Falangistascontrael Caudillo [PDF]

Libros Abiertos Primera edición, octubre de 2007 © Gustavo Morales, 2007 © SEPHA, Edición y Diseño, SL., 2007 Biedmas

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Libros Abiertos

Primera edición, octubre de 2007

© Gustavo Morales, 2007 © SEPHA, Edición y Diseño, SL., 2007 Biedmas, 4 29008 Málaga www.editorialsepha.com [email protected] Diseño de portada: Jose María Gómez Benito Diseño de colección: Julián Moreno Hidalgo Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático. ISBN: 978-84-96764-16-3 Depósito legal: Impresión: Estugraf Printed in Spain – Impreso en España

Este libro está dedicado a Julián Morales Vázquez de Castro y a Antonio Gómez, con ellos también a Iglesias, Adela, Jamet, Andrés, Narciso y Patricio, que hacen

guardia en los luceros; a Camilo, Luis Eugenio y Ganado, a Curro, Emilio, Paco,

Maxi, Adelaida, Enrique, Tito, Otazu, Félix, Cuéllar, Caro, Joaquín, Carlos, León,

José Antonio, Luque, Grao, Alberto, Cristina, Lorente, Teo, Sol, Pilar, Marisi,

Isabel, Francisco, Blanco, Manuel, Rodolfo; a todos cuantos hicieron por una España mejor, con razón o sin ella.

Y a mis hermanos, Elena y Eugenio, que me aguantaron cuando creía que tenía toda la razón del mundo y ninguna duda.

ÍNDICE

Prólogo, por Vicente Talón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

PRIMERA PARTE

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19

La resistencia falangista contra Franco . . . . . . . . . .

23

CAPÍTULO I Ausente y pendiente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

27

CAPÍTULO II La unificación de Falange y la división de los falangistas .

35

2. La Revolución en la Guerra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

64

1. Rebeldía azul

...............................

3. Los sindicatos de Salvador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

4. Organizaciones juveniles falangistas . . . . . . . . . . . . . .

5. División Azul, ¿cómo perdimos Berlín? . . . . . . . . . . .

6. Los fusilamientos de 1942

.....................

60

76

90

107

114

CAPÍTULO III La desfascistización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129 1. Desplantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

133

CAPÍTULO IV Reconstrucción falangista (1959) . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141 1. El nacionalsindicalismo sin Falange . . . . . . . . . . . . . .

2. Juntas Promotoras de FE de las JONS . . . . . . . . . . . .

3. Falange y Socialismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

147

154

161

CAPÍTULO V ¿No fue posible la unidad? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163 1. FE de las JONS (auténtica) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

2. Primer Congreso (1976) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

3. Segundo Congreso (1977) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

4. Tercer Congreso (1978) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

5. Cuba (1978) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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188

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215

CAPÍTULO VI Agonía y muerte de FE de las JONS (auténtica) . . . . . . 221 CAPÍTULO VII Fuerza Nueva, más franquistas que Franco . . . . . . . . . . 227 CAPÍTULO VIII Prensa ultra de los 70 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 239

SEGUNDA PARTE

Las ideas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 243 CAPÍTULO IX Fascismo en España . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 245 1. El fascismo católico contra intelectuales, programas y constituciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2. Ramiro Ledesma

............................

3. Los 27 puntos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

245

258

264

CAPÍTULO X Del corporativismo al sindicalismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . 269 1. El mito nacional y sindical . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

275

3. Sindicalismo nacional: izquierda y derecha . . . . . . . . .

285

5. La caída de los dioses . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

300

2. Sindicalismo político

.........................

4. La CONS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6. Síntesis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

276

297

303

CAPÍTULO XI Problemas del falangismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 309

Anexo: Manifiesto de los 400 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 313

Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 327

José Antonio Primo de Rivera pintado por Pancho Cossio.

PRÓLOGO

La anécdota es antigua y se ha contado ya varias veces. Tuvo por marco la ciudad de Teherán a donde en febrero de 1989 viajó, con motivo de los festejos conmemorativos del X Aniversario de la Revolución Islámica, una delegación española. Cierta tarde, mientras sus integrantes cruzaban en un autobús las nevadas calles de la capital iraní, dos jóvenes que habían comenzado a simpatizar con uno de sus compatriotas, algo más de veinte años mayor que ellos, se atrevieron a preguntarle: –Si puede saberse, ¿cuál es tu ideología política? El veterano se lo pensó algunos minutos antes de responder: –Bueno, veréis. No es fácil de explicar. Yo comparto una ideología que la gente joven, como vosotros, piensa que gobernó en España pero que, sin embargo, más allá de ciertos símbolos y de algunas realizaciones sociales estuvo siempre al margen del poder durante los cuarenta años de Régimen franquista... Sus interlocutores le aliviaron del mal trance que, al parecer, estaba pasando al decirle: –No te preocupes. Ya te hemos entendido. También nosotros somos falangistas. Como he comenzando escribiendo ésta es una anécdota...pero no tan sólo una anécdota. Resume, en su simplicidad, una verdad que el libro que ha escrito Gustavo Morales y que el lector tiene en sus manos se encarga de abordar y desmenuzar presentando el devenir de un partido, FE de las JONS, que obra de José Antonio

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Vicente Tal n Ortiz

Primo de Rivera, por lo que hace a las primeras siglas, y de Ramiro Ledesma Ramos, por lo que tiene que ver con las segundas, fue sorprendido por la Guerra Civil y el casi inmediato fusilamiento de sus creadores cuando apenas estaba alzando el vuelo y, entre otras carencias, ofrecía la de un evidente vacío doctrinal. Algo lógico si se tiene en cuenta que, al ser ambos asesinados, hacía menos de tres años que José Antonio había fundado Falange Española y sólo seis que Ramiro, el artífice de las Juntas de Ofensiva Nacionalsindicalistas, pisaba la senda revolucionaria. Estas muertes, que fueron acompañadas o seguidas tanto en esos momentos de la contienda intestina como en los años posteriores de la misma, en los frentes de batalla y en las sacas de las cárceles, por las de otros muchos de los escasos militantes con los que contaba la Falange originaria, la dejaron huérfana y en manos de gentes, comenzando por el general Francisco Franco, que en algunos casos manifestaban una clara simpatía por sus postulados -sin que ello les impidiese retorcerlos a favor de opiniones religiosas y políticas que nada tenían de falangistas-, pero que en otros abominaban absolutamente de aquellos a quienes calificaban de comunistas con camisa azul. Estos últimos, que sin embargo no dudaban en vestirla y en saludar a la romana pero mejor enmascarar sus tejemanejes, iban a ser los que, a la postre, se llevasen el gato al agua aunque de manera disimulada y por etapas; por largas etapas. Su primera victoria consistió en que, al acabar la Guerra Civil, y en palabras del falangista Narciso Perales, estuviese claro que el nuevo Régimen no era tanto un Estado fascista y revolucionario como un sistema autoritario de derechas aderezado de retórica. Si así eran las cosas en 1939, cuando Alemania e Italia constituían los puntos de referencia en muchas cuestiones de la España auto calificada de nacional-sindicalista y por tanto el fascismo era una carta de garantía de cara a esos dos grandes aliados sin cuya ayuda habría sido imposible la victoria, cabe suponer lo que iba a ocurrir después. En concreto cuando, tras la inicial oleada de entusiasmo suscitada por las victorias germanas en los frentes de la Segunda Guerra Mundial, las perspectivas se fueron ensombre-

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ciendo más y más para Hitler y Mussolini. Eran muchos los falangistas que, disconformes con el rumbo político emprendido desde el primer momento por Francisco Franco al ver que aparcaba la Revolución pendiente, confiaban en llevarla a cabo al rebufo del triunfo militar del Eje. Incluso el luego patéticamente acomplejado Laín Entralgo, quien pidió perdón una y otra vez por su actividad falangista como si en vez de dirigir la revista de pensamiento nacional-sindicalista Escorial hubiese estado a cargo del campo de exterminio de Belsen, dijo confiar en la victoria de alemanes e italianos para lograr la restauración de esa ya desarbolada y aún no muerta esperanza mía. Es decir, la esperanza de que por fin se materializase la Revolución pendiente. Puesto que Italia quedó fuera de combate, en afortunada expresión del periodista y falangista Ismael Herráiz, entre julio y septiembre de 1943, eso significa que ya en esas fechas Laín Entralgo daba por desarbolada la Causa por la que a la sazón tan enfervorizadamente combatía. Desde luego, con el desplome de los Estados totalitarios amigos de España la posición de la Falange se debilitó todavía más. Una parte de las grandes obras del franquismo –Fuero del Trabajo, atención a la juventud y a la infancia, seguridad social, etc.– llevan la impronta de ministros azules. Pero éstos y otros exponentes del mismo color, presentes y actuantes en las diversas instituciones, sabían que les era obligado actuar de manera comedida, sin salirse de las líneas rojas que el Caudillo y sólo él marcaba. Esa era la actitud posibilista de José Antonio Girón quien, como escribe Gustavo Morales, pugnaba por azulear el Régimen y dar la batalla a las derechas desde dentro, no en oposición frontal. También la de José Luis Arrese, Miguel Primo de Rivera y tantos más. Otras actuaciones como la de un personaje muy interesante y prácticamente nada estudiado e incluso ya casi totalmente olvidado, la de Salvador Merino, un auténtico revolucionario, conducían a lo que el autor escribe a su respecto. Esto es: asustó a empresarios, Ejército e Iglesia y fue convenientemente purgado. La definitiva decantación de Franco por Don Juan Carlos de Borbón como sucesor suyo a título de Rey, el peso creciente de

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Vicente Tal n Ortiz

tecnócratas, miembros del Opus Dei y Propagandistas católicos en los sucesivos gobiernos del Caudillo, el cada vez más perceptible declive físico –aunque no mental– de éste, el aumento de las corrientes de oposición alentadas sobre todo por el Partido Comunista, la acción igualmente en alza de organizaciones terroristas como ETA, el FRAP y el GRAPO, anunciaron la llegada de un tiempo nuevo que traerían aparejado el archivo definitivo de la Revolución pendiente. Y precisamente en ese momento la utopía falangista se manifestó de nuevo por parte de algunos pocos que articularon grupos de oposición dentro del Régimen y contra el Régimen en organismos tales como el Frente de Juventudes, la Escuela de Mandos José Antonio y los sindicatos verticales. Es, en mi opinión, como si los cristianos hubiesen empuñado la lira neroniana para salvar a Roma del incendio que la devoraba puesto que el hundimiento del franquismo iba a señalar el fin definitivo de sus posibilidades de influencia política en la sociedad española, como así ha sido. Las páginas de ingrata lectura de este libro son las que describen, con gran conocimiento de causa por parte del autor, el caos que sucedió a la instauración de la democracia partitocrática por, precisamente, quien fuera secretario general del Movimiento y un oportunista azul de toda la vida, Adolfo Suárez. Lo que quedaba del falangismo saltó en pedazos dando lugar a grupos, grupitos, grupúsculos, secesiones de grupúsculos, etc., que a menudo contaban con menos militantes que letras sus denominaciones: Frente de Estudiantes Sindicalistas, Juntas de Oposición Falangistas, Frente de Estudiantes Nacional-Sindicalistas, Falange Española Auténtica, Círculos José Antonio, Falange Española de las JONS, Frente Nacional de Alianza Libre, Frente Nacional-Sindicalista Unificado, Asociación Juvenil Amanecer, Círculos 4 de Marzo, Agrupación Juvenil Bandera Roja y Negra, Jóvenes Falangistas, Frente Nacional Español, JONS Auténtica, etc., etc. En esta indigesta macedonia incluso podrían entrar otros nombres como el de Fuerza Nueva donde encontramos algunas pinceladas de falangismo anegado en fuertes dosis de catolicismo

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extremo por lo que, tal vez, era el grupo que más respondía a la realidad del Régimen franquista que, desde luego, no implantó el nacional-sindicalismo pero sí, y de qué manera, el nacional-catolicismo. Por haberlo sufrido a lo largo de muchos años de entrada como alumno de los Escolapios en la localidad valenciana de Gandía y luego en Madrid, primero como becario en la Institución del Divino Maestro (IDIMA) y a continuación como inspector de estudios en el Colegio de Huérfanos del Ejército de Chamartín, sé perfectamente de lo que hablo. Y ello por no mencionar las insoportables Semanas Santas impuestas por el Régimen a todos los españoles, fuesen católicos practicantes o no, la censura de tipo moral en cualquier manifestación literaria o artística, etc. Era el fascismo frailuno del que con tanto acierto escribiese el historiador Stanley G. Payne. En resumen, nos encontramos ante un libro bien estructurado, muy trabajado, que racionaliza y selecciona materiales sobre una ideología, la falangista o nacional-sindicalista, que nació en el momento preciso, cuando los fascismos estaban en alza en Europa como una reacción frente a las injusticias de la derecha clásica y el miedo al bolchevismo, pero a la que el estallido de la Guerra Civil y la desaparición de sus líderes fundamentales, dejó huérfana. Una ideología de la que Francisco Franco, un militar brillante con escasa formación política, se aprovechó para decorar su Régimen y que, cuando hubiese sido prescindible por la derrota militar de las potencias del Eje, mantuvo en cierto modo ya que, por más que ahora se niegue, contaba con un evidente tirón popular al menos en sus manifestaciones externas. Recordemos la multitud que, en la última aparición del Caudillo en el balcón principal del Palacio de Oriente, cantó, brazo en alto, el Cara al sol. Vicente Talón Ortiz Enviado especial a guerras de los diarios El Correo Español y de Pueblo, Director de la revista Defensa Valencia, abril de 2007

Dibujo del traslado de los restos de José Antonio, andando, desde Alicante hasta El Escorial.

INTRODUCCIÓN

La vida de los fundadores del nacionalsindicalismo español fue corta e intensa. La audacia de los planteamientos ramiristas y la originalidad de las definiciones joseantonianas sientan la base del pensamiento y la actuación de un puñado de patriotas revolucionarios, desde 1931 hasta 1936. Son pocos años de vida política y elaboración ideológica, no dejan sino una puerta abierta. Hubo pocos escritos sistematizados. La mayor parte son artículos y discursos de personas que sufrieron atentados terroristas, persecuciones gubernamentales y que terminaron asesinadas en su juventud. El pensamiento nacionalsindicalista, en rápida evolución, admite muchas interpretaciones. El falangismo se desarrolló de forma asimétrica tras la muerte violenta de sus fundadores pero falto de unidad de mando se produce también la dispersión ideológica1. Las banderas rojinegras se han inclinado a uno y otro lado de la política. Sus partidarios se han situado muchos en la derecha y unos pocos en la izquierda. El nombre y los símbolos falangistas son conocidos. No así sus ideas más conocidas a través de sus enemigos que de sus partidarios y, con éstos, dependen mucho de con qué falangista hables. En realidad, la primigenia FE de las JONS, en las últimas elecciones republicanas, era un partido extraparlamentario. Mercedes Formica aclara sobre la militancia a principios de 1936: “Los seguidores de José Antonio éramos poquísimos, quizás unos dos mil en toda España y tal vez no llegaran a ese número” (García de Tuñón 2006: 1353). Otras fuentes elevan esta cifra hasta 25.000 ya en la primavera de 1936, tras las elecciones donde el Frente Popular ocupa del poder (Imatz 2006: 35). Los 45.000 votos obtenidos por Falange en las elecciones de febrero de 1936 1.

A esas cuestiones ya contestamos en una obra anterior: Morales, Gustavo De la protesta a la propuesta, Ediciones Barbarroja, Madrid, 1996.

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son el techo y, de coincidir la cifra con la militancia, diría poco de su capacidad de convicción y menos de su madurez. El general Franco cogió esa Falange, descabezada por el gobierno frente populista primero y por la Guerra Civil después, sin representación en las elecciones de 1936, y la convirtió en el Movimiento, un partido único, millonario en afiliados y servicios que hizo sentir su presencia en toda España durante cuatro décadas. Gracias a ese poder delegado, algunos falangistas experimentaron socialmente en vivienda, seguros sociales, sanidad, sindicatos, trabajo, magistraturas y juventudes. A cambio de esa realidad que mejoró la vida de trabajadores españoles, Falange perdió el futuro. Sus logros y conquistas no son reconocidos hoy, eso cuando no se falsean achacándolos directamente a otros, como hemos llegado a oír que fue Felipe González quien extendió la Seguridad Social. En realidad, Franco estaba más en la línea del pensamiento de Calvo Sotelo y Víctor Pradera. Sobre los falangistas opinaba, como veremos, que eran unos chulos. Además, José Antonio Primo de Rivera le había fastidiado la candidatura por Cuenca de 1936 (Gil Pecharroman, 1996: 455). El pensamiento de Franco estaba más cerca del tradicionalismo católico y monárquico español que del sindicalismo revolucionario falangista. Franco no leía a Sorel. A partir de febrero de 1937, con la implantación del Decreto de Unificación, se puede hablar de falangistas con más rigor que de Falange. El Generalísmo realizó un cambio de rumbo, que fue definitivo, que no es compartido en aquel momento por el mando azul. La oposición, respetuosa y desarmada, de Hedilla y otros nacionalsindicalistas fue aplastada. Falange fue una organización que estuvo presente en la vida de los españoles durante cuarenta años. Muchos de ellos fueron formados en formaciones azules como el Frente de Juventudes, la OJE, la Sección Femenina (SF), las universidades laborales, los sindicatos, las escuelas de Mando. Falange Española Tradicionalista de las JONS fue un partido único, resultante de la victoria en la Guerra Civil española, que jamás aplicó su progra-

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ma máximo. Presenta varias diferencias importantes con otros regímenes de apariencia similar. En ningún país de Europa el fascismo llegó al poder en una guerra como lo hizo Franco en España. El fascismo italiano recibió el poder tras una demostración de fuerza: la marcha sobre Roma, donde se acrisolaron sindicalistas revolucionarios con veteranos combatientes nacionalistas. Y el nacionalsocialismo alemán ganó el poder en las urnas de la República de Weimar. Además, en las naciones europeas fascistas todo estaba sometido al partido, incluido el Ejército. En España ocurrió al revés, fueron las Fuerzas Armadas quienes sometieron al resto de las fuerzas políticas y sociales. Y mientras en Europa se mantenían los consejos y los reichtag, en España Franco gobernó mucho tiempo sin cortapisas ni siquiera formales. El general gallego había aprendido de los escasos siete años de la Dictadura del general Primo de Rivera. Hacía falta algo más que un gobierno autoritario para permanecer. Para ello escogió la escenografía y dialéctica falangista con que vistió al nuevo Estado, le dio una mística y aires de revolución alejándose del cartel estereotipo republicano que resumía grotescamente a los rebeldes con un cura con barriga, un rico con chistera y un general con medallas. Este libro se divide en dos partes: los hombres y las ideas. La primer parte habla de los camisas azules que empezaron a hacer la revolución durante la guerra; recuerda los sucesos de Salamanca y la Unificación. Este libro es sobre rebeldes azules, camisas viejas2 y divisionarios, algunos de ellos fusilados en los años cuarenta por decir del franquismo, emulando a Ortega y Gasset sobre la República, “no es esto, no es esto”. De 1937 a 1942 la rebeldía falangista se paga con la condena a muerte, la cárcel y el destierro. Tras la frustración de otra victoria sin alas, los falangistas se organizan en la clandestinidad y en la legalidad: FSR, FNAL, Círculos José Antonio, FENS, JOF, FSU y FES casi consiguen la unidad en los años 70 del siglo pasado, divididos en dos fuerzas principales: FE de las JONS, mandada por 2.

Camisas viejas y Vieja Guardia son denominaciones para los falangistas veteranos, afiliados antes de julio de 1936.

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Gustavo Morales

Raimundo Fernández-Cuesta, que no era de izquierdas; y FE de las JONS (auténtica), con Pedro Conde Soladana al frente, que no era de derechas. La obra incorpora algunos testimonios significativos de militantes de la segunda organización. Son necesarios muchos más. Son brochazos para hacer un retrato impresionista de una formación, dejando a otros más lejanos a la experiencia directa la tarea de documentarla. Con todo, no es legítimo desligar las responsabilidades azules del régimen anterior. En su justa medida. No es el objeto de este libro. Estas líneas prosiguen la cimentación de la historia de la resistencia falangista contra Franco, recogiendo el testigo de Armando Romero Cuesta, enriqueciéndolo con datos propios y de otros autores, correcciones a informaciones confusas o erradas y nuevas investigaciones. Lo ofrecemos a los siguientes autores como punta de un ovillo por desenredar. La segunda parte de la obra la constituyen mis ensayos recientes, algunos publicados en las revistas Catoblepas, de Gustavo Bueno y Aportes, de Luis Valiente, que ayudan a entender el pensamiento nacionalsindicalista que ni siquiera ha cumplido 77 años de vida: 1931-2007. Queda mucho por hacer. Menos en torno a cómo debería ser, enfermedad habitual del falangismo, que a cómo será posible llegar a hacerlo. Por último, pero no menos importante, este libro reconoce las aportaciones de escritores3que van construyendo poco a poco una historia que aún no tiene fin.

3.

Es el caso concreto del capítulo de Organizaciones Juveniles donde se ha seguido en buena parte a Adaucto Pérez y se ha considerado correcto el análisis de Sara Folch.

PRIMERA PARTE

LA RESISTENCIA FALANGISTA CONTRA FRANCO

La Junta de Mando de Falange Española ante el telón con los nombres de los caídos.

“Esto de mandar la Falange es como intentar llevar cuatro gatos en fila india, con un palito, de aquí a la Puerta del Sol” Doctor Narciso Perales Herrero

José Antonio Primo de Rivera en la cárcel de Alicante, 1936.

CAPÍTULO I

AUSENTE Y PENDIENTE Como ortodoxos, el falangismo se divide en torno a la línea sucesoria “legítima” de José Antonio. De eso entienden unos pocos en 1937, no la mayoría que combate en los frentes. Unos de Hedilla, otros de Dávila y Aznar, casi todos de Franco a la postre. De ahí viene la curiosa costumbre de numerar a los jefes nacionales, II, III, etc. Nadie como el primero, el Jefe por excelencia, ¿quién como el Ausente, el mahdi azul? Los nombres más ilustres elaboran en su honor una corona de sonetos. Su cuerpo es traído a hombros desde Alicante hasta El Escorial rodeado de antorchas4, el monasterio de Felipe II da nombre a una revista azul. Las canciones corren entre los jóvenes: “Con sal y canela en rama hizo Dios a José Antonio para que salvara a España”. A partir de ahí, de esa orfandad falangista, como ejército sin jefes admitidos por todos, se vuelven unos contra otros y dividen en lugar de sumar. Claro que muchos de ellos no son de la Vieja Guardia ni serlo les libra del virus. Dos mil falangistas han sido asesinados o están presos en prisiones republicanas en julio de 1936. El origen combatiente y la perpetua orfandad forman parte más de una herida que de una ideología. Los falangistas estaban entre quienes habían ganado la guerra, aportaban “el acompañamiento coreográfico de nuestras camisas azules”5 que predijo José Antonio para desfilar ante los poderosos. La brutalidad del Frente Popular multiplicó los planes insurreccionales de los falangistas, muchos alocados. Uno de ellos de inspiración joseantoniana, propuesto por Raimundo Fernández-Cuesta al coronel 4. 5.

Es secretario general de FET-JONS entonces el general Agustín Muñoz Grandes. José Antonio , Obras Completas [www.rumbos.net/ocja/jaoc0192.html].

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Gustavo Morales

Moscardó, consistía en encerrarse cadetes y falangistas en el Alcázar de Toledo. José Antonio advierte: “La participación de la Falange en uno de esos proyectos prematuros y candorosos constituiría una gravísima responsabilidad y arrastraría su total desaparición, aun en el caso de triunfo. Por este motivo, porque casi todos los que cuentan con la Falange para tal género de empresas la consideran no como un cuerpo total de doctrina, ni como una fuerza en camino para asumir por entero la dirección del Estado, sino como un elemento auxiliar de choque, como una especia de fuerza de asalto, de milicia juvenil, destinada el día de mañana a desfilar ante los fantasmones encaramados en el Poder. Consideren todos los camaradas hasta qué punto es ofensivo para la Falange el que se la proponga tomar parte como comparsa en un movimiento que no va a conducir a la implantación del Estado nacionalsindicalista, al alborear de la inmensa tarea de reconstrucción patria bosquejada en nuestros 27 puntos6, sino a reinstaurar una mediocridad burguesa conservadora (de la que España ha conocido tan largas muestras), orlada, para mayor escarnio, con el acompañamiento coreográfico de nuestras camisas azules”7. La cita no oculta que José Antonio y los demás mandos colaboraron con el Alzamiento, como había decidido la Junta Política realizada en Gredos en junio de 1935, y puso en el triunfo de la rebelión las esperanzas de liberación y de salvar la vida que se vieron frustradas en un frío amanecer alicantino en noviembre de 1936. Desde ese año la Falange está sin jefe. Al menos uno que acepten todos. Los falangistas contribuían con el escenario y el vestuario como lo habían hecho con la sangre pero no tenían el poder, Franco sí: hasta los años 50 irá debilitando y sometiendo a las diversas familias que se alzaron en la guerra española. En ese tiempo España se muestra ya como una nación capitalista que va 6. 7.

En la segunda parte de este libro se tratan estos 27 puntos y el porqué, tras la unificación de falangistas y carlistas en un partido único, Franco suprimió el último punto. José Antonio Primo de Rivera, Obras Completas, Instituto de Estudios Políticos, p. 1013.

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insertándose en el concierto mundial merced a la Guerra Fría que suaviza el régimen de Franco en el exterior y le sitúa en la órbita de Estados Unidos. El enemigo en la segunda mitad del siglo XX era el comunismo.

Participantes en el Consejo Nacional realizado en Gredos.

Algunos falangistas engrosarán el periodismo, la literatura, los ministerios de Trabajo y de Vivienda. Pilar Primo de Rivera lo explica: “Falange no era lo que se nos hacía creer, sino una sombra. Que no teníamos poder real” (García de Tuñón 2006: 1362). La hermana de José Antonio destaca: “En conciencia no puedo seguir colaborando en esto que estamos haciendo creer a la gente que es la Falange, pero que en realidad no lo es” (Togores Sánchez 2007: 237). Pilar Primo de Rivera decía la verdad. Los

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Gustavo Morales

falangistas no eran los protagonistas principales del nuevo Estado surgido el 18 de julio de 1936 pero tampoco eran ajenos al mismo. La obra de Pilar y sus compañeras, la Sección Femenina, siguió adelante realizando una tarea que ni sus detractores pueden negar. En la Biblioteca de Mujeres alguna veterana feminista tuvo que aclarar a las jóvenes airadas la brecha de serena atención que había supuesto la Sección Femenina entonces. Otros azules, los menos, deciden enfrentarse al régimen y pasan a la oposición. Ésta será la división principal pero no la única entre azules. La desaparición de Primo de Rivera será una maldición que mantendrá desunidos a los falangistas, haciéndolos evolucionar hasta posiciones antagónicas, que eclosionan en los años 50 y 70 con profusión de sangre y rencor8. Falange Española, que en 1936 no consiguió representación electoral con sus poco menos de cuarenta y cinco mil votos, en poco tiempo se convierte en la estética del Gobierno nacional. Los carlistas no hacen proselitismo, es casi de nacimiento. Franco se aseguró de descabezar la Falange para evitar bicefalias en el nuevo Estado. Es verdad que los piquetes de fusilamiento republicanos junto a los frentes españoles y rusos le dejaron poco trabajo. El falangismo que en 1936 no llegó a los cincuenta mil votos, en 1940 era la cara, el pecho y el brazo izquierdo del Estado. La organización minúscula que reprime el Frente Popular fusilando a sus jefes y militantes se hace mito para el nuevo Estado, consignas de movilización y banderín de enganche. “El franquismo se apropió de su figura [la de José Antonio] con avidez, necesitado como estaba de referentes atractivos y de justificaciones doctrinales” (Gil Pecharroman 1996: 525). De forma llamativa, gracias a esta apropiación, el minoritario falangismo fue universalmente conocido porque Franco alentó que esas ideas y su imaginería se difundieran entre los jóvenes españoles a los que necesitaba motivados y en los frentes. Nuestros compatriotas posteriores conocie8.

Aunque las escisiones ya tuvieron lugar en FE con Primo de Rivera. Primero, la salida del ala derecha, con Francisco Moreno Herrera, Marqués de la Eliseda, y Juan A. Ansaldo al frente, ante la proclamación de los 27 Puntos y, después, el abandono de Ledesma en 1935.

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ron a José Antonio, antes a secas, y al falangismo a través del sistema educativo público: colegios y medios de comunicación. Europa era un hervidero fascista y Franco se mimetizaba, no tardan en realizarse intercambios con las juventudes de Italia y Alemania. Serrano Suñer con guerrera negra frecuentaba Roma y Berlín. El reichführer SS Heinrich Himmler visitó la catedral de Toledo y entró por la Puerta de Reyes en otoño de 1940. También se hizo fotografiar en una checa. Franco se colgó emblemas alemanes, que jamás volverá a lucir, para su entrevista con Hitler en Hendaya9. Desde el centro o desde los arrabales del Estado del 18 de julio, los falangistas añadieron la revolución pendiente entre los deseos sin cumplir. Los planes del falangismo radical se vienen abajo a finales de 1943 al cambiar la suerte de las armas del Eje. Cuando regresaron a España los veteranos de la División Azul, el entonces secretario general de FET “Arrese le declaró sin ambages a Ridruejo: ‘Yo soy un franquista’, manifestándole que el Caudillo era la figura más lúcida de España, en lo cual no dejaba de tener cierta razón” (Payne 1965). José Luis Arrese como ministro con los jornales que cobró en sus cargos políticos creó las llamadas “Becas José Luis de Arrese” que el Frente de Juventudes otorgaba a sus adeptos más dotados para realizar estudios universitarios. Una de ellas facilitó la formación de Licinio de la Fuente, una de las cabezas mejor amuebladas del régimen10. Arrese fue el autor de El estado totalitario en el pensamiento de José Antonio, Treinta años de política, Capitalismo, comunismo, cristianismo, Hacia una meta institucional, La revolución social del Nacionalsindicalismo,... Esta última obra es “uno de los raros libros escritos por un dirigente de la Falange en que también figura el Nihil Obstat”11. (De Diego 1991: 108). Arrese pasa, como muchos, de oponerse al Decreto de Unificación de 1937 a ser uno de los beneficiarios del franquismo. 9.

10.

Diego Caballo lo explica en "La manipulación fotográfica. Imágenes para engañar a la historia", publicado en Cuadernos de Periodistas, de la Asociación de la Prensa de Madrid, en enero de 2005. De la Fuente pasó de trillar y pastorear en un pueblo toledano a abogado del estado a los 26 años.

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La Iglesia recibió la educación y la moral, la guía espiritual del Estado; el Ejército asumió el orden público y la defensa, el control de todo; y los falangistas, el trabajo y la juventud. El dinero siguió donde ha estado siempre, en los bancos. Los falangistas se hicieron cargo de dos áreas novedosas, que fueron cada vez más limitadas por el Gobierno, presionado por las otras familias que se espantaban ante el radicalismo azul. “La Falange de izquierdas fue relegada políticamente. Puestos de experimentación, que Franco había encomendado a la Falange, después de la Guerra Civil española fueron suprimidos” (Ruhl 1986: 174). Aún así quedaron algunos frutos de esos experimentos sociales como veremos en los epígrafes "La Revolución en la guerra" (pp. 64-75) y "Los sindicatos de Salvador" (pp. 76-89). El Fuero del Trabajo, fruto dulcificado del cruce entre el pensamiento azul más primitivo (1933) y la doctrina social de la Iglesia, fue un modelo laboral mucho más favorable al trabajador que el mercado libre actual. Ley ideal que no se aplicaba, como demuestra el catedrático Efrén Borrajo, pero a la que se tendía a pesar de no recoger las últimas evoluciones del pensamiento nacionalsindicalista. La acción azul en las áreas de trabajo, vivienda y sindicatos generó una clase media con casa, empleo perpetuo en la práctica y con el voto para la elección del tercio de cabezas de familia y el tercio sindical. El país se desarrolla, el televisor y el coche son los primeros signos exteriores del final de la España de la alpargata. La mayoría de los españoles ahora sí tiene algo que perder y la revolución social se diluye. Varias generaciones de españoles se formaron en el Frente de Juventudes. Cuando algunos de esos jóvenes comprobaron la distancia entre el dicho y el hecho iniciaron la construcción de organizaciones falangistas de oposición al franquismo como el Frente de Estudiantes Nacional Sindicalistas, el Frente de Estudiantes Sindicalistas o las Juntas de Oposición Falangistas. Fueron grupos ceñidos al ámbito estudiantil y de militancia reducida. 11.

Traducido: Nada lo impide, supone la autorización de la Iglesia a un libro en el que no ve desviaciones doctrinales ni peligros.

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Hombres de los sindicatos verticales se sientan a hablar con gente de la CNT. Ceferino Maestú y otros desarrollan doctrina sindical y publican la revista Sindicalismo. Muchas de las organizaciones de oposición falangistas que surgen tienen su origen en instituciones que el régimen ha creado: el Frente de Juventudes, la Escuela de Mandos, los sindicatos. Jamás tuvo ni tendrá Falange una oportunidad mejor12. Franco acaba reinstaurando la monarquía en la persona de Juan Carlos I. Esa actitud reavivó el despecho de los azules colaboracionistas que veían alejarse, más aún, el poder. Habían aceptado el caudillaje del general pero no vieron con buenos ojos el regreso de la Monarquía, un después que sabían suponía apartarles a pesar de los juramentos de fidelidad a los principios del 18 de Julio que realizó el entonces Príncipe. Más adelante señalaremos las peculiaridades que el falangismo toma de la vena católica y que le vacunan contra el racismo. Tiene otra cronológica que le diferencia netamente de otros fascismos europeos. La camaradería entre los alemanes e italianos procedía, en gran parte, de las trincheras de la Primera Guerra Mundial, tras ellas, la lucha política y luego la victoria. La camaradería de los españoles fue prebélica, se acrisoló en la Guerra Civil y tras ella, el “triunfo”. Mientras el fascismo europeo es derrotado en la Segunda Guerra Mundial y comienza su reconstrucción en 1946, como el Movimiento Social Italiano, en España el Dictador muere de viejo y en la cama en 1975. Posiblemente, fue la causa de la debilidad del nacionalismo español sin representación institucional de peso, como existe en Francia, Holanda, Alemania, Italia o Austria. “Todo análisis del subsiguiente régimen de Franco –en especial durante la fase alta del sistema franquista, de 1937 a 1959– revelará que se había edificado de un modo que se correspondía más de cerca con las ideas y doctrinas de Calvo Sotelo y del grupo de Acción Española que con las de Falange” (Payne 1997: 231). El falangismo fue la cáscara de presentación desde 1937 a 12.

A mayor abundamiento ver de Chozas Bermúdez, Antonio, Ensayos sindicales. Plataforma 2003, Madrid, 2006.

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1945 pero la esencia la puso el pensamiento tradicionalista católico español, encarnado en figuras alejadas de la revolución nacionalsindicalista.

Manuel Hedilla.

CAPÍTULO II

LA UNIFICACIÓN DE FALANGE Y LA DIVISIÓN DE LOS FALANGISTAS “No distinguiremos entre camisas viejas o nuevas sino entre camisas limpias y sucias” Manuel Hedilla

El crecimiento del partido azul, las necesidades del frente y las tareas de retaguardia plantearon nuevos problemas a la Falange. De forma especial, cuando la mayor parte de sus cuadros dirigentes han sido asesinados al principio de la guerra. FE de las JONS encuadraba ahora a un aluvión de hombres, procedente de juventudes de derecha, independientes o izquierdistas que encontraban mejor acomodo en las filas azules que bajo la boina roja. También amparó a algunos que se hicieron con el carnet como un seguro de vida o un medio de medrar. “Carente de «cuadros» (la persecución y la guerra dejaron al descubierto los pocos que había formado), de todos los partidos desaparecidos concurrieron burócratas y políticos vacantes a nutrirlos. Vinieron de los monárquicos «alfonsinos», de los tradicionalistas carlistas, de los «cedistas» o populistas-cristianos, de los grupos contemporizadores de la izquierda, y mismo de las segundas filas del socialismo y del sindicalismo. Fue tan grande el aporte de estos últimos que la Falange se convirtió, para el despecho de los elementos más persecutorios de la Derecha, en el refugium peccatorum de tantos que tenían cuentas que saldar con el régimen triunfante” (Real de Azua 1943: 62).

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En septiembre de 1936, los consejeros nacionales falangistas presentes en la zona nacional, perdida la esperanza de un rápido rescate de José Antonio y conscientes de la muerte de los demás líderes, decidieron confiar la dirección del partido a una Junta de Mando provisional, compuesta por siete miembros. Manuel Hedilla Larrey fue nombrado jefe de esa Junta de Mando; “nadie temía su ambición y era apreciado por su valor personal y su honradez”. Según Payne añade, “la camarilla de Aznar –quien, como Jefe de milicias, era el único mando de rango nacional del partido que quedaba–, y los dirigentes del sur consideraban a Hedilla como un buen secretario ejecutivo, pero suponían que su falta de preparación intelectual no le permitiría desempeñar efectivamente la Jefatura del partido. Por tanto, la designación de Hedilla fue aprobada unánimemente”. El nuevo líder, por órdenes de José Antonio, era consejero nacional y había sido el artífice de la coordinación del alzamiento en Galicia. Hedilla demostró una gran capacidad de organización. Trabajó a destajo. En el invierno de 1936, Falange encuadraba a medio millón de españoles, entre voluntarios en los frentes y servicios de retaguardia. Los recién llegados de la zona roja se pasmaron ante el crecimiento de Falange. La pequeña organización militante de febrero de 1936 se había convertido en un gran partido, tenía hombres combatiendo y la CONS, Auxilio Social y la Sección Femenina realizan labores sociales y culturales en la retaguardia. Sus militantes actuaban dentro del Madrid gubernamental en la Quinta Columna. Las camisas y monos azules se veían por doquier y las fábricas textiles las produjeron por docenas de miles. La actividad de la Junta de Mando fue intensa, especialmente la de su jefe, Manuel Hedilla. En octubre de 1936 la cúpula falangista libre se instala en Salamanca. El curso de la guerra exigía un mando político-militar central. Los mejores candidatos eran Mola y Franco. Mola cedió el poder voluntariamente. Es sabido que se acabó eligiendo a Franco “un hombre al que [algunos significados camisas viejas] consideraban como el principal enemigo de la Falange” (Payne 1965). Si en el orden interior se instalaba en la cúpula del poder político un mili-

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tar ajeno a las tendencias falangistas, en el ámbito exterior las cosas pintaban mejor para los falangistas. A cambio, “Manuel Hedilla gozaba de la simpatía del entonces embajador alemán Faupel y de los representantes del Ministerio de Propaganda en su rebelión contra Franco” (Ruhl 1986: 69). Cuando llegó el momento de esta crisis, no le fueron muy útiles estas simpatías. La necesidad de mandos político-militares propios para dotar a las banderas de Falange de disciplina en los diversos frentes llevó a la creación de academias de oficiales falangistas. Al principio, Hedilla consideró que esta idea era irrealizable. Propuso como opción practicar un control político sobre las milicias, situando en cada unidad un responsable político azul. Al fin se decidió crear dos academias militares, aprovechando el Decreto 94 de la Junta de Defensa, de 4 de septiembre de 1936, que autorizaba a los partidos que apoyaban el Alzamiento a crear sus propias escuelas castrenses. La Junta de Mando pone en marcha las escuelas de oficiales provisionales de Falange, instaladas en Pedro Llen (Salamanca) y La Jarilla (Sevilla); lo que fomentó nuevas protestas en sectores del ejército franquista. Estas academias, de acuerdo con Manuel Hedilla y con el permiso de Franco, solicitaron del embajador alemán la petición a Berlín del envío de un grupo de instructores teutones que hablaran español para encargarse de la formación de los jefes de centuria de las milicias. El mismo diplomático proponía que este grupo estuviera al mando del comandante de Caballería Von Issendorff. Los alemanes ya estaban en enero de 1937. En marzo se dispensó el permiso oficial para que los profesores germanos iniciaran su actuación. Se adelantó la primera academia, en Sevilla, donde comenzaron los cursos a primeros de febrero de 1937, con asistencia de unos cincuenta alumnos, a los que miembros de la Primera Línea formaban, junto con instructores alemanes, llegados por vía marítima a la capital andaluza. Al mando del grupo vino el teniente Peter Bozung y como adjunto Joachim von Knoblach y otros oficiales. Las enseñanzas ofrecidas fueron instrucción en orden cerrado, táctica de combate por escuadras, sección y compañía, tiro, táctica, topografía y ordenanzas militares.

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En el mes de marzo inició su funcionamiento la Academia de Jefes de Centuria, como centro nacional, de la localidad de Pedro Llen, emplazada en una finca de reses bravas situada en el pueblo de Las Veguillas. De aquí salieron cincuenta cadetes para intervenir en los enfrentamientos producidos en la dirección de la Falange poco antes de la Unificación. La última escuela de mandos puesta en marcha fue en Zaragoza. Inicialmente, se formaron nuevos equipos de instructores para que actuaran en nueve ciudades, tales como Toledo, Cádiz, Málaga, Cáceres y La Coruña, además de otras que habrían de crearse en otras sedes aunque todas se clausuraron tras el Decreto de Unificación. El cierre forzoso de estos centros permitió que sus docentes se incorporasen a las Academias de Alféreces Provisionales del Ejército. Tras todo ello había existido una treta política, que buscaba dificultar el mando de Franco, quien respondió con vigor a la tentativa del general Monasterio para controlar el brazo armado de los partidos políticos alzados: las milicias. El 20 de diciembre por el Decreto 122 Franco unificaba todas las milicias bajo el mando militar en aquel momento del general Monasterio, más antiguo que Franco y poco entusiasta del Caudillo. Franco hizo fracasar la tentativa de Monasterio. Clausuró las academias. Una broma significativa sobre su efímera existencia recorrió las trincheras: “Entraron de tenientes y salieron detenidos”. La unificación política se palpaba. “El 6 de enero de 1937, Hedilla concede unas declaraciones al diario pamplonés Arriba España en la que reconoce ya como innegable la tendencia a una unificación política, si bien avisa al mismo tiempo de que ello debe hacerse a través de la Falange, asimilando la Falange «aquellos puntos del tradicionalismo que sean compatibles con las necesidades del momento»” (Argaya Roca). No hay una interpretación lasa. Hedilla rechaza la monarquía borbónica en una conversación con Franco y también la reinstauración de la dinastía de Saboya cuando el fascista Farinacci, enviado del duce Mussolini, le sondeó al respecto. “Antes de la Guerra Civil española, no existían estrechas relaciones entre el Partido Nacional Socialista y la Falange. El ideal

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de José Antonio Primo de Rivera era más bien el fascismo italiano [...]. Después de estallar la Guerra Civil y de tener lugar la confrontación interna dentro de la Falange, cuando el Partido Nacional Socialista logró estrechar más los contactos [...] intentaron en vano reforzar con su adhesión la actitud de los viejos falangistas rebeldes [...] ala izquierda que simpatizaba con los nacionalsocialistas” (Ruhl 1986: 57). Hitler dedicó a Hedilla una edición especial de Mein Kampf tras el saludo que le envió el jefe de la Junta de Mando de FE de las JONS: “elevando hasta su Führer heroico y genial, el testimonio de admiración y solidaridad […] ¡Heil Hitler!”. (Jerez Riesco 1999: 46) Mensajes similares escribió Hedilla, en su calidad de jefe falangista, a los dictadores de Portugal e Italia. Hedilla en el primer y segundo años de guerra se opuso a los fusilamientos sin sumario. Salvó del pelotón al coronel Villena de la Guardia Civil, y evitó los traslados de presos, que a veces finalizaban en ejecuciones. Tras la dura represión de la Guardia Civil en Aranda, Salas, Villarcayo, se iniciaron “instrucciones, sumarios y procesos” para investigar lo sucedido. No hubo impunidad, al menos en esos casos. Hedilla se entrevistó con el general Mola para detener la represión en San Sebastián. Salvó la vida de Manuel Aznar, periodista conocido, detenido en Zaragoza con camisa azul el 29 de octubre de 1936. Hedilla también intervino personalmente para impedir fusilamientos en el Llano de Estepar. Hay más testimonios al respecto que recogen Hugh Thomas, Antonio Bahamonde y el doctor Junod. En otros casos, como Navarra, algunos falangistas llevaron a cabo la represión. Al tener conocimiento de ello, Hedilla destituyó a Moreno, jefe territorial de la región. Incluso falangistas de la Vieja Guardia mostraron su escándalo ante los fusilamientos en zona nacional: “Fui yo el que abrió el fuego para pedirle información sobre la represión de que habían sido objeto en 1936-1937, los socialistas y libertarios de Valladolid, donde él había sido delegado provincial de Falange. Me especificó que en los primeros tiempos de la guerra el delegado provincial era José Antonio Girón de Velasco, el que más tarde sería ministro de Trabajo de Franco. Fue Dionisio el que le susti-

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tuyó. Más tarde, gracias a Pedro Laín Entralgo, también falangista, supe que la sustitución había sido bastante crispada, ya que Dionisio llegó a decirle a Girón que si quería matar rojos que se marchase a las trincheras. Y Laín me precisó que en cuanto Dionisio llegó a Valladolid se terminaron las «ejecuciones por libre»” (Pons Prads 2005: 437).

José Antonio Girón de Velasco habla en un acto en El Alto de los Leones de Castilla.

Payne escribe que a principios de 1937 los dirigentes falangistas ya aparecían divididos en tres tendencias. “La primera y la más importante la constituía el grupo formado en torno a Hedilla, que demostró mayor decisión de la que suponían sus compañeros. Sin embargo, cuando se decidió a restablecer la disciplina en el partido, la oposición aumentó”. Payne cree que “Hedilla estaba comprometido por su estrecha vinculación con una serie de intelectuales y periodistas recién ingresados en la Falange y más o menos influidos por el nazismo”. Fue el caso de José Antonio Serrallach Julià, un químico formado en Alemania que era “muy cercano a Hedilla en tanto que secretario particular […] y mantenía estrechas relaciones con la embajada alemana” (Thomàs 1999: 167). La segunda tendencia azul la componían los «legitimistas de la Falange», los seguidores de José Antonio en un

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sentido escrupuloso y formalista. Agustín Aznar fue la cabeza visible de esta tendencia en Salamanca, junto con Garcerán y Sancho Dávila. Eran los próximos, por trato o parentela, con José Antonio y en ello pretendían basar su legitimidad. La tercera facción en la Falange la formaba la extrema derecha, los recién llegados: antiguos conservadores, monárquicos y tecnócratas pseudo-fascistas, partidarios de un corporativismo conservador, oportunistas en suma. La existencia de estas tres facciones dividió a la Falange, en el período en que se definía la estructura política de la España nacionalista. Mientras Aznar optaba por la vía directa rentabilizando el peso moral de sus milicias en la guerra para imponerse como fuerza política hegemónica en el nuevo Estado, otros, encabezados por Hedilla, apostaron por entablar una inteligencia con la Comunión Tradicionalista que asegure el predominio falangista ante el inevitable golpe de mano unificador. “No son, con todo, las únicas posturas que afloran al respecto en los altos estamentos falangistas. Dávila por ejemplo, navegando en solitario entre dos aguas, hace tiempo que viene realizando algunas gestiones particulares para favorecer un entendimiento de la Falange con la Comunión Tradicionalista, pero rechaza otorgar a Hedilla la autoridad que reclama” (Argaya Roca). En febrero del 37 Hedilla autorizó a Pedro Gamero del Castillo y José Luis Escario que se entrevistaran con jerarcas de la Comunión Tradicionalista favorables al acercamiento entre las dos formaciones políticas españolistas. Al grupo se sumó Sancho Dávila sin ponerlo en conocimiento del jefe de la Junta de Mando, contra quien se iba a sublevar dos meses más tarde. El 16 de febrero de 1937 se reunieron los tres falangistas citados con los dirigentes carlistas Fal Conde, José Mª Valiente y José Mª Lamamie de Clairac. Los azules asistentes al encuentro propusieron, sin mucha firmeza, a Don Juan de Borbón como rey de España, dado que conocían el intento de alistamiento de Don Juan y su célebre foto vistiendo mono azul con el yugo y las flechas y tocado con boina roja13. El entonces Príncipe de Asturias había dicho en 1936 ante la victoria electoral del Frente Popular: “Yo tengo el convencimiento absoluto de que la Falange en la

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calle, las minorías monárquicas en el Parlamento, acabarán con toda esa gentuza y con tanta farsa de parlamentarismo, elecciones y monsergas” (Borràs Betriu 1996: 99). Los carlistas rechazaron sin ambages esta propuesta; ellos tenían su propio Borbón como candidato a la Corona. Ambos partidos eran sustancialmente inasociables a los ojos del dirigente carlista Fal Conde: “tenían ideas diferentes; no contrarias” (Cuesta 1976: 26). La revolución social falangista y la separación Iglesia-Estado no comulgan con las tesis de la Tradición carlista. Con todo se firmó un acuerdo de cuatro puntos impugnando injerencias de terceros y coaliciones con otras fuerzas mientras durase el diálogo entre ellos. A su regreso a Salamanca, Gamero del Castillo mantuvo nuevos contactos con carlistas disidentes, como el conde de Rodezno. “Los movimientos falangistas en el entorno del tradicionalismo –desarrollados al margen de la autoridad del general– comienzan a ser algo más que buenas intenciones. En la segunda mitad de febrero de 1937 tienen lugar algunos contactos en Portugal y en la propia Salamanca entre carlistas y falangistas, bien que sin resultados apreciables” (Argaya Roca). Estos encuentros exponen que es inverosímil que alguien de ambas jerarquías se viera sorprendido por la unificación política, dado que los mandos de los dos partidos ya mantenían conversaciones para reducir los puntos de fricción. Sí hubo roces constantes entre el mando falangista y del Estado, entre azules y caquis. En febrero del 37 Hedilla ordenó a los servicios de Prensa que se distribuyera y radiase el discurso radical que pronunció José Antonio en el cine Europa el 2 de febrero de 1936. En ese mitin, Primo de Rivera dijo cosas como: “Si el rencor es la consigna del frente revolucionario, simplemente el temor es la consigna del frente contra-rrevolucionario. Al rencor se opone el temor y nada más”. Tras atacar ferozmente al capitalismo y a la derecha, José Antonio predicó en esa intervención la revolución y concluía: “Para esta tarea es para lo que 13.

Se puede ver dicha imagen en la lámina 1 de Borràs Betriu, Rafael, El rey de los rojos. Don Juan de Borbón. Los libros de Abril. Ediciones Rondas. Distribuye Plaza & Janés, Barcelona, 1996.

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hemos vestido este uniforme; para esta gran tarea os convocamos; para esta gran tarea levantamos nosotros, los primeros y los únicos, las banderas del frente nacional. No nos han hecho caso. Lo que se ha formado es otra cosa [...]. No es esto el frente nacional sino un simulacro”. Dadas las fuertes críticas a la derecha y sus poderes fácticos vertidas en aquella intervención joseantoniana, las autoridades militares alzadas no veían oportuno recordar esas afirmaciones, menos aún cuando su figura estaba siendo representada por doquier. Vicente Gay, que relevó a Juan Pujol como jefe de Prensa del Cuartel General del Generalísimo, ordenó a los Gobiernos Civiles que detuvieran la difusión del tajante texto de Primo de Rivera. En Burgos, el jefe provincial, el ingeniero industrial José Andino, desobedeció la orden de Gay. Mandó imprimir 25.000 ejemplares del discurso, y cuando fueron retirados por la autoridad militar, difundió esas palabras de José Antonio por Radio Castilla. El texto escandalizó a los partidos de derecha y a muchos militares. Los falangistas comenzaron a ser “los rojos de los nacionales”. Andino fue apresado y encerrado en los calabozos del Cuartel de Caballería. Los falangistas gallegos quisieron liberarle a tiros si era preciso. Hedilla los disuadió y obtuvo la liberación de Andino aprovechando la euforia de los militares con motivo de la toma de Málaga. Evitó, una vez más y no sería la última, el enfrentamiento armado entre militares y falangistas. Andino fue, años después, delegado e inspector del Ministerio de Agricultura, gobernador civil de Castellón y consejero nacional. “En la primera quincena de abril de 1937, ante los rumores que recorrían la zona nacional en torno a una posible unificación decretada por Franco, Ángel Alcázar de Velasco, militante de primera hora, le propuso a Manuel Hedilla, jefe de la Junta de Mando de FE de las JONS, acabar con el Caudillo” (Alcázar de Velasco). Hedilla rechazó el plan. Para el extravagante aventurero Alcázar de Velasco no había más solución para salvar la identidad de Falange que el magnicidio. No fue la única vez que se planteó. Tres años después, los falangistas rebeldes volverán a estudiar esta alternativa.

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Papel esencial en la creación del nuevo partido FET y de las JONS lo tuvo Ramón Serrano Suñer, casado con una hermana de Carmen Polo, esposa de Franco. Serrano llegó a Salamanca el 20 de febrero de 1937. Había sido diputado de la CEDA en las elecciones de 1933 y 1936. Para Payne es “sin duda el político más sagaz que apareció por Salamanca durante toda la guerra [...]. En todo caso, Serrano Suñer era tal vez la única persona del Cuartel General rebelde que sabía lo que quería: establecer sobre bases jurídicas un nuevo Estado, esencialmente autoritario, capaz de impedir el retorno a los excesos democráticos que habían costado la vida a sus hermanos”, José y Fernando, asesinados en zona roja. La unificación, ya reclamada por los militares, recibía un nuevo eficaz impulso político. Serrano Suñer, el constructor del partido unificado, era alguien con quien no habían contado los camisas viejas. Como jefe de la Junta falangista Hedilla pisó algunos callos, en ningún caso en su beneficio personal. Buscaba acrecentar el poder de Falange en el bando nacional. En una ocasión hizo esperar unos minutos en su antedespacho a Serrano Suñer, quien se marchó furioso antes de que Hedilla saliera. Aconsejado por Víctor de la Serna, hijo de Concha Espina, el líder Hedilla permitió la inserción de un artículo escrito por aquel que se titulaba “Hedilla, 120 por hora”. El 17 de enero de 1937, De la Serna lo publicó en El Adelanto de Segovia. De la Serna le preguntaba sobre el Fundador al jefe de la Junta azul mientras éste conducía: –¿Ya conocías a José Antonio ? ¿Qué impresión te hizo? (Hedilla, al nombre del ausente, cambia de fisonomía en la noche. Levanta el pie del acelerador y yo noto que algo se quiebra en la clara voz del Jefe. Nadie adora a José Antonio como él. Aprieta las tenazas musculosas de sus puños contra el volante y apenas se le oye decir, no sé si gemido, si grito de angustia o jaculatoria: “¡José, José!” Callamos unos minutos). –Sí, le conocía ya [...]. Te aseguro que yo, que no me impresiono por nada, me impresioné ante él. No era como nosotros, tenía no sé qué... –Genio, ¿no crees?

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–Genio, santidad, ¡lo que quieras! Algo que no tenemos ni tú ni yo ni los demás. Al final del artículo de De la Serna se manifestaba por la sucesión en la Jefatura Nacional de Manuel Hedilla: “Yo le he visto jugar como un chico con los muchachos de la escolta, obreros como él. Y le he visto también cruzar salones imponentes, con un aire sencillo, pero mayestático, de césar campesino, de gran conductor de pueblos... Obrero de España, hidalgo artesano, maquinista de barco, adalid por la gracia de Dios del Movimiento, de la Falange [...]. Viéndole, oyéndole, contemplando su único minuto de melancolía, que es cuando piensa en el Ausente, uno dice íntimamente, con un convencimiento biológico: “¡Éste es, éste es!””. La Junta de Mandos de forma paradójica sanciona a Víctor de la Serna por el artículo, rechazándolo como “ejemplo de culto a la personalidad”. Fue una evidencia más de las tensiones que había en su interior por la herencia política de José Antonio. En realidad, muchos falangistas ya sabían que Primo de Rivera había sido asesinado. Para dar a la Falange una voz única y fuerte, muchos falangistas estaban buscando consolidar la figura de Hedilla. Una entrevista de Pedro de León a Hedilla en la edición sevillana de FE echaba por tierra su presunto culto a la personalidad: “Manuel Hedilla, el jefe de nuestra Junta de Mando provisional es poco conocido por las gentes del Sur... Mientras falte nuestro César, la Falange tiene un ‘Inter-Rex’, de mente clara y músculos tensos”. Hedilla decía en esa conversación que aceptó la Jefatura de Falange a título interino y “por lo que se aceptan todas estas cosas, por disciplina”. Incluso, ante la pregunta de cuál era la esperanza de los falangistas, se mostraba rotundo: “El regreso del Jefe. Con Él entre nosotros, Falange Española será el ejemplo del mundo” (FE, 7 de abril de 1937). En realidad, desde el 21 de noviembre de 1936 la mayor parte de los responsables políticos ya conocía, aunque no de forma oficial, la muerte de José Antonio, que se había aireado en la prensa del bando gubernamental. “La decisión de ocultar la muerte de José Antonio correspondió, en último término, a Manuel Hedilla” (De Diego 1991: 25).

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Por otro lado, algunos autores inciden sobre la falta de ambición personal de Hedilla, “numerosos testimonios coinciden en este punto: Agustín Aznar, Jesús Muro, Roberto Reyes o Gumersindo García. La pieza [“Hedilla, a 120 por hora”] había sido encargada a Víctor de la Serna, por el delegado nacional de Prensa, José Antonio Giménez-Arnau. Este último testimonia que Franco, al conocer el texto preparado por De la Serna, espetó a sus colaboradores: “A ver si aprenden ustedes cómo se hace propaganda de un jefe”” (El Rastro de la Historia nº 6). Todo era provisional hasta el imposible regreso de Primo de Rivera. La muerte de José Antonio no se hizo oficial en las filas rebeldes hasta 1938, con ello se generó el mito del Ausente y se evitó que una organización de poder creciente como era Falange tuviera una voz consolidada. Fue Raimundo Fernández-Cuesta, el 18 de julio de 1938, quien anunció en Valladolid que “nuestro José Antonio forma en los luceros con su vieja guardia. José Antonio se nos fue para siempre. Pero su recuerdo vivirá para siempre en nuestros corazones como vive en el corazón y en la mente del Caudillo”. El consejo de ministros celebrado el 1 de octubre de 1938 hace pública, oficialmente, la muerte de Primo de Rivera. Pero antes tuvieron lugar unos hechos que favorecerían los propósitos de Serrano Suñer. “El 30 de marzo de 1937 la Junta de Mandos decide por mayoría –aunque con la oposición del propio Hedilla– remitir a Franco una carta exigiéndole la entrega a la Falange de «la tarea política de gobernación del país, salvo en los departamentos de Guerra y Marina». Se trata, obviamente, de un órdago que ha de plantear un conflicto político sin precedentes al Jefe del Estado. Por eso, Hedilla se niega a darle curso o exige al menos moderarlo, pero la Junta no se lo permite. Finalmente, la carta es trasladada a su destinatario, que la recibe con mohines de disgusto” (Argaya Roca). Franco no podía prescindir de la vertebración política que realizaban los falangistas en los territorios liberados ni de sus combatientes en los frentes. También le era útil el sesgo social y justiciero de la propaganda falangista, que evitaba durante la guerra la imagen de una asonada de la derecha en

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un país con grandes masas campesinas y obreras. Pero tampoco estaba dispuesto a compartir el poder con los falangistas ni con los monárquicos, alfonsinos o carlistas. Ni siquiera con sus generales. El 11 de abril, Hedilla visitó el frente norte. En San Sebastián se reunió con elementos monárquicos filofascistas, como Areilza, quienes estaban en el entorno de don Javier, un pretendiente que se niega a creer en la unificación. También mantuvo Hedilla una tempestuosa reunión con Vicente Cadenas en la Bella Easo. Hedilla, “preocupado por la oposición de sus adversarios en la Junta provisional –previendo quizá acontecimientos dramáticos–, el 12 de abril se reúne en Elgóibar (Guipúzcoa) con el coronel Sagardía, que le permite retirar del frente y trasladar a Salamanca a algunos incondicionales, entre ellos Alonso Goya. Luego se desplaza a Burgos y a Zamora en busca de otros apoyos. El 14 de abril, regresa a Salamanca y se entrevista con Sangróniz, representante del Cuartel General de Franco, con quien al parecer determina la posibilidad de una Unificación en la que, efectivamente, Franco quedaría en funciones de Generalísimo mientras el jefe nacional de la Falange pasaría a responsabilizarse de las tareas políticas del Estado nuevo” (Argaya Roca). La cuestión era saber cuáles iban a ser esas tareas políticas, todas, como querían los falangistas o algunas que decidiese Franco como definitivamente fue. Ese mismo día, se entrevistaron Franco y el embajador del Reich nazi Von Faupel. En su informe a Berlín el diplomático atribuye al caudillo español estas palabras: “Hedilla no está de ningún modo a la altura exigible a un jefe de Falange, rodeado de un enjambre de gentes ambiciosas, que le dirigen, en vez de influirlas y dirigirlas él” (Diccionario de Falange). Dos días antes, Franco convocó a Rodezno y otros carlistas para notificarles la unificación. Los tradicionalistas llevaron la noticia a Navarra, donde el 14 de abril se reunió la asamblea regional carlista; Rodezno expresó su acuerdo con Franco. Al día siguiente, Hedilla decidió convocar el Consejo Nacional de Falange para el 25 de ese mismo mes, un único asunto en el orden del día: acabar con la interinidad en la dirección del movimiento disolviendo la Junta y nombrando un jefe nacional. Algo a lo que

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sin embargo no estaban dispuestos Aznar ni el resto del grupo de oposición a Hedilla en la Junta de Mando. El mismo día 15 Cadenas llegó a Salamanca. Crecía la oposición a Hedilla. Los conjurados temían que lograra convertirse en Jefe Nacional con el apoyo del Ejército pero decidieron desplazarle del puesto que ocupaba. Para ello, cuando Hedilla manifestó su propósito de convocar al Consejo Nacional los disidentes se le adelantaron aprovechando una reunión por sorpresa. Durante la noche del 15 al 16, el jefe nacional de Milicias, Agustín Aznar reunió en su Cuartel General de Salamanca un nutrido contingente de falangistas afectos, entre ellos algunos procedentes de Valladolid a las órdenes de Girón y de González Vicén (Argaya Roca). Dávila, Muro, Moreno, Aznar y Garcerán redactaron un minucioso pliego de cargos contra el jefe de la Junta de Mando. Se basaron en la norma, aplicada con cierto desparpajo, que preveía la sustitución del Jefe Nacional por un triunvirato, cuando aquél tuviera que ausentarse del territorio español durante cierto tiempo. Irrumpieron en el despacho de Hedilla y en presencia de José Sainz, le leyeron los cargos acusándole de analfabetismo y no estar a la altura, entre otras cosas. Los levantiscos anunciaron que constituían un triunvirato formado por Aznar, Dávila y Jesús Muro, pero éste último rechazó el cargo. Ratificaban a Moreno como administrador y nombraban a Garcerán secretario general. Hedilla desoyó la imposición y mantuvo la convocatoria del Consejo apoyado en el despacho por el toledano Sáinz. Los triunviros ocuparon la sede de mando con falangistas vallisoletanos mandados por Girón de Velasco y González Vicen. Los sediciosos acudieron a la radio para difundir la disolución de la Junta de Mando y la creación del triunvirato. El nuevo triunviro José Moreno, que sustituyó a Muro, convocó a Vicente Cadenas, jefe de Prensa y Propaganda del partido falangista, para difundir una nota al respecto. Cadenas se negó. Hedilla fue directamente al cuartel general de Franco y le contó lo sucedido al teniente coronel Barroso. El oficial le invitó a pasar la noche bajo la protección de la mansión de Franco. Hedilla no accedió. Barroso le ofreció asilo pero no tropas para

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recuperar sus locales. Hedilla sabía ya que sólo contaba con sus medios. A media tarde ordenó a Ramón Laporta, jefe provincial de Salamanca, que los mil falangistas de la ciudad ocupasen el edificio de la Junta de Mando. Martín Almagro pidió a unos camaradas que fueran a la academia de oficiales en Pedro Llen, para solicitar refuerzos de choque. Ordena a Alcázar de Velasco, Serrallach y José María Alonso Goya, un joven jefe santanderino de milicias y consejero del SEU, que marchen allí para hacerse con armas y hombres preparados. Ante los tenaces requerimientos de estos enviados, Haartman, el director del centro docente, les cedió los cadetes falangistas de la llamada Centuria Catalana. Entre ellos estaban Luis de Caralt, Bofill, Serdá, Geis y Sobregon. Estos hombres recuperaron en poco tiempo los locales de la Junta Política y otras dependencias del mando falangista en Salamanca. Por su lado, Sáinz convocó a los falangistas de Toledo, algunos de los cuales llegaron fusil en mano a la ciudad adoptiva de Unamuno vadeando los ríos pues los puentes estaban custodiados por la Guardia Civil. Entre los que acudieron respondiendo al llamamiento de su jefe había hasta veteranos del Alcázar de Toledo. También bajaron falangistas de la Montaña sobre la ciudad en apoyo al mando falangista del santanderino Hedilla. Parte de la Centuria Catalana de la academia Pedro Llen montó la guardia en casa de Hedilla. Por la tarde éste informó al jefe provisional de Salamanca, Ramón Laporta, y al jefe de Milicias, Manuel Gil. Laporta medió con los disidentes sin resultado. A primera hora de la noche llegaron desde Burgos más falangistas armados. A las diez de la noche el jefe de Estado Mayor del Gobierno Militar llamó inquieto a Laporta; le advierte que uno y otro bando falangista preparaban un golpe de fuerza. La ciudad puede verse bañada en sangre. A ello se añadían las posibles consecuencias en los frentes donde había banderas falangistas combatiendo. Hedilla estuvo en contacto permanente con el Cuartel General de Franco entre las diez y once de la noche. A medianoche, José Mª Alonso Goya, partidario de Hedilla pero amigo de Dávila, quiso mediar con éste y tratar de arreglar las cosas. Goya, acompañado de López Puerta y otros tres falan-

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gistas, se dirigió a casa de Dávila. Goya dejó atrás a sus acompañantes y entró en la habitación de Dávila. En la alcoba estaba el guardaespaldas de éste, Manuel Peral. Fuera del cuarto los ánimos se calentaban entre partidarios de unos y otros. Goya pidió de forma insistente a Dávila que se entrevistara con Hedilla. El andaluz se negó y le ofreció unirse a su bando. Al final la discusión, degeneró en una pelea. Un hombre de Dávila arrojó una granada a los amigos de Goya que le esperaban en el exterior. Al oír la explosión, Goya se dio la vuelta y se dirigió a la puerta de la habitación para salir a ver lo ocurrido. Dávila relatará que Peral desenfundó su Astra 400 y disparó una sola vez a Goya en la nuca. El cerebro y la sangre del mediador falangista mancharon la puerta. La bala de 9mm le salió por un ojo. En el segundo piso de la casa sonaron una serie de disparos. Cuando cesó el fuego, los tres acompañantes de Goya se habían adueñado de la situación, desarmando a Dávila, que era el que empuñaba una pistola humeante de 9mm, y a cuatro de su escolta. Davila suplicó por su vida pero Goya yacía muerto y Peral estaba muy grave, abatido por los disparos de los amigos del falangista caído. Atraídos por la explosión y el tiroteo acudieron guardias civiles, que detuvieron a todos los presentes y les tomaron declaración. A Sancho Dávila le requisaron una lista negra con 47 nombres de falangistas para eliminar. Otro grupo de falangistas que había ido a ver a Rafael Garcerán fue recibido por éste a tiros en cuanto invocaron la legitimidad de Hedilla. Los atacados contestaron a los disparos. La noche de Salamanca se tachonó de azul y rojo. El capitán Cano informó a Franco y el General ordenó los arrestos de falangistas. El Cuartel General condenó enérgicamente estos desórdenes en la retaguardia, que acabaron por desacreditar a la Falange ante el Ejército, que no admitía el protagonismo azul en el Estado campamental. “La Falange, en cuanto a jerarcas y aparato del Estado, se había convertido en un rival del Ejército” (Núñez 2006). El incidente demostraba a los ojos de Franco que los dirigentes falangistas no llegarían nunca a ponerse de acuerdo y que no podía contar con ellos para llegar a la necesaria unificación. Para

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evitar la imagen de desunión, el 18 y 19 de abril se reunió convocado de urgencia el Consejo Nacional de FE de las JONS. Hedilla para reafirmar su poder en el partido y acabar con la disidencia propuso una votación para Jefe Nacional del partido, acabando con la interinidad. Se enfrentan dos posturas que suponen dos formas de entender la Jefatura: para Aznar y Dávila un mando colegiado, nada definitivo al menos hasta que se aclare el paradero de los jefes azules en zona republicana; para Hedilla y los suyos, un liderazgo unipersonal e indiscutido, capaz de actuar como interlocutor plenipotenciario con el resto de las fuerzas alzadas. Rozando el esperpento los consejeros nacionales votaron primero sobre la oportunidad de realizar la votación para jefe nacional de Falange. Doce a favor de hacer la votación ya, como Gaceo, Yllera, Bravo, Andino, Sáinz, Cadenas; y diez en contra, entre ellos Suevos, Tuñón, Aznar, Acosta y Nieto. Se realizó la elección de jefe nacional. El resultado fue de diez votos a favor de Hedilla, ocho en blanco y otros cuatro dispersos entre Sáinz, Andino, Muro y Arenado. El cargo quedó condicionado al regreso de José Antonio, que había sido fusilado hacía meses como ya se sabía entre las jerarquías, o de Raimundo Fernández-Cuesta, preso más de año y medio en cárceles gubernamentales. Hedilla manifestó que “si no llegamos a un acuerdo con el General [Franco], tenemos que reunirnos y trazar una actitud clandestina y firme con arreglo al ambiente de Falange Española y esperar mejor ocasión” (Thomàs 1999: 207). En busca de ese acuerdo, el nuevo jefe nacional se entrevistó con el Generalísimo para comunicarle el resultado de la elección falangista y se puso a su disposición. El Caudillo contestó: “Está muy bien, es lo que yo esperaba”, y fue cordial con el jefe Hedilla. A las ocho de la tarde del 19 de abril, Hedilla recibió un sobre del Cuartel General con un discurso y el decreto que iba a promulgar Franco esa noche. Horas después, se publicaba el Decreto nº 255, llamado de Unificación. Fue elaborado por Ramón Serrano Suñer, verdadero constructor del Estado franquista inicial y redactado por Giménez Caballero, y el texto se consultó a los generales Queipo de Llano y Mola que dieron su beneplácito.

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Unía en una sola fuerza nueva a todas las organizaciones y partidos alzados el 18 de julio de 1936. El flamante partido añadía la palabra Tradicionalista al ya largo nombre de Falange Española de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista. El uniforme sería la camisa azul y la boina roja. En la junta política unificada, tras Franco se incluían como vocales a Manuel Hedilla, con los falangistas Joaquín Miranda, sustituto de Dávila en la jefatura de Andalucía; Ernesto Giménez Caballero, quien acababa de recibir el Premio Internacional del Fascismo; el capitán López Bassa, camisa vieja; y el teniente coronel de Estado Mayor Gazapo, afiliado a FE antes de la guerra; los carlistas Tomás Domínguez, conde de Rodezno; Tomás Dozl de Espejo, conde de la Florida; el ex diputado Mazón y el representante carlista y comisario de guerra en Logroño Luis Arellano; también entraba el neofalangista Pedro González-Bueno. A Hedilla le ofrecieron, después, la Secretaría General. Hedilla pidió audiencia a Franco, que le concedieron de inmediato. Quería protestar por la composición del Secretariado y la desaparición de FE de las JONS, reconduciendo la composición de la dirección e incluyendo a más camisas viejas en lugar de los nombrados. “Hedilla, seguramente como consecuencia de la relación existente con Franco, el apoyo recibido de éste durante la reciente lucha de fracciones y su creencia de que iba a ser nombrado, junto con otros dirigentes del partido, miembro de la dirección del partido unificado, e incluso en un cargo preeminente, se creía con posibilidades de negociar políticamente con Franco” (Thomàs 1999: 198-199). El jefe de Falange expuso que todo el mundo interpretaba el decreto como la sumisión de la Falange y el resto de organizaciones políticas a los militares y al Generalísimo. Hedilla entendía que la medida era necesaria para ganar la guerra pero buscó preservar en lo posible la identidad de FE, así como desmentir a los “legitimistas”, reunidos en torno a Pilar Primo de Rivera, que le acusaban de entregar la obra de José Antonio al Caudillo. Con este mismo objetivo y menos respeto algunos azules se mueven por su cuenta. José Sainz, jefe territorial de Castilla la Nueva, previno a los mandos de la situación sin

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autorización de Hedilla, por un telegrama no cifrado que no se consideró subversivo hasta que Hedilla se negó a aceptar un cargo en FET. José Luis Arrese viajó por iniciativa propia, pagando el viaje de su bolsillo, para sondear la opinión de los falangistas andaluces, que estaban de forma mayoritaria por la unificación, con notables y reducidas excepciones como Narciso Perales y Patricio González de Canales. Pasaba algo parecido entre los militantes de Aragón y Valladolid. Advertido de los sucesos, el coronel Yagüe se presentó en Salamanca en su condición de falangista y Franco le ordenó volver al frente de forma inmediata como su jefe militar. El jefe legionario no fue un caso único de militar azul. El oficial Gutiérrez Mellado, futuro vicepresidente del primer Gobierno de la Monarquía de Juan Carlos I, también militó en Falange Española. (Camacho y Vinuesa 2005: 67) El balance de la operación por el partido único franquista en el Cuartel General era positivo. A las cuarenta y ocho horas de la difusión del Decreto de Unificación afluían al despacho del Caudillo mensajes de adhesión a su política de falangistas y tradicionalistas de muchas partes; pocos pensaban rebelarse. La guerra era lo primero. La Unificación dejó al descubierto la debilidad política de los partidos del Alzamiento. En Salamanca, los partidarios de Hedilla se vieron rebasados por los acontecimientos. La unificación, dice Payne, citando a Serrano Suñer, “fue, en rigor, un acto unilateral de Franco, aun cuando no faltaron algunas negociaciones previas con elementos de los partidos interesados, cuyos representantes más destacados quedaron notificados de las intenciones del Cuartel General; éste, sin embargo, no se decidió a dar el paso de la unificación que laboriosamente iba gestando, sino en virtud de los sucesos que se produjeron en Salamanca en los primeros días de abril”. El 22 de abril de 1937 nombró Franco la Junta Política de FET, con Hedilla al frente, como número dos. Franco hace arrestar a algunos de los enemigos de Hedilla. Ese día Agustín Aznar fue apresado por la Guardia Civil. “Como medida de precaución, casi todos los dirigentes falangistas importantes fueron detenidos

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durante algunos días por la Guardia Civil o la Policía Militar. La mayoría de ellos fueron puestos en libertad rápidamente, pero a los más conocidos por la intransigencia en sus convicciones se les aconsejó ir al frente y que permanecieran en él hasta el final de la guerra” (Payne 1965). Entre los carlistas se opusieron a la unificación el pretendiente don Javier y Fal Conde. Éste fue a un breve exilio hasta el 11 de agosto de 1937, mientras Zamanillo marchó al frente como meses después lo haría Narciso Perales. Hedilla supo quién tenía el poder viendo la composición del Secretariado Político. La nueva figura emergente era Serrano Suñer y para llevar adelante sus planes necesitaba el partido que mandaba Hedilla. El jefe falangista se enteró de su nombramiento como números dos del nuevo partido por la prensa. A pesar de los enfrentamientos recientes Hedilla visitó a Agustín Aznar en la cárcel. El médico falangista le incitó a que se opusiera a Franco advirtiéndole que sus milicias pelearían a tiros contra el Cuartel General si consentía la Unificación. A pesar de este radicalismo, Aznar aceptó, poco después, el cargo de asesor de Milicias en el nuevo partido unificado. La negativa de Hedilla a aceptar la Unificación en los términos planteados por Franco sacó de la cárcel a sus enemigos en el último Consejo Nacional de FE de las JONS y les cubrió de honores y cargos. Hedilla se entrevistó con Cantalupo y Faupel, representantes italiano y alemán, que le brindaron la oportunidad de marcharse a Roma y Berlín. Hedilla se negó a huir a pesar de que le amenazaban con la cárcel. Rechazó también de forma respetuosa el nombramiento de número dos en el nuevo partido, secretario general de FET. Manuel Hedilla escribió a Franco explicando su no aceptación del puesto: “Juro ante Dios y ante los hombres que jamás tuve el más mínimo pensamiento ni personalmente ni como Jefe de Falange de oposición ni discusión a las orientaciones patrióticas y elevadas que emanaron de Vuestra Jefatura como Caudillo de España”. (Jerez Riesco 1999: 176) Con todo, Hedilla tenía en su cabeza las palabras de la hermana del Ausente, Pilar Primo de Rivera, que le había dicho en su casa de Salamanca: “Manolo, no le entregues la Falange a

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Franco”. Previamente, le había hecho llegar el mismo mensaje imperativo por medio de Martín Almagro Bosch: “No aceptes la Unificación”. Hedilla conocía la antipatía que surgió en el encuentro del general y del abogado, de la que Franco salió calificando a José Antonio de “playboy pinturero”. Hedilla respetuosamente dijo no “ya que en el seno interno de FE y de las JONS pudiera haberse interpretado como recompensa a mi gestión en pro de la unificación que tuve el honor de llevar a cabo”. La respuesta del jefe del Estado fue contundente. El 23 de abril Hedilla era detenido con Roberto Reyes. El auto de procesamiento lo firmó el comandante José Jiménez de la Orden, le hacen preso “por ayuda a la rebelión”. Las reacciones de simpatía por el jefe azul no se hicieron esperar. El coronel Yagüe calificó de estupidez la decisión de apresar a Hedilla ante sus camaradas Martínez Mata, José Luis Gutiérrez y Cobos. El militar falangista envió un telegrama al segundo jefe nacional de FE de las JONS: “Ahora más que nunca, a tus órdenes”14. El descontento sufrió su catarsis en torno a los sucesos de Salamanca y la Unificación que Franco proclamó. Estaban Goya y Peral, falangistas muertos. Sonaron rumores en las banderas de Falange que, carentes de información, en algún caso amenazaron con retirarse del frente hacia Valladolid, Burgos o Salamanca. En la plaza de Zocodover de Toledo los instructores alemanes de la Legión Cóndor se encerraron con una caja de granadas cuando comenzó la protesta falangista en la céntrica plaza por la detención de Hedilla. El santanderino, condenado y confinado, se convierte en un mito en voz baja. Algunos falangistas lucieron años después en la solapa unas H metálicas como símbolo de disidencia. 14.

Juan Yagüe Blanco tenía incondicionalmente a sus órdenes a un grupo de ex combatientes de Castilla. Estaba afiliado a Falange antes de julio de 1936. Desde el 4 de febrero de ese año mandaba la Segunda Legión del Tercio de Extranjeros. El 17 de mayo de 1936 Casares Quiroga le propuso aceptase un puesto de agregado militar en una Embajada, con mejor sueldo y ascensos pero lejos de España pues el carácter españolista de Yagüe era bien conocido por las autoridades republicanas. El oficial legionario se negó y actuó de enlace entre Franco, Mola y los oficiales de la Unión Militar Española. El 17 de julio de 1936 Yagüe se pronuncia en Llano Amarillo contra el gobierno del Frente Popular.

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El 26 de abril de 1937, siete días después de la Unificación, se celebró la primera reunión de la Junta Política de FET, presidida por el Caudillo. Franco inicialmente había encarcelado a los enemigos de Hedilla y la negativa respetuosa de éste a secundar la Unificación le convierte a él y a sus partidarios en réprobos mientras los triunviros fracasados salen de las celdas para legitimar lo azul para el nuevo Estado. Mientras Garcerán pasó meses en la cárcel, Dávila fue liberado pronto. Franco consiguió el apoyo de los legitimistas ofreciéndoles cargos en los calabozos. Hedilla cesó oficialmente el 10 de mayo en el cargo de FET que no aceptó. El 16 de mayo se incorporaron los monárquicos a FET. “La noticia de la unificación fue acogida con verdadera satisfacción en el campo nacionalista. Aparte del grupito que pululaba por el Gran Hotel, de Salamanca, en aquellos meses la gente sentía una gran indiferencia por la política” (Payne 1965). Cárceles y detenciones para los rebeldes. También un diálogo asimétrico entre el Cuartel General y algunos camisas viejas. El representante de Franco en esas negociaciones fue Ramón Serrano Suñer. El comité falangista designó, por su parte, al jefe provincial de Valladolid, Dionisio Ridruejo, hombre de 24 años15, honesto e inteligente y apasionado. Y se llegó pronto a un compromiso, según el cual “los falangistas se comprometían a acatar la nueva jerarquía establecida en el mando, a cambio de lo cual, después de la guerra, se emprendería sinceramente la implantación del programa nacionalsindicalista” (Payne 1965). En ese sector estaban, además de Ridruejo, Aznar, Girón y González Vicen. Todos aceptaron. El 1 de mayo suprimieron las jefaturas territoriales y provinciales, dislocando al partido. Las nuevas normas estipularon que donde el jefe provincial fuera falangista el secretario sería carlista y viceversa. En la realidad los azules coparon muchos puestos de mando en el partido FET, pero las funciones del partido quedaron difusas, indefinidas. Para los militares victoriosos era un intolerable estado dentro del estado y lo miraban con sospecha cuando no con abierta hostilidad. Para los reformistas y Serrano el 15.

Bedoya fue propuesto como ministro a esa edad.

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partido era la columna del régimen y el interlocutor natural de los líderes fascistas italianos y alemanes. Para otros, los menos, aquello era poner a Falange en una vía muerta y eligieron la rebelión. El 29 de mayo de 1937 el Tribunal franquista acusó a Hedilla de querer derrocar a Franco, del famoso telegrama subversivo de Sáinz y del envío de emisarios para la rebelión falangista contra la Unificación. El mensaje del 22 de abril ordenaba a los falangistas que sólo aceptaran órdenes por el conducto jerárquico habitual, es decir: FE de las JONS, que había desaparecido legalmente con el Decreto de Unificación. Ante el cariz de los acontecimientos, Víctor de la Serna, bardo de Hedilla, huyó a San Sebastián. Fue también detenido, como lo fueron José Moreno, Felipe Ximénez de Sandoval, Sáinz, Gaceo, Martín Almagro y Maximiano García Venero, entre otros. El 5 de junio se celebró en Salamanca un consejo de guerra. El juez instructor, comandante Jiménez, le preguntó a Hedilla si había conspirado para asesinar a Franco, lo que niega el jefe falangista. El tribunal sumarísimo condenó a muerte a Hedilla, y Ruiz Castillejo; a cadena perpetua a De los Santos, el capitán Chamorro, Félix López Gómez y Ángel Alcázar de Velasco; a Ricardo Nieto a 20 años de cárcel; a Inaraja y a Rodiles a 10 años; y a Arrese a dos. En otro consejo de guerra, el 7 de junio, por el asesinato de Alonso Goya también Hedilla y López Puertas fueron condenados a muerte; Ruiz de la Prada, Corpas, Corral a cadena perpetua. Serrallach, secretario personal de Hedilla, fue condenado a 15 años. José Sáinz, presente en la sala al dictarse la condena, protestó de forma airada y fue también detenido por un grupo de militares, con quienes forcejea. En Irún, Toledo y San Sebastián se registran manifestaciones falangistas a favor del jefe Hedilla. En Irún salió a la calle la Primera Línea mientras en San Sebastián lo hacía la Sección Femenina y las organizaciones juveniles. “Un cuadro estadístico procedente de los archivos del general Franco reseña 1.521 individuos entre detenidos, procesados y condenados” (Thomàs 1999: 218). Aquello era más que una revuelta en un salón.

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El embajador alemán remitió un telegrama al Gobierno español nacional donde protestaba por la condena a los falangistas. El diplomático solicitó, sin éxito, permiso a Berlín para presionar más a favor de los falangistas presos: “Hedilla, líder de Falange, y otros tres falangistas, han sido detenidos hace tres semanas y condenados a muerte por un consejo de guerra, de muy dudosa imparcialidad. La sentencia significa una victoria de las fuerzas opuestas a Falange y a toda reforma social, círculos que han influido en Franco recientemente. En una conversación particular con el general, dije, que el fusilamiento de Hedilla, el único representante de los trabajadores, haría muy mala impresión y que era muy peligroso crear mártires en la presente situación” (Miravitlles 1977: 261). El Ministerio alemán de Exteriores se mantiene al margen y pidió al embajador que no insistiera después de ese aviso. El propio Hedilla, convertido en un símbolo, escribió a Franco el 10 de junio de 1937: “Permita en estos instantes afirmar la adhesión a su persona y ofrecerle, como tantas veces le he ofrecido lealmente, la cooperación más vehemente […]. He podido ser torpe pero jamás he sido traidor” (Jerez Riesco 1999: 178). En esos momentos, Manuel Hedilla lucha por su vida y no quiere aglutinar en torno suyo ni la apariencia de una rebelión antifranquista. El coronel Yagüe también intercedió para evitar las ejecuciones. Incluso Serrano Suñer era contrario a los fusilamientos de camisas azules porque debilitaban al partido que él iba a mandar. Pilar Primo de Rivera intercedió por todos los falangistas presos, aunque de forma especial por Arrese, dado que era su futuro pariente. En una visita de la joven Primo de Rivera a la esposa de Franco, Carmen Polo le comunicó que Serrano Suñer estaba resultando ser el mejor defensor de los acusados. El 19 de julio Franco concedió un indulto a los azules encarcelados, reducía en un grado las condenas a muerte de Hedilla, Chamorro, Ruiz Castillejos y De los Santos. El 25 de julio, Hedilla fue trasladado al penal del Puerto de Santa María, y luego a Cádiz. Fue confinado el 2 de agosto de 1937 en la celda número 7 de la prisión de

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Las Palmas, cárcel de castigo donde pasó cuatro años espantosos. En la misma prisión hay otros presos, algunos del Partido Nacionalista Vasco, con quienes Hedilla coincide en las misas. Elena Arce Fernández, su primera esposa, moriría internada en el Sanatorio Psiquiátrico de Madrid, destrozada por el sufrimiento. Hubo un fugaz intento de asamblea de falangistas en Salamanca, para pedir la libertad de los detenidos. Pero la maquinaria unificadora fue inexorable. El 25 de septiembre de 1937, Gaceo y Arauz se enfrentaron a un consejo de guerra, por la manifestación falangista de protesta en San Sebastián. Fueron condenados a muerte. Gaceo, indultado tres meses después de su condena, murió combatiendo en Rusia en las filas de la División Azul. González Vélez y Agustín Aznar fueron condenados en 1937, meses después de la Unificación, por traición a Franco. Al salir, Aznar fue nombrado consejero nacional de FET y de las JONS y asesor político del mando de las Milicias de Falange hasta junio de 1938 en que fue encarcelado de nuevo por subvertir la estructura de Falange al margen de la FET oficial. Como médico, Aznar fue delegado de Sanidad del Movimiento. En 1941 marchó a Rusia como voluntario en la División Azul ocupando a su regreso a España varios cargos en la administración del Movimiento. Fue procurador en Cortes en todas las legislaturas. Financió muchas veces a FE de las JONS en la Transición. El 2 de diciembre de 1937 Franco entrega la Secretaría General de FET a Raimundo Fernández-Cuesta, que era uno de los pocos falangistas de peso no detenidos aquel segundo año de guerra. Fernández-Cuesta tenía la aureola de haber sido el secretario general de Falange con José Antonio y abogado de su bufete. También estuvo condicionado por el agradecimiento de haber sido canjeado y salvado de una muerte segura en las prisiones republicanas donde padeció largo tiempo. Vicente Cadenas asqueado, rompió con el régimen franquista y se exilió a Francia. Desde el país galo llegarán panfletos y pasquines falangistas antifranquistas en ese año y los siguientes. Otros falangistas, como Ruiz Arenado, González Vélez, los andaluces Patricio González de Canales y Narciso Perales pasan a la actividad clandestina.

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Al principio, Franco asistía a las reuniones semanales de la Junta Política de FET de las JONS pero lo dejó pronto ante la inutilidad de las discusiones infinitas. “La junta estaba dividida en dos camisas viejas, dos oportunistas militares neofalangistas y los carlistas” (Payne 1997: 432). Los militares criticaban las nuevas competencias del partido único. Los jefes provinciales de FET y de la Guardia Civil debían aprobar cualquier cargo local o provincial. En esa línea de control caqui sobre lo azul, el coronel Juan Beigdeber escribía a Franco: “el Alto Comisario debe tener la facultad de poder proponer el cese de las autoridades de Falange” pidiendo, además, dar el visto bueno a los nombramientos de FET en Marruecos (Payne 1997: 435).

1. REBELDÍA AZUL

“Entre los camisas viejas, como es natural, yacía cierta oposición, pero era difusa y carecía de estructura, organización o dirección” (Payne 1997: 435). Estos hombres rebeldes sentían la necesidad de explicar sus hechos y motivaciones, las que les impulsaron a mantener actitudes políticas, que la evolución política posterior califica de secundarias pero no superfluas. Son los falangistas que mantienen que, desde abril de 1937, no hay Falange. Algunos fueron conocidos con el apellido diferenciador de «hedillista», al resaltar como seña de identidad la actitud de oposición del segundo jefe nacional de FE-JONS, Manuel Hedilla Larrey, ante la pérdida de independencia falangista que trajo el Decreto de Unificación política que impuso el general Franco en la primavera del segundo año de guerra. Manuel Hedilla, alentado entre otros por Pilar Primo de Rivera, no se plegó como ya vimos. Franco ordenó su detención y la de otros mandos falangistas. Con esto, el general pudo colorear sin peligro de azul un proyecto autocrático de gobierno. Ahora se trataba de negar, incluso, la condición de falangistas a cuantos no aceptaban el status quo del nuevo poder. Por ello, Romero Cuesta (1976: 19) escribió con razón que “el hedillismo no ha existido nunca. El hedillismo se lo ha inventado el franquismo” para ocultar la rebeldía de muchos

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falangistas ante Franco. El hedillismo es falangismo. No supone ningún nuevo desarrollo ni heterodoxia respecto al nacionalsindicalismo. Las divergencias entre las familias azules son, en su mayor parte, posteriores a 1937. Se trata del mantenimiento del pensamiento falangista original y su desarrollo de espaldas al nuevo Estado. Los pocos falangistas supervivientes de la represión frentepopulista de 1936 se vieron anegados por una marea de jóvenes que ingresaban en Falange. “Las fuertes pérdidas personales durante la guerra civil, dentro de la antigua dirección de Falange, y la presión de los oportunistas, que llegaban empujando, y de los tradicionalistas condujeron finalmente a la expulsión o bien al aislamiento, de los grupos dirigentes, de los viejos falangistas y al establecimiento de una nueva élite dirigente de corte renovado falangista-tradicionalista, que se componía en primera línea del estamento director de antes de la República” (Ruhl 1986: 259). En ese grupo de rebeldes azules destacamos a dos hombres como ejemplos. No son los únicos pero cualquier lista de rebeldes falangistas estaría gravemente incompleta sin ellos. La resistencia falangista al franquismo la forman muchos más, casi siempre de forma invertebrada. Bastantes de ellos anónimos, como el padre falangista del locutor Miguel Ángel Nieto, “vieja guardia”, que al volver del frente abandonó el movimiento al ver cuántos ajenos le habían precedido en la jerarquía falangista de su pueblo. Cantaban irónicos los combatientes a su regreso de los frentes de España y de Rusia: “Esa muchacha que un día lloró por mí, se habrá casado con el delegado provincial que como buen camarada se ha quedado en mi lugar”. Al poder político de Franco sobre el falangismo se opuso un digno grupo, en el que se encontraban el coronel Emilio Rodríguez Tarduchy, quien como capitán fue director de Organización de la Unión Militar Española, y Patricio González de Canales, que fue el primero en utilizar el nombre de Falange Auténtica. Hemos escogido algunos ejemplos representativos: Patricio Fernán González de Canales y Narciso Perales Herrero. Ellos y otros desmienten las palabras de Dionisio Ridruejo en

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1943: “después de perplejidades y desconfianzas toda la Falange aceptó el Caudillaje de Franco” (Blanco y García). Patricio Fernán González de Canales, a quien encontraremos a lo largo de estas páginas, era un católico, sevillano, camisa vieja, licenciado en Derecho, periodista, con carnet profesional nº 49, y fundador de la Sociedad Cervantina. Se afilió en 1931 al

José Antonio con Emilio Rodríguez Tarduchy.

Frente Español del profesor Alfonso García Valdecasas que tuvo como secretario general a Eliseo García del Moral. Trabajó en cuestiones de Derecho Comparado en la cátedra de Rafael de Altamira. A los 22 años de edad ingresó en el Cuerpo de Técnicos de la Administración Civil del Estado el 1 de marzo de 1934. Se encuadró en la Falange de Sevilla, donde fue jefe local de la ciudad. José Antonio en 1936 le nombró inspector territorial de Málaga, Almería y Granada. Viajó haciéndose pasar por arqueólogo de la Universidad de Sevilla. A través del anarquista Maroto, llegó a un acuerdo de no agresión con la CNT de Granada. El 20 de julio triunfaron los nacionales en la ciudad de

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la Alhambra y Patricio se enfrentó a Ruiz Alonso que quería iniciar los «paseos». Carlos Hayas se presentó en un avión y exigió a González de Canales que regresase a Sevilla, Queipo de Llano le reclama. Le llevan al avión prácticamente detenido. En su ausencia, la represión se desató en Granada. Tras responder ante Queipo de Llano, Canales dimitió de sus cargos y marchó al frente de Madrid en noviembre de 1936 en calidad de corresponsal de guerra. A principios de 1937 Hedilla le mandó a Oviedo como director de Avance y con la misión de realizar un control político en la territorial, donde también se habían producido muchas afiliaciones procedentes de la derecha. La ciudad fue cercada y González de Canales se incorporó a la defensa de Oviedo. Tras la liberación de la ciudad asturiana, viaja a Salamanca donde es detenido tras el Decreto de Unificación durante 48 horas. Otro caso ejemplar de resistencia fue el del doctor Narciso Perales, a quien definió Dionisio Ridruejo como “un caso especial de integridad”. Fue condecorado con la más alta distinción por orden de José Antonio Primo de Rivera: “Se concede la Palma de plata a los camaradas Sancho Dávila, Martín Ruiz, Eduardo Rivas y Narciso Perales”, el 20 de octubre de 1935 [www.rumbos.net/ocja/jaoc2146.html]. Poco podía imaginar el médico sevillano Narciso Perales que el régimen que luciría esas camisas le mantendría confinado y represaliado con frecuencia. Tras sus intentos de refundar una auténtica Falange, el doctor Perales optará por nuevas formas para diferenciarse del régimen. Su rebeldía no borró su sentido del deber. Junto a su labor de oposición Narciso Perales, fue el médico que más veces ha representado a España en foros internacionales y ha sido conocido de forma mundial como profesor en Medicina del Trabajo. Sus libros y estudios obran en organismos internacionales como la Organización Mundial del Trabajo y Naciones Unidas. Volviendo a 1939, Narciso Perales estaba en la conspiración secreta contra Franco que comenzaba a gestarse en un pequeño núcleo de camisas viejas. “El final de la guerra civil había puesto en claro que el nuevo régimen no era tanto un Estado fascista y

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revolucionario como un sistema autoritario de derechas aderezado con retórica” (Payne 1997: 519). Algunos de los camisas viejas supervivientes no veían con buenos ojos el alejamiento de la revolución nacionalsindicalista en la amalgama de unos y otros con los que Franco construía el nuevo Estado. Pensaban con acierto que se desvirtuaba el pensamiento falangista, aunque no tenían acuerdos previos que denunciar. “Antes de que estallase la rebelión se había dejado bien claro a monárquicos, falangistas y carlistas que la sublevación no estaba encaminada a establecer un sistema político alternativo” (Payne 2006: 366). Sin embargo se habían hecho promesas sobre el final de la guerra, de forma especial en 1937, cuando Franco comprendió que el conflicto iba a ser largo. Algunos no esperaron a acabar la guerra y empezaron a legislar para transformar las seculares injusticias del campo español. Pero los falangistas se habían plegado a hacer la guerra y terminada ésta comprobaban que disponían de una fuerza que no tenían ni por asomo en las elecciones de febrero de 1936. Querían protagonismo.

2. LA REVOLUCIÓN EN LA GUERRA

Rodríguez Torres, Dionisio Martín Sanz16 y Pedro GonzálezBueno intentan remediar los bajos precios que pagan los almacenistas a los campesinos, sin demora a pesar de estar España en guerra. Ya durante el conflicto civil, crean el Servicio Nacional del Trigo para ordenar la producción y distribución del trigo, con precios garantizados para los agricultores. Al tener problemas de almacenamiento por la carencia de silos, los falangistas utilizan de lugares eclesiales, lo que trajo algunos conflictos, pero mitigó el hambre. El texto lo redactó Martínez de Bedoya, un camisa vieja. El 3 de agosto de 1937, se promulga el decreto acabando con el monopolio de los intermediarios. El Servicio trabajó de forma eficaz desde 1937 hasta 1971. Con el mismo objetivo de apoyar socialmente a los hombres del mar, los falangistas impulsaron la creación del Instituto Social de la Marina. Le siguió el

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Instituto de la Vivienda, que llegará a ser Ministerio, con el falangista soft José Luis Arrese como ministro. En diciembre de 1937 aparecieron las primeras octavillas de Falange Española Auténtica. La idea parte de camisas viejas, como Patricio Fernán González de Canales, jefe de Prensa y 16.

Dionisio Martín Sanz (Valladolid, 1909; Madrid 2002) fue ingeniero agrónomo. En 1934 ganó un concurso internacional de silos para forraje. Dijo: “He conseguido mejorar la productividad desde las 256 horas que se empleaban para obtener una tonelada métrica, hasta las 8 horas que se emplean en la actualidad para obtener la misma cantidad” de trigo. Inicia su militancia con Onésimo Redondo. Marcha al frente de batalla en 1936. Es subsecretario del Ministerio de Agricultura desde 1937 hasta 1939. Funda el Servicio Nacional del Trigo.Fue procurador sindical en las Cortes Españolas desde 1943 hasta 1976. Entre 1956 y 1973 fue vicepresidente y presidente de la Organización Sindical. En 1957 fue delegado en la Organización Internacional de Trabajo (OIT); ante cuyo pleno interviene en seis ocasiones en Ginebra. Fue vicepresidente de las Cortes Españolas (1967-74) y Consejero del Reino (19761977).Colabora en los tres Planes de Desarrollo españoles (1959-1971). Impulsa los convenios colectivos. De entre sus publicaciones, cabe mencionar El problema del trigo y el nacional sindicalismo (1937); Técnica y política agraria y El paro estacional campesino (1946); Bases para la política agraria en el desarrollo económico (1963); En las Cortes Españolas (1969); La planificación de la economía española en la Olimpíada de las ideologías (1972); Ante la reforma sindical: del Movimiento Nacional a la Democracia Sindical (1976); Ensayo de economía política espacial (1981); La economía de la productividad ilumina el futuro (1995); otros estudios menos conocidos, como "El desarrollo agrícola español", "Estudios sobre la economía del aceite de oliva", "Nueva reforma agraria".., y actividades de divulgación como la fundación de la revista Asociación Sindical de Productividad Agraria (ASPA). Elaboró un índice de medida de la concentración estadística previa al que conocemos como Índice de Gini, estableció un límite a la presión fiscal un año antes al adoptado por el Informe Carter, y determinó la unidad de productividad en 0,12207 kilogramos de trigo por hora de trabajo, homogeneizando las variables económicas. Dionisio verificaba sus ideas: para cada problema un estudio, por cada estudio una experiencia, de cada experiencia una publicación. Mostró la racionalidad y excelencia del ingeniero y la preocupación social del político. Murió todavía afiliado a Falange y fue de los primeros en financiar a la Fundación José Antonio Primo de Rivera, creada por Gustavo Morales y M. Hedilla. Extractado del artículo de José Antonio Santos en la revista Arbil [http://www.arbil.org/(54)dion.htm].

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Propaganda de Andalucía; Martín Ruiz Arenado, secretario de Andalucía y el doctor Narciso Perales. Era un vieja guardia conocido y activo en la oposición al franquismo. Las octavillas estaban impresas en Francia, donde vivía Vicente Cadenas, último delegado nacional de Prensa y Propaganda de FE-JONS, desde la Unificación. Serrano Súñer, en una de sus memorias dice que “la FEA era un seudónimo radicado en el sur de Francia compuesto por escaso número de agentes” (Onrubia 1989: 11). Algunos como Payne también vieron la mano de Indalecio Prieto. Ambos negaron siempre toda relación con esas hojas de propaganda que fueron desapareciendo en un año. “A fines de 1937 aparecieron octavillas en las que se atacaba la unificación e iban firmadas como «Falange Auténtica», nombre que quería diferenciarse de la Falange colaboracionista. La existencia de cierto malestar dentro del falangismo era positivamente contemplado desde el bando republicano. Se esperaba que las luchas internas pusieran en aprietos al bando nacional. Hubo un intento de hacerse con el poder de la FET desde dentro, una especie de conjura que realizaron Martín Ruiz Arenado, Narciso Perales, Patricio González de Canales y algún otro. También grupos clandestinos falangistas formaron una “Falange autónoma” en contraposición a la Francofalange” (Blanco y García). El Caudillo en ese año bélico de 1937 se afanó en unificar todas las fuerzas bajo su mando. Fue implacable. España estaba en guerra. Desde el Cuartel General ordenó los arrestos de muchos camisas azules. Ya en enero de ese año había puesto al frente de la Delegación de Prensa y Propaganda del Estado al militar Manuel Arias Paz, para alejar a los azules de la divulgación oficial del Estado, propaganda que había iniciado el general Millán Astray. Patricio González de Canales en agosto de 1937 fue acusado por Queipo de Llano de alzar contra la Unificación a las milicias de Sevilla. González de Canales marchó a Santander donde asumió la delegación de Prensa. Acusado por Fermín Yzurriaga ante Serrano Súñer fue de nuevo detenido y ahora procesado. Canales

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fue trasladado a Sevilla. Le encerraron incomunicado en los calabozos reservados para los condenados a muerte durante los primeros días con objeto de quebrantar su ánimo. Después le trasladaron a otros menos rígidos. Junto a su celda estaba como rehén el hijo de Largo Caballero, con quien se buscó un canje por Primo de Rivera. Libre de nuevo, Canales se incorporó al SEU y dirigió la revista Haz; también asumió la Delegación Nacional de Prensa y Propaganda cuya sede trasladó a Bilbao para acercarse a los frentes y alejarse de Queipo de Llano, hostil a los falangistas como lo era el general Varela. Patricio se reunió con Martín Ruiz Arenado, Narciso Perales y otros falangistas para hacerse con el control del secretariado político de FET. González de Canales se unió en 1937 a un pequeño grupo que actuaba como Falange autónoma. Ruiz Arenado murió en un accidente de automóvil. Cuando Franco constituyó su primer Gobierno regular el 30 de enero de 1938, nombró a su cuñado Serrano ministro del Interior y jefe nacional de Prensa y Propaganda de FET. A cambio de aceptar un gobierno de coalición con los conservadores y los monárquicos, los falangistas controlarían la retórica oficial del Gobierno. FET y de las JONS inició su nueva singladura que iba a llegar hasta el año 39, los tiempos en que Fermín Yzurdiaga, Dionisio Ridruejo y Román Oyarzun estaban al frente de la Prensa y Propaganda: “La prensa falangista abrumaba de elogios al Ejército. Seguía condenando, como antes, el liberalismo en todas sus formas y publicando artículos laudatorios sobre la Alemania nazi y la Italia fascista. En algunos momentos de excepcional beligerancia, los periódicos falangistas denunciaban ciertos aspectos franciscanos del catolicismo o declaraban que el Papa no era infalible en cuestiones políticas... El papel dominante de la religión siempre había sido un obstáculo para el desarrollo de un nacionalismo moderno y secular, y cuando, con retraso, el fascismo adquirió relevancia durante la Guerra Civil, mutaría y se sincretizaría de manera inevitable en un híbrido «fascismo frailuno»” (Payne 2006: 72).

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El único representante del partido falangista en el Gabinete era Fernández-Cuesta, salido no mucho antes de la zona roja, que siendo abogado ocupó la cartera de Agricultura, “puesto que resultaba totalmente inadecuado para este señor”, comenta Payne. Dos jóvenes falangistas fueron nombrados jefe de Propaganda, Dionisio Ridruejo, y director de Radiodifusión del Estado, Antonio Tovar. Ambos contaron con el apoyo de Serrano Suñer. Ridruejo, con veinticinco años, levantó un aparato de propaganda fascista. En esos primeros años fueron falangistas radicales quienes casi controlan toda la información. El joven Dionisio fue calificado de «Goebbels español», importando muchas consignas nazis a los rituales españoles: un pueblo, un Estado, un caudillo. Se acusó, con razón, de que la labor propagandística de los tradicionalistas quedó prácticamente suprimida. “Por ejemplo, en la biografía de Mola, publicada en 1939 por José María Iribarren, todos los pasajes elogiosos para los carlistas fueron censurados [...]. Y donde Iribarren escribía que catorce mil requetés y cuatro mil falangistas respondieron al llamamiento inicial de Mola, el censor invirtió tranquilamente las proporciones [...]. Lo mismo les ocurrió a otros grupos derechistas. Los miembros de Acción Española vieron cómo se reducía a la nada su propaganda durante el breve período en que Ridruejo impuso su política” (Payne 1965). En el Gobierno de Franco de enero de 1938, el ingeniero de Caminos Pedro González-Bueno asumió la recién creada cartera de Organización y Acción Sindical, de efímera existencia. González-Bueno había sido seguidor de Calvo Sotelo y luego falangista, sólo inicialmente en la órbita de Serrano Suñer. Su Ministerio generó leyes avanzadas de protección social y laboral. Se sumó a la tarea de imponer unidad y orden en la actuación de las asociaciones y organizaciones sindicales. Encontró una fuerte resistencia en los camisas viejas, que le miran como un recién llegado. El ministro González-Bueno acusó a esos azules de defender el sindicato de clase. “Si se hubiese levantado un acta de las sesiones, lo que no creo que sucediera, se habría constatado que tanto requetés como conspicuos falangistas resultaban defensores

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del sindicato de clase. Paradojas” (González-Bueno 2006: 201). Era parte de la lucha que se mantuvo por la hegemonía del poder del Estado. Extra muros del partido, la resistencia al desarrollo nacionalsindicalista procede de dos partes. En una están los sindicatos católicos, agrarios y carlistas. Han participado en el Fuero del Trabajo, aprobado por decreto el 9 de marzo de 1938, cuya inspiración no es la que escriben muchos. Tuvieron más en cuenta la encíclica Rerum Novarum que la fascista Carta del Lavoro italiana, pero se ven forzados a la integración en los sindicatos. El ministro González Bueno escribió sobre esos días: “El capital era colocado en su lugar, con la declaración de que no era sino un instrumento de la producción. El trabajo no debía ser considerado una mercancía que se compra o se alquila, sino un honor para el trabajador y un derecho” (González-Bueno 2006: 156). Los falangistas, desde la guerra, intentan hacerse con la hegemonía política del poder bajo Franco. Tenían una oportunidad histórica que les habían negado las urnas y abierto los fusiles. En áreas determinadas del nuevo Estado había mucho que hacer y la derecha tradicional no deseaba esas funciones. En esa línea Ridruejo intentó conseguir la autonomía de las milicias de FET cuando la Junta Política, en junio de 1938, le comisionó, junto a Gomero del Castillo y el carlista Juan J. Pradera, para bosquejar una reorganización del partido. La propuesta de Ridruejo fue rechazada y le costó un enfrentamiento con Pedro Sáinz Rodríguez a quien el falangista acusaba como ministro de Educación de “haber ofrecido a la Iglesia una gran influencia en la educación”. (Payne 1997: 465) A los falangistas que querían reformar el régimen desde dentro les quedaban los sindicatos. “El Fuero del Trabajo cuando se aprobó anticipaba un régimen denominado “nacional-sindicalista”, en el que la Organización Sindical, por una parte, debería ser vehículo de la representatividad política del pueblo, pero por otra habría de intervenir directamente en los Ministerios económicos del Gobierno” (González-Bueno 2006: 157). Severino Aznar, padre de Agustín Aznar, se pone al frente del Servicio de

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Previsión e implanta el subsidio familiar. La ley se publica en el BOE del 18 de julio de 1938. Los falangistas fueron construyendo el esqueleto de un Estado ya durante la guerra. Ese año, Narciso Perales solicitaba ser relevado de su cargo de delegado extraordinario en Granada, donde protegió al poeta Rosales también falangista, acusado con su hermano por la derecha de asilar al también poeta García Lorca. Perales se rebeló ante la docilidad de Fernández-Cuesta, quien negaba obstinado la ocasión de implantar el programa original de la Falange en ese momento y los posteriores. Para ocultar la insubordinación del médico azul, Fernández-Cuesta le traslada a Málaga. No quiere que Franco sepa que es incapaz de contener la rebeldía falangista. Asqueado, en junio de 1938 Narciso Perales marchó voluntario a combatir en el frente de Teruel. Otros muchos veteranos del partido, quienes comienzan a llamarse camisas viejas, harán lo mismo. Unos por voluntad propia y otros para evitar un juicio punitivo en retaguardia. Dejarán sus cargos e irán a las trincheras donde las cosas son más claras, en vanguardia no hay tantas penumbras como detrás. Algunos, cada vez más, comenzaron a cerrar filas en torno a Franco. El Caudillo tendrá la humorada de hacer firmar en 1951 a Raimundo Fernández-Cuesta, cuando sea ministro de Justicia, la legalización de la existencia de las sociedades anónimas. El ministro lo explicó como una forma de redistribución del capital empresarial. Patricio González de Canales también había estado en Granada, nombrado inspector jefe para la preparación del Alzamiento, en Granada, Málaga y Almería. Cuando Martínez Anido ocupa el Ministerio de Orden Público en 1938 detiene a González de Canales. Le acusan de pertenecer a «Falange española auténtica» (FEA). Jiménez Caballero ha advertido a Franco del peligro de la FEA. El jefe del Estado ordenó personalmente una investigación judicial sobre los falangistas de Toledo y sus actitudes subversivas, cuyos rumores de disidencia habían llegado al Cuartel General (Payne 1997: 467)

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El 19 de abril de 1938, el oficial legionario Juan Yagüe Blanco pronuncia un valiente discurso público en Burgos. Aún España está en guerra pero muchos nacionalsindicalistas buscaban añadir a los españoles a las tareas de construcción y reconciliación. En esa línea, Yagüe pide caridad para los vencidos, también para los falangistas presos en cárceles franquistas y reafirma el ideario azul. “Pido a las autoridades que revisen expedientes y lean antecedentes y que vayan poniendo en libertad a esos hombres para que devuelvan a sus hogares el bienestar y la tranquilidad, para que podamos desterrar el odio [...]”. Yagüe pedía del mismo modo que los falangistas encarcelados fueran liberados para que volviesen a sus casas “donde también hay tristeza y miseria... en muchos de esos hogares, además del sufrimiento y además de la miseria, puede haber entrado la duda”. Yagüe recordaba en el tercer año de guerra “que habrá muchos que, cuando aquellos camaradas se jugaban la vida y la libertad en la calle, estarían muy cómodos y tranquilos en sus casas”. Los camisas viejas que están presos fueron de los más activos en la lucha contra la República sesgada. Aquellas palabras le costaron al coronel una nueva sanción: la separación del servicio durante seis meses. Su discurso molestó porque había dado en el blanco. En la mente del militar azul estuvo el recuerdo de las palabras del jefe Hedilla desde Radio Salamanca en enero de 1937: “No creáis, españoles todos, que la Falange sólo piensa en reclutar milicias para ir a la guerra. Es nuestra preocupación cumplir lo que hemos prometido en lo que se refiere a nuestro programa social antes de la revolución y después” (Jerez Riesco 1999: 103) . Próximo a Yagüe estaba José Antonio Girón, quien opinaba que había que azulear el régimen y dar la batalla a las derechas desde dentro, pero no en oposición frontal como hicieron Perales y González de Canales. Aunque el militar sabía que el régimen no era falangista y él sí. Payne lo resume en pocas palabras: “el general Yagüe, muy unido a José Antonio Girón y a otros elementos de la organización falangista de excombatientes que se negó a actuar directamente contra Franco insistiendo en que la Falange tenía que cambiar el régimen desde dentro” (Payne 1997: 520).

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En 1939 Franco encargó a González Bueno una ley de Bases de la Organización Nacional-Sindicalista. Los falangistas aprovecharon para intentar asumir más cuotas de poder, creando “el gigantesco sindicato de productores” previsto por José Antonio. El documento señalaba que la economía española ha de estar sujeta al imperativo de justicia social “que nuestra revolución propugna”. Sin embargo, esas Bases tampoco consiguieron el apoyo del Consejo Nacional falangista. Los veteranos del partido criticaron el nuevo proyecto de Ley porque más de la mitad del texto era retórica sin concretar. Los empresarios y algunos consejeros nacionales obligaron a reelaborar tres veces el Proyecto de Ley de Bases de la Organización Nacional-Sindicalista para, tras no ser aprobado por el Consejo de Ministros, provocar la desaparición del Ministerio en agosto de 1939. Para los falangistas era poco, para los representantes de la derecha económica era demasiado. Juan Antonio Suanzes, ministro de Industria, criticó la Ley de Bases sindicales por subvertir el orden económico tradicional, es decir, el capitalista. Finalmente Franco la retiró y proscribió ese Ministerio, cuya extinción llevo a distribuir sus competencias entre el Ministerio de Trabajo y la Delegación Nacional de Sindicatos; este organismo dependía del partido único FET y de las JONS. Tampoco por ello terminarán los problemas del régimen victorioso. Ambas entidades estaban entonces en manos de camisas azules. Los falangistas buscaron por la vía abierta de los sindicatos llevar adelante su programa. Patricio González de Canales, en 1939, busca nuevos contactos con falangistas descontentos como Ricardo Sanz, Gregorio Ortega Gil, Ventura López Coterilla y algunos más. Ese año, al terminar el conflicto, bajo la acusación de de integrar el triunvirato de la Falange Auténtica, detuvieron de nuevo a los camisas viejas Narciso Perales, Eduardo Ezquer y Tito Meléndez. Sobre Ezquer, quien sufrió largas temporadas preso en Cádiz, El Puerto de Santamaría, Gerona y Burgos, recordar que “a finales de 1935, era quien pedía a José Antonio su relevo como jefe provincial de Badajoz y consejero nacional por considerar que en Falange Española se habían infiltrado bastantes señoritos en puestos

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sobresalientes. «O acabas con el señoritismo infiltrado en Falange –denunciaba Ezquer– o éste acabará con la mejor ocasión revolucionaria de España»” (Martín Rubio). Ezquer fue acusado también de intentar dinamitar una central eléctrica en Valencia. Acabaron con la ocasión aunque hay que reconocer que durante la Guerra Civil “incluso la aristocracia, privilegiada y en ocasiones corrupta, predicó con el ejemplo, y de sus filas salieron proporcionalmente tantos voluntarios como de las del resto de sectores sociales” (Payne 2006: 292). Ezquer –intrigante y conspirador inveterado– permanecería largo tiempo en varias cárceles17 como vimos. Fue expulsado de FET en noviembre de 1937 pero la Falange de Don Benito se puso a sus órdenes. Sobre las ORNS cuenta Payne que “bajo la dirección de Ezquer, continuó subsistiendo un grupo clandestino denominado ORNS (Ofensivas de Recobro Nacionalsindicalista) que desarrolló una acción de agitación y propaganda entre los jóvenes hasta bastante tiempo después de terminada la Segunda Guerra Mundial. Buscó Su propósito era el de sustituir la Falange franquista por un movimiento fascista revolucionario y sindicalista. A lo largo de quince años, Ezquer fue detenido seis veces y compareció ante los tribunales de justicia en cinco ocasiones, sin que ello le hiciera desistir de sus propósitos” [www.rumbos.net/rastroria/rastroria04/Historia_FES_III.htm]. Las ORNS tenían implantación en Cataluña y Extremadura. El 18 de julio de 1939, en la celebración del Alzamiento ante los oficiales de la guarnición de Sevilla, Queipo demanda un gobierno militar, posiblemente para conseguir un puesto que ambiciona. El general criticó agriamente a los dirigentes falangistas a los que trata de “muñecos de paja, con bonitos uniformes”. Franco le relevó y le mandó a la Embajada de España en Roma, donde sin duda se hartó de uniformes aún más vistosos. El Caudillo, en julio, hizo cambios nombrando jefe nacional del Sindicato Español Universitario a José Miguel Guitarte, que había militado en el Partido Comunista, quien designó como secretario nacional a Enrique Sotomayor y como inspector nacio17.

Tratado por Ellwood (1984: 204-205) e Ibáñez (1990: 625-637).

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nal a Diego Salas Pombo. También Franco nombraba presidente de la Junta Política de FET a Serrano Suñer y vicesecretario del Movimiento, con categoría de ministro, a Pedro Gamero del Castillo. En agosto de 1939, Agustín Muñoz Grandes ocupó la Secretaría General de FET, lo que, en principio, “no sentó nada bien entre los falangistas que, legítimamente, aspiraban a que un “azul”, preferentemente de la Vieja Guardia, ocupase el cargo” (Togores Sánchez 2007: 222). El general Muñoz destituyó a todos los funcionarios del partido, muchos de ellos entrados por amiguismo, y convocó concurso público para esas plazas. También reunió el III Congreso Nacional de Auxilio Social: “Venís a rendir cuentas. Pues yo os pido que lo hagáis con toda claridad… aún hay hambre que mitigar…”. Pedía reducir gastos en administración para aumentar las entregas. Muñoz Grandes, nacido en Carabanchel, tenía el origen y la inteligencia suficiente para hacerse un sitio entre los falangistas. El 4 de agosto de 1939 se promulgan los Estatutos de FET y de las JONS. Cinco días después, el Caudillo cesó como ministro al falangista Fernández-Cuesta y le envió de embajador a Brasil. El problema, al decir de algunos, fue más de faldas nuevas que de camisas viejas. Von Stohre comunicó a Berlín el 19 de febrero de 1938: “La influencia de la Falange original ha decrecido […] el secretario general del partido y ministro de Agricultura Fernández Cuesta está intentando retirarse a algún cargo diplomático en el extranjero” (Payne 1997: 470). Le sucedió en la Secretaría General Agustín Muñoz Grandes hasta el 15 de marzo de 1940. Lo mismo hizo Franco con el escritor azul Agustín de Foxá, mandándole sucesivamente a las embajadas de Helsinki y Manila. El franquismo sólo aparece como un monolito sin fisuras ante la mirada de historiadores miopes o fieles al pesebre moderno. “Las tensiones entre los falangistas y el Gobierno de Franco eran muy fuertes. Tensiones que no sólo estaban entre los azules de base y el Estado sino en el mismo seno del Consejo de Ministros” (Togores Sánchez 2007: 234). La disidencia no estaba sólo en las altas jerarquías.

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González de Canales mantuvo contactos con otros falangistas, como el militar Juan Yagüe, que no quiso unirse. Yagüe preguntaba a los rebeldes azules quién sustituiría a Franco y la respuesta era el silencio o peor. El soldado no quiso entonces considerar el desplazamiento de Franco del poder, a pesar de los arrestos y alejamientos que sufrió por defender el ideario azul. También hablaron Canales y Perales con Gerardo Salvador Merino, nombrado por el general Muñoz Grandes, cuando era secretario general de FET, que desde la dirección de los Sindicatos pretendía un giro social de la política oficial y con otros como las Juntas de Agitación Nacionalsindicalistas o la Alianza Sindicalista. No se llegó a ningún acuerdo de unidad, como será habitual. Fue en diciembre de 1939 cuando se fundó formalmente Falange Auténtica en la casa madrileña del coronel Emilio Rodríguez Tarduchy, jefe de Provincias de la Falange originaria, que había sido miembro de la Unión Patriótica del general Primo de Rivera y de la Unión Militar Española. La primera Junta de Mando quedó formada por el presidente, el propio Rodríguez Tarduchy; el secretario, el periodista González de Canales; y los vocales Daniel Buhigas, ex jefe de Falange de Villagarcía y anterior miembro de la Vicesecretaría de Acción Popular; Ricardo Sanz, de Asturias; Ventura López Coterilla, de Santander; Luis de Caralt, de Barcelona; José Antonio Pérez de Cabo, de Levante; Gregorio Ortega Gil, de Canarias, y Ramón Cazañas, nombrado jefe de Melilla por José Antonio y quien intentó canjearle por familiares del general Miaja. González de Canales pidió a Pérez de Cabo que resolviera el problema de financiación. La solución le costó la vida. A junio de 1940 la Auténtica decía contar con 400 militantes en Madrid, 1.500 entre Galicia, León, Asturias y Santander; 900 en Cataluña: y medio millar en Levante. En Vizcaya las tareas de organización de la Auténtica las realizaba José de Oyárbide, un camisa vieja famoso por escapar a un atentado comunista en Eibar en 193418. A Buhigas y Cazañas les expulsaron de la Auténtica por verse involucrados indirectamente en una malversación de fondos del Estado.

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3. LOS SINDICATOS DE SALVADOR

El 26 de enero de 1940 se anunció la ley de Unidad Sindical. En ella los sindicatos se adscribían al Estado y no al partido. Seguían existiendo las cámaras y colegios profesionales aunque hostigados por los sindicatos nacionales. La nueva ley fue entendida por los camisas viejas como una nueva cesión mientras que los jóvenes falangistas la usaron para hacerse con amplias áreas de poder sindical. La Organización Sindical del Movimiento (OSM) mantuvo en funcionamiento durante años la Escuela Sindical Nacional, de ella dependían las Escuelas Sindicales provinciales. En estos centros se formaron como sindicalistas los dirigentes, enlaces y jurados sindicales de muchas empresas españolas, con una media por curso por encima de los treinta mil líderes de trabajadores. La OSM estuvo bajo la dirección de Navarro Rubio, un aragonés que fue capitán de Regulares y jurídico militar, vinculado a Acción Católica con Ángel Herrera, fue procurador sindical en las Cortes y ministro de Hacienda en 195719; los procuradores en Cortes por el tercio sindical José María Poveda Ariño y Fernando Sánchez Creus; Martines Fernández, Campoy García, etc. Desde febrero hasta la primavera de 1940 los falangistas rebeldes realizaron contactos con Yagüe quien continuaba rechazando la clandestinidad antifranquista. José A. Girón y Luis González Vicen siguieron manteniendo una tesis similar. Querían estar cerca de Franco para evitar influencias derechistas y monárquicas y facilitar un giro azul del régimen. Pero Yagüe no permaneció inactivo. Franco conocía sus contactos con “la embajada alemana y sus críticas, a veces públicas, a los miembros del gobierno y a los antifalangistas […] le acusaban de ser un inveterado intrigante que ocultaba a masones y a republicanos” (Payne 1997: 520). Las quejas de Yagüe le valieron la sospecha de ser “políticamente suave con los rojos”. El 27 de junio de 1940, Franco destituyó al general Juan Yagüe como ministro del Aire. La entrevis18.

En www.usuarios.lycos.es/movimientofalangista/fea.htm] aparecen errores evidentes, como llamar a la CONS (Central Obrera Nacional Sindicalista) "Comisiones Obreras Nacional Sindicalistas" (sic).

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ta entre los dos militares fue borrascosa. Le acusa de “ demagogia y adulación a las masas”, le recrimina el apoyo a la levantisca Falange de Toledo, que Franco le atribuye como “tu obra”. También sale en la discusión el telegrama poniéndose a las órdenes de Hedilla durante los sucesos de Salamanca y el apoyo a los falangistas presos. En la lista, que el Caudillo lleva preparada por escrito, también relaciona a Yagüe con la rebelión en León que lleva, un año después, al fusilamiento del hermano falangista de Durruti20. La reunión en el Pardo de los dos militares fue “un enfrentamiento en toda regla. De legionario a legionario” (Palacios 1999: 261). A finales de febrero de 1941 el representante nazi en Madrid, Hans Thomsen, landesgruppenleiter del Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP) en España, les comunicó a los falangistas antifranquistas que Alemania no dará apoyo a los disidentes porque son rebeldes y “antes de iniciar cualquier tipo de negociación han de acatar ustedes las órdenes del Führer” (Romero Cuesta 1976: 111). El jefe de la Propaganda del Reich, el Dr. Goebbels, anota esos días en su diario: “El jefe de la organización internacional del partido nacionalsocialista en España, Thomsen, nos informa sobre la situación allí: simplemente inconcebible. Franco y Suñer completamente entregados al clericalismo, carecen de apoyo popular; ni siquiera han comenzado a ocuparse de cuestiones sociales; hay un caos tremendo; la Falange no tiene ninguna influencia; economía destrozada en todos los ámbitos; mucha Grandeza, pero nada detrás. Alemania admirada como país de milagros. Muchos desean que vayamos a poner orden. Esta es la imagen de un país después de una revolución que ha causado casi 2 millones de muertos. Y encima es un aliado nuestro. ¡Espantoso! Menos mal, que no hemos apostado por esta carta”21. Sin apoyo exterior, los azules persistieron en su actividad de agitación. En mayo “se produjeron altercados callejeros entre 19. 20.

Incorporó, en su etapa de Gobernador del Banco de España, a los socialistas Miguel Boyer y Carlos Solchaga. Se verá en páginas 114-128 "Los fusilamientos de 1942".

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falangistas y militares, y de los azules con la Policía en diversas ciudades de España. En León hubo dos muertos” (Togores Sánchez 2007: 238). El partido único FET lo controlaba el presidente de la Junta Política, Serrano Suñer, quien decidió asignar nuevamente los sindicatos al Movimiento poniendo a su frente como delegado nacional a Gerardo Salvador Merino. Era un joven notario vallisoletano. Había llegado a Falange desde el PSOE. Destacó como combatiente en el frente asturiano, donde fue herido dos veces en combate. Fue nombrado jefe comarcal de FET por Germán Álvarez de Sotomayor en junio de 1937 y jefe provincial en noviembre, después de combatir varios meses en Asturias. FernándezCuesta lo destituyó por realizar una concentración en la plaza de toros de La Coruña el 24 de abril de 1938, excesiva para algunas de las familias alzadas. Salvador había lanzado una campaña con el lema “Abajo la burguesía”. Ese año marchó de nuevo al frente, combatiendo en Castellón, con la graduación de sargento obtenida por méritos de guerra (Moreno Juliá 2004: 45). Payne le señala con excesiva simpleza como “nazi ardiente, cuyo objetivo era levantar un sistema sindical poderoso y relativamente autónomo como elemento decisivo del nuevo régimen” (Payne 1997: 523). La designación como delegado llegó el 9 de septiembre de 1939; tenía Gerardo Salvador 29 años. Su cargo dependía del vicesecretario general, Pedro Gamero del Castillo, amigo suyo, y del secretario general de FET y de las JONS, general Agustín Muñoz Grandes. El nombramiento de Gerardo Salvador Merino era políticamente intrascendente en apariencia, un funcionario de segunda fila en una delegación nacional, sin rango ministerial. Si buscaban a alguien dócil y gris se habían equivocado. Pero Muñoz Grandes no había elegido a Gerardo Salvador por su docilidad. “El nombramiento de Salvador Merino es buena prueba de por dónde iban los intereses e inclinaciones políticas de Muñoz Grandes durante su paso por la 21.

Schulze Schneider, Ingrid. "Josef Goebbels, ‘historiador’ de la guerra civil española", Historia y Comunicación Social 2001, nº 6, pp. 51-62 [http://www.ucm.es/BUCM/revistas/inf/11370734/articulos/HICS0 101110051A.PDF].

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Secretaría General” (Togores Sánchez 2007: 227). Muñoz apoyaba a los falangistas fundamentalistas situándoles en los lugares desde donde podían transformar la realidad burguesa española. Salvador se adscribía al grupo más radical de la Falange, convencido de la urgente necesidad de contrarrestar en el partido la importancia de la masa derechista mal asimilada durante la guerra. Según Manuel Penella, el secretario de Ridruejo, el general se “había entendido muy bien con Gerardo Salvador Merino, hasta el punto de que había pensado lanzarse por su cuenta a la conquista de Gibraltar para poner a Franco ante un hecho consumado y obligarle a hacer la revolución” (Togores Sánchez 2007: 247). Gerardo Salvador se rodeó de gentes de su confianza, entre los que se hallaban relevantes camisas viejas. “Lo que planeaban Salvador Merino y sus colaboradores había de ser un Nacional-sindicalismo que estuviese alejado de los sindicatos «libres» [...] que correspondiera a las exigencias de la clase trabajadora española” (Ruhl 1986: 63). Eran revolucionarios y tenían la oportunidad de aplicar parte del programa falangista de 1936. En 1940 todavía era posible la revolución. Algunos de los colaboradores de Serrano le abandonaron para irse con el enérgico delegado sindical. La reestructuración sindical emprendida por el delegado fue total hasta llegar a la citada Ley de Unidad Sindical de 1940 en la que se aseguraba el predominio de los Sindicatos ante las casi existentes asociaciones profesionales y empresariales que quedaban fuera y que acabarían integrándose en los mismos. La radicalización en que desembocó el proyecto correspondía al talante del joven notario castellano que no veía en peligro lo nacional pero sí lo sindical. Gente del grupo que adoctrinaba Dionisio Ridruejo, en el boletín que publicaba la Delegación Provincial de Barcelona, escribía en julio de 1940: “Encuadrados en nuestros Sindicatos existen una gran cantidad de empresas y de productores que no se encuentran en su sitio. Que están con nosotros por las circunstancias a disgusto. Su incorporación a nuestros Sindicatos ha sido su mal menor. Expresado en dos palabras: están incómodos. Denotan su casta judía y caciquil, siguen haciendo política cobarde y destructora y quieren hacer cundir en

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otros la desanimación; pero no saben cuan lejos están de esto”. Las alusiones a los judíos, inusuales en el falangismo, pudieron deberse al acercamiento y hegemonía de Alemania en Europa, cambiando el oriente azul de muchos de Roma a Berlín. Hans Thomsen, el representante nacionalsocialista en Madrid, preparó a Salvador Merino un viaje especial a Alemania para que conociera de primera mano el Frente de Trabajo Alemán y pudiese realizar acuerdos para que obreros españoles empezaran a trabajar en la industria del Reich como así fue. “Como aliado para sus intenciones se ofreció, en primer lugar, la Auslandsorganization (Organización para el Extranjero) del NSDAP, que se había establecido en España durante la Guerra Civil y relacionado con los viejos falangistas” (Ruhl 1986: 19). Simultáneamente Salvador Merino ofrecía 100.000 trabajadores al Frente del Trabajo alemán (Togores Sánchez 2007: 334). En octubre de 1940, Salvador Merino afirmaba que “ha de advertirse que, dentro de muy pocos días, los Sindicatos Nacionales tendrán de hecho y por derecho atribuciones de enorme trascendencia y responsabilidad respecto a la ordenación económica nacional, con vistas a una unidad, siquiera de instrumentación, de la política económica del Estado”. En diciembre de ese mismo año se promulgó la deseada Ley de Bases de la Organización Sindical que, pese a no corresponder en su totalidad con los proyectos y propuestas presentadas desde la Delegación, fue saludada con alborozo por las jerarquías sindicales [www.tranasin.org/falangesocial.htm]. Salvador organizó los sindicatos en tres secciones y nueve servicios con muchas similitudes con la Italia fascista. “Los líderes de FET estaban comprometidos en una retórica auténticamente anticapitalista” (Payne 1997: 523). La realidad es que de los puntos 9 al 16 de Falange que reclamaban el control de la economía por los sindicatos quedaron en agua de borrajas. La Delegación Nacional de Sindicatos asumía el papel de “refugio o reducto último de nacional-sindicalistas” como la definió Germán Álvarez de Sotomayor en el I Congreso Sindical celebrado del 11 al 19 de noviembre de 1940. Muchos falangistas

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negaban reconocer el Estado sindical en el Régimen nacido del 18 de julio. Querían hacer la revolución tras la guerra, para ello daban a Falange un papel rector en la Organización Sindical con enorme influencia en la economía nacional a través de los Sindicatos Nacionales. Lograron promulgar la ley de Constitución de Sindicatos. En ese momento habían sido organizados por completo diez sindicatos, entre ellos metalurgia y textil. El poder de Salvador Merino creció porque pudo moverse con independencia debido a varios factores. Serrano Suñer se afanaba en acaparar el control del nuevo Estado. Estaba vacante la Secretaría General de FET y de las JONS tras su abandono por Muñoz Grandes. Entre los dirigentes falangistas existía un déficit de liderazgo. Serrano Suñer ofreció a Salvador la cartera de Trabajo para convertirle en su aliado y, además, poder fiscalizar, desde el Gobierno, la ya poderosa Organización Sindical que, recordemos, pertenecía a FET, pero Gerardo Salvador consideraba que había llegado el momento de la verdad y quería más: pidió la Secretaría General del Movimiento y el Ministerio de Gobernación, que, en aquel momento, tenía como líder al propio Serrano quien lo compatibilizaba con la titularidad del de Asuntos Exteriores. De hecho, Salvador era un auténtico revolucionario, que con la reciente Ley de Unidad Sindical de 1940, extendió por toda España la red sindical con el nombramiento de delegados provinciales con quienes acometió obras sociales novedosas y avanzadas. Su poder se manifestó de forma pública en una multitudinaria concentración de obreros el 31 de marzo de 1940, celebrando el primer año de paz, que marcha por La Castellana gritando que los trabajadores han conquistado el poder y el Estado Sindical va a ser implantado. La demostración levantó las iras y el miedo de poderosos sectores del capitalismo y del Ejército, así como de los monárquicos. El general Varela juró que acabaría con la carrera política de Salvador. Los tres sectores se pusieron de acuerdo en la necesidad de abatir al poderoso jefe sindical falangista, reduciendo el poder de los azules.

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En octubre de ese año, menospreciando a sus enemigos, Salvador Merino, jurista no lo olvidemos, afirmaba: “Ha de advertirse que, dentro de muy pocos días, los Sindicatos Nacionales tendrán de hecho y por derecho atribuciones de enorme trascendencia y responsabilidad respecto a la ordenación económica nacional, con vistas a una unidad siquiera de instrumentación de la política económica del Estado.” Analizando la nueva ley sindical, Pío Miguel Izurzun, el delegado de sindicatos de Barcelona, con cerca de medio millón de afiliados, expresó: “La ley termina con los jerarcas irresponsables del capitalismo, anula las fuerzas ocultas y mágicas del poderío financiero. En una palabra comienza solemnemente la verdadera Revolución Nacional contra una serie de siglos de orden antiespañol y anticatólico... capitalista y marxista”. Esa ley integraba a las asociaciones de tipo gremial, fueran profesionales o empresariales en una única organización, que coincide con la etapa de Muñoz Grandes como secretario general de FET de las JONS. El descontento entre los falangistas, a finales de 1940, llevó a Dionisio Ridruejo a hablar a “un confidente del SD [Sicherheitsdienst, servicio de información de la Schutzstaffel, las SS nazis] de un derrocamiento político que se llevaría a cabo en breve y con probabilidades de éxito” (Ruhl 1986: 64). Los miembros del círculo reformista que rodeaba a Serrano Suñer le exigieron un golpe de timón, recuperando la influencia del partido en el Gobierno. Querían la Presidencia del Gobierno, los Ministerios de Asuntos Exteriores, Gobernación y Educación; fundiendo los Ministerios de Agricultura, Comercio e Industria en uno solo de Economía. Amenazaron a Serrano Suñer con pasar a la oposición y dimitir en masa como así hicieron, aunque algunos por poco tiempo. Gerardo Salvador Merino visitó Alemania, el 29 de abril de 1941. El 7 de mayo se había reunido ya con los ministros Goebbels, Ribbentrop y Funk, además de con Rudolf Hess. Le atendieron con esmero dado que “el espionaje alemán informó de que Salvador Merino estaba involucrado en una conspiración (Yagüe, Aranda, Asensio y Muñoz Grandes) dirigida a formar un

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nuevo Gabinete, constituido por militares y falangistas, del que quedase excluido Serrano.” (Moreno Juliá 2004: 47) A su regreso, Salvador afrontó, con idéntico discurso revolucionario al que mantenía desde 1937, el II Consejo Sindical ya con la presencia del nuevo secretario general del Partido, José Luis Arrese, y bajo la atenta mirada de Serrano Suñer. Arrese había sido nombrado secretario general a pesar de la acusación del teniente coronel Écija quien avisó a Franco que Yagüe conspiraba con Arrese contra la Jefatura del Estado (De Diego 1991: 104). Gerardo Salvador, como último rasgo de arrojo, en su alocución al Caudillo para ofrecerle los resultados del Consejo, utilizó un tono que manifestaba que el delegado ignoraba su próximo cese en semanas. Exigió más poderes para los Sindicatos, donde Muñoz Grandes había aconsejado que se admitiera a todos los obreros de cualquier procedencia, y su aplicación con inmediata fuerza coactiva para toda la Nación española y que se dictase la inmediata y solemne proclamación de la más terminante unidad política en el campo español bajo el mando de la Organización Sindical ["La Falange y lo social. El movimiento obrero en la Falange" http: //miarroba.com/foros/ ver.php?foroid=692435& temaid=5186542 ]. El 7 de julio de 1941 se casó Gerardo Salvador en Barcelona con una mujer catalana para cuya repatriación había intervenido el líder izquierdista galo León Blum, partiendo de luna de miel a Baleares a donde regresará preso como sarcasmo histórico. Salvador Merino volvió a Madrid de su viaje de bodas, recogido por un avión Junker. Conocedor del órdago perdido ante el cuñado de Franco, el delegado nacional de Sindicatos vio menguadas sus atribuciones. Al principio entabló contacto con los falangistas rebeldes, como el coronel Rodríguez Tarduchy o Patricio González de Canales, que fracasaron al intentar unirle a sus tramas contra el régimen. Salvador rechazaba esas aventuras clandestinas. Después buscó el sostén de los camisas viejas mejor colocados como Pilar y Miguel Primo de Rivera, Mercedes Sanz Bachiller o Martínez de Bedoya, que en su mayoría se iban haciendo adeptos al Caudillo. Salvador Merino vio declinar su

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estrella y comprendió que en poco tiempo el jefe del Estado se desharía de él y de su obra en la Delegación de Sindicatos. El Gobierno le había consentido el discurso radical, era necesario para encuadrar al proletariado español, influenciado por el anarcosindicalismo; la Confederación Nacional del Trabajo había llegado a tener más de dos millones de afiliados. Pero Gerardo Salvador había sobrepasado los límites del sistema al proyectar hacerse con el control de la economía nacional para obtener el poder. Para este nuevo golpe de timón, Franco nombró secretario general del Movimiento a José Luis Arrese, el falangista rebelde detenido en 1937 por oponerse a la Unificación, con el encargo de reorganizar y disciplinar el partido FET y desactivar cualquier veleidad radical. En la reestructuración de mayo de 1941 Girón de Velasco fue nombrado ministro de Trabajo. El Consejo de Ministros, donde ya está José A. Girón como ministro de Trabajo, acordó de forma unánime la destitución inmediata de Gerardo Salvador por “pertenencia a la masonería y a círculos socialistas durante la II República”. Los periódicos del régimen airearon oportunamente su presunta pertenencia a una logia masónica, que nunca fue probada aunque sí muy aireada por la BBC y la diplomacia británica, y la que el mismo Salvador había reconocido al Partido Socialista en su ficha de afiliación a Falange, durante un tiempo en los inicios de la Segunda República. Salvador había abandonado el PSOE cuando miembros de éste atentaron contra la vida de su padre, en mayo de 1933. Tanto él como sus más próximos colaboradores fueron expulsados de FET y de las JONS. Fue confinado en Baleares a finales de 1941. “Salvador Merino que asustó a empresarios, Ejército e Iglesia y que fue convenientemente purgado” (Blanco, nº 4). Franco había iniciado 1941 atendiendo el cruce de acusaciones entre falangistas descontentos por la revolución que nunca llegaba y militares disgustados por la autonomía y radicalismo de los azules. En enero, los generales Aranda y García Escámez protestan ante el jefe del Estado por las tropelías arrogantes que perpetra el partido FET, postulaban como solución una restauración monárquica en la casa de Borbón. Los generales Varela y

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Kindelán también estaban de acuerdo en volver a traer la realeza. Terminado ese año, el Caudillo había superado la crisis sustituyendo a los elementos levantiscos. La destitución de Salvador Merino le costó a Franco las dimisiones de muchos falangistas, entre ellos la de dos hermanos de José Antonio como Miguel Primo de Rivera, gobernador de Madrid, Pilar Primo de Rivera y nueve jefes provinciales. El Ministerio de la Gobernación, actual Interior, recayó sobre el coronel Galarza, monárquico antifalangista. Entre abril y mayo de ese año, Pilar y Miguel Primo de Rivera escribieron a Franco rechazando de plano que el régimen imperante en la España que capitaneaba el Caudillo tuviera algo que ver con Falange: “Sentimos claramente el descontento, en repetidas ocasiones dicho a V.E., reiteradamente al presidente de la Junta Política [Serrano Suñer] y a cuantos superiores hemos tenido, de que la política de España difiere notablemente del pensamiento de aquel que nos puso a todos los hombres de la Falange en ardoroso servicio”. Ahora Franco no podía recurrir a los pelotones de fusilamiento ni a las prisiones. La protesta partía de los hermanos del mitificado Ausente. El Caudillo no pensó en corregir el rumbo del Estado sino en ganarse la confianza de los Primo de Rivera levantiscos. Hizo ministro a Miguel. Palo para unos, zanahoria para otros. Manuel Valdés Larrañaga recibe la orden de depurar la Organización Sindical de Salvador Merino. El nuevo delegado, con muchos menos poderes, será Fermín Sanz Orrio, que pertenecía a la promoción universitaria de 1926 en la que estaban el ministro de Hacienda José Larraz y Antonio Iturmendi que lo fue de Justicia. Quedaba claro que “convertida en doctrina de vencedores, perdió la Falange lo que había sido tenaz aspiración de su jefe primero; su equidistancia de los grandes sectores irreconciliables de la vida nacional”. (Real de Azua 1943: 62) Por ese alejamiento del paradigma azul, Pedro Gamero del Castillo también amenazó con dimitir de la Vicesecretaría General de FET. En el V Consejo de la Sección Femenina Gamero dejó claro que Falange no regía un Estado propio. El 2 de mayo Serrano Suñer respondió a las

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presiones de los reformistas y pidió en un acto público el poder para “una minoría política movida por la luz y por la fe”. Dos días después, José Antonio Maravall escribía en el diario Arriba pidiendo que los políticos azules relevaran a los técnicos grises en los centros de decisiones. El 18 de julio de 1941 Hedilla fue indultado. Cuatro años después de ser condenado, recaló en Barcelona, donde vio a su madre. Correa, gobernador de la Ciudad Condal, le ofreció el cargo de delegado nacional de Sindicatos, vacante por la destitución de Gerardo Salvador Merino. Hedilla lo rechazó y le mandaron a Palma de Mallorca. Fue desterrado allí, con su familia. Hedilla trabajaba en empresas privadas y percibía un subsidio de la Secretaría General de FET y de las JONS. Participó en la entrada de trigo en Baleares y su molturación. A pesar de que hubieran mejorado su suerte, Manuel Hedilla rechazó distintas propuestas de vuelta a la política. Entre ellas, en julio de 1944, Ridruejo propuso a Hedilla colaborar con un equipo político formado por los generales Yagüe y Muñoz Grandes, además de Serrano Suñer; el santanderino se negó. Girón le propuso intervenir en política, pero Hedilla se opuso otra vez. Hedilla escribió a Franco en 1946, quien le levantó el confinamiento en abril de ese año, nueve años después de la Unificación. Hedilla, en los años 50, fue nombrado asesor social de Iberia22. Al respecto, el propio segundo jefe nacional escribió: “El puesto que se me ha proporcionado en Iberia sirve sola y exclusivamente para no perecer materialmente con mi madre y mis dos hijos”(Jerez Riesco 1999: 195). Como apunte, recordar la cita que hace el historiador Luis Suárez cuando Franco les dijo a Fernández- Cuesta y a Girón de Velasco que “Hedilla tiene toda la razón. Es verdad cuanto ha dicho” (Thomàs 1999: 239). El General ha puesto en primera fila a otro grupo de nacionalsindicalistas, aquellos que creen en un posibilismo azul desde dentro del régimen: Girón, en el Ministerio de Trabajo; José Luis Arrese, en la Secretaría de FET; y Miguel Primo de Rivera, en la 22.

Gregarius "Historias de España" March 13, 2007 [http://carlesm.com/ gregarius/Historias_de_Espa__a/2007/03/13].

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cartera de Agricultura. De todas maneras la llegada de los azules a Trabajo, Sindicatos, Agricultura y Vivienda va a suponer la consecución de los mayores logros alcanzados por los trabajadores españoles en su Historia. La acción en el sector social, de seguros sanitarios, pensiones, viviendas, defensa laboral, etc. se debe a la actuación de los azules que colaboraron con el Régimen que, cuantitativamente, resultaron ser la mayoría. Entre otras cosas, la creación del Seguro de Enfermedad en 1942, Decreto de la Seguridad Social, creación del Instituto de Medicina e Higiene, Plus de Cargas Familiares de 1946, gratificaciones obligatorias de Navidad y verano, 18 de julio, para todas las empresas a sus trabajadores, creación del Servicio de Montepíos y Mutualidades Laborales, subsidio de Invalidez, creación de los Jurados de Empresa en 1947, creación de las Universidades Laborales en 1950, las Magistraturas del Trabajo. También se produjo una considerable extensión de las cooperativas agrícolas y ganaderas, especialmente con el ministro Rafael Cabestany. Muñoz Grandes también las impulsó durante su breve paso como ministro de FET. Una labor impagada de la Sección Femenina fue la creación de cursos en el medio rural para las mujeres, tanto de labores como de cuidado de los hijos y alimentación, además de recoger, con lo que evitaron su pérdida, las costumbres regionales tradicionales, canciones y bailes, que eran aireados en sus publicaciones. La labor de los incesantes campamentos del Frente de Juventudes, organización creada en 1940, seguido por la OJE, y los albergues juveniles del SEU, en los veranos, así como de las Milicias Universitarias, comenzaron a borrar la tristeza de la juventud de España. Los rebeldes azules, entre los planes impetuosos a los que dan vueltas, estudiaron el asesinato de Serrano Suñer, a quien hacían responsable, cargados de razón, de la pérdida de legitimidad de FE. Serrano había sido el verdadero constructor del nuevo Estado que Franco necesitó en sus inicios. “Lo que parece ser la habilidad de Serrano es su aptitud para la pequeña intriga política y para las zancadillas de la envidia y la privanza. Típico gobernante autocrático, en esto como en todo,

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no toleraba aptitudes ni ascensos en torno suyo. Eliminó a Pedro Gamero del Castillo, posiblemente, la única revelación política del Régimen; a Gerardo Salvador Merino, al general Beigbeder, a José María Alfaro, al general Muñoz Grande. No pudo eliminar a Arrese. Trataba de ir suprimiendo a los demás, cuando fue él, a su vez, el suprimido. La política del serrallo en su estado prístino” (Real de Azua 1943: 70). Antes de ello, en los primeros días de marzo de 1941, ante la ermita de San Antonio de la Florida, Tarduchy y Canales comprendieron que la única solución era el magnicidio. La muerte de Serrano no era suficiente, como demostró su defenestración política cuando el fascismo europeo fue derrotado por las armas. Los planes comenzaron a fraguarse. En la noche del próximo 1 de abril el general Franco asistiría a una función, Las mocedades del Cid, representada por la Sección Femenina en el Teatro Español. Un confidente de la escolta de Serrano Suñer confirmó la presencia en la obra del jefe del Estado. Los conspiradores desecharon el uso de una bomba por las víctimas inocentes que provocarían, eran católicos practicantes y no asumían lo que ahora se llama eufemísticamente daños colaterales. Tarduchy lo planeó como un atentado individual clásico. Con la función avanzada y la atención distraída entre Franco y el escenario, con sus escoltas ya cansados, un hombre se acercaría con una pequeña pistola del calibre 9 mm Corto y dispararía a quemarropa contra el Caudillo. El esquelético plan requería audacia, el sacrificio del pistolero y mucha suerte. “El falangista Carlos Novillo declaraba [...] que en los años cuarenta y bajo el mando de Patricio González de Canales se proyectó un atentado, en el que él mismo participaba, contra el general Franco (nota Cfr. Patria Sindicalista)” (Blanco y García). La Junta falangista clandestina se reunió en un piso en el bulevar de Alberto Aguilera 40 de Madrid. Buhigas y Cazañas han sido expulsados, como dijimos, por una relación indirecta con malversación de fondos. A la reunión sólo faltó Caralt. Estaban Pérez de Cabo, López Coterilla, Ortega Gil, González de Canales y Rodríguez Tarduchy. El tema fue único. Objetivo: matar a Franco. Acusaban al Caudillo de obstáculo insalvable.

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Los conjurados no querían un estado más o menos nacionalsindicalista; querían el estado sindical. Procedieron a votar el magnicidio tras explicar la necesidad imperiosa de que desapareciese Franco. Abrieron las papeletas. El resultado fue de cuatro votos en contra del atentado y uno en blanco. La Junta Política en consecuencia decidió la disolución de la organización sin saber si reír o llorar. Muchos, si no todos, han votado como cristianos antes que como falangistas. Ese pudo ser el punto de inflexión. Habría otras “movidas” azules pero nunca de ese calado que hubiera resultado trascendente para España y para la Falange. Un informe de ese año sobre la situación interna española de la Sicherheitsdienst (SD), de la unidad SS 321, explicaba que el partido único español FET tiene tres grandes corrientes y de 20 a 30 grupos diferentes. “El reajuste ministerial de 1941 permitió ampliar la base del régimen, dándole una estructura definitiva. Con dos nuevos puestos en el Consejo de Ministros, la Falange adquiría mayor influencia oficial que nunca, pero esta influencia Franco la otorgaba a un partido sumiso a sus órdenes [...]. La Falange había sido domesticada. Nadie pensaba ya en la revolución nacionalsindicalista. Nadie se oponía ya a las combinaciones de Franco” (Payne 1965). Stanley Payne está descaminado, algunos pensaban así y se oponían como veremos pero lo que sí es verdad es que “no existía en toda España, ni en la roja ni en la nacional, un partido tan acéfalo como aquella Falange que crecía como un jazmín trepador sobre un siglo de estupideces” (García Serrano).

4. ORGANIZACIONES JUVENILES FALANGISTAS

Falange quería nacionalizar la Educación23, someter al control estatal el aparato educativo y sus contenidos pedagógicos. Con ello se oponía al carácter subsidiario que otorgaba a la Iglesia el Estado en nombre de la libertad de enseñanza. El Partido exigía la enseñanza pública. El número 20 de la revista Consigna, argumentaba: “es tan absurdo que el Estado se inhiba de la educación

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de los ciudadanos, como el que un padre abandone la educación de sus hijos”. “Lejos de afianzar un espíritu nacional fuerte, de implantar sólidamente en las maneras de la juventud española de posguerra el modo de ser falangista, la evolución de los acontecimientos fuera de las fronteras españolas, extramuros, erosionó rápidamente la capacidad de incisión adoctrinadora del nacionalsindicalismo, relegando “la idea de una escuela azul, hondamente falangizada, educadora del ímpetu” a la atonía política, la desmovilización, la sumisión, el respeto, la obediencia pasiva a toda clase de autoridad, más acorde con las necesidades del régimen y con la tradición y demostradas propiedades opiáceas del discurso eclesiástico. La falta de operatividad de la estructura educativa falangista fue expresamente alentada desde el sillón ministerial, feudo católico, que limitó sus recursos y cercenó conscientemente su potencial influencia social” (Folch ). FET quería formar a las nuevas generaciones y se hizo cargo de las juventudes sin precedente alguno dentro del país, exceptuando a los Exploradores de España que presidía Alfonso XIII y donde estuvo José Antonio. Las JONS tuvieron una sección infantil poco importante. La Falange, antes de la Unificación de 1937, contó con algunos chavales inicialmente llamados Balillas, el mismo nombre que usaban los niños fascistas italianos. El 9 de enero de 1937 se publicó en Salamanca el Reglamento de Flechas que se extiende, durante la Guerra Civil, en algunas localidades. Esas formaciones juveniles tenían un carácter paramilitar. Su vertebración se acelera cuando el cinco de julio de 1937, el coronel Ladislao López Bassa, flamante delegado nacional de Organizaciones Juveniles, dictó las normas para la integración unificadora de los alevines de los partidos unificados. Las organizaciones juveniles (OOJJ) se vertebraron en consejos provinciales y uno nacional. En éste figuraban personalidades como Julián Pemartín, Gastón Soto, Pedro Gamero, José María 23.

Pérez, Adaucto. "OOJJ: las Organizaciones Juveniles de la FET" en El Rastro de la Historia. Nº 8[http://www.rumbos.net/rastroria/rastroria08/OOJJ_.htm].

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Zabala y Ramón Marcos. Los consejos provinciales los formaban un médico, un pedagogo, un sacerdote, un profesor de Educación Física y tres personas de “probada moralidad y amor a la infancia”. Un jefe o delegado nacional, un secretario nacional y una regidora de la Sección Femenina en la cúpula de mando, divididos en: Cultura y Formación, Sanidad, Educación Física y Premilitar, Prensa y Propaganda y Juventudes en el extranjero, Asesoría Religiosa, Campamentos y Administración. El esquema era el mismo para el resto de la estructura territorial, con la consabida separación de los mandos por sexos, impuesta por la Iglesia. La Sección Femenina (SF) empotraba en las OOJJ sus regidoras que tenían dos disciplinas, la de las OOJJ y la propia de la SF. Carmen Werner, falangista histórica24, fue la encargada de la Regiduría de la Sección Femenina en las juventudes. Acabada la guerra, mujeres de la Sección Femenina, formadas en su Escuela Nacional, sirvieron en las OOJJ. En las juventudes se distinguía entre afiliados, futuros militantes que “por sentir la inquietud de servir a España, aceptan voluntariamente la disciplina y el modo de ser falangista”, y encuadrados, forzosamente adheridos a la organización juvenil y divididos según su actividad, en escolares y aprendices. Cuando el delegado nacional Torres Bestard abandonó el cargo para ser gobernador civil en Pontevedra, asumieron el mando el subdelegado Manuel de Mergelina y el secretario nacional José María Gutiérrez del Castillo, quien realizó los primeros encuadramientos y actividades; Marcos Daza fue responsable de Educación Física y Premilitar; y estuvo Aguilar encargado de los campamentos. Continuó así hasta que el 19 de mayo de 1938 fue nombrado delegado nacional Sancho Dávila tenía sus propias ideas y se enfrentó inicialmente con ese equipo porque los que llevaban algún tiempo sentían poseer derechos adquiridos. Se desechó a Dionisio Ridruejo quien mostró gran interés por la Organización Juvenil para la que preparó un programa detallado “pero se decidió que era demasiado joven, demasiado radical y, también, demasiado mujeriego para poder servir de ejemplo a la juventud” (Payne 1997: 464).

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Poco antes del nombramiento de Dávila se produjo un intento de penetración del escultismo, la filosofía de los boy scouts, los exploradores creados por el coronel Robert S. Baden Powell durante el sitio boer de Mafeking, Sudáfrica. El inglés transmitió a los jóvenes su extensa experiencia en Afganistán, India, Sudáfrica, Rusia, y Malta. En la creación del Frente de Juventudes el profesor Parra Celaya señala que “las fuentes inspiradoras en el aspecto organizativo debieron ser fundamentalmente tres: el Ejército, el Escultismo (del que procedían la mayoría de los mandos iniciales) y los movimientos juveniles italiano y alemán […]”. José Jiménez, comisario general de una Asociación Patriótica Nacional y Oficial de los Exploradores de España, presentaba un elaborado proyecto con el título de "Exploradores de FET y JONS". Jiménez llegó a ajustar hasta la emblemática scout, formada por Sancho Dávila flores de lis, a los moldes del Movimiento. Al estudio le acompañaba una carta que dirigía al secretario general FernándezCuesta: “No es obra esto de un solo cerebro, sino el estudio constante de los mayores pedagogos de España y del extranjero, pues la base que sustenta, aunque proceda del escultismo, es la misma que sustentan las HitlerJugend y la Obra Nacional Balilla y está 24.

José Antonio la escribió el día previo a su asesinato en Alicante. En la carta, el fundador falangista le daba las gracias por "la Biblia que tuviste el acierto de enviarme a la cárcel de Madrid. De ella leo trozos de los Evangelios en estas, quizá, últimas horas de mi vida. Nuestra amistad es demasiado seria y sólida para que yo escriba una carta de condenado a muerte. Sólo quiero reiterarte las gracias por el libro y decirte que tu amistad es una de las cosas buenas que han alimentado mi vida." Felipe Ximénez de Sandoval: "José Antonio" [http://www.rumbos.net/ocja/ jaoc_ep6.html].

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adaptada al carácter español y a nuestra infancia […]”. Fernández-Cuesta rechazó la propuesta por considerar que entrañaba abrir la puerta a los anglófilos. El secretario nacional Gutiérrez del Castillo25 maniobró para erradicarlo, dejando la influencia mixta azul y católica en las OOJJ, para monopolizar la juventud española. Con ello se perdió la amplia y acreditada experiencia del movimiento escultista de la que el fundador de Falange formó parte como vimos antes. La Delegación de Juventudes reclamaba ser la única organización juvenil española, abierta a todos pero no obligatoria. Aunque sus mandos reclamaban como tarea exclusiva la educación política, social, física y premilitar, dejaban abiertos espacios para la formación religiosa o cultural en otras instituciones no dedicadas de forma específica a la juventud española. La Delegación de Juventudes buscaba apoderarse de las publicaciones para la infancia y la juventud, lo que requirió en 1938 a la Junta Política de FET y de las JONS. El 4 de noviembre de 1938 la Delegación Nacional de Prensa y Propaganda ordenó el cierre de las publicaciones falangista Flechas y la tradicionalista Pelayos. Fundó una nueva publicación Flechas y Pelayos en régimen de asociación, dado que un 65% de su capital era propiedad de la Delegación de Prensa y Propaganda y un 35% estaba en manos privadas: las de los propietarios de la revista del carlismo. No ocurrió sólo con la prensa impresa. El primero de diciembre de 1938 las emisoras de Radio Nacional recibieron órdenes para realizar emisiones de un cuarto de hora para la juventud cada quince días. El contenido de los programas juveniles se basó en consignas y ejemplos de heroísmo de jóvenes de las OOJJ. Era obligatorio escucharlas para los afiliados. Los muchachos más jóvenes recibían una denominación carlista, pelayos, de 7 a 10 años; luego era un término falangista, flechas, de 10 a 15 años; y, finalmente una palabra militar, cadetes, 25.

Manuel Parra Celaya en su libro sobre el Frente de Juventudes confirmó la pugna entre distintas tendencias de la organización: la sevillana con el tándem Mergelina Laraña-Sancho Dávila y la de Valladolid con Ridruejo y Gutiérrez del Castillo.

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de 15 a 18. Las muchachas eran margaritas, de 7 a 11 años; flechas, de 11 a 15 años; y flechas azules, de 15 a 17 años. Hasta cierta edad en que podían pasar a la Sección Femenina del partido FET, las niñas seguían encuadradas en las juventudes como flechas femeninas existiendo la unidad de mando con los varones, Tanto Dionisio Ridruejo como Fernández-Cuesta intentaron reducir la segregación de sexos, de origen más bien religioso sin mucho éxito. Hubo durante un tiempo relaciones con las organizaciones de juventudes de Alemania e Italia. En el verano de 1937 un grupo de 608 flechas llegaban a las colonias del Fascio en Estero. La mayoría de los asistentes eran huérfanos de falangistas caídos en la contienda. Cuatrocientos muchachos fueron alojados en Ostia y 208 en Tirrenia. El contingente, mandado por un coronel del Ejército, contaba con la presencia de Ernesto Giménez Caballero, del inspector de Exterior, Rodríguez de Gortázar, del cantante Miguel Fleta y de la hija menor del general Queipo de Llano26. En agosto de 1939 una treintena de cadetes y una falange de flechas extremeños mandada por el jefe provincial de Juventudes de Badajoz salieron con dirección a Sttugart, Alemania. A las visitas de otros responsables falangistas se unían estos primeros intercambios de confraternización que irían cristalizando los años siguientes. Sin embargo, aquella amistad exigía dosis de prudencia poco viables con el furor juvenil (Pérez). Desde octubre de 1938, la Delegación Nacional remitía cada mes un cuestionario con seis preguntas doctrinales para educar a miles de jóvenes. Los delegados provinciales lo constestaban y devolvían para su revisión. La Nacional realizaba las correcciones oportunas y era entregado a los militantes para que lo respondieran. Los cuestionarios trataban sobre materias políticas e históricas. Hubo algunos sobre "Biografías de los hombres del Imperio", otros acerca sobre el Partido Nacional Fascista o conocimientos de la nueva Alemania y cuestiones del socialismo 26.

El general había tenido un enfrentamiento físico con José Antonio primo de Rivera cerca de la Plaza de Cibeles, en Madrid, que le costó al joven oficial se alejado del Ejército.

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nacional. Ya avanzado 1939, la necesidad de homogeneizar esquemas sobre el nacionalsindicalismo generó un programa con veinte lecciones, un catecismo político. Estos primeros balbuceos alcanzarán cotas mucho más altas intelectualmente en las revistas de formación del Frente de Juventudes. Dado el carácter jerárquico del nuevo Estado y del partido único, la formación de mandos era una prioridad en las OOJJ. Exigían de ellos la ejemplaridad, demandando “conducta intachable” ya que se hacían cargo de los jóvenes para el desarrollo de actividades con salidas al campo, acciones culturales de música y teatro, cursillos de Prensa y Propaganda y, al principio, adoctrinamiento mediante conferencias acerca de los 26 puntos de Falange Española Tradicionalista. A primeros de 1938 se impusieron distintivos a nuevos jefes de las OOJJ en actos celebrados en la Iglesia de los Padres Capuchinos, en la Plaza Mayor y en el Cuartel de Flechas de Salamanca. Era una hornada de mandos juveniles de urgencia. Su programa de formación de mandos se había hecho público el 1 de noviembre anterior. Para formar esos cuadros dirigentes se creó en Sevilla una Academia a donde mensualmente acudían un centenar de militantes de las distintas provincias españolas. La guerra provocó un déficit de responsables, que estaban en los frentes de combate. Poco antes de la victoria, en febrero de 1939 el jefe del Estado Mayor del Cuartel General del Generalísimo accedió a la desmovilización en los servicios auxiliares de falangistas imprescindibles para su funcionamiento en las OOJJ. De forma parecida a la que tenía la estructura general de FET, cobraba importancia la figura de los inspectores nacionales. En noviembre de 1938 fue nombrado inspector nacional Alberto Durán. El Reglamento Disciplinario se promulgó en agosto de 1938. Al mes siguiente ya hubo expedientes. A principios del año siguiente, Joaquín Bernal, camisa vieja de Andalucía, era designado inspector extraordinario para esa región. José Miguel Guitarte, Palma de Plata de Falange concedida por José Antonio por su valor en Primera Línea, se hizo cargo de la Inspección Nacional el 27 de abril de 1939. En julio

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fue nombrado jefe nacional del SEU. David Jato, en La rebelión de los estudiantes cita las amargas palabras de Guitarte: “Este Estado no es nacionalsindicalista, ni nuestro”. Su desilusión le llevó a la División Azul, regresó en 1943 y el nueve de noviembre de ese mismo año murió por los padecimientos sufridos en la URSS. No será un caso único. Enrique Sotomayor dimitió por la perversión a que someten su proyecto de un frente de la juventud española. Licenciado en Derecho, Sotomayor ejerció de ayudante de cátedra en la Universidad de Madrid, fue director del diario FE en su edición de Sevilla. También se alistó en la División Azul. Murió heroicamente en combate en Possad el 4 de diciembre de 1943, recibiendo a título póstumo la Medalla Militar Individual. Volviendo a la estructura juvenil del nuevo Estado, desde los comienzos de las organizaciones juveniles, el Frente de Juventudes y las Falanges Juveniles de Franco, Julián Pemartín había sido uno de sus ideólogos. El 4 de noviembre de 1939 le nombraron asesor nacional de Cultura y Formación disponiendo de un Consejo Asesor presidido por el obispo de Madrid Alcalá y en donde figuraban, entre otros, Manuel Machado, Manuel Halcón, Agustín de Foxá, Luisa Aramburu y Lasso de la Vega. El autor del himno de las Falanges Juveniles fue Enrique Llovet: “Marchan las nuevas juventudes…Marchan las nuevas juventudes, sueñan con una España en pie, ¡será! vienen por todos los caminos para traer grandeza y libertad. Ya la ventura está con nuestra juventud para conseguir su sueño de triunfar, y, entre voces de amor, cantando caminar. La Falange, en sangre, me entregó su historia de guerra y de luz. Vuelan tras el laurel mis pasos al compás. Así marcharé, gozoso de arriesgar la vida cada vez de morir o triunfar. A la mañana, al caminar, se encienden mis flechas, tras el ardiente afán de que la historia gane por mi fe tiempos de Imperio y luz de Hispanidad. Y entre canciones, risas y amor, la Juventud hará crecer alegres Abriles, en que el sol no se vuelva a ocultar. Ya la ventura esta... Marchan las nuevas juventudes... ¡Gloria! ¡Siempre la historia es un quehacer de amor!”.

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Finalizada la guerra 210 jóvenes asistieron en El Pardo un campamento nacional de formación de mandos. En el verano del 39 aparecían los 12 puntos de las OOJJ, enviados a las provinciales para el conocimiento de los afiliados Suponían una filosofía primaria, mezcla de ingredientes religiosos y patriotas además de alguna utopía al uso de difícil ejecución. Eran doce ideas sencillas y eficaces en una organización más infantil que juvenil, donde los mensajes emitidos empapaban con facilidad a sus destinatarios. Los Doce puntos eran: 1º La fe cristiana es el fundamento de mis actos. 2º Sabemos que España es la Patria más hermosa que se puede tener. 3º La Falange que fundó José Antonio es la Guardia de España y formar en ella mi afán supremo. 4º El Caudillo es mi Jefe, le querré y obedeceré siempre. 5º Amamos las genuinas tradiciones de nuestra Patria, sustancia de nuestro porvenir Imperial. 6º Nadie es pequeño en el deber de la Patria. 7º Vivimos en el conocimiento y afición a lo campesino, de lo que huele y sabe a tierra madre. 8º La vida es milicia. Mi fe, tesón y disciplina harán a España Una, Grande, Libre. 9º Ser Nacionalsindicalista significa no tener contemplaciones con privilegios injustos. Luchamos por la Patria, el Pan y la Justicia. 10º Para servir a España mi cuerpo ha de ser fuerte y mi alma sana. 11º Cada día he de alcanzar una meta más alta. El que no se supera en el servicio a España, desciende. 12º Por tierra, mar y aire, nosotros haremos el Imperio. El lema fue “Por el Imperio hacia Dios”, ideado por Mateo Torres, también perduraría en el Frente de Juventudes e incluso en la Organización Juvenil Española que marcharon “por rutas imperiales caminando hacia Dios”. La actividad juvenil no se limitó a campamentos y actividades al aire libre. A comienzos de 1939 Sancho Dávila arengaba a los mandos juveniles para que denunciasen ante los delegados de Trabajo el empleo de menores en empresas o en los campos, muchos años antes de que se crease la primera ONG contra la explotación laboral infantil. El sentido de hermanamiento y de no segregación por razones de orígenes fue una de las claves de las formaciones juveniles de

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la FET. Cuando en mayo de 1937 fueron expulsados los hermanos Gari Rossi por unas acusaciones contra su padre, Miranda, el vocal del Secretariado Político, solicitó su reingreso inmediato porque esa apartamiento “es contrario a nuestro espíritu y contraproducente”. Más de cristianismo social que de espíritu revolucionario se podía observar en la conducta preconizada por los jerarcas de las OOJJ. Pero ni sus más enconados enemigos ponen en duda el igualitarismo con que eran tratados los jóvenes sin pedirles pedigrí alguno. Por caridad cristiana se animó, de forma especial en 1940, a los afiliados a invitar el día de Navidad a comer a algún camarada pobre. Organizaron una colecta para los camaradas jóvenes de Las Hurdes a quien también invitaban a campamentos. Muchos de esos esforzados militantes cacereños fueron señalados como modelos y ejemplo de sacrificio. El esfuerzo realizado para el cumplimiento de las obligaciones de afiliado merecía el calificativo de “heroico” desde el Boletín Oficial de la FET. La influencia de la Iglesia fue tangible. Respondió a una estrategia consciente de intrusión en las organizaciones falangistas de juventudes. Llegaban como asesores religiosos, garantes indiscutidos de la ortodoxia católica. Éste fue el caballo de Troya irrefutable por la consustancialidad entre catolicidad y Patria, que distinguía el fascismo español del laicismo centroeuropeo. Gregorio Cámara escribió que esto abría las puertas a la “fagocitación ideológica de Falange en la sustancia católica más integrista”. La recristianización alcanzaba así al propio Partido, donde la Patria va después de Dios. Esos mismos afiliados a partir de 1939 eran supervisados en su comportamiento y aplicación por parte de las OOJJ merced a un acuerdo firmado entre esa Delegación Nacional y el Ministerio de Educación en manos del propagandista católico Ibáñez Martín. Esa incursión en la educación reglada representaba una baza importantísima en el control de los escolares. La capacidad de actuación de Falange en el ámbito docente quedaba seriamente mutilada. Los jueves o sábados eran tardes de enseñanza. El domingo quedaba encomendado a los mandos de la OOJJ para adoctrina-

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miento y desarrollo de actividades, entre las que destacaban la representación de obras teatrales. En Madrid y otras nueve localidades se hicieron autos sacramentales, pasos y farsas, bailes y canciones tradicionales españolas. Las actividades teatrales cesaron rápidamente por presiones de la Iglesia y “por el temple timorato de algunos mandos falangistas ya que se acusaba de pérdida de tiempo y diversión poco eficaz el ambiente que envolvía a los ensayos”. Las organizaciones juveniles se centraron, también, en responder a la norma de José Antonio con tareas de repoblación forestal. Hay pruebas gráficas de algunas actividades. Las películas Primera Demostración de Sevilla y Segunda de Madrid recogen las concentraciones de jóvenes en ambas ciudades los dos últimos años de guerra; Forja de Esquiadores sobre los albergues de alta montaña con fines militares y Formación de Mandos completaban las primeras filmaciones. El rigor en la presentación de cuentas, en un contexto de enorme precariedad económica, contrastaba con algunos despilfarros. Las exigencias en el control de los ingresos y gastos eran elevadas y no se limitaban a la actividad campamental. La Delegación Nacional de Administración de la FET dispuso sobre los donativos, subvenciones o cuotas de socios protectores del Frente de Juventudes y de las Falanges Juveniles, que únicamente se permitieran gastos e ingresos en los conceptos de campamentos de verano, Escuelas de Mando, Casas de Flechas, Cuarteles de Juventud, Deportes y Uniformes. La actuación de las Juventudes, de forma más acelerada tras la victoria aliada, se centró más en la “distribución del ocio y del tiempo libre de los jóvenes que en la movilización política e ideológica conforme a las pautas falangistas” (Folch). Las actividades religiosas constituían uno de los principales motivos para la actuación de las juventudes. La celebración de la Navidad o la colaboración en las Cabalgatas de Reyes eran obligaciones señaladas ya en 1937, órdenes que se ampliaban a la preparación del Belén navideño y a la asistencia a la Misa del Gallo en el año siguiente. La liturgia navideña ganó con la creación de coros de villancicos para las fiestas de 1939 en la vía pública. La actividad

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religiosa ganaba terreno y lo perdían las manifestaciones más laicas. La censura religiosa llegó a prohibir los romances, entremeses o recitaciones profanas en aquellas fiestas de Navidad, limitándolo a los villancicos, bailes populares, representación del Misterio de la Navidad o Cabalgatas de Reyes. La otra gran celebración católica, la Semana Santa, contaba también con participación de las Juventudes. En 1938 se dieron instrucciones severas para la asistencia con recogimiento al cumplimiento pascual. Sancho Dávila ordenaba que los afiliados cumpliesen con los preceptos religiosos y que dieran acompañamiento a los mismos “si eran requeridos” pero, a la vez, quiso impedir que las juventudes promovieran la organización de actos religiosos pues ya eran suficientes los organizados por la jerarquía católica española. Las reticencias eclesiales provenían del temor al desplazamiento de feudos que históricamente habían sido territorio de la Iglesia. El totalitarismo que barría Europa la ponía en guardia. El auge de movimientos fascistas en varias naciones de las más antiguas de Europa mostraba “la necesidad vital de los pueblos no ante el capricho de un Jefe afortunado o un afán de imitación” como postulaba la circular 36 de abril de 1939. En 1938 la pretensión de conservar el monopolio espiritual y formativo de la Iglesia provocaron que el cardenal de Sevilla, Pedro Segura, el mismo que declaró “Cruzada” a la Guerra Civil, se negara a autorizar una misa de campaña que las juventudes querían celebrar en la concentración realizada en la capital andaluza. La identificación de la filosofía política de las Organizaciones Juveniles con el catolicismo era total porque entendía que el espíritu de las prácticas religiosas ordenadas constituía la base “...no solamente de la Organización Juvenil, sino también de nuestro glorioso Alzamiento Nacionalsindicalista”. Con autorización del obispo de Madrid Alcalá, se publicaba en agosto de 1940 el Reglamento de asistencia religiosa de las OOJJ en donde figuraba el nombramiento de un sacerdote por cada provincia para las funciones de la asesoría religiosa provincial con amplias competencias entre las cuales estaba la de disponer la asistencia religiosa de los afiliados a la misa preceptiva, se le otor-

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gaban decisiones claves como la censura de las fuentes básicas de conocimiento: cine, teatro o biblioteca de la organización. El asesor religioso era una de las figuras destacadas de la estructura nacional y provincial con sus correspondientes honores y prerrogativas. Si el rechazo a la coeducación era algo generalizado en el pensamiento conservador y donde la Iglesia católica ponía especialmente su acento, las OOJJ demostraban su seguimiento de la norma. En las actividades campamentales los muchachos se alojaban en tiendas de campañas mientras que las muchachas lo hacían en casas, siendo la separación mínima estipulada entre las concentraciones masculinas y femeninas de 20 kilómetros. El primer campamento de las organizaciones juveniles tuvo en 1937, en la provincia de Valladolid. Los acampados durmieron al aire libre por carecer de tiendas de campaña. En 1938 fueron ya 14 los campamentos de verano con más de 5.000 acampados y en 1939 llegaron a 37 los campamentos masculinos y a 20 los femeninos a los que acudieron 20.000 muchachos y 8.000 muchachas. En 1940, terminada la guerra, eran 50 los campamentos masculinos y 30 los femeninos con una asistencia de 37.000 chicos y 14.000 chicas. Junto al de Cobreces en 1938 funcionó otro campamento, el del Jarama en Uceda. Se celebraron otros en la Pedriza, en El Escorial y uno de alta montaña en Ordesa. A estos, siguieron en el verano del 39 un campamento escuela para la formación de mandos a donde acudieron militantes de la FET que habían sido jefes o instructores y maestros nacionales. De igual forma organizaban un Campamento Escuela de Mandos para la Sección Femenina, exigiéndose como requisito haber prestado servicio en las OOJJ, ser maestra nacional, haber sido jefe de Campamento o ser auxiliar de Música o de Educación Física. Desde las parcelas más azules del gobierno se colaboró en esa tarea de monopolizar las actividades juveniles en manos de las OOJJ. El Ministerio de Gobernación les concedía el 9 de mayo de 1940 la organización y el desarrollo de las tareas escolares sostenidas por corporaciones locales ordenando a los ayuntamientos y diputaciones la cesión a las OOJJ de los presupuestos para esos

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fines. Era tarde para financiar, en abril de ese año, la convocatoria de un campamento para cursos de capacitación cerca de Madrid y otro curso de jefes de Campamento y administradores en Torremolinos. En 1940, se celebró la semana de las OOJJ femeninas para lo que se concentraron 749 regidoras en once provincias. El encuentro de militantes masculinos fue en Valencia asistiendo a las fallas 1.500 representantes de la organización. El 6 de diciembre de ese año se establecía por ley el Frente de Juventudes, que encuadraba a toda la juventud española, con el fin de “conseguir un espíritu nacional, fuerte y unido, e instalar en el alma de las futuras generaciones la alegría y el orgullo de la Patria”. Era una actividad nueva sin precedentes en el falangismo que cogía en el nuevo Estado muchas de las áreas de experimentación. Las pocas horas dedicadas a la formación política y cívica en la enseñanza, de obligado cumplimiento en escuelas e institutos, no fueron definidas hasta finales de 1943. Su aplicación fue responsabilidad de instructores del Frente de Juventudes, aunque en la práctica quedó delegada al profesorado, que en muchos casos redujo su contenido a un breve ritual distorsionado en meras palabras y gritos. Goytisolo cuenta de su colegio religioso catalán: “Nada de emblemas, de simbolismos políticos, de decoración seudorevolucionaria, elementos ambientales que bien pudieran haberse instaurado en la España de la posguerra [...]. La patina propiamente falangista, al menos en un colegio religioso de la Barcelona de 1945, era sólo eso, patina. Un monitor, instructor, o lo que sea, pronunciaba, eso sí, al finalizar los recreos, los gritos de ritual: aquello de por el Imperio hacia Dios, etcétera. Pero eso era todo. Yo no recuerdo, por ejemplo, una sola clase de Formación Política, teóricamente obligatoria, si no me equivoco. El monitor o lo que sea, con sus gritos de ritual, cubría, con toda probabilidad, el expediente” (Goytisolo). Muchos otros centros religiosos no cumplieron la legislación. Los dos ministros de Educación, Sainz Rodríguez e Ibáñez Martín diseñaron un nuevo sistema de enseñanza español que

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rechazó la experiencia educativa de los regímenes fascistas al negarse a la generalización de la educación pública con subordinación de la enseñanza religiosa a la política. En España fue al revés. La esencia ideológica del franquismo descansaba en el catolicismo como primer y más importante signo de identidad. Por ello tuvo la voluntad de evitar o reducir los conflictos con la Iglesia, apoyando activamente a ésta en el proceso de catolización de la escuela pública y la privatización clerical de grandes sectores de la enseñanza media. La breve fascinación que la Alemania nazi despertó, evidente en los primeros números de la Revista Nacional de Educación, conoció su cenit hacia 1942, año de inflexión en las ya restringidas aspiraciones falangistas en el ámbito educativo. La Iglesia ganó su guerra santa contra “exóticas y extranjerizantes influencias europeas”. La religiosidad impregnaba de nuevo el sistema educativo y la sociedad española de los cuarenta. Algunos mandos azules lo consideraron un insalvable lastre cultural que tiznó la juventud y la madurez de los niños de la posguerra, si bien hoy los evidentes aspectos rituales han caído en el olvido y “la mayoría andan por la vida perdidos de la gracia, y quizá ni siquiera recuerdan los hermosos cánticos de los primeros domingos de mes, con comunión por la mañana y procesión dentro del claustro, por la tarde” (Folch ). Siendo determinante y hegemónica, la influencia religiosa no fue la única que recibieron. El gran prestigio militar llevaba a la multiplicación de actos miméticos de lo guerrero, tanto en los desfiles o como las frecuentes manifestaciones paramilitares donde era frecuente ver a los niños con fusiles de madera. Muchos de ellos hicieron la Primera Comunión con ese uniforme azul y trinchas. Se abusó tanto de lo militar que el propio secretario general de FET, Agustín Muñoz Grandes, criticaba ya en septiembre de 1939 estos abusos: “Menos jugar a los soldados” al tiempo que hacía hincapié en dotar a las juventudes de sentimientos religiosos sin ñoñerías e hipocresías y en practicar una pedagogía lúdica en donde el juego, el deporte y la educación física sustituyeran a las “paradas militares”. El Frente de Juventudes empezaría con el general Muñoz Grandes sus actividades depor-

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tivas de carácter nacional con concentraciones de selecciones provinciales para jugar los Juegos de Juventudes. Los deportistas participantes necesitaban el Carnet de Juventudes, incluso hasta los años 70. Los participantes, además de estar afiliados, tendrían que estar formados dentro del organigrama del mismo pelotón. El Frente Juventudes organizaba las competiciones para las categorías pequeñas basándose en sus afiliados. La Asesoría de Educación Física del Frente de Juventudes daba las normas para su liga para las Falanges Juveniles de Franco, donde participaban también las Centurias de Trabajo y Enseñanza. Las normas de la Liga eran minuciosas, muchas siguen vigentes. Dentro de la actividad formativa que desarrollaban el Frente de Juventudes y las Falanges Juveniles, funcionaba una Escuela de Artesanía en San Fernando, Cádiz, y dos centros de preparación militar, la Escuelas de Flechas del Mar repartidas por las costas españolas y las Escuelas de Flechas del Aire ubicadas en Sevilla, León y Madrid. La influencia falangista fue relevada por el espíritu militar, tras la marcha de Muñoz Grandes de la Secretaría de FET, a causa de las reticencias que el Ejército tenía hacia Falange. Los albergues de invierno montados por las OOJJ en Asturias, Huesca, Zaragoza, Lérida, Granada y Madrid los hicieron los falangistas con la finalidad de crear un vivero para ofrecer al Ejército soldados experimentados en la montaña. Fue elegido patrón de la juventud española un santo católico: San Fernando, un rey de la Reconquista que unía el espíritu guerrero a la piedad religiosa y cuya fiesta el 30 de mayo se celebraba con esplendor. Otra de las figuras modelo fue el Doncel de Sigüenza, calificado por José Antonio Primo Rivera como el primer falangista de la Historia. Su figura, grabada en la piedra de la catedral de la ciudad alcarreña, fue autorizada para que figurara en todos los guiones juveniles de esa provincia. En 1940 se impuso la celebración del 2 de Mayo para conmemorar la rebelión del pueblo español en defensa de su independencia contra el invasor francés. Se organizaban ofrendas florales por parte de las militantes femeninas o guardias uniformadas por las unidades masculi-

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nas en los obeliscos levantados para el recuerdo de los españoles caídos en 1808 en defensa de la nación. El 2 de septiembre de 1941 se publica el Decreto firmado por Franco creando las Academias Nacionales del Frente de Juventudes. Decía el preámbulo: “Como tarea primordial e ineludible de nuestro Movimiento hemos de considerar la Formación Política, Física y Premilitar de las generaciones que habrán de ser continuadoras del esfuerzo y sacrificio que España precisa para la total realización de su destino. Encomendada al Frente de Juventudes esta labor es necesario crear los instrumentos que la realicen. A tal necesidad corresponde la creación de una Academia Nacional, según preceptúa el artículo 28 de la Ley del Frente de Juventudes del 6 de diciembre de 1940, de donde salgan, en su día, los cuadros de Instructores y Mandos que puedan acometer esta magna empresa de formar en el espíritu vivificador del Movimiento a la Juventud española. En su virtud, dispongo: Art. 1 Se crean las academias Nacionales «José Antonio» e «Isabel la Católica», que se encargarán de la formación de Mandos e Instructores del Frente de Juventudes”. El 19 de febrero de 1942, el Mando Nacional del Movimiento, a propuesta del ministro secretario general de FET y de las JONS, mediante el Decreto correspondiente, firmado por el jefe nacional Francisco Franco, dispone: “Por imperativo de urgencia y para cumplir las misiones encomendadas por Ley de 6 de diciembre de 1940 al Frente de Juventudes, se establece la apertura de cursos en las Academias Nacionales de Mandos e Instructores «José Antonio» e «Isabel la Católica», con la finalidad de capacitar doctrinal y prácticamente a los Instructores que atenderán a la especial y delicadísima misión de formación de la juventud”. Se instala en Madrid, la Academia Nacional de Mandos e Instructores «José Antonio». En ella se formaron veinte promociones de oficiales instructores generales de la juventud, cuya misión era impartir la formación política y la educación física en todos los centros de enseñanza, de trabajo y núcleos rurales, así como la destinada a las unidades del voluntariado juvenil de la

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Falange. En el caso de los varones, el centro, fue creado y dirigido desde su fundación por Alberto Aníbal Álvarez, con un equipo docente, en donde destacaron Anselmo Romero Marín, Carlos Alonso del Real, Antonio Castro, Jorge Jordana de Pozas... Este último, como director posteriormente, configuró el centro con una plural dimensión intelectual y universitaria, que elevó la entidad de los estudios allí realizados. Algunos países se interesaron por esta experiencia y su impronta formativa. Dicen que el joven Fidel Castro, que conoció el centro por sus textos y referencias de exalumnos, afirmó que España había transformado el nervio y el talante de su juventud, gracias a la acción de estos mil hombres, los oficiales instructores. Por su parte, la Sección Femenina, con el nombre de “Isabel la Católica” creó su escuela de Instructoras Generales y especialistas –divulgadoras, enfermeras, monitoras, etc.– en el Castillo de la Mota, en Medina del Campo (Valladolid), y posteriormente en el Pardo y las Navas del Marqués. Asimismo mantuvo una gran diversidad de centros de formación, escuelas de enfermeras, de divulgadoras rurales, de Magisterio, etc. en diversos lugares de España, cuyo centro modelo fue el que se estableció en la Ciudad Universitaria de Madrid, bajo al advocación de “Nuestra Señora de la Almudena”. Hay que añadir la actividad desplegada por el Sindicato Español Universitario, creando Colegios Mayores y Residencias, y la que tanto el Frente de Juventudes como la Sección Femenina fue desarrollando con los Colegios Menores por toda España. De las organizaciones juveniles y de la Sección Femenina saldrían muchos de los falangistas que volvieron a intentar hacer la revolución pendiente en los últimos años del franquismo y los primeros de la monarquía que instauró el General.

5. DIVISIÓN AZUL, ¿CÓMO PERDIMOS BERLÍN?

La simpatía nacionalsindicalista por la nueva Alemania es clara desde el principio, quizás con la excepción de José Antonio.

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Ramiro Ledesma se alinea con las revoluciones, con el triunfo de la subversión, la transformación enérgica y creativa, pero no iguala, sino sitúa: “el partido fascista italiano y el nacional-socialismo alemán, entre los resucitadores y alentadores de la idea nacional contra la negación marxista, y el partido bolchevique ruso, como embestida ciega y catastrófica, pero con línea y espíritu peculiares de este siglo” (Ledesma 1933). No es excepcional el juicio de Ledesma. Los europeos se definen entre el marxismo y el fascismo. Muchos de los principales falangistas mantienen esa línea de pensamiento. Manuel Hedilla, jefe legítimo de Falange, afirma al corresponsal de la agencia germana DNB: “No somos monárquicos ni republicanos. Somos y nos sentimos consanguíneos con el fascismo italiano y con el nacionalsocialismo alemán y declaramos nuestra más abierta simpatía por estas revoluciones” (Southworth 1967: 155). No son declaraciones aisladas. Alemania es la potencia pujante, un destino distinto al de Washington. Los azules más radicales tenían más exacerbada esta simpatía. El profesor Francisco Blanco destaca: “Ese grupo de falangistas considerados como intransigentes tenían muy claro que en el caso de triunfo de los aliados su proyecto político estaba agotado para siempre. De ahí, que intervinieran en proyectos ambiciosos pero muy limitados dada su capacidad y la existencia, además, en el seno franquista de poderosas influencias poco favorables a Alemania. Posiblemente el más interesante fue el intento que en 1943, se realizó para volar el arsenal que los ingleses tenían en Gibraltar y con el que abastecían el área del Mediterráneo. Detrás de aquello, Narciso Perales Herrero y un reducido grupo de falangistas. Plan que falló y que llevó a la horca al falangista Luis López [Cordón-Cuenca] con el silencio más absoluto por parte del gobierno del general Franco” (Blanco, nº 5). Algunos dicen que López, de 23 años, era demasiado comunicativo sobre sus funciones de espionaje en los bares del entorno de la Roca. Fue detenido en 1943, acusado de introducir una bomba de fabricación alemana en la Roca para volar el polvorín. Fue juzgado en agosto de 1943, y los ingleses no pudieron detener a su cómplice Blas Castro. El 31 de ese mes fue condenado a muerte acusado de “formar parte de un comando que, bajo las órdenes de Narciso

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Perales, pretendía volar un depósito de municiones en el Peñón de Gibraltar (Onrubia 1989: 5). Otro asesinado fue José Martín Muñoz, de 19 años. Fue arrestado en julio de 1943 acusado de haber causado incendios intencionados el 30 de junio de ese año. La policía colonial ocupante también le requisó explosivos. Juzgado en octubre de 1943 fue condenado a muerte. El verdugo británico Albert Pierrepoint los ahorcó el 11 de enero de 1944. Los ingleses colgaron sus cuerpos cerca de la verja para que se vieran. “Activistas proalemanes -liderados por el médico militar y falangista histórico Narciso Perales- realizaron sabotajes en el Peñón, que trajeron como consecuencia el ahorcamiento de los falangistas Cordón-Cuenca y Martín Muñoz en 1944 por parte de los ingleses” (Togores Sánchez 2007: 249). Aunque no se menciona habitualmente que fueron dos los ejecutados por el Gobierno británico sí hay coincidencia de los distintos autores que el mando recaía sobre el médico y falangista rebelde, Narciso Perales. El plan nonato para liberar Gibraltar necesitó previamente largas labores de información, que resultaron inútiles pues no se terminó de ejecutar, desarrolladas desde cuatro años antes de los ahorcamientos británicos. Éstas tareas pudieron verse facilitadas por el tiempo que el general Agustín Muñoz Grandes estuvo como jefe militar en el área. Su gran amigo, Yagüe, mantenía buenas relaciones con Narciso Perales, que fue confinado también en esa zona en 1943 por su actitud levantisca. El general Muñoz Grandes, futuro jefe de la División Azul, había abandonado la Secretaría General de FET, a los siete meses de haberla asumido, para llevar el gobierno militar del Campo de Gibraltar desde julio de 1940. Ese mismo mes llegó a Algeciras un grupo de Inteligencia Militar de la Abwehr para estudiar la expulsión de los colonialistas. En los planes de España estaba entonces la recuperación de la colonia inglesa. En una de las coplas al regreso de la Unión Soviética, los divisionarios cantaban: “Y si en Rusia ya triunfó mi División, no es bastante nuestra hazaña si es inglesa la bandera del Peñón”. La liberación de la colonia no se produjo y

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dos falangistas murieron colgando de sogas de Su Graciosa Majestad. También en julio de 1940 los generales Solchaga y Orgaz se quejan ante Franco de los falangistas en general y de Serrano Suñer en particular. La pugna entre caquis y azules continuaba. El alineamiento del falangismo puro, el auténtico, fue claro. “Los legitimistas de Primo de Rivera en torno a Agustín Aznar, el ala de Hedilla en el Norte de España, orientada cada vez más hacia el nacionalsocialismo alemán, y por último el grupo de oportunistas y corporativistas conservadores” (Ruhl 1986: 14). En esta línea, destacar a “numerosos camisas viejas, partidarios de Hedilla, que, tras su detención, emigraron a Alemania” (Moreno Juliá 2004: 18) Las relaciones de Estado tenían lugar entre los dos dictadores y sus cancillerías pero los respectivos partidos únicos de ambos países mantenían una buena relación y el NSDAP era receptivo al embrionario concepto de la revolución pendiente española, que no compartía con los nazis el racismo, vacunados por el catolicismo español. Este apoyo a las revoluciones nacionales europeas no se produce en la derecha extrema ni en el partido militar, orientado a la monarquía, sino en las organizaciones revolucionarias de origen fascista que serán descabezadas entre 1937 y 1944 por el general Franco. Ese último año el diario Arriba advertía contra “el repliegue incesante ante presiones injustificadas, puede ser una pendiente sin fin”27. La prensa azul presagiaba la pérdida de poder del partido a tenor de los nuevos vientos que soplaban en Europa. La victoria de las armas Aliadas llevaba a Franco a modificar, una vez más, su gobierno dando un perfil bajo a las guerreras blancas del Movimiento. La historia de la División Española de Voluntarios va desde la manifestación que aclamó al ministro Serrano Suñer cuando sentenció, con Gerardo Salvador Merino junto a él: “Rusia es culpable”, el 24 de junio de 1941; con tres años de guerra, hasta el regreso de 286 prisioneros en el buque “Semiramis”, el dos de abril de 1954, 19 años después de finalizada la última guerra mundial. Su primer jefe, el general Agustín Muñoz Grandes, estuvo barajado por Berlín como posible relevo de Franco, renuente a

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los deseos del Führer: “Creí que había ayudado a un revolucionario y he ayudado a una beata de iglesia”. La división estaba compuesta en la primera de sus dos levas por idealistas. En sus filas formaron como soldados el director de cine Luis G. Berlanga, los escritores Ridruejo, Guitarte, Sotomayor, el abogado Julián Morales Vázquez de Castro, editores como el conde de Montarco, miles de cuantos creían en un mundo mejor y tras rechazar al comunismo en España partieron a combatirlo en su propio origen. Entre los voluntarios hubo académicos, filósofos, cineastas, actores, lumbreras que se enganchan de soldado raso porque plazas de oficiales hay pocas. Fue la unidad más intelectual del mundo, con el porcentaje más alto de poetas, catedráticos, profesores, escritores, etc. Ganaron una guerra en su casa y la perdieron en la ajena. Porque no fueron soldados de infantería los que combatieron por Dios y por España. Los camisas azules y los requetés llenaron los frentes junto a las mesnadas del Ejército de África. “El partido [Falange] creció de manera espectacular; en los primeros meses de lucha, nadie reclutó tantos voluntarios como ellos para sus banderas [batallones]” (Payne 2006: 370). De hecho, en el primer reclutamiento se ofreció la redacción completa del diario Arriba con Dionisio Ridruejo al frente. La División supuso formalmente un medio de aplacar las pretensiones belicistas de Hitler y demorar la entrada de España en guerra. La bravura derrochada por los divisionarios del general Muñoz Grandes suponía una advertencia a cualquiera que pensase en invadir España: el Eje o los Aliados. En esa División se encuadraron los falangistas que podían hacer rechinar la maquinaria del nuevo Estado español. Son los casos citados de Guitarte y Sotomayor, entre otros muchos. El retorno a la vida civil de los divisionarios generó una abundante literatura bien definida como de escritores en las trincheras. “La División Azul fue indirectamente factor de estabilización para el régimen de Franco porque permitió el desfogue de muchos elementos críticos, hasta cierto punto peligrosos […] Como descompresor, el falangismo radical 27.

Arriba, 7 de marzo de 1944.

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pudo airear parte de sus frustraciones […] con la derrota […] mayoritariamente bajó la cabeza y se insertó definitivamente en el Régimen” (Moreno Juliá 2004: 375). Tras la guerra, tras los duros combates en Rusia, la paz. “Esa muchacha que un día lloró por mí, se ha casado con el delegado provincial que como buen camarada se ha quedado en mi lugar”, cantaban los divisionarios en el regreso a la patria. Tres años de guerra civil y seis de conflicto mundial marcan a Europa entera. Los divisionarios volvieron sin oropeles ni cargos, estaban orgullosos pero eran incómodos y fueron rechazados incluso en los hospitales militares. Alguno de ellos, como Mariano Sánchez Covisa, fue juzgado por un Consejo de Guerra. Otros se acomodan. Su historia voló en canciones. Pero esa historia está ya bien contada en la abundante bibliografía divisionaria y no es necesario abundar en ella aquí. Probablemente sea la unidad militar que ha producido más literatura sobre ella y desde ella. Los divisionarios estaban convencidos que la batalla de Rusia decidía el futuro de Europa para todo el siglo, como así fue. A su regreso a España, tanto en los relevos como el de los prisioneros, “Franco dificultó el ingreso en los puestos estatales influyentes a todos los camisas viejas que retornaban, o a otros soldados de la División Azul”(Ruhl 1986: 112). El caso es que cuantos fueron a Rusia fueron elegidos entre los mejores. La Secretaría General del Movimiento pidió sobre los voluntarios que se reclutaron que se hiciera “una eliminación de solicitantes que a tu juicio no merezcan el honor de ser elegidos para representar a la Falange en el extranjero” (Núñez 2006: 20). Por las filas de la División española de voluntarios pasaron 45.000 hombres. Tuvo, según la Fundación División Azul, 4.954 muertos, 8.700 heridos, 2.137 mutilados, 1.600 congelados, 7.800 enfermos y cayeron prisioneros 372. “Pocas veces, una unidad del Ejército español pagó un precio tan alto […] produjo 49.300 bajas al enemigo” (Moreno Juliá 2004: 312) El año 1943 la guerra en Europa aún sostiene las esperanzas de los fascistas rebeldes. “Estos falangistas militantes, que tenían su patria política en el ala izquierda de la Falange (Vieja Falange),

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constituían un auténtico peligro para el régimen de Franco por su actividad conspiradora. Su postura frente a Alemania estaba guiada por el deseo de obtener ayuda para sus planes, pero sin descender a la categoría de vasallo del Reich” (Ruhl 1986: 258). Para acentuar que España era diferente, entre los distingos con el fascismo europeo, dentro del Estado franquista se daba una falta de unidad entre liderazgo ideológico y político, al contrario que en Alemania e Italia. También por ello muchos falangistas tenían puestas sus esperanzas en el Eje. Jerarcas como Pedro Laín Entralgo también confiaban en la victoria del Reich para poder realizar en España la revolución pendiente. El inicio de la Segunda Guerra Mundial, con una previsible victoria alemana, devolvió la esperanza a Laín: “Un triunfo de Alemania e Italia en la Segunda Guerra Mundial -con la Alemania nacionalsocialista había tomado sólidos contactos Gerardo [Salvador Merino] en un viaje que a ella hizo; en la División Azul acababa de estar Dionisio [Ridruejo]¿no podría acaso traer consigo, además del retorno de uno y otro a puestos de acrecido poder, la restauración de esa ya desarbolada y aún Gerardo Salvador Merino no muerta esperanza mía?”. Pero eran palabras sin hechos. Nunca participó Laín Entralgo en la organización de la clandestina Falange Auténtica como se desprende del “sumario número 377 en virtud de querella presentada por el Ministerio Fiscal (fiscalía de la Audiencia de Madrid) en fecha de 2 de noviembre último presentada en el Juzgado de Instrucción de guardia que le era el número 20 dirigida contra [el arquitecto] Juan Muñoz Mateos, vecino de San Sebastián y demás personas que de la investigación sumarial apareciesen responsables del motivo de la misma, que lo era según

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información denominada Falange Española la Auténtica, entidad clandestina con Junta de mandos en Madrid y Jefaturas regionales, que tienen organizadas milicias y fuerzas de choque con el objeto de asaltar violentamente el poder e imponer por la fuerza sus procedimientos de gobierno, de los que se hace propaganda en manifiestos en los que se censura la actual organización política y social del Estado, no constándole quienes sean los jefes de la misma y sí sólo forman parte de ella el querellado, acompañando atestados de la Policía, declaración del querellado y proponiendo oír a éste y ordenar a la primera la prosecución de las investigaciones comenzadas” (Lombardero 2002). A pesar de todo, “la Falange Auténtica adquirió nuevos partidarios, especialmente entre los que regresaban de la División Azul. Estos veteranos del frente del Este [...] fueron los pilares de la Falange Auténtica y los propagandistas de Muñoz Grandes” (Ruhl 1986: 109). Esas relaciones europeas no terminaron con la derrota militar del Eje. Muchos dirigentes fascistas se exiliaron en Hispanoamérica y España. Entre ellos estaban Louis Darquier, Leon Degrelle, Gambara, Ante Pavelic, Luburic, Leo Negrelli, Horia Sima, Otto Skorzeny. Muchos de ellos mantuvieron una buena amistad con falangistas considerados puros, que les ayudaron en su medida. Les siguieron los miembros de la OAS Jacques Soustelle, Jean Gardes y Alin Sarrien, perseguidos por atentar contra el general De Gaulle. Con la derrota militar no desaparecieron todas las organizaciones fascistas en Italia, Alemania, Francia, Bélgica y otros países. “Algunas de ellas mantuvieron contactos con sectores falangistas radicales y hermandades de ex combatientes, entre ellas ODESSA: Organisation der ehemaligen SS-Angehärigen, encargada de expatriar a ex dirigentes nazis, proporcionarles asistencia legal, rehabilitar al ejército alemán, refutar la culpabilidad alemana en la guerra y financiar grupos neonazis fuera de Alemania” (Jiménez). En 1942, apareció el Himno de la División Azul, escrito por José María Alfaro y Agustín de Foxá, con música del maestro Juan Tellería: “Con mi canción la gloria va por los caminos del

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adiós, que en Rusia están los camaradas de mi División. Cielo azul a la estepa desde España llevaré, se fundirá la nieve al avanzar, mi capitán. Vuelvan por mi el martillo al taller, la hoz al trigal. Brillen al sol las flechas en el haz para ti, que mi vuelta alborozada has de esperar entre el clamor del clarín inmortal. En la distancia queda gozo del hogar con aires de campanas, vuelo de la paz. Resuenan los tambores; Europa rompe albores, aligerando nubes con nuestro caminar. Con humo de combate yo retornaré, con cantos y paisajes que de allí traeré. Avanzando voy; para un mundo sombrío llevamos el sol; avanzando voy para un cielo vacío llevamos a Dios”.

6. LOS FUSILAMIENTOS DE 1942

Finalizada la Guerra Civil, en plena Segunda Guerra Mundial, en distintos puntos de España se sucedieron los incidentes con falangistas rebeldes que les llevaron frente a un pelotón de fusilamiento de los nacionales, sus camaradas de armas. El fracaso de la última experiencia de entonces desde dentro del sistema, los sindicatos de Salvador Merino, llevó a algunos azules rebeldes a instalarse en la clandestinidad y la acción subversiva. Hay dos casos llamativos por el apellido. Marciano y Pedro Durruti, hermanos de Buenaventura, el líder anarquista asesinado el 20 de noviembre de 1936, eran falangistas. Pedro había sido miembro del grupo anarquista leonés Paz y Amor en septiembre de 1932. Cayó en las sacas republicanas de Madrid. El caso más interesante es el de Marciano, quien ingresó en Falange en febrero de 1936, avalado por José Antonio Primo de Rivera, y el 1 de abril le entregaron el carnet número 1501 de FE de las JONS. Su hermana Rosa Durruti le bordó el yugo y las flechas. Marciano realizó gestiones para un encuentro entre Buenaventura Durruti, líder de la Federación Anarquista Ibérica, y Primo de Rivera. Marciano a punto “estuvo de ser estrangulado por su propio hermano cuando le llegó con la embajada” (Garcival 2007). Sí hubo un encuentro con Ángel Pestaña el 3 de mayo de 1935. A la reu-

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nión con el líder sindicalista asistieron José Antonio y Diego Abad de Santillán. La reunión la facilitó la amistad existente entre el líder sindical, Marciano Durruti y el falangista Luys Santa Marina, inventor de la camisa azul. Pestaña se había separado del anarquismo con el Manifiesto de los Treinta y criticó frontalmente a Moscú, donde estuLuys Santa Marina vo como delegado en una reunión de la Internacional: “Pueblos encaminados a la libertad no darán nunca déspotas”. Marciano tuvo aún peor suerte con las derechas. En 1937 fue detenido por los nacionales y encerrado en el penal leonés de San Marcos, donde ya estuvo Quevedo. Más tarde, el grafista Siro habló de él: “Me metieron en la cárcel con Durruti. A él lo fusilaron. Me dijeron: a usted le toca mañana. Les propuse que mejor montábamos un periódico. Me sacaron de la cárcel y creamos Proa. Lo hice yo. No había visto una linotipia, pero la necesidad crea el órgano. Hasta que apareció uno que me denunció por rojo. Yo era sindicalista”28. “Según el sumario del consejo de guerra celebrado contra él entre el 21 y el 22 de agosto de 1937, Marciano Durruti iba proclamando con absoluto descaro, en público y en privado, ideas corrosivas como... la subordinación del Ejército a la Falange” (Garcival 2007). Fue el sumario 405/37: “RESULTANDO que Marciano Pedro Durruti Domingo, vecino de León, que fue elemento de confianza de la organización anarquista y por ello y su participación en una huelga ilegal encarcelado en 11 de diciembre de 1933 y que en 10 de octubre de 1934 estuvo detenido a disposición del Comandante Militar de esta Plaza por considerársele como directivo y complicado en el movimiento sedicioso de aquellos días y ser elemento muy significado de la FAI, ingresó posteriormente en 28.

Entrevista a Siro de Verónica Viñas [www.diariodeleon.es/reportajes/noticia.jsp?CAT=345&TEXTO=4306775].

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Falange Española de Madrid. La suposición de que fue a esta última organización con el propósito único de servir de enlace con la de su procedencia y al servicio de ésta, aparece robustecida con la desaparición del fichero puesto bajo su custodia y que según rumor insistente fue a parar a la Dirección General de Seguridad y del cual se tomaron los datos para practicar detenciones y fusilar ya iniciado el Movimiento a un buen número de afiliados a la JONS de Madrid, y probada plenamente con su conducta posterior. RESULTANDO que iniciado el Movimiento Nacional apareció de nuevo en León procedente de zona roja y de nuevo consiguió ser admitido en Falange captándose la confianza de los Jefes, y abusando de ella y firme en sus ideas arraigadas de marxista, no desperdició ocasión de difundirlas buscando desmoralizar y escindir la apretada y compacta retaguardia Nacional; y así, el día 4 del corriente mes y sobre las veintitrés o las veinticuatro horas se presentó en el domicilio del Alcalde de Armunia Don Lucio Manga Rodríguez en unión de otros individuos y en presencia del Alcalde citado y otros dos vecinos del pueblo hizo las manifestaciones de que él sabía que en aquella localidad se había notado entre el vecindario cierto malestar con ocasión de celebrarse el aniversario del Movimiento Nacional atribuyéndolo a que el pueblo indicado en su mayoría era contrario a aquél. Que había que trabajar y llevar a Falange el mayor número de personas, importando poco que fueran socialistas o comunistas, puesto que el objeto era crear un partido fuerte para en su día hacerse dueños del poder y que todos los mandos fueran falangistas, ya que el Ejército, en el que había demasiadas estrellas, quería mangonear, siendo así que el saludo debía hacerlo el Ejército a Falange. Que la campaña debía comenzar con el desprestigio de la Guardia Civil poniendo en circulación la especie de que en los primeros días del Movimiento había cometido asesinatos, abandonando en el monte los cadáveres de sus víctimas. Añadió, para mejor convencer a sus oyentes, que contaban con los Guardias de Asalto y estaba preparado en Valladolid el personal designado para

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ocupar los cargos y que era necesario realizar estos planes antes de terminar la guerra, siendo preferible morir en la retaguardia que morir en el frente, conceptos que repitió el día 14 del corriente mes en el Café Central, en presencia de varios individuos... FALLAMOS que debemos condenar y condenamos a Marciano Pedro Durruti Domingo como autor responsable de un delito de adhesión a la rebelión con circunstancias agravantes, a la pena de MUERTE”. Marciano Durruti, con 26 años de edad, “bajo y fuerte como un legionario romano”, fue fusilado por un pelotón vestido de azul en El Ferral de Bernesga, León, a las seis de la tarde del 22 de agosto de 1937. La acusación real era participar en la conspiración hedillista. La derecha hizo correr el rumor de que era “un atracador como su hermano Buenaventura”. Marciano fue asesinado en zona nacional, de nada le sirvió el carnet falangista ni el apellido. Acaso fueron agravantes en León. Muchos pensaron que su ingreso en Falange se había producido para salvar la vida, como ocurrió en otros casos y que dio origen a la expresión “failangista”. Marciano coincidió con José Antonio en la cárcel Modelo de Madrid. Pero mientras el líder falangista era trasladado a Alicante, Marciano Durruti fue liberado gracias a gestiones de su madre que usó la fuerza del apellido probablemente ante la CNT-FAI. En cuanto pudo, Marciano se pasó a zona nacional pero cometió el error de volver a León donde era conocido por sus andanzas anteriores, de carácter anarcosindicalista. Narciso Perales se refiere al fusilamiento: “Yo, también como tú soñé toda mi vida con la revolución. Pero es obvio que no con la de Buenaventura Durruti, sino con la de José Antonio, con la que también soñaron Pedro Durruti, falangista antiguo, fusilado en Barcelona [sic], al comenzar la guerra, y Marcelo [sic] Durruti, fusilado en León por los enemigos de la Falange, poco después de su incorporación a ella. Estoy seguro de que la muerte brutal de sus dos hermanos fue para él [Buenaventura] –que era ante todo un hombre bueno– un terrible dolor que sóo pudo mitigar en el fragor de la lucha” (de Guzmán 1977).

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Otras fuentes29, como Perales y Siro, hablan de otro hermano falangista: Pedro Durruti. “El día 22 de agosto se produce un asalto de milicianos republicanos a la Cárcel Modelo de Madrid con la liberación de presos comunes y el asesinato de numerosos políticos de derechas o falangistas, como Melquíades Alvarez, José María Albiñana Sanz, Fernando Primo de Rivera, Pedro Durruti (falangista y hermano de Buenaventura Durruti), el general Osvaldo Capaz Montes (el general Capaz fue quien tomó posesión del territorio de Ifni para España), el aviador falangista del vuelo Plus Ultra Ruiz de Alda, los ex ministros y diputados José Martínez de Velasco, Manuel Rico Avello y Ramón Álvarez Valdés, el ex comunista y actual falangista Enrique Matorras y el militar José Fanjul Sedeño, entre otros. Fue efectuado por la checa oficial de Fomento [...] con la ayuda de milicianos de la checa del Cine Europa. Comenzó como un registro el día 21 y la matanza continuó el día 23. Se buscó como excusa un incendio que fue provocado por presos comunes [...]. Ante los incidentes acudieron a la prisión el director general de Seguridad y prisiones, Manuel Muñoz, y el ministro de Gobernación, general Sebastián Pozas, que no tomaron ninguna medida [...]. Los bomberos apagaron el fuego, los milicianos dejaron en libertad a los presos comunes, hicieron salir a los funcionarios de prisiones y comenzó la matanza [...] continuó con las grandes sacas de noviembre (principalmente Paracuellos del Jarama)”30. “Pedro Durruti cayó en las sacas republicanas de las cárceles de Madrid en 1936” (Cervera Gil). El falangista J. Pérez de Cabo, autor del libro Arriba España, prologado por José Antonio Primo de Rivera en agosto de 193531, es fusilado por un pelotón del Ejército en Valencia, en 1942. No fue el único. Pérez de Cabo fue el primero en escribir un libro sobre Falange. De él dice Primo de Rivera: “Cierta mañana se me presentó en casa un hombre a quien no conocía: era Pérez de Cabo, el autor de las páginas que siguen a 29. 30. 31.

ww.foros.diariovasco.com/foroshist/read.php?v=t&f=2&i=90346&t=90346. Testimonios en perso.wanadoo.es/jorgegroj/testimonios.htm. Primo de Rivera, José Antonio. Obras Completas [www.rumbos.net/ ocja/jaoc0137.html].

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este prólogo. Sin más ni más me reveló que había escrito un libro sobre la Falange. Resultaba tan insólito el hecho de que alguien se aplicara a contemplar el fenómeno de la Falange hasta el punto de dedicarle un libro, que le pedí prestadas unas cuartillas y me las leí de un tirón, robando minutos al ajetreo. Las cuartillas estaban llenas de brío y no escasas de errores. Pérez de Cabo, en parte, quizá –no en vano es español–, porque estuviera seguro de haber acertado sin necesidad de texto alguno, veía a la Falange con bastante deformidad. Pero aquellas páginas estaban escritas con buen pulso. Su autor era capaz de hacer cosas mejores. Y en esta creencia tuve con él tan largos coloquios, que en las dos refundiciones a que sometió su libro lo transformó por entero. Pérez de Cabo, contra lo que hubiera podido hacer sospechar una impresión primera, tiene la virtud rara entre nosotros: la de saber escuchar y leer. Con las lecturas que le suministré y con los diálogos que sostuvimos, hay páginas de la obra que sigue que yo suscribiría con sus comas. Otras, en cambio, adolecen de alguna imprecisión, y la obra entera tiene lagunas doctrinales que hubiera llenado una redacción menos impaciente. Pero el autor se sentía aguijoneado por dar su libro a la estampa, y ni yo me sentía con autoridad para reprimir su vehemencia, ni en el fondo, renunciaba al gusto de ver tratada a la Falange como objeto de consideración intelectual, en apretadas páginas de letras de molde. El propio Pérez de Cabo hará nuevas salidas con mejores pertrechos, pero los que llevamos dos años en este afán agridulce de la Falange le agradecemos de por vida que se haya acercado a nosotros trayendo, como los niños un pan, un libro bajo el brazo”32. El falangista Pérez de Cabo era un teórico en ciernes del nacionalsindicalismo. Francisco Blanco da cuenta de los proyectos que presenta ante secretario general de Falange Española: “En uno de los informes emitidos por el falangista Juan Pérez de Cabo para el Secretario General Fernández-Cuesta, se calificaba a Méjico de «el pueblo mejor preparado para nuestra Revolución». Ilusionado de un pueblo mestizo que «admiran al héroe por instinto, porque 32.

Primo de Rivera, José Antonio. Obras Completas, pp. 648/649 [www.plataforma2003.org/diccionario-falange/diccionario_p.htm].

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descienden de dos pueblos heroicos» y además «[…] les seduce la gesta heroica de la España nacional». Pérez de Cabo, conocedor de las colonias españolas americanas pensaba que la revolución falangista era fácilmente exportable a aquel país. Llegó incluso a esbozar un plan de «nueva conquista de Méjico», a partir de la toma de los sindicatos CROM (Confederación Regional Obrera Mejicana) –de carácter nacional y sindical– y de la FROC (Federación Regional Obrera Comunista) a la que apuntilla Pérez de Cabo «cree ser comunista. Pero no lo es». El terreno lo suponía abonado este teórico del falangismo: Ejército favorable, veteranos de la revolución también y una colonia española simpatizante con el movimiento español rebelde aunque «Ninguno tiene la menor idea de nuestra doctrina». Planes, en donde la impresión de aventurerismo no queda ausente, pero que revelan a un profundo conocedor y sobre todo a un activista de gran originalidad. Análisis en los que esperaba hasta la comprensión y apoyo yanqui en el movimiento obrero-militar que se conseguiría y en donde llegaba a ver al Presidente Roosevelt casi como un aliado («[…] pues Roosevelt es, quizás sin sospecharlo, un pretotalitarista»). Estas ideas cuanto menos sorprenden porque muestran una realidad diferente a la que hemos tenido sobre aquel país. La utopía creadora y revolucionaria de Pérez de Cabo no iba a llegar en absoluto. Pero junto a ese hiperoptimismo que más parece fruto de la euforia romántico-revolucionaria, se observa una visión «diferente», tanto en cuanto a las pretensiones del autor del Arriba España como a la que tradicionalmente se mantiene sobre Méjico. La nación que no reconoció nunca al Régimen de Franco, que propuso su condena internacional, que fue lugar predilecto del exilio republicano, resultó también ser uno de los espacios donde la Falange se movió con mayor intensidad. En 1939 el Sinaia, el Ipanema y el Mexique llevaban a Méjico tres barcos cargados con exilados y a cargo de la SERE. Ese mismo año y al terminar la guerra civil española, el responsable falangista Alejandro Villanueva, experto conocedor de las Falanges de América, llegaba a hablar de un 95% de la colonia «simpatizantes de nuestra España»”33.

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Pérez de Cabo trabajaba en “Auxilio Social” de Valencia cuando le acusaron de apoderarse de fondos. Dicen que vendió en el mercado negro unas partidas de trigo para obtener financiación para la Falange clandestina en 1942. Armando Romero indica que fue el general Varela, deseoso de acabar con la “insolencia falangista” quien descubrió la acción de Pérez de Cabo y forzó su juicio y su condena a muerte. En la misma página de un periódico que anuncia su ejecución, se publica la concesión de una medalla al valor por su heroísmo en la guerra. Pérez de Cabo buscaba dinero para la Junta Política clandestina. “Debe tratarse de uno de los pocos casos en que una infracción administrativa se saldaba con la pena capital”34. En la pugna entre militares y falangistas, éstos pagaban con la muerte. En 1942 Narciso Perales y Patricio González de Canales vuelven a ser detenidos. Otros falangistas lo pasarán peor. El 16 de agosto de ese año en el Santuario de Nuestra Señora de Begoña de Bilbao el bilaureado general Varela asiste a Misa en sufragio por las almas de los requetés muertos del Tercio Nuestra Señora de Begoña en la Guerra Civil. Los hombres con boinas rojas son centenares. Después de la misa, los carlistas se reunieron fuera de la iglesia coreando consignas monárquicas y cantando estribillos antifalangistas, se oían gritos de “¡Viva el Rey!”, “¡Viva Fal Conde!”, “¡Abajo el Socialismo de Estado!”, “¡Abajo la Falange!”, e incluso dijeron haber oído los falangistas “¡Abajo Franco!”. Tres falangistas bilbaínos paseaban con sus novias por las inmediaciones. Berastegui, Calleja y Mortón. Ante la algarabía tradicionalista, gritan “¡Viva la Falange!”, y “¡Arriba España!”, lo que los carlistas tuvieron por provocación, enzarzándose en una ensalada de golpes. Pasaron por la zona otros cinco falangistas, que acudían a Archanda, para ir después a Irún, a recibir a algunos repatriados de la División Azul. Eran Jorge Hernández Bravo, Luis Lorenzo Salgado, Virgilio Hernández Rivaduya, Juan José Domínguez, Roberto Balero y Mariano 33.

34.

Blanco, Francisco. "La proyección de la Falange en México" El Rastro de la Historia nº 11. [www.rumbos.net/rastroria/rastroria11/lindo_querido.htm]. Blanco, Francisco. "Hacia una historia del FES" El Rastro de la Historia nº 4. [www.rumbos.net/rastroria/rastroria04/Historia_FES_III.htm].

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Sánchez Covisa. Al pasar por Begoña, apercibidos de la paliza que les daban los carlistas a sus camaradas, por inferioridad numérica, ante los gritos de las novias, acudieron en su ayuda. Juan José Domínguez dispersó a los carlistas tirando dos granadas. Los falangistas fueron a denunciar los hechos en la comisaría de Policía. Y los carlistas hicieron lo mismo, cargando la mano, al acusar a los falangistas de “ataque al Ejército”, por la presencia de Varela, quien, en el vestíbulo del hotel Carlton de Bilbao prometió: “Se hará justicia. Yo me encargo de ello”. En el juicio se tuvo en cuenta el hecho de que los veteranos falangistas estuvieran presentes allí y de que llevasen armas, incluidas granadas de mano, “indicaba su intención premeditada de provocar disturbios”35. Uno de ellos, Juan Domínguez, inspector nacional del SEU, lanzó una granada que no explotó y, a continuación, otra que explosionó e hirió a varios de los presentes. Alfredo Amestoy cifra el resultado en “70 heridos leves, carlistas en su mayoría. El general Varela, presente, se adjudicó sin razón ser él el objetivo del supuesto atentado”. “Los falangistas Domínguez y Calleja, que han sido detenidos, son dos ex divisionarios que han ido expresamente a cazarle […]. Varela habla con varios colegas de armas que están en sintonía y extraen la conclusión de que el momento es oportunísimo para asestar el golpe de gracia a la Falange” (Palacios 1999: 387) Varela aprovechó el incidente como una oportunidad para acusar a la Falange en general y a Serrano Suñer en particular. Explicó el caso como un ataque falangista contra el Ejército, envió a tal efecto un comunicado a los capitanes generales de toda España, sin consultar con Franco. Varela y otros generales exigían una compensación inmediata, hasta el punto de que la conversación grabada entre Varela y Franco fue tan exaltada que sobrepasó los límites de las buenas maneras. En ella Varela acusa a Franco de no gritar nunca “Viva España” a lo que el Generalísimo le contesta: “Porque doy el “Arriba España” […] es un grito más dinámico […] mientras que el 'Viva España’ es un grito decadente”36. 35.

Diccionario falangista [www.plataforma2003.org/diccionariofalange/diccionario_b.htm#begoña, atentado de.

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Los carlistas agrandaron las cifras a 117 heridos, tres de ellos graves, 25 con pronóstico reservado y cuatro de ellos muy graves de los que, más tarde, murieron tres a consecuencia de las heridas recibidas: Francisco Martínez Priegue, Roberto Mota Aranaga y Juan Ortuzar Arriaga. El general Castejón, al que Varela presenta como camisa vieja lo que niega el propio Franco, presidió el consejo de guerra y firmó la sentencia el 24 de agosto. El resultado fue la condena de los falangistas Hernando Calleja, subjefe provincial de FET de Valladolid; Juan Domínguez, inspector nacional del SEU; Hernández Rivadulla, periodista, y Mariano Sánchez Covisa, excombatiente de la División Azul. Dos de ellos fueron condenados a muerte, el vieja guardia de Valladolid Hernando Calleja Calleja y Juan José Domínguez. Calleja salvó la vida por ser caballero mutilado de guerra. Los esfuerzos llevados a cabo por figuras relevantes de la Falange, como Narciso Perales, Miguel Primo de Rivera, Girón, Valdes, Guitarte, Ridruejo, Tovar e incluso por el führer Hitler, que concedió a Domínguez una prestigiosa condecoración alemana, no sirvieron para salvar la vida del falangista, al que se llegó a difamar como espía de Inglaterra. De nada le valió a Domínguez su calidad de «vieja guardia», muy activo en la creación del falangismo andaluz. “En Sevilla, Narciso Perales y Juan Domínguez ponían a punto una sección local, integrada por una treintena de estudiantes, que se revelaría enseguida de las más activas de la naciente Falange” (Gil Pecharroman 1996: 179). Tampoco le tuvieron en cuenta los servicios prestados en ocasiones señaladas, antes de la guerra, como el tiroteo de Aznalcóllar, donde Narciso Perales y él habían arrebatado la bandera enemiga en el ayuntamiento de Aznalcóllar, rescatando a la par a varios camaradas, en medio de una refriega de tiros del 9 largo. Durante la guerra, Domínguez pasó repetidas veces de una zona a otra en la Guerra Civil, en misiones de información37. 36.

La conversación está recogida por Laureano López Rodó en el anexo de La larga marcha hacia la monarquía. Aparece extractada en La España totalitaria, de Jesús Palacios.

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El 20 de agosto de 1942 Franco presidió una concentración falangista en Vigo. En ella habló de peleas mezquinas, de torpes luchas entre hermanos y se refirió a que en España intentan retoñar pasiones y miserias. Tres días después en La Coruña, el mismo Franco se pregunta: “Camaradas del Ejército y de la Falange, ¿habrá diferencias que puedan desunirnos?”. Evidentemente las había (López Rodó 1979: 31). Los militares tenían a uno de los suyos en el poder y no lo querían compartir; los falangistas habían sido la vanguardia en la lucha contra la sangrienta república y ponían la forma que vestía al nuevo Estado y algunos creían que también aportaban parte de la esencia. Serrano Suñer cuenta que le dijo a Franco: “Desde luego es intolerable que la intervención irresponsable de media docena de falangistas en una concentración en la que se grita «¡Viva el rey!» y hasta –creo– algún «¡Muera Franco!», se presente como una pugna entre la Falange y el Ejército [...]. A ese chico no se le puede matar. Ya sé que por mucho que allí se gritara a favor del rey, eso no le autoriza a tirar una bomba. Pero no ha habido muertos, él no es más que un alocado idealista, y lo hizo además porque creía que iban a matar a un compañero. Hay que castigarlo, sin duda, pero el castigo no puede ser la muerte”. Lo fue. Cuando el obispo de Madrid le pidió al Caudillo clemencia para Juan José Domínguez, Franco le contestó enigmático que tendría que condecorarlo pero ha de ejecutarle. El 1 de septiembre de 1942 Domínguez fue fusilado. Cuando ya estaba en capilla le permitieron coger a su hija Mari Celi, que a los cuatro meses era tan pequeña que pudo pasar entre dos barrotes de la celda. Alentó Juan José a su viuda, gallegaleonesa de Cacabelos, y le comunicó que moriría brazo en alto. “Cuando fue colocado ante el piquete de ejecución, en el verano del 42, Juan José Domínguez cantaba el Cara al sol [...]. Fue el mismo día que Hitler concedía al “mártir”, acusado en España de ser espía británico, la Cruz de la Orden del Águila Alemana” (Amestoy 2002). Acaso sea un factor más que impulsó al general 37.

"Juan-José Domínguez: falangista fusilado por Franco". El Rastro de la Historia, nº 12 [www.rumbos.net/rastroria/rastroria12/dominguez_.htm].

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Varela a exigir dureza. El militar, que llegó de soldado a capitán general, era más carlista y anglófilo tras su matrimonio con la tradicionalista millonaria vasca Casilda Ampuero. La Falange de Bilbao –más mujeres que hombres, como ha contado la viuda de Juan José Domínguez– se hizo cargo del cadáver del falangista, y allí estuvieron enterrados hasta que la familia los trasladó a una sepultura propia, en el cementerio del pueblo madrileño de Galapagar. Serrano Suñer lo explicaba así poco antes de morir: “Lo de Begoña fue un suceso lamentable, pero no hubo ni fuerza ni unión ni para salvar a Domínguez ni para mantener el poder. En aquel momento vivíamos con un dinamismo trepidante, pero Franco, en seguida, se dio cuenta de que esos falangistas que parecían tan intransigentes, los Arrese, los Fernández-Cuesta, los Girón, venían a comer de la mano. Y ése fue el principio del fin. El gran amigo de todas las horas, Dionisio Ridruejo, dimitió de todos sus cargos el 29 de agosto y lo mismo hizo Narciso Perales, Palma de Plata y el tercer hombre en el mando de la Falange después de José Antonio y Hedilla. Fue por eso por lo que yo propuse que la Falange fuera «dignamente licenciada»” (Amestoy 2002). Celia Martínez, la viuda de Domínguez, reconoce: “Narciso Perales se movió lo indecible, pero con su dimisión el día 29, por la pena de muerte a mi marido, ya no tuvo influencias. Incluso fue confinado”. En 1942, siendo gobernador civil de León, Perales dimite y es desterrado durante más de un año en el Campo de Gibraltar. Desde allí maniobra para espiar la base británica de Gibraltar y analiza la posibilidad de volar el polvorín. La rebeldía contra Franco y la exigencia de llevar a cabo el proyecto nacionalsindicalista tenía aliados evidentes y no entre los anglosajones. Hicieron planes audaces y limitados dada su capacidad. Como dijimos, en 1943 Perales intervino en sabotajes en Gibraltar que costaron la vida de dos jóvenes españoles de 23 y de 19 años como vimos en el epígrafe anterior “División Azul”. La bomba de Begoña se politizó íntegramente. Por un lado estaban los que rodeaban a Franco, en especial Arrese, que pensaban que había que castigar al camisa vieja para complacer al Ejército.

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Por otro, la gente de Girón, entonces y siempre el rebelde Narciso Perales. Algunos jefes del carlismo franquista y del falangismo militante, como protesta, abandonan las filas de FET y de las JONS. Hay otros casos de falangistas muertos en la inmediata postguerra. Son casos de lenta investigación. “José Fernández Fernández, Vieja Guardia de la Falange, Medalla Militar Individual, asesinado el 28 de agosto de 1942, contra las tapias del cementerio de Alía, junto con sus padres y otros vecinos de las localidades de La Calera y Alía (Extremadura), por cuestionar la autoridad del entonces teniente coronel de la Guardia Civil, Manuel Gómez Cantos, al intentar evitar que fusilara a toda aquella gente”38. Estos casos evidencian que los roces fueron muchos. De forma especial cuando los falangistas empezaron a comprender que las promesas postbélicas de un Estado nacionalsindicalista eran como la definición del horizonte: una línea imaginaria que a medida que uno se acerca, se va alejando. El poder lo detentaban quienes tenían las armas y Franco sobre todos. “La desradicalización que estaba llevando a cabo Arrese entre las bases de la Falange era un proceso lento y progresivo que necesitaría algunos años para completarse. Mientras tanto, seguía creciendo el resentimiento de los oficiales hacia los falangistas en general y Serrano en particular. Algunos de los generales más abiertos le exigieron personalmente a Franco que echara a su cuñado del Gobierno. Los falangistas radicales mantuvieron reuniones subversivas con los oficiales del Partido Nazi, mientras generales destacados comentaban entre ellos sobre la necesidad de llevar a cabo cambios básicos en el Gobierno español. El General Antonio Aranda, el mayor entrometido de la comandancia, alardeaba con los diplomáticos británicos –de quienes, al parecer, recibió enormes sobornos– de ser el líder de una “junta de generales que planeaba derrocar a Franco”, aunque no hay duda de que era una exageración”39. Para Franco los falangistas seguían comportándose como niñatos a quienes gustaban las broncas y las bravuconadas. Así se lo expresará con desprecio el Caudillo a su médico personal: 38.

El ave fénix maldita [www.falange-autentica.org/article.php?sid=299].

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“Vicente, los falangistas, en definitiva, sois unos chulos de algarada” (Gil 1981: 93). Para Franco todas estas algaradas azules no harían sino deteriorar más el prestigio de España en el exterior. A principios de ese mes, Franco había desencadenado la crisis ministerial. El 2 de septiembre de 1942, siguiendo la táctica fernandina de «golpe al burro negro y golpe a burro blanco», el Caudillo había cesado a Valera en el Ministerio del Ejército, a Galarza en Gobernación y a Serrano en Asuntos Exteriores40. Franco eliminaba las presencias más molestas cuando era necesario acercarse a los Aliados y también se deshacía de las espigas más altas de su Gobierno, oyendo los tañidos de la campana de Huesca. En el caso de Serrano también pesó su adulterio abierto y fructífero. Varela como ministro del Ejército y Galarza de Gobernación habían manifestado excesiva independencia en una dictadura cuando tras el incidente de Begoña despacharon mensajes a los capitanes generales y gobernadores civiles de toda España sin consultar con Franco. Por el referido fusilamiento, como quedó dicho, dimitieron los falangistas Narciso Perales y Dionisio Ridruejo. Éste había escrito al comprender la diferencia entre el partido real y la promesa azul: “La Falange […] no es ni siquiera una fuerza. Está dispersa, decaída, desarmada, articulada como una masa borreguil […]. De la «Falange esencial» no me voy” (Palacios 1999: 396-398). Franco quiso dar satisfacción a los camisas viejas, comprendía que el fusilamiento había sido necesario para calmar a sus compañeros de armas pero se estaba produciendo un terremoto en el partido único. Nombró a Blas Pérez González, amigo de José Antonio Girón, para sustituir a Galarza en las responsabilidades de interior. “El elegido para Gobernación no se quitaba el uniforme de Falange ni para dormir y era amigo de Girón” (Merino 2004). Blas Pérez González había sido catedrático de Derecho en la Universidad de Barcelona y era comandante del Cuerpo Jurídico Militar. “Varela era más difícil de sustituir y Franco ter39.

40.

Payne, Stanley G. "Tensión política interna España", en Época: Primer franquismo 1942 Franco y la Segunda Guerra Mundial [http://www.artehistoria.jcyl.es/histesp/contextos/7386.htm]. Vidal, César. Enigmas de la Historia y 4. "¿Intentó Hitler derribar a Franco?" [revista.libertaddigital.com/articulo.php/1275767536 ].

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minó por poner en su puesto al general Carlos Asensio, que era proalemán, pero muy leal y eficaz” (Saña 1982: 267). Por consejo de Carrero Blanco, para evitar la imagen de una crisis con vencedores y vencidos, también fue destituido Serrano Suñer el dos de septiembre de 1942, que dejó de ser ministro de Asuntos Exteriores y presidente de la Junta Política de FET. Los sinsabores de los falangistas no habían acabado ese año. Rafael García Serrano, voluntario falangista navarro, ganó el premio nacional de literatura “José Antonio Primo de Rivera” con su novela La fiel infantería, sobre la vida en los frentes. A pesar del galardón recibido su obra fue censurada por el clero. Fue editada, casi completa, en 1964, unos 22 años después. Aunque no quedan huellas aparentes en los periódicos de la época de las actuaciones falangistas rebeldes, sí las hay en los expedientes gubernativos. “La existencia de rebeldes falangistas en torno a una “Falange Auténtica” queda demostrada por los intentos de reprimirla desde el Ministerio de Gobernación. En 1943, el antifalangista Galarza cursaba al Ministro Secretario General un escrito en el que se interesaba por las relaciones entre miembros de una denominada “Falange Auténtica” y la Secretaría General del Movimiento, ya que se iba a proceder contra aquéllos”41. La represión no fue multitudinaria. Los reclusos falangistas fueron concentrados en la prisión de Alfaro, en Logroño. Los militantes detenidos en otras cárceles estaban acusados de delitos comunes, como fue el caso de Pérez de Cabo.

41.

Francisco Blanco y García, José Lorenzo. "Hacia una Historia del F.E.S. (II)", El Rastro de la Historia. Número Tres. [www.rumbos.net/rastroria/rastroria03/historia_FES_II.htm].

CAPÍTULO III

LA DESFASCISTIZACIÓN “No dudo del patriotismo de Franco, sólo digo que el mío no coincide con el suyo” Pedro Conde Soladana

Tras la derrota de los totalitarismos fascistas en Europa, el falangismo iba de capa caída. “Si el falangismo era una copia del fascismo y éste se hundía [...] para Franco no podía constituir más que un estorbo y un lastre tremendo continuar con una caricatura de régimen totalitario” (Garriga 1977: 125). Franco no era fascista, su tibio alineamiento con el Eje respondía a la ayuda recibida de estas naciones en la Guerra Civil y al claro posicionamiento antibolchevique del Generalísimo. El cambio en la situación internacional y las nuevas hegemonías tuvieron un reflejo inmediato en España. Garriga escribe, en diciembre de 1945 sobre la audiencia de despedida que Franco concede al embajador inglés en Madrid. El diplomático británico observó que “los retratos de Hitler y Mussolini, con elocuentes dedicatorias, que antes se encontraban en la mesa de trabajo del Caudillo habían sido reemplazados por los de Pío XII y Oliveira Salazar” (Garriga 1977: 292). No era puro oportunismo político, sino que las nuevas fotografías del despacho de Franco se acercaban más al pensamiento del Caudillo de España. El catolicismo devoto del General hacía irreconocible la figura del comandante de la Legión que describía Millán Astray: no busquéis nunca a Franco en una taberna ni en una iglesia.

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Cuadro de vendedor del periódico FE realizado por Sáenz de Tejada.

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El partido azul había sido unificado, sus mandos purgados, los falangistas se debatían entre la lealtad a Franco, que fue mayoritaria, y la rebeldía, un tiempo, algunos y siempre, pocos. El enérgico pero breve desarrollo doctrinal va de 1931 a 1936. Después los posicionamientos a favor o en contra del poder hicieron que divergieran distintas escuelas de pensamiento nacionalsindicalista. “La Falange no pudo desarrollar una doctrina homogénea [...] había perdido a sus líderes, entre ellos, a José Antonio [...]. Franco no tenía ninguna ambición ideológica [...]. Cuando una élite dirigente de oponentes falangistas-tradicionalistas [...] empezó a molestarle en sus cargos, dentro del Gobierno y en el Partido, Franco modificó su postura. Negó el programa de la Falange y relegó a los viejos falangistas a la insignificancia política” (Ruhl 1986: 260-261). El 19 de enero de 1949, la Vieja Guardia falangista realizó a través de su Consejo Político una declaración. En ella afirmaba que “no es suficiente el decir que necesitamos una revolución agraria y que todos nosotros tengamos unas vagas ideas de lo que ha de ser esa revolución. Es necesario decir en qué consiste y expresarlo […] la Falange nunca tendrá el apoyo de las clases poderosas sino que las tendrá siempre por enemigas, si es que sigue de verdad su destino revolucionario histórico […]. El Nacional Sindicalismo es la única verdad española de este tiempo, es la única posibilidad política viable”. (Onrubia 1989: 14). Los veteranos camisas viejas comprendían que el régimen iba girando en busca de otros orientes menos azules. Tres añós después de esta declaración se produjeron algunas algaradas que protagonizaron las efímeras Juntas de Actuación Nacional Sindicalista, cuyos dirigentes fueron detenidos. La cuestión quedó clara en el “I Congreso Nacional de Falange el 29 de octubre de 1953, en el que Fernández-Cuesta, sin decirlo, abandonó la utopía nacionalsindicalista” (Velarde Fuertes 2003: 43). Esto provocó una nueva rabieta generalizada entre los falangistas. Algunos jóvenes escribieron a Fernández-Cuesta en 1955: “Voceamos a todos los vientos nuestra disconformidad de falangistas jóvenes en cuanto a la estructura interna de Falange y su

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triste dirección”. Algunos de ellos dejaron la militancia e iniciaron una carrera personal. Otros refundaron las JONS que funcionaron dos años y en cuya revista se leía: “Los falangistas no nos identificamos con el Estado actual ni con su política. El Movimiento nacional ha usurpado nuestra bandera, nuestros símbolos y ha explotado la ingenua esperanza de millares de camaradas”. Este avatar fue recogido por la revista Vision de Estados Unidos en agosto de 1957 (Onrubia 1989: 16). Los sinsabores del ministro Fernández-Cuesta se reflejan en una anécdota de difícil verificación. Con motivo de la publicación en Argentina de la novela de Cela La Colmena –prohibida por la censura en España– el autor fue requerido por el ministro secretario general del Movimiento, Fernández-Cuesta, quien le reprochó ásperamente haberse desviado de la “línea política” de la Falange, a lo que Cela le preguntó a cuál “línea política” se refería el ministro. Fernández-Cuesta se acaloró y sostuvo con Cela un altercado estruendoso, refiriéndose al carácter antirreligioso y antipatriótico del citado libro. Las voces se oían en el antedespacho, donde esperaba varios gobernadores civiles ser recibidos por el Ministro. Al salir, Cela, al ver a los dirigentes, dijo: “¡No te jode!; pues no quería hacerme gobernador civil!”42. En los años 50 el Generalísimo ha dulcificado la imagen del régimen, con algún incidente chusco como el Agustín Muñoz Grandes, el general español de Hitler, saludando al presidente de Estados Unidos. El general divisionario había recibido la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro por orden del Führer. Ahora el falangismo es el seguro de Franco contra la petición nada popular de algunas élites militares y financieras que acusan a su régimen de interino. En los años 50, el ministro Girón fundó las universidades laborales y las escuelas de aprendices. Arrese construyó viviendas sociales. Los falangistas del régimen hacían en el área social pero no dejaban, más que de plantear problemas, de dar desplantes. Eran la mosca cojonera. 42.

Diccionario de la Falange. Plataforma 2003 [www.plataforma2003.org/diccionario-falange/diccionario_a.htm#CHULOS].

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1. DESPLANTES

La entrega de las juventudes españolas en manos falangistas permitió el conocimiento general de la doctrina nacionalsindicalista, sabiduría casi hermética hasta 1936. Precisamente al ir conociendo el pensamiento nacional-sindicalista y enfrentarlo con la realidad que les rodeaba, ante la contradicción entre la prédica y los hechos, muchos miembros del Frente de Juventudes comenzaron a pensar en la clandestinidad. Julio Anguita, ex secretario general del PCE, ganaría el premio “José Antonio” del Frente de Juventudes. “En las organizaciones juveniles del régimen, parcelas de poder falangista, era hacia los años 50 donde mayor grado de contestación se daba a la política instituida, la del Movimiento Nacional. En el Frente de Juventudes se agudizaba la contradicción política de sus militantes porque adoctrinaban conforme a unos módulos teóricos y a un espíritu de vida que no se daban en la práctica política. Hace tiempo que el comunista Mariano Gamo, buen conocedor por haber sido capellán de la organización juvenil, ha resumido este sentimiento contradictorio hablando de que “el contacto con la realidad convertía en surrealismo las consignas cantadas en los campamentos”. De igual forma Sáez Marín al hablar de los grupos de elite del Frente de Juventudes o sea de las Falanges de Voluntarios dice su desaparición vendrá motivada, ante todo, por la creciente disonancia y contradicción entre su propio proceso evolutivo y el del marco sociopolítico en que se desenvolverán”43. Una muestra de ese malestar se repitió tres veces en el marco del funeral por José Antonio. Los protagonistas fueron muchachos de las centurias falangistas. Sus hechos no pasaron del grito y del gesto. Pero colocaron a Franco en una situación incómoda en la que no se encontraba cuando trataba con otras familias del régimen. El 19 de noviembre de 1955 las centurias del Frente de Juventudes y de la Guardia de Franco le esperaban cantando en el Escorial. Estaban formadas en el Patio de los Reyes con mucha 43.

Blanco, Francisco y García, José Lorenzo. "Hacia una Historia del F.E.S. (II)". op. cit.

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antelación. Las unidades más radicales se habían conjurado para no vitorear al Caudillo. El escrito de 1936 sobre los desfiles ante “los fantasmones encaramados al poder” de José Antonio llevaba semanas recorriendo los hogares juveniles como señala Luis Suárez. La Centuria XVI de Montañeros de la Guardia de Franco ocupaba un lado de la escalinata del Patio de los Reyes, junto a la puerta del templo. Cantaban. La canción más repetida era Viva la Revolución, viejo himno de los falangistas andaluces: “Que no queremos ¡No! Reyes idiotas ¡No! que no sepan gobernar. Implantaremos ¡Sí!, Porque queremos ¡Sí! el Estado Sindical ¡ Abajo el Rey!...” Otra de las canciones, menos coreada y conocida, fue la siguiente según cita de Sigfredo Hillers: “El día en que tú te mueras y te vayas al infierno no olvides de llevarte a tu Consejo del Reino Francisco Franco; Francisco Franco, ¿cuándo te vas a enterar? la Monarquía; la Monarquía no la podemos tragar...” Las chicas de la Sección Femenina y las centurias llegadas de otras provincias, a quienes los levantiscos madrileños no habían trasmitido esa consigna, aclamaron al Caudillo a su llegada como era habitual aunque, al decir de los testigos, era ostensible el silencio y el disgusto de los falangistas de la capital española formados a ambos lados del Patio de Reyes. Franco oyó una estrofa con claridad: “No queremos reyes idiotas”. Las jerarquías gubernativas que esperaban al Jefe del Estado en la Lonja comprendieron que gran parte de los jóvenes azules se revolvían contra los designios del Caudillo. Los cabecillas del Movimiento comprobaron la tibia bienvenida que recibía el jefe del Estado. Franco pasó revista a las

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centurias con gesto serio, el desplante era ostensible. Hillers testimonia que ese día se produjo la siguiente conversación entre el almirante Carrero Blanco y el general Álvarez de Rementería, gobernador civil y jefe provincial del Movimiento de Madrid. Carrero Blanco le dijo indignado al gobernador: Esto es intolerable... No les ha faltado nada más que escupirnos”. Álvarez de Rementería le contestó: “Pues quizás es lo que tenían que haber hecho... En buena parte nos lo merecemos...”. Menos de tres semanas después cesaron al delegado nacional del Frente de Juventudes, el 9 de diciembre de 1955. El mando supremo supone la responsabilidad suprema. A Elola le sucede en el cargo López-Cancio quien abordó el proceso de despolitización y de desmilitarizacion de las centurias y hogares juveniles falangistas. Desaparecieron las Falanges Juveniles de Franco, que a pesar de ese nombre eran paradójicamente las más antifranquistas; las centurias más politizadas también fueron purgadas. Bajo López Cancio se crea la OJE (Organización Juvenil Española). Se elimina la camisa azul y el emblema del yugo y las flechas en el bolsillo izquierdo de la camisa. La organización llamada “Guardia de Franco”, no confundir con la escolta del Caudillo, estaba compuesta en 1955 por muchos excombatientes de la División Azul, desilusionados con la política del Generalísimo. Estaban insertos en los distritos municipales. En bastantes de ellos dieron asilo a la disidencia falangista con sus locales y medios hasta bien entrados los años 70. El 9 de febrero de 1956, se conmemoró el aniversario de la muerte de Matías Montero, el estudiante caído de la Falange por excelencia, asesinado cuando vendía el semanario FE en la calle Mendizábal, de Madrid. No asistió el ministro de Educación, RuizJiménez, que se encontraba camino de Salamanca. Los estudiantes falangistas se reunieron, como era habitual, en la calle de Víctor Pradera, nuevo nombre Matías Montero.

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de la calle Mendizábal, en medio de gran tensión; luego los reunidos se dirigieron por la calle de Urquijo en manifestación hacia Alberto Aguilera. “Mientras tanto, según la versión que difundió la policía, no publicada hasta fecha frecuente, manifestantes antifalangistas se concentraban en la calle de San Bernardo con el proyecto de asaltar los locales que la Sección Femenina tenía en la calle de Alberto Aguilera. Las dos manifestaciones chocaron a la altura de la confluencia con la calle de Guzmán el Bueno y comenzaron a arrojarse piedras. Hubo seis u ocho disparos de armas de fuego y Miguel Álvarez, que iba agachado protegiéndose de las piedras, recibió un impacto de bala que le alcanzó de frente y de arriba abajo. Se trataba de un estudiante no universitario, miembro del Frente de Juventudes, de diecinueve años de edad. Aunque nunca se publicó, la policía pudo identificar al autor del disparo, otro falangista llamado Luis Martínez de Eguilaz, que con una pistola marca parabellum [una Luger P08], procedente de las milicias nazis, había hecho tres disparos al aire con intención de asustar a los contrarios. Uno de ellos se le había escapado yendo a dar a un compañero que marchaba junto a él, a Miguel Álvarez. Las investigaciones de la policía concluyeron que solo tres personas habían disparado: Jesús Laborda Martínez Pozo, Luis Martínez de Eguilaz y Ramón Adolfo Arenas, éste último de 42 años, jefe de Centuria de la Vieja Guardia”44. Eguilaz llegará a ser el segundo de Diego Márquez cuando éste mande FE de las JONS hasta 1995. Ese año 56, Luis González Vicén dirigió una carta al ministro secretario general del Movimiento, José Luis Arrese, pidiendo la institucionalización del pluralismo democrático. Arrese hizo suya la propuesta y la elevó, en diciembre, al Consejo Nacional de FET. En esa ponencia crítica, basada en la carta-informe de González Vicén, Arrese denunció que los falangistas ocupaban únicamente el 5% de los cargos públicos en España. Sólo dos de los 16 ministros del gabinete son falangistas; uno de los 17 subsecretarios; ocho directores generales de los 102 existentes; 18 44.

Diccionario de Falange. Plataforma 2003 [www.plataforma2003.org/diccionario-falange/diccionario_a.htm].

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gobernadores civiles de los 50; ocho presidentes de diputaciones provinciales de los 50; unos 65 consejeros nacionales de los 151. Eran falangistas 137 procuradores en Cortes del total de los 575; 133 diputados provinciales de los 738. Unos 776 alcaldes de los 9.155 y 2.226 concejales de los 55.960. El ministro secretario general del Movimiento, José Luis Arrese fue cesado en febrero de 1957. El informe no gustó. En 1959, el escritor Vicente Girbau, en la publicación Ibérica promovida por Victoria Kent, señalaba a los Grupos de Acción Nacionalsindicalistas como “abiertamente opuestos a la situación actual, pero aun fascistas, algo que en realidad no ha dejado nunca de existir en la universidad de nuestros días”. Mencionaba también a las Falanges Universitarias que calificaba de “vagamente oposicionistas”, dentro del régimen. Junto a falangistas servidores del Estado, había airados grupos de descontentos que entendían que el régimen no realizaba la «revolución pendiente». Estos falangistas eran rebeldes pero muchos de ellos mantenían su vinculación con organizaciones del Partido. En algunos casos, eran funcionarios del régimen en parcelas gestionadas por el falangismo reformista, principalmente en el Frente de Juventudes. Las disidencias habían sido espontáneas, con más sentimiento que raciocinio. Se generalizan a finales de de los años cincuenta, tras el fracaso del proyecto constitucional de Arrese, anulado por presiones en contra de la Iglesia y de otros sectores que preparaban su propia salida al régimen. El ministro falangista relata que cuando Franco le llamó el 14 de febrero de 1956, “el Caudillo [estaba] incómodo con una Falange que se le iba de las manos”. La contestación al régimen fue creciendo, sobre todo en el ámbito universitario. La Secretaría General del Movimiento maniobró para canalizar en su favor estas «voces disidentes». En 1957 fundaron las delegaciones de Organizaciones y la de Asociaciones. La Vieja Guardia de Madrid creó en junio una delegación encargada de evaluar las relaciones de Falange con el Estado. En ella estaban José María Mancisidor, como presidente y Roberto García de Vercher, José Luis Gómez Tello, Pastor

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Nieto, Alfredo Timmermans, Fernando Cañellas y Dionisio Porres, como vocales. Se constituía esta comisión tras los actos de rebeldía agravados cuando, en 1954, es ásperamente reprimida por la Policía una manifestación organizada por el SEU ante la Embajada del Reino Unido, en protesta por la visita de la reina Isabel II a Gibraltar. La contestación tuvo un especial eco en las facultades de Derecho y de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid. Los falangistas salían de nuevo a la calle. La pérdida del escaso poder de los azules era evidente. La rebelión se encarnaba en los jóvenes. Juan Velarde Fuertes escribió: “Entonces, en lugar de la reforma agraria, fiscal y bancaria, se nos habló de luceros, de imperios y de retórica, narcótico de la doctrina. Todo quedó en discursos adulterados, y al final nos quedamos sin bandera. La derecha, la extrema derecha y los conservadores habían ganado la batalla” (Imatz 2006: 50). No fue la única muestra de la contestación que se produce dentro de las organizaciones azules del Estado. Otro desplante. El 20 de noviembre de 1957 la Centuria XVI de Montañeros de la Guardia de Franco, al mando de Manuel Cepeda, es encargada de rendir honores a Franco a la salida del funeral por José Antonio. Estaba formada frente al Batallón del Ministerio del Ejército en la Lonja del Monasterio. Cuando Franco descendió la escalinata del Patio de los Reyes y salió por el portalón del Monasterio, se interpretó el himno nacional. El General pasó revista al Batallón del Ministerio del Ejército y comenzó a hacerlo a la Centuria XVI de Montañeros. En el momento de ir a pasar revista a los azules Cepeda ordena a su unidad dar media vuelta, la formación giró con su banderín dando la espalda al Generalísimo. Toda la Centuria saluda brazo en alto. El espectáculo tuvo como testigos incómodos a los invitados oficiales y al público congregado detrás del muro de la explanada. Lo vio el cuerpo diplomático, las jerarquías del país y de la Iglesia, los periodistas, etc. Los embajadores extranjeros no volvieron a ser invitados al preceptivo funeral del 20 de noviembre. Esa misma tarde tres policías visitaron al jefe de la centuria rebelde, Manuel Cepeda, en su domicilio. La Centuria XVI de montañe-

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ros y esquiadores era una unidad politizada, con excombatientes de la División Azul y el subjefe de centuria había sido marinero voluntario en la guerra. Cepeda les contó a los policías que él ha ordenado derecha y al oírle, el abanderado, que era germánico, giró 180 grados y con el portaestandarte toda la unidad. Los desplantes a Franco en los actos conmemorativos joseantonianos del régimen eran la punta del iceberg. También los escritores y pensadores falangistas contemplaban con disgusto el giro en la política económica que realiza Madrid de forma paralela a la nueva alianza exterior con Washington e interior con los tecnócratas, en su mayor parte del Opus Dei. “El malestar falangista se ponía de manifiesto en la revista S.P. El inicio del Plan de Estabilización, conforme a modelos ortodoxos de economía capitalista disgustaba a los falangistas. En abril de 1959 aparecía en la publicación, un artículo de título "La estabilización de la miseria" en donde, sin nombrar explícitamente a España, se defendía el marco inflacionista de la economía, poniendo como ejemplo los casos francés y americano y se reclamaba una estabilización de la propiedad con una política económica cualitativa y no cuantitativa”45. El 22 de noviembre de 1960 en el funeral por José Antonio en el Valle de los Caídos, aprovechando el silencio durante la Consagración en misa, Román Alonso Urdiales, un militante de las Falanges Juveniles que había mandado el hogar San Fernando de la madrileña Plaza de España, gritó a pleno pulmón: “¡Franco, eres un traidor!”. Todo el templo lo escuchó. Unos policías, vestidos de falangistas, se arrojaron y detuvieron por error a José Briz Méndez, futuro dirigente de Falange Española de las JONS (auténtica). Román desbarató de forma valiente el error confesando ser quien había gritado para que no castigasen a su camarada. Así lo testimonia Román T. Ortiz, miembro de la Centuria XX allí presente. Urdiales fue inmediatamente detenido por la Policía. Arias Navarro preguntó al rebelde el porqué de su grito, y éste le respondió sin miedo: “Porque yo no vivo del Régimen como usted”. Aunque los mandos del Movimiento quisieron 45.

Blanco, Francisco y García, José Lorenzo. "Hacia una Historia del F.E.S. (II)", op. cit.

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ocultar la afiliación de Alonso Urdiales, pertenecía al Distrito de La Latina. Era hijo de un guardia civil y estaba cumpliendo el servicio militar. Terminaba la carrera de Magisterio. Por el grito fue encarcelado en Alcalá de Henares y juzgado en consejo de guerra, donde le defendió el capitán Pedro Martín Fernández. Una centuria de la Escuela Provincial de Mandos de Madrid, rindió un bravo homenaje al falangista preso, desfilando delante de los muros de la cárcel, volvieron la vista y saludaron ante el ventanuco de la celda de Urdiales. El Juzgado Militar Especial Nacional de Actividades Extremistas le impuso al falangista Urdiales por esas cuatro palabras una pena de 12 años a cumplir en una unidad disciplinaria del Ejército destinada en el Sahara Español y luego en Alcalá de Henares. Fue puesto en libertad en 1965 e ingresado en una institución psiquiátrica46. Hubo otras grupos disidentes. Onrubia menciona el grupo “Cinco Rosas” que actuó en Carabanchel y el santanderino “Haz Ibérico” que puso de moda llevar una letra H en la solapa.

46.

Argaya Roca, Miguel. Historia de los falangistas en el franquismo, Ed. Plataforma 2003. Madrid 2003 [www.plataforma2003.org/diccionariofalange/diccionario_a.htm#alonsourdiales].

CAPÍTULO IV

RECONSTRUCCIÓN FALANGISTA (1959) “Las palabras valen poco. Si esa empresa requiere que se verifique al grito de ¡Abajo el fascismo! Pues a ello” Ramiro Ledesma Ramos

Algunos falangistas desde dentro del régimen buscaron nuevas vías de expresión. A finales de 1959 se realizan las primeras reuniones en los locales del Hogar Medina, de la Sección Femenina de Madrid, para encontrar una forma de canalizar el descontento de una parte del Movimiento, pero sin amenazarlo. A estas primeras reuniones asisten los hermanos del fundador de Falange, Miguel y Pilar Primo de Rivera; Julián Pemartín, primo del fundador; su sobrino, Miguel; Patricio González de Canales, Jesús Fueyo, que llegó a presidente del Instituto de Estudios Políticos; Carlos Juan Ruiz de la Fuente, Víctor D'Ors, Vicky Eiroa, fundadora de la Sección Femenina en Galicia; Lula de Lara, Maruja Cuervo, Carmen Isasi, Francisco Eguiagaray, el procurador Antonio Castro Villacañas, Eduardo Navarro, José Gárate Murillo, Vicente Bosque y Diego Márquez, jerarca de la Centuria XX 'Alejandro Salazar’ de la Guardia de Franco y secretario general del SEU oficial desde 195447. A los encuentros iban dos grupos falangistas generacionales, los históricos y los jóvenes. Resultado de estas reuniones fue la decisión de crear los Círculos Doctrinales José Antonio. 47.

Historia falangista [www.falange.info/falangebajofranco.htm].

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“Durante los años sesenta se había desarrollado también un híbrido legal, conocido únicamente por sus notas de prensa y por algúnos ciclos de conferencias-debate llamado Círculos Doctrinales José Antonio […]. Hubo en sus filas militantes de la auténtica Falange como Antonio López Otero. Esta organización alcanzó cierto eco en los primeros años setenta, convocando importantes actos siempre necrológicos o conmemorativos” (Morillas 1978: 109). Esos falangistas históricos al crear el Círculo Doctrinal José Antonio buscaban enmendar la impopularidad que sufría el Movimiento desde finales de los años cincuenta. Los jóvenes acudieron a los Círculos al entender que el Estado era extraño y distinto a la propia Falange. La percepción de pérdida de poder azul coincidía con la infiltración en el Estado del Opus Dei, esto hace que unos cuantos falangistas se plantearan salvar para el futuro el pensamiento nacionalsindicalista, personificado simbólicamente en José Antonio. Fue tan así que hubo casos donde desapareció la definición como falangista para ser sustituida por la de joseantoniano, con menos responsabilidades y más atractivo. Una tesis cómoda. Esos falangistas entendían que a partir del 19 de abril de l937 Falange había dejado de existir como tal partido político y por el Decreto de Unificación se establecía otra organización, que se denominó FET y de las JONS y después Movimiento Nacional, especie de partido único, creación del entonces jefe del Estado, Francisco Franco. Con ello, ocultándose en una concepción legalista del partido, que evidenciaba la sobredosis de Derecho, algunos falangistas en los 60 se desvincularon de cualquier acción azul posterior a abril de 1937, exonerándose de las responsabilidades gubernativas en una sociedad que se hubiera vertebrado difícilmente sin el concurso de los camisas azules. De hecho, nominalmente se pasaba de ser falangista o nacionalsindicalista a ser joseantoniano. Los fundadores de los Círculos José Antonio formalizaron su inscripción legal en el Registro de la Delegación Nacional de Asociaciones encuadrada en la Secretaría General del Movimiento Nacional. En 1960 se constituyeron los Círculos de

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Madrid, Barcelona, Sevilla y Jerez de la Frontera. Julián Pemartín fue elegido presidente del Círculo de Madrid, ejerciendo hasta finales de 1961. Fue quien realizó las tareas de arranque: organizó el Círculo, desarrolló las primeras actividades, consiguió un local48 y la aprobación de los Estatutos iniciales. El primer presidente del Círculo de Barcelona fue Celestino Chinchilla; en Sevilla, Francisco Güill y Fernando de la Cámara, y en Jerez de la Frontera, Fernando Porro, iniciaron las gestiones para activar los Círculos José Antonio. A finales de 196l, los Círculos anunciaban ser dos docenas en España, entre los que destacaban los de Gijón, con Bastarrechea al frente; Valencia, con Antonio Tatay; Ibi, Alicante, con Chimo Miralles; Jaén, con Eduardo Moreno, y Haro, Logroño, con Gómez Cruzado y Florentino Santamaría. Ese año cesó como presidente del Círculo de Madrid Julián Pemartín, gravemente enfermo, y fue elegido Luis González Vicén, quien dio un nuevo impulso a los Círculos, consiguiendo despertar algún interés por los mismos dentro y fuera de España. Por otro lado, el 30 de octubre de 1960 se creó la Agrupación de Antiguos Miembros del Frente de Juventudes en el Valle de los Caídos. A principios del año siguiente ya contaba con 40 delegaciones provinciales. En la delegación de Madrid, dirigida por Manuel Cantarero, secretario general del SEU, surge el Frente Nacionalsindicalista, a instancias del ingeniero Rafael Luna, el procurador Antonio Castro-Villacañas y los periodistas Ismael Medina y Antonio Gibello. Durante 1962, tuvo lugar en la Tribuna del Círculo José Antonio de Madrid un ciclo de conferencias sobre los conceptos más significativos de la doctrina nacionalsindicalista, para sentar las bases de su actualización. Intervinieron en aquel ciclo falangistas ilustres: Patricio González de Canales, Ceferino Maestú, Manuel Cantarero, Juan Velarde Fuertes, Jesús Fueyo, Adolfo Muñoz Alonso y González Vicen. Juan Velarde Fuertes, el 16 de febrero, dictó una conferencia sobre las posibilidades ante el capi48.

Que actualmente sigue siendo domicilio central de los Círculos, en la madrileña calle de Ferraz, número 80.

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talismo en España. Resultó la más dura en su denuncia sobre la situación económica española. Ese año, Manuel Cantarero y Juan Velarde Fuertes, entre otros, insistieron en la necesidad de un congreso nacional del falangismo. Respondiendo a la exigencia, la Agrupación de Antiguos Miembros del Frente de Juventudes realizó, en junio de 1965, en Madrid, un encuentro que aprobó un esquema ideológico actualizado, en el que quedaban establecidos los criterios políticos concretos a que debían atenerse. Se empezó a editar un periódico de los Círculos José Antonio, Es así, dirigido por José Antonio Revilla. Salieron sólo cinco números. Algunas publicaciones extranjeras recogieron varios de los trabajos; por ejemplo, el artículo “Una Estadística Interesante”, en el que se demuestra que de los 45 ministros usados por Franco hasta la fecha, 12 eran militares, nueve de la CEDA y de la Asociación Nacional Católica de Propagandistas, ocho monárquicos, ocho independientes, seis falangistas y dos tradicionalistas. Era evidente que el peso de los azules había sido sensiblemente menor que el acompañamiento coreográfico del que advirtió Primo de Rivera. En aquella publicación se escribió sobre la necesidad de establecer relaciones con los países del Este, también de constituir asociaciones políticas en España, del Sindicato de Empresa, de la separación de la Iglesia y del Estado, recogido en el Punto 25 del programa falangista; del regionalismo español, tratado por Manuel Cantarero del Castillo; de la Monarquía en España, así como de otros temas entonces considerados indiscutibles. La consecuencia fue el secuestro por la Policía y la posterior suspensión del periódico en los primeros años de la década de los sesenta. La miopía gubernativa no vio la declaración de inutilidad que suponía que los dirigentes de los círculos se centraran en vertebrar un Estado, que no estaba en sus manos. sin llegar a plantear siquiera cuestiones reales y concretas para la toma del poder. Es la versión política del cuento de la lechera. Con todo, los Círculos no fueron la bandera negra de la rebeldía falangista. En 1962 la Delegación Nacional de Organizaciones de la Secretaría General del Movimiento en un

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informe sobre la reducida penetración de FET en Cataluña señala que le ocurre otro tanto a los Círculos José Antonio, también encuadrados en el Movimiento. En octubre de 1963, los Círculos remitieron una carta colectiva, al ministro secretario general del Movimiento, José Solís, en la estela de una denuncia hecha por un grupo de intelectuales, que se dirigían al ministro de Información acusandoa a la Policía de lastimar a unos obreros. En esa misiva, los Círculos se unían a las críticas del Movimiento contra criticaban el golpe de timón que Franco había dado a finales de los años cincuenta de ese siglo XX, con su mejora de relaciones con Washington en el exterior y la penetración de sectores católicos en las áreas de Economía y Educación del gobierno. Era la misma crítica que se realizaba desde otras estancias del Movimiento. En esta carta escribían: “Durante muchos años, los trabajadores españoles, satisfechos o no satisfechos, han guardado un orden y una disciplina laboral [...]. Con su trabajo nuestra Patria ha cambiado de signo y si no ha alcanzado un estado de pleno desarrollo, al menos parecía caminar claramente hacia él... Los trabajadores no se sentían totalmente abandonados porque sabían que desde el Gobierno algunos hombres se ocupaban, mejor o peor, de la solución de los problemas laborales, no se daban descanso en señalar nuevas metas, tal vez equivocadas o alejadas, pero siempre bien intencionadas... los trabajadores tenían la íntima convicción de que al frente de los destinos del país había algunos hombres antiguos luchadores y jóvenes ardorosos, entusiastas de una justicia social, con los que, tácitamente, establecían puntos de contacto por múltiples razones de afinidad. Ahora bien, ¿qué ha pasado desde el año 1958 para que se hayan roto las relaciones sociales de armonía dentro del sistema español? [...] 1) El Gobierno ha lanzado al país a una estabilización mal planteada y peor realizada, cuyas consecuencias han sido, junto a la congelación de los jornales, la elevación de los precios de manera desmesurada, lo que ha provocado que se cargue sobre las espaldas de los trabajadores, exclusivamente, el duro peso de la estabilización. 2) Notoria disminución de la influencia, dentro del Gobierno, de los Ministros encar-

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gados de velar por la justicia social, a medida que han ido aumentando su autoridad e influencia los Ministros de carácter económico. 3) Aplicación inflexible de las tesis capitalistas más ortodoxas y retrógradas a las normas de Gobierno, en el orden económico. 4) Aumento constante de la presión fiscal a través de los impuestos indirectos, carga que recae, fundamentalmente, sobre la masa de trabajadores. 5) Formación de una tecnocracia, infiltrada en el Estado, separada física y espiritualmente del pueblo, por abismos insalvables de carácter, formación y comportamiento. 6) Poderoso freno a la política social, totalmente abandonada desde hace casi siete años, salvo tenues amagos legislativos. 7) Desilusión y apatía de la juventud trabajadora. 8) Existencia de un creciente paro encubierto, fomentado por las medidas estabilizadoras que interrumpieron el ritmo favorable de la expansión española. 9) Equivocada política de importación. 10) Sustitución de un proceso inflacionista de signo positivo, con un real desarrollo, por una inflación depresiva realizada a costa del bienestar de los trabajadores. El problema pues, está planteado por un capitalismo fortalecido y robustecido económica y financieramente, con sus dirigentes introducidos en los puntos claves del Estado, con todos los resortes de la propaganda en sus manos y con una Fuerza Pública bien armada y entrenada que, por razón de su propia esencia, ha de mantener el orden contra los sectores laborales del país, preteridos injustamente por las razones antes expuestas”. Los Círculos se desmarcan de los nuevos ministros tecnócratas católicos que dejan de lado las cuestiones sociales en la planificación económica, a juicio de los azules. Es la misma crítica que desde el propio Movimiento y otras organizaciones falangistas, legales o no, se realiza al Gobierno de Franco en esa etapa de incorporación masiva de técnicos procedentes de la Obra de San Escrivá. Entre ellos dos nuevos ministros en 1957, Alberto Ullastres y Mariano Navarro Rubio en las carteras de Comercio y de Hacienda. Se sumaban a miembros y simpatizantes de San Escrivá: Camilo Alonso Vega, Jorge Vigón, Carrero Blanco, Gabriel Arias-Salgado, Joaquín Planell, Cirilo Cánovas…

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Los falangistas reformadores se equivocaban. El Opus no era un recién llegado al franquismo. Cuatro años después de su fundación, en 1932, “se significó en la sonada contra la II República que el 10 de agosto encabezó el general Sanjurjo” (Camacho y Muniesa 2005: 89). El padre Escrivá se alistó como oficial en el Ejército franquista victorioso en marzo de 1938. Decía con frecuencia “los militares, por el mero hecho de serlo, tienen ya la mitad de la vocación del Opus Dei”.

1. EL NACIONALSINDICALISMO SIN FALANGE

En 1963, Narciso Perales forma el clandestino Frente Nacional de Trabajadores (FNT). A la vez que el FNT se crea una rama estudiantil, el Frente de Estudiantes Sindicalistas (FES), cuya vida será más prolongada. Perales sienta las bases de ambas organizaciones durante tres años. Los acelerados avances del capitalismo en España llevan a algunos falangistas a radicalizarse. Narciso Perales en 1966 dejó esos grupos y fundó el Frente Sindicalista Revolucionario (FSR). Tomó como bandera la roja y negra y como símbolo una espiral, que representa la renovación desde dentro y hacia fuera, que el grupo aspiraba a realizar. Esa renovación social acompañaba a una personal en la interpretación de Perales, profundo cristiano. El FSR quedó constituido en una asamblea clandestina celebrada en Madrid y que supuso el retorno de Manuel Hedilla, tras veintinueve años de retirada, a la actividad política. Hedilla es elegido presidente y Narciso Perales, vicepresidente. Ambos son falangistas y católicos devotos. La organización fue declarada ilegal. Continuó su actuación desde la clandestinidad y “luchó por desarrollar contactos con elementos opositores de la izquierda trabajadora. En esa labor destacó Ceferino Maestu. Apoyó una serie de huelgas ilegales e incluso discutió estrategias para un golpe de estado”49. El FSR evitaba usar símbolos falangistas. Por su parte, la mayor, los sindicatos verticales continuaron la disputa por su hegemonía en los años sesenta. Se suscitó un movi-

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miento agresivo de la Organización Sindical contra las Cámaras profesionales en todos los órdenes con la firme pretensión de neutralizarlas o de disolverlas; campaña de prensa, manifestaciones y declaraciones de altas jerarquías del sindicalismo. Culminan en 1965, con el discurso del ministro secretario general del Movimiento, que llegó a afirmar “O sobran las Cámaras o sobran los Sindicatos”50. Es en esa década cuando han fructificado en parte las conversaciones con anarcosindicalistas. Tales encuentros empezaron a producir resultados positivos en la incorporación a la Organización Sindical Española de líderes como Juan López, Abrahan Guillén, Iñigo, etc. una vez superada la guerra y el exilio. “Según testimonia Narciso Perales, hubo conversaciones de elementos falangistas con históricos del anarquismo como Cipriano Mera. En aquellos contactos participó el mismo Perales y José Antonio Girón estaba al corriente de los mismos y los juzgaba de interés. Todo ello resultaba lógico si tenemos en cuenta la obsesión hacia el anarcosindicalismo de la Falange republicana, la mantenida después por algunos falangistas disidentes e incluso por algunos francofalangistas. Aquellos contactos no llegaron a nada positivo. Hubo falangistas que presentaron aquello como una conspiración contra El Pardo, poniendo en guardia a los servicios de seguridad”51. Fue en 1968 cuando Manuel Hedilla abandonó el Frente Sindicalista Revolucionario, donde queda Narciso Perales, y creó el Frente Nacional de Alianza Libre. La titulación de este grupo respondía a los deseos expresos del último jefe de FE de las JONS de evitar las palabras Falange y revolución. “El Frente Nacional de Alianza Libre rechaza tajantemente -así se acordó en la asamblea-cualquier tipo de simbolismos falangistas tan conocidos por todos. Conocidos y desprestigiados”. (Jerez Riesco 1999: 267) Ese mismo año, el ministro de Educación Nacional, el opusdeista José Luis Villar Palasí impulsó la creación de un Servicio Secreto 49.

50. 51.

Biografía del doctor Narciso Perales Herrero [www.galeon.com/guiongranada/enlaces269647.html]. www.camaragipuzkoa.com/cronica/cuatro22.htm. Blanco, Francisco y García, José Lorenzo. "Hacia una Historia del F.E.S. (II)", op. cit.

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del Estado, debilitando así la inteligencia falangista, “apoyado por su subsecretario, Alberto Monreal, vinculado a la Asociación Católica Nacional de Propagandistas” (Camacho y Minuesa 2005: 91). Hedilla pretendía al amparo del previsible asociacionismo de 1969 incluir el FNAL como asociación (Diario Ya, 5/02/1970). Estuvieron en la génesis del Frente, con Hedilla, el periodista Patricio González de Canales, el notario Blas Piñar, futuro líder de Fuerza Nueva; el general García Rebull y el general Pérez Viñeta. Lo presidía Hedilla y Canales era el secretario. En noviembre de ese mismo año se celebró el Congreso Constituyente en Madrid, al que asistieron 102 delegados. Decidieron legalizar la Editorial FNAL que obtuvo cierta cobertura gracias a que González de Canales era miembro-fundador de la Junta Directiva de la Sociedad Cervantina. En FNAL ingresaron falangistas y activistas católicos. El FNAL realizó una labor interior, buscó reagrupar a los falangistas dispersos, la diáspora azul. Sirvió en ocasiones de cobertura legal al FSR, más radical que milita hacia el exterior en fábricas y centros de trabajo. Muchos de los afiliados al FSR se decantaban hacia el sindicalismo autogestionario y estudiaron el ejemplo de Tito en Yugoslavia52, la revolución de Velasco Alvarado en Perú y líneas originales del peronismo argentino. Pérez de Cabo y Juan Domínguez aparecían en las listas de falangistas represaliados que publicaba el FNAL junto “a varios centenares de camaradas, como Ricardo Sanz (de la Junta Política), Daniel Buhigas (jefe territorial de Galicia), Roberto Canales (jefe de la Milicia), Armando Iraola, Federico Izquierdo Luque, Carlos Ruiz de la Fuente (ejemplo de pureza falangista) y tantos otros que han ido muriendo, sin perder la fe, en el abandono, en la persecución y en la miseria. Las cárceles, cuando no los confinamientos, han sido por muchos años” (panfleto del FNAL)53. 52.

Los encuentros se fortalecieron durante el Festival Internacional de la Juventud y los Estudiantes en Cuba, agosto de 1978, entre los jóvenes autogestionarios yugoslavos y militantes de Falange Auténtica.

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Cuando en 1970 Manuel Hedilla pasó a mejor vida, Narciso Perales no asumió la jefatura del FNAL, cedió el puesto a Patricio González de Canales. Los elementos más derechistas del Frente dejaron el grupo y marcharon a Fuerza Nueva, creada poco antes, a pesar de que la Alianza en sus declaraciones, como es lógico, defendía la fecha del Alzamiento: “Nos llamarán reaccionarios por creer que el 18 de Julio supuso un avance democrático a la española”. Esta defensa es lógica y coherente con la plena participación de los falangistas en el alzamiento contra el gobierno del Frente Popular, era en último término una cuestión de supervivencia54. “Hay entre el FSR y el FNAL un trasvase de elementos y un desdoblamiento significativo de cara a un nuevo planteamiento. González de Canales, López Otero y José María Gussoni serían, respectivamente, presidente, vicepresidente y secretario general del FNAL hasta la conversión de éste […] en la auténtica Falange” (Morillas 1978: 109). El FSR reforzado por antiguos militantes del FNAL inicia la década de los 70 variando el objetivo y lanza un nuevo intento de rescatar el nacionalsindicalismo. En 1975, Narciso Perales se marcha del grupo, que evolucionará hacia el Partido Sindicalista de Ángel Pestaña, al proyecto Falange Española de las JONS que terminará añadiendo Auténtica por imperativo legal. En 1964 se constituye la Junta Nacional de la Agrupación de Antiguos Miembros del Frente de Juventudes, en clara desobediencia al ministro secretario general del Movimiento José Solís. Al año siguiente, en un intento de evitar las fuertes protestas sociales emanadas desde la Universidad, el ministro de Educación Manuel Lora-Tamayo Martín, suprime el SEU en 1965, sustituyéndolo por Asociaciones Profesionales. Los presidentes de Círculos, reunidos en Cádiz, realizaron una declaración donde reprendían al Gobierno por su actuación política. En respuesta, es clausurado por poco tiempo el Círculo José 53.

54.

Blanco, Francisco y García, José Lorenzo. "Hacia una Historia del F.E.S. (II)", op. cit. La sublevación ya había sido tratada en la Junta Política de Gredos.

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Antonio de Madrid. Cuando se levanta la clausura se reanudan sus charlas políticas. Querían crear secciones juveniles y universitarias, también laborales, crear cuadros políticos. Declaraban que existían casi setenta Círculos José Antonio, repartidos por España. Sin embargo, el hombre impulsor de los Círculos, Luis González Vicen fue acosado desde el poder hasta forzar su dimisión como presidente del Círculo de Madrid, a mediados de 1965. En octubre pusieron en su lugar a alguien más cómodo para el poder, uno de los vicepresidentes, Diego Márquez Horrillo. Ese año dejan los Círculos los nombres más históricos, afiliados a ellos desde la fundación. En febrero de 1969, Cuadernos para el Diálogo publica un artículo titulado “Participación falangista en el poder”, donde determinaba el grado de responsabilidad que habían tenido los azules en el Régimen nacido el 18 de julio de 1936. El Circulo José Antonio respondió a este artículo con una larga carta abierta donde repetía la tesis de la irresponsabilidad absolutoria a partir de 1937: “Está claro que, a consecuencia del Decreto de Unificación, se creó un Partido Único, todos los sabemos, pero lo que ya no se puede afirmar es que lo constituyera únicamente la Falange... los dirigentes de este nuevo Movimiento procedían de otras filas muy diferentes [referencia implícita a Serrano Suñer], aunque hay que reconocer que se dieron mucha maña en disfrazarse para aparentar lo contrario... Sí es objetivo, aunque Vds. opinen lo contrario, afirmar que la Falange ha carecido de poder suficiente para realizar “su” Revolución Social. Hay que insistir en que los dirigentes del Movimiento, con sus periódicos y cadenas de radio [nueva referencia a Ramón Serrano Suñer propietario de Radio Intercontinental], no eran en su gran mayoría falangistas, y paradójicamente, la base de este Movimiento sí que estaba constituida por una gran mayoría de falangistas. Y así se llegó a lo que podíamos llamar la gran traición; gran traición a los hombres sencillos, a los falangistas de la base, a los que formaban con sus ilusiones la verdadera Falange. Esta traición está ya consumada y ahora podemos ver claramente el engaño de que fuimos objeto y la confusión existente, con respecto a nosotros, para el pueblo español”.

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Contactos esporádicos de los Círculos José Antonio con otros grupos falangistas, como el Frente de Estudiantes Sindicalistas fraguaron de forma efímera en 1969. El 28 de noviembre, en una cena de los Círculos, se hizo evidente el interés en fundar la asociación política Falange Española de las JONS. Al día siguiente hicieron pública su intención. Un año después crearon las juntas promotoras. El presidente del Círculo de Madrid, en una entrevista publicada en el periódico madrileño Nuevo Diario; declaró como propósito “conseguir la unidad de todos los grupos falangistas y vamos a dedicar todos los esfuerzos a esta tarea. Y en cuanto a la reorganización de Falange Española de las JONS, se anunció en una cena de hermandad del Círculo José Antonio, que dichos Círculos tenían el propósito de fundar la asociación de Falange Española de las JONS” (Diario Informaciones, 29/11/1969). Si ésas eran sus intenciones, el fracaso fue palmario. Los falangistas jóvenes se impacientaban y criticaban de forma áspera a quienes se habían hecho “un sostén para toda la vida con la camisa azul de José Antonio”. El malestar cundía también en los falangistas del régimen. José Solís, ministro secretario general del Movimiento, desde 1957 a 1969, llegó a expresarle a Francisco Franco que dados los puestos que ocupaban los tecnócratas “suponía el dominio de la economía por el Opus Dei” (López Rodó 1990: 311). En diciembre de 1969 Manuel Hedilla habló en Barcelona sobre la Unificación en una conferencia: “Yo mantuve una actitud clara, no me oponía a la unificación, se había hecho sin consultarme, carecía de poderes para decidir solo esta situación. Ignorábamos el testamento de José Antonio y no podía extrañar una reacción contraria en el seno de las milicias y los núcleos rurales. Era contrario a un elemental principio de respeto y consideración a las personas dirigentes el operar sobre los cuadros inferiores para despertar ambiciones y querellas. La mayoría de los falangistas con veteranía y responsabilidad de mando se mostraban partidarios de rechazar esa negación de uno de los puntos doctrinales [el 27]. Pude haber asumido la tremenda responsabi-

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lidad de promover una oposición activa, nada hubiera sido más fácil, así como refugiarme en el extranjero y esperar el posible fracaso de la operación. Pesaron en mi consideraciones de muy diverso tipo, pero en primer lugar, la guerra en marcha y en una de sus más difíciles fases. Mi actitud, que nadie podía discutir políticamente, y el cuadro de las responsabilidades que se me habían libremente atribuido, era susceptible de provocar una guerra civil dentro de la propia guerra, y esto era grave y ponía en evidente peligro el esfuerzo hecho y el desenlace. Resolví pues apartarme, no hacer nada, simplemente. Pero aún esto pareció grave a los forjadores de la Unificación que se encontraron con que el secretario general de la Comunión Tradicionalista ya se había desterrado a Portugal como consecuencia de una fricción con el ejército y que el Jefe Nacional de la Falange se convertía en un ciudadano particular. Una interpretación sencilla para todos reducía la Unificación a términos de imposición con ninguna posibilidad de servir a los fines que se proponían y ofrecer al régimen una mínima plataforma política. Rechazado el cargo, para el que también se me nombró sin consultarme Presidente del Secretariado o Junta política del único Movimiento unificado, se montaron rápidamente los procesos ante la jurisdicción militar, contra mi y otros camaradas, mientras otros eran detenidos, en las provincias todo se desbarajustó. Un miedo cerval, a todas luces exagerado, se apoderó de la administración que regía la zona y llegaron las condenas a muerte, a muchos años de prisión. Se había consumado la liquidación de la Falange. No quiero recordar mi peripecia personal, ya lo he dicho, he olvidado los sufrimientos, las humillaciones, las traiciones, el abandono, la crueldad y también, a sus posibles responsables”55. Manuel Hedilla Larrey, segundo jefe nacional de FE de las JONS, moría cristianamente el 2 de febrero de 1970. Se hace cargo de la dirección de FNAL Patricio Fernán González de Canales. 55.

Manuel Hedilla, Conferencia en el Club Mundo de Barcelona, el 9 de diciembre de 1969 [www.plataforma2003.org/diccionario-falange/diccionario_h.htm#historia_falange_espanola].

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2. JUNTAS PROMOTORAS DE FE DE LAS JONS

A principios del año 1970, se constituyen en Castelldefels, provincia de Barcelona, las Juntas Promotoras de Falange Española de las JONS. La Secretaría General la asumió Carlos Ruiz Soto. La reunión fue auspiciada por el Círculo José Antonio de Barcelona. La prensa se hizo eco de esta noticia, impulsada por varios grupos falangistas presentes en el encuentro. Querían extender las Juntas Promotoras de Falange Española a todas las provincias españolas, de cara a la posible reglamentación de las asociaciones políticas y pensando en la recuperación del nombre de Falange Española de las JONS. El 29 de octubre, aniversario de la Fundación de la Falange, el ministro secretario general del Movimiento, entonces Torcuato Fernández Miranda, decidió suspender el acto habitual en el Teatro de la Comedia y sustituirlo por una sesión del Consejo Nacional para evitar las algaradas de falangistas incontrolados, cada vez más críticos con la instituciones. Como tímida respuesta a la prohibición ante el Teatro de la Comedia, el 22 de noviembre de 1970, las Juntas Promotoras de Falange Española de las JONS, emplazaron a una concentración nacional falangista en Alicante, al margen de las celebraciones oficiales. Fernández Miranda, secretario general de Movimiento, fue quien con más interés y más fuerza propugnó la suspensión de esa convocatoria, presionando sobre el Ministerio de la Gobernación y las Direcciones Generales de Seguridad y de la Guardia Civil. Su intervención fue decisiva para lograr la suspensión. La nota publicada por la Dirección General de Seguridad, en la que prohibía la concentración falangista, se dio a la Prensa con muy pocas horas de antelación a la fecha indicada. Muchos falangistas estaban ya camino de Alicante. Unos dos mil camisas azules consiguieron entrar en la ciudad mediterránea. El Estado advirtió a los dirigentes de los diversos grupos falangistas de que la Policía Armada adoptaría medidas para abortar cualquier tipo de reunión o manifestación, empleando la violencia para disolver las concentraciones azules en la provincia de Alicante. Los líderes

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nacionalsindicalistas fracasaron al intentar neutralizar las amenazas gubernativas y tampoco pudieron obtener la autorización para reunir a los falangistas que habían conseguido entrar en Alicante y advertirles de la situación. Contaban perplejos que la orden de represión sin contemplaciones procedía de la Jefatura del Estado. Se amenazó con la realización de consejos de guerra si había desórdenes graves en Alicante. Los jefes falangistas se encontraron en una cafetería del centro alicantino en las primeras horas de la mañana del 22 de noviembre de 1970. Allí observaron de primera mano el despliegue de fuerzas que había realizado la Policía. Acordaron dar la consigna de acudir a las 12 de la mañana a concentrarse en la iglesia de San Nicolás. Durante la misa que los falangistas ofrecían por José Antonio, el templo fue cercado por unidades de la Policía Armada. Los azules advirtieron a los otros fieles que saliesen de la Iglesia para no sufrir las porras de los “grises”. Intentaron dialogar con las fuerzas de seguridad para evitar la violencia. Según salían del templo los falangistas, fueron agredidos por la Policía, sin contemplaciones y sin excesiva contundencia. Las fuerzas antidisturbios dislocaron cualquier tipo de manifestación. Los incidentes leves terminaron con la detención de algunos jóvenes falangistas, que repartían por la ciudad el discurso íntegro que iba a ser pronunciado en la concentración. El gesto tenía más valor que el texto. La revista SP recogió los hechos. Una charla de Diego Márquez en el Salón de Actos de la Caja de Ahorros Provincial de Alicante, inició la actividad política de los Círculos en 1971. Trató los temas de Falange y socialismo, reforma o revolución y discriminó entre falangistas verdaderos o falsos. El “falangistómetro” que se aplicaban unos a otros tomaba carta de naturaleza según el axioma bíblico de ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio (San Mateo 7, 4-5). También en esa ciudad se celebró entonces una reunión de Círculos José Antonio y Juntas Promotoras de Falange Española de las provincias de Alicante, Valencia y Murcia, con asistencia de casi un centenar de afiliados. Se estudiaron allí temas como la distribución de la plusvalía, según la doctrina nacional-sindicalista,

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el sindicato de empresa, la enseñanza gratuita, etc. Al tiempo se adoptaban difusos compromisos para intensificar la acción política en el mundo universitario, laboral y campesino. En junio de este año se reunió en Madrid la Junta de Presidentes de Círculos José Antonio y formuló una declaración: “El pueblo español no puede conformarse con un proceso de apertura lento, porque no se resigna a seguir siendo considerado menor de edad en la política. Por mucho que se empeñen en monopolizar las áreas políticas, los grupos de presión no pueden evitar que la participación popular sea un hecho, aunque a ellos corresponde seguir la bandera del realismo, para que esa operación democratizadora, absolutamente exigible se haga sin brusquedades... Las instituciones que operan en la vida nacional deben estar totalmente repletas de participación y asentimiento popular.” Los Círculos se apuntan al carro de la apertura política. A principios del mes de julio el Círculo José Antonio de Valencia organiza un acto político en desagravio al atentado sufrido, meses antes, por el monumento a José Antonio. En Madrid, donde persistía la prohibición de conmemorar el aniversario de la fundación de Falange en el Teatro de la Comedia, el Círculo José Antonio organizó un acto político en los locales del Instituto Municipal de Educación, en el que Diego Márquez dictó su conferencia. Las Juntas Promotoras de FE de las JONS acordaron conmemorar el fusilamiento de José Antonio en el Valle de los Caídos. Pero los jerarcas de los Círculos no querían compartir el protagonismo con otros colectivos nacionalsindicalistas, según algunos por instrucciones recibidas por el Movimiento. Cuando llegaron los demás grupos falangistas, comprobaron la ausencia de los Círculos José Antonio que abandonaron a su suerte al resto para mantener su hegemonía. Autores del FES señalan que este hecho supuso “el final del proyecto unitario. Una nueva concentración, esta vez en el Valle de los Caídos, se vio desasistida por parte de los Círculos, quienes en una maniobra de confusión, convocaron en día distinto. 150.000 pesetas, pagadas por la Secretaría

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General del Movimiento, según el Frente de Estudiantes Sindicalistas, habían propiciado la ruptura”56. Los Círculos esquivan a esos grupos azules y convocan el 28 de noviembre una concentración nacional de Falange Española de las JONS en el Valle de los Caídos, tras la prohibición de la primera concentración, un año antes en Alicante. Los diarios españoles Ya e Informaciones se hacen eco de la presencia allí de unos diez mil falangistas de toda la nación. Finalizado el acto religioso, habló el secretario general de las Juntas promotoras de Falange Española, Carlos Ruiz Soto: “El nacionalsindicalismo tiene no sólo unas realidades posibles ahora mismo, sino que además es un cuerpo total de doctrina [...] que aspira a transformar la sociedad [...] que ahora es injusta”. El Frente de Estudiantes Sindicalistas publicó en diciembre una nota en la prensa, acusando a los Círculos José Antonio de querer monopolizar el nombre de Falange Española. Los términos de la crítica era los habituales en los artículos de Hillers57 , ofensivos e hirientes y, muchos, sin firma que los respaldara. Como respuesta a esta nota del FES, el secretario general de los Círculos José Antonio, Luis Martínez de Eguilaz, envió a los medios de comunicación una carta de respuesta, en la que puntualizaba las afirmaciones del FES y aseguraba que los Círculos no pretendían monopolizar nada. Eguilaz argumentó que el presidente de la Junta Promotora de Madrid, Diego Márquez, había sido elegido por los componentes de la misma y que los Círculos no hacían, en este sentido, otra cosa que convocar insistentemente a todos los grupos falangistas para que, unidos, reorganizasen definitivamente Falange Española de las JONS. Los jefes del Círculo de Madrid criticaban al FES: Este minoritario grupo de Sigfredo Hillers, que para dar más sensación de fuerza utiliza, indistintamente, los nombres de Frente de Estudiantes Sindicalistas, Círculos Ruiz de Alda o Asociación Juvenil Octubre, siempre ha torpedeado, de una forma o de otra, cual56. 57.

Blanco, Francisco. "Hacia una historia del FES", op. cit. Hillers se hizo muy popular por un libro, Ética e estilo falangista, realizado como copia de forma y fondo de la obra Camino de San Escrivá.

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quier intento de unidad de los falangistas, por lo que los Círculos José Antonio, a pesar de haber acudido a todas las convocatorias de unidad, han estimado siempre que es casi imposible el llegar a soluciones concretas con ellos. En aquellos años el FES era activo en la enseñanza media, cosa que no sucedía con los Círculos, y tuvo como uno de sus responsables a José María Aznar (Onrubia 1989: 25). En los últimos meses de 1971, parte del Estado inicia una política de reconstitución de las fuerzas del 18 de julio. Es el espíritu nacido en la masiva manifestación del 22 de diciembre de 1970 en la Plaza de Oriente de Madrid, con motivo de los consejos de guerra de Burgos. Se abrió la mano de nuevo a los actos políticos públicos de los grupos falangistas. Quedaba también la duda de si los Círculos funcionaban de verdad más allá de unas pocas provincias y pueblos. Incluso en éstas el nivel de militancia, por muy atiborrados que estuvieran los ficheros, dejaba mucho que desear. La prueba estaba servida en el claro apoyo del Gobierno a esa organización del Movimiento. Algunas muchachas que realizaban el Servicio Social, obligatorio entonces, eran enviadas por la Sección Femenina para colaborar en tareas burocráticas al Círculo José Antonio, que presidía Diego Márquez, en su domicilio madrileño en la calle de Ferraz. Esto era habitual en las organizaciones que crecen arropadas por el Movimiento y recibían de éste un apoyo que aceptaban enn privado y disimulaban en público. Algún grupo falangista acusó a la organización que mandaba Márquez con fechas y cifras: “En febrero del 72, por considerar al Círculo de Madrid una entidad con fines de “colaboración política” y al no poder cubrir ellos mismos sus gastos, se les concedía una subvención de 40.000 pesetas, “correspondientes al mes de febrero” (lo que hace pensar que se hacía mes tras mes). El 13 de noviembre de 1973, el vicesecretario general dispuso un incremento de 150.000 pesetas para los círculos José Antonio, casi con seguridad para sufragar un “Acto Nacional de Afirmación Falangista” que se iba a celebrar en Toledo el 25 de noviembre. Consecuencia de la dureza verbal de los oradores fue-

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ron suspendidas por tres meses las actividades de los Círculos y se les privó de las 40.000 pesetas mensuales que recibían; pero la componenda no tardó en lograrse y el Vicepresidente Nacional de los Círculos enviaba a su “estimado amigo y camarada” Delegado Nacional de Acción Política y Participación una carta en donde le pedía, con carácter retroactivo las cantidades no abonadas. Durante el año de 1974 recibieron en el primer trimestre la cantidad de 157.725 pesetas y en el apartado de “Subvenciones para el Departamento de Actividades Específicas” tenían acogida mensualmente y obtenían 40.000 pesetas la agrupación de Madrid y 10.000 pesetas las de Alicante, Tenerife y Las Palmas. Todavía en 1976 continuaban recibiendo las últimas cantidades señaladas los Círculos de Madrid y Alicante”58. Es decir, incluso tras la muerte de Franco algunos Círculos seguían recibiendo gratificaciones del Estado. Los días 4 y 5 de marzo de 1972 se reunieron en Castelldefels los presidentes de los 64 Círculos, nombrando una Junta Nacional: como presidente, Diego Márquez Horrillo; tres vicepresidentes: Celestino Chinchilla (Barcelona), Tomás Marco Alagón (Valencia) y Luis Martínez de Eguilaz (Madrid); de secretario nacional, Carlos Ruiz Soto; jefe de Acción Laboral: Abelardo Azorín (Barcelona); jefe de Coordinación, Pastor Nieto (Madrid); jefe de Prensa y Propaganda, Rodrigo Royo (Madrid); jefe de Encuadramiento, Joaquín Miralles (Alicante); jefe de Acción Juvenil, Eduardo Zaldívar (Alicante); jefe de Acción Política, Antonio López Otero (Granada); inspector nacional: Filemón Prado (Madrid); cinco vocales: Luis Laborda (Toledo), Alonso Cordero (Oviedo), José Antonio Garzón (Málaga), Ignacio Claret (Navarra) y J. Miguel Arrarte (Valladolid). Adoptaron posiciones políticas que la carencia de una estrategia seria y de medios de comunicación adecuados hicieron fútiles. En abril de este mismo 1972, se constituyó en Madrid la Junta Nacional de Mando de los Círculos José Antonio y la Junta Promotora Nacional de Falange Española de las JONS. Ambas hicieron público que se formaban para coordinar la acción de los 58.

Blanco, Francisco. "Hacia una historia del FES", op. cit.

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Círculos de toda España y preparar el terreno para que las Juntas Promotoras de Falange Española tuviesen el terreno dispuesto para establecer su dispositivo de actuación, con vistas a una posible asociación, acogiéndose a la legislación que se preparara en el Consejo Nacional del Movimiento. La tercera concentración nacional por FE de las JONS fue convocada en noviembre de 1972 de nuevo en Alicante. El año 1973 lo inician los Círculos con la conmemoración de la fecha 4 de marzo de 1934, mitin en el que se proclamó la unión de Falange Española y las JONS. Diego Márquez seguirá manteniendo el mismo discurso. Destacó otro acto organizado en Benidorm, donde intervinieron Alberto de Torresano, presidente del Círculo de Benidorm; Manuel Martínez Sospedra, jefe de Acción Juvenil, y Carlos Ruiz Soto, secretario nacional de los Círculos. También se celebró en marzo una reunión del Círculo de Málaga, bajo la presidencia de José Antonio Garzón, para planear la asamblea de Círculos de Andalucía que tuvo lugar unos días después en la Casa de la Cultura, de Málaga, con asistencia de afiliados de Málaga, Granada, Sevilla, Jaén, Cádiz, Almería y Córdoba. Intervinieron en la clausura Antonio López Otero, jefe nacional de Acción Política de los Círculos, y Diego Márquez Horrillo. En noviembre de 1973, se celebró en Toledo la cuarta concentración nacional. Tuvo lugar en el teatro Rojas. Estaban previstas las intervenciones de Manuel Martínez Sospedra, jefe de Acción Juvenil; Jesús Laborda, presidente del Círculo de Toledo; Manuel Valdés, invitado a intervenir en este acto y Carlos Ruiz Soto, secretario nacional. Durante la intervención de Manuel Valdés se produjeron diversos incidentes dentro del teatro, con gritos de “traidor”, que llevaron al presidente Márquez a suspender el acto. Las radicales afirmaciones de algunos oradores opuestos a la mansedumbre de Márquez llevó a que el 3 de diciembre el Consejo Nacional clausurase temporalmente los Círculos. El ministro secretario general del Movimiento, Torcuato Fernández Miranda, decretó la suspensión de los Círculos José Antonio por un período de tres meses, acogiéndose la normativa del Estatuto

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Orgánico del Movimiento en el que estaban inscritos los Círculos. Márquez dirigía un escrito de descargo a finales de 1973 al Consejo Nacional del Movimiento en donde testificaba substancialmente “que ningún Círculo José Antonio legalmente constituido ha realizado actividades contrarias a los Principios del Movimiento y demás Leyes Fundamentales”. Tras resaltar la falta de normativa jurídica, Márquez señalaba que en el acto de Toledo había indicado repetidas veces el sentido individual de las intervenciones, que no eran vinculantes como declaración propia de los Círculos y que los incidentes promovidos fueron por “activistas infiltrados ajenos a los Círculos”. Llegaba incluso a afirmar que los Círculos expulsaron a aquellos de sus miembros “que en el teatro simpatizaron con dicho grupo activista”. La repulsa de Márquez por los rebeldes falangistas llegaba a indicar que “la inmensa mayoría de los asistentes, que eran varios miles, repudió la acción de dicho grupo activista allí mismo, y con posterioridad al acto han sido enviados a Madrid, así como a los conferenciantes, cartas y telegramas de repulsa hacia los hecho por este grupo, por parte de todos los Círculos José Antonio”59. Los “malvados” activistas no eran otros que falangistas revolucionarios vinculados a organizaciones azules que desembocarían en la creación de FE de las JONS (auténtica).

3. FALANGE Y SOCIALISMO

De entre las revisiones del falangismo estuvo una original, de forma especial para los posibilistas del pensamiento de Primo de Rivera. La propuso Manuel Cantarero del Castillo, presidente de la Agrupación de Antiguos Miembros del Frente de Juventudes. Ese año de 1973 Manuel Cantarero dio forma de libro a sus conclusiones, que había hecho públicas por medio de artículos y conferencias, Falange y Socialismo. Pretendía conciliar el pensamiento falangista con la doctrina del socialismo democrático. Para 59.

12 de diciembre de 1973 dirigido al Presidente del Consejo Nacional y entregado por José Torres Osuna el 13 de diciembre en el registro del Consejo Nacional.

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Eduardo Adsuara, el intento de Cantarero era equiparable a la revisión socialdemócrata que había sufrido el marxismo en Occidente. El FES reprendió a Cantarero y lo calificó de “socialismo rosa”. Acusaron a Cantarero de “posición vergonzante” hacia la Falange por un lado y su colaboración en la revista Haz desde donde defendía la resurrección del SEU. Únicamente se podía establecer un puente con el socialismo utópico de Fourier y Owen. Manuel Cantarero pasaba de ser un “revisionista al que se le reconocían valores”, a la consideración de “hereje oportunista”60. Su antigua pertenencia a cargos en la Delegación de la Juventud o como secretario nacional del SEU eran recordados por Hillers en el año 75 del siglo pasado. Se inició una campaña excesiva para rebatir a Cantarero que, tras su Reforma Social Española, acabaría de diputado en el Grupo Popular. Las tesis de Cantarero tuvieron sus partidarios, como Juan Antolí Barrachina, antiguo jefe de las Falanges Juveniles de Franco en Alcoy y consejero local del Movimiento. En 1963 había participado en la creación de la asociación de Antiguos Miembros del Frente de Juventudes, de la que fue presidente de Alicante entre 1964 y 1970. En 1964 fue candidato a Consejero Nacional del Movimiento por la provincia de Alicante. En 1967 y 1971 perdió las elecciones a procurador en Cortes por el tercio familiar y a concejal por el tercio familiar en Alicante, donde había fundado la Casa de Alcoy. En la transición, fue el principal impulsor en Alicante de Reforma Social Española, de la que fue vicepresidente nacional. Tras el desastre electoral de 1977, se afilió a Unión de Centro Democrático.

60.

Blanco, Francisco. "Hacia una historia del FES", op. cit.

CAPÍTULO V

¿NO FUE POSIBLE LA UNIDAD? “Llega a ser quien eres” Arthur Schopenhauer

En 1973, los periodistas Veyrat y Navas publicaban el libro Falange hoy, en donde falangistas pertenecientes a las distintas familias azules respondían al cuestionario que les habían suministrado. En las respuestas de muchos aparecía clara la diferenciación entre la Falange y el Movimiento, lo que el FES se apresuró a acaparar como mérito suyo “tras años de lucha” para diferenciar una cosa de la otra. Olvidaban a Hedilla, Sáinz, Ezquer, Perales, González de Canales y tantos que sí habían realizado una labor real de oposición falangista y a quienes algunas plumas del FES habían criticado con dureza. El 9 de abril de ese año en el Colegio Mayor José Miguel Guitarte, dirigido por el médico falangista Antonio Hermoso, se organizaba un coloquio con la participación de Manuel Cantarero, Sigfredo Hillers y Raimundo Fernández-Cuesta. Los falangistas sucumbían al atractivo de las siglas primigenias. No será la última vez. Con el pretexto de la presentación del libro Falange hoy en el madrileño club Don Hilarión, José Gárate Murillo, antiguo jefe de la Primera Línea universitaria, empresario en la órbita del ministro José Antonio Girón de Velasco, propuso institucionalizar reuniones entre los distintos grupos azules. En febrero de 1974 tienen lugar las “Conversaciones sobre el presente y futuro de los falangistas”, en dicho club. Participan diversos grupos

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falangistas, la Vieja Guardia representada por Raimundo Fernández-Cuesta, el Círculo Ruiz de Alda (FES), mandado por Sigfredo Hillers; Pepe Cabanas por el FES propiamente; David Jato por los Antiguos Miembros del SEU, Isidoro Rueda por la OJE, los Círculos José Antonio con Diego Márquez y Carlos Ruiz Soto y Manuel Cepeda por Militantes Juveniles de la Guardia de Franco. También estaba presente el empresario Pepe Gárate. David Jato Miranda fue el auténtico catalizador de las reuniones. Con él estaban, en los ex del SEU, el escritor Rafael García Serrano, José María Gutiérrez del Castillo, Antonio Gibello, Enrique Aguinaga y José María García Cernuda. Estas conversaciones se prolongaron todo 1974. Intentaron coincidir en un mínimo común para llegar a una unidad de acción con vistas a la total integración en una sola organización: FE de las JONS. En las primeras reuniones no salió acuerdo alguno sobre la unidad, porque cada uno se encastillaba en sus tesis ya conocidas. Prosiguieron los contactos para llegar a conseguir formar una federación de grupos falangistas, más bien confederal de hecho porque cada uno conservaba su soberanía. Amparados en la ley asociativa de Arias Navarro, la Federación quiso legalizarse con el nombre de Frente Español, que había usado el profesor García Valdecasas, cuyas iniciales coincidían con las de Falange Española, titulación que “al ser patrimonio de todos los españoles” no se otorgaba a ninguna asociación. Tras la aprobación del Decreto-Ley de Regulación del Estatuto Jurídico del Derecho de Asociación Política, de diciembre de 1974, impulsado por Arias Navarro, y, sobre todo, tras la aprobación, en junio de 1976, de la Ley de Asociaciones Políticas, tres grupos pedirán el nombre histórico de Falange Española de las JONS: Falange Española de las JONS (auténtica) con Narciso Perales y Pedro Conde Soladana, el Frente Nacional Español de Raimundo Fernández-Cuesta y el efímero Partido Nacionalsindicalista de Márquez que acaba bajo la disciplina de Fernández-Cueta. A primeros de marzo de 1974 la Junta de Mando de los Círculos da cuenta de la existencia en España de 76 Círculos José

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Antonio. De hecho, a su Asamblea en Madrid, el l6 de mayo, asistieron 76 presidentes. La Asamblea de Presidentes publicó una nota protestando contra el neo-capitalismo tecnocrático, es decir, el Opus Dei. La crítica agradaba al Movimiento que tampoco veía con buenos ojos los nuevos administradores del poder que iban desplazándoles del entorno de Franco. Más aún. La Junta Nacional de Mando de los Círculos, reunida en Madrid en octubre, pidió la rápida aprobación del Estatuto de Asociaciones Políticas, advirtiendo del peligro de condicionamientos específicos que permitan el monopolio de los grupos de presión económica y las oligarquías financieras.

José Antonio Girón de Velasco y otros camisas viejas llevan una corona de flores a José Antonio caminando desde Madrid hasta el Valle de los Caídos.

La Junta Promotora de FE de las JONS propuso, el 15 de febrero de 1975, la constitución de la Asociación Política Falange Española de las JONS, licitación que se presentó oficialmente al Consejo Nacional del Movimiento en abril. En su consulta, la Junta Promotora pedía información sobre la posible utilización del nombre de Falange Española de las JONS por una asociación

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política acogida al estatuto asociativo recientemente aprobado. La respuesta de Palomares, secretario del Consejo, fue negativa, arguyendo que el nombre de Falange Española de las JONS era patrimonio de todos los españoles. “En aplicación de lo preceptuado en el artículo tercero de la Ley Orgánica del Movimiento y su Consejo Nacional, y al artículo once del Decreto-Ley que regula el Estatuto Jurídico del Derecho de Asociacionismo Político, y que marca que las asociaciones no podrán utilizar denominaciones, emblemas o símbolos que son patrimonio común del Movimiento, la Comisión Permanente ha adoptado por unanimidad el acuerdo de denegar la autorización solicitada por los promotores para constituirse en comisión organizativa, de una asociación política con la denominación de Falange Española de las JONS”. La Junta Nacional de Mando de los Círculos José Antonio remite una nota de prensa: “Dado que la respuesta dada a la consulta formulada [...] al Secretario primero del Consejo Nacional del Movimiento no da lugar a considerar a la misma como una resolución del propio Consejo, la Junta Nacional de Mando de los Círculos José Antonio y de las Juntas Promotoras de Falange Española de las JONS, ha acordado: proponer a todos los falangistas la constitución de una asociación política que se denominará Falange Española de las JONS”. Madrid, 15 de febrero de 1975. Firmaban el comunicado Jesús Laborda, Pastor Nieto, Filemón Prado, Tomás Marco, Carlos Ruiz, Manuel Echevarría, Manuel M. Sospedra, Ramón Alfonso, J. Antonio Garzón, Celestino Rodrigo, Diego Márquez, Luis y Alberto Eguilaz. Presentaron al Consejo Nacional del Movimiento la documentación necesaria para constituir esa asociación con el nombre histórico de FE de las JONS. Tomás Marco Alagón, vicepresidente de los Círculos José Antonio, para evitar la idea de un monopolio de los Círculos declaró al diario Las Provincias, en Valencia: “Pretendemos que quede claro que los Círculos José Antonio no tienen afán ni intención de monopolizar la asociación política que hemos solicitado, en unión de otros grupos falangistas”.

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En el Teatro-Cinema de Miranda de Ebro, se celebró, ese febrero, un acto organizado por los Círculos de esa población y de Burgos, encabezados por García Arlanzón, Jesús Martínez y Ángel León, al que asistieron varios centenares de falangistas de Burgos, Zaragoza, Bilbao, Logroño, Salamanca, Béjar y Madrid. Hablaron en el acto Manuel Martínez Sospedra, jefe de Acción Juvenil, y Márquez. El primero analizó la situación política de España y señaló la necesidad que tenía la nación de una nueva sociedad, basada en el hombre, y de un Estado sindical, basado en el trabajo. El segundo charlista afirmó, entre otras cosas, que en el momento actual había que definirse políticamente con claridad, para que los españoles salieran de la confusión. En Arenys de Mar (Barcelona) en estos días se congregaron falangistas catalanes, venían de Barcelona, Tarragona, Badalona, Sabadell, Tarrasa, Tortosa y Lérida. El tema estrella fue la refundación de Falange Española de las JONS. Con este motivo hicieron unas declaraciones a la prensa, manifestando que los falangistas de las Juntas promotoras del partido falangista entendían que era necesaria la constitución de partidos políticos, ya que estaban en un sistema capitalista. Esto suponía una ruptura de los más tibios con el régimen. El día 8 de mayo se celebró en el Salón de Actos de la patronal Fomento del Trabajo, en Barcelona, con asistencia de unas dos mil personas, un acto político convocado por la Junta Promotora de Falange Española de las JONS y la Federación de Grupos Falangistas de Barcelona. Intervino, entre otros, Roberto Ferruz Camacho, presidente del Círculo Eugenio D'Ors. Los oradores subrayaron la doctrina de la Falange, la necesidad de unión entre los falangistas y denunciaron el apoyo prestado por el capitalismo al separatismo catalán. Al término de las intervenciones algunos camisas azules repartieron claveles, recordando que a finales de abril estalló la Revolución en Portugal. Muchos asistentes exigieron a Diego Márquez una declaración clara y abierta contra el régimen de Franco, a lo que éste se negó. A pesar de ello y con motivo de ese acto se originó una polémica con Raimundo Fernández-Cuesta, falangista histórico, en la que, en definitiva, se

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pusieron de manifiesto las diferencias políticas existentes incluso entre los falangistas del Movimiento. A causa de los comentarios en medios de comunicación con motivo de tal porfía, demostrando su independencia, el Círculo José Antonio de Sevilla envió una nota a la Prensa, firmada por su presidente, Diego Soldevilla, en la que decía: “Somos republicanos integrados en Falange Española, no aceptamos cargos del Régimen y afirmamos la necesidad de articular una nueva Ley Constitucional”. En el mismo sentido se pronunciaban los Círculos y Juntas de Barcelona, Jaén, Burgos, Navarra, Logroño, Valladolid, Toledo, Granada, Madrid y Málaga. Con asistencia de representantes de los Círculos de Cádiz, Algeciras, Ceuta, San Fernando, Sanlúcar y Jerez se constituyó el día 16 de abril el Círculo José Antonio del Puerto de Santa María, que inició sus actividades incorporándose a la Junta Provincial de Cádiz. El 24 de mayo de 1975, al radicalizarse el discurso de los Círculos, que desde la periferia geográfica española iban imponiendo la rebeldía a su Junta Nacional, el Frente Nacional de Alianza Libre entra en la comisión constitutiva de Falange Española. Ese día se celebra una asamblea falangista en la sede del Círculo José Antonio de Madrid a la que acuden por Círculos, Diego Márquez; por el FNAL, López Otero; por los Antiguos Miembros del SEU, David Jato; en representación de Guías de la OJE, Isidoro Escudero; por la Asociación Juvenil Amanecer, Juan Miguel Fernández de Loaysa y Romeu61; y por la Asociación CIES, Sergio Brandao62. Acuerdan crear las Juntas de Mando Provisionales provinciales. El día 3 de junio se presentó en el Consejo Nacional la documentación que este organismo había exigido para considerar la posible aprobación de la asocia61.

62.

También dirigente del clandestino Frente de Estudiantes Nacional Sindicalistas, uno de los creadores de Falange Española de las JONS (auténtica). Brandao, del Frente de Juventudes, será uno de los jefes de formación de Falange Española Auténtica y ponente en las universidades de Verano de la Fundación José Antonio Primo de Rivera en Castilnovo, Segovia.

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ción política Falange Española de las JONS. El 18 de junio, la Comisión Permanente del Consejo Nacional rechazó la solicitud nueva-mente. El órgano estaba presidido por José Luis Arrese, por delegación del jefe nacional del Movimiento, Francisco Franco. Las razones formales aducidas en la contestación del Consejo fueron que las asociaciones no José Luis Arrese podrían utilizar denominaciones, emblemas o símbolos que son patrimonio común del Movimiento. La razón verdadera era la total y absoluta oposición del Jefe de Estado, Francisco Franco, a que hubiese una organización política con el nombre de Falange Española y con lo que ello suponía, tanto en el orden doctrinal como en el político. El 30 de julio de 1975 Villegas Girón encabeza un escrito apoyado por el sector falangista histórico del Movimiento, liderado por Raimundo Fernández-Cuesta, con Manuel Valdés Larrañaga, Jesús Suevos, Juan Antonio Elola y Agustín Aznar. Pedía a la Comisión Permanente del Consejo Nacional la autorización para la creación del Frente Español con un programa de 27 puntos. La respuesta del organismo exigió evitar las siglas F.E. y que el programa no tuviera 27 puntos, más o menos pero 27 no. La dirección del Movimiento que, desde 1937, olvidó el último punto programático de la Falange de José Antonio y redujo a 26 63.

Este último punto suprimido decía: "Nos afanaremos por triunfar en la lucha con solo las fuerzas sujetas a nuestra disciplina. Pactaremos muy poco. Sólo en el empuje final por la conquista del Estado gestionará el mando las colaboraciones necesarias, siempre que esté asegurado nuestro predominio". En páginas 264-267 se verán los 27 puntos de manera más detenida.

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los del Partido, exigía ahora que el número no coincidiera con el del programa de la Falange primitiva, 27 puntos63. Quienes aceptaron durante décadas los “26 puntos de FET” recordaron que esa cifra no era la original. Estas dificultades formales, se soslayaron con el cambio de siglas por las de FNE, Frente Nacional Español, y con la refundición de los puntos 18 y 19 en uno sólo para que el total llegase sólo a 26, los mismos que tenía FET de las JONS, el Movimiento. Fue una sandez ponerse a prohibir números, más aún dado que el Movimiento Nacional tenía 26 puntos, no 27 como FE de las JONS que era un partido extinguido desde el 19 de abril de 1937. Fernández-Cuesta fue pragmático y tomó posiciones, como veremos inmejorables, para la conquista del patrimonio legal y la imagen de Falange Española.

Raimundo Fernández-Cuesta, en el centro de la imagen, rodeado de cuadros medios del régimen.

El 20 de septiembre se reunió en Madrid la Junta Nacional de Mando de los Círculos José Antonio para estudiar la situación planteada por la desestimación del recurso presentado ante el Consejo Nacional contra la resolución denegando la utilización

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del nombre de Falange Española de las JONS y preparar la reunión de Presidentes de los Círculos de toda España, a celebrar en octubre. El día 5 de octubre se reunieron en Madrid las Juntas Promotoras de FE de las JONS. Plantearon la posibilidad de crear una fuerza política con otro nombre, lo que desecharon tras largos debates. Decidieron no constituir, ni apoyar la creación de otra asociación política que no fuera Falange Española de las JONS, exponiendo su rechazo al asociacionismo del Movimiento Nacional. Como programa de acción acordaron ampliar, en un plazo de seis meses, el número de Círculos locales, hasta alcanzar los 200 desde 118 que declaraban en aquel momento. El 29 de octubre, todos los grupos falangistas de forma independiente, celebran, cada uno por su lado, el XLI Aniversario de la fundación de la Falange. Realizaron actos en distintas provincias españolas, la consigna era la creación de un sola Falange. Los oradores reafirmaban los postulados nacionalsindicalistas en tres ejes: constitución de sindicatos de empresa, gratuidad de la enseñanza y presencia del pueblo en las decisiones políticas. Finaliza el año con la celebración del V Acto Nacional reivindicando Falange Española de las JONS, que tiene lugar en el teatro Calderón, de Valladolid. En diciembre se reúne en Madrid la Comisión Permanente de los Círculos, para tratar de la proyección de los falangistas en la nueva etapa que se inicia fallecido el jefe del Estado, Francisco Franco. La comisión hizo pública una nota en la que se denunciaba la existencia de un búnker económico, más inmovilista que el político, se pedía libertad de asociación, expresión, reunión y prensa, así como amnistía total para todos los presos políticos, reclamando, además, que no se detuviese a nadie por sus ideas políticas. Finalmente lanza un llamamiento, a todos los falangistas, para que olviden sus diferencias y se integren en una sola organización. El año 1976 se inició con una reunión en Madrid, los días 24 y 25 de enero, de la Junta Nacional Provisional de Falange Española de las JONS, en la que se acordó constituir FE de las JONS. La nota fue firmada por directivos del Frente Nacional de

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Alianza Libre y de los Círculos. Ambas organizaciones elaboran el Manifiesto de los 400 al Pueblo Español –en anexo se recoge el manifiesto entero– como base programática de constitución falangista. Fue el 25 de enero de 1976. A principios del mes de febrero de 1976 entrega su alma en Madrid Patricio Fernán González de Canales, era el vicepresidente de la Junta Provisional de Falange Española y representó de forma legítima a los grupos hedillistas en esa Junta de FE de las JONS. En febrero también, se celebra un acto político, organizado por el Círculo José Antonio, de Salamanca, al que asisten falangistas de Plasencia, Béjar, Burgos, Valladolid, Zamora, Palencia y Madrid. Intervino el presidente del Círculo de Salamanca, Félix Merlo. En el mes de marzo, y a raíz de los sucesos de Vitoria, se reúnen en Bilbao representantes de los Círculos de esa ciudad, de Basauri, de Logroño, de Haro, de Navarra, de Burgos y de Miranda de Ebro. En ambos encuentros se precisan directrices para la acción política en estas tierras. En el mes de abril tuvo lugar una reunión del Círculo de Málaga, a la que asistieron representantes de otros grupos falangistas, para tratar de la unidad de todos los grupos falangistas de la región. Ese año fueron confluyendo en una casa común organizaciones falangistas rebeldes. Llegan militantes de la Central Obrera Nacionalsindicalista (CONS) y del Frente Sindicalista Revolucionario (FSR) Se suma el Círculo Eugenio D'Ors, creado en mayo de 1975 por la Sección Juvenil y Universitaria del Círculo José Antonio de Barcelona, escindida a causa de su apoyo al Congreso de Cultura Catalana. Lo dirigen Ana María Fernández Llamazares y Juan Heras a los que después se unen Roberto Ferruz Camacho, que lo presidió, Jesús Laguna y parte del Círculo Cultural Hispánico. Entran en FE de las JONS (auténtica) en 1977, lo que motivará la salida de Laguna. También asiste por el Círculo Cultural Hispánico, de Barcelona, Francisco Caballero Leonarte. Se suma una pléyade de grupos falangistas de Barcelona, Galicia, Sevilla, Murcia y Madrid. Fueron el núcleo de Falange Auténtica. Se unieron las distintas

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organizaciones en las Juntas Falangistas Unificadas, donde entran el Frente Sindicalista Unificado (FSU), con Javier Morillas, procedente de FNAL; las Juntas de Oposición Falangistas (JOF), creadas en 1972 de una escisión del FES; Acción Revolucionaria Sindicalista (ARS), dirigida por Carlos Cantalapiedra y el Frente de Estudiantes Nacionalsindicalistas (FENS) donde militaban Manuel Velasco y Miguel Hedilla.

Acto del FNAL reivindicando la limpieza de los camisas azules.

La lucha por el nombre histórico de Falange Española de las JONS continuó. Tres sectores falangistas lo reclamaban: el vallisoletano Pedro Conde y Miguel Hedilla por parte de los falangistas auténticos; Ricardo de Zulueta Pobes y Marquez Horrillo por los Círculos José Antonio y Sigfredo Hillers y Antonio Flores por el FES. Zulueta también marchará a la Auténtica con parte de los Círculos. A ninguno de ellos se le permitió el registro del nombre porque la asociación FNE se había convertido en el partido Falange Española de las JONS. También apareció el grupo

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Defensa de Falange Española promovida por Luis Ortiz Medina y Dativo Fuentes Calero. El día 24 de abril se reúne la Junta Nacional promotora de Falange Española de las JONS, tras la que el FNAL abandonará el proyecto por su oposición a que fuera invitado al Congreso de Unidad el FNE de Raimundo Fernández-Cuesta. La figura del general Franco, después de muerto, seguía siendo un obstáculo insalvable para los falangistas. Fernández-Cuesta y José Antonio Girón mantenían su devoción pública por el Caudillo, mientras muchos falangistas le criticaban. Según algunos de los presentes, por allí planeó el fantasma de Salamanca de abril de 1937 y pudo terminar la reunión «como el rosario de la aurora». Los miembros de los Círculos José Antonio expusieron que a este Congreso debía invitarse al grupo de Fernández-Cuesta mientras que los del FNAL querían excluirle. Los hedillistas se marcharon y constituyeron de facto en Falange Española de las JONS, al que añaden al nombre las siglas FSU-CONS, previendo que pueden perder la batalla legal como así fue. Los Círculos José Antonio se integraron en una junta coordinadora nacionalsindicalista con el Frente Nacional de Raimundo Fernández-Cuesta y el pequeño FES de Hillers. De esta reunión salió la convocatoria del I Congreso Nacionalsindicalista, realizado del 26 al 29 de junio de 1976 en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid. Al día siguiente de la tensa reunión, 25 de abril, estas organizaciones, excepto los Antiguos Miembros del Frente de Juventudes, a la que se unió el Frente Nacional Español de Raimundo Fernández-Cuesta, se reunieron en los locales de la antigua delegación del SEU en la Plaza de Matute de Madrid y firman el Pacto para la Unidad Falangista, conocido como “Pacto de Matute” por el lugar donde fue firmado. El compromiso consistía en que cualquiera de los grupos que recibiese el nombre de FE de las JONS convocaría al resto a un congreso fundacional sin condiciones ni jefes a priori. El pacto incluía a todos y preveía un período constituyente, en el que se elaboraría el esquema ideológico del partido, el programa de actuación y los estatu-

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tos. Todo ello sin jerarquías previamente establecidas. No fue así como veremos. En mayo inició esta coordinadora sus trabajos para la celebración del Congreso Nacionalsindicalista, a finales de junio, con una reunión en Barcelona. A finales de ese mes los hedillistas realizaron su Congreso en Madrid, bajo el nombre de Falange Española de las JONS (FSU-CONS). Asisten grupos falangistas de varios lugares de España, así como el sindicato CONS, los estudiantes de FENS, JOF, etc. que se agrupan ahora como Frente Sindicalista Unificado. El FNAL sienta a algunos de sus miembros como dirigentes. Es el caso del dinámico Javier Morillas como cabecilla del FSU.

Reunión del Frente Sindicalista Unificado en Madrid, 1977.

En los primeros días de junio se constituyó un Comité encargado de preparar el I Congreso Nacionalsindicalista de Falange Española, del que forman parte miembros de todos los grupos falangistas integrados en la Junta Coordinadora Nacionalsindicalista.

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Portada del número 1 de la revista sindical CONS.

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El 26 de junio de 1976 se celebra en Madrid, en el Palacio de Congresos y Exposiciones, el I Congreso Nacionalsindicalista. En este concilio participan los “Círculos José Antonio en su totalidad, los antiguos Miembros del SEU, algunas agrupaciones de Antiguos Miembros del Frente de Juventudes, Asociación Juvenil Amanecer64, Círculos 4 de Marzo, Agrupación Juvenil Bandera Roja y Negra, Jóvenes Falangistas, Antiguas Banderas de Falange, participando unos 2.500 compromisarios. Clausuran el Congreso en la mañana del 29 de junio en el Palacio de Cristal, con unos 4.000 asistentes”65. En el Congreso, que se desarrolló bajo el lema de Unidad, se trataron temas doctrinales. En la clausura del mismo el día 29 de junio en el Palacio de Cristal de la Casa de Campo de Madrid, se realizó una concentración a la que acudieron miles de falangistas de toda España. El comentario general a la entrada fueron las pintadas de los hedillistas, realizadas la noche anterior y saldadas con la detención del estudiante Rafael López66. Hicieron uso de la palabra, protegidos por la Policía, Manuel Ramos, David Jato y Diego Márquez. A principios del mes de julio, la Junta Coordinadora, acogiéndose a lo dispuesto en la Ley de Asociaciones Políticas, presentaba en el Registro del Ministerio de la Gobernación la documentación necesaria para solicitar de nuevo la constitución del partido político denominado Falange Española de las JONS. El 17 de septiembre de 1976, tras la reunión del Consejo de Ministros, el Ministerio de la Gobernación concede el nombre de Falange Española de las JONS al grupo denominado hasta entonces Frente Nacional Español, dirigido por Raimundo Fernández-Cuesta, firmante del Pacto de la Unidad. Con posterioridad se reúnen en Madrid la Junta Coordinadora Nacionalsindicalista para plantearse el tema 64.

65. 66.

En la lista que ofrecen los antihedillistas figura la Asociación Juvenil Amanecer, pantalla del FENS, uno de los grupos integrantes de la Falange auténtica. Poco rigor. Historia falangista [www.falange.info/falangebajofranco.htm]. La noche anterior la policía hizo un despliegue para detener a jóvenes falangistas en los alrededores del Congreso. Iban armados con pintura. Fue un arriesgado juego del escondite con la Casa Campo como aliada de los rebeldes.

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de la concesión del nombre de Falange Española al Frente Nacional Español y recabar de este grupo el cumplimiento del acuerdo firmado por todos. El 2 de octubre de 1976 informaba el diario Arriba que ya habían sido legalizados 10 partidos. La realidad es que Frente Nacional inició reuniones con los grupos firmantes del acuerdo, pero propuso un acto previo, coincidente con el aniversario de la Fundación de la Falange, en Madrid. Debían intervenir representantes de algunos de los grupos que firmaron el Pacto de la Unidad. El mitin se celebra en el Sa1ón de Actos del Palacio de Congresos y Exposiciones. Iban a hablar Tomás Marco, por los Círculos José Antonio, Eugenio Lostau, por los Antiguos Miembros del SEU, Sigfredo Hillers, por el FES, y Raimundo Fernández-Cuesta. por Frente Nacional Español. Un grupo de estudiantes falangistas irrumpieron en el escenario comenzando a gritar consignas hedillistas durante la plúmbea intervención del primer orador “telonero”, Sigfredo Hillers. Varios jóvenes falangistas ortodoxos, como Juan C. Domínguez, son agredidos por el pequeño grupo de rebeldes que finalmente se retira de la sala sin pérdidas. El único que al final hizo uso de la palabra fue Raimundo Fernández-Cuesta. Ante la negativa de Fernández-Cuesta de cumplir el acuerdo de la Unidad que suscribió, los Círculos José Antonio convocan Asamblea de Presidentes en Madrid y deciden en ella requerir por última vez a Raimundo Fernández-Cuesta para que cumpla lo acordado y en caso de que esto no se consiguiese, en un plazo razonable, constituir un partido político, con el nombre de Círculos José Antonio y recuperar la independencia para actuar políticamente con propia personalidad. El 14 de noviembre de 1976 los Círculos Doctrinales José Antonio se transforman en el Partido Nacionalsindicalista y el 28 de abril de 1979, tras presentarse a las elecciones aliados con Fuerza Nueva y FE de las JONS de Fernández-Cuesta, Diego Márquez integra a los Círculos en la Falange del antiguo ministro de Franco. Casi medio centenar de Círculos José Antonio rechazan la absorción, muchos de ellos irán a Falange Auténtica con Ricardo Zulueta y otros. El año

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1976 se cierra, con la celebración del quinto acto nacional en Jaén, organizado por el Círculo de Úbeda y su presidente, Carlos Navarro Barberán, cercano a los Servicios de Información de la Guardia Civil. El 1 de enero de 1977 el Gobierno español suprimió la Secretaría General del Movimiento y el propio Movimiento, con lo que quedaban extinguidos sus órganos políticos, trasfiriendo a otra entidades del Estado los de carácter social y asistencial. El 8 de enero de 1977 se retiró el gran yugo y las flechas de la fachada principal de la que había sido sede de la Secretaría General del Movimiento, en la calle Alcalá de Madrid, y el 22 de enero desaparecían también el yugo y las flechas del diario Arriba, siendo editados a partir de ese día los restantes órganos del Movimiento por Medios de Comunicación Social, controlados por el gobierno de Adolfo Suárez. FET y de las JONS, el Movimiento, se había extinguido en el poder.

1. FE DE LAS JONS (AUTÉNTICA)

“La lucha externa nos fortalece, la lucha interna nos debilita” Narciso Perales

Falange Auténtica, que se disolvió en abril de 1940, volvió a surgir en a mediados de 1976. En su génesis participan y convergen varias pequeñas organizaciones falangistas e individuos que venían funcionando en rebeldía en diferentes sitios de España. Una de ellas era el FENS, Frente de Estudiantes Nacionalsindicalistas, que fue muy activo en Madrid. Tenían un local en la madrileña calle Bravo Murillo con la doble tapadera de la Asociación Juvenil Amanecer y los Círculos Doctrinales 4 de marzo. Cambio 16 cifró entonces la militancia del FENS en dos millares cuando en realidad no llegaban al medio centenar, en su mayor parte estudiantes. La Asociación Juvenil Amanecer, que daba cobertura legal, estuvo presidida por Enrique Recarte Lasarte, que tenía de vicepresidente a Marisa Sánchez Sáez y

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Jorge Perales Hernández. Los Círculos Doctrinales 4 de Marzo los presidía, a su vez, José Luis Arroyo Cruz, quien sería secretario general de FE de las JONS (auténtica), con Aurelio Suárez Alonso y Manuel Ramos Gómez como vicepresidentes del Círculo. El FENS realizó en el verano de 1975 un campamento en Castañar de Ibor, Extremadura, donde se impartió instrucción insurgente a la militancia, con instrucciones sobre cómo realizar saltos y manifestaciones, soportar interrogatorios y, de forma sucinta, el uso de armas. La teoría se aplicaba en hechos al regreso. Entre pocos militantes dinámicos podía realizarse una actividad evidente en las ciudades españolas.

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A la hora de replantearse de nuevo un grupo político, los azules antifranquistas pierden la batalla legal por el nombre primigenio de FE de las JONS, concedido al Frente Nacional de Fernández-Cuesta, por lo que pasan a denominarse FE de las JONS (auténtica), tras una feroz campaña de carteles denunciando cómo la maquinaria del Estado ha favorecido a un ex ministro fiel. Fernández-Cuesta tuvo, en cartera, los nombres de Frente Español y Frente Nacional por si fracasaba el intento de hacerse con las siglas históricas. Dado el momento, a menos de un año tras la muerte de Franco, 1976, aún disponía de buenas agarraderas dentro de los Ministerios. Cuesta fue ministro en dos ocasiones, Agricultura y Justicia, también fue embajador de España y su petición encontró mejor receptividad que la del puñado de falangistas revolucionarios. Los rebeldes, que han venido usando el nombre de FE de las JONS acompañado de las siglas CONSFSU, responden el 26 de febrero de 1977 inscribiendo en el registro de partidos políticos Falange Española de las JONS (auténtica). Fernández-Cuesta lo recurrió y los tribunales le darían la razón muchos años después, en la década de los años 80 cuando FE de las JONS (auténtica) había desaparecido. Este grupo desplegó un proselitismo y activismo considerable cargado de acciones espectaculares, como el reparto gratuito de leche en Madrid, con motivo de la subida de precios del producto, gran cantidad de movilizaciones protestando por problemáticas de la sociedad de esa época, o el encierro protagonizado en la Secretaría General del Movimiento, el 29 de septiembre de 1976, por Andrés Pujol, Miguel Hedilla, y otros dos dirigentes, con camisa azul, quienes entraron en la sede de la Secretaría General del Movimiento, en la madrileña calle Alcalá 44, encerrándose en uno de los despachos de la quinta planta donde extendieron una pancarta reclamando el nombre de Falange. Tras perder la batalla legal, Falange Auténtica lleva a cabo una amplia campaña de impacto, con multitud de acciones: retirada de los retratos de José Antonio de las estaciones del Metro de Madrid y de las placas con el yugo y las flechas situadas a la entrada de los pueblos; choques con la Policía; saltos en Madrid. A principios de octubre un grupo de militantes irrumpió en la Bolsa de Madrid arrojando botes de

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humo y propaganda. Fue detenido Luis López67 quien permanecería algún tiempo preso en Las Salesas, sufriendo violencia física. El día que fue liberado en las Salesas, salían también miembros de CC.OO. que comentaban que el camisa azul había sido mucho peor tratado que ellos en las dependencias policiales. La estrategia de Falange Auténtica era el cambio de imagen. Su mensaje era sencillo: Falange sí, Franco no. La definición más acertada dada por el poder fáctico de la prensa a un partido falangista la hizo el Diario 16, con ocasión de las elecciones de 1978, al encuadrar a FE de las JONS (auténtica) en un epígrafe abierto especialmente para esta organización, como “no homologable'” En Cuadernos para el Diálogo (1978) tampoco se mencionaba a la Auténtica entre los grupos de extrema derecha. En septiembre de 1976 empezará a editarse el Boletín Informativo Semanal de FE de las JONS (FSU-CONS), que busca dar coherencia interna a la organización; recogía toda la actividad que realizaba ese partido, aportando consignas y ejemplos para la actuación en otros lugares de España. Tenía como objetivo mantener la comunicación con la provinciales y ser fuente de noticias. En su editorial se analizaba la política actual y se daban consignas para posicionarse en los temas planteados por la política del momento español. La Secretaría de Prensa de FE de las JONS (auténtica), cuyo alma mater era el activista gallego Pablo Gárate, realizó una política constante de notas de prensa manteniendo un alto nivel de presencia en los medios de comunicación y en el presente. El partido se posicionó de forma pública ante todos los temas nacionales e internacionales. No respondía a un fuerte y amplio nivel de debate interno en las bases sino a la necesidad de tener presencia en el presente. En esa línea, desconfiando de la excesiva juventud de los más activos, el mando nacional busca una figura representativa para competir con los carteles electorales personalistas de Felipe González y Adolfo Suárez que representaban las dos principales opciones electorales. Los militantes son adolescentes en gran parte y Narciso Perales es ya un hombre mayor aunque seguía 67.

Revista sindical CONS, febrero de 1977, p. 4.

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ejerciendo de médico de forma gratuita en un ambulatorio social cerca de la Iglesia de San Francisco el Grande. Encontraron un trabajador falangista en la FASA Renault de Valladolid, llamado Pedro Conde Soladana y fue elegido jefe de FE de las JONS (auténtica).

Cartel de los falangistas auténticos denunciando la colaboración de otros azules con el régimen de Franco en los años 70.

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La diferencia y la presencia en la opinión publicada se obtenía con acciones audaces y espectaculares como la escalada de la Puerta de Alcalá o del monumento de Plaza de España por militantes del barrio madrileño de Prosperidad, las convocatorias de los 20 de noviembre por José Antonio en Alicante, marcando con la violencia en enfrentamientos con la Policía la diferente convocatoria que la tradicional y consentida del 20-N en la Plaza de Oriente; era un activismo incesante por estar presentes. En cuanto a los hechos, asaltaban ferozmente, en inferioridad numérica, en universidades y calles, los puestos de organizaciones similares en apariencia, que “vendían diferente detergente pero con parecidos envases”. A esta línea pertenecen los dos conocidos enfrentamientos ante el local de Fuerza Nueva, en la calle Núñez de Balboa, así como algunos más frente a FE-JONS, presidida entonces por Raimundo Fernández-Cuesta, por diferentes actitudes en el referéndum de la Reforma Política, en la que aquellos, codo a codo con el sector inmovilista del régimen agonizante capitaneado por el notario Blas Piñar-, pedían el no a la reforma política, mientras la Auténtica se alineaba con los rupturistas y postulaba la abstención. La táctica del enfrentamiento, seguida conscientemente por FE de las JONS (auténtica), respondía a la mantenida por el NSDAP alemán contra organizaciones similares, para evitar que dos organizaciones se disputaran el uso de las mismas consignas y apariencia exterior. Manuel Velasco mantenía esta tesis de forma explícita y fomentó los choques con grupos ultras para establecer una rápida y clara distinción de partidos en los medios de comunicación. En esas peleas se fueron definiendo las milicias del partido. Por lógica praxis diferenciadora, los falangistas revolucionarios de los años 70, englobados en la Auténtica, ejecutaron una serie de acciones y enfrentamientos en vías públicas con la intención de ser noticia y diferenciarse utilizando la táctica de recuperar los símbolos y arrancarlos de manos de aquellas organizaciones a las que negaba el carácter falangista. La Auténtica se replantea un nuevo curso político, y ante la marejada cultural izquierdista de los años 70, el hedillismo resalta

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y descubre sus consignas obreristas. Ernesto Milá, jerarca de Fuerza Nueva, los criticó con más rabia que acierto: “Ellos eran más obreristas y más progres que toda la izquierda extrema y no extrema juntas”. La presión de la CONS, cuyo primer secretario general fue José Real, dentro de FE de las JONS (auténtica) llega a definir el partido como “correa de transmisión del sindicato”. Tras décadas de mucho nacional y poco sindicalismo, se invertía la corriente. Los primeros directores de CONS fueron Perico Solís, Antonio Cuerpo y Eugenio Pordomingo. Los falangistas más clericales se unieron a las críticas ultras contra los rebeldes: su complejo de izquierdismo les llevaba a buscar el espaldarazo de su actividad en figuras del anarquismo represaliado68 elogiando a José Antonio, en las campañas de retiradas de símbolos falangistas de las calles o del metro de Madrid. A la postre, en palabras de Gustavo Morales Vázquez de Castro: “Falange tuvo que dar entonces tantos pasos a su izquierda como antaño había dado a la derecha antes para poder reencontrar, posteriormente, su equilibrio”. Por aquel entonces, la CONS, llegó a formar parte del nombre previo a la elección de “Auténtica”. Mientras la unión de esas organizaciones, engordadas por otras minúsculas como por sectores mayoritarios de los Círculos José Antonio, Ruiz de Alda, la propia FE-JONS, OJE, etc., el partido firmaba como FE de las JONS (FSU-CONS), donde se aúnan paritariamente los estudiantes del Frente Sindicalista Unificado con los trabajadores de la Central Obrera Nacionalsindicalista. La dependencia psicológica de la rama estudiantil respecto al sindicato ya venía expresada en su nombre: FSU. Uno de los debates interno giraba en torno a la consideración del estudiante como un trabajador. Algunos líderes sindicales, como Serafín Rebull -entonces secretario general, luego militante activo de los afectados por el aceite de colza adulterado- propugnaban y conseguían, aunque con menor frecuencia de la que quisieran, labores de militancia de los estudiantes respecto a la propaganda en las fábricas. Las relaciones 68.

Entrevista con Fernando Carballo en Patria Sindicalista nº 2 (04/04/1977) pp. 6-7. El preso anarquista más antiguo de España hablaba bien del fundador de Falange en la revista sindical de los hedillistas.

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entre el sindicato estudiantil –FSU– y obrero –CONS– con el Partido fueron motivo de discusión. En primer lugar la CONS no aceptaba que los estudiantes se sindicasen y, en segundo, los usaba de mano de obra para distribuir propaganda en las fábricas donde solía haber choques con el PCE. Sin mucha consideración a los encargados de hacer pintadas. A pesar de este envanecimiento del concepto obrerista, la realidad mostraba a las claras la hegemonía del sector político sobre el sindical. Los hechos evidenciaban que la presencia de la Auténtica en universidades e institutos era real y, en bastantes casos, hegemónica en clara competencia con organizaciones izquierdistas como la Unión de Juventudes Comunistas de España de Josep Palau o la extinta Joven Guardia Roja de Pina López Gay. En las tareas de Enseñanza Media resalta la organización dirigida por Manuel Velasco y materializada por Gustavo Morales y los hermanos López que consiguieron hacer de ella el núcleo, junto con la Organización Juvenil Española, de cuadros militantes de la Auténtica en Madrid. Sin embargo, exceptuando algunos casos puntuales en fábricas y con ganaderos, en el mundo del trabajo la Auténtica tenía una presencia puramente testimonial, a pesar de la actuación de sindicalistas como Cuerpo, Gussoni, Cantalapiedra, Rebull... En cualquier caso, era la Falange con más poder sindical, que no es decir mucho. La Organización Juvenil Española, heredera del Frente de Juventudes, resultó un vivero, una cantera, donde los jóvenes eran educados en camaradería igualitaria. En ella, los instructores transmitían el sueño de la revolución pendiente. Al igual que en menor cantidad, se hacía en los Círculos José Antonio, donde era de sobras conocido el pensamiento de Primo de Rivera respecto a la Reforma Agraria, superando por la izquierda a la de los radicales-socialistas del primer Gobierno republicano. Los falangistas rebeldes se plantearon la toma de esas dos organizaciones. Buena parte de la OJE y de los Círculos José Antonio se unieron a quienes consideraban que la única alternativa era la oposición directa, y por tanto ilegal, al régimen y sus herederos.

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Cartel de protesta exigiendo la legalización de FE de las JONS (Auténtica).

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2. PRIMER CONGRESO (1976)

Desde 1972, grupos de activistas formaron las Juntas de Oposición Falangista (JOF) con un carácter próximo a la izquierda; también el Frente de Estudiantes Nacionalsindicalista en los finales del franquismo se unió a otros grupos para formar una Falange auténtica de mayor envergadura en cuanto a la resonancia de sus actuaciones. En 1975 tomaron contactos con otros núcleos minoritarios, caso de la Acción Revolucionaria Sindicalista (ARS) dirigida por el sindicalista Carlos Cantalapiedra. Convergían desde antiguos miembros de la Defensa Universitaria, a dos hijos de Manuel Hedilla. Aparecían falangistas inconformistas de siempre como el caso del histórico Narciso Perales Herrero junto a militantes juveniles de la OJE que se incluyeron en las filas de aquel nuevo proyecto. En diciembre de ese año se firma un acuerdo para constituir una Junta Nacional conjunta entre los círculos y los falangistas rebeldes. La formaron siete miembros de cada grupo. Por parte de los auténticos estaban González de Canales, Real, Conde y cuatro más. En mayo de 1976 el intento se rompe. Muchos militantes de los Círculos irán a la fundación falangista de los radicales.

Manifestación de estudiantes de FE de las JONS (auténtica) pidiendo la legalización por las calles de Madrid.

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El I Congreso Nacional de FE de las JONS, luego apellidada “(auténtica)”, se celebra de forma clandestina del 27 al 29 de mayo de 1976, en Madrid. Allí se constituyen como partido político. Asisten el FNAL, la Central Obrera Nacionalsindicalista y el Frente Sindicalista Unificado, que aúna con ese nombre gallego para toda España a los grupos juveniles azules de oposición. El mayor peso de la militancia se da entre los jóvenes, especialmente estudiantes. A pesar de estar en la fundación, Narciso Perales no asume la jefatura en el primer congreso aunque le proclaman tercer jefe nacional histórico porque la Auténtica sólo aceptaba como anteriores a José Antonio y Manuel Hedilla. La Junta del partido la constituyen un presidente: Pedro Conde Soladana; un secretario general: José María Gussoni Rodríguez; un secretario de la CONS: Serafín Reboul Estecha, ex paracaidista y fundador de Comisiones Obreras; un secretario del FSU: Javier Morillas Gómez; un jefe de Prensa y Propaganda: Miguel Hedilla que también es jefe provincial de Madrid. Se le añaden como vocales: Miguel Moreno, Carlos Novillo Fertrell, Fernando Cabrera y Marcial Méndez. Intervienen mandos como Xavier Gracia, como jefe territorial de Cataluña, marido de Ana María Fernández Llamazares, ambos cristianos comprometidos. Tomó la palabra José Antonio Assiego, de Málaga. Al término del Congreso se celebra una manifestación no autorizada en la que fueron detenidos Perales, Conde y Gussoni, entre otros. La información gráfica la cubrió el fotógrafo Castillejos. En su declaración política, el I Congreso termina afirmando querer: “la implantación de una República Sindical superadora real de pugnas y divisiones entre los españoles, donde los medios de producción pasen a propiedad de los trabajadores, donde la cultura, necesariamente gratuita y a todos los niveles, culmine en la Universidad Popular, donde, en definitiva, el trabajo sea considerado como única fuente de propiedad y posición social”. El 11 y el 12 de octubre de ese año se celebra un congreso del Frente Sindicalista Unificado que termina de unir a las diferentes organizaciones estudiantiles y juveniles que confluyen en el falangis-

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mo auténtico. Entre sus afirmaciones se escribe: “Pensamos que los partidos no son naturales y dividen a la sociedad […] no aspiramos a controlar la sociedad sino a transformarla”. El aparato del partido era funcional. Con pocos militantes de una entrega absoluta –como es muestra el caso de Adelaida Botas Jordana en Madrid– y una audacia e imaginación que les hace salir del anonimato. A ello ayudó que, evidentemente, interesaba al PCE, la UCD y el PSOE una Falange dividida, pues, desconociendo entonces el arraigo real del falangismo entre la población, temían encontrarse una extrema derecha unida, con militancia millonaria en cantidad humana y con influencia determinante en medios militares. Esperaban encontrar un poderoso partido recién salido del poder. Los resultados se desarrollan el 20 y el 21 de noviembre de 1976 en Alicante, aprovechando las concentraciones de falangistas revolucionarios en esas fechas y ciudad, y en el mismo se ratifica la Junta que ya saliera del Congreso de mayo. La concentración falangista fue disuelta por la Policía. Antes de la carga, tras la invitación del oficial de Policía a disolver la manifestación toma la palabra el Dr. Narciso Perales: “Nosotros no somos fascistas, somos franciscanistas. La violencia es patrimonio de ellos”. La Policía inicia el ataque y los falangistas también, suenan los compases de “¡Viva la revolución!”. Paco Canadá manda las milicias, jóvenes en su mayor parte madrileños y gallegos. Tras los choques mantenidos durante toda la noche, el gobernador de la ciudad amenazó con llamar a los paracaidistas de Alcantarilla (Murcia) para que impusieran el orden. Los coches grises de la Policía, Land Rover, eran atraídos a emboscadas donde quedaban encerrados entre dos vehículos utilitarios movidos a brazo por los falangistas rebeldes. Sobre el castillo alicantino se izó en un golpe de mano la bandera roja y negra. Los Land Rover de la Policía Armada atropellaban directamente a los falangistas pues los agentes ya sabían lo que les esperaba si bajaban. Caen heridos muchos, como Paco Canadá y Manuel Velasco; entre los detenidos está Félix Fraile, estudiante de Enseñanza Media de la Junta Local de Carabanchel. Los

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falangistas anunciaron que no se irían de la ciudad dejando atrás camaradas detenidos. El Gobierno Civil cedió y liberó a los militantes azules presos. Los autocares fueron escoltados por fuerzas de la Guardia Civil hasta los límites de la provincia. El ambiente era de euforia. Los enfrentamientos fueron portada de algunos diarios, incluso a cinco columnas. Diario 16 les dedica su primera página. En diciembre de 1976, Narciso Perales responde a una entrevista de la revista Opinión. Sus afirmaciones van en línea con el pensamiento sindicalista del último José Antonio. “Los sindicatos deben ser el instrumento mediante el cual la plusvalía, que en el régimen capitalista va a parar a los patronos y banqueros, y en el comunista al Estado, vaya a manos de los trabajadores […]. Queremos una España independiente y libre […]. No queremos la conquista del poder sino su distribución […] no queremos amos y esclavos, señores y siervos” (Morillas 1978: 167-168). Al año siguiente, el FES avisaba en los carteles pegados en la ciudad mediterránea, recordando los choques entre policías y falangistas rebeldes: “Cuidado alicantinos, que vienen los hedillistas”. Ese año la marcha de FE de las JONS (auténtica) fue más tranquila y multitudinaria, gracias a su legalización. Había jóvenes, la mayoría, menos cuarentones y algunos falangistas que habían hecho la guerra. Antes se hacían cosas para ser noticia, ahora se hacen declaraciones. El 19 de diciembre de 1976 una Asamblea Extraordinaria de Representantes eligió a los miembros del IV Consejo Nacional, con Narciso Perales como presidente del mismo, así como de su delegación permanente: la Junta Política. Se nombra a Pedro Conde cuarto jefe nacional, en la línea sucesoria auténtica. Desde octubre de 1976, los adictos al FES de Hillers distribuían un panfleto sin firma contra FE de las JONS (auténtica), entrando en el insulto personal. El FES atacaba con ruido y furia a los hedillistas en sus publicaciones, les acusaban de “perversiones” como beber cerveza, “lupulinos”, ser “rojos” y estar “vendidos al Movimiento”, todo a la vez en ataques hilléricos que continuarán incluso en los años 90. De forma paralela, en nueva con-

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tradicción, el FES reprendió a la Auténtica en 1976 por denunciar de forma pública a los hombres del Movimiento. Al igual que antes les acusaba de estar apoyados por el Movimiento, ahora el hillerismo les reprendía por meterse con él: “Al calor del antifranquismo que se produjo a la muerte del General, militantes de esta organización [Falange Auténtica] pegaban en las farolas de las calles madrileñas carteles en donde junto a un juicio histórico admisible sobre el comportamiento de los Fernández-Cuesta, Valdés o Girón, aparecía enmarcada la foto del primero de ellos, como si de un vulgar forajido se tratase”. El cartel en cuestión está reproducido en estas páginas y no lleva la leyenda Wanted ni nada que justifique este alegato de Hillers, tan gratuito como era habitual. Los ilustrados del FES y José Luis Jérez Riesco gustaban recordar muchas de las frases de Manuel Hedilla acerca de las concomitancias entre el nacionalsindicalismo, el fascismo italiano y el nacionalsocialismo alemán. Con ello buscaban deslegitimar a los falangistas auténticos. Olvidaban que, antes de la Segunda Guerra Mundial, incluso Churchill estaba entre los admiradores de Mussolini, un veterano dirigente del socialismo italiano. Los hedillistas supieron generar un mito cuyo éxito se muestra en que fue agresivamente contestado por algunos de los que prefirieron de forma inequívoca la compañía de FernándezCuesta y de Márquez. Los falangistas conservadores consideraban a los rebeldes como falangistas de izquierdas, “aun cuando durante la guerra y la postguerra estaban apoyados justamente por los nacional-socialistas alemanes y el propio Hedilla era un hombre de orden y de comunión diaria y así lo siguió siendo hasta su muerte. El falseamiento de los conceptos y las doctrinas que tuvo lugar en los medios falangistas, especialmente en los años 60 y 70, generó la idea de que Hedilla era antifranquista (en realidad, no lo era tanto) y por tanto sería “de izquierdas” (aun cuando estaba apoyado por la extrema derecha y Hitler), y en eso sería fiel a José Antonio (en realidad solamente al último José Antonio que, en realidad no era el “José Antonio auténtico”, sino el hombre que buscaba salvar la vida). Cuando apareció Pedro

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Conde Soladana, [antiguo caballero legionario paracaidista y trabajador de la FASA Renault de Valladolid], como sindicalista, los popes del falangismo de izquierdas vieron en él al arquetipo que encarnaba su idea. Conde terminó siendo jefe nacional de Falange «auténtica» y/o «de izquierdas»”69. En el caso de los falangistas auténticos no se trataba tanto de cómo fue sino de lo que representó. Consiguieron generar su propio mito en el sentido soreliano del término. De hecho, muchos críticos al enfocar todas las familias falangistas posteriores a 1939 sólo conceden la etiqueta de oposición al hedillismo. Valentina Fernández, autora del libro La resistencia interior en la España de Franco, también lo hace así aunque el hedillismo que entiende Fernández es la búsqueda de un fascismo más puro que el proporcionado por el franquismo. Esta idea tampoco era ajena a amplios sectores de FE de las JONS (auténtica). Para la revista Plataforma, el FSR del doctor Perales lo componían falangistas de izquierdas y los incluía en el apartado de “Grupos Sindicalistas” junto a otras opciones falangistas de disidencia como el Frente Sindicalista Unificado. Los militantes de ambos frentes, en su mayoría, confluyeron en la Falange Española apellidada Auténtica. Los ataques contra FE de las JONS (auténtica) se intensificaron, especialmente porque no perdió el tiempo en largas respuesta por escrito a las violentas agresiones verbales de los aliados de Fernández-Cuesta. Dado que los falangistas auténticos insistían en su diferenciación a través del hedillismo, sus enemigos buscaban desmontar el mito porque les estaba funcionando y el éxito de otros azules les molestaba de forma especial. La figura del segundo jefe nacional de FE de las JONS presentaba para el FES de Hillers “sentimientos encontrados. La dimensión personal de Manuel Hedilla, su fidelidad a José Antonio, su talante organizador de la Falange en los primeros meses del Alzamiento y el sufrimiento a que se vio sometido tras la Unificación, eran dignos de admiración de los falangistas; sin embargo su postura política presentaba claroscuros que dificultaban la adhesión del FES [...] 69.

"Hacia el futuro", en El Caracol [elcaracol.blogia.com/2006/110501-desviacion-derechista-y-desviacion-izquierdista-de-aes-a-falange-autentica.php].

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[“tribunal de pureza” que juzga a Hedilla]. Después de conseguida su libertad en 1947, Hedilla no reivindicó nunca el nombre de Falange Española ni la vigencia de la doctrina falangista. Cuando en 1965 el FES, de la mano de Narciso Perales, inició contactos con Hedilla [...] no quiso aceptar ningún compromiso por el riesgo que significaría su entrada en política activa mediante un proyecto ilegal. Conversaciones posteriores con Hedilla en el año 68 no llevaron sino al enfrentamiento. Desde las páginas de Resurgir se dirigía un fuerte ataque a Hedilla en el artículo titulado "Gerontocracia (la coalición de los abuelos o el afán de mandar)"”70 . Sin verse afectado por peroratas en esas publicaciones intrascendentes, el hedillismo, con Narciso Perales al mando, consiguió empezar a abrir una brecha de serena atención y la opinión pública a diferenciarlos de otros grupos que vestían la camisa azul.

2.1. Testimonios

Dos de los protagonistas de aquel presente, remiten su testimonio. El primero es de un joven, hijo de un “camisa vieja” y veterano de la División Azul; es su primogénito. Recordamos la silueta de ambos hermanos embutidos en sus chaquetillas de escalada “Pedro Gómez”. Sabían subirse por las paredes o los monumentos y lo hicieron al servicio de FE de las JONS (auténtica). De esa habilidad escaladora nacieron sus motes: «Pájaro» y «Patas». El segundo testimonio pertenece al entonces jefe local de Carabanchel.

2.1.1. Testimonio 1 El mes de octubre de 1976 el centro de Madrid estaba literalmente forrado de carteles políticos firmados por Falange Española de las JONS (auténtica). “Este hombre, junto con Jato, Valdés, Leal... es el culpable de cuarenta años de dictadura contra el pueblo español”. Bajo tal proclama, el rostro severo de José Antonio Girón, falangista viejo y jerarca franquista. 70.

Blanco, Francisco. "Hacia una historia del FES", op. cit.

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–Son los nuestros, pensé. Aquí están. El cartel anunciaba una concentración para el 29 de octubre, el aniversario del acto fundacional de Falange en el Cine Madrid. Franco era ya historia, su tiempo había terminado, por más que sus partidarios apretaran las filas en torno a la Falange de Raimundo, naftalina pura, o el mensaje reaccionario de Blas Piñar cargado de nostalgia. Aquellos carteles me encogieron el estómago. Para mí comenzaba un viaje sin retorno. Acudí a la cita y supe sin más que aquel era mi sitio. Que allí estaba la gente con la que quería hacer el viaje de mi vida. Tenía dieciséis años. Aquella tarde del 29 saboreé mi propio rito iniciático. Antes de que la Policía Armada nos disolviera a palos tuve tiempo de hablar con algunos camaradas y apuntar la dirección del local. Al día siguiente me presenté en el piso de la calle del Pez junto con mi hermano José Luis. Manolo Velasco, gabardina verde abotonada con manchones de cola de pegar, gafas de tinte verdoso, bigote rubio y rostro severo, sujetaba con su mano izquierda un candil de gas. Nos reconoció y nos acompañó a una sala donde ya aguardaba un grupo de unos siete u ocho chavales. Había un ambiente tenso, expectante. No hubo presentaciones. No convenía. Entró Fafa, moreno, delgado, rostro amable. Sonreía mirándonos con simpatía. –Bienvenidos a la Falange. Aquí sólo vais a encontrar penalidades y riesgo. Tenemos mucho trabajo por delante y sólo contamos con nuestras manos y lo que seamos capaces de conseguir con ellas. La revolución está por hacer y nosotros hemos apostado por la lucha y por la acción directa. Escuchábamos con devoción. De vez en cuando se habría la puerta y alguien desde la oscuridad nos miraba con interés. Fafa nos hablaba de la historia de Falange durante la dictadura. De Manuel Hedilla, de Narciso Perales y de cuantos se enfrentaron a Franco para salvaguardar la identidad del Nacional Sindicalismo.

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–Han comenzado a llamarnos “hedillistas”. Podéis sentiros orgullosos de serlo. Reivindicamos a nuestro segundo Jefe nacional, condenado a muerte por Franco por oponerse al decreto de Unificación. No somos fascistas. La derecha nos odia porque le hemos quitado la máscara a la dictadura, y porque nuestro primer objetivo en la acción callejera, la retirada de símbolos falangistas que la dictadura se apropió, lo sienten como un ataque. Pero no esperéis que los partidos de izquierdas hagan el mínimo esfuerzo por entender nuestra lucha. Nos temen porque el mensaje directo de la Falange, nuestra fe en un estado sindicalista basado en la autogestión obrera y la justicia social, les da miedo. Saben que si nuestro mensaje llega al pueblo, sus mentiras quedarán a la luz. Estamos solos, por eso os prevengo. La militancia es sacrificio. No levantaba la voz, no nos estaba largando un “disco”. Su fuerza estaba precisamente ahí, en la sinceridad de sus palabras, en su mirada franca. Una de las veces que se abrió la puerta era Velasco, aunque para todos era simplemente “Loro”. Dejó sobre la mesa un par de carteles. En uno de ellos, una chica con un puñado de rosas en la mano derecha miraba al frente. “Por la Libertad. 20-N Falangistas a Alicante”. En el otro un mapa de España sujetaba una bandera falangista: “20-N. Fascistas en Madrid. Falangistas a Alicante”. Olían a tinta fresca, a coraje y yo supe con certeza en ese instante donde estaría aquel 20 de noviembre de 1976.

2.1.2. Testimonio 2 Tiraron unos panfletos en el instituto Cervantes donde estudiaba cuarto de Bachiller. Básicamente decían “Falange sí, Franco no”. Corrí detrás del que arrojó los panfletos y me dieron una cita en el Metro de Quevedo. Al ver mi melena uno de ellos sentenció: “Pareces un trotskista”. Poco después, estaba afiliado a un grupo clandestino cuya tapadera era la Asociación Juvenil Amanecer, situada en la calle Bravo Murillo. Milicia. Éramos jóvenes, éramos entusiastas y devotos de Paco Canadá. Junto a él un taxista enorme, Santos. Voceábamos prensa,

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tirábamos panfletos, celebrábamos todo el santoral azul con actos públicos espectaculares. Recuerdo, por ejemplo, cada dos de mayo la quema de banderas norteamericana y británica, alguien solía añadir una soviética lo que borraba la satisfacción de la progresía que contemplaba la hoguera. Claro que las banderas había que cogerlas de los hoteles, sin permiso, menos la soviética de fabricación artesanal. En una ocasión, mientras aún echaba la gasolina a las banderas en la facultad, Jorge lanzó el mechero. Mis zapatillas deportivas comenzaron a arder y Miguel Hedilla apagó las llamas de mis pies a pisotones. La calle del Pez 21 hervía. Como en el local el teléfono echaba humo, Pablo Garate baja a una cabina donde llama todos los días a cada medio y les informa de la nota de prensa de la Auténtica. Muchas de ellas eran redactadas a toda prisa con el objetivo de mantener a la Auténtica en la prensa; verán la luz por la constancia y entrega de esos equipos de prensa. En organización, personas como Adelaida no tienen parangón. Los fines de semana, mientras los demás se iban de fiesta, poníamos puestos o tirábamos panfletos ilegales a la salida de los cines. En los puestos, para crear ambiente, cuando no había gente me acercaba yo mismo, melenas al viento, e iniciaba una discusión preparada en que los del puesto hacían gala de sus conocimientos y “me apabullaban” ante el corro de curiosos que se montaba alrededor. Asumíamos nuestras obligaciones con alegría, incluso los dichosos puestos en la calle, aquellos en que cada anciano te contaba indefectiblemente que había sido amigo íntimo de tal o cual vetusta gloria o que había participado en un complot para matar a Franco. También había quien se confundía -¡era tan fácil!- y acabábamos discutiendo agriamente. La milicia pasó de ese estado miliciano, volver cantando al local desde el centro donde se ha repartido propaganda, a otro que tecnificó los equipos e incrementó la clandestinidad, violencia y precisión de sus operaciones. Comenzaron a trabajar comandos que espantaron obstáculos y obtuvieron financiación. A algunos militantes dejamos de verlos por el local. Los estudiantes también sirvieron como tropas de choque en los conflictos contra Fuerza

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Nueva y organizaciones afines dentro de una estrategia de diferenciación. Muchos afirman que Manuel Velasco hizo coincidir el paso de las caravanas electorales de los falangistas auténticos por delante de la sede de Fuerza Nueva con llamadas provocativas anónimas. Esto provocó fuertes choques entre la Sección C de FN y las Milicias de la Auténtica en los que hubo tiros, palos y heridos. Nosotros no éramos soldados sino militantes. La mejora evidente de estructuras envaneció a los jefes políticos. La Milicia sólo confiaba en los que conocía de antes, es decir, del FENS o de la OJE de San Pol de Mar, Prosperidad o Avenida de América. Se utilizaron a veces esos equipos en estúpidas y reiteradas luchas internas del partido entre los que habían venido y quienes les llamaron. Unos se enamoraron de la fuerza y acabaron recalando en Primera Línea de FE de las JONS. Otros se vincularon con distintas formas de conflicto en su vida. Algunos hubieron de emigrar a África. Otros, a México o Argentina. El partido se comió ocho años de vida de muchos jóvenes; ocho años de entrega, de obsesión permanente; también ocho años de fe, de creencia, de camaradería con un norte común.

Concentración de falangistas en Alicante poco antes de la carga policial. En primera fila, hablaba Narciso Perales Herrero.

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3. SEGUNDO CONGRESO (1977)

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En los inicios el partido ha sido dirigido y aplicado por jóvenes. Estos primero necesitaron hacer penitencia obrerista y escogieron a Pedro Conde, falangista de familia, destacado en las luchas de la fábrica Renault. Solucionado esto, requerían una legitimidad para proseguir con el marchamo de hedillistas. Este lazo fue la presencia, más comprometida de Miguel y, esporádica, de Manuel Ignacio Hedilla. El punto principal era la presencia de Narciso Perales. El médico falangista se explica nuevamente en una entrevista de prensa. Una vez más va armado de la verdad. “No voy a decirte que José Antonio no fuera influido por el fascismo en el comienzo, porque eso no sería verdad. Pero nadie puede estar a salvo de la influencia de las ideas ni aún de las modas de su tiempo sin una profunda reflexión o, mejor, sin una meditación prolongada, que él hizo ciertamente y pronto, y que le condujo a una conclusión muy diferente: «Sólo por la vía de nuestra originalidad hemos de hallar las posibilidades más fecundas”. Fue en junio de 1934, en carta a Prieto, que se hizo pública, cuando José Antonio afirmó que la existencia simultánea del fascismo en Europa “más nos perjudica que nos favorece», y, en el 19 de diciembre de 1934 –cuando el fascismo alcanzó el cénit de su influencia ideológica en los países europeos– José Antonio hizo publicar en la Prensa una nota que comenzaba diciendo: «La Falange Española de las JONS no es un movimiento fascista»” (Perales 1977). El 15 de enero de 1977 varios dirigentes de Falange Española de las JONS (auténtica) depositan ante la sede de la Secretaría General del Movimiento, las placas con el yugo y las flechas retiradas de algunos pueblos españoles durante los meses anteriores. Al quitarlos de la entrada de algunos pueblos se acercaba la Guardia Civil y veía a los militantes de camisa azul desmontando la placa del pueblo. –¿Qué hacen ustedes con eso? –preguntó el guardia intrigado. –Nos lo llevamos. Es nuestro –contestó el militante con naturalidad.

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A veces el asunto quedaba así y a veces se llevaban a los camisas azules al cuartelillo. El eco de FE de las JONS (auténtica) en los medios responde a la originalidad de sus planteamientos. Periodistas como el joven Pedro J. Ramírez se interesaron por el fenómeno hedillista. También en Cambio 16 había una puerta abierta. Dentro de la redacción, el periodista Caravantes se ocupaba de muchas cuestiones de FE de las JONS (auténtica). Algunos militantes de ésta habían entregado a la revista las listas de los implicados españoles en los sobornos de una poderosa compañía aeronáutica estadounidense, la Lockheed. Un soldado, activista de FE de las JONS (auténtica) que hacía el servicio militar en el Ejército del Aire, vio los papeles, los fotocopió y los tiró a las papeleras. Militantes de la Auténtica siguieron al camión de la basura que amontonó los cubos del Cuartel General del Ejército del Aire y los arrojó a un vertedero. Allí los falangistas recogieron todo y lo llevaron a su sede. En el local encontraron los papeles fruto de la investigación del propio Ejército. La publicación fue un nuevo golpe de efecto para FE de las JONS (auténtica)71. Los días 19, 20 y 21 de marzo de 1977 se celebra el II Congreso Nacional en el Hotel Don Quijote de Madrid, con asistencia de 550 delegados provinciales. Más que representantes de la militancia, los asistentes constituían la comunidad política más activa del falangismo auténtico. El cartel del congreso presentaba una cara serena de José Antonio con puntos gruesos. Se eligió un Consejo Nacional de 21 miembros, 7 de los cuales constituyeron la Junta Política: fue reelegido como presidente del Consejo y de la Junta el doctor Narciso Perales; como secretario del Consejo Nacional y de la Junta Política, José María Gussoni72. Los vocales son Serafín Reboull, obrero y antiguo paracaidista como Conde Soladana; Javier Morillas, estudiante de Económicas73; 71. 72. 73.

La revista pagó al partido azul con unos miles de pesetas y la publicación de varios artículos. Él y su esposa, enfermera, además de sus hijos, adoptaron a otros demostrando su buen corazón. Más adelante sería profesor en la universidad de Berkeley, California.

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Francisco Martín Castillo, estudiante de Medicina; José Briz Méndez74, cineasta, y Carlos Novillo Fertrell, camisa vieja. La ponencia de Sanidad la dirigió el doctor Franco Manera. Se acordó que el Congreso Nacional designase al Consejo Nacional y al jefe nacional. Hicieron los siguientes nombramientos: jefe nacional: Pedro Conde Soladana, quien unía a su buen talante personal una imagen falangista presentable. Como secretario general fue nombrado José Luis Arroyo Cruz, antiguo miembro del FES. Arroyo pidió al ministro de la Presidencia, Manuel Otero Novas, las cabeceras de Arriba y Libertad¸ lo que el ministro denegó para años después ser subastadas en la década de los 90. En este Congreso surgieron las primeras discrepancias por la forma de estructuración y la estrategia del partido, dividiéndose en dos sectores: el que abogaba por la organización falangista tradicional jerarquizada, defendida por los históricos y quienes querían un partido cuyo máximo órgano fuera el Congreso de Militantes, defendido por los más jóvenes, los estudiantes, brazo ejecutor principal de la acción política del partido; su consigna era: el partido para quien lo trabaja. Otro de los acuerdos adoptados fue la publicación de Patria Sindicalista, como órgano de expresión del partido, recuperando una cabecera histórica del jonsismo valenciano75. Se seguían editando las publicaciones CONS, portavoz de la Central Obrera Nacionalsindicalista y Sí, vocero del Frente Sindicalista Unificado, ambas realizadas a ciclostil. Por aquel entonces el partido en Madrid comenzó una campaña para dotar de multicopistas a toda España. La tarea recae nuevamente en estudiantes de enseñanza media que consiguen el material necesario en institutos, centros juveniles y alguna academia. Era una acción aventurera y miliciana más que terminó dando espíritu de cuerpo a quienes la llevaban a cabo pasando de centuriones a pretorianos. Tras su ejecución estaba Manuel Velasco Vaquero, cuya silueta alta y 74. 75.

Director de películas como Ragan y Comanche Blanco. Creada originalmente por Maximiliano Lloret, quien la dirigió junto a Gaspar Bacigalupo.

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bidimensional era más conocida en la calle del Pez de Madrid, sede nacional de la Auténtica, que en la facultad de Ciencias Políticas donde estaba matriculado. No era caso único de esa militancia a tiempo completo. Velasco procedía del FENS, reclutó a un magnífico equipo que montó la estructura de la enseñanza media, de ella saldrían buena parte de las comunidades militantes de Falange Española de las JONS (auténtica). El ideario de estos falangistas se resumía en 27 puntos, ajustados a los de la Falange primitiva, realizando una actualización del lenguaje que también se había producido previamente en otras formaciones, como las organizaciones juveniles. El punto 3, aparecía con un “Tenemos vocación universal...” en vez del “Tenemos vocación de Imperio...”. Los falangistas auténticos ponían el mayor énfasis en el aspecto sindical y en una utópica transformación económica de hercúlea realización, común denominador de los grupos falangistas, tales como nacionalización de la banca, de los servicios públicos, de los seguros y de “toda empresa que por necesidad nacional sea conveniente” (punto 14). En lo referente a la Iglesia, tras “reconocer” la dimensión religiosa del hombre inspirados en la ética cristiana, exigía la separación entre Iglesia y Estado “sometiendo a la primera a ley civil en materia secular”. Se produce una recuperación de la figura de Ramiro Ledesma, cuyas frases rotundas son adecuadas al estilo hedillista, al igual que las citas de Primo de Rivera abundan más cuando son declaraciones y artículos del Ausente de fechas posteriores a 1934. Eugenio Pordomingo encargó unos cuadernillos de formación a personalidades destacadas. Eran de tapas de cartón rojo y cabían en el bolsillo. Trataban muchos temas: el Estado, la Historia, la Doctrina, la Política Exterior, El Peronismo, Velasco Alvarado en Perú, Agitación y Propaganda, etc. Veinte años después se seguirán usando en los cursos Alejandro Salazar realizados por 76.

El campamento de la Concha de Artedo, Cudillero, ya era legendario en el cancionero del Frente de Juventudes y de la OJE: “Adiós Tito […] agradecidos quedamos, nos llevamos buen recuerdo de los días que pasamos” [http://www.rumbos.net/cancionero/7585_041.htm].

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FE de las JONS en Cudillero (Asturias)76. El autor de estas líneas propuso a Pordomingo hablar en la Historia de la Guerra Civil de gubernamentales y rebeldes en lugar de rojos y nacionales o republicanos y fascistas. El 5 de mayo el Círculo José Antonio de Barcelona, presidido por Ángel Gómez Puértolas, se integró en FE de las JONS (auténtica), tras una reunión en el Restaurante Moka de Barcelona. Las demás organizaciones que se disputaban la legitimidad, se escandalizaron ante las consignas auténticas de entonces que harán propias un lustro después: República Sindical, defendido por las palabras de Ledesma sobre el “queremos un estado republicano de exaltación nacional y estructura económica sindicalista”. A ello se unían las descalificaciones que hace José Antonio sobre la monarquía que “cumplida su misión se desprende como una cáscara muerta”, lo cual no deja de ser una forma de funcionalismo político que es lo que caracteriza el tremendo vacío doctrinal que se produce tras la muerte de Ledesma, tras seis años largos de militancia política, y de Primo de Rivera, poco menos de tres años después de fundar Falange. La fidelidad al Rey, puesto por deseo directo y expreso de Franco, mantuvo a muchos falangistas de derecha hostiles a la palabra república, en la que veían más al nefasto Frente Popular que a Platón. FE de las JONS (auténtica), a través de la CONS, llegó a apoyar la cogestión y autogestión obrera e, incluso, en la primera ocasión se propugna el “sí” a la amnistía política con fuertes resistencias de algunas bases militantes. Los falangistas auténticos desafían el cuadro inventado de un José Antonio con el águila de San Juan77 recordando que, el 7 de octubre de 1934, los falangistas se manifestaron con otra bandera en la Puerta del Sol para apoyar al gobierno republicano contra el golpe de Estado socialista en Asturias y separatista en Cataluña. El día no fue escogido al azar. 77.

Escudo con el que se firmó la Constitución de 1978, que el cambio de escudo nacional lo realizó un Decreto ley en la década siguiente por lo que la expresión desacertada de "inconstitucional" es, cuando menos, mentira.

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Era el aniversario de la batalla de Lepanto, “la más grande ocasión que vieron los siglos” al decir de Miguel de Cervantes. Los falangistas de la Auténtica se mostraban partidarios de la acción directa y no se arredraron en llevar adelante con audacia actividades nada apacibles, siendo frecuentes los enfrentamientos físicos con formaciones de extrema derecha y extrema izquierda78 o la ejecución de operaciones como el mencionado lanzamiento de botes de humo en la Bolsa de valores de Madrid79. También la Milicia de la capital española suministró con material reprográfico, requisado en institutos y academias, a las juntas provinciales, como dijimos. Fueron muchas y variadas sus actuaciones: La retirada de los símbolos, el encierro en la sede del Movimiento, las grandes pancartas en monumentos históricos, el cerdo con el nombre del ministro del Interior corriendo por la Puerta del Sol, el reparto gratuito de leche, los enfrentamientos con grupos armados de derecha e izquierda, la venta constante de prensa en la calle, las huelgas en Enseñanza Media, la escalada de la Puerta de Alcalá y del monumento en la Plaza de España, la militancia activa en Universidad y Enseñanza Media, etc. supusieron una presencia viva y continuada en la opinión pública. Es cierto que presidió su actividad el radicalismo. A sus peticiones de amnistía política, que también habían hecho los Círculos José Antonio, juntaron el rechazo a los actos de posibilismo político tales como los Pactos de la Moncloa. El ataque a la política institucional se hacía en la petición de un referéndum para determinar la forma de gobierno en España o la denuncia a los partidos presentes en las Cortes. En abril de 1977, en la presentación de su oferta electoral en el hotel Eurobuilding, Sigfredo Hillers, cabecilla de Falange Española Independiente, vio interrumpido el evento por militantes de FE de las JONS (auténtica) hartos de sus afrentas. Se produjo un encontronazo entre activistas de ambas falanges. La revista Cambio 16 ofreció información del incidente. Hillers pidió al 78.

79.

Tuvo especial relevancia un choque con el grupo terrorista FRAP en el Rastro de Madrid. CONS, febrero de 1977, p. 4.

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Tribunal Supremo la prohibición de la Auténtica. El FES reproducía ataques constantes en sus publicaciones. Les juzgaba como una versión izquierdista de la Falange al igual que la Falange del Movimiento supuso la versión derechista80. En aquellos días cantaban en la radio Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán: “Señora azul, de vicio criticón, sin da la talla de profesional, vas a imponer tu terca voluntad y con tu opinión medir nuestro criterio...tú no puedes apreciar con propiedad el color de la cuestión, pues desde la barrera sueles ver toros que no son y parecen ser [...] señora azul ¡qué lástima nos das! La mediocridad está en tu corazón”. Los burlones hedillistas gustaban de cantarla dedicada a Hillers. Acusaban al FES de progresiva derechización. Sigfredo Hillers, en palabras del líder histórico Narciso Perales, “no tenía más categoría que para ser jefe de centuria”. FE de las JONS (auténtica) tuvo una fulgurante expansión y de los mejores resultados azules en las urnas. En las legislativas de 1977 la Alianza 18 de Julio obtuvo 65.001 votos, sumando a FE de las JONS, Círculos Doctrinales José Antonio y Fuerza Nueva; Falange Española Independiente obtuvo 888. FE de las JONS (auténtica) consiguió en solitario 40.978, pocos menos que Falange en 1936. Las primeras elecciones generales dieron a la Auténtica 41.872, habiendo presentado 225 candidatos en veintisiete provincias. Durante la campaña electoral surgen las primeras tensiones en la organización, que culminaran con la dimisión de Narciso Perales y un intento de abandono, reconsiderado finalmente, días antes del 20-N, celebrado en Alicante con asistencia de dos mil falangistas. La opinión pública comenzó a diferenciar de manera clara a esa Falange Auténtica de las opciones del falangismo oficial cuando llegaran a ella los ecos de los violentos ataques verbales a los que los hedillistas respondían con enfrentamientos: en la calle Preciados durante el referéndum de reforma política, en Hileras, donde estaba la sede de Fernández-Cuesta, por el asalto a un puesto: en Núñez de Balboa dos veces contra Fuerza Nueva; en la facultad de Derecho los 14 de abril y 2 de mayo. Las acciones 80. Blanco, Francisco. "Hacia una historia del FES", op. cit.

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se sucedían y FE de las JONS (auténtica) tenía una presencia permanente en la calle. Los falangistas rebeldes realizaron actividades inéditas en las familias falangistas. En octubre de 1977 remitieron escritos de protesta a las embajadas de Guinea Ecuatorial, Argentina, Chile y Uruguay por las violaciones de los derechos humanos en aquellos países hispanos, así como censuras a Marruecos y Mauritania por la ocupación del Sáhara español. Su actitud era pionera y demostrativa de un falangismo vinculado socialmente. Los falangistas argumentaban la falacia y la hipocresía de pregonar derechos individuales en casa de los famélicos. Su éxito entre los estudiantes, llevó incluso al Sindicato Unitario de la Organización Revolucionaria de Trabajadores, maoístas de ayer hoy en el PSOE, a la intentona fracasada en ciernes de engullirlos en su organización81. Pero había serpientes en el paraíso. Uno de los principales políticos de los inicios era José Mª Gussoni, a la sazón secretario general, defenestrado por una maniobra de un sector de la Junta Nacional, donde estaba Velasco, para recaer el poder sobre Zulueta, que venía de Círculos José Antonio; Pepe Briz, José Luis Arroyo, etc. Desde dentro del aparato del partido se simuló una entrevista telefónica de un medio extranjeros con Gussoni para hacerle dar unas declaraciones con las que inculparle ante la Junta Nacional. Gussoni había sido un hombre audaz. Se presentó en una comisaría de Valladolid donde estaban presos Pedro Conde y otros falangistas. Sabedor de la convocatoria secreta de una huelga salvaje en FASA Renault, Gussoni amenazó a los policías con parar la fábrica de capital francés si no liberaban a los detenidos azules. Cuando comenzó la huelga, ignorando que era por otros motivos, la Policía se apresuró a libertar a los falangistas. Muchos personajes vinieron, con la mesa ya puesta, a intentar homologar a la Auténtica con la generalidad de los partidos políticos imperantes en aquel entonces. José L. Arroyo volcó al partido en una campaña para ser elegido por Murcia fracasando y 81.

Patria Sindicalista, nº 7, febrero de 1978.

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produciendo una crisis económica a la organización, además de la suya personal. El 21 de junio de 1977, Pedro Conde remite una carta manuscrita en la que manifiesta que se considera “libre de cualquier disciplina o relación de afiliación en general respecto a la organización FE de las JONS (auténtica)”. En la misiva Conde se queja de cortes en el teléfono y en la luz de su casa, cuyo pago corría a cargo de FE de las JONS (auténtica). Un día antes, Fernando Foncillas, responsable de Huesca, dimite también y se marcha del partido. El verano anterior fueron detenidos, mientras realizaban propaganda antimonárquica, tres militantes falangistas en su ciudad: dos miembros de la Junta local de Carabanchel y un estudiante de Medicina. Foncillas terminará haciendo carrera en el periodismo especializado. Con la misma fecha, José Antonio Assiego, luego encuadrado con Blas Piñar en el Frente Nacional, dirigió una carta manuscrita a Narciso Perales donde hace hincapié en la necesidad de separar del mando falangista a los dirigentes de la CONS, cuyos desarrollos sindicales le parecían excesivos. Era el primer paso de su maniobra hacia la fundación de la derechista Fuerza Nacional del Trabajo. También era la evidencia de que en FE de las JONS (auténtica) convivían familias heterogéneas y casi antagónicas que sólo habían tenido de engrudo común los antis. En la carta, Assiego adjuntó la convocatoria para el 2 de julio de 1977 de un Congreso provincial en Málaga, tras la cual, había convocado un Consejo Nacional de la Auténtica, en el madrileño barrio de San Blas. Este Consejo separará a Assiego del partido, como veremos más adelante, entre “una vaga astronomía de pistolas inconcretas”. En efecto, falangistas de uno y otro sector se pasearon armados por los alrededores de la sala del Consejo Nacional. Finalmente, la sangre no llegó al río porque el doctor Perales amenazó con dimitir e hizo un llamamiento a la cordura. El 29 de octubre de 1977 los falangistas de FE de las JONS (auténtica) celebraron la conmemoración de la fundación de Falange en 40 provincias con actos centrales programados en la fiesta de las cocheras Sanz de Barcelona, en la Asamblea de

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Militantes de La Mancha y en el mitin del Cine Madrid con asistencia multitudinaria. Toma la palabra en la capital española, entre otros, el cineasta Pepe Briz, que enardeció a la multitud. “Ellos tienen el poder y también la policía, la victoria será nuestra, tenemos la poesía”. El aparato del partido de Madrid soportaba la organización del acto con miles de asistentes. Los chicos de Paco Canadá garantizaron la seguridad e hicieron recogida de artilugios en las puertas de entrada al público. Hubo cosas pintorescas, armas de fuego incluidas. Se entregaba un recibo para recogerlas a la salida. El momento político estaba en auge y se abría una brecha de serena atención. En el camino hacia arriba se acabó el dinero. El mitin del cine Madrid marca la cumbre de FE de las JONS (auténtica), a partir de ese punto empezó la caída. En un comunicado anterior, el 21 de octubre, la Auténtica obvió la trampa de la noria de la unidad falangista por considerar que esa unidad ya estaba realizada en FE de las JONS (auténtica). Se arrogaron una legimitidad de origen y de ejercicio al emparentarse por línea directa con la disidencia falangista y contaron para ello con la figura indiscutible de Narciso Perales y con dos hijos de Hedilla, el pequeño, Miguel, fue nombrado jefe de Madrid. Por otro, la audacia de los programas electorales de finales de los 70 causó un gran impacto al no sólo cambiar de palabras, sino de talante. En los espacios electorales televisados no aparecía un busto vestido de azul que leía con voz enérgica un papel, repitiendo lemas, vivas y mueras. Aparecía un grupo de activistas, sin orden aparente, hablando entre sí, de pie y sin escenario. El realizador fue el hermano de Jesús Mencía. Los jóvenes participantes, con humor, iban respondiendo a las preguntas del realizador. Dejaban claro que usaban esos programas electorales porque eran gratuitos y les permitían difundir sus ideas. Una de las frases de un melenudo azul definía irónica la intervención televisada: “Falange Auténtica, el voto inútil”. También aparece en los mismos el doctor Perales que hace valer su larga y limpia trayectoria de oposición al régimen franquista.

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Por otro lado, se editan contra el consejo de Narciso Perales, unos carteles donde se ve un joven sangrando con la silueta de varios antidisturbios detrás, impreso en rojo: “No queremos el poder, queremos la libertad”. Los diseñadores gráficos de esas campañas fueron varios, entre ellos José María Gómez Benito y Javier Alberdi. La Asociación de Márketing dio un destacado premio a la campaña pero las urnas no. Las adhesiones a FE de las JONS (auténtica) se sucedían. Algunos miembros del grupo Jarcha, que compuso la ópera Líder, dedicada a José Antonio, se afiliaron. Su canción, Libertad sin ira, ha puesto música a la Transición democrática y será reeditada en las marchas populares contra ETA a principios del siglo XXI. Tal ruptura de imagen permitió a la Auténtica imponer su presencia brazo en alto y con las banderas y yugos desplegados en manifestaciones convocadas por la izquierda de los años 70. Esto provoca dentro del partido un revulsivo, algunos sectores de milicias fascistizan su actitud –dada la funcionalidad de su tarea– y otros se radicalizan hacia la izquierda. Con la llegada de Jesús Mencía y Eloy Vergara, antiguos miembros del Frente de Juventudes ya situados, gracias a ser los primeros en completar estudios de mercadotecnia en España, se definió la necesidad de una estrategia consciente y se intentan abandonar carteles personalistas como el de Pedro Conde, quieren una imagen nueva y se llega a plantear el cambio de nombre y emblemas. Se renunció a ello recordando la desaparición de cuantos lo hicieron, en especial se mencionó el caso de Cantarero del Castillo y su Reforma Social Española. Mencía realizó un planteamiento estratégico coherente y abrió una nueva brecha de esperanza. Mencía defendía la idea de que el partido de cuadros no era el objetivo sino el medio de llegar a un movimiento de masas donde el partido sería el esqueleto. La prensa de FE de las JONS (auténtica) reflejó los cambios. El nuevo Patria Sindicalista presentó una verdadera imagen de periódico, puede venderse en un quiosco. Las urnas no les dieron representación a pesar del importante número de votos que consiguieron para un partido recién creado.

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Muchos miembros de la Junta consideraron vigente la carta de dimisión de Pedro Conde. Otros se apiñaron en torno a él, temiendo por sus cargos. Rafael Lasaga, falangista santanderino de prestigio, intentó la conciliación y fracasó en el empeño. Hubo excesos por parte de los jóvenes miembros de la Junta Nacional, apoyados por las Milicias. Narciso Perales, con una trayectoria intachable en las coordenadas del falangismo, tuvo que soportar que alguno de aquellos “recién llegados”, le tildaran de “gobernador franquista”; sin recordar que desde aquel cargo había dado pan negro al Caudillo o que había acudido a Astorga para intentar encontrar a la comitiva de Franco en un desesperado intento de salvar la vida a Juan Domínguez. En otro ámbito del propio partido tiene lugar un intenso debate sobre la definición de la rama estudiantil. En un lado se sitúa el secretario general del FSU, el economista Javier Morillas, y su secretario en Madrid, el médico Francisco Martín Castillo. Frente a ellos, los responsables de centros en Enseñanza Media, captados en OJE y en los institutos. El aparato argumenta que el FSU es, sencillamente, el apartado estudiantil de FE de las JONS (auténtica), mientras los jefes de instituto y de zona defienden al FSU como sindicato, al que pueden afiliarse estudiantes que no pertenezcan necesariamente al partido. Si sólo pueden afiliarse los miembros del partido al FSU, razonaron, el Frente es innecesario pues solapa la acción de FE-JONS (auténtica). Los estudiantes buscaban abrir un frente amplio donde Falange sea la barra de acero del paraguas, las varillas las juntas locales y el país o tela los sindicatos y grupos donde hay azules y otros. Sus peticiones no fueron aprobadas. El crecimiento y consolidación en Enseñanza Media conseguido entre 1974 y 1979 se detuvo. Entre las causas, además de una estrategia errónea, está el paso de los mejores núcleos de los institutos a la Universidad. Tras ellos dejan una organización donde no había nada.

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Segunda concentración de Falange Auténtica en Alicante. En primer plano Narciso Perales y Pedro Conde.

4. TERCER CONGRESO (1978)

Fue la tercera fase. En 1977 Pedro Conde se quejó, como vimos, ante el secretario general por el impago de sus facturas de luz y teléfono que han supuesto el corte de suministro. Era cierto que la Junta Nacional había asumido el coste de las comunicaciones de su jefe. José Luis Arroyo, el secretario general, expuso como justificación el gran déficit que se arrastraba en las cuentas del partido ante la Asamblea Nacional de enero de 1978, que decidió la convocatoria urgente de un Congreso. Conde comenzó a escribir artículos en el diario El Imparcial, dirigido por Julio Merino. En el mes de febrero de 1978 la sección sindical Central Obrera Nacionalsindicalista abandona la organización y se reconvierte en Confederación de Trabajadores Sindicalistas. El nombre original CONS lo tenía ya registrado José Luis Roberto, un personaje de Valencia creador de la empresa Levantina de Seguridad, dueño de clubes de alterne que presumía de buenas relaciones con los servicios de información del Estado. Roberto acabaría erigiendo el partido ultra España 2000.

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La CTS siguió atenta la publicación Sindicalismo que hizo Ceferino Maestu. Heredó del Frente Sindicalista Revolucionario las espirales, que ahora son dos, rojinegras y cuadradas. Mantendría el histórico nombre CONS de las centrales falangistas para su órgano de difusión. En febrero el jefe provincial de Málaga, José Antonio Assiego Verdugo, más tarde comprometido con la Libia del coronel Gaddafi, atacaba en El Sol de Málaga (16/02/1978) a la Junta Nacional a quien acusaba de forzar la dimisión de Narciso Perales, y de mantener anulado a Conde. La Junta Provincial de Málaga expulsaba a Assiego, que desde el diario malagueño ya había realizado una despedida. Personajes de alto nivel como Narciso Perales y de menor cuantía como Javier Sauras fueron sometidos a un vergonzoso acoso telefónico por orden de algunos miembros de la Junta Nacional con mando en Madrid. El objetivo, como veremos más adelantes, era allanar el camino para llevar a Velasco a la Secretaría General con el apoyo de Miguel Hedilla. La Junta Nacional convocó el III Congreso Nacional para marzo de 1978. Conde fuerza, aunque fuera de plazo estatutario, en una Asamblea Nacional, el 20 de febrero de 1978, la expulsión de parte de la Junta Nacional, los miembros disidentes. Éstos decidieron realizar de cualquier manera el III Congreso Nacional de Militantes el 24 de marzo que contó con el permiso gubernativo porque se ajustaba a los Estatutos, quien a su vez denegaba a Conde la réplica en la reunión que pretendía celebrar el 2 de abril. Los libelos de algunos del FES inculparon sin pruebas una vez más: “Los responsables del gobierno civil de Madrid apoyaban en aquella extraña singladura de los falangistas auténticos al sector de Manuel Velasco y de Miguel Hedilla, lo que provocaba la confusión y la división, quizá de forma interesada por parte del poder gubernativo”. El III Congreso tampoco fue un mar de la tranquilidad. En el mismo, el sector de Jesús Mencía planteó que el falangismo era un vehículo agotado para transmitir las corrientes renovadoras de la tradición revolucionaria española, de una tercera vía que tran-

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sitara entre el odio de la izquierda y el egoísmo de la derecha. Defendieron que los esfuerzos intensos, aunque breves en los años de Ramiro y José Antonio, fueron anegados por la atonía general que nacida en los años oscuros de “la mediocridad burguesa, con el acompañamiento coreográfico de nuestras camisas azules” se prolongaban por pereza intelectual. No hubo desarrollos, exceptuando algunos meritorios casos individuales, ni aplicaciones prácticas de los mismos sobre la realidad. Coincidentes en el análisis, otro grupo, en el que se encontraban Miguel Hedilla y Gustavo Morales, ampararon el mantenimiento de los símbolos aunque adecuándolos a los tiempos. Esa tarea la llevó a cabo de forma brillante el diseñador Alfonso López. De aquel intento quedó un doble fraccionamiento. De una parte la Falange Española de las JONS (auténtica) con Pedro Conde a la cabeza y con la incursión ahora de nuevos elementos procedentes del FES encabezados por Antonio Flores; de otra, Falange Española Auténtica (FEA), presidida por Ana María Fernández Llamazares, y un grupo donde Miguel Hedilla y Manuel Velasco asumieron la dirección desde el III Congreso Nacional del 24 de marzo del 78, realizado en el Hotel Velázquez, tras el trágico accidente automovilístico de Jesús Mencía, el único estratega. El encuentro se celebró por convocatoria de la Junta Nacional, con la oposición de diversos jerarcas nacionales. En ese congreso se rompieron las milicias de la Auténtica. Parte de quienes se marchen irán a la primera línea de FE de las JONS, alguno, a la CNT. Ana María Fernández Llamazares, que procedía de las comunidades cristianas de base, salió del III Congreso como nueva líder, era mujer y usaba el título de presidenta y no jefe. La batalla en el Registro de Partidos Políticos la ganó Pedro Conde a pesar de las insidiosas insinuaciones de los corifeos hillerianos. Los disidentes se constituyeron como Falange Española Auténtica. A primeros de mayo de 1978 tomaron la sede social, en la calle del Pez 21 de Madrid, recuperando los ficheros de la organización para el sector Tercer Congreso. Se cruzaron las declaraciones en los periódicos. Pedro Conde: “José Antonio

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estaría con nosotros”; replica Ana María F. Llamazares: “Nosotros estaríamos con José Antonio”. El 4 de diciembre de 1978, en plena campaña del referéndum constitucional, un grupo de FE de las JONS (auténtica), ocupa la emisora de Radio Nacional de España en Madrid, son todos detenidos, incluido Narciso Perales. Los asaltantes protestaban por la emisión de un comunicado del sector Llamazares III Congreso pidiendo el “Sí a la Constitución”, mientras se silenciaba que el doctor Perales y sus falangistas postulaban la abstención. FEA acaparó la comunidad política militante de FE de las JONS (auténtica), los más activos. Se legalizaron el 17 de enero de 1979, con un Congreso Constituyente en un albergue juvenil de la Casa de Campo, eligiendo a Ana María Fernández Llamazares como presidente nacional y a Manuel Velasco como secretario. Editaron la revista Nosotros. Tuvieron locales en las calles Francisco Silvela y en León de Madrid, luego se trasladaron a una imprenta de la Corredera Alta de San Pablo, en Madrid. La dispersión genera dispersión. Ese año Ignacio Rubio Fernández, Antonio Pellejero y Alberto Peramonte Oliver crearon Izquierda Falangista y Jesús Laguna fundó en Barcelona Alianza del Trabajo Nacionalsindicalista.

Acto de Falange Española Auténtica, en el extremo derecho Manuel Velasco, en el centro Ana María Fernández Llamazares y a la izquierda Gustavo Morales.

5. CUBA (1978)

En 1978, la fuerte presencia de falangistas en el Consejo de la Juventud de España, por su amplia implantación en los institutos, impone a seis miembros de FE de las JONS (auténtica) como parte de la representación española en el Congreso Internacional de la Juventud y los Estudiantes que se celebra en Cuba. Las reuniones del Consejo de la Juventud fueron tormentosas por la inquietud que suponía llevar a camisas azules a un congreso hegemónicamente socialista. Por parte de Falange Española Auténtica fueron cuatro cuadros juveniles, José Manuel Saceda, Vicente Martínez, Ángel Salazar y Gustavo Morales. Nadie más quiere ir de Madrid ni siquiera de la Junta Nacional. Para no perder plazas se añaden dos militantes de Barcelona, donde recala el barco ruso camino de La Habana, que atienden a los sugerentes alias de «el Indio» y «Sandokán». En Lisboa, de polizón, mezclado con la tripulación, se subió al navío el diseñador falangista Javier González Alberdi, de Murcia. Se ha enterado tarde pero no le arredró entrar en el barco y buscar escondite. Terminará descubierto porque los desayunos pasan de 300 a 301 y los soviéticos los contaban.

Algunos de los miembros de la delegación falangista a Cuba saludan brazo en alto con camisa azul en el crucero soviético Leonid Sobinov, 1978.

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La delegación que envió el partido no fue del máximo nivel. Milá en el panfleto alucinado Falange, los años oscuros, esparce una serie de patrañas rocambolescas sobre la Auténtica en Cuba. Ante este autor y otros, como Emilio Mariat, reconoció Milá en Barcelona que lo escribió como hecho aunque sólo se lo habían contado como rumor. Eso es rigor escribiendo.

Testimonio de uno de los delegados falangistas asistentes al Congreso Internacional de la Juventud y los Estudiantes en La Habana, Cuba, en verano de 1978: Subíamos a un barco soviético, el Leonid Sobinov, con trescientos comunistas de diferentes países que se dirigían al Congreso Internacional de la Juventud y los Estudiantes. Éramos Saceda, ahora sindicalista; Vicente Martínez, el secretario general de Juventudes que se marcharía a la UCD; Ángel Salazar, hoy sindicalista en Vascongadas; «Sandokán», que contaba cómo combatió a los marroquíes al lado de los polisarios ante nuestra incredulidad burlona y errada; «el Indio», un chaval de Barcelona para una plaza que no se llenaba (“¿ir a Cuba con camisa azul? ¿estáis locos?”); y en Lisboa, de polizón por su cuenta, se subió el inefable Javier González Alberdi, el murciano al que dimos refugio pero fue imposible ocultar su exuberante presencia. La cosa se saldó con una pelea en que los portugueses del PCP formaron junto a la fornida marinería rusa y los italianos del PCI con nosotros. Acabó como la Segunda Guerra Mundial, ganaron los soviéticos. No tiraron a Alberdi por la borda y hubo un intento de suicidio de una nieta de Violeta Parra. A pesar de ello la convivencia era cordial, aprendimos a jugar al ping pong en un barco oscilante y a requebrar a las camareras en ruso. Conocimos a Enrique Líster hijo, interesante personaje que me dedicó un libro donde criticaba con bastante razón el travestismo político de Santiago Carrillo, el verdugo de Paracuellos. Y eso que entonces Carrillo aún era del PCE. Una noche, cuando los comunistas terminaron de cantar La Internacional en varios idiomas sobre la cubierta del barco, un pequeño grupo levantó el brazo y cantó el Cara al Sol. Llevábamos camisas azules y flechas bordadas en rojo. Saludábamos brazo en alto, a pesar de que algún ignorante o

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malintencionado mienta diciendo que lo hacíamos con el puño alzado82. Un exiliado chileno comentaba horrorizado: “Los italianos se han traído a la extrema izquierda ácrata, los franceses a los trotskistas... ¡pero es que los españoles se han traído a los falangistas!”. En Cuba nos alojamos en la villa politécnica del petróleo «Mártires de Chile», a las afueras de la capital cubana. A los del PCUS ruso los metieron en el mejor hotel y dentro de La Habana. También allí había clases. No asistimos a muchas reuniones del Festival Internacional de la Juventud y los Estudiantes dado que apoyamos una propuesta yugoslava de condenar el hegemonismo soviético a la par que el imperialismo norteamericano y la Presidencia del Congreso nos dijo que no hacía falta que volviéramos por allí. En un acto de los peronistas Montoneros nos alineamos con éstos en una trifulca contra el Partido Comunista de Argentina, que era legal en la Dictadura de Videla. En un mitin del Frente Polisario, su secretario general se paró al ver a «Sandokán» y anunció a los cuatro vientos que “este hombre combatió a nuestro lado contra las fuerzas marroquíes. No se fue con el resto del Ejército español”. Nos quedamos de piedra y recordamos las horas embarcadas de burlas crueles a costa de la historia que contaba el pequeño catalán y que resultó ser cierta. Nuestra ausencia de las sesiones siguientes no produjo depresión alguna en los organizadores de la Internacional juvenil ni en nosotros tampoco. Nos perdimos por las calles habaneras, hablamos con sus gentes. Aprendimos lo que eran los Comités de Defensa de la Revolución, las porterías espías al modo del Madrid republicano pero mejor organizadas. Conocimos mujeres que estaban divorciadas con 19 años. Supimos de un pueblo vital que grita la vida y susurra la política bajo los orwelianos carteles de Fidel Castro, en todas las esquinas, en todos los instantes. En 1978 el turismo no anegaba Cuba y la mayor parte de los barcos

Así ocurre en páginas como http://usuarios.lycos.es/movimientofalangista/fea.htm. Algún frívolo ha llegado a afirmar que lo saben por fotos que nunca muestran. ¿Tienen música esas fotos inéditas para saber qué están cantando? Sí es cierto que los auténticos cerraban los puños cuando peleaban a golpes.

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que fondeaban en el puerto de La Habana lucían el martillo y la hoz y estaban roñosos. Anécdota. Hablamos con un negro sesentón que nos dice: “Soy analfabeto pero creo que Fidel lo está haciendo bien”. El acompañante de paisano, uno que siempre pasa por ahí, le espetó: “Fidel dice que en Cuba no hay analfabetos”. Y el negro agitó las manos y bajó la cabeza: “Si Fidel lo dice, yo no soy analfabeto”. Ángel Salazar de Aldea es testigo de lo que cuento. Las delegaciones fueron recibidas en un desfile que terminaba en un gran estadio, desde cuya tribuna saludaba Fidel Castro con Santiago Carrillo y otros líderes comunistas presidiendo. Entraban los holandeses montados en bicicleta, graciosamente conjuntados con sombreros de paja; los soviéticos de gris y amarillo; negros e indios estadounidenses también tras su enseña nacional; italianos, finlandeses, chilenos... rompiendo el orden la delegación española era un arco iris de camisetas, camisas azules, pantalones cortos y largos, banderas de España y republicanas, de casi todas las autonomías, rojas, negras y falangistas. Había tantas banderas como delegados.

Cuando entró la delegación yugoslava que por evidente orden lo hizo después de nosotros, ya incorporados a las gradas aunque lejos de Castro y de Carrillo, la presidencia dejó de aplaudir de forma ostentosa y con ella la multitud disciplinada. Siete chicos azules nos pusimos en pie y ovacionamos y palmeamos ruidosamente en un estadio en silencio ante el paso de los disidentes yugoslavos. Si alguien más hubiera hecho ruido no hubiéramos sido tan visibles. Los yugoslavos, agradecidos, nos invitaron con frecuencia durante nuestra estancia en Cuba y propusieron que una delegación nuestra visitara Belgrado. La cosa quedará en agua de borrajas porque el partido se fue al garete, primero el nuestro y después el suyo con más jarana. Es lo que tienen los Balcanes, cuyas guerras abrieron y cerraron el siglo XX europeo. En una ceremonia en el parque Lenin, Fidel Castro saludó a la delegación española y algunos le estrechamos la mano vistiendo nuestra camisa azul con las flechas bordadas y, después, levantando el brazo lo que no pareció sorprender en absoluto al

Comandante. De hecho, en uno de los museos históricos, en la librería, había unas Obras Completas de José Antonio, dedicadas a Castro por un periodista falangista en la década de los años 50. Chema Múgica, sobrino de Enrique Múgica, escribió una carta a su tío y la recibió mi padre, Gustavo Morales Vázquez de Castro. A la par, Enrique Múgica recibió la mía. El error de los policías cubanos se explicaba por la coincidencia en las cartas de un comentario común al que llegamos Chema y yo de forma independiente: 1984 de Orwell. La censura no era muy puntillosa y se liaba algo con los sobres. La mejor vacuna contra el comunismo fue aquel viaje a Cuba.

Acto conjunto entre falangistas y peronistas en Madrid, a la izquierda los ex legionarios Javier Iglesias, asesinado en Argentina, y Gustavo Morales.

Concentración de Primea Línea de FE de las JONS. Entre ellos, muchos procedentes de FE de las JONS (auténtica).

Muchachos y muchachas azules forman con el ángulo blanco de la Primera Línea.

CAPÍTULO VI

AGONÍA Y MUERTE DE FE DE LAS JONS (AUTÉNTICA) “Ser antes que parecer” Lema de los junkers prusianos

La pérdida de sintonía con la opinión pública se revela a partir de hechos concretos. En la facultad de Derecho, en defensa de la unidad de España, por los puños y en clamorosa inferioridad numérica, quince militantes cargan contra un centenar de separatistas gallegos, apoyados por el PTE y el PCE. El detonante fue un cartel del Bloque Nacionalista Gallego donde se insultaba a España. Al negarse a su retirada, comenzó una trifulca, sin más armas que las manos y un garrote. La prensa, evitando hacer mención a cuántos de los presentes estaban en uno u otro lado, se cebó contra la minoría numérica y victoriosa. Éste fue el detonante que encendió el debate sobre la necesidad o no de cambiar la imagen. Las Milicias que eran buenas para ejecutar la acción del partido, desde vender prensa como asaltar puestos rivales para conseguir el monopolio de lo azul, no encajaban en la nueva imagen. La noticia del choque destruía años de trabajo para quitar la etiqueta violenta. Cuantos estuvieron en la pelea, chichones y ojos morados, hablaban de lo justo; los otros, de lo conveniente. Se creó un círculo de “viejos soldados”. Los núcleos jóvenes fundacionales se levantaron contra los “maduros”, comprendieron tarde el error que supuso autodesca-

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lificarse por su complejo juvenil, excesiva juventud, y la necesidad de contar con individuos adultos que dieran una presencia seria a la organización. Pero en lugar de reconducir la situación y reconquistar los órganos de poder del partido, manteniendo a históricos como Narciso Perales, fueron hacia la ruptura. Fue un error. Tras la ruptura del III Congreso los cambios se sucedieron en FE de las JONS (auténtica). A mediados de 1979, Pedro Conde es sustituido por Jesús Esteban, con Vicente Martín Peña como secretario. Luego accederá a la Jefatura Nacional el aragonés José Manuel Bardají. El 23 de diciembre de 1979, en Zaragoza, el III Congreso Nacional, no tenían en cuenta el realizado el año anterior, disolvió ese partido. Poco después, los tribunales darán la razón a la querella interpuesta por Fernández-Cuesta contra el nombre idéntico más el apelativo “auténtica”. Tras la autodisolución de FE de las JONS (auténtica), FEA operará con ese nombre hasta 1983, en que los últimos veteranos abandonan el partido. Los días 8 y 9 de diciembre de 1984 se celebrará el V Congreso Nacional de FEA, en el que sale elegido secretario general Ángel Gómez Puértolas, causan baja en el registro de partidos políticos como miembros de la Junta Nacional Manuel Velasco Vaquero, Santiago Rubio, Pablo Martín Urbano, Adelaida Botas Jordana, José Ramón Martí Gracia, José Miguel Devesa Gil y Miguel Hedilla Rojas. La continuación del partido estuvo ligada finalmente a una imprenta. Su existencia permitió mantener un núcleo de militantes liberados, un vasco entre ellos. También facilitó la realización de propaganda. Nuevamente sale la cabecera de la revista Nosotros. El partido carecía de medios y el servicio militar le privó de algunos militantes desde 1979. Todo acabó de nuevo «como el rosario de la autora». Velasco acabó pleiteando contra sus camaradas por la imprenta y emigró a Colombia de donde regresará casado y con familia. La ruptura de la Auténtica terminó con la oportunidad más seria del falangismo en los años 70. Las decenas de miles de votos obtenidos por la organización y su rápido crecimiento en provin-

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cias, con acciones espectaculares, con eco en la prensa, atrajeron a gran número de depredadores, estatales e individuales, que acabaron por destruirla utilizando, una vez más, su ardorosa ingenuidad. El partido necesitaba algo más que “Falange sí, Franco no”, un mensaje sencillo con que recorrió la mayor parte de los años 70 del siglo XX. En esa línea la gran esperanza fue Jesús Mencía, una cabeza muy bien amueblada. Un accidente de coche ya referido descabezó al mejor líder de entonces e hizo recordar las palabras de Felipe II ante el desastre de la Invencible. Los mandos restantes no supieron plantear objetivos realistas y una estrategia. Se refugiaron en el “edito, luego existo”. En el fondo, la muerte de Franco terminó con la misión y la vida de la Auténtica. La nefasta separación acaecida tras el III Congreso del Hotel Velázquez dejó una organización agonizante que moriría en 1980. El partido pudo haber sobrevivido si hubieran aprendido a convivir distintas corrientes, lo que estaba fuera de la cultura falangista. A Manuel Ignacio Hedilla y otros les denominaban “socialdemócratas”, por la concepción progresista que tenían del falangismo. Otros se situaban más en la línea de los movimientos populistas hispanoaméricanos, con el tercerismo de Velasco Alvarado o del primer Perón y sus descamisados. Algunos se definían como ramiristas y la mayoría citaba a José Antonio sólo a partir del mitin de la Revolución española, en 1935. Bien es verdad, que FE de las JONS de Fernández-Cuesta prefería limitarse al José Antonio del Discurso de la Comedia de 1933. El desencuentro entre los nuevos mandos y la militancia lo dio la negativa de ésta a llevar una corona de flores a la tumba de Dionisio Ridruejo. Algunos de los recién llegados pretendían acercarse a la izquierda. En esa línea asistieron como invitados a un Congreso del PCE. Pero el local nacional, en la calle del Pez 21, estaba compartido con la provincial de Madrid que hacía sentir su influencia en la Junta Nacional, favorable hacia los componentes de ésta que eran, también, mandos en la capital. Los jóvenes, enfrentados habitualmente con la extrema derecha y con la izquierda en institutos y universidades, no veían con buenos ojos

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el acercamiento de algunos jerarcas a los partidos de uno y otro lado del espectro político con los que combatían a diario. El gran acierto de FE de las JONS (auténtica) fue mantener un alto nivel de actividad pública, con una militancia absolutamente entregada y en rápido crecimiento y con actuaciones y planteamientos originales, tanto en el falangismo como entre los demás partidos políticos. Muchos años después, un manifiesto del grupo francés Nouvelles Resistences afirma, recogiendo esa bandera: “Nos reconocemos como herederos parciales del hedillismo español”. Suponiendo que se refiera a la actitud que desde 1945 y luego en los 60 y 70 observaron múltiples grupos minúsculos, como las Juntas de Oposición Falangistas y el Frente de Estudiantes Nacionalsindicalistas (FENS), se alinean con otros de su estilo y crean organizaciones mayores. Las más de las veces la coincidencia entre ellos era poco más al “no es esto, no es esto” ante el presunto falangismo de Franco. La hostilidad entre esos grupos con la misma ideología está bien caricaturizada en la escena del circo de la película La vida de Brian donde un grupo judío subversivo afirma su odio contra los romanos pero más contra las otras organizaciones hebreas de oposición83. Durante años, a excepción de la tremenda campaña de identidad propia, la Auténtica fue el más claro referente de «fascismo rojo», en un análisis ultra pueril “a remolque de la izquierda” porque se negó a asumir las consignas gastadas de una extrema derecha que, cuando no era clerical, era neoconservadora, asimilando la organización a la opinión pública en lugar de actuar sobre ella. Es decir, FE de las JONS (auténtica) contestaba a las cuestiones que se iban planteando día a día en los 70. La falta de oportunidad permanente de los falangistas se evidencia en dos campañas contra la OTAN, una en 1978 y otra en 1994. El ingreso en la Alianza Atlántica se produjo en 1986. Hoy no creo que José Antonio estuviese en contra de la OTAN. 83.

La crítica la realiza el grupo inglés sobre el trotskismo europeo al que habían pertenecido como Vanesa Redgrave o Ken Loach.

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El primer objetivo fue hacer pública su identidad e intensificar la diferencia con otros. FE de las JONS (auténtica) se esforzó en distinguirse de las formaciones franquistas y probablemente lo logró mientras existió pero a nadie le importaba ya esa diferencia, excepto a los de la Auténtica. Junto a una militancia espléndida hubo serios problemas de liderazgo, con grandes ejecuciones tácticas pero sin otra estrategia que la presencia en la calle y la autosuficiencia por la audacia. Desde 1997 no hay partido fascista sino partidas de fachas. Durante el mandato de Jesús López84, ya en el siglo XXI, se producirá una escisión en la Falange y algunos de los escindidos constituirán una “Falange Auténtica”. En esta ocasión, casi todos los fundadores procedían del partido de Fernández Cuesta y de Márquez o del de Hillers. Pero esa es ya otra historia.

Un militante posa junto al mural contra la OTAN en la campaña de FE de las JONS (auténtica) en Barcelona, 1977.

84.

López, junto con Gustavo Morales y Miguel Hedilla, es creador de la Fundación José Antonio Primo de Rivera.

El dirigente sindical Juan García Carres habla en presencia del Caudillo, del príncipe Juan Carlos y de otras autoridades.

CAPÍTULO VII

FUERZA NUEVA, MÁS FRANQUISTAS QUE FRANCO “La cólera no nos permite saber lo que hacemos y menos aún lo que decimos” Arthur Schopenhauer

Los orígenes de Fuerza Nueva se remontan a unos ejercicios espirituales, en mayo de 1964, en el monasterio de la Reforma Franciscana de San Pedro de Alcántara, a las afueras de Priego, Cuenca. Asistieron docena y medias de personas a las que el padre Glaré dijo que “la política bien entendida desde un prisma católico es una parte de la ciencia de las ciencias, la Teología”. Los asistentes decidieron “luchar contra las fuerzas del mal a escala universal”. Había preocupación ante el problema religioso y político que percibían entonces. Buscaron “la actitud que deberíamos adoptar ante una situación ya iniciada de crisis en la Iglesia y de crisis de la Nación”. Reconoce el propio Piñar que la idea era todavía “vaga e imprecisa”, aunque comenzó a tomar forma la idea de crear un “movimiento político nacionalista y cristiano”, con el objetivo de hacer frente a las tres “revoluciones anticristianas y antinacionales: la liberal, la marxista y la erótica”. Un grupo, según cuenta el notario Piñar, convocó en Madrid a un significativo número de personas, algunas de relieve pero sin renombre en el Movimiento, “que pensábamos, con fundamento, que estaban en esa misma línea y que estimaban que era preciso hacer algunas cosas. Los reunidos presentíamos que era necesario pasar de espectadores interesados a protagonistas eficaces.

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Algo se gestaba ya en los ambientes religiosos y políticos que nos imponía la obligación moral de salir de nuestra casa y comprometernos”. En la reunión se acuerda la creación de la Hermandad Nacional Universitaria, de donde nació el grupo Defensa Universitaria, activo en la defensa del franquismo y hostil a la oposición. Para descubrir las actividades de la izquierda, fundaron el Centro de Información y Orientación (CIO) de vida efímera. El CIO editó una publicación donde aireaban las acciones de la oposición. Entendieron que requerían de una revista de mayor calado y Piñar la bautizó Fuerza Nueva, copiándola de una publicación argentina, en torno a la cual se reunía el grupo del militar y diplomático Tito Guevara, que apoyó el levantamiento de Leonardi. Piñar le pidió permiso expreso para usar el nombre y obtuvo una respuesta afirmativa: “por supuesto, quisiera que lo que en Argentina no tuvo éxito lo tenga en España” [www.homenajeblaspinar.com/blasbio.html ]. Dos años después de aquellos ejercicios espirituales, el 2 de mayo de 1966, fundaron Fuerza Nueva Editorial S.A. Junto al semanario Fuerza Nueva, publicaron algunos libros y folletos, a la busca de detener el aperturismo político y moral. La revista Fuerza Nueva vio la luz en enero de 1967. La dirigieron J. Jesús Mora, Antonio de Agustín, Francisco Sáez, Manuel Ballesteros, Pedro Rodrigo y Luis Fernández-Villamea. En sus páginas se atacó la subversión y la infiltración comunista, la apertura postconciliar de la Iglesia católica y el acercamiento de algunos clérigos al socialismo. A pesar de ser paladín del régimen franquista, éste ordenó el secuestro de cinco números completos de FN, entre el 163 y el 324, y muchos artículos sufrieron la censura, especialmente aquellos que clamaban por la intervención directa del Ejército en la vida política. En 1975 la publicación llegó a su techo con 45.000 ejemplares. A partir de 1982 pasó a ser quincenal, con 40 páginas. Su escasa o nula rentabilidad la impidió llegar a ser un diario. Blas Piñar, presidente de Fuerza Nueva, era consejero nacional del Movimiento nombrado por Franco. Nació en noviembre de 1918 en Toledo, hijo de militares. Se hizo de Acción Católica,

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donde ostentó altos cargos. Pasó la Guerra Civil refugiado en las embajadas de Finlandia y Paraguay. Tres años después de terminada el conflicto español consiguió plaza de notario, pasando de Cieza, Murcia, a Madrid. Fue director del Instituto de Cultura Hispánica desde 1957 hasta que fue destituido por un artículo contra los Estados Unidos de América, "Hipócritas", publicado en la tercera página del diario Abc, el 19 de enero de 1962. El artículo, dice Piñar, “lo escribí en un viaje de regreso a España, desde Filipinas y Japón. Allí, in situ, pude apreciar la tremenda obra de deshispanización que realizaban los norteamericanos en el primer país, y la política de abortos masivos en el segundo. El artículo fue enviado a la censura ordinaria del Ministerio de Información y Turismo y a la excepcional del Ministerio de Asuntos Exteriores, mereciendo la aprobación de ambas”85. El cese no le alejó del régimen, Piñar intervino en las comisiones de Leyes Fundamentales, Asuntos Exteriores y Justicia de las Cortes. Fue miembro de los institutos de Estudios Jurídicos y del Derecho Comparado; vocal del consejo rector del Centro de Estudios Universitarios de Madrid, regido por la Asociación Católica de Propagandistas; Doctor honoris causa por la Universidad de Ilodio en Filipinas; vocal del Banco General de Comercio; consejero de Hidroeléctrica de Ribagorzana S.A. y miembro del Frente Nacional de Alianza Libre con Manuel Hedilla. En las Cortes Piñar votó contra el derecho a la libertad religiosa, que ya le había costado a España quedarse fuera del Plan Marshall (European Recovery Program). También se opuso a la objeción de conciencia y al Estatuto del Movimiento de 1968 y enmendó en su totalidad el Protocolo de Ratificación de Relaciones Comerciales con la URSS en diciembre de 1972. Prolífico en escritos y conferencias, desde 1966 el notario se reveló como brillante orador. Recibió influencias del rumano Cornelio Codreanu, dirigente de la Legión de San Miguel Arcángel y de la Guardia de Hierro. Piñar fue la cabeza visible de la extrema derecha española en los albores de la Transición. 85.

Entrevista a Blas Piñar [www.generalisimofranco.com/noticias3/entrevista.htm].

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Cuando, a partir de 1974 quedó asegurada la instauración monárquica en la persona del príncipe Juan Carlos de Borbón, Fuerza Nueva perdió la ayuda de la Secretaría General del Movimiento, y se alejaron de ella muchas figuras relevantes que frecuentaban sus mítines: militares, sacerdotes, universitarios católicos y algunos falangistas. El mensaje del partido hegemónico de la extrema derecha incidía en funcionarios, pequeños propietarios y clases medias. Piñar fue agasajado por gobernadores civiles y alcaldes. Oficiales del Ejército le rindieron honores en África. Contó con el apoyo de las hermandades nacionales de ex-combatientes y del Círculo Vázquez de Mella, así como con el soporte del almirante Carrero Blanco, vicepresidente del Gobierno. Fuerza Nueva se legalizó como asociación política en 1974, pero no se constituyó como tal hasta julio de 1976, por la inutilidad del estatuto sobre asociaciones políticas del presidente Arias Navarro. FN prometía fidelidad a los ideales del 18 de Julio, defendiendo la obra de Franco por lo que en principio estuvo conforme con la monarquía católica que dejó el Caudillo. Adoptó una estructura presidencialista en torno a Blas Piñar. En su consejo político estuvieron Ramón Sabater, Vicente Ortiz, Ángel Ortuño y María Luisa Noriega, consuegra de Blas Piñar. Desde 1966 hasta 1973 Piñar impulsó el rearme ideológico del régimen. A partir de 1974 quiso apuntalar el Estado franquista suscitando adhesiones y agrupando fuerzas para evitar el cambio. En el I Congreso Nacional, celebrado en Madrid en 1976, en la rocambolesca ponencia transcrita por Ernesto Milá, se defendía a FN como la vanguardia del Estado orgánico; un partido de masas organizadas por cuadros jerarquizados, unitario en el plano doctrinal y con implantación en toda España. Las complicidades con las fuerzas de orden público del Estado fueron evidentes. Al respecto, uno de los jóvenes participantes en un mitin de Blas Piñar en Anoeta cuenta cómo comenzaron a dispararles y la reacción de los segadores de Piñar ante la agresión: “Me causó gran impresión comprobar cómo la Policía Armada se alternaba con militantes del partido en sus posiciones […] se intercambiaban munición, y se daban órdenes y consignas. Había un auténtico clima

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de camaradería y convivencia. Era como una barricada frente al enemigo” (Sáenz 2006: 41). Los jóvenes de FN rechazaban, al menos de boquilla, el conformismo político y querían vertebrar un Frente Nacional violento y eficiente, aunque el partido fue rudimentario, funcionando en grupos reducidos. Muchos afiliados se movilizaban sólo cuando acudía Blas Piñar o en épocas de elecciones. Su unidad tuvo un serio déficit interno por la mezcolanza ideológica que suponía aunar a católicos integristas, fascistas, tradicionalistas, ultraderechistas, etc. De forma visual usaban, además de la bandera de Fuerza Nueva -roja y azul en diagonal-, usaban la española, la de la Comunión Tradicionalista y la de Falange. Su emblemática era la del 18 de Julio. FN no tuvo vocación de partido organizado ni sus ponencias fueron más que cánticos celestiales. En su seno convivían, al menos, tres concepciones diferentes sobre lo que tenía que ser el partido FN: la hegemónica entendía a FN como conservadora, integrista y dentro de la ley pero favorable al golpe de Estado militar, era la postura de Blas Piñar y los mandos nacionales y militantes más maduros; escuadrista y neofascista, como querían las bases juveniles más radicalizadas y violentas que acabaron escindiéndose en el Frente de la Juventudes, o la postura más minoritaria que copiaba el modelo postfascista italiano, defendida por el Centro de Estudios «Nuestra Señora de Wladimir». Tuvo sedes FN en las calles madrileñas de Velázquez, en Núñez de Balboa desde 1971 y al final en Mejía Lequerica, donde desapareció. Fue abriendo locales en Santander, Toledo, Granada, Jaén, Alicante, Valencia, Málaga, Barcelona, León, Murcia, Almería, Ciudad Real, Castellón, Asturias y Cuenca. En algunas provincias el partido fue dirigido por familias concretas: la Del Nido en Sevilla, los Alba en Toledo, Camilo Menéndez en Guadalajara, los Moreno Luque en Asturias, una hija de Blas Piñar y su esposo en Valladolid. Casi todos los máximos dirigentes de FN eran burgueses bien situados, privilegiados del sistema; muchos eran profesionales autónomos. Se ha dicho a ojos vista que los militantes tenían menos de 25 años, o más de 50.

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Conmemoraban todos los episodios de la Guerra Civil española: 18 de julio, 1 de abril, 1 de octubre, 20 de noviembre. Los simpatizantes vinieron del Tradicionalismo, el fascismo, la Acción Católica, los excombatientes y algunos de la Guardia de Franco. FN contó con fondos suficientes para mantener su funcionamiento y financiar las campañas electorales. Mantenían activa a la militancia recaudando cuotas, vendiendo libros, bonos y la revista, pegando propaganda. Los jerarcas negociaban generosos donativos de simpatizantes. Entre 1979 y 1982, recibió las correspondientes aportaciones del Estado a los partidos con representación parlamentaria, mientras Piñar fue diputado, en ese periodo fue el líder principal de la extrema derecha española. Sus intervenciones en las Cortes estuvieron lejos de su amenaza de acudir con un pito. En ellas, dijo cosas como: “Las nacionalidades son una de estas dos cosas, o naciones interinas que aspiran a constituirse en Estado o son regiones con personalidad diferenciada pero dentro de una sola y única nación”86. FN tenía unos 50.000 afiliados, más de 300.000 votantes en las legislativas de 1979 contando con los votos que le entregó la Falange de Fernández Cuesta y Diego Márquez. En noviembre de 1979 fundaron el sindicato Fuerza Nacional del Trabajo (FNT), sin mucho éxito, al igual que los sindicatos falangistas de esos años. FNT acabará integrándose en FE de las JONS. En su primera etapa FNT estuvo dirigida por José A. Assiego, detenido en varias ocasiones y procedente de FE de las JONS (auténtica). Fue llevado ante los tribunales acusado de conspirar y ser financiado por el líder libio Gaddafi. Su programa casi se reducía a oponerse a la huelga y al despido libre, y defender el trabajo como uno de los más nobles atributos de jerarquía y honor. En ocasiones sirvieron de piquetes antihuelgas frente a los piquetes sindicales. Fuerza Nueva contó una organización juvenil, Fuerza Joven (FJ). En Barcelona, FJ editaba el boletín Occidente. FJ de Madrid, por su parte, publicaba Ofensiva. En uno de los artículos 86.

Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados. Pleno y Diputación Permanente. VIII Legislatura Núm. 125. Sesión plenaria núm. 117.

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publicados por ésta última se decía: “que se vayan de nuestras filas los estrategas, los asustadizos […] seremos guerreros de Dios”. Mientras la revista Fuerza Nueva defendió el ingreso en la Alianza Atlántica, Ofensiva se lanzó con el "No a la OTAN". Las juventudes de Madrid estuvieron dirigidas por Antonio Muñoz Perea, yerno de Blas Piñar, y formadas por Alberto Sandoval. Se estructuraron primero en escuadras, centurias y banderas, ineficaces al estar pensadas para grandes organizaciones. Éstas fueron las centurias Víctor Legurburu, la del Pilar, la Gómez Hortigüela, Centuria de la Sierra, José Antonio Primo de Rivera (posteriormente Matías Montero) y Francisco Franco, que fue mandada por Eduardo Olivares. Entre los jefes de centuria estuvieron Garay y Mendiguchía. El cambio optó por las agrupaciones y líneas, más operativas. Ganó fama la Sección C, con artificieros especializados en cócteles Molotov, bombas de humo, cohetes de caña con carga de pólvora, etc. “Eran como una especie de cuerpo de elite dentro de la organización que […] causaba gran admiración y respeto. Llevaban incluso un uniforme completamente diferente […] una boina negra y una camisa verde legionaria” (Sáenz 2006: 37). Contaban con secciones de Juventudes Femeninas, donde estuvo infiltrada una agente de FE de las JONS (auténtica) a quien controlaba Manuel Velasco. Fuerza Joven agrupaba a jóvenes hasta los 22 años. Tenía secretario general y hacían un congreso nacional. A Muñoz Perea le fueron sucediendo Juan Ignacio González, que sería acribillado a balazos en el portal de su casa en un crimen sin resolver aún; Carlos Ayuso, Servando Balaguer, Francisco Puchades, José Manuel Reyes y Jorge Cutillas. Unos propugnaron una línea de actuación paramilitar y otros más política. Instruían a sus mandos en campamentos situados en El Escorial y Mérida. La revista Interviú publicó fotos de algunos, más fruto de las filtraciones interesadas que de la investigación. Recomendaban vivir en gracia, ser mitad monje y mitad soldado, defender a Dios y a su Iglesia, cuidar del alma, etc. También hubo algún escándalo como el de José Luis Corral, “expulsado a bofetadas de la sede por sus prácticas siniestras e

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irregulares que sus propios militantes [Movimiento Católico Español], avergonzados, nos manifestaban, y que nunca se atrevieron a denunciar; militantes que, ya entonces, y hoy en día también, siempre rondaban entre los trece y los quince años de edad, que son los que más le atraen” (Sáenz 2006: 70). Los núcleos más activos de Fuerza Joven, por su radicalidad, entraron en conflicto con la dirección de Fuerza Nueva, de talante menos agresivo. Soñaban con el Movimiento Social Italiano, que junto al partido parlamentario contaba con grupos paralelos armados. Los jóvenes tampoco eran tan integristas como los mayores. Fuerza Nueva en público patrocinaba la violencia defensiva, preparando a los jóvenes para la violencia callejera, con antecedentes en Defensa Universitaria y Acción Universitaria Nacional. En esos años hubo casos de colaboración de ultraderechistas actuando como fuerzas parapoliciales, pero sin atentados mortales: Partido Español Nacional Socialista en Barcelona, Movimiento Social Español en Valencia, Movimiento Nacional Revolucionario y Guerrilleros de Cristo Rey en Madrid; también los Grupos de Acción Sindicalista, Agrupación Española Tradicionalista, Cruz Ibérica, Comandos de Lucha Antimarxista, Legión Azul, Comando Negro de la Falange, Lanzas de Castilla, Comando Onésimo Redondo y Cip-Caza Rojos. Muchos no eran grupos que tuvieran una existencia real, sino simples firmas bajo las que se ocultaban acciones no aprobadas de militantes descontrolados de FN cuando actuaban por su cuenta. Carlos García Juliá, Francisco Alvadalejo y otros miembros de FN participaron en los disparos a los abogados comunistas de Atocha; el causante de la muerte del maoista Arturo Ruiz estaba vinculado con Fuerza Nueva; Fuerza Joven participó en incidentes violentos en San Sebastián y Madrid; Emilio Hellín y David Fernández Loza, condenados por la muerte de la militante ultraizquierdista Yolanda González, eran miembros de Fuerza Nueva; José Luis Alcazo murió en el Retiro agredido por militantes de la Sección C de la sede de la calle Linneo, etc. La represión cayó sobre los más activos y acabaron en la cárcel Juliá, Alvadalejo, Cerrá, Solchaga, Iturbide, Moro, Valavázquez,

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Bosch, Borlado, Fariñas, Pedemonte, Laborda, Rovira, Aceña, Roca, Rávena, Merino y el antiguo militante de Falange Auténtica Hurtado. La violencia también enfrentó a Fuerza Nueva, Agrupación de Juventudes Tradicionalistas y CEDADE y FE de las JONS contra FE de las JONS (auténtica). Se produjeron varios choques memorables entre la Primera Línea de FE de las JONS y las Milicias de FE de las JONS (auténtica). Éstas Milicias se enfrentaron frecuentemente en las calles y en la facultad de Derecho de la Complutense contra las secciones de choque de Fuerza Nueva. La Auténtica llegó a tener heridos de bala en un feroz combate ante la sede de FN en Núñez de Balboa. Los jóvenes estaban descontentos dado que Fuerza Nueva era más partido conservador y religioso que neofascista. Ellos se consideraban tercera vía entre el capitalismo liberal y el socialismo marxista. El enfrentamiento por la violencia táctica de los jóvenes llevó a la escisión. Las secciones juveniles de Madrid y Barcelona fundaron el Frente de la Juventud. Tendrá dos versiones, catalana y madrileña. La catalana será fugaz y muchos de sus miembros acabaron ingresando en la madrileña, más activa y coherente. El Frente Nacional de la Juventud se gestó en Barcelona en octubre de 1977. Su presidente fue Ramón Graells, con Antonio Badía y Enrique Moreno88 de vicepresidentes y Ernesto Milá de secretario. Copiaron el nombre y el emblema del Fronte Nazionale della Gioventú. Publicaron la revista Patria y libertad, completada con El cadenazo. Estuvieron implicados en algunas acciones violentas. La versión catalana del FNJ se inscribió como asociación política en 1978 y se disolvió menos de un año después, por desavenencias entre Graells y Milá, el primero más falangista y el segundo más ofuscado y abonado a las escisiones. Milá creó la pandilla Patriotas Autónomos, que se integró en el Frente de la 87. 88.

Moreno ingresó en FE de las JONS en 1995. Comisiones Obreras nació en el centro falangista Manuel Mateo, en su origen estuvieron falangistas rebeldes como Serafín Rebull y cristianos de base antes de ser infiltrado por el Partido Comunista de España.

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Juventud en 1980; mientras Graells llevó a sus partidarios a Unidad Falangista y después a Juntas Españolas. En Madrid, el Frente de la Juventud surgió en 1979, también a partir de una escisión de Fuerza Joven de Madrid. Sus promotores fueron José de las Heras, Carlos de Aguinaga, Joaquín López y Juan Ignacio González, quien había sido jefe de la Sección C de Fuerza Nueva. Ejercieron la acción directa, con asaltos a la facultad de Derecho de la Universidad Complutense, con implicación en el asesinato del comunista Andrés García, y acusados de atracos, atentados en Valladolid, etc. Fueron desmantelados por la Policía en 1982, tras las violentas actuaciones que realizaron en el primer aniversario del golpe de Estado fallido del 23-F. Al Frente pertenecieron conocidos abogados. “El escindido Frente de la Juventud tendría un futuro corto y controvertido que terminaría con la práctica totalidad de su militancia encarcelada, huída o asesinada. Buena parte de ellos tuvieron que rehacer su vida fuera de España, buscados por muy diferentes delitos, la mayoría atracos, que comenzarían como acciones tendentes a la autofinanciación de la organización, y terminaría financiando exclusivamente sus bolsillos” (Sáenz 2006: 38). Por último, mencionar las corrientes europeístas que devinieron en filonazis. En 1965 se constituyó en Barcelona la Confederación Española de Amigos de Europa (CEDADE). Una asociación política desde 1966, ligada al falangismo crítico hasta 1970, con Ángel Ricote y Pedro Aparicio. Viró a más nacionalsocialista después bajo la dirección de Jorge Mota quien entró en contactos con nacionalsocialistas europeos y norteamericanos. Mota reflejó su ideario en Hacia un socialismo europeo. En marzo de 1973 inauguró su delegación en Madrid. A partir de esa fecha fue una organización europea neonazi más, muy influida por exilados en España como Otto Skorzeny y F. Khufuss. Editaban un boletín mensual, siendo sus miembros activos declarados medio millar. En 1974 perdieron sus fuentes financieras y comenzaron a decaer. Los hermanos Alcázares y el peculiar García dirigían la delegación de Madrid. Los nazis españoles siempre han sentido debilidad por Barcelona. En España Nuevo Orden Europeo y

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Joven Europa tuvieron escasa influencia, pues sólo influyó en CEDADE, que además de difundir sin éxito su ideología y textos facilitó dos congresos anuales de Nouvel Ordre Européen en Barcelona, en 1969 y 1977. En realidad, España fue útil mientras en ella las leyes permitían la libertad de expresión e impresión y se hacían muchos libros y actos que en el resto de Europa estaban prohibidos. Entre ellos estaba la Misa anual por Adolfo Hitler que recoge Luis Carandell en Celtiberia Show.

Unidades de choque falangistas, bajo la disciplina de Raimundo Fernández-Cuesta.

Acto del 19 de noviembre, los falangistas se preparan para ir andando hasta el Valle de los Caídos en esa noche.

CAPÍTULO VIII

PRENSA ULTRA DE LOS 70 “Hoy en día no puede creerse nada de lo que publican los periódicos” Thomas Jefferson

En la década de lo años 70 del siglo XX, el diario El Alcázar, fundado durante el asedio a la Academia de Infantería de Toledo en el largo verano de 1936, estaba dirigido por Antonio Gibello, posterior biógrafo de José Antonio. El periódico giró hasta convertirse en el portavoz del mal llamado búnker político. Desde 1975 fue el órgano de la Confederación Nacional de ex Combatientes, presidida por José Antonio Girón. Fue la principal cabecera en la prensa adicta al 18 de Julio. El siete de julio de 1977 Antonio Izquierdo relevó a Gibello. Cuando el presidente Adolfo Suárez, desarticuló la Delegación Nacional de Prensa y Propaganda del Movimiento, El Alcázar se convirtió en el diario de referencia de los activistas y seguidores del régimen anterior. Sus pérdidas económicas las amortiguaban de su bolsillo José Antonio Girón y Juan García Carrés. Girón lo definió como el periódico que asumía la “honrosa tarea de simbolizar a las fuerzas nacionales”. Fue activo y descarado en sus artículos. Como ejemplo, la reforma sindical que abrió paso a la legalización de los sindicatos de clase, el socialista UGT y el comunista CC.OO.89, produjo la dimisión voluntaria del vicepresidente del Gobierno para Asuntos de la Defensa, general De Santiago. El 23 de julio 89.

Flores Thies, Jesús. "¿Otra muerte anunciada?" El Risco de la Nava, nº 37, 14 de agosto de 2007.

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Antonio Izquierdo, director de El Alcázar, invitó a los militares a sumarse a De Santiago. El general Iniesta Cano felicitó a Izquierdo por su propuesta que no se vio secundada. Los militares aún creían en la plabra que les había dado el presidente Suárez de que el Partido Comunista no entraría en la legalización democrática, de forma similar a como había ocurrido en la Alemania libre después de 1945. “El Alcázar murió gracias a la labor metódica de los herederos de los resentidos vencidos y de los herederos de los cobardes vencedores. Murió por ese raro fenómeno que se produce cuando un periódico aumenta su venta pero que, al carecer de publicidad, se endeuda cuanto más vende […]. Con los años, los tribunales dieron la razón a El Alcázar, y recibieron sus propietarios unas cantidades con las que a duras penas se pudieron pagar las deudas y nada más. Hemos leído en alguna parte que en el “río revuelto”, parte de sus archivos pasaron a CC.OO.”89. Otro diario en esa línea fue El Imparcial, que salió a la calle el 11 de diciembre de 1977, patrocinado por Domingo López, quien había sido presidente del Banco de Valladolid. Su primer director fue el veterano Emilio Romero. Meses después vendió Domingo López parte de sus acciones a Julio Merino González, quien asumió la dirección de El Imparcial, con Fernando Latorre de Félez como subdirector y el hoy profesor universitario Valentín González en la redacción. Hubo rumores sin pruebas sobre financiación libia, pues era conocida la actividad filoárabe de Fernando Latorre. Entre sus columnistas habituales estuvo Pedro Conde Soladana. En junio de 1979 Merino y Latorre abandonaron este periódico. Un año después ambos reaparecieron como director y director adjunto, respectivamente, del semanario Heraldo Español que comenzó a editarse en abril de 1980, como órgano de expresión de Acción Nacional Progresista. Sus colaboradores coincidían en gran parte con los de El Alcázar, y su cuerpo lo formaban artículos favorables a las tesis de la Confederación Nacional de ex Combatientes, la Falange de Fernández-Cuesta y Márquez y Fuerza Nueva. En 1981 quiso convertirse en diario, pero no obtuvo financiación suficiente, aun-

Prensa ultra de los 70

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que sí editó El ejército calla, de Joaquín Aguirre Bellver, y Chistes terroristas, de Manuel Summers, padre del cantante del grupo musical Hombres G. El Heraldo Español desapareció en julio de 1982. Latorre y Merino después fundaron La Voz del Progreso, y finalmente se incorporaron al Diario de Barcelona. A Merino le sucedieron, en la dirección de El Imparcial, Jesús PérezVarela, César González Ruano (hijo) y Juan Pla. Desde 1979 El Imparcial se alineó con la extrema derecha, ofreciendo de Blas Piñar una imagen más positiva que la aireada por El Alcázar, publicando también colaboraciones de otros dirigentes ultras de Fuerza Nueva y neoconservadores: Ricardo Alba, FernándezVillamea, Fernández de la Mora, Antonio Gibello, Juan García Carres, Ortí Bordás, Luis Jáudenes, Silva Muñoz, Thomas de Carranza, y la Asociación Cultural de Mujeres de Militares, Guardia Civil y Juan García Carres Policía Nacional. Hasta el cambio de rumbo del diario Ya en 1997, las plumas azules carecieron de un diario nacional donde poder expresarse. En un programa de radio en la primavera de 1998, el periodista Andrés Aberasturi, ante los ataques simplones a los falangistas que escribían en Ya, dijo: “Escriben donde pueden, donde les dejan, si les dejan en El País, también escribirán allí”.

Ramiro Ledesma en los pinceles de Santos Tudá.

SEGUNDA PARTE

LAS IDEAS

Grupos de milicias falangistas realizan maniobras en la Sierra de Madrid.

CAPÍTULO IX

FASCISMO EN ESPAÑA “Los intelectuales no son, como se dice a menudo, las personas que piensan, son los que tienen por oficio pensar” George Sorel

El siglo XX, originado en la revolución industrial y el racionalismo, da a luz en Europa a dos doctrinas totalitarias: el comunismo y el fascismo. Una en torno a la nación como espacio de la solidaridad y la otra basada en la clase económica. Ambas propugnaron la destrucción del orden liberal y la toma del poder como instrumento del cambio. La juventud del continente se alineó en los extremos. La victoria final fue del liberalismo que venció militarmente al fascismo en 1945 y al comunismo, económicamente, en 1989. Triunfó el pensamiento “débil” liberal, el capitalismo financiero y económico cuyo fin había predicho Marx, el consumo que facilitó la revolución de John Ford, el parlamentarismo abominado por Michels y todo se sujeta sobre el Estado del Bienestar que inicia Otto von Bismarck90.

1. EL FASCISMO CATÓLICO CONTRA INTELECTUALES, PROGRAMAS Y CONSTITUCIONES

En algunos fascismos, España, Bélgica y Rumanía, la influencia católica es determinante lo que dulcifica la carga de sus doc90.

Velarde Fuertes (2004: 14) afirma que "Girón, en el periodo que va de 1942 a 1944 pone las bases de unos seguros sociales bismarckianos".

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trinas primigenias. En el Círculo Mercantil, José Antonio califica al fascismo de “buñuelo de viento” superada su admiración por el Fascio italiano91. Aunque, más adelante, seguirá haciendo una reivindicación indirecta. Tras la travesía del desierto republicano, la polarización provocada por los desmanes de la izquierda empujó a muchos derechistas al mimetismo con el fascismo. Calvo Sotelo intervino en ese sentido. Primo de Rivera se irritó cuando se pretendía fascista: “Ahora oímos todos los días: ‘La Patria’, ‘El Ejército’, ‘Antimarxismo’, ‘Estado totalitario’, ‘Me declaro fascista...’ [frase que había dicho Calvo Sotelo] y centenares de cosas más. Pero todo como en un torbellino, como en una algarabía, sin que pueda saberse a qué ley matemática y a qué ley de amor obedece. Más parece eso la invitación a un baile de disfraces que la invitación para embarcarse en una empresa religiosa y militar de hacer historia”92. Los adjetivos de esa empresa, religión y milicia, son como vemos las dos vocaciones que José Antonio no sigue, se hizo abogado y ejerció un fascismo literario en busca de la matemática de la lira para definir la patria y del amor por la justicia. Primo de Rivera cree en un principio: Dios es uno, la Creación es una. El pensamiento católico de Primo de Rivera aflora del imperio romano universal que dio lugar a Europa: de la filosofía que nace en Grecia, del derecho que generaliza Roma, del concepto cristiano del mundo y de los valores políticos y económicos europeos. José Antonio ofrece un diagnóstico, no un veredicto. La unidad es el remedio contra la división, en su tiempo señala las causas de ésta última: separatismos locales, lucha de clases y partidos enfrentados electoralmente. Esa unidad como remedio se realiza en torno a una misión concreta que distingue a esa nación entre 91. 92.

En principio José Antonio ofrece la jefatura de Falange a Indalecio Prieto por su historial de obrero y periodista más similar al de Mussolini que su propia biografía. La censura prohibió en abril de 1936 la publicación de este artículo de Primo de Rivera en Informaciones, y apareció años después de su fusilamiento en Baleares el 6 de enero de 1940.

Fascismo en Espaæa

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las demás. El grito elegido no es viva, sino arriba. Su origen está en el vallisoletano y regeneracionista Macías Picabea. Es la antítesis del romanticismo: “Amamos a España porque no nos gusta” que no se regodea en interpretaciones gruesas del pasado. El abogado Primo de Rivera no se resigna a convivir con la España chata y alicorta. “Si España fuese un conjunto de cosas melancólicas, faltas de justicia y de aliento histórico, pediría que me extendieran la carta de ciudadano abisinio; yo no tendría nada que ver con esta España” (Arriba, 30/01/1936). Contra la desvertebración liberal inicia Primo de Rivera su primera intervención pública fuera de las filas monárquicas, en octubre de 1933, en el Teatro de la Comedia. Ese fascismo católico93 tenía un liderazgo que no procedía de los desheredados, como ocurría con los movimientos laicos de Mussolini o Hitler, sino que se asemejaba al carácter de “nobleza obliga” del príncipe Alexei Petrovich Kropotkin94. José Antonio era un aristócrata que entiende como “imperativo moral”, renunciar a los privilegios y generar una nueva sociedad sobre las ruinas del capitalismo. José Antonio define la misión: “Tener el valor de desmontar el capitalismo, desmontarlo por aquellos mismos a quienes favorece, si es que de veras quieren evitar que la revolución comunista se lleve por delante los valores religiosos, espirituales y nacionales de la tradición. Si lo quieren, que nos ayuden a desmontar el capitalismo, a implantar el orden nuevo. Esto no es sólo una tarea económica: esto es una alta tarea moral” (Arriba, 6/02/1936). Es la nueva mesa redonda en torno a la cual la joven aristocracia falangista promete proteger al débil y renunciar a sus privilegios de casta. La organización falangista tendrá el tono militante de la época. “Es preferible dirigirse a estos combatientes como guerreros antes que como seres humanos, pues los guerreros respetan códigos de honor y los seres humanos –en su calidad de tales– carecen de los mismos” (Ignatieff 2002: 15). 93.

94.

Es una licencia porque se trata más de fascistas católicos que de fascismo católico. Kropotkin, Alexei Petrovich. La conquista del pan FLA-BAEL/Editorial Reconstruir, Buenos Aires, 1998.

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La crítica al capitalismo se extiende al sistema político que lo propicia. La primera rebelión joseantoniana en la Comedia, mitin realizado en torno al aniversario de la Marcha sobre Roma, la realiza contra el liberalismo político. Primo de Rivera critica el pensamiento débil en la figura de Rosseau y del liberalismo filosófico, cuyo nihilismo deslegitima cualquier acción enérgica de gobierno. José Antonio descalifica a Azaña por tener la oportunidad de transformarlo todo desde el 14 de abril y reinstaurar, en cambio, una mediocridad burguesa. Agustín del Río Cisneros escribe en el prólogo de las Obras Completas, edición de 1979: “El sistema liberal, entendido y realizado con las formas políticas del siglo XIX, no pudo superar dos factores de perturbación: uno, económico, ligado al proceso de la sociedad, producía la descomposición del capitalismo liberal, y otro, de carácter político, engendraba la rebelión de las masas movilizadas por el comunismo internacional”. En junio de 1936, desde la cárcel de Alicante, Primo de Rivera advierte “la quiebra del régimen liberal capitalista y la urgencia de evitar que esta quiebra conduzca irremediablemente a la catástrofe comunista, de signo antioccidental y anticristiano. En la busca del medio para evitar esa catástrofe, Falange ha llegado a posiciones, doctrinales de viva originalidad”95. Al autor le quedaban entonces menos de cinco meses de vida. José Antonio, como ya vimos, pese a sus circunstancias familiares, no fue un guerrero. La profesión de las armas era la familiar y él fundará un partido uniformado pero entre Milicia y Derecho, optó por la ley de los hombres. La Universidad era su ambición. En "Germánicos contra bereberes", José Antonio, hijo del pacificador de Marruecos, opta por lo europeo y construye un discurso de nueva civilización, un retorno al clasicismo “de nosotros mismos” y una llamada a la primera vocación europea de España. No bucea en viejas fórmulas: si una generación debe entrar en la política no lo puede hacer con el repertorio de media docena de frases con que han caminado por la política otras muchas generaciones. 95. Contestaciones que José Antonio dio a las preguntas que le remitió el periodista Ramón Blardony, por intermedio del enlace Agustín Peláez, en Alicante, el 16 de junio de 1936.

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Los pensamientos de Primo de Rivera y de Onésimo Redondo son los más influidos por ese tradicionalismo español. Comparten una concepción tomista de la justicia, una firme fe en España y la admiración por su obra evangelizadora. Creen en minorías resueltas iluminadas por la fe y detestan la superstición sufragista que iguala voto y verdad. Primo de Rivera cita directamente a San Agustín y Santo Tomás, quien afirmaba que todo está supeditado al bien común. La justicia tomista se realiza por respeto a los valores insuflados por Dios en el hombre, al hacerle a su imagen y semejanza. “La patria constituía, a su modo de ver [de José Antonio], una síntesis trascendente, lo que no implicaba en modo alguno deslizamiento hacia el panteísmo estatal, habida cuenta de que su visión entroncaba con la tradición agustiniana de la Civitas Dei” (De Diego 2001: 38). En el falangismo joseantoniano el Estado no es un todo sino un instrumento para alcanzar el desarrollo de la persona. Hay una concepción trascendente del individuo, “portador de valores eternos” en línea con lo expuesto por Santo Tomás. Esto da una fuerza tremenda a cada persona, no pueden ser desechadas las minorías en beneficio de las mayorías por muy democráticas que sean. La persona, en tanto trasciende, adquiere en el pensamiento católico y joseantoniano la categoría de sagrada. Este concepto hace que el pensamiento de José Antonio carezca del panestatismo que caracteriza a otros más próximos al original italiano como es el jonsismo. El Estado, para José Antonio, es dos cosas: el ejecutor de una misión, del destino que asume el pueblo español, en conjunción con su historia; en segundo lugar, el administrador del bien común, cuyo fin principal es organizar la convivencia. José Antonio se une a Tugan y Sorel en la crítica del socialismo por su ausencia de “factores morales y sicológicos” (Velarde Fuertes 2004: 189). Rechaza Primo de Rivera el individualismo nihilista y el Estado absorbente. En su formación de jurista está la distinción entre individuo y persona, la persona lo es en su relación con el entorno familiar, municipal y laboral. “Lo que diviniza al Estado es la creencia en que la voluntad del Estado, que una vez manifestaron los reyes absolutos, y que

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ahora manifiestan los sufragios populares, tiene siempre razón”96. La afirmación se produce en el Parlamento de 1933 contestando al líder conservador Gil Robles. “El señor Gil Robles entiende que el aspirar a un Estado integral, totalitario y autoritario es divinizar al Estado, y yo le diré al señor Gil Robles que la divinización del Estado es cabalmente lo contrario de lo que nosotros apetecernos [...]. Nosotros queremos que el Estado sea siempre instrumento al servicio de un destino histórico, al servicio de una misión histórica de unidad: encontramos que el Estado se porta bien si cree en ese total destino histórico, si considera al pueblo como una integridad de aspiraciones, y por eso nosotros no somos partidarios ni de la dictadura de izquierdas ni de la de derechas”97. José Antonio critica al individualismo porque desgaja a la persona de su entorno y la reduce a individuo. La persona lo es en relación con sus distintos entornos. El concepto católico de José Antonio y su procedencia social fueron básicos en el desencuentro que provocó la primera escisión de FE de las JONS, en febrero de 1935, recogida en el primer número del diario Ya. A partir de ese momento, Primo de Rivera se radicaliza y reclama la españolidad de su movimiento negando la adicción al fascismo, un fenómeno urbano98, moderno, actual. El primer concepto corporativista de José Antonio, la reconstrucción de los gremios y la limitación de la acumulación capitalista, cede el paso, de 1930 a 1936, a una construcción teórica del binomio nacional-sindicalismo en base a la idea de misión nacional en el conjunto de naciones y al sindicato como estructura laboral y también cauce de representación política. José Antonio habla ya de propiedad sindical en el Cine Madrid, un 19 de mayo de 1935. El joven abogado madrileño se enfrenta a la revolución socialista porque supone la barbarie, donde se ani96.

97. 98.

Primo de Rivera, José Antonio. Sobre el concepto del Estado (Discurso pronunciado en el Parlamento, 19 de diceimbre de 1933) [www.rumbos.net/ocja/jaoc0017.html]. Primo de Rivera , José Antonio. Sobre el concepto del Estado, op. cit. Precisamente por serlo, Mussolini pedía: "Hay que hacer del fascismo un fenómeno predominantemente rural. En el fondo de las ciudades anidaban todos los residuos".

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quila el personalismo, presente en José Antonio como cristiano y letrado. Para salvar la civilización occidental, José Antonio señala la necesidad de eliminar la causa que provoca el socialismo, el sistema capitalista. La crítica de José Antonio al socialismo es la desunión que conlleva el dogma de la lucha de clases y la proscripción del espíritu. Primo de Rivera se sitúa frente al capitalismo: “El orden capitalista era una necesidad cuando creció la gran industria y se hizo necesaria la acumulación del capital. Pero la gran industria fue creciendo y absorbiendo al mismo tiempo a los pequeños capitales, a las industrias pequeñas. El capitalismo era, desde el principio, el gran enemigo del obrero, al que reclutaba en las filas anónimas de la fábrica, y era también enemigo del pequeño capital, porque absorbían y aniquilaban las fuentes de producción, sustituyendo al hombre, al industrial pequeño, por unas cuantas hojas de papel, sin nervio ni corazón. El capitalismo convertía a los hombres, los trabajadores, en proletarios, es decir, en individuos que, apartados de los medios productivos, esperaban al cabo de unos días un salario por la prestación de un trabajo abrumador”99. José Antonio señala la responsabilidad que ha tenido en ese proceso la acumulación de capital. “Este gran capital, este capital técnico, este capital que llega a alcanzar dimensiones enormes, no sólo no tiene nada que ver, como os decía, con la propiedad en el sentido elemental y humano, sino que es su enemigo”100. La acumulación de capital supone concentración del existente, con lo que la riqueza huye de las manos de las clases medias, que siguen un proceso de proletarización. “Primo de Rivera reconoció el valor predictivo de los enunciados marxistas (acumulación de capital, proletarización de los trabajadores, desocupación consecuente al maquinismo y quiebra social del capitalismo), pero censuró el internacionalismo soviético, así como su materialismo, extremo este último en el que lo equiparó al liberalismo económico” (De Diego 2001: 39). 99. Discurso pronunciado en el teatro Cervantes, de Málaga, 21 de julio de 1935. 100. Conferencia de José Antonio Primo de Rivera: "Ante una encrucijada en la historia del mundo", Círculo Mercantil de Madrid, 9 de abril de 1935.

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Para José Antonio existen las personas, para Ledesma, más que un jacobino napoleónico, las naciones imperiales. La corta existencia de los tres principales líderes del fascismo español: José Antonio Primo de Rivera, Onésimo Redondo Ortega y Ramiro Ledesma Ramos, genera buena parte de la confusión doctrinal que dispersa a los fascistas españoles desde la Guerra Civil. La urgencia de tiempos prebélicos dejó poco espacio a los debates entre la línea tomista y clásica de José Antonio; el catolicismo militante y periodístico de Onésimo y la exaltación de un imperio de trabajadores de Ledesma. De hecho el Estado que pone sus nombres en algunas calles y plazas no fue fascista. Gonzalo Fernández de la Mora en España y el fascismo establecía esta conclusión: “El Estado nacido el 18 de julio de 1936 y reemplazado en 1978, no se explica ni como un fascismo ni desde el fascismo; se explica desde el tradicionalismo español, que en la edad contemporánea representan Balmes, Donoso-Cortés, MenéndezPelayo, Mella y Maeztu con su grupo de “Acción Española”. Las raíces de esta concepción de la sociedad y del Estado pasan por los grandes juristas y pensadores españoles del siglo XVI y se remontan a los teóricos castellanos medievales” (Fernández de la Mora 1980: 1028-1029). Pero incluso Víctor Pradera fue influido por un discípulo del francés Valois. Éste realizó aportaciones indudables al sindicalismo nacionalista que crecía en Italia y Francia. “El objetivo de Valois era recuperar las masas obreras de la izquierda, a través del sindicalismo para el nacionalismo” (Orella Martínez 2000: 115). A cambio, como dijimos antes, el papel hegemónico de la religión ha sido un obstáculo para el desarrollo de un nacionalismo moderno y secular, y cuando, “con retraso, el fascismo adquirió relevancia durante la Guerra Civil, mutaría y se sincretizaría de manera inevitable en un híbrido “fascismo frailuno”” (Payne 2006: 72). Hombres como Primo de Rivera, Redondo y Ledesma cuya biografía sin la política hubiera transcurrido por derroteros intelectuales, los desecharon como estamento pensante y a los productos de éstos: programas y constituciones. Primo de Rivera y Ledesma renunciaron a la vida de intelectuales, en la que estaban

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de lleno, porque “el intelectual es refractario al compromiso verdadero. Es el hombre que especula, que temporiza, que vaticina [...] formula los problemas pero se va sin resolverlos” (Schneider 1988: 11). Superan las tentaciones de una carrera académica, la comodidad erudita de la torre de marfil del intelectual. Ledesma, un intelectual afilado y un activista aguerrido, explica, tras el pseudónimo de Roberto Lanzas, el cambio de vida que suscribe su pensamiento: “La actividad periodística y política de Ledesma supuso para él el abandono radical de su actividad anterior, cuando se le abrían por ese camino las mejores perspectivas académicas” (Ledesma 1935-1936: 56). Ha elegido en el cruce de caminos lo azaroso, lo actual; abandona un brillante futuro. Lo mismo hicieron José Antonio Primo de Rivera, Onésimo Redondo y algunos más. “Es falso que las cosas en política admitan espera” (Ledesma 1935-1936: 50) escribe Ledesma en ¿Fascismo en España?, y añade: “No de ideas objetivas, esto es, no de pequeños orbes divinos, sino de hechos y de hombres, es de lo que se nutren las realidades políticas”. Termina diciendo: “Primero es la acción, el hecho. Después, su justificación teórica, su ropaje ideológico”. “El tremendo defecto de que adolece el sistema demoliberal de elección es que el auténtico político, el hombre de acción, queda eliminado de los éxitos. En su lugar, los intelectuales –y de ellos los más ramplones y mediocres, como son los abogados– se encaraman en los puestos directivos”. Continua Ledesma: “El intelectual es cobarde y elude con retórica la necesidad de conceder audiencia diaria al material humano auténtico, el hombre que sufre, el soldado que triunfa, el acaparador, el rebelde, el pusilánime, el enfermo, o bien la fábrica, las quiebras, el campo, la guerra” (Ledesma 1988: 166). Esta lejanía del poder con respecto a la realidad del pueblo les lleva a fabricarse un reflejo del mundo a su satisfacción. Escribiendo sobre el postdarwinismo, había manifestado Ledesma, en La Gaceta Literaria: “Pretender aplicar a las ciencias naturales un patrón filosófico a priori, que no puede tener otra validez que la de satisfacer nuestro insobornable afán de ordenación y estructura, no parece tampoco muy fecundo”101. Ledesma

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no critica el afán de ordenación y estructura que él comparte cuando escribe: “La transformación social que propugnamos busca precisamente la organización y la solidaridad de los españoles”102. La tentación en la ciencia es retorcer los hechos para validar una hipótesis cuando la observación debe preceder al análisis y al planteamiento teórico, describe Sorel. Ledesma amplia sus diatribas a los programas y las constituciones porque adolecen de algo parecido: buscar encajar los hechos sociales, toda la realidad posible, en sus rígidos modelos teóricos que devienen en burocracia real y monopolio del poder. El cientifismo y el racionalismo pretenden mostrar una utopía para ocultar el presente. La hegemonía del racionalismo da la primacía, la guía espiritual a los intelectuales. “Al intelectual se le escapa la actualidad y vive en perpetuo vaivén de futuro. De ahí eso de los programas, elegante medio de bordear los precipicios inmediatos”103. Los intelectuales eluden el hoy porque el presente es hacer mientras el futuro se colma simplemente con decir. José Antonio arremete contra una parte de los pensadores profesionales durante el homenaje a los hermanos Machado, Manuel y Antonio, en noviembre de 1929: “Dos intelectuales henchidos de emoción humana, receptores y emisores de la gracia, la alegría y tristeza populares, sentido y estilo intelectuales que contrastó con el intelectual inhospitalario y frío, encerrado en su torre de marfil, ajeno, insensible, a las vibraciones del verdadero pueblo”. Es el principio de una crítica al intelectual sin compromiso que continuará hasta llegar a su "Elogio y reproche a Don José Ortega y Gasset" exigiendo el compromiso con su tiempo y critica al espectador en que se ha convertido su maestro. Es el ataque contra los eruditos lejanos: “Para un intelectual nada es respetable fuera de sus pensamientos, si, por ejemplo, un niño (compendio de lo bello) llora, pared por medio del intelectual, estorbándole su trabajo, el intelectual irritado deseará la muerte del niño. ¡Cómo si un niño

101. Hertwig y el postdarwinismo [www.filosofia.org/hem/dep/gac/ gt05502c.htm]. 102. Nuestra Revolución. Julio 36 [www.ramiroledesma.com/nrevolucion/ rnr.html]. 103. La Conquista del Estado Madrid, 11 de abril de 1931, nº 5, p. 3.

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no importara mucho más que todos los ejercicios de entendimiento!”. Al final concluye Primo de Rivera: “La pacífica posesión de la verdad es premio reservado a los humildes” (Diario La Nación, 29/07/1930). Expresa el joven José Antonio Primo de Rivera al arrojarse a la arena pública: “No gobiernan los sistemas ni las ideas, no gobiernan más que los hombres” (La Nación, 10/10/1930). Días antes escribe acaso pensando en su padre: “Quiso Dios hacer del oficio de gobernante, uno escogido entre los escogidos. Por eso, sin duda, permitió que los más ilustres directores de pueblos recogieran amarga cosecha de ingratitudes. Tal fue la mayor señal de privilegio que pudo otorgarles. Privar a su misión de todo regalo humano, dejarla en su calidad escueta y gloriosa de deber. La vocación de gobernante, la pura vocación de gobernante, no sus falsificaciones, sólo llama a los mejores espíritus y a los que, por adelantado, cuentan con que la injusticia será su galardón y lo aceptan abnegadamente” (La Nación, 12/02/1930). José Antonio cree que “el hombre es el sistema, y ésta es una de las profundas verdades humanas que ha vuelto a poner en valor el fascismo. Todo el siglo XIX se gastó en idear máquinas de buen gobierno. Tanto vale como proponerse dar con la máquina de pensar o de amar. Ninguna cosa auténtica, eterna y difícil, como es el gobernar, se ha podido hacer a máquina”104. Esta negación del gobierno mecánico está en Ledesma cuando escribe: “Política, en su mejor acepción, es el haz de hechos que unos hombres eminentes proyectan sobre un pueblo”105. La voluntad traerá el cambio. “El fascismo no cree en la fatalidad histórica. No hay obstáculo que no pueda ser roto. El hombre es quien hace la historia” (Schneider 1988: 72). Aquí, en el voluntarismo humano, descansa la crítica al presunto cientifismo marxista con etapas de la Historia prefijadas. La carga personalista en ambos dirigentes españoles es pesada, presencia en el presente frente a los programas, audiencia al ser humano auténtico en lugar de partitocracia y la persona como medida de todas las cosas en el caso de José Antonio. 104. Prólogo de Primo de River, a El Fascismo, de Mussolini. Octubre de 1933. 105. La Conquista del Estado, 11 de abril de 1931, nº 5, p. 3.

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Ledesma extiende las críticas contra los intelectuales y los programas también a las constituciones: “Nace el Estado liberal cuando triunfaba en Europa la cultura 'racionalista'. Una Constitución es ante todo un producto racional, que se nutre de ese peculiar optimismo que caracteriza a todo racionalista: el estar seguro de la eficacia y el dominio sobre toda realidad posible, de los productos de su mente”106. En otro párrafo explica: “Entiendo por hombre de acción, en contraposición al intelectual, aquel que se sumerge en las realidades del mundo, en ellas mismas, y opera con el material humano tal y como éste es”107. La Nación recoge las palabras de José Antonio en marzo de 1935 dibujando un Estado nacionalsindicalista: “Habrá una Asamblea de hombres de diferentes profesiones y oficios, donde defenderán sus intereses, y de esa forma se quitarán los intermediarios, verdaderos explotadores de la miseria [...]. Con nosotros se abrirán los Sindicatos, que serán depositarios de los intereses de los trabajadores y no tendrán que hacer antesala en los ministerios que con tal de mantener la irritación de los desheredados son capaces de cultivar el acrecentamiento de todas las injusticias” (La Nación, 18/03/1935). El Estado de Partidos es un eufemismo con el que la ciencia política moderna define un Estado de naturaleza oligárquica, explica Dalmacio Negro (2006: 1170). El resentimiento, el odio inherente a la lucha de partes, de partidos, dice José Antonio contiene una buena dosis de autoengaño, en él se agrupan sentimientos de venganza, de odio, de envidia, de maldad: “Robando si era preciso a los otros partidos, y para ello no tenía que vacilar en calumniarlos, en verter sobre ellos las peores injurias, en faltar deliberadamente a la verdad”108. Las tácticas del parlamentarismo disipaban la estrategia y la propia esencia de la nación. El Estado se ve sacudido por las tensiones de la lucha política que recurre, razón de Estado, desde la difamación al asesinato. Para Ledesma el parlamentarismo se dedica a “hacer del Estado y de la vida 106. Ledesma, Ramiro, en la revista Acción Española, nº 24, marzo de 1933. 107. Parece fuera de la línea habitual de construir un hombre nuevo, tan en boga en Berlín y Moscú entonces.

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nacional objeto de botín transitorio, sin fidelidad esencial a nada” (Ledesma 1988: 166). Por eso, los sindicalistas patriotas españoles reciben con alegría la noticia de Mussolini: “Hemos sepultado al viejo Estado democrático, liberal, agnóstico y paralítico” (Mussolini 1976: 218). La hostilidad que Ledesma y Primo de Rivera comparten hacia los programas ya estaba en el Duce italiano: “El fascismo no es una iglesia, sino más bien una situación. No es un partido, sino un movimiento. No tiene un programa que desarrollar para los tiempos futuros, por la sencilla razón de que el fascismo construye día a día el edificio de su voluntad y de su pasión”109. Sin dogmática, sin nomenclatura, incorporando a las masas a la tarea de exaltación nacional y revolucionaria. José Antonio abandona las filas monárquicas en pos del fascismo que superará en 1934. Proclama la juventud de Italia, una nación proletaria que cruza el Mediterráneo para levantar colonias en Libia, Etiopía y Abisinia y civilizar África. El nacionalismo de una patria joven en torno a los mitos de Roma. Mussolini había dicho: “Civilización y humanidad para todas las poblaciones de Etiopía [...]. Los ingleses usan armas y látigos, nosotros empuñaremos palas y picos” (di Girolamo 1953: 105). En el despacho de José Antonio había dos retratos, uno de su padre y una foto dedicada de Benito Mussolini. El líder italiano, quien contaba a Churchill entre sus admiradores, había sido un revolucionario de huelga, deserción y tiroteo. Lenin había asegurado que el único marxista ortodoxo de Italia era el joven Mussolini. Desde el periódico Avanti, el periodista Mussolini nacionalizó el socialismo.

108. Estas palabras las pronuncia Primo de Rivera en el Mitin de la Comedia, el 29 de octubre de 1933, mucho antes de las elecciones que siguieron al infausto 11 de marzo de 2004. 109. Benito Mussolini, Obras Completas, Flanmarion, 1935, Tomo III, p. 151 [www.red-vertice.com/disidencias/textosdisi32.html#_ftn5].

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2. RAMIRO LEDESMA

Ramiro Ledesma es el padre del nacional sindicalismo en España. Influyó incluso en José Antonio. Ledesma era el pensamiento más sólido, facetado en la filosofía alemana, la pluma más rigurosa presente en los medios. Reseñar, según testificaba el académico Demetrio Ramos, el intento que Alfonso XIII realizó a través del marqués de Desio, de organizar una fuerza fascista –Mussolini estaba de moda–110. Azaña rechazó la oferta, Ortega y Gasset también pero señaló a un colaborador suyo, Ramiro Ledesma. Las conversaciones tuvieron lugar el 23 de marzo de 1930 en Barcelona, donde había un encuentro de intelectuales. La Conquista del Estado nace en 1931 apoyando la huelga anarcosindicalista en Telefónica. Su objetivo es claro, nacionalizar el sindicalismo español. Aun sin profesar como hegeliano, el Manifiesto de La Conquista del Estado reconoce al Estado como el principal valor político: “1. Todo el poder corresponde al Estado. 2. Hay tan sólo libertades políticas en el Estado, no sobre el estado ni frente al estado. 3. El mayor valor político que reside en el hombre es su capacidad de convivencia civil en el Estado” (Díaz De Otazu Güerri 2000). Es el Estado ideal, que toma en las páginas de La Conquista del Estado una forma republicana por la igualdad política y sindicalista por la dignidad del trabajo. La crítica de Ledesma al Estado liberal es próxima a la confederal: “Su supuesta fuerza es una fuerza adventicia, de gendarmería, pero sin realidad alguna honda. Y este bagaje armado a su servicio reconoce, como señala Sorel, un origen pintoresco. Cada triunfo revolucionario demoliberal traía consigo un aumento de fuerza pública para consolidarse y una centralización –no unificación– frenética en las débiles manos de los gobiernos” (Ledesma 1988: 168). Es una concepción subversiva que desvela la naturaleza represiva del Estado. A diferencia de los anarquistas, Ledesma reclama “el Estado militante que perfila nuestro siglo” (Ledesma 1988: 168). Un Estado comprometido en una misión, no un juez 110. Entre sus admiradores declarados estuvieron Lenin, Churchill y Mounier.

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que dirime los conflictos entre las partes. Ramiro es hostil ante ese Estado que centraliza y no une: “el Estado liberal se asienta sobre una desconfianza y proclama una primacía monstruosa” (Ledesma 1988: 165). Esa hegemonía es la del egoísmo como motor que por arte de magia liberal muta de vicio privado a virtud pública. Para combatirlo, en el número dos de La Conquista del Estado anuncia: “Buscamos equipos militantes, sin hipocresías frente al fusil [...] que derrumben la armazón burguesa y anacrónica”. De las palabras a los hechos, las JONS asaltan la Asociación de Amigos de la Unión Soviética. Pero Ledesma no es esencial y simplemente un jacobino. “Fuera de la historia, el hombre no es nada. Este es el motivo por el cual el fascismo se opone a todas las abstracciones individualistas fundadas en el materialismo del siglo XVIII. He aquí por qué se opone a todas las utopías e innovaciones jacobinas”111. Ledesma es un claro engarce con el fascismo original, la tercera lectura revisionista del socialismo que realizan revolucionarios italianos y franceses, con aportaciones rumanas (Díaz De Otazu Güerri 2000). Georges Sorel y Hubert Lagardelle eran los principales sindicalistas revolucionarios. El segundo escribe en Plans en 1931: “La utopía de la democracia ha despojado al individuo de sus cualidades sensibles, reduciéndolo a la condición abstracta de «ciudadano»”. “Es interesante apuntar las relaciones que tuvo Ramiro Ledesma con los grupos inconformistas franceses de los años 30 y la influencia que ejercieron sobre su pensamiento político. Nos referimos a los contactos con los grupos de Ordre Nouveau franceses, la revista Plans y todo el círculo de intelectuales inconformistas que en esa década innovaban el mundo de la cultura y política gala” (Díaz De Otazu Güerri 2000). Las publicaciones sucesivas de Ledesma: La Conquista del Estado, JONS, La Patria libre, Nuestra revolución son una toma radical de postura, en tiempos de guerra y revolución en España, por parte de Ledesma que busca nacionalizar el sindicalismo revolucionario de sectores descontentos de la Confederación Nacional del Trabajo y de los heterodoxos comunistas que el PCE extermi111. Mussolini, Benito, op. cit., p. 151.

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nará. “Nosotros decimos al grupo disidente de la CNT, a los treinta, al partido sindicalista que preside Ángel Pestaña, a los posibles sectores marxistas que hayan aprendido la lección de octubre [el alzamiento en Asturias y Barcelona en 1934], a Joaquín Maurín y a sus camaradas del Bloque Obrero y Campesino: Romped todas las amarras con las ilusiones internacionalistas, con las ilusiones liberal-burguesas, con la libertad parlamentaria” (Ledesma 1935). Ledesma quiere nacionalizar el espíritu de esa militancia entregada: “el nacionalsindicalismo jonsista es el auténtico guía de las masas desorientadas [...] la redención de todo el pueblo está ligado a la conquista plena de una patria fuerte, libre y enérgica” (Ledesma 1988: 237). Con la diferencia esencial de lo nacional “los planteamientos sorelianos aparecerían en las formulaciones anarcosindicalistas, lo que suponía un punto de contacto entre este movimiento y el movimiento nacionalsindicalista” (Velarde Fuertes 2004: 185). Entre los puntos de contacto está la idea de mito como icono movilizador y el desprecio por los pactos inherentes al Parlamento. El mito no era común112 y el desprecio por los pactos que no favoreció el encuentro, a pesar de que coincidían en el papel protagonista de que “los Sindicatos, como células reales de la vida social, son la mejor garantía contra el paro, las crisis y la anarquización de la vida económica” (Ledesma 1988: 174). Esta posición contra la anarquía y a favor del sentido nacional exaltado en un Estado militante hicieron imposible el concierto entre dos fuerzas asimétricas. Sin embargo, será José Antonio quien acuda a la reunión con los líderes del anarcosindicalismo escindido con el Manifiesto de los Treinta que defendía la participación política. El 3 de mayo de 1935 mantiene un encuentro con Ángel Pestaña al que asiste Diego Abad de Santillán (Primo de Rivera y Urquijo 1996: 54). La cita la facilita Lluys Santa Marina (Saña 1982: 121). También intervino en hacer posible el encuentro Marciano Durruti, un falangista procedente del anarquismo. Pestaña se había separado 112. Es precisamente la elección del icono (el determinismo genético en los nazis, por ejemplo) la que puede generar fascismos hostiles entre sí.

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también del anarquismo y había vuelto escandalizado de Moscú: “Pueblos encaminados a la libertad no darán nunca déspotas” (Pestaña 1974: 610), escribe tras conocer y repudiar a los bolcheviques de Lenin. El falangista Fontana cuenta de Pestaña: “Nos recibió muy bien, manifestó estar dispuesto a todo pero nos pidió dinero” (García de Muñón 1999: 21). Primo de Rivera busca un movimiento español. En esa tradición encuentra el sindicalismo. El tema básico que separaba al brillante abogado y al revolucionario autodidacta era lo espiritual, Pestaña era ateo militante y la religiosidad de José Antonio no se ceñía a la esfera privada. Ledesma aplaude sin timidez desde La Conquista del Estado las revoluciones de Lenin, Mussolini y Hitler. Ramiro se alinea con ellas, con el cambio vigoroso y fértil pero no equipara: “el partido fascista italiano y el nacional-socialismo alemán, entre los resucitadores y alentadores de la idea nacional contra la negación marxista, y el partido bolchevique ruso, como embestida ciega y catastrófica, pero con línea y espíritu peculiares de este siglo”113. En abril de 1931, pide al Gobierno español que reconozca al Gobierno soviético. Airea también el libro donde el marxista heterodoxo Maurín114, implica a socialistas y republicanos en la Dictadura del general Primo de Rivera: “Maurín presenta como los hombres auténticos de la Dictadura a Sánchez Guerra, Cambó, Pablo Iglesias, Largo Caballero, Lerroux y Melquíades Álvarez. Para una mente simplista de pequeño burgués, esto es un solemne disparate. Para quien examine la mecánica revolucionaria desde cierta altitud y sea dueño de un ojo perspicaz, esa lista de acusaciones adquiere plenísimo sentido”115. Ledesma extrae su praxis de las energías revolucionarias. “Lenin debió reinterpretar el marxismo de modo de deducir la idea de que los trabajadores –por sí solos– no se hacen socialistas, sino sindicalistas, por lo que el socialismo debía serles inculcado por intelectuales de la clase media”116. El sindicalismo es espontáneo, no viene 113. Ramiro Ledesma en la revista Acción Española, nº 24. Marzo de 1933. 114. En quien Ledesma tiene esperanzas similares a las de José Antonio Primo de Rivera con Manuel Azaña. 115. La Conquista del Estado, Madrid, 4 de abril de 1931 número 4, p. 4.

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inducido por eruditos burgueses o revolucionarios profesionales amigos de pactos, de constituciones y de programas. El sindicalismo es la acción directa. “El Fascismo ha superado ya toda aquella fase que se podría llamar presindicalista [...]. Todavía no habíamos dado una forma exacta a las ideas, cuando ya el fenómeno sindicalista estaba sobre nuestros hombros, en nuestras manos” (Mussolini 1976: 99). En el número 3 de La Patria Libre, Ledesma destaca que “el predominio izquierdista no equivale a preocupación honda, sincera y eficaz por las angustias sociales de todo el pueblo”. Ledesma critica a la izquierda por “no haber podido desplegar sobre España, con ardor jacobino, una bandera nacionalista, popular y exasperada” (Ledesma 1988: 47.). Esas tres condiciones se dan en la España que lucha por su independencia a principios del siglo XIX. Ramiro condena el izquierdismo: “El izquierdismo español [...] no ha podido cumplir en nuestros días misión histórica alguna” (Ledesma 1988: 47). La crítica de Ledesma al internacionalismo de la izquierda la repite años después Robert Reich en Estados Unidos: “Cuando la gente no tiene lazos nacionales, se siente poco inclinada a realizar sacrificios o aceptar la responsabilidad de sus acciones” (Lasch 1996: 47). La misión que adopta Ledesma, la misión que cita en sus escritos Julio Ruiz de Alda, es fundir en una la revolución nacional y la social117 para que España impere. La misión es España; el contenido, el pueblo y el motor revolucionario, la juventud. Ledesma tiene antecedentes en la elección de la juventud como elemento revolucionario. “el programa fundamental del futurismo sería la sustitución en las funciones dirigentes del país ‘de los vejestorios’ por la juventud”118. La exaltación de la juventud en el futurismo precede al fascismo. En el número dos de La Patria 116. Gárate, Manuel. "Observaciones sobre partido y praxis política", [http://members.tripod.com/~propolco/monograf/partido.htm]. 117. Dado que el triunfo de la izquierda en Europa occidental ha sido fundamentalmente cultural, cualquier causa romántica y revolucionaria se vincula, torpeza en origen de la censura, a la izquierda, cualquier protesta, la defensa ante cualquier injusticia. Al final, es ahí donde van los militantes más entregados, las organizaciones movilizadas.

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Libre, Ramiro describe a socialistas y radicales: “Estas juventudes [...] alimentadas exclusivamente con elementos negativos de odio a la Patria, al rico (sin amor al humilde), a la tradición espiritual de nuestro pueblo (sin tolerancia religiosa), al Ejército (sin amor a la paz verdadera)” (Ledesma 1988: 206). Otros jóvenes quieren construir sus propias estructuras, llevan un mundo nuevo en sus corazones. Ledesma reivindicaba la hegemonía de la juventud. “No pensamos contribuir a vigorizar otras consignas que las creadas por nosotros mismos. Y aludimos, al hablar así, a los esfuerzos que la generación española más joven hace ya, y hará cada día con más brío, por encontrar el camino de su propia liberación y el de la liberación nacional del país entero”119. José María de Areilza, que conocía a Ledesma, atestigua: “Confiaba en los jóvenes. Creía que a ellos –estudiantes y obreros– había de dirigirse especialmente el esfuerzo de captación” (Ledesma 1988: 19). Ramiro Ledesma no teme a las palabras: “Una España grande será imperialista porque su influencia cultural, económica y militar, se dejaría sentir en todo el mundo” (Ledesma 1988: 202). Poca confusión cabía entre las posiciones ramiristas y las propias de la derecha española. El fascismo “evoluciona desde la izquierda revolucionaria no marxista, progresa introduciendo elementos nuevos y necesarios (europeísmo, patriotismo, espiritualismo)” (Norling 2000: 15). El nacionalismo es un mar joven y revolucionario, está cambiando el mapa de Europa y lo hará con dos guerras mundiales en la primera mitad del siglo XX. El nacionalismo es la causa distintiva. El sindicalismo jonsista de hecho no pasó de ser una tendencia audaz120. Escribe Areilza: “Las ideas de Ramiro eran brillantes y bien acabadas, aunque él mismo dudaba de la viabilidad táctica de su propagación” (Ledesma 1988: 20).

118. Colectivo Mafarka, Futurismo y fascismo. Ediciones Nueva República, Barcelona, 2004, p. 29. 119. Ledesma, Ramiro. Nuestra Revolución, julio de 1936 [www.ramiroledesma.com/nrevolucion/rnr.html]. 120. Para más información sobre los encuentros con Pestaña, ver de Gustavo Morales "Influencias del fascismo en España" en El Catoblepas [www.nodulo.org/ec/2004/n027p20.htm].

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Una profecía de Ramiro sobre España: “El proceso de descomposición de la unidad, la etapa desmembradora, trae consigo sospechas terribles, en cuanto que su triunfo en España convertiría la península en zona balcanizada, con provecho evidentísimo de alguien y definitivo arrinconamiento de España como poder europeo” (Ledesma 1988: 200).

3. LOS 27 PUNTOS

Ledesma señala que la ejecución del destino histórico corresponde al Estado que encarna a la sociedad, su historia y sus anhelos. El lema de los nacionalsindicalistas portugueses explica muy bien el falangismo: “Ni contra las izquierdas, ni contra las derechas. ¡Adelante!”121. Esa aversión de Ledesma y de Primo de Rivera por los programas (¿se ha hecho algo serio con un programa?) hizo demorar la redacción de los 27 puntos. La dinámica de la propaganda electoral obligará a su edición. El programa en 27 puntos de Falange se inicia con la exaltación imperial de la nación y la búsqueda de la grandeza por las rutas del mar. La mayor parte de ellos enfocan la cuestión económica de España como un problema agrario dada la estructura nacional del momento. El último, el 27 suprimido con la Unificación de abril de 1937, de carácter táctico, será el banderín de los falangistas rebeldes: “Nos afanaremos por triunfar en la lucha con solo las fuerzas sujetas a nuestra disciplina. Pactaremos muy poco. Sólo en el empuje final por la conquista del Estado gestionará el mando las colaboraciones necesarias, siempre que esté asegurado nuestro predominio”. El hecho es que, tras la Unificación, permanecieron los otros 26 puntos. Los 27 puntos reflejan una fuerte influencia del programa original de las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica que Onésimo Redondo organiza en Valladolid con el semanario Libertad. Tanto de forma directa como a través de la influencia 121. www.carpe-diem.it/spagna/htm/port01es.htm.

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que tuvieron en las JONS. Las Juntas de Onésimo Redondo aportan los grandes lemas que asumirá Falange. Entre ellos, España, una, grande y libre. La primera vez que se usa esa trilogía española completa fue en el número 58 de Libertad, el 18 de julio de 1932 más de un año antes de la fundación de Falange Española. Uno de los más originales de los 27 puntos, referido a la repoblación forestal y la redistribución agrícola, procede directamente del punto 3 de las Juntas Castellanas. La plantación de bosques como idea está ya en los escritos de algunos regeneracionistas. También la creación del lema “¡Arriba España!” corresponde a un regeneracionista, Macías Picavea. Enrique Tierno Galván señaló “una admiración del grupo de Valladolid por Costa y el costismo, a través de Macías Picabea” (Tierno Galván 1961: 91). Algunos achacan estas influencias a las JONS en las que ingresaron las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica de Onésimo Redondo antes de fundirse con Falange Española. En el programa falangista, fundamentalmente a través de Valladolid, hay huellas de krausismo. Además de las aportaciones de Onésimo Redondo, muy influidas, hay otras directas. Aunque en los 27 puntos no hay referencia explícita alguna a la democracia orgánica, tan popular posteriormente entre 1945 y 1975, los puntos 6 y 9 de la norma programática de Falange la anuncian al presentar el sistema falangista de representación política. Fernández de la Mora recuerda la figura del krausista Araquistáin con su “demoledora crítica del parlamentarismo partitocrático. Ya en enero de 1919, recién concluida la guerra mundial, se inclinaba por la democracia orgánica”. Araquistáin afirmaba: “Frente al viejo sistema parlamentario, una nueva fuerza y un nuevo sistema le disputan la supremacía: me refiero al sindicalismo, en sus múltiples formas, desde la más templada a la más violenta. El sindicalismo [...] forma como una serie de estados particulares frente al Estado general. Los grandes conflictos sociales y sus soluciones rara vez se dan en el parlamento nacional [...]. Las grandes crisis habidas entre obreros y gobiernos durante la guerra se han resuelto extraparlamentariamente. Esta evolución del progreso social es tal vez una de las causas de la decadencia

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del parlamentarismo”. Añade por su parte De la Mora los precedentes de la representación sindical: “Araquistáin, en la primera página de su semanario, dirigió al presidente del Gobierno, Romanones, una [...] propuesta de convocar un Parlamento de representantes patronales y obreros de toda España que se pongan en contacto, y deliberen y se informen mutuamente y traten de concertar voluntades y busquen acuerdos que puedan transformarse en leyes. Citaba como precedente la convención reunida por el primer ministro británico, D. Lloyd George (1863-1945), en la que 500 representantes sindicales obreros y 300 delegados patronales debatirían los problemas relaciones con la jornada laboral y los salarios”122. Esa representación sindical, el “gigantesco sindicato de productores” está recogido en el punto 9 de la norma falangista. Aunque Ledesma había rechazado la vigencia del krausismo: “Los krausistas españoles tienen valor, no por krausistas, sino por filósofos, porque su tónica, su actitud intelectual fue la adecuada y correcta del espíritu filosófico”123. Ledesma añade que ese pensamiento le parece monstruoso “hoy” y aclara que por ser “jóvenes”. La juventud no es sólo la tendencia a la acción sino un punto desde donde enjuiciar el pensamiento. El punto 6 habla de la representación municipal y sindical. Durante la Dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1930) se habían creado las magistraturas del Trabajo donde el Estado dirimía los conflictos entre trabajadores e inversores, gracias a la colaboración del PSOE y la UGT controladas por Largo Caballero. Sólo Indalecio Prieto permaneció crítico hacia esa colaboración de la que el socialismo español nunca respondió. El joven José Antonio rechaza armonizar el capital con el trabajo, porque el primero es instrumental y el segundo humano. Primo de Rivera critica abiertamente el corporativismo en 1934 en el Círculo Mercantil de Madrid, cuando deja de declararse fascista. En el verano de 1934, José Antonio Primo de Rivera y Pedro Sainz Rodríguez establecieron un acuerdo por escrito sobre “El 122. Razón Española, nº 112. 123. Ledesma, Ramiro. "El pedagogo Cossío" La Gaceta Literaria. Madrid, 1 de abril de 1929 Año III, nº 55, p. 2.

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nuevo Estado español”. En su punto 6 dice: “La representación popular se establecerá sobre la base de los municipios y de las corporaciones”. Y en el 8 del acuerdo: “Todo español podrá exigir que se le asegure mediante su trabajo una vida humana y digna” (Gil Robles 1968: 442-443). Rafael Ibáñez señala en los 27 puntos a una “profunda descentralización administrativa y económica articulada a partir de la comarcalización” (Velarde Fuertes 2004: 388). En el mismo texto recoge cinco puntos del ideario jonsista, resumidos en autonomía de los municipios, estructura sindical de la economía, expropiación de los terratenientes, propiedad municipal y sindical y justicia social. Las JONS de Ledesma también aportan el nombre de la doctrina: nacional sindicalismo, los símbolos de los Reyes Católicos, el haz de flechas unido tan simbólico como los fasces romanos y el lenguaje revolucionario sin florituras.

Mesa dirigente del II Congreso Ideológico brado en Zaragoza por FE de las JONS.

Nacional cele-

CAPÍTULO X

DEL CORPORATIVISMO AL SINDICALISMO “La libertad hay que asegurarla a golpe de trabajo, dando primero al hombre su libertad económica, que es fundamental” Juan Domingo Perón

El objeto de este capítulo es ilustrar el devenir del sindicalismo en el pensamiento de José Antonio Primo de Rivera, en dialéctica con otros pensadores nacionalsindicalistas. De la confusa defensa de la protección obrera de la Dictadura de Miguel Primo de Rivera, amigo de “las alegrías verbeneras de la música”, pasando por el corporativismo hasta la final simpatía por el viejo sindicalismo revolucionario español. Este artículo ilustra la variación que se produjo respecto al sindicalismo en el pensamiento de José Antonio expresado en sus discursos y escritos durante sus seis años escasos de vida política: 1930-1936. Entre los pensadores y libros que José Antonio leyó, trabajó y recomendó estaba el ingeniero francés Sorel124. En las tesis de este postmarxista el sindicalismo se convierte en un mito movilizador de carácter heroico. El trabajador toma el papel del guerrero y a través de los sindicatos genera una nueva sociedad en pugna con el viejo mundo. “Somos actuales” proclamará Ramiro Ledesma desde La Conquista del Estado. Ese medio vitorea la Rusia soviética, la Italia fascista y la Alemania nazi. Ledesma no analiza aquí la 124. Para más información sobre el autor francés ver de Gustavo Morales De la protesta a la propuesta. Fundación José Antonio Primo de Rivera, Madrid, 1996.

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certeza del marxismo o del nacionalsocialismo sino su capacidad de movilizar como instrumento revolucionario. Sorel “esbozaba, pues, una teoría de la revolución en la que los sindicalistas adquirían el papel de héroes homéricos, el sindicalismo revolucionario se revelaba como la nueva virtud o religión que sostendría a la humanidad, y la huelga general, como el mito del proletariado y manifestación de la fuerza de las masas”125. La movilización de los trabajadores en los sindicatos, el alejamiento del parlamentarismo y del consenso. Los sindicalistas sorelianos se alejan del mundo corrupto de los burgueses, distinguiendo entre pactistas y revolucionarios. Sólo los trabajadores más militantes –dice Sorel– son sindicalistas: el obrero de la gran industria sustituirá al guerrero de la ciudad heroica. Las enseñanzas de Bergson desbaratan el racionalismo, potencian los mitos revolucionarios, dirigirse a los corazones y no a las mentes, el mito se dirige a la afectividad, no al intelecto. Corneliu Zelea Codreanu aparecía en los pueblos rumanos montado a caballo y vestido con el traje nacional. Bergson explica que en la conciencia profunda conviven religión y mitos. El método psicológico releva al enfoque mecanicista tradicional. Truecan los fundamentos racionalistas del marxismo por la visión de la naturaleza humana que predica Gustavo Le Bon, quien aconseja que “para vencer a las masas hay que tener previamente en cuenta los sentimientos que las animan”. Resume Le Bon: “la razón crea la ciencia, los sentimientos dirigen la historia”. La teoría de los mitos se vuelve el motor de la revolución y la acción directa su instrumento: “La violencia proletaria, no sólo puede garantizar la revolución futura, sino que, además, parece ser el único medio de que disponen las naciones europeas, embrutecidas por el humanismo, para recobrar su antigua energía”, escribe George Sorel en Reflexiones sobre la violencia126. Para Sorel, sólo los hombres que viven en estado de tensión permanente pue125. Época: Desafío al liberalismo. Inicio 1870-1914 [www.artehistoria.com/ historia/contextos/2719.htm]. 126. Éste es uno de los libros que figuraban entre los trabajados por José Antonio Primo de Rivera en sus estudios de doctorado.

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den alcanzar lo sublime. “Ya no hubo soldados ni marinos, sólo hubo tenderos escépticos”. José Antonio Primo de Rivera leyó a Sorel. La obra del ingeniero francés figura en el plan de lecturas de José Antonio en las cárceles de Alicante y Madrid en 1936. Algo de ello hay ya en 1933, en el paraíso vertical con ángeles con espadas del discurso de la Comedia. Con Sorel, José Antonio aconsejaba a los sindicatos alejarse del mundo corrupto de los políticos y de los intelectuales burgueses, a los que José Antonio consideraba encerrados de forma egoísta en torres de marfil. El sindicalismo revolucionario, que participa en un proceso de nacionalización de Europa, niega la posibilidad de la explicación social en términos casi matemáticos, rechaza el racionalismo, al que acusa de corruptor. De Nietzsche aprende la coherencia del revolucionario, la negación de los valores imperantes y la afirmación de otros nuevos y rebeldes. En Reflexiones sobre la violencia, Sorel afirma que los mitos no son descripciones de cosas, sino expresiones de voluntad [...] conjuntos de imágenes capaces de evocar en bloque y exclusivamente a través de la intuición, previamente a cualquier tipo de análisis reflexivo, la masa de los sentimientos que corresponden a las diversas manifestaciones de la guerra librada por el socialismo en contra de la sociedad moderna. Sorel identifica mito y convicciones, entendiendo éstas en términos de las ideas y creencias de Ortega. Distingue entre la ética del guerrero, que apoya, y la del intelectual, que condena: “Ya no hubo soldados ni marinos, sólo hubo tenderos escépticos”. Antepone a Pascal y a Bergson frente a Descartes y a Sócrates. A la corriente con Sorel se suma el economista Vilfredo Pareto y los literatos Giovanni Papini, Curzio Malaparte y Filipo 127. Robert Michels, hijo de Julius Michels y Anna Schnitzler, nació en Colonia el 9 de enero de 1876. Amigo de Max Weber, fue profesor universitario en Bruselas, París, Turín, Basilea, Perugia y Florencia. Por su militancia socialista no le permitieron ejercer la docencia en Alemania. Era un crítico de izquierda de la Socialdemocracia, autodefinido en el campo del sindicalismo revolucionario italiano y francés, terminó apoyando al fascismo durante y después de su acceso al poder. Pareto, de posición más conservadora, también condenaba a la democracia bur-

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Marinetti, el sociólogo Robert Michels127 y otros. Michels formula la ley de hierro de la oligarquía, en ella defiende que el liderazgo por sí mismo genera intereses propios distintos de los intereses de los representados, al tener que ser delegada la soberanía de todos en unos pocos dirigentes, la democracia es imposible. Es sólo un nombre. En julio de 1930 escribe Primo de Rivera en La Nación: “La romántica superstición de la soberanía popular va estando cada vez más cerca de ser, nuevamente, sustituida por el clásico principio del bien público”. Onésimo Redondo resalta la necesidad de contar con el apoyo del pueblo para algo más que hacer una legislatura: “Alumbrar de nuevo las fuentes de la legitimidad popular, para proseguir la historia de una España independiente”128. Redondo admira el levantamiento popular del 2 de mayo de 1808 y ve en el Empecinado a un héroe que no acepta perder “la libertad de ser españoles”. La cuestión de la soberanía popular ha sido tratada por diferentes fascistas. Mussolini escribe prologando una edición de El príncipe de Nicolás Maquiavelo en la revista Gerarchia: “El adjetivo soberano aplicado al pueblo es una burla trágica. El pueblo, todo lo más delega, pero no puede ejercer soberanía alguna. Los sistemas representativos pertenecen más a la mecánica que a la moral” (Mussolini 1976: 179). La acción directa es la respuesta a la violencia inherente a la explotación del trabajador, camuflada bajo la cortina de humo del sufragio partitocrático. Marx había escrito que la violencia es la única partera de la nueva sociedad. José Antonio Primo de Rivera señala en su única intervención filmada que “el fascismo no es una táctica, la violencia, sino un principio: la unidad”. Piensan que sólo los hombres que viven en estado de tensión permanente pueden alcanzar lo sublime. Reivindican el cristianismo primitivo y el sindicalismo de combate de su tiempo. La crítica del sociólogo Pareto al parlamentarismo se suma a la de Sorel, también Ledesma: “Asistimos sonrientes a la inútil pugna electoral. Queremos cosas muy distintas a esas que se ventilan en las urnas: farsa de señoritos monárquicos y republicanos” (Ledesma guesa por desconocer el rol de las elites, y saludó el advenimiento del fascismo como señal del derrumbe del régimen liberal corrompido. 128. Mónico Mélida "Los resortes de Onésimo Redondo", Aportes, nº 32, p. 36.

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1931: 1). Los sindicalistas de entonces repudian los pactos así como el sistema de dominio del liberalismo: el parlamentarismo. Sorel y Ledesma se desentienden de las construcciones teóricas que anteceden a la acción, creen en el hecho revolucionario. Primo de Rivera no pero su proceso varía de la añoranza por el concepto del mundo medieval al sindicalismo revolucionario y el concepto de España como destino. La nación no es sólo un receptáculo129. Sorel va más allá y distingue entre conspiración y revolución. Sólo la segunda da vida a una nueva moral. Mientras el éxito acompañaba al fascismo italiano y a la revolución soviética, José Antonio no verá el triunfo. En contra de las viejas creencias del sindicalismo revolucionario primigenio, Primo de Rivera no creía que la revolución de hiciera desde abajo. José Antonio creía que la revolución era tarea de una minoría “inasequible al desaliento”, algo similar a la vanguardia del partido promovida por Lenin o al pelotón de soldados de Spengler. La justicia y el sentido de la historia, la misión en palabras del héroe Julio Ruiz de Alda, forman parte indisoluble con la idea de patria en José Antonio, una idea dinámica: destino, proyecto, unidad en los hechos, sin determinismos territoriales ni fatalismos raciales. José Antonio centrará la representación política y laboral en sindicatos y municipios, abolirá la lucha de clases mediante la cesión de los medios de producción a los sindicatos y levantará una idea de nación como proyecto para disolver el romanticismo desmayado del nacionalismo de terruño. Ama a España con voluntad de perfección, no le gusta alicorta, quiere un destino nacional. La construcción nacional necesita estructuras económicas y a esa pregunta dará una respuesta sindical José Antonio Primo de Rivera como pretendemos demostrar. Si el joven aspirante a diputado monárquico del último parlamento de Alfonso XIII, recordaba a sus conmilitones que los obreros no sólo requieren del pan y el techo sino incluso “de las alegrías verbeneras de la música”, 129. Con ello, se invalidan las teorías pangermánicas de tierra y sangre tan caras al racismo nacionalsocialista.

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el abogado de 33 años que se enfrenta a un paredón hablará de las simpatías del viejo sindicalismo revolucionario español. En tres años el corporativismo queda atrás y su crítica la realiza Primo de Rivera en el Círculo Mercantil de Madrid. Los sindicatos verticales, que Franco entregó junto con la cartera de Trabajo al sector azul del régimen, se quedaron precisamente en esa pieza de enlace entre empresarios y trabajadores que José Antonio desecha en 1935 por insuficiente y superada. Ése fue el instrumento de los falangistas que colaboraron. La extensión de la Seguridad Social en España, el desarrollo de leyes laborales en base al Fuero del Trabajo, la generalización de la vivienda en propiedad por encima de la media europea, la formación de juventudes y de sindicalsitas... son concreciones de un falangismo pragmático con visión social pero obsequioso con el poder. José Antonio había escrito: “Ser oprimido por los triunfadores en una guerra civil, me humilla” (Abc, 23/03/1933). Sus seguidores puristas realizarán distintos desarrollos sindicalistas con episodios invertebrados menores en la creación de Comisiones Obreras en el centro falangista Manuel Mateo, donde intervino el hedillista Serafín Rebull Estecha; la creación y desarrollo de distintas aventuras sindicalistas de Ceferino Maeztu y el Frente Sindicalista Revolucionario de Narciso Perales y su jefatura en FE de las JONS (auténtica), donde se desarrollaban postulados sindicalistas radicales que se concretaban en hechos como los repartos de leche y de pan gratuitos realizados con la CONS en la Transición política de los últimos 70. Hoy “el sindicalismo ha abandonado utopías y se convierte en sindicalismo de servicios”130.

130. En "Proemio para llegar a casa", prólogo de Juan Velarde Fuertes al libro de Jorge Lombardero, Hacia una teoría del Estado nacionalsindicalista, Fundación Ramiro Ledesma, Madrid 2000, p. 13.

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1. EL MITO NACIONAL Y SINDICAL

Para José Antonio la unidad es lo deseable y la división el mayor de los males. El proyecto sugestivo de vida en común que enuncia José Ortega y Gasset, en José Antonio se convierte en unidad de destino en lo universal. La nación es, en feliz expresión de Miguel de Unamuno, el espacio de la solidaridad. El nexo de la identidad nacional va más allá de la cultura, del idioma, la tierra y de la Historia: La idea de nación como destino colectivo. De los componentes de la Nación que enumera Mussolini: lenguaje, costumbres, sangre, intereses y destino131 José Antonio toma como principal el último. La patria es la herencia recibida que hemos de dejar mejorada a nuestros hijos, en palabras de Ortega. Esa patria se forja en torno a un quehacer. La justicia y el sentido de la historia, la unidad de destino, son la idea de patria en José Antonio, una idea dinámica: proyecto, unidad en los hechos, sin determinismos territoriales ni fatalismos raciales. Esa realización requiere la construcción de un mito, el mito nacional, que en la Europa de entreguerras del siglo XX se enfrentaba resueltamente contra el mito comunista y refutaban ambos al parlamentarismo por ineficaz. El origen neto y proletario de los activistas fascistas impregnaba a los nuevos nacionalismos de una vocación social con el recurso constante del líder a las masas. Las distintas clases comparten un nexo, la identidad nacional que va más allá de la cultura, del idioma, la tierra y de la Historia pero se encarna en ellos. La idea de nación como destino común, con una misión universal. El primer concepto corporativista de José Antonio, la recuperación de los gremios y la limitación de la acumulación capitalista, cede el paso, de 1930 a 1936, a una construcción teórica del binomio nacionalsindicalismo en base a la idea de misión nacional en el conjunto de naciones y al sindicato como estructura laboral, cauce de representación política y propietario de los medios de producción. Reconoce que el socialismo nace ante los 131. Mussolini, Benito. El espíritu de la revolución fascista. Informes, Buenos Aires 1976, p. 181.

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abusos del capitalismo. La acumulación de capital supone concentración del existente, con lo que la riqueza huye de las manos de las clases medias, que siguen un proceso de proletarización. José Antonio insiste en la superación del binomio izquierda y derecha. Esa causa de quiebra no es otra que una enfermedad moral europea: el liberalismo económico y el liberalismo parlamentario. Tras su paso por las filas monárquicas, siendo diputado en las Cortes de la República, José Antonio reconoce que el mundo necesita un nuevo orden. “Y este orden ha de arrancar otra vez del individuo”132. En el número 1 de Haz explica su angustia por las vidas que no se vivieron. Repudia José Antonio la intranscendencia de las multitudes paupérrimas, tanto del marxismo aplicado como del hacinamiento industrial. En el acto de la Comedia, José Antonio señala como basta alejarse “a unos cientos de metros de los barrios lujosos para encontramos con tugurios infectos donde vivían hacinados los obreros y sus familias, en un límite de decoro casi infrahumano. Y os encontraríais trabajadores de los campos que de sol a sol se doblaban sobre la tierra, abrasadas las costillas, y que ganaban en todo el año, gracias al libre juego de la economía liberal, setenta u ochenta jornales de tres pesetas”.

2. SINDICALISMO POLÍTICO

El fascismo es moderno. Exalta la velocidad, el progreso. Mussolini conduce y Hitler viaja en avión. Los trovadores Marinetti y Tomás Borrás cantan a las máquinas. La enseñanza se hace general, pública y obligatoria. Se generalizan los seguros sociales y las pensiones. En Italia el mito fascista parte de la nacionalización del socialismo y eleva su desafío sobre el arte futurista. José Antonio sabe que la enseñanza obligatoria, la alfabetización en las zonas rurales, el acceso lento pero continuo de la clase obrera a la cultura, favorecen una nueva toma de conciencia 132. Mitin en el Teatro Calderón, 3 de marzo de 1935, en Valladolid.

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de la identidad nacional, no la de clase. El fenómeno se producía en Italia, Alemania, Rumanía... estados nacionales jóvenes. Las distintas clases se sentían unidas en un quehacer nacional de una forma transversal, la nacionalidad. El fascismo al norte de los Pirineos es posterior al encuentro de los camaradas en las trincheras de la Primera Guerra Mundial. Los principios igualitarios, de camaradería y disciplina llegan a los prefascistas europeos a través de su incorporación a filas en guerras nacionales que en España tiene lugar mucho después y es civil. Los fascistas españoles carecen de experiencia bélica previa. En lugar de fraguarse el haz entre camaradas del frente, fue el preludio amable y sin mucho plomo de muchos que serán “escritores en las trincheras”. Los falangistas españoles sí llegaron a las trincheras encuadrados por su movimiento y unidos por un ideario. En España la etiqueta de fascismo es muy genérica. Para la izquierda, fascismo es todo lo ajeno a ella misma. Para la derecha es la utilización de la violencia en política. Incluso quienes reivindicaban entonces esa definición procedían de corrientes de pensamiento enraizadas en troncos diferentes. Comparten un fuerte componente nacional y anticomunista. La lucha contra el marxismo es para los jonsistas la rivalidad revolucionaria133 y para algunos falangistas es detener el advenimiento de los bárbaros. También nacionalistas españoles y militantes de extrema derecha se definen como fascistas ante las burlas de éstos. “Esta atracción fue muy común entre los nacionalismos radicales que adoptaron la parafernalia exterior fascista [...]. Su relación con el fascismo fue variada. En Noruega, Bélgica, Italia y Eslovaquia los nacionalistas y los fascistas llegaron a unirse en una misma organización, mientras en las dictaduras conservadoras de Hungría, Rumanía, Austria y Portugal reprimieron los movimientos fascistas por sus reivindicaciones sociales” (Orella 2000: 211). Una de las características distintivas entre el fascismo y la extrema dere133. En el "Manifiesto político", nº 1 de La Conquista del Estado, 14 de marzo de 1931, se podía leer: “Lucharemos contra la limitación del materialismo marxista, y hemos de superarlo; pero no sin reconocerle honores de precursor muerto y agotado en los primeros choques”.

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cha es que el primero busca un mundo nuevo, con la nación movilizada, en un sistema económico con fuerte intervención pública; el segundo aspira a mantenerlo todo, el orden establecido y las clases beneficiarias del mismo mediante la represión. La confusión nace al calor del prestigio de Mussolini. En España “el Partido Nacionalista Español del doctor Albiñana fue el primero que se proclamó fascista sin serlo. Era un partido de extrema derecha” (Orella 2000: 210). La militarización de las formas, los saludos, las concentraciones de masas son comunes a muchos partidos entonces. “M. Nelken consideró el entierro de J. Rico una primera manifestación de Frente Único proletario, y en él desfilaron en formación militar las juventudes de los diferentes partidos. Según el embajador británico asistieron unas 10.000 personas”134. Pero no se limita a eso el fascismo en Europa. José Antonio Primo de Rivera lo describe: “Otra experiencia falsa que temo es la de la implantación por vía violenta de un falso fascismo conservador, sin valentía revolucionaria ni sangre joven. Claro que esto no puede conquistar el Poder; pero, ¿y si se lo dan?”135. Onésimo Redondo supera el esquema político del siglo XVIII: “España no necesita política de izquierdas ni política de derechas, sino política nacional, impulsada por un ideal superior a las tendencias”136. Comparte con Ledesma y Primo de Rivera la angustia por la destrucción de España en las batallas coyunturales de los partidos. El carlismo tradicional, que había llevado a cabo guerras sucesivas, tenía arraigo y sirvió de punto de encuentro de muchos opositores durante la II República. Las simpatías iniciales por el fascismo español en esos círculos fueron escasas, “no en vano el marquesado de Estella que José Antonio Primo de Rivera osten-

134. "El 11-M y la Revolución de octubre de 1934" [memoriahistorica.rebeliondigital.es/1930-1939/1934/1934_documento_25.htm]. 135. Carta de José Antonio Primo de Rivera a Ernesto Giménez Caballero, fechada en Alicante el 12 de julio de 1936 [www.rumbos.net/ ocja/jaoc_ep6.html]. 136. Mélida, Mónico "Los resortes de Onésimo Redondo" Aportes, nº 32, p. 24.

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taba se había creado en recompensa de una acción contra los carlistas” (De Diego 2001: 35). Hay puntos coincidentes: la unidad de España, el sentido de liderazgo y la autonomía de los municipios. Pero el fascismo tiene un carácter moderno y no respeta el orden social tradicional ni el poder temporal de la Iglesia. La tradición tiene un sentido más regional del poder, el Estado fascista es unionista, napoleónico. Con matices en casos como José Antonio Primo de Rivera en España, Corneliu Codreanu en Rumanía o Leon Degrelle en Bélgica por el fuerte componente cristiano de ambas personalidades que no reducían el ámbito de lo religioso a la esfera privada. La defensa joseantoniana de la unidad se realiza en torno a una misión concreta que distingue a esa nación. El concepto de misión tiene aires medievales. La catedrática Albert señala: “El problema de la rehumanización, que la izquierda, comprometida con un humanismo de lucha de clases, solucionará en un sentido sociopolítico y político-partidista, se plantea aquí en términos prefascistas como «misión» y «destino»” (Mechthild 2003: 262). Fue el aviador Ruiz de Alda quien definió España como misión, dándole un carácter de milicia que se reafirma cuando convence a José Antonio que no llame a su organización Movimiento Español Sindicalista (MES) sino que adopte el término Falange. Ruiz de Alda era uno de los héroes del vuelo Plus Ultra, pionero piloto abierto a las innovaciones. Primo de Rivera aporta el concepto de destino, más trascendente por su sentido religioso, que supone, por influencia de Ortega y Gasset, un destino sugestivo común. Ese proyecto por serlo es nuevo, superador, post-revolución francesa. Toma de ella el aire napoleónico, el culto por el Estado137, pero rechaza el partidismo y la división tradicional de izquierda y derecha porque se pretende superador, síntesis de esa dialéctica entre “hunos y hotros” en palabras de Unamuno. La negación de la adscripción a ambos lados políticos supone el reconocimiento de valores en ambos, pervertidos por su visión lateral del mundo y por la lucha inherente a la contienda electoral entre partidos. 137. “Nuestro Estado será un instrumento totalitario al servicio de la integridad patria [...]”. Punto 6 de FE de las JONS.

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El 14 de mayo de 1935, Primo de Rivera rompe amarras definitivamente con los monárquicos: “La monarquía española había sido el instrumento histórico de ejecución de uno de los más grandes sentidos universales, había sido capaz de sostener el imperio por su virtud fundamental, la unidad de mando, pero la monarquía dejo de ser unidad de mando con Felipe III y la aparición de los validos. Por eso el 14 de abril significó la destitución de una monarquía sin poder y la vuelta de la vieja nostalgia de la revolución pendiente”138. En El Nacional-sindicalismo cuarenta años después, Velarde Fuertes escribe sobre la radicalización de José Antonio en 1935, tras su visita a Alemania, “eliminando a los desviacionistas de derechas, a los que encabezaba el marqués de la Eliseda, después de evidentes y lógicas oscilaciones. De este modo, José Antonio pasó a resultar cada vez más influido por el jonsismo, con una serie de consecuencias históricas muy importantes”. Esta irrupción de los trabajadores en la escena pública está presente en Ramiro Ledesma cuando define el fascismo como “el propósito de incorporar a la categoría de soporte o sustentación histórica del Estado Nacional a las capas populares más amplias” (Ledesma 1988: 184). A Eugenio Montes la definición ramirista del fascismo le suena a la Revolución francesa. El concepto de patria tras esa revolución releva a la lealtad al señor natural. “Los súbditos miraban hacia arriba a un señor, mientras que los ciudadanos eran tan iguales entre sí que ninguno de ellos tenía más derechos hereditarios que los demás” (Lasch 1996: 57). Ledesma es preciso: “queremos un estado republicano, de exaltación hispánica y de estructura económica sindicalista”. El Estado pretendido es unitario, sindicalista y de democracia orgánica, término que ya anduvo por las plumas krausistas. La lectura de España en Onésimo Redondo es doble, como Historia y como misión, destino. La incorporación del pueblo a las tareas del Estado y el sindicalismo diferencian netamente al nacional sindicalismo de los reaccionarios. 138. Discurso pronunciado en el Cine Madrid, de Madrid, 19 de mayo de 1935 [www.rumbos.net/ocja/jaoc0117.html].

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El Estado es el instrumento de ejecución de ese destino histórico, el proyecto sugestivo, la misión común. Ramiro Ledesma también había optado como inspiración, no prototipo, por una de las formas en conflicto en la primera mitad del siglo XX. “El fascismo [...] es un régimen y un estilo de vida que centuplica las posibilidades de los hombres y contribuye a dignificar y engrandecer el destino social e histórico de los pueblos. Muy difícil es, por tanto, evadirse de sus influencias en las horas mismas en que andamos aquí en pugna diaria para reencontrar y robustecer el auténtico pulso nacional de España”139. Cuando consuma su ruptura con Falange Española140, Ledesma se manifiesta más ecléctico: “Las palabras valen poco. Si esa empresa requiere que se verifique al grito de ¡Abajo el fascismo!, pues a ello” (Ledesma 1988: 51), aunque aclara que, si no todos, muchos son los caminos que llevan a Roma. Ledesma expone en la última revista que dirigió: “Nuestra polémica va, pues, a moverse en torno a cuanto hoy afecta a los españoles de modo más profundo: la posibilidad misma de ser o no un pueblo libre, y el hallazgo de un resorte que nos abra con claridad el camino de la redención social y de la convivencia histórica.” Ledesma define esta lucha contra el sistema, 139. Ledesma, Ramiro. Revista JONS, Órgano Teórico de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalistas, abril 1933. 140. En abril de 1933 Ledesma se traslada a Portugal, donde se encuentra exiliado Onésimo Redondo. En la visita se origina la revista JONS como órgano teórico de las Juntas. El primer número salió a la calle en mayo. Tres meses después Ramiro fue encarcelado en el penal de Ocaña. En agosto, se entrevistó en San Sebastián, por mediación de José María de Areilza, con Primo de Rivera, Ruiz de Alda y García Valdecasas. En octubre asistió al acto fundacional de la Falange en el teatro de la Comedia de Madrid. En 1934 los días 11 y 12 de febrero reúne al Consejo Nacional jonsista, para la unión con Falange. A finales de 1934, Ramiro Ledesma, junto con Onésimo Redondo, Álvarez Sotomayor y Manuel Mateo, decide separar a las fuerzas jonsistas del partido; escisión que sólo Ramiro y pocos más llevó a efecto en enero de 1935. Ledesma intentó recrear las JONS, sin conseguirlo, incluso la mayor parte de los conspiradores mencionados se quedaron en Falange. Ramiro saca un nuevo semanario, La Patria libre. En mayo de 1936 visitó a José Antonio en la cárcel Modelo de Madrid y se ofreció en esos momentos difíciles.

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que gobierna sobre “caos, convulsión [y] ruina” (Ledesma 1988: 162) bajo la bandera de lo nacional. Esta tarea no se colma en teorías sino en hechos que se visten de ideología. La nación es el marco de referencia popular. “El nacionalismo de la clase media proporcionó una base común, unas pautas comunes y un marco de referencia común” (Lasch 1996: 49). En abril de 1931 se proclama la República en España. Un mes antes, sale a la calle La Conquista del Estado y en junio de ese año, Onésimo Redondo funda en Valladolid el semanario Libertad. Las publicaciones se suceden: JONS, Igualdad, FE, Arriba, Haz, Patria Sindicalista, Sí, No importa, Nuestra revolución... Los estudiantes se arriesgan vendiendo la prensa azul. Muchos activistas se ganan la vida como periodistas. Los nacionalsindicalistas españoles usan la palabra impresa, tienen una misión como generación. Primo de Rivera se rodea de una corte literaria. Es la mesa redonda en torno a la cual la joven aristocracia falangista promete proteger al débil y renunciar a sus privilegios en el tono militante de la época. Rafael “Sánchez Mazas, Agustín de Foxá, Alvaro Cunqueiro, Eugenio Montes141, Rafael García Serrano, Luys Santa Marina, Felipe Ximenez de Sandoval142, Gonzalo Torrente Ballester, Dionisio Ridruejo, Ernesto Giménez Caballero, Mourlane Michelena, Víctor de la Serna, pintores como Alfonso Ponce de León o Cossío, Samuel Ros143, José María Alfaro144, con el patronazgo espiritual de Eugenio d'Ors, Maeztu y Ortega” (Ibáñez Hernández 1997). A los que podemos añadir Pedro Eguilor, Fernando de la Quadra Salcedo, José María de Areilza, José Félix de Lequerica, Juan Tellería, Ramón de Basterra, Tomás Borrás145 y Joaquín de Zuazagoitia. “El levantamiento de los jóvenes contra el lastre de las tradiciones putrefactas presenta rasgos 141. Fue corresponsal en Roma y Lisboa y director del Instituto Español. 142. Fue en 1941 presidente de la Falange Exterior. Al año siguiente le expulsan del partido por su “exceso de celo fascista”. 143. Dirigió la revista Vértice de 1940 a 1942. 144. Reunió como director de Arriba, en 1939, a los clásicos: Mourlane, Montes, Sánchez Mazas, Ros... con nuevos periodistas como Sánchez Silva, Xavier de Echarri, Ismael Herráiz o Julio Fuertes. 145. Periodista en la Primera Guerra Mundial y en la de Marruecos.

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evidentes de una ideología prefascista” (Mechthild 2003: 320). En esa ideología, con todo el peso que la idea de Roma aporta, se forja el falangismo en las vanguardias artísticas que buscan la clave del futuro y acabarán retornando a lo clásico. “En el falangismo acabará pesando más la clave clásica que la vanguardista” (Mónica y Pablo Carbajosa 2003). En origen su arte es protesta, “ansía perpetua de algo mejor”, aunque puede alegarse que “el arte es realmente un medio de protesta, pero no un instrumento de la revolución” (Mechthild 2003: 117). Muchos de ellos fueron escritores en las trincheras. Unos, corresponsales en las dos Guerras Mundiales, otros combatieron en Marruecos, casi todos en la Guerra Civil y los postreros, last but no least, en Rusia. Escribieron y sus existencias vividas peligrosamente dan para muchos libros, de forma más intensa los caídos porque los héroes son jóvenes eternos. En España, el fascismo se viste de negro sobre blanco y llega de manos de intelectuales y no de agitadores sindicalistas o del proletariado uniformado en la Primera Guerra Mundial. Son hombres de su tiempo con una neta preocupación por responder a la pregunta de Ortega sobre el ser de España, única nación como ha escrito Gustavo Bueno que se hace esa pregunta de forma reiterada. Sorel acierta de nuevo: “Las palabras son hembras y los actos son machos” (Sorel 2004: 83). En la Península Ibérica, la primera organización fascista seria, aunque minúscula, son las Juntas de Ofensiva Nacionalsindicalista. Ledesma traduce filosofía alemana, recibe influencias del nacional sindicalismo francés e italiano. “La deuda de La Conquista del Estado con el sindicalismo revolucionario puede verse en la publicación del artículo de Hubert Lagardelle”, señala Jorge Lombardero (Velarde Fuertes 2004: 308). Raúl Morodo define el semanario como “un fascismo de izquierdas” (Morodo 1985). El movimiento sindicalista nacional se extiende por los países europeos de la ribera del Mediterráneo. Giménez Caballero advierte: “Para España el fascismo no puede significar una especie de dependencia mediterránea de Mussolini. Tampoco un nidal de espías hitlerianos en Iberia” (Giménez Caballero 1939: 226). Claro que GeCé destaca: “El fascismo no puede comprar a nadie,

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entre otras razones por esta primaria: que no tiene oro. Que Italia es más pobre que las ratas”. En El Nacionalsindicalismo cuarenta años después, Velarde Fuertes escribe sobre la radicalización de José Antonio en 1935, tras su visita a Alemania, “eliminando a los desviacionistas de derechas, a los que encabezaba el marqués de la Eliseda, después de evidentes y lógicas oscilaciones. De este modo, José Antonio pasó a resultar cada vez más influido por el jonsismo, con una serie de consecuencias históricas muy importantes”. A la idea de nación, en pie de igualdad, se une la de justicia. Esa justicia social se concreta en el sindicalismo, que terminará siendo, además, vía de representación en el pensamiento joseantoniano. Para ello, Primo de Rivera realiza la crítica del capitalismo y rechaza el marxismo como respuesta. De 1930 a 1936, Primo de Rivera radicaliza su concepto social por la vía del sindicalismo revolucionario español, pasando del corporativismo, a imagen de las magistraturas de trabajo creadas por su padre y bendecidas por Largo Caballero, a propugnar la representación política de los sindicatos. Estos planteamientos facilitan un encuentro entre sindicalistas de la CNT y el líder falangista. José Antonio acude sin temor. Manuel Mateo, Nicasio Álvarez de Sotomayor, Francisco Bravo y otros camaradas falangistas proceden de las filas del comunismo. En mayo de 1935, el día 3, José Antonio mantiene una reunión con Ángel Pestaña a la que asiste Diego Abad de Santillán (Primo de Rivera y Urquijo 1996: 54). La reunión la facilitó la amistad existente entre el líder sindical y el falangista Luys Santa Marina (Saña 1982: 121). Pestaña se había separado del anarquismo con el Manifiesto de los Treinta y criticó frontalmente a Moscú, donde estuvo como delegado en una reunión de la Internacional: “Pueblos encaminados a la libertad no darán nunca déspotas” (Pestaña 1974: 610). El falangista Fontana cuenta de Pestaña: “Nos recibió muy bien, manifestó estar dispuesto a todo pero nos pidió dinero” (García de Muñón 1999: 21). El tema básico que separaba al brillante abogado y al revolucionario autodidacta era lo espiritual, Pestaña era ateo militante y la religiosi-

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dad de José Antonio no se ceñía a la esfera privada. Tras el encuentro secreto, el líder azul dirá en público: “Nosotros queremos sustituir el orden capitalista por el orden sindical. Este es el programa de Falange Española. Fuera de aquí, esto no podría conseguirse más que por la revolución. Pero nosotros hemos de conseguirlo con nuestro sindicalismo, que es el sindicalismo con primacía de lo espiritual” (La Vanguardia, Barcelona, 4/05/1935). Este predominio de lo espiritual se ve refrendado en la misión que José Antonio consideraba que tenía su generación. Eran los hombres de Falange quienes asumían que la destrucción del capitalismo era algo más que una exigencia de la Historia, era una tarea moral, de forma especial cuando la realizaban beneficiarios del sistema. El 29 de octubre de 1933, José Antonio desea que el micrófono “llevara mi voz hasta los últimos rincones de los hogares obreros, para decirles: sí, nosotros llevamos corbata; sí, de nosotros podéis decir que somos señoritos. Pero traemos el espíritu de lucha precisamente por aquello que no nos interesa como señoritos; venimos a luchar porque a muchos de nuestras clases se les impongan sacrificios duros y justos”. Añade con precisión: “Nosotros nos sacrificaremos; nosotros renunciaremos”.

3. SINDICALISMO NACIONAL: IZQUIERDA Y DERECHA

Sorel cree que el sindicalismo, en su lucha contra el parlamentarismo burgués y la dictadura del proletariado, ambos materialistas, posee un alto valor civilizatorio. Lo nacional vira hacia formas de sindicalismo al igual que los sindicalistas varían hacia diferentes escuelas de nacionalismo en Europa. El sindicalismo nacional francés e italiano llega a España. Al igual que Sorel critica la ausencia de valores en el marxismo, la corriente socialista del movimiento repugna a José Antonio: “El izquierdismo es, por eso, disolvente; es, por eso, corrosivo; es irónico, y, estando dotado de una brillante colección de capacidades, es, sin embargo,

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muy apto para la destrucción y casi nunca apto para construir […]. Los partidos de izquierda ven al hombre, pero le ven desarraigado”. El arraigo del hombre con su entorno natural, su trabajo y su familia son evidencias de la unidad buscada por José Antonio, la universalidad católica. El primer acercamiento al sindicalismo lo realiza José Antonio en la cátedra de Derecho del Trabajo donde desarrolla sus estudios. Tras licenciarse en Derecho, demasiado joven para ejercer como abogado, supera los cursos de doctorado pero no lee la tesis ante el tribunal. En los Papeles póstumos, Miguel Primo de Rivera señala una fecha de doctorado de su tío José Antonio que no tiene reflejo académico146. Por orden del ministro de la Gobernación se retira el expediente de José Antonio Primo de Rivera de la Universidad Central de Madrid, el caserón de San Bernardo147. Distintas fuentes han mencionado el proyecto de tesis doctoral que José Antonio estuvo realizando y donde podría verse más concretado su pensamiento teórico sobre sindicalismo. Dado que carecemos de ese proyecto, desgracia esperamos que caduca, recurrimos a presentar la concepción sindicalista fundamentalmente por los escritos y discursos del propio José Antonio. “La formación económica más influyente en el pensamiento político de José Antonio y por extensión, en el de F.E., vendrá de la mano del profesor Luis de Olariaga y Pujana, responsable de la cátedra de doctorado de Política Social [...] Olariaga enseña a José Antonio el pensamiento y la obra de dos autores con un mismo denominador común: su separación progresiva del marxismo debido a su componente determinista, así como por la ausencia de un marco ético-moral para el comportamiento humano. Estos dos autores fueron Georges Sorel y Mikhail TuganBaranovskii” (Cansino 1999: 3). 146. Se explica con precisión el caso del expediente en el número 20 de la revista Nosotros. 147. El proyecto de tesis está secuestrado, posiblemente por la Fundación Ramón Serrano Suñer. Ver revista Nosotros, nº 17, pp. 11-13.

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Juan Velarde Fuertes plantea influencias de pensamiento económico en José Antonio148 y menciona la obra de Mihail Manoilesco, rumano y economista de la Guardia de Hierro, cuyas teorías fueron determinantes en el estructuralismo iberoamericano. Su ascendiente va desde Haya de la Torre hasta Velasco Alvarado, son las tesis que configuran el siglo XX en la América hispana. Manoilesco defendía “una industrialización fuerte apoyada en un nacionalismo económico partidario de la sustitución de importaciones y de una mezcla de estatificación, cárteles y corporativismos”149. El perfil de la España de mediados del siglo pasado es muy similar al enunciado, más acusado por la imposición del cerco a España tras la Segunda Guerra Mundial (1939-45). José Antonio había advertido: “Los obreros conocen el nacionalsindicalismo sólo a través de las versiones de sus enemigos. Por eso, creen que es un instrumento del capitalismo, cuando precisamente una de sus razones de existencia es el propósito de desmontarlo”. Primo de Rivera ha leído sobre la justicia. El erasmista Luis Vives, cinco siglos antes, escribió: “Lo que da Dios a cada uno no se lo da para él solo [...]. Nuestra avaricia y nuestra malicia introducen carestía y hambre en la abundancia de la Naturaleza y ponen pobreza en las riquezas de Dios”. Al sentido tradicional de patria se une el afán por incorporar a las masas a la Historia. La revolución es un “deber ser”. El pan es el grito de los trabajadores. José Antonio se manifestaba “irritado” ante la miseria y entendía que quienes carecen del pan no pueden comprender la patria. Sin vida no hay derechos. Sin condiciones materiales suficientes, no hay filosofía. “La riqueza tiene como primer destino mejorar las condiciones de vida de los demás; no sacrificar a los más para lujo y regalo de los menos”. Esas actitudes le van alejando al hijo del Dictador de las simpatías y los apoyos que disfrutaba por parte de la derecha. Más aún cuando José Antonio extiende el certificado de caducidad de 148. En "Proemio para llegar a casa", prólogo del libro de Jorge Lombardero, Hacia una teoría del Estado nacionalsindicalista, Fundación Ramiro Ledesma, Madrid, 2000. 149. En "Proemio para llegar a casa", op. cit., p. 8.

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la Corona: “Gloriosamente fenecida”, ya no es la monarquía heroica de los campamentos sino de la Corte que José Antonio conoce y desprecia. El 14 de mayo de 1935, Primo de Rivera rompe amarras con los monárquicos que le habían financiado irregularmente: “La monarquía española había sido el instrumento histórico de ejecución de uno de los más grandes sentidos universales, había sido capaz de sostener el imperio por su virtud fundamental, la unidad de mando, pero la monarquía dejo de ser unidad de mando con Felipe III y la aparición de los validos. Por eso el 14 de abril significó la destitución de una monarquía sin poder y la vuelta de la vieja nostalgia de la revolución pendiente”. Su crítica se centra en que el socialismo también trae la desunión del dogma central de la lucha de clases. José Antonio expresa alguna vez una nostalgia por los gremios que su inteligencia le pone en su justo término: la sociedad del futuro será sindical. José Antonio, vista al frente. El 9 de abril de 1935, Primo de Rivera describe como “los artesanos desplazados de sus oficios, los artesanos que eran dueños de su instrumento de producción y que, naturalmente, tienen que vender su instrumento de producción porque ya no les sirve para nada; los pequeños productores, los pequeños comerciantes, van siendo aniquilados económicamente por este avance ingente, inmenso, incontenible, del gran capital y acaba incorporándose al proletariado, se proletarizan”. Recogiendo más las nostalgias de José Antonio que sus convicciones, el Fuero del Trabajo vigente en España durante una tercera parte del siglo XX, en su declaración VII afirma que “el artesano será fomentado y eficazmente protegido por ser proyección completa de la persona humana en su trabajo”. Denuncia José Antonio la vida dolorosa del trabajador español, “escabel para que los terratenientes recojan el dinero y se lo gasten alegremente”. Agrega que “la situación no la arreglan ni con las derechas ni con las izquierdas, mientras exista la diferencia de que unos tengan mucho y otros carezcan hasta de un palmo de tierra donde caerse muertos”. En Corrales (Zamora), José Antonio denuncia la ineficacia del Parlamento en un acto públi-

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co: “Mientras en Madrid los partidos se preocupan de unirse para asaltar el Poder, los obreros siguen sublevados ante el surco y siendo víctimas de las disputas de los que lo utilizan como temas de discursos”. Aporta un modelo alternativo al advenimiento del marxismo. José Antonio escribe: “Habrá una Asamblea de hombres de diferentes profesiones y oficios, donde defenderán sus intereses, y de esa forma se quitarán los intermediarios, verdaderos explotadores de la miseria”. Añade José Antonio: “Con nosotros se abrirán los Sindicatos, que serán depositarios de los intereses de los trabajadores y no tendrán que hacer antesala en los ministerios que con tal de mantener la irritación de los desheredados son capaces de cultivar el acrecentamiento de todas las injusticias”150. Con el sindicalismo, según José Antonio, “el obrero va a participar mucho más, en que el Sindicato obrero va a tener una participación directa en las funciones del Estado, no vamos a hacer avances sociales uno a uno, como quien entrega concesiones en un regateo, sino que estructuraremos la economía de arriba abajo de otra manera distinta, sobre otras bases”151. Esa antesala ministerial evidencia, de nuevo, el rechazo de la burocracia y de los intermediarios en el pensamiento póstumo de Primo de Rivera. El 29 de noviembre de 1934, en La Nación, José Antonio desarrolla el papel de los sindicatos: “Queremos un Estado español genuinamente nuestro, nacido de nuestros Sindicatos. No necesitamos una casta de políticos que se interponga entre nosotros y el Estado [...]. ¿Sabéis en la época de prosperidad de los Estados Unidos, en la mejor época, desde 1922 hasta 1929, en cuánto aumentó el volumen total de los salarios pagados a los obreros? Pues aumentó en un 5 por 100. ¿Y sabéis, en la misma época, en cuánto aumentaron los dividendos percibidos por el capital? Pues aumentaron en el 86 por 100. ¡Decid si es una manera equitativa de repartir las ventajas del maquinismo!”. Ese mismo año había intervenido en el Parlamento para declarar que su militancia revolucionaria no seguía sus intereses de clase: “Si fuera un 150. La Nación, 18 de marzo de 1935. 151. Intervención en el Parlamento, 6 de noviembre de 1935.

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defensor acérrimo, hasta por la violencia, de un orden social existente, me habría ahorrado la molestia de salir a la calle, porque me ha correspondido la suerte de estar inserto en uno de los mejores puestos de ese orden social; con que yo hubiese confiado en la defensa de ese orden social por numerosos partidos conservadores, los unos republicanos in partibus infidellum”152. Llama a los pequeños empresarios a unirse a esta tarea para evitar que “España sea campo abierto para toda clase de experiencias destructivas, zona neutral donde se puede hacer todo contra España misma, terreno de lucha para que los partidos se injurien y las clases se despedacen sin que el Estado se sienta guardián vigoroso de la existencia nacional. Tenéis que demostrar también que sois de los que verdaderamente trabajan por el bien de todos, viviendo de un modo duro, mientras tantos señoritos ociosos y tantos haraganes se llaman a parte del botín español”153. La argumentación del capitalismo como enemigo de la propiedad es puramente joseantoniana. “El capitalismo ataca la propiedad por cuanto sustituye el trabajo por la especulación [...]. El capitalismo industrial, con la introducción de la sociedad anónima, propicia la lucha de clases al enfrentar frontalmente a propietarios capitalistas con obreros. Al accionista no le interesa el obrero, sino sus acciones, y no acude a la fábrica para ver cómo se produce, sino a la Bolsa para ver cómo se cotiza” (De Diego 2001: 119). En España, la hegemonía del anarcosindicalismo, protagonizado por la CNT, atrajo a fascistas y a troskistas en pos de la conquista de las masas sindicalistas. Ramiro Ledesma lo expresa con claridad en La Conquista del Estado. Ninguno tuvo éxito y sus líderes, Andrés Nin y Ramiro Ledesma, murieron asesinados. Giménez Caballero explicaba que los prohombres del fascismo europeo eran obreros de currículo luchador y aventurero, mientras José Antonio era marqués y grande de España.

152. Discurso pronunciado en el Parlamento el 3 de julio de 1934 [www.rumbos.net/ocja/jaoc0059.html]. 153. Manifiesto redactado por José Antonio, el 7 de octubre de 1934, en Arrarás Iribarne, Joaquín, "Historia de la Cruzada española", vol. II, t. VII, p. 443.

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Mussolini proclamaba con orgullo: “Asciendo de un herrero”. Quizá, consciente de ello, José Antonio delega el mando, ya en la cárcel, en el maquinista naval Hedilla, titulación que hoy tiene rango universitario, y no en alguno de sus amigos intelectuales y aristócratas. El 29 de noviembre de 1934, también en La Nación, José Antonio desarrolla el papel de los sindicatos: “Queremos un Estado español genuinamente nuestro, nacido de nuestros Sindicatos. No necesitamos una casta de políticos que se interponga entre nosotros y el Estado”. La idea reaparece en la pluma del fundador de Falange en un artículo de Arriba, el 26 de enero de 1936: “Nosotros sabemos que ni en la derecha ni en la izquierda está el remedio, sino en el resurgimiento de la auténtica España de debajo, estructurado en sus unidades reales: familia, municipio y sindicato”. Con ello, sitúa a la persona, es decir, al individuo en relación con su entorno personal, local y laboral. Al describir esa representación, José Antonio incide especialmente en el sindicato, describiendo un parlamento y un Estado formado básicamente por los sindicatos de productores. La eclosión sindical en Primo de Rivera se refleja en “el parlamento de productores” defendido por José Antonio, así como en la afirmación: “Concebimos a España como un gigantesco sindicato de productores” (Boaventura 1937: 160-65). Es también el punto 9 de la Norma Programática de Falange en aquel momento, expresada en 27 puntos. Las Cortes españolas donde se elegían representantes por el tercio familiar, el sindical y el municipal no encajaron demasiado con la nación como “gigantesco sindicato de productores”. Explicando la ideología nacionalsindicalista ante el Tribunal republicano que le condenó a muerte, José Antonio expresaba que por el postulado sindicalista, “se tiende a sustituir la ordenación económica capitalista que asigna la plusvalía a los empresarios y titulares de los signos de crédito, por una organización sindicalista que entregue la propia plusvalía a la agrupación orgánica de los productores, constituidos en sindicatos verticales. Como consecuencia se postula el reemplazo del sistema político demo-

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crático burgués vigente por otro de tipo sindicalista” (Mancisidor 1975). El sindicalismo transciende, en el pensamiento azul, el mundo laboral para extenderse a la participación política. Llega a constituirse en elemento civilizador al dar pie a una sociedad donde la dignidad social se adquiere por el trabajo. En el número 2 de FE, Primo de Rivera asevera: “F.E. impondrá antes que nada: Primero. El Estado sindicalista; es decir, la única forma de Estado en que los Sindicatos obreros intervienen directamente en la legislación y la economía, sin confiar sus intereses a los partidos políticos parasitarios. Segundo. La distribución de trabajo remunerado justamente a todos los hombres. ¡No más hombres parados! Tercero. El seguro contra el paro forzoso, contra los accidentes y contra la vejez. Cuarto. La elevación del tipo de vida del obrero, hasta procurarle no sólo el pan, sino el hogar limpio, el solaz justo y los lugares de esparcimiento que necesita una vida humana. Esto no son vanas promesas. Para verlas cumplidas no se detendrá F.E. ante ningún obstáculo, ni vacilará ante ningún privilegio. Nuestro régimen, que es de hermandad y de solidaridad, habrá de exigir cuantos sacrificios hagan falta a los que más tienen en provecho de los que ahora viven de una manera miserable. ¡Obreros! Vuestras energías revolucionarias están llenas de brío y de justicia. Lleváis años y años soportando tiranías alternativas: primero, la del capital, que os trataba como a esclavos o como a herramientas; después, la de los líderes, que os usan como peldaños de su medro propio. ¡Acabad con toda sumisión! Poned vuestro ímpetu al servicio de la revolución nueva, que es vuestra también, porque es de todos, ¡porque es de España!”154. El mito nacional compite con el mito exclusivamente proletario, ambos tienen paradigmas físicos en Moscú o en Roma. Ambos son de corte antiparlamentario. El binomio Patria y Justicia se hace indisoluble en la joven ideología nacionalsindicalista, la Patria se expresa en la misión, la unidad de destino. La Justicia en la hegemonía del trabajo y de los sindicatos. Incluso en los acuerdos puntuales realizados por José Antonio, antes de su detención y muerte, ante mecenas de la dere154. FE, nº 2, 11 de enero de 1934.

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cha, el hijo del Dictador insistía en hacer referencia clara a la justicia social. En el verano de 1934, José Antonio Primo de Rivera y Pedro Sainz Rodríguez establecieron un acuerdo por escrito sobre «El nuevo Estado español». En su punto 6 dice: “La representación popular se establecerá sobre la base de los municipios y de las corporaciones”. Y en el 8: “Todo español podrá exigir que se le asegure mediante su trabajo una vida humana y digna” (Gil Robles 1968: 442-443). No era el joven Primo de Rivera el único pensador español interesado por los vientos de justicia que emanaban los lictores. El movimiento sindicalista nacional se extiende por los países europeos de la ribera del Mediterráneo. José Antonio insiste en su solidaridad con el trabajador, los desheredados: “En el fondo de nuestras almas vibra una simpatía hacia muchas gentes de la izquierda, las cuales –dijo– han llegado al odio por el mismo camino que a nosotros nos ha conducido al amor mediante la crítica de una España mediocre, entristecida, miserable y melancólica”. El amor y la unidad es la diferencia ética, que se recoge también en la Oración del escritor falangista Rafael Sánchez Mazas: “A la victoria que no sea limpia y generosa preferimos la derrota”. José Antonio expresa con claridad que sus objetivos no borran el presente. “Nosotros lo decimos abiertamente: aspiramos a una estructura orgánica de las labores españolas; pero mientras a eso se llega, nosotros entendemos que los obreros hacen bien en seguir siendo revolucionarios. Hace dos años, cuando fui candidato por Cádiz, me pareció intolerable oír a unos obreros amaestrados decir que eran los verdaderos obreros de España. No queremos esquiroles; queremos obreros revolucionarios”155. La misma admiración, ahora ante el enemigo, se trasluce en la intervención de José Antonio en las Cortes, el 6 de noviembre de 1934, tras el alzamiento socialista contra la República: “Los mineros de Asturias han sido fuertes y peligrosos. En primer lugar, porque tenían una mística revolucionaria; en segundo término, porque estaban endurecidos en una vida difícil y peligrosa, en una vida habituada a la inminencia del riesgo y al manejo diario de la dinamita”. La mís155. Arriba, nº 30, 30 de enero de 1936.

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tica revolucionaria la busca Primo de Rivera en los poetas que construyen y prometen que “volverá a reír la primavera”. En junio de 1936, ya en la cárcel de Alicante, José Antonio contesta a las preguntas del periodista Ramón Blardony, por intermedio del enlace Agustín Peláez. Primo de Rivera explica el proyecto falangista: “En lo económico, Falange tiende al sindicalismo total; esto es, a que la plusvalía de la producción quede enteramente en poder del Sindicato orgánico, vertical, de productores, al que su propia fuerza económica procuraría el crédito necesario para producir, sin necesidad de alquilarlo –caro– a la Banca. Quizá estas líneas económicas tengan más parecido con el programa alemán que con el italiano. Pero, en cambio, Falange no es ni puede ser racista”. José Antonio recalcaba el sentido transversal de Falange. “Falange Española no es un partido más al servicio del capitalismo. ¡Mienten quienes lo dicen! El capitalismo considera a la producción desde su solo punto de vista, como sistema de enriquecimiento de unos cuantos. Mientras que F.E. considera a la producción como conjunto, como una empresa común, en la que se ha de lograr, cueste lo que cueste, el bienestar de todos”156. En su crítica al capitalismo financiero, José Antonio invita: “Decídmelo vosotros, que tenéis mucha más experiencia que yo en estas cosas: cuántas veces habéis tenido que acudir a las grandes instituciones de crédito a solicitar un auxilio económico sabéis muy bien qué intereses os cobran, del 7 y del 8 por 100, y sabéis no menos bien que ese dinero que se os presta no es de la institución que os lo presta, sino que es de los que se lo tienen confiado, percibiendo el 1,5 ó el 2 por 100 de intereses, y esta enorme diferencia que se os cobra por pasar el dinero de mano a mano gravita juntamente sobre vosotros y sobre vuestros obreros”157. Añade José Antonio en su crítica: “El capitalismo, tan desdeñoso, tan refractario a una posible socialización de sus ganancias, en cuanto vienen las cosas mal es el primero en solicitar una socialización de las pérdidas. Por último, otra de las ventajas del 156. FE, nº 2, 11 de enero de 1934. 157. "Ante una encrucijada en la historia del mundo", Círculo Mercantil de Madrid, 9 de abril de 1935.

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libre cambio, de la economía liberal, consistía en estimular la concurrencia. Se decía: compitiendo en el mercado libre todos los productores, cada vez se irán perfeccionando los productos y cada vez será mejor la situación de aquellos que los compran. Pues bien: el gran capitalismo ha eliminado automáticamente la concurrencia al poner la producción en manos de unas cuantas entidades poderosas”. Enrique Bustamante señala, casi setenta años después, “el riesgo inédito de concentración” señalando el escaso interés público de “los grandes grupos privados, ni elegibles ni controlables democráticamente, cuyos sentimientos nacionales resultan inversamente proporcionales a su expansión internacional” (Vidal Beneyto 2002: 187). El 23 y 24 de julio de 1935, José Antonio interviene en el debate sobre Reforma Agraria del Parlamento republicano. Exige la aplicación inmediata de la reforma agraria y aconseja nueva distribución: “Las formas más adecuadas de explotación, que serían, probablemente, la explotación familiar en el minifundio regable y la explotación sindical en el latifundio de secano, ya veis cómo estamos de acuerdo en que es necesario el latifundio, pero no el latifundista”. El diputado Primo de Rivera va más allá al proponer la expropiación aún careciendo el Estado de recursos para pagar un justiprecio. Primo de Rivera exige a los tímidos diputados de las Cortes republicanas que se instale de forma revolucionaria a los campesinos sobre las tierras de España y propone una repoblación forestal en las zonas no cultivables. Es la primera propuesta ecológica que se realiza en el parlamento de España. En las Cortes, José Antonio pida medidas novedosas como que la “explotación sindical en el latifundio de secano sustituyera al latifundista individual” (Gil Pecharroman 1996: 392). El debate sitúa a José Antonio en los primeros puestos de las exigencias revolucionarias para el campo, superando a toda la izquierda parlamentaria. También trata Primo de Rivera la cuestión de la técnica. Para José Antonio la técnica no es inocua, sino que determina en buena parte la sociedad donde se aplica. Luis Suárez escribe que “cuando la relación entre los tres elementos de la empresa, capi-

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tal, tecnología y trabajo, funciona mal, se producen los conflictos” (Suárez 2002: 787). “En los primeros tiempos de empleo de las máquinas se resistían los obreros a darles entrada en los talleres. A ellos les parecía que aquellas máquinas, que podían hacer el trabajo de veinte, de cien o de cuatrocientos obreros, iban a desplazarlos. Como se estaba en los tiempos de fe en el 'progreso indefinido', los economistas de entonces sonreían y decían: 'Estos ignorantes obreros no saben que esto lo que hará será aumentar la producción, desarrollar la economía, dar mayor auge a los negocios...; habrá sitio para las máquinas y para los hombres'. Pero resultó que no ha habido este sitio; que en muchas partes las máquinas han desplazado a la casi totalidad de los hombres en cantidad exorbitante. El desplazamiento del hombre por la máquina no tiene ni la compensación poética que se atribuyó a la máquina en los primeros tiempos, aquella compensación que consistía en aliviar a los hombres de una tarea formidable. Se decía: 'No; las máquinas harán nuestro trabajo, las máquinas nos liberarán de nuestra labor'. No tiene esa compensación poética, porque lo que ha hecho la máquina no ha sido reducir la jornada de los hombres, sino, manteniendo la jornada igual, poco más o menos –pues la reducción de la jornada se debe a causas distintas–, desplazar a todos los hombres sobrantes. Ni ha tenido la compensación de implicar un aumento de los salarios, porque, evidentemente, los salarios de los obreros han aumentado; pero aquí también lo tenemos que decir todo tal como lo encontramos en las estadísticas y en la verdad. ¿Sabéis en la época de prosperidad de los Estados Unidos, en la mejor época, desde 1922 hasta 1929, en cuánto aumentó el volumen total de los salarios pagados a los obreros? Pues aumentó en un 5 por 100. ¿Y sabéis, en la misma época, en cuánto aumentaron los dividendos percibidos por el capital? Pues aumentaron en el 86 por 100. ¡Decid si es una manera equitativa de repartir las ventajas del maquinismo!”.

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4. LA CONS

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La búsqueda de lo obrero en el falangismo no tuvo resultados apreciables en su corta vida antes de la Guerra Civil. El afán por acercarse al mundo obrero se concreta en la adopción de la camisa azul mahón por los falangistas, por ser neta, seria, entera y proletaria, a propuesta de Luys Santa Marina (García de Muñón 1999). La actuación de Manuel Mateo, procedente del PCE; de Nicasio Álvarez de Sotomayor, antes CNT; y un puñado de experimentados sindicalistas dio como fruto la Central Obrera Nacionalsindicalista. Procedían de organizaciones de izquierda de carácter internacionalista y habían comprendido que el área de la solidaridad de los trabajadores es la nación. El sindicato azul comenzó a construirse con mucho coraje y pocos resultados ante la hostilidad armada de la izquierda. “La propaganda de la CONS se declaraba conforme con las demandas económicas de las organizaciones sindicales de izquierdas y afirmaba que la única diferencia entre éstas y la CONS estaba en la determinación de esta última de introducir las prioridades nacionalsitas en la revolución proletaria” (Payne 1997: 217). Oficialmente la Central Obrera Nacionalsindicalista se constituye en Madrid el 4 de junio de 1934, a instancia de Ramiro Ledesma que abandonaba su viejo sueño de nacionalizar el espíritu revolucionario de la CNT, como había hecho Mussolini con el sindicalismo italiano. Los estatutos de la CONS fueron redactados por Olcina y Juan Orellana y su domicilio social quedó ubicado en el de Falange Española de las JONS, en la madrileña calle Marqués de Riscal número 16. El primer triunvirato dirigente, a imagen y semejanza del que regía en FE de las JONS, estuvo formado por dos antiguos anarcosindicalistas, Nicasio Alvarez de Sotomayor y Guillén Salaya y Manuel Mateo que fue secretario provincial de Organización del Partido Comunista. El triunvirato, y José Antonio con él y en él, deja abierta su rama sindical obrera en manos de antiguos izquierdistas. Los primeros sindicatos en funcionar fueron los de Artes Gráficas, Hostelería y Metalurgia. “Su primera sección sin-

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dical fue la del taxi, heredada de las JONS, y pronto tuvo las de imprenta y hostelería” (Gil Pecharroman 1996: 301). Ninguno de ellos llegó al nivel de movilización del Sindicato Español Universitario. Antes de abandonar Ramiro Ledesma FE de las JONS, intenta llevarse la CONS. José Antonio Primo de Rivera evita una escisión con un vibrante discurso en una reunión Madrid ante 400 obreros afiliados. Con esto la CONS permanece bajo la disciplina falangista. Con la expulsión de Ramiro Ledesma, en el invierno de 1935, causan baja Nicasio Alvarez de Sotomayor y Guillén Salaya. El año de su asesinato José Antonio vislumbra una luz tenue que brilla por el esfuerzo de los sindicalistas: “Pese a las dificultades de propaganda, considerables masas obreras empiezan a mirar ya a Falange con benévola curiosidad, especialmente impresionadas por el régimen de austera persecución que soporta, en contraste con la suntuosidad burguesa y burocrática que siempre ha rodeado a los líderes marxistas. Donde Falange logrará más pronto avivar las corrientes de simpatía es en las filas del viejo sindicalismo revolucionario español”158. En cualquier caso, los medios de comunicación identificaban plenamente a Falange con el fascismo europeo. La crisis de 1935 que provocó la salida del aviador Ansaldo y del marqués de la Eliseda por la derecha y de Ledesma por la izquierda supuso una reducción drástica en las finanzas azules. “Se fundó un sindicato falangista, la Central Obrera Nacionalsindicalista [...]. El gran problema de FE fue su financiación. Desde un primer momento recibió ayuda de los monárquicos pero, ante las evidencias «anticlericales y revolucionarias» del programa de 27 puntos presentado por José Antonio, abandonaron al partido y apostaron por el Bloque Nacional de Calvo Sotelo. La solución vino de Italia, con una financiación regular otorgada por Mussolini. A pesar de esa ayuda FE era, hacia 1936, un partido muy marginal, ignorado por la derecha y combatido por la izquierda”160. 158. Ramón Blardony, 16 de junio de 1936. 159. www.geocities.com/reload_action/franco.html.

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José Antonio había criticado ya al corporativismo que se implantaba en Italia y recordaba la preexistencia de los jurados mixtos creados por su padre, Miguel Primo de Rivera, quien legisló la Seguridad Social en España que haría realidad la postguerra civil. En 1935, el corporativismo queda atrás en el ágil avance del pensamiento de José Antonio. “¿Qué entiende usted por corporativismo? ¿Cómo funciona? ¿Qué solución dar, por ejemplo, a los problemas internacionales? Hasta ahora, el mejor ensayo se ha hecho en Italia, y allí no es más que una pieza adjunta a una perfecta maquinaria política. Existe, para procurar la armonía entre patronos y obreros, algo así como nuestros Jurados Mixtos, agigantados: una Confederación de patronos y otra de obreros, y encima una pieza de enlace. Hoy día el Estado corporativo ni existe ni se sabe si es bueno. La Ley de Corporaciones en Italia, según ha dicho el propio Mussolini, es un punto de partida y no de llegada”160. Esta ley italiana sirvió de modelo a la parte social del estado nacido del 18 de julio de 1936. No fue el único caso, la masiva presencia pública del Estado por medio de un instituto nacional de industria se ensayó con anterioridad en la Italia fascista. Los falangistas acaso no cumplían la tarea encomendada por su jefe pero sí la que legisló su padre. La labor de José Antonio Girón en las leyes laborales, los sindicatos y la seguridad social, así como las tareas de José Luis Arrese en vivienda fueron beneficiosas para el conjunto de los trabajadores españoles. Se acercaban más a la legislación del general Primo de Rivera o a la primera Italia fascista que a los planteamientos póstumos del sindicalismo en José Antonio. Las publicaciones legales falangistas, en los años cincuenta ya, teorizan que “el Estado nacionalsindicalista no mirará si una empresa gana o pierde, sino si llena o no llena una función social”161. En esos años se publican en el mismo medio críticas sobre la organización sindical porque “se ha quedado corta”. La sección de 160. España y la barbarie, conferencia pronunciada en el teatro Calderón, Valladolid, 3 de marzo de 1935. 161. "Función social de los sindicatos verticales". Boletín de los Seminarios de Formación del Frente de Juventudes nº 24. Madrid, marzo-abril de 1951, p. 93.

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Estudios Sociales del Seminario de Barcelona del Frente de Juventudes escribe: “Hemos de tender a un sindicalismo total donde el Estado mismo estará sentado sobre la base de unos gigantescos sindicatos de productores”. La misma sección concluye la necesidad de lograr “interesar al obrero en la producción” dado que es necesario recobrar “la confianza, hoy desgraciadamente perdida”. Corría 1951. La CONS se creó en 1934. Los sindicatos azules fueron recibidos textualmente a tiros por parte de los mayoritarios, UGT y CNT. En octubre de 1934, la situación se agravó cuando la CONS rompió la huelga que terminaría con la insurrección de Asturias y la separación de Cataluña, abortadas ambas por el Gobierno republicano de la CEDA. Tras dos años de gobierno de derechas, la victoria del Frente Popular supondrá definitivamente la ruptura de la legalidad republicana. En las vísperas del acto fundacional de la Comedia, José Antonio había designado a Matías Montero, Manuel Valdés, Allánegui y David Jato para sentar las bases organizadoras del sindicato de estudiantes. FE se extendía en la Universidad. El SEU era la columna vertebral de Falange. El partido descansaba en un aparato de propaganda, con FE, Haz, Arriba... y otro de movilización. El SEU sustentaba ambos desde la redacción, a la venta y su distribución pro provincias. La tercera pata era la Falange de la Sangre o Primera Línea, donde estaba integrado buena parte del SEU falangista.

5. LA CAÍDA DE LOS DIOSES

La III Internacional Comunista lanza la consigna de los frentes populares. Stalin quiere una alianza con la burguesía europea para romper el aislamiento de la Unión Soviética cuando las sublevaciones comunistas en Europa Central fracasan, de forma estrepitosa en Alemania y más despacio en Hungría. Las peregrinas acusaciones de fascismo se extienden a la derecha católica en España, mientras en Francia sectores cristianos ingresan en el

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Frente Popular de Leon Blum. “La táctica que se sigue es de deformación. ¡Nadie lo combate de frente; no hay un solo periódico antifascista que tenga la lealtad de combatir al fascismo de frente, sino que lo desfiguran diciendo que es un movimiento de opresión para los obreros!”162. El fascismo, en la propaganda de la izquierda, se convierte en el “hombre del saco”, el mal absoluto. En países, como España, donde el fascismo es débil, el antifascismo es la bandera que agita prioritariamente el socialismo que busca la guerra. El 20 de enero de 1936, el líder del PSOE, Largo Caballero, declaró a El Liberal de Bilbao: “La democracia es solo el primer paso hacia la consecución de la dictadura del proletariado. Que nadie dude que el poder será nuestro, por las buenas o por las malas [...]. Quiero decirles a las derechas que si triunfamos colaboraremos con nuestros aliados; pero si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la Guerra Civil declarada. Que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que nosotros lo realizamos”. Ya lo habían demostrado con las armas en la mano en octubre de 1934. Indalecio Prieto, líder del sector moderado del PSOE, recibió las armas que llegaron por mar. El plano discurso antifascista no diferencia entre el corporativismo laico de Mussolini, el socialismo pagano del NSDAP, el rexismo católico o incluso la CEDA y los partidos monárquicos. Falange es arrojada en ese todo revuelto a pesar de los distingos de Primo de Rivera: “El hitlerismo no es fascismo. Es antifascismo, la contrafigura del fascismo. El hitlerismo es la única consecuencia de la democracia, una expresión turbulenta del romanticismo alemán. En cambio, Mussolini es el clasicismo, con sus jerarquías, sus secuelas y, por encima de todo, la razón”163. José Antonio distingue entre el voluntarismo romano y el determinismo genético ario, que puestos a buscar parentela la tiene más próxima en el determinismo económico marxista. Cuando regresa 162. José Antonio Primo de Rivera, declaraciones en Ahora (16/02/1934) [www.rumbos.net/ocja/jaoc0034.html]. 163. Luz, de Madrid, 14 de agosto de 1934 [www.rumbos.net/ocja/jaoc2102.html].

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de Alemania, Primo de Rivera critica la exaltación materialista de la raza que tiene lugar en el III Reich. Después de ese viaje, el jefe falangista se deshace de los más derechistas que abandonan con la excusa del laicismo del punto 25 en la nueva norma programática. José Antonio experimenta “la necesidad de coherencia que se encuentra en la base de la concepción fascista del mundo” (Mechthild 2003: 181). Los disidentes por la derecha engrosan las filas de Calvo Sotelo, cuyo ingreso en FE de las JONS rechazó Primo de Rivera. La bandera del antifascismo sirve al líder comunista Stalin para avanzar posiciones en una Europa gran parte de la cual será suya desde 1945. El Partido Comunista sale del anonimato y ocupa paulatinamente el centro del escenario a lomos de los frentes populares europeos. Los gritos de antifascismo de la izquierda española no se reducían a agredir y tirotear a la pequeña organización falangista164 sino que se hacían extensivos a la derecha. La radicalización de la vida política española llevó al conflicto abierto, en donde las posiciones se hicieron aún más radicales. Sus exponentes pueden ser el grito de “Viva Rusia, muera España” y el asesinato del diputado Calvo Sotelo por policías republicanos, después de recibir amenazas de muerte en el Parlamento. Con el inicio de la Guerra Civil, el partido azul es anegado por un aluvión de la derecha, polarización inherente al conflicto. “José Antonio temía que después del triunfo de los militares sublevados, no se llevaran a cabo las ideas de la Falange, sino las de los militares y políticos conservadores” (Ruhl 1986: 14). Los orígenes del fascismo español están preñados de sueños y vacíos de realidades. En la primera mitad del siglo XX la decadencia del liberalismo produjo un vacío que se llenó de palmas y puños; en la segunda mitad de ese siglo el liberalismo había vencido. 164. La prensa dio la noticia de 80 falangistas asesinados entre junio de 1934 y antes de julio de 1936. El total de asesinatos políticos documentados durante la República prebélica (1931-36) se eleva a casi 2.000. La banda terrorista ETA ha asesinado a un millar de personas en cuarenta años.

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6. SÍNTESIS

Los años treinta son activos el siglo XX. En Valladolid Onésimo Redondo despliega su enorme capacidad de organización, crea las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica, auxiliado por José A. Girón, que reclaman un Estado nacional con estilo combativo. Redondo supera así la militancia católica única a las órdenes del cardenal Herrera165. En octubre se fusionaron las organizaciones de Ledesma y Redondo, con el nombre de Juntas de Ofensiva Nacionalsindicalista (JONS), aspirando ya a un partido insurreccional. Publican La Conquista del Estado y JONS. En marzo de 1933, Primo de Rivera explica sus pretensiones en la revista El Fascio: “La formación de un nuevo Estado gremial, sindical”. FE de las JONS, la principal obra de José Antonio Primo de Rivera, fue antimarxista y nacionalista, y defendió la estructuración sindical de la economía y una concepción totalitaria del Estado, pero no subordinando los derechos individuales a los intereses del Estado sino a la tarea colectiva, la misión. El sentido religioso de José Antonio, la trascendencia de la persona, hace que los valores personales, como la libertad y la integridad, y los sociales, como la dignidad, no puedan ser limitados por el Estado dado que suponen el camino de la persona hacia su trascendencia. La opción sindical de José Antonio Primo de Rivera tiene antecedentes en los sindicatos católicos organizados en Bélgica por algunos párrocos. En cualquier caso, el análisis del sindicalismo en el pensamiento de José Antonio se agota en seis años de vida política (1930-36) donde la premura de un presente histórico agitado, Primo de Rivera sufrió varios atentados, y los tambores de guerra que redoblaban en España no propiciaron el vertido sobre el papel del pensamiento de José Antonio. El difuso sindicalismo tiene su grial en la tesis que José Antonio Primo de Rivera escribía sobre Derecho del Trabajo cuya existencia física no está comprobada pero sí su sombra. Los papeles de José 165. Ver al respecto Mélida Monteagudo, Mónico. "Los resortes de Onésimo Redondo y los días ‘grises’ de sus Juntas Castellanas de Actuación Hispánica", en Aportes nº 32, 1996, p. 36.

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Antonio tienen la extraña manía de aparecer más de medio siglo después de su muerte. En síntesis, Falange critica el liberalismo político, frente al que aporta al sindicalismo revolucionario. La eliminación de los intermediarios de la política exigida por Primo de Rivera lleva a destruirla como profesión. Sin embargo, antes José Antonio también se ha referido a la “alta misión de gobernar”. En cualquier caso, la representación no se ejerce por los partidos políticos, que supeditan el interés de la parte al del todo, sino a través de los sindicatos. Sin intermediarios en la representación. También José Antonio desecha el socialismo, “deshumanizado en la mente inhospitalaria de Marx”. Afirma el 26 de agosto de 1933 que el socialismo no recaba la propiedad para la nación, sino para el Estado. “José Antonio reivindica como justa la bandera levantada por el marxismo para luego rechazarlo en la línea de Sorel, Tugan Baranoskii, Toynbee y otros, es decir, por la vía de la ausencia de valores espirituales”166. Falange asume el sindicalismo, forma no estatista de socialización, armonizando sociedad política con sociedad civil, primando la segunda sobre la primera pero sin disponer lo privado contra lo público. La esperanza de Falange, en palabras de su jefe, era: “Donde Falange logrará más pronto avivar las corrientes de simpatía es en las filas del viejo sindicalismo revolucionario español”. La antipatía por el término “socialismo”, vinculado ante el público con el marxismo, facilitó la elección del sindicalismo por José Antonio, que no limita su mensaje a una pura llamada a lo nacional. A ello ayudó, en buena manera, el atractivo que el sindicalismo revolucionario tenía en España. Muñoz Alonso destaca que “en el pensamiento de José Antonio, el socialismo condenable no es el que conduce a las sociedades modernas hacia la igualdad de la condición humana y a la generalización del bienestar, sino el que monta la transformación sobre unos presupuestos ideológicos contradictorios con la libertad de la persona” (Muñoz Alonso 1974: 180.) José Antonio supera el techo corporativo de 166. Cansino, José Manuel. El pensamiento económico de José Antonio Primo de Rivera. Centro de Estudios Económicos y Sociales. Sevilla, 1999, p. 4.

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sentar en la misma mesa a trabajadores y propietarios del capital, como hicieron los sindicatos verticales entre los 40 y los 70, facilitando el desarrollo de la pequeña y mediana industria, en la década de los sesenta los sindicatos nacionales formalizaron acuerdos sindicales con la CNT. La diferencia estriba en que José Antonio atribuye, es sabido y olvidado, la propiedad de los medios de producción a los trabajadores encuadrados en los sindicatos que también tienen un lugar en el presente hostil: “Los sindicatos son el instrumento de ataque y defensa del proletariado en tanto no concluya la lucha de clases”. La justicia se explica por sí sola dado que nunca ha sido, ni de lejos, un referente de la derecha que prefiere alardear de la libertad, de la suya, especialmente de mercado: Eres libre de aceptar las condiciones de trabajo, y ser explotado, o no aceptarlas y morir de hambre libremente. Estas ideas joseantonianas, como demuestran los textos, preceden a la fundación de FE: “Puestos, teóricamente, el obrero y el capitalista en la misma situación de libertad para contratar el trabajo, el obrero acaba por ser esclavizado”167. Vemos que el concepto de propiedad, anterior y antitético del capitalismo, adquiere un carácter común, atribuyendo la plusvalía al trabajador encuadrado en los sindicatos. La propiedad, la proyección del hombre sobre sus cosas, es personal, mientras que la de los medios de producción se asigna a colectivos territoriales, como los municipios, y profesionales, como los sindicatos. El pensamiento de Onésimo llega a un punto común con José Antonio y Ramiro Ledesma pero mira más a las nuevas experiencias que se desarrollan en Europa central. Redondo acusa al gobierno republicano de “desahogos fernandinos y musseliniscos arrebatos”168. Usa de forma peyorativa el nombre del Duce italiano junto con el de Fernando VII. Las influencias de Redondo son más germánicas y proceden de su estancia como lector en la Universidad alemana donde le animó el activismo militante de los católicos agrarios. “Onésimo es el católico militante de viejo 167. El Fascio (26/03/1933). 168. Mélida, Mónico. "Los resortes de Onésimo Redondo", Aportes, nº 32, p. 30.

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estilo que tiene muy pocos puntos en común con Ramiro Ledesma, ateo impenitente, vitriólico, activista, intelectual frío que unos días colocaba un petardo y al día siguiente publicaba un ensayo en La Revista de Occidente. Partidario de “nacionalizar a las masas anarcosindicalistas”, hubo en él rasgos de populismo y demagogia que compartió con Primo de Rivera. Este, por su parte, hijo del General del mismo nombre, pertenecía a los círculos aristocráticos madrileños y estaba relacionado con una pléyade de intelectuales y artistas de vanguardia que constituyeron el núcleo fundacional de la Falange [...]. Estamos ante un grupo de intelectuales, más que ante el grupo activista que hoy recordamos” (Ibáñez Hernández 1997). En esa línea, en los primeros tiempos jonsistas Redondo hizo con prensa, sindicatos y formación que Valladolid fuera, después de Madrid, la demarcación territorial con mayor número de afiliados, casi medio millar de militantes. Muchos en edad escolar o en las aulas universitarias. El peso de Onésimo Redondo fue mayor aunque la posteridad no lo reconozca. “Para Jesús Vasallo, de la primera hora, que llegaría a ser director de Libertad, Onésimo dio supremas lecciones de periodismo, ya que era un periodista nato, integro, un torrente desbordado, con fuego huracanado en los ojos y un vigor intenso en la pluma. Poseía la capacidad de síntesis que debe ser esencial al periodista. Repentizaba sobre cualquier acontecimiento de su época con una ilusión, con una ironía, con una claridad impresionante. Su clarividencia intelectual, su rigor ante los problemas que formaban el entramado de una España escindida, injusta, sin libertad alguna, aunque de ella se hablase mucho, le hacían ser tajante, firme y rotundo en sus editoriales, en sus vibrantes polémicas”169. Ledesma acusa a Redondo de clerical y jesuítico cuando no le acompaña al escindirse de Falange. También hay constancia de la ruptura del abogado de Valladolid con Herrera Oria, eje central del activismo. Ángel Herrera fundó la Escuela de Periodismo y El Debate. Redondo también uso el periodismo, con las cabeceras de Libertad e Igualdad, pero su mensaje es otro, aún 169. www.arrakis.es/~falange/onesimoredondo/consolida.htm.

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bebiendo de las fuentes del Catolicismo, apostaba por un movimiento castellano de recuperación de España. Redondo aporta sus señas de identidad y la base municipal y agraria. Primo de Rivera es el pensamiento que más evoluciona, de forma clara, de 1930 a 1936 y lo hace de forma más brillante en su expresión. La irreversibilidad de su compromiso apareció con los primeros caídos de Falange. Giménez Caballero cuenta que eran esos muertos los que impedían a José Antonio, en algún momento de tristeza, “licenciar a Falange y mandarlos a África”. José Antonio Primo de Rivera, el abogado de 33 años que se enfrentó a un paredón en 1936, hablará de las simpatías por el viejo sindicalismo revolucionario español171. Ledesma es la roca del estado sindical y actual. Su vinculación social es clara: “Esos parados y esas juventudes de porvenir incierto no lo están en virtud de una crisis transitoria y concreta, sino que son víctimas de todo un sistema de desorganización y de insolidaridad”172. Primo de Rivera advierte que la tarea incumbe a todos: “La revolución hemos de hacerla todos y así nos traerá la libertad de todos, no la del partido o la clase triunfante. Nos hará libres a todos al repartir los privilegios y las adversidades, porque nadie será libre mientras unos cuantos puedan seguir viviendo sobre el padecimiento de los otros”. Las falangistas creían en la poesía que promete, en un paraíso con ángeles verticales que llevan espadas. Rudyard Kipling escribió If, José Antonio lo tradujo con Areilza y lo puso en su despacho: “[...] si puedes soportar el oír la verdad que has dicho retorcida por bribones que hacen trampas para tontos. O mirar las cosas en que tu vida has puesto, rotas, y agacharte y reconstruirlas con herramientas viejas...”. 170. No nos extendemos en la explicación de la parte sindical que ya hicimos en nuestro artículo "Del corporativismo al sindicalismo en José Antonio Primo de Rivera", Aportes, nº 50. 171. Ledesma, Ramiro. Nuestra Revolución Julio 1936 [www.ramiroledesma.com/ nrevolucion/rnr.html].

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CAPÍTULO XI

PROBLEMAS DEL FALANGISMO “Será la mística y no la sociología, la poesía y no la lógica, las que deberán unir, en poderoso haz, a los españoles” Vicente Gonzalo Massot

El falangismo lo tejieron con estrellas e himnos de caídos, con pan e imperio. Nace para que una generación joven asuma el sacrificio de salvar España, sumida en una crisis terrible por las bárbaras injusticias sociales y por los egoísmos nacionalistas. Para ello considera un imperativo ético acabar con el capitalismo, esos grandes embalses de capital. La veloz evolución en algunas partes del pensamiento de José Antonio Primo de Rivera entre 1930 y 1936 da citas para unos y otros; desde la “aspiración a una vida democrática apacible y justa” de 1930 a “los sindicatos son los instrumentos de ataque y defensa del proletariado en tanto no concluya la lucha de clases” de 1934. A favor de la democracia en 1930, del fascismo en 1933 y del sindicalismo revolucionario en 1936. Según Ansaldo, uno de los primeros tránsfugas del falangismo, José Antonio “hubiese podido pasar por el presidente de la Liga Mundial Antifascista”172. Más allá de sus orígenes rebeldes e inéditos, el falangismo a la postre sirve para abanderar a los jóvenes en un tiempo prebélico y de Guerra Civil, donde todas las juventudes de izquierda y derecha estaban militarizadas y de uniforme, tantos las Juventudes de 172. Diccionario de la Falange [www.plataforma2003.org/diccionario-falange/diccionario_a.htm#alemania], liberación de José Antonio y de Hedilla.

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Acción Popular, mandadas por Ramón Serrano Suñer, como las Juventudes Socialistas Unificadas, bajo la bota de Santiago Carrillo. Es el tiempo de los hombres de acción y quedan deslegitimados cuantos se encierran en sus torres de marfil. “La milicia es una exigencia, una necesidad ineludible de los hombres y de los pueblos que quieren salvarse, un dictado irresistible para quienes sienten que su Patria y la continuidad de su destino histórico piden en chorros desangrados de gritos, en oleadas de voces imperiales e imperiosas, su encuadramiento en una fuerza jerárquica y disciplinada, bajo el mando de un jefe, con la obediencia de una doctrina, en la acción de una sola táctica generosa y heroica”173. José Antonio aclara que el fascismo es unidad. La unidad del mundo, la unidad de la nación, la unidad de mando. La violencia es una táctica. El falangismo da un grito contra la barbarie y cala la bayoneta cuando España se resquebraja vertical y horizontalmente. Se creó para crear un mundo nuevo e hizo milicia de la juventud, ése fue el resultado. Era la bandera enamorada que alzaron los revolucionarios nacionales para detener la marejada sovietizante: “Se alzará como una espiga roja y negra de la pólvora y la sangre mi bandera”. Lleva en sí el virus del conflicto porque vive su tiempo y no es ajeno a la atmósfera que le rodea. El Cara el Sol es la canción de un falangista muerto que le habla a su novia de un futuro venturoso: “Me hallará la muerte si me lleva y no te vuelvo a ver. Formaré junto a los compañeros...Volverá a reír la primavera…”. Tiene una voluntad férrea, expansiva, cree en sí mismo. Así lo expresa José Antonio en el Parlamento republicano, el día de los Ángeles Custodios de 1935: “el colonizar es una misión, no ya un derecho, sino un deber de los pueblos cultos, ¿es que alguien que aspire a la hermandad universal se aviene a admitir la exclusión, de hecho, de la hermandad universal que constituye la barbarie?”174. Es

173. Obras Completas de José Antonio "Sentido heroico de la milicia" Haz, nº 6, 15 de julio de 1935 [www.rumbos.net/ocja/jaoc0131.html]. 174. Sobre la Política Internacional española. Intervención de José Antonio Primo de Rivera en el Parlamento el dos de octubre de 1935 [www.rumbos.net/ocja/jaoc0138.html].

Problemas del falangismo

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el mismo año que José Antonio se aleja del fascismo, que ha tenido que dulcificar su perfil en el poder y llegar a componendas, perdiendo gran parte de su bagaje revolucionario. José Antonio lo hace en el Círculo Mercantil. Aunque, más adelante, criticará a Calvo Sotelo por pretender apoderarse de la credencial de fascista. Es un caso curioso que durante parte del tiempo los falangistas negaran su adscripción al fascismo pero negaran también la de otros atribuyéndose el monopolio en España para poner el marchamo de fascismo. Primo de Rivera habló un año antes al respecto en el parlamento republicano: “El fascismo tiene una serie de accidentes externos intercambiables, que no queremos para nada asumir; la gente, poco propicia a hacer distinciones delicadas, nos echa encima todos los atributos del fascismo, sin ver que nosotros sólo hemos asumido del fascismo aquellas esencias de valor permanente que también habéis asumido vosotros [...] ese sentido de creer que el Estado tiene algo que hacer y algo que creer, es lo que tiene de contenido permanente el fascismo, y eso puede muy bien desligarse de todos los alifafes, de todos los accidentes y de todas las galanuras del fascismo, en el cual hay unos que me gustan y otros que no me gustan nada”175. Hay en José Antonio un sentimiento lejano a la impavidez del fascismo. En el número 1 del periódico Haz, Primo de Rivera revela su humanismo: “a veces siento pirandelliana angustia por la suerte de tantas auténticas vidas que sus protagonistas no vivieron”. Toda la originalidad que representó el crisol realizado entre las mejores ideas de la izquierda y de la derecha por los primeros nacionalsindicalistas, se diluyeron, en muchos casos por cuestiones de vida o muerte, siendo una pálida sombra de cuanto pudo ser en la segunda mitad del siglo XX. La fuerza creativa de cuantos intentaron conquistar la patria, el pan y la justicia quedó confinada a grupos donde se cumplió el dramático axioma de donde hay cuatro falangistas hay dos periódicos y tres grupos distintos. El sentido caballeresco de la vida como servicio, sin el bienser el bienestar es sólo una conquista material; la unidad de la patria y 175. Discurso pronunciado por José Antonio en el Parlamento el 3 de julio de 1934 [www.rumbos.net/ocja/jaoc0059.html].

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su compromiso con la justicia, sin justicia social no hay sentido nacional, quedan como broma macabra ante la diversidad de grupos e ideologías que se reclaman falangistas. Los fundadores del nacionalsindicalismo en España siguen siendo gigantes, en hechos y palabras, ante la extrema menudencia de sus presuntos seguidores, en pleno guerracivilismo como “ciegos reyes por un palmo más de tierra”. El eco de las palabras de José Antonio aún resuena: “Los bailes de máscaras no son para nosotros. Quizá falte muy poco para que, cuando los demás apresten sus disfraces, nosotros, junto a las hogueras campesinas, celebremos la austera alegría de una libertad recobrada”176.

176. Arriba, nº 21, 28 de noviembre de 1935.

ANEXO

MANIFIESTO DE LOS 400

PREFACIO. La Revolución que propone Falange es un proceso para transformar, en lo que sea necesario, el Sistema Político, Económico, y Social de nuestra Patria. Basada en el hombre considerado como Persona, se le garantiza contra cualquier eventualidad temporal, el máximo respeto a su dignidad y libertad fundada en bases de ética cristiana y postulados sindicalistas. El eliminar nuestra actual situación de sociedad subdesarrollada, capitalista, oligárquica y sometida a los intereses del imperialismo, a fin de construir una auténtica democracia en la que todos los españoles puedan realizarse a través de la plena participación en el ejercicio del poder social, dentro de una comunidad nacional verdaderamente soberana, es nuestra meta. Falange Española no sólo pretende la consecución de un programa político, sino que pretende una alta tarea moral. Tarea que no está ceñida a la imitación de los modelos sociales existentes, incapaces de solucionar los problemas de nuestro tiempo, sino que buscamos nuestra propia originalidad. Originalidad basada en la tradición comunitaria de nuestro pueblo. Nuestro modelo se opone abiertamente a los sistemas de explotación social, dogmáticos y totalitarios. Por tanto, recusa los sistemas capitalista y comunista. Es un modelo de libertad española, basado en las características de nuestra comunidad, compuesta por la mezcla de distintas sangres, filosofías y creencias, buscando la unidad en unos valores fundamentales, válidos para todo nuestro pueblo. Nuestra tarea está impregnada por un espíritu directo, ardiente y combativo, tendente a la rápida consecución de una nueva sociedad digna del hombre, portador de valores trascendentes.

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MANIFIESTO FALANGISTA DE LOS CUATROCIENTOS AL PUEBLO ESPAÑOL

La corriente falangista, que durante cuarenta años se ha visto forzada a mantener en la ilegalidad la más anónima, agria y adversa lucha revolucionaria que un movimiento político haya mantenido jamás, ha decidido salir de la clandestinidad que nos fue impuesta. Fortalecidos por los sufrimientos de que han sido víctimas, los grupos e individualidades falangistas auténticos, que han hecho frente al poder económico y político y han denunciado incansablemente la falsificación sistemáticamente ejercida por organizaciones, grupos y personas de los símbolos y de la doctrina Nacional-Sindicalista, en defensa de intereses ajenos a los de la verdadera Falange, han decidido manifestarse con auténtica sinceridad ante todo el Pueblo Español. Recogiendo la ilusión nacional del 14 de abril de 1931, el 29 de octubre de 1933 nació Falange Española, que el 4 de marzo de 1934 se fusiona con las J.O.N.S. Falange Española de las JONS, dirigida por José Antonio, tuvo por objeto la construcción de la unidad de todos los españoles en una Patria Libre y Justa. El 18 de julio de 1936 estalla la Guerra Civil, que José Antonio trata de evitar por todos los medios, ofreciéndose incluso al Gobierno Republicano para tratar de detener lo que ya se barruntaba como una lucha fratricida. El 20 de noviembre, José Antonio es fusilado. Los cuadros de la Falange comienzan a caer en una y otra zona. El 19 de abril da 1937, FE de las JONS fue disuelta por Decreto; sus hombres más representativos, perseguidos, y su segundo Jefe Nacional, Manuel Hedilla, condenado a dos penas de muerte. Con ánimo sereno, sin rencor de ningún tipo, pensando solamente en los intereses del pueblo español, ante la coyuntura política que se presenta, los cuatrocientos representantes falangistas que firman este escrito acuerdan unirse en una sola Organización Política que se denominará “FALANGE ESPAÑOLA DE LAS JONS”. Y en esa coyuntura venidera tiene algo que decir la Falange. Frente a los materialismos que pretenden aparentemente la liberación del hombre, FE de las J0NS propugna el Sindicalismo como instrumento liberador de la Humanidad. Frente a una política, otra política; frente a una sociedad, otra sociedad; frente a reforma, REVOLUCIÓN. La auténtica Revolución, la que parte del hombre considerado como Persona

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para alterar profundamente los cimientos de la sociedad de hoy. Por todo ello, formulan los puntos siguientes, que han inspirado su programa como continuación de este Manifiesto y que será desarrollado posteriormente:

I. CARÁCTER REVOLUCIONARIO

FE de las JONS es una Organización Revolucionaria; sus objetivos son potenciar las fuerzas creadoras que existen en toda sociedad y liberar al pueblo español de las fuerzas opresivas que frenan su desarrollo político, económico y social; todos los grupos de presión, en cualquiera de sus formas, serán combatidos sin tregua ni descanso. En el plano político, propugna una Democracia Popular Española. Para F.E., la Democracia no puede reducirse a un problema de representación y de representatividad igualitario, sino a unas formas de organización política responsable, en las que no quepa la sorpresa o la alucinación dictatorial de un hombre o de un grupo. Para llegar a la auténtica Democracia Española que los tiempos nuevos nos van a imponer, los falangistas somos conscientes de que estamos llegando a la última etapa de la era liberal-capitalista, en la que el poder lo daba el dinero. Al igual que la burguesía arrumbó las formas de poder de la aristocracia, en la que el poder era patrimonio de la nobleza, hoy llega con ímpetu irresistible la era de los trabajadores. Conscientes del tiempo que se aproxima, en que los trabajadores serán los principales protagonistas de la historia, los falangistas estimamos que no hay más solución que empezar con la transformación de las estructuras sociales, la configuración política, la instrumentación y el ámbito de poder, así como los vínculos asociativos existentes, al nuevo poder del mundo del trabajo. Los falangistas propondremos la urgente creación de unos modelos organizativos adecuados a esta época, al progreso científico y técnico. Modelos originales con imaginación e inteligencia que eviten que España viva en una zozobra constante, lo cual supone como una de las primeras tareas la eliminación de la actual oligarquía política y financiera. Los que se contentan sólo con la democratización del poder político, cifrando el sistema en una mera participación electoral y elegible de los gobernantes, van retrasados en el tiempo. Aparte de la democratización política, F.E. se propone la democratización social, la democratización económica, la democratización industrial y la

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Revolución de la Cultura. Con ello aspiramos a tener una igualdad jurídica y política; igualdad de trato y estimación; nivelación de la riqueza, redistribuyendo la existente y dando igual nivel de oportunidad; autogobierno de los trabajadores en cada empresa y formación integral y digna para que el mundo del trabajo se prepare debidamente para su gran etapa. El camino de la Revolución para alcanzar una sociedad justa y libre, hoy pasa por la conquista en principio de las mínimas líbertades del hombre. Por ello consideramos que la igualdad del hombre ante la Ley, los derechos de reunión, expresión y asociación, son básicos para cualquier sociedad, adopte la forma política que adopte, y deben de ser garantizados. Falange Española de las J.O.N.S. se declara contraria a cualquier forma de violencia; mantiene la misma postura que José Antonio expresó respecto a la Monarquía; acepta la legalidad vigente, ya que en cuanto a la reforma de las Instituciones será el pueblo el que decida a través de elecciones libres, realizadas con suficiente garantía de autenticidad. La Ley que restableció en España los títulos nobiliarios será derogada, para suprimir discriminaciones antisociales.

II. UNIDAD ESPAÑOLA

Falange Española de las J.O.N.S. rechaza cualquier posición que admita la existencia de nacionalidades dentro de España y condena, por tanto, cualquier forma de separatismo. Sin embargo, la realidad comarcal y regional ha sido ignorada hasta la fecha por la Administración del Estado, la cual debe descentralizarse, y los Órganos idóneos para ello creemos son la Comarca y la Región, sin menoscabo de la entidad de las provincias. Declaramos que cualquier reforma administrativa se aplicará por igual, sin privilegio alguno. No obstante, la unidad económica y social exige una fuerte solidaridad en la aplicación de los recursos económicos disponibles para favorecer el desarrollo de las zonas más retrasadas, conseguir una mejora en la distribución territorial de la renta y resolver a cada español sus necesidades individuales en los casos de paro forzoso, enfermedad, accidentes de trabajó y vejez.

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III. PODER COMPARTIDO ESTADO-PUEBLO

La implantación de una Democracia Popular Española exige, además de Instituciones representativas, un ejercicio permanente de control social del Estado, para evitar que éste se pueda convertir en el mayor grupo de presión, e igualmente como garantía de que los representantes en las Instituciones no puedan actuar contra los intereses del Pueblo. Falange Española de las JONS niega todo carácter democrático a cualquier sistema institucional que no establezca un control social permanente del Estado.

IV. JUSTICIA

La reforma de la Administración de la Justicia, y especialmente de la Penal, es una exigencia urgente con el fin de librar a los españoles del elevado grado de delincuencia económica de que son víctimas. La Ley de Enjuiciamiento Criminal será profundamente reformada y las sanciones contra esos delincuentes serán ejemplares. Un Jurado Popular selectivo se establecerá para juzgar los delitos antisociales.

V. CULTURA, ENSEÑANZA Y ARTE

El derecho de todos los españoles a los bienes de la cultura será cumplido en todos los grados de enseñanza, exigiendo la debida calidad de la misma, tanto de los profesores y maestros como de los alumnos, concediéndose la asistencia económica adecuada. La enseñanza debe ser mixta, obligatoria, única y gratuita hasta los dieciocho años. El universitario será considerado como trabajador intelectual, con derecho a salario. Será nota básica de toda clase de enseñanza la impartición de un sentido de responsabilidad social. Fomentar la cultura a través de los organismos regionales, sosteniendo éstos, teatros públicos, compañías teatrales, cátedras de enseñanza, ateneos, etc. Reorganización de los museos e integración de los mismos en una Institución nacional eficiente. Supresión del Impuesto de Lujo en los espectáculos públicos que ayuden a elevar el nivel cultural. Creación de una Empresa Nacional de Cinematografía gobernada por los profesionales del cine. Los libros deberán estar al alcance de todos los españoles, no permitiéndose la especulación sobre este

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medio de difusión cultural, dada su trascendencia. Se fomentará la solidaridad a través del deporte y la educación física, con la creación de un Ministerio de la Juventud y el Deporte. El arte.– Será debidamente protegida la actividad artesana. La creatividad artística será libremente expresada, sin censuras ni coacción de ningún tipo; se fomentará la actividad creadora como medio de transmisión de valores culturales en todos los campos del arte.

VI. SANIDAD

El derecho a la salud exige una asistencia preventiva y curativa bajo un sistema de gratuidad en todos los niveles, para lo cual estimamos conveniente la socialización de la Medicina y sindicalización de la Industria Farmacéutica. Creación de una red hospitalaria nacional y de un Ministerio de Sanidad. Extensión de la Seguridad Social a todos los españoles, descentralizando e individualizando en lo posible sus prestaciones. Estimamos fundamental la elección libre del médico por el enfermo.

VII. RELACIONES INTERNACIONALES

Falange Española de las J.O.N.S. mantendrá relaciones internacionales muy amplias, pero no descansará hasta que España se libre de todo colonialismo, y, por ello, mantiene en forma permanente e irrenunciable el derecho a su soberanía sobre Gibraltar. Considera que España no debe unirse a ninguno de los bloques políticos existentes y su posición debe ser la de un neutralismo defensivo, que le permita actuar en plena libertad en sus relaciones exteriores. Aproximación a los países del Tercer Mundo. Pedirá la reforma de la Carta de las Naciones Unidas, eliminando la condición privilegiada de las grandes potencias; mantendremos relaciones con el Bloque Socialista. España prestará su atención y apoyo a la integración hispanoamericana en una entidad política, económica y socialmente unificada. Las relaciones con los países hispanoamericanos serán lo más estrechas posible. Tratado hispano-norteamericano.– Afirmamos solemnemente que al actual tratado hispano-norteamericano no debe ser renovado, porque entendemos que las ventajas que proporciona el mismo a los Estados Unidos, al utilizar las Bases Españolas, no compensa el peligro que supone. Las armas atómicas

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han alcanzado un poder de destrucción que supera en mucho el marco geográfico de las naciones que las poseen. El desencadenamiento de un conflicto entre países imperialistas pone en peligro la pervivencia de los españoles y de todo el género humano. Si a los españoles nos compromete y afecta la autodestrucción previsible y el Tratado es un hecho, Falange Española pide que se establezca, en conjunción con todos los Estados de la Tierra, un sistema que asegure la imposibilidad de su utilización por la decisión de un solo hombre, de un grupo o de un país unilateralmente. Pedimos el cambio de actitud belicista de los grandes, que se las dan de demócratas y socialistas, y, sin embargo, no respetan nada el sentimiento mayoritario del género humano. Mercado Común.– No aceptaremos ningún precio político para el ingreso de España en el Mercado Común, por considerar que las Instituciones Políticas de la Europa Occidental están en plena decadencia; por lo que no es aceptable el que nos pidan nos sumemos a algo corrompido. Mantendremos relaciones con todos los países, en un plano de igualdad, sin condicionamientos ideológicos ni intromisiones en los asuntos internos españoles, todo ello en un plano de reciprocidad, sin perjuicio de lograr acuerdos económicos con esos países. Iglesia-Estado.– No se otorgarán privilegios a ninguna confesión religiosa. Ninguna religión debe gozar de exenciones fiscales o personales, procedimientos judiciales especiales, subvenciones ni representación parlamentaria peculiar. Falange Española de las J.O.N.S. asegurará la libertad de fe, pensamiento y conciencia. Todo ello sin perjuicio de reafirmar nuestro orgullo de que todo el planteamiento de nuestra Doctrina está construido sobre la base del Cristianismo. Sahara.– Después de la entrega del Sahara Occidental Español, es necesario tomar unas medidas que aseguren la debida defensa de nuestras Islas Canarias, Ceuta y Melilla, expuestas desde ahora al peligro expansionista del Reino de Marruecos. Queremos hacer un inciso para pedir una explicación clara y verídica por la forma irregular en que se ha entregado a un país extranjero la provincia española del Sahara Occidental. Como parte del Pueblo Español, los falangistas creemos que es necesaria una explicación, por si se pudiera haber cometido un crimen de lexa Patria, lo cual supondría, por nuestra parte, la petición inmediata de sometimiento a los Tribunales de Justicia del responsable o responsables de este acto, en el que consideramos ha

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quedado malparado el honor de nuestro Pueblo. Nuestra solidaridad con las Fuerzas Armadas queremos patentizarla en estos momentos, ya que ante esta claudicación han sabido dar una magnífica lección de disciplina y cumplimiento del deber ante el mundo, sobre todo cuando entendemos que este hecho ha tenido que oprimir el corazón de muchos militares y hacerles apretar sus dientes, sin que la razón encontrase unas explicaciones satisfactorias.

VIII. FUERZAS ARMADAS

Falange Española de las JONS entiende que las Fuerzas Armadas no deben ser una fuerza ciega, despolitizada, simple instrumento del poder civil y sometida al mismo cualquiera que sea su política, pues han de servir en primer lugar a los intereses permanentes de España, ya que es la raíz y la fuente del Estado Nacional. En el período actual, la Unidad sólo puede conseguirse en un Estado de signo social, en el que exista una conciencia general de que las Fuerzas Armadas no son un servicio más, sino la base misma del Estado y el mantenimiento de la identificación Ejército-PuebloSindicatos es la condición permanente de la Unidad Española; cualquier ruptura entre esas Fuerzas haría imposible mantener Instituciones políticas estables y se volvería rápidamente a situaciones pretéritas. El Ejército es Pueblo, y el Pueblo ha sido Ejército siempre que se ha necesitado, a lo largo de toda la Historia de España. La dotación de un armamento moderno exige el desarrollo adecuado de la industria militar, la adquisición de tecnología moderna y la adecuación de las Fuerzas Armadas a los posibles objetivos que hayan de cumplir. La reducción en la duración del Servicio Militar, aumentando el período de instrucción y el desarrollo de los Cuerpos de Especialistas, son condiciones necesarias para que las Fuerzas Armadas cumplan con eficacia su función, dentro de un Sistema Social.

IX. POLÍTICA ECONÓMICA

La gravedad de la situación económico-social a que se llegó en la etapa anterior a 1936, que mantenía a España en la miseria, en paro y el subdesarrollo, sólo pudo ser superada por el impulso dimanado de la Doctrina Falangista, pero en el curso de los años ésta fue pri-

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mero desvirtuada, luego abandonada y por último combatida, y el resultado ha sido la insostenible situación actual, con una paralización económica, un fuerte volumen de paro y continuos conflictos sociales, todo ello acompañado de grandes alzas inflacionistas de precios, con el más completo fracaso del III Plan de Desarrollo. Las medidas de política económica deben seguir la inmediata reactivación económica y la organización de un sistema que impida se produzcan estas continuadas crisis. Crítica del reparto del actual Presupuesto del Estado.– Falange Española de las J.O.N.S. rechaza el actual sistema de ingresos y gastos públicos, por frenar el desarrollo y tener un fuerte carácter antisocial, elevando año tras año más que proporcionalmente los gastos de consumo y especialmente los de personal, en perjuicio de los programas de inversiones públicas. Informamos al Pueblo Español que en el Presupuesto actual se están distribuyendo, en concepto de complementos, sin la publicidad a que obliga la Ley y sin el suficiente sentido de la moral pública, cerca de 100.000 millones de pesetas, aparte de los sueldos detallados que figuran en los Presupuestos. La publicidad de ese reparto, en la parte que afecta a la alta burocracia, escandalizaría a la opinión pública. Condenamos en una etapa de crisis que se pretenda elevar los Impuestos, con graves repercusiones sobre la actividad de las empresas y el nivel de empleo, para dedicarlo después en su mayor parte a gastos de personal y de consumo. Entendemos que es una burla que el Estado pretenda imponer una austeridad a los trabajadores mientras no dé ejemplo de obligada equidad en las retribuciones a sus funcionarios y altos cargos. Empresa.– Se respetará el sistema de empresas debidas a la iniciativa privada, subordinadas en su funcionamiento al bien común, estableciéndose de forma inmediata empresas sindicales en determinados sectores deprimidos Se creará un Banco Sindical, para facilitar la financiación de las Cooperativas y la actividad de las pequeñas empresas. Las grandes empresas de Obras y Servicios Públicos, Siderurgia, Electricidad y Energía, Construcción Naval y Aeronáutica e Industrias Extractivas serán nacionalizadas. En tanto que la empresa no pase a ser propiedad de los trabajadores, con la creación del Sindicato de Empresa, es necesario proceder a: - Eliminación del despido libre, con o sin indemnización. - Introducción de escala móvil de salarios. - Creación de Consejos Sociales de Empresas, electos directamente por los trabaja-

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dores, con facultades de información, inspección y coadministración. - Participación mayoritaria de los trabajadores en los beneficios reales de las empresas. - Jornada máxima legal de cuarenta horas semanales. - Derecho a la huelga. - Posibilidad de eliminar a los directivos de las empresas privadas o públicas cuya gestión perjudique a la economía nacional o a la misma empresa, traspasando su gestión a los Consejos Sociales. - Paulatina adquisición de propiedad del factor trabajo. Sistema creditício.– Se mantendrá nacionalizado el crédito a largo plazo, prohibiéndose legalmente todas las operaciones de crédito entre particulares, ya que, al ser difícil su control, son fuente de grandes abusos. El crédito comercial, en principio, continuará realizándose por las empresas privadas, quedando sometidas a un control de funcionamiento para regular los tipos de interés activos y pasivos y asegurar la utilización del crédito para sus verdaderos fines, evitando actuaciones especulativas. Todo ello siguiendo unos pasos encaminados a su total socialización. TurismoMedio ambiente.– Fomentaremos una política selectiva en orden al turismo, buscando ante todo la calidad del mismo. Se evitará por todos los medios disponibles la destrucción del paisaje y la degradación del medio ambiente. Inflación.– La lucha contra la inflación debe ser iniciada con la limitación, en la creación de dinero, por el Banco de España; una moderación en el gasto público y atemperando la elevación de los costos a las posibilidades de aumentar la producción. Se intensificarán los Impuestos sobre el Lujo, suprimiendo paulatinamente los relativos a las Rentas de Trabajo, los que gravan el ahorro personal y los que perciben de las empresas los ahorradores modestos, hasta un límite establecido. Inversiones.– Teniendo en cuenta que la actividad de todos los sectores está condicionada a las posibilidades de inversión, se estimulará ésta en todas sus formas, a través de las correspondientes desgravaciones fiscales, tanto en los fondos de reserva como en el Impuesto sobre la Renta de las personas físicas que se dediquen a estos fines. La defraudación legal que hoy se practica en este Impuesto, a través de la creación de sociedades familiares o de grupo, que al no repartir una gran parte de los beneficios obtenidos no pagan el Impuesto, o aquellas otras sociedades que no reparten dividendos, o las que, operando sobre la compra-venta de bienes inmuebles, sus beneficios se consideran legalmente como ventas de capital y no como rentas, serán objeto de las

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correspondientes medidas legales para suprimir actuaciones tan antisociales en la aplicación de este Impuesto, que constituyen un verdadero escándalo para el contribuyente honesto. Suelo y Vivienda.– Ante el fracaso de la Legislación sobre el Suelo para frenar las actuaciones especulativas, se municipalizará el suelo urbano y urbanizable, con el fin de que las plusvalías pasen al sector público. Un programa permanente de construcción de viviendas al servicio prioritario de los sectores de población modestos constituirá un adecuado estímulo para toda actividad económica y será realizado tanto por las empresas privadas como por los Organismos Públicos y Sindicales, a cuyo fin se concederán los créditos necesarios y se limitarán los precios de venta. El Estado no subvencionará la construcción de viviendas de lujo. Transportes.– Los servicios de transportes serán municipalizados. Planificación Económica.– Se establecerá una planificación flexible, estableciéndose planes de conjunto a largo plazo y planes sectoriales a corto y medio plazo. Reconocimiento de los Sindicatos y otras Organizaciones populares en la elaboración de los Planes y expansión del carácter vinculante de los mismos a los sectores clave de la economía. Comercio.– En los artículos de consumo más necesarios, serán establecidos controles directos, así como los precios de garantía para determinadas producciones agrícolas, con el fin de asegurar la rentabilidad indispensable a los agricultores. Los productores participarán en la elaboración de una política comercial adecuada. Diversificación de nuestros mercados exteriores, estimulando la producción interior, adoptando medidas para corregir los desequilibrios de la balanza de pagos. La creación de una Marina Mercante potente, capaz de servir plenamente a nuestro comercio exterior, será considerada empresa prioritaria. Es necesario, al mismo tiempo, la reorganización de la red comercial. Se fomentará la creación de Cooperativas de Consumo. Industria.– Se fomentará la industrialización acompañada de una política de descongestión industrial que evite los desequilibrios regionales, empleando prioritariamente las empresas públicas en el despegue económico de las regiones agrícolas o semi-industriales. Se prestará especial atención a las empresas que empleen tecnología avanzada, mediante una política vigorosa de protección e investigación. Capital extranjero. - Se reconoce la conveniencia de completar el ahorro interior con aportaciones de capital extranjero, que apor-

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ten tecnologías y divisas a los sectores productivos, pero no se permitirá el control de empresas comerciales y de servicios por capitalistas extranjeros. Un Estatuto establecerá las debidas garantías para asegurar las aportaciones de capital exterior en los sectores productivos y su retribución normal. Agricultura.– Se establecerá una política de precios agrícolas adecuada a la nueva estructura de la demanda. Se reordenará el Servicio Nacional de Cereales; se fomentará la ganadería y los cultivos a ella destinados. Se incrementarán los regadíos en beneficio de las comunidades campesinas. Se establecerá un apoyo fiscal a la producción de fertilizantes y maquinaria agrícola. Se fomentará la industrialización de la agricultura. La reforma agraria convertirá los latifundios en empresas comunitarias, propiedad de los trabajadores, e impulsará enérgicamente la concentración parcelaria, creando Cooperativas de ámbito municipal. Se fomentará el regadío, la mecanización y la ganadería. Se equiparará al trabajador agrícola al industrial.

X. SINDICALISMO

Falange Española de las J.O.N.S. considera como fundamento y clave de su política la organización de un Sindicalismo con autenticidad representativa, sobre una base unitaria y de participación de abajo-arriba. Por ello pide la transformación de la actual Organización Sindical en una Organización Sindical de los Trabajadores, única, democrática y libremente pactada por los mismos. Ajena a las imposiciones de la Administración y participante. Sin ello no se podrá alcanzar la paz social, ni un desarrollo económico y social equilibrado, ni la prevención de los conflictos laborales, ni luchar eficazmente contra la inflación, ni conseguir retribuciones salariales justas, ni combatir las inmoralidades en la distribución de la renta, ni mantener una base financiera normal en el funcionamiento de las empresas, que facilite la expansión de la producción en beneficio de todos los españoles; es decir, no se conseguirá ni desarrollo económico, ni estabilidad, ni justicia social. XI. JUVENTUD Es necesaria una política de la juventud, que se base en la autenticidad y en la libertad. La juventud debe participar en la vida pública y en aquellos niveles de decisión en los que hasta la fecha se ha visto excluida. La mujer debe ser integrada en igualdad de condiciones en todas aquellas situaciones y niveles de decisión que hasta

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la fecha han sido patrimonio exclusivo del hombre, teniendo solamente en cuenta sus especiales condiciones biológicas. El establecimiento del divorcio, libremente pactado, es un precepto que el tiempo nos impone comenzar a discutir. XII. CONDENA DE LA INMORALIDAD BURGUESA Falange Española de las JONS condena enérgicamente y castigará en forma adecuada la corrupción y la inmoralidad burguesa en todas sus manifestaciones, y defenderá por todos los medios el establecimiento de los principios morales en los planos individual, social y nacional, como condición esencial para organizar una sociedad libre en un régimen sindicalista. XIII. ESTILO Falange Española de las JONS no va a ser el refugio ni la fuerza cipaya de ningún tipo de temor derechista. Falange Española no puede entenderse si no consideramos que supone un sentido entero de la vida; es decir, no sólo un modo de pensar, sino también un modo de ser. De ahí que no podamos considerar de los nuestros a los que no tengan un sentido ético de su comportamiento en las tareas públicas. Por ello, ni propugnamos impunidades para conductas pasadas, ni toleramos a nuestro lado a quienes tengan las manos manchadas. XIV. POLITICA ABIERTA A TODOS LOS ESPAÑOLES Al formular sus principios, Falange Española de las J.O.N.S. declara que está abierta a todos los españoles que los hagan suyos. Especialmente hace un llamamiento ilusionado a todos nuestros Camaradas que se fueron a sus casas, asqueados de tanta corrupción y deformación como se hizo de nuestra Doctrina. Llamamos a nuestro lado a todos: jóvenes y viejos; obreros e intelectuales; campesinos e industriales; militares y estudiantes; especialmente llamamos a las mujeres, que han de ser partícipes fundamentales de la transformación política que aspiramos. Falange Española de las JONS considera necesaria para la normalización de la vida pública una amplia amnistía y dentro de ella, como derecho inexcusable, la total rehabilitación, a título póstumo, de nuestro segundo Jefe Nacional, Manuel Hedilla Larrey. Nuestra Organización es democrática y se propone ser una vía de concordia para que el Pueblo Español, liberado de servidumbres, se constituya en dueño de su propio destino. Por la Patria, el Pan y la Justicia. ¡¡ARRIBA ESPAÑA!!”.

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BIBLIOGRAFÍA

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