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SEMILLAS ¿BIEN COMÚN O CORPORATIVO?
El ser humano en sus inicios fue una comunidad nómada que vivía de la recolección de alimentos y lo cual los impulsaba a recorrer grandes distancias en búsqueda de comida, con la llegada de la agricultura estas comunidades pudieron asentarse en territorios fijos, lo cual nos permitió crear comunidades y ciudades más complejas. El domesticar las semillas fue un proceso de muchos años, un proceso que generó conocimiento que fue transmitido por las culturas primitivas a través de la oralidad y la enseñanza, conocimiento que ha permitido al ser humano suplir su necesidad alimenticia. En el proceso de domesticación de las semillas están fueron tomando un papel sagrado en las culturas indígenas ya que las semillas eran capaces de dar vida y alimentar a sus pueblos, en muchas culturas se realizaban rituales para honrar a las semillas o rituales para la siembra y recolección de las semillas. Latinoamérica ha sido catalogada como una región subdesarrollada la cual las potencias han impulsado por medio de la compra de sus recursos naturales, por décadas ha sido el lugar de explotación, exportación de estos recursos. Entre estas prácticas está la producción agroindustrial, una forma de agricultura a gran escala centrada en monocultivos, es una práctica que desplaza las relaciones locales con la tierra y sus costumbres de siembra y que además transforma el medio ambiente. La producción agroindustrial no solo afecta a los procesos de siembra que se tiene en las comunidades autóctonas sino que también han modificado esa esencia de la agricultura que es el manejo de las semillas, este tipo de producción sólo permite que se usen semillas que han sido genéticamente modificadas y cataloga a las semillas autóctonas, a las semillas criollas como ilegales. Este acontecimiento se da con la llamada revolución verde que surge en el siglo XIX, la cual constituye una serie de mecanismos jurídicos, científicos y políticos para regular las semillas, impulsada por países que poseen el monopolio de la agroindustria, esto lo hacen porque estos países tiene el pleno conocimiento de que quien controla las semillas controla los alimentos y además son fuente de poder territorial, por esos motivos están en la mira de las grandes multinacionales. Entre los mecanismos jurídicos se concede propiedad intelectual sobre las semillas a las multinacionales, con este proceso se ha perdido casi tres cuartos de la diversidad de semillas que fueron obtenida por la humanidad en más de 10.000 años. Estas semillas modificadas deslegitiman y marginaliza a las semillas nativas, diciendo que no son igual de productivas o que son un peligro para las personas y para el medio ambiente.
En Colombia, al firmar el TLC con USA se criminaliza el uso de semillas criollas y se establece que solo se pueden usar las semillas genéticamente modificadas en los monocultivos que además del uso a gran escala de agroquímicos y maquinaria pesada que destruyen la tierra y envenenan el medio ambiente y a las personas que consumen los productos provenientes de esos cultivos. La problemática no termina en el uso de semillas modificadas, al declarar a las semillas criollas como ilegales muchos campesinos son tachados de criminales por sembrar con semillas que obtienen de sus mejores ejemplares y como lo llevan haciendo por generaciones en sus familiar y en las tierras que han trabajado toda su vida, son tachados de criminales por negarse a usar semillas modificadas en sus tierras para el alimento de sus familias y el sustento diario. Y si un campesino intenta regirse a las normas de las semillas importadas muchas veces se ve obligado a vender sus parcelas de tierras por un precio paupérrimo ya que los costos para mantener este tipo de cultivos son muy elevados y no da las ganancias necesarias si no se hace a gran escala, esto es porque de los productos creados por las semillas modificadas no se puede obtener más semillas, estas son esterilizadas y para volver a sembrar se debe comprar nuevas semillas y repetir el proceso después de cada cosecha. En muchos paises y mas que todo en comunidades de campesino e indígenas se han creado redes de protección de las semillas nativas. En estas redes se comparte los conocimientos adquiridos y que se mantienen en las comunidades, con el fin de mantener vivas las costumbres y prácticas ancestrales y sobre todo el intercambio de las semillas. En estas redes también se han creado bancos de semillas comunitarios para la protección de las semillas autóctonas que a pesar de ser objeto de varios cateos han podido conservar una buena cantidad de semillas que han sido usadas en intercambios o incluso que han sido entregadas a campesinos en momentos de crisis. Adicionalmente se han realizado varios movimientos de campesinos e indígenas para la protección de las semillas con el fin de tumbar esas reformas que criminalizan la siembra de semillas criollas y declarar territorios libres de transgénicos, este tipo de movimientos son supremamente importantes ya que con ellos se protege la soberanía alimentaria en los territorios rurales y la calidad de alimentos que son enviados a las zonas rurales, que son más sanos, sin químicos y que no envenenan a las personas.