Albarracin Millan, Juan - El Gran Debate. Positivismo e Irracionalismo (1978) [PDF]

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Zitiervorschau

EL GRAN DEBATE .Sociología Boliviana Contemporánea II

La Paz - Bolivia Casilla 4920.

Depósito Legal L.P. 142/78

Juan Albarracín Millán

EL GRAN DEBATE POSITMSMO E IRRACIONALISMO EN EL ESTUDIO DE LA SOCIEDAD BOLIVIANA

La Paz - Bolivia 1978

INTRODUCCION

A. ENJUICIAMIENTO CRITICO DEL PROCESO POSITIVISTA BOLIVIANO

La trama de la formación más profunda del pensamiento so• c:lol6gico latinoamericano, tiene aún hoy, pocos investigadores, no obstante los considerables progresos alcanzados por las ciencias aoclales en los diversos órdenes de su estructura teórica, Los estudios, disponibles en la historiografía sociológica actual, lo prueban asi. Desde que los historiadores norteamericanos de la sociología H. E. Bames y H. Becker, publicaron hace cuarenta años atrás, la "Historia del Pensamiento Social" (1938), hasta las más recientes tentativas de interpretación de la sociología latinoamericana, publicadas por Z. Bazarián y R. Burouete en la "Historia de la Flloaofia" (1965), editada bajo la dirección de Dynnlk, pasando entre ambas fechas, por otros tantos importantes trabajos, entre loa ou.ales se cuenta la "Historia de la Sociología" (1947) de Francisco Ayala y la "Sociología en Latinoamérica•• (1956) de Rogar Basllde, poco es lo que se ha profundizado en el examen del proc• ao sociológico de nuestros países en loa medios europeos y nort• americemos, donde primero se ocuparon de estas cuestiones. Mucho más significativo resulta Ingresar en los trabajos de las aoclólogoa latinoamericanos. Alfredo Povlña. José Antonio Ana y l.eopoldo Zea. entre otroL Las contribuciones que ae han becho, desde el campo de la filosofía lallnoamerlcana, no detan

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de ser, asimismo, valiosas, como puede adver6rse en laa lectu• ras de Aníbal Sánchez Reulet. Franc:isc:o Romero, Manfredo Kempf Mercado, Guillermo Francovich y. recientemente, en la de Salazar Bondy. En una exposición introductoria como ésta. necesariamente breve. aunque sí concreta. sólo corresponde resumir estos antece• dentes en relación al proceso sociológico boliviano, para destacar lo que acabamos de señalar como objeto de este libro.

Bames y Becker, los primeros en ocuparse del estudio de la sociologÍa latinoamericana, pertenecen a una época que, siendo aún relativamente reciente, parece corresponder, por la estructura de sus proposiciones, a una época ya lejana. Una apreciación en• tica de "La SociologÍa en Latinoamérica", capítulo que durante algún üempo fue único, sobre este tema, evidencia que sé han producido importantes cambios. No era extraño que en aquellos años Bolivia no figurara en este estudio, de modo alguno. En descargo de esta omisión puede recordarse que aún entre los bollvianos hablar de una sociología nacional parecía una heregía repugnada por los cánones oficiales imperantes. Los riesgos de hablar de una sociología boliviana y, mucho más aún, de una hilt, toria de la sociología boliviana, eran evidentes, Esta subestima• ción era alimentada, ciertamente, desa.e afuera, sin que intemamen• te nada se haya podido hacer para superar esta minus valía teórlc:a. Aún a medio siglo, los criücos liberales de la literatura. cuestionaban si podía hablarse de la existencia de la literatura boliviana. tratándose de una actividad cultural mucho más difundida y amplia. Hablar de una sociología boliviana en aquellas condiciones era exceder todo optimismo y escapar a la necesaria mesura. Hoy, no sólo deben considerarse superados estos reparos sino también injustificados y opuestos a la estructura cultural de la nación. Visto bajo este criterio, el vacío extrañado en la obra de eatos profesores norteamericanos, ya no significaría la inexistencia de la sociología boliviana o su escasa importancia como para ••

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consignada, como pensaban algunos, bajo esta infiuencia, sino simplemente, un caso concreto de carencia de información y de estudio del proceso sociológico boliviano en estos autores. Las razones son fáciles de comprender. Daniel Sánchez Bustamante, uno de los primeros profesores de sociologÍa en la Universidad de La Paz y también de América Latina, con ser en 1902 autor de "Principios de Derecho" y en 1903 de 'Principios de SociologÍa", textos en los que se expone el positivismo de la época, con acier• to, no figuraba en esta historia social al lado de otros profesores universitarios como. por ejemplo, Dellespiane de la Argentina. La omisión de Backer y Bames, se explica más por falta de información adecuada sobre la sociologÍa boliviana que por la inexistencia de ésta. En la historia del pensamiento social que comentamos, la exclusión de los sociólogos bolivianos parece obedecer así a la escasa circulación de las obras de éstos en los medios científicos del exterior. Esto explica también suficientemente, la incipiencia de los primeros libros destinados al estudio de las sociologías nacionales de los países latinoamericanos, El caso de Francisco Ayala es expresivo de una situación similar. Ayala, curiosamente, sitúa el estudio de los sociólogos latinoamericanos dentro del "ámbito de la cultura hispánica", como se ve en el primer volumen de su "Tratado de SociologÍa" (1947) que se ocupa del estudio de la historia de la sociología. En este libro no establece ninguna periodificación pero señala a los "hispanoamericanos" D. F. Sarmiento, E.M. Hoslos y F. Ramos Mejía como a pensadores representativos de la época previa al advenimiento del positivismo. Como a sociólogos más definidos, consa• gra algunas apreciaciones sobre Mariano H. Cornejo en el Perú, comenta la obra de Valentín Letelier y José Enrique Lagarrigue en Chile: de Tobías Barreto, Gilberto Freyre, F. de Azevedo y Carnei•• ro de Leao en el Brasil, así como al papel de José Ingenieros en la Argentina. Como se ve, Ayala no conocía nada de la produc• ción sociológica boliviana en 1947, siendo atribuible a esta cir• cunstancia la exclusión de Bolivia en su historia sociológica,

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Es Roger Basüde quien se aproxima más a una estimativa biatórica de la formación de la sociología continental en BU "Sociología en Latinoamérica", que ha sido publicada por G. Gounitch y W. Moore en la "Sociología del Siglo XX". Sin embargo, en su "Visión de conlunto", Bastide se ocupa, más que del pensamiento sociológico, de las características históricas del desanollo de los países que componen el continente. A esta intención obedece la distinción que propone al dividirla en dos corrientes sociológicas: la de los países del Atlántico y la del Pacífico: la primera, lnfluída por Europa y por tanto, considerada preferentemente teórica, y, la segunda, por las tradiciones culturales de los pueblos indios, de raíces pragmáticas. En el estudio de la "sociología teórica" latinoamericana, Bastide se ocupa, como no podía ser de otro modo por lo que tenemos dicho, de los países del Atlántico, Argentina y Brasil. Como .organicistas, psicosociólogos y antropogeógrafos, menciona en la Argentina a José Ingenieros, Antonio Dellespiane, Carlos Octavio Bunge, Raúl A. Orgaz y Alfredo Poviña, concediéndole a la obra de éstos, "una cierta unidad viva", basada en ese carácter. En la sociología brasileña incluye a Femando de Azevedo, Pontea de Miranda. Tristán de Athayde y Gilberto Freyre, pertenecientes a las corrientes de San Pablo, Río · de Janeiro, Reclfe, '9tc., distritos alelados entre sí. causa. según Bastide, de que la sociología en el Brasil haya tenido menos unidad que la Argentina. Menciona. asimismo, casi de pasada. a algunos sociólOCJOB latinoamericanos. entre éstos, en Bolivia. a "Bustamante" --11• reflene a Daniel Sánchez Bustamante-- señalándolo como a un profesor sincrelista que reconcilia la antropogeografía con la filosofía idealista. según la cual Sánchez Bustamante "afirmaba que la sociedad tiene una base física. pero una "organización pslcol6gica". Entre los sociólogos que se vinculan al derecho y a la políti--

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ca. le asigna un lugm importante a ..Ateba", nombre que no existe en la sociología boliviana. tratándose probablemente de un error de imprenta o simplemente de una confusión. Finalmente. habla de Humberto S. Palza y de Alcldes Arguedas: del primero afirma que se trata de un soc:lólogo interesado en el estudio del "comportamiento humano del boliviano"; del segundo. como de un cultor del "factor geográfico", en sua libros "Pueblo Enfermo,.. y su "Historia de Bolivia", juicios obviamente inexactos como •• podrá ver. En la "evaluación crítica", general, de la sociología latinoamericana, Bastida señala en ella, como corrientes dominantes, el sincretismo y la investigación fragmentaria. Todo esto cuando ya había pasado el medio siglo XX.

Muchísimo más próximo a nosotros en el tiempo, aunque no en la investigación teórica, B. Burguete ha hecho conocer en 1983 "El pensamiento filosófico y sociológico de los paÍses latinoamericanos a fines del siglo XIX y comienzos del XX", incluído en el tomo V de la "Historia de la Filosofía" dirigida por Dynnik. En este trabajo Bazarián y Burguete sólo se ocupan de la aoclologÍa en el Brasil, México, Cuba, Uruguay, Argentina ·Y Perú, no siendo mencionada la sociología de otros países, entre ellos, la boliviana. Estos autores comienzan su trabajo haciendo referencias a la estructura social e histórica de estos países, dejando empero, sin examen. la estructura del pensamiento sociológico como tal. en el período señalado. Esto es lo que se observa en el caso del Brasil en el que •• cita a Raimundo de Faríaa Brito (1862-1917) de quién se a&rma que fue ecléctico: a Jackson de Figuereido Martina (1891-1928) como &delata y misticista: a Estelita Tapalós, representante del mat• rialiamo científico y a Euclides da Cunha (1866 - 1909) de quien se a&rma que fue un pensador progreslata Inspirado en Comte.. Spencer, Huxley y Mach.

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De la sociología mejicana se hace una brevísima referencia histórica pma ingresm directamente en Antonio Caso (1883-1940). sociólogo al que se considera ecléclico. orientado en Boutrowc. Bérgson. Husserl. Se menciona a Fortunato Hemández. Enrique O. Aragón y Alfonso L. Herrera. En cuanto a Cuba se incluyen solamente dos sociólogos: Enrique Jósé Varona (1843 -1933) y Carlos Baliños (1848-1926). pr• sentándolo al primero como representante del materialismo y al segundo del socialismo. En el pensamiento sociológico del Uruguay. igualmente. sólo se toma en cuenta a José Enrique Rodó (1872-1917) como un humanista en el planteo de los problemas y un idealista en sus soluciones: a Cmlos Vaz Ferreyra (1872-1958) calificado de ecléctico. De la sociología argentina se afirma que ella fue esencialmente positivista. Se incluye entre sus sociólogos a José Ingenieros (1877 -1925) de tendencia materialista y a Juan B. Justo (1865• 1928), llamado pensador reformista. F"malmente, del Perú, se dice que es, en esta época, un país esencialmente agrmio y atrasado. Entre sus pensadores cita a Mariano Cornejo y Manuel González Prada (1848 - 1918). Como fundamentación histórica, R. Burguete considera que estos sociólogos pertenecen al período de penetración del imperialismo en estas naciones: sus realizaciones son producto de la Incapacidad de la ideología burguesa para resolver los problemas teóricos de la sociedad y de la Insuficiente discusión de estas cuestiones. Como se ve, aquí no se menciona, ni siquiera dentro del campo delimitado, a sociólogos· de la dimensión de Vasconcelos en México, Mariálegui en el Perú o Arze en Bolivia. Ha correspondido a los sociólogos latinoamericanos --que Burguete no conote- precisar con mayor causa los cambios que

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se registraron en la sociología del continente. Entre éstos podemos mencionar a José Antonio Arze, Rafael Caldera, Carlos A. Echánove T., Diacir Menezes, Alfredo Poviña y Astolfo Tapia Moore, autores de estudios realizados sobre ·sociologías naciona• les de varios países de América Latina. Para nuestros fines, podemos incluir también, como lo hago con los sociólogos europeos, los estudios de filosofía latinoamericana, ya que éstos no deian de referirse a cuestiones sociológicas, como ocurre con los ya citados. Relacionando a estos autores con el desarrollo del pensamiento sociológico boliviano, tema de este libro, diremos sucintamente, algunas breves apreciaciones. Francisco Romero no ingresa en ningún aspecto de la filosofía boliviana y es, no obstante su proximidad con Bolivia. el hietoriador de la filosofía que menos parece conocer nuestra cultura. Sánchez Reulet ha seleccionado un importante número de pensadores latinoamericanos, pero tampoco consigna a ningún bolivia• no. Es Guillermo Francovich quién clasifica los grandes periodos de la filosofía boliviana: este libro empieza considerando la "men• talidad primitiva", continúa con la "mentalidad colonial", loa "encic!opedistas", los "precursores del socialismo", el "ecleclfsmo", el "kantismo", y concluye con el "positiviSD10", los "spencerianos", la "mística de la tierra" y el "marxismo". La mención a este libro no tiene por objeto ingresar en la critica de esta periodificación ni en la de los filósofos que incluye en cada uno de los periodos que señala. Para este obleto es much:, más interesante, el esquema de "El Pensamiento Boliviano en el Siglo XX" publicado en 1956. El esquema que adopta este libro para el estudio de la cultura boliviana apunta las siguientes corrientes: 1 . El liberaliSD10, el positivismo y el modernismo. 2 . La crisis del liberalismo, del positivismo y del modernismo.

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3. El nacionalismo, el socialismo y el indigenismo. 4. Las "nuevas preocupaciones", dentro de las que señala al irracionalismo antropopeográfico. con el nombre de "mística de la tierra". Esta clasificación no obedece a un criterio estrictamente sociológico, pero aun asi. muestra suficientemente los alcances culturales que le asigna. Retomando al campo de los sociólogos veamos ahora los iul· cios de José Antonio Arze Y Arze y de Alfredo Poviña.

El rasgo sobresaliente de la posición del profesor Arze es pansoc:iológico. En su estudio sobre "La SociologÍa en Bolivia, Paraguay y Uruguay", incluido en "Sociología del Siglo XX", publicada por G. Gourvitch y R. E. Moore, Arze, en oposición a Bastide y Burguete, ingresa en una corriente enciclopedista de la sociologia. Arze divide la sociología boliviana en tres épocas: 1) La época pre-colonial: 2) la época colonial y 3) la época republicana. Para la p~era época propone el estudio de las tracllciones indígenas recogidas por los cronistas españoles. Como materia de estudio para la segunda, las obras de algunos autores nativos y españoles de esta época. Para la tercera, propone el estudio de la sociología desde los aiguientes planos: a) b) e) d) e) 1)

Figuras interesantes para el sOclólogo de la vida boliriana. Historiógrafos. Ensayistas de cuestiones sociales. Lingüistas. Literatos. Profesores de sociología.

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De principio debe advertirse que aquí existe una confusión entre lo que es el pensamiento sociológico y los hechos que pueden ser oblelo de estudio de la sociología y en segundo lugar, la ausencia de sociólogos. propiamente tales, al lado de ensayistaa, lingüistas, historiógrafos. etc., dando la impresión de admltlr la inexistencia de sociólogos. Los trabajos posteriores del profesor Arze salvan algunas de estas observaciones, pero nos ocuparemos de estas cuestiones, después. Alfredo Poviña. influido por Arze y Francovich, es quien mayor atención le prestó a la sociología boliviana. Roger Basüde lo eonsidera autor de una obra, la más importante y completa qua existe, dentro de la consideración histórica de la sociología latinoamericana. Para Poviña sólo existen dos épocas: la colonial y la republicana. La época colonial -siguiendo a Arze- está representada en una primera etapa por Antonio de la Calancha y por Bartolomé Marlínez y Vela. En una segunda etapa -citando a Francovicheeñala cinco periodos: a) escolástico. bajo el pensamiento dominante de Tomás de Aquino: b) enciclopédico, con Rousseau por inspirador: c) ideológico, bajo la influencia de Destut de Tracy: d) ecléctico, no mencionándose las corrientes participantes: e) positivista, bajo el influlo de A. Comte.

La republicana. correspondiente al siglo XX. es clasificada en 1orrientes. siguiendo el siguiente orden: a)

Corrientes geográficas representadas por Daniel Sánchn Bustamante, Agustín Asplazu y Jaime Mendoza.

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JUAN ALBARRACIN MILLAN b) Corrientes basadas en tradiciones nacionales con Bautista Saavedra y José María Camacho, c) Corrientes fundadas en factores étnicos con Gabriel René Moreno, Alcides Arguedas, Franz Tamayo y Carlos Romero, d) Se habla también de una corriente científica en la que se ci!a a Daniel Sánchez Bustamante y Luis Arce Lacaze, a quienes se considera los fundadores de la sociología boliviana del siglo XX. Se cita tambiéti. a Roberto Zapata. Teddy Hcrtman y Humberto Palza, como profesores de sociología de la Universidad, Entre los más recientes, se menciona a José Antonio Arze, Gustavo A. Otero, Rafael Reyeros. .Al, fredo Guillén Pinto y Elizardo Pérez.

El profesor Poviña dice seguir, en esta última parte de su clasificación, a G. A. Otero, autor de un estudio sobre las "Tenden• cias de la sociología boliviana", inencontrable en nuestra& bibliotecas. Probablemente, debido a gruesos errores de impresión del libro (Ediciones Asandri. de 1959) éstos no permiten seguir el sen• tido de la clasificación, pues como se ve en su texto. la sistematización intentada pierde su sentido por no respetarse su forma histórica, sus épocas, periodos, etapas, etc., y la mención de corrien• tes y autores, se hace incongruente e inorgánica. La más reciente de las exposiciones sobre el desarrollo del positivismo boliviano corresponde a Leopoldo Zea, autor de "El Pensamiento Latinoamericano", cuyo cctpítulo VI, "Positivismo y Regeneración", trata del positivismo boll'riano, La América Latina no puede tener una idea cabal del proceso positivista boliviano si se tuviera que Qlener a las informacionn que se dan en este trabajo, Zea sigue a Francovich en su "Filosofía en Bolivia", para dar noticias de lQ sociología boliviana. 11\18lltución que no es muy afortunada,

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El planteamiento de Zea ---Gparentemente sin otra fuente de información- sitúa a Agustín Aspiazu y Benjamín Femández como a los primeros sociólogos comtianos de Bolivia. A Daniel Sánchez Bustamante y Luis Arce Lacaze como a los principales representantes del organicismo spenceriano. A Gabriel René Moreno y a Nicomedes Antelo como a "regeneradores sociales". A Alcides Arguedas como a un representante del spencerismo dentro del "nuevo orden boliviano" del siglo XX. Finalmente se ocupa de Ignacio Prudencio Buslillo, concediéndole la mayor atención como a un "nuevo positivista".

La inclusión de Aspiazu como comtiano es discutible, además de la notoria inexistencia de producción sociológica en este sabio que se ocupó de otras ciencias naturales y sociales, particularmente del derecho y en menor grado de la historia y la geografía. Probablemente Zea leyó a Ismael Sotomayor, pero el tra• bajo de éste sobre Aspiazu no es convincente. En cuanto a Fer• nández, su participación en la prensa, con algunos trabajos muy reducidos. no el que tiene más valor que le da su participación en algunas discusiones dentro del estrecho marco de su época y de los temas que trató. Este, no llegó al libro siquiera. En cuanto a los representantes del organicismo, Bolivia tiene figuras más importantes que Arze Lacaze, como B. Saavedra, autor de trabajos de resonancia continental como "El Ayllu". En cuanto a Prudencio Bustillo, no es este profesor un "neo-positivista" sino realista, seguidor del profesor Korkunow. según definición propia. Algunos (Costa du Rels) lo han mencionado como precursor del socialismo en Bolivia, juicio que ha sido rebatido por otros (Lora}. Inicialmente PrudenciQ empezó glosando a Bergson y a Nietszche, para girar, posteriormente, hacia las posiciones de Korkunow. Por otra parle, la ausencia de Tamayo, Mendoza, Arze y otros, en este trabajo de Zea, disminuye la imagen de la sociología boliviana. Al incluir aquí estas referencias, apuntadas como antecedentes necesarios para el estudio de la sociología boliviana del siglo XX, mi intención no va más allá del propósito introductorio de

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dar al lector una idea del estado en que se encuentran estos estudios históricos y críticos del positivismo boliviano. En la distribución de los periodos históricos de la sociología boliviana contemporánea que tengo señalado en el primer volumen, he mencionado al naturalismo sociaL el positivismo, el irracionalismo y el marxismo. Sus etapas concretas han sido formuladas en los siguientes términos: l.

Periodo del naturalismo cientíBco introducido por Alcidea d'Orbigny (1850 -1890), entre los pensadores sociales del siglo XIX, salidos da entre los mineros, los gestores de empresas y los miembros de las sociedades geográficas.

2.

Periodo de advenimiento, expansión y decadencia del posiüvismo que tiene lugar entre 1890 -1920, bajo la inftuen• cia del spencerismo entre los profesores e investigadores que representan a los sectores tradicionales de la sociedad boliviana.

3.

Período de surgimiento de corrientes eclécticas y sincréticas de pensamiento (1920 -1940) que tienen lugar al producirse la decadencia del positivismo spenceriano, tales como el neo-naturalismo, el realismo sociológico, el antropologismo, la crítica socio-culturalista, etc.

4.

Período de construcción de teorías sociológicas de interpre• tación sistemática de la realidad social boliviana tales como el irracionalismo geoantroposociológico, las interpretaciones geopolíticas, el planteamiento de una versión nacional del materialismo histórico con la formulación de la doctrina sociocronodinámica de J. A. Arze.

Estas escuelas se erigen entre la crisis del liberalismo y el nacimiento de las nuevas corrientes nacionalistas y marxistas producidos con la guerra del Chaco de 1932 • 35.

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La presencia de tendencias sociológicas menores como el anUpositivismo católico de Santos Taborga, Román Paz, Lionel L Molina y otros: el anti-positivismo racionalista de Mamerto Oyola o el comtismo profesora} de Benjamín Femández, no modifica esta estructuración por estar comprendidos ellos dentro de la clasificación adoptada, B. RAICES HISTORICAS DEL POSITlVISMO BOLIVIANO

g papel histórico cumplido por Inglaterra en Bolivia, durante la segunda mitad del siglo XIX, P...Q..!J91o se redujo .a escalar sus enormes murallas andinas, .Penetrar en sua dorados bosques..®-~~ d,antes en árboles de goma elástica y explotar sus ricas minas hasta entonces selladas, como en singular balance lo tuvo expresado el presbítero Keneln Vauham. A esta sorprendente visión. poéticamente expresada, le faltó empero, para ser completa, el ajuste científico que tanta repercusión tuvo, a fines del siglo pasado, entre los exploradores, geógrafos, gestores de empresas, industriales de la minería como lo tenemos visto en nuestro libro sobre los orígenes del pensamiento social boliviano, Al producirse las primeras gravitaciones sociológicas organicistas de la Sociedad Geográfica de Londres sobre los pensadores socia.\es bolivi.lcmos, que buscaban sustentacián en el d'Orbignysmo, ésta ingresó en un proceso de descomposición. Las Sociedades Geográficas bolivianas, creadas a instancias de la Sociedad Geográfica Intemacional, pasaron a constituirse en los centros más activos del desarrollo científico, La sustitución de 'd'Orbigny por Herbert Spencer, se convierte en la clave de un pe, riodo de transición hacia el darwinismo social. La sociología positivista boliviana, nacida de este contexto ideológico, puso así, en la base de todas sus preocupaciones empíricas, las investigaciones sobre varias ciencias particulares, principalmente la historia y la pre-historia, la geografía y la geología, la antropología y la etnografía, la lingüística y la cultura primitiva, situándola sobre el plano de la lucha de razas y, las repercusiones de ésta. sobre

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la organización ngciqng}, Como fundamentación filosófica del naturalismo, el positivismo -bajo su forma organicista- pasó a hacerse dominante entre los miembros de la Sociedad Geográfica de La Paz, desplazando las antropologizaciones naturalistas del d'Orbignysmo por factorizaciones de diverso orden, principalmente de la geografía, la psicología y la biología. Al producirse la decadencia del naturalismo, incluso los discípulos de d'Orbigny -G. R. Moreno, N. Antelo, M. V. Ballivián- pasaron a hacerse positivistas. A partir del entroncamiento de los pensadores sociales bolivianos con la Sociedad Geográfica de Londres, la influen• cia y la autoridad de los trabajos de Clement Markham, G. E. Church, M. Conway, J. G. Evans así como los sociólogos oficiales del imperio inglés fueron aproximando a J. M. Pando, P. Kramer. N. Armentia y otros, hacia la antropología y la etnografía, la sociogeografía y la sociobiologÍa, las direcciones más definidas del pensanúento sociológico inglés. Con el advenimiento del siglo XX y el triunfo de los llh.eralea con él, lejos de debilitarse estas tendencias. ellaa fueron acentuándose con Daniel Sánchez Bustamante, Bautista Saavedra, Daniel Salamanca, Felipe Segundo Guzmán, Tomás Manuel EUo y otros. Largamente reprimido por el conservadorismo, el organicismo --calificado de ateo y materialista por sus adversarios- se desarrolló inicialmente fuera de ellas, l>uscando refugio entre los miembros de las Sociedades Geográficas de La Paz, Cochabamba y Sucre, dedic~dos a las exploraciones geográficas, las investigaciones geológicas y mineras, la apertura de caminos hacia los cau• chales del Beni. Al ingresar en el siglo XX, el positivismo deja de insistir en las tareas que le asignó la Sociedad Geográfica Internacional y en los intereses de los pensadores sociales del siglo XIX, pasando a ocuparse de cuestiones como el problema de la decadencia del indio, problema magno de los spencerianos del siglo XX. Bajo el influjo del racismo, la crisis del poder de la sociedad rural y el estallido de insurrecciones de la indiada, el positivismo decide ingresar en el examen de la sociedad boliviana.

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Lo hace -c:omo no podía ser de otro modo- bajo la perspecti.v-:.r

del análisis factorial de la raza, de la iniluencia de la geografía. del análisis socio-cultural, psicolóqico y económico. Los principa• les trabajos con los que ingresa al debate del rol que en él debe desempeñar la sociedad india, tienen a Bautista Saavedra, A!• cides Arquedas, Franz: Tamayo y Manuel Rigoberto Paredes, a sus exponentes mayores. Iniciada con gran energÍa, ella engendra. como reacción. el irracionalismo nietzscheano de Tamayo y el débil bergsonismo de Prudencio Bustillo, y en menor grado el análisis de clases entre los miembros de la "Sociedad A. Aspiazu". Sin embargo, las derivaciones ideológicas de este debate llevarán a los contendientes hacia Le Bon. Tarde, Guiddins y Gumplowlc:z. todos ellos psicosociólogos que sitúan la raza como base de Ja estructura sociaL Una de las debilidades más perniciosas que actúan sobre el proceso sociolÓqico boliviano de este momento es la ausencia de la .fecundación filosófica de la época de la Ilustración entre los pensadores sociales del siglo XIX. Sin la crítica precursora de los enciclopedistas. arando sobre la aridez escolástica de la colonia, la dura suplantación de Rousseau por Spencer hizo pobre el in• iluJo racionalista del que Agustín Aspiazu fue su representante casi solitario. en la segunda mitad del siglo pasado. El bolivari&mo. conocido en el viejo Alto Perú, sólo después de las victorias militares de la independencia, no tuvo expansión alguna en la nueva república, concluyendo él con la expulsión de Antonio Jo• sé de Sucre en 1828. bajo la presión de los mismos que lo red• bieron triunfalmente en 1825, sin que este rousseaunismo haya iniluído para nada sobre el criollismo altoperuano. esencialmente hispanista. espíritu con el que fundó la república para conservar la continuidad de la colonia. Sin estos pre-requisitos la lucha victoriosa del positivismo contra la teología y la escolástica resultó fácil, pues. no tenía que en• frentarse con la crítica filosófica que pasó a ser considerada como especulación metafísica.

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El segundo rasgo fundamental .que le• da. carácter prople> .c,t ..es• ta discusión del cmácter nacional es -el .debate que...ab.r.e ..11e>!)re la composición de la sociedad boliviana y el destino del inclio -~mo parte (opuesta, marginal o integrante) de ella. A este debate asisten, fuera de los spencerianos ya mencionados, los sociólogos le• bonianos y durkhemnianos, Alcides Arguedas y M. R. Paredes y el irracionalismo nietzscheano representado por Tamayo, enemigo enconado del positivismo, pero también de Rousseau y la enciclopedia. Le faltó a esta hora de polémicas la presencia de la oposición dialéctica que no tuvo, entonces, más atisbos que los que se ven en el sector socialista de la sociedad A. Aspiazu. Una tercera característica q l ~ del positivi&alo cie --~~• años es su preocupación socio-política. Esta tendencia crítica que va unida al racismo y a la despreocupación filosófica.se alimen• tó del desccn!ento de los pensadores liberales con. las formas terrígenas ~.e! al:sclulismo monlista; La novela sociológica fue la mayor forma de expresión q11e tuvo éxito en esta crítica social de los terratenientes, como se ve en "Wata Wma" de Arguedas, "La Candidatura de Roias" de Chirveches, "Aguas Estancadas" de Canelas y "En las tierras de Potosí" de Mendoza. Dentro de las p1·edilecciones teóricas de este debate, los sociólogos bolivianos prescindieron de los esquemas teóricos generales de Comte, Spencer, Paretto, Guiddins, Gumplowicz. Tarde. A ninguno le interesó la "religión de la humanidad", ni el "evolucionismo" ni la "circulación de las élites"', como temas de erudición. El centro vivo de sus preocupaciones, recayó sin embargo, en el método de investigación. en tomo del cual intentaron penetrar en los problemas de la pre-historia, historia, economía, cultura, política, psicología y la ec011omía. En Bolivia no se forman sociedades positivistas destinadas a reformar la sociedad, sino a investigar sus problemas. Finalmente, sin que esto signifique subestimar la presencia de varios otros problemas, debemos referirnos a las conclusiones

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a las que arribaron los positivistas y anti-positivistas de este período. Arguedas -perteneciente al ruralismo paceño- concluía d• mandando la culturización del país que tenía un 80 por ciento de analiabetos, como medio de terminar con los defectos sociales de los blancos, cholos e indios. Tamayo -también de procedencia ruralistcr-- dejó planteada la necesidad de ir hacia la mestización total de los grupos raciales para poder crear una raza homogé• nea que liquide las diferencias antropológicas de indios y blancos. Saavedra -olro representante del ruralismo- no veía ningu• na posibilidad de cambiar la composición social boliviana que no sea con la liquidación de las actuales y el advenimiento de una nueva raza diferente a las existentes. Acaso haya sido Tejada Sorzano quién más se aproximó a las soluciones correctas, al proponer el desarrollo económico interno frente al absorcionismo externo, a partir de posiciones nacionalistas de defensa de las riquezas del país.

C.

PRINCIPALES MOVIMIENTOS SOCIOLOGICOS DE COMIENZOS DE SIGLO

La incorporación de la sociología en los programas de ens• ñanza universitaria no significó para las élites cultas del liberalismo boliviano la simple adopción de una materia más de estudio, al lado de las ya existentes, sino el resultado de una victoria ideológica con la que se completaba la derrota de los ultra• montanos conservadores. Todo el fervor reformista del liberalismo boliviano, al comenzar el siglo, se reducía, en el campo de la cultura, a desplazar de sus posiciones a la escolástica, para situar en su lugar a las nuevas ciencias, identificadas entonces, con el surgimiento de •las modernas ciencias sociales, como la criminología, antropología, sociologia. El entusiasmo de los liberales por el positivismo fue tan grande que los mismos principios del programa liberal redactados por Eliodoro Camacho dentro de las

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normas de la democracia jeffersoniana iban siendo puestos de la• do por José Manuel Pando, un convencido darwinista._,.aociaL ...i:omo lo tenemos visto en el primer volumen de .este e.s.tudia. Con la difusión de las teorías sociológicas en el debate político, el doctrinarismo liberal pasó a considerarse cienlifista. La lucha contra el impermeabilizado conservadorismo del siglo XIX, tomaba características críticas y polémicas, dando lugar al desanollo de argumentaciones sociológicas en sustitución de la ciencia política y sus fundamentaciones filosóficas. La reacción contra este positivismo no deió de expresarse en el surgimiento de tendencias irracionalistas así como en las anticipaciones del socialismo científico. Estos, enlre otros, fueron los aspectos salientes del debate sociológico boliviano de comienzos de siglo. Para tener una imagen estructurada del proceso de expansión del positivismo en estos años, señalaremos, inicialmente, algunas tle las características básicas de los principales movimientos culturales e ideológicos que se originan en el novecientos, con el triunfo del liberalismo sobre los conservadores. Entre éstos, ocupan, indiscutiblemente, un lugar destacado: 1.- La Sociedad Geográfica de La Paz y, en parte. algunaa sociedades similares en el interior de la república. activadaa por el gobierno liberal como instituciones oficiales destinadas a promover los programas científicos del gobiemo, relacionados con la minería. las industrias de exportación, las exploraciones geológi• .cas y geográficas.

2.- La Sociedad Agustín Aspiazu, de reconocido prestigio entre los grupos racionalistas, radicales y socialistap, gestada entre los núcleos avanzados, opuestos al liberalismo. Su preocupación esencial radicaba en el estudio del papel que le correspondía a las clases populares en la sociedad boliviana del siglo XX.

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3.- Lgs_Jendencias positivistas que nacen entre los sectQres juve• niles del liberalismo gobernante, dando lugm. a "Palabras Libres", movimiento de poca duración que fuera disuelta en 1906, representado por los posiüvistas de La Paz, interesados en sacar a la nación del atraso y luchar por su europeización.

Pertenecían a la Sociedad Geográfica, reorganizada y dirigida por Manuel Vicente Ballivián -1900-1921-. decenas de investigadores sociales, dedicados al estudio de düerentes aspectos de las ciencias sociales. Para este trabajo tomamos ahora, sólo a tres de sus sociólogos: Bautista Saavedra, Daniel Sánchez Bustamante y Manuel Rigoberto Paredes. En la sociedad Agustín Aspiazu -1903 -1912-. las pos1c10nes teóricas se encontraban divididas entre liberales radicales, socialistas y librepensadores. Al disolverse esta sociedad bajo !a presión de ciertos hechos políticos, los radicales consiguieron organizar la Liga Radical. uniéndose a los jóvenes ex-liberales que abandonaban el montismo con Franz Tamayo a la cabeza; los socialistas fueron. en esta crisis, los más afectados, debido a una falta de dirección y a una serie de circunstancias adversas. como el alejamiento de Lino Urquiela, su mejor exponente. y a las deserciones de Tomás Monje Gutiérrez que se retiró de la actividad ideológica; a la de Tomás Manuel Elío que se hizo, primero radical y después liberal. y, finalmente, a la de M. R. Paredes que se unía a Saavedra y su partido republicano.

En cuanto al movimiento cullural "Palabras Libres", contrri el que también se estrelló la represión de la época, sus cabezas dirigentes fueron Alcides Arguedas y Armando Chirveches, novelistas y sociólogos que popularizaron ampliamente las tesis prin• cipales del positivismo a través de la crítica social y el estudio literario de la sociedad boliviana. Responden a este movimiento, asimismo, las obras de los profesores de sociologÍa de La Paz. Roberto Zapata. Juan Francisco Bedregal y el joven per-o notable economista de entonces, José Luis Tejada Sorzano. De esta escuela só-

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lo tomamos a su líder, Alcides Arguedas, agregando algunos aspectos de la contribución de Chirveches y Tejada Sorzano. D. LIBERAIJSMO Y POSITIVISMO

La universidad boliviana no fue, durante el siglo XIX, un centro importante de difusión científica Y de orientación filosó&ca del pensamiento nacional, como lo fue al 6nalizar la colonia. En 1897, los conservadores podían aún, sin grandes di&cultades, destituir profesores, sindicándolos de ser positivistas, por cuestiones de principios o de simples sospechas. Después de la victoria liberal en Ju guerra civil de 1899, poco es lo que hizo el liberalismo para cambiar esta situación, de acuerdo a las necesidades de la hora. El partido liberal, aliado con el conservadorismo paceño durante el conflicto con el gobierno del presidente Femández Alonzo, sostuvo la influencia conservadora y se conformó con introducir algunos cambios tales como el examen de cmnpetencia para la provisión de las cátedras y la creación de nuevas materias de estudio como la sociología. Es significativo que la élite políüca de la época -Ismael Montes, Daniel Sánchez Bustamante, Bautista Saavedra, Franz Tamayo, etc.- baya ingresado a la cátedra universitaria por este camino, Lastimosamente, su breve permanencia en la universidad, debido a su dírigencia política, hizo intrascendente su influencia dentro de una universidad que requería de cambios sustanciales. Con la creación de la cátedra de sociología en la Facultad de Derecho y la enseñanza de las teorías de Comte, Spencer, Durkheim, Tarde, Gumplowicz. Le Bon y otros, el providencialismo fue desplazado entrando en su lugar, el cienü6smo posiüvista. La guerra contra la metafísica y la teología, emprendida en otras partes por los ilustrados representantes de la enciclopedia, que• daba librada ahora, entre nosotros, a la acción de los positivistas, dejando así un considerable vacío 6losófic:o, El positivismo spenceriano había llegado a desplazar no sólo a la escolástica sino también a otras corrientes matafísic:as. Este fue probablemente, ttl

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éxito indirecto alcanzado sobre Rousseau y acaso también sobre el mismo Comte y Marx, apenas mencionados por nuestros sociólogos de cátedra.

E. EL GRAN DEBATE Preparando el debate sociopolítico que este positivismo provocó, poco tiempo después entre los liberales, debe señalarse en primer lugar, a "El Ayllu" de Bautista Saavedra, publicado en 1903, desde los estudios de la Sociedad Geográfica de La Paz. Este es el primer libro importante que consagra su personalidad de investigador por las proliias consideraciones que hace sobre el régimen de propiedad india -aymara y quechua-, en el desen• volvimiento de la sociedad andina hasta nuestros días. Saavedra ganó un considerable prestigio con este trabalo en el que no sólo mane;a con destreza las teorías positivistas dominantes, sino tambiéu lcrs direcciones ele la escuela etnográfica inglesa: Westennack, Bachofen, Tyler, etc., no siéndole ignorado tampoco los famosos trabajos de Lewis L. Morgan y Federico Engels, autor de la "Sociedad Primitiva" y loa "Orígenes de la familia, la propiedad privada y el estado", tan poco conocidos en 1900 en América Latina. Pero, lo que diferencia a Saavedra de todos aquellos, ea la finalidad perseguida en la obra. Mientras lo que a lo.s .P..ositivisla3 y a los etnógrafos les preocupa, aún dentro de sus intereses COll• cretos, es siempre la naturaleza del progreso humcm.o_ y el desen~ volvimiento social general, a Sac:iv:edra en .cambio, le domina. lo concreto nacional en desmedro de la finalidad global. Quiere descubrir hasta dónde es evidente que el ayllu fue una institución grandiosa en la época precolombina, y cómo resulta anacrónica en la actualidad: de esta suposición inicial, intenta sacar la consecuencia de que el ayllu es, como lo dijo en un acta camaraL varios años después, "una pústula, un chancro", meüdo en la sociedad boliviana de la que había que extirparla. A pesar de sus prevenciones y sus pre-conceptos anti-indios, y de las conclusiones

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ideológicas reaccionarias a las que arribó, haciendo completamente discutibles sus conclusiones, "El Ayllu" alcanzó una extraña aureola de celebridad. Nadie se animó a bnpugnar ni su racismo ni sus falacias y el silencio de gran libro Que le rodeaba, sólo era interrumpido para elogiar al investigador, afianzándose la fobia anti-india del spencerismo, en todo su vigor entonces. porque fue escrita en pleno apogeo de las rebeliones indias y de su acallamiento. Habjg, sin embargo, ua animado avance en las preocupaciones ;~~iológicas y pre-históricas, a partir de estos años. Misiones científicas europeas realizaban excavaciones en Tiahuanacu y, hasta ingenieros, accidentalmente situados sobre el altiplano, como Dereims, realizaban exposiciones en París con abundancia de materiales arqueológicos, sacados del País. La publicación de la "Monografía de la Provincia Muñecas" en 1897 y la: "Provincia lnquisivi" de Manuel Rigoberto Paredes en 1906, constituye un nuevo suceso importante como estudio sociológico del área rural. Paredes se revela, al lado de Saavedra. como un investigador concienzudo. A diferencia de los prejuicios anti-indios d.e Saavedra, Paredes -influido por Durkheim- sólo trabaja con hechos. Es la cosificación del dato social lo que le importa. En este trabajo se ve una provechosa influencia de las reglas del método sociológico de Durkheim. Con esta investigación, como se sabe, Paredes no desea teorizar sino investigar en la provincia el aliento minero que había invadido en el distrito, rico en minas como lo destacó José María Ccnnacho. Si las preocupa• ciones de Saavedra están orientadas en la necesidad de demostrar la patología del ayllu dentro de la sociedad boliviana, en momentos en los que había pasado la nación por la insurrección del Willca Zárate y otros movimientos de rebelión india, la obra de Paredes surge dentro de la literatura sociológica como una constatación de los cambios económicos y sociales producidos en esa región ruraL bajo la acción de la minería del estaño.

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Este encarrilamiento de los primeros pasos dados por la nueva ciencia, desemboca entre 1907 y 1910, en un momento excepcionalmente polémico al que llamo con énfasis, el del gran debate positivista, tanto por la naturaleza de las cuestiones tratadas como por la profundidad con la que se miran sus problemas; el tono altivo, severo y desafiante con el que participan en esta singular discusión pública, sus protagonistas, relieva esta hora que coincide con graves confrontaciones ideológicas de la nación. Ha correspondido a Manuel Rigoberto Paredes, históricamente, abrir este debate con su "Política Parlamentaria de Bolivia", libro con el que traía a discusión algunos problemas cruciales como la crisis del poder liberaL la naturaleza de la estructura de la sociedad, la debilidad de la política interna, el balance establecido entre el progreso social y el atraso colectivo, la corrupción electoral, la necesidad de cambios y la perentoriedad d9 reformas institucionales, educativas, económicas, políticas, etc. Paredes se encuentra, indiscutiblemente, en la puerta de ingreso de este debate, tanto por los cuestionamientos que suscita como por el remozcaniento metodológico empleado en su investigación. Libro trabajado bajo el influjo durkheimiano y la malicia doctrinal de Le Bon, la "Política Parlamentaria de Bolivia" abrió inesperados derroteros al análisis sociopolítico y a la crítica del liberalismo. Tres ediciones sucesivas -1907, 1908 y 1910-, agotadas por un público que antes no podía dar cuenta, en varios años, de los tiraies más reducidos, muestran el interés con el que el libro fue acogido. Paredes trabajó en esta investigación manejando miles de partidas electorales registradas en las mismas oficinas de registro civil, estableciendo a través de ellas, la composición social del electorado, cuantificando a la masa votante y separándola por razas, ocupaciones, edades, sexos, etc.: así creyó fundamentar la dirección que habían tenido los pronunciamientos electorales y señalar las causas de las victorias electoralea del

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partido liberaL sospechadas siempre de &auduientas. Sus conclu. siones, aunque discutibles, constituyeron estiznables deducciones estadísticas y lógicas. La cuestión primera en este trabajo consistió en verificar qué sectores sociales concurrían a votar y cuáles no lo hacían: en se, gundo lugar, clasificar a los votantes por el lugar que ocupaban en la sociedad y así sucesivamente. Creyó Paredes que después de estas operaciones podían obtenerse conclusiones sufic:lentea para saber quienes eran los que estructuraban el poder legislativo, a través de sus cámaras. La otra cuestión importante para él, era conocer por qué razones los liberales resultaban siempre gananciosos, muy a pesar de las crisis políticas de descrédito que sufrían. Sus intenciones no fueron vanas coino se ve por las conclusiones expuestas al flnal del libro. Mós conµ>ativoL qunql!~--~~_g_Q.fl__or4enado, "Pueblo Enfermo·• (1909) de Alcid~ Arguedas, entró en la discusi6n sobre un plano mucho más general: la problemQtizac:ión y quizás, la dramatización, de la realidad boliviana el\ todos sua aspectos. Por el lugar que ocupaba Arguedas como escritor y por el ruido que provocaron sus denuncias, más que por sus análisis, este libro fue unánimemente aplaudido por loa intelectuales latinoamericanos que residían en París, grupo del que formó parte, en la primera déeada del siglo, con Rubén Darío, Manuel Ugarte, Blanco Fombona, F. García Calderón, Hugo llarbagelata y otros. Su ventura intema no fue la misma, en cambio.- Inicialmente congratulado por Bautista Saavedra, algunos de sus amigos y los opositores de Montes, por la vehemencia con que el escritor condenaba el atraso social de la oligarquÍa altiplánica, al pasar este momento, "Pueblo Enfermo" cayó en el índex de los Intereses dominantes, si;n. do condenado francamente, como pesimista. La discusión en tor• no a las tesis de "pueblo enfermo" dio lugar al arguedismo y ril antiarguedismo, en una porfiada discusión acerca de si Bolivia era o no un país como Arguedas lo l)resentaba,

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En estos años el montismo -la forma política dominante- se esforzaba en mostrar, a base de propaganda y de promesas, que Bolivia se modernizaba y era efectivo el progreso de la nación. El arguedismo, ácidamente critico, se encargaba, paralelamente. a señalar cómo la pequeña sociedad ruralizada vivía engrillada en el atraso, la ignorancia y la suciedad. Por la indignación con ' la que el libro fue trabajado, así como por la agresividad con la que fue combatido, el libro cobró notoriedad inusuaL convirtiéndose, por primera vez en Bolivia, en un promotor de debates, difusor de ideas y centro de elogios y recriminaciones. Su autor quedó así, insospechadamente. convertido en el escritor más controvertido, como pocos lo habían sido hasta entonces. Arguedas había venido actuando hasta el suceso de "Pueblo Enfermo", bajo el influjo emocional de Emilio Zola, pero teóricamente bajo las ideas de Taine, Le Bon y algunos pesimistas españoles, que le dieron al libro un tono marcadamente conservador. Empero, lo que hacía de "Pueblo Enfermo" un libro inquietante, era su desaprobación del estado social de la nación y sus acusaciones contra el régimen gobernante. La reforma social sa• lía de esta intolerancia con el presente.

Un._ añ9 _después, desde poslciones vitalistas, Franz Tamayo ingresaba en el debate con la "Creación de la PedagogÍa Nacional" (1910), esforzándose en dar, con este libro, respuestas batalladoras contra el positivismo dominante. Orientado hacia el volunlarismo de Nietzsche y las ideas de Flchte, Schopenhauer y Goethe --cuyas campañas educativas en Alemania quería seguir- Tamayo se erigió en líder de una filosofía de la acción y la fuerza. Desde 1905 en que publicó sus "Proverbios", siguiendo hasta en la forma y la intención a aquellos pensadores alemanes, Tamayo mostraba sus aforismos y sus pensamientos expuestos en breves párrafos. En 1910, al formular la necesidad de una nueva "pedagogía", entendida como una nueva política nacional, acu.- \ saba al positivismo de haber caído en la especulación y el inte- i lectualismo y haber abandonado las verdaderas fuerzas de la ra- 1

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za y la tierra, como único fundamento de la nación. Denuncia, asimismo, al enciclopedismo pedagógico, de haber marginado al boliviano de su verdadero fin: ser fuerte y, al socialismo, de conr.tituir una desviación del espíritu social. Sin inmutarse ante sus tenaces adversarios, Tamayo imponía sus puntos de vista contra las fuerzas tradicionales de la sociedad boliviana, consiguiendo poner en primer plano a través de la doc• trina de la fuerza y la filosofía de la acción, a los mestizos. El agente de la historia no es para Tamayo el blanco, inerme dentro de la realidad india. sino el mestizo como síntesis de la raza milenaria de la tierra y de la sangre blanca. Denuncia la búsqueda de la perfección cultural como insu.6.ciente para vencer, si, al mismo tiempci:-~áspira a ser fuerte, la única palanca del poder. Entre sus principios básicos pedía al boliviano permanecer en constante actividad, en riesgo permanente y en lucha incesante consigo mismo, no sólo como pedagogía escolar sino, sobre todo. como pedagogía política. En esta impugnación del positivismo, uno de loa mayores éxitos logrados por Tamayo fue denunciar al racionalismo como un fenómeno foráneo, mosirando a la vez. al irracionalis~o ~lemán, como una filosofía auténticamente propia. La exaltación de la fuerza como expresión de vida y la necesidad de cultivar el espíritu propio, presentaba al irracionalismo nietzscheano como al portavoz del nuevo ideario nacional, Particularmente en relación a la urgencia de destruir la subversión intema que consideraba al indio como una realidad inexistente.

Daniel Sánchez Bustamante, autor del informe pedagógico, contra el que Tamayo lanzaba sus dardos polémicos. no reaponclló. En su lugar lo hizo Felipe Segundo Guzmán, quién alegó la necesidad de adecuar la educación pública al medio social. desta• cando las ventajas de la culturización como ennoblecimiento moderador de las tendencias agresivas del hombre. "El P~blem11 Pedagógico de Bolivia", publicado con los trabajos polémicos de

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estos días, no fue una respuesta cabal a Tamayo, aunque fue útil su publicación, debido a que el spencerismo de Guzmán resultaba poco combativo pma polemizar con el voluntarismo nietzs-

cheano. Arce Lacaze fue más concreto al sindicar al escolasticismo como la fuente del atraso educativo. F. LA SOCIOLOGIA ECONOMICA LIBERAL Aunque poco difundido, el pensamiento socio económico de estos años tiene un lugar destacado en este debate. Lo señalan así los libros de José Luis Tejada Sorzano, "Después de la Crisis" (1_910) y su informe económico al país, de 1919: los de Casto RoJas, "Cuestiones Financieras" (1912) y la "Historia Financiera de Bolivia" (1919) y los estudios económicos de Darío Gutiérrez, entre otros, lamentablemente de escasa circulación. Su examen prueba que la preocupación dominante en ellos, era medir el impacto de la minería sobre la sociedad boliviana. Teiada Sorzano califica de paradógica la economía boliviana que, mientras apmentemente parecía vivir pendiente de la minería, en realidad sólo la sostenía la explotación de unos pocos minerales, como el estaño, siendo pobre el estado industrial de la nación y casi inexistente la exportación de productos de origen vegetal. Por otra parte, Bolivia era sólo un productor de materia,¡ primas. ajeno a todo procesamiento metalúrgico de sus productos. Tejada Sorzano denunciaba la publicitada "prosperidad" minerl'J del montismo sólo como un "festín" propagandístico que disfrazaba la pobreza real. Estos planteamientos, tan poco conocidos y muchísimo menos estudiados, reflejan vigorosamente el arguedismo de "Palabras Libres" y el resultado de las discusiones de Chirveches, Argu• das, Vaca Chávez y Tejada, en París. Al considerar el papel de Bolivia en su comercio intemacional, Tejada Sorzano sostenía que éste no era sino el de "simple instrumento" ... (preparado) para "producir sin reflexión y sin esfuerzo mental .• ., bienes cuya propiedad pertenece a empresarios extranjeros".

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Empeñado en secundar la CCIJD.paña arguedlana contra el "criollismo" oligárquico de la época liberal. Tejada Sorzano desplazaba la queja anti-montista hacia el campo económico, afirmando que Bolivia era, sólo para la fatuidad de algunos, "el país de moda en el mundo financiero" ••• cuando "en el hecho, era un país desconocido" .•. Mostrándose escéptico ante las Posibilidades de diverslBcadón de la industria nacional Y desahuciando el optimismo de que unos cuantos minerales resuelvan la pobreza del estado boliviano. Te• lada demandaba la creación de nuevas industrias dentro de una política "eminentemente nacionalista", como oposición al predomínio minero, apreciación formidable en una época en la que la gran minería se encontraba aún en botón. como futura potencia adversa a los intereses nacionales. Frente a este analista. el caso de Casto. Rojas fue simpre diferente. Optimista ante el poder del estaño y sus p~sibilidades nacionales, Rojas llegó a esbozar un proyecto de "civilización boliviana" levantada exclusivamente sobre la minería y el altiplano. Como el país es pobre, a pesar de la prodigalidad de sus minas, Rojas pronostica el esplendor de la sociedad boliviana siempre que la minería deje de actuar sobre la naci6n al modo de "una especie de colonia del capital" extranjero, pues lo que produce esta industria no atesora a la república sino a otros países. La condición. en consecuencia. sería la nacionalización de los recursos minerales y la transformación del campamento en clvlllzaci6n boliviana:. A pesar de consideraciones tan extremas para el liberalismo ele la época, Rojas fue el economista del montismo en la segunda década del siglo. Félix Avelino Aramayo, el afortunado minero que llevó sus intereses al segundo lugar en la minería boliviana. sólo después de Patiño, sostenía con alucinaciones geopolíticas y mendacidades ideológicas, que el promontorio andino constituía el verdadero sustentáculo de existencia de la república y la garantía de seguri-

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dad del estado boliviano. Al compartir con Rojas la tesis de país minero, se vio como aquéL ante la dura realidad de no poder explicar, a pesar de las minas, la pobreza de la nación y el atraso social de la regiÓn. Si Rojas admitió, finalmente, que había que ir a la nacionalización de la minería, Aramayo, imposibilitado de aceptarla, sostuvo sin otro esfuerzo de razonamiento, que Bolivia tenía perdidas las posibilidades de sostenerse por sí misma, considerando que había llegado la hora de que pida su unión a la Argentina. Participando de la discusión sobre los problemas económicos del liberalismo, Ignacio Calderón publica en 1912 "La Moneda en Bolivia y su Reforma", Román Paz, en Sucre, "La Crisis Econ6mlca y la Crisis Bancaria" (1914): Florián Zambrana en La Paz, "Problemas Económicos" 1915) y Dario Gutiérrez (191 O) su comentada "Política Económica". De estos estudios, el de Gutiénez es el que más se aproxima a las ideas de Tejada Sorzcmo y Casto Rojas, en cuanto al impacto de la minería sobre la sociedad boli'91cma, aoateniendo que entre las importantes exportaciones de minerales y los ínfimos ingresos que reportaban a la nación, se esfumaba la oportunidad de estructurarse la nación. Entre Dario Gutiérrez. Caato Rolas, Daniel Sánehez Bustamante y José Lula Telada Soncmo, el liberalismo entrevió la necesidad de las naclonallzaclones como defensa de la patria empobrecida. G. EL POSITIVISMO EN LAS CIENCIAS JURIDICAS La evolución de las concepciones jurídicas se encuentra asociada, más que otras, al avance del positivismo en Bolivia. Sus r• presentantes más destacados se encuentran asociados al liberalismo que se encontraba en vísperas de la llamada "revolución federal" de 1898. Los nombres de Ismael Montes, RodoUo Soria Galvarro, Sixto López Ballesteros, Bautista Saavedra, José Palma y V., y otros, en la universidad de La Paz, constituyen los primeros en la introducción de las nuevas teorías.

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Bautista Saavedra en "Los Orígenes del Derecho Penal y su Historia" (1910) es uno de los primeros expositores teóricos del posiüvismo, de orientación spenceriana. Daniel Sánchez Bustamante publica en 19.03 sus "Principios de Derecho", obra inspirada en Spencer, Guiddins y Le Bon. José Palma y V., parte de la base evolucionista que sostenía que todas las instituciones se transforman paralelamente a los cambios de la sociedad. Llamaba a Spence~ y Tarde "gigan.tescos cerebros" de la revolución de las ideas jurídicas y pedía a sus alumnos obrar con arreglo a las leyes de la "integración de la materia" y la "disipación del movimiento" como correspondencia a una "necesidad sentida". (Pág. In, "Dos palabras". "Principios de Derecho CivU). Palma compartía con Sánchez Bustamante de la teoría de Guiddins acerca del lugar de las ciencias sociales en el esquema de A. Comte. formando parte de la biología, la psicología y la so

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CAPITULO I

LA DIFUSION DE LA SOCIOLOGIA EN LA SOCIEDAD IJBERAL

"El progreso no consiste sólo en la capacidad de producir, de construir, de transportar, de cambiar, de dominar o de acometer, sino y sobre todo, en la aptitud de interpretar (filosofía) y practicar (moral) el sentido de la existencia y, de encontrar en ella, lo bello, comprenderlo y amarlo. Despertar y dar intenlÍ• dad a esta aptitud es una gran misión social".

DANIEL S. BUSTAMANTE Prospecto de la Escuela Libre de Ciencias Sociales. -

1915.

l. -

Daniel Sánchez Bustamante

A. Ambito Histórico. En el proceso constitutivo del positivismo boliviano del siglo XX. Daniel Sánchez Bustamante (1870 - 1933). goza del privilegio de participar de algunos de los rasgos más constantes y característicos de la trayectoria seguida por el pensamiento sociológico boliviano del primer tercio de siglo. Inicialmente spenceriano, en la madurez pasaba a la psicosociología leboniana y al determinismo geoantroposociológico de Ratzel, para abandonar definitivamente, en la vejez. el positívismo y concluir algunos años antes de su muerte. en la ética estoica y el pascalismo filosófico. Identificar esta trayectoria de su pensamiento siguiendo el curso de los acontecimientos históricos del país, no es únicamente una necesidad de la investigación sino fundamentalmente una exigencia de legitimidad de la parte que le cupo en la contribución a la sociología boliviana. Para dejar planteados los problemas que estudia Sánchez Bustamante en los diferentes momentos seña!ados es indispensable situar éstos, genéticamente. para cuyo objeto dejaremos establecido los siguientes períodos:

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1. El período spenceriano al que pertenecen "Principios de Derecho" (1902) y "Principios de Sociología" (1903). 2. El período de influjo comtiano que inspira la reforma educativa emprendida por el informe elaborado por Sánchez Bustamante (1909). 3. La transición hacia la psicosociología expresada en el "Programa Político" (1917) y en la reedición de "Principios de Derecho" (1919). 4. El período antropogeográfico expuesto en "Bolivia, su estructura y sus derechos en el Pacífico" (1919) influído por Ratzel. 5. El período pascaliano y estoico que concluye con su muerte en 1933. La especificidad de cada una de estas instancias teóricas se explica tanto por el desarrollo lógico del pensamiento de Sánchez Bustamante, como por la base histórica profunda en la que tienen lugar sus proposiciones. No es difícil, por esta razón, señalar la correspondencia entre el período orgqnicista y los problemas que confronta la sociedad criolla contra la sociedad india al empezar el nuevo siglo, ni el proceso comtiano que acompaña a las formulaciones pedagógicas de la reforma educativa del montismo al finalizar la primera década. El giro psicosociológico que le sigue coincide, asimismo, con la declinación del liberalismo en el gobierno y el geopolítico y geo-antropológico con las urgencias de la demanda marítima de Bolivia y la política internacional boliviana. Finalmente, el pascalismo filosófico y la ética estoica resultan paralelas al ingreso del país en un proceso conservador que encumbró a Salamanca en el gobierno de la nación y al subsiguiente fracaso en la guerra del Chaco.

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En la actividad de Sánchez Bustamante existen, además, otros momentos como el de su obra pionera en la crítica literaria del período de introducción del modernismo publicada en revistas y recogida en parte en sus "Opiniones y Discursos" (1905). Sdn desestimar éstos y otros aspectos de su obra, adoptamos el esquema aquí propuesto porque en él se periodifica su obra estrictamente sociológica.

B. Los Nuevos Rumbos. Aunque la época en la que el positivismo se impone al naturalismo social boliviano, se encuentra más o menos estudiada en otras áreas de las ciencias sociales como la historia, el derecho, la economía y la política, no sucede, otro tanto, con la sociología, con haber sido la literatura sociológica boliviana, una de las más ricas, como tenemos visto en nuestro estudio anterior, destinado al examen del pensamiento social del siglo pasado. Frente a este vacío de investigación, que no es ciertamente el único en la historia de las ideas sociales del país, se hace indispensable bosquejar una caracterización tentativa de los flujos culturales que se dan en el campo de las ciencias sociales durante el período que une a ambos siglos. Recurriremos, con este propósito, al testimonio indispensable de algunos contemporáneos. El novecientos, según el criterio dominante, ha sido de rápida difusión del positivismo, al producirse el advenimiento de las nuevas escuelas cientüicas, inspiradas en las modernas ciencias naturales. Así, por ejemplo, al referirse a la fisonomía cultural de comienzos de siglo, Julio A. Gutiérrez

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decía en 1937: "Nuevas ideas agitaban al viejo mundo en materias criminológicas, sociológicas y jurídicas. Las doctrinas de Lombroso, Ferri, Garófalo, Comte, Littré, Fouiellé, Brunettiére, Letourneau, Spencer, Giner de los Ríos, etc., inundaban las universidades americanas". En cuanto a BoliviCl, Gutiérrez le asignaba a Sánchez Bustamante, un lugar preeminente en los "nuevos rumbos intelectuales" (1). Este juicio es inobjetable, en cuanto a su validez como pauta general del proceso de renovación científica que tiene lugar en Bolivia al despuntar el nuevo siglo; pero, para hacer progresar su estudio, había que ahondarla en sus particularidades, ingresando en cuestiones mucho más espe• cíficas, como aquellas que se refieren al lugar que ocupa su pensamiento dentro del curso del surgimiento del spence• rismo, a la valoración de sus contribuciones teóricas, a la naturaleza de los temas investigados, a los métodos em• pleados y al carácter de sus preocupaciones específicas. Cuando Gustavo Adolfo Otero, años más tarde, volvió al examen de la obra de Sánchez Bustamante, no hizo otra cosa que repetir lo que ya se tenía dicho hasta entonces; esto es, que Sánchez Bustamante se encontraba bajo el signo del positivismo y, como tal, era un "conocedor lliste, mático de Comte, Spencer, Gumplowicz, Durkheim" . . . (2). No es un hecho desconocido, aunque sí poco difundido, el éxito alcanzado por el joven profesor Sánchez Bustamante en la difusión de las doctrinas positivistas. Más próximo a Spencer, aunque bastante enterado de la obra de Comte, pondrá mayor interés en las escuelas francesas e inglesas, antes que en las corrientes alemanas e italianas. De este

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modo Spencer será mucho más divulgado que Comte, sien• do relegados pensadores como Marx, Weber y otros. Tampoco era una novedad, a medio siglo, las preferencias de Sánchez Bustamante por Guiddins, Gumplowicz y Ratzel. La reiteración de estos conceptos por Otero, no contribuyó a sacar esta inV'estigación de las cuestiones generales, deteniéndose éste en las mismas puertas de un tratamiento más pormenorizado. Otero. obviamente, no se animó a ingresar en cuestiones escabrozas que requerían de mayorea elementos de juicio, pero al menos dejó establecido que su obra se encontraba comprendida dentro del ciclo de los grandes pensadores positivistas de América como Vaz Ferreyra en el Uruguay, Vasconcelos en México, Rodó en el Uruguay, Ugarte en la Argentina y F. García Calderón en el Perú. EL PERIODO ORGANICISTA

Sánchez Bustamante fue una de las excepciones, entre los mi:embros de la Sociedad Geográfica, que tuvo que ver poco con el naturalismo científico. Su. _ingresa_ en el po• sitivismo tiene lugar_ bajo circunstancias que est6n relacionadas con la actividad universitaria:. Entre quienes se ocupan de la trayectoria seguida por Sánchez Bustamante al comenzar el siglo, podemos citar a Vicente Mendoza López para quién aquél se encuentra asociado con las bases filosóficas del positivismo, enhebrando su pensamiento con el cuarto tomo de la Filosofía Positiva de Comte, con los trabajos de Spencer, Spengler, Guiddins, Gumplowicz, Novicow, Schaffle y Ward (3). Esta enumeración no es puramente

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cuantitativa sino que está en relación con los pasos dados por el profesor de sociología en la cátedra. Aunque el discurso pronunciado por Tomás Manuel Elío que vamos a citar, es en mucho anterior al juicio de Mendoza López, su referencia puede ayudar a darle consistencia a nuestro propósito analítico. En una ocasión tan poco sospechada de académica como su exposición ante la Cámara de Diputados, el diputado Elío, líder entonces del partido radical. decía al discutir los fundamentos sociológicos de las leyes: "Para Spencer la sociedad es un organismo que evoluciona tácita y lentamente, bajo el estímulo de las necesidades y de las actividades de los individuos que entra-:1. a constituirlo ... , es un producto natural del carácter de un pueblo, en una época determinada, también del que las generaciones anteriores le hayan trasmitido. El estatuto social -declaraba el spenceriano Elío- lejos de ser obra de los gobiernos y las leyes, es la resultante de todas las ambiciones, de todos los intereses personales, de los sentimientos de miedo, de despecho, de indignación" (4). Antiguo alumno de Sánchez Bustamante, Elfo tenía razones para ser un exponente de sus principios, aquellos que venían desde la cátedra universitaria. 1

El spencerismo sustentado por Sánchez Bustamante, mucho menos radical que el de Saavedra o Guzmán, estaba penetrado del comtismo, influencia que atenuaba la agresividad del organicismo, hasta diluirla a una especie de antropología social. Esto es lo que puede verse en sus libros de comienzos de siglo. El primero de éstos, "Principios de Sociología", comprende dos partes: 1) una exposición en la que muestra el desarrollo de las concepciones históricas que

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tuvieron del derecho los pueblos desde las culturas antiguas hasta las tendencias contemporáneas y 2) una teorización sobre los fundamentos doctrinales del derecho. En la primera parte destaca lo esencial de las concepciones jurídicas de la antigua India, los griegos y Roma. En la edad media comenta las teorías de Tomás de Aquino y Agustín de Tagaste. En la época moderna se ocupa de la teoría del derecho natural de Grocio, Puffendorf, Hobbes, Locke, Tomasio, Wolli y Vico. A partir de Kant, a quién considera al más grande filósofo del derecho, sigue la línea de Fichte y de Rousseau, para culminar en los teóricos de la revolución de 1879, por un lado, y la línea de SchellingHégel, por otra. En el repaso de las teorías contemporáneas expone, con algún detenimiento, las escuelas histórica, evolucionista, utilitaria, naturalista y positivista, marxista y clásica. Tan amplio campo de relación histórica sólo puede hacerse didácticamente valiosa por la capacidad de síntesis y el esfuerzo de claridad que posee. En la consideración crítica de la segunda parte de los "Principios de Derecho", sólo nos interesa confrontar sus ideas expuestas en 1903 con los "Principios de Sociología", para precisar los alcances de la evolución sociológica de sus ideas. Con este prop6sito ingresaremos por referimos 'l sus apreciaciones de mayor notoriedad. El cambio más importante se observa en su nueva actitud ante la sociología. Buscando hacer explicativa su primera definición de ciencia de la estructura y funciones de la sociedad, añade algunos términos y conceptos que lejos de darle claridad la obscurece; esto es lo que se ve cuando lu

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sociología es re-definida como "ciencia general del fenómeno social" que de ningún modo puede comprender lo que a continuación sitúa como subordinados a esta primera parte, la "descripción de la estructura y de los elementos de la sociedad así como también la explicación de las causas y leyes que dirigen sus funciones, su proceso y su evolución". ::.;.tos rellenos sólo dan la impresión de una notoria influencia de un sociólogo menor: Franklin Guiddins, para quién la sociología está determinada por la "conciencia de la especie" o sea por el predominio de los fenómenos psíquicos. Metodológicamente, Sánchez Bustamante no realiza ningún progreso importante, y este es, acaso, uno de sus aspector:: más flacos. Desconoce las "Reglas del método sociológico" de Durkhsim y se detiene remolonamente en los procedimientos inducüvos y deductivos, y secundariamente, en las operaciones de síntesis y análisis, aspecto en el que Spencer domina su interés. Donde las ideas sociológicas del profesor Sánchez Bustamante se amplían más en este libro, es en la parte relativa al estudio de las relaciones del derecho con otras ciencias. Más que examen de relaciones, se trata de importantes consideraciones sobre la clasificación de las ciencias y la determinación del lugar que ocupa la sociología en el esquema general del conocimiento. "Esta hermosa ciencia". según términos de Sánchez, ocupa un lugar central en el conocimiento de la sociedad. Todas las ciencias sociales particulares actúan sobre sus fun.

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damentos. Como ciencia social fundamental. coordina loa resultados de las ciencias particulares. En algunos casos, como el derecho, juzga que éste no es sino una forma del pensamiento cuyo contenido es la econonúa y ésta, a su vez, una expresión del desarrollo de la sociedad con significaciones éticas, culturales. etc. Sin embargo, esta posición sociologizante se agota cuando se trata de la psicología. Comentando a Guiddins, considera su obra como "una de las expresiones más exactas y metódicas de la sociología" psicológica, cuyas opiniones parece compartir, cuando sostiene que, "específicamente la sociología es una interpretación del fenómeno social según la actividad psicológica". Es verdad que esta aprobación no es dogmática, como se, verá más adelante. Básicamente, Sánchez Bustamante permanece en el comtismo en algunas cuestiones como la jerarquía de las ciencias, aunque introduciendo, parcialmente, alguna modificación. Mientras la sociología ocupa una posición superior en Comte, en Sánchez Bustamante la sociología es más bie"l una ciencia intermediaria enh9 la biología y la psicología. Considera la historicidad como la esencia de todas las cosas. Separa biología y sociedad, radicalmente, con lo que sale del spencerismo en cuanto a su base organicista. El organicismo adopta una actitud errónea y arbitraria al considerar a la sociedad como un agregado biológico, escribe en 1919. Esta aclaración a las vaguedades de 1903 es importante. La sociedad es un agregado, pero no biológico como lo sostiene el organicismo. sino social. Las partes de la sociedad no tienen funciones biológicas sino sociales. "El hecho social -afirma- no es un caso orgánico, ni un caso bio-

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lógico; es un fenómeno distinto" . . . Este rechazo del organicismo marca un cambio hacia Guiddins en la teoría sociológica y hacia el conservadorismo de Salamanca en la política interna. La sustitución, ya histórica entre nosotros, de la filosofía política del liberalismo francés por el positivismo inglés, esto es, la suplantación de Rousseau por Spencer, se muestra osca y agresiva en Sánchez Bustamanle, cuya posición en este punto es la misma que la de una mayoría de los liberales de estos años. El paso del naturalismo al positivismo, sin la fecundación previa de la ilustración y el racionalismo, trajo todos estos borrones del conservadorismo. Con ser el menos enérgico de los adversarios del racionalismo, Sánchez Bustamante dice: "El racionalismo de Rousseau, pervertido por las pasiones políticas, hace concebir ese pseudo liberalismo degenerado que resalta el valor cualitativo de las masas y deprime el cualitativo de las clases dirigentes, desconociendo los verdaderos fundamentos y fines del Estado". Para Sánchez Bustamante la fraternidad, la tolerancia y las verdaderas libertades se encuentran en una situación inversa. Ciertamente, este juicio muestra su paso hacia el conservadorismo. I

La ausencia de cultura económica no ha sido una debilidad de unos cuantos sino de casi todos estos pensadores. Sánchez Bustamante tenía del fenómeno económico una impresión marcada por el utilitarismo. Por eso cuando ingresa a relacionar sociedad y economía, Iio habla de Marx sino de Bentham. Al exponer el materialismo histórico, Sánchez Bustamante no se refiere al contenido sociológico de esta doctrina sino a sus aspectos más generales. 1919 es ya un

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período de crisis de la corriente spenceriana, tanto por la inconsistencia teórica de ésta como por las observaciones que surgen contra ella en sus adeptos. En Sánchez Bustamante coincide este alejamiento del organicismo con su aproximación a Daniel Salamanca en la política interna, la figura crepuscular de este liberalismo que dt'saparecía en los años de la guerra del Chaco, no sólo en teoria sino también físicamente, con la muerte de Montes, Saavedra, Salamanca, y el propio Sánchez Bustamante. LOS "PRINCIPIOS DE SOCIOLOGIA"

Por encontrarse da estrechamente a tuvieron lugar en el comienzos de siglo, nos acontecimientos

la obra de Sánchez Bustamante, asocialos hechos_ culturales mó..c:; notables q~e desarrollo del pensamiento boliviano de debemos referir su pensamiento a alguindispensables.

En 1889, bajo las instigaciones de la Sociedad Geográfica de Londres, el racionalista Agustín Aspiazu y los d'orbignyanos M. V. Ballivián y Carlos Bravo, fundan junto a Sánchez Bustamante la Sociedad Geográfica de La Paz, centro importante del naturalismo científico y el spencerismo. Este antecedente ilustra suficientemente el rol cumplido por esta sociedad en el desarrollo de la sociología y el reconocimiento que Sánchez Bustamante hace de Spencer a quién llama en sus "Principios de Sociología", "uno de los primeros sistematizadores de la sociología" (5 ). Para Sánchez Bustamante la sociología es una ciencia esencialmente interdisciplinaria. Sus fundamentos se levan-

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tan sobre el desarrollo de tres ciencias particulares: la economía, la biología y la psicología. La investigación de los fenómenos económicos a través de la escuela clásica de Economía Política (A. Smith, D. Ricardo); las conclusiones de las ciencias naturales que Carlos Darwin hizo triunfar con la fundación de la teoría de la evolución biológica y la extensión de las conquistas de la psicología al campo de la conducta humana, hicieron posible que la ciencia de la sociedad tuviera una jerarquía científica propia. Erigida así, la sociología, pasó a constituirse en una ciencia general y totalizadora. Concebida bajo este carácter, la sociología pasó a ser para Spencer, parte del evolucionismo universal. Bajo esta concepción que reconoce la objetividad de las cosas y la sujeción de éstas a leyes, le atribuye a la sociología la tarea de "tomar la sociedad como conjunto o :núcleo de fenómenos bien caracterizados, a la manera que el geógrafo y el geólogo toman la tierra para describirla y explicar las leyes de su formación y su conservación" (6). Sobre esta fundamentación es que Sánchez Bustamante define la sociología dentro de conceptos de relación estructural funcionalista: "La sociología, prescribe, es una ciencia que tiene por objeto el estudio de la estructura y funciones de la sociedad considerada como un todo a fin de est6blecer leyes y causas del proceso y la vida sociales" (7). Esta definición concuerda con la identificación de los elementos integrantes de la sociedad, los que son expuestos en el siguiente orden: "por una parte la MATERIA que compone la población en intercambio constante de energías con el medio físico, principalmente con el territorio; por otra, un conjunto de actividades mentales que constituyen lo que se

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llama la conciencia social y que origina las instituciones humanas" (8 ).

Es esta última parte la que indujo a pensar que Sánchez Bustamante consideraba la conciencia como el fundamento de lo social. Además de lo que ya tenemos dicho sobre este punto, podemos añadir lo siguiente: Al hablar de la conciencia, Sánchez, no trata de la conciencia individual, sino de la conciencia social; en segundo término, esta conciencia social está considerada como elemento factorial y no como fundamento de la existencia de lo social. Por lo que se afirma en los "Principios de Sociología", la base de la sociedad descansa en su materialidad, entendiendo por ella kr presencia física del hombre, las fuentes de su subsistencia, la territorialidad de su habitat; el señalamiento de "las actividades mentales" como los orígenes de las instituciones sociales, es lo que ha venido en llamarse, en otros términos, la determinación de lo social por la conciencia o sea por el conjunto de relaciones psíquicas. Esta diforenciación entre lo material y lo mental sirve para distinguir lo que debe entenderse por estructura social y por funciones mentales, o Sb(l lo que Comte entendía por condiciones de existencia o estática social y condiciones de desenvolvimiento o .diná, mica social. Donde Sánchez Bustamante sujeta a la sociología a marcos mucho más estrictamente positivistas es en la teoría del conocimiento. La exposición filosófica del positivismo es apli~ cada aquí por extensión al análisis sociológico. La investigación debe ceñirse sólo a lo que es observable debiendo detenerse ella, ante las "penumbras de la metafísica". No obstante de que "lo incognosible" spenceriano es una forma

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metafísica del evolucionismo, Sánchez Bustamante no habla de él, prescribiendo solamente que la realidad sujeta a observación debe circunscribirse a su estructura, crecimiento, etc., "tratando de referir los hechos recogidos a leyes". Con esta reducción del proceso del conocimiento a lo tangible, Comte y Spencer, pretendieron equiparar filosofía con metafísica y congelar la ciencia a los niveles de la observación, causalidad, experimentación. Las formas del análisis filosófico quedaban así, fuera del esquema del positivismo, y por tanto da fo sociología. Una de las contribuciones importantes que se observan en los "Principios de Sociología", es la oposición de Sánchez Bustamante a psicologizar o biologizar la sociología. Y ésta es ya una valiosa dirección del pensamento tendiente a fijarle a )a sociología la investigación de la materia propia del hecho social, la "asociación". Como podra advertirse, esta exigencia a llamar la atención sobre lo expecíficamente propio de la sociedad, constituye un paso im• portante dado contra los que pretendían reducir lo social '.I lo psíquico o a lo biológico, circunstancia que de hecho venía a significar una posición anti-darwinista y anti-organicista. Esta proposición, no obstante su justeza, no fue d~sarrollada y la base spenceriana quedó intacta con respecto a otras cuestiones. En 1917, en carta enviada al profesor Teddy Hartman sostenía Sánchez que nada autoriza a equiparar las leyes sociales a las leyes biológicas. En cuanto al recurso del método, la presencia de Durkheim siempre inocultable en una mayoría de los positi~ vistas, en Sánchez se advierte un eclecticismo que conjuga el mecanisismo spenceriano, las reglas del método durkhei-

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miano y los recursos tradicionales. Gnoseológicamente define al método sociológico como el conjunto de procedimientos que deben utilizarse para "describir, conocer, acumular hechos, agruparlos, clasificarlos y buscar sus contactos ganerales". En este punto es también necesario destacar que Sánchez Bustamante no se acomoda llanamente al papel del método positivista en el estudio de la sociedad. Revelándose contra sus estrecheces empíricas considera que deben hacerse uso también de los procesos del pensar filosófico. Afirma que el estudio de los hechos en sí, es insuficiente y qu~ es indispensable pasar a las abstracciones y a las conceptualizaciones que llama: "preocupaciones y estados de conciencia". Este planteamiento supera en mucho las exigencias del positivismo y trasciende a una defensa de los medios filosóficos de razonamiento.

En cuanto a los alcances prácticos de la sociolQgía, Sánchez Bustamante es puramente comtiano. La sociologí'l debe sustituir al análisis jurídico, económico, político, aislado y constituirse en instrumento de estudios globales para el mejoramiento de la sociedad. Por el medio en que se estaba actuando, este juicio de utilidad lo llevó a enfrentars9 al escolasticismo dominante aún y a los prejuicios de los conservadores acerca del conocimiento puro, abstracto de la realidad. Al inducir a buscar "principios", "leyes", "regularidades" en el comportamiento de los fenómenos, el positivismo chocaba contra el providencialismo reinante en la enseñanza universitaria. Otra de las formas de aplicación de la sociología en el reordenamiento de la sociedad, conforme a Comte, es el debate político. Ningún hecho social es

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un hecho aislado; todo fenómeno se encuentra causado por otros y por tanto, es la investigación sociológica la que debe explicarla. Con esta exigencia los liberales pasaron a in• dagar las cuestiones económicas, jurídicas, antropológicas de la sociedad boliviana, dando origen a importantes trabajos de la realidad social e histórica como en los casos d-e "El Ayllu" de Saavedra, "Pueblo Enfermo" de Arguedas o "La Política Parlamentaria de Bolivia" de Paredes. La característica nacional del positivismo boliviano en el campo de la sociología encuentra sus raíces en esta preferente aplicación del método a situaciones concretas de la vida del país, antes que en teorizaciones acerca de los temas presentados por los creadores de esta ciencia. El mismo Sánchez Bustamante hizo trabajos de este orden en su "Programa Político" y en "Bolivia, su estructura y sus derechos sobre el Pacífico". La finalidad práctica que le asigna Sánchez Bustamante a la sociología, como ciencia general positiva de la sociedad, tiene más contenido comtiano que spenceriano. La sociología debe servir, no para la opresión de unos sobre otros, sino para ordenar mejor el mundo, comprender el sentido de la evolución de la humanidad y dirigir las aspiraciones éticas hacia un ideal superior de convivencia. La perfección y el altruísmo y no la competencia y el conflicto, deben ser los objetivos de esta ética positiva. En estas consi• deraciones es innegablemente comtiano. Estas constataciones en los diferentes aspectos de la enseñanza de la sociología en Sánchez Bustamante prueban que sus tentaciones por armonizar spencerismo y comtismo, lo llevaban hacia el eclecticismo.

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En el capítulo II del libro, · Sqnchez Bustamante ingresa en el examen de lo que es la Sbciedad, sus fenómenos y sus leyes. Como es habitual en la enseñanza, pasa a considerar las diversas acepci0?1~S existentes del término sociedad, pera ir después, a la crítica de cada una de ellas. Al entrar en la conceptualización del organicismo afir. ma, terminantemente: "La sociedad no es un organismo", cuando todo parecía señalar que, en una cuestión fundamental como ésta, iba a permanecer dentro de la corriente de Spencer. Al sostener que la sociedad es una "organización psicológica y específica", argumentaba que en el universo todo es asociación efectiva, principio sostenido como punto de partida principal. Sin embargo, este juicio tieoo dos partes que es necesario diferenciar: lo psicológico y lo específicamente social. De haber insistido en situar el estudio de b sociedad dentro de lo específicamente social, habría conseguido transponer el positivismo, pero Sánchez no pudo hacerlo. Repitiendo el espíritu profesora} de la época, dejaba planteadas ·como fórmulas de inl/estigación de los fund~mentos de la sociedad, las siguientes factorizaciones: la sociedad como estudio de la rac:za y sus consecuencias sociales (Gobineau, Gumplowicz, FouieUé); la sociedad como hecho orgánico y biológico (Izoulet, Ammón, Spencer); la sociedad como resultante de los fenó:tnenos económicos (Marx); la sociedad como consubstancialización psicológica {Tarde);

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como cosificación de las relaciones sociales (Durkheim); como socialización (Roberty), etc. Al resumir criterios sobre estas escuelas concluía afirmando que, no obstante la aparente confusión, se iba imponiendo en la sociología, la noción de la existencia primo:dial de las relaciones e interrelaciones sociales. Así llegaba Sánchez a aproximarse a importantes cuestiones de la sociología del siglo XX. Al advertir que la sociedad es una estructura de cuyas sistematizaciones deben deducirse regularidades, entronca su misión con la búsqueda de Íeyes sociológicas, común a Spencer y a Tarde. Entre las leyes de carácter universal señala la ley de la causalidad, entre las generales, la ley de parsimonía o ley del menor esfuerzo y entre las específicas la de imitación. Advierte que una ciencia que no formula leyes pierde importancia. La complejidad no niega la vigencia de los principios. En sus consideraciones sobre "la estructura social y sus formas" afirma que la sociedad es un conjunto totalizador de componentes físicos y mentales complejos que no excluyen factores cósmicos, estelares, planetarios, climatéricos, territoriales, en estrecha interdependencia. Las causas generales condicionan las particulares, dentro de sucesos necesarios y contingentes, donde concurren lo material y lo conciencial. El capítulo III se ocupa del_. territorio y la población; analiza la base geográfica en sus relaciones: territorio - sociedad y su dinámica como factor de agregación; las relaciones territorio - Estado; la importancia de la cantidad, el va-

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lor sociológico de la ciudad; la calidad en la valoración da la población y el papel de la raza en la estructura social. En 1903 este estudio era absolutamente nuevo y ayudó a sentar las bases positivistas de la sociología en Bolivia, aún estando dentro del marco estrecho del estudio del derecho. En una apretada síntesis de las cuestiones sociológicas tratadas por el positivismo, Sánchez Bustamante explana del siguiente modo los problemas que plantean en las principales corrientes sociológicaR del siglo XX: "¿Qué es la sociedad: un ser, un agregado, una estelequia, un misterio? ¿Tiene una estructura, tiene una vida, tiene una conciencia? ¿Cuál es el hecho o el fenómeno causal de la vida colectiva: la coacción, la shnpatía, la imitación, la raza, el contrato ... ? Las sociedades se mueven, ¿pero habrá leyes a las cuales obedezcan esa movilidad, habrá fuenas que la originan? ¿Cuál es la trayectoria histórica de las sociedades y sus formas: están sometidas a una evolución? ¿Cómo influyen las ideas y los hechos económicos, psicológicos y vitales en los destinos sociales? ¿El individuo es un producto del medio o el medio es un producto de la voluntad del individuo? ¿Hay leyes (necesidad) a las cuales se conforma en cada tiempo y lugar el individuo o éste elige racionalmente su dirección Oibertad)? ¿Existe el progreso? ¿Cuál es su ley, sus causas?" (9). En este cuestionamiento sintético se encuentran comprendidas las cuestiones más generales que preocupó al positivismo. resumida didácticamente por Sánchez Busta-

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mante para orientar sus clases, permitió él, conocer la problemática general de la sociología al comenzar el siglo. En 1903 Sánchez Bustamante es ya, a sus 33 años, una personalidad descollante del nuevo siglo. En los "Principios de Sociología" se refleja su sólida culhua doctrinal y aunque el libro no se reedita ni difunde, el comienzo de la enseñanza de la sociología en la universidad tiene en él a un sólido representante.

B. El influjo de Comte. LA REFORMA

DE LA EDUCACION PUBLICA ' Una de las grandes preocupaciones del positivismo latinoamericano fue la reforma de la educación, dominada hasta entonces por la teología y la escolástica. En la sociología boliviana de estos años el interés por la discusión de los problemas educativos ocupa un lugar destacado si tomamos en cuenta no sólo el carácter de la reforma empren-dida sino también la intervención de Tamayo, Sánchez Bustamante, Paredes y Guzmán, en la formulación de sus tesis principales. El papel de Sánchez es pionero en la crítica de la educación y la cultura bolivianas. En 1902, con mucho énfasis, afirmaba que la "mentalidad boliviana no ha tenido vida propia" ... y que en el fondo lo que se ha estado haciendo durante el siglo pasado era "importar libros o textos extranjeros, olvidando también de fuerzas enfrentadas, próximas a la conflagración interna". Proponiendo soluciones puramente éticas, normas sobre lo que debería ser la política en la sociedad democrática, anotaba: "La grandeza de los pueblos y de los hombres de Estado no consiste en saber fraguar o acallar cruelmente revueltas o hacer triunfar sistemas, sino en saber labrar una patria unida" (19.). Estas reflexiones, como las que han tenido igual intención, no repercutieron ideológicamente, por su carencia de objetividad y su tono puramente subjetivo. En 1922, profundizando en su tono plañidero y su queja conservadora, decía desconsoladamente: "En estas pequeñas repúblicas de América, mal que pese a nuestro amor propio, hay casi que renunciar al espíritu creador y a la labor literaria, porque el ambiente no los favorece y porque no estamos impregnados en el espíritu clásico que forma como una inspiradora tradición en los pueblos viejos". Víctima de las frustraciones políticas de los grupos gobernantes, mostrando extraños conformismos, expresaba sus

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lamentos en estos términos: "Desde luego, no es posible aspirar a ser grandes autores. Todo es estrecho, naciente, débil. Pero como el espíritu reclama vida, hay que dársela, si bien en distintos medios ... Tenemos que renunciar a lag grandes abstracciones y a producir nuevas doctrinas en fi. losofía y en arte. Debemos propagar, apreciar y juzgar lo que de afuera nos viene, para preparar el terreno; sentir, admirar lo bello, pero no empeñarnos en crearlo prematuramente. Demos localizar, si puede decirse, los conocimientos" (2°). Alcides Arguedas no andaba muy lejos de este Sánchez desconsolado. Bolivia -escribía- es un país de escritores sin lectores, lo que se diga, nada influye sobre el curso d'3 los hechos; ¿qué hacer? El mismo agresivo polemista de la "Creación de la Pedagogía Nacional" dirá en 1917: "Cuando la verdad miente Cuando la virtud quiébraae Como carrizo al viento1 Cuando han falseado todas Sus pesas la balanza, Las cosas su sentido, Sus números el cielo.

Cuando el silencio reina, El poderoso injusto, Y el lobo es juez y el asno pontifica, y el cisne cede al ganso. ¡Ohl entonces Tristes ninfas, vivir ea un mal ... " (21 ).

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¿ Cuál era la razón de esta extraña coincidencia entre estas figuras del liberalismo de la época?

En este dilema se encontró el positivismo, y aún el antipositivismo, en las vísperas del golpe de estado que echó del poder a los liberales y acabó con todo un período de la historia boliviana y también con su pensamiento. C. El Período Psicosociológico. LA ESCUELA LIBRE DE CIENCIAS SOCIALES

Siguiendo las direcciones del comtismo en sus derivaciones de reformistas, en muchos países latinoamericanos los positivistas trataron de creca centros de actividad política destinados a convertir la teoría positivista en práctica partidista. En Bolivia existen pocas referencias sobre estas !entaciones reformistas del positivismo. Una de las más importantes es la versión que da Armando Chirveches en "Casa Solariega" sobre el grupo de escritores positivistas de "Palabras Libres", corroborada después por otros testimonios. Los ensayos, muy débiles, por organizar grupos de reformadores en la SociedaL Aspiazu y la Liga Radical, fracasaron posteriormente, no sólo por su incoherencia, como se vio en los desconcertantes tropiezos del Partido Radical que di• rigiera brevemente Franz Tamayo, sino también en una decena de otras instituciones menores, como la Liga Evolutiva y los muchísimos centros de estudios científicos. Cuando Sánchez Bustamante, alentado por varias orga• nizaciones culturales, crea la Escuela Libre de Ciencias So-

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dales en 1915, el panorama político es muy diferente. Había pasado la mística por el progreso y la nación se encontraba ahora bajo un clima de escepticismo sobre el destino de la sociedad boliviana. A causa de este cambio en la base de la historia boliviana, la Escuela Libre no alienta otra perspectiva que "moldear las tendencias de la juven• tud" hacia el esfuerzo y el sacrificio, como lo predicara Epicteto en la antigüedad. El Prospecto publicado por Sánchez Bustamante en 1915 no es de aperhua sino de remiendo. La Escuela Libre salvaría "la falta de preparación, intensa y completa, y de no• bles ideales, en la mayor pmte de los hombres que tienea su campo de acción en el Parlamento, la Política o la con• ducción social". Sánchez Bustamante había descubierto que la cultura del país nada le debía a "esa caricatura de alma niater studiorum que con el nombre capcioso de universidad agoniza en Bolivia", dejando que los jóvenes se entretengan con "manuales de a peseta española, leídos al trote ... , sin contralor de guías autorizados ... , con doctrinas confusas, equívocas, fragmentarias o disolventes", creando profesionales de baja preparación "con un ovillo heteróclito en su ·cerebro" en el que menudean "los hilos de un positivismo de bajo vuelo enredados con un racionalismo al uso vulgar, o del evolucionismo o del anarquismo social de Kropotkin o del intelect':lal de Nietzsche". El remedio -y he aquí por donde asoman los rostros de los estoicos, por primera vez, en los ideales de Sánchez Bu."1• tamante- consistía en a) promover el estudio de las ciencias sociales, y aún las filosóficas y literarias; b) agrupar a los jóvenes mediante cursos y conferencias; c) despertar en los

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alumnos el hábito de la investigación para desterrar el verbalismo, el apriorismo y los dogmatismos, tanto de derecha como de izquierda; d) fundar la tolerancia científica, política y religiosa; e) instituir un centro de alta cultura y trabajar por la solidaridad de los intelectuales de Bolivia. He aquí, resumidos, los fines señalados a la Escuela Libre por su inspirador. · La Escuela tenía dos cursos: a) los anuales y sistemáticos y b) los extraordinarios y conferencias. En los primeros se señalan una veintena de materias universitarias y los segundos comprenden conferencias sobre diversos temas. En la justificación de las cátedras Sánchez anota las siguientes advertencias: Libertad de cátedra y de pensamiento, pero insistencia en el uso del método inductivo de "modo más estricto cuanto más positiva y concreta sea la índole de la disciplina estudiada". Las ciencias sociales son ciencias de hecho, sostiene, y la observación es de rigor en ellas. En sociología. política, geografía y economía, no se hará sino investigación para evitar a los "teóricos prematuros o inflados repetidores de palabras"; en cuanto a los dogmatismos y racionalismos, se les opondrá las mismas limitaciones. Para la psicología se iba a instalar un gabinete experimental. Para la sociología, había que definirla, delimitar sus marcos, "cortar las hojarascas" y "mostrarla como un conjunto de problemas bien definidos sobre el origen, la estructura y causación, sociales". Su tesis es: en vez de repetir, investigar. En geografía propone el estudio de esta ciencia bajo la auto• ridad de Ratzel, Doumolins, Montesquieu y Bruhnes, esto es geopolíticamente. "Descubrir en los relieves y caracteres

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del territorio y en la situación geográfica de Bolivia normas de la política futura interna y externa". En economía, el empleo de la estadística de nuestra economía y no en vulgarizaciones de Gide". En Historia de Bolivia, investigación de la colonia y no en insistencia en "las pomposas frases del jacobinismo francés . . . • pervirtiendo nuestro carácter histórico". En educación "contribuir a levantar, completar y ensanchar la preparación pedagógica de institutores y profesores". En política, "nuestra gran tendencia es constituir una escuela de liberalismo". La Escuela Libre contaría con una biblioteca, un salón de conferencias y un Círculo para la reunión de los estudiosos. Este era el plan en 1915, plan que apelaba a los hombres de aspiraciones que quieran cooperar para "levantarse hacia la vida superior" (22 ). La decadencia liberal no estaba ya para estas aspiraciones. La Escuela Libre como la Universidad Popular creada --que no fue tal sino de nombre-- quedó en proyecto más que en realidad. En 1918 Sánchez Bustamante estaba de nuevo en la cátedra universitaria abandonando sus "ideales y propósitos largamente acariciados" de reanimar los estudios sociales. El perfil profesoral que toma la personalidad del sociólogo es uno de los rasgos que más empieza a distinguirlo. Bajo estas preocupaciones reedita en 1919 sus "Principios de Derecho", dando paso a su vocación por los textos de enseñanza. En una valoración de las tendencias sociológicas de Sánchez Bustamante, Guillermo Francovich afirmaba que "en sociología, Daniel Sánchez Bustamante pensaba que la conciencia era el fundamento de lo social", señalando ade-

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más, a Guiddins y Tarde como a sus inspiradores. Sin embargo, la importancia que tuvieron éstos sobre su pensamiento no era tan decisiva como se les atribuye, porque Sánchez Bustamante no hizo psicosociología ni como aquellos y ni siquiera como Arguedas, influído por Le Bon. Una generalización como ésta es apenas aplicable a una fase de su trayectoria. En los "Principios de Sociología", hablando de la composición de la sociedad, su autor la define como ull.a estruc• tura de la asociación hwnana y sólo cuando se refiere a los factores que participan de la actividad social menciona la conciencia como un elemento factorial, circunstancia advertida por Poviña en sus apreciaciones sobre este sociólogo boliviano. Es innegable que Spencer no deja de ser mencionad:> por el funcionalismo moderno como uno de sus antecedentes pero no deja de ser igualmente cierto que entre el organicismo spencerista, el antiguo psicosociologismo de Tarde y el funcionalismo psicosociológico actual, media no sólo la ev