El Signo Lingüístico en La Semiologia [PDF]

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Zitiervorschau

EL SIGNO LINGÜÍSTICO EN LA SEMIOLOGIA DEFINICIÓN El signo lingüístico es una unidad lingüística que puede ser percibida por el ser humano mediante los sentidos y que permite representar completamente un evento comunicativo en sus propios términos. Es una construcción social que funciona dentro de un sistema lingüístico y que pone un "elemento" en lugar de otro. Como sistema, tiene la capacidad de aplicarse a sí mismo y de explicar los demás sistemas de signos; pero es importante advertir que en la lingüística y en la semiótica la teoría define al objeto, y por lo tanto el signo es consecuencia de una perspectiva teórica. El signo lingüístico fue abordado por dos autores diferentes, por un lado Ferdinand de Saussure y por el otro Charles Sanders Peirce, quienes a finales del siglo XIX desarrollaron sus estudios en los cuales abordaron un mismo fenómeno: el signo, pero desde diferentes perspectivas: Saussure utiliza una perspectiva lingüística, mientras que la de Peirce es lógico-pragmática. Y ambos sentaron las bases de lo que hoy se conoce como la "Teoría General de los Signos". Si se tiene en cuenta al signo desde la perspectiva del estudio de F. Saussure este establece un signo biplánico: un significado, que es el concepto; y un significante, que es la imagen acústica. El signo se puede definir como la representación de la realidad. Saussure lo demuestra con su teoría, debido a que todo lo que es interpretado como significado (concepto) se debe a algo de la realidad, por eso se dice que el significante es la huella psíquica que deja en la mente. Esto hace posible que los habitantes que hablan una sola lengua, puedan tener una comunicación efectiva al momento de expresar cualquier tema que tenga relación con el contexto en el que se vive, el receptor pueda entender de que se está hablando. “La lengua es un sistema en donde todos los términos son solidarios y donde el valor de cada uno no resulta más que de la presencia simultánea de los otros.” (Saussure, 1998, pág. 138) Ferdinand de Saussure plantea el signo lingüístico como un proceso mental en el cual el significante y significado son biunívocos, es decir, el signo es indivisible y tanto el significante y significado no pueden ser separados; a partir de esto, se dice que el signo es como una moneda de dos caras. El significado es un concepto, mientras que el significante es una imagen acústica. El concepto se encuentra en nuestra mente, dependiendo del contexto y de los referentes adquiridos. En cambio, la imagen acústica no se limita al sonido de la palabra, sino es la huella psíquica que

deja en nuestra mente. "El significante lingüístico; en su esencia, de ningún modo es fónico, es incorpóreo, constituido, no por su sustancia material, sino únicamente por las diferencias que separan su imagen acústica de todas las demás. Este principio es tan esencial, que se aplica a todos los elementos materiales de la lengua, incluidos los fonemas" (Saussure, 1998, pág. 148) La teoría propuesta por Saussure ha servido como base para la creación de los modelos de comunicación. A diferencia de Saussure, a Charles S. Peirce no le preocupaba el funcionamiento de la lengua; su preocupación era más general, ya que le interesaba cómo el ser humano conoce la realidad. Peirce definió al signo como:

«Un signo o representamen, es algo que, para alguien, representa o se refiere a algo en algún aspecto o carácter. Se dirige a alguien, esto es, crea en la mente de esa persona un signo equivalente, o, tal vez, un signo más desarrollado. Este signo creado es lo que yo llamo el interpretante del primer signo. El signo está en lugar de algo, su objeto. Está en lugar de ese objeto no en todos los aspectos si no solo con referencia a una suerte de idea, que a veces he llamado el fundamento del representamen». (Vitale, 1999, pág. 200) Para Peirce, el signo es una entidad de tres caras: (Pierce, 1987)  Representamen: Es una cualidad material que está en lugar de otra cosa. (Vitale, 1999)

 Interpretante: Aclara lo que significa el representamen y a su vez representa el mismo objeto. Peirce distingue tres interpretantes de un signo: Interpretante Dinámico: se trata del efecto particular que un signo provoca en la mente de un intérprete en una situación concreta de enunciación, en un contexto determinado de utilización. Interpretante Inmediato: es pensado como el concepto o significado que comporta todo signo, independientemente del contexto y circunstancias de su enunciación. Peirce afirma que se trata de una abstracción y de una posibilidad.

Interpretante Final: presupone a los otros dos tipos de interpretantes. Es el interpretante pensado como un hábito que hace posible la interpretación recurrente y estable de un signo.

 Objeto: Peirce hace hincapié en que para que algo sea un signo, debe representar a otra cosa, llamada su objeto. Se referirá a los signos como si tuvieran un único objeto, pero aclara que un signo puede tener más de un objeto. Distingue dos tipos de objeto: Objeto Inmediato: (interior a la semiosis) es el objeto tal como es representado por el signo mismo, cuyo ser es dependiente de la representación de él en un signo. Objeto Dinámico: (exterior a la semiosis) es la realidad que por algún medio arbitra la forma de determinar el signo a su representación. Según Peirce es necesario que existan tres condiciones para que algo sea un signo: El signo debe tener cualidades que sirvan para distinguirlo. El signo debe tener un objeto, aunque la relación del representamen con el objeto no basta para hacer de uno el signo del otro; para ello se necesita un interpretante. La relación semiótica debe ser triádica: comportar un representamen que debe ser reconocido como el signo de un objeto a través de un interpretante. La semiosis, es el instrumento de conocimiento de la realidad, y es siempre para Peirce un proceso triádico de inferencia mediante el cual a un signo (llamado representamen) se le atribuye un objeto a partir de otro signo (llamado interpretante) que remite al mismo objeto. Peirce distingue también tres clases de signos y los clasifica según cómo se presente a sí mismo, cómo se relacione con su objeto y cómo se relacione con su interpretante. De esta manera los clasificó en indicios, íconos y símbolos:

Índices: El signo guarda relación física de causa-efecto o proximidad con el objeto al cual representa, y son espontáneos. Muestran algo sobre las cosas por estar físicamente conectados con ellas. Por ejemplo, el síntoma de una enfermedad.

Iconos: Se dan cuando el signo se parece al objeto representado. Sirven para transmitir ideas de las cosas que representan simplemente imitándolas. Tiene la naturaleza de una apariencia y, como tal, sólo existe en la conciencia. Las representaciones artísticas (escultura, pintura...) son un ejemplo, pero las onomatopeyas, en el plano oral, también. Símbolos: Se dan cuando hay una reldación injustificada entre signo y objeto, como resultado de la conveniencia. El símbolo está conectado con su objeto en virtud de la idea de la mente que usa símbolos, sin la cual no existiría tal conexión. Las palabras, números, signos religiosos y banderas, son, entre otros, algunos ejemplos.

CARACTERÍSTICAS Para Saussure el signo lingüístico posee características específicas: La arbitrariedad del signo lingüístico: hace referencia a que el signo es arbitrario en el sentido que la unión entre el significado y el significante es inmotivada, es decir, convencional. Arbitrario con relación al significado, ya que el enlace que une el significado con el significante es inmotivado, es decir, no existe motivo o razón por el cual exista una relación entre significante y significado. Por ejemplo, en los sinónimos (varios significantes y un solo significado), las lenguas (español: tiza, inglés: chalk), incluso en las onomatopeyas (español: quiquiriquí, francés: cocorico) y las exclamaciones (español: ¡ay!, alemán: ¡au!). Carácter lineal del significante: Los elementos del significante lingüístico se presentan uno tras otro formando una cadena ya que el significante se desenvuelve en el tiempo únicamente y tiene los caracteres que toma de éste. (Peirce, ¿Qué es un signo?, 1999) El signo es lineal porque el significante se desenvuelve sucesivamente en el tiempo, es decir, no pueden ser pronunciados en forma simultánea, sino uno después del otro, en unidades sucesivas que se producen linealmente en el tiempo. Por ejemplo, ¡ac-a-b-o-d-e-ll-e-g-a-r!. Por otra parte Saussure hace referencia al concepto de "Mutabilidad e Inmutabilidad del Signo". (Vitale, 1999) Lo que Saussure intenta diferenciar, por un lado, es que la Inmutabilidad se refiere a que un significante es elegido libremente con relación a la idea que representa pero impuesto con relación a la comunidad lingüística que lo usa.

Por el otro, se refiere a la Mutabilidad del signo, es decir, a un cambio o alteración del mismo ya que éste se continúa en el tiempo, la cual siempre conduce a un desplazamiento de la relación entre el significado y el significante. Principios del signo lingüístico El signo lingüístico posee las siguientes características: (Arroyo Cantón & Berlato Rodriguez, 2012, pág. 407)

Arbitrariedad. El lazo que une el significante y el significado es arbitrario. Saussure aclara que con «arbitrario» quiere decir inmotivado: la idea de árbol no está ligada por relación alguna con la secuencia sonora á-r-b-o-l. Linealidad del significante. El significante se desarrolla en el tiempo: constituye, pues, una línea temporal. En oposición a los significantes visuales (una fotografía por ejemplo), los acústicos solo disponen de la línea del tiempo: sus elementos se presentan unos tras otros formando una cadena. Al pronunciar /árbol/, se emite un sonido detrás de otro: á-r-b-o-l. La representación escrita árbol proporciona también un claro ejemplo: la sucesión en el tiempo es sustituida por la línea espacial de los signos gráficos. Inmutabilidad y mutabilidad. Con relación a la comunidad que lo utiliza, el signo lingüístico es impuesto, inmutable. Pero los signos lingüísticos con el paso del tiempo pueden alterarse, por lo cual es posible hablar, a la vez, de inmutabilidad y mutabilidad del signo lingüístico. Por ejemplo, en castellano primitivo mecer significaba «menear», «agitar», «encogerse de hombros»; en la actualidad, el significado de este término se ha restringido a «mover acompasadamente la cuna de los niños».

RESU8MEN El signo lingüístico es una unidad bilateral abstracta pues está conformado por dos elementos inseparables SIGNIFICANTE Y SIGNIFICADO. definición exacta.

El significado es la

El significante es la imagen que proyecta nuestra mente del objeto

Como se reconoce generalmente, Ferdinand de Saussure, en su cátedra de la Universidad de Ginebra, estableció las bases de una nueva disciplina, la semiología, que comprendería el estudio de los signos en general y del lenguaje en particular; de ahí que, consideraba él, la lingüística, es decir, el estudio del lenguaje, sería sólo una parte de la semiología, si bien una parte considerable, pues el lenguaje es sin duda el sistema de signos más importante de todos los que ha desarrollado el hombre.

Saussure se basó en sus reflexiones sobre las tesis que se habían desarrollado hasta finales del siglo xix en torno al estudio de la gramática descriptiva y el lenguaje, y estableció los fundamentos de la lingüística moderna y de la nueva ciencia de la semiología.

Entre los fundamentos que estableció Saussure destacan la distinción entre lenguaje, lengua y habla; la definición del signo como una combinación de un significante y un significado; la arbitrariedad del signo lingüístico, y la distinción entre los aspectos sincrónicos y diacrónicos de la lengua, principalmente. Estos elementos permitieron desarrollar los estudios sobre el lenguaje desde nuevas perspectivas, y sobre todo permitieron ampliar estos estudios a todos los sistemas de signos incluidos algunos tan distintos como los mitos o ciertos rituales que tienen significado para los miembros de una comunidad. Por su importancia, valdría la pena reflexionar un poco acerca de la importancia de los postulados de Saussure enunciados antes.

En primer lugar, al hacer la distinción entre lenguaje, lengua y habla, Saussure distingue entre los aspectos universales y más o menos abstractos del lenguaje, que es una cualidad común al hombre, por un lado, y los aspectos particulares y más concretos de la lengua; en particular, hace énfasis en el desarrollo de las lenguas como un hecho social. Una lengua siempre es compartida por una comunidad de hablantes en una

región dada. Una comunidad que comparte la misma lengua. Así, podemos hablar de la comunidad hispanoparlante de Estados Unidos, la población francófona de Quebec, o los hablantes del maya o del tzotzil de Chiapas y Yucatán. También podemos estudiar el latín, el arameo o el griego, como lenguas muertas, por los documentos históricos y literarios. Estas lenguas se conocen precisamente como lenguas muertas porque no existen ya en el mundo comunidades donde se hablen y se han extinguido los hablantes. Otras muchas están en proceso de extinción, cuando sabemos que sólo unos cuantos individuos siguen hablándolas. Tal es el caso por ejemplo de México, donde existen decenas de lenguas que corren el peligro de extinguirse.

Saussure también hace la distinción entre lengua y habla, es decir, entre el hecho social que distingue a un grupo o una comunidad de hablantes de una lengua, y el hecho concreto, individual, del uso de una lengua. Así el habla es un hecho individual, pero se inserta en una comunidad. El habla es la actualización que cada individuo hace de la lengua. Su propia expresión. El habla es así un rasgo particular de cada individuo, pero al mismo tiempo es la manifestación de un hecho social. Como se sabe, cada individuo aprende a hablar la lengua materna.

Bajo estas premisas, Saussure expone otro de los rasgos fundamentales del lenguaje: la arbitrariedad del signo lingüístico. No existe ninguna razón, dice, por la cual el concepto árbol se corresponda con la palabra árbol. De hecho, sabemos que en otras lenguas no se llama así al árbol. En inglés se le llama tree, o en alemán Baum. Y ninguna de estas palabras es preferible a las otras. O mejor dicho no existe ninguna razón para preferir una palabra a otra. El hecho de que en español se use “árbol” y en inglés “tree” para referirse al mismo concepto es un hecho fortuito, arbitrario. Se trata de una convención. Pero como cualquier convención, una vez aceptada, no se puede violar fácilmente. El uso impone algunas reglas que son de observancia general, aun cuando ni siquiera seamos conscientes de ello. Aun cuando algunos grupos minoritarios inventan sus propias palabras de uso más o menos exclusivo, como los jóvenes, o los internos de un penal, o los miembros de una minoría étnica, racial o lingüística, entre ellos comparten el mismo código y las mismas normas. El caló es también una convención.

Una vez establecida la arbitrariedad del signo lingüístico, Saussure señala que el signo está compuesto de dos aspectos, como las dos caras de una moneda, el concepto y el signo acústico, o de forma más general, el “significado” y el “significante”. Hoy en día una afirmación así puede parecer trivial, pero esto sin duda es porque las ideas de Saussure han tenido una gran difusión. Hoy en día términos como subconsciente o evolución o relatividad también nos parecen familiares, pero no lo eran hace un siglo o dos. Lo mismo ocurre con los términos de significado y de significante. Además, la utilidad de estos conceptos se observa en la multiplicidad de aplicaciones que ha tenido la teoría de Saussure. Especialmente en los signos icónicos, que han adquirido gran relevancia a partir de la invención y desarrollo de los medios para fijar y reproducir imágenes de manera mecánica, desde la invención de la fotografía. Pero estos conceptos podemos aplicarlos también a la arquitectura, la moda, la música pop, las costumbres… Cualquier práctica social que comunique y sea significativa para quienes toman parte en ella. Una rosa, una perforación en el labio, una playera con la foto del Che, un logotipo, un dibujo animado; todo tiene un significado (y a menudo más de uno). Y el estudio de estos significados es posible gracias a la distinción del signo como una combinación de un significante y un significado.

La tercera aportación importante de la teoría de Saussure es la distinción entre los aspectos “sincrónicos” y “diacrónicos” del lenguaje. Para Saussure la lengua se modifica con el tiempo. Por eso es importante estudiarla desde dos perspectivas distintas. Una de ellas es el estudio de las transformaciones de las lenguas con el tiempo, que Saussure denomina el estudio diacrónico. En el estudio diacrónico se estudian las transformaciones que sufre una lengua a lo largo del tiempo. Como se van transformando los vocablos en las diferentes lenguas. Por ejemplo, la transformacion del latín vulgar en las lenguas romances. El estudio diacrónico de una lengua estudia cómo se transformó el latín vulgar en la lengua española, francesa, italiana, catalana, rumana, etcétera. Cómo se van transformando los vocablos por medio de aliteraciones, pérdidas de consonantes, cambio de consonantes o de voales, en una lengua. Pero no sólo estudia los cambios de forma, sino también los cambios semánticos. Explica por qué por ejemplo una palabra que tenía un significado en latín pasó al español o al francés con un nuevo significado. E incluso remontándose en el tiempo pueden observarse similitudes en los cambios no sólo entre las lenguas de una familia, como las

lenguas romances derivadas del latín, sino entre todas las lenguas del tronco indoeropeo, por ejemplo. Así, los linguistas pueden encontrar similitudes entre sustantivos o verbos del alemán, el inglés o el francés.

Pero al mismo tiempo, las lenguas pueden estudiarse en un momento dado, en el presente o en el pasado. A este tipo de estudio Saussure lo denomina sincrónico. El estudio sincrónico de la lengua es una especie de fotografía de la lengua en un momento dado. No precisa con exactitud los orígenes de un vocablo, una estructura gramatical o la sintaxis de un idioma. Ni predice los posibles cambios futuros. En cambio, analiza las relaciones semánticas y morfológicas de la lengua como un sistema en un momento dado.

Con el tiempo, el estudio diacrónico y sincróico de la lengua se retomará en otras disciplinas de las ciencias sociales, como por ejemplo, la antropología. Así, los antropólogos estudiarán la evolución de las costumbres y de las relaciones sociales con el paso del tiempo, de una manera diacrónica para explicar cómo algunas costumbres o rituales han ido modificándose a lo largo del tiempo de una época determinada hasta el presente. Pero al mismo tiempo desde una perspectiva sincrónica también analizarán las relaciones de las formas de organización de una sociedad en un momento dado.

En conclusión, Saussure abrió nuevos campos de investigación en las ciencias sociales e inauguró la ciencia de la semiología, cuyo objeto de conocimiento sería el estudio de los sistemas de signos, entre los cuales la lingüística formaría una parte muy importante. Estableció la arbitrariedad del signo lingüistico. Estableció la distinción entre lengua y habla, es decir, entre el hecho social y la práctica individual. Definió al signo lingüistico como una combinación del concepto (significado) y de su imagen acústica (significante). Y advirtió de la importania de estudiar la lingüística y la nueva semiología desde dos perspectivas diferentes, la diacrónica y la sincrónica, debido al cambio continuo de las lenguas.

Las repercusiones de las ideas fundamentales de Saussure abrieron nuevos campos de estudio en las ciencias sociales, y fueron la base de la corriente denominada estructuralismo, que desempeñaría un papel relevante en las ciencias sociales del siglo xx, y que influiría a personalidades como Levi Strauss y Michelle Foucault, entre otros. El primero analizaría las relaciones sociales, y en particular, las relaciones de parentesco, como un sistema de significantes. El segundo aplicaría estos conceptso al estudio de la evolución de las normas sociales de comportamiento, como aquellas que rigen la sexualidad.

Las ideas de Saussure también desempeñan un papel principal en las teorías de la comunicación al establecer las relaciones entre los sistemas de signos. Con el desarrollo de los modernos medios masivos de comunicación en el siglo xx surgieron varias teorías dedicadas al estudio de los lenguajes, entre las cuales la semiología ocupa un papel destacado. Así, la semiología y posteriormente la semiótica se encuentran en la base de los estudios sobre el cine, la fotografía, la televisión, la comunicación visual, el periodismo, entre otros medios masivos de comunicación Bibliografía Arroyo Cantón, C., & Berlato Rodriguez, P. (2012). La comunicación. Mexico: Universidad politécnica del Valle de México. Peirce, C. (1999). ¿Qué es un signo? (U. Rivas, Trad.) Madrid: Taurus. Pierce, C. (1987). Obra lógico-semiótica. Madrid: Taurus. Saussure, F. (1998). Curso de linguística genral. Madrid: Alianza Editorial. Vitale, A. (1999). El estudio de los signos. Buenos Aires: Eudeba.