Aprender A Recordar - Dominic O'Brien [PDF]

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Zitiervorschau

A p r e n d e r a r e c o rd a r

es una guía ilustrada para

aum entar y mejorar su memoria. ;Y quién mejor para guiarle por ese intrincado laberinto que Do minie O ’Brien, seis veces ganador del C am peonato M undial de Memoria? El libro comienza con una detallada y sencilla explicación del funcionam iento de esta facultad mental, explorando los temas de la memoria a corto plazo, a largo plazo e inhibida, así como el arte de almacenar, retener y recuperar información. Incluye métodos de probada eficacia, y describe paso a paso una serie de ejercicios para hacer más efectiva la memoria, aumentando su capacidad y mejorando al mismo tiempo su precisión y rendim iento. Enriquecida con expertos consejos, técnicas sum am ente útiles y más de 100 ilustraciones a todo color, la presente obra le ayudará a recuperar todo aquello que desea recordar.

Dominic O ’Brien

Aprender recordar Técnicas prácticas y ejercicios para mejorar su memoria

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Título original: ¡can r lo liemember Publicado en inglés por Duncar» Baird Publishers Ltd T rad u cció n de N u ria M a rtí Ilu stra c ió n de cu b ierta: M a n d y Pritty

Copyright Có D uiu .u i Baird Publishers Lid 2000 lext Copyright «s I Hincan Baird Publishers I.Ui 2000 Coinm issioncd Arlvvork Copyright i|¡./-j■rftN'u ■

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BRl¿VE HISTORIA SOBRl. f.A MI!MORIA

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t r a d i c i

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o r a l

C u a n d o oramos niños, o incluso de adultos, algunas de las historias más maravillosas que hemos escuchado han sido las de nuestros propios antepasados, relatos que han viajado a través de las ramas de nuestro árbol genealógico como un ejército de decididas hormi­ gas. Cada vez que se vuelven a contar; pueden añadirse pequeños cambios, quizá algo que embellezca y exagere la narración para mantener en vilo la atención de los inquietos y jóvenes oyentes, o una o dos invenciones para llenar un extraño vacío en los hechos conocidos. Así es como los recuerdos se van puliendo para que re­ sulten más sencillos y fáciles de transmitir a ios demás. Sin embargo, el cuerpo básico de la información suele conservarse intacto en su mayor parte. Iras escuchar docenas de historias, acumulamos un co­ nocimiento de nuestro pasado. Aunque contemplemos antiguas fo­ tografías familiares, sin el contexto que aquellos recuerdos nos ofre­ cen — ya sean de primera o de segunda mano—, esos documentos materiales se reducirán a meros dalos visuales. Si retrocedemos en el tiempo, antes de que se inventara el orga­ nizador personal, antes de que existieran las agendas o incluso la es­ critura, volvemos a visitar una época en ¡a que la tradición oral era el único método de transmitir los recuerdos de una generación a la siguiente. Todo lo que no era relatado en beneficio de los demás, es­ taba destinado a desaparecer de la conciencia colectiva, a ser olvida­ do para siempre. Por eso los hombres antiguos tenían en tan alta es­ tima la memoria, porque sabían que sin ella y sin los recuerdos el legado cultural se perdería. En la antigua Atenas había varías biblio­ tecas, y también un limitado comercio de libros, pero todo aquello 110

podía sustituir a un sabio con buena memoria. Todos conservamos una vaga imagen de Homero, el gran poeta

épico, cuya capac idad para memorizar los reíalos que contaba no era

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«.A I ' K A I H C I Ó N O K Al

iiK'iio.s heroica que las historias tic los guerreros griegos y Iroyanos fine narraba. Hornero sin duda dependía de una fórmula poética muy trillada, improvisada en lom o a un cuerpo de material familiar, (' incluso puede' que utilizara escritos como ayuda auxiliar, al menos para la !liada, compuesta de 16.000 estrofas. No cabe duda de que contaba con una espectacular capacidad para memonzar. Las grandes epopeyas homéricas no fueron en cierto modo transmitidas al pie de la letra hasta que en un momento dado se re­ produjeron por estrilo. Kn cambio, en la tradición védica de la anti­ gua India, se creía que un pequeño error al salmodiar cualquiera de los himnos sagrados del Kú/míri podía causar un desequilibrio en el cosmos con funestas consecuencias [jara la humanidad, Para evitar este tipo cié catástrofe, los sacerdotes védicos los memorizaban c ui­ dadosamente para no equivocarse nunc a al recitarlos, y eso produ­ jo un fenómeno muy inusual: unos esc ritos sagrados, nacidos do una tradición oral, que se cree son sumamente fieles a su forma original, transmitida oralmente. Contar historias es una manera natural de pasar las largas noc hes invernales en los pueblos, lo cual explicaría, si nos detenemos a ob­ servar la helad Media, la existencia de los mitos del norte de Luropa, extensos relatos de dioses, gigantes, dragones y extrañas transforma­ ciones, cuyos orígenes desconocemos pero que sin duda alguna per­ tenecen a una tradic ión oral. La excepcional naturaleza de los lemas, con sus mágicos episodios, las convierte' en perfectas para ser mem oriza das, un vínculo evidente entre Lo surrealista y lo memorable que funcio­ na en tos sistemas actuales más eficaces para memo rizar. Después de todo, ¿qué podría ser más vivido que Ragnarok, la última y gran batalla apocalíptica en­ tre dioses y gigantes que marca el fin dc'i mundo en la mitología escandinava? listos cuentos cuestan mucho de olvidar.

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líREVF. HISTORIA SOliRi: LA Mf-.MORIA

L o s

a n t i g u o s

g r i e g o s

La nernolecnia, palabra )

I..A MI-MORIA I-NI I A At I LAI llíAI)

Recim lómenle, quizá el más influyente avance en cuestión tic memoria no sí' ha producido sobre la menle humana, sino sobre las máquinas, liemos ido descuidando nuestra habilidad para memori­ zar a medida que dependíamos cada vez más de los recursos exter­ nos para almacenar información: desde el vídeo hasta el organizador personal. Valoramos nuestros ordenadores por.su capacidad de «me­ moria» y la velocidad con la que acceden a ella. Nos maravillamos de la versatilidad de Internet y, sin embargo, olvidamos alcanzar el ple­ no potencial que nuestro cerebro posee. En las esc líelas no se ense­ ña a desarrollar la memoria y, no obstante, se pone a prueba en los exámenes. 1.a mayoría de la gente ignora que la memoria puede au­ mentarse' a través de técnicas que cualquier persona puede dominar. Debemos recordar a los hombres de la antigüedad, y reavivar la le que tenían en la menle.

li l c h i p

de la m e m o r i a

A menudo se utiliza la analogía

mana, la información que alma­

dd ordenador para explicar el

cenamos y recuperamos es sub­

luiu ionamienlo de la memoria.

jetiva y vulnerable a los estados

¿Pero es esto realmente corréelo?

de ánimo, la opinión, la educa­

«

Una diferencia entre la me­

ción recibida y gran can­

moria humana yj la del or-

tidad de otros (adores sociales.

donador es la relativa ca­ pacidad de cada una para evaluar la información.

vado

la

Otra diferencia

J

entre la memoria del ordenador y la

Una vez que el or(leñador ha archi-

N.

U

informa-

humana es nuestra capa­ cidad de recordar capas de infor­

ción, y siempre que reciba las

mación en el mismo «archivo»

órdenes adecuadas, reproducirá

mental. 1-n cambio, en la memo­

fielmente la información intro­

ria de un ordenador, cuando se

ducida en su forma más reciente.

superpone algo, la información

Sin embargo, en la memoria hu­

que había .se pierde para siempre.

25

CAIMI'UI.O DOS

EL

LABERINTO LA

DE

MEMORIA

E f / u íi c i o n a n i i e n t o

d e

l a

m e m o r i a

n el siglo iv a. C. Platón, vi filósofo griego, afirm ó que los recuerdos quedaban grabados en el cerebro com o las m arcas que una vara puntiaguda im p rim ía sobre la cera. C on el paso del tiem po cada grabación se desvanecerá y será reem ­ plazada por otra nueva. La deliciosa sencillez de esta teoría se desdice con las funciones tan com plicadas del cerebro que nos perm iten m em orizar, retener y recordar. A pesar de las enérgicas investigaciones científicas llevadas a cabo durante los últim os cien años, la m em oria con tin ú a siendo un m iste­ rio, un im presionante fenóm eno, un m aravillo so lab erin to en el que sorprendentem ente los descubrim ientos nos están es­ perando si estam os dispuestos a ensanchar nuestra m ente para sacar m ayor rend im iento ele su potencial. Ln este cap ítu ­ lo se considerará ia fisiología y la psicología básicas de la m e­ moria en el contexto del cerebro com o un todo. Com o es na­ tural, no es necesario saber cóm o funciona la electricidad para poder en cend er la luz. Pero conocer algunos descub ri­ m ientos científicos puede ayudarnos a ser más conscientes del m ilagroso clon de la m em oria, por el que debem os sentirnos agradecidos. ó r*. , • V ' l * v^‘ 1

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I. Alil- KI iVTO DI- I A M I - M O R I A

E I p a isa j e m e n ta 1

L a memoria siempre lia sido vital para nuestra supervivencia. Los hombres primitivos nómadas necesitaban recordar dónde estaban las fuentes más abundantes de caza, frutos secos vr bavas, v dónde J J podían refugiarse durante el invierno. Y quizá, lo que era más im­ portante, debían ser rapaces de reconocer los rostros para saber si la figura que se aproximaba era la de un amigo o la de un enemigo. Nuestra memoria ha evolucionado junto con otras facetas de nues­ tra inteligencia y cerebro. Aunque' el cerebro sea una estructura su­ mamente compleja, una perspectiva general simplificada de algunas de sus regiones y funciones puede ciarnos una útil idea de cómo funciona la memoria, Fl cerebro de un adulto pesa normalmente entre 1.000 y I.500 gramos y tiene la consistencia de un lluevo pasado por agua. Sirve como centro motor y procesador ele nuestras principales funciones físicas y cognilivas, incluyendo el movimiento, el habla, el pensa­ miento y la percepción, lis también la fuente de la memoria. La parle inferior del cerebro contiene el bulbo raquídeo, que co­ necta el cerebro con la medula espinal. Unido a él se encuentra el ce­ rebelo, que controla los movimientos corporales. En la parle supe­ rior del bulbo raquídeo, se halla e¡ tálamo, que contiene el sistema límbico, el c ual se cree que afée la a nuestras motivaciones y emociones. Exactamente debajo clel tálamo, está el hipotálamo, una zona clel tamaño de un guisante que regula la temperatura

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corporal y la actividad química, y que ayuda además a con-

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trolar ei sueño y las emociones. En conjunto, el tálamo y el

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hipotálamo se conocen como ei cerebro medio. Las funciones más elevadas y complejas del cerebro (las que nos dan la

c ualidad única tic1seros humanos), tienen lugar en el área supe­ rior de éste: en el cerebro propiamente' dicho. La memoria, ei len-

II

M I VA I I . A I I - N I A í

guaje y la creatividad, son algunas (Ir sus (unciones más elevadas. La corle/a cerebral, la capa del cerebro que lo recubre, es la zona más importante en cuanto a la memoria, lis extensa y está cubierta de surcos y circunvoluciones que aumentan enormemente el área de la superficie, con ei fin de contener un mayor número de células. Aunque la corteza cerebral sólo ocupe un 25 por ciento del volumen total del cerebro, contiene un 75 por ciento de células cerebrales, co­ nocidas como neuronas. 1.a corteza cerebral, encardada principal­ mente de integrar y procesar la información sensorial, contiene dos grandes regiones denominarlas lóbulos frontales, los cuales se cree que ayudan a almacenar y evocar los recuerdos. Los lóbulos se aso­ cian también con nuestras emociones, personalidad e inteligencia. En su conjunto el cerebro se compone de unos diez mil millones de neuronas. Cada vez que realizamos ( ualquicr clase de actividad mental, cada una conecta con otra (3 más neuronas utilizando unas diminutas fibras conocidas como axones y dendritas. En el cerebro se aprecian grupos de neuronas, pero en principio, cada neurona puede comunicarse con cualquier otra célula cerebral para formar

27

F.L LAHJIKINIO DE f.A MEMORIA

un pensamiento o un recuerdo, o precipitar ei curso de una acción. Cada vez que usamos e! cerebro para retener un recuerdo, ciertas neuronas transmiten impulsos eléctricos a una velocidad increíble a lo largo de sus axones. t as dendritas de otras células los captan, for­ mando una especie de circuito eléctrico en el cerebro. Cada neurona puede tener t ientos de dendritas. Entre cada den­ drita y cada fibra, til final del axón, que conduce los impulsos de las células, hay un diminuto espacio conocido como sinopsis. Al utilizar í\n í o que se refiere cerebro, es iodo

jrir.sk™, utnuoria iv lieclrícuíiui.

nuestro cerebro, los impulsos eléctricos transmitidos a lo largo ele los axones producen mensajeros químicos llamados neurolransmisores, que el axón de una neurona libera, y fluyen a través de la sinopsis hacia la dendrita de ia neurona colindante. Distintos tipos de ncuro-

Richard N. en

Sclzer 1928

transmisores llevan distintas clases de mensajes, por ejemplo, la serolonina actúa como un analgésico natural y la dopamina inhibe al«

gunos do nuestros movimientos. Hay, además, dos clases desinapsis: sinapsis excita lo ría, que estimula un impulso eléctrico a la siguiente neurona, y sinapsis inhibitoria, que impide que aquel impulso se produzca. Juntas controlan la incesante actividad del cerebro, que transmite miles de millones de impulsos en cualquier momento. La acción de las sinapsis de regular la actividad cerebral es en gran par­ te' responsable de cómo codificamos nuestros recuerdos. Las membranas llamadas meninges protegen al cerebro, listan rodeadas por el líquido cefalorraquídeo, que forma una cubierta para protegerlo del tranco, y le suministra atlemás oxígeno y nu­ trientes. 1:1 cerebro necesita un constante aporte de proteínas, enci­ mas, sales y otras moléculas como la glucosa y los iones de calcio para producir los neurolransmisores, y para que los axones y las dendritas se comuniquen entre sí y puedan retenerse los recuerdos. L1 constante funcionamiento del cerebro significa que necesita una gran cantidad de oxígeno para mantener vivas las neuronas. Ll cere­ bro emplea sólo un 3 por ciento del peso corporal, pero utiliza el 20 por ciento de la ingestión de oxígeno.

El. I’AÍSAJE MKVIAJL

Identificamos a la gente1al instante, gracias a lo que los observadores ele aves denominan «jizz» (adaptado de: Impresión General por ía Forma y ei Tama­ ño). Fl «jizz» humano puede componerse no sólo de los rasgos más ('viden­ tes de un rostro, sitio de características más sutiles, como andar con la es­ palda un poco encorvada, un rápido movimiento de cabeza, o bien la manera en que las manos cuelgan de unas mangas más cortas de lo normal. Este ejercicio está concebido para mostrar cómo los indicios más insignifi­ cantes nos ayudan a reconocer a los demás, y demuestra al propio tiempo ('I extraordinario poder del cerebro como herramienta procesadora.

I. Mientras paseas por tu barrio, observa a las personas que sólo conozcas de visla. Explora con ¡a mirada y fíjale ni las figuras que están a derla distancia. Seguro que reconoces algunas que le resallan familiares, aunque no sean conocidas.

2. Enumera los rasgos que te han ayudado a reconocerías. ¿Cuál es la mayor (lisian

ría dcsíír la que puedes identificar las figuras sin equivocarle? Quizá le sorprendas de tu capacidad para reconocerlas, que depende de ¡os recuerdos guardados inconsciente mente en el cerebro.

I-I. I . A K K R I N T O 1) 1: I A MI . M O k l A

Los dos h e m i s f e r i o s del c e r e b r o

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cerebro propiamente dicho o la parte superior del cerebro

— donde s í ' encuentran los recuerdos y la habilidad para realizar co­ sas, como el lenguaje— se divide en dos hemisferios, el izquierdo y el derecho. El hemisferio izquierdo controla la parle derecha cíel

rielas, la mayoría de las veces de forma inconsciente, corno monlar en bicicleta e inc luso andar erguido. Ninguna de estas ha­

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bilidades se adquiere fácilmente, pero suele afirmarse que,

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! A\ ! /V-x \\ \ \ \N M -\s .LK

una vez adquirida, una memoria proccd imental dura i

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toda la vida. La gente que hace: años que no monta en bicicleta, recupera la destreza al cabo de pocos minutos. Los yóqueys que* han caído de una montura y lian sufri­

do una lesión cerebral tan grave que no pueden reconocer

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un alba!lo o identificar a .su cabalgadura, cuando .se les pide que lo íiagan, son capaces de montarla. Por esta razón, se ha .sugerido que mienlras que la memoria declarativa existe únicamente en el cerebro, la memoria procedimental puede, en parle, almacenarse por lodo ('I cuerpo, en las células nerviosas que conírolan los músculos. Sin embargo, algunos investigadores han descubierto que la su­ pervivencia de la memoria procedimenlal depende ele la habilidad. Sólo las habilidades continuadas que requieren una respuesta que varía constantemente a unos estímulos que también varían cons­ tantemente se recuerdan durante toda la vida, como montaren bici­ cleta o cualquier actividad que exija equilibrio. Las llamadas habili­ dades diferenciadas, que requieren una sucesión ele acciones separadas, como conducir un coche, no son lan permanentes y pueden dete­ riorarse perceptiblemente sí dejan de practicarse, aunque sea duran­ te un período de relativa brevedad.

I I L / V B K R ! » \ í ( ) l)K LA MI - . YI OKI A

C ó m o se c r e a n l as d i s t i n t a s c l a s e s de m e m o r i a

P a r a comprender cómo .se crea un determinado tipo de memoria, debemos tener una idea de cómo funciona el cerebro. 1*1 cerebro hu­ mano no trabaja como un ordenador, aunque haya sido una de las analogías más populares establecidas con el cerebro en los años re­ cientes. El ordenador es sólo un mecanismo serial que acepta un único dalo antes de pasar al siguiente, lin cambio, el cerebro puede actuar como un «procesador paralelo» al aceptar muchos datos simuItálicamente y establecer vínculos entre los elementos, ha memo­ ria de un ordenador almacena los ciatos en un lugar preciso y los co­ difica para poder recuperarlos con mayor facilidad. En cambio, rl cerebro parece almacenar los recuerdos de manera memos sistemáti­ ca, un mismo recuerdo puede evocarse', al menos en teoría, desde distintas parles del cerebro y por una gran cantidad dr rulas. Quizá no podamos acceder a algún dalo por haberlo etiquetado de mane­ ra extravagante al almacenarlo y ello nos impida encontrarlo. Por ejemplo, tal vez recuerde claramente haber apagado las velas ele la tarta de* mi fiesta de aniversario a! cum plir cuarenta años, pero no tenga ni idea de quién más había en la habitación mientras lo hacía. Una posible explicación sería que el recuerdo de los invitados no se ha «archivado» como fiesta de cumpleaños, sino bajo otra inespera­ da etiqueta, como «la gente que me miraba». Sin embargo, en c ierto modo la analogía del ordenador resulta de gran utilidad. Un recuerdo se almacena por medio ele unas seña­ les eléctricas que causan una alteración en la estructura física del ce­ rebro, y recuperarlo implica a su vez unas señales eléctricas simila­ res. En el momento en que percibimos — o evocamos— cualquier recuerdo, se crea (o re-crea) una memoria a corto plazo en forma de una complicada secuencia de impulsos electroquímicos que se

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C O M O Si : ( I t l . A N L A S D I S T I N T A S ( I A S I S D I

MI MORI A

transmiten y reciben m ire i7

]-:r j . A i i r . K i v t o

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¡ a m i í .v i o r j a

La

m e m o r i a y la v e j e z

L a afirmación ele1que la memoria nos fallará cuando seamos viejos es un mito. No es en absoluto inevitable que perderemos la memoria a medida que nos acerquemos al ocaso de nuestra vida. No obstante, sí es inevitable que cam biará la rapidez con la que el cerebro almace­ na los recuerdos. Este es el m otivo principal por el que la gente mayor tiende a obtener unos resultados inferiores a los de los candidatos jó­ venes en los tests de CI con un límite de tiempo. Pero si ti la gente ma­ yor se le diera más tiempo para completar los.ejercicios, el promedio de los resultados tendería a ser el mismo que e! de los más jóvenes. En parte, los procesos del cerebro se vuelven más lentos cuando envejecemos porque la circulación es más lenta. Durante la vejez, el desgaste natural que nos produce* la vida afecta al corazón y las ar­ terias, de modo que la sangre oxigenada larda más en llegar al cere­ bro en la cantidad necesaria para rendir al m áxim o (el cerebro es el órgano del cuerpo que consum e más oxígeno). Las neuronas son m uy sensibles a la disminuc ión del aporte de* oxígeno, y este hecho provoca que tengan menos energía. Y si las neuronas tienen menos energía, los niveles a los que las dendritas se excitan cuando conso­ lidamos o evocam os los recuerdos dism inuyen. J

En circunstancias normales y sanas, la capacidad de evocar los recuerdos de* la m em oria a largo plazo no varía en el curso de nues­ tra vida (aunque la m em oria a corlo plazo pueda dar muestras de dism inuir), Eso se debe a que los niveles ele A R N (que controla la producción de proteínas en las células cerebrales, y ayuda a crear unas sinapsis de m ayor tam año y a consolidar m ejor los recuerdos) aum entan en el cerebro cuando envejecemos. En realidad, muchos científicos creen ahora que este* estereotipo social es uno de los factores que contribuyen al olvido que padecen los ancianos. Com o esperamos que nuestra memoria se deteriore al

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I A ,Y1I-MORI A V I A VI-.JI./

envcjra'r, inc'onscicnU'mcnlo ciamos una gran importancia a los ob­ jetos o a las ocasiones que olvidamos en la vida diaria (mientras que durante la juventud estos casos nos traían sin cuidado). Al mismo tiempo, esto nos causa ansiedad porque creemos que estamos vol­ viéndonos viejos y perdiendo agilidad m ental Por supuesto la ansie­ dad reduce el poder de la memoria, de modo que en cuanto nos em­ pezamos a preocupar de que estamos envejeciendo y perdiendo la memoria, podemos acabar convirtiéndonos en el arquetípic o «abue­ lo desmemoriado», y con ello hacemos que se cumpla la profecía. Así que, aparte de todo lo que recuerdes, ase gúrale de recordar esto: confiar en la indestructibilidad de la memoria es, con más fre­ cuencia que a la inversa, tener media batalla ganada para gozar de una brillante y permanente capacidad de recordar. ¡Y esto es cierto tanto si tienes 10 años como si tienes 110!

iÚ salo

o piérdelo!

Nuestro cerebro licnde más a permanecer alerta ¿i lo largo de nuestra vida si lo mantenemos en un estado saludable. De igual modo que hacemos ejercicio para mante­ ner el cuerpo en for­ ma, y nos lijamos en lo que comemos para no enfermar, debemos también cuidar nuestro cerebro. Ejercitar la memoria es una excelente* gimnasia mental, y si los ejercicios para la memo­ ria forman parte de nuestra vida cotidiana, y seguimos esperan­ do que la memoria nos funcio­ ne bien, tendremos muchas

más posibilidades de lograrlo. 111 ves t¡gario nes realizarlas en Japón han demostrado que una serie de personas de más de ochenta años tenían mas agilidad mental y capacidad de memorizar que sus coetáneos que rondaban los se­ senta. La diferencia radicaba en que los oc­ togenarios seguían trabajando. Pero no es necesario conservar nuestro empleo, sólo el hecho de encontrar un estímulo men­ tal diario nos ayudará a mante­ ner la memoria en buen estado, sea cual fuere nuestra edad.

59

C A P m n .í) TRES

ATRAYENDO

Có m o

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m ej o r a r

LOS

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ECOS

m e m o ria

l prim er paso para m ejorar la memoria es confiar en que es una facultad perfectible. Al hablar de la m em oria po­

demos decir: «tiene la cabeza como un colador», pero no es lo mismo que quedarse calvo, ser daltónico, o tener las puntas ••

de los dedos hacia dentro. A m edida que empieces a utilizar técnicas sencillas para desarrollar la memoria, descubrirás q ue tu capacidad de recordar hechos, acontecimientos, luga­ res y gente se irá agudizando gradualmente. La m em oria de­ pende de tres procesos básicos: convertir algo en memorable, almacenarlo en la mente, y recordarlo con precisión en un m om ento dado. En este capitulo se estudiará cómo el funcionam iento bá­ sico de nuestra memoria puede mejorarse aplicando las artes de la imaginación, la asociación, la localización, la concentra­ ción y la observación. También descubriremos cómo la salud física estimula la m em oria y en qué grado nuestros sentidos contribuyen a que retengam os la información. Y, por último, se describirán algunos de los principios para evocar un re­ cuerdo.

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L A Al K M O R I A C O N U X M A P A

La m n e m o t e c n i a L a palabra mnemotecnia se deriva del lérm ino griego nnirinoii, que significa «consciente», y ha originado también el nombre de Mnemosina, diosa griega de la memoria. La mnemotecnia es simplemen­ te un método que nos ayuda a recordar algo. Aunque en sentido estricto el término so aplique a cualquier técniea para desarrollar Ja memoria, suele usarse para designaren con­ creto las técnicas basadas en palabras, en especial las de los acrónimos o versos. Sin embargo, la mnemotecnia basada en las palabras no go/a de la aprobación universal. M uchos eruditos la califican d r ejercicios inútiles de juegos de palabras, de cnncioncillas triviales para loros cpie quieren sólo repetir un hecho en lugar de entender­ lo. Algunos métodos mnomolécnicos son más bien lentos de desci­ frar. No obstante, creo que si alguno nos ayuda a recordar la infor­ mación adecuada en el momento adecuado, y nos da la gran posibilidad de triunfar, no hay nada malo en utilizarlo. Un aerónimo os una palabra formada con las letras iniciales de las palabras que quieres recordar. Por ejemplo, el aerónimo M O M ES que significa «casas» en inglés, puede recordarte los nombres de los cinco grandes lagos de Estados Unidos: Hurón, Ontario, M i­ chigan, Erio y Superior. Pero si deseas recordarlos por el orden de tamaño (empezando por el más grande'), puedes utilizar el acrónimo ampliado de: Sargento M ayor Hipnotiza Excepcional Oso. La eficacia ele estas técnicas depende, en primer lugar, ele* tu capacidad natural para recordar el aerónimo o los nombres que ollas croan. Sin embargo, si lo preocupas de hacer algunas asociaciones, ayudarás a tu cerebro a visualizar de forma crea­ tiva y a asim ilar fácilmente una lista do datos. De modo que la próxima vez que necesites recordar los grandes lagos estadouniden­ ses, puedes evocar en tu mente la imagen de, pongamos por caso, tu

94

I A M V I ,VIOI l-'t \ J A

casa en la orilla

de

un lago, pura poder recordar el at rónimo

H O M ES. O si (¡enes que' recordar los lagos por el orden de (amaño, puedes pensar en la impaetanle imagen del sargen­ to mayor hipnotizando a un enorme oso mientras da un pa­ seo en barca por el lago. El ritmo puede ser un medio eficaz de grabar la inlbrmaeión en la memoria. De ahí que haya tantos métodos, mnemotécnicos basados en palabras en Jorma de versos. ¿Cómo recuerdas la cantidad de días que tiene cada mes? Muchas personas utilizan el ritmo: «Treinta días tiene noviembre, con abril, junio y setiembre». Una de las rimas más «sonoras» que nos ayudan a recordar que tan­ to Isabel de ( astilla como Fernando ele Aragón jugaron un papel im­ portante' en la historia ele España es: «lanío monta, monta tanto Isa­ bel como Fernando».

E \ \ e n g u a j c Tn / o s n tí tu c r o s En las matemáticas, para icxur* dar el orden del cálculo (Ir

mucha gente1 que memoriza, el

com plejas ecuaciones, puedes

truir una frase «on palabras que

in ven («irte cu alq u ier frase. Por

tengan la misma cantidad de le­ tras que cada núm ero de ta se­

ejem plo, las m u ¡ales de: «Pien-

método mnemoléc nico de1cons­

sa M enos Duerm e Sin Ron­

cuencia. Por ejemplo, en

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la (rase «Y gano o tengo

¡n1 Pistas

del club emplean el método del itinerario sin si­

quiera saberlo, al relatar con pelos y señales sus jugadas. Recuerdan perfectamente cada hoyo: qué palos eligie­ ron ellos y sus adversarios; cuántas veces tuvieron que golpear la bola, la puntuación recibida, etcétera. Lo que recuerdan es una complejísima lista de dalos numéricos. De repente, cada jugador de golf del club tiene una me­ moria fantástica, ¿por qué? Porque utilizan el método del itinerario. Cada golfista ha utilizado una ruta mental que consiste en Itt tramos alrededor clel campo de golf. En cada tramo

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ha emplazado hechos connrlos di' su juego. Al rememorar mcnlalnienle lo.s pasos dados, los golfistas recuerdan, a Iravés de la aso­ ciación, los detalles que han ido almacenando a lo largo del itine­ rario. Quizá pensemos que nada hay de sorprendente en la facilidad con que almacenan la información, y en muchos sentidos tendría­ mos razón, Es totalmente lógico. Todos utilizamos el método del ilinerario de ve/, en cuando, independientemente de que intentemos recordar una vuelta de golf o el lugar del supermercado donde es­ tán los huevos. Cuando los datos se encuentran en el contexto de un itinerario, es obvio que al «recorrerlo» mentalmente obtendre­ mos los dalos que necesitamos. Sin embargo, he llegado a la eondCisión de que podemos colocar a lo largo del mismo itinerario da­ tos que no guarden ninguna relación (digamos que en el campo cíe goll o el supermercado) y recuperarlos al recorrer el camino men­ talmente. Lo que en realidad he hecho ha sido reconocer algo que

i Os

LA M E M O R I A C O N CX' M A L A

todos hacemos espontáneamente, y empezar a utilizarlo con un objetivo. De modo que ¿cómo elegimos el itinerario? Cualquier camino conocido servirá, lo importante es que los tramos o puntos de re­ ferencia destaquen. Dedica ahora unos momentos a pensar en un itinerario que hayas recorrido muchas voces: quizá el camino que haces cada mañana de casa al trabajo o el trayecto desde tu casa a la de tiis padres. Puede ser incluso uno de tu niñez, como el paseo que dabas por el bosque o el recorrido para ir a la escuela. Quizá, igual que yo, decidas seguir mentalmente el itinerario de tu campo de golf preferido, Sea cual sea el itinerario elegido, visualiza cada tramo con el máximo detalle posible. Si eliges el camino desde tu casa a la tienda del barrio, imagina que estás en la puerta a punto de recorrerlo. Visualiza que atraviesas el porche, tomas el sendero que conduce a la entrada, y luego giras a la derecha para salir a la calle. ¿Delante de qué estás pasando? Imagina cada edificio o pun­ to destacado frente al que pases con el máximo detalle posible, Si es un edificio, ¿qué tipo de arquitectura tiene? ¿Q ué ocurre dentro de él? Si, por ejemplo, es una tienda, ¿qué vende? ¿Quién es el pro­ pietario? Quizá sea una panadería y el aroma del pan recién hecho ilota por la calle. Intenta ver cada punto destacado de manera tri­ dimensional. ¿Cómo cambia tu perspectiva al pasar delante de cada uno? ¿Podría cualquiera de ellos servir de tramos determinados en los que fijas los datos que deseas memorizar? Por supuesto, cuanto más llamativos sean, mejor, intenta incluir tantos puntos destaca­ dos como puedas, quizá un monumento en memoria de los caídos o una fábrica desvencijada. El número ele tramos determinará la cantidad de dalos que puedes lijar en ese itinerario concreto, de modo que si tiene 24 tramos, puedes colocar 24 artículos de la lista de la compra, 24 puntos importantes de una conferencia, o 24 per­ sonas ('ii una habitación. Pero al principio no esperes demasiado de ti mismo, empieza con unos diez tramos.

104

■I. M Í T O D O

!)]■[. [ T I N F . R A R i O

R e c o r r e el c a m i n o E J E R C I C I O 12

Si al principio le cuesta recordar los dalos que has ido fijando a lo largo del itinerario, este ejercicio entrenará lu mente a formar unas asociaciones más sólidas invitándote a «recorrer el camino». /. Elige mi ilitierario Jo suficientemente corlo para poder hacerlo a pie, quizá un pa­ seo por tu parque favorito.-Antes de ir; visualiza eí recorrido y Jija diez tramos. Podrían ser tu bancofavorito, un jardín de rosales, un parque infantil o im pequeño lago. 2. Escribe la siguiente lista en mi papel: rueda, explosión, gorila, coche, alfil, lápiz, jaula, azul, ordenador, champán, ¡.lévate la lista y sal a «recorrer el camino». 3. Cuando llegues al primer tramo, párale. Forma una asociación imaginaria que vincule éste y el primer objeto de la lista. Coni i ruin dcs/més vinculando cada objeto con los luimos restantes. 4. Al regresar a casa recuerda el itinerario mentalmente y piensa en los objetos que luis vinculado con cada (rumo, Consulta la lisia de objetos si es necesario. 5. Haz el mismo recorrido al día siguiente pero esta vez sin la lista. Cuando llegues a cada tramo recuerda el objeto que has fijado en él mentalmente. Al día siguiente, teco rrc el itinerario sólo con Jo imaginación; ¿puedes recordar lodos ¡os objetos?

103

I.A iYI L..YIOK IA ( O .V l ’ X M A P A

Para poner en práctica el método del itinerario colocamos los artículos t|ue necesitamos recordar a lo largo del itinerario elegido v visual i/amos una asociación, escena o cuadro mentalmente. Supongamos que necesitas recordar una lista de actores famosos. ¿Cóm o situarías a cada uno de forma memorable* en el punto des­ tacado idóneo? Por ejemplo, Clinl Easlw ood podría estar apoyado en la entrada del jardín vestido de* cow boy sujetando una escofieta con el cañón

humeante. Cuanto más imaginativos sean tus parajes,

más memorables serán. Así que en lugar de lijar un punto ele* apo­ yo tan vulgar para tu estrella de cine, imagina que la entrada del jardín se convierte en las dos puertas de una cantina, y que cuan­ do Clinl sale* em pujándolas de* golpe con su arrogante* cam inar ele* cowboy, ¡a calle queda sumida en silencio. Al terminar tu itinerario éste estará lleno, de un modo surrealista, de adores tal como son haciendo sus cosas típicas.

Por supuesto, no hay ninguna razón para recordar sólo un iti­ nerario. Yo tengo una provisión de distintos trayectos (como una serie de cintas de vídeo mentid es), cada uno me sirve* para recordar cierto tipo de* informaciém: el campo de* golf, fiara m em orizar un mazo de cartas; un camino de* mi niñez, para memorizar los nombres ele la gente de las conferencias a las que asisto, Si necesito recordar una lista de la compra, coloco los artículos en un itine­ rario alrededor de mi casa. Sin duda este método es una am pliación de* Ja técnica romana ele la «villa para memorizar». Del mismo modo que los romanos crea­ ban imágenes mentales ele* sus hogares, pienso que el método del itinerario funciona mejor si se desarrolla en un lugar conoc ido.

10 6

M

M I - T O D O 1)1 í. tT I N K R A R I O

La casa corno e s c e n a r i o p a r a m e m o r i z a r EJERCICIO

I

Este ejercicio sirve de base para memorizar, por ejemplo, diez artículos de la lista de la compra que se depositan en un itinerario alrededor del hogar.

/. Visualiza el interior de lu hogar. Imagina que visitas lodos las imbibiciones, desde la entrada hasta la cocina, (a sala de estar, el comedor y, por último, el dormitorio. 2. Establece diez tramos en los que colocar los artículos que desees recordar: el espejo del vestíbulo, el fregadero de la cocina, !í¡ medin de noche..., en el orden en que los irás cruzando.

a Recorre mmln/me/i/í' íjí hogar colocando cada uno de los siguientes artículos en el orden corréelo: queso, leche, naranjas, helado, cereales, plátanos, pan, hrócoli, pescado, tamales. Sé imaginativo: el queso está colgado del respaldo de la silla del vestíbulo como si juera tm abrigo, la leche sale del grifo del fregadero de ¡a cocina, el tomate es el pie de la lámpara de la iuesila de noche. 4. Espera ahora durante cerca de una hora, y después imagina de nuevo el itinerario, Cuando llegues a cada ¡ramo, debes recordar el artículo que has colocado. Y cuando va yas a la tienda de comestibles, recuerda el ¡iniciaría mental que has recorrido ni trisa.

107

LA M E M O R I A C O N UN' M A P A

El s i s t e m a D o m i n i c

In te n ta r recordar números conlleva la dificultad de que fuera de su mundo abstracto tienen muy poco significado. Para vencer este obs­ táculo, he desarrollado el sistema D O M IN IC (Descifre De los Núme­ ros Representados Mnemotécnicamenle En Personajes), como un medio para relacionar los números con el estimulante y mucho más memorable' mundo exterior. El núcleo del sistema D O M IN IC es tu imaginación, ya que la em­ pleas para desarrollar una forma de «ver» los números como si fue­ ran imágenes (y, de ese modo, resulta una alternativa o un comple­ mento al sistema de la forma numérica descrito en las pp. 110-111). Las imágenes que más éxito tienen para este objetivo son las de per­ sonas, porque son flexibles, móviles y reactivas, elementos que el sistema D O M IN IC utiliza para ayudar a recordar. Así que ¿cómo funciona el sistema? En pri­ mer lugar pienso en números que se asocien automáticamente con gente (al menos, para mí), Por ejemplo, el 07 se convierte en James Bond (que es el agente número 007), el 10 se convier­ te en Dudley M oore (la estrella de la película 10), y el 39, en Mister M em ory (de la novela de

John Ruchan irania y nueve escalones). Sin embar­ go, para los números que no evocan una aso­ ciación inmediata es necesario construir una serie de pasaderas mentales para vincular el número con la imagen, y esto se realiza a través de un alfabeto de 10 letras. A cada una de las c i­ fras 0, I, 2, 5, 4, 5, 6, 7, fi, 9 se le adjudica una le­ tra; para ('I 1 podemos usar la A, la primera le­ tra del alfabeto, para el 2 la li, y para el 5 la C, etcétera. Pero a menudo

10»

(la mejor resultado mezclar vinculaciones lógicas con otras creativas: el 0 podemos vincularlo ton la letra O por la forma que tiene, y el 6 con la letra S porque «seis» tiene dos eses. 1:1 .siguiente paso es agrupar ios números en pares, que después se utilizarán para crear las iniciales de personas. Para las unidades del 0 al 9, añadiremos un cero al principio: 01, 02, 03, etcétera. El 00 repre­ senta el propio 0. A partir de este punto, como es obvio, los números siguientes basta el 99 ya tienen dos cifras. E)c modo que el 66 podría convertirse en S(ylvesler) S(tallone) y el 12 en Aína) B(olena). La clec/ j

ción de los personajes debe ser tan diversa tomo sea posible. No es necesario que te formes una imagen mental completa de cada uno, pero es importante que seas capaz de asociarlos ton una acción o ac­ cesorio característicos suyos: Stallone, con una ametrallado­ ra; Ana Bolena, con la decapitación. Y a través de ello empe-

|l

zara a aparecer un vocabulario que necesitarás ir ampliando para poder cubrir todos los números del 0 al 99. Al principio

|

quizá te parezca una tarea tic' enormes proporciones, pero si le fi­ jas el objetivo de crear cada semana los personajes para 20 números, le sorprenderá ver la rapidez ton que aprendes este nuevo lenguaje. La clave está en asegurarle de que las asociaciones sean obvias. Así que, para recordar el número del seguro médico (supongamos que es el 071237) piensa en un lugar, como el consultorio de tu barrio. Divide t'l número en pares y adjudícale las letras correspondientes (y después los personajes y acciones) siguiendo el sistema D O M IN IO el 07 es James Bond/ccinduciendo velozmente un coche, el 12 se convier­ te' en Aína) B(olena)/decapitación, y el 37 en Cílaudia) Síc:hiffer)/dcsfi­ lando por la pasarela. Elabora luego una minihisloria utilizando un sistema de persona-acción-persona-acción. De modo que el 071237 se convierte en una escena que se desarrolla en un consultorio, donde James Bond (persona) decapita (acción) a Claudia Schiffer (persona). Si le queda un número después de for­ mar los1pares (supongamos que el número fuera 0712374), combina el sistema DOM INIO con el sistema de la forma numérica.

I A M E M O R I A C2

.A M E M O R I A

prácticas en la vida cotidiana, en particular sohrc la cues1ion de qué técnicas funcionan mejor para almacenar y evocar datos concretos de información. De lo (¡ue sí podemos ('.star seguros es que ninguno de no­ sotros necesita «trucos», como los ordenadores portátiles y los organizadores personales, para poder recordar, ¡querer es poder! Lo que los campeones do la memoria podemos hacer, al menos por el momento, es transmitir Lis técnicas que hemos aprendido a través de un largo proceso de experimentación y perfeccionamiento. Me gustaría pensar que somos pioneros, no prestigiddadores. ¿Qué prestigiditador estaría tan dispuesto a revelar el secreto de sus trucos a un curioso público? Con el tie mpo espero que cada vez. habrá más personas entre nosotros que puedan abrir nuevos aposentos dei pa­ lacio de la memoria y adquirir los tesoros que encierran. 1

Aparalo

t d e o n d a s c e i e h ra l e s

i:i aparato ¡ de ondas cerebra-

que emiten un rilm o sincroni-

les ha sido fabril;ada por ('1 Al

/ado con las luces de las galas.

phalearning Instilóle, con base

La com biiuirión de luz y sonido

en Suiza, [.as menles más gran

enseña al cerebro a «sintonizar»

des de la historia, desde Leo­

con las frecuencias más favora­

nardo da Vinci a Alberl Eins-

bles para la concentración y la

tein, fueron las que usaron con

relajación, y equilibra las ondas

eficacia ambos hemisferios ce­

cerebrales de ambos hemisfe­

rebrales, Esta reiienle tecnolo­

rios.

gía nos ayuda a alcanzar un

Aclualm enle hay muy poca

equilibrio mental en nuestros

gente cpie conozca esta tecno­

pensamientos cotidianos. Para

logía. Espero que en el futuro

usarla se requiere ponerse unas

se emplee en beneficio de cual­

gafas con diodos emisores de

quier tipo de industria, desde

luz, I.E I)f que vibran a distintas

las empresas hasta los deportes,

velocidades. Al mismo tiempo,

Yr especialmente, en la edtica-

hay que llevar unos auric ulares

i ion,

I i\ El. [■'L."l U R O

B ib Iiogr afi a

Abrahams, Roger I)., ed,

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í n d ice a n aI íti co A

m étodo del itinerario 102-107

22, 26-28, 31, 32, 40-43, 64-

aeonlet ¡ jn ien los, momo ría cic'

m nem otecnia 94

63

los 37 ación irnos 94-95

recordar el pasado 144

ritm os del 32-53

sistema cíe ia form a num érica

y el eje reí (a m iento d e la

.•Ir/ //rrvrrjrijjw I 8

I I 0-1I I , 129

m em oria 62-63

agenda m ental í i 9

v Aristóteles 13

véase tam b ién ritm o

iijrchx1/. y m em oria 121-12 3

y i econ ocer Je).s rers1ros 116-

alim entos para el cerebro y la

I 17

m em oria 82 85

y sis lem a D O JV I1 M C 108-109

A llport, G. VV, 37

('] v* memoria 31 ('¡cerón , M a rco Tu lio 18 com p rensión y lectura 131, 133 co.nc en I ración

A lp h alea m in g fn slilu le 133

B

beneficios ele la 138-139

amnesia, véase pérdida de

bebidas alcoh ólicas y pérdida

m em orización 46, 76-77, 88

m em oria

de m em oria, ingerir 55

concienc ia vj m em o ria 23

anim ales y mem oria, 37

Brovvn, Roger 45

co n tar historias 15

a i vsi ec fa cI, vettse |>rt ‘ocupa rs c•

Hru.no, G io rd a n o 20

co n tar las cartas 123 •

aparato I de ondas cerebrales,

b u d ism o vt ser c in s c ie n te 159

crucigram as 212

i r+** 1 7>

fHiena i orina física y salud, y

aprender aceite esenc i al de lim ó n 141

m em o ria 82-83 Buzan, Tony I 12

educac ¡ón formaf 21 r 25, 328[29 m em orizar a través de la repetición 21, 80 leen ¡cas efectivas para inc m or i/a r r>0 5 3, 128- f 29 aprender a ha 1)1.ir >6-?/

D fh OnrJore ((' i ceró n ) 18 tléjí)

vij

33

C

Dennett, D an iel 23

G am illo, (¡iu lio 19, 20

clena m e cerebral y pérdida de

C a m p e o n a lo M u n d ia l de M e m o ria 49, 66, 74, 92, 132

m em oria 53 dieta y m em oria 83

«carias rápidas» 123-127 cerebro, el

E

Aristóteles 17,68

a lim en los b enefi t i osos 85

libbinghaus, llc rm a n n 30

a.roma lera pía y evo car los

es I m c E11 ra del 26-28, 5(>, 148

e d u c a r ió 11, m w r a p re n d iza je

fu n cio n am ien to del 40-43

ejercicio

recurre los 141 asegurar, técnica ele la loralización 65-66, 75 asociación 46, 65-67, 72-73, 88, 90, 116, 128 ganchos m e»(riles 96, 102

156

hem islerios izq uierd o y dereeJio 30-31, 64-65, 68, 88-89, 153 recuerdos em ocionales 134 retención de los recuerdos 21,

v buena form a lisie a 82 y ejen i (a m iento de la m em o ria 49, 62-65, 67, 150-

151 em ociones

í\ 'im i-;

recordar las J 44, 148, 149

H

lee ucrcios negativos 146

habilidades yi memoria

retención de recuerdos 148 y cerebro 26., 148

iivr.se también oratoria, retórica hipnosis y evocar Eos recuerdos

35

enIrevista fie trabajo 96, 143

hipótesis del tiempo total 30

envejecer

Hornero 14-13

ejercitar la memoria .59, I ‘>0—

y pérdida de memoria 58-39,

130 estrés

juegos de cartas y memoria 125-127

122-125

e n lo m o y memoria 90-91

151

ajee li e/

h a b la re n público 96, 106-107,

memoria 35 engramas 42

i f ric o

juegos, mise juegos de cartas;

procedí mental 38-39, 30

encefalitis y pérdida de

a na

K Kihlst rom J o h n 10 Kuliek. James 43

I lectura 130-13

I

•( tura

I 32•l 33

iconos, en et c órlex visual 53

lisia de la compra 186-107

Jfimhr ti i o mero) I 5

I( jca I izar ió n 16-17, 18, 65-67, 7-1■

imaginación

75, 12

a i ron lar el 142-143

ganchos mentales 96

ara

sobre la 68

m em ori/ar 120

y memoria 65-67,68-71. 326. 128

F

im aginar menl ai mente. 65. 66,

fechas, re< nrdar 110-119

68-71, 109

loro de la memoria 47

y rrc uerdos i^egal i vx>s 147

í’Yeud. .Signumel 10

véttse también v Lsu ¿i ti /.a< in

misT I a m í ) ien ine l o do del itinerario Íc-Ufr.s, principio clel vvasr localiza* ió.n Loílus, Hi/nbcth 13-46 los mí meros PI.V, mcjnori/ar

I 10-11I

inhibición proacliva 32-33

Lozandi, (ieorgi 86

G

i 11 h i t >ií i ó ri relroacliva 52-53

I.liria, Alcxander 22

ginkgo biloha, hojas de 49, 82

inteligencia y memoria 51

Goethe, Johann VVolígang.von 82

interés, m antener en la veje/, el

griegas, técnicas

1504 3 3

m nem otéi nic as 16-17 18, 23. 63. 74, 94 gu.sk> y memoria 34, 84

M Mapas .Mentales 112-413, 122-123 de la niñez 144

j laenseh, L R. 57 «jizz», reconocer y el 29

y lectura 130, 15f masaje y evocar recuerdos 140-141

157

f . VDI CK A N A l . i l I C O

M a lic o Rice i 19 m editación

m em oria a corto plazo (JVICI*) 33, 36, 40-41. 43, I I

«m elam orfosear» 71 m étodo de* la hi.sloria 98-101

antes ele acostarse 49

en la vejez 58

para a iro n ía r e í estrés 142,

en los niños 56

ajedrez 124-125

y am nesia ¿interógrada 55

ap ren d izaje de la

i 43 V i concentración 76-77.r 139 v memorizac ión >3 m em oria 64-65 árbol de la m em oria íginkgo b i Joba) 48, 82 ayudas externas para m em orizar 46 beneficios de la J .36 Cadenas para m em orizar 99 clases de 18, 34-39

m em oria a largo plazo ÍM I.P ) 35, 36-39, 42, 52

vejez 58-59 m em oria activa, mr.se m em oria a co rlo plazo m em oria d eclarativa 36-58

m em oria d ep en d ien te del

m em oria episódica 57

dc.sen< adenariles de

m em oria explícita, véase

44-46

67, 152-133

22-21, 16, 59, 152-153

ía 44-47

fuente de inspiración 16 palabra parecida 134 perspectiva general histórica de Ja 12-23 recuerdos negativos 146-147 ruedas de Ja m em oria 20 teatros de la m em oria 19, 20 lee latió i leí bosque para m em orizar 97 tres claves de la 65, 126 vj ordenadores 23,r 40

158

m em oria íacU ial 37

juegos d e cartas 125-127 m em o rizar núm eros f 11 recordar fechas J 18-119 técnica de la localización 75,

102 y h a b la r e n p ú b lico 106-107, I 22-[23 véase Untibiéti localización M iller, (íeo rg e, particiones para m em o rizar 5 1 mitos y leyendas 15 M n e m o sin a , diosa de Ja

m em oria fotográfica 57

m em oria im plícita, véase m em o ria p ro ccd im en lal

estudios del siglo xx sobre la

fiabilidad d e

m em oria declarativa

m em o ria genética 37

ejercitairiienlo de la 59, 62-65,

21. 23, 128-129

contexto 90-91

cóm o desarrollar la 60 -91

distorsionar los recuerdos

aprendizaje en la educación

en los niños 56-57

m em oria cid ó lira 57

14!, 144, 145

co ticen !ració n 138-139

am nesia anterógrada 55

codificar los recuerdos 39-12

recuerdos 34, 95, 134-131,

m étodo