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En
el
aho 778, Carlomagno condujo una expedici6n militar por Espaöa. En el catnino de vuelta, sufriö un ataque en la retaguardia. Un tal Roldån, prefecto de la marca de Bretaöa, morirfa a
Mås de
manos de
tres siglos
Cantar de Roldån Edici6n de Juar. Victorio
los asaltantes vascos.
después, los hechos dieron
mås famoso mis antigua, nos introduce en un universo
lugar a un cantar épico, el
dc
la
Edad Media. La
francesa,
vet.'
iön
guerrero, bårbaro, de resonancias mfticas.
CATEDRA LETRAS UNIVERSALES
0120005
LETRAS UNIVERSALES
El Canfar de Roldån imagina una Espaöa, del afio 778, completamente en manos de los musulmanes. Este dato (que choca con la existencia de unos reinos cristianos incipientes) nos enfrenta de entrada con el problema del fondo hist6rico de la obra literaria. Adelantaremos que toda obra de ficci6n selecciona y elabora determinados ångulos de la realidad.
En
efecto:
el
autor del
Canfar de
Roldån tenia
uno
cultura suficiente para saber que en los montes cånta-
bros se habfa originado y se estaba desarrollando cristiano astur-leonés.
Tampoco ignoraba que Abd
el
reino
al-Rah-
man
I se habfa proclamado emir independiente de Damasco y habfa establecido su capital en C6rdoba (756), aunque le habia costado no pocos esfuerzos imponerse a los seiores que vefan con malos Ojos esta Independencia y prepotencia. Y, desde luego, sabfa que los «sarracenos», como él los llama, habfan atravesado incluso los Pirineos y penetrado profundamente en Francia, hasta la posterior derrota sufrida ante Carlos Martel en el 732, entre Tours y
Poitiers.
Todo rio,
como autor literaPara 10 que se propone, resulta mås
esto, pues, es silenciado porque,
«no
le interesa».
un gobiema desde Zaragoza en nombre de un emir, Balignån, cuya capital estå situada en un lugar pråctico imaginar una Espaöa enteramente islåmica, con seöor, Marsil, que
del Oriente
muy
la
conocido por
la
leyenda y
la literatura
religiosa.
Mås el
fiel
se muestra
con
la situaci6n
en
la
«dulce Francia»,
de inventar y alterar. Se imagina que en 778 Carlomagno ha conseguido ya un imperio franco a
pero
sin dejar
costa de sus veclnos, y esa intenci6n,
que su venida a Espaöa responde a
todo 10 cual es rigurosamente
cierto,
pero
le
da el tftulo de emperador prematuramente, ya que no fue coronado como tal hasta el afio 8001.
Asf pues, 10 que se observa en el Cantar es la presentaci6n de dos grandes bloques antag6nicos en todos los conceptos, encarnados en dos personajes dotados de gran autoridad. Mås tarde se verå a qué es debida tbda esta transformaci6n.
Los
hechos histdricos que explican el desastre de Roncesvalles 2
Aquf también,
el
autor se aleja de 10 que ocurri6 realmen-
alterando incluso 10 referente a sus protagonistas.
te,
Como
de éstos serå objeto de posteriores notas aclarativas, fijémonos ahora solamente en los hechos. Como consecuencia de la declaraci6n de independencia por parte del omeya Abd al-Kanhman I con respecto a los califas absidas de Damasco, se produjo en Espana una situaci6n de enfrentarnientos entre el «nuevo» emir y los sefiores
14 historicidad
que aün segufan obedeciendo a estos
como por
casualidad, eran los
tanto geogråfica
como
mås
alejados
y que, de C6rdoba,
califas,
vasallåticamente.
éPensaron aprovecharse de esta revuelta para emanciparse ellos
Lo
mismos?
que Suleimån ibn Yakzan ibn al-Arabf, gobemador de Barcelona y de Gerona, se levant6 contra el emir, haciéndose fuerte en Zaragoza en compaöia de otros notables, contra los cuales envi6 Abd al-Rahman un ejército al mando de 'Ihalaba, que fue derrotado y hecho prisionero cierto
es
Pero esta victoria no debi6 de asegurar totalmente a alArabf y sus arnigos, pues él mismo encabez6 una embajada a Paderborn (Vestfalia), donde se encontraba Carlomagno, que acababa de someter a los sajones (777), al cual propusieron, muy 16gicamente, que viniera en su ayuda: ellos se considerarfan a salvo de los ataques del sur, mientras que el rey de los francos conseguirfa crear una barrera a las posibles veleidades expansionistas del emir cordobés. dQué habfa de sinceridad en estas negociaciones por parte de los musulmanes? Ciertos detalles dejan pensativo... Independientemente de que después hicieron traiciön, es por 10 menos muy curioso el hecho de que en aquella embajada se encontrara 'Ihalaba, en calidad de rehén segün se cree. Sorprendente manera de dar seguridades a Carlos, dejåndole
como
aval a
Datos histöricos recogidos de Carl Grimberg, La Edad Media, BarceloDaimon, 1973; Montgomery Watt, Historia de la Espaia islåmica, Madrid, Alianza, 1974; J. A. Garcia de Cortäzar, La época medieval (Historia de Espaöa Alfaguara), Alianza, 1976. 2 Recojo 10 aportado por Martin de Riquer, La Chanson de Roland. El Cantar de Roldån y el RonceJvalles Navarro, Barcelona, El festin de Eso1
[12]
la
Cima de su poder expansi-
una ocasi6n magnifica, tanto como precipitada quide extender aån mås su frontera. Acepta, pues, y le comunica al papa Hadriano I su proyecto, el cual 10 bendice, dåndole el caråcter de cruzada. En 778, Carlos se pone al frente de una de las dos columnas de su ejército. Llega al pafs de los navarros, cristianos independientes, que le abren las puertas de su capital, Pamplona. En su marcha a Zaragoza, los diferentes seiores musulmanes de la regi6n se apresuran a presentarle rehenes para asegurarle su fidelidad; se presenta incluso el propio al-Arabf. Esta columna Ilega ante Zaragoza en mayo de 778, en donde se reune con la segunda columna, que habfa seguido la ruta de los Pirineos occidentales y Catalufia.
Mas no pueden
entrar en
la
ciudad. A1-Ansari, que era hecho vasallo de Abd al-
los sublevados, se habfa se habfa
apoderado de Zaragoza, dejando en
muy
mal lugar a sus ex-cömplices, particularmente a Arabf, que es hecho prisionero por el ya receloso Carlos, el cual, al no haber venido preparado para el asedio de una ciudad amurallada, y temiendo algün ataque en territorio que ya considera muy hostil, decide el regreso a Francia de las dos columnas, ahora juntas.
po, 1983.
en
zås,
Rahman y
na,
fuere, Carlos,
vo, vio
uno de
(ago 774).
un enemigo.
Fuera como
Segün fuentes årabes,
el
ejército
franco,
que contarfa
entre 5.000 y 10.000 hombres, sufre ya un ataque Ilevado a
cabo por
de al-Arabf, quienes consiguen liberarlo. Carlos, Ilegado de nuevo a Pamplona, manda destruir sus murallas, no se sabe bién por qué motivo, y continüa hacia los hijos
los Pirineos.
Eginhardo, en
que la
le
esperaba
al
aio 830, cuenta en su Vita Karoli 10 desventurado ejército, que iba a conocer
el
perfidia de los vascos (Wasconicam perfidiam). El ejército,
obligado por la estrechez de los pasos, caminaba en una estirada columna. Los vascos, emboscados en las alturas, se lanzaron sobre la retaguardia, mataron a todos sus componentes y se Ilevaron la impedimenta, huyendo seguidamente
y perdiéndose por aquellos parajes que tan bien conocfan, sin poder ser perseguidos por el resto de la tropa franca, impedida por la pesadez de las armas y por encontrarse en un lugar que en nada les era propicio. Era el 15 de agosto del aöo 778.
Entre
las
Bretaöa,
al
victimas se encuentra
que se ha querido
un
prefecto de
identificar
con
la el
marca de héroe de
nuestf0 cantar, y el desastre se produce en un lugar indeterminado de los alrededores de Roncesvalles. En cuanto a esos vascos, pudieran tratarse de los gascones (wascones) o de los hispani wascones et nabarros, qui7.ås aquellos
mismos que
le
habfan acögido en un primer momento y a quienes Carlomagno habfa derribado las murallas.
Significado del
Nada de
esto aparece en el Cantar de Roldån, salvo algunas la
expedici6n de Carlos en Espafia. Tres siglos separan los acontecimientos hist6ricos de los episodios literarios, mar-
gen mås que suficiente para poder adulterar 10 que sea necesario y poder presentar un relato cuyo significado va mucho mås allå del simple acontecimiento. Pues 10 que se pretende es mostrar una sociedad, juzgada modélica porque refleja una ideologfa que se pretende ejemplar. [14]
esa mentalidad
son
feudales, y en ese
adjetivo hay que incluir aspectos polftlcos y aspectos religiosos, fntimamente unidos. Un seior decide, dispone indi-
vidualfsimamente 10 que hay que hacer, por mucho que oiga a sus consejeros o a sus allegados, pues su ciencia y su fuerza le vienen de 10 alto. Alrededor de él, y en un nivel
netamente mis bajo, sus vasallos obedecen ciegamente, dindose en cuerpo y alma. Justarnente, sus vidas carecen de importancia ante el ideal perseguido: servir la causa de aquel sefior, que no es otra que la causa del Seior. Por 10 tanto, quien mejor la sirve es quien mås ciegamente obedece: la fidelidad es la
virtud
guerra santa se entiende, es pråctica. Y para conseguir
Carlomagno,
tal
mås la el
como nos
artes plåsticas de la época, es
destacable.
Y
la
guerra,
la
mejor ocasi6n para ponerla «martirio». es presentado
también por
una imagen cabal
las
del «Panto-
una barba florida y blanca y rodeado de sus doce pares, que hacen pensar irremisiblemente en los ap6stoles. Y, para que no quepa duda, estå el traidor, Judas/Gane16n, causante del desastre, alterador del orden y, por 10 mismo, vfctima de su fechorfa. En todo ello y en el maniquefsmo empleado en la presentaci6n de los musulmanes y cristianos se ve la pluma de un crator», adornado con
eclesiåstico. Dejemos para después su identificaciön y detengåmonos en aspectos que ataöen muy directamente a la gestaci6n y a la propagaci6n de este relato.
autor
Epica
Cantar de Roldån
circunstancias necesarias para poder saber que se alude a
Esa sociedad y
culta o popular
Como
han existido dos escuelas, los individualistas y los neo-tradicionalistas, que han debatido, åsperamente en algunos casos, acerca de los orfgenes cultos o populares de la épica de una y Otra parte de los Pirineos. No entraremos en el detalle, pues ambas posturas son muy es sabido,
conocidas.
El autor del Cantar que hoy podemos leer es un clérigo, entendido este término como hombre de iglesia y culto.
Pero
este
hombre, segån ha demostrado palmariamente
una materia anterior, como evidencian las diferentes versiones que se han conservado
A
Jules Horrent 3, aprovechaba
Mås
del Cantar. rescas
o
diffcil resulta
precisar de
cronfsticas4, puesto que,
si
qué
tipo, si jugla-
se ha de juzgar
por
la
deformaci6n hist6rica ya aludida, los cronistas no se quedaban atrås en esta labor. Del testimonio del Silense, de
que
los historiadores
transpirenaicos habfan tergiversado ya al
måximo, abultan-
principios del siglo XII, se deduce
do
la actividad del
emperador,
la
acci6n de este personaje en
Espafia.
no serfan responsables del contenido, mera recitaci6n, para 10 cual empleaban unos recursos que facilitaban su memorizaci6n. Desde luego, es impensable que un juglar, ni por su cultura ni por el caråcter moralizante del Cantar, pudiere ser autor. Lo Alås generoso que se puede decir en su favor, es que fueran los iniciadores del género, los autores de aquellas cantilenas o los «cantos noticieros» que cantaban ciertos hechos notables con caråcter muy diferente sin duda alguna. La propagaci6n ha Sido tema menos debatido que la gestaci6n, y generalmente se estå de acuerdo en admitir que corri6 a cargo exclusivo de los juglares. Pero hay datos que merecen no olvidarse. Fijémonos un instante en las copias conservadas del CanLos
juglares, pues,
sino de la
t v.vå.
tar de Roldån.
Ademås de que aqui
la
de Oxford,
la
mås antigua
y
también la de Venecia IV, Venecia V II, Chateauroux, Lyon, Carnbridge, los llamados