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Sassen, Saskia. “El punto de inflexión: hacia una nueva lógica organizadora”. Contenido en “Territorio, autoridad y derechos. De los ensambles medievales a los ensambles globales”. Katz. Buenos Aires. [pp. 207-278] Se tiene como propósito realizar una comparación entre el internacionalismo del período de Bretton Woods y el de la era global en la actualidad. Existe una diferencia constitutiva entre ambas épocas, lo que a su vez remite a la cuestión de los puntos de inflexión. Se abordan los distintos tipos de internacionalismo; el punto de inflexión; hacia una nueva lógica organizadora; el punto de inflexión; ¿Por qué no se toma la era de Bretton Woods como punto de inflexión?; Estados Unidos: la configuración de las capacidades sistémicas para alcanzar el punto de inflexión; La redistribución de poder en el seno del Estado; La reconfiguración de la división entre la esfera pública y privada; La variabilidad en las articulaciones entre la autoridad pública y la privada; El ascenso de los mercados y del derecho en la reconfiguración del interés público La lógica organizadora de ese proceso no se centraba en formar una economía global sino en proteger de las fuerzas económicas externas a las economías nacionales. Por lo tanto, si bien tiene un carácter internacional, ese período está orientado a la construcción de las economías nacionales y a la protección de los intereses nacionales. De hecho, no se instauró ningún sistema genuinamente global. Así, la primera etapa de la era de Bretton Woods adquiere una significación adicional en tanto esos doce años en efecto apuntaron a construir algo que se acercara a un sistema de gobernabilidad global para el bien común. En síntesis, los primeros años de la era de Bretton Woods en los Estados Unidos se caracterizan por una combinación de tres elementos: la orientación nacional, la búsqueda de mercados internacionales para las exportaciones estadounidenses y la diferenciación específica entre distintas esferas de políticas. Ahora bien, en la década de 1980, el gobierno de los Estados Unidos cesó de ser un actor económico de importancia en el sentido del New Deal y la posguerra, y su relación estratégica con la economía dejó de pasar por la producción y la planificación física para desplazarse hacia el sector financiero. Una posible lectura de estos resultados indica que las políticas estadounidenses implementadas mediante el sistema de Bretton Woods y el Plan Marshall surtieron los siguientes efectos: a) un debilitamiento de los otros actores económicos (es decir, los estados de Europa occidental) mediante un aumento de su dependencia con respecto a los Estados Unidos, que los forzó a adoptar políticas en algunos casos indeseadas; b) un ocultamiento de las consecuencias negativas para esos países y para el sistema mundial, posibilitado por el crecimiento económico de la posguerra, que otorgaba un aspecto positivo a todas las políticas económicas; y c) un aporte a las condiciones que desembocarían en las crisis fiscales y financieras de la década de 1970 y principios de la década siguiente. El proceso que aquí presentamos podría resumirse, a grandes rasgos, como un desplazamiento hacia la privatización del Ejecutivo, frente a los ciudadanos y los otros dos Poderes, acompañado de un desgaste en el derecho individual de privacidad. Mediante esta doble tendencia, junto con las políticas de desregulación, privatización y mercantilización que también ayudaron a cambiar la posición del Ejecutivo, se produce una reconfiguración de la división entre la esfera pública y la esfera privada. Lo que se observa en todos estos fenómenos es un incremento en la importancia y la formalización de la división entre lo público y lo privado, caracterizado por el ascenso de los mercados y el notable avance del derecho en tanto agente supuestamente neutral para establecer los criterios de la economía. Los efectos generales de estas diversas formas de privatización de la participación democrática y la responsabilidad pública en la era global son de carácter problemático. Mientras que aumenta la transparencia empresarial, se da una tendencia a que disminuya la transparencia en materia de responsabilidad pública. Quizá lo fundamental no sea impugnar todas las formas de privatización, si no dejar de presentar al sector privado como un dominio neutral y garantizar que rinda cuentas ante el público y que ofrezca una mayor transparencia. Karol Juliana Riaño López