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L os Movimientos Sociales D ONATEL LA DELLA P ORT A y MAR IO D I AN I
Traducción, presentación de la ediciÓn española y epílogo a cargo de Eduardo Romanos
Co lecc ión DEBATE SOCIAL
CIS
Colección: DEBATE 5OCtAI. Cocdici6n de Editorial Complutense y el Centro de Investigaciones Sociol6gicas (CIS)
HM881 04518
Todos 10$ der~hos reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución,
0110176
ESCUElA NACIO/W. DE rua.uo SOCIAl., U ~N et:HTIIO DE lNFORMACIOH Y SlRYlCll)S Bl8 UOTE.CAAlOS
comunicación pública O transformación de esta obra sólo puede ser realiz.¡¡ da coh la autorización expresa de sus titulares, salllo excepción previ$!;I por la ley.
Para W/adímiro della Porta y Villorío Diani, in memoria m
Titulo O riginal: Social movemenl$. An inuoduction. Second Mitian. AII RighLS Reserved. Authorised translation from the English 13nguage edition Publishe r by Blackwdl Publishing Limited. Responsibility for the accuracy ofthe trans[ation re$!S solcly w;th Centro de In vestigac iones Sociológicas (C IS) and Editorial Complutense. and is nol ¡he responsibi[ity of Black wcl l Publishing LimitM. No pan of ¡his book may be reproouced in any form witnout ¡ne wri¡ten permission of [he original copyright holde r, Blackwell Publishing Limited.
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Donatdla della POTt:! y Mario Diani
CI 2006 Blackwcll Puhlishing Ltd lO 2011 de la tra ducción, presentación y epilogo Eduardo Romanos O 2011 by Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) Montalbán, 8. 2'8014 Madrid www.cl l.et [email protected] Catálogo de Publicaciones de la Admón. General del Estado http://publicacionc$Oficiales.boc.es
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U.N .A.M.
20 11 by Ed itorial Complutense, S. A. Donoso Conts, 63 - 4.' pbnt:!. 28015 Madrid. Tels.: 91 394 64 61111 Fall: 91394 64 58 ccsa@ recl.ucm.es www.ed ilorialcomplutense.com No , SISl EM" ~? 9,t> "- S 4
Primera edición: diciembrc de 201 1 Imprime: Tecnología
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NIPQ CIS: 004· 11 -0 16 ISBN CIS: 978-84-7476-565-6 ISBN Editorial Complutense: 978-84-9938-106-0 Dep6$ito legal: M-48531-2011
El papel utilizado para la impresión de este libro es 100% reciclado y totalm ente libre de cloro. Impreso en España - I'ri"ltd in Spain
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índice 9
Presentación de: la edición española, por Eduardo Rorrwnos
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Prefacio a la st:gunda ed ición
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1 EL ESTUDIO DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES: PREGUNTAS RECURRENTES Y RESPUESTAS (PARCIALMENTE) CAMBIANTES 1.1. Cuatro preguntas clave: para el análisis de: los mo'vimientos sociales 1.2. ¿Qué d iHing uc a 105 movimientos sociales? 1.3. En este libro
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2. CAMBIO SOCIAL y MOVIMIENTOS SOCIALES 2.1 . Estructu ra social, clt:at)ag~s políticos y acción colectiva 2.2. Estados, mercados y movimientos sociales 2.3. Conocimiento, cultura y conAictos 2.4, Transforma ciones estructurales, nuevos conAictos, nuevas clases 2.5. Resumen 3. LA DIMENSiÓN SIMBÓLICA DE LA ACCiÓN COLECTIVA 3. 1. C ultura y acción: el papel de los valores 3.2. Cultura y acción: la perspectiva cognitiva 3.3. Problemas y respuestas 3.4. Resumen 4. ACCiÓN COLECTIVA E IDEN TIDAD 4.1. ¿Cómo runciona la identidad? 4.2. Identidades múltiples 4.3. ¿ La identidad fac ilita la participación ? 4.4. ¿Cómo se genera y se reproduce la identidad? 4.5. Resu men 5. INDIVIDUOS, REDESY PARTICIPACiÓN 5. 1. ¿Por qué la gente se in volucra en la acción? El papel de las redes 5.2. ¿Son siempre importantes las redes? SJ. Indiv iduos y organizaciones 5.4 . Parrieipación ind ividual, subculturas y redes virtuales 5.5. Resumen 6. MOVIMIENTOS SOCIALES y ORGANIZACIONES 6. 1. DilemaS organ izativos de los movimientos sociales 6.2. Ti pos de organizaciones de los movimientos sociales
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6.3. ¿Cómo cambian las organizaciones de los movim ientos socia l ~s? 6.4. De la organización a la red 6.5. Resumen
7. FORMAS DE ACCiÓN, REPERTORIOS Y CICLOS DE PROTESTA 7.1. La protesta: una definición 7.2 . Repertorios de acción 7J. Lógica y formas de la protesta 7.4. Opciones estratégicas y protesta 7.5. Factores que inciden en la elección del repertorio 7.6. La difusiÓn transnacional de la protesta 7.7. Ciclos, olas y campañas de prOtesta 7.B. Resumen 8. EL CONTROL POLIC IAL DE LA PROTESTA Y LAS OPORTUNIDADES POLlTICAS DE LOS MOVIM IE NTOS SOCIALES B.1. E l control policial de la protesta 8.2. Instituciones po][ticas y movimientos sociales 8.3. Estrategias dominantes y movim ientos sociales 8.4 . Aliados, oponentes y movimientos sociales 8.5. Oportunidades d iscu rsivas y el sistema medi:hico 8.6. Resumen 9. MOVIMIENTOS SOCIALES y DEMOCRACIA 9.1. Las estrategias de los movimiemos sociales y sus efectos 9.2. Cambios en las políticas públicas 9.3. Movimientos sociales y cambios procesales 9.4. Los movimientos sociales y la teoría d emocrática 9.5. Movimientos sociales y democratización 9.6. Resume n
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Epílogo. Retos emergentes, debates recientes y los movimientos sociales en España, por Eduardo RomanoJ
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Bibliografía
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fndice onomástico
fndiCe temático
Presentación de la edición española
Todo libro tiene su historia . La de Los Moviminlt05 Social~s se remonta a una conversación mantenida por los autores en d otoño fl oremino de 1991 acerca de la posibilidad de escribir un texto general sobre los mov imientos sociales y la oportuna solicitud, apenas tres meses después, de una prestigiosa editorial internacional en ciencias sociales en la misma dirección. ¿Por qué un libro como éste y por qué en ese momento? El acercamiento que desde mediados de la década de 1980 se estaba produc iendo en el área de los movimicmo5 soc iales entre los estudiosos de Estados Unidos y Europa reque ría de un libro que se aproximara al fenóme no desde una perspectiva integradora. ¿Por qué estos amores y no otros? Donatclla d ella Porta y Mario D iani tenían, pese a su joven trayectoria (en aquella época se hallaban en el ecuador de los treinta), credenciales más qu e suficientes para ll evar a buen puerto la empresa . Delia Porta había trabajado en algunos d e los cen tros de investigaci6n más importantes e n el área, a uno y otro lado del Atlántico. Oíani había dado un p rimer paso en la direcci6n que luego habría de tomar el libro al rev isar las definiciones de movimiento social hasta entonces disponibles y proponer un concepto sintético e integrador que superara las diferencias entre las diversas perspectivas te6ricas (Oi ani 1992). Los autores tardaron varios años en escribi r el libro (primero apareci6 en 1997 en italiano y un par de años más tarde en inglés) pero el esfuerzo vali6 la pena porque su éxito hizo que pronto se convirtiera en "un clásico en los estud ios de conjunto sob re esta disciplina" (Ibarra 2005: 99). La comunidad científica lo recibi6 con entus iasmo, destacando la exhaustividad de un texto (Soci%gy 2000, 34:3) que cubría "todos los aspectos del estudio de los movimientos sociales" (Giugni 2000). En 2006, los autores publicaron una segunda edici6n considerableme nte revisada y actual izada con los retos planteados por una nueva ola de protesta que, como toda n ueva ola, trajo consigo nuevas perspectivas y sensibilidades al estud io d e los movimientos sociales. Esta edici6n es la q ue ahora se traduce al español.! De nuevo, las cTÍticas fu eron excelentes valorando una labor de actualizaci6n que no había supuesto una merma de su capacidad explicativa; más bi en al contrario, se mantenía como " una explicaci6n ex tremadamente sofisticada y profundameme perspicaz de los movirriientos sociales" (DtrJdopmtnt and Changt 2007, 38:4). Hoy por hoy sigue siendo una referencia obligada para los investigadores, además d e una obra 1. El libro ha sido traducido también al chino (2002), polaco (2009) y griego (2010).
9 DONATELLA OELLA PORTA y MARIO OIAN!
imprescindible para los q ue buscan una pri mera aproximación al fenóme no de los movimientos sociales.} Pod ríamos decir que LoJ MOllimi~n tos SociakJ de della Pona y Oiani es el primer escalón de una terna com puesta en e! nivel intermedio por The Blackwel/ Companion lO SOCIal MOllemmtJ (Sno\.\', Sou le y Kriesi 2004) y que pronto será rematada por Tll e Blackwdl Encyelopedia ofSocialand Po/ilical MOllemmtJ (Snow, della Pona, Klandermans y MeAda m 2012). La escalera, conforme ascendemos, pierde en homogeneidad. Si bien se advierte una distribución del trabajo en Los MOllimi~IJtOI SocialeI, escrito no siempre a cuatro manos, el resultado ha sido un texto muy coherente y consistente, tanto en su form a como en su contenido, debido sin duda a las continuas discusiones y puestas en común a lo largo del proceso de elaboración, que continúan el diálogo mantenido entre los autores en anteriores proyectos (i nvestigaciones empíricas sobre movimientos ecologistas y pacifistas). Como es obvio, dichas cualidades están menos presentes en los 29 capítulos que componen Companion, firmados por 41 autores, y todavía lo estarán mellas en Encyelopedia: proyectos mucho más plurales y con otros objetivos. En todo caso, las diferencias redunda n en una acusada complementariedad entre las tres obras, que fo rman por sí solas una excelente biblioteca sobre los movim ienLOS sociales. No obstante, las opiniones hasta ahora esgrimidas pueden no convencer a todos de la idoneidad de la presente edición. Ya existen unos cuantos textos introd uctorios y visiones de conjunto sobre los movimientos sociales traducidos al castel lano Descritos directamente en este idioma. Entonces, ¿por qué otro libro ?, ¿era necesario [[aduci rlo? Obviamente creemos que sí. En nuestra opinión, el tral~ajo de della Purta y Oian i destaca por varias razones. En primer lugar, por la capacidad de síntesis con que se destila la evolución de . un campo de estudio que ha crecido exponencialmente en los últimos cuarenta años. Los autores advierten de que no se trata de un "estado de la cuesti6n". Creemos que deberían deci r que no es sólo un estado de la cuestión, porque el libro tiene otros méritos, pero también el de presentar, compara r y evaluar con habilidad y rigurosidad las aportaciones más sobresalientes al estudio de los movimientos sociales. No está todo lo publicado - un esfuerzo imposible, además de inútil- pero seguramente si lo más importante, y no sólo en inglés, ya que los autores se abren a ot ras literaturas además de la anglosajona. La traducción no sólo permi te al lector en español el acceso a una excelente introd ucción a los movimientos sociales sino también a otros muchos trabajos esendales para profund izar en su estudio, varios de ellos producidos por los propios autores. Pero no se trata de una simple compendio bibliogdfieo. Uno de sus méri tos pri ncipales es la suumatizaci6r1 de todo un campo de conocimiento alrededor
de cuatro conjuntos de preguntas que responden a distintos niveles de análisis (resumidos en e! cap. 1) desde los que plantear los aspectos fun damentales de! estudio de los movimientos socia les. Quizá lla me la atención que en el índice, construido también a partir de esas preguntas, no aparezcan movimientos específicos, ya sean clásicos (movimientos obrero y etnonacionalislas) o más modernos (ecologista, pacifista, feminis ta, cte.). Esto no quiere deci r que no se haga referencia a ellos, más bien al cont rario. Son constantes las alusiones a lo largo del libro, pero se ha ev itado elaborar una histor ia que abunde en la for mación y desa rrollo de cada uno de los principales movi mientos. Quienes busquen d icha evol ución la encontrad n en distintos ma nuales y uaders, además de en muchas monografías. En nuestra opinión, el objeti vo del libro es otro: aportar una mirada lo más completa, general y comprensiva de un fe nómeno social distintivo que dé cuenta, al mismo tiempo, de su terrible complejidad y contingencia. El libro destaca, además, por laprohlmlatizaci6n del estudio de los movimientos sociales. No elude los princi pales problemas, debates, dilemas y controversias. DelIa Porta y Diani participan de las discusiones y defienden sus puntus de vista, muchas veces polémicos. Desde el primer momento plantean una definición del concepto de movimienLO social que no es compa rtida por todos. Aceptan los principales retos, identifican ca rencias. y sugieren soluciones. Utilizan los resultados de sus últimas investigaciones, sobre todo las centradas en el "movimiento por una justicia global",l pa ra ampliar, criticar o rebatir lo establecido hasta ese momento por la literatura. Responden de manera conv incente a la pregunta: ¿qué aporta dicho movimiento a nuestro conocimiento sobre la acción colectiva? Por otro lado, el hecho de que las investigaciones de los autores haya n seguido trayectorias diferentes, partiendo además de orígenes diversos, redunda en que ni ngún á rea temática ni ninguna perspectiva teórica domine sobre el resto. A todo ello se suma unapuuntación clara y atractiva que facilita y ameniza la lectura. Pese a lo apretado de la información, o precisamente por ello, los autores no han descuidado la forma. Emplean un lenguaje comprensible incluso para los no iniciados, a quienes también va dirigido el libro. La est ructura interna de los capítulos gura al lectOr introduciéndole en los diferentes niveles de análisis al mismo tiem po que permite a los más familiarizados un fác il acceso a la literatura más relevante sobre una cuestión determinada. Los capítulos se abren con una descripción de casos concretos tOmados de movimientos y movilizaciones particu lares. Los aspectos allí perfilados se tratan luego en profundidad a lo largo del capitulo, para ser reca pitulados en un conciso resumen final. Todo ello sin caer en excesivas repeticiones y referencias cruzadas a lo largo del libro, 10 que Hn duda se logra gracias a su peculiar estructura de argumentaci6n {a panir de
2. Con la cautel a siempre necesaria a la hOf ;O¡ de evaluar datos bibliométrieos, el libro ha reei bldo (h;o¡sla mayo de 2011) mas de 200 citas en el indice del 151 Web 01 Knowled¡¡e y més de 1.000 en Scholar Goo¡¡le.
3 El movimiento por una justicia global es la forma en la que los autores designan al ""o vimiento eomúnmente eonocido como anti·globalización, pero que en realidad desalill. ='lneipalmente la versión neoliberal de la misma.
preguntas y niveles analíticos) y que hubiera resultado mucho más d"fí '] una estructu ra temática (de movimientos). I Jel con Los .autores son dos investigadores reconocid os a nivel ¡nt(rnacion" po aportaCIones al e t d" d I ' . .. r sus desde 2003 d ',~ IOp e os mOVImientos sociales. Donatclla deJt:1 Porta es cate r uea ( ro~ssor) d S ., , 'J ' e OCIO og a en el Departamento d- C· . . . .. 1I': n CI3 5 Po ltlcas y Social d 1 l ' es e nsututo Umversitario Europeo de Florenci en "e que.se doctoró en 1987'0 . so b re: ,as a, centro '- n una tesIS '. nas y' el terrorismo de iZrtunidades legales para la representación de inte reses o e n los modelos cultu r.. les que dan sentidó al mundo político y social d e las personas (Pancbia nco 1988). D esde otra 10. En nuestro esquema, t~ Idea de "bienn colectivos" Incluye tanto bi>:!nes públicos ,t la Olson como bienes socielal>:!s o de club. P~ra Samuelson ( 19~) las principales características de los bienes públicos son: 1) su no e~ e l usiv ;dad, y 2) el consumo no riva l, esto es, su no escasez una vez que el bien es producido. Un bien socletal o de club es: 1) no ucluible paf~ los miembros del club pero si para los de fuera, y 2) pos iblemente (pero no neces~riament e ) na rival para aquellos eon eeceso (Buchanan 1965) . (t DONAHLLA DElLAPORTAY
MARIOOtANI
perspecti ... a, muchas organizaciones de ... oluntarios no identifican oponente político o social alguno contra el que manifestarse y sus estrategias sc centran en da r un ser ... icio y no tanto e n la defensa. pública de una idea o desa rrollo, la representación polít ic.a o el desafío d e las normas o los estilos d e vida dominantes. Sin em oorgo, incluso e$las o rganizaciones deben afronta r los problc:mas de ri ... adO$ d e reclutar y conser ... ar a sus miembros, asegura rse los r~ursos necesarios l)lIra p romover accio nes, elaborar 10$ modelos culturales necesariO$ para poder perseg uir sus metas y enmarcar sus temas para hacerlos más atracti ... os a sus pote nciales seguido res O miembros (Wilson 2000). Como en ef~to ocurre, el análisis de la acción colecti ... a y el análisis de 10$ mo... imientO$ sociales está n estrechamente relacionadas. D igamos q ue en los movimientos sociales se reAejan fenómenos con analogías más que pasajeras con OlfOS casos de acción colecti ... a política o cultural, sea dentro de partidos políticos, grupos d e inten!:s o sectas religiosas. Por lo tanto, cuando analizamOli los mo ... imientos sociales tratamos con procesos socialc:s que pueden ser de inte rés para inve:stigaJore:s que no se: d efinen del todo como ane ro Incorpor;¡r todas estas lin cas d e p;Iñan. Tou raine identifica cuatro tipos d e sociedad, cada uno protagoni:u do por un pa r distintivo d e actores centra les antagonistas: agra ria, mercant il , induurial y "progra mada" (t~ rmino prefer ido al de Kpost_industrial"). Uno de los rasgos paniculares de la sociedad p rogra mada seria la Kproducci6n d e bienes simbólieos q ue modelan o tra nsforman nuestra re presentaci6n d e la natu raleza humana y el m undo externo" (T ouraine 1987: 127; 1985). Es el eontrol de la informac i6n lo que constiTuye la principal fuente d e pode r social. En consecuencia, la localizaci6 n de los conAictos tiende a cambiar, aband onando el lugar de trabajo para ent ra r e n oire:l$ como la investigaci6n y el desarrollo, la elaboración de info rm ació n, las cie ncias biom~di cas y t~cnicas y los medios dc comunicación. Los actores centrales del conA icto social no son ya las clases ligadas a la prod ucció n industrial sino grupos con visiones opuestas sobrc el uso y d estino de recursos cognitivos y simbólicos. A dife rencia dc lo quc sosticnc el marxismo, las clases n u se dcfin cn únicame nte con relación al sistema de producción (v~asc, por ejem plo, Miliband 1989), y la acciÓn d e clase es, de hecho, la "conducta d e un actor guiado por o r ientaciones eulturales y localizado en el seno d e relaciones sociales definida s como una conexió n d esigual con el control social d e esa~ orientaciones" (Tou raine 198 1: 61). Como pa ra Pie rre Bourdieu, la csfera pública es el espaeio pr inci¡>;I1 para el eje rcicio d e la dom inación social. Sin embargo, a d iferencia del enfoque d eterminista de su colega fra nc~s, para Tou rai ne los movimientos sociales luchan I>or influi r en la esfera cullural (Gi rl ing 2CX»). Las movili7.aciones de los movimientos sociales sc di rigen d e este modo a la defensa dc b. auto no mla d e la sociedad civil ante los intentos de grupos tecnocr:i ticos pú blicO$ y pr ivad os por e xtender su control sobre ~reas cada vez mb ampl ias de la "ida social. 11 Si la fo r mulación d e "louraine silUaba el a nálisis de los con AictOS y los mov imielltos en el cent ro de su modelo tcórico general, ot ros autores ha n seguido prestando ate nción a la d imensiÓn estructural sin por ello tra tar d e identificar nuevas líneas do minantes d e fract ura (d~awgcs). Origi nalme nte influid o por Touraine, Alberto Melucci encontraba im probable el surgimiento de nuevos conAictos comparativamcnte tan centrales como el sostenido entre el capita l y el lrabajo en la sociedad industria l. lI Mclucci nunca negó la renuente importancia
J e los conA ictos t~~dici onales ba ~ad05 en laS d esigualdades de poder y riqueza y de los a~to~es polmcos protagonistas de estos conflictos. Sin embargo, identific6 l.l pecu!'an dad d e los conAic[Os contem poráneos e n procesos de indiv idual iza': Ión q.ue continúan ~undi e ndo. sus ra lces en dinám icas C$lructura les, aunque de upo dife re nte; por ejemplo, la mfluencia dominante d e las instituciones asisten':1 .. les $Ob.re l~ idcmi~ad del yo (,sc'!', .Ia g l obali zaci~n de las comun icacio nes y d e I.. s ~x.r:cne nc las de ~Ida, y el creCimiento de los sutemas med iáticos. y neg6 la poslbl hd~d de re~uc l r las respuestas a estas tensio nes estructu rales a n ingún til>O de parad ig ma umficado de acción colectiva. La últi m a d e ellas es más bien --en u na. v,a riedad de formas- sólo una dc las innumcrables opeiones abiertas a los mdlvlduos que luchan por una defi n ición autóno ma de su ser. 2.4 ,2. ¿Nuevas clases medias para nuevos movimiento sociales? L,¡ relación entre el cambio estructural y el $u rgimiento d e nuevos con Aictos ha :Id o analizada tambi~ n d esdc otra perspectiva. Ciertos auto res han subrayado el !'lecho de que el cambio social ha producido un nuevo estrato socia l la llamada :lUc\'a clase mo:::dia. Según dicha perspecLÍva, esta clase es capaz, por ios recursos 'jue controla y la posición que ocupa, do::: d esclllpeila r un papel central en los ~ uC\'os conflictm. Los análisis de la sociedad post- industr ial revela ro n cómo, pa,_.. Iel am e nt ~ a la evolucl ~ n de u,n sector administrativo o de servi cios, surgieron ,":rupos SOCiales que se diferenCiaban d e las clases medias trad icionales en raz6n o.! ~ ; u nivel d c educación, los roles que d esempe ii,lll y su especifica ubicació n so::.1.1 (Bell 1973; Gouldner 1979; G old tho r pe J 982; Lash y U rr y 1987; Semt 1990). De ac uerd o COn o:::s tos anál isis, la nueva clase med ia estarfa fo rmada por sen.sab~e del control social y las agencias públicas o p ri va~o; relaClonadas.con la d ifUSión d e info rmació n y la COnstrucción de consenso. :..!tc, arg umento se ha repetido en los úl timos años y varias investigaciones han : glnrm~~o la presencia persistente de la nue va elase media entre los simpatizan.~ ~ actiVistas de los nuevos movimien tos.u
: . . ' 8. yLas. no tanto en las precondiciones estru ctu ra ln dEl la s nuevas formas de acci6n cosegundas. explican más bien a la luz de la presenCia de redes interpersona . :~t~ l.
~
t I. Cuest io nes sim ilares $e encuentran en los trabajos de Habermas (1976); Mel ucel (1989): Glddans (,\loo), entre otros. Para una 5lnt&sls critica, véase Scott (1990). 12. Véase sobre todo Melucci (1989. 1994. 1996). Para una discusión crltiea pero compren. siva, véase Bar tholomew y Mayer (1992). Hay que al'iadir que 105 últimos desarrollos del trabajo de Me luce, parecen centrarse mucho más en los procesos estructura les - so bre todo, el de Indlvldualizaclón- que Impiden la reproducción de la acción colectiva tradl·
~e
.. ~ 'lue actuan de faclht"dor~s, cuya relación con dln6mices estructuras es, sin embar o, I . ' que todavla neces,ta de 'nvestlgaclón adicional. g :~ !; I s ur gimiento de la nueva clase media ha sido un tema central Eln el deba te soc iol6. , ','. desde los aflos setente del siglo pasado, s i bien la invtI$tlgaclón emplrlca sobre la fenóm enoBcon la acción polUica ha sido ob',eto de Interés prl~~-, , ... _.Ió n de este , "' ,. ( .. ~ ' pa men l'. - .ue no exc USIVO p.e .. echofery Elllott 1985). de los politólogos.Vhse, entre mUChOs ., . "
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Sin embargo, no estli claro que el vínculo entre la nueva clase media, los movimientos y los nuevos !ipos d e conflicto d emuestre la ex iste ncia de una base estructural específiea pa ra dichos conflictos. La pre:¡.encia masi va d e una nueva clase media en los movim ientos de protes!a puede simplemente reAejar la incli nación tradicional de la clase media intelectual a participar e n cualq uie r tipo de conAicto (Bagguley 1992, 1995a; Pakulski 1995); una mayo r confia nu en sus de rechos y ca pacidades para poder hablar y panicipar en la vida social (Bourdieu 1978). Según esta perspectiva, la referencia a contradicciones estructurales específicas q ue estlin e n la hase de los nuevos conAictos perd eda d e alguna forma consistencia. Se trala más bie n del hecho de pertenecer a la clase media lo que fa cilita compartir intereses generalmente favorables a la participación pública y lo que pone a disposició n del individuo competencias y n:cursos que pueden ser utili zados en d istintos tipos de acción política. Numerosos an!ilisis comparativos de participación polltica 11an revelado q ue las variables de tipo socio-demográfi co explican con igual cficacb la participación convencional y no-convencional (especialment.: difundida entre simpa tizantes y activistas de lo~ movi mientos sociales). Po r ejemplo, se da una fu erte correlación entre d os factores generalment.: considerados como indicadores de la nueva clase media (la juve ntud y un alto ni vel educ:ltivo) y dive rsos lipos de :lCtitudes polhic.:u y/o participación política (Rames ~t al. 1979; Je nn ings ~t al. 1990; Dril 1989: cap. 7; Nonis 2002: 201 y ss.). Tradicionalmcnte, los intelectuales han formado parte del liderazgo de los movimientos étn icos (S mitb 1981). Adem b, algunas compa raciones entre movimientos políticos ecologistas y otras corrien tes ambientalistas más tradicionales muestran que la presencia d.: aetivistas de la nueva clase me SCO , ;>p U9!;I!U~PP el u :> s;>¡qe!I!:>uo;l;>H! ;> §cpunj OJd SI:! ,u;>J;>j! P uo~e~luo:)u ;> Uy!qw~.L "sOOwll:) soq WIl u ;> 1:!:lllnow ;> p 1:1 e!:lm.¡ $;>~Il HU' !f s;>pnJ.ue UO~I:~ ¡ UO;lU;> (ZOO: lJe'P l8 u l ;> S!H ON ' le"!lI:IXKlx;> $1:1 e ;>1lI;>WC!J UI UO:l :o!;>¡d wo" SJ:W cw e JourJ Un u ;>J;>!~ n $ $!S;;II e¡l;> UI:Z!I" UI: ;> nb so:)!Jldw;I 10!¡eqIlJl sou nSI" 'oSJe U!S "o pu nu. I;;IP SllUOZ s;>¡ed pu !~ d 11:1 aJ 1U;> S!!J nlOj I;> UO!;>!![;>J ~el Je,u;>1Jo;;lP s;>[q - u d;>:lsns SO¡:)!U UO:l s;>¡ u eucx:hu!;>p ;>lU ;>n)::.p UC!}I::''' ;;I n b sopcl~!eJJe ::'IU :>W:>IJ :>n,l s:> Jo[e,,;>p so lun!uo, u a ~opl:[::.ue :> lU a1ue pUu)o J d o UJ o::, S;>¡ "!:>O§ SOIU:l!W! "OUl s0l ap U9 !$!" eun u au OOoJd 's"'IS!¡e!J:lleUJ1 ~od ~OJ! J 9::' 1 ~O¡ JOO 0 Pl'S.OIO pp JI U;>J ;¡)!P U"!'1 [:K¡cd un ':>JO ]"" sOl l' opeuff! se u"lf ;!lU JppJO Á W "lS[ P :>J1U;> ["IU;>UJ"pun.: Ol)!fjUO::' un U:lJ;>!á"U$ ;>nb sopp:>Jl:d ~0IlJ:>um8JIl SOJ10 Á "s::mopez!]!"p :> p :>nb -olp" [J p (966 ] '(66!) uOl8upun H [:>nw"s ;>r $!S;;III:P!:>Ouo:> e, ':>lU :>J:>j!P JI U:>Ul -t'¡:> ]d "'oJ [l!n l:l::;J pIUI "pu ::.fj'" "un 0P"Z U"[ 1:1[ ' (8661 I{llwS Á ÁJJ:KJPOOM ~fOO: ;>[u :>![]!d Á !1].',e1lfO- !U" UII;>8 ~ZOOZ l;>ppeoy.J :w e[s ¡ PP °195 o u Á "~'1w::'!ld::>s :>r 11 p p ~:> IU" Olpnul) OWS! II!Ju " wl: p un) ];;IP u9!s n)!p I! I 'OI::'J:>UO" U" 'Á op unw ];>p s::,u w n~ I{ ::'''w u ::. s::'[I:'1!.1 Á SO:>!Ul y rol :>!lI UO::' :> p olll;>,,,,!8~ns;>J p 'U POO!:>!Ulld 1l!:> I:J :>Ow ::,p :> p SI!:I!llIOO s" l Á (S;>Jole" :>r O!qw ,,:> p u ;> 'op n llo:> u ;» I;>J O[I:" sal u ::. o penu :>:> " kll " ::;J~ U9 !Su :>S!P 1:1 ::.nbuu y 'I!"! I:>:> ]O:> U9!""" 1:[ Á s"J OI"" sOl :>nu:> ° ln;lUJ" pp :>IU::'J ;»! P ::'\U ;>W] l'IOI 0 ldw :>!;> un Op!"J:>~ u"'1 SOYIl SOlU!I!') $0""1 "( ":>!lYJ:x> w;>p o u OUIO:> '''}!WJ JOUJ;>P 01UB I U9pI:Z ll"'1o]8 ""U J e:>y! u1f! S :> p ;md :>u b eÁ U9P ,,¡;>JdJ;;I¡u! ]!:lU'P ;lp 'O""OU :l p 'ol;l;x:Jn) sojJ:l!q" s"[eqo[B SOPIl:>J;>'1 ' sOI ;>P JO"ej 1: UeJ1S :;O UW :>~ S"¡S! [",,U :>l IlUl1S00 SO ] :;o nb u":>!p U;)!'1ullr¡ 'fI' !:le. JOul ;¡p se,, ;> nu Se[ U;I OWO;l sr.!;> ,,, se[ u:;O OHleJ 'epeJ JO W::'p "[ Á n'US '[l'!J;)lCW1§OO [:> :>J} U;> ""!I!'oJ,,!íins (666 1 S! JJ ON :¿66 [ U"lf;l[Bu¡) s;>¡q!uoJpu y '1llJOd "II;1 P) "pJ:>!nbz!-o Jiu OIJ 1:> u::.8) [0I :mb ]"UOP) P" %O [ un u o:> '''pJ:;o!nbz! 111 u :> % O!;; [:> Á l'pJ;>!nbz! "W:>JI>::> " 1 u :> Ul:tll!S ~ C!:>U::',lO].!:I::,p O:>doJn3 ¡epas OJ0,:l [:;O u ;> SOPI!U! ,,:;O~lU:> ~Il¡ $!" !l:l l! sOl :>p %!;;Z pp JOp :>p:U[ 1! :O:l!lJIOO m l:>::od.:> PI' epJ :>! obz ! 1:1 " 0:> ",,;lY!IU::'P! ;>r 1l'l;);;>J::'P - "pJ;>! o bz! 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g é ncm ~ la Jib.:r!ad S(:xu:d; un he c ho que s., mantiene a pesa r d" la importante presen c!a de valores cristianos cO n se rvadores en impo rtant". paises occidenta les, sobre todo e n Estados Unidos (Woodberry y Sm; th 1998). La conclusión de No.ri. e I ngl e han d e que "los valores ce nt ral". qu e separan o:llsbm y Occidente giran m~ c h o más alred edo r de Eros y Demos" (2002:3) apoya el ugum c n w d e ~~ c ambiO grad u:l en las prior idades dcsdc las upolft;cas públicas" hacia 13. "po_ ¡lt,ca. personales, lo qu," no entra po r fuerza " 11 co ntrad icció n cOn lo s arg ume n _ tOs acerca de los vala n:. postm.u " ,i" lis ra . e n Occide n te . La u::orl,. d e l c:lm b.io de va lores h a r .. c ibido una cdrica m:l s prorunda, en eSte caso so~rc: 1:1. relacIón en!.c los valores y la Il"ción. S i los valores de la poblac~ón ~xrhcan s~ se nsibilidnd h acia dcterminados prohlema , y cuestiones, la e xplIca CIón. de su lmpano no lie n e por qué sobrepasa r es te nivel. P or ejemplo, en su trabajO sohre los anivi s ta s po r lo, d e rec h os civiles en Estados Un ido. en I~ dé~a~a de 1960, McA dam ( 1986) enco ntró qu " d compromiso prosp.:ctivo de los "CUV luas ~on va lor". de lib.:rtad e ig u"ldad e ra Un pobre faclor para pred ccir ' u pa n .JClpa Clón r"al. A panir de encues tas re" li 7.ada s e o va rios paí"". de Europ;l OcCld" n~al , Pueh. y R.u ch t (.1994) 00 e ncontraron una cor relación enl r" el apoyo al ecolog1smo y la partICIpaCIón. La d ec isión d" a Ctuar _ y, en concreto, d e ha ce r_ I? colect~vameOle-- depende no .610 de principios b:hicos inter io rizado s y/o nc mudes SlJl~ d e una eomple J" evaluació n de las oportunidade~ y constreiiimieolO' para la aC~ lón . Los valo rc s se a rt icu lan a través de m e ta s especificas y se a.ocian a est rateg ta. d e conduc ta. E s n ecesa rio, por tanto, que la Si tuac ió n se: inu: rprete eom~ . ra v~rable ~ra .Ia. aCC Ión, o al menos corno un a situa c ión que requ ie re 13 m ov,lIzaClón dd mdIVldu o, m h que su re traim iento o conformidad. y eS vi_ tal se r eapa7. d e tran s rormar los valo res individ u ales e n colect ivos, identificand o cI"mento$ d e convergencia y solidaridad Co n otros que eompan"n los mi smos valores (KI;,nderm an s 1988; Melu cci 19 89,1996; Gamsnn 1992a). En otras p~labras, es necesari o te n e r una visión de la realid ad que "ineule e l ca mpo d e los va lores con el campo enrafé gico y sol idario d e Una rorm a coh eren_ te. La a te n ción d cb.: ponerse ' a nta en 1:0 d imensión cogni ti va dc 1" acción, tal y ~om o. verem os e~ l~ s a panados sig uiemes, como e n la rela c ió n entr" la acción y la ,denudad co lect," a, aspec lO que tra tare m os en el p róxi m o capitulo.
3.2. CULTURA Y ACC i ÓN: LA PERSPECTIVA COGNITIVA 3.2.1. L: 5 protecci6n medioambiental o de los consumidores (DonaU 1996).
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• N. del T.: Se h!l optedo equf por mentener el acrónimo en inglés para evita r conlus ~ con el re serv!ldo en espal'io! parllle Organi~aei6n Mundial de la Salud (OMS). 1. Las fuentes de financillci6n y el numero de miembros también estAn aquf re l acion~':s
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1989; Rosemha ! y Schwartz 1989: 46; Polletta ZOO2) Una estruc[u ' . ravo t b', Ia soI'd . fa parUCI~ rece 3m I n I a ridad in terna: como el acc"o I r ' d ... ~ a os recursos rnaler-.u:.. es Imita 0, las organizaciones de los movimientos sociales p d ' co ' ból' uc en SU51ItU!:n recursos Sl ffi ICOS. Por consiguiente muchas SMO d h ' , I l ' , a n mue a lmpor-..:.:r_ Cla a as re aClOnes internas, transformando en beneficios 10$ .
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gistas que hasta entonces se habían asegurado la "propiedad" de esas cues ti on~ (Taylo r 1995; Schlosberg 2002: cap.5). Muchas de las organizaciones que se monlizan a una escala transnacional también. tienen for ma de red. Ejemplos rec i ent~ incluyen la Rainforest Action Network, que organiza campañas para la protección de la selva contra actores financi eros que respaldan proyectos destructivos: la red People's Global Action, que conecta cientos de organizaciones de base en todo el mundo; o la Alliance for Sustainable Jobs and the Environment, qUt desempeñó un papel público visible en la unión de ecologistas, activistas obre r~ y organizadores de comunidades locales en las manifestación contra la OMe en Seatt!e en 1999 (Bircha m y Charl ton 200 1: 271-89; véase también Rose [20001 para coaliciones· interdasistas). Sin emba rgo, el caso más visible de organización red es probablemente.e1 modelo de Foro Social. Inspi rado en la expe riencia del Foro Social Mund ial de Porto Alegre, el modelo se ha extend ido hacia la coordinación flexible y negociada de los muchos y diferentes actores involucrados en las campañas por una justicia global, tanto a nivel continental como nacional y ]ocal (véase capítulo 9 para una discusión en profundidad). Para subrayar la diferencia: hablamos de "organización red" en referencia .; formas organizativas relativamente unidas como la European Counter Network o la Climafe Action Network (Waddell 2003), definidas de acuerdo con su interés en cuestiones específicas o una perspectiva cultural distintiva; pero también hablamos de redes en refe rencia a movimientos en su totalidad, como el mOI·i· miento por una justicia global o el ecologista. En cualquier caso, muchos han considerado las formas Aexibles y descentralizadas de organización en red como particularmente efectivas en el logro de las metas de los m anifestantes. La habilidad para coord inar acciones y promover campañas conjuntas fac ilita la difusió n de la protesta al mismo tiempo que aumenta la relevancia de ciertos temas de la agenda po][tica y las oportunidades de disem inar nuevas interpretaciones dtl conflicto social y político. La existencia de un número significativo de aliados aume.nta las opciones de éxito de los grupos q ue promueve n la protesta (Laumann y Knoke 1987: 387; Knoke 1990a: 208). Los lazos reticulares también permiten que las organizaciones estén mejor preparadas para manejar las emergencias y los miedos provenientes del entorno. En concreto, dichas estructuras debería n evitar el peligro de desaparición por la acción de los contra rios (de una mane r ~ mucho más fác il que cuando el liderazgo se concentra en unos pocos), maxim izar la adaptabilidad, perm itir la escalada de acciones mediante la distribución d ~ los efectos de las actividades de un grupo hacia el resto, promover la innovación ,. reduci r los efectos negativos de los fracasos (Gerlach 197 1). La organización w i permite igualmente cierto tipo de mediación entre el etnos pa rticipativo del que bebe la organización activista y la coordinación garantizada por las estructur;¡~ formales. Por otro lado, se han señalado problemas asociados al modelo, y a divers.l; for mas de coalición. Por ejemplo, las redes poco estructuradas aumentan Iv;
recursos disponibles para las organizaciones del movimiento social pero también el peligro de conflicto interno, tanto entre unidades organi zativas como entre t.lcciones ideológicas diferentes (Kleidman 1993: 39-40). Por lo general, la vida de muchas organizaciones red es más corta y menos estable - aunque a menudo muy efectiva a corto plazo-- que la de las organizaciones que adoptan formas más burocrati zadas. Por ejemplo, Jubilee 2000, una red creada en el Reino Unido en 1996 y expandida a todo el mundo para la cancelación de la deuda, recaudó .llrededor de 24 millones de firmas en una sola petición, pero falló a la hora de .lsegurarse la cohesión de los d iferentes componentes de la red. Se derrumbó a principios del milenio, siendo reemplazada por D rop tbe Debt y otras organizaciones que actuaba n en cuestiones similares, aunque con un impacto general mucho menor (Anheier y Themudo 2002 : 192-3).
208 LOS MOVI MIENTOS SOCI ALES
5 :ONATEL LA OEl l A PORTA y MARIO OIANI
6.5. RESUMEN u s organizaciones de los movimientos sociales han sido descritos con frecuencia wmo poco estructuradas, descentralizadas y propensas a involucrarse en conirontaciones políticas o prácticas contraculturales. Sin embargo, la in ves tigación ha mostrado cómo en realidad coexisten muchos modelos organizativos dentro de un mismo movimiento social. Las organizaciones difieren, a veces en grado lumo, en su respuesta a dilemas tales como elegir entre centrarse en la movilización de personas o de otro tipo de recursos, adoptar algún tipo de Jerarquía fo rmal o ulla estructura totalmente informal, di rigir sus esfuerzos hacia los contrinca ntes o proporcionar, además, servicios y oportunidades vitales a su base. En este capítulo, hemos presentado un reducido número de modelos básicos de los muchos que pueden ser identificados: la organización profesional de m ovimien[ OS sociales y la organización participativa de movi mientos sociales (en concreto, dos ve rsiones de la misma: la organización de masas y la organización activista, que difieren en su nivel de burocratización). A continuación, hemos mostrado cómo ni siquiera la evolución de las organiz..Kiones de los movimientos sociales es unidireccional: algunas se institucionalizan, t.'lf1sformándose en partidos políticos o grupos de inten~s; otras se radicalizan y se .:onvierten en formas violentas de acción; algunas devienen comerciales y se intro¿ ucen en el mercado; otras se vuelven hacia dentro, convirtiéndose en algo parecido a sectas religiosas. De nuevo, más que buscar leyes generales o relatos universales, hemos identificado algunos factores que parecen influir en el cambio orga nizativo: en concreto, el impacto de las oportunidades ofrecidas por la con6guración del sistema político, el peso de las culturas organizativas y el papel del ::lmbio tecnológico, sobre todo la difusión de las tecnologías de la información y !.J comunicación. Por último, hemos discutido la naturaleza de las formas organizarivas ren.: ulares como un atenuante de las deficiencias de los modelos organiza ti-
vos tanto formales como poco estructurados. Aunque existían cn el pasado, esas formas se han demostrado particularmente adccuadas a la hora dc coordinar y sostener la movilización en el movimiento por una justicia global y OtrOS movimientos u ansnacionales.
l. Formas de acción, repertorios y ciclos de protesta
30 de noviembre de 1999: Seattle, ona clucad que gracias a Microsoft
se habla convertido en el emblema de la Nueva Economla, vela cómo unos cincuenta mil manifestantes protestaban en contra de la tercera conferencia organizada por la QMe para lanzar la Ronda del Milenio, una nueva serie de negociaciones dirigidas a potenciar la liberalización del mercado, en concreto, en lo referente a las inversiones y los servicios públicos. la protesta habla sido convocada meses alrás, en Génova, por un comité formado por organizaciones de diferentes tendencias que, con su movilización, habla conseguido paralizar la firma del Acuerdo Multilateral sobre Inversiones (AM I). Como el AMI, las negociaciones de la OMC fueron objet o de criti ca en la medida que restringlan el poder de los estados para intervenir en cues tiones sociales y medioambientales en aras del libre mercado. No menos de 1.387 grupos (que inclulan ONG, sindicatos, grupos ecologistas y organizaciones religiosas de distinto credo) fi rmaron la convocatoria de manifestación contra la Ronda del Milenio. Miles de reuniones organizadas en muchos países y una campaña global de información prepararon las proteslas, en las que los manifestantes marcharon con eslóganes como "el mundo no está en venia", "No a la globalización sin participación", " somos ciudadanos, no sólo consumidores"; " OMC=Capitalismo sin Conciencia", " Mercado: limpio, verde y justo." La mañana del 30 de noviembre, una ser ie de sentadas coordinadas por D irect Action Network (DAN) impidió que la mayorla de los tres mil delegados procedentes de 135 paises llegaran a la ceremonia inaugural. Organizados en "gr upos de afinidad" escasamente vinculados unos con otros, unos diez mil manifestantes se encadenaron y se sentaron en el suelo utilizando las técnicas conocidas como "encade· namiento" y "tri pode" que dificult aban su desalOjo por parte de la po· licia (Smith 20(0). Cuando la policla llegó para despejar las calles que daban acceso a la cumbre, los manifestantes no hicieron ademán de resistirse pero aplicaron técnicas aprendidas en cursos de no·violen· cia. En las calles de Seatlle, atestadas de bandas de música y grupos de teatro, los activistas de Greenpeace llevaban condones gigantes con el lema " Practica Mercado Seguro", mientras que los agricultore s franceses tiraban alrededor de 250 kilos de queso Roquefor!, un pro· ducto sujeto a aranceles aduaneros en Estados Un idos, en un ojo por ojo, diente por dienle contra la restrictiva legislación norteamericana contra las "vacas hormonadas". Activistas de Jubilee 2000, una coali· ción de grupos (incluyendo muchos religiosos) cuya meta era cance· la r la deuda externa del Tercer Mundo, formaron una cadena humana. 213 OONATEltA OElLA PORTA Y MARIO CIANI
Una marcha masiva organ izada por la AFl-CIO (Ameri can Federatlon of la bor - Congress of Industrial Organization) movilizó a más de veinte mil trabaj adores, en su mayorla estibadore s y del sector de los servicios publicos, pidiendo la extensiÓn y una aplicación a nivel mundial de los derechos laborales. Organizaciones de trabajadores del campo se unieron a consum idores activistas y ecologistas en una llamada a mantener los productos al iment icios fuera de los acuerdos de l ibera lizac iÓn en aras de la precaución. Más de doscientos manifestantes se vistieron de tortugas marinas -una especie en peligro de ext inclón- que daban vueltas entre la multitud con el objetivo de detectar y aplacar todo tipo de violencia. Como explica BenWhite, disef'iador de los color idos vestidos yact ivista del Proyecto para la Restaura ciÓn de las Tortugas Marinas: " D esde el principio de los tiempos, las tortugas han sido un slmbolo de sabidurla. Nunca luchan, no usan la violencia. Nosotros las representamo s y debemos ser su voz [n.] cualquiera que actue de forma violenta, aun que sea verbalmente, tiene que quitarse el vestido [ ... J no sólo recha zamos la violencia para nosotros mismos, si no que estamos en contra de que otros la utilicen. Donde Quiera que haya violencia, las tortugas pasarán intentando hacer la paz" (en Reimon 2002: 73). Sin embargo, pequen os grupos situados al margen de las manifestaciones recurrieron a la violencia, rompiendo los escaparates de tiendas de productos de multinacionales como Nike, Levi's y McDonal's, acusadas de emplear trabajo infant il o productos insanos, En todo caso, y antes de que los anarquistas empezaran a causar danos materiales, la policla entró en masa contra quienes bloqueaban las calles de forma pacifica, empleando gas lacrimógeno y sprays pimienta (Smith 2000: 13; también Morse 2(01). Una vez declarado el toque de queda por las autoridades, los bloqueos y las cargas de la policla continuaron durantes tres dla s y tres noches hasta que la cumbre intergubernamental se disolvió sin alcanzar acuerdo alguno, Entre los se iscientos arrestados se contaban activistas de Global Exchange que hablan usado sus pases para entrar en la ceremoni a inaugural y criticar a la OMC desde la tribuna anle los pocos delegados que hablan conseguido entrar. Una solicitud que circu ló el) Int ernet contra la falta de transparencia de las conversaciones recogió en tan só lo 24 horas las firmas de 1700 grupos dif eren tes, muchos de ellos procedentes del hemisferio sur (Kaldor 2000: 112).
Sc:atde ha sido defin ido como un punto de inAc.xión, pcro tambif n cocnv d punto culminante de un prOCeso de agregaeión de gru pos y organizaciOO:5 activos en países de todo el mundo: trabajadores de cuello azul y del cam:-nconsumidores y ecologistas, iglesias y feministas, pacifi stas y asociaciones por j derechos humanos. Antes de Seanle, grupos heterogf neos y en principio p-:aro conectados se habían movilizado de 'manera con junta contra las o rganiza c i~
~nt~n;ciO~.les empleand.o.diferentes estrategias, desde los lobbies a las marchas es e os
ICOts a las solICitudes de firmas, desde las.hudgas a las sentadas \"ir~
tua~s. ~n Seattle y d.e~p~fs de Sc:attle, ma nifesta ntes procedentes de muchos países esa .aron, la legltl.mldad de las decisiones adoptadas por las organizaciones gubernativas internaCIOnales y buscando ((Uncar sus plane, No lo h· . lo d' 1 . . ICleron por 'Icauc~$ , Ip O~loi.tICOS normales o mediante c:lecciones sino que buscaron influir en a OpiniÓn publica por otros medios.
C~mo veremos e~ .la sección 7,1, una de las características de la protesta a su capaCidad para mOVIlizar a la opinión pública a tra vts de (¡o, m" n od de·ó · . .. o-on oxas r accl n y prcslon~ r a,sl a qUI.enes toman las decisiones. El breve perfil de la . p otesta de Sc:attle di bUjado arriba describe una seri" d d ·' _ d ' .... e !rerentes aCCIOnes que .oma .as en. su conJ ~nto, conforman lo que definiremos en la sección 7,2 com~ un reperton o de acción colectiva, La sección 7.3 utiliza,' _1 .. .. l b l iI. .... mOVimientO por una lus.tlCla g o a para IluSlrar cómo toicticas muy diferentes en I~ rm,· n d d. ~J¡d ad I "Ió ' " b os e ra 1y a glca su yacente coexisten con repertorios contemporoi d prot~sta. Para los actores de movim ientos socia les {racial mOwmenl acr:;:; Ja~ dccclOnes en tre las d ifcrentes formas de acción a adop,, · ' d (¡ '1 r son Importantes pcro I ICI es, ya que las decisiones involucran cálculos estratfg,· ,_ " .d . 1 1 l' .... onSI eraCIOnes {u n ,cs y re aClOnadas con los valores. De hccho, como se ved en la sección 74 !.l neceSidad de atender al mismo tiem po a diferentes tirv>e d"ud " . , r -~ ... .. lenCla crea una . de d '] ' ~n.e bl .. emas táCtlCO$, Además, dichas c:lecciones se ven inAuidas tanto po, Tarla es IOteroas como . . por InteraCCIOnes con otros ac tores (sección 7 '5) de t T luera.de las fronteras nacionales (7.6). El ca rácter mutable de estas deci . n ro ~ndu(llrá, edn la secció~ 7.7, al análisis de las dinámicas delicas de la protes::o,n~: .::.I.tura eza e los cambiOS en c:ltiempo.
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7_ 1. LA PROTESTA : UNA DEFINICIÓN
t, En Seattle y otras protestas posteriores, los activistas desfila,o" .. 'r .:.Qne . bl " ... " manuata_ ;.. , s, °drgaOlzaroll oqueos y cc:lebraron conciertos y vigilias. Algunos iba :::.5lraZ3 os de toctug r d .. " . as cn pc Igro e eUIOClón y otl"OS enteramente de ne ro _ :tl~¡u~ roll .espaclOs reales y vinuales. ¿Que ,ienen toclas estas acciones engc~ :: d· . nfiP~lmer lugar, toclas son formas de protesta: i.e., formas no rutini za..::;.s e In ulr en los p'oc . esos po l·ItI.co~, sociales, cul tur,I-, . . - 1 1 .... . "Lo, m OVlmlentos :::'Ia es ~~p elan m~todos de persuasión y coerción que son, la mayorfa dc las ~ __ ("S, ongma es no-ortodo á . d x d "".;\-ilson 1973' 227) N os, ;am tlCOS y e una legitimidad cuestionable" ' . ' o en vano, as protestas pueden defin irse como "es acios __ . ~>~decontestaclóndondese utilizan cuerpos slmbelo 'd ·d d p . '¿:se ' . ' s, 1 entl a es, prácticas ~ ~ _ ~r~(~ral pcrscgUlr o preveOlr cambios en las rc:Jaciones institucionalizadas ¡''\KIer !ay or y va n Dyke 2004: 268). De acuerdo con los princip· d 1 d . . lOS e a emocraCla representati va, las decisiones ~ toma un gobierno pueden ser contestadas inmediatamen,_ po 1 ..6 ... r a OpaslCI n parn
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lamentaria o castigadas más ta rde por los ciudadanos en las urnas. Al margen de h intervenci6n militar, las canales para presiona r a un gobierno extranjero incluye:. la diplomacia bilateral o las negociacione:s en alguna de las muchas Organizaciones Gubernamentales Inte:rnacionales (OCI). No obsrame, sobre: todo a partir de h. década de: 1970, cada ve:z más ciudada nos han confirmado la lc:gitimidad de ou,u formas de presionar a los gobiernos. Enfrentándose a leyes o decisiones que con ~ deran injustas, esos ciudadanos adoptan formas de acción que: desafían las nOrm~ eslablecidas. Un "nuevo conjunto de actividades políticas se ha sumado a los repertorios políticos de los ciudadanos" (Barnes el al. 1979: 119), en especial desde la década de 1960. 1 Los investigadores han añadido una larga lista de formas nue\',u y no convencionales de participación política (que incluyen las peticiones de firmal. las manifestaciones legales, los boieots, la renuncia a pagar rentas o impuestos, l.u ocupaciones, las sentadas, los bloqueoS del tráfico y las huelgas salvaje:s), que se une.:! a las mois tradicionales, como seguir la política a través de los periódicos, mantcnc~ discusiones políticas eon otras personas, trabajar para los partidos po](ticos o Slll candidatos, asistir a mítines políticos, mantener contactos con cargos públicos o persuadir a amigos oconocidos para que votan en un sentido determinado. Esas formaJ más novedosas han ido adquiriendo cada vez mayor Icgitimidad: "En las sociedades indusuiales avanzadas, las técnicas de acción política directa no están, de hecho. estigmatizadas como una desviación; tam¡xx:o se perciben como orientadas en uru dirección amisistémica" (&am es el al. 1979: 157). Esta expansión de los repertorios de participación polftica parece ser una "caracterfstica duradera de las masas democráticas'; (Barnes el al. 1979: 521). Dr hecho, dos décadas más tarde, Pippa Norris (2002: 22 l j observó mie:ntras tnb~ _ jaba en las encuestas Wo'¡d Value Survrys, que "hay muchas razones para pensu que el cambio desde los grupos d.c interés tradicionales a los nuevos movimientos sociales ha in(luido en las agencias (agN/des), los repertorios y los obje:rivos de]¡ participación polflica [ ... 1El anál isis de la política de]¡ protesta muestra que muchas de estas formas de acción, como la recogida de firma s, las manifestacionet y los boicot! de consumo, están bastante generalizadas y se han hecho cada \'el más populares en las últimas décadas. La prolesta está al alza como canal de expresión polltica y de movilización". En las "viejas democracias", según los datos de Nonis (2002: 197), el 60,7% de la población ha estampado su firma en alguna iniciativa, el 19,1% ha participado en alguna manifestaciÓn y clI7,1% ha secundado
1. Sarnas et al. (1979) senalaron cómo en Gran Bretana, Estados Unidos y Alemania Oceldenta l aumentO el porcentaje de quienes, ante la pregunta "¿qué puede hacer un ciudadano frente a una regulación local considerada Injusta o perjudicial?", respondiero n "acclOn polltica no-convellclonal". En Gran Bretana, pasO del 0.2 % en 1959-60 al 7,1 " en 1974 (6,9); en Estados Unidos aumentO del 0,5 % al 6,9 (6,4); yen Alemania Occidental sublO del 0,7 % al 7.8 (7,1) (Baroes el al. 1979: 143). Una tendencia similar se observa en las raspuestas acafca de una legislación nacional injusta. con el porcentaje de quienes se Inclinan por las acciones no-convencionales pasando del Oal4,3 % en Gran Brelana, O,3al 3,6 % en Estados Unidos y dell ,9al9.5 en Alemania Occidental (1979: 144). 21$ LOS MOVIMIENTOS SOCIALES
llgún boicot. En ocho sociedades post-industriales (G ran Bretaña, Alemania Occide:ntal, Holanda, Austria, Eslados Unidos, halia, Suiza y Finlandia), el por.:-cmaje de los que han dejado su firma en iniciativas pasó del 32% a m edia~os de la década de 1970 al 60% a mediados de los noventa; el de los que se hablan IDanifestado, pasó del 9% al 17%; y por su parte, el de: los que hablan participado t: n boicots, ocupaciones de edificios o huelgas no oficiales habrfa pasado del 6,1% !" 2%, por ese orden, al 15,2% y 4% respectivamente (ibld.: 198). .. Una característica importante de la prmesla es el uso de canales tndlfcctos pafa influir en los quc toman las decisiones. Como señaló Michael Lipsk.y (.1965), u protesta es un recurso politico de quien carece de poder. Los aconteCimientos que sacudieron Estados Unidos en la década de 1960, desde la campaña "Verano de la Lihcrtad" (Freedom Summer) para el registro de votantcs negros en los estados del su r impulsada por los activistas por los derechos civiles e:n 1964 hasta u "Marcha sobre Washington" en apoyo de los derechos civiles de las minorfas étnicas, tocios tiencn algo en común: "Se !leva ron a cabo desde grupos relati\'amente carentes de poder y su éxito no dependía de la utilización directa del poder sino de la activación de otros grupos para que entra ran en la are na política. La protesta tiene éxito en la medida que otros se ac tivan en el com~ro~iso político, y por ende, es una de las pocas estrategias a las que pueden aspltar meluso los grupos políticamente desfavorecidos" (Lipsky 1965: 1). De ~echo, la ge~,te que participó en las manifestaciones de Seanle se velan como 105 perd~~ores de la~ políticas económicas neoliberales. Aunque no fue r~ n exactam e.n~e Impote:ntes ¡"powerless· ), los sindicatos, las ONG y las agrupaciones de actIvIstas que lanzaron las protestas eran los forasteros (o, en palabras de Tilly, los desafiadores) de una política mundial de la que son miembros, en cambio, los rep resentantes de lu OGl, las naciones poderosas y las grandes multinacionales.
Cuadro 7.1: El proceso comun icativo de la protesta Recompensas simbólicas
Medios de comunicaci6n
Ba!óC socia! de la pr(){esta
-+1
Público de 1 1 referencia 1
11_---=--__--:-:--_. ---
Recompensas materia,. ...s
Fuente: Adaptaci6n de Upsky (1965: 163-82).
211 DQNATElLA DU LA PORTA y MARIO DIANI
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' 1de la protesta
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La protesta pone en movimiento un proceso de persuasión indirecta ~edi a tizado por los m cdios de comunicación de masas y el poder. Como sugiere el cuadro 7.1, los actores carentes de poder dellen movilizar el apoyo de grupo~ más poderosos, De hecho, la protesta moviliza a una variedad de actores. w interesados más directamente en las decisiones políticas fo rman la base social de la protesta, de la que surge un liderazgo que guía la acción y mantiene las relaciones exteriores. Los medios de masas difunden su mensaje, di rigido en primer lugar al público de referencia de los que toman las decisiones. Estos últimos son el verdadero objetivo de la protesta. Para que la protesta triunfe, debe generar estímulos positivos y ganarse la simpatía de los que tienen más recu rsos par¡ invertir en las arenas donde se toma n las decisiones, Mientras que la acción colectiva de los grupos con acceso al poder puede d irigi rse d irectamente a los que toman las decisiones, los carentes de poder deben tratar de involucrar a quiene1 tienen la posibilidad de influ ir sobre ~stos , Además, la infl uencia ejercida por 10l • movim ientos sociales puede ser tanto positiva, a tr ay~ndose simpadas hacia ~u causa, como negativa, ame naza ndo, por ejemplo, con extender el desorden, pO'!' eso mismo, las caracted sticas de los med ios de comunicación de masas y, de un modo m:h general, los canales de comunicación, son de una gran importancil para esos movimientos: su capacidad para di rigirse a la opinión pública es, no etl vano, un componente crucial de su acción, Sin lugar a dudas, los movimientos sociales no se valen únicame.nte de b proteSla ni tienen el monopolio de su uso, Otros actores, como los partidos pollticos o los grupos de presión, tambi ~n recu rren a ella y, en ocasiones, se alían eoo los movimientos sociales en campañas específicas, Sin embargo, la protesta le particular, sus formas m:h innovadoras y radicales) se ha conside.rado e~m o ur.;¡ forma de acción' trpica de los movim ientos sociales porque, a d iferenCia de I panidos políticos y los grupos de presión, tienen menos canales de acceso a qUIenes toman las decisiones. Las formas de acción son particularmente importan:o para los movimientos sociales ya que ~stos son ~a menudo recordados más f":1f sus métodos de persuasión que por sus objetivos" (Wilson 1973: 226), 7.2. REP ERTORI OS DE ACCiÓ N
Las marchas, los boicolS, las ocupaciones y otras formas de acción empleadas C!: las campañas por una justicia global tienen algo más en común: todas forIT".o:r parte de un repe;lo rio moderno de acción colectiva, definido como "el conJ~ to de medios que tiene lun grupoJ para plantear reivindicaciones diferentes individuos d iferenteS" (Tilly 1986: 2), Charles Tilly ha hecho una imporu:rc contribución al estudio de la acción colectiva al identificar diferentes tipoi acción confrontacional '(conunlious action)l en distintos periodos histÓrico~. Sa 2. TiI1y deflne la confrontación (con/en/ion) como una acción colectiva que influye d l -~ mente en los Intereses de otro gruPQ de acción (nlly t986: 382),
lugar a dudas, la protesta esrovo presente con anterioridad a la formación del eSlad nes que les afectaban. Como resultado, la incautación de grano,la invaücCl colectiva de cam pos y otras formas parecidas devinieron ineficaces, irrdevantes y obsoletas. En respuesta a los cambios de poder y de capifal, la gote común invemó y ado ptó nuevas formas de acción, creando la c;am~ electoral, el encuentro público, el movimiento social y el resto de elementa del nuevo repertorio.
movimientos sociales. En concreto, se utili7..:l Internet para la movilizaCIón Jt!.nr y la ~rforrrulTJct de acciones de protesta: el t~ r mino "presión electrÓnica" ~rkrtronic adlJOC'acy; hace referencia al "uso de la alta tecnología para inAui r en
b procesos de roma de deci,siones, o al uso de la tecnología en un esfuerzo de -=nar apoyos para el cambio de políticas" (HicK y McNutt 2002: 8), Asimismo, FJcias en parte a Tnlernet, las campañas transnacionales se: han hecho m is am~s, menos centralizadas, más difíciles de activa r y desacti var, y continuamente CL"'Ilbiantes en tüminos de redes y melas (lkn nett 2(03),
7.3. LÓGICA Y FORMAS DE LA PROTESTA
El nuevo repertorio respondía así a una nueva situación en la que la polhica en de cark te r cada vez más nacional, disminuía e! papel desempeñado por las comunidades y se difu ndían las asociaciones organizadas, en particular entre las c1a!.t'l trabajadoras (Til1y 1984: 309), Los reperto rios mode rnos presentan otra carac!erísLÍca típica además de su escala nacional y su ca rácter autónomo: su tua lidJ'! modular, i.e., la posibilidad de scr utilizados por una variedad de actores coo una diversidad de objetivos. En las sociedades tradiciona les, el repertorio er;. espedfico, directo y rígido: "En las} ociedades divididas en órdenes, aisladas por las malas comu nicaciones yla ral ta de alfabcti7..:lción, y organizadas en grup::;¡: corporativos y comunales, era raro encontrar formas de acción colectiva independientes de los conAictos que las originaban" (Tarrow 1994: 35), La consolid¡ _ ción del estado-nación, la expansión de los medios de comunicación (ya fue ru¡ carreteras o periód icos) y el crecim iento de las asociaciones priviidas-favoreciero:. el desa rrollo de un repertorio nuevo, general, Rexible e indireCto; lo que a su \'('2 facilitó la .difusi6n de la protesta y la movilizaci6n de gru pos nuevos y di verSQt entre la P-O;Placi6n=-_ Según 'iill y- y Tarrow, el repertorio moderno surgido con la RevolucióD Francesa ha cambiado poco desde entonces. Los boicots, las ba rricr los llamados "medios sociales de comunicación" en la elaboración de un imagina rio colectivo al rededor de la inseguridad laboral mediante la com bina~ rión de tácticas dc guerrilla comunicativa con la construcción o el fortalecim iento de relaciones p:>líticas entre los trabajadores precarios y los .activistas. 'o Al nivel uansnacional, Doerr y Manoni (en prensa) h.an señalado de forma similar l.a im ~ portancia de las prácticas mediáticas alternativas y los espacios independientes de comunicación en el surgimiento de una (todavia d~bi l ) identidad colectiva europea en torno al concepto polftico de la precariedad. Las recientes convocatorias de protesta organizadas por jóvenes de la llamada "generación precaria" en distintas ciudades europeas al margen del EuroMayDay puede ser un indicador de la consolidación de esta identidad transnacional. En España, la movilización contra la prec.ariedad en las relaciones laborales ha ido de la mano de reivindicaciones relacion.adas con el problema de la vivienda, sobre todo a partir de l.a cre.aciÓn en 2006 de la Asamblea Contra la Precariedad y por la Vivienda Digna. Las recientes protestas de la Puerta del Sol y otras plaz.as españolas no hacen sino confirm.ar este maridaje. Aguilar y Fern:indez (2010) han estudiado la evolución del movimiento por una vivienda digna, señalando cómo su b.ase social estaba fo rmada y liderada predominantemente p:>r jóvenes si n trabajo y estudiantes con experiencia en otras campañas de protesta, como las organizadas en contra de la intervención española en la Guerra de Irak y el Plan Bolonia (v~ase tambi~n Modn 2005; Jim~nez 2006a). Entre los factores idenlific.ados p:>r Aguilar y Fernández (2lHO) para la f.alta de resultados p:>líticos y sociales del movimiento en un conrexto en .principio f.avo r.able, dado el r(Conocimiento del problema social de la vivienda entre la opinión pública, destaC2 la construcción de un marco de movilización radical, excluyente y poco operativo que terminó alej.ando a los potenciales .al iados, en la p:>lItica institucional y los med ios de comunic.ación, pero tambi~n en gru p:>s de inmigr.antes, trab.ajadores y mujeres. Estas experiencias, y el proceso de aprendizaje deri vado de ellas, pue~ den haber influenciado los marcos de refe rencia y las opciones estrat~gicas del hoy por hoy inclusivo y moderado movimiento de los indignados, al que se han sum.ado ciudadanos de divers.a edad, ideología y condición.
10. Algunos ejemplos de media saciali Italianos son el pat rón de 109 trabajadores precarlol San Precario. el falso estilista de moda anglo-japonés Serplca Naro y las figuras de Los Imbatibles inspiradas en los dibujos animados Los Invencibles.
:m DONATELLA DELLA PORTA y MARIO OIAN!
Ademb de la movilización dc los wsin", los analistas han dedicado una atención cada vez mb sistemática a los consumidores, cuyos movimientos, sin ser una forma novedosa de acción colectiva (su origen se remonta a finales del siglo XIX; v~ase G lickman 2009), han ido ganando visibilidad en paralelo al aumento del número de acciones, el fortalccimiento de sus organizaciones, la expansión de los temas cubiertos y la formaci6n de alianzas con otros grupos (Forno, en prensa), Actualmente, en un mundo en el que las instituciones polfticas parecen haber perdido margen de maniobra en beneficio de las organizaciones económicas, las acciones de protesta de los consumidores son cada vez más frecuente) y transgresoras, no sólo dentro del mov imiento transnacional contra la globalizaci6n neoliberal sino tambi~n a nivel nacional y local , En este sentido, Forno y Gunnarson (20 10; v~ase tambi~n Forno 2011) han analizado el activismo antimafia de los consumidores en Palermo, mostrando cómo el buycott de productos de em presas que se niegan a pagar el pizzo (la extorsión mafiosa) es una forma de participación creativa (Micheletti y McFarland 2010) que supone una protesta concreta, simple, cotidiana y sin apenas riesgos en un contexto' polftico local significativamente cerrado a la participaci6n,
Contedualizando la protesta Antes de continuar con los debates suscitados en tOrno a otros movimientO! específicos, me rece la pena detenerse en las propuestas de otros dos grandes proyectos-red de investigación europeos centrados no tanto --o no sólo-- ~ los movimientos sociales sino en la protesta, ofreciendo una amplia contex(U2lización de la misma, El primero lleva por tÍ[ulo Cought in th~ Act 01 Protar Cont~xtUlllizing Conustotion (www,protesUUfvey,eu)yesunproyectofinanciade por la European Seience Foundatiori, Su contextualización de la protesta es espacial y su intenci6n es la de comparar manifestaciones en siete paises europcot (Bélgica, Italia, España, Suecia, Suiza, Holanda y Reino Unido) y Estados Unido. para analizar el impacto de I;¡,s variaciones comextuales en las manifestaciona. (van StekcJenburg, Klande rmans y van Dijk 2009; Verhulst y Walgrave 2{)()'J\. ¿Qu i~ n participa en las manifestaciones?, ¿cuáles son las razones para participar:_ ¿cómo se movilizan los participantes?, y ¿de qu~ mane:ra influyen el cante nacional y el contexto de movilización en las respuestas a estas preguntasP p,¡n ello han desar rollado un mismo cuestionario y un marco m etodológico comÚE para la investigación a realizar por un equipo individual en cada pab, que l u~ servid para compa rar los resultados (método descrito en Walgrave y Vethcls: 2009),11 El segundo proyeClo-rcd es Euro~an Promt MO/lmu~nts Since thr War (www,prote st-re~earch,eu) y ha sido financiado por la Comisión Europelll
trav~s del 6" Programa Marco (Marie Curie Actions) S ", .protesta es temporal. Entre 2006 2010' , . u contextuahzaClon de la procedentes de diversas disciplin?s ( .' I'"',estl~ado,res (en su mayoría j6\'ene~1 SOCIO og a, ciencia política h' , , , ' .. de 1a mformación antropo'ogl ) h d -d . ' Istona, CienCias d ' a an !Scuo o en diversa ' 1 e surgimiento de una soc'cd d ' '1 ( s reufllones e proceso esfera públicil en Europa a ~r:ir ~1:119~;a;s-)nab~io~al y I~ transformaci6n de la 1d l' ' us o ¡etlvos prmcipales h 'd un a o, ana Izar las rafees hist6ricas del a ' , , i ln SI o, por neo y, por el otro, criticar y debatir lo d ' ,cuvumo t~ansnac,onal contemporá_ s l$tlntos paradigmas tcó ' c1aves con los que las diferentes d ' '1h TlCOS y conceptos ISClp mas se an acercad I ' , o a a cuestión de la protesta, Los contenidos de d ' h d' , IC as ISCUSlones han comen d br reCientemente (Kouki y Romanos 201 1),11 za o a .ser pu Icados Movimientos incómodos ..\demás de los m~vimiemos "sin" (y al ún "con" , ~ ha centrado recientemente gh ), la atención de los analistas ' en otros asta ahora ......... Fra nceSCil Polletta dirigió un ' d d" .-__ 0 atractiVOS, En 2006, loro e IScusI6n e M b movimientos "incómodos" ( k ,.11 n ,o Ilzallon (1 1:4) sobre los , \QW wor.. " esto es movlm' t '1 1 o Ideológicamente alejados cuya ca "ó' len os l ega es, VIOlentos slCi ¡Una manera su estudio En , mpod n, metas o tácticas dificultan de al, es e sentl o Pollena dab ' atenci6n a su propio grem 'o' "M h d a un Interesante tetln Joumal ofPoIilical RescardJ, 23, 343-355. Nash, Kate 2000: Contempara? PoIirical SocioIogy, Oxford: BlaekwelL Nuh, Kate 2001: Political Sociology in the Information Age. En F. Webster (ed), Culrur" ar¡d PoIiticI in rhe Info,.",arion Age. Londres: Routl edge, 81-94. Nede rvee n Picterse, Jan 2000: Globaliunion North and South. Throry, Cultur" alld Sociefy , 17, 129-137. . Ncidha rdt, Friedhelm 198 1: Obcr Zufall, Eigtndynamik und Imtitutiona-lisierbarkeit abs~r~er Prou:sse. Notiz.en am Bcispiel de. Enutehu ng und Einriehtung ciner terrOTlSuschen Gruppc. En H . von Alemann y H . P. Thurn (eds), SozioÚ>gie in wclth¡;¡rgerlieher AhRehl, Opladen: WC$tdeutscher Verlag, 2H-257. Neid hardt, Friedhclm 1989: Ge walt und Gegengewalt. Stcigt die Bcrcitschaft zu Gewalu kti onen mi t zunehmende r staa t!it her Kontrolle und Repression. En W. Heitrnc ye r, K. MOlle r, y H. SUnker (eds),jugetld-Staar-Gewalt, Wcin hei m _ Mun ich: fuvenu, 233-243. Neidhardt, Friedhclm y Rucht, Oieter 1991: The Analysis of Social Moveme nts: The Sute of the Art and Sorne Perspcctives for Further Rrican Sociologit'al R.."i..w, 58, 587-620. Somen, Margare! R. 1994: The Narrative Constitution of Identiry: A Rclat;onal and Network Approach. Theory and Soci~ry, 23, 605-649. $ommier, Is.abelle 2003 : Ú rroo/ICau du rnOUlln'llenu contuf(}.lair~s d I'h~II'" d.. la mondi(}.lisation, Paris, Flammarion. Soule, Sarah 2004: DifTusion Pracess Within y Across Movem ... nu. En Davis A. Snow, Sarah H . $oule y H ans¡x:ter Kriesi (eds), The Blod{UH:1I Companion lO Social MOIln'llt'nrs, Oxford, Black well, 294-3 10.
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