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EL SORPRENDENTE JESÚS DE MARCOS EL EVANGELIO DE MARCOS POR DENTRO
BIBLIOTECA DE TEOLOGÍA COMILLAS Director: Gabino Uríbarri Bilbao, S.J. 1. INCULTURACIÓN. TEOLOGÍA Y MÉTODO. Andrés Tornos Cubillo 2. EVANGELIO DE JUAN. COMPRENSIÓN EXEGÉTICO-EXISTENCIAL. (3ª ed.) Secundino Castro Sánchez 3. EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO EN EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA. José Joaquín Alemany 4. ESTUDIOS DE ECLESIOLOGÍA IGNACIANA. Santiago Madrigal Terrazas 5. LA PENITENCIA HOY. CLAVES PARA UNA RENOVACIÓN. Fernando Millán Romeral 6. PORTAR LAS MARCAS DE JESÚS. TEOLOGÍA Y ESPIRITUALIDAD DE LA VIDA CONSAGRADA. (3ª ed.) Gabino Uríbarri Bilbao 7. PERSONAJES DEL CUARTO EVANGELIO. (2ª ed.) Juan Manuel Martín-Moreno 8. FUNDAMENTOS DE TEOLOGÍA SISTEMÁTICA. Gabino Uríbarri Bilbao (Ed.) 9. EL MATRIMONIO. DERECHO Y PRAXIS DE LA IGLESIA. Carmen Peña García 10. LA TEOLOGÍA EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XX. Manuel Gesteira Garza 11. UN RECUERDO QUE CONDUCE AL DON. Enrique Sanz Giménez-Rico 12. BIBLIA Y NUEVA EVANGELIZACIÓN. Gabino Uríbarri Bilbao (Ed.) 13. MEMORIA DEL CONCILIO. DIEZ EVOCACIONES DEL VATICANO II. Santiago Madrigal Terrazas, S.J. 14. TEOLOGÍA Y NUEVA EVANGELIZACIÓN. Gabino Uríbarri Bilbao (Ed.) 15. EL SORPRENDENTE JESÚS DE MARCOS. EL EVANGELIO DE MARCOS POR DENTRO. (2ª ed.) Secundino Castro Sánchez 16. UN ESPACIO PARA LA TERNURA. MIRADAS DESDE LA TEOLOGÍA. Nurya Martínez-Gayol Fernández (Ed.) 17. EL MENSAJERO. PERFILES DEL EVANGELIZADOR. Gabino Uríbarri Bilbao
SECUNDINO CASTRO SÁNCHEZ, O.C.D.
EL SORPRENDENTE JESÚS DE MARCOS EL EVANGELIO DE MARCOS POR DENTRO 2ª edición
2005
Desclée De Brouwer
1ª edición: septiembre 2005 2ª edición: enero 2007
© 2005, UNIVERSIDAD PONTIFICIA COMILLAS ISBN: 84-8468-169-6 © 2005, EDITORIAL DESCLÉE DE BROUWER, S.A. Henao, 6 - 48009 www.edesclee.com [email protected] Diseño de Cubierta: LUIS ALONSO ISBN: 978-84-330-2008-6 Depósito Legal: BI-2268/05 Impresión: Publidisa, S.A. - Sevilla Impreso en España - Printed in Spain
Reservados todos los derechos. Queda totalmente prohibida la reproducción total o parcial de este libro por cualquier procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquier sistema de almacenamiento o recuperación de información, sin permiso escrito de los editores.
A mi madre que, como las mujeres del evangelio de Marcos, sigue sin descanso en pos de la resurrección de Jesús. A José Joaquín Alemany S.J., “in memoriam”, y en agradecimiento. A Gabino Uríbarri, S.J., que me alentó en la realización de este estudio, y después me prestó su ayuda impagable en corrección de pruebas.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN: MARCOS O LA MEMORIA DE JESÚS ......... HACIA LA TRANSFIGURACIÓN DE ISRAEL ................................ LA PRAXIS UTÓPICA DE JESÚS .............................................. ENSEÑANZAS DOGMÁTICAS EN JERUSALÉN ............................. LA SABIDURÍA DE LA PASIÓN ............................................... EL SECRETO DEL EVANGELIO DE MARCOS .............................
17 20 26 29 31 34
CAP. 1: LA SENSACIÓN DE LO NUEVO ................................... UN VERSÍCULO SINGULAR (1, 1) .......................................... Principio................................................................... Evangelio ................................................................. Jesús ......................................................................... Mesías....................................................................... Hijo de Dios ............................................................ BREVÍSIMA CONEXIÓN CON EL A.T. (1, 2-3)........................ EL SENTIDO DEL BAUTISTA (1, 4-8) .................................... TEOFANÍA EN EL JORDÁN (EL BAUTISMO DE JESÚS) (1, 9-11) . La llegada de Jesús ................................................. Jesús baja al fondo de las aguas ........................... Meditación sobre el bautismo de Jesús ................ JESÚS ARROJADO AL DESIERTO (1, 12-13)............................ ESTALLA LA GRAN NOTICIA: ¡EL EVANGELIO! (1, 14-15) ........ CUATRO LLAMADOS ¡JUNTO AL MAR! (1, 16-20) ................... ¿Cuatro pescadores? ................................................ COMIENZA LA IRRUPCIÓN DE LO NUEVO (1, 21-28) ............. PURIFICACIÓN DE LA CASA DE SIMÓN (1, 29-31)................. ¡TODOS A LA CASA DE SIMÓN! (1, 32-34)........................... JESÚS ANTES DEL ALBA ABANDONA LA CASA (1, 35-38) ........ JESÚS, SEÑOR DEL DESIERTO (1, 39-45) ..............................
37 38 38 40 42 43 45 46 50 54 54 56 57 59 61 63 65 66 70 73 74 74
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CAP. 2: LA COMUNIDAD DE JESÚS.......................................... LA CASA DE JESÚS ABIERTA DE PAR EN PAR (2, 1-12) ........... LA LLAMADA DE LEVÍ [SEMIPAGANO] (2, 13-14)................... EN UN BANQUETE SE PERFILA LA NUEVA COMUNIDAD (2, 15-17)......................................................................... LA COMUNIDAD DE JESÚS ES ALEGRE (2, 18-22).................. LA COMUNIDAD DE JESÚS ES LIBRE (2, 23-28).....................
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CAP. 3: ¿DE DÓNDE ERES TÚ? .................................................. 93 EL ENFERMO DE LA MANO PARALIZADA, SÍMBOLO DEL HOMBRE JUDÍO (3, 1-6) ..................................................... 93 LA PERSONALIDAD DE JESÚS INVADE LA TIERRA SANTA (3, 7-12)........................................................................... 96 JESÚS PIENSA EN SU PROPIO ISRAEL: LA ELECCIÓN DE LOS DOCE (3, 13-19) ........................................................ 97 ¿A QUÉ FAMILIA PERTENECE JESÚS? (3, 20-35) ..................... 101 La casa ..................................................................... 104 ¿Posesión diabólica?................................................ 105 El pecado contra el Espíritu Santo........................ 106 La familia de Jesús.................................................. 106 María ........................................................................ 108 CAP. 4: LA DINÁMICA DEL REINO: LAS PARÁBOLAS............. 111 EL LUGAR DE LAS PARÁBOLAS (4, 1-3A)............................... 111 PARÁBOLA DEL SEMBRADOR (4, 3B-9) ................................. 114 EL SENTIDO DE LAS PARÁBOLAS Y DE TODO EL EVANGELIO (4, 10-12)......................................................................... 118 EXPLICACIÓN DE LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR (4, 13-20)......................................................................... 122 ALGUNOS DICHOS QUE CLARIFICAN EL MENSAJE (4, 21-25)... 125 ¡LA SEMILLA QUE CRECE POR SÍ SOLA! (4, 26-29) ................. 127 EL GRANO DE MOSTAZA: LA MÁS BELLA DE LAS PARÁBOLAS (4, 30-32) ............................................ 129 LAS PARÁBOLAS, SU MISTERIO Y EL EVANGELIO (4, 33-34) .... 131 ¡AY DE MÍ, SI NO EVANGELIZARE! (4, 35-41)........................ 132 Y Jesús dormía en el mar ...................................... 134
ÍNDICE
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CAP. 5: UN ENDEMONIADO SE VUELVE PREDICADOR, E ISRAEL COMIENZA A RENACER.................................. 137 EL ENDEMONIADO QUE SE HACE PREDICADOR (5, 1-20)....... 138 Sentido del endemoniado ...................................... 139 Análisis pormenorizado del texto ......................... 141 Apoyo de nuestra interpretación en el relato ...... 143 ISRAEL SE EXTINGUE (LA HEMORROÍSA), PERO JESÚS LO RECREA [LA HIJA DE JAIRO] (5, 21-43) ......... 145 Introducción (5, 21-24) ......................................... 146 Jairo entra en escena.............................................. 147 LA HEMORROÍSA O LA MUJER QUE SE CREYÓ “LA AMADA” (5, 25-34)......................................................................... 149 LA HIJA DE JAIRO (LA AMADA) FIGURA DE LA COMUNIDAD CRISTIANO-JUDÍA (5, 35-43) ............................................... 152 Conclusión............................................................... 157 CAP. 6: JESÚS ALIMENTA A SU NUEVO PUEBLO ................... 159 LA INCOMPRENSIÓN DE SUS COMPATRIOTAS (6, 1-6) ............. 159 JESÚS ENVÍA A LOS DOCE (6, 7-13) .................................... 166 ¡EL PREMIO DE UNA BAILARINA: LA MUERTE DEL MÁS GRANDE DE LOS PROFETAS! (6, 14-29) ......................... 168 EL BANQUETE (LA MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES) PARA LA COMUNIDAD JUDEO-CRISTIANA (6, 30-44)............... 172 Introducción ............................................................ 173 Análisis del pasaje................................................... 174 LA MAJESTAD DE JESÚS IRREFRENABLE (6, 45-52) ................. 180 PROSIGUE EN TIERRA EL SEÑORÍO DE JESÚS (6, 53-56) ........ 182 CAP. 7: HACIA LOS GENTILES................................................... 183 RUPTURA DE JESÚS Y SUS DISCÍPULOS CON LA TRADICIÓN JUDÍA (7, 1-5).............................................. 185 EL JUDAÍSMO (RABINISMO), RELIGIÓN DE PRECEPTOS HUMANOS (7, 6-8)............................................................. 189 UN EJEMPLO DE ANULACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS (7, 9-13)........................................................................... 190 ESENCIA DE LA MORALIDAD (7, 14-23) ............................... 192
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EL SORPRENDENTE JESÚS DE MARCOS
LA
HIJA DE LA SIROFENICIA, SÍMBOLO DE LA IGLESIA
CRISTIANO-PAGANA
(7, 24-30) ............................................ 196 EL TARTAMUDO SORDO, SÍMBOLO DE LA GENTILIDAD (7, 31-37)......................................................................... 200
CAP. 8: LA CENA DE LOS GENTILES Y CRISIS PROFUNDA EN EL CORAZÓN DEL DISCIPULADO........................ 205 LA CENA PARA LA COMUNIDAD CRISTIANO PAGANA (8, 1-10) 206 Introducción ............................................................ 206 El banquete de los pagano-cristianos en sí mismo 207 INCOMPRENSIÓN ABSOLUTA DEL MUNDO JUDÍO (8, 11-13) ... 210 TAMPOCO LOS DISCÍPULOS COMPRENDEN (8, 14-21) ............ 212 EL CIEGO DE BETSAIDA, EXPRESIÓN DEL PROCESO DEL EVANGELIO (8, 22-26) ................................................. 215 Ambientación del pasaje ........................................ 215 Análisis más pormenorizado.................................. 217 CONFESIÓN EQUÍVOCA DE PEDRO (8, 27-30)...................... 220 COMIENZA LA PREDICACIÓN DE LA CRUZ .............................. 223 JESÚS EXPLICA LA NATURALEZA DEL SEGUIMIENTO (8, 31-38) 226 CAP. 9: LA LUZ DE LA TRANSFIGURACIÓN ILUMINA EL CAMINO .................................................................... 229 LA TRANSFIGURACIÓN O EL SENTIDO DE LA CRUZ (9, 1-8).... 230 ¡Elías y Moisés! ........................................................ 233 La nube y el Espíritu .............................................. 236 El Padre ................................................................... 236 Sentido de la transfiguración ................................. 239 LA TRANSFIGURACIÓN Y EL MISTERIO DE LOS TIEMPOS FINALES (9, 9-13)........................................................................... 240 EL NIÑO EPILÉPTICO, EXPRESIÓN DE ISRAEL Y DEL DISCIPULADO (9, 14-29)..................................................... 243 Presentación del episodio...................................... 244 El milagro y su sentido .......................................... 246 SEGUNDO ANUNCIO DE LA PASIÓN (9, 30-32)..................... 250 JESÚS DECLARA: LA MÁXIMA DIGNIDAD SE HALLA EN EL SERVICIO (9, 33-37) ................................................. 252 JESÚS, RAZÓN SUPREMA (9, 38-50) ..................................... 254
ÍNDICE
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CAP. 10: EXIGENCIAS RADICALES DEL SEGUIMIENTO........... 259 EL DIVORCIO, Y LA AFECTIVIDAD AL FONDO (10, 1-12) ....... 260 Introducción ............................................................ 261 Una pregunta como excusa................................... 262 La esencia del amor................................................ 265 CLAVE PARA ENTENDER LA SEXUALIDAD Y LAS RIQUEZAS: LOS NIÑOS (10, 13-16) ...................................................... 268 IMPOSIBLE VIVIR COMO RICO Y SER CRISTIANO (10, 17-27) .. 271 El pasaje en el conjunto del seguimiento ............ 272 Comprensión más profunda .................................. 274 Una cosa te falta ..................................................... 276 Reacción de los discípulos..................................... 278 LA EXPERIENCIA DEL SEGUIMIENTO (10, 28-31) ................... 280 LA CRUZ EN JERUSALÉN (10, 32-34) ................................... 283 ¡INCREÍBLE! LOS ZEBEDEOS EXIGEN LOS PRIMEROS PUESTOS (10, 35-40) ......................................................... 285 EPÍLOGO A LA VIDA PÚBLICA: LA ESENCIA DEL EVANGELIO CONSISTE EN EL SERVICIO (10, 41-45)................................. 287 EL CIEGO DE JERICÓ O EL PARADIGMA DEL DISCÍPULO IDEAL (10, 46-52) ............................................................. 288 El ciego de Jericó en cada uno de los evangelios 291 CAP. 11: JERUSALÉN, LA HOSTIL ................................................ 295 LA ENTRADA EN JERUSALÉN (11, 1-11)................................ 297 Los simbolismos del camino.................................. 298 Hacia la ciudad ....................................................... 302 En Jerusalén............................................................. 304 HIPOCRESÍA DE LA HIGUERA (11, 12-14) ............................ 306 EL TEMPLO YA NO TIENE SENTIDO (11, 15-19).................... 309 Y LA HIGUERA (EL TEMPLO) ¡SE SECÓ! (11, 20-26).............. 313 ¿Recuerdo del Padrenuestro? ................................. 317 EL SECRETO DE LA “AUCTORITAS JESU” (11, 27-33) ............. 319 CAP. 12: MAGISTERIO SOLEMNE EN JERUSALÉN .................... 323 EL HIJO DEL DUEÑO DE LA VIÑA (12, 1-12) ....................... 327 El misterio literario de la parábola........................ 327
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EL SORPRENDENTE JESÚS DE MARCOS
El misterio teológico de la parábola ..................... 328 ¡El predilecto!........................................................... 333 JESÚS, SEÑOR DEL CÉSAR (12, 13-17)................................. 334 SEÑOR Y DADOR DE VIDA (12, 18-27) ............................... 338 EL MANDAMIENTO CENTRAL (12, 28-34) ............................. 342 CRISTO, SEÑOR DE DAVID (12, 35-37)............................... 345 LOS TEÓLOGOS JUDÍOS BAJO PROFUNDA SOSPECHA (12, 38-40)....................................................................... 347 UNA VIUDA POBRE EXPRESA LO MÁS NÍTIDO DEL EVANGELIO (12, 41-44) ............................................... 349 CAP. 13: EL REINO DE DIOS SE INTRODUCE EN LA HISTORIA.................................................................. 353 EL ESPLENDOR DEL TEMPLO SE EXTINGUE (13, 1-4) ............. 356 LOS DOLORES DE LA HUMANIDAD PRECONIZAN UN NUEVO ALUMBRAMIENTO (13, 5-8) ................................................ 359 EL PAPEL DE LOS DISCÍPULOS DURANTE LA CRISIS (13, 9-13) 361 LA GRAN SEÑAL (13, 14-23)............................................... 365 LA LLEGADA DEL HIJO DEL HOMBRE (13, 24-27)................. 369 EN LA HIGUERA ESTÁ EL SECRETO (13, 28-32) .................... 374 LA INCERTIDUMBRE DEL MOMENTO (13, 33-37)................... 376 CAP. 14: UNGIDO PARA LA PASCUA.......................................... 381 PEQUEÑO PRÓLOGO A LA PASIÓN (14, 1-2) ........................ 385 LA UNCIÓN (14, 3-9)......................................................... 387 JUDAS, EL TRAIDOR (14, 10-11) ......................................... 392 LA PREPARACIÓN DE LA CENA (14, 12-16)........................... 395 BAJO EL PESO DE LA TRAICIÓN (14, 17-21) ........................ 398 INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA ENTRE PROFUNDAS TRISTEZAS (14, 22-26) ....................................................... 401 PREDICCIÓN DE LAS NEGACIONES DE PEDRO (14, 27-31)..... 407 ¡GETSEMANÍ! (14, 32-42) ................................................... 409 EL PRENDIMIENTO (14, 43-50) ........................................... 416 EL MISTERIO DEL JOVEN DESNUDO (14, 51-52) ................... 419 JESÚS ANTE EL TRIBUNAL JUDÍO (14, 53-65)........................ 421 TAMBIÉN PEDRO SE AVERGÜENZA DEL MESIANISMO DE JESÚS (14, 66-72) ........................................................ 428
ÍNDICE
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CAP. 15: GRITO DE VICTORIA: JUICIO Y MUERTE DE CRISTO ..................................................................... 433 EL DERECHO ROMANO SE PERVIERTE. LA SENTENCIA DE PILATO (15, 1-15) .................................. 436 Antecedentes del encuentro .................................. 436 Jesús y Pilato, frente a frente................................. 440 La verdadera causa de la condena de Jesús ........ 444 LAS BURLAS DE LOS SOLDADOS (15, 16-20) ........................ 446 ¡HACIA LA CRUZ! (15, 21-22)............................................. 448 LA CRUCIFIXIÓN (15, 23-28) .............................................. 451 BURLAS FRENTE A LA CRUZ (15, 29-32) .............................. 454 “FULGET CRUCIS MYSTERIUM” (15, 33-39)........................... 455 LAS MUJERES MIRANDO “DESDE LEJOS” (15, 40-41).............. 462 JOSÉ DE ARIMATEA, UN JUDÍO PIADOSO (15, 42-47) ........... 463 CAP. 16: JESÚS DE NAZARET, EL CRUCIFICADO, HA RESUCITADO........................................................... 467 Un texto muy complejo ......................................... 467 ¿Se puede entender este pasaje por sí mismo?.... 473 Mc 16, 1-8 en el conjunto del evangelio.............. 476 Lo humano de Jesús y la luz pascual................... 479 Silencio y fe............................................................. 482 EL CRUCIFICADO HA RESUCITADO (16, 1-8) ......................... 484 Interpretación sintética del pasaje......................... 492 PASAJE CANÓNICO, PERO NO DE MARCOS (16, 9-20)........... 494 BIBLIOGRAFÍA.............................................................................. 497
INTRODUCCIÓN: MARCOS O LA MEMORIA DE JESÚS
El evangelio de Marcos es un proyecto existencial. A través de hechos de Jesús y de sus enseñanzas centrales, el evangelista, conjuntando admirablemente los datos y su significación simbólica1, nos traza el camino que debe seguir el discípulo. Es un evangelio sumamente ordenado y tan profundo2, gracias a la experiencia de Cristo que subyace y a la capacidad catequética3 de su autor, que es un auténtico manual del cristiano para su proceso vital, esencialmente cristológico4. 1. “Parece posible demostrar que en este escrito existen dos planos que recorren toda la obra. Uno viene dado por ciertos datos referidos a Jesús. Y el otro por la lectura simbólica, mejor, profunda, con que son entendidos por Marcos. Este segundo nivel da por supuesto la realidad del primero globalmente considerado, aunque algunos detalles hayan sido modificados para resaltar mejor la intencionalidad del otro. Como en los demás evangelios, Marcos, en ocasiones, hace una reasunción de datos y los tipifica en algún personaje, que, bajo esta consideración, resulta ficticio” (S. CASTRO, El sorprendente Jesús, 10). Los títulos completos de las citas pueden verse al final del libro en la Bibliografía. Los textos de la Sagrada Escritura los tomamos de la Biblia de Jerusalén. Nueva edición revisada y aumentada, Desclée De Brouwer, 2000. La citamos por las siglas BJ. 2. “Cuando nos introducimos en el relato del evangelio de Marcos, entramos en un mundo de conflicto y suspense, de sorprendentes alteraciones y extrañas ironías, de comparaciones y significados ocultos, de acciones subversivas e intrigas políticas. Y el protagonista, Jesús, es lo más sorprendente de todo” (D. RHOADS, Marcos como relato, 13). 3. “El evangelio de Marcos tanto en su totalidad como en el desarrollo de los temas particulares, además de ser una obra teológico-catequética, es una hábil narración y, sin embargo, una obra refinadamente didáctica” (G. BIGUZZI, “Yo destruiré este templo”, 147). 4. Cf. R. AGUIRRE MONASTERIO - A. RODRÍGUEZ CARMONA, Evangelios Sinópticos y Hechos de los Apóstoles, 140-143.
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EL SORPRENDENTE JESÚS DE MARCOS
La idea de filiación, elemento constituyente de la misión de Jesús, recorre de forma implícita cada una de las perícopas, pues no tiene otra pretensión que alumbrar una humanidad nueva, fraterna, de hijos de Dios. Una humanidad de iguales, en la que desaparezcan todo los privilegios5. Para ello se impone la transformación de Israel, el núcleo de donde parte Jesús. El A.T. tiene que ser leído desde nuevos parámetros (12, 24). Con esta nueva lectura muchos de sus pasajes quedarán abolidos, pues estaban orientados a una nueva luz; su cometido era transitorio6. El Jesús de Marcos se separa en casi todo de la interpretación rabínica de su tiempo, sintiendo una predilección especial por los paganos7. Como hemos dicho, Marcos parte de la historia real de Jesús, que organiza, con vistas al proyecto que se ha prefijado, a través de un profundo sentido simbólico. Así, el ciego de Betsaida (8, 2226), que es curado en dos momentos, explica el doble proceso del evangelio hasta la crisis de Galilea (8, 31ss); y desde la crisis de Galilea, a la resurrección (8, 34-16, 8)8. El ciego de Jericó (8, 4652), que se halla a las afueras de la ciudad mundana (Jericó, la Niza de Judea, así llamada por Lagrange), y arrojando su manto se pone de un brinco ante Jesús, que le cura, y al que sigue en “el camino”, representa el proceso de renuncia que debe hacer el auténtico discípulo. La hija de Jairo (5, 21-43), resucitada por Jesús, en un relato lleno de colorido y de belleza, con alusiones veladas al Cantar de los Cantares9 (5, 40), significa la comunidad cristiana surgida del judaísmo. La Hemorroísa (5, 5-34), que se 5. Cf. J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio I, 19-22. 6. “El relato no sólo está lleno de misterios e ironías, sino que el autor lo ha contado para transformar al lector y como medio para ayudar al advenimiento de la soberanía de Dios. El autor ha usado técnicas narrativas sofisticadas… El final tiene un giro imprevisto que lleva a los lectores a reflexionar sobre su propia relación con el drama. En su conjunto el relato busca hacer añicos el modo que los lectores tienen de ver el mundo” (D. RHOADS, Marcos como relato, 14). 7. Cf. J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio I, 26-27. 8. Cf. S. CASTRO, El sorprendente Jesús, 14-15. 9. J. Mateos - F. Camacho apoyados en la opinión de Derrett, escriben: “La presencia de la ‘madre’ indica también el sentido nupcial de la escena
INTRODUCCIÓN: MARCOS O LA MEMORIA DE JESÚS
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extingue en sangre, representa a la sinagoga10 traumatizada por las purificaciones, que no hacen otra cosa que sumergirla más en su enfermedad; por eso los médicos –los enviados del AT–, lejos de curarla, la han puesto peor. La hija de la mujer sirofenicia (7, 2430) representa a la iglesia pagana. Las dos iglesias cristianas son simbolizadas por dos jovencitas. Contrasta esta vitalidad con la de la Hemorroísa, representación de la sinagoga, que se apaga. Pero el sentido simbólico no sólo se halla en los personajes, también puede encontrarse en los lugares, en las situaciones y las narraciones. Así, la doble multiplicación de los panes (6, 30-44; 8, 1-10), con diverso número de panes y de peces, de comensales y de gestos, expresa la realidad de las dos iglesias antes mencionadas. En fin, Marcos es imprevisible y muy concentrado. Se puede decir que los relatos remiten a dos perspectivas: la así llamada histórica y la simbólica, que corre por debajo. Marcos en este sentido es dos evangelios. Es difícil encontrar algún dato que no transparente una realidad simbólica. En una palabra, con datos acerca de Jesús, nos traza un auténtico proyecto teológico. La insistencia, por otra parte, en poner las narraciones en presente, lejos de ser un elemento gramatical de la koiné, “presente histórico”, equivalente al pasado, es un modo de hacer llegar la narración a cada discípulo trascendiendo la circunstancia histórica11.
(Cant 3, 4: ‘en la casa de mi madre’); el padre y la madre han de entregar a la esposa. Los discípulos que habían ido con Jesús son los ‘amigos del esposo’ (2, 19), que lo acompañan en la boda y hacen de testigos” (El evangelio I, 493). 10. No se trata, como se pensaba en la antigüedad, de una interpretación alegórica al margen del pensamiento de Marcos. Nosotros pensamos que ése es el sentido que Marcos da al hecho que narra. Junto con el dato histórico el evangelista descubre un sentido más hondo, simbólico, que forma parte del entramado del libro. Sobre la interpretación alegórica, cf. J. GNILKA, El evangelio I, 257. 11. “A pour but de faciliter l´appropriation par les lecteurs des activités et des paroles de Jésus et de ses disciples historiques en effaçant la distance chronologique” (E. TROCMÉ, L’évangile, 10).
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EL SORPRENDENTE JESÚS DE MARCOS
Hacia la transfiguración de Israel Con lo dicho anteriormente nos encontramos capacitados para emprender este aspecto que podemos llamar el proyecto del misionero (Jesús) o el sentido de su misión12. Antes de proclamar el anuncio de la buena nueva, Jesús se sumerge en lo más profundo de Israel: en el Jordán y el desierto (1, 1-8), aunque él ha surgido del Israel más abierto, de la zona de Galilea (1, 9), donde los judíos vivían mezclados con otros pueblos13. Para Marcos Jesús adquiere en el bautismo (1, 9-11) una experiencia fundamental. En primer lugar, está el rasgarse de los cielos. Es una teofanía que significa que Dios abre su seno, y comienza a revelarnos su misterio, hasta ahora oculto, a pesar de tantas manifestaciones. Ese rasgarse (skhidsomenous)14 tan brusco, resaltado sólo por Marcos, pretende afirmar que en ese momento surge (nace) Jesús, en quien Dios se expresa plenamente. Porque Dios, al abrirse, derrama su Espíritu sobre Jesús, quien queda convertido en el hombre del Espíritu. De ahora en adelante se va a mover bajo su impulso (to pneuma ekballei). Nos encontramos ante una teofanía trinitaria. El texto marcano indudablemente tiene vinculaciones muy precisas con el Antiguo Testamento15, pero ya está influenciado por confesiones de la comunidad, que se explicitan en las cartas paulinas16. La salvación, como más tarde 12. Ahora trazamos una visión muy personal del evangelio en el que hacemos ver que en Marcos existe un proyecto teológico-espiritual-cristológico. Hoy existe unanimidad entre los exegetas en afirmar la existencia de este proyecto. Cf. R. AGUIRRE MONASTERIO - A. RODRÍGUEZ CARMONA, Evangelios sinópticos, 129-164. Pero no todos los especialistas coinciden en identificar el proyecto de Marcos, y son muy pocos los que logran integrar todas las unidades de su evangelio en esa visión de conjunto. 13. Cf. E. TROCMÉ L’évangile, 40-41. 14. Es curioso que en Mc se rasgan tres cosas: los cielos (1, 10), la túnica del sumo sacerdote (14, 63) y el velo del santuario (15, 38). Aunque para la túnica del sumo sacerdote se usa un verbo distinto (diarrêxas). Pero también en este caso significa rasgar con fuerza, cf. V. TAYLOR, Evangelio, 689. Lo llamativo es que en los tres casos se hace relación a Jesús hijo. Es necesario que se rasguen esas cosas tan importantes para Israel, y el cielo, tan significativo para la naturaleza, para que surja Jesús hijo. 15. Gn 22, 2; Sal 2, 7; Is 42, 1s. 16. Rm 1, 1-4; 9, 5; 1 Cor 6, 11; Flp 2, 1.
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dirá Jesús en Juan, viene de los judíos (Jn 4, 22), pero todo el entramado judío debe desmontarse. Es cuanto va a hacer el Jesús de Marcos. Su primer acto será la elección de cuatro discípulos (1, 16-20) junto al mar (lago). Con lo que se indica que su llamada va a tener un carácter universal: cuatro junto al mar. Sin demora purificará la sinagoga (1, 21-28), que a juicio del evangelista está endemoniada. También purificará la casa de Pedro (1, 29-31), que él va a utilizar para su predicación, liberándola del nacionalismo ardiente que la aqueja; y, finalmente, liberará a los leprosos de la marginación del desierto (1, 40-45). Un aire fresco de liberación y de vida recorre la zona de Galilea en esta primera salida de Jesús17. Israel queda así preparado para abrirse a los gentiles. Es cuanto se significa en el paralítico (2, 1-12), al que introducen en la casa por el techo; en la casa en la que Jesús estaba exponiendo el mensaje (ton logon)18. La casa de Israel ha sido destechada, abierta a nuevos horizontes. Por eso Jesús añade a Leví (2, 13-14), de carácter gentil, a sus cuatro discípulos. Ya son cinco: el nuevo Israel, gentiles y judíos. Es el momento de celebrar un banquete con judíos y paganos (2, 15-17). Ya tenemos la nueva comunidad19, que el evangelista adorna de carácter nupcial (2, 18-22) –llama a Jesús el novio20– y de talante festivo y libre (2, 23-3,6). Ante esta nueva forma de ser, la gente se siente entusiasmada por Jesús (3, 7-12). Llega el momento de dar un mínimo de institucionalidad a este movimiento ya tan distante del mundo judío. Y Jesús al igual que Moisés21 sube al monte y allí instituye a sus doce discípulos (3, 13-19). 17. “La ‘jornada de Cafarnaún’ no se sostiene por sí sola; está señalando algo que ocurrió antes (‘entran en Cafarnaún’): luego Jesús no está solo; se recuerda la vocación de los discípulos y se abre a un ‘después’ (‘vayamos a otra parte’: 1, 38). De hecho, la unidad comienza en el versículo 14” (J. DELORME, El evangelio, 35). 18. Esa expresión significa ya la predicación cristiana; cf. R. PESCH, Das Markusevangelium I, 154. 19. El remiendo de tela nueva sobre el vestido viejo pone de relieve la incompatibilidad del proyecto de Jesús con el pasado. Cf. R. PESCH, Das Markusevangelium I, 176. 20. Cf. P. LAMARCHE, Évangile, 106-107. 21. Cf. J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio I, 310-311.
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En algunos sobrenombres que les otorga se adivina su comportamiento a lo largo de su proceso religioso al lado de Jesús22. Los Doce no lograrán integrar el mensaje hasta después de Pascua. Serán una auténtica pesadilla para el Maestro. El distanciamiento que se está produciendo entre el movimiento de Jesús y el judío es tan grande que el evangelista lo pone de relieve mostrando el enfrentamiento entre Jesús y sus familiares (3, 20-21.3135), que llegarán a afirmar que “está fuera de sí”. Efectivamente, Jesús está fuera de todo: salido del Padre (1, 35-39), de su familia carnal, de la mentalidad de Israel (3, 22-30), lejos de sus discípulos, y fuera de él mismo, pues no tiene ninguna pretensión egocéntrica. Su yo está orientado a proclamar a todos la buena noticia; el evangelio, el Abbá. Y es ahora cuando Jesús se decide a exponer la dinámica de su evangelio en forma de parábolas (4, 1-36). Las parábolas no son las enseñanzas de Jesús, sino la estrategia que preside toda actuación del Reino. Son la presencia de Dios y de su gracia cuando un hombre se ha abierto al evangelio23. Son llamadas que intentan hacer salir al hombre de los estrechos márgenes de su concepción de los valores, de la alegría y de la comprensión de uno mismo. Es el nuevo estilo que impone la gracia. Con esto Jesús ha configurado ya un tanto su nueva comunidad. Por eso, este mismo día (4, 35-41), el de las parábolas, intenta atravesar el mar y dirigirse a regiones semipaganas24 para llevarles el mensaje. Allí, a la otra orilla, se encuentra con el endemoniado 22. Así a Simón, a quien puso el nombre de Pedro. Para la generalidad de los autores este nombre significaría el puesto y la función centrales que va a desempeñar Pedro. Pero este puesto no está nada claro en Marcos. Incluso en un momento se opone a Jesús. Por eso, para otros autores Pedro = Piedra significaría la obstinación, para otros, piedra vacilante: “Jesús cambia de nombre a tres de sus discípulos: a Simón le llama Pedro (= el Piedra), para indicar quizá con tono irónico (piedra vacilante que nunca está firme), su función ulterior en la Iglesia; los Zebedeos reciben el nombre de Boanerges (= Truenos), quizás también con ironía, pues serán violentos en provecho propio [cf. 9, 38; 10, 37]” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 846). 23. Cf. R. PESCH, Das Markusevangelium I, 256. 24. Cf. E. TROCMÉ, L´évangile, 142.
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de Gerasa (5, 1-20), que representa este tipo de gente; y después de curarlo de su extremismo religioso, no le permite que le siga, enviándole a su tierra, a los suyos, para que predique ese nuevo mensaje25. El endemoniado será el primer misionero, que más tarde abrirá el camino a Jesús en tierra de gentiles (7, 24-37). Después de regresar de la otra orilla, es decir, de la parte oriental del mar, a la parte más judía, Jesús se encuentra con que la hija del jefe de la sinagoga, Jairo (5, 21-43), se muere, y la Hemorroísa (5, 25-34) se extingue en sangre. Ambas mujeres, como ya hemos dicho, expresan la situación de Israel. Las dos forman un todo26. Son muchos los datos que las unifican, pero representan aspectos diversos de la realidad judía. La Hemorroísa es la sinagoga, y la niña, hija de Jairo, es la hija de la sinagoga. Marcos no lo dice, pero en el relato, la niña hace las veces de hija de la Hemorroísa. Jesús cura a la sinagoga y de ella saca su comunidad judía: la niña, hija de Jairo, jefe de la sinagoga. Jesús ya tiene su comunidad judeocristiana. Al resucitarla, Jesús dice algo sorprendente: que den de comer a la niña. Pronto hará para ella la primera multiplicación de los panes (6, 30-44). El pasaje, como explicaremos más adelante, está narrado a base de elementos de la tradición judía. Pero antes, a causa de la fundación de esa comunidad extraída del judaísmo, la gente se preguntaba lógicamente por la realidad de este personaje. Cuáles son sus orígenes (6, 1-6a)27. Al principio, el evangelista le presentó como Hijo de Dios (1, 1), ahora la gente dirá que es hijo de María; no se le reconoce padre alguno. José está totalmente ausente del evangelio de Marcos. ¿Es que José ha muerto ya? ¿Se trata de un “status” humano especial de María o dentro de la comunidad cristiana?28 ¿Es una crítica de la gente a la confesión cristiana de la concepción virginal? ¿Hijo de María Virgen? ¿Hijo de Dios e Hijo de María? 25. Con acierto titula Gnilka el pasaje: “Un poseso se convierte en predicador” (El evangelio I, 231). 26. Cf. J. DELORME, El evangelio, 48-49 27. Es éste uno de los pasajes más difíciles de Marcos. 28. Remitimos al lector al lugar correspondiente (cap. 6) de nuestro comentario donde trataremos de dar respuesta a estos interrogantes.
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Ante la realidad de Jesús que se impone, Juan Bautista ya no tiene sentido (6, 14-29)29. Su mensaje y su martirio, sin embargo, sirven para luz de los discípulos de Jesús. De ahí que se relate su ajusticiamiento en el momento en que Jesús envía a sus discípulos a la misión (6, 6b-13), en la que como todavía no predican el evangelio, sino sólo el mensaje de Juan, se les permite ver en la vida de éste algo que también les puede acontecer a ellos. Y es ahora, al regreso de la misión, cuando viene la primera multiplicación de los panes (6,30-44), que representa la cena para la comunidad judeo-cristiana30, simbolizada en la hija de Jairo. Todos los elementos que la constituyen son de carácter judío. En la multiplicación de los panes se encierran muchas cosas. Se pone de relieve ante todo el sentido del evangelio, que es fundamentalmente comunidad. La comunidad encuentra sentido en la persona de Jesús, que se preocupa en seguida por el alimento del grupo31. En los panes se reflejan la Eucaristía32, la comunidad de bienes y la unión entre la palabra y el alimento. Es un anticipo de lo que será la cena pascual de la comunidad cristiana, al mismo tiempo que el pasaje ya está leído desde allí. Pero los discípulos no comprendieron su misterio. Así lo indican los sucesos que tuvieron lugar durante la travesía del mar (6, 45-52)33. Jesús pretende que vayan a Betsaida, hacia territorio gentil, y ellos se volvieron a la parte occidental del lago, hacia sus instituciones (6, 53), su mundo. Se niegan a hacer el éxodo. Y en este territorio de puro judaísmo Jesús queda reducido casi a hacer de un simple curandero (6, 53-56). 29. Otros piensan que Marcos inserta aquí esta narración porque tiene costumbre de presentar a Jesús siempre junto con sus discípulos; pero como ahora se van a predicar y Jesús se queda solo, no sabe qué hacer con su personaje, y resuelve la dificultad narrando el martirio del Bautista; cf. J. DELORME, El evangelio, 55-56. 30. Cf. J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio de Marcos II, 59-90. 31. Aunque no sea lo primordial; cf. R. PESCH, Das Markusevangelium I, 350. 32. Aunque la opinión de los autores no es unánime al respecto. Gnilka considera insegura la vinculación de la multiplicación con la última cena.“Ni Marcos ni la tradición anterior a él se esforzaron lo más mínimo por establecer una armonización con la tradición de la cena” (El evangelio I, 305). 33. R. Pesch observa, en la oscuridad en que se halla la barca, sentidos misteriosos; Das Markusevangelium, I, 360.
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Pero aquí va a tener lugar el enfrentamiento más duro con el rabinismo (7, 1-23). El evangelio se opone a considerar que haya cosas buenas y cosas malas. La bondad y la maldad no están en lo exterior, sino en el corazón34. Ante la casuística judía Jesús adopta una actitud de soberanía. Habla, como en otras ocasiones confirma Marcos, “con autoridad”. Con este enfrentamiento, Jesús rompe con el rabinismo. Por eso, terminada la discusión, se marcha a regiones paganas (7, 24). En la curación de la hija de la sirofenicia (7, 25-30), Marcos descubre la Iglesia pagano-cristiana de Jesús. También aquí se observa algún rasgo de posible conexión con el Cantar (7, 30)35. El diálogo de la pagana con Jesús es sumamente encantador y denota que ya tiene fe en Jesús36. Ella le va a pedir que le conceda solamente comer las migajas que caigan de la mesa (del judaísmo o de la comunidad judeo-cristiana de Jesús) y éste le promete un nuevo banquete para ella, que será la segunda multiplicación de los panes. A esta curación hay que unir la del tartamudo sordo (7, 31-37), situada también en contexto pagano. La mención de la Decápolis (7, 31) quizás nos remita al endemoniado de Gerasa (5, 20), que se marchó por esta región predicando a Jesús. El semipagano de Gerasa fue el misionero que condujo a los paganos a la fe. El tartamudo37 sordo expresa la situación en que se hallaba el paganismo, de quien se dice que, al curarlo Jesús, se le soltó la atadura de la lengua y hablaba correctamente; frase muy parecida a la que Jesús dijo a la sirofenicia. Las dos figuras, femenina y masculina, muestran la situación del paganismo, mientras que en la niña se refleja el icono de la Iglesia pagano-cristiana de Jesús. 34. Magníficas las observaciones de X. Pikaza a este capítulo; cf. Pan, casa, palabra, 174-186. 35. Anota Marcos “que la niña estaba echada en la cama”; posible alusión a Ct 3, 1, aunque no se usa el mismo término griego en Mc que en los LXX para nombrar el lecho; quizás porque se trate de una pagana. 36. “Por lo que has dicho” (dia touton ton logon). 37. Sobre el sentido del tartamudo sordo véase la propia opinión y las de otros autores en J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio II, 184-186.
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La segunda multiplicación de los panes (8, 1-10)38, toda ella salpicada de referencias paganas, está orientada a esta comunidad. Terminada la multiplicación, Jesús regresa a la parte occidental, donde ante un hecho tan inaudito, –el haber abierto su mensaje no sólo a los judíos, sino también a los paganos– los fariseos ya no le piden un milagro, sino una señal del cielo, y se ponen a discutir con él (8, 11-13). Él, dando media vuelta, los abandona, sube a la barca y se dirige con sus discípulos a Betsaida (8, 13), a donde había querido ir después de la primera multiplicación (6, 45), pero que, como sabemos, se opusieron sus discípulos. Y en el camino les explica el misterio de los panes39, y les acusa de no ver ni oír, teniendo ojos y oídos. Siguen con su mente embotada. La praxis utópica de Jesús La narración del curioso milagro del ciego de Betsaida (8, 2226)40 con la confesión equívoca de Pedro (8, 27-33), que confiesa a Jesús Mesías, pero de índole terrenal, divide el evangelio en dos mitades: la anterior y la posterior: segunda sección de Galilea (8, 34-10, 52), y la de Jerusalén (11,1-16, 8). En esta segunda sección Jesús expondrá sus enseñanzas morales. La de Jerusalén, comprenderá tres partes: enseñanzas dogmáticas (caps. 11-13), Pasión (cap. 14-15) y Resurrección. (cap. 16). Como los discípulos por boca de Pedro (8, 32-33) están identificando la misión de Jesús con un proyecto judío terrenal, de 38. “Para los lectores cristianos del evangelio de Mc la sentencia de Jesús acerca del pan de los hijos traía a la memoria la primera multiplicación de los panes, en la que fueron saciados los miembros del pueblo de Dios, los hijos. En la segunda multiplicación, participaron también los paganos de la Decápolis. Así el episodio de la mujer pagana sella la transición entre estos dos banquetes mesiánicos; los paganos desde ahora toman parte en el banquete mesiánico, que para la comunidad cristiana se renueva en la mesa eucarística” (A. PRONZATO, Un cristiano II, 362). 39. Cf. R. PESCH, Das Markusevangelium I, 414-415. 40. Creo que pocos han interpretado tan honda y bellamente este pasaje como J. Mateos. Lo hace en varios de sus escritos: cito como muestra su obra: Los “Doce”, 268-269.
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poder y de dominio, al estilo de este mundo, Jesús comienza a exponer claramente las exigencias del seguimiento. Y sin más preámbulos, dice Marcos: “Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho” (8, 31). Se trata del primer anuncio de la Pasión (8, 27-33). Ante tales palabras, Pedro se enfrentará a Jesús. Con esta actitud muestra claramente que su visión del mesianismo no era la de Jesús41. Estas enseñanzas van a estar jalonadas por tres anuncios de la Pasión42, con lo que se significa el sentido de las mismas43. Jesús propone la renuncia más absoluta (8, 34-38). Hablará de negarse a sí mismo, de perder la vida para recuperarla. Pero se tratará de algo con lo que el hombre no se autodestruye, sino que, por el contrario, al donarse, se encuentra a sí mismo. Marcos, para hacer ver el sentido cristiano de la renuncia, narra a continuación de estas palabras tan severas de Jesús la transfiguración (9, 1-14), como queriendo advertir que hacia ahí se dirige la negación propuesta44. De todas formas, no pretende aminorar la radicalidad de ésta, por eso, nos inserta el milagro del niño epiléptico (9, 14-30), que echando espumarajos y retorciéndose, muestra el esfuerzo que supone la entrada en el Reino45, que sólo con el grito de la oración y por el poder de Jesús se consigue franquear46. Jesús aborda en seguida la cuestión sobre quién es el mayor, anhelo que se esconde en el corazón de todo ser humano. En la 41. “Pedro representa el papel del diablo al sugerir que Jesús debe comportarse como el libertador político de las esperanzas populares” (E. J. MALLY, Evangelio, 111). 42. 8, 31-33; 9, 30-32; 10, 32-34. 43. En la segunda y tercera se hablará de “ser entregado”; expresión que algunos autores leen como un pasivo divino; cf. R. PESCH, Das Markusevangelium, II, 99-100. 44. Cf. J. GNILKA, El evangelio II, 42-44. 45. “El padre y el niño son personajes centrales. El núcleo del relato es el diálogo entre el Padre y Jesús (9, 21-24), que es exclusivo de Marcos” (D. J. HARRINGTON, Evangelio, 44-45). 46. El relato significa la situación extrema en que se hallaba Israel. El que sólo la oración pueda dar una respuesta al problema indica que Marcos sitúa el milagro dentro del proceso de renuncia que Jesús va exigiendo a sus discípulos. Pueden verse algunas interpretaciones en J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio II, 347-348.
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casa y en una escena verdaderamente encantadora y llena de simbolismo (9, 33-37), Jesús sentencia que el mayor es aquel que más sirve. La renuncia a la que antes se refería se reducirá a esto. La misión no consiste primeramente en predicar, sino en servir. El servicio habrá que llevarlo hasta su totalidad. Incluso hasta no adueñarse de la dignidad de ser discípulo, aunque ésta sea la más alta, a condición de que se entienda como entrega47, y que se expresa magníficamente en los pequeños (9, 38-50). Ya más en concreto, Jesús va abordar tres temas que de una forma o de otra absorben la vida del hombre: la sexualidad (divorcio), las riquezas (el hombre rico) y el poder (la pretensión de los Zebedeos)48. Entre la sexualidad y las riquezas se inserta el pasaje de los niños. La frase: “El que no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él” (10, 15), explica el pensamiento de Jesús con respecto a esas otras dos realidades. Jesús no condena la sexualidad (10, 1-12) ni las riquezas (10, 17-31), pero al igual que el niño no acepta nada a cambio de la madre (10, 13-16), así, las cosas de este mundo adquieren sentido en la medida en que no nos separen del Padre. Para Jesús sólo existen dos valores, reducibles a uno: Dios y los otros. La sexualidad y las riquezas sirven en la medida en que estén en función de Dios y del hermano. Jesús condena el divorcio (10, 1-12) y a los ricos (10, 17-31) porque considera a los hombres que se hallan en esa circunstancia como seres que han puesto ahí su corazón. Si se lee en profundidad la cuestión del divorcio, tal como la plantea Marcos, va más allá de un problema jurídico; es todo un problema afectivo. En cuanto al tema del poder, Jesús ya le había dado respuesta (9, 33-37). Ahora se plantea de nuevo porque los discípulos 47. “Los cristianos tienen siempre, como grupo, la tentación de dominar, siendo así que la ley que da Cristo a la existencia de su grupo es la de servir. Este texto sigue siendo actual en nuestro debate sobre la Iglesia en medio del mundo” (J. DELORME, El evangelio, 84). 48. “Esta enseñanza debe comprenderse, como la precedente, dentro de la perspectiva del segundo anuncio de la Pasión y Resurrección, que van a poner a los discípulos dentro de una condición nueva” (H. TROADEC, Comentario, 318).
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ansían los primeros puestos en el reino futuro (10, 35-45)49. Quizás estemos ante un deseo de poder, más espiritual. La respuesta de Jesús es la misma. Tendrá el primer puesto el que sea el último (el esclavo de todos), es decir, el máximo servidor. La sección de Galilea termina con el servicio. Y como ejemplo de cómo debe ser el discípulo, Marcos narra el milagro del ciego de Jericó (10, 46-52)50. La generalidad de los exegetas observa en este ciego la imagen del verdadero discípulo. Solo cuando está desasido de todo, después de haber abandonado la ciudad del confort (Jericó), la Niza de Judea según Lagrange, –le queda únicamente el manto, y también lo tira51– puede dar un brinco y ponerse junto a Jesús, quien le otorga la vista y la capacidad de seguirle de inmediato en “el camino” (en tê hodô). Está preparado para ir con su Señor a afrontar la Pasión en Jerusalén. Galilea es el lugar del seguimiento. Aquí serán invitados los discípulos a regresar si quieren ver resucitado a Jesús (16, 7). Enseñanzas dogmáticas en Jerusalén Marcos presenta a Jesús entrando en Jerusalén de forma solemne (11, 1-11)52, pero no comprendido por las turbas que lo aclaman y reciben como rey davídico, rey triunfante, cuando en Jeru49. “Su deseo de sentarse a derecha e izquierda de Jesús ‘en tu gloria’, apenas puede entenderse si no se supone que esperaban un reino mesiánico sobre la tierra. De todos modos, la Iglesia primitiva ha referido ‘en tu gloria’ al reino de Jesús trascendente y escatológico [cf. 8, 38]” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 114). 50. “Un itinerario ejemplar de fe e iluminación, llamada y seguimiento” (L. ALONSO SCHÖKEL, Biblia del Peregrino, 132). 51. “La gran cantidad de referencias que hace Marcos a los mantos (2, 21; 5, 2530; 6, 56; 9, 3; 11, 7-8; 12, 16; 15, 20.24) sugiere que Bartimeo estaba dejando tras sí «el viejo orden»” (J. D. HARRINGTON, Evangelio, 50). 52. “Se trata de la entrada de Jesús como Mesías, aun cuando algunos comentaristas se sientan inclinados a negar este aspecto del acontecimiento. La relación con el monte de los Olivos, el encargo de ir a buscar el borrico, la alusión al ‘reino de nuestro padre David’ dan a la entrada un matiz mesiánico implícito. Mc no ha introducido alusiones al cumplimiento del A.T. como las que encontramos en Mt” (E. J. MALLY, Evangelio, 123).
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salén va a soportar todo género de humillaciones. Su entrada en el templo y purificación del mismo, junto con el símbolo de la higuera (11, 12-25) que se seca, significan que el templo53 ya carece de sentido. El mensaje de Jesús hace inútil el templo54. De ahí que se interroguen los rabinos sobre el hecho de su autoridad. ¿Dónde radica ese poder? (11, 27-31) La parábola de los viñadores homicidas (12, 1-12) nos da la respuesta. Jesús es el Hijo del dueño de la viña, de Israel. Se coloca así por encima de todos los profetas e instituciones veterotestamentarias, y también por encima de todo poder civil; está capacitado incluso para determinar la autoridad del César (12, 13-17). Dentro de estos poderes y en medio de estas declaraciones afirma la eternidad del hombre: la resurrección de los muertos (12, 18-27), como proyecto adonde se dirigen las Escrituras, y el mandamiento principal (12, 28-34) de las mismas: el amor total a Dios y al hombre (prójimo). Y en pleno Jerusalén termina proclamándose Señor de David (12, 35-37)55. No es su descendiente, sino su Señor. Su realeza tendrá otro contenido. Y una vez más, se finaliza esta nueva sección mostrando que la suprema grandeza se halla no en la búsqueda del interés propio como hacen los letrados (12, 38-40), sino en la entrega de la vida como muestra el pasaje de la viuda (12, 41-44)56. Este relato hace inclusión con la segunda sección de Galilea cuando empezó a hablar a sus discípulos de la renuncia (8, 34-38) como algo 53. Juzgamos que el monte que puede ser sepultado en el mar por el poder de la oración es el monte del templo, en contra de algunos que piensan que es el monte de los Olivos; cf. R. PESCH, Das Markusevangelium, II, 204. 54. “Conforme a su sentido habitual, Mc ha sustituido el templo judío por Jesús, que es principio y sentido de la casa/nave de Dios, lugar de reunión (plegaria) y de salvación para los humanos” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 319). 55. “Jesús no se ha designado personalmente de ese modo, sino que más bien descubre y expresa de manera indirecta sus pretensiones; pero la comunidad postpascual esclareció después estas pretensiones de Jesús” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 187). 56. “Con estas palabras termina el ministerio público de Jesús en el evangelio de Marcos. Ha querido conservar para todas las edades (...) la figura de esta pobre viuda anónima: Una lección y una denuncia” (L. ALONSO SCHÖKEL, Biblia del peregrino, 137).
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necesario para la salvación. El relato de la viuda concluyendo una sección de temas dogmáticos nos indica dónde se hallan las pretensiones teológicas de Marcos. La fe sólo se puede dar en un corazón vacío y desasido57. El discurso escatológico (cap. 13). Es uno de los pasajes de más difícil interpretación. Pero es un hecho claro que en él aparece la majestad y misión de Jesús de modo singular, pues aquí se constituye en árbitro de la historia del mundo, no sólo de Israel. Este capítulo, situado antes de la Pasión y al final de la vida pública recoge el sentido de Jesús58. Marcos ha creado una pieza literaria de gran calibre teológico. En realidad es el mensaje del Resucitado, que Marcos se ha visto obligado a anticipar por su concepción de la resurrección, que entiende como realidad que supera toda compresión, y es imposible de expresar. La sabiduría de la Pasión Getsemaní y la muerte de Jesús son la cumbre donde el proyecto de Jesús se expresa con la máxima intensidad. Los otros sucesos ponen de relieve el talante del misionero Jesús que ha llegado a esa meta59. En la Pasión60 Marcos recalca lo dramático y 57. “La disposición interior de la mujer y su generosidad sirven también para introducir el relato de la pasión en el que Jesús demostrará las mismas cualidades” (D. J. HARRINGTON, Evangelio, 56). 58. “Es, además, el único momento en que se pone en boca de Jesús una larga exposición continuada; tiene por destinatario directo al grupo de discípulos, pero su conclusión extiende lo esencial a todos los seguidores (v. 37). Un título que refleja el contenido del discurso puede ser este: «el grupo cristiano en la historia»” (J. MATEOS, Marcos 13, 443). 59. “El relato de la Pasión según san Marcos se presenta como culminación y acontecimiento que corona la vida de Jesús, finalmente, reconocido como Mesías; constituye por tanto, el clímax de su euangelion” (E. J. MALLY, Evangelio, 140). 60. Como en otros relatos hace algunas alusiones misteriosas de no fácil interpretación: “¿Qué sentido puede tener la huida del muchacho desnudo en Getsemaní (14, 51-52), el rechazo del narcótico (15, 23) y, entre los prodigios que envuelven la muerte de Jesús, esas ‘tinieblas’ que caen sobre la ‘tierra’ o la desgarradura del velo del templo? O aún, ¿a qué alude el evangelista cuando escribe a propósito del centurión del calvario: ‘Al ver que [Jesús] había expirado así’ (15, 39)?” (S. LÉGASSE, El proceso, 23).
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chocante del dolor de Jesús. Se abre con la unción de Betania61 (14, 3-11), que es el único suceso positivo. Una mujer, en nombre de la comunidad auténtica, unge a Jesús con los mejores de sus perfumes en agradecimiento a su entrega. Sigue la preparación a la cena (14, 12-16), la cena misma (14, 17-31) envuelta en la incomprensión de los discípulos. En ella expresa Jesús el sentido más hondo de su existencia: partirse por todos; el anuncio de la traición y de las negaciones de Pedro. La cena y la eucaristía se desarrollan en un ambiente de suma tristeza, que halla su punto culminante en Getsemaní (14, 32-42). Getsemaní es con toda su crudeza la expresión de la revelación del Abbá, que muestra en su Hijo, reducido a la forma más débil de lo humano62, que la ternura sólo puede expresarse en el vaciamiento, en el entregarse, y la entrega alcanza su máxima donación cuando el que la ofrenda la realiza en totalidad. Ése no reservarse nada se manifiesta de forma dramática cuando se pierde incluso la razón de la entrega63. Y es perfecta cuando en el que la efectúa sólo queda el amor. En Getsemaní todo se extinguió en el ser de Jesús, menos su llama de amor viva. 61. “Ante la inminencia de la muerte de Jesús, Mc señala la actitud de dos grupos de seguidores: el primero está representado por una mujer que unge a Jesús, figura de la perfecta respuesta a su amor; el segundo, por los que protestan por el gesto de la mujer. En la perícopa no aparece el término «discípulos»” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 239). 62. “El miedo en la muerte de Jesús era necesario porque es el miedo solamente el que nos impide ser auténticos. Estas horas de Getsemaní fueron indispensables para mostrarnos que no debe haber ningún miedo que pueda separarnos de Dios, de nosotros mismos y de los otros. A partir de ese momento podemos ya pronunciar la plegaria que la Iglesia nos propone el viernes santo: «Te damos gracias y te bendecimos, Señor Jesucristo, porque con tu santa cruz has redimido al mundo»” (E. DREWERMANN, Il vangelo, 418). 63. Entonces el hombre toca al abismo. “¿Qué es el abismo? ¿Acaso es la presencia de un Dios demasiado grande que desgarra la mente de quien intenta comprenderlo? O, por el contrario, ¿no será la total ausencia de Dios y el sinsentido de la existencia? ¿O simplemente la espantosa distancia que separa al hombre de Dios? O quizás nada de todo eso. Tan sólo hay una certeza: quien no se enfrenta al abismo no conoce a Dios ni se conoce a sí mismo” (J. O. CATALÁN, Vigías del abismo, 149).
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Todos estos hechos constituyen la preparación al prendimiento (14, 43-52). Entre el encuentro con las autoridades judías64 que le condenan a muerte, y con Pilato que decide la ejecución (14, 53-15, 20) se hallan las negaciones de Pedro; todo termina con el desprecio más absoluto, burlándose y mofándose de él. Marcos contempla la Pasión de Jesús como el ámbito donde éste queda reducido a la ignominia más profunda. “Abandonado por el Padre” en la agonía, y ahora despreciado por las autoridades políticas y religiosas. En la cruz (15, 24-34) se alcanza ese aniquilamiento que no es capaz de desestabilizar el amor de Jesús al Padre, que se muestra ahora más fuerte que nunca. Como venimos diciendo, la misión de Jesús en el evangelio de Marcos se identifica con su conciencia de filiación. Ésta parecería un tanto oscurecida en la cruz, pero, si damos fe a los numerosos indicios del evangelista, la lectura tradicional debe ser corregida por la que nosotros ofreceremos. En este sentido, también su experiencia de filiación aparece patente en la cruz. La comprensión de filiación ha sido profundamente purificada a lo largo de su existencia, y ha tenido dos puntos estelares: Getsemaní y la cruz. Por eso su grito final ha de ser interpretado como un grito65 de triunfo66, de entrada en la auténtica vida, el descubrimiento total del Padre, es el llanto del niño que nace. Marcos comenta: “Y el velo del Santuario (tou naou) se rasgó67 en dos de arriba abajo” (15, 38). Dios (el Santuario era el lugar que le repre64. Es curioso que Marcos no nos ofrece el nombre del sumo sacerdote; cf. R. PESCH, Das Markusevangeliun, II, 425. 65. “Nuevo grito potente de Jesús impropio de un agonizante (lanzando una gran voz): No está vencido. Marcos no emplea la palabra ‘muerte’, que connota pasividad. Jesús no se apaga en el suplicio y la debilidad; su muerte es el momento cumbre de su vida y de su plenitud; el verbo ‘expirar’ (gr. exepneusen) está emparentado ‘con espíritu’ y significa ‘exhalar el espíritu’; la muerte es el momento en el que Jesús efunde su Espíritu sobre los hombres” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 277). 66. “Mateo habla inequívocamente de un nuevo clamor (27, 50). Si Marcos lo entiende también así, es posible que haya interpretado este nuevo grito inarticulado de Jesús como un signo de superación y de victoria” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 325). 67. Las opiniones de los autores en la interpretación de este suceso son muy numerosas; cf. P. LAMARCHE, Évangile, 375-387.
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sentaba), como una mujer, se rasga para dejar salir al niño68, que sale a la vida gritando. El grito de Jesús es la entrada en la vida. ¿Por eso Marcos no narra la resurrección? Decíamos que la mujer que le ungió (14, 3-11) representaba la comunidad cristiana futura, que en germen comprendía el amor de Jesús. Pero ahora, todos los futuros seguidores de Jesús: José de Arimatea (judío: 15, 42-47) y el grupo de mujeres (representantes de la comunidad cristiana (15, 40-41) han perdido la esperanza69, pero no han dudado de su amor, aunque él ha guardado silencio absoluto, de igual modo que él no dudó del amor del Padre, que también enmudeció a lo largo de su Pasión. Sólo un rayo de luz ilumina la cruz: el centurión (gentil: 15, 39)70. A pesar de tantas tinieblas, a Jesús no le faltó el amor del hombre, al principio con la unción de una mujer (14, 3-11) y al final de su tragedia, cuando también otras le acompañan y preparan perfumes para honrar su cadáver (15, 39-47), aunque fue un amor no teologal, sino terreno, de amistad. Aun así, el Misionero terminó en el más absoluto desamparo, pero el amor de su corazón fue más fuerte que la muerte y proclamó que esas tinieblas no eran capaces de ocultar su amor al Abbá o, mejor, que en esas tinieblas era donde más brillaba el amor de ése que Jesús llamaba Ternura. El secreto del evangelio de Marcos El final de Marcos sumerge a su evangelio en un profundo interrogante71. ¿Se trata de una proclamación de la Teología de la 68. Ya hemos recordado que en las tres escenas (1, 9-11; 14, 61-63; 15, 38-39), que se habla de rasgar, siempre se alude a Jesús ‘Hijo’. 69. “[José] cierra el sepulcro con la losa: la esperanza que él y el pueblo habían puesto en Jesús ha terminado con su muerte... Dos de las mujeres (cf. 15, 40) presencian la sepultura; actúan como testigos del carácter definitivo de la muerte” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 280). 70. La mayoría de los exegetas ven en esta proclamación de un pagano junto a la cruz de Jesús uno de los momentos más encumbrados de la teología de Marcos y del proceso creciente de su evangelio; en contra de esto, puede verse E. TROCMÉ, L´évangile, 370. 71. Como se sabe el texto de Marcos termina en 16, 8. Ninguno de los diversos finales que se conservan fue escrito por él. Los dos versículos finales de Mar-
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Cruz? Todo lo anterior resulta atractivo y bello. Pero que el Mesías tenga que morir para que esto se realice, y también como se deduce del evangelio, tengan que hacerlo sus seguidores, ¿implica que la transformación de los hombres y de las instituciones deben ser permanentes? ¿Que el gozo evangélico nada tiene que ver con las realidades mundanales que siempre deben ser sobrepasadas? ¿Estamos en el núcleo más puro de San Juan de la Cruz y de los místicos? Eso pienso. Hacia ahí se dirige el sentido de la misión en Marcos, que consistió en manifestar a los hombres su propia historia. El envío del Padre se expresó en la toma de conciencia de ese misterio, y la ternura, eso que constituye lo más hondo del hombre, se dejó ver en el abandono, el desamparo y en la muerte, y ¡de cruz!72. La resurrección supone la confirmación de todo el proyecto del misionero. De hecho, el mandato del ángel a los discípulos y a Pedro de ir a Galilea para verle resucitado, de cualquier modo que se interprete, supone la confirmación de la actuación y predicación de Jesús73.
cos –16, 7-8– ofrecen gran dificultad a la hora de su interpretación. Parece ser que la orden de ir a Galilea no debe entenderse geográficamente, sino que se trata de una visión teológica: los discípulos deben ahora hacer en su vida lo mismo que un día realizara Jesús: todo un proceso de renuncia. Hecho esto comprenderán de verdad que el Señor ha resucitado. Esto evidentemente no niega las apariciones en Galilea, pero supone que la experiencia pascual requiere la experiencia de la cruz: “Hemos advertido ya desde el principio que la geografía de Marcos es una geografía teológica: Galilea se convierte en el lugar del anuncio del reino, en la cuna del evangelio. Judea es el lugar del rechazo” (A. PRONZATO, Un cristiano III, 143). 72. Escribe A. Rodríguez Carmona hablando del evangelio de Marcos: “La estructura de conjunto pone de relieve el carácter de revelación trágica que tuvo la obra de Jesús” (R. AGUIRRE MONASTERIO - A. RODRÍGUEZ CARMONA, Evangelios sinópticos, 144). 73. “¿Y la huida, el terror, el asombro y el silencio temeroso de las fieles mujeres? Tal vez su reacción sea la apropiada ante un Dios que desgarra los cielos y elimina las fronteras entre lo sagrado y lo profano y que abre los sepulcros y suprime esa última frontera humana entre la muerte y la vida” (V. HOWARD, Marcos, 1243).
CAPÍTULO 1
LA SENSACIÓN DE LO NUEVO
Este primer capítulo de Marcos es como la impresión de un aire fresco y puro. Su lectura produce una de las sensaciones más bellas de la historia de la salvación1. Marcos da comienzo a su narración con una palabra que es todo un símbolo del contenido de su libro, principio (Arche). Es como si todo lo anterior no contara. La historia salvífica del A.T. ha sido un prólogo-epílogo lejano de cuanto va a suceder. Marcos, como veremos, se siente tentado a romper con lo anterior, porque está convencido de que lo primero ha sido Jesús, pero comprende que no puede. Por eso mantendrá un mínimo de conexión2. Si comparamos estos comienzos con los de otros evangelios, podremos comprobar su brevedad: no hay genealogías (cf. Mt 1, 1-7; Lc 3, 23-38), ni siquiera pretende engarzarlos con los orígenes de la palabra, como hace Juan (Jn 1, 1-18). Jesús es la 1. “Un giro en la literatura cristiana, un momento clave en la vida de la Iglesia: tal es la impresión que produce en el lector el evangelio de Marcos. Con la ‘escritura’ del evangelio nace un género literario nuevo” (J. AUNEAU, “Evangelio de Marcos”, 71). 2. “La creación del género evangélico con el evangelio de Marcos da comienzo a la progresiva divinización del Jesús terreno, y sólo esta divinización de un hombre terreno puede generar la tensión con el primer axioma fundamental de la fe judía: el monoteísmo” (G. THEISSEN, La religión de los primeros cristianos, 209). Como es obvio, Marcos no está contra el AT, aunque hará una selección de textos. Su oposición se dirige a las instituciones de Israel, que han tergiversado el sentido de la palabra de Dios. Aunque citará poco el AT, el trasfondo de su evangelio está lleno de referencias a él, como veremos. Para Marcos Jesús lo absorbe todo.
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irrupción de la novedad; su historia precedente se sumerge en Dios sin connotación particular3. Este primer capítulo es un paseo liberador de Jesús: transfigura la sinagoga (1, 21-28), purifica la casa de Simón (1, 29-39) y libera el desierto (1, 40-45). En realidad el libro entero no pretende otra cosa que mostrar que con la llegada de Jesús todo un mundo antiguo, caduco, se derrumba4. Con Jesús surge por primera vez la primavera de la Humanidad, que estaba a punto de fenecer5. Un versículo singular (1, 1) 1
Comienzo del Evangelio de Jesús, el Cristo, Hijo de Dios.
Principio, evangelio, Jesús, el Cristo, Hijo de Dios. Cinco palabras que de algún modo encierran en núcleo el contenido del libro. Principio Podría aludir al preámbulo del evangelio que englobaría la breve alusión al Bautista, y quizás también a todo lo referente a Jesús hasta que da comienzo la proclamación del kerygma. En este caso podíamos traducirlo por “así dio comienzo el anuncio de esa bella noticia, que ha llegado hasta vosotros”. Pero no parece, si fuera así, que Mc utilizara esa palabra. Tampoco es plausible que pueda ser equivalente a “evangelio”, tomado como libro, pues esta acepción fue algo que vino más tarde. Y también en este sentido resultaría una forma abrupta de abrir un libro. 3. En este evangelio no se nombra nunca a José. En el comienzo del evangelio (1, 1) se le llama Hijo de Dios y en 6, 3 la multitud sorprendida dice: “¿...No es éste el hijo de María?”. 4. Cf. Cap. 13. 5. Tendremos ocasión de observar que Marcos contempla en la Hemorroísa a Israel que se extingue, y en la hija del jefe de la sinagoga (Jairo), resucitada por Jesús, jovencita de 12 años, a la nueva comunidad en edad núbil.
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Desde el estilo de Mc y teniendo presente la perspectiva teológica en que se coloca, “principio” significa ruptura con lo precedente6, con posibles alusiones a la Biblia griega, que también usa el término principio para abrir el relato, aunque precedido de “en”, “en el principio”7. Mc sería más lacónico y cortante. Es como si dijera: esta bella noticia no ha tenido principio, todo lo anterior no se puede comparar con ella. Se adivina aquí a un Marcos que no quiere entender el evangelio como una mera deducción, ni siquiera como cumplimiento de lo anterior. El evangelio es novedad absoluta; lo precedente ha preparado la novedad, pero no la ha generado: Jesús no es una derivación del A.T8. Mc puede llegar a aceptar que la profecía anunciaba la novedad, pero de ninguna manera la creaba. Queda convertido así para Mc el A.T. en mero preámbulo9. El verdadero comienzo de la historia no era aquel “en el principio” del Génesis (Gn 1, 1), sino este “comienzo” del evangelio (arche tou euangeliou). Todos los narradores de las religiones primordiales se han preocupado del “principio”, del origen; también lo ha hecho Mc, pero con una naturalidad pasmosa. Ese hombre, que un día sus convecinos van a llamar “el carpintero” 6. “Comienzo no dice referencia solamente al futuro ni incluye únicamente la idea de germen y desarrollo. Dice referencia al pasado e indica novedad y ruptura respecto al mismo. Marcos sabe que ‘comienza’ algo nuevo respecto al Antiguo Testamento y, más en general, respecto a los hombres y sus esperanzas... Es una noticia esperada, deseada, pero también –al mismo tiempo– inesperada y sorprendente” (B. MAGGIONI, El relato, 15). 7. No parece que Mc haya querido seguir el uso habitual, en los libros proféticos, sapienciales y apocalípticos del judaísmo, de comenzar con una frase sin predicado como sugiere R. PESCH, Il vangelo I, 140. 8. Cf. Mc 2, 21-22 sobre el remiendo nuevo y el vino nuevo. “El término ‘nuevo’, que se opone a ‘viejo’ indica que Jesús ofrece una alternativa, no una síntesis. Quien se adhiere a él ha de romper con los presupuestos del pasado. Al mismo tiempo califica de anticuadas e inservibles la praxis e instituciones del judaísmo” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio I, 249). 9. “Maravilla inaudita, que hace de la venida de Jesús un verdadero ‘comienzo’ de la historia. ‘Comienzo…’, dice Marcos, quien recupera la primera palabra del Génesis; no se trata únicamente del comienzo del libro, sino del comienzo de una historia nueva” (L. MONLOUBOU, Leer y predicar, 7).
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(Mc 6, 3), se relaciona con el principio generador de todo; es simplemente el “principio”. Porque ese comienzo del que habla Mc no es otra cosa que Jesús de Nazaret, en el que descubre el sentido del cosmos10. Entonces podemos decir que “comienzo del evangelio de Jesús el Cristo” tiene un sentido objetivo: el comienzo pertenece a Jesucristo: él es el comienzo. Se puede afirmar que la experiencia de Jesús siempre es un comienzo11. De ahí que el volver a Galilea del final (Mc 16, 7) pueda ser interpretado como un volver al principio (Mc 1, 1), después de haber llegado al final del evangelio. El discípulo siempre está en el principio de Jesús. Cuando cree que ha llegado al final, de nuevo se le invita a volver al Principio: “Id a Galilea” (Mc 16, 7). Evangelio Palabra mágica que Mc pone en parangón con la persona de Jesús12. Tanto en la literatura griega como en los textos del A.T. esta palabra está relacionada con el anuncio de un triunfo o de una victoria. Primeramente tenía un contenido político, después ya se fue refiriendo al ámbito individual y religioso. Podía referirse al anuncio gozoso o a la recompensa que se daba al portador de tal noticia. En la versión griega del A.T. nunca aparece en singular. Contrariamente en el N.T. no aparece en plural. Pablo es el autor que más utiliza esta palabra. Su uso, nos indica que sus comunidades captaban sin dificultad su contenido, por lo que es fácil intuir 10. El capítulo 13 pone en evidencia estas ideas. “Atinadamente enjuicia J. Moltmann Mc 13 desde la tradición cristiana que fue elaborada aquí. La escatología cristiana habla no de una historia del mundo y de un tiempo que ilumina a Cristo, sino más bien del futuro de Cristo que ilumina a los hombres y al mundo” (J. GNILKA, El evangelio II, 251). 11. “Todo el cuerpo del relato nos lleva del primer versículo al último, propio también de Marcos: la buena noticia termina en el miedo y en el silencio, que parecen impedir que el relato se relance. El comienzo remite a la in-conclusión del relato...” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 76). 12. 1, 1.14.15; 8, 35; 10, 29; 13, 10; 14, 9.
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que antes de él ya era frecuente esta expresión para designar el mensaje de Jesús. ¿Brotó la palabra del ambiente social en el que se proclamaba como confianza en los emperadores de turno o de aquellos textos del A.T. que exaltaban la victoria definitiva de Yahvé?13 Más bien parece esto último. Aunque no es seguro que esta palabra provenga de labios de Jesús14, los autores están de acuerdo en que expresa bien el sentido de su mensaje, que empalmaría con algunos textos claves del A.T., sobre todo del Deuteroisaías15 y del salmo 96. Con acierto la palabra viene traducida en castellano por La Biblia Cantera-Iglesias por “albricias”. Así lee Is 40, 9: “Súbete sobre una alta montaña albriciadora de Sión”. Por todo el contexto del evangelio de Marcos, evangelio equivale a la experiencia de salvación-liberación plena de la persona; la sensación de que todos los miedos del hombre han desaparecido para siempre. De ahí el grito de gozo y de victoria que parece significar su anuncio: “Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios” (1,14) 16. Evangelio es una de las palabras más bellas de la literatura cristiana; sólo pronunciarla rememora a Jesús; es que, como hemos dicho, los dos vocablos se identifican. Por otra parte, parece que los conceptos Abbá, evangelio y Reino, aun aceptando sus diversos matices, también son identificables17. 13. “Evangelio es, como hemos dicho, un término técnico para indicar la noticia de una victoria. El mensajero se echa hacia delante, levanta el brazo derecho en señal de saludo y exclama en voz alta: ‘¿Salve! ¡Vencemos!’ (‘Jaire, nikômen’). Su misma actitud deja entrever que se trata de una noticia alegre: el rostro está radiante, la punta de la lanza está adornada de laurel, en la cabeza lleva una corona y agita un ramo de palma” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 65). 14. “Difícilmente se podrá descubrir aquí un ipsissimun verbum de Jesús, pero sí ciertamente una nueva y atinada formulación de su predicación del Reino” (J. GNILKA, El evangelio I, 75) 15. Is 40, 9; 52, 7; Is 61, 1. Es curioso que en Is 40, 9 el portador de las buenas noticias está en femenino. 16. El evangelio de Dios. 17. Cf. H. SCHÜRMANN, El destino, 46-47.
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Jesús Es el protagonista del libro, quien trae la salvación y la novedad. Sólo al final del evangelio, después de recorrer todas sus páginas, podremos gustar el sentido de este nombre18. En líneas generales, cabe decir que Marcos ve en él la concentración de Dios salvador para el hombre. Es un hombre de tal profundidad, que es la plenitud de lo humano. La confesión de la divinidad de Jesús se realiza en Marcos a base de la profundización de lo humano. En Juan parece como si se superara lo humano, como si fuera un Dios vestido de hombre, aunque recalque que “se hizo carne”. En Marcos lo humano aparece en toda su potencia, pero como trascendido por dentro. Cualquiera que lea desapasionadamente su evangelio percibirá que Jesús no puede compararse con ninguna figura del Antiguo Testamento, y que su llamamiento a la conversión y al seguimiento se realizan en él. Desde el bautismo, en que es proclamado Hijo, en el que Dios se complace (Mc 1, 11), parece que Dios va desapareciendo para concentrase todo en Jesús. Jesús no sólo es un profeta o un enviado, es el Hijo predilecto en el que Dios se complace. En el Jordán el cielo se ha rasgado (skhidsomennous)19 sobre Jesús. Marcos deja ahí el hecho para que el lector reflexione. Probablemente aquí se encuentre el motivo de haber omitido las genealogías y no decir una palabra de la infancia y juventud de Jesús. No ha querido correlacionar a Jesús con Dios en su generación humana, su identidad con él se realiza en su palabra, en su proyecto. De forma discreta y casi imperceptible Marcos se 18. “Habitualmente, aquel a quien los discípulos interpelan como Maestro es llamado por Marcos Jesús (81 veces), nunca Cristo Jesús y una sola vez Jesucristo (1, 1). El término Cristo no aparece nunca en boca de Jesús y tenía que mantenerse en secreto (8, 29). Los títulos de Profeta (6, 15; 8, 28) de Hijo de David (10, 47.48) y Señor (11, 3 en una situación adecuada y 7, 28) son excepcionales; el de Hijo de María es sorprendente. No puede descubrirse en este uso una intención de Marcos. Pero la cuestión es diferente para los títulos de Hijo de Dios e Hijo del hombre, cuya presencia está dosificada a lo largo de toda la obra” (X. LÉON-DUFOUR, Los evangelios sinópticos, 278). 19. Más adelante analizaremos el sentido de este rasgarse.
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aproxima a Juan, porque al proclamar en el bautismo el Padre, que es su Hijo, en el que se complace, revela el misterio que se esconde en la humanidad de Jesús y que alcanza a sus mismos fundamentos de hombre. La infancia y la juventud de Jesús estaban orientadas a robustecerle como hombre para la misión, que en el bautismo se revela no como un encargo o simple envío, sino como producto de una identificación20. Los posibles trasfondos del A.T. no anulan cuanto acabamos de decir. La referencia al Siervo (Is 42, 1) no hace sino poner de relieve que el rostro del Hijo se va a teñir de los rasgos de aquél. Dígase lo mismo de la posible alusión a Isaac (Gn 22, 2). El personaje Jesús tiene completamente subyugado a Marcos21. Su libro, compuesto de numerosas narraciones breves, le obliga a nombrarle muy frecuentemente22. Como, por otra parte, este evangelio carece casi por completo de discursos, la palabra Jesús o su pronombre sustitutivo se multiplican graciosamente en todas sus páginas. Mesías Por cuanto después se verá a lo largo de todo el evangelio, aunque Marcos acepta el concepto de Mesías para Jesús, no lo 20. “Como reflejo autobiográfico podría leerse especialmente la parábola del reino de los cielos, que habla del tesoro que un hombre encontró en el campo, y que le produjo tanta alegría que para conseguirlo se desprendió de todo lo que poseía (Mt 13, 44). ¿Quién podría negar algo así, sin una experiencia personal? El destino de Jesús para proclamar la basileia fue, desde luego, un hallazgo que él debía manifestar al exterior y que, en todo caso, le movió a renunciar al matrimonio y, finalmente, a abandonar la gran familia, dejar la casa y la patria y dirigirse al hombre que predicaba en el desierto y que anunciaba el inminente eschaton” (H. SCHÜRMANN, El destino, 31-32) 21. Cf. J. D. KINGSBURY, Conflicto, 19-24. “Jesús es el protagonista del relato de Marcos. De los personajes principales, él es el que siempre ve la realidad… Puesto que para Marcos la visión que Dios tiene de la realidad es normativa, Jesús es, de manera insuperable, el que “piensa según Dios”… Fundamentalmente, Jesús es el personaje que determina la trama o flujo de los acontecimientos, en el relato de Marcos” (Ib., 20). 22. 81 veces
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entenderá, como era habitual en ambientes judíos, en sentido nacionalista o racista, sino como siervo (14, 61), que abrirá el reino también a los paganos. Estaríamos próximos a la idea de Pablo: “ni judío ni griego...” (Gá 3, 28), sino una nueva realidad. Su mesianismo, extrañamente, para la concepción judía, se vincula a la cruz (15, 32). El concepto de Mesías en tiempos de Jesús era muy amplio, pero había un aspecto que los penetraba todos: el de liberador-salvador. Esta liberación se entendía en sentido político23. Marcos no acepta este concepto para su Mesías. Jesús, Mesías, Salvador, quiere liberar al hombre de su egoísmo y de sus particularismos, quiere crear una humanidad nueva, basada en un Dios que acoge a todo hombre y le brinda la posibilidad de ser su hijo y hermano de los otros hombres24. En la tierra se anticipa la fraternidad y filiación que se tendrá en el más allá, cuando se consume el tiempo. De esta realidad Marcos guarda profundo silencio. Es un misterio, pero que la persona de Jesús garantiza que será de plena felicidad, donde todo lo humano se explayará y se revelará. La palabra resurrección es otra de las palabras mágicas de su evangelio, que expresa esa realidad futura, pero que de algún modo se infiltra ya en la fraternidad nueva que va a surgir del seguimiento de Jesús. Todas estas palabras: evangelio, Jesús, Mesías tienen el mismo significado: experiencia de salvación. Marcos contará en su evangelio cómo se va realizando ese acontecimiento y dejará entender la experiencia gozosa que se produce, aunque esto lo hará propiamente de forma indirecta. Una sensación de gozo y 23. “En tiempos de Jesús el título de Mesías connotaba la idea de realeza temporal. Jesús no quiere que se lo atribuyan, si bien al final de su vida él deja que se le aclame con un título equivalente: Hijo de David. Por otra parte, para anunciar su destino, Jesús se sitúa en el mundo trascendente del Hijo del hombre, asociándolo al sufrimiento que le espera” (X. LÉON-DUFOUR, Diccionario, 406) 24. “Leído en esta perspectiva, Mc aparece como documento de una praxis, relato y programa de una fuerte mutación social fundada en Cristo. Sólo así recibe densidad su texto, interpretado en perspectiva de antropología social abierta al plano religioso” (X. PIKAZA, Pan, casa palabra, 17).
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de liberación de las personas y los grupos recorre toda su obra25, aunque, como hemos dicho, Marcos no se detiene a analizarla; deja que el lector la perciba a través de la repercusión que la actuación de Jesús va produciendo en la gente. Y todo, sin que la presencia de la cruz se obnubile en ningún momento, sobre todo, en la segunda parte del libro. Hijo de Dios Este término es omitido por algunos códices de gran relevancia, entre ellos, el Sinaítico, pero parece que, por la tradición textual y la coherencia misma del evangelio, debe admitirse26. En efecto, la proclamación de Jesús Mesías la lleva a cabo Pedro en nombre de los Doce (8, 29), y la de Hijo de Dios, el centurión (15, 39). Jesús, por su parte, aceptará la fórmula propuesta por el sumo sacerdote: “El Cristo, Hijo del Bendito” (14, 61-62). El título de Hijo de Dios en la Biblia se le daba a los seres celestes, y a los israelitas, en general; en particular se lo atribuían al Rey, pero nunca a un individuo concreto. En la parábola de los viñadores homicidas, que recoge Marcos (12, 1-12), se expresa claramente que entre todos los enviados de Dios a Israel, se reserva el título de Hijo exclusivamente para Jesús, a quien además se le denomina el heredero. Este pasaje, junto con el de Getsemaní, en el que Marcos pone en labios de Jesús la palabra 25. “La mirada retrospectiva a esa convivencia con Jesús en los días de su vida terrena abre la perspectiva de la comunión futura con Cristo. Es de notar que mientras en el texto más antiguo (recuerdo histórico) las expresiones ‘el novio’ y ‘la boda’ eran simples imágenes y metáforas, en la segunda versión (reflexión sobre el pasado) ya no son imágenes: Jesús es, cristológicamente ‘el novio’ de la Iglesia. Lo es también ahora (cf. Mt 25, 13; Ap 22, 17; 2Cor 11, 2; Ef 5, 21-23), aunque ha desaparecido de nuestra historia. Jesús va a volver” (E. SCHILLEBEECKX, Jesús, 186). 26. “La expresión final del título –“Hijo de Dios”– no es textualmente segura, pero su aparición aquí no tiene nada de sorprendente, ya que es usada con bastante frecuencia a lo largo del evangelio (cf. 1, 24; 3, 11; 5, 7; 8, 38; 9, 7; 12, 6; 13, 32; 14, 36.61; 15, 39). Es una expresión clave de la identidad de Jesús, y tiene sentido su utilización en la indicación inicial del carácter del escrito” (V. HOWARD, Marcos, 1216).
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Abbá para designar a Dios, muestra que el término Hijo27 es propio de Jesús; y con esta sensibilidad se muestra en todo el evangelio. El título añade al de Mesías la idea de cercanía con Dios e intimidad. Si al Mesías le corresponde la fuerza (aunque veremos que ésta se ejerce desde la debilidad), al de Hijo se le asigna la comunión con Dios desde el amor. Así el mesianismo queda vinculado a la acción de Dios Padre: es la intervención tierna del Abbá en favor de todos los hombres, no sólo de los judíos. Brevísima conexión con el A.T. (1, 2-3) Conforme está escrito en Isaías el profeta: Mira, envío mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino. 3 Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas. 2
Marcos va a conectar el hecho de Jesús con el A.T. Lo va hacer de modo que en nada se mancille su absoluta novedad, por eso lo realizará de forma muy breve, viendo en el Bautista como la síntesis de aquél. Sin embargo, a lo largo del evangelio, por debajo del texto, se adivinan numerosas y preciosas conexiones con el entramado veterotestamentario. El A.T., al igual 27. La cuestión de los títulos de Jesús, a mi parecer, debe ser replanteada. Estoy de acuerdo con P. STUHLMACHER: “Los apóstoles no atribuyeron sencillamente a Jesús, con posterioridad, después de la pascua, cualidades y formas de conducta que él no poseía en la tierra (ni pretendió poseer). Sino que en la confesión pospascual de la fe de la comunidad cristiana que reconoce a Jesús como el Hijo de Dios y el Mesías, se confirma y se reconoce quién quiso ser Jesús en el acontecer histórico” (Jesús, 20). Y aquí mismo cita las siguientes palabras de E. KÄSEMANN: “La fe pascual estuvo en la base del kerigma cristiano, pero no fue la primera ni la única en darle su contenido. Ella se dio más bien cuenta de que la acción de Dios ha ido por delante de nuestra fe, y lo atestiguó incluyendo en su predicación la historia terrena de Jesús”.
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que el amigo del novio, tiene la función de preparar la boda. El novio es Jesús (cf. Mc 2, 18-22). En efecto, algunos leen Mc 1, 7 en sentido nupcial, relacionando este texto con Rt 4, 5-11, en el que la entrega de la sandalia era una forma de contrato para adquirir a una mujer como esposa. Nadie es digno no sólo de quitarle la sandalia a Jesús, pero ni siquiera de desatársela28. A él le pertenece por entero la novia; es el esposo de la alianza. Si el texto se entendiera de un esclavo que no se siente digno de acercarse a su señor para desatarle la correa de la sandalia, se acentuaría todavía más la primacía de Jesús. En este contexto, Juan Bautista aparece como el amigo que prepara la boda o como el servidor que va abriendo camino a su Señor, concentrando la realidad de toda la historia de Israel como mera preparación. Probablemente, desde estas consideraciones se han de entender tanto el antijudaísmo29 de Marcos como su tendencia a no poner de forma expresa demasiado de relieve la historia veterotestamentaria, como ya se deja notar en este primer momento. Ha prescindido de genealogías, a las que han recurrido sus sucesores, Mateo y Lucas, que seguramente han percibido esta intencionalidad restrictiva. Por eso prefiere realizar las conexiones de forma imperceptible, como veremos, entre otros casos, cuando nos presente a la niña de Jairo como la esposa del Cantar o nos descubra en la hija de la Sirofenicia a esta misma esposa dormida en el lecho, después de haber sido curada por Jesús. Pero si bien se lee, Mc no está contra el A.T., su temor se basa en que si se insiste en él pudiera perder brillantez la novedad de Jesús. Marcos está obsesionado porque su protagonista lo sea en todo momento. Jesús es la novedad, el comienzo de una humanidad nueva, el sueño de Dios. 28. “En caso del que ‘tenía derecho’ a casarse con la viuda renunciase a hacerlo, otro le quitaría la sandalia, indicando así que se apropiaba de su derecho y tomaba su puesto [cf. Rut 3, 5-11]” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio I, 74). 29. El antijudaísmo de Marcos ha de entenderse no como contrario al pueblo judío, sino a las instituciones del Israel de entonces.
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Las referencias bíblicas en cuestión son tres citas: del Deuteroisaías30, Éxodo y Malaquías31. Como Marcos se refiere únicamente a Isaías, se ha pensado que las otras dos serían interpoladas; pero, a juicio de exegetas de renombre, tal supuesto no se puede demostrar32. Parece que el pensamiento de Mc se desenvolvería de la siguiente manera: contempla en el A.T. la historia de la preparación del gran acontecimiento, que es Jesús. El Bautista sería la personificación de las antiguas Escrituras. El Bautista es el heraldo que anuncia un camino. Todo el A.T. va a ser observado como camino: éxodo33. Pero donde Mc contempla el éxodo con más fuerza es en el libro de la consolación de Isaías. Aquí va a situar el centro comprensor del A.T34. Por eso sólo aludirá a Isaías. Las otras dos citas, la del Éxodo y Malaquías han de ser leídas desde aquí: desde ese anuncio del heraldo de la consolación, palabra que conecta con la esencia de Jesús: ¡evangelio! Malaquías es el último de los profetas y presagia el final del camino, la llegada de un mensajero purificador. Esa purificación debe ser desvestida de cierto aspecto de dureza y violencia, leyéndola desde el anuncio consolador del Deuteroisaías, que es el texto que más se aproxima a la purificación y éxodos que impondrá Jesús. El sentido de las citas, conforme a lo que acabamos de decir, es claro. Mc sitúa en Jesús35 el camino salvador que el A.T. atri30. La cita de Isaías está tomada del texto griego. El hebreo, lee: “Una voz clama: En el desierto abrid camino a Yahvé, trazad en la estepa una calzada recta a nuestro Dios”. En el texto griego asumido por el evangelista la voz clama en el desierto. 31. La cita está compuesta a base de Éxodo y Malaquías. La primera parte está tomada de Éx 23, 20ª y la segunda de Ml 3, 1 según el texto hebreo, el griego cambia un tanto el sentido. El texto de Malaquías: “Allanar el camino delante de mí”, Marcos lo cambia por “ha de preparar tu camino”. 32. No admiten interpolación E. TROCMÉ, P. LAMARCHE, R. PESCH, J. GNILKA. La supone V. TAYLOR. 33. Cf. P. LAMARCHE, Évangile, 38. 34. “Is 40, 1-5, que describe el camino de retorno de Israel del exilio en Babilonia, se convirtió en los círculos judíos en una expresión clásica del consuelo y la salvación de Dios” (D. J. HARRINGTON, Evangelio, 19). 35. ¿La palabra Señor (Kyrios) del texto de Isaías la aplica Marcos a Jesús? Algunos autores dudan, ya que en Marcos Kyrios sólo se emplea en dos ocasiones (7, 28 y 11, 13), que no parece que revistan este sentido. Mi opinión es
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buía a Dios, pero este camino, a partir de la experiencia que ya posee el evangelista, se sitúa en el nivel de la kénosis y de la entrega de Dios al hombre como amor en Jesucristo. Lo más cercano que él encuentra en el A.T. de este proceso es, como hemos dicho, el pasaje de Isaías. La historia de Jesús va a ser también un camino. Así va a estructurar Mc su evangelio. Estas citas se han de leer desde el conjunto del capítulo primero principalmente, y también desde todo el evangelio. Mc va a dar comienzo a la más bella de las noticias: evangelio (1, 1). Este comienzo remite al Gn (1, 1). Jesús es el principio (comienzo) del que habla el Génesis. Jesús va a realizar el camino de Dios, un nuevo éxodo, que tiene por objeto conducir la historia a su situación primera: “principio” (Mc 1, 1), y al señorío de Adán sobre la fieras (Mc 1, 13). Este camino surgirá del desierto a donde Jesús es arrojado (Mc 1, 12) como el chivo expiatorio (Mc 1, 12-13; cf. Lv 16, 10.22). Jesús, es el Hijo (Mc 1, 11), que se revelará nuevo Adán (Mc 1, 11), con las actitudes del siervo (Mc 1, 11.13). El camino recorrerá todo el espacio de la Tierra Santa hasta alcanzar a los gentiles (Mc 7, 24-30). Jesús irá transformando todas las instituciones de Israel recorriendo dos veces su espacio; cuando Jerusalén, expresión de todas las instituciones del rabinismo, sea destruida, habremos alcanzado la meta36. Como iremos viendo, la geografía de Israel para Mc tiene un sentido teológico37, Jesús la irá recorriendo y a la vez transfigurando. Todos que Mc lee el Kyrios isaiano en sentido cristológico y muy probablemente en 11, 13. El porqué Marcos no usa frecuentemente este nombre, como hace Pablo, se debe a su visión kenótica de la historia de Jesús, que aparentemente se coordina mal con ese título que implicaba señorío. Marcos confiesa este señorío, pero su fuerza no le va a venir del esplendor externo, sino de la asunción de lo humano desde sus fondos más inauditos. 36. Así, pues, para Marcos lo importante es la historia de Jesús, y es importante que sea contada precisamente como una historia, en su desarrollo. No es suficiente subrayar algunos aspectos del misterio de Jesús, por muy centrales que sean” (B. MAGGIONI, El relato, 9). 37. “Es verdad que las figuras más evidentes son en primer lugar las geográficas; ya hemos visto cómo el prólogo de Marcos “programa” las cuatro “áreas” en las que habrá de desarrollarse el relato... Pero estos espacios son ante todo simbólicos” (M. CLÉVENOT, Lectura, 153).
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los lugares por donde él pasa se conmueven y se estremecen. Parece como si se estuviera cumpliendo a la letra el salmo 114: “Mar, ¿qué te pasa que huyes, y tú, Jordán, que retrocedes, montes, que brincáis como carneros, colinas igual que corderos?” (v. 5-6).
El sentido del Bautista (1, 4-8) 4 Apareció Juan bautizando en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados.5 Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. 6 Juan llevaba un vestido de piel de camello; y se alimentaba de langostas y miel silvestre. 7 Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. 8 Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»
Marcos introduce a Juan en escena de forma brusca, sin ofrecernos ningún dato personal, sólo su oficio y su forma de vida y vestido. También aquí el lector no debe distraerse con las genealogías o procedencias. Escuetamente dirá: “Fue (egeneto) Juan bautizando en el desierto y predicando un bautismo de cambio de mentalidad”38. Ese “egeneto” quiere decir que Juan entra de forma drástica, como si cayera del cielo. Enseguida nos daremos cuenta de que es como el último estertor del A.T. Su misión va a consistir en anunciar al que viene detrás de él. La imagen externa que nos traza de Juan está calcada de la de Elías (v. 6), aunque muy suavizada. Juan aquí no profiere amenaza alguna como en los otros sinópticos, se limita a pedir la conversión o, mejor, el cambio de mentalidad. Probablemente es que Marcos le quiera presentar como el amigo del novio, como vimos. Para él, el Antiguo Testamento ha sido una mera preparación. 38. BJ: “Apareció Juan bautizando en el desierto y proclamando un bautismo de conversión”.
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Aunque el v. 7 sea leído en sentido nupcial, no impide que tengamos presente en la expresión: “el que es más fuerte que yo” (iskhyroteros) resonancias mesiánicas e incluso divinas. En caso de que sólo se leyera en este último sentido, significaría que Juan (el A.T.) no es digno ni siquiera de agacharse para desatarle la correa de la sandalia. Pueden ser complementarias las dos lecturas. Juan ha aparecido en el desierto39. Es una forma muy simple de afirmar que Israel tiene que tornar allí. Un nuevo nacimiento, diría el evangelista Juan (Jn 3, 3-4)40, un nuevo comienzo, insinúa Marcos. Posiblemente se da aquí una forma discreta de dar a entender que los dirigentes judíos han tergiversado la historia –enseguida veremos esta preocupación constante en Marcos–, y que es ahora la voz del A.T., canalizada por la del último de los profetas, la que invita a volver al desierto en busca de una tierra prometida. El bautismo en el Jordán rememora otros sucesos acaecidos ahí y en el mar rojo. Bautizarse en el Jordán indudablemente indica que hay que pasarlo. El Bautista no olvida el simbolismo de este río, así como el significado de la inmersión en las aguas como cambio de vida. Ir al desierto y al Jordán es comenzar de nuevo en la línea de la profecía (Elías), pero no de la historia. En efecto, a lo largo del evangelio de Marcos nos apercibiremos de su antirrabinismo. Los dirigentes han tergiversado la marcha de la profecía. El Mesías no puede ser esperado desde las instituciones, hay que salir de ellas. Es cuanto afirma el evangelista. Al pie de la letra había que traducir: “Hacía(n) el éxodo (exeporeueto) hacia él toda la 39. “Topográficamente debe tratarse del desierto de Judá, pero más que descubrir un lugar determinado, aquí estamos llamados a leer un símbolo. O sea, el desierto como lugar de cercanía, de la intimidad con Dios. En el desierto precisamente Yahvé ha hablado a su pueblo, es más, lo ha convertido en “su” pueblo. En el desierto se han celebrado las bodas entre Dios y el pueblo elegido” (A. PRONZATO, Un cristiano I, 40). 40. A Nicodemo prototipo del judaísmo le recordará Jesús que el cambio que ha de dar para ir a él ha de ser tan brusco que supone un nuevo nacimiento, nacer de nuevo. No es suficiente la conversión; cf. S. CASTRO SÁNCHEZ, Evangelio de Juan, 92.
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región de Judea y todos los habitantes de Jerusalén”41. Expresión un tanto enigmática que, sin duda, no incluye a los dirigentes, pues no creen en el bautismo de Juan (11, 28-33). Parece que el texto intenta excluirlos. Indudablemente por 11, 28-33 se demuestra que ellos no acudieron, pues allí temen que se les eche en cara que no creyeron en su bautismo. El pueblo sí comenzó a hacer el nuevo éxodo. Ya hemos dicho que el evangelio de Marcos se va a estructurar en forma de camino; Jesús no se detiene, recorrerá dos veces la tierra santa (1, 14-8, 26; 8, 27-11, 11); ese recorrido corresponderá a un doble estadio de profundización de su doctrina. A partir de 8, 27 hasta el capítulo 11 el término camino o similares aparecerán muy frecuentemente. Ese “Éxodo” y esos caminos suponen profundos cambios mentales y cordiales en pos de la aceptación del proyecto de Jesús. La geografía del evangelio se transfigura en teología y seguimiento. El río Jordán o el bautismo en él constituyen un mero simbolismo, hay que buscar una nueva frontera42. Sin salir de la propia tierra hay que transfigurar su contenido. Marcos va a utilizar un simbolismo muy profundo, menos aparatoso que el de Juan, pero no menos vigoroso y bello. El río Jordán marca el comienzo de una esperanza. No dudamos que los hechos sucedieran ahí, pero el evangelista va a comenzar a comprenderlos en su profundidad más honda. Y en el Jordán las gentes confesaban (exomologoumenoi) “en alto” sus pecados. Serían fundamentalmente los inscritos en 41. “La vida y el perdón no se ofrecen ya en el Templo, sino en el desierto; no por los sacerdotes, sino por el profeta; no mediante sacrificios de purificación ritual, sino mediante un bautismo que lleva a la conversión eficaz y al cambio de corazón en cuanto sede de valores y relaciones y origen de estructuras” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 79). 42. “A la orilla del Jordán, en el desierto de las promesas y nuevos comienzos, estaban ellos dispuestos a escuchar la voz de Dios y ponerse en pie para cruzar a la orilla de la libertad. Entre ellos estuvo por un tiempo Jesús” (X. PIKAZA, Pan, Casa, Palabra, 27).
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el decálogo. Marcos es absolutamente lacónico. Jesús al rico le va a decir que guarde los mandamientos (10, 19), y luego en la conversación sólo le recordará los referentes al prójimo (10, 19). Marcos no ha querido determinar el contenido como luego lo harán los otros sinópticos (Mt 3, 1-12; Lc 3, 1-18). Cada uno debe confesar las tenebrosidades de su conciencia. Casi siempre el pecado remite a una imposibilidad, incapacidad o limitación. Hay que confesar la imposibilidad de agradar a Dios; el evangelio nos va a dar esa posibilidad: “Creed en el evangelio” (1, 15) va a proclamar enseguida Jesús, como el advenimiento de la gracia. Y el evangelista pronto va a distinguir las dos economías. La primera será un bautismo de agua; la de Jesús un bautismo en el Espíritu. ¿De qué Espíritu se trata? El texto de Malaquías (3, 24) habla del fuego purificador. Marcos lo ha cambiado por el Espíritu. En los profetas el advenimiento del Espíritu se reservaba para los últimos tiempos43. El Espíritu en este caso es la misma fuerza de Dios que recae sobre el mundo. Pero en los evangelios ya adquiere un carácter más personalizado, pues en el bautismo este Espíritu descenderá sobre él, mientras se escucha la voz del Padre. Es cierto que todavía no nos encontramos con los conceptos de personas en Dios, de los concilios, pero estamos asistiendo a un proceso de personificación indudable. Espíritu44 en Marcos es la fuerza del Padre que actúa de forma inusitada en Jesús, en quien el Espíritu mora como en su lugar más propio. En la escena del bautismo veremos cómo se tiene la impresión de que el Espíritu, de pronto, al hallar el lugar del cobijo, por el que suspiraba, se proyecta raudo sobre Jesús. Ha encontrado el lecho de su descanso. 43. “La actividad del Mesías consiste en infundir el Espíritu (cf. Is 44, 3-5; Ez 36, 2628) que potencia y consagra al hombre” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 76). 44. Marcos usa Espíritu o Espíritu Santo indistintamente, pero siempre que se refiere a Jesús usa sólo Espíritu.
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Teofanía en el Jordán (el bautismo de Jesús) (1, 9-11) 9 Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. 10 En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él. 11 Y se oyó una voz que venía de los cielos: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco.»
La llegada de Jesús Por primera vez aparece la persona de Jesús, de la cual no se da ningún detalle ni información. Parecería un personaje conocido. El primer versículo del evangelio ha hablado de él45. Los cristianos ya le conocen, pero Marcos le quiere presentar ahora de forma brusca. Y nos da tres datos chocantes: Jesús, Nazaret, Galilea. Nazaret y Galilea van a marcar el sentido de Jesús. Muy probablemente cuando se denomina a Jesús como Nazareno, no se quiere sólo aludir a su lugar de origen, sino también a determinar un lugar de un contexto nada halagüeño, posiblemente con caracteres bélicos o revoltosos. De ahí que en los evangelios cuando no se quiera transmitir este sentido se use otra grafía46. No se sabe con certeza si Marcos siempre que habla de Nazaret le aplica este sentido o se limita sólo a considerar su origen geográfico, de un pueblo innominado en las Escrituras del A.T. En este caso querría significar que Jesús proviene de un lugar que no tiene su espacio en el A.T. Gran ironía. El esperado de la Biblia surgirá de un lugar del que no se hallará ni una breve mención en los libros de Israel. Previa a esa presentación, Marcos introduce la escena con una forma muy expresiva: “En aquellos días”. ¿Es un mero cliché 45. Cf. E. TROCMÉ, L’Évangile, 24. 46. “Nadsoraios traducido por Nazoreo. Nazoreo término que se aplica a Jesús el Galileo y una vez a los cristianos. El término plantea un problema etimológico no resuelto. Se le hace derivar o bien del hebreo nâzîr; nazireo: “consagrado, santo”, o bien de néçèr; “vástago” o de nûçûrum: El Resto”, o incluso de la raíz mandea nçr «observar»” (X. LÉON-DUFOUR, Diccionario, 428). Marcos siempre usa el término nazareno y parece que con significación despectiva por parte de la gente, de las autoridades y de los demonios.
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literario o encierra algún otro significado? Marcos usa la fórmula pocas veces y siempre en contextos solemnes. En este momento nos encontramos con uno de los acontecimientos más significativos de la existencia de Jesús: la proclamación de su misión profética por medio de la recepción del Espíritu y el testimonio del Padre. Por todo ello parece que se hace alusión a las palabras que en los profetas Jeremías, Ezequiel y otros47 introducen el tema de la nueva Alianza. Con la llegada de Jesús al Jordán han llegado los días de la nueva Alianza. Precisamente el Jordán delimita las fronteras de la nueva tierra. El término Galilea como contradistinto a Judea, de la que ha hecho el éxodo la gente, adquiere en Marcos un sentido muy positivo48; es el lugar donde se manifiesta el evangelio en todos sus aspectos. Para Marcos Galilea se va a identificar con el evangelio. Por eso el ángel, el día de la resurrección, invitará a los discípulos a ir a Galilea, allí verán a Jesús. Los cristianos deberían reservar un cariño especial para esta tierra, mezcla de judíos y gentiles, símbolo de la unidad de todas las razas. Espacio geográfico pequeño, no exento de belleza, frágil. El único lugar del mundo donde se pudieron pronunciar la bienaventuranzas. Galilea la amada, donde Jesús dejó la fragancia de su palabra. Sin memoria de Galilea se hace ininteligible el cristianismo49. La Iglesia de Jesús debiera recordar continuamente a Galilea, configurarse a su medi47. Os 2, 20-24; Is 54; Jr 31, 33ss; 32, 37-41; Ez 6, 26; 16, 60; 36, 26ss. 48. De hecho Marcos estructura la vida de Jesús en torno a Galilea, reservando a Jerusalén sólo la última semana, el sepulcro vacío y el mandato a los discípulos de volver a Galilea a contemplar al Resucitado. Judea (Jerusalén) es el lugar de la muerte, de la oposición frontal a Jesús (cf. Mc 11, 27-12, 40). Por el evangelio de Juan y por indicios de Mateo y Lucas sabemos que Jesús subió durante su vida pública a Jerusalén. ¿Por qué Marcos lo ha ocultado? O, mejor, ¿por qué ha estructurado su vida en relación con Galilea? Ya nunca lo sabremos. Pero algo nos queda claro: Marcos siente una gran predilección por ella. Por eso desde un punto de vista geográfico normal podíamos dividir su evangelio en dos grandes partes: 1ª: Galiea, la amada 1, 1-10, 52: 2º: Jerusalén, la repudiada 11, 1-16, 8. 49. “Por eso no vemos por qué E. Manicardi se opone a la sugerencia de E. Lohmeyer, según la cual, Galilea se presenta como la tierra ideal del cristianismo” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 56)
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da, porque muy posiblemente el Padre, desde la eternidad la pensó al estilo de su Hijo encarnado50. Mateo, sin duda, ha intuido el profundo sentido de Galilea en el texto isaiano: ¡Tierra de Zabulón y Tierra de Neftalí camino del mar, allende del Jordán, Galilea de los Gentiles! (Mt 4, 15).
Jesús baja al fondo de las aguas Marcos es muy lacónico, no hace ningún comentario acerca del hecho que narra muy escuetamente: el bautismo de Jesús por Juan en el Jordán. El ser bautizado por Juan significa que Jesús asume todas las virtualidades del A.T.,51 no de la tradición rabínica, que no había salido en pos de Juan. “En el Jordán” significa que Jesús se abre a las perspectivas escatológicas del Bautista: nueva alianza, separándose de las tradiciones de los dirigentes de Israel. Jesús bajó al fondo de las aguas. Marcos lo afirma implícitamente, porque enseguida dirá que subió. Jesús se sumergió en las aguas del pecado, aunque Marcos tiene buen cuidado en no unir simplemente a Jesús con los demás, de los que dice que confesaban sus pecados, mientras que de él no hace tal afirmación. Jesús se solidariza con los pecadores, pero en él no cabe la oposición al Padre, quien enseguida va a proclamar que es su predilecto, en el que se deleita. Jesús ve, al subir, que se rasgan los cielos (skhidsomenous tous ouranous). “Rasgarse” es la traducción exacta del texto griego. Rasgar significa una cierta precipitación, al mismo tiempo que casi la imposibilidad de retornar la cosa rasgada a su estado primero52. 50. En algún sentido, Galilea es como la esposa del Cantar del N.T. 51. “En Marcos el bautismo que Juan administra a Jesús viene descrito sin prehistoria, como acontecimiento en el que paradójicamente se ensamblan la profecía y su cumplimiento; sigue enseguida un breve relato de la tentación, en el que el abismo físico de las aguas se trasforma e interpreta como abismo espiritual, al que debe bajar el que lleva a cabo el cumplimiento” (H. VON BALTHASAR, Gloria, 7, 48). 52. El texto paralelo sería Is 63, 19b; pero Isaías no dice rasgar, sino abrir. Cf., sin embargo, R. PESCH, Il vangelo I, 164.
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¿Podría querer significar Marcos que ante el gesto de Jesús de mezclarse con los pecadores Dios no tuvo más paciencia y le desveló su propio misterio (el de Jesús), que era el predilecto y lugar donde Dios habitaba plenamente complacido? No se trata, pues, de una visión, sino de una experiencia que hoy podríamos bautizar de desvelamiento, que nos ha sido transmitida en el lenguaje de una teofanía; Jesús sintió de forma especial a partir de ese momento lo que llevaba percibiendo de forma creciente, pero no tan clara desde los años de su infancia, cuando comenzó a despertar en él su conciencia de adulto53. El Abbá, que sentía tan cerca, ahora se convierte en evidencia54: Hijo, el Predilecto55, el Unico, objeto de la complacencia divina. Meditación sobre el bautismo de Jesús Al trasfondo de esta teofanía se halla la narración isaiana del Siervo (42, 1), la tradición del salmo 2, 7 y la referencia a Isaac (Gn 22, 2.12), aunque la narración de Marcos las ha transcendido. Marcos quiere decir claramente “Hijo”, no siervo. ¿Qué ha pretendido con esta expresión? No se puede pedir a los evangelios precisiones sobre la naturaleza y la persona de Jesús. Es seguro que en todo caso, la palabra Hijo para él va más allá que la de profeta o que cualquier personalidad del A.T. Marcos ha 53. Después de hablar de los posibles lugares donde fue tomando cuerpo la conciencia de Jesús sobre la cercanía de Dios, escribe H. SCHÜRMANN: “Pero de manera decisiva en la silenciosa ‘habitación... en lo oculto’, donde ‘el Padre ve’ (Mt 6, 6). Nuestra tesis es que el destino de proclamar la basileia vino ya sobre Jesús en Nazaret y que allí se formó ya su característica y ‘originalísima’ comprensión de la basileia” (El destino, 25). 54. La mayoría de los autores piensa que Jesús en el bautismo no experimenta una vocación, sino la percepción de que había llegado el momento de poner por obra lo que sentía en su corazón; cf. O. GONZÁLEZ DE CARDEDAL, Cristología, 41. 55. “El Querido (Ho Agapêtos). No es uno cualquiera, sino el único, escogido, preferido, como aquél a quien Abrahán estaba dispuesto a sacrificar (Agapêtos: Gn 22, 2.12) o como el pueblo de Israel (primogénito, elegido: Éx 4, 2223) a quien amaba Dios intensamente. También el profeta final, Siervo Elegido (Eclektos) de Is 42, 1 aparece en la tradición judía como amado [jhjd]” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 33).
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profundizado en lo humano de Jesús. El Jesús de Marcos se transciende a sí mismo. Pienso que ha evitado las genealogías adrede. Se ha querido fijar más en la trascendencia de su existencia terrena por miedo a desnaturalizarlo como hombre o porque se ha visto incapaz de expresarlo fuera de su existir responsable. Es quizás, por eso, por lo que no habla ni de su nacimiento ni de su infancia, y algo parecido le va a pasar también con su resurrección. Lo cierto es que Marcos no piensa en un Hijo de Dios con sentido funcional. Juzgo que es inconcebible tal aseveración en la teología de Marcos. En cuanto al posible trasfondo del salmo 2, Marcos lo ha querido dejar como resonancia, pero se ha separado de la literalidad quizás para evitar contaminar lo más mínimo a Jesús con ningún aspecto de violencia o de guerra56. Es curioso que en el evangelio de Marcos se rasguen tres cosas, y siempre como realidad final se halle la palabra “hijo” en referencia a Jesús. Aquí en la escena del bautismo 1, 10-11; en el proceso 14, 61-63, ante la confesión de Jesús de proclamarse Hijo del Bendito, el Sumo Sacerdote se rasgó las vestiduras; finalmente, en el momento de su muerte se rasga la cortina del templo y el centurión proclama que Jesús es verdaderamente Hijo de Dios (15, 38-39). La experiencia que Jesús ha tenido se ha realizado después de que el Espíritu ha descendido sobre él como una paloma. Tampoco es fácil determinar aquí el pensamiento de Marcos. ¿El final del diluvio? (Gn 8, 9); ¿la nueva creación? (Gn 1, 2)57; ¿el apego de la paloma al nido?58. Estamos indudablemente ante una 56. “Quien lea este pasaje desde Sal 2, 7 podría haber esperado otro final (hoy mismo te he engendrado) en clave de generación simbólica fundante... Pero Mc 1, 11 no destaca ese nivel (de investidura de poder), sino el gesto gozoso de amor del Padre que disfruta con su Hijo (su amigo). Por eso añade, en ti me he complacido, y de esta forma encuadra en el placer paterno de Dios la historia humana” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 33). 57. Cf. A. PRONZATO, Un cristiano, I, 48-49. 58. “El apego de la paloma a su nido era proverbial y se usaba en comparaciones. Según esta imagen, el Espíritu baja hasta Jesús velozmente, como a su lugar deseado” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio, 86).
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experiencia del Espíritu, que clarifica la conciencia de Jesús. La voz “se hace” (phônê egheneto) en el corazón de Jesús desde los cielos rasgados. Dios se rasga y nace Jesús, como la madre para dar a luz al niño. De ahora en adelante Dios no va a ser el protagonista directo, sino Jesús, en quien Dios se complace. La segunda parte del versículo 11 está llena de intensidad: dos veces se hace referencia a la segunda persona, “tú”, “en ti”; “en ti me complazco”; está en aoristo, pero por su relación al presente: “eres”, indica un agrado no puntual, sino permanente, remitente, por otra parte, a un perfecto estativo hebreo. Los LXX traducen por aoristo Is 42, 1, el perfecto estático59. Con todo esto se quiere afirmar que la complacencia divina en Jesús es permanente, no de un momento determinado. ¿Pero con el aoristo no habrá querido señalar Marcos que Dios no comienza ahora a complacerse en Jesús? El aoristo indeterminado quizás no ha querido fijar ningún momento del comienzo de esa complacencia, que es constituyente. Jesús, arrojado al desierto (1, 12-13) 12 A continuación, el Espíritu le empuja al desierto, 13 y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás. Estaba entre los animales del campo y los ángeles le servían.
Da la impresión de que este versículo quiere ser como una síntesis de toda la actividad de Jesús. El texto original observa que el Espíritu arroja (ekballei)60 a Jesús al desierto. Quizás se quiera más bien afirmar que el Espíritu, que ya posee a Jesús, lo impul59. “Mi Hijo Querido equivale a Mi Hijo Único (‘el únicamente querido’), de ese apelativo no está ausente ni siquiera en esa ocasión, un trasfondo de sacrificio y de muerte (cf. 12, 6); el sacrificio de Isaac, ‘el hijo querido’, que tanto influyó en la literatura rabínica, quizás tenga algo que ver en esta frase de Marcos” (E. CANTERA, M. IGLESIAS, Sagrada Biblia, nota a Mc 1, 11). 60. En contra de cuanto piensa GNILKA el verbo debe ser tomado en su sentido literal de arrojar, mover con fuerza: “pero no tenemos derecho a interpretar esto en un sentido de violentar, de un empujar, de un arrojar” (J. GNILKA, El evangelio I, 65-66).
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sa desde todo su ser, que se mueve connaturalmente al ritmo del Espíritu. El autor está pensando en Jesús, nuevo Adán61. También tentado. Los cuarenta días62 posiblemente insinúan que lo fue durante toda su vida63. Ahora el paraíso donde se le coloca (el desierto) es la sociedad israelita, en la que imperan las fieras. Y aquí probablemente se le interfiere otra imagen al evangelista, la del chivo expiatorio, arrojado al desierto para que le devoren las fieras (Lv 16, 10-22). Jesús convive con ellas, como sucederá en los tiempos mesiánicos (Is 11, 6-9; 65, 25). Los ángeles no lo arrojarán como Adán, sino que le sirven. Así se convierte el desierto en paraíso. El es el contrasentido de Adán. El relato puede remitir a una reinterpretación teológica de todo el ministerio de Jesús en forma de síntesis previa a la narración de su vida. Cuanto va a acontecer en el evangelio se resu61. “En la tradición judía Adán era representado rodeado de fieras, que después de la trasgresión se vuelven contra él (Apocalipsis de Moisés, 24; Testamento de Neptalí 8, 4). En conformidad con una idea presente en el judaísmo de la época, según la cual al final las cosas llegarían a ser como al inicio, Jesús es el nuevo Adán que hace posible el período del paraíso [...]. Con Jesús se restaura la paz originaria que existía entre la creación y su creador. La confirmación de esta comunión entre el cielo y la tierra es la presencia de los ángeles que le sirven. La descripción recuerda la escena de Adán que, en la literatura judía, antes de sucumbir a la tentación es servido por los ángeles [Vida de Adán y Eva 4, 2; 13, 1-14, 2]; [cf S. GRASSO, Vangelo di Marco, p.51]” (S. J. BÁEZ, “El desierto en el Nuevo Testamento”: Teresianum LV (2004/II), 319)40. 62. “Cuarenta es una especie de número sagrado en la Biblia. Indica simbólicamente el tiempo de la opresión, de la prueba, de la purificación, del duro camino hacia la salvación” (A. PRONZATO Un cristiano I, 52). 63. Así opinan algunos autores como J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio I, 9396. De hecho Jesús a lo largo de su vida fue tentado por todos aquellos que quisieron hacer que orientara su mesianismo por una línea fácil y triunfalista, como fueron sus discípulos, principalmente Pedro (8, 33; cf. 1, 35-38; 2, 1-3.5; 8, 17-21; 9, 19; 11, 27-12, 27; 14, 32-42; 15, 34.37). Parece que Marcos recoge como fondo una tradición que refiere a Jesús las tentaciones del pueblo de Israel durante cuarenta años, pero luego lee el pasaje en el conjunto de la vida de Cristo. En este caso el desierto sería la existencia de Jesús, y las fieras, sus enemigos. Caben aquí muchísimos matices. De todas formas, si Jesús ha revivido la tentación del pueblo de Israel en el desierto, ésta tiene que plasmarse en su vida concreta. Por tanto, las fieras tienen que tener un nombre, y también los ángeles y el desierto.
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me en estas líneas. Por tanto, el pasaje está construido teniendo en cuenta los sucesos de Adán en el paraíso, la historia del chivo expiatorio y la paz mesiánica cantada por Isaías. Mateo y Lucas han modificado la narración, explicando las tentaciones y omitiendo algunos detalles, que quitan espontaneidad y frescura literario-teológica al texto de Marcos64. Anteriormente, a estas figuras bíblicas, nos hemos encontrado con la del Siervo, y la del Padre, proclamándole Hijo; es el nuevo Adán, que retornará la humanidad al paraíso, mediante las actitudes del Siervo65. Probablemente la figura del Siervo en la mente de Marcos se extiende también a la del chivo expiatorio. Breve síntesis de quién es Jesús en el proceso de historia de salvación. Estalla la gran noticia: ¡el evangelio! (1, 14-15) Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: 15 «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva.» 14
Jesús va a dar comienzo a su misión después del ministerio de Juan, o, mejor, después de su entrega. Ese “fue entregado” (paradothenai) ¿es un pasivo divino, situando así la misión de Juan en la línea de la entrega de Jesús, o se refiere más bien a que los judíos lo entregaron, aunque el ejecutor de la muerte fue Herodes? Indudablemente la afirmación principal la sitúa el autor en el hecho de que el ministerio de Jesús no va a correr paralelo al de Juan. Juan, ya lo hemos dicho, representa el A.T. Pasada esta etapa, va a dar comienzo a la suya Jesús. Significado que avalan las palabras: “El tiempo se ha cumplido”. 64. “La brevedad y simplicidad de este relato marcano contrasta con el elaborado debate escriturístico que hallamos en Mt 4, 1-13 y Lc 4, 1-11” (D. J. HARRINGTON, Evangelio, 20). 65. “La segunda parte de la comunicación celestial evoca Is 42, 1, sugiriendo una conexión entre el Hijo de Dios y el Siervo de Dios” (D. J. HARRINGTON, Evangelio, 20).
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El inicio de la predicación va a tener lugar en Galilea66, lugar en que convivían judíos y paganos. Con esta primera actitud Jesús da a entender por dónde va a ir el rumbo del evangelio. Ya no habrá privilegios ni distinciones. El cariño de Marcos por Galilea se refiere, sin duda, a que aquí se oyó por primera vez esa palabra que un día él mismo la identificaría con Jesús: evangelio: “Por mí y por el evangelio” (8, 35). La expresión “proclamando (kêryssôn) el evangelio de Dios” es técnica y está tomada de la predicación cristiana. Expresa perfectamente el contenido del kerygma. Probablemente el genitivo “de Dios” es objetivo y significa la bella noticia que es Dios. No es improbable que Marcos esté pensando en el Abbá67. Pues en el momento cumbre de su experiencia trágica, en Getsemaní, denominará así a Dios. Ése era su nombre más íntimo. Por otra parte, en el bautismo acaba de sentirse Hijo predilecto, único, en un tú enfático pronunciado por el Padre. La Buena noticia es que Dios se va a revelar como ternura, gracia. Y desde esta palabra, hay que leer las siguientes: Reino de Dios; expresión ambivalente, pues puede tener un sentido activo y pasivo, y a veces ambos a la vez; ha de ser determinado por el contexto. Aquí hay que entenderla en sentido más bien pasivo: el reinado de Dios está entrando. Así parece que hay que traducir el perfecto (êngiken)68. Los hombres deben colaborar con un cambio de mentalidad y adhiriéndose a esa buena noticia: metanoiete kai pisteuete. Más que creer, en este caso, el verbo pisteuô ha de traducirse por adherirse, confiar. 66. “De la belleza y fertilidad de la región nos lo cuenta Josefo. La benignidad del clima permitiría toda clase de plantas. Él menciona los nogales, las palmeras, la higuera, el olivo, el viñedo y toda clase de frutas. A causa de los latifundios la mayor parte de los galileos vivían en dependencia económica. Las ansias de independencia eran aquí más fuertes que en las restantes partes de Palestina” (J. GNILKA, El evangelio I, 80). 67. Ya hemos visto que H. SCHÜRMANN identifica los dos conceptos. 68. “Se ha cumplido, se ha acercado. El tiempo perfecto para anunciar el acercamiento de una consumación escatológica futura. El reino se ha movido de una vaga distancia a una posición cercana. Ése parece ser el significado propio del perfecto” (J. ALONSO DÍAZ, Evangelio, 344).
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En tiempos de Jesús cada grupo religioso-político tenía una idea distinta del Reino de Dios y del Mesías; bien que para todos revestía un carácter escatológico y remitía a los tiempos anunciados por los profetas, y soñados por el entero Israel. De ahí que, para Jesús no fuera fácil darse a entender, sobre todo, cuando la confesión no se explicaba, como sucedía cuando se le proclamaba Mesías. También estos versículos son programáticos y pretenden expresar el contenido central de la predicación de Jesús. Cuatro llamados ¡junto al mar! (1, 16-20) 16 Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las redes en el mar, pues eran pescadores. 17 Jesús les dijo: «Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres.» 18 Al instante, dejando las redes, le siguieron. 19 Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes; 20 y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras él.
El número cuatro en Marcos significa la universalidad, como puede comprobarse por la comparación entre las dos multiplicaciones de los panes (6, 30-44; 8, 1-10), en las que indiscutiblemente los números están en función de distintas significaciones. Allí tienen un valor simbólico. Por otra parte, el mar también tiene sentido de universalidad, en cuanto que une a Israel con las naciones. Téngase en cuenta que Marcos, Mateo y Juan denominan al lago, en el que ahora nos encontramos, con el nombre de mar69; cosa que hacen de forma intencionada. Cuatro junto al mar indudablemente expresan la idea de que los elegidos representan la universalidad y son llamados a misionar el mundo. Los cuatro y el mar manifiesta su carácter universal y misionero70. 69. Veremos que en Marcos la casa, la barca y el mar juegan un papel decisivo en la estructura literaria del evangelio, que trasciende su significación histórica. 70. Para todas estas cuestiones de simbolismo de las distintas figuras y números, J. MATEOS - F. CAMACHO, Evangelio, figuras y símbolos.
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El pasaje parece ya teologizado y el evangelista está jugando con elementos posteriores que han caracterizado a los protagonistas. Lo que parece firmemente seguro es que se trata de individuos, cuyo oficio era el de pescadores71. Debajo de esa idea de unos hombres dedicados a la pesca ¿no refleja Marcos otras perspectivas? Es decir, dado que la pesca tiene en algunos textos bíblicos (Ez 47, 10-11) el sentido de conquista y de captación de adeptos, ¿no podría leerse este dato en sentido misionero?; ¿se trataría de personas ansiosas de buscar adeptos para su causa y a través de ellos dominar a los pueblos? Lo que no puede negarse es que se está hablando de dos grupos, uno de nombre griego –Simón y Andrés– y otro de nombre semítico –Santiago y Juan–, y que estos últimos parecen más acomodados que los primeros, pues además del padre abandonan la barca y los jornaleros que se quedan con él. A los primeros no se les asigna barca y están ya pescando, mientras que los otros dos están disponiendo las redes. ¿No se esconderá debajo de esas distintas disposiciones algún sentido teológico?72 Los dos primeros ¿no aludirían al grupo de discípulos, abiertos a proclamar el evangelio a los gentiles? Recuérdese el caso de Pedro después del asunto de Cornelio. Los otros, de idiosincrasia hebrea, están preparando las redes, ¿no representarán a la comunidad de Jerusalén presidida por Santiago, con muchas dudas ante la nueva situación que se presentaba al cristianismo con respecto a los paganos que deseaban abrazarlo? Cuando Jesús les ofrece la posibilidad de llegar a ser pescadores de hombres, ¿no estará insinuando que su proyecto desbordará las fronteras de Israel y se va a abrir a los gentiles? En fin, se esconden detrás del relato múltiples sentidos, que parece imposible que hayan pasado desapercibidos a la clarividen71. “Hay suficientes razones para pensar que sabían leer y escribir y que, quizá, estaban familiarizados con los textos bíblicos. La idea de que eran analfabetos procede de una lectura demasiado literalista de Hch 4, 13” (D. J. HARRINGTON, Evangelio, 21). 72. Cf. J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio I, 122-133.
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cia de Marcos. Por Juan conocemos que los discípulos andaban inquietos, buscaban, estaban problematizados por cuestiones religiosas73. ¿Representarían los cuatro discípulos dos clases distintas de discipulado? De todas formas, el mar y la barca pronto se van a insinuar como simbolismos con los que Marcos trenzará el significado del evangelio y del proyecto de Jesús, como veremos. El evangelista quiere poner de relieve la respuesta rápida de los llamados; sin dudarlo, inmediatamente, se fueron con él. No se habla de proyecto, se trata de una llamada de la persona; el seguimiento74 tiene por objeto la persona. El segundo grupo de hermanos abandona al padre. Quizás quiera Marcos llamar la atención sobre la ruptura que suponía para ellos –estos tienen nombres hebreos– el abandono de las tradiciones paternas tan enraizadas. Los cuatro llamados, ya desde este primer momento, quedan abiertos a horizontes universales. Esto se percibe claramente por la presencia del número cuatro y el mar. ¿Cuatro pescadores? Marcos ha procurado que Jesús inicie su ministerio rodeado de cuatro discípulos. Es cierto que la proclama del mensaje la hizo sin ellos, pero ya dijimos que ese anuncio era un poco como depositar previamente en sus labios el resumen de lo que iba a predicar después. ¿Qué significa pescadores de hombres? La imagen en un primer momento parece clara: de pescadores de peces –su oficio ordinario– Jesús les va a conducir a ser “pescadores”, captura73. “Los primeros discípulos de Jesús no se nos presentan como pescadores de Galilea que abandonan sus barcas para seguir a Jesús, sino como hombres que están ya buscando algo, ocupados por el Dios salvador al lado del Bautista” (X. LÉON– DUFOUR, Lectura del evangelio de Juan I, 148). 74. “El verbo ‘seguir’ adquiere en sus labios un significado particular, quizás vinculado a aquellos pasajes del Antiguo Testamento, donde se contrapone el ‘seguir’ a Yahvé con el ‘seguir’ a los falsos dioses (Dt 8, 19; 1 Re 18, 21” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 75).
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dores de hombres para el nuevo proyecto75. Que los peces son figura de los seres humanos nadie lo duda. Es famoso el pasaje de Ezequiel (47, 10-11) que alude a esto. Pero al hablar de hombres posiblemente Marcos quiera referirse a los gentiles. Jesús abrirá sus inquietudes a los gentiles. Sin poner en duda el hecho histórico de que los cuatro primeros llamados eran pescadores, parece que en el relato ya se les considera auténticos misioneros, que buscan reunir a Israel. Viven inquietos por esto, y Jesús les abre a un nuevo horizonte; no sólo hay que capturar a Israel, sino también a los gentiles. La palabra hombres parece que juega aquí este doble sentido. Tanto en un caso como en el otro, el mar significa el abismo. Hacerles pescadores de hombres supone extraerlos del abismo, liberarlos, ofrecerles la salvación. Liberar a los gentiles. Los cuatro quedan abiertos a lo universal: cuatro, mar, hombres. Ya desde sus primeros movimientos el evangelio de Marcos tiene aires de universalidad76. Comienza la irrupción de lo nuevo (1, 21-28) Llegan a Cafarnaúm. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. 22 Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. 23 Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: 24 «¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.» 25 Jesús, entonces, le conminó 21
75. “La llamada es soberana, el seguimiento inmediato e incondicional (cf. 1 Re 19, 19-22); modelo de toda vocación cristiana y apostólica. El oficio de aquellos pescadores (cf. Ez 47, 10; Hab 2, 15-16), realidad cotidiana y empírica, sirve para hacer comprender el nuevo oficio trascendente; es un caso de la subida constante de lo empírico a lo trascendente por vía simbólica” (L. ALONSO SCHÖKEL, Biblia del peregrino, 107). 76. Los dos primeros hermanos llevan nombres griegos, los otros dos, nombres hebreos. ¿Habrá querido significar el evangelista que el grupo de cuatro, que ya de por sí significa la universalidad, expresamente estaba compuesto simbólicamente por gentiles (primero) y judíos (después)?
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diciendo: «Cállate y sal de él.» 26 Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él. 27 Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen.» 28 Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea.
La escena aparentemente sencilla en cuanto referida a un exorcismo y a la consiguiente fama de Jesús, entraña, sin duda, un significado muy profundo. En primer lugar, la primera actuación milagrosa de Jesús se inaugura con la presencia también de sus discípulos77, aunque ellos no ejercen ningún protagonismo; únicamente se señala que lo acompañan: “llegan a Cafarnaúm”. Carfarnaúm era una ciudad clave por hallarse en un cruce estratégico. Sin duda, la ciudad judía más importante de Galilea. Otro dato muy significativo es que la curación o exorcismo va a tener lugar en la sinagoga de ellos: “su sinagoga”. Con esta expresión, sin duda, el evangelista se distancia de los dirigentes. La sinagoga era el lugar donde se exponía o se daba a conocer la Ley. Y es ahí donde la gente se va a quedar estupefacta de la doctrina de Jesús, que va a considerar totalmente nueva78. En la sinagoga está el endemoniado, un hombre poseído por un espíritu inmundo. Espíritu inmundo79, parece que se opone al Espíritu que tam77. Escribe A. PRONZATO: “B. Rigaux ha calculado que, de 671 versículos que constituyen el evangelio de Mc, 498 versículos (esto es, el 76%) refieren palabras y acciones de Jesús, de las que son testigos los discípulos. Pero no son pocos los casos en que Mt y Lc, en lugares paralelos, olvidan a los discípulos para nombrar únicamente a Jesús... Ordinariamente Jesús está con sus discípulos. Es la imagen preferida por el evangelista” (Un cristiano I, 71). Y aquí mismo en nota, añade: “En lenguaje moderno, podría decir –como hace W. Trilling– que la cristología de Marcos nunca está separada de la eclesiología” (Ib.). 78. Mc alude varias veces a la estupefacción que causaba en el pueblo la enseñanza de Jesús: 1, 27; 6, 2; 10, 24.32; 11, 18; 12, 17. No estoy de acuerdo con la interpretación que a este hecho da E. TROCMÉ, según la cual el evangelista habría trasladado aquí la admiración del pueblo por los milagros; cf. L’évangile, 50. 79. “Era difícil encontrar un signo más hiriente. La sinagoga debería ser espacio de total pureza, hogar donde los humanos forman la auténtica familia de Dios, en libertad y trasparencia. Pues, bien, en contra de eso, Jesús sabe que la misma sinagoga tiene al ser humano impuro, cautivado” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 45-46).
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bién ha poseído a Jesús en el bautismo. El endemoniado habla en plural. Con ello se significa que asume la doctrina de los escribas; aunque también lo hace en singular. Por esto y porque hasta ese momento no ha tenido problemas con la enseñanza que allí se imparte, se puede concluir que expresa a las claras la doctrina de la sinagoga, lo cual es tanto como decir que la sinagoga está poseída por un espíritu inmundo. En otros términos: la sinagoga está poseída por un espíritu impuro, mientras que Jesús en opinión del Bautista va a bautizar con Espíritu Santo. El primer acto de Jesús ha sido “limpiar”, purificar la sinagoga. El evangelio va a ser una nueva80 doctrina. ¿Rompe Marcos con el A.T.? Sabemos que las enseñanzas sinagogales en muchos casos estaban plagadas de autoridades de maestros en la ley y de tradiciones, que eclipsaban la frescura del texto bíblico. El Dios vivo de los profetas poco a poco había ido perdiendo fuerzas para dejar protagonismo a la ley. Y, a su vez, la ley también poco a poco se había ido ocultando en las mil y una interpretaciones de los maestros del rabinismo. Jesús va a entroncar con lo más puro del A.T., como hemos dicho. De momento, Marcos no nos dirá qué enseñaba Jesús, sólo recoge la admiración de los oyentes que se extrañan de la novedad de la enseñanza, enseñanza que además hacía con autoridad por contraposición a los escribas. El texto es un tanto confuso. ¿La extrañeza radica en la novedad de la enseñanza? o ¿en la autoridad con que la hace? Parece que hay que referirla a ambas cosas a tenor de 1, 27: ”¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad!”81. ¿Por qué el endemoniado que confiesa a Jesús con el título de Nazareno le interroga “si has venido a destruirnos”, en plural82? 80. Según Taylor el término griego empleado por el evangelista significa nuevo con respecto a la calidad y se distingue de neos, que aludiría a la novedad con respecto al tiempo. La enseñanza de Jesús es nueva en cuanto a calidad; cf. V. TAYLOR, Evangelio, 193. 81. Para toda esta problemática, cf. P. LAMARCHE, Évangile, 79-80. 82. La expresión en plural indica que el endemoniado se identifica con la dirección (dirigentes) de la sinagoga. Cuando después usa el singular quiere denotar que está poseído por el espíritu inmundo, que es quien en realidad dirige a la sinagoga.
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Añadiendo después en singular que sabe quién es. El título de Nazareno por contraposición a “Nazoreo” es siempre negativo. Al confesarlo el Santo de Dios o el Consagrado, le proclama Mesías. Al denominarlo Nazareno, identifica al Mesías con la expectación que de él tenía la sinagoga: aquel que sometería las naciones a Israel. Le comprende desde una dimensión totalmente mundana. Un Mesías relacionado con la cruz es del todo incompatible con las creencias de la sinagoga. Marcos no dice qué enseñó Jesús en la sinagoga o qué tipo de enseñanza era esa que tanta admiración causaba a la gente, pero de este choque tan violento se infiere que Jesús, a quien el endemoniado confiesa Mesías, no respondía a sus esperanzas. De ahí su extrañeza: “¿Has venido a destruirnos?”83. A partir de este momento la personalidad de Jesús comenzó a afianzarse en el territorio de Galilea. Galilea va a ser el espacio donde se expandirá esa bella noticia. Al curar al endemoniado Marcos da a entender que Jesús purificó la sinagoga84. Los gestos de Jesús al recorrer Israel no tienen otra finalidad que esa purificación. Lo veremos más adelante, pero este primer capítulo es una buena muestra de ello. En seguida purificará también la casa de Simón (1, 29-31), y a continuación hará lo mismo con el desierto (1, 40-45). Marcos está leyendo la “historia de Jesús” en un doble plano. Nos transmite determinados hechos, a los que procura buscar su sentido más profundo, al tiempo que los ha ordenado en un proceso “lógico” ascendente. Su evangelio atiende a la vez a la tradición histórica y a la comprensión teológica. 83. ¿Habló Jesús en la sinagoga del servicio? A sus discípulos participantes de este espíritu, Jesús les reprendió: “Que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos” (10, 45). 84. El hecho de que cuando se explicaba en la sinagoga la palabra aquel hombre no tenía problemas, y comenzó a inquietarse cuando llegó Jesús, deja entender que en la sinagoga pervivía el mismo espíritu impuro que le invadía a él. Es curioso que la mayor parte de los autores no captan esta segunda intención del texto de Marcos.
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Purificación de la casa de Simón (1, 29-31) 29 Cuando salió de la sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. 30 La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; y le hablan de ella. 31 Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso a servirles.
De la sinagoga, a la casa de Simón. No olvidemos que esta casa va a servir a Jesús para exponer en no pocas ocasiones el mensaje. La casa y la barca serán la expresión de su comunidad estable y en movimiento; como realidad que se constituye en sí misma, pero esencialmente abierta y dirigida a la misión. La casa de Pedro va a ser la nueva sinagoga de Jesús. De hecho, en seguida, al hablar de la multitud que se congregará en torno a ella se utiliza una expresión griega de la misma asonancia que sinagoga (episynêgmenê). Pero hay que purificarla. La expresión de su impureza es la suegra de Simón85, que se halla en el lecho con fiebre. Se ha llamado la atención de que en todo el pasaje no se hable de enfermedad ni de curar. Por eso se ha pretendido ver en la fiebre, que en griego tiene la misma raíz que fuego, una alusión al ardor religioso en relación con la historia de Elías, que surgió como fuego. La fiebre de la suegra de Simón representaría el nacionalismo zelota de que estaría enferma la casa de Simón86. Como decíamos anteriormente, los personajes están leídos prolépticamente. Simón y Andrés, con nombres griegos, están 85. “La suegra curada y Jesús comparten una misma liturgia. Él la cura en sábado levantándola del lecho. Ella le (les) asiste en gesto que inaugura la nueva sacralidad cristiana del servicio mutuo. Nadie se lo ha dicho; no ha tenido que aprender de alguna exégesis rabínica muy alta. Lo ha sabido al recibir la ayuda de Jesús y al responderle, precisamente en sábado. Su diakonía es anuncio y principio de evangelio. Simón y los restantes discípulos no lo entenderán hasta la pascua; no querrán hacerse servidores los unos de los otros (cf. 9, 35; 10, 43) en contra del Hijo del humano, que ha venido a servir y dar la vida por todos (10, 45)” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 49). 86. Cf. J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio I, 156-157 y nota 1.
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simbolizando a los discípulos de la diáspora, que eran más activos que los de dentro del territorio judío. La casa de Simón estaba manchada de ardor nacionalista87 y Jesús la ha curado al igual que a la sinagoga88. Pero tornemos al principio del texto. Nos encontramos con una doble lectura. Según la aceptada por Nestle, apoyado en códices de gran valía, habría que leer el comienzo en plural: “Y enseguida, salidos de la sinagoga, vinieron”. Nos parece, sin embargo, que es preferible el singular, según el testimonio de otros códices no menos solventes, y es la que acepta la BJ. También parece que el texto deja entender que Simón y Andrés no asistieron a la sinagoga. Representantes de la corriente de la diáspora no participaban del fundamentalismo de las sinagogas del territorio palestino, aunque no por eso estarían carentes de nacionalismo judío, como se deduce del pasaje del endemoniado de Gerasa, que tendremos oportunidad de ver. Pero ambos grupos se juntan en la casa de Simón, que Jesús enseguida purificará. El trasfondo de este pasaje y del de la elección de los cuatro discípulos lo podemos encontrar en el libro de Hechos, donde se refleja la problemática existente entre la Iglesia de Jerusalén y las nuevas corrientes lideradas por Pedro, a raíz de la experiencia de la conversión de Cornelio y, cuyo exponente máximo lo hallamos en el Concilio de Jerusalén. Conviene señalar también el papel desempeñado por Marcos89 en estos sucesos. Nuevas lecturas de Hechos presentan la ruptura de Marcos con Pablo, debida a la querencia de éste por su pueblo, anteponiendo en su predicación a los judíos, contra Marcos, que juz87. Como es sabido, Pedro se enfrenta a Jesús por el sentido del mesianismo 8, 32-33. 88. “A la pregunta de por qué continuó siendo trasmitido este relato que, en su brevedad, apenas si encierra interés kerigmático especial, hay que responder diciendo que el valor de la tradición debería verse en su conexión con la casa y la familia de Simón” (J. GNILKA, El evangelio, 99). 89. Cf. J. RIUS CAMPS, El camino de Pablo, 49-51.
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gaba que el evangelio no permitía distinción alguna entre judíos y gentiles90. Si esto es así, nuestra interpretación del pasaje resulta totalmente plausible y da razón de todas las anomalías del texto. Jesús tomando de la mano a la suegra de Simón, la pone en pie, y al momento le desaparece la fiebre. El término usado para significar la puesta en pie, se utiliza con frecuencia para hablar de resurrección91. En realidad, había que traducir: “tomándola de la mano, la resucitó”. Puso en pie a la casa de Simón, el lugar desde el que Jesús va a conectar con Israel. “Y ella se puso a servirles92” (1, 31). No olvidemos que era sábado aquel día. La mujer ya no cree en el sábado93. Jesús ha liberado a la casa de Simón de las tradiciones rabínicas que prevalecían en Israel sobre el sentido auténtico de la Escritura. Y, por último, es necesario tener en cuenta que la mujer fue liberada de su mal por Jesús, gracias a la intercesión de “ellos”. El evangelista no especifica quiénes son los intercesores. Éstos se han de entender de Simón y Andrés, los únicos que conocían su dolencia. Con esta insinuación reconocen el poder de Jesús sobre Israel.
90. “Para comprender los motivos de esa “separación” y no caer en los frecuentes tópicos (juventud, inmadurez, falta de preparación de Juan Marcos para la misión, etc.) conviene reunir las diversas motivaciones que Lucas ha ido insinuando... Al ver que en tales circunstancias no se le permitirá desplegar su función de ‘garante’ del mensaje opta por regresar a su comunidad de origen” (El camino de Pablo, 51). 91. “El relato está dominado por la expresión “la levantó”, que en lenguaje del Nuevo Testamento evoca la resurrección de Jesús y la resurrección bautismal” (B. MAGGIONI, El relato, I42). 92. “En la interpretación de Munro, Marcos presenta a las mujeres en una variedad de situaciones de servicio, desde la más tradicional, de roles patriarcales de servidumbre doméstica, hasta la menos tradicional, de roles igualitarios de discipulado. Esta apreciación de la variedad de contextos del servicio de las mujeres plantea una hermenéutica feminista que pone en cuestión el prejuicio androcéntrico del texto de Marcos y la naturaleza androcéntrica de la historia de su interpretación” (LEVINE, A. J., Una compañera para Marcos 71). 93. El día de la resurrección de Jesús, el evangelista dirá: “Pasado el sábado” (16, 1).
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¡Todos a la casa de Simón! (1, 32-34) 32 Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados; 33 la ciudad entera estaba agolpada a la puerta. 34 Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no dejaba hablar a los demonios, pues le conocían.
Los que vienen ahora a la casa de Simón en busca de Jesús no creen ya en la sinagoga, de donde no esperan la salvación, pues traen los enfermos a Jesús, pero guardan el sábado, ya que esperan la caída del sol para llevarlos. La casa de Simón ha quedado convertida en el centro de atracción de la ciudad. La raíz de este cambio no es la fe en Jesús, sino la creencia de que él goza de poderes extraordinarios para curar y expulsar demonios. A estos no les deja hablar porque le conocían, es decir, sabían que era el Mesías y le querían forzar a que adoptara una actitud nacionalista y prepotente como ellos entendían el mesianismo. Estos demonios tienen la misma ideología que el poseso de la sinagoga. La gente de Cafarnaúm no ha entendido a Jesús94. Y esta incomprensión alcanza también a sus seguidores como pondrán de manifiesto los versículos siguientes. Quizás Marcos ya nos daba a entender esta actitud con la primera frase del relato ôpsias de genomenês (llegada la tarde), que parece insinuar siempre en él algo negativo95. No olvidemos que esta casa va a ser uno de los lugares desde donde Jesús imparta a sus discípulos los secretos del Reino. En algunos momentos por la situación geográfica en que se halla no puede ser la de Cafarnaúm (7, 17; 9, 28; ¿3, 20?), pero, sin duda, Marcos está pensando en ella. La casa se ha teo94. “Se han separado de los antiguos maestros, pero no de su doctrina” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 84). 95. “Caída la tarde/ya anochecido, cinco veces en Marcos, todas en contexto negativo” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio I, 161). Véase en esa misma páginas cada una de las veces que aparece y el sentido negativo que entraña.
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logizado en su evangelio y significa cualquier espacio en el que Jesús se reúna con sus discípulos96. Jesús antes del alba abandona la casa (1, 35-38) De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración. 36 Simón y sus compañeros fueron en su busca; 37 al encontrarle, le dicen: «Todos te buscan.» 38 Él les dice: «Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que también allí predique; pues para eso he salido.» 35
Jesús abandona la casa porque se siente incomprendido. La gente le ha confundido con un hombre grandioso que hace portentos y los discípulos están en esa misma línea, pues, cuando perciben que Jesús ha dejado la casa, van en su “persecución”97 con Simón a la cabeza. Los discípulos han hecho de la casa un instrumento de dominio y de poder. Se sienten protagonistas de un nuevo proyecto. No entienden que el evangelio es servicio. Jesús piensa que no se debe esperar a que la gente venga, hay que ir a buscarla. La frase “pues para eso he salido” está llena de hondura. A qué salida se refiere: ¿a la de su familia?, ¿a la de Nazaret?, o ¿a la del Padre? Muy posiblemente a todas ellas98. Jesús en realidad “está fuera de sí”, volcado por completo, desde sus raíces, hacia los demás. Jesús, señor del desierto (1, 39-45) 39 Y recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.40 Se le acerca un leproso suplicándole
96. “La casa es el lugar de la Iglesia por excelencia tanto en su perspectiva negativa (va en contra del ideal y práctica de los escribas) como positiva [en ella se cumplen los elementos básicos del mensaje de Jesús]” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 100; véase toda esta pagina titulada casa). 97. Katediôxen. 98. “Salido de Cafarnaúm, v. 35, tal es el sentido inmediato. Pero otro sentido más profundo podría referirse a la salida de Jesús de junto a Dios, Jn 8, 42; 13, 3; 16, 27s. 30. Ver Lc 4, 43” (BJ).
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y, puesto de rodillas, le dice: «Si quieres, puedes limpiarme.» 41 Encolerizado, extendió su mano, le tocó y le dijo: «Quiero; queda limpio.» 42 Y al instante, le desapareció la lepra y quedó limpio. 43 Le despidió al instante prohibiéndole severamente: 44 «Mira, no digas nada a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda que prescribió Moisés para que les sirva de testimonio.» 45 Pero él, así que se fue, se puso a pregonar con entusiasmo y a divulgar la noticia, de modo que ya no podía Jesús presentarse en público en ninguna ciudad, sino que se quedaba a las afueras, en lugares solitarios. Y acudían a él de todas partes.
El relato del leproso a quien Jesús limpia99 de la lepra viene precedido de la afirmación de que Jesús recorrió toda la Galilea predicando en las sinagogas y expulsando los demonios. Así el evangelista nos da a entender que el pasaje que sigue va a ser paradigmático: Jesús llegará hasta el desierto. El leproso que moraba allí será la representación de todos los leprosos, que tenían que vivir apartados de la sociedad, en marginación total (cf. Lv 13, 45-46). El leproso viene a Jesús. Esto indica que Jesús se ha acercado al lugar donde se hallaban los leprosos: el desierto. La actitud de Jesús con el leproso es diferente según los diversos códices. Unos leen que Jesús se compadeció (splagchnistheis)100, otros, por el contrario dicen que se encolerizó (orgistheis)101. Los testimonios más representativos asumen la primera lectura. Pero muchos expertos suponen que si esa fuera la original, no se comprende cómo pudo surgir la segunda. Mientras que si sucediera al contrario, es más plausible pasar a la otra, por la dificultad que entraña en un primer momento aceptar que Jesús se enfadara con el enfermo. 99. Como notan J. Mateos y F. Camacho no se habla en todo el pasaje de curar, sino de limpiar o purificar, 100. Verbo famoso que expresa un amor entrañable, así leen la mayoría de los códices 101. “El movido a ira parece ser original, pues más fácilmente se explica que, teniendo el texto original movido a ira, se corrigiese por inexplicable... Se confirma por la omisión de Mateo y Lucas, que no lo hubieran probablemente omitido, pues en otros casos registran ese sentimiento de Jesús [cf Lc 7, 13; Mt 20, 33]” (J. ALONSO DÍAZ, Evangelio, 349).
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Pero ¿por qué se enfada Jesús? Se han dado explicaciones contradictorias. ¿Porque el leproso dudó de su bondad: “Si quieres, puedes limpiarme?”. Otros piensan que la causa del enfado se debe a que el leproso está trasgrediendo las normas de la Ley. Pero esto no parece posible, ya que enseguida Jesús le va a tocar; acción que estaba totalmente prohibida. Se ha propuesto también que la causa de tal actitud surge al contemplar la enfermedad en el hombre. No puede tolerar que el hombre, al que él sabe amado por Dios, esté sujeto a estas vejaciones. Pero anteriormente también curó a la suegra de Pedro y no mostró ese tipo de reacción. Probablemente lo que causa el enfado de Jesús es la marginación de la persona, avalada por la Ley102, y el tener que pasar como un trasgresor de la ley al devolver la salud a aquel enfermo. Parece apoyar esta opinión el v. 44 donde se advierte que el leproso debe presentarse al sacerdote con la ofrenda que prescribió Moisés para estos casos, para que les sirva de testimonio. Es curioso este plural. Se presenta al sacerdote y se habla de “ellos”. Indudablemente Jesús quiere decir que ante la crítica de que va a ser objeto por transgredir la Ley, el milagro es un argumento que impedirá ese juicio adverso o por lo menos, les hará reflexionar. La curación del leproso supone una nueva visión de la persona y una reinterpretación de la ley desde esa nueva comprensión del hombre que se remonta a la experiencia que tiene Jesús de Dios. Hasta ahora tocar a un leproso implicaba la posible contaminación. Sin embargo, Jesús extiende la mano, le toca y queda curado. Y de nuevo Jesús se pone severo con el leproso. Según una interpretación esta severidad se refiere a que guarde silencio. 102. “Algunos códices muy autorizados en vez de decir ‘le dio lástima’ dicen que estaba ‘airado’. Evidentemente rechazaba la segregación de que eran víctimas aquellos pobres leprosos” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 83). Aquí mismo el autor cita unas palabras curiosas del leproso a Jesús, recogidas en el papiro Egerton: “Maestro, Jesús, tú que andas con los leprosos y comes con ellos en su mansión, también yo me he hecho leproso; si quieres, pues, me hago de nuevo puro” (ib.).
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Pero no sería improbable que pudiera ser debida a las causas que motivaron la primera103. Sólo debe contar el hecho al sacerdote. Pero él no obedeció. Y, a tenor del texto, se convirtió en un predicador admirable, pues saliendo “comenzó a pregonar con entusiasmo (kêryssein polla) y a divulgar la noticia (diaphêmidsein ton logon)”. Es curioso el empleo aquí del verbo salir (exebalen). Saliendo, ¿de dónde?; ¿del desierto?, ¿de la marginación? Ambas cosas forman un todo. Jesús le ha liberado y él ha comenzado a hacer el éxodo104. ¿De algún lugar en que se encontraba y que pudiera ser motivo de escándalo porque todavía no constaba oficialmente su curación? Es la opinión de algunos autores, que nosotros no aceptamos105. La predicación del leproso provocó el que Jesús ya no pudiera entrar públicamente en ninguna ciudad. El evangelista no dice la causa, pero se sobreentiende: a causa de la afluencia de enfermos, debida a la predicación del exleproso106. Entonces Jesús se iba a lugares desiertos ¿con los leprosos? Jesús aceptaba el lugar de los leprosos. Pero hasta allí le seguían de todas partes. Así la multitud se mezcla con los leprosos. La marginación y el desierto se han esfumado.
103. Otros piensan que se debe a que: “El leproso esperaba que Jesús restableciese su relación con Dios, que por sí solo –pensaba él– no podía alcanzar. Creía que al estar marginado por la institución también Dios lo rechazaba. De ahí su insistencia en ser purificado (limpiado). Su idea de Dios es la de los maestros oficiales: la de un Dios que no ama ni acepta a todos los hombres, sino solamente a los que cumplen ciertas condiciones de pureza física o ritual” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 87). 104. Parece seguro descubrir en este “salir” una segunda intención de Marcos; cf. J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio I, 185-188. 105. Cf. P. LAMARCHE, Évangile, 88. 106. La mayoría de los autores, sin embargo, piensa que la causa se hallaba en que Jesús había tocado al leproso y según la Ley había quedado impuro; cf. C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 93-94. Pero esta suposición no se compagina con cuanto sigue, donde se afirma que las multitudes le buscaban y deseaban ir adonde estuviera él, en el desierto con los leprosos.
CAPÍTULO 2
LA COMUNIDAD DE JESÚS
Una vez que Marcos ha hecho recorrer a Jesús y llenar de su presencia las zonas estratégicas de Galilea, consideradas así desde su punto de vista religioso, nos presenta ahora su nueva comunidad, que quedará compuesta de judíos y “gentiles”. En efecto, en la curación de un paralítico, que Jesús realizará (2, 12) después de abrir el techo de la casa donde se halla, por donde introducen al enfermo, Marcos contempla la llegada de los gentiles a la casa de Israel, que Jesús abre de par en par. En seguida veremos las bases de este supuesto. Abierta la casa de Israel, elige un nuevo discípulo (2, 13-14), el quinto (Leví), con claras connotaciones extranjeras o ajenas al judaísmo puro. El grupo de Jesús se compone así de judíos y “no judíos”. Ambos grupos, unidos, celebrarán un banquete (2, 1517), en el que se hablará del vestido nuevo, el vino nuevo y del novio (2, 18-22). Claras alusiones a una nueva alianza. Y también en seguida al referirse a las espigas arrancadas por los discípulos que atraviesan los sembrados en sábado, se nos querrá hacer ver que esta comunidad además de ser alegre (no se olvide al novio, el vino y el vestido), es también libre (2, 23-28). Capítulo claro, sencillo, y a la vez muy profundo. La casa de Jesús abierta de par en par (2, 1-12) Entró de nuevo en Cafarnaúm; al poco tiempo había corrido la voz de que estaba en casa. 2 Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y él les anunciaba la palabra. 3 Y le 1
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vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro. 4 Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo encima de donde él estaba y, a través de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. 5 Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados.» 6 Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus corazones: 7 «¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios sólo?» 8 Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su interior, les dice: «¿Por qué pensáis así en vuestros corazones? 9 ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: ‘Tus pecados te son perdonados’, o decir: ‘Levántate, toma tu camilla y anda?’ 10 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados –dice al paralítico–: 11 ‘A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.’» 12 Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios, diciendo: «Jamás vimos cosa parecida.»
Jesús después de algunos días vuelve a casa1. ¿De qué casa se trata? Sin duda, de la de Pedro, que Jesús utilizó como el primer lugar donde la gente viene para ser curada. Jesús la abandonó para evitar que se tergiversara su mensaje. En algunos momentos del evangelio se hablará de la casa, y por la situación en que entonces se encuentran sus discípulos no puede ser ésta2. Por ello, se ha supuesto que la casa en el evangelio de Marcos es el ámbito en que se manifiesta Jesús; el lugar donde se comprende su mensaje3, aunque siempre la referencia vaya dirigida a la casa de Cafarnaúm. Jesús se halla en esta casa y la afluencia de público es tal que ya no hay sitio ni junto a la puerta4. El evangelista dice por pri1. “Ha vuelto a la casa que había dejado en 1, 35-39, no para hacer los milagros que Simón y sus compañeros pedían, sino para ofrecer la palabra y perdón de los pecados” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 58). 2. Cf. J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio I, 201-202. 3. X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 100. 4. Los que quieren entender al pie de la letra el pasaje o, lo que es lo mismo, situar su historicidad matemáticamente, encuentran multitud de incoherencias. Desde ese punto de vista tienen razón, pero ignoran que el evangelista no se ha situado en esa perspectiva, porque su manera de narrar la historia se acomoda a la de su tiempo, no a la de la ilustración. Por eso, el relato de Marcos tiene verdadero sentido si se comprende teológicamente con un
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mera vez que Jesús les exponía la palabra. En la otra ocasión sólo se había dedicado a curar. En estas circunstancias le traen un paralítico. Marcos señala que eran cuatro los portadores del enfermo y como había tanta gente deciden “destechar el techo”. Así habría que traducir el texto original5. Marcos nos ofrece otro dato que puede ser muy significativo: “Estaban allí sentados algunos escribas”6. Éstos, al oír que Jesús perdona los pecados del paralítico, van a pensar en su interior que blasfema, porque la potestad de perdonar pecados sólo le incumbe a Dios. Pero Jesús, llamándose a sí mismo Hijo del hombre7, se atribuye la potestad del perdón de los pecados y cura al paralítico, como prueba de que tiene ese poder8. Finalmente, Jesús ordena al
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determinado trasfondo histórico, como veremos. Intentar buscar una explicación razonable en una mala traducción, no da razón de la profunda lógica que preside el evangelio y, a mi modo de ver, crea o, por lo menos se acerca, a un posible problema dogmático: ¿Cómo es posible que los escritos, que son el soporte de nuestra fe, sean falsos en muchos de sus puntos, porque son una traducción errónea de textos arameos? Pero, aparte de esto, es que la respuesta a esos posibles errores de traducción no es convincente, y la lectura que nosotros proponemos, sin necesidad de modificar el texto asumido por la Iglesia Católica, es más coherente con el pasaje mismo y con el resto y conjunto del evangelio. Pueden verse las posibles anomalías del texto en M. HERRANZ MARCO – J. M. GARCÍA PÉREZ, Milagros y resurrección, 21-43. Apestegasan tên stegên. “Este último dato, narrativamente superfluo y, además, ilógico (ni de la multitud ni siquiera de Jesús, que estaba exponiendo el mensaje, se dice que estuvieran sentados), decide el sentido figurado de la ‘casa’ donde está Jesús. El hecho de que algunos letrados estén instalados ‘en la casa’ y que allí ‘se congreguen’, da al término oikos en este contexto un significado afín de ‘sinagoga’” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El Evangelio I, 194). Por primera vez aparece en el evangelio esta palabra. Se ha estudiado mucho su sentido preciso. Independientemente de los múltiples significados que pueda tener en la Sagrada Escritura y en los libros apócrifos, del Libro de Daniel se infiere su sentido de universalidad. Pone fin al dominio de las diversas bestias, que significan los poderes mundanos. En Marcos tiene claramente sentido de universalidad en el discurso escatológico (Mc 13, 26-27). Véase una breve síntesis del tema del Hijo del hombre en J. ALONSO DÍAZ, Evangelio de San Marcos, 352-353. “Me parece, modestamente, con todos los respetos para los seguidores de la ‘crítica de la historia de las formas’, que la narración se presenta de una manera bastante unitaria, si bien aparecen algunas desigualdades. Sobre todo, la disputa me parece insertada de un modo del todo natural en ese milagro” (A. PRONZATO, Un cristiano I, 1114).
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enfermo que se vaya a su casa, el cual, llevando su camilla “salió”9 –hizo el éxodo– delante de todos. Marcos recoge aquí una serie de elementos muy significativos, entre ellos la potestad de Jesús sobre los pecados10 y la autodenominación de Hijo del hombre. Estas dos afirmaciones de carácter dogmático las sitúa dentro de la casa. La casa, hemos dicho que es uno de los lugares donde se manifiesta Jesús. Por tanto, tenemos que determinar cómo la configura aquí Marcos en el proceso de su evangelio. Hasta ahora, la casa era la sustitución de la sinagoga. La gente va a ella porque tiene esperanzas de que Jesús la cure de sus enfermedades, cosa que no sucedía en la sinagoga. Pero ahora Jesús ya la utiliza para exponer la palabra. Y mientras está exponiendo la palabra es cuando le presentan al paralítico. La casa se está revelando como un elemento de relieve en la contextura del evangelio: el lugar donde se expone la palabra, se manifiesta la fe11 y se curan las enfermedades. Veamos los detalles que nos ofrece Marcos, para comprender su significado. En primer lugar, es curiosa la afirmación de que el paralítico fuera traído entre cuatro12. Cuatro es el número de la universalidad13. ¿No estaremos aquí ante una visión proléptica de la llegada de todos los hombres a la casa de Pedro? Enseguida veremos que hay otros elementos que hablan de universalidad. Se ha supuesto que los cuatro estarían representando a los cuatro discípulos de Jesús recientemente elegidos. El paralítico en este caso significaría la humanidad, que es traída a la casa por los discípulos de Jesús. Y el destechar la casa invitaría a pensar dos cosas: que la casa de Pedro (Iglesia judía)14 no es suficiente 9. Exêlthen. 10. Cf. E. TROCMÉ, L’évangile, 68. 11. Es curioso que Jesús cura al paralítico al ver la fe de ellos (de los que le traían). 12. En el plano real estos cuatros son personas afectas al enfermo. Pero en el plano figurado en el que también sitúa Marcos todos su relatos, estos cuatro ¿no podrían aludir a los cuatro primeros llamados que traen a la casa de Jesús a un gentil (los gentiles)? 13. Marcos expresa claramente esta universalidad con el número cuatro en diversos lugares; cf Mc 8, 1-10; 13, 26-27.
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para dar cabida a tantas personas, y que debe abrirse al mundo gentil. La expresión Hijo del hombre y su potestad en la tierra de perdonar pecados está aludiendo al carácter universal en que se está situando la casita. Por tanto, todo el relato ha de ser leído como un proceso que sigue al del capítulo primero. Allí Jesús purificaba a Israel y trasladaba el lugar de la palabra de la sinagoga a la casa de Pedro, a la que también purificó; y ahora la libera de las reminiscencias judías abriéndola a lo universal. En la nueva casa reside la palabra, la curación, y el perdón; y Jesús se define como Hijo del hombre, título que evoca su apertura a toda la humanidad. Una vez que tenemos la casa abierta a todos, Jesús va a llamar, para unirlo al grupo de los cuatro, a otro, relacionado con el mundo gentil: Leví, a quien encontró en el despacho de impuestos. Por cuanto el evangelista va a narrar después, Leví era un publicano. Éstos eran considerados en la sociedad israelita como pecadores: publicanos y pecadores (2, 15), y por su vinculación con los dominadores romanos asimilados al mundo gentil15. La llamada de Leví (semipagano) (2, 13-14) Salió de nuevo por la orilla del mar, toda la gente acudía a él, y él les enseñaba. 14 Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme.» Él se levantó y le siguió. 13
14. La afirmación: “estaban allí sentados algunos escribas” es la clave, como vimos, que nos ofrece el evangelio para comprender que la casa de Pedro no se ha liberado todavía de las tendencias judaizantes. 15. Son muchos los elementos que dan a entender que la casa queda abierta a lo universal. Recapitulándolos, los recogemos aquí: el número cuatro, por primera vez se habla de la tierra –hasta ahora se hablaba de Galilea–, se opone esta casa a la casa del paralítico a la que se le envía, la palabra Hijo del hombre, la salida del paralítico, y que para significarla se use el término clásico que equivale a éxodo, el paralítico hizo el éxodo “exêlthen”. El pasaje concluye afirmando que la gente queda estupefacta porque nunca ha visto algo parecido. Esto no puede referirse al milagro, porque en aquella época se hablaba frecuentemente de ellos, sino a todo lo narrado en el pasaje. Es decir, la gente se admira de que Jesús haya abierto a Israel.
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Una vez curado el paralítico, Jesús sale de nuevo hacia la orilla del mar. La gente le sigue; están entendiendo el significado de la casa que Jesús acaba de obligar a destechar. El mar para el israelita tiene sentido de universalidad; por él se sale de Israel y se alcanzan otros pueblos. Jesús va a elegir el quinto de sus discípulos y lo va a hacer en unas condiciones casi idénticas a las que rodearon la elección de los anteriores, si se exceptúa que aquéllos eran pescadores, oficio muy considerado en la sociedad israelita, mientras que el de Leví le marginaba prácticamente de la misma. En la llamada a Leví se usará ya sólo el verbo clásico que significa el seguimiento: akoulutheo. En la llamada a los otros cuatro se habían empleado también las expresiones “venir detrás de mí, y salir detrás de mí”16. La elección de Leví quiere significar dos cosas: que Jesús va a abrir su grupo al mundo marginado: pecadores17 y paganos, y que como los otros llamados junto al mar, lleve la marca de lo universal. Es un misionero destinado a todos. Marcos narra muy gráficamente la llamada de Leví. Dice que Jesús le encontró sentado18 en el despacho de aduanas19 y al llamarlo, se levantó20 y lo siguió. Además de la idea de inmediatez –sin duda, de carácter teológico– quizás se quiera señalar dos situaciones espirituales distintas: en la primera se refleja que Leví estaba profundamente identificado con su puesto –estaba sentado–, ahora lo abandona –se levantó– y lo siguió: se identificó con la persona 16. ¿Por qué esta diferencia de verbos? Muy probablemente Marcos ahora ya da por supuestos los contenidos anteriores, aunque solamente al final de su evangelio se conocerá la esencia del seguimiento. 17. “Se esconde mucha historia exacta detrás de estos recuerdos que le llegan a Marcos por la tradición. Un Jesús rodeado de la ‘chusma’, de publicanos, pecadores... que se sintió acogida por él. Un Jesús que reconocía a cada persona como ser humano, más allá de sus cualidades y virtudes” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 60). 18. Instalado, afincado. 19. “El pueblo despreciaba tal oficio. El publicano era considerado como un pecador” (J. GNILKA, El Evangelio, I, 123). 20. “La respuesta incondicional nos habla del cambio que hay en el hombre que responde: el verbo ‘anístemi’ (levantarse) connota la idea de paso de la muerte a la vida” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 101). El verbo anístemi es uno de los que se usan para hablar de resurrección.
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de Jesús y su proyecto21. Con él queda completado el grupo de los primeros llamados por Jesús: cinco22, figura del nuevo Israel, pues el número cinco representa a éste como puede deducirse de la doble multiplicación de los panes, en la que para significar al judaísmo se utiliza el cinco, y para los paganos, el cuatro. En un banquete se perfila la nueva comunidad (2, 15-17) Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que le seguían. 16 Al ver los escribas de los fariseos que comía con los pecadores y publicanos, decían a los discípulos: «¿Qué? ¿Es que come con los publicanos y pecadores?» 17 Al oír esto Jesús, les dice: «No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.» 15
Decíamos que una vez destechada la casa Jesús llama a Leví como representante de los de fuera de Israel. Los dos grupos que componen a los llamados por Jesús, los vamos a ver juntos ahora en un banquete. De esta forma queda constituida la nueva comunidad. La celebración del banquete de ambos grupos es el signo de la existencia de una nueva familia. Y el banquete se celebra en la casa. Marcos dice en la casa de él23. ¿De Leví o de Jesús? Mateo lo deja más claro; escribe escuetamente: “en la casa” (9, 10). Lucas aclara que la casa es la de Leví (5, 29). Lo más probable es que el banquete tuviera lugar en la casa a la que nos venimos refiriendo24. Jesús la ha destechado, la ha abierto y allí dentro de ella se 21. “El imper. pres. akolouthei, por ser durativo, espera una respuesta permanente (...) que incluye la actividad y la cercanía. La respuesta de Leví (...) denota la adhesión y la incoación de la cercanía” (J. MATEOS Y F. CAMACHO, El Evangelio, I, 219). 22. “Marcos nos ha contado la llamada de cinco hombres, pero da por sentado que Jesús llamó a muchos más” (D. J. HARRINGTON, Evangelio, 24). 23. Cf. E. TROCMÉ, L’évangile, 71. 24. No debiera olvidarse la observación de A. PRONZATO: “No importa de quién era la casa. El protagonista, el que invita, es Cristo. Él es el Señor de la casa. El centro de la atención es él. Él es quien está sentado a la mesa ‘con ciertos individuos’. En todas partes Cristo se encuentra en su casa. Con tal de que estén aquellos por quien él ‘ha venido’” (Un cristiano, I, 121).
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constituye la nueva familia25. Grupo ya muy numeroso como confirma el mismo evangelista: “Muchos publicanos y pecadores estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que le seguían” (2, 15). Marcos quiere recalcar la unidad del grupo de Jesús. También pudiera dar respuesta a cuestiones que se plantearon en la comunidad cristiana26 sobre el comer juntos judíos y gentiles, y que refleje la tensión producida en esas comunidades tal como recoge la carta a los Gálatas (cf. 2, 12). El evangelio de Marcos, que persigue un proyecto de comprensión de Jesús, con este relato quiere manifestar que en la mente del Señor su comunidad estaría compuesta de judíos y gentiles, donde las diferencias ya no tendrían ningún sentido. La comida en común sería el exponente de esa unidad. El escándalo de los fariseos27 querría poner de relieve esa peculiaridad de la comunidad cristiana. La comunidad de Jesús es alegre (2, 18-22) 18 Como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vienen y le dicen: «¿Por qué mientras los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, tus discípulos no ayunan?» 19 Jesús les dijo: «¿Pueden acaso ayunar los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Mientras tengan consigo al novio no pueden ayunar. 20 Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán, en aquel día. 21 Nadie cose un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, pues de otro modo, lo añadido tira de él, el paño nuevo del viejo, y se produce un desgarrón peor.22 Nadie echa tampoco vino nuevo en pellejos viejos; de otro modo, el vino reventaría los pellejos y se echarían a perder tanto el vino como los pellejos: sino que el vino nuevo, en pellejos nuevos.»
25. Parece que apoya esta idea el inciso final del versículo 17: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores”. 26. “En la tradición anterior a Marcos se apunta con ello a un problema de la comunidad que se planteó de manera especial en las comunidades mixtas fuera de Palestina. Y consistía en saber si era posible que participaran de la misma mesa antiguos judíos y antiguos gentiles” (J. GNILKA, El evangelio, I, 124). 27. Parece que debe ser aceptada la lectura “los escribas de los fariseos” y no “los escribas y fariseos”. Se trataría de los doctos de la facción farisea.
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Una vez afirmada la existencia de la comunidad, Marcos pasa ahora a ofrecernos sus características. Ante todo, el grupo de Jesús es alegre, porque es una fiesta de bodas28. Este gozo se contrapone al grupo de los fariseos y al de Juan Bautista que ayunan29. Tal como lo presenta el evangelista no quiere afirmarse en el relato que en un día de ayuno, los discípulos de Jesús no ayunen, sino caracterizar a las diversas comunidades. Para la comunidad de Jesús el ayuno como tal no es algo constituyente30. El ayuno se relacionará con la ausencia del Esposo. En el estadio de la composición del evangelio esa ausencia está vinculada a la muerte de Jesús, pero parece que el evangelio deja abierto esto a otras ausencias, de difícil determinación. El relato va dirigido a afirmar que los discípulos de Jesús son los amigos del novio –los hijos de la cámara nupcial31–: aquellos que preparan la boda, le asisten, y participan más íntimamente del festín. Cuanto viene a continuación, acerca del vino y los odres así como el vestido nuevo y viejo, envuelve el relato en un tono de nupcialidad y de alianza. La palabra novio aparece tres veces, a ella hay que sumar la expresión los hijos de la cámara nupcial. El ejemplo que pone del vestido nuevo y viejo, con toda probabilidad se refiere al vestido de bodas: la alianza antigua, la alianza nueva, la boda de la antigua alianza, la boda de la nueva32. Es 28. Cf. E TROCMÉ, L’évangile, 77-78. 29. “Seguramente que detrás de esta anécdota se esconde el talante del Jesús histórico y de su grupo alegre y jovial, acusado más bien de ‘comilón y bebedor’ que de asceta hosco y duro” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 61). 30. Jesús no se opone al ayuno, como no se opone a nada que sea visto como oferta gratuita de Dios. Para el cristiano el verdadero ayuno es la ausencia de Jesús. Estoy de acuerdo con E. SCHILLEBEECKX que titula uno de los apartados de su obra así: “Incompatibilidad de la tristeza con la presencia de Jesús: los discípulos no ayunan” (Jesús, 182); véanse también pp. 182-187. 31. Hoi hyioi tou nymphônos. 32. En estos versículos Marcos resume el Cantar de los cantares y los numerosos textos veterotestamentarios que entienden la alianza como bodas. “La tradición israelita ha interpretado desde antiguo el reino de Dios como banquete (compartir el gozo de la mesa con Dios y entre los hombres) y matrimonio (descubrir y realizar la unión de amor con Dios y entre los hombres). Los discípulos de Jesús no pueden ayunar porque ha llegado para ellos el tiempo de las bodas” (X. PIKAZA, Para vivir el Evangelio, 53).
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curioso que para hablar de remiendo utilice la palabra plenitud (plêroma): “Nadie cose un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, pues de otro modo, lo añadido –la plenitud– tira de él, el paño nuevo del viejo, y se produce un desgarrón peor”33 (2, 21). La plenitud, por el paralelismo que establece el texto, equivale a lo nuevo. Como se sabe, en las bodas de Caná (Jn 1, 1-11), que parece que es el paralelo joaneo de este pasaje, el vino desbordó las tinajas de piedra. Nuevo vestido, nuevo vino34, nueva boda. Es impensable querer hacer compatibles el vestido de la novia de antaño con el de la joven de los últimos tiempos. ¿Rompe Marcos aquí con el Antiguo Testamento? No es ésa su pretensión, sino fijar la novedad absoluta de la obra de Jesús. La comunidad de los fariseos y la de Juan Bautista son el pasado35. Marcos no habla de la comunidad del Antiguo Testamento, sino de la de los fariseos. En la novedad de Jesús se asume el A.T. La novedad de Jesús implica entender el Antiguo Testamento desde él, no al revés. La imagen del vino es todavía más expresiva. Marcos se separa de Juan en este caso, pues en las bodas de Caná el vino nuevo surge de las tinajas llenas de agua. Las tinajas se llenaron hasta el borde. En cambio, aquí se dice que el vino nuevo no se puede echar en los odres viejos pues los reventaría. Es una forma plástica de señalar la plenitud de la obra de Jesús. Notan algunos autores que mientras en el caso anterior se habla de ves33. “Estos tres ‘desgarrones’ [2, 21; 14, 63; 15, 38] se presentan como un buen síntoma del trabajo textual: lo que lleva a cabo el relato de la práctica de Jesús es efectivamente un desgarrón, un ‘schisma’ (cisma), para utilizar la palabra griega” (M. CLÉVENOT, Lectura materialista, 142). 34. “La imagen del vino pertenece al contexto de la boda. Es símbolo del amor nupcial (Cant 1, 2; 7, 10; 8, 2) y, como elemento del banquete, de la alegría. A la figura del Esposo corresponde la del vino nuevo, el amor y la alegría de la nueva alianza” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio, I, 250). 35. A este propósito, J. Mateos y F. Camacho citan con acierto las siguientes palabras de Radermakers: “La llegada del Esposo renueva de tal modo al hombre que éste no puede pensar simplemente en adaptarse a esta novedad radical; abrirse a ella significa aceptar que todo lo viejo se derrumbe para dar lugar a lo nuevo... Las comunidades del tipo de la de los discípulos del Bautista o la de los fariseos parece, pues, estan definitivamente superadas” (El Evangelio, I, 25124).
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tido nuevo y viejo, aquí sólo se habla de vino nuevo, el viejo ya no existe; y en esto Marcos sí coincide con Juan, pues éste en las bodas de Caná pone en labios de María: “No tienen vino” (Jn 2, 3). ¡Ni siquiera había agua en las tinajas para la purificación! La comunidad de Jesús es libre (2, 23-28) 23 Y sucedió que un sábado cruzaba Jesús por los sembrados, y sus discípulos empezaron a abrir camino arrancando espigas. 24 Decíanle los fariseos: «Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?» 25 Él les dice: «¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y él y los que le acompañaban sintieron hambre, 26 cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos del sumo sacerdote Abiatar, y comió los panes de la presencia, que sólo a los sacerdotes es lícito comer, y dio también a los que estaban con él?» 27 Y les dijo: «El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado. 28 De suerte que el Hijo del hombre también es señor del sábado.»
El suceso de las espigas arrancadas en sábado y el del hombre de la mano paralizada (3, 1-6) forman un todo. En la mente de Marcos pretenden significar la libertad que asiste a la comunidad de Jesús, mientras que la judía, representada en el hombre de la mano paralizada, está maniatada por las numerosas prescripciones e interpretaciones rabínicas que han desangrado la vitalidad de la Ley. Los estudiamos por separado con el fin de no alterar la división de los capítulos, pero el lector lo tiene que tener presente para su comprensión. Marcos habla de que los discípulos hacían camino: “comenzaron a abrir camino arrancando espigas”. Marcos no dice que los discípulos comieran las espigas. Los otros dos sinópticos, sin embargo, hablan de caminar y de arrancar espigas para comerlas. Lucas anota que frotándolas con las manos (Lc 6, 1). El delito estaba en Mateo en arrancar las espigas, en Lucas, en arrancarlas y frotarlas. Para los rabinos36 estas acciones eran lo mismo 36. La presencia de los fariseos en los sembrados contemplando la escena es ficticia y sitúa el relato de Marcos en reflexión teológica con trasfondos históricos.
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que segar, que efectivamente estaba prohibido en sábado37. Para Marcos, el delito consiste en hacer camino38. Los discípulos se hacen camino traspasando la interpretación rabínica de la Ley. El sábado, el día de Dios, no puede paralizar al hombre. Al contrario, es el día en el que el hombre debe expresar su máxima potencialidad. Jesús pone ante los fariseos la libertad con que procedieron David y el Sumo sacerdote39 ante una circunstancia de necesidad40. Toda la grandeza del sábado está en función del hombre41. En coherencia con esta interpretación finaliza el pasaje proclamando que el Hijo del hombre es Señor del sábado. El Hijo del hombre (Jesús) es el Hombre, es decir lo humano en su grado de máxima potencialidad. Y el sábado es su día42. Esta afirmación sitúa a Jesús al menos en la línea de Mesías, si no en la de divinidad. Por el contexto del pasaje la idea de Hijo del hombre comprende toda la realidad de Jesús, no solamente la gloriosa, sino también la kenótica. Significaría cuanto el ángel dice a las mujeres la mañana de Pascua: “Buscáis a Jesús de Nazaret, el 37. Y además, si se acepta una variante, que algunos han supuesto, la lectura auténtica: “Un sábado segundo primero”, la trasgresión de otra ley, pues en tal época estaría prohibido comer el grano nuevo (Lv 23, 14). 38. “El delito de los discípulos no es para Mc, como para Mt y Lc, el de recoger espigas para mitigar su hambre, sino el de arrancarlas para abrirse camino” (BJ 2, 23). 39. “El sumo sacerdote de 1 S 21, 2-7 era en realidad Ajimélek. A su hijo Abiatar (Ebiatar) se le nombra aquí por su mayor celebridad como sumo sacerdote del tiempo de David 2 S 20-25, o bien Mc sigue alguna tradición divergente que hacía de Abiatar el padre de Ajimélek [ 2 S 8, 17 hebr.]”. (BJ 2, 26). 40. La Ley admitía excepciones en el descanso del sábado; ésta a la que aquí alude Jesús, el culto del templo y la práctica de la circuncisión; cf M. DE TUYA, Evangelios, Va, 192. 41. “Este dicho extraordinariamente radical, subordina la observancia del sábado a las necesidades humanas (cf. 1, 21-28; 3, 1-6). Tanto Mt 12, 1-8 como Lc 6, 1-5 lo omiten, quizá porque iba demasiado lejos” (D. J. HARRINGTON, Evangelio, 25). 42. “Esta idea no es extraña al judaísmo de aquella época: cf. I Mac 2, 39-41 y la siguiente afirmación de un rabino sobre Ex 31, 14: ‘El sábado ha sido entregado a vosotros, pero vosotros no habéis sido entregados al sábado’ (Mekh. 109b)”, citado por Nuovo Testamento Greco-italiano, 95.
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Crucificado, ha resucitado” (Mc 16, 6): Jesús de Nazaret, el Crucificado, el Resucitado. Ése es el Hijo del hombre, señor del sábado. Quizás la palabra “Señor” habría que ponerla en este caso con mayúscula. Jesús y sus discípulos, atravesando los sembrados haciéndose camino entre las mieses, arrancando espigas, en sábado, en primavera, y en pleno tiempo pascual, manifiestan de forma plástica la libertad que caracteriza a la comunidad cristiana y el sentido del hombre inherente a la buena nueva, como ser en profunda expansión, experimentando un mensaje de alegría: ¡el Evangelio!
CAPÍTULO 3
¿DE DÓNDE ERES TÚ?
Marcos nos presentó a Jesús en el bautismo sin revelarnos nada de sus orígenes. Simplemente nos dice que viene de Nazaret de Galilea. Las actuaciones siguientes y, sobre todo, la elección de los Doce (3, 13-19) suscitan en el lector y en sus interlocutores una pregunta: ¿De dónde ha surgido Jesús? Es el tema central de este capítulo. Ya dijimos que 3, 1-6 pertenece más bien al capítulo precedente1. Por consiguiente, a partir de 3, 7 se va preparando la pregunta que se hace formal en 3, 20-35. El enfermo de la mano paralizada, símbolo del hombre judío (3, 1-6) 1 Entró de nuevo en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la mano paralizada. 2 Estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle.3 Dice al hombre que tenía la mano seca: «Levántate ahí en medio.» 4 Y les dice: «¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla?» Pero ellos callaban. 5 Entonces, mirándoles con ira, apenado por la dureza de su corazón, dice al hombre: «Extiende la mano.» Él la extendió y quedó restablecida su mano. 6 En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos contra él para ver cómo eliminarle.
1. “El texto conlleva la afirmación implícita de que Jesús, el Hijo del hombre (cf. 2, 27-28), tiene autoridad sobre el sábado” (D. J. HARRINGTON, Evangelio, 26).
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Antes hemos visto cómo los discípulos atravesaban los sembrados y hacían camino arrancando espigas, y ahora observamos a un hombre en una sinagoga con la mano atrofiada. El contraste es patente. Este hombre enfermo en la sinagoga y en sábado2 está en una situación similar al endemoniado que vimos anteriormente (1, 21-28) y también en la sinagoga. Allí decíamos que expresaba la realidad de la sinagoga. Igualmente aquí, porque los presentes, que no se determina quiénes son, y sólo se habla de “ellos”, sin duda, se identifican con cuanto este hombre significa. Por otra parte, no es comprensible que sólo estuvieran en la sinagoga los fariseos3 y los herodianos. Cuando se dice que le observaban para ver si curaba en sábado, no puede referirse únicamente a ese grupo expresamente identificado. El hombre de la mano atrofiada expresa la realidad del pueblo al que los rabinos habían conducido a esta situación4. El milagro lo utiliza Marcos como en otras ocasiones para descubrir una carencia mucho más profunda. En este caso, la falta de libertad del hombre judío a quien las prescripciones rabínicas le tienen maniatado5. Jesús 2. “Sinagoga y sábado controlan al manco: mantienen su poder imponiéndose al enfermo, impidiendo que asuma su propio trabajo (su mano). Jesús, en cambio, quiere liberarle en términos de salud integral [salva su psychê, vida entera]” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 76). 3. “Los fariseos esperan que Jesús viole la Ley para condenarlo. Con su conducta están respondiendo a la pregunta de Jesús, dejada sin respuesta por su silencio. Ellos sí creen que en sábado se puede dar muerte a un hombre, a Jesús. Así se muestra la fuerza homicida de la Ley (cualquiera) que se mantiene a ultranza como principio absoluto sobre el hombre. Demasiados ejemplos de ello ha dejado tristemente la historia del celo por la «ortodoxia»” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 104). 4. “De hecho, resulta históricamente muy inverosímil que Jesús, apenas entrado en la sinagoga, identifique entre la multitud a un hombre concreto en tales condiciones; también resulta extraño que sus enemigos se encontrasen desde el principio al acecho a ver si lo curaba. Parece como si, tanto Jesús como sus adversarios, supieran desde antes de entrar que en la sinagoga se va a tratar de la curación de este hombre, aparentemente un desconocido. Esta incongruencia desde el punto de vista histórico es un indicio dado por el evangelista para que el lector comprenda el carácter representativo del individuo y el significado de la escena” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio, 2768). 5. Testigo de esto es la misma Carta a los Colosenses, entre otros documentos del N.T. “Por tanto, que nadie os critique por cuestiones de comida o bebida, o a propósito de fiestas, de novilunios o sábados. Todo esto es sombra de lo venidero; pero la realidad es el cuerpo de Cristo” (2, 16-17).
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le manda poner en medio. Para ello utiliza un verbo especial “egeiro”; con el que posteriormente se va a expresar la resurrección del propio Jesús. Por tanto, tendríamos que traducirlo por “surge en medio” o “levántate en medio”. Es el preanuncio de su rehabilitación. Después Jesús se dirige a los circunstantes y les pregunta si en sábado se puede hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla6. Los interroga sobre el sentido del sábado con respecto al hombre. Jesús ya había afirmado que el sábado está en función del hombre (2, 27-28). Ellos callan, lo que provoca en Jesús un movimiento de ira, de celo sagrado, al observar la dureza de su corazón7. Jesús los contempla mirándolos detenidamente (kai periblexamenos). Que la ira de Jesús sea celo sagrado lo expresa el otro movimiento de su espíritu, al afirmar el evangelista que se llenó de tristeza. En medio de estos estados de ánimo curó la mano paralizada del hombre mandándole que la extendiera Llama la atención que por un acto como éste tomaran la resolución de acabar con él8. Pero es que con esta acción Jesús no sólo ponía en cuestión el sábado rabínico, sino todas las instituciones de Israel en él simbolizadas. Es curioso que Marcos fijará el tiempo de la resurrección de Jesús con la expresión: “pasado el sábado” (16, 1). Con esa afirmación ¿se refiere a un dato temporal? o ¿al sábado como una fecha concreta, o institu6. “Pero Jesús tiene prisa. En esta última controversia, él se manifiesta más agresivo. Quiere plantear enseguida, abiertamente, la cuestión de principio que le interesa: la caridad por una parte, la exageración legalista por otra; la preocupación por el hombre, y la preocupación por la observancia del código; la vida y el rito” (A. PRONZATO, Un cristiano I, 144). 7. “En la lamentación por el corazón endurecido, el evangelista coincide plenamente con los profetas (cf. Jr 3, 17; 7, 24; 9, 13; 11, 18; 13, 10; 16, 12; 18, 12; 23, 17; Sal 81, 13; Dt 29, 18). El endurecimiento del corazón, del órgano que hace capaz al hombre para la fe, es expresión suprema de la incredulidad” (J. GNILKA, El Evangelio, I, 149). 8. ¿Por qué los fariseos se confabulan con los herodianos? Porque “aun suponiendo que lo hagan comparecer ante el Sanedrín, no se le podía aplicar la sentencia de condenación a muerte sino con el consentimiento de Herodes Antipas, que gobierna Galilea. Por este motivo, se granjean a los herodianos: judíos influyentes cerca del príncipe” (H. TROADEC, Comentario, 239).
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cional: terminada la función de la realidad judía? Muy probablemente atiende a ambos motivos. La personalidad de Jesús invade la Tierra Santa (3, 7-12) Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea, 8 de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de los alrededores de Tiro y Sidón, una gran muchedumbre, al oír lo que hacía, acudió a él. 9 Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le prepararan una pequeña barca, para que no le aplastaran. 10 Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le echaban encima para tocarle. 11 Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios.» 12 Pero él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran. 7
De una manera clara el evangelista quiere hacer patente que se acercan a Jesús de todos los lugares en los que habitan hebreos9, que en algunos casos conviven con gentiles. Se nombran expresamente siete lugares desde donde viene la gente hacia él. Posiblemente ese número pretenda significar la universalidad10. Pero en ningún caso se intenta significar a los gentiles, sino a hebreos que habitan territorio gentil. Marcos reserva el encuentro de Jesús con ellos para más tarde (7, 24ss). La retirada de Jesús hacia el mar presagia también la universalidad. Pero el punto focal sigue siendo Galilea. Podemos decir, por otra parte, que la Tierra Santa ha quedado plenamente conmocionada. El suceso y el acontecimiento que protagoniza Jesús 9. “Los especialistas consideran frecuentemente, que este pasaje es un sumario de transición propio de Marcos. Efectivamente, es de transición porque trata de la recepción entusiasta de Jesús como sanador y remite a sus enseñanzas mediante parábolas (4, 1-34) y a sus exorcismos (5, 1-20). Es propio de Marcos porque casi todas las parábolas han aparecido con anterioridad y toda la unidad parece proceder de su pluma” (D. J. HARRINGTON, Evangelio, 26). 10. “Los nombres de lugar que aparecen en este versículo forman una especie de catálogo de todas las regiones palestinenses habitadas por judíos. El que se reúnan en torno a Jesús es el preludio de la creación de un nuevo Israel con la designación de los Doce” (E. J. MALLY, Evangelio, 77).
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han llegado hasta los confines mismos del paganismo11. Vienen a él según el testimonio de Marcos al oír lo que hacía. El hacer de Jesús en este caso se reducía a curar enfermos. No son sus enseñanzas lo que les atrae. Los espíritus inmundos se arrojan a sus pies gritando que él era el Hijo de Dios. Jesús les impone guardar silencio porque ellos entienden la filiación divina sólo como expresión de poder12. Qué lejos se halla esta confesión de la del centurión, que le proclamará Hijo de Dios al verle expirar en la cruz (15, 39). Tanto los enfermos, arrojándose sobre él, como los demonios, postrándose a sus pies, quieren reducir el ministerio de Jesús a su propia comprensión. En ambos casos prevalece la idea de poder mundano. Para dar a entender la violencia de que es objeto Jesús por parte de la gente y de los demonios, dice Marcos que Jesús pidió que le prepararan una barquilla. A partir de ahora la barca va a comenzar a desempeñar un protagonismo especial13. Hasta ahora ha sido la casa el ámbito más íntimo de Jesús, ahora también lo va a ser la barca. Jesús piensa en su propio Israel: La elección de los Doce (3, 13-19) 13 Subió al monte y llamó a los que él quiso; y vinieron junto a él. 14 Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar 15 con poder de expulsar los demonios. 16 Instituyó a los Doce y puso a Simón el nombre de Pedro; 17 a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso por nombre Boanerges, es decir, hijos del trueno; 18 a Andrés,
11. Los alrededores de Tiro y de Sidón (3, 8). 12. “Jesús también tiene que protegerse de la ortodoxia de los demonios, que pretenden descubrirlo ante el pueblo. Al presentar como demoníaca la confesión de su filiación, Marcos realiza una migración de sentido fundamental para la cristología: no cualquier confesión de fe es ‘cristiana’; lo salvífico de la ortodoxia no depende de la verdad de sus fórmulas, ni siquiera de la actitud exterior en que se exprese, sino de los contenidos que se le den y de la praxis de seguimiento que desencadene” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 110). 13. “La Iglesia es barca donde enseña Jesús (4, 1), acompañando a los suyos en la dura travesía misionera que lleva por el mar a todo el mundo [4, 35-41; 6, 46-52]” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 11).
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Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo 19 y Judas Iscariote, el mismo que le entregó.
Marcos conforme a su estilo narra la elección de los Doce de la forma más estilizada posible, pero, como siempre, nos deja unas pistas que nos permiten adivinar el sentido de la misma14. Parece posible determinar que en la lista aparecen tres grupos, el primero, compuesto por los tres que la inician con los sobrenombres correspondientes15. Del mismo modo, los dos últimos, uno llamado el zelota y otro el traidor. El resto de la lista no tiene ningún sobrenombre. Es curioso que los que llevan un nombre sobreañadido forman un grupo de cinco, y el otro restante lo constituyen siete. Los dos números son muy significativos. Uno, el cinco, representa o simboliza a Israel y el otro, al mundo gentil, como puede apreciarse desde la doble multiplicación de los panes (6, 30-52; 8, 1-10)16. ¿Quiere señalar Marcos la doble dimensión del proyecto de Jesús? Sumados los dos números, alcanzamos la cifra mágica de doce: el Israel definitivo y escatológico, compuesto por judíos y gentiles. Y además, el grupo israelita (el de los sobrenombres) habría puesto más dificultades a la aceptación del evangelio17. 14. “Conviene decir algo sobre ‘el monte’, mencionado aquí por primera vez. La referencia, aunque vaga geográficamente, tiene relevancia teológica. No sólo es un sitio adonde retirarse de las multitudes (3, 13; 6, 46), sino también un lugar de revelación divina (9, 2 y posiblemente 13, 3), por lo cual pertenece a la misma categoría que el ‘desierto’ (…) y el ‘mar’ (…). Aquí, y más todavía en 9, 2-8, el monte recuerda la experiencia de Moisés en el Sinaí” (V. HOWARD, Marcos, 1221). 15. Todos los sobrenombres que aparecen en el grupo de los Doce revisten carácter negativo; Cf. J. MATEOS - F. CAMACHO, El Evangelio I, 317-321. Después, algunos de estos nombres, en la tradición, que asumen los otros evangelios, tienen sentido positivo, como el de Pedro. Pero no olvidemos que Marcos es muy crítico con los Doce. Una sola de sus afirmaciones sería suficiente para demostrarlo: “Pues no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba embotada” (6, 52). A esta incomprensión aluden los nombres. 16. Véase como simple muestra la nota de la BJ a Mt 14, 13(a). 17. J. Gnilka, sin embargo, advierte: “Es dudoso si subyace una estructura determinada en la lista de Marcos. Hay que tener cuidado con las interpretaciones recargadas. Tan sólo es seguro que los nombres más importantes aparecen al principio y el ignominioso al final” (El Evangelio, I, 165).
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Que ha habido intencionalidad en los sobrenombres es indiscutible. El impuesto a Simón, denominándole “piedra”, corresponde a la actitud de este discípulo a lo largo del evangelio. Siempre Jesús tropezó con él, fue un obstáculo que se le interpuso en su camino18. Hay un momento cumbre donde este choque se pone particularmente de relieve como es en la famosa confesión de Cesarea (8, 32-33). Ya al comienzo, Pedro se lleva a sus compañeros (1, 36-37) para arrastrar a Jesús a la casa con objeto de que siga curando a la gente. Al final, el joven del sepulcro le invitará a él expresamente a ir a Galilea (16, 7), a aquel lugar en que se enfrentó con Jesús por la cuestión mesiánica. No es fácil de entender qué significado quiere darle el evangelista al sobrenombre dado a Santiago y Juan, “hijos del trueno”, pero muy probablemente se halle en relación con la petición de detentar los primeros puestos en el futuro Reino. Y esta petición viene formulada precisamente casi inmediatamente después de que Jesús haya hablado de la renuncia (10, 35-45). Por otra parte, el evangelio recuerda una escena de Juan nada edificante (9, 38-40), en la que le comunica a Jesús que su grupo ha prohibido a un desconocido expulsar demonios en su nombre porque no se junta con ellos. Nada sabemos de Simón Zelota, pero basta con este nombre. De Judas, como traidor, queda dicho todo. Se habla de su intriga para entregar a Jesús (14, 10-11); Jesús mismo la predice (14, 17-21), y se nos describe el acto de la entrega (14, 43-45). Jesús los elige desde un monte. La expresión “sube al monte”, en presente, recalca, por una parte, que no se trata de un monte cualquiera, sino de asumir el sentido que el monte reviste en la Escritura y en aquella cultura, es el lugar de la divinidad19; el tem18. Cf. 8, 32s; 9, 5; 10, 28; 14, 27-31; 14, 66-72. 19. “En la mayoría de la religiones la montaña, probablemente a causa de su elevación y del misterio que la rodea, es considerada como el punto en el que el cielo toca la tierra. Cada país tiene una montaña santa, allí donde fue creado el mundo, donde habitan los dioses, de donde viene la salvación. La Biblia conservó estas creencias, pero purificándolas” (X. LÉON-DUFOUr, Vocabulario de Teología bíblica, 490).
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plo, como se sabe, estaba edificado sobre un monte. Como luego el evangelio pondrá en labios de Jesús aquello de que “la fe es capaz de trasladar los montes” –“este monte” (11, 23)–, que podría referirse al de Jerusalén20, encumbra a Jesús a la suprema dignidad. El monte de Jesús y su grupo eran el sueño de las Escrituras21. Contrasta este monte tan sencillo, sin personalidad, sólo el nombre, con los sueños de los profetas sobre el monte de Israel tan encumbrado y sobresaliente de su entorno. El situar la escena en presente, creo que va más allá del dinamismo que se pueda haber atribuido al presente histórico. ¿No querrá decir Marcos que el contenido de este suceso se va a difundir a lo largo de la historia evangélica, y que será algo que penetre todos los acontecimientos y sucesos relacionados con la persona de Jesús? Jesús llamó a los que quiso, es decir, su elección fue predeterminada por su libre voluntad. Esta elección supone el amor hacia ellos, pues fundamentalmente los llama para estar con él. Ese estar significa ante todo formar comunidad, hacer amistad22. El proyecto de Jesús se va a canalizar por la comunidad, va a ser una vivencia comunitaria. Por cuanto acabamos de ver el grupo elegido por Jesús sólo está predeterminado por su amor23, 20. “Por eso les dice Jesús que también ellos deben romper radicalmente con la institución (el monte del templo, símbolo de un sistema presuntuosamente legitimado por la presencia divina), y desear su desaparición [quítate de ahí y tírate al mar, cf. 5, 13]” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 202-203) 21. “Sucederá en días futuros que el monte de la casa de Yahvé será asentado en las cimas de los montes y se alzará por encima de las colinas. Confluirán a él todas las naciones, y acudirán pueblos numerosos” (Is 2, 2-3). 22. “Lo que diferencia y define a sus discípulos no es la relación con el viejo pueblo israelita sino con Jesús, quien aparece como principio de vida y comunión para los suyos. Jesús mismo les sustenta y vincula, como iremos descubriendo” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 84). 23. “Pero hay más. Como hace observar todavía C. Martini, el verbo usado no habla tanto de ‘aquellos que le gustaban’ o ‘aquellos que le vinieron a la cabeza’, sino, con referencia al verbo hebreo correspondiente, ‘aquellos que él tenía en el corazón’. Jesús, pues, llama a los que quiere en el sentido de aquellos que tiene en el corazón, que ha amado con predilección” (A. PRONZATO, Un cristiano I, 158). Cf Mt 27, 43, donde el verbo thelô tiene este mismo sentido.
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no es un grupo de privilegiados ni por sus cualidades ni por sus actitudes. Jesús no escoge gente preparada. La transformación se va a realizar en vivencia con él. Además de para estar con él, la elección tiene una doble finalidad: la predicación y la expulsión de demonios. Para hablar de enviar y de predicar se usan los dos verbos clásico de la teología neotestamentaria apostelô y keryssô: envío y misión esencialmente teológicas, como es obvio. La afirmación: y “constituyó Doce”, quiere significar que, aunque el ambiente del acto es modesto, se trata de un acontecimiento trascendental en la historia de la salvación. Constituir Doce es crear el nuevo Israel. Así lo entendieron los mismos copistas que repiten esta afirmación del versículo 14 en el 1624. ¿A qué familia pertenece Jesús? (3, 20-35) 20 Vuelve a casa. Se aglomera otra vez la muchedumbre de modo que no podían comer. 21 Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de él, pues decían: «Está fuera de sí.» 22 Los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Está poseído por Beelzebul» y «por el príncipe de los demonios expulsa los demonios.» 23 Él, llamándoles junto a sí, les decía en parábolas: «¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? 24 Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede subsistir. 25 Si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá subsistir. 26 Y si Satanás se ha alzado contra sí mismo y está dividido, no puede subsistir, pues ha llegado su fin. 27 Pero nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si no ata primero al fuerte; entonces podrá saquear su casa. 28 Yo os aseguro que se perdonará todo a los hijos de los hombres, los pecados y las blasfemias, por muchas que éstas sean. 29 Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón nunca, antes bien, será reo de pecado eterno.» 30 Es que decían: «Está poseído por un espíritu inmundo.» 31 Llegan su madre y sus hermanos y, quedándose fuera, le envían a llamar.32 Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: «¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan.» 33 Él les responde: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?» 34 Y mirando en torno a los que estaban senta-
24. Cf. E. TROCMÉ, L’évangile, 98.
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dos en corro, a su alrededor, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos. 35 Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.»
La constitución de los Doce supone por parte de Jesús una toma de postura en el itinerario de su proyecto. Era algo que sólo le competía al mismo Dios. Era como comenzar de nuevo la historia de Israel. Suponía una ruptura total con el ambiente y de ahí que necesariamente se hiciera más acuciante aún la pregunta sobre los orígenes de su poder (exousia). El pasaje está claramente diseñado: al comienzo y al final la presencia de los familiares de Jesús con sus diversos propósitos y, en medio, los escribas bajados de Jerusalén. ¿Son tres escenas o dos escenas? Es decir, ¿constituyen un único grupo los dos actos de presencia de los familiares de Jesús? La nomenclatura es distinta25. En caso de que se tratara de la misma escena la introducción del pasaje de los escribas en medio avalaría una intencionalidad claramente interpretativa. La presencia de los escribas que ya hemos visto en la casa, cuando Jesús la destecha, habla de judaísmo puro. Parece más bien que estaríamos ante tres grupos: familiares: judíos próximos a él, que le consideran loco26: fuera de sí; los escribas que le creen poseído por el jefe de los demonios, y la Madre y los hermanos que quieren hablar con él27: le buscan. Si 25. “Apenas formulado este juicio, Marcos vuelve (desde 3, 21) a la familia de Jesús, que está ‘fuera’ y le ha mandado decir que salga. Pero al situar entre los dos pasajes relativos a la familia de Jesús la discusión con los escribas, Marcos convierte las imputaciones de locura y de posesión demoníaca en una acusación común, y en 3, 33-35 sustituye esa familia biológica por otra más extensa, la de Dios, es decir, aquellos que (a diferencia de los escribas y de la familia biológica) cumplen la voluntad de Dios (cf. 10, 28-31). La sagrada frontera de la familia sufre, pues, una redefinición radical” (V. HOWARD, Marcos, 1222). 26. Según determinados autores quienes le consideran loco o fuera de sí no es propiamente el grupo familiar, sino la gente: “pues decían...” 27. “En una sociedad en la que las relaciones familiares son extraordinariamente importantes, la idea de formar parte de una familia espiritual tenía el efecto de relativizar las otras relaciones y hacer que los seguidores de Jesús las evaluasen a la luz del criterio de la voluntad de Dios” (D. J. HARRINGTON, Evangelio, 28).
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como no pocos autores suponen, Marcos estaría reflejando aquí los problemas surgidos en la comunidad primitiva con respecto al judaísmo y la familia de Jesús, encontraríamos la respuesta. En efecto, tendríamos un grupo de judíos que intentaría exculpar la ruptura de Jesús con el judaísmo tradicional como efecto de locura, otro, el de los escribas –los eruditos del rabinismo– como posesión diabólica, como algo intrínsecamente malo, y los más estrechos familiares de Jesús que quieren llevarle a la casa, que no rompa con el judaísmo28. Algunos piensan que en este último grupo se adivina Santiago29 y su influjo en la Iglesia de Jerusalén. Por la lectura de Hechos se puede colegir que en el grupo de Santiago había algunos que iban más allá de sus tesis, considerando el proyecto cristiano tal como le predican Pablo y otros, sobre todo Esteban, como efecto de la locura30 o, más bien, como un estar fuera de sí, pues eso es cuanto significa al pie de la letra ese verbo. Se trata probablemente de una suerte de locura religiosa, de fanatismo al revés. El pasaje ha sido compuesto por Marcos y con toda seguridad nos encontramos ante un hecho no histórico. Lo único que estaría detrás de ello sería la incomprensión de Jesús por parte de su familia. Incomprensión que recoge también Lucas referente a María y a José (2, 49-50). Juan, por su parte, en el episodio de las bodas de Caná (2, 112) presenta a María interviniendo ante Jesús para que éste no rompa con las instituciones de Israel, y el milagro se realiza en el agua de las tinajas, que estaban vacías, pero que previamente 28. “Escuchan lo que hizo y concluyen que está perturbando el orden en estos pueblos, y afecta el honor de la familia. Intentan reincorporarlo en su grupo, incluso utilizando la violencia” (F. LENTZEN-DEIS, Comentario, 114). 29. “Según Eusebio de Cesarea, la Iglesia primitiva habría utilizado el dicho final (v.35) en la polémica contra Santiago y los parientes de Jesús que, en Jerusalén, habían instaurado una especie de ‘calificato’, aferrándose a los lazos de la sangre” (A. PRONZATO, Un cristiano I, 1686). 30. “San Pablo no creía estar loco cuando escribía esto: ‘Porque si estamos fuera de nosotros (exestêmen) es por Dios’ [2Cor 5, 13]” (M. DE TUYA, Evangelios, Va, 510).
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han sido llenadas. Mientras que Marcos siempre es partidario de las rupturas (Mc 2, 21-22), Juan se inclina por tender un puente entre lo antiguo y lo nuevo. La casa Pasemos ya a analizar el pasaje más detenidamente. De nuevo nos encontramos en la casa o más concretamente en casa. Ya hemos dicho que esta expresión significa el lugar donde se presencializa Jesús con sus discípulos y donde se comprenden sus palabras, aunque siempre se da una connotación judía. Es el emblema de la comunidad cristiana proveniente de la institución judía. La casa en Marcos siempre significa el lugar donde Jesús explica los misterios a sus discípulos, aunque en este caso bien podía ser la famosa casa destechada de Cafarnaúm. En torno a la casa se reúne una gran muchedumbre de manera que apenas les dejaban tiempo para comer. Si es la casa destechada, se explica el que algunos de los suyos, adeptos al judaísmo, quieran venir para detenerle31. La casa destechada, como dijimos, significa que Israel debe abrirse a las naciones. Los suyos no pueden comprender esto. De ahí su pretensión de detenerlo (kratêsai). El verbo griego expresa admirablemente esa acción: impedirle ejercer cualquier movimiento libre. La razón de tal acto es porque consideraban que estaba fuera de sí, imbuido de una locura religiosa. Normalmente ecsestê se ha traducido por estar loco, pero el contexto no avala tal suposición. A un loco no le sigue la multitud. Se trata de algo distinto. Es cuanto venimos diciendo; consideran que está poseído de un ardor religioso incomprensible32. 31. “Estaban allí sentados algunos escribas” (Mc 2, 6). 32. “Este verbo, usado aquí, significa en otros pasajes de Mc el estar fuera de sí por admiración, sorpresa o entusiasmo ante algo (Mc 2, 12; 5, 42; 6, 51). Por eso, de esta palabra no se sigue que lo tuviesen por “loco”, como vierte la Vulgata: «in furorem versus» (M. DE TUYA, Evangelios, Va, 509).
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¿Posesión diabólica? Mientras, los escribas que habían bajado de Jerusalén opinan que no se trata de locura, sino de posesión diabólica, “está poseído por el jefe de los demonios”: Beelzebul. Los escribas de Jerusalén significan la teología suprema oficial del judaísmo. Parece como si intentaran responder al argumento de los precedentes que no acusan de maldad alguna a Jesús porque expulsa a los demonios. Si expulsa a los demonios es un hombre de Dios. Pero el argumento de los escribas es que actúa en nombre del supremo jefe de los demonios33. La argumentación de Jesús va a consistir en sostener que, si eso es así, el reino de los demonios está dividido, que sería tanto como decir que las fuerzas satánicas luchan contra ellas mismas. Marcos observa que les decía esto en parábolas. Algunos piensan que aquí esta palabra no tiene el mismo sentido que en el capítulo cuarto cuando se hable de las parábolas. Mi opinión es que se trata de lo mismo. Y es que “los de fuera”, término muy negativo en Marcos, sólo pueden captar el primer nivel de las palabras de Jesús. Cuando en estos momentos está hablando de que sólo uno más fuerte que Beelzebul es capaz de atarle, se está refiriendo a él mismo34. La respuesta de Jesús era aparentemente en general, pero en realidad estaba describiendo el sentido de su evangelio frente a las fuerzas demoníacas. Está haciendo una comparación de las fuerzas satánicas como de un reino y de una casa; todo un símbolo, para expresar sus pretensiones. El va a predicar el Reino y a construir una casa; e implícitamente se va a definir como el más fuerte, título mesiánico y divino. 33. “Jesús se marginó del Centro para iniciar su práctica por el Reino lejos de aquellos y de su poder amenazante (cf. 1, 14). Ahora el Centro se desplaza allá, a tierra impura, para desautorizar una práctica que los confronta y cuya eficacia no pueden negar; su práctica, nuevamente, es sólo ideológica y se limita a un falso análisis por el que satanizan a Jesús” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 111). 34. “El saqueo de los bienes y la liberación de los cautivos son signos, en el AT y en el judaísmo, de la restitución de Sión al final de los tiempos, cf. Is 49, 24s” (F. LENTZEN-DEIS, Comentario, 116); cf. Is 53,12.
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El pecado contra el Espíritu Santo Y aquí inserta Marcos el logion sobre el pecado contra el Espíritu Santo, que consiste en la oposición consciente a la misma verdad. Por tanto, es un pecado que resulta imperdonable. Mientras no se salga de él, como es obvio, se imposibilita el perdón. Esto significa que Marcos considera que los teólogos de Israel, los oficiales (bajados de Jerusalén), no obraban en el caso de Jesús con limpieza de conciencia35, coincidiendo así con el pensamiento de Juan, que pone en boca de Jesús expresiones como “Yo os conozco: no tenéis en vosotros el amor de Dios” (5, 43) o “vosotros sois de vuestro padre el diablo” (8, 44). La familia de Jesús Y llegamos a la tercera escena, cuando vienen a buscarlo su madre y sus hermanos. ¿Dónde se encontraba Jesús? ¿En la casa? Más bien parece que no. Ese hallarse entre la gente sentada a su alrededor parece que es otro ámbito donde se manifiesta Jesús. Sentados en corros (6, 39)36, es algo que va a pedir Jesús en la multiplicación de los panes para la comunidad judía, pero ellos no seguirán ese consejo y se sentarán por cuadros (6, 39)37, es decir, no lograrán entender el sentido comunitario y fraterno que Jesús desea para su grupo. ¿Ese grupo más heterogéneo, en espacio abierto, no estará presagiando la otra casa a la que Jesús invita a algunos como al paralítico (2, 11) y al endemoniado de Gerasa (5, 19), sin que nunca se señale el lugar de la misma? Por otra parte, Jesús manifiesta que quienes están sentados en torno a él cumplen la voluntad de Dios. Por eso pienso que ésos presagian 35. “Es el pecado de quien rechaza la verdad ‘con los ojos abiertos’. Pero quizá fuera mejor hablar de justicia: el pecado imperdonable es la actitud del que niega y pisotea –a sabiendas– los derechos de los demás. La blasfemia contra el Espíritu Santo es el pecado que tiene lugar no sólo ‘sabiendo’, sino sabiendo y ‘enmascarando’, sabiendo y justificando, incluso distorsionando la misma manifestación de Dios en beneficio propio” (B. MAGGIONI, El relato, 63). 36. Symposia symposia. 37. Prasiai prasiai.
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una comunidad más fiel y más abierta, es la iglesia de los gentiles. Como vengo recordando, el pasaje refleja los problemas de los diversos grupos que componían la comunidad de Jerusalén. Marcos recalca dos veces que la madre de Jesús y sus hermanos38 se quedaron ‘fuera’ del grupo, que estaba sentado a su alrededor. La palabra fuera (ecsô)39 en Marcos significa exclusión, lejanía, cf. 4, 1140. E inmediatamente Jesús hace su gran manifestación, a tenor de la cual sus familiares más íntimos: madre, hermanos y hermanas son aquellos que cumplen la voluntad de Dios. Con esto el evangelio se inscribe como un asunto del corazón y no se vincula a la raza ni a la sangre. Ante estas afirmaciones ¿se puede seguir hablando de los privilegios del pueblo de Israel? ¿Qué sentido tiene que Santiago, hermano del Señor presida la Iglesia de Jerusalén? Sabemos, además, que otros familiares de Jesús siguieron detentando cargos especiales en esa Iglesia. 38. Como hemos hablado de los hermanos de Jesús quisiera decir una palabra al respecto. En algunos ambientes se da por hecho que María tuvo otros hijos. Aparte de que esta afirmación no es fácil compaginarla con la fe de la Iglesia, es algo que por supuesto nunca se ha probado exegéticamente; más bien los argumentos prevalecen para la parte contraria. Por de pronto nunca se habla en el N.T. de los hijos de María. Por otra parte, dos de los llamados “hermanos de Jesús”, Santiago y José son hijos de otra María (15, 40.47; 16, 1). Suponer como lo hacen algunos autores que esta María es la madre de Jesús, que en este caso se la determina con el título de esos dos supuestos hermanos, porque todavía no habría llegado a la fe y, por consiguiente, no era posible denominarla madre de Jesús, carece de todo fundamento, pues precisamente en el lugar que comentamos el evangelista habla de “su Madre”, no dice “Madre de Jesús” porque viene a lo largo de todo el pasaje hablando de él. “Dentro de la narración evangélica, en boca del redactor, María no puede aparecer como Madre de Jesús, pues para serlo debería entrar en su comunidad galilea, sentándose en el corro de los discípulos. Por ahora, ella es más bien madre de los hermanos de Jesús, en expresión que para Mc resulta restrictiva [a no ser que sea irónica]” (J. PIKAZA, Pan casa, palabra, 415; cf 10137). 39. “Es significativa la repetición de la palabra «fuera», dice R. PESCH, Il vangelo, 359. 40. Marcos aquí lo que pretende es decir que los familiares de Jesús por ser tales no tienen ningún privilegio en la nueva comunidad, que se basa en la fe. No entra en la intención del evangelista prejuzgar la santidad de María. Quiere simplemente evitar que la fe se vincule a la raza. El que Dios haya unido maternidad física con santidad eminente queda fuera de la intencionalidad del evangelista que, como hemos dicho, le preocupa el que Israel quiera tener privilegios en la nueva realidad. Con este ejemplo de sus familiares Marcos da por solventada la cuestión.
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María ¿Quiere Marcos también reorientar la veneración a María, que posiblemente había comenzado a surgir en su ámbito? No lo sabemos; pero muy probablemente intente establecer que la grandeza de las personas en el nuevo orden de cosas se deriva del cumplimiento de la voluntad de Dios o de su palabra. Más tarde enseñará también que la alteza de un hombre se mide por la capacidad de servicio que tenga, nada intervienen en esta valoración los vínculos carnales41. No sé si Lc pretende esclarecer a Mc cuando nos presenta a María como aquella en la que descansa la palabra del Señor (hágase en mi según tu palabra) o la humilde esclava del Señor (Lc 1, 25-56). Pronto Mc, en una escena también difícil pondrá en boca de la multitud la expresión “hijo de María” (6, 3). Como en este evangelio no se habla nunca de José y al comienzo del mismo se ha presentado a Jesús como hijo de Dios (1, 1), esa expresión cobra un significado singular que no puede haber pasado desapercibida por la pluma del evangelista. Jesús hijo de Dios, y de María. Se ha pretendido ver en la escena a la que nos referimos la visión más primitiva sobre María, que en fases sucesivas habría ido progresando hacia la perspectiva en que la sitúan principalmente Lc y Jn, que nos ofrecen una personalidad modélica de cristianismo. Se argumenta que Mc es más primitivo. Pero sucede que aunque esto último sea verdad, subsiste un misterio aún no descifrado en la literatura marcana. Se tiene la impresión –y aquí radica el enigma– que desde el punto de vista de la reflexión el evangelio de Mc parece posterior a los otros, pues adopta una postura crítica más “moderna”. Si hoy tomamos en nuestras manos los evangelios Marcos apa41. “La madre, sin nombre, es figura del antiguo Israel, del que procede Jesús; los hermanos, de los judíos de su comarca. No se trata tanto de las personas como de mostrar la hostilidad hacia Jesús del ambiente donde se ha criado (31-32). La nueva Familia, independiente de raza o pueblo” (J. MATEOS - L. ALONSO SCHÖKEL, Nuevo Testamento, 196).
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rece el más cercano a nosotros. Es el más radical, el más crítico, el que adopta una postura que se adapta más a nuestro modo de ver las cosas. Por eso creo que las afirmaciones acerca de la Madre de Jesús no son históricas, sino teológicas. La obsesión de Marcos es que se implique la raza o la sangre en la transmisión de la revelación. Por eso rechaza la primacía del pueblo de Israel sobre otros pueblos y la alteza de María por ser madre genética de Jesús. Este último aspecto está en función del otro. Pero esta aparente infravaloración de María, a partir de la sangre42, indica que su figura era venerada por la comunidad y Marcos quiere esclarecer esta veneración y sus posibles implicaciones. Ya hemos dicho que Lc aclara el enigma, María ha sido elegida para ser la madre. Su dignidad radica no en su maternidad como tal, sino en una elección previa. La escena que comentamos está descrita por Marcos para hacer reflexionar a la comunidad cristiana sobre el sentido del judaísmo43 para el cristianismo y de forma indirecta sobre el sentido de la madre de Jesús, cuya excelencia no radica en la sangre, sino en la elección y en su respuesta total a la misma. Es cierto que Marcos en su conjunto es anterior a los otros evangelistas, pero eso no implica que desconociera ciertas fuentes que no ha asumido, porque su perspectiva se orientaba en otras dimensiones. Su preocupación primordial era la de mantener la originalidad y novedad del mensaje de Jesús con respecto al judaísmo y posiblemente también hacia otras perspectivas religiosas. Siendo el primero, es el más moderno de todos; ahí se encuentra el enigma, hoy todavía no resuelto.
42. “Jesús no rechaza los vínculos familiares, sino que afirma que el cumplimiento de la voluntad de Dios nos introduce en un parentesco espiritual, más elevado con Él; con esto queda subrayada la grandeza espiritual de María, su Madre” (F. CANTERA –M. IGLESIAS, Sagrada Biblia, nota a 3, 35). 43. Incluso R. Pesch considera probable que el texto haga referencia a esos problemas comunitarios de que venimos hablando. Por tanto el texto reflejaría principalmente los primeros problemas eclesiales (cf. Il vangelo, 362-363).
CAPÍTULO 4
LA DINÁMICA DEL REINO: LAS PARÁBOLAS
Hasta ahora frecuentemente se decía que Jesús enseñaba, pero nunca se explicitaba el contenido de sus enseñanzas1. Una vez que Jesús ha constituido su nuevo Israel2 y que se ha mostrado como ser libre3, que no depende de su familia4 ni de su pueblo5, que es capaz de domeñar las fuerzas demoníacas6 y que, por consiguiente, ha salido de Dios7, se dispone a expresar la dinámica que preside su proyecto. El lugar de las parábolas (4, 1-3a) Y otra vez se puso a enseñar a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar. 2 Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía en su instrucción: 3 «Escuchad. 1
Hasta aquí Marcos, como acabamos de decir, nos ha dicho varias veces que Jesús enseñaba, pero nunca se detenía a espe1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.
1, 3, 2, 3, 2, 1, 1,
22. 38; 2, 2. 13; 3, 32. 13-19. 23; 3, 6. 23-35. 18-22. 21-28. 38.
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cificar el contenido de sus enseñanzas8. Pero ahora, constituido el grupo, nos va a exponer el estilo de su magisterio9. Más que enseñanzas concretas hablará del dinamismo que preside toda su doctrina10. Y lo primero que llama la atención es que lo hará desde el mar. Ya hemos visto que en ocasiones anteriores se había acercado al mar, cosa que también hace ahora, pero da un paso más y en una barca se introduce en él y allí sentado comienza la enseñanza11. El mar y la barca van a tener un determinado protagonismo. Hasta ahora éste se centraba sólo en la casa. La entrada en el mar significa para Marcos la dimensión universal que va a revestir su doctrina12. Veremos que enseguida Jesús lo atraviesa en pos de las regiones13 que se hallan al otro lado donde habitaban principalmente los paganos (4, 35–5, 1), aunque también había judíos. La escena está preciosamente ambientada con la sobriedad, por lo demás, que le caracteriza. 8. “Aunque hasta ahora hemos encontrado varias referencias a las enseñanzas de Jesús (1, 14-15.21.39; 2, 12), poco se nos ha dicho del contenido, aparte la declaración programática de 1, 14-15. En lo que ya nos resulta una escena familiar –el mar, una gran multitud y Jesús enseñando (4, 1)– Marcos nos ofrece una muestra de esa enseñanza, aquí ‘en parábolas’” (V. HOWARD, Marcos, 1222). 9. “El evangelio de Marcos es un relato de acción rápida e intenso dramatismo. Sólo dos veces, en los capítulos 4 y 13, Jesús se toma el tiempo de pronunciar amplios discursos” (J. D. KINGSBURY, Conflicto, 15). 10. “Cuvillier, parabolê, ha mostrado que el argumento de Mc 4 es el mismo Jesús. Él no es un maestro sapiencial, en la línea en que le muestra el Q, sino la misma parábola encarnada” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 10542). 11. “Es el primer discurso –y uno de los pocos– que encontramos en el evangelio de Marcos. Su encuadramiento tan solemne (Jesús sentado en una barca, hablando a un gentío enorme sentado en la orilla) y aquel comienzo ‘¡Escuchad!’ Señalan claramente su importancia” (B. MAGGIONI, El relato 69). 12. “Jesús ha roto con la institución y se ha propuesto eliminar su influjo en el pueblo (3, 27). Recomenzar su enseñanza en público después de esta ruptura y volver a proponer su mensaje universalista (‘junto al mar’), que implica el fin de las instituciones judías (2, 18-22)) y ha sido causa de su excomunión por parte de las autoridades, es un desafío a sus adversarios” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio, I, 360). 13. “Entretanto, a partir de 3, 9 aparece una nueva figura: la barca, que le permite a Jesús moverse demasiado ‘apretado’ por la gente a orillas del lago Tiberíades. También esto tenemos que leerlo a un nivel estratégico” (M. CLÉVENOT, Lectura, 158).
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Primeramente, Jesús comienza su enseñanza a lo largo del mar, pero viendo que se reúne una gran multitud, como que se ve obligado a entrar en el mar y hablar desde allí. Es curioso que el texto griego afirme que estaba sentado en el mar14. Creo que la expresión es totalmente intencionada. De la multitud, en cambio, dirá que estaban sobre la tierra hacia (pros) el mar. Es decir, mirando al mar. El evangelista quiere decir que la gente ya se halla capacitada para captar el mensaje universal que les va a proponer. La doctrina de Jesús de ahora en adelante se va a configurar plenamente por la apertura a todos los pueblos; se afinca en la universalidad (sentado en el mar). Veremos que el mismo día de las parábolas (4, 35) decide atravesar el mar e irse a la otra orilla. Marcos nos dirá que Jesús ese día enseñaba muchas cosas en parábolas15. De momento no nos explica el sentido de las parábolas ni lo que él entiende por esta figura literaria. Sólo, al final, después de haber escuchado sus enseñanzas, podremos precisar qué entiende por parábola. Y todo este preámbulo termina con un verbo de hondo contenido bíblico (Dt 6, 4; cf Mc 12, 29): “Escuchad”; que implica inteligencia y obediencia, según el sentido hebreo de ese término. Como Marcos no trae el sermón del monte, el discurso de las parábolas está haciendo sus veces. Jesús no habla sobre el monte, sino sobre el mar. Se dirige a todos, quiere abrir Israel a los paganos. Atravesar el mar evoca los oráculos de los profetas que hablan de pueblos numerosos que vendrán de lejos16. Situadas las parábolas en ese contexto adquieren rango de universalidad. La última aludirá a los pájaros del cielo que vie14. Kathesthai en tê Thalassê. 15. “Las parábolas, según Scout, son indicios del misterio del reino, indicadores que sugieren lo que es y lo que no es. No podemos comprender totalmente el reino porque es un misterio que supera toda posibilidad de contenerlo en un concepto. Al dar vueltas a la sabiduría de los dichos de Jesús con los ojos de la mente y con la ayuda de las parábolas, al menos podemos tener un vislumbre de él” (T. KEATING, El reino de Dios, 44). 16. Is 2, 2ss; 60, 1-16; Sal 87.
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nen a hacer sus nidos a la sombra de las ramas del pequeño arbusto, que es la comunidad de Jesús (4, 32). Pequeño arbusto, pequeña navecilla, pequeño mar (lago), el cielo. Profundos contrastes de una simiente pequeña; arbusto que no llega a árbol; lago, que a los ojos de Jesús es mar; Galilea, un trocito de tierra perdida en el imperio; todo pequeño17, pero ya imprescindible para la historia del mundo. Parábola del sembrador (4, 3b-9) Una vez salió un sembrador a sembrar. 4 Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron.5 Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida por no tener hondura de tierra; 6 pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó. 7 Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto. 8 Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose, dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento.» 9 Y decía: «Quien tenga oídos para oír, que oiga.»
El tema de las parábolas es uno de los más difíciles del evangelio18. No por las implicaciones que tenga la parábola19, sino 17. Marcos se muestra un verdadero artista de lo pequeño. Es como si en esta descripción de las cosas hubiera querido dejar reflejada la naturaleza de la comunidad de Jesús. Pero esas miniaturas esconden un poder tal que derriban todo lo viejo: Israel y el mundo pagano. La parábola del grano de mostaza (4, 30-32) es su mejor expresión. En la “voladura” de lo viejo Marcos se revela el más eficaz de los evangelistas. 18. “Aunque su plasticidad sea grande, sin embargo, su interpretación es discutidísima.Y esto es así en primer lugar porque repercute de manera especialmente desfavorable el desconocimiento de la situación narrativa original en este caso” (J. GNILKA, El evangelio I, 186). 19. “Así, pues, podemos interpretar las parábolas en tres niveles diferentes: el del Jesús histórico, el de la Iglesia primitiva y el de la redacción de los evangelios. C. H. Dodd dio una definición de la parábola que se ha hecho clásica … ‘una metáfora o símil, que inspirándose en la naturaleza o la vida cotidiana, llama la atención de quien escucha por su viveza o extrañeza y suscita la duda sobre su aplicación precisa, provocando así la intervención del pensamiento activo’” (D. J. HARRINGTON, Evangelio, 28-29).
4. LA DINÁMICA DEL REINO: LAS PARÁBOLAS
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por el contenido del mensaje de Jesús, que es nuevo y trasciende las comparaciones en las que se basa20. La parábola es un género literario en sí sencillo, pues se sustenta en una comparación desarrollada, pero por los elementos secundarios que se le añaden la interpretación se puede convertir en dificultosa, ya que en última instancia el grado de relación entre los elementos comparados no se expresa del todo en las palabras, sino en la intencionalidad del autor21. Por eso la intelección de la parábola en el caso de los evangelios no es posible hacerla desde ella misma, sino que es necesario tener en cuenta la dinámica y el sentido de toda la obra22, porque el punto de comparación, aunque recae sobre una realidad material la referencia se expresa por la dimensión formal que el autor traza entre su intencionalidad y el término de comparación. Por eso, para entender las parábolas evangélicas no es suficiente con conocer el mecanismo que preside este género literario23. La parábola en los evangelios siempre viene acompañada de su interpretación. Desde la crítica de la historia de las formas se 20. “Me parece que no debe exagerarse por ninguna parte: ni de una excesiva simplificación, ni de una exagerada complicación. Y más que de alegorías contrapuestas a parábolas, hablaría de una interpretación alegórica de las parábolas en los límites del virtuosismo acrobático” (A. PRONZATO, Un cristiano, I, 181). 21. “Este estilo alegórico, que intencionadamente ilumina y esconde al mismo tiempo, se debe a la misma naturaleza ‘mistérica’ de su mensaje. No se trata de una forma de ocultismo como en el caso de la cábala, sino de un enorme respeto para con Dios, que da gratuitamente el mensaje, y para con el hombre, que debería recibirlo en una postura de absoluta libertad” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 104). 22. “Quizás estemos demasiado acostumbrados a pensar que las parábolas son relatos simples para gente simple. Semejante actitud sólo encubre nuestra arrogancia. Keating restablece para nosotros a Jesús como el artista del alma y responde como un artista. Uno sólo puede quedarse atónito al ver cómo estas parábolas continúan produciendo intuiciones sobre las cuestiones más profundas de la vida” (B. BRANDON SCOUT, en T. KEATING, El reino de Dios, 11). 23. “He aquí por qué el mensaje de las parábolas es un mensaje alusivo, que te hace entrever a través de imágenes la relación entre reino y vida. Dejan simplemente vislumbrar el misterio... Por eso no se puede olvidar la ambigüedad de las parábolas (como de toda la revelación): aclaran, pero también oscurecen, desvelan y esconden al mismo tiempo. Ofrecen respuestas, pero también suscitan interrogantes” (A. PRONZATO, Un cristiano I, 82).
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ha cuestionado si la que hace la comunidad después de la resurrección corresponde a la parábola en su sentido original o más bien se ha producido una modificación o adaptación al medio eclesiástico. Los autores están de acuerdo en que este fenómeno ha tenido lugar24, y no podía ser de otro modo, porque el recuerdo de las palabras de Jesús no tenía una finalidad meramente histórica, sino moral. En consecuencia, debían ser aplicadas al nuevo enclave vital como respuesta a esos interrogantes. Y de aquí surge otra pregunta que la historia de las formas no ha logrado desvelar del todo: ¿En qué medida la interpretación posterior ha influido en la configuración de la parábola? ¿Qué términos se han introducido para que la interpretación fuera más plausible? Acerca de la parábola del sembrador, en concreto, han surgido varias cuestiones. ¿Dónde se halla el centro de la parábola? Se ha pensado que puede ser el sembrador, la semilla o el campo, uno de los tres25. Es evidente que todos juegan un papel primordial, pero uno de ellos tiene que ser el sujeto referencial de todo el organigrama. Pienso, sin embargo, que supuesto que el sembrador sea el término principal, no resta protagonismo a los otros dos, que se entrelazan con él de tal modo que sin ellos el sembrador no se constituye como tal. En nuestro caso, el campo cobra un relieve singular. Autores como “Kuhn y Linnemann opinan que resulta completamente imposible averiguar ya el sentido original de las parábolas”. En conformidad con la visión que algunos autores tienen del Reino de Dios piensan que la parábola expresa el sentido escatológico del mismo. 24. “Una primera cuestión que se plantea en torno a las parábolas evangélicas es saber cuál fue el significado primitivo que tuvieron en labios de Jesús. Esta cuestión procede del hecho observable de adaptación y alegorización que han sufrido en la predicación” (J. ALONSO DÍAZ, Evangelio de San Marcos, 370). 25. “La parábola recibe diversas denominaciones según los autores: del sembrador denodado (Jeremías), de la semilla esparcida (Dietzfelbinger) o del cuádruple campo [Dalmann]” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El Evangelio, I, 3628).
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Otros la entienden más bien desde una perspectiva histórico salvífica y se fijarían en el proceso de receptividad de los oyentes26. Se ha pensado también que el destinatario sería Israel. Los tres terrenos prácticamente infructuosos representarían su respuesta negativa a la interpelación de Jesús. También los autores se han preguntado cómo es posible que el sembrador desperdiciara tanta semilla y se extrañan de su mala puntería al sembrar junto al camino, en terreno pedregoso y entre zarzas. Para subsanar este posible defecto se ha supuesto que en Palestina se sembraba antes de arar la tierra. El camino sería el hecho por la gente al atravesar el campo. El terreno pedregoso, aquel que a causa de las lluvias había perdido tierra. Y las espinas o zarzas habrían crecido en esa tierra abandonada27. Sin poner en duda esta posible reconstrucción de los hechos, en la situación presente de la parábola se quiere recalcar la esplendidez del sembrador y la confianza que tiene en su semilla de que puede ser capaz de germinar en los sitios más difíciles. El sembrador desea que la palabra fructifique y para ello no ahorra esfuerzos y optimismo. Para que no quede ningún lugar productivo sin semilla está dispuesto a que parte de ella pueda caer en terreno infructuoso. Como se ve, la parábola atiende más al estilo de Jesús28 que al realismo de la comparación. Por eso decíamos antes que las parábolas evangélicas sólo pueden ser comprendidas desde el conjunto del evangelio y del estilo de Jesús. 26. J. GNILKA, El evangelio I, 187. 27. “Siembra entre espinas y hierbazales que han crecido en la tierra en barbecho. Algo de grano cae también sobre terreno pedregoso, el terreno que a causa de las lluvias perdió algo de la tierra que lo cubría. Al arar, el terreno se hace uniforme. Sólo que entre tanto la semilla corre diversas suertes” (J. ALONSO DÍAZ, Evangelio, 372). 28. “El sembrador echa el grano sin distinciones y sin regateos; así es como actúa Cristo en su amor a los hombres y así es como ha de actuar la Iglesia en el mundo... Así, pues, la parábola llama la atención sobre la presencia del Reino en el seno de las contradicciones de la historia, presencia que es imposible discernir con los ‘criterios’ del éxito o del fracaso, en los que se apoya el cálculo de los hombres” (B. MAGGIONI, El relato, 73).
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Los cuatro terrenos ponen de relieve un aspecto que no se vinculaba a los tiempos mesiánicos: la colaboración humana. Aunque en otras parábolas se tiende a insistir en la soberanía de la palabra, en ésta se matiza, y se hace depender su eficacia de la respuesta del hombre29. Este aspecto muestra bien el estilo de Jesús de asociar a los hombres a su proyecto. El sentido comunitario redimensionará la entera realidad evangélica (4, 11). Jesús y el hombre siempre unidos, palabra y actitud personal. El sentido de las parábolas y de todo el evangelio (4, 10-12) 10 Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le preguntaban sobre las parábolas. 11 Él les dijo: «A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas, 12 para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone.»
Antes de pasar a la explicación de la parábola, Mc inserta unas líneas en las que nos muestra el sentido que quiso dar Jesús a su enseñanza en parábolas. Nos encontramos con un texto de difícil interpretación y que crea una de las dificultades célebres30. Pienso que el texto de Isaías (6, 9-10), al que alude Marcos, no puede ser aislado del contexto en el que éste le ha insertado. Pero, antes de entrar en la explicación, es conveniente que tengamos en cuenta otro texto de este mismo capítulo, que puede arrojarnos mucha luz: “Y les anunciaba la palabra con muchas parábolas como éstas, según podían entenderle; no les hablaba 29. “Jesús clasifica las disposiciones con las que se recibe su mensaje, como él mismo lo interpretará después a sus seguidores. El caso de la tierra buena, con su detallada enumeración de la abundante cosecha, expresa figuradamente el éxito del mensaje” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio I, 365). 30. Estamos, para algunos autores, ante los versículos de más difícil interpretación de todo el N.T. “El versículo 12, además, representa un suplicio para todos los intérpretes. Se han escrito sobre él centenares de páginas. Más que a Jesús, dan ganas de pedir explicaciones de este lío a Mc” (A. PRONZATO, Un cristiano I, 190).
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sin parábolas; pero a sus propios discípulos se lo explicaba todo en privado” (4, 33-34)31. Aquí encontramos la respuesta, a mi parecer, al texto de Isaías, leído por Mc. El pasaje de Isaías en el texto hebreo atribuye a Dios el endurecimiento del pueblo32. Literalmente, éste envía al profeta a endurecerlo. La interpretación más general de este pasaje se refiere a que en la mente semita el hecho sucedido se atribuye a algo a lo que siempre se le vincula como causa, sin distinguir más. La predicación del profeta iba dirigida a la conversión del pueblo, pero ésta sería, por diversas circunstancias, causa u ocasión de que el pueblo no la aceptara y se endureciera más. No obstante, el texto isaiano ha causado siempre extrañeza. Ya la traducción de la Septuaginta no hace a Dios causa del endurecimiento o ceguera al poner los verbos en futuro en lugar de en imperativo. El Targum, que es de donde Marcos toma el texto, lo suaviza un tanto con algunas modificaciones: Esto puede verse en el versículo 9 que cambia la segunda persona por la tercera, y al final, en lugar de sanar, escribe perdonar. Algunos han querido interpretar el para que (hina) de Marcos como un simple “para que se cumpliera la Escritura”, como una referencia a Isaías, quitando toda responsabilidad a Jesús. Pero aun así la dificultad permanece porque de algún modo Jesús se vincula al cumplimiento de la misión del profeta. Otros han querido descubrir en la partícula griega mêpote la versión del vocablo arameo dilema que podría traducirse por a no ser 31. “Pero Jesús utilizaba las parábolas para enseñar al pueblo, aunque el elemento del misterio formaba parte del género” (D. J. HARRINGTON, Evangelio, 29). 32. “Expone Jesús la razón de su enseñanza en parábolas: No quiere que la multitud capte su mensaje a menos que se efectúe en los individuos un cambio, designado con los términos “convertirse” y “ser perdonados”. Mc utiliza en este pasaje el texto de Is 6, 9-10, citado según una traducción aramea, pero sin mencionar al profeta ni indicar que se trata de un texto de la Escritura. Por otra parte, el texto no contiene vocabulario particular judío, sino metáforas inteligibles para todos, y Jesús lo aplica a la multitud, que continúa la mala disposición denunciada en otro tiempo por Isaías. El texto, por tanto, es comprendido como de Isaías por los seguidores israelitas (los ‘Doce’) y como texto de Jesús por los seguidores no israelitas [‘los que estaban en torno a él’]” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El Evangelio I, 381).
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que. Según esto el texto podría ser traducido así: “Para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, a no ser que se conviertan y se les perdone”. Yo pienso que Jesús asume el texto de Isaías en toda su crudeza, en el mismo sentido en que antes lo hemos interpretado. Su predicación va a ser ocasión de la inintelección de su doctrina, porque incluso aun en el caso de que la entiendan, se necesita además la explicación de la misma en la comunidad (a solas33, en la casa). Lo que quiere decir es que la parábola sólo puede ser una simple invitación a ir más allá; si uno se queda en ella, no entiende el mensaje34. Apoyo esta interpretación en el mismo Marcos que en el texto anteriormente citado nos dice que a sus discípulos se lo explicaba todo en privado; luego éstos también eran “de fuera”, pues escuchaban las parábolas, pero no las entendían. Todo cuanto se dice de las parábolas hay que aplicarlo al evangelio como predicación y como literatura. Es cuanto venimos descubriendo en Marcos, ese doble nivel: el externo, el de la letra exterior, el de la historicidad, y el simbolismo que corre debajo. Los de fuera pueden descubrir los milagros de Jesús, su bondad35, etc.; pero sólo los de dentro comprenden el significado de toda su vida36. 33. Algunos autores encuentran dificultad en asumir el pasaje en que se afirma que Jesús se quedó a solas con sus discípulos y los que le seguían. Si estaba en la barca entre la gente y sus discípulos (4, 10), ¿cómo y dónde puede quedarse a solas? Olvidan que Marcos entrelaza realidades históricas con enseñanzas teológicas. ¿Acaso todas estas parábolas las pronunció Jesús en el mar? 34. “Es un lenguaje que ‘obliga a pensar’: no desarrolla todo el discurso, no es una perspectiva tranquilizante (...), sino que la parábola es simplemente un primer paso que nos invita a seguir adelante, es un discurso global que deja intacto el misterio del Reino, pero señalando su impacto en nuestra existencia” (B. MAGGIONI, El relato, 71). 35. “Pero esto no lo hace con la pretensión de crear un ‘grupo de selectos’, similar a las comunidades fariseas o a las de Qumrán; sería incompatible con la manera como entiende las preferencias del Reino para con los marginados, los pecadores, los excluidos por el Centro” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 119). 36. Ya hemos dicho que la casa o “a solas” equivale a la comunidad. “Mc no ha querido interpretar el evangelio en línea de gnosis (saber misterioso que se puede codificar en un cuerpo de misterios) o de doctrina teológica (teoría hecha ley). Su conocimiento es seguimiento de Jesús. Saben el ‘misterio’ de su parábola quienes hacen su camino” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 109).
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Si nos quedamos en lo externo, Jesús aparece como un curandero, un ser maravilloso; es lo que le acontecía al ciego de Betsaida que veía a los hombres desproporcionados, “como árboles que andan” (8, 22-26). Como veremos, el ciego de Betsaida representa a Pedro y a los Doce. Pedro en nombre de éstos ha proclamado a Jesús, Mesías, pero por el contexto se observa que esta proclamación no era exacta, pues enseguida cuando Jesús hable de las características del Mesías, su Pasión y sus humillaciones, Pedro se escandalizará y se enfrentará con él (8, 32-33). Por eso “viendo no ve y entendiendo no entiende”37. Muy probablemente todo esto se halla también en relación con el secreto mesiánico, que encubre toda la existencia de Jesús38. Las parábolas son un reclamo, una llamada a ir a Jesús y empezar a poner en práctica su doctrina. En otros términos, no cabe la praxis de Jesús por libre, ni como mero proyecto humano. Los misterios del Reino que les han sido dados a los Doce implican una revelación personal, una comunión con Dios39. El seguimiento de Jesús no es asunto de la aceptación de un proyecto, sino una comunicación íntima del Padre. El evangelio comenzó con una llamada a la conversión y a acoger la Buena Nueva. Sin esta conmoción del corazón todo se convierte en parábola, es oír desde fuera, viendo, no se ve y entendiendo, no se entiende. Pensamos, como ya hemos dicho, que en 4, 33-34 hallamos la clave interpretativa de nuestro pasaje. Jesús adopta un len37. “Así, se prepara el tema de la incomprensión de los discípulos, que atraviesa todo el relato de Marcos, a la vez que se advierte a los lectores: si los discípulos, a pesar de haber sido puestos en el secreto del reino (v. 11), corren el riesgo de quedarse fuera (cf. 8, 17 s), los cristianos a quienes escribe Marcos no pueden suponerse seguros en su situación de exaltación” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 118). 38. “Una de las características del EvMc es el secreto en torno a Jesús, sobre el cual se informa al lector desde el comienzo” (G. THEISSEN, El Nuevo Testamento, 144). 39. “Marcos define aquí su comunidad: en ella se encuentran los que pueden responder porque están en comunicación con los discípulos y los Doce. La experiencia del ‘reino’ es el tesoro más precioso presente en la comunidad de los hermanos. Pero del lado del creyente se supone su pregunta, necesita entrar en diálogo, en el proceso que desarrolla la vida en la fe” (F. LENTZENDEIS, Comentario, 135).
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guaje claro y sencillo para hacerse entender. Pero la intelección primera reclama comprometerse con la enseñanza y aceptar la persona de Jesús; si esto no se hace, todo queda reducido a enseñanza teórica40. No se da comprensión del mensaje. Después de la multiplicación de los panes, Marcos dirá que “no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba embotada” (6, 52). Algo similar afirmará Juan al narrarnos que después de la multiplicación “intentaban venir a tomarle por la fuerza (arpadsein) para hacerlo rey” (6, 15). Explicación de la parábola del sembrador (4, 13-20) Y les dice: «¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderéis todas las parábolas? 14 El sembrador siembra la palabra. 15 Los que están a lo largo del camino donde se siembra la palabra son aquellos que, en cuanto la oyen, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. 16 De igual modo, los sembrados en terreno pedregoso son los que, al oír la palabra, al punto la reciben con alegría, 17 pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y en cuanto se presenta una tribulación o persecución por causa de la palabra, sucumben en seguida. 18 Y otros son los sembrados entre los abrojos; son los que han oído la palabra, 19 pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias les invaden y ahogan la palabra, y queda sin fruto. 20 Y los sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la palabra, la acogen y dan fruto, unos treinta, otros sesenta, otros ciento.» 13
La explicación ya se hace con el lenguaje de la predicación apostólica41. En la explicación la referencia central se halla en 40. “En primer lugar les expone Jesús la necesidad de una adecuada disposición interior para captar el mensaje (la tierra buena). No propone el mensaje fácil de la rebelión contra las instituciones, sino el de la renovación profunda del hombre, única base y garantía de una sociedad verdaderamente humana” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 107). 41. Recibir la palabra (1 Tes 1, 6; 2, 13; 2 Cor 11, 4), recibirla con alegría (1 Tes 1, 6), padecer persecución a causa de ella (1 Tes 1, 6; 2 Tim 2, 9), la palabra crece (Col 1, 6; Hech 6, 7; 12, 24; 19, 20), suscita escándalo (1 Pe 2, 8) son formulaciones que fueron acuñadas en el lenguaje misionero” (J. GNILKA, El evangelio I, 201).
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cada uno de los terrenos. A veces los oyentes son la semilla sembrada o los diversos terrenos42. Esto ha dado lugar a hablar de inseguridad en el texto. Pero si bien se mira, es lo mismo. Con esa ambivalencia de sentido se manifiesta la urgencia de que el hombre se considere tan estrechamente vinculado a la semilla (palabra) que no se comprenda sin ella. Se repite la palabra sembrar cuatro veces. Se señala de este modo la urgencia que persigue al hombre de dar frutos. La explicación comienza con la sorpresa de Jesús porque sus discípulos no saben descubrir el sentido de la parábola, a la vez que les dice que si no entienden ésta, ¿cómo van a entender las restantes? Por tanto los contenidos de esta parábola se van a infiltrar en todas las demás. Sin sobrentender ésta, se imposibilita la comprensión de las otras43. Los cuatro terrenos son las diversas actitudes que se pueden adoptar frente a la palabra. Pero las actitudes se identifican con el mismo hombre. La semilla caída a lo largo del camino representa a aquellos que escuchan la palabra y enseguida desaparece de ellos porque viene Satanás y se la arrebata. El texto deja entender una cierta familiaridad de éstos con Satanás. Están abiertos a él, no le cierran el campo; se presenta con toda naturalidad. Estos no se han centrado en la palabra, no la han acogido como un tesoro44. Lo sembrado en terreno pedregoso se refiere a aquellos que acogen la palabra con alegría. La palabra les resulta atractiva; pero la atracción es más intelectual que cordial. Ven que da res42. “Es de tener en cuenta aquí la incongruencia de que se alude, por una parte, a la palabra que se siembra en los hombres y, por otra parte, a los hombres que parecen ser sembrados. Pero también esto tiene su correspondencia en la apocalíptica” (J. GNILKA, El evangelio, I, 202-203). 43. “La parábola del sembrador es la parábola clave para entender qué es la proclamación del reino de Dios: ella ilustra el misterio de la elección de Dios” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 106). 44. “Hay ciertos individuos en los que no penetra el mensaje; son totalmente refractarios, impenetrables a él; desaparece sin dejar rastro como si nunca lo hubiesen oído. Su escuchar es momentáneo, puramente material, sin continuidad ni reflexión. Ejemplo de ello han sido los letrados y los fariseos” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio, 384).
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puesta a muchos interrogantes, que si se practicara cuanto propone resultaría bello, pero son muy superficiales. El vocablo que interpretamos así, es proskairoi, que normalmente se traduce por inconstantes, tornadizos, etc, pero que yo creo que en este caso significa más bien falta de profundidad, como la misma parábola dice45. El mensaje les ha gustado, pero no han sopesado las consecuencias. No ha calado en ellos y, por consiguiente, termina por desaparecer, los pájaros se la comen, Satanás la arrebata. El tercer campo corresponde a lo sembrado entre abrojos (zarzas). Estos sí han escuchado la palabra, que ha empezado a trabajar en ellos, entablándose una lucha entre ella, las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias, que han terminado venciéndola o más bien ahogándola46. La figura del rico que rechazó la llamada de Jesús, al que más adelante se referirá Marcos, queda aquí reflejada47. En los campos anteriores, parece que la causa de la no fructificación de la palabra viene dada por la condición de los oyentes, en éste se debe más bien a algo externo al hombre, que termina por imponerse sobre él. La expresión “ahogaron” (simpnigousin) la palabra, y el denominar a las riquezas espinas o zarzas (akanthai) da bien a entender la incompatibilidad entre ellas y Jesús. Finalmente, la palabra que cae en tierra buena son aquellos que la acogen y dan fruto. La semilla fructifica según su capacidad. Se ha intentando ver en esos porcentajes: treinta, sesenta y ciento por uno, como si fuera una exageración que no corres45. “A los del pedregal se les califica de inconstantes (v. 17). La palabra griega significa, literalmente, ‘provisionales’. Quien no tiene raíz, no tiene profundidad, es ‘provisional’. Son ‘los hombres de un momento’” (A. PRONZATO, Un cristiano I, 202). 46. “El alejamiento del hombre rico tiene una aclaración dentro del evangelio de Marcos (4,19): ‘el análisis hecho por Jesús sobre la correlación entre el lugar social y la escucha muestra su validez: las riquezas han ahogado la palabra una vez más [cf. 4, 18-19]’” (G. L. SALAZAr, El seguimiento, 113). 47. “Los obstáculos al mensaje están clasificados en tres capítulos. Uno es central, la seducción de la riqueza, primera vez que se da un juicio negativo sobre ella en este evangelio” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio I, 385).
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ponde a lo que acontece con la semilla normal48. Creo que el evangelio atiende ya más al proceso espiritual que a la situación real de las cosas. Algunos dichos que clarifican el mensaje (4, 21-25) 21 Les decía también: «¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho? ¿No es para ponerla sobre el candelero? 22 Pues nada hay oculto si no es para que sea manifestado; nada ha sucedido en secreto, sino para que venga a ser descubierto. 23 Quien tenga oídos para oír, que oiga.» 24 Les decía también: «Atended a lo que escucháis. Con la medida con que midáis, se os medirá y aun con creces.25 Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.»
En medio de las parábolas inserta Marcos una serie de dichos49 con la finalidad de esclarecer su sentido. La imagen de la lámpara es muy significativa, porque se sitúa dentro del campo de la luz, vocablo clave en la Biblia. El texto griego ofrece una peculiaridad, no dice trae, sino viene: “¿Acaso viene la lámpara?”, con clara referencia directa a Jesucristo50. Hace muy poco Marcos aludía a lo mistérico del Reino, que sólo se esclarecía a los más cercanos a Jesús. Ahora quiere advertir que eso que se hace oculto, un día se manifestará porque la luz no viene (se 48. “Si se tiene en cuenta que los tantos por ciento se refieren a cada grano y no al conjunto de la producción del campo sembrado, tales cifras están dentro de lo realista y de lo posible. Por término medio una espiga producía 35 granos, pero se llegó a contar hasta ciento en una espiga” (J. GNILKA, El evangelio I, 186.). 49. Algunos también los denominan parábolas: “Mc, seguido por Lc, ha reunido aquí, vv. 21-25, cuatro pequeñas parábolas del género masˇal, que pueden interpretarse de diversas maneras según el contexto en el que se las utilice. En el contexto presente todas ellas pueden considerarse relacionadas con la enseñanza de Jesús, luz a la que se debe hacer que brille, y de lo que son responsables de algún modo los beneficiarios” (BJ, Mc 4, 21). 50. “La traducción ‘se trae’ está justificada filológicamente (...). Sin embargo, el sentido literal ‘llega’ (erkhetai) podría identificar, en la intención de Marcos, ‘el mensaje/lámpara’ con la persona de Jesús. Es Jesús mismo el mensaje que hay que exponer, el secreto que hay que comunicar” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio, 38728).
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enciende), sino para iluminar. Probablemente se está refiriendo no a una manifestación futura apocalíptica, sino a la transformación que va a operar en los corazones51. Ahí va a radicar la fuerza del evangelio. El secreto del Reino está en que no sólo consiste en escuchar, hay que comenzar a practicar para empezar a entender. La eclosión vendrá después cuando la semilla caída en tierra buena comience a fructificar, entonces la luz se pondrá sobre el candelero. Cuando Marcos escribía, la luz brillaba. El Cristo resucitado resplandecía en el rostro de muchas comunidades cristianas. Y Jesús concluye pidiendo a sus oyentes que presten la máxima atención, pues no son fáciles de comprender. El versículo siguiente (24) podemos decir que en algún sentido explica este aforismo de Jesús52. Jesús pide atención a sus palabras. Efectivamente, los dos dichos siguientes no son fáciles de entender, sobre todo el primero. Se han dado diversas interpretaciones. Una de ellas, muy sugerente, es la que refiere las afirmaciones a lo sucedido con la semilla que cae en tierra buena y en el mismo orden: “Treinta por ciento –la medida que llenéis. Sesenta por ciento– la llenarán para vosotros (el doble). Ciento por uno –y con creces (lit. ‘y se os añadirá’)”53. Como más adelante veremos, en la parábola de la semilla que crece por sí sola, el treinta de aquí corresponde allí al germinar de la semilla, el sesenta al despuntar de la espiga y el ciento a la espiga llena de grano. En este contexto también debe ser entendido el aforismo último, que hace referencia a que al que no tiene, aun lo que tiene 51. “En este contexto se debería pensar preferiblemente en el producir fruto, al que es invitado el oyente de la palabra. Aquí el oyente de la palabra es remitido a Dios. Y Dios regala a manos llenas; da mucho más de lo que se espera” (J. GNILKA, El evangelio, I, 210). 52. “La imagen de la medida significa el compromiso del hombre que actúa. Debe darse de lo propio. Ya ahora al repartir, el que da, recibe” (F. LENTZENDEIS, Comentario, 147). 53. J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio I, 389.
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se le quitará. Estamos dentro de la hipérbole oriental. ¿Qué es eso que tiene el que no tiene? El que no ha entrado en lo profundo de la parábola, no da fruto, y se le quitará, es decir, no le servirá de nada la materialidad de la parábola en la que se ha quedado54. ¡La semilla que crece por sí sola! (4, 26-29) También decía: «El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; 27 duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo. 28 La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga.29 Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la hoz, porque ha llegado la siega.» 26
Esta parábola55 complementa la del sembrador56. Son no pocos los paralelismos que existen entre ambas, pero dentro de éstos se dan también matices muy diversos que, como decimos, mutuamente se complementan. La primera se refiere a la capacidad del terreno para producir frutos, la segunda, a la vitalidad 54. “Debían existir en la sabiduría popular proverbios como éstos: ‘el rico se hace cada vez más rico’,’dinero llama dinero’, ‘al rico todos le llevan regalos’. Por el contrario, a quien no tiene nada, todos le quitan hasta el último centavo, o también, en temas de desgracias, para quien ya es miserable, ‘llueve sobre mojado’” (A. PRONZATO, Un cristiano I, 211). 55. “No puede negarse que la parábola provenga de Jesús. Precisamente la tal vez provocadora despreocupación que se refleja en el relato y que tiene analogía en otros dichos de Jesús (Mt 6, 25 ss) confirme esto” (J. GNILKA, El evangelio I, 215). 56. “Desde este mismo fondo se entienden las dos ‘nuevas’ parábolas de siembra (4, 26-32) que expanden y explicitan el tema. Son nuevas en formulación y matices, pero su sentido es el de antes. Alguien podría haber pensado que el mismo ser humano decide el crecimiento de la semilla. Otros podrían suponer que la palabra resulta al fin pequeña, incapaz de transformar nuestra existencia. Para ellos ofrece Marcos estos bellísimos textos” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 112). 57. “Sería absurdo el caso del agricultor que se levantara nervioso por la noche para ir al campo a comprobar abatido que la planta aún no ha brotado; o que –como quien dice– intentara estirar la primera brizna de trigo que sale de la tierra para acelerar su crecimiento” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 76).
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de la semilla, que crece por sí sola57. Las dos parábolas se necesitan mutuamente para expresar el sentido de la semilla. Ésta quiere significar la feracidad de la palabra. Se tiene la impresión de que no cuenta el terreno, cae y, sin más, comienza a germinar, a producir la espiga y, finalmente, la espiga, llena de grano. Son tres momentos que recuerdan los estadios de crecimiento de la parábola del sembrado58: treinta, sesenta, ciento. Es curioso el calificativo dado a la espiga: plêrê (llena); indicando así el ciento por uno. Como vemos se está dando una profunda unidad en este capítulo. No se trata de varias parábolas. Todas se refieren a lo mismo: la semilla, el campo y el crecimiento. Tanto las parábolas como los dichos son complementarios unos de otros y se necesitan entre sí. En la última de las parábolas, la del grano de mostaza, veremos la semilla desarrollada en espiga llena de granos. Ahí se dirigía el sembrador; es el proyecto de Jesús. En la parábola que estamos comentando se manifiesta la soberanía de la palabra59, que recuerda pasajes similares del A.T. en los que se dice que la palabra salida de Dios no torna a él vacía60. En el texto encontramos un vocablo que expresa perfectamente el sentido que Marcos ha querido señalar en la palabra: la capacidad de germinar por sí sola (automatê)61. Es una de las perspectivas del Reino, que alcanza su consumación. Cuando la espiga está llena, entonces es el momento de echar la hoz, ha llegado la siega, los tiempos escatológicos.
58. Cf. J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio, 397-398. 59. “El sueño del sembrador significa particularmente la prioridad de esta acción divina… El sueño es imagen de la muerte. Según lo que queda dicho, por más que el sembrador se duerma en la muerte, sin embargo, el Reino sigue creciendo; y cuando viene el despertar de la resurrección es que ‘la cosecha está a punto’” (L. MONLOUBOU, Leer y predicar, 67). 60. Cf. Núm 23, 19; Is 55, 10-11; etc. 61. “No son los hombres los que dan fuerza a la palabra ni son sus resistencias las que pueden detenerla; por eso el discípulo hará bien en despojarse de toda forma de inútil ansiedad” (B. MAGGIONI, El relato, 75).
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El grano de mostaza: la más bella de las parábolas (4, 30-32) 30 Decía también: «¿Con qué compararemos el Reino de Dios o con qué parábola lo expondremos? 31 Es como un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra, es más pequeña que cualquier semilla que se siembra en la tierra; 32 pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las hortalizas y echa ramas tan grandes que las aves del cielo anidan a su sombra.»
La parábola del grano de mostaza pone fin a todo el grupo de las parábolas. Es muy significativo el versículo 30. Se tiene la sensación de que Jesús ha encontrado finalmente la parábola que expresa con toda exactitud su idea del Reino de Dios62. Esta parábola, como decíamos, marca el punto final de las parábolas, no sólo por que se halla en el último lugar, sino sobre todo porque expresa el sentido de todas las restantes. Se ha discutido si las parábolas tratan de la palabra o del reino de Dios. Aquí hallamos la respuesta. Tratan de ambas cosas, pero la palabra va preparando la llegada del reino. Cada persona que acoge la palabra ya es el reino, pero el reino lo constituirán todos aquellos que han prestado su adhesión a Jesús. Esta parábola explica esa realidad: la del proyecto de Jesús acogido por un grupo. Es, por así decirlo, el nuevo Israel. En esta parábola, creo que Marcos se aproxima al pensamiento de Jesús probablemente más que los otros sinópticos en las respectivas suyas como enseguida veremos. La parábola quiere poner de relieve varios aspectos. En primer lugar la pequeñez, casi insignificancia, de la semilla: el grano de mostaza. Es cierto que hay otras semillas más pequeñas63, 62. Las dos preguntas retóricas que introducen la parábola crean una expectación en los oyentes/lectores y subrayan su importancia. Anuncian una enseñanza capital sobre el reino de Dios” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio I, 401). 63. “El detalle de la pequeñez de la semilla sólo se encuentra en Marcos. El grano de mostaza no es la semilla más pequeña. Es probable que el evangelista, o la fuente de que depende, pusiera este detalle porque quería dar a la parábola la interpretación de contraste entre pequeños comienzos y grandes resultados” (J. ALONSO, Evangelio, 383).Veremos que no es del todo así.
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pero Marcos quiere señalar la desproporción entre la semilla y la planta. Es curioso que mientras Marcos dice que la semilla crece hasta hacerse un arbusto, Mateo y Lucas dicen que se hace árbol (Mt 13, 32; Lc 13, 19)64. El reino de Dios para Mateo y Lucas goza de un cierto esplendor, para Marcos es sencillo, un arbusto, alto, pero no llega a árbol. Para Marcos los pájaros vienen y anidan a la sombra de las ramas, mientras que para los otros dos sinópticos hacen el nido en las mismas ramas (Mt 13, 32; Lc 13, 19). Como se ve, la perspectiva es muy diferente. Para algunos Marcos aludiría a Ezequiel que afirma que las aves van a anidar a las sombras de las ramas del árbol corpulento, que simboliza a Israel, plantado en un monte. No, Marcos insinúa que los pájaros anidan a la sombra de las ramas, porque éstas son tan débiles que no tienen fuerza suficiente para sostener el nido65. Por otra parte, la semilla en Marcos no se siembra en un monte, sino en la tierra66. Parece que la parábola se elabora precisamente en contraposición con ese árbol frondoso, en el que el profeta contemplaba la restauración de Israel (Ez 17, 22s; cf 31, 1-9)67. Mateo y Lucas han modificado la parábola de Marcos. Mientras que para éste la semilla se siembra en la tierra, para Mateo un hombre la siembra en su campo (13, 31), y para Lucas también un hombre la siembra, pero en su jardín (13, 18). Tierra, campo y jardín, son tres aspectos muy significativos. Para Marcos 64. Algunos piensan que “esta pequeña parábola ha sido transmitida en dos versiones en el evangelio: en la actual de Marcos y en otra que se remonta a la fuente de los dichos, que está mejor conservada en Lc 13, 18s que en Mt 13, 31s” (J. GNILKA, El evangelio, I, 216). Yo juzgo que las variantes se refieren más bien a la redacción, no a las fuentes. 65. Es evidente que las ramas del arbusto sí tienen resistencia para sostener el nido, pero Marcos está recalcando la pequeñez y aparente insignificancia de la planta. 66. Quizás también la idea de tierra esté significando además de la humildad de la semilla, su orientación a la universalidad. 67. “Empapados en sus imágenes culturales de los grandes cedros del Líbano, los oyentes esperarían que el grano de mostaza, símbolo del reino para Jesús, creciera hasta convertirse en un vigoroso árbol apocalíptico. Lo importante para Jesús es exactamente lo contrario. Simplemente se hace un arbusto” (T. KEATING, El reino, 43).
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la semilla va destinada a todos los hombres, puede caer en cualquier lugar y no se habla de hombre que la siembre, ella tiene personalidad por sí misma; quizás Marcos está identificándola con el mismo sembrador. El hacerla caer en el campo o en el jardín quizás se deba a una determinada delicadeza con la semilla, por parte de Mateo y de Lucas. El Reino establecido por Jesús, incluso en su maduración, cuando la planta ha llegado a ser espiga, llena de granos, carecerá de todo esplendor mundano, no será un imperio como se presentaba la restauración de Israel, sino un arbusto, que no alcanza la categoría de árbol, pero será tan necesaria en su sencillez y simplicidad para la humanidad que necesitará venir a ella y anidar a la sombra de sus ramas. Preciosa descripción de lo que es para él el Reino de Jesús68, y debiera ser la Iglesia. ¿Qué movió a los otros dos evangelistas a modificar la sencillez de Marcos y dotar de un cierto deslumbre la planta surgida del grano de mostaza? Las parábolas, su misterio y el evangelio (4, 33-34) 33 Y les anunciaba la palabra con muchas parábolas como éstas, según podían entenderle;34 no les hablaba sin parábolas; pero a sus propios discípulos se lo explicaba todo en privado.
Ya hablamos de estos versículos al explicar 4, 10-12. Es más, nos sirvieron de punto de referencia para su clarificación. Ahora aludimos brevemente a ellos. Los dos versículos parecen contradecirse y así lo hacen ver no pocos autores, pero esa contradicción no existe, porque para Marcos las parábolas no son más que 68. Quizás Marcos esté pensando en Jesús mismo. “La parábola de la semilla se puede explicar también con una historia verdadera. Una semilla que ha sido deposita en el surco de Belén, en la ‘casa del pan’. Olvidada de la gente importante. Aquella semilla creció, se ha convertido en una planta robusta, capaz de sostener a un hombre clavado en ella. Sólo a la sombra de aquel árbol sobre el calvario, todos los hombres pueden sentirse seguros. Semilla, árbol, hombre son una misma cosa. Es inútil precisar que no se trata de una planta de adorno” (A. PRONZATO, Un cristiano I, 233).
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una primera aproximación al sentido del Reino; es una invitación a profundizar y sobre todo a ir a Jesús y empezar a comprometerse69. Sólo desde el compromiso comienza la comprensión de los misterios70. La mera escucha de la palabra se convierte en ininteligencia, por eso “viendo no ven y entendiendo no entienden”; y, por otra parte, a los de fuera no se les puede aproximar a los secretos del evangelio de otro modo que con el reclamo de las parábolas. Como hemos dicho, las parábolas no son estrictamente hablando enseñanzas, sino tácticas o el dinamismo que preside el evangelio entero de Jesús. ¡Ay de mí, si no evangelizare! (4, 35-41) Este día, al atardecer, les dice: «Pasemos a la otra orilla.» 36 Despiden a la gente y le llevan en la barca, como estaba; e iban otras barcas con él. 37 En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca. 38 Él estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le dicen: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?» 39 Él, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: «¡Calla, enmudece!» El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza. 40 Y les dijo: «¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?» 41 Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: «Pues ¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?» 35
La palabra de Jesús goza de un dinamismo irrefrenable, su vitalidad la impulsa a crecer hacia lo hondo buscando las raíces, desde donde germina, y hacia fuera; está destinada a todos los hombres: “pasemos a la otra orilla”. El evangelista señala que en aquel mismo día llegada la tarde dice Jesús a sus discípulos que hay que alcanzar la otra orilla. Estamos en el día de las parábolas. En ellas Jesús ha expresado 69. “A Partir de ese momento, Jesús normará su práctica de enseñanza de acuerdo a la capacidad de repuesta de la gente, hasta que llegue el momento en que rompa definitivamente la clandestinidad” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 123). 70. “Por eso entender la parábola supone para ellos hacerse parábola: realizar su vida desde el interior del Reino” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 112).
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el dinamismo de su mensaje, que por el tenor del relato tiene una dimensión universal. En la otra orilla se halla la Decápolis71, región habitada preferentemente por paganos, pero donde también había judíos. La región puede muy bien denominarse semipagana. Ya veremos que cuando Jesús llegue a una región pagana, el evangelista lo va a señalar claramente (7, 26). El endemoniado será un judío de la diáspora, que vivía en un ambiente pagano. Como hemos dicho, Marcos observa que fue el mismo día de las parábolas cuando Jesús decidió cruzar el mar (lago). El vocablo cruzar72 está expresamente escogido, quizás para aludir al paso a la tierra prometida como se hace en Dt 2, 7. Veremos que a partir de este paso se comenzará a abrir para el evangelio una nueva dimensión. Para Marcos, ahora el lugar de la opresión (Egipto) es el mundo judío; lo va a dejar consignado en varios lugares de su obra, principalmente aparecerá en el asunto del ciego de Betsaida (8, 26), a quien habiendo sacado de la aldea (judaísmo), prohibirá regresar allí. Algunos observan en la expresión al atardecer (ôpsias genomenês), una cierta melancolía, carencia de luz: “La expresión aparece siempre en Marcos en contexto negativo y connota la ausencia de luz, figura de la incomprensión de los que acompañan a Jesús”73. Los discípulos no van a comprender esta acción de Jesús, de llevar el mensaje a los semipaganos. Veremos que en el encuentro de Jesús con el endemoniado de Gerasa no van a aparecer los discípulos, por eso, al llegar a la otra parte, algunos códices leen en singular: “Y llegó al otro lado del mar”. 71. “Federación de diez ciudades, situadas en la Transjordania a excepción de Escitópolis... Esta federación se formó el 63 a.C. para debilitar los poderes locales y para reforzar en la región la influencia helenística, preponderante en estas ciudades” (X. LÉON-DUFOUR, Diccionario, 224-225). 72. “El verbo “cruzar”, con el que Jesús invita a los suyos a ir con él a territorio pagano, se emplea en Dt 2, 7 para indicar el paso del desierto a la tierra prometida… Con esto se coloca de nuevo el ‘mar’ en el contexto de éxodo de Egipto…, pero ahora la tierra de opresión es el país judío” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio I, 415). 73. J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio, I, 414-415.
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Despiden a la gente y los discípulos sin más le llevan en la barca. Esta expresión, sin duda, indica un cierto disgusto por parte de los discípulos. Se habla de que otras barcas le acompañaban. Nótese el singular “le acompañaban”. Como que éstos estaban dispuestos a ir con él al otro lado. Se ha discutido mucho el sentido de esas barcas, llegando algunos a indicar que no significan nada en el relato74. Muy probablemente esas barcas corresponden a ese grupo que a veces acompaña a Jesús y que se ha significado anteriormente como aquellos que estaban sentados a su alrededor (cf. 3, 32-35). Al final desaparecen del relato porque son los discípulos los que asumen el protagonismo. Los de las otras barcas estaban más dispuestos a seguir a Jesús en su proyecto de ir al otro lado. Y Jesús dormía en el mar Y apenas comienzan la travesía, se levanta una fuerte tempestad de viento que de tal manera agita las olas, que éstas llegan a llenar la nave. La tempestad se produce por las fuerzas demoníacas que no quieren que el mensaje alcance la otra orilla75. Estas fuerzas han impactado a los discípulos, que fueron los primeros en no ver bien ese viaje. Mientras tanto, Jesús dormía sobre un cabezal. Los comentaristas observan en este dormir de Jesús en medio de la tempestad una referencia a Jonás. Yo más bien pienso que se quiere significar con ello la absoluta tranquilidad de Jesús76. Jesús enseguida va a poner orden en el viento y en el mar. Otros han interpretado el cabezal como el lugar don74. “Las restantes barcas no desempeñan función alguna, ni siquiera en la exclamación final coral” (J. GNILKA, El evangelio I, 226). 75. “El pensamiento moderno, acuñado por las ciencias naturales, observa muchas veces este tipo de relato como extraño e incomprensible. Es preciso explicar que este género procede del AT y del judaísmo y se basa sobre experiencias que explican la fe y la descubren con los medios de la época” (F. LENTZEN-DEIS, Comentario, 160). 76. “Su sueño no es consecuencia de la actividad agotadora de la predicación ni está motivada por la nocturnidad que comienza, sino que es expresión de su soberanía y seguridad” (J. GNILKA, El Evangelio I, 227).
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de reposan la cabeza los difuntos. En este sentido, el pasaje aludiría a la muerte de Jesús, el tiempo de la tremenda prueba de los discípulos77; el despertar sería la imagen de la resurrección, con la que llegaría la gran bonanza (galênê megalê). El pasaje está transido de significaciones. El sentido central es claro. Jesús quiere llevar el mensaje a las regiones paganas y esto sólo tendrá lugar después de la resurrección. La travesía en medio de la tormenta y el sueño de Jesús pudieran estar aludiendo a la Pasión y muerte del Señor. Sólo después de ese paso se logra llegar a la otra orilla y entrar en contacto con los gentiles78. Jesús ante el terror de los discípulos se despierta y manda tranquilizarse al viento y al mar encrespado. Ellos quedan estupefactos y se preguntan ¿quién es este personaje capaz de calmar la tempestad?79. En este pasaje se perciben como telón de fondo los salmos 107 y 74, relacionados con Yahvé, señor del mar. Se atribuyen así, pues, a Jesús rasgos divinos, y al mar enfurecido, se le considera como poder de fuerzas demoníacas que no quieren que Jesús vaya a llevar el mensaje a la otra orilla y ofrecer el evangelio a los grupos no israelitas. 77. “Pero este miedo de los amigos de Jesús, enloquecidos por las dificultades que les cierran el paso, no es el de los primeros discípulos solamente; es el miedo de todas las generaciones de cristianos que temen que vaya a hundirse la embarcación” (L. MONLOUBOU, Leer y predicar, 71). 78. En este caso no se trata todavía de los gentiles propiamente dichos, pues la región hacia la que nos dirigimos es semipagana. Quizá el evangelio esté aludiendo a los judíos de la diáspora, que fueron los primeros convertidos que abrieron el cristianismo a los paganos, como consta en los Hechos de los Apóstoles. A pesar de la profunda teologización del pasaje “es innegable que los discípulos vivieron con Jesús a lo largo de sus días situaciones que se pueden parecer a ésta” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 85). 79. “Pero ofrece también una experiencia de Jesús resucitado, proyectada de un modo simbólico al pasado de su vida. Los discípulos son iglesia amenazada, barca en la tormenta, familia en miedo, sin cimientos permanentes, sin patria asegurada ni ciudades fijas, navegante-misioneros sobre un mar embravecido con un Maestro (Didaskale, así le llaman por primera vez en Mc 4, 38) que duerme en popa, ésos son ellos” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 115).
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Jesús acusa a los discípulos de su poca fe80. Un rasgo más para situar el pasaje después de la resurrección. El hecho hace alusión a un momento de la historia de Jesús en relación con un suceso en el mar (lago) en que éste mostró sus capacidades sobrehumanas para liberar de una tormenta a sus discípulos, pero Marcos lo ha leído de forma complexiva, y ha introducido en él los rasgos que acompañaron a la misión81 entre los paganos. Son varios los elementos que apoyan esta última idea. Entre ellos el de dormir sobre el cabezal, la misión a los gentiles, etc. El capítulo de las parábolas se cierra con esta teofanía, que abre el evangelio a nuevos rumbos. El endemoniado de Gerasa es una primicia que nos va a mostrar los horizontes hacia donde se dirige el evangelio. Los judíos deberán dar un giro vertiginoso para aceptarle y también, a su modo, los paganos. El dinamismo que le preside y que aparece en las parábolas muestra lo difícil de su comprensión profunda. A partir de este momento Marcos nos irá presentando los dos grupos y las vicisitudes por donde tienen que pasar para acercarse al proyecto de Jesús. Marcos sentirá una predilección especial por los paganos, pero irá describiendo las vicisitudes de ambos grupos.
80. “Probablemente el evangelista quiso ofrecer un mensaje de esperanza a la iglesia perseguida y desanimada quizá frente al silencio de Cristo resucitado. Así, pues, la lectura nos lleva a la conclusión de que el evangelista Marcos utilizó un relato ya existente, desarrollándolo y orientándolo en la perspectiva de la fe” (B. MAGGIONI, El relato, 82). 81. “Más allá del simbolismo usado, los discípulos toman nota de la lección: las fuerzas del mal obstaculizan por todos los medios la difusión del evangelio. La evangelización pasa necesariamente a través de las tempestades, oposiciones, rechazos (¡he ahí la travesía!). Y también la comunidad primitiva, sacudida por las tempestades de la persecución, es invitada a reflexionar en que ‘es portadora’ de una fuerza, que, aunque revestida de debilidad (el sueño de Jesús), puede vencer todas las fuerzas hostiles” (A. PRONZATO, Un cristiano I, 241-242).
CAPÍTULO 5
UN ENDEMONIADO SE VUELVE PREDICADOR, E ISRAEL COMIENZA A RENACER
Este capítulo comprende tres unidades o, si se prefiere, dos: la curación del endemoniado de Gerasa, la curación de la Hemorroísa y la resurrección de la hija de Jairo. Los dos últimos sucesos pueden ser considerados como un todo, ya que se presentan estrechamente entrelazados. El capítulo tendría que haberse estructurado de otra manera, la parte correspondiente al endemoniado de Gerasa sería más bien el final del capítulo cuarto1, y el resto debiera constituir propiamente el capítulo quinto. A partir de este último hasta 8, 21, Marcos va exponiendo cómo surgen los dos tipos de comunidades o iglesias: la cristiano-judía y la cristiano-pagana. Dos jovencitas son el símbolo de ambas. La hija de Jairo, de la judía (5, 2143), y la hija de lo sirofenicia (7, 24-30), de la pagana. La doble multiplicación de los panes son otros tantos banquetes que Jesús ofrece a ambas comunidades (6, 30-44; 8, 1-10). Otra serie de elementos que se van desarrollando en esos capítulos ayudan a comprender cómo las dos se van gestando, sin que Marcos olvide el tema del seguimiento que es capital en su evangelio2 y que aquí también adquiere nuevas tonalidades. 1. “Así como el episodio de la tormenta muestra el poder de Jesús sobre Satanás en el ámbito de la naturaleza, el exorcismo muestra este mismo poder en un caso de posesión” (D. J. HARRINGTON, Evangelio, 32). 2. 5, 18 habla claramente de discipulado. Aunque Jesús no parece aceptar su petición, en realidad le hace discípulo pues le encomienda la misión de predicar. Hasta el mismo Taylor reconoce que aquí posiblemente estemos ante un mandato misionero: “Porque al endemoniado se le manda ‘en realidad que sea una especie de misionero’” (V. TAYLOR, Evangelio, 327).
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El endemoniado que se hace predicador3 (5, 1-20) 1 Y llegaron al otro lado del mar, a la región de los gerasenos. Apenas saltó de la barca, vino a su encuentro, de entre los sepulcros, un hombre con espíritu inmundo 3 que moraba en los sepulcros y a quien nadie podía ya tenerle atado ni siquiera con cadenas, 4 pues muchas veces le habían atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie podía dominarle. 5 Y siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y por los montes, dando gritos e hiriéndose con piedras. 6 Al ver de lejos a Jesús, corrió y se postró ante él 7 y gritó con fuerte voz: «¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.» 8 Es que él le había dicho: «Espíritu inmundo, sal de este hombre.» 9 Y le preguntó: «¿Cuál es tu nombre?» Le contesta: «Mi nombre es Legión, porque somos muchos.» 10 Y le suplicaba con insistencia que no los echara fuera de la región. 11 Había allí una gran piara de puercos que pacían al pie del monte; 12 y le suplicaron: «Envíanos a los puercos para que entremos en ellos.» 13 Y se lo permitió. Entonces los espíritus inmundos salieron y entraron en los puercos, y la piara –unos dos mil– se arrojó al mar de lo alto del precipicio y se fueron ahogando en el mar. 14 Los porqueros huyeron y lo contaron por la ciudad y por las aldeas; y salió la gente a ver qué era lo que había ocurrido. 15 Llegan junto a Jesús y ven al endemoniado, al que había tenido la Legión, sentado, vestido y en su sano juicio, y se llenaron de temor. 16 Los que lo habían visto les contaron lo ocurrido al endemoniado y lo de los puercos.17 Entonces comenzaron a rogarle que se alejara de su término. 18 Y al subir a la barca, el que había estado endemoniado le pedía estar con él. 19 Pero no se lo concedió, sino que le dijo: «Vete a tu casa, con los tuyos, y cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido compasión de ti.» 20 Él se fue y empezó a proclamar por la Decápolis todo lo que Jesús había hecho con él, y todos quedaban maravillados. 2
3. “El relato de milagro que pertenece a los más extensos de la tradición sinóptica ha experimentado diversos tratamientos en la investigación. Así algunos autores piensan en varios estratos de tradición anteriores a Marcos. Schenke y Kertelge hablan de tres; Pesch, de cuatro. Kertelge y Pesch suponen que Marcos aceptó este relato ricamente configurado sin introducir en él variación alguna” (J. GNILKA, El evangelio I, 232). Se trata de afirmaciones totalmente gratuitas, por cuanto vamos viendo en las pretensiones de Marcos.
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En toda esta sección no aparecen los discípulos4 que venían con Jesús en la barca. Aunque los códices más significativos ponen el texto en plural: “y llegaron”5. Pudiera ser que la lectura original fuera en singular, puesto que después del versículo segundo ya afirma expresamente que el único que bajó de la barca fue Jesús. De todas formas, como hemos dicho, los discípulos no sólo no van a representar ningún papel en el pasaje, es que no aparecerá ni su mención. De aquí se infiere que ellos no eran partidarios de esta travesía. Esta salida del Israel tradicional no era comprendida por ellos6. No les era tolerable la equiparación con los paganos. Precisamente el evangelio de Marcos va a insistir en la igualdad de ambos pueblos para Jesús, y comprobará además que la respuesta de los paganos es más positiva y más numerosa. Sentido del endemoniado Para clarificación de cuanto vamos a decir conviene señalar desde el principio qué significa para Marcos el endemoniado. Que el endemoniado sea un personaje representativo y no sólo una de tantas curaciones realizadas por Jesús, sin más, con ningún influjo en el pensamiento del evangelio, son muchos y cualificados autores que lo afirman. La mayoría ven en él al representante de los paganos7. Creo, sin embargo, que esto no es posi4. Basado en la historia de las formas se ha supuesto, a mi juicio, con muy poco fundamento, que “la introducción de la perícopa fue configurada por el evangelista. Con la llegada a la otra orilla se lleva a cabo el proyecto de 4, 35. El interés por la barca y los que van en ella no es propio de la tradición, sino que responde a la preocupación de Marcos” (J. GNILKA, El evangelio I, 233). 5. Algunos códices leen en singular. Por eso algunos autores piensan que en este caso debe escogerse la lectio difficilior. Cf. J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio I, 412. “Sólo Jesús vuelve a la orilla occidental del lago. Los discípulos incapacitados para la misión desaparecen de la escena” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Ibidem). 6. “Aunque los discípulos acompañaban a Jesús en la travesía, han desaparecido de la escena; su apego a las categorías del judaísmo los incapacita para acompañar a Jesús en la misión” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio I, 432). 7. “Es hombre sin familia, signo del mundo pagano, sometido a la violencia, expulsión y soledad. Evidentemente ha pactado con su propia locura para seguir sobreviviendo” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 117).
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ble, puesto que cuando Jesús alcance territorio pagano, Marcos lo señalará expresamente (7, 26). Por todo cuanto vamos a ver en el relato hay que identificar al endemoniado con un misionero judío de la diáspora, considerado semipagano por los judíos de Jerusalén. Vivía en territorio semipagano. La Decápolis no era un territorio habitado sólo por gentiles, allí vivían también judíos, que por su contacto con los gentiles no mantenían el judaísmo en su sentido más estricto. Por eso creemos que es un predicador fanático que quiere convertir a su judaísmo a los gentiles, quienes intentan por todos los medios dominarlo, sin conseguirlo8. Cuando Jesús lo cure, adquirirá su sano juicio, es decir, ha alcanzado el cristianismo. Le pedirá a Jesús que le deje seguirlo. Jesús no se lo permitirá por dos cosas. Porque el endemoniado piensa que hacerlo es volver al otro lado del mar, donde se hallaba el judaísmo estricto, y porque Jesús le destina para ser predicador de los paganos9. Siempre que leo este pasaje me viene a la mente, no sé por qué, la imagen de Pablo, también fanático, curado por Jesús, y enviado a los paganos. Parece que Marcos sigue en su evangelio el proceso que trazan los Hechos de los Apóstoles sobre el itinerario misionero: judíos, judíos de la diáspora, paganos. 8. En la redacción de Marcos no parece que se trate ya de un enfermo o endemoniado. Por todo el entramado del discurso se infiere que es un personaje representativo. Su refugio en los sepulcros, lugar inmundo para los judíos, el que quiera seguir a Jesús, y el que Jesús le encomiende transmitir a los suyos lo sucedido, juntamente con el hecho de que comenzó a proclamar (kêryssein) todo lo que había hecho con él Jesús, son indicio de esta realidad. Estas y otras razones que el lector verá en nuestro relato nos inducen a pensar que se trata de un misionero no ortodoxo y radical del judaísmo. Que al final termine en un verdadero misionero cristiano parece innegable, pues Marcos usa el término técnico kêrissein. 9. “Él no permite al exendemoniado hacerse discípulo suyo (“ir con él”; cf. 3,14), pero lo anima a contar a sus amigos lo que ha sucedido. Como en el caso del leproso curado, la historia de este hombre se convierte en ‘buena noticia’” (V. HOWARD, Marcos, 1224).
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Análisis pormenorizado del texto Hechas estas breves sugerencias, para mayor claridad del texto, seguimos la exposición del pasaje. El primer problema que se plantea es el del lugar del desembarco de Jesús. Como es sabido, Gerasa se halla a unos 55 km del lago. Esta localización no es compatible, desde este punto de vista, con el tenor del pasaje. Se han hecho varias propuestas. Otros códices leen gadarenos, de Gadarara a 10 km. Orígenes propuso gergesenos. Con los códices de mayor solvencia debe leerse gerasenos. Probablemente, como suponen algunos, la región llevaba el nombre de la ciudad mayor. Y dado que Marcos quiere dar un protagonismo especial al personaje, como representante de los judíos de la diáspora, ha buscado la localidad de mayor realce; así, desde este punto de vista, el relato encuentra su lógica10. Marcos nos presenta de inmediato al personaje. Un endemoniado furioso. Nadie le podía dominar. Ni siquiera era posible hacerlo atándole con cadenas, porque ya se había intentado, y terminaba destrozando las cadenas y los grillos. También se nos dice que tenía su morada en los sepulcros. Dos veces se repite la palabra sepulcro en la primera presentación del endemoniado. Con ello se significa su carácter impuro y su distancia del judaísmo tradicional, que consideraba causa de impureza el contacto con los cadáveres11. Este hombre vivía en estado total de impureza. Inmediatamente Marcos nos ofrece algunos rasgos más que nos permiten ir identificándolo; ya hemos adelantado que se trataba de un predicador judío paganizado. Al dato de los sepulcros 10. “El texto evangélico habla genéricamente de la ‘región de los gerasenos’ (v. 1). Nada impide sostener que el territorio de Gerasa se extendiera hasta casi el lago. O que el evangelista quisiera decir simplemente hacia Gerasa” (A. PRONZATO, Un cristiano I, 253). 11. El contacto con los cadáveres implicaba estado de impureza (cf. Núm 19, 11.13). “Otros autores consideran modelos veterotetamentarios como factores de configuración de la perícopa. Sahlin habla de un midrash cristiano sobre Is 65, 1-5, un pasaje donde se describe al hombre pagano. Cabe la sospecha de que el relato se base en Éx 14, 27ss” (J. GNILKA, El evangelio I, 232).
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añade ahora el de los montes12. Los montes eran el lugar de la Divinidad. Y andaba siempre dando gritos13. No se presenta al endemoniado como alguien peligroso para los demás. Entonces, ¿por qué se le ataba con grillos y cadenas? Probablemente en el milagro que subyacía a la lectura de Marcos se refería a un ser peligroso, pero en el relato actual los grillos y las cadenas ya tienen un carácter simbólico. Se trata de un predicador fanático, que ha roto con algunas creencias del judaísmo tradicional y quiere convertir a los gentiles con los que convive a su causa. En este sentido el herirse con piedras aludiría a que la Ley (de piedra) no le deja reposar (era un fanático). Apenas desembarcó Jesús, al verlo de lejos el endemoniado sale a su encuentro. Reconoce la supremacía de Jesús y le denomina Hijo del Dios altísimo, nombre con el que se conocía entre los gentiles al Dios de los judíos14. La acotación “desde lejos” en la Biblia designa normalmente a los no judíos15. El endemoniado no comprende qué tiene Jesús contra él, pues él es un predicador que intenta convertir a los paganos. Le está confundiendo a Jesús con un predicador que pretendiera hacerle retornar al judaísmo tradicional, como podrá comprobarse cuando Jesús suba a la barca para regresar a la otra parte del mar, y el endemoniado, ya curado, le pida irse con él (5, 18). El endemoniado piensa que Jesús le está reprochando el haberse desviado de ese judaísmo. Por eso le suplica por Dios que no 12. “Tanto en la cultura judía como en las paganas circundantes se consideraban ciertos montes como lugares donde habitaba o se comunicaba la divinidad. En el A.T, ‘el monte’ o ‘la montaña’ dan el sentido de la proximidad de Dios” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio, figuras, 60). 13. El verbo empleado (kradsôn) se utiliza en otros lugares de la Biblia para hablar de la predicación. Cf. v.g. Jn 12, 44: Iêsous de ekraxen. 14. “El Dios altísimo designa al Dios de Israel como superior a los dioses paganos... Según Annen, Heil 184, el título divino ‘el Dios Altísimo’ era usado por los judíos de lengua griega y, por su posible comprensión politeísta se comprende muy bien en boca de un pagano. Parece haber sido la denominación oficial de Yahvé en el trato con las autoridades no judías [romanas]” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio, I, 43813). 15. Cf. Is 60, 4 y par.
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le atormente quitándole esos propósitos de convertir a los paganos y de haber aceptado algunas de sus normas. No quiere abandonar esa región. Lo relacionado con los puercos significa que el poder del paganismo se desmorona16. Los puercos son símbolo del poder pagano. Las gentes de aquel lugar al oír lo sucedido con los puercos y al endemoniado sentado, vestido y en su sano juicio, comprendieron la superioridad de Jesús, y llenos de temor sagrado le rogaron que se fuera de su tierra. Pensaron que Jesús les iba a imponer el judaísmo tradicional. Apoyo de nuestra interpretación en el relato Algunos elementos del relato a los que no hemos hecho referencia apoyan nuestra interpretación. Uno de ellos pudiera ser la respuesta que da el endemoniado a Jesús cuando éste le pregunta su nombre, y le responde que “legión17, porque somos muchos”. La palabra legión denota ambiente gentil, romano. El texto se repite dos veces, la segunda innecesariamente, con lo que se confirma que el evangelista quiere que el lector tenga en cuenta ese detalle. El poseso vive obsesionado por dominar a los gentiles y utiliza el mismo lenguaje de poder que ellos. Otro, al que ya en parte nos hemos referido, es el de los puercos, que significan el poder de los no judíos, y el número de 16. “Los cerdos eran alimento para el pueblo en toda la región mediterránea y también para el ejército romano, pero los judíos los prohibían porque eran considerados ‘impuros’ según la Ley (Lev 11, 17; Dt 14, 8). La presencia de los cerdos convertía toda esta región pagana en ‘impura’. Por lo que todo contacto con esta tierra incapacitaba al judío para participar en el culto... La imagen del cerdo se encontraba también en estandartes de destacamentos del ejército romano” (F. LENTZEN-DEIS, Comentario, 167). 17. Se han dado numerosas interpretaciones a la palabra. Se pueden ver algunas de ellas en A. PRONZATO, Un cristiano; I, 258. “En concreto podría ser una alusión a la situación política reinante en el país. Los romanos estaban asentados como fuerza de ocupación y no tenían intención de abandonar el país. En esta línea se encuentra la primera de las peticiones, la de que Jesús tenga a bien no expulsar a los demonios fuera del país” (J. GNILKA, El evangelio I, 238.239).
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ellos “unos dos mil” (ôs diskhilioi). Como es sabido el número mil indica multitud y el dos representa al judaísmo. Al decir como dos mil denota la no plenitud del judaísmo del endemoniado, que era un apóstata para los judíos ortodoxos. El que la gran piara estuviera paciendo alrededor del monte manifiesta su proximidad a la Divinidad; es la equivalencia a sepulcros y montes. El endemoniado quería compaginar la gentilidad con el judaísmo ortodoxo18. Ambos van a perecer. El ideal de Jesús no se derivará de ninguno de los dos. Cuando Jesús lo curó, dice el texto que el enfermo adquirió su sano juicio. Y es entonces cuando le pide estar con él, frase idéntica a la que utiliza Marcos para describir uno de los cometidos asignados a los Doce: “para que estuvieran con él, y enviarlos a predicar” (3, 14). Como hemos dicho el endemoniado quiere seguir a Jesús, pero piensa que el seguimiento va a consistir entre otras cosas en volver con él al otro lado del mar, donde se halla la región donde domina el judaísmo ortodoxo. Pero Jesús no se lo permite, ordenándole que se vaya a su casa, frase idéntica a la que dijo al paralítico (2, 11), representante también de los paganos. La frase “a tu casa, con los tuyos” (pros tous sous) es, sin duda, paralela con la Decápolis19 del versículo siguiente. Los suyos es el grupo de los semipaganos: judíos y paganos, que vivían en esa región. Jesús no le permitió estar con él, pero cumplió la otra característica de los Doce, le envió a predicar. Que el endemoniado se convirtió en un verdadero predicador 18. Los términos a que venimos aludiendo: Dios Altísimo, montes, día y noche, sepulcros, cerdos parece que no expresan una realidad ajena a lo simbólico. Ello nos inclina, como hacemos notar en el texto, a que en el relato de Marcos no estamos ante la descripción de la curación de un simple poseso. 19. “Éste es para Jesús un resucitado misionero. Por eso le dice: vuelve a tu casa (oikos) al lugar de nacimiento. No destruye sus raíces, no le arranca de su Decápolis pagana para introducirle en una deseada tierra santa (como Israel) o en alguna comunidad resguardada, donde sólo habitan puros (separados), sino que le envía al ancho mundo de su origen como testigo de liberación” (X PIKAZA, Pan, casa, palabra, 12157).
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se infiere no sólo porque se le aplica el término técnico kêryssô, sino también porque Marcos pone en boca de Jesús extrañamente la palabra Señor20. El mandato de predicar surge del Resucitado, a quien corresponde el término Señor, pero el predicador tiene que hablar fundamentalmente de Jesús. Es cuanto hace el exendemoniado: “El se fue y empezó a proclamar por la Decápolis todo lo que Jesús había hecho con él”. Jesús lo había cambiado el corazón y la mente; por eso “todos quedaban maravillados”21. El endemoniado se había convertido en el primer predicador de los gentiles. ¿Subyace en este personaje la imagen de Pablo, Apóstol de los gentiles, que no estuvo con el Señor, pero fue enviado a predicar? Más tarde Jesús recorrerá tranquilamente la Decápolis sin que observe el evangelista ninguna dificultad en este recorrido, es que le había preparado el terreno el endemoniado de Gerasa. Israel se extingue (la Hemorroísa), pero Jesús lo recrea (la hija de Jairo) (5, 21-24) Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle, cae a sus pies, 23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva.» 24 Y se fue con él. Le seguía un gran gentío que le oprimía. 21
20. “Es enviado por Jesús mismo, como apóstol, a predicar en su tierra de paganos la ‘extraordinaria noticia’ de la cercanía del Reino. Será el primer misionero entre no judíos. El texto debe leerse en el contexto de fuerte enfrentamiento entre las comunidades de los primeros años, sobre si la Buena Noticia se tenía que predicar o no a los paganos” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 88). 21. “Marcos ha acentuado la epifanía de Jesús en tierra pagana mediante el v. 20 y ha iluminado la posterior situación misionera mediante la proclamación” (J. GNILKA, El evangelio, I, 241).
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Introduccion Muy probablemente estos dos milagros, que en el relato de Marcos se narran entrelazados, circularon primero separados22. Marcos en su proyecto de descubrir en las acciones de Jesús un segundo plano o doble nivel los ha presentado juntos. Con ellos pretende hacernos ver cómo se origina la comunidad cristianojudía de Jesús, que es absoluta novedad, aunque esté estrechamente vinculada a Israel. La Hemorroísa representa al Israel que se extingue23, la sinagoga, sin que ningún médico sea capaz de curarlo (¿los enviados de Dios: profetas, sabios y otros?). La niña de Jairo es la hija de un jefe de la sinagoga. Esta niña, como enseguida veremos, va a representar la comunidad cristiana. Es sorprendente la finura de Marcos que para mantener la novedad de la comunidad de Jesús no la hace surgir de la sinagoga (Hemorroísa), aunque posiblemente ella sea la madre de la niña, sino que para afirmar su vinculación con Israel la hace provenir de un jefe de la sinagoga, en la que éste ya no cree, pues acude a Jesús en busca de solución para su hija. Unos cuantos símbolos nos van a ir haciendo seguir el hilo que teje la trama del relato, en el que los dos milagros se entrecruzan admirablemente. 22. Ver esta cuestión en J. GNILKA, El evangelio I, 243-248. 23. Es evidente que Marcos al narrar el milagro que ha recibido de la tradición quiere poner de relieve la fuerza liberadora de Jesús. Pero a la hora de redactar su evangelio atiende más al sentido de cada uno de los milagros. Alguien podría preguntarse: ¿es posible probar que la Hemorroísa representa a la sinagoga? La respuesta es afirmativa si se tiene presente ese segundo nivel que ha dotado Marcos a cada uno de los hechos que narra. Pero en el relato mismo a que nos referimos nos ha dejado muchas pistas. Nos habla de un jefe de la sinagoga incapaz de dar vida a su hija, a quien Jesús resucita. Que ambas tengan doce años, y otros numerosos detalles nos inclinan a pensar que el pasaje está figurado. Si además añadimos la coherencia con el proceso teológico que preside el evangelio parece obvio nuestro propósito. “La enfermedad duraba ya ‘doce años’. Esta innecesaria precisión crea una clara alusión a Israel; el mismo número señalará más adelante la edad de la hija de Jairo (5, 42). Se confirma que ambas figuras anónimas y sin rasgos personales designan de algún modo al pueblo judío” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio I, 473).
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Después de la curación del endemoniado Jesús pasa de nuevo a la orilla opuesta, es decir, a la parte occidental del mar (lago), y se aglomera en torno a él mucha gente, mientras él permanecía a la orilla del mar24. El quedarse junto al mar indica que la gente conoce que acaba de regresar de la otra parte. Por tanto, el reunirse junto a él significa que aceptan ese viaje al que tanta reticencia le pusieron los discípulos. En esto se le acerca uno de los jefes de la sinagoga, de nombre Jairo. El dar el nombre concreto, sin duda, intenta fijar el relato en su contenido histórico, aunque después Marcos lo reelabore. Por eso, muy posiblemente el nombre tenga también un significado. Se ha sugerido que pudiera ser “Yahvé ilumine” o “Yahvé suscite”. Jairo entra en escena Jairo, al ver a Jesús, cae a sus pies. Con esta frase se señala que el jefe de la sinagoga reconoce en Jesús una gran autoridad25. Confiesa sin palabras que la sinagoga no puede realizar lo que él va a pedirle26. Jairo postrado a los pies de Jesús le suplicaba con mucha insistencia por su hijita (thigatrion). Veremos que a la hijita se la va a ir designando con distintos apelativos según quien lo haga y las circunstancias. Su hijita27 se está muriendo, está en las últimas. Le pide a Jesús que venga, que imponga las manos a la niña para que se salve y viva. Indu24. J. Mateos nota que esta muchedumbre es menos numerosa que la anterior. Se ha reducido porque no todos aceptan la ida de Jesús a los gentiles (cf. El evangelio I, 471). 25. “Jairo, Archisinagogo, (5, 22-24a) tiene una hija que muere al hacerse mayor de edad. Él no puede darle vida. Por eso acude a Jesús (condenado por la Ley: 3, 22-30) buscando vida por encima de su Ley y sinagoga” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 122). 26. “En vista de eso, el jefe de la sinagoga, que ama más al pueblo que a la institución que él mismo representa, rompe el hielo y reconoce públicamente que sólo Jesús, el excomulgado por los dirigentes religiosos (...) puede remediar esta situación deplorable: le pide insistentemente que vuelva (‘que fuera a su casa’) a la sinagoga o casa de Israel” (J. RIUS-CAMPS, El éxodo, 151). 27. La expresión: “hijita” del jefe de la sinagoga en un evangelio tan “insinuante” no puede estar sin resaltar algo. ¿No será el resto de Israel?
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dablemente en esta súplica se halla la mano de la redacción de Marcos. En primer lugar, Jesús tiene que venir, si no, no hay resurrección. No le pide que vaya a la sinagoga, sino a su casa. Junto a la sinagoga va a nacer la Iglesia de Jesús. Le suplica que le imponga las manos28, pero, como veremos, Jesús hará algo más que eso, “la tomará de la mano”. Más adelante señalaremos el posible significado de ese gesto. Y todo ello para que se salve y viva. Dos palabras de gran contenido teológico. La primera indica la liberación de la muerte. La niña, como resto de Israel, estaba a punto de extinguirse. Jairo no pide que la niña permanezca en la situación actual, le pide a Jesús la vida. El contenido de este término debe ponerse en relación con la resurrección. En estos momentos la niña no está muerta. Jesús no la va a liberar de la enfermedad ni de la muerte. Por tanto, la vida que va a recibir no tendrá ninguna vinculación con lo anterior. Será una realidad de Jesús que se traspasa a la niña, al contacto de las manos. A la Hemorroísa con sólo tocar su manto le va a llegar la fuerza de Jesús. Jairo había pedido a Jesús que le impusiera las manos, pensando que al contacto con ellas su hijita quedaría curada. Ante el ruego del archisinagogo, Jesús se fue con él29. Y la multitud numerosa le seguía y apretujaba. No sólo le seguía –término técnico en Marcos para hablar del seguimiento teológico–, sino que le mostraba su adhesión queriendo tocarle, apretujándole30. Podríamos hablar de un seguimiento cualificado. 28. “Que vaya a poner las manos sobre ella (una técnica taumatúrgica frecuentemente empleada; cf. también Mc 6, 5; 7, 32; 8, 23.25) para que se cure” (V. HOWARD, Marcos, 1224). 29. “La respuesta de Jesús no se expresa con palabras, sino con el gesto de ponerse en camino” (A. PRONZATO, Un cristiano I, 270). 30. J. Mateos - F. Camacho, a mi juicio han acertado con la interpretación de esta palabra: “Aunque Jesús se ha marchado con Jairo (5,24a), la gran multitud no los sigue a los dos, sino solamente a Jesús, lo que indica el sentido técnico del verbo ‘seguir’ en este contexto. Pero, además, sigue a Jesús ‘apretujándolo’, sin que Jesús proteste por ello. De hecho, este detalle no es peyorativo; es una figura con la que Marcos señala la continua y estrecha cercanía a Jesús de esos seguidores expresada anteriormente con la de ‘estar sentados en torno a él’ [3, 32-34]” (El evangelio I, 472).
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La Hemorroísa o la mujer que se creyó “la amada” (5, 25-34) 25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré.» 29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?» 31 Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te oprime y preguntas: ‘¿Quién me ha tocado?’» 32 Pero él miraba a su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces, la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad.»
Y es en este momento cuando Marcos introduce la historia de la Hemorroísa. Se trata de una mujer que padecía un flujo de sangre desde hacía doce años. La expresión flujo de sangre es muy imprecisa, pero con toda probabilidad hay que identificarla con cuanto se dice en Lv 15, 2531. El v. 26 presenta el prolongado calvario de la mujer que ha gastado sus bienes en los muchos médicos a los que ha acudido y no sólo no la han curado, sino que ha ido a peor. En la narración primera, se trata de un juicio negativo sobre los médicos, muy común en la antigüedad; pero en la visión teológica a la que ha dado pie el relato: ¿a quién se refiere el evangelista? ¿A los profetas, sabios y otros? O más bien ¿a los rabinos? Indudablemente tiene presente a los dirigentes religiosos sin que podamos determinar la extensión32. 31. Se ha discutido mucho sobre el tipo de enfermedad. Sobre esta cuestión y su sentido en el relato de Marcos véase la amplia monografía de E. ESTÉVEZ LÓPEZ, El poder de una mujer creyente. 32. “Puede afirmarse que los médicos resultan mejores que los sacerdotes y escribas, pues al menos han intentado ayudarla. Pero al fin se han mostrado incapaces, a pesar del dinero que la mujer les ha dado: no pueden llegar a la persona en cuanto tal” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 124).
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La mujer no conoce a Jesús, sólo ha oído hablar de él. Y apoyada en este conocimiento se acerca a él para tocarle algo de su ropa. Está segura de que si lo logra, se curará33. Esta mujer no es seguidora de Jesús como la multitud que lo apretuja. Marcos no dice que la multitud lo apretujara para curarse; cuando eso tiene lugar lo afirma expresamente. Pero, antes de seguir con nuestra narración, conviene que consideremos los doce años de la enfermedad de la mujer. Doce años también van a ser los que tenía la hijita de Jairo34. Esta cifra es muy sospechosa. La sospecha se aumenta al poner el mismo número para los dos hechos. Todo indica que el evangelista ha querido cifrar los dos acontecimientos en clave judía. Las dos figuras van a representar a Israel, pero de forma distinta. Cuando nació la niña empezó la enfermedad de la mujer. ¿No podría ser esta mujer, la esposa de Jairo y madre de la niña de la que después hablará el relato (5, 40)? Marcos silenciaría esto con objeto de no hacer proceder la comunidad de Jesús del viejo Israel que se extingue en purificaciones y ritos (la Hemorroísa). Ya hemos visto que Marcos para hablar de curar, dice salvar; ahora explica la curación por la expresión “se secó la fuente de su sangre”. Así señala lo inmediato de la curación y lo grave de su enfermedad: una fuente manando sangre. La enfermedad la hubiera conducido a la extinción35. 33. El texto es bien claro en las pretensiones de la mujer. Algún autor, que menciona y contradice J. Gnilka ha llegado a sostener que “mediante el tocar a Jesús, ella habría pretendido trasladar, de forma mágica, la enfermedad propia a Jesús o que ella intentaba aproximarse a él como mujer bella. Ambas concepciones, la de la transmisión de la enfermedad y la de la magia del amor, estuvieron muy extendidas. Pero aquí nos encontramos con una fórmula de revelación” (El evangelio, I, 251). 34. Impensable el comentario de R. Pesch que atribuye los doce años a la capacidad que tiene la niña para ponerse de pie por sí misma, Il vangelo I, 490. ¿Cómo es posible que un comentarista de ese calibre no pueda percibir en el número doce más que esa simpleza! 35. El relato atiende a lo grave de su enfermedad, pero el sentido figurado señalado por Marcos indica que los ritos y purificaciones eran como una fuente que desangraba a los fieles de Israel. Si nos fuera permitido acudir a Juan diríamos que Israel es un paralítico (Jn 6, 1 ss), un ciego (Jn 9, 1 ss) y, finalmente, un muerto (Jn 11, 1ss).
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Llama la atención una expresión sobre la que los autores pasan sin casi detenerse: “kai egnô to sômati”, que interpretan de la percepción que tuvo la mujer en su propio cuerpo de que estaba curada. Al pie de la letra debería traducirse y “conoció en su cuerpo”. Ahora bien, sabido es que el verbo ginôskô, que significa conocer, se utiliza en la Biblia griega para hablar de las relaciones matrimoniales36. Así María expondrá al ángel su dificultad: “porque no conozco varón” (epei andra ou ginôskô). En nuestro caso ¿no tendrá un significado afectivo-nupcial? Y si así fuera ¿qué querría significar? Como es lógico nos movemos en el plano del simbolismo. En el milagro original indudablemente se trataba de que la mujer se dio cuenta de que estaba curada. Pero Marcos, como hemos dicho, atiende a los dos planos. En el caso de que haya utilizado el verbo ginôskô en el sentido señalado probablemente ha pretendido afirmar que la mujer ha percibido que la curación la rehabilita como esposa37. Si la enfermedad que padecía es la que hemos señalado, la imposibilitaba para la vida conyugal y la maternidad. Se ha sentido esposa, elegida; de ahí el temor y temblor que experimenta cuando observa que Jesús busca a la persona que le ha tocado38. Pero en realidad Jesús solo la ha curado. Ella no va a ser el símbolo esponsal de la nueva comunidad. Éste está reservado para la hijita de Jairo (¿hija de ella también?), a quien Jesús no curará, sino que la hará renacer. De este modo la comunidad de Jesús procede de la sinagoga (Hemorroísa), pero habiéndose producido un corte: la muerte de la niña, a la que Jesús crea de nuevo (resuci36. Es evidente que el verbo tiene otras acepciones, pero en relación con el hombre y la mujer asume ese sentido. ¿No podía tener ese mismo sentido en este caso en que se habla de un hombre y de una mujer que se acerca a tocarle el manto, y que luego percibe algo en su cuerpo? Naturalmente, no hace falta decirlo, nos hallamos en el campo de lo simbólico. Por otra parte, el manto en algunos casos también pudiera tener sentido nupcial, cf Rt 3, 1-8. 37. Hemorroísa significa que “no puede tener relaciones sexuales ni casarse; no puede convivir con sus parientes, ni tocar a los amigos, pues todo lo que toca se vuelve impuro a su contacto” (X. PIKAZA, Pan, casa, palaba, 123). 38. Esto indica, como hemos señalado, que los que le apretujaban, no buscaban curarse de alguna enfermedad, sino que lo hacían por afecto.
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ta). Ella será la figura esponsal de la comunidad cristiano-judía, surgida del resto de Israel, que ha muerto y Jesús ha puesto en pie. La mujer atemorizada y temblorosa se postra ante él y le cuenta toda la verdad. Llama la atención lo de “toda la verdad”. Expresión que posiblemente quiera ir más allá de la curación. Quizás se refiera también a lo que ella había pensado que significa lo que le había sucedido (eidyia ho gegonen autê). Jesús llamándola hija y recordándole que queda curada de su tormento (mastigos), le dice que se vaya en paz. Hija es término de confianza; no es la esposa39; simplemente ha sido curada40. Jesús la manda irse en paz. La paz es el término que mejor expresa entre los hebreos la plenitud de los deseos. Ella queda libre de ese terrible tormento que durante doce años día y noche había sido su tortura física y moral. Pero la paz no llega sólo hasta ahí, toca también el espíritu. Algún autor, sin embargo, piensa que la expresión “vete en paz” en Marcos, significa que Jesús la invita a su comunidad, el lugar de la paz41. Indudablemente, la paz sólo la podrá encontrar yendo allí. La hija de Jairo (la amada), figura de la comunidad cristianojudía (5, 35-43) 35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe.» 37 Y no permitió que nadie
39. “La elección de la palabra “hija” denota mucha sensibilidad. Dado el carácter íntimo del padecimiento de la mujer, llamarla “hija” permite a Jesús dirigirse a ella con ternura y al mismo tiempo mantener un carácter no erótico y protector en la relación que establece con ella” (A.-J. LEVINE (ed.), Una compañera, 86). 40. “El verbo griego sôthêsomai es también el término técnico con que el cristianismo primitivo expresaba la idea de “salvación” [cf. 5, 23]” (D. J. HARRINGTON, Evangelio, 33). 41. “Sin embargo, atendiendo a los paralelos con 2, 11 y 5, 19: hypage eis ton oikon sou, puede conservarse la fuerza de la prepos. eis; eirênê designaría así la comunidad de Jesús (“el lugar de [la] paz”), donde Jesús invita a entrar a la mujer: «márchate a [la] paz» ”(J. MATEOS - F. CAMACHO, El Evangelio, I, 470).
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le acompañara, a no ser Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. 38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no ha muerto; está dormida.» 40 Y se burlaban de él. Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice: «Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo, levántate.» 42 La muchacha se levantó al instante y se puso a andar, pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y les dijo que le dieran a ella de comer.
Ahora va a proseguir el relato del caso de la hija de Jairo. Vienen de la casa del jefe de la sinagoga y le comunican que su hija ha muerto. Le dicen también que ya no es necesario molestar al maestro. Para estos Jesús es sólo un maestro. Para Jairo es más. Jesús que lo oye, le dice a Jairo una frase de hondo significado: “no temas, solamente ten fe”42; más al pie de la letra habría que traducir: “deja de temer, continúa confiando”43. Veíamos que la casa de Jesús era la casa de la alegría (2, 19), la casa del jefe de la sinagoga se ha convertido en casa de la muerte, del llanto y del lamento (5, 38)44. Al dirigirse a la casa, Jesús no permite que le acompañe nadie a excepción de Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. 42. “Entretanto la muchacha ha muerto y a Jairo le traen la noticia. No hay nada que hacer: la enfermedad se puede curar, para la muerte no hay remedio. La frase sirve de contraste. Sí hay remedio: la fe” (L. ALONSO SCHÖKEl, Biblia del peregrino, 117). 43. “La invitación: ‘¡No temas!’ se reserva en otros lugares para escenas de revelación (cf. 6, 50; Mt 28, 5; Lc 1, 13.30). También aquí pretende preparar una escena de esas características. La fe es aquí la postura que permite al hombre esperar contra toda esperanza ya que él se aferra a la palabra de Jesús. La situación desesperada hace que el imperativo de la fe sea todavía más urgente que en 9, 23, donde aparece otra vez en un relato de milagro” (J. GNILKA, El evangelio I, 252). 44. “Este ‘alboroto’ es lo opuesto a la ‘paz’ que Jesús ha ofrecido a la mujer curada (5,34). La gente que se lamenta es el mismo pueblo judío que carece de esperanza. En su sistema religioso no encuentran consuelo para su dolor” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio, 491).
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¿Por qué estos discípulos? Se han hecho muchas propuestas de solución. Yo creo que ha escogido al grupo más opositor o conservador. Ya vimos en la elección de los Doce que llevaban un sobrenombre negativo45. De los hijos del Zebedeo, que aquí parece que Marcos quiere acentuar con la expresión “Juan, el hermano de Santiago”, veremos más tarde que después de que Jesús haya predicado la renuncia, ellos, como si no hubieran captado el mensaje, le harán peticiones de poder. No han comprendido el proyecto. De Simón a quien Jesús puso el nombre de Pedro, ya vimos que en muchos momentos de la vida de Jesús hacía de opositor. Son, pues, los tres discípulos más representativos del nacionalismo judío. Jesús los lleva consigo para que sean testigos de cuanto va a suceder. Cuando Jesús llega a la casa del archisinagogo observa que ella se ha convertido en un lugar de llanto y de alaridos. Casa del dolor y de la tristeza. Ya no hay esperanza. Marcos da a entender que este llanto y dolor no corresponde a las plañideras, sino a todos. Con acierto traduce la Biblia de Jerusalén: “Unos que lloraban y otros que daban grandes alaridos” 46. Se quiere poner así de relieve el dolor profundo que invadía toda la casa. Pero Jesús les dirá que la niña no está muerta, sino dormida. Y la gente se reía de él. ¿Qué entiende Jesús por estar dormida?47 Como la iba inmediatamente a resucitar esa muerte era como un sueño. Pero si 45. “Los sobrenombres subrayan sus actitudes: ‘Piedra’ (Pedro), la obstinación; ‘Truenos’ el autoritarismo (...). Esas características los hacen especialmente refractarios al mensaje” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio I, 490). 46. “Y ahora el contraste se expresa con lo que ocurre en el patio (o en la sala donde se reciben los huéspedes) y en la habitación donde ‘estaba la niña’. La gente celebra ya la liturgia de la muerte. Jesús viene a celebrar la liturgia de la vida, la fiesta del «despertar»” (A. PRONZATO, Un cristiano I, 275). 47. Me parece increíble que se haya podido escribir: “Aunque el relato parece implicar la idea de la resucitación de un muerto, no deberíamos excluir la posibilidad de que Jesús poseyera la capacidad de realizar un diagnóstico más exacto de la condición en que se encontraba la niña (podría estar en coma o simplemente inconsciente); así el episodio nos presentaría otra curación contra todo pronóstico y contra el diagnóstico especializado de quienes estaban allí” (D. J. HARRINGTON, Evangelio, 33-34)..
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atendemos al sentido más profundo que Marcos quiere descubrir en el milagro, significa que la muerte no es lo definitivo y que la niña figura del resto de Israel representa al pueblo al que los rabinos han conducido al letargo, pero Jesús lo va a poner en pie. Desde este punto de vista, el llanto también lo es por Israel, que se encuentra sin vida, y de él dirá Jesús que está dormido. Es curioso que en esta pequeña sección el nombre para designar a la hija de Jairo es el de niñita (paidion). Jesús echando fuera a todos; –se supone que “todos” eran los que lloraban y prorrumpían en profundos alaridos–, y tomando al padre y a la madre de la niña y a los que estaban con él, es decir, Pedro, Santiago y Juan, entra en el lugar donde se hallaba la niña. Hasta ahora la madre de la niña estaba ausente. No se dice de ella ni de Jairo que llorara. Muchos autores se preguntan a qué viene ahora hacer mención de la madre y algunos responden que en la tradición hebrea era necesaria la presencia de los progenitores para la entrega de la hija al novio, para que se formalizara la boda48. Veremos en este sentido que si hasta ahora a la hijita de Jairo se la llamaba muchachita, ahora, cuando Jesús la tome de la mano, la va a llamar jovencita (korasion). Jesús rompe el precepto de la Ley que prohibía tocar un cadáver (Núm 19, 11. 13) y toma la mano de la niña49 y le dice en arameo: “talitha koum(i)”50. Palabras que al pie de la letra 48. “La presencia de la ‘madre’ indica también el sentido nupcial de la escena (Cant 3, 4: ‘en la casa de mi madre’); el padre y la madre han de entregar a la esposa. Los discípulos que habían ido con Jesús son ‘los amigos del esposo’ (2, 19), que lo acompañan en la boda y hacen de testigos” (J. MATEOS F. CAMACHO, El evangelio I, 493). Aquí mismo el autor cita en apoyo de esta opinión a DERRETT (Ibid. nota 16). 49. “Ciertamente, la mano contactante de Jesús le trae la salvación, pero el horizonte conceptual es bíblico. Hay que pensar en la poderosa, protectora, auxiliadora mano de Yahvé: ‘Incluso si da un traspiés no cae. Pues el Señor le toma de la mano’ (Sal 37, 24; cf Sal 44, 4; Éx 3, 20; 7, 5; Lc 1, 66; Hch 11, 21). La eficacia del milagro está ligada a la palabra” (A. PRONZATO, El evangelio I, 253). 50. Sobre por qué Marcos ha conservado aquí las palabras arameas son muchas las opiniones. No parece que fuera para dar un halo de misterio a la curación como hacían los curanderos de su tiempo. Más bien sería como piensan otros para denotar ambiente arameo; es decir, la niña representa la comunidad judía de Jesús.
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significan: jovencita, levántate. Pero que el evangelista traduce: “Muchacha, a ti te lo digo, levántate”51. La expresión: “estaba dormida”, así como ésta: “a ti te lo digo”, podrían ser ciertas marcas que introduce el autor para recordarnos el Cantar:. “Yo dormía, velaba mi corazón. ¡La voz de mi amado que llama!” (Ct 5, 2). Y la muchacha se levantó52 al instante y se puso a andar. Es curioso que Jesús no se la entrega a su madre, ni la envía a otro lugar. Da la impresión de que el evangelista atribuye el ponerse a andar, después de recibir la fuerza de Jesús, a que la niña tenía doce años, es decir la edad núbil53. Ponerse a andar significa que para ella se abrían nuevos caminos. Los doce años señalaban el comienzo de la mayoría de edad. Terminado el suceso, Jesús pide dos cosas. Una, que nadie conozca el milagro54. Esto entra dentro del famoso secreto mesiánico de Marcos. ¿Pero cómo es posible ocultar algo que se ha realizado a la vista de tantos? Quizás entre el doble plano con el que juega el evangelista, el ocultamiento vaya referido al sentido simbólico que en él se esconde. La segunda cosa que Jesús pide es que se dé de comer a la niña. Petición extraña, pues si ella había recuperado la vida y la salud, sería algo que haría por sí sola. Esta expresión pertenece a la parte figurada del relato. La niña representa la nueva comunidad, que acaba de nacer y necesita ser alimentada. Muy pronto Jesús realizará el milagro de la multiplicación de los panes, que entre otras significaciones pudiera estar la de la Eucaristía. Algo similar 51. “Los términos empleados (‘levántate’, ‘se levantó’) son los que para los primeros cristianos evocan la resurrección de Jesús, por lo que tienen un sentido pascual, expresan la victoria de Cristo sobre la muerte” (A. PRONZATO, Un cristiano I, 275). 52. “Levántate, amor mío” (Cant 2,10). 53. No olvidemos que Jesús en Marcos se denomina a sí mismo el novio tres veces (2, 18-22). Cf. para toda esta cuestión J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio I, 494-499. 54. “Pero este silencio es perfectamente lógico desde la perspectiva de Marcos: Jesús ha vencido la muerte, pero ésta sería una victoria bien pobre si se tratase solamente de dar algunos años de vida en familia a una niña” (A. PRONZATO, Un cristiano I, 272).
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acontecerá cuando Jesús cure a la hija de la sirofenicia (7, 24-29), que simboliza la comunidad cristiano-pagana, como ya dijimos. También allí Jesús enseguida ofrecerá la segunda multiplicación de los panes (8, 1-11). Desde la perspectiva de las dos comunidades se explica en el evangelio de Marcos la doble multiplicación. Ya hemos llamado la atención sobre los diversos nombres que en este caso recibe nuestra protagonista. “Es el momento de comparar las diferentes denominaciones utilizadas en este episodio para designar a la niña. Jairo la llama “mi hijita” (5,23), indicando posesión y ternura, minoría de edad y dependencia; los emisarios la llaman “tu hija” (v. 35), subrayando la posesión y dependencia; Jesús la llama “la chiquilla” (vv.39.40.41), aludiendo a su condición de menor, pero eliminando la idea de posesión y dependencia; por último, la llama “muchacha” (vv. 41.42), que designa a una joven núbil, apta para el matrimonio (Est 2,2.7; Tob 6,12), y que, en consecuencia, va a hacerse independiente de sus padres”55. Conclusión Precioso capítulo éste de Marcos, en que presenta a Jesús como el creador de una nueva comunidad. Ello tiene lugar cuando se decide a pasar el mar, donde le esperan los semipaganos, en los que el evangelista contempla el mundo gentil. El mar separaba a Israel de los otros pueblos. El mar traía recuerdos lejanos del paso del pueblo de Israel hacia otros lugares; el mar recordaba el paso del Jordán. El lago (mar) y el río aislaban a Israel. Jesús va a romper estas fronteras con vistas a una comunidad universal. Y es aquí donde la finura de Marcos adquiere tonos de gran delicadeza, al descubrir en los milagros de Jesús, aquí, en concreto en la curación de una mujer y en la resurrección de una niña, las figuras de la sinagoga y de la Iglesia. Ya hemos expuesto cómo Marcos ha logrado esclarecer la vinculación de estas figuras y sus distancias. 55. J. MATEOS y F. CAMACHO, El Evangelio I, 495.
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En nuestra interpretación la figura de la sinagoga encarnada en la Hemorroísa queda muy ennoblecida. Se ve que Marcos ha escogido lo más bello de la sinagoga, ya que a lo largo de su evangelio ve en ella la causa de todos los males para Israel. Es que él, tan contrario al rabinismo, se ve obligado a admitir que a pesar de todo, las promesas del A.T. se canalizaron casi a la fuerza por aquellas instituciones tan inadecuadas para la transmisión de la palabra. Pero es en la descripción de la niñita de Jairo donde Marcos traza todo un poema. Ahí se descubre su pasión por la comunidad de Jesús o, mejor, por Jesús, y su nostalgia por el Israel ideal, que presenta como una niña muerta, que provoca gritos de llanto y alaridos, que convierten la casa (Palestina) en un lugar de duelo y tristeza. El contraste con la comunidad de Jesús es grande: alegre y libre. Pero Jesús va a hacer su comunidad en esa casa de duelo. La niña, a quien agarra de la mano –desposa–, se pondrá en pie y comenzará a caminar (libre). Como su comunidad, también la casa de Jairo se convertirá en un espacio de alegría nupcial y de libertad.
CAPÍTULO 6
JESÚS ALIMENTA A SU NUEVO PUEBLO
Decíamos anteriormente que Marcos veía en la hija de Jairo resucitada el rostro de su comunidad cristiano-judía. En este capítulo vamos a descubrir cómo esa comunidad comienza a desligarse de la antigua. Todos los pasajes que la componen de alguna forma contribuyen a hacernos ver ese proceso. En su visita a la sinagoga de Nazaret (6, 1-6a) se pone de relieve la incomprensión con que es acogido Jesús por sus compatriotas, en “su patria”. Esta última palabra viene subrayada por Marcos. La misión de los Doce (6, 6b-13) expresa la novedad del mensaje de Jesús que exige un nuevo grupo que se adhiera a su doctrina. La muerte del Bautista (6, 14-29) pone de relieve que el ideal de lo antiguo desaparece. La primera multiplicación de los panes (6, 30-44) nos habla del alimento de la nueva comunidad: Palabra (la misión de los Doce) y Eucaristía (la multiplicación de los panes). El andar sobre las aguas (6, 45-52) muestra a Jesús en su categoría de Señor del mar al igual que Yahvé en no pocos pasajes del Antiguo Testamento. Y, finalmente, las numerosas curaciones (6, 53-56) son el broche final con el que se muestra a Jesús, como Señor de la vida, capaz, por tanto, de dar vida a un nuevo pueblo. La incomprensión de sus compatriotas (6, 1-6) 1 Salió de allí y vino a su patria, y sus discípulos le siguen. 2 Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: «¿De dónde le viene
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esto? y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por sus manos? 3 ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, Joset, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?» Y se escandalizaban a causa de él. 4 Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio.» 5 Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos. 6 Y se maravilló de su falta de fe. Y recorría los pueblos del contorno enseñando.
La separación de este pasaje del anterior lo fija el evangelista con la expresión “y salió de allí”1. Ese allí, más que referido a un lugar geográfico, supone un cambio de escena hacia una realidad teológica2. El evangelista quiere expresarnos el rechazo de sus paisanos3. La sinagoga en pleno no lo acepta, se escandaliza de él. Algunos autores se preguntan por qué Marcos dice su patria4, en vez de Nazaret. Parece que no es lo mismo5. En su mente, su patria está indicando todo el mundo judío, aquellos que Juan denominaría “los suyos”. Los suyos le van a rechazar. Efectivamente, en seguida, rememorando un proverbio dirá que “un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de 1. “En la realidad, los cuatro episodios precedentes pudieron suceder en lugares y tiempos diversos. En la construcción narrativa de Marcos desembocan en la inesperada reacción negativa de sus paisanos” (L. ALONSO SCHÖKEL, Biblia del peregrino, 118). 2. “Mc no menciona el nombre del lugar donde ha actuado Jesús. Como en la introducción al tríptico (5, 21), esto significa que las situaciones descritas en él y las respuestas que da Jesús a ellas son válidas para toda Galilea y, por extensión, para todo el país judío” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio I, 499). 3. “El episodio de la visita de Jesús a Nazaret (6, 1-6) está centrada en la falta de fe y constituye un contrapunto de los que precede” (J. DELORME, El evangelio, 52). 4. Sin embargo, autores de la categoría de J. Gnilka lo identifica, y se dedica a situar geográficamente la ciudad (cf. El evangelio I, 266). 5. “Se supone que es Nazaret (cf. 1, 9). Pero patris puede significar también ‘su tierra’. De modo que la repulsa opuesta por los nazarenos a su paisano viene a ser como una prefiguración de la repulsa final por todo el pueblo” (E. J. MALLY, Evangelio, 90).
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prestigio” (v.5). El grupo de la sinagoga expresará el parecer del mundo judío6. Ahora no van a ser sólo los dirigentes quienes se muestren contrarios; también la multitud se va a oponer a él. En su patria todo está centrado en la sinagoga. No se habla de ninguna actividad de Jesús hasta llegar el sábado. Nadie ha salido a su encuentro para ser curado como en otras ocasiones. Marcos contempla al mundo judío tan vinculado a la sinagoga que parece que no existe otra cosa. Jesús toma la iniciativa y se pone a enseñar en la sinagoga7. Nadie se lo ha pedido, la iniciativa nace de él. Que sus paisanos estaban al corriente de su actividad, se infiere por el hecho de que cuando emitan su juicio sobre él no sólo se referirán a su enseñanza, sino también a sus milagros. Se dice que sus discípulos le siguen. Es la primera vez que Marcos utiliza esta expresión. Se trata de un seguimiento desde luego imperfecto, ya que como más tarde veremos, la incomprensión de Jesús por parte de ellos va a ser la tónica dominante a lo largo del evangelio. Aquí, seguir quiere decir que se adhieren a su persona y están de acuerdo con él. Ellos se están separando del influjo de los dirigentes. Forman unidad con Jesús. Le pertenecen. Pero de esto a la comprensión del proyecto de Jesús existe un largo camino. Con esta palabra Marcos quiere fijar distancia entre los discípulos y la sinagoga, que se va a poner en contra de Jesús. Jesús para dejarse oír tiene que esperar al sábado. Allí en la sinagoga toma la palabra. Y es entonces cuando se produce el asombro. El asombro es de todos. El texto griego dice que muchos (polloi), que, sin duda, es un semitismo y equivale a todos. La sinagoga en pleno se admiraba al escuchar su ense6. “La presencia de los discípulos no es casual. Cuando se encuentren frente al fracaso, deberán recordar lo que ocurrió a Jesús en su propio pueblo y el trato que recibió de los ‘suyos’. ‘Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron’” (A. PRONZATO, Un cristiano I, 283). 7. “Jesús va por última vez al campo contrario, la sinagoga. Después de este choque abandona el campo de ‘ellos’ como lugar de enseñanza, hasta el enfrentamiento final en el templo [cap. 11-12]” (C. BRAVO GALLARDo, Jesús, 133).
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ñanza8. No se dice qué enseñaba. Por el contexto se infiere que hablaba del reino de Dios que se acerca. Los presentes al admirarse de su enseñanza suponen que se trata de algo nuevo y atractivo. Ese algo nuevo era, sin duda, la figura de Dios que presentaba. Hablan incluso de sabiduría9. La única vez que aparece esta palabra en Marcos. En su bautismo sintió Jesús de forma especial la paternidad de Dios. De ese Dios que él ha sentido como Abbá, habla Lucas en el pasaje paralelo (4, 16-22), diciendo que se extrañaban de él porque sólo hablaba de la gracia10. Probablemente en esa lectura de Lucas hallamos la mejor interpretación de Marcos. Pero también se extrañan de las fuerzas (dínameis) que “son hechas” por sus manos. Jesús no ha realizado allí ningún milagro, por tanto ellos están al corriente de su actividad. Esas fuerzas y esa doctrina les resultan extrañas y se preguntan de dónde le puede venir a él todo esto. La primera admiración se refiere a los milagros y la segunda a la doctrina, de la que se hace la advertencia: “¿Y qué sabiduría es ésta que le ha sido dada?”. Para sus conciudadanos (el pueblo judío) Jesús es una absoluta novedad. La razón de la extrañeza es la novedad de la doctrina y los poderes tan grandiosos que salen de sus manos11. Esto contrasta con sus orígenes tan humildes. Y ahora nos encontramos con uno de los versículos de más difícil interpretación del evangelio de Marcos. 8. “La enseñanza de Jesús en la sinagoga del lugar y el asombro de los oyentes están relatados de la misma manera que la primera aparición en Cafarnaúm (cfr. Mc 1, 21ss). El asombro de los oyentes confirma lo extraordinario de su enseñanza” (F. LENTZEN-DEIS, Comentario, 184). 9. La sabiduría que le ha sido dada. “Necesitan controlarla, descubriendo su sentido y situándola a la luz de la ley israelita, conforme a las escuelas rabínicas del tiempo” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 135). 10. “Todos estaban extrañados de que mencionase tan sólo las palabras sobre la gracia”, es la traducción que nos ofrece J. Rius-Camps de Lc 4, 22a; cf. El éxodo, 85. 11. “La venida de Jesús a Nazaret, su pueblo natal, es colocada por el segundo evangelista no sobre la base de un orden cronológico, sino de un orden teológico. El evangelista está atento a presentarlo no como un mago, sino como el hijo de Dios que libera al hombre de su contingencia, el pecado, las enfermedades y la muerte. Pero esta salvación se opera en un solo ámbito: el de la fe. Los paisanos no logran darse cuenta de su condición divina” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 116).
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En primer lugar la multitud denomina a Jesús, “el carpintero”12, no el hijo del carpintero como dirá Mateo o el hijo de José como afirmará Lucas. La ausencia de José en este evangelio es llamativa. ¿Por qué Marcos ha ocultado a José? Es indiscutible que así Marcos da a entender que Jesús carece de padre humano. Ya al comienzo del evangelio se presentará a Jesús como Hijo de Dios (1, 1). Y ahora la multitud llamará a Jesús hijo de María: “El hijo de María”. En esta frase radica la dificultad mayor para la comprensión de este versículo. Se ha afirmado con no total exactitud13 que en el mundo hebreo nunca se llamaba a nadie hijo de una mujer ni incluso cuando ya había fallecido el padre. El denominarle hijo de una mujer suponía el desconocimiento del padre; es decir, el hijo habría nacido de una forma irregular, que podría haber sido por pecado o por violación. Si el evangelio de Marcos hubiera sido escrito en Roma la afirmación ”hijo de María” no tendría ninguna dificultad porque en aquel ambiente esa afirmación denotaba simplemente el fallecimiento del padre14. Pero, dado que Marcos no menciona a José en todo su evangelio, la frase “hijo de María” tiene un significado especial. En efecto, la multitud le llama hijo de María haciéndose eco de la confesión cristiana del nacimiento virginal15, pero en sentido peyorativo. Por el tenor del relato se infiere que la multitud se 12. A pesar de que el papiro Cherter Beatty (P45), los manuscritos minúsculos de la familia 13 lean el hijo del carpintero y Orígenes afirme que los evangelios nunca llaman a Jesús carpintero, hoy la mayoría de los críticos están de acuerdo que la lectura original fue ‘carpintero’. 13. Puede verse en P. J. MEIER, Un judío marginal I, 239-240, que esa afirmación no es exacta. “Era frecuente en el judaísmo del segundo templo que un hombre fuera conocido por su madre, cuando su madre pertenecía a un rango más elevado que su padre (el estatus en la antigüedad era un asunto que tenía que ver con la familia a la que se pertenecía, no necesariamente con la riqueza que se poseía). Esta designación puede explicar, en parte, el que Lucas ponga a María en relación con una familia sacerdotal (Lc 1-2) y también las leyendas posteriores que dicen que María había nacido en Séforis, no en la humilde Nazaret” (A.-J. LEVINE (ed.), Una mujer, 294). 14. Cf. J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio I, 510, especialmente notas 13 y 14. 15. “Quizá esta expresión ya refleje el lenguaje cristiano, en la perspectiva de la concepción virginal” (F. LENTZEN-DEIS, Comentario, 184).
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escandaliza de que esas cosas tan llamativas las haga el carpintero del pueblo, es decir, un hombre sin relieve social. En la misma línea indudablemente debe leerse la referencia a su familia. Quizás a esto deben añadirse las habladurías acerca de su nacimiento, que la comunidad cristiana atribuye a una intervención divina, cosa que ellos no pueden creer. El evangelio de Mateo habla de las dudas de José (1, 18-25). ¿Trascendió esto al pueblo? No es posible que Marcos haya querido aludir a una concepción irregular de Jesús, v.g. por violación, pues presenta al grupo familiar de forma normal; ni mucho menos por pecado, pues la tradición y fe cristianas desde sus orígenes confiesa unánimemente la santidad excelsa de María y, además, de ser así, ¿María no habría sido lapidada? A mi juicio, el texto de Marcos refuerza el de Mateo, que generalmente se interpreta como midrás, y que desde la lectura de Marcos hay que retrotraerlo a algo histórico. Pienso que el texto de Marcos afirma la concepción virginal, que la multitud no comprende; y sospecha de una concepción irregular16. 16. Normalmente los autores se niegan a descubrir aquí una alusión a la concepción virginal. Pero el contexto del evangelio de Marcos invita a suponerlo. Ya hemos dicho que no se hace alusión a José. Un evangelio que tanto realza la humanidad de Jesús parece que debería dejar claro que Jesús había nacido en una familia normal, aunque después –entraría también en la lógica del evangelio– decir que había roto con ella. Es verdad que la afirmación “hijo de María” no la hace el evangelista, sino la gente. Cuando se habla de los hermanos de Jesús en ningún caso se les llama “hijos de María”. Por otra parte, como ya dijimos, algunos de los que figuran aquí como hermanos de Jesús consta por el evangelista que no son hijos de María (Mc 15, 40), aunque se ha intentado ver en esa mujer a María la madre de Jesús, pero el razonamiento exegético no parece procedente. Además la expresión “el hijo de María” le diferencia ante la gente de los otros hermanos. Aun teniendo en cuenta las numerosas opiniones al respecto, todo sumado, la más probable es que el evangelista se haga eco de la opinión de la gente que cree que Jesús ha nacido irregularmente porque no puede aceptar la confesión cristiana de la concepción virginal. Indirectamente el evangelista deja entender que Jesús es Hijo de Dios y de María. Intentar demostrar que “María la madre de Santiago el menor y de José”, es María la madre de Jesús, como lo hacen Pikaza y otros, carece de todo fundamento exegético; cf X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 417-418. No es éste el momento de polemizar, pero el argumento de Pikaza, a mi juicio, tie-
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La sinagoga se extraña de que Jesús pueda poseer esos poderes siendo así que pertenece a una familia sin relieve, su oficio es corriente y además se ciernen sobre sus orígenes determinadas dudas. Esos poderes no le pueden haber llegado nada más que por magia o posesión diabólica. No creen en él. Ante esta incredulidad Jesús les cita un proverbio conocido, que viene a decir que el profeta siempre es desestimado entre los suyos. El texto sólo quiere poner de relieve el rechazo frontal del judaísmo a la persona de Jesús. Esta falta de fe le impide a Jesús ser Jesús, por eso sólo pudo curar unos pocos enfermos (arrôstois)17. Al tratarse de enfermos no graves, se da a entender que la carencia de fe prácticamente maniata a Jesús. Y ahora es Jesús el que se maravilla de la falta de fe de ellos. Jesús abandona la sinagoga18 y se va a las aldeas de alrededor a enseñar. Aquí el texto da a entender que su enseñanza es acogida. La expresión “alrededor” (kuklô) parece que alude al grupo de seguidores que goza de una predilección especial de Jesús (cf 3, 34). Estas aldeas no participan de la cerrazón de la sinagoga y en algún sentido presagian la acogida de la misión por parte de los gentiles, la gente que se halla alrededor de Israel19. ne muchas aporías. Concluyo: la hipótesis más probable, si el evangelio de Marcos no está escrito en Roma, es que el pasaje haga alusión a la confesión cristiana de la concepción virginal. Esto supuesto, el título “hijo de María” reviste en el evangelio de Marcos una afirmación teológica chocante, al estilo de la que un pagano –el centurión– haga junto a la cruz: la más alta confesión de fe (cf Mc 15, 39). 17. “Este pasaje es uno de los más atrevidos de todos los evangelios, porque refiere lo que Jesús no pudo hacer (cf. 13, 32). Estos versículos no tienen paralelo en Lc 4, 16-30; Mateo los retoca” (V. TAYLOR, Evangelio, 349). 18. “Este trozo (6, 1-6) representa en la economía del evangelio de Marcos una gran importancia cristológica: constituye una etapa fundamental en el camino de Jesús hacia el abandono y la cruz. Desde ahora en adelante Jesús abandona la enseñanza en las sinagogas; seguirá hablando, pero en medio de la gente, lejos de todo ambiente oficial” (B. MAGGIONI, El relato, 91). 19. “El plural ‘las aldeas’ indica en Mc comunidades judías que viven al margen de la institución religiosa, son los que se mantienen en la ‘periferia’ del judaísmo oficial” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El Evangelio I, 516). Apoya esta opinión el hecho de que Jesús ya no volverá a entrar a predicar en las sinagogas.
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Jesús envía a los Doce (6, 7-13) 7 Y llama a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. 8 Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja; 9 sino: «Calzados con sandalias y no vistáis dos túnicas.» 10 Y les dijo: «Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta marchar de allí. 11 Si algún lugar no os recibe y no os escuchan, marchaos de allí sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en testimonio contra ellos.» 12 Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; 13 expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.
Cuando Jesús eligió a los Doce lo hizo para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, con poder de expulsar los demonios. Este propósito no se ve del todo realizado aquí. La mayoría de los autores no caen en la cuenta20 y dan por supuesto que este pasaje no es más que el cumplimiento de la elección. Es curioso que cuando ahora los envía no les dice nada de predicar. Ciertamente la frase “llama a los Doce y comenzó a enviarlos” remite a aquel otro pasaje. Por tanto no hace falta que haga alusión a la predicación, se da por supuesta. De igual modo allí se habla de expulsar demonios y aquí de poder sobre los espíritus impuros; no parece que se trate de algo diferente. Estas divergencias han hecho suponer a alguno que Jesús viendo la falta de preparación de sus discípulos no los envía a predicar ni a expulsar demonios, sino a convivir con todo tipo de personas, no sólo judías, dado que su incapacidad para el mensaje radicaba en que seguían poseídos del nacionalismo judío (espíritu impuro, sobre el que ahora Jesús les da poder)21. 20. Cf. J. GNILKA, El evangelio, 278-281. 21. “No hay que perder de vista que Jesús no les encarga predicar o proclamar, ni siquiera exhortar a los hombres al cambio de vida; le interesa más, que los Doce aprendan de otras gentes que no que las instruyan, más el cambio en los suyos que en los otros. Tampoco va a decirles que curen enfermos o que expulsen demonios. No les indica el tiempo que han de estar fuera ni adónde deben ir; no les señala objetivo, pero no menciona la sinagoga ni ningún ras-
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Mi opinión es que se trata de la misión, pero que queda muy recortada, como veremos, por la situación de pobreza en que se hallaban todavía los Doce. Jesús no les dirá nada acerca de la predicación, sólo los envía, y les da algunas instrucciones para el camino. La misión tiene que desarrollarse en la más absoluta pobreza. Sólo se debe llevar aquello que sea imprescindible como son el bastón y las sandalias, instrumentos necesarios para los largos caminos. Estas dos cosas indican que Jesús los quiere auténticos misioneros. No deben hacer acopio de nada, ni siquiera deben llevar las provisiones de los pobres22, han de confiarse por completo a la gente que les acoja. Quizás más que fiarse de aquellos que los van a recibir laten aquí dos cosas: confianza absoluta en el Padre que les protegerá, y hacer ver a la gente la carencia del propio interés en la difusión del nuevo proyecto. Esto hará percibir a quienes les contemplen que el mensaje que ellos predican es la cercanía del Dios de la gracia (Abbá). Los discípulos predican, pero cosa curiosa, sólo la primera parte del kerygma de Jesús: la conversión, pero no la apertura al evangelio, ni siquiera pronuncian esta palabra. Se han quedado en la predicación del Bautista. Enseguida vendrá la narración de la muerte de éste. Todo un símbolo. Tampoco van a curar como lo hacía Jesús. Este realizaba sus milagros o con su palabra o con la imposición de manos, ellos lo harán ungiéndolos con aceite23. El ideal de Jesús no ha llegado a la gente. De esta narración tan estilizada de Mc, los otros dos sinópticos se han separado un tanto. Así la concesión de llevar sango cultural o religioso judío... Como colectivos humanos mencionará solamente ‘el lugar’ y «la casa/familia»” (J. MATEOS – F. CAMACHO, El evangelio, II, 9). 22. “Por otra parte, Marcos insiste en la disposición necesaria que han de tener estos misioneros: tienen que ser ‘tropas ligeras’. No han de llevar nada para el camino, excepto un bastón, ya que resulta necesario para caminar y es posible que haya que ir lejos; ni un trozo de pan, ni una alforja siquiera” (J. DELORME, El evangelio, 54). 23. Aquí ve el Concilio de Trento insinuado el sacramento de la Unción de enfermos; cf. DH 1695.
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dalias en Mt se prohíbe, en Lc no se dice nada. Mt y Lc prohíben el bastón. En cuanto a la predicación, en Mt se dirá que Jesús les envía a predicar que el Reino de los cielos está cerca; y en Lc lo mismo, sustituyendo, como es lógico, Reino de los cielos por Reino de Dios; pero en Lc ellos recorrían las ciudades evangelizando24. Mc ha querido resaltar que los discípulos enviados o bien no han captado el mensaje de Jesús o no se han atrevido a predicarlo. Los ha situado en la línea del Bautista. Quizás por eso, en el pasaje que sigue inmediatamente, Herodes va a considerar a Jesús como la persona del Bautista que él ajustició y que ha resucitado. ¡El premio de una bailarina: la muerte del más grande de los profetas! (14-29) Se enteró el rey Herodes, pues su nombre se había hecho célebre. Algunos decían: «Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos y por eso actúan en él fuerzas milagrosas.» 15 Otros decían: «Es Elías»; otros: «Es un profeta como los demás profetas.» 16 Al enterarse Herodes, dijo: «Aquel Juan, a quien yo decapité, ése ha resucitado.»17 Es que Herodes era el que había enviado a prender a Juan y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, con quien Herodes se había casado. 18 Porque Juan decía a Herodes: «No te está permitido tener la mujer de tu hermano.» 19 Herodías le aborrecía y quería matarle, pero no podía, 20 pues Herodes temía a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía; y al oírle, quedaba muy perplejo, y le escuchaba con gusto. 14
24. “Las provisiones y las instrucciones de comportamiento tienen una íntima relación con la situación del evangelio de Marcos y la proyectan a la época de Jesús. A diferencia de Mt 10, 10 y Lc 9, 3; 10, 4, en donde se prohíben el bastón y las sandalias, Jesús permite, según Marcos, un bordón –quizás para defenderse– y sandalias sencillas. Pero no se habla ni de monedas de plata ni de morral. Marcos piensa en un aprovisionamiento sencillo para el viaje. Jesús ni siquiera permite la ración diaria de ‘pan’ y mucho menos el morral del viajero o monedas de cobre –monedas pequeñas– ni dos túnicas” (F. LENTZEN-DEIS, Comentario, 193).
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21 Y llegó el día oportuno, cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea. 22 Entró la hija de la misma Herodías, danzó, y gustó mucho a Herodes y a los comensales. El rey, entonces, dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras y te lo daré.» 23 Y le juró: «Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino.» 24 Salió la muchacha y preguntó a su madre: «¿Qué voy a pedir?» Y ella le dijo: «La cabeza de Juan el Bautista.» 25 Entrando al punto apresuradamente adonde estaba el rey, le pidió: «Quiero que ahora mismo me des, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista.» 26 El rey se llenó de tristeza, pero no quiso desairarla a causa del juramento y de los comensales. 27 Y al instante mandó el rey a uno de su guardia, con orden de traerle la cabeza de Juan. Se fue y le decapitó en la cárcel 28 y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre. 29 Al enterarse sus discípulos, vinieron a recoger el cadáver y le dieron sepultura.
El primer interrogante que suscita esta perícopa se refiere a su localización en este lugar. ¿Por qué Marcos la ha insertado aquí? Ya en 1, 14 situaba la entrada en escena de Jesús después de que Juan fue entregado (paradothênai). Y ahora cuando Jesús envía a sus discípulos se narra la desaparición total del Bautista25. Parece que la misión de los discípulos fue el hecho que movió a la gente a preguntarse sobre quién es Jesús. Porque la misión, según parece, llegó al conocimiento del Herodes (6, 14). Herodes cree que Jesús es el Bautista a quien él ha decapitado, otros piensan que es Elías, y otros, que alguno de los profetas. La predicación de los discípulos ha sido tan ambigua que ninguno de los grupos comprende a Jesús como novedad. Pero este interrogante no explica por qué Marcos ha situado aquí la perícopa, más bien responde a hacer ver que la misión de los discípulos no ha desbordado los límites del Bautista, y que, aun siendo así, al igual que él, no deberán dirigirse sólo a los judíos. 25. “El escenario se ha quedado vacío. Jesús a lo largo de todas las páginas ha estado acompañado de los discípulos: son una unidad inseparable. Ahora les ha enviado a la misión. Marcos aprovechará el entreacto hasta que retornen para recordar al Precursor, al Bautista, de quien no se había vuelto a hablar. Y lo hace en un momento significativo” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 98).
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Estos primeros versículos son el enganche literario; pero la causa fue otra. Suponemos que se trata más bien de hacer ver a los discípulos que el martirio del Bautista se sitúa ahí para que no les pase inadvertido que desde este momento su vida también corre peligro si son fieles al mensaje26. La misión no es una alegre aventura, pone en riesgo la vida, y más la de ellos, que han situado su predicación en el ámbito de aquél. La narración que nos ofrece Marcos del martirio de Juan viene considerada por algunos como pintoresca por las diferencias que la separan de la que hace Flavio Josefo27. De todas formas, vamos a tratar de desentrañar el sentido que el autor del evangelio le ha querido dar. Parece que tiene un cierto trasfondo veterotestamentario en el libro de Ester28. De ella se infiere una cosa: Herodes no quería matar a Juan. Herodes tenía a Juan por un hombre justo y santo29. Marcos, pues, no contempla en Herodes un hombre malvado, más bien verá en él a un personaje sin voluntad. Toda la maldad recae sobre Herodías. La lectura feminista de la Biblia observa precisamente en este lugar uno de los puntos donde más claramente aparece el poder del varón en la interpretación-tergiversación de la historia30. Sin intentar solventar esa cuestión, que puede hallarse en el subconsciente de Marcos, éste, sin duda, pretende hacer 26. “Marcos no inserta aquí el martirio de Juan (6, 17-29) por exigencias de tipo histórico, sino por una intención teológica. Situado entre el envío de los discípulos a misionar y su regreso, el episodio adquiere un significado muy concreto: es una señal anticipada de la oposición del mundo a Jesús [y a sus seguidores] y de la suerte que habrán de correr todos ellos [el martirio, tanto para Jesús como para los apóstoles]” (B. MAGGIONI, El relato, 97). 27. Cf. J. GNILKA, El Evangelio I, 292. 28. 1, 3; 5, 3. 29. El v. 20 ha sido objeto de diversas interpretaciones. Algunos leen: Y al oírle quedaba muy perplejo (êporei). Esta es la lectura más difícil, pero apoyada por códices de gran solvencia. Sería: “y al oírle hacía (epoiei) muchas cosas”. Finalmente, algunos admiten una tercera lectura: “Y al oírle le proponía muchas cuestiones”. Parece que la preferible es la primera. En todas ellas, sin embargo, se muestra el respeto de Herodes por Juan. Se pone así de relieve que la maldad casi total va a provenir de Herodías. Como en el caso de Pilato, la maldad viene del pueblo (esposa adúltera de Yahvé, que se ha casado con Roma). 30. Cf. E. SCHÜSSLER FIORENZA, Pero ella dijo, 72-75.
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traslucir otra historia: en el lugar donde está apareciendo la salvación reina un rey sin voluntad31. Los designios del gobierno están en manos de una adúltera caprichosa y calculadora que es capaz de todo para llevar adelante sus planes, incluso el de servirse de su hija para que cometa un crimen. Posiblemente Marcos en esta mujer está contemplando al Israel adúltero: los dirigentes, que no han creído en Juan, que se ha casado con el imperio romano, y al igual que Herodías pedirá a Herodes la cabeza de Juan, ella va a pedir a su marido ¿Pilato? la crucifixión de Cristo. También Pilato entregó a Jesús por complacer a la gente, a la que habían instigado los dirigentes. La gente ocupa aquí el lugar de la hija de Herodías. En la mente de Marcos posiblemente Herodías está simbolizando al pueblo (los dirigentes), que vive también en adulterio. Herodías no quiere que le recuerden su pecado de idolotría, como el pueblo tampoco tolera a los profetas que le avergüenzan de sus crímenes. Jesús mismo, en la parábola de los viñadores homicidas (Mc 12, 1-12), afirmará que los representantes del pueblo han ido asesinando a todos los enviados del dueño de la viña. Por eso es extraño que el Bautista, el último de todos ellos, y representante de los mismos sea ajusticiado por una mujer gentil. Sin duda, Marcos contempla en ella al pueblo o, mejor, a los representantes de la institución. De hecho, entre los comensales se hallaban también los principales de Galilea (6, 21). La hija de Herodías32 hace grupo con las otras dos jóvenes: la hija de Jairo y la hija de la Sirofenicia. Ella representa la descedencia de ese pueblo, que lejos de los profetas se queda sin consistencia y sin voluntad, en manos de su madre (los dirigentes), una adúltera amante del poder. 31. Seguimos en esta lectura la interpretación de J. MATEOS – F. CAMACHO, El Evangelio II, 41-43. 32. “Herodías desempeña un papel que recuerda el conflicto de Elías con el débil Ajab y la decidida Jezabel (cf. esp. 1 Re 18-19). La versión de Josefo subraya la importancia política de la denuncia de Herodes por parte de Juan. En su estado actual, el relato da a entender que en la muerte de Juan se conjugan varios factores” (V. HOWARD, Marcos, 1225).
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Este suceso puesto ante la mirada de los discípulos, que por primera vez emprendían la misión, era todo un aldabonazo33. Les advertía que la institución de Israel estaba sumida en adulterio. Había renegado de la alianza auténtica. Estaban muy lejos del evangelio y necesitados de una conversión profunda. Por eso sus vidas, al igual que las del Bautista, corrían peligro. El banquete (la multiplicación de los panes) para la comunidad judeo-cristiana (6, 30-44) 30 Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. 31 Él, entonces, les dice: «Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco.» Pues los que iban y venían eran muchos, y no les quedaba tiempo ni para comer. 32 Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario. 33 Pero les vieron marcharse y muchos cayeron en cuenta; y fueron allá corriendo, a pie, de todas las ciudades y llegaron antes que ellos. 34 Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.35 Era ya una hora muy avanzada cuando se le acercaron sus discípulos y le dijeron: «El lugar está deshabitado y ya es hora avanzada. 36 Despídelos para que vayan a las aldeas y pueblos del contorno a comprarse de comer.» 37 Él les contestó: «Dadles vosotros de comer.» Ellos le dicen: «¿Vamos nosotros a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?» 38 Él les dice: «¿Cuántos panes tenéis? Id a ver.» Después de haberse cerciorado, le dicen: «Cinco, y dos peces.» 39 Entonces les mandó que se acomodaran todos por grupos sobre la verde hierba. 40 Y se acomodaron por grupos de cien y de cincuenta. 41 Y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los iba dando a los discípulos para que se los fueran sirviendo. También repartió entre todos
33. “En este contexto cuenta Mc la muerte del Bautista, como signo de evangelio, pues en ella se anticipa y distingue la de Jesús. Los discípulos del Bautista veneran a un profeta muerto; los de Jesús proclaman el kerigma del Hijo de Dios vivo. La verdadera resurrección se expresa a través del mensaje de los discípulos de Jesús, que expanden el kerigma de la conversión y vida mientras Mc certifica la muerte de Juan y su sepulcro” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 153).
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los dos peces. 42 Comieron todos y se saciaron. 43 Y recogieron las sobras, doce canastos llenos y también lo de los peces. 44 Los que comieron los panes fueron cinco mil hombres.
Introducción Como es sabido, Marcos narra dos veces la multiplicación de los panes. La terminología utilizada es diversa en ambas. Veremos que a través de ella podremos detectar que una se dirige al mundo judío y otra al pagano. Atiende Jesús al requerimiento del doble grupo de seguidores, y, muy posiblemente, en la redacción de Marcos se tienen presentes las dos tendencias que tan claramente se detectan en los Hechos de los Apóstoles. Veamos estas diferencias sobre las que más tarde nos detendremos analizando pormenorizadamente una por una. En la primera multiplicación se trata de cinco panes y dos peces (6, 38), en la segunda, de siete panes (8, 5) y algunos pececillos (8, 7); en la primera, la gente se sienta por grupos (6, 39), en la segunda, de forma desordenada, en la tierra (8, 6); en la primera se bendice (6, 41), en la segunda se da gracias (8, 6); en la primera sobran doce cestos (6, 43), en la segunda, siete espuertas (8, 8); en la primera comieron cinco mil hombres [varones] (6, 44), en la segunda, “unos” cuatro mil (8, 9), no se dice hombres. Se dan otros elementos que ahora no consideramos; estos son suficientes para hacernos ver que la doble multiplicación reviste, a su vez, un doble carácter. La primera nomenclatura es totalmente judía, la segunda, pagana. En estos datos van estando de acuerdo todos los autores34. 34. “Mientras que Lc 9, 10-17 y Jn 6, 1-13 no relatan más que una multiplicación de los panes, Mt 14, 13-21; 15, 32-39 y Mc 6, 30-44; 8, 1-10 refieren dos. Se trata, sin duda, de un duplicado, seguramente muy antiguo, ver 16, 9s, que presenta el mismo acontecimiento según las dos tradiciones diferentes. La primera, más arcaica, de origen palestino, parece situar el suceso en la orilla occidental del lago... y habla de doce canastos, cifra de las tribus de Israel y de los apóstoles, Mc 3, 14+. La segunda que procedería de ambientes cristianos de origen pagano, sitúa el acontecimiento en la orilla oriental, pagana, del lago, ver Mt 7, 31, y habla de siete espuertas, cifra de las naciones de Canaán, Hch 13, 19, y de los diáconos helenistas, Hch 6, 5; 21, 8. Las dos tradiciones describen el suceso a la luz de precedentes veterotestamentarios...” (BJ, nota 13 (a) a Mt).
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Análisis del pasaje Pasemos ya a analizar la primera multiplicación. Después del regreso de la misión los apóstoles se reúnen con Jesús. Por primera y última vez Marcos denomina a los Doce, “apóstoles”. Es evidente que con ello se está refiriendo a su cometido de enviados. Y es curioso que refieren a Jesús primero lo que habían hecho y luego lo que habían enseñado. Ya dijimos que Jesús no les dijo explícitamente qué debían enseñar ni qué debían hacer. Ya comentamos también que se limitaron a predicar la conversión al estilo del Bautista, a expulsar demonios y a curar enfermos ungiéndoles con aceite. La verdad es que tuvieron mucho éxito, pero el mensaje de Jesús prácticamente no lo tocaron. Jesús les invita a ir a un lugar solitario para descansar. El evangelista señala que no tenían tiempo ni para comer. ¿Qué insinúa? En primer lugar que la actividad les absorbía. Parece que habían cogido gusto a la misión y gozaban con su éxito. Pero ese carecer de tiempo para alimentarse pudiera aludir a que no tenían tiempo para escuchar a Jesús35, recibir el alimento de su doctrina. Jesús les retira al desierto para descansar y reflexionar con ellos. Se fueron, pero la gente que les seguía llegó hasta allí e impidieron, como veremos, este propósito de su maestro. Aunque los discípulos no habían predicado la doctrina de Jesús, su mensaje, al igual que el del Bautista, fue muy útil pues le sirvieron de precursores. Gracias a ellos viene la gente a Jesús, quien va a tomar la palabra, no los discípulos, y quien realizará para ellos la multiplicación de los panes. Al contemplar Jesús la muchedumbre sintió compasión de ellos, pues eran como ovejas que no tienen pastor36. Aquí se encuentra la imagen joanea del Buen Pastor que Marcos de forma un 35. “Así, el reposo de los discípulos, más que ambientado en un determinado lugar, es colocado junto a una persona. Es la vuelta a la fuente. La posibilidad de reencontrarse con él, gozar de su intimidad, escucharlo, ser puestos aparte de sus proyectos” (A. PRONZATO, Un cristiano I, 317). 36. La alusión al salmo 23 parece evidente y más si tenemos en cuenta la referencia que enseguida hará Marcos a que les mandó sentar sobre la verde hierba. Pero no puede limitarse sólo al recuerdo del salmo. Sin duda, se halla
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tanto velada también nos transmite. Y Jesús se puso a enseñarles sin prisa (polla)37. Esta palabra significa “muchas cosas”. Se trata de una enseñanza detenida: una explicación de su mensaje. Esto deja claramente entender que éste era muy distinto del que habían predicado sus discípulos. Jesús se extiende tanto que tienen que interrumpirle, porque la hora se hace tarde y le piden que les despida para que se vayan a las aldeas a comprar algo para comer. La insinuación de los discípulos puede ser interpretada de doble forma. Pudiera ser un artificio literario para dar paso al hecho de la multiplicación, manifestando que la gente estaba sin comida o bien para manifestar que los discípulos querían que Jesús terminara ya para irse ellos a comer. Ellos sí habían traído comida. El hecho muestra a Jesús absorbido38 por la palabra y, muy posiblemente, también a la gente. ¿Son únicamente los discípulos quienes están cansados ya de la larga charla? Como siempre, en Marcos, por debajo del relato, que refleja un trasfondo histórico, corre otra realidad simbólica. En este sentido nos podemos preguntar: ¿estamos ante un hecho histórico, es decir, un milagro39, en el que se multiplican los panes y los peces, se trataba exactamente de cinco panes y dos peces o, más bien, de unos pocos panes y algunos peces? ¿El cinco y el dos no estarían en función de orientar en un sentido simbólico esa realidad? Eso pensamos. también presente todo el tema del pastor tan arraigado en el AT, así como a determinados temas del Éxodo; cf. J. DELORME, El Evangelio, 60-61. 37. “Al componer esta rica secuencia, armónicamente construida en torno a los dos temas afines del pan y de la palabra, el evangelista creía relatar un momento importante de la vida de Jesús” (L. MONLOUBOU, Leer y predicar, 113). 38. Algo semejante encontramos en Juan, cuando los discípulos se van a comprar comida y al regresar le invitan a comer a Jesús, quien les responde: “Yo tengo para comer un alimento que vosotros no sabéis” (Jn 4, 32). Y el evangelista pone en sus labios las siguientes palabras: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra” (4, 34). 39. “¿Y no sería suficiente prodigio el que la buena disposición de Jesús y de sus discípulos en orden a compartir su propia comida cundiera entre aquellos grupos previamente organizados y se produjera el verdadero milagro del compartir?” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio 126).
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Hablando del posible sentido de los números en los evangelios, escribimos en Evangelio de Juan. Comprensión exegético-existencial: “Decíamos que los cinco títulos que el Bautista ofrenda a Jesús significan cuanto el A.T. puede proclamar de Cristo, basados en que el número cinco en Juan tipifica a Israel. Pensamos que este número en los cuatro evangelios tiene este sentido. Esto se aprecia sobre todo en Marcos (6, 30-44; 8, 1-10) y Mateo (14, 1321; 15, 32-39) en la doble multiplicación de los panes, en la que, según se ha puesto de relieve con argumentos suficientes, se habla de una multiplicación para la comunidad judía y otra para la comunidad pagana. En ambos relatos casi todos los elementos centrales están redactados en función simbólica. La multiplicación de tipo judío habla de cinco panes y cinco mil comensales. Juan habla de sola una multiplicación, que, como veremos, le sirve para la doble comunidad. Utiliza la nomenclatura judía, aunque también toma algún elemento de la pagana. Asume el número cinco y cinco mil de la primera multiplicación de Marcos y Mateo. Que Juan esté pensando en el mundo judío se deduce claramente por la afirmación de Andrés, discípulo del Bautista: “Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces” (6, 9). El número cinco en contexto judío aparece en la piscina de Bezatá (5, 2). Esa piscina representa algo estrechamente relacionado con lo más íntimo del judaísmo, de donde tiene que salir (hacer el éxodo) el paralítico. La elección de los cinco discípulos (1, 35-51) parece que también tiene que leerse en contexto judío por la referencia final a Jacob (1, 51). Como se sabe, a Jacob la Biblia le denomina varias veces Israel (Gn 32, 29; 35, 10, etc). Es curioso que también en Mateo (4, 18-22; 9, 9) y Marcos (1, 16-20; 2, 13-14) se eligen cinco discípulos: los dos grupos de hermanos y posteriormente Leví o Mateo. Se trata, sin duda, en todos los casos del nuevo Israel. De la Samaritana (4, 17-18), que como veremos representa al Israel adúltero, se dirá que ha tenido cinco maridos (cinco dioses = culto idolátrico). El que ahora tiene, no es su marido (el sexto: se trata de un culto imperfecto a Yahvé). El séptimo marido sería Jesús que le revela la verdadera adoración a Dios. El sentido del número cinco aparecerá todavía con más cla-
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ridad cuando lo confrontemos con el siete que indica ya la plenitud cristiana: los siete títulos de los cinco discípulos; siete discípulos al final del evangelio (21, 2); los siete títulos que darán la Samaritana (4, 6.9.11.12.19.26.42) y el ciego (9, 11.11.17.22.35.37.39) a Jesús, así como su aparición, para determinar algunas actuaciones de Jesús, como siete milagros, siete “yo soy” etc. Pero ahora sólo queremos hacer ver que las cinco confesiones de Juan Bautista significan cuanto Israel puede decir de Cristo”40. Jesús les dirá a los discípulos que les den ellos de comer. Con esto se significa que el grupo forma ya una comunidad de hermanos; y además Jesús no desvincula el alimento espiritual (doctrina) del sustento material. La respuesta de los discípulos a Jesús se sitúa en la línea de lo imposible. Para poder dar de comer a esa multitud se necesitarían unos doscientos denarios, cifra que ellos no podían llevar consigo. Quizás la determinación exacta de doscientos denarios sea un dato más para marcar el aspecto judaico de la multiplicación. Después de cerciorarse, observan que tienen cinco panes y dos peces. Dos cifras muy significativas. Tanto el número cinco como el dos son números muy comunes en la Escritura. Además, con ambos se alcanza la cifra idolatrada del siete. Por otra parte, el cinco hará referencia en seguida al número de los comensales, y el dos a los denarios que hubieran sido necesarios para darles de comer. Cinco panes y dos peces determinan que el banquete que va a realizar Jesús se verifica en el ámbito del mundo judío. Son los alimentos que poseen los discípulos. El banquete de la comunidad judeo-cristiana va a surgir desde el “humus” más profundo del judaísmo. Jesús va a organizar su banquete también desde el estilo y modo judíos. Mandará a la gente que se acomode por grupos (symposia symposia). Mas que por grupos esa expresión significa “corros”; pero ellos lo hicieron por “cuadros” (prasiai prasiai)41 de 40. 55-5669. 41. “No es griega la caracterización del distributivo mediante la repetición del acusativo en 39 ni el uso del término prasiaí [cuadro de jardín]” (J. GNILKA, El evangelio I, 30089).
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ciento y de cincuenta. Parece que la intención de Jesús es que se sienten de forma familiar, por grupos que se puedan intercomunicar entre sí viéndose unos a otros (por corros), pero ellos lo hacen por cuadros determinados. En la forma cuadrangular es más difícil la comunicación. El evangelista quiere ya significar que no entendieron el milagro como un banquete de amigos o de hermanos; este detalle les pasó desapercibido. Los grupos de cien y de cincuenta son los múltiplos de los cinco mil comensales. Dos veces ha dicho el evangelista que nos encontramos en el desierto, pero ahora afirma que se sentaron sobre la verde hierba. La alusión a la hierba verde recuerda la imagen del pastor del principio. En efecto, Jesús como buen pastor hace reposar a sus ovejas en verdes pastizales. El trasfondo del salmo 23 y de otros se deja sentir42. El desierto convertido en pastizal. Jesús va a realizar el milagro elevando sus ojos al cielo y pronunciando la bendición. Este último gesto era propio de los ambientes judíos43. Un rasgo más que sitúa la multiplicación como algo que identifica el suceso como una realidad referida a la comunidad cristiano-judía de Jesús. Algunos gestos realizados por Jesús en la multiplicación de los panes son idénticos a los de la institución de la Eucaristía. La multiplicación de los panes presagia y expresa el sentido de la misma44. Esta multiplicación es el banquete que Jesús ofrece a su comunidad de origen judío, representada por la hija de Jairo, como vimos. 42. 72, 16; 78, 29. 43. “El presente relato de multiplicación de los panes contiene muchas alusiones y motivos veterotestamentarios. La interpretación deberá tenerlos en cuenta. El trasfondo bíblico, el papel de Jesús como de un padre de familia judío y las observaciones estilísticas hacen que el relato se presente como parte de la tradición del judeo-cristianismo palestiniano” (J. GNILKA, EL evangelio I, 300). 44. “Muchos exegetas piensan que este relato tiene un trasfondo eucarístico. Creemos que la tradición lo confirma. Esto se manifiesta de forma clara y evidente en todo el capítulo 6 de Jn. Pero ya en 1 Cor 11, 17-33 hay una confirmación de esta exégesis. Pablo considera la comida eucarística como un ‘compartir’ entre los hermanos, condenando severamente el hecho de que a veces ‘hay quien pasa hambre, mientras otros se emborrachan’” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 126).
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Pero Jesús se sirve de sus discípulos para hacer llegar el pan a la gente. Aparecen así ante ella como servidores: “Dadles vosotros de comer”, les había dicho Jesús. Ellos habían pretendido dejar a la gente a su arbitrio. ¡Qué lejos estaban del pensamiento y de las actitudes de Jesús! Desde aquí se ve claro que cuando fueron a la misión no llevaron el mensaje del evangelio. Están aun muy lejos de comprender el sentido de Jesús. El evangelista remarcará que comieron todos y se saciaron. En el banquete de Jesús nadie queda excluido y nadie se queda con hambre. Estamos ante un convite espléndido, de fraternidad, de belleza (la hierba verde) y de saciedad45: Sobran nada menos que doce canastos, número que significa las tribus de Israel. Es decir, el festín presagiado por los profetas alcanza aquí su verdadera plenitud. Y el número de comensales era de cinco mil hombres (andres). Quizás más que hombres habría que traducir varones, excluyendo así a las mujeres y a los niños. “Andres” significaría varones maduros. El cinco hemos dicho que significa Israel y el mil, muchos. El evangelista quiere señalar que la comunidad era judeo-cristiana y muy numerosa. Estamos, como decíamos al principio, en la multiplicación de los panes, en el banquete para la comunidad judeo-cristiana46. Cinco mil hombres, en grupos de cincuenta y de ciento, acomodados sobre la verde hierba47 es 45. “Esta es comida pascual y comienzo de la Iglesia. Los judíos mantenían el recuerdo del maná, como alimento sacral en el principio de su historia: Dios mismo los había sostenido en los cuarenta años de desierto. Ahora en este descampado (cf. 6, 32) del comienzo eclesial, sobre la hierba verde (6, 39) del nuevo nacimiento, Jesús ofrece a quienes llegan un banquete de abundancia que es don de Dios y contraseña de la nueva comunidad mesiánica. Los judíos tienen pueblo, templo... Los romanos administradores judiciales… Pues bien, los discípulos de Jesús sólo tienen como propio este signo de comida compartida que es su ley, su poder y su sacramento” (X. PIKAZA, Pan, casa palabra, 165). 46. “Tenemos ciertamente aquí una catequesis de la iglesia judeo-cristiana, que hizo la primerísima experiencia de la agrupación de Israel alrededor de su pastor. Esta iglesia se reconocía a sí misma en este relato” (J. DELORME, El evangelio, 62). 47. “La hierba verde recuerda quizá ‘la hierba fresca’ del salmo 23. Puede indicar o el lugar caracterizado por el verde y la frescura, o el tiempo primaveral (en torno a la pascua).Y puede entenderse también como referencia a los tiempos mesiánicos cuando el desierto se convertirá en un jardín y será fértil [Is 35 y 60]” (A. PRONZATO, Un cristiano I, 322).
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expresión del nuevo pueblo, que sigue a Jesús, aunque aun no ha comprendido su mensaje. Llevan consigo todavía el sentido de grandeza, que caracteriza a Israel. Veremos que Jesús, una vez terminado el banquete, retirará a sus discípulos de la gente, con objeto, sin duda, de que no interpreten mal el milagro, ante una multitud que todavía no entendía el sentido esencialmente fraterno del evangelio, como se infiere de no obedecer a Jesús, que les había mandado que se sentaran en corros (de forma participativa), haciéndolo ellos en cuadros (de forma individualista). La majestad de Jesús, irrefrenable (6, 45-52) 45 Inmediatamente obligó a sus discípulos a subir a la barca y a ir por delante hacia Betsaida, mientras él despedía a la gente. 46 Después de despedirse de ellos, se fue al monte a orar. 47 Al atardecer, estaba la barca en medio del mar y él, solo, en tierra. 48 Viendo que ellos se fatigaban remando, pues el viento les era contrario, a eso de la cuarta vigilia de la noche viene hacia ellos caminando sobre el mar y quería pasarles de largo. 49 Pero ellos, viéndole caminar sobre el mar, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar, 50 pues todos le habían visto y estaban turbados. Pero él, al instante, les habló, diciéndoles: «¡Ánimo!, que soy yo, no temáis.» 51 Subió entonces junto a ellos a la barca, y amainó el viento, y quedaron en su interior completamente estupefactos, 52 pues no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba embotada.
Jesús “obliga”48 a sus discípulos a subir a la barca y dirigirse a Betsaida. Betsaida está situada al norte del mar (lago) en territorio semipagano. Jesús quiere que sus discípulos se abran a la universalidad. No permite que se queden con la gente porque, como hemos dicho, interpretarían el milagro de los panes en sentido nacionalista. Veremos que ahora, aunque Jesús les manda ir a Betsaida, la barca no llegó allí. Ellos, sin duda, torcieron el rumbo. También 48. “Hay un fuerte contraste entre Jesús y los Doce; se sugiere aquí en la renuencia de éstos a marchar a la otra orilla, hacia Betsaida” (E. J. MALLY, Evangelio, 96).
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como en la otra ocasión el mar se encrespa, debido a que las fuerzas del mal (el monstruo marino) no quieren que el mensaje de Jesús llegue a los paganos. Pero tampoco se ve en los discípulos deseo de ir a Betsaida. El evangelista no dice que por causa del viento contrario cambiaran el rumbo. Desembarcarán en Genesaret, en la parte occidental, es decir volverán al mundo judío. Pero Jesús se hace presente a sus discípulos en medio de la tormenta. La alusión a pasajes del A.T., que presentan a Yahvé como Señor del mar, es clara49, además avalada por la expresión “egô eimi”: Yo soy50. Es curioso que los discipulos identifiquen a Jesús con un fantasma y se pongan a gritar. El evangelista señala que todos le vieron. Fue una teofanía que alcanzó a todo el discipulado51. Los gritos y el pensar que era un fantasma manifiestan la incomprensión de Jesús que envolvía el alma de los discípulos. Es curiosa la alusión a la cuarta vigilia de la noche. En el cómputo hebreo sólo se habla de tres vigilias; en el romano, de cuatro. Con la mención de la cuarta vigilia Marcos quiere recordar a los discípulos su repulsa a ir a los paganos, a Betsaida. En efecto, ¿por qué la barca no llegó a Betsaida, sino a Genesaret? Hemos dicho que el mar se encrespa y los discípulos después de ver la dificultad encuentran una excusa para no seguir las órdenes de Jesús. Esta distancia del discipulado con respecto al proyecto de Jesús52 se deduce también de que le confunden con un fantasma y les da miedo. Ellos no quieren salir de su mundo, vuelven a territorio judío. 49. Jb 9, 8; 38, 16; Ex 33, 22s; 34, 6. 50. “Las indicaciones topográficas y cronológicas nos dejan una sensación de extrañeza simbólica. Jesús va hacia ellos, pero ‘con la intención de rebasarlos’; sucede ‘de noche’, cuando el hombre es más vulnerable frente a los elementos; lo ven como un fantasma; en el ‘yo soy’ liberador de Yahvé en el A.T.” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 14571). 51. “El narrador, como si se tratara de un ‘fundido’ cinematográfico, está pensando al mismo tiempo en los discípulos cristianos luchando en el mar revuelto del Imperio para predicar el evangelio” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 106). 52. “El concepto del ‘corazón embotado’ se encuentra en Is 6, 9-10 (citado ya en Mc 4, 12)... Cuando el corazón, núcleo de la persona humana según la opinión de los judíos, está dominado por inclinaciones o actitudes malas, no puede conseguir la fe y la conversión [cf. Mc 3, 5; 4, 12; 8, 17; 10, 5]” (F. LENTZEN-DEIS, Comentario, 217).
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Prosigue en tierra el señorío de Jesús (6, 53-56) 53 Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret y atracaron. 54 Apenas desembarcaron, le reconocieron en seguida, 55 recorrieron toda aquella región y comenzaron a traer a los enfermos en camillas adonde oían que él estaba. 56 Y dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados.
Un nuevo sumario en el que se nos da a conocer la actividad taumatúrgica de Jesús. Marcos quiere hacernos ver que la experiencia que habían tenido los discípulos al contemplarle andando sobre el mar ahora se acrecienta por las numerosas curaciones que en esta región va a realizar. Llama la atención que la iniciativa no parta de Jesús, sino de la gente que le lleva los enfermos a cualquier lugar donde él va. Le suplican que les deje tocar la orla de su manto. También sorprende que el evangelista no diga que los que tocaban la orla del manto quedaban curados, sino salvados. El pueblo, sin haber contemplado a Jesús andando sobre las aguas, lo venera como un ser sobrehumano. Con esto, ¿no querrá Marcos recalcar la poca fe de los discípulos, que se extrañan de verle sobre el mar y piensan que es un fantasma?53 De ahí que la palabra salvar, como efecto del contacto con la ropa de Jesús, vaya más allá del cuerpo y alcance el espíritu. En esta zona de Israel Jesús es acogido como un gran taumaturgo, pero no se habla nada de que Jesús enseñara. La ausencia de las autoridades judías54 y de los mismos discípulos es significativa. Ello acentúa más el protagonismo de su persona. 53. “Ellos vienen caracterizados aquí como personas que aun no están firmes en la fe, pues reconocen a Jesús sólo imperfectamente, por lo que aún no actúan guiados totalmente por la fe” (F. LENTZEN– DEIS, Comentario, 218). 54. “No se mencionan sinagogas ni letrados o fariseos. La región de Genesaret es así la figura de la periferia del judaísmo, al margen de la institución judía. Tampoco hay endemoniados, es decir, no hay fanatismos destructores. Insinúa así Marcos que los fanatismos expresados bajo las figuras de ‘espíritus inmundos’ o ‘demonios’ son efecto de la doctrina que los letrados enseñan en las sinagogas” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio II, 108).
CAPÍTULO 7
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Dos aspectos aborda Marcos ahora: una cuestión acerca de lo que puede contaminar al hombre (7, 1-23), y la llegada de Jesús a territorio gentil (7, 24-37). Ambos están íntimamente relacionados. La discusión que mantiene con un grupo de maestros judíos acerca de este asunto constituye la cumbre de una serie de controversias. Con ésta se distancia definitivamente del pensamiento de ellos1. Podemos considerarla como ruptura formal con el judaísmo oficial, ya que para ellos no aceptar esta doctrina era poner en cuestión a Israel2. Pero también existe relación con lo anterior, en contra de no pocos autores, que encuentran la primera parte de nuestro capítulo como algo que Marcos halló en la tradición, y lo encajó aquí por lo que podía significar de distanciamiento del judaísmo y de apertura a los gentiles. Con el capítulo anterior la relación se establece por el hecho de que en la multiplicación de los panes no se dice que Jesús mandara lavar las manos ni a sus discípulos ni a la gente. Y aho1. “Esta discusión de Marcos 7 es espejo de todo el evangelio. Decenios de lucha eclesial parece haberse condensado en este texto que Mc ha puesto en boca de Jesús, haciéndolo maestro de la nueva ley de libertad y universalidad centrada en la comida” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra 185). 2. “Efectivamente –y seguimos todavía en el plano de la historia–, la polémica contra el legalismo judío, iniciada por Jesús, fue continuada luego por la comunidad. Especialmente por san Pablo. Esta polémica se fue haciendo cada vez más honda hasta llegar al corazón de la originalidad cristiana, esto es, hasta el tema de la gratuidad de la salvación: es la fe la que nos salva, no la ley” (B. MAGGIONI, El relato, 104).
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ra precisamente se acusa a sus discípulos de comer los panes con manos impuras (7, 2)3. Anteriormente los “escribas de los fariseos” acusaron a Jesús y a sus discípulos de comer con publicanos y pecadores (2, 16). Ahora se añade lo de comer los panes. Los acusadores son los mismos. ¿Por qué esto? Quizás se deba a que en aquella ocasión los adversarios de Jesús no tuvieron noticias de aquel banquete que fue privado o porque consideraron que se trataba de algo esporádico. La acusación de ahora como casi todas las perícopas de Marcos funciona desde una doble perspectiva. La primera se refiere a hechos de la vida de Jesús, según los cuales él no guardaba esa tradición de purificación antes de las comidas. Esta actitud de Jesús y sus discípulos Marcos la ha elevado a categoría teológica al vincularla a la comida de los panes, que, como dijimos, es la cena de la comunidad judeocristiana de Jesús. Esa costumbre choca con el concepto que Jesús tiene de comunidad. Una comunidad que él quiere abierta a todos4 incluso a los gentiles, pues después de esta primera multiplicación invita a sus discípulos a dirigirse hacia Betsaida; y aunque esa meta entonces se frustró, más tarde hará una nueva multiplicación para los gentiles (8, 1-9). Jesús, había roto en su comu3. “La expresión es extraña, pues en el lenguaje judío, la ordinaria era ‘comer pan’ (cf 3, 20), sinónimo de alimento. De ahí que la determinación ‘los’ y el plural ‘panes’ le confieran un significado diferente, que no puede ser más que el que se deriva de la relación de este episodio con el reparto de los panes a los cinco mil [6, 34-46]” (J. MATEOS - CAMACHO, El evangelio II, 128). En Mc 7, 6 ya no se dice panes, sino pan. De los fariseos y de los judíos el texto presente no habla de comer pan, sino simplemente de comer (7, 3.4). 4. Aunque Marcos afirmará que estas normas las guardaban todos los judíos: “es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo” (7, 3), parece que la práctica en su conjunto sólo la guardaban las élites del judaísmo, no la masa; cf. J. GNILKA, El evangelio I, 327. 5. “Es curioso observar cómo ellos reprochan solamente la actitud de algunos discípulos de Jesús, y no del mismo Jesús. ¿Quizás por respeto al Maestro? No es probable, dada la extrema dureza de su polémica que les llevaba a afirmar que él ‘está de acuerdo con el príncipe de los demonios’ (3, 22). Más probable es que el mismo Jesús observara estas prescripciones y con él la mayoría de los discípulos” (J. M GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 130). Indudablemente Mc está pensando en la comunidad cristiana en la que unos eran de tendencia judía y guardaban estas tradiciones, y otros (algunos discípulos) no las guardaban. La no referencia a Jesús, es porque él es el autor de la doble cena.
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nidad con la tradición de los mayores5. La acusación era, pues, correcta. Después de la primera multiplicación de los panes Jesús tenía claramente “in mente” abrir su comunidad a los gentiles; y con lenguaje de nuestros días, podríamos decir que hacer una relectura del Antiguo Testamento. Con este capítulo el evangelio de Marcos presenta el proyecto de Jesús ya orientado claramente a una realidad totalmente diferenciada del judaísmo6. Cuando más tarde Jesús exponga las exigencias del seguimiento, sus enseñanzas morales y dogmáticas irán dirigidas a esa su comunidad. Ruptura de Jesús y sus discípulos con la tradición judía (7, 1-5) Se reúnen junto a él los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén. 2 Y al ver que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas, 3 –es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos, 4 y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas– 5 Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: «¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras?» 1
Como decíamos en el capítulo anterior Jesús se halla ahora en territorio de tradición netamente judía de la zona de Galilea, donde se viven las tradiciones de los antepasados. Se le reúnen los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén. Ya explicamos anteriormente que muchos de los escribas eran fariseos. Serían los intelectuales del grupo fariseo. Pretenden afrontar a Jesús y pedirle cuentas de esa ruptura, a la vez que quieren sen6. “La discusión sobre el tema del lavado de manos ritual (7, 1-23) permite vislumbrar que el evangelista no está interesado tan sólo en informar sobre los dichos y hechos de Jesús, sino también en expresar el significado de sus enseñanzas para la Iglesia primitiva. Esto se puede ver más claro todavía mediante una comparación con la versión de Mateo [15, 1-20]” (V. HOWARD, Marcos, 1226).
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tirse respaldados “científicamente” en la disputa. De ahí la presencia de los escribas, que además vienen de Jerusalén, es decir con la autoridad moral que les daba el hallarse junto al templo y de pertenecer a la institución central7. El problema que le van a plantear es el de la existencia de cosas y personas que profanan al hombre, es decir, que le imposibilitan la relación con Dios. La cuestión se va a poner porque algunos de los discípulos comen panes sin lavarse las manos. Ya dijimos que esta forma de hablar –comer panes– remite a la multiplicación de los panes8. Como la multiplicación de los panes para Marcos equivale a la cena pascual de los judíos, la ruptura que se consuma es verdaderamente escandalosa. Para la comprensión de nuestro pasaje ha de tenerse en cuenta que se halla situado entre la doble multiplicación de los panes: la de carácter judío (6, 30-44), y la de índole gentil (8, 1-10). Y ahora Marcos hace un inciso para explicar en qué consistían las tradiciones judías al respecto. El versículo 3 ofrece alguna dificultad de interpretación. El problema se halla en la palabra pygmê = puño. Dadas las numerosas variantes, no es fácil hallar una traducción exacta. Si lo hacemos por “meticulosamente” creo que hemos interpretado correctamente la intencionalidad del evangelista. En esta descripción muchos piensan que Marcos ha exagerado un tanto las cosas y ha querido ridiculizar al judaísmo de su tiempo. En primer lugar, habla de que todos los judíos realizaban estas prácticas cuando parece que sólo lo hacían e intentaban imponerlo los dirigentes. Escribe a este respecto Gnilka: “Marcos que se acomoda al horizonte de comprensión de sus lectores, no habla sine ira et studio, sino que emite un juicio de valor sobre los judíos. Pero el hecho de que en la Mishná se dediquen doce tratados a las purificaciones, nos hace pensar que 7. “Las fraternidades farisaicas estaban extendidas por todo el país; los doctores de la ley tenían sus escuelas sobre todo en Jerusalén donde reunían a los discípulos” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio, 181). 8. Es curioso que en el versículo 2 se ponga la palabra panes en plural y en el 5, aunque lo usa en singular, no le antepone el artículo como era normal para hablar simplemente de comer (cf Mc 3, 30; Mt 15, 2).
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probablemente Marcos diga la verdad. Pero una cosa está clara; desde el momento que se admita que algo, independientemente de la voluntad y del corazón, pueda manchar al hombre, se regresa a una concepción ínfima de la religión. Mas también es cierto que algunos judíos profundos pensaban como Marcos, al sostener que este tipo de pureza no garantizaba al hombre su transparencia ante Dios”9. El problema, que plantea este capítulo, como ya hemos advertido, es muy importante, porque Jesús va a oponerse a algunas cuestiones de la misma Ley. No pocos pasajes de ésta hablarán de las diversas purificaciones a las que se deberán someter los israelitas a causa de haber tocado personas o cosas en diversas situaciones10, que les hacen impuros o que los separan del ámbito sagrado de su pueblo. Por tanto, independientemente de la actitud del corazón, el hombre puede hallarse al margen de Dios. Es cierto que la casuística farisea y de otros dirigentes había aumentado las causas de la contaminación, pero el hecho como tal se halla en la misma Ley. Muy probablemente en sus orígenes más remotos haya que buscar la causa en argumentos medicinales; pero en la época de Jesús la mentalidad era clara11. Algunos tachan a Marcos de exagerado al atribuir a “todos” los judíos esta forma de pensar, cuando sabemos que no pocos ya no aceptaban esa criteriología. Pero el hecho es que ese tipo de judíos era 9. “Las meticulosas prescripciones mantenían preso el pensamiento y la acción del hombre religioso. Pero también encontramos testimonios que declaran a favor de una mayor libertad y acentúan que la pureza moral es más importante que la ritual” (J GNILKA, El Evangelio I, 326). 10. “Al ofrecer y compartir comida con todos, sin lavarse o separarse ritualmente, y al dejarse tocar por los enfermos, Jesús ha planteado ya el problema de comer los panes (artous) con manos impuras (7, 2). La discusión se centra, incluso a nivel lingüístico en el símbolo de los panes (artous): cf 6, 38 que Mc ha presentado como elemento distintivo de Jesús y principio de seguridad (confianza) en la dura travesía por el mar tormentoso [6, 52]” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 17840). 11. “Hay que decir que se estereotipa un tanto al ‘fariseo’, que no respondería exactamente al fariseo histórico de la época de Jesús, sino que respondería más bien a la época en que la Sinagoga ha declarado herejes a los cristianos y los ha expulsado de la misma” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 1091).
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considerado como inobservante. Marcos quiere decir que una de las características del judaísmo clásico era ésa. Cualquier contacto con el mundo no judío o con los judíos que no guardaban esa ley, convertía al hombre en impuro. Luego venían las prescripciones sobre las formas del lavado12, que resultaban casi infinitas para no contaminarse incluso mientras se estaban lavando. El v. 4 ofrece alguna dificultad. Normalmente se entiende en el sentido de que al regresar de la plaza deben bañarse para poder comer. Literalmente es posible entenderlo también de la necesidad de lavar los alimentos que se acaban de comprar. Parece más probable aceptarlo en el primer sentido, dándose por sabido que si es necesario lavar los recipientes y utensilios, mucho más los alimentos. Lo curioso es el verbo que aquí se utiliza –baptidsô–, que en Marcos (1, 4-5) adquiere un sentido de purificación profunda y de rehabilitación. Al bautizarse el pueblo se abría paso a una nueva realidad; se separaba de aquel mundo que había abdicado del proyecto de Dios. Algunos códices añaden que también lavaban las camas. A juicio de determinados críticos habría que mantener esta expresión, fruto de la profunda ironía de Marcos. El evangelista ha transmitido a sus lectores toda una espiritualidad judía, escondida detrás de la pregunta que determinados dirigentes formulan a Jesús, a partir del hecho de que algunos de sus discípulos no guardan13 las tradiciones de los antepasados14. Jesús aprovechará este momento para exponer su pensamiento al respecto; pero de un tema de casuística judía se elevará a una cuestión dogmática, que indudablemente va a crear 12. “Las prescripciones de la ley sobre el lavado del cuerpo, dirigidas a los levitas, se fueron ampliando a más círculos de personas. Por último, en tiempos de Jesús, los fariseos y muchos judíos piadosos observaban voluntariamente las prescripciones sobre el lavado y la comida, previstas originalmente sólo para los sacerdotes. Así se popularizaron en la vida diaria costumbres reservadas propiamente para el culto en el santuario” (F. LENTZEN– DEIS, Comentario 224). 13. El texto griego dice no andan (peripatousin) según la tradición. 14. “Hasta qué punto se tomaba en serio todo esto se ve por una narración de Rabí Aqiba, quien prefería no comer nada en la cárcel a renunciar a los lavatorios de las manos” (J. GNILKA, El evangelio I, 326).
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entre él y los representantes del judaísmo más puro una fosa muy profunda. Es uno de los momentos cumbres del evangelio de Marcos y también uno de sus hitos centrales, donde se va a exponer la esencia de la moralidad, que en el fondo remite a la idea que se tenga de Dios. El judaísmo (rabinismo), religión de preceptos humanos (7, 6-8) Él les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. 7 En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres. 8 Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres.» 6
Para Marcos los fariseos y escribas son el prototipo del judaísmo clásico. Jesús les va a responder con un texto de Isaías (Is 29, 13), que se les puede aplicar a ellos: “Bien profetizó Isaías de vosotros”. El evangelista ya había citado al principio del evangelio un pasaje de este profeta en el que veía reflejado el proyecto del Bautista, que iba a abrir un nuevo camino. Ese texto deja ya entender que Israel no ha hecho ese camino. Ahora con la nueva cita se confirma el porqué. Marcos cita a Isaías según la versión de los LXX15. Dios se queja por el profeta de que Israel le da culto sólo con los labios; con la palabra proclama sus glorias, pero el corazón, 15. Difiere del TM en que añade ‘enseñando como doctrinas los mandatos de los hombres’ (no los de Dios). “Taylor piensa que el TM, aun sin la cláusula añadida, ofrece amplia base a la réplica de Jesús en el sentido de que el culto tributado a Dios por los fariseos es en gran parte una hipocresía. Otros comentaristas creen que el texto hebreo utilizado seguramente por Jesús, no hace al caso, y de ahí, que los cristianos de habla griega añadiesen la cita al relato original de la acusación de Jesús contra los fariseos” (E. J. MALLY, Evangelio, 98).
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la interioridad, no se compromete16. En seguida veremos que el culto de los labios en la interpretación de Jesús es una religión inventada. En el fondo es una forma de autoengaño, “preceptos humanos”, para en última instancia, en nombre de Dios realizar los propios propósitos egoístas. Late aquí ya una profunda ironía. Ellos se lavan las manos y también todo cuanto está en su entorno para no contaminarse con lo mundano y mantenerse así en la esfera de la divinidad, pero resulta que su religión se basa en preceptos de hombres, es decir, es como la de los otros, a los que ellos consideran impuros. Esos preceptos de hombres, que Mc atribuye a los dirigentes judíos, claramente se ve que se identifican con la tradición de los mayores17. ¿Engloba Marcos con esa frase toda la tradición rabínica? Quizás no, pues, como veremos a continuación, va a poner un ejemplo de esa adulteración de la Escritura (7, 9-13), añadiendo en seguida: “Y hacéis muchas cosas semejantes a éstas” (7, 13). Pero el juicio es durísimo, pues se habla de que anulan la palabra de Dios por la tradición. Idea que en un espacio de pocos versículos se repite tres veces. Un ejemplo de anulación de la palabra de Dios (7, 9-13) 9 Les decía también: «¡Qué bien violáis el mandamiento de Dios, para conservar vuestra tradición! 10 Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre y: el que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte. 11 Pero vosotros decís: Si uno dice a su padre o a su madre: ‘Lo que de mí podrías recibir como ayuda lo declaro Korbán –es decir: ofrenda–’, 12 ya no le
16. “Estas palabras del libro de Isaías tuvieron seguramente gran importancia para la naciente Iglesia cristiana, que aspiraba a un culto espiritual y moralmente fecundo (Rm 12, 1) y quería ofrecer a Dios ‘sacrificios espirituales’ [1P 2, 5]”.(R. SCHNACKENBURG, El evangelio I, 182). 17. “Así, pues, el sistema del don, predicado por los ambientes proféticos del norte (y algunos profetas ‘deuteronomistas’ del sur, como Jeremías) se vio finalmente dominado por el sistema de la pureza, impuesto por la casta sacerdotal de Jerusalén. Este fue el motivo de que, en la edición definitiva que los sacerdotes hicieron de la Biblia, el sistema del don quedara reducido a un código de preceptos morales; tal fue la ‘casuística’ que tuvo como especialistas a los ‘letrados’. De esta manera, el sistema del don quedó totalmente invertido por los sacerdotes” (M. CLÉVENOT, Lectura, 93).
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dejáis hacer nada por su padre y por su madre, 13 anulando así la palabra de Dios por vuestra tradición que os habéis transmitido; y hacéis muchas cosas semejantes a éstas.»
Uno de los mandamientos de la Ley era el referente al amor a los padres que comprendía su respeto y atención. Marcos cita el pasaje del Decálogo en el que se prescribe (Ex 20, 12; Dt 5, 16) junto con otro, en el que se penaliza al que maldiga a sus padres con la pena de muerte. Extraña esta última cita. ¿Quiere decir Marcos que el que no cuida de sus padres es como si los maldijera? O ¿la cita sólo pretende dejar muy claro que la Ley prescribe la atención exquisita a los padres, por lo que en este punto en ningún caso puede permitirse ninguna excepción? Pues bien, este precepto tan claro en la Ley, en la práctica podía ser invalidado por un voto –korbán–18, en el que un hijo declaraba todos sus bienes como ofrenda al templo. Con ello quedaba liberado de toda obligación con respecto a sus padres19. Pero lo curioso de esta promesa era que el que la hacía no tenía obligación de entregar sus bienes al templo, podía reservárselos para sí. Este voto era de tal manera respaldado por la tradición que era inmutable20. La cosa era tan absurda que después del tiempo de Jesús los rabinos consideraron que podía invalidarse. El versículo 9 expresa muy bien la ironía de Marcos. Pone en labios de Jesús esta expresión: “¡Qué bien violáis el mandamiento de Dios, para conservar vuestra tradición!”. Y la coletilla final no tiene precio: “Y hacéis muchas cosas semejantes a ésta” (7, 13). 18. “En los escritos rabínicos posteriores, qorban era un fórmula de juramento; a falta de paralelos contemporáneos, los comentaristas sugieren a menudo que Mc 7, 11 debe traducirse por ‘juro solemnemente que nada mío te servirá a ti” (E. J. MALLY, Evangelio, 99). 19. “Porque los bienes así dedicados (korban) han adquirido un carácter ‘sagrado’ que en adelante prohíbe a los padres reclamarlos. Este voto, que por lo demás era ficticio y no suponía ninguna donación verdadera, era un medio odioso de librarse de un deber sagrado. Los rabinos, aun reconociendo su carácter inmoral, consideraban válido semejante voto” (BJ, nota a Mt 15, 6). 20. El fundamento para una actitud así se hallaba en la inviolabilidad del voto (Dt 30, 3); pero es obvio que no se puede hacer un voto contra un precepto divino.
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Esencia de la moralidad (7, 14-23) 14 Llamó otra vez a la gente y les dijo: «Oídme todos y entended. 15 Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. 16 Quien tenga oídos para oír, que oiga.» 17 Y cuando, apartándose de la gente, entró en casa, sus discípulos le preguntaban sobre la parábola. 18 Él les dijo: «¿Conque también vosotros estáis sin inteligencia? ¿No comprendéis que todo lo que de fuera entra en el hombre no puede contaminarle, 19 pues no entra en su corazón, sino en el vientre y va a parar al excusado?» –así declaraba puros todos los alimentos–. 20 Y decía: «Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. 21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, 22 adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez. 23 Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre.»
Pasaje muy denso. Podemos distinguir en él dos partes. La primera (7, 14-16), cuando Jesús formula su opinión en una especie de sentencia enigmática, a juicio del mismo evangelista, que la denomina parábola (7, 17). También parece entenderla así Jesús, ya que reprocha a los suyos que no la hayan entendido. Y la segunda (18, 23), al explicar en la casa a sus discípulos su significado. Cuando Jesús se refiere a la ininteligencia de sus discípulos, no quiere decir que éstos no hayan entendido materialmente el dicho, sino que no han logrado captar cómo eso puede conjugarse con la doctrina esencial judía de lo puro e impuro que se halla en la Ley21. La sentencia enigmática de Jesús va a ser dirigida a todos: “Llamó otra vez a la gente y les dijo: ‘Oídme todos y entended’” (7, 14). Se ha observado que anteriormente no había convocado 21. “Efectivamente, el tema que le interesa a Marcos en la sección de que forma parte nuestro capítulo es el de la incomprensión de Jesús. Ni siquiera los discípulos entienden la verdadera concepción de la ley” (B. MAGGIONI, El relato, 107).
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a la gente, sino que ella había acudido espontáneamente22. Probablemente se alude a 4, 1ss, al discurso de las parábolas, en que se habla de “parábolas” (4, 2.33-34), de ininteligencia (4, 9) y también de explicación del sentido de las parábolas a sus discípulos en privado (4, 10). Quizás no haya que entender en sentido estricto que convocó “otra vez” a la gente. Simplemente se quiera decir que de nuevo mucha gente estaba escuchándole. El recurso a la casa como lugar de explicación es frecuente en Marcos. La palabra de Jesús sólo puede comprenderse en comunidad, en la casa. Se ha discutido si esta casa sería la de Cafarnaúm. Independientemente de que coincida geográficamente, en Marcos, a partir de la casa de Cafarnaúm, se ha elaborado toda una teología de la casa, como lugar donde se reúne el grupo de Jesús para comprender los misterios del Reino. Precisamente ahora Jesús tiene que recurrir a la casa para explicar a sus discípulos el sentido de sus palabras, que no es otro que ningún alimento separa al hombre de Dios. La raíz del acercamiento o la separación de Dios se halla en lo interior, en el corazón, en la intención. Sólo cuando éste opta en contra de los designios de Dios, se distancia de él. Jesús para hablar de la fuente donde surge la moralidad se refiere al interior y al corazón. Indudablemente está pensando en el yo en cuanto lugar de decisión23. Esta actitud de Jesús pone en cuestión la Ley, al menos algunas de sus secciones, y echa por tierra uno de los pilares por el que Israel se distinguía de los otros pueblos24. Se 22. “Este pasaje contrasta con los anteriores en que aparecen multitudes: nunca Jesús las ha llamado ni convocado, ellas han ido espontáneamente a él (2, 4.13; 3, 7b-8: plêthos poly; 3, 20; 4, 1; 5, 21; 6, 33-34)” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio de Marcos II, 1431). 23. Cf. R. PESCH, Das Markusevangelium, I, 381-383. 24. “Pesch I 589: La primera mitad del dicho se opone a la Torah, que conoce realmente cosas ‘impuras’ y que, por eso, hacen impuro (Lv 11-15; Dt 14, 3ss). Si realmente no hay ninguna realidad externa que pueda separar al hombre de Dios, queda invalidado el meollo del código de pureza levítico. Hay que reconocer la verdadera impureza en lo que el hombre dice y hace; cf. Gnilka I 284. Para las leyes sobre alimentos en el AT, cf. Lv 11; Dt 14, 3-21; cf. Dn 1, 5.8-16; Est 14, 17; Tob 1, 10-12; Judit 10, 5; 11, 12; 12, 1-2; 1Mac 1, 62-63;
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puede comprobar hasta qué punto se creía que los alimentos contaminaban el corazón en el caso de Pedro, cuando la voz celestial le invita a comer, en la visión que le mostraba en un paño bajado del cielo diversos animales sacrificados, y él responde: “De ninguna manera, Señor, porque jamás he comido nada profano e impuro” (Hch 10, 14)25. Jesús reconduce las cosas a los días primeros de la creación en la que Dios hizo todo bueno (Gn 1-2). Pero el corazón puede pervertir las cosas (Gn 3). Y Jesús explicará qué cosas son esas que salen del corazón y manchan al hombre. Marcos enumera doce acciones; seis de ellas están en plural y las otras en singular. Se ha tratado de individuar cada una de ellas y de rastrear el origen de este catálogo. Lo más probable es que Marcos haya querido recoger ahí las actitudes raíces que se oponen al designio de Dios sobre el hombre26. El versículo 23 hace inclusión con el 15, por donde se observa que esta perícopa trata por entero del tema del origen de la moralidad, ya que a la vez que se habla de los alimentos, como posible causa de contaminación, se menciona también lo interior del hombre. Los autores se preguntan cómo es posible que si Jesucristo hubiera hecho estas afirmaciones tan tajantes, el tema se volviera a plantear en la joven comunidad cristiana (Hch 15, 28-29; 10, 14; Gá 2, 11-17). La respuesta varía, inclinándose algunos por rechazar que estas opiniones se remonten al Jesús histórico. Serían más 2Mac 6, 5.18-31; 7, 18-28; 7, 1-2.42; Gundry 354. Cf. Lambrecht, ‘Jesus and the law’ 76s: el dicho de Jesús se opone a la Torá. El Jesús histórico era al mismo tiempo anti-Torá (Ley) y anti-halaká (tradición); Schmid, Marcus 198: con esta frase ataca Jesús continuando la predicación de los profetas (cf Am 5, 21ss; Is 1, 11ss; 58, 1ss; Jr 7, 21ss), no sólo la religión ritualista y la moral de los fariseos, sino también el A.T. mismo [cf Lv 21, 11; Nm 19, 11ss]” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio II, 1468). 25. “Esta doctrina rebasa la capacidad de comprensión de los discípulos; aunque ha relativizado muchas prescripciones judías” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 150). 26. Existen en el N.T. varios catálogos de pecados; cf. Rm 1, 29-31, 1Cor 5, 10-11; 6, 9-10; Gá 5, 19-31; Ef 5, 3-5; Col 3, 5.8; 1Tm 1, 9-10; 2Tm 3, 2-4; 1Pe 4, 3; Ap 21, 8; 22, 15.
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bien fruto de la lenta toma de conciencia de la comunidad, que bajo la luz del Espíritu y la reflexión sobre el núcleo central del mensaje de Jesús, llegó a esas conclusiones. Yo sigo pensando que provienen de Jesús y que Marcos es el testigo más inmediato de ese pensamiento27. Si hacemos de Jesús un judío piadoso, como algunos en nuestros días se empeñan, más por efecto del ecumenismo, que por la lectura crítica de los evangelios, no se comprende por qué se le condenó a la cruz. Aunque el evangelio de Marcos no sea ni mucho menos una biografía de Jesús es el texto por donde más se transparenta el Jesús histórico. La lectura teológica que Marcos hace de Jesús nace de la experiencia de la originalidad de un mensaje, que es lo más contrario al nacionalismo y al “ghetto”. No es posible que en la transparencia que caracteriza la religiosidad de Jesús pudiera éste admitir que cualquier clase de alimentos tuviera capacidad para separar al hombre de Dios28. En el pensamiento más genuino de Jesús siempre se remite en la relación con Dios a la conciencia29. Quizás la controversia de la comunidad primitiva se debió a que el tema se planteó sobre hasta qué punto la legislación mosaica seguía siendo válida para los judíos convertidos al cristianismo. 27. “Por otra parte, sería erróneo afirmar que la situación que movió a escribir tales perícopas era únicamente la praxis de la Iglesia con respecto al sábado judío y que se pretendía legitimar dicha praxis apelando a Jesús. No se puede negar que los evangelios, escritos en una época en la que la iglesia estaba totalmente separada del judaísmo, del templo, de la ley y del sábado se hallan influidos por este hecho; pero el análisis no permite afirmar que tales perícopas sobre la postura de Jesús ante el sábado sean sólo una retroproyección de la praxis efectiva de la Iglesia a la vida de Jesús” (E. SCHILLEBEECKX, Jesús, 212). 28. “Jesús rechaza la distinción judía entre lo puro y lo impuro, entre una esfera religiosa, separada, en la que Dios está presente y una esfera ordinaria, cotidiana, en la que Dios está ausente. No se nos purifica de la vida cotidiana para encontrar a Dios en otra parte: se nos debe purificar del pecado que llevamos dentro de nosotros” (A. PRONZATO, Un cristiano I, 354). 29. “El sello característico de la palabra de Jesús está en su perspectiva religiosa que sabe captar con inmediatez y con energía el núcleo de la voluntad de Dios, que compromete al hombre por entero. Antes de ser una norma que observar o una obra que practicar, el proyecto de Jesús es una relación interior y profunda con Dios, que es la que da su significado y su valor a todo lo que una persona proyecta y hace” (R. FABRIS, Jesús, 162).
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La hija de la sirofenicia, símbolo de la Iglesia cristianopagana (7, 24-30) 24 Y partiendo de allí, se fue a la región de Tiro, y entrando en una casa quería que nadie lo supiese, pero no logró pasar inadvertido, 25 sino que, en seguida, habiendo oído hablar de él una mujer, cuya hija estaba poseída de un espíritu inmundo, vino y se postró a sus pies.26 Esta mujer era griega, sirofenicia de nacimiento, y le rogaba que expulsara de su hija al demonio. 27 Él le decía: «Espera que primero se sacien los hijos, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos.» 28 Pero ella le respondió: «Sí, Señor; que también los perritos comen bajo la mesa migajas de los niños.» 29 Él, entonces, le dijo: «Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija.» 30 Volvió a su casa y encontró que la niña estaba echada en la cama y que el demonio se había ido.
El relato precedente dejaba abierto el campo a Jesús para dirigirse a los gentiles. Sin duda, la contaminación que pensaban contraer los judíos con los diversos alimentos o por comer con las manos manchadas hacían relación a los otros hombres. Por eso a un judío no le era permitido entrar en la casa de un gentil y menos comer con él, y menos todavía utilizar sus vasijas o utensilios30. Jesús, una vez que ha proclamado que nada exterior es capaz de manchar al hombre, podía ahora dirigirse a esos hombres, a quienes los judíos más ortodoxos consideraban pecadores. En efecto, llega a la región de Tiro31. Por primera vez traspasa los umbrales del territorio pagano (cf 3, 8). Ya vimos que el territorio de los gerasenos no era estrictamente pagano (5, 1ss). El evangelista ha ido preparando el terreno para hacer casi normal la llegada de Jesús al mundo de los paganos. El relato precedente, como hemos dicho, fue el último paso. El pasaje marcano del encuentro de Jesús con la mujer pagana, de cultura griega, está lleno de ternura y de ironía. Todo él 30. “Cuando Pedro subió a Jerusalén, los de la circuncisión se lo reprochaban diciendo: «has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos»” (Hch 11, 2-3). 31. “El país de Tiro (y Sidón) era el límite septentrional de Galilea y estaba habitado por gentiles y hasta por enemigos de los judíos” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio I, 192).
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está orientado a ese encuentro32. La primera pregunta que nos debemos hacer es sobre el motivo del viaje de Jesús. Porque el evangelista dice que llegó a la región de Tiro, entró en una casa y quiso pasar inadvertido. Entonces su pretensión no era la predicación. Parece que se trata de una estratagema del evangelista para hacernos ver que Jesús era ya allí muy conocido33. Ya anteriormente nos había recordado Marcos que habían venido a Jesús gentes de los alrededores de Tiro (cf 3, 8). Por otra parte, las ciudades de Tiro y Sidón –esta última aparecerá enseguida en Marcos– están bien caracterizadas en la Biblia como ciudades emblemáticas paganas. Precisamente en Tiro va a surgir el primer embrión de la comunidad pagano-cristiana de Jesús. Pues bien, una mujer de la alta sociedad34, habiéndose enterado de que Jesús se halla en una casa viene a suplicarle por su hija que está endemoniada (poseída de un espíritu inmundo). El Espíritu inmundo se mostraba en el poseído a través de actos de fanatismo y de violencia35. El evangelista comienza llamando a la hija de esta mujer “hijita”, nombre que también aparece en el relato de la hija de Jairo36. También la llama niñita. Es innegable percibir entre ambos pasa32. “El texto la presenta simplemente como mujer (gynê). Es muy posible que un judío habría malinterpretado la ausencia del esposo: ¡No es legítima, ella encarna la prostitución de cananeos y gentiles! Pues bien, ella aparece aquí ante el Kyrios (Señor poderoso de Israel: 7, 28) como necesitada. Todo el mundo gentil, la humanidad entera ha venido a condensarse en esa madre con su hija enferma” (X.PIKAZA, Pan, casa, palabra, 186). 33. Otros no piensan así: “El evangelista no intenta poner aquí de manifiesto que Jesús trasgrede las prescripciones judías de pureza porque la casa habría sido pagana, sino que su intención corre paralela al secreto mesiánico y afecta a la idea de revelación” (J. GNILKA, El evangelio I, 339). 34. Lo deducimos de que el evangelista nos dirá enseguida que la hija de la sirofenicia se hallaba tirada en la cama epi tên klinên “mueble refinado que contrasta con krabatos (2, 2.4.9.11.12), «catre/camastro»” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio II, 165). 35. Cf. 1, 21-26; 5, 2-16. 36. Es curioso cómo el evangelista escoge a un hombre para representar al judaísmo en el que la autoridad del padre era central, y a una mujer para el mundo gentil, en el que la madre tenía un cierto relieve. De modo que si fallecía el padre, era habitual que el hijo se considerara judicialmente como dependiente de la madre.
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jes un cierto paralelismo. La madre de la niña y Jesús no usan el diminutivo. Las palabras de Jesús: “Espera que primero se sacien”, por el contexto han de ser entendidas en sentido irónico37, a la vez que dirigidas a suscitar una reacción en la mujer. Se percibe aquí un cierto paralelismo con la aparente negativa de Jesús a su madre en Caná (Jn 12, 4). Por otra parte, varios términos del relato hacen alusión a la primera multiplicación de los panes; como serían “saciar” y tomar el pan. Veremos que pronto Jesús hará una segunda multiplicación para los paganos (Mc 6, 1-9). Los perritos indudablemente se refiere a los paganos, que eran así denominados por los judíos. La mujer tiene fe en Jesús. Le denomina Señor. Muchos autores creen que aquí este término no se puede entender en sentido sacral, sino de respeto. Yo creo que es una confesión de fe y Marcos usa esta palabra con toda intención, en pleno paganismo38. Como el centurión en la cruz le proclamará Hijo de Dios (Mc 15, 39). La mujer le pide a Jesús para su hija, que al igual que los perritos comen la migajas que caen de la mesa de los niños, permita también que ella pueda gustarlas. El evangelista la llama niñita. La fe de esta mujer es inmensa39. Jesús, cuando le comunique que le va a conceder lo que pide, le dirá: que lo hace “por lo que has dicho” (dia touton ton logon); que es lo mismo que decir: por esa palabra de fe40. De esta forma, el pan de los hijos 37. “Posiblemente la palabra de Jesús tenga un matiz irónico, al servicio del dramatismo de la escena; sirve para mostrar la inconsecuencia del nacionalismo religioso, como ha mostrado Camery-Hoggatt, Irony, 149-151” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 19053). 38. “La mujer expresa la fe en Jesús arrodillándose y llamándolo ‘Señor’ [este tratamiento se encuentra sólo aquí en el evangelio de Marcos; cf. Mt 15, 28; Mt 8, 10; Lc 7, 9]” (F. LENTZEN– DEIS, Comentario, 233). 39. “Pero en todo caso, Jesús superando los varios prejuicios, reconoce que la fe no tiene nacionalidad; aquella mujer pagana tenía fe, y esto solo bastaba: ‘Tienes razón’ o sea, lo que has dicho demuestra que tienes fe” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 136). 40. “Aquí, en el momento clave de la historia, cuando se rompe el nacionalismo religioso israelita y el pan del Reino se abre a los gentiles (los perrillos), ha sido necesaria una pagana. Ella es mujer madre, nueva Eva de la reconciliación: no rechaza a los ‘hijos’ antiguos, (a los israelitas como tekna: 7, 27); pero quiere un puesto para los ‘perrillos’ en la mesa grande del banquete mesiánico” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 191).
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también le será dado a la hija de la sirofenicia. El pan aquí significa la realidad de Jesús, el nuevo proyecto, las promesas alcanzan en igualdad de condiciones a los gentiles41. Los términos empleados para determinar a la hija de la pagana son hija y niñita. Le sirven al evangelista para relacionarlos con el pan de los hijos y la imagen de los perritos, que comen las migajas que tiran los niños. No aparece la palabra korasion, jovencita casadera, que sale en el relato de la hija de Jairo en probable alusión al Cantar, posiblemente por cuanto acabamos de decir: por mantener la idea de hijos y de niños de la comparación. Pero sí se dice después que la niñita estaba echada en la cama. El término usado para significar el lecho42 indica que se trata de una casa acomodada y no es el mismo que utiliza la Biblia griega para significar el lecho esponsal del Cantar de los Cantares43. Mejor que “echada en la cama”, habría que traducir “tirada” (beblêmenon). Con esta expresión Marcos atiende a dos cosas: a que el demonio había dejado a la niña exhausta, y a una referencia velada al Cantar; aunque, al ser pagana, la alusión no puede hacerse de modo formal. El lenguaje con los paganos en Marcos no se utiliza tan típicamente veterotestamentario como con los judíos. Marcos contempla en esta jovencita la figura de la comunidad pagano-cristiana en parangón con la hija de Jairo, que representaba la comunidad de ascendencia judía, así como en la hija de Herodías, la sociedad puramente pagana, ebria de poder, placer y venganza, ajena al grito de los profetas44. 41. “Lohmeyer ve en estas palabras un tema joánico: Jesús es el padre que dispensa a sus hijos el pan de la vida, y, si bien se niega en principio a dar de comer a los perrillos hasta que se hayan saciado los hijos, su negativa va seguida, como en Jn 2, 4; 4, 48, de un milagro. Jesús termina por alimentar a todos. Esta idea concuerda con el universalismo de la sección de los panes” (E. J. MALLY, Evangelio, 101). 42. Epi tên klinên. 43. Epi koitên. 44. “El episodio está construido, por tanto, según un esquema compuesto por dos figuras: la de un adulto (aquí la madre) y la de una niña, esquema ya utilizado dos veces por Mc (5, 21-6), 1ª: Jairo [padre]-hija; 6, 21-29: Herodías [madre]-hija para caracterizar la relación de una clase dominante y una dominada” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio II, 170).
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El tartamudo sordo, símbolo de la gentilidad (7, 31-37) Se marchó de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la Decápolis. 32 Le presentan un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le ruegan imponga la mano sobre él. 33 Él, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua.34 Y, levantando los ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: «Effatá», que quiere decir: «¡Ábrete!» 35 Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente. 36 Jesús les mandó que a nadie se lo contaran. Pero cuanto más se lo prohibía, tanto más ellos lo publicaban. 37 Y se maravillaban sobremanera y decían: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.» 31
La generalidad de los autores observan en el relato del tartamudo sordo un claro sentido simbólico, aunque la orientación del símbolo varía entre ellos45. Yo, con Pesch y otros, pienso que se refiere a los gentiles, que incapaces de oír el mensaje no lo pueden pronunciar debidamente. El tartamudo es el complemento del relato de la mujer sirofenicia. Habíamos dicho que la sirofenicia tenía fe. Las palabras que le dijo a Jesús expresaban correctamente esa fe: “Por lo que has dicho” (7, 29). Y del tartamudo sordo curado se dirá que hablaba “correctamente”. El tartamudo expresa el proceso por el que un hombre llega a la confesión de la fe auténtica. Por otra parte, el evangelista recalca que nos encontramos en territorio puramente pagano. De ahí que el enfermo simbolice esa condición46. Después de la curación de la niña de la sirofenicia Jesús da un gran rodeo para llegar a la parte oriental del lago. Geográficamente este rodeo parece incomprensible47. “Se ha considerado 45. “Muchos críticos modernos, partiendo del hecho de que este relato se encuentra solamente en Mc, opinan que no tiene ningún fundamento histórico” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 136). 46. “La narración que estudiamos tiene pues claramente como meta, igual que la precedente, el manifestar la misericordia de Jesús para con los gentiles. Y es presumible que la siguiente tendrá un significado análogo” (H. TROADEC, Comentario, 292). 47. “Un poco como si para ir de Madrid a Cuenca se subiese a Burgos y luego por Cataluña-Levante, para llegar por fin al punto de destino” (H. TROADEC, Comentario, 290).
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esta sorprendente y zigzagueante línea como expresión del desconocimiento de la realidad geográfica... Las numerosas indicaciones no pretenden sino dar nombre a las regiones paganas que rodean a Galilea”48. Lo único que intenta Marcos es hablar de Jesús en territorio gentil. En este recorrido nombrará dos ciudades emblemáticas y una región –la Decápolis– recorrida por el endemoniado predicador –el endemoniado de Gerasa–. Con este último dato se nos quiere advertir que el mensaje llegó a los gentiles49 a través de este misionero tan peculiar (5, 20). Le “presentan”, más bien le “llevan”, un tartamudo sordo. No se dice quiénes son los que conducen al enfermo hasta Jesús. Le ruegan “imponga la mano” sobre él. Excepto en esta ocasión, siempre se habla de manos, en plural. Quizás se quiera significar el poder de Jesús. En la forma de realizar el milagro, Jesús se va a acomodar al estilo de los curanderos de su tiempo. Lo primero que hace es separarle de la multitud. La curación es algo misterioso, que la masa no puede ver. El enfermo debe ser separado del espacio profano. En el caso de Jesús, éste quiere evitar la mera curiosidad. Por otra parte, la multitud no tiene fe (confianza) en él; los que le han traído, que son innominados, sí; al igual que los que llevaron al paralítico. Se trata evidentemente de una fe incipiente y de gran confianza, como era la de la sirofenicia. En la curación se van a distinguir dos momentos. Primeramente le introduce sus dedos en los oídos. El verbo utilizado para realizar esta acción no carece de cierta violencia (ballô)50. Como si Jesús se sintiera molesto porque este tipo de enfermedades aquejaran a los hombres. Recuérdese a este respecto lo sucedido con el leproso (1, 41), ante el que también Jesús se siente molesto (encolerizado). 48. J. GNILKA, El evangelio, I, 345-46. 49. “Esta ruta geográfica difícil de aceptar sin alguna reserva, tiene más bien el objeto de conectar el episodio con el pasaje anterior, presentando un escenario gentil para el siguiente milagro [8, 1-9]” (E. J. MALLY, Evangelio, 101). 50. “La acción de meter los dedos en los oídos, como si los perforara, significa que Jesús tiene que vencer una fuerte resistencia” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio II, 187).
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El segundo momento de la curación tiene lugar cuando Jesús con su saliva le toca la lengua. La saliva para aquella cultura era la concentración del aliento, y el aliento representaba la vitalidad de la persona. Llega hasta el enfermo lo más íntimo de la Humanidad de Jesús51. Después Jesús levanta los ojos al cielo y prorrumpe en un profundo gemido. Se han dado a este gesto diversas interpretaciones. Indudablemente el levantar los ojos al cielo expresa unidad con la divinidad; en este caso comunión con el Padre. No se habla de oración. El profundo gemido manifiesta el malestar de Jesús por la situación que contempla en aquel hombre. ¿Le aquejó a Jesús también el sentimiento que tantas veces se apodera de nosotros de no comprender cómo compaginar al Dios Abbá, Ternura, con tanto sufrimiento y oscuridad? La palabra que pronuncia, “effatá”52 (ábrete)53, indica que Marcos se quiere aproximar a aquel momento “histórico”. También Jesús, al igual que los curanderos de su tiempo va a usar una fórmula arcana, llena de misterio y de fuerza. Los circunstantes paganos no la deben entender. Pero Marcos la ha traducido para sus lectores cristianos. Jesús ya no guarda ningún secreto para los suyos: “A vosotros se os ha dado el misterio del reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas” (4, 10). El efecto de la curación está magníficamente descrito: “Se abrieron sus oídos y al instante se le soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente”. Jesús impone enseguida el secreto mesiánico. La razón se debe a que la curación podría ser interpretada materialmente, no iban a comprender su significación: apertura de los gentiles a la fe: oír la palabra y pronunciarla. Sin embargo, el 51. “Los gestos realizados por Cristo recalcan las prácticas en uso entre los curanderos de la antigüedad. Quizás, en la descripción, se pueden descubrir rastros de la antigua liturgia bautismal” (A. PRONZATO, Un cristiano I, 365). 52. No está claro si es un vocablo hebreo o arameo de Palestina. 53. Se dirige no a determinados miembros del enfermo, sino al hombre entero.
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secreto resultaba imposible de guardar54, en el sentido de que la fama de Jesús se extendía más y más, pero no como le hubiera gustado a él. El pueblo le convertía en un personaje muy popular con aires de curandero famoso, pero no como el misionero del Padre, que proclama una bella noticia, que va más allá de la revitalización de los cuerpos. De hecho, en seguida el evangelista resaltará la incomprensión que va a rodear a Jesús. Y el relato termina con una explosión incontenible de la gente que exclama: “Todo lo ha hecho bien55, hace oír a los sordos y hablar a los mudos” (7, 37). La primera parte de la cita nos recuerda a Yahvé, que al concluir su creación no pudo menos de exclamar: “Y vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien” (Gn 1, 31); la segunda, a Isaías: “Entonces se despegarán los ojos de los ciegos y las orejas de los sordos se abrirán. Entonces saltará el cojo como ciervo, y la lengua del mudo lanzará gritos de júbilo” (35, 5-6). El evangelio ha alcanzado uno de sus propósitos: llegar a los gentiles. Por eso creo que están magníficamente situadas las dos citas56.
54. “Jesús da una orden de silencio en tierra extranjera, que de ninguna manera es observada. Los presentes perciben con gran asombro los milagros de Jesús. Resuenan las palabras de la Escritura en las alabanzas de la gente” (F. LENTZEN-DEIS, Comentario, 237). 55. “Después pronuncia el mandato perentorio que ‘abre’ y ‘desata’. Los presentes asombradísimos, prorrumpen en una exclamación que recuerda la acción creativa de Gn 1 y la profecía de Is 35, 5-6. El Creador todo lo hizo bueno, el redentor restaura la bondad” (L. ALONSO SCHÖKEl, Biblia del peregrino, 123). 56. “La nota redaccional no persigue ningún objetivo histórico ni geográfico: lo que pretende es llamar la atención de los lectores sobre la importancia del episodio para ellos mismos: la acción salvífica de Jesús mira al mundo pagano” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio I, 196).
CAPÍTULO 8
LA CENA DE LOS GENTILES Y CRISIS PROFUNDA EN EL CORAZÓN DEL DISCIPULADO
La primera parte de este capítulo (8, 1-14) corresponde en realidad al anterior. La sirofenicia le había pedido a Jesús comer siquiera las migajas que tiraban los niños. Jesús no se va a conformar con concederle eso: hará para ella una nueva multiplicación de panes1. Es la culminación de la apertura a los gentiles allí iniciada. En efecto, la segunda multiplicación de los panes (8, 110) y la discusión con los fariseos (8, 11-14) culminan la problemática precedente y abren el evangelio a una nueva realidad: al cuestionamiento a fondo del discipulado sobre la identidad auténtica de Jesús. La perícopa del ciego de Betsaida (8, 22-26) va a dividir el evangelio en dos mitades. El ciego será un personaje emblemático, que en su doble curación reflejará el doble proceso sufrido por los discípulos2 con respecto a Jesús, al mismo tiempo que el doble procedimiento seguido por éste. 1. “Los paganos no son alimentados con las ‘migajas que caen de la mesa para los perrillos’ como pedía la mujer sirofenicia, sino que se sientan a la mesa del Reino con todos los derechos. Igualdad de todas las razas, pueblos y culturas. El evangelio se habrá de ‘inculturar’ y con ello desjudaizarse” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 117) 2. “El ciego es el discípulo a quien Jesús va abriendo los ojos. Es un proceso lento, nada fácil. Al principio el discípulo, como el ciego de Betsaida ve, pero de una manera poco nítida, que le hace confundir burdamente las cosas. Se precisarán nuevas intervenciones de Jesús para que el discípulo vea con claridad. A estas alturas del evangelio, el discípulo empieza a ver, pero su visión es extraodinariamente deficiente” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 121).
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Después de que Jesús comprueba que sus discípulos tienen una idea inexacta de su persona al confesarle Pedro “el Cristo” (8, 29), pero no aceptar su Pasión (8, 31), se decide a proclamar la exigencia más absoluta de negación y de renuncia a sí mismos, como condición indispensable para pertenecerle (8, 34-34). La cena para la comunidad cristiano-pagana (8, 1-10) 1 Por aquellos días, habiendo de nuevo mucha gente y no teniendo qué comer, llama Jesús a sus discípulos y les dice: 2 «Siento compasión de esta gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. 3 Si los despido en ayunas a sus casas, desfallecerán en el camino, y algunos de ellos han venido de lejos.» 4 Sus discípulos le respondieron: «¿Cómo podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto?» 5 Él les preguntaba: «¿Cuántos panes tenéis?» Ellos le respondieron: «Siete.» 6 Entonces él mandó a la gente acomodarse sobre la tierra y, tomando los siete panes y dando gracias, los partió e iba dándolos a sus discípulos para que los sirvieran, y ellos los sirvieron a la gente. 7 Tenían también unos pocos pececillos. Y, pronunciando la bendición sobre ellos, mandó que también los sirvieran. 8 Comieron y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes siete espuertas. 9 Fueron unos cuatro mil; y Jesús los despidió. 10 Subió a continuación a la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanutá.
Introducción Cada vez se va haciendo más común no entender el doble relato de la multiplicación de los panes como un simple duplicado, sino como artificio literario, surgido de la tradición histórica para expresar el sentido de Jesús, la Eucaristía, la comunión de bienes y la propia multiplicación de los panes para la doble comunidad de Jesús: judía y gentil3. 3. “Mientras que la primera multiplicación de los panes, Mc 6, 31-44, se hace en favor de los judíos, la segunda beneficia a los gentiles, Mt 14, 13+. Ésta tiene lugar en la Decápolis, 7, 32. Las siete espuertas evocan a las naciones de Canaán, Hch 13, 19, y a los siete diáconos helenistas, Hch 6, 5. Los que han venido ‘de lejos’, v. 3, son los gentiles, Hch 2, 39; 22, 21; Ef 2, 13. 17; ver Jos 9, 9. Ya no quedan relegados a comer las migajas que caen de la mesa de los hijos del reino, 7, 27-28” (BJ, Mc 8, 1, nota).
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Las diferencias con la primera son muy notables y todas ellas apuntan a una tradición helenista o pagana4. He aquí las principales: “por aquellos días”, omitido en la primera multiplicación; aquí se habla de que “hace ya tres días que están” con él, y “algunos han venido de lejos”. Se omite la precisión: “estaban como ovejas que no tienen pastor”. Allí se les mandó sentar por grupos sobre la “verde hierba”, aquí “sobre la tierra”; allí los panes son cinco, aquí siete. Allí son dos peces, aquí algunos. Allí sobraron doce cestos, aquí siete espuertas. Aquí la multiplicación tiene lugar en la parte oriental5 del lago, allí en la occidental. También se da una pequeña diferencia en el motivo del milagro; en el caso de los paganos Jesús dice: “siento compasión de esta gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer” (8, 2); en la primera multiplicación, en cambio, Jesús decide hacer el milagro porque los discípulos le dicen que despida a la gente para que vayan a comer a sus casas, advirtiéndoles antes que les den ellos de comer. Los rasgos señalados nos hablan de una multiplicación con unas características muy diferentes de la primera, resaltadas expresamente por el evangelista para configurar la cena dedicada a su otra comunidad. El banquete de los pagano-cristianos en sí mismo La llegada de “aquellos días” posiblemente remite al sueño de los profetas que anunciaron la entrada de los gentiles y el cumplimiento pleno de la Alianza. Los siete panes prefiguran el mundo gentil, las setenta naciones y los siete diáconos. El número siete en la Biblia no pocas veces se halla relacionado con el mundo pagano. Los tres días que permanecen con Jesús se refie4. Cf. J. DELORME, El evangelio, 63-67. 5. Que estamos en la parte oriental del lago se deduce por todo lo precedente sobre los diversos movimientos de Jesús y por 8, 10 que habla de Dalmanutá que, aunque es un lugar desconocido, es seguro que se trata de territorio estrictamente judío, parte occidental, ya que en seguida salen a su encuentro los fariseos para pedirle cuentas, y dejándoles de inmediato se marcha al otro lado (8, 13), parte oriental, a Betsaida.
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ren a su resurrección. De forma velada el evangelista quiere significar que la llegada de los gentiles tuvo lugar después de la Pascua de Jesús. Juan lo ha formulado de otra manera, pero de modo muy similar. Sabido es cómo unos griegos quieren ver a Jesús y se lo comunican a Felipe, y éste a Andrés. Después de esto Jesús pronuncia un discurso muy emotivo. Pero “al no narrar el evangelista el encuentro de los griegos con Jesús, quizás quiera dar a entender que la entrada de los gentiles en la Iglesia se hizo por el querer de Jesús, pero no en su tiempo”6. El que algunos hayan venido “de lejos” nos recuerda ciertos textos bíblicos que con esta palabra –lejos–, nombraban a los gentiles7. Jesús en esta ocasión no bendice, sino que da gracias; se acomoda a la tradición de las comunidades griegas para designar la Eucaristía. Por otra parte, el grupo se sienta en la tierra, no sobre la hierba verde, que recordaba el Salmo 23 y la Pascua judía. La tierra expresa mejor la universalidad. El saciarse es idéntico en la doble narración. La comunión con Jesús siempre es saciante. Para el evangelista es lo único que sacia. Finalmente, las sobras recogidas y el número de comensales también se expresan en clave gentil. Siete8 espuertas, no cestos. Sabido es que en la antigüedad algunos denominaban a los judíos los hombres del cesto9. Con la palabra espuerta el lector sabe que no se trata de judíos. 6. S. CASTRO SÁNCHEZ, Evangelio de Juan, 280. 7. Cf. Jos 9, 6-9; Is 60, 4 8. “El número anterior era doce (6, 43), uno para cada apóstol, como indicando que el banquete de Jesús estaba destinado a las doce tribus de Israel. Ahora es siete. Suponemos que ese número refleja el conjunto de la humanidad, expresada por los siete días de la creación abundante de Dios (Gn 1), y por los ‘siete diáconos’ servidores de las mesas, de la Iglesia de Jerusalén (Hch 6; cf. los siete pescadores pascuales de Jn 21). Así se entiende mejor la afirmación de que algunos venían de lejos (makrothen). Aquí en tierra pagana, ha realizado Jesús un signo que anticipa la misión universal de la iglesia a los gentiles” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 198). 9. “Pesch I 628: el kophinos, según Juvenal 3, 14; 6, 542, contradistinguía a los judíos… Mally Marcos 194 señala la distinción entre el kophinos, propio de los judíos, y el spyris, de los paganos... Una larga disquisición sobre los cestos, en Quesnell, op. cit. 229-231” (J. MATEOS –F. CAMACHO, El evangelio II, 20834).
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Mientras que en la primera multiplicación se dice que los comensales eran cinco mil hombres (varones= andres); aquí se dice escuetamente que eran como cuatro mil10, sin señalar el género que componía el grupo. El cuatro significa universalidad; al añadirle “como” esa universalidad queda aún más recalcada. Al no señalar si hombres o mujeres, implícitamente se quiere insinuar que el grupo estaba compuesto por ambos11. Con este banquete Jesús respondía a la sirofenicia que se contentaba sólo con las migajas. Hemos dicho que el pan significa el mensaje de Jesús, que conduce hasta la saciedad. No hace falta repetir cuanto dijimos al hablar de la primera multiplicación. Todo aquello alcanza ahora a los gentiles, que no tendrán necesidad de hacerse judíos. Pueden pertenecer a la comunidad de Jesús desde su idiosincrasia. Aquellos días de que hablaban los profetas acaban de cumplirse. Por primera vez se ha roto para siempre la barrera que separaba a ambos pueblos, el muro de la separación de que nos hablará Pablo ha sido derribado. El mensaje de Jesús no se puede vivir si no es en familia y se expresa en un banquete, que tiene siempre el mismo contenido, pero que se lleva a cabo de distintas modalidades. Rememorando la Biblia, podemos decir que vendrán hacia Jesús de oriente y occidente. Al final todos los hombres quedan invitados a este banquete de saciedad y plenitud: así lo ha entendido Lucas: “Un hombre dio una gran cena y convidó a muchos; a la hora de la cena envió a decir a los invitados: ‘Venid, que ya está todo preparado’” (14, 16-17).
10. R. Pesch siguiendo a A. Heising sugiere que el número cuatro mil, derivado de cuatro con el múltiplo del mil, se refiere a los paganos, provenientes de los cuatro puntos cardinales; cf. Il vangelo, I, 628. 11. ¿Al hablar de sólo varones para la comunidad judía querrá el evangelista insinuar que esa comunidad seguía participando de la idiosincrasia judía, y que, por tanto, no era la comunidad ideal de Jesús?
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Incomprensión absoluta del mundo judío (8, 11-13) 11 Y salieron los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole un signo del cielo, con el fin de ponerle a prueba.12 Dando un profundo gemido desde lo íntimo de su ser, dice: «¿Por qué esta generación pide un signo? Yo os aseguro: no se dará a esta generación ningún signo.» 13 Y, dejándolos, se embarcó de nuevo, y se fue a la orilla opuesta.
El relato comprende dos episodios unidos por la misma actitud de increencia. Primero aparecen los fariseos (8, 11-13) representantes de la generación incrédula que exigen para aceptar el proyecto de Jesús un signo grandioso. Ya no se contentan con un milagro. Jesús se niega a conceder este tipo de signos. Después son los discípulos de quienes dirá Jesús que teniendo ojos no ven y teniendo oídos no oyen (8, 14-21). Es la respuesta al gran suceso que Jesús acaba de protagonizar abriendo su evangelio a los gentiles. Jesús se dirige a la región de Dalmanutá. Es una localidad desconocida, pero el evangelista nos deja entrever que se halla en la parte occidental del lago12. En seguida aparecen los fariseos pidiéndole un signo del cielo. Desde luego se trataría de un signo portentoso, más grandioso que sus milagros13. En Mc esta palabra aparece en el capítulo escatológico dos veces (13, 4.22) relacionada con el fin de este mundo, con catastróficos fenómenos astrales. En ambos lugares se trata de un suceso excepcional. Se ha pensado también en los signos obrados por Moisés delante del faraón o del portento del sol realizado 12. “Jesús, completada la exposición de su programa mesiánico con judíos y paganos, vuelve a territorio judío. Al contrario que en 6, 45, esta vez sube él a la barca, figura de la misión, y hará la travesía acompañado de sus discípulos. No hay acuerdo entre los autores sobre la identificación de Dalmanuta. Ciertamente es un lugar judío puesto que aparecen en él los fariseos [v. 11]” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio II, 216-217). 13. “En la cristología farisaica se insistía, en cambio, sobre los aspectos triunfalistas del futuro mesías. Éste es el sentido de la pretensión de los fariseos que le piden ‘un signo venido del cielo’, o sea, una exhibición cósmica que obligue a los espectadores a obedecer al glorioso dictador celestial” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 40).
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por Josué (Js 10, 12-15). Quizás haya que relacionarlo más con Moisés, pues aquí nos encontramos en contexto de éxodo. Jesús da un profundo gemido. Indica la enorme contradicción que eso le produce, pues observa en ellos una falta total de fe. Todo su ser se conmueve ante tanta cerrazón14. Es fácil entender qué piensa Jesús de esta generación, pues la asimila con la actitud de los fariseos. Ellos son como sus protagonistas. Aunque aquí no se califica a la generación de “mala y adúltera” como ocurre en Mateo (16, 4), al identificarla, como hemos dicho, con los fariseos equivale a lo mismo. Jesús se niega rotundamente a ofrecer signo alguno a esta generación. Como se sabe, en el texto de Mateo y de Lucas se pone en labios de Jesús la concesión del signo de Jonás (Mt 16, 4; Lc 11, 29-30). ¿Por qué en Marcos se niega todo signo apoteósico? La respuesta es fácil. La concesión del mismo se opondría al sentido de todo su evangelio15. La idea del secreto mesiánico que le recorre por entero se orienta a entender la fe no como una deducción de unos sucesos deslumbrantes, sino como respuesta a una presencia que se deja sentir respetando la estructura decisoria del individuo. El símil más claro de cuál sea la dinámica que traspasa todo el evangelio lo encontramos en las parábolas, sobre todo en la del sembrador (4, 1-20) y en la de la semilla que crece por sí sola (4, 26-29). El evangelio huye de toda espectacularidad y de todo aquello que no deje al hombre ser normal. En su apertura a Dios éste tiene que hacerlo al modo humano. La petición de los fariseos va en contra del hombre, le sustrae de su responsabilidad, le quita toda libertad e iniciativa. 14. “Le invade un sentimiento psicológico parecido al que Marcos refiere a propósito de la curación en sábado: un sentimiento de cólera y tristeza por la obcecación de sus corazones (3, 5), es un suspiro doloroso por tanta incredulidad” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio I, 206). 15. “No habrá señales del cielo en un ‘Mesías de otra manera’. No sólo no habrá señales del cielo, sino que incluso sobre aquellas señales de la tierra que pudieran provocar fama se impone un absoluto silencio (‘secreto mesiánico’). El secreto de la personalidad de Jesús se desvelará precisamente cuando muera en la cruz, en la más absoluta negación de cualquier señal del cielo” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 118-19).
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Ahora comprendemos por qué Jesús después de haber realizado el milagro de la cena para la comunidad cristiano-gentil, en lugar de seguir en zona pagana cambia el rumbo y se dirige a una región estrictamente judía. Quiere ofrecer a éstos esa apertura, sin la cual Israel no madura porque no realiza el propósito de los profetas. El pasaje termina de forma brusca: “Y dejándolos, se embarcó de nuevo, y se fue a la orilla opuesta” (8, 13). Se expresa así la actitud de Jesús, que comprende que ya no hay nada que hacer. El corazón está embotado y la mente cerrada. Algo muy similar va a reprochar en seguida a sus discípulos. Este irse a la orilla opuesta16 es una forma de dar por concluida su llamada a los judíos de la institución, que son los verdaderos representantes de “esta generación”. Tampoco los discípulos comprenden (8, 14-21) 14 Se habían olvidado de tomar panes, y no llevaban consigo en la barca más que un pan. 15 Él les hacía esta advertencia: «Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes.» 16 Ellos hablaban entre sí que no tenían panes. 17 Dándose cuenta, les dice: «¿Por qué estáis hablando de que no tenéis panes? ¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Es que tenéis la mente embotada? 18 ¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís? ¿No os acordáis de 19 cuando partí los cinco panes para los cinco mil? ¿Cuántos canastos llenos de trozos recogisteis?» «Doce», le dicen.20 «Y cuando partí los siete entre los cuatro mil, ¿cuántas espuertas llenas de trozos recogisteis?» Le dicen: «Siete.» 21 Y continuó: «¿Aún no entendéis?»
Durante la travesía hacia Betsaida, adonde Jesús habría querido llegar mucho antes y que, como ya conocemos, se opusie16. “Si no están dispuestos a leer los signos que se dan en la tierra, ¿para qué les serviría uno del cielo? El Reino que Jesús anuncia no se manifiesta en base a signos de este tipo. Los ‘deja’ y se sitúa «en la otra orilla»” (v. 13); esta migración geográfica nos expresa una migración de sentido más profunda: la que enfrenta irremisiblemente a Jesús y al Centro, situados cada uno en una orilla, en un territorio diferente” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 154).
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ron sus discípulos (6, 45), se va a poner de manifiesto la incomprensión de éstos con respecto a la persona de Jesús y su mensaje. El relato marcano es un tanto difícil, y en general, los autores se ven obligados a leerlo desde un cierto simbolismo. Se dice que los discípulos se olvidaron de tomar panes y esto va ser su preocupación durante toda la travesía. Sin embargo, se corrige en seguida esta afirmación y se nos dice que poseían un pan17. A continuación Jesús les advierte que tengan cuidado con la levadura de los fariseos y la levadura de Herodes. Con esto les ponía en guardia contra la doctrina de los fariseos y la de Herodes18. ¿Entonces qué significado tienen los panes? Podemos entenderlo en sentido material. Van lejos, se van a encontrar con mucha gente y no llevan alimentos. El pan que llevan es Jesús. De ahí su incomprensión. Se han olvidado que en dos ocasiones anteriores el pan se multiplicó. Enseguida se lo recordará Jesús. Con motivo de la conversación sobre los panes, Jesús aludirá a la levadura. Dijimos anteriormente que los panes significan la doctrina. Ya vimos cómo en la primera multiplicación, apenas terminada, Jesús retiró a sus discípulos de la multitud, y en la segunda también enseguida despidió a la multitud para que no interpretaran el milagro desde sus categorías judías de tipo nacionalista. Ahora les advierte del peligro de la doctrina de los fariseos y de Herodes. 17. “Partiendo de aquí es posible una comprensión retrospectiva simbólica de 14b: el único pan que tienen consigo remite a Jesús. Esto no implica interpretación eucarística alguna. Tampoco en los relatos de la multiplicación la encontramos. Ahora bien, Jesús se mostró como aquel que alimenta a su pueblo y como aquel en quien se encuentra la plenitud de la salvación… Concebir a Jesús como el pan y salvación plenamente suficiente es una visión que prepara una perspectiva juánica” (J. GNILKA, El evangelio I, 363). 18. “Es interesante el hecho de que aparezcan aquí unidos los fariseos y Herodes. Diferentes, pero unidos en su rechazo de Jesús. Los fariseos pretendían otras señales. Herodes habría querido más bien, por miedo a posibles complicaciones políticas, que no hubiera ninguna señal. Por tanto, las motivaciones son distintas, pero los fariseos y Herodes se unen a la hora de rechazar a Jesús y de cerrarse a Dios” (B. MAGGIONI, El relato, 116).
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Les va a recordar19 muy detalladamente algunos puntos de la doble multiplicación. Y les hará ver sus diferencias: cinco panes para cinco mil y doce cestos llenos de sobras. Y los siete para los cuatro mil con las siete espuertas llenas de sobras. Jesús acaba de decir a sus discípulos que teniendo ojos no ven y teniendo oídos no oyen20. ¿Qué sentido tiene recordarles ahora algunos detalles y diferencias de la doble multiplicación? Indudablemente hacerles comprender las diversas perspectivas en que debe enmarcarse la predicación para la doble comunidad. Pero sobre todo hacerles ver que la Iglesia de los gentiles es hacia donde se dirige el evangelio. Israel tiene que dar ese paso, si quiere responder a su sentido en la historia y en el proyecto del A.T. Téngase en cuenta que Jesús no habla de multiplicar, sino de partir21, con lo que se afianza más el sentido de cena o de Eucaristía de la doble multiplicación. Quizás también al fondo de todo esto se halle un fuerte reproche a sus discípulos, ya que cuando los envió a la misión “Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón, ni pan (mê arton)...” (6, 8). Y ahora se reprochan a sí mismos que se les ha olvidado llevar pan. Recordemos que en los otros dos milagros sí llevaron panes: en uno, cinco y en otro, siete. Si los panes significan la doctrina, los cinco panes y dos peces están simbolizando la doctrina judía que, como dijimos, Jesús transforma. El segundo caso pudiera aludir a la doctrina de los gentiles, que Jesús también transfigura. 19. “El recuerdo es en el AT uno de los cauces más importantes de la revelación de Dios y puede llegar a constituir incluso un elemento esencial de la alianza (...). Especialmente en Dt se urge a los israelitas que recuerden las pasadas misericordias de Dios como base para su fidelidad presente a la alianza (Dt 4, 32-40; 5, 15; 6, 20-25; 7, 6-11; 8, 2-6; 9, 1-7; 29, 1-8; 32, 7). La pregunta de Jesús, por consiguiente, es una invitación a reflexionar sobre sus dos milagros del pan multiplicado; esto llevará a los discípulos a entender quién es él” (E. J. MALLY, Evangelio, 105). 20. Cf. Jr 5, 21; Ez 12, 2 21. El ‘único pan’ que los discípulos tienen (v. 14) y la expresión del ‘partir el pan’ (vv. 19s) pueden tener un significado simbólico, eucarístico: Jesús que se entrega a la muerte por todos [8, 31; 10, 45; 14, 22-24]” (F. LENTZEN-DEIS, Comentario, 249).
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El pasaje, como vemos, es muy difícil. Los discípulos ahora al lamentarse de que no llevan panes, ni cinco, ni siete, no ven ninguna posibilidad de dominio de ningún grupo, como en las veces anteriores. Llevan un pan, pero en él no encuentran ninguna relación con los diversos grupos de su entorno. El evangelista, por su parte, ve en ese pan, a Jesús mismo. Él no necesita ningún apoyo o fundamento para la realización de sus proyectos, aunque en las ocasiones anteriores haya condescendido y haya partido de un fundamento judío o gentil para dar de comer a su doble Iglesia o comunidad. Y por fin, alcanzan la otra orilla, llegan a Betsaida, donde Jesús a partir de una curación va a esclarecer el proceso de su misión. El ciego de Betsaida, expresión del proceso del evangelio (8, 22-26) 22 Llegan a Betsaida. Le presentan un ciego y le suplican que le toque. 23 Tomando al ciego de la mano, le sacó fuera del pueblo, y habiéndole puesto saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntaba: «¿Ves algo?» 24 Él, alzando la vista, dijo: «Veo a los hombres, pues los veo como árboles, pero que andan.» 25 Después, le volvió a poner las manos en los ojos y comenzó a ver perfectamente y quedó curado, de suerte que veía de lejos claramente todas las cosas.26 Y le envió a su casa, diciéndole: «Ni siquiera entres en el pueblo.»
Ambientación del pasaje Esta perícopa no puede comprenderse sin tener en cuenta las siguientes: la confesión de Pedro (8, 27-30) y su enfrentamiento con Jesús (8, 31-33)22. Por motivos literarios y pedagógicos lo trataremos por separado. El ciego de Betsaida es uno de esos pasajes en que no es difícil descubrir de inmediato su gran contenido simbólico23 y redaccional. Las opiniones de los autores, a la hora de interpretarlo, varían. 22. Cf. F. RIERA - FIGUERAS, Jesús, 121. 23. “Esta dimensión simbólica aparece ya con claridad por el contexto: los discípulos están ciegos y aquí se cura a un ciego. Además, la ausencia de otros detalles circunstanciales (relativos al tiempo, al lugar y al personaje del cie-
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Yo, en el aspecto literario, me serviré de la lectura de J. Mateos - F. Camacho24. Éstos distinguen doce detalles –“marcas textuales”–, que obligan a entenderlo en perspectiva de símbolo. Recogemos los más significativos: 1. La curación del ciego se halla después de que Jesús reproche a sus discípulos que “teniendo ojos no ven” (8, 18). 2. La mención de la aldea. Después se comprueba que no es el lugar donde se halla su casa, pues Jesús le envía a su casa pero le prohíbe entrar en la aldea (8, 26)25. 3. El que la curación tenga lugar en dos momentos; hecho que quizás ha motivado la omisión del pasaje por parte de Mateo y Lucas. 4. El que Jesús saque al ciego de la aldea, le mande ir de nuevo a su casa sin entrar en la aldea. 5. La utilización de los mismos términos que en Jr 31, 32. Al término aldea corresponde en el texto de Jeremías Egipto. 6. El ciego utiliza dos verbos distintos para expresar su recuperación de la vista blepô y oraô (8, 24), que podían encontrar su paralelo en Mc 4, 12: “Para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan”. Anticipándonos a la interpretación de este relato y el siguiente, diremos, resumiendo, que el ciego representa a los discípulos, principalmente a Pedro26, que después de tanto tiempo con Jesús –primera cura de sus ojos– le ven incorrectamente como el ciego a los hombres, como árboles, pues le confiesan Mesías (8, 29), pero no aceptan este mesianismo, cuando Jesús les dice que se trata de un mesianismo sufriente y débil (8, 32-33). go) lo convierten en un relato fuera de la historia. Finalmente, la curación en dos tiempos, rasgo que creemos que es único en los evangelios, se presta a simbolizar el itinerario de la fe, que procede progresivamente y no sin vacilaciones” (B. MAGGIONI, El relato, 117). 24. El evangelio, II, 232-244; Los Doce, 268-269. 25. “Este es el tema de la perícopa: la posibilidad de ver. Pero todo esto sucede en las afueras del pueblo, adonde Jesús se lleva consigo al ciego” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 158). 26. “El ciego de Betsaida (8, 22-26) simboliza a los discípulos que no acaban de entender el signo de los panes. Quizás remita a Pedro, que en el pasaje siguiente (8, 27-9, 1) se portará como ciego” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 210).
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La segunda parte del evangelio se esclarecerá, a su vez, por la segunda parte de la curación del ciego, cuando Jesús imponga sus manos sobre los discípulos, entonces le verán correctamente y desde lejos, cf. 15, 39; 16, 727. Análisis más pormenorizado Pero analicemos el pasaje más pormenorizadamente. Llegan a Betsaida. Era una ciudad ampliada por Filipo. Por tanto cuando enseguida diga el evangelista que Jesús sacó al ciego de la aldea, probablemente no se está refiriendo a Betsaida, como piensan muchos intérpretes, o la esté entendiendo en un sentido figurado. Las palabras: “Tomando al ciego de la mano le sacó fuera del pueblo”, aluden, como hemos dicho, a aquellas de Jeremías: “Cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto” (Jr 31, 32). El paralelismo se nota más en el texto griego de los LXX28. Las únicas palabras diferentes en ambos textos son Egipto en Jeremías y aldea en Marcos. Sacarlo de la aldea, aunque en un primer momento remita al estilo de curar de aquel tiempo, en el que al enfermo se le sustraía de la multitud, envolviendo el momento de la curación en un cierto misterio, en nuestro caso es sacarlo de su mundo, de las instituciones. La ciudad, aunque fuera Betsaida, que no representa lo más puro de Israel como sería Jerusalén, por ser más abierta a causa de la mezcla de judíos y gentiles, significaría que incluso de ahí tienen que salir los discípulos para poder abrirse al mensaje de Jesús29. El ciego, arrastrado por la mano de Jesús, es Israel cogi27. “Jesús intensificará su instrucción, aunque ni eso será suficiente para corregir la incapacidad de visión. Por eso el relato terminará remitiendo al seguimiento en Galilea como condición para ‘ver’ a Jesús (16, 7). Visión y ‘seguimiento por el camino’ estarán indisolubremente unidos [cf. 10, 52]” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 158). 28. Cf. J. MATEOS - F. CAMACHO, Los Doce, 113. 29. “Mc indica así que llegados a territorio fuera de Israel (Betsaida) Jesús quiere sacar a los discípulos de la expectación mesiánica del ambiente judío con la que ellos se han identificado y que les provoca la ceguera” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 161).
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do de la mano por Dios para sacarlo de Egipto30. También Jesús quiere llevar a los suyos a una nueva alianza. Todo el proceso de Jesús con sus discípulos, seguido hasta ahora, no ha consistido en otra cosa que en sacarlos de las instituciones. Si recordamos cuanto hemos dicho hasta aquí podremos comprobar su gran esfuerzo por arrancar a los suyos de las raíces de Israel. Una vez fuera del pueblo, Jesús le pone saliva en los ojos y le impone las manos; y es entonces cuando le pregunta si ve algo. Curiosa pregunta; Jesús en otros casos no interroga al enfermo si está curado. Aquí es muy llamativa la pregunta. Un indicio más de que nos encontramos ante un relato simbólico. Pero oigamos la respuesta del ciego: “Él alzando la vista (anablepsas), dijo: «veo (blepô) a los hombres, pues los veo (horô) como árboles, pero que andan»” (8, 24)31. ¿Qué puede significar esto? La primera respuesta que aparece clara es que ve a los hombres de forma desproporcionada. Pero ¿por qué se fija sólo en los hombres y no en otros objetos? La segunda vez que Jesús le imponga las manos el evangelista dirá que verá todas las cosas con claridad32. En seguida se va a aludir a los hombres y también en seguida al Hijo del hombre. ¿Tendrá esto alguna relación? Yo creo que ver a los hombres como árboles que andan, es verlos desproporcionados y al revés. El ciego ve algo, pero desproporcionado, es cuanto le va a ocurrir a Pedro en su con30. “La acción de Jesús con el ciego significa, por tanto, un éxodo, una liberación; el lugar de opresión de donde los sacó Jesús es la aldea, que está en paralelo con ‘Egipto’ del texto profético” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 160). 31. “El texto griego resulta aquí complicado, con cierta fluctuación en la tradición textual, pero la idea está clara: el hombre ha empezado a recuperar la visión, pero todavía no puede distinguir netamente todos los objetos” (E. J. MALLAY, Evangelio, 107). 32. “La novedad notable, en este milagro consiste en el hecho de que la curación acontece en dos tiempos. Como si Jesús no lo lograra inmediatamente. Al principio el ciego ve confusamente. Sólo después de la segunda imposición de manos distingue nítidamente las cosas. Quizás también este detalle tenga un alcance simbólico, e indica la lenta, progresiva iluminación de los discípulos, su gradual abrirse a la comprensión a través de la fe” (A. PRONZATO, Un cristiano I, 396).
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fesión, verá algo de Jesús: el Cristo, pero un Cristo triunfador, sin cruz. Por eso Jesús le reprochará que piensa como los hombres, no como Dios. El ciego no ve al hombre en su sentido más profundo, de igual modo le va a suceder a Pedro con el Hijo del hombre (8, 31-33). Después de comprobar que el ciego no estaba curado, pues veía las cosas de forma desproporcionada, le vuelve a imponer las manos sobre los ojos (ophthalmous). Antes había designado la vista con otro vocablo griego (ommata). Esta riqueza de vocabulario en una narración tan pequeña posiblemente se deba a su intencionalidad simbólica. Después de esta segunda imposición de manos comenzó a ver perfectamente (dieblepsen), y quedó curado de suerte que veía de lejos (têlaugòs)33 claramente todas las cosas34. Terminada la curación, Jesús le envía a su casa conminándole a que no entre en el pueblo. Son numerosas las variantes que los códices ofrecen de este texto, que a primera vista parece contradictorio, pero que, sin duda, es el más seguro. Esto supuesto, está claro que el texto no se puede interpretar desde una perspectiva puramente histórica. Desde su significación simbólica todo aparece coherente. Al ciego, que representa a los apóstoles y más en concreto a Pedro, se le envía a su casa, aquella que Jesús ya ha destechado, y se le prohíbe entrar o volver a la aldea; la aldea representa las instituciones judías; es cuanto era Egipto para sus antepasados. Al igual que ellos tienen que salir de allí y emprender el éxodo. 33. “El infrecuente término têlaugôs (propiamente radiante, claro como el sol) expresa claramente el éxito pleno, que ahora el ciego puede ver con toda claridad y que está completamente curado” (J. GNILKA, El evangelio I, 366). 34. Desde este final parece claro que el ver a los hombres como árboles que andan, de difícil traducción, equivale a verlos desproporcionadamente. Otro significado pudiera ser verlos al revés, con la cabeza para abajo; las ramas de los árboles simularían los brazos y las piernas. Si así fuera, el evangelista quiere decir que Pedro ve a Jesús al revés: un Mesías nacionalista y prepotente. No es extraño que Jesús le llame Satanás (8, 33), y le ordene que se ponga detrás de él (hupage opisô mou, satana); es decir, que comience de nuevo a seguirle.
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El pasaje del ciego de Betsaida muestra de forma plástica la trayectoria de los Doce y del mismo evangelio de Jesús. Como dijimos, la curación definitiva del ciego sólo tendrá lugar al final del evangelio (Mc 15, 39; 16, 7)35. Confesión equívoca de Pedro (8, 27-30) 27 Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que soy yo?» 28 Ellos le dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los profetas.» 29 Y él les preguntaba: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le contesta: «Tú eres el Cristo.» 30 Y les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de él.
Jesús sale ahora con sus discípulos hacia las aldeas de Cesarea de Filipo36. Esta ciudad se halla situada junto al monte Hermón, en las fuentes del Jordán. Se encontraba entre el límite de paganos y judíos37. El texto no habla de que entrara en la ciudad. Posiblemente, la intencionalidad de Marcos es subir (hacer salir) a Jesús a lo más alto de su recorrido geográfico. 35. “Después del primer contacto con Jesús el hombre ve sólo borrosamente, de manera muy similar a los Doce, que, a pesar de su encuentro con él, ‘ven’ las cosas sin llegar a captarlas verdaderamente. Jesús ha de realizar un nuevo esfuerzo para que el hombre y los discípulos «lo vean todo con claridad»” (V. HOWARD, Marcos, 1228). 36. “El episodio de Cesarea de Filipo (8, 27-38) constituye el centro, literario y teológico, del evangelio de Marcos. El interrogante que Marcos se planteó desde el principio –‘quién es Jesús’– aquí se plantea con toda claridad y se le da igualmente una respuesta clara: Jesús es el Hijo del hombre que camina hacia la cruz. De ahora en adelante es, en cierto sentido, el único tema que se trata” (B. MAGGIONI, El relato, 121). 37. “A pesar de significarse por un santuario dedicado al dios Pan, la región no estaba completamente desprovista de población judía y se encontraba en el límite entre paganos y judíos. Puesto que, a partir de este momento, la andadura de Jesús se aproxima constantemente a Jerusalén, este punto alejadísimo es adecuado para abrir la idea de la pasión. Por eso se destaca ahora el tema del camino (10, 17), que debe entenderse como camino hacia Jerusalén, hacia la pasión [10, 32.46.52; 11, 8]” (J. GNILKA, El Evangelio II, 15).
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Ahora comienza a aparecer la palabra camino38 que se va a repetir con frecuencia. Jesús va a descender hasta Jerusalén, donde padecerá y morirá. Hasta ahora Jesús ha hecho con sus discípulos un primer recorrido por las zonas de Galilea; es como la primera vez que impone las manos al ciego. El camino de Cesarea a Jerusalén constituirá el segundo; la segunda vez que pone sus manos sobre el ciego, cuando comience a ver todo con claridad. Como hemos dicho, en esta sección comienza a aparecer la palabra camino39. Precisamente en su comienzo Jesús hace la famosa pregunta. Interroga a sus discípulos sobre qué se dice de él o más propiamente quién dicen los hombres que es él. Según la respuesta de los discípulos los hombres identifican a Jesús con el Bautista, con Elías o uno de los profetas40. En cualquiera de los casos no piensan que Jesús represente una novedad; es un hombre del pasado vuelto a la vida, o un profeta como los del pasado (cf Mc 6, 15). Es curioso que nadie lo identifique como Mesías. Va a ser Pedro quien haga esta confesión, pero como veremos, llena de ambigüedad, porque en seguida, cuando Jesús diga que él, el Hijo del hombre, tiene que padecer y sufrir humillaciones, se va a rebelar, negándose a aceptar que eso le pueda suceder a él (8, 31-33)41. 38. “Por primera vez sale ‘el camino’, entendido como lugar de la práctica de Jesús; su importancia en toda esta sección es evidente [9, 33; 10, 17.32; 11,8]” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 151). 39. “Desaparecen a partir de ahora dos temas anteriores. El del ‘pan’ (3, 20; 6, 8.37ss; 7, 2.5.27; 8, 4ss. 14ss) y el del ‘mar’ y las travesías (1, 16; 2, 13; 3, 7; 4, 1.35ss; 5, 1.21; 6, 47ss; 7, 31; 8, 10ss). Continuará el tema de la incomprensión de los discípulos” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio II, 255). 40. “Jesús opera una neta separación entre la opinión popular y la de los discípulos. La gente lanzaba mil hipótesis a propósito de su identidad. Decían que era Juan el Bautista y también Elías o algún otro de los profetas. En los libros sagrados del judaísmo tardío se hablaba a menudo de la reaparición de los grandes personajes que habían dejado una huella en la historia religiosa de Israel” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio 43). 41. “Ya en la introducción hemos observado cómo este trozo representa un punto central en la teología del segundo evangelio, o sea, una cristología del hijo del hombre contra una cristología y una eclesiología triunfalista, inspirada en un concepto político-imperialista del mesías” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 143).
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Por tanto, el mesianismo para Pedro se inscribe dentro de la línea del poder y del triunfo humano. Pedro no comprende la cruz de Cristo. Como el ciego veía a los hombres de forma desproporcionada, al revés, así le acontece ahora con Jesús: ve algo, le ve Mesías, pero al revés. De ahí que Jesús le prohíba divulgar esa confesión. La prohibición de Jesús va aun más allá de prohibirles revelar su mesianismo; “les mandó que a nadie hablaran acerca de él” (8, 30)42. En todo caso, se ve claramente que el secreto mesiánico tenía por objeto no confundir el mesianismo de Jesús con las ideas ambientales sobre el Mesías, que se situaban siempre dentro del ámbito del poder. Se ha discutido mucho sobre qué lugar ocupa este pasaje en el conjunto del evangelio. Para la gran mayoría iniciará la segunda parte, otros piensan que sería la conclusión de la primera, con la confesión de Pedro, entendida claramente en sentido positivo43. Mi opinión es, como ya dije anteriormente, que la perícopa del ciego de Betsaida forma una especie de bisagra del evangelio. Efectivamente, desde un determinado punto de vista, la confesión de Pedro es el desenlace de la primera parte. Pedro y sus compañeros han logrado entender algo de Jesús. Ven algo, como el ciego, pero desproporcionado44. Esta primera parte ha 42. Muchos entienden esta prohibición relacionada con el secreto mesiánico. Esto es aceptable, con tal de que se mantenga que Jesús prohíbe que se divulgue la confesión de Pedro, también porque éste entendía el mesianismo de forma incorrecta, como hemos visto. 43. “Este pasaje es un punto decisivo en Mc, pues culmina la autorrevelación de Jesús con el primer reconocimiento de los discípulos, que le aceptan como Mesías. Introduce también el tema del Mesías doliente, que se irá desarrollando en los capítulos sucesivos. La confesión de Pedro y la primera predicción de la pasión forman en Mc una unidad lógica y estructural que no se rompe como ocurre en Mt 16, 17-19, con la interpolación de la promesa a Pedro” (E. J. MALLAY, Marcos, 108). 44. “Indica con mucha precisión el punto central y decisivo en torno al cual tiene lugar el choque entre la verdadera fe y la incredulidad. Pedro creía en la mesianidad de Jesús y parecía, por tanto, que era un creyente, pero en realidad no aceptaba el lado más profundo y singular de la mesianidad de Cristo” (B. MAGGIONI, El relato, 121).
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sido una mera preparación para cuanto viene, que consistirá en la predicación de la cruz y su vivencia. Marcos distingue así claramente dos etapas en el proyecto de Jesús. El evangelio va a ser una predicación de la cruz, como misterio de salvación; pero para su comprensión se necesita preparación. Éste es el cometido de la primera parte. El poco espacio que se reserva a la resurrección quizás signifique que lo importante es la vivencia de la cruz; porque quien se pone en ella ha encontrado la resurrección, de la que no se puede hablar. ¿Procedió así Jesús o más bien es el reflejo de la teología de Marcos? Comienza la predicación de la cruz (8, 31-38) Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días. 32 Hablaba de esto abiertamente. Tomándole aparte, Pedro se puso a reprenderle. 33 Pero él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole: «¡Quítate de mi vista, Satanás! porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.» 31
El texto dice que “comenzó a enseñarles”. Para algunos ese comenzar no significa el comienzo de un nuevo discurso que antes no hubiera existido, sino una forma de decir que Jesús retoma su magisterio. Pero la verdad es que hasta ahora no se había dirigido directamente a sus discípulos45. Se había dirigido a las multitudes. Luego desde este punto de vista se trata de un verdadero comienzo. Quizás se oculte además la idea del comienzo de un nuevo tipo de enseñanza46 o, más todavía, posiblemente 45. “Pero no basta con la prohibición: ‘comenzó a enseñarlos’ para rectificar la ‘confesión’ mesiánica, y les dice que prevé un final violento, contrario al triunfo que esperan. A partir de ese momento la formación de los discípulos será la práctica dominante” (C. BRAVO GALLARDo, Jesús, 162). 46. “«Empezó a instruirlos». ‘Y exponía el mensaje con toda claridad’. Es un nuevo comienzo del evangelio, de la ‘buena noticia’. Un nuevo comienzo sorprendente. Jesús actúa de otra manera. No se dirige a las masas que no han sabido entender. Tampoco habla en parábolas o de manera oscura: ‘expone el mensaje abiertamente’. Ahora se dedica principalmente a formar a los discípulos. Ya no hace milagros” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 144).
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Marcos quiera ser más drástico e insinuar que ahora es cuando verdaderamente empieza el magisterio de Jesús. Si se tratara de buscar otro lugar donde el evangelista le presenta expresamente enseñando sería en el capítulo de las parábolas. La nueva enseñanza constituye lo que ha venido llamándose el primer anuncio de la Pasión. El primer dato es que Jesús se va a llamar a sí mismo el Hijo del hombre. Esta palabra ha salido anteriormente. En las dos veces que ha aparecido tiene sentido de excelencia y señorío: poder de perdonar pecados (2, 10) y ser señor del sábado (2, 28). Es indudable que equivale al Mesías de Pedro, pero Jesús no adopta esa terminología tan confusa. Hijo del hombre lo conexiona con la humanidad, a la que Jesús quiere llevar a su término o madurez. Por cuanto sigue, Pedro va a entender en seguida que Jesús identifica Hijo del hombre con lo que él llama Mesías. Pues bien, la suerte que le espera al Hijo del hombre va a ser padecer mucho y ser reprobado por todas las autoridades judías, por los representantes de todos los estamentos de la sociedad judía47. Las palabras que utiliza Marcos implican un rechazo total por parte de aquellos que detentan el poder político, religioso y magisterial de Israel. Pero no se va a reducir a una reprobación moral. El Hijo del hombre (el Mesías) será ejecutado. Con este último dato se infiere que no sólo va sufrir la humillación moral, se le someterá a castigos físicos como se deduce de las otras dos predicciones de la Pasión. Su destrucción será com47. “Jesús responde a Pedro: El Hijo del humano debe padecer... (8, 31), en fórmula teológica: dei, Dios lo quiere, es necesario. Habían pensado que Cristo es quien hace, en creatividad triunfadora. Pues bien, Jesús descubre que el auténtico Cristo es quien sabe padecer, dejando que le hagan, quien ama en gratuidad, poniendo la vida a merced de los otros. En este contexto se entienden las tres palabras claves de 8, 31” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 222). 48. “La identificación entre el Hijo del hombre dotado de plenos poderes y el Hijo del hombre que padece y muere, no se encuentra todavía en la fuente de sentencias que Mateo y Lucas han utilizado; pero de todos modos es antigua y Marcos la ha entendido de una forma profunda. Marcos pone el máximo empeño en su teología del Hijo del hombre que cabalga por el camino oscuro y misterioso de Jesús [14, 21.41]” (R SCHNACKENBURG II, El evangelio, 18-19).
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pleta48. Ahora comprendemos el porqué del secreto mesiánico49. Tal clase de Mesías no cabía en la mentalidad judía. Pero al final, después de tres días resucitará. Aunque en Marcos la palabra resurrección está leída ya en la perspectiva de la Pascua, no pierde aquí su sentido genuino de poner en pie, rehabilitar50; Dios le confirmará. El evangelista subraya que hablaba de esto abiertamente (parrêsia)51. La palabra griega es de una gran riqueza. Puede traducirse por francamente, libremente, con confianza, con firmeza, con entereza. Era como algo que Jesús asumía y entraba a formar parte de su ser como Mesías. Antes se nos había dicho que Jesús hablaba en parábolas a la multitud, ahora lo hace con claridad. Pedro entendió su sentido y al oír esto, se enfrentó a Jesús y tomándolo aparte comenzó a reprenderlo. Pedro no puede aceptar ese mesianismo. Ahora vemos claramente que, cuando lo confesó Mesías, pensaba en otro tipo de persona. No veía con claridad el misterio de Jesús. Jesús, en cambio, sí hablaba con claridad. Y Jesús volviéndose y mirando a sus discípulos reprendió a Pedro. Todos los discípulos participaban de la misma visión. Por eso Jesús mientras reprende a Pedro los mira a todos. Y le reprende con estas palabras que traducimos al pie de la letra: “Vete detrás de mi Satanás, porque no gustas las cosas que son de Dios, sino las de los hombres”. La expresión “vete detrás de mí”52 (hypage opisô mou) es la única vez que aparece en Marcos. Parece un término paralelo 49. “En el evangelio de Marcos este rasgo biográfico se convierte en un rasgo teológico. Expresa la voluntad de Jesús de salir al encuentro de la pasión, de no ceder a la tentación de presentarse enseguida como el Mesías glorioso, político” (B. MAGGIONI, El relato, 125). 50. “No puede relacionarse con el acontecimiento de la resurrección ni con el descubrimiento de la tumba vacía, sino que se basa en la experiencia de que, después de tres días o al tercer día, el Justo o Israel serán salvados. Nos encontramos aquí frente a una afirmación teológica” (J. GNILKA, EL evangelio, 17). 51. “Esta frase del evangelista pone en paralelo y en contraste este pasaje con 4, 33, donde se decía que Jesús exponía el mensaje a la multitud valiéndose de muchas parábolas” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio II, 277). 52. “La orden ‘¡detrás de mí!’ quiere recordar a los discípulos la necesidad del seguimiento” (J. GNILKA, El evangelio, II, 18).
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a los del seguimiento (Mc 1, 17.20)53. Así Jesús les restablece a todos los discípulos en el verdadero seguimiento. A Pedro lo identifica con Satanás54, el que le tentó en el desierto (1, 13). La expresión: “vete detrás de mí” es una forma de decirle a Pedro que si quiere ser su seguidor debe ponerse detrás de él. Quien marca la dirección es Jesús, no él. Veremos en seguida cómo esta invitación se la va a hacer de nuevo a los discípulos junto con la multitud. Jesús explica la naturaleza del seguimiento (8, 34-38) 34 Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. 35 Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. 36 Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? 37 Pues ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? 38 Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.»
Jesús se ha dado cuenta de que los discípulos no tienen una idea correcta del seguimiento. Menos la tendrá la gente. Por eso se lo va a explicar a los dos grupos juntos. También esa explicación pudiera significar que su llamamiento no se reduce a un gru53. No estoy de acuerdo con la interpretación de Pikaza: “Vete de mi seguimiento (hypage opiso mou). De esta manera ha invertido Jesús, palabra por palabra, la llamada que hizo en otro tiempo a Pedro al invitarle (con Andrés): deute opiso mou (venid en pos de mí). Le han seguido de manera equivocada para hacerse, al fin, sus enemigos, es decir partidarios de Satanás” (X. PIKAZA, Para vivir el Evangelio, 122). 54. “Tras este texto se intuye mucha historia real de los días de Jesús: un Pedro y unos discípulos que en los años 30 no entienden nada, o que, incluso, aprovechan la ocasión para proponer nuevamente a Jesús la tentación zelota. Han pasado 40 años, ahora Pedro es un personaje venerado por la comunidad de Roma. Hasta el 64 vivió entre ellos; muchos vieron su ejecución (posiblemente, por las fieras en el circo de Nerón, en la colina del Vaticano). Le vieron cargar con la cruz de su Maestro. En su juventud ‘no entendió’, pero ‘siguió’, fue ‘discípulo’ y al fin llegó a entender. E incluso fue ejecutado, como Jesús, por motivos ‘políticos’” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 147).
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po de íntimos. Ambas cosas pueden haber sido pretendidas por Marcos en esta sección. La expresión “venir en pos de mí”, con el verbo akoloutheô, es clásica para expresar el seguimiento. La primera condición es negarse a sí mismo55. En la parte primera del evangelio ya se ha ido dando a entender qué significa esta negación. Consiste en orientar la vida por los criterios del evangelio, que se expresan en las palabras y en las actitudes de Jesús. Es no seguir el criterio mundano, es decir, con palabras de Marcos, no pensar como los hombres (8, 33); es no hacer del yo el centro de la persona, sino de Dios56. Se ha discutido mucho acerca del sentido de llevar la cruz; y se ha intentado descubrirlo en los ambientes judíos, pero la búsqueda ha sido infructuosa. La afirmación hay que leerla desde la Pasión de Jesús57. No es improbable que entre otras cosas se esté pensando en Simón de Cirene (15, 21-22). La cruz era la pena máxima que imponían los romanos a condenados por grandes delitos, que carecían de la ciudadanía de la Urbe. Los judíos conocían de sobra la tragedia que el que iba a ser crucificado experimentaba en el camino hasta llegar al lugar del suplicio. Llevar la cruz tiene, pues, un sentido muy amplio y muy peculiar, pero siempre se sitúa en una dimensión intensa de sufrimiento. Quien tiene estas actitudes ya está siguiendo a Jesús. El seguimiento implica esas dos condiciones. 55. “Estas palabras reflejan la experiencia primordial de Cristo que entrega la vida para construir el Reino. Aisladas del contexto, ellas pueden parecer un canto al sufrimiento: entrega masoquista, destrucción de la persona. Dentro de Mc ellas expresan la exigencia y sentido de la entrega de la vida, para el surgimiento de la nueva casa y comida mesiánica” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 225). 56. “En primer lugar es preciso negarse, es decir, renunciar a los propios gustos y a los deseos personales para adoptar los de Cristo; así lo hizo él, cuando en Getsemaní renunció a su voluntad para aceptar la del Padre... Segunda condición: tomar su cruz, es decir ‘llevar la obediencia hasta sus últimas consecuencias’, como comenta Taylor, pensando, sin duda, en Fil 2, 8: obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (H. TROADEC, Comentario, 304). 57. “El dicho del seguimiento de la cruz experimenta, pues, una nueva interpretación pospascual con la mirada vuelta al Crucificado. El imperativo en 34c: ‘sígame’ resume –en forma semitizante– una vez más las exigencias” (J. GNILKA, El evangelio, II, 26).
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Jesús ilustra esta afirmación con un dicho que ya existía en forma similar en las literaturas contemporáneas: salvar la vida58; se refiere a aquello que nos constituye como realidad más honda. Si uno no renuncia a sí mismo, esa realidad se queda dentro de unas dimensiones muy subjetivas y temporales: no se abre a los demás y limita sus aspiraciones a las de este tiempo, al confín de sus pocos años; en cambio, quien la pierde, en este sentido, abriéndola a los hermanos, y al evangelio, se realiza como proyecto en dimensiones universales y queda capacitado para el horizonte de trascendencia, substrato elemental de todo el evangelio de Marcos. Avergonzarse de Jesús y de sus palabras no es sólo sentir lo que este verbo significa, sino más bien no hacer de Jesús el proyecto central de la vida. La vergüenza que el Hijo del hombre sentirá en el juicio definitivo equivale a afirmar que no ve en esos seres imágenes de él mismo. Venir en la gloria del Padre con los santos ángeles es una expresión que significa el juicio definitivo o final59. El Hijo del hombre, que debía padecer y ser matado, además de resucitar, se constituye en el centro de la historia, y juez inapelable y último. En este pasaje se sitúa el seguimiento como clave del hombre. Se vincula a la realización humana, al Hijo del hombre y a su juicio definitivo. Marcos entiende el seguimiento como el único proyecto que hace al hombre. Por el seguimiento se va en pos de una nueva humanidad. Esta nueva humanidad se canalizará por el discipulado, que a partir de la resurrección de Jesús trasparentará la presencia del Reino con poder (9, 1). 58. “«Lit., salvar su psychê», término que en los LXX traduce el hebreo nepes (aliento, principio vital, y también ‘ser viviente’, ‘persona’ [Gn 2, 7]). Las palabras de Jesús significan que hay una fase escatológica en la existencia humana y que ningún sacrificio resulta excesivo con tal de alcanzarla” (E. J. MALLY, Evangelio, 112). 59. “Que la perseverancia en la fe obtiene su recompensa aparece ya a menudo en la misma vida terrena, pero se pondrá definitivamente de manifiesto en el juicio de Dios. Con la vista puesta en el Señor que fue crucificado y resucitado, el cristiano sabe que la perseverancia en las contrariedades crea la esperanza y que la esperanza no defrauda [cf. Rom 5, 4ss]” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 30).
CAPÍTULO 9
LA LUZ DE LA TRANSFIGURACIÓN ILUMINA EL CAMINO
Este capítulo pone algunos ejemplos sobre las dificultades que entraña el seguimiento. Prolonga la última parte del capítulo anterior acerca de las exigencias de la renuncia, y quiere demostrar con el relato de la transfiguración1 que las exigencias por el Reino llenan de plenitud y de gozo al hombre. Lo que pudiera ser renuncia, más bien es afirmación y en ningún caso aminora la realidad del ser humano, ya que todo cuanto a éste se le exige está orientado a su plenitud. El que renuncia por el Reino se transfigura. La transfiguración es un anticipo de la resurrección2, y quiere significar el proceso teológico del evangelio de Marcos, que entre cruz y resurrección se da una intensa relación, podíamos decir hermanamiento. De ahí que aquel que carga con su cruz comienza a sentir de inmediato que el esplendor de la gloria le roza y envuelve. La experiencia de la trascendencia se da sólo en germen –eso pare1. Después de haber expuesto las distintas opiniones sobre lo que pudo acontecer, escribe J. M. González Ruiz: “El reto que lanza este relato es si Jesús se reveló en su forma esencial. En resumen, pues, diremos que, aunque es imposible determinar exactamente lo que sucedió en el momento, debemos creer que una experiencia inefable de oración y profundización religiosa ahondó y confirmó la declaración de 8, 29” (Evangelio, 146-47). 2. “La transfiguración es una anticipación de la gloria de la resurrección; la agonía, en contraste total, demuestra la manera cómo avanza Jesús hacia su gloria, esto es, aceptando plenamente entrar en la voluntad de Dios. Es interesante percibir este vínculo para comprender el alcance de estos textos” (J. DELORME, El evangelio, 79).
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ce indicar la brevedad del suceso–, que tiene sabores de Pascua en camino, con el manto puesto y el báculo en la mano; pero la luz ilumina los ojos del peregrino y el Cristo trasfigurado enardece su corazón para hacerlo apto para el seguimiento3. En efecto, seguimiento y asunción de la cruz son temas claves y casi cansinos de este capítulo, que terminará exigiendo con lenguaje desbordado oriental que es preferible entrar manco en la vida que con las dos manos ser sepultado en la gehenna. Marcos ha insertado el suceso de la transfiguración en el lugar más adecuado de su evangelio. Cuando pudiera parecer que las exigencias de Jesús se hacen casi insoportables, el relato de la transfiguración es una ráfaga de luz4 y de gozo que cambia de sentido y de figura (transfigura) la penitencia cristiana. La transfiguración o el sentido de la cruz (9, 1-8) 1 Les decía también: «Yo os aseguro que entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean venir con poder el Reino de Dios.» 2 Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los lleva, a ellos solos, aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos, 3 y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo. 4 Se les aparecieron Elías y Moisés, y conversaban con Jesús. 5 Toma la palabra Pedro y dice a Jesús: «Rabbí, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías»; 6 –pues no sabía qué responder ya que estaban atemorizados–. 7 Entonces se formó una nube que les cubrió con
3. “El discípulo acaba de recibir la enseñanza de la cruz, compañera inseparable del ‘camino’ a Jerusalén. Es importante que en medio de ‘este mismo camino’ el discípulo sepa ver la ‘transfiguración’. En el corazón de la vida misma cargada de incertidumbres y de cruz, el discípulo sabe reconocer a Jesús. A él mismo y a la historia con todo el esplendor de su resurrección” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 149). 4. “A este propósito tienen necesidad de una experiencia, aunque sea fugaz y provisional: Tienen necesidad de que se esclarezca un poco el velo. Este es el significado de la transfiguración en la vida de fe de los discípulos” (B. MAGGIONI, El relato, 129).
9. LA LUZ DE LA TRANSFIGURACIÓN ILUMINA EL CAMINO
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su sombra, y vino una voz desde la nube: «Este es mi Hijo amado, escuchadle.» 8 Y de pronto, mirando en derredor, ya no vieron a nadie más que a Jesús solo con ellos.
El versículo primero ofrece una doble dificultad de interpretación. Se discute si ha de considerarse como epílogo del pasaje anterior o como prólogo de éste. En este último caso la transfiguración sería esa llegada con poder del Reino que experimentarían algunos de los presentes. Como epílogo del capítulo anterior significaría la resurrección de Jesús y los acontecimientos que le siguieron: la efusión del Espíritu y la entrada de los paganos en la Iglesia junto con el grupo cristiano actuando en la historia. Lo más probable es que el versículo se refiera a la transfiguración, connotando además en ella cuanto después va a suceder. La transfiguración significa esa irrupción del cristianismo en la sociedad5. “Seis días después” equivalen, por una parte, al tiempo que transcurre entre la predicación de la cruz y la llegada de Pascua, pero por otra, indican que la transfiguración no tiene fin en sí misma, está orientada a la Pascua. Como hemos dicho, es el germen de la Pascua. Los seis días es el tiempo que dura la cruz, un tiempo imperfecto, que pronto va a ser consumado con la gloria6. Jesús toma consigo exclusivamente a los tres discípulos que abren la lista de los Doce y que llevan un sobrenombre negativo. Son como los ideólogos nacionalistas del grupo, los representantes de la incomprensión de la cruz. A Pedro ya lo hemos visto enfrentarse con Jesús (8, 33); los otros dos se atreverán a pedir honores, incluso después de que Jesús haya terminado de exponer su camino, momentos antes de entrar en Jerusalén para morir (10, 35-40). 5. “Si originariamente significaba la participación existencial en la llegada del definitivo reino de Dios, el evangelista permite una participación anticipada que no elimina a la definitiva. Se concede a Pedro, Santiago y Juan sobre el monte. También esto confirma la coloración cristológica de la concepción que Marcos tiene de la basileia” (J. GNILKA, El evangelio II, 30). 6. Cf. 11, 11.12.19.20; 14, 1.
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Los lleva, como dijimos, solos, y a un monte alto. El monte es el lugar de la divinidad, que el evangelista quiere parangonar con el Sinaí 7. Se recalca que el monte es alto. Así se llama la atención de que el fenómeno que tendrá lugar, no sólo va a pertenecer a la esfera de lo divino, sino que revestirá gran trascendencia en el proceso teológico del evangelio. Ya hemos dicho que Jesús escoge esos discípulos porque son los que expresan mejor la obstinación. Con la transfiguración Jesús quiere hacerles ver el sentido de la cruz, que acaba de predicar, al mismo tiempo que se pone de relieve su autoridad para afirmar estas cosas tanto por la transfiguración misma como por la voz del Padre que manda a los discípulos que escuchen a Jesús. A los discípulos no les queda ningún subterfugio, ya no podrán acudir a los profetas ni a la Ley para justificar sus sueños, ya que la voz celeste olvida a Elías y a Moisés presentes en el monte; sólo se refiere a Jesús, a quien constituye maestro único para ellos. La transfiguración aparece así ante los ojos de los discípulos como el esplendor de la cruz8. Jesús se transfigura. Con estas palabras el evangelista quiere señalar el aspecto glorioso que adquiere su persona, que acaba de hablar de la necesidad ineludible de la cruz para poder seguirlo. Dato que se confirma con la blancura de sus vestidos y 7. “En la escena del bautismo, Jesús aparecía como un nuevo Moisés; lo mismo aquí, como subraya la voz celeste al decir: ‘escuchadle’, Dt 18, 15. El ‘monte alto’ donde Cristo se transfigura, v. 2, evoca el Sinaí, donde Moisés se encontró con Dios y de donde bajó con el rostro irradiando la gloria divina, Ex 34, 29-30. La nube que cubre a los discípulos con su sombra evoca el texto de Ex 40, 38. Se comprende así por qué después de la Transfiguración, Jesús se ocupa más de la formación de sus discípulos, 9, 30-31, y les da algunos principios de una ética cristiana, 9, 35-10,45” (BJ, Mc 9, 2). 8. “Queda así patente la superioridad de Jesús y de su mensaje sobre la revelación del AT. Lo que diga Jesús está por encima de lo que hayan dicho Moisés y los profetas. En consecuencia, los discípulos no pueden basarse en la ideología del judaísmo ni pueden simplemente encajar a Jesús en las antiguas categorías. Deben renunciar a ellas y adoptar las de Jesús, reteniendo de lo antiguo solamente aquello que, como tipo, anuncio o anticipación, concuerda con Jesús, el Mesías, hijo del hombre” (J. MATEOS - J. CAMACHO, El evangelio, 315).
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el resplandor que emana de su persona, términos que expresan la trascendencia. El joven de la resurrección también aparecerá envuelto en una túnica blanca. La alusión a que ningún batanero de la tierra los puede hacer tan blancos, es un indicio claro de que nos hallamos en el nivel sublime de la trascendencia, de la revelación más pura9. Monte alto e imposibilidad de que ninguna fuerza de este mundo pueda llevar al hombre a una experiencia similar. El suceso de Jesús, que tiene lugar inmediatamente después de haber proclamado el anonadamiento y la renuncia chocan de manera singular. Los hombres pueden reducir a Jesús a las más execrables humillaciones, pero el Padre le asciende más allá de todos los sueños10. ¡Elías y Moisés! Se aparecen Elías y Moisés y hablan con Jesús. Es muy significativo que el evangelista ponga primero a Elías y después a Moisés. Sin duda, ha querido resaltar la primacía de la profecía sobre la Ley, y probablemente también advertir que con Jesús están entrando en escena los tiempos escatológicos a los que en seguida se aludirá (9, 11-13)11. Los dos hablan con Jesús, no con los discípulos. Hablar con Jesús equivale a afirmar que los dos han alcanzado su punto de llegada, la meta a donde se diri9. “Durante la misma vida terrena de Jesús y precisamente en su camino hacia la pasión, la transfiguración descubre su gloria oculta, y lo hace de un modo que puede servir de exhortación, amonestación y consuelo para la comunidad” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 35). 10. “De esta forma la transfiguración se convierte en la revelación no sólo de lo que será Jesús después de la cruz, sino lo que él es a lo largo del viaje hacia Jerusalén. Es ésta una clave que nos permite captar la verdadera naturaleza de Jesús detrás de lo que podríamos llamar su realidad fenoménica” (B. MAGIONNI, El relato, 129). 11. “Al poner Marcos de relieve al Profeta que, en los paralelos, viene después de Moisés, confiere a esta escena una tonalidad peculiar en perfecta armonía con el contexto; efectivamente: Elías es –como veremos– figura de Juan el Bautista perseguido y ejecutado (Mc 9, 13). Esta evocación de la ‘pasión’ del Bautista, preludio de la de Cristo, hace juego con el primer anuncio de la Pasión, y hace comprender el fin que se propone la catequesis de Marcos” (H. TROADEC, Comentario, 309).
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gían sus palabras. Moisés hablaba en el monte con Dios y Elías se consumía en fuego ardiente en su celo por Yahvé. Ahora Jesús hace las veces de Yahvé. Ambos hablan con él. Para ambos el Yahvé del A.T. se expresa en Jesús. Es curioso que mientras el evangelista dice que se les aparecieron Elías y Moisés, en ningún caso ambos personajes se dirijan a los discípulos. Parece lógico que ellos que creían en la profecía y en la Ley hubieran recibido una palabra de quienes pasaban por ser sus autores. Ellos (Elías y Moisés) hablan con Jesús, mientras la voz de cielo se dirigirá a los discípulos. Quiere esto decir que ya en adelante el A.T. no hablará a los seguidores de Jesús, sino a través de él12. Pedro toma de nuevo la palabra. Ya lo había hecho antes para confesar equívocamente a Jesús. Ahora va a hacer una petición a Jesús, que éste en ningún caso podrá aceptar, pues está llena de desaciertos. Pedro quiere detener ese momento; que la historia presente se convierta en transfiguración; olvida por entero el sentido de la cruz13; niega todo esfuerzo personal para transformar el mundo. No quiere un mesianismo que comprometa al hombre, sino un Mesías que resuelva todos los problemas. Está en la línea de algunos grupos de Israel. Le pide a Jesús, al que en unos momentos tan singulares tiene el desacierto casi imperdonable de llamarle Rabí, y le dice que es bueno quedarse allí14. Es claramente un rechazo de la cruz. Está dispuesto a colaborar 12. “Aunque Elías y Moisés se aparecen a los discípulos, no se dirigen a ellos: hablan únicamente con Jesús. Esto significa que el A.T. ya no tiene un mensaje para los discípulos más que a través de Jesús. Los dos personajes aparecen orientados y convergentes hacia él, en quien reconocen al Mesías que esperaban, dando a entender que la función del A.T. era preparatoria, figurativa y anunciadora del Hombre-Dios” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio II, 313-314). 13. “Los discípulos quieren quedarse en esa ‘revelación’ que le quita toda ambigüedad y todo peligro tanto a la práctica de Jesús como al seguimiento; es otra manera de evitar la cruz y de escamotear la conflictividad de la historia” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 168). 14. “Se trata de un deseo que manifiesta una incomprensión de aquel suceso que no es el comienzo de lo definitivo, que no es la meta, sino sólo una anticipación profética de la misma” (B. MAGGIONI, El relato, 130).
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con Jesús para hacer tres tiendas; una para Jesús, otra para Moisés y otra para Elías15. No duda en parangonar a Jesús con los otros dos personajes. Pero además, en contra de la opinión del evangelista en que ha situado primero a Elías, dando así más importancia a la profecía que a la Ley, él señala primero a Moisés. No son pocos los desaciertos de Pedro en esta escena, que hay que situar en la línea de su confesión mesiánica, que ya hemos dicho que fue totalmente equivocada. El evangelista añade que no sabía cómo responder. Aquí la traducción más precisa, sin duda, es “reaccionar”, y añade: porque estaban aterrados. No se ve bien qué quiere insinuar Marcos. Probablemente el terror provenía de que Elías y Moisés se sometían a un Jesús que acababa de proclamar la cruz16. Para frenar el proceso que conducía hasta ella, Pedro quiere que aquel momento de gloria se convierta en perenne, pues no parece que el sentimiento de terror tuviera su origen en la proximidad de lo sagrado o del brillo de Jesús, ya que en ese caso, como era habitual en el A.T., Pedro y sus compañeros hubieran tratado de huir. Es impensable que con ese terror de lo sagrado Pedro quiera quedarse allí y construir su morada en el monte. Las palabras que enseguida se van a escuchar del cielo parece que van en la línea de nuestra interpretación17. 15. “Su alegría se explica por lo que sigue: tres tiendas: O ‘cabañas’ como las que se usaban en las alegres fiestas de los tabernáculos. Pedro presiente que ha llegado el tiempo en que ‘os haré morar de nuevo en tiendas’ (Os 12, 9) y quisiera eternizar esta experiencia escatológica en que Dios se ha hecho presente” (E. J. MALLY, Evangelio, 113). 16. “Una vez más, Pedro, contaminado por la cristología triunfalista, ve en este acontecimiento extraordinario la ocasión de pasar por alto la cristología del hijo del hombre. Quiere, pues, fijar aquel momento de luz a costa de las sombras de la historia ‘empecatada’ de la salvación” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 148). 17. “Elías, el gran profeta, y Moisés están ‘dialogando’ con Jesús, como si tuviesen dudas y Jesús les diese la respuesta. Sólo Jesús es el verdadero intérprete de la Ley, la clave de lectura de la alianza de Dios con los hombres” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 1509).
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La nube y el Espíritu Y de repente se sienten envueltos por una nube. Los términos nube y envolver o, mejor, cubrir, son frecuentes en el A.T. para hablar de la presencia de la divinidad sobre una persona o cosa. Puede ser el templo o la Virgen María. etc. En este último caso la nube es el Espíritu Santo. De esa nube que en líneas generales equivale a la divinidad, pero que en el Monte de la trasfiguración puede ser el Espíritu Santo, es de donde surge la voz que va a clarificar el misterio18. Dios Padre, que no puede contemplarse cara a cara, se deja sentir en la presencia del Espíritu. Así, en el Monte, como en el bautismo, entre los que se extienden no pocos paralelismos y casi identidades, va a manifestarse la Trinidad19; la nube, el Espíritu20 que envuelve al A.T. (profecía y Ley) y al N.T. (Jesús y sus discípulos). El Padre Pero el centro de todo se constituye por la persona de Jesús, con quien hablan la profecía y la Ley, al que en nombre de los discípulos se dirige Pedro y a quien el Padre constituye en palabra inapelable21. El Padre manda a los discípulos que escuchen a su Hijo. A partir de este momento el A.T. queda sólo como tes18. “Para la nube: Éx 24, 16; para la sombra: Lc 1, 35 y nota correspondiente en la Biblia de Jerusalén; para la voz: Hch 9, 4; Dn 10, 6” (H. TROADEC, Comentario, 3089) 19. “Hay que comparar esta escena con la del bautismo. En ella encontramos un mensaje dado en términos casi semejantes” (H. TROADEC, Comentario, 309). 20. “Hay un paralelo con la escena del bautismo: allí hubo una voz del cielo (1, 11); aquí una voz de la nube. El cielo representa la morada divina permanente; la nube, la manifestación ocasional (‘sobrevino’). La alusión al bautismo muestra que la gloria que se ha mostrado en Jesús procede de la bajada del Espíritu sobre él, cuyo efecto fue declarado por la voz celeste” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio II, 321). 21. “La nube que cae sobre los discípulos es el signo de la presencia divina (cf. Éx 24, 15-18), de una presencia benéfica que es revelación, promesa y exhortación. La voz de Dios (cf. 1, 11) revela a Jesús como a su Hijo amado, mayor que Elías y que Moisés y diferente del Mesías esperado por los judíos” (R. SCHNACKENBURG, EL evangelio II, 38).
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tigo del suceso que él llevaba en sus entrañas: que el Hijo es la palabra, hacia la que se dirigían todas las demás palabras. Es cierto que no hay que olvidar que también Elías y Moisés hablaban con Jesús. En este sentido, a los discípulos les llegan sus palabras a través de Jesús. No puede haber ya lectura inmediata de la Biblia viejotestamentaria. Ésta sólo sigue hablando a través de Jesús. En otros términos, la comprensión de la Biblia judía sólo puede hacerse desde la existencia y palabra de Jesús hacia el que se dirigía y de donde surgía, porque sólo Jesús es absoluto como enseguida nos va a decir Marcos22. Así la doctrina de la cruz como paso (Pascua) para la gloria final, queda como algo intangible en el evangelio. Pero antes de mandarles que le escuchen, el Padre quiere revelar a los discípulos quién es Jesús. La voz que llega desde la nube, proclama: “Éste es mi Hijo amado”, al pie de la letra habría que traducir: “Éste es el Hijo mío, el amado”. Ante la vista de los discípulos el Padre se complace en Jesús. Su palabra no se dirige ni a Elías ni a Moisés. Con el término Hijo se señala la estrechísima relación entre el Padre y Jesús, que recuerda a los discípulos la teología del salmo 2, 7. El artículo determina a Jesús como único: el Hijo, el Amado. La voz que se oye proclama indirectamente que Dios es Padre. El término “el Amado” acentúa aún más esa relación afectuosa. Al fondo de esta expresión del Padre se halla el Rey entronizado del Salmo 2, Isaac, como hijo único, al que amaba Abraham y el Siervo en quien se “complace mi alma” (Is 42, 1). El Padre recoge las imágenes más entrañables del A.T. y se las aplica a su Hijo. Pero las alusiones a Isaac y al Siervo sitúan a 22. Escribe San Juan de la Cruz: “Porque desde aquel día que bajé con mi Espíritu sobre él en el monte Tabor, diciendo: Hic est filius meus dilectus, in quo mihi bene complacui, ipsum audite...; es a saber: “Éste es mi amado Hijo, en que me he complacido; a él oíd, ya alcé yo la mano de todas esas maneras de enseñanzas y se la di a él. Oídle a él, porque ya no tengo más fe que revelar, ni más cosas que manifestar. Que si antes hablaba era prometiendo a Cristo; y si me preguntaban, eran las preguntas encaminadas a la petición y esperanza de Cristo, en que habían de hallar todo bien, como ahora lo da a entender toda la doctrina de los evangelistas y apóstoles” (2S 22, 5).
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Jesús en la línea del sacrificio y del dolor. Pedro empieza a comprender que sus ideas nacionalistas se truncan y su visión del mesianismo se tambalea23, aunque es cierto que todo queda envuelto en albores de gloria, pero de otro sabor que con el que sueña Pedro. En los oídos de Pedro resuenan las palabras del primer anuncio de la Pasión: “Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho, ser matado y resucitar al tercer día” (8, 31)24. Pedro y sus compañeros oyeron bien el mensaje, pues la voz se produjo desde la nube. Esa nube un día se había posado sobre la tienda del Éxodo. Ellos sabían de sobra que era la expresión de la divinidad. El mismo A.T. se pone de parte de Jesús. Al final desaparecerá la nube, Elías y Moisés. Sólo quedará Jesús. Había sido un suceso privilegiado, un momento singular en que la escatología se había introducido en el tiempo, el final, en este mundo que pasa. La experiencia en el Monte les mostraba a los discípulos que si era verdad que era necesario pasar por la cruz para alcanzar la gloria, ésta de alguna forma se introducía ya en la misma cruz. Jesús, trasfigurado, predicador de la cruz era la más clara expresión. Pero esa gloria no será ya perceptible, sino en Jesús, en su persona y en su seguimiento. El texto evangélico es sumamente elocuente: “Y de pronto mirando en derredor ya no vieron a nadie más que a Jesús solo con ellos” (9, 8) 25. 23. “El Tabor es, por un lado, una experiencia positiva. Todo nos permite suponer que Mc ha recordado en esta escena un relato de aparición de Jesús resucitado. La luz de Dios está expresándose en el Cristo de la Pascua. Pero ésta es, al mismo tiempo, una experiencia parcial, que destaca el nivel israelita del triunfo de Jesús (con Moisés y Elías), corriendo el riesgo de olvidar al auténtico Jesús a quien el mismo Dios llama Hijo, pidiendo que le escuchemos; es una experiencia que no ha logrado entender el sentido radical de la entrega de Jesús que penetra por la muerte en la miseria del mundo (el poseso de 9, 14-29) y que extiende su palabra a todos los humanos” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 231). 24. “Pero la nube no es más que provisional y pronto habrá que volver a la condición terrena, a la lucha; hay que seguir el camino en la noche, detrás de Jesús” (J. DELORME, El evangelio, 79). 25. “Cuando cesa la voz, ‘no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos’ como norma viva. Podíamos hablar de una migración ‘de la Filiación a la normalidad’” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 168).
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La voz del Padre les había invitado a escuchar a Jesús. Ahora le tienen con ellos. Sólo hay un Maestro, ante Jesús solo, enmudece el A.T. y el Padre mismo. San Juan de la Cruz afirmará que una vez que el Padre nos ha dado a Cristo ha quedado como mudo26; solo queda Jesús. El Jesús histórico es el punto esencial de referencia, aunque el evangelista lo esté leyendo, inundados sus ojos de luz pascual. Sentido de la transfiguración La transfiguración significa también que en el proceso de los discípulos hacia Dios pueden darse momentos especiales en los que la trascendencia hace su acto de presencia, pero estos momentos no se deben detener, el discípulo no debe apropiárselos ni hacer asiento en ellos, son ráfagas de futuro, que se ha introducido ya en el presente al que arrastran. Significa que la cruz está envuelta en gloria y que sólo desde ella es aceptable y se hace comprensible la renuncia cristiana27. Cuanto acabamos de decir se refiere al sentido de la transfiguración que los discípulos tuvieron después de Pascua, desde el que el evangelista lee el acontecimiento. La narración está 26. Precisamente, en un contexto bastante similar al que nos venimos refiriendo, después de hablar de las diversas figuras e imágenes del A.T., escribe Juan de la Cruz: “Pero ya que está fundada la fe en Cristo y manifiesta la ley evangélica en esta era de gracia, no hay para qué preguntarle de aquella manera, ni para qué él hable ya ni responda como entonces. Porque en darnos, como no dio a su Hijo, que es una Palabra suya, que no tiene otra, todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra, y no tiene más que hablar… Dios ha quedado como mudo y no tiene más que hablar, porque lo que hablaba antes en partes a los profetas ya lo ha hablado en el Todo que es su Hijo” (2S 22, 3.5). 27. “Pedro (y los zebedeos) buscan una culminación israelita que no exija entrega de la vida. Ellos son capaces de entender la luz del Tabor como experiencia pascual, pero de pascua sin muerte, sin entrega de la vida a favor de los demás, en gloria que se olvida de los endemoniados y posesos del mundo. Pedro y los zebedeos presentan, pues, una experiencia de resurrección en la montaña de Moisés y Elías. Aislándose allí para siempre, construyendo las tiendas de la celebración judía. En este sentido, podemos interpretar el Tabor petrino y Zebedeo como una Jerusalén judeocristiana” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 231).
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transida de resurrección y en el evangelio de Marcos constituye un anticipo necesario28, dado el lenguaje tan duro de la cruz, que va a presidir el evangelio desde aquí hasta sus páginas finales. A los discípulos en aquel instante sólo les quedó clara la centralidad y absolutez de Jesús, y su invitación a escucharlo; de ahí el diálogo que se establece entre ellos mismos y Jesús al bajar del Monte. La trasfiguración y el misterio de los tiempos finales (9, 9-13) Y cuando bajaban del monte les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. 10 Ellos observaron esta recomendación, discutiendo entre sí qué era eso de «resucitar de entre los muertos.» 11 Y le preguntaban: «¿Por qué dicen los escribas que Elías debe venir primero?» 12 Él les contestó: «Elías vendrá primero y restablecerá todo; mas, ¿cómo está escrito del Hijo del hombre que sufrirá mucho y que será despreciado? 13 Pues bien, yo os digo: Elías ha venido ya y han hecho con él cuanto han querido, según estaba escrito de él.» 9
Esta sección tiene por objeto situar el misterio de la transfiguración como anuncio de que los tiempos escatológicos han llegado ya29. Jesús ordenará a sus discípulos que no cuenten nada de cuanto han visto hasta que él no haya resucitado. Pero ellos inquietos reflexionaban sobre qué sentido puede tener eso de resucitar de entre los muertos. Ignoraban su significado. Con 28. “No tiene demasiado sentido que nos preguntemos qué puede haber de histórico detrás de este relato ‘simbólico’, pero, sin duda, en algún momento de su vida, los más inseparables, los que habían llegado más a lo íntimo de Jesús, debieron captar una hondura que escapaba a su simple condición humana... El relato es como una simple aparición pascual antes del tiempo” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 151). 29. Algunos piensan que “Marcos ha convertido una discusión de la comunidad en una escena histórica. La objeción se ampara en el texto del Mal 3, 23s. (cf. Eclo 48, 10 s), según el cual, Dios enviará al profeta Elías antes del grande y terrible día del Señor” (J. GNILKA, El evangelio II, 47).
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lo cual se deja entender que el misterio de la transfiguración que acababan de vivir era para ellos un arcano30. Pero del tema de la resurrección de entre los muertos no van a hablar a Jesús. Su pregunta se va a dirigir acerca de cuándo será el tiempo final. Por eso le preguntarán sobre la venida de Elías, que según la opinión de los escribas debe venir primero. Esta afirmación pudiera significar que ellos no quieren atribuir a la Escritura esta creencia. Jesús, por su parte, corrobora esta interpretación, pero la orienta en otro sentido. Ciertamente en la Escritura se habla de una vuelta de Elías (Ml 3, 23-24) en un contexto de purificación y de día terrible. Los discípulos atribuyen la idea a los escribas porque ellos habían desarrollado ampliamente el tema. Ya Marcos al comienzo del evangelio había atribuido ese texto a Juan Bautista. Jesús también identifica la venida de Elías con la de Juan el Bautista, y el restablecimiento de todas las cosas, del que ellos hablan, nada tiene que ver con una situación de equilibrio social. Algunos autores leen la primera parte del versículo 12 como opinión de los letrados, no de Jesús. Yo opino que quien habla es Jesús, que acepta la autoridad de la Escritura; pero con el interrogante de la segunda parte, reinterpreta la primera y niega la restauración en el sentido de los letrados31. 30. “Pero lo que no comprenden es qué es lo que puede significar esto para el mesías, para el hijo del hombre. No les cabe en la cabeza que el mesías pueda conocer la muerte; aquello es lo que constituye para ellos un escándalo y la razón de su desconcierto” (J. DELORME, El evangelio, 79). 31. “Es la esperanza escatológica que el judaísmo alimentaba para el fin de los tiempos, y que debía cumplirse en Jesús, pero inmediatamente después de su muerte. Ésta es precisamente la grande y asombrosa experiencia de la comunidad de los discípulos que inflamó su fe y alegría pascuales. Cuando el acontecimiento se realizó y los discípulos lo experimentaron mediante las apariciones del ‘resucitado de entre los muertos’, la resurrección de la muerte, por obra del poder divino, fue la afirmación que se les impuso a los discípulos y que les reveló la inteligencia del acontecimiento y toda su importancia: este resucitado es el signo de que Dios confirma a Jesús crucificado, de que con él irrumpe la era definitiva de la salvación, lleva la historia a su consumación y da a los hombres la certeza de su propia liberación” (R. SCNACKENBURG, El evangelio II, 47).
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Los discípulos después de la experiencia en el Monte no veían ya necesaria la vuelta de Elías. Jesús acepta la enseñanza de los Escribas en cuanto a la vuelta del gran profeta, pero interpreta de forma distinta el objeto de su venida. La llamada a la conversión, predicada por el Bautista, en quien Jesús veía reflejada la persona de Elías, era una preparación para la apertura al evangelio. El Bautista no vinculaba los tiempos finales a ningún aspecto de nacionalismo triunfalista ni a una actuación soberana de lo alto, que se impusiera a la conciencia de los hombres. La segunda parte del versículo 12 entraña no pocas dificultades: “mas, ¿cómo está escrito del Hijo del hombre que sufrirá mucho y será despreciado?”. No se sabe a qué lugar de la Escritura se refiere. Suponen algunos que se trataría de un escrito judío. Pero esto no parece posible ya que la fórmula “está escrito” (gegraptai) alude necesariamente a la Biblia. Muy probablemente hay que buscar la referencia al justo sufriente del salmo 22 y a los poemas del Siervo del profeta Isaías. Se une así a la idea de Hijo del hombre de carácter triunfante de Daniel, la de esos otros dos personajes de índole dolorosa y sufriente. La resultante es el concepto de Hijo del hombre en Marcos, que implica dominio y soberanía, pero a través de la Pasión32. Esa es la plenitud a donde Dios quiere conducir al hombre. El Hijo del hombre es el hombre en plenitud y ésta no se adquiere si no es a través del compromiso de la entrega de la vida. En la bajada del Monte los discípulos se han visto obligados a reflexionar. Les ha quedado claro que la lectura del A.T. debe ser hecha desde el N.T., desde Jesús. Esto lo percibimos en la interpretación que Jesús hace de las Escrituras en contra de los escribas. Pero hay una pregunta que los discípulos no quieren formular. Se trata del sentido de la resurrección de los muertos. La muerte del Mesías es para ellos algo incomprensible. Esa pre32. “Una vez más, en definitiva, Jesús se ve obligado a corregir las perspectivas de los discípulos en relación con su propia misión. Ellos se ilusionan con que el Mesías deberá ser acogido necesariamente por todos, para llevar a cabo su propia obra de salvación. Jesús, en cambio, se empeña en presentar al hijo del hombre como blanco de persecución y violencia, tanto en él como en quien le debía preceder” (A. PRONZATO, Un cristiano II, 62).
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gunta queda reservada. Pero Jesús seguirá hablando de ella33 en los dos anuncios siguientes de la Pasión. El niño epiléptico, expresión de Israel y del discipulado (9, 14-29)34 14 Al llegar junto a los discípulos, vio a mucha gente que les rodeaba y a unos escribas que discutían con ellos. 15 Toda la gente, al verle, quedó sorprendida y corrieron a saludarle. 16 Él les preguntó: «¿De qué discutís con ellos?» 17 Uno de entre la gente le respondió: «Maestro, te he traído a mi hijo que tiene un espíritu mudo 18 y, dondequiera que se apodera de él, le derriba, le hace echar espumarajos, rechinar de dientes y le deja rígido. He dicho a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido.» 19 Él les responde: «¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traédmelo!» 20 Y se lo trajeron. Apenas el espíritu vio a Jesús, agitó violentamente al muchacho y, cayendo en tierra, se revolcaba echando espumarajos. 21 Entonces él preguntó a su padre: «¿Cuánto tiempo hace que le viene sucediendo esto?» Le dijo: «Desde niño. 22 Y muchas veces le ha arrojado al fuego y al agua para acabar con él; pero, si algo puedes, ayúdanos, compadécete de nosotros.» 23 Jesús le dijo: «¡Qué es eso de si puedes! ¡Todo es posible para quien cree!» 24 Al instante gritó el padre del muchacho: «¡Creo, ayuda a mi poca fe!» 25 Viendo Jesús que se agolpaba la gente, increpó al espíritu inmundo, diciéndole: «Espíritu sordo y mudo, yo te lo mando: sal de él y no entres más en él.» 26 Y el espíritu salió dando gritos y agitándole con violencia. El muchacho quedó como muerto, hasta el punto de que muchos decían que había muerto. 27 Pero Jesús, tomándole de la mano, le levantó y él se puso en pie.28 Cuando Jesús entró en casa, le preguntaban en privado sus discípulos:
33. “Jesús les responde enigmáticamente, vinculando el retorno de Elías a la muerte del Hijo del humano (9, 12-13). Es como si la misma experiencia pascual exigiera profundizar en el misterio de la muerte en gesto creador que define todo el evangelio y da sentido al camino de la Iglesia. Conforme a su técnica habitual, Mc construye la respuesta de Jesús en paradoja” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 233). 34. “Como en el caso del endemoniado de Gerasa (5, 1-20), Marcos se deja llevar aquí de su talento narrativo y compone una escena de gran viveza, al servicio de una enseñanza superior. También un buen relato puede ser buena noticia” (L. ALONSO SCHÖKEL, Biblia del peregrino, 127).
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«¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?» 29 Les dijo: «Esta clase con nada puede ser arrojada sino con la oración.»
Presentación del episodio Vamos viendo a lo largo de nuestro estudio que Marcos en las diversas curaciones realizadas por Jesús capta sentidos profundos. Ha ido distribuyendo los milagros en su evangelio siguiendo el ritmo del mismo para esclarecer la orientación de su mensaje. En el caso que nos ocupa, el milagro está narrado con tantos detalles y tan vivamente que si no conociéramos el estilo y modo del evangelista el relato, sin duda, nos invitaría a ir más allá del simple suceso. Efectivamente, después del hecho de la transfiguración y de su interpretación en el diálogo de los discípulos con Jesús al bajar del Monte, un milagro de este calibre no puede estar sin significado35. Al bajar del Monte, Jesús y sus tres discípulos, vieron una gran turba junto a los otros discípulos y a unos escribas que discutían con ellos36. No se dice de qué discutían, pero por cuanto en seguida vamos a ver, probablemente lo hacían sobre el asunto del niño enfermo al que los discípulos no lograban curar o expulsar al demonio. Al aparecer Jesús, la turba se sorprendió y corrió a saludarlo. ¿Por qué la sorpresa? Quizás porque pensaron que Jesús pondría punto final a la discusión curando al muchacho, y respondería satisfactoriamente a los letrados que, a partir de aquella imposibilidad de los discípulos con respecto al enfermo o endemoniado, habrían suscitado cuestiones de fondo en relación con Jesús 35. “Pero en este contexto de su exposición algo que interesa decir sobre todo al evangelista es esto: el Hijo del hombre que se encamina hacia la muerte sigue siendo el que actúa con los plenos poderes de Dios y en él debe alimentar la comunidad una fe inconmovible... Con Jesús y por Jesús la Iglesia supera las peores fuerzas del maligno” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 50). 36. “A diferencia de la segunda parte, donde la mayoría de los milagros ocurren en privado, los dos que se narran en la cuarta parte (éste y el de 10, 46-52) tienen lugar en presencia de una multitud. Ello corresponde al carácter público de las proclamaciones de los poderes mesiánicos que ostenta Jesús” (E. J. MALLY, Evangelio, 115).
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y su mensaje. De hecho Jesús preguntará a los suyos sobre la discusión y nadie le dará respuesta, mientras el padre del niño endemoniado le confesará que le ha traído a su hijo enfermo y los discípulos no han sido capaces de curarlo. La turba, sin duda, es favorable a Jesús. Corre gozosa a saludarlo. Espera una solución37. De hecho, uno de la turba es el padre del niño endemoniado que además, o por eso, experimenta rasgos de epilepsia. Este niño, en seguida lo veremos, representa al “resto” de Israel. Es la representación de toda esa turba que corrió gozosa a saludarlo. Es el grupo bien dispuesto israelita que espera la llegada del Mesías y en cuanto le ve, corre presuroso a su encuentro. El niño es la expresión de todos ellos y de los mismos discípulos a quienes las exigencias del reino les parecen imposibles38. El grito del padre del niño, pidiendo la fe plena, es el reflejo de cuanto acontece en el corazón de ambos. El niño retorciéndose y echando espumarajos es la manifestación viva de lo que está sucediendo en los discípulos y en las gentes favorables a Jesús dispuestas a aceptar las condiciones del seguimiento39. Se hallan 37. “Al notar la presencia de Jesús, la multitud tiene una doble reacción; primero desconcierto, al darse cuenta de que cuando los discípulos han fracasado, Jesús no estaba con ellos; luego alegría, porque la presencia de Jesús abre una puerta a la esperanza. Jesús se convierte en el polo de atracción” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 174). 38. Es evidente que Marcos recoge la tradición de un milagro. “El pueblo llamaba a la epilepsia la enfermedad santa. Probablemente se le dio tal denominación a causa de las proporciones del sufrimiento que llevaba consigo o porque se la considera como padecimiento enviado por una divinidad. Frecuentemente se la relacionó con la diosa luna (cf. Mt 17, 15). En el ámbito cristiano desapareció por completo la valoración de la epilepsia como enfermedad santa. Se la consideró como posesión ocasionada por el demonio” (J. GNILKA, El evangelio II, 53). 39. “En este relato describe Mc la situación de la multitud por medio de dos figuras anónimas: ‘el hijo’ epiléptico, figura pasiva, representa al pueblo oprimido y desesperado, a causa de la doctrina de los letrados que promete una salvación milagrosa en un futuro incierto, renunciando a todo esfuerzo por remediar la situación de los miserables; ‘el padre’, por su parte, hombre adulto, figura con iniciativa, representa la parte de ese pueblo que no se resigna a la opresión y busca una salida en Jesús” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio II, 340).
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abiertos al mensaje, pero se sienten incapaces de poner en práctica sus exigencias. El que este tipo de curaciones –como dirá Jesús– sólo se pueda llevar a cabo con la oración, deja entrever la gratuidad que preside todo lo que se relaciona con él, sobre todo el seguimiento y la entrada en el reino. Jesús mismo pudo comprobar la enfermedad: “Pues el espíritu... agitó violentamente al muchacho y, cayendo en tierra, se revolcaba echando espumarajos” (9, 30). Jesús, anteriormente a esto, había acusado a los hombres de su tiempo de generación incrédula. El término “generación incrédula” es bíblico. En efecto, la Escritura la refiere a diversos momentos singulares de la historia de Israel. En otras circunstancias volverá Jesús a utilizar esta expresión para calificar a las gentes de su tiempo40. La expresión alcanza también a la turba y a los Doce. La incredulidad va a estar relacionada con la confianza en uno mismo. El que sea la oración el único medio de curar al endemoniado invita a pensar así. El enfermo epiléptico, sordo y mudo, son evidentemente los discípulos y la turba, que teniendo ojos no ven y teniendo oídos no oyen (8, 18). En la epilepsia se refleja también la imposibilidad para asumir las condiciones del reino. El relato de Marcos, como siempre, atiende a los dos planos: al hecho que recoge la historia de un milagro realizado por Jesús y a su significado. Desde aquí podemos comprender fácilmente que los discípulos no pueden curarlo porque se hallan en su misma situación. El milagro y su sentido El niño (paidion) padece la enfermedad desde la misma niñez (paidiothen), es decir, desde siempre. Quizás con esa expresión el evangelista haya querido advertirnos del simbolismo que preside la narración. Sin duda, el evangelista proyecta su mirada hacia el mismo Israel, que desde sus orígenes (infancia) se halla 40. “He aquí ya un comienzo de respuesta: ‘generación incrédula’, generación a la que la fe le es extraña” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 150).
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en esa situación. El espíritu malo lo ha arrojado al fuego y al agua para perderlo. Paralelismo irónico con la historia de Israel en que también éste pasó por el fuego de Elías (citado en el texto antes que Moisés) y por el agua de Moisés. Ni el celo de Elías ni el agua de Moisés han conseguido liberar a Israel, que en la actualidad se halla epiléptico41. En el evangelio de Juan Israel viene considerado como un paralítico (5, 1ss), un ciego (9, 1ss) y un muerto (11, 1ss). Marcos lo contempla como un epiléptico, mudo y sordo. Un ser que no oye ni habla, pero que se rebela con gestos terribles, revolcándose y echando espumarajos contra la llamada de Jesús. La situación es tan desesperada que el padre del niño le suplica a Jesús que si algo puede que le (nos) ayude. Tampoco él tiene fe suficiente y llama la atención que en vez de hablar en singular lo haga en plural: “¡Ayúdanos!” Una nota más para ver implicada en la enfermedad del muchacho la de toda la turba y, en ella, a Israel. Jesús reprende al padre que le suplica: “Si algo puedes”, y le dice: “¿Qué es eso de si puedes”? (to ei dynê), y a continuación pronuncia la famosa sentencia: “Todo es posible para quien cree”. El grito del padre con el que en seguida se dirige a Jesús: “¡Creo, ayuda mi poca fe!”, expresa el deseo de querer creer o de llegar a la plenitud de la fe. En griego el juego de palabras hace más tenso y vibrante el grito de fe. Creo (pisteuô), ayuda mi incredulidad (apistia). Esta confesión del padre del niño revela claramente el propósito de Marcos y, situada en este momento del evangelio, manifiesta la profunda tensión que se está produciendo en el corazón de los discípulos con respecto a la llamada de Jesús42. Sólo un 41. “El fuego está en relación con Elías, el reformador violento (1, 30s; 9, 4); el agua, con Moisés (9, 4), el libertador mediante un éxodo violento” (J. MATEOS F. CAMACHO, Marcos, 175). Por eso, ante una situación tan dramática, ya que ni Elías ni Moisés han podido con el problema, el padre del niño dice: «pero, si algo puedes, ayúdanos, compadécete de nosotros» (Mc 9, 22). 42. “Este padre es una muestra de la división existente en el discipulado entre fe e incredulidad” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 153).
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grito oracional43 clamando por el reino puede poner en pie a los discípulos. Ese “si puedes” del padre del niño revela una situación desesperada. Israel había pasado por tantos sucesos. Patriarcas, Profetas y Sabios habían jalonado su historia, y él seguía languideciendo. Por eso, no es de extrañar que ante el último de los enviados, clame un poco desilusionado: “Si algo puedes” (to ei dynê). Y tampoco produce extrañeza que Jesús hable de esta generación incrédula, pues el niño epiléptico es su expresión. El paisaje que se adivina detrás de la narración es desolador, sobre todo, si se compara con el anterior de la montaña alta llena de la transparencia de Pascua y con sabores de trascendencia. Hemos bajado de la altura, el lugar de la divinidad, a la tierra, la patria de los hombres. Las diferencias son abismales44. Ahora comprendemos la respuesta de Jesús a la pregunta de los suyos sobre por qué ellos no pudieron echar del muchacho al demonio. La oración45 es la fuerza que viene de arriba al mundo de abajo, es Dios mismo o su espíritu capacitando al hombre para trascenderse, hacerse divino. La oración le recuerda su condición. El grito y el clamor indican que la consumación aun no ha llegado. 43. “Jesús…. no habla directamente de la fe, sino de la oración como condición para consolidarla. Los discípulos no aparecen en ningún momento del relato haciendo oración; al revés; interrumpen la oración de Jesús y lo sacan de ella (1, 36-37); por eso, mientras él ora, ellos están ‘en tempestad’ (cf. 6, 46-48); se dormirán mientras él ore en la crisis del Huerto [14, 37.40.41).” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 175). 44. “Estamos en el centro de un fuerte conflicto religioso, social y familiar. Arriba Jesús rodeado por tres discípulos egoístas que prefieren quedarse allí, en tiendas de descanso y olvido. Abajo un padre impotente con su hijo enfermo, rodeado de escribas y nueve discípulos inútiles de Cristo. Esta es la tragedia de la humanidad, éste el problema de la Iglesia. Los visionarios del monte piensan que han hallado a Dios, que han visto su misterio y quieren descansar ya con Cristo transfigurado, sin participar de la pasión del mundo, sin asumir la complejidad de la historia, olvidando los problemas (disputas, locuras) de la dura humanidad. Los inútiles del llano disputan y razonan con los muchos escribas de la historia, pero sus razones y gritos no consiguen curar al niño enfermo” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 236). 45. Aunque muchos manuscritos añaden ‘y con el ayuno’, falta en los más significativos, y la cláusula es rechazada generalmente por los editores modernos.
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Y Jesús, después de escuchar la oración del padre del niño, se decide a hacer el milagro. También le impulsó a hacerlo una turba que al unísono corría hacia ellos. La presencia de este grupo y su gesto resulta aquí un poco extraña. Si se tratara simplemente de la turba, a la que venimos refiriéndonos, diría “la turba” con artículo, pero en este caso lo omite. Pero, además, se tiene la impresión de que esta turba no estaba allí presente. El evangelista en ningún caso ha dicho que Jesús se separara de la gente para hacer el milagro. Evidentemente se trata del mismo grupo, pero que el evangelista considera desde distinto punto de vista46. En este caso, la turba se ha hecho solidaria de la oración del padre. Es el grito oracional de todos el que pone en movimiento a Jesús, que expulsa al demonio, al que ahora llama sordo y mudo. El padre del niño lo había descrito como un demonio solo mudo. El espíritu salió del muchacho profiriendo alaridos y agitándolo, dejándole medio muerto; de tal manera que muchos creían que había muerto. Es necesario atender a todas y cada una de estas indicaciones, pues el evangelista a la vez que describe la situación del niño curado por Jesús está también pensando en Israel, y en el discipulado, que está sufriendo el mismo proceso. El relato termina afirmando que Jesús le puso en pie. Se usa para hablar de este ponerle en pie el mismo verbo que frecuentemente traduce en el N.T. la resurrección de Jesús47. En realidad se podía traducir muy bien por “y Jesús lo resucitó”. Y de nuevo aparece la casa, donde Jesús se encuentra a solas con sus discípulos. Ya hemos visto que en Marcos siempre connota en el segundo plano o nivel de su evangelio una realidad teológica. Su origen se remonta a la casa de Cafarnaúm de Pedro, 46. Sobre el sentido de esa multitud cf. J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio II, 345. 47. “Al parecer Marcos ha querido presentar el exorcismo del muchacho como un símbolo de la resurrección de entre los muertos. Nótese la terminología que aparece constantemente en los vv. 26-27: ‘como un cadáver….está muerto; lo levantó; y se alzó’. Así mismo, la conexión que hay entre este milagro y la predicación de la muerte y resurrección del mismo Jesús [8, 31. 35-37]” (E. J. MALLY, Evangelio, 116).
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que se la entrega a Jesús o, mejor, que Jesús utiliza para su predicación. En casi todas las ocasiones la casa corresponde a la de Cafarnaúm, pero en otras, no, como sucede aquí. En la mente de Marcos casa equivale al lugar en que Jesús se encuentra a solas con sus discípulos y les explica los secretos del Reino, como ahora. Es el ámbito de la comprensión de Jesús. Y es aquí donde Jesús les advierte que este tipo de demonios no puede ser expulsado si no es con la oración. Es una advertencia que va más allá del caso presente. Para que la palabra sea eficaz, es necesaria la plegaria, a gritos y en prueba de fe como la del padre del epiléptico y la de aquella multitud que presurosa se adhirió al unísono en el mismo grito48. Segundo anuncio de la Pasión (9, 30-32) 30 Y saliendo de allí, iban caminando por Galilea; él no quería que se supiera, 31 porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará.» 32 Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle.
Ya dijimos que los tres anuncios de la Pasión son otros tantos “ritornellos”, que jalonan las enseñanzas de Jesús, que llamamos morales o de un carácter más relacionado con el seguimiento. En el primero, los causantes de los sufrimientos del Hijo del hombre y de su muerte son los judíos (ancianos, sumos sacerdotes y escribas). En cambio, en el segundo, serán los hombres, sin distinción. La responsabilidad alcanzará también a los gentiles, aunque aquí no lo dice expresamente. Será en el tercer anuncio, cuando aluda expresamente a los gentiles, al decir que los representantes judíos les entregarán al Hijo del hombre. 48. “La respuesta de Jesús no es directa. Aludiendo a la petición de la ayuda del padre (v. 24), que obtuvo la liberación del hijo, Jesús les insinúa que deben recurrir a él (‘pidiéndole’) para que les ayude a llegar a la fe plena. Sólo cuando le pidan, como el padre, que los libre de su falta de fe (6, 19) serán capaces de liberar a los demás, pues todo es posible para el que tiene fe [9, 23]” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio II, 351).
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Por tanto, en el primero, la responsabilidad de la muerte recae sobre los judíos, en el segundo, sobre los hombres (gentiles) y en el tercero, sobre ambos. Este segundo anuncio lo va realizando por Galilea y en cami49 no . La palabra camino en esta segunda parte del evangelio es un término clave. También lo es Galilea, que se convierte en el lugar del discipulado. La resurrección tendrá lugar en Jerusalén, pero el joven de la mañana de Pascua anunciará a las mujeres que digan a los discípulos y a Pedro que vayan a Galilea que allí le verán. Galilea se va a convertir en el “hábitat” del evangelio. Para los cristianos siempre será memoria, el lugar donde el tiempo condensó la historia de la salvación50 y se tornó fundante para ellos. Los tres “ritornellos” son como esas melodías de fondo que acompañan toda composición musical. Son como el trasfondo del evangelio; resuenan en todas sus perícopas. El primero, en el que se culpa a los judíos, se sitúa inmediatamente después de que Pedro en nombre de los Doce, representantes de las creencias judías sobre el Mesías, hace una confesión triunfalista sobre el mesianismo de Jesús (8, 27-30). El segundo, después de que uno entre la multitud y ésta misma (los hombres) gritó en clamor oracional (8, 14-29). El tercero, que engloba a ambos grupos como responsables de la cruz del Mesías, después de que Jesús haya propuesto la actitud que todos debemos adoptar ante las cuestiones centrales que inquietan a todo hombre (10, 1-31). En 49. “Con el segundo anuncio de la pasión, Marcos tiene la posibilidad de enfocar aún más certeramente la actuación de Jesús hacia su final en Jerusalén. Galilea no puede retener a Jesús por más tiempo. Ciertamente los discípulos siguen a su Maestro. Pero su postura interior se encuentra aún muy lejos de ser un seguimiento auténtico” (J. GNILKA, El evangelio II, 62). 50. “Debemos plantearnos de una vez la cuestión de si, en la tradición acerca de Jesús de la que disponía Marcos, ‘Galilea’ ha tenido importancia. Pero queda claro que es Marcos el primero en destacar el nombre de la región. Para Marcos, Galilea es el lugar de la acción de Jesús. Todo hace creer que ello está en relación con el hecho de que Galilea, o el mar de Galilea, ha tenido una importancia especial para la comunidad primera en la época de Marcos. De modo que no sólo la acción de Jesús queda concentrada en esta región, sino que al mismo tiempo las comunidades se orientan hacia ella, es más, se dirigen a ella” (W. MARXEN, El evangelio, 59).
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los tres casos el sujeto es el Hijo del hombre y la resurrección a los tres días. Las variaciones se refieren a los sufrimientos y a quienes se los van a infligir51. Para los discípulos este lenguaje sigue siendo enigmático. El evangelista dice que no entendían. Se refiere indudablemente a la comprensión plena del mensaje, porque el hecho de que temieran interrogarlo supone que sí percibían la orientación “kenótica” del discurso. Jesús declara: la máxima dignidad se halla en el servicio (9, 33-37) Llegaron a Cafarnaúm y, una vez en casa, les preguntaba: «¿De qué discutíais por el camino?» 34 Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor. 35 Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos.» 36 Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo: 37 «El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado.» 33
Pasaje bello, lleno de simbolismo y de resonancias evangélicas. Literariamente es como una miniatura del libro de Marcos52. La primera parte del versículo 33 parece que habría que agregarla a lo anterior. El camino magisterial de Jesús llega hasta Cafarnaúm, lugar de tantos recuerdos para los discípulos. El término de este magisterio va a tener lugar en la casa53. Los discípulos no han cap51. “Hay más razones para atribuir la triple idea de la entrega en manos de los hombres, de la muerte y de la resurrección a la mente creadora de Jesús que a la teología de la Iglesia primitiva” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 151). 52. La casa, el camino, los discípulos, sus pretensiones, el chiquillo, etc. 53. “La colocación de las enseñanzas –en casa, en una conversación privada con los discípulos– es un recurso literario de Marcos para indicar que los dichos de Jesús que aquí se recogen van dirigidos a la comunidad; podíamos hablar de un esbozo de regla comunitaria [Mateo desarrollará en el capítulo 18, con mucha mayor amplitud, el esquema que le ofrece Marcos]” (B. MAGGIONI, El relato, 138).
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tado las enseñanzas del Señor, aunque algo van vislumbrando de la cruz, ya que a la pregunta de Jesús acerca de qué discutían por el camino, ellos callan. Les da vergüenza contarle que discutían sobre quién de ellos era el mayor, es decir, el más importante. Jesús en la casa va hacer una gran revelación. Señal de que va a tomar una importante decisión es que primero se sienta; adopta la actitud del maestro. Ahora no va a enseñar por el camino, sino en la casa, donde hemos dicho que se entienden los misterios. Llamó a los Doce. Algún autor ha observado que si los llamó es que no estaban junto a él54. Este no estar junto a él ha de entenderse de modo figurado, es decir, no tenían sus mismos sentimientos, porque ciertamente están materialmente cerca. En este sentido, el chiquillo que en seguida será abrazado por Jesús sí que estaba junto a él. El abrazo indica que Jesús se identifica con él. Jesús va a hacer una declaración “ex cathedra”. En muy pocas palabras resumirá lo esencial de su evangelio. Aquí se va a hallar la esencia de la moral y de la espiritualidad cristiana: el más grande en el Reino es aquel que más sirve. El primero es aquel que se considera el último de todos: “Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos” (9, 35)55. Jesús quiere expresar de forma gráfica cuanto acaba de decir y lo hace abrazando a un niño e identificándose con él. El niño, “chiquillo” en este caso, según la opinión de algunos especialistas puede ser traducido por “criadillo”. El término griego (paidion) puede significar ambas cosas. Parece que estamos ante un chiquillo-criadito que se utiliza para toda clase de servicios, sin remuneración. Con esa actitud y estilo se identifica Jesús. Por eso, cuando en la vida aparezca uno de estos chiquillos, la acogida 54. “Si, estando en la misma casa, Jesús tiene que llamar a los Doce es porque se encuentran distanciados de él. Obviamente no se trata de un distanciamiento físico, sino figurado, que representa la resistencia de los Doce a aceptar el destino del Hijo del hombre (9,30-33a). Jesús había constituido el grupo en primer lugar para que ‘estuviesen con él’ (3, 14), pero de hecho no lo están, y Jesús lo sabe. Ahora va a recordarles lo que eso significa” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio II, 375). 55. “Es una nueva perspectiva para la ‘mística’. Ver a Dios, acogerle y recibirle, pasa por ver, acoger y recibir al último” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 159).
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que se les preste, Jesús la considerará como hecha a sí mismo. Él se identifica con ese chiquillo como el Padre con él. No es extraño que Jesús se identifique con éste siervecillo ya que también lo hace con el Siervo de Yahvé. El chiquillo abrazado por Jesús y puesto en medio expresa de forma clara que en la escuela de Jesús la dignidad está en razón directa de la orientación hacia el otro56. Ante una imagen así, el nacionalismo religioso de los discípulos resultaba ridículo. Jesús, razón suprema (9, 38-50) 38 Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros.» 39 Pero Jesús dijo: «No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí.40 Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros.41 «Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa. 42 «Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le es que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que le echen al mar. 43 Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más vale que entres manco en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego que no se apaga[44]. 45 Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que entres cojo en la Vida que, con los dos pies, ser arrojado a la gehenna[46]. 47 Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo. Más vale que entres con un solo ojo en el Reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna, 48 donde su gusano no muere y el fuego no se apaga; 49 pues todos han de ser salados con fuego.50 Buena es la sal; mas si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros y tened paz unos con otros.»
56. “El amor de Jesús a los niños pone claramente de manifiesto la postura que debe adoptarse en la comunidad frente a los pequeños y a los poco considerados. Si el componente fundamental de 37a delata todavía una afirmación que afectaba a la postura a mantener respecto de los niños, la expresión ‘en mi nombre’ dirige el interés hacia los situados en la escala baja en la comunidad. Jesús se identifica con estos pequeños. A Dios mismo se recibe cuando se les abre las puertas a ellos” (J. GNILKA, El evangelio II, 65).
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Englobamos toda esta sección bajo un mismo epígrafe porque, aunque se tratan asuntos diversos, tienen un denominador común, que es la persona de Jesús como centro catalizador de todo. Sólo a él hay que escuchar. La cruz que él asume le constituye en el trasfigurado. Todo radica en él y a él se orienta. También el discipulado se convertirá en punto de referencia en la medida que se asocie a sus sentimientos. El primer ejemplo nos viene dado por una confidencia de Juan57 a Jesús, en la que le descubre la actitud que los discípulos han tenido tratando de impedir, a uno que expulsaba demonios en nombre de Jesús, seguir haciéndolo “porque no venía con nosotros”. Las palabras venir con nosotros están repetidas dos veces en algunos códices. La Biblia de Jerusalén acepta esa lectura. El verbo empleado es el clásico del seguimiento: akoloutheô. Los discípulos están absolutizando la condición del discipulado58. Jesús no acepta esta prohibición. Con ello afirma dos cosas: una, que ni siquiera la realidad del discípulo puede absolutizarse, y, otra, que no se puede apagar ningún movimiento hacia él por lejano que parezca. Pero nótese además cómo Juan habla en plural y constituye al grupo como objeto de seguimiento. Jesús, sin embargo, habla en singular. Nada fuera de Jesús puede convertirse en absoluto. El versículo 40 probablemente alude a un dicho popular y en el caso presente su significado es claro. En Mt y Lc está formulado de distinta manera y en aparente contradicción con el de Mc. 57. “Detrás de la observación de Juan (hemos visto a un extraño echando demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido) se vislumbra fácilmente el egoísmo del grupo (tan frecuente); ese temor mezquino de la competencia de los demás que tantas veces se disfraza de fe (con la pretensión de tutelar el amor de Dios), pero que en realidad es una de sus más profundas negaciones. El discípulo ruin y cicatero –pero también profundamente inseguro– soporta con dificultad que el Espíritu sople por donde quiera” (B. MAGGIONI, El relato, 139). 58. “Además se les indica a los apóstoles la posibilidad de una acción de Cristo más allá de las fronteras visibles de la Iglesia. Lo cual debería impedirles cualquier actitud sectaria, cualquier instinto dominador, cualquier pretensión manipulizadora” (A. PRONZATO, Un cristiano II, 86).
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El pasaje concluye que si el discípulo sigue a su Maestro, cuanto se haga a aquél, se tendrá como hecho a éste. En este caso tiene razón Juan al hablar en plural. Los discípulos forman un todo con Jesús. Pero Jesús insiste: “Por el hecho de ser de Cristo”. Siempre queda Jesús como la razón suprema; el discipulado no puede erigirse en centro de referencias. A continuación Marcos añade una serie de dichos de Jesús relacionados con el seguimiento y el Reino. El primero va dirigido contra aquellos que escandalizan a los pequeños que creen en él. Estos pequeños se identifican con “los criaditos”, es decir, aquellos para quienes la suprema dignidad es el servicio59. Por ello se significa que el seguimiento es superior a la vida, pues encasquetada al cuello esa piedra de molino y arrojado al mar, la muerte es segura. A la vida, a la que conduce el seguimiento, tiene que estar supeditada cualquier actuación del hombre. El evangelista muestra esta actividad por la acción de la mano, del pie o de los ojos. Muchas veces habrá que prescindir de las acciones que se canalizan por estos miembros. En estilo oriental y drástico se enseña que si alguno de estos miembros separa al hombre de la llamada al evangelio es preferible amputarlos, antes que ir a la gehena del fuego. Los versículos 49 y 50 hablan de la pureza del seguimiento. El fuego y la sal60 significaban en el A.T. la purificación de los 59. “Al comienzo de Mc (cf. 3, 20-35), Jesús tuvo que defender a sus discípulos, iniciando con ellos un camino de fraternidad sin ‘padres’ (patriarcas o presbíteros al modo israelita). Ahora al iniciar su ascenso final hacia Jerusalén (9, 33-50), debe corregir a los discípulos, a fin de que no vuelvan a crear una comunidad de jerarcas sacrales (9, 33-37), que expulsan a los disidentes (9, 38-41) y oprimen a los pobres y pequeños [9, 42-50]” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 262). 60. “El fuego que sala o conserva es, pues, una metáfora que resume las pruebas dolorosas a que uno mismo deberá someterse (‘cortarse la mano o el pie, sacarse el ojo’) para mantenerse fiel a Jesús y a su mensaje. Es decir, el seguidor de Jesús necesita autodisciplina: cada uno debe examinar qué es lo que puede poner en peligro su adhesión y apresurarse a corregirlo” (J. MATEOS J. CAMACHO, El evangelio I 402).
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sacrificios y la integridad de la alianza. Ahora en el N.T. la pureza e integridad de la alianza suponen el servicio y la preferencia por el último lugar. Sólo desde ahí puede construirse la paz en la comunidad.
CAPÍTULO 10
EXIGENCIAS RADICALES DEL SEGUIMIENTO
En este capítulo1, previo a la entrada en Jerusalén, y el último dedicado a Galilea, donde se ha formado el discipulado de Jesús, presenta Marcos las exigencias aparentemente sobrehumanas del seguimiento. Cada uno de los pasajes que lo componen está orientado a poner de relieve el corte que éste supone en la existencia humana, incluso en la del piadoso judío2. Comienza planteando el tema del divorcio, en cuyo campo se esconde el de la sexualidad y afectividad; después viene la escena-paréntesis de los chiquillos, que, como veremos, constituye la clave hermenéutica tanto del tema de la sexualidad, que le precede, como del de las riquezas3, que le sigue; después tenemos el tercer anuncio de la Pasión, que hace recaer la responsabili1. “Marcos nos hace conocer aquí una nueva enseñanza de Jesús, localizada de manera bastante vaga en Judea y al otro lado del Jordán. Esta enseñanza debe comprenderse, como la precedente, dentro de la perspectiva del segundo anuncio de la pasión y de la Resurrección, que van a poner a los discípulos dentro de una condición nueva y les llevarán a considerar el matrimonio (Mc 10, 1-12), los niños (Mc 10, 13-16) y la pobreza (Mc 10,17-31) de manera distinta a como consideraban antes estas cosas” (H. TROADEC, Comentario, 318). 2. De ahí que Troadec haya podido titular este pasaje: “Condición escatológica de los discípulos de Jesús” (Comentario, 318). 3. “A través de las enseñanzas situadas a continuación de cada uno de los anuncios de la pasión, a la que ya se ha dicho pertenece la perícopa del rico, el evangelista indica los valores claves que permiten entender el tipo de mesianismo de Jesús; un mesianismo que, a su vez, los esclarece. Sólo el que comparte esos valores puede entender el camino recorrido por Jesús” (G. LEAL SALAZAR, El seguimiento, 56).
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dad de la Pasión y muerte de Jesús en judíos y gentiles. Este tercer anuncio es el final de un “ritornello” que viene desde atrás acompañando el nuevo lenguaje de Jesús sobre el sentido de su persona, y que también en este capítulo juega el papel de melodía de fondo; sigue el pasaje del ansia de poder por parte de los Zebedeos y de los otros discípulos en un momento tan inoportuno, precisamente después del tercer anuncio de la Pasión. Marcos termina la vida pública de Jesús con dos pasajes de gran relevancia: la suprema dignidad del hombre se halla en el servicio e incluso en ser esclavos unos de otros, con alusiones al Siervo de Yahvé y a la esclavitud romana; y con el pasaje del ciego de Jericó, narración bellísima y magníficamente conseguida desde el punto de vista teológico e incluso literario, en que un ciego, emblema del discipulado, después de dejar todo, tira también su manto, y ya sin nada, ante Jesús, éste le otorga la vista, y logra entrar con él en el camino, hacia la Pasión. Sólo después del grito oracional y el despojo completo, el hombre es capaz de entender a Jesús. Como veremos en el comentario, Marcos ha concentrado aquí las exigencias morales del seguimiento4, pero, como es habitual en él, lo ha hecho a través de varias figuras, que se agitan con una gran tensión, que conmueve por entero toda su teología. El divorcio, y la afectividad al fondo (10, 1-12) Y levantándose de allí va a la región de Judea, y al otro lado del Jordán, y de nuevo vino la gente hacia él y, como acostumbraba, les enseñaba.2 Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?» 3 Él les respondió: «¿Qué os prescribió Moisés?» 4 Ellos le dijeron: 1
4. “El capítulo 10 de Marcos encierra un especial interés, porque intenta, por una parte, aclarar más todavía el concepto de seguimiento –que a partir del capítulo 8 se va precisando cada vez más como un camino hacia la cruz–, y por otra, aplicarlo a tres situaciones que para la comunidad primitiva eran de mucha importancia: el matrimonio, las riquezas y la autoridad” (B. MAGGIONI, El relato, 147).
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«Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla.» 5 Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto. 6 Pero desde el comienzo de la creación, Él los hizo varón y hembra. 7 Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, 8 y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. 9 Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre.» 10 Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto. 11 Él les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; 12 y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.»
Introducción Al abordar uno de los aspectos del matrimonio de su tiempo, referente a la capacidad que disfrutaba el marido para disolver por su cuenta el vínculo, Jesús manifestará su opinión al respecto, pero no limitándose al campo de las diversas escuelas, sino elevando la cuestión a la categoría de principios por los que tornará las nupcias a su situación primera, a los ideales del Creador; haciendo notar de paso que en la Escritura se contienen cosas permitidas, que no corresponden al proyecto primero de Dios. Es cuanto anteriormente decíamos al hablar de la transfiguración: que el A.T. debe ser leído desde Jesús. Ahora es el mismo Jesús quien determina el valor que tienen algunas prescripciones de Moisés. La ruptura del vínculo por parte del marido era un hecho corriente y normal en Israel, que argumentaba con textos de la Escritura. En efecto Dt 24, 1 pone en boca de Moisés esa capacidad si el hombre descubre en su esposa algo que le disguste (erwath dabar). Esta condición era diversamente interpretada en las distintas escuelas rabínicas. La de Hillel lo hacía con gran amplitud, mientras que la de Shammai, muy severamente. Jesús se impone incluso a la interpretación y a la excepción de la misma Ley porque contradicen el ideal creacional. Pero empecemos desde el principio del capítulo. La parte primera del versículo 1 ofrece alguna dificultad. De hecho, los mismos códices se sienten molestos, ofreciendo distintas lecturas. La Biblia de Jerusalén, con acierto, adopta la que añade una “y”
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después de Judea. Aunque no son los códices más importantes quienes la sostienen, explica mejor la pretensión de Marcos5. Jesús se dirige a Judea pasando por Jericó. Parece que el evangelista quiere presentar a Jesús enseñando y haciendo todo el recorrido de la tierra santa, exceptuada Samaría. Viene proponiendo el seguimiento desde Cesarea de Filipo. Este camino termina en Jerusalén, pero hasta llegar a allí se va a dedicar a exponer las enseñanzas morales. El inicio de Judea se halla en Jericó, donde el ciego, símbolo del verdadero seguidor de Jesús, se va a poner en camino. En Jericó se pone término al recorrido hecho por Galilea. La región de Perea, para Marcos, es una mera extensión de Galilea. Galilea es el lugar del seguimiento y de las enseñanzas morales. En Jerusalén tendrán lugar las dogmáticas. En este camino le seguirán grupos numerosos. Jesús ahora no va a dedicar su magisterio exclusivamente a sus discípulos, va a tener presentes también a estas gentes, a las que en otras ocasiones se ha dirigido, pues anota Marcos que les enseñaba como acostumbraba. Una pregunta como excusa Es en esta ocasión cuando se le acercan los fariseos y con intención de ponerle a prueba le plantean esa cuestión del divorcio que estaba resuelta en la Escritura. La intención es enfrentar a Jesús con Moisés. La pregunta sería: “¿Puede el marido repudiar a su mujer?”. La Escritura en Dt 24, 1 responde que sí. Jesús en su respuesta va a distinguir entre el mandato de Dios y las prescripciones de Moisés. Se trata de un precepto mosaico debido a la dureza del corazón de los judíos. Jesús atribuye también 5. “Mc se gana una vez más el suspenso en geografía. Ciertamente sus indicaciones, como de costumbre, no aclaran las cosas, más bien las complican. Alguno afirma categóricamente que Jesús para ir a Judea, tendría que haber pasado antes por Transjordania (Perea) y no al revés. Puede suceder que también aquí prevalezca en Marcos la preocupación teológica, por lo que también la geografía entra a formar parte de su construcción arquitectónica. De esta forma pone antes Judea, queriendo subrayar el hecho de que Jesús se encamina hacia la cruz” (A. PRONZATO, Un cristiano II, 104).
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esta dureza a los fariseos, que le interrogan, pues dice: “teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón”. Por tanto, la dureza del corazón de los contemporáneos de Moisés perdura todavía. Dureza de corazón es un término que se utiliza con cierta frecuencia en la Escritura. Jesús abordará el tema del amor desde el ángulo de un corazón no de piedra sino de carne. La base central de su argumentación se apoyará en el ideal del Creador6. Por tanto, las cosas al principio no fueron así. Además la prescripción de Moisés parte del hecho de que el hombre domina a la mujer. No considera en ningún momento la igualdad de ambos en cuanto creados por Dios (Gn 1, 27). Aunque Jesús no cita todo el versículo 27 del primer capítulo del Gn, por ejemplo, no dice que les hizo a imagen suya, parece innegable que implícitamente se refiere también a estas palabras, pues su intención es aludir a ese versículo. Además, por todo el resto del evangelio se deduce que Jesús considera al hombre y a la mujer de la misma dignidad. En ningún lugar del evangelio aparece una infravaloración femenina por parte de Jesús. En este caso, el matrimonio de ningún modo puede ser impuesto a la mujer como era habitual en Israel. Jesús con esta toma de postura daba un vuelco total a toda la concepción patriarcal de la sociedad judía de su tiempo7. El hecho de proponerle a Jesús esta cuestión deja entrever varias cosas: o se trata de una cuestión de la Iglesia primitiva que 6. “Dios había creado al hombre varón y hembra. La moral farisea estaba montada sobre la hipótesis inconfesada de la inferioridad de la mujer, la cual era considerada como una propiedad del varón. Jesús insiste citando el texto del Génesis: la unión del varón y de la hembra expresa el logro de una plenitud humana. No es el hombre el que asume en propiedad a la mujer, sino que ambos se enriquecen recíprocamente. La unión, pues, procede de un designio de Dios” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 158). 7. “Las exigencias de Jesús suponen una concepción del matrimonio completamente distinta de la que rige en la sociedad judía. En ésta, la unión de la pareja no se realiza por el amor mutuo, sino por el dominio del varón y la sumisión de la mujer; de ahí que dé pie a una interminable casuística. En el planteamiento de Jesús, el factor de unión es el amor que realiza la perfecta unidad, y esa realidad está por encima de toda legislación y toda casuística” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio II, 424).
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se retrotrae a Jesús –pero aun en este caso esa toma de postura en ninguna circunstancia debe desvincularse de él– o es algo que se inscribe en el pensamiento del Jesús histórico, algo que se deducía de su visión, principalmente de su predicación sobre la dignidad de la mujer. La pregunta de los fariseos tiene por objeto desenmascarar de una vez por todas a Jesús, sobre un tema que se hallaba claramente permitido en la Ley y cuya autoría alcanzaba al mismo Moisés. Enfrentar a Jesús con Moisés era todo un reto8. Por otra parte, como decimos, el matrimonio sólo puede surgir por amor. Ya que la tendencia del uno hacia el otro supera el amor de los padres. Sólo un amor más fuerte que el de los padres puede hacer que dos personas los abandonen para unirse entre sí. Según Jesús el matrimonio surge de un amor tan intenso que produce una nueva personalidad. Los dos se convierten en una sola carne. Expresión que viene a significar que los dos se hacen un único ser humano9. Algunos códices añaden una segunda parte al versículo 7: “Y se adherirá a su mujer”, que parece que debe ser considerada como una simple adición. Independientemente de los aspectos sociológicos implicados, Jesús entiende el amor del hombre y de la mujer como una expresión o derivación del amor de Dios, ya que ambos están hechos por él a su imagen. Por otra parte, el amor es eterno, no tiene fin, no se rompe nunca, si no que se lo pregunten a la adúltera Israel. 8. “Puesto que en el judaísmo oficial contemporáneo existía la posibilidad de disolver legalmente casi todos los matrimonios (...) y el divorcio estaba previsto en la ley, hay que desafiar a Jesús para que contradiga a la ley. Ahí es donde tenemos que ver lo tentador del empeño” (J. GNILKA, El evangelio II, 82). 9. “Esta igualdad entre los cónyuges debió aparecer provocadora para la sensibilidad judía con una concepción demasiado dominante, donde el hombre podía repudiar y la mujer no. Debió resultar también ‘curiosa’ en medios greco-romanos decadentes, donde la mujer también despedía al marido. En todo caso, es un estilo de pensar alternativo que sueña para las relaciones humanas la calidad de los días de la creación. Un estilo de hacer que se ha de leer en clave de ‘camino a Jerusalén’, de ‘sabiduría de la Cruz que es estupidez para griegos y sacrilegio para judíos’” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 164).
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La esencia del amor Jesús no entra en la posible casuística, se sitúa en la esencia del amor. ¿Qué condiciones tiene que tener la relación amorosa entre el hombre y la mujer para que verdaderamente se dé un amor tal que genere el matrimonio? Jesús en esto no se pronuncia. Moisés concedió el divorcio no por cuestiones previas al amor, sino por algo posterior al matrimonio constituido. Se trataba de un acto despótico del varón10 que era quien juzgaba la conducta de la mujer, sin que ésta pudiera intervenir por el mismo motivo con respecto al marido. Jesús se sitúa aquí, como en todo, en la línea de lo máximo, de la radicalidad, de la entrega sin medida, del amor sin retorno. No podía mantener otra postura, proyecta en todo, hasta en las cosas más dispares, su experiencia de donación absoluta, de servicio pleno, de entrega incondicional. Jesús lee en cada hombre su propia historia y la del Padre que se entrega sin límites a la humanidad. En esta misma “filosofía” encontraría posteriormente Pablo la esencia del matrimonio, cuando pensando en él, recordará a Cristo que se entregó enteramente a la Iglesia11. 10. “Las causas del repudio llegaron a ser banales, y su interpretación correspondía a los escribas, todos ellos varones, con lo que la mujer quedaba en franca inferioridad y desprotección. En tiempos de Jesús, la interpretación más rigurosa y menos perjudicial para la mujer permitía el repudio sólo en caso de adulterio (cf. LEIPOLD-GRUNDMANN, op. cit. I, 194), aunque el castigo era el apedreamiento (escuela de Shammay); la escuela de Hillel, en cambio, lo permitía si se encontraba en ella ‘algo vergonzoso’, lo cual se interpretaba como ‘cualquier cosa que desagrade al marido’... Una interpretación posterior, de Rabí Aqiba, considera causa suficiente para el divorcio el que ‘se encontrara a otra que fuera más hermosa que ella’ (¡) (ibd., 195). Recordemos de paso la tradición que nos transmite el Éxodo sobre el divorcio de Moisés de su mujer Séfora: Ex 18, 2” (C. BRAVO GALLARDO, JESÚS, 18230). 11. “Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra, y presentársela resplandeciente a sí misma, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada” (Ef 5, 25-27).
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Los discípulos quedaron muy extrañados de esta postura de Jesús con respecto al matrimonio, pues se separaba en este punto de la Escritura como autoridad absoluta. Y en “la casa”, donde siempre Jesús les explicaba los misterios del reino, le interrogan sobre el tema. Ante ellos Jesús afirmará con rotundidad que adultera el hombre que despide a su mujer y se casa con otra; y, de igual modo, la mujer que despide al marido y se une a otro. Este último inciso llama la atención porque entre los judíos del ámbito de Jesús la mujer no poseía tal potestad, aunque sí entre los paganos y judíos egipcios12. Se ha supuesto gratuitamente que estas palabras no provienen del Jesús histórico, sino de la Iglesia primitiva que interpreta sus palabras para la comunidad pagana, la de Roma, según algunos, donde se habría escrito el evangelio de Marcos. En el pensamiento de Jesús estas palabras encajan magníficamente, dado el sentido de igualdad que, como hemos dicho, atribuye al hombre y a la mujer. Por otra parte, no es improbable que en el ambiente en que se desenvolvió la infancia y juventud de Jesús, en las zonas de Galilea, no fueran infrecuentes este tipo de uniones. La argumentación de Jesús le conducía a esas consecuencias, al partir de que ambos, el hombre y la mujer, habían sido creados por Dios; y ese mismo versículo afirma la dignidad de los dos por gozar de su imagen y semejanza. Desde estos presupuestos era inevitable que si Jesús reprocha de adúltero al hombre que abandona a su mujer y se une a otra, no reservara el mismo pecado para la mujer que hiciera otro tanto. Se trata, pues, de un tema que hunde sus raíces en el propósito mismo de la creación y en la relación del hombre con Dios. Debemos dar gracias a los fariseos que le hicieran esta pregunta, aunque no fuera con buena intención, porque así no sólo se iluminó para siempre la figura del matrimonio, y no se disoció al evangelio de la realidad carnal, aunque su visión del 12. Cf. J. GNILKA, El evangelio II, 87.
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amor adquiera en él tonalidades casi angélicas, sino también, porque se nos esclareció el sentido del A.T. y su autoridad13. Jesús declara que hay en él cosas de Dios que son inapelables y cosas que han introducido los hombres. Con este principio se podrían haber evitado grandes enfrentamientos en la interpretación del Viejo Testamento. Para Jesús es palabra de Dios, pero debe leerse con discernimiento, tratando de ver dónde esta palabra se halla en su pureza y dónde son los hombres los que se introducen en ella dejando su impronta, responsabilizándose ellos, no Dios, de algunas prescripciones, que después el N.T. dejará fuera de uso. Cuando el suceso de la transfiguración, veíamos que Elías y Moisés hablaban con Jesús, y ya decíamos entonces que Jesús era el punto de referencia de ambos. Recordábamos también que no hablaban con sus discípulos. Con los discípulos sólo habló Jesús. Es Jesús, pues, el único Maestro. El A.T. tiene autoridad suprema y sentido revelado, como inspirado que está, pero sólo adquiere ese sentido en Jesús, hacia Jesús y desde Jesús. Ninguna afirmación del A.T. es absoluta, y tomada en sí misma puede resultar errónea. Esto no supone en ningún momento establecer un canon dentro del Canon, sino determinar que la autoridad que posee el A.T. por gozar de una inspiración de la misma dignidad que el N.T. se orienta desde sí mismo a preparar el “hábitat” de Cristo. Sólo hay una palabra definitiva y última: Jesús14.
13. “Jesús toma, pues, una posición absoluta y sin apelación. Llega incluso a poner en causa el texto del Deuteronomio, declarándolo periclitado para el pueblo de Dios que entra en la era mesiánica. Efectivamente esta era ha sido presentada a menudo por los profetas del AT como un retorno a la condición paradisíaca” (H. TROADEC, Comentario, 319). 14. “Ahora es todo el AT el que las recibe de Jesús (instrucciones); él es el punto de llegada, la meta a la que tendía toda la revelación anterior: el A.T. no tiene ya un mensaje directo para los cristianos, su validez o caducidad se juzga a partir de Jesús. Los discípulos deberían comprenderlo” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 171).
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Clave para entender la sexualidad y las riquezas: los niños (10, 13-16) Le presentaban unos niños para que los tocara; pero los discípulos les reñían.14 Mas Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios. 15 Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él.» 16 Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre ellos. 13
Pasaje verdaderamente encantador15. La escena, en una primera lectura se tiene la impresión de comprenderla fácilmente, pero late en ella un trasfondo profundo, que no es fácil hacerse con él. ¿Qué sentido tienen aquí estos personajillos? Entendida su personalidad, la comprensión del pasaje se hace fácil. Son niños, o criaditos como los que anteriormente veíamos. Es corriente verlos solamente como niños. Pero, en este caso ¿qué significa el niño en la Biblia? Mateos-Camacho los identifican con el criadito anterior, y serían aquellos que cumplen todas las disposiciones del seguimiento. Sin infravalorar esta opinión, pienso más bien que en este caso se trata de niños pequeños16. Marcos nos recuerda una historia de Jesús que le viene muy bien para clarificar su pensamiento sobre un tema tan espinoso como el de la sexualidad y el de las riquezas. Muchos piensan que Jesús está lleno de fuerza divina, de bondad y que su ser derrama algo mágico y sagrado. Algunos 15. “Prefiero la escena, tal como la presenta Mc a las interpretaciones –chorreando ternura– de muchos pintores. Mc nos ofrece una instantánea de afecto seguro y de rara belleza en la que la dulzura está inmune de sentimentalismos. Por otra parte, la escena tomada al vivo, resulta completa y llena de sugestión, aunque falten indicaciones de tiempo y de lugar y muchas figuras no tengan un rostro muy definido” (A. PRONZATO, Un cristiano II, 115). 16. “Nos debemos hacer niños ante el Reino, para recibirlo como ellos (niños) reciben la vida, en actitud de pequeñez, de acogimiento gratuito. Frente a la exigencia de las obras (conquistar el Reino por ascesis, ciencia o violencia) se expresa aquí la más honda experiencia de la receptividad: Mc 9, 35 hablaba de ‘hacerse los últimos’; ahora hablaría de volverse niños” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 275).
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traen a los niños para que Jesús les comunique esa fuerza misteriosa que se escapa de él. Los discípulos los riñen. Riñen a aquellos que traen a los niños, aunque el texto lo deje ambiguo. Jesús está explicando en la casa un problema grave en Israel y venir ahora con estos niños parece algo impropio de tal maestro. Al ver esta acción de sus discípulos Jesús se indignó sobremanera, así lo deja traslucir el texto original. ¿Cuál es la causa de tanta indignación? Parece que se debe al hecho de que esos personajillos reflejan a las mil maravillas el ser que debiera tener el que acoge su evangelio, el reino. Probablemente en estas criaturas se ha visto espejado el mismo Jesús; en ellos ha contemplado su rostro y ha sentido profunda conmoción. Y ya es el momento de interrogarnos por el sentido del niño17. No pocos han pensado en la pureza, la inocencia, como algo que los conexiona con la creación primera; con el proyecto de Dios según el cual todo era bueno. Pero como el niño no tiene capacidad de decisión su bondad o inocencia quedan muy limitadas; es un problema de instinto. Por otra parte, si acudimos a la psicología profunda, quizás descubramos que objetivamente hablando no hay tanta inocencia ni tanta bondad en ellos como suponemos sin más. Pero si ahondamos en lo más esencial del niño, fácilmente descubriremos que aquello que le constituye es la dependencia de la madre-padre; algo que él sabe y vive en cada momento. Su esencia es pura referencia. No entiende ni quiere ni desea nada sino es en relación a ellos. Sin la madre-padre el niño no se siente ni seguro ni feliz, no acepta nada si para conseguirlo tiene que prescindir de ellos. Es la imagen, el icono de Jesús con respecto 17. “Ahora se plantea la cuestión sobre la que estamos llamados a interrogarnos. ¿En qué se puede considerar al niño modelo? Descartemos en seguida algunas cosas. No ciertamente de inocencia (algo extraño a la mentalidad bíblica). Ni siquiera de humildad (es difícil hablar de humildad a propósito de niños). Los niños son bienaventurados ‘porque no tienen nada que ofrecer, ninguna obra que calcular; son semejantes a la mano vacía de un mendigo’ (E. Schweizer). Son los que no tienen nada de que vanagloriarse, ninguna pretensión que alegar. No pretenden conquistar con la fuerza lo que les viene dado” (A. PRONZATO, Un cristiano II, 117).
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al Padre, y, por consiguiente, la del cristiano. Las cosas tienen sentido en la medida que no nos separan del Padre o, mejor, que acentúan su presencia bondadosa. Situada esta perícopa entre el tema de la sexualidad y el de las riquezas nos muestra que, si bien, ambas han surgido de Dios, sirven en la medida que no se oponen y hacen crecer el afecto supremo, el único, que debemos al Padre, en el que el corazón humano descansa y encuentra su plenitud18. La interpretación de Mateos-Camacho es muy sugerente y, en el fondo, atractiva, pero no veo por qué de alguna manera se repita la escena del niño-criadito. Al criadito ya lo abrazó Jesús y quedó claro que es el mayor en el reino. Ahora se quiere expresar de fondo, sin decisión personal previa, cómo acontece en el niño la gratuidad absoluta del Reino. Que el Reino plenifica y llena el corazón, que el Padre llena de gozo y plenitud toda la profundidad humana. Se relativiza el gozo y plenitud que pueda venir al hombre de orientar su vida a las realidades creadas como puros objetos de deseo. La palabra Reino se repite en el pasaje. Para captar su sentido el corazón no puede reposar en nada. Veremos al final de este capítulo que sólo el ciego de Jericó (10, 46-52), que deja todo, incluso arroja su manto (10, 50), y se queda desnudo, es la imagen del auténtico discípulo, de aquel que sube con Jesús a Jerusalén. El texto afirma que Jesús los abrazaba y bendecía19. Es una forma de decir que se identificaba con ellos y les transmitía (ben18. La mayoría de los intérpretes no descubren el sentido que tiene la perícopa de los niños en el conjunto de este capítulo; se pierden en disquisiciones más o menos cultas, pero que nada tienen que ver con el proyecto de Marcos al abordar el tema de la sexualidad –matrimonio divorcio– o el de las riquezas –el hombre rico–. 19. “Abrazar es gesto de cariño y comunicación vital entre esposos, amigos y familiares. Antes de toda voz está la palabra de la piel que acaricia, de las manos que tocan, de los brazos que sostienen, del cuerpo que dice su verdad a otro cuerpo. En este primer nivel se ha situado Jesús, ofreciendo a los niños la alegría de su vida y recibiendo la ternura y gozo que ellos le transmiten con la suya” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 276).
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decía) lo mejor que tenía en sí; no se olvide el sentido de intensidad del verbo griego (kateulogei). Algunos han querido intuir en la escena el problema relativo al bautismo de los niños20. El pasaje iría a favor de esa práctica de la Iglesia primitiva. Aunque ese aspecto no se halle directamente aquí, la identificación tan grande que hace Jesús entre el ser del niño y el que se abre al reino le predispone a su bautismo. Imposible vivir como rico y ser cristiano (10, 17-27) Se ponía ya en camino cuando uno corrió a su encuentro y, arrodillándose ante él, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?» 18 Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. 19 Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre.» 20 Él, entonces, le dijo: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud.» 21 Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme.» 22 Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. 23 Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!» 24 Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: «¡Hijos, qué difícil es entrar en el Reino de Dios! 25 Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios.» 26 Pero ellos se asombraban aún más y se decían unos a otros: «Y ¿quién se podrá salvar?» 27 Jesús, mirándolos fijamente, dice: «Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios.» 17
20. “Por otra parte, y de manera especial en la exégesis protestante, se empalma repetidas veces esta perícopa con la cuestión del bautismo de los niños... Calvino utiliza la narración expresamente como argumento a favor del bautismo de los niños... Bengel concluye del comportamiento de Jesús: ‘Si hubieran pedido el bautismo, indudablemente que les habría concedido el bautismo’” (J. GNILKA, El evangelio II, 95).
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El pasaje en el conjunto del seguimiento Pasaje clásico de la tradición sinóptica, de no fácil interpretación. Para su perfecta comprensión no podemos olvidar el contexto. Anteriormente se ha tratado el tema del matrimonio en su aspecto de ruptura; después hemos visto la perícopa relacionada con los niños, cuyo significado ya expusimos. Ahora, la primera pregunta que nos hacemos es qué sentido tiene el rico que sale al encuentro de Jesús. De la misma forma que en el caso del matrimonio se analizaba un suceso, que se relacionaba con la teología del A.T., es decir, la permisión del divorcio, aquí se estudia el tema de las riquezas, también como una realidad del A.T. Veremos que, entre otras cosas, el rico representa al hombre cumplidor del A.T.21, pero que le falta una cosa para poder pasar los umbrales del N.T., la renuncia a vivir como rico. La novedad del mensaje de Jesús produce ya en esta vida la experiencia del Reino. Al rico Jesús le promete la vida eterna si guarda los mandamientos, pero si vive como rico no podrá tener aquí abajo la experiencia del Reino ni sentir la amistad de 21. “Le mira con ternura, se encuentra a gusto con él, y con gran cariño le invita al ‘seguimiento’, a pasar de ‘hombre ético’ a ‘discípulo’, de hombre que ‘cumple la justicia’ a hombre que «sigue a Jesús en el camino»” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 165). Generalmente los autores no descubren en el rico al hombre del A.T. 22. El tema de la pobreza y el seguimiento o la vida cristiana es algo que creo que todavía no está del todo esclarecido en la Iglesia. Como muestra de hasta qué punto algunos exegetas pueden estar tan ciegos como los discípulos de Jesús que se horrorizaban cuando éste habla de la gran dificultad que entraña la riqueza para la salvación son las siguientes palabras: “Exegetas reconocidos ven en el planteamiento de la pobreza como condición para el seguimiento un caso particular no generalizable (cf E. SCHWEIZER, op. cit., 225; V. TAYLOR, op. cit., 512). Este último termina diciendo tímidamente que ‘parece que Jesús eligió el camino de la pobreza’, pero no saca las consecuencias operativas para el seguimiento. Dan la impresión de ser lecturas hechas desde la abundancia que se horroriza, como el rico del relato, de que para seguir a Jesús sea condición indispensable compartir lo que se tiene con los pobres, consecuencia de seguir a quien se comparte a sí mismo con ellos sin condiciones. ¿Será un ejemplo del influjo del ‘lugar social’ sobre la teología?” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 18332)
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Jesús22. Evidentemente estas cosas tendrán su repercusión en el mundo venidero, pero de ello el evangelio guarda el más absoluto silencio. Jesús le va a exigir al rico que deje también materialmente sus riquezas. Se trata de una llamada especial, a un seguimiento particular. Pero por cuanto después dirá Jesús de las riquezas (10, 2327), la llamada afecta a todos sus seguidores23, aunque la forma de realizar el despego de las mismas sea distinto como se puede inferir de algunos seguidores que continuaron en sus casas. En ningún caso un seguidor de Jesús puede vivir como rico, aunque no se le quita la capacidad de poseer, pero siempre al servicio de los otros. A nuestro rico se le exige en forma absoluta lo que Jesús piensa de las riquezas. Posiblemente en este caso se trataba de una llamada al apostolado; pero la idea de Marcos es exponer la actitud de fondo que cualquier seguidor de Jesús tiene que tener con respecto a las riquezas y poner en parangón el N.T. con el A.T.24 En efecto, en el A.T. las riquezas se consideraban un don de Dios; el rico tenía obligación de dar limosna, de ser compasivo, pero podía disfrutar de ellas. Ciertamente que hay pasajes del A.T. en los que se exhorta a no dar el corazón a los bienes, cuando abundan, y se habla de los pobres de Yahvé como objeto de bendición; son sobre todo éstas corrientes de espiritualidad las que anunciaban un nuevo estilo, una nueva alianza, pero la visión general no iba por ahí25. Indudablemente estamos en términos generales ante dos perspectivas diferentes y el caso del rico que nos ocupa plantea precisamente este problema. 23. “Al evangelista no le interesa la identidad personal del interlocutor de Jesús, sino su función de personaje. De él resalta que, a pesar de su buena disposición inicial y de su fidelidad a la Ley, las riquezas le han llevado a no aceptar la invitación al seguimiento” (G. LEAL SALAZAR, El seguimiento de Jesús, 114). 24. “No entrar en el reino de Dios significa, pues, excluirse de la comunidad de Jesús, primicia de la nueva sociedad, y de la vida que Dios comunica con su Espíritu y que abre la puerta a la plenitud” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El Evangelio II, 460). 25. Cf. Pobres en X. LÉON-DUFOUR, Vocabulario, 620-621.
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Comprensión más profunda Nuestro pasaje tiene un comienzo clarificador. El evangelista dice intencionadamente que Jesús se ponía en camino. Ya hemos dicho que el término camino aparece con frecuencia en esta segunda sección de la primera parte del evangelio. El camino es hacia Jerusalén, como nos advertirá el tercer anuncio de la Pasión26. En esto, uno sale corriendo a su encuentro. ¿Qué significa ese correr? Sin duda denota preocupación; algo no le deja estar tranquilo27. En seguida va a confesarle a Jesús que ha guardado desde siempre los mandamientos. Parece que, aunque Marcos parte de un hecho personal, el caso trasciende el momento presente y quiere elevarlo a paradigma. ¿No querrá Marcos reflejar la situación de conciencia de muchos judíos piadosos? O ¿quiere más bien marcar las diferencias entre la espiritualidad del A.T. y la del N.T.? Y por tanto, hacernos ver que para dar el salto del uno al otro se requiere la ayuda de la gracia. “Para los hombres, imposible, pero no para Dios” (10, 27). El caso es que aquel hombre corre presuroso hacia Jesús, necesita una respuesta rápida, no ha alcanzado plenitud de vida después de llevar guardando tantos años los mandamientos. Es curioso que algunos códices tengan prisa por presentarlo ya desde el primer momento como rico. Este hombre reconoce en seguida la dignidad y grandeza de Jesús porque se pone de 26. “Esta sección se abre (10, 17) con la palabra ‘por el camino’ y acaba (10, 52) con la misma indicación; así, pues, la sección está dominada por la imagen de Jesús subiendo hacia Jerusalén. En el centro se nos presenta un cuadro muy vivo, una verdadera y auténtica descripción plástica del seguimiento: Jesús camina por delante, dirigiéndose animoso hacia la cruz, mientras que los discípulos le siguen temerosos e inquietos (10, 32). Y entonces es cuando Jesús les anuncia su pasión por tercera vez. Y una vez más los discípulos siguen sin comprender [sueñan con la gloria de los primeros puestos]” (B. MAGGIONI, El relato, 149). 27. “El hombre se acerca ‘corriendo’, lo que muestra la urgencia del problema que quiere consultar a Jesús. Además, ‘se arrodilla ante él’, como lo había hecho el leproso (1, 40), haciendo patente la angustia que siente; reconoce la superioridad de Jesús y ve en él su último recurso” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El Evangelio II, 444).
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rodillas ante él. Y le llama maestro (didaskale), no rabbí; calificándole de bueno, maestro bueno28. Palabra que generalmente se ha entendido en su sentido más común, de bondadoso, pero no parece que ése sea el significado que tiene en este lugar. Más probablemente insinúa que le considera un buen maestro, es decir, un maestro especial, excelente, o quizás, un maestro que da seguridad, que tiene una palabra de autoridad29. Le pregunta nada menos qué debe hacer para heredar la vida eterna. Esta pregunta no se formula si no es por motivos de inquietud personal. Podría ser también una pregunta retórica por parte del evangelista para clarificación del sentido del seguimiento con respecto a las riquezas. Jesús antes de responderle, le dice que el único buen Maestro es Dios; y Dios ha expresado su pensamiento al respecto en los mandamientos. Curiosamente Jesús le recuerda los mandamientos, pero haciendo una salvedad, sólo habla de los mandamientos relacionados con el prójimo e introduce uno que no se halla expresamente en la tabla: “No defraudes”; y pone el último, el del honrar a los padres. Quizás esta reordenación no esté sin sentido30. ¿Por qué no se mencionan los mandamientos referentes a Dios? ¿Da por supuesto Jesús que aquel hombre los había cumplido? O ¿más bien, es que quien cumpla los preceptos relativos al prójimo se sobreentien28. “El postulante corre hacia Jesús, a quien llama maestro bueno (didaskale agathe), indicando que confía en él y está dispuesto a escucharle, aceptando su doctrina” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 280). 29. “Los intérpretes se han ocupado siempre del hecho de que Jesús no aceptara el predicado de ‘bueno’. Y desde Teofilacto hasta Scheeben se responde diciendo que Jesús apuntó hacia Dios y que el rico podría haber llamado con razón bueno a Jesús si hubiera conocido y reconocido su divinidad” (J. GNILKA, El evangelio II, 103). 30. “De los diez mandamientos, Jesús omite los tres primeros, que se refieren a Dios; le recuerda solamente los éticos, los que se refieren al prójimo, que son independientes de todo contexto religioso. Son mandamientos negativos, que prohíben cometer ciertas injusticias con el prójimo. En último lugar, invirtiendo el orden, menciona el cuarto mandamiento... insinuando con ello que la obligación para con la familia no puede servir de pretexto para eximirse de la obligación para con la humanidad en general” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 186).
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de que ha de cumplir los de Dios? ¿Pone en último lugar el de los padres para significar que entre los mandamientos del prójimo es el más fácil de guardar y que la guarda de éste no exime de los otros? Lo cierto es que Jesús resume los mandamientos de la Ley de Dios en los del prójimo y al añadir no defraudes trata de precisar la deferencia con el prójimo en materia de justicia. Aquel hombre le respondió a Jesús que los había guardado desde la juventud. Jesús entonces quedó prendado de él. Había encontrado un verdadero israelita. De igual manera que Yahvé amó a su pueblo ahora Jesús mira con amor a este personaje que está simbolizando a Israel: un hombre que había hecho de la Ley el centro de su vida. Una persona preparada para dar el paso al evangelio; y es entonces cuando le hace la propuesta de dar cuanto tiene a los pobres. Le falta eso para poder entrar en el Reino que Jesús predica. El hombre está expresando el ideal del A.T. Una cosa te falta Cuando Jesús le dice que le falta una cosa, ¿a qué se refiere? No le falta nada para entrar en la vida; le falta para entrar en el Reino de Jesús. La entrega de los bienes proporcionará un tesoro en el cielo. En la llamada a este hombre, no se plantea, pues, el problema de la salvación, sino del proyecto de Jesús31, la plenitud evangélica. ¿El mero cumplimiento de los mandamientos consigue la aceptación divina, pero sólo ese “plus” que exige Jesús produce la amistad con Dios? ¿Qué significa ese tesoro del cielo? ¿La experiencia de la vida eterna aquí abajo, denegada al que sólo cumple los mandamientos y no se abre a no poner el 31. “La pobreza es la condición de la existencia del seguidor de Jesús, porque él no tiene tiempo ni para comer (cf. 3, 20; 6, 31b), porque él comparte su propio pan con los pobres (cf. 6, 38-42; 8, 2-8), porque él vive expuesto a la gente (cf. 3, 9-10; 5, 24; 6, 34) y porque él, como signo que sintetice esa manera como ha entregado su vida, partirá y compartirá el pan que es su cuerpo, para que los hombres vivan (14, 22-24). Podríamos, pues, decir que la pobreza no es condición del seguimiento; es siempre consecuencia del compartirse, como Jesús, para que el pobre viva” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 184).
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corazón en nada de lo creado, y ofrecida al que entiende su vida como puro servicio y entrega a los demás? Es indudable que al que deja todo (entrega todos sus bienes a los pobres) se le da aquí abajo cierta experiencia de plenitud; cosa que es imposible que sienta el que goza honestamente de las riquezas en la línea del A.T. Jesús invitaba a aquel hombre a pasar del A.T. al N32. Como dice expresamente el versículo 22 se trataba de un hombre que tenía muchas posesiones. Ante la invitación de Jesús se marchó entristecido. ¿Había cumplido bien los mandamientos desde su juventud? ¿Es posible que un verdadero israelita sienta tristeza cuando se le llama a las exigencias del Nuevo Testamento? Como dijimos, hay pasajes del A.T. que hablan de la pobreza, al menos impuesta por las circunstancias y por la providencia, como de una auténtica espiritualidad. Este hombre, desde luego, no se hallaba en esas dimensiones. De todas formas, no pertenece a la espiritualidad del A.T. la pobreza voluntaria. Con toda seguridad Marcos ha querido reflejar en el hombre rico que se encuentra con Jesús el prototipo medio del A.T.; no un ser excepcional. Los versículos que siguen ponen de relieve la dificultad para entrar en el Reino a los que tienen riquezas. Humanamente resulta imposible. Jesús dirá que es más fácil a un camello pasar 32. Me inclino a pensar que estamos aquí ante un concepto de vida eterna muy similar al de Juan. La introducción de lo escatológico en el presente. ¿Experiencia mística? Santa Teresa hablando de la experiencia de la pobreza, escribe, relatando uno de los momentos de una de sus comunidades en que prácticamente carecían de todo: “Ello fue harto bien para nosotras, porque era tanto el consuelo interior que traíamos y la alegría, que muchas veces se me acuerda lo que el Señor tiene encerrado en las virtudes. Como una contemplación suave me parece causaba esta falta que teníamos... Desde entonces me creció deseo de serlo (pobre) mucho y me quedó señorío para tener en poco las cosas de bienes temporales; pues su falta hace crecer el bien interior, que cierto trae consigo otra hartura y quietud” (Fundaciones, 15, 15. Obras Completas de Santa Teresa. Editorial de Espiritualidad, Madrid, 20005). Contrasta esta alegría de la pobreza teresiana con la experiencia del rico que no acepta el llamamiento de Cristo. Comenta Marcos: “Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido porque tenía muchos bienes” (10, 22).
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por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino33. Los discípulos se quedaron atónitos ante estas palabras, lo que indica que se hallaban en la misma situación espiritual que el rico. Reacción de los discípulos Jesús al ver su reacción, los llama “hijos”34. La única vez que en Marcos se dirige así a ellos. El término expresa ternura, cercanía y comprensión, pero a la vez el conato de hacerles aceptar y comprender esa doctrina tan dura. El temor a que no sean capaces de asumirla hace que les vuelva a hablar de las dificultades que entraña la entrada en el Reino. Aquí algunos códices añaden al versículo 24 “los que confían en las riquezas”. Se trata indudablemente de una lectura secundaria que quiere interpretar que Jesús permite las riquezas, pero no confiar en ellas. Se supone que si las riquezas están al servicio de los otros, el que las posee, no es rico. La imagen del camello y de la aguja expresan admirablemente la imposibilidad humana de que eso tenga lugar. Como hemos dicho, algunas variantes han querido aminorar la comparación, pero se trata de una imagen oriental, atestiguada en términos casi similares en autores de la época de Jesús35. 33. Evidentemente se trata de un grafismo oriental que intenta hacer ver la enorme dificultad, “pero algunos autores, sorprendidos por esta desproporción entre aguja y camello, pensaron que en lugar de ‘camello’ kamelos, hubiese estado primitivamente otra palabra semejante (camilos), que significa cable, soga gruesa, maroma de navío, con lo que se lograría no sólo menos desproporción, sino también una mayor homogeneidad conceptual entre aguja y soga. Otros para justificar esto, inventaron que una de las puertas de Jerusalén se llamaría entonces ‘Agujero de aguja’” (M. DE TUYA, Evangelios, 290). 34. “El tratamiento de ‘hijos’ (sólo aquí en Marcos) que se da a los discípulos quiere poner de manifiesto que todo esto les afecta también a ellos y de manera particular. El evangelista prepara a su modo la escena siguiente de Pedro recordando que también los pobres dependen absolutamente de Dios” (J. GNILKA, El evangelio II, 102). 35. “La sabiduría proverbial de los orientales gusta de las hipérboles, es decir, de la exageración intencionada, y Jesús se ha servido a menudo de esas imágenes fuertes. ¿Quién toma literalmente la ‘paja en el ojo del hermano’ y la ‘viga en el ojo propio’? Una expresión rabínica posterior suena así: ‘¿Eres tú acaso
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Las palabras de los discípulos: ¿Y quién se podrá salvar?, han sido diversamente interpretadas. Algunos las entienden de la salvación escatológica; pero no es probable que tengan este sentido, puesto que Jesús le ha dicho al rico que para entrar en la vida es suficiente con que guarde los mandamientos. Tampoco parece que puedan interpretarse en el sentido de que si los ricos que entran en el proyecto de Jesús dan su dinero a los pobres, no habrá nadie que dé limosna a los seguidores de Jesús. El sentido sería éste: si esto es así ¿cómo vamos a subsistir?36 Esta solución no resuelve el problema, porque, en mi opinión entra en contradicción con la respuesta que da Jesús a sus discípulos. Por otra parte, cuando Pedro le dice a Jesús que ellos lo han dejado todo y le han seguido, no le dice: ¿qué va a ser de nosotros? Simplemente le expone que ellos le han seguido. Entonces esa pregunta teologizada ya por el evangelista significa que muy pocos van a entrar en el proyecto de Jesús. Es cierto que los discípulos no están pensando que todos los seguidores de Jesús tienen que abandonar materialmente las riquezas, pero sí la orientación total de las mismas a los pobres. Entonces qué significa la pregunta: ¿quién podrá salvarse? Salvarse es un verbo que puede adquirir diversos significados y matices. En Marcos puede ir desde un sentido escatológico hasta temporal. En nuestro caso se trata de la experiencia del Reino. El rico que organiza sus posesiones conforme a los mandamientos tendrá la de Pumbedita, donde se hace pasar a un elefante por el ojo de una aguja?’. Como la fe puede ‘mover montañas’ (1Cor 13, 3; cf. Mc 11, 23), así ningún rico puede entrar en el reino de Dios. La imagen pone de realce esa dificultad, mas no pretende establecer una imposibilidad absoluta” (R. SCHNACKENBURG, EL evangelio II, 101). 36. “Es el miedo del discípulo que se imagina el seguimiento como un camino hacia la muerte, con un precio demasiado elevado que pagar. La respuesta de Cristo es inesperada y profunda como siempre: la vida eterna y el ciento por uno en el tiempo presente (10, 29-30). Las palabras de Marcos no son una respuesta ingenua, formulada en un momento de optimismo; la verdad es que no tiene reparos en añadir: “a pesar de las persecuciones”. De todas formas, la opinión de Cristo no admite ninguna duda: el seguimiento no es un camino hacia la muerte, sino hacia la vida; no es pobreza, sino riqueza; no es pérdida, sino ganancia” (B. MAGGIONI, El relato, 151).
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vida eterna, pero aquí abajo no experimentará el gozo del Reino, no encontrará la paz ni alcanzará la plenitud del corazón. Vivirá angustiado como dio a entender ese rico, que salió de prisa (corriendo) al encuentro de Jesús. Esa intranquilidad es la que le hace preguntar a Jesús qué tiene que hacer para hallar la vida eterna; síntoma de que no la había pregustado. A partir de esa experiencia de fragmentación que siente, tiene miedo de perder la vida eterna, por eso pregunta37. La pregunta de los discípulos va en el sentido de que si esas son las condiciones del reino, ¿quién va a entrar en él? Y si no se entra, el proyecto de Dios queda frustrado y el hombre en las mismas condiciones de insatisfacción que antes. En ese sentido se ve la lógica de la pregunta de Pedro: “Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido”. ¿Nos vamos a quedar solos? ¿Qué va a ser de nosotros? No es una pregunta sobre la subsistencia del grupo, aunque no la excluya. A la extrañeza de los discípulos Jesús deja abierto un camino: “Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios” (10, 27). La experiencia del seguimiento (10, 28-31) 28 Pedro se puso a decirle: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.» 29 Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, 30 quedará sin recibir el ciento por uno: ahora, al presente, casas, hermanos, hermanas,
37. Como podrá comprobar el lector esta interpretación que estamos dando del sentido de las riqueza respecto a la experiencia religiosa es muy personal, pero creemos que está en plena sintonía con el pensamiento de Marcos. Con ello no aceptamos dos caminos de salvación, porque el evangelio no habla aquí de la salvación final de forma directa, sino de la entrada en el reino que Jesús predica. Late aquí una catequesis de Marcos que quiere mostrar la diferencia entre la fe judía y la cristiana. Para Jesús la alegría del rico se halla en compartir las riquezas en una comunidad de iguales. El reino instaurado por Jesús anticipa la vida eterna. Se trata, pues, en todo el relato del paso del judaísmo al cristianismo. Sin este supuesto se hace ininteligible el pasaje.
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madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. 31 Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros.»
Este pasaje quiere esclarecer la naturaleza del seguimiento. Pedro le recuerda a Jesús que ellos han dejado todas las cosas y le han seguido. De cuanto dice Pedro, la primera parte es verdad, pero no la segunda38. Pedro pregunta indirectamente por la recompensa, lo cual indica que su seguimiento no ha sido puro ni desinteresado. Jesús le responderá haciéndole una promesa muy detallada. Ante todo, el objeto de las renuncias debe ser él y el evangelio39. Estas dos palabras son claves: la persona de Jesús y el mensaje (evangelio) se van a identificar, pero es conveniente que el discípulo las tenga presentes. Marcos indudablemente quiere resaltar que no estamos ante un proyecto, sino ante una persona, que a la vez es un mensaje. Jesús detalla las realidades que hay que dejar por él y el evangelio: casa, hermanos, hermanas, padre, hijos o hacienda. Éste recibirá el ciento por uno, es decir esas realidades multiplicadas. El ciento por uno es una fórmula conocida en la época de Jesús, aplicada a aquellos que dejaban determinadas cosas por la Ley. Indudablemente quiere decir que se recibirá una experiencia incomparablemente mayor que la dejada, pero en esa línea, aunque no interpretada en forma idéntica. En cada caso ha de verse la proporcionalidad. Se trata de una experiencia que hay que redimensionar desde los valores del Reino. En la fraternidad de Jesús se compartirán las cosas, allí encontrará numerosos hermanos y hermanas y madres en la fe. La renuncia se convertirá en plenitud. Igualmente la hacienda o 38. “¡Mira! ¡Nosotros lo hemos dejado todo...! (10,28). Habla como portavoz del grupo (dice nosotros) y contrapone su conducta a la del rico: han seguido a Jesús, forman la Iglesia. Mc no ha querido valorar esa afirmación. Deja que el texto la matice: para hacerse verdadera familia de Jesús, Pedro y los suyos tendrán que superar la crisis de la cruz” (X. PIKAZa, Pan, casa, palabra, 290). 39. “Que representa a Jesús en la situación posterior a la cruz y a la resurrección” (J. GNILKA, EL evangelio II, 107).
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los campos estarán al servicio de todos. La fraternidad de Jesús no será un grupo de hambrientos, sino una comunidad en que los bienes están al servicio de los otros y de los pobres. Se trata de una vida humana digna, desde el único lugar que se pueden compartir las cosas con los pobres. En ese espacio de Jesús todo se torna familia. Jesús no revelará el modo, en cada caso el grupo lo determinará, pero todo debe ser compartido40. Del padre, que se deja, no se dice que se recibirán cien padres más. Para algunos esto significa que en la comunidad de Jesús abundará la ternura (la maternidad y la fraternidad)41, y estará ausente la idea de dominio (patriarcalismo), representado por el padre en la sociedad hebrea42. Mi opinión es que el padre terreno no se recupera, porque el centro de la comunidad y de la vivencia del grupo es el Padre de Jesús. El Padre preside desde su amor de Abbá todo el espacio de la comunidad, él es la experiencia fundamental de los seguidores, nadie puede hacer sus veces. Se remite aquí a una experiencia muy profunda, que se identifica con la buena nueva (evangelio) o con la ternura de Dios (Abbá). A esta comunidad de vida y experiencia del Padre no tendrá acceso el rico. 40. “Puntualiza J. Schmid: «por compensación centuplicada de los bienes terrenos no se entienden ciertamente estos mismos bienes en cantidad centuplicada, sino algo que les sobrepasa cien veces, es decir, que vale infinitamente más, la unión con Dios»” (A. PRONZATO, Un cristiano II, 140). 41. “Jesús ha fundado la Iglesia sobre el gozo de la comunidad de madres/hijos y hermanos/as, evocando así uno de los símbolos que empleará la dogmática teológica (trinitaria). Son símbolos humanos (familiares) que permiten entender la Trinidad. 1) La maternidad humana es símbolo del Padre en cuanto principio de vida. 2) La filiación remite a Jesús, el Hijo (cf. 1, 11; 9, 7). 3) La fraternidad sororidad nos sitúa en el nivel del amor del Espíritu santo” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 29787). 42. “La comunidad que Jesús instituye es una comunidad fraternal, no patriarcal; las relaciones internas son horizontales, no verticales. Uno solo es el Padre, y él es el fundamento de la fraternidad; siempre que alguien quiera usurpar este papel, la fraternidad se romperá. Incluso más, si alguien se cree en la cúspide de la pirámide, que se descubra como el de menos importancia. Quien ha dejado hogar, riquezas, etc. recibe lo que ha dejado multiplicado por cien, pero siempre en igualdad radical con todos los miembros de la sociedad nueva del reino “(F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 167).
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Pero hay algo que en Marcos no aparece como realidad que hay que abandonar por el Reino, aunque sí en Lucas. Se trata de la esposa o del esposo. Hace poco Jesús afirmaba su indisolubilidad. Se trata de algo que Dios ha unido (el Padre). Ambos han de compartir el mismo proyecto, por eso, el seguimiento de Jesús tendrán que vivirlo en común. Nadie puede entrar en esa intimidad; constituyen una única realidad43. Al ciento por uno en esta vida, Marcos añade “con persecuciones”. Cuando el evangelista estampa estas palabras, no lo hace sin conocimiento de lo que dice. La comunidad de Jesús y Jesús mismo han conocido el dolor por parte de sus adversarios; dolor hasta la muerte en Jesús y en los suyos. La sentencia final, “pero muchos primeros serán últimos...” recuerda de forma velada que en el nuevo Reino los últimos, los servidores de todos serán los primeros. Aunque el “logion” puede hacer también referencia a aquellos que se consideraban primeros en el A.T., los fariseos, ahora en el nuevo orden de cosas pasarán a ser los últimos44. La cruz en Jerusalén (10, 32-34) 32 Iban de camino subiendo a Jerusalén, y Jesús marchaba delante de ellos; ellos estaban sorprendidos y los que le seguían tenían miedo. Tomó otra vez a los Doce y comenzó a decirles lo que le iba a suceder: 33 «Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, 34 y se burlarán de él, le escupirán, le azotarán y le matarán, y a los tres días resucitará.»
43. “No se menciona la esposa, según el ideal contenido en el proyecto de Dios (10, 8-9), ese vínculo no puede romperse ni puede ser obstáculo para el seguimiento” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El Evangelio II, 468). 44. “Entonces aparecerán las verdaderas valoraciones. El cambio de papeles puede referirse a los que dominan y a los dominados, a reyes y esclavos. La expresión ‘muchos primeros’ excluye un juicio global. Hay también quienes continúan siendo primeros y últimos. En unión con 29s, este cambio de roles adquiere una referencia concreta: la comunidad” (J. GNILKA, EL evangelio II, 108).
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Este tercer anuncio de la Pasión45 es el más explícito46 en cuanto a los sufrimientos que se le van a infligir al Mesías. Las autoridades judías le condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, quienes lo ejecutarán. Judíos y gentiles –todos bajo el pecado–, nos dirá más tarde Pablo. Parece que en la afirmación: “Y los que le seguían tenían miedo”, hay que descubrir otros seguidores47. El anuncio va dirigido a los Doce y otros seguidores. También es propio de este tercer anuncio el nombrar a Jerusalén hacia donde suben. En Jerusalén, lugar de las promesas, centro de la religiosidad, sede del templo, el Mesías no va a ser entronizado, sino aniquilado. Aunque se hablará de la resurrección, que tendrá lugar al tercer día, ésta se realizará al margen de la institución judía. Jesús quiere borrar de la mente de los discípulos que no sueñen más ni con la Ley (escribas) ni con el templo (sumos sacerdotes) como expresiones de su proyecto; ni tampoco pueden pensar en Roma (gentiles). Jerusalén se opone frontalmente al proyecto de Jesús, y Roma también Iban caminando hacia la ciudad, Jesús, los Doce y un grupo de acompañantes. Jesús iba delante, los demás iban sorprendi45. “No carece de intención el que se coloque también el tercer anuncio de la pasión (cf. 8, 27ss; 9, 30s) bajo el motivo del camino. Tanto en la observación introductoria como en boca de Jesús, Jerusalén aparece como meta del camino, como el lugar de su pasión. El Jesús que camina delante, que se dirige hacia esa meta por decisión suya personal, y los que siguen sus pasos detrás de él son la representación gráfica de la idea del seguimiento y ponen de manifiesto que el seguimiento de Jesús es la marcha hacia la muerte” (J. GNILKA, El evangelio II, 111). 46. “Varios elementos exclusivos de Mc (v. 32) dan especial relevancia al momento: Jesús ha rebasado a los discípulos y éstos ya no le dan alcance; escapa a su comprensión la manera que tiene de enfrentarse al Centro, donde pueden temer lo peor. Por eso están desconcertados y tienen miedo” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 166). 47. “Jesús va delante, decidido. Se extrañan y se preguntan a dónde irá a parar todo. Marcos añade que el cortejo de los que seguían (= la totalidad de los discípulos) tenía miedo. Buena imagen del discipulado de todos los tiempos: ha apostado por Jesús y le sigue. Oye continuamente de Jesús cuál es la verdad del camino cristiano, pero no sabe escucharla, no es capaz de un seguimiento consciente” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 168).
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dos y tenían miedo. Por dos veces se repite aquí el nombre de la ciudad. Con ello se quiere resaltar su presencia en esta perícopa. Jesús va en cabeza, dispuesto a afrontar el reto de la ciudad con su proyecto de buena noticia. ¡Increíble! Los Zebedeos exigen los primeros puestos (10, 35-40) 35 Se acercan a él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen: «Maestro, queremos nos concedas lo que te pidamos.» 36 Él les dijo: «¿Qué queréis que os conceda?» 37 Ellos le respondieron: «Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda.» 38 Jesús les dijo: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?» 39 Ellos le dijeron: «Sí, podemos.» Jesús les dijo: «La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado; 40 pero, sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado.»
Hemos podido comprobar que después de cada anuncio de la Pasión surge una reacción de egoísmo por parte de los discípulos. En el primero, fue Pedro (8, 31-33) quien se enfrentó a Jesús, al que le dijo que no le podían suceder esas cosas que él acababa de anunciar. En el segundo, fueron los Doce, que discuten quién es el más importante (9, 30-37). Ahora son los hijos del Zebedeo48, a los que en seguida secundan los otros diez49. 48. “De hecho, como después del segundo anuncio de la muerte (9, 31), se manifiesta también ahora la ambición del grupo (cf. 9, 34). Santiago y Juan, ‘los truenos’ (= los autoritarios, 3, 17), sin darse por enterados del anuncio anterior, esperan que Jesús ocupará el trono de Israel (el día de tu gloria) y, adelantándose al resto del grupo, solicitan para ellos los primeros puestos en el reino que imaginan” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 191). 49. “El problema de los dos zebedeos es de todos. Por eso, los diez restantes se enojan con ellos, iniciando una disputa general por el poder (10, 41). Es evidente que, dejándose llevar por ella, la Iglesia acabaría destruyéndose a sí misma. Para superarla ofrece Jesús la nueva lógica de autoridad y servicio que brota de su entrega. Vuelve de esa forma a la enseñanza de 9, 33-35, cuando ponía al niño en el centro de la Iglesia” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 303).
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La narración de los Zebedeos está hecha de forma solemne. No proceden a formular la petición inmediatamente, quieren como ganarse la benevolencia de Jesús primero. ¿Qué es lo que realmente piden?50 Después del tercer anuncio de la Pasión saben que el Mesías va a pasar por el dolor. Ellos piden un puesto de honor cuando el Mesías alcance su triunfo escatológico. Podemos pensar que esta gloria que ahora piden es como más espiritual, menos mundana que con la que soñaban hasta este momento, pues, como veremos, están dispuestos a pasar por la Pasión de Jesús. Pero esa dignidad no se le permite al discípulo buscarla. Aspirar a beber su copa y bautizarse con su bautismo, es decir, sumergirse en la Pasión51, sí puede ser una aspiración del discípulo; pero al aceptar esto, les dirá Jesús que no saben lo que piden. Sin embargo, el puesto más importante en el Reino es para aquél que elija el último lugar. El sentarse a la derecha o a la izquierda no es un regalo, es algo que se consigue con el seguimiento de Cristo. Estos puestos están preparados para aquellos que le siguen más de cerca: “para quienes está preparado”; se trata de un pasivo teológico, que equivale a “para quienes está preparado por Dios”52, pero en el sentido que acabamos de decir. Es chocante que después del tercer anuncio de las humillaciones y muerte del Mesías estos discípulos sigan buscando los 50. Los autores piensan que se trata de la expectación mesiánica con grandes tintes de poder mundano: “La fe de aquellos hombres adoptaba la forma de las esperanzas mesiánicas de aquel tiempo, y no logra despojarse de ellas a pesar de reiteradas puestas en guardia por parte de Jesús. Se imaginaban a un Mesías triunfador temporal sobre los paganos y los ‘hijos de las tinieblas’” (H. TROADEC, Comentario, 329). 51. “Alguno ve una profecía de la muerte violenta que deberán sufrir los dos apóstoles. Pero probablemente, Jesús se limite a indicar las tribulaciones y las persecuciones que afrontarán por amor del Maestro” (A. PRONZATO, Un cristiano II, 161). 52. “A los discípulos que aspiran a la soberanía, y a todos cuantos quieran seguirle, Jesús les responde que deben dejar de lado las aspiraciones de poder y confiarse por completo a las disposiciones divinas como hace él” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 117).
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primeros puestos, aunque sean del mundo venidero, y que los otros diez participen de los mismos sentimientos. Estamos terminando la vida pública y los discípulos siguen sin comprender. De acuerdo con la idea de Marcos, podríamos comentar: “Es que tenían el corazón embotado”. Epílogo a la vida pública: La esencia del evangelio consiste en el servicio (10, 41-45) Al oír esto los otros diez, empezaron a indignarse contra Santiago y Juan.42 Jesús, llamándoles, les dice: «Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su poder. 43 Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, 44 y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos, 45 que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.» 41
Estos versículos forman estrecha unidad con los precedentes, aunque el 41 habría que vincularlo más a los anteriores que a éstos. De nuevo el evangelista anota que Jesús llama a los Doce; nuevo signo de que se hallan distantes de él. Está terminando la vida pública y los discípulos no comprenden el discurso de la cruz. Y otra vez Jesús se ve obligado a esclarecer en qué consiste la grandeza del hombre. El servicio y la búsqueda del último lugar como modo de entrega a los demás es la actitud más propia del verdadero seguidor. Ser servidor y esclavo de todos. La primera palabra remite al término “diákonos”53 y la segunda al Siervo. El hijo del hombre no ha venido a ser servido, como en el caso de la tradición de Daniel, sino a servir, como el Sier53. “Jesús caracteriza, por tanto, a sus seguidores como los que, dentro de la comunidad, son ‘servidores’ (gr. diákonos, el que sirve por amor) y, respecto a la humanidad, ‘siervos’ término explícitamente opuesto a toda concepción pagana de dominio y de poder” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 193).
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vo de Yahvé54, y a dar su vida en rescate por muchos. Nueva lectura de Jesús de la tradición judía. Al hijo del hombre de Daniel los pueblos le rinden pleitesía, Jesús, Hijo del hombre, será entregado en manos de los hombres. Los conceptos de grandeza y honor del A.T. han sido totalmente subvertidos en la historia de Jesús. El hombre sólo alcanzará la plenitud humana, mediante la entrega de sí mismo y el servicio total. Desde esta perspectiva no es extraño que en nuestro pasaje se halle un concepto muy negativo del poder político, al que se considera dominador y opresor. Estos textos parecen una advertencia a los que presidían las comunidades cristianas. El ciego de Jericó o el paradigma del discípulo ideal (10, 46-52) 46 Llegan a Jericó. Y cuando salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino. 47 Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: «¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!» 48 Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!» 49 Jesús se detuvo y dijo: «Llamadle.» Llaman al ciego, diciéndole: «¡Ánimo, levántate! Te llama.» 50 Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino ante Jesús. 51 Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: «¿Qué quieres que te haga?» El ciego le dijo: «Rabbuní, ¡que vea!» 52 Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado.» Y al instante recobró la vista y le seguía por el camino.
En estos últimos capítulos vamos viendo cómo los discípulos se sienten impotentes para asumir el proyecto de Jesús. A pesar 54. “Toda la vida y muerte de Jesús se entienden como servicio. Sólo de esta manera el Hijo del Hombre se convierte en salvador de todos los hombres. La ‘venida’ de Jesús significa, toda su vida y todo su actuar. Estar bajo la voluntad de Dios. El venir ‘no para ser servido’ excluye el ejercicio de toda forma de autoridad según el modelo mencionado en v. 42. La vida de Jesús muestra de manera ejemplar este nuevo modelo de servir y se convierte en punto de referencia de todo obrar. A la luz de la nueva actitud básica del servicio se replantean todas las relaciones entre los hombres” (F. LENTZEN-DEIS, Comentario, 325).
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de ello se percibe el esfuerzo que están realizando. Acabamos de ver cómo los Zebedeos aspirando a la gloria escatológica la comprenden desde dimensiones terrenas pasando por alto el misterio de la cruz, que se va a revelar en Jerusalén. El pasaje del ciego de Jericó nos permite comprender cómo el seguimiento auténtico es un don del mismo Jesús55. Jericó es como una meta en el camino: “y llegan a Jericó”56. Por clima y situación política era una ciudad de “confort”57. En la mente de Marcos es la ciudad de lo mundano, del disfrute de la vida; el último reducto antes de llegar a Jerusalén. Según el relato marcano Jesús no se detiene en ella: “llegan a Jericó. Y cuando salían de Jericó”. Jesús que va hablando del seguimiento y de la renuncia, no se detiene58 en la ciudad del bienestar. Va acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. En estas circunstancias, aparece un ciego, del que no se nos ofrece su propio nombre, sino el de su padre, el hijo de Timeo (Bartimeo). Posiblemente, el nombre patronímico arameo remita a la tradición histórica y no haya que buscar ningún simbolismo en él. 55. “Los doce siguen a Jesús en camino equivocado de egoísmo mesiánico. Frente a ellos presenta Mc a un auténtico discípulo: un ciego que ha visto a Jesús como mesías de la misericordia y quiere alcanzar la vista externa para seguirle por dentro en el camino de la entrega. Hay al fondo un recuerdo histórico, un relato de milagro. Pero el texto es claro paradigma de discipulado, construido en oposición a los zebedeos del pasaje precedente” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 30796). 56. “Estamos llegando al final del camino a Jerusalén. El último episodio, antes de empezarlo, había sido la curación de un ciego (8, 22-26). Aquel ciego era figura del discípulo. Entonces se nos dijo que Jesús tuvo que imponerle las manos dos veces; tras la primera sólo veía confusamente (...). No es fácil dar la vista nítida al discípulo. Lo hemos comprobado a lo largo de los tres anuncios de la pasión. También ahora, el último episodio antes de entrar en Jerusalén, nos habla de otro ciego y de la ceguera del discípulo” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 171). 57. “Es un oasis fertilísimo. Respecto de Jerusalén suele tener una temperatura de unos 10 grados más de calor. Lo cual, especialmente en el período invernal y de lluvias, representa una gran ventaja. Jericó se convierte de este modo en una estación de descanso muy frecuentada. Lagrange, como buen francés, no duda en calificarla la Niza de Judea” (A. PRONZATO, Un cristiano II, 177). 58. “Con la salida de Jericó, donde Jesús no ha ejercido actividad alguna, empieza el último tramo de la subida a Jerusalén” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 194).
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Este ciego estaba sentado junto al camino pidiendo limosna. En primer lugar no estaba en el camino, sino junto59 al camino. No había entrado en el camino de Jesús, aunque había abandonado la ciudad mundana. Es cuanto tiene que hacer un seguidor de Jesús60. El ciego oye que pasa Jesús Nazareno. Es la primera idea que tiene el discípulo, que Jesús es de Nazaret. Le invoca con un doble título: Hijo de David, Jesús. Le atribuye a Jesús el título del mesianismo judío61. No olvidemos que está ciego, como los discípulos, por eso, como el ciego de Betsaida, no ve bien la figura de Jesús. De momento el ciego sólo sabe que Jesús es poderoso. Muchos le regañan para que no grite, para que no interrumpa a Jesús en su marcha hacia Jerusalén donde ellos piensan que se va a poner en pie su proyecto. Jesús ordena que le llamen. Quienes le comunican la orden, le dicen: ánimo, levántate, te llama. Tres palabras cargadas de sentido, que trascienden el momento. La presencia de Jesús quita todos los temores y da fuerza para ponerse en pie. Esta palabra es la misma que se utiliza para hablar de resurrección. Y la última: “te llama”, nos habla de discipulado o seguimiento. La reacción del ciego fue inmediata. Arrojó el manto62 y de un brinco se puso en pie y vino donde Jesús. Ante la pregunta 59. Para tên hodon. 60. “La comparación de las versiones sinópticas de este milagro (...) demuestra que Mc carga el acento más en el elogio que hace Jesús de la fe de aquel hombre que en el hecho mismo de la curación; no se narra ningún gesto de sanación (en contraste con Mt 20, 24), y al final, faltan las habituales expresiones de asombro [en contraste con Lc 18, 43]” (E. J MALLY, Evangelio, 123). 61. “La índole de la ceguera está formulada por el ciego mismo en su apelación Hijo de David, Jesús, donde antepone el título al nombre propio: el objeto de su adhesión es el hijo/sucesor de David, el segundo David, modelo de rey guerrero y triunfador, que ve encarnado en Jesús” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 195). 62. El manto en el A.T. se identifica con la persona. Piénsese en el caso de Ajías, que divide su manto en doce partes. Diez partes representaban el reino de Israel y dos el de Judá (1R 11, 29-32); en el de Elías entregando su manto a Eliseo (1R 19, 19s), o Jesús en la última cena que antes de lavar los pies de sus discípulos se quita el manto para recuperarlo después (Jn 13, 4-12). Sobre el sentido del manto cf J. MATEOS - F. CAMACHO, Evangelio, figuras, 20-25.
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de Jesús sobre qué quiere que le haga, el ciego hace la súplica: ¡Rabbuní! que vea. Este clamor aquí al final de la vida pública, después de que Jesús ha dicho de sus discípulos que teniendo ojos no ven, es un grito oracional, que demanda la gracia de que se le abran los ojos del espíritu para comprender el proyecto de Jesús. La oración va acompañada ahora no del título del Hijo de David, sino de una palabra que se acerca ya más a la fe pascual: “Rabbuní”. Esta misma expresión será utilizada por la Magdalena en el huerto la mañana de Pascua al reconocer en el jardinero la persona de Jesús (Jn 20, 16). El ciego ha roto con todo. Ha dejado atrás la ciudad, ha tirado lejos de sí el manto, que en la tradición judía significa el poder, ya no le queda nada, está desnudo, nada le impide dar el salto (dio un brinco) para ponerse delante de Jesús. Ahora ya descubre que Jesús es Rabbuní. Jesús, le dice: “vete, tu fe te ha salvado”. En ese momento el ciego recobra la vista y entra en el camino: “Y le seguía en el camino”63. Le seguía, en imperfecto, una acción continuada, sin término. El seguimiento de Jesús no tiene meta en esta vida; acompaña al hombre hasta el último momento de su existencia. El ciego antes estaba junto al camino, una vez curados sus ojos por Jesús, entra en el camino y ya se va con él, a morir en Jerusalén. Es el auténtico discípulo64. El ciego de Jericó en cada uno de los evangelios En esta narración de Marcos el ciego simboliza el primer paso que exige el discipulado de Jesús: renuncia a la mundanidad, que uno no puede realizar por sus propias fuerzas; por eso el ciego grita y pide el auxilio de Jesús, no haciendo caso de la opinión de la gente. Hay que salir de lo mundanal; nos vienen a la 63. En tê hodo. 64. “El mendigo de Jericó es para Marcos verdaderamente un creyente porque alcanzó la verdadera orientación de su fe. Ella descansa en la cruz que se prepara a Jesús y a sus seguidores [8, 34]” (J. GNILKA, El evangelio II, 131).
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mente la salida de Abraham y el Éxodo; ambas cosas ahora se interiorizan y asumen en categorías de existencia. En el caso de Abraham es Dios quien le infunde la fe en virtud de la cual queda justificado; en el caso del ciego es Jesús quien llena sus ojos de luz, por cuya iluminación el ciego entra inmediatamente en el camino: “y le seguía en el camino” (Mc 10, 52). Mateo en un contexto similar, pero, adoptando las categorías que le son propias, habla no de un ciego, sino de dos. Da la impresión de que ambos están representados en la narración al modo de un coro: hablan al unísono, y una vez curados, juntos, le siguen. Mateo ya no piensa en el seguimiento individual, que se supone, sino en el de la comunidad. Mateo ha leído el texto de Marcos en un segundo nivel. Ha puesto sociedad en donde Marcos sólo veía individuo. Lucas, por su parte, realiza una modificación curiosa. Se trata, como en el caso de Marcos, de un único ciego, pero éste no se encuentra a la salida de Jericó como el de Marcos o los dos de Mateo, sino a la entrada. Jesús le cura y, una vez realizado el milagro, Lucas tiene interés en hacernos saber que Jesús no atraviesa deprisa Jericó, sino que lo hace lentamente; allí se encuentra con Zaqueo, quien responde a su llamada de conversión. Lucas contempla al ciego desde otra perspectiva teológica. El ciego, una vez curado, acompaña a Jesús en su misión; es un misionero. ¿Qué pensar del ciego de Juan (9, 1ss)? Se halla en Jerusalén, cerca del templo, no en Jericó. Juan ha interiorizado la problemática65. Ya no se habla de camino ni tampoco se trata de seguimiento propiamente dicho, sino de adhesión a la persona de Jesús. ¿Pretenderá Juan presentar a su ciego en un marco superior al de los otros evangelistas? Los siete títulos que envuelven la narración dan a entender que el ciego, al ser tocado o, mejor, ungido por el barro amasado con la saliva de Jesús, se siente recreado y orientado plenamente a él; es como si algo de Jesús –el barro vitalizado con su saliva– le hubiera transformado en él. 65. Cf. S. CASTRO SÁNCHEZ, Evangelio de Juan, Bilbao, 20012, 227.
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La palabra unción que ya en el versículo sexto ponen algunos códices de gran solvencia parece suponer que el evangelista está pensando en el bautismo, por el que el hombre renace a una nueva realidad en virtud de la comunión o unión con Jesús. Esto se comprueba si tenemos en cuenta que la recuperación de la visión sólo tiene lugar cuando el enfermo por indicación de Jesús se lava en la piscina de Siloé, que el evangelista traduce por “enviado”. ¿No estaría simbolizando la piscina el agua que un día brotaría del costado de Cristo? El ciego se ha lavado en Cristo. Fue ungido de Cristo –barro amasado con saliva–. Experiencia del Espíritu y del bautismo. Gran número de Padres y comentadores modernos reconocen explícitamente que en algunos momentos de la narración se halla presente la tradición de la práctica bautismal de la Iglesia. Los ciegos mencionados representarían los diversos estadios de comprensión de la persona de Jesús: el de Marcos nos hablaría de la primera renuncia que implica el seguimiento: dejarlo todo y quedarse con lo absoluto de Jesús; el de Mateo expresaría eso mismo, pero realizado en comunidad; Lucas por su parte, nos presenta el tercer estadio: quien tiene la experiencia de conversión y la comunitaria, ya puede predicar al Señor, es el misionero. Juan nos habla de la experiencia suprema. Quien ha realizado el recorrido de los tres estadios precedentes, está capacitado para la experiencia profunda de Jesús; estaríamos en la experiencia mística.
CAPÍTULO 11
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Llegó el momento. La estancia en Galilea ha tenido por objeto proclamar el evangelio, la buena nueva, que se ha desarrollado en dos fases: primero proponiendo hacia dónde se dirige la bella noticia: hacia una nueva sociedad, hacia una fraternidad de Iguales, que proviene de la revelación de una nueva figura de Dios. El evangelio está destinado a hacer surgir un nuevo mundo, desde abajo, sin intervenciones espectaculares de Dios. La segunda fase, cuyo centro es la crisis de Galilea, ha tenido por objeto revelar que el proyecto del Mesías no puede realizarse, si no es transido de cruz. De forma solemne y por tres veces Jesús anunciará que a la resurrección no se llega si no es a través de profundas humillaciones morales y sufrimientos físicos. Todo ello va a tener lugar en Jerusalén y los artífices del drama serán las autoridades judías. Por eso Jerusalén será considerada en el evangelio de Marcos la ciudad que representa las fuerzas diabólicas, que se oponen al proyecto de Dios. Por eso también parece surgir del evangelio marcano desde sus mismos orígenes como un impulso vital que se dirige a la destrucción de Jerusalén. La fuerza moral del evangelio va a sepultar para siempre la ideología de esa ciudad, que no fue fiel a la idea original de Dios. “¡Delenda est Jerusalem!” Evidentemente, la destrucción de la ciudad que postula el evangelio no es el aniquilamiento físico realizado por los romanos1. 1. “El segundo evangelio, que expresa su visión mediante la «clave» del templo de Jerusalén, parece concebir la relación entre cristianismo y judaísmo como
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El ciego de Jericó, símbolo del auténtico discípulo, se ha puesto en camino con Jesús para subir decidido a la ciudad (10, 52). Jesús sube allí para hacerla frente: “id al pueblo que está enfrente de vosotros” (11, 3). Su estancia en ella va a consistir casi por entero en un enfrentamiento con sus dirigentes. Jerusalén ya no reviste carácter sagrado, Marcos la denominará siempre por su nombre griego “Ierosólima”. Mientras en Galilea Jesús impartía sus enseñanzas morales (espirituales), en Jerusalén expondrá sus enseñanzas dogmáticas. Curiosamente su magisterio se va a realizar por entero en el templo y lo hará fundamentalmente al tercer día de haber llegado a la ciudad (11, 27); proclamando a la salida (13, 1) el discurso escatológico. La consumación de lo viejo. Como acabamos de decir, dedicará tres días a manifestar su pensamiento2 y durante otros tres consumará los sucesos relacionados con su Pasión (14, 1). Sumados, nos dan una semana de estancia en la ciudad de Jerusalén. Así sólo –según Marcos– la última semana de su vida la pasa en la hostil Jerusalén. Pero, aunque aquí sea ejecutado y resucite, Jerusalén no merecerá ver al Resucitado. El joven del sepulcro vacío anunciará a las mujeres que avisen a Pedro y a los discípulos que vayan a verle a la amada Galilea (16, 7). Galilea resulta así como el lugar donde floreció el evangelio. El lugar donde se manifestó el novio3, y también el lugar donde el novio encontró a la amada: la comunidad judeo-cristiana (representada en la hija de Jairo: 5, 22-24.35-43) y la comunidad pagano-cristiana (figurada en la hija superación, pero no en la continuidad, sino más bien en la ruptura. En efecto, el templo es inferior a la novedad evangélica no sólo por incumplimiento, sino por la inadecuación de su misma naturaleza y será sustituido” (G. BUGUZZI, “Yo destruiré este templo”, 12). 2. 11, 11.12.19.20. 3. “¿Pueden acaso ayunar los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Mientras tengan consigo al novio no pueden ayunar. Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán; en aquel día” (Mc 2, 19-20). En un espacio tan breve Marcos ha repetido la palabra novio tres veces.
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de la sirofenicia: 7, 24-30). Dos jovencitas que expresan a las claras la belleza, vitalidad y juventud de la iglesia de Jesús4. Jerusalén sólo deparó a Jesús dos momentos gratificantes patrocinados también por mujeres: el de la viuda que echa su insignificante (grandísima: 12, 41-44)) limosna en el tesoro del templo y el de la mujer que antes de la Pasión lo unge (14, 3-9). Todo lo demás se especifica por enfrentamientos profundos con las autoridades judías que finalizan con el proceso en el que es condenado a la muerte más ignominiosa, la de la cruz. Jerusalén se muestra en Marcos como un profundo y tremendo misterio. Viene a identificarse con el templo y las instituciones judías, que han vuelto las espaldas al proyecto original de Dios. El discurso escatológico (cap. 13) será el exponente más claro de su pensamiento en este sentido. Jesús aparecerá como triunfador sobre la ciudad, pero todo ello va a ser a costa de su Pasión y muerte. La ciudad cerrada, que había sido capaz de cercar la acción de Dios, reduciendo su influjo casi a sólo su entorno, al mundo judío, que había absolutizado tanto la Ley, que terminó por suplantar al mismo Dios. La misión de Jesús va a consistir en reponer a Dios en su propio lugar, a que sea el Dios vivo, quien se dirija y se entienda directamente con el hombre, un Dios sin intermediarios. La entrada en Jerusalén (11, 1-11) Cuando se aproximaban a Jerusalén, cerca ya de Betfagé y Betania, al pie del monte de los Olivos, envía a dos de sus discípulos, 2 diciéndoles: «Id al pueblo que está enfrente de vosotros, y no bien entréis en él, encontraréis un pollino atado, sobre el 1
4. “Podemos plantearnos ahora la cuestión de si el evangelista es consecuente en su orientación hacia Galilea. Es claro, naturalmente, que el final, con su punto central, Jerusalén, es una excepción. La historia de la pasión tiene una localización muy fija en la tradición. Pero, como comprobaremos todavía, a pesar de todo la ‘época jerosolimitana’ no destruye la concepción del evangelista. Además se puede observar que la historia de la pasión, por su lado, ha atraído hacia sí tradiciones, de modo que tenía ya la tendencia de crecer por detrás. Aquí sería típico, por ejemplo, el lugar 10, 46s, pero en él es insegura la delimitación de fuentes” (W. MARXEN, El evangelio, 61).
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que no ha montado todavía ningún hombre. Desatadlo y traedlo. 3 Y si alguien os dice: ‘¿Por qué hacéis eso?’, decid: ‘El Señor lo necesita, y que lo devolverá en seguida’.» 4 Fueron y encontraron el pollino atado junto a una puerta, fuera, en la calle, y lo desataron.5 Algunos de los que estaban allí les dijeron: «¿Qué hacéis desatando el pollino?» 6 Ellos les contestaron según les había dicho Jesús, y les dejaron. 7 Traen el pollino ante Jesús, echaron encima sus mantos y se sentó sobre él. 8 Muchos extendieron sus mantos por el camino; otros, follaje cortado de los campos. 9 Los que iban delante y los que le seguían, gritaban: «¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! 10 ¡Bendito el reino que viene, de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!» 11 Y entró en Jerusalén, en el Templo, y después de observar todo a su alrededor, siendo ya tarde, salió con los Doce para Betania.
Los simbolismos del camino El evangelista llamará la atención sobre el camino hacia Jerusalén como haciendo lenta la llegada a la meta: “Cuando se aproximaban a Jerusalén cerca ya de Betfagé y Betania, al pie del monte de los olivos” (11, 1). Se nombran dos localidades que están antes de Jerusalén. De Betania tenemos conocimiento, se encuentra a unos tres kilómetros de Jerusalén, al este del monte de los Olivos. Aquí se retirará Jesús al llegar la noche los primeros días de estancia en la ciudad5. Aquí le ungirá una mujer (14, 3-9), en gratitud por todo lo que va a hacer. Símbolo de la comunidad anónima que le agradece su entrega. De Betfagé no tenemos noticia alguna, pero, sin duda, tendrá su significado en la redacción de Marcos. Posiblemente es la aldea a la que va a mandar Jesús a dos de sus discípulos a buscar el pollino y que es como una extensión de Jerusalén misma6. 5. 11, 11.19. 6. “Mc redacta el texto como si identificase a Jerusalén con Betfagé y Betania, para mostrar cómo la capital domina las aldeas; de este modo Betfagé y Betania se convierten en ejemplo de ‘la aldea’ (8, 23.26), es decir, del pueblo ideológicamente manipulado por los círculos dirigentes (10, 33). La meta última del camino de Jesús, más allá de Jerusalén (lugar de su muerte), es el Monte de los Olivos, figura de su estado glorioso [cf. 13, 3; 14, 25]” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos 197).
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La mención del monte de los Olivos está relacionada con la meta final del viaje de Jesús, que es su triunfo y su manifestación mesiánica. Como veremos más adelante, el discurso escatológico proclamado aquí, se supone realizado por el Jesús glorioso. El camino que ahora emprende Jesús se dirige a la gloria. Según diversas tradiciones bíblicas el monte de los Olivos sería el lugar donde un día se manifestaría el Señor (Zac 14, 4)7. Marcos, pues, dirige la marcha hacia ese lugar. Dado el gran peso que en su evangelio tendrá el suceso de la Pasión, es necesario volver a llamar la atención del lector que su fin es la glorificación. La orden de Jesús a dos de sus discípulos para que vayan a la aldea, que está enfrente de ellos, a buscar un pollino entra dentro de lo misterioso. En primer lugar ¿por qué no se cita el nombre de la aldea, acabando de nombrar para algo más intrascendente a Betfagé y Betania? También todo lo referente al pollino está rodeado de un cierto secretismo, que trataremos de descifrar8. La localidad aludida, sin nombrarla, viene denominada por Marcos “la aldea” (tên kômên). Con esta misma palabra designó el evangelista el lugar de donde sacó Jesús al ciego de Betsaida (8, 23). Allí veíamos que la aldea representaba la institución judía de donde era sacado el ciego y adonde no debería volver cuando le mande ir a su casa. Remitimos al lector a ese lugar, en el que podrá percibirse claramente que Marcos juega con esos términos ambiguos para hacernos ver que el ciego no puede volver a las instituciones anteriores de donde fue sacado (8, 26). La aldea, pues, representa la institución judía. Cualquiera de aquellos pueblos vecinos a Jerusalén caían bajo el radio de su 7. “La profecía de Zacarías (14, 4) esperaba que ‘el día del juicio de Yahvé’, tras el que llegaría el mundo nuevo, el Señor se revelaría en ese monte” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 175). 8. “Jesús dispone con cuidado los gestos, como pretendiente mesiánico que llega a la ciudad donde Dios y los humanos deciden unidos su destino. En nombre de Dios entra, en manos humanas se pone. La tradición cristiana ha transmitido ese recuerdo que Mc reinterpreta introduciéndolo en su trama, al comienzo de la gran controversia en Jerusalén; es evidente que a sus ojos Dios mismo guía los hechos de esta historia” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 3111).
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influjo. El evangelista quiere afirmar que Jesús ya se hallaba dentro del campo de acción de Judea o más principalmente de Jerusalén. El que se diga que está enfrente de vosotros y no de nosotros, no deja tampoco de ser misterioso. Marcos va a hacer una especie de parábola con imágenes de Zacarías 9, 9, sin citarlo expresamente. Pero ya nos tiene acostumbrados a servirse del A.T.9 de forma implícita y como trasfondo de su pensamiento. Con esto no pretendemos negar la historicidad del núcleo10. Se trataría de una entrada especial de Jesús, la subida a alguna fiesta, que posteriormente la tradición evangélica ha recreado o, mejor, leído en profundidad la vivencia de Jesús. Sigo en este punto en líneas generales la interpretación de Mateos11. El asno atado significaría que la profecía de Zacarías no se ha cumplido: “Sobre el que no ha montado todavía ningún hombre” (11, 2). “Desatadlo y traedlo” significa que Jesús va a cumplir la profecía al margen del judaísmo oficial. La expresión: “El Señor lo necesita” es ambivalente. Significa por una parte –dentro del relato parabólico al que nos estamos refiriendo– que Yahvé necesita ahora poner en ejecución ese texto; pero, bajo otro punto de vista, de forma velada como ha hecho Marcos en otras ocasiones, lo refiere a Jesús (Mc 1, 3). Se ha 9. “Sin embargo, se ignora en la teología oficial (atado), es decir, el pueblo judío posee la Escritura, pero la mutila o la amordaza; los enviados de Jesús que llevan ya la imagen del verdadero Mesías, pueden rescatarla; nunca ha existido en Israel un líder que cumpliese esa profecía (que nadie ha montado todavía); es una denuncia de la historia pasada, siempre caracterizada por la violencia y el dominio. Jesús advierte a los enviados de que algunos puedan extrañarse de que vayan a utilizar ahora ese texto; la respuesta que tienen que dar: el Señor lo necesita, implica que Jesús (“el Señor”) necesita esos textos para invalidar en los discípulos la idea mesiánica de la institución y de la gente” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 197). 10. “La estilización del relato en el sentido de Zac 9, 9 y de la mesianologia regia hace difícil la reconstrucción histórica. En contra de una entrada mesiánica se objeta que resulta ininteligible la pasividad de las autoridades judías y romanas... Como trasfondo histórico de este relato hay que suponer la entrada de Jesús en la metrópoli con sus discípulos y un grupo de peregrinos a la fiesta. Estos últimos, llenos de júbilo, habrían relacionado tal entrada con la esperanza del reino de Dios que llega desde ahora” (J. GNILKA, El evangelio II, 139-40). 11. Marcos, 196-198.
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argumentado contra esto último que Marcos no utiliza el título de Señor para designar a Jesús, pues únicamente se usa aquí y en 7, 28. Pienso que esto apoya más nuestra opinión. Marcos ha utilizado el título de Kyrios para mantenerse dentro de su plan del secreto mesiánico. Los discípulos fueron y cumplieron la orden de Jesús. Al describir dónde se encontraba el pollino nos tropezamos con una palabra de difícil traducción: “tou anfodou”, que al pie de la letra significa doble camino. El vocablo en otros lugares de la Escritura puede traducirse por calle, pero aquí es muy probable que no equivalga a eso y signifique un lugar donde se cruzan dos calles. Mi opinión es que la situación del pollino, atado junto a una puerta fuera, en el cruce de dos calles, representa el sentido de la profecía, que dada la expectación mesiánica del momento, podía interpretarse de dos maneras: o un mesianismo en debilidad, orientado al servicio, o el clásico mesianismo nacionalista y dominador. Jesús iba a adoptar la primera lectura; entraría en la ciudad en actitud pacífica y mansa. Estamos evidentemente ante un simbolismo. Otros pensaron que la palabra original sería “ampellou” (viña). El pollino estaría atado a la vid, y aludiría a Gn 49, 11, a las bendiciones de Jacob. Como observa Taylor “esta hipótesis es sugestiva, pero poco convincente”12. Siguiendo el sentido simbólico del relato, aquellos que se hallaban presentes y vieron desatar al pollino, son los que están abiertos a las Escrituras y desean que éstas se cumplan. Son los expectantes de la manifestación mesiánica y se sienten conmovidos cuando observan que la profecía se va a cumplir. Jesús va a dar cumplimiento a la profecía y la va asumir en sentido pacífico y manso. Es verdad que la profecía no se cita. No hace falta, porque la descripción, que nos hace Marcos de la entrada, la deja traslucir tan claramente que aludir a ella sería como llamar la atención inútilmente sobre aquello que está en la mente de todos. Sabemos, por otra parte, que el asno en los paí12. Evangelio, 546.
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ses orientales servía de cabalgadura a los reyes y príncipes cuando entraban en las ciudades en plan victorioso, pero siempre en sentido pacífico (Gn 22, 3; Ex 40, 20; Núm 22, 21; Jc 5,10, etc.)13. Hacia la ciudad Jesús no sólo va acompañado de los discípulos sino también de otros. El evangelista después afirma que “echaron encima sus mantos y se sentó sobre él”. ¿Quiénes fueron los que echaron encima sus mantos? ¿Los dos que fueron a buscar el pollino?, ¿los Doce? Luego, muchos pusieron sus mantos y follaje cortado de los campos para alfombrar el camino. Y en seguida tanto los que iban delante como los que le seguían pronunciarán las mismas palabras de aclamación. ¿Participan de los mismos sentimientos todos? ¿Los que ponen los mantos sobre el pollino aceptan el mesianismo humilde de Jesús? y ¿los que los ponen sobre el camino quieren hacerle asumir una actitud de prepotencia?14 No parece, puesto que como hemos dicho ambos grupos prorrumpen en la misma aclamación: ¡Bendito el reino que viene de nuestro Padre David!15 La idea del reino de David en el evange13. “Frente al caballo guerrero de los reyes militarizados de Israel y Judá, Zac 9, 9 había proyectado la figura de un mesías que cabalga sobre un asno nuevo de sencillez y concordia, pues según la tradición, el rey debía montar en una cabalgadura en la que nadie antes hubiera cabalgado. Así viene Jesús en gesto que él mismo ha preparado cuidadosamente” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 310). 14. “Los discípulos han comprendido y asocian la profecía con Jesús (llevaron el borrico), el manto es figura de la persona (10, 50, el ciego) y, al poner los suyos encima del borrico, indican que aceptan al Mesías pacífico y quieren asociarse a él. Otros, por el contrario, alfombraban el camino con los mantos, gesto inspirado en 2Re 9, 13, donde los oficiales reconocen de esa manera la realeza de Jehú; los mantos puestos para pisar sobre ellos simbolizan la sumisión: quieren un Mesías dominador” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 198). 15. “Marcos añade en paralelo una segunda aclamación, que identifica al Mesías con el rey descendiente de David (Jr 33, 17.21; Ez 37, 24) y da a éste el inusitado título de “nuestro Padre”, colocándolo entre los patriarcas” (L. ALONSO SCHÖKEl, Biblia del Peregrino, 133).
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lio de Marcos evoca el mesianismo nacionalista16. El grupo acepta esa entrada humilde, pero espera un desbordamiento mesiánico. El poner los mantos en el camino y el follaje cortado de los campos recordará el suceso de rey Jehú (2Re 9, 13). Los ramos cortados de los campos sirven a la multitud para manifestar su alegría y pleitesía al rey mesiánico. Las palabras de aclamación: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! Están tomadas del salmo 118, 25-26. La palabra Hosanna significa ¡sálvanos!17 Es posible que Marcos haya puesto en boca de la multitud esta expresión con el sentido de desear que se cumpla ya el designio definitivo de Dios. La entrada de Jesús en Jerusalén avecina el cumplimiento de la Escritura como profecía mesiánica. Según los autores, la palabra hosanna18, entre el pueblo, había perdido su significado original y era una expresión de fe y de alegría derivadas de las promesas de Dios, que en cada momento se iban realizando; era una afirmación de fe y de confianza, en último término, de unión con Dios. Así se explicarían las palabras finales que prorrumpe la multitud: ¡Hosanna en las alturas! Que podíamos traducir: ¡que el grito de alabanza y de confianza llegue hasta Dios! Otros han querido leer en el trasfondo lingüístico de esta palabra un clamor de guerra contra los invasores romanos, pero en el texto de Marcos no hay nada de eso19. 16. Cf Mc 12, 35-37. “Desautoriza la interpretación que los escribas hacen del Mesías; no es ‘hijo de David’, sino «su Señor»” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 209). 17. “«Hosanna», que en un tiempo era súplica de auxilio [como nuestro ¡socorro!, cf. 2 Re 6, 26; 19,19]” (L. ALONSO SCHÖKEL, Biblia del peregrino, 132). 18. “Este grito servía originalmente para pedir ayuda en un momento de grave apuro (2 Sm 14, 4; 2 Re 6, 16) o para suplicar la lluvia (Sal 118, 25). Debido a su conexión con la fiesta de los tabernáculos, Sal 118, se hizo expresión de esperanza mesiánica, pasando el ‘hosanna’ a convertirse en una aclamación litúrgica de homenaje a Dios o al Mesías en su triunfal entrada en Jerusalén” (E. J. MALLY, Evangelio, 124). 19. “La historia de la repercusión de la perícopa de la entrada se caracteriza por dos extremos. Por un lado se la interpretó alegóricamente durante siglos. Por otra parte, recientemente, R. Eisler la empalma con su interpretación zelota de Jesús. Entre estos dos extremos, y atizado siempre por la ‘investigación de la vida de Jesús’, ha permanecido vivo el interés histórico por esta narración” (J. GNILKA, El evangelio II, 140).
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En Jerusalén ¿La entrada que Jesús pretendió realizar en Jerusalén, con tintes de mansedumbre y humildad, se convirtió en una exaltación nacionalista con peligro de sublevaciones populares? No parece. Es cierto que, aunque Marcos sea muy lacónico, deja entrever que el grupo seguía pensando con las categorías tantas veces reprendidas por Jesús, pero dentro de un campo de esperanza escatológica, no necesariamente relacionada con un movimiento militar inmediato20. La marcha de Jesús termina en el templo. Jesús entra en Jerusalén21 y en seguida se dirige al templo22; y después de observarlo todo, sale para Betania. Contempla todo lo que allí se hacía y, como veremos, después purificará el templo. De esto fácilmente se deduce que no le gustó nada de cuanto allí vio. La observación fue minuciosa como parece insinuarse en la expresión: “Siendo ya tarde, salió con los Doce para Betania” (11, 11). No quiere pernoctar en Jerusalén. Efectivamente, los días que 20. “Partiendo de algunos recuerdos históricos, la tradición ha ido redactando esta bellísima escena, inspirándose en la liturgia de las entronizaciones del rey y en textos diversos del Antiguo Testamento. Con esta entrada triunfal del rey Mesías, tan cargada de significados, Marcos pone la obertura musical, donde ya suenan los principales compases que se desarrollarán en los grandes hechos que van a pasar en Jerusalén” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 177). 21. “De las dos denominaciones utilizadas en la antigüedad para designar a la ciudad (‘Hierosólyma’ y ‘Hierousalèn’), Marcos utiliza siempre la primera. Mientras que la segunda encierra dignidad y una resonancia sacra, la primera forma (helenizada) es la denominación profana utilizada corrientemente también por los judíos para la ciudad. La elección de Marcos no es fruto de la casualidad, pues Jerusalén que se menciona de manera neutral sólo en 3, 8 es para él la sede de los adversarios de Jesús (3, 32; 7, 1), el lugar donde ellos lo matan [10, 32; 15, 41]” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 174). Lc en los Hechos siempre que utiliza la denominación helenista piensa en una ciudad abierta, cuando usa la forma hebraizante piensa en la ciudad cerrada, que se opone al designio de Jesús. 22. “Inmediatamente hace una visita de inspección al templo. Con la cual prepara Marcos la escena del día siguiente. Debemos recordar que el cuidado del templo era competencia del rey desde su construcción” (L. ALONSO SCHÖKEL, Biblia del peregrino, 133).
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precedieron al proceso, al atardecer, abandonaba la ciudad: “Y al atardecer salía fuera de la ciudad” (11, 19). La entrada de Jesús en Jerusalén tal como la celebra la cristiandad el día de Ramos: ¿fue un suceso real? ¿Es una composición literaria con objeto de traducir en lenguaje figurado el sentido de Jesús y su significado para el reino desde la perspectiva de las profecías mesiánicas? Las dudas de su veracidad histórica surgen de varios flancos: de las diversas perspectivas o modificaciones de los evangelistas y de la sospecha de que el relato está configurado en torno a la profecía de Zacarías. Ni aun los más opuestos a su historicidad se atreven a negar un posible fundamento histórico basado en alguna subida a Jerusalén con carácter especial, en la que los discípulos y algunos simpatizantes soñaron que el reino de Dios se iba a manifestar23. También el problema surge porque los sinópticos hablan de sólo esta subida, mientras que Juan supone varias. Un hecho relacionado con todo esto es la purificación del templo, que mientras Juan sitúa al comienzo de la vida pública, los sinópticos lo colocarán al final. Críticamente parece que no es posible negar la existencia de una subida peculiar de Jesús a Jerusalén. No hay argumentos suficientes para negar que Jesús tratara de adaptarse lo más materialmente posible a la profecía de Zacarías, dada su tendencia a expresarse en imágenes parabólicas. El resto, lo del pollino atado junto a una puerta, fuera, en una doble calle, ya pertenecería a la teología de Marcos. Lo mismo habría que decir, por supuesto, de las modificaciones de los otros evangelistas. La perspectiva de Mateo en este caso es clamorosa. Según él, la pro23. “Como ocurre con la entrada en Jerusalén, también en la purificación del templo apenas resulta posible reconstruir las circunstancias históricas, el desarrollo de la acción y los efectos inmediatos. Se ha querido hacer de este episodio... una gran cuestión... La acción no ha podido ser espectacular en un sentido político, pues en otro caso, los romanos, que montaban la guardia en la fortaleza Antonia habrían intervenido inmediatamente” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 140).
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fecía de Zacarías habla de dos animales: un asna y un pollino, ¡sobre los que hacen subir a Jesús! 24 La hipocresía de la higuera (11, 12-14) 12 Al día siguiente, saliendo ellos de Betania, sintió hambre. 13 Y viendo de lejos una higuera con hojas, fue a ver si encontraba algo en ella; acercándose a ella, no encontró más que hojas; es que no era tiempo de higos. 14 Entonces le dijo: «¡Que nunca jamás coma nadie fruto de ti!» Y sus discípulos oían esto.
Gran parte de los autores consideran la perícopa de la higuera como narración puramente simbólica. Incluso los que la creen histórica piensan que Jesús la utiliza simbólicamente25. Algunos han supuesto “que la parábola de la higuera de Lucas 13, 69, u otra parábola similar, se convirtió en nuestro relato, o que la tradición cristiana primitiva vinculó una leyenda popular con una higuera seca que se hallaba en el camino, que conducía a Jerusalén”26. Hay autores que admiten la realidad histórica o porque piensan que Jesús quiso realizar algo simbolizante o porque la conexionan con la eficacia de la oración (11, 24-25); y sólo así esa eficacia quedaría demostrada. Si el pasaje de la higuera lo tomáramos en sentido puramente histórico, como observa entre otros Gnilka, nos encontrariamos con no pocas contradicciones. ¿Cómo podía tener Jesús hambre si acababa de salir de Betania donde había sido bien acogido?; ¿por qué sólo tiene él hambre y no sus discípulos?; ¿cómo pue24. “Por raro que nos parezca, Mt ha podido entender no ‘sobre los mantos’, sino ‘sobre los animales’: según él la profecia de Za habla de dos animales (en realidad es uno), y el cumplimiento de la profecía es literal” (Biblia CANTERA IGLESIAS, Mt 21, 7). 25. “Al maldecir la higuera, Jesús realizó un acto simbólico a la manera de los profetas de antaño, que sentían la necesidad de hacer figurar con gestos concretos los oráculos que debían dar al pueblo... Jesús se sirve de aquella higuera para hacer comprender a sus discípulos la responsabilidad contraída por Jerusalén al rehusar dar fruto, es decir, al no abrirse a aquel Mesías que una larga preparación divina le había, sin embargo, llevado a reconocer en Jesús” (H. TROADEC, Comentario, 336). 26. V. TAYLOR, Evangelio, 550.
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de Jesús comportarse con un árbol como si fuera una persona?27 Y podíamos seguir preguntándonos: ¿Por qué la maldice si no es tiempo de higos?28 Por esto la generalidad de los autores ha visto en la higuera algo simbólico29. Otros, sin salirse del sentido histórico, comparan el relato con los de algunos profetas que escenificaban con hechos concretos el mensaje. Ya hemos dicho que algunos observan grandes similitudes con la parábola de la higuera de Lucas; pero yo creo que sucede lo contrario. En la Escritura no pocas veces Israel es comparado con una higuera. Los textos más próximos a nuestro pasaje son Mi 7, 1ss y Jr 8, 5-13. Diríamos que para Marcos el simbolismo va más directamente dirigido al templo, que a Israel, aunque, por otra parte, el templo es la personificación de Israel. Marcos ha elaborado de forma muy peculiar este capítulo separándose de los otros dos sinópticos30. Mateo y Lucas sitúan a continuación de la entrada en Jerusalén la expulsión de los vendedores del templo, mientras que Marcos los ha separado por el tema de la higuera, que a su vez fracciona en contra de Mateo, poniendo el efecto de la maldición entre la expulsión de los vendedores y la discusión sobre la autoridad de Jesús. La higuera cobra en Marcos un sentido especial para la intelección de todo el capítulo. 27. Cf. J. GNILKA, El evangelio II, 142. 28. Aunque la maldición pudiera ser no original y responder a la mala traducción de un imperfecto arameo por el optativo. El original podría ser: “nunca nadie jamás comerá de ti”. 29. “Así, pues, aun desde el punto de vista del vocabulario, el relato de la higuera está ligado y proyectado al del templo. Hasta el punto de que, si se leyera e interpretara separadamente, el primero carecería de lógica y el segundo perdería fuerza” (G. BIGUZZI, “Yo destruiré este templo”, 61). 30. “Los evangelios sinópticos presentan aquí un orden diferente, que habrá de explicarse por la evolución literaria de la tradición. Por una parte, la entrada en Jerusalén y la expulsión de los vendedores del Templo, que Mt y Lc ponen el mismo día, aquí se distribuyen en dos días y las separa el episodio de la higuera maldita. Por otra, la higuera seca (y también maldición en Mt) la incluye aquí Mc entre la expulsión de los vendedores del Templo y la discusión sobre la autoridad de Jesús, dos perícopas que primitivamente debieron sucederse sin interrupción” (BJ, Mc 11,12).
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El evangelista va a ir marcando uno por uno los días de la estancia en Jerusalén. El día anterior Jesús había observado minuciosamente el templo, ahora va a ver en la higuera la figura de lo que vio en el templo; vacío, hojas. Se dice que Jesús al salir de Betania sintió hambre. ¿A qué hambre se refiere? La imagen del hambre en el primer plano evoca la realidad física, por eso va a la higuera, pero la pretensión del evangelista discurre por otro sentido más hondo como se nos hace ver a través de las aparentes contradicciones del relato31. Jesús en su observación minuciosa del templo buscó frutos y halló solo hojas, como en la higuera frondosa. También el templo estaba lleno de riquezas32, pero por dentro sólo era vacío o peor todavía, malas obras, como se dice al final del relato de la viña de Isaías, de gran parecido con el nuestro: “Esperaba de ellos justicia, y hay iniquidad; honradez y hay alaridos” (Is 5, 7). Para Isaías la viña es el pueblo y su carencia de frutos son las abominaciones que cometió. Jesús se dirige a la higuera y sólo encuentra hojas. Marcos anota que no era tiempo de higos. A Israel se le había pasado el 31. “De sus palabras originales podría haber surgido una ‘puesta en escena’, una ‘teatralización’ como la que hemos leído. Dios tiene ‘hambre’ de los frutos de su pueblo, pero para el pueblo ‘nunca es tiempo’; sólo da hojarascas. También podemos sospechar que tras estas palabras se esconde la fina ironía de los primeros cristianos grecorromanos que ven al pueblo judío y al Templo como una gran higuera, cargada de hojas, pero que no da fruto porque ‘nunca es tiempo’... Dios ha dado el fruto a otros, a los paganos” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 178). 32. Acerca de las riquezas del templo véase el excursus que J. MATEOS - J. BARRETO, El evangelio de Juan. Análisis lingüístico y comentario exegético, Madrid, 1979, 936-938 dedican a este asunto. Transcribimos sólo unas líneas: “El tesoro hacía las funciones de banco; en él se depositaban bienes de particulares, sobre todo de la aristocracia de Jerusalén, en especial de las altas familias sacerdotales. Los fondos del templo, unidos a sus propiedades en terrenos y fincas, hacían de él la mayor institución bancaria de la época. Para darse una idea de las riquezas que encerraba el templo, baste recordar los datos compilados por J. Jeremias sobre la cantidad de oro que ostentaba” (938). “Jesús emplea el término ‘lestés’ (= asaltante) y no el de ‘keptés’ (= ladrón). En base a J. Jeremias, calculamos que sólo por el concepto de impuesto para el templo entraría una cantidad cercana a las 17 toneladas de plata anuales. A esto hay que añadir los gastos del segundo diezmo (cf. Dt 14, 26), los sacrificios, las ganancias en el cambio de moneda...” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 2035).
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momento de los frutos, sólo había logrado producir hojas, es decir “El tiempo de la alianza había sido estéril”33. Marcos recalca que la maldición de Jesús a la higuera la escuchaban (en imperfecto) los discípulos: “Y sus discípulos oían esto” (11, 14). Jesús quiere advertirles que la época de lo antiguo ha concluido. El templo ya no tiene sentido (11, 15-19) 15 Llegan a Jerusalén; y entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y a los que compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas 16 y no permitía que nadie transportase cosas por el Templo. 17 Y les enseñaba, diciéndoles: «¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las gentes? ¡Pero vosotros la tenéis hecha una cueva de bandidos!» 18 Se enteraron de esto los sumos sacerdotes y los escribas y buscaban cómo podrían matarle; porque le tenían miedo, pues toda la gente estaba asombrada de su doctrina. 19 Y al atardecer, salía fuera de la ciudad.
Como hemos recordado, el episodio de la expulsión de los vendedores del templo tiene lugar entre los dos episodios de la higuera. Por eso algunos autores piensan que la imagen de la higuera, que se secó desde las raíces, es la expresión más clara de lo que le va a suceder al templo. Incluso la frase relativa a la eficacia de la oración, “Yo os aseguro que quien diga a este monte: ‘Quítate y arrójate al mar’” (11, 23) habría que referirla al monte del templo y, por consiguiente, al templo mismo34. Veremos en seguida por qué el monte al que señala Jesús no puede ser el de los Olivos. 33. J. MATEOS y F. CAMACHO, Marcos, 200. 34. “El Templo desempeña un papel principal en esta sección. Cuando Jesús entra en la ciudad, va directamente al Templo (11, 11). El relato lo presenta al día siguiente también allí, dedicado a subvertir simbólicamente el culto y a interpretarlo (11, 12-25). Jesús enseña en el Templo (11, 27-13,1; cf. 14, 49), predica su destrucción y a partir de ahí pronuncia un largo discurso sobre la venida del Hijo del hombre al final de los tiempos (13, 1-37). En el proceso ante las autoridades religiosas se le acusa de haber amenazado con destruir el templo (14, 57-58), el cual al morir Jesús es destruido de manera simbólica [15, 38]” (V. HOWARD, Comentario, 1233).
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Es interesante tener presente que la acción de Jesús en el templo no sólo se dirigía contra los que vendían, sino también contra los que compraban. Por tanto no se trata de un acto que tenga por objeto corregir los posibles abusos que pudieran cometer los vendedores, que, sin duda, existían y eran grandes –no hay que olvidar que el templo era una de las fuentes principales de riqueza de la ciudad–, sino también contra los que compraban lo necesario para los sacrificios cultuales. Jesús no sólo rechaza del templo el comercio fraudulento, sino todo comercio e incluso los sacrificios, que no podían realizarse sin la existencia de los animales. La así llamada purificación del templo, como algunos autores han calificado esta acción de Jesús, pone en entredicho el culto mismo, porque si en él no se pueden comprar ni vender animales para los sacrificios, ¿cómo se podrá mantener el culto?35 Este suceso debe ser entendido desde la última presencia de Jesús en él, cuando nos dice el evangelista que lo observó todo. En ese mirarlo todo está ya implícita la acción posterior de la expulsión de los vendedores y compradores. Jesús vio cuanto acaecía en el templo y no le gustó nada. Pero Jesús no se limita sólo a expulsar a los que hacían compraventas, tira por tierra incluso las mesas de los cambistas. De esta forma inutilizaba toda operación bancaria. El evangelista se fija en algo que le sorprendió, sin duda: derriba los puestos de vendedores de palomas. ¿Qué significa esto? Las palomas eran la ofrenda de los pobres36. ¿Le dolió a Jesús que precisamente se exigiera dinero a los pobres para dar culto a Dios y este dinero fuera a engrosar las arcas de los sacerdotes, 35. “Así, pues, el gesto de Jesús parece ser un impedimento para el desarrollo de las funciones normales del templo, de los sacrificios, del culto. Quizás haya que interpretar en este sentido la extraña indicación de Marcos (11, 16): “No dejaba que transportaran cosas por el templo. Jesús declara que el templo ha pasado ya, que ha terminado su función (no el templo, sino la economía judía), la presencia de Dios es un hecho ‘universal’ (por eso mismo Marcos prolonga su cita de Isaías hasta hablar de ‘todas las naciones’) y es una presencia para todos, incluso para los que antes eran rechazados” (B. MAGGIONi, El relato, 158). 36. “Tres detalles representan la totalidad: palomas (ofrendas de la gente modesta), cambistas, el atrio como camino para transporte de mercancías” (L. ALONSO SCHÖKEL, La Biblia del peregrino, 133).
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representantes de ese Dios? Muy probablemente. El templo se había convertido también en opresor de los pobres. El versículo 16 es muy significativo y puede ser un poco la clave para comprender lo que hizo Jesús. Dice así: “Y no permitía que nadie trasportase cosas (skeus) por el templo”. Se ha supuesto que esto se referiría a que a través de dos puertas el templo unía dos calles. Jesús prohibiría que el templo sirviera de medio para transportar objetos de una calle a otra. Pero lo más probable es que la palabra skeus haya que traducirla por vasos. Aludiría a los vasos sagrados necesarios para el culto. Jesús consideraría este movimiento de vasos como algo irreverente, porque él ve la función esencial del templo en ser casa de oración. Comprendería el templo en un sentido más espiritual y fraterno37. En seguida Jesús va a determinar lo que para él es el templo38. Una cita de Isaías (56, 7) le ayudará a fijar su pensamiento. El templo es casa de oración para todas las gentes. Isaías sitúa su afirmación en contexto de universalidad. Ciertamente que hablará de sacrificios y de altar, pero la afirmación determinante de todo el pasaje es la definición del templo como casa de oración. Con el estilo y ser de Jesús no va el sacrificio de animales para aplacar a un Dios, que él considera su Padre. Con el sacrificio de animales era inevitable el comercio. El templo había terminado siendo un mercado; peor todavía, una cueva de bandidos, expresión del profeta Jeremías (7, 11) 37. “La rara y gráfica observación de que Jesús no consentía que alguien llevara un objeto a través del templo, puede estar dirigida contra su profanación. Disponemos de testimonios abundantes de que se utilizaba el recinto del templo como atajo para desplazarse del monte de los olivos. Entonces la protesta del v. 15 s diría: el templo no puede convertirse en casa de negocio ni en calle. Sin embargo, no se referiría al acarreo de cargas ordinarias, sino de objetos de culto. La utilización del término skeuos aconseja esta interpretación. Si esto es así, ya el relato anterior a Marcos consideraba la actuación de Jesús contra el templo no como la purificación de éste, sino como expresión de la supresión de su culto” (J. GNILKA, El evangelio II, 150-151). 38. “El análisis de los textos del hieron y los del naos lleva a la conclusión de que Marcos ha utilizado el templo como pretexto narrativo para ayudar al lector a descubrir toda la disparidad existente entre el judaísmo y la novedad evangélica y, al mismo tiempo, para guiarlo al difícil acto de fe en el Mesías crucificado” (G. BIGUZZI, “Yo destruiré este templo”, 15).
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que asume Jesús39. La cueva sería el tesoro del templo y los bandido, las autoridades, las familias sacerdotales (los saduceos), que controlaban el tesoro40. En efecto, son éstos junto con los escribas los que deciden darle muerte, pero no se atreven a hacerlo por el prestigio de que gozaba entre el pueblo. ¿Dónde radicaba el asombro que la gente sentía por su doctrina? Marcos llamará la atención sobre esta autoridad de Jesús. ¿Dónde se asentaba esa autoridad?41, ¿qué veía el pueblo en Jesús? La respuesta sería que Jesús “predicaba” el evangelio, como algo que era él mismo. Su predicación era él. Para Jesús no contaba el dinero ni el prestigio ni el placer. Las autoridades judías eran amantes del dinero y del prestigio. La gente veía en Jesús otra cosa. El no hacía de la Ley un absoluto; absoluto sólo es Dios, con el que el hombre podía relacionarse sin intermediario alguno. Jesús predicaba un Dios inmediato, metido en las pequeñas cosas de la vida. Hablaba de él como con quien tiene conversación y a quien acaba de ver. Esa inmediatez y limpieza del corazón de Jesús volvía loca a la gente. Al mismo tiempo le observaban preocupado por las necesidades de los hombres y se sentía a gusto entre los pobres y los 39. “La expulsión de los vendedores y compradores del atrio del templo es una señal que apunta al futuro. El verdadero templo será la comunidad escatológica, una ‘casa de oración’ y un lugar de santidad, de adoración moral a Dios. Así lo entiende Marcos” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 145). 40. “En todo caso, ya se puede entrever, tanto por los detalles como por el conjunto, el gran interés de Marcos por el templo y su actitud severamente crítica para con él y para con el judaísmo histórico” (G. BIGUZZI, “Yo destruiré este templo”, 53). 41. “La apostilla de que le temen pretende explicar por qué no actúan inmediatamente contra él. De esta manera se subraya una vez más la presencia majestuosa de Jesús. El efecto de asombro que la enseñanza de Jesús provoca en el pueblo da a entender que la persona de Jesús suscita en Jerusalén una atención similar a la que despertó al comienzo en Galilea [1, 22]” (J. GNILKA, El evangelio II, 152). 42. “Jesús no encaja en ningún esquema. Para comprenderlo no son suficientes categorías antiguas ni modernas; ni siquiera bastan las veterotestamentarias. Representa un fenómeno extremadamente señero. Es y continúa siendo un misterio. Él mismo hace bien poco por aclarar este misterio. No le importa su propia persona. Sólo le interesa una cosa, pero ésta desde luego total y exclusivamente: el verdadero reino de Dios en el amor. Lo que le importa es Dios
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pequeños. Jesús llega al corazón, al margen de la Ley42. Ahí se expresaba su autoridad, aunque ésta radicara en su unidad con Dios que sentía en todos sus movimientos. La experiencia habida en el bautismo, según la cual Dios se complacía en él, no le abandonaba nunca. De su interior emanaba armonía, gozo y seguridad. Por eso hablaba con autoridad. Jesús transmitía la imagen de un Dios nuevo e inmediato. Y la higuera (el templo) ¡se secó! (11, 20-26) 20 Al pasar muy de mañana, vieron la higuera, que estaba seca hasta la raíz.21 Pedro, recordándolo, le dice: «¡Rabbí, mira!, la higuera que maldijiste está seca.» 22 Jesús les respondió: «Tened fe en Dios. 23 Yo os aseguro que quien diga a este monte: ‘Quítate y arrójate al mar’ y no vacile en su corazón sino que crea que va a suceder lo que dice, lo obtendrá.24 Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis. 25 Y cuando os pongáis de pie para orar, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre, que está en los cielos, os perdone vuestras ofensas[26].
Comenzamos el tercer día de Jesús en Jerusalén. El evangelista no hará mención de fecha alguna hasta 14, 1: “Faltaban dos días para la Pascua y los Ázimos”. Bajo el ámbito del tercer día y en el templo va a desarrollar Marcos el magisterio de Jesús sobre lo que hemos venido llamando enseñanzas dogmáticas en Jerusalén, que tendrán su conclusión solemne cuando saliendo del templo y sentándose en el monte de los Olivos (13, 1) pronuncie su famoso discurso escatológico. El pasaje que ahora nos ocupa es el de la higuera que se ha secado. Con acierto escribe J Gnilka: “Sólo en sus ramas secas podía reconocerse el estado del árbol. El que se hubiera secado de raíz sólo puede entenderse como símbolo de la Jerusalén que se ha vuelto estéril”43. y los hombres. La historia de Dios con los hombres. Éste es su asunto. Sólo preguntando por esto es como podemos acercarnos más al misterio de su persona” (W. KASPER, Jesús, 85). 43. El evangelio II, 157.
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Es curioso que Marcos fija la escena de la higuera seca “al pasar muy de mañana”, que corresponde, como hemos dicho, según su cómputo con el inicio del tercer día44. Marcos ha hablado del tercer día en los anuncios de la Pasión. La higuera (el templo) se seca al tercer día. ¿No habrá aquí una alusión a la resurrección? La higuera se había secado desde las mismas raíces. Es decir, no tiene posibilidad alguna de reverdecer. La institución israelita ha llegado a su fin45. Todos los discípulos contemplan la escena, pero sólo es Pedro el que interviene. Quizás esto se deba, aparte de que en varias ocasiones asume el papel de protagonista en el evangelio de Marcos, a que aquí quiera hacer una advertencia a Jesús para recordarle la posibilidad que tiene de ejercer un mesianismo prepotente. Quizás Pedro recuerda aquel momento en que después de que Jesús le habló de que en Jerusalén iba a ser despreciado y él se opuso, experimentó la fuerte reprimenda de Jesús. Ahora, al contemplar el poder de Jesús, le renacen las esperanzas de que los anuncios de la Pasión no se cumplan. El poder mostrado en el templo y su éxito, así como el milagro de la higuera le reaniman la esperanza de que Jesús no se deje vencer por sus enemigos. Pedro le denomina Rabbí46, expresión que muestra las categorías que se mueven en su cabeza. 44. “El tercer día, de cuyo final ciertamente no habla más en este capítulo y en los dos siguientes, comienza echando mano de nuevo del episodio de la higuera. De mañana cuando pasan por delante en su marcha a la ciudad, ven que entretanto, la higuera se ha secado. La descripción pone de manifiesto su significación simbólica. Sólo en sus ramas secas podía reconocerse el estado del árbol. El que se hubiera secado de raíz sólo puede entenderse como símbolo de que se ha vuelto estéril” (J. GNILKA, El evangelio II, 157). 45. “La destrucción del templo forma parte del dolor del reino. Jesús ha curado enfermos, ha ofrecido pan a los hambrientos..., pero su mensaje implica amenaza y ruina para aquellos que quieren apegarse a la higuera israelita, a la mentira de su templo. Por amor a la auténtica promesa, para salvación de su pueblo y de todos los humanos, Jesús ratifica la destrucción del templo” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 23110). 46. “Muestra así Pedro que ha vuelto a su antigua postura; por eso hace notar a Jesús el poder de su palabra, insinuando que podría aniquilar a sus enemigos sin necesidad de afrontar la muerte (...); quiere ver en Jesús un Mesías de poder: nueva tentación [cf. 8,32s]” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 202).
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No hace falta repetirlo. La higuera está simbolizando al templo47. La higuera se secará no por un acto de fuerza, sino por una maldición; efecto de la palabra de Jesús que se siente unido al Padre. Marcos va a relacionar este aspecto con la fe; la fe con la oración y ésta con la unidad con el Padre. No olvidemos que es aquí el único lugar en que Marcos va a llamar a Dios Padre de los discípulos: “Vuestro Padre” (11, 25). Nos encontramos ante un pasaje clásico de Marcos, sintético, simbólico y profundamente evocador. Pedro ante el hecho queda profundamente emocionado. Entonces Jesús le dice: “Tened fe de Dios” (ejete pistin theou). El dicho48 puede ser traducido: tened confianza en Dios; con tal de que se entienda en sentido objetivo, que equivaldría: “Tened en vosotros la confianza de Dios”. Esa confianza de Dios es un regalo de su ternura que nos infunde. No es nuestra acción la que le conmueve, sino su don hecho nuestro que torna a él. Se trata de la misma confianza que tiene Jesús. Jesús invita a sus discípulos a estar unidos al Padre. Desde esa unión cualquier maldición o bendición es siempre eficaz. Aquí Marcos conecta con los místicos, sobre todo con Juan de la Cruz, precisamente cuando habla de la eficacia de la oración de los hombres unidos a Dios49. 47. “Finalmente, según otros, Jesús habría actuado en el templo en calidad de Mesías escatológico y habría marcado con su gesto el fin irrevocable del culto judío” (G. BIGUZZI, “Yo destruiré este templo”, 43). 48. “Indudablemente estos ‘dichos’ pueden haber sido obra redaccional. Mc dirigiéndose a la primera comunidad cristiana debe haber colocado en el presente contexto narrativo algunas sentencias pronunciadas por Jesús en otras circunstancias, para subrayar que al poder (dynamis) de la palabra de Jesús manifestado en el episodio de la higuera, corresponde otro poder (dynamis): la fe del cristiano, que se expresa sobre todo en la oración” (A. PRONZATO, Un cristiano II, 210). Marcos ha introducido estas sentencias de Jesús para hacer toda una teología cristiana sobre el sentido del templo, que se orienta a la oración y ésta al Padre. Nótese, como decimos arriba, que es aquí el único lugar donde Marcos llama a Dios Padre de los discípulos. 49. “Si antes mis peticiones no llegaban a tus oídos... Ahora que estoy tan fortalecida en amor, que no sólo no desfallece mi sentido, y espíritu en ti, mas antes fortalecidos de ti mi corazón y mi carne se gozan en Dios vivo (Ps 83,2), con grande conformidad de las partes; donde lo que tú quieres que
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Juzgan la generalidad de los exegetas que los dichos acerca de la oración vienen situados aquí por meras asonancias. Probablemente fueron pronunciados en otras circunstancias. Pero Marcos los sitúa aquí con gran tacto teológico y desde luego en un lugar sumamente adecuado y preciso. Manifiestan admirablemente la sensibilidad interior de Jesús, su comunión con Dios y la eficacia de su palabra principalmente en los milagros. Y ahora ésta, que podíamos llamar psicología religiosa, se aplica a sus discípulos. El monte, del que dice Jesús que podía ser sepultado en el mar si uno lo desea con esa “fe de Dios”, han supuesto algunos que sería el de los Olivos. No parece, pues nunca pondría ese ejemplo Jesús, ya que el monte de los Olivos es el lugar de la manifestación gloriosa del Mesías. El monte es, sin duda, el del templo50, que podrá ser sepultado en el mar, y de hecho lo va a ser, desde esa fe inquebrantable de Dios, que supone la identificación afectiva con él. Desde ahí sólo se pedirá lo que sea de su agrado, y a Dios ya no le agrada este templo. El Padre exige otro tipo de adoradores como magníficamente expondrá Juan, cuando pone en labios de Jesús la condición de los verdaderos adoradores, que son aquellos que adoran al Padre en espíritu y en verdad (Jn 4, 23)51. La oración es siempre eficaz porque la súplica surge de la unidad del orante con Dios. De ahí que el monte (el templo) por fuerza de la oración será arrojado en el mar porque, como decíamos, pida, pido, y lo que no quieres, no quiero, ni aun puedo ni me pasa por pensamiento querer; y pues son ya delante de tus ojos más válidas y estimadas mis peticiones, pues salen de ti y tú me mueves a ellas” (SAN JUAN DE LA CRUZ L, B, 1, 36). 50. “La tradición ha juntado al texto una reflexión sobre la oración, la fe y el perdón. La montaña que está delante de los discípulos bien puede referirse al monte donde se asienta el templo” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 181). 51. “El verdadero culto es aquel que se refiere a Dios, considerándolo lo que es, Padre; y esto no es posible sin la revelación de Jesucristo, la Verdad, y sin la revelación completa de esta verdad por medio del Espíritu, a quien le incumbe conducir a los discípulos a la Verdad plena” (S. CASTRO SÁNCHEZ, Evangelio de Juan, 121).
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al templo ya no lo quiere Dios52. El versículo 24 remarca aún más la eficacia de la oración, garantizada por el famoso “amén” (en verdad) seguida de la afirmación: “Todo cuanto pidáis en la oración creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis”. Se ha tratado de desvirtuar la fuerza de este aoristo (ya lo habéis recibido) bien con correcciones en el texto o con interpretaciones gramaticales, pero lo más seguro es aceptar su sentido obvio53. ¿Recuerdo del Padrenuestro? En el versículo 25 resuena el Padrenuestro: “Perdonad si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre, que está en los cielos os perdone vuestras ofensas”. Tenemos aquí en síntesis el Padrenuestro54, que, por otra parte, Marcos no nos ha transmitido. Hace poco (Mc 11, 17) nos recordaba aquellas palabras de Jesús, que éste tomaba del profeta Isaías: “Mi casa será llamada casa de oración para todas las gentes”. Cuando ahora se introduce el tema de la oración, no se hace por traer a colación un “logion” de Jesús para que no quede en el olvido, situándole por asonancia en un lugar determinado, sino porque forma parte del discurso que Marcos nos está transmitiendo55. 52. “Para Marcos, por tanto, el templo de Jerusalén no tiene futuro; lo tendrá, en cambio, el plan de Dios sobre la “casa de oración para todos los pueblos”. Pero no en los términos todavía restrictivos de Is 56. Al remitir a ese texto, Marcos va más allá que Isaías en los términos universalistas… Marcos enseña que para la nueva proseukhê será suficiente e indispensable la actitud interior” (G. BIGUZZi, “Yo destruiré este templo”, 67). 53. “Desde el punto de vista gramatical, la forma de aoristo e0la/bete ha originado correcciones en el texto o ha suscitado el juicio de que se había pensado en una fe que sabe antes de que el hombre lo pida. En contra hay que decir que el aoristo puede tener cierto significado futuro cuando se encuentra detrás de una condición futura [Bl-Debr & 333, 2]” (J. GNILKA, El evangelio II, 158). 54. “Este versículo (el 25) muestra un estrecho paralelo con Mt 6, 14, lo que pone en claro que ‘el padrenuestro’ era bien conocido en la iglesia de Marcos, aunque éste no lo consigne explícitamente en toda su extensión” (E. J. MALLY, Evangelio, 126). 55. “¿Es que acaso en el templo no se oraba? No, pero allí se explotaba al prójimo en vez de amarlo y servirlo. Para que la oración pueda obtener los resultados sorprendentes de la fe, es necesario que antes se perdone a los enemi-
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La higuera seca simboliza el templo, que se ha extinguido, porque ha abandonado su sentido principal para el hombre: la oración. El cometido central del templo era la comunión con Dios, la confianza sin límites, la “fe de Dios”. Ahora se nos señala que ese Dios es nuestro Padre (11, 25). Este Dios perdonará nuestros pecados, si nosotros perdonamos a los demás, si tenemos algo contra ellos. Pienso que Marcos ha situado ¿el Padrenuestro? en un lugar tan preciso como los otros dos sinópticos. De igual manera que Juan lo ha hecho en el capítulo 17, en el momento de las grandes revelaciones e intimidades de Jesús con los suyos antes de partir para el Padre, Marcos lo ha situado en el corazón del templo, como dando a entender que la función del templo es proclamar que Dios es Padre (Abbá) de todo los hombres. “Mi casa será llamada casa de oración para todas las gentes”56. El desafío de Jesús a Jerusalén, a su templo, va en este sentido. Y el templo va a ser derruido no por la fuerza de las armas, sino de la palabra. Jesús lo va a cambiar de sentido. Jesús fue a la higuera a buscar frutos y no era tiempo de higos. Aquella higuera era el templo, que después de tanto tiempo ha resultado estéril, porque desde sus orígenes, en el fondo, no lo quiso Dios, quien más bien transigió con los deseos de Salomón, un hombre de alma pagana, como vendrá a decir Esteban en uno de los momentos más vibrantes de su profecía, en que revela en su faz ardiente el mismo rostro de Jesús: “Pero fue Salomón el que le gos; si no, la oración no será escuchada. Israel había perdido su fecundidad religiosa porque explotando a la pobre gente en el templo mismo de Dios, no amaba ya a la humanidad; no podía, pues, arriesgarse en la maravillosa aventura de la oración y de la fe” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio 180-181). 56. “Quiere presentar a la comunidad orante la infinita bondad y misericordia de Dios; pero si pretende ser la casa escatológica de oración, debe también escuchar y obedecer las exigencias de Dios que subraya Jesús. En las promesas del Señor hay siempre unas pretensiones duras. Por sublime que sean las palabras acerca del templo abierto a todos los pueblos, su realización pone a la comunidad a la que se dirige en la más grave responsabilidad, y la higuera seca continúa siendo para ella una advertencia constante” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 153).
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edificó casa, aunque el Altísimo no habita en casas fabricadas por manos humanas como dice el profeta” (Hch 7, 47-48)57. El secreto de la “auctoritas Jesu” (11, 27-33) 27 Vuelven a Jerusalén y, mientras paseaba por el Templo, se le acercan los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, 28 y le decían: «¿Con qué autoridad haces esto?, o ¿quién te ha dado tal autoridad para hacerlo?» 29 Jesús les dijo: «Os voy a preguntar una cosa. Respondedme y os diré con qué autoridad hago esto. 30 El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Respondedme.» 31 Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: ‘Del cielo’, dirá: ‘Entonces, ¿por qué no le creísteis?’ 32 Pero ¿vamos a decir: ‘De los hombres?’» Tenían miedo a la gente; pues todos tenían a Juan por un verdadero profeta. 33 Responden, pues, a Jesús: «No sabemos.» Jesús entonces les dice: «Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.»
Estos versículos cierran la sección comenzada con la entrada en Jerusalén y preparan el gran capítulo 12 en el que Jesús va a expresar sus enseñanzas dogmáticas58. Jesús, utilizando una estratagema dialéctica, se va a negar a manifestar el secreto de su autoridad. Así continúa velado el secreto mesiánico de tanto significado en Marcos. Al mismo tiempo, esta sección cierra la parte anterior. Porque las autoridades del templo se verán obligadas a confesar la irresistible autoridad que dimana de la persona de Jesús al expulsar a los que proveían de material para los sacrificios y determinar sin más el sentido auténtico del edificio sagrado. Después del episodio de la higuera el evangelista nos recuerda que el grupo de Jesús, con Jesús a la cabeza vuelve a Jerusalén. Jerusalén es el objetivo central en esta semana. Jesús se paseaba por el templo. Es una forma de expresar varias cosas: está dispuesto a encontrarse con cualquiera, no teme a las auto57. El versículo 26: “Mas si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos perdonará vuestras ofensas”, lo omiten los mejores códices. Parece estar tomado de Mt 6, 15. 58. “Es el tercer día; no se trata de un ‘pasear’ inocente, sino de un ‘ir y venir’ para impedir que las cosas vuelvan a estar como antes. Es una anotación exclusiva de Mc; el conflicto se diluye en las versiones de Mt y de Lc [‘enseñando’ y ‘evangelizando’]” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 204).
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ridades que han decretado su muerte, y es también un modo de ejercer su autoridad sobre el templo, se siente libre y seguro59. En el evangelio de Juan se habla también de un pasearse de Jesús por el pórtico de Salomón (Jn 10, 22ss)60; aunque ha localizado el suceso en otro momentos, tiene muchas similitudes con el nuestro. Juan, sin embargo, ha elaborado un discurso más largo. Marcos, como es su costumbre, lo deja todo como en núcleo, intensamente simbólico. Las autoridades que componen el Sanedrín le afrontan para que les responda a dos preguntas íntimamente imbricadas. Se trata de que esclarezca el género de su autoridad y de quién la ha recibido, ya que ellos eran quienes debían autorizarle cualquier acción o movimiento en el recinto del templo. Al tiempo que relata este encuentro en el templo, el evangelista está utilizando la escena para hacer que se interrogue también el lector sobre la “maiestas Jesu”. Pero Jesús no responde a esa pregunta, que va más allá de cuanto está acaeciendo en el templo, como puede deducirse del objeto de la misma, que se formula en plural, y esto, por dos veces: “¿Con qué autoridad haces estas cosas?”; “¿Quién te ha dado autoridad para hacer estas cosas61. En cambio, Jesús sólo les 59. “La autoridad –todo tipo de autoridad– se resquebraja ante la nueva autoridad del Reino que acaba de llegar. El ‘poder establecido’ del mundo viejo y caduco, se acerca por cinco veces a Jesús con un duro y sibilino ataque verbal; Cada argumento se convierte, en sus labios, en una desautorización, como una bomba que estalla en las propias manos” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 183). 60. “La alusión a que Jesús se paseaba por el atrio de Salomón es una forma de expresar no tanto el que Jesús quería evitar el frío, cosa extraña en Juan, pues nunca se fija en este tipo de detalles, cuanto evocar a Salomón, el rey que edificó el primer templo. Por otra parte, el atrio de Salomón estaba fuera del templo propiamente dicho (Hc 3, 11). Jesús ya no volverá al templo. Jesús va a ser el nuevo Salomón que edificará su nuevo templo, fuera de las instituciones israelitas” (S. CASTRO SÁNCHEZ, Evangelio de Juan, 243-44). 61. “Nuestro evangelista formula de tal modo la pregunta que la ‘autoridad’ de Jesús se convierte en el tema central; pues para él la autoridad divina de Jesús se ha puesto de manifiesto a lo largo de todo su ministerio (cf. 1, 22.27; 2, 10). Con ello este interrogatorio oficial por parte de la autoridad judía –se puede suponer perfectamente una delegación del consejo supremo– adquiere una importancia que sobrepasa la situación presente” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 156).
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va a proponer un asunto (ena logon). La pregunta de Jesús se va a referir a qué piensan ellos sobre el origen del bautismo de Juan. ¿Era algo que provenía de Dios o de los hombres? Esta era la condición puesta por Jesús para darles la respuesta exigida62. Ante esta salida, ellos vacilaron y comenzaron a interrogarse entre sí sobre qué responder. Esto indicaba que no habían aceptado el bautismo de Juan. En realidad pensaban que provenía de los hombres, pero no se atrevían a confesarlo en público por miedo a la gente, que consideraba a Juan un auténtico profeta. Así se demostraba que las autoridades de Israel habían rechazado el profetismo de Juan. En la parábola de la viña (Mc 12, 1-12) Jesús les va a acusar de que uno tras otro han ido rechazando a los enviados; entre éstos en el pensamiento de Jesús se encuentra el Bautista. Jesús no podía responderles porque les había puesto una condición y como su negativa a responder suponía la no aceptación del bautismo de Juan63, él quedaba exento de responsabilidad. Pero es que incluso si les respondía, no le iban a creer, ya que la autoridad de Jesús comenzó a hacerse notoria a raíz de su bautismo de manos de Juan. Fue precisamente allí cuando el Padre pronunció su veredicto declarándole Hijo amado, en el que se complace. Ahí se halla el manantial de donde brota su autoridad. Sus interlocutores no estaban capacitados para escuchar la respuesta. Ellos no han creído ni aceptado el bautismo de Juan, 62. “Les pide una opinión sobre la actividad de Juan Bautista, que tampoco tenía credenciales jurídicas. La pregunta que les hace: ¿era cosa de Dios o cosa humana?, es la misma que puede hacerse sobre su pretensión mesiánica. Y está claro que ellos, los administradores de la ‘cueva de bandidos’, no han hecho caso de la exhortación de Juan a la enmienda” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 205). 63. “Este es un texto de fuerte ruptura mesiánica, Jesús mostraba sus credenciales allí donde se acepte el principio del Bautista, reasumiendo lo visto en 1, 1-11; sólo puede y quiere dialogar con los que asumen la profecía de Juan, para abrirse desde allí a su mesianismo. Los sanedritas (sacerdotes, escribas, ancianos) en cuanto tales no tienen autoridad para juzgarle. Como representante de Dios y heredero de la historia israelita ha subido Jesús a Jerusalén, enfrentándose con los jerarcas de su pueblo, en desobediencia que le costará la vida” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 128)
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por consiguiente, no pueden aceptar tampoco la autoridad de Jesús, al que con motivo de ese gesto, de dejarse bautizar por Juan, Dios le invistió de su poder y fuerza aunque en la debilidad de su porte exterior Jesús ya venía sintiendo en su corazón una abismal unidad con Dios. En los años oscuros de su infancia y juventud esto había ido creciendo64 y un día se produjo la eclosión: Jesús debía empezar a realizar lo que sentía dentro de él y que tendría lugar en el momento en que se acercó al bautismo de Juan.
64. Después de hablar de los posibles lugares donde fue tomando cuerpo la conciencia de Jesús sobre la cercanía de Dios, escribe H. SCHÜRMANN: “Pero de manera decisiva en la silenciosa “habitación... en lo oculto”, donde “el Padre ve” (Mt 6, 6). Nuestra tesis es que el destino de proclamar la basileia vino ya sobre Jesús en Nazaret y que allí se formó ya su característica y “originalísima” comprensión de la basileia” (El destino, 25).
CAPÍTULO 12
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Breve, sintético, pero sumamente intenso, se muestra también aquí Marcos cuando recoge las enseñanzas de Jesús en la última semana de su vida en Jerusalén. Marcos, que en su evangelio se ha fijado más en los hechos y actitudes de Jesús, no ha ignorado sus enseñanzas, que ha ido repartiendo en la medida que narraba sus movimientos a través de la Tierra Santa. Ha reservado, sin embargo, dos capítulos enteros para éstas: el 12 y el 13. En el primero desarrolla las que pudiéramos denominar enseñanzas dogmáticas, mientras que el 13 está todo consagrado al famoso discurso escatológico, que, como veremos, aunque Marcos lo sitúa en el umbral de la Pasión, presenta a Jesucristo triunfador sobre la ciudad de Jerusalén y la creación entera. Es el señorío del Resucitado que desde el monte de los Olivos juzga al mundo1.
1. “La confrontación a la que nos hace asistir Marcos pone en escena a todos los grupos representativos del judaísmo y saca a relucir sus debates más enconados: herodianos, fariseos y zelotas disputaban sobre la licitud de pagar tributo a los odiosos invasores romanos; los saduceos discutían con los fariseos sobre el tema de la resurrección, los rabinos se preocupaban de definir el punto central de la ley. Frente a todas sus cuestiones Jesús intenta llevar a quienes le preguntan a la cuestión más radical. Y al final plantea él mismo la pregunta realmente importante, frente a la cual no cabe más remedio que tomar una actitud: ¿De quién es hijo el Mesías?” (B. MAGGIONI, El relato, 168).
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El capítulo 12 quiere exponer el pensamiento central de Jesús sobre cuestiones capitales2. Responde a preguntas de los diversos grupos judíos, rectores de Israel, acerca de su autoridad, que en el capítulo precedente se había negado a responder directamente, como vimos. Aquí Jesús se va a mostrar más que un profeta, porque profeta es aquel que habla en nombre de otro, y él hablará en nombre propio, como quien tiene poder para determinar el sentido de las cosas. Ésta es la autoridad que captaba la gente en Jesús. En este capítulo tenemos el pensamiento de Marcos sobre quién es Jesús. Jesús se irá revelando a través de las preguntas que le vayan formulando los grupos más representativos del pueblo3. En el primer inciso (12, 1-12), Jesús se proclamará de forma indirecta, pero que sus interlocutores captaron admirablemente: Hijo del dueño de viña, que es Israel. Ellos le habían interrogado acerca de su autoridad; ahí tienen la respuesta. Ha sido enviado por el dueño de la viña, a los labradores, que son ellos, para recoger los frutos, y su respuesta ha sido suprimirlo, matarlo, para quedarse con la heredad. Más adelante analizaremos con detención este inciso final, en el que en pocas palabras se encierra un gran contenido. El segundo momento (11, 13-17) aborda una pregunta capciosa en relación con la licitud o ilicitud de pagar el tributo al 2. “Nos encontramos en Jerusalén durante los últimos días de la actividad de Jesús. Ha llegado a su dramatismo la ruptura entre Jesús y los representantes oficiales del judaísmo. La tercera jornada en el templo está dedicada a las controversias: la polémica sobre la autoridad de Jesús (11, 27-33, que ya hemos comentado), la parábola de los viñadores homicidas, el tributo al César, la resurrección, el primer mandamiento, el Mesías hijo de David. El capítulo termina con algunas enseñanzas a los discípulos y a la gente (12, 3544) y con un cuadro de un tremendo contraste; por una parte, los sabios y los ricos: por otra, una pobre viuda” (B. MAGGIONI, El relato, 166-167). 3. “El templo, escenario de una larga serie de enseñanzas de Jesús, no es en este capítulo lugar de diálogo, sino de enfrentamiento. En el evangelio de Marcos, Jesús puede proponer a la multitud y a los discípulos una enseñanza no polémica sólo a la orilla del mar (4, 1ss); no en las casas privadas, porque allí se infiltran letrados y fariseos (2, 1ss; 2, 15ss); y menos aun en las sinagogas (3, 1ss) y en el templo, donde aquéllos se sienten en casa propia y espían cada movimiento y cada palabra de Jesús” (G. BIGUZZI, “Yo destruiré este templo”, 69).
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César. La magistral respuesta de Jesús no se halla en la capacidad de un polemista hábil que sabe salir airoso de cualquier situación, sino en alguien que posee autoridad para determinar la cuestión. Se muestra como quien puede delimitar hasta dónde llega la autoridad del César. El tercer pasaje (12, 18-27) afronta el tema de la resurrección, del más allá, y al fondo, la imagen misma de Dios que le da sentido. Para Jesús Dios es un ser vivo. Esta vida se extiende hasta el hombre, al que es capaz de dotar después de la muerte de una nueva vida. Una vida de máxima calidad, que la diferencia de la presente. Marcos pone ahora en labios de Jesús el tema de la trascendencia. Jesús habla también aquí con suma autoridad. De hecho, dirigiéndose a ellos, les dice: “Estáis en un gran error” (12, 27). Esta respuesta va dirigida a los saduceos, de donde proceden los sumos sacerdotes. Si Jesús dice a los dirigentes principales del templo que están en un gran error, es que la institución entera se halla sumergida en el desconcierto. En seguida (12, 28-34) Jesús aborda el tema del mandamiento principal, que también resolverá desde la “auctoritas” que le caracteriza. Era un tema muy polémico y sobre el que no se ponían de acuerdo lo maestros de la ley. Jesús afirmará que el amor a Dios con todo el ser y al prójimo como a uno mismo constituye el mandamiento principal. La fuerza de su autoridad se muestra aquí en que se le pregunta por el mandamiento principal (entolê prôtê); y él responde con dos, de los que hace uno. Como venimos diciendo, este capítulo de Marcos contiene la gran revelación de Jesús a las autoridades judías. De modo que, después de concluido, el templo, la institución judía, ha quedado anulada. No se olvide, por otra parte, que estas enseñanzas las pronuncia Jesús en el templo4. Cuando hablamos de la institución judía, nos estamos refiriendo a la situación a que habían conducido los sumos sacerdotes y demás miembros dirigentes la herencia del A.T. Pero ésta permanecía pura en el resto de Isra4. 11, 15; 12, 35; 12, 41; 13, 1.
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el, en los pobres de Yahvé y en los pequeños, de donde había surgido Jesús. De modo que Jesús no está contra el Israel eterno, pero sí contra el histórico. En la quinta sección (12, 35-37) Cristo se proclama abiertamente Señor de David. Es un paso más con el que se manifiesta con capacidad para hablar con autoridad. David era el fundador del estado hebreo; uno de los títulos del Mesías era el de Hijo de David. Pues bien, ahora Jesús se proclama no hijo, sino Señor. El sexto momento (12, 38-40) se refiere a los escribas, los letrados y teólogos de Israel. Para ellos reserva palabras muy críticas. Desprestigiándoles, desautorizando su teología, es decir la teología y las enseñanzas que dimanan del templo. La autoridad de Jesús deja sin autoridad a los letrados. Y, finalmente, el séptimo momento de este capítulo (12, 4144) es sorprendente. Está dedicado a exaltar como modelo de religiosidad a una viuda pobre, que echa en el tesoro unas moneditas insignificantes, que le eran necesarias para su subsistencia: “todo lo que tenía para vivir”. Quizás nos preguntemos: ¿Qué sentido tiene este suceso aquí? ¿A qué viene este ejemplo en un capítulo que aborda cuestiones dogmáticas? Indudablemente que Marcos ha estado muy acertado al situar este episodio de la vida de Jesús en este lugar. En él se encierra una gran enseñanza dogmática, porque de él se deriva la imagen de Dios que brota del alma de Jesús y también la imagen del auténtico hombre. Aquí se encuentra la esencia del evangelio. La medida del hombre que a Dios le complace es la de aquel que se da a sí mismo y que entiende su vida como ofrenda personal. La viuda carente de apoyos humanos, posiblemente entregó al templo lo que ella había recibido de limosna para sí. Su confianza en Dios era total. Desde este punto de vista se identifica con el niño, al que dice Jesús que le pertenece el Reino. Así, los que no contaban en Israel alcanzan en el evangelio el primer puesto. La teología de los escribas había sido abatida. El templo ya no tiene sentido. Es lo que a continuación va a proclamar Jesús en el capítulo 13, al pronunciar su famoso discurso escatológico.
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El hijo del dueño de la viña (12, 1-12) Y se puso a hablarles en parábolas: «Un hombre plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores, y se ausentó. 2 Envió un siervo a los labradores a su debido tiempo para recibir de ellos una parte de los frutos de la viña. 3 Ellos le agarraron, le golpearon y le despacharon con las manos vacías.4 De nuevo les envió a otro siervo; también a éste le descalabraron y le insultaron. 5 Y envió a otro y a éste le mataron; y también a otros muchos, hiriendo a unos, matando a otros. 6 Todavía le quedaba un hijo querido; les envió a éste, el último, diciendo: ‘A mi hijo le respetarán’. 7 Pero aquellos labradores dijeron entre sí: ‘Éste es el heredero. Vamos, matémosle, y será nuestra la herencia.’ 8 Le agarraron, le mataron y le echaron fuera de la viña. 9 ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá y dará muerte a los labradores y entregará la viña a otros. 10 ¿No habéis leído esta Escritura: La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; 11 fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos?» 12 Trataban de detenerle –pero tuvieron miedo a la gente– porque habían comprendido que la parábola la había dicho por ellos. Y dejándole, se fueron. 1
El misterio literario de la parábola Marcos dice que se puso a hablarles en parábolas. De nuevo se nos recuerda aquel hablar tan peculiar de Jesús, que veíamos en el capítulo cuarto. Cuanto decíamos allí sobre el significado de las parábolas se ha de tener presente aquí. No son una mera comparación, más bien son como enigmas que invitan a la reflexión del lector5, suscitan en él deseo de búsqueda 5. “Aunque la parábola sea racionalmente inteligible, no por ello conduce a la verdadera inteligencia, conocimiento y conversión, sino que endurece a aquellos hombres en su actitud malévola y hace que aquellos a quienes afecta no queden realmente afectados” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 160).
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y de interrogación. Aquí en nuestro caso la parábola en algunos momentos se torna alegoría6. Jesús toma como base el texto de Isaías, pero, como veremos, con no pocas variaciones. Isaías se considera el amigo del dueño de la viña y va a cantar sus amores y tristezas por la viña idolatrada, que no ha dado fruto, o mejor, ha dado agraces (Is 5, 4)7. En el texto evangélico se presenta la viña como la posesión de un propietario8 que desea que dé frutos. Pero estos amores se dejan traslucir en el cuidado tan exquisito que el propietario ha puesto en su plantación, rodeándola de una cerca, cavando un lagar y edificando una torre; es decir, ha hecho cuanto estaba en su mano para que diera fruto. Ha habido autores que en estos elementos han querido ver figurados algunos lugares centrales del pueblo de Israel9; pero parece más bien que tanto Isaías como Marcos no tienen esta pretensión. Describen lo que normalmente acontece y hay en una viña. El misterio teológico de la parábola Marcos habla de un hombre que plantó una viña. Evidentemente por el tenor del relato, como después veremos, este hom6. “Este pasaje es único entre las parábolas de Jesús, porque contiene una alegoría de cómo la oposición de Israel a los profetas culminó en la muerte de Jesús y cómo Dios desposeyó a Israel de su derecho de primogenitura” (E. J. MALLY, Evangelio, 127). 7. “Sin embargo, está claro que en el centro del relato evangélico no está la conducta de la viña (o sea, de Israel), como en Isaías, sino la de los campesinos. Por tanto, la alegoría se desarrolla, no a nivel del pueblo, sino solamente de sus líderes” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 183). 8. “Un rasgo de sorprendente originalidad es que Dios aparece como ‘extranjero’ en medio del pueblo de Israel. Dios, el amo, no es, por así decirlo, ‘hebreo’: viene solamente cuando se trata de alquilar su viña. He aquí, pues, un primer significado de la alegoría: Israel no es la patria de Dios” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio 183). 9. “A pesar de todos estos considerables esfuerzos por reconstruir la situación de aquellos tiempos, continúan en pie serios reparos contra la interpretación que se presenta bajo el hipotético realismo del relato” (J. GNILKA, El evangelio II, 169).
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bre es Dios10 o, mejor, el Padre, puesto que al final enviará a su hijo querido (12, 6). Es un modo de comenzar la narración. Estamos, como hemos dicho ante una parábola con algunos elementos alegóricos; otro, no hace falta que remitan a realidades históricas concretas, como son los diversos enviados del dueño de la viña a los labradores. No es necesario que cada uno de éstos se identifiquen con personajes concretos del A.T. Como nuestra pretensión es seguir el pensamiento de Marcos, no nos detendremos a analizar el proceso que ha seguido el texto hasta llegar a su estado actual como hace la historia de las formas. Lo mismo que hemos hecho anteriormente, también en este pasaje nos interesa la coherencia del conjunto y el “pathos” que de él emerge, porque cada una de las secciones de Marcos son proclamaciones del Cristo crucificado y resucitado11. Como sabemos, la idea de identificar a Israel con una viña resulta clásica en el A.T. Es una de las imágenes centrales, que termina en el evangelio de Juan con la proclamación de Jesús: “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos” (15, 5). En el salmo 80 se recorre la historia de Israel comparándola a una viña; aquí podemos encontrar también algunos trasfondos de nuestra sección. El texto de Marcos, pues, se sitúa dentro de una larga tradición. Israel ha sido plantado por Dios con similar delicadeza y ternura como lo hace un hombre con su viña. La tierra, los viñedos y los huertos para el oriental eran algo que entra a formar parte de la realidad íntima del hombre, de la familia; cuando eran posesiones heredadas estaban representan10. “Sin interrupción, y tomando pie del conocido pasaje de Isaías 5, 1-7, comienza Jesús la parábola. Distingue entre la viña (símbolo del pueblo elegido, cf. Sal 80, 9ss) y los labradores (los dirigentes), que no son propietarios de la viña, sino meros arrendatarios (...), aunque plenamente responsables de su cultivo” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 206). 11. “Los motivos que nos llevaron arriba a situar la parábola en la comunidad cristiana judeo-helenista impiden derivarla de Jesús. Hengel la ha calificado como la más dura parábola de juicio de la tradición sinóptica. La dureza de la confrontación, a la par que la intención de ofrecer una panorámica de la historia de la salvación, permiten entenderla como con la que la comunidad justifica su separación del judaísmo” (J. GNILKA, El evangelio II, 174).
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do a la misma persona. La relación del hombre bíblico con sus tierras y sus animales solía ser entrañable, no estaba movida principalmente por razones económicas12. Lo chocante de la parábola es que ese hombre no va a cultivar él personalmente su viña; la arrendará a unos labradores para que la hagan fructificar y después le entreguen a él los frutos. La idea de viña y de labradores nos invita a pensar en frutos y colaboración. Ese hombre que está representando a Dios no quiere llevar él sólo su obra adelante; ofrece colaboración. Ahí se enhebra el sentido de la imagen de la parábola. Nos viene a la mente el caso de la higuera a la que Jesús se acercó en busca de frutos y sólo halló hojas (11, 12-25). La higuera y la viña se explican mutuamente13. Los labradores a quienes se encomienda la viña, son, sin duda, los dirigentes14. Es el mismo texto quien nos lo dice: “Porque habían comprendido que la parábola la había dicho por ellos” (12, 12). Suponen algunos que determinados aspectos de la parábola remitirían al ambiente del tiempo de Jesús en que algunos terratenientes vivían lejos de Palestina, y se creaba gran tensión entre ellos y los labradores a quienes se les encomendaba el trabajo. Puede ser. Evidentemente el evangelista es hijo de su tiempo, y como todo ser humano se tiene que mover en las categorías de su momento. 12. Cf. 1Re 21, 1-17 donde se relata el hecho de la viña de Nabot; éste no se la quiere vender bajo ninguna condición a Ajab porque es herencia de sus padres: “Respondió Nabot a Ajab: ‘Que Yahvé me libre de cederte la herencia de mis padres’” (21, 3). 13. “Los dirigentes/labradores han sido infieles a Dios a lo largo de la historia de Israel (cf. Jr 7, 25s: ‘les envié a mis siervos los profetas un día y otro día, pero no me escucharon’); el amor de Dios no ha cesado nunca, pero ellos maltrataron a los profetas. Es infidelidad continua, el ejemplo de los dirigentes inficiona a todo el pueblo y se crea una sociedad injusta. Hay un paralelismo con la higuera estéril (11, 13); la institución que debía producir frutos no lo ha hecho” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 206). 14. “Da la impresión de que Jesús los identifica con los sanedritas, pero ellos pueden contestar diciendo que se equivoca: Dios mismo les ha dado el derecho de la viña y ellos (no los malos jefes del antiguo Israel) condenan solamente a los profetas mentirosos que manchan el nombre de Dios. A los aventureros de la religión como Jesús” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 328).
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Pero sin negar esto, la dinámica de la parábola exige la distancia del dueño de la viña. El tema desborda cualquier aspecto local, para situarse en el campo universal, con trasfondo del A.T15. Algunos se han interrogado sobre ¿Cómo es posible que se ausente Dios de su viña, puesto que Dios está en todas partes y no abandona a Israel?16 Indudablemente, estamos ante una imagen. Dios sigue a su modo dirigiendo la historia. El narrador quiere decir que Dios encomienda a los dirigentes a su pueblo. Dios sigue presente, pero como si no ejerciera protagonismo alguno. De la parábola se infiere que Dios deposita una gran confianza y autoridad sobre los dirigentes de Israel. Dios les ha entregado “su viña”, la que plantó con su diestra (cf Sal 80, 15). Y ahora la narración se refiere a los diversos siervos que el dueño de la viña envía a los labradores. No es posible, como ya dijimos, identificar aquí determinados personajes del A.T. Parece que la narración quiere englobarlos a todos. La dureza de los labradores con respecto a los enviados va de menos a más, aunque no en todos los casos, como puede comprobarse en el versículo 5: “Y envió a otro y a éste le mataron; y también a otros muchos, hiriendo a unos, matando a otros”. Los actuales jefes de Israel quedan así unidos a la cadena de dirigentes que han presidido al pueblo. Y la pregunta surge inmediata: ¿Quiénes son los dirigentes? Los actuales son los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos (Mc 11, 27). Estas clases evidentemente quedan dentro de los que la parábola denomina labradores. Pero quizás haya que proyectarse a los inicios mismos de la historia de Israel, en la que los dirigentes prostituyeron el proyecto de Dios. En Mateo podemos encontrar la respuesta: “Y decís: ‘Si nosotros hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no hubié15. “La parábola, aunque esté anclada en la existencia y en fenómenos verificables por los oyentes, siempre queda como ficción poética y, por tanto, hay siempre un cierto desnivel entre el plano de vida y el de la invención” (A. PRONZATO, Un cristiano II, 234). 16. “En esta parábola, sin embargo, muchos estudiosos encuentran que las inverosimilitudes –algunos llegan a decir los absurdos– superan en gran manera las verosimilitudes.” (A. PRONZATO, Un cristiano II, 234).
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ramos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas’”(23, 3)17. En la misma línea se sitúa Esteban en los Hechos: “¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! ¡Vosotros siempre ofrecéis resistencia al Espíritu Santo! ¡Como vuestros padres, así vosotros! ¿A qué profeta no persiguieron vuestros padres?” (7, 5152). Entre éstos se encuentran los hijos de Jacob, menos José y Benjamín. La expresión “nuestros Padres” se identifica con los dirigentes del pueblo. A juicio de Esteban Israel prevaricó desde el principio y la palabra de Dios se infiltró viva y eficaz en Israel al margen de los dirigentes (en general)18. Cuando los labradores deciden dar muerte al hijo del dueño de la viña, las expresiones que usan nos recuerdan las de los hermanos de José: “Ellos lo vieron de lejos y, antes que se les acercara, conspiraron contra él para matarlo, y se decían mutuamente: ‘Por ahí viene el soñador. Vamos a matarlo...’” (Gn 37, 1820). La parábola de la viña es, pues, una pequeña historia de Israel19. La muerte de Cristo pone fin al proceso de linchamiento infligido a los enviados de Dios. Se trata de una visión trágica de los dirigentes de Israel, que no han sido fieles al mandato divino. Sin embargo, Dios sigue amando a su viña. Veremos que la va a entregar a otros labradores para que la hagan fructificar. 17. “Hay un texto antiguo, que constituía una especie de guía de peregrinación a la tumba de los profetas, titulado Vita prophetarum. Son breves biografías de veintitrés profetas. Seis han encontrado una muerte violenta” (A. PRONZATO, Un cristiano II, 238). 18. “En nuestra parábola la viña produce frutos, pero los viñadores no los entregan. De aquí no puede concluirse que la parábola critique a un determinado grupo en Israel (los jerarcas, los miembros del sanedrín u otros similares y no a la totalidad del pueblo). Se trata de dar a entender que la viña (la elección) no constituye una posesión segura y duradera, sino que ha sido confiada sólo en préstamo. Frente al Señor que confía la viña en préstamo existe o existió una responsabilidad continua de todo el pueblo” (J. GNILKA, El evangelio II, 171). 19. “De esta manera, la parábola comprende toda la historia de la salvación, desde la elección hasta el rechazo de Israel, así como la constitución de un pueblo nuevo de Dios. Y acentúa la iniciativa salvífica de Dios frente a su pueblo. Desde el principio hasta el final. Dios tiene las riendas en su mano. Esta orientación histórico-salvífica hace comprender que se describe la suerte de Jesús sólo de manera general y se la encuadra en el destino de los profetas en su relación con Israel” (J. GNILKA, El evangelio II, 173).
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Como en el caso de Isaías también aquí castigará a estos labradores. En lenguaje oriental dice que les dará muerte, es decir, desaparecerán. La cita del salmo 118 indica que los sucesos estaban previstos en la Escritura20. Marcos asume la tradición mesiánica del salmo21. ¡El predilecto! Jesús en esta parábola declara ser Hijo del dueño de la viña. Se sitúa en la línea de los enviados, pero con una gran diferencia: “Todavía le quedaba un hijo querido... A mi hijo lo respetarán” (12, 6). Hijo querido es el título que el Padre da a Jesús siempre que habla de él (1, 11; 9, 7)22. Marcos cierra aquí la historia de la viña, pero ésta indudablemente prosigue; ahora Jesús, el Hijo querido no va a ser un enviado a recoger los frutos, sino que se introducirá entre los labradores como uno de tantos, y sus seguidores irán detrás de él. Ya nadie se quedará con los frutos, porque el Hijo entenderá la existencia humana como entrega a los demás y eso mismo harán sus seguidores. Ésos son los frutos que el Padre 20. “En el Antiguo Testamento hay un juego de palabras por el que el término “piedra” se convierte en metáfora para indicar “hijo” (…). Este juego de palabras parece estar en la base de uso que hace Marcos del Salmo 118, 22-23 en 12, 10-11: la piedra rechazada por los constructores, que el Señor pone en el ángulo principal, se refiere al “Hijo” crucificado por Israel, a quien Dios reivindica al resucitarlo de la muerte” (J. D. KINGSBURY, Conflicto, 8258). 21. “La cita, aunque el propio Jesús la tome en sus labios, sobrepasa el marco de la parábola de los viñadores. La mirada se desvía de los malos renteros al Hijo asesinado, del que ahora se afirma el milagro de su exaltación divina, es decir, su resurrección y su carácter permanente y decisivo para la salvación. La comunidad no se contentaba con la mirada al pasado ni descansaba en la muerte violenta del Hijo, sino que daba a la parábola una conclusión que afianza su fe sobre el fundamento de lo que entre tanto ha sucedido por obra de Dios y que proclama el significado permanente y decisivo de Jesucristo” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 165-166). 22. “Culmina la línea de los profetas, pero mantiene una relación especial con el amo de la viña, interpretado ahora como padre. Es Hijo de Dios y heredero de la viña, ‘pero’, (o por eso) está solo: sin nadie que le proteja externamente, sin armas que le avalen o acompañen. Su vida indefensa es anuncio de Reino, señal de Dios sobre la tierra. El lector sabe de antemano que este siervo es Jesús y que todos le han abandonado (o lo harán) porque no defiende los intereses egoístas de ninguno de los grupos” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 330).
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desea. La muerte del Hijo, a manos de los viñadores, fue la expresión de toda su vida de entrega al proyecto del Padre23. Jesús, Señor del César (12, 13-17) Y envían hacia él algunos fariseos y herodianos, para cazarle en alguna palabra. 14 Vienen y le dicen: «Maestro, sabemos que eres veraz y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas, sino que enseñas con franqueza el camino de Dios: ¿Es lícito pagar tributo al César o no? ¿Pagamos o dejamos de pagar?» 15 Mas él, dándose cuenta de su hipocresía, les dijo: «¿Por qué me tentáis? Traedme un denario, que lo vea.» 16 Se lo trajeron y les dice: «¿De quién es esta imagen y la inscripción?» Ellos le dijeron: «Del César.» 17 Jesús les dijo: «Lo del César, devolvédselo al César, y lo de Dios, a Dios.» Y se maravillaban de él. 13
A tenor del evangelio Jesús sigue en el interior del templo y hasta allí llega una legación de fariseos y herodianos con objeto de hacerle caer en una trampa y desprestigiarle ante el pueblo24. Se trata de que responda a una pregunta que tiene difícil solución en el sentido de que cualquiera de las dos opciones que le dejan va a incomodar a una de las dos partes muy gravemente, quedando desprestigiado ante la gente o en peligro ante las autoridades romanas. La trampa estaba muy bien ideada. Jesús la denomina tentación, al desenmascarar a sus interlocutores que simulaban problemas de conciencia, pero que, como es obvio, no era ése su origen. La mala conciencia no recae sobre estos fariseos y herodianos, sino sobre todo el grupo dirigente de Israel que había organizado la cacería de Jesús (11, 27). 23. “Pero al rechazar ellos al Mesías, Dios se formará un nuevo pueblo; la muerte del Hijo no significará el fin de su misión. Del rechazo saldrá una nueva muestra del amor de Dios. Esta es la gran maravilla” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 207). 24. “Jesús da a entender que ha comprendido. No se trata de una pregunta sincera, sino de una trampa; por eso no acepta el planteamiento que de ella hacen” (J. M GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio 185).
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La pregunta, que en principio está formulada como una trampa, es de un gran calado. Detrás de ella está todo el problema de la autoridad humana y la de Dios; si Israel puede ser tal estando sometido a pueblos extranjeros. Para muchos judíos el hecho del pago del tributo al emperador constituía un verdadero trauma. Las imposiciones de Roma en algunos momentos fueron causa de motines, como sucedió con Judas Galileo el año 6 después de Jesús. Se puede decir que en la cuestión del censo entraban todos los tributos que Israel debía pagar a Roma. Con ello se admitía de forma práctica su total dependencia de ella; aunque el censo propiamente dicho, al que alude directamente Marcos, se refería a esa cantidad igual para cada individuo que debía tributar a Roma. No era fácil poder compaginar esto con la idea, que para todo israelita era un dogma de fe, de que su Dios era el Señor absoluto de Israel y que no había otro poder que le igualara o que pudiera competir con él. El choque se agravaba si tenemos en cuenta que la moneda del censo llevaba la efigie del emperador con una leyenda que proclamaba sus orígenes divinos25. Nunca el evangelista había presentado a Jesús en confrontación con las autoridades romanas26. Ya al comienzo del evangelio se nos ha hablado de los herodianos que se confabulan con los fariseos para acabar con Jesús. Después se nos recordará la triste historia de Herodes (6, 21), y más tarde, Jesús aconsejará a sus discípulos que se cuiden “de la ‘levadura’ de los fariseos y de la ‘levadura’ de Herodes” (8, 15). 25. “Entre los años 6 y 70 d. C. se impuso un tributo a los habitantes de Judea, Samaría e Idumea. Aparte de que ello constituía un continuo recordatorio de que se vivía en sujeción a Roma, el pago mismo de este tributo no dejaba de suscitar escrúpulos de tipo religioso entre los judíos, ya que había de hacerse en moneda de plata que llevaba la efigie del emperador (...). La cuestión era objeto de un cálido debate entre los judíos, y el intento de forzar a Jesús a que se pronunciara en uno u otro sentido iba encaminado a enemistarle con una de las dos partes” (E. J. MALLY, Evangelio, 129). 26. “La postura de los herodianos respecto de Roma no puede calificarse como de amistosa a ultranza. Se trata más bien de dar una idea de la peligrosidad de la situación en que se pone a Jesús: los poderosos religiosa y políticamente le atacan” (J. GNILKA, El evangelio II, 176).
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Después del pasaje de la viña, en el que las autoridades israelitas quedaron muy humillados, éstas deciden enviarle un grupo de fariseos y herodianos para cazarlo en alguna de sus enseñanzas. Le proponen ese famoso sofisma. Pero para engañarle se refieren a él con alabanzas capciosas, que el evangelista recoge con orgullo, porque en verdad reflejan admirablemente el estilo y el modo que Jesús tenía en su predicación y comportamiento. Las últimas palabras: “enseñas con franqueza (ep´aletheias) el camino de Dios”, resumen el estilo y modos de Jesús maestro27. Pero éste, dándose cuenta de que le querían hacer caer en una trampa, se lo manifiesta y les pide que le traigan una moneda. El hecho de hacer esta petición, indica que Jesús no llevaba dinero. Y se la “trajeron”; este verbo no supone que tuvieran que ir a buscarla; podían llevarla consigo, aunque tampoco se deduce que la moneda la llevaran los fariseos, podían ser los herodianos sus portadores. El hecho de que Jesús no llevara dinero ha dado pie para hacer algunas consideraciones sobre su despreocupación de los bienes materiales. Pero Jesús no tendrá inconveniente alguno en utilizarlo para dar de comer en el desierto a la gente. Al rico le dirá que entregue sus posesiones a los pobres y alabará a una viuda pobre que deposita en el tesoro las únicas moneditas de que disponía. Jesús no considera malo el dinero; es su uso lo que le preocupa. Por eso derribará las mesas de los cambistas en el templo. Pero sigamos con nuestro relato. La respuesta de Jesús al sofisma de sus adversarios ha hecho correr ríos de tinta. Algunos han pretendido ver sólo una argucia dialéctica. Jesús salió airoso de la trampa. Creemos que entender así la respuesta peca de demasiado simple, sobre todo, si tenemos presente que ahora Marcos nos está transmitiendo las enseñanzas dogmáticas de Jesús en el corazón de Jerusalén, es decir, en el templo. 27. “El preámbulo, en boca de esta gente, tiene un algo de falso y puede aparecer incluso burlesco. Pero, a pesar de ser emitido por parte de los enemigos, esto no quita el que corresponda a la verdad. Mc tiene la ocasión de declarar, sirviéndose de las palabras de los fariseos y herodianos, lo que piensa realmente del Maestro. Y esboza uno de los retratos más significativos de su personalidad” (A. PRONZATO, Un cristiano II, 253).
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Otros han entendido la respuesta como si existieran dos órdenes de autoridad o poder: parte pertenece a Dios, parte a la autoridad humana. Es impensable que Jesús pudiera dar esta respuesta ya que él es el Señor absoluto de todo. Se ha discutido si el término griego “apodote” debe traducirse por devolver o dar. El significado genuino es devolver, aunque algunos afirman que era un término clásico para significar el pago del censo. En cualquier caso, el término estaría aludiendo a que aquello que se entrega a la autoridad era algo que le pertenecía. Con el pago, el súbdito no hacía otra cosa que devolvérselo. Por eso, parece lo más correcto traducirlo por “devolver”. ¿Cómo hay que entender la respuesta de Jesús? En primer lugar estamos ante una salida dialéctica por la que deja inermes a sus adversarios. Y eso es lo que parece deducirse del final del texto: “Y se maravillaban de él”. Pero como ya hemos anotado, debajo de esta salida airosa se esconde una profunda enseñanza28. Las palabras de Jesús no se pueden entender, sino del absoluto poder de Dios, que para Jesús era algo incontrovertible. El César está supeditado a Dios29. De Dios le viene al César el poder, por el que sus mandatos deben ser obedecidos como sagrados. Por eso en caso de que el Cesar abdique de su condición de tal, carece de autoridad. 28. “La palabra de Jesús sobre el dinero del impuesto ha de entenderse a la luz de todo el evangelio. Tomada en sí parece un enigma, una salida ingeniosa, llena quizá de ironía; pero recibe su más hondo sentido a la luz de aquello que Jesús ha dicho y realizado en su camino de casa y comida compartida: el dinero debería servir para comprar y compartir los panes y peces con los necesitados (...). Por eso, la versión polémica de nuestro pasaje (entendido hacia fuera) debe completarse con aquello que Jesús ha venido diciendo y realizando en clave de ayuda humana (curaciones), de participación económica y fraternidad fundada en el don mutuo de la vida” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 335). 29. “De todo lo apuntado se deduce que la respuesta de Jesús no es una regla práctica, que pueda dar respuesta a cada pregunta que surja acerca de la relación del hombre con el poder del estado y de Dios. Pero, en cualquier caso Dios tiene los derechos supremos. Cuando el poder imperial entre en colisión con el divino, la decisión que se tome sólo podrá favorecer a Dios” (J. GNILKA, El evangelio II, 180).
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De igual forma que, desde el sentido de la buena nueva, debe orientarse la finalidad del dinero, que no es otra que la del servicio; otro tanto ha de suceder con la autoridad. Jesús lee todo desde su bondad esencial y su tendencia a la utopía. Es cuanto está haciendo ahora con la autoridad del César. También hay que contemplar a ese Dios, a quien hay que devolver las cosas que le pertenecen, con los ojos de Jesús, para quien era Ternura (Abbá). Sólo desde estas dimensiones tiene sentido la afirmación de Jesús. De esa ternura, que es Dios, le viene el poder al César, cuya autoridad se convierte en servicio para los demás. La comunidad primitiva así lo entendió30. Señor y dador de Vida (12, 18-27) 18 Se le acercan unos saduceos, esos que niegan que haya resurrección, y le preguntaban: 19 «Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno y deja mujer y no deja hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano. 20 Eran siete hermanos: el primero tomó mujer, pero murió sin dejar descendencia; 21 también el segundo la tomó y murió sin dejar descendencia; y el tercero lo mismo. 22 Ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos, murió también la mujer.23 En la resurrección, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete la tuvieron por mujer.» 24 Jesús les contestó: «¿No estáis en un error precisamente por esto, por no entender las Escrituras ni el poder de Dios? 25 Pues cuando resuciten de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, sino que serán como ángeles en los cielos. 26 Y acerca de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en lo de la zarza, cómo Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? 27 No es un Dios de muertos, sino de vivos. Estáis en un gran error.»
En esta exposición que Jesús nos va haciendo de su pensamiento van apareciendo como interlocutores los diversos grupos 30. Cf Rm 13, 7, 1Pe 2, 13s. En la época del Apocalipsis los emperadores no asumieron sus responsabilidades éticas y los cristianos vieron en ellos imágenes diabólicas.
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religiosos. Hemos visto ya a todo el Sanedrín (11, 27); después éste envía una misión de fariseos y herodianos (12, 13-17) para pillarle en alguna contradicción. Ahora toca al grupo saduceo, que se componía de dos ramas: las altas clases sacerdotales, de donde se elegía al sumo sacerdote, y la laica, compuesta por la nobleza31. Era un grupo materialista, que no creía en la resurrección y tampoco aceptaba la tradición oral a la que eran tan adictos los fariseos. Controlaban las finanzas del templo, que eran muy copiosas. El templo era la principal fuente de riqueza. Llama la atención que la facción de la que era elegido el sumo sacerdote no creyera en la resurrección. Por cuanto acabamos de decir el grupo saduceo era el más contrario al estilo y modo de ser de Jesús32. La negación de la resurrección y el amor al dinero constituye el polo opuesto a la esencia de Jesús, Señor de la vida y ajeno a toda clase de placeres mundanos. Jesús dirá a este grupo por dos veces (12, 24.27) que están muy equivocados. Esta afirmación es gravísima, pues viene a decir que el sumo sacerdocio de Israel se halla en el error; de este error, indudablemente, va a participar también el templo y sus derivaciones, ya que ellos eran los rectores. Pues bien, este grupo quiere hacerle ver a Jesús que la resurrección es algo extraño a la Escritura. Sabido es que la idea de retribución de ultratumba o resurrección corporal es tardía en la Biblia. Algunos la relacionan con la época de los Macabeos33. 31. “El partido saduceo, gran potencia económica, compuesto por la aristocracia civil y la sacerdotal, quiere aprovecharse de la autoridad de Jesús para desacreditar al partido fariseo, al que pertenecen los letrados” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 210). 32. “Rechazaban la idea de la resurrección, que formaba parte de la espera mesiánica y escatológica, como también de la inmortalidad del alma. Como se evidencia por el diálogo aquí referido, los saduceos pensaban que un hombre resucitaba cuando su hermano le ‘suscitaba’ una posteridad. Para ellos, la eternidad del hombre se confundía con la conservación de la especia” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 187). 33. “El martirio, dice Renan, fue el verdadero creador de la creencia en una segunda vida, y nosotros añadiremos que la figura del siervo de Is 53, prototipo de todos los que sufren, de todos los mártires, contribuyó poderosamente a fortalecer tal fe. Parece, pues, que las razones internas sólo explican
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Hasta esa fecha parece que no hay constancia de esa creencia. Se admitía un hálito de vida en el sheol, pero como una especie de letargo poco apetecible. Se ha discutido mucho por qué Israel, que vivía rodeado de pueblos que admitían la vida del más allá, tardó tanto en llegar a esa confesión. Quizás ello se deba al concepto tan alto y puro que tenían de Yahvé. A Israel le era muy difícil poder entender aquella vida como mera continuidad de ésta, aunque los fariseos así la interpretaban. En algunos salmos, la experiencia de Dios, que padecen los levitas, les hace comprender que esa amistad no puede cortarse con la muerte: “Tu amor es mejor que la vida” (63, 4). Quizás aquí se halle el salto a la confesión de la permanencia en el amor con Yahvé después de la muerte. En el posexilio esta confesión se va haciendo cada vez más clara (Dn 12, 12; Sal 16, 10-11; 49, 16; 2Mac 10, 47). El libro de la Sabiduría, de origen griego, hablará profusamente de la inmortalidad del alma. El grupo saduceo se acerca a Jesús y basándose en Dt 25, 510 resumido, le presentan un caso, que parece se debatía en las escuelas. Ese caso según ellos demostraba que la resurrección resultaba imposible34. Jesús les responderá clarificando primero el sentido de la resurrección y ofreciendo a continuación una cita bíblica que la confirma. cómo todas las doctrinas y creencias acerca del más allá desembocan en la doctrina de la resurrección. La escatología trascendente, de la cual la resurrección es un aspecto, no ha sido tomada prestada del mazdeísmo por Israel, sino que está ligada a la corriente más general que en el imperio aqueménida, en Babilonia y bajo Alejandro, trata de separar la religión de sus amarras nacionales, y de crear un terreno favorable para una religión apolítica, cuyo acento está colocado sobre la primacía del individuo” (E. JACOB, Teología del Antiguo Testamento, Madrid, 1969, 294). 34. “Los saduceos ridiculizan la resurrección de una mujer que ha sido propiedad de muchos: ¿Quién la tendrá al fin de los tiempos? La cuestión ha sido bien planteada: no alude a la mera supervivencia espiritual, sino a la realización integral. Es evidente que una mujer concebida como propiedad del varón no tiene cabida en el Reino. Así plantean el tema los saduceos a quienes Mc presenta como enemigos de la resurrección” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 336).
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La resurrección no va a ser una mera continuidad de esta vida como pensaban muchos en Israel. Será una respuesta concisa, pero intensa; no habrá matrimonios, los hombres y las mujeres serán como ángeles. Aunque esta solución para muchos israelitas no era novedosa, en sus labios adquiere un nuevo tono, dada su idea de Yahvé. Se trata de una recreación del hombre. Sin duda, en la afirmación de Jesús se halla ya la experiencia pascual desde la que Marcos35 configura la escena. El segundo aspecto se refiere a la confesión de la resurrección. Para ello alude al texto de Éx 3, 6. Muchos autores no descubren aquí una prueba en favor de la resurrección. Jesús hace la lectura de este texto desde sí mismo; desde una situación algo similar a la que nos referíamos antes de los levitas, aunque, como es obvio, mucho más intensa. La experiencia que Jesús tiene de Dios no puede ser rota por la muerte. En esa experiencia Jesús descubre que Dios es esencialmente vida. Por eso sus amigos, aunque mueran, no pueden carecer de esa vida. El texto de Éxodo 3, 6 se entiende desde aquí. Jesús hace exégesis existencial. Los amigos de Dios, los patriarcas, de los que él se proclama Dios, no son figuras del pasado; están vivos, viven con él. La ternura es incompatible con la muerte. Por eso Jesús le va a denominar así (Abbá) a Dios cuando él está a punto de morir (Getsemaní)36. Como vemos, en este capítulo que hemos titulado magisterio solemne, es Jesús quien se está revelando a sí mismo. Hasta aquí 35. “El enjuiciamiento histórico de la perícopa resultó contradictorio. Mientras que para Suhl es evidente que ella defiende ya la resurrección de Jesús y, por consiguiente, no conservó ningún recuerdo de una conversación de Jesús, para Lohmeyer precisamente la ausencia de la idea primitiva cristiana de la resurrección en ella es el motivo para suponer que proviene de la actuación de Jesús y ofrece ‘un ejemplo maravilloso del rabinato de éste’. De hecho, si consideramos el relato en sí, no se observa recurso alguno a la resurrección de Jesús” (J. GNILKA, El evangelio II, 188). 36. “En todas estas objeciones, sin embargo, no se tiene en cuenta la afirmación fundamental de Jesús de que la resurrección de los muertos pertenece a un orden completamente distinto, a un mundo creado de nuevo y que sobrepasa nuestras experiencias y representaciones. En este aspecto Jesús se ha opuesto a las concepciones judías generalizadas y ha purificado el contenido de la fe judía de las imaginaciones humanas” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 177).
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se ha manifestado como Hijo del dueño de la viña, Señor del César y Místico del Dios vivo. Para Jesús, Dios, además de ternura, es vida, por eso el hombre no puede morir. El mandamiento central (12, 28-34) 28 Acercóse uno de los escribas que les había oído y, viendo que les había respondido muy bien, le preguntó: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?» 29 Jesús le contestó: «El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, 30 y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. 31 El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos.» 32 Le dijo el escriba: «Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que Él es único y que no hay otro fuera de Él, 33 y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.» 34 Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: «No estás lejos del Reino de Dios.» Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.
Ahora se acerca un escriba, no con intención de tentarlo, sino de aclarar sus ideas. Se trata de un teólogo, al que Jesús alabará por la respuesta tan acertada que le va a dar. Pero se mueve en el campo de la teoría, ya que al final le dirá: “No estás lejos del Reino de Dios”; necesita poner en práctica cuanto sabe. Pues bien, este escriba había escuchado la respuesta de Jesús a los saduceos y había quedado gratamente impresionado. Por eso ahora se atreve a preguntarle sobre cuál es el principal de los mandamientos. Este tipo de preguntas estaba en el ambiente, aunque algunos rabinos no eran partidarios de ellas, pues pensaban que todos los mandamientos eran igualmente importantes37. Generalmen37. “Un gentil que quiere hacerse prosélito dirigirá a los dos jefes de escuela rabínicos Shammai y Hillel la pregunta acerca del mandamiento más importante. Y la habría formulado de igual manera. Es significativo que Shammai rechace la pregunta, mientras que Hillel, que proviene de la diáspora, se muestra dispuesto a responderla. Ciertamente, de los 613 mandamientos concre-
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te, se consideraba el descanso sabático como el precepto principal38, aunque en ambientes griegos se recomendaba como lo más importante en la vida la veneración a Dios y la preocupación por el prójimo. Existían unos 613 preceptos, de los cuales 248 eran considerados positivos y 365 negativos. La respuesta que Jesús da al escriba, aunque no sea materialmente original, sí lo será en su sentido formal, por el tono, la centralidad y concisión, y por la idea que rezuma su comprensión de Dios y del hombre39. Jesús va a distinguir dos mandamientos, pero veremos que los ensambla de tal forma que se vienen a reducir a uno. Marcos seguirá el texto de los LXX con algún pequeño cambio. Añadirá, a los otros epítetos, que hay que amar a Dios también con “toda la mente”. Distingue cuatro fuentes de donde debe surgir el amor del hombre a Dios: “Con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. Tanto el texto del Levítico como el de Marcos quieren afirmar que Dios debe ser el eje central de proyección del ser humano. Dios como absoluto afectivo del hombre. El segundo precepto, tal como lo formula Jesús, es exacto a Lv 19, 18. También aquí como en otros lugares del evangelio Jesús asume lo esencial del A.T., desde donde lee todo el resto. tos que componen la torá, los rabinos distinguieron entre graves y leves, pero exigieron el cumplimiento de todos ellos. Desde este trasfondo se comprende la negativa de Shammai a reducir la ley a un mandamiento supremo” (J. GNILKA, El evangelio II, 192). 38. “Las opiniones eran muchas, pero predominaba la que mantenía que la observancia del sábado tenía tanto peso como todos los demás mandamientos juntos: era el mandamiento que resumía en sí toda la Ley” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 212). 39. “Los escribas tienden a cerrar la presencia de Dios en las fronteras de su ley; Jesús las expande a los necesitados (los humanos). Es evidente que Israel significa algo distinto para unos y otros... El prójimo a quien Dios pide que amemos como a nosotros mismos es distinto en los escribas y en Jesús, como han ido ya indicando las disputas de Mc. Prójimo han sido y son para Jesús leprosos y enfermos, pecadores y hambrientos, todos los gentiles. Por mostrarlo así en el templo (diciendo que termina el tiempo de las separaciones) persiguen a Jesús los sacerdotes. Por fidelidad al prójimo israelita le condenan los sanedritas [Mc 14, 53-65]” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 340).
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El escriba quedó entusiasmado con las palabras de Jesús. El evangelista le hace repetir “la respuesta de Jesús introduciendo variaciones y abreviando. En primer lugar acentúa la unicidad de Dios (apoyándose en LXX Dt 4, 36; Ex 8, 6; Is 45, 2). En segundo lugar se aúnan el amor de Dios y del prójimo. De esta manera se pone más de relieve el mismo valor de ambos”40. Cuando el escriba resalta las palabras de Jesús deja suponer que esas ideas no le eran del todo nuevas o que algunas veces habían rondado por su cabeza. Pero lo más significativo de las palabras del docto judío se halla al final cuando afirma que ese amor totalizante a Dios y al prójimo “vale más que todos los holocaustos y sacrificios”. No olvidemos que nos hallamos en el templo y que anteriormente Jesús había hecho enmudecer a los saduceos, los rectores del templo. La respuesta del escriba vuelve a poner en cuestión las instituciones de Israel. Marcos aprovecha las palabras de Jesús y las del escriba para dejar consignado lo que él considera la esencia del evangelio. Sabemos que Marcos es muy parco en transmitirnos las enseñanzas de Jesús. Con frecuencia nos dirá que Jesús enseñaba, aunque luego no nos explicite su contenido. Cuando nos trasmite su mensaje siempre lo hace de forma clara, concisa y chocante. Es cuanto ha pretendido con este relato, del que se deduce que Dios debe ser la única pasión del hombre. Desde esa pasión por ese Dios, que Jesús denomina Abbá, se acrecienta la capacidad del hombre para amar al prójimo y relacionarse con él. La frase final de Jesús: “No estás lejos del Reino de Dios”41, que indudablemente es una alabanza, pone una nota agridulce 40. J. GNILKA, El evangelio, II, 194. 41. “Mateo ha omitido este desenlace del diálogo, cosa comprensible en su planteamiento del mismo como disputa. Marcos evidencia una postura más ecuménica: a pesar de los frecuentes ataques contra los doctores de la ley (2, 6; 3, 22, etc.), a pesar de la advertencia a guardarse de los mismos, que también Marcos consigna (12, 38), hay algunos que se abren a la predicación de Jesús. La comunidad no debe cerrarles las puertas” (R. SCHNAKENBURG, El evangelio II, 84).
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al relato. El escriba es un teórico42, debe practicar cuanto acaba de decir. En seguida veremos una gran diatriba de Jesús contra los escribas (12, 38-40). No sabemos si entre ellos estaba éste. Cristo, Señor de David (12, 35-37) Jesús, tomando la palabra, decía mientras enseñaba en el Templo: «¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David? 36 David mismo dijo, movido por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies. 37 El mismo David le llama Señor; ¿cómo entonces puede ser hijo suyo?» La muchedumbre le oía con agrado. 35
El evangelista tiene mucho interés en mostrarnos que Jesús sigue en el templo y además enseñando. Ya hemos recordado que las enseñanzas dogmáticas en Jerusalén las realiza en el templo. Y ahora es él quien toma directamente la palabra. Es como si Marcos quisiera que su héroe se autodefina. Jesús se dirige a la gente que en estos momentos son sus interlocutores y les interroga: ¿cómo es posible que los escribas afirmen que el Mesías es hijo de David, siendo así que el salmo 110, 1, escrito por David bajo la inspiración del Espíritu Santo, le llame Señor? Efectivamente, existían una serie de pasajes, considerados mesiánicos, que afirmaban la ascendencia davídica del Mesías43. En el N.T. se da por sentada esta descendencia davídica44. Aparece incluso en el evangelio de Marcos en la aclamación del ciego (10, 47s), y por parte de la multitud en la entrada en Jerusalén (11, 10). 42. “La dificultad está en que el letrado quiere ser fiel a Dios, pero dentro de su tradición, sin deseo de novedad. Ha reconocido en Jesús un maestro, pero, como aparece en la perícopa siguiente, no puede darle su adhesión como Mesías” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 214). 43. 2Sm 7, 12ss; Is 11, 1; Jr 23, 5; Ez 34, 23; 37, 24; Sal 89, 20ss. 44. Rm 1, 3; 2Tm 2, 8; Mt 1, 1-17; Lc 3, 23-38.
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Con esta intervención Jesús quiere poner en duda la creencia popular. Jesús no quiere vincular su mesianismo a una ascendencia biológica ni incluso moral. Ninguna de las dos le preocupa. Quiere afirmar que, aunque el Mesías venga de la descendencia de David, en cualquiera de los sentidos aludidos, el Mesías es superior, porque todo el proyecto del A.T. no se orientaba a producirlo, sino que por el contrario, más bien todo el proceso veterotestamentario procedía de él45. Y lo primero que hace Jesús para liberarlos de esa creencia es hacerles ver que la Escritura no está clara al respecto. Para ello aduce un texto que afirma lo contrario de lo que ellos piensan: “Si el mismo David le llama Señor; ¿cómo entonces puede ser hijo suyo?”. Con este interrogante quiere abrir a sus oyentes a una comprensión distinta del Mesías, que no sólo será superior a David, sino que incluso su estilo mesiánico va a ser muy diferente46. De aquí podemos deducir que a Jesús no le gustó nada la invocación del ciego cuando le denomina por dos veces hijo de David (10, 47s), ni la proclamación de la muchedumbre el día de Ramos (11, 10). Ese título tenía tinte nacionalista y el mesianismo de Jesús era de otra índole. Jesús aduce un texto, del que dice que lo escribió David inspirado por el Espíritu Santo. Asume la idea tradicional en Israel de inspiración. Jesús no niega que en otros pasajes bíblicos se afirmen la ascendencia davídica del Mesías; lo que quiere resal45. “Marcos ha podido unir la filiación davídica de Jesús con su estancia en Jerusalén. En su marcha de Jericó a Jerusalén, el ciego mendigo le saluda como Hijo de David (10, 48); cuando entra en la ciudad, el pueblo ensalza la sabiduría regia de David que viene (11, 10). Jesús toca la cuestión en el templo. El evangelista no anula la previa relativización de la filiación davídica. Sin embargo, puede sospecharse que, para él, la pregunta acerca de la filiación de Cristo sólo es contestada con la afirmación de que Jesús es Hijo de Dios” (J. GNILKA, El Evangelio II, 201). 46. “Jesús rechaza así el mesianismo davídico nacionalista, fomentado por la enseñanza oficial (letrados) y deshace todo equívoco en el pueblo sobre su propio mesianismo. La restauración del trono de David y la hegemonía de Israel sobre los demás pueblos no son más que una ilusión y son incompatibles con el designio universal de Dios” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 215).
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tar es que la posible descendencia no implica inferioridad ni identidad de calidad mesiánica. El Mesías es superior y su mesianismo será también de otra índole. La presencia de Jesús enseñando en el templo, recordada varias veces en este capítulo por Marcos, significa que esta nueva doctrina está conmoviendo los pilares del edificio. Cuando al salir proclame el discurso escatológico (cap 13), en el que se hablará de su ruina no es necesario que ésta se entienda en sentido material. Después de salir Jesús del templo, éste ya no tiene sentido. La acción de los romanos derribándolo era innecesaria. El pasaje termina llamando la atención sobre la gran sintonía de Jesús con el pueblo: “La muchedumbre lo oía con agrado”. Esto manifiesta el descontento de la sociedad judía con la doctrina de sus dirigentes47. Los teólogos judíos bajo profunda sospecha (12, 38-40) Decía también en su instrucción: «Guardaos de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje, ser saludados en las plazas, 39 ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; 40 y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones. Ésos tendrán una sentencia más rigurosa.» 38
Los escribas eran los especialistas e intérpretes oficiales de la Escritura. Sólo podían ser nombrados tales a la edad de cuarenta años, después de prolongados estudios. Gozaban de gran autoridad ante el pueblo y pertenecían al Sanedrín. En su mayoría eran fariseos. Escribas famosos fueron Hillel, Sammai y Gamaliel. Eran los teólogos del judaísmo. 47. “El detalle corresponde a la tendencia del evangelista de distinguir al pueblo de sus hombres rectores. Sólo éstos son los responsables del repudio y entrega de Jesús (cf 11, 32; 12, 12; 14, 1s). El pueblo reconoce a Jesús como maestro, y la comunidad debe aprender, como aquella multitud popular, a escuchar con gusto a Jesús y a prestar atención a la doctrina concerniente al mismo como Mesías y como Señor” (R. SCHNAKENBURG, El evangelio II, 189).
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Jesús pide a la gente que tengan cuidado con ellos, pues son muy presuntuosos. Vestían de forma especial para darse a conocer, aunque no ha podido determinarse qué tipo de vestidura era la suya. Jesús dice “que gustan pasearse con amplio ropaje” (stolais). Además les gusta distinguirse en cualquier circunstancia: en las plazas, en las sinagogas, y en los banquetes. Son lo contrario al estilo que viene predicando y practicando Jesús, que entiende la plenitud y grandeza del hombre en el servicio y en la donación, como en seguida veremos en la viuda pobre, a la que tan grandes alabanzas prodiga. Pero no sólo son pretenciosos, son también egoístas y amantes del dinero: “Devoran la hacienda de las viudas so capas de largas oraciones”.48 Es decir, simulan ser hombres muy devotos para que las viudas les confíen la administración de sus bienes y ellos se aprovechan. De las palabras de Jesús parece deducirse que llegan hasta el latrocinio49. Después de esto Marcos nos va a presentar la historia de una viuda pobre como el modelo ideal del seguidor del evangelio. Seguro que Marcos la ha querido situar como contraste. Mientras que para la viuda todo son alabanzas, a ellos, a los escribas, se les augura un juicio muy riguroso. El evangelista plantea en este episodio algo que más tarde va a tener gran vigencia en la Iglesia: la relación entre la cultura religiosa y la vivencia de fe. ¿Qué ha ocurrido que a lo largo de la historia del cristianismo si se exceptúa la época de los Padres la praxis no ha estado en relación con la cultura? Es un hecho que ha preocupado a algunos pensadores católicos de nuestros días. El teólogo von Balthasar llegó a afirmar que después de la gran escolástica, después de Santo Tomás, no ha vuelto a existir nin48. “Los escribas judíos (y quizás los cristianos que Mc critica) utilizan la oración para su servicio, se aprovechan de Dios para imponerse a los demás: comen de las viudas. Han pervertido la religión, son cuevas de bandidos [cf. 11, 17]” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 346). 49. “A la acusación de orgullo añade Jesús la de rapiña e hipocresía. Jesús lanzó indudablemente acusaciones de este tipo, pero su formulación en este pasaje es tan vaga y general que parece reflejar una polémica antijudía” (E. J. MALLY, Evangelio, 133).
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gún teólogo santo50. Por teólogo entendemos alguien consagrado a la teología dogmática. Porque sí ha habido santos dedicados a la mística, a la moral o a otras ciencias teológicas. Pero desde entonces no ha sido canonizado ningún teólogo dogmático. Esto, como era de esperar, ha terminado influyendo en la relación entre la teología dogmática y la espiritualidad. La gran diatriba de Jesús contra los escribas se basa precisamente en eso; en que la religión habla de vida, de compromiso de existencia entregada, y ellos la han reducido a una cultura, que conduce al engreimiento y al dinero51. Una viuda pobre expresa lo más nítido del evangelio (12, 41-44) Jesús se sentó frente al arca del Tesoro y miraba cómo echaba la gente monedas en el arca del Tesoro: muchos ricos echaban mucho. 42 Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una cuarta parte del as. 43 Entonces, llamando a sus discí41
50. “La época siguiente no conoce ya al teólogo “total”. El recargamiento exagerado de la Teología con filosofía profana alejó de aquélla a los hombres espirituales. De este modo comenzó a surgir al lado de la dogmática –a esta ciencia central de la exposición de la revelación nos referimos aquí siempre, en efecto– una nueva ciencia de la “vida cristiana”. Tal ciencia tiene sus orígenes en la mística medieval y se independiza definitivamente de la devotio moderna. En esta vía lateral será donde en adelante encontraremos los santos. Es cierto que posteriormente se darán todavía doctores de la Iglesia santos: Juan de la Cruz, Canisio, Belarmino, Alfonso Mª de Ligorio. Pero Juan de la Cruz no es Doctor de la Iglesia como teólogo dogmático, sino como místico. Canisio –que ciertamente no era teólogo dogmático– como transmisor de la doctrina al pueblo. Belarmino como controversista, y Alfonso Mª de Ligorio como moralista. Ninguno de ellos tiene el centro de su vitalidad en la dogmática (no digo en el dogma). Esto puede afirmarse incluso de San Francisco de Sales, que es el verdadero fundador de la “espiritualidad” y que como tal asegura a ésta un lugar reconocido, si bien nunca fijable de manera efectiva dentro de las ciencias eclesiásticas” (Teología y Santidad, en Ensayos de Teología. Volumen, I, Verbum Caro. Madrid, Cristiandad, 1964, pp. 242-243). 51. En este sentido es muy interesante tener presentes las palabras de Juan de la Cruz al respecto: “De estos hablo, que se tienen por sus amigos; que esotros que viven allá a lo lejos, apartados de él, grandes letrados y potentes, otros cualesquiera que viven allá con el mundo en el cuidado de sus pretensiones y mayorías –que podemos decir que no conocen a Cristo-” (2S 7, 12).
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pulos, les dijo: «Os digo de verdad que esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro. 44 Pues todos han echado de lo que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir.»
Marcos ha estudiado con detención el lugar donde situar la historia de la viuda que encontró en la tradición52. Al colocarla al final de las manifestaciones de Jesús en Jerusalén ha logrado el efecto que deseaba. Aquí Jesús ha llevado adelante su magisterio con una cierta solemnidad. Ha dialogado y discutido con los diversos grupos que componen el Sanedrín. Y ya, como dado por concluido su magisterio, se sienta frente al arca de las ofrendas, que se hallaba situada junto al muro del atrio de las mujeres, donde había trece cepillos en forma de embudos. Ese sentarse en contra (katenanti), indica con toda probabilidad una cierta oposición al sistema de limosnas. A pesar de que la gente ha escuchado a Jesús con entusiasmo, todavía sigue adherida a las instituciones. La narración de Marcos encuentra su paralelismo en la literatura de su época tanto judía como india53. Por eso, algunos críticos han negado su verisimilitud histórica. También ha sido objeto de interrogación cómo Jesús pudo enterarse de la cantidad que depositó la mujer, así como que era el único dinero de que disponía. Se ha supuesto que en el cepillo de las ofrendas un sacerdote interrogaba a la gente acerca de la cantidad de su donación y posiblemente el diálogo no se reducía exclusivamente a eso. Los circunstantes podían seguir la conversación. Estas consideraciones a algún crítico de la historia de las formas, sin duda, le harán sonreír, pues consideran la perícopa una creación de 52. “Todo lo que Jesús ha predicado se resume en la manera de ser de esta viejecita: darse a fondo perdido. En conclusión: ayer Jesús declaró estéril el Templo porque no era vehículo para la llegada del Reino. Hoy, en la explanada del Templo, han ido desmoronándose los cimientos del sistema. En el capítulo siguiente, el Jesús del evangelio de Marcos mirará con ojo profético la historia. El lector comprende que se está pronunciando el juicio de Dios sobre estas tres realidades. En medio de dichas realidades está apareciendo ya una humanidad nueva” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 191). 53. Cf J. GNILKA, El evangelio II, 206.
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la comunidad, cuyo objetivo sería ambientar un dicho de Jesús sobre la limosna. Pero esto no pasa de ser una mera hipótesis. El hecho es que el pasaje, tal como está estructurado y el lugar que ocupa en el evangelio de Marcos, cobra un relieve particular54. Es la historia de una viuda, es decir, de una mujer totalmente indefensa y además pobre. A esta luz se ve la malicia de los escribas que devoraban las haciendas de las viudas. Aunque, ciertamente, ante viudas como ésta no vendrían los escribas a simular sus largas oraciones. Dice Marcos intencionadamente que Jesús convoca a sus discípulos. Es decir, los llama, porque no están junto a él y porque quiere transmitirles algo interesante. Los discípulos continúan sin estar a su lado. Jesús va a hacer una declaración acerca del sentido de la limosna. Su magisterio en este caso vendrá precedido de la palabra “amén”, que, como sabemos, es una forma de dar seguridad absoluta a una afirmación55. La viuda ha echado en el cepillo una insignificancia. Dos moneditas apenas sin valor. El leptón era la moneda de menos valor. Marcos lo traduce para el mundo romano, y nos dirá que era una cuarta parte del as. Pero Jesús afirmará que ha echado más que todos porque ha entregado cuanto tenía para vivir. La viuda ha donado al templo su persona entera. Se ha entregado plenamente y dejado a Dios el cuidado de su subsistencia56. Estas cosas 54. “Con esta imagen termina la vida pública (Mc 13 se dirige a los discípulos). Significativamente Jesús ha querido compararse a una viuda. Frente a los ricos que regalan ostentosamente aquello que les sobra, obteniendo así más prestigio, ella ofrece silenciosamente dos moneditas, dándose a sí misma... De esa forma viene a presentarse como testimonio de evangelio. Ella se entrega por estas moneditas. Jesús lo hará al hacerse pan y vino, comida y salvación de muchos [todos; cf. 14, 22-26]” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 348). 55. “Marcos presenta la interpretación que Jesús hace del suceso como adoctrinamiento de los discípulos, a los que se llama imperativamente. La expresión ‘en verdad os digo’, que abre la frase, da a entender que Jesús está en condiciones de calibrar de manera válida el valor de la acción humana. También en la apocalíptica, el visionario está autorizado a hacer lo mismo, pero introduce su dicho con ‘juro’ [Hen et.]” (J. GNILKA, El evangelio II, 207). 56. Comenta Pronzato con sorna: “Las monedas pequeñas (lepta) eran dos. Y los comentadores no dejan de resaltar el detalle, explicando que la viuda podía
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a Jesús le fascinan. La viuda estaba objetivamente equivocada, no había escuchado a Jesús; el templo ya no tenía sentido, pero obraba con corazón limpio. El estilo moral de la viuda era el que le gustaba a Jesús para sus seguidores. Sus grandes enseñanzas en Jerusalén encontraban en la viuda la aplicación concreta. Ella sí había entendido cuál es el principal de los mandamientos57. Si Marcos hubiera terminado esta sección sin este final, Jesús habría aparecido como un gran maestro, que habla magníficamente y expresa una nueva forma de comprensión de lo religioso, pero no se habría entendido que su magisterio está orientado a la experiencia y ésta se puede encontrar y, de hecho, se halla más frecuentemente allí donde parece que no hay deslumbre alguno. El caso de la viuda reviste de un tono especial el magisterio de Jesús en Jerusalén la última semana de su vida, y muestra magníficamente lo que a él le agrada ver en el corazón del hombre.
muy bien haberse quedado con una. Si hubiera pedido consejo a algún director ‘prudente’, probablemente habría escuchado que no hay que exagerar, que basta la intención. Por fortuna la mujer no se ha dirigido a ningún maestro. Para no hacer cálculos no necesitaba a nadie” (A. PRONZATO, Un cristiano II, 297). 57. ¿No existirá en la narración de este suceso una segunda intención de Marcos: a saber, que la viuda representa la situación económica en la que el culto al templo ha dejado a mucho gente, haciéndoles, además, ver que era algo que provenía de la voluntad de Dios?
CAPÍTULO 13
EL REINO DE DIOS SE INTRODUCE EN LA HISTORIA
Los dos discursos más largos de Jesús, dedicados a la exposición de su pensamiento, son el del capítulo cuarto, que aborda el tema de las parábolas y éste, el trece, en el que desarrolla el discurso escatológico. Con todo, el capítulo trece ofrece mayores dificultades de interpretación1. Los autores no se ponen de acuerdo acerca de si existe en este capítulo unidad redaccional. Sería fruto de diversas manos, que luego no habrían seguido un mismo pensamiento. También hay dificultad en determinar si se trata de un discurso apocalíptico (intervención definitiva de Dios en la historia, que transforma al hombre y al mundo a través de fenómenos extraordinarios antropológicos y cósmicos) o escatológico (intervención última de Dios mediante la gracia evangélica, que opera silenciosa la transfiguración del hombre y de la historia). Hay autores que creen que el discurso surge del Jesús resucitado que responde a las inquietudes apocalípticas de sus discípulos; otros consideran el discurso como algo que pertenece al tiempo histórico de Jesús2. Se suponen también diversas anomalías. Por una parte, se dice que el día y la hora son desconocidos por el Hijo del hombre, pero, por otra, parece que se señalan o se concretan. Estas 1. “Junto al discurso de las parábolas del capítulo 4, Mc 13 es el otro gran discurso de Jesús en el evangelio. Pero éste se diferencia claramente del capítulo de las parábolas. Mientras que el capítulo 4 se dividía claramente en perícopas mediante comienzos nuevos constantes, aquí Jesús después de un escenario de entrada comienza en 13, 5 un discurso que se prolonga sin anotaciones escénicas hasta 13, 37 e indica precisamente de esta forma su unidad de composición” (J. GNILKA, El evangelio II, 210). 2. Cf J. MATEOS, Marcos 13, 24-49.
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y otras “contradicciones”, si se perciben, es porque no está claramente situada la hermenéutica del discurso. Probablemente el evangelista ha querido decir otra cosa. Marcos 13 debe ser leído desde el conjunto del evangelio3, y dado que este evangelista no va a querer hablar de Jesús después de su resurrección, el discurso sería la respuesta del Resucitado4 a las inquietudes de los suyos. Al igual que los discursos de la cena del evangelio de Juan, hay que leerlo desde la experiencia pascual y experiencia de los discípulos. Pero, ¿por qué siendo un discurso escatológico se ha transmitido en un molde apocalíptico? Probablemente Marcos se ha visto obligado a utilizar las categorías de la época y acercarse a la mente de los discípulos, que en vísperas de la Pasión del Señor participaban de esas ideas5. Como en el resto del evangelio se perciben también aquí dos planos. El primero se refiere a la lectura que cualquier lector no iniciado en el cristianismo realiza de forma inmediata. Y las contradicciones a las que aparentemente pueda conducir el discurso se entienden dentro de ese género misterioso y tremendista. Se trataría de una irrupción violenta de Dios en la historia, que desborda todos los planes y proyectos del hombre, y que será de tal manera imprevisible que ni siquiera Jesús conoce. Aparecería así la absoluta distancia de Dios, incluso con respecto a su enviado. 3. “Con toda razón afirma Pesch, Naherwartungen 48, que para cualquier tipo de exégesis de un texto evangélico el entero evangelio es contexto... El reproche que puede hacerse a R. Pesch es no haber sido bastante consecuente con la línea de conducta que propugna. Escasas son las correspondencias que encuentra en Mc 13 con el resto del evangelio” (J. MATEOS, Marcos 13, 5172). 4. “Marcos refleja aquí como en ningún otro lugar afirmaciones del Jesús histórico. Más bien habla el Resucitado por boca del evangelista. Es decir: para Marcos el evangelio es proclamación del Resucitado a sus contemporáneos. Y aquí se sirve del material que le proporciona la tradición” (W. MARXEN, El evangelio, 163-164). 5. “Marcos ha cristianizado así la apocalíptica, poniéndola al servicio del evangelio. Los temas fundamentales de este capítulo siguen siendo los ya vistos (gloria pascual y entrega de la vida) pero situados en perspectiva de futuro. Mc no espera una verdad distinta, no especula sobre fechas, no descubre ‘misterios’ de iniciados. Hace algo mayor: entiende el futuro de la iglesia desde el camino de muerte de Jesús, iluminado ya por la pascua. Desde esta perspectiva podemos leer y comprender el texto” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 351).
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Un discurso que invita a la vigilancia, al miedo al juicio y a su inminencia. Que pone en juego todos los elementos del cosmos, que ante ese Dios que viene van a quedar pulverizados. El cosmos entero se tambaleará. Desde estas perspectivas las aparentes contradicciones tendrán una cierta lógica; al mismo tiempo que son marcas con las que el autor invita al lector a realizar otra lectura. El discurso, como hemos dicho, es escatológico. Y debe ser leído como el Señorío del Resucitado sobre toda la realidad –sentado en el monte de los Olivos–. Dios no va a venir a salvar el templo o a Israel. No va a vengar la desaparición de las instituciones judías. El judaísmo ha pasado; con la historia de Jesús va a surgir una realidad totalmente nueva. Esa novedad se va a ir infiltrando lentamente. Es la historia del mensaje de Jesús que lucha por hacerse presente y por ir derribando todo ídolo que se ponga en su camino. Para esto es necesaria la vigilancia. El cristiano debe estar atento a cada momento de su vida, porque el reino está entrando6. Aquí deberíamos recordar las parábolas. El mejor comentario a este discurso es aquél, el de las parábolas, en las que se pone de relieve cómo la semilla de Jesús crece al mismo tiempo que encuentra sus dificultades (4, 3-20), o también, la semilla más pequeña, el grano de mostaza (4, 30-32), que se convierte en una atracción tan grande para los pájaros del cielo que se sienten invitados y arrastrados a anidar a la sombra de sus ramas. En otros momentos, la semilla crece por sí sola (4, 26-29), con independencia del terreno. En todo caso, cuando produce el fruto, ha alcanzado la madurez y se mete la hoz, porque ha llegado la siega. Ese trasfondo de las parábolas no puede ocultarse en la lectura de este gran discurso, en el que Marcos va a expresar cómo la levadura –el mensaje cristiano– intenta en un proceso tenso y difícil fermentar toda la masa. 6. “El lector de los días de Marcos está oyendo cada día narraciones apocalípticas de lo que ha pasado aquí y allá, él mismo las ha vivido tal vez. No fue muy diferente en los años 30. Las personas de mentalidad apocalíptica ven en todo ello el cataclismo, el fin. A ellas, a los apocalípticos de siempre, el texto les da un aviso importante: No creáis que ya es el fin, son sólo los dolores de parto del mundo nuevo, es el mundo viejo que se autodestruye. A los que ven en las desgracias el fin de los tiempos –y que por tanto se paralizan y no las combaten– hay que decirles que ‘estos caos’ son los dolores de parto’, que se sitúen acertadamente ante ellos” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 197).
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El esplendor del templo se extingue (13, 1-4) 1 Al salir del Templo, le dice uno de sus discípulos: «Maestro, mira qué piedras y qué construcciones.» 2 Jesús le dijo: «¿Ves estas grandiosas construcciones? No quedará piedra sobre piedra que no sea derruida.» 3 Estando luego sentado en el monte de los Olivos, frente al Templo, le preguntaron en privado Pedro, Santiago, Juan y Andrés: 4 «Dinos cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de que todas estas cosas están para cumplirse.»
Hasta este momento Jesús ha estado en el templo. Ahora el evangelista afirma que salió de él. Y precisamente al “salir” es cuando los discípulos van a hacerle unas preguntas acerca del mismo7. En la expresión “al salir” se halla una clara intencionalidad teológica8. Quiere afirmar que abandona definitivamente el recinto y éste queda ya para siempre sin sentido. Jesús hace su éxodo del templo, abandona las instituciones de Israel. Ya no volverá a él. Además, los discursos allí pronunciados han producido una nueva mentalidad, han derribado aquel mundo viejo. Jesús cual nuevo Sansón ha socavado los fundamentos de aquella construcción. Pero los discípulos siguen sin comprender9. La ironía de Marcos se torna aquí más incisiva que nunca, al poner en labios de uno de 7. “En Mc 13, el templo es pretexto para el discurso apocalíptico mediante la profecía de Jesús acerca de su destrucción total. Esto aparece también en los otros sinópticos, pero en Marcos profecía y discurso están ligados al templo de manera más explícita y más fuerte” (G. BIGUZZI, “Yo destruiré este templo” 97). 8. “En síntesis: Jesús completa la denuncia y desautorización del Centro, que es lo que ha venido a hacer a Jerusalén, corrigiendo cuatro puntos: la concepción mesiánico-davídica, la práctica de los escribas, la valoración de la riqueza como acceso a Dios, la centralidad del Templo para la vida del pueblo. La consecuencia operativa aparece en el enlace siguiente: Jesús sentado de frente al Templo, ya fuera de él definitivamente, habla del final del Templo y del final de la historia” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 211). 9. “Salen del Templo. Jesús ya no volverá a él. El ‘discípulo’ todavía ‘no ha entendido’, y aferrado a las tradiciones se enorgullece de su belleza. A pesar de todo lo que Jesús le ha enseñado está todavía atado al sistema del Templo” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 193).
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los discípulos las siguientes palabras: “Maestro, mira qué piedras y qué construcciones”. Al oír estas palabras uno no puede menos de recordar la higuera repleta de hojas (12, 12-14. 20-26). Todo lo que se le ocurre es admirar la construcción exterior. Se olvida de que Jesús ha llamado al templo “cueva de bandidos” (12, 17). La construcción del templo era el orgullo de todo israelita; no era sólo el entusiasmo de un galileo que por primera vez se acercara a la capital de su nación y quedara profundamente impresionado por la grandeza de los edificios. Gnilka nos recuerda un dicho rabínico que concuerda con esta admiración de ese discípulo innominado: “Quien no ha visto el santuario en su construcción, jamás ha visto un edificio suntuoso”10. ¿Por qué Marcos oculta el nombre del discípulo que hizo la pregunta? Probablemente por dar a entender que representaba a todos. Todos sentían la misma admiración por el templo. Seguían sin comprender y anclados profundamente en las instituciones, aunque ya abrigaban sus dudas como aparece por el tenor del discurso, puesto que no le llaman a Jesús Rabbí, sino “Didaskalos”. La respuesta de Jesús fue inmediata y un jarro de agua fría para aquel admirador del templo, ya que le contesta que no quedará piedra sobre piedra. Todo entero va a ir a la ruina. El templo, el núcleo de Israel, la construcción más preciada, va a desaparecer. Los versículos 3-4 nos ofrecen una nueva perspectiva. Nos presentan a Jesús sentado sobre el monte de los Olivos frente11 al templo. Jesús, sentado sobre el Monte de los Olivos representa su condición gloriosa12. Como hemos advertido, este discurso 10. El evangelio II, 213. 11. Algunos autores, como ya hemos visto, entienden la palabra “frente” como oposición. “La palabra ‘katenanti’ puede tener ese matiz de oposición; cf. Zorell, Lexicon; Bailly, Dictionnaire. Así lo interpreta también J. Gnilka, ‘Mk II, 183” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 21117). 12. “El monte de los Olivos es, según Zac 14, 4, lugar del juicio divino. Pocos años después de la muerte de Jesús, un aspirante a mesías, proveniente de Egipto, tuvo la intención de derribar los muros de Jerusalén desde el monte de los Olivos” (J. GNILKA, El evangelio II, 214).
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escatológico debiera ser insertado a partir de aquí en el evangelio de Marcos después de la resurrección13, pero eso no era viable en el propósito del autor, que piensa que después de la resurrección no es posible otra actitud que el silencio. Por eso lo sitúa en este lugar, antes de la Pasión, y al final de la vida pública. El tema del discurso corresponde al interrogante de los discípulos después de Pascua. Ciertamente Jesús resucitado se halla sentado frente al templo; es decir, la resurrección le ha devuelto la majestad (sentado en el monte de los Olivos), el lugar donde según algunas tradiciones se iba a manifestar el Mesías. Y frente al templo, es decir, en contra de ellas, porque la potencia que surgía de su interior terminó derribándolas. Está en la postura más adecuada para responder al interrogante de sus discípulos sobre el sentido del santuario. Quienes le van a interrogar son Pedro, Santiago, Juan y Andrés. Aquí también nos asalta la curiosidad de por qué los que le preguntan (en privado) son los mismos cuatro discípulos que fueron los primeros llamados. Se ha pensado que, en efecto, aquí se está aludiendo también a aquella llamada. Pero no están en el mismo orden, lo cual puede significar que el evangelista no se quiere referir a ese momento. En cambio, sí se respeta el mismo orden que cuando constituyó a los Doce. Por esto, con razón, algún autor ha supuesto que el número cuatro, que, como es sabido, significa en Marcos la universalidad, implicaría a todos los discípulos, es decir, a los Doce14. Son los Doce, los representantes de la nueva comunidad pospascual, quienes interrogan a Jesús sobre eso que él acaba de afirmar: que no va a quedar piedra sobre piedra en la construcción del templo. Cuando Jesús hizo esa manifestación ellos entendie13. “La localización en el monte denota en este evangelio la esfera divina en contacto con la esfera humana (cf. 3, 13; 9, 2); la precisión de los Olivos lo restringe a la historia de Israel. Es, por tanto, figura del estado glorioso definitivo (sentado), final del itinerario de Jesús, después de su pasión y muerte (11, 1; 14, 25; cf Ez 11, 23). Sigue enfrentado con el templo explotador e infiel a su misión [enfrente del templo, cf. 11, 2; 12, 41; Zac 14, 4]” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 220). 14. Cf. J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 221.
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ron que se refería a la desaparición de Israel, ya que el templo representaba el corazón de las instituciones. Y la interrogación versará sobre un doble asunto: el tiempo y la señal que lo anunciará. Pero Jesús no va a responder exactamente a la pregunta que ellos le formulan. Pienso que Jesús no va a hablar directamente de la destrucción material del templo15, aunque al utilizar un género apocalíptico, lo va a parecer. Y cuando hable de la difusión del evangelio en todo el mundo, habrá que tener presente que en la época de Jesús alcanzar Roma era llegar al mundo entero. Las extremidades de la tierra estaban bajo el dominio de Roma. Los dolores de la humanidad preconizan un nuevo alumbramiento (13, 5-8) 5 Jesús empezó a decirles: «Mirad que no os engañe nadie. 6 Vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’, y engañarán a muchos. 7 Cuando oigáis hablar de guerras y de rumores de guerras, no os alarméis; porque eso es necesario que suceda, pero no es todavía el fin. 8 Pues se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá terremotos en diversos lugares, habrá hambre: esto será el comienzo de los dolores de alumbramiento.
Jesús pone en guardia a sus discípulos acerca del fin. En primer lugar les advierte que vendrán muchos queriendo usurpar el puesto que sólo a él le corresponde. Se refiere a los falsos mesías que van a surgir. Se anunciarán como los enviados y verdaderos representantes de Dios, afirmando “yo soy”. Este “yo soy” que equivale al nombre del Dios de Israel, Yahvé, aquí está en un sentido ambiguo. Así Marcos da a entender que Jesús es “Yo soy”. Ya no hay que esperar ningún mesías, que venga a revelar los últimos designios de Dios. Con Jesús ha llegado el final que ahora se va a manifestar, como veremos, con el nacimiento de una nueva humanidad16. Por tanto, éste no va a tener lugar cuan15. “El templo fue destruido por el fuego, pero Tito ordenó después allanar el suelo completamente. Del fuego no hay ninguna indicación en la profecía. Es ésta una razón contra los que invocan un vaticinio post eventum” (J. ALONSO, Evangelio de San Marcos, 452).
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do aparezcan falsos mesías y falsos profetas. ¿Alude el evangelista a algún personaje en concreto? Se ha pensado que quizás se refiriera a Juan de Giscala, Teudas o al egipcio17. Es cierto que los evangelios no son ajenos al ambiente sociológico que les rodea. Pero este capítulo de Marcos está elaborado en un género literario de tipo apocalíptico, aunque corra por debajo un contenido escatológico, y todas las realidades a las que alude pueden encontrar su eco en ese género18. Por lo demás, es lógico que Jesús hable así en un ambiente como aquel en el que como dice Lucas (19, 11) se pensaba que de un momento a otro iba a aparecer el reino de Dios. Téngase en cuenta que son los discípulos quienes hablan de mesías, Jesús hablará de muchos que usurpan su nombre. Otro tanto hay que decir de las guerras y rumores de guerras. Estos y los fenómenos naturales se utilizaban en el A.T. como amenazas de castigos o como anuncios de los tiempos finales (Is 8, 21; 13, 8.13; 19, 2; 26, 17; Mi 4, 9-10; Jr 6, 24, etc)19. Son avisos de la naturaleza que se estremece. Son también los hombres quienes se enfrentan entre sí. La humanidad se autodestruye. Después, es la misma naturaleza la que se conmociona (los terremotos). Finalmente, se habla de hambre: se extingue la raíz de la vida humana. Todos estos hechos trasparentan una naturaleza agotada y vieja, que está llegando a su final. Al tiempo que se extingue presagia el nacimiento de otra nueva que es a la que se va a referir Jesús. 16. “Con esta afirmación Jesús no sólo anuncia el fin de la institución religiosa representada por el templo, sino que promete la fundación de un templo nuevo, obra definitiva de Dios, la comunidad de los creyentes” (A. PRONZATO, Un cristiano II, 313). 17. Cf J. GNILKA, El evangelio II, 218. 18. “Estas tendencias (apocalípticas) –indudablemente ambiguas– están completamente ausentes del discurso de Marcos. Incluso da la impresión de que ha tomado sus distancias frente a ellas; en efecto, todo su discurso se centra en la invitación a la ‘vigilancia’ [que es una invitación al compromiso con la historia]” (B. MAGGIONI, El relato, 183). 19. “Es verdad que hay una profunda semejanza y una notable coincidencia entre este discurso y la abundante literatura apocalíptica del judaísmo tardío, incluso de algunos profetas canónicos, como el tercer Isaías, Malaquías, Ezequiel y Daniel. Pero si leemos más atentamente el texto, encontraremos en él notables diferencias” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 191).
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Pero esto no será el final, sino el comienzo de los dolores de parto (arjé ôdinôn) que van a hacer surgir esa realidad nueva. La palabra que utiliza Marcos significa precisamente eso: fuertes dolores de parto20. Es el anuncio del nuevo nacimiento que se avecina. De momento Jesús no habla de la destrucción del templo ni de una nueva realidad. Pero el templo pertenece al mundo viejo que se está viniendo abajo. A mi parecer la mente de Jesús no se fija tanto en la ruina del templo material cuanto que la nueva realidad va a exigir la desaparición de la antigua. Después de la predicación de Jesús y de su conciencia de unidad con Dios quiere decirse que las instituciones de Israel carecen de sentido; tienen que desaparecer. El papel de los discípulos durante la crisis (13, 9-13) «Pero vosotros mirad por vosotros mismos; os entregarán a los tribunales, seréis azotados en las sinagogas y compareceréis ante gobernadores y reyes por mi causa, para que deis testimonio ante ellos. 10 Y es preciso que antes sea proclamada la Buena Nueva a todas las naciones. 11 «Y cuando os lleven para entregaros, no os preocupéis de qué vais a hablar; sino hablad lo que se os comunique en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu Santo. 12 Y entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán. 13 Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará. 9
El pasaje se refiere al comportamiento que han de tener sus discípulos. También pienso que aquí en los discípulos Jesús ve a los de todos los tiempos, porque tanto la caída de las instituciones como el advenimiento de la nueva humanidad se realiza20. “La figura de una parturienta se utilizó frecuentemente para describir el preludio del día de Yahvé o de la era mesiánica: Is 13, 8; 26, 17; Jr 6, 24; Os 13, 13; Miq 4, 9-10... Lástima que en Marcos no se explique a qué se alude exactamente” (E. J. MALLY, evangelio, 135).
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rán en forma de proceso21. Jesús se lo advierte claramente: van a ser entregados a los tribunales. La palabra entregar lleva aquí una gran carga de intensidad. Cuando se refiere a Jesús significa la entrega por parte del traidor a las autoridades judías, éstos a Pilato y Pilato a la crucifixión. La entrega de los discípulos les identifica en parte con la muerte de Jesús. El texto de Marcos refleja una mentalidad muy antigua, pues supone que los discípulos tendrán que comparecer ante tribunales, sinagogas, gobernadores y reyes para dar testimonio de Jesús (por mi causa). No se habla todavía de doctrina, sino de la persona de Jesús22. Marcos aquí, como ha venido resaltando a lo largo de su evangelio, insiste en la persona. Ya nos recordó que una de las funciones de los Doce es “estar con él y enviarlos a predicar” (cf 3, 14). Evidentemente en el testimonio de la persona se incluye también su doctrina. Si más tarde el joven de la resurrección envía a sus discípulos a Galilea (16, 7) con objeto de que rehagan el camino emprendido para poder verlo, ahora les incumbe a ellos ser testigos de esa experiencia. Es preciso que el evangelio sea proclamado a todas las naciones. “Es preciso”23, es, sin duda, un imperativo teológico. Algu21. “Si la predicación del evangelio por todo el mundo es una condición para el comienzo del final, esa condición se está cumpliendo, no se ha cumplido todavía. Sólo de esta manera puede transmitirse seriamente tensión y disposición de entrega, tema que interesa a Marcos” (J. GNILKA, El evangelio II, 223). 22. “Otra vez encontramos aquí un rastro del ambiente palestino de Mc. Las persecuciones en las sinagogas y los procesos ante tribunales paganos concuerdan con el relato que Lucas nos hace del arresto de Pablo en el templo de Jerusalén y su posterior reclusión en las dependencias carcelarias del pretorio de Cesarea, donde Pablo pasó una larga temporada y ‘dio testimonio’ ante el rey Agripa y los procuradores Félix y Festo [Hch 21, 27-26, 32]” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 194). 23. “No se basa (como en 8, 31; 9, 11) en una afirmación de la Escritura, sino que en la línea apocalíptica, se refiere al gobierno histórico de Dios. Pero el hecho de que un suceso histórico, en último término dependiente de la responsabilidad de la comunidad, se convierta en suceso que debe preceder necesariamente al final supone una transformación esencial de la interpretación apocalíptica. La argumentación no parte de la parusía del Hijo del hombre, sino de lo que se ha convertido en realidad mediante la actuación de Jesucristo en la historia y debe darse a conocer al mundo entero por medio del evangelio” (J. GNILKA, El evangelio II, 223).
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nos encuentran dificultad en este versículo que parece interrumpe el discurso. Se trata de un paréntesis explicativo, que les advierte que ese testimonio, que ellos dan ahora, es el preludio de la predicación universal del evangelio. Dos cosas tenemos que considerar aquí: la palabra “evangelio” y “todas las naciones”. Ya desde el principio Marcos calificó la predicación de Jesús como “evangelio”. Más tarde lo identificará con la persona de Jesús misma y ahora implícitamente lo vuelve a hacer. El evangelio es para Marcos Jesús mismo. Jesús se convierte en la realidad salvífica absoluta. Salvación para los judíos y salvación para las naciones. El segundo término se refiere al mundo entero. Antes de que llegue el fin el evangelio debe ser predicado a todo el mundo. La Buena Nueva de Jesús debe ser ofertada a todas las gentes24. Esto no significa que el mundo en su totalidad se vaya a dejar transformar por ella. Con estas palabras Jesús advierte a sus discípulos que la caída de Israel no será el final, sino el comienzo de una larga historia. Cuando el evangelio alcance a todo el mundo se ha llegado al inicio del final del proceso. Ya no habrá más revelación ni revelaciones, es el tiempo de la madurez. Ha resplandecido la verdad y las Sagradas Escrituras habrán alcanzado su punto culminante. Hasta que la espiga no esté en sazón, no se meterá la hoz. Sobre el testimonio de los discípulos ante las diversas instancias no deben preocuparse, porque vendrá en su ayuda el Espíritu Santo. Para Marcos el Espíritu Santo es aquel que descendió en el bautismo sobre Jesús y lo inundó de sí mismo. Es el Espíritu de la verdad (cf 3, 29). La Blasfemia contra él produce un pecado imperdonable (3, 29-30). Este Espíritu que ahora vive en los discípulos dirigirá su vida y es quien les va a suge24. “En efecto, había el peligro de que los cristianos, nerviosos ante la espera de un acontecimiento escatológico inminente, descuidaran la ‘proclamación’ del evangelio, que debía ser llevado más allá de las fronteras de Israel, o sea, a las naciones paganas, y se replegaran sobre sí mismos aguardando pasivamente el retorno final de Cristo. Para nuestro evangelista la proclamación al mundo entero tiene una importancia central. He aquí de nuevo una coincidencia con las ideas fundamentales de Pablo” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 194).
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rir la respuesta oportuna ante los tribunales25. Marcos también en este aspecto es muy lacónico, podíamos decir, elemental. Pero debajo de estas palabras se adivina una gran riqueza. Las enseñanzas sobre el Paráclito de Juan serán, sin duda, su mejor interpretación. La fe en Jesús va a dividir a la humanidad empezando por la misma familia. En Israel la familia era la base de la sociedad. Desde este punto de vista el evangelio va a poner en crisis la sociedad entera. Los más estrechos vínculos afectivos sufrirán esta profunda crisis, pues los miembros más cercanos de las familias se dividirán y se llenarán de odio unos contra otros, de tal manera que serán capaces de darse muerte. La animadversión contra el evangelio alcanzará tales límites que Jesús llegará a presagiar: “Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre” (13, 13). El mundo se va a conmover en sus mismos fundamentos. Los discípulos habían abandonado a la propia familia por causa de Jesús, pero ahora se va a producir un desgarro mayor. De nuevo los discípulos tienen que hacer otro seguimiento aún más intenso. De esta forma va desapareciendo el viejo mundo y dando paso al evangelio. El versículo 13 anuncia la respuesta que va a dar el mundo al evangelio: “seréis odiados de todos”. Se trata, sin duda, de una observación maximalista26. Con ella se pone de relieve la novedad del mensaje de Jesús que va a chocar con todo lo anterior. 25. “Aparece así un esquema trinitario. En el centro está Jesús, que mantiene a los creyentes que serán odiados por su Nombre (13, 9.13). En la base se halla Dios, pues se os dará (= Dios os dará), lo que tengáis que hablar (13, 11). En la meta está el Espíritu Santo como fuente de palabra para los creyentes (13, 11). Significativamente, Mc ha vinculado persecución/plenitud escatológica y revelación trinitaria [del Espíritu Santo]” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 356-35749). 26. “La imaginaria apocalíptica ha entrado en la tradición de las persecuciones adquiriendo así un nuevo sentido, un nuevo valor. En las persecuciones increíbles que los discípulos de Jesús habrán de padecer hasta en el seno mismo de sus familias, se anuncia un oscuro acontecer, permitido por Dios, que caracteriza como mala la presente era del mundo, pero que señala a los discípulos del Cristo el camino de la cruz de su Señor... Y la hipérbole de que serán odiados ‘por todos’ subraya la tenebrosa situación del mundo” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 207).
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Aunque Jesús ha dicho que el Espíritu Santo les revelará o, mejor, les sugerirá lo que tienen que responder ante los tribunales, ahora se alude a la responsabilidad personal al advertirles: “Pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará” (13, 13). La confesión del nombre de Jesús no va a resultar fácil. Marcos entiende por salvación no sólo el encuentro final con el resucitado, sino también la consecución de la madurez humana27: el haber conectado con la verdad o la autenticidad de esta vida que sólo se encuentra en Jesús. La gran señal (13, 14-23) 14 «Pero cuando veáis la abominación de la desolación erigida donde no debe (el que lea, que entienda), entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; 15 el que esté en el terrado, no baje ni entre a recoger algo de su casa, 16 y el que esté por el campo, no regrese en busca de su manto. 17 ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! 18 Orad para que no suceda en invierno. 19 Porque aquellos días habrá una tribulación cual no la hubo desde el principio de la creación, que hizo Dios, hasta el presente, ni la volverá a haber. 20 Y si el Señor no abreviase aquellos días, no se salvaría nadie, pero en atención a los elegidos que él escogió, ha abreviado los días.21 Entonces, si alguno os dice: ‘Mirad, el Cristo aquí’, ‘Miradlo allí’, no lo creáis.22 Pues surgirán falsos cristos y falsos profetas y realizarán señales y prodigios con el propósito de engañar, si fuera posible, a los elegidos. 23 Vosotros, pues, estad sobre aviso; mirad que os lo he predicho todo.
Este pasaje está todo él configurado bajo determinados oráculos del libro de Daniel. Según él se profanará el santuario instaurando en el altar un ídolo (la abominación de la desolación). 27. “La plenitud personal no coincide, por tanto, con la de la humanidad como tal, ni necesita esperarla. El ‘tiempo’ individual es más acelerado que el del género humano en su conjunto. El hombre se hace haciendo la historia, pero no le da término ni ha de ilusionarse con ver el final. Lo importante es dar impulso a la historia, continuando la obra de Jesús” (J. MATEOS, Marcos 13, 280).
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Se da así principio a la guerra contra los santos28. Al final, intervendrá Dios y restituirá al pueblo. ¿Estaba en la mente de los discípulos este trasfondo de pensamiento cuando interrogan a Jesús acerca de la señal (13, 4)? En este caso los discípulos aceptarían la destrucción del templo como paso previo para la intervención final de Dios, que volvería a poner en pie a Israel. Ésta parece ser la actitud de los Doce a lo largo del evangelio y que queda reflejada muy claramente en los Hechos de los Apóstoles. Desde este punto de vista han interpretado el discurso algunos autores recientes29. Yo me adhiero, en líneas generales, a esa opinión. Como es lógico Jesús no va a responder en ese sentido. La ciudad va a ser destruida, pero no va haber intervención alguna de Dios para restituir a Israel. La destrucción de la ciudad es el síntoma de un mundo que se está descomponiendo. La fuerza del evangelio le irá penetrando. Pero al igual que en el libro de Daniel habrá una intervención, no para restaurar a Israel, sino para salvar a los seguidores de Jesús. El pasaje suscita muchas preguntas: ¿Habló Jesús de la destrucción de la ciudad? Y si lo hizo, ¿en qué sentido?30 Parece que el relato está escrito antes de los acontecimientos, pues de haberlo sido después no se darían determinadas aporías, v.g. el invitar a los suyos a ir a los montes, cuando precisamente lo primero que hicieron los romanos fue ocuparlos31 o no aludir a que el templo 28. “Todo conserva un trasfondo y un sentido judío en el texto, pero hay algo que desborda ese nivel: no hay alusión a la lucha armada de los justos, ni a la defensa de Jerusalén, ni al zelotismo militar. Es como si el asedio de la ‘santa ciudad’ no importara a los cristianos. Los seguidores de Jesús no pueden luchar por ella: no tienen ciudad que guardar, no pueden responder con violencia a la violencia” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 360). 29. “Es decir la única perspectiva es la destrucción; no habrá intervención divina a favor de la nación judía como tal ni de sus instituciones, aunque sí a favor de los elegidos. Esto confirma la causa del desastre, la infidelidad de los dirigentes y del pueblo” (J. MATEOS, Marcos 13, 280). 30. Cf W. TRILLING, Jesús y los problemas de su hitoricidad, 126-147. 31. Se ha pensado que esos montes pudieran ser Galilea: “Jerusalén está asediada. No se habla directamente a sus habitantes, pero, naturalmente, se alude a ellos. Por eso, en el contexto de Marcos es difícil que los ‘montes’ sean las cadenas montañosas judías. Nos podemos preguntar si con la palabra ‘montes’ se designa Galilea” (W. MARXEN, El evangelio, 175122).
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fuera incendiado. Solamente al comienzo del discurso se habla del templo, del que no va a quedar piedra sobre piedra. Después ya a lo largo del discurso se ignora la cuestión del templo. Todo se puede explicar así: el Jesús histórico se experimentó y comprendió a sí mismo como novedad absoluta. Siente en sí una gran experiencia de majestad y percibe que con él han llegado los tiempos finales. Por otra parte, su evangelio constituye una novedad con respecto a Israel, al que no le queda con relación a Jesús otra función más que la de precursor; función que ejerce Juan Bautista. Con la desaparición del Bautista, Israel carece de sentido. Por tanto, Jesús en su vida prepascual se ha tenido que ver obligado a explicar muchas veces ante sus discípulos el sentido de Israel. Su convicción no ha podido ser otra que las instituciones de Israel ya no tenían sentido. En su autoafirmación como Hijo del Hombre ha encontrado en los textos de Daniel su mejor referente, con los que ha logrado expresar su experiencia. Después de Pascua el evangelista ha encontrado nuevas luces. Pero el punto de referencia central ha sido el libro de Daniel32. Por otra parte, no hay que olvidar que, como hemos dicho, éste es un discurso que corresponde a Jesús en estado de Resucitado; es el discurso del Resucitado a su comunidad. Es una advertencia a sus discípulos preocupados por la fecha del final de los tiempos. Algunos consejos que se dan a los que están en la ciudad para que se salven, son de sentido común y sólo quieren poner de relieve la magnitud de la catástrofe y la prisa que deben darse para evitarla. No es improbable que nos encontremos aquí con una segunda intención de Marcos para disuadir a los dirigentes judeo-cristianos de todo protagonismo en la comu32. “El evangelista emplea la misma terminología del profeta Daniel (9, 27; 11, 31); se supone que el texto de Daniel aludía a la profanación del templo perpetrada por Antíoco Epífanes, que en el 168 mandó erigir en el recinto sacro un altar dedicado a Júpiter. Desde aquel momento el pueblo judío temió que se pudiera repetir un sacrilegio análogo. La expresión ‘abominable devastador’ se convirtió en elemento esencial en las descripciones apocalípticas” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, El evangelio, 196).
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nidad. Con estos sucesos se demostraba claramente que a Israel no le quedaba ya ningún privilegio33. Pero, dentro de la catástrofe que se avecina, Dios reserva un cuidado especial para sus elegidos34 abreviando los días de la tragedia. Ante el miedo y terror que va a suscitar tanto dolor, los elegidos pueden sentirse tentados de dar fe a los falsos mesías que van a surgir35. Al hablar del Cristo, el evangelio de Marcos se sitúa claramente en la perspectiva de la resurrección. También se ha querido determinar aquí a qué falsos profetas o pseudomesías está aludiendo Marcos. Ignoramos si quiere referirse a algún personaje histórico en particular. Pero sus afirmaciones entran dentro del contexto del suceso escatológico del que viene hablando. Al igual que en el A.T. en la época, v.g. de Jeremías, surgieron falsos profetas, también en el contexto de una catástrofe nacional, del mismo modo acontecerá ahora. Es algo que necesariamente tiene que suceder. No hace falta individuar estas figuras. El pasaje puede haber sido elaborado desde la contextura del pasado, aunque no haya que rechazar que el ámbito histórico le haya sugerido a Marcos la idea de elaborarlo y que incluso hayan sido determinadas figuras históricas, quienes indirectamente han contribuido a configurarlo, pero el modelo ha sido el género escatológico-apocalíptico neotestamentario. El final de Israel es como un inmenso dolor de parto que abre el camino al resurgimiento de una nueva humanidad. Va a surgir algo totalmente nuevo: por ello no debe quedar en pie nada 33. “Por estas alusiones al A.T., Jerusalén aparece en este pasaje como una ciudad impía opresora y corrompida. Esta es la causa de su destrucción. Cualquier dilación de la huida, aun mínima podría ser fatal”. (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 226). 34. “Los elegidos, a los que en la apocalíptica se equipara con los justos (Hen. et 38, 2; 39, 6s), son para Marcos que utiliza este término sólo en el discurso escatológico, la comunidad. La frase de relativo subraya la elección activa de Dios. Esto significa para la comunidad consuelo, pero no una seguridad absoluta. Cada individuo tiene que superar la prueba” (J. GNILKA, El evangelio II, 231). 35. “Las expresiones: ‘Mira aquí al Cristo’ o ‘Miralo allí’ señalan con el dedo a los cristianos exaltados que daban la parusía por cosa hecha. Algo parecido se encuentra también en los logia” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 215).
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de lo anterior. Si Jerusalén había pasado por pruebas muy duras y severas a lo largo de su historia, ahora que han llegado los tiempos últimos la prueba final va a ser mucho más dolorosa y grave. Serán los últimos estertores de un mundo que había renunciado a su sentido de precursor, para constituirse en fin36. Todo el discurso parte y se enhebra en el hecho de que Jesús tiene conciencia de que en él el A.T. ha llegado a su final. Por eso el discurso se elabora en presente. Después de Jesús no hay espacio intermedio. Israel ha llegado a su término. Esto es lo que no alcanzaban a comprender sus discípulos. De ahí, el aviso de Jesús de que no hagan caso a los falsos Mesías que inevitablemente van a aparecer. ¿Qué tipo de mensaje era el de estos falsos mesías?37 Sin duda, el de que Israel iba a ser restablecido; que la catástrofe presente era la señal de que pondría en pie de nuevo a Israel una intervención grandiosa de Dios. Pero Jesús les advierte a los suyos que Israel ha llegado a su final. La idea de que los profetas ejecutaron señales y prodigios también se halla dentro de lo que se dice de los profetas falsos. Seguimos en un lenguaje común a este tipo de discursos. Crecerá el entusiasmo mesiánico, y la esperanza en la llegada del Mesías será el último agarradero. Pero Jesús advertirá claramente que se trata de un falso mesianismo. La llegada del Hijo del Hombre (13, 24-27) 24 «Mas por esos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, 25 las estrellas irán cayendo del cielo, y las fuerzas que están en los cielos serán sacu-
36. “Cuando esto ocurra, no lloréis por el Templo, no añoréis un sistema caduco, más bien, huid de él y de todos los horrores de su destrucción. Huid del «centro religioso caduco, incapaz ahora, antes y siempre de dar vida, de traer el reino de Dios»” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 198). 37. “Falsos mesías y profetas (13, 21-23). Taylor (Mark, 502-503,515) piensa que esta sección es en realidad un simple duplicado de 13, 5-8. Las razones que aduce a favor de su tesis no son del todo convincentes, aunque haya de admitirse cierta semejanza en cuanto a estructura y contenido... Este pasaje está compuesto de varias sentencias” (E. J. MALLY, Evangelio, 138).
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didas. 26 Y entonces verán al Hijo del hombre que viene entre nubes con gran poder y gloria; 27 entonces enviará a los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a sus elegidos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
La fórmula estereotipada: “en aquellos días”38 remite a un momento singular de la actuación de Dios. Con el inciso: “después de aquella tribulación” se determina claramente que este momento está conexionado con el anterior. Y ahora de nuevo Marcos se sirve de un lenguaje apocalíptico. Hasta ahora se ha referido a la ciudad de Jerusalén y su templo; pero ahora la conmoción va a ser universal39. Con estas imágenes los profetas hablaban de un mundo nuevo. Ya hemos dicho que Marcos ha desmitologizado la apocalíptica clásica para convertirla en escatología. Pero ya en los profetas estas imágenes podían representar los poderes temporales. Casi podemos asegurar que Marcos los entiende en ese sentido. Esto quiere decir que de igual forma que la ciudad de Jerusalén representaba la institución judía, los astros significaban los poderes de la humanidad. El brillo de esos poderes se va a extinguir: “El sol se oscurecerá y la luna no dará su resplandor”. La humanidad se quedará sin punto de referencias pues todas sus potencias se conmoverán. Va a desaparecer ese mundo viejo. Es el final del viejo “eón” que dice relación tanto a Israel como a la humanidad entera. Todo quedará extinguido ante la realidad nueva que está surgiendo. 38. “El lector esperaría que la ruina de la nación y del templo se equiparasen a ese día; sin embargo, es en esos lugares donde Mc utiliza la fórmula plural, que no designa ‘un día’, sino un período de tiempo. La fórmula singular de Dios en la historia, se emplea para designar el día de la muerte de Jesús (2, 20). Éste es, por tanto, el acontecimiento culminante que da carácter a la nueva época y pone en movimiento su dinamismo” (J. MATEOS, Marcos 13, 335). 39. “Se destruye este mundo, caen las estrellas, el sol y la luna (las lumbreras, los poderes de este mundo, los ‘superstar’). No es que el Hijo del Hombre llegue a través de la calamidad, sino que su llegada trastorna el mundo viejo. Su esplendor lo anula; ya no hay astros que ilumen ante su luz. En los Apocalipsis judíos llegaba el juez para condenar. Aquí no hay juicio de condenación, sino la aparición de la salvación, el inicio del mundo nuevo. El texto no pretende atemorizar sino dar esperanza” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 199).
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Pero como puede suponerse, no se trata del derrumbe material del cosmos, pues se está utilizando un lenguaje figurado. Por tanto, en la misma línea hemos de suponer que en la profecía de Jesús sobre Jerusalén tampoco se estaba refiriendo a la destrucción de la ciudad como tal o al menos en un primer plano, cuanto a la caída de su sentido en la historia40. Es entonces cuando verán al Hijo del Hombre. Téngase en cuenta que no dicen veréis, sino verán. Lo verán aquellos que se han opuesto al evangelio; van a contemplar su esplendor, mientras los astros del mundo se desmoronan. Esta venida del Hijo del Hombre significa para Marcos la expansión del mensaje de Jesús, que él conexiona con el tiempo de la parusía41. Se puede afirmar que con esa manifestación empieza ese tiempo. Marcos junta ambos planos: el del comienzo y el final. El evangelista sigue con la mirada fija en la profecía de Daniel que se cumple ahora en Jesús. No olvidemos que el título que Jesús prefiere para denominarse a sí mismo es el de Hijo del hombre. Su mesianismo se ha establecido en la debilidad y sólo desde ésta ha conquistado el señorío42. Apagados el sol y la luna, y caídas las estrellas, sólo aparece como foco luminoso en el cielo el Hijo del Hombre. Ahora nos 40. “Acerca del proceso histórico y del fin de nuestro mundo histórico la revelación no quiere darnos ningún dato concreto. Por nuestra parte, desde luego que podemos y debemos esforzarnos por planear el futuro y agotar todas las posibilidades en orden a la mejora de las estructuras sociales y del bienestar de la humanidad. Sólo el futuro último, la consumación de la creación, se los ha reservado Dios en exclusiva” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 217-218). 41. “Queda por aclarar todavía un punto: la vuelta del Hijo del Hombre en poder y majestad no significa, de ningún modo, que Dios, al final, abandone el camino del amor para sustituirlo por el de la fuerza. Si así fuera, la cruz dejaría de ser el centro del plan de la salvación... La vuelta del Hijo del Hombre será el triunfo del Crucificado [14, 61-62]” (B. MAGGIONI, El relato, 186). 42. “Lo que Dan 7 presentaba como enigma recibe aquí un sentido transparente: el Hijo del humano es Jesús que viene para culminar su evangelio. Otros textos judíos situaban en este lugar la guerra santa (victoria sobre los enemigos de Dios), el cumplimiento de la ley (línea farisea) y/o el arrepentimiento (línea del Bautista): el enviado de Dios llegaría cuando tales cosas se cumplieran. Conforme a Mc 13 la esperanza del fin se vincula a la historia de Jesús (a su entrega como Hijo del humano) y al anuncio universal de su evangelio” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 364).
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damos cuenta de que cuando Marcos habla de fenómenos cósmicos no se está refiriendo a éstos, entendidos en su sentido material. Son las potencias de la humanidad opuestas al evangelio a quienes éste ahora suplanta. En la apocalíptica la presencia de seres celestes es algo normal. Marcos ha hablado también de ellos cuando al principio del evangelio hacía la presentación de Jesús. Jesús está dando cumplimiento a la escatología bíblica. Ahora cuando nos habla de los ángeles acontecen cosas similares a las que se pueden leer en aquélla. Los ángeles son seres celestes, pero que ahora se expresan en los seguidores de Jesús que están llamados a recoger del mundo entero a todos los elegidos dispersos43. La expresión: “Desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo” no es fácil de comprender, aunque se entienda fácilmente lo que quiere decir. Se trata, sin duda, de una fórmula oriental con la que se afirma la totalidad44. Nuestra perícopa pone de relieve que la fuerza del evangelio ha trastocado la realidad de este mundo. El evangelio se irá imponiendo poco a poco. En la mente del evangelista, que quiere, como es obvio, transmitirnos el pensamiento de Jesús se superponen dos planos, que hacen referencia a una doble escatología, por así decirlo. La primera se refiere a la dinámica de los evangelios. Aparecerá el Hijo del hombre cuando éstos hayan alcanzado su plenitud en el mundo. El segundo aspecto de esta escatología hablará ya de un punto final de la historia. Más que escatología éste podría ser denominado apocalíptica, pues supondrá una intervención de Dios fuera del orden normal del evangelio. 43. “Son tantos en esta sección los detalles característicos de la literatura apocalíptica que no es fácil determinar el sentido que podían tener para los cristianos del siglo I o el que han de sacar de ellos los cristianos modernos” (E. J. MALLY, Evangelio 138-139). 44. “Se ha interpretado de diversas maneras la fórmula contaminada ‘desde el extremo del cielo hasta el extremo de la tierra’. Se la ha relacionada con la suprema altura de la tierra y del cielo, con Galilea, con el ámbito de los vivos y de los muertos” (J. GNILKA, EL evangelio II, 235).
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Marcos deja este punto final en el misterio. Muchos cristianos posiblemente entendieron en un principio la escatología como apocalíptica y de ahí pudieron surgir determinadas inquietudes que se detectan en los textos bíblicos. Marcos ha querido salir al paso de esa lectura única y ha escatologizado45, permítasenos la expresión, la apocalíptica, que a su vez ha dejado abierta a una apocalíptica de futuro, cuyo día y hora el Hijo del Hombre no tiene la misión de revelar. Por tanto, se trata de algo no inminente. Y que por el contexto se infiere que los discípulos inmediatos de Jesús no van a tener la oportunidad de contemplar. Este doble plano es necesario tenerlo en cuenta si se quiere salvar la coherencia del discurso. Cuando Juan escriba hacia el año ciento ya no tendrá necesidad de hablar de ese segundo plano, aunque existirán en su evangelio algunos textos que lo rememoren. Textos, que algunos críticos consideran interpolados, pero que, a mi juicio, no lo son46. Simplemente el autor advierte que la visión de un solo plano no es suficiente para comprender el mensaje de Jesús, que lleva implícita esa tensión. En Marcos como acabamos de ver, se expresa esto en forma de una dialéctica más pronunciada, de modo que ambos se interfieren y tiran uno del otro. Este planteamiento se puede observar al contemplar cómo los otros dos sinópticos intentan ampliar la perspectiva, que habla en un primer plano de la caída de Jeru45. “Esquematiza así Marcos la dinámica de la salvación en la historia: ésta no tendrá lugar mediante una intervención divina portentosa (contra la ideología mesiánica del judaísmo), sino mediante la colaboración de los hombres que siguiendo a Jesús proclamarán la buena noticia sin arredrarse ante la persecución. La caída de los poderes que aparece como instantánea, es un proceso histórico que se desarrolla en el tiempo; lo cierto es que lo que se opone al desarrollo y plenitud humanos acabará por caer” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 231). 46. “Mucho se ha hablado de la doble escatología que pervive en el evangelio de Juan: la de presente y la de futuro. Y se ha interpretado como derivación de diversas capas de textos, que un día se habrían unido con objeto de acomodar el pensamiento del evangelio a la doctrina de la Iglesia. Mucho me temo que no estemos ante dos escatologías divergentes, sino ante una doble tensión de una misma realidad” (S. CASTRO SÁNCHEZ, Evangelio de Juan, 141).
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salén, y los otros ya la extienden al mundo. Sin duda, Marcos ha conservado mejor la orientación del discurso de Jesús47, aunque también haya tratado de proyectar en él su propia teología. En la Higuera está el secreto (13, 28-32) 28 «De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. 29 Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que Él está cerca, a las puertas. 30 Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. 31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.32 Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.
Marcos siempre sigue sorprendiéndonos. Ahora nos dice que todo el secreto que quieren desvelar los discípulos sobre el final lo podrán encontrar en una parábola. La comparación es muy sencilla: al igual que la higuera cuando echa hojas advierte al transeúnte que el verano está cerca, es decir, que la fecha de la cosecha está llegando, de igual modo los discípulos de Jesús podrán captar la llegada del final. Pero, ¿dónde se encuentra aquí la higuera? La respuesta no es difícil. Ya nos hemos referido en capítulos anteriores a la higuera que maldijo Jesús y se secó. Decíamos que era figura del templo y de la ciudad de Jerusalén misma, a la que el Señor contempló llena de hojas, pero sin fruto. Jesús sintió hambre y se dirigió a buscar fruto, pero no lo había; todo eran hojas. Aquella higuera por las palabras de Jesús se secó de raíz48. 47. “A diferencia del discurso de Mt que, a la perspectiva de la ruina de Jerusalén y del Templo, añade la del fin del mundo, ver Mt 24+, el discurso de Marcos más bien ha conservado la orientación primitiva, que solamente se refiere a la ruina de Jerusalén” (BJ nota a Mc 13). 48. “Respecto a la higuera (cf. Mc 11, 12-14.20-22), el reverdecer del tronco y la salida de las hojas permiten reconocer la cercanía del verano y de la cosecha. Del mismo modo, los oyentes deben estar atentos y reconocer en los signos antes mencionados el final que se acerca” (F. LENTZEN-DEIS, Comentario, 399).
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Cuando Jesús ahora nos dice que de la higuera aprendamos esta parábola, se esta refiriendo a la consumación del templo y de la ciudad, imágenes de Israel. La higuera sin hojas advierte a los discípulos de la vaciedad de las instituciones israelitas. Es la expresión más palpable de que el misterio está para llegar. Con esto Jesús les decía que no esperaran más de Israel. El tiempo nuevo que se avecinaba era la eclosión del evangelio. Pero esto no lograba penetrar en sus mentes, pues al comienzo de esta narración siguen embelesados con el templo. El versículo 30 ha creado no pocas dificultades de interpretación: todo va a tener lugar dentro de esta generación. ¿Se habla en el discurso del fin del mundo? Por cuanto venimos afirmando nada nos induce a suponer que sea así. La presente generación suponen algunos que se refiere a la generación o tiempo del Mesías49. Yo creo que en la experiencia de Jesús el tiempo ya no existe. Con él se consuman las esperanzas de la Biblia, y la llegada del Hijo del hombre sobre las nubes del cielo se produce siempre que el evangelio es una luz, que va eclipsando otras luces. El versículo final esclarece un tanto cuanto venimos diciendo: el secreto de la hora y del día sólo pertenece al Padre50. Jesús quiere una vez más dejar la realidad de su existencia en el misterio del Padre. Sin duda, esto se refiere a la consumación final de ese tiempo del Mesías. 49. Después de un análisis detenido, concluye J. Mateos: “Atendiendo a los adjetivos que Mc aplica a ‘esta generación’ (8, 38; 9, 14), se aprecia que sus expresiones tienen como trasfondo las del AT. Es la generación del segundo éxodo, el del Mesías, que se comporta como la del primero, la generación que debía haber visto el cumplimiento de las promesas, pero que rechaza la oferta de salvación. Esta generación pasará como la otra, pero con una diferencia: su infidelidad es definitiva; por ello Israel deja de ser el pueblo elegido y se condena a la ruina [cf. 12, 1-9]” (J. MATEOS, Marcos 13, 391). 50. “Ante el misterio del fin (ante la hora) sólo existe una respuesta, sólo puede darse una palabra: ¡Estamos en las manos del Padre! Desaparecen todas las instancias de poder o de ciencia; quedan en segundo plano los ángeles, lo mismo que los hombres y mujeres de la tierra. El mismo Hijo, a quien Dios ha dado Espíritu y palabra (cf. 1, 9-11), está aquí subordinado en la raíz; en la raíz y meta del camino se halla el Padre” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 366).
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Los problemas que se han planteado en torno al no conocimiento del momento por parte del Hijo, así como las soluciones que se han dado, como que el Hijo tenía conocimiento de ello, pero no tenía la misión de revelarlo, están, a mi modo de ver, un tanto fuera de propósito51. La afirmación de Jesús se refiere más bien a la confesión de la soberanía del Padre sobre toda la creación y su consumación del misterio revelado. Con ello se disuadía a los discípulos a interrogarse curiosamente sobre esa “hora”, al mismo tiempo que se sitúa al Padre como profundo misterio, al que está sometido el Hijo, que asume en su encarnación una forma kenótica. Marcos deja para estos momentos una sentencia de gran peso, puesta en los labios de Jesús: El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán52. Aquí asume Jesús su conciencia normal de majestad, ocultada en su forma de siervo. Estas palabras suenan a aquellas otras del Resucitado que nos transmite Mateo (28, 18-20), que tienen el mismo rasgo de autoridad y majestad, y que hacen relación a la predicación del evangelio al mundo entero, enseñando a los hombres a guardar su palabra. Ya hemos dicho que el discurso escatológico es el discurso del Resucitado, puesto por Marcos antes de la Pasión por motivos redaccionales y teológicos. La incertidumbre del momento (13, 33-37) 33 «Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento. 34 Al igual que un hombre que se ausenta: deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al
51. “El peor modo de leer esta página me parece que es el de plantear aquí el problema –bastante debatido en teología– de la autoconciencia de Jesús que es del todo extraño a ella. El Maestro no habla de conocimiento, como nosotros entendemos, en relación a su persona, sino en relación al mensaje que el Padre le ha consignado para nosotros. Ahora bien, en este mensaje la fecha permanece secreta” (A. PRONZATO, Un cristiano II, 320). 52. “El logion tiene determinados modelos en el ámbito judeo-vetestamentario, donde puede ensalzarse la ley de manera similar [Bar 4, 1; Sap 18, 4]” (J. GNILKA, El evangelio II, 241).
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portero que vele; 35 velad, por tanto, ya que no sabéis cuándo viene el dueño de la casa, si al atardecer, o a media noche, o al cantar del gallo, o de madrugada.36 No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos. 37 Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!»
El discurso termina con la invitación a la vigilancia. Jesús afirma que el día y la hora sólo los conoce el Padre. Por tanto, se supone la vigilancia. Esto nos inclina a pensar, lo que ya hemos dicho aquí, que Jesús en los Doce amonesta a los discípulos de todos los tiempos. El relato adopta ahora la forma de una comparación o parábola, según la cual el dueño de una casa se ausenta y distribuye el trabajo a sus subordinados. Les pide que estén vigilantes pues no saben cuándo regresará. Es curiosa la mención del portero al que le ordena que vele. La imagen resulta clara, pero es posible que, bajo esta figura tan expresiva, Marcos nos haya querido decir algo más. Dado el significado tan peculiar que la “casa” tiene en el resto del evangelio, aquí en la parábola pudiera tener el mismo significado, así como también muy probablemente el dueño que se ausenta sea Jesucristo53. En este sentido no han faltado quienes han visto en el portero la figura de Pedro, aunque el evangelio de Marcos no dé ciertamente suficiente fundamento para afirmarlo 54. Es cierto que en momentos muy significativos aparece la figura de Pedro. No sería, por otra parte, extraño que estuviera aquí de forma velada. 53. “«El Señor de la casa» designa a Jesús mismo, el heredero de la viña (12, 7), que, de hecho, la ha heredado. Se pasa de una imagen tomada de la cultura rural a otra de la cultura urbana. En la casa, Jesús es el Señor; es decir, en la tierra (cf. 20, 10), el reino de Dios es el reino del hombre” (J. MATEOS, Marcos 13, 433). 54. “La alegoría adquiere densidad mediante la inclusión de numerosos siervos a los que se asigna autoridad y tarea (‘a cada uno su trabajo’). Detrás de ellos reconocemos a la comunidad y a los responsables de ella. El portero adquiere ahora, con el encargo de vigilar, una especie de posición especial (cf Hb 13, 17). Pero se va demasiado lejos si se pretende ver aquí una alusión a Pedro” (J. GNILKA, El evangelio II, 245).
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La división de la noche en cuatro vigilias era algo que pertenecía al mundo romano. Por eso el documento de Marcos queda abierto a los gentiles. ¿En esas cuatro vigilias de la noche descubre Marcos algún sentido críptico? Al atardecer: ¿la cena?; a media noche: ¿la escena de Getsemaní?; al canto del gallo: ¿las negaciones de Pedro?; y al amanecer: ¿la resurrección de Jesús?55 El discurso escatológico que va a terminar pidiendo vigilancia no sólo a los discípulos, sino a todos, probablemente quiera significar que en cada uno de esos cuatro momentos viene el Señor. Como el evangelio de Marcos utiliza el presente, en el sentido de que alcanza a los hombres de diversas épocas esta parábola, es posible leer el discurso escatológico en todos los tiempos hasta la llegada del último final. Por otra parte, como Marcos escatologiza la apocalíptica, Jesús está viniendo a los suyos continuamente, de igual modo que la vida pública fue un proceso continuo de manifestación hasta la eclosión final de Pascua. Sea lo que fuere de este segundo nivel del texto, es indudable que cuando Marcos piensa en el dueño de la casa tiene “in mente” a Jesucristo y su comunidad; y que la vigilancia se extiende a todos los cristianos. Sigue en el versículo 32 presente esta vigilancia a la que se exhorta a todos, mientras se señala que el día y la hora pertenecen al misterio del Padre56. El discurso escatológico –lo decíamos al principio– es el mensaje de Jesús a las inquietudes de sus discípulos después de Pas55. A. Pronzato, siguiendo a R. H. Lighfoot comenta: “Parecen los grandes momentos cronológicos de la pasión: al atardecer Jesús instituye la eucaristía, de noche tiene lugar la oración de la agonía y el prendimiento, el canto del gallo es la hora del proceso y por la mañana se dicta la sentencia de muerte (como contrapunto, la actitud poco vigilante de los doce: por la tarde, uno traiciona al Maestro; por la noche duermen; al canto del gallo tiene lugar la negación de Pedro y por la mañana los discípulos están totalmente ausentes” (Un cristiano III, 50). 56. “Esta apremiante exhortación final, que se repite tres veces, entra de lleno en la postura radicalmente escatológica de la Iglesia primitiva, aun cuando la exigencia de velar tenga un eco diverso según la intensidad de la expectación. Objetivamente entra también la exhortación a estar dispuestos y preparados para el día del Señor” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 231).
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cua. Se mantienen aferrados a las instituciones y Jesús les deja bien claro que éstas ya no tienen sentido. Para un judío, la caída de éstas, personificadas sobre todo en el templo, suponía el fin de todo. Jesús insiste en que el judaísmo va a quedar sobrepasado, y para ello les cita el pasaje de Daniel, que tiene que cumplirse. Pero el momento final de la historia no se contempla en esas revelaciones, pertenece al misterio del Padre, no al del Hijo, al que incumbe transformar este mundo. Pero las realidades finales del mismo es algo que queda también en el secreto de Dios.
CAPÍTULO 14
UNGIDO PARA LA PASCUA
Marcos ha logrado imprimir una gran intensidad a este capítulo1, en el que nos narra los preámbulos de la cruz2. Con la concisión que le caracteriza ha condensado aquí: la unción, la cena, la traición de Judas, la agonía de Jesús, el prendimiento, el juicio judío y las negaciones de Pedro. Sin embargo, este capítulo no quiere ser autónomo ni con respecto a los precedentes ni a los dos siguientes, con los que forma estrecha unidad no sólo por la temática, sino también por la enumeración de fechas que se coordinan entre sí. En efecto, al comienzo del mismo se dice que faltaban dos días para la Pascua (14, 1), luego habla del atardecer (14, 17) y del amanecer (15, 1), de la hora tercia, sexta y nona (15, 25.33.34), del atardecer, la víspera del sábado (15, 42), de pasado el sábado, muy de madrugada, el primer día de la semana (16, 1). Las fechas entrelazan los sucesos que se van desarrollando de forma escalonada3. 1. Lo titulamos ungido para la Pascua, porque creo que la escena de la unción determina el sentido del mismo. Para todo este pasaje, cf M. NAVARRO, Ungido para la vida. 2. Dedica el capítulo14 a la narración de la Pasión del Señor. “Examinando su contenido, incluso desde el punto de vista cuantitativo, se observa inmediatamente la ‘desproporción’: de dieciséis capítulos de que consta el más breve evangelio, dos se dedican por completo a la narración de la pasión. Algo todavía más sorprendente: los últimos seis días de Jesús transcurridos en Jerusalén ocupan nada menos que cinco capítulos [alrededor de un tercio del total]” (A. PRONZATO, Un cristiano III, 7). 3. “Semejante cuidado en precisar días y horas por parte del escritor no puede ser más que intencional” (S. LÉGASSE, El proceso, 20).
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Lo mismo acontece con los capítulos precedentes, donde podemos leer: siendo ya tarde (11, 11), al día siguiente (11, 12), al pasar muy de mañana (11, 20). Parece que, sumadas todas las fechas, tenemos ocho días, incluido el de Pascua. Por tanto, una semana en Jerusalén, y el comienzo de una nueva semana, después de pasado el sábado: ¿terminadas las instituciones israelitas? Se daría aquí una cierta coincidencia con Juan que habla de ocho días después (20, 26) aunque no en el mismo sentido. Pero téngase en cuenta que Marcos no describe la resurrección, sólo la proclama y no habla de un espacio de tiempo en que Jesús se manifieste resucitado. Marcos también nos ofrece en esta sección muchos más datos de lugares4. Parece como si quisiera dejar constancia geográfica de cada uno de los acontecimientos. Es que la estancia de Jesús en Jerusalén tiene un sentido especial para la historia que el evangelista nos está contando. Ha llegado el momento de sus humillaciones más profundas. Su mesianismo en “debilidad” adquiere aquí su situación límite. Desde la crisis de Galilea la cruz va adquiriendo cada vez mayor relieve y penetrando cada uno de los episodios5. Ahora llegamos a su eclosión plena: el Mesías ajusticiado como un maldito. Así, mientras que Galilea para Marcos es el lugar donde se manifiesta el evangelio y donde Jesús puede desarrollar su misión con una cierta autonomía, Jerusalén (Judea) es el lugar del rechazo, de la hostilidad, del enfrentamiento pleno entre su doctrina y las de las autoridades judías. De todo su ministerio Jesús sólo le ha dedicado una semana. Aquí ha resucitado, pero no se ha dejado ver. Manda a sus discípulos que retornen a Galilea; “allí le verán” (16, 7). 4. “Otra característica de las tradiciones de la pasión es la frecuencia de indicaciones de lugar precisas” (J. GNILKA, El evangelio II, 254). 5. “Es una muerte prevista al principio (cf. 3, 6), anunciada en el centro (cf. 6, 14-29; 8, 31; 9, 31, 10, 32-34) y simbolizada al final del texto anterior (12, 112). No habrá sorpresas, el lector conoce el desenlace y así puede centrarse en la función de los actores y en el sentido global de la trama. Aquí destacaremos el motivo de la casa (destrucción del templo) y la comida (eucaristía) que culminan en la muerte; son los temas de las tres secciones” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 169).
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Es casi seguro que parte del relato de la Pasión, Marcos lo encontró ya elaborado. Se ha supuesto que comenzaría inmediatamente después de la cena. Las otras escenas habrían sido añadidas posteriormente. Pero también lo es que él ha dejado en todo el relato su impronta: narración concisa, intensa, chocante, paradoxal. Invita, sin decirlo, constantemente al lector a que se interrogue.6 Éste queda sorprendido de cómo se van desarrollando los acontecimientos. La figura de Jesús aparece como un misterio “tremendo”, en el que se pone en cuestión, como es obvio, el sentido de Dios mismo. ¿Quién es este Dios a quien Jesús invoca como Padre (Abbá) en medio de la angustia? Veremos que Jesús, según nuestra suposición, no murió gritando la expresión inicial del salmo 22, “Dios mío, Dios mío, ¿para qué me has abandonado”?, sino con unas palabras del versículo 11 del mismo salmo: “Elí atah” (¿Abbá?), “tú eres mi Dios”. En medio de la noche, en la angustia, en la depresión más alarmante, aquel Jesús brillante de Galilea, se convierte en un niño y Dios (el Padre) quedó vencido, y se reveló. El evangelio de Marcos alcanzó su cénit7. Por eso dedicará muy poquitas líneas a la resurrección (16, 1-8)8. El grito de Jesús (15, 37) invocando 6. “La historia de la pasión debió formar dentro de la tradición sinóptica el relato más antiguo, elaborado ya desde el principio. Aun así, la exposición que Marcos nos presenta delata un largo proceso tradicional en el que varias piezas entraron solo más tarde en el relato originariamente más breve, como por ejemplo el episodio de la unción, la preparación de la cena pascual, la escena de Barrabás... Se ha intentado entresacar el relato primitivo, pero sin que se haya conseguido un resultado uniforme y seguro” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 234). 7. “Así, aun reconociendo que en la Pasión, y en Marcos en general, se desarrolla un drama y que el evangelista, a pesar de su sobriedad, ha sabido hacerlo sensible a su lector, no se puede asimilar la obra a una tragedia griega, según las leyes trazadas por Aristóteles en su Poética. Tampoco a un discurso regido según los cánones de moda en el mundo cultivado grecorromano” (S. LÉGASSE, El proceso, 21). 8. “La pasión y muerte de Jesús fueron el gran escándalo. Especialmente incomprensible, tras la experiencia de la Pascua. Cuando los discípulos descubren la verdadera entidad de Jesús y le saben glorioso y sentado a la derecha del Padre... Es el gran escándalo de ver a Dios crucificado, escándalo que si siempre lo es, se hace todavía más insoportable cuando los discípulos acaban de tener la gran experiencia de la Pascua” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 203).
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al Padre, era el grito del niño que sale del seno materno y entra en la vida, después de que el velo del santuario (el seno de Dios) se desgarró en dos, de arriba abajo (15, 38). La narración de la Pasión viene precedida o, mejor, se inicia, con la presencia de una mujer: la unción (14, 4-9), y termina con la ida de otras mujeres al sepulcro también para ungirle o embalsamarle (16, 1). Y lo hacen “pasado el sábado”, expresión que indudablemente connota un hecho cronológico, pero que probablemente no agota para Marcos todo su significado. En primer lugar manifiesta que las mujeres todavía no han salido de las instituciones, siguen profesando el judaísmo estricto. Y en segundo lugar, quiere decir que las instituciones judías han pasado ya. La resurrección de Jesús abre la historia a una realidad nueva. Comienza un nuevo día, el día primero de una semana, que acaba de inaugurar el Mesías9. Pero nuestra pregunta sigue: ¿que habrá querido decir Marcos con esta presencia de mujeres y perfumes al principio y final de la Pasión? Ya hemos dicho que la Pasión para Marcos es la tragedia de Jesús. No se le ahorra ningún dolor físico y moral. ¿Ha pretendido poner una nota de humanidad en ella? ¿Ha querido decir veladamente, como él acostumbra, que Jesús es el novio del Cantar? Sabido es que los discípulos “quedan” muy mal en el evangelio y, en concreto, en la Pasión. ¿Ha pretendido afirmar que entre sus seguidores hubo quien entendió su dolor y su vida? Lo cierto es que la mujer le acompaña cuando empieza su calvario, y su presencia sigue en su perfume a lo largo 9. “Después del ‘sábado’, el ‘primer día’, al ‘salir el sol’. Hemos entrado en una nueva época. Se terminó la época de los sábados, de las leyes, templos, costumbres y sacrificios de este mundo viejo, es el primer día de la nueva creación, de una humanidad nueva ya imagen de Dios. Es el momento preciso de la ‘salida del sol’ del Reino: ha nacido la humanidad nueva de la que el Resucitado es su primicia” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 245). Por su parte, escribe X. Pikaza: “Cumplido el ritmo de reposo y sacralizado del judaísmo. El sábado se vuelve ahora tiempo viejo, culto a las fuerzas de este mundo que mantienen a Jesús en el sepulcro. Es tiempo de pecado: triunfan aquellos que han matado; descansan de su asesinato. Sólo allí donde se llegue a superar el judaísmo (ley, nación, sábado) tendrá sentido la nueva vocación mesiánica. Ella se define por la pascua” (Para leer el evangelio, 223).
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de la pasión, y de nuevo la mujer10 le va a ungir en el día de su muerte (de su triunfo); ella no quiere que Jesús esté un solo momento sin perfume. Pequeño prólogo a la Pasión (14, 1-2) Faltaban dos días para la Pascua y los Ázimos. Los sumos sacerdotes y los escribas buscaban cómo prenderle con engaño y matarle. 2 Pues decían: «Durante la fiesta no, no sea que haya alboroto del pueblo.» 1
Marcos quiere determinar con este pequeño prólogo que cuanto sigue, o sea, el relato de la Pasión tiene un sentido especial. Con estos versículos la delimita en el tiempo y la sitúa en conexión con la Pascua judía. Faltaban dos días. Al tercero sería la Pascua11. Ya el día de Pascua se comían panes ázimos; cosa que también se hacía la semana siguiente, 15 al 21 de nisán, llamada por ello, de los ázimos (mazzot). Estamos en el centro de las festividades de Israel. Con estas palabras un tanto solemnes de Marcos, fijando la cercanía de la Pascua, está indicando que la festividad central de Israel está llegando a su fin; pronto va a ser suplantada por la Pascua de Jesús. Otro dato que subraya Marcos como prólogo a la Pasión es que los sumos sacerdotes y escribas, es decir, los que controlaban el templo y los intérpretes de la ley, quieren matar a Jesús. Para ello pretenden prenderlo con engaño12. Marcos dice mu10. “Llegan donde nadie ha llegado, se mantienen donde todos han caído. Es evidente que para culminar el camino han de dar el último paso (venir a Galilea: 16, 7-8). Pero han de hacerlo también los varones” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 125). 11. “La fe israelita se sirvió más tarde de esta antigua fiesta de nómadas para incluir en ella el recuerdo (zikkaron) del acto salvífico de Yahvé librando a su pueblo de la esclavitud de Egipto. De este modo una fiesta de la naturaleza se transformó en una fiesta histórica” (A. PRONZATO, Un cristiano III, 16). 12. “Mas para Marcos entra en el destino secreto del Hijo del hombre el ser entregado con engaño y perfidia, con sigilo y a traición, y ser prendido como un salteador en la obscuridad de la noche [cf. 14, 43-49]” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 239).
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cho en pocas palabras. Ya a raíz de la purificación del templo (11, 18) este mismo grupo había tomado la decisión de eliminarlo. La purificación del templo era como el símbolo-expresión de lo que Jesús iba a realizar con el conjunto de las instituciones y de Israel mismo. El enfrentamiento con las autoridades de Israel se había ido acrecentando a causa de la discusión que Jesús había mantenido con cada uno de estos grupos (11, 27-12, 44). Pero la idea de eliminar a Jesús se remonta a los orígenes mismos de su actividad. Ya en 3, 6 los fariseos confabulados con los herodianos buscan cómo eliminarlo. El deseo de eliminar a Jesús tiene dos causas: que Jesús con su proceder y con sus enseñanzas dejaba sin sentido las instituciones, y por la envidia que suscitaba en los dirigentes. Marcos anota que, en el proceso, Pilato se estaba dando cuenta de que le habían entregado por envidia (15, 10). Ahora quieren prenderlo con engaño13. En la Pasión de Jesús se van a dar toda clase de atropellos. Entre ellos la reunión del Sanedrín en la noche, aunque fuera de modo informal, que revisten de legalidad con la reunión de la mañana. Pero la ironía marcana alcanza su nivel más alto cuando afirma que no le quieren detener el día de Pascua no por temor a traspasar su sacralidad, sino por miedo a que el pueblo se soliviante y se produzca un tumulto14. Lo de engaño 13. En la investigación y en la crítica evangélica el proceso de Jesús sigue abierto en el sentido de que se trata de esclarecer qué sucedió realmente. “Es sintomática la gama de posiciones de los autores modernos, cristianos y judíos, que ha estudiado la cuestión del proceso de Jesús. Se va desde la afirmación de quienes sostienen la responsabilidad plena y principal de los judíos hasta la hipótesis de los que excluyen toda responsabilidad judía, haciendo del gobernador romano la única autoridad competente para el caso de Jesús” (R. FABRIS, Jesús, 239). Mi opinión es que, aun supuesta la teologización de la pasión de Jesús por parte de los evangelios, su visión es la que más se acerca a la realidad histórica; cf R. FABRIS, o.c., 252. Nosotros aquí, como es lógico, seguiremos el pensamiento de Marcos. 14. “No les mueve para posponer el prendimiento de Jesús el valor religioso de la fiesta ni su significado. Si no fuera por el pueblo, estarían dispuestos a prenderlo en medio de la fiesta para darle muerte. En la fiesta de la liberación van a matar al Mesías liberador” (J. MATEOS – F. CAMACHO, Marcos, 239).
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y tumulto deja traslucir la popularidad de Jesús, una de las causas de la envidia. Marcos se muestra aquí un perspicaz psicólogo. No es difícil descubrir que en los enfrentamientos entre las personas, más allá de las causas formales que las motivan y alimentan, es la envidia en casi todos los casos la raíz de fondo que las sustenta y origina. Como hemos dicho, mucho se ha escrito para esclarecer la causa y los pormenores del juicio de Jesús. Cada vez va pareciendo más plausible, sin embargo, que la lectura que hacen los evangelios es la que más se acerca a la historicidad de los hechos, aunque los evangelios vayan más allá y encuentren el sentido de la Pasión en las profecías y en el misterio de Dios y del hombre. La unción (14, 3-9) 3 Estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, recostado a la mesa, vino una mujer que traía un frasco de alabastro con perfume puro de nardo, de mucho precio; quebró el frasco y lo derramó sobre su cabeza. 4 Había algunos que se decían entre sí indignados: «¿Para qué este despilfarro de perfume? 5 Se podía haber vendido este perfume por más de trescientos denarios y habérselo dado a los pobres.» Y refunfuñaban contra ella.6 Mas Jesús dijo: «Dejadla. ¿Por qué la molestáis? Ha hecho una obra buena en mí. 7 Porque pobres tendréis siempre con vosotros y podréis hacerles bien cuando queráis; pero a mí no me tendréis siempre. 8 Ha hecho lo que ha podido. Se ha anticipado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. 9 Yo os aseguro: dondequiera que se proclame la Buena Nueva, en el mundo entero, se hablará también de lo que ésta ha hecho para memoria suya.
El pórtico de la Pasión lo constituye esta escena llena de misterio y de ternura. Parece que no se puede negar que el suce15. “El estilo refleja ciertas peculiaridades semitas y las ideas se explican desde la mentalidad judía. No hay, pues, fundamento alguno para negar su historicidad. Sólo la fijación cronológica no es completamente segura; en Jn 12, 1 se coloca el banquete ‘seis días antes de la pascua’. En Marcos y de acuerdo
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so se remonta a un hecho histórico15. Todos los evangelios aunque con muy variados matices recogen la escena. En Lucas (7, 36-50)16 se sitúa en otro contexto: se trata de una pecadora que lava los pies de Jesús con sus lágrimas, después los enjuga con sus cabellos y los unge con perfume. En Marcos la mujer quiebra17 el vaso, como si tuviera prisa por ejecutar su acción y derramar “todo” su contenido sobre la cabeza de Jesús, sin reservarse nada para ella. En Israel la unción en la cabeza era propia de los reyes18. ¿En vísperas de su Pasión, de su humillación más profunda, cuando los hombres pretenden aniquilarle física y moralmente esta mujer le reconoce como rey? La unción va a tener lugar en Betania, cerca de Jerusalén, donde él va a consumar su misión. La mujer ha empleado una gran cantidad de dinero en la compra del perfume. Los trescientos denarios del importe equivalen al salario de un año19. Si tenemos en cuenta la situación de entonces podemos decir que la mujer ha empleado en el perfume todos sus haberes. En la mente del evangelista significa que ha entregado toda su persona, ha realizado el seguimiento auténtico. En la narración de la Pasión la idea de entrega será capital. Va a ser como la melodía
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con 14, 1 da la impresión de que fue dos días antes de la fiesta; pero ya hemos visto que el episodio ha sido introducido entre 14, 2 y 14, 10, y que en el episodio mismo no se indica dato alguno. La proximidad a la pascua de la muerte resulta del propio relato” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 240). Una anotación de la Biblia de Jerusalén nos advierte: “Episodio propio de Lc distinto de la unción en Betania, Mt 26, 13p, aunque esta última podría tal vez haber influido en algunos detalles del relato lucano. No debe identificarse a la pecadora de este episodio ni con María de Betania, hermana de Marta, 10, 39; ver Jn 11, 1s; 12, 2s, ni tampoco con María Magdalena, 8, 2” (nota a Lc 7, 36). “Quebrar el frasco, derramando todo el perfume/amor, simboliza la disposición a la entrega total (8, 34s); este amor unge la cabeza de Jesús, es decir, reconoce y confirma su realeza (cf. 1 Sam 10, 1), que va a ser proclamada en la cruz [15, 26]” (J. MATEOS – F. CAMACHO, Marcos, 240). En el A.T. se ungía la cabeza del rey (2 Re 9, 1-13; 1 Sam 10, 1); es posible que aquí se intente sugerir la dignidad regia de Jesús. Sin embargo, puede que se trate simplemente de la costumbre de ungir la cabeza de los invitados a un banquete (cf Sal 23, 5). Cf Mt 20, 9-10 donde se habla de que un denario es el salario de un día. En Mc 6, 37 se dice que para dar de comer a cinco mil hombres serían necesarios 200 denarios.
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de todas sus escenas. Ahora una mujer se entrega por entero a la causa de Jesús, o, mejor, quizás, a su misma persona. Se ha pensado que acaso Marcos con este pórtico ha querido poner una nota de humanidad a los acontecimientos tan trágicos que se avecinan. Pero parece que esa pretensión ha de tener un significado mayor, pues también al final de la Pasión van a aparecer unas mujeres, y también en actitud de ungir el cadáver de Jesús. La Pasión, pues, va a quedar circunscrita dentro de un aura de religiosidad femenina20. En seguida veremos que en la mujer Marcos está viendo la Iglesia pospascual, que contempla la Pasión de Jesús como esposa agradecida. La mujer realiza la unción en Betania, en casa de Simón el leproso. El dueño de la casa parece un personaje conocido. ¿No sería este Simón el leproso, aquel leproso (Mc 1, 40-45) curado que rompe con la legislación vigente y se convierte en predicador, como vimos? A causa de esta curación se fractura la barrera que separaba a unos hombres de otros. Él acabó con la marginación de los leprosos. La casa de Simón el leproso se convierte ahora en la casa de Jesús. Hemos ido viendo el protagonismo que tenía la casa, aquella que Pedro le prestó a Jesús. Aquella casa estaba en Cafarnaúm, pero el evangelista la sigue denominando casa en el mismo sentido, aunque se halle situada en otro lugar. Ahora cuando habla de la casa de Simón –el mismo nombre que Pedro– ¿no estará queriendo decir que esta casa hace las funciones de aquélla? La escena más bella de todo el evangelio –la unción– ha sido realizada no en la casa de Pedro, sino en la de Simón el leproso 21. Es como si “la casa” donde Jesús explicaba los misterios del reino a los suyos adquiriera aho20. “Esas mismas mujeres cerrarán el evangelio o, mejor, lo iniciarán con el encargo de llevar el mensaje de Cristo Resucitado (16, 1-8). Es interesante advertir que de la misma forma que toda la actividad pública de Jesús está encuadrada entre el milagro de la suegra de Pedro que encarna su espíritu de servicio y la pobre viuda que a imitación suya ‘da toda su vida’, también el evangelio de muerte-resurrección de Jesús está encuadrado entre la unción de la mujer de Betania y estas mujeres que, testigos de su muerte, lo acompañarán al sepulcro y recibirán la sorpresa de su resurrección” (A. PRONZATO, Un cristiano III, 132).
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ra una nueva dimensión. La casa de un marginado es la casa de Jesús, que se va a recordar siempre que se predique el evangelio, como en seguida dirá Jesús de la mujer que le unge la cabeza. Es la última vez que se hace referencia a la casa. La casa de un marginado adquiere rango de universalidad. Jesús había dicho al paralítico (2, 11), “vete a tu casa”. La casa a la que hasta ahora se refería el evangelista tenía rasgos de judaísmo; era la casa de la comunidad cristiano-judía, ésta de la unción, es la de los marginados, de los paganos22, o, mejor, es la casa de todos: el judaísmo abierto a los paganos. Betania en la vida de Jesús es un oasis (cf 11, 11)23, está cerca de Jerusalén, pero no pertenece a su dominio; aquí Jesús es acogido. A ese lugar se acerca la mujer y le ofrenda toda su persona. Es el final de la vida pública. El evangelio ha adquirido su plenitud: en la casa universal se realiza la ofrenda. Por eso habrá que recordarla siempre. Pero estamos todavía ante una prolepsis de lo que un día sería la comprensión del misterio. El gesto de la mujer no fue comprendido por algunos de los allí presentes que murmuraban contra ella dentro de sí por tanto despilfarro24. Juzgan que hubiera sido mucho mejor dar el importe a los pobres. Jesús de21. “Lógicamente, el leproso reaparece aquí, en el momento oportuno, arriesgándose por Jesús, y ofreciéndole su casa cuando los sanedritas deciden matarle. Frente a los impuros sacerdotes que trafican con la sangre y mantienen con muerte su dominio sobre el mundo, este puro leproso ofrece al Jesús amenazado casa y mesa. Así emerge, frente al templo maldecido (cueva de ladrones, dinero de muerte; cf. 11, 12-26), la casa del leproso como ‘iglesia’ verdadera de Jesús, lugar donde vienen sus creyentes para descubrir y celebrar el sentido de su muerte. Quedaban excluidos del templo y comunión israelita los leprosos por impuros (...), Jesús, en cambio, fundamenta su comunidad en la casa de un leproso” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 172-173). 22. También al endemoniado de Gerasa, después de curarlo lo envió a su casa, cf Mc 5, 29. 23. “Lugar de la acción es la casa de Simón el leproso, ubicada en Betania, a la que, tal vez, habría que considerar como el lugar de residencia de Jesús durante su estancia en Jerusalén” (J. GNILKA, El evangelio II, 261). 24. “Sin embargo, los participantes en el banquete intervienen enojados: La unción es un desperdicio. El valor del aceite correspondía al salario anual de un jornalero” (F. LENTZEN-DEIS, Comentario, 408).
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fiende a la mujer y explica la razón de su defensa “porque ha hecho una obra buena en mí”. Esta afirmación ofrece no pocas dificultades si nos atenemos a la explicación que nos ofrece el mismo Jesús. La obra buena de la mujer ha consistido en embalsamar el cuerpo de Jesús para la sepultura. ¿Qué significado tiene esto? Quizás la respuesta haya que conexionarla con la ida de las mujeres la mañana de Pascua al sepulcro de Jesús a embalsamar su cadáver, y se encuentren con la sorpresa de que ha resucitado. Y también quizás haya que distinguir la pretensión de la mujer25 y el sentido que le da el mismo Jesús. La mujer le unge a Jesús aceptando su realeza –mesianismo en debilidad– en contra de Pedro, y Jesús recibe el perfume como el novio de la alianza; el rey-Esposo de la nueva comunidad. Por otra parte, el gesto de la mujer quebrando el frasco, define en signo, la realidad de Jesús, que al partirse derramará la fragancia de la resurrección. Es posible que aquí encuentre sentido la afirmación de Jesús: “Se ha anticipado para embalsamar mi cuerpo para la sepultura”. Al hacer esto, la mujer no se ha olvidado de los pobres, porque en esos momentos Jesús es la expresión más nítida del pobre26: sin recursos económicos, sin familia, mal comprendido por sus discípulos, a punto de ser condenado, y sin defensa, etc. Jesús es el verdadero pobre. La afirmación de Jesús sobre la oportunidad de hacer bien a los pobres, porque siempre los tendréis entre vosotros; es un texto que se remonta a la Biblia, Dt 15, 11, y no se refiere por supuesto a la imposibilidad de erradicar la pobreza, sino más bien a que esa ofrenda que se hace a Jesús no va a disociar a los discípulos de los pobres, porque, como acabamos 25. “La mujer, sin saberlo, ha hecho un gesto simbólico; por eso su memoria quedará inmortalizada en el anuncio del evangelio” (J. D ELORME , El evangelio, 104). 26. “En los días de la narración de Marcos la anécdota sugiere que el problema está mal planteado. Al ‘pobre’ Jesús (en la Pasión se patentiza que su precariedad y exclusión social alcanza todas las cotas de marginación) sólo lo tendréis ahora entre vosotros. En este camino de la cruz debéis preocuparos de él, acompañarle y hacerle llevadera su Pasión. Él es el primogénito de todos los pobres” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 207).
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de decir, Jesús se sitúa dentro del ámbito de éstos y, además, porque Marcos ve en la donación del perfume la entrega a la causa de Jesús que es la causa de los pobres. La entrega a Jesús es la entrega a los demás. En el trasfondo del texto parece intuirse que sin entrega a Jesús no hay preocupación auténtica por los pobres, a los que no se les resuelve el problema con la limosna, sino sólo con la donación de la propia persona. La causa de los pobres requiere la donación de la propia existencia. Finalmente, Jesús deja entender que la acción de la mujer va a quedar ligada ya para siempre a la misma predicación del evangelio. ¿Por qué? Porque su donación total a Jesús expresa admirablemente la esencia del mensaje27, que exige que quien lo oiga, lo ponga en práctica, y esto requiere el compromiso pleno. Esta es la razón por la que siempre que se predique el evangelio habrá que hablar de la acción de esta mujer, y esto tendrá lugar en todo el mundo, pues hasta allí llegará la Buena Nueva28. Judas, el traidor (14, 10-11) 10 Entonces, Judas Iscariote, uno de los Doce, se fue donde los sumos sacerdotes para entregárselo. 11 Al oírlo ellos, se alegraron y prometieron darle dinero. Y él andaba buscando cómo le entregaría en momento oportuno.
27. “Parece claro, sin embargo, que el gesto de romper (syntripsasa) está aludiendo a la muerte de Jesús; quebrado el frasco no se puede ya recomponer (pues no tiene tapón); así Jesús debe romperse para que se expanda su perfume. La mujer unge a Jesús en la cabeza, tomándole quizá como rey, pues conforme a la tradición israelita el rey era ungido en la cabeza (1 Sam 10, 1; cf. 1 Sam 16, 13; 1 Re 1, 39). El texto ofrece además otra clave. Esta mujer realiza su signo en contexto de comida, es decir, de comunicación profunda, allí donde Jesús dirá después que el vino del banquete es (= simboliza) su misma sangre derramada. Entre el perfume del frasco que se derrama (kata-kheô) y la sangre derramada de Jesús (ek-khynnô: 14, 25) hay relación fonética, etimológica, estructural y teológica. Parece, finalmente, que Mc ha querido vincular la unción de esta mujer y el gesto de Jesús que se reclina para comer, desvelando así el más hondo sentido de su entrega” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 374). 28. El suceso de Betania adelanta el de pascua. No es necesario que las mujeres de la mañana de pascua hablen. Ya lo ha hecho aquí Jesús. Cf. M. NAVARRO, Ungido para la vida, 158-159.
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La entrada en escena aquí de Judas, a quien se ha aludido con el nombre de traidor en la elección de los Doce, tiene por objeto contraponerlo a la mujer de la unción. Marcos en la unción no ha nombrado a los discípulos. El “entonces” con el que se une la narración de la acción de Judas y de la mujer no se relacionan necesariamente de modo temporal. La acción de la traición la va a realizar uno de aquellos a quien Jesús llamó con predilección para estar con él y enviarlos a predicar (3, 14). El pasaje que comentamos está cargado de intensidad. Lo primero que llama la atención es que el traidor es uno de los Doce. Con esta afirmación Marcos nos hace adivinar lo trágico de la Pasión que se avecina. Ya en la misma elección se nos dice que éste va a ser el traidor. Desde ese momento el lector queda advertido de que algo muy grave va a sucederle a ese Jesús que da comienzo a su ministerio con tanto entusiasmo. La vida de Jesús queda bajo la amenaza de muerte desde el principio, como vimos, al referirnos a la curación del hombre de la mano paralizada (3, 6). Marcos pone desde el inicio a su lector en un tremendo suspense. Luego vendrán las predicciones de la Pasión, que van clarificando el misterio. Por eso ahora al referirse a Judas y denominarlo “uno de los Doce”29 lo hace para cargar de intensidad todo cuanto se avecina. La mujer de la unción, es como una contrarréplica que Marcos se hace a sí mismo para disminuir algo la tragedia que se vislumbra. Por eso decimos que Judas y ella son dos figuras que se contraponen al comienzo de la misma. La mujer que con su unción anima a Jesús a proseguir su camino, significa aprecio, casi adoración por lo que Jesús está haciendo. Judas, por el contrario, quiere cercenar la marcha de Jesús; no acepta su camino. La mujer es donación; Judas, egoísmo. En ambos casos no se nos dice el porqué de la acción. Marcos quiere que el lector reflexione. Ofrece únicamente los datos y sometidos a suma intensidad y tensión. 29. “En fuerte contraste, la traición de Judas. Se insinúa el motivo del dinero; pero lo que impresiona al narrador es que sea ‘uno de los Doce’” (L. ALONSO SCHÖKEL, Biblia del peregrino, 141). En el texto griego se percibe más el énfasis, al leer “el uno de los Doce” (Mc 14, 10).
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Marcos prosigue diciendo que Judas se fue donde los sumos sacerdotes. Las máximas autoridades y los que van a dirigir la trama de la Pasión. Ellos se alegraron. Tampoco Marcos explica el motivo de la alegría. Es la única vez que aparece en este evangelio la palabra alegrarse. Frente a un designio de muerte, los representantes de las instituciones, que se suponen divinas, se alegran. Esto es lo que percibe el lector y lo que sugiere Marcos; de otra forma, le hubiera bastado una palabra, como hace en otras ocasiones para darnos una explicación. Alegría por producir la muerte al que ha dado vida a los enfermos, curándolos, y a la hija de Jairo resucitándola. Ya vimos el sentido de esta niña, que surge de lo más hondo de Israel y se convierte en imagen de la comunidad de Jesús. Esta alegría de los sumos sacerdotes es alegría de muerte, a la que colabora Judas, que quiere cercenar el camino de Jesús. Un vocablo de gran significado aquí es el de “entregárselo”. Se cumplen así las predicciones de la Pasión. En las dos últimas se habla precisamente de esa entrega. Luego los sumos sacerdotes lo entregarán a Pilato y éste lo entregará para que sea crucificado30. Ha comenzado el primer momento de la entrega. Judas, uno de los Doce, participará de esa acción y la va a poner en movimiento. La palabra entregar se repetirá aquí dos veces. Pero el relato pone una nota de mayor oscuridad al recordar que ellos propusieron darle dinero31. No es que Judas le entregue por dinero, es algo que se añade a su acción. Tampoco Judas había seguido el mensaje del maestro en lo relativo al dinero. No se pueden sacar de aquí muchas consecuencias porque 30. Cf Mc 9, 31; 10, 33; 14, 41. 31. “El texto no nos dice por qué Judas entregó al Maestro; es sumamente sobrio. Incluso el dinero no es causa sino simple recompensa no prevista. Tal vez ha llegado a la conclusión de que lo de Jesús no va a traer el Reino, o que encima, lo va a dificultar. Tal vez se consideró con la obligación religiosa de estar junto al sacerdocio del Templo que consideraba al Maestro blasfemo y pseudoprofeta. Es probable que Judas simpatizara con los zelotas y esperase que Jesús siguiera esta estrategia: llega un momento en que se decepciona, en que cree que sus actitudes dificultan la estrategia del «movimiento»” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 206-207).
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también los otros discípulos seguían ansiando el poder. Es posible que con la mención del dinero Marcos quiera manifestar que Judas había permanecido siempre lejos de Jesús. Quizás la respuesta la tengamos en Juan: “¿No os he elegido yo a vosotros, los Doce? Y uno de vosotros es un diablo” (Jn 6, 70). La preparación de la cena (14, 12-16) 12 El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dicen sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a hacer los preparativos para que comas el cordero de Pascua?» 13 Entonces, envía a dos de sus discípulos y les dice: «Id a la ciudad; os saldrá al encuentro un hombre llevando un cántaro de agua; seguidle 14 y allí donde entre, decid al dueño de la casa: ‘El Maestro dice: ¿Dónde está mi sala, donde pueda comer la Pascua con mis discípulos?’ 15 Él os enseñará en el piso superior una sala grande, ya dispuesta y preparada; haced allí los preparativos para nosotros.» 16 Los discípulos salieron, llegaron a la ciudad, lo encontraron tal como les había dicho, y prepararon la Pascua.
Nos encontramos con un relato cargado de misterio y que hasta el presente no se ha logrado desentrañar. El pasaje se parece mucho al de la preparación de la entrada en Jerusalén (11, 1-6). Según numerosos autores se inspiraría en 1S 10, 2-5. Pero no se ve gran fundamento para ello. Se trataría de reconocer un cierto conocimiento sobrenatural en Cristo. Pero ¿qué sentido tiene esto ahora? ¿Estamos ante un hecho real, que recoge en este momento el evangelista? Parece muy probable que el lugar y el momento de la eucaristía tendrían que revestir para Marcos un gran significado32. Por eso la elección del lugar no podría ser 32. “Sería errado decir, por ejemplo, que Jesús habría arreglado con anterioridad todo con el propietario de la casa, que habría sido seguidor de Jesús; que los miembros del sanedrín no debían caer en la cuenta de su llegada. También la observación de que aquel que llevaba el agua es Juan Marcos (keramion = al arameo marekah = alusión al nombre Marcos) debe considerarse como pura fantasía. Detrás de la tradición está sólo el conocimiento histórico de que Jesús antes de su muerte, celebró una comida festiva con sus discípulos” (J. GNILKA, El evangelio II, 274).
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algo que no se prefijara con gran solemnidad. Los autores “hipercríticos” detectan aquí un hecho legendario. Otros han supuesto que Jesús se habría puesto de acuerdo con el propietario de la casa. Pero el hombre del cántaro de agua con el que se van a encontrar los discípulos significaría en todo caso una sorpresa, que supondría en Jesús un conocimiento extraordinario. Se ha supuesto también que el entramado del relato estaría en función de que Judas no conociera el lugar para que así pudieran celebrar la Pascua sin sobresaltos Es innegable que el texto reviste una cierta aureola de misterio. Por eso parece lógico que la interpretación vaya más allá de la mera constatación histórica. Esto nos invita a releer en profundidad todo el pasaje. El suceso tiene lugar el primer día de los Ázimos. Marcos a la hora de hacer cómputo lo hace al estilo romano. El día comienza al amanecer, no al atardecer como para los judíos. En este caso el día de los Ázimos es el día de la víspera de la Pascua33, como anota Marcos: el día que se sacrificaba el cordero pascual. El lugar de la celebración de la Pascua y la celebración misma no los sugiere Jesús, son sus discípulos quienes le interrogan sobre ello. Esto es muy significativo, porque, como veremos, aunque esta cena sea pascual, no se hablará en ella de ningún elemento que recuerde a la cena de Pascua. El evangelio quiere decir claramente que fueron los discípulos quienes recordaron a Jesús la celebración. Sospechamos que Jesús no era muy partidario de celebrar esa cena. De hecho, en Juan la cena no tiene carácter pascual. Como veremos, la cena que Jesús va a celebrar será su cena pascual 33. Parece que se da una cierta contradicción en Marcos, cf 15, 42. La solución es distinta según los autores, cf J. GNILKA, El Evangelio II, 389; J. MATEOS – F. CAMACHO, Marcos, 242. No sabemos si Jesús fue crucificado el día 14 ó 15 del mes de nisán según Juan o los sinópticos respectivamente. “Hasta ahora todas las tentativas que se han hecho por resolver estas diferencias no han dado ningún resultado satisfactorio. También la hipótesis de Juan que se habría acomodado al calendario solar esenio, testificado en Qumrán, y según el cual la pascua –¿sin cordero?– se celebraba siempre la tarde del martes, tropieza con dificultades” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 245). Según los sinópticos la cena tendría carácter pascual; para Juan sería simplemente “una cena” (cf Jn 13, 2).
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particular. Estas consideraciones nos son, sin duda, muy útiles para descifrar quién es el hombre del cántaro de agua, que va a servir a los discípulos para identificar el lugar preferido por Jesús. Pensamos que se trata de un hecho figurado. Sin poner en duda la referencia al lugar concreto de la celebración al que aluden los otros sinópticos y posiblemente Hechos (1, 13-14), nuestro autor ha descubierto un sentido más profundo. Según alguna interpretación reciente, el hombre del cántaro de agua figura a Juan Bautista, que invita a un cambio de mentalidad. Ellos seguían pensando en la Pascua israelita. Con la alusión al hombre del cántaro Jesús les recordaba que el cambio de mentalidad implicaba otro tipo de celebración de la Pascua. Posiblemente también tenga significación simbólica “en el piso superior” como alusión a la alianza realizada en el monte Sinaí o más quizás, a la cruz de Jesús hacia la que se dirigía esta alianza. Con estas alusiones veladas Marcos preanuncia el sentido no sólo de la cena sino también de la Pasión que ya está a las puertas. Al decir que la sala es grande y al haberla llamado Jesús anteriormente “mi sala”, está aludiendo a que su Pascua va a ser para todos los hombres. Estas interpretaciones dan sentido a este pasaje hasta ahora prácticamente indescifrable34. La sala según el texto original estaba “preparada con alfombras”. No resulta claro si existe aquí una segunda intención de Marcos. ¿Se trata de un lugar adecuado; es decir el habitual, donde se celebraba la Pascua, o se pretende señalar con esa expresión que la celebración de la eucaristía tiene que hacerse en un lugar digno (preparado con alfombras)? No quisiera concluir la reflexión sobre esta perícopa sin hacer alusión a los discípulos, que en ella están muy presentes. Son ellos, como hemos dicho, los que le recuerdan a Jesús su celebración y son ellos quienes preparan todo lo necesario35. Es 34. Cf J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 244. 35. Son los discípulos quienes preparan la Pascua judía, pero Jesús va a inaugurar una pascua nueva, la suya, no aludiendo ni en sus palabras ni en sus gestos a los elementos tradicionales que componían la Pascua de Israel.
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evidente que los discípulos no se hallan en las condiciones debidas para celebrar la Pascua de Jesús. Le van a abandonar enseguida en la Pasión, pero Marcos los contempla ya como aquellos que fueron elegidos “para estar con él y enviarlos a predicar”. En estos momentos los observa ya a la luz de Pascua. Bajo el peso de la traición (14, 17-21) 17 Y al atardecer, llega él con los Doce.18 Y mientras comían recostados, Jesús dijo: «Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará, el que come conmigo.» 19 Ellos empezaron a entristecerse y a decirle uno tras otro: «¿Acaso soy yo?» 20 Él les dijo: «Uno de los Doce que moja conmigo en el mismo plato. 21 Porque el Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!»
Ya hemos recordado que el atardecer para Marcos está cargado de melancolía36. En este atardecer en el que va a tener lugar la institución de la Eucaristía, al comienzo de la misma nos encontramos con el relato que nos habla del anuncio de la traición de Judas, y después de ella el presagio de la defección de los discípulos, al mismo tiempo que se insinúa de manera especial la de Pedro. En este pequeño relato el grupo de los Doce va a cobrar su máxima intensidad. Uno de ellos entregará a su Maestro. Pero sigamos el hilo de la narración. Después del envío de los dos discípulos Jesús llega con los Doce al lugar preparado. El evangelista contempla sólo a Jesús y a sus Doce Apóstoles. Quiere concentrar la mirada del lector en ese grupo. Estaban comiendo “recostados”. Era la forma normal de la comida, pero Marcos quizás quiera insinuar que se trata de la cena pascual. Veremos enseguida que al tratarse de los alimentos no hará ninguna alusión a la Pascua. ¿Quiere decir que Jesús cambia el sentido de la 36. “Caída la tarde”, expresión que aparece cinco veces en Mc (1, 32; 4, 35; 6, 47; 14, 17; 15, 42), siempre connota un aspecto negativo o de tristeza.
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Pascua? Se trata de una cena pascual, pero que en realidad Jesús la ha hecho suya de tal forma que se ha convertido en otra cosa. Los Doce, que representan a Israel, van a fallar. Uno lo va a entregar. El día de la Pascua precisamente. Pero la debilidad mayor de ellos se halla en que todos dudan de sí mismos: “¿Acaso soy yo?”37 Israel entero sometido a la debilidad. De echo todos fallarán: “Todos os vais a escandalizar” (14, 27). En el ambiente festivo que representaba la celebración Jesús les manifestará una profunda inquietud que le aqueja: uno de ellos le va a entregar. Recalcará lo doloroso de la acción, diciendo que lo va a hacer uno que moja con él en el mismo plato, alusión, sin duda, al salmo 41, 10. Un amigo lo va a traicionar. La comida, expresión de comunión y de alegría, se está convirtiendo en uno de los momentos de mayor tristeza del evangelio de Marcos. Las comidas representaban para Jesús el encuentro festivo con los hombres, ya fueran pobres, ricos o pecadores. El sentía que allí era donde más se trasparentaba al Abbá. Ellos al oír las palabras de Jesús relativas a la traición comenzaron a llenarse de tristeza y a dudar de sí mismos, pensando cada uno que podría ser él el traidor. Este dato de Marcos –el entristecerse de los discípulos– es para nosotros de gran interés, pues nos muestra la cercanía afectiva que mantenían con Jesús. Aunque el evangelio presenta a los discípulos como lentos para comprender las palabras de Jesús, e incluso llegará a afirmar que tenían el corazón embotado38, afectivamente se sen37. “Cada discípulo, en el texto, se descubre capaz de traicionar a Jesús. Buena actitud para comenzar el relato de la Pasión. El texto no va a ser una ingenua novela de buenos y malos. La muerte de Jesús no es el ‘juicio’ a la perversidad de los malos; es el ‘juicio’ a la manera de construir la historia de tantos que están entre los llamados ‘buenos’, en este momento, de Judas, el que se pone al lado de la autoridad religiosa oficial. La lectura de la Pasión nos irá descolocando a todos. Por eso el lector sólo puede empezar a leer el texto preguntando a Jesús desde lo hondo de su corazón que se descubre no mejor que Judas: «¿Acaso soy yo, Señor?»” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 209). Es indiscutible que la Pasión se elaboró para revivir a la luz de la Escritura la cruz de Jesús, pero que quiso ser también un texto de confrontación de las actitudes de sus seguidores. Esto aparece sobre todo en Lc. 38. “Pues no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba embotada” (Mc 6, 52).
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tían muy vinculados a él, incluso podríamos decir, que fascinados. Esta tristeza es la muestra de ello. La palabra entregar39 debió golpear fuertemente a sus discípulos. Ellos la habían oído brotar de labios de Jesús en la segunda y tercera predicción de la Pasión. Y el ministerio de Jesús comenzó después de que Juan Bautista fuera entregado. Ahora un discípulo lo va a entregar a los judíos y éstos le entregarán a Pilato, que a su vez lo entregará para que le crucifiquen. Palabra de hondo contenido en Marcos. Entrar en la dinámica de la entrega resultaba algo diabólico para los discípulos40. El texto final introduce ya de forma inmediata el tema de la Pasión. En ella Jesús va a encarnar al Hijo del hombre. Ya hemos dicho que en Marcos el Hijo del hombre expresa la doble dimensión de Jesucristo: la trascendente y la humillante. Se acerca la Pasión y parece que en Jesús sólo va a expresarse la faceta de humillación y de dolor. Sin embargo, con la figura del Hijo del hombre, que Marcos introduce, insinúa que, aunque de forma velada, la figura trascendente no le abandona. Se habla de que el Hijo del hombre se va, y se afirma que así está escrito de él41. No se logra identificar exactamente la Escritura concreta a la que pueda referirse el pasaje. Yo creo más bien que Marcos engloba diversas figuras dolientes mediante las cuales Dios ha llevado adelante su proceso de salvación como pueden ser el Siervo, el 39. La palabra entregar aparece en 14, 10.11.18.21.41. 40. “La ‘entrega’ vuelve a ser el elemento clave. A diferencia de otras interpretaciones teológicas, aquí no es Dios quien entrega al Hijo del hombre, sino ‘uno de vosotros que come conmigo’; no es resultado de una necesidad eterna (a pesar de que se dice que ‘su ida’ está escrita), sino del rejuego de voluntades humanas: la alianza de uno de los Doce con el centro judío” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 225). 41. “«El Hijo del hombre se va». ‘Irse’ no es una expresión corriente por morir; en cambio, se puede referir, según la amplia terminología bíblica, al hecho de ir por el camino señalado por Dios. ‘Caminar ante Dios’ quería decir hacer la voluntad de Dios. Ya en 9, 12 había explicado que la pasión del hijo del hombre está preanunciada por la Escritura, y también la asociación del término ‘hijo del hombre’ con el verbo ‘paradidónai’ [‘entregar’, ‘hacer arrestar’]” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 207).
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justo del salmo 22, la historia de Jeremías y el justo doliente de Zacarías (12, 9-14). En todos estos casos se han dado traiciones y Dios ha seguido su proyecto salvífico a través de ellas. La maldición que recae sobre Judas parece que está tomada de temas apocalípticos, pero en el contexto de Marcos significa que su acción va a ser del todo negativa. Intentará frenar el proceso de Dios de dignificar la humanidad por medio del Hijo del hombre, es decir, se va a oponer a la plena realización de lo humano. Las palabras condenatorias de Jesús no implican la condenación definitiva de Judas, como se ha supuesto, sino que su existencia ha constituido un profundo fracaso. Por eso hubiera sido mejor que no hubiera nacido. Institución de la Eucaristía entre profundas tristezas (14, 22-26) 22 Y mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio y dijo: «Tomad, éste es mi cuerpo.» 23 Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio, y bebieron todos de ella. 24 Y les dijo: «Ésta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. 25 Yo os aseguro que ya no beberé del producto de la vid hasta el día en que lo beba nuevo en el Reino de Dios.» 26 Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos.
Los discípulos han preparado a Jesús la Pascua. Fueron ellos quienes incluso le preguntaron dónde quería celebrarla. No partió de Jesús la idea, aunque después prestó su consentimiento. Críticamente, si tenemos presente a Juan, podemos dudar razonablemente de que la cena de Jesús fuera pascual. De hecho en una primera lectura no son muchos los elementos que la recuerdan42. Se hace alusión al pan y a la copa, pero estos son elemen42. “No se menciona en esta cena ninguna de las viandas propias de la cena judía, ni siquiera el cordero; el evangelista indica así que Jesús no celebra aquella pascua, sino que anticipa la suya. Compartir la comida es signo de amistad e intimidad” (J. MATEOS – F. CAMACHO, Marcos, 245).
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tos comunes a toda celebración judía. Una referencia más precisa pudiera ser lo del canto de los himnos finales, que pudiera aludir al pequeño hallel, salmo 114 ó 115-1843. Pero otros ven en este canto de los himnos un recuerdo de las celebraciones cristianas. Las palabras de Jesús, que identifica su sangre con la de la alianza, nos aproximan más al carácter pascual de la cena. Es curioso que en todo el relato no se haga mención del cordero al que aludieron los discípulos cuando le recordaron a Jesús el hecho de la cena de Pascua. Parece seguro que Marcos ha querido, al menos, dar un trasfondo pascual44 a la celebración, aunque redimensionado de tal forma por Jesús, que la podemos denominar la Pascua de Jesús. Marcos se va a fijar sólo en algo que sucedió en la cena. Un gesto memorable de Jesús, que sabemos por otras fuentes que manda repetir y que va a ser el centro de la comunidad cristiana. Marcos de esto no dirá nada. No habla de hacer memoria (Lc 22, 19; 1Cor 11, 24.25)45 de lo que Jesús realizó esa noche. Marcos comienza el relato con las palabras “mientras estaban comiendo”. Por todo cuanto venimos diciendo, lo más probable es que Jesús haya celebrado su propia cena pascual, es decir, no ha celebrado la cena judía y ha aprovechado sus ritos para 43. “La perícopa se cierra con una nota narrativa. El canto de un himno cuadra con la comida pascual, pero también con la celebración eucarística. Dado que se presupone una comida pascual, tenemos que pensar en el pequeño Hallel (recitación de los salmos 114 ó 115-118), que tenía lugar al final de la celebración. El concepto himno (himnon) para el hallel es atestiguado sólo precariamente, pero no es de esperar que se elija el término especializado” (J. GNILKA, El evangelio II, 289). 44. “Más que de un verdadero y propio banquete pascual, se trata de un ‘marco pascual’ o, según la expresión de X. L. Dufour de una ‘atmósfera pascual’. Todos los preparativos se han hecho como si se tratara de una cena pascual, pero no se desarrolla de acuerdo con el rito judío. Faltan los elementos acostumbrados en estas ocasiones” (A. PRONZATO, Un cristiano III, 31). 45. “En todo caso, el evangelista Marcos cuenta la acción de Jesús de tal modo que la comunidad podía sentirse directamente aludida. Ello explica también por qué ha podido renunciar a la repetición del mandato: ‘Haced esto en memoria de mí’. Pues la comunidad lo hacía puntualmente en sus celebraciones de la fracción del pan” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 263).
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la institución de la Eucaristía46. Posiblemente se trata de una cena de despedida en ambiente pascual. En la cena de Jesús lo primero que va a resaltar es la sobriedad. La larga cena judía con sus diversos ritos va a quedar sumamente simplificada. Sólo se van a nombrar dos alimentos: el pan y el vino. Alimentos básicos y universales en el ámbito judío. El pan y el vino van a expresar la realidad de Jesús, el verdadero cordero, imprescindible en la cena de Pascua. Evidentemente, el cordero es Jesús. Pero a pesar de que la cena de Jesús va a quedar reducida a los aspectos más elementales de la Pascua judía, Marcos se fijará y presentará con gran solemnidad el ofrecimiento del pan y el vino por parte de Jesús a sus discípulos. Se trata de algo misterioso y grande. En ese rito se va a expresar toda la realidad de Jesús. Empecemos por la fórmula del pan, que reviste las siguientes características: 1. La bendición. Sabemos el sentido tan rico que en los pueblos orientales y, en concreto, en Israel revestía este rito. Por Marcos conocemos, en el caso de la multiplicación de los panes, que caracterizaba las comidas judías, mientras que las comidas de las comunidades cristiano-paganas utilizaban más bien la acción de gracias. Con este gesto Marcos quiere señalar que la cena queda abierta a las comunidades cristiano-judías. Por otra parte, la bendición en Israel era una especie de nueva creación. Las cosas cobraban un nuevo sentido. Era como si el creador infundiera una nueva vida. En este caso la bendición encontrará su sentido peculiar, pues el pan se va a convertir en el mismo cuerpo de Cristo. Podemos decir que nunca la bendición alcanzó más plenamente su objetivo47. 46. Otros creen que Jesús celebró la Pascua judía, pero luego el evangelista subrayó “solamente los gestos y las palabras que están en la base del ‘misterio’ celebrado posteriormente por las comunidades cristianas” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 207). 47. “En consecuencia, y desde un punto de vista filológico este es un texto abierto; la tradición católica, ayudada por otros pasajes del NT (por ejemplo, 1Cor 11, 24-32), ha resuelto la cuestión en términos de identidad y presencia real. Esta tradición cristalizó en el Decreto tridentino sobre la eucaristía [Ds 1636-37, 1651; DB 874, 883]” (E. J. MALLY, Evangelio, 144).
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2. Partir. Esta acción de Jesús daría luego lugar a la famosa “fractio pannis”. Era la acción que hacía el presidente de la celebración, que ofrecía así en nombre de Dios el alimento del que participaban todos. De ahí surgía la fraternidad: una misma realidad daba vida a un grupo. En el caso de Jesús, al ser el pan, su propia expresión, es él mismo quien se parte48. El grupo vive de él. Ese partirse para los demás, que equivale a vivir en función de ellos y a constituir su alimento es la esencia del evangelio de Marcos. Por eso pienso que aunque Marcos ha sido tan lacónico en la narración de este momento, sin duda, ha dejado en él concentrado el sentido de su evangelio e incluso su mismo estilo49. 3. Se lo dio. Con esta expresión se significa el sentido del partir. La entrega es la finalidad. Partir50 indica la unidad de donde se procede; dar es el fin hacia el que se dirige. Partir y darse en Jesús van siempre juntos. 4. Tomad. Muchos ven en esta expresión una invitación a no tener miedo. Porque los discípulos sabían que recibir la realidad de Jesús no se puede hacer sin temblor ya que ello implicaba aceptar en totalidad todo lo suyo, es decir, su proyecto. Y ellos habían sido muy reticentes cuando les invitó a la aceptación de la cruz. Este tomad es una comprensión de su debilidad. 48. “Jesús asume y condensa en el pan de la cena (bendecido, partido, dado) el gesto más profundo de su vida. Lo que ha sido antes el pan compartido y multiplicado (cf. 6, 6b-8, 26) es ahora su cuerpo (sôma), ungido para la sepultura por la mujer del vaso de alabastro (cf 14, 8). De esta forma condensa Jesús el camino y verdad de su evangelio” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 383). 49. “Así, pues, la cena es verdaderamente la revelación de la tensión que ha guiado toda la vida de Cristo (una vida entregada), es una explicación del misterio de la encarnación y, en definitiva, una clave de lectura de la historia de la salvación como historia de comunión. Por eso precisamente decíamos que la cena no es un gesto aislado” (B. MAGGIONI, El relato, 197). 50. “La novedad no está en que Jesús partiera el pan, sino en que se expresara a sí mismo como ‘pan partido’. El ritual judío hacía pronunciar: ‘Este es el pan de la aflicción que nuestros padres comieron en Egipto’. Jesús dijo sobre el pan partido a pedazos: esto soy yo mismo, ‘este pan es mi cuerpo’ (= mi persona). Y lo dio a comer” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 210).
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A continuación viene el suceso de la copa. Aquí Jesús da gracias, aspecto propio de las comunidades cristiano-paganas (Mc 8, 6)51. Así la cena de Jesús queda abierta a todos; judíos y paganos. Es curioso que las palabras, que explican el sentido de la copa, vienen después de que todos bebieran de ella. El tema ha sido cuestión de un cierto debate. ¿Cómo es posible que Jesús pronunciara las palabras de la consagración después de que los allí presentes bebieran? Muy probablemente Jesús al ofrecer la copa dijo: “Esto es mi sangre” y una vez que bebieron explicó el sentido de esa sangre. El evangelista en orden a la redacción lo ha unido porque ha querido remarcar que se trata de la sangre de la alianza (Ex 24, 1-11), cosa que no había quedado reflejada en el pan52. El vino es la sangre de Jesús, que rememora la sangre de la alianza; aquella prefiguraba ésta. Es posible que en el vino, representación de la sangre, se exprese también el Espíritu de Jesús, es decir, Jesús resucitado. El cuerpo de Jesús significa su vida histórica, la sangre de Jesús, su vida gloriosa. Así en este breve fragmento de Marcos tenemos, como hemos dicho, sintetizado el evangelio entero: judíos (bendición), gentiles (acción de gracias), cuerpo (el Cristo prepascual), sangre (el Cristo glorioso). Curiosamente cuando les ofreció el pan no se dice que comieran, y ahora, cuando les ofrece el vino, dice que bebieron todos. ¿Se esconde en esto alguna segunda intención de Marcos? No parece, pues en el tomad, con toda seguridad, se incluye el comed. 51. “Y esa entrega de sí mismo la realiza ‘bendiciendo’ y ‘dando gracias’ (vv. 22.23), como lo hizo cuando compartió su pan con el pueblo [cf. 6, 41; 8, 6]” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 226). 52. “En este evangelio Jesús ofrece el pan, pero no la copa; por el contrario, no se menciona que los discípulos coman el pan, pero se subraya que todos bebieron de la copa. Estos datos indican que ‘comer el pan’ y ‘beber de la copa’ son actos inseparables; es decir, que no se puede aceptar la vida de Jesús sin aceptar su entrega hasta el fin, y que el compromiso de quien sigue a Jesús incluye una entrega como la suya” (J. MATEOS – F. CAMACHO, Marcos, 247).
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El inciso final anuncia que la llegada del reino es inminente. En la expresión vino nuevo (sangre nueva), a mi juicio, se hace alusión a la nueva alianza, que ahora se inicia y va a ser consumada con la muerte y resurrección de Cristo. No se trata de una profecía apocalíptica inminente. Ya vimos al hablar del discurso escatológico cómo entiende Marcos el final de los tiempos. Con este dicho, tanto la cena como la Pasión quedan bajo el horizonte de lo escatológico53. Marcos lee la cena desde la Pascua de Jesús54, pero es que Jesús mismo la comprendió desde ella, en el sentido de que, como veremos en Getsemaní, su esperanza en el Padre era inquebrantable. “Y, cantados los himnos, salieron para el monte de los olivos”. El monte de los olivos en Marcos significa el triunfo de Jesús, como dijimos al analizar el discurso escatológico del capítulo 13. Pero ahora ya no se va a hablar del monte. La Pasión y la Pascua es el proceso que nos va a conducir hacia él. El monte de los Olivos está más allá. Por eso decíamos en el capítulo 13, que ese pasaje había que situarlo después de la Pascua de Jesús, o, mejor, era la expresión del Cristo glorioso, que desde esa condición de resucitado emite su juicio sobre el mundo55. 53. “Esta acción queda englobada en la certeza de la dimensión escatológica del momento, en el que Jesús se remite al ‘día aquel’ en que el mismo Jesús volverá a beber del vino nuevo del triunfo del Reino. Y los densos símbolos que escoge nos indican fuertes migraciones de sentido: el pan es su cuerpo (= su presencia dinámica en el mundo), y su cuerpo es pan para alimentar la vida del pueblo. El vino es su sangre, derramada para sellar el pacto de la alianza, y su sangre es el vino del pueblo” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 225). 54. “Según Marcos, este gesto profético lo realiza precisamente cuando los israelitas comen el cordero pascual y renuevan el pacto de Yahvé con el pueblo. Jesús aparece como el nuevo y auténtico cordero pascual que sella una nueva y definitiva alianza de Dios con los hombres” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 210). 55. “Consideradas en conjunto, estas características indican que la intención principal del discurso –ya tenga éste su origen en el mismo Jesús o en la tradición premarcana– no era especular sobre el final de los tiempos ni sobre las señales que podían ayudar a calcular su llegada, sino animar a los creyentes a vivir con fidelidad el período comprendido entre la resurrección de Jesús y la llegada del Hijo del hombre” (V. HOWARD, Marcos, 1237).
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Predicción de las negaciones de Pedro (14, 27-31) 27 Jesús les dice: «Todos os vais a escandalizar, ya que está escrito: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas. 28 Pero después de mi resurrección, iré delante de vosotros a Galilea.» 29 Pedro le dijo: «Aunque todos se escandalicen, yo no.» 30 Jesús le dice: «Yo te aseguro: hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres.» 31 Pero él insistía: «Aunque tenga que morir contigo, yo no te negaré.» Lo mismo decían también todos.
Va a comenzar la Pasión y el preámbulo nos avisa que quedarán esclarecidas las actitudes de los seguidores de Jesús. Jesús advierte a sus discípulos y particularmente a Pedro que van a renegar de él56. Los discípulos acaban de comer su cuerpo y beber su sangre. Ya veíamos allí el significado de este acto, que equivalía a la identificación con Jesús. La expresión “beber su sangre” está cargada de sentido y entre otras cosas significa aceptar la Pasión de Jesús por medio de la cual se alcanza la resurrección y se llega a la experiencia del Espíritu. Por eso decíamos que quizá la expresión “tomad” era una invitación a no tener miedo. Pedro y sus compañeros se sienten seguros, antes de negarle están dispuestos a dar la vida por él, y a derramar su sangre. Pero Jesús afirma claramente que se acerca la hora de un terrible escándalo para todos ellos. Escándalo significa aquí una prueba, de momento, insuperable, algo no esperado, que les va a sobrecoger. Jesús ve reflejada su situación en el texto mesiánico de Zacarías (13, 11)57, del pastor herido, que provoca la dispersión de las ovejas, pero 56. “En el relato de Marcos es muy vivo el sentimiento de la traición. Repitamos que se trata de la traición de Judas, de la negación de Pedro y del escándalo de todos los discípulos. Jesús lo expresa de un modo solemne, como si se tratara de una realidad profunda, que no es posible olvidar” (B. MAGGIONI, El relato, 198). 57. “Este pasaje ha sido leído de ordinario como si las palabras citadas del profeta Zacarías se refirieran directamente a Jesús, cuyo arresto y muerte habrían sido la causa de la dispersión de la grey apostólica. Sin embargo, el texto de Zac no induce a esta interpretación… Creemos, pues, que el ‘pastor adjunto’ es Pedro, duramente reprochado por Jesús con anticipación profética. Aún más, la alusión a la negación de Pedro coincide con la formulación de
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que más tarde serán recuperadas. La profecía en el primer aspecto es negativa, pero no cierra el horizonte de la esperanza, que se halla reflejada en las palabras de Jesús, según las cuales después de su resurrección les precederá a Galilea. En ese preceder se halla la imagen del pastor que va delante del rebaño, aunque el verbo griego que lo expresa no pertenezca técnicamente al lenguaje pastoril. Marcos lo utiliza para hablar (10, 32) del seguimiento58. Quizás tengamos aquí una reminiscencia joánica (10, 1ss), que une ambas imágenes. La ida a Galilea es una indicación clara de que deben abandonar Jerusalén. El evangelio, una vez más, se orienta hacia Galilea, la región limítrofe con el paganismo. Se adivina que el proceso que se va a iniciar tendrá como objetivo el enfrentamiento con Jerusalén, es decir con las instituciones de Israel. Pedro no acepta la profecía de Jesús. Se siente seguro en su amor59. Afirma que él no se escandalizará, es decir, que la prueba no le va a superar, y llega hasta afirmar que aunque los otros se escandalicen, él, no. Pero los otros decían lo mismo. Acababan de beber la sangre de Cristo y estaban dispuestos a ser consecuentes. Jesús se dirige a Pedro y precisa más su profecía: “hoy, esta misma noche”. Va a ser la noche trágica de Pedro. Parece que se rememora a Juan: “era de noche” (13, 30). Los dos cantos del gallo significan el espacio entero de la noche. Por otra parte, en algunas culturas se ha considerado al gallo como expresión del la profecía que hemos analizado: Pedro se convertirá, pues, en uno de aquellos malos y falsos profetas que tenían miedo de ser descubiertos en su condición de tales, ya que su conducta era irregular” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 210-211). 58. “Con esa imagen se ha dado a entender que el seguimiento será posible otra vez después de la pascua, que el Señor lo reestablecerá graciosamente. Entonces ellos, los que fueron ciegos ante la cruz y respecto de la cruz, le entenderán mejor y serán capaces de llevar a cabo las tareas ya encomendadas de proseguir la obra de Jesús” (J. GNILKA, El evangelio II, 297). 59. “Pedro quiere considerarse una excepción. Pero su seguridad se hace pedazos ante la revelación de una triple traición. Llama la atención el implacable martilleo de las palabras de Jesús que golpean el orgullo de Pedro: ‘yo te aseguro... que tú... hoy...’ (v. 30). Él que se considera más fuerte que los demás, distinto de ellos, será el que más bajo caiga” (A. PRONZATO, Un cristiano III, 38).
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diablo que domina la noche60. Esa noche, Pedro va a estar bajo la fuerza de Satán61. Después del segundo canto, vendrá la aurora, será el momento del dolor de Pedro por la negación. Es llanto de afecto y de amor a Jesús, pero no significa su conversión, que implica la comprensión del mensaje. Esto tendrá lugar, aunque el evangelio sólo lo insinúa, después de la resurrección del Señor, cuando el ángel (el joven de túnica blanca del sepulcro) anuncie la mañana de Pascua a las mujeres que avisen a Pedro y a sus compañeros que vayan a Galilea, donde les espera Jesús. Pedro le negará tres veces; éste número supone una realidad firme, pero no definitiva. Pedro queda abierto a Jesús. ¡Getsemaní! (14, 32-42) 32 Van a una propiedad, cuyo nombre es Getsemaní, y dice a sus discípulos: «Sentaos aquí, mientras yo hago oración.» 33 Toma consigo a Pedro, Santiago y Juan, y comenzó a sentir pavor y angustia. 34 Y les dice: «Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad.» 35 Y adelantándose un poco, caía en tierra y suplicaba que a ser posible pasara de él aquella hora. 36 Y decía: «¡Abbá, Padre!; todo es posible para ti; aparta de mí esta copa; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.» 37 Viene entonces y los encuentra dormidos; y dice a Pedro: «Simón, ¿duermes?, ¿ni una hora has podido velar? 38 Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil.» 39 Y alejándose de nuevo, oró diciendo las mismas palabras. 40 Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban cargados; ellos no sabían qué contestarle. 41 Viene por tercera vez y les dice: «Ahora ya podéis dormir y descan-
60. “Los orientales consideraban al gallo como una potencia de las tinieblas porque cantaba en la oscuridad. De los ídolos introducidos en Samaría por los colonizadores asirios (2Re 17, 30), el Talmud (Sanh 63, b) identifica a SucotBenot con una gallina y a Jergal con un gallo. Cf. A. Cohen, Il Talmud (trad. Italiana; Bari 1935) 314” (J. MATEOS – J. BARRETO, El evangelio II, 7612). 61. Otros entienden el pasaje de otra manera: “Antes de que el gallo cante dos veces. La negación de Pedro será tan rápida que un gallo no tendrá tiempo de cantar dos veces. La hipérbole marca un fuerte contraste con la vehemencia de Pedro en sus propuestas. No es preciso referir estas palabras a una división de la noche [Mc 13, 35]” (E. J. MALLY, Evangelio, 145).
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sar. Basta ya. Llegó la hora. Mirad que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. 42 ¡Levantaos! ¡vámonos! Mirad, el que me va a entregar está cerca.»
El pasaje de la así llamada agonía de Jesús en Getsemaní puede ser considerado como la antesala de la cruz62. Se presenta la actitud de Jesús frente al gran misterio que se le avecina y suple algunos momentos que en la cruz, por motivos literarios y teológicos de Marcos, no se pueden señalar, aunque se dejen intuir, como más adelante veremos63. El evangelista nos había dicho que salieron para el monte de los olivos, pero no llegarán nunca expresamente allí. Ahora llegan a una finca llamada Getsemaní. Se ha especulado no poco con el posible nombre de este lugar. Marcos quiere fijar el hecho en un lugar concreto. Jesús ha asumido la tragedia del hombre, no es un mito, sino una realidad humana comprobable, Getsemaní lo atestigua; además si se acepta el significado: “el lugar donde se hace el aceite (se tritura la aceituna)”, pudiera utilizarlo Marcos para presentarnos la situación por la que va a pasar Jesús. En la falda del monte de los olivos ha comenzado propiamente la Pasión. Jesús va a ser triturado64. Jesús se encuentra en una situación tal que necesita rezar al Padre65. ¿Qué ha sucedido? ¿Le ha cogido por sorpresa la inmi62. “Aunque es en la cruz donde el evangelio de Marcos alcanza su máxima tensión teológica, podemos decir que ésta de alguna forma es todavía más intensa en Getsemaní, ya que aquí aparece más claramente, en cierta manera, la debilidad del Mesías” (S. CASTRO, “La misión en Marcos”, 368). 63. “El momento en que él se muestra más humano es cuando manifiesta su filiación divina” (P. LAMARCHE, Évangile, 334). 64. “Uno llega a entender quién es Jesús sólo después de conocer Getsemaní. Jesús comienza a horrorizarse y a angustiarse delante de los tres. No se indica el motivo de la angustia. Pero se habla el lenguaje de los salmos de padecimiento, aunque los dos términos griegos elegidos sean infrecuentes” (J. GNILKA, El evangelio II, 303). 65. “Esta vez Marcos deja asomar algo de la intimidad de Jesús. En medio de la soledad y el abandono, dominado por la angustia mortal, Jesús habla con el Padre. Suplica, rinde su voluntad. Habría que reunir fragmentos de salmos para imaginarse esa intimidad. Getsemaní es el momento escogido, porque en la cruz (según Mc) Jesús pronunciará una sola palabra” (L. ALONSO SCHÖKEL, Biblia del peregrino, 142).
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nencia de la Pasión? Porque él sabía que tarde o temprano iba a enfrentarse con las instituciones. Es cierto, pero a Jesús le aconteció lo que nos sucede a nosotros con hechos semejantes. Mientras no se acercan, los contemplamos en lontananza, nos oprimen en todos los instantes, pero solo su peso se hace insoportable cuando llega el momento. Jesús se lleva consigo a Pedro, Santiago y Juan, los tres discípulos que han sido testigos de sucesos excepcionales de su vida y a los que impuso un sobrenombre, de tinte negativo: Piedra, e Hijos del trueno. Quiere hacerles percibir la realidad del Mesías, muy diferente a como ellos se la imaginaban. No se van a encontrar con un superhombre, sino con un ser igual que los otros, sumido en la más profunda debilidad66. En el monte de la transfiguración habían contemplado a un Jesús trasvasado por la luz de lo divino, poco después de que les había hecho aquella proclama de renunciar a sí mismos y haberles advertido que debería padecer mucho hasta ser ejecutado por sus enemigos. Ello nos muestra que Jesús es consciente de las dimensiones de su mesianismo, aunque se resiente profundamente como estamos viendo67. Ante estos tres discípulos Jesús comienza a sentir pavor y angustia, dos palabras de muy difícil traducción, pero que nos retratan a un ser sometido a la suma debilidad psicológica, tanta, que necesita refuerzos, que él busca en la oración68. El pavor y la angustia provienen no tanto de los sufrimientos físicos que le van a ser infligidos y de la muerte inminente69, 66. Cf J. GNILKA, El evangelio, 303. 67. “Pero si en Jesucristo se desveló una vez el misterio del amor divino, entonces podemos inferir que es que Dios podía hacer lo que en realidad hizo: que su abajamiento y despojo no contradecían su propia esencia, sino que le eran incluso –de manera insospechable– apropiados” (H. U. VON BALTHASAR, Gloria. 7, 177). 68. Getsemaní “impresionó profundamente a la Iglesia primitiva. Su terrible agonía la describe la carta a los Hebreos con toda sinceridad (5, 7s), y hasta en el evangelio de Juan, donde la ‘elevación’ de Jesús sobre la cruz se entiende como una glorificación, no deja de tener su eco, aunque breve, la hora de Getsemaní [12, 27s]” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 269). 69. “El miedo en la muerte de Jesús era necesario porque es el miedo solamente el que nos impide ser auténticos. Estas horas de Getsemaní fueron indispen-
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cuanto de las pruebas morales. Su proyecto va a ser tergiversado, pues será juzgado como un revolucionario. ¿Pasó por la mente de Jesús la inutilidad de su vida? ¿Pensó en la pérdida de la fe de sus discípulos? Es imposible entrar en las profundidades de su alma. Pero allí en su fondo se dirimió una grandísima tragedia. No sólo son el pavor y la angustia los que se abaten sobre él, también le invade una profunda tristeza70. Se han querido descubrir en los salmos estos sentimientos. Efectivamente, aparece en alguno ese tipo de experiencia. Pero ciertamente no se ha pretendido con ello decirnos solamente que Jesús es el justo sufriente en el que se cumplen las Escrituras71, dado que los salmos no se citan al pie de la letra. Es lógico que los autores sagrados echaran mano de la Escritura para reflejar los sentimientos del Mesías, pero hoy nadie duda de que la tragedia de Jesús fuera sencillamente grandiosa. También siente necesidad de separarse de los tres que le acompañan y se echa por tierra pidiendo que a ser posible pase de él aquella hora. Ese caerse por tierra es difícil de interpretar, pero en ningún caso puede evitarse la idea de que la fuerza de la angustia es tanta que no se sostiene en pie72. Sin fuerzas físicas y psíquicas, como un gusano, en expresión del salmo, se revuelve en la tierra, pidiendo que pase esa hora. ¡La hora! De tanta resonancia en Juan. Pero la confianza y obediencia de Jesús en el Padre sigue siendo inalterable. Pide que pase la hora, si es posible. sables para mostrarnos que no debe haber ningún miedo que pueda separarnos de Dios, de nosotros mismos y de los otros. A partir de ese momento podemos ya pronunciar la plegaria que la Iglesia nos propone el viernes santo: «Te damos gracias y te bendecimos, Señor Jesucristo, porque con tu santa cruz has redimido al mundo»” (E. DREWERMANN, Il vangelo, 418). 70. “Caso de que la petición pudiera dar la impresión de cierta inseguridad en la postura de Jesús frente al sufrimiento, la oración es la expresión de la subordinación completa de su voluntad a la divina” (J. GNILKA, El evangelio II, 305). 71. Cf J. GNILKA, El evangelio II, 304-305. 72. “Jesús se separa del grupo de los tres, pero a poca distancia; se deja caer en tierra, como derrotado; no es una postura de oración sino de abatimiento” (J. MATEOS - F. CAMACHO, Marcos, 252).
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En su oración se refería al Padre al que llama Abbá. En los momentos de mayor angustia, de más profunda pequeñez, tocando la tierra, en expresión de la más grande insignificancia, grita como un niño. Se ha especulado mucho si fue Jesús quien primero invocó a Dios como Abbá; aunque no lo hubiera sido, el caso es que siempre en sus oraciones se refirió a él con este nombre73. Esta oración de Jesús es el símbolo más expresivo de la confianza, la cercanía y la impotencia. Se pone delante de Dios pequeño, para que al igual que un niño, al presentar su indigencia e impotencia, mueva a compasión el corazón del Padre. Pero Jesús no quiere utilizar el soborno, sino la ternura, “pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú”. Marcos en pocas palabras ha reflejado el alma de Jesús y el sentido del Mesías. ¿Qué pasaría por la mente de aquellos discípulos que soñaban con un Mesías dominador, al contemplar a su héroe, caído en tierra por el desaliento y pidiendo ayuda como un niño indefenso? Los discípulos, sin embargo, mientras él se sumía en esa profunda angustia y tristeza se dejaban llevar por el sueño74. Tres veces vino a ellos y tres veces los encontró dormidos. Jesús los invita a la vigilancia y a la oración. El reproche a Pedro tiene un significado especial ya que fue él quien protestó el primero cuando Jesús les anunció su caída (escándalo) esa noche. 73. “Mas no sólo en la oración, en toda su vida prolonga Jesús lo que ese ‘abba’ implica; y la absoluta confianza y el dolor aceptado hasta el extremo en Ghetsemani son la traducción real e histórica de esa fijación y de esa paternidad... Hasta el punto de que al final de la comprehensión neotestamentaria de la revelación de Dios y de la autorrevelación de Jesús, aquél será designado como ‘el Padre’, y éste, sin más, como «el Hijo»” (O. GONZÁLEZ DE CARDEDAL, Jesús de Nazaret, 98) 74. “Con el sueño, los discípulos se han desentendido de la situación; no tienen verdadera adhesión a este Jesús, sino al Mesías glorioso que ellos imaginan, aunque saben el estado de abatimiento en que Jesús se encuentra (33-34), no muestran interés ni solidaridad con él” (J. MATEOS – F. CAMACHO, Marcos, 254).
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También la afirmación: “el espíritu está pronto, pero la carne es débil”, aparte de ser una comprensión de la realidad del ser humano, podría ir dirigida a Pedro que formuló más un deseo que una realidad: a hacer lo que él está haciendo, a no abandonar el seguimiento. Era el momento de haber imitado a Jesús. La expresión: “pues sus ojos estaban cargados” en un evangelio que se ha hablado de ciegos con tanta relevancia, no puede carecer de significado. El evangelista quiere decir que seguían sin comprender75. La expresión es equivalente a aquella otra de Marcos: “pues su corazón estaba embotado”. Es curioso observar que se dice que Jesús va a sus discípulos, que están dormidos, por tres veces, pero no que ore tres veces. Tres significa un hecho completo en sí mismo, aunque quede abierto a otra realidad. Al no decir tres veces, Marcos quizás quiera insinuar que Jesús va a continuar orando durante toda la Pasión, ésa sería la tercera vez. El “basta ya”76 de Jesús tiene un significado muy profundo. Ha concluido el tiempo de la petición de que pase la hora. Jesús comprende que el Padre no quiere liberarle de la copa y de la hora77, y lo acepta. Las palabras a sus discípulos en el sentido 75. “La frase no conseguían tener los ojos abiertos, está en relación con la ceguera y significa la incomprensión (6, 54; 18, 25; cf. Ex 8,15.32; 9, 7.34; 1 Sm 3, 2). Ante la debilidad de Jesús y su propia conducta no saben qué decir” (J. MATEOS – F. CAMACHO, Marcos, 255). 76. La palabra siguiente del texto griego filológicamente discutible, señala una pausa o cambio de situación... El Hijo del hombre abraza el destino que se le ha señalado; ahora ha sonado la hora... Jesús afronta decidido su futuro” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 276). 77. Entonces el hombre toca al abismo. “¿Qué es el abismo? ¿Acaso es la presencia de un Dios demasiado grande que desgarra la mente de quien intenta comprenderlo? O, por el contrario, ¿no será la total ausencia de Dios y el sinsentido de la existencia? ¿O simplemente la espantosa distancia que separa al hombre de Dios? O quizás nada de todo eso. Tan sólo hay una certeza: quien no se enfrenta al abismo no conoce a Dios ni se conoce a sí mismo” (J. OTÓN CATALÁN, Vigías, 149). Estas palabras las escribe el autor a propósito de sus reflexiones sobre las horas de Jesús en Getsemaní.
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de que ya pueden dormir, además de reproche e ironía, significan que la tentación ha pasado, ya no es necesaria la oración, pues ha visto clara la voluntad del Padre y se siente con fuerzas para llevarla adelante. Jesús entiende que quienes van a prenderlo no lo pueden hacer sin ir contra Dios. Por eso los llama pecadores. En las predicciones de la Pasión se habla de que el Hijo del hombre va a ser entregado a las autoridades judías y a los hombres, es decir a los gentiles. Ahora esos son identificados como pecadores78. Juan diría que la Pasión se realizó bajo el poder del diablo (13, 2). Marcos lee el hecho desde los que la ejecutan inmediatamente, y los denomina pecadores, es decir, agentes del diablo. La narración termina con las palabras de Jesús invitando a los suyos a seguirle en la Pasión que ya se hace presente con la llegada de Judas para entregarle. Marcos ya nos tiene acostumbrados a la incomprensión de los discípulos, pero aquí ésta alcanza cotas muy altas. Más adelante abandonarán a Jesús por miedo. Ahora el abandono tiene más profundidad, porque lo hacen por tedio, casi sienten indiferencia ante la angustia de Jesús. Ya hemos dicho que el sueño significa la incomprensión79. Ante las actitudes de Jesús de miedo y angustia, se sienten perdidos, no comprenden nada, sus ojos no ven, se les cierran, están dormidos80.
78. “El logion del Hijo del hombre varía la forma más antigua de 9, 31: entregado en manos de los hombres. El contraste Hijo del hombre-pecadores es más pregnante aún. En LXX Sal 35, 11; 70, 4; 81, 4 el piadoso pide a Dios que tenga a bien rescatarlo de la mano del pecador o de los pecadores. En Marcos el contrate empalma con la tradición del Hijo del hombre” (J. GNILKA, El evangelio II, 309). 79. Cf PRONZATO, Un cristiano III, 50. 80. “De cualquier modo, como observa A. Feuillet, ‘Getsemaní representa el culmen de la ceguera’ de los discípulos” (A. PRONZATO, Un cristiano III, 50).
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El prendimiento (14, 43-50) 43 Todavía estaba hablando, cuando de pronto se presenta Judas, uno de los Doce, acompañado de un grupo con espadas y palos, de parte de los sumos sacerdotes, de los escribas y de los ancianos. 44 El que le iba a entregar les había dado esta contraseña: «Aquel a quien yo dé un beso, ése es, prendedle y llevadle con cautela.» 45 Nada más llegar, se acerca a él y le dice: «Rabbí», y le dio un beso. 46 Ellos le echaron mano y le prendieron. 47 Uno de los presentes, sacando la espada, hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le llevó la oreja. 48 Y tomando la palabra Jesús, les dijo: «¿Como contra un salteador habéis salido a prenderme con espadas y palos? 49 Todos los días estaba junto a vosotros enseñando en el Templo, y no me detuvisteis. Pero es para que se cumplan las Escrituras.» 50 Y abandonándole huyeron todos.
Hasta ahora Jesús aparece en el evangelio de Marcos como un personaje superior a aquellos que se consideran sus enemigos. Es verdad que nunca le han querido detener como acontece en Juan, pero se sobreentiende que emerge de él una fuerza que le hace más fuerte que ellos. Ha llegado el momento en que los discípulos van a ver con sus propios ojos la debilidad del Mesías81. Ya en el Huerto percibieron algo extraño, pero aquella experiencia recaía sobre él mismo, no sobre los otros. Ahora Jesús va a ser apresado por sus enemigos sin que él oponga alguna resistencia. La escena del prendimiento82 se conecta estrechamente con la de Getsemaní, pues mientras estaba todavía hablando viene con 81. A pesar de eso “Marcos prolonga hacia atrás el tema de la pasión. Están las tres predicciones que desde el capítulo 8 en adelante van midiendo la narración; estas predicciones no se limitan a prever la pasión, sino que demuestran que Cristo era consciente de ella y señalan su significado: Una vida entregada en sustitución, por todos” (B. MAGGIONI, El proyecto, 207). 82. “El relato que Marcos nos ha legado tiene dos partes: la primera presenta la carga emotiva de un beso que, según el texto, es traidoramente efusivo. Y la vergonzosa nocturnidad con que actúa la policía del Templo ante un profeta que ha hablado a plena luz, cada día en el mismo Templo. La segunda parte presenta la noble reacción de Jesús: no puede menos que protestar –única vez en toda la pasión de Marcos– por la violencia de la nocturnidad y los ‘machetes y palos’. Nos presenta también el bochornoso espectáculo de la huida de los amigos” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 215).
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Judas, –el evangelista recalca: “uno de los Doce”– un grupo. Con ello se señala que se empiezan a cumplir las predicciones de Jesús. La multitud viene de parte del Sanedrín: Sumos sacerdotes, escribas y ancianos, y además colabora uno de los Doce. Entre los componentes del Sanedrín se señala primeramente a los Sumos sacerdotes. Enseguida nos encontraremos con el siervo del Sumo sacerdote. Estos pertenecían al partido saduceo, los responsables más inmediatos de la muerte de Jesús83. Se trata de una turba informal, ya que vienen con espadas y palos, como para detener a un ladrón cualquiera. Judas había dado a los que le iban a prender la contraseña de que al que él besara, era Jesús. Se ha supuesto por esto que Jesús no era conocido, pero no hay base para ello en la actitud de Judas, ya que Marcos no señala, como lo hace Juan, que llevaran antorchas y, aunque estuviéramos en la luna llena de primavera, posiblemente las personas a esa luz no eran fácilmente identificables. De todas formas, en el prendimiento el beso cobra un realismo especial. Judas dice que la contraseña es un beso. El evangelista usa un verbo simple cuando habla de la contraseña y un verbo compuesto cuando habla de la acción de Judas. Probablemente en este caso hay que traducir por besar efusivamente, con objeto de dar tiempo a que los enemigos de Jesús se fijaran y le identificaran. Nunca un beso perdió tanto su sentido84. Judas seguía pensando en el poder de Jesús, por eso les dice que lo lleven con cautela. Seguramente esta palabra significa, con seguridad. ¿Pensaba Judas, como algunos han supuesto, que entregando a Jesús le obligaba a realizar un acto mesiánico? O, más bien, ¿creía que Jesús se les podría escapar y así una vez más no se decidía a efectuar una proeza con la que se instauraría el reino de Dios? Ya siempre serán un misterio las razones 83. “El Consejo en pleno va a ser responsable de la muerte de Jesús. Se nombran en primer lugar los sumos sacerdotes, los representantes oficiales del Dios de Israel” (J. MATEOS – F. CAMACHO, Marcos, 256). 84. “La contraseña de la ‘entrega’ es una muestra de amistad: un beso, cuya significación migra de sentido y se convierte en señal de condenación [v. 45]” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 228).
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que movieron a Judas a entregar a Jesús. Es curioso que lleva el nombre de “judío” (Judas). Sin negar su historicidad ¿no sería la representación del pueblo judío? Una vez que Jesús fue aprehendido, uno de los presentes, dice Marcos, –por otro evangelista (Jn 18, 10) sabemos que fue Pedro–, sacó la espada y le cortó la oreja. Es muy curioso este versículo. ¿Por qué Marcos no dice que fue Pedro o uno de los discípulos? Dice simplemente: uno de los presentes85. Probablemente porque esa acción no la realizaría nadie que fuera discípulo; es indigna de un seguidor de Jesús. Por otra parte, dice que le cortó la oreja. ¿Cuál de las dos? Otras fuentes señalan que fue la derecha86. Además oreja viene en diminutivo. Podría aludir el evangelista al lóbulo, en el que en la consagración se ungía al Sumo sacerdote, significando así que el Sumo sacerdocio por haber atentado contra Jesús quedaba invalidado87; pero no por esa acción violenta, sino por no haber comprendido la causa de Jesús y oponerse a ella. El corte del lóbulo sería una expresión simbólica de lo que estaba sucediendo en el misterio de la historia. Jesús se queja de que vengan a detenerle como a un salteador y no lo hayan hecho cuando enseñaba en el templo. Se afirma de este modo su gran autoridad ante el público y como maestro, y se confirma además lo que en otro lugar dice Marcos, que le habían detenido por envidia. Y aquí inserta el evan85. “¿Por qué Marcos no habla de un discípulo? ¿Habrían influido consideraciones de tipo político en su manera de escribir? ¿Se debió a la perspectiva narrativa, que cuenta desde el punto de vista de los esbirros? Es más probable que las referencias paralelas introdujeran a los discípulos en este lugar para quitar hierro a su huida” (J. GNILKA, El evangelio II, 316). 86. Juan dice oreja derecha en diminutivo (18, 10). Mateo y Marcos ponen diminutivo, pero no dicen qué oreja fue (Mt 26, 51; Mc 14, 47). Sólo Lc dice oreja derecha (Lc 22, 50). 87. “En los pueblos orientales, cualquier funcionario, aun de alto rango se llamaba ‘siervo’ de su señor. Atacar al ‘siervo’ significa atacar al sumo sacerdote, suprema autoridad religiosa y política del pueblo judío. En la consagración del sumo sacerdote, se le ungía, entre otras partes del cuerpo, el lóbulo de la oreja (Ex 29, 20; Lv 8, 23). Cortarle el lóbulo al representante del sumo sacerdote quiere significar la destitución de éste, declarar ilegítimo el sumo sacerdocio existente” (J. MATEOS – F. CAMACHO, Marcos, 257).
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gelista una afirmación de difícil traducción e interpretación: “Pero es para que se cumplan las Escrituras” (v. 49). Es un idea rara en Marcos88 ese “para que” se cumplan las Escrituras, parece más propia de Mateo, aunque no del todo, porque Mateo suele señalar el pasaje concreto. La afirmación tiene un cierto paralelismo con 1Cor 15, 3. Otros traducen “¡Que se cumplan las Escrituras!”. En Mc 14, 27 se ha citado a Za 13, 7. ¿Se referirá a ese texto? Entonces la afirmación podría relacionarse con el versículo 50 en el que se dice: “Y abandonándole huyeron todos”. Hay muchos pasajes de la Escritura en los que se puede leer este abandono que experimenta el hombre justo, sobre todo en los salmos (27, 10; 31, 12; 38, 12; 41, 10; 69, 9). Pero probablemente Marcos se refiere a aquellos textos bíblicos que hablan del justo perseguido. Textos relativos a Jeremías, al Siervo de Yahvé o al justo traspasado de Zacarías. Y Marcos concluye: “Y abandonándole, huyeron todos”. Ese “todos” está lleno de ironía y de fuerza. Es más enfático que decir y abandonándole huyeron sus discípulos. El “todos”89 muestra mejor la soledad de Jesús. Ya va a estar solo hasta la muerte. Se cumplían así sus nostálgicas palabras: “Todos os vais a escandalizar” (14, 27). El misterio del joven desnudo (14, 51-52) 52
51 Un joven le seguía cubierto sólo de un lienzo; y le detienen. Pero él, dejando el lienzo, se escapó desnudo.
Esta aparente anécdota posiblemente esté llena de significado90. La narración marcana invita de inmediato a pensar que 88. “Expresión elíptica intencionada, añadida probablemente por el evangelista, que no indica a qué pasaje del AT se refiere” (E. J. MALLY, Evangelio, 147). 89. Los discípulos “no han podido olvidar este último momento en que dejaron a Jesús definitivamente solo, entregado al poder de una chusma, que el texto nos describe armada de machetes y palos” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 215). 90. “Sea cual fuere el origen de esta anécdota, es impensable que Marcos la haya recogido únicamente para rellenar o sazonar su relato. Pues sin percibir
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se trata de un elemento simbólico. Las interpretaciones han sido muy diversas91. Hay quienes han pensado que se trata de un rasgo autobiográfico del propio Marcos92, que se ha introducido en la escena como los pintores que dejaban su impronta en una esquina del cuadro. Otros piensan en un discípulo de Jesús que le sigue, pero que no se deja apresar y huye. Para otros, estaría significando la actitud de los discípulos que también huyeron. No han faltado quienes han visto una referencia a Amós: “El más esforzado entre los bravos huirá desnudo el día aquel” (2, 16). Algunos elementos del pasaje pueden orientarnos en la interpretación. Se trata de un joven, palabra que saldrá también el día de la resurrección, referida al mensajero que anuncia a las mujeres el suceso pascual. La expresión huyó desnudo ¿No sería una forma velada referida a Jesús resucitado? En este caso el joven dice a las mujeres: “Ha resucitado, no está aquí. Ved el lugar donde le pusieron” (16, 6). Ese lugar ¿no supondría que allí ha quedado la sábana con la que le envolvieron (15, 46), y por la presencia de la sábana descubren que Jesús ha huido desnudo? La referencia del pasaje no sería solamente al joven de Pascua, sino a todo el conjunto de lo acaecido aquella mañana de resurrección junto al sepulcro. Todo sumado, nos parece que la interpretación que mejor se adapta al pasaje y da una respuesta en cada detalle misterios insondables, ciertos términos leídos en el contexto próximo o remoto al evangelio, no son insignificantes. A pesar de la reticencias de ciertos autores, es muy poco posible otorgar al hecho de que el joven ‘seguía’ a Jesús ‘con’ con los otros discípulos (...) un sentido trivial... Así, esta anécdota, para quien quiera leerla a la luz del conjunto del evangelio de Marcos, completa la lección dominante del relato del arresto, destinado a unos cristianos tentados y, que en su debilidad (14, 38), se deslizarían hacia la apostasía” (S. LÉGASSE, El proceso, 36-37). 91. Cf S. LÉGASSE, El proceso, 35-37. 92. “Pero acerca de la opinión, expresada a menudo, de que el joven del prendimiento fuese Juan Marcos, es decir, el propio evangelista, hay que reconocer que no cuenta con una base firme. Después de la desbandada de los discípulos este pequeño episodio viene a indicar que incluso aquel ‘seguidor’ de Jesús le abandonó. El Hijo del hombre hace su duro camino completamente solo” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 281).
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satisfactoria es la de J. Mateos. El joven es figura de Jesús, al que sus enemigos arrebatan su vida mortal (la sábana), pero él sigue vivo, se les escapó desnudo. El episodio preanunciaría el final de todo el suceso de la Pasión93. Situados en este nivel simbólico conviene no olvidar el posible significado de los elementos que lo componen. Ante todo, se presenta a Jesús como un joven envuelto en una sábana. ¿No sería una referencia al novio? Al principio del evangelio se presenta a Jesús como un novio que un día será arrebatado (2, 18-20). Ahora después de haber recorrido todo el evangelio se explica que ciertamente un día les arrebatarán al novio, pero él seguirá viviendo y la comunidad podrá relacionarse con él si logra ir a Galilea (16, 18), es decir, si hace el proceso que él mismo realizó. Conviene no olvidar que juventud, blancura, huida expresan el mundo nuevo al que Jesús quiere conducir a la humanidad. Quizás ahora comprendamos aquello con lo que comenzó Marcos su evangelio sobre la imposibilidad de poner un remiendo nuevo a un vestido viejo (2, 21-22). La resurrección de Jesús supone la novedad. La túnica blanca, no la sábana, el vino nuevo, el novio. Jesús ante el tribunal judío (14, 53-65) 53 Llevaron a Jesús ante el Sumo Sacerdote, y se reúnen todos los sumos sacerdotes, los ancianos y los escribas.54 También Pedro le siguió de lejos, hasta dentro del palacio del Sumo Sacerdote, y estaba sentado con los criados, calentándose al fuego. 55 Los sumos sacerdotes y el Sanedrín entero andaban buscando contra Jesús un testimonio para darle muerte; pero no lo encontraban.56 Pues muchos daban falso testimonio contra él, pero los testimonios no coincidían. 57 Algunos, levantándose, dieron contra él este falso testimonio: 58 «Nosotros le oímos decir: Yo destruiré este Santuario hecho por hombres y en tres días edificaré otro no hecho
93. “El joven, en paralelo con el que aparecerá en el sepulcro (16, 5), figura de Jesús mismo: hecho prisionero, deja en manos de sus enemigos su vida mortal (la ‘sábana’, cf 15, 46), pero sigue vivo y libre (huyó desnudo), fuera del dominio de sus perseguidores. Así, en el momento de empezar la pasión, Mc señala simbólicamente su desenlace” (J. MATEOS – J. CAMACHO, Marcos, 258).
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por hombres.» 59 Y tampoco en este caso coincidía su testimonio. 60 Entonces, se levantó el Sumo Sacerdote y poniéndose en medio, preguntó a Jesús: «¿No respondes nada? ¿Qué es lo que éstos atestiguan contra ti?» 61 Pero él seguía callado y no respondía nada. El Sumo Sacerdote le preguntó de nuevo: «¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?» 62 Y dijo Jesús: «Sí, yo soy, y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir entre las nubes del cielo.» 63 El Sumo Sacerdote se rasga las túnicas y dice: «¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? 64 Habéis oído la blasfemia. ¿Qué os parece?» Todos juzgaron que era reo de muerte. 65 Algunos se pusieron a escupirle, le cubrían la cara y le daban bofetadas, mientras le decían: «Adivina», y los criados le recibieron a golpes.
Llevaron a Jesús al Consejo judío94, presidido por el Sumo sacerdote. Todas las autoridades de Israel van a estar presentes y van a emitir el juicio condenatorio de Jesús. Marcos quiere dejar bien asentado este dato. Las instituciones judías dieron un juicio negativo sobre Jesús: “Todos juzgaron que era reo de muerte” (14, 64)95. Pedro, que también va a negar a Jesús, es presentado por el evangelista entre estos que llevan a Jesús. Dice que le seguía, pero para que no haya equívoco alguno, ya que el verbo seguir en Marcos, relacionado con Jesús, significa el discipulado, añade que le seguía “de lejos”96. Es difícil precisar qué ha querido 94. “Cuando Jesús llega ante el Sanedrín el proceso está ya juzgado de antemano; se trata de encontrar el motivo jurídico para su muerte. Y no es posible encontrarlo en los falsos testimonios que se contradicen entre sí. Se lo proporcionará la misma respuesta de Jesús” (J. DELORME, El Evangelio, 107). 95. “El Sanedrín condenó a Jesús a muerte por haberse declarado Hijo de Dios y Mesías, de manera distinta a la religión del templo de la época, y porque él, de esta manera, se proponía cambiar la fe judía desde sus cimientos. Además, se reconocen otros motivos, también políticos” (F. LENTZEN-DEIS, Comentario, 440). 96. “De esta manera se sincroniza el proceso de Jesús y la negación del discípulo. Pedro continúa teniendo su ‘nombre de oficio’, interrumpe su huida y sigue a Jesús. Para no dar pie a la interpretación equivocada de que se trata de un verdadero seguimiento, se introduce la expresión ‘de lejos’. Para que el seguimiento sea verdadero es necesario estar dispuesto a ir con Jesús a la cruz” (J. GNILKA, El evangelio II, 326-327).
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decir Marcos. El seguimiento de Pedro era totalmente inapropiado o era un mínimum de seguimiento. ¿Qué es lo que le movía a Pedro a seguir a Jesús? ¿Simple curiosidad? ¿Afecto meramente humano? Según Marcos la incomprensión de los discípulos y en especial la de Pedro eran muy grandes; pero también es claro que Pedro no podía vivir sin la amistad –llamémosla humana– con Jesús. Pedro seguía creyendo en Jesús y estaba convencido de que al final se impondría sobre sus enemigos. Pedro estaba con los criados del sumo sacerdote, calentándose a la luz. “Luz”97 dice el texto griego. Se ha supuesto que ha podido ser un error de la traducción de un texto arameo. Otros proponen que el término luz está en relación con el descubrimiento de la criada, que gracias a ella reconoce a Pedro como a uno de los que estaban con el Nazareno. Marcos llama la atención de que los sumos sacerdotes y el tribunal entero buscaban una causa para condenar a muerte a Jesús. Los sumos sacerdotes pertenecían al grupo saduceo. Estos, sin duda, son los más responsables de la muerte de Jesús. Quieren matarlo y necesitan una causa. El problema va a ser el templo. Más adelante Marcos hablará de envidia. Podemos formular la tesis de que la envidia nacía en los dirigentes porque la gente seguía a Jesús y abandonaba el templo, la base de las finanzas de Jerusalén, cuyos administradores principales eran los saduceos y, más en concreto, el Sumo sacerdote. Todo Israel gravitaba en torno al templo y esto es lo que ponía en causa Jesús. El consejo judío reunía todos los poderes que dan sentido a un pueblo: el económico, el social y el religioso. Todo esto lo subvertía Jesús al situar como centro a Dios y su relación inmediata con el hombre. En las predicciones de la Pasión, en la primera y en la tercera se van nombrando los diversos componentes del tribunal. Como decíamos, el tribunal ha decido ejecutar a Jesús sin tener una causa jurídica concreta; ahora la busca. Intenta eliminar97. “Phôs designa más bien antorcha. La elección de phôs en nuestro pasaje puede explicarse en virtud de que gracias a la “luz” de las llamas ha podido ser reconocido Pedro” (S. LÉGASSE, El proceso, 4215).
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lo por el conjunto de su actuación, que pone en juego los pilares de Israel. Marcos dice que se presentaron falsos testimonios contra él, pero que no eran concordes. También el testimonio de otros no fue coincidente acerca de la actitud de Jesús con respecto al templo. Se referirían a que Jesús habría dicho que destruiría ese templo hecho por manos humanas y pondría en pie en tres días otro no construido por hombres. Independientemente de que esta afirmación tenga una base histórica, refleja perfectamente el pensamiento de Marcos sobre la obra de Jesús. Marcos ha venido afirmando que todo el entramado de Israel no tenía por bases la Escritura. Era obra del grupo dirigente. La pretensión de Jesús constituye en principio una gran novedad presagiada por los textos bíblicos, leídos desde una perspectiva profética. La afirmación de esos testigos es exacta en su fondo, aunque nunca la haya dicho Jesús98, pero su pretensión conducía a ello. La afirmación de que el Hijo del hombre sería ajusticiado, pero que al tercer día resucitará se orienta en esa dirección. Ciertamente Jesús va a destruir el santuario. Téngase en cuenta que no dice el templo, sino el santuario, lo más sagrado del mismo, donde se hallaba el “sancta sanctorum”, el lugar de la presencia99. Esta afirmación de Marcos coincide con la descripción que nos hace Juan de la purificación del templo, donde dice expresamente: “Jesús les respondió: «Destruid este santuario y en tres días lo levantaré»” (Jn 2, 19). Ni siquiera los discípulos enten98. “Parece evidente que ellos reflejan una polémica cristiana contra el templo, conservada en otros testimonios del Nuevo Testamento (cf. Hech 7, 48; 17, 24; Heb 9, 11; 9, 24). En un nivel, los acusadores de Mc 14, 55-59 son falsos, porque no concuerdan (había diversas opiniones sobre el tema) y porque están comprados para condenar a Jesús en contra de la voluntad de Dios. Pero, irónicamente en otro plano, Mc sabe que son verdaderos, pues Jesús lo ha dicho y con su muerte se rasgará el velo del templo, quedando así desacralizado (15, 38), y a los tres días surgirá en su pascua el nuevo y verdadero templo” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 400). 99. “Pero no se trata de un punto de partida elegido al azar y sustituible por cualquier otro. Hablar del naos de Jerusalén significa, en efecto, hablar de lo más sagrado del judaísmo y de lo que más lo representa. Por otra parte, la pretensión de Jesús de tener poder sobre él plantea a la conciencia judía la cuestión de Jesús como Mesías” (G. BIGUZZI, “Yo destruiré este templo”, 145).
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dieron la afirmación. Por eso no es de extrañar que los testigos del juicio no se pusieran de acuerdo. Se trata, sin duda, del fondo de la experiencia de Jesús. A estas intervenciones va a poner fin la del Sumo sacerdote que interrogará directamente al reo. Llama la atención el silencio de Jesús, que no respondía nada a lo que los testigos decían contra él. Este silencio maravilló también al mismo sumo sacerdote. Se ha querido buscar la interpretación del silencio en textos de la Escritura100, que presentan al justo perseguido en esta actitud. En Jesús se cumplirían esos textos. Pero me parece una interpretación en el fondo demasiado superficial101, sin que se niegue por eso que los evangelistas han leído la Pasión de Jesús a la luz de los grandes textos del A.T., como son los del Siervo y los del justo perseguido de los Salmos y Jeremías, sobre todo. Marcos ha querido ir más lejos. Jesús no podía dar una respuesta inteligible a aquellos que no habían sido sus seguidores. Ni siquiera estos estaban en condiciones de comprender su misterio como se puede ver por el evangelio de Marcos y atestigua expresamente el de Juan. Ese silencio de Jesús es sumamente elocuente no sólo por cuanto acabamos de decir, sino también por la actitud de humildad que representa y que también reflejan los textos bíblicos anteriormente aludidos. Porque, aunque Jesús, como hemos dicho, no podía dar una respuesta satisfactoria a sus acusadores por la incapacidad de estos para entenderla, sí podría haberse excusado negando que él hubiera dicho tales cosas en ese sentido. Su silencio es una aceptación de todo el misterio de la Pasión que se le viene encima y que él captó muy claramente en Getsemaní. 100. “Se ha pensado que este silencio, que se repite ante el juez romano (15, 4s) pretenda recordar el pasaje de Is 53, 7, donde se dice del Siervo de Yahveh: ‘Y no abrió su boca... como va la oveja al matadero’. Pero esta alusión bíblica no es segura” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 291). 101. “Ante el silencio de Jesús, el sumo sacerdote se ve obligado a hacer la pregunta que nunca se habían atrevido a hacer, porque los acusaba. Formula la declaración que desea de Jesús, la que esperaba que él mismo pronunciara” (J. MATEOS – F. CAMACHO, Marcos, 261).
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La pregunta del sumo sacerdote, puesto en medio, se dirige al centro de la cuestión del evangelio de Marcos. Le va a interrogar sobre el mesianismo, pero lo hace con una fórmula de sabor muy antiguo y que revela no ser creación de Marcos. “¿Eres tú el Cristo, Hijo del Bendito?”. Se trata, sin duda, del tema cristológico, central en Marcos. La palabra Bendito102, es un vocablo que oculta la pronunciación del nombre de Yahvé. ¿A qué viene esta pregunta? Sin duda, aparte de que posiblemente habían llegado a oídos del sumo sacerdote las pretensiones de Jesús, también porque los testimonios de los testigos iban en esa dirección, ya que es extraña dirigida a un reo, aprisionado e indefenso. ¿Qué clase de Mesías podría ser ese personaje aparentemente tan vulnerable, que se había dejado capturar tan fácilmente? Por primera vez Jesús hace una confesión mesiánica103, además con unas palabras que con cierta ambigüedad dejan traslucir su trascendencia divina: “Sí, yo soy”. No dice “Yo lo soy”. Por eso pensamos que en ese “Yo soy” se oculta una referencia al nombre de Yahvé104. Y una vez hecha esta afirmación trascendental, prosigue ayudado por el texto de Daniel y del Salmo 110: “Y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir entre las nubes del cielo”. El texto de Daniel está sumamente mati102. “Existen paralelos judíos de la descripción de Dios como Bendito; la formulación ‘hijo del Bendito’ carece de documentación. Hasta el presente no se ha podido presentar ninguna prueba irrefutable a favor de la designación del Mesías como Hijo de Dios en el judaísmo contemporáneo de Jesús” (J. GNILKA, El evangelio II, 130). 103. “Según esta contemplación cristiana de los hechos, Jesús requerido por la autoridad religiosa suprema rompe por primera vez el ‘secreto mesiánico’. Ante este hombre humillado, maniatado y a merced de sus enemigos, ya no hay posibilidad de malentender de qué mesianismo se trata. Revela también que éste ‘Hijo del Hombre’ es el que va a ‘llegar de la derecha del poder de Dios’ trayendo el Reino. Este hombre concreto, que carga con el deshonor, el fracaso y la muerte” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 220-221). 104. “En el contexto ‘yo lo soy’ es la respuesta afirmativa. En círculos cristianos la fórmula Yo soy (ego eimi), reiterada en Juan, hace resonar la revelación de Ex 3, 14. Por la referencia escatológica, traducimos aquí ‘Hijo del Hombre’ para que se escuche la condición trascendente que más tarde se atribuye a la ‘figura humana’ de Daniel. El trono de Majestad y la venida celeste (Sal 110, 1; Dn 7) implica la potestad judicial, amenaza velada para sus jueces” (L. ALONSO SCHÖKEL, Biblia del peregrino, 144).
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zado. No dice como un hombre, sino que Jesús se proclama Hijo del hombre. Fórmula que ciertamente remite a Daniel (7, 13), pero que por otra parte al confesarse Hijo del hombre, acepta la debilidad y pequeñez de éste y su universalidad (hombre). Va a ser la confesión del mesianismo en debilidad, pero precisamente esa debilidad será la raíz de su fuerza. Ese hombre que ahora constituye un escándalo porque se proclama Mesías105, siendo un ser débil, le van a ver venir en poderío, en las nubes del cielo y sentado a la derecha del Poder. Aquí la palabra Poder está en lugar de Divinidad. Pero ténganse en cuenta los dos extremos: Hijo del hombre y derecha del Poder. Es la esencia del evangelio: la grandeza está en el servicio, el más grande es el que más sirve (9, 15), el reino de los cielos es de los que son como niños (10, 35). Ésta es la realidad de Jesús, que bajo ningún concepto puede comprender el sumo sacerdote, porque ni siquiera los que convivieron con él pudieron hacerlo. Lo que acaba de proclamar Jesús es una blasfemia; un Mesías débil; el Hijo del hombre, es decir, quien asume la condición humana tan débil, será visto con los máximos poderes y honores, a la derecha del Poder. Por eso el Sumo Sacerdote hace el mayor gesto de horror y de incomprensión, es una blasfemia, y se rasga las vestiduras; gesto apropiado para esta circunstancias. La blasfemia, pues, no se halla en que se haya proclamado Mesías. Está en que esta afirmación la haya hecho un ser indefenso que, además, se confiesa plenamente hombre. De la idea del Sumo sacerdote participó todo el Sanedrín, pues todos convinieron en que era reo de muerte en el mismo sentido106. 105. “En el fondo, Jesús precisa por última vez: Yo soy, pero no como os lo imagináis” (A. PRONZATO, Un cristiano III, 79). 106. Sobre en que consistió la blasfemía, que según el sumo sacerdote pronunció Jesús, los autores no se ponen de acuerdo. “Es posible que el sumo sacerdote y el sanedrín hayan ‘leído’ la afirmación de Jesús en clave de apropiación de prerrogativa divina. En realidad, el salmo 109 (110) habla del rey davídico sentado a la derecha del poder en cuanto ejerce en la tierra el poder que Dios detenta en los cielos. Con estas palabras el trono terreno del Mesías ‘representa’ solamente el trono celestial de Dios. En cambio, Jesús parece atribuirse un trono celeste” (A. PRONZATO, Un cristiano III, 80).
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El desprecio a cuanto acaba de decir Jesús lo muestran algunos del tribunal escupiéndolo; se ríen de su profecía, tapándole la cara; y la grandeza de su poder queda en entredicho por parte de los criados, que le recibieron a golpes. También en esta escena puede adivinarse la silueta del Siervo de Yahvé107. También Pedro se avergüenza del mesianismo de Jesús (14, 66-72) Estando Pedro abajo en el patio, llega una de las criadas del Sumo Sacerdote 67 y, al ver a Pedro calentándose, le mira atentamente y le dice: «También tú estabas con Jesús de Nazaret.» 68 Pero él lo negó: «Ni sé ni entiendo qué dices», y salió afuera, al portal, y cantó un gallo.69 Le vio la criada y otra vez se puso a decir a los que estaban allí: «Este es uno de ellos.» 70 Pero él lo negaba de nuevo. Poco después, los que estaban allí volvieron a decir a Pedro: «Ciertamente eres de ellos pues además eres galileo.» 71 Pero él se puso a echar imprecaciones y a jurar: «¡Yo no conozco a ese hombre de quien habláis!» 72 Inmediatamente cantó un gallo por segunda vez. Y Pedro recordó lo que le había dicho Jesús: «Antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres.» Y rompió a llorar. 66
Después del rechazo de los representantes de las instituciones de Israel es ahora Pedro, el representante de los Doce, quien va a rechazar el mesianismo de Jesús. Lo primero que pone de relieve este suceso es el fracaso de Pedro, que protestó ante Jesús cuando éste le advirtió del peligro108 en que se iba a ver en107. “Por lo demás, históricamente apenas se concibe esta escena ante el supremo tribunal judío. Pero el evangelista y la tradición primitiva cristiana anterior a él la han referido para poner de relieve la oposición insuperable y alentada por las pasiones entre la incredulidad judía y la fe cristiana en el Hijo de Dios. No puede excluirse un núcleo histórico... Ni a partir de la profecía bíblica de Is 50, 5s; 53, 7, se explica la escena adecuadamente” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 294). Como es obvio, no estamos de acuerdo con algunas de las afirmaciones de esta nota. 108. “Ahora cede cobardemente, y no ante un interrogatorio apremiante del supremo tribunal de Israel, sino ante la inofensiva pregunta de una criada curiosa; no ante las amenazas de la muerte, sino ante el miedo de ser ridiculizado” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 220).
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vuelto aquella noche, de que él jamás le negaría, aunque tuviera que morir; y va a sucumbir ante las acusaciones de una criada. Pedro se hallaba calentándose con los criados abajo. Ese abajo109 ¿no tendrá algún sentido?, y una criada del Sumo sacerdote lo descubre a la luz del fuego. ¿Por qué Pedro se mezcla con los criados? ¿Intenta pasar desapercibido? Espera ver el desenlace del proceso y en el fondo no quiere dejar solo a Jesús. La criada le delata y le acusa de ser uno de los que estaba110 con el Nazareno. Parece que la expresión de la criada está sumamente teologizada. El estar con él, con Jesús, es una de las características del discipulado. La palabra Nazareno111, antepuesta en el texto griego a la de Jesús, indica que Pedro a quien ha seguido de verdad es al Nazareno, expresión que para los enemigos de Jesús significaba el mesianismo nacionalista; no ha seguido en verdad a Jesús. Pedro en este primer momento no niega directamente a Jesús, disimula y dice que no entiende de qué está hablando. Pero en el fondo se avergüenza de todo su pasado. Se avergüenza de confesarle. Vienen a nuestra mente las palabras de Jesús: “¿Quién dicen los hombres que soy yo?”... “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Y la contestación rotunda de Pedro: “Tú eres el Cristo” (8, 27-29). Después de esta primera negación, Pedro se aleja: “Y salió afuera, al portal”. En el plano histórico Pedro quiere huir del problema; en el plano teológico, ese salir afuera indica que Pedro quiere distanciarse del grupo que va a condenar a Jesús, por algo que comprende que Jesús no ha hecho. Aunque no entiende el mesianismo de Jesús, se da cuenta de que su visión sobre él se 109. “Abajo es el lugar de los subordinados y la servidumbre. Allí se encuentra Pedro, entre los oprimidos que aceptan su opresión y son fieles a sus amos” (J. MATEOS – F. CAMACHO, Marcos, 263). 110. “Se dirige a él como seguidor de Jesús el Nazareno. El estar-con-él reconduce la atención, en el macrotexto, al llamamiento de los doce en 3, 14” (J. GNILKA, El evangelio II, 342). 111. “Pedro no estaba con Jesús, sino con ‘el Nazareno’, término que lleva la connotación de nacionalista extremo, de subversivo (cf. 2, 24, en boca del poseído). El dicho de la criada refleja quizás los rumores de que Jesús ha sido condenado como zelota” (J. MATEOS – F. CAMACHO, Marcos, 263).
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halla a mucha distancia de la que tienen esos entre los que se encuentra. Al salir afuera, canta el gallo por primera vez. Es extraño que no se produzca en Pedro ninguna reacción ante este primer canto del gallo112. La no reacción de Pedro supone que él no considera negación de Jesús cuanto acaba de decir. Piensa que se trata de una simple simulación. Esto supone que Pedro al igual que Judas espera una reacción de Jesús y entonces él se sobrepondrá. Pero la misma criada lo encuentra fuera y le dice que él es uno de ellos. Y Pedro lo negó. Ahora no reniega de Jesús, niega pertenecer a su grupo113. Pero los presentes insisten en que es uno de ellos. Entonces él se puso a echar imprecaciones y a jurar: “Yo no conozco a ese hombre de quien habláis”. Jura, pone a Dios por testigo, y se echa sobre sí toda clase de males si miente. Y la afirmación que avala con el juramento y las imprecaciones es la siguiente:”Yo no conozco a ese hombre de quien habláis”. Su negación lleva consigo dos pecados. Niega conocer a Jesús, a quien llama hombre. Pero se separa así de toda la revelación y sentido del Hijo del hombre, y a quien de alguna forma desprecia con un “ése” (ese hombre)114. En Pedro aparece la debilidad, el miedo, la insuficiencia de lo humano en la repuesta a la gracia. Desde el punto de vista psicológico fue el miedo lo que produjo en él ese aturdimiento. No quiso abandonar a Jesús, como hicieron los otros, prefirió seguirlo “de lejos”, y visto el resultado, aunque enseguida lloró sin descanso, no siguió ya a Jesús en su proceso, posiblemente por miedo a nuevas defecciones. 112. El primer canto del gallo falta en códices de gran relevancia; cf E. J. MALLY, Evangelio, 150. 113. “Nótese la gradación que hay en las negaciones de Pedro: ignorancia fingida, simple negación, negación con maldiciones y juramento” (E. J. MALLY, Evangelio, 149-150). 114. “Lo hace mediante un juramento. Con la maldición jura no conocer a ese hombre. Es la fórmula usual con la que uno se distancia de otra persona. Los rabinos la utilizan como dicho de excomunión (cf. Mt 7, 23). Pedro evita intencionadamente mencionar el nombre de Jesús. Su distanciamiento de Jesús es perfecto. Se lleva a cabo solemnemente y ante testigos” (J. GNILKA, El evangelio II, 344).
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Cuando Pedro concluyó su tercera negación de Jesús, cantó un gallo por segunda vez. Ya hemos dicho que el gallo en algunos pueblos primitivos significa las fuerzas maléficas o más bien diabólicas. Era el canto que ya anunciaba la aurora. La noche estaba terminando. Pedro al oír el segundo canto, recordó las palabras de Jesús y salió de aquella terrible noche oscura. Y “lloraba dando profundos gemidos”115. El gallo había cantado dos veces, el autor con esto nos dice que no prevaleció sobre Pedro, aunque la negación que éste hizo de Jesús fue total (tres). La expresión que indica el arrepentimiento de Pedro no resulta fácil de traducir. Parece que la traducción más exacta sería: “y prorrumpiendo lloraba”. Es decir, lloraba con profundos gemidos. El imperfecto indica un llanto continuado que seguramente va más allá del tiempo de aquella escena. ¿Querrá decir el evangelista que Pedro a lo largo de su vida posterior no podía recordar la escena sin llorar con fuertes gemidos?
115. “Las palabras griegas epibalôn eklaien son difíciles de traducir. Podrían significar ‘habiéndose puesto, lloró’, es decir, empezó a llorar (Klostermann, Schniewin… ); o ‘habiendo reflexionado sobre ello, lloró’ (Zorell), o (menos probablemente) ‘habiendo cubierto su cabeza, lloró’. Esta lectura apoya la primera interpretación” E. J. MALLY, Evangelio, 150.
CAPÍTULO 15
GRITO DE VICTORIA: JUICIO Y MUERTE DE CRISTO
Marcos aborda ahora el encuentro de Jesús con Pilato. El capítulo catorce y parte del quince forman estrecha unidad, pero su configuración actual no es correcta. Habría que haber conjuntado en uno o dos capítulos todo lo relativo a la Pasión, y desde el camino del calvario (15, 21) hasta la sepultura reservarlo para otro. Estos aspectos se sitúan actualmente en este capítulo quince, que se inicia con el proceso civil. La parte judía del proceso y la profana forman un todo que finaliza en la decisión de Pilato de condenar a muerte a Jesús. Es de sobra conocida la propensión de Marcos hacia los paganos. Su simpatía se decanta por ellos. Pues bien, ahora nos va a presentar a Jesús cara a cara con el representante de Roma. Marcos va a permitir que en este encuentro memorable el secreto mesiánico no se mantenga tan férreamente como de costumbre, ya que en su dialogo con el Romano Jesús dejará entender que él es el Rey de los judíos. La realidad más íntima de Jesús va a empezar a desvelarse. Aquel misterio que encerraban las Escrituras del Antiguo Testamento ya comenzó a intuirse ante el Sumo sacerdote (14, 61-64) y ahora seguirá manifestándose en el tribunal romano. Como venía sucediendo en el proceso judío, acontece también ahora. A cada manifestación de Jesús le sucede una escena de ultrajes (14, 65; 15, 16-20), que es la respuesta de los diversos grupos a esa manifestación.
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También aquí nos encontramos con dos escenas, que son como el broche nefasto que corona otros dos momentos, en que Jesús está revelando su más íntima realidad. Así, después del encuentro con Pilato (15, 1-15), tenemos la escena de la coronación de espinas (15, 16-21), y después de la crucifixión (15, 23-27), cuando Jesús se halla expuesto al mundo como el emblema en que Dios se expresa, es el tiempo en que el grupo de dirigentes y de cuantos por allí pasaban aprovechan para injuriarlo (15, 29-31). Es la respuesta de gentiles y judíos a la entrega de Cristo. Pero brilla sobre todo en este capítulo la escena de la cruz (15, 23-39), en la que la “kénosis” del Hijo del hombre alcanza su cénit, así como el misterio de su persona, que se mantiene fiel a ese amor y obediencia incondicional al Padre en sus palabras y en sus gestos de grandeza, como veremos. Su vivencia de la cruz, con los aires del salmo 22, sin quitar un ápice de tragedia, empapa los últimos momentos del alma de Jesús en un aura de ternura y filiación nunca puestos suficientemente de relieve, como tendremos ocasión de demostrar. La cruz es la expresión más elocuente de la entrega y muestra que todos los proyectos de Jesús estaban plenamente supeditados al querer del Padre. En ella brilla, como decimos, la imagen del Hijo; sin ella, de acuerdo con la teología de Marcos, no hubiera demostrado Jesús su total vaciamiento de sí mismo y su orientación absoluta al Padre. La presencia de las mujeres en sus diversas facetas: a distancia de la cruz (15, 40-41), observando dónde depositaban el cadáver de Jesús (15, 47) o portando los perfumes la mañana de Pascua (16, 1-3) expresa las múltiples vicisitudes de la comunidad con respecto al misterio. Cobra un significado especial todo lo relacionado con la tumba de Jesús, que certifica que el Crucificado murió verdaderamente, desde la perspectiva del mundo. Así se lo asegurará el centurión a Pilato (15, 45), que es el único que al referirse a la muerte de Jesús usa los vocablos clásicos que la definen, porque el evangelista se sirve de otros términos para transmitirnos el últi-
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mo momento de Jesús, que no hablan de muerte, sino de entrega o exhalación del espíritu (15, 37). El representante de Roma asegura que verdaderamente murió (15, 45). En seguida los credos cristianos recogerán esta afirmación como un hecho que pertenece a la fe, aunque el evangelista seguirá pensando que la muerte de Jesús, más que un morir fue un entrar en la vida. Si no, qué otra cosa significa el grito de despedida y ese evitar la palabra morir para describir sus últimos momentos. Marcos se limita a decir que “expiró” [exepneusen] (15, 37). Pero esa muerte, como la de los demás hombres, queda plasmada en un testigo amigo, miembro del Sanedrín, que guarda un determinado cariño y respeto por él, José de Arimatea (15, 4346), que le proporciona una sábana para envolverlo y una tumba excavada en la roca sobre la que cree que se pronuncia la última sentencia al depositar en ella su cuerpo y cerrar la puerta con una gran piedra (15, 46). Es el tributo del Israel fiel, nunca extinguido, pero no abierto al misterio de Jesús. Pero, indudablemente, el centro del capítulo lo constituye la crucifixión (15, 23-27) y la exposición del crucificado ante el mundo (15, 33-39). En ese emblema de dolor y de humillación Dios se oculta y se revela al mismo tiempo. En realidad, Dios, el Padre, nace en la cruz del Hijo. En la cruz se halla el supremo ocultamiento de Dios, como puede deducirse de las burlas de aquellos que se hallaban ante ella, pues exigen al Mesías algo que pondría en entredicho todo su proceso revelador (15, 29-32). Dios en la cruz se está manifestando omnipotente en la debilidad. Ése es el verdadero Dios que descubrirá un pagano al ver morir a Jesús (15, 37-39). En ese preciso momento se rasgaba el velo del Sancta Sanctorum (15, 38), que ocultaba al Dios de Israel, cuyo nombre auténtico no se podía pronunciar. Por eso no es de extrañar que la institución judía lo desconociera y en el fondo poseyera un Dios, que, aunque no se atreve a pronunciar su nombre, proyectaba sobre él una serie de atributos que lejos de
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expresarlo, lo ocultaban. Veremos que, en esa cruz tan terrible de Marcos, agonizará Jesús proclamando a un Dios al que de forma velada le va a denominar allí mismo Abbá. La cruz será el lugar donde todo el enigma que preside este evangelio comience a desvelarse, y será en la proclamación de la Pascua, en medio de un enigma literario teológico, donde se esclarezca. El derecho romano se pervierte. La sentencia de Pilato (15, 1-15) 1 Pronto, al amanecer, prepararon una reunión los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y todo el Sanedrín y, después de haber atado a Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato.2 Pilato le preguntaba: «¿Eres tú el rey de los judíos?» Él le respondió: «Sí, tú lo dices.» 3 Los sumos sacerdotes le acusaban de muchas cosas. 4 Pilato volvió a preguntarle: «¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan.» 5 Pero Jesús no respondió ya nada, de suerte que Pilato estaba sorprendido. 6 Cada Fiesta les concedía la libertad de un preso, el que pidieran. 7 Había uno, llamado Barrabás, que estaba encarcelado con aquellos sediciosos que en el motín habían cometido un asesinato. 8 Subió la gente y se puso a pedir lo que les solía conceder. 9 Pilato les contestó: «¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?» 10 Pues se daba cuenta de que los sumos sacerdotes le habían entregado por envidia. 11 Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente a que dijeran que les soltase más bien a Barrabás. 12 Pero Pilato les decía otra vez: «Y ¿qué voy a hacer con el que llamáis el rey de los judíos?» 13 La gente volvió a gritar: «¡Crucifícale!» 14 Pilato les decía: «Pero ¿qué mal ha hecho?» Pero ellos gritaron con más fuerza: «¡Crucifícale!» 15 Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuera crucificado.
Antecedentes del encuentro En la anterior reunión de los dirigentes judíos no se dice que estuviera presente todo el Sanedrín (14, 53), ahora se afirma expresamente. Antes ni siquiera se nombra al Sanedrín y ahora se hace con el apelativo de “todo”. Se trata de la auténtica reu-
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nión judía, la precedente no tenía carácter jurídico1 y era una primera toma de contacto para preparar la decisión formal, que ahora va a tener lugar y que es la única válida, aunque la decisión se había tomado la noche anterior. La expresión “prepararon una reunión” puede ser traducida por “tomaron una decisión”2. Me parece, sin embargo, más probable la traducción primera: prepararon una reunión; y eso independientemente del texto de Lucas que no admite esa asamblea de la noche. El encuentro tiene lugar muy de mañana3, al amanecer. Sabemos por la historia que los tribunales romanos se solían reunir muy temprano. Por otra parte, como ya hemos visto, Marcos tiene la costumbre de comenzar el cómputo de los días no al atardecer como hacían los judíos, sino al amanecer según el estilo romano. Posiblemente Marcos quiere fijar también un nuevo día en la historia de Jesús, en concreto, en su Pasión. ¿No habrá aquí alguna alusión velada a aquel momento en que Jesús salió también muy temprano de la casa y se dirigió a un lugar solitario a hacer oración? (1, 35). O simplemente quiere expresar la prisa que tenían los dirigentes por condenar a Jesús. Téngase presente que en Marcos el atardecer normalmente reviste un determinado sentido negativo. Es probable que la palabra al amanecer, independientemente del significado histórico que pueda tener, esté en función de hacer ver que la causa de Jesús, que aparentemente va a terminar en fracaso, en el encuentro con 1. “Incluso si la sesión no se celebró según el derecho penal posterior (fariseo) de la Mishna, que tendía a proteger al inculpado en la medida de lo posible, sino según el derecho procesal más antiguo y severo (saduceo), difícilmente se concibe que semejante proceso capital se haya celebrado durante la noche y en una festividad” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 267-287). 2. “Lo que sucede ‘a la mañana’ permite una doble traducción. Los sumos sacerdotes, etc. toman una decisión o celebran una reunión. Si se elige la segunda posibilidad de traducción, se crea la idea de una nueva sesión del Sanedrín, convocada a la mañana. Esto se encuentra muy cerca de Lc 23, 1, donde se informa de una sesión celebrada por la mañana. Pero Lucas nada sabe de una reunión del Consejo supremo celebrada durante la noche” (J. GNILKA, El evangelio II, 350). 3. “La indicación de tiempo cuadra perfectamente con la praxis judicial de los romanos, ya que esos suelen abrir sus sesiones de juicio al despuntar la mañana [Séneca de ira 2, 7: prima luce]” (J. GNILKA, El evangelio II, 350).
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Pilato, en el que Jesús no va a rehusar su categoría de Rey, para el evangelista comienza a brillar. No se olvide, como veremos en seguida, que en la tragedia de la cruz Marcos va a contemplar la resurrección, y es quizás por eso por lo que después no la describe. Este amanecer dará principio al gran Día de Jesús, que desde la cruz, de forma contradictoria, esclarecerá su evangelio y con su grito final proclamará su victoria sobre la muerte. Los grupos que componen el Sanedrín ya habían decidido la noche anterior que era reo de muerte; sin embargo, es ahora en esta reunión de la mañana cuando se toma la decisión formal. Pero la condena debe ser aprobada por el Procurador romano. El evangelista no sólo dirá que llevaron a Jesús a Pilato, sino que además de llevarlo, añadirá que se lo “entregaron”, recalcando que lo llevaron “atado”. Ya Judas, cuando prometió entregarle, había advertido que le llevaran con cautela (14, 4). El evangelista no puede estampar la palabra “atado” sin profundo estupor. ¡Jesús atado! El hombre que viene a dar libertad al hombre, el hombre que ha desatado al hombre de la enfermedad. El hombre que ha desatado el sábado, el hombre que ha venido a liberar al judaísmo de la atadura de sus instituciones4. ¿Jesús atado?5 No puede haber mayor contrasentido. Por otra parte, no han comprendido que ha sido el mismo Jesús quien se ha dejado prender. Pero quizá esta precaución remita a alguna acti4. El evangelio de Marcos muestra cómo Jesús venía a desgarrar aquel entramado religioso que era Israel y quedaba perfectamente expresado en el Sanedrín. Atándole, precisamente Jesús efectuaba ese desgarrón: “Estos tres ‘desgarrones’ se presentan como un buen síntoma del trabajo textual: lo que lleva a cabo el relato de la práctica de Jesús es efectivamente un desgarrón, un ‘schisma’ (= cisma), para utilizar la palabra griega. El ‘paño viejo’, las vestiduras del sumo sacerdote, la cortina del templo, ¿qué es lo que ‘connotan’?, ¿a qué ‘código’ remiten?, ¿qué es lo que ‘significan’?, sino el texto (tejido) oficial de la formación social judía, el código ‘simbólico’ que organiza las relaciones sociales, esto es, esencialmente, ‘el sistema de la pureza’?” (M. CLÉVENOT, Lectura, 142). 5. Los autores no se han fijado mucho en ese detalle que ha sobrecogido a los evangelistas: Jesús atado. Y, sin embargo, toda la lógica del evangelio que presenta en conflicto a Jesús con las autoridades judías marchaba hacia ese punto. Había que atar al que quería desatar a Israel. Y cuando más fuerte le ligaron, que fue en la cruz, es cuando Israel entero se desplomó, pues fue en ese momento cuando la cortina del templo se desagarró en dos de arriba abajo (15, 38).
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tud suya, que nos recuerda Juan, según la cual, en alguna ocasión Jesús se les había escapado de las manos (8, 59; 10, 39), porque todavía no había llegado su hora. Sabemos expresamente por Marcos que ya desde los comienzos de su misión los fariseos se confabularon con los herodianos (judíos y gentiles) con objeto de eliminarlo (3, 6). Los representantes de las instituciones judías atando a Jesús frenaban el desarrollo de las Escrituras tendentes a lo escatológico y mesiánico que se concentraba en él. Marcos recalca que de este acto era responsable todo el Sanedrín. Es como si la institución entera se eliminara a sí misma. Con esta acción Israel cometía el mayor de todos sus errores. Ataba al hombre que tenía la posibilidad de abrir a Israel a horizontes universales, ataba a quien tenía la capacidad de darle la posibilidad de ser hombre. Marcos tan sugerente, tan lleno de símbolos, no ha podido recordar que ataron a Jesús para rememorar un mero hecho histórico. Y si así lo hizo en un primer momento, no pudo resistir una profunda conmoción al leer el escrito. En ese escalofrío pasó por su mente todo su evangelio y vio claramente que la actuación de Jesús y las actitudes de los hombres ante su persona y mensaje conducían a este momento y a este suceso: tenía que ser atado. Fue conducido a Pilato6. Marcos no nos da ningún dato sobre Pilato. Repite varias veces su nombre, pero nada más. Lo da por conocido. Pero es llamativo que no aluda a su cargo. Parece que sería como algo elemental. Es posible que lo haya silenciado porque su papel va a ser de mero títere. Se dejará convencer por los dirigentes judíos, y después por temor a la multitud soltará a Barrabás (15, 8-15), y condenará injustamente a Jesús. Pilato traicionó vergonzosamente su papel de juez de derecho romano. 6. “Se sabe que Pilato fue gobernador de Judea desde el 26 al 36 después de Cristo. Era poco bien visto por los judíos, y no sólo por ser la personificación del poder romano, sino por sus hechos decididamente impopulares e incluso provocadores. Como cuando cogió del tesoro el dinero necesario para la construcción de un acueducto, provocando una sublevación ahogada en sangre por el procurador. En Lc 13, 1 se recuerda otra intención brutal y sacrílega suya” (A. PRONZATO, Un cristiano III, 92).
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Jesús y Pilato, frente a frente Pero vayamos ya al encuentro de Jesús con este personaje. Sin más preámbulos, le interroga si es el Rey de los judíos7. Es seguramente de lo que le terminaban de acusar los dirigentes judíos. Han traducido para el romano el título de Cristo y de Hijo del hombre en esos términos: en “rey de los judíos”. A esta pregunta de Pilato Jesús responde de forma ambigua: “Sí, tú lo dices”8. No rehúsa el título, pero no lo asume claramente. Jesús no puede allí explicar pormenorizadamente al representante de Roma el sentido de su realeza. Si ni siquiera sus discípulos lograron entenderlo, ¿cómo lo va a conseguir un pagano en un primer contacto con su palabra? Con esa respuesta no se cierra a que Roma proclame de forma indirecta su supremacía. Juan desarrollará más ampliamente el diálogo y encontrará la posibilidad de que el romano intuya algo, aunque al final, sin comprender y de forma casi cómica, proclame solemnemente que verdaderamente Jesús es rey, con gran ironía de la historia y gozo del evangelista9. Marcos, como es habitual, utiliza un lenguaje más conciso, pero afirma también la realeza de Jesús, aunque con esa ambigüedad calculada, la deja envuelta en un espacio de aura de secreto mesiánico10. Proclamar rey a un maniatado no puede hacerse sin que se produzca un gran contrasentido. Jesús no podía expli7. “Desde el punto de vista literario. Mc incurre en algunos fallos. Por ejemplo, la pregunta del v. 2 (‘¿eres tú el Rey de los judíos?’) sería más lógica después del v. 5, o sea, después de que Pilato ha escuchado las acusaciones y no antes. Pues no puede él haberse inventado ese delito, sino que debe habérselo oído a los que acusan al prisionero” (A. PRONZATO, Un cristiano III, 92). 8. “Jesús acepta el título de ‘Rey de los judíos’, pero con cierta reserva; sólo de manera indirecta reconoce ser verdad lo que acaba de decir Pilato. De hecho el título puede interpretarse de muchas maneras, y Jesús no puede explicar a Pilato su verdadero sentido, pues no podría comprender la calidad de su realeza” (J. MATEOS – F. CAMACHO, Marcos, 266). 9. Cf S. CASTRO SÁNCHEZ, Evangelio de Juan, 442-446. 10. “Pues Jesús no puede declararse sin más ni más ‘rey de los judíos’ en el sentido de quien le interroga, aunque lo sea en otro orden de cosas” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 300).
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car al representante de Roma que su realeza se fundamentaba en el servicio al hombre; pero él no reniega de su condición de Rey. Mientras tanto, los Sumos sacerdotes le acusaban de muchas cosas. Marcos no especifica el objeto de la acusación, pero si tenemos en cuenta los ultrajes que le van a hacer cuando él se halle crucificado, hemos de suponer que se hallaban dirigidas a su autoproclamación como Rey de Israel. Por esta línea iría la argumentación de su acusación. El mesianismo que Jesús había aceptado ante el sumo sacerdote, los dirigentes lo entienden en el orden de la realeza de algunos salmos y textos proféticos. Estos textos serían explotados por las autoridades judías ante Pilato para que éste viera en Jesús un posible enemigo del imperio. De este modo, se le podía acusar de subversión y por ello condenarlo como rebelde político a la cruz. Sin embargo, Jesús callaba11. Es muy posible que en este silencio el evangelista contemple los silencios tradicionales que reflejan los justos del A.T. en los salmos y otros pasajes significativos como los del Siervo. Pero, por otra parte, ¿qué otra cosa podía hacer Jesús? ¿Cómo podía explicar allí el mesianismo en debilidad? De todas formas la tradición cristiana ha leído estos textos en una densidad mayor. El silencio de Jesús es fruto de un misterio que él lleva dentro y que es inexplicable. Este silencio participa también del secreto mesiánico. Invita a guardar silencio al cristiano cuando es injustamente acusado12. Pilato, acostumbrado a tratar con muchos encausados, al encontrarse con Jesús notó que no tenía ante sí a un rebelde polí11. “A pesar de los ánimos que le da Pilato, Jesús no responde más. Guardará silencio desde este momento hasta su grito en el momento de su muerte (para el tema del silencio en el salterio, cf 14, 61; Is 53, 7). El maravillarse de Pilato, que se repetirá en otro lugar (15, 44), es más que la adecuada reacción psicológica. Indica lo extraordinario, lo divino [5, 20]” (J. GNILKA, El evangelio II, 352). 12. “Oigamos a San Ambrosio: “Acusan al Señor, y calla, y calla bien, pues no necesita defensa. Ansíen ser defendidos los que temen ser vencidos. [Jesús] con su silencio no confirma la acusación, sino que, no rechazándola, la menosprecia. Pues, ¿qué podía temer el que no ambicionaba su propia salvación? La salvación de todos pone en peligro la suya, para poder adquirir la de todos” (citado por M. IGLESIA, Nuevo Testamento, 246, nota a 15, 4-5).
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tico, y quedó profundamente sorprendido de aquel silencio. Ese mutismo le llegó más hondo al procurador romano de lo que posiblemente hubieran hecho las palabras. No porque su palabra no fuera viva y penetrante, sino porque hubiera sido necesario, como hemos dicho, mucho tiempo para hacerle entender algo. No sabemos si por la información de que disponía el romano o por cuanto observó en el juicio, el caso es que llegó a la conclusión de que le habían entregado por envidia. Esto explica aún más el silencio de Jesús y la sorpresa del juez. Marcos no especifica la causa de la envidia13, pero posiblemente hay que atribuirla a la percepción que la gente tenía de que Jesús hablaba con autoridad y, además, de que exponía una doctrina nueva. Esa novedad, inmediatez y radicalidad hacía las delicias de los oyentes, que estaban cansados de la argumentación clásica de remitir a determinadas leyes de la Torá y a la doctrina de los mayores. Quizás la fuente más segura de la envidia14 se debía a que Jesús hablaba desde la experiencia; experiencia que remitía a su conciencia de enviado, que producía un lenguaje que expresaba inmediatez, y una trasparencia subyugadora. El pueblo percibía allí algo nuevo: “Una nueva doctrina expuesta con autoridad”15. 13. “Normalmente los líderes religiosos de Jerusalén, lejos de entregar a un pretendiente al título de mesías, lo habrían protegido al menos indirectamente. En cambio, son ellos precisamente los que formulan esta acusación: esto quiere decir que rechazaban la postura asumida por Jesús. Así, pues, el verdadero motivo de la iniciativa de los líderes religiosos es el temor de perder el poder y el prestigio de que disfrutaban ante el pueblo” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 222). 14. No parece que la palabra envidia pueda tener otro significado en el contexto de Marcos: “La palabra hebrea y aramea quin’ab puede significar ‘envidia’, ‘celo’ y también ‘ira’. Quizás subyace en el texto ese arameísmo, y así resultaría que LOS SUMOS SACERDOTES piden la muerte de Jesús por celo de Dios, por la honra de Dios. Impresiona esa ‘ira santa’ contra un ‘blasfemo’. Por su parte, Pilato sabe que en la acusación de traición contra la autoridad romana hay otros intereses, y no la toma en serio, por eso mismo, si piensa que Jesús es inocente al condenarlo a muerte comete pecado [Jn 19, 11]” (M. IGLESIAS, Nuevo Testamento, 246, nota 15, 10). 15. “Jesús no se basa en otros maestros y tradiciones (cf 6, 2) y, sobre todo, habla con un poder de convicción confirmado por sus milagros; con una fuerza profética que muestra la presencia del Espíritu en él” (F. LENTZEN-DEIS, Comentario, 54).
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Pilato, pues, le hizo una sola pregunta, y ésta relacionada con la realeza. Marcos deja así asentado que, aunque Jesús no es un político, ni un zelota, su doctrina acerca del reino alcanza a los gentiles, y esto proclamado por el representante de Roma, pues Jesús le dice: “Tú lo dices”. Juan, pegado a Marcos, desarrollará más ampliamente estos conceptos y hará en una escena memorable que Pilato proclame expresamente la realeza de Jesús. Pero ya Marcos lo había dejado insinuado con su estilo breve e incisivo como de costumbre. Pilato, como hemos dicho, ha intuido que la causa de Jesús está tergiversada y que propiamente se trata de cuestiones judías que nada tienen que ver con los asuntos del imperio, intentará liberar a Jesús del juicio civil. Cree ver la ocasión para ello en esa costumbre de indultar a un condenado por las fiestas de Pascua16. Ya el planteamiento mismo es inmoral, indigno de un juez romano, porque Jesús todavía no está condenado. Así cree que la gente ante la propuesta de liberar a un asesino o a Jesús, se inclinará por Jesús17. El resultado fue que se liberó al asesino y para Jesús se pidió nada menos que la crucifixión, pena máxima y terrible. Y esto por el pueblo a instigación de las autoridades. Con esto Marcos no exime de responsabilidad a esas gentes, que pocos días antes quedaban sorprendidas de las respuestas que Jesús daba a sus maestros. El pasaje que comentamos plantea algunos problemas. El principal se refiere a que si Jesús fue condenado por un tribunal romano, tuvo que serlo por una infracción del derecho de Roma. 16. Esta costumbre sólo nos consta por los evangelios. 17. “El rey humilde y pacífico (Zac 9, 9-10) que da la vida (5, 37-43) es contrapuesto a un agitador homicida. Marcos quiere señalar responsabilidades. Los judíos lo han entregado por envidia de sus éxitos, de su influjo en el pueblo, quizás de sus milagros. Pero si la acusación no tiene fundamento, Pilato es culpable de condenar a un inocente. Ambos son culpables, pecadores: así lo predecía ‘será entregado a los pecadores’ [14, 41]” (L. ALONSO SCHÖKEl, Biblia del peregrino, 145).
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La verdadera causa de la condena de Jesús Muchos autores no admiten que Pilato, sin más, firmara una sentencia de tal calibre por miedo. No pocos han puesto en duda el relato evangélico. Jesús habría sido juzgado por delitos políticos, que exigían la máxima pena. La visión que nos da el evangelista tendría por objeto exculpar a Roma de la muerte de Jesús y evitar a la naciente comunidad cristiana problemas con el imperio18. Sin embargo, si se observa detenidamente el tema, esta visión de las cosas tampoco deja bien parada a Roma, pues la actuación de su representante echaría una mancha sobre su modo de hacer justicia y quizás lo más grave sería el sometimiento indigno de su representante a un pueblo subyugado. Tampoco ha podido ser demostrada la existencia de esa costumbre a la que se refiere el texto de indultar a un preso a petición del pueblo el día de Pascua. Ahora bien, si esta costumbre era inexistente y un día llegaba a oídos del emperador de Roma, no sería de su agrado. En este caso no se ve la razón de elaborar una narración falsa para congratularse con Roma. Cuanto más leo sobre el juicio de Jesús, más me persuado de que los más próximos a la verdad histórica, salvado el simbolismo y todas las pretensiones teológicas que se quiera, son los evangelistas. Ellos nos transmiten lo más cierto de cuanto allí sucedió. La verdad histórica se relaciona con la nueva visión que Jesús ofrecía del hombre como protagonista al que Dios quiere ensalzar y en torno al cual hace girar la ley y el sábado: también con el nuevo concepto de Dios y del culto, que cambiaba de fondo todo el ser de Israel19. El choque de Jesús con las autoridades 18. Como es sabido, ya en los comienzos de la investigación crítica sobre la vida de Jesús Reimarus partía del supuesto de la pretensión política de Jesús, que los romanos sofocaron condenándole al suplicio de los subversivos: la cruz. Esta idea de Reimarus con diversos matices ha pervivido hasta nuestros días en algunas publicaciones, pero, como es obvio, la mayoría de los especialistas no acepta tal planteamiento. 19. A este respecto me parece muy sensato el juicio de W. Kasper: “La condena como falso profeta y blasfemo enlaza con la conducta de Jesús: quebranta-
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judías, sobre todo con los saduceos, fue frontal. Éstos en seguida presintieron que las estructuras socioeconómicas se ponían en entredicho y terminarían por derrumbarse. Poder que ellos detentaban y administraban. Había, pues, un fundamento serio para pedir la intervención de Roma. Jesús indirectamente se había sublevado contra el estado. Los Sumos sacerdotes primeramente hicieron ver al grupo judío que las pretensiones de Jesús se oponían a la Escritura y luego lograron convencer a Pilato de que la ideología de aquel individuo conducía a la destrucción de Israel, una provincia a quien el estado romano estaba obligado a proteger. Así de sencillo y de trágico, a la vez, es la sustancia del problema. La causa de la muerte de Jesús desde un punto de vista teológico fuimos todos. Desde la historia, el agente principal fue Anás y el grupo saduceo. El motivo inmediato de la condena se centró en una cuestión socioeconómica. Jesús ponía en peligro las finanzas del templo, fuente principal y única de la riqueza de Jerusalén. La visión que Jesús tenía de Dios y del hombre acababa con aquel sistema, a todas luces sumamente corrompido. A este núcleo esencial del problema se añadían otros de índole teológica que hicieron que a la causa de los saduceos se unieran los otros grupos como fariseos y escribas. Pero estos últimos probablemente no habrían condenado a Jesús. Excepto Jesús, todos los personajes de la Pasión de más o menos relevancia quedan malparados. Pilato porque no fue dueño de la situación y no quiso enfrentamientos con el Sumo Sacermiento del precepto sabático judío, de las prescripciones sobre pureza, trato con pecadores y cultualmente impuros y, finalmente, su crítica a la ley. Todo esto socava los fundamentos del judaísmo. Puesto que en tiempos de Jesús el Sanedrín mismo no podía ejecutar la pena de muerte, se llegó a una mañosa colaboración con la potencia romana ocupante tan odiada por otra parte. Así que Jesús cayó prácticamente entre el aparato de los poderosos. En definitiva, lo asesinaron: malentendido, cobardía, odio, mentira, intriga y emociones” (Jesús, 140). Yo añadiría: envidia y dinero, y cuanto decimos en el texto, que si el movimiento de Jesús seguía adelante la estructura de Israel como estado se tambalearía.
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dote temiendo, como consta por Juan, ser acusado de negligencia a Roma. Los Sumos sacerdotes por su visión puramente mundana y economicista. Los otros grupos religiosos por no captar el mensaje de Jesús, que se inscribía en lo más hondo de las Escrituras que ellos leían noche y día. Pilato, como era costumbre hacer con los que iban a ser crucificados, lo mandó azotar. Era algo terrible como consta por los escritores de la época. Marcos sólo dice que Jesús fue flagelado, pero no hace el más mínimo comentario. Es uno de esos silencios suyos tan expresivos y cortantes, que deja que el comentario lo haga el lector y reflexione por su cuenta. Con la condena a la cruz termina este episodio en el que la humanidad entera, pues todos fuimos cómplices, sufrió el más profundo grado de envilecimiento y degeneración. Sólo Jesús permaneció fiel a sí mismo y digno. Las burlas de los soldados (15, 16-20) 16 Los soldados le llevaron dentro del palacio, es decir, al pretorio y llaman a toda la cohorte. 17 Le visten de púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñen. 18 Y se pusieron a saludarle: «¡Salve, rey de los judíos!» 19 Y le golpeaban en la cabeza con una caña, le escupían y, doblando las rodillas, se postraban ante él. 20 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron la púrpura, le pusieron sus ropas y le sacan fuera para crucificarle.
De igual modo que después de la condena del Sanedrín Marcos nos ofrece una escena de burlas20, ahora acontece otro tanto. Es como la respuesta de los súbditos a las actuaciones de los jefes.
20. “La escena del puesto de guardia nos muestra a un Mesías solidario de todo dolor humano, solidario del hombre pisoteado injustamente. El Mesías se revela, no como lo esperábamos, en la gloria y el triunfo, sino como el Siervo de Yahvé, como el Hijo del Hombre compañero del sufrimiento de tantos hombres” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 226).
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Como Jesús acaba de ser condenado a la cruz por sus pretensiones de realeza21, son ahora los soldados del pretorio quienes le introducen en el palacio y le brindan una escena de burlas en consonancia con sus pretensiones regias. Se trata de un grupo de soldados que se hallaban allí, que llaman a sus compañeros para pasar un rato de diversión22. Lo visten de rey y, con lo que se supone que era el cetro, le golpean la cabeza en la que le habían colocado una corona de espinas, y le saludan con el ritual real, pero en este caso con el formulario hebreo: “Rey de los judíos”. Quizás el escarnio mayor de estas mofas se refiere a que mientras le ofrecían el homenaje de burla, le escupían. Sumo desprecio a Jesús y ¡a las esperanzas judías! También aquí se están cumpliendo las Escrituras, pues al fondo se hallan el justo sufriente de los salmos y el Siervo de Yahvé. En Jesús se están realizando plenamente estas figuras. Por otra parte, no es difícil descubrir que Marcos con esta escena a la vez que describe las burlas del mundo pagano a Jesús nos muestra que los representantes del imperio ridiculizaban sus propias instituciones. Un mundo viejo: las instituciones judías y paganas estaba a punto de fenecer. Es la impresión que se saca al leer estos pasajes de un Marcos irónico que contempla la escena desde la victoria de Pascua. Al rechazar a Jesús, las instituciones de ambos bloques realizan su propio suicidio23, 21. “Paradójicamente los únicos que advierten y expresan a modo de parodia la verdad social de lo que pasa con Jesús son los soldados de la guardia imperial, profesionales de la muerte. Saben que todo lo que hace el pueblo y decide el tribunal romano es una farsa y también ellos quieren representarla: trenzan un juego con Jesús, le coronan como a rey, le saludan y rinden homenaje de mentiras” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 406). 22. “La costumbre salvaje de entregar a la soldadesca al condenado a muerte llevaba consigo la posibilidad de hacerlo víctima de sus ‘diversiones’ más brutales. Para el evangelista, la imagen del hijo del hombre considerado por las fuerzas de este mundo como un rey de pacotilla se invierte en la otra imagen de un ‘rey de los judíos’, incluso de un ‘rey del mundo’ que escarnece los varios símbolos de la realeza de este mundo” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 226). 23. “Durante algún tiempo la burla ha consistido en ver a Jesús hombre de dulzura y de perdón, traicionado, burlado, asesinado. En la actualidad la burla se sitúa precisamente en la vertiente opuesta, al menos para aquellos, cuya fe no es lo
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pues era éste el punto central de su dinamismo interno: la escatología y la realización del hombre nuevo. Finaliza la escena con el despojo de las vestiduras de burla, y poniéndole las suyas, le sacan “fuera” para crucificarlo. Este “fuera” está cargado de sentido; significa fuera de los dominios de Roma: antes se le había sacado fuera de los de Israel: fuera de la humanidad. Así se consuma esa tendencia endógena de Jesús a estar fuera, que veíamos cuando decíamos que estaba fuera de su familia (3, 21), fuera de su pueblo24, fuera (salido) del Padre (1, 38): el hombre para los demás; siempre fuera de sí; he ahí su esencia. Por tanto no es de extrañar que ahora también se le saque “fuera”. ¡Hacia la cruz! (15, 21-22). 21 Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz. 22 Le conducen al lugar del Gólgota, que quiere decir: Calvario.
Se trata de una escena curiosa llena de realidad y de simbolismo. Estamos en el día de Pascua. Y de un individuo, que viene del campo, se dice que pasaba por allí25. Este verbo innecesuficientemente fuerte como para superar las adversidades. Está, por ejemplo, en ver cómo hombres santos, a los que desde una profunda actitud de fe reconocemos como vicarios de Jesús, están enredados en los nudos de la historia y continúan jugando a ser hombres de estado, en ver a hombres píos y mundanos intrigar por vanidades en medio de la aprobación o de la indiferencia poco menos que de todos. Y todo esto después de haberse proclamado discípulos [J. SULLIVAN, Verità selvaggia, Torino 1979]” (A. PRONZATO, Un cristiano III, 101). 24. El término ‘sacar’ (e0ca/gw hapax legomenon en Marcos) recuerda Lev 24, 14; Núm 15, 35 s, según los cuales, el blasfemo o el que viola el sábado tiene que ser lapidado fuera del campamento (cf. Lev 16, 27; Hch 7, 58; Hch 13, 12). De esta manera, el sacar documenta que Jesús es expulsado del pueblo” (J. GNILKA, El evangelio II, 369). 25. “Este individuo representa, por tanto, a un seguidor de Jesús que está ejerciendo la misión; Simón es nombre más griego que judío, pero en todo caso se trata de un oriundo de Cirene, en el norte de África; esto es, no pertenece al país judío ni profesa la ideología nacionalista; carga con su cruz (de Jesús y suya) cumpliendo la condición del seguimiento” (J. MATEOS – F. CAMACHO, Marcos, 271).
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sario en la narración puede encerrar algún significado secreto. También se dice de Jesús cuando encontró por primera vez a sus discípulos “que pasaba” (1, 16; 2, 14). La palabra puede hallarse en conexión con el discipulado. También se emplea este vocablo para hablar de aquellos que al pasar se mofaban de Cristo crucificado (15, 29). Simón va a desempeñar la tarea de un verdadero discípulo. La palabra “pasar” puede hacer relación al discipulado y a la cruz: el discípulo tiene que saber llevar su cruz, que es la de Jesús. Otro rasgo curioso se refiere a que proviene del norte de África, de Cirene, donde existía una numerosa colonia judía. No es un judío de Jerusalén. Pertenece a un grupo más abierto, como los de Galilea. Nótese que la multitud que pidió su condena fue la de Jerusalén, aunque también se supone que se hallaba presente la de otras partes que habían subido a la fiesta. Marcos, sin embargo, nada dice de esto. Por lo que da a entender que quien pidió la crucifixión de Jesús, a instigación de las autoridades, fue la multitud de la capital. Curiosamente, viene del campo. ¿Del trabajo? Según el cómputo de Marcos ese día era Pascua. ¿Supone esto que Simón ha roto con las más puras tradiciones de su pueblo y por eso es digno de ayudar a llevar la cruz a Jesús?26. Muy probablemente los soldados romanos no habrían escogido a un judío celoso para este menester27. Por tanto, el dato de que viene del campo, también innecesario en la narración, deja entender que ha realizado 26. “Un testigo del camino de la cruz es el judío de la diáspora, Simón. Viene del campo, pero no se dice que trabaje allí. Es conocido en la comunidad primitiva junto con sus dos hijos, que llevan nombres no bíblicos. Seguramente eran cristianos [Rufo: Rom 16, 13]” (F. LENTZEN-DEIS, Comentario, 458). 27. “Sorprende que en una narración reducida a su esqueleto, refiera Marcos tantos detalles sobre este individuo indicando su proveniencia y el nombre de sus hijos. Pudiera tratarse de personas muy conocidas en la primitiva comunidad cristiana. O quizás quisiera dejar claro que el asunto que está aconteciendo puede documentarse históricamente y que no pertenece a la leyenda” (A. PRONZATO, Un cristiano III, 104). Otros piensan que es una advertencia de Marcos para avisar al lector de que no estamos en el día de Pascua, coincidiendo así con Juan. Pero esto es no conocer a Marcos y su ironía.
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esa ruptura al igual que hará José de Arimatea (15, 43) entrando en casa de Pilato para pedir el cuerpo de Jesús, trasgrediendo las normas de pureza. Un dato curioso en un evangelio tan conciso es que se diga de él que era el Padre de Alejandro y de Rufo. La interpretación según la cual estos dos personajes serían figuras claves de alguna comunidad no parece suficiente, aunque Marcos da en alguna ocasión informaciones similares, pero siempre al dato propiamente histórico parece que hay que añadirle una realidad significante. La venida del campo podría indicar que ya no practica el judaísmo ortodoxo, y el hecho de que sus hijos lleven uno nombre griego y otro latino le vincula a los paganos. Un judío del cual han surgido grupos cristianos venidos del paganismo sin fronteras28. El sentido que se esconde en todo este pasaje podría ser que a Jesús le ayudan a llevar la cruz los judíos abiertos a la conversión de los paganos. Marcos pondría así una nota positiva con respecto al grupo judío al que considera ordinariamente como opuesto frontalmente al ministerio de Jesús. Vio en aquel hombre, abierto, la imagen de cuantos un día se dispersaron y al llegar a Antioquía hablaron también a los griegos. Y fue aquí donde por primera vez se llamó a los discípulos “cristianos” (Hch 11, 26), es decir, llegaron a ser de verdad cristianos, porque hasta entonces más bien parecían una secta judía. Lo más probable es que estemos ante una sencilla historia, leída teológicamente por el evangelista, con el significado que acabamos de exponer29. El que el discípulo porte su cruz indica con toda seguridad que Jesús había quedado tan maltratado, después de la flagelación30, 28. “Simón de Cirene es padre de Alejandro, nombre griego, y de Rufo, nombre latino; es decir, los que siguen a Jesús hasta el fin dan origen (padre) a comunidades en el mundo entero (14, 9). Aparece aquí la figura masculina en paralelo con la femenina de la mujer del perfume (14, 3), que representa a los verdaderos seguidores de Jesús” (J. MATEOS – F. CAMACHO, Marcos, 271). 29. “En efecto, no es posible excluir de la mente del redactor y de sus lectores un recuerdo de la advertencia proferida en Mc 8, 34: el hombre requerido para ‘tomar’ (hina arêi) la cruz evoca a aquellos a los que Jesús se dirigía al decir: ‘Si alguien quiere seguirme que renuncie a sí mismo y que tome (aratô) su cruz y me siga’” (S. LÉGASSE, El proceso, 92).
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que se sentía incapaz de llevarla. La crucifixión tendrá lugar en el Gólgota, palabra que el evangelista mismo traduce por el lugar de la calavera. ¿Por qué este significado? ¿Acaso era un montículo que tenía forma de cráneo? Dada la tendencia de Marcos a la concisión, ¿por qué llama la atención del significado del lugar? ¿No se trataría de un lugar impuro, de sepulturas?, ¿el lugar de la calavera? Así Jesús habría sido crucificado fuera de la ciudad y en lugar impuro. De esta forma su condena había sido absoluta y total. Sólo quedan junto a él sus enemigos y un hombre de Cirene, que le ayuda, pero lo hace por ser forzado a ello, aunque al contacto con él le presta su adhesión ¡Narración típica de Marcos! La crucifixión (15, 23-28) 23 Le daban vino con mirra, pero él no lo tomó. 24 Le crucifican y se reparten sus vestidos, echando a suertes a ver qué se llevaba cada uno. 25 Era la hora tercia cuando le crucificaron. 26 Y estaba puesta la inscripción de la causa de su condena: «El rey de los judíos.» 27 Con él crucificaron a dos salteadores, uno a su derecha y otro a su izquierda[28].
Jesús no acepta el narcótico que le ofrecen a fin de hacer más soportables los terribles tormentos de la cruz. Él había decidido subir libremente a Jerusalén y aceptar todas sus consecuencias. Había predicho su muerte ignominiosa y ahora que llega el momento no quiere prescindir de ninguna de sus amarguras, ni siquiera de las de los dolores físicos más atroces31. Jesús apare30. “Para evitar la flagelación, Jesús no pudo apelar a la ciudadanía romana, como Pablo (cf. Hch 22, 25-29), ni acogerse a la ley judía que prohibía dar más de cuarenta golpes, suponiendo que el reo los soportase (cf. Mkk 3, 11). Los romanos no tenían límite en la flagelación, y el reo podía morir bajo los golpes; en el caso de Jesús la flagelación no fue la tortura en un interrogatorio, ni suplicio independiente de la crucifixión, sino el tormento aplicado al reo antes de crucificarlo, para quebrantar sus fuerzas y abreviar el final” (M. IGLESIAS, Nuevo Testamento, nota a 15, 15). 31. “La bebida narcótica corresponde a una costumbre hebrea, como se recuerda en Prov 31, 6: ‘Dale el licor al vagabundo y el vino al afligido’. Pero el hecho de que Jesús la rechazó revela su voluntad de no perder la consciencia” (J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, 227).
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ce así como dueño de sí mismo y fiel a su propósito. Ha aceptado en Getsemaní la copa y no se va a echar a atrás. Todos esperábamos que Marcos se detuviera en narrarnos los tormentos de la crucifixión, pero para ello sólo dice dos palabras: “Lo crucifican”32. Pero si bien se mira, esas palabras expresan más que cuanto hubiera pretendido trasmitirnos a base de una detallada descripción. Marcos observa que los ejecutores de esta atroz sentencia están cumpliendo las predicciones del Salmo 22 al repartirse entre sí sus vestidos33. La expresión de la tablilla adosada a la cruz decía “el Rey de los judíos”. Con la misma expresión, “la inscripción”, Marcos nos recordará que el nombre del César estaba estampado en las monedas. La realeza de Jesús se va a vincular a la cruz como la efigie del César a las monedas. No se dice que Jesús “es” el Rey de los judíos, sino: concisamente “El Rey de los judíos”. Profunda ironía. “Los judíos buscan signos, los griegos sabiduría” –diría Pablo– que probablemente se inspiraba al hablar así en esta escena de Marcos; y concluye, “pero nosotros a Cristo crucificado...” (1 Cor 1, 22-23). Pero a Jesús no se le ahorra ninguna humillación, se le crucifica entre dos revoltosos34, apareciendo así como uno más, 32. “«Y lo crucifican» (kai staurousin auton). El mismo respeto se manifiesta con estas tres palabras griegas. No hay ninguna descripción, el autor no tiene ninguna necesidad de conmover a sus lectores evocando el sufrimiento del ajusticiado. Aquellos para quienes la crucifixión era algo distinto a un hecho del pasado sabían lo que era ésta. Bastaba con nombrarla para sentir todo el horror y toda la vergüenza. De este modo, sin embargo, y esto era algo que también se sabía, se realizaban la misión de Cristo y el plan de Dios” (S. LÉGASSE, El Proceso, 93-94). 33. “Desnudez significa pobreza: los verdugos heredan los bienes de los condenados; de Jesús sólo pudieron conseguir la ropa puesta. Pero, al mismo tiempo, ella es signo de máximo desprecio y pérdida de dignidad. Queda Jesús impotente, ante las miradas curiosas y burlescas. Por normal vergüenza, los cristianos ponemos un velo sobre su miembro de varón, pero los romanos dejaban el cuerpo enteramente destapado, para degradación y escarmiento de posibles imitadores” (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 409). 34. “El impresionante cuadro que muestra a Jesús crucificado entre ‘dos salteadores, uno a [su] derecha y otro a su izquierda’ contrasta cruelmente con otra escena. En efecto, el lector del evangelio se ve conducido a recordar la pre-
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“uno de tantos”. Quizás fue ésta su mayor tragedia: la tergiversación en público de su proyecto salvador. A la luz de esta escena Jesús recordaría aquella petición de los hijos del Zebedeo (10, 17) de sentarse cuando viniera en su gloria uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús entonces les habló de beber el cáliz. Ahora tiene uno a su derecha y otro a su izquierda, que también le ultrajan. En la cruz de Jesús no cabe respiro, y por si fuera poco, los discípulos están ausentes y las mujeres seguidoras se hallan a distancia (15, 40). Hasta los crucificados con él le insultan (15, 32). La cruz si es cruz, tiene que ser un absurdo total, como ésta. Probablemente nadie ha leído esta página con tanto realismo como San Juan de la Cruz. Cuando hablemos de la muerte de Jesús lo tendremos en cuenta. Jesús, que fue un hombre profundamente solo en su vida35, se halló también extremadamente solo en su muerte36. El reparto de las vestiduras que da cumplimiento al salmo 22 no se consigna sólo para hacer ver que se estaban cumpliendo las Escrituras, encierra también otro sentido secreto. Sabido es cómo durante su vida pública de sus vestidos fluía salud y salvación. Ahora esos vestidos llegan a todos; ni siquiera se especifica que sólo recayeran sobre los soldados. El texto dice escuetamente: “Y se reparten sus vestidos”. Jesús es patrimonio de la gunta que los hijos del Zebedeo habían dirigido a Jesús: ‘Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda’ (Mc 10, 17). Puede tener también en su mente la respuesta que dio Jesús a los dos hermanos, donde evoca el bautismo y la copa (véase 14, 36) que les esperan dentro de poco. En esta hora el rey está entre dos ‘visires’” (S. LÉGASSE, El proceso, 96). 35. Solo en su vida. Marcos le presenta infatigable en la predicación del reino, siempre o casi siempre rodeado de gente, pero con las que no establece una conversación que le reconforte; él siempre está hacia los otros y hacia el Padre. Pero es que, por otra parte, ¿con quién podría dialogar en serio Jesús fuera del Padre? El poder, el dinero y el placer, que suelen ser el objetivo de todos los hombres, para él no eran nada, puro vacío, mejor dicho, tinieblas, abismo, mentira. 36. Cf X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, 408-410, páginas que dedica el autor a esta soledad de Jesús.
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humanidad37. La participación en sus vestiduras es participación en su persona, pero también en su cruz. ¿Insinúa así el evangelista Marcos que su particular “theologia crucis” alcanzará a todos los hombres, que se vinculen a Jesús? La crucifixión tendrá lugar a la hora de tercia, las nueve de la mañana. Marcos va anotando las horas. No podemos olvidar que estamos en el día de Cristo. Burlas frente a la cruz (15, 29-32) 29 Y los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo: «¡Eh, tú!, que destruyes el Santuario y lo levantas en tres días, 30 ¡sálvate a ti mismo bajando de la cruz!» 31 Igualmente los sumos sacerdotes se burlaban entre ellos junto con los escribas diciendo: «A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse. 32 ¡El Cristo, el rey de Israel!, que baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.» También le injuriaban los que con él estaban crucificados.
La cruz contemplada, no digo racionalmente, sino con simple mirada superficial no puede ser otra cosa que escándalo e irrisión38. Un Mesías crucificado no podía ser para los dirigentes de Israel otra cosa que un absurdo. Por eso ahora cuando observamos que, tanto los que pasaban como las autoridades judías allí presentes, se mofan de él, no les podemos considerar sino como 37. “En Mc, el manto o la ropa de Jesús ha simbolizado su persona en cuanto comunica la fuerza de vida, el Espíritu (5, 27-30). Con el reparto de la ropa insinúa Marcos que esta fuerza de vida está disponible para que los hombres se la apropien... La omisión de un destinatario explícito en el texto de Marcos universaliza el reparto” (J. MATEOS – F. CAMACHO, Marcos, 272). 38. “Todo el escándalo de la existencia terrena de Jesús, debido a su esencial ocultamiento, está destinado a condensarse y hacerse visible allí donde alcanza la meta y el objetivo de todo este ocultamiento: en la Pasión y muerte” (H. U. VON BALTHASAR, Gloria.7, 183). “Sin ninguna duda, Pablo entiende por ello la muerte histórica de Cristo, que éste ha sufrido en la humillación más profunda, como un criminal en la vergüenza (Flp 2,8; 2Cor 13,4), y no un símbolo intemporal y paradójico. Ningún hombre de la antigüedad hubiera tenido la idea de exaltar precisamente la cruz, haciendo un símbolo religioso del método de ejecución más ignominioso que las autoridades romanas aplicaban sólo a los esclavos y a los rebeldes” (G. BORNKAMM, Pablo de Tarso, Salamanca, 1979, 212).
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superficiales, porque una persona que es capaz de asumir los tormentos de la cruz sin desdecirse, y mantenerse firme en sus proyectos, cuanto menos merece respeto y admiración39. Le recuerdan sus palabras sobre el templo y le tientan a que muestre una actitud de fuerza. Si hiciera esto, v.g. bajando de la cruz, creerían en él. Precisamente la fuerza del mesianismo de Jesús va a consistir en permanecer allí, en la cruz40, en ser fiel hasta el final, en asumir la tragedia humana y el dolor de los hombres, como uno de tantos, en derramar la última gota de su ser en entrega confiada al Padre, que no le ha querido liberar del tormento de la humillación y de la cruz. A las autoridades religiosas judías leyendo a todas las horas las Escrituras, se les escapó la comprensión de su secreto más preciado. “Fulget crucis mysterium” (15, 33-39) 33 Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.34 A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: «Eloí, Eloí, ¿lemá sabactaní?», –que quiere decir– «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?» 35 Al oír esto algunos de los presentes decían: «Mira, llama a Elías.» 36 Entonces uno fue corriendo a empapar una esponja en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber, diciendo: «Dejad, vamos a ver si viene Elías a descolgarle.» 37 Pero Jesús lanzando un fuerte grito, expiró.38 Y el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo. 39 Al
39. Bellísima reflexión de Simone Weil: “Un hombre perseguido y condenado por su fidelidad a una causa o a una colectividad, a una idea o a una fe, por razones nacionales, políticas o religiosas, no padece esta total pérdida de prestigio... Aunque en cierto sentido, Cristo haya sido el primer mártir, el señor y modelo de todos ellos, en otro sentido puede afirmarse aún con más verdad que ni siquiera es un mártir. Se burlaron de él como de esos locos que se tienen por reyes, pero después murió como un criminal de delitos comunes” (citado por A. PRONZATO, Un cristiano III, 118). 40. “Para Marcos, en cambio, Jesús tiene poder sobre el naos no sólo como Hijo glorioso del hombre que está sentado a la derecha de la Potencia, como se decía en 14, 58-62. Aquí Marcos añade que Jesús tiene poder sobre el naos precisamente como crucificado. Pero para la anunciada destrucción del santuario, Marcos, tanto aquí como en 14,58, remite al lector hacia delante” (G. BIGIZZI,”Yo destruiré este templo”, 159).
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ver el centurión, que estaba frente a él, que había expirado de esa manera, dijo: «Verdaderamente este hombre era hijo de Dios.»
Llegamos al punto culminante de la teología de Marcos: la muerte de Jesús en cruz. Ya hemos recordado cómo Jesús se ha ido quedando solo: sin discípulos, maldecido de los que pasaban por allí, odiado por las autoridades y, finalmente, vilipendiado por los que estaban crucificados con él. Marcos nada dice de los tremendos sufrimientos de la cruz. Sólo nos ha recordado los ultrajes. Desde la hora de sexta a la de nona se producen tinieblas en toda la tierra. Estas tinieblas, ¿qué sentido tienen? ¿Se trata de algún fenómeno atmosférico local del viento siroco que oscurece durante algunas horas la atmósfera? Así lo han pensado algunos. De todas formas, sería imposible un eclipse en la fase lunar de plenilunio. ¿Se trata de algo totalmente simbólico?41 Es imposible desentrañar ya toda la realidad encerrada en esas palabras. De todas formas, si se hubiera producido un fenómeno de tal calibre en la tierra entera como dice el texto habría quedado alguna constancia. La expresión de Marcos parece calcada de otra del profeta Amós (8, 9; 32, 7)42. Sin negar alguna base histórica a la afirmación de Marcos, parece fácil descubrirse un determinado sentido figurado en el texto. Con la crucifixión e inminente muerte del enviado de Dios la tierra queda envuelta en las más densas tinieblas. Por eso Marcos resalta “toda la tierra”. El mundo sin el enviado de Dios pierde el sentido de la orientación. Todo queda ensombrecido43. Pero surge la pregunta: ¿por qué las tinieblas aparecen ahora y no en el momento de la muerte de Jesús? La razón parece hallarse en que Marcos ha descubierto que el grito con el que Jesús se despide de este mundo es el signo de su entrada en la 41. “La oscuridad no es natural, sino teofánica [Am 8, 9]” (L. ALONSO SCHÖKEL, Biblia del peregrino, 146). 42. Cf para toda esta cuestión J. GNILKA, El evangelio II, 376. 43. “Ante la cruz todo el cosmos queda en tinieblas al caer los soles y las estrellas de este mundo: es la tramoya apocalíptica que acompaña la llegada del Mesías que viene a instaurar el reino” (F. RIERA I FIGUERAS, Jesús, 232).
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vida. En realidad Jesús no muere; al expirar comienza a vivir. No es un grito de muerte, sino de victoria44. Desde la hora de sexta hasta la de nona es el período en el que él estuvo reducido a nada. Es el momento de las tinieblas del mundo45. A la hora de nona será el momento en el que él va a pronunciar la famosa frase del salmo 22: “Dios mío, Dios mío para qué me has abandonado”46. Jesús la pronuncia en arameo. Estas palabras han dado pie a numerosas interpretaciones47. Muchos han supuesto simplemente que Jesús murió recitando el salmo 22. Otros han visto en estas palabras un grito de desesperación. Pero esto no hace justicia al texto, pues esas palabras son el inicio del un salmo en el que al final quien las pronuncia en momentos de abandono se abre a una gran confianza en Dios. Sin duda alguna, Marcos quiere decir que Jesús ha muerto con el espíritu del salmo 22, pero desde una interpretación muy peculiar del autor. En efecto, desde pasajes anteriores se viene haciendo alusión a este salmo, que, como hemos dicho, al final, 44. “Si Marcos lo entiende también así, es posible que haya interpretado este nuevo grito inarticulado de Jesús como un signo de superación y de victoria” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 325). 45. “Las tinieblas duran tres horas, aludiendo a los tres días de las que precedieron a la salida de Egipto” (J. MATEOS – F. CAMACHO, Marcos, 274). 46. Marcos no traduce el salmo: “por qué”, sino “para qué”. “Insistir en las palabras eis ti, apoyándose particularmente en Mc 14, 4, donde el sentido es final, y ver aquí una pregunta sobre el fin de la muerte de Jesús (y no sobre su causa) es, sin duda, legítimo desde un punto de vista estrictamente filológico (aunque eis ti pueda ser también causal: Mt 14, 31). Sin embargo, pensar que Marcos ha leído en los labios de Jesús una pregunta real, cuya respuesta habría que buscar en 10, 45... es de la más elevada fantasía” (S. LÉGASSE, El proceso, 10797). 47. “Las palabras iniciales del Sal 22 que probablemente Jesús recitó entero, expresan el abandono misterioso del Hijo (aunque un ‘justo’ que ora: ‘Dios mío, Dios mío’, no está abandonado de Dios). En la cita del salmo el ‘por qué’ original (arameo) pasa a ser ‘para qué’ en la traducción de Mc y Mt; la frontera entre ambos significados –por qué; para qué- es franqueable, pero el enfoque es diverso para Mc y Mt. (Jesús y con él el cristiano que sufre) no preguntan por el motivo. [“¿Qué he hecho yo para sufrir esto?”], sino por la finalidad. [“¿Qué pretende Dios con mi crucifixión?”. “¿Hacia dónde me lleva?”. “¿Qué objetivo intenta alcanzar con este sufrimiento mío?”]” (M. IGLESIAS, Nuevo Testamento, nota a Mc 15, 34).
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se convierte en un canto de acción de gracias por la liberación que realiza Yahvé en ese justo perseguido. Por tanto, desde este punto de vista no es correcta la interpretación negativa de la muerte de Jesús, máxime, si como piensan algunos recitó el salmo entero. Pero, por la referencia que ahí se hace a Elías, es muy probable que con la cita de ese salmo Marcos quiera decir otra cosa. Con esas palabras algunos piensan que Jesús llamaba a Elías. Del texto arameo pronunciado por Jesús es difícil inferir tal confusión, incluso para los que lo desconocían. Y así lo reconocen la generalidad de los autores48. Otra cosa es si Jesús pronunció alguna frase de ese salmo en hebreo. En efecto, en el versículo 11 se lee Elí atha: mi Dios, tú. Esta expresión pronunciada por un moribundo crucificado pudo sonar en los oídos de algunos Elyah tha, en arameo, que ciertamente significa Elías ven. Jesús recitaría el salmo en hebreo y Marcos nos da la fórmula aramea; pero se refiere sólo al comienzo del salmo porque era como el título del mismo. Pudo recitar todo el salmo, pero lo que llamó la atención a los oyentes fue este versículo, o mejor las palabras de este versículo a las que nos hemos referido. Estas palabras de suma confianza vienen a continuación de aquellas otras: “Desde el vientre de mi madre”. El versículo 11 dice así: “A ti me confiaron al salir del seno, desde el vientre materno tú eres mi Dios”. Todo el versículo está lleno de ternura. Se alude dos veces al seno y se hace relación a la madre. Desde este punto de vista podemos decir que Jesús murió con el Abbá49 en los labios. El salmista recuerda que desde la infancia y aun antes Yahvé ha sido su Dios. 48. “Algunos de los allí presentes entendieron equivocadamente el grito de oración. Pensaron que Jesús había llamado a Elías. La confusión de Eloi por Elías es casi imposible acústica y filológicamente. Habrá que pensar en una distorsión voluntaria” (J. GNILKA, El evangelio II, 378). 49. “Lo más llamativo, sin embargo, es el paralelismo que se crea entre esta oración y la de Getsemaní: a) son los dos únicos momentos en que, a lo largo de todo el evangelio, revela Jesús algo de su oración personal; b) sólo aquí nos encontramos con una interpelación de Dios en vocativo; c) sólo aquí se nos ofrece la doble formulación en arameo y en griego; d) en ambos casos estamos ante una oración de súplica angustiada; e) en ambos casos está en juego la relación de Jesús con Dios”(F. PÉREZ HERRERO, Pasión y Pascua, 304).
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Las primeras palabras hacen alusión al abandono. Quizás Marcos nos quiera decir que a ese abandono tan tremendo Jesús respondió con un supremo grito de confianza pronunciando el Abbá. A pesar de esa inmensa confianza, Jesús en la cruz ha experimentado el abandono50 del Abbá. ¿Hasta qué punto? No es fácil precisarlo. Reservamos para este momento unas palabras de Juan de la Cruz, que anteriormente habíamos prometido transcribir: “Cuanto a lo segundo, cierto está que al punto de la muerte quedó también aniquilado en el alma sin consuelo y alivio alguno, dejándole el Padre así en íntima sequedad, según la parte inferior. Por lo cual fue necesitado a clamar diciendo: ¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has desamparado? (Mc 15,34). Lo cual fue el mayor desamparo sensitivamente que había tenido en su vida. Y así, en él hizo la mayor obra que en toda su vida con milagro y obras había hecho ni en la tierra ni en el cielo, que fue reconciliar y unir al género humano por gracia con Dios. Y esto fue, como digo, al tiempo y punto que este Señor estuvo más aniquilado en todo: conviene a saber: acerca de la reputación de los hombres, porque como lo veían morir, antes hacían burla de él que le estimaban en algo; y acerca de la naturaleza, pues en ella se aniquilaba muriendo; y acerca del amparo y consuelo espiritual del Padre, pues en aquel tiempo le desamparó porque puramente pagase la deuda y uniese al hombre con Dios, quedando así aniquilado y resuelto así como en nada”51. Ya en Getsemaní Jesús había sentido esa noche, a la que se adhirió sin vacilación alguna con aquel famoso “basta ya” (14, 41). Con esa adhesión y trasfondo del Abbá sigue en estos momentos. 50. “Entre estas dos interpretaciones de la muerte de Jesús se sitúan los dos momentos en que él mismo la interpreta: su oración (v. 34) y el grito (v. 37). Jesús experimenta una dolorosa migración de sentido en su concepción de Dios. El “Abbá” (14, 36) ahora es llamado “Eloi” (“mi Dios”); ante ese desconcierto de Jesús por el silencio y abandono del Dios “mayor” que la experiencia que ha sido el cimiento de su práctica, el pueblo responde hirientemente, llevándole vinagre para que aguante hasta que llegue Elías a descolgarle... ¡Se burlan de él con razón!” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 232). 51. 2 S, 7,11.
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La idea de Jesús hijo muriendo en la cruz queda avalada por la ruptura de la cortina del santuario a la que en seguida va a hacer alusión el evangelista (15, 38). En las tres ocasiones en las que Marcos afirma que algo se rasga aparece Jesús como “Hijo”: los cielos en el bautismo (1, 10), la túnica del Sumo sacerdote (14, 63) en el proceso judío, y ahora el velo del santuario. Pero no adelantemos acontecimientos. Ante la exclamación de Jesús con las palabras del salmo 22, algunos de los allí presentes exclaman: “mira, llama a Elías”. Se ha identificado generalmente a los allí presentes con los soldados. Pero la expresión indica más bien que quienes así hablan tenían que conocer la teología judía sobre el advenimiento de Elías antes de la llegada del Mesías, que, como refiere Marcos, era una teoría de los escribas (9, 11)52. Por tanto, es muy probable que algunos de los que pronunciaran esas palabras fueran los escribas, que se hallaban junto a la cruz mofándose de Jesús. Esto indica que aun estando Jesús en la cruz les inspiraba cierto temor y duda, como se infiere de las palabras: “Dejad, vamos a ver si viene Elías a descolgarlo”. Mientras tanto, le ofrecen vinagre, que él no toma. El vinagre era una bebida refrescante, pero Marcos posiblemente contempla allí la expresión del salmo 69, 22: “han apagado mi sed con vinagre”53. Jesús dando un fuerte grito expiró. Con el grito, imposible en un moribundo en las condiciones de Jesús, y el verbo empleado por Marcos, que no se encuentra entre los corrientes para hablar simplemente de muerte, se nos indica que el evangelista no se está 52. “Se esperaba el retorno de Elías (cf. Mc 6, 14; 8, 28; 9, 11; Ml 3, 1; 4, 5). La creencia popular afirmaba que una de sus tareas consistiría en rescatar al hombre piadoso de sus apuros (Eclo 48, 1-11). No es fácil de explicar la confusión de elôi con ’Eliyâh; pero la forma de ‘Dios mío’ en Mt 27, 46 (êlî, que quizá responda mejor al original) podía entenderse más fácilmente como una forma abreviada de ’Elîyâh” (E. J MALLY, Evangelio, 155). 53. “¿Ha pensado Marcos que dando de beber al Crucificado, lejos de realizar un acto de compasión, se prolongaba, por el contrario, el suplicio del mismo y que de este modo se daba, irónicamente, a Elías tiempo para intervenir? En todo caso, es seguro que este brebaje, hecho de ‘vinagre’, y la frase del versículo 36a recuerdan el Sal 69 (LXX 68), 22, y que de este modo Jesús continúa reproduciendo los rasgos dibujados, pensando en él, en la Escritura” (S. LÉGASSE, El proceso, 111).
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refiriendo a que Jesús dejó de existir o murió54. Más bien quiere decir que entregó el espíritu. Mateo55 y Juan56 expresarán esto con toda claridad. De igual modo, como decíamos, es sorprendente el grito en un crucificado. Por eso es lícito pensar que Marcos contempla en él un signo de victoria y de entrada en la vida. Como en seguida se rasgará el velo del santuario y el centurión le va a proclamar Hijo57, no sería extraño que Marcos estuviera narrando aquí el verdadero nacimiento de Jesús; y ahora comprenderíamos mejor el porqué de la omisión de la historia de la infancia en su evangelio. Jesús nace del seno de Israel (al rasgarse la cortina del santuario58), y el grito es la expresión de la entrada en la vida, del mismo modo que el niño al salir del seno materno59. El secreto de Israel era Jesús y el santuario, el seno del Padre, de donde él ha surgido. Como vamos viendo, en Marcos se da ese doble nivel de comprensión en los sucesos que rodean la existencia de Jesús. Ahora es el centurión romano quien al verlo expirar así –otros códices dicen al verlo gritar así– prorrumpe en un acto de fe, 54. “Nuevo grito potente de Jesús impropio de un agonizante (lanzando una gran voz): No está vencido. Marcos no emplea la palabra ‘muerte’, que connota pasividad. Jesús no se apaga en el suplicio y la debilidad; su muerte es el momento cumbre de su vida y de su plenitud; el verbo ‘expirar’ (gr. exepneusen) está emparentado ‘con espíritu’ y significa ‘exhalar el espíritu’; la muerte es el momento en el que Jesús efunde su Espíritu sobre los hombres” (J. MATEOS Y F. CAMACHO, Marcos, 277). 55. “Mateo habla inequívocamente de un nuevo clamor (27, 50). Si Marcos lo entiende también así, es posible que haya interpretado este nuevo grito inarticulado de Jesús como un signo de superación y de victoria” (R. SCHNACKENBURG, El evangelio II, 325). 56. La opinión, según la cual en la entrega del espíritu se hace relación al Espíritu Santo, la mantienen gran número de exegetas, incluidos aquellos que no gustan demasiado de la interpretación simbólica” (S. CASTRO SÁNCHEZ, Evangelio de Juan, 459). 57. Ya hemos recordado que en las tres escenas (1, 9-11; 14, 61-63; 15, 38-39), que se habla de rasgar, siempre se alude a Jesús ‘Hijo’. 58. Ver algunas opiniones sobre el sentido de la ruptura del velo del santuario en A. PRONZATO, Un cristiano III, 112-113. 59. Algún autor ha puesto de relieve la similitud entre la oración de Jesús en la cruz y en Getsemaní. Ahora bien en Getsemaní Jesús se dirigió a Dios con el nombre de Abbá (Mc 14, 36); cf. F. PÉREZ HERRERO, Pasión y Pascua, 304.
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proclamándole nada menos que Hijo de Dios60. Evidentemente el romano no pudo en aquella ocasión hacer una confesión teológica de tal magnitud, pero Marcos supo ver en aquella admiración la fe de los gentiles. La fe, una vez más, se mostraba soberana, sin apoyatura alguna. El grito de Jesús entregando el espíritu generaba la gracia. Por fin, el evangelio alcanzaba su meta: que los hombres proclamaran la filiación divina de Jesús, que él había venido expresando a lo largo de su vida y de manera especial en Getsemaní y en la cruz61. Las mujeres mirando “desde lejos” (15, 40-41) Había también unas mujeres mirando desde lejos, entre ellas, María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de Joset, y Salomé, 41 que le seguían y le servían cuando estaba en Galilea, y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén. 40
Sin duda, estas mujeres representan a la comunidad de Jesús en ciernes. Ya hemos visto al centurión, figura de los paganos. Éste no se hallaba lejos, sino junto a la cruz; expresa al mundo pagano que va a ser quien mejor interprete la realidad de Jesús. Las mujeres, por el contrario, simbolizan la comunidad judía, quienes le han seguido, le han servido y han subido con él a Jerusalén, pero todavía se hallan a “distancia”62. Les queda por 60. “De pie frente a la cruz, observa la muerte de Jesús. Su palabra nace como consecuencia del grito de muerte de Jesús y de las restantes circunstancias de su muerte. A diferencia de los jerarcas judíos, que exigen una señal para poder creer (32b), el centurión al pie de la cruz desemboca en la fe” (J. GNILKA, El evangelio II, 380). 61. “Con las palabras del centurión insinúa Mc que serán los paganos quienes interpretarán correctamente esa muerte, viendo en ella la suprema manifestación del amor de Dios. ‘Hijo de Dios’ es la expresión usada por Marcos en el título del evangelio (1, 1). Al llamarlo así, el Centurión da la razón a Jesús contra los que lo han condenado y justifica toda su actividad” (J. MATEOS – F. CAMACHO, Marcos, 278). 62. Aunque se tratara de un hecho histórico es claro que la mujeres no creen en la cruz como paso a la resurrección porque irán al sepulcro con aromas (Mc 16, 1). La cosa se complicaría aún más si se hiciera alusión al salmo 38, 12: “Compañeros y amigos huyen de mi llaga/ mis allegados se quedan a distancia”.
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aceptar la realidad de la cruz como ha hecho el centurión. Las mujeres serán las mismas que se hallan junto al sepulcro la mañana de Pascua, pero aquí a la segunda la denomina madre de Santiago el Menor y de Joset. A esta mujer, en el momento de la sepultura la denominará María la de Joset, y en el de la unción, la mañana de Pascua, María la de Santiago. En el capítulo siguiente, en el dieciséis, explicaremos el sentido de estas variaciones. A Salomé la omite en el momento de la sepultura. Marcos habla de otras muchas mujeres que habían subido con él a Jerusalén63. Todas ellas se hallan mirando desde lejos a la cruz. No comprenden su misterio. Aman a Jesús, pero el suceso de la cruz sigue siendo para ellos algo incomprensible. ¿Cómo puede terminar así la historia de Jesús? Pero no debemos extrañarnos, el mismo Jesús sintió en Getsemaní su vértigo, aunque en seguida se adhirió con confianza ilimitada a los designios y voluntad del Padre. José de Arimatea, un judío piadoso (15, 42-47) 42 Y ya al atardecer, como era la Preparación, es decir, la víspera del sábado, 43 vino José de Arimatea, miembro respetable del Consejo, que esperaba también el Reino de Dios, y tuvo la valentía de entrar donde Pilato y pedirle el cuerpo de Jesús. 44 Se extrañó Pilato de que ya estuviese muerto y, llamando al centurión, le preguntó si había muerto hacía tiempo. 45 Informado por el centurión, concedió el cuerpo a José, 46 quien, comprando una sábana, lo descolgó de la cruz, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro que estaba excavado en roca; luego, hizo rodar una piedra sobre la entrada del sepulcro. 47 María Magdalena y María la de Joset se fijaban dónde era puesto.
63. Es muy curiosa la interpretación que hacen de las mujeres J. Mateos y F. Camacho, que dividen en dos grupos: las llamadas por su nombre, que serían las que están “a distancia” y después irían a ungir a Jesús y que, por tanto, no esperan su resurrección, y “las otras muchas mujeres, que han acompañado a Jesús hasta el final”. Éstas no visitan el sepulcro, ni van a ungirle, porque esperan el cumplimiento de su promesa de resucitar. Las primeras representan al grupo judío, las segundas a los paganos; cf. Marcos, 278-279.
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Marcos está haciendo desfilar una serie de personajes cercanos a Jesús en mayor o menor grado. José de Arimatea siente por Jesús un afecto especial. Su acción demuestra respeto, cariño y admiración, pero todavía no fe64. No va a permitir que el cadáver de Jesús sea devorado por las fieras como solía acontecer con los crucificados. Se va armar de valor y va a atreverse a pedir a Pilato el cuerpo de Jesús; para ello tendrá que introducirse en sus aposentos y “contaminarse”, pues un judío no podía entrar en casa de un gentil65. Pero el amor a Jesús le impulsa a romper con algunas tradiciones sagradas de su pueblo. Marcos no lo dice, pero José de Arimatea está caminando hacia el discipulado. Sin embargo, todavía se mueve en la incomprensión. Marcos lo da a entender cuando afirma que este hecho tuvo lugar al atardecer, y ya sabemos que para él esta palabra señala el tiempo de la incomprensión66. José piensa darle una tumba digna a Jesús, no sueña con su resurrección. De hecho la tumba estaba excavada en una roca, y una vez sepultado Jesús, corrió sobre la entrada de la tumba una piedra muy grande. Es curioso que Pilato se cerciore por el centurión de la muerte de Jesús. Sólo Pilato habla de muerte e implícitamente el centurión. Como vimos, el evangelista nunca utilizó esos términos para hablar del fin terreno de la vida de Jesús. Por dos veces se refiere Pilato a su muerte y se extraña de que ésta haya acaecido tan pronto67. Esto muestra la libertad de Jesús, que si bien se sometió 64. “Al decir que él esperaba el reino de Dios se da a entender que no se consideraba todavía como discípulo de Jesús. En Lc 2, 25. 38 una expresión similar designa al judío piadoso. Pero mira con simpatía el movimiento puesto en marcha por Jesús” (J. GNILKA, El evangelio II, 390). 65. Cf Jn 18, 28; Hch 10, 28: “vosotros sabéis que le está prohibido a un judío juntarse con un extranjero o entrar en su casa”. 66. Ya lo hemos recordado varias veces: “Caída la tarde/ya anochecido, cinco veces en Marcos, todas en contexto negativo” (J. MATEOS - F. CAMACHO, El evangelio I, 161). Véase en esa misma página cada una de las veces que aparece y el sentido negativo que entraña. 67. Marcos con esto quiere recalcar que Jesús a tenor de los cánones de este mundo ha muerto de verdad y ha sido sepultado también de verdad, cerrando el sepulcro con una gran piedra. Resuena aquí el texto fundamental de Pablo para toda la cristología: “Porque os transmití en primer
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plenamente al proceso normal de la existencia humana, se mostró dueño del mismo como quien entrega libremente su vida. La acción de José sobre Jesús tiene tres objetivos: descolgarle de la cruz, envolverlo en una sábana y, finalmente, colocarlo en el sepulcro. Además compró la sábana. No le ofreció algo suyo; muestra una cierta distancia sobre Jesús68. Admiración y aprecio desde una determinada lejanía. Como hemos dicho, considera a Jesús como uno de los grandes de Israel, pero nada más. Se distancia de su grupo judío, pero no se abre del todo a la fe. Con su gesto, el evangelista nos deja entender que aun dentro del Israel institucional había algunos que mostraban la cara amable de aquel judaísmo. No veían en Jesús a un enemigo, sino un grandioso y verdadero israelita. Así, Marcos no descalifica de forma absoluta las instituciones de Israel. Dos mujeres, representantes del grupo, María Magdalena y María la de Joset observaban el lugar donde era depositado el cuerpo de Jesús. Anteriormente, a esta María la había denominado madre de los dos hermanos. Pero la mañana de Pascua la llamará sólo madre de Santiago.
lugar, lo que a mi vez recibí; que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, según las Escrituras” (1 Cor 15, 3-4). 68. A no ser que se quiera indicar que ha sido capaz de transgredir la ley judía del descanso; cf J. GNILKA. EL evangelio II, 390-391.
CAPÍTULO 16
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Se ha afirmado que quien entienda la sección final de Marcos, es decir, 16, 1-8, ha logrado comprender su evangelio1. Digamos ante todo que estamos ante un final consecuente con el resto del evangelio. No hace falta recordar la dificultad de intelección que implica esta perícopa, así como las incontables interpretaciones que a lo largo de la historia se han hecho sobre ella2, sin que hasta el momento se haya logrado dar con una que satisfaga a la mayoría. Estos pocos versículos encubren un enigma, y nada menos que relacionado con el tema clave y capital del evangelio: la resurrección3. Un texto muy complejo Una de las últimas interpretaciones pretende hallar la respuesta en el supuesto de que muchos pasajes, que encierran alguna contradicción, dependen de documentos arameos mal traducidos al griego. Se ha ofrecido la recomposición del original, dando 1. “Es la conclusión de un motivo que recorre todo el episodio y más en general todo el evangelio; en efecto, Marcos no ha perdido la ocasión a través de su relato de recordarnos la incomprensión de los discípulos, el secreto mesiánico, el temor y el miedo frente a las manifestaciones de Jesús. Es la reacción normal del hombre no sólo frente al Jesús terreno, sino más aún ante el Jesús resucitado” (B. MAGGIONI, El relato, 217). 2. Cf F. PÉREZ HERRERO, Pasión y Pascua, 343-367. 3. Es cuando se cumplen plenamente los anuncios de la Pasión; cf F. LENTZEN-DEIS, Comentario, 468.
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como resultado algo muy parecido a lo que hallamos en Mateo y Lucas4. Es decir, que las mujeres, llenas de temor, comunicaron la noticia a los discípulos, que no las creyeron. Pero no parece que todo este artificio tenga mucho fundamento. ¿Cómo es posible que los evangelistas o los traductores no se dieran cuenta de esa carencia de sentido y no lo confrontaran con otros, supuesta la meticulosidad de que generalmente dan pruebas, y que los autores referidos admiten expresamente? Y es que ¿la comunidad a la que fue dirigido el escrito no tuvo una palabra de inquietud o de interrogante? Más bien era de esperar lo contrario, como sucede cuando un copista encuentra un texto difícil: su tendencia normal es la de aliviar la dificultad. Tengo la sensación de que lo que en no pocos casos estos autores juzgan contradicciones, es precisamente el sentido que pretende el evangelista, como en el presente5. Por otra parte, este pasaje de Marcos no es muy diferente de otros del evangelio, en el que se oculta el significado que busca el lector en la oscuridad del así llamado secreto mesiánico o misterio, que envuelve todo cuanto rodea a la personalidad de Jesús. Otros quieren hallar la respuesta en la pérdida del final de Marcos6. En él se explicaría que las mujeres, después del primer momento de temor, irían a comunicar la noticia a los discípulos, coincidiendo así con lo que escriben los otros evangelistas. 4. Cf M. HERRANZ MARCO - J. M. GARCÍA PÉREZ, Milagros y resurrección, 133-165. 5. “Esta es la secuencia clave para leer retrospectivamente todo el relato de la práctica de Jesús como normativa para la práctica cristiana. Pero hay que leerla en su registro apropiado. Los símbolos que aquí aparecen y las incongruencias históricas de los datos nos advierten que no hemos de tomar el relato como biográfico” (C. BRAVO GALLARDO, Jesús, 238). 6. Véase la larga nota que adjunta Gnilka acerca de la inconformidad de algunos con el final de Marcos. Concluye con unas palabras de Wellhausen que hacemos nuestras: “La mayoría de los exegetas suponen que el autor se vio impedido para completar su obra o que originariamente el texto fue más extenso y que posteriormente fue víctima de la censura por algunos motivos. No han entendido 16, 4. No falta nada; sería una lástima que siguiera algo más” (J. GNILKA, El evangelio II, 404699).
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Pero, aunque no es imposible que esto pudiera haber sucedido, no existe en los testimonios de la antigüedad ninguna alusión a ese final, y nunca una dificultad debe solventarse aduciendo una solución al margen de la misma. Por otra parte, dicho final no es tan extraño al contexto de Marcos, que en otras ocasiones nos ofrece cosas parecidas. También se había argumentado que ningún libro termina con la partícula “pues” (gar). Pero se ha demostrado que esto no es verdad, y se han podido aducir testimonios de escritos que tienen ese mismo final7. Por tanto, creo que debemos trabajar con la hipótesis más plausible de que el evangelio original de Marcos terminó en 16, 8. Ese otro final canónico (16, 9-20), no es de Marcos; supone un intento de completarlo y de adecuarlo al de los otros evangelios. Entre los que interpretan materialmente la expresión “ir a Galilea”, algunos suponen que las mujeres en un primer momento guardaron silencio, pero posteriormente hablaron, es decir, comunicaron a los discípulos y a Pedro el mensaje del joven de la túnica blanca. Como veremos, esta lectura es lícita, porque un autor puede dejar en suspenso un tema, que fácilmente puede suplir el lector8, aunque nosotros propondremos otra interpretación. Nos encontramos, pues, con un text