste que asoló Europa hace siglos o el cólera morbo que la invadió el siglo pasado), así se presentan también crisis de ideas y pasiones, diríase epidemias que turban la vida pacífica de los pueblos. Desde mediados del siglo pasado, las crisis sociales agitan al viejo mundo y su reflejo pasa al nuevo. Ciertas necesidades sociales evidentes y justas, caen en manos aviesas e interesadas que pronto provocan las más graves turbulencias. Como enseñanza objetiva y no meramente libresca, quiero mostrar a los obreros de la patria boliviana el ejemplo de la Francia histórica, en cuyo relato vivo muchos pueblos pueden estudiar casi clínicamente, diría, los fenómenos del mal colectivo. Hasta Bismarck, Francia ha sido considerada como la primera potencia militar de Europa. Fuera de su gran cultura reconocida, el coraje y virtud militar de los franceses ha sido siempre la admiración de todos. Llega la primera guerra de este siglo, y todavía Francia muestra dos cosas que son semilla de su victoria: su estupenda ciencia militar y su admirable empuje de pueblo guerrero que no consiente en ser esclavo. Después de un enorme sacrifico de sangre y de dinero, vuelve a la paz, pero sólo a preparar la segunda guerra en que todos los factores y resultados cambian. En un pueblo debilitado por la guerra pero aún victorioso, aparece, se intensifica, la crisis socialista (no quiero darle otro nombre), y con toda la astucia aprendida en libros y doctrinas foráneas (el caótico Hegel y discípulos), comienza o continúa su trabajo de zapa en lo mejor del heroico pueblo, digo, los obreros franceses. Bien es cierto que la misma Francia está llena de teorizantes socializantes, desde Luis Blanc hasta Prudhon, y cien. Aquí debo señalar con su nombre a los héroes de la tragedia; los demagogos. Como el tifus, la demagogia es un mal político muy antiguo y endémico en nuestra humanidad. Históricamente lo encontramos ya en Grecia. Después encontramos en todas partes conocidas. El procedimiento demagógico es tan sabio que nos es útil señalarlo en detalle. El demagogo nato que históricamente aparece
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Franz Tamayo en todos los pueblos, no tiene más resorte de acción que explotar los fondos de obscura animalidad latente en todo hombre de mujer nacido. Esos fondos existen en todo pueblo, así sea cultísimo o no, igual en Atenas como en Tombuctú. La prédica sistemática de mejorar la vida, a cualquier costo que sea; el despertar de no se sabe qué obscuras envidias del que tiene poco respecto del que tiene más; la vida muelle y fácil en cambio del trabajo penoso, pero significador; el metódico despertar de los instintos bestiales que pueden llegar en cultísimos pueblos hasta el canibalismo (Francia del 93); todo ello constituye el fondo del alma y el arsenal de armas de que se han armado siempre toda suerte de demagogos de todos los tiempos imaginables. Y todo, como un aluvión metódico y siniestro, comenzó desde muy antiguo, desde fines del siglo pasado, a invadir la ópima tierra francesa y la noble alma del obrero francés. Para el caso, había campo propicio y fácil, el régimen parlamentario. Allí se daban cita todos los promisores de paraísos sociales; quizá también de vagas venganzas tradicionales, reales o imaginarias. El provecho de los demagogos era la posesión renovada del poder público, la elección y reelección representativa con que de continuo las muchedumbres premiaban a sus salvadores. Las flores culminantes de la pantomima política eran el affaire Panamá, el affaire Dreyfus y los que le siguieron. En cambio la fórmula invariable como señuelo para el obrero francés era: trabajar menos y cobrar más. Trabajar menos cada día, y alcanzar mayores salarios. La nación riquísima, la más rica de Europa, lo pagaba todo, ¿por razón de justicia? No. Por razón exclusivamente socialista. Desde mucho tiempo, el obrero francés era el mejor alimentado y el mejor alojado de Europa, y bajo la reciente acción parlamentaria y demagógica todos los obreros vecinos y circundantes, le miraban con justificada envidia. Pero las grandes leyes de la vida no se sofistican, por muchos años que dure el engaño. El triunfo del obrero francés que consistía en el mínimo trabajo y el máximo salario, encontró un día la hora de la prueba, quiere decir, la hora de crujir de dientes: la guerra. Ya en la primera guerra de este siglo, Francia sintió vacilar sus fuerzas minadas por la demagogia, y sólo el puño férreo de Clemenceau logró mantener y sostener a la nación valiente. Años después, la segunda guerra señaló el fin de la siniestra aventura. No había bastantes aviones, porque los trabajadores, por las leyes llamadas socialistas, trabajaban un tiempo tan
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Fausto Reinaga limitado que no bastaba. Tampoco había tanques suficientes. Ningún tanque francés puede afrontar bien al tanque alemán. El sueño funesto de la Maginot, adormecía la energía nacional. Y entonces se vio algo estupendo: tres millones de héroes franceses bajo la acción de Stukas y Panzer alemanes, en una semana apenas, fueron copados y barridos como manadas de ovejas paralíticas. La victoria de la demagogia, disolvente de patrias, se había consumando maravillosamente. Y Francia sufrió una derrota sin parecido, desde Azincourt y Crecy hasta Waterloo. Y fue no ya sólo la servidumbre o la esclavitud, sino algo peor, los campos de concentración alemanes, bajo el régimen de sadismo inenarrable (nazismo FR.) y nunca visto. Hitler triunfaba en toda Europa occidental. Hay que añadir que, sin la ayuda ajena, Francia habría perdido la libertad para siempre; y es una tragedia de la que todavía no ha salido del todo. Dije: la demagogia disolvente de patrias… Hablando de ciertos traidores bolivianos, Augusto Céspedes escribió: “los planes que no tienden sino a debilitar las defensas orgánicas de Bolivia”. Esos planes de una sapientísima quinta columna –sabia hasta lo diabólico– fueron practicados por los demagogos franceses y en decenios de régimen parlamentario. Las defensas orgánicas de Francia habían sido destruidas para siempre. Y ahora volvamos a Bolivia y sus obreros. Estas líneas no tienen más intención que la manifiesta. Como tengo profunda fe en la inteligencia de nuestra raza, he deseado señalar, un poco escolarmente, con ejemplos ajenos, la necesidad de pensar y reflexionar, autonómicamente, en plena authencia boliviana, hasta encontrar la verdad. He notado que la verdad es difícil de encontrar, y aun más difícil de aceptar, y en mi búsqueda, el punto a que de mi cuenta llego hoy, es: no hay socialismo original ni plagiario que esté sobre la justicia. Y la justicia es la verdad. La verdad… Quisiera respaldarla con la palabra de algún sabio antiguo o moderno; más no ha menester. Me atengo a la de Cristo que basta y sobra: Obreros cristianos: por la verdad os salvaréis118.
Tamayo lanzó esta catapulta contra la revolución, con la premeditada y manifesta intención de desgajar a la clase obrera de la revolución; de separarla física y espritualmente del “hecho revolucionario”: porque ella, la clase obrera, había sido en un noventa y nueve por ciento el demiurgo de la 118 Tamayo, Franz. Última Hora. 27 Abr 1953.
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Franz Tamayo revolución… El dilema planteado por Tamayo fue terrible. El dilema contenía una angustia infinita que chamuscaba la carne y el alma por igual: te separas de la revolución y conservas la patria; o sigues con la revolución y pierdes la patria. ¿Quieres tener revolución? pues no tendrás la patria ¿Quieres tener patria? Entonces no harás revolución. El socialismo según Tamayo, es enemigo irreconciliable de la patria. La patria es la negación del socialismo y viceversa… Sin embargo, es el socialismo auténtico, la única doctrina –a la luz de la ciencia y la experiencia– la que pretende hacer una patria real y verdadera para el hombre sufrido de la tierra. Una patria en que cada uno trabaja para vivir y para hacerla grande, una patria sin esclavizadores ni esclavos, una patria de hombres libres; libres de toda explotación, de todo yugo y de toda injusticia, en fin, como reza nuestro himno nacional, una patria: “donde el hombre goce el bien de la dicha y la paz”… Lenin, de quien decían que era un apátrida, al día siguiente de la revolución bolchevique dijo: “Hemos conquistado el honor de defender nuestra patria”… “Sacrificarnos por ella es nuestra gloria”. Aquella patria era la patria de la justicia, la patria obrera; que es infinitamente superior a la patria burguesa, la patria de Tamayo.
El ataque al socialismo marxista es frontal: la “crisis socialista” hace “su trabajo de zapa en lo mejor del pueblo, los obreros franceses”. La demagogia socialista es “el tifus”; “explota los fondos de obscura animalidad latentes en todo hombre de mujer nacido”. La prédica socialista exacerba la envidia la envidia del que tiene poco respecto del que tiene más. Con“el metódico despertar de los instintos bestiales llegó Francia en 1893 hasta el canibalismo. “El affaire Panamá, el affaire Dreyfus y los que siguieron” son los monstruosos engendros del socialismo”. La vida “para el obrero francés era: trabajar menos y cobrar más. Trabajar menos cada día, y alcanzar mayores salarios. La nación riquísima, la más rica de Europa, lo pagaba todo, ¿por razón de justicia? No. Por razón exclusivamente socialista”. “En la primera guerra mundial de este siglo, Francia sintió vacilar sus fuerzas minadas por el socialismo”… “La segunda guerra señaló el fin de la siniestra aventura socialista”. “No había bastantes aviones, por que los trabajadores, por las leyes llamadas socialistas, trabajaban un tiempo tan limitado que no bastaba. Tampoco había tanques… El sueño funesto de la Maginot, adormecía la energía nacional. Y, entonces se vio algo estupendo: tres millones de héroes franceses bajo la acción de Stukas y Panzer alemanes, en una semana apenas, fueron copados y barridos como manadas de ovejas paralíticas. La victoria de la demagogia (la victoria del socialismo FR.) disolvente de patrias, se había consumado maravillosamente… Y Francia fue no ya sólo la servidumbre o la esclavitud, sino algo peor: los campos de concentración alemanes, bajo un régimen de sadismo inenarrable y nunca
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Fausto Reinaga visto. Hitler triunfaba”… “Sin la ayuda ajena, Francia habría perdido la libertad para siempre”… “Y ahora volvamos a Bolivia y a sus obreros”… “Tengo profunda fe en la inteligencia de nuestra raza”; “he deseado señalar, con ejemplos ajenos, la necesidad de pensar y reflexionar autonómicamente en plena authencia boliviana, hasta encontrar de verdad”… “No hay socialismo original ni plagiario que esté sobre la justicia. Y la justicia es la verdad”.
“La verdad… Quisiera respaldarla con la palabra de algún sabio antiguo o moderno; mas no ha menester. Me atengo a la de Cristo que basta y sobra. Obreros cristianos: por la verdad os salvaréis”.
Dícese que Jesús enfrentándose a Pilatos entre otras cosas dijo: “Yo soy la verdad” y cuando Pilatos inquirió “¿Qué es la verdad?”; la judiada parranda le hizo callar a Jesús, tal que ya no pudo decir nada sobre qué “es la verdad”. Por tanto, la “verdad cristiana” ha sido pura invención de los apóstoles primero, y de la clerigalla proxeneta después. Cuando los pensadores burgueses, dicen con los Tamayo de todos los tiempos: “Obreros cristianos: por la verdad os salvaréis”, pues, dicen una bribonada, digna de todo “bribón” que “sólo medra por la anfibología, el sofisma dubio y el dolo” 119. ¿Qué Francia cayó en poder de Hitler por culpa de la demagogia socialista? No señor. Aquí va una cita de una carta para Tamayo, que salió al día siguiente mismo de la publicación del “Mensaje a los Obreros”… “Volvamos a Francia en la hora de crujir los dientes. Sus fábricas de municiones y de armamentos no eran suyas; sus fuentes de petróleo se hallaban en manos de ingleses y norteamericanos; el carbón que debía aprovisionarlo iba a quemarse en la máquina de la guerra alemana…”120. A su turno El Pueblo, decía: “No fue ni pudo ser la clase obrera francesa la que entregó su patria a las hordas de Hitler. Fue la casta dominante al servicio de los monopolios alemanes, (ingleses y yanquis FR.); fueron las doscientas familias degeneradas de la burguesía francesa, fue el socialismo (pequeño burgués, el socialismo andrógino de salón FR.) corrompido y traidor de Blum y fueron Petain, Laval y toda la cohorte de mercenarios que humillaron a Francia. La clase obrera luchó en el Maquis, prefirió la resistencia y fue su Partido Comunista el que salvó a Francia de la opresión nazi”121.
Por otra parte, los célebres procesos franceses de la post-guerra, han probado, que no fue el socialismo científico, ni el odio de la clase obrera 119 Tamayo, Franz. “Carta”. Última Hora. 30 Jun 1953. 120 La Nación. 28 Abr 1953. 121 El Pueblo. La Paz. 1 May 1953.
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Franz Tamayo contra la burguesía anti-patriota y traidora, que limpiaron el camino de la invasión y dominación hitlerista en Francia; todo lo contrario, fue –repetimos– el facismo francés y fue la burguesía nacional e internacional, que se dieron la mano e hicieron hogar común en la tierra gala con las huestes del Fuherer; los procesos referidos establecieron el hecho concreto, no contra el socialismo ni los socialistas… El mismo Tamayo ante la verdad irrefutable de la carta y del sabatino El Pueblo, se tragó la saliva y guardó silencio en su carta clarificadora y exégeta del mensaje publicado como tenemos referido en Última Hora del 30 de abril de 1953.
Hay socialismo y socialismo; Franz Tamayo no lo ignora. Pero con toda mala fe, los confunde. Extiende una espesa cortina de humo. Aunque Tamayo sabe que: “Toda cortina de humo es siempre un signo de una profunda maldad humana. Detrás se vela lo espantoso consumado o por consumarse”122. “Yo conocí –dice– a cierto escritor europeo que se velaba la cara (cortina de humo) para esconder un lupus monstruoso que lo devoraba. Como hay lupus individuales, también hay lupus colectivos”. (Carta referida). Tamayo velado por su “cortina de humo” habla en un galimatías ininteligible sobre el socialismo: País de moda por excelencia el nuestro, cuando el reflejo europeo de que hablé apareció en Bolivia, todos los políticos bolivianos se hicieron socialistas de la noche a la mañana. El primero en la zarabanda fue el inefable Saavedra que de mero republicano, devino en republicano socialista…
Y es así como en toda nuestra América macaquista, vemos el soñado socialismo, conducido por técnicos que son meramente de la domesticidad del gobernante… (Tamayo).
La oligarquía gamonal de Bolivia ha hecho payasadas para embaucar a las clases explotadas. Cuando los obreros mineros y artesanales dieron los primeros pasos hacia la organización sindical, los señores gamonales aparecieron como protectores económicos, asesores intelectuales o alentadores morales de estas primeras organizaciones obreras. Hubo un 1 de mayo, en que el presidente de Bolivia, Ismael Montes, con su gabinete en pleno, encabezó el desfile proletario. Los gamonales se sintieron en todo tiempo y lugar los amos naturales, amos económicos e intelectuales de la clase obrera. Pues jamás se les ocurrió que la clase explotada pudiera romper las riendas del tutelaje, sobre todo intelectual. Así se explica que los más grandes pensadores coetáneos de Tamayo: Arguedas e Iturricha no sólo que hayan hablado sobre el socialismo, sino que se hayan puesto membrete de socialistas. ¿Agustín Iturricha socialista? ¿Para qué la clase obrera había de 122 Tamayo, Franz. Carta cit.
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Fausto Reinaga perder su tiempo en estos achaques si los más grandes hombres del país eran ya socialistas? Pero oigámosles a los mismos decir de su socialismo. Arguedas, después de citar repetidas veces a Marx, el Manifiesto comunista, transcribiendo las palabras de Günther Gründel, historiador y teorizante excelso del nazismo, expresa: “La dictadura del proletariado sostenida por un puñado de conductores que se ocultan detrás de ella, he ahí lo que es el comunismo y lo que será siempre”. (Hasta aquí la transcripción de Günther. Ahora pone de su cosecha Arguedas). Y este comunismo no es un socialismo: y hasta es opuesto al socialismo en lo más absoluto; es la más pérfida explotación por fines materialistas de la noción idealistas del socialismo y de los hombres que le son adictos, porque si el socialismo es sinónimo del bien público, de espíritu colectivo y de justicia y en este sentido todo hombre honesto en Bolivia es y debe ser socialista (Lo escrito en cursivas pertenece a Arguedas), el marxismo no ha sido nunca un socialismo123.
Agustín Iturricha, publicista gamonal de Chuquisaca, a imagen y semejanza de esta laya de socialistas habla de la verdad: La pretendida revolución social no ha de producirse entre nosotros a simple imitación de lo que se hizo en Rusia con Lenin, o de lo que se hace en Alemania con Hitler, o de lo que se pretende en Italia con Mussolini. Es pues el deber de la hora presente buscar la verdad… El problema de la miseria permanece insoluto desde los orígenes de la humanidad… El socialismo, las actitudes revolucionarias, son dentro del concepto racional del destino humano, puros sueños infantiles, quimeras de voluntades en desconcierto. El mañana debe liberarse a fe de sabios y de virtuosos. Lo demás es tejer la tela de araña, que desata el leve soplo de la brisa… Concluyo –dice Iturricha– con las palabras de un eminente sabio: “Reprimir las necesidades intelectuales y elevadas. Luchar, combatir… hincar a sus semejantes en los esplendores de lo verdadero y lo bello. Amar la verdad y la justicia, practicar con todos la caridad y la benevolencia, ¡tal es el secreto de la felicidad en el porvenir! ¡Tal es el Deber!124.
Alcides Arguedas, Bautista Saavedra, Agustín Iturricha, David Toro, Enrique Hertzog, Mamerto Urriolagoitia, Pedro Zilveti Arce, Gabriel Gosálvez, ¿acaso no son los socialistas de la más pura cepa feudal burguesa? 123 Arguedas, Alcides. Pueblo enfermo. 3ª ed. Santiago de Chile: Ercilla; 1937. p. 256. 124 Iturricha, Agustín. Los peligros de la post-guerra. 1934. p. 110-142.
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Franz Tamayo ¿Acaso cada cual no hizo en su tiempo y en su lugar horrorosos asesinatos obreros? ¿Acaso no decía de estos Carlos Marx caústicamente: “...Estos burgueses son burgueses por nterés de la clase obrera“? “… Este macaquismo socialista es el socialismo burgués, de salón, con fuertes resabios del socialismo feudal. No alcanza la categoría siquiera del socialismo pequeño burgués; sin exagerar un ápice, es el antípoda del auténtico socialismo, el de las masas, el socialismo científico. Aquel genial documento de Marx, el Manifiesto comunista hace 109 años hizo un prontuario de la abigarrada gama socialista: El socialismo feudal, mezcla de jeremiadas y pasquinadas, de ecos del pasado y de vagidos del porvenir. Si alguna vez su crítica mordaz e ingeniosa hirió el corazón de la burguesía, su impotencia absoluta para comprender la marcha de la Historia moderna acabó siempre por ponerle en ridículo… El socialismo pequeñoburgués… en el fondo tiende a restablecer los antiguos medios de producción y de cambio. Y, con ellos la caduca trabazón de la propiedad, en una palabra, toda aquella sociedad decrépita, para oprimir los medios de producción y de cambio en el estrecho espacio de los viejos moldes de la propiedad que él mismo ha hecho añicos, con su análisis de las contradicciones que existen en los medios de producción modernos, descubriendo las panaceas hipócritas de los economistas… El sistema de corporaciones para oficios urbanos, y la agricultura patriarcal para los capos: he ahí la última palabra125.
Luego analiza el socialismo alemán, el socialismo burgués, terminando con el socialismo y comunismo utópico. Por necesidad de comprobación hemos tenido que referirnos sintéticamente a estas corrientes literarias políticas; vale decir con el fin de ubicar el pensamiento concreto y expreso que Tamayo tiene sobre el socialismo. Aquí de paso una perogrullada: el poder económico es el demiurgo de la conciencia, y nunca es la conciencia la fuerza determinante de la potencia económica. Ciertamente que el socialismo en sí, comporta cuestiones y problemas desde muy antiguo, cuestiones que deben ser resueltas (hasta ahora ninguna lo ha sido) en cada caso y en cada pueblo, sin plagios ni macaquismo posible. Y en cuanto al factor humano, precisa la presencia de magistrados patriciales, probados en la suprema virtud de desprendimiento y probidad, complementariamente asesorados, guiados, por las más altas capacidades de la ciencia nacional… (Tamayo).
El socialismo de Marx es una ciencia; y la ciencia señala con el dedo hechos concretos. El socialismo de Tamayo corresponde exactamente, como 125 Marx, Charles. Manifiesto comunista.
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Fausto Reinaga el anillo al dedo, al socialismo feudal; en nuestra jerga nacional: al socialismo gamonal. El socialismo de Tamayo está catalogado por Marx dentro del socialismo feudal. Según Tamayo los que hacen, dirigen y conducen el socialismo son: “los magistrados patriciales”. ¿Quiénes son los patricios en nuestra tierra? Los Tamayo, Arguedas, Iturricha, Canelas, Martínez Vargas, Ormachea Zalles; los Peñaranda, Toro (presidente socialista). En fin los Mollinedo (Alfredo), los Zilveti Arce y los Urriolagoitia (estos tres, miembros cimeros del Partido de la Unión Republicana Socialista). Mas por suerte en Bolivia ya sabemos dónde conduce esta clase de socialismo, el socialismo patricial. Felizmente el pueblo y la clase obrera tienen la memoria fresca, no han olvidado todavía la obra monumental del socialismo style Franz Tamayo: ¡las masacres obreras por el espacio de treinta años! Es sabido que Tamayo recibió un fuerte influjo de la cultura burguesa alemana. Kant , Goethe, Nietzsche, vibran en el aliento intelectual de Tamayo. Él no lo niega. Lo confiesa: “… La admiración y gratitud que alimento hacia el gran poeta alemán por haber colmado mi juventud de los mayores goces intelectuales y de las mejores enseñanzas a mi alcance”126. Entonces no es una casualidad que el pensamiento sobre el socialismo que hemos transcrito y comentado, ostente también, por otra parte, la marca germana… Se felicitaron –dice Marx– aquellos socialistas filósofos alemanes por haberse elevado por encima de la lucha de clases; por haber defendido, no solamente los intereses del proletariado, sino “los intereses del ser humano, del hombre en general”, del hombre que no pertenece a ninguna clase ni a ninguna realidad, y que no existe sino entre las nieblas de la fantasía filosófica, se felicitaron por haber abogado, no por la satisfacción de verdaderas necesidades, sino por “la necesidad de la verdad”. (Manifiesto comunista).
“La Justicia es la verdad”, “Obreros por la verdad os salvaréis” (Tamayo). La verdad de los filósofos socialistas alemanes y la verdad de Tamayo no son ni fueron verdades inocentes e inofensivas. Si la verdad socialista alemana sirvió de sostén a “los gobiernos absolutos de Alemania” que al amparo suyo no sólo “asustaron a la creciente burguesía”, sino que sirvió de justificativo a los procedimientos inhumanos con los que “ahogaron las sublevaciones de los obreros alemanes”. (Marx, Manifiesto comunista). La verdad de Tamayo en Bolivia, con su silencio tumbal sobre las horrendas masacres de mineros y fabriles de 1949 y 1950, también sirvió de justifica 126 Tamayo, Franz. “Consideraciones sobre Goethe”. La Nación. 29 Mar 1955.
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Franz Tamayo tivo a la tiranía asesina del sexenio, Hertzog-Urriolagoitia. Nunca la clase obrera debe olvidar que para Tamayo la tiranía rosco-gamonal del sexenio era un régimen democrático127. En la grande y secular batalla ideológica, los conceptos, las ideas sobre el socialismo y el comunismo han alcanzado una claridad cenital. Las masas si no tienen conciencia ni convicción del contenido de los términos: socialismo y comunismo eso si que poseen una intuición, diríamos un sabio instinto, en virtud del cual se inclinan, siguen y marchan encubierta o desembozadamente tras la bandera de Marx y Lenin. Por ello, para delimitar científicamente el socialismo del comunismo, no podemos acudir a otra fuente que no sea la propia de sus creadores: ideólogos y realizadores. Federico Engels, explica las razones que tuvieron para usar la palabra comunista. Cuando su aparición no nos hubiéramos atrevido a llamarlo manifiesto socialista. “En 1847, se llamaba socialista a dos clases de gente: a los utópicos, y a los farmacéuticos sociales, vendedores de panaceas, y curanderos de toda laya que pretendían remediar el malestar social, sin ofender al capital ni al provecho”. “estos movimientos marchaban fuera del movimiento obrero genuino. Buscando contacto con las clases cultas. En cambio los obreros, tras las experiencias sangrientas no perseguían revoluciones puramente políticas, querían un profundo cambio en todo el orden social, por eso se denominaban comunistas. La palabra socialismo significaba en 1847 un movimiento burgués, la palabra comunismo significaba un movimiento obrero. El socialismo en Europa tenía acceso en los salones; el comunismo, no. Más tarde se produjo otra confusión con la palabra comunismo. Guesde se titulaba “colectivista”, puede decirse que este término ha sido abandonado, y que la palabra socialismo ha recuperado su verdadero sentido. Por eso, el partido Socialista Unificado se llamó Partido Socialista a secas, y si Karl Marx escribiese de nuevo su manifiesto no titubearía en llamarlo Manifiesto socialista. Si se nos preguntara en qué difiere el socialismo del comunismo, responderíamos que el socialismo es una sociedad surgida directamente de la sociedad capitalista, que es una primera etapa de la nueva sociedad capitalista, que es una primera etapa de la nueva sociedad, y el comunismo, en cambio, es una etapa superior de la misma, que sólo puede desarrollarse cuando el 127 Tamayo, Franz. Tamayo rinde cuenta. p. 27.
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Fausto Reinaga socialismo se haya establecido definitivamente. El socialismo supone trabajadores sin capitalistas, trabajo social estrictamente planificado, bajo el control y vigilancia de la parte más progresista de los trabajadores. Y es necesario también fijar la extensión de su trabajo y el monto de compensación por su trabajo. Esto es absolutamente necesario, pues el capitalismo nos ha dejado resabios y costumbres, tales como el trabajo no coordinado, desconfianza ante la economía social, las anticuadas modalidades de los pequeños propietarios que predominan en los países agrarios. Todo lo cual es antagónico a una verdadera economía comunista. El comunismo, por otra parte, es el nombre que aplicamos a un sistema bajo el cual los hombres se habitúan, sin ningún aparato de cohersión, a cumplir todos los deberes con la sociedad, donde el trabajo no pagado en beneficio común, llega a ser un fenómeno general128.
A su turno Marx en Crítica del programa de Gotha página 19 dice: En una fase superior de la sociedad comunista, cuando haya desaparecido la sumisión esclavizadora de los individuos a la división del trabajo, y con ella, por lo tanto, el antagonismo entre el trabajo intelectual y el trabajo manual: cuando el trabajo se convierta no solamente en medio de vida, sino en la primera condición de la existencia; cuando al desarrollarse en todo sus aspectos los individuos, se desarrollen también las fuerzas productivas y fluyan con todo sus caudillos manantiales de la riqueza productiva, sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués y la sociedad podrá escribir en su bandera: De cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades.
* * * En la pura verdad, Tamayo hace confesión de antisocialismo. Como el socialismo es una doctrina inalienable de la clase obrera, como el color de la forma, deviene Tamayo en el genio anti-obrero por excelencia… Por el tono de su palabra y sus hechos vivientes, no es antisocialista innocuo, sino un enemigo declarado de la clase obrera: Ciertos pensadores, no pudiendo levantar y elevar las masas de retardada cultura moral e intelectual hasta el nivel de las clases naturalmente desenvueltas y superantes, no han visto mejor remedio que rebajar a los hombres cultos y superiores, al nivel de los incultos e inferiores para establecer un siniestro 128 Lenin. Obras completas. XXV. Marx. Crítica del programa de Gotha, notas aclaratorias. p. 137.
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Franz Tamayo nivel de igualdad suicida. Y es así como la masa, que los ingleses llaman Mob y los griegos llamaban Oklos, debe gobernar y someter a aquellos que por sí solos pueden crear la ciencia, la riqueza y toda superación humana. Empleando lenguaje simbólico de Pascal, entre los dos extremos humanos, el ángel y la bestia, no pudiendo sublimar a los unos hay que bestializar a todos (Tamayo)129.
La gran Revolución Francesa, que dio en tierra con el mundo feudal, plantó en la conciencia del hombre los más grandes ideales de la humanidad: libertad, igualdad y fraternidad… Será por ello, que no sólo los progresistas y sino también los reaccionarios mismos de nuestro tiempo, rinden fervorosa admiración y homenaje… Mas Tamayo no ve en esta revolución otra cosa que una: “ideología artificial y postiza…”130.
La Revolución Francesa puso en la cúspide del poder a la burguesía, clase sin entrañas que, en la hora de iniciación de su reinado, oprimió y explotó con ferocidad desconocida a la clase obrera. La máquina fue su símbolo. Por eso el proletariado en sus primeras luchas tuvo que estrellarse contra ella. Destruye la máquina y muere masacrado. Los lyoneses de Francia y los Cartistas de Inglaterra, ocupan con propio derecho un lugar glorioso en las páginas de la historia. Pues gracias a la máquina la masa trabajadora fue arrojada a la calle sin ley, sin pan ni abrigo; gracias a ella la competencia en la venta de la fuerza de trabajo cobró proporciones dantescas y gracias a ella millones de desocupados murieron de hambre… La nueva clase dominante, la burguesía, ante la oferta creciente de brazos, prefería contratar a los niños y mujeres, porque ganaban menos salario, y soportaban en silencio la jornada de 14, 15 y 16 horas… La explotación del niño no conocía límites y estaba lejos, pero lejos de toda piedad; y el sobre trabajo de la mujer era una prostitución impuesta y obligatoria… Contra este mundo burgués de miseria material y moral insurgieron en esencia los socialistas utópicos cuyo papel genial consistió principalmente en la denuncia del crimen y al propio tiempo en la admonición de la posibilidad de un mundo mejor. ¡Qué desengaño! ¡Qué decepción! Tamayo, autor en 1910 de Creación de la Pedagogía Nacional, obra grande y revolucionaria, fuese también no sólo
129 “El teólogo reaccionario Kierkegard se oponía al socialismo acusándolo de pretender la “igualación” de los individuos, degradando a muchos de ellos. A su turno. Herbert Marcuse, en su libro Razón y revolución, dice. “Si el socialismo es una fusión del resentimiento de las mayorías contra las minorías que poseen y ejemplarizan los más altos valores, en tal caso, dicho socialismo forma parte de la rebelión general contra los individuos extraordinarios”. Selsam, Howard. Socialismo y ética. p. 174. 130 Última Hora. 14 abr 1953.
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Fausto Reinaga la encarnación más enconada de la burguesía-feudal de Bolivia y conspicuo agente intelectual del imperialismo yanqui de nuestro tiempo, sino –y esto es lo peor– que en el ritmo de la evolución social del mundo no ha logrado sitio ni lugar de un hombre progresista… Tamayo, el adversario de los ideales de la Revolución Francesa131 no es un progresista ni siquiera un demócrata reaccionario. Es un cacique bárbaro. Piensa y vive plantado sobre una sociedad feudal. Tamayo, a fin de cuentas, niega y reniega de la burguesía; prefiere la gratuidad de los servicios del pongo al salario del proletario; él anda bien con fincas y colonos, no desea fábricas, agricultura técnica, máquinas ni braceros… por ello es que al proletariado y sus cosas arroja al mismo infierno. El Tamayo histórico que ha de vivir en sus ideas es un enemigo enselvado del socialismo; por tanto, convicto y confeso enemigo de la clase obrera de Bolivia.
131 “… Ideología artificial y postiza del enciclopedismo francés…” Última Hora. 14 abr 1953.
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REVOLUCIÓN, CULTURA Y CRÍTICA
Crítica a la “crítica” La incipiencia cultural de las clases sociales en revolución: el proletariado, campesinado y clase media ha determinado una aureola en ciertos intelectuales reaccionarios. Que porque escriben comentarios dominicales y los transforman en libros, pretenden proyectarlos como seres que nada tienen que hacer con la lucha de clases, que se hallan por encima de la lucha de clases. Señor Juan Quirós si le place hágame el bien de contestar a estas preguntas: ¿A qué clase social pertenece usted? ¿Y qué intereses sirve y defiende en la revolución boliviana? Aunque la realidad objetiva hace rato ha respondido a las anteriores preguntas. El señor Quirós es un sacerdote, “formado en seminarios, facultades de Chile, España e Italia” de Mussolini. En la esencia de su filosofía está el deísmo. El principio y el fin de la sociedad humana, para él, es Dios, no el hombre. Por otra parte, Quirós por su modo y manera de vivir material se halla encajado en el meollo de la burguesía. Por consiguiente, su producción intelectual está al cien por ciento dentro del campo rosco-gamonal-falangista. Quirós es un cerebro actuante y activista de la trinchera contrarrevolucionaria. La lucha de clases en el mundo de nuestro tiempo penetra y satura toda obra humana. Las más sutiles manifestaciones del arte y la filosofía tienen su intención y tinte de clase. El pensamiento es una fuerza física de clase. En 1954 denunciamos que en Quirós había –para la Revolución– un lobo con piel de cordero. “…la pandilla de Gosálvez, Lazcano, Hertzog, etc. y Juan Quirós hablan el mismo lenguaje. Quirós juega el papel de quinta columna en el seno de la Revolución Nacional… que le asesta una puñalada por la espalda”1. El tiempo nos ha dado la razón. Porque La Nación de 1956 (ya que en la La Nación de antes Quirós excomulgaba a las obras revolucio
1 Revista Abril. (1). p. 23.
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Fausto Reinaga narias) denuncia, que Quirós. “se dedica a escribir crónicas venenosas y negativas sobre autores bolivianos” revolucionarios. El cerebro de Quirós orgánicamente no puede producir otra clase de pensamiento como no sea el pensamiento burgués. En otras palabras, Quirós pertenece a la chusma de la intelligentsia cipaya de Bolivia. el confesionario, el púlpito y la pluma de Quirós son armas crizadas contra la revolución. Si alguien duda, será también el tiempo quien se encargue de convencer. La gente revolucionaria que ha esperado bendiciones de la crítica de Quirós está equivocada. Porque cuando dice parabienes, emponzoña a la obra y el autor. Más vale -para la Revolución- su anatema que su enhorabuena, ¿Por qué? Porque su enhorabuena desacredita ante la Revolución, a la par que recomienda como elemento proclive hacia la reacción. En dos palabras: desrrevolucionariza al revolucionario, empujando con su incienso al campo de la contrarrevolución. Es sabido que cuando la contrarrevolución comienza a hablar bien de un revolucionario, a éste se le hace daño, enorme daño, porque las masas empiezan a dudar de él. Y dudar es fatal en un progreso social como el que vive el país. Quirós no ha entendido nada de los libros que tratan de la Revolución; o entendiendo con mala fe los empaña. Este bululú con qué arrogancia, con qué enrojecida cresta, dice; “Baptista no puede ver las cosas sino desde un punto de vista, que de haber digerido bien a Marx y Engels… podríamos calificarlo de dialéctico”… Aquí hay dos cosas: Quirós sí -según él- que ha digerido bien a Marx y Engels: por tanto Quirós es dialéctico (sic). Quien ha digerido bien a Marx y Engels no carga sotana; y quien la carga no tiene derecho a hablar –en la forma que habla Quirós– de los fundadores del Socialismo científico. Ser dialéctico es ser marxista; ser marxista es pensar en materialismo histórico, pensar es revolucionario. ¿Pensar nomás? No; también sentir; sobre todo actuar, sobre todo luchar. En suma, quien es marxista tiene que pensar luchando. En un marxista se unimisman la idea con la acción. La filosofía del marxismo cobra realidad en la conciencia y la acción de las masas. Baptista desde este punto de vista es un marxista-nacionalista. Conoce, siente y hace marxismo. Mientras que Quirós es un hereje redondo.
Crítica burguesa o contrarrevolucionaria Quirós, según La Nación de Santiago de Chile, mayo de 1955, ha publicado un libro de poemas, que desemboca “en un vehemente amor a Cristo”. Quiere decir que Quirós es un poeta del espíritu santo. Esto por ahora no interesa. En 1956 ha convertido su producción periodística en un libro lujoso de 319 páginas, ¡Qué fácil es hacer un libro a la manera quirosina. Se
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Revolución,Cultura y Crítica anuncia que el tal libro es un libro de crítica, y crítica honrada. Además desde su Sinaí lanza este nuevo mandamiento: “No creo en la crítica objetiva, ni siquiera en la crítica, sino en los críticos…” Sin embargo la crítica objetiva es real. La crítica existe. No se concibe al crítico sin la crítica. El crítico en quien cree Quirós es un ente metafísico del noumeno kantiano.
La crítica es una función analítica, objetiva del pensamiento. No se puede hacer análisis abstracto, descarnado de las cosas de la vida del hombre. La crítica camina pari-passu con la cultura. Como toda forma del pensamiento humano la cultura tiene una historia en el tiempo. Nace de acuerdo a muy especiales circunstancias y refleja todos los cambios del mundo que la rodea. Siendo una creación de los hombres, la cultura expresa lo que piensan los hombres sobre la vida y la naturaleza y en todo momento está acondicionada por la realidad en que se desenvuelven todas las formas del pensamiento. Esta realidad tiene un decisivo carácter económico-social, incluso en las más sutiles abstracciones artísticas o científicas de la mente. La crítica es una función especializada como un género literario que tiene ya sus propias reglas y se guía por cierto raciocinio plenamente ordenado. La especialización de la crítica es el producto del desarrollo mismo de la cultura. El crítico debe poseer algunas cualidades indispensables sin las cuales no podría realizar su obra; y ellas se expresan ante todo en una rica sensibilidad para intuir la originalidad y el alcance histórico de la obra que ha de juzgar. Una sensibilidad que no sólo capte la forma tradicional, sino el espíritu novedoso de la obra si lo tiene, y que le permita prever en lo futuro… Debe poseer una vasta erudicion no sólo de la materia a cuyo análisis se consagre, sino de varias disciplinas filosóficas, científicas, etc. a la par de la sensibilidad y la erudición debe situarse lo que Zweig llama “el instinto del tiempo”… El crítico debe limitarse a insinuar al mejoramiento de uno y otro pasaje; a la mayor concisión y la claridad, a la mayor fidelidad del creador a la historia de los hechos que trata. De aquí que el crítico debe ser a la vez que un analizador, un orientador que no sólo ponga al descubierto las fallas de una obra si no que indique la manera de superarlas, sin restringir la inspiración (y la originalidad del autor. F.R.)… El crítico ha de ser audaz en sus apreciaciones y tener su propia doctrina de la crítica: debe situarse en un plano progresista teniendo en cuenta la normal evolución de la humanidad hacia formas cada vez más superadas y radicales del pensamiento. Lameda, Ali.
Pero sobre todo el deber supremo del crítico es llegar a la verdad.
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Fausto Reinaga Quirós no puede ser crítico, porque no llena ninguna de las normas anotadas ni posee tales cualidades (normas y cualidades burguesas). No sólo que carece de sensibilidad y de facultad o capacidad para “situar el instinto del tiempo”, sino que muchas veces no conoce la materia de su crítica. Lo que Quirós luce es otro instinto, un instinto clánico enardecido: desmedida alabanza para los suyos y hachazo salvaje para los ajenos a su tribu. En Bolivia se ha presentado una aguda crisis cultural, que es el reflejo de la que confronta la infraestructura de la sociedad. Quirós conscientemente se zafa del tiempo y de la realidad viva. Misoneísta redondo su espíritu se prosterna en férvido culto al pasado. Coceando las cosas de la revolución, bendice el modo de pensar de la reacción. Con todas las obras que respiran revolución es un inquisidor. En vez de orientar e indicar la manera de superar defectos, rectificar errores, no sólo que descubre las fallas, sino que inclusive llega a inventarlas para cubrir de escarnio y ludibrio y, ya no a la obra en sí, sino al autor mismo. Quirós fiel a su sotana y su espíritu teologal derrama pródigamente absolución para las obras de su gente y arroja al cieno las obras que se atreven a hablar y pensar en revolucionario. El crítico de la hora, el crítico de la revolución debe ayudar a rebelarse contra la pedagogía social imperialista de occidente. Debe erguir la bandera de la liberación nacional del pensamiento; la liberación del arte. Rebelarse contra la esclavitud del espíritu, contra la esclavitud de la inteligencia. En suma, romper las cadenas que aherrojan las potencias del alma del pueblo al yugo de la cultura europea desde hace cuatro siglos y medio. La crítica revolucionaria debe: 1° analizar la cultura humana y en particular la cultura burguesa; 2° separar en una y otra la paja del grano, y 3° incorporar intususceptivamente el grano a la cultura naciente, revolucionaria; y depositar la paja en los museos del pensamiento.
La crítica abstracta sostiene en el crítico como una especie de instinto, la imparcialidad. Pero en el terreno de las realidades el instinto de la imparcialidad es una utopia de la literatura burguesa. En la batalla ideológica de la lucha de clases, buscar la imparcialidad es sencillamente un absurdo. Lo que hay sobre esto es que la intelligentsia burguesa puede exigir a sus críticos imparcialidad; a la par que la intelectualidad revolucionaria a los suyos. De donde se concluye que hay una imparcialidad burguesa y una imparcialidad revolucionaria. El objeto del presente estudio es demostrar que el señor Quirós es un detractor del pensamiento revolucionario; nunca su crítico. La raíz y las hojas, su libro, desde la página 58 hasta la 73 vomita maldad, ignominia, odio, calumnia contra Belzu y su autor. La fuerza de las circunstancias impone reproducir inextenso lo que dijimos acerca de la primera parte del ataque.
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Revolución y cultura Los Patiño, Hochschild, Aramayo que por medio siglo habían sido dueños de vidas y haciendas del pueblo boliviano, no están más. La nacionalización de minas ha sido un golpe mortal contra los intereses imperialistas enclavados en el país. La Reforma Agraria ha destronado a cuarenta mil gamonales, y ha concedido tierra y libertad a tres millones de colonos siervos. Estas dos medidas antiimperialista y antifeudal, han determinado una revolución económica. El advenimiento político de las masas obreras y campesinas armadas, su participación directa, real en el gobierno de la Revolución Nacional; la presencia de cinco ministros obreros en el Poder Ejecutivo; intelectuales revolucionarios, obreros y campesinos, manejando las riendas del poder político, evidencian que ha habido una revolución política.
Hablan los hechos; y no presunciones ni delirios metafísicos acomplejados. La cultura (ciencia, arte, religión, filosofía) no es una cosa sin vida, cosa aislada e independiente de la economía y la política de los pueblos. Todo lo contrario. Su proceso histórico, intususceptivo, arroja esta verdad. Que la cultura es una estructura, unida como la uña a la carne, a un sistema de producción y un régimen de gobierno. Los regímenes esclavista, feudal, burgués y proletario tuvieron y tienen sus correspondientes culturas (esclavista, feudal, burguesa y socialista). Así como no es admisible la función del cerebro sin la función del estómago (puede que más bien suceda al revés), en una sociedad no puede existir la cultura sin la economía; el factor económico es el que originariamente determina la cultura. La cual como cosa viva y en bullente interacción, influye cuantitativa y cualitativamente en el movimiento social. La revolución es una lucha en todos los terrenos, lucha económica, lucha política, y no puede quedar en el limbo la lucha cultural. El pensamiento es un arma, como el fusil y la fuerza física del pensamiento es quizá más esencial
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Fausto Reinaga que cualquier otra. Si hay un frente económico y un frente político, imposible negar la necesidad de un frente cultural. La Revolución debe tener su frente cultural. Las enfervorecidas masas en revolución claman, exigen una cultura revolucionaria, esto es, una nueva cultura que asimilando todo lo científico y artístico, todo el valor vital de la vieja cultura, exprese las nuevas relaciones de propiedad y de clase, la nueva realidad social; vale decir, una nueva cultura; cultura popular, antiimperialista, antifeudal, científica y nacionalista.
Si la revolución económica va contra el imperialismo y el feudalismo y la revolución política contra las clases sociales interesadas en el retorno y el restablecimiento del gobierno oligárquico, reaccionario, antipopular y antinacional, la revolución cultural, debe liquidar, destrozar la ideología amasada e instalada por el conturbernio rosco-gamonal en el cerebro y el corazón del pueblo boliviano todo. Y si la clase obrera y la clase campesina han formado rehecho un frente antiimperialista y antifeudal, la intelectualidad revolucionaria no puede seguir cruzándose de brazos ante las tareas de la formación de un frente cultural. El imperativo de la hora obliga a toda conciencia revolucionaria, a la intelligentsia revolucionaria, trabajar en estrecha unión con las vanguardias, con las élites de obreros y campesinos por la edificación profunda y amplia de un frente cultural. En Bolivia ha habido una revolución económica, ha habido una revolución política, en tales condiciones debe haber también una revolución cultural. “A una revolución material dada, se impone otra revolución cultural dada”.
¿Revolución cultural para qué? Desde 1825 a 1900 los más grandes cerebros nacionales vivieron vista a Europa, vista a París. De la culta Europa llegaban reflejos pálidos del gran movimiento intelectual del sigo pasado. Con esta luz prestada, de espaldas a la tierra y al pueblo, los señores de la inteligencia gamonal, sentaban cátedra en las universidades, tribuna en los parlamentos: el libro, la revista y el periódico reproducían opacamente aquel pensamiento europeo. Filosofía y literatura, las ciencias y las artes no rezumaron una gota al cerebro del pueblo. El don de pensar era un privilegio de casta. De hecho la cultura del siglo pasado era una cultura de invernadero.
Desde 1900 hasta la Guerra del Chaco, la rosca a la par que del estaño se adueña del espíritu boliviano; ha hecho maestros, catedráticos, parlamentarios, jueces, ministros de Estado, Presidentes de la República, etc., a su gusto, a su imagen y semejanza. Del brazo de la rosca económica camina la rosca intelectual en Bolivia. La rosca ha implantado una dictadura totalitaria en el reino del espíritu; sometiendo al tenor de sus intereses lo más
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Revolución,Cultura y Crítica preciados dones de la personalidad humana: la idea, el pensamiento. En Bolivia no se pensaba, sino aquello que la rosca quería que se pensase. Aunque parezca una paradoja, hoy por hoy subsiste aún este estado de cosas. La Revolución Nacional no ha tocado un pelo a la rosca intelectual. En estos predios, la rosca cuando así le convenía, a los mejores cerebros de la clase obrera, o de la clase media los tomaba para sí. Sus procedimientos eran conocidos; el dinero, el halago. Si había resistencia, hablaban sus otras armas, el terror del hambre, la conspiración del silencio, la persecución y… la muerte. Con el absoluto control de las ideas, le fue pues, fácil someter y dirigir las voluntades: fácil sojuzgar el cuerpo y el alma de la nación. De la guerra del Chaco (1932-1935) insurge la rebelión nacionalista, que como toda rebelión lleva consigo altibajos inherentes al proceso del despertar de un pueblo; en este lapso tuvimos que vivir el socialismo de Toro, el nacionalismo de corazón de Busch; la bota militar oligárquica del Mariscal Quintanilla y el General Peñaranda; y tras esta yunta, viene el nacionalismo cerebral de Villarroel, al que se pretendió apagar con el colgamiento. Pero quedó la chispa bajo la ceniza. Después del sacrificio de Villarroel se inaugura la noche sexenia de los Rasputines: Monje Gutiérrez, Hertzog, Urriolagitia, Ballivián; noche sexenia que ha sido desvanecida por la alborada roja del 9 de abril de 1952. Alborada en que se inaugura la profunda Revolución Nacional que hoy vive con gloria y sacrificio el pueblo de Bolivia. Hay que hacer el frente cultural revolucionario, para llevar a las masas el pan del saber. Para arrancar toda la energía de nuestro grandioso pasado tihuanacota-incaico, de nuestros cien años de turbulencia y heroica vida de cholos. Para entender y llevar por el mundo los maravillosos colores de nuestra tierra, el tono y la gama infinita de nuestra música. El portentoso paisaje vital que resulta de la unión de la tierra con el hombre; paisaje de tan fuerte originalidad que par no tiene. En suma, la revolución cultural, arrancará pensamientos de oro del cerebro virgen de la raza de hijos del sol y estrofas de nieve y sol del corazón de la Bolivia explotada y adormecida, que ahora gracias a la revolución ha despertado y da el primer paso hacia la conquista de su destino: una patria sin amos ni esclavos: una patria como dice nuestro himno sacrosanto -“donde el hombre goce el bien de la dicha y la paz”.
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Belzu, precursor de la Revolución Nacional, y el señor Juan Quirós Los libros que he escrito, constituyen, son un granito de arena que he puesto en el grandioso y excelso trabajo de una nueva Patria, “donde el hombre goce el bien de la dicha y la paz”. Con fervor, con pasión he arremetido la pluma contra todas las personas o grupos sociales que se han empeñado y se empeñan en defender la explotación y el esclavizamiento del pueblo, concretamente de la clase obrera y la clase campesina. Mi nuevo libro Belzu no tiene otra finalidad que asumir la defensa de un caudillo de las masas. Caudillo enterrado por la conspiración del silencio. Cuando su grandeza pungía se le engrilló, se le esposó, se le hundió bajo una espesa calumnia. Cien años de calumnia no se desvanecen fácilmente. La calumnia repetida igual que el prejuicio o el dogma, echa raíces profundas en todas las células humanas. Erradicar, desarraigar una calumnia de esa naturaleza supone mucho esfuerzo, mucho sudor. La calumnia penetró en los mismos cultos sacerdotes como el presbítero Juan Quirós; quien anduvo por la Italia fascista, sorbiendo por todos los poros las altas enseñanzas de Benito Mussolini; de ahí que Quirós no acepta al Belzu histórico, sino al Belzu visto y vestido por la intelligentsia gamonal. Esto es, denigrado, encanallecido, falsificado. El señor Quirós, el comentarista dominical de los libros y autores en la hoja literaria de La Nación, gusta hacerse llamar crítico (Sea dicho de paso que en Bolivia no existe ni la prehistoria de la crítica. Los escritores en este orden no han llegado ni al preámbulo de una obra crítica y ni han soñado en la crítica de la crítica). Hay la evidencia de que Quirós, como otros que se mueven dentro del pantano idealista (fideismo, deísmo) se halla orgánicamente incapacitado para entender una Revolución como la que hizo Belzu y como la que ahora se hace. Porque los comerciantes en religión tienen demasiados intereses enclavados en el antiguo orden de cosas. Los sacer-
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Fausto Reinaga dotes en Bolivia han sido en un 99% gente de finca y pongo, gente gamonal. Quirós aunque no fuera ni ex-terrateniente ni ex-ponguero, por razón de su oficio se halla gamonalizado. Pues la clerecía boliviana jamás ha aceptado la vida social sin el minero de alma estañada y el pongo cretino. La Revolución Nacional para Quirós, en el mejor de los casos, es la Revolución Nacional“ de la gente de extrema derecha; gente de profundos sentimientos e intereses rosco-gamonales, la misma que hoy se halla, vive mimetizada en la marejada revolucionaria. Vale decir, los girondinos de la Revolución bolivariana. Al señor Quirós como a sus congéneres, no le agrada ni obreros armados, ni indios armados; tampoco le agrada la Reforma Agraria que ha traspasado la tierra de pocas a muchas manos; en consecuencia ha elevado clases sociales inferiores a alturas insospechadas. Las personas que lucharon y luchan en el llano, confundidas con las masas obreras y campesinas, jamás debían haber osado meterse a cosas de escritor. Porque según los Quirós ese campo estaba reservado para una casta privilegiada de prosapia ilustre; aunque no abundasen ni ilustres ni privilegiados cerebros. Yo por no haber respetado el sacro campo, soy un hereje y Belzu, una herejía. Producto indigno de la bendición de la intelligentsia rosco-gamonal. Según Quirós el inquisidor Fausto Reinaga y su Belzu deben ser echados al fuego de la santa Inquisición. Las llamas del auto de fe deben devorar las páginas de Belzu y la sesera maleva de su marrano autor. * * * ¿Pero qué es, qué contiene este Belzu, para que haya provocado tanta indignación en el corazón santo del santo padre Quirós? Veamos: -¿Belzu hace un siglo levantó, o no, las clases oprimidas de cholos e indios? -No cabe duda. - Las levantó contra quién o quienes? -¿No las levantó a favor de una “Santa Alianza”; los indios se levantaron en el campo contra los señores terratenientes; y en las ciudades los cholos contra la casta oligárquica, que turnaba a sus elementos en la posesión y tenencia del Palacio quemado. -¿El ballivianismo, antes que partido político, era una clase social de finca y pongo? -Evidente. -¿Entonces los cholos y los indios luchando contra el ballivianismo, lucharon en el fondo contra la casta feudal?
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Revolución,Cultura y Crítica -Así es. -¿Era una lucha de clases? -Innegable. -¿El contenido del poder de Belzu lo constituían intelectuales, artesanos e indios? -Sin duda. -¿Belzu con aquella insurgencia multitudinaria se empeñaba en instaurar un gobierno de las mayorías populares, en lugar de otro compuesto de minorías privilegiadas? -Correcto. -¿El tata Belzu, luchaba por una democracia social, mejor, por una justicia social? -Exacto. -Y, por eso, fue o no acusado por el ballivianismo de “comunista“? -¿Hay algún otro presidente de la historia de Bolivia que haya tenido aquella ideología y política, en el tiempo que separa a Belzu de Busch, Villarroel, Paz Estenssoro? -No hay. -¿Entonces es o no el precursor de la Revolución Nacional en marcha? -Es imposible negar. He ahí el contenido de Belzu; Belzu abierto en su esencia vertical. * * * Adelante. Con el fin de satisfacer la curiosidad de la gente que lee, dialogo con el comentarista Quirós: y él es quien rompe el baile de esta manera: “Fausto Reinaga, se coloca sobre su pedestal para decirnos lo que según él, es Belzu”.
Escribir libros en Bolivia es tarea de inenarrables, casi de insuperables sacrificios. Los que son ricos como el padre Quirós, ignoran el mar de amarguras que tiene que afrontar el escritor revolucionario… Cuando escalé y vencí la montaña de una y mil vicisitudes, es posible haya optado un gesto de vencedor… Esto le ha parecido a Quirós mi marmóreo pedestal. Soy un pecador. Perdón señor; ya que en lugar de Dios, en la Tierra está Quirós (¡).
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Fausto Reinaga “Para decirnos lo que según él, es Belzu…” ¿Quería que dijese lo que según usted es Belzu? La elaboración de los pensamientos que contiene un libro es un trabajo individual subjetivo. El escribir toma las ideas con su cerebro; elabora pensamientos en su cerebro; de su cerebro descienden los pensamientos a la punta de la pluma. Todo escritor auténtico siempre es original, vale decir, personal. Un miembro de la clase explotada, como yo, tenía que esculpir al Belzu histórico, a su Belzu por encima de la limitación del tiempo, por encima de la cuna y el sepulcro; al Belzu precursor de la Revolución que vivo con el alma y corazón, igual que mi clase. Y, ya vaya una cita de Unamuno; el cual al hablar de Pascal anota: “…Hay tantos Pascales como hombres que al leerle le sienten… Voy, pues, a presentar a mi Pascal… Como soy español, mi Pascal lo es también sin duda…”. “Pero ¿a qué viene eso de agonía unamunesca?”
Para todo revolucionario de verdad la política es filosofía y religión; angustia de verdad; fe y esperanza; convicción o ideal. En suma, la vida en sí. La vida para el revolucionario es formal y esencialmente lucha total; en el plano económico y en el plano ideológico. La vida revolucionaria no es la resignación aborregada o pétrea del catolicismo; es una vida que sufre; una vida en permanente inquietud por la verdad: por la conquista del bien y la justicia. Como dice el gran amigo y vulgarizador Unamuno2: “Una actitud emocional y espiritual en sí mismo y ante los demás. O sea, la agonía”. Es decir, una agonía unamunesca. El mismo don Miguel de Unamuno en su maravilloso libro La agonía del cristianismo, publicado en Francia; porque los falangistas con tonsura y sin ella, lo expulsaron del Rectorado de la Universidad de Salamanca y de España al grito de: “Abajo la cultura”… Pero el valiente agonista, al trasponer los umbrales de la vieja casa, en pleno rostro de la dictadura pretoriana escupió esta sentencia: “Vencerán, pero no convencerán”. Aquel que por orientación filosófica, por oficio y por uniforme pertenece a la industria de la fe católica, no puede entender ni sentirle a Unamuno y menos hablar de su agonía. “… Sé todo lo que la religión y la política deben a los que han buscado consuelo a la lucha en la lucha misma… he restablecido el verdadero sentido, el originario o etimológico de la voz agonía, el de la lucha. Gracias a ello no se confundirá a un agonizante con un mugiente o moribundo. Se puede morir sin agonía y se puede vivir, y muchos años, en ella de ella. Un verdadero agonizante es un agonista, protagonista unas veces, antagonista otras”3.. Así que, señor Quirós, el revolucionario que cree en su causa, y sufre y trabaja por el triunfo de ella, es un protagonista de la nueva sociedad y antagonista de la vieja.
2 Grau, Jacinto. Unamuno, su tiempo y su España. p. 71. 3 Unamuno. Agonía del cristianismo. p. 11-12.
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Revolución,Cultura y Crítica Como usted nada siente ni sabe de la agonía de la lucha revolucionaria, su pregunta: “Pero, ¿a qué viene eso de agonía unamunesca?”, a esta altura ha quedado reducida a una mueca desdentada de histrión. El escándalo que hace Quirós, por habérseles nombrado a algunos grandes hombres de la historia del pensamiento y las luchas sociales, cuando se escribía Belzu, es injustificado e injustificable. ¿Acaso, cualquier cura de aldea, el más sucio, ignorante y caco, no dice a cada paso, seguir las huellas de Jesús? Los sofistas y los cínicos de Grecia, que fueron legión, hablaron y vivieron levantando para todos los menesteres a los grandes filósofos helenos. Es más, Diógenes insultó a Platón (que había definido al hombre: “un bípedo implume”) arrojando un gallo totalmente desplumado a la Academia, con este sarcasmo: “He ahí el hombre de Platón”. Aun más, Crates de Tebas y su amiga Hiparquia, anduvieron desnudos y ejercitaron públicamente todas las funciones naturales, hasta las genésicas, enarbolando el nombre de los grandes maestros…
El pensamiento humano es patrimonio de todos los seres que llevan encima un cerebro cultivado… Yo no he ofendido a nadie, cuando a sabiendas he citado ideas o nombrado autores. Algo más. He traído grandes pensadores para poner al lado deb Belzu, que fue, para su tiempo, un pensador de talla mayúscula. Al decir, que estamos prosiguiendo la tarea de Sócrates, Jesús,4 Gandhi, Ponce… de los Katari, Murillo, Villarroel, etc., ¿hemos sido mendaces y secretores de hipocresía, como Quirós? No. Nos hallamos en nuestro derecho, para citar a cualesquier grande hombre del mundo, porque luchamos, igual que ellos, por la causa de la verdad y la justicia del pueblo oprimido, hambreado y embrutecido; y con el beneplácito y la bendición de todos los Quirós de Bolivia. “Cuanto de Belzu dice Reinaga, puédese aseverar que se reduce sólo a sueños del mismo Reinaga”.
“Ningún marxista (revolucionario) es completo si no sabe soñar”… “La persona que sueña crea seriamente en su sueño, considere atentamente la vida, compare sus observaciones y su castillo en el aire, y trabaje conscientemente en la realización de su fantasía” (Lenin). “Formar soñadores de ese tipo era una exigencia de la Revolución” (Ponce, A.). Las aves negras de la intelligentsia rosco-gamonal, no saben ni entienden esta clase de sueños. Los revolucionarios en cambio tienen que soñar inten
4 Sócrates y Cristo fueron grandes revolucionarios. Bebió el uno la cicuta y el otro murió en la cruz, precisamente por eso si Quirós hubiera vivido en aquellos tiempos, de hecho habría estado al lado del Aninto y Melito, de Pilatos y Judas. Ya que fueron acusados y condenados por no dar fe, no creer en la religión oficial; y por corromper a la juventud y al pueblo… La protesta de Quirós, en este caso, es una gazmoña hipocresía.
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Fausto Reinaga samente en todos y cada uno de los agentes y elementos que se requieren, que son necesarios para la transformación de una sociedad de rapiña y de prostitución, en otra digna, justa y acaso feliz. Belzu, o más real o más soñado, es un alegato histórico a favor de una nueva Bolivia; alegato que arranca su raíz de cien años atrás.
Frente a la opinión que destila odio de Quirós (Belzu no tiene otro contenido que mis sueños) tenemos otra, la del director de la Editorial Problemas, de Buenos Aires (Argentina) “…el alto valor científico del libro (Belzu); su correcta apreciación y valoración de este primer grande caudillo de las masas populares e indias de Bolivia, cuyo pensamiento político, sociológico y filosófico fue mucho más lejos que todo lo que conozco en los pro-hombres de América Latina de aquella época. Ninguna de nuestras grandes figuras que compartieron en mayor o menor medida en Argentina el socialismo utópico llegaron a formular la idea de que la propiedad era un robo; hay algo de esto, sí, en Echeverría, pero Echeverría era un publicista suelto y aislado, en tanto que Belzu Jefe de una Nación”5. Posteriormente dos intelectuales dijeron:
Juzgada, en conjunto, la obra escrita de Fausto Reinaga, se puede apreciar una virtualidad que no es común en otros autores bolivianos; su preocupación por discriminar los hechos sociales que estuvieron ajenos a una cabal y mejor comprensión histórica. Su último libro Belzu, Precursor de la Revolución Nacional… es de fuerte contenido polémico más que una biografía del gran caudillo de las multitudes… Sus páginas tienen un aliento vibrante y admonitorio y dejan abierta la perspectiva de enfocar el acontecer histórico nacional para analizarlo exhaustivamente con una nueva visión, más acorde a la verdad y la realidad circundante. Fausto Reinaga ha roto los moldes estratificados en los que la mayoría de los historiógrafos bolivianos forjaron vidas ejemplarizantes de personajes que más se distinguieron como instrumentos de la opresión y se colocaron al servicio de intereses clasistas, frente a las aspiraciones mayoritarias que resultaron desplazadas y subestimadas.
Belzu, de Fausto Reinaga es un libro que tiene, pues, el mérito de incitar a la tarea –por demás relevante– de conferir un nuevo sentido a nuestra historia sobre la base de una ardua labor de investigación rectificatoria del pasado para poder proceder recién a su justa e intergiversable valoración6. 5 El Diario. 29 Dic 1953; y, Rumbo Sindical. (7). Ene-Feb. 1954. 6 Ocampo Moscoso, Eduardo. Cochabamba. Jul. 1954.
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Revolución,Cultura y Crítica La aparición de este libro causó revuelo y originó las más airadas protestas de aquellos que no quieren convencerse de la radical trasformación que se está operando… apasionado, porque defiende un ideal, Reinaga ha roto con los prejuicios de una historia falsificada durante más de cien años y ha destruido una montaña de errores y prejuicios de clase y de sistemas. Belzu de Reinaga, con todos sus aciertos y sus pequeñas fallas, estas últimas originadas por su ímpetu de sincero revolucionario y jamás por su deseo de tergiversar los hechos de la historia, debe considerarse como la Piedra fundamental de la interpretacion dialectica de la historia bolivianañ7.
“Ha usado un estilo de ardor y brío”.
Una causa revolucionaria, no puede usar un estilo dulce, célico. Tiene que ser nerviosamente fuerte, agresivo, puesto que debe derrumbar una montaña de prejuicios, errores, dogmas, injusticias de la ideología adversa. Un libro revolucionario antes que “captar simpatía y afecto del lector”,8, debe convencer. Debe provocar amor u odio; adhesión o repulsión; nada de medias tintas. Aquí anoto dos opiniones sobre el estilo de Marx. El señor Wilhelm Roscher, decía; “Marx no ha sido un pensador perspicaz, sino únicamente un hombre de ingenio. Su debilidad por la alegoría, su “misticismo confuso —al final— no ha podido explicar el materialismo histórico sino una manera imprecisa y por medio de imágenes groseramente ajustadas”… Ante esto Marx defendiendo su estilo escribió: “Los charlatanes pedantes de la economía vulgar alemana censuran el estilo y la exposición de mi obra. Nadie puede juzgar más severamente que yo mismo las imperfecciones literarias de El Capital”. La otra opinión se refiere a la de Rodrigo García Triveño, “Marx se expresa con una claridad y fluidez inigualables; la exposición sin perder un ápice en profundidad alcanza las más altas cimas de la belleza en la expresión literarias…”9.
Juan Quirós, se persigna frente a “los muchos pecados que tiene el libro”. Entre éstos están mi estilote ardor y brío y mi castellano horrendo. El esteta, este estilista Quirós ve la paja en ojo ajeno y no la viga en el suyo. Tomemos un acápite de su estilo:
7 Barrios, E. Revista Abr. (2). p. 7-9. 8 Quirós. La Nación. 14 Mar 1954. 9 “Quedarán, de seguro, muchos verdaderos desaliños, que no es la corrección gramatical externa, particularidad de que me cuide lo bastante, ni aun acaso lo debido, distraído siempre de ella por la obsesión que me impide ver claro, en cada repaso. No creo además, que debe ser limitado el respeto a la lengua literaria constituida y, por decirlo así, oficial”. Miguel de Unamuno. “Paz en la Guerra”.
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Fausto Reinaga “No sucede con Gesta Valluna lo que con algunos libros sucede, que machacan tanto y tanto enaltecen lo que pretenden exaltar hombres o cosas, cosas y hombres. Que el efecto que en el ánimo del lector produce es exactamente todo lo contrario del que al escribirlos, se propusieron los autores”. He ahí el estilo nada ripioso, vulgar ni chocarrero de Quirós. Si yo en un libro de ciento treintiseis páginas he repetido los términos gamonal y gamonalismo “200 veces y más”; es porque el libro ha sido hecho contra el gamonal y el gamonalismo. En cambio Ud, en diez líneas de 11 puntos repite no diré los vocablos “sucede”, “tanto”, “hombre”, “cosas”, sino esa procesión de que, que, que, que, que, “queees”; y eso no escribe ni contra el pronombre relativo, ni contra la conjunción copulativa o casual. Si Quirós llegara a escribir alguna vez un libro del volumen y tamaño del mío, preciso es, a este paso, convenir no llegaría a repetir -lo que repetiría- “200 veces y más”, no más (¡) sino… ¡Dios lo sabe! “San Francisco de Asís, cuya vida la sabía de memoria” “¿Cómo lo sabe Ud.?”
En la enseñanza confesional, en las escuelas, colegios o facultades religiosos, el patrono, el santo que preside la institución, bajo la presión de la prédica constante, penetra hasta la sangre del estudiante. Por ejemplo, Iñigo de Loyola entre los jesuitas es el mito perfecto, el paradigma cabal que los padres-profesores presentan y ofrecen a los espíritus sedientos del saber. Tal que la vida, hechos, ideas y milagros del santo, llegan a formar parte del cerebro y corazón de todos los estudiantes. Los cuales no sólo que alcanzan a saber de memoria (la vida del santo), sino que la sienten como parte integrante de sí mismos; vale decir, que la viven. Yo anoto en mi obra; Belzu –alumno de las escuelas franciscanas de La Paz– sabía de memoria la vida de San Francisco de Asís; y Quirós con una torpeza plebeya me interroga: “¿Cómo lo sabe Ud.?” Digo, “Belzu es uno de los más grandes genios de Bolivia”, Quirós inquiere “¿cuáles serán nuestros otros genios?” Los pueblos como el nuestro tienen pues genios a su medida. Como otros tienen a la suya. Nuestros genios no serán ni Kant, Descartes, Napoleón o Marx. Los genios, para nuestras nacionalidades indias, por ejemplo son Tupaj Amaru, Tomás Katari, Julián Apaza. Y para nosotros revolucionarios y nacionalistas son Murillo, Belzu, Villarroel. La genialidad no es un concepto-patrón, un tipo medio y pasado por un rasero universal, un concepto dogmático, cristalizado. Los que en un lugar pasan de humildes talentos pueden ser en otro, uno de los más grandes genios. El concepto de genio es lo más relativo que hay en la vida.
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Revolución,Cultura y Crítica “En Bolivia no sólo que se siente en aymara o quechua, sino que se piensa en quechua y aymara. Reinaga debiera también escribir en quechua y aymara”.
Con tanta mala fe Quirós pisa un hecho psicológico incuestionable. No es cosa del otro mundo sentir y pensar en un idioma y escribir en otro. Una probanza mía, se halla inserta al pie de la misma página, en que está escrito el anterior pensamiento. Kipling, confiesa: que sentía y soñaba en indú; y expresaba sus sentimientos y sus sueños en inglés. Quirós incurre, si no en una concentrada maldad contra mi persona, en una grosera irreverencia psicológica. Para acabar esta parte, sepa Ud. Señor Quirós no sólo yo, sino miles de escritores quechuas y aymaras indios escribirán en sus idiomas propios, en el instante en que se invente la graficidad de estas lenguas, Ud. no entiende la insondable y maravillosa riqueza expresiva que contienen estas lenguas; sólo así se justifica ese gesto condottiero o gruñido que no alcanza ser ironía. “En cuanto Franz Tamayo, qué pronto se olvida Reinaga de estas palabras de don Franz: ‘En los tiempos de Belzu y Corrales es la fuerza desenfrenada de todos los apetitos?, palabras citadas por el propio Reinaga en el prólogo de su libro”. Habla Ud., de Franz Tamayo, endilgándome qué “pronto me olvido” de la excepción en que incluí. Tamayo como Aristóteles tiene muchas facetas y geniales aciertos. Pero no por ellas deja de ser gamonal, como el estagirita esclavista. Este es el aspecto que le combato (Véase: “Franz Tamayo y la Revolución Nacional”, en el número 6 de Rumbo sindical). A los grandes hombres se puede admirar y censurar al mismo tiempo; porque a través de su producción intelectual, dicen y hacen cosas, muchas veces totalmente contradictorias. Un ejemplo, Tolstoi y su herencia cultural, vista por Lenin. El cual, descubre y prueba en la vigorosa y genial personalidad de Tolstoi, tres facetas típicas: “Tolstoi es ridículo. Tolstoi es original. Tolstoi es grande”10. “¿Por qué en la lista vitanda no está incluido el nombre de Fernando Diez de Medina, quien según se lee en dicho prólogo, llama iletrado a Belzu? Aunque sí, debe de estar entre los etc., etc.”.
Quirós empeñado en provocar un clima de excomunión intelectual contra Belzu y su autor, con un ardid digno de Teodota hace una intriquilla acerca de Fernando Diez de Medina. Quiere saber por qué literalmente omití a Diez de Medina de “la lista vitanda” aunque le hice “estar entre 10 Lenin. Sobre la literatura y el arte. p. 55 y siguientes.
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Fausto Reinaga los etc., etc.”. Le complazco: el señor Diez de Medina sin negar sus batallas románticas contra Patiño y Aramayo, para mí –puede parecer o ser una versión moderna de Platón para otros– no es un escritor revolucionario. Es un hermoso florero en que algunas veces, algunas rosas conservan sus espinas en actitud de inminente agresión: el escritor Diez de Medina es un florilegio de palabras, de imágenes y poses de ensoberbecido cacique: “Yo pertenezco a la muchedumbre indómita y bravía de los cholos del Choqueyapu”11. Luis Alberto Sánchez, dedica un comentario a su libro Literatura boliviana, Diez de Medina se acalora, lo mismo que Franz Tamayo cuando la publicación de Franz Tamayo, el hechicero del Ande, Sánchez le explica los alcances y la intención del artículo; y Diez de Medina le responde con una actitud tan prepotente, se enrojece la cresta de su orgullo tanto, que uno no puede menos que decir: “éste sí que es un zarbeco”… al ilustre ex-Rector de San Marcos de Lima, le deja según él, desvanecido de un puntapié: “este Sánchez es una idiota que no me entiende y a mí se me da un ardite su majadería”. “Prefiero una actitud más elegante: el lacónico desprecio del punto final”12.
En todos sus libros, que son muchos para nuestro escuálido ambiente intelectual, el señor Diez de Medina con su gran estilo coruscante no dice nada, desgraciadamente; no dice una palabra sobre la esencia ni la meta, sobre lo que es y hacia dónde va la revolución boliviana. Mientras no se fije concretamente el contenido social de la propiedad, mientras no se determine categóricamente la función específica (privada o social) de la riqueza, se dice huecas palabras, se hace demagogia en torno de la revolución. Y la responsabilidad de la inteligencia manda determinar el carácter de la propiedad en la nueva Bolivia, que mediante la revolución el pueblo la está edificando. En consecuencia, el señor Diez de Medina, hasta ahora, ha sido un escritor típico de la típica burguesía boliviana. Frases bonitas ayer para una clase social; frases para las clases antagónicas y en lucha total, no es un revolucionario. Deseamos de todo corazón que el escritor Fernando Diez de Medina del devenir sea un escritor revolucionario. No aparece aún el poeta nervudo que recoja y le entregue al mundo, el mensaje de la Revolución Boliviana (La Nación. 17 Ene 1954). Hasta ahora no aparece el poeta de la revolución. Es una verdadera lástima (La Nación. 28 Mar 1954).
Juan Quirós con una inocencia rústica exige de la revolución boliviana: artistas, escritores, científicos, filósofos. Cándidamente, dice, “no aparece 11 El Diario, 21 Nov 1953. 12 El Diario. 20 Sep y 11 Oct 1953.
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Revolución,Cultura y Crítica el poeta” (término éste que encierra todas las categorías de la disciplina mental, porque la poesía es la más alta expresión de la producción intelectual de un país o de una época)… La revolución cultural es mucho más difícil que la revolución política y la revolución económica. Requiere más tiempo porque es un hecho más complejo; porque tiene la misión de cambiar unas ideas por otras, un sentimiento por otro en el alma humana. En el caso nuestro este trabajo se entorpece terriblemente. Percance que no confrontaron ni Rusia, ni China, ni Argentina, ni Guatemala. El Estado ni los escritores revolucionarios disponen de una editorial; no hay caso de producir literatura revolucionaria de otros países que han enfrentado vicisitudes análogas a las nuestras. Entonces la subsistencia, los libros que tienen en venta las librerías, es de antes, vale decir, del gusto y sabor de la rosca y el gamonalismo terrateniente. El pueblo en estas condiciones sigue consumiendo una literatura adversa a sus intereses y a los intereses de la revolución. Este factor, tan eficiente para la oligarquía, como pernicioso para la revolución, facilita a que todos los Quirós continúen todavía cantando aleluyas en su literatura y batiendo el incensario en pro de su clase. Pero quiero advertirle a Juan Quirós que ni la revolucionaria Rusia de octubre ni sus geniales conductores eran idiotas para exigir en el lapso de un año y meses la aparición de grandes poetas, novelistas, pintores, etc., que recogiendo el alma y hechos de una revolución social “entreguen al mundo, el mensaje...” en apoyo de lo dicho me es forzoso transcribir tres citas: “No tenemos profesores nuestros en este terreno (literatura, arte, etc.). Los profesores burgueses nos harán ver bellas cosas… No, por el momento esta tarea es demasiado pesada para nosotros. Es necesario esperar años, muchos años todavía” (Lenin). “En el campo de la pintura, la revolución de octubre ha encontrado su más grande intérprete, no en la URSS, sino en el lejano México… en Diego Rivera” (Trotski, Feb 1947). Stalin poco antes de su muerte, dijo: “Existen graves defectos en el campo de las artes. No hay suficiente película de buena calidad. No se ha anunciado la publicación de ninguna obra teatral con buen argumento… no existe suficiente sátira…”. “Si para conocer a Belzu un lector -que nada sabe de Belzu- se atuviera sólo a este libro (Belzu) de fijo que se quedaría completamente a obscuras”.
¡No señor! Aquí acudo a un lector, ni siquiera nacional, argentino, el Director de Problemas a quien líneas arriba ya he citado! “…el libro (Belzu) es un alegato apasionado, justo y valioso en pro del indio de ayer y de hoy y este género de libros son un gran aporte, en modo especial para la Revolución boliviana, pues, Reinaga señala al indio y al proletariado al gran
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Fausto Reinaga precursor de sus luchas de hace cien años… le invito al autor escribir una segunda edición de Belzu destinada a todos los lectores de América Latina. Porque se logre esto, desde ya me comprometo a editar en Buenos Aires, reconociendo el costo, encima derechos de autor… el libro es un gran aporte para el esclarecimiento de las luchas político-sociales de Latinoamérica y porque ha establecido el gran antecedente y precursor histórico de la actual Revolución boliviana” (El Diario. Ob. cit.). * * *
Admito que Belzu, puesto en la balanza de las leyes del ensayo arroje muchos pecados, faltas, errores, defectos de forma y de fondo. No puede haber libro perfecto y en ningún género literario, dentro de un intenso movimiento revolucionario. La producción clásica, el clasicismo, en todo tiempo, ha sido la culminación de un largo proceso. Me remito a la experiencia. En cierta ocasión, Lenin, después de enumerar los defectos de La madre de Gorki, oyóle la excusa de su autor, “he escrito con mucha precipitación…” A lo que repuso Lenin, “Hizo bien en apresurarse, que este libro es oportuno y útil…”. “Es un libro muy actual”. Traigo, quizá de los cabellos el anterior pasaje, para decirle a Quirós que a pesar de sus “infinitos pecados mortales”, la causa, el móvil de la aparición de Belzu es la oportunidad. Era el momento en que debía salir a luz. Porque es un libro de la política militante. No mero ensayo que esculpe un ídolo para la contemplación pasiva, todo lo contrario, es carcaj que contiene un apretado y nervioso haz de dardos que se van clavando en la pantanosa ideología de la clase dominante. Cuando alguien, naturalmente un elemento de la intelligentsia rosco-gamonal, sobre Belzu escriba al gusto y palabra del señor Juan Quirós, entonces éste como de costumbre lanzará las exclamaciones: “Bien dicho”. “Bien hecho”. “Es una armoniosa gesta”. “Esta obra, pone en ridículo a Belzu y sirve de desprestigio a la causa del nacionalismo que dice defender”.
Usted que se yergue como el más severo defensor del “gran caudillo popular”, ¿por qué no escribe un libro sobre Belzu? ¿Otro sobre el nacionalismo? Lo censurable, lo ridículo es no hacer nada y murmurar instilando ponzoña envidiosa contra los que hacen algo. (Hay que hacer las cosas; ¿mal hechas? Pero hay que hacerlas. F. Sarmiento). Debe Ud. escribir un libro, y un libro con pies y cabeza para limpiar del ridículo con que he embadurnado a su gran caudillo popular (sic); otro libro para enderezar la causa del nacionalismo boliviano hacia el nazionalismo estilo gobierno Benito Mussolini, que es la única clase de nacionalismo que conciben y aceptan las gentes de tonsura y cogulla, máxime si se codearon con los heroicos
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Revolución,Cultura y Crítica fascistas expulsadores de todo vestigio de libertad de la tierra italiana. O si no, demuestre Ud. su doctrina y su programa sobre el nacionalismo de esta tierra boliviana en Revolución. Con chirles humorismos literarios no es posible empañar en lo mínimo la dimensión ni la magnitud histórica de Belzu. Que es primer libro en su género: el primero sobre Belzu. Menos endilgar a su autor el desprestigio del nacionalismo boliviano. ¿Desprestigiar? Yo que alcancé a dar en su tiempo ideología, doctrina y programa al nacionalismo boliviano. Cuando mañana, un mañana lejano tal vez, los intelectuales obreros e indios, los intelectuales de la clase media identificados en el proletariado, escriban sobre Belzu no la harán -desengáñese- señor Quirós al gusto reaccionario y gamonal, al gusto suyo. Los intelectuales revolucionarios del mañana escribirán óptimamente, con una más amplia y fehaciente documentación histórica, pero eso sí, exaltando a Belzu, más, mucho más que yo, exaltando como al auténtico precursor de la Revolución Nacional. ……………………… Isidoro Belzu tus cholos, tus indios después de cien años, reanudan tu marcha! El grito de gloria, a Busch, el gran camba, y el crucificado Coronel Gualberto; son gritos que llevan, tu misma raíz, son el: ¡“Viva Belzu”! que el siglo pasado, cantara el país. Si los gamonales, cubrieron tu historia, con la levadura de todo los males; si hoy los Juan Quirós, (gente de monedas y olor a sotana), clan de mercaderes de cosas de Dios, te quieren negar
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Fausto Reinaga el precursurazgo de la ¡libertad! No importa “tata”, -mi tata Belzu-, porque por encima de los fariseos hay hechos macizos; pues ahora ya tienen tus cholos, tus indios, no sólo metrallas, conquistas sociales, minas nacionales, tierra y libertad Sino algo mejor, en sus dedos fuertes, ya ven y ya sienten el “Poder” ¡Señor! Isidoro Belzu, seas en tu gloria, ¡mil veces bendito! * * * El antagonismo que existe entre el espíritu de Quirós y el mío es total. Él ve el mundo y sus cosas teleológicamente, yo dialécticamente. Para él existe un origen y una preconcebida finalidad: destino o dios; en tanto que para mí, existen sólo la causalidad; sucesión de causas y efectos. Quirós, como teólogo, tiene convicción que de la nada ha salido todo; y yo en lugar de su nada, pongo materia. Para él, el hombre es socialmente espíritu, hijo de Dios. Para mí, hasta el mismo pensamiento es sólo materia organizada en grado superlativo. Esta diferencia ideológica es inmanente en las clases sociales y congénita en sus pensadores. La filosofía de Quirós, por anga o manga, cae en los ámbitos de las necesidades e ideales de la clase explotada y revolucionaria. Ved, pues, no hay ni puede haber entendimiento posible y en ninguna disciplina intelectual. El divorcio es absoluto. Y su palabra, en suma, sobre Belzu tiene el valor de una opinión farisea o neófita. * * * Para la rosca y la casta gamonal, la Revolución Nacional no tiene nada bueno, nada que valga la pena; según ellas, en el Gobierno se han instala-
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Revolución,Cultura y Crítica do los caníbales obreros y los indios bestias. Es un régimen de maleantes materiales, intelectuales y morales. Para la rosca y los terratenientes destronados, en la Revolución Nacional, todo es malo, todo es crimen. Esta es la substancia de la propaganda que desde Estados Unidos de Norte América, Perú, Brasil, Uruguay, Chile, etc., hacen los enemigos de la Revolución. (Léase Terror y angustia en el corazón de América por Julián V. Montellano, Bolivia después de tres años de dictadura revolucionaria por Demetrio Canelas, La Gran Mentira Nacionalista por Antonio Ondarza. Un pueblo en la cruz por Alberto Ostria Gutiérrez). Pero fijaos, también para Quirós, todo es desdicha en el campo intelectual (revolucionario o no). “Arte contemporáneo” de Rigoberto Villarroel Claure ”es deficiente en el análisis de las manifestaciones de la pintura nacional”. “Mina” de Alfredo Guillén Pinto, –tiene– “relato fatigado, argumento demasiado distendido y brumoso”. “Luces y Sombras” de Federico Avila –tiene– “más sombras que luces” y con su “Montaña Adentro”, “ambas novelas se resienten de plagio. Saúl López Tellería, publica “Viento” al cual el viento ya se llevó”. Walter Fernández Calvimontes, “nos sorprende con un libro de poemas “revolucionarios”… de los cuales se puede afirmar que sobran los dedos de la mano para contar los que realmente son revolucionarios en la forma y el contenido…” “…musiquilla, fuegos fatuos, verborrea…” “…en el ensayo de la mal llamada poesía social (para Quirós solo hay poesía individual, egoísta, burguesa) tampoco hubo –para desdicha nuestra– nada nuevo”. “En el conjunto panorámico de nuestro acontecer literario en 1953 lo primero que se nota es el silencio de nuestros escritores consagrados. En cuanto a nuestro poetas de nombradía hay que decir que se callaron en siete idiomas”.
El silencio de escritores consagrados y poetas de nombradía, es un silencio que no depende de la voluntad personal de los señores escritores y poetas. Desgraciadamente, ni el lamento quirosino, hoy por hoy, es capaz de romper tal silencio… Aquellos escritores y poetas consagrados por la rosca y los terratenientes gamonales, estaban y están atados –consciente o inconscientemente– a los intereses de explotación material y mental de todo un pueblo. El hecho revolucionario, consiste precisamente, en haber cambiado, traspasado el poder y la riqueza de una clase social a otra. Hoy ya no gobiernan personas que solían ser indicadas en las Gerencias de los ex-gamonales estañeros de Nueva York o Londres… sino, ahora gobiernan: intelectuales, obreros e indios que, en una epopeyica batalla de tres días (9,
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Fausto Reinaga 10 y 11 de abril) supieron vencer al Ejército oligarca y conquistar el Poder para liberar de la explotación y la injusticia a Bolivia. Por otra parte, los escritores y poetas consagrados y de nombradía, tienen la costumbre de escribir cosas al sabor y gusto de la clase estañera y los gamonales de finca y pongo; por eso es difícil, aunque no imposible, que puedan asimilar rápidamente el proceso revolucionario; sentir y pensar en revolucionario. Sólo cuando escriban en revolucionario estos escritores consagrados y vates de nombradía romperán el silencio que tanta pena le causa a Quirós. Debo terminar –este índice del movimiento literario de 1953– evocando los nombres de dos poetas nuestros desaparecidos en 1953: Juan Capriles y Nicolás Ortiz Pacheco. Dos poetas de intensa calidad humana y de personalidad inconfundible que tienen derecho a gloria perdurable entre los hombre representativos de las letras nacionales. (La Nación. 17 ene 1954).
Quirós pide “gloria perdurable” para Capriles y Ortiz Pacheco. ¿Por qué no pide también, Quirós, “gloria perdurable” para Patiño, Hochschild, Aramayo y para los 40.000 terratenientes y pongueros? Juan Capriles, fue un poeta bohemio, inspirado sonetista; desde el punto de vista revolucionario intrascendente e innocuo. Nicolás Ortiz Pacheco fue director de La Razón de Aramayo; escribió los más sesudos editoriales contra la Revolución Nacional, concretamente contra el régimen de Villarroel. Fue un activo y valioso combatiente en pro de los intereses de la rosca y el gamonalismo. Y como todos los vencedores de la revolución libertadora del 21 de julio de 1946, después del colgamiento de Villarroel, desempeñó un alto cargo diplomático en Buenos Aires. (Si Gosálvez fue embajador, agregado cultural, era Ortiz Pacheco). Con todo esto quiero demostrar: que la pandilla de Gosálvez, Lazcano Soruco, Gertzog, etc., y Juan Quirós hablan en mismo lenguaje. Quirós juega el papel de quinta-columna en el seno de la Revolución Nacional. Con semejante actitud y acción no sólo que se desprestigia la causa del Nacionalismo sino que se le asesta una puñalada por la espalda. * * * Después de la publicación en la revista Abril Nº 1, mayo, junio, 1954 del trabajo que acabamos de trascribir, Quirós volvió a arremeternos en dos números de la Hoja Literaria de La Nación (30 May-6 Jun 1954). En su ataque a Belzu y su autor, hizo de todo y llegó a todo. Ofició de moralista y gramático; de político y esteta. Sus tufos llegaron a tanto, cuán convencido
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Revolución,Cultura y Crítica estaba de que si los dioses quisieran hablar en lengua humana, esta vez ya no usarían la de Platón, sino la de Quirós… ¡Qué dichoso mortal!... Para este crítico apunado “un acento mal puesto era un acontecimiento más grave que un terremoto”. Rezumando odio y maldad de los ojos y echando espumarajo ponzoñoso de la boca rezonga: ¿Con qué derecho estampa usted, en el preámbulo de su autodefensa: “Después del sacrificio del Villarroel se inaugura la noche sexenia de los Rasputines, Monje Gutiérrez, Hertzog, Urriolagoitia, Ballivián?”. ¿Con qué derecho? ¿Con qué derecho habla usted mal del sexenio, cuando sirvió al sexenio, y recibió estipendios del sexenio?.
Servir es trabajar, con consentimiento, voluntad libre y propia, una y otra cosa para tal o cual patrón. Estipendio es la paga o la remuneración por algún trabajo o servicio. Y aquí va mi caso. A fines del 1950…fui conducido a la Policía, Millán me notificó: …tiene usted tres días para desocupar el país… o vivir dentro de la Policía, como… como asesor jurídico, digamos, Confieso que se estremeció todo mi ser. Si abandonaba el país, dejaba en la calle sin abrigo ni pan a mi hijo; el cual en anteriores ocasiones había sido recogido inclusive por el Patronato Nacional de Menores… Las circunstancias adversas a mi persona eran tales, que no vi otra salida, otro remedio que someterme a esta nueva prisión encubierta con ropaje de asesoría jurídica. (Carta mía de 22 de mayo de 1952 a Paz Estenssoro, Siles Zuazo y Lechín).
La asesoría fue un terrible error político. El tiempo se ha encargado de probarme. Error que aún sigo pagando; ya que imbéciles contumaces de todo jaez bailan sobre mi cabeza. ¿Y era un asesor jurídico de veras? Vamos, yo era un preso y no un asesor. Por razón de fuerza mayor me era imposible renunciar. Entonces viví, si aquello era vivir, con la libertad racionada y debidamente controlada. Se me pagaba del presupuesto nacional, un sueldo equivalente al de un teniente de carabineros. Un haber medido y pesado para no morirme de hambre. La rosca sabe quiénes son sus enemigos. Por ello me colocó para escarnecerme en la policía… Yo no podía oponer resistencia, pues, estuve arma al brazo, en la madrugada del 9 de abril de 1952. Porque hacer una Revolución era, fuera de romper las cadenas de mi ergástula política, lu-
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Fausto Reinaga char por la realización de mi ideal. (Véase Rumbo Sindical Nº 5, pg. 17, 9 de abril, 1953). * * * Fui diputado de la Revolución Nacional desde 1944 a 1946. Caí el 21 de julio de 1946. La policía universitaria de Ormachea Zalles y el PIR, asaltó, robó y arrasó mi biblioteca y mi domicilio. Viví en el asilo desde agosto hasta octubre; y en el exilio y destierro desde octubre -1946- hasta abril de 1948. Desde esta fecha hasta fines de 1950 luché intensamente en las filas de la Revolución Nacional. En ese lapso -arbil 1948 fines 1950- estuve muchas veces perseguido y preso. Fui golpeado y fui herido físicamente; conservo las cicatrices. Trabajé con Siles Zuazo en las elecciones de 1949, en la segunda quincena de aquel mes de mayo caí confinado a Coati. (A todos mis compañeros del confinamiento les consta, que en la isla fui despojado de cuanto llevaba conmigo). Entre Coati, el Hospital de Copacabana, la clínica de Carabineros de La Paz y los antros policiarios, transcurrieron mis días mediante medio año. En la insurrección, mayo 1950, mi casa se convirtió en fábrica y arsenal de bombas (Véase El Diario de La Paz, 6 de mayo, p. 4, 1952; y mi Tierra y libertad, p. 12). * * * Soy luchador y escritor revolucionario. Nunca salió de mi boca ni de mi pluma nada contra la Revolución Nacional, menos contra las clases explotadas del país. Cuando Quirós me inculpa de haber “recibido estipendios del sexenio” me acusa de haber trabajado, servido al sexenio como defensor y propagandista de aquel régimen; y que a cambio de tales “mis servicios”, Hertzog, Urriolagoitia, Ballivián o sus lugartenientes, me pagaban “el estipendio” de su bolsillo. “Llegué a Washington los últimos días de abril de 1946. Me encontré una mañana en la embajada de Bolivia con dos miembros de la Comisión del nuevo contrato de estaño, los señores Quiroga y Sánchez Peña. Escuché de labios de este último una tremenda acusación contra dos militares de la Revolución Nacional, que determinó mi entrevista con Hochschild. El Ingeniero Sánchez Peña, dijo: “… La Revolución está manchada, porque Eguino y Escóbar han cobrado varios millones de bolivianos a don Mauricio Hochschild por su libertad”… A lo que respondí: “Que lo diga Hochschild en mi presencia y plantearé una acusación en el Parlamento”… El Ingeniero tomó el teléfono a New York, habló con Hochschild, me miró y me dijo: “Pues se lo dirá ahora mismo”.
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Revolución,Cultura y Crítica Hochschild, había venido de New York a Washington en avión expreso; y a poco rato de nuestra conversación con Sánchez Peña, ingresó el judío millonario en la Embajada. –Deseo, le dije, que usted me diga de los millones de pesos bolivianos que dio a Escóbar y Eguino, como rescate de su libertad, para acusarlos en el parlamento. –Bien, se lo diré, pero en mi residencia Ritz Carltn de New York, pasado mañana a horas diez a.m. En New York, y en la residencia de Hochschild, a las diez de la mañana del día convenido, estuve con mi acompañante Ovidio Pozo. –Desea un whisky el señor diputado Reinaga, me dijo el magnate judío. -No señor, no sé beber. -(Tomando una caja de habanos). Son legítimos y especialmente hechos para mí; sírvase, cada uno cuesta un dólar. –Gracias señor, no fumo. (Hochschild, toca un timbre y aparece una muchacha por una puerta con pocillos de café, y habla el millonario con humor picante). –Señor diputado, desea Ud. a esta bella rubia o el café que trae, que es del neto del Brasil. –Señor Hochschild ni la rubia ni el café: he venido a escuchar de sus labios los millones que dio a Escóbar y Eguino a cambio de su libertad. –Calma señor diputado. Está bien. Se lo diré cómo me tomaron preso; cómo me secuestraron; todo, todo se lo diré; pero aquello de los millones como rescate de mi libertad, no se lo diré porque no es cierto. (Comenzando su largo discurso, dice) “Bolivia es un país inmensamente rico. Adoro esta Patria, como la mía propia. He sido amigo de todos los Presidentes, especialmente de Busch: quien jamás ponía su firma o ninguna ley o D. S. de carácter financiero, sin mi visto bueno, tal confianza tenía en mí Busch. Quiero ser amigo de Villarroel, com lo fui de Busch a una sola condición, que los saque de su gobierno y de Bolivia a Escóbar, Eguino, Augusto Céspedes, José Cuadros Quiroga, Carlos Montenegro y Armando Arce. Que los mande a alguna parte. Hay hermosos lugares en el mundo; por ejemplo ahí están las costas de Italia… el lejano y misterioso Oriente… Que vayan a gozar las seis personas el resto de sus días. Que si el Estado no tiene fondos para costear gastos de viaje y estadía, yo estoy dispuesto a erogarlos… Yo quiero intensificar la explotación minera, para de una vez
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Fausto Reinaga industrializar el país. Quiero que se autoabastezca Bolivia… Al cabo de un año máximun instalaré en Bolivia hornos de fundición, entonces se incrementarán los ingresos fiscales, y Villarroel podrá disponer de una cantidad suficiente de divisas. (A esta altura de su perorata se levanta y saca de su escritorio manojos de cartas y alcanzándome, prosigue). Lea usted estas cartas, provienen de toda clase de gente a Bolivia, pero a Ud. le interesan éstas, de maestros y niños de escuela. Por mi generosa colaboración (sepa Ud. que regalo overoles, dinero, juguetes, etc. en las fiestas como Navidad, Año Nuevo) me llaman: “Padre Nuestro”, “Padre Protector”, “Generoso Corazón”, “Piadoso bienhechor”… yo estoy entronizado en el corazón y el alma de los niños, los hombres del mañana; por cuyo porvenir trabajo y me desvelo quizá más que el mismo Villarroel…”. –(Pasando por alto la grosera alusión, le corto la palabra) si es así, ¿por qué Ud. conspira, y fomenta revoluciones contra Villarroel? ¿Por qué aquí en EE. UU. y a lo largo de las costas del Pacífico y el Atlántico ha organizado equipos de propaganda, de desprestigio y conspiración contra Villarroel y su gobierno? –Yo no hago ninguna labor de desprestigio contra Villarroel. Yo únicamente ayudo, protejo y mantengo a mis amigos políticos caídos… Si ellos se organizan, atacan o conspiran sabrán lo que hacen. –Y el señor José Antonio Arze, pregunto, ¿se cuenta también entre sus amigos políticos caídos? –Vea Ud. –dice Hochschild– antes de partir para Chile, Arze vino a verme por tres veces. Estuvo sentado ahí donde está Ud. ahora sentado. Y no se portó como Ud. que me ha rechazado impolíticamente mi habano, mi whisky… Dado el ridículo valor intrínsico de la monde nacional, todos los bolivianos andan siempre necesitados por estas tierras. A decir verdad Arze, sin mi ayuda no habría podido moverse de New York, y no estaría ahora en Chile… –El PIR amigo de Hochschild… (aquí me interrumpe). –En política no hay ofensas. Quiero ser amigo suyo; y llegaremos lejos. Sírvase señor diputado (me ofrece un cheque…) –(Me levanto bruscamente) Mi revolución no se vende. ¡Adiós señor! (Abandono el local). Al día siguiente, jueves 2 de mayo de 1946, La Prensa de New York, publicó esta declaración mía: Diputado boliviano comenta en New York recientes sucesos en su país.
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Revolución,Cultura y Crítica El Señor Fausto Reinaga, diputado boliviano que se encuentra en esta ciudad, nos ha hecho las siguientes declaraciones: “Acabo de leer en el periódico La Prensa, que en mi país se ha debelado un conato contrarrevolucionario. Deseo hacer conocer a la opinión pública la forma como se desarrolla la vida política: Desde hace más de 50 años una casta de ricos mineros y hacendados dueños de tierras, tomaron todo el territorio y su población, como a un feudo para explotar impunemente. Debido a la “angurria” de esta casta el pueblo de Bolivia ha vivido pobre y hambriento. Nosotros el 20 de diciembre de 1943, hicimos la revolución contra esta casta. Y desde el día siguiente, dicha casta, compuesta por los partidos tradicionales: liberal, republicano genuino, republicano socialista, socialismo unificado y el partido de la izquierda revolucionaria (PIR) cuyo jefe es José Antonio Arze, antiguo líder de las izquierdas que ahora se ha doblegado a las influencias todopoderosas de aquella casta, traicionando a las clases populares de Bolivia, por eso ha hecho causa común con la oligarquía minero-feudal. La política de Arze es inexplicable: traiciona a las masas y sirve a la oligarquía, que en Bolivia se llama “Rosca”. Todos estos partidos se han unido para combatir sin tregua al actual gobierno revolucionario, que es de base eminentemente popular y democrática. En su período se han dictado leyes sociales que no tienen cotejo en su historia, como son: el retiro voluntario, el fuero sindical para los dirigentes sindicales que gozan de inmunidad igual que un diputado, y manumisión del indio de su servidumbre secular. Estos partidos frente a las elecciones de 5 de mayo, previendo su derrota han acudido a un golpe de estado, igual que el 20 de noviembre de 1944. Quiero declarar enfáticamente que el pueblo de Bolivia repudia a sus explotadores y cualquier intentona de nueva opresión sabrá vencer, si es posible con el sacrificio de su propia existencia. Yo como diputado de mineros e indios, de cuya entraña he procedido, tengo conciencia y fe en el éxito de la Revolución de Bolivia y en la fe revolucionaria del Ejército y el Movimiento Nacionalista Revolucionario. (La Prensa, New York, 2-V-1946. Fausto Reinaga, Villarroel, página 258, inédita).
He transcrito este largo paréntesis, para decirle al cura Quirós, que soy un revolucionario de convicción, no de digestión. Que yo no estoy manchado de estipendios. Que mi espíritu es puro; mi pluma también. Que la Revolución para mí, no es un arribismo sin lucha por la verdad, la justicia y la libertad.
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Fausto Reinaga El sexenio era antipatria, explotación, tiranía, masacre, lupanar. El sexenio pagaba extra-presupuesto a sus agentes (sobre todo curas y militares, el sable y la sotana) para que lo sostuvieran en el poder. A mí el sexenio me tuvo aislado, exilado, desterrado, confinado, preso, perseguido, golpeado. Luego, Quirós miente, cuando afirma que yo fui estipendiado del sexenio. Pero ¿por qué extrañar? ¿Cuándo y dónde los curas han hablado la verdad? * * * Después viene esta estocada. “Paz Estenssoro, ¿eh? ¿Usted recuerda que a P.E. lo trató peor que a un trapo sucio, en un folleto malaventurado y lleno de porquería?. ¡Ahora resulta panegirísta de P.E.!” Paz Estenssoro de la revolución, en un momento dado, devino en la antítesis de Paz Estenssoro del sexenio. Si esto era así no tenía por qué asirme ciega y dogmáticamente a un personaje que los hechos o en los hechos se superaba día a día. Paz Estenssoro del pasado, aquel diputado novel del parlamento del General Peñaranda, que ante los ataques de Tristán Marof de puro arrugado pugnaba por evadirse, esfumarse del hemiciclo legislativo, había llegado gracias a circunstancias en gran parte ajenas a su voluntad, a una extraordinaria capacidad conductora. Ahora era Paz un digno caudillo del movimiento multitudinario obrerocampesino de Bolivia. Tan colosal se proyectó en esta hora (-1952 - 1953-) que las masas explotadas de Indoamérica buscaban o soñaban, para su respectiva Revolución Nacional con un conductor a imagen y semejanza del presidente Paz. Además, ¿yo qué tenía que ver con una persona (amiga o no) si la Revolución, era lo primero, lo esencial? La revolución nunca ha sido una persona; ella ha sido siempre una ebullición popular. Por otra parte, la política enseña a tomar -en los hechos- a las personas, tales como son, mejor como se presentan o actúan. Y si los hechos de Paz se presentaban -esta vez- a tono con mis aspiraciones, ¿qué tenía que ver yo con el Paz Estenssoro del pasado? Si Paz como Presidente se hallaba a la cabeza de la realización de mi ideal, ¿no estaba yo en el deber, en la obligación de decir y de escribir en aquel entonces todo cuanto tengo dicho y escrito? El valor de mi obra se mide por la montaña de sinceridad que entraña. Pues, no era yo mercader vulgar de la revolución como Quirós y otros tales, sino un cruzado de ella.
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Revolución,Cultura y Crítica De ahí que tiene razón el comentarista de la pestaña de mi Belzu cuando escribe:
En marzo, 1949, publica su segunda obra Victor Paz Estenssoro; un tremendo error político, respecto del jefe del MNR. Pero Reinaga reconoció y confesó públicamente su error, (Véase El Diario, mayo 6-1952) y a tiempo lo rectificó y superó en ideas y hechos. Ya que contrariamente a Paz Estenssoro, razón porque sin inmutarse le llamó el Lenin boliviano”. (Véase Rumbo Sindical, Nº 1, p. 8, octubre 1952).
Y la política es política; no ética. Hoy día la humanidad está recibiendo una descomunal lección: el desendiosamiento de Stalin. En 1951 Fernando Diez de Medina, dijo: “La política es una mugre. Vuelvo a mis libros”. En 1956 ha vuelto a la mugre; es Ministro de Educación. Lenin nos ha dejado esta enseñanza:
De la política y de los partidos se puede decir –con las variaciones correspondientes– lo mismo que de los individuos: ‘no es inteligente quien no comete errores’. Hombres que no cometen errores no los hay ni puede haberlos. Inteligente es quien comete errores que son muy graves y sabe corregirlos bien y pronto”.
Malenkov, hace poco ha declarado en Londres: “arrancamos nuestra fuerza del reconocimiento público de nuestros errores”. Trotsky, en su libro Stalin, p. 188, dice; “…porque ellos -los errores- permiten definir con mayor seguridad la estrategia… Todo el mundo puede equivocarse o hacer algún disparate, pero debe rectificar su error mediante una excusa pública… ¿de qué vale hacer sacrificios por algo que uno estima una equivocación?”. Y aquí mi granito de arena: Quien teme reconocer públicamente sus errores y debilidades no es un revolucionario.
Quirós no tiene una brizna de dialéctico (aunque se precie él de lo contrario). Su espíritu es una roca impenetrable de dogma. Quirós imita a aquel sacerdote hindú que: rompe el microscopio que le descubre su ignorancia de los elementos sustanciales que se ingería en su alimentación cotidiana; (que no sólo comía fruta y bebía vino, sino que en ellos había además un mundo de animalillos invisibles a los ojos físicos). Es el camino trillado de todos los industriales religiosos del mundo: que para salvar el dogma, destruyen la ciencia.
En lo que no me equivoqué es en esto: “El Problema vital del Partido es cuestión de Programa. Hay que organizar el Partido material e ideológicamente”. Primero, antes que nadie en el campo nacionalista, anticipándome a los hechos, dije en aquel libro: “1º Nacionalización de los grandes yaci-
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Fausto Reinaga mientos mineros e impulso y protección de la minería mediana y chica; y 2º Liquidación del latifundio y distribución de la tierra entre los que la trabajan”. Después anuncié que había gente en el Partido que no tenía más Programa que: hacer nueva rosca. Esta otra previsión mía está cumplida hoy: “…los mineros con el apoyo indio, marcharán pese a quien pese, por el camino de la lucha de clases; y si el MNR no ejecuta la Revolución Nacional, serán ellos quienes lleven a cabo, como paso previo, a su propia revolución, etc.” Por su pensamiento vivo, que Quirós dice que es una “porquería”, aquel pequeño libro ha devenido en valioso documento para la historia. Se me dirá: ¿y el ataque a Paz Estenssoro y Montenegro? En cuanto a la crítica (es crítica y no ataque) que hice (como manda hacer Lenin: la crítica más violenta, más implacable, más intransigente… contra los jefes) a Paz y Montenegro, a tiempo y públicamente expresé mi equivocación; confesé mi error y lo superé. Aunque los tiempos que vivimos (1956), han puesto a Paz Estenssoro dentro de una enorme interrogante de responsabilidad personal e histórica, determinando que el contenido, o mejor, la parte positiva de mi libro Víctor Paz Estenssoro cobrase insospechada actualidad.
No soy ente de gabinete. Soy hombre de acción. Mi pensamiento es acción y mi acción es pensamiento. He logrado -a mi parecer- borrar el límite entre la idea y el acto. Ya sé que mi pluma rezuma pasión y mi pensamiento lleva el calor de mi sangre. Por ello, no este momento, no puedo substraerme a una fuerza de conciencia. Debo hablar lo preciso de este lapso de mi vida. Mi producción intelectual respira una tensa voluntad de lucha. Y contiene una concentrada dosis de rencor, rencor contra la injusticia, la explotación, la mentira, la simulación, la venalidad, el latrocinio. Soy enemigo irreductible de los mercaderes del ideal; mejor de aquellos que han confundido el ideal con los apetitos. Cuando por ejemplo se releen los números. 1 a 7 de Rumbo Sindical, se tacta intensa crispatura de nervios. Tengo para mí que ésta es la razón de que se haya acumulado contra mi persona un sentimiento de excesivo odio… Mis odiadores en los años 1954-1955, ganaron todo el terreno y acapararon todos los medios publicitarios. El cura Quirós tenía el púlpito, la tribuna de la conferencia, la radio y el diario La Nación a su discreción… Mis odiadores gozaron y usaron de poderes asaz totalitarios… En la campaña contra Reinaga el éxito ruin no se dejó esperar. El ataque de Quirós contra mi persona y mi Belzu echó leña a dicha campaña. Sentí que me estrecharon al tope el cerco económico. Los millonarios relámpagos, la nueva rosca, la nacionalista burguesía progresista ha sido feroz conmigo. Tal que llegó otra vez hambre a mi casa. Me detengo para enjugarme los ojos. Mi hijo y mi madre, aquél aún niño y ésta en extremo
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Revolución,Cultura y Crítica anciana, tuvieron que irse de mi lado. Mi madre se fue al “Asilo de San Ramón”, para morir el 1º de abril de 1955… sin que yo haya podido recoger su postrer aliento. Madre
De rodillas te imploro perdón. La Revolución nos separó. Perdóname no haber reducido mis huesos a polvo trabajando para ti… Más tú sabes que nunca viví para mí. Mi vida pertenece a la lucha: lucha por la independencia de nuestra patria y la liberación de nuestra clase. Mi oración para ti que estás en los cielos: Eras estrella sobre raso cielo, Luz cuajada, vellón de nieve andina, Rosa que fulge, ruiseñor que trina, La rediviva Ñusta de asfodelo. De amor de los amores fue tu celo, Para este pichón de golondrina… Tu sangre en mi arde, roja, catarina, Y tu alma en mi alma es ignición de anhelo… Cuando dejaste el hito de este mundo, Tomás Katari, tu ascendiente, al verte, Habló en lenguaje histórico, contundo: La LIBERTAD no es cosa que pasa, Por eso allá en la vida y aquí en la muerte, ¡Gloria, gloria estelar es nuestra raza!
Mi tarea revolucionaria la cumplía en condiciones adversas. ¿La probanza? Rumbo Sindical, ingresa al año 1954. Nació el mes y año de la nacionalización de minas, octubre 1952… También hemos recibido ataques de hecho, como la detención de 1º de mayo 1953; el asalto a nuestro domicilio y el drama de nuestro fusilamiento aquella noche del 9 de abril de 1953; allanamiento, requisa y robo de nuestra casa en 23 de octubre del mismo año. Asimismo, muchas ratas de albañal nos escupieron baba inmunda desde su pantano… (Rumbo Sindical, Nº 7, enero 1954).
Rumbo Sindical del 1º al Nº 7º escribí solo. Como también los dos únicos números de la Revista Abril, La Voz del indio -órgano oficial de la federación de trabajadores campesinos del Departamento de La Paz-, Nº 1 lo hice de cabo a rabo… Se publicaron mis libros Nacionalismo Boliviano y Tierra y libertad… No sólo cientos sino miles de artículos: discursos, manifiestos, mensajes, resoluciones, etc., pensamos y escribimos para obreros e indios de todas las latitudes del país… Nuestra choza en la abrupta cima de Killi
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Fausto Reinaga Killi de La Paz, donde no se llega sino a pie, estuvo visitada de noche y de día, a toda hora por obreros e indios; como por vulgares ladrones y mercaderes de ideas… Intensamente trabajamos, como asesor de la delegación paceña en el Congreso de Petroleros de Cochabamba, septiembre, 1953… pesa en la conciencia de la clase obrera de La Paz, nuestra labor en la Central Obrera Departamental paceña… “…aplaudimos al c. Fausto Reinaga delegado ante la COD su eficiente labor en bien de la clase obrera y el pueblo en general” (Construcciones. Nº 3. Dic 1953). Asistí al III Congreso Nacional de Trabajadores en Harina de Bolivia, que en marzo de 1956 se llevó a cabo en la ciudad de Cochabamba. Me hicieron los obreros panificadores primero Secretario del Congreso, después su delegado ante la Central Obrera Boliviana. A fines de julio, 1956, fui al Congreso de estudiantes de secundaria de Valle Grande, como delegado fraternal, en representación de la COB. El 25 de noviembre, 1956, tomé posesión de la Secretaría de Educación y Cultura de la Central Obrera Regional de La Paz. Al final, de 9 a 17 de diciembre de 1956, representé a la COB y a la COD paceña ante el III Congreso Nacional de Trabajadores Fabriles de Bolivia, que se realizó también en Cochabamba. Hemos debido hacer lo bastante, que se enardecieron los celos de… “cuyos nombres no quiero acordarme”. Pero lo que no puedo olvidar es que recrudeció la “campaña contra Reinaga”, (campaña de 1953). La Nación de La Paz que se complacía publicando nuestro trabajo no remunerado y nada menos en sus columnas editoriales. “La ciencia y la reforma agraria” y “El orden revolucionario”, editoriales de 24 y 25 de abril, 1953, son nuestros) puso este halagador título a un comunicado de Fellman Velarde: Fue expulsado del MNR… La Secretaría ejecutiva del MNR comunica a la opinión pública y recuerda a la militancia que el señor Fausto Reinaga que aparece firmando un Manifiesto del Bloque Obrero, no es militante del MNR, habiendo sido expulsado de sus filas…
El anterior comunicado surtió sus tremendos efectos, igual que una excomunión mayor en plena Edad Media. Un ambiente pegajoso y pesado de mala fe y ruindad se cernió sobre mi persona y sobre mi casa. Historia. Mi intransigencia de exigir programa para el partido me enemistó en Buenos Aires (Argentina) con el ala derecha de la dirección del partido, cuyo jefe intelectual por entonces, y por encima de Paz Estenssoro, era Carlos Montenegro. Aquella derecha instruyó a La Paz mi expulsión. El mes de febrero de 1947 firmaron mi “expulsión por infidencia” dos personas de dudosa seriedad. Cuando convino a cierta gente y a ciertos bastar-
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Revolución,Cultura y Crítica dos intereses se la hizo aparecer tal expulsión como una determinación de los congresos de partido.
Por no haber sido juzgado, nunca creí en aquella expulsión. Además la historia de las expulsiones de esta época ha sido cursi. Días antes del 21 de julio de 1946, el Sub-jefe del Partido Rafael Otazo, expulsa a Paz Estenssoro, Zuazo Cuenca, etc., a su turno Zuazo es expulsado por el grupo de Paz. Después hay sucesión de expulsiones mutuas con el sector de MontellanoTaborga… Las consecuencias de aquella expulsión, formalizada después del 9 de abril, 1952, fueron una maravilla para las “golondrinas nacionalistas”. El arribismo desenfrenado se ha reído desencadenando para mí: hambre y persecución, represión física e intelectual… Aún insatisfecho, el mismo Fellman Velarde, en la página 258 de su libro Víctor Paz Estenssoro, me hizo esta calumnia: “… un año después, puso las cosas en claro. El “pacto” había sido redactado por Fausto Reinaga un exdiputado del Movimiento Nacionalista Revolucionario…”.
Audacia mendaz, insolvencia e irresponsabilidad intelectual, todo junto hay aquí. De mi parte sé decir que, había estado respecto a tales acechanzas en el limbo. Así como no di crédito a mi expulsión, tampoco supe que Fausto Reinaga había sido el redactor del pacto comunista-movimientista. Pues no redacté pacto comunista-movimientista alguno, nunca y en ningún lugar. Parece que el tiempo ya ha puesto las cosas en claro. Según Hertzog en 1950, fue redactado aquel pacto en Santiago de Chile. Y yo no estuve allá. (La Nacion de La Paz, junio 24, 1956).
Estas golondrinas nacionalistas convertidas en la nueva rosca han dado un tétrico matiz a la revolución. Nunca hice conciencia más dolorosa que cuando constaté la venalidad de estos elementos. No ignoraba aquella sentencia de Lenin: “Ningún movimiento popular en la Historia profundo y poderoso, ha pasado sin ser tributo de abyección, sin aventureros y rateros…”; pero no esperé ser testigo de cosas que horrorizan, cosas increíbles. No hay adjetivo para calificarlas… Jaurías de chacales hambrientos se lanzaban al asalto de todo cuanto se hallaba a su alcance. Todos los bienes y valores cayeron bajo su pezuña. Incluyendo los bienes culturales. Analfabetos y semialfabetos aparecieron de directores de periódicos, revistas, escritores de libros, doctores, ¿Cómo? Sencillo. Usaron el hambre de la gente con ideas revolucionarias. Hicieron exactamente lo que: “…María Martínez de Trujillo, esposa -del reyezuelo africano transplantado a suelo de AméricaRafael Leónidas Trujillo (dictador de la República Dominicana), escritora a control remoto por cuanto la redacción de los libros calzados con su firma corresponden a un reportero español”. Todo el mundo está viendo que este
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Fausto Reinaga dato le viene como el guante a la mano por ejemplo a Felllman Velarde un doctor y escritor aparecido y enriquecido en la Revolución boliviana. * * * A mis detenciones de 1953, hay que añadir las de 1955. En enero de este año fui a Siglo XX, para ver a un hermano, obrero de interior mina, que se hallaba postrado en el hospital de Catavi. Apenas puse pie en tierra, me tomaron preso y me condujeron a la policía de Llallagua. A no ser la intercesión del control obrero de Catavi, posiblemente mi libertad se habría entorpecido. El 2 de agosto de 1955 en Ucureña, donde me trasladé por expresa y escrita invitación del líder indio José Rojas, fui hecho preso por la policía política de la ciudad de Cochabamba, y conducido al cuartel general de Ucureña. El comandante Jorge Solíz me arrebató de mis apresadores armados hasta los dientes… Los compañeros Rojas y Solíz, me devolvieron la libertad, me condujeron al aeropuerto de Cochabamba y me embarcaron para La Paz en avión. Algo más. La universidad revolucionaria de La Paz, en 1955 llamó a exámenes de competencia y concurso de méritos para regentar o dictar cátedras en las distintas facultades o escuelas. Postulé en la Facultad de Ciencias Económicas y Financieras la cátedra “Estructura económica y social de Bolivia”… Después de afrontar grotescas trapacerías burocráticas, rendí sin competidor un examen de tres horas… pero el tribunal de hotentotes, que creía que la revolución universitaria era la consagración de la cinecura, de la ignorancia ensoberbecida, del enriquecimiento fraudulento, más la canonización de la lascivia de primate, dizque que cumplió órdenes para volverme a cerrar —igual que la Universidad gamonal de 1951 (Véase el prólogo de mi Tierra y libertad”, p. 6)— las puertas de la universidad revolucionaria. ¡Revolución! ¡Revolución! a veces tratas mal a los revolucionarios. Y padecí y sufrí y me mantuve firme dentro de la línea revolucionaria, gracias a la fuerza de una convicción que llevo en todo mi ser: la convicción de que esta revolución que vive Bolivia es mi revolución. Mi revolución, porque por ella luché veintiséis años íntegros (1930-1956). A ella entregué lo mejor de una existencia entera. Ya sé que vendrán o habrán otras revoluciones tan profundas quizá o más profundas que la boliviana… y acaso yo ya no he de verlas, pero eso sí que deseo firmemente, deseo con el alma que vengan, que hayan otras y otras hasta la total manumisión del hombre; hasta que el hombre supere el imperio de la necesidad y alcance el reino de la libertad…; hasta que la tierra sea el paraíso de la humanidad.
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Revolución,Cultura y Crítica ¡Prometheo, Sócrates, Jesús… Murillo, Belzu, Villarroel, grandes mitos y grandes hombres: en vuestro martirio crece y vuestra sangre riega la Libertad! * * * El odio sañudo con que se me distingue es la paga a mi sincera devoción a la justicia y la libertad. En medios sociales encanallecidos el pensar es un delito. A pesar de ello he pensado y hecho lo que he pensado. Mi delito es el haber pensado libremente, sinceramente. Una dolorosa experiencia me ha convencido que: en un mundo purulento cuesta mucho mantenerse libre. Cuesta mucho no ser esclavo, caco ni falsario. Mucho cuesta ser sincero y veraz. Veraz, porque “es la verdad y no la mentira, el auténtico motor del progreso”. He luchado codo a codo con las masas obreras e indias; he pensado para ellas con las más alta calidad de sinceridad que puede haber en el alma humana. Será por ello que los obreros y los campesinos indios de Bolivia, por boca de sus máximas organizaciones han pedido al Presidente de la República la reparación de la injusticia… Esta nota -que aquí la transcribo- tiene para mí otro valor; es el más alto homenaje que un hombre del llano puede recibir del proletariado y el campesinado, las fuerzas activas de un pueblo que vive la angustia de una gran revolución. La Paz, septiembre 14 de 1956. Al Excmo. Señor Presidente de la República de Bolivia, Compañero Dr. Hernán Siles Zuazo. Presente. Compañero Presidente: Nos dirigimos a Vuestra Excelencia, para que su espíritu ponderado y ecuánime, espíritu superior, nos comprenda y por tanto dicte las providencias pertinentes para reparar una injusticia revolucionaria. La parte más saliente –política y sindicalmente hablando– de la clase obrera, campesina y media de Bolivia, tiene desde 1930, clara memoria de cuánto ha hecho Fausto Reinaga por la Revolución. Su lucha en el terreno práctico, en la acción revolucionaria, le ha deparado: cárceles, confinamientos, exilio, destierro, etc., esto es, que ha soportado todo aquello que esgrimía la oligar-
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Fausto Reinaga quía para aniquilar y exterminar la idea y la acción de la Revolución. Y en el campo del pensamiento, es un auténtico intelectual revolucionario. No sólo por su cultura, sino porque procede de la entraña de la clase más explotada: el indio. Ahí está su labor en la cátedra universitaria y en el parlamento, como también en el periodismo y la bibliografía. Como político militante, fue uno de los fundadores del PIR, partido del que se retiró mediante renuncia el año 1941. En 1943 ingresó al MNR, dentro del cual ha alcanzado una curul en la convención de Villarroel. Sus intervenciones le señalaron como a un Diputado de extrema izquierda del MNR. A principios de 1946, en México, representó al gobierno de Bolivia en dos congresos internacionales. Después del trágico 21 de julio de 1946, tuvo que marchar al exilio. En Buenos Aires, como es sabido, se formaron grupos entre los exilados. Y en Bolivia el Partido se vio forzado a ingresar a la ilegalidad. En este desconcierto, el Comando Departamental de facto de La Paz, en febrero de 1947, dictó la expulsión de Reinaga por infidencia. Se tomó aquella medida sin proceso y en ausencia del reo. Más la norma universal dice: una expulsión sin proceso no es expulsión. En marzo de 1949, Reinaga publica su Víctor Paz Estenssoro: una crítica política al Jefe del Partido. Los acontecimientos han demostrado que cometió un error político; que Reinaga ha sido el primero en reconocer tal error; y lo ha reconocido públicamente (Véase El Diario de La Paz, 6 de mayo de 1952). Y no sólo que ha reconocido, sino que ha rectificado y ha superado en la acción y el pensamiento. ¿Pero quién no ha cometido errores en la política? Un genio en la materia ha dicho: “…no es inteligente quien no comete errores. Hombres que no comenten errores no los hay ni puede haberlos… quien comete errores debe corregirlos bien y pronto”. “Un revolucionario arranca su fuerza del reconocimiento público de sus errores”. En mayo esto es, al mes de la publicación del mencionado folleto, Reinaga cayó confinado a Coati. Entre Coati, el hospital de Copacabana, la Clínica de Carabineros de La Paz y los antros policiarios permaneció por el lapso de medio año. En la insurrección de mayo de 1950 tomó parte activa. Luchó con los obreros y los carabineros de Villa Pabón en la Revolución del 9 de abril de 1952. En pleno proceso de la Revolución Nacional funda el Centro de Estudios Sociales de Paz Estenssoro, la Central Obrera Depar-
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Revolución,Cultura y Crítica tamental paceña, la Célula Obrero-Campesina y el Sindicato de Escritores Revolucionarios. Es fundador y director de los periódicos Rumbo Sindical, La Voz del Indio y de la Revista Abril. Salen de su pluma miles de manifiestos, discursos, mensajes, resoluciones, etc., para obreros, campesinos y elementos de clase media. Asesora, en septiembre de 1953, el Congreso Nacional de trabajadores petroleros de Cochabamba. En la misma ciudad, marzo de 1956, actúa como Secretario del III Congreso Nacional de trabajadores en Harina de Bolivia; dicho congreso le hace su delegado ante la Central Obrera Boliviana. Luego, en julio de 1956, representa a esta entidad matriz del proletariado ante el Congreso Nacional de Estudiantes de Secundaria en Valle Grande. En la actualidad trabaja con la Confederación Sindical de Trabajadores de Harina de Bolivia, la Confederación Sindical de Trabajadores en Construcciones de Bolivia, es Asesor Legal de la Federación Ferroviaria, Ramas Anexas y Transportes Aéreos de La Paz. Mantiene vínculos de verdadera fraternidad revolucionaria con las bases y dirigentes de otras Confederaciones. Federaciones y Sindicatos obreros y campesinos del país. Reinaga, a esta altura del tiempo se tipifica, como un ideólogoluchador inobjetable. En vital adherencia al drama de las masas en Revolución, produce su obra intelectual. Ven a la luz pública Mitayos y Yanaconas (1940), Víctor Paz Estenssoro (1949), Nacionalismo Boliviano (1952), Tierra y Libertad (1953). No en vano borbota bilis la intelligentsia rosco-gamonal contra Reinaga, Pedro Zilveti Arce, Enrique Hertzog, Alberto Ostria Gutiérrez, etc., le lanzan su saetas de negro rencor. Sabemos que la vida de un revolucionario no es la Avenida Busch de Miraflores. El revolucionario camina por una senda crizada de riesgos y sorpresas. Esto es normal cuando la Revolución no ha triunfado todavía. Pero lo inexplicable es que Reinaga en plena Revolución haya tenido que luchar atenazado por la represión física, miseria y dolor. La noche del 9 de abril de 1953, se le puso al paredón para fusilarlo. El 1º de mayo de aquel mismo año fue detenido en la Sección II de la Dirección General de Policías; Sección que desobedeció la orden de libertad emanada del entonces Excmo. Vice-Presidente de la República, Dr. Hernán Siles Zuazo. El 23 de octubre sufrió allanamientos, requisa y robo de su domicilio. En enero de 1955, cuando viajó a Siglo XX, para ver a un hermano suyo, obrero de interior mina, que se hallaba enfermo y postrado en el Hospital de Catavi, fue apresado y conducido
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Fausto Reinaga y encerrado en la Policía de Llallagua. El 2 de agosto de 1955 en Ucureña, donde se trasladó por invitación del líder indio José rojas, la policía política de la ciudad de Cochabamba lo apresó y lo condujo a pie, bajo la canícula de brasa, al Cuartel General de Ucureña. El Comandante de aquel Regimiento Campesino, Jorge Solíz, le liberó de manos de sus apresadores. Y algo más. Se ha consumado inclusive con Reinaga el secuestro de sus libros inéditos. Reinaga firmó un Manifiesto del Bloque obrero-campesino de la Central Obrera Departamental paceña, de la que era miembro y a la que objetiva e intelectualmente dirigía; apareció entonces un comunicado en la prensa de 9 de enero, 1954; que denunciaba que Reinaga “no era militante del MNR”, por tanto no podía actuar como revolucionario. Después se le calumnió de ser el autor intelectual de “pacto movimientista-comunista”. Según reciente confesión de Enrique Hertzog, aquel pacto, había sido redactado en Santiago de Chile en 1950, (véase La Nación de La Paz de 24 de junio de 1956), y Reinaga nunca estuvo en aquella ciudad. Estos hechos le acarrearon la miseria, tal que otra vez hubo hambre en aquella casa: su madre, extremadamente anciana, y su hijo, niño aún, tuvieron que irse del hogar de Reinaga. Su madre marchó al “Asilo de San Ramón” para morir el 1º de abril de 1955, sin que él haya podido asistir ni ver su último aliento. Pero a Reinaga no le bastó tanta adversidad; siguió como un menhir de piedra en el puesto del deber revolucionario. No hay duda que estamos en presencia de un caso. Nuestro protagonista subestima las necesidades de la existencia, a la par que acucia y supervalora las necesidades de la conciencia revolucionaria. Reinaga a la inversa de muchos se olvida del estómago para consagrarse con místico fervor a la Revolución. En fin, deviene en él, el raro ignorante que nada sabe ni desea nada acerca de la “técnica de las uñas”, que como una epidemia fatal cundió en amplios sectores de todas las clases sociales que conjugan la Revolución. Fruto de aquella “técnica” es por ejemplo la presencia de la “nueva burguesía” que hoy para precautelar sus latrocinios puja por ser la “sepulturera” de la Revolución Nacional. Excelentísimo Señor Presidente Constitucional de la República, Compañero Dr. Hernán Siles Zuazo, creemos que sería una flagrante cohonestación el seguir manteniendo la injusticia que pesa sobre la persona de Fausto Reinaga, injusticia que consiste en la despiadada represión económica y el infamante pongueaje político, razón porque os pedimos con todo nuestro respeto,
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Revolución,Cultura y Crítica fe y convicción nacionalista: su inmediata y pública rehabilitación en las filas de MNR, partido al que Reinaga jamás ofendió; todo lo contrario, ya que hasta su Víctor Paz Estenssoro después de todo publicó para defenderlo; puesto que –aquel trabajo– exige ante todo: Programa para el Partido. De su Excelencia muy atentamente. ¡Por la Revolución Nacional! Germán Butrón M., Secretario General de la Central Obrera Boliviana, Secretario Ejecutivo de la Confederación Sindical de Trabajadores Fabriles de Bolivia, Ex-Ministro de Trabajo y Previsión Social.— Mario Torres Calleja, Secretario General de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia, ex-Ministro de Minas y Petróleo, Secretario de Milicias de la COB, Senador de la República.— Miguel Calderón, Secretario de la Confederación Sindical de Trabajadores Fabriles de Bolivia, ex-Ministro de Trabajo y Previsión Social.— Francisco Zelaes, Secretario General del Sindicato de Cemento de Viacha.— Angel Gómez García, Secretario Ejecutivo de Confederación Sindical de Trabajadores Ferroviarios de Bolivia, ex-Ministro de Comunicaciones y Obras Públicas.— Juan Sanjinés Obando, Secretario de Conflictos de la COB, Secretario General de la Confederación Sindical de Trabajadores Ferroviarios, Diputado obrero.— Hernando Poppe, Secretario General de la Federación de Ferroviarios de La Paz, Diputado Obrero.— Baldomero Castel, Secretario Ejecutivo de la Confederación Sindical de Trabajadores en Construcciones.— Humberto Lozano, Secretario de Cultura de la Confederación Sindical de Trabajadores en Construcciones.— Walter Lanza, Secretario de organización de la Federación de Trabajadores Petroleros de Bolivia.—Max Gonzáles, Secretario General de la Federación de Trabajadores Harineros de La Paz.— Carlos Altamirano, Secretario General de la Federación de Gráficos de La Paz, Secretario de Prensa de la COB.— José Rojas, Secretario General de la Confederación Sindical de Trabajadores Campesinos de Bolivia, líder campesino quechua de Bolivia, con residencia en Ucureña, Secretario Ejecutivo de la Federación Sindical de trabajadores Campesinos de Cochabamba, Diputado indio.— Toribio Salas, líder aymara de Bolivia, Diputado indio.
Un cura debía ser quien me haya hecho hablar todo lo que he hablado de mi persona… Lo he hecho no para él, sino para el pueblo revolucionario que marcha a la vanguardia de la revolución en Indoamérica y que ofrece ya la dorada gavilla de su experiencia a la posteridad.
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Dos posiciones Deslindado el campo burgués y el campo revolucionario, veamos al crítico contrarrevolucionario, a través de su propia obra: Emplazo a La Nación a que me señale un verdadero valor dentro de los “autores revolucionarios” que yo no lo haya hecho… Aquí alude a su “crítica” sobre Borges, de quien en su libro la raíz y las hojas, p. 78, ha dicho: “…identificar su voz, para llevar a otros la certidumbre de que es voz peculiar e inconfundible; demostrar que Borges es dueño de un estilo tanto en el pensar como en el modo de expresar sus ideas… La primera cualidad del estilo borgiano consiste en una rara erudición, la que se caracteriza por lo leve y lúcido. Las transcripciones y las citas se aclimatan, de inmediato con una estupenda naturalidad en el texto. Tan acabada resulta esta asimilación o trasmutación o consubstanciación de la cita con el estilo, que ellas no son, ni muchos menos, motivo de perturbación o instrumentos de estorbo: “Borges al citar crea eligiendo”.
Ahora unas líneas del arsenal revolucionario, para poner al desnudo de que el crítico nada sabe de cosas de la revolución, o sabiendo mucho, con punible mala fe, paralogiza a la opinión pública revolucionaria con objeto de llenar fines inconfesables: Este letrado que pelotea con ideas y que encuentra sumamente agradable la farsa intelectual, es considerado el primer escritor argentino. El caso de Borges presenta, a nuestro juicio, uno de los ejemplos más flagrantes de la irresponsabilidad intelectual de nuestra literatura de importación. Véase cómo este aristócrata define al arrabal y al proletariado: “Arrabal es la esquina última de Uriburo, con el paredón al final de la Recoleta y los compadritos amargos en un portón de ese desvalido almacén y la blanqueada hilera
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Fausto Reinaga de casas bajas, en calmosa esperanza, ignoro si de la Revolución social o de un organito”. Hijo del barrio norte cuyos títulos nobiliarios todavía huelen a alfalfa. Borges se burla entre dientes de la gente que en último análisis trabaja para mantenerlo a él y a su casta parasitaria. “Arrabal es el rencor obrero en Parques Patricios y el razonamiento de ese rencor en diarios impúdicos”. La prensa obrera que defendía los intereses de los trabajadores es para Borges una prensa impúdica. “La Prensa” de los Gainza Paz, en cambio, era una prensa púdica en el sentido de que ocultaba, mediante los servicios intelectuales de los Borges, toda la infamia de un país hundido. La razón de esta violencia es simple. Pese al hecho de que Borges anatematiza la idea misma de la lucha de clases, él pertenece a una clase y la defiende constantemente. La expresión de su menosprecio hacia el obrero (arrabalero) es el servicio que como intelectual rinde a sus amos de adentro y de afuera. Desde 1920 a 1930 Jorge Luis Borges jugó al porteño, pero no al argentino. Para él la Argentina ha sido siempre Buenos Aires y la glorificación de la ciudad en su obra es una forma de desestimación del país entero. Aun en sus temas vernáculos, en las indagaciones sobre el tango y el compadrito, en sus ofensivas contra el “Martín Fierro”, Borges busca demostrar invariablemente las “lástimas” de la Argentina y de sus hombres. Se interesó en ellas como el esteta puede detenerse en una desgracia, en una fatalidad, en una tarea. Posteriormente, consagró sus esfuerzos a la literatura fantástica, el género policial, a la divagación seudometafísica o seudofilosófica, atacando de flanco, incidentalmente, al país en que vivía. A partir de 1930 fue voluntaria y decididamente un escritor extranjero. Borges pertenece a esa clase de escritores que posee el secreto de todos los procedimientos y combinaciones, pero les falta el soplo elemental de la vida. Han revuelto la marmita de la sabiduría y la sintaxis, pero nada nace de ellos, sino robots, criaturas geométricas o seres mecánicos… todo el irrealismo militante de Borges es el seudónimo estético que utiliza para insistir en que no pertenece a la literatura argentina, sino a una forma sutil de penetración dialectal (inglés, francés) de la cultura imperialista europea en nuestro país. Borges es consciente de esto y triunfa ampliamente en su tarea. Su odio irreprimible hacia el pueblo argentino es un ingrediente particular del desprecio imperialista europeo hacia un país que rehúsa perpetuarse como colonia. (J. A. Ramos, Crisis y resurrección de la literatura argentina).
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Revolución,Cultura y Crítica * * * Otra cosa del pensamiento rector de Quirós. Airado e indignado le enrostra al autor de Belzu haber blasfemado la sacra memoria de Velasco, Ballivián, Linares, Campero. No cree en la necesidad de revisar la historia de estos hombres. Como es natural –para él– acepta a pie juntillas toda la falacia de que nos ha trasmitido la intelligentsia roscogamonal. Lo que en mi Belzu dije de Ballivián le desorbita; sobre todo aquello de simio rijoso le llena de sangre rabiosa la cara y le crispa los puños. Oigamos a Gabriel René Moreno: Moreno publicó en 1985 en Santiago de Chile: El General Ballivián, refutando la obra Vida del General José Ballivián de José María Santibáñez. … se inició -dice- de once años en la carrera de las armas. Complicado desde entonces en conspiraciones y deserciones de cuartel sirvió durante la guerra de la independencia unos seis años pésimamente ya a uno ya a otro bando… También aparece que en el campo realista llegó a merecer la horca. Consecuencia de todo fue su retiro absoluto ampliamente forzado y voluntario. La gran campaña patriótica de Junín y Ayacucho le encontró tiempo ha recogido en su casa.
Sobre la batalla de Ingavi hay esto: … tan estúpido como suicida intento. Sentar plaza (Ballivián) en el ejército del Perú en campaña contra Bolivia… vengando indebidamente en la persona de Blanco el año 1928… Ballivián conociendo el verdadero estado de las cosas, convino con Gamarra en Puno, en que marchase el ejército peruano sobre Bolivia… …nada queda sobre el haz de la tierra boliviana. Todas “sus” creaciones nacieron muertas de la cabeza sin seso ni peso de Ballivián… Ballivián no tenía cerebro ni corazón; –y sí– supina ignorancia… apenas sabía leer y escribir. Su ortografía fue desastrosa toda su vida. … la soberbia sin dignidad de Ballivián o si decimos la altanería de su temperamento colérico y lascivo a la vez; la fiereza sin misericordia de sus patíbulos… Los conspiradores más obstinados, Ballivián y Linares, subidos al mando, fueron verdaderos tigres contra las conspiraciones… que los ultrajes a las personas y los escándalos domésticos de Ballivián fueron los primeros y más denigrantes… Y aquí el juicio implacable e inapelable de Moreno:
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Fausto Reinaga Bien sé que Bolivia se ha hecho a sí propia su militarismo estéril y desastroso. Bien sé que su sociabilidad ha degenerado y en el medio ambiente de sus vecindarios se han criado casi todos sus caudillos soldadescos. Pero ninguno como Ballivián de iniciativa personal más egoísta y temprana; ninguno de espíritu originario más temible, por prescindir tanto de la opinión para radicar sólo en el cuartel toda su fuerza; ninguno con mayor desplante se haya presentado de los primeros a ultrajar la majestad de las leyes y la moral política. Bajo el predominio de su funesta escuela, cuya técnica profesional ha considerado después en sublevarse o en pasarse, la República ha visto menoscabada la integridad hasta por el Paraguay, hollado en el campo de batalla su pabellón, perdida enteramente su seguridad territorial no menos que la independencia internacional de su política.
Lo que acabamos de transcribir de la obra de Moreno, demuestra que mi Belzu está en la verdad; y que la suficiencia, la sabihondez, la erudición de Quirós son pura chafalonía. Y el caso de Borges prueba esto. Que Quirós se halla en ayunas acerca de las esencia del escritor argentino. Que su orfandad es lacerante respecto las cualidades que debe reunir un crítico burgués. Su sensibilidad es torpe. En cuanto al instinto del tiempo, camina a retro, se zafa del imperativo, no digamos de la revolución, sino de la misma evolución natural; cerrando los ojos ante la realidad viva falsea la voz de la historia. Al final, en cuanto a su decantada imparcialidad, echando mano a cuanta falacia y mentirijilla no hace más que enardecer sus impulsos clánicos. Quirós en su propio bando es apenas un criticón apunado; y en el campo de la Revolución un sicofanta sádico.
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La función de la cultura dentro de la revolución tiene una meta: crear una ideología de la Revolución Nacional La Enciclopedia fue el soplo vital de la Revolución Francesa; merced a este soplo pudo sobrevivir a las catástrofes de la magnitud de la era termidoriana. La ideología que engendró la Enciclopedia era un ave fénix. Cosa semejante ha ocurrido con la revolución rusa. Como es sabido los grandes bolcheviques del equipo de Lenin murieron purgados. Pero la Revolución ha resistido y vencido la guerra civil y la guerra imperialista de Hitler. Ha sobrevivido a las más crueles adversidades gracias al marxismo, esta Enciclopedia de la Revolución proletaria de nuestro tiempo… la ideología que sale del marxismo tiene también la milagrosa cualidad del ave fénix. Si tal es el papel de la ideología, ¿cuál es la suerte que ha corrido con la ideología de la Revolución boliviana? ¿Existe? ¿Tiene una ideología la revolución? En la época de Villarroel la Revolución en Latinoamérica prometía mucho, Guatemala vivía su revolución. El Perú, con el cogobierno del APRA, tenía su Revolución. La Argentina con la poderosa C. G. T la rebelión peronista, hacía -ni duda cabe- su marca revolucionaria. La Venezuela de Betancour y Gallegos lo mismo, tenía su Revolución. Ahora estas revoluciones han caído. Ninguna de ellas creó o sazonó una ideología, su ideología. El cogollo, el polen, la nebulosa en que quedaron aquellas ideologías están ya por esparcirse como polvo inútil en el olvido del tiempo. Y hay casi seguridad si transcurre un par de lustros más –y si no estallan nuevas revoluciones– nadie se acordará de ellas. La experiencia ha probado que es malo no dar debida importancia a la revolución cultural. Se debe, pues, aprehender en la perspectiva de los he-
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Fausto Reinaga chos la necesidad viva de crear una ideología genuina, real y clara de la revolución.
La revolución boliviana -se dice- que es tan profunda como la revolución china. Es posible que sea una verdad en cuanto toca a la infraestructura. Pero la ideología de la Revolución china es un Illimani, mientras la encierne ideología sincrética de la Revolución Nacional no alcanza a ser el Montículo de Sopocachi. Por razones que son del domino de la auténtica historia no hubo nunca una intelligentsia” nacional en Bolivia. En la Bolivia vieja, los intelectuales no alcanzaron a estructurar un cuerpo social visible y tangible, con dignidad y autoridad. No ostentaron nunca los escritores de Bolivia la mayestática soberanía y rectoría del pensamiento. Los cerebros letrados vivieron en invernaderos de cultura, no lograron madurez ni independencia. Y acabaron siempre de rodillas ante el ara del superestado estañero y la casta feudal ponguera. * * *
“Las universidades de Bolivia, antes y ahora, nunca han dado cultura”. “Tamayo, gamonal y como el estagirita esclavista”… “… Olañeta, Aspiazu… Francovich, Jaimes Freyre, Reinolds… son bolivianos de nacimiento… pero de pensamiento son una colonia europea y yanqui” (Reinaga, Fausto. Belzu. p. 37- 117).
Juan Quirós, el criticón apunado de la intelligentsia cipaya, exhibe lo transcrito cual trapo de escándalo, acaso cuerpo del delito, como si con su sola exhibición lograse lapidar a Belzu y su autor.
En Bolivia todo lo que ha tenido apariencia de ideología se ha incubado o se ha acurrucado en la universidad… Por ello aflora hoy en la superficie de la conciencia social revolucionaria como un baldón, como una desgracia de la Revolución boliviana el hecho de haberlas dejado libres a sus anchas a las universidades autónomas y no haber creado una sola universidad: la Universidad Nacional.
En el régimen de Villarroel, la rosca y el pirismo se adueñaron de las universidades. Razón porqué la batalla que salió de estos centros de cultura fue invencible. Con el arma del pensamiento se pude manejar el arma de las manos: los fusiles. Hoy día por una cruel paradoja del destino, mejor por una punible miopía o incomprensión de los conductores de la revolución, aquel estado de
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Revolución,Cultura y Crítica cosas permanece así intacto, o se ha reeditado con las agravantes que no se pueden ocultar.
En la famosa Universidad de Chuquisaca, que el año 1809, cumplió su misión histórica, hoy campea el pensamiento de Guillermo Francovich, candidato a la VicePresidencia de Bolivia, por la Rosca y el PIR en las elecciones de 1947. En la Universidad de Cochabamba dominan y rigen los prominentes piristas (“… la conciencia social que habíamos logrado configurar”, R. Anaya, El Diario, de La Paz, 14 junio 1956, p. 6). En la Universidad de La Paz, el espíritu siniestro de Ormachea Zalles, del metafísico Roberto Prudencio y de José Antonio Arze, jefe del PIR, saturan y colman todos los poros del Monobloque. En Potosí con Abelardo Villalpando a la cabeza sigue jineteando el rosco-pirismo el pensamiento de aquella casa. De igual manera la Universidad de Oruro permanece incólume, tal como la estructuró el Rector Felipe Iñiguez, cuando era miembro prominente del PIR. ¿Qué clase de ideología ha salido y sale de las universidades autónomas? Sale de todo. Sale un abigarrado eclecticismo. La universidad autónoma parece ser un lupanar de pensamiento. Allá está el viejo liberalismo en contubernio ostensible e impúdico con el pirismo consumido por el detritus y el nuevo fuego que sopla de Moscú; y también está allá el irritado nazifascismo de Falange con su pezuña erguida y sedienta de sangre obrera. La universidad, feria de Alejandría, en estos momentos se va transformando en voluntad viva y rectora de dos fuerzas: el falangismo y el extremismo anti-nacional trostkoide.
Catedráticos y estudiantes universitarios se dan la mano para destruir la revolución.
La revolución universitaria encabezada por Juan Lechín, fue abatida, derrotada por el cerco del pensamiento y acción profesoral y la enjundiosa voluntad antirrevolucionaria del universitariado falanjo-ultraizquierdista style “Masas”13. La ideología que genera la universidad autónoma es enemiga de la patria en revolución; es una ideología antirrevolucionaria.
¿Estas universidades autónomas están ahora, como piensa y cree gente incauta con los brazos cruzados y el cerebro adormilado? ¿Aguardan en 13 En la Convención del Gobierno de Villarroel de 1945, propuse mediante Proyecto de Reforma Constitucional, la cancelación de la autonomía universitaria. En 1952, 1953, 1954, en Rumbo Sindical exigí la liquidación de la universidad gamonal-rosquera. En un extenso manifiesto (que lo pensé y lo escribí) de la Central Obrera Departamental paceña. (Véase Rumbo Sindical (7)) le notificamos a la comisión de la Reforma Educativa del peligro que entrañaba la intangibilidad de la “autonomía universitaria”. Asimismo reiteramos nuestra denuncia en nuestro Nacionalismo boliviano y Tierra y libertad.
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Fausto Reinaga la quietud de un fakir que el detritus derrumbe a la revolución? No, señor. Cada una de las universidades trabaja para destruir en el tiempo y el espacio a la revolución boliviana. (Véase El Diario. 13 Jul 1956: La Universidad de La Paz llama a la vieja intelectualidad de la rosca y el gamonalismo a su aula magna para opinar sobre la revolución)… Guillermo Francovich, desde su cómodo puesto en la unesco dicta conferencias, escribe libros. Camina de EEUU de Norte América a Europa y viceversa predicando su ideología. En la ciudad de México, 1954, Waldo Ross ha publicado un libro de 227 páginas sobre Francovich Hijos de la Rosca –El pensamiento vivo de Guillermo Francovich–. Este es un libro antirrevolucionario ecléctico, burgués hasta la médula. Quirós en la Revista Signo que acaba de lanzar a la circulación, lo comenta laudatoriamente, Francovich hace de exégeta de Gregorio Reynolds, a quien Alberto Ostria Gutiérrez le llama egregio poeta (Un pueblo en la cruz, p. 99)… En su reciente libro “El pensamiento boliviano en el Siglo XX en Bolivia” (México 1956), Francovich guarda un silencio astuto, maligno sobre el suceso más grande que ha acontecido en el siglo XX en Bolivia: la revolución; y en la que se ha conjugado una lucha ideológica sin precedentes en la historia de Indoamérica. Esto quiere decir que el pensamiento rosco-gamonal ha entrado en acción ofensiva en Bolivia. José Antonio Arze, que en 1953 escribió: “Stalin, cuarto gigante en el Olimpo de los inmortales del socialismo…”. Si el autor de estas líneas hubiese vivido unos meses más, habría presenciado el destronamiento de Stalin. Hubiera escuchado que en el mismo Kremlin le llegaron a gritar a voz en cuello: “traidor al comunismo”, “tirano y asesino de bolcheviques”… Vivo Arze, hubiera visto su otra y nueva equivocación… Algo nefando. Arze denigró el sistema social del incanato. Miguel Bonifaz, echándole este incienso: “El eminente catedrático y sociólogo Doctor José Antonio Arze, en sus enjundiosos trabajos sobre el inkario, después de un análisis certero…”, niega y denigra a su turno a las excelencias de aquella organización económico-social. Arze y su mesnada a tono con la inteligencia occidental-imperialista, falsean lo más grandioso, lo más excelso que Estado alguno construyó sobre la tierra: una sociedad en que era bella realidad la seguridad material y moral del hombre. Una opinión de Franz Tamayo, a quien Arze no le hablaba sino de rodillas: “La organización política, social y religiosa del imperio incásico, el cual en punto a una ética trascendente y a una final eudemonía humana, deja a la República de Platón y de Rooselvet tan atrás y tan lejos, que la una se queda como un ensueño genial de niño y la otra como un violento y sufrido esfuerzo del hombre”… Los más grandes hombres del mundo han admirado el Imperio
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Revolución,Cultura y Crítica de los Incas. Quienes se han convertido en sus difamadores han sido los herederos de la Conquista y el Coloniaje: los terratenientes, los pongueros españoles y los republicanos espurios… Qué triste que Arze y sus discípulos se hayan identificados con esta gente. Pero hay alguno más incompresible e imperdonable para la hora que vive el viejo y glorioso Kollasuyo. Los epílogos de Arze todavía –repetimos– se hallan en posesión de las Universidades autónomas de Bolivia, pisoteando nuestra raíz india, nuestra tradición e historia real, se han dado la mano con la cultura occidental-imperialista. Han trabajo y trabajan contra la liberación intelectual, liberación cultural de nuestro pueblo. En suma, la intelligentsia pirista nada ha hecho por la creación de una ideología de la Revolución boliviana. O ha hecho lo bastante, pero en contra o disfavor.
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La traición histórica de la “Autonomía Universitaria” (Con motivo de la primera conferencia regional de la juventud de la COB, en calidad de Secretario de Educación y Cultura de comité Regional de la COB, de La Paz (COD), dirigí el siguiente Mensaje)
El hálito de la revolución rusa de 1917, llegó también a las cumbres del Ande boliviano. ¿Que llegó con atraso y sufrió astigmatismo? Evidente. Pero la juventud universitaria y selectos grupos de obreros de entonces tuvieron hondas conmociones… Tristán Marof, arranca de esta época. Y en la perspectiva de la historia se empina como el único precursor de la Revolución. Sus libros, sobre todo La justicia del Inca, escrito en 1924 en Saint-Jaen de Luz y publicado después de dos años en Bruselas, es todo un programa de la Revolución Nacional, que desde 1952 está viviendo el país. Al calor del pensamiento marofista aparecieron los primeros grupos socialistas y no sólo en Bolivia y sí también a lo largo de Indoamérica. La izquierda de la Universidad se fundió con la élite obrera de las ciudades. Marof se convirtió para la rosca y los terratenientes en fantasma portador de catástrofes sociales. La juventud iconoclasta y henchida de ideales se agrupó en rededor del pensamiento del líder con nombre y perita rusobolchevique. Marof, de esta época se proyecta como una montaña socrática. Si de Sócrates partían todas las escuelas filosóficas, tomaron de Maroff sus ingredientes las ideologías de los partidos del socialismo gamonal y del socialismo revolucionario. La intelligentsia de la Revolución boliviana, históricamente hablando, la formaron, la constituyeron los teóricos fundadores y conductores, tanto del partido socialista de Toro, del socialista independiente, del unificado, del social-demócrata-cristiano, de la unión republicana socialista, de Falange
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Fausto Reinaga Socialista Boliviana, cuanto del partido de la izquierda revolucionaria, del partido socialista obrero de Bolivia, del partido obrero revolucionario, del Movimiento Nacionalista Revolucionario, etc. El pensamiento del socialismo gamonal, por su tremenda e inconcusa traición al ideal de la Revolución y por su adhesión, acaso identidad con los intereses de la rosca estañera y el latifundismo pongueros, ha jugado el papel de enemigo del pueblo boliviano en Revolución. Estaban en su derecho el Partido de la Unión Socialista Republicana y Falange Socialista Boliviana, las ramas vivas del socialismo gamonal, de secretar pensamiento y acción de ponzoña y masacre contra el proletariado minero-fabril y las clases medias revolucionarias. Pero ¿por qué fatalidad, el pensamiento revolucionario hubo de jugar papel de adversario y enemigo de la revolución? ¿Por qué cierta gente de reconocida capacidad intelectual y de experiencia, una experiencia amarga (como la de la plana mayor del PIR), se precipitó en la traición de la inteligencia? ¿Por qué ha exasperado y erizado contra sí la responsabilidad histórica? La revolución del 9 de abril –1952–, que era una revolución consumada, sobre todo por obreros, requería dado el atraso y la ignorancia del pueblo, el concurso y apoyo de la intelligentsia revolucionaria. Nadie que se haya llamado revolucionario o haya tenido historial de lucha o haya elaborado y publicado producción intelectual de rubro socialista, podía cruzarse de brazos y tomar el balcón como simple espectador. Es más. A nadie de tal gente le era dado creerse, sentirse, pensarse ajeno, adversario o enemigo de la Revolución. Que si ésta no era su revolución ¿cuál otra la aguardaba? ¿Cuál otra podía hacerse en un país mediterráneo, semi-colonial, monoproductor y sitiado por Estados de cuño burgués y capitalista y enclavado dentro del imperialismo del dólar? ¿Por qué aquella mejor plana mayor del PIR, y todo los renegados del socialismo. Los devotos del fetichismo individualista de otros partidos, sectores o tendencias, por qué no eligieron la ruta del sacrificio para servir a la Revolución, que era su propia y misma Revolución? ¿Por qué esperaron valoraciones, recompensas, y precisamente aquellos que se encorvaban bajo el peso de sus errores, errores que se proyectan con contorno y sabor de tremendas traiciones? Es sabido que ni la clase obrera ni la intelligentsia del MNR contaron con una plana mayor intelectual. No hubo teóricos responsables ni irresponsables. Está fresco el recuerdo, que recién desde el poder se intentó fabricar teóricos. Se creó una “escuela de capacitación política…”. No se había escrito ni publicado un sólo libro sobre la revolución. Ninguna tesis nacionalista llegó hasta las masas. A la hora siguiente de la captura del
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Revolución,Cultura y Crítica Poder no hubo programa que desarrollar o ejecutar.14 De ahí que aparecen las comisiones de nacionalización de minas, reforma agraria, reforma educacional, etc.,… Las masas obreras y la clase media del PIR estaban en el puesto del deber; habían luchado en la revolución y marchaban con ella, en tanto que sus intelectuales balconeaban y disparaban: mueca, crítica, censura contra la Revolución. La indiferencia fue primero, luego mordacidad y después enconado ataque: he ahí la obra de los señores intelectuales de PIR. Por ello es que han venido como los principales responsables de la aparición del gansterismo intelectual; son los culpables de la falsificación y prostitución de gran parte del pensamiento de esta época. Que si no guardaban un silencio astuto, si se ponían de pie, declarando, confesando en forma pública sus errores, y si se ponían a trabajar con absoluta honestidad –¡qué importaba!— en los puestos más humildes y más esforzados, sin esperar ninguna recompensa, más bien lacerados cotidianamente por todas las injusticias e ingratitudes humanas; ¡ah! Entonces, sí que hay que estar seguros: no hubieran asomado a la mayestática superficie de la inteligencia y menos aflorado en ella los José Fellman Velarde y tutti quanti. La presión, mejor, el control que se ejercita por medio de la inteligencia revolucionaria es poderoso y decisivo. Las múltiples manifestaciones del pensamiento penetran en el cerebro de las masas y avivando el celo clasista, determinan iniciativas geniales. Si la intelligentsia revolucionaria intervenia en la estructuración del nuevo orden social, la polémica, la conferencia, el periódico, la revista, el folleto, el libro, la radio, el teatro, el cine, etc., hubieran llenado de luz teórica el alma de la masas armadas, entonces posiblemente no hubiera alcanzado a germinar aquella “mala yerba”, que se ha bautizado con el nombre de la nueva rosca. Por antonomasía la nueva rosca es la piratería nacionalista que hoy está inyectando su inmunda concupiscencia venal a las poblaciones urbanas de todo el país, al mismo tiempo que está corroyendo como una lepra lo más noble y lo más sagrado de la Revolución: su ideal. Asimismo, la irresponsable y mercachiflista autonomía universitaria, no se hubiera puesto al servicio de las fuerzas contrarrevolucionarias. Los pensadores batracios, los catedráticos gamonalizados hasta el tuétano que de los obreros dicen estupideces y de los indios blasfemias, no hubieran seguido 14 El programa del “Movimiento Nacionalista Revolucionario, sus bases y principios de acción inmediata”, que lleva la data de 7 de junio de 1912 había sido en hechos e ideas completamente superado. Asísmismo la “Tesis de Pulacayo, según Lechin, ya cumplió con amplitud su tarea de orientar la lucha de clases contra el enemigo más poderos del pueblo boliviano…” (La Nación, de La Paz, enero 18 de 1956)
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Fausto Reinaga predicando: estupidez y blasfemia, pesimismo y desolación, en suma, una ignorancia erudita y sistematizada. Si intervenía aquella intelligentsia, no hubieran seguido metiendo pólvora contrarrevolucionaria en el cerebro del universitariado boliviano… Y lo más importante ya hubiesen estado en un rincón de los museos de la cultura, los feudos intelectuales que llevan el rótulo de universidades autónomas. La tal autonomía universitaria en esta hora es un insulto a la unidad nacional y una delincuencia contra los supremos intereses de la Revolución boliviana e indoamericana. Dentro de la autonomía impera, a ojos vista, el más perfecto coloniaje del espíritu, lo que implica una negación total del espíritu nacional. Y, en fin, si la intelligentsia revolucionaria cumplía su deber, sobre las cenizas de la autonomía universitaria habríase levantado la Universidad Nacional.
La revolución ha nacionalizado las minas del superestado y las tierras de los gamonales, pero ¡la Universidad permanece tan anacional como antes! Qué trágica paradoja: Bolivia no tiene su Universidad. El Estado, el pueblo sudan para mantener las universidades autónomas, y ésta en cambio cava la sepultura para enterrar aquel Estado y aquel pueblo. La universidad autónoma es un cuervo que no existe más que para sacar los ojos a la revolución. Algo más. La autonomía ha consumado el crimen histórico más negro: nunca sucedió, no hubo jamás el abismo que merced a ella existe hoy entre la juventud universitaria y el proletariado. La historia de las luchas sociales de Bolivia y del mundo es única, irrefutable: la juventud unida al proletariado y el proletariado unido a la juventud han jalonado todos los pasos progresistas y revolucionarios en nuestra patria. La unidad obreroestudiantil ha sido siempre verbo y acción en las batallas de liberación de las patrias oprimidas. La unidad del cerebro y del músculo siendo la fuerza viva de la revolución, al mismo tiempo ha sido y siempre el yunque donde se forjaron los grandes ideales de la libertad y la justicia para los hombres que pueblan la tierra.
La autonomía universitaria boliviana ha roto aquella unidad; y como consecuencia, ha enfrentado en son de guerra al universitariado con el proletariado; ha convertido aquella unidad fraternal e histórica en un abismo de odio; odio del estudiante a su hermano obrero. La autonomía universitaria sigue instilando pasión cainista en el cerebro y el corazón de las masas estudiantiles y universitarias… Pero la Revolución hará que la responsabilidad les alcance en vida a todos los catedráticos que han hecho de los estudiantes de Bolivia: el Caín armado contra su hermano Abel: el proletariado de Bolivia.
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Revolución,Cultura y Crítica Ahí tenemos que la intelligentsia de la revolución boliviana en vez de arrepentirse y trabajar en el sentido que señala el índice del imperativo histórico de la hora, continúa jalonando su papel de Judas. Juventud de la Central Obrera Boliviana: no escatiméis esfuerzo alguno por arrancar de la lobreguez del error histórico a vuestros hermanos universitarios; en la hora presente todo sacrificio es poco para reedificar la Unidad Obrero-Estudiantil. El día en que la juventud universitaria y el proletariado se den la mano fraternalmente y marchen con la mirada puesta en el Ideal del triunfo de la Revolución, ese día habrá llegado el triunfo definitivo para Bolivia. La Paz, noviembre de 1956 (Fdo.) Fausto Reinaga. — Secretario de Educación y Cultura de la Central Obrera Departamental.
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¿Qué hacer por el devenir de la ideología nacional? Desentrañar al tenor de la marcha de la historia la substancia profunda de nuestra realidad esencial; nuestro plasma vital; nuestro cosmos indio. Debemos convencernos de veras que, en la carne y el alma del hombre vibra la tierra que le vio nacer. Nuestro espíritu pintado y cuajado del paisaje telúrico, traspasando espacio y tiempo brama, ruge desde la más lejana subconciencia, desde el plano del instinto, desde la región animal, ruge: Quiero Ser. El deber del escritor revolucionario es sorprender y aprehender del espíritu de la tierra; y proyectar y alumbrar con toda la fuerza de la verdad en la conciencia nacional; o quizá mejor, apurar, acelerar la resurrección de la conciencia nacional. “Las naciones imperialistas exportan a los países atrasados los episodios de la creación espiritual junto con sus productos técnicos, a aquellos no les queda más remedio que aceptarlos todo: las máquinas de escribir, el nylon, las ediciones de lujo, el pensamiento y los roedores del pensamiento” (J. A. Ramos Crisis y resurrección de la literatura argentina). La evidencia de estos conceptos pesa sobre las conciencias honradas de Bolivia como una montaña. Todos los escritores de la sociedad feudal-rosquera han aspirado y aspiran ahora alcanzar un nombre dentro la intelectualidad de la Metrópoli. Cuando alguien en periódico o revista de París, Londres, New York o siquiera Madrid hace alusión o mención de un Alcides Arguedas o Tamayo, la nativa intelectualidad cipaya hincha el pecho de orgullo… Sucede que los jerarcas de la colonia cultural deben –para ser aludidos o citados– pensar y escribir dentro los cánones del imperialismo. Incensar incondicionalmente a los cerebros letrados de la Metrópoli. Sentir, pensar
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Fausto Reinaga y escribir sobre la temática de la nación explotadora; esto es, transportarse cerebral y emotivamente al seno mismo del país y la cultura imperialista. En consecuencia, a tono con ella, despreciar, ridiculizar a los intelectos nativos, nacionalistas, revolucionarios del país colonizado, sometido. Vaya un ejemplo, y tomando a los que Fernando Diez de Medina llama: “Nuestros más grandes poetas”. Franz Tamayo, Ricardo Jaimes Freyre, Gregorio Reynolds han escrito La Prometheida, Castalia Bárbara, El Cofre de Psiquis, respectivamente. Para entender a Tamayo es preciso comprender y sentir la vida helena de hace dos mil años. Cuando el poeta Jaimes Freyre se inspira: “El pastor apacienta su enorme rebaño de hielo”, no se refiere al Ande nevado, ni a ningún dios de la teogonía aymara o quechua. Aquel Lok es un personaje de la mitología escandinava. Y ¿El Cofre de Psiquis? Su autor va esculpido todo entero en estos versos: Peregrino sediento de emociones: En remoto vivir sueña tu mente, Y con arte sutil de evocaciones Da de beber de la castalia fuente. Altérnanse a través de tus visiones El ensueño de Grecia floreciente, De España los feudales cronicones Y la luz de la Italia renaciente. Resplandece en beldad Venus de Nilo. Nerón en el festín versos recita En que Petronio transfundió su estilo. Y en un ansia de amor surgen radiantes, El credo secular del Bethlenita Y el verbo aurisonoro de Cervantes. (Abel Alarcón) “Visiones infanzones de tu progenie hispana Y de la Grecia antigua y el moderno París”. (Francisco Bedregal)
Reynolds, malabarista de la palabra, con una pobre vena poética; mejor un versificado gamonal, dijo del indio: “Padeciendo sin culpa y sin alivio, por lo abrojos del fatal declivio lo mismo que hoy tu vida irá mañana”
Según el vaticinio de este vate, el indio jamás alcanzaría conquistar tierra y libertad. La reforma agraria de 2 de agosto de 1953 ha probado la falsedad y mala fe de Reynolds.
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Revolución,Cultura y Crítica A la juventud enseña: “Mi corazón galopa hacia el nirvana”.
El cofre de Psiquis es un poemario del deseo de volver a vivir las cosas de Grecia o del bohemio París. Como no se alcanza lo que se desea, predica por buena filosofía: zambullirse en la quietud más absoluta, en la inacción total, en el nirvana. ¿Podía haber servido de mejor manera Reynolds los intereses de la rosca y el gamonalismo feudal?
Toda la producción intelectual de la época del Superestado y el feudalismo adolece del mismo pecado. Cosa igual acontece con sus retoños actuales. Una y otra se hallan saturadas de ideas y emociones postizas; ya que tales ideas y emociones son propias de la nación exportadora de la mercancía espiritual. Que los escritores de ayer, del pasado, positivistas y liberales se hayan convertido en cerebros y corazones esponja de la literatura francesa. Pasa. Lo escandaloso es que los marxistizantes con todo su punzón encendido hayan caído en los mismos pecados de la intelectualidad liberopositivistas. Esto no pasa. Es cosa punible. ¿Por qué se desprecia, se escarnece lo nativo, lo autóctono, lo indio, esto es nuestra viva realidad social? Hoy en el aula cobra vigor el silbido de la cachiporra de los camisas blancas. En tanto, que es una alfombra la ideología revolucionaria nacionalista. Todos la pisan.
¿Por qué? Por su condición larvada. Por su en cierne situación. La cultura auténtica boliviana; la cultura nacional revolucionarizada, por tanto independizada no respira. La cultura boliviana de esta hora, no existe sino como apéndice, como prolongación, como un eco de la cultura occidental. Los hechos cantan, ¿cómo se mitiga el hambre espiritual del pueblo?
La radio, ese maravillosos medio de transmisión y difusión de las cosas de la vida del hombre, está colmada de ritmo y armonía ajenos a nuestra vida emotiva y musical. Indios, cholos, birlochos y señoritingos escuchan, ríen, lloran, bailan al son y compás de la música anti-nacional: música ajena y extraña a la esencia de la Patria. En el templo, en la cantina, en la escuela, en el hogar la música nacional está enmudecida por una deliberada voluntad de los caciques cipayos… No es que el pueblo no quiera vivir su música, sucede todo lo contrario, es el dirigismo musical que ahoga, silencia, enmudece. Acontece igual con el radio-teatro. El eco de España, Francia, EEUU, retumba chocarrero sobre la epidérmica emoción de auditorio radio-es-
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Fausto Reinaga cucha… Con referencia al cine empeora la cosa. Con decir que no existe una película nacional se ha dicho todo. No hay película que refleje en la pantalla el extraordinario paisaje telúrico y también humano. El espíritu antinacional y antirrevolucionario que se ha mimetizado en los avatares de la lucha, ha logrado entregar al viento la más grande epopeya que, desde hace cuatro años ha tenido por teatro a la tierra y el pueblo de esta Bolivia en revolución. En el campo de la manifestación del pensamiento, de la inteligencia, vale decir, en la conferencia, el periodismo, la revista, el libro, es pésima la situación porque confronta y enfrenta mayores obstáculos. No es exagerado afirmar que este campo está controlado policialmente… Quien quiera escribir debe ante todo exhibir privada y públicamente certificado de nulidad y de adhesión a los nuevos amos del capital y de la cultura antinacional… En la Bolivia revolucionaria sólo pueden escribir y publicar los espíritus encanallecidos en la traición a la Patria. 15 En Bolivia hay vida sólo para los intelectuales imperialistas… Fernando Diez de Medina, Ministro de Educación, ha dicho en el acto de la entrega de los premios nacionales de literatura: “…dura (es) la tarea del escritor (revolucionario F. R.)… que quien llega ver tipografiado el fruto de su ingenio es financista, millonario… Crítica no la hay. Falta espacio en las revistas culturales, generalmente esporádicas, y en los periódicos para temas puramente espirituales. (El escritor revolucionario F. R.) Cada día debe arriesgar combate con el Ángel Negro (léase hambre F.R.) que ensombrece su morada”. 15 La Raíz y las Hojas, la pretendida crítica de Juan Quirós, nada tiene que hacer con la excelsa tarea de la creación de la ideología nacional, si se quiere, de la resurrercción de la conciencia nacional. Este libro pertenece al arsenal de la “intelligentsia” cipaya de Bolivia. Es una mercancía para consumo de la colonia intelectual del país. Se lee, se comenta en los círculos familiares de la reacción falanjo-rosco-gamonal. La intelectualidad revolucionaria, las masas obreras y campesinas nada tiene que hacer ni sacar de dicho libro. En consecuencia, un “crítico” de la colonia intelectual contrarrevolucionaria, como Quirós, nada positivo ni vital puede aportar a una Revolución de la magnitud y profundidad de la Revolución boliviana… No puede pasar una alusión… la historia es elocuente y fecunda sobre el papel que han desempeñado el púlpito y el confesonario en el espíritu y la voluntad del pueblo, y en especial de las masas explotadas. En las dos grandes Revoluciones de la Humanidad: la francesa y la rusa, la gente de sotana ha jugado un papel contrarrevolucionario. (Cosas recientes de nuestra América india confirman y ratifican nuestra denuncia: En Guatemala el Arzobispo Mariano Rossell y Arellano obligó a los campesinos no levantarse ni oponerse al paso de Castillo Armas. En la contrarrevolución de Aramburu en la Argentina, las hazañas del clero son inolvidables…) Cómo, pues entonces había de esperar la Revolución boliviana algo bueno del cura “Quirós”. Lo milagroso habría sido que el escritor católico hiciese algo bueno para la Revolución. pero el “padre” Quirós no sabe hacer esta clase de milagros.
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Revolución,Cultura y Crítica La Nación, El Pueblo de Cochabamba. El Pueblo de La Paz, con todos sus rebetes revolucionarios, sistemática y obstinadamente hacen labor negativa acerca de la creación de la ideología nacional. Dicen nimiedades sobre el alma nacional. En tanto que con tono grave, hasta apodíctico clavan a martillazos en la conciencia social, los hechos y las cosas que acontecen y suceden en las naciones imperialistas. La producción nacionalista revolucionaria ha sido sitiada y asfixiada. Los periódicos como Rumbo Sindical de La Paz, Bases de Oruro, etc. han desaparecido por inopia física. El intelectual revolucionario vive, como perro en barrio ajeno: le ladran, le muerden, le golpean seres humanos y caninos por igual. Mientras que los intelectuales sicofantas y teodotos, (style Quirós) tienen en este río revuelto ganancia de pescadores. Es hora de que la revolución se preocupe de su propia ideología. Ideología que debe inundar como el sol las almas de los obreros, campesinosindios y la clase media, que hoy se hallan en alianza en aras de la Revolución Nacional. Es hora de iniciar la revolución cultural, que equivale a la creación de una ideología de la revolución boliviana. La Paz, noviembre de 1956
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